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Abonos químicos y su relación con el cambio climático

La idea principal es que no se puede agregar abonos químicos y que no hallan


daños colaterales ya que el abono químico en la plantas es muy beneficioso
por que da resultados muy rápido y eso es lo que le gusta a la mayoría de
agricultores sin saber que el precio en el ambiente es muy costosos.

La organización ecologista internacional GRAIN asegura que además de dañar


nuestra salud, los fertilizantes químicos contribuyen a empeorar el Cambio
Climático, ya que serían responsables de hasta el 10% de las emisiones
globales de Gases de Efecto Invernadero, particularmente por sus altas
emisiones de óxido nitroso, así como por los daños que provocan a la materia
orgánica.
Refiere que los agroquímicos, por su grado de toxicidad, afectan directamente
al ser humano, a la fauna, al suelo, al agua y al medio ambiente en general, por
lo que está demostrado que su uso es cada vez más nocivo.
A través de un estudio divulgado a la prensa, y a cuyas
conclusiones foroambiental.com.mx tuvo acceso, GRAIN, con sede en
Barcelona, España, destaca que en los campos de cultivo es frecuente ver a
agricultores vestidos con uniformes de protección, algo que debería hacernos
reflexionar si realmente vale la pena ponernos en riesgo por tener plantas con
crecimiento más rápido y mayor.
El informe de GRAIN muestra que las compañías de agroquímicos han influido
de forma decisiva en los principales procesos de definición de políticas sobre
agricultura y clima, hasta pretender difundir la imagen de que los fertilizantes
químicos podrían ser una solución al Cambio Climático, lo que es una falsedad.
Indicó que además, estos sectores han debilitado las políticas de apoyo a la
agricultura sin sustancias químicas, lo cual es perverso.
Acusó que bajo la bandera de una “agricultura climáticamente inteligente”, las
compañías de fertilizantes “se aliaron con otras corporaciones de la
alimentación y los agronegocios para presionar en favor de programas
voluntarios (conducidos por corporaciones) que promueven el uso de
fertilizantes”.
Como ejemplo mencionó al programa de agricultura climáticamente inteligente
de Wal-Mart o el conocido como Nueva Visión para la Agricultura, del Foro
Económico Mundial.
Según el informe de GRAIN, existen estudios científicos que muestran que la
contribución total de los fertilizantes químicos al Cambio Climático se ha
subestimado drásticamente.
Dichas investigaciones sugieren que las emisiones de óxido nitroso, debido al
uso de fertilizantes químicos, son entre 3 y 5 veces mayores que las reportadas
por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC).
La organización ecologista argumentó que las cifras del IPCC “tampoco toman
en cuenta los aumentos globales en la producción de fertilizantes, el
incremento del uso del gas de esquisto como materia prima o el impacto
destructivo de los fertilizantes químicos sobre la materia orgánica, el más
importante reservorio de carbono del mundo”.
Devlin Kuyek, uno de los investigador de GRAIN que habló sobre el estudio,
aseguró que “hoy podemos decir que este año el uso de fertilizantes químicos
generará más emisiones de gases con efecto de invernadero que el total de
emisiones provenientes de todos los autos y camiones que circulan en los
Estados Unidos”.
No obstante, dijo que hay soluciones ante este negro panorama, al tiempo en
que recordó que las investigaciones muestran que los agricultores pueden
terminar con el uso de fertilizantes químicos sin reducir los rendimientos, esto
mediante la adopción de prácticas agroecológicas.
Destacó que ésta también fue la conclusión sustentada por la Evaluación
Internacional del Papel del Conocimiento, la Ciencia y la Tecnología en el
Desarrollo Agrícola (IAASTD) de 2008, un proceso intergubernamental de tres
años que involucró a más de 400 científicos y que fue auspiciado por el Banco
Mundial y todas las agencias relevantes de Naciones Unidas.
El estudio de GRAIN abundó que para salvaguardar nuestra propia salud y
nuestra vida, es fundamental el uso de productos de tipo ecológico, ya que los
efectos a corto, mediano y largo plazos de los productos químicos son muy
serios, pues éstos llegan a penetrar en las frutas y verduras que comeremos.
Finalmente, la organización ecologista advirtió que los alimentos producidos
con agroquímicos pueden ser “corrosivos, asfixiantes, cancerígenos y pueden,
además, provocar la muerte”.
abonos orgánicos y su relacion con el medio ambiente
Se puede decir que el uso de abonos orgánicos es muy beneficioso para el
cambio climático ya que este reduce los desechos de varios animales y los
transforma en abonos de benéfico para la planta. La desventaja de estos
abonos es que su beneficio en las plantas es a largo plazo los resultados son
más tardados es debido a eso que los agricultores prefieren no utilizar este
método.

La agricultura orgánica no sólo permite que los ecosistemas se adapten mejor


a los efectos de los cambios climáticos sino que también ofrece un mayor
potencial para reducir la emisión de gases invernadero.
Dado que el cambio climático posee un impacto directo en la agricultura, se
necesita desarrollar y aplicar métodos agrícolas ambientalmente sanos. La
agricultura orgánica no sólo permite que los ecosistemas se adapten mejor a
los efectos de los cambios climáticos sino que también ofrece un mayor
potencial para reducir la emisión de gases invernadero[107]. Más aún, la
agricultura mixta y la diversidad de rotaciones de cultivos orgánicos protegen la
superficie frágil de la tierra e incluso pueden contrarrestar el cambio climático al
restablecer el contenido de materia orgánica[108]. La idea de los sumideros del
carbono del Protocolo de Kyoto (Artículo 3.4) puede, en parte, llevarse a cabo
eficientemente por medio de la agricultura orgánica. En el Cuadro 6 se
resumen los caminos potenciales y el papel de la agricultura orgánica para
contrarrestar el cambio climático global.
La agricultura orgánica no sólo permite que los ecosistemas se adapten mejor
a los efectos de los cambios climáticos sino que también ofrece un mayor
potencial para reducir la emisión de gases invernadero.
Dióxido de carbono
El cultivo de la tierra que incluye la tala indiscriminada de los bosques naturales
ha originado la principal emisión de CO2 que se le puede atribuir al sector
agrícola[109]. Los procesos del suelo en relación con el carbono se
caracterizan por el equilibrio dinámico de la entrada (fotosíntesis) y de la salida
(respiración). Principalmente, toda la materia orgánica que ingresa en el suelo
se mineraliza. El hecho de cambiar el manejo de las tierras y las condiciones
ambientales puede inducir a que se produzca un cambio, temporario o
definitivo, a un nivel nuevo que se considere estable. En las dos secciones
siguientes se explicará el papel que desempeña la agricultura orgánica con
relación a las reservas de carbono y a la emisión de CO2.
Emisiones
La conversión de la vegetación natural en la agricultura constituye la fuente
principal de CO2, no sólo como consecuencia de las pérdidas de la biomasa de
las plantas sino también por el aumento de la descomposición de la materia
orgánica del suelo, debido a la alteración y los costos energéticos de diversas
prácticas agrícolas tales como la fertilización y la irrigación. Las emisiones de
CO2 del sector agrícola representan del 21 al 25 por ciento del total de las
emisiones de CO2, como consecuencia de los combustibles fósiles utilizados
en las granjas, del cambio de pautas sobre los cultivos y, en especial, de la
deforestación. La aplicación de prácticas adecuadas de manejo podría
incrementar los depósitos de carbono, y las mejoras en la eficiencia energética
junto con la producción de energía a partir de los cultivos y de los residuos,
constituirían una potencial atenuante o un depósito acumulativo de
carbono[110].
Las emisiones de CO2 por hectárea de los sistemas de agricultura orgánica
son del 48 al 66 por ciento menores que las de los sistemas convencionales.
Con el fin de comparar sistemas agrícolas, se los subdividió de acuerdo con las
emisiones, ya sea por la combustión de petróleo y de combustible (energía
directa) o por el uso de petróleo y de combustible para la producción y el
transporte de fertilizantes, maquinaria y plaguicidas sintéticos (energía
indirecta).
Las emisiones de CO2 por hectárea de los sistemas de agricultura orgánica
son del 48 al 66 por ciento menores que las de los sistemas
convencionales[111]. Haas y Köpke (1994) calcularon que las emisiones de
CO2de las granjas orgánicas alemanas ascendían a 0,5 toneladas de CO2 por
hectárea, mientras que en la agricultura convencional dicha cifra era de 1,3
toneladas, registrándose una diferencia del 60 por ciento (Cuadro 5). Los
efectos más importantes de la agricultura orgánica, responsables de esta
diferencia son[112]:

el mantenimiento y el aumento de la fertilidad del suelo mediante el uso de


abono de corral;

la supresión de fertilizantes y plaguicidas sintéticos;

la disminución en el uso de alimentos que consuman mucha energía.


En la agricultura orgánica, casi el 70 por ciento del CO2 es consecuencia del
consumo de combustible y de la producción de la maquinaria, mientras en los
sistemas convencionales el 75 por ciento de las emisiones de CO2 se atribuyen
a los fertilizantes de N, los piensos y los combustibles[113].
Los suelos como un depósito del CO2atmosférico
Los niveles de carbono del suelo han disminuido como consecuencia de la
utilización de las tierras con fines agrícolas[114]. Las estrategias agrícolas
sostenibles, que abarcan el reciclado de materia orgánica, la restricción del
ciclo interno de nutrientes y la práctica de la labranza mínima o la labranza
cero, pueden restablecer los niveles de materia orgánica y reducir las pérdidas
del sistema. La agricultura mixta, con enmiendas de abono orgánico, origina
niveles más elevados de materia orgánica en el suelo. En combinación con
otras técnicas de agricultura orgánica, Drinkwater et al. (1998) demostraron,
por medio de un experimento a largo plazo, la existencia de una ganancia
considerable de materia orgánica en el suelo, en comparación con el sistema
convencional, con rendimientos comparables. Muchos experimentos a largo
plazo realizados en el mundo reconocen que la fertilización orgánica (abono
animal, abono verde, cultivo intercalado y cultivo de cobertura) reconstruye la
materia orgánica del suelo[115] La acumulación de materia orgánica en el
suelo está condicionada por el tipo de suelo, el clima y los factores de manejo y
puede alcanzar cierto nivel de saturación.

El cambio climático global está considerado como uno de los problemas


ambientales más urgentes. El impacto negativo más importante del cambio
climático es la emisión de gases invernadero (CO2, CH4, N2O), que son la
consecuencia directa o indirecta de la combustión de recursos no renovables
(carbono ligado al petróleo de origen mineral o al carbón). La selva tropical
alberga la biomasa viviente más grande en suelos muy delicados que pueden
perder completamente su fertilidad cuando se los tala indiscriminadamente
como ha ocurrido durante las últimas décadas.
La agricultura aporta más del 20 por ciento de las emisiones globales de gas
invernadero antropogénico[104]. Más aún, la intensificación agrícola ha tenido
impactos considerables en detrimento de los ecosistemas terrestres y acuáticos
en todo el mundo. La duplicación de la producción durante los últimos 35 años
estuvo asociada con el aumento de 6,9 veces la fertilización con nitrógeno, de
3,5 veces la fertilización con fósforo y de 1,7 veces las tierras irrigadas [105].

Sin embargo, la agricultura no sólo contribuye con el calentamiento global sino


que también, en gran medida, se encuentra afectada por él. De acuerdo con
Burdick (1994), el calentamiento global en aumento cambiará las zonas
cultivables hacia los polos, el crecimiento, el cultivo y la producción de plantas
peligrarán como consecuencia de los cambios en la distribución de las lluvias,
del incremento de la radiación de rayos UV-B, y de los cambios en la
composición química de la atmósfera. En las regiones que poseen clima
continental, los suelos están sujetos a la disecación, lo que ocasionará cambios
de clima que agravarán los problemas de salinidad, de erosión y de
desertización. Habrá episodios climáticos extremos con más frecuencia. Las
plagas y las enfermedades proliferarán al verse favorecidas por un clima más
cálido. Todos estos factores tendrán impactos negativos en los rendimientos
agrícolas

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