You are on page 1of 18

See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.

net/publication/323616082

Alianzas y autonomía política: las dos caras del sindicalismo chileno [Versión en
Español]

Article  in  Cahiers des Amériques latines (Paris, France: 1985) · March 2018

CITATIONS READS

0 72

1 author:

Rodrigo Medel Sierralta


Pontifical Catholic University of Chile
19 PUBLICATIONS   29 CITATIONS   

SEE PROFILE

Some of the authors of this publication are also working on these related projects:

Observatorio de Huelgas Laborales View project

All content following this page was uploaded by Rodrigo Medel Sierralta on 07 March 2018.

The user has requested enhancement of the downloaded file.


Alianzas y autonomía política: las dos caras del sindicalismo chileno.
Rodrigo Medel Sierralta1

Título original: Alliances et autonomie politique: Les deux faces du syndicalisme chilien.
Publicado en: Cahiers des Amériques latines [En línea], 86, 2017.
Versión original disponible en: http://journals.openedition.org/cal/8352#quotation

Resumen.
Chile ha vivido la última década un aumento de la conflictividad laboral, con especial protagonismo de los
trabajadores movilizados por medio de huelgas extralegales. A partir de entrevistas a dirigentes de 43 huelgas llevadas
a cabo el 2014 y complementando con datos estadísticos, se proponen tres tesis acerca de lo que dicha conflictividad
laboral refleja para el estado actual del sindicalismo. 1) Desde una mirada de los actores y de las alianzas que se
establecen en las huelgas, se muestra que la principal distinción se encuentra entre el sindicalismo del sector privado,
aislado políticamente, y el sindicalismo del sector público, altamente dependiente de sus alianzas con las centrales y
los partidos políticos. 2) La posibilidad de superar la institucionalidad laboral en las huelgas del sector privado, depende
de las capacidades internas que tengan los sindicatos de movilizar trabajadores. 3) Han sido en los sectores primario-
exportadores puntas de la economía donde se ha desarrollado más rápido esta fuerza interna y autónoma del
sindicalismo.
Palabras claves: Huelga, Sindicalismo, Partidos Políticos, Acción Colectiva, Autonomía Política.

Résumé.
Depuis dix ans, le Chili connaît une augmentation de la conflictualité du travail, dans laquelle les travailleurs
mobilisés par des grèves illégales jouent un rôle prépondérant. À partir d’entretiens avec 43 leaders de grèves menées
en 2014, complétés par des données statistiques, nous proposons trois conclusions montrant ce que cette conflictualité
du travail révèle de l’état actuel du syndicalisme. 1) L’observation des acteurs et des alliances formées lors des grèves
montre une distinction claire entre le syndicalisme du secteur privé, isolé politiquement, et celui du secteur public,
fortement tributaire de ses alliances avec les centrales et les partis politiques ; 2) La possibilité de s’affranchir des
cadres institutionnels du travail, dans les grèves du secteur privé, dépend de la capacité des syndicats à mobiliser les
travailleurs en interne ; 3) C’est dans les secteurs clés du modèle primo-exportateur que cette force syndicale interne
et autonome s’est développée le plus vite.
Mots-clés: Grève, Travail, Partis politiques, action collective, autonomie politique.

1
Instituto de Ciencia Política, Pontificia Universidad Católica de Chile. rmmedel@uc.cl

1
Las huelgas laborales constituyen un prisma privilegiado para estudiar las alianzas políticas
y sociales del sindicalismo de cada país. Es el escenario donde los sindicatos ponen en movimiento
todos los recursos de poder internos y externos con los que cuentan, por cuanto los resultados
pueden ser decisivos para el futuro de las relaciones laborales de la empresa o institución. Un
término favorable del conflicto para los trabajadores puede fortalecer sus organizaciones, dotarlos
de mejores condiciones laborales, o incluso generar efectos políticos a nivel macro [Murillo, 2000];
pero uno negativo puede terminar con despido de trabajadores, con sindicatos atomizados o
simplemente destruidos [Cipstra, 2015]. Es así como un estudio sistemático de la huelga laboral da
luces no sólo de tendencias de conflictividad en cada país, sino también de la estructura de alianzas
y relaciones externas que mantienen los sindicatos en distintos períodos históricos. En efecto, a
partir de las huelgas se han estudiado las relaciones que establecen los sindicatos con los gobiernos
de turno [Hyman, 1986; Murillo, 2000; Stillerman 2017], el apoyo externo de centrales y otras
fuerzas sindicales [Stillerman, 2002; 2017], y las lealtades políticas e ideológicas de los
trabajadores en conflicto [Winn, 1994]. Por lo tanto, el estudio en profundidad de las huelgas
laborales es una entrada única para estudiar aspectos claves de la fisonomía del sindicalismo en
cada país.
Chile constituye un caso intrigante para estudiar el sindicalismo por medio de la actividad
huelguista. Pese a que ha seguido preso de las limitaciones de una institucionalidad laboral
heredada de la dictadura cívico-militar, ha vivido la última década un aumento de la conflictividad
laboral sin precedentes desde el retorno de la democracia [OHL- COES, 2016]. La característica
central de este crecimiento de la conflictividad es que ha estado determinado por un aumento de
los trabajadores movilizados por fuera de los marcos establecidos en el código del trabajo, es decir,
por medio de huelgas extralegales2. En efecto, los trabajadores movilizados en huelgas extralegales
han tendido a sobrepasar con creces la cantidad de trabajadores movilizados por medio de huelgas
legales las últimas décadas [Armstrong y Águila, 2006; Pérez, Medel y Velásquez, 2017].
Lo anterior ha contribuido a que numerosos análisis sitúen a la huelga extralegal como un
elemento central en el estudio del sindicalismo chileno reciente [Armstrong y Águila, 2006;
Guzmán, 2002; Julián, 2014]. Por su parte, se ha tendido a ver a las huelgas extralegales como una
manifestación táctica de nuevas formas de sindicalismo [Araneda y Núñez, 2008; Pérez, 2014;
Leiva, 2014].
Si bien se ha estudiado que esta distinción gruesa, entre huelgas por dentro y por fuera de
la ley, resulta relevante en términos estadísticos [Medel y Pérez, 2017], no se han estudiado lo
suficiente las alianzas políticas y sociales que se movilizan en ambos tipos de huelgas, y cómo
estas alianzas terminan siendo decisivas para el desenvolvimiento del conflicto laboral.
En este artículo se propone una mirada cualitativa al interior de las huelgas en Chile,
poniendo especial énfasis en la estructura de alianzas de los sindicatos en conflicto, para así evaluar
si el auge de conflictividad se debe a una fuerza interna y aislada de otras fuerzas políticas, o bien
si existen lazos externos que han permitido potenciar las huelgas extralegales el último tiempo.

2
De acuerdo con la definición dada por el Observatorio de Huelgas Laborales de Chile, las huelgas extralegales se
definen como aquellas huelgas “realizadas por fuera del marco de la negociación colectiva reglada” [OHL-COES,
2016:3]. Es decir, son todas las huelgas que se llevan a cabo por fuera de la reglamentación impuesta por el Código
del Trabajo. De esta manera, la huelga extralegal en Chile incluye las huelgas jurídicamente ilegales de los empleados
públicos y las alegales del sector privado (que no están prohibidas, pero tampoco reguladas). Los medios de
comunicación y los mismos dirigentes se suelen referir a ellas como paros, paralizaciones o huelgas ilegales.

2
Para responder esta pregunta se utiliza una base de entrevistas a dirigentes de 43 huelgas
ocurridas el año 2014 de distintas regiones y sectores de la economía, y se complementa el análisis
con datos estadísticos del Observatorio de Huelgas Laborales del Centro de Estudios del Conflicto
y la Cohesión Social (COES).
Sobre la base de un análisis pormenorizado de dicha información, se proponen tres tesis
acerca del sindicalismo en Chile, desprendidas desde las miradas de los actores mismos en las
huelgas.
El primer planteamiento, referido a las alianzas y apoyo externo, es que la distinción entre
huelga legal y extralegal, altamente relevante en términos estadísticos, no dice mucho en términos
cualitativos. Más bien, los dos clivajes centrales que revelan las entrevistas se encuentran entre el
sindicalismo del sector público versus el del sector privado. Más allá de la legalidad, los huelguistas
del sector privado se mantienen críticos e independientes respecto a los partidos políticos y las
centrales sindicales, están altamente aislados de otras fuerzas sociales, y no han logrado establecer
alianzas con agentes de la política institucional. En el sector público, en cambio, se trata de un
sindicalismo muy cercano y dependiente de las centrales sindicales y de los partidos políticos, del
cual reciben apoyo fundamental a la hora de ejercer presión hacia la contraparte desde la actividad
huelguista.
En segundo lugar, se plantea que mientras en el sector público el aumento de la
conflictividad tiene relación con acciones lideradas desde las centrales sindicales para presionar a
los gobiernos de turno; en el sector privado, en cambio, el aumento de la conflictividad por medio
de huelgas extralegales tiene que ver con el desarrollo de una fuerza sindical interna y autónoma
de las centrales y los partidos políticos. Esta fuerza se expresa en la capacidad de los sindicatos de
movilizar a una mayor cantidad de trabajadores, para así sobrepasar los límites impuestos por el
código laboral. Movilizarse por fuera de la ley les permite a los trabajadores ganar autonomía,
empleando tácticas directas dirigidas hacia la paralización de la producción y controlando sus
tiempos para llevar a cabo huelgas más efectivas.
El aumento de los trabajadores movilizados por huelgas extralegales en el sector privado es
igualmente intrigante por el aislamiento político en el que se encuentran. Respecto a esto, y este es
el tercer planteamiento, se ofrece evidencia de que es en los sectores primario-exportadores puntas
de la economía chilena, víctimas de procesos acelerados de subcontratación y de precariedad
laboral, donde se ha desarrollado más rápido esta fuerza interna y autónoma del sindicalismo. La
necesidad de coordinación con otras unidades productivas del mismo rubro, a fin de generar presión
efectiva hacia la contraparte, y su cercanía con ejes de producción estratégicos de la economía
chilena, ha sido el contexto para que ciertos grupos de trabajadores hayan logrados superar la
espontaneidad y acumular la fuerza sindical necesaria para movilizarse por fuera de la ley.
En el primer punto de este artículo, se ofrece una breve discusión acerca del contexto y
tendencias de la conflictividad laboral en Chile, marcadas por el crecimiento de huelgas
extralegales del sector privado y del sector público. En el punto dos, se presentan los resultados del
análisis cualitativo para explorar los tipos de alianzas que se han establecido en cada forma de
manifestación huelguista. El punto tres se complementan las entrevistas con datos cuantitativos
para defender la idea de que es la fuerza sindical interna lo que explica el desborde de la
institucionalidad en el sector privado. El cuarto punto muestra datos que respaldan la tesis de que
es en los sectores primarios exportadores donde se ha podido desarrollar con mayor potencia esta

3
nueva fuerza sindical. Por último, se presentan las conclusiones y se plantean unas últimas
reflexiones acerca de este alejamiento disímil entre sindicalismo y centrales sindicales en Chile.

Breve contexto de las tendencias de las huelgas en Chile


En su matriz clásica, el movimiento laboral chileno estaba altamente imbricado con la
política partidista [Garretón, 2015]. Los sindicatos en Chile, desde los años 30 hasta el golpe de
Estado de 1973, se fueron transformando en los brazos de los partidos políticos en el mundo del
trabajo, tanto así que se habla de un movimiento laboral dominado por las orientaciones partidistas
[Angell, 1972; Garcés, 2004]. Pese a que hay quienes reivindican que dicha relación era más
compleja y que el movimiento laboral siempre mantuvo grados de autonomía [Frank, 2002], hay
coincidencia en que la Central Única de Trabajadores (CUT) era un organismo que funcionaba en
gran parte como mediador entre la política y el sindicalismo, siendo una organización altamente
coordinada con los partidos políticos de izquierda que abogaban por demandas de la clase obrera
en su conjunto.
El golpe de Estado del año 1973 inauguró una dictadura cívico-militar que fue
refundacional en muchos aspectos. Uno de ellos fue la revolución laboral que promulgó en el año
1979 un nuevo modelo de relaciones laborales (plan laboral), el mismo que opera, con algunas
modificaciones, hasta el día de hoy. Las características básicas de este modelo, y que resultan
determinantes en el funcionamiento a nivel sindical, son el establecimiento de una flexibilidad y
desregulación excesiva de las relaciones individuales, y una hiper-regulación de las relaciones
colectivas [Rojas, 2007]. Dentro de este segundo aspecto, las principales limitaciones que impone
el plan laboral a las relaciones colectivas apuntan a debilitar el derecho a huelga de los trabajadores,
imponiendo plazos muy restrictivos, permitiendo el reemplazo de trabajadores en huelga,
imponiendo únicamente causas económicas, y haciendo del procedimiento algo muy engorroso y
con una excesiva procedimentalización.
Por lo tanto, cualquier movilización huelguista del sector privado que no siguiera los
procedimientos restrictivos de la negociación colectiva reglada, quedaron fuera de cualquier
protección que les pudiera brindar la institucionalidad laboral. Por su parte, las huelgas del sector
público quedaron jurídicamente prohibidas, por lo que su realización era considerada directamente
ilegal.
El fin de la dictadura en el año 1990, y los nuevos gobiernos de la Concertación3, abrían
una posibilidad para devolver gran parte de los derechos perdidos a los trabajadores. Se buscó
emular el antiguo modelo de imbricación entre el mundo sindical y los partidos políticos, con la
refundación de la CUT (ahora, Central Unitaria de Trabajadores) a comienzos de la transición,
buscando que el sindicalismo se volviera a articular como una proyección de los partidos políticos
hacia el movimiento sindical [Osorio, 2017].
¿Cómo se comportó la conflictividad laboral desde el retorno de la democracia en Chile
hasta nuestros días (1990-2015)? La Figura 1 muestra las frecuencias de las huelgas legales, y de
las huelgas extralegales tanto en el sector privado como en el público. Se puede ver que estas tres
manifestaciones huelguistas han tenido una expresión importante en el período de estudio. En los

3
Concertación es la denominación para la coalición que gobernó desde el año 1990 hasta el año 2010.Desde el 2014
vuelve al poder con el nombre de “Nueva Mayoría”, que es una continuación de la antigua coalición, pero con la
incorporación del partido comunista.

4
primeros cuatro años de la transición las huelgas se llevaron a cabo sobre todo de manera legal,
tras lo cual, esta brecha tendió a disminuir y las huelgas extra legales (del sector público y privado)
comienzan a representar cerca de la mitad de la actividad huelguista de manera recurrente.

Figura 1: Frecuencia de huelgas (1990-2015)


300

250

200
N° Huelgas

150

100

50

0
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
Huelga Legal (sector privado) Huelga Extra-Legal (sector privado)
Sector Público

Fuente: elaboración propia en base a datos Armstrong y OHL-COES.

No obstante, observar la pura frecuencia de las huelgas no ofrece un panorama completo.


Una huelga que moviliza sólo a un puñado de trabajadores se cuenta igual que una que involucra a
varias empresas de manera coordinada, y que moviliza miles. Por lo tanto, para observar la
importancia de las huelgas dentro del período de estudio, se utiliza un indicador clásico para medir
conflictividad sindical, que son los trabajadores comprometidos (TC), lo que corresponde a la suma
de la cantidad de trabajadores involucrados en las huelgas para un año específico.
La Tabla 1 muestra la evolución del conflicto, medida en TC. En el sector privado se
observa que efectivamente el período inicial de la transición se caracterizó por un predominio de
huelgas legales. No obstante, a mediados de los 2000 ya se ve un progresivo crecimiento de los TC
movilizados en huelgas extralegales, los que para los últimos 5 años de registro representan entre
3 a 5 veces más trabajadores que los movilizados en huelgas legales. El caso del sector público
muestra un crecimiento aún más vertiginoso, aunque también más irregular.
Algo ha ocurrido con el sindicalismo chileno post transición que ha llevado a que el
crecimiento de la conflictividad se esté canalizando de manera preferente por vías extralegales. ¿Se
trata de una revitalización del sindicalismo por medio de un mayor y mejor apoyo de las centrales
y de los partidos, o, por el contrario, es más bien reflejo de una fuerza que ha crecido de manera
autónoma a cualquier apoyo externo?

5
Tabla 1: Trabajadores comprometidos (TC) en las huelgas (1990-2015)
TC Legales TC Extra legales TC No legales
Año Sector Privado Sector Privado Sector Público
1990 24.284 14.495 43.659
1991 45.298 7.415 307.192
1992 28.016 29.861 55.781
1993 24.988 11.001 72.226
1994 16.295 19.504 77.520
1995 20.184 110.508 192.944
1996 24.809 33.838 377.510
1997 21.922 97.626 206.077
1998 12.173 32.191 373.816
1999 10.293 67.221 27.988
2000 13.386 26.951 150.796
2001 13.262 18.921 85.214
2002 14.463 17.519 404.831
2003 10.399 44.163 371.464
2004 13.013 25.897 170.783
2005 11.209 10.149 49.711
2006 15.436 26.101 289.569
2007 17.583 71.240 406.778
2008 17.473 46.788 1.517.043
2009 21.915 39.098 1.542.097
2010 24.301 39.775 562.201
2011 21.001 93.293 1.187.525
2012 30.052 178.805 20.171
2013 30.564 101.571 1.288.787
2014 43.618 107.212 263.367
2015 25.551 96.662 1.171.902

Fuente: elaboración propia en base a datos Armstrong y OHL-COES.

Para responder esta pregunta se complementan las bases estadísticas, con un material de 43
entrevistas realizadas a dirigentes que participaron en huelgas durante 2014 (ver tabla 3, Anexo) 4.
De esta forma podemos tener la mirada desde los actores en cuestión acerca de lo que estas
tendencias de conflictividad reflejan respecto al estado del sindicalismo y, sobre todo, respecto a
la continuidad o ruptura de las alianzas históricas que había mantenido el sindicalismo con los
partidos y las centrales sindicales.
La producción de entrevistas se realizó entre los meses de mayo y junio del 2015. En el
proceso se utilizó como marco muestral maestro la base de datos del Observatorio de Huelgas
Laborales del COES, que incluye todas las huelgas legales y extralegales llevadas a cabo durante
2014. Se definieron cuotas para abarcar las regiones V, VIII y Metropolitana, las tres más

4
Estas entrevistas fueron realizadas en el marco de un fondo de investigación disciplinaria de la Facultad de Ciencias
Sociales de la Universidad de Chile. Para mayores detalles acerca de los procedimientos de muestreo revisar CIPSTRA
[2016].

6
importantes del país. En una siguiente etapa se realizó un muestreo que buscaba asegurar una
cantidad equilibrada de huelgas legales e ilegales, públicas y privadas y de distintos sectores de la
economía. En los casos en que no fue posible contactar a un dirigente se realizaron reemplazos
manteniendo las mismas cuotas de representatividad. Luego de ello se aplicó una entrevista semi
estructurada de 21 preguntas a un dirigente de cada huelga seleccionada del año 2014.
Una vez transcritas, las entrevistas fueron analizadas con el software NVIVO 8. Se aplicó
un análisis de contenido cualitativo, considerando tanto categorías teóricas previamente
establecidas, así como también de categorías nuevas que aparecieron en el texto no contempladas
previamente (López-Aranguren, 2001).

Las alianzas se expresan en los escenarios de conflicto


La pregunta inicial que nace al observar las tendencias de las huelgas es si el crecimiento
de huelgas extralegales tiene un correlato también con un alejamiento de este proyecto inicial
refundacional de la CUT y de los partidos políticos. O, en otras palabras, ¿Qué dice cada tipo de
conflicto (legal privado, extralegal privado, y público), respecto al nivel de aislamiento o cercanía
del sindicalismo con actores políticos externos?
Las entrevistas a trabajadores que estuvieron en huelgas de distintos tipos demuestran que
la dicotomía principal no está en las huelgas legales y extralegales, sino más bien entre un
sindicalismo público, altamente cercano y dependiente de los partidos políticos y de las centrales,
y un sindicalismo privado aislado políticamente.
En el sector privado hay una lectura crítica del rol que han jugado los partidos políticos y
el gobierno en cooptar a la CUT, a quienes acusan de haber debilitado al sindicalismo. En ese
sentido, la CUT ha roto los lazos con las bases, como señala un dirigente del área de la salud, la
CUT para el sector privado se ha transformado en “un mono con cabeza grande, pero con manos
cortas”5.
El alejamiento entre el sindicalismo del sector privado y la CUT es, de acuerdo con los
entrevistados, una consecuencia de la cooptación de la central por parte de los gobiernos de la
Concertación, y del abandono que hubo por parte de dichos gobiernos, en complicidad con la
central, de cualquier pretensión trasformadora de la herencia institucional autoritaria. Como
menciona un dirigente del sector privado del área de servicios, movilizado en una huelga legal,
“La CUT, por ejemplo, considero que perdió oportunidades muy buenas, porque se empezó
a asociar con los gobiernos de turno. Sobre todo, después de la época de la dictadura ellos
empezaron a asociarse con todos los gobiernos que supuestamente iban a cambiar todo este
cuento, y que al final llevamos 30 años, o 20 años de nuevos gobiernos y al final no ha pasado
nada. Todo sigue igual”.6
Es importante mencionar que una de las promesas principales de los gobiernos de la
Concertación a comienzos de la transición era la promulgación de un nuevo código laboral, que
desechara el impuesto en dictadura [Narbona, 2014].

5
Entrevista a dirigente del sector privado de la Región Metropolitana, del área de la Salud, movilizado en una huelga
Legal.
6
Entrevista a dirigente de la Región Metropolitana, del área de servicios, movilizado en una huelga legal.

7
Liderados en la primera etapa de la transición en los noventas por el demócrata cristiano
Manuel Bustos, la CUT se alineó con la Concertación en el temor a una excesiva movilización que
pudiera poner en riesgo los avances en la democratización del país [Frías, 2008]. Si bien hubo
reformas laborales importantes desde el año 1990 hasta la fecha, estas afectaron aspectos
principalmente de protección individual de los trabajadores, dejando intacto el corazón del modelo
en materia de regulaciones colectivas, e incluso, en muchos sentidos, profundizándolo [Fundación
Sol, 2013, Ugarte, 2010]. Las promesas de un nuevo código laboral se terminan por abandonar
definitivamente en el gobierno de Ricardo Lagos (2000-2006), cuando ya se dejó de hablar de un
nuevo código del trabajo y más bien se trataba de hacer ajustes a la institucionalidad que ya estaba
instalada [Narbona, 2014].
Este fracaso de la Concertación por revertir las políticas laborales neoliberales, - o bien este
acomodamiento por parte de la clase política a la herencia autoritaria- y la lenta reacción de la
CUT, dejó a los trabajadores a merced de los empleadores y el mercado, quienes sufrieron la peor
cara del milagro económico chileno [Winn, 2004]. Lo anterior terminó por gatillar un
debilitamiento paulatino en la membresía a la CUT y por provocar dos grandes escisiones: la de
1995 generando la Central Autónoma de Trabajadores (CAT) y una segunda el 2005, generando la
Unión Nacional de Trabajadores (UNT) [Frías, 2008].
Este abandono histórico de la CUT hacia los trabajadores lo sienten los dirigentes
entrevistados del sector privado, donde muchos describen el alejamiento paulatino que han tenido
de la central a lo largo del tiempo, como señala un dirigente del sector transporte movilizado por
medio de una huelga extralegal,
“Bueno yo fui dirigente de la CUT en algún momento. Pero me di cuenta de que la CUT
respondía, y responde literalmente cierto, a la Concertación, y a las políticas que hoy día aplica
la Concertación y la Nueva Mayoría. Ni siquiera responde a los partidos de izquierda, sino que
responde directamente a la Concertación en sí. Por lo tanto, hoy día el responder a la
Concertación implica no avanzar.”7
Este debilitamiento de la central a nivel de bases se reproduce en una incapacidad de
proveer recursos a los sindicatos de empresa. Si bien los trabajadores en huelga pueden solicitar
ayuda a la CUT, tienen muy pocas posibilidades de recibirla, e incluso recibiendo dicho apoyo, se
trataría de un arma de doble filo, por cuanto los dirigentes acusan que es una central que responde
a intereses de los partidos de la Concertación, muy alejados de los intereses de los trabajadores.
Como señala un trabajador del sector de la industria en el sector privado movilizado en una huelga
legal,
“La CUT era una confederación de trabajadores comprometida con un sistema social, con
un cambio en el sistema social, un cambio en el sistema políticamente comprometido. Hoy día la
cosa no es así. Porque están los partidos políticos metidos, pero son peleas internas propias, es
decir cómo me gano el puesto.”8
Esto se manifiesta también en una lectura crítica de los trabajadores respecto a las formas
de elección de los dirigentes. Los cargos dirigenciales de la central son designados por medio de
elecciones internas, y son los partidos los que se reparten dichos puestos de poder. Por su parte,
algunos dirigentes son explícitos al acusar que la CUT se ha transformado en una herramienta sobre

7
Entrevista a dirigente de la Quinta Región, del área de transporte, movilizado en una huelga Ilegal.
8
Entrevista a dirigente de la Región Metropolitana, del área de la industria, movilizado en una huelga legal.

8
todo del sector público,
“porque nuestra CUT, antigua CUT, histórica CUT, hoy día se ha transformado en una
central que lo único que defiende son los intereses de los trabajadores públicos, pero a los privados
no los toma nadie.”9
Siguiendo con la idea planteada por la cita anterior, las entrevistas demuestran que la
situación del sector privado es radicalmente opuesta en el sector público. Se trata de un
sindicalismo que, al no haber estado amarrado a proyectos refundacionales tan fuertes en la época
de la dictadura, logró mantener un mayor poder movilizador y organizativo, lo que llevó a que la
CUT orientara hacia ellos todos sus recursos políticos.
Pese a que el sector público por ley no tiene derecho a huelga legal, y que se ve obligado a
la ilegalidad para llevar a cabo sus movilizaciones, se trata de una ilegalidad que han logrado
defender. Los trabajadores del sector público reconocen que el estatuto administrativo (código que
rige al sector público) les permite mayor libertad al no estar supeditados a un código laboral que
impone procedimientos altamente engorrosos y limitantes para llevar a cabo sus acciones.
“no somos reconocidos para poder negociar colectivamente, no existe eso, existe la
ilegalidad, por tanto, nosotros nos movilizamos fuera de la legalidad y no estamos tampoco de
acuerdo con la legalidad, porque en el fondo el día que a nosotros nos metan dentro de un marco
legal también nos van a amordazar”10
En este sentido, uno de los mayores logros del sindicalismo del sector público, es que han
logrado “institucionalizar” de manera no formal huelgas sectoriales ilegales, donde por medio de
paros coordinados, se han transformado en las más grandes negociaciones colectivas que se
realizan en Chile. Una de las huelgas más ritualizadas es la que ocurre los últimos meses de cada
año, cuando se produce la huelga general del sector público. En esto los trabajadores del sector
público reconocen que, pese a que la huelga es ilegal, no se trata de la misma ilegalidad que la que
ocurre en el sector privado. Por el contrario, se trata de un conflicto que se ha institucionalizado
pese a carecer de cualquier legislación [Quiroga, et al. 2016]. Como señala un trabajador
movilizado en una huelga del área de la salud en el sector público,
“La negociación del sector público, que se produce cada año en noviembre, es ilegal, pero,
sin embargo, es reconocida por el Estado, independiente del gobierno de turno”11
En todas estas negociaciones, a diferencia de lo que ocurre en el sector privado, adquieren
mucha relevancia las centrales sindicales, principalmente la CUT y la Agrupación Nacional de
Empleados Fiscales (ANEF), las dos agrupaciones más importantes entre las que conforman la
mesa del sector público (MSP), quienes negocian directamente con representantes del ministerio
de hacienda y presupuestos los reajustes salariales. Las redes partidarias en ambas centrales
sindicales son fundamentales, donde todos sus presidentes han pertenecido a partidos de la antigua
Concertación o de la actual Nueva Mayoría, lo que ha sido fundamental para institucionalizar sus
huelgas y presionar a los gobiernos para responder a sus demandas [Quiroga et al. 2015]. De ahí
que las alianzas con las centrales sean un elemento altamente mencionado y relevante para las
huelgas del sector público. En general, los dirigentes del sector público saben que pueden contar

9
Entrevista a dirigente de la Región Metropolitana, del sector comercio, movilizado en una huelga legal.
10
Entrevista a dirigente de la Octava Región, movilizado en una huelga del área de la salud del sector público.
11
Entrevista a dirigente de la Región Metropolitana, movilizado en una huelga del área de la salud del sector
público.

9
con las centrales sindicales,
“tenemos contacto y tenemos gente conocida en la CUT, por lo tanto, creo que no se van a
negar a que el día de mañana nosotros le pidamos apoyo en cualquier marcha o paro que tengamos
que hacer. Yo creo que ellos siempre van a estar llanos a estar con nosotros”12
Asimismo, pese a que algunos dirigentes reconocen cierta distancia con la conducción de
la CUT y de la ANEF, aun así, en el sector público se ufanan de estar siempre disponibles para la
central.
“Nosotros asumimos todos los llamados de la Central Unitaria de Trabajadores aun
teniendo diferencia con su cúpula ya que la cúpula es dirigida no muy democráticamente”13
Es así como gran parte de la explicación de por qué el sindicalismo del sector público
mantiene esta relación estrecha con las centrales, se puede explicar desde las huelgas, en tanto su
apoyo resulta gravitante para hacer avanzar sus demandas en un escenario de conflicto. Las redes
que mantiene el sector público van más allá incluso de la CUT, es un sindicalismo articulado con
otros sectores, con alianzas amplias de otros gremios y centrales. Este enorme apoyo externo cierra
gran parte de la explicación respecto a la capacidad que ha mantenido dicho sector de mantener
huelgas ilegales, que han recibido grados de reconocimiento importantes, aunque no formales, por
parte de los gobiernos de turno. La situación del sector privado, en cambio, resulta intrigante
respecto a las tendencias huelguistas, por cuanto es difícil comprender cómo un sindicalismo
aislado de las principales centrales, de los partidos políticos y del gobierno, ha logrado que sectores
importantes de trabajadores logren rebasar la institucionalidad laboral. En la siguiente sección se
dan luces acerca de dicho proceso.

La fuerza sindical como condición de mayor control y efectividad en el uso de


la huelga
En el punto anterior se discutió que las huelgas laborales, más allá de la dicotomía legal y
extra legal, esconden una importante diferencia respecto a las alianzas que establecen los sindicatos
del sector público y los del sector privado. Ello incide también en que la explicación sobre el auge
en la conflictividad que han vivido ambos sectores es disímil.
En el caso del sector público ha habido un incremento de huelgas de la mano de las centrales
sindicales, las que comenzaron de manera relativamente reciente a movilizarse de manera nacional
para avanzar sus demandas. De hecho, la primera huelga general convocada por la CUT desde el
retorno a la democracia ocurrió recién el año 2003 [Frías, 2008]. Así, la CUT ha ido desafiando
más abiertamente las políticas neoliberales, lo que se explica en gran parte por una renovación de
sus dirigencias, donde se ha ido perdiendo la relevancia del partido democratacristiano para
aumentar la de los partidos socialistas y comunistas (Osorio, 2017). En el fondo, el aumento de la
conflictividad registrada para el sector público se explica, en gran parte, por un mayor
protagonismo de la central, que se ha ido apartando de la política extremadamente moderada que
la caracterizó en los comienzos de la transición. Sin radicalizar en exceso su discurso, y sin desafiar
abiertamente a los gobiernos de la Concertación, la CUT ha aumentado los llamados a paros
nacionales, siendo el sector público el más sensible a sus convocatorias. Lo anterior se expresa en

12
Entrevista a dirigente de la Quinta Región, movilizado en una huelga de gendarmería del sector público.
13
Entrevista a dirigente de la Quinta Región, movilizado en una huelga de un hospital del sector público.

10
que los aumentos y descensos de los TC del sector público es altamente irregular [Tabla 1], puesto
que su movilización es altamente dependiente de los llamados a paros nacionales desde las
centrales en cada año.
En el caso del sector privado, en cambio, el aumento de la conflictividad se ha dado en un
sindicalismo aislado políticamente, cuyo desarrollo ha tenido muy poco que ver con las acciones
de la CUT. Más aún, es en las huelgas extralegales donde se ve el real incremento de conflictividad.
Para entender el desborde de la institucionalidad en el sector privado hay que partir por
señalar que la huelga legal resulta un proceso sumamente árido para los trabajadores del sector
privado, en especial por la posibilidad que tienen los empleadores de reemplazar a los trabajadores
en huelga, uno de los pilares de la revolución laboral de la dictadura [Narbona, 2014]. Como señala
un dirigente de una empresa que estuvo en huelga legal en la región metropolitana, “Si el empleador
no tiene ninguna intención de negociar …y sabe que puede pagar una cantidad de UF [unidad de
cuenta usada en Chile] por reemplazo y sabe que tiene un tiempo determinado, sabe que puede
reemplazar después, más antes que después.”14
Quienes llegan a la instancia de huelga legal, señalan que tienen muy poco control y
autonomía sobre su movilización, estando siempre subordinando sus acciones a los procedimientos
reglados y mediados por la inspección del trabajo. La excesiva procedimentalización lleva a que
los resultados de la huelga pasen más por la habilidad del apoyo legal (consultorías en general
pagadas) que por la capacidad de movilización propia de los sindicatos. Como señala un dirigente
de la octava región de una empresa en huelga legal del sector agricultura,
“Es que tantos trámites, es tan terrible, que había que hacer una cosa y otra, que yo pienso
que, si no hubiese sido por la ayuda de los abogados, nosotros no habríamos logrado hacerlo
legal. Porque es un montón de trámites.”15
Pese a estas malas condiciones impuestas por la institucionalidad laboral, el costo de
movilizarse fuera de dichos marcos puede ser aún mayor cuando no se cuenta con los recursos para
hacerlo. Los dirigentes entrevistados en huelgas legales señalan que resulta muy difícil
contrarrestar el riesgo a represalias por parte de la empresa, por lo que, lo único que los protege en
una primera instancia son las pocas garantías que entrega la huelga legal. Como señala un
trabajador haciendo un contraste con la situación del sector público, la principal amenaza es al
despido.
“la ley chilena te corta las alas. De partida por ejemplo nosotros no somos empleados
públicos, pertenecemos a empresa privada. Ellos pueden parar en cualquier momento y protestar
por cualquier situación, ya sea porque los baños están malos, que no nos dieron el bono tanto que
está estipulado en la ley. Pero nosotros no, nosotros la única instancia que tenemos hoy día es la
huelga legal. Porque como tú dices, si transgredimos eso estamos fuera de la ley y significa que te
pueden llevar preso, e infinidad de cosas, además que la empresa se reserva la facultad de
“echarte” (despido).”16
La pregunta es cómo, pese a este mayor riesgo de represalias empresariales y represión
policial, y pese al nivel de aislamiento del sindicalismo del sector privado, igual han aumentado
los trabajadores movilizados por huelgas extralegales. Una primera respuesta la ofrecen las

14
Entrevista a dirigente de la Región Metropolitana, del sector financiero, movilizado en una huelga legal
15
Entrevista a dirigente de la Octava Región, del sector de agricultura, movilizado en una huelga Legal.
16
Entrevista a dirigente de la Región Metropolitana, del sector servicios, movilizado en una huelga legal

11
entrevistas, cuando se señala que la diferencia principal entre huelgas legales y extralegales tiene
que ver, sobre todo, con la fuerza sindical que logren acumular los trabajadores.
Sin fuerza sindical, el riesgo de pasar a huelgas extralegales es demasiado alto. Como señala
un trabajador del área de la construcción de una huelga legal,
“una huelga ilegal, se puede en la medida que tengas la fuerza… O sea, si la huelga
tenemos 200 o 300 viejos a dar la pelea, ahí reglado o no reglado importa “una raja” [es
indiferente].”17
En este sentido, ganar autonomía por medio de huelgas extralegales tiene el costo de quedar
más vulnerable, tras lo cual se necesita una fuerza sindical suficiente para contrarrestar las
represalias de la empresa y el Estado. La mejor forma de ganar fuerza sindical es movilizándose
en enormes masas de trabajadores, para hacer imposibles las represalias a trabajadores individuales.
Esta tendencia de las huelgas extralegales a movilizar mayor cantidad de trabajadores es un
dato empírico que ya se viene observando en reportes del Observatorio de Huelgas Laborales,
donde para el año 2015 las huelgas legales del sector privado movilizaron en promedio a solo 145
trabajadores por huelga, mientras que las extralegales a 1.401 trabajadores en promedio por huelga
(OHL-COES, 2016).
La mayor autonomía que da a los trabajadores movilizarse por fuera de las estrictas
condiciones del código laboral, se expresa en las tácticas ejercidas para generar presión efectiva
hacia la contraparte. Datos del COES muestran que las tácticas complementarias a la huelga en el
caso de las extralegales, en un 28% apuntan a cortes de acceso (puentes o rutas para transportar
productos), y a ocupaciones directas de la empresa. Es decir, las tácticas se orientan sobre todo
hacia la generación de un daño a la producción.
En las huelgas legales, en contraste, sólo un 6% logra llevar a cabo tácticas orientadas
directamente a afectar la producción de la empresa. En cambio, un 34% de sus tácticas están
orientadas a manifestaciones pacíficas fuera de la empresa (generalmente consisten en hacer ruidos
y mostrar carteles) lo que no impide el normal funcionamiento de la empresa por medio de
reemplazos.
En síntesis, movilizarse por fuera de la ley, les permite a los trabajadores ahorrarse los
largos procesos de mediación, aumentar su variedad táctica y generar presión efectiva en contra de
la empresa. Lo anterior repercute además en una disminución de los tiempos de duración promedio
de las huelgas extralegales, las que suelen durar menos de la mitad de los días que duran las huelgas
legales. (OHL-COES, 2016:8)
Chile se caracteriza por un sindicalismo altamente desbalanceado según las distintas ramas
de la economía [Pérez, Medel, Velásquez, 2016], lo que se refleja también en que sólo algunos
sectores han logrado acumular la fuerza sindical necesaria para sobrepasar la ley laboral heredada
de la dictadura. En la siguiente sección se plantea que es en aquellos sectores que están ubicados
en los ejes del desarrollo en Chile, caracterizados por una progresiva externalización de las
funciones y precarización de su mano de obra, donde se ha ofrecido el contexto más apropiado para
la acumulación de la fuerza sindical necesaria para dar este salto hacia una mayor autonomía por
medio de la extralegalidad.

17
Entrevista a dirigente de la Región Metropolitana, del sector construcción, movilizado en una huelga legal

12
Crecimiento de fuerza sindical en los sectores de mayor fragmentación
productiva
Para observar las ramas donde se movilizaron una mayor cantidad de trabajadores, en la
Figura 2 se observa una sumatoria simple de trabajadores comprometidos en las huelgas para el
período 2010-2015 en distintas ramas de la economía. Los tres sectores más importantes fueron,
en orden: el sector de la minería, el sector transporte y el sector de pesca. Es en estos tres sectores
donde hubo justamente un predominio de los trabajadores movilizados por medio de huelgas
extralegales [Figura 2].

Figura 2: Número de trabajadores comprometidos en las huelgas según rama de la economía (2010-
2015).

Servicios Comunitarios 37.173

Servicios sociales 55.126

Enseñanza 69.747

Act. Inmobiliarias y Financieras 18.693

Transporte 237956

Hoteles y Comercio 52500 Total

Construcción 18109 Extra- Legal

34391 Legal
Industria

Minería 278482

Pesca 145126

Agricultura 9231

0 50000 100000 150000 200000 250000 300000


N° Trabajadores Comprometidos

Fuente: elaboración propia en base a datos OHL-COES.

Una de las características de estos sectores (minería, pesca y transporte) es que han
experimentado una progresiva flexibilización de la mano de obra, sobre todo en cuanto al
crecimiento sin precedentes del suministro de trabajadores por medio de empresas contratistas
[Cifuentes, 2015]. Que la huelga extralegal haya florecido en sectores con altos niveles de
flexibilidad y externalización de la mano de obra resulta contra intuitivo. En efecto, se ha estudiado
que la progresiva flexibilización en las formas del trabajo, con las consecuentes dificultades que
genera para la organización sindical, es una de las razones que explican la debilidad del
sindicalismo chileno de la post transición [Sehnbruch, 2012]. ¿Cómo es posible, por tanto, que la
conflictividad sindical haya explotado justamente en sectores donde las transformaciones en el
régimen del trabajo deberían dificultar la fortaleza de los sindicatos?

13
Las entrevistas a dirigentes movilizados del sector de transporte portuario dan luces a este
respecto. La clave estuvo en la innovación táctica en los métodos de organización y movilización
que tuvieron que asumir los sindicatos para hacer frente a las condiciones adversas de empleo.
Como relata un dirigente del sector transporte movilizado en una huelga extralegal,
“desde ese día en adelante, desde el término del Congreso, todos los Puertos iban a salir
en solidaridad con las paralizaciones que tuvieran los demás puertos…O sea nosotros fuimos parte
de la creación de la Unión Portuaria de Chile, lo que nos vinculó con el resto de los puertos,
además por ser parte de la Confederación, manteníamos vínculos con el resto de los sindicatos
tradicionales de los puertos del país: Huasco, Chañaral, San Vicente,18
La baja capacidad movilizadora de los otros sectores nos permite especular que esta
innovación organizativa no se ha dado por igual en todas las ramas de la economía con presencia
de trabajadores precarizados, sino justamente en los sectores de la economía que resultan ser
estratégicos para el modelo de acumulación primario exportador en Chile. Esta cercanía con
sectores relevantes para el ingreso nacional les permite a los trabajadores mayor capacidad de
presión por medio de la paralización del trabajo. Pero también, es en estos sectores puntas de la
economía donde las contradicciones entre un modelo primario exportador y una mano de obra
altamente precarizada, se viven más fuerte [Pérez, Medel, Velásquez, 2016]. Por lo tanto, se trata
de una conjunción entre la cercanía con los ejes productivos estratégicos más la necesidad de
establecer acciones de solidaridad con otras unidades productivas del mismo rubro, lo que ha
ofrecido un contexto político favorable para desarrollar estas formas organizativas innovadoras.
Para las movilizaciones portuarias, en específico, han crecido y se han fortalecido las federaciones
propias o agrupaciones de trabajadores con prácticas de solidaridad entre ellos, lo que ha sido
necesario para dar el salto hacia la huelga extralegal.

Conclusiones
Este artículo buscó reposicionar a la huelga laboral como un eje privilegiado para el estudio
del sindicalismo. Para ello se complementó el análisis estadístico con la mirada de los actores,
estudiando las alianzas con las que cuentan los huelguistas en los momentos del conflicto. A lo
largo del texto, se mostró que en Chile las dos fuerzas sindicales más importantes se expresan en
los clivajes público y privado, mucho más decidores que la dicotomía entre huelgas legales y
extralegales.
Lo que sí tienen en común las huelgas del sector público con las huelgas extralegales del
sector privado, es que ambas son manifestaciones que buscan distanciarse de una institucionalidad
laboral dañina para los trabajadores. Los trabajadores del sector público reivindican su
independencia del código laboral en sus movilizaciones, los del sector privado sobrepasan los
límites impuestos por la ley y generan acciones directas de presión hacia las empresas.
La estructura de alianzas y los recursos externos con los que cuentan ambos tipos de
sindicalismo, eso sí, difieren enormemente. Por un lado, el sindicalismo del sector público se ha
mantenido cercano a las centrales sindicales y a los partidos políticos, siendo altamente
dependientes de sus alianzas para llevar a cabo sus huelgas. En cambio, el sindicalismo en el sector
privado no ve conveniente generar vínculos con los partidos políticos o con las centrales, lo que

18
Entrevista a dirigente de la Quinta Región, sector transporte, movilizado en una huelga Ilegal.

14
los ha mantenido aislado políticamente, presos de una institucionalidad laboral que no los favorece,
y con muchas limitaciones para ejercer una acción huelguista autónoma y eficiente.
En el sector público los partidos políticos son funcionales para las luchas de los
trabajadores, ya que, al estar habitando las principales centrales, los necesitan para llevar a cabo
sus negociaciones con el gobierno de manera sectorial. El sector privado, en cambio, ve que los
partidos políticos tradicionales han traicionado sus promesas, y en vez de defender la lucha de los
trabajadores, terminan mermando sus capacidades de lucha por la lejanía que representan para las
bases, por lo que no les resulta funcional movilizarse con ellos.
En este sentido, hemos visto que el camino para ganar influencia desde el sector privado ha
sido resultado de una fuerza principalmente interna del sindicalismo, desarrollándose al alero, y
pese, a los partidos políticos y las centrales. El objetivo ha sido ha sido acumular la fuerza sindical
necesaria para movilizarse por fuera de los constreñimientos del código laboral, empleando tácticas
directas de paralización de la producción y acortando los tiempos de la huelga. Estas fuerzas han
crecido, sobre todo, aunque no de manera exclusiva, en sectores primario-exportadores de la
economía, articulándose en acciones de solidaridad por medio de federaciones que reúnen a
trabajadores de distintas unidades productivas y geográficas, para lograr movilizarse con la
capacidad suficiente para generar influencia hacia una contraparte en un escenario siempre adverso.
Si bien es importante señalar que, para el caso de las movilizaciones de subcontratados mineros y
de ciertos sectores de la pesca industrial, hay antecedentes de que los partidos políticos sí han
estado presentes, sobre todo el partido comunista y socialista [Aravena y Núñez, 2009], habría que
evaluar el nivel real de incidencia que tuvieron en esas luchas. Así, futuros estudios que puedan
abarcar dichas movilizaciones en profundidad podrían evaluar si el involucramiento partidista fue
realmente decisivo, o se trató más bien de una presencia nominal que iba siempre a la siga de un
desarrollo autónomo de sectores sindicales emergentes.
Las limitaciones y potencialidades que tengan estas nuevas fuerzas sindicales del sector
privado de hacer avanzar sus demandas hacia reivindicaciones más políticas están aún por verse.
Depende de la capacidad que tengan los sindicatos de usar la mayor flexibilidad que dan las huelgas
extralegales para pasar de demandas económicas hacia demandas por condiciones laborales, y
finalmente demandas políticas. Por lo pronto, las tendencias no avizoran una disminución de la
conflictividad laboral por fuera de la ley, ya sea alejada de los partidos políticos desde el mundo
privado, o de la mano de ellos, desde el sector público. Todo esto en el contexto de un sindicalismo
general aún muy débil, desbalanceado en términos de acumulación de fuerza, y fracturado en
términos de sus relaciones con los partidos y la política institucional.

15
Bibliografía
Angell, Alan. «Politics and the Labour Movement in Chile. » Oxford University Press.
Oxford. 1972

Aravena, Antonio & Núñez, Daniel «El renacer de la huelga obrera en Chile: el movimiento
sindical en la primera década del siglo XXI.» ICAL, 2009, Santiago.

Armstrong, Alberto & Águila, Rafael «Evolución del conflicto laboral en Chile 1961-
2002.» Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago. 2006.

Cifuentes, Lucas «Subcontratación y acción sindical en Chile.» thèse en sociologie.


Facultad de ciencias sociales. Universidad de Chile, 2015.

Cipstra, «Nuevas formas y horizontes de politización sindical en el marco de conflictos


laborales: un estudio exploratorio en la región Metropolitana, de Valparaíso y del Bío-Bío.
CIPSTRA-Poder & Movimientos, Informe FEII, Santiago, 2016.

Frank, Volker K. «The labor movement in democratic Chile, 1990-2000» Helen Kellogg
Institute for International Studies, 2002.

Frías Fernández, Patricio «Los desafíos del sindicalismo en los inicios del siglo XXI»
CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, 2008.

Fundación SOL «Manifiesto por un nuevo modelo de relaciones laborales», 2013.


Disponible sur: www.fundacionsol.cl.

Garcés, Mario «Los movimientos sociales populares en el siglo XX: balance y


perspectivas». Política n°43, 2004, pp. 13-33.

Garretón, Manuel Antonio. «Primera sesión de taller de movimientos sociales y partidos


políticos: Los cambios que afectan la relación clásica de la política y sociedad en Chile». Fundación
Chile21-Fundación Friedrich Ebert, 9, 2015

Guzmán, César «Los trabajadores en tiempos del neoliberalismo. Los casos de Argentina y
Chile». Programa Regional de Becas CLACSO. 2002.

Hyman, Richard. «Reflections on the mining strike. » Socialist Register, 1986, 22[22].

Julián, Dasten, «El sindicalismo en Chile: panorama de sus tendencias y notas para su
revitalización». Revista Trabajo [UAM - OIT], 2014 pp- 139-166.

Leiva, Fernando. «Chile’s Labor Movement 1990-2012: Ensnared in the past and absent
from struggles to democratize society? » Presented at the 2013 LASA Congress

López-Aranguren, Eduardo. «El análisis de contenido tradicional» en El análisis de la


realidad social. Métodos y técnicas de investigación. Alianza, Madrid. 2001.

Medel, Rodrigo & Pérez, Domingo. (2017). «Tres modelos de conflicto laboral en Chile:

16
el peso de la economía, la organización sindical y el régimen de trabajo en las tendencias de la
huelga extralegal.» Revista Colombiana de Sociología, 40[2] [En prensa].

Murillo, María. «From populism to neoliberalism: labor unions and market reforms in Latin
America» World Politics, 52[02], 2000, 135-168.

Narbona, Karina. «Antecedentes del modelo de relaciones laborales chileno.» Observatorio


Social del Proyecto, Plataformas Territoriales por los Derechos Económicos y Sociales: Previsión,
Trabajo, Educación y Salud, Santiago de Chile, 2014

OHL-COES. Informe de Huelgas Laborales 2015. Observatorio de Huelgas Laborales, del


Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social. 2016.

Pérez, Domingo, «Las formas de la huelga en el Chile actual: análisis cuantitativo y mapeo
de la acción y la masa huelguística» 2014. Tesis de magíster. Universidad Central.

Osorio, Sebastián, «De la estrategia concertacionista al sindicalismo de contención. Un


balance de 25 años de trayectoria de la CUT» Julio Pinto [Editor]. Editorial América en
movimiento. Por publicar, 2017.

Pérez, Domingo. Medel, Rodrigo. Velásquez, Diego. «Radiografía de las huelgas laborales
en el Chile del neoliberalismo democrático [1990-2015]: masividad del conflicto por fuera de la
ley en un sindicalismo desbalanceado» Julio Pinto [Editor]. Editorial América en movimiento. Por
publicar. 2017

Quiroga, Francisca, Néstor Guerrero & Sofía Schuster. «Discurso público e


institucionalización del conflicto político en Chile: El caso del reajuste salarial del sector público
[1990-2014].» Gestión y política pública, 25[1], 119-163. 2016.

Ugarte José Luis «El modelo de trabajo en Chile y los derechos de los trabajadores» En:
Informe Anual Sobre Derechos Humanos en Chile, 2010, 381-405.

Rojas, Irene. «Las reformas laborales al modelo normativo de negociación colectiva del
Plan Laboral» Ius et Praxis, 13[2], 2007, 195-221.

Stillerman, Joel. «Space, strategies, and alliances in mobilization: The 1960 metalworkers'
and coal miners' strikes in Chile» Mobilization: An International Quarterly, 8[1], 2002, 65-85.

Stillerman, Joel. «Explaining Strike Outcomes in Chile: Associational Power, Structural


Power, and Spatial Strategies» Latin American Politics and Society, 59[1], 2017, 96-118.

Winn, Peter. «A Workers Nightmare: Taylorism and the 1962 Yarur Strike in
Chile» Radical History Review, 1994[58], 4-34. 1994 XXI. Buenos Aires: CLACSO/Becas de
Investigación.

Winn, Peter. «Victims of the Chilean Miracle? Chilean Workers and the Neoliberal Model,
1973–1998. » Duke University Press. 2004.

17

View publication stats

You might also like