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ACTA ANTHROPOLOGICA

·Epoca 2 Vol. I No. 2

"La Economía de un Sistema de


·MERCADOS en México"

. - BRONISLAW MALINOWSKY
.. y
.JULIO CE LA FUENTE

2
C. l. E. S. A. S.
El lector se obliga a devolver ..
.~
·,':'
este libro antes del vencimiento
del préstamo. l¡
- 7 1.11..1. 2004 1
1 3 O_L i. Z004
ESCUEL 15,OCT. 2004 :STORIA
18 UIC. 2004
. 1 u NOV. 2004
2 6 hlJv. 2004
1 6 JUL. 2011
Moneda o, D. F.

t
JULIO '.BA DE
.t'!.N.fl. L-nAN

r.
Consejeros:
Dr. PABLO MARTINEZ DEL RIO
-,rof. JOSE LUIS LORENZO
,f. ROBERTO WEITLANER
i JAVIER ROMERO

'.",
TULIO DE LA FUENTE

i
'dencia d~berán ser dirigidos a
'BROPOLOGICA 1
México, D. F. f
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1

ACTA ANT-HROPO.LOGl·CA
Epoca 2 Vol. I No. 2

B,onislaw Malinowsky
Profesor de Antropología en 1a Universidad
de Londres; Profesor huésped del Museo
Bishop en la Universidad de Yaie
1
lulio de la Fuente.
Del Instituto Nacional de Antropología
e Historia de México. ,•

"La Economía de un Sistema de


MERCADOS en México,.
Un Ensayo de Etnografúi Contenipo,-ánea y Cambio
Sacia/ ni un Valle Me~icano.

Grabados: Traducción:
F ~ o Marn Antonio Pérez Ellas.
Antonid Q,-dáñez Estopier.
Benito lgksias Silta.

RSCUELA NACIONAL 'Olá'. AN"T'AOPOLO~IA &: Hli!iTOl=llA


SOCIEDAD CE ALUMNOS
MEXICO, 19157'
PREFACIO

'Bronisláw Mali~owsky (1884-1943), .no. es, suficiente~


mente. conocido en lengua española, a pesar. de la importan~
cia.revolucionaria de ¡¡u obra, en la,antropplogía social, ma-
t<;r.ia•de la ;cual fue profesor, :en la .Universidad de LoAdres.
Sin pretender. agQtar su producción bibliográfica,,. t:n~ncio--,
namo~ alg-t;qros de sus estudios. para dar una idea de su .im-
portancia y fecundidad: "W,arc and \íVeapons. among the
Natives. of the;: ¡'rol?riands Islands";. "The Sexual Life of
Savages in, North_western :~elanesia"; "Argonauts of the
Western Padfic; .an .Account .of N ative Enterprise aiid ·Ad~
venture in th.e Archipelagpes ofMelanesian New Guinea'';
"Lunar am:t Seaspnal Calend,ar jJl; the Trobriands"; "C.oral
Gardens and their Magic, a Study .of the Method of Tilling
the Soíl and of Agricultural,Rites in the Trobriands Islands';
''A Scientifií; Theory of Culture arid Other Essays''; "The
Dynamfcs oí Cultural Chan¡j;e and Inquiry Into Racé Refa 0

tions in Afrifa"; ·. "Freedóm arid. Civifization"; "Mytl:i in


Prin:Ílt!tve Psychology"; ''The Father in Priinitive Psycholo-
gy"; •~Mutterrechtliche Faínilie ímd Oedipus~Komplex", ( es-
f<:Ís tres úftimos/editados eri español, en un solo volumen,
ba'.jo el nombre de ''Estudios &t· Psicología Primitiva");
"Kula :. The. Grculating Exchange oí Valuables in the Ar-
d~Jpel=;~J>f E~t~ N~.9uiI1ea''.. , . . . . ·...
,., .Ifue .ant~ Jpdq un _brillante. investigador de campo, que
se hizo célebre por su11 expediciones a la Mélanesia y su
estancia de dos años en las Islas Trobriand, conviviendo con
los nativos. Empezó a publicar sus observaciones y teorías,
rompiendo con la tradición etnográfica de los estudios en
forma de monografías tribales, al adoptar el sistema de la
producción de libros dedicados a un tema central, que le
:.irve de introducción para el examen de las interrelaciones
de la cultura.
Se le considera .el fundador del •funcionalismo, opinión
que no comparte 1.-0wie,' quien estima que Malinows1..-y fue
precedido, en los estudios de las interrelaciones culturales,
por F. Boas, Fustel de Coulange y Bachoffen. Según la
Enciclopedia ·de Ciencias Sociáles, • la· introducción del fun-
donafrsmo, como término filosófico, data del último cuarto
del siglo XIX, siendo una consecuencia, más, del impacto
. provocado por la teoría de Darwin, que obliga a substituir
el concepto de estructura, por elde función, como el instru-
mento principal de la explicación científica. Sin embargo,
si consideramos al funcionalismo, con Radín,' como una
reacción a los -extremos de 1os difusionistas que habfan di-
St'ccionado la cultura, fragmentándola, disociándola y ato-
mizándola, tenemos que reconocer que Malinowsky es no
sólo el principal expositor del funcionalísmo, sino el creador
de esa doctrina, con el contenido preciso y concreto que tiene
en la ciencia antropológica.
· El postulado fundamental del funcionalísmo es .el de la
integración de la cultura, insistiendo en que ésta funciona
como un todo articulado en el cual cada elemento se explica
en sus relaciones con los demás y todos ellos pot .formar
parte de una unidad. Comó antes dijimos, .esta concepción
se enfrenta al difusionismo extremista que .al aislar cada
elemento de la cultura, tratando. a ésta cuantitativamente,
1 Robert H. Lowíe • "Historia de la Etnología", Fondo de Ctiltur:i Eco-
nómica, México, 1946. .. • ,
2 ''Enciclopaedia of the Social Sciences", Edwín R. A. Seligman, Editor.
New York 1944. . · · •
• Pad! Radin: "El Método y la. Teoría ~n la EtnologÍa.: ún Ensayo w
Criticismo". New York-London; 1933. · ·

- 4..
-
-¡--

había perdido la noción. del conjunto y por lo tanto de la


personalidad de la propia cultura. En cierta forma-, pode-
mos sostener que la discrepancia entre ambas posiciones es
semejante a la que se s1;1scitó, en la historia de la filosofía
social, entre los jusnaturalistas, que con_sideraban a la so-
ciedad como la suma de sus miembros y las teorías orgáni-
cas, solidaristas o socialistas posteriores.

La característica del método funcional de Malinowsky


consiste en ir de ún fenómeno a otro, siguiendo el hilo de
sus relaciones e interdependencias. El autor nos indica que
la esencia de dicho método estriba en atender a la constante
y recíproca relación entre la observación y el análisis t~óri-
co, guiándose no por ideas "preconcebidas", sino más bien
por fa formulación de_ problemas que espontáneamente sur-
gen . en la .observación previa, deteniéndose en cada etapa
para ·profundizar y valorar la trascendencia del ._material
recogido, como base para orientar una nueva recolección,
más precisa y que permita organizar y dirigir hi evidencia.
En el caso concreto de los mercados del Valle de Oa-
xaca, Malinowsky, alejándose de las descripciones estáticas
de otros autores, relaciona los hechos que acontecen en los
mercados, con la producción, el consumo· y los sistemas de
distribución; observa la prooucc.ión en sus· formas prima-
rias: agricultura, industrias y artesanías; y toma en cuenta
los transportes, las formas de propiedad agraria, la orga-
nización del trabajo, la tecnología, la estratificación de los
c0nsumidores, los problemas del consumo desde el punto de
vista de fa capacidad adquisitiva, etc. Este trabajo es, en
consecuencia, un interesante ejemplo de cómo opera el mé-
todo funcional, introduciéndonos, a través de un. ángulo ini-
cial, dentro de toda la complejidad de la vida y de los pro-
blemas de los indígenas.
Hemos encontrado dos características innovadoras. en
Malinowsky: sus supuestos evolutivos, que lo acercan ~ la
concepción dinámica de la cultura y de la sociedad y el estu-

- 5 -.

. 1i.i111.1 i.J 1 ! i i U fi U i t ¡.¡ i; ¡ i


dío ae
lstas, como conjuntos equilibrados. Otra destacada
caricterística, que quizás se deriva de las dos anteriores, es·
el interés por . las reforn1as ·sociales y poi- el estudio de los
fenómenos de aculturación, no sólo en su aspecto frío, de
inv;estigación y descripción, sino tambien en el apasionado
de la política: social.. Ejemplo de esta actitud, es su libro
sobre la dinámica del éambfo cultural en Africa;' en el cual
esta~lec~. sus famosas tres dimensiones, indispensables para
el estudio de ese tipo de fenómenos: el área de la cultura de
irhpacto -en este caso, la.· sodedad occidental-·-; la cul-
tura recipiente, que sufre el choque -el mundo aborigen-'--;
y lá. cultura resultante, que .no es igual a ninguna de las dos
anteriores y cuya explicación, desenvolvimiento y orienta-
ción, están condicionados por los intereses comunes U: opues-
tós, de las dos primeras. Laobra de Malinowsky es impres-
cindible para los planes de la administración colpnial, desde
éL punto de vista d.e los países que tienen ese proble1na; pero
también puede ser de gran importancia para el estudio de
los ·fenómenos del nacionalismo v de las modernas tenden-
cias para sacudirse del coloniaje;
. En México, 'Malinowsky dió pruebas de su preocupa-
ción por las reformas sociales, al :referirse, en la memoria
que ahora editamos, a los ,ensayo~ de cooperativas d.e alfa-
réros en la regióri de Atzompa y a los proyectos para élevar
las condiciones económicas de los tejedores . de sombreros
de palma, en la Mixteca. Esa atención a los planes de trans-
f ormáción social, que para nosotros constituye la esencia de
la ,antropología social, nos lle1:a a un mundo y ¡:¡ un lenguaje
completamente distintos a l9s de otros etnólogos, hundidos
eri e&peculaci9nes o aprisi9nados en la búsqueda de datos de
interés. exótico, ante los cuales a veces pasan desapercibidos
los grandes movimientos que conmocionan a las comunida.-,
des en las que se han encerrado, con motivo de que han con-
centrado' toda su atención en lo tradicionaL .
. • . Bronislaw Malinowsl,-y: "The Dynarnics of Cultural Chan¡,;e" .. New Have,
Univ. de Yale, 1949. · · ·

..,,.:- :,;-',;;.;'~
Malinowsl'"Y tiene expresiones categórkas sobre sus ob-
jetivos de antropología s_ocial: "es esencial el. interés eri pre-
decir, en planear y en transformar las intenciones en refor-
mas·. La antropología moderna se halla equipada para. esta
clase de trabajo ... " Con sátisfacción anotamos que el autor
reconoce que esté tipo de labor antropológica fue iniciado
por la Revolución Mexicana, diciéndose un: continuador del
enfoque y de los métodos inaugurados por Garoio, en Teo-
tíhuacán y que han sido seguidos y perfeccionados par dis-
tintas dependencias:gubernamentales de México, particul,ar-
mente pór el Instituto. Nacional Indigenista, dirigido por el
Dr.. Alfonso Caso.
Es inexplicable que el calor de la convicción haya lle-
vado a Malinowsky a afirmaciones que deben considerarse
productos de la polémica del momento,. sin que constituyan
elementos permanentes de .su doctrina. Por esa razón deben
tomarse con reservas las criticas que se le han. enderezado..
acusándolo de que menosprecia la historia y . desatiende
las relaciones de las culturas entre s.í. Ya alguien ha.
hecho notar,• que en rigor el trabajo de campo y la elabora-
ción científica de Malinowsky, no son ejemplos de. ant:ihisto-
ricismo, pues está pendiente de la influencia de las supervi•
vendas y de l_as tradiciones, a pesar de lo que . en algunas
ocasiones hubiere dicho. El estudio que ahora publica~
mos contiene manifestaciones del propio Malinowsky, qué
precisan sus puntos de vista sobre el problema deda
historia y que pueden estimarse una respuesta: a algunas
críticas apasionadas que se le habían dirigido: "Co1,1 el oh-
jeto de _eliminar -más que prov9Car- mal .entendidos, _de-
seamos dejar establecido, muy claramente, qué nuestro ene
foque funcional combina el interés. histórico· con la orienta.:
¡;i6n práctica y científica. El método funcional de ningµn
modo se opone a cualquier enfoque histórico legítimo. In-
tenta. ampliar y prófundizar el. punto de vista .histórico., eri
vez
. de.
.
ignorarlo ... " .V.~os
. ' . que este trabajo, índependien-
• R.obert H. Lo'Wie. Idem,
"f\4111 P• OU P:J·t\lLl'l'l'A'l'l'UJ·l\3,IJI HI I 1 1 1 lM f'I 'ti 11• t•.-·tr- na I'• 1w u•••·~

temente de su importancia· para el conocimiento con_creto del


tema que aborda, .contiene valiosísimas aclaraciones de Ma-
linowsky, sobre el método funcional, en relación con las ma-
las. interpretaciones que se hábían hecho de su teoría. Esto,
por sí solo, justifica ~mpliaménte nuestra publicación, a pe-
sar del· tiempo transcurrido y de los. cambios que se. han ope-
rádo en la región _de Oaxacá,
' La objetividad de Malinowsky determina que aprecie
correctamente, en lo que tiene de racional, la conducta del
indígena mexicano, a quien a menudo se le ha imputado un"
proceder· ilógico, reprochándosele "conservatismo", "apatía"
y "tradicionalismo", para emplear las propias palabras del
autor; quien llega a aclarar que esa conducta tiene una clara
explicación, principalmente económica y que, en las condi~,
ciortes de su ambiente, es "sensata, derivada de la experien~
cía y bien fundada". "El mercado es indispensable como me"
canismo y su función se halla estrechamente relacionada con
la miserable existencia de los indígenas más pobres".
Refiriéndonos a la valoración que hace Malinowsky dé
esos indígenas, vemos con simpatía que !es hace justicia, ex-
presando que "en .ningún otro trabajo de campo, sea en la
Nueva Guinea, en Melanesia, en el Africa Bantú, o entre
]as tribus de Norteamérica, he encontrado la técnica etno-
gráfica actual más placentera, fácil y más fructífera que
entre los zapotecas del Valle de Oaxaca".
Por las consideraciones. precedentes y no obstante los
cambios que han ocurrido en· muchos de los problemas y si-
tuaciones, "Acta Anthropológica", seleccionó para su publi-
cación este trabajo que durante más de quince años permane-
ció. inédito. La publicación fue posible gracias a la decidida
y desinteresada ayuda de uno de los autores, Julio de la
Fuente, haciéndose lá traducción de una copia deí informe
original; éste debe encontrarse en la Biblioteca del Instituto
Indigenista Interamericano; pero no nos fue posible,,consul-

-·· 8..:.:..
tarlo; por lo tual no se incluyen unos apéndices que fonha'-
ban parte de la ·investigación. ·

En -una breve ·advertencia preliminar, el -Prof ... Mali'-


nowsky aclaraba. que el trabajo era sólo el esbozo prelimi-
tiar de la memoria; que únicamente se habían hecho algunas
correcciones de estilo y que era necesario volver a redactar
algunas páginas, pdncipalmente. la sección 4. Esta tarea
no pudo realizarla Malinowsky, lo cual deberá ser tenido en
cuenta por el lector, quien de esa manera se explicará ciertas
deficiencias literarias, que no restan atractivo ni amenidad
al texto y que, por supuesto, menos afectan a su valor antro-
pológico. En dicha advertencia, el Prof. Malinowsky habla
de unas fotografías que no hemos conocido y concluye que
la memoria es, principalmente, un ensayo de trabajo de caín-
po, teniendo especial importancia la presentación de la in-
vestigación en sus dos fases, teórica y práctica.

En la nota preliminar que va incluída en esta publica-


ción, el Prof. Malinowsky reconoce la importante colabora-
ción de Julio de la Fuente, tanto en el trabajo de· campo,
como en el análisis teórico y en la elaboración del informe.
El Prof. Julio de la Fµente, es bien conocido por sus inves-
tigaciones antropológicas, habiendo publicado importantes
trabajos, entre ellos uno que fue editado anteriormente por
esta misma Revista: "Cambios Socio-Culturales en México";
y "Yalalag, una Villa Zapoteca Serrana", así como mul-
titud de trabajos cortos. En la época de la investigación era
etnólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia
de México. Es Profesor de la Escuela Nacional de Antro-
pología e Historia de México, miembro de la Sociedad Me-
xicana de Antropología, de la Asociación Mexicana de An-
tropólogos Profesionales y de otras asociaciones antropoló-
gicas y actualmente tiene a su c~rgo una de las funciones
nías irhporta:ntés éh él Instituto Nació,pal Indigenista, . Par;a
-9-
¡.
f

datós 'cotnplementarios ,nos :remitimos ar:lá Nota Editorial


del No. 4, Vol. III de Acta Anthr,opol6giea¡• ·. ·.

. :Hacemos patente nuestro agradecimiento al Instituto


N'.acfonal Indigenista· ·por ·1a co!aboraci6n · econ'.6mica que re-
cibimos para'1a pubfü::ación de esteúñmero, · ·
• .,-.,-,, ' •• · "' 1,¡ ' .:.,..; .,

EL CóMITE :EOITORIAL
: . :'
..

• 1.

• Julio d~ la Fu<!llte; '!CW1bios Sodo,.Culturales en México". Acta Anthj'O·


¡,ológica, Vol. III, No. 4. México, 1948.
NOTA
·- . ,,
ÉRE:Í: ..IMINAR
', . ::., ·, "'."
y' _-' RECONOCIMIENTOS
"' ' . . .. '\ '.?
..

'. . La inyestigadón . que ;ha ba~ádo este íiifonne prelimi-


nar sqbre.los mercados del Valle de Oax:aca, fúé realizada
porun·. pequeño grÚpÓ íntegrado por mi esposa; 'el se-
ñor Julio de la fuente y el que esto escribe. Recibimos-á.yú-
da y apoyó económico c'le· varias instituciones de Méxi-
co y cte fos Esfadós Unidos. La Carnegie Corpor,atiort, de
~uev~ ;York; 'mé otórgó ;µn donátivo de un mil dólares en
"1940, ·al, qtie siguíó otro triás en 1941; La Secretariá: de Edu-
el
cación Pública.;· dé Mé.xico, costeó · viaje del Sr: De la
Vuente; á:~fcomo su estancia en Oa:xaca:: Ei Instltute of Hu-
tna,n Refatiorrs, de la Universidad de Yale, •hízo pósiblé el
'vi~je def Sr'. De la Fuente a New Haven y sú permarienda
en ésa {Jniversidad desde· enero hasta mayo de"'l941'. Me
'gustatí:f:expresar aquí nuestra deuda de gratittid al. Dr.
Márk M.~Y, qirector del Instituto; ál Profesor G: ·P... Mur-
dock; Jete defDepartaménto de Antropología/Y al Dr:: John
'Dollard; miertibro de: este Departamento, no sólo· por la ayu-
·'da:"'kénefat' que n~s brindp.ron; sino también por su interés
y cooperación en el trabajo; · ·

,·::E~, 1fé."Cico recibimos el más útil y, g$!ne~oso apoyo.de


Varios destacados.,·intelectuale!'l de la República, así, como de
las .autoridades federales. Fue organizado un pequeño comí-
. té,,para patrpcinar nuestras inv.estigacion!!s, para au.xil.iar-
.· nos. direeta e indirectamente.· en las mismas, y para coope-
rar en la conducción .del trabajo, de caro~ d()nge la expe-
-·:'11.-.
~ - - - " " " " ' - '~•·!·• ~-... ., ,,..,.,,,-,,p,,.,,n 11•'111-t-1:J't1J n
.
HI Iav1:m 1,1·01 111uI1 M 111 n rn m 111•1::1,M rn I11I1 rn "'
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rienda y el conocimiento de las localidades, aportados por


los miembros del comité, demostraron ser inestimables. In-
tegraron este comité el Dr. Alfonso Caso, director del Ins-
tituto Nacional de Antropología e Historia; el Dr. Manuel
Gamio, jefe del Departamento· de Demografía de la Secre-
taría de Gobernación; el Prof. Luis Chávez Orozco, jefe
del Departamento de Asuntos Indígenas; y el Prof. Moisés
Sáenz, director del Instituto Indigenista Interamericano. El
comité extendió ·recomendaciones ante las autoridades del
Estado de Oaxaca, y sobre todo, nos puso en contacto con
don Martín Bazán, antiguo colaborador científico del Dr.
Gá:mio, ahora representante del I.N.A.H. en Oaxaca. El Sr.
Bazán · nos otorgó importante ayuda tanto práctica como
científica.
Debo a los buenos oficios del comité patrocinador fa.
designación del Sr. De la Fuente como, investigador auxi-
har en el trabajo de campo. Su ayuda· resultó ser muy im-
portante en muchos aspectos, El hizo la mayor parte del
trabajo detallado .al bosquejar los proyectos, preparar los
tnapas y reunir datQs .concretos; realizó algunas observacio-
nes especiales sobre problemas que de otro modo pudieron
haber escapado a mi atención. También permaneció en la
región cuando los otros dos miémbros del grupo salieron de
ella, desde el 15 de septiembre hasta mediados de .noviem-
bre, y volvió por algunos días en diciembre. Así le fue· po-
sible observar los concurridos mercados y •el contexto..reli-
gioso de éstos durante la importante temporada de Todos
Santos, y también lás celebraciones de la santa patrona de
Oaxaca, la Virgen de la Soledad. ·
El Sr. De la Fuente se hallaba bien preparado para co-
laborar en un trabajo de campo apropiado, debido a su an•
terior interés práctico en asuntos indígenas y su celo genui-
no por el bienestar de los indios. Sus anteriores experien•
das en la región de Oaxaca, especialmente en la Sierra de
Juárez, nos aportaron algunos datos comparativos, ·así co-
1t10 principios generáles so~_re la cultura zapoteca, que acre-

-12-

,Q¼ d
centaron la rapidez de nuestro trabajo. Se capacitó muy
pronto para asimilar algunos de los principios teórkos de
la antropología social y de la teoría de la cultura, en lo que
su pasada colaboración con el Dr. Caso demostró haberle
sido muy beneficiosa:.
Mi esposa aportó al trabajo el dibujo de algunos planos
v llevó al detalle un diario durante una de las fases má! in-
t.eresantes de nuestro trabajo de campo: la fiesta de la Vir-
gen de la Asunción ·y la .mayordomía presidida por nuestro
mejor informante, don Manuel Andrés Jarquín, en el pue-
blo de Abasolo. Algunas de sus observaciones independien-
tes sobre el mercado se hallan incorporadas .en el texto, en
especial las que se refieren al trueque en los pueblos de At-
zompa y Ocotlán.
Naturalmente, yo soy responsable por la dirección ge-
nera.! del trabajo, así como por las disEfesiones teóricas y
las interpretaciones. Desearía aclarar aquí, no obstante, ,que
la mayor parte de los problemas· generales fue discutida por
nuestro grupo en conjunto, y los que debían resolverse con
nuevas observaciones fueron formulados en comúri con-·tni
esposa y el Sr. De la Fuente durante el curso de nuestr,os
trabajos. En este punto, también desearía reconocer la pron-
ta y efectiva cogespo~dencia que siempre reci?í. ~el Sr._ De
la Fuente. En el texto se hallan claramente md1cadós los
resultados que se deben especial o exclusivamente a alguno
solo de nosotros. El informe completo, tal como fue dictado
por mí en presencia del Sr. De la Fuente, ha sido cuidado-
samente leído y revisado por él, y han sido incorporadas en
el te.--cto sus valiosas correcciones.
Me agradaría decir, por último, que en ningún otro tra-
hajo de campo -sea en la Nueva Guinea, en Melanesia, en
el Africa bantú, o entre las tribus de Norteamérica- he
encontrado la técnica etnográfica adtual más placentera,
fácil y más fructuosa que entre los zapotecas del Valle de
Oaxaca. Cierta cantidad de informantes, que yo tuve la bue-

..... ti -
na fortuna personal de descubrir, contribuyeron 111ásaLbuen
éxito qlle todos los métodos y trucos del trabajo·de, campo a
la •antigua. · A este respecto desearía mencionar aquí, en
•cspéciál, 1 a'ii:luestro mejor informante,. don .Manuel Andrés
]arquín; también a Don Antonio Sumano, de San Juan Chi-
lateca; a don Raymundo Crespo, de Coyotepec; y a don To-
más '1\.fa.'rtín, deZaachila. La..información obtenida dealgu·
nos•: de nuestros amigos de la ciudad de Oaxáca, 'más o. me-
nos directa ·y científicamente interesádos en Ja vida· indíge-
na, fue de .gran valor orientador. Además del consejo. inte-
lectual recibido dé den Martín· Bazán, ya mencionado, de-'
searía expresar mi gratihtd .·al Prof. Enrique Unda, a dón
JoséZorriHa, al Sr. Fritz Holmy al Sr. Solana y Gutiérrez,
jóveii y ~tudioso historiador español cuyoéconocimiento del
pasado nos fué de gran valor. En fin, pero no en menor gra-
do, d,eseo anotarJa ayuda que nqs prestó, a mi esposa y a
mí, el padre Edward Rickard, por medio de quien pudimos
acercarnos a ,los sacerdotes .católicos de la región ·y ganar-
nos la confianza,, en más de una comunidad, de aquellos in
,dígenas, .que con frecuencia ven· con recelo a los e'xtraños
que tr.atan de recabar informaciones.

B. MALINOWSKI,
Instituto ·de Reláciones Humanas. ,
Universidad elle. :Yale, New Haven, Cqnn, ma,yo de 1941 .. ·

~.14~..
l .. EL PROBLEMA ACTUAL DEL TRABAJO DE
CAMPO EN MEXICO. .

.E N EL PRESENTE~ el trab~jo de campo en ,·Mfudcó s~


. · en1;uentra en una importante y decisiva fase de des~
arrollo. Muchos proyectos están siendo iniciados y alID.J.DÓS
más ya se hallan en plena ejecución. Varios puntos <le vista
teóricos se codean en. el .campo, aun cµando no cóinciden. Jo:,
talmente, quizás, en cuanto al método o al propósito firi~\4
. Ello no obstante, hay·· una premisa fundamental sobré
la que'·todos los investigadores deben estar de acuerdo;,.Exis~
te un criterio con el que aquéllos putlden ser juzgados: Más
que en cualquier otro lugar, la antropología en México pue-
de - y debe-e llegar a: sér una fuerza vital pará/estrlicturar
y mejorar. la política nacional, social y económiéa. 'Los in.di~
genas son ef factor decisivo' y determinante en, la vida de
la RepúbHca. De .su prosperidad y desarrollo educativo, de
su .cohesii)n naéional y capacidad para emprender y contro'-
1.ir asuntos prjvadb~ Y, públicos, depende el futuro del país
en su conjunto. . ·• · · · . .· ·' ·
En todo, esto es ~ecesario el conocimientó dd indígena,
tal como· es hoy, tal como vive, .trabaja, calcula y aspira a
mejores cosas. Es indiscutible que este co~odmiento debe
iucluir también sus, valores tradicionales derivados de épo~
cás :pasadas; pero ,toda influencia histórica vital tiene que
encontrarse en· el presente, .vivea y activa, y ,puede ser estu-
dia€la .por medio '.del trabajo qe. campP..La ~"'ist~nda y su-
·líi·iíJ1JíJ hl,líf 111J•Hl,t_il•t1J;j,J Jll líJ.J!l't!I Hl"IJJ'HH!J:llJ"l\l l~I U fil:¡:¡ !:1·1-11·1"_1.:J l:l)JJ

pervivencia de tales influencias SOJ:/. la prueba de su impor-


tancia y vitalidad.
Así, pues, se tiene que entender al indígena de hoy en
día en sus capacidades, sus promesas y potencialidades, tan-
to como en sus desventajas psicológicas, mentales y mate-
riales. Por esto es importante el conocimiento del pasado
q~ toqavía, perv:ive incorporado en las c::ostumbres, idtolo-
gía y orgáiiiiación indígenas, y también tál como puede ser
reconstruído según los registros y monumentos. El conoci-
miento del presente es indispensable. Es esencial el interés
en predec~r, en planear y en transformar las intenciones en
reforinas. La antropología moderna se halla equipada para
esta clase de trabajo con las metas aquí indicadas. En el
campo ,mexicano fue iniciada por .el precursor trabajo del
Dr: Manuel' Gamio y sus colaboradores en la obra sobre San
Juan, T eotihuacin, ahora ·clásica. Ha sido continuada por las
investigaciones del Dr. Robert Redfield :y del Dr. Alfonso
Villa Rojas con.métodos y con un enfoque teórico que cuen-
tan plenamente con nuestras simpatías y que hemos seguido
en. nuestros estudios en Oaxaca. ·
La clase de investigación de la cual es un ejemplo este
ensayo, abarca interés en la vida diaria, en los asuntos or-
dinarios, en .el nivel de vida. Combina la descripción de tan,
vitales fases de la existencia indígena con el análisis .claro
en términos de los procesos económicos, sociológicos y edu-
r.ativos;. Ninguna s~lección sé. hace sobre distinciones tales
C'Omo entre lo antiguo y lo moderno, o entré las nuevas fuer-
zas del cambio cultural y la supervivencia de viejas tradicio-
nes. Dentro de lo que nosotros consideramos un verdadero
espíritu científico', estudiamos la completa realidad cultu-
rál que teníamos ante nuestros ojos, seleccionando sólo con
criterio de vitalidad, importancia y generalidad de princi-
pio; pero no sobre el mero encanto de la antigüedad, lo
pintoresco o cualquier otro índice de carácter ,emotivo o sen-
sacional. Para todo ello tuvimos el auxilio de la obra de

-16-··
Gamio, Redfield y Villa Rojas, en cuanto a considerar los
problemas específicos, teóricos y prácticos, de México.1
El interés genuino y activo en el bienestar indígena es
una tradición histórica de la política mexicana. Para ayu-
dar y guiar a la· parte indígena de la población mexicana,
es necesario conocerla, comprender sus estructuras sociales
e ideas, sus técnicas económicas, y también es bueno estar
en contacto y simpatizar con sus puntos de vista. Todo pla-
neamiento y dirección, especialmente en asuntos que afectan
a la humanidad, debe basarse en el conocimiento. No se tra-
zarían caminos o puentes, ni se construirían fábricas. sin el
estudio preliminar de la situación realizado por científicos e
ingenieros competentes. No se organizan medidas prácti-
cas de medicina preventiva o curativa, o de higiene, sin un
diagnóstico científico, sin trabajo de laboratorio y sin la
traducción de los requisitos prácticos en las normas cientí-
ficas que puedan ser aplicadas.
Lo mismo ocurre en nuestro objeto de estudio. El tra-
. bajo de campo antropológico y sociológico debe estar abier-
ta y definitivamente inspirado por el reconocimiento de que
la ciencia auténtica tiene que someterse a la prueba del áci~
do; esto es, al criterio de aplicabilidad y valor práctico. No
p9rque los hechos sean vitales y constituyan problema~ prác-
ticos, son menos importantes teórica o científicamente. Por
el contrario, la magnitud de un problema, en términos de stt
real y práctico arraigo, en términos de la profundidad con
que afecta a grandes masas de seres humanos, es el índice
1 También nos hallamos en deuda con otros predecesores nuestros en· el
campo. El libro de Elsie Clews Parsons sobre Mit/11. es un almacén de infor•
mación e invaluable al sugerir problemas :ocales e ilustrar sobre. muchas de
las costumbres, ideas e instituciones que prevalecen entre los :ropoteca. Es in•
variablemente un testimonio fiel en asuntos de detalle, aunque en método y pers•
pectiva se halla casi diametralmente opuesto a nuestro punto de vista. Las con•
tribuciones de Osear Schmieder en Thc Settlements of the Mi.re aml Zapotec In•
dians of the SttJie of Oaxaca, y sobre todo, el pequeño libro escrito en <$tilo
popular -pero que contiene algunos sólidos principios científicos sobre método-
por los señores Steininger y Van de Velr!e, títul,.rlo T/,,-e,, Do/lar., ~ Ycar, fue
ron provechosamente utilizados en nuestro trabajo, La obra de W, C. Bennett
y R. Zingg sobre Las Tarahumara, y el trabajo de campo más antiguo de K.
Lumholtz, también pueden ser mencionados en la lista de precedentes im-
portantes.

-·11--

fd-t,t J.¡ m t., id b Uh¡.¡ J'! i,i i 1.1 Z.lU l,i,14i+iH.&H,ilJ, ti: itMlf!
de su interés para el estudioso del hombre.. Este fue el prin-
cipio guiador de nuestra investigad~. Nos . parece, pues,
aconsejable publicar aunque sólo sea ún relato preliminar
del trabajo efectuado hasta ahora. Esto permitirá demos-
trar, una vez más, el cará.cter y la factibilidad del enfoque
y quizá también estimular a algunos de nuestros colegas pa-
ra que discutan problemas afines y los incluyan en sus .tra-
bajos de campo. · .
Con el objeto de eliminar -más que provocar- mal-
entendidos, deseamos dejar establecido, muy claramente, que
nuestro enfoque funcional combina el interés histórico con
la orientación práctica y científica. El método funcional de
ningún modo se opone a cualquier enfoque histórico legí-
timo. Intenta ampliar y profundizar el punto de vista his-
tórico en vez de ig11orarlo. Sobre todo, se propone hacer la
crónica de los acontecimientos contemporáneos de la histo-
ria mexicana. Considera que los sucesos cotidianos en la
vida de los humildes y semieducados indígenas son tan im-
portantes para el historiador como los eventos mundiales
en gran escala en los que la República en su conjunto parti-
cipa. Supone que la crónica de hoy se convertirá en el do-
cumento histórico importante de mañana. Por consiguiente,
se dirige a efectuar investigación histórica en el campo esen-
cialmente científico, en el sentido en que la economía y la
sociología, la jurisprudencia y. el. estudio del gobierno pue-
den ser científicos. ·
Para ofrecer una modesta, aunque clara definición del
término, consideramos que cabe en esta categoría cualquier
investigación basada primordialmente en la experiencia y
en la observación y controlada por principios generales. Es-
tamos interesados en comprob¡¡.r sobre los hechos de nues-
1ra observación algunos principios generales de la economía,
la sociología y· 1a ciencia política, tanto como de la psicolo-
gía. No hemos descuidado la historia en cuanto a testimo~
nios escritos, evidencias arqueológicas, análisis de relatos,
leyendas y recuerdos de los ancianos. Sin embargo, estamos
. plenamente convencidos de que la historia acontece ante

-18-
r
l
j
'

1
¡ nuestros ojos y d¡ que la historia de hoy no debe ser sacri-
1
ficada conscientemente .a la reconstrucción de acontecimien-
i tos pasados sobre la base de fuentes incompletas y por me-
' dio de hipótesis vagas algunas veces. El estudio del presen-
te con el objeto de obtener la más completa visión del pasa-
do, así como guías para el futuro, es nuestra definición del
método histórico correcto. Así, declaramos que no existe di-
ferencia en cuanto al respeto por la historia, como no la hay
entre' el enfoque funcional y cualquier otro interés legítimo.
Al organizar nuestro trabajo de campo, planeado so-
bre la base de un período de visitas consecutivas .a la región,
buscamos un objeto de estudio para comenzar. Deseamos ha-
llar uno cuyos hechos fueran accesibles, públicos, no políti-
cos, no esotéricos, pero significativos para ·el estudio tanto
de los modos tradicionales de la vida ·como de los problemas
conectados con el cambio cultural v eI desarrollo de la cultu-
ra indígena y mestiza. N aturalménte, se escogió el sistema
de mercados eh el Valle de Oa:xaca.
Los mercados de México son felices cotos de cacería
para el turista interesado en la variada y pintoresca mezco~
lanza de gente, objetos y costumbres. Son igualmente inte-
resantes para el antropólogo. Constituyen el· principal me-
canismo económico de distribución; revelan la forma en que
la gente dispone de sus productos y adquiere artículos para
su consumo ; compendia, en suma, la organización económi~
ca de cada distrito y localidad. Desde cada hogar, desde ca-
da poblado y área tribal se concurre al· 1ugar del mercado
en el día de plaza. Miembros de muchos grttpos so,•ales
llevan productos agrícolas, las artesanías de sus talleres, el
producto de una fábrica, una yunta de bueyes, un asno o un
caballo. Se puede estudiar allí la ·gente, los objetos materia-
les y también los valores y las costumbres exhibidos con'lo
en un efímero, dramático, museo del día. Las prácticas y
creencias religiosas pueden ser estudiadas en el templo ad-
yacente que es visitado ocasionalmente en un día de merca-
do. Antiguas costumbres y modos tradicionales se revelan
algunas veées en ciertos artículos prehispánicos como ér me-
·....;.. 19 -
tate, o viejos tipos de cerámica y de vestidos. Usos que no
pertenecen a un sistema económico y desarrollado, moneta-
rio, como el trueque, pueden ser observados; pero, en oca-
siones, el mercado puede ser invadido por las más recientes
importaciones del extranjero. En las inscripciones educatí,-
vas y en las actividades de los servicos de sanidad, el mer-
cado llega a ser el locus y el exponente del progreso. Se pue,-
de estudiar allí algunas de las más antiguas rutas comercia-
les que datan desde los días prehispánicos o comprar perió-
dicos y mercancías que han llegado por ferrocarril desde la
ciudad de México.
En el mercado puede uno conocer a todos los artesanos
del distrito, se da uno cuenta de las industrias locales o fo-
ráneas que alimentan el distrito, y sobre todo, uno puede co-
nocer a la gente de los poblados circunvecinos o de las tri-
bus lejanas que llegaron primordialmente como jefes de fa-
milia y productores agrícolas. El conocer a tales personas
en el mercado conduce directamente a los hogares, a las mu-
nicipalidades, y también al estudio de la agricultura, de la
ganadería y de la tecnología de los talleres y de las fábricas.
En el me:cado mismo se estudia de primera mano el prin-
cipal mecanismo de distribución; pero se aprende mucho so-
bre otras formas de intercambio y transacciones colatera-
les. Por último, .el mercado es el lu«ar donde grandes grupos
de consumidores compran prácticamente todos los satisfac-
tores de sus necesidades económicas, y la mayoría de lo1'
consumidores del distrito. adquieren por lo menos parte de
sus abastecimientos. Al comenzar por el mercado, uno es
llevado inevitablemente a los problemas.. del consumo do-
méstico y municipal. En resumen, es un lugar donde es· mu-
cho más fácil tomar el pulso económico de la región, y des-
de el cual pueden seguirse las corrientes de sangre de la vi-
da económica que entran y salen. Habiendo así escogido la
región de Oaxaca -arqueológicamente famosa por las re-
cientes investigaciones del Dr. Alfonso Caso--, intentamos
complementar su trabajo, de modo etnográfico, al comenzar
J,Or el sistema de mercados_ en el Valle de Oaxaca.

-20-
1 2 3 4 6 6

MliJROA.DOS MEROADOS MEROADOS DE MEROADOS MEROADOS MEROADOB


PRINOIPALES REGIONALES DIBTRITOB MENORES MENORES EBPEOIALEJI
. PRINCIPALES SEC!UNDARIOS IMPORTANTES

LUNlllS

~
MARTlilS TOTOLAPA ATZOMPA
(mero trueque l
.

MlERCOLlllS o ETLA TEOTITLAN


lz1 Zil\ilTLAN
Q
JUEVES ZAACHILA
2 E.TUTLA

VIERNES
~Q OCOTLAN

SABADO

DOMINGO.
OAXACA

En la. maílana (
;
¡¡¡,
TLACOLULA HUIXTEPEC CACAOTEPEC
con&eeuencla del SAN ANTONINO TLACOCHA.-
mercado anterior SAN PEIDRO HUAYA
en Oaxaca.. APOSTOL
OCOTLAN
EJUTLA
ETLA
SAN ANTONINO
2. EL VALLE Y SUS MERCADOS

El sistema consiste principalmente del gran mercado


en Oaxaca, la ·capital del Estado, y de los mercados domi-
nantes conexos en Ocotlán, Tlacolula, Etla, Zimatlán, Zaa-
chila y Ejutla. La unidad del sistema se.halla determinado
por cierta cantidad de factores físicos y culturales. Si se
observa un mapa de México, se advierte que el Estado de
Oaxaca colinda por el· norte con la región que dominaban
los aztecas a la llegada de Hernán Cortés. Hacia el sur del
Valle, conectado ·por rutas naturales de comercio, está el
Istmo de•Tehuantépec, cuello de botella de todas las comu
nicaciones, del comercio e influencias culturales entre Cen-
troamérica y Norteamérica. Por consiguiente, la zona aqul
estudiada es una de las ligas principales entre 2 amplias
áreas cultm·ales, histórica, arqueológica y etnográficamen-
te importantes. Con el objeto de controlar algunas de las
rutas comerciales hacia el Istmo y más allá, los aztecas man
.tenían una guarnición en el lugar mismo en que hoy se
asienta la ciudad. de Oaxáca. Esta es el centro de una cuen-
ca natural formada por varios valles a 1 500 metros sobre
el nivel del mar, rodeada por cadenas de montañas. En pri-
mer término, la cuenca es más fértil que las montañas ad-
yacentes y siempre debe haber sido --como lo es hoy- fá-
cil de atravesarse con buenos medios de comunicación. Tam-
bién es terreno natural de reunión y de salida para los habi-
tantes de las sierras circunvecinas. La altitud, el clima, las
lluvias y los vientos son bastante uniformes en el Valle. At-

- 21 -
gunas de sus partes son más fértiles, especialmente las que
están mejor abastecidas de agua o saturadas de ella por na-
turaleza.
Cultural e históricamente, el V aile ha sido, así, centro
de control político, de comunicaciones y rutas comerciales,
. y asiento de antiguas culturas prehispánicas. Los descubri-
mientos recientes del Dr. Caso, así como trabajos arqueoló-
gicos anteriores, han expuesto los remanentes de viejas ci-
vilizaciones, sobre todo la zapoteca y la mixteca. En ver-
dad, toda el área se halla salpicada de montkulos y túmulos
·que atestiguan las actividades .anquitectónicas de los habi-
tantes prehispánicos. En cuanto a la etnografía, se tienen
que considerar por lo .menos 3 grnpos principales, puesto
que se encuentran representativos de ellos en más de un
mercado: los zapotecas, los mixtecas •:y los míxes. Respecto
a Ia población nueva, en especial la urbana, se hallan los
mestizos; esto es, los verdaderos mexicanos, quienes casi
de modo invariable blasonán de sangre india tanto como de
española; los inmígrantes espafioles, en la primera o segun-
da gerieración, que desempeñan 1,m importante papel eco-
nómico en la zona; y muy pocos extranjeros, como sirios,
'griegos e italianos, y uno o dos álemanes y franceses, dedi-
cados principalmente. a los negocios en gran escala. La mayo-
ría de los empresarios norteamericanos e ingleses se reti-
raron durante los años de la Revolución y de las reformas
económicas que la siguieron.
Históricamente, no es necesário ir más allá del hecho,
bien comprobado, de que el Valle era el centro de las unida-
des políticas integradas por los zapotecas, quienes se halla•
ban en guerra con los señoríos· mixtecas, de modo q11e la
supemacía pasaba en ocasiones de unos a otros. Las capi-
tales más importantep fu:eron, quizá, Teotitlán del Valle y
Zaachila, las cuales se hallan reducidas hoy a poblaciones
de segunda o de tercera categoría. Todavía son muy popu-
losas, con industrias y comercio propios. Mitla, situada ha-
cia el sureste de la cuenca, fue el centro del culto mortuorio
y religiosode .la región, hecho éste todavía atestiguado por
irrtponentes ruinas de templos y tumbas que se encuentran
en el lugar. En la épóca de la Conquista, por las rutas de los
aztecas invasores, los españoles ocuparon Qaxaca en 1522.
La ciudad se transformó en capital de la provincia y en obis-
pado, y pronto ·adquirió alguna importancia comercial. Des-
pués de la ~ndependencia, llegó a ser la capital de uh ·Esta-
do, y durante· corto período, fué unidad política soberana.
El encanto de la: campiña, la fertilidad del' suelo y; la· situa-
ción predominante de la zona son confirmados por el hecho
de que Hernán Cortés, el conquistador de México, escogió
el título de marqués del Valle de Oa.c"l'.aca y recibió grandes
'latifundios' en esa región. ·
Los indígenas zapotecas tienen bien merecida fama por
su talento comercial y avaricia económica. Son capaces de
defender lo suyo contra lbs mestizos; en cualquier parte de
1a República, al parecer, los zapotecas educados prosperan
en el comercio. También se obsérva que donde pocos iapo-
técas se juntan para una fiesta, o 11na corrida de toros pue-
blerina; o aun para un gran funeral o una ceremonia matri-
monial, surge un pequeño mercado. Algunos amigos indí-
genas relatarían con mucho contento -y con apasionado
·interés inconfundible- como obtuvieron uná ganancia ne-
ta de unos $5.00 ó $6.00, al vender una pequeña cantidad
de juguetes y cacharros de barro que llevaron- por· tren a
Puebla y México. Si se desea acuñar un neologismo en· la
jerigonza combinada del psicoanálisis y de la publicidad, se
podría hablar de la "líbido comercialista" de los zapotecas.
Pero no se quedan mny atrás de ellos sus otros compañeros
en los mercados del Valle. Los mixtecas de la sierra nor-
occident~i son tan' buenos vendedores de sus artesaníás co-
mo productores de cerámica, sombreros de palma y otros
artículos. Estas afirmaciones no tienen la intención de de-
mostrar que los pobladorés de la zona estudiada son los úni-
cos buenos mercaderes en la República. Sin embargo,. debe-
rían realizarse en otras zonas observaciones similares, ple-

-23-
nanrente doc11menta<las y traducidas en hechos evítferites,.
para que pudiera hacerse una· comparación valedera.
Los merc~dos del Valle ofrecen claro testimoflio de las
habilidades comerciales de los habitantes. En el .presente,
tales mercados muestran todavía gran vitalidad, lo cua:'i
también se comprueba por los archivos de 1.a iona: qu~ aún
se conservan. Excepto la ciudad de. Oaxaca, mu.ch.os de'los
poblados tan sólo son conchas vacías forn;i,;¡;das pqr grandes
edificios de piedra, espacios abiertós. y .ámplias calles qué
lle llenan y animan en el día de mercado .. Entonces, en este
día, el pueblo acoge una población temporal 4 ó S veces má.s
grande que la normal; llega a ser el escenafió de abigarrada,
efervescente y extensa actuación de .cambias y _comercio.
Todos los medios .de comunicación se i:ntensifican en ese
día. Los trenes locales que funcionan, somnolientos y va-
cíos, 2 ó 3 veces por semana en el día de roercado, .corren
llenos de gente y de mercancías hasta desbordarse. Los ser,-
vicios de camiones, multiplicados por 4 .ó.,5 en número. de
unidades, llevan hasta el centro .del mercado á gente .de los
poblados vecinos y de otros más lejanos,' incluso. de la capi-
tal del Estado. Los caminos y yeredas se llenan de personas
oue se dirigen al mercado a pie, en buri;os. y caballos .o 'en
carretas de bueyes. Los pa.tios y los pórticqs de los mesones
se pueblan de multitudes y de asnos, caballos y mercaderías.
Al parecer, algunas plazas han declinado un poco; otras
han desaparecido; pero surgen nuevos i:nercados. Sitios co-
mo Zaachíla y Ocotlán muestran evidenté incremento en
sus actividades.
En día de mercado, en medio del abig.:i.rrado movimien-
to de la.plaza, el observador recibe una fuerte ím_presión de
gran vitalidad e intensidad concentradas. El mercado no es
ruidoso ni estridente. Los procedimientos. son ordenados y
la gente tra,.,quila. Al contrario de lo que ocurre en otras
zonas de la República, los mercados de Oaxaca no se llenan
de gritos, no se cantan pregones, ni han aparecido en ellos
todavía los magnavoces u otros mecanismos contemporá-
neos para hacer ruido. Sólo algunos vendedores de medicinas
de patente y voceadores de periódicos locales o de México,
D. F., gritan aquí y allá, ocasionalmente, y más o menos sin
escándalo. Un amigo nuestro que había trabajado antes en
los Estados de V eracruz, Jalisco y Guerrero, se quejaba de
ello. "Las plazas de aquí están muertas --decía-. No pue-
do vender mi mercancía. Me gusta gritar y llamar a la gente
a mi puesto".
El ritmo del mercado es lento e intenso, premeditado y
ordenado. Los clientes caminan buscando los artículos que
necesitan; se detienen, examinan el puesto, y si les atrae;
comienzan a negociar. Una ley no escrita impide que otros
vendedores se entremetan y empiecen a hacer ofertas de
competencia o a distraer al comprador. Sólo cuando el trato .
termina o llega a un impasse pueden _hacerse otras ofertas o
exhibirse nuevas mercancías ante el comprador. En ocasio-
nes, el vendedor llama en voz baja: "¡Marchante! Mire;
venga aquí. ¡ Yo tengo lo que necesita I" En general, tan s6-
lo se sienta y espera. ·
El escenario típico de una parte '1.el mercado consiste
de 2 filas de puestos -una de cada lado del camino--, gru-
pos de pie cerca de ellos y una corriente de gente que se
mueve entre los puestos en ambas direcciones, a ratos hecha
nudos e incapaz de proseguir. En medio de todo ello, los
suaves, humildes y bondadosos modales de los indígenas
evitan los empujones, las reyertas y cualquier clase de dis- ·
turbios.
Al principio, el etnógr'-l.fv se pierde con facilidad y el
trabajo de campo en un mercado de ningún modo resulta
fácil. La dificultad estriba en el caos general del cuadro,
combinado con la apabullante simplicidad de cada transac-
ción concreta. Los árboles de ese caos impiden ver el bos-
que. La trivialidad y el objetivo inmediato de cada acto per-
1 sonal interrumpen cualquier desarrollo pleno de los proble-
¡ mas y en cierto modo paraliza la observación.
-25-
1
···••-<-••·····--· ...... "]

, , Algunos ejemplos tomados de la experiencia ilustran


¡t
este punto. El etnógrafo se sienta en la orilla de la acera, al J
lado de una mujer que vende pequeños trozos de queso. Co-
mo la mayoría de los vendedores pobres, ella es amigable y
conversadora. Después de que ha aceptado un par de ciga-
rritos y unos cuantos centavos, aporta informes que resul-
tan correctos en comprobaciones posteriores. Llegó al mer-
cado con $ 3.00 de mercancía en total. Vende sus trozos de
queso a 3, 5 y 10 centavos cada uno, de modo que su ganan-
cia neta sería de 75 centavos o $ 1.00, quizás, en promedio,
durante el dia. Los campesinos pobres y los indígenas lle-
gados de lugares remotos compran queso para comer con
sus tortillas. El relato es breve, simple y aparentemente ago-
ta la investigación.
El etnógrafo se traslada a un puesto más complicado,
<londe un vendedor profesional vende rebozos. Una familia
indígena, reunida cerca del tablado, trata, regatea y al fin
compra un rebozc para la hija mayor. La transacción ha
sido observada desde el principio hasta el final. El precio
inicial fue de $ 5.00; la contraoferta, $ 3.00; la compraven-
ta se efectuó en $ 4.00. Transacciones análogas se observan
en el puesto de junto. Se sabe que el precio de un artículo
vendido por $ 3.00 en Ocotlán o en Ejutla,. vale $ 2.00 ó
$ 2.25, precio del productor en Oaxaca, de modo que la ga-
nancia puede ser calculada. Una vez más, el relato es breve,
simple y puede parecer libre de consecuencias,
Es posihL observar a los indígenas que truecan sus fru-
tas y verduras; se registra con ello impresionante uniformi-
dad Después de anotar 6 ó 7 transacciones de esa clase, se
tiene que seguir adelante hasta detenerse en un puesto de
hierbas medicinales que excita el interés del antropólogo y
del anticuario. Sin embargo, también aquí una transacción
sigue a la otra, en ocasiones con mucha rapidez y en otras
muy lentamente. El cuaderno de notas se llena de números
y de nombres de hierbas y el trabajo parece haber ter-
minado.
En el mercado de ganado pueden pasar horas sin que

·'-• 'l6-
se presencie más de una ·transacción. Cuando se produce,
uno anota el precio -que es. registrado oficialmente por un
inspector municipal- y el trabajo ha terminado. En el roer-.
cado de maíz -que invariablemente es el más animado-
se vende medida tras· medida. Uno distingue entre las muy
pequeñas cantidades exhibidas por algunos vendedores y el
puesto grande obviamente manejado por un reg,atón (re-
vendedor). Y aquí termina el relato.
La tarea parecerla sencilla. Uno debe revisar sus no-
tas; efectuar un inventario muy completo de los varios ne-
gocios; ofrecer una impresión vívida del aspecto, del movi-
miento y aun del olor del mercado; mostrar la mescolanza
de mercancías y de tipos, el ir y venir de la gente, e ilustrar
todo ello con algunas fotografías.' ·
Sin embargo, una vez que los datos así anotados han
,:ido revisados cuidadosamente, uno ve que apenas se está
en el principio de la tarea. Comienzan a surgir algunos pro-
. blemas verdaderos. Primero, tal vez se plantea la cuestión
de cómo domar y enjaezar la complejidad de detalles, de
impresiones iniciales y los datos en bruto de las primeras
observaciones. Para hacerlos manejables, significativos, y
sobre todo, para relacionarlos unos con otros, es necesario
transformar el cuadro caótico en un documento utilizable.
Se aplica aquí el viejo principio de "documentación por me-
dio de pruebas concretas" en forma de plaoos, diagramas y
computaciones numéricas":•
• Un muy buen ejemplo de tan excelente observación de un mercado,
aunque "a primera vista'", se encuentra· en el libro de la Dra. E. C. Parsons
sobre Mitla, donde también hay interesantes datos acerca de las jornadas co-
merciales en la región, los cuales hemos utilizado y reconocemos aquí con gra-
titud. Sin embargo, la Dra. Parsons, quien al parecer está convencida de que la
tarea de un investigador de campo consiste en "colectar hechos", no ha tratado
de relacionar funcionalmente sus observaciones -ni aun de seguir las líneas de
importancia económica y sociológica- con todas las implicaciones en ellas con-
tenidas.
• Véase Bronislaw Ma!inowski, Arganauts oj t!w Westem Pacific, 1922,
especialmente el Cap. I, seciones 5 y 8, donde fueron formulados por vez pri-
mera los princit)ios del método seguido en este estudio. El método de la docu•
mentaci6n concreta ha sido desarrollado con mayor amplitud en Coral Gardens
and their Magics -1935, 2 Vol.-, del mismo autor, e ilustrado con muchos
planos, mapas, diagramas, cuadros de pruebas y computaciones cuantitativas.

···-~. -27-
Después de que la complejidad caótica del mercado ha
sido reducida así, a documentos manejables, se puede co-
menzar la tarea teórica de asimilar la evidencia.. Los
hechos tienen que ser relacionados, esquematizadas las im-
plicaciones, y el etnógrafo debe ver a dónde y qué tan lejos
lo Uevan sus datos del mercado para atishár tras las esce-
nas de lo que allí sucede. Los detalles de los ejemplos apun-
tados, a primera vista simples y sin consecuencias, adquie-
ren significado y conducen a nuevos problemas; Tómese a
la vendedora de queso. Vende sus trozos a 5 centavos. Para
calcular su ganancia no _basta con lo que ella dice. Es nece-
sario investigar dónde compra su queso y cuánto paga. Sur-
ge una pregunta más: ¿ por qué ella es tan útil en el mer-
cado? ¿ Hay verdadera necesidad de revendedor? ¿ Por qué
el productor no se presenta personalmente? Otra vez resul-
ta un poco difícil comprender cómo una mujer, aunque an-
dana y modesta, puede vivir con los 75 centavos o $ 1.00
que percibe durante el único día de mercado en la semana.
Así, uno es llevado a investigar sobre su posición social y
algún otro ingreso que pudiera tener, aparte .de sus ganan-
cias en el mercado. En este último caso, como en muchos
otros, dicho sea de paso, se hallan muchas personas que en
realidad viven éon sus familiares y de ese modo son sosteni-
1las, las cuales añaden algo más para su subsistencia con vi-
sitas ocasionales al mercado. ·
Si se observa más cuidadosamente a la clientela de esa
vendedora, los campesinos e indígenas más pobres, con sólo
sumar las ganancias de éstos en un día de mercado se descu-
bre que también ellos son casos marginales y que viven en
el umbral de la mera existencia. Para comprender su papel
en el mercado, también se tiene que investigar qué es lo que
ellos producen, por qué asisten al mercado -algunas veces
desde grandes distancias- y qué nivel de vida tienen en sus
hogares. Los mercaderes profesionales menos pobres tam-
bién presentan problemas que surgen del análisis de lo que
en verdad han estado realizando en sus negocios. Asimismo,
-28-
ellos tienen que subsistir con el par de pesos ganados duran-
te un día. Encontramos algunos de ellos que recorrían toda
la región y asistían prácticamente a todos los mercados. Es-
to arroja alguna luz sobte la naturaleza del asunto. Sin em-
bargo, es necesario escudriñar en la contabilidad de su co-
mercio tanto como en sus presupuestos personales relativos
a sus niveles de vida. De este modo, mientras más se pro-
fundiza en los datos' iniciales, más directamente conducen
a problemas de naturaleza económica o social, de utilidades
~, niveles de vida, a detalladas investigaciones sobre costos
de transportes, clases de víveres y consumo.
Otra observación que el etnógrafo pronto advierte con-
siste en que el mercado rebasa sus más estrictos y estrechos
límites. Después de terminar sus tratos de mercadeo, los ín-
dtgenas van a las cercanas tiendas de víveres o de textiles.
o bien se sientan en grupos bajo algún pórtico y comen al
aire libre los alimentos que en parte trajeron consigo y en
parte compraron en el mismo mercado. Algunos entran en la
iglesia, rezan, ruegan, se frotan el rostro, el cuello y la ca-
beza con los ramos de flores del altar, benditos ya por su
contacto con la divinidad
Esto trae a discusión dos líneas colaterales de investiga-
ción teórica. En primer ténnino, se advierte que el mercado
es primordialmente un mecanismo económico. Surge así el
problema de hasta qué punto la mayoría de los participantes
asisten a él sólo o en gran medida por motivos económicos.
Esto llevó a dos rutas de estudio:

1) Definir el concepto de económico, no en términos


filosóficos o de un nuevo sistema, sino en relación directa
r.on nuestro problema, la zona de estudio y tantos hechos
como pueden ser realmente observados; se adoptó la defini-
ción más simple y concreta. El aspecto económico de cual-
quiera transacción es que se liga con los procesos de produc-
ción, de cambio y de consumo. En la medida en que un acto
-29-

i i 1,
complejo contribuye al mantenimiento de un individuo o de
un grupo, ese acto tiene su lado económico.
2) El. desbordamiento del mercado hacia otras institu-
ciones 'colindantes fuerza al etnógrafo a buscar el contexto
de sus observaciones y a relacionarlas con todos los factores
que influyen, en primer lugar, sobre los tratos comerciales.
El estudio de las facilidades y costos de transporte, la inves-
tigación de la organización y funciones de los mesones; del
papel subsidiarip -e importante al mismo tiempo- de las
tiendas; todo esto .son materias sin cuvo estudio resulta in-
completa la descripción de un mercado. Incidentalmente,
para este trabajo hemos trazado planos y tomado fotogra--
.fías de tales factores y actividades colaterales.
Al relacionar dos establecimientos comerciales con el
mercado, se plantea el problema de por qué en éste último se
efectúa la mayoría de los tratos comerciales. Las observa-
ciones minuciosas sobre la conducta de los indígenas en una
tienda, comparada con la que guardan en el mercado, per-
mitieron anotar interesantes conclusiones. Aún mejores da-
tüs aportaron las pláticas directas con algunos participantes
en el mercado tomados al azar, pero sobre todo con varios
de nuestros mejores informantes. Como sanos "investiga-
dores de la conducta", en sentido etnográfico, nos percata-
mos de que el habla es también un sistema de conducta, y de
que cuando ésta se relaciona con acciones colaterales bien
comprobadas por investigadores posteriores, puede llevar a
conclusiones que un "investigador de la conducta" dogmáti-
co puede perder. Obtuvimos mayor luz sobre muchos pro-
blemas de la previsión y conducta indígenas una vez que,
después de gran cantidad de. experiencias directas, se discu-
tieron las conclusiones del estudio con algunos hombres y
mujeres, quienes -aunque campesinos zapotecas y personas
de humilde posición en la vida- podían ofrecer claros, con-
fiables e inteligentes comentarios sobre sus propias activi-
dades y las de· otros. Nuestro amigo Manuel, de Abasolo,
nos relató -con frecuencia en detalle y con sano sentido del

-ao-
humor- algunos de sus propios negocios, incluso triquiñue-
las y pequeños fraudes; había actuado como agente de un
acaparador de maíz en gran escala; ha asistido a la mayoría
de los mercados, perdido dinero con frecuencia, y del mismo
modo, ha sido capaz de conducir con buen éxito tratos difí-
ciles. El y varias otras personas -cuya confianza y, casi
puede decirse, amistad,, ganamos- aportaron hechos tan
ilustrativos como dignos de confianza, puesto que fueron de-
bidamente comprobados.
En esta forma, la masa inicial de impresiones, de datos
discordantes y declaraciones, poco a poco fué clasificada, do-
cumentada y traducida a problemas de economía, control
social, ideología indigena, y de gustos, preferencias y valo-
res de los habitantes del Valle y de las sierras circundantes.
Por grados, fuimos capaces de establecer diferenciaciones
entre grupos sociales de productores, consumidores y comer-
ciantes. Logramos clasificar mercancías respecto á fa pro-
ducción primaria, a los fabricántes indígenas, a la:s artesa-
nías tradicionales y a las importaciones. Llegó a ser posfüle
concentrar más plenamente la atención en artículos tales
como el maíz --que determina el nivel de precios en el mer-
cado- y otros importantes bienes de consumo como vege-
tales, carne, pan y utensilios de barro. Los datos concretos
pueden encontrarse en las secciones que siguen.
En el fondo aparecía el problema relativo a la función
integral del mercado. En un principio, muchas apreciacio-
nes fáciles y superficiales se nos ocurrían o nos eran suge-
. ridas por algunos de nuestros informantes más "intelectua-
les" de la clase educada. "El mercado es una supervivencia.''
"El mercado gusta a los indígenas." "Es más barato com-
prar en día de mercado.'' Los hechos demostraron la inefi-
cacia de algunas de tales respuestas y los razonamientos
descubrieron la vacuidad de otras. Pronto se evidenció que
los indígenas o campesinos nunca iban al mercado a diver-
tirse o por motivos semejantes. Van. al mercado a concluir
negocios. Al comparar la conducta de un pueblerino común

-:u-
en una tienda y en el mercado, por medio del estudio en de-
talle y de la interpretación de los indígenas, pronto se halló
que en el mercado goza de facilidades altamente estimadas
que colocan las transacciones a la altura de los hábitos tradi-
cionales, no sólo en cuanto al acto inmediato, sino también
respecto a su papel como productor, comprador o consumidor.
Poco a poco se llegó a la conclusión ~uyos datos básicos
se ofrecen en las páginas sigmentes-· de que el mercado es
· indispensable como mecanismo combinado. para la adquisi-
ción conveniente de poder de compra y como un extenso em-
porio que reune gran variedad de artículos, con la facilidad
de ~scogerlos, para cubrir las ne~sidades de los indígenas.
La función del mercado se halla estrechamente relacionada
con la miserable e..x:istencia de los indígenas más pobres; y
también con el exiguo presupuesto a corto plazo de la mayo-
ría de los habitantes de la región, lo mismo citadinos que
pueblerinos o indios montañeses. La .corriente regular de
.limitado ingreso de mercancías de los productores y el corto
alcance de la demanda de los consumidores se combinan para
hacer del mercado, en el Valle, un mecanismo bien ajustado
para satisfacer la mayoría de las necesidades económicas de
los participantes. En cuanto se refiere a otras funciones re•
lacionadas, también se encontró que el mercado es el instru-
mento principal para establecer niveles de precios en la;;
subsistencias, sobre todo en el maíz, pero asimismo en el ga-
nado, los vegetales y la carne. El mercado todavía es el me-
jor medio para que el comprador en gran escala adquiera
las mercancias que desee acaparar, y obtengan así, él y sus
muchos agentes y los intermediarios independientes, la ma-
yor parte rle sus ingresos.

-32-
3. LOS MERCADOS DEL VALLE EN SU
INTERDEPENDENCIA ECONOMICA
Y CULTURAL

Ya se ha visto que el Valle es una unidad geográfica y


económica definida. Lo mismo es el sistema de ·mercados
del Valle. Si se comenzara ia investigaci6n en cualquier par-
te de la cuenca natural, eUa conduciría invariablemente a
la capital del Estado como centro de lós mercados relacio-
nados. Se hallaría que gran cantidad de mercancías ·proce-
den de allí, y que algunos de los productos focales compra-
dos por los intermediarios son, a su vez, trasportados á. la
ciudad de Oaxaca. Desde todas partes, las líneas de comu-
nicaciones, los mecanismos de. distribución o de acapara-
miento, convergen en esa ciudad. Esto se debe tanto a la
configuración natural -es decir, física- de la región, co..:.
mo a su transformación por obra del hombre. Como centro
político, sede de un obispado y asiento de bancos, de comer-
cio al por mayor y de agencias educativas y administrativas,
Oaxaca es el punto focal de la región, Esta abarca no sola-
mente los valles, sino las laderas y las sierras circunvecinas
desde donde indios y mestizos, como productores y consumi-
dores, descienden para realizar su comercio. ·
De modo concomitante, el sistema de mercados está seg.:.
mentado. El centro principal se relaciona con otros sitios
de mercado como Ocotlán, Tlacolula, Etla, etc., y por me-
dio de éstos, con otras regiones. Cada zona vecina tiene su
-33-
propio centro, grupos de poblados en sus alrededores inme-
diatos y su propia zona de influencia adyacente. Todos es-
tos factores caracterizan y determinan la naturaleza de un
mercado específico. La diferencia entre las zonas respecto
a producción, recursos naturales y necesidades de los con-
sumidores integra la unidad del sistema. En suma, el hecho
de que en un lugar se pueden comprar ciertos artículos a
mejores precios, a la vez que el mismo lugar está prepara-
do para comprar otras mercancías, estimula el flujo de bie-
nes y de clientes, y establece la interdependencia de las par-
fes componentes.
Apenas es necesario recalcar que en este estudio no se
presenta al sistema de mercados del Valle de Oaxaca como
1.1na unidad autónoma dentro de límites fijos. Si desde Oa-
xaca uno avanza cada vez más lejos hasta Ocotlán y hasta
Ejutla para continuar a Miahuatlán, es obvio que se encon-
traría que este lugar está comercialmente relacionado con
regiones más meridionales todavía. Aquí, como en cualquie-
ra otra parte, se daría la vuelta al mundo si se quisiera se-
guir la hebra que conecta cada relación estudiada. En ver-
dad, haría claro a los ojos del lector que la Capital misma
del Estado se halla ligada con otros grandes centros de la
República, y a través de éstos, con el mundo entero. Se seña-
lar.á con precisión la amplitud de estas relaciones y su limi-
tación, así como las barreras económicas que impiden cual-
quiera gran influencia del mundo exterior sobre el sistema
aquí estudiado. Sin embargo, los hechos que contiene este
informe preliminar mostrarán que el sistema es una unidad
r,atural, dependiente sólo en forní.a limitada de los mercados
mundiales. Las variaciones semanarias en el precio del maíz
en Ocotlán, y aun en el pequeño mercado de San Pedro
Apóstol, repercuten en cada mercado del sistema. En cir-
cunstancias muy ~xcepcionales afectan a los otros mercados
de la República. A su vez, lo que pasa en un mercado de
Puebla, Jalapa o México, D. F., apenas se siente en los ne-
gocios de compraventa del área aquí estudiada. Se debe aña-

- 34 -
dir que los límites exactos del sistema todavía no han sido
establecidos plenamente hasta, este momento de la investiga-
ción. Sería necesario, de modo· especifico, realizar más in-
vestigaciones hacia el norte de Etla y hacia el sur de Ejutla,
con el objeto de definir, en realidad, dónde comienza a des-
vanecerse en la insignificancia la influencia de la capital del
Estado y de sus. zonas adyac·entes.
La ciudad de Oaxaca, centro del sistema, abastece a
sus. propios habitantes -poco más de 30 000--, por esto no
sólo se tiene allí el gran mercado semanario del sábado, si-
no mercados cotidianos en los principales establecimientos y
en tres más adicionales. De estos mercados dependen también,
en forma primordial, los poblados vecinos. En cuanto a las
regiones del interior, Oaxaca es importante para todas las
adyacentes. En la ciudad se encuentran indígenas de la Sie-
rra de Juárez, hacia el Norte; de las montañas del Mixe;
de las extensas áreas etnográficas de las Mixtecas; y de las
montañas occidentales donde hay pocos poblados de zapote-
cas, pero habitadas por una mayoría de mh..-tecas. Oaxaca es
también liga principal de cónexiones con el mundo exterior
por medio del ferrocarril, del telégrafo, de los teléfonos y
aún de lineas de aviación. Allí convergen las antiguas rutas
históricas y prehistóricas que conducen al Istmo de Tehuan-
tepec, a Puebla vía Huajuapan y a los distritos de Pochutla
y Juquila en el Sur y el Oeste. Así, Oaxaca controla de mu-
chos modos toda la región; es decir, en cuanto al interés es~
pecífíco de este estudio, todo el sistema de mercados con sus
zonas de influencia, aledaños y sus más distantes fuentes de
abastecimiento. Sin embargo, no monopoliza el sistema.
Ocotlán tiene primacía en el control de su vecindad inmedia-
ta que es importante por su producción de maíz, vegetales y·
ganado, y también a través de las empresas comerciales de
algunos de sus poblados, desde los cuales se efectúan muchos
de los largos viajes de comercio.
Asimismo, Ocotlán es el puente hada los distritos del
Sur y liga los otros mercados del sistema directamente con
-35-

m,
Ejutla; y a través de éste, con Miahuatlán y la región de
Pochutla. En la zona de Ocotlán, el ganado no sólo es traí-
d0 del Sur y del Sureste, sino que puede ser engordado me-
jor en ella. En conjunto, goza la reputación de ser el merca-
1
do más barato de maíz, ganado y muchos productos vege-
¡

tales..

I,1 Tlacolula es el punto focal del largo valle que se ex-


1¡ tiende hacia el sureste de Oaxaca, hasta Mitla, y se junta
con el valle de Totolapan. EL valle de Tlacolula tiende más
a la sequía ex·cepto en uno o dos lugares, en los alrededores
rl
de Tlacochahuaya, donde la agricultura florece y alimenta
,j
1 a más de un lugar o distrito de su vecindad. Tlacochahuaya
es también el sitio por donde entran los mixes al Valle, y

r

donde son llevados al mercado muchos productos de la Sie-
rra de Juárez.
11 Etla tiene una fértil, pero limitada vecindad, en la cual
se cosecha maíz y trigo en gran medida. Es famosa por su
i! pan y sn industria quesera. Integran su zona exterior de
í
influencia partes del norte de la Sierra <le Juárez y la vasta
1
región de los mixtecos, quienes asisten a ese .mercado con
tanta frecuencia como al de Oaxaca. La relación exacta en-
tre Etla y la parte norte del Valle -·sobre todo con los mer-
rBdos de Huitzo y Telixtlahuaea- constituye uno de los
problemas que deben ,ser resueltos en nuestro próximo tra-
ba jo de campo.
Los dos mercados vecinos de Zaachila y Zimatlán se
encuentran en un fértil distrito, con drenaje natural, famo-
so por su caña de azúcar, sus frijoles, muchos vegetales y
flores, además de que se halla bien abastecido de nueces que
crecen en las laderas bajas de las montañas cercanas. Los
indígenas que asisten a estos mercados desde las tierras al-
tas, pertenecen a un pequeño grupo de poblados zapotecas
-uno de los cuales ha sido descrito por Steininger y Van de
Velde en la obra ya citada- y también muchos son mix-
tecos.

-36-

J
j
,,•l'
De paso, la terminología aquí adoptada, en la cual se
níencionan con frecttencia las palabras "aldeano", "campe:.-
sino" e "indígena" o "indio", no pretende referirse a dife-
renciación racial o cultural alguna. El término "aldeano" es
usado en oposición a ':citadino' y abarca, así, a todo habi-
tante de un distrito rural. El término. ''indígena" o ."indio''.
puede ser aplicado a cierta cantidad de pueblos del Valle
donde se habla la lengua vernácula y existen algunas carac-
terísticas culturales del grupo zapoteca. Con el propósito de
contar con algunos sinónimos, se hicieron las siguientes dis-
tinciones que se refieren al carácter ocupacional de los ha-
.bi tantes: "aldeano" significa habitante de cualquier comu~
nidad rural; "campesino", el nativo del Valle dedicado a los
menesteres agrícolas típicos o a la artesanía tradicional de
su comunidad; "indígena" o "indio.,es elmiembro de lasco-
munidades más ddinidamente tribales, un t¡mto menos .avan-
zadas y económicamente más atrasadas, .de las sierras ad-
yacentes.

Volvamos al último mercado que deb~ ser' mencioIJado


.en las descripciones que siguen: Ejutla. Se halla situado en
una regi&n relativamente. seca y de agricultura no muy pro-
ductiva. Existe en esa región alguna minería que µ.penas
afecta los mercados locales, excepto en. la medida en que es
una fuente de ingresos para los trabajadores nativos. Crece
gran cantidad de higuerilla y hay varias prensas que bene:-
fician esa semilla en el pueblo. Se tiene aquí, dicho sea de
J>aso, uno de los artículos en que el mercado regional ha sido
directamente afectado por los acontecimientos mundiales.
El aceite Qe higuerilla es el mejor lubricante para los moto-
res de. combustión interna más delicados. La guerra mun~
dial, por su gran consumo de ese aceite en la aviación militar,
elevó extraordinariamente el precio de tal artículo. De este
modo, los nativos del pacífico Valle han podido vender ca-
da almud de semilla de higuerilla a casi el triple de su pre-
cio anterior -a $0 .43 en vez de $ 0.15-, mi!mtras quie-
nes encienden pequeñas veladoras de aceite ante las santas

-37-
imágenes han tenido que pagar mh por ei mismo. Er, con·
junto, la despiadada guerra aérea de los nazis, y contra los
nazis, ha beneficiado a los nativos de Ejutla y sus distrit0s.
Ofrecida así una breve caracterización de cada centro,
distrito y zona exterior de influencia; y una vez mostrado
cómo las diferencias conducen .a la interdependencia, y a
través de ésta, a la unidad en sentido territorial, se puede
pasar a examinar el elemento tiempo. Los días de mercado
en la región siguen una rutina semanaria, y aunque dos de
ellos se sobreponen -según puede observarse en la tabla
adjunta-, éstos se encuentran a alguna distancia uno de
otro. Este ciclo de rotación semanaria establece -se insis-
te- una interdependencia definida. Los precios que se apli-
can cierto día en un centro de mercado importante, pueden
influir -e influyen- sobre los que aparecen en los siguien-
tes días de mercado, sobre todo los precios del maíz, de las
verduras y de las frutas. Por esta razón, más de un merca-
der o agente comercial hace un negocio lucrativo al visitar
varios de los mercados semanarios. Desde luego, los miérco-
les tienen que escoger entre Etla y Zirnatlán, y los jueves
rntre Zaachila y Ejutla. Pocos también realizan un ciclo
completo, sino sólo de miércoles a domingo, debido --como
puede verse-, a que los lunes y los martes no hay merca-
dos de alguna importancia en la región. Un aldeano de cual-
quier vecindad tiene la oportunidad, tma vez por semana
-de hecho más de una vez, puesto que generalmente vive
entre dos pueblos con mercado-,-, de proveerse de dinero al
vender y de mercancías al comprar. De nuevo, es fácil de
advertir aquí cómo el ciclo semanario integra el sistema. Se-
gún se verá en ciertas mercancías, el especulador interme-
diario o comprador en gran escala sigue el movimiento de
los precios aun en los mercados más pequeños, en realidad
para prepararse a intervenir en los principales, y calcula
sus negocios sobre esa base.
Si se observa la tabla, se advierte la distribución de
varios centros estudiados, según el día de la semana, y las
diíerentes categorías de mercados definidas según el tama--
íio de éstos, el volumen de las transacciones y su importan-
cia relati:va dentro del sistema. Oaxaca es, sin duda, el mer--
cado principal. Ocotlán y Tlacolula son los dos mercados
regionales más importantes. La distinción entre éstos y los
cuatro enlistados en la categoría 3 se comprueba también
por el hecho de que el último de ellos se sobrepone. En la
categoría 4 se observa que el día domingo hay uimportan-
tes" mercados menores-, no sólo en algunos lugares que ca-
recen de mercado en. otros días; sino en pueblos que lo tie-
nen y cuentan, además, con un día especial de. mercado. En
la ciudad de Oaxaca, los domingos rx>r la mañana, se tiene
una viva resaca como consecuencia de la actividad del día
anterior, que es el principal día de mercado. Cierta cantidad
de pueblerinos, sobre todo los que llegaron de las más remo-
tas regioµ.es, pasan la noche en la ciudad, van a la iglesia
en la mañana, después hacen sus compras y marchan hacia
sus hogares. También en domingo, muchos habitante_s de
Oaxaca prefieren hacer sus compras --que son mayores
que entre semana- y no en el día sábado,
No se ha m~ncionado aquí un fenómeno que se observa en
varíos pueblos; y que consiste en dos o tres puestos donde ge-
neralmente se vende pan, frutas y dulces, los cuales se colo-
can por la mañana frente a la iglesia, en el sitio principal
del pueblo. El mercado de Atzompa, que se caracteriza por
i!us transacionesc de trueque, ha· sido enlistado en. una ca-
tegoría especial. Si se observa el curso de los acontecimien-
tos en cualquier pueblo de mercado, desde la tarde.anterior
hasta la mañana siguiente al día de mercado, se advertiría
una secuencia típica. Por ejemplo, en la tarde de los jueves,
en Ocotlán, comienza• a producirse un influjo gradual de
gente. En cuanto a mercancías, se observa que son traídos
primero los artículos necesarios al mantenimiento de las per-
sonas y de sus bestias de carga: grandes carretas cargadas
de forraje,. de alimentos para ser cocinados o vendidos cru-
dos y de frutas para consumo inmediato. También hay un
-39-
infl~jo de .personas que llegan desde grandes distancias,
desde las montañas y las regiones exteriores hacia el sur
del Valle, quienes con frecuencia arriban muy temprano por
haber recorrido las distancias más aprisa de. lo que calcula-
ron, o porque desean descansar después de tan lar:ga jorna-
da. Otro tipo de viajante tempranero es el intermediario
--reg(1t6n- de Oaxaca, que tiene prisa por comprar de los
nroductores, rápido y barato, para revender en el mismo mer-
cado o llevarse las mercancías a otra parte. Algunos mer-
caderes que. almacenan sus existencias.. durante la semana y
sólo las exhiben los viernes, llegan en la tarde del día ante-
rior con el objeto de hallar un buen sitio. En la noche del
jueves, algunas de las hospederías se encuentran parcial-
. mente llenas, activos los puestos de comida en el mercado y
algunos vendedores de fn1tas que extienden sus mercan-
cías. El mismo cuadro se obtendría en cualesquiera otros
mercados, tales como Tlacolula, Etla o Zaachila,
En Oaxaca se tiene un tipo similar de fenómeno, sólo
que en escala más grande. A la ciudad llegan muchos pro-
ductores, durante la tarde o la noche del viernes, con el de-
seo expreso de vender rápidamente sús productos a los in-
ténnediarios para regresar de inmediato a sus lugares, qui-
zá después de hacei;- algunas compras en la mañana siguien-
te. En Oaxaca también es muy grande el contingente de in-
tennediarios, grandes compradores y exportadores. Estas
personas recorren los hoteles y hospederías con el objeto de
comprar toda la existencia de hojas de palma en bruto, gran-
des cantidades de maíz, legumbres, huevos o carbón, y aca-
parar las mercancías para manejarlas en gran escala.
En ocasiones, los indígenas también llevan pequeñas
cantidades de ·oro que tienen que ser vendidas en secreto, lo
cual se hace en un apartado mesón los viernes por la tarde
o por la noche.
El mercado principal que se efectúa al día siguiente, sea
en Oaxaca o en cualquiera otra parte, también sigue una ruti-

--40-
na. definida. Lo.s p~estos .de mercancías duraderas como te-
·1as, vestidos, ·réboi:o~, artícttlos de cuero y cáñamo, abren un
poco más tarde· que los demás y permanecen activos hasta
que el mercá4o decae gradualmente por la tarde o la noche.
El ri.tmo diario del meréado afecta, en primer lugar, las
n:íeicalidas. perecédetas; los céreales, -sobre todo el maíz--,
las legumbres! las flores, las frutas, y desde luego, los ali-
mentos cocinados p:1ra consumo inmediato. El mercado del
ganado, donde se venden caballos, burros, cerdos y aves, co•
mfonza temprano y se disuelve pronto, poco después de me-
dio día. ·
' ,·

La,vacriante .más característica del día sería descrita en


térn;iinos de la alimentación real y. aprovisionamiento de
hombres Y"animales. Los primeros locales que se abren son
las fondas. Conectado con ellas, pero independiente, un en-
ja111~re de ven,dedoras de tortillas aparece en sus sitios des-
de por la rñaµana. La gente que lía llegado tiene que alimen-
tarse. I:os· más. pobres habrán traído consigo algunas pro•
v,isiones.'.f sólo ,c;ómprarán unas cuantas tortillas, ·el pan me-
xicano diario, al precio aproximado de un centavo por pie-
za. Los más ricos consumirán una comida completa en una
qe fa.s fondas y les tostará de 20 a 50 centavos: Café o cho-
cofate, un jarro de sopa o atole, es lo que generalmente se
toma en las mañanas.
F,Iada el medio día ocurre un aumento. en la actividad
de las fondas y puestos. de comida. Es el momento en que
.se acostumbra, t.omar alimentos más sustanciosos,. incluso
una escudilla de ca,rne · con salsa picante de chile, frijoles
negros,. o bien una sopa fuertemente sazonada, todo ello
acompañado de algunas tortillas. Aquí, como en cualquier
lum, ,<:le México, muchas combinaciones de tortilla enrolla-
. da en tacos,de carne picada o .en trozos, chile, queso y otros
condimentos, forman otras clases de exquisiteces culinarias
,, :Por,la noche, cuando el resto del mercado prácticamen-
. te ha, muerto, una vez más las mujeres de los pueblos cir-
cunvecinos, y aun de la localidad misma, llevan sus tortillas
,,-,41-
;,• .-.: ,· -._,-· -: fi_· ·-
.a vender; personas que. en ocasiones proceden de lúgates
,más o menos distantes exhiben sµs. barbacoas y las· fondas
del mercado comienzan de nuevQ un actívo nego,cio; En Oa·
.xaca, se producen .interesantes .cambios "dé s{tio. La fonda
,qu.e por la mañana ocupaba la esquina noroccidental del mer-
ta:do, deja de funcionar en Ia tarde. Poi 9tro lado, el ala
del mercado h,acia el sureste, d011de por la mañana no ha-
bía .fondas, sino. sólo sombreros y algµnos otros artíé;iilos,
se transforma en la noche c;omo.prove.edora de. alimentos
cocinados. Las personas que tienen coricesiones para vender
allí. por_ la mañana, son diferentes de las que trabajan en' el
mismo lugar pór 1a noche. Esta parte del mercado es la úni-
ca que permanece abie'rta al público hasta bastante .:tarde:
en días de poca dientefa, hasta· las 9 <le la rtoché;. y eti oca-
siones
. .
muy
'
-,
concurridas/hasta
., ' .
las ro u l 1. ·:. _,

Sin embargo, no todos .los asisténtes soii lo suficienie-


m.eµte ricos paré!- coh1er en las .fondas del mercado, que a
nosotros nos parecerfan. inuy. rudimep.tarias y hasta absur-
damente baratas. En óaxaca., el edificio' del mercado está
rodeado de calles; en otras. poblaciones, la plaza misma, ya
vacía, se salpica de grupos pequeñ9s de personas que se sien-
tan a la orilla de las .banquetas, sobre e;iteras o en la·s ban-
cas para comer .sus . propias provisiones. En ese momento,
también se llenan las cantinas; música de radio por 'artis-
'tas 'profesioñales, y·a'i-afos de aficionados que rasguean la
· guitarra y cantan., llega a 1os óidos -desde más de un sitio.
Muchas personas trasnochan, Las inás pobres duermen ba-
_jo los portales. sin pagar. Quienes pueden pagar unos S ó 10
centavos, ocurren a un :mesón donde hasta· se puede· tener
. él lujo de'.dormir, por ~O centavos, en el piso de un cuarto.
· ;Existen, además, algu11os ''hote_les" en las 1)>0blaciones de
1hercado que cobran 50 centavos por cama o $ 1.00 pot el
biarto. · ·· · ··· ·
. En el día que sigue al del metéado puede producirse
una mañana muy activa. En verdad, así sucede en la ciu-
·. dad de Oax::ica., doridela máfíana del d~lrnirigo es de gran at-
_.. 4z::::....
tividad comercial que·. declina bruscamente hacia el me'd.io
día. En Ocotl,án, ·qu.izis' haya un Hgero aumehto de activi-
dades en fa mafiana. ,del· sába:do. Sin· embargo; en Tlácotüla
el.hines es Un día muerto.
i -., •.;~ . ' . ' '
·
, . ' .-
. . .':' ·

. Los iner~dos tam,bién estall'sbjétos a 1m dflo anual' en


cuanto a jnterisíj:lad y especialiiación. Ef clima mismo' 10s
2t,ecta de ,modq direc~<(, Los: principales factores determif.
milites,.se hallin ·asociados. al· hechó de que dcsde·oétubre
hasta mayo. oJunio es'fo5 ~~tación d'é. ~ecas. En junio comien-
y.
zán' la~ llüyias ~uran' hasta finales de septiembre.· Resulta
obvió que•· esto. afecta· fa posibílid,,id de las· comunicacionts.
,Hot;nbres 1 bef(fas, .cafretás de bueyes y aun carros dé motór ·
se encuentrim, con frecuencia incapacitados para trasladar-
se, sobre todo én los lodósos sú:eios de Zaachila y•Zitnatlán:
Los únicos caminos permane~tes se extienden desde, Oaxa-
ca a Ocotlán, j entre Oaxaca,. Tlacolula y Mitla. El segm.en-
to entre Oa.--caca y Etla :se· considera perni.anénte; pero ~s
mucho·muy inferior .en;calidad, y en dertas époc.ts· intr:aµ-
sifable. paraJos:• camiones . .La línea de ferrocarril desde Mé-
xico y Puebla, por Etla hasta Tlacolub., y también wr. .Zaa~
chila y Zimatlán, comunica continuamente esas poblaciones.
También une a Oaxaca con Ocotlán, paralela al. camino ca-•
· rretero. En la estación de lluvias se dificulta más conducir
el ganado de un lugar a otro y los campesinos casi dejan de
trabajar sus tierras.
Los mercados del sistema sólo de modo parcial tienen
techos permanentes. Un violento chubasco vespertino clesor-
ganíza las actividades. Si el día es de lluvia constante, el co-
mercio resulta muy perjudicado. Así, por todos concepto!'>,
la época lluviosa es de laxitud en los mercados.
Durante el período de secas los caminos se hallan abicr-
t,;1, ; las arterias tradicionales del comercio funcionan con
regularidad; los mercados pueden efectuarse en los días fi-
jados y duran hasta bastante· después de anochecer. Tam-
bién es la época en que .comienza la principal cosecha de

.-. 43~
maíz, de octubre, y cuando las influénciás cultural~s 'más ·
i~ortantes, en especfal las .·religiosas, intensifican el mer- l
cadm El día de Todos Santos, la Navidad y el Año Nuevo, l
la Semana Santa y las Pascuas, son estimulantes del níer.:: ,¡
cado. Algunas de. las meioi;-es jestividaqes. ~n 1'lacolula, en
1a mism;l ciudad de Oa:xaci y en :Etla se ce1ebrán dentro de
este período, Todas ellas son ocasiones para: comer y S9bre~
alimentarse, para vestir nueva indurneritaria y pahi d1stri-
huir regalos en.tre los amigo~ yjugu~te~: a lbs niñot Más
concretame11te, en ~aval,· Año ,Nueyo ,Y. Pascuas, . tállto
como_ en ~l Día de Muertos y en Todos Santós> muchas rrler-
cancías tienen .que ser compra,das para las cel,ebradones.
Aún prevalece .la costumbre de cánibiar de;vestidos y hasta
de instrumentos de cocina en el díá dé Año Nuevo.
,¡,' ' ' ,. - '
·
Existe, quizás, una mercancía especifira.-que . afecta el
mercado con mayor intensidad que todas las demás,.-y-· lo ha-
ce estacionalmente: esta mercancía es el ,maíz. Se discutir,í.
con brevedad, en relación con. el ,ciclo,agrícola, la influencia
del maíz en el nivel general de vida y .en el nivel 'd.e precios
del mercado.
4. UNA VISITA AL LUGAR"bEL
MERCADO

Es necesario, ahora, dar una ojeada directa a lo,qt.Íe


ertrealidad sucede en uno de los mercados. En Oaxaca,. el
mejor. negocio deµtro del mercado .se realiza en Ja. vecicnétad
inmediata de.la plaza central, a cuyo alrededor se·agr.upanJa,
Catedral, el Palacio de Gobierno, el museo. y la.s e$cuelas
locales. De,.la inevitable.plaza central -o zócalo--:- se pasa
f, una manzana hacia el Sur por una animada calle'con tien7.
das, en la que tanto indígenas como citadinos _se abifil!,rrp.n
en• un día de mucho trajín. Si es un sábado, la calle estarílf.
llena de gente que se detiene a ver aparadores o que .regatea
precios'; españoles vestidos con elegancia. se mezdan •con in-
dios mixes, andrajosos, mientras en .ocasionc:s put:.de verse el
antiguo huipilli en una mujer de la sierra, o el traje cai;-ac-
terístico del Istmq en una señora de ,Tehuantepec. El merca-
do principal está alojado en un edificiq grande de concreto
y argamasa con techo delgado que comprende .4 cuerpos
iguales que rod~i:ql un patio, el éual tiene ~n el centro una
fuente., Las· calles adyacentes constituyen un mercado
abierto. · · ·
Conforme uno se acerca.al edifico, se ve y se.oye a un
cantante o a un grupo de cantantes rodeados de gente. Esta
es una de las propiedades normales de cualquier mercado:
las recreaciones típicas. Parte de las canciones se refieren
a temas amorosos; pero también las hay políticas; satírica&,

--45-

fm:Ullflllf'IH1tmWJ,fil11íi1Ei:il1:Eli1U,,lltli,i,ii,IZZLIIIHblDl::C
patrióticas y religosas. Los cantantes esperan recibir dona-
tivos libres o venden sus canciones impresas en papel del-
gado corriente.
· Al caminar más allá del grupo, por la calle del Norte.
se ve un puesto de frutas que en su mayoría resultan ser pi-
ñas que. vende un hombre de Ejutla. Desr,ués se pasa frente
a una exhibición de rópa en la que pantalones y sacos están ·
colocados en atados sobre una estera, directamente en el
pavimento;.y más adelante uno se acerca a una fila de unos
20 a 40 puestos de vendedores de vegetales. Todos ellos han
llegado del mismo pueblo, Tlacochahuaya, que es el centro
de una región agrícola excepcionalmente fértil y bien re-
gaéla. Ese· pueblo se éspecializa en la: horticultura, ·de ..modo
que, en aquel punto del ·mercado, siempre .puede v·erse g.entr
coü vegetales frescos, jitomates :o chile, espinacas o coliflo-
res,·· según ·sea la estación, También puede· encontrarse· siem~ .
. pre, ·en cada mercado, media docena o más .de mujeres de
'Plai:oC:hahuaya que venden especias. La cocina mexicana es
niiíy'C:ondimentada; además del tradicional ;chile y.de la,pi-
1riienta, se. hallan el comino; •el romero; el :pe:reji) y: unas 20
más, de las· cuales anotamos los nombres .en: ,españ01 ·y, en
zaíl()teca., aunque todavía :no . sus descripciones . botánicas.
Ta1es éspecias So1r cuidadosamente secadasen;Tlacochahua-
ya :y véndidas en pequeñas .cantidades directamente a los
consumidores> · ·
. Aléa;~in:;i.r a lo .l:¡.rgo de la caile, tánto: el turista como
e;l antr,Ópólogose verf~n 'atraídos quizá por i,iila amplia por.:
tada abi,erta a.· traves,. _de una puerta sólida 'y -'grande hacia
l1ll patio iipporientl'! rodeado por 2 hileras pe arcadas: colo-;
niales. Es la Casa Fuerte, qúe en una época' fue imptésio~
nante edifico .colonial, ahora convertido en el principlif 1ne•
són de On:aca ,y en uno' de lbs .atractivos importantes de la
ciudad. ·Generalmente, el vestíbulo está:lleno-de gente que
va rviene, ·conduciendo caballos o burros; además, ·allí hay
3 ó 4 vendedores de agua; de pulque y de dulces. También
en la puerta, sentada 'en "cómoda silla, la dueña· del lugar

-46-
cobra los alquileres : por cada burro, 5 centavos; la misma
cantidad se paga por pasar una noche sobre una estera o
petate bajo las arcadas; el precio es mayor por la renta de
un cuarto. Al entrar en el patio, éste sé ve lleno de anima-
les de carga, entre los que predominan los burros. En el
fondo, algunos peluqueros se hallan ocupados, al aire. libre,
bajo las arcadas. Una de las esquinas del patio ha sido acon-
diciona.da para servir como almacén para las mercancías.
Desde el segundo piso del edificio se obtiene mejor visión
del conjunto y es posible observar tanto el patio como las ar-
cadas que lo circundan. Unos 60 a :aoo. animales de pie pue:-
den ser alojados durante el dla en el patio, mientras·la gen-
te se tiende, se sienta o camina bajo las arcadas. Los cuartos
de arriba son usados para alojamiento; la mayórla d~ elfos
carece de armaduras. de cama, .puesto que·. fa ~ e ,c;lll$1);1~:
sobre colchones en el piso. Cerca de la entrada;'dOS'•cí·trea; ·.
personas venden forraje, generalmente alfalfa, a. aós·o-~:. ·•
manojos por cinco centavos. ' ' . . ' i·
Al abandonar el mesón y camiaar haci~ el Oe's,: '
de verse el frente norte del. nuevo mereado con:· ti.e:·ndlu·
abiertas. Una mirada basta para descubrir c¡ue s e : ~
marquetas de piloncillo sobre mesas puestá& en la. calle.: C9n-
forme se avanza se ve hielo, vegetales y de nuev:o piloncillo
expuestos en la calle. Atrás, en las tiendas abiertas .del. edi- ·
ficio del mercado, 14 carnicerías abastecen a la ciudad. El
turista o el etnógrafo que desee ac1m1ular de todo Jo que ocu-
rre y retener impreisones, debe entrar en el edificio por la
puerta central del norte. Después de pasar algunas mesas
donde se venden panes, chiles y aguas frescas, se da en una
galería donde por vez primera· se observan puestos perma-
nentes. Aquí, comerciantes profesionales venden ropa he-
cha, telas, bolsas, velices, y también una· prenda importante
de la mujer mexicana: el rebozo.
Al avanzar directamente hacia el ·espacio central abier-
to,· se dejan a la derecha puestos de _ferreteros, botelle:ros Y
vendedores de chil:e; más allá de éstos hay dos galerías llenas
-47-

11w•IIMl• llt!illlt\lYlt1 1111tllll 1JIIIIIJlliJlllll'JIUIIJlllJIJIHl'll1ll11JlH~!

de las fondas que ya se mencionaron. Hacia la izquierda


pueden verse los principales puestos de panadería y una
mezcla de vendedores de aguas frescas, mercería y algunas
frutas. La parte por la que se pasa está llena de textiles -de
fabricación local en su mayoría-, y hay, además, dos o tres
vendedores de cerámica. Alrededor de la fuente central se
ofrece.a la vista unaabigarrada, agitada y pintoresca mezco-
Ulllza de pequeños puestos, la mayor parte de indígenas que
venden en ellos sus manzanas, duraznos, cacahuates y chi-
les. Hacia un lado se exhibe jabón -hecho en la localidad-
sobre cajas y tablas. En torno de la fuente también hay mu-
cl,las personas que llegan desde varias partes del mercado
para remojar sus flores, lavar algunos artículos o llenar
sus cá:t¡.taros de agua. Todavía más al sur se pasa por una
exposición asombrosamente grande de flores, vegetales, que-
sos y derivados de la leche; también se deja a la derecha
una larga sección con muchos puestos de vegetales, princi-
palmente, y más adelante, de productos de cuero y corde-
lería, bolsas de red (ayates) y otros artículos de fibras
duras.
Hacia la izquierda se extienden los productos de leche-
ría y los vegetales; más allá se encuentra una impresionante
exhibición permanente de grandes sombreros mexicanos he-
chos de lana, en la región. De este modo se entra en el lado
sur del mercado, donde los vegetales más pobres, las carnes
de inferior calidad y las tortillas son vendidos al aire libre
por los productores mismos, En cualquier día de mercado,
hacia· el lado derecho, puede observarse una exposición de
cal viva, camotes y cacahuates. Si se va hacia la izquierda,
es decir, hacia el Este, para dar la vuelta y recorrer la calle
que está en el lado oriental del mercado, la primera sección
se ve llena del mismo tipo de vendedores de frutas que se
vieron en la calle del sur. Se ofrecen aquí manzanas dimi-
nutas, duraznos magullados y maltratados, plátanos, nueces
y cacahuates, según la estación, traídos generalmente por
las clases más pobres de indígenas, algunas veces desde gran-
des distancias, y vendidos a precios que varían desde 1 cen-

- 48 -
tavo•ha:sta lOcentavos ~ fa cantidad y la calidad. Esta
calle, como muchas otrás, está flanqueada por tiendas d~
abarrotes y cantinas que en esta región comercian princi~
palmenté con mezca:1 · ( alcohol .destilado del maguey) ; en un
cómputo detallado se contaron poco· más de 200 vendedores
de frutas, mieces y vegetltles en una sola mañana. Si esto
se compara con la cantidad de verduleros de Tlacochahuaya,
o con las 14 carnicerías permanentes, o con unos 25 puestos
fijos que hay dentro del mercado, aquella cifra ofrece una
idea de Ia pequeñez y pobreza de esa clase de coinerciantes.
En día de.mercado se encontrará que la calle correspondien-
te del Oeste se llepa.casi completamente de objetos de cerá- ·
mica procedentes• de dos de los tres centros principales de
producciqn: Oaxaca, Atzompa y Coyotepec.
El turista que anhela hallar un escenario antiguo y de;..
talles pintorescos en el mercado, no se demoraría quizas en
el feo edificio nuevo con sus viguetas de hierro y pilares, su
techo delgado y sus'. muros de concreto, sino que cruzaría la
calle para ~ntrar 'en el mercado más pequeño de San Juan
de Dios. Este anida defrás de la viéja iglesia del mismo nom-
bre; consiste de un amplio espacio abierto rodeado por 4 ga-
lerías también abiertas con paredes pintadas de atractivo
color rosado.· Parte del espacio abierto está ocupado por 6
pequeñas chozas· permanentes que· pueden ser cerradas por
la noche, en las ·que mercaderes profesionales venden ob.ie-
tos de cerámica: Tambiéri en ese espado, bajo los pilares,
hay dos· mercados principales~ uno dedicado a productos de
tures y carrizos, tales como esteras, canastillas tejidas y ca-
nastas más pesadas y grandes: También en este lugar, en el
lado oriental, comienza el mércado del maíz, aunque su loca-
lidad principal está en la calle, al sur del recinto. Esta calle
también sirve como lugar de verita de la caña de azúcar ( co-
mo fruta) 9-urante su tempol'.ada; más al Oeste se llena de
grandes montones de forrajes y de las carretas de bueyes
que los han 'traído.
Quizá la impresión más fuerte que recibe el visitante
'
'.
....;49_
del mércado en esta. parte, es el largo córredor que conduce
aJ. recinto que·está tras la iglesia de San Juan de Dios. El
elemento de lo pintoresco se asocia éon frecuencia a cierta
falta .de.limpieza, tanto corno a olores.intensos. El corredor,
a ambos lados, contiene puestos de carne, fondas y brase-
ros en los que puede asars.e inmediatamente el "bisté" que
se, conápra por 5 ó 10 centavos. DenfrQ del espacio sombrío,
pesado, del largo corredor abovedado se concentran el humo,
los, olores picantes, la_s r:noscas y las exhalacione~. hum,anas,
todo lo cual -cubre la atmósfera rembrancitesc:a del }ugar.
·'. · · El .rélato del mercarlo áúrt no termina, a pesar de que
sóÍo ¡¡e trata de impresiones superficiales ·y de aspectos to-
mados en general. El guía competente que qi.tísiera mostrar
lo vivo, activo e importante de un día de mercado, conduci-
ría po.rJa calk donde se vende el maíz, por entre los monto-
nes ae forraje y la acumulación de carretas de bueyes, des-
manteladas, y una vez más, por una gran puerta pacía un
.espaci0:.abierto que es el mercado de burros. y puercos. Las
pruebas a que se somete a los animales serían por sí solas
materia de estudio, lo mismo que los procesos de trato, rega-
teo y venta final. En la puerta de entrada a. este lugar se
sienta, ante una. mesa, un· funcionario que registra las ven-
tas, y desde luego, cgbra: derechos. No es el único cobrador
de impuestos que hay allí, según puede decirlo, no .sin dis-
gusto, . cualquier indígena en casi toda la conversación, y
aún. los.-mestizos · que manejan negocios más regulares se
refieren a ello con oportunos comentarios ,polític,os, El ga-
nado_. mayor -se vende en -otro patio situado una manzana
más aLnorte. Allí los procedimientos son menos dramático~:
se ve a un grupo tje bueyes qu~ rumiaIJ. y a un grupq de per-
sonas que c~minan y observan. El inevitable "registrador"
. también se sienta ante la puerta de entrada.
sJ lía 'ofr~cido hasta aquí itrl pario:ralna general en el
que se indican los varios factores que preseµta e1 estudio de
un .lugar de mercado, aunque tan sólo séa en burdo inven-
tario. Sin embargo, el guía competente o el informante que
. -. 50-
conduce al turista inteiigente o que instruye al etnógrafo en·
el comienzo de su trabajo de campo, no se detendría en ese.
punto. Señalaría que en esta esquina sudorienta! del merca~
do se hallan las oficinas administrativas donde reside el de-
legado del· administrador de mercádos. El principal negocio:
que allí se realiza consiste en problemas de impuestos. Algo
tiene que pagarse por cada sitio en el mercado, por- rada
transacción efectuada en las hospederías, por todas las .tner•
candas qúe se introduéen en la dudad. La mayor parte de
las. dificultades y disputas que ocurren en el mercado• gii:.an ..
en tomo de esa cuestión. De otro modo, el mantenitriiento·
del orden se establecería por la gente misma de acuerdo'ceóli,
las reglas de la costumbre y la tradición. En verdad, guran-,
te el mes de_nuestro trabajo de campo en conjunto, y ta.fu..
bi_én durante 'el período más largo en que uno .de nosotros
-el Prof. Julio de la Fuente- permaneció en 1.a Fegión•y
sus partes adyacentes, apenas se observó alguna grave-di_spuJ
ta. No sólo la ley y la costumbre, sino aun los modales d'él
meréado, son notablemente bien ordenados. ·
Si se buscasen todos los lugares, actividades· e intere-.
ses que afectan la conducta de quienes llegan a participar en
el mercado, tendrían que 'visitarse y observarse varios fac-
tores más: Ante todo,. se hallaría que mucha gente asiste
a. las iglesias temprano en las mañanas y sólo ocasionalmen-
te llega durante el día a rezar, a adorar a los santos, a res-
tregarse con las flores del altar donadoras de salud. Desde
este punto de vista, el lugar más importante es el templo de
la santa patrona de Oaxaca, la Virgen de la Soledad. En
él, muy de mañana, los habitantes de Oaxaca -pero sobre
todo los indígenas de las sierras vecinas-- depositan ofren-
da'- en dinero y velas a la santa para tener buen éxito en
los negocios. Cuando hay alguna fiesta local ,en alguna üe
las iglesias, es obvio. que la asistencia a ella es mayor en díá
de mercado; pero existe una clase normal de devoción reli-
giosa ligada a la ventura de un mercado. ·
Aparte de los cantantes, ya citados, dii dos o tres adivi-
-· Sl-'-'"
nos de la suerte que profetizan por medio de canarios, pueden
·contar$e como. activi.dades diversas .-,·-o.. por lo menos no
·ecopóinicas-.. las de los vendedores de .medicinas de paten-
te~ue pertenecen a una categoría int~.rmedia entre econó-
mit'il y medicinal. En .est,; punto. deben :mencionarse. los ti-
·•· /: j:!!;l~¡.~S..antiguos y tra<lici9nales de mercancías que se ven:-
I O::'"S .,aen ·en e! mercado; las hierbas medicinales, En el mercado
t ·:. o.e.ü~ca hay unos 6 u 8.establecimientos de tales hierbas
· <fi$,tribuídos en varios sitios. Cuando .ocurre alguna fiesta en
fos·,suburbios, durante varios días hay romería, bailes y
:qtraif recreaciones al :aire libre patrocinadas por·•· 11iños y
adultes; . . . .

Sin embargo, fa . mayqr diversión c,onsiste en encontrar-


·. se c;qn.Jos amigos; '..platicár: con ellos y desviarse gradual-
mente:hacia la cantiµ¡3....F,:n especial los indígenas de las sie-
rras circlJ,n'dantes .güstari. de celebrar uri negocio feliz, y
puede vérseíes mmi~rse .sobre trayectorias alcohólicas defi-
nidas, aunque la borrachera ruda, excesiva y agresiva no es
característica en el día de mercado. Quizás es factor de es-
ta siti.tación el temor
.
a un arresto policiaco.
, .' .

• ELestudioso.. del sistema. de mercado extraerla dos im-


portantes factores más. Hasta .;ihora se ha tratado del mer-
ca:d9 principal en el centro. La ciudad de Oaxaca .se enorgu-
llece de tener tres mercados más, cada uno adyacente a una
igiesia famosa y designado con el nombre de· la misma: el
mercado de La Merced. el de ·El Carmen y el de La Soledad,
este último comúnmente' llamado de El :fyfarquesado. Todos
_ellos están organizados y dispuestos casi según el modelo
del _mer~ado principal, sólo qne son más pequeños y con pre-
. dominios distintos de artículos alimenticios sobre los texti-
les, .la fetretería v la alfarería. Cada uno abastece, en ge-
n.eral, los suburbios adyacentes, lo cual es asunto de conve-
niencia Y de distribución más oue de diferencias en .su co-
metido., ,
· -. · i.ªs tiendas J>ermanentes constituyen otra clase de com-

--52-
'.

pE;tepcia par~_el mef~d9 grande. Conforme se cami~a P_Or


las calles que r.odeari ,aJ ·irtercado ..:...-{l.ue 1htegran el distrito
comercia1 de I~ tiuda.da....: se encuentran a!gunas tiendis don-
de· se vertdeh objetbs que de ningún modo pueden hallárse
én el mercado. Aquí se cueritan los . expendios de licores
-éstos no se venden en el. mercado--, las farmacias, las
tiendas de instrumentos m1:1$icales, y desde luego, las que
venden sobre· todo artículos industriales modernos importa-
doli1de fuera.· Todavía 'hay otras, tales como abarroterías,
ferreterías y tiendas de textiles donde pueden comprarse
ciertas clases· de tnercandas más caras, más .refinadas o más
especiaHzadas q_ue;no se encuentran en el mercado. Así, J:w,~-
ta: el indígenarmás pobre o humilde tiene que ir a una tien-
da si.en •su pi.teble,necesita t:ma lámpara moderna, o qµi,;z.á-s
una guitarra, o si -por alguna casualidad desea adquirir el
luja de un pan de ·zapatosiSin embargo, :por lo común sólo
los.:campesinos. más· progresistas del Valle; quienes hablan
e.<;pañol .y prefieren ,calidad-:trtás. qne baratura, compran sus
abarrotes, textiles o,_pan ,en• las tíe¡:1das ..: ]µ. asunto de la pre~
ferencia por Ias,tiendas·.o por el merqido es un interesante
problema económico,· social· y psicológico. En. este estudio .
se dirá algo sobre ello. · ,·

' El pas~oqu~ se'ha hecho a través y alrededor del mer-


cado se planeó para ün día de mercado completo, esto es, un
sábado; En lo que toca. a la secuencia diaria, a la rotación
seman;uia y al ciclo anual, será.posible indicar rápidamente
las principales variaciones. Al comenzar nuestro trabajo,
muy.temprano, encontramos prüncipalmente las fondas; cier-
ta cantidad de vendepores de frutas y verduras, y las carni-
cedas. Durant_e el medio, día, tod_o el mercado entra en ple-
n~ actividad, incluso elqe ganado, bestias de carga y las
tie,ndas ci~cµnd~nt~s. _Enla tarde, cuando el mercado prin-
cipal decrece pqcó a po,có, el úbservador cuidadoso puede
n,ótar· iin, f.enónieno. a(,iH:fonal: ·los.• vendedores ambulantes
oue lleván a ofrecer de casa .en casa los remanentes de sus
mercancías. Este cbmeréio ambulante es característico
' ! , ' : •
de
.-:- 5.3-
L~dos los días y en todos los Jugare~ de Ía región, aUA-~il Íos
pequeños pueblos. donde. tales comerciantes Uegan a•· vender
al detalle, desde los sitios vecinos, frutas, verduras, huevos
y otros .artículos comprados en alguno de los grandes ceri~
tros de mercado. · · ·
Volviendo a Oaxaca, se debe ofrecer una descripción
de un día ordinario en que el mercado :funciona: invariable·
mente, pero en fonna muy reducida; Entonces; '.las ,.calles
se 'halla.ir casi vacías, con excepción de algunos puestos· per:.
manentés y la calle hacia el Sur, frerite a la iglesia de San
· Juan de Dios, que se llena con 3 ó 4 exposiciones de artícu-
los de alfarería. De nueva cuenta, se debe caminar por la
ci,ldaa en uno de los días feriados, una fiesta religiosa-o de
celebración cívica nacional. En táles fechas; cualquiera que
séa el d.ía de la semana, el mercado adquiere una apariencia
similar a la qtte tiene los sábados; Según se sabe, hay una. o
dos festividades princi¡:,ales. En cada ocasión de. éstas; el
mercado reviste características especiales. Así, una de las
más importantes celebraciones es lá de •los ·días de Todos
Santos y Muertos. •Poco antes, en el sábado má:s cercano a
esas fechas, se efectúa un gran mercado. Es el dedicado a . 'I·••·•

"los de. fuera", o "fuereños". A él llega la gente desde los


lugares cercanos o desde muy lejos con el 9bjeto. de apro-
visionarse. de textiles· para nuevos vestidos y los adornos de J
1a fiesta, de regalos para los familiares y amigos,. pero, so- ].
bre todo, de los necesarios artículos alimenticios. Desde lue- ;!
gó, los dintermediarios también comprado mercancías·que re• l._:

tenden espués, al detalle, en los merca os de sus localidades. ,


.. Existen algunqs artículos alimenticios que se preparan l
especialmente para esa ocasión. Varios de ellos se destinan
al ritt1al de ofrecérselos a los espíritus de los muertos -lo
cual se efectúa en las iglesias y en los cementerios-.. ; pern
se consumen después entre la familia. Algunos de. tales ar-
tículos son el "pan de m11ertos", preparado en forÍií.a espe-
Cial que simbo~iza al ser humano; los dulces moldeados tam-
bién en formas espedficatnente definidas; y piezas de cho-
,;013:!e~¡En es~,tle~\')Ose venden y se consumen enormes can-
t:i.daae~; .de Jrutas,y. gra,ndes cosechas de flores que son ofr._-..
~idas i,n,Jqs)emplós o en los altares domésticos. La persis-
tencia,'. de. l~s. tiores en .todos los mercados de la región le
parece" 1ú::í fanto misteriosa al observador, en un principio,
hasta que se da cuenta de que todas ellas se usan par:.:t ador-
n!:ir'fos•alt:ir-es •tie :las iglesias y los domésticos que e.'CÍSten
~ toqas las éasas mexicanas, por muy pobres y arruinadas
qtte:;,searL •· ·
'': >En esos,d[as festivos,' el mercado se halla en estrecha
·:¡:eláción' cóñ el atrio y el presbiterio de las iglesias. El mer~
é'ado tiem,f que ·abastec,er, para las misas de difuntos, las
ofrendás :vot:fvas a Dios y a los santos. Tienen que comprar-
se v:elas 'y, vela,dpras, incienso y flores y al mismo tiempo,
muchoi¡. juguetes: dulces y _chocolates que el comprador ofre-
cerá mas. tarde sobre las tumbas de •niños o adultos. Las
ofrendas rituales de alünentos cocinados que. sé colocaban
encima- de los sepulcros; y desde que esto fue prohibido, las
que se 'ponen sobre .los altares domésticos, también estimu-
· Janfa:s· c-ompras de aves, guajolotes y carnes de las mejores
calidades, así como 'de: los condimentos necesarios para su
· preparación. Naturalmente, toda esta comida es ofrecida a
los espíritus; pero se la cómen los vivos. ·
La. importante festividad de la santa patrona de Oaxa-
ca, la Virgen de la Soledad, es otra de las que determinan el
aspecto económico del mercado. En tanto que las celebracio--
nes descritas relacionadas con santos y espíritus, son en con-
junto sobrias cuando no sombrías, la de la santa patrona
atrae a la ciudad romerías y ferias con tiovivos, mecedoras,
sillas voladoras, así como juegos de azar. En esta ocasión el
mercado más importante no se localiza en el lugar del mer-
cado principal, sino alrededor de la iglesia y en su atrio, en
las calles y en el parque. Como en todos los mercados de fies-
ta, grandes o pequeños, en ese predominan 4 elementos: co-
mida . fuerte, ·recreaciones, objetos sagrados y refrescos.
·· Aparte de la cantidad, lo característico en este caso es que· la
' '

-55-
111 IJ 11 !J II IJ • ':I •:• ·¡~ 11\1\1'111 1111-,111 :H jf pi flfjlP·".1~: 1111~
1

•· . l
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~
"J

:fi~~tá ocurre poco después de la petegiiná'.dón' af~';mtuadb .


ile la Virgen de JuquHa, en la costa del' Pacífico, de mbcfo J
que durante la festividad se ven dulces de coco y cocós /'de
agua", plátanos máduros y en conserva, y otras frutas trÜ"'
pie¡:.a,Ies y semi tropicales. · . . .· .' · ·•
Durante la celebración de la Navidad se efectúa la lla-
1,
mada Fiesta del Rábano. Los rábanos más grandes son ta~
Uados y decorados en forma de rostros humanos; después
l
.·.1.

se exhiben en procesión, T~bi_én se realiza un animado :¡


mercado en el que la gente tiene que hacer gran provisión, ¡
puesto que:en la Noche Buena debé servirse a ricosy pobres l
.una suntuosa comida sin carne, pero con pescado; se pre-
paran buñuelos· y el plato en que. éstos se ofrecen, tma vez
que se ha comido esa golosina, ~he. romperse, La destruc-
ción de recipientes de barro y d.e otros bi~nes domésticos es
característica del día de Año Nuevo! · ··
Estas breves indicaciones deben bastar .como r~pidoin-
veritario y caracterización del sistema de mercados .en la ciu-
dad de Oaxaca; en cuanto éste se relaciona co.n la vida ~o-
1
1

cial, religiosa Y. rituar de la comunidad. .
¡
1
=~
l
l
i,¡
.,
~
1

• Uno de nosotrós, el. Próf. Juüo de la. t:'uenlé, esfüv'ó t!i lá ·féglótt tltirlll1•
le las "ctividades y mercados de Todos Santos y Día de Muertos, y en la cele-
bración de la santa patrona. Ninguno de nosotros •ha observado las festividades
t;¡ue ocurren entre el final de diciembre y tnediados de julio.
5. BREVE INVESTIGACIÓN DEL DISTRITO
. Y MUNICIPIOS CIRCUNDANTES

. I~s viernes son días de mercado en Oc~t1án."Si se si-


gue a algun01¡,pÜ~bJerinos que wncurren a ese mercado aun
desde lugares· cercanos a la duda'd de Qaxaca, o se abor.dá
uno de los repletos autobuses que transportan éomerciantes,
intermediarios 3/ compradores, se~ ,t~ndría que recorrer la
carretera de .tránsito pennanente y ÚJ:los 40 Km. de exten-
sión que Ufle a la capitaLdel Estado con Ocotlán. En el ca,
mino, se pasa por el pueblo de Coyotepec, dqnde florece, ta:·
davía hoy una antigua cerámica del bari:;o practicada con
técnicas prehispánicais que aítn repro(juce. algu~as formas
encontradas en:.Monte Albán por el Dr. Alfonso ·caso y sus
colaboradores.. Se llega. tamf;lién a una cagen~ baja de ce-
rros desnudos por los que sube 111; carretera, <le modo, que
ofrece a la vista un buen· panoram,a;,ge·la planicie cubierta
de campos verdes de maíz· regí;tdos por,,;el río-Atoyac, y con,o
manchas. sobre ella-,. oscuras •arbol¡:!clas que indican los' fun-
dos de Zaachila, de Zimatláía, el-antiguo monasterio de Cui-
lapan y va-rios otros poblados. ,_. · ,
·. Éfcei-ro de Ma~técón qu:e ahora se atraviesa_ és inte-
tesa11te debido a'su repútación, 4ieri merecida- de ser lu-
g-ar aprefpié!do para emboséatía_s y asaltos contra los viaje-
ros. No bate.más de uno o dds'años; un gran rebaño de ga-
nado que era conducido desde Ocotlán a 0axaca fué robado
allí; y sus condtÍctores gofpeados y' abandonados a sú 'suer-
te. Más tarde, algunos de los animales robados fueron- ha-
_.. 57-
,- •P'IP'f . . . . . . . . . . . . . . . P!''fW•LM.U.

Hados en uno de los pueblos vecinos : 2 cabezas estaban en


la .casa del presidente municipal; el juez de la Iocalídad tenía
una de las reses, y 3 más se encontraron en poder del jefe
de la Defensa Social, organización para mantener la segu-
ridad en los pueblos. Cerca de esa población, que era muy
activa en el abigeato, los ladrones de ganado se enredaron
r-n recíprocas vendettas, de las que resultaron ,varios heridos
y µna mujer, asesinada. El asesino Jue perseguido, captura-
do y ejecutado; sus captores -según los informes- le e..x:-
trajeron el corazón, lo cortaron en pedazos y se lo comieron
con tortillas. Este fue quizás el descubrimiento más sensa-
cional :durapte la investigación; pero aquí no se analizará
el he~o en sus aspectos legales, ni se discutirá tampoco si
e!háberse comido el corazón de la víctima era "superviven-
da"
#:
'de algún' antiguo
" ,, . , ;
sacrificio.
, En general, la seguridad en los caminos de toda la re-
gión todavía es próblema no resuelto por las autoridades y
los habitantes. La zona entre Tlacolula y Ocotlán -donde
se decía que ocurrieron los hechos mencionados--- se consi-
dera como una de las más emprendedoras en robos, asesina-
tos y 'Venganzas. Algunos caminos que conducen desde la
cúenca hacia las montañas del Norte se hallan "protegidos"
pór n;iiembros de la Defensa Social. Esto significa que los
valientes prOt<!;Ctores 'de Já localidad, como los barones ban-
didos de la Edad Média, asaltan·a: los'víajeros y comercian-
tes' párá cobrarles un pequeño tributo. No nos fue posible
fogisfrw-· algún asesinato ocurrido en la •región durante el
tiempo de este trabajo. Sin embargo, esto no es prueba en
contrario, puesto que en tales asuntos los pobladores son, en
general, u,n poco reticentes. Sobre las rutas tradicionales
desde el Valle de Oaxaca al Istmo .de Tehuantepec y .tam-
bién ,a las regiones del Sur, la seguridad es un elemento de
.cálculo y conducta. Las personas se reúnen para emprender
,un viaje juntos.. Si de las transacciones llevadas al cabo en
el lugar de destino resulta algún dinero excedente, éste no
se-carga de regreso, sino que se envía por correo: Lós mejo-
-.58-
res datos sobre este asunto se refieren a los viajes por tierra
hacia tehuantepec, de los que. se ofrecerá descripción más
completa.
Los hechos de robos, exacción de tributos. y .acerca, de
la seguridad general no han sido ofrecidos aqui porque-sean
"noticias etnográficas" y añadan color y sabor a la narr:a-,
ción. La seguridad parcial en las comunicaciones es un fac-
tor económico en el cálculo y en la conducta, y afecta cier-
tos mecanismos económicos. Así, la diferencia en los predos
del ganado entre 0cotlán y Tlacolula se debe sin duda a que
el campesino de este último• lugar _no atraviesa fácilmente
la cadena divisoria de montañas con dinero en el bolsillo o
para condúcir en el regreso, sin ayuda, su yunta 'de bu;eyes
por el camino más corto. En el mejor de los casos, iría a•Oa~~
xaca por autobús o por ferrocarril, y desde allí. a Ocotlán por
los mismos seguros medios.; pero todo .esto añade pérdida,
de tiempo y gastos en dinero.
De ese modo, tendría 411e conducir el .• ganado po; los
caminos principales¡ más aún en éstos recordaría .el. robo
del gran rebaño de.· don Taurino Barriga, el magnate ·ga-
nadero, quien fue incapaz de protegerfo-no,obstante el gru-
po de vaqueros a su servicio. Tampoco ·es· completamente
seguro viajar en autobús¡Dµrante nuestra estancia· en la
región· ocurrieran dos o tres éasos de tiroteos que se debie-
ron a la rivalidad comercial entre dos empresarios competi-
dores. En consecuencia, los pueblerinos son aconsejados de
que desconfíen hasta de ese rned.io de transporte; puesto que
un tiroteo venturoso puede resultar en un provechoso saqueo.
Prosigamos con el viaje a 0cotlán. Conforme se cruza
la cadena de cérros se obtiene la primerá vista del Valle ha-
cia el Sur, también cubierto de lomas con cámpos de maiz,
frijol y caña de azúcar, en el que las manchas más oscuras
indican los poblados. En la distancia emergen las blancas cú-
pulas, torres y muros de la iglesia parroquial de 0cotlán.
El'liano que ahora se atraviesa está bien poblado y es en su·

" J!lliiliLliiliiihi ,_ .~.-·


IHIJllll'll 1111'1111111111•QIHl!IHHHQllll!JJllllll

mayor pan;e agrícola, aunque por la;izquierda se pasa por


uno o dos pueblos donde. todayía se us~ ,bastidores y..te-
lares de .mano prehispánicos para producir cinturones de co-
lores como industria doméstica. Según se acerca uno a Oc0~
tlán; :la carretera se v:uelve muy concurrid,a de carretas de
bueyes, de .gente a.píe, de. burros, jinetes, y en ocasiones _de
pequeños rebaños de reses, cabr:i;Ls o cerdos.
" Como todq~ los pueb1os· m~icanos ílequeños, Ocotlán
comiiste de casa.¡; clticas:y,cuadradas, pintadas con todos los
CQl9res del arcoiris y dorr.ünadas. por la iglesia parroquial. Al
ti' por la calle pueden verse puertas abierta:s que dan al Ülte-
rior o.e un taller o de algún .p::i,tio en que, hay mujeres que
lavan o cocina:n.-E1 visít~te, recién llegado puede .impresio-
narse por una carpintería. esp~cializada en cuyo taller hay
gran exhibkión1 de .. ataúdes negros .. o de ,colores brillantes.
I"'os l¡lanc:os ,y, azules son pequeños, para. niños con cuya
j

muerté no se asocia lo negro, ni,se,guarda luto~ Los ataúdes


más grandes son
• • - ~ f -t
,
negros
,j,
o del color natural de la madera.
· ,._, • • '. '" ' • ¡ - , e • _,__. "

Se pros~t¡e de frente por la caJJ~ para' entrar desde el


Norte al lugar, principal del mercado .. Hacia la derecha, la
ralle se ve activa ~oµ,gente quecll~;Y .sale bajo las arr.a:;
das donde se amonto1:i.;mJos puestos, y do.nde, .en el fondo,
permanec~n ~biertas, las.:~ntradas a. las .tiendas principales
del lugar: La única casa de .dps pisos que existe allí pertenece
al magnate cornercial de, Ocqt);in, Dr. ,Pelfino Díaz. Hacia
la izquierda, se:h~lla: el mercado apierto. ,..
También áqifr se éncuentra qué las rríercancias están
<listribuídas ségún' uh ofderi definido. 'Todo el lado norte es~
tá lleno d~•sitfos:donde rse :venden artículos de,,alfarería. En
cada uno se extienden las merc~n\'.ías por el suelo en ampli~
exhibición de ollas, cazuelas, jarros, tazas y platos. Si se
continúa hacia el lado oriental, donde da vuelta la calle por
lá que se ha venido, durante ciertas temporadas se encuen-
tran g-randes cantidades de camotes y de caña de azúcar. Si
por el contrario, se ,cruza el mercado hacia elOeste, se ha:

-GO-
Uan pro1uctos de henequffi, cal viya y ltnas cuantas perso-
.
uas, que vendeiq. lo¡; pre~ol<;imbianos metates. · , . ,.. ,
'

.., En' el ce~t.ro:deJa.. pÜ1.;za é~tá eI inevitable kiosco.·Al sur


de ésté,.. }Jada el lado, qrie»taI, hay vendedores füi chile; en
medio, los de frutas Y, ;verqurá¡¡, ;j más allá un cúantioso gl:u-
po de indígenis .harapientos, venden sus manzanas •peque-
ñas, dur,azn9s y óéotes; ta' estatua dd heroe nacional y re-
gional, ~enit9,Jtiárez, dmnihatoda la parte sur del merca~
do; el ;J?re~identc. ind(o, .Pá~~c~ mirar eón benevolencia los
frijoles,:lá~ ceoollás y lo'§' ajos ·que se venden a su alrede-
dor . .En ;verdad, los vegetares predomin¡m en la parte del ·
mercado qUe se encuentra al sur del kiósco. Existe una da-.
ra división económica y social entre el grupo que vende ce" ·
bollas, ajos y, verduras fresa.as de la estación, · procedente
del pUéblo ei,ré'áf:r0 de Sa:n Antonino; cierta cantidad de per-
e.ona.s "'de fueta.í' qu,h,on '.intermediarios en frutas y vegeta-
les, pero' sobre todo en chiles:; y los. muchos'indígenas ven-
dedores en pequeño'qúe' se concentran en la esquina sud-
oriental con stis, frutas• algo diferentes, producto de sus mon-
tañas, en espedal1 matizanas y,duraznos de la más baja ca-
lidad. que v.end'én a los más bajos,.precios.
'.< · ·.,ji ·_.-r¡i·;,: .: . ,~, : ,·· '- . ·. - ,._ . . _ ._
En el lado sur, el mercado está bordeado de .puestos de
"i:nila,g,;-os'\ esto es,' veJa.s, "sca¡;mlaríds, cruces y veladoras
pa1a ofrenda~ )'.'~ligios as. Estos puestos ·se. miran enfrente
cua:i;id9;tMo s1r'pafa eri Hts gr&das del Palacio Múntcip'al que
O<;UP9-' él la9-o '~ur a
,de la plaza, la derecha; es decir,'la es-
quin_::,i, oríen:tal'm;ás alejada. E:acia la izquierda puede verse
media docena o rriás de puestos de ropa hecha y vestidos de
algodón. .
l, ,, '~''¡.}¡eri:a4i(de OC0\lá11.tarnbién se divide en dos par~
tés principalei ·con.. algunos· patios adicionales o espacios
:,¡biertos para ganiJ.do, éarbón de leña, cerdos y guajolotes
y' tarnl;ijén para es,tacionar las desmanteladas carretas ·de
bi1ey,es éluran.te el dfa. El mercado principal se halla por com-
pleto .a1 aire )iqpi,. Inmedia.to1a, él, sit_1 embargo! en el l~do

-61-
sudócddental, se construyó hace poco un grupo de cuatro ga-
lerías que rodean un patio, ,con una tienda en cada esquina.
La.· galería del .Sur está ocupada exclusivamente por carni-
éería:, .. Hileras de mesas se hallan colocadas a lo largo, los
vendedores en el in.terior detrás de ellas; y los compradores
transitan en medio.• La galería del Norte se destina a la
ven~ de chales y rebozos.. La oriental se especializa en tex-
tiles, y la occidental, un tanto vacía, contiene algunos uten-
silios de cocina· y algunas veces ~e venden allí aves de co-
rral. Lafuente del patio ~e encuentra rodeada de flores, ver-
duras -entre las que predominan las ceóollas de San An-
tonino--, puestos de refrescos, y hacia el lado norte, algu-
11os de. pan. · ·
La parte del mercado que es quizá la más importante
-,según se verá-, la· que corresponde al maíz, se centra en
1a calle que queda. en el lado occidental de las nuevas gale-:
rías. Allí, situados :en dos filas frente a frente, separados
por el arroyó, se hallan, en una, los intennediarios., y en otra,
los productores. Los primeros disponen de algunos almace:-
nes cercanos en los que guardan el maíz por las noches. Otra
calle muy amplia en el lado sur del nuevo mercado se Hena
de .vendedores de maíz y de frijol .en ocasiones de mucho
movímie.nto; tiene unos 10 ó 12 puestos de comerciantes en
.artículos de hierro, artesanía que está muy desarrollada en
Ocot]án. La cálle que flanquea el nuevo mei;cado por· el No:r:..
te tiene dos'hileras de puestos: hacia el Oeste son de huevos;
en el centro, de refrescos, y en el Este pertenecen a un gru-
J)O regular de ve~dedores de especi;is de Tlacochahuaya.
Una caminata por las vecindades del mercado mostra-
ría grandes montones de forreje en las calles que rodean el
Palacio Municipal y la iglesia; muchas hospederías, más
sencillas y burdas que las de la capital del Estado, pero igual-
mente concurridas ; las inevitables cantinas, activas sobre
todo ya avanzada la tarde y por la noche; y desde luego, la
otra parte del mercado. El ganado se vende en un espacio
abierto, al aire libre, que se halla a cinco minutos de caminata

-62-
desde el centro. Además de las reses, otras clases de anima-
~e~ son ofrecidos y comprados en la calle. La iglesia podrá
estar vacía durante el día; pero en las mañanas al parecer
se produce un influjo de creyentes hacia ella. El Palacio
Municipal, que está frente al mercado, permanece en activi-
dad todo el día. El presidente atiende allí las quejas y vigila
Ja·s transacciones fiscales del recaudador de impuestos. Lós
inspectores sanitarios excursionan para examinar los ten-
clidos de mercancías, y en ocasiones tal vez para vactmar a
algunos indígenas, puesto que éstos son más fáciles de abor-
dar y de convencer cuando están en el mercado que en· sus
hogares. Las oficinas judiciales se mantienen abiertas- para
parejas que desean casarse o para gente que desea registrar
nacimientos o muertes. ·
Una investigación más detenida de Ocótlán re.Jelaría
que ·es un poblado completamente urbano. Pocas perl?oná:s
conocen una que otra palabra del lenguaje indígena, y aun
menos se dedican al trabajo agrícola. Es una comunidad
ésencialmente latinizada, integrada por algunos funciona-
rios públicos y gran cantidad de tenderás, art.esanós• 'y_: co-
merciantes intermediarios. Sin embargo, si se Cot).tinúa iirios
cientos de metros por el camino que se µtiende .hacia el
Oeste· desde el mercado nuevo, -se entraría en el suburbío
inmediatamente adjunto, o según el sistema admini,strátivá,
en el poblado y municipalidad independiente de San Anto-
nino. ~unque de posición inferior a la de Ocotlán, es mu-
cho más fuerte .en productividad y en agricultura, tanto có-
mo en importancia comercial. Aun sobrepasa a Ocotlán en
cantidad de.Ji.abitantes: la de ésta se calcula en 1 500 y la
·de San Antonino en 2 000.'$
., < v•"( .' 1 ' "

· ~ Hasta ahora nef · hemos logrado obtener informes estadísticos dignos de


..confianza; los .. datos aportados por el presidente municipal, los maestros. de
. es®ela, el sacerdote,, las comerciantes y otras personas de Ocotlán son t;lema-
sía'do •inciertos. Ppr ejemplo, un ~ de maestros de escuela de Ocotlán in-
formaron 'que Sari Antonino tenía como 8 000 6 10 000 habitantes. El Prof. ¡n-
li<;> de la Fuente, · quien permaneció en esa localidad durante varias días, opmó
que esas cifras eran muy exageradas, y que 2 000 habitantes sería un cálculo
· más correctl:>. Sobre este punto será posible lo¡¡rar datos. precisos del censo. de
población de .1940, .. hoy- en proceso de elaboracion,

--63-
•'IM\I W FIWlfNJ:Jtl\:lJ'l11,

' .. . ., /': :- ,'.; ¡,-:'. /: . ,., ··: .. ,, . '.


. Sin embargo, el hecho etn9grJfico ·más impresionári:te
es que mientras. Ocotlán pertenece al tipo. fatino de cultura,
y hasta cierto puntq, al sig1o XX.; San Antonino todavía es
totalmente zapatee~ com,erva algurrns de las antig~as. tradi-
~iones indígenas, y ia pesar de su firme adelanto económico,
aún retiene ciertas. costumbres tradi.cioi;ialés en reg1ón. la
De este 111oclo,. $an Antonino es quizás .el .igente ·más pode-
. .rqso en.el inveterado sistema de viajes al Istmo de Tehúán-
tepec que arraiga en épocas muy antiguas de 1a his.toria. L,as
· relaciones e.ntre O.cotlán y San Antonino s,on un interespi.te
camp? de. estn1io r;ra,r~ el fu~fi?n¡¡,\i'sf~ 1 el ~i~tóreiador y ~!
estud1osq,.del d~fus10msmo. Se nene el propo~~to de exat1ll-
nar ese problema con más amplitud en' d trab,ajq posterior
,, Los distritos de Oco.tlán se caracteriz:lil .por la vecin-
dad de poblados agrícolas m:uy pr:q~uctivos; ,éomo Chilate-
ca, San.Pedro Apóstol y Santiago, .y .el mi~.mo:'.Sari Antoi¡ii-
,i;io.J;Iacía eLEste sehalla e.I f ainoso santuario de lá Virgen
la
t;le 4suncipp, en San 1 Miguelde las Minas, fügar muyre-
nombrado tainbién por la e:X¡.:elent~ cafülad .del .ftlezcal ,gue
a!H se pn:1duce. . , . .. · ... .
Esta descripción de un sitié• de mercado...en día de, mtr-
·cado 'sólo' puede sér comparada brevemente con algunas irri
presiones obtenidas en oti as localidades. En doming;o, natu-
ra:lmente, se visita'Tlacolula. Aquí el mercado se caracteriza
·1,01· el hecho de que fos dos espacios en que se- efectúa se ha-
llan separados por la iglesfa,' con sus grandes edificios pa-
rroquiales y ánipHo atrio. 'En muchos aspectos, esfa iglesia
es una construcción magnífica que alberga la efigie mila-
grosa de Nuestro Señor de Tlácolula en una de sus capillas
laterales. Los fieles. --con mentalidad comercial, pero tam-
bién cuidadosos de las bendiciones sobrenaturales-- tienen
que ,atravesar el atrio para pasar desde e(lúgar'Jle las mer-
cerías, los sombreros y del pescado salado, en la porción nor-
te., a comprar maíz, vegetales o canastas en la porción ·sur.
Tal vez se detengan un poco bajo la enorme higuera que qui-
zá date desde los tiempos en que'allí se levantabá un tem-
·--=-64-
pl{J pag::mu. Probablemente compren alguno de los objetos
benditos que se ofrecen en tres puestos colocados dentro del
.i:triu; o bien entren en la capilla, se froten con las flores sa~
gradas del altar, recen, lloren y depositen una moneda en
el cepillo. Así, la iglesia, el atrio, la devoción y los negocios
se encuentran directa y visiblemente integrados aquí. ·
Hacia el norte del atrio está la parte más pequeña del
mercado; ha sido embellecida desde hace poco con cuatro am-
plias y altas galerías abiertas que se extienden en diagonal
respecto del lugar y en medio el estanque de una fuente. La
obra. se echó a perder cuando un fuerte viento arrastró el te-
cho de tres de tales galerías, de modo que solo la cuarta -·re-
fugio de vendedores de sombreros de palma.Y'. mantelería
mexicana-. se conserva con sombra. En ésta parte def mer-
cado puede comprarse sal producida en la localidad; así co:.
mo pescados secos y otros productos procedentes delisttno:
También aquí, en la esquina sudorienta!, puede enc!)ntrarse ·
en ocasiones un grµpo de indios mixes que venden frutas y
otras mercancías traídas de las montañas. Hacia la entra~
da de la iglesia hay una estructura de madera muy inal cons"
truída que alberga nueve o diez mesas donde comerciantes ·
locales.y uno ó dos "de fuera" venden uná suerte de artículos
conocidos con el nombre de inerce~as:. listones, ·encajesi ju-
gttetes, espejos de mano, peines y variedad. de alfileres y
agujas,
La parte más .gra:i;de del mercado, la situada hacia el
Sur, es una compleja)nescolanza de galerías abiertas -·una
de ellas algo más importante que fas .otras- y espacios al
aire libre. Conforme se sale. del atrio de la iglesia, úno én-~
cuentra a la izquierda, en el lado oriental del mercado, el
importante sitio de venta d.el maíz. Más hacía el centro .es~'
tári las carnicerías, y el lado occidental está dedicado casi por
a
entero a las frutas y las verduras. A lo largo del límite
hacia ef Oe.ste se ven puestos con los rebozos característicos
de la mujer mexicana. Al caminar hacia el Sur se pasa· p0r
galerías llenas de artículos de alfarería ,y• alrededor ,de• la

-65-
gran fuente central se extienden las flores, las frutas y les
vegetales; al suroeste, cestería y esteras de palma. En algún
lugar fuera del mercado, en la porción sudoriental, se halla
un amplio sitio para las carretas de bueyes; cerca ~., allí se
venden forrajes. ·
. . <:orno en otros lugares del mercado, si se camina por el
pueblosuno advierte las hospederías y cantinas, las tiendas
y .él.merca.do de ganado y animales,. Abastecen .a Tlacolula
lOf; ,;¡ipblados vecinos, algunos de los cuales pueden alardear
de tener buenos suelos y de producir buena cantidad de maíz
y :verduras. Sin embargQ, la.mayor parte del. Valle depende
de:)as lluvias, y con frecuencia el precio del maíz e11 Tlaco-
lula es más alto que en Ocotlán y aun en Oaxaca, Según se
sabe, Tlacolula es el mercado principal para varios grupos
indígenas del Norte, los habitantes de la Sierra de Juárez,
y sobre todo para los mixes. Algunos de ellos tienen que pa-
sar por M;itla donde quizás lleven al cabo algunas transac~
ciones preliminares; pero esperan a llegar a Tlacolula para
efectuar sus principales negocios de compra-venta.•
. Existen algunos mercados que dependen de un merca-
do mayor como el de Tlacolula. Por ejemplo, a mucha dis-
tancia de este último,· aunque conectado en parte por muy
buena carretera permanente .,....:.una de las partes malogra-
das de la proyectada Carretera Panamericana- se halla el
pueblo. de Totolapa, donde .el mercado es en verdad tan só-
lo una resaca del comercio .dominical en Tlacolula. Los mer-
caderes de ese pueblo van en camión a 'flacolula todos los
sábados; venden aIH sus productos locales --en. su mayoría
plátanos y naranjas, y además inciens0:-, compran mercan-
cías y regresan en lunes; Según parece, los martes es día es-
pecial de mercado en Totolapa; pero el rest0 de la semana
también es abastecido por esas compras semanarias. Mu-
chos otros mercados tienen. esa función sustirutiva y subsi-
diaria; varias de las pequeñas tiendas locales no sólo renue-
• 'Véase E. C. Parsons, Milla, op. ·cit.
van .,sus provisiones· con los comerciantes mayoristas, sino
t;µnbién en los mercados más·grandes.
El mercado de Tlacochahuaya es otro de los que depen-
den o son subsidiarios del de Tlacolula. Muy temprano en
la mañana del domingo -día de mercado en Tlacolula- el
mercado de Tlacochahuaya se encuentra todavía vacío bajo
su enorme cubierta a las sombras del amanecer. Algunos ha-
bitantes de la localidad se dirigen hacia los grandes edifi~
cios coloniales de la iglesia y del presbiterio que dominan el
mercado desde una extensa terraza. Otros van por ·agua al
pozo principal. Por la calle mayor, algunos grupos pasan de
largo, camino de Tlacolula. Hacia ·las 5.30 de la mañana,
una o dos. personas se detienen bajo la cubierta del merca-
do, abren sus canastos con pan, e inmediatamente, como
atraídas por arte demagia, las mujeres ~:la localidad pu-
lulan hacia ellas y entonces comienza una animada venta.
En general, el pan suele proceder de Santo Domingo deFVa-
ile (Día:i Ordaz). En ocasiones, todas las existencias se ago-
tan alli y las mujeres se ahorran dos o tres horas de-camina.-
ta hasta Tlacolula. Los vendedores que llegan tarde no pue~
den vender su pan y ti en.en que proseguir. su camino.· Ade-
más de pan, suele venderse carne, dulces y frutas. El mer-
cado es pequeño, efímero y en cierto. módQ dependiente del
de Tlacolula. Las personas que regresan de este último, por
las tardes, algunas veces se detienen bajo la cubierta e in-
tentan vender en Tlacochahuaya algunas mercancias que
han comprado para revenderlas, o que no han podido nego-
ciar en Tlacolula.
Sólo es posible, aquí, describir· muy . rápidamente las
principales. características de algunos de los demás merca-
dos. El de Etla, dominado por una grande iglesia amariHa,
se halla en pendiente y rodeado por nuevas galerías, en las
que también se tiene una distribución determinada. En con-
junto, puede establecerse que la ropa hecha, los textiles, som-
breros, baratijas, caña de azúcar, carne y otras mercancías
muy deteriorables por las lluvias, se encuentran primordial-

-67--
mente bajo.techo. Los-vegetales, las frutas, el maíz, la-cerá-
mica, •los forrajes y otros artículos semejantes -permanecen
,iJ_aireJibre o bajo una_cubierta que se improvisa lo mejor
posible. Etla es .un poblado inuy pequeño que alberga, por
lo común, no más de mil habitantes. En ·el día de merca-
do, el influjo de gente consiste, en su mayor proporción, de
personas que llegan desde Oaxaca, desde la sierra situada al
Norte y naturalmente, desde los pueblos circunvecinos. Es-
te mercado es tanibién_ el más cercano a la región de los
mixtecos.

E:ii el mercado del muy crecido pueblo de Zaachila pue- '


de obtenerse _un cuadro _difer.ente por completo, en cuanto a
escenario, ambiente Y actividades. En el pueblo se observan
muchos menos de esos sólidos edificios de ·piedra que en lu-
gares como Ocotlán, Tlacolula o Etla, ·ofrecen al visitante
la impresión de que el poblado es mucho más grande de lo
que indica la cantidad de sus habitantes.- Gran parte de Zaa-
chila está formada por enor_mes jardines abiertos y cuadra-
dos, cada_uno de ellos rodeado por bardas de carrizos, muy
altas, sobre las_ cuales dominan las copa:s de frondosos ár~
boles; estos. jardines se hallan divididos en partes: una des-
tinada a la casa habitación; otra, a huerta; y la tercera a los
animales. Sólo alrededor del lugar principal· del pueblo -que
en Zaachila, lo mismo que en casi todos los centros de Oa-
xaca, .excepto en la capital del Estado, coincide con el Jugar
del mercado-, se - encuentran pocas casas construidas de
piedra o de adobes pintados. Los dias miércoles, la concu-
rrencia a este mercado es cuantiosa; en verdad, parece que
éste crece en importancia y fortaleza. Zaachila es el centro
de una de las más fértiles regiones entre este pueblo y Zi-
matlán, hacia el Sur; sobre todo, aporta frijol negro, verdu-
ras, nueces y caña de azúcar. Asisten al mercado indígenas
montañeses, campesinos de los pueblos cercanos, y en oca-
siones, los intermediarios procedentes de Oaxaca1 además
del contingente local salido de los 4 500 habitantes de Zaa~
chila; también hay aquí un importante, aunque pequeño,
-68-
movim.iento mercantil diario de maíz, al cual se volverá a
aludir en breve. · ·· .. · ·
· ·Al sígqie:hte día, jueves, es·necesario- visitar, natural-
mente, el pueblo ·de Zimatlán. El mercado de este lugar tam-
bién es· péqueño, con uno o dos imponentes edificios de pie-
tlrá ; se estima que este mercado es uno de. los que se hallan
en decadencia y poco a poco ceden ante el de Zaachila, Se
venden ¡i.llí las. mismas clases de productos; pero quizás los
campos rindan más maíz para este mercado que· en Zaachi-
la, puesto que se agrega el de las zonas más secas situadas
hacia el Sur. En ambos mercados -el de Zaachila y el de
Zirríátlan-, aún en mayor medida que en Ocotlán y Tlaco-
lula, se puedeobservar un interesante tipo de transacción:
una nueva clase de trueque. Por reglá general, los indige-·
nas cai::rtbian el grueso de· sus productos -frutas, leña ya
veces cal viva-· ·no por dinero, sino directamente por mafz
u otros granos, limones, naranjas, calabazas y :véroutas. que
se producen más pronto en los llanos que en las altas mon-
tañas. AqV,í, co'llto en cualquier otra parte. de la regi.ón,.,el
trueque se efectúa con referencia al dinero como medida de
valor;,es decir, cada artículo es. tasado en términos de cen-
tavos y sobre esta base se negocia; pero el dinero,no es usa-
do en el camb.io: sólo las mercancías cambian de mano en
forma directa.
Fué posible observar un pequeño mercado donde ca~i
todas las transacciones se llevan a cabo mediante esa clase
de trueque. Resultá muy notable que .esto ocurra en un
pueblo a escasos 9 Km. de la ciudad de Oaxaca: Atzompa.
Este es, quizás, el centro productor de cerámica más impor-
tante de la región, cuyos productos se distribuyen en toda la
República y aún se exportan a los Estados Unidos; todavía
wtiliza, en su artesanía tradicional, técnica que el Dr. Alfon-
so Caso comprobaría· como prehispánica. Atzompa -ya
se dijo-- realiza su comercio local sobre la base del truequ'é.
El pequeño lugar del mercado, flanqueado P,Or una vieja
iglesiayuna escuela nueva, dominado por dos o tre~ higueras
.-69,-

J1w@tii,ti1,Uiiiiii! L:.Ui JtiLBtiiitGH:UICI


• .. • • • • R ' l - •• M • Jl • !:1-U91J !1 'i@'I tllJ@I-! !P •JP ll!I 'IP'IM'f

muy antiguas, se llena los martes con unos 12 a 25 puestos.


Cierta cantidad de mujeres procedentes de Etla, Guilapan. y
. aun de Zaachila llevan alli pan, queso, carne preparada,
caramelos y frutas. Los habitantes de la. localidad, principal
y casi exclusivamente las mujeres, se adelantan con su cerá-
mica. A los de Atzompa corresponde, casi siempre, iniciar
las ofertas. Como en la mayoría de los casos, el í::egateo
parece inevitable. Una jarra grande de barro, vio.riada en ·
verde, se ofrece por 25 cts.; la contra oferta puede ser de
10 cts., y por último se llega a pactar el precio de 15 cts. Por
Jo común, los precios de la carne, del pan y de los caramelos
son conocidos por ambas partes, de modo que el regateo se
produce más sobre las mercancías de Atzompa qüe sobre
las traídas de fnera. Se efectuó una investigación rápida
de las técnicas utilizadas en el pueblo, así como un avalúo en
el .. aspecto económico de su artesanía; pero este tema re-
querirá un estudio posterior más completo.
Atzompa vive casi exclusivamente de su cerámica; ..su
población, que estimamos en 1,500 habitantes más o menos,
abastecé de ella no sólo a toda la región, sino a gran parte
de la República; sus productos son, en muchos sentidos,
insustituibles e indispensables. Los jarros, ollas y cazuelas
de Atzompa son usados en todos los hogares del Valle de
Oaxaca y preferidos en otros lugares de la República por el
supuesto de que con esos artículos se consume menos carbón
o leña debí do a su delgadez y durabilidad, entre varias ra-
zones más. En la ciudad de México, por ejemplo, no hay un
solo mercado donde no se encuentren puestos llenos de esa
cerámica verde vidriada, lo cual por lo menos es índice de la
apreciación general en que es tenida. Todo ello implica un
sistema de organización experta, muy complicado; del que
obtuvimos algunos datos muy interesantes y observaciones
ligeras de su mecanismo; pero no bastantes para ser consig-
nados aquí.
Sólo una vez visitamos el mercado de Ejutla. Esta es
una bella e i~ponente población con algunos viejos edificios

-7rO-
y una gran iglesia que domina el lugar deL mercado. Tam-
bién éste tiene dos partes, dividido por una galería donde las
fondas funcionan 'desde la mañana hasta la noche, y donde
se vende carne. La parte cercana al templo, muy abigarrada
y concurrida, está llena de ropas hechas, textiles, rebozos y
verduras; estas últimas ocupan muy grande espacio. La
otra parte del mercado, más amplia, completamente abierta
v situada hacia el Norte, se halla dominada por una o dos
casas viejas, ya caracteristicas del lugar; es el mercado de
cerámica, maiz, frijol, forrajes y animales. En un extremo,
pueden verse las exhibiciones distintivas de sombreros mexi-
canos de lana o paja. Ejutla es famoso por sus curtidurías;
además, es uno de los puntos por donde entran en la región
los productos tropicales del Sur, como piñas, cocos y plá-
tanos.
Se recordará que aparte de los mercados semanarios
comunes, en cada uno de los lugares mencionados se produce
may<:n- despliegue de mercancías e intensificado comercio
durante los días festivos religiosos de general observancia.
Así, en Todos Santos, la Navidad y la Semana Santa, los
mercados alcanzan su máxima animación. Algunas festivi-
dades cívicas nacionales también influyen de modo impor-
. tante. El Día de la Independencia -16 de septiembre-, y
otra celebración, no menos importante, ligada al recuerdo de
Benito Juárez, en un cerro cercano a la Ciudad de Oaxaca.
Este breve examen también habrá revelado que, mien-
tras el mercado de la ciudad de Oax:aca es de importancia
regional, y en cierto modo, nacional y aún internacional, los
de Ocotlán, Tlacolula, Etla, Ejutla, Zaachila y Zimatlán
pueden ser considerados secundarios. En la misma forma,
algunos mercados pueden clasificarse como dependientes o
contingentes; tales son, por ejemplo, los ya indicados de
Totolnpa y Tlacochahuaya a los que se agregarían otros seis
o más vistos y registrados, pero no estudiados por completo.
· El mercado diario de San Antonino es de tipo algo diferente;
allí sus habitantes se aprovisionan de artículos alimenticios;
~7t-
pero no aparecen otras clases de mercan das, exceptó, ·quizás,
algunas piezas de cerámica que en verdad ·se encuentran en
l'íf:mayoria de losmercados pequeños y delas tiendas locales,
F.•i' mercado de Atzompa, con la supervivencia ·de su sistema
de trtleque, es un caso aparte; no fué posible hallar otro igual
en la región; y ni siquiera el Prof. Julio de la Fuente, quien
ha·. estudiado la Sierra de Juárez durante un año o más,
pui:lo observar algún fenómeno similar.
6. PROBLEMAS Y METODOS EN EL ANALISIS
DE LAS. TRANSACCIONÉS DEL MERCADO

La investigación general en cada. lugar de mercado,


según ae ha ofrecido en las páginas anteriores, fué seguida
de frecuentes visitas a cada localidad y a cada mercado se-
manario.. En seguida se ofrec'erá una descripción del modo
en que la primera impresión general e inventario de hechos
y acontecimientos se transformaron en trabajo ·analítico de
observación y en disgresiories _teórid,s. Para estó será ne~
cesarÍo decir algunas palabras acerca del método de trabajo
de campo que se adoptó, la sucesión de problemas, el logro de
normas generales y lá: ·formación gradual de una definición
teóríca del sistema de níércados como institución.

Pueden· establecerse algunos principios generales por la


mera ob!jervación en el tiempo mediante visitas frecuentes
al mismo lug:i.r.de mercado. Por ejemplo, tales visitas· a
Ocotlán o Tlácolula revelarían, aún ante el observador su-
perficial, que no sólo los mismos productos se encuentran· en
e1' mismo sitio ·en todas las ocasiones, sino también que la
gente de un pueblo se reune en un solo grupo de vendedores
o de puestos: además, que los miembros de cada grupo étni-
co, tales como los mixes, los serranos y los montañeses, siem-
pre se . hallan juntas en el mismo lugar y siempre ven-
den sus mercancías del mismo modo.· Es obvio que el ta-
maño del puesto y la riqueza del vendedor son factores
determinantes. El comerciante profesional de Oaxaca se
halla eni posibilidades de construir. un puesto de madera o

-'U-
.
· una tienda complicada, o quizá de alquilar un departamento
en la estructura permanente del mercado. El intermediario
en artículos de barro puede desplegar sus mercancías sobre
petates o mantas en el suelo; pero sus existencias en venta
serán volurriinosas y variadas, y puede permitirse pagar más
por el espacio que ocupa. Por otra parte, ]os indíg.enas se
arriontonan y venden sus artículos en bolsas o canastas, o los
colocán sobre algún peta té deterioradó; cada uno otupa un
espacio muy pequeño y dispone de pocas cantidades y muy
limitada variedad de artículos. De este modo, la fijeza en
el aspecto del mercado, el tipo de puestos, la clase de tran-
sacciones y los antecedentes económicós ·. de ellas, todo se
halla íntimamente rélaciónado .
. Tales conclusiones se derivan de los planos trazados en
cada visita a algún mercado, especialmente por el Prof. Juc
lío. de. la Fuente. Al calcular los diversos planos, y al coinc
pararlos entre sí y con las observaciones efectuadas sobre
el terreno, fué posible formular algunos problemas y estable-
cer la clase de observación directa que podría resolverlos.
Eraclaro que las categorías de, transacciones tenían que ser
definidas, primero y prim9rdialmente/ en términos · de sti
función económica; pero también esto debía ser relacionado
con la clase social, otros tipos de producción• y la catego;ría
de los consumidores pé3.ra .quienes. ciertas mercancías en par-
ticular les son más útiles. A este respecto, .pronto se encórí-
tr6 que era imposible observar, discutir o analizar los modos
de ser sin incluir el contexto de los negocios colaterales; es
decir, las tiendas circundantes, el papel que desempeñan los
c.omerciantes al por mayor, quienes venden y. también com-
. pran en el mercad() con el propósito de acaparar o monopo-
lizai:Jos productos. Así, lo que sucede dentro de los límites
del mercado tiene que relacionarse con los mecanismos que
funcionan. tras bambalinas.
Ante todo, quizás, uno o dos toques concretos de cómo
se descubrierón ciertos principios y cómo algtma que otra
ocurrencia condujo a persegtür puntos teóricos; En cierta
ocasión hallamos a upa'.,nru_jer con gran cantidad de hue-
vos clasificados se~su tj.inaño y calidad en canastas. ,A.l:
solo intento de averim,µtr lQs precios, o de comprar, se des-
cubrió que no era vendedora,. sino compradora. En reali-·
dad, era ayudada e.instigada, en el nego<;io por el funciona-
rio de la municipalidad encargad0 de recaudar impuestos.
Este señor, :--'di.cho sea 4,e paso---n0s fué muy útil para obte-
ner algunos de los conocimiimtos más completos.acerca de las
principales importaciones de la localidad, los precios corrien-
tes, la. producción industrial y aún de los salarios pagados
en los. más peq1.1eños talleres del lugar. No obstante, se
descabrió que aa"<iliaba a uno de los más grandes ácapara-:'
dores en la compra de huevos y tal vez ta_lilbíén de algunos
otros productos. Esta observa<;ión, repetida durante .las in-
vestigaciones efectuadas en Oaxáca y en otras part~s,, .per-
mite asegurar que algún per.sonaje rico y poderoso ha for-
mado una extensa organización para; acaparar. productos.
sobre todo maíz y huevos, y que dentro del sistema su. auto-
ridad: sobre. los récaudadores de impuestos le es en extremo
útif Es obvio que éstos: :de quienes depende la cantidad que
se paga por un sitio .para vender, nueden "aco11sejarn al
vendedor que. reserve parte de susmerqancías- para. el agente,
comprador ;al seryicio de los acaparadores. ·

Desde lul:!~O, el examen de la forma.en· ~ue son obteni-


dos algunos productos, industriales modernos, conduce natu-
ralmente fuera del mercado, Un vendedor de rebozos puede
se!' el productor mismo de ellos. Se sabe de ci~rtos t<4leres
de Oaxaca .en los que se fabrican rebozos que _sonJlevaqos
al mercado por el fabricante; su mujer o algun mI~mh,ro <le
su. familia. Existe una clase diferente de comerciantes et1
ese artículo, que adquieren su mercancía en• la dudad de
México, o .en ·Puebla, perolambién en Oaxaca, yla venden
a comisión o fa han pagado primero, Si_se exanüna: una tien:
da de ropa hecha, se observa que la mayor parte de ésta
procede de una industria local bien desarrollada: 1fochas
oaxaqueñas·y algunos sastres importan telas.de otras partt!s

0
r.,

L
de fa República, las confeccionan en sus .hogares y venden
los, vestidos a los intermediarios -quienes los ofrecen en el
mercado. En verdad; una investigácí6n más detallada en
ltis::Jiogares de los productores revelaría un sistema aún más
-complicado: La esposa de uno de_ nuestros amigos, dueña
de una'hospedería, el primo de uno de miésttos mejores in-
fonnantei y varias otras personas á quienes hemos obser-
vado; sehacen·'pequeña· competencia· en· sastrería y confec-
ción ·de ·vestidos. Tienen bastante capital, conocimientos de
dón9-e comprar y c6mo organizar, y desde luego, capacidad
técnica y habilidad para movilizar una. ó qos docenas de tra-
bajadores más pobres. Dan 'los materiales y los adornos a
alguna 'mujer que realiza el trabajo y lo cobra por docena
rle piezas hechas, lo cua1le permite obtener de 50 cts. a$ 1.00
por -dfa.

Si se gana la.amistad de uno dé los vendedores de mer-


ceríá _-esto es, listones, anteojos y· artículos de belleza-,
cuyo'puesto sea bastante grande lo mismo que sus existen-
cias. dé_ merca~cía, .tal vez se descubra que él es, económica-
menté;"rina figura híbrida. Quizás importa sus artículos en
coi:te~pondencia con las casas mayoristas de México, D. F.
o Puebla, y algunas veces a'ctúe como agente de ventas de
las mismas a comisión. En los _días de mercado y en su pues-
to vende cantidades más grandes a los tenderos y otros de-
tallistas queUegan desde lugares distantes, También realiza
animado comercio al detalle eri forma directa con los consu-
midores'. En otras partes del ·mercado se encontraría un
muy p~queño puesto donde se venden exa<;tru:rtente los mis-
mos artículos; el vendedor acaba de reabastecérse de mer-
C<!-ncías en ·el puesto del pri.mei-6, su colega más poderoso.
De_sde;luegó; sólo tiene pequeña ·cantidad de cada artículo_:
pero su puesto, por lo regular· colocado en alguna. esquina
bien visible, con los objetos des¡::Jlegados sobre una pequeña
mesa, parece tener suficiente atracüvo para hacer posible el
llegocio. Esto_ constituye también unó de 'los problemas in-
teresantes sobre cómo muy pequeños negocios pueden sobre-

-- 76 -
vivir en competencia con los compradores directos más pu,
dientes.· '

Es obvio que en todo esto, nuestro estudio debe condu-


cir también hacia el consumidor. Desde luego, los campesi~
nos y los indígenas usan fos .vestidos, ornamentosi espejos
y peines qúe ·compran en los mercados. Sobre este' tema se
hallaría que existe una variación estacional : , cada festivi•
dad grande, cada fecha•que iínplique presentar una aparien-
cia festiva o un cambio de indnn:ientaria, afecta al mercado.
La distribución de esto es en parte acumulativa, como en las
fechas ya n1encfonadas; el Año Nuevo, la Navidad, las Pase
cuas y Todos San.tos., ·

Por otra parte, el estudió del' consuino reveló dos proble~


n1as separádbs, Uno de ellos se refiere al reabastednúento
continuo debido al gastó diario normal. El otro -el más
importante ségún este balance preliminar- se refieré al con~
sumo en las ocasiones específicas. La fiesta de algún ·santo
patrono locáI y la füstitución de la ma-vordotnÍp, ~sto es,
gastos organizados en gran escala, firtanciadós principalhlens
te por tina pérsona- siempre ittiplkan gran cantidad dé
compras · de vestidos, adornos y alimentos, tanto como
de utensilios para mesa.. Los matrimonios, que también son
estacionales y ocurren, sobre 'todo, entre la Navidad y la
Semana 'Santa; los bautizos jlos 'entierros; los natalicios "t
los días onomásticos personales, también sori ocasiones de
fiesta menores qué movfüzán gastos en' el seno de una fami-
lia ·o detin grupo de parientés. Es muy notable la irifluenci.a
diréeta' que ejercen sobre el merca<lo loc:al las varias festivf-
datles que se suceden en stis alrededores. Los c'ampesinos y
los indígenas, pues, tienen que comprar grandes cantidades
de los objetos ya mencionados y de alirµ~ntos dC mejor can:
dad; pero para.ello debenaprovisionarse de dinero. En con-.
secuencia:, 'tienen que lleva(al mércadó sus productos agrí-
colas
. , y sus · animales, sobre :lodo bastantes cantidades de
.,,
maiz.
•••-••m•• ..m•••••''"""'•""••'"""":••"•7

'.!
.•'.ii.•
Uno de los tipos de transacción conecta.do ~on la im.•
portación y también con la exportación, que ocurre tras. el
J
.,
escenario del mercado, es la ventá de juguetes. Fue posible
estudiar el caSQ de uno de los vendedores permaµentes de
l
:i
":i
juguetes, el Sr. Jesús Soto. En su puesto exhibe abundan- '.¡
·.~
te variedad de esos artículps para niños: ti<>viv0$ en minia- ,;j
tura,· cuerdas, trompetas, guitarras dimiqµtas, .y,por; supues,- '~
io, µuíñecos y figurillas. También vende alg»nos .gbj etos ·de
uso •doméstíco: mQliniHos para batir chpcqlate o atole, .cu.,.
1
ch aras y cuch;rrones de rni}dera y artículos de lámin.a. Parte
de esas mercancías es adquirida de los próductores. locales,
los hojalateros·y los alfareros que, fabriqi,µ juguetería. I¡:I
Sr. Soto también mantiene relaciones pei-m¡mentes con .los
fabricantes de juguetes del Estado de :M,:ichoacán -de donde
él ·procede- y .de México, Puebla y Gµani;tjµato, · E11 ocasio--
ues negocia al mayoreo, •Tanto él como SJl muj~r .t~enen un
puesto de venta: el de. ella es permane~te. ,en el ,wercado de
Oaxaca,. mientras él viajá a los-mercados :f.<':gulares y a los
lngares donde se celebra alguna fiesta, Cuando el Sr. Sr;>tQ
se encuentra en uno de su5: viajes, d.uerm~ l:¡ajo la. mism<1.
tienda .para vigilar su· mercancía; gasta qurzá .-50 -cts-; al. dbi
en álimentos; en las buenas rachas, gana en promedio$ 5.00
diarios, y en las menos afortunadas sale. casj a mano .
. Se sabe yaJo que ocurre en el merca<:lo t<l1;pecto a los
productos de cerámica, parte'tle un sistema mm:ho más gran-
de en el que se deben estudiar las ~tensas ~por:tacíones de
la región, así como relacionar el cqmercio con las técnicas
de . producción, el mecanismo de h,t distribución, y la cali-
dad de las. mercancías .. Esta, última no puede se:r .. definida
con una simple serie de adjetivos, ni por mer:as inferencias
teq1ológicas; tiene que estudiarse desde el punto de. vrsta del
consumidor; cada clase y cada utensilio debe observarse su-
jeto a la acción del fu ego Y' en su resistencia a rprnperse, y
también en. relación con el }Üvel el.e, rida y el poder. ,de. com-
pra. d.e los consµmidores, y• con el uso espe¡:í~ico de. cada. ar-
tículo. Dominan en todos los mercados tres principales fue.ns
t~s ~e' abastcdri1Iento,: 1) la cerámica de Atzompa; 2) l;:i
creciente prbducci6ride Oaxaca, y 3) la antigua artesanía
tradicional de Coyotepec que a últimas fechas ha comenza-
do a éam:biá.r y a adoptar nuevos usos y diseños. En e:::te
1·elato preliminar no se tratará sobre las respectivas tecno-
logías de esos centros de producdón.'
•· En.cuanto a l<::is aspectos.económicos p.e la ~rqducción,
esa industria es totalmente doméstica en lo~~.pueblos de
Atzompa y Coyotepec; éstos se abastecen de arcilla en terre-
nos vecuiqs de propiedad comunal; sólo se paga el transpor-
te de esa materia prima y una cuota nominaLde 10 cts. 1 .más
o menos, por cada 200 Kg. La mano de obra es familiar; el
hombre, la mujer y los hijos. Las inversiones en eféctivo
para materiales y pago de trabajo asalariado sólo se produ-
cen algunas veces cuando. es necesario moler hasta grado
fino la arci~a burda. y comprar ciertas sustancias_ suímicas .
que se usan en el vidriado.. lJn productor que qmsrera evi-
t~rse)os\neqi;eños ga1,tos monetarios, necesitaría más éi. me•
nos $ 50.00 de capital para adquirir uno o dos asnos, contr¡:i.-
tar un ayudante de planta e invertir de modo regular en
cierta ¿antidad dtfmaterfales. Respecto de Atzompa; la or-
ganrfadóri entera de lá producción, de las exportaciones y
de los gastos incidentales, constitúye ún•problema que com-
pr-en~mos y podemos definir a grandes. rasgos; pero que
no ha sido e¡;tudiado.,todayía a plena satj¡,facciQn,
En Oaxaca, la'producción es" enciertó-sen.tidó más com-
pleja, y en otros más uniforme y f'ácil dé seguir. E'lcisten
allí algunos· próducfores en gran escala ·dueños de un ésta-
bledmiento: una casa grande con patios y corredores donde
se' reáHzá el trabajo, se ahnacená lá mercancía, se ·exhibe, y
en ócásiol\es se vende. Controlan 12· ó más<trabajadores
regulares y están capaeita'dos'-tanto para organizar la expor-
tación. de ·sus mercandás a ótrás partes éle la República comer
para distribúí,rlas en las tiendas y mercados de la r~ón.
7S~,han publicado lllto o dos breves informes sobre ese tema, .El Dr. R,ubln
de la Borbolla ha "estudiado los procésos de la alrueria. de Coyotépec. '

- '19:.:.;.
Tambiénhay otros productores más peqµeños que,se es¡,ecia,
l)~an·enuna o dos variedades de la cei~mica}ocal. Fué po.:.
~ibÍi ~~tu.diat 'el caso de una mujer pobre cuyo tr<1,bajo con~
sistia.en moldear, hornear y pintar peqúeños ,muñecos que
le dejáb;m ttll .ingreso .neto de 50. ó 60 .cts. al. -día. Sin. em-
bargo, podía mantenerse 1;:ori sus seis o siet~, hijos gracias á
que se encargaba de cuidar una de las hortalizas de la loca-
lidad donde se le daba casa -incluso su taller-· y, recibía
$'5.@(}al,mes., · · · • · · · ·. , ·• ·

En cq.anto a la tecnología, el proceso eri Oá.xaca mcluye


d tiso de la rueda del alfarero -desconocida en Atzompa
y Coyotepec- y algunos procedímientos refinados de vi~
driádo.. Naturalmente, los aspectos económicos de la produc-
ci:óri ··son más complejos. Aguf sólo se mencionará que la
r-1atérja prima, la arcillá, se obtiene en la localidad, que los
trabajadores· empleados peréiben alreder;lor de $ 1.00 :diario
de sueldo, y que. el productor, tiene que comprar una ámplia
variedad de materiales para et,vidr-iadO y el acabado de sus
• , f • • ' • , '> , • O ' r' >O

mercanc1as.
'' En Coy.otepec, la .técnica es mucho más antigua, la a.t-
cilla es de propiedad comunal y la producción. se realiza 'ex,
clusivamente con mano de obra doméstica. ·
· Respecto a. la. calidad y usó específico ·de los objetos,
los de Oaxaca abarcan riiuy extensa variedad en la que hay
artículos completamente. modernos. para ser exportados a
los Estados Unidos y abastecer otros mercados de la Repú-
blka, así como a las familias oa..'Caqueñas ricas y un tanto
sofisticadas; el grueso de la producción de jarros, cazuelas;
floreros y otros artículos más o roen.os burdos es adquirido
por los campesinos e indígenas de la. región. Las mercan-
cías de Atrompa, son las principales surtidoras de las coci-
nas, en la medida en .que son las mejores en cacerolas, ca-
zuelas, ollas y cántaros. Coyotepec se mantiene principal-
mente de la producción de cántaros, grandes ollas usadas
para álmacenar y transportar água y otros líquidos, tam~
'i~;-
~
ij,
.
~l"
!.!'/··

rr bién en parte de grandes.vasijas en las que tiene que cornpe-


t, tir con Atzoinpa. Dondequiera que existe, esta competencia
rt se determina por la baratura de los productos de Coy;otepec
Y' la mejdr calidad .de los de Atzompa. Según ya se }lijo,
f estos últimos· son· superiores, pero m_ucho más caros que los
.'de· Coyotepec., En l1Js tres centros productores mencionados_ se
fabrica alguna,i:antidad de pequeños juguetes flUe son ven-
di:(;).os•. de 3 a 5 cts. por pieza y. llevados a otros· merca.a.os de
· Jh: ~ep'Úb!ica o del ex,tranjero.
' ' '
·
:1 \AI recorrer los mercados en los pueblos de la reg1on,
ád'émás de los tres tipos de cerámica descritos, que sonidos
(iomiriantes, puede ,encontrarse. aquí o allá algún pequeño
producto :foccJ,l. En Ocotlári, una cerámica roja con,diseños
en blanco ·ofrece el toque de color decorativo, y, además
existe una gama, de artículos·barat-bs, pero de muy baja ca-
lidad, en utensilios de cocina'i juguetes, incensarios y pla~
tos. Estos artículos no" se ven ·en otras partes, excepto,
quizás, en Zimatlán y en los lugares menores de la vecindad
inmediata: Hay UiJ. 'pueblo cercano"a Ejutla donde se hacen
coma.les para tortillas; sin embargó, dicho sea de· paso, en
Atzompa se fabrican comales de mucho mejor calidad. ·:En
otro· pueblo chico, cerca de Tlaéolula,' se produce cerámica
roja de inferior calidad, en su mayoría comales y tazas an~
chás. Las porcelanas extranjeras ·~eneralmente fabrica-
das en la ciudad de Méxicb gor' alemanes--_ llegan a fa;· re~
gión',~p pequ~ña,s cahtidáde~'·y·m.iiy rara vez aparedm, en
,los me'r~:cJ,os, _y·,
,~_,._'- •·,_-~-,:.. :-,'_'¡,•· •;.·./ ;-,l~rr . ; ' . . , ._: , ;,-~
;:· ·tne .loS' detalles anotados pueden derivarse algun,i,s :i?tin-
•·ciµios ,generales, Ante todo.se sabe q1,1e par.a examinar las
,trali:Sacciones cl.el' mercado -e,sto es, los,, cambios-,- S?. nece-
'.sifá conocer algo sobre la economía d~.la" producción y tamc
. -bi~ las necesidades del cons11midor. Esto aparece muv clc1.ro
,: CUalildO se, estudia el otro aspecto del mercado, es dec}ri el
., de los_productos .primarios aportados por la región y .ti'! su
mayor. parte, consumidos dentro de ella. Así, las obsf:ryacio-
nes" sobre el mercado del maíz revelarían la distinción'. éri
eL.c,arnpo económico y en el sociológico, ,entre t:l, prQductof
:;-;-,propio- y el. interme,diario ~egatfm.;::..;'. ·. Si se sigue a
~sté ultimo. en todas sus maniobras, y, d~~de~cias _econó-
ll\i'c;as, con frecúencia. se hallaría que es :agente de' un com-
prador más grande, al mismo tiempo que puede tener su
11:egodo personal de compraventa. Yá se. volverá ¡i tratar,
Jnás. aq.elante, sobre la complejidad deL merca.do del maíz.
Sólo se .desea indicar, por el momento, qtie el mecanismo
del regateo en el mercado no. es s_ino .ull síntoma de reali.~
dades organizadas que se extienden desde las· necesidades de
subsistencia de los indígenas pobres hasta las actividades
especulativas del importador en gran escala. Entre ambos
extremos se tiene toda una serie de intermediarios; er-:flujo
y reflujo de los mercados diarios en ·algunas localidades ·pe~
queña~ y el pápel del comerciante profesional que cárnpta
durante la mañana de un día de mercado para. revender por
la tarde y durante el curso de la· semana. ··
· · · En un cuidadoso .estudio 'del mercado del maíz se· ten
dría que observar las variaciones anuales. Surgiría el mis-
mo ·problema. si se dedica: un par de horas al mercado de
bueyes, concurrido por campesinos y traficantes en ganado,
u,,bien al 'mercado de bestias de carga. También aguí uno
sería conducido a! estudio de las importaciones desde, otros
distritos; de problemas de pastoreQ' y engorda de animales;;
de variaciones estacionales en el uso derivadas de la nece~
sidad de bueyes; y por último, a estudiar el negocio de 1os
matanceros y carniceros. Existen especialistas que viven de
esto,-y viven bi,en-: reali_zan sus. grandes compras de ga-
nado ·en _la Mixt.e~ y en las regiones. sureñas. del Estado
de Oaxaéa y en cl Estado de Guerrt!ro. I;fay en, la zona dos
e; tres magnates ganaderos ....:.cton Taurino Barriga, de.Tláco-
lul;:i, es el más notJbl,e de ellos- q~e cotl}prari bestias ,en
cada mercado y las. rev!'mden en otros disb:itos, siempre de
acuerdo con los, precios .corrientes. li<;1y inter,mediarios de
n:ienor i~portancia dispuestosi a . comprar los anin:ial.es. óe
algúp campesino necesitado de dinero. para reve::nd.erlos con
-82-
· ganancia relativamente corta, en un día de mercado. El
campesino mismo sabe que aún en la temporada en que se
necesitan los búeyes obtendría por los suyos un precio mí-
nimo, y que cuando quisiera comprarlos de nuevo para arar,
cosechar y transportar sus productos, tendría que pagar
mucho más. Es obvio que esto permite a algunos interme-
diarios ganarse la vida de ese modo. Además, el campesino
depende en parte de las posibilidades de pastos para sus
animales, las cuales son afectadas por el clima; también .está
sujeto a que en cualquier momento tenga que vender cuanto
pueda con el objeto de reunir dinero suficiente para cubrir
.alguna mayordomía u otros .gastos ceremoniales.
Sólo puede ofrecerse aquí un breve análisis de .ciertos
artículos importantes más. El anticuario estaría encantado
de descubrir en. Tlacolula sal producida con viejas técnicas
tradicionales y vendida al menudeo con precios bajos en la
localidad. Sin embargo, la mayor parte de la zona es abas-
tecida de sal procedente de las salinas de Campeche en el
Istmo de Tehuantepec. Llega por ferrocarril y es negocia-
da por mayoristas, tenderos y detallistas. La rnayoda. de
los indígenas que compran esa sal en el mercado, todavía
creen que ha sido llevada a lomo de bestias por viejas rutas
comerciales que aún se utilizaban hace 20 años o más. El
azúcar blanca, que cada vez se consume más entre los cam-
pesinos más ricos, es llevada desde la ciudad de México.
Este ·artículo tiene que competir con el piloncillo, sustancia
cristaliza.da, semirrefinada, de color oscuro, que s6lo puede
usarse en el. café y en ciertos caramelos locales, pero que no
c·s agradable en el chocolate o en otras bebidas que necesi-
tan ser endulzadas.

-83-
7. LOS ANTECEDENTES ECONOMICOS DEL:·,
,MERCADO

En el curso del trabajo de campo se convirtió en hábito


interrumpir durante uno o dos días la tarea de observación,
con el objeto de comparar notas y realizar un. resumen teó-
rico que permitiese, al mismo tiempo, formular principios
generales,. plantear los problema~ y los métodos de obser-
v,ación que pudieran condücír, a soluciones. A través de los
hechos investigados sé encontr6 que el estudio· del mércado
como fase del proceso ecpnómico en la regi6n, tiene que se':r'
relacionado con la pjodúcción, ~l consumo y los sistemas de
distribución de los cuales el mercado es uno de los aspec-
tos principales. La complejidad del cuadró obtenido condu-
jo, naturalmente, al problema de cómo organizar los datos;
y aunque quizá no simplificarlos, por lo menos sí salvarlos
del estado de caos ~n que se encontraban las primeras ob,-
servaciones. El reconocimiento de que es preciso observar
la producción en sus formas primarias '--esto es, la agri-
cultura, fa industria y las artesanías de la región-· intro-
d,uce un principio de orden. Al estudiar este aspecto de las ,
actividades organizadas, no sólo se obtienen datos indispen-
sables ·para apreciar la. economía en general, sino tamfüén
se es conducido directamente hacia la solución de los mu-
chos próblemas que surgen del mercado.
Aquí se anotarán los resultados, instructi;ós, aunque
preliminares, hasta, ahora obtenidos. Los datos etnográfi- .
cos referentes a la vida tribal deben examinarse dentro de
su :contexto, relacionándolos con las importaciones de abas-
tecimientos que llegan a la región. En cuanto a la produc-
cion primaria, ya se sabe que el maíz es el principal artícu-
lo .alimenticio del pueblo. La producción y el consumo de
trigo se halla en ascenso.. El frijol negro todavía es muy
inípóttánte, sóhre todo en épocas de• escaséz de m.aí:z. Las
áiversas clases de chiles· son .más ·que un condimento para
los mexicanos; son un nutritivo contribuyente a la comida y
una parte integrante de la dieta. Los vegetales, las frutas
y las flores también son productos indispensables y sustan-
ciales para cubrir las necesidades de los consumidores lo-
cales. No obstante que el estudio de varios aspectos de l<J.
agricultura de. la región constituye quizá la .parte más rudi- :
méntaTia e incompleta .del trabajo realizado, pueden .formu-
larse los 11iguientes intentos· de generalizaciones.
a
,, En. cuanto lai co:ri:tríbúcionei ·de iubsistencia agríco-
las, la mayor parte·oe la produ~dóti es obtenida por péque-
ños propietaúos. ·· Los indígenas de las montañas .circunved~
cmás aportan gran medida de los abastos de frutas, nueces
y papas, en tanto qu:e desde una o dos de. las zonas tribales se
llevan al mercado ~rancies cantidades de chiles, las subsisten- .
cias agrícolas se'próducen en el Valle, donde varías clases de
agricul~otes pequeños propietarios cultivan maíz, frijol ne--
gro,· caña de azúcar y xrerdutá:s. Los. latifundios han desapa-
recido prácticitmente, divididos _en varios sistemas. de tenen-
cia de la: tierra, El probltmia de efectuar un t.enso m'ás pre-
ciso de los productores, en relw·ión con. el tamaño de sus
propiedacles, todél.v,(a .~spera u1;1a 1nve~tigación más c;9mpleta:
M~y gi:ande proporc1on. de verduras y .flor~s ·es cultl:vadc1. en
t9r;no dea,lguna~ pobl~d9,nes y~ las regitm,esfértiles y pan-.
tru,1osas et;itre Zum,i.tlan y Z¡¡.ach1la y en los alrededores de
Qcótlári. La producción d~. ajosy cébolla{ e$ aportación
importante de esas zonas, que también envían una parte de .
la _misma a otros lugares de la República. :. ,
El estudio completo económico, soda! f Iegal de la prO:. ·
ducción agrícola implicaría un análisis detallado de las for-
mas de propiedad agraria, de la organización del trabajo y
de la teconología empleada actualmente en .las labores. Los
datos que hasta ahora se tienen sobre tales aspectos. son
rudimentarios. Se sabe que se hallarían diversas formas de
tenencia de la tierra. Existe la antigua y tradicional pro-
piedad priv~da que data desde los días, de la Colonia. Cier~
tas exten~i11nes de te.rrenos fueron confiscadas y separadas
de grandes latifündiós, sobre todo eclesiásticos, hacia la mi-
tad cf.el siglo p;¡:sado, durante 'el 'Gobierno de don Benito
Juárez, y disfribuídas entre lpscampesinos en propiedad co-
munal.ª En época .máS; recient~, con las leyes de exprol)ia-
dón expedidas durante lá tercera década de este siglo, .fué
establecido el tipo de propiedad comunal. En Oaxaca se
encontró que, en algunos ca:s©s · nna parte de las tierras ex-
propiadas es rentada a empresarios individuales por el: grtt-
po de propietarios. Algunos pueblos han llegado hasta re~
chazar tierras que se les daban en tenencia. comunal, puesto
que la·· experiencia ha demostrado, generalmente, que a. ese
tipo de propiedad está ligada gran cantidad de desacuerdo&
y rivalidades. Sería necesaria una investigación más com-
pleta de este complejo y delicado problema 'en la región,
antes de presentar hechos detallados.· La caratteristicains~
titución de lo.s mediero5; ocurre con cierta frecµencia,.sobre
todo. ~n los <;asos en que, la pequeña pr01)iedad pertenece. a
un dueño ausenJista que reside en ~gun,a. población c!eJa
zona o enotra. part~ de la Repúbliéa y arrienda las tierras
:i l auténtico agricultor que las tµeplota por la mitad de la
rosecha. · · · · ·
En cuanto al trabajo tnismo, la mayor parte de él, den';
tro del sistema actual, es realizado. por el dueño y su fami-
lia;• pero de ningún modo se desconoce el trabajo asalaria"'
do. En cada pueblo existe una ·clase de campesinos cuyas ·
tierras no son ·suficientes_'para alimentar a los propietarios
' ' . ·, '· ,, .· ,, . . .
. 8 Las Leyes de Reforma establecían la propiedad individual:. por lo q11e
Malinowsky segttramente ·quiso referirse a ésta, como se desprende der ·párrafo
siguiente. (Nota del .Comité Editórial).•.. ; ··. . · ·. · , ,
co~ sus fan:tlÍias; estos ca~pesino/ alquilan sus sérvicios a
otros durante el período de intenso trabajo en los campos, y
generalmente reciben alimentos y una .pequeña remuneración
en dinero que varía de 37 cts. a $ LOO.
; ,Én lo que toca a. la tecnología, se encu~tra la más am-
plia variedad desde el culttvo,,coá i:cia y azatl<J, hasta. el arado
de hierro tirado por bueyes.:· El imp¡emento . ágrkqla .más
usaqo es el viejo arado español que consis.te ~e, tmá parte
grande de madera.,~<;m un;estrecho pitón cortante de hierro,
Este instruni~ntQ, ti~e qt,te .,ser renovado después de• tres .a
seis. meses de. trabajo, puesto que se ~;iutiljza cuando 1,a pun-
ta de _metal se deteriora. . . · · · •,
La producción de tipo hortícola qué se practica en la
mitad del .Valfo con tierras 'bajas y bien regadas y drenadas,
se halla a cargo· de· pequeñós,empresarios. E.n las épocas de
sequía, .las· huertas· son regadas :a mano con agtta <le .varios
pozos profundos,que se encuentran disgregados en ellas; en
.este trabajo se utilizan grandes cubos de lámina o cántaros
de ·barro. Las huertás producen ílo:res y verduras de la· es-
tación que generalmente son vendidas por los ·propios p:0-
dudores en el mercado.,, '
:Respecto a las indtJ.strias y artesanías locales, es precise
comenzar, Uil¡a V(i~, .wás,,por aquellas que son traoicionales,
~3,!lejaqa§ .P9r: ,Prqµep~s· empresaric¡s cuyos productos son
. veµdidQ~ por ello3 mismos, más º· me,;iJ:is qirectament~, a los
consumidores locales en los mercadós. ·· Se sabe ya que
los ~1;tículos de barro cocido desempeñan un papel muy ifr1-
. ffe,'rtffnté y son de ·gr:an interés tanto para los anticuarios
como';pára los antropólogos funcionalistas. Los productos
de;., híerrd, tá·les ' como los que se utilizan en los hogares,
, 1os ta1leres y en la· agricultura de· los campesinos de. la re-
gión; s~ fabricán· todos en el Valle. ,La materia prima ,no
provien~,de las .i:µina~, .sino de chatarra cuya. fuente más
írrtportartté, ent:re otras, la constituyen los viejos rieles de
d<.'secho procedentes de ramales del ferrocarril que ya no

-88-
se utilizan. La artesanía de los hojalateros se ha desarro-
llado en alto grado, puesto que los receptáculos y Jos uten•·
silíos de hojalata comienzan a desplazar a los de barro que
antes se usaban de modo casi exclusivo. Los cueros prepa-
rados en las curtidurías locales se transforman en los tradi-
cionales huaraches, en zapatos, correas y arneses. Las sillas
de montar. se importan en su mayor parte de otros distritos.
Los carpinteros y ebanistas, junto con los carretonetos, abas-
tecen de carretas de bueyes, puertas, mesas y sillas, ventanas
y otros útensilios de madera. Las bateas y lás largas azadas
de madera son especialidades industriales de algunos pobla-
dos y pueden verse en los inercádos.

Según ya se' ha mencionado, en una o dos co~unidades


existen. tejedores que utilizan pequeños bastidores de :mano
prehispánicos.. Esta industria del tejido se ha desarrollado
como familíar, con sistemas ,mucho más avanzados, .en la
ciudad de Oa.xaea y en todas partes del Valle; ahora .ya se
transforma con rapidez en una industria fabril. Los produc-
tos lácteos aparecen en lo¡; mercados principalme~te cómo
queso. cuya mejor calidád se RfOduce .en. Etla y sus alrededo-
res. La leche se consume muy poco entre los. campesinos y
los .indígenas: .pero ya comie.nza a dejarse ver en los. mer-
cados. · · · " · ,·
' Entre las artesanías características y puramente locales
se debe·mencionar, desde luego, la extendida y compleja de
. la fibra de maguey. Este ágave crece en el Valle, pero tam-
bién en algunas regiones montáñosas al noreste de Tlaco-
Iula. La producción de cuerdas, cordones, redes y bandas.
que antes era casi exclusiva de la zona de ,Caxonos, hoy se
ha e..'Ctendido a algunos centros poblados del Valle, sobre
todo a Oaxaca. Es decir, los nativos de la región de. Caxo-
nos han establecido varios talleres en la capital del Estado,
donde reciben. materias primas enviadas desde 'stts pueblos.
Ligada con la parafernalia del culto religioso se halla
una extensa serie de industrias fabricantes .de velas, esca-

-· 89 ......
pularios, veladoras, ofrendas votivas de lámina o de plata,
rosarios y pequeñas imágenes y textos impresos. Estos ar-
tículos se producen en parte en Oaxaca y. en otros poblados
del Valle, y en parte se importan desde Puebla y la ciudad
de México, Siempre hay en cada mercado algunos puestos
que expenden tales productos; pero se multiplican en forma
increíhlé durante los mercados de días festivos. En una oca-
sión, en ,San Miguel Minas pudieron contarse seis de esos
puestos dentro de la iglesia, unos 20 en· el atrio y de 60 a 80
en el ex.terior. Durante los mercados festivos de Oaxaca y
Tlatolula, ·en· la celebración de Todos Santos, en la del san-
to patrono de la capital del Estado y en las dé ,otros pobla-
dos más pequeños, el Prof. Julio de la Fuente estimó que la
cantidad de tales puestos pasaba de 50 en cada una de esas
festividades.
La producción de carbón vegetal y de leña -·ésta en
forma de pedazos de ocotes muy resinoi,os- es una de las
industrias vitales de los .indígenas pobres que viven en las
regiones montañosas. Los campesinos de unos pocos pobla-
dos del Valle tienen en propiedad comunal algunos montes
donde también explotan esos productos. En. cákulo burdo st::
estima que .se producen 9 cargas durante ~inco o' seis días, lo.
cual significa 18 sacos de carbón que son ve:ndídós éon: uiia
utilidad neta de 50 a 75 centavos por carga; es decir, $4.50
por cinco días, ó 90 centavos por día. De esto es :preciso dedu-
cir ciertos gastos y considerar que las cargas son general-
mente producidas pot·más de una persona. Los datos que se
tienen sobre la producción de leña y ocótes son muy incom-
pletos.
L~ destilación de meical es una industria regional in1-
¡,ortante que se diviqe en :varias categorías. En la mayoría
de los poplados .hay uno o dos, y a veces más, destilerías ile-
gales 'llamadas palenqiiés de contrabando. En estos casos la
industria es familiar; nunca muy'provechósa y siempre sujeta
a redadas policíacas, Hace uno o dos años, uno de·Ios pobla-
dos fue severamente "castigado"; también fueron muertas

-90-
varias personas durante una redad:i. dirigida contra un cen,-
tro especializado en producir mezcal. Existen algunas desti-
lerías legales en pequeña escala, sobre todo en la región de
Tlacolula y Ocotlán. Además, unas 15 ó más empresas mez ..
caleras emplean cada .una alrededor de media. docena de
trabajadores. •
Esto tondúcé a hacer una distinción que siempre es fác f

cil en las artes, artesanías e industrias del Valle. Hasta aquí


se han mencionado principalmente tipos de producción pe-
queña,· en su mayoría manejados por individuos o familias
dentro del hogar, o como en el caso de los proveedores de
carbón y leña, poi:. personas que realizan expediciones con
ayuda de familiares, o en grupo, para recolecciones· indivi-
duales. La línea entre una empresa industrial incipiente y
un caso de producción familiar no es muy fácil de precisar
en algunas ocasiones; pero en otras es determinable con ra-
pidez. Así, en Oaxaca y en varias otras poblaciones se pro-
ducen ártículos cuya fabricación necesita de la energía eléc- ·
tri ca o de un motor de combustión interna. El híélo, las aguas
1.;aseosas, el aceite de ricino y otras mercandás semejan-
tes no pueden ser producidas sin alguna fuente •de energía.
Esta es utilizada: hoy en muchos molinos de nixtamal. Es-
tos molinos han aumentado en cantidad y en prqducción, y
compiten contra el metate prehispánico que de ningún modo
ha sido desplazado todavía. Y a se hatratado también de fa
producción extensiva de artículos de barro. En los estable-
cimientos que los producen los molinos y las mezcladoras
donde se prepára el barro son impulsados mecánicamente.
Asimismo, hay 'molinos industriales para trigo y panaderías..
en gran escala. Otras producciones definidamente indt1stria-
lizadas son las curtidurías, varias fábricas de textiles, de
sombreros de fieifro y de jabón. Es obvio que la producción
misma de energía eléctrica es una indu'stria; la ~ual emplea
trabajadores y abastece a la capital del Estado y a algunos
poblados como Ocotlán y·Ejittla.
En el curso de este info.rme se ha mostrado que la pi:-o,,
-91-
dµcción indígena tiene que competir contra los pr~uctos de
otrasLregiones; y de .. rriuchas formas es suplementada y aun
sustituida, por éstos: Si se considera el sistema de mercados
como un mecanismo )de cambios, tanto los productos lócales
como .los importados :deberían tratarse como fuentes de abas-
tecimiento «equivalentes". Desde luego, sería incorrecto ese
tu,diar e,l mercado sin considerar esos dos caµales que lo ali-
mentan: .El inventario de los artíci:Ílos. qué se ·expenden, el
examen p:rófundo de las necesidades dé los consumidores. el
p¡¡.p~l económico y social de ·los intermediarios -sin men-
ciona:(a los importadores y exportadores en gran escala-;
todo ello se distorsionaría si no se oonsideraran aquellos dos
factores .. Esto es igualmente claro desde el punto de vista
delJnvestig~dor de campo que estudie la economía de la re-
gión:· .debe. distinguirse con nitidez entre. importaciones y
prodtié:dóri local. Esta última, por propfo derecho, ,debe ser
objeto de cuidadoso y detallado .estud.io. El ett:iólogo inte-
resado en el Valle de Oaxaca debe prestar tanta atención a
las artes y artesanías agrícolas indígenas, coino. al merca-
do mismo.
AÚll má~: se.ría necesario advertir el hecho de· que en
las actuales con,diciones del comercio internacional, dél cam-
bio cultural que afeéta a todo el mundo y de la interdepen-
dencia, hasta los campesinos del Vallé ,dé'Oáxaca sori influí-
dos en lo que hacen.; e.n lo que comen., visten y piensan .por
lo que ocurre eh Jap6ri o en Inglaterra; eri la India o en Ale-
mania. El nivel <le vida de un .obrero japonés o de un culí
chino, tanto como .la producción en masa en Alemania, los
Estados :Unidos o la Gran Bretaña, permiten que ciertos ar~
tículos ~ean ~fecfiva~ente expendidos en Ocotl~n, Tl:tcolu~
la y Etla. Dé este módo, muy distintos Jactares y fuerzas
pueden modificar el niiel de vida d,e _los campesinos del Va-
lle, y a1.m influír en sus ingresos y roo.dos dé vida.· De una
parte pueden aumentar _sus ingresos reales; de la otra, pue-
den dañar sus• salarios actuales. Un cuidadoso estudio et-
nológico de los niveles de vida en cualquier parte del .mundo
-92'-
es una investigación que si se multiplica e integra sobre mu-
chas ál'eas puede ,llegar a ser importante contribución .para
resolver algunos problemas• de·:seconomía internacional; :Aun
durante este estudio preliminar impresionaron a los:-inves~
tigadores dos hechos: l) La influencia actual de las impor-
taciones en la región todavía es asom.brosamente pequeña; y
2). Esta influeµqa se halla decididamente en aumento.
· Como problema de cambio· cultural 'es interesante .ano~
tar, que la adopción de artefactos, técnicas, modos y nive-
les de!vida e5ctraños ,y extranjeros no es un proceso simple;
Lo que el ethólogd pon.Jo general llama difusión, no es· tan.
sólo cuestión de que hayá un nuevo rasgo'cultural <'aporta-
do" por. una cultur~:extranjera y "adoptado" por la indíge-
na~, Este estudio, muestra con ,tiaridad que elementos diná-
mkós,, :bien definidosly,• simple:;; pero con frecuencia ínad-
vhtid.¡s, intervienen,:éómo factores determinantes prind·
pales:,Desde luego,.ante todo y sobre todo.. el poder de com-
pra deJá.,.cultura J~ll'ecipiente:'.' si la "difusión" ha de hacer
iucursi@nes ·en ella. El.,ni:v{!l de' v.ida de un• indígena monta-
ñés o de ,un,·campesino del ,llano tan· sólo es un sistema de
necesidades, que deben. sér. cubiertas mediante el abasteci"
miento de bienes máteriales, servicios.y objetos de valor es-
piri,tm¡.l. En el lenguaje de la ~conomía, el, sistema de nece-
sidacj.e~ es Já base. ~ci.ológicá y cultural de lo que en los li-
hi;os. dt:
; "· ;· ;•,
texfo
'
,st;.,·11~mll:··Jila demanda.
''' ' .
. .. .
·. ;Elrabastecimientoí si llega: en .forma del influjo tradi~
donal de· bienes Y' servki:os trad1ciontiles, es un mero resul-
tado de las,actividades locales otganiza:das, construídas po,
co a poco en tornó :de la satisfacción de necesidades; Sin em-
bargo, en condiciones de cambio cultural, interviene •tam-
bién la oferta de artículos y actividades no conocidas antes.
Tienen que su atea.das, nuevas nécesida:des y deseos, y pre-
sentarse, nuevas. sugerencias ....J,-con buen o mal 'éxito-- en la
comunidad como un todo; Ello no obstante, la liga entre la
serie · de necesidades -.: incluso las potenciales que han de
desarrellarse-i- y la eseála de viejas satisfadones y nuevas

-95-
tentaciones, es económk¡¡ en esencia; El comerciante viaje-
iO, el a.gente, el publicista -.todos ellos puntas de lanza de
la difusión- no·se hallan· tanint.eresados en elevar el nivel
(le vida indígena .como en obtenér de los indígenas dinero en
efecti¡vo.
· :En consecuencia, el deber del étnólogó consiste en de-
tennináf' eí contexto exaéto de las necesidades tradicionales.
Traducido esto en los tér;.minqs concretos que. se refieren al
V a.lle de Oaxaca, se hallar.ía que existen sistemas tradicio-
n_ale$. <fe habitación, .de vestir, de há~itos dietéticos. y .de exi-
gencias intelectuales.y espirjtuales, 'todo lo cual produce un
sistema de ·demandas d~inidas. Se ha tratado de precisar
tal sistema mediante.el estudio de los· hogares .típicos en un
poblado rural, en una com.nníqad ur.bana y .!;!1:1 una región
de las motañas.. E,sto último fue posible gracias al trabajo
del .Prof.. Julio de,la Fuente en la Sierra de Juárez y en la
región mixe. La obra:de Steininger y Van de.Yelde fue su-
gestiva y muy útil para efeytuar,~,,c;lase de estudio. Aquí
~¿ citarán sólo· algunos petalles. Sin embargo, el punto má.s
imp9rtante en que el. -etnplogo debe insistir se ,refiere a que
el ,nivel ;de vida de una ,e9munidad indígena o campesina es
con~zyador .
por
.. .
dos razones:
t

.. · 1) El cambio ~"tn~éesidades, esto es; la serie de bie-


nes que tienen que ser COII}ptados con regularidad sobre la
hase de un presupuesto familiir definido,; 1se halla detenni-
nado.por tan bien organiza4as lí tradiciori~mente 'funp.adas
instituciones como . el ,Iwga.r,,la comunidad del. poblado; la
organización ·eclesiástica y,las- fiestas ocasionales que, repre,7
sentan el interés religosó, intelecµtal, estético y social de
los nativos.

2) Los renglones tales como la alimentación, el vesti~


do, los muebles y utensilios de cocina; no pueden ser cam,·
biados a pedazos. Se insiste,: mientras no ·se transformen por
completo los sistemas de creencias, el nivel intelectual y el
gusto estético ligado a ello, ,los indígenas y Ios campesinQs

-9i--
tendrán; gran demanda de cohetes con los cuales veneran a
Dios, glorifican su cortitmidad y satisfacen' su: sentido de lü
dramático• y,sobrenatural. Reemplazar los cohetes o la cnór··
me serie de objeto's:milagrosos 1o relígiosbs ;que se han men°
donado,·con tanta' :lirétuencia, significaría lá transformación
completa dd universo espiritual de los indígenas.
' ' ~- -·.: ¡ j ~

• "Conservatismo", · "apatía:1,? o, '!tradicionalismo'.', som eti-


qut!tas .1útiles; pero interpretar;S'Ul/tomt.ecto significado exige
establecer que ;cubren la intrincada interdependencia. de va"
r.ia;s ..fuer.zas ~spirittiales, ., habituales y técnica&--- dentro
de; eada ,institución; y qu~ también representan la interde-
pendencia de varias ·insti.tudones dentro de cada municipa-
lidad, cada distrito,y cada región.,
· La economía e~ otro determinante, . d¿ · igm.1.l pó~encfá.,
del "conservatismo'~ o "retrásb cultural". Los indigenas ácb-
modados del ;VaH~, viv(bn en casas de adobes y se mantiene
cada 1,mo,coít: St1 .fami1ia• !ton algo así comO< $ 1.00 al día.Jios
indígenas, más ¡pobres: de las· montañas, ·según; han estimado
fos autores· de la monografía citada, viven con "Tres :Dóla-
res al Año''. Sin embar.go, 'es1!0)eá quizás una e~timaciórr ,sen
sacional, más que· éorl'.ecta: la partida cdebe calcularse. eom<)
"ingreso realf1 en: térmia©s.<le' "'iviendas. gratuitas;, gran ,pro-
porcí@n• da alimentos, también gratuitos y cie~tos~.servicios
que ne .es,,necesario pagar sino en reciproddad( Verdadera-
mente,. el cálculo del "ingreso real" en el Valle· de Oa:xaca
o en ,ta.&,,ár~as de estu_dio etnológico, en:gen~ral, es un pro-
q~ipá pará, ef 9.qe no se pretende aquí tener hi' solµción. Es-
to )iq: 'obsta,;i.t(:_; sj se asigna,comq·vairr de lo_s alirn<!ritos qµe
c~risl!11¼!:-,Br1 _indíg;~~a P?~r~1 pe;j~ .~ierra ,lO ó ~9 centaJOftl al
d1a per capita,. seria. s1¡1 dy4a .un~ exagerac19n. T;,1Jes ;he-
c~os :so:1 .evidentep JX>r sí. misnyis:, ,Tr~sfomi~r. el .nivel ,d~
vida por m~di9 de la educacion, la pi-oP,aganda, lps reclamos
é()ynt;i¡qaJes. Q Pt~lesquiera otrp~,',Ínedios .. ~ .· ''dj_{qsión ;libre
X flpta1;te'.:,,~,~1inplern~nte a,bsurdo, .··. ··• .•·· :. . ,,
· El •principal pre requisito de la difusron es el poder de

ílfll·lii,iil, l- J lili,PFI =, •
compra.. Esto ha ·sido. reconocido por los ,reformadores· ievo~
lucionaríos mexicanos, quienes tuvieron en mente con toda
claridad el principio de que debla darse más tierras a los in-
dígenas. En algunos casos, fa,reforriia ha sido afortunada.
En otros má:s no fue factib~ puestoxqu'Ci como en las regio~
nes montañosas:de, Qaoc.aca; no,existían 1atifundíos ni pro 0

piedad agraria eclesiástica qu~ pudieran distribuirse entre


los nativos. Hay otros·casos en que la reforma tiene que ser
ttaduciüa a• trabajo efectivo y operación eficiente del• nuevo
sistema'; en esto, ·quizás; 'nada 'resulta• tán necesario 'como
tinas cuantas investigaciones étnol6gicas' conducidas, rio por
partidarios del consé!'Vátismo contra:\ el progreso, o vice~
versá, sino por estudiosos inspírados,:en°,una sola pasíón, la
completa y detallada comprensión"de los ·mec:anismós de. fa
prqducción económica, en relación con la tenem.:~ de )a tie-
rra y con la or:ganízación. soci~l d~ kis gfUl?ºS: .· · .
· •· · De~ando está disgresión tebriéa'para'~olvé:r• á los .he~
chos que se tienen alamai00,'Será 1net:e:Sarfoindica!'l<::on bre-
vedad algunos de los mecanismos utilizados· por, tl comercio
con él exterior en la creación de nuevas necesidades:·Estas
pueden encontrarse en el mercado sólo' en las íofrrias más
. rudimentarias. Quizás ·e1 modo' más poderoso de introducir
gta<lüaltnente en la regíón nuevos requerimientos: y la yenta
de bienes• importados\• consiste en el prot'eso de infiltración
a través de los ~stratós más elevados y rico~ hacia. lo¡¡ >de,,.ta
gente más pobré. ·· '
0

En el aná,li~is de la demarida, ecor:iórriica .en gineraI y· qc


la dernanda en el mércado en particular; e~ 'preciso .estab1é:-
cer ciertQs ·e~tratos y clases sociales. En la región se •.encuen:
tran. pocos cientos de familias.· con iµgresos súperfores a diez
mil ·pesos. Estas.familias .pueden tiasifícárse .como. la bur-
guesía acomodada. NÍllguna de ellas perténec;e ,;.i:' Ja aristo~
tracia colonial de' Oax:aca., de la cual, según se sepa, ningún
descendiente existe en· ~l terr,eno; .· Son' Íos principale? indus-
triales, los comerciantes al ·mayoréo ·-españoles en gran
parti-, uno o dos e}2tian jeros, los 1fµnciorui.rios ma.s elevados
y unos cuantos propietarios de minas. Las expropiáciones .de
latifondios y de propiedades extranjeras han eliminado a la
mayoría de los haceml<!_dos. Los que todavía existen, viven
en una. combinación de los niveles de vida norteamericano y
latinpamericano. Pocos tienen automóviles; la mayoría po-
'>een grandes casas rnuy cómodas, bien amuebladas, en ~-
siones provistas .de cuartos de baño; yisteri, comen, y en. al-
gunos casos, también leen y. se divierten de modo que com-
binan los apetitos .culturales ·del gringo con los del latino-
americano culto.... Entre ellos hay .algunos ·intelectuales pro-
minentes como el Sr; Solana y Gutiérrez y J. F .. Iturriba-
r.ría, quienes intervienen en la· producción literaria de 1\.1:é;ici-
co. Se ha insistido en esta clase social porque es a través de
ella que la influencia de la cultura occidenfalse filtra en to-
da la región. Si se efectúa un inventario de sus compras, se
encontraría que poseen y usan muchos artículos importados
de los Estados Unidos, sobre todo sus· automóvHes, máqui:
nas de cos~r, radios y muchos de sus Hbros. También seha~
Haría que. esta dase realiza sus compras en gran própordóii'.-
en la ciudad de Mé.,dco y otros centros urbanos como Pue~
bla y Monterrey. Ello no obstante, para surtir sus despensas
y para obtener ciertos artículos de consumó, ellos o sus'sír~
vientes ocurren. á los mercados locales, En Oaxaca 1tó
hay una sola carnicería fuera de éstos; lo mismo las
frutas, las verduras y aun los artículos de parro son adqtti-
ridos en los mercados para tales hogares prósperos; .·
Otra clase está integrada por l~s habit~tes & las ciu-
dades con ingresos. que oscilan entre cinco y diez mif pesos,
que difiere del grupo anterior sólo en cara~teres de menor
importancia; ·aunque esta clase se abastece en gran medida
en las tiendas locales respecto a..vestidos y ado¡:nos· perso-
nales,. abarrotes y objetos de uso doméstico, deperi.qe aú11
.más del mercado. ·. · . ·. . .... · , · · · . • . :
El tercer: grupo lo forman los mestizos urbanos; íos pro,-
.fesóres de ésci:felá/ los pequeños tenderos, los artesanos.má'S
vitos y la cuantiosa da.se de einpleádos gubernamentales y

-9?--
comerciales. Se efectuaron una o dos investigaciones deta~
Hadas sobré los presupuestos y niveles de vida de casos re-
presentativos dentro de este grupo. Se trata de personas cuc
yos ingresos varían entre dos mil a cinco mil pesos.
' . La población urbana pobre de Oaxaca y de las otras
poblaciones quizás se mantengan con ingresos de quinientos
a dos mil pesos. Son los pequeños artesanos, los empleados
y quienes, aun ct.i.andoviven. en las poblaciones; obtienen la
mayor parte de sus recursos mediante. el cultivo de horta-
lizas o de pequefias parcelas de tierra.. Sin· embal'.gO, difie-
i'e.n qe los c;:~peshios en su modo de vida, en sus exigencias
· y en,su manera de vestii-. Tal vez sus vestidos se hallen de-
teriorados ó ajados; pero constituyen la librea de la civili-
zaciótioccidental.. Su alimentación se parece mucho a la de
los campesinos. En sus renglones de presupuesto pueden en-
confrarse gastos de cinematógrafo, algún periódico de cuan-
do en vez y la ctiota de miembro de alguna sociedad .local.
Estos renglones no podrían hallarse en ·1os presupuestos de
los_ campesinos o de los indígenas de la sierra,
Al mencionar el. quinto. grupo, el de los campesinos, es
interesante anotar que en muchos poblados pequeños .existe
,clara distinción entre los occidentalizados, aunque inµigen-
tes pobladores, y el resto de los campesinos; sin embargo,
ambos sectores conviven lado a lado. En .correspondencia con
la distinción hallada por Robert Redfield .entre los correctos
y los. tontos,. se encontr6 una expresión corriente que define
a h1.s personas "civilizadas" como gentes de razón, y 9tra
que se refiere a los indígenas auténticos como los naturales.
También se indica aquí, de paso, que en Oaxaca se usa la
palábra yopes para caracterizar a todos los indígenas. La lí-
nea div-isória se halla clara y palpablemente marcada. El
grupo indígena habla el zapoteca-mbcteco como lenguaje ma-
terno. Los miembros de la gente de razón utilizan de modo
exclusivo o predominante el español o "castellano". El pri-
zones, calza huaraches y se dedica primordialmente a. la
rñer grupo viste camisón blanco o coloreado y amplios cal-

-9.8-
agricultura. Ya se ha mencionado el caso de la gente urba-
nizada de Ocotlán que se distingue de la población indígena
de San Antonino. Sin embargo, en este último lugar pocas,
personas quizá· podrían ser calificadas como "razonables".
En tales sitios que son semipueblos y semiciudades como
Zaachila y Zimatlán, las diferencias se manifiestan en fron-
teras entre barrios, suburbios, donde pueden encontrarse.
grupos o manzanas de casas de piedra o ladríllos en una par-
te y típicas habitaciones campesinas en la otra, cada una den-
tro de un solar. ·
Este quinto grupo, sin embargo vive predominantemente ·
en los muchos poblados esparcidos en todo el Valle. Existe
derta uniformidad en las viviendas y muebles, en Ios instru-
mentos domésticos y en las formas de vestir. Su dieta con-
siste de café, chocolate o atole por las mañanas; tortillas y
un platillo de carne al medio día, y son característicos los
frijoles negros con tortillas a manera de cucharas o en ta-
cos. Puede .comerse carne dos veces o más a la semana. se-
~n la riqueza del campesino. Entre los campesinos pobres
la dieta resulta mucho más sencilla, los vestidos más dete-
riorados y remendados y el moblaje más sim_ele. A grosso
rriodo, la gente de los poblados del Valle vive a razón de
25 centavos a $ 2,00 al día por persona. Esta última cifra,
se refiere a los individuos más ricos. Se sabe de algunos cu-·
va fortuna se valúa en alrededor de $ 50,000.00, y existe por
lo menos un famoso campesino zapoteca auténtico con re-
putación de millonario. Se le ha dado el sobrenombre de
Chindino y se dice que vive de acuerdo con el nivel de vida
del indígena medio.
Según se sabe, muchas de las comúnidades campesinas
hablan el lenguaje indígena en forma exclusiva o predomi-
nante. Todavía existen comunidades en las que no es posible
conversar en español con la mayoría de los hombres y ape-
nas con alguna que otra mujer. Al lado de tales poblados
hay otros, genuinamente campesinos, cuyos habitantes no
conocen otra lengua que el "castellano"~ Entre ambas da-

-99-
ses-! de cemunidades se ·observan margi.das diferencias en
costumbres, .perspe\:tivas·y aun en hábitos dietéticos y equi:...
pos domésticos; Como ya se ha dicho, los campesinos visten
todos igual; tienen ciertas costumbres y maneras. caracte~
rísticas. Si se come en compañía de un •grupo de campesinos
se observa que· mientras .Jos hombres se sientan en las pe-·
queñas sillas que allí se.usan, o.en bancos, las mujeres inva;-
riablemente se sientan enel piso. La carne y las pesadas sal-
sas y sopas se sir:ven en .escudillas .. La tortilla es enrrollad~
en forma de.taco o usada como combinación .de trinche. y,
cuchara. ~l .resto se hace c:on dedos y dientes. ·Los. buenos
mQ(iaJes durante la comida incluyen repetidos· eructos en se-
ñal de. satisfacción. Algunos campesinos duermen en catres
prími tivos ; sin e~bargo, la mayotía lo hace tan sólo sobre
petates tendidos en el suelo. El. aliño diario sigue una rutina
característica de naturaleza más o menos rudimentaria. En
Iá3:,ctualidad, el usci del jabón es general y los olotes fun-
cionan á. manera de esponjas. El aparato sanitario por lo
común consiste en un hoyo excavado en medio del solar, o
bien es sólo un e~pácio ~onveniénte del terreno reservado
para ello sin de~asiados miramientos en cuanto. a intimidad.
Según se sabe, .esta gente ,también es desdeñada. por
otros grupo$ a ca.usa .de su ocupación económica, que es el
trabajo agrícola. La mayoría de los campesinos son profun-
damente -religfosos, en el. s.entido tradidonal mexicano. La
atención que dedican al altar doméstico, aunque formal, es
observada ,escrupulosamente. Las festividades de santos, so-
bre todo .Ja del. santo patrono del. pueblo, tienen que cele-
brarse y exigen grandes gastos en dinero y energías.
· El intenso sentido de la independencia municipal es una
caracterí$tk:a sociológica im¡:,ortat1te de este grupo. Cada co-,
munidad se considera a. si misma. como soberana y lo mani-
fiesta de muchos modos. Aunque las reyertas entre subur-
bios, en los poblados más grandes, como Zaachila, son muy
frecuentes y sangrientas, si lleg-a a haber alguna interven-
ción o ·interforencia f'pránea, todos los miembros de .la co-

-100-
munidad se unem par,a forn1ar un solp frente hostil. Hace
poco tiempo se cometió un asesinato en. los aledaños. de la
ciudad de Oaxaca durante pugnas políticas entre dos seccio-
nes del poblado, de Xoxo; pero la· parte agraviada· se opuso
con gran eneJ?gfa· a.:que,el asunto fuese puesto en .manos de,
]a: policía. Consideran la institución tradicional de. la ven-:
detta como 1nás: eficiente;• apropiada y honorable... En una;
comunidad.en la}que B. Malinowski pasó unos JO días, eL
pueblo de San i Sebastián Abasolo, se sabía. c~n fre.cuencia:
<le casos en que .algunas chicanas e inmoralidades judicialeSí
y aun felonías y erímenes eran perfectamente conocidos por
los habitantes; discutidos y, atribuído.s por la opinión públi"'
ca, y en cada, castda' parte >agraviada era la que preparaba:
el· adecuado castigo;· En· ningún caso, ,cnalqttiera. que fuese,.
los habítantes prensan en presentar los asuntos ante. un juz-
gado o, una: dependencia administrativa.
. i ::,

Los poblados' .mismos, ti.enen una política· definida en


sus actitudes respecto a la Iglesia y fa. educación escolar.
H~n seguip.o esa. política durante año~, y ni. las autoridades
dél' Estad(), ni el Gobierno federal han sido capaces de ejer-
presión..
cer sobr.e .ella 'e{eétiva.. Aquí se m~ncicma ese hecho
porque las óbservacíones detalladas"de esa· naturaleza, si se
efeetúan •y, confirman en otras regiones de la República,
ofrecerfan una importante serie de indicaciones en materia;
de reformas sociales :y planeaeión política. El sentido muni...
cipal ·. de autonomÍá de los índígenas ·en realidad constituye
un acervo'. democrático extraordinariamente importante pa-
ra el país. Estó significa que la opinión pública local es en
extremo útil para llevar al cabo cualquier sistema• planeado
de educación, de 1inejoias económicas y otros elementos de
cambio culttll'aL :,• .
·., ;.,;:..,

•.. En yerda~, ego g_ui:zás,ha sidoinhµtivamente recono-


é1do . po.r el Presidente Lázaro . Cárdenas, .. cuyos éxltos han
sido ·elegidos, ~ ~an patt~; al lieclio de que dtiraµte · sus
viajes por tedas partes de. la.Aepública'füe capaz de ganarse

-101-
y movilizar aqudlá opinión· pública local en la tttaJ.<1rfa de
las zonas .indígenas.
Existe, además, un sexto grupo de consumidores :--pro-
ductores que siempre se les encuentra en-el ,.mercado y que
de muchos modos .constituye uno de los factores mál! im-
portantes de la vitalidad del mismo. Es el grupo íntegrad(;I
por los indígenas que viven en las montañas circu.ndantes.
El Prof, Julio de la Fuente ya había trabajado. antes, qu-
rante un año, en la región de Yalalag y visitado la zona
de· 1os mixes. Sobre esta última· también fue posible .obtener
iniórmación de segunda mano aportada,por tino de nue.stros
más educados informantes, el ·Prof. Unda, quien durant~
muchos años ha trabajado ffl los distintos distritos. Es ne-.
cesario distinguir. aquí varios subgrupos. Algunos tod.avía
apenas han sido afectados por los recientes .cambios habidGs
en el país, por la educación o por el progreso. En cierto mo-
do, también han. permanecido al· margen de la inflµencia la-
tinizante del período colonial.
Se comenzará aquí por el grupo que es quizás él más ¡jo::
bre, él menos latinizado y el menos organizado económica-
mente: el de jos indígenas ele la sierra sudoccidental.n ·
Aunque el nivel de vida de esa región es en genéral 'muy ·
bajo, allí se consumen y se necesitan.ciertos articules cuya
principal fu ente de abastecimiento son los mercados del .V a-
lle. Sus habitantes gustan del café, del chocolate, del azú-
car. En la ·región no crece suficiente maíz para:el delgado
;;.tole y las tortillas y necesitan comprar por lo menos lo do-
ble de fo que producen. En ocasiones, también gustan de te-
ner pan de trigo para consumirlo durante algunas 9-e .sus
celebraciones festivas. Además, tienen que adquirir impor-
tante variedad de verduras frescas y frutas cítricas, las cua-
· • El libro de Steininger y Van de Velde, :,a. menciomido ·con frecuencia,
ofrece un cuadro interesante de los individuos más· pobres f!llizás -de este grupo.
Nuestr¡¡s observaciones sobre la vida .econ6mica de estos indígenas .-a f!llÍene~
hemos visto tan sólo en los mercados- muestran satisfactoria concordancia con
los datos recogidos' con mueho may<Or · detalle l)()l' aquellos autores.

- .. j,Q2-
les, estas úlitmas, les aportan vitaminas necesarias ,en su
dieta. Su vestimenta, pobre como es, ajada y remendada,
tiene que ser comprada con dinero, excepto algunas piezas
de atuendo femenino y masculino heehas eon lana en la mis-
ma región. La mayoría de sus utensilios doméstieos, los ar-
tículos de .barro, los de cuero, los sombreros y los utensilios
de hiel'ro que pueden necesitar, deben procurárselos en los
n~érca<;los o en las tiendas.
. Si l9s mercados del Valle desaparecieran, los indígenas
de los distritos adyacentes tendrían que caminar mucho ma-
vores ,distartcias 'hacia otros centros comerciales o padecer
~n algunas de sus comodidades esenciales; en verdad, esta-
rían al borde del hambre. Sería útil discutir en este punto la
forma,en que tales indígenas pueden obtener algún poder de
·eompra como consumidores de .artículos indispensables. La
región que habitan les permite recolectar, y en algunos ca-
sos, producir artículos. que son muy necesarios en él Valle.
Leña, ocotes y carbón; la lana ,de sus ovejas, y sobre todo,
·quizá, frutas tales como manzanas, duraznos, peras y tam-
bién amoles, raíces que crecen silvestres en las montañas y
qne··se utilizan a manera de jabón. Los indigenas llevan esos
articulos ,a los mercados -para cambiarlos ......principalmente
eon el ·sistema de trueque- por otras mercancías que ne-
eesitan..,,
Más adelante se tratará de los detalles del trueque>Al-
. gunas de suir·ti:ansacciones tienen que ser realizadas por di-
ner0; puesto que el café, el azúcar, el maíz y la.cerámica, asi
como los,vest1dos y los artículos de cuero, deben ser compra-
dos con ,moneda y al contado; Fácil es advertir que para es-
t~ clase de participantes-el mercado constituye un medio elás-
tico de adquirir poder de compra inmediato por medio del
trueque • y de ventas en dinem. Tanto el mercado como las
tiendas locales son también un emporio, vasto y variado, des-
·de el punto de vista deLnivel de vida de los indígenas, en el
'·'1uai toda la serie de sus necesidades puede ser satisfecha
con prontitud. ·

-··· 103-
. Los mixteéas desempeñan en 'el mercado un papel algo
diferente. La inforfüación recabada sobre¡este tema es menos
•cómpleta, puesto que ninguno de los investigadores visitó
esa· parte del país, no óbstartte que· Ia situadón por estudiar
és mucho más eompleja. Látégión en su •ltonjunto no es ri-
' ca. de cierto; algunos de sus distritos tienen que comprar
·una·cantidad adicional de[ cereal indispensable, el maíz. Las
artesanías nativas, tales como la alfarería y varios prod:1c-
.tos textiles, artículos de fibras duras y cestería, son a<l,1ui-
1 .en.
ridos él Valle Sin etnpargo,·1a r,1rgión .de los míxtecas .es
a
muy vasta_; .al~na¡¡ . de sus zonas norteñas .son bastecid,as
principalmente .por_. el gran centno
.. . ' . indu.striai de Puebla.
Lá influencia de los mixtecas eri los mercados de üa-
xaca se debe a muchas importaciones de productos de su
:régióri,; producto~ de palma, sobre todo sombrer0s, esteras
ü petates y pequeñas canastas tejidas, ciertas clases de chi-
les, manteles, lana eri bruto, trigo· y hierbas medicinales, toc-
tl1) ello permite a los mixtecas adquirir el necesario poder de
i
, ..m.Jjra para realiza·r sus adquisiciones. Muchos indigen~s
"de esta región ·se han: establecido enla ciudad de Oaxaca y
e.ti otras poblaciones, donde,actúan . como agentes, en espe-
dál para la venta de sombreros de palma, pero también co-
t;io "corredores" más o menos importantes de trigo y de ma-
1
~ tt>rias primas y como exportadores de los ya mencionados
.productos oa..'Caqueños.
Se tien-e aquí un cuadro ert cierto modo diferente. Pue-
de decirse· que el Valle y la Mixteca son dos productores: eco-
nómicos irtterdependientes que cambian bienes y servicios y
se. complementan rnutuam:énte. Tal vei la mayor cÓllÍplica-
tión surge del hecho de que ciertas ntercandas fabricadas
en Puebla y en México, así como algunas materias primas,
llegan a la Míxteca a través del Valle; :perd también concu-
rren en éste por" las antiguas rutas comerciales que atravie-
san la Mixtecti. La parté norté de esta región, dicho sea de
paso, de ningún modo puede· considerarse pobre; el suelo es
fértil; se producen allí grandes cantidades de maityde trigo,

-104-
y está bien provista de ganado mayor y de otros animales,
Sin .embargo, todo ello tan .sólo es información .prelimir)ar
que ofrece algunos puntos de orientación, obtenida de con-
tactos con· los agentes e intermediarios establecidos . en la
ciudad de Oaxaca y sus alrededores, y con algunos de los
amigos -sobre todo el Prof. Unda- qué· conocen de· pri-:
mera mano aquella parte de la Mixteca. ·
En cuanto a• la región de los mixes, se obtuvo allí un
cuadro muy semejante al de los habitantes pobres. de. las
montañas occidentales. Esto se refiere,. ante todo, a los mi0
xes que habitan el distrito adyacente al valle oriental de Mi~
tla y Tlacolula; son ellos los principales participantes· en los
m~rcados del Valle; tienen que completar su proqucción de
maíz con grandes cantidades que a~quiereil.en cada una de
sus visitas a los mercados.. Por Jo común compran también
carne, abarrotes, pan y verduras. Casi nunca abandonan ·el
mercado sin llev,,1rse algún licor, :fuerte en el estómago y en
sus bolsas de viaje. No O'bstante que existen dos o.tres centros
inixes productores de cerámica, .esos indígenas adquieren
grandes cantidades de buena alfarería, sobre ~odo la produc
dda en Atzompa.Y Coyotepec. ·· · · · ··
Con el objeto de comprar tales mercancías, los mixes
llevan consigo, primordialmehte, las clases de frutas qúe me•
jor se producen en las tierras altas, duraznos ·en su mayo-
ría. También·venden papas ·Y chiles que crecen, en las zonas
más templadas; pero estos productos · son: comercializadós
por los mixes más prósperos en el mercadó de Tlacolula que
es su principal centro de abastécimento, Además; por tero.:
]!Oradas, venden ciertas clases de frijol y el· pi:ttle, nombre
que se .da a la semilla del mamey. ·. En ocasio.nes llevan á.l
mercado. el. café. que recolectan. en sus distritos vecinos de
clin;ia más templa~o. Algunas de las ga;nandil$ de este pue-
hlo mixe,. pobre, pero mur. trabajador? provienen de, seryi,-
cios. que .prestan ~mo acarreadores ·ae é,,1r~s pesaqas,a
cambio de unos 50 centavos por día, de 1os cuales tienen que
deducir. sus gastos de . alimentación. Se ···-,-
)
observan;aquí
..
.•
. l~s
"'. """

-105-
mismas .fúér~s y los mismos. n¡e~anisrnos efectivos halla-
dos en la participación ,de los· indígenas occidentales en los
mercados del Valle. De éstos. dependen también los mixes
para· adquirir sus subsistencias y sus pequeños lujos, tales
como carne, abarrotes y licores fuertes. Pueden.ofrecer·cier-
tas Semillas qué son de rápida venta, puesto que no se pro--
ducen en Tlacolula y sus alrededores. Durante el mismo día,
en una serie de transacciones -·las más de trueque- obtie-
nen .fos artículos que necesitan, más un excedente en dine 0

ro ,que les sirve para efectu¡lr compras directas en el mer~


cado o en sus ,alrededores, después de lo cual inician su. via-
je de i"egreso. · ·
.. . Los indígenas de 1a Sierra de Juárez, quienes sin du-
da se hallan en un nivel más alto de prosperidad, hasta der-
to punto también dependen de los mercados de Tlacolula,
Etla y Oaxaca. En algunos de sus distritos necesitan .com.:.
plementar su produ\:dÓn de maíz, y en la mayoría tienen
que comprar verduras frescas, cebollas, utensilios de barro,
á:barrotes y vestidos. Sin. embargó, debe tenerse en cuenta
una distinción entre los distritos adyacentes al Valle y las
partes mucho más distantes que han de depender de otros
mercados; entre los que existen v.arios en 1a Sierra de Juá-
rez.misma. Sin embargo, •estos últimos gravitan sobre el sis-
.tema del Valle, en los que adquieren algunos de los produc-
tos más modernos que. llegan desde fuera, además de los
a.rtículos ya mencionados ; por todo ello, la región norteña
paga en trigo, ll:afé y frutas tales como manzanas, membri-
llos ;y peras: En esa vasta zona se tendrían ;que ,distinguir
ciertos distritos1 especialmente fértiles que envían exceden-
tes de maíz hacía el Valle.'º
\
. Ya se verá gue 1a clase de necesidad económica que ha-
ce del mercado un lugar importante :....-O mejor, indispensa-
ble-- para los indígenas de. las regiones adyacentes y cir-
cunvecinas al mismo; ·se aplica también a los campesinos de
. 1 º· Véase el estudi(Í del •Prof. Julio de la :F.uente,sohte la .región de Yalalag,
él cual contiene una relaci6n detallada de e,a zona.
los_ poblados situados en torno de Oaxaca. La mayoría pue-
de producir y· produce el alimento básico, el maíz. Aigunos 1 ·
muy especializados, como Atzompa y Coyotepec en su alfa-
rería, Tlacochahuaya y San Antonino en sus mercados de·
verduras, o los poblados que rodean Etla con sus eficientes
panaderías y su producción d~ quesos, pueden · aportar ar~-
tículos importantes al mercado ; pero tienen que venderlos o ·
campiarlos en trueque para poder abastecerse de los ali-
mentos y productos . manufacturados necesarios. Ya se ha
tratado con algún detalle sobre cómo este .mecanismo cubre
una parte IllUY pequeña de la demanda de alimentos en At- ,
zompa.
En general, es posible estudiar los problemas del con-
sumo en un poblado clesde el punto de vista del presupuesto .·.
familiar. Así se hallarían presupuestos de corto alcance que
varían desde el diario hasta el. semanario de acuerdo con la
riqueza, la prosperidad y aun. la inteligencia de las familias.
En tales períodos, durante el día· de mercado más cercano, .
el cabeza de fárnilia tiene que movilizar sus recursos:· pocos
almudes de maíz, algún lechón;· urias docenas de huevos, en
el caso de un productor agrícola; o bien, los artículos de ba.: ·
rro terminados en. la semana, o las ·verduras listas para su
venta. Todo ello es llevado al mercado y el erectivo neto es
gastado, antes que nada, en café. o chocolate, azúcar y cat::'.
ne, licor y•utensilios necesarios. En dos ocasiopes al año los·
guara.arropas tienen que ser reabastecidos o .debe comprarse·
Ún nuevo sombrero, por lo común con motivo de alguna fes:.: ·
tividad. El _mismo mecanismo principal del mercado ~un
lugar para obtener podeF de compra y· hallar una Iarga •. se7 .
rie de oportunidades para utilizar ese poder en la. completa·
satisfacción. de las necesidades corrientes- muestra cuán
necesaria es esta· institucion para el campesinado de .los per
blados.
Sólo unas cuantas palabras pueden decirse aquíacerca
de otras clases de. c011sumidores. La población urbana po- ·
bre, o bien los natli,rales <:J!le vive11 en las poblaciones más
-1Q7-
'IW'JW'lfA'I ' " l'l''J S'I ·p ·• Y'I J,J;•JW'I lill!U\

gi:~(ÍeS, se ¡¡.tjenen a Íos mismos presupuéstos de C?rto al-


cánce_ car¡icterí.sticos de los campesinos. Se estima 9-ue la
párte má11 grande ~e las compras de esa gente se realiza en
lqs mer<.adqs~ E.;; decir, se hallaría que una proporción muy
gi:ange 'dé .$US _lpgresos, son utilizados en comprar. me:rcan-
cí_ás a1Q$ ven'1~dore11 que se. encuentran en los mercados. La
diJlitenciá ·• principal _etltre _los habitantes urbanos_ pobres y
fo$ c,áifi~sinos CQJl!ÍÍste,. primero, en que existen variaI\tes
-ya_ indicadas-·_ entre· 1as necesidades de ambos grupos; y
se~d<1, . ~ que .k,s_ ~rbanos .pueden, utilizar el. mercado a
diario, si viven en la éapítál del Estado; en verdad, pueden
abastecerse en alguno de los cuatro mercados que allí funcio-
nan todos los días y donde pueden 'Comprar los alimentos que
necesiten, aparte de uná sétie de otros bienes de consumo.
" . ¡ . '

Una diferenéiakecundaria consiste en


qüe los urbanos
coip.pran con, rnuclia, más frecuencia en las pequeñas tiendas
que se h::1.llan abiertas durari:te todo el día y a muy corta dis-
t<lllcia de sus hogares; Sin embargo, en esto hay diferencias
respeí'.to a Jos. artíi;:ulos CQ{1'prados, puesto que muchos ar-·
tículos del mercado. no pueden adquirirs.e en las tiendas, o
bien, éstas 1os _venden a precios mucho mas elevados. La in-
fprmaci6n que _se .tíene sobre esta clase de consumidores es
muy éiefídente; en .realidad, hásta ahora no nos ha. sido po-
sible estudiar esa ¡;Jase, sino a través de indicacionés oca-
si9nales. no ',iptegrad,as dentro de_ algún i::uadro ,clar9, esto
sin .••mencionar ná.d::1. . ,semejante a datos sobre presupuestos. ·
. ' .

: · Se eonoce mejor la clase burguesa, con ingresos supe-


riores ll $500.00 al año. EIProLJulio de la Fuente ha efec-
tuado algunas investigaciones detalladas en algunos hoga-
res. Este grupo todavía depende principalmenté de los mer~
cados para ,adquirir alimentos. En ellos se compran ade~
más algunos textiles y objetos de uso diario, que también ·
encu,el'.!tr,:an en 1:¡i.s tie~das más pequeñas. En cuanto a los ar-
tícülof m,is coí:nplicados que deben ser adquiridos fuera del
mercado,_, en .sus hogares puede haber alguna máquina de
coser, una o dos piezas de mobiliario, quizás un fonógra~ ·
-108-

.v

j '
fo. . . artículo.s ello~ que son lfovados desde. fuera de la re-
gión y que no es posi~le encontrar en los mercados .
•\ : '; ' < •' '1 . ; ' • . ',. .• '

Y a. se ha escrito, más o menos extensamente de· las da,.


ses acomodadas, y.se sabe.que ésta:s dependen en mucho ma-;
yor. medida .de varios, productos importados a la. región.
Deberi afiadirse .algunas afirmaciones concretas .al exa-'
men que ya se ha hecho de la relación entre el abastecimien~-
to de los mercados y_ sus Juentes ! la. ,producción local del
Va:lle y las· importaciones;. Aquí se establece. una línea de
distinción entre el mercado y otros. establecimientos comer-,
dales. En. éstos pueden encontrarse buena cantidad de ar-'
tículos no producidos en el Estado de Oaxaca, ni .aun siquie-
ra en la República mexicana.. A'Utomóviles, máquinas de co-
ser, .fonógrafos y radiós llegan principalmente desde los Es-
tados Unidos. Este país, tanto como Alemania, y en menor
lnedida, la Gran. Bretaña y. Francia, abastecen de lámparas,
de pétróleo•y gasolina, bombillas eléctricas y larga serie de
mereancías · relacionadas con -el alumbrado, la calefacción y
los. más. complicados aparatos de: cocina. Las cacerolas y
ollas de peltre -..artículos poco usados por. los indígenas o
los campesinos- proceden principalmente de los Estados-
Unidos o d~ Alemania. En cuanto a los te.-ctiles, la mayoría
son fabricados en la región o en otras partes de la Repúbli-
ca, y sólo las. calidades más finas son de. importación. Tam-
bién .. son traídos del extranjero los instrumentos musicales
y ;cierta cantidad .de productos químicos y farmacéuticos.
Algunos productos enlatados y algunas exquisiteces culi-
narias, como el azafrán, se importan de España; y ciertas
de las mejores tiendas de abarrotes. y vinaterías expenden
vinos~ licores '.y aguardientes. que proceden de España, ,Fran~
cia·e Italia La mayor parte•·de fas mere.andas enlatadas que
se venden.en la .región son, fabricadas en. México; pero las
hay. _ tambif.n .de. I<>s _Estados .Unid<ls, _Francia, Alemania y
~.spaña. Imptesioria la pequeña candda:4 de objetos japone,-
ses baratps, con excepción de pocos artículos de· célulóide
édmo'peines, espejos y juguetes. '
_;1@-
, Sin embargo, es muy dificil que cualquiera de los pro-:
duetos itnport,a:dos afecté al v1::rdadero . mercado. En reali-
dad, como desde unprindpio se formt1ló este problema en
lai .investigación, se puso especial interés en descubrir los
productos no:mexicanos que se expendían en los mercados.
No fue posible registrar uno. solo definidamente .conectable
con ..alguna fuente extranjera, excepto,. co11lQ ya se dijo, al-
gqnós de 19s pequeños objf!tos ·de, celt1loid~.
No obstante, el próbl~ más imwrtante respectó .a la
importación 'Se .refiere a fas subsistencias, Los datos reoogi~
dos indican qúe en con(ijci,mes normales la región es.a1:1tosu.:.:
fíciente en maíz, ·trigo y ganado. En verdad, excedentes de
estas. mercancías .son comúnmente enviados désde el Estado
de Oaxaca:a otras .partes del país; pero durante los años de
sequía o de .plagas, cuando el precio del maíz, se .eleva hasta
10°11:ec:es e} promedio n0rmal, mientras en otros. Estados 0;
en .ehextranj_ero las cosechas. son<buenas, .este .álimento·bá-
t:ico .:tiene ..que: . ser importado en, la región, Esto· afectaría en
grari medida la economía. de los mercados y. de los distritos.
Durante el verano eri que se efectuó la investigación en el
Valle; de. ningún mocfo fue desastrosa fa cosecha, pero sí
inferior a la normal. El ,maíz fue traído desde otros .Esta-
dos, Jh1e posible observar entonces que:era vendido a pre-
c1ris~más bajós .qt1e· los del maíz locaLExiste una definida
preferencia de los consumidores por este último, lo cual es
defritlb a que las ·diversas dases del maíz.'Iocal se hallan li-
gadas a sus varios usos: en ef atole-.bebida muy aprecia~
da~. en·las tortillas y eri la grari :variedad de formas ..enro-
Ua:das .o ·prerisadás que,el·granó o.lamása dél maíz adquie~
r:erl enJos -platillos o bocadilk,s· de ·1a régión. ·A menos que
la difereñcia<de precios llegue a ser i:iluy·grande; los habi,
mntes·'Clel Valle pagarían quizá cinco centavos o inás sobre el
precio" detmaíz'irnportado;·corifal de adquirir él local.·
.,, _·Jt11 e~t~ ,p~to ~~' a~~i{dec~irar. ~ue .más ad~Iante sé
d::¡,rá~ieonocet el estg.Qiospbre 1,a preparación de los variados
pfatítlos y· sus 'támbién ·variados. s~bor~s,, y, la relación ·que
-110-
esto tien.e.con Íos abast:ecimiento.s, los precios y la·s transac-
ciones en los mercados. Los datos recabados respecto al maí.z
contienen aigunos hechos interesantes. Además debe anotár-
se aquí que. én esta materia deben coordinarse los' trabajos
del e4fólogo o del econqmista en Mé.iico, con los del estudio-
so del ·comercio internacional. El precio .del maíz llevado _del
exterior a la región depende de las tarifas ferroviarias; de
quienes manejan ese negocio en gran escala; de los subsidios
gubernamentales, en ocasiones, así como del desarrollo pro-
gresivo del nivel de vida y de los gustos de los consumidores.
En esto, la tecnología puede ser útil al economista; pero
aquella tiene que depender de la cooperación de éste. El
problema del maíz, sin duda alguna, es de importancia na-
cional en México; es el alimento básico en la cultura mexi-
cana; .el _maíz no será reemplazado, ni debe serlo, por otros
cereales, según lo indican razones de orden sentimental, his-
tórico y económico. Es esencial estudiar ese problema en
detalle dentro de un pequeño hogar indígena o campesino ¡
esto es indispensable para colocarlo dentro del marco más
amplio de la economía nacional y del comercio internacional.
En relación con ello, nos damos cuenta perfecta de que
los datos contenidos. en este capitulo son sólo una aproxima-
ción al estudio económico completo. · Aún no nos hallamos
capacitados para presentar los aspectos económicos esencia-
les de la producción, la distribución y el consumo. Es obvio
que esto implicaría una valoración numérica de las activida-
des en cada fase. Sin embargo, proponemos qúe se estudie
con mayor profundidad la agricultura en sus aspectos econó-
micos, con datos sobre el valor y la cantidad de las tierras
poseídas y utilizadas por el campesino medio, y también,
quizá, clasificarlas de acuerdo con algunas categorías de ri-
queza y eficiencia. La valoración económica de la mano de
obra como factor de la producción implicaría cierta forma
de comparación entre el uso de la mano de obra doméstica,
familiar, y el de la asalariada auxiliar; de ser posible, se
insiste, la comparación se haría en términos numéricos.
-111---
Aunque se tiene. unc1, id~a. aproximada ,de varios pr.esul?ttes-
tos fámiliares; no se cuenta con datogpresentábiés.en este
estudio .. Se dice todo esto porque el proposito de este in,-
.forrrie es sugerir y estimular, indi.car los liriea:niientos com-
.pletos de esta;investigacióri y definir l(?s problemas ~eóricos
,principales de éste tipo de trabajo de campo etnológico, so-
<;iológico y económico combiµado en Mfxioo, ·· · ·
8. LAS TRANSACCIONES DEL MERCADO BAJÓ
EL MICROSCOPIO .

Todavía es necesario observar más de cerca algunas


transacciones en el mercado, las exhibiciones de mercancías,
los métodos de atraer a. los clientes, el inevitable toma y
daca de los regateos, la venta y la apropiación de las mer-
cancías. .En estos aspectos, nuestro método no consistió en
preguntar precios, ni aun en discútir asuntos con los compra-
dores o los vendedores. Durante uh activo día de mercado,
cuando el comercio resulta concurrido y el visitante llama
poco fa atención, el método principal fué registrar 10 qué en
realidad ocurría, y así obtener datos sobre conducta y á.cttia-
ción, más que indicaciones verbales de intenciones
'' . '\ . - :
y espe:
ranzas. ··
Esto de ningún modo s1gnifica. que rio se deban. discutir
problemas,. formular preguntas y obteru;:r tantos comenta-
rios _como se ofrezcansobre lo que.sucede;.pero la§ sólidas
realidades de. la transacción, el precio pedido y el precío
·ofrecido, la: suma pagada y.el .método con que. el.artículo es
apropiado por el comprador en atención .a la calidad y a fa
cantidad, todos ellos fueron acciones observadas antes de
_iniciar las conversaciones. A ratos, un investigador se halla-
ría sentado en una pequeña silla, cerca de algún comerciante
amigable y bien dispuesto. Llegarían clientes; examinarían
las mercancías; preguntarían precios, y se irían· sin cómprar.
'Otros, en cambio, sí-comprarían. En general, aunque no de
-111-

-
IIll:ll1liLllHILEillíill-Ll'&lii-ii-l,i-Ll1Ll,Cl,Z p
modo invariable, la transacción se efectúa entrelazada con
una prolongada conversación de regateos, de elogios de pro-
paganda y observaciones reprobatorias. En ocasiones, el
observador seguiría al cliente en sus compras con el objeto
de computar .el alcance de sus intereses y de sus necesidades
como consumidor. Esta fué una de las más complejas y di-
ficultosas tareas ; fué realizada por B. Malinowski durante
una excursión al mercado en compañía de un buen amigo
vecú:io de uno de los pueblos cercanos. De él se obtuvo un
detallado y preciso relato de la forma· en que el comprador
aprecia la calidad y la cantidad y se decide a escoger. El
problema general que justifica tal observación consiste en
obtener una clara idea de la esencia del regateo en el mer-
cado, En otras palabras se observa eri todo ello el funciona-
miento. concreto, específico, del rejuego entre oferta y· de~
manda según ocurre en las transacciones típicas de un
mercado regional mexicano.
Fue posible alcanzar algunos principios generales inte-
resantes.y. firmemente establecidos. El precio justo y correc-
to de cada. mercancía es conocido tanto por el compr~dor
c;omo por el vendedor. En cuanto al regateo, se observaron
varias importantes diferencias y distinciones conceptuales es-
tablecidas. En ciertas mercancías -principalmente y ante
•todo en el maíz- el rejuego de la oferta y la demanda y la
actuación real del regateo son una realidad económica. Esto
es: la gente no regatea sobre el maíz por 26 5 cts. tan sólo
por el placer del intercambio verbal o por éualquiera otra
razón psicológica, sino porque _aún en el curso de un día de
mercado el precio del maíz se eleva y desciende; verdad es
que la oscilación ocurre dentro de estrechos límites, pero de
un modo definida.mente determinado por las necesidades
de los consumidores y los requerimientos financieros· de los
productores. . El mecanismo efectivo del cambio de precios
consiste en el hecho integral de los indefinidamente muchos
y pequeños actos de regateo que en realidad ocurren.
Por el contrario, se halló que existen artículos que son

.-.. 114-.
vendidos, prácticamente, a precios fijos. El comprador se
acerca, el vendedor menciona el precio, la transacción se rea-
liza o no. El regateo no se presenta. Es obvio que el. precio
de tales artículos se fija desde temprano en el día de mer-
cado. Entre ellos se puede mencionar el chile, el queso, los
artkulos de cuero y quizás algunas frutas como los plátanos,
las peras y las piñas. La mayor:parte de las demás mercan-
cías se ,venden más· o menos dentro del nivel entre la oferta
y la contraoferfa, el regateo y la discusión, a un,precio que,
sin eirtbargo, no es muy afectado por la cantidad pedida por
el vendedor, ni la ofrecida por el· comprador. · Los márgenes
rriás amplios tal vez se encuentren en los precios de las cobi-
jas de fabricación cr3:sera local, de los rebozos y también de
. .
los huaraches y artículos
. textiles.
.
Al orientar la observación hacia el regateo se tuvo .en
mente el prol;ilema: de la determinación de los ·precios; Lá
conclusión general ·es que éstos se determinan por factores
económicos reales én' el mercado; por la oferta y la demanda
en mercancías tales cotno el maíz, el ganado, las verduras,
las frutas y otras. más. En muchas, el costo de producción
señala un precio mínimo de venta, el cual puede incluir cos-
tos de transporte, jmpuestos y utHidades: Sin duda', existen
grandes variantes eb.ti"e gente como los complicados fabri-
cantes de sarapes de Teotitlán y los alfareros de Atzompa,
por una parte, y los indígenas que producen carbón,, cuerdas
o leña, Sin embargo, aun aquí no es imposible calcular los
motivos económicos de cada grupo. Se efectuaron varios in-
tentos de cálculo cuyos resultados se encuentran en .las dés-
c:ripciones siguientes; los datos muestran que, no obstante.lo
cercano al nivel de subsistencia en que viva un indígena, éste
no realizaría algún comercio con pérdidas y lo cambiaría por
alguna·ocupación más provechosa.
Se tienen ya algunos datos sobre uno de los problemas
importantes)¡ue todavía requieren una elaboración más com-
pleta: es el estudio de los cálculos q11e se hacen tantó los
compradores como los vendedores. Conocimos a ciertos in-

-· lt5,-
l llflilíl ,1au •1•1•HHHHH!IIHílllllll lílilllfli!!f!!íllll:tl!II IIJIJlUI.,

dígenas y campesinos --cerno nuestros amigos Manuel1 An-


drés, Joaquín, de Abasolo, o Antonio Sámano, de San Juan
Chilateca-.-. quienes podían observar de modo directo o co-
nocer de oí.daslas fluctuaciones .de los. precios en todo el sis-
tema de mercados. Con notable claridad y astucia, lVlanuei
erá capaz de prever y calcular la tendencia probable del pre~
cío del maíz; podía ofrecer información exacta de lo gue pa-
saría durante la siguiente semana en Zimatlán o en. Zaachi-
la y ,sus previsiones eran generalmente confirmadas. Se
anotará aquí, de paso, que quizás a él, más que a nadie, se
debe la. rapidez en el progreso de nuestro,trabajo. 11
La misma claridad, astucia y sabiduría de cálculo puede
encontrarse en gran cantidad de tenderos profesionales, in-
termediarios y regatones. Por ·otra parte, el intermediario
semiprofesional que realiza frecuentes viajes desde alguno
de los distritos circundantes no es tan capaz para el cálculo'.
He aquí un ejemplo: B. Malínowski intentó calcular para un
regatón de. San Agustín Yai:arení la aproximada ganancia
neta .que obtuvo en un viaje de comercio. Para ganarse la
confianza de ese hombre, utilizó el muy buen truco de pre-
guntarle cuánto había pagado de contribución municipal.
Cuando al. examinar la boleta halló que alcanzaba hasta 50
centavos, el etnólogo se mostró sorprendido por lo elevadq
del impuesto, y así se lo hizo ver al comerciante. De este
modo resulta fácilmente aceptable -puesto •que el indígena
' 11 · D11rante una excursión. ocasion~l a Tlacochahuaya, B. Malinowski y la
Srá, de 'Malinowski supieron .que se preparaba una fiesta en el pueblo de Aba-
solo. Alll conocieron al ma.vvrdomo de la fiesta, quien era precisamente Manuel,
Le tomÓ"-5 minutos catalogar a los -se!íores Malinowski como "historiadores que
buscan antigüedades en las costumbres". Comenzó por explicarles los rasgos esen-
ciales de la mayordomía .y su importancia económica y social. Desde ese mo-
mento fué compafiero constante de los investigadores, con quienes visitó muchos
mercados y pueblos. Solicitó que fuera llevado con su esposa y su hija a las
ruinas de Monte Albán que aún no conocía. Algunas de sus hipótesis arqueoló-
gicas fueron puestas en conocimiento del Dr, Alfonso Caso, quien se impresionó
tanto como nosotros por la Jnteligencia y el espíritu con,structívo de Manuel.
Ante detalles de esculturas o pinturas murales, éste expresaba observaciones con
mayor rapidez que cualquiera . de los etnólogos y arqueólogos, adiestrados y pro-
fesionales, que . se hallaban presentes. Manuel es el tipo de informante que un
antropólogo con suerte sólo encuentra 1ma vez en la vida. {Nota de B, Mali-
nowski),

,-116-
mexicano contribuyente, como tocio ser humano que paga
impuestq, siente aue. está siendo· robado--, v elfo ofrece al
nativo amplia 'seguridad de que 'no trata coñ uri agenté del
Gobier:10, de los que con frecuencia desconfía, y aún más si
son, gringos.
Este procedimiento permite obtener una cantidad de in~
formación verídica, que estamos seguros es el doble o triple
de la que se obtendría con un procedimiento sencillo que sim-
plemente podría· levantar sospechas. Como .se verá,, el hom,.
bre procedió más o menos empíricamente. Sabía que al final
de cada jornada se habría llevado equis pesos y que con, eso
bien· podría vivir.¡ Sín •etnbargo, ignoraba •verdaderamente
que otros productos eran . definitivamente más lucrativos
para él, comprándolos en el mercado y revendiéndolos en sn ·
pueblo.
Los indígenas de los distritos e.xteriores, cuando menos ·
. aquellos que hemos caracterizado por su desconocimiento del
español y su extremada. pobreza, pertenecen a la .clase de
gente que.no cali::ula, que no piensa en lo~ números y que es
fáci\mente engañada y explotada. Debido a. que la: mayoría
rte las escuelas de sus pueblos son ¡:edentes, tampoco saben
manejar cifras, por lo que sus transacciones en el mercado
se basan sobre dertos hábitos tradii:ionales, bieri estableci-
dos. :N"o obstante, pudimos encontrar que su conducta no
queda fuera de un marco económico accesibre al observador,
aun tomando .su ingenuidj,d, como, un factor económico.. En
otras palabras considerándolos. dentro del mercado, como un
grupo y no como indiv,iditos separados, ·aportan, cambian y
se llevan los produé~os basándose en· ciertos principios de
equivalenda, que. el etnólogo puede y debe observar y hasta
formular numéricamente .. · Los ejemplos que siguen consti-
tuyen .algunas. ,m:uesttas de cómo se hizo ese cálculo y ense-
ñarán los principios generales sobre los que nos proponemos
continuar nuestro trabajo. ·
Dentro de esto, no hay duda de que el pr:oblema µe la
-117-
, . ' "

explotación, la presión económica, .la extorsión y eI engaño


directo, es uno.de aquellos que no puede pasar desapercibido
para el etnólogo. Pudimos poner en lista tres tipos de extor-
;,íón y maltrato. La cuestión de impuestos, que será discu-
tida más ampliamente en nuestro análisis de las transaccio-
nes, ocupa el primer lugat y es denunciada a voces por el
mercado público.
En segundo Iugar, tenemos la compra, ya.mencionada,
de grandes cantidades de productos, a precios artificialmen-
tr: reducidos, bajo presión ecopómica o p_olitica, que consti'-
.tuye un abuso. del. que no se percatan los campesinos e· indí:-
genas; pero que los afectan incuestionablemente, en tai::ito
que reciben menos por lo que venden y tienen qqe pagar más
por lo que compran.
En tercer·Jugar entra una explotación sistemática y en-
gañosa, en pequeña escala, de los indios menos educados, por
parte de las distintas clases de intermediarios; tendéros y
hasta compradores y vendedorés comunes.
Estos engaños de los cuales veremos algunos ejemplos,
pueden consistir en simples robos insignificantes. "sub-rosa",
que los mi.xes temen especialmente y con justa razón. ·Ade-
más, tenernos la existencia de díferentes ·medidas y los en-
gaños en la cantidad,· en la calidad; en los cálculos y hasta en
el dinerQ. Todo esto dehe considerarse, una vez más, como
factor económico que afecta .a ciertas transacciones y no a
otras, lo que nos enfrenta a otro problema general que seña-
lamos aquí tal y como fue formulado en varias de las discu-
. siones teóricas que puntualizaron nuestro trabajo 'de campo.
Cada operación ofrece dos aspectos: tiene que haber un pro-
cedimiento para que el comprador mida o aprecie cualitati-
vamente la mercancía qU:e se. le ofrece y .él en cambio debe
de' dar su
,
valor en dinero, o su equivalente
'
en otra
.
clase de
mercanc1as.
Por lo tanto es indispensable que el observador se plan-
i{~ la pregunta de cómo los artículos se pesan o miden, cómo

-118-
se aprecian cualitativamente y cómo se determina su valor,
de acuerdo con ciertas normas. Exponiendo brevemente
nuestros resultados, díremos que e.l uso de pesas y medidas
es muy limitado. El empleo de las medidas del sistema mé-
. trioo oficial y la precisión P?-rá definir el peso o la capaci-
dad, se circunscriben á unas· cuantas carnicerías de Oaxaca
y a transacciones de maíz relativamente raras.
Algunas cosas se pesan y miden de una manera que
hace que en realidad no teng·an equivalente numérico. He-
mos visto a un vendedor de incienso, pesar sus productos con
una balanza completamente fuera de norma, hecha de made-
ra, hilos y pedazos de calabaza y poniendo dos o tres piedras
en un platillo y pedazos resinosos en el otro. La sal de cerca
de Tlacolula, a vecés se cristaliza dentro de pequeños enva-
ses de madera, donde asume forma sólida definida; pero di-
fícil de medí11. Estas maneras de tasar y medir llegan a ser
todavía 111€nos definidas, cuando se trata de camarones ¡¡ecos
que se venden en pequeños. platos; de saltamontes fritos, re-
parti<los en recipientes o de alverjones, vendídos en medídas
de plato, arhiti:arias. La. carne, que en la mayor parte de los
casos se vendé salada y no como prodm;to fresco, se div~de,
de manera complicada, en l~rgas tiras, que a su vez se sub-
díviden en piezas más pequeñas, cuya largura y grosor son
conocidos tánto por el comprador como por el vendedor. Es-
tas piezas se .venden en algunos lugares, principalmente en
Oc9tlán, ~n fprma de g'!'andes bultos, de los cuales después
se ·extraen muchas· tiras. En ·Tlacolufa la carne· permanece
extendida en largas tiras que después se subdívidén arran-
cándose las piezas según la cantidad .que el cliente desee.
0

· ' .• El produ~to principal, el maíi, y también el frijol negro,


los chícharos y las alubias, se miden, todavía, en cubos de
1

madera, que corresponden, aproximadamente, al "almud" o


a las diferentes subdivisiones de éste. Actualmente esa me-
dída nó es legal; pero sin embargo, los compradores y los
. vendédores la prefieren. Este problema de "conservatismo
tradicional", nos llamó Ja atención.
-119-
' ' ' La fruta, l~s nueces, los vegetales y btros productos de
consumo directo, invariablemente se extienoen y .ve1.:1den en
'"montmies", píJ:as ,de tamaño. usual que permiten ver fácil-
. mente la cantidad y la ca.lidad, por lo que podemos decir que
se trata de una apreciación puramente intuitiva. .La razón
por la cual todo esto no lleva .a uri caos eri el sentido econó-
mico de la palabra, no es difícil de dar. Cada comprador
tiene limitado su poder de compra y sabe perfectamente bien
la cantidad de tomates, plátanos, nueces o pescado salado
que necesitará para una o dos comidas. Se le permite no
solamente ver los artículos, sino tomarlos, picarlos .con el
dei:lo y hasta olerlos. En muchos casos, corno en la v:enta
del queso, el pan, los saltamontes o las nueces, el vendedor,
espontánea y graciosamente, da una probadita al comprador,
lo cual es característico de muchas transacciones. El com-
prador cahnadamente, quizá hasta delibera con sus amigos o
· familiares y adopta su decisión, de acuerdo con factores, bien
conocidos, de experiencia y sabiduría.
Cuando se trata de carne, es regla hace~ un examen más
completo. El comprador .usa libremente los dedos, la nariz
y ha~ta la .lengua. En el caso del tocino•frito, el cerdo, de la
barbacoa y de otras carnes preparadas, se cortan pedacitos
de prueba. Así confirmamos que la apreciación no tiene peso
.ni .medidas. En. tales casos, el vendedor :{el comprador. co-
, nocen. perfectamente e] equ1valente, monetario del articulo,
. de acuerdo con su cantidad, tamaño, espesór, suavidad y
frescura. . . . . . . · .· .
Otro punto, que nunca debe olvidarse, se refiere a las
relaciones pen¡onales entre el comprador y el vendedor. La
. buena voluntad es un factor determinante, de manera espe-
cial. en el· caso de los labriegos que van de los pueblos veci-
. nos, a algún centro. Manuel, nuestro amigo, .nos contó que
siempre compraba la carne con dos o tres carniceros de Tlá.-
colula. A las.vendedoras, las llamaba "comadre", empleando
términos de amistad per~onal y nos info,ni:ló. que esa gerite
sabía perfectamente bien cuándo trataba 'coh un cliente per-
_· 120-
manente y no intentaban engañarlo. Entre varios interme-
diarios o productores y los dientes regulares se obtiene, fre-
cuenteménte, reacciones semejantes.
Los natura:les de las. regiones cercanas son otra vez la
excepción. Los mixes tienen que pelear contra los compra-
dores; pero cuando ellos compran, .su juego es limpio.
Cuando venden, se. defienden cubriendo Ia bolsa que lleva
la fruta, retirando al comprador que se amontona y sacan-
do un puñado de duraznos o manzanas para venderfo a cada
comprador. Cuando compran, van de puesto en puesto de
carne, revisando los artículos a distancia prudente y com-
prando después de bastánte tiempo y .de t:ma cuidadosa de-
li'beración. 'Corno no hablan español ni z_apoteco/su regateo,
verbal;' es limitado a menudo.
Cuando se trata de una compra más o ·menos grande
d_e maíz, a veces son engáñados. Observamos algunas. ttan'~
;¡ácciónes, en las que no concordaban el número de medrdas
vendidás y el número de fas cargadas. · En .otro ejemplo de
las triquifüielas de ·1as que frecuentemente se les hace vkti-
inas, eJengaño se realiza aventando algunos granos de la
medidá, al. levantar ésta, Ó· bien, deJarido caer algunos gra,-
~10s dentro de1 costal, al vaciarse la medida en la bolsa d~
indíget1a. . '
Pasaremos ahora al otro aspecto de la transacdón:d,1
valor rnonetatio de la mercancía vendida o su equiva-lenté
en ·artk.ulos, cuando se trata de trueque. E<J problema de la
moneda tiene que estudiarse detalladamente y. con relación
al principio general en cada situación económica, siempre di,,
ferente a las nuestras, que se basan en el crédito bancarió,
como principal medio de cambio, en los billetes de banco y
en las -monedas 'especiales;· más o menos perfectamente con-
troladas.' ·
En íos m~rc:;ados d; Oaxaca, únic¡iment~ tenemo/~i:ie
tratar con los billetes de banco y con .diferentes· clases de
móneda de plata; 'níquel y cobre. En lo referente al papel

-J-21-
moneda, los billetes de cinco o diez pesos y desde luego los
de· mayor de1:1otninación, tienen tina circulación muy limi-
tada, lo que se debe a que una gran parte del público no
acepta el papel moneda, porque aparentemente éste no circu-
la en 'lós alrededores, tomándose con' desconfianza y mane-
jáp.dose con dificultad, hasta en,los pueblos del Valle. Cuan-
do nuestro amigo Manuel; en compañía dé Julio de la Fuente
fué:.a comprar algo de ganado .en el. gran mercado de Tlaco-
lnla;' el 1 O de octubre, tuvo que llevarse $ 250.00 de plata en
efectivoJporque ~no pudo conseguir billetes de banco en su
pÍ.teblo, ni en la región vecina.
,¡ ~ /

Las razones por las que el papel moneda tiene poder de


compra limitado, ,son históricas. Oaxaca, como la mayor
parte de la República, sufrió numerosas crisis financieras a
partir de 1910,12 además qe que el Estado llegó a declararse
independiente una Q dos veces durante el mistno período,
emitiendo su propia ·morieda. En varias oca'siónes, los oaxa-
queños, ricos y pobres, se encontraron expropiados de. su
dinero, al perder éste su valor, completa o parcialmente, por
una nueva . edici(:in de papel moneda. Los miembros de la
comtin'idad que entienden las razones y los mecanismos eco-
nótnic~s. y gtle pued!!n aguantarlas pérdidas con mayor ecua-
nimidad·, se han ada'.ptado a la moneda actual, que es valiosa
y estable. No así los indígenas. Hasta el extranjero que
quiere=habilitarse para ·comprar en el metcado o que desea
hacer una· •excui,sión a las regiones vecinas,. tiene que pro-
veer.se de suficiente cantidad. de plata. Y aún algunas mo-
neaas de ese metal han sido privadas legalmente,de su valor,
convirtiéndose, para los indígenas, en ·otra fuente de confu-
sión. ·

. Cuando se trata de pequeñas cantidades, tenemos las


monedas de níquel y de cobre, todas basadas en el sistema
~.étrico ch¡cimaJ:, ~oned8:s. de cobre, ~e un centavo, cinco y
diez; de n1quel: vemte, c:u1cuenta, y cien, de. plata. El estu•
12 P1"Íff!Ha Etapa áe /iJ Revolución Mexicana. (Nota del Comité Editorial).

-12.'J-
dioso del mercado tiene que acostumbrarse a toda una serie
de expresiones que se· refieren a monedas que no se acuñan:
ahora; pero que se usan por una tradición familiar. Tres·
centavos son una cuartilla y 12 y medio ún real; por lo que
veinticinco centavos vienen a ser dos reales. Se llama toda-
vía "medio" a dos cuartiHas.
Otra' expresión· usada a menudo· es "vito" qué significa
4 reales, o sea SO centavos. El diminutivo pata. centa-v;o es
también "vito". Hubo un tiempo en que esta moneda se cor-
taba por la mitad y de esta manera sétenía'rina moneda más
en el mercado. ·
Obviamente, otro de los problemas que teníamos que
observar y resolver, era. el de la manera ea que se cambia-
ba en el mercado, 'una mercancía que tenia su yalor propio
declarado,. por su equivalente. En otr¡is palabras,. era nece-
sario definir, con la mayor precisión y detalle posibles, lo~
tipos de transacciones. Encontramos dos. categorías prinéi~
pales; el trueque que todavía ex.iste como cambío directo de
satisfactores por satisfacfores, o, muy rara vez, por servi-.
cios. Aunque menos fr:ecuente que ,la venta en la que se ui:i-.
liza moneda, el trueque todavía es ~uy importante, encon~
trándose determi11ado por las necesidades económicas. La
mnyor parte de los indígenas muy pobres siguen Jfovando a
cabo sus transacciones, por medio del trueque que. predomi-
na, como. sabemós, en el pequeño mercado de Atzompa. .; , ·
El otro tipo de transacción, es la compra de satisfa:c-
tores por dinero.
Vimos muy pocos casos de crédito; eL que registramos
se refiere a la venta de ropa en el mercado de Oaxaca. Como
regla general, la gente a la que el vendedor conoce personal-
mente, puede obtener artículos a: crédito, permanentemente'
o cuando menos en. una ocasión durante la semana,. pagando
sus abonos semanariamente. No señalamos aquí los casos de
crédito dados por tenderos, puesto que s.ólo nos interesa el
mercado. Sabemos que el crédito se concede sóloooasíonal..
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mente y tenemos una.. o do~ obseryadones concretas. de Etl:1
y de Tlacolula; sin embarga, .nuestro .material sobre· este pun-
to ~s incQmpleto. En la mayor parte de los casos, el precio
se va ab0nando y la mere.ancla se entrega hasta después de
que el ¡Jago quedó cubierto totalmente. 1 ª ·

,.. , Ha\iendo señalado algunos de. los principios generales


que,.se refieren a la determinación de los precios, a la apre-
ciación de los artículos, cualitativa, .cuantitativa y numéri-
cainent:e,. a1a Junción y a las formas de la.moneda y a los
tipos de transacciones, pasamos ahora a un estudio más .de~.
tallado de algunos hechos concretos. Podemos principiar
c-0n·eFtrueque. En múchos mercados vimos, durante los días
caforosós; :i ún cierto número de gente pobre que llevaba un
járro grande .de agua y un vaso y ofrecía sus servicios a los
a
vendedpres, especialmente los de artículos de poco valor.
qu1eries, por un vaso de agua, les daban una pequeña remu-
neradón, en mercancía o en dinero. Una manzanita o un
durazno, un pai: de nueces o unos cuantos frijoles, recom-
pensabán el sérvicio prestado. Podríamos decir que se trata
de un 'trueque-mendingapte, en ei que se ofrece algo con la
esperanza de una pequeña retribución. También hemos visto
a ancianas que ofrecían bultitos de sal, •a cambio de artícu-
los que valen un centavo. Debe agregarse que los limosneros
aparecen poco en la región. N adíe se aéercó a ninguno de
nosotros para pedirnos dinero, exceptuando algunos niño,:
pequeños; qµe francamente lo .hadan ,como juega y que pro-
13 En una elaboración más detallada de este tema, de crédíto, trueque e in-
terc¡¡¡nbio ..directo de artículos y se.rvícios, el estudioso de las condiciones econó-
micas y. sociológicas de· la región, tendria que referirse· • uno · o dos fen6menos
íntere¡;antes: los regalos para pagarse des¡,ués; y d mancomunamiento de servi-
cios y artículos.. La. Institu.ción de la guelaguetpa consiste en recibir regalos
durante una ·mayordomía u otra gran festividad costeada por el organizador, quien
lleva· una lista muy cuidadosa de ellos, w.a corresponderlos cuando el donador
0rganice µn acto semejante. Esta costum~re. ya ha sido señalada por varios etnó-
logos principalmente en él· estudio de 0 1a Sra. E. C. Parwns, sobre Mitla. Julio
de la Fuente. ha recopilado mayores datos en su anterior trabnio de campo, en
1:¡, Sierra de Juárez, Malinowsky wdo estudiarla detalladamente, en el j,ueblo
de Aba.solo, durante una mayordo111ía. y ambos fa vieron funcionar en Coyote¡,ec.
eri:una gr,¡11 fiesta.· ' ·

- . 1:24-
bablemente habían sido mal educados. por. algunos turjsta~
estúpidos ..
. PasandQ ahora atipos más definidos de, truecii:ie, 'vea~
mos el lado sureste del mercado de Ocotlán, donde ,se sien-
tan tradicionalmente los indígenas más pobres, de 'varias re-
giones,, exhibiendo sus vasijas para realizar su ·precario
negocio.· Entre ellos citaremos 0a un: grupo, venido: de uno
de los pueblós del Este, ·San• Miguel Minas, que trae leña.
Este artículo que se recoge libremente por los miembros de
fas comunidades, tiene el valor de lá 'labor, más el precio del
transporte, en cargas qtie usualmente se hacen en burros y
<1ue e:itimanfos aproximadamente en un peso po1' persona.
. Un. vendedor de ~ste' artíctil6 se sienta y pone su leña
en wontones que valet,i de tres a cinco centavos.·. A poco,
vemos ·que la· gente, se le acerca,. llévando chile, manzanas,
duraznos, ¡saltamontes .preparados y otros artículos seme-
jantes: Primerarrient!'i se hace una inspección cuidadosá de
ambos lados. El mercader .ainbularite de fruta o vegetales
toma la iniciativa. Generalmente se ofrece para su inspec-
ción un puñado ,de los artículos que van .a cambiarse. En-
toncés se discute su equivalencia. La: transacción se realiza
entregándose la frutay recogiéndose la leña.
Cua.ndo la,, madera 1'-º ha sido vendida despt.té~ de al-
gún tiempo, es. el indígena quien toma la iniciativa. El o
ella se levan,tan 4eja~do quizás a alguien a cargo de losque ha
quedado y ilevando solamente unos cuantos bultos, sé diri-
gen a los puestos de carne. Aquí, ya avarizáda la mañana,
se ven grandes montones de leña y quizás otros artículos,
que se han acumulado en 1a calle, bajo el ojo vigilante de la
mujer .. del carnicero.. Son los artículos. que ésta ha cam-
bi;:1.do por péda.zos de carrie. En éstas transacciones la inicia-
tiva 'provieñe del cambiador. de leña, quien ofrece un bulto
siendo pagado con el equivalente adecua.do, . en carne. El
indígena recorre el mercado ofreciendo su leña por algún
ot:r,o artículo.. que .,necesitará:.
, •"··, , . . ..
,_.
cebollas,
·-' saI, caña u. otros
' '
vege-
-125-
1 .
· ...

~·!~~
''~,1
·,

tales.··· Sospechamos, aunque no estamos seguros, que algo


de la leña se ha vendido por dinero, en la mañana. El in-
dígena se Heva a su pueblo los artículos obtenidos en el true-
que y 1os revende a inejor precio o los cambia por los satis-
factores que necesita. .
. . Aunque no tenemos material completo ,sobre este tipo
de trueque,. podemos determinar ciertas generalizaciones in-
teresantes. Por razones no muy daras para nosotros,. estos
indígenas encuentran el trueque preferible a la venta., Una
mujerde San Antonino dijo a Julio de la puente: "A la
gente de $an Miguel le gqstá el trueque, no le .gusta el di-
nero, en lugar de, éste prefieren cambiar cosas aµnque .se les
ofrezca moneda". La explicación más probabie que pode-
mos ofreéer es la de qu~, al igual .que dertos comerciantes,
prefieren adquirir mercancía en Ocotlán, porquf pueden re-
venderla a mejor.precio en su propia localidad; Este patrón
de· tonducta es el. mismo qúC encontramos. en ios grandes
viajes comertjales a Tehitantepec y se observa, también. én
lit mayoría de los comercios pequeños y de los negocios de
e~ta región; · · · ' • ·
La buena mnjer de San Antonino, también confiesa que
da tres centavos de sal suci.1 o de polvo de camarón, por
cinco centavos de leña. Esto nps trae a un punto interesan-
te... Obviamente hay una' diferencia én la ápreciación que se
hace en la propia localidad de los indios, del valor de los
artículos vendidos y comprados en relación con la·,que se
efectúa en Ocotlán. La leña se recoge libremente. Debe
calcularse el tiempo empleado en. esta actividad y en el trans-
porte, así como el costo de éste que incluye la parte própor~
cional de valor de la¡¡ bestias de carga, dé su manutención
y de los gastos especiales pe su estancia y .álírrientación en
Ocotlán. El indígena con9ce el valor, sin ·duda intuitiva-
1nente, de fa madera que trae a Ocotlán. Su estíinación di-
fiere de la qµe hace la gente de este lug\l,r. 'De ahí que tres
ci'ntavos de sal compren cinco de leña. Esta proporción re-
presenta la diferencia que existe entre los cálculos respec 0

-116-
tivps . .Por otra parte, los tres centavos de. sal o de polvo de
camarón, serán vendidos a cinco céntavos en el propio ptte-
blo del indígena .. Este obtiene menor ganancia de la que
había calculado, pen;~. de cualquier manera hay. provecho.
• Aún más importante e interesante resulta el hecho, bien
deterrnínado, ·de que la mayor parte de la• madera es cam-
biada a· interinediarios (regatones). La mujer que ha·traí-
do leña desde un- pueblo 'Cercano, se sienta a unos euantos
pasos de un grupo de indígenas que han traído manzanas o
duraznos, nueces o. chile .y sin embargo, el trueque no se
efectúa entre éstos productores primarios. Invariable e in-
evitablemente intetviene el intermediário que lucra cambian-
do algunos aitículós; primero por mariza.nas, duraznos o nue-
ces y despúés, éstos últimos, por madera. Por misterioso que
~1 lo par~ca; puede encontrarse la t!Xplicadón indagando má:s
ampliamente. · La gente que trae nueces de las montañas no
la.s .cambiará poi' madera. que tiene en abundancia en sus
propios bosques. Necesita las frutas que el intermediario
puede darle. Así; no hay posibilidad de trueque entre los
dos grupos que trayendo artículos diferentes, no ptteden eri-
cónfrar una medida común para la transac.ción. Para los
productores de. fri'tta, la madera no tiene poder :de compra
f ta.inpocú para fa. mayor parte de los productores de vege-
tales. De a.,hí que elihtermediario sea indispensable. El vive,
pobremente, de ·su habilidad para negociar con las otras dos
partes· de la transacción tripartita.
..EII: el mismo mercado obser~arnos otr.o tipo de trueque,
entre .campesinos. de dos .pueblos cercanos, .también cara.e~
terístico, Para tener un ejemplo co:iicreto, nos paramos cer-
ca de. una mujer de San Pedro Guegoreche, 11n pueblo que
dista cei;c<1,,, de µná. legua, del.• centro. La mujer vende cal
viva, ingrediente ne.ceslJ,I'ÍO para la preparación.del maíz para
las .tortillas. Un hombre de ,Santa Lucía de Ocotlán se le
acerca,. cpnu~a canasta de tortíllas. Hacen el trueque. Cua~
i:ro tortillas amarillas se cambian por cuatro "medidas de
caFviva". ·Cada medida consist~ en ':111 pedazo de madera,
·corto y grueso, estaridaHzado, con una.pequeña piéza a gui-
sa de punta. La mujer'ha traído cal viva, aproximadamente
por valor de un peso, sobre un burro y la exhibe formando
tres clases de medidas, por· valor de uno, cinco y diez centa-
vos: También ha .traído veinte o treinta quesitos. El hom-
bre nos informa que prefiere dar sus tortillas en trueque,
ya que conoce. sus propias necesidades y recibe un mayoí:
.valor que el que obtendria usando moneda,

Examinemos rápídamente!tino o dos ejemplos:


. . En la calle principal de Zimatlán, se forman. dos filas
de indígenas pobres, de. ropas raídas y. sucias 1 que se sientan
a la -orilla •.de la. banquet;i,. ~xhít.i~ndo su.s. JI1anzanas, ocotes·,.
y duraznos. lnvesti.gamos. que' son .de los ·pueblos de .Santa
Cata:rina. y .Magdalena Mixtepec en. donde existen los ·indí-
genas más pobres de la Mixteca. La gente de Zimatlán., in-
termediarios y consumidores, se acercan con verduras y co-
rpida hecha. Entre los.3.ftículos adquiridos por los-indios, .en
trueque, anotanms elotes tjernos, cocid~s, calabaza cocida,
,tortillas y tamales, tambjén cebollas, calabazas crudas, limo-
n~s. y .ajos. Notamos que hubo muy poi;:o regateo en las
trasac_ciones. Las legumbres y la com~da se ofrecían a losin-
dígenas en<la palma extendida.de la.mano. Una o dos veces
rechazaron artículos .como limones v cal viva. Nunca rehu-
saron la comida hecha o las
leguri1bres. El valor de una
cebolla ( un centavo), del ajo (tre¡¡ por un centavo), de las
tortillas. ( un éentavo) /de los tamales (dos o tres centavos
d,é acuerdo con el tamaño}, y de los elotes (un centavo),
está estandarizado y no se discute en términos monetarios,
por lo que los artículos ofrecidos a los indígenas tienen .que
valorarsé en dinero. Venden cuatro niaru:ánas grandes por
tuatro'centavos,; v~rididas poi- los revendedores·, en el mérca-
do principal, su: valor real .serla de seis a 6ch6 centavos, mién-
t;ras q'ue las chicas se realizan a dos o fres por un centavo.
· ~ ' ·, ' • • \ ' ' ·: • ,· 1 ; • • . ' ' ' • '

1 .u.· Trozós resi!\~SOS rle}'t~RCO del pi¡,,o (IUe se' ·•uiliza:11 pa~a encender el C,l\r-
bón. (Nota del Comité EdÍtonál). '
Así, el trueque sigue sopre reglas de costumbre, bien cono-
cidas, con valor .estandarizado para ambos lados. • ··
. En otra escena de trueque, observada con algún detalle,
una mujer que vetúa de San Antonio de la Cal, ofrecía el
producto característico de esta localidad, cal viva, en trozos
uniformes. Esta ·se exhibe en "medidá.sn, consistentes en
piezas sólidas, por valor de uno, tres, cinco o diez centavos;
a veces· se acumulan pequeñas piezas en una canastita dán'-'
dose envueltas en uri pedazo de papel o en una hoja grande;
Por sus. mercancías puede recibir chapulines fritos medidos
en pequeños platos de barro con valor de un centavo. En
cáda transacción la mujer daba una pequeña cantidad de
más, o sea el 1'pilón", y por su parte también recibe un pes
queño excedente de chapulines u otro artículo. Vimos que
dejaba su lugar para hacer un recorrido ofreciendo su mer-
cancía y tratando de cambiarla por cacahuates, sin mucho
éxito; también por acote y fruta, igualmente sin éxito.. Nos
dijo que le erajgual cambiar o vender su mercancía, y en
realidad, más tarde compró cacahuates, con dinero: . ·
· . Estos datos los hemos expuesto siguiendo las anotacio-
nes de nuestras libretas de campo, siendo desde luego incom-
pletos. Uno de los problemas· que se derivan de este tipo de
tn1eque a baja escala es que casi no hay vendedores pobr~¡¡,
del tipo antes descrito, sean indígenas de la montaña .o ven,~
dedores en pequeño, como fa mujer de la cál, que veridá~
sps mercand:is. por d_inero y sin embargo, indudablemente
tienen éste, porque .los hemos yisto cotnprando objetos -ei:i
las tiendas o a lo~ vendedores del mercado. El objeto princi-
pal de los indígenas de .la montaña; es comprar maíz, que
aparentemente no pueden adquirir por medio del trueque.
Por lo pronto nos hemos ,planteado dos o tres hipótesis que
n.os proponemos seguir: Es posible ·que.lleven .las merca.ns
das,• obtenípas en e} mercado poJ," !lledio del trueque, a .sus
pueblos, donde podrán venderlas por dineró, con .utilidad.
Así la próxima v~z regresarían al mercado !:On algún dinero
eq. efe~tiyo, sin,,haberlo
' -
opten.ido ,en. . aquél.
- ' . - ' . '. . .· . • · .. · ·.. ~- '.:'
''
Otra po$ibílidad es la de que estos indigenas que prac-
tican el trueque vendan por dinero, no en sus propios pue-
blos, sino en ~us propiedades o. quizá en algún pequeño mer-
cado local, de su aldea. Este .problema es de aquellos que se
resueiven con más trabajo de campo. Sería necesario seguir
a· los indígenas hasta su · propia. localidad y observar sus
transru;:ciones en el otro lado. Podria calcularse su ganancia,
por la diferencia en el valor de los artículos traídos y de los
llevados, entre las dos localidades. Este tipo de pequeños
viajes de negocios se asemeja bastante a los viajes más
largos que se hacen desde cl Valle a varias regiones cercanas,
forma de comercio que hemos .estudiado con mayor lujo .de
detalles y de datos únicamente en lo que concierne a los
viajes al Istmo.
Volviendo a la mujer de la cal, no pudimos estudiar los
costos de producción de este artículo en Santa Catarina,
tarea qúe no es muy difícil pu.esto que la localidad está muy
cerca de la capital debiendo sujetarse a una investigación
más completa;
El caso de 1a mujer nos coloca ante otro tipo de pro-
blema económico y de observación para el que nuestros
datos son abundantes pero todavía no precisos ni bien asi-
milados.. Nos referimos a la cantidad de productos que trae
cualquier vendedor, sea el más pobre de los pobres o Wl in-
termediario acomodado, y al excedente que queda sin ven-
der. Las preguntas formuladas a los vendedores del mer-
cado invariablemente fueron contestadas en forma estereo-
tipada: "se venderá, después de todo" ("se vende"). Esto
es natural, pqrque a nadie que esté vendiendo sus mercancías
le gustaría hacerse tonto con ellas. Hay una actitud casi
supersticiosa en el mercado, cuando quedan grandes canti-
dades de existencia sin vender. Nuestras observaciones
directas indican que hay varias maneras de conducirse con
los sobrantes, que en un ''mal día" pueden ser importantes
. aún a las cuatro de la tarde. Cuando el vendedor es de la
localidad y tiene. casa y bodegas en eMa, empaca sus mercan-

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cías, se las echa a la espalda o bien llama a uno de los carga-
dores del mercado y se las lleva a su casa. No pasa lo
mismo con los vendedores foráneos. El tipo de interme-
diario más rico, que tiene un .amplio y variado surtido de
cerl\'.tnica, textiles, o artículos de piel, esto es, mercancía
que no se destruye tan fácilmente, tendrá suficiente número
de receptáculos donde empacar su mercancía para. después
transportarla a la estación del ferrocarril, al camión de
pasajeros, o a la carreta de bueyes y llevársela a su domi-
cilio, lo c.ual es muy a menudo todo su capital. Las mercan-
cías que se rompen fácilmente, como los objetos de barro,
frecuentemente se almacenan en un cuarto alquilado para
ese fin. Sabemos de intermediarios que tienen esa das.e .de
almacenes en Ocotlán y en Tlacolula, por el que pagan .dos
pesos al mes, teniendo así su mercancía, lista todos los
vier:nes y domingos. Todo esto, naturalmente, entra en los
cálculos económicos y debe ser presupuestado en eualquier
cómputo de utilidad.
Los indígenas pobres que llevan fruta, leña, escobas,
legumbres o flores al mercado, tratan de realizar las exis-
tencias· no vendidas de diferentes maneras. Primero dan
vueltas en el mercado, ofreciendo sus artículos en trueque
dondequiera que encuentran mercancías útiles para ellos.
A menudo esto rio les da resultado y entonces recorren las
tiendas locales, ofreciendo sus artkulos a un precio consi-
derablemente más bajo que el que hubieran obtenido en
trueque o en ventas dentro del mercado. También puec;len
ir de puerta en puerta, a las casas particulares, intentando
verider. Como último · recurso están los intermediarios.
Estos, sin embargo, prefieren comprar en el mercado al
principio y no al final, porque los precios que ofrecerían en-
tonces, serían nominales, debido a que a esa hora ya no
tendrían oportunidad de revender. "
En lo que respecta a la naturaleza misma del trueque,
hay algunas distinciones interesantes que tratamos de esta-
blecer. En algunos casos, especialmente en el del mercado
de Atzompa, el dinero entra categóricamente como la medída
-131-
,
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del '(;aior. Enótras pafabras, las dos partes interesadas en
la. transacción preguhtan el precio de los artículos, lleguen
o 110 a un acuerdo y si se hace el intercambio de mercancía,
la diferencia marginal se paga en efectivo: Por lo tanto, si.
una jarrita es puesta en 18 centavos y por el otro lado se
dan tres comestibles, cada uno por el valor de cinco centac-
V()S, la diferencia de tres centavos tiene que agregarse en
dineto en efectivo'. Podríamos hablar, por consiguiente de
trueque sobre urta base monetaria en lo que corresponde a la
definición del valor, no obstante que la transacción se haya
efectuado sobre mercancías, prlnci:r,a.Imente. .
· . En otros casos, lá equivalencia tradicional eritre las dos
mercancías, parece estar·tan bien establecida, que el trueque
puede efectuarse sin referencia. a.lgúna al precio de lm,
artículos .. En este caso, hemos notado que las dos series de
attítulós intercambíables tienen una variedad limitada. •Hay
objetos de poco valor y de una gran velocidad de circulación
dentro del mercado, o sea, que son materia de un: gran
número de transacciones. El preció de las cebollas, de los
ajos; de las tortillas o de los elotes es tan definido y fijo,
qué tales cosas podrían servir como moneda. Característica
que también se debe ál hecho de que esos artículos son una
nt:cesid_ad constante y permanente dél consumo mexicano
típico;. Por el contrario, en Atzonipa, hay una gran varie-
1ad de artículos, especia:lmente de alfarería, ~uyo precio
varía de acuerdo con el tipo, el tamaño, 1a calidad y los posi-
bles defectos. Estos artículos, aunque de gran utilidad no
sdn de aquellos que los ·consumidores necesitan siempre y
en forma :recurrente.
Para él etnólogo qtie haya leído las páginas anteriores,
será el.aró. nuestro empeño en. precisar las deficiencias de
nuestros· :resultados preliminares, á la vez que afirmamos
algunos .descubrimientos interesantes. La exposición · de
nuestro método y de sus realizaciones parciales puede intere-
s'ar considerablemenfe a aquellos que se aventuren en empre-
.<'\~ semejantes, aún cuando centren su atención sobre pio-
b1ema~ diferentes. ··· ·
1: 1

"I

I'

l'

9. DATOS CONCRETOS DE LA COMPRA


Y DE LA VENTA

Después de haber hecho rin breve análisis del trueque,


pasamos a las transacciones en las que el dinero y también
las mercancías cambian de manos.· No .intentaremos cubrir
todo el campo, ya sea describiendo completamente cadatipP
de artículos ve.ndidos o comprados, o bien discutiendo deta-
lladamente las j;liferentes, clases de negocios que. se encuen-
tran en el mercado y en sus mecanismos colaterales. Ape-
nas si examinamos superficialmente nuestros datos. No
buséare~os, la perfección ni discutíremos puntos no estu-
diados· com,pfetamente, ni asuntos problemáticos. Tenemos
datos sobre la producción e intercambio del ·maíz, sobre
el ganádo; la matanza y la venta de carne, ·los cuales ocupa-
rían un espacio considerable si los presentáramos totalmen-
te, lo que no podemos permitirnos. Por lo qüe haremos una
selección de dichós datos; con la finalidad ya indicada, de
definir nuestro método de investigación, así como para se-
ñalar .algunos ,problemas de importancia primordial en las
diferentes etapas. de planteamiento,
En nuestra opinión, lo más importante para un buen
trabajo de campo es tomar en cuenta la interrelación entre
la observación superficial, el registro de lo que ocurre actual-
mente en el mercado, por una parte y por la otra el análisis
teórico. Deseamos destacar la importancia de dirigir el tra-
bajo. de, ca,mpo por un conjunto de principios teóricos y de
asimilar los .hechos a la luz de tales principíos, trasladándo,-
los dentro de una perspectiva de observación más profunda
y de revisión constante y constructiva de la materia que se
trate, mientras se está en el campo. Todo lo hemos estado
haciendo durante nuestro trabajo en el Valle y queremos
mostrar los resultados aún cuando descubran las deficien-
cias de nuestra manera inicial de tratar el problema, ense-
ñando•'
las lecciones
" .
que nos fué posible obt.ener. de nuestros
propios errores.
Uno de los productos característicos de nuestra región,
e,dstente en todo mercado .y económicamente importantes,
es la cerámica. No hay comercio de pueblo, por lejano, chi-
co o pobre que sea, en que no haya unos cuantos jarros; va-
sijas ,u ollas, generalmente de. Atzompa. Los puestos per-
manentes def mercado diario en lugares como Totolapa~ Ma-
tatlán, San Antonino o Mitla, tienen siempre, tinas cu~tifs
piezas. de alfarería junto con legumbres, frutas y aguas ga-
seosas. · · · ·· ·
La cerámica se exhibe en los mercados, de distintas ma-
neras. Ignoremos por ahora los puestos variados, bien sur-
tidos y ·permanentes del mercado de 0axaca. Tampoco re-
paremos, todavía, en el despliegue de los intermediarios pro-
fesionales que se encuentran en algunas calks del mercado
de la Capital, en día de plaza o ·en cualquier otra ocasión.
Hagamos algunas obs.ervaciones de Ocotlán.
En la esquina noroeste comíenza una serie de puestos
combinados, en los cuales la cerámica está colocada directa-
mente sobre el suelo. Parémonos en uno de estos sitios y
hagamos algunas observaciones. El vendedor pertenece al
tipo más pudiente de intermediarios. Los éompradores se
reclutan entre 1a gente del pueblo; entre campesinos e indí-
genas. Mientras más .pobre es el comprador, más se tarda
en examinar el artículo. Cogen las ,rasijas, las golpean sua-
vemente en diferentes partes, las examinan cuidadosamente
buscando los defectos de su forma, vidriado o color y su ta-

-. 134 -
maño y volu:men exacto. Si el jarro no es muy grande, se_ lo
llevan a la boca y le soplan para ver si no tiene alguna raja-
da o agujerito. Por último, muchos compradores, le aplican
hasta la lengua busc.ando. alguna· posible deficiencia,. lo que
les permite, remover cualquier cosa que cubra la superficie
del jarro y estar seguros de que no tiene defectos.' · _..
Después .comienza el regateo. CoIT\o regla, el p_recío se
recarga con _un margen de 10 centavos en los artículos que
valen hasta $0 centavos;, a los_ que tienen un valor entre 50
centavos y~ peso se les, aumentan 15 centavos y quizá en-
tre 20 y 25 c:entavos, a los más caros .. Tenemos una o dos
!i
observ;-aciones cancretas: una compradora a la que se le dijo 1
que elartícu\o valía 35 centavos, ofreció 20. Se le contestó: 1,

"Ya no hay jarros de a 20". Ella dudó y se fué. Presumi- ·I


mos que habtfa obtenido el artículo de haber ofréddo 30
centavos: 'En otras ócasiones hemos visto que la tradicional I:
11,
costumore. del regateo empezaba con una diferencia inicial
de 1O centavos, llegándose al precio intermedio. 1

No. rep~tiremos el· gran ntm1ero de observ~iones que 1:


hicimQs en detalle, sobre la conversación,. la oscilación de
precios y la manera tán material en la que el. artí_culo es exa-
t¡I
minado. El resumen anterior cubre nuestros datos .. Sin em-
bargo, el aspecto económico de la transacción _en su conjun~ !i
to,. espera todavía una solución de nuestra parte; "

No nos füé posible calcular ní siquiera. aproximada-


mente ,fas ganancias de los vendedores pudientes en Oco-
tlán y Tlacolula, ni tampoco de· los que tienen tiendas bien
surtidas en Oaxaca, porque todavía no podemos hacer afir-
macion·es exactas,· derivadas de nuestros datos, de los pre-
dos alas que compran, los costos de su establecimiento; las
ganancias que obtienen en diferentes clases de artículos y la
cantidad de ventas en los días ordinarios o de mercado. Te-
nemos ya algunos datos interesantes. Podemos calcular los
gastos generales de un comerciante que guarda permanente-
mente. algunos de sus artículos en .Ocotlán, teniendo otra

-135-
tienda en Oaxaea. Sabemos que un artículo que se puede
comprar por 15 centavos en Atzompa, se vende a 18 eri
Oaxaca, a 20 en Ocotlán, a 22 en Tlacohila y todavía más
lejos, en lugares corno Mitla, Matatlán o Totolapa, con re-
éargos aproximados de dos centavos. co11fonne se hace, más
grande la ·distancia que hay que recorrer. ·

Cuando se trata de artículos grandes'y costosos obser-


vamos que el· cámpesino del Valle· tiene que ir a Atzompa
para ordenarlos y pagar su precio directamente al produc-
tor, por ejempló de 5 a 15 pesos por una enorme olla o una
cazuela, respectivamente, que usará en su mayordomía. Pero
todavía debemos de profundizar la forma en la que se hace
actualmente la distribudón, por medio' de intermediarios.
Tenemos .algunos datos relativos. a cerámica de baja ca-
lidad, producida en· Ocotl;in y Coyotepec, ·que nos resuelven
con: mayor exactitud los .puntos económicos. Uno de nues-
tros amigos de Ocotlán nos di jo que produdadurante toda
la semana; pero vendía muy poco, excepto los viernes, en el
a
mercado. Aquí, en promedio obtenia de 15 20 pesos en
días comunes; en malas condiciones sacaría sólo 7 u 8 pesos
y en los días buenos; durante las festividades de noviembre,
díciembre, · o de la Semana Santa, podría ganar 50 pesos o
· más: Estas cifras desde luego se refieren a la ganancia neta
de la que deben deducirse los· costos de 1a extracción de la
tierra,Jos gastos de leña y la. pequeña suma de dos pesos
· mensuales que paga para que le dé derecho de sacar el .barro.
No podemos decir exactamente a cuánto asciende todo esto;
pero estimamos que será, del 20 al 25% del valor de venta
de _los artículos, por lo que si toman10s un promedio de 20
pesos semanales, debemos de considerar que hay una ganan-
cia neta .de 15 pesos, o sea 2 pesos diarios de ingreso, nor-
mal para un hombre; su esposa;. sus níños ,y quizá .un ayu-
dante. ··
· Otrá cosa qµe debemos calcular es el tiempo empleado.
Observando la técnica encontramos que una pieza de alfa-

-136 -
rería, que podría costar. 20 centavos, consume aproximada-
mente 10 minutos de tiempo, a partir del momento que se
toma un poco de la masa de barro y se hace una bola, hasta
que el producto está listo para cocerse. Con este ritmo, para
ganar SO pesos en una semana especíalmente buena en ven-
tas, la producción tendría que ser de 250 a 300 artículos,
haciendo concesiones por roturas y piezas defectuosas. Para
tal producción, las mujeres, que por regla general hacen esta
clase de labor, tendríamos que trabajar de 9 a 10 horas du-
rante los 5 días de trabajo que r.esultan. quitando viernes y
sábado, mientras que los hombres tendrían que estar ocupa-
dos trayendo el barro, consiguiendo la leña y· cociendo los
productos. . ·
El cálculo anterior. es provisional y tendrá que compro-
barse por medio de una observación más cuidadosa. Tam-
bién tenemos e.l problema de saber si estas gentes en alguna
ocasión producen anticipadamente guardando sus artículos •ª
la expectativa de un mercado importante. En Ios períodos
de festividades o cuando hay aumento general en el consumo
de alimentos, se· necesitan muchos artículos de cerámica. No
sabemos si los ªlfareros de Ocotlán tienen alguna organiza-
ción para distribuir sus productos a otros mercados Ror me-
dio de agencias organizadas; .
La compra y venta de la cerámica de Coyotepec, nos
pert11ite conocer las transacciones que ocurren entre los pro--
ductores directos, o en l!l peor de los casos, intermediados
inmediatos, por un lado e indígenas, principalmente, por el
otro. En una ocasión, encontramos en .Ocot¡án a dos ami-
gos de Coyotepec, que traían dos cargas, esto es, cuatro re-
des grandes, llenas de jarros macizos, que tienen mucha de-
manda entre• campesinos e indígenas. De propia voz nos
diJeronque vendedanfos jarros grandes en 25 centavos cada
uno y los pequeños a 20 ó 15. Nos ocultaron que iban a
pedir 35 centavos esperand<f venderlos a 30 6 a 25, como
último precio. Después de algún" tiempo de observar · las
transacdo11-es, encontramos que eran correctas nuestras pri-
meras deducdqnes: inicialmente ponjan el precio de, 25 cen-

- 137 -
ta.vos a los artículos que venderían a 20. Al discutir con
los compradores, murmuraban siempre frases como éstas:
"¿ eso es lo que pedimos, cuánto ofre-ces ?", "tratemos, para
eso estamos en el Ínercado". Si el comprador insistía en
ofrecer un precio más bajo por un artículo mejor, decían:
''estO no podemos bajarlo, pero tenemos otras cosas de 25
centavos", Tales artículos, se venden, por supuesto, a20 cen.'.
táVos. Me contaron que si en 2 ó 3 horas no habían vendido
toda su existencia, se deshacían de lo que les quedaba, ven-
diendo cada artículo en 5 centavos menos de su precio, a un
intermediario local, su socio de costumbre en esas transac-
ciones:··
En este caso no pudimos calcular totalmente el valor
de la' producdórt y el del transporte de las cuatro cargas,
por lo que no estamos en condiciones de decir cuánto gana-
ron durante el dfa. Incidentalmente, en esta ocasióµ, ven-
dieron toda su mercancía en el mercado. Los dos hombres
eran productores acomodados, de Coyotepec, que se dieron
el lujo de señalar U:n límite de tiempo para vender en el mer-
cado, diciendo que no esperarían hasta la tarde .con el obje-
to de ganar dos o tres ·pesos más, puesto que el tiempo era
más valioso para ellos. Supimos que iban a comprar algu-
nos artjculos del mercado, probablemente legumbres y que
las llevarían a Coyotepec; pero tampoco pudimos precisar
los detalles de esta transacción. Sin embargo, con nuestros
conocimientos de la producción de su pueblo y del costo
aproximado .del transporte a lomo de burro, esperamos re-
dondear nuestra información sin dificultad:
En el pueblo de San Marcos Tlapazola, se hace uno de
los tipos más baratos de alfarería, considerado "inferior"
por los'llativos, aunque es atractivo y parece durable. Obser-
vamos· algunas transacciones entre gente de este pueblo y
los compradores, encontrando las mismas características en
el sistema de regateo, o sea una variación de 5 a 10 centavos.
Se piden originalmente 20 centavos por un cajetito; se ofre-
cen 15 y la venta se realiza en 18. San Marcos produce dos
artículos principales, los ·"comales", grandes platos planos,

--138-
para cocer tortillas y los utensilios para cocinar o vasijas,
ollas y apa.xtlos que se usan para guisar várias salsas y es-
tofados. La variación de los precios es limitada; el cacharro
más grande se vendió efectivamente en 35 centavos y el más
barato entre 5 y 10. El precio puede ser. 2 centavos más
bajo en Tlacolula que en Ocotlán. Nunca hicimos los cálcu-
los económicos exactos acerca de esa cerámica, aún cuando
no hubiera sido difícil observar la producción del pueblo,
que jamás visitamos y compararla con la venta.
Tratándose de los comercios de cerámica más grandes
y complejos, sería más difícil aplicar el tipo de análisis eco-
nómico anteriormente sugerido, incluyendo los métodos cla-
ramente delineados, pero que sólo en algunos casos se si~
guieron hasta llegar a conclusiones. Si inspeccionáramos
los puestos de madera, comunes en Oaxaca, encontraríamos
dentro del conjunto de las mercancías, productos hechos en
la Capital, otros de Atzompa, algunos de Coyotepec y muy
pocos de los pobres artículos de barro de San. Marcos Tla-
pazola. Tal o cual intermediario.compra en cantidad, tiene
almacenes permanentes y sus ventas, aunque considerable-
mente mayores en días ele mercado; son. lucrativas porque
se -realizan día con día, de la mañana al anochecer. Los
cálculos para éstos, que proyectamos pero sólo realizamos
fragmentariamente, deben incluir el impuesto adicional ·ª
sus gastos, comprendiendo el capital invertido en la pequeña
('Structura de madera, en las existencias de mercancías y
quizá también en los riesgos de robo o averías. Es impor-
t..1.nte, sobre todo, encontrar a quién le compran y cuánto
pagan. Estando en Oaxaca, tienen la posibilidad de com-
prar a los precios más bajos de los productores de esta lo-
calidad o bien, a los más bajos aún, de las alfarerías de
Atzompa. Los intermediarios que tienen almacenes en sus
casas, pueden comprar la producción no vendida; de un al-
farero de Atzompa, en un mal día de mercado, a las. dos
terceras partes de su valor. Vimos realizarse esta clase de
operaciones al atardecer,· bastándonos la simple expresién
de la cara del productor primario para saber que había sido

-119-
forzado a málbaratar su mercancía;
Otro problema importante que nos lleva por un rnomen•
, fo fuera del mercado es la organización general .de ·la exc
portación de Atzompa y de Oaxaca. Como sabemos, estos.
dos centros surten no sólo a toda la región, sino también. a
mtichas partes de la República. Hasta donde llega nuestro
conocimiento, el productor de Atzompa emplea, como regla,
a un agente que vende por él, o bien puede vender, a un
precio relativamente bajo, a un agente .de Oa..'Caca que com-
pra en el pueblo. , También tenemos al exportador de Oaxa-
ca, que pone el producto en el'tren, generalmente en grandes
redes, dé modo que los artículos frágiles no quedan· protegi-
dos, pero se advierte que deben manejarse con cuidado. Des-
pués· vierié el importador de México o de Puebla, que otra
vez tiene agentes o intermediarios, quienes son los que sur•
ten a: los vendedores de los mercados de la capital y de otros
lugares.
· En alguno de los merc:ados, de la Ciudad de México, y
también de Puebla, hemos visto venderse artículos de Atzom-
pa, casi al doble de lo qúe cuestan en este último lugar o en
Oaxaca. Entre el productor y .el consumidor se interponen
dnco o :quizás más intermediarios. Este es nn problema q11e
no se resuelve fácilmente, pero de ninguna manera insolu-
ble, de acuerdo con los datos óbtenidos; y de gran interés
teórico y también práctico. Uno o dos profesores entusiastas,
de Atzompa, han intentado organizar a los alfareros en una
negociación cooperativa, 'para manejár directamente sus ex-
portaciones. · ·
Nos parecerá que este organismo es una bendición, sin
embargo, hasta ahora no ha tenido éxito, poi las rivalidades
locales, la: debilidad del capital· inicial y la desconfianza de
los productores, quienes sienten que serían engañados por
los funcionarios ó empléados que manejarían el negocio, si
ellos l:l.o pudieran controlarlo directamente. Nos propone-
:rnos estudiar este problema de la manera más completa y
\. sin inclinadón política o económica .. Los. elementos que de-
ben investigarse ~n esta. situación, deberán ser; naturalmen-

-· 140-
te, los obstáculos ya indicados, la ausencia de ,capital y el
prnblema . de quién. puede proporcionarlo; la habil.idad co•
mercial de las gentés de la localidad, que no debería centra~
fizarse .sóh en uno .o do.s individuos y la posibilidacl de en-
contrar funcionarios.idóneos para tal. cQoperación. .Hemos
visto en.. otros. pueblos• negocios comunales en una escala
relativamente grande, ,que manejan decenas ;de .miles. ~e pe-
sos, con el resultado de que un individuo, de habilidad sobre.-
saliente y perspicacia comercial, ha sido capaz ..de conce;atrar
todo el. control en sus manos. El resto. de la comunidad des-
confió de él, y. con justa razón; porque distrajo Ja. mayor
parte: d"eL dinero,; en su.;propio beneficio. El resultado de la
empresa había sido~• por entonces, prácticamente nulo, aun··
que la acumulación de dinero fué enorme, en términos .de
.finanzas indígenas .
...
, ~ . ' .
En est@s intentos contemporáneos para elevar las con-
diciones,económicas, las dificultades propias del indígena ei:i
este tipo de negocios; la formación dé mafias económicas,
y la incapacidad de. un grupo de indígenas para controlar a
sus directores, quizás determinarán que los proyectos de me-
_¡oras y transformación caminen lentamente; pero bajo pla-
nes definidos de una reforma total. a largo plazo.
Nuestros datós relativos a la industria del sómbrero dé
paja de los· mixtéc;ás, 'nos proporcionan razones para soste-
ner que tales reformas, económicO-"sociales, no conducen, de
manera necesaria,· al fracaso; en todos los mercados encon~
tramos dos tipos de sombreros mexicanos en venta; los he-
chos de lária, que coristítuyen una industria local del Valle
y los de paja, que,hasta ahora son importados regularmente
rle algunps distrijos .de la Mixteca, especialmente de Nativi-
tas.. La palabra ''paja" en realidad se. refiere a sqmbreros
.de hojas de. palm,;;i., ...:ultivadas en ese distrito. Cami9ando
por la plaza noreste de Tlacolula, encontramos tres o cuatro
puestos di! los citados sombreros de hojas de palma.. Una
.rúújer, .qufon des¡?µés dél:acosttimbrado regateo'j;>sicológico,
ha vendido un par de sombreros a una familia indigena, nos

-141-
informa que ella es· originaría de Nativitas. y está establecí~
da en Oaxaca, 'trabajando· como agente para su ·familiá, ·sus
amigos y otros productorés. Nós cuenta algo que ya sabe-
mos: ,hace algunos años· los mixtecas tejían los sombreros
~ólo hasta determinada etapa de su manufactura, teniendo
que rnanda'rlos a· Tehuacán, donde únos cuantos empresarios
españoles hadan el acabado final, asegurándose, con largue-
za/ la mayor ganancia. · Después de la :formadóá en gran
escala de organizaciones cooperativas;" la maquinaria nece-
saria para dar forma y acabado de los sombreros, fué ad-
quirida por los ~:qdígenas, cuyás ganancias y condiciones de
vida· han mejorado considerablemente, Antes obtenían só}o
de 20 a 25 ceritavos por sombrifro,_ mientras qtie ahora pu.e~
den obtener el doble. · " ·
Tales sombreros se venden en el Valle, variando su
precio de 75 centavos• a:$ LSO. Descontando la tercera
parte, por concepto . de . transporte y la:s ganancias .•del
intermediario; toda:vía tenemos ün ingreso real para e1 pr&--
ductor. En relación con este asunto, nuevamente nos propo-
nemos completar ·nuestra ·información con datos más preci-
sos. El problema de transformar ·una estimación aproximada
en un cálculo · más digno de coíffianza, no sería, ,diíkil en
e~ta industria, ya que eíitá organizada y probablemente suje-
ta a alguna clase de contabilidad. Serí.a un testimonio im-
portante del progreso materíallogrado. Nuestros datos acer-
ca de los sombreros de lana; son mucho más fáciles de .obte-
. ner, puesto que todo el progreso se efectúa en el V a.lle y
tenemos información fidedigna; de los productores. . ·
Más adela'n~é, eri el n1ismo lugar, entramo.~ a una parte
reservada para los vendedores de fibr:a, reatas,. redes y af;.
tkulos para enjaezar, todos ·hechos de fa fibra del aloe o
maguey.. Los vendedores son· los productores primarios de
uno ·de los pueblos del _Valle, Huila, que .vienen . en
, . . . , ! ' . , .~.,, -·
día ' ,,
el
11
.. · · Reforma llevada a cabo {!Or disposidón del Gral. Lázaro .Cárdenas, cu:in-
do era Presidente Constitµcional oe' la Rep(tblica Mexicana. (Nota dél Comité
Editoriál). · · ' · '

--1~--
de mercado, empleando cerca de cuatro. horas en recorrer
la distancia. También hay productores de. la Sierra, pr'inci-
palmente del grupo de pueblos llamados Caxonos. Hay, ade-
más, intermediarios regulares, de. la localidad o de Oaxaca.
Los productores tratan de vender sus mercancías durante la
mañana y, cuando no logran hacerlo, la venden a. los reven-
dedores, a, preoios más bajos, por la. tarde. El regateo ~
Hpsiéológicd', esto es, se hace por el placer que propordona
al comprador, et· bajar el precio, fijo y conocido por el ven- ¡¡

dedol'. .
una
Ert ocasión v1n1ós un cierto número de artículos
movítmdóse con précisión a.ritr'nética dentro del límite de 10 11

cent:ivos. Ef yend,edór J?edía 30;' se le of.récía 20 y vendía a I'


ZS .. o·ta.mbién el"tegateo podía.empezar a 65, bajar a SO ó
55 y la transatdón ·ocurrir a 60.. Después qúe obsérvamos 11

.. más. o meno~ med,i 9)íora el curso del regateo, el hombre, en


rste caso_¡nrúgabl~ y de büencarácter, ,nosdiée su lugar de
residencia·_·'u:na áldea en las montañas-'-',· el precio. 'mínimo
al que vendería el articulo y discute a grandes rasgos esti-
mativos; lo que <mesta producirlo y cuánto piensa qué gana.
. . ' .• Titl~s datbs, sin eni,bárgo, nurita son dignos de confian- il
za. .Para C()Ilfirma:rlos Julio de la .Fuente hizo una investi-
gación ·más cpmpleta sobre un interesa~te grupo de nativós il,
.de la. •sierra, distrito.de Ca:xonos, quienes se habí~ instalacl:o
en pa:xa.ca e importando su mat~rial del ~strito o cómprán- .
dolq en el mercado de Tfacolula, llevaban a,efecto en fa Ca-
pital un t:ipo r:mis Cl menos organizado de producción. Obtu-
•virt10s unos dato~ algo contradictorios, ·respectodel defaUe
de SÚ~ ga~tos, qué ~lfosmismos nos proporcionaron. Encori.-
.· fr.tmos un establedmiento. que producía Ctierdas por 4 pesos
· 4Pcentay;os)' álegaba.n que los gastos ascendían a 3 pesos
· Ochenta y tres centavos. De esta manera su ganancia neta
·sería de 57 a. 60 centavos por día. En vistá de que en este
cstablecimhmto •trabaj¡an rriás ·o menos · tres personas,. ellos
gánarian.2@ centavos. por día,• lo ,cU:a.1 no es posible. Estamos
dando este ejemplo para mostrar lo difícil-que es confiar en

-1 1--
el dichd del fabrkante o del. comerciante a menos que se con-
trole ·colateralmertte. ·
'Como cualquier hombrre de negocios, el zapoteco redu-
:ce: al mínimo sus ganancias .y. exagera sus gastos. Espera-
mos sin embargo, corltrolar estas cifras ,en forma más com-
pleta, especialmente si podemos llevar. a efecto una visita al
Distrito. De cualquier manera estos gastos dieron alguna
infonnaciónlinteresante•sobre la-ganancia y el costo de pi:o-
ducción en los pueblos, Así fué como supimos que las mu-
jeres que se especializan en hacer redes ganan 5 centavos
por la hecliura . de dos de las pequeñas. Cói,no. pueden produ-
·cir de seis.a s}ete, sus _ga~ancias serán de . .lS. a 17 7 mrdio
,centavos al día.· Las muJeres. que hacen redes mas fmas
recíben cliez centavos ¡ior pieza y pueden .p~9ducir tres apro-
ximadamente con una. garu;mcia más el~ada., de 30 centavos.
.Las hamacas, pequeñas Y burdas, se pagan a 12 centavos
,pieza y pueden procl,ucirse dos al dfa, haciendo una ganan-
cia. de 24 centavos. ·
Este trabajo se paga al contado, y ·a la mujer que lo
hace se le da de comer, lo que puede significar aproximada-
mente un aumento de la mitad del precio antes mencionado.
Las mujeres que hacen 1:¡amacas grandes y finas pueden ga-
nar hasta 80 ceptavos, ya que reciben 2 pesos 23 centavos
pór ti:es piezas, y probablemente producen una al día. A
éstas rio se .les da, ninguna comida ~dicionaL Todas .estas
dfras son factibles por ser caracterí.sticas de los ingresos
que percibe!). los iridios más póbres. Pero también pueclen
ser demasiado bajas, ya que se obtuvieron de los. nativo,s del
distrito,' que tienden siempre a exagerar él yalor del pro-
ducto y a despreciar tooa.s .las ganancias hechas por cada
. eslabón en la cadena. 9e la producción, distribución y venfa.
V eremos luego que el valor de nuestra información so-
bre este tópico es pequeño desde el punto"de vista estricta-
mente económico.. Contieri.e tanto promesas como sugestio-
:nes metodológicas. ·
-144-
,,11
En este punto como en casi todo nuestro. trabajo, los
datos sociológicos son los mejores y desde \uego, también in-
teresantes. Y a hemos encontrado en una o dos ocasiones el
fenómeno de migración. Alguna gente de los centros indus-
triales importantes, como la mixteca con su industria de som-
breros de palma, los productores de iztle, ya descritos, y,
oomo encontraremos al completar nuestra investigación, fa-
bricantes de artículos de piel, de Ejutla y Yalalag, así como
cierto número de gente de San Antonino de Ocotlán, se han
transladado de sus pueblos y aldeas de origen, a la capital.
En algunos casos siguen realizando su comercio nativo, en
13 puerta de entrada de su propia casa, donde han encontra~
do mejor mercado. En otros. casos actúan com agentes,
siéndoles muy útiles sus relaciones de familia, sus amistades
y sus conocimientos de la gente, en los centros de producción.

Así hemos determinado económicamente la tendencia de


la gente de las regiones distantes que consiste en moverse
¡r,radualmente al centro industrial y comercial de· Oaxaca, y
establecerse con sus industrias .o agendas, en el propio mera
cado principal
Supimos también que algunas gentes que vienen de Zaa~
chila:trabajan .como carniceros, porque en esta región el gi-
nado es más barato.. Aparte de todo esto, la concentración
de medios de transporte, en la Capital, ha inducido a muchos
individuos de Tlacolula, Ocotlán, Zaachila y Ejutla, a trans-
ladarse a Oaxaca.
. .
La Capital, por otra parte ha perdido una· gran canti-
dad de sus habitantes, especi¡iJmente ricos y emprendedores,
debido. a dos razones. Dos espantosos temblores que ocurrie-
ron por ~llá de 1930, sacudieron los nervios de algunas per-
s<•nas, especialmente de. las que habían perdido sus hogares
y parte de. su fortuna. Otra vez. Ia misma tendencia centrí- d
11·.1

peta q1.1e opera en n'liestra región, en toda.la República y aún 1

en todas partes, del mundo, está empujando á• las gentes con


ambiciones comerciales, políticas._ olitera,ri~s a n1overse ha,cia

·-145-

. 1,

11

I;
la Cíud_ád de México o lugares semejantes, como Puebla o
· Guadalajara. Así hay un cambio gradual, tanto vertical
como _horizontal. Oaxaca está poblándose cada vez más con
personas procedentes de distritos lejanos menos ricas y edu-
cadas, pero emprendedoras y prometedoras, las que proba-
blemente en ·lo futuro se moverán, gradualmente, hacia arri-
ba, Se está despoblando-en lo que se refiere a muchos miem-
bros de su estrato más alto .
. Volviendo aho:ra al mercado, visitamos una sección que
ocupa ,una .vasta área, .extendiéndose en el espacio, en el
tiempo y en el número de las transacciones. Es el mercado de
lá fruta. Una rápida inspección de los locales de los vende-
dores, en días de gran mercado, como el sábado en Oaxaca,
el viernes en Ocot.lán o el domingo en Tlacolula, descu-
briría todo un conjunto de diferentes categorías. Encon-
traríamos a los indígenas de los alrededores, en cada mer-
cado, cambiando su fruta ( operación que ya describimo_s
ton el mayor. detalle posible), 0 1 . como en el caso de los mixes,
en Tlacolula, vendiendo su fruta por dineró.. Igualmente en-
contraríamos a la categoría de los pequeños intermediarios,
en este caso .del sexo femenino, habitualmente pobres, que
compran a 'los mismos indígenas, o a otras clases de cam-
pesinos de los alrededores, alguna fruta y la revenden con
pequeñas ganancias y con gran comodidad. .
Luego vendrían los vendedores locales de fruta, quienes
en el transcurso de la semana se proveen de los productores,
que vienen especialmente a vender, con una variedad conside-
rable de artículos. Sobre este punto tenemos datos esenciales,
relacionados con los productores de Zaachila, Zirnatlán, y
San Antonino, quienes envían su· fruta a los pequeños co-
merciantes de Oaxaca o la traen los. viernes al anochecer,
efeétuándo rápidas transacciones en las casas de sus socios
o en los. mesones. 'Tenernos algunos cálculos sobre este 'tó-
pico, de acuerdo cori los cuales estimarnos que el productor
recibió cerca de las dos terceras partes del valor de su pro-
ducto en el mercado. · .
-14'6-
1
1
Finalmente, la importación de frutas tropicales consti- 1
í
tuye un tema de especial interés para un estudio etnográfico
y económico. Se importan piñas, plátanos, y en menor esca-
la, cocos. Las piñas, que no crecen en el Valle, actualmente
llegan por medio del ferrocarri'l, pero por una parte, sobre
todo en el Distrito de Pochutla, sigue entrando pór medio
de los viajes tradicionales a la Costa del Pacífico. Sobre
este. tema, al igual que sobre Iós aspectos económicos de la
importación de.plátanos, naranjas y cocos, nuestra informa-
dón es muy rudimentaria.
Daremos a conocer un interesante cáfculo sobre la com-
pra y la venta de fruta, que tuvo cierta importancia en nues-
tro ttába jo de can1po, porque probab1emente fué la primera
vez que pudimos obtener datos numéricos, dignos de con-
fianza, sobre una transacción completa. Esos cálculos nos
indicaron el procedimiento a seguir en el campo y fueron
una pn1eba de que los problemas económicos pueden no sola-
mente abordarse sino hasta resolverse. Un grupo de indí-
genas del distrito vecino de San Agustín Yatareni, que se
('Xtiende sobre los declives de la Sierra de Juárez, estaba
vendiendo membrillos en la esquina de una de· las calles con-
tiguas al mercado; pertenecían, evidentemente, a la clase más
pobre, y en nuestra breve conversación con ellos descubri-
mos que eran intermediarios semiprofesionales, cuyo nego-
cio consistía en comprar membrillos en su región, traerlos
al mercado y después de haberlos vendido con ganancia
comprar otros artículos que otra vez puedan revender con
utilidad en algún mercado de la Sierra, o pregonándolos de
casa en casa. Después de haber ganado la confianza de uno
de ellos, por medio de la treta de reembolsarle lo que había
pagado en el mercado por concepto de impuesto, investiga-
mos qué era lo que compraban con el dinero obtenido y cuál
su ganancia. Nos informaron que compraban en Oaxac.1.,
sal, carne, chorizo y alfarería. No pudieron decirnos en
cuales de esos artículos habían obtenido los mejores resul-
tados financieros. Sugerimos que un cálculo rápido pod:r!a
servir para dar una respuesta clara.

-147-
.. Aquí ~stári los resultados: 6npezando por el otro ;extre-
mo,· nos dijeron que una carga de membrilló tiene, en pro-·
médio, trescientas piezas y que el comprador tiene que pagar
¡mr ella, en su distrito, 7 ·pesos cincuenta centavos aproxi-
mádamente. Así, un membrillo le cuesta como dos centavos
y medio o un poco menos. Los gastos adicionales consisten
e.n 60 centavos por el transporte, 40 por las comidas y 30
centavos por contribuciones; · Así, el costo total de la carga
de membrillos ascendió a 8 pesos 80 centavos. ·
. Notamos durante 30 a 40 minutos de observació~, que
venden sus artículos a 5 centavos, aunque se nos informó
que cuando los mejores membrillos se han agotado, los que
quedan ,pueden venderse a 4 yhasta a 3,éentavos. A 5 cen-
vos; o 4 .centavos sería de 3 pesos 20 centavos; y a 3 cen-
tavos sería de 20 centavos. f)escontando Jo que podría ha-
berse exagerado respecto del precio pagado en el lugar de
origen sY en el costo de .transportación y en los impuestos,
podemos considerar que obtienen una ganancia. neta de 2
a 3pesos..
Sin embargo, vamos por el momento a considerar a
nuestro émpresario indígena con el total de dinero que ha
obtenido de sus transacciones y veamos sus siguientes maní~
ptilaciones : suponiendo que con una carga ha ganado l O, 11
ó 12 pesos, comprará algunos de los tres artículos que acos-
tumbra comerciar. Si fuera cecina, tendría que pagar por
ajia pieza {tira larga de carne que es la unidad normal), 4
pesos; la ctú.!.l según su propia declaración, podría revender
. por 9 'pesos en su distrito; su ganancia neta sería de 5 pesos
por cada transacción en la que desembolsaría 4 pesos. Por
lo tanto, si trae dos ,cargas al mercado y termina en un
buen cl,ía con una ganancia totál de 24 pesos, ésta, en el
viaje de. regreso, será de 6 veces 5 pesos, o séa 30 pesos.
Deduéiend9 los gastos del viaje hasta su domicilio, que pro-
bablemente ascenderían a un peso por carga, la ganancia
podríá reducirse a· 28 pesos, · ·
Un cálculo similar, sobre la longaniza, nos mostró que
-148-
.

1
1

la ganancia fué menor; 3 pesos 50 centavos, aproximada~


mente, por cada transacción en la que se desembolsa 4 pesos'.
Entonces, tendríamos 21 pesos de ganancia total 'y 'quizá
19 pesos 'de ganancia neta. En la cerámica que compra, qué
es de dos clases, la utilidad es mayor que en la carne o en lá
longaniza. En. la cerámica más chica o más barata, la gas
nancia asciende 'a .5 pesos 50 centavos y en la más Cara, a
5 pesos 60centavos. En ésta, la ganancia tofal sería de 33
pesos 60 centavr,.;. .. . . .
· Desearíamos erifatizar que uno o dós de.los puntos que
surgen de esta investigación, tienen que consideraq~e como
preliminares y sujetos a comprobación ppr medio de cáku-
.los independientes que se refieran a otros comerciantes de lá
mism~, región. La observación df,!~crita anterionnente la for-
mulamos a la 1riitad de nuestro. trabajo de campo, que dese
pués se desvió hada otros canales; por la presión de otras
informaciones más importantes, como Ia del maíz. Sin em-
bargo, los datos nos enseñan que es posible interesar a algu-
nos de los .intermediarios menos mañosos, en los cálculos
concernientes a su negocio.· Indiscutiblemente· sería indis-
pensable un via,je a la región de .tal vendedor, para confir-
mar ·ei: ,precio en que valora su mer<::ancia, en el P.,unto de
partida., Sospechamos que la .cantidad que nos dijoI de 7 pe-
sos 50 centavos por carga, es muy exagerada. Si fuese
correcta; sus ganancias, én él primer viaje, ciertamente se-
rían muy pequeñas·, ascendiendo a un peso 20 centavos eri
un día malo y subieµdo no más de 3 pesos (50 cenfavos en al-
guna ,ocasión especialmente buena en la que hubiera vendido
todos sus membrillos a 5 centavos cada uno. En vista de
que regularmente llevan dos cargas, las ganancias fluctua-
rían entre2 pesos 40 centavos ó 7 pesos 20 centavos,.o algu-
na cantidad intermedia. Tendríamos que calcular las ganan-
cias netas, considerando las obtenidas en el primero y en el
segundo viajes y restando el desembolso inicial. Tomando
más o menos arbitrariamente como ganancia inicial en la
venta de membrillos, fa de 5 pesos, un cálculo para 2 cargas
nos da las siguientes cifras: comprando .cartxe, las ganancias
-149-
a~cienden a. 29 pesos comprando longaniza a 19 pesos y com.:.
prando .cerámica a 31 pesos (cifras promediales). Agregan-
do .5 pesos a cada una de ellas, tendríamos 34, 24 y 36, pesos,
respectivamente. El precio pagado wr dos cargas de rr¡embri-
llo es de 17 pesos 60 centavos, al que debe agregarse el
costo del transporte de ida y vuelta, que puede ser .2 pesos
30 centavos, o mejor, 2 pesos 50 centavós, por carga y por
fo tanto ae 5·'pesos por dos· cargas. Entonces, la ganancia
neta en .el caso de la carne, ascendería, a 34 pesos menos 22
pesos 60 centavos o sea aJl pesos 40 centaV()Sj en la lon-
ganiza vendría a ser de l peso 40 centavos y de 13 pesos
60 centavos en la cerámi~. Si estas cifras fueran correctas,
sería enorme la diferencia de la. ganancia en esos Jres ar-
tículos que los vendedores llevan de la Capital a su distrito,
Sus :reacciones no.s dieron la impresión que realmente no se-
había dado cuenta exacta en qué había ganado y en qué casi
l.Jaóía: perdido. Cuando lo forzamos a contestar pó:r. qué
no había importado cerámica únicamente, .se .confundió un
poco y nos dijo que tenía que importar los att.ículos. antedi-
chos, de acuerdo. c<;in la demanda y que después de vender
sus m.embrillos, el dinero obtenido de ellos, lo distribuía; en
cantidades iguales, entre esos tres artículos. Aceptando esta
confesión, deb·mos sumar las tres ganancias y dividirlas
entre tres, resultando la ganancia total neta en tina: jorna-
da, con ·dos cargas, de 8 pesos 80 centavos . ( casualmente
idéntica al .costo de .una carga de membrillos) la operación
total lleva .probablementé 5 días, por lo que tene;nos tµia ga-
nancia neta de 1 ·peso iO centavos por:· día, cifra no'impro-
bable. .
Ahora revisáremos, con mayor brevedad, algunas otras
escenas del mercado. Desde el punto de vista descriptivo,
la venta de sarapes y del jorongo nativo es interesante por~
que muestra ,el regateo psicológico en su aspecto más pin-
toresco. Pé11samos que la venta de éstos se hace, principal-
mente, por vendedores especializados de los éentros produc-
tóres de Teotitlán,del Valle y Santo domingo dél Válk Ge-

-150.;;,_-
neralmente tienen un lugar fijo, donde extienden algunos
sarapes sobre el petate o en ocasiones sobre .úna mesa. En
algunas poblaciones, especialmente en la capital y en Tlaco-
lula, caminan por las calles en busca de compradores, de
preferencia turistas. ·
En las ventas entre vendedor e indígena, el primero
tratará de llamar la atención del segundo, extendiendo el
sarape, sacudiéndolo y enseñando sus atractivos en el diseño
y en er color. Algunos ?1rtículos se producen en varios tonos
de gris, café y negro y las tintas de anilina ya son frecuen-
tes en muchos artículos. El comprador se acerca, examina
el ta.maño, grueso,· textura, suavidad y el porcentaje de al-
godón mezclado con lana, del sarape y después que aprueba
el artículo, aborda la cuestión del precio: En un caso que
observamos, el precio que se pidió fué de 6 pesos 50 centavos.
El comprador, después de haber sido animado con las pa~
labras: "Dime, ¿cuánto consideras que vale esta clase de
sarapet', replicá ofreciendo 2 pesos cincuenta centavos. El
vend.edor dice: "Este precio es hasta aquí" y señala la línea
centrál que divide al sarape. Agrega: "ábrelo completamen-
te, para que veas que 110 lo podemos dar por 2 pesos SO cen-
tavos; ve el ancho y el' largo. Pedimos un precio muy bajo,
,zcuá.nto puedes pagar?, lo dicho, <lidio, Vamos a tratar el
precio. Quiero vender; Todos somos hijos de Dios. ¿Cuá.n-
tó ofreces de verdad?"
·. El diente so~ríe. Examina otra vez el sarape, ¡¿ toca.
le pega, aprecia su grueso, mira los tintes y U:na ve.z rri~s
ofrece: "dos pesos cincuenta centavos". El vendedor contes-
ta; •"ya viste este lado, ve .el otro y dime. que te párece.
Tienes. palabra de rey y f,O 1;,eng9. mi palabra. Tú tienes el
dinero y yo .tengo el.. sarápe. •· Estamos en el mercado para
comprar y vend~. Tú di el precio". El comprador repite:
"dos pesos cincuenta centavos/' El vendedor arguye: "No das
más. Imposible·.. Lo quieres conseguir por nada". Entonces
intenta .atraer a otros compradores y en ese momento el com-
prador sube su oferta; el vendedor baja.el precio y finalinen-
te se ponen de acuerdo en 4 pesos 50 centavos, cambiando
el artículo de manos.
Hemos citado esto como un ejemplo de 1a grantliferen-
ci.a entre.el precio de compra y el de venta, dentro del rega0

teo que se presenta en esta clase de artículos. Ejemplos se-


mejantes de ,amplititd en el regateo y en .la contraoferta, los
:encontradamos en las transacciones_ que se refieren a rebo-
zos, donde algµnos pesos, hasta cuatro o cillco, pueden_ se-
parar la primera oferta y la contr~oferta. y, sin· embargo,
una conversación,amistosa y agradable .conduce a.un acuer-
do final, a Ja mitad del camino. A la orilla de algún mer-
cado, especialmente en Oi:otlán, podríamos .encontrar tr~-
sácciones más extensas, en las que canetas, yugos y cubetas
de madera se ,venden y compran .con inárgenes. de regateo pa-
recidos. En todos estos casos, el regateo no afecta mucho al
precio final .. En otras palabras; tanto el .vendedor corpo d
comprador saben cuál es el valor real del artículo. El rega-
rtéo, quizá, no es únicamente un simple juego·.de palabras,_ a
,veces es el procedimiento para que el comprador o el vende-
dor puedan darse cuenta de si el otro tiene necesidad real
del dinero o del artículo réspectivamente.
Nuestras observaciones muestran que aveces hasta un
·vendedor profesional puede dar un artículo casi idéntico, más
barato. Sin embargo, en lo general, el regateo, en esta clase
de artículos en los que el precio se· determina por el precio
de producción, es en gran parte el resultado de una i:onven-
ción tradicional en la que el indígena o el campesino deben
quedar impresionados de que han realizado un regateo fruc-
tífero. ·· · ·
Sobre .la compra y venta de chile tenemos muchos y
vaHosos datos. Este vegetal cambia de manos con poca v:
riación de su precio, relativamente. No obstante que ocasio-
nalmente ocurre a1gttna pequeña y superficial manipulación
del_ peso, nuestra _conclusión general es la de que esta mer
canda se. vende sobre la base de ttna completa familiaridad
p6r ambas partes, en lo que se refiere al tamaño, a la ca·:
dad y al precio en e1 mercado. .
__;152-
De describir todas las variedades del chile, con sus nom-
bres nativos, usos, distinciones en el tamaño, ·en el ·color. y
<:onciición (porque el chile se vende fresco y seco), tendrfa~
que llenar varias secciones de esta memoria. Baste decir,
en lo que corresponde a la producción, que varias clases se
cosechan en el valle mismo, importándose gran cantidad de
las regiones adyacentes, tanto de las montañas como de los
valles semitropicales. · Las importaciones son de chile .seco,
exceptuando él que viene de la región Mixe.
El chile se exhibe en pequeños montones, de 2 a 10
piezas según el tamaño y la calidad. Como ya se mencionó,
a veces puede ser medido o pesado convencionalmente. Nor-_.
malmente el comprador observa detenidamente los montones,
preguntando su precio; frecuentemente. se lé permite cama ·
biar una pieza de un montón, por otra· mejor, realizándose·
o no la transacción. Aquí también tenemos, cuando menos.
a un grupo de vendegores profesionales que han inmigraao
de una. de las regiones productoras importantes, la· Mixteca,
y quienes compran en diferentes- mercados, moviéndose de
Oax.aca a Etla y de Ocotlán a Tlacolula y vendiendo con p-a~
nancia. Sólo pudimos obtener_ una estimación aP,roximada
y que nó merece confianza, de sus gastos y ganancias, ásí
como de otras actividades. Continuaremos el estudio de este
tema en nuestro próximo trabajo de campo.
E! neg-ocio de las flores, estéticamenteatractivo,. fué 11-r
poco abandonado. Julio de la Ft1ente hizo un cálculo aproxi-
mado en relación con un vendedor de lá aldea vecina. de Hua
yapan que vende flores y hierbas aromáticas recogidas en
los 'bosques y llanos circundantes ; el hombre reconoció que
tenía 11na ganancia total de 1 peso 50 a 1 peso 75 centavos,
en un día de mercado; los gastos ascendían a 10 centavos
de impuesto y a 20 centavos por el pasaje de ida y vuelta-
en el autobús.. Una ganancia neta de 1 peso 20 centavos a
1 pesp 45 centavos. parece posible, porque elhom'bte proba-
blemente tiene otras ocupaciqnes durante 'la semana y un
ingr:eso de un. peso 50 centavos por día - sería excesivo p:,i,ra.
,' '· ,, ' , ' ;_ ' ., .
'

-15!-
un hmnl>ie :hiµy pobr~, sin capital o propiedades, si no fuera
únicamente un día a la semana. .
·También obtuvimos datos sobre el <::osto de producción
de las flores en el ,jardih que rodea a la .cap~tal; pero a Ma:
liriowsky no le fué posible relacionar}(Js con las condiciones
del mercado y con la utilidad. obtenida. Entre Zaachíla, San
Antonino y otros distritos hortícolas, por un lado, y la ca-
pital por el otro,· hay un tráfico comercial de flores, muy
intenso.- Nuestras observaciones nos revelaron aspectos in-
teresantes de ese· comercio, no obstante la falta de_ datos
cuantitativos. En Oaxaca hay agentes, principalmente ori-
ginarios de San Antonino, que se dedican a controlar el mer- ·
cado de las flores. . Dos intermediarios traen grandes can-
tidades de flores, desde Zaachila, las tardes y las noches de
los vietrtes, para venderlas en el .mercado. Como ya hemos
d~cJ:i:o, 1a demanda, en estejugar, se detei-mirta casi exclusi-
vámente por la necesidad dt(poner flores frescas una vez. a·
la semana, regularmente el domingo, sobre el altar domés-
tico y sobre otros altares de la iglesia local, y, cuando hay
festividades, en grandes adornos florales, en forma de guir-
n.a,ldas, cruces, corazones, y enormes canastas adornadas con
fl,9res.. • ·
Al anticuario, ál igual que al sociólogo interesado en
el cambio cultural, no se le .escaparía el ºrincipal artículo
precolombino que se· encuentra en el mercado moderno: la
piedr~ para ni.oler .o metate, que regularmente encontramos
en los -mercados. ·. .
El cambio de las estaciones está conectado con la cos-
tumbre ritual de obsequiar en los casamíentos, a \a novia,
un metate pintado .y decorado con colores brillantes, lo que
-explica que éstos abunden más, según nuestros informes, en-
tre enero y mayo, cuando n0c hay mercado.
Al comprar ese articulo, la mujer, porque moler es tra-
bajo de. mujeres, examina la superficie, aprecia el tamaño y
husca cuidadosa.mente Ios defectos que pudiere haber, en las
-154-
tres patas del metate o sobre su superficie. Para que pueda
¡.m;ij:,arse su eficiencia, el vendedor, generalmente proporcio-
na un puñado de maíz. Para ciertos usos se necesitan meta--:
tes con superficie áspera, en tanto que· para otros usos la
superficie debe estar relativamente.bien pulida. Normalmen-
te ·el regateo oscila dentro de un margen· de dos pesos. El
precio de los metates pequeños varía entre 1 peso SO centa-
vos y 2 pesos 50 centavos, los más grandes se venden entre
4 y ó pesos. Se cargan 50 centavos extras, por la pintura,
La decoración es indispensable ·en los metates nupcia~
les. E:;1 padrino de la novia, quien es, por lo regular, el do-
nador, en determinado momento de la ceremonia nupcial,
baila ritualmente con el metate sobre su espalda, agarrando
fa. mano del metate. Esto filé observado por Malinowsky,
durante una ceremonia nupcial en el pueblo de Abasol~.
Examinaremos brevemente dos artículos más, de inte-
rés antropologógico, En el mercado de Oaxaca pueden en~
contrarse los sábados 6 u 8 locales de hierbas medicinales, .y
un poco menos los otros días de mercado.· El vendedor mues--
tra su mercancía sobre una gran mesa llena de canastas que
contienen flores secas, hojas o raíces. Un escrutinio más
detallado descubriría cuernos. de venádo, pajaríllos secos y
pieles disecadas de víboras o serpientes. Los insectos secos
son un artículo de importación que se vende como afrodisía-
co, También encontramos, invariablemente, algunos produc-
t•)s marinos, erízos de mar, conchas de moluscos y pedazos
de con\!, todos traídos en los viajes tradicionales a la Costa
del Pacífico. Hay pequeños jarros de Atzompa, llenos de
una pasta resinosa y aromática, que se venden como remedio
para el reumatismo y otros. males.. ·
-Los herbolarios y farmacéuticos del mercado general~
mente venden la substancia que se les solicita directamente:
un centavo o dos de rosas secas, alguna hierba bien conocida,
la infusión que sirve como tónico para el estómago o. como
laxante, o un remedio para la fiebre o un narcótico. Sin
.el.nhargó, · el vendedor siempre está listo para dar consejos
médicos, p::tra eséüdiar las quejas y para prescribir el reme-
dio que deba; usars,e. ·
$<!gliim0s independientemente algunas series de transac-
dbnes;,;. No hay regateo; el precio de .algunos de _estos ar-
tículos ,es m4s alt9, pero. bien ;conocido por el comprador y
por el vendeclór. La concha de un erizo de mar vale 50 cen-
tavos, y; p11ed~ ser ,que se dé por un poco menos a algún buen
cliente o a un amigo; pero la diferencia no será mucha. La
substancia balsámica y resinosa que se vende en jarros de At-
7.ompa, vale de 25 a óO centavos, según su ta.maño. El cuerno
se vende en pequeños pedacitos y la piel de los reptiles en
pequeñas cantidades. Observamos transacciones cuyo prome-
dio fluctúa entre 1 y 10 centavos.
Una ·de ·las ancianas que trabó amistad con nosotros
representa la tercera generación, en su familia, que Ueva
este negocio. Incidentalmente, uno de sus sobrinos estudia
medicina en la Universidad de México. Ella afirma que no
·vende medicinas para fines mágicos o para cualquier otro
tipo de hechicería. La manera:en que investigamos esto fué
preguntándole si alguna de sus. hierbas curaban del mismo
modo que la gente lo hace cuando se frota con flores bendi-
tas, del· altar, práctica que ..es universal en ésta y en otras
partes de México. Ella supone que sus medicinas actúan
atacando directamente la enfermedad; pero necesitamos más
evidencia colateral sobre este punto.
La .parte ilegal del negocio consiste enla venta de dro-
gas que .provocan el aborto, se les atribuyen propiedades
curativas de enfermedades venéreas o actúan como afrodi-
síacos. Obtuvimos bastante información, pormenoriza.da.; so-
bre este negocio, incluyendo extensos inventarios de las mer-
cancías; pero en nuestro concepto el resumen anterior pro-
porciona una información suficiente, respecto de los puntos
salientes de este comercio.
Algunos de los artículos aqut mencionados, los produc-

- i56 -
tos mátinos; son el resultádo de viajes distantes efectuados
por la gente del valle, al Istmo, a las costas del sur;y a las
regiones de Pochutla y Jtiquila. Examinando los abundan:-
tes expendios locales, en •los que los habítantes de lar región
compran pescado salado, y camarón seco, o viendo los pues--
tecillos de ,fruta tropíeal~ encontraríamos· otros artículos im-
portados de aquella misma manera. En este lugar las tran-
sacciones se efectúan- de la manera acostumbrada. No ,se
t)San pesas. ni medidas. E:l pescado se. vende en "piezas:' con-
vencionalmente <l,efinidas, generalmente de tamaño conside-
rable y éuyo precio va de 40 centavos para arriba. Los ca-
marones se .venden en pequeñas_ i::alábazas, o se ·miden eµ
tázas o se pesan por mero cálCtilo. Todos estos productos
nos interesaron principalmente porque se rel_acionan con los
viajes antes ¡pencionados ( una costumbre comercial que in.-
dudable mente data de la época precolombina y que se conti-
nuó durante todo el período colonial y hasta la fecha).
Nuestra información sobre este tema es muy extensa,
algo caótica e interesante desde el punto de vista .de la socio.-
logia y ·de· la economía; pero completamente, vacía de datos
numéricos apropiados. No ·podemos siquiera decir cuánto se
gana realmente en cada viaje. Sospechanios que la utilidad
debe· ser sí rro importante, cuando menos suficiente,· lo que
én · la ·región de Oaxaca significaría un peso . diario por
persona; · · ·
La ·organi~ación de ·tales empresas áctualmertte está en
las manos·d~ individuos o grupos de ellos.' Se nos informó
que· antes de 1910, e'xistieron en Oaxaca una () má~ empre-
sas bien_ organizadas, sin duda_ con capital, qtie conducía_h
sistemáticamente y en gi;an escala, el tráfico a lo largo ele
las rµtas tradicionales. Ahora hay, en diferentes centros,
al~nos hombres que hacen_ su negocio viajando del valle
al istmo,,por los distintos pasos y valles, vía Totolapa y San
Bartola Yautepec. Estos también pueden se{ productorés
que lleven algo de sus propias verduras y otros artículos ;
peto que• también .compran en las aldeas vecinas, para au-
-t57-
mentar.su cargamento. Tiene socios,o-agentes en djfer;entes
centro:; del Istmo, los que les toman eLgruesojde sus cargas
í y .quienes, a ·su vez,. han acumulado otras· mercancías que· los
1 viajeros. llevarán,. al regresar, al ,valle. No examinamos ,la
organización de esas agencias en el otro extremo; pero se
l lios ha dicho que .los socios .o agentes son, a menudo, hom-
bres de1' valle que se han radicado en. el lado opuesto -otro
ejemplo de migración por causas comerciales.
1
. Los centros principales de los que parten los viajes, son:
5án Antonino, Ocotlán, Zaachila, Tlacolula, _1Yfitla y algú-
nós del distrito de Tlacolula. Los mercaderes viaieros tienen
sus bestias de carga,. comúnmente bu'rros, ya q~e hay muy
pocas mulas en la región. Un hombre lleva dos o tres burros
y como· regla se uneri en grupo, para obtener compañía y
seguridad. Los artículos que se exportan del valle son prin-
cipalmente cebollas, ajos, fruta no tropical y loza de batro
que transportan en grandes cestostejidos. El tiempo qu:e se
emplea en el viaje de ida, es de 6 a 12 días, según,,el :punto
·a donde se llegue y los negocios que s.e vayan efectuando
durante el viaje.. Sospechamos que conforme van camina,:i-
do, venden y compran en .algunos lugares. Al llegar a su
·destino, indudablemente van a• los mercados locales, donde
·pueden obtener muchos mejores precios que si vendieran .al
mayoreo, a .sus agentes. Se nos informó que muchos de los
· artículos exportados se venden al doble de su precio.; pero
110 tenemos medios de control para verificar .esta informa-
dón. Después que han vendido sus mercancías, cargan ot_ra
vez, ahora con sal, pescadq seco, camarones todayía húme-
dos, conchas marinas, cocos, tamarindos y otros productos
tropicales. Pudimos notar que en esosviaie¡;¡ los vendedores
llegan muy éerca de la frontera dé Guatemala; todavía ahora
v desde Juego antiguamente, algu_nos vjajeros iban tan lejos
como hasta el famoso Santuario de Esquípulas y probable-
mente los peregrinos llevaban algún negodo .similar.
Podemos agregar que el sistema de comercio mejor or-
ganizado es el de los comerciantes viajeros, semiprofesio-
-158-
nales, de San Antonino. Uno de nuestros infonnantes nos
dijo que hay entre 300 ó 400 gentes que van constantemente
ai Istmo; pero otras fuentes nos dicen que no pasan de una
docena. La primera cifra parece más probable, ya que Ma-
linowsky, durante una visita a Totolapa, fué informado, por
una gente completamente desinteresada -el tendero local y
maestro de escuela- que prácticamente todos los días pa-
f! saba cierto número de viajeros por su pueblo, por el que se
tiene que atravesar. necesariamente en cada viaje; agregan-
do que en ciertas temporadas podía verse un número mucho
más grande de viajeros, sobre el camino.
Observamos algunas distinciones sociológicamente inte-
r<:santes entre los mercaderes profesionales y el campesino
que viaja una o dos veces al año; entre quienes tienen agen-
tes en el Istmo y los que deben confiarse a su buena suerte
para vender c11 el mercado, o de casa en casa. Una evidente
discrepancia de nuestra información, sobre el tiempo que
dura el viaje, pue<le deberse a esta circunstancia ( en un lugar
se nos dijo que el. viaje se realiza en 10 días y en otro, que
en 30). Ya hemos mencionado que el dinero nunca se lleva
en el viaje de regreso,. pues siempre se le envía por correo,
debido a que la seguridad de los caminos está en entredicho.
No describiremos otras rutas tradicionales hacia el sur,
a través de Ejutla y Miahuatlán, al Estado de Guerrero o
al Santuario de Juquila, porque nuestra información es me-
nos completa y la que ya dimos contiene los puntos princi•
pales: mercancía que se lleva en ambos sentidos, socios y
agentes en cualquiera de los extremos; ventas parciales du-
rante el viaje y necesidad de cuidado y precauciones por
causa de los ladrones, que no amenazan la mercancía, apa-
rentemente, pero que hacen que no sea aconsejable llevarse
el dinero.

-159-
't"""""l•~-• •' : . ---,
10. MERCADO DEL lvIAIZ

No podemos dej~r la descripci6n de lo que· suced~ en


los .mercados del Valle, si_n hacer, cuando menos, .una revi-
sión panorámica de lo que pasa en las calles, esc¡_uinas o sec-
ciones del mercado en donde se vende y se compra .el maíz.
Nq encontramos a los vendedores en una posición _privile-:
giada, En .Oaxaca únicamente unos cuantos. loqiles en la
esquin.a sure.ste del pequeño mercado de San Juan de Píos
están bajo cubierta y aún aquí, durante los días en que hay
)luvia o viento, los vendedores tienen dificultades para pro-
teger su vaHpsa mercancía_. Las operaciones de aquel .artícu:.
lo básico, se. realizan en la. calle que corre a lo largo del lado
sur del mercado pequeño y más. antiguo, donde· los produc-
tores (propios) se e_stablecen en un lado, .mientras que los
intermediarios lo hacen en el otro. Inclusive su número no
es. impresionante, debido a que muchos productores venden
todas sus e..--ti:Stendas relativament_e escasas, temprano en· la
r.:1añana, tomándo su lugar, al medio día;' otros vendedores .
.• ': "-, , • • l ' .'. .' ; , •,'

En-: Ocotlán ·encontraríárhos todaS' las transacciones '.del


maí~ en la pequeña calle que va al Oeste del nuevo mercado ;
la:·calle está muy mal pavimentada y el canal del desagüe, ,que
corre por enrr:tedfo, divide;. en dos filas, a los productores
sentados en e! lado Este y a los profesionales que se, sitúan
en el Oeste, recargados sobre sus almacenes, 'de los cuales
hay seis u· óchO en· este 'lado de la calle. Durante 1a tarde
desaparecen los propios y los regatones surgen a ambos lados
del canal.
En Tlacolula, las transacciones del maíz se realizan· so-
bre una parte extensa de la plaza mayor, al sureste de la
iglesia. Aquí y en otros lugares de mercado, tomamos algu-
nos planos concretos y detallados y pensamos que en prome-
dio hay de 40 a 60 locales de venta, en cualquier tiempo.
Si camináramos a lo largo de esta exposición de maiz,
por la mañana, temprano, digamos a las 9 horas, veríamos
exhibiéndose una gran variedad de cantidades y calidades.
A veces un campesino puede llegar con 2 ó 3 medidas, espe-
cialmente cuando reside muy cerca del mercado. El campe-
sino productor de las cercanías generalmente trae de 5 a 15
almudes, y los intermediarios rüuestran cantidades mucho
mayores. Frecuentemente, p_ara no ocupar demasiado espa-
cio y evitarse el pago de elevadas contribuciones municipa-
les, los vendedores, y aún los productores, guardan la mayor
parte de su mercancía en el mesón o en su tienda, trayendo
al mercado sólo una pequeña cantidad, que reemplazan se-
gún lo exija la venta. El local más grande, tal como lo vimos
en Oaxaca, contenía una media docena de sacos y algunas
especies de maíz, esparcidos sobre petates o exhibiéndose en
canastas. Todos los vendedores tienen alguna clase de me-
dida, y los más grandes tienen, también, las medidas regla-
mentarias.
Las distinciones en razón de la calidad son más comple-
jas y su lista completa, con todas sus pequeñas subdivisiones
es demasiado larga: para incluirla aquí. Los principios más
importantes conforme a los cuales se clasifica el maíz, se
fltndan en el tipo mismo de la planta y podemos resumirlos ·
diciendo que se refieren a su forma, tamaño o color; además,
hay distinciones que se relacionan con la sonoridad o con la
edad del grano, o sea a sn humedad o sequedad, respectiva-
mente, y también a la cuestión de si es cosechado en el valle o
de importación. Sobre este último punto, ya hemos comentado

-162-
que las variedades locales son preferidas porque se ajustan
a las necesidades y gustos de los consumidores de la región.

En lo que al calor se refiere, tenemos maíz blanco, ama-


rillo, negro --que en realidad es morado-:- y azul. Algunas
de las variedatles características se identifican con el color,
Así, el maíz bolita -variedad esférica-- únicamente viene en
color blanco; este maíz se da a los precios más altos, en el
valle y puede usarse para hacer las tortillas de mejor calidad
y para una diversidad de bebidas (preparados no alcohóli-
cos, de la harina del maíz). Otras dos variedades son tam-
bién de color blanco, el grueso y el delgado, son menos apre-
ciadas por el consumidor y se venden a precios más bajos.
El tipo amarillo, de grano delgado, es apreciado en la Sierra
y entre los Mixes, debido a su sabor penetrante; no es a pro;
piado para preparar bebidas, pero puede usarse para muchos
otros fines. Las variedades clasificadas como negras o azu-
les generalmente tienen los granos gruesos y carnosos y son
preferidos en algunos distritos de las montañas, utilizándo-
se, .ca,s¡ exclusivamente, para hacer tortillas.
El llamado maíz "viejo" es, simplemente, maíz de. la
cnsecha'· anterior; es. seco, dando más harina o masa por uni-
dad de volumen; ..y si los insectos no lo han picado, se vende
a un mayor precio. En nuestra región, este maíz no dura
más de un año ó 18 ·meses; después de ese tiempo, normal-
mente lo ·dañan los insectos; si este proceso no ha .ido muy
lejos, todavía pUéde·usarse para el consumo humano o de lo
<:ontrario se le· da como forraje a los animales.
De esa manera,. también las distinciones cualitativas
provocan una variación considerable en la estimación y en el
precio de los artículos. La complejidad de este comercio se
aumenta por la variedad, un tanto anárquica, de las medi-
das que se usan. El gobierno de México desde hace algún
tiempo ha estado presionando, más o menos persistente y a
veces hasta enérgicamente, para que se introduzcan las me-
didas métricas reglamentarias. Hasta ahora, el éxito ha sido
-163-
limitado, pues en, cierta manera;· esas. medidas complican,, el
panorama, introduciendo un elemento más de confusión y
elasticidad en las comparaciones. Dadas las condiciones del
mercado del maíz; l¡¡, introducción de estas medidas normal-
mente· significaría que el más .pobre, menos educado o dies-
tro- de i los· agentes del mercado, seria e:,¡:plotado por quien
puede manipular cifras o manejar las medidas con mayor
rapidez y.habilidad, contando además, con la ventaja' de _su
máyor capital. .
La medida .tradicfunitt que todavía. prevalece en casi
todas las transacciones, es. el antiguo almud}de origen espa-
ñol. Las medidas de volumen concretamente tienen la forma
deú.n 01.bo hu.eco de madera, con capacidad de uno, medio,
un cuarto o u1i octavó de. almu,d. Sería difícil para nosotros
decir, con seguridad, si todaslas .medidas. son idénticas, si
bien; sospechamos que no. A pesar de que 1a forma en que
11e u&ari, las hacen esentjalmente elásticas, los nativos insis~
ten eri utilizarlas, cualquiera que sea su situación y grado
de prosperidad económica. Los indígenas pobres y los cam-
pesinos, prefieren cl al1n1«l, no porque sean "conservadores''
e porqUé"les ·disgusten las "innovaciones", sino porque esta
medida ha intervenido en todos sus cálculos domésticos con
la fuerza <le una tradición secular a la que se han acostum-
brado; ,así, saben cuántas tortillas, tazas u ollas de atole pue-
den obtenerse con un almud, o, en fin, cuántos almudes a la
semana:necesítan para su presupuesto. Conociendo bien esta
antigua ·medidá, y pudiendo calcular con ella, lo que reciben
y lo que ahorran, prefieren utilizarla en sus compras y en
sus ventas. Algunos de nuestros mejores informantes nos
.dijeron que la medida, plana y fácil de apreciar; les da una
mayor seguddad que la.medida del litro, angosta y alta. Por
estas razones se r~sisten todavi¡¡,, más, a pesar sus productos
en kilogramos ..
La mayoría de los vendedores ni siquiera conoce la equi-
valencia; entré el. almud y el litro. En realidad el algo sen-
cillo: el almitd mide cinco litros.. En el mercado .tecibimos
-164-
,
las contestaciones más fantásticas, que .demuestran lo .poco
9.ue el si.stema · métrico .ha' penetrai:ió eh fos hábitos menfalés
y. manuales
.
de. esta
.. .
gerite.·'' º
Una complicación adicional es el. kilogramo, que . se
aumenta por el hecho de que el peso y el .volumen de las
viernes sLiuere ·de Ocotlán, traería a vender;, de sus re-
dondos y sólidos .pasan más por unidad o .YQlumen.. .t\sí; un
almud del mejor maíz, bolita, pesa 4 kilogramos, del maíz
grueso, únicamente ·3.750 Kg. y. del, delgado 3.500. Kg .
., En alguµos dé 1ot
mei•cádos más viciados, cuat.ro kilo-
gramos han
adquirido: un nombre familiar, convirtiéndose
en una unid,ad llan;iadá Pfiáda,
• , • ' •
. ' f •

· ,La tradicional medida española, fanega, consiste en


veinticuatro o,veinticinco afowdes, ·respectivamente. En est.e
punto la distincion es regional. En Tlacolula y Etla tenemos
!a fanega tnás pequeña; de veinticuatro almudes; en Oaxaca
y en todos los. demás mercádos de .nuestra lista, contiene
vseinticínoo.· alnntdes; : No .entrar,emos, en mayores complica-
<'iones, •Pa·ra nosotros fué muy daro, al seguir las transac-
ciones efettivas; que mientras más grande es el vendedor
cbtiene mayor ventaja en sus ganancias, comprando de ma-
nera qtie recibe mayor número de granos por su dinero y
vende de modo que da menos granos por. la cantidad de
~ direro qu,e se..le. entrega... Este,, ei;igaño,. por su puesto, .~s a par-
_¡;e_ de}qµt! se efectúa con las rriedidas y. céimputos que ya
hemos. mencionado. .. . . . . . .
· ,, •. VolvámJJs á las transacciones reales, .empezando .en el
local en, que vende un productm primario. Ha traído de
cinco a diez almudes para .vender al precio obtenido ·durante
la última. \renta; esperando ganar de dos a cuatro pesos, 'Si
entablátá.i:nos· c~nveFsación crin .él y si viviera en.Tlacolula,
no~ ex¡,t~r;iríamo,s.que una vez a la se;m~a, en domingp, o en
viernes ii, fuere dé. Óootliíh, traería. a :vender áe sus re-
servas (le ,;máíz, una
cantidad cuyo prpducto le permitiría
..cubdi ..stl présupuesfo ,semanario.. r.:a cantidad de maíz que
·-·· • .. ' • ' ........ \, ' , Á • ; : '.. • - .... : ~- 'i. "·

-,...165-
.. ' ·•.
·,•
traería a verid~r, aumentaría o dísminuirÍá ·de acuerdo con
el número de trabajadores a su servicio que tuviera que ali-
mentar, y dependiendo también de la cuantía de sus.reser-
vas. Sin embargo, en el maíz siempre tiene un producto de
'H~ta segura, cultivado por él mismo,. en cantidades sufí-
dentes para cubrir sus necesidade.s durante todo el año, si
se trata de un campesino 'Común y corriente. •
Habiendo tomado la·. resolución de detenernos en esa
parte del mercado, para concentrarnos en ella, observamos
.que los. productores que venden en pequeñas cantidades, de
un almud o menos, llegan temprano, a las ocho de la mañana.
o quizá antes. Profundizando nuestra investigación, encon-
tramos que mientras más ,pobre es el productor-vendedor, es
mayor el tiempo que permanece tratando de hacer ventas
directas al consunúdor. Si tiene medios de subsistencia y
aprecia su tiempo y su comodidad, estará -más o menos una
hora en la mañana., después de la cual irá con algún inter-
mediario para venderle el saldo, perdiendo aproximadamen-
te dos centavos por almud. Cualquiera que sea la manera
mediante la cual haya obtenido algunos cuantos pesos, hará,
después, un recorrido entre los puestos y tiendas, compran-
do carne, longaniza, azúcar, café y otros comestibles· y ar-
t:culos que necesitará durante la semana.
Ese tipo de transacción es 1100 de los más importantes
del mercado. Sabemos que todo un grupo de gentes llevan
de esa manera sus raquíticos presupuestos,·. de semana en
semana, durante todo el año. Para ellos el mercado es in-
dispensable para adquirir poder de compra y para el apro-
visionamiento de los productos que necesitan. Aún los pro-
ductores nn poco más rico:;;, se ven obligados a cubrir su
presupuesto semanal utilizando ese tipo de pequeñas venta,s.
A nuestro amigo, Dn. Federico Aquino, a quien se le
calcula una fortuna de $ 50,000 pesos, siendo por lo
tanto un capitalista local, lo encontramos, la primera vez,
vendiendo estoicamente su maíz, por almud, en el mercado
-166-·
de Zimatlán. Sin .embargo, al .primer aguacero levantó sus
sacos y se fué a su. casa, demostrando, así que prefería su
comodidad ,l ,la venta 4e unos cuantos almudes más, y que
no dependía. de. taJes.. v,e~tas semanales. Otro. amigo, de esa
región, cuyos ingresos fijamos posteriormente en la cifra
astronón1icade 10 y hasta 15 pesos por día, fué descubierto
pór nosotros cuando esta,pa sentado atrás de un montón de
maíz, vendiendo a los campesinos é indígenas locales, du-
nmte ttri día de mercado que coincidió con una fiesta, en
Teotitlá.n del Valle. Este tipo de productores limitan sus
ventas. en el mercado. y acumulan cantidades considerables
de maíz en fas bodegas de sus casas, especulando con el alza
o baja de ese producto, durante los meses siguientes. Nues'-
'tro mejor informante, Manuel, había almacenado aproxima-
damente dos toneladas de maíz, en espera de que el precio
subiera a 45, 50, ó quizá hasta 75 centavos, -por almud, de-
bido a las malas cosechas que se avecinaban, en 1940.
Sólo podemos indicar brevemente las transacciones, más
o menos complejas de los intermediarios y de los acapara~
dores. · Los primeros, de acuerdo con su capacidad finan-
ciera, compran directamente a los productores, pagándoles
siempre un precio considerablemente n1ás bajo y engañán-
dolos á veces. Adquieren por fanega y hasta por tonelada.
Los datos que obtuvimos sobre esto serían suficientes para
escribir un informe completo; pero esto nos llevaría defini-
tivamente a las transacciones colaterales de fuera del mer-
cado y a la delicada cuestión de los procedimientos que po-
nen en juego unos cuantos capitalistas en grande, para mo-
nopolizar y exportar el grano. No es fácil de explicar hasta
dónde esto afecta realmente el precio al menudeo y desea-
ríamos continuar nuestras investigaciones sobre dicho punto.
·A este respecto, tendríamos qué estudiar las manipulaciones
de los propietarios más ricos,. de molinos, principalmente lo~
de extracción española, las de los exportadores e importa-
dores de inaiz, las de varios agentes y las de la. "Comisión
Reguladora", que es un organismo semi-oficial, pero algo
-167-
il 11:111'11 tlWIJII IB,lllilllUIHlllHlllHHHIIIHIHílllUíM ~ 111 rn u m rn ,

irlfluem;iádo; sin embai-go, por los 'intereses de· los comer-


dantes más poderosos. Además de todos éstos y como ya
cfüimos, hay und o dos individuos que combinan la políticá
con los negocios monopolisfas, naturalmente en ventaja de
éstos .últimos. . ' '
. Es 'flecesario agregar u~as cuantas. palabras sobre las
compras del maíz, ya que hasta ahora hemos Jratado prin-•
cialmente las ventas: los compradores son los indígenas de
las montañas,.respecto de los. cúales·ya hablamos; la pobla-
ción urbana de los centros y, probablemente también, esa
gente, mitad campesina y r:nitad artesana,,que, como los ma-
nufactureros de sarapes de Teotitkí.n o Sant:o Domingo del
Valle, viven principalmente de su¡¡ industrias. Los ciistritos
iv,dustriales de la .Míxteca compran, también, cantidades con-
·siderables de maíz, principahnente en los
mercados de Etla
y de Oaxaca. . . . . _ .
Debido a las diferencias de la producción en el Valle,
en_ ciertas temporadas algunos distritos pueden .ser más ri-
cos en maíz, mientras .que -en otros,el abastecimiento .es de-
ficiente, ,por lo que en ocasiones hasta los campesinos pue-
<i en .ir a comprar maíz, al mercado. .
Pasaremosahora al.importante problema.del precio. Su
nivel-general es estable, en cualquier momento, gependiendo
de la cosecha anual del Valle y cambiando de acuerdo con
las variaciones normales de la producción,; en,ún,año espe-
cialmente bueno, pu,1de "8er ,de 25 a 30 centavos (el al!f!iw;J1º),
y de40 a 60 centavos. -durante una -cosecha pobre:· El meca-
nismo correctivo, ,para ..mantener el precio dent,ro de estas
cifras, consiste en exportar el grano de Oaxaca, para evitar
que baje, digamos ·tnás allá de 20 czentavos, cuando las cose-
chas han siclo excepcionalmente buenas.-,. Por el· otro lado,
tenemos el dato de que en un año desastroso, 1925; el almud
tuvo que pagarse a tres pesos de plata y a 8 pesos SO.centa-
vos el. grano escogido que se 'Usa para fa. -sien:ibra, Aparen-
'.temente este año debió haber sido malo. ell'·la República eµ-
1• Nota del Coriiité EditoríaÍ.' •
tera, pues si sólo en Oa.."<aca hubiera habido malas cosec.hru¡,
podría haberse importado maíz de otras regiones.
Durante el verano en el que realizamos las investiga-
ciones, la producción fué· eri verdad deficiente. En Oaxaca,
"el promedio def precio· osciló alrededor de la cifra de 45 cen'-
távos, el almitd'dél ínaiz redondo y se<:o y en perfectas con-
dlcione"i, qiie citamos, porque es necesario escoger un pr6-
<:iucto deter,minado, como unidad de comparación.
.·Las· vtriadánes estacionales del mercado, dependen de
los dos períodos de cosecha. El más corto. es de mayo a junio,
cuando s.e recoge el maíz tempranero sembrado en febrero.
que se· logra sólo por la, humedad natural de la tierra, cre-
.de11do bien únicamente en las regiones en terreno algo· pan-
tanoso; o dondt! fa irrigación es posible. La cosécha princi-
pal, que depemje de las lluvias(junio-septiembre), se obtiéne
,en 9Ctúbre y noviembre. El predo sube siempre antes de las
.cosécha:s, esto es, parcialmente en marzó o abril y de. nuevu
en a,,,o0sto, septiembre y los primeros dias de octubre. El alza,
sin embargo, depende ,en gran parte de las perspectivas de
. h~enas· o dt! malas cosecl1as. y también de los ·excedentes que
existan, de la cosecha anterior. Durante la época de fa siem.-
br3:, ·alrededor.,de febrero y nuevamente en junío y julio, el
precio del gra~ó selecto sube bastante. · · · ·· · · · · 1

. ' '
Hay también, variaciones regionales casi. permanentes.
Bajo eondiciones normales puede verse qtte el precio más ba,-
rato, de 43 centavos, se obtiene en Ocotlán.. Por esa. época,
en Etla y en Oaxaca el precio del mejor producto, era de .45
centavos. En Ejutla y Tlacolula era de 50 centavos y d~ ,55
-en Miahuatlán. En un año normal esta tabla lleda correcta
cualquiera que fuera el nivel de los precios. Unicamente cam-
biaría en. una temporada especialmente lluviosa,, cuando los
valles de Tlacolula y Ejutla que son excepcionalmente secos,
pudieran tener mejores cosechas al inttndarse las regiones
pantanosas. Las diferencias en el precio están deter:ntlnadas
principalmente por los que el. productor está pr~par.adg p:ua

-· 169--
aceptar, o más correctamente, tiene que aeeptar, debido ala;;
relaciones de la oferta y la· demanda. Cuando el meJor maíz
s~ .t>Psti~e a 4S centavos en la Capital, los intermediarios
sin.dificultad loóan a 43 ce¡i~avos en Oéot1an; ya qúee}'trans-
porte es fáci} y dos centavós por almud, reci;mip~san's(1~ ·
trabajos, incluyendo la transp,ortáción y quizá. alguna'.s ma--
11iobras.. Ellos cargaran el mismo artículo a 50 céntavo:s' en
Tlacolula, porqu~ .han tenido que reempacarlo, manipularlo
y transportarlo hasta ese lugar, con lo que darán a los pro-
ductores ¡o;ca1es de este dist:rito la posibilidad de, vender su
í;naíz a es'e elevado precio. ,. · · '• •··

~ ~nterior compendja, en cierta forma; la dependencia


xp.u,.tua que existe e,ntre los mercados del 'sistema y enséña
cómo los intermediarios pueden. prosperar induso ·a· trávés
de transacciones locales; 'también demuestra cómo el nivel de
los precios tiene que moverse en (,:ODcordanciá con las cosé-
chas del Valle y con las diferencias dé producción entre los
distintos .distritos. ·

. El distrito que llega a tener la mejor cosecha; és'el lu-


gar donde empiezan las variaciones y donde el regateo entre
e
productor y consumidor y también entre productor intér-
mediario, da el tono al mercado, ·en cualquier tiempo y en
cualquier año. Ahí es donde· el abastecimiento y las necesi-
dades de otros distritos menos· favorecidos, determinarán el
primer movimiento, hacia arriba o hacia abajo, Normalmen-
te será el distrito de Ocotlán y muy especialmente el pequeño
pero importante mercado de San Pedro Apóstol, donde
ocurra lo anterior. Este mercado y también en cierta medi-
.da el de Zimatlán, generalmente determinarán las fluctua-
ciones .que tendrán repercusiones posteriores en el mercado
. de Ocotlán y en el resto de los del distrito. El .conocimien-
to de .esas fluctuaciones es común entre todos los interme-
diarios, hasta los más pequeños y entre muchos campesinos.
Ciertas fluctuaciones iniciales pueden depender de algunas
· Uuvias ,durante la semana, o de pérdidas visibles, de las co-

- 170 -
sechas, en los valles más secos. En el Valle de Tlacolula se
nos mostraron, en el verano de 1940, los cultivos de inaíz
que deberían haberse cosechado en el mes de octubre siguien-
te, completamente arruinados por la sequía. Este fué uno
de los factores que influían en el movimiento de los precios.
En este aspecto sólo damos algunos datos superficiales
sobre el maíz, no obstante que hemos concedido bastante
tiempo y atención a este asunto. Tenemos que omitir algu-
nos datos interesantes que obtuvimos en un pequeño merca-
do diario de Zaachila y que se refieren a un fenómeno de
importancia local pero no exento de interés teórico. Ya tene-
mos datos importantes sobre la forma en la que los agentes
de los grandes compradores recolectan y monopolizan maíz,
que esperamos completar el verano próximo, toda vez que
tenemos algunos buenos amigos entre esta gente y conoce-
mos a algunos de sus competidores. Sin esperar a ello, de
los datos hasta ahora mencionados, podemos ver claramente
que el mercado del maíz es, en· muchos -modos, el determi-
nante del sistema entero, que presenta gran complejidad;
pero da, también, un conocimiento profundo de las necesida-
des reales de los consumidores y de los productores. Este es
un tema que proporciona un rico campo de observación al
antropólogo interesado en las aplicaciones de sus datos y en
d bienestar y progreso de los indígenas y que tiene también
interés sociológico y económico.

-171-
XI. UNA VISTA PANORAMICA DEL MERCADO

En los capítulos anteriores, de una manera concisa, y


con muchas omisiones, hemos presentado algunos de los re-
sultados obtenidos en nuestro trabajo de campo y también
hemos tratado de revelar el método que seguimos, así como
demostrar las implicaciones teóricasde esta clase de traba-
jo. Estaría bien, ahora, formular brevemente algunos pun°
tos de la teoría y del método y ligarlos con .los interrogantes
de la práctica de campo, del análisis general y del valor prác-
tico de este tipo de resultados, en antropología· aplicada.
La esencia de nuestro método ha sido la constante y re-
cíproca relación entre la observación y el análisis teórico.
Los datos obtenidos mediante una participación .efectiva ..en
fas ·transacciones comerciales y por medio de. su estudio,·
siempre fueron inspirados por objetivos teóricos, y a veces
prácticos, definidos .. En muchas etapas .de. la investigación
profundizamós la tr.ascendencia del valor económico, socio-
lógico y práctico del material recolectado. Esto, entonces,
giüó nuestra investigación hacia adelante, orientando una
nueva recolección de datos, más concisos y de mayor aleanª
ce, permitiéndonos ·organizar nuestra evidencia, y· también·
dirigirla~ En todo esto, natura:lmente, no nos guiamos por
"ideas preconcebidas", sino por la formulación de problemas
c¡ue espontáneamente surgieron de la observación -previa.
Estamos interesados principalmente en el aspt!cfu
.'
económico
;.:

-,.173-
111,1111111111111u1¡1$il11f.u1UHH•a•HHl•HtlHHIHfllUl:tlllJJl'I

del fenómeno, esto es, en la influencia que el mercado tiene


en el bienestar de los indígenas, de los campesinos y de la
gente del pueblo y también en el modo de vida y en los in-
tereses creados, de los agentes comerciales en el· distrito.
También estudiamos el mercado, como agencia que organiza
algunos grupos, a través de la cual se hace evidente la dife-
renciación especifica del grupo, en clases económicas ; pero la
cual,. tambi,é¡¡,, ,,de muchas maneras, integra. a los habitantes
del valle, inclividual y colectivamente, deritro de uná inter-
dependencia social. Este aspecto fué abordado en varias
ocasiones cuando demostramos la unidad de un centro y de
su región circundante, las migraciones y las agencias _resi-
dentes .iiúe eslabonan los pueblos y los distritos, así como la
dependencia económica de los distritos vecinos, respecto del
valle y las subdivisiones del valle, sobre cada uno: de· ellos.'
· La unidad de nuestra investigación fué eL sistema. de
mercados, como una institución completa. Esta unidad am-
plificada es .una institución compuesta, como sucede siempre
en esta clase de fenómenos, y, en este caso, consiste especí-
ficamente en Jos. mercados de Oaxaca,. Ocotlán, Tlacolula.
etc. No es éste el lugar apropiado para definir el concepto
dé institución como debetía usarse en el análisis cultural."
Baste decir que en lossistemas organizados de actividades
hwnanas tradicionalmente reguladas, es necesario examinar
la organización social, las reglas y las normas y también el
substrato material.
La distancia que separa lo nja.nifestado, lo escrito o las
normas de conduct¡t que se profesan y su ejecución real, es
una de las implicaciones importantes de nuestro concepto.
El lector-.· debe haber .. notado que en nuestrós análisis cons-
tantemente hemos vuelto a este tema. Los dos conceptos ca-
17 • Artícufo "Cultura" en fa Enciclopedia de Ciencias Sociales, editado por
E .. lt Seli!'tl,Ilan .V Alvin Johnson. También "Las Ea.ses Científicas de la Antro-
pe>fogía Aplicada", las Transacciones del Con¡n-eso de Volta, publicadas ~r
la Real Acádemia Italiana y el Rrtículo "El Grupo y el Individuo en Añáltsís
Funcional~, ·en The American Journal of Sociology, mayo de 1939. Todos por
Bronislaw Malinowsky. • • · '

-174-"
racterísticos en elanálisis instltucional, son· el de carácter y
función. Por carácter debemos entender el sistema de. valo-
res que se derivan de la ley,· de la costumbre,. de la tradición
o de lasasociaciones sentimentales que rodean a una institt.1~
ción, en la mente de sus miembros. Así, carácter es la defic
ni,ción tradicional del mercado, .tal como lo encontramos en
la p~icologíá nativa, en los objetivos y. propósitos de los ·cae
merciantes evolucionados, así sean capitalistas explotadores
o inte:i:i:rn!diarios ordinario:;; y la acción recíproca entre la re-
forma progresista y las costumbres· conservadoras. Por otro
lado, -función es. el papel· integral que desempeña .el mercado
en nuestra cultura, Ambos conceptos tendrán que ~efinirse
completamente para presentarse con más· claridad'..·
\' ·Sin• embargo, permítasenos empezar coIL. los aspectos
más concretos y ampliamente discutidos de nuestro sistema
de mercados como una institución compuesta y compleja.
a
En lo _que se refiere la organización social tenemos. que
pensar no solamente en el aspecto administrativo que consis-
te pr-incipalmente en la vigilancia y ordenamiento, así como
en los impuestos señalados por el mímícipio, el gobierno es.
tatal y las autoridades federales. En lo q1,1e corresponde a la
vigilancia, hemos ..-vis~o que .se necesita mi.:¡y poca interven-:-
ción de las agencias. administrativas" ,Las costumbres tradi-
cionales y los usos determinan la distribución de los. home
bres, de las bestias y de los artículos comerciales. Algunos
c:onflictos menores, tales como Íos ._provocados por un ven-
dedor que se apodera del local de venta que la costumbre
reserva a otro, ocurren a ·veces.; pero generalmente se resuel-
ven más o menos amistosamente. 'Hemos visto a: vendedores
objetando que algún otro instalara su puesto enfrente de su
fila, y hasta quejarse, con el recaudador municipal de con-
tribuciones. Una o dos veces se quitó al intruso y en otros
casos el quejoso aceptaba la situación, con un encogimiento
de hornbros, prometiendo que en la siguiente semana vería
qrie el abuso no se repitiera. ·
:La principal actividad
. . oficial consiste en 1¡¡: imposición
. . .

-. 175-
fiscal, que, tomo sabemos, es algo compleja. El municipio co-
lééfa el grueso de las 'cóntribuciones; que se definen como el
pago por el lugar que ocupa el vendedor, variando según la
extensión del espacio y la cantidad de las mercancías que se
exhiben. El gobierno del Estado fija contribt1ciones sobre la
venta dé ganado Ylás autoridades federales tienen los dere-
chos de,· otorgar ·licencias, de los timbres y documentos, así
éotnó elde permitir 'la venta de licores. En este aspecto del
merca~o es considerable la· divergencia· entre la ley y la prác-
tica: Los vendedores, especialmente los· más pobres, son vic-
timas de un sinnúmero de abusos. Los recaudadores muni-
cipales podían explicar· sus dificultades. Frecuentemente un
indígena pobre que entra al pueblo; no trae ni un solo cen-
tavo, por lo que promete pagar después de que haya vendido
su mercanda. El recaudador sabe bastante bien que una. vez
que se venda la mercancia y se cobre el dinero, el indigena
puede irse sin ninguna posibilidad de controlarlo. Así, ile-
galmente, pero bajo la presión de una clara necesidad, trata
de substraer algún artículo. propiedad del nativo, como su
sarape. o su sombrero, que pueda retenerse en garantía.
Algunos indígenas. protestan, especialmente los que no
c;;tán acostumbrados a los mercados de pueblo y son incapa-
ces de entender el motivo de qué se les castigue por las malas
acciones de otros, aunque ellos sean inocentes. En el mes de
julio, di.tratite nuestra estancia, un recaudador de contribu-
~iones fué asesinado a puñaladas por un nativo de la sierra.
A veces las pasiones se exacerban por tales conflictos.
Se han desarrollado, por una parte, ciertos procedimien-
tos .arbitrarios de evasión, y de coacción, por el otro, jugando
ambas partes al escondite. Los recaudadores municipales· fre-
cuentemente se sitúan a la entrada del pueblo y tratan de
recaudar las contribuciones allí mismo. Esta costumbre, otra
vez, es.de aqnellas contr.a las .que protestan mucho los indi-
g-enas y los campesinos y no está de acuerdo,· estrictamente,
con la disp0sición legal de que únicamente deberá pagarse
contribución por el uso de un local. Sin embargo, tampoco
-176-
¡,odemos culpar al recaudador o al municipio por esto. •· Es-
peramos que del estudio más avanzado del problema y de la
consideración comprensiva de los dos puntos de vista, pue-.
dan surgir algunas sugestiones. prácticas, de nuestro trabajo.,
Una declaración precisa para que.no se permita que los'ven-
dedores entren sin que tengan dinero para pagar el local que
probablemente ocuparán y la legalización definida del siste-,
ma de recoger algunos ob;ietos o parte de la mere-anda, serían
preferibles a la costumbre actual que se rige por el acaso.''
Pasando a la organización social, tal como se presenta,
efectivamente en. un mercado semanal, tenemos que definir-
la en términos. de calidad profesional, función económica,
carácter etnográfico y relación económica del mercado como
un. todo. El lector advertirá· que constantemente hemos teni-
do que distinguir entre grupos de· consumidores, tipos de pro-'
ductores, estratificación de acuerdo con el capital· y clases
de negocios. Combinando los diferentes papel.es ·que cada
quien. desempeña en el mercado; •en· el proceso de la produc~
ción, en el trueque y en el consumo, podemos distinguir a los
indígenas regionales -en su. mayor parte de la montaña-,
a los campesinos productores del valle, a los artesanos. y pro-
ductores industriales independientes, al proletariado del pue-
blo y. al intermediario ·profesional. En este último· grtipo
hacemos varias subdivisiones, tales como la de mter.miediá-
rios en. pequeña escala y. de escasos recursos, que van desde
la extrema pobreza hasta lá posición desahogad~; lós agen-
tes nativos y los distribuidores que actúan para negociaciones
más grandes ; los tenderos de poca monta; los grandes nego-
cios, principalmente manejados por españoles y unas cuantas
empresas de tipo financiero, verdaderamente importantes.
En cuanto a los hechos materiales, tenemos el problema
de los varios aspectos que los componen. Y aquí tenemos
siempre que hacer nuestro estudio en términos de propiedad,
derecho de uso, leyes, costumbres. y prácticas reales. La:
inayor parte de los edificios y también el terreno· en el que
· . 1 $ Seria meio; eximir del pago a los indígenas mtty' pobres. {Nota del 'Co-.
niité· Editorial}. ·· . · . · .. · · .

-177-
se lleva a cabo el mercado, son propiedad de los municipios,
1; mediante el sistema de contribúciones, se alquilan para uria
ocasión, o, mensual y hasta anualmente, cuando se· trata de
puestos permanentes o mesas de carnicero.
El municipio saca sus ingresos de ahí y rinde ciertos
servicios. En .este punto, después de un estudio más com-
pleto, podríamos hacer ciertas sugestiones prácticas eri lo que
sé refiere a condiciones higiénicás y mejoramiento gradual;
ecQnómico y cultural. Los servicios sanitarios del mercado,
que se manejan desde él centro federal; presentan un proble-
ma interesante. En cada mercado hay grandes letreros que
recuerdan la limpieza y exhortan a practicarla: "La limpie-
za es el lujo del pobre". Sugieren, eri letra de molde, muy
frecuentei:nerite ilegible para el indígena, que la e11fermdad,
los mkrobios y otras calamidades pueden evitarse con el uso
deljabón y del agua. Todavía no podemos decir hasta donde
son verdaderamente eficientes esas exhortaciones generales
y .hasta qué grado constituyen una simple satisfacción moral
para l~s que las· imprimen.
Por lo que se refiere áJ análisis de las. mercancías y a
su apréciación en términos de peso y volumen y también en
lo que corresponde aJ.carácter de l_a moneda y a su circula-
ción; el lector recordará que hemos _discutido _con cierta am-
plitud el substrato material delas transacciones del mercado
y siempre con referencia a los grupos sociales o de los indi-
viduos ocupados :Y también con relación al carácter econó-
mi,co de los procedimientos en su conjunto.
Hemos intentado referirnos al punto de vista oficial, a
pesar de que no hayamos citado en el texto muchos de los
reglamentos oficiales y hemos mostrado hasta donde· éstos
;;é cumplen por medio de la .fuerza y hasta donde la cos-
tumbre está en oposición con la ley. Respecto de la ley no
ese-rita ,del mercado, hemos anotado la validez que alcanza
ert ni.uchos,puntos. y también donde fracasa. En muchas .de
nuestras descripciones, hemos dado importancia al factor de
las relaciones personales entre los agentes y a la necesidad
-178-
de mantener la. permanente benevolencia y. la habilidad del
vendedor y del comprador para entenderse en calidad y .me-
dida, que aseguran al fin un trato honesto y la adecuada
realización de sus transacciones económicas; pero también
hemos descrito el engaño y la explotación, definiendo sus
límites..
En todo esto podrá observarse que la esencia del énfo-
que institucional consiste en ·tratar los hechos sociológicos,
las técnicas de los objetos materiales y las reglas de conduce
ta, así como el comportamiento. real, relacionándolos entre
sí. Por lo tanto, un mero inventario de l.os objetos que se
venden o exhiben, sin considerar. el papel que desempeñan en
el consumo y la forma en que se producen, dará como resul-
tado, siempre, una información incompleta y en ocasiones
desprovista de todo valor.
El lector también recordará que en el curso de nuestro
trabajo de campo, empezamos con impresiones generales y
observaciones superficiales sobre la. manera en que los ar-
tículos y el dinero o los artículos y artículos, se intercam-
bian. Paso a paso inquirimos cómo se fijaba el valor en cual-
quiera de los dos lados de la transacción y esto nos condujo,
a través de un análisis del mecanismo. del abastecimiento,
demanda y regateo, a considerar al trueque como la fase
crucial del proceso d~ producción, cambio y com,umo.
Gradualmente fuimos aclarando que el mercado está
principalmente conectado con los presupuestos de corto al-
cance de los miembros ordinarios de la comunidad que habi-
ta el valle. O quizá más precisamente en el caso de la mayo-
ría de los campesinos e indígenas que forman el grueso .de
la población, encontraríamos que cada familia produce lo
bastante para sus necesidades y para vender cierta cantidad
de su producción agrícola o industrial suficiente para abas-
tecer su presupuesto semanal. Esto se refiere principalmen-
te a esos indígenas y campesinos que siembran verduras, reco-
gen. fruta,. leña .o carbó11:! o. a esos que fabrican cerámica o

-179-
viven, de: la manufactura de cuerdas tt otros productos de
fibras duras.
·. El ,pr~ductor agrícola de maíz podría vender toda su
cosec;ha al por,mayor; sin embat"go, en la transacción siem-
1ire recibiría un precio bajo, de lo cuál está completamente
compenetrado,. por lo que prefiere almacenar· su maíz, des-
granarlo semana á> semana y vender unos cuantos• álmudes
eri el principal dia de mercado de su distrito. En esta forma,
la gran mayoría de la gente lleva sus productos al mercado
cada semana, y obtiene un ingreso semanal Como produc~
tores se bénefician con él mercado, coino la mejor fuente de
su poder de compra, o como un banco siempre listo, accesi-
ble y dócil.· Como consumidores, el mercado y las pequeñas
tiendas de su alrededor, son un vasto emporio para ellos, en
d que todas las necesidades pueden satisfacerse de una ma-
nera .famtliar,. fácilmente aceptable y manejable. Así, para
la gran mayoría de habitantes, la función principal del mer-
cado tiene un doble carácter, como recurso para adquirir po-
der de compra y como abastecedor, conveniente, de mercan-
cía para los consumidores. El mercado, en su concentración
semanal de compradores y vendedores, es un emporio en
gran escala y también abastece de una cantidad relativamen~
te gran.4e de dinero .en efectivo. El mercado, tal como ·es,
substituye durante un. día a un establecimiento comerda) ex-
tenso, eon facilidades que no podrían repartirse en la .semana.
Hemos mencionado ya, en varias ocasiones cómo se rea-
liza esa .función general del mercado, especialmente en lo
que se refiere a los indios muy pobres de las regiones mon-
tañosas. Hemos mostrado cómo beneficia a los campesinos
de los pueblos vecinos y es claro que los pequeños artesanos
que irabajan durante la semana en centros como Ocotlán o
Tlacolula o en los pueblos. de Atzompa, Coyotepec o Teoti-
tlán, dependen del mercado para la venta de sus productos
y para la satisfacción de sus necesidades como consumidores.
Veamos el otro ládo del panorama: el mercado es igual~

-180-
mente indispensable para et importador y exportador."en gran
escala, para ;el español¡ para el extranjero y para uno o dos
mexicanos av~turados en negocios importantes. De la opor-
tunidad para comprar, con o sin presión económica o políti-
ca, a los precios más 'bajos; es el mejor centro de distribu-
ción dealgunas de·las mercancías importadas;.aunque esto,
como sábemos, tiene una importancia mucho más pequeña.
Sin embárgo, en vista de qüe tales organizaciones, incluyen-
do capitalrstas, empresarios y agentes de ellos, estánJntere-
sados fundamentalmente en el mercado, también contribuyen
a su vitalidad, bajo el dictado de sus intereses creados. Los
municipios, el gobierno estatal y las· autoridades federales
reciben ingresos y utilidades derivadas y, por lo que respecta
:..1 municipio, también prestigio, por. lo que se convierten en
i
{ instrumentos empeñosos del desarrollo y mantenimiento del
¡- mercado. Li>s intereses· religiosos y conservadores no son
de ninguna. manera opuestos al mercado: éste. especialmen-
te cuando se lleva a cabo en conjunción con celebraciones de
santos, o eventos sagrados, relaciona estrechamente los in-
~ereses espirituales y los materiales .
• . As1, al definir .la función íntegra del sistema de merca-
(los de Oaxaca y pasar' lista de los diferentes intereses, ra-
zones y m~tivos que eontrib11yeri a su. vitalidad, prevemos
que n11estra fórmula probablemente se aplique, ·con algunas
f
! .modifi~adones, a otrosmercados de la República.. Empero
'
$ e<; a través. de un estudio concreto y específico de la institu-
f.t éión; qu~ podemos. construir generalizaciones como esa, ba-
' sadas en he.chos observables y no en. instituciones de s_i!lón.
¡,, EL enfoque fimcionaL que hemo~ µtilizado aquí, como. en
todas partes, se apoya c:;n la existencia. de principios genera-
les, y tátribié11 exige .gue se construya sobre Ja base. de hécl:ios
detalladQ~ y, IJOr consiguiente formulados inductivamente,
con referencia a la cultura como un todo,
,• ' •• < ~ ,

'¿ Cuál es el carácter de esta institución y cómo lo pode•


:mo$ construir. por. los hechos detallados que observamos .i'.. El
concepto del carácter se relaciona estrechamente con la fun~
-.181-
dón; pero mientras que ésta contiene la f9rmula científica
~stáblecida, por el sociólogo,. el car.ácter, Íllcorpo.r.a las doctri-
nas, los valores y los sen~iinientos. del par'ticipante. Hemos
provisto al lector con -la mayoría de los hechos necesarios,
mostrándole por qué el campesino o el indígena van al mer-
cado y la forma .en· que éstos definen sus motivos. Están
convencidos profundamente de que en el. mercado obtendrán
todo lo que necesitan,. a mejores precios. v que podrán. ven-
der. sus, produ1:tos más ventajosamente. Que su ,creencia es
correcta únicamente en parte, puede demostrarse con facili-
dad. Hemos discutido; por ejemplo, las ventajas que obten-
drían si compraran . y vendieran en cooperativa. .Es aquí
donde un entendimiento completo de los hábitos domésticos,
de la habilidad de los nativos para calcular y de la facilidad
con que son engañadoJ, ~os muestra por qué la co11;pra y
venta en el mercado, ruso.ca, fragmentaria y con despilfarro
de energías, es, todavía con mucho, la forma principal del
m0do de vida de los nativos.
.· Ob¡~rvamos a tnenudo, igual que fo han hecho otros.en
diferentes regiones de México, que los indígenas y campesi-
nos generalmente se niegái:1 a vend.er sus próth:Í,ctos en el ca:-
mino hacia el mercado y que insistert en ir a éste para ven-
derlof en la forma acostúnibrada. En nuestra región, ·los
intel'mediarios, tratan, muy seguido, de asechar a los pter-
dúctores que ·vienen de los alrededores, para comprarles al
por mayor sus productos. Por lo regular·no tienen éxito.. El
indígena sabe, por experiencia, que puede obtener mejor pre-
cio si va a su sitio acostumbrado y vende su.mercancía en
partes, y él también qtiiere invertir su dinero en mercancías,
en el día de mercado; en consecuencia rehusa vender pré-
maturamerite lá noche ánteriot o muy temprano en el n:iismo
día. También tiene que tomar en cuenta la conveniencia de
tener una clientela segura; así, su negativa no se debe a nin-
gún "tradicionalismo" ni a cualquier otro motivo irracional,
sino a una actitud sensata, derivada de la experiencia y !!n
suma, bien fundada.

-:182-
·--,,._--

· . En relación con este punto, es oportuno recordar que al


principio de nuestra .encuesta, pfa,nteamos y discutimos !;!l
problema de hasta .qué punto iba la gente al mer:cado por
razones claramente económicas, y hasta quf punto iba por
diversión, sociabUidad, o algunos otros. rnotivos colaterales.
fr
Nitestra conclusión final es la de _que el men;ado constituye
¡ casi exclusivamente J.tn. mecanismo económico en. los concep-
tos e ide~s de Jos nativos mismos. No pudimos encontrar
! ttna sola persona que no viniese al mercado con algo que ven-
der o para. comprar alguna cosa. Hay siempre diversiones,
motivos religiosos para entrar a la iglesia, y estímulos para
1
1 participar en el tumultoso mercado. y en actos sociales, alco-
¡ hólicos o no; sin embargo,. descubrimos que sin el motivo
principal de vender y de comprar, y en algunos casos de

!
.;
¡
¡
alguna de esas dos transacciones, nadie va al mercado. So-
bre este. punto tambi.én inquirimos en las aldeas. Sin preten-
der haber hecho un examen completo o siquiera semiestadís-
tico, podemos deci,; que ni un so)o habitante de una aldea
entraría a un mercado, sin una necesidad económica. Siem-
pre se nos,dió esta respuesta.: ''¿Por qué he. de ir, si no tengo
nad,a qt1e vender y no. necesito cqmprar algo?, prefiero per-
manecer en casa y trabajar". . . . ..
En relación con el problema del carácter del mercado,
debemos tomar ·en cuenta el que se refiere al hecho psicoló-
gico de cómo se realiza la apreciación habitual de las mer~
candas, a diferencia de lo que se hace en las tiendas. La
gran mayoría de indígenas y campesinos compran todo l<'
que pueden en el mercado áfüerto. En Oxacaca, Etla y Zaa-
chila se venden.en el mercado hasta los comestibles. En otros
'ceni:r'óscom0 Tlac-0lula, Ocotlán y Zimatlán, se tienen que
·comprar .en·· 1as •. tiendas ·contiguas ,algunos artículos, p_rinci-
palrhente cOmestibles, como azúcar, café y cacao. Los licores
se pueden comprar en la tienda;· pero los campesinos rriás
poores los adquieren directamente con los productores, lega-
les o· ilegales; Sin· embargo, hay preferencia por Icis comes-

¡
tí.bies que se expenden en elmercado o en las pequeñas tien-
das dé SÜ alrededor; .
-183-
.. }J. wv

. Una en¿tiésta cuidadosa dé fas razones de esa co~dur-


ta, muestra qu~ e$ti conectada: J?rincipalmente con Jc1. mane-
ra en que las transacciónes se realizan eri el mercado, dife-
rente. a. cómo se· realizan en las tiendas. En el puesto o en
el local del -Úl!,':.rcad9, los artículos se exhiben' en' i:odá su
extensión, ptidiéridoselés ver y comprár· prontamente; Como
sabemos1 es general el hábito de examinar, tocar, oler y hast~
pi:obar.. En la tienda, el indígena no tiene ante sus ,ojos, y
accesibles a sus. manos, .los textiles, cómestihfos, o piezas de
pan. El está acostumbrado al procedimiento dé decidirse
lenta y cuidadosamente, así como a examinar y probar y le
gusta e1 privilegio, que se le reconoce ampliamente en el mer-
cado, de retirarse cuando no está satisfecho. También está
acostumbrado al largo y extenso regateo que nole permiten,
de buena gana, las tiendas, espedaln,iéi:ite las mejores .. Tene-
mos razones para presumir q11e algunas veces"los vendores
del mercado engañan con la apariencia de. precios más- bajos,
sin dar la medida completa, lo que probablemente lleva a mu-
éhos de los indígenas ri1ás pobres y de los canipesh:íos, a lá
generalización. de qtte se· _puede comprar .·más_ barato en el
mercado. Realmente. al comparar los j)red~. no encontra.:.
ino,s diferencia
.
alguna. · .
· ·
Nuestra afirmación de que el m€:rcado. fun~iona fo.n--
clamentalmente C\:>nlO un mecanismo ecOT1ómico, suscita el di-
ficil problema de cómo trazar la línea divisoria entre. las
actividades económieas y las no económicas. Sin entrar com-
pletamente en su discuéión teórica, de~eamós dedarnr nues-
t:-a. convicción de que la mejor forma de acercarse a este
~oblema desde el punto de vista antropológico. es definir
como -económica cualquier actividad qúe esté conectada con
los. procesos de pr.oducción, distribución y consumo de los
bienes. La riqueza; obviamente; consiste en bienes, ya seari
de consumo o instn1111entos, que tienen que ser proúucidos
por el esfuerzo y por el .trabajn humano y que adquiere1'
Yalor. a'través de los mecimismo¡;; de intercambio y a travb
de satisfacer las necesidades del productor: y del con,sumi~or.

-· 184-
Así, una definición en términos de riqueza y de valor, nos
lleva al fondo de los procesos de producción, de intercambio
y consumo. Aplicando este punto de vista nunca encontrare-•
rnos dificultad para distinguir el aspecto económico de todos
los otros. Cuando se encuentre una mesa llena de escapula-
rios, velas y ofrendas votivas, en una iglesia, claramente
estamos ante un fenómeno mixto, de naturaleza religiosa y
económica. Podemos delimitar el aspecto religioso, hasta
donde estos artículos sirven de instrumento a un tipo de con-.
sumo conectado con las creencias religiosas. Al mismo tiem-
po, la operación de comprar y de vender es una contribución
para el mantenimiento de la iglesia misma, del cura o sacris-
tán y quizá del agente que actúe para ello. El incremento
de los ingresos del cura, que le da poder de compra adicio-
nal; como consumidor, es economía. Por lo tanto, puede
darse la definición ecnómica de los procesos, señalando las
ventajas materiales que se derivan de todos los otros proce-
~os concernientes, y también, al satisfacerse las necesidades
de los consumidores o de los compradores. El aspecto reli-
gioso consiste en la distribución de objetos del culto, que sa-
tisfacen creencias y necesidades rituales.
Otro problema difícil qtte hemos venido confrontando
en nuestro trabajo, se refiere a la determinación, en térmi-
nos económicos, de las transacciones y condiciones de. vida
que permanecen, todavía, fuera de la economía mon~taria.
Por ejemplo, cuando se nos dice que algunos indígenas muy
pobres viven en las montañas, con tres dólares al año y en
nuestra investigación encontramos que esto significa que este
ingreso monetario asciende a quince pesos, nos enfrentamos
a la pregunta de si esa declaración es correcta económica-
mente. Evidentemente, esos nativos disfrutan de una gran
cantidad de "bienes libres", ya que pueden recoger su com-
bustible y fruta y cazar venados, sin ningún gasto moneta-
rio. En este punto podríamos abordar el problema, seña-
lando la correspondencia monetaria del trabajo, ya que
actualmente es difícil encontrar en México alguna región

-. 185-
donde éstén completan1ente áusentes las oportunidades para
el trabajo a'salariado.
También podríamos establecer el valor de ciertos "bie-.
nes libres", de las montañas, de acuerdo con el que tienen
en las operaciones de intercambio que se realizan en el valle,
deduciendo el costo del transporte según el trabajo y el tiem-
po empleados. El problema no es insoluble y sí importante,
porque en la mente .del antropólogo debe prevalecer, como la
estrella luminosa de su investigación, la elevación de las
condiciones de vida de los indígenn.s, campesinos, aldeanos
y artesanos. Ahora, en ,que la mayor parte de las comunida-
des están a punto de ser atraídas dentro de nuestro sistema
de economía monetaria, resulta necesario intentar. el señala-·
miento, en términos numér:icos, de la producción, del consu-
mo, del valor del trabajo y de las necesidades del consumidor.
Esto, en cierta forma, constituye el paso preliminar hacia
el planteamiento del prnblema siguiente, de cómo mejorar la
condición general de los indígenas de nuestra región, dentro
de los límites de las posibilidades locales y por un desarroHo
simultáneo en la educación, recursos de capital e higiene y
con reducción de la mortalidad infan_til.
Creemos que el tipo de investigación que llevamos a
efecto puede contribuir al establecimiento de un patrón de
füvestigación antropológica práctica y al mismo tiempo cientí-
fica, que seguiría el. ejemplo del Dr. Manuel Gamio, conti-
rmado por el Dr. Robert Redfield y por el Dr. Alfonso Villa
y seguido también por nosotros. ·

-186-
ESCUELA NACIONAL DE ANTRO POLOGIA E HISTORIA
SOCIEDAD DE ALUMNOS
MONEDA 13 MEXICO, D. F.

TLATOANI
PUBLICACION DE LA SOCIEDAD DE ALUMNOS DE LA
ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGIA E HISTORIA

Director:
Luis G. León.

Consejeros:
Dr. Eusebio Dáva.los Hurtado Dr. Alfonso Caso
Dr. Pablo Martínez del Rio Profr. Wigberto Jiménez Moreno
Lic. Jorg,, Gurrla Lacraix Profr. Luis A veleyra Arroyo de Anda
Profr. Fernando Cámara B. Profr. José Luis Lorenzo

Relaciones Públicas :
Gildardo González Ramos.
Números Disponibles :
TI.A TOANI 2a. Epoca. No. 8-9
No. 10
" No. ll
TLA TOANI SUPLEMENTO No. 1: ~cronología y Periodificación de
la Historia de América Preco-
lombina"
Por: Pedro Armillas.

EN PREPARACION "TLATOANI" N• 12
PRECIOS: Por ejemplar, en el país, $ 5.00. En el extranjero, Dls. 1.00
Por suscripción a 4 números: $15.00. En el extranjero, Dls. Z.00
Toda correspondencia y valores deberán ser dirigidos a:
Luis Gómez León, Director de "TLA TOANr', Sociedad de Alumnos de la Escuela
Nacional de Antr"1)0logía e Historia, Moneda No. 13, México l, D. F.
ACTA ANTHROPOLOGICA

Números anteriores en venta:

Vol. UI. N• 2. MUR1EL N. PORTER:

"Pipas Precortesianas" ......•.•.•.•...• $ 5.00

,ii Vol. III N• 4. JULIO DE LA FUENTE:


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Epoca 2. Vol. I No. l. BEATRIZ BARBA DE PiftA CHAN:

"Tlapacoya". Un sitio preclásico de tran-


sición •.. , . . . . . . . . • . . • . • . . . . . . . . • $10.00

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ACTA ANTHROPOLOGICA.
Moneda 13 México, D. F.
INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGIA
E HISTORIA

Precio del ejemplar: 10 pesos en ta República.


1.00 dóllar en el e.'Ctranjero.

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