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ISTORIAr UNIVERSAL SIGLO ^XXI

a \

mi os e
a europa moderna

10a. edición
Historia Universal

Siglo veintiuno

Volumen 24

EL AUTOR LOS INICIOS DE LA EUROPA


Richard van Dülmen,
MODERNA (1550-1648)
nacido en 1937, estudió Historia, Filosofía y Ciencias de la Re­
ligión en Münster, Würzburg y Munich. En 1965 presentó su
tesis doctoral. Desde 1966 es colaborador científico de la Baye- Richard van Dülmen
rische Akademie der Wissenschaften de Munich. En 1973 realiza
oposiciones a cátedra. Catedrático no titular en la Universidad
de Munich. A partir de 1982 es catedrático de Historia Moderna
en Saarbrücken. Entre sus publicaciones hay que destacar: Propst
Franz Tópsl und das Augustiner-Chorherrenstift Polling. Ein
Beitrag zur Geschichte der katholischen Aufklarung in Bayern
(1967); Orthodoxie und Kirchenreform. Der Nürnberger Prediger
Joh. Saubert, 1592-1646 (1970); Landkreis Traunstein (1970); Das
Tauferreich zu Münster, 1534-1535 (1974); D er Geheimbund der
llluminaten (1975); Reformation ais Revolution. Soziale Bewegung
und religióser Radikalismus in der deuischen Reformation (1977);
Rosenheim (1977); Die. Utopie einer christlicben Gesellschaft.
Johann Valentín Andrea, 1586-1654 (1978).

TRADUCTORES

Marta Luisa Delgado (capítulos 1-3)


)*a
siglo
veintiuno
fosé Luis Martínez (capítulo 4) editores

DISEÑO DE LA CUBIERTA

Julio Silva
Indice

m
siglo veintiuno editores, s.a. de c.v.
C E R R O DEL AGUA 248, DELEGACIÓN COYOACÁN, 04310, MEXICO, D.F.

siglo xxí editores argentina, s.a. INTRODUCCION 1

LAVALLE 1634 PISO 11-A C-1048AAN, BU E N O S AIRES, ARGENTINA

1. EL CAPITALISMO PRIMITIVO Y LA EXPANSION EUROPEA. 11

I. Población y urbanización 11
II. Revolución de precios: crisis y coyuntura 19
III. Agricultura: organización agraria yproductividad. 31
IV. La producción industrial 42
V. Comercio, transportes, finanzas 55
VI. 'La expansión europea y el nacimiento del mercado
mundial 72
V II. ’ Del feudalismo al capitalismo 83

2. LA SOCIEDAD ESTAMENTAL Y EL DOMINIO POLITICO 92

I. La sociedad estamental de inicios de la Edad


Moderna / 92
II. El mundo rural 96
III. La burguesía estamental y el auge de la burgue­
j sía de inicios de la Edad Moderna 107
IV. La nobleza europea y la crisis de laaristocracia. 121
V. El clero como estamento 134
primera edición en español, 1984 VI. La organización estamental y la soberanía de los
siglo xxi de españa editores, s.a. príncipes 146
décima edición en español, 2001 VII. Sistemas de gobierno en los inicios de la Edad
© siglo xxi editores, s.a. de c.v. Moderna 154
isbn 968-23-0009-6 (obra completa)
a) Los grandes imperios, 155.— España, 155.— El
isbn 968-23-0952-2 (volumen 24) Imperio otomano, 158.—El Imperio, 160.— b) For­
mas de poder en los inicios de la Edad Moder­
primera edición en alemán, 1984 na, 161.— 1. Los inicios del absolutismo, 165.—
© ftscher taschenbuch verlag gmbh, frankfurt am main Francia, 165.—Suecia, 167.— Rusia, 169.—2. La
título original: entslehung des friibneuzeitlichen república de los nobles, 170.— Polonia, 171.—
europa, 1150-1648 3. Sistemas liberales estatales, 173.—Inglaterra,
174.— Holanda, 176.
derechos reservados conforme a la ley
impreso y hecho en méxico/printed and made in mexico v
i. CULTURA Y VIDA COTIDIANA 179 B. Las revueltas de comienzos de la Edad Moderna y
la crisis del siglo X V II 342
A. Formas de vida 179
V I. La guerra deliberadón de los Países Bajos. 344
I. La familia y la casa 179
V II. Levantamientos populares y revoludones del
II. Formas de vida, sociabilidad y lujo 190 s ig lo x v i i 350
Comida y bebida, 191.—Vivienda e indumen­ Levantamientos populares, 351.— Revueltas y
taria, 195.—El juego y las diversiones, 202. revoluciones de mediados del siglo XVII, 354.
III. Pobreza, criminalidad, segregaciónsocial 210 V III. La Revoludón inglesa: crisis de Estado o
Pobreza: ocio y vagancia, 211.—Criminali­ revoludón burguesa 360
dad: actos delictivos y penas, 218.—Segre­
gación social: marginación y falta de ho­ IX. La guerra de los Treinta Años y la crisis del
nor, 226. siglo x v i i 370
IV. Cultura popular y cultura aristocrática 234 CRONOLOGIA 384

B. Religión, educación, arte 239 il o t a s 387


V. Religión, cisma, nueva religiosidad 239 ABREVIATURAS 420
Protestantismo, 240.—Catolicismo reformado
y Contrarreforma, 246.— Confesionalización BIBLIOGRAFIA 421
de la religión y la sociedad, 250.
VI. Inquisición, brujería, incredulidad 263 INDICE ALFABETICO 456
VII. Educación, sistema escolar, ciencia protomo-
INDICE DE LAS ILUSTRACIONES 468
derna 273
V III. Arte y literatura. Del manierismo a los ini­
cios del barroco 286

4. EL PRIMITIVO ESTADO MODERNO Y LA CRISIS DEL SI­


GLO XVII 300

A. El primitivo Estado moderno 300

I. La ostentación cortesana. El ceremonial del


poder 303
II. Burocracia y fundonariado 311
III. Legitimadón y teoría del primitivo Estado
moderno 320
IV. La monopolizadón del poder y la soberanía
del primitivo Estado moderno 325
V. La buena polida y la política social de ini­
dos de la Edad Moderna 334

vi
A mis alumnos de Munich.
«Se parte del hombre que realmente actúa y, arrancando de
su proceso de vida real, se expone también el desarrollo
de los reflejos ideológicos y de los ecos de este proceso de
vida.»

Karl M arx

«Los procesos de la vida cotidiana, lo mismo que los acon­


tecimientos “históricos” de la alta política y los fenómenos
colectivos y de masas, así como las acciones “singulares” de
los estadistas o las realizaciones literarias y artísticas indivi­
duales, están co-influidos por aquellos intereses: están “eco­
nómicamente condicionados”. Por otra parte, la totalidad de
los fenómenos y condiciones de vida de una cultura histó­
ricamente dada opera sobre la configuración de las necesi-
didades materiales, el rtiodo de satisfacerlas, la formación de
grupos de interés material y los tipos de sus instrumentos
de poder, y con ello sobre el curso del “desarrollo eco­
nómico”.»

M ax W eber
In trod u cción

Aun cuando la génesis de la Europa moderna primitiva repre­


sente un proceso trascendental, no dio lugar, sin embargo, a un
cambio de estructuras económicas, políticas, sociales y mentales
tan evidente y homogéneo como algunos de nuestros libros de
texto y manuales hacen suponer. La aparición de la Edad Mo­
derna se vio condicionada por una prolongada combinación, muy
compleja y discontinua, del sistema feudal y la racionalización
social, no siendo posible adscribirla a un período de tiempo de­
terminado. Se halla enmarcada dentro de un proceso de trans­
formaciones a largo plazo' que se inicia en la Baja Edad Media
y no concluye hasta muy avanzado el siglo xviii. Nuestra delimi­
tación temporal puede, en este sentido, parecer arbitraria, ya que
el año 1550 es un corte tan poco significativo como el año 1648;
la Paz religiosa de Augsburgo y la Paz de Westfalia son, por
tanto, simples datos externos en tanto no se inserten en un
contexto estructural más amplio. Los procesos evolutivos siguie­
ron además, en la amplitud por nosotros conocida, un curso dema­
siado dispar como para que sea posible hablar de una época
unitaria. No obstante, se pueden encontrar rasgos generales del
siglo expuesto en este volumen, un complejo de tendencias evolu­
tivas, fenómenos y estructuras similares y, en general, demostra­
bles, que hacen que parezca justificado hablar de una época propia
de la historia europea que contrasta claramente tanto con la
Reforma como con el Absolutismo y la Ilustración y que podría­
mos denominar época de la génesis de la Europa moderna primi­
tiva. La singularidad no excluye la ordenación en un contexto más
amplio. Argumentando desde la perspectiva de la historia uni­
versal, la sociedad de la Baja Edad Media hasta los inicios del
siglo xvi se encontraría todavía, en cierto modo, en la fase de
otras importantes culturas conocidas fuera del ámbito europeo
— o, al menos, se podrían establecer aún comparaciones entre los
imperios orientales y asiáticos y la cultura europea de la Edad
Media— , mientras que nuestra época engendró por vez primera
unas fuerzas y desarrolló una dinámica social que habría de trans­
formar radicalmente Europa, es decir, convertirla en lo que llegó
a ser en la historia universal moderna. La Baja Edad Media y la
Reforma establecieron sin duda las bases y crearon importantes

1
condiciones previas para el mundo moderno. Ahora bien, el pri­ agrícola y artesanal, así como en el comercio, mediante la conver­
mer proceso de formación e implantación de la sociedad moderna sión de las antiguas corporaciones de comerciantes y sociedades
se inició en el tiempo posterior a la Reforma, cuando el «largo» familiares en sociedades capitalistas. Ello hizo posible, por una
siglo xvi tocaba a su fin. parte, la constante ampliación de las relaciones comerciales y,
por otra, aceleró la acumulación del capital comercial en manos
de una burguesía naciente.
I. Finalmente, el nuevo sistema económico favoreció la construc­
ción de un mundo político y social nuevo, pero no condujo en
Cuatro fueron los fenómenos o procesos decisivos que, como di­ todas partes a la disolución del feudalismo, sino que, por el con­
mensiones específicas de la irrupción de la Edad Moderna en trario, ocasionó un desarrollo político, económico y cultural muy
Europa, determinan el enfoque de nuestro trabajo. desproporcionado que desempeñó un papel importante en el naci­
miento del Estado moderno primitivo, así como en el estable­
De fundamental importancia fue el proceso de formación del siste­ cimiento de una sociedad de estamentos en esta época. La misma
ma capitalista mundial. Cierto es que, hasta bien entrada la Edad «fuerza» que, en los países que se aprovecharon en mayor medida
Moderna, siguió prevaleciendo el modo de producción feudal; del cambio desigual del nuevo sistema de mercado internacional,
ahora bien, el hecho de que — paralelamente al crecimiento demo­ creó relaciones más liberales, favoreció en aquellos que cayeron
gráfico y a la progresiva urbanización, sobre todo de Europa bajo la dependencia económica una refeudalización de las rela­
occidental, en el siglo xvi— , por un lado, se iniciara una demanda ciones sociales. Con ello, la expansión económica del siglo xvi no
creciente de bienes de consumo y, por otro, se empezaran a aceleró de manera general el desmoronamiento del orden feudal,
agotar las posibilidades del modo de producción feudal —orientado sino que antes bien agudizó las tendencias a la jerarquización
a cubrir las necesidades— fue el punto de partida, con el naci­ estamental de la sociedad.
miento simultáneo del mercado mundial y la intensificación abrup­
ta de la circulación monetaria, de la «historia moderna del capital», No menos específica de la época fue la creación del primitivo
de gran complejidad y transformadora radical de Europa a largo Estado moderno, a la cual contribuyeron — ejerciendo mayor o
plazo. menor influencia en cada caso particular— las fuerzas más diver­
Primeramente puso en marcha la comercialización de la pro­ sas, que comprendían tanto los intereses dinásticos de los príncipes
ducción agrícola, que vino impuesta por la intensificación y como la praxis política de una élite administrativa en formación
especialización de la producción, así como por la transformación y los estamentos sociales que constituían el país. Aun cuando la
de la organización del trabajo, que, efectivamente, trataba de estatalidad moderna primitiva experimentara en su génesis las
cubrir la demanda de productos alimenticios en los centros de formas más diversas, constitutivo de ella fue, ante todo, el paso
aglomeración comercial y urbana, pero que, al mismo tiempo, de la autonomización de la soberanía tradicional más abierta a un
modificó también las dependencias feudales entre señores (propie­ Estado territorial cerrado, el desarrollo de una organización cen­
tarios) y pequeños productores. tral del gobierno y la administración, integrada por funcionarios
La acumulación capitalista dio lugar después a la división tra­ con formación jurídica, así como la implantación de un sistema
dicional del trabajo: actividad gremial, por un lado, y producción tributario extendido a todo el territorio y que, aunque sostenido
agrícola, por otro, de manera que, con ayuda del capital urbano en general por los estamentos, abarcó por vez primera a todos
sobre todo, surgió un artesanado rural, organizado como trabajo los súbditos, sometiéndolos a un poder central. El Estado mo­
.a domicilio, que empezó a competir con la artesanía gremial, derno primitivo requería, finalmente, de forma creciente, a la par
estableciéndose un sistema de comercio que, a través del mercado que la legitimización religiosa tradicional, una legitimación racio­
internacional, en rápida expansión^ enlazó por vez primera a gran­ nal: la nueva teoría política de la soberanía justificó su autonomía
des regiones y países muy alejados entre sí, sometiendo su pro­ hacia dentro y hacia fuera. Cierto es que esta racionalización de
ducción artesanal y agrícola a las condiciones de los mercados la praxis de la soberanía tradicional, ligada a una «despolitiza­
suprarregionales. ción» de los estamentos, se efectuó en toda Europa; ahora bien,
Por otro lado, hizo necesaria la aplicación de medios «técnicos» el tipo de organización política y social a que dio lugar dependió,
y fomentó innovaciones de tipo organizativo en la producción respectivamente, de la coyuntura política, de la estructura social

2 3
sión de la expansión política y económica, en tanto que el Estado
y del estado de desarrollo económico de cada país en particular. absolutista y el liberal aparecen a comienzos de la Edad Moderna
Sin embargo, la vía absolutista no parece ser en modo alguno la como dos formaciones estatales alternativas.
única posibilidad de «modernización» de la sociedad de inicios
de la Edad Moderna, y el proceso de gestación del Estado mo­ Un hecho característico de los inicios de la Edad Moderna en
derno no transcurrió sin conflictos y sin la oposición del pueblo. Europa fue también el establecimiento de la sociedad estamental,
Los movimientos de oposición fueron algo más que simples que se efectuó ciertamente con mayor o menor intensidad dentro
factores de perturbación; constitutivamente, forman parte del del proceso de racionalización de la praxis de la soberanía y de
propio proceso de gestación. La centralización del poder de los la «despolitización» de la sociedad, pero que, estructuralmente,
príncipes chocó, como es sabido, con la oposición generalizada, se puso de manifiesto de forma general. La sociedad estamental
incluso con la protesta organizada, cuyas consecuencias fueron, de comienzos de la Edad Moderna no era un vestigio de una
en cada caso, de índole diversa. Ninguna época anterior o poste­ situación «medieval», sino precisamente — por su marcado carác­
rior se vio tan sacudida, como los años que van de 1550 a 1660, ter regional— el producto de la diferenciación social, resultado
por un número tal de revoluciones, guerras, rebeliones y revuel­ del naciente Estado moderno primitivo y de la desarrollada eco­
tas. El movimiento revolucionario de la primitiva Edad Moderna nomía de mercado, que, por vez primera, adjudicó a cada esta­
alcanzó su mayor envergadura e intensidad a mediados de siglo. mento un papel claramente definido. Esta nueva reglamentación
Las causas, los motivos y los objetivos de las revoluciones fueron de las relaciones sociales no se produjo en base a la riqueza o la
muy diversos, aunque todas dirigieron principalmente sus ataques pobreza — aun cuando la riqueza fuera de esencial importancia
contra la presión creciente de un sistema estatal centralista en para el ascenso social, en tanto que la pobreza podía significar
formación que ponía en peligro la autonomía del poder de los la exclusión de la sociedad— , sino conforme a la tradición, los
antiguos estamentos y las condiciones de vida del pueblo. Los privilegios y el honor dentro de una sociedad cada vez más jerar­
planteamientos políticos alternativos con nuevos principios de quizada, reforzándose la separación de campesinos, burgueses y
ordenación antiabsolutista que iban más allá de la concepción nobles entre sí, que se consideraban estamentos sociales con ras­
tradicional sólo surgieron allí donde una sociedad de estamentos gos culturales propios. Aún más decisivo fue el aislamiento de
menos rígida y, a un tiempo, «aburguesada», supo representar las clases dirigentes dentro de sus estamentos respectivos, así
políticamente al país y ejercer las funciones estatales en nombre como una segregación creciente y una estigmatización social de los
del pueblo (Inglaterra/Holanda). grupos no estamentales o de clase baja. El Estado moderno primi­
La alternancia de fases de desarrollo con otras de oposición tivo reguló este proceso de jerarquización o segregación con el
dentro del proceso de formación de la estatalidad moderna pri­ apoyo de la nueva moral de las Iglesias, sirviéndose de disposi­
mitiva en modo alguno favoreció únicamente la decadencia de ciones obligatorias o del derecho a la sanción penal.
los imperios tradicionales y fomentó la creación de una monarquía El asentamiento social dentro de esta sociedad jerarquizada se
nacional absolutista; dependiendo de la posición de la nobleza efectuó en gran medida a través del Estado, pero, en último
y la burguesía, de la función del poder estatal central y del papel té r m in o , tuvo como base la escasez de recursos originada por el
de las asambleas estamentales, así como de la situación de las crecimiento demográfico, las crisis agrarias y las guerras, así como
fuerzas productoras, cristalizaron tres nuevas formas de Estado la mayor diferenciación, producto de la expansión del mercado,
que determinaron decisivamente la historia política de la sociedad entre la «honorable» clase alta y las «picaras» capas sociales
europea. En países con una administración central fuerte, pero bajas, ante lo cual reaccionaron de manera restrictiva el Estado
de estructura económica tradicional, se impuso (como en el caso en formación y el poder de la nobleza que se estaba restable­
de Francia) el sistema absolutista. Los países en donde, por el ciendo. Esta primera adscripción «oficial» de todas las personas
contrario, existía una administración central poco formada, pero a determinadas funciones sociales —tal como se llevó a cabo en
una institución representativa general (Parlamento) con una bur­ la sociedad estamental de inicios de la Edad Moderna— configuró,
guesía poderosa (como Inglaterra) crearon un sistema «liberal». sin embargo, tan sólo un aspecto de la consolidación del dominio
Finalmente, países sin administración central y sin burguesía pero sociopolítico. En correspondencia con éste, dentro del curso de
con una gran tradición estamental (como Polonia) desarrollaron centralización del poder señorial, aparece como segundo rasgo
una república de la aristocracia o de los estamentos; éstos, sin fundamental del proceso de formación de la sociedad moderna
embargo, al igual que los antiguos imperios, no resistieron la pre­
5
4
primitiva la tendencia generalizada a una reorganización de la así como en la extensión de la producción de literatura profana,
«casa», referida no sólo a la consolidación del dominio tradicional arte y música.
sobre el estrato «inferior» — al someter, por vez primera, a nor­ El nacimiento de la Edad Moderna estuvo caracterizado igual­
mas estrictas y generales, tanto en las familias nobles como en mente por la separación de una nueva élite cultural de la erudi­
las burguesas o en las campesinas, las relaciones sociales entre ción académico-estamental. Del mismo modo que las universidades
los miembros de la casa: amo y criados, marido y mujer, padres e Iglesias habían monopolizado el saber científico y religioso, y
e hijos— , sino también, y en el contexto de la ampliación del sus portadores se habían presentado como un estamento con sus
dominio territorial, a la implantación del poder del príncipe correspondientes rituales, en el siglo xvi se desarrolló por vez
— similar al del amo de la casa— sobre el estrato «superior» a primera una cultura intelectual partidaria de una comunicación
través de todos los estamentos y súbditos. El estamento y la casa supraestamental de todos los sabios interesados en el bien común,
se convirtieron en principios ordenadores de la sociedad, comple­ de una nueva ciencia que ya no consideraba a la autoridad como
mentarios e interdependientes, por medio de los cuales se habría punto de referencia, así como de un nuevo enfoque práctico del
de reconducir — en beneficio de los señores— a un orden armó­ saber: éste no servía ya para la autorrepresentación o la legiti­
nico el mundo del siglo xvi, caído en el «desorden». En todo mación de la situación existente, sino para transformar y mejorar
caso, la dialéctica de la integración y la segregación requerida por el mundo. La acumulación de saber, y no de honor de casta,
la nueva sociedad estamental, y también del establecimiento de llegó a ser el objetivo de una élite intelectual que pudo organi­
un orden de prestigio y relajación, resultado de la expansión del zarse en sociedades «cultas» protegidas por las autoridades.
mercado, fue el elemento constitutivo del proceso de socialización Por último, bajo estas condiciones, se diferenciaron también
en el Estado moderno p rim itiv o los sistemas religiosos de comienzos de la Edad Moderna. En
tanto que las Iglesias populares de la Reforma se convirtieron
Finalmente surgieron nuevas manifestaciones culturales que no en Iglesias ortodoxas del Estado que sancionaban la sociedad
eran la expresión de una escala de valores diferenciada del mundo estamental y practicaban la sumisión a costa de su autodetermi­
social, sino que, como formas de la convivencia social, contribu­ nación, surgió en círculos «burgueses» un protestantismo «ascé­
yeron al nacimiento de la sociedad moderna. De acuerdo, sin em­ tico», cuya cultura, de carácter puritano, puso de manifiesto
bargo, con las polarizaciones sociales originadas por la génesis resonancias claramente antiestamentales y anticortesanas, que veían
de la Edad Moderna, no se desarrolló una cultura unitaria —no el objetivo de la autodeterminación religiosa del pueblo en la
se dio una cultura barroca homogénea— , sino que el sistema cul­ racionalización del modo de vida práctico, la libre decisión de
tural de inicios de la Edad Moderna estableció, por el contrario, asociarse con los iguales y la equiparación de todos los miembros.
tres planos diferentes. Mientras que las Iglesias ortodoxas favorecieron el sistema abso­
En primer lugar, se convirtió en elemento constitutivo la opo­ lutista y el desarrollo de la sociedad cortesana (como en Francia),
sición progresiva entre cultura popular y aristocrática. Mientras el protestantismo ascético fomentó los elementos «liberales» de
que, en la Edad Media, la nobleza y el pueblo (y también los la sociedad (como en Inglaterra), creando allí oportunidades para
burgueses) habían vivido largo tiempo en una — aún relativa­ la adaptación de grupos cada vez más amplios al proceso de
mente— inseparable vecindad, al iniciarse la Edad Moderna la disolución de las dependencias feudales en la sociedad.
cultura de la nobleza, suprarregional y representativa, con su vida
social ritualizada, su culto al señor y su ética cortesana, se apartó Estos procesos de formación económica, estatal, social y cultural
de la cultura popular, de carácter regional, con sus gestos simbó­ de la sociedad de inicios de la Edad Moderna son, sin duda,
licos, su tradición oral y sus prácticas mágico-religiosas, que, aun­ fenómenos cuyos comienzos se remontan a tiempos anteriores y
que pronto también reglamentada por la nueva moral de las cuyas consecuencias se manifiestan hasta el siglo xvxn, pero que
Iglesias y del primitivo Estado moderno, pudo conservar durante determinan de un modo prioritario el carácter de la época que
largo tiempo su relativa autonomía. Y, en tanto que ésta iría nos ocupa. En el espacio de tiempo comprendido entre 1550
adquiriendo un tinte plebeyo con la depauperación de las capas y 1650, Europa creó unas condiciones decisivas para la estructura
bajas, la cultura cortesana iría integrando a la burguesía de ma­ de la sociedad primitiva moderna y el fundamento de su dinámica.
nera creciente. La función social de la sociedad cortesana se puso En el curso de la génesis del Estado moderno y del mercado
de manifiesto en el proceso de asim ilación de nobleza y burguesía, capitalista mundial se llegó —y ello es una consideración esen-

6 7
dal— no a la disolución de la sociedad feudal, sino simplemente 1. A pesar de los continuos intentos de comprender y analizar
a una «racionalización» o reforma en lo que se refiere al orden los inicios de la Edad Moderna desde un ángulo que considere
estamental de inicios de la Edad Moderna. Pero, en la medida sus circunstancias determinantes, los planteamientos y la inter­
en que esta sociedad feudal, organizada estatalmente, fue regla­ pretación siguen inequívocamente ligados al pensamiento actual,
mentada y reordenada por la presión del nuevo sistema de poder pues, para que la historia pueda reconstruir el pasado y facilitar
y del capitalismo naciente, se independizó del poder que la orga­ su comprensión crítica, se ha de realizar una exposición e inter­
nizaba. El nacimiento del Estado moderno primitivo y del mer­ pretación de los problemas que reconozca y tenga en cuenta la
cado capitalista mundial no dio lugar al paso inmediato y directo «racionalidad» propia de la sociedad moderna primitiva, al tiempo
de la sociedad feudal a la Edad Moderna. La disolución del orden que la haga comprensible para la conciencia moderna con sus
feudal sólo fue posible al surgir una sociedad pacificada con ayuda categorías. El planteamiento se rige por el interés de comprender
del poder estatal que «honraba» el estatus social en lugar de los y explicar la historia de nuestro pasado.
derechos políticos de los «estamentos», del mismo modo que los 2. Generalmente se ha tratado de considerar a Europa de una
intereses económicos «liberales» atenuaron las dependencias feu­ forma global, pero sin concebirla después como una unidad polí­
dales y condicionaron al mercado la vida social. Por lo demás, tica, ni descomponer tampoco su historia en una serie de historias
es tan válido destacar este complejo proceso de transición como de países. Por tanto, un objetivo primordial será especificar el
la vía absolutista en cuanto una de las posibilidades de transfor­ desarrollo estructural relativo a toda Europa, en base a ejemplos
mación de la sociedad europea antigua en un sistema de organi­ de países concretos, sin olvidar los hechos particulares o genera­
zación moderno. Pues mientras que en zonas socialmente atrasa­ les respectivos: se ha contemplado, pues, tanto la situación en
das, con un fuerte poder central, esta transformación fue llevada España como en Rusia, en Suecia y en Italia, si bien era lógico
a cabo por el poder absolutista, en sociedades más desarrolladas tomar como ejemplo de ciertos fenómenos y procesos la historia
desde el punto de vista económico se ofreció, mediante la elimi­ francesa, inglesa y alemana principalmente, pues aquí también
nación de las barreras estamentales, la posibilidad de una moder­ tienen un papel importante razones de tipo paradigmático. La
nización de carácter «liberal». Uno de los objetivos principales extraordinaria cantidad de material bibliográfico ha hecho nece­
de este trabajo es mostrar que, en este contexto, a la articulación saria, no en último término, una selección de datos presentables
cultural de esta sociedad polarizada correspondería finalmente una y una concentración en las estructuras y procesos más significativos
importante función social, por la cual se realizarían las transmi­ de la primera Edad Moderna, que, inevitablemente, conlleva una
siones centrales, políticas y económicas. En todo caso, el proceso cierta parcialidad de criterios.
de ordenación de Europa no fue un hecho homogéneo y lineal, 3. El aspecto central lo constituye la exposición e interpreta­
ni, en modo alguno, una marcha triunfal de la razón humana. La ción de la época que va de 1550 a 1648/50 desde la perspectiva
aparición del nuevo sistema organizativo se efectuó, en gran me­ del cambio social y del nacimiento de la Edad Moderna. Sin
dida, a costa de una «sustracción de poder» al pueblo y de la embargo, dado que las estructuras tradicionales seguirían deter­
destrucción de la cultura «tradicional». minando durante largo tiempo y de forma considerable la vida
social concreta, siendo incluso, con frecuencia, difícil establecer
cuáles son los aspectos, procesos y manifestaciones conservadores-
|
tradicionales y cuáles los progresistas-modernos, ha sido necesario
i IL introducir de manera integral en el análisis de la sociedad mo­
En este sentido, llevar a cabo una exposición de la historia de derna primitiva investigaciones acerca de las denominadas estruc­
Europa en los inicios de la Edad Moderna, entre 1550 y 1650, turas y culturas tradicionales de inicios de la Edad Moderna.
equivale a tratar de realizar una historia estructural de la sociedad No deja de ejercer también una cierta influencia el hecho de que
europea de esta época, cuya orientación e interés se centran menos dispongamos de más información acerca de las acciones políticas,
en los acontecimientos políticos y en la evolución de cada país los intereses de los gobernantes, las instituciones sociales y polí­
europeo que en los problemas que sirvieron de fundamento esen­ ticas, y, sobre todo, acerca de la vida espiritual de las élites que
cial a los procesos estructurales de la Edad Moderna dentro del acerca de la vida cotidiana de la época en general y la situación
contexto de una multiplicidad de desarrollos. La exposición trata social y cultural del pueblo en particular. No obstante, se ha de
de responder a estos intereses objetivos de la siguiente manera: tratar igualmente de poner de manifiesto las actividades e intereses

8 9
de las capas sociales bajas y describir la influencia que tuvieron 1. El cap italism o prim itivo
sobre el pueblo procesos que transcendieron a la época, así como
la participación de éste en la génesis de la sociedad moderna y la expansión europea
primitiva. No se ha de ocultar el hecho de que no todos los
problemas han podido ser resueltos en este sentido, pero aun así,
era importante tematizarlos al menos como tales.
4. Asimismo se ha pretendido apreciar en su justa medida la
realidad social «en su totalidad» en la medida en que se halla
constituida por el sistema de interdependencia de sociedad, eco­ I. POBLACION Y URBANIZACION
nomía y cultura. Y ésta es la razón por la que se han tenido
igualmente en cuenta la evolución, los movimientos y las estruc­ «La estadística demográfica comienza con la aplicación, por pan -
turas de carácter social, económico y político y, no en último tér­ del ser humano, de su capacidad de contar al ámbito social»'. Los
mino, cultural, sin que ello signifique que se haya concedido a censos de población eran algo desconocido para la sociedad me­
ninguno de estos aspectos un papel predominante. El hecho de dieval y los datos ofrecidos por la investigación son valores apro-
haber dejado un espacio relativamente más amplio a la exposición ximativos. Cuando los cronistas medievales hablan de muchos
de manifestaciones culturales de esta época se halla quizá justi­ miles, no se refieren sino a un número muy elevado. Esto cambió,
ficado por el abandono en que se ha tenido hasta la actualidad por vez primera, en el transcurso del siglo xvi, en que los hu­
el planteamiento de cuestiones relativas a la historia de la cultura, manistas desarrollaron una «estadística académica» y publicaron
sobre cuyo valor interpretativo se llama así la atención. El estudio compilaciones relativas a la descripción regional (Francesco Sanso-
por separado de la economía, la política y la cultura de esta época vino describe en 1567 las ciudades italianas más importantes;
no implica su autonomía; antes bien, la mayor parte de los fenó­ Luigi Guicciardini, en 1581, los. Países Bajos en su conjunto) y
menos de la sociedad de este tiempo sólo llegan a comprenderse las administraciones de inicios de la Edad Moderna comenzaron
adecuadamente en el contexto de la progresiva expansión del mer­ a realizar censos por razones de interés fiscal de los habitantes o
cado, del aumento del poder señorial, de las actitudes culturales las casas de repúblicas y territorios. Por todas partes surgen
respecto a la conducta y de las constelaciones de las clases socia­ registros de hogares y contribuyentes, e incluso las primeras — aun­
les. Ahora bien, tematizar expresamente la relación estructura] que no muy exactas— estadísticas demográficas. Los primeros
entre, por ejemplo, la evolución capitalista primitiva y el proceso censos de población más conocidos se realizaron en Venecia a
de formación del primer Estado moderno, el nacimiento de la partir de 1509, desde 1540 a intervalos regulares y desde 1607 in­
ciencia moderna y el establecimiento de la sociedad estamental cluso en base a formularios impresos. Un índice de la extraordi­
es algo que excede los objetivos y las posibilidades de nuestra naria conciencia sociopolítica es el hecho de que estas estadísticas
exposición y análisis. La presentación por separado de ámbitos de se subdividan, no ya en los tres grupos sociales o profesionales,
hecho inseparables, como la sociedad, la economía y la cultura, nobleza, burguesía y artesanado o comerciantes, sino también en
supone, en definitiva, someter nuevamente el trabajo a criterios criterios diferenciadores, como son el sexo y la edad. Las ciuda­
normativos cuyo origen no se remonta a los inicios de la Edad des y repúblicas más importantes de Italia siguieron pronto el
Moderna, sino que han surgido en la sociedad moderna. ejemplo de VeneciaJ. Sólo en el caso de España, además de Italia,
podemos reconstruir una historia relativamente completa de la
Zomeding, otoño de 1981 población de los siglos xvi y xvn. Un análisis descriptivo, reali­
zado por Ambrosio de Morales en 1574 ( Relaciones tipográficas),
R. v. D. enumeraba las particularidades de cada lugar: número de casas, de
familias y de habitantes. Esto es un hecho excepcional en el resto
de Europa; en Francia e Inglaterra no tenemos noticia de regis­
tros tales, referidos a toda la población, hasta muy avanzado el
siglo xvn. Otra fuente demográfica no menos valiosa son los regis­
tros parroquiales, confeccionados en muchos lugares de Europa
durante el proceso de consolidación de la Reforma protestante o

10 11
la tridentina. Aun cuando su difusión y su fiabilidad científica
dejen mucho que desear, sobre todo hasta la segunda mitad del
gráfico 1: Desarrollo demográfico. siglo x v i i , estas fuentes eclesiásticas nos permiten, sin embargo,
hacemos una idea cuantitativa, cuando menos de índole puntual
y regional, acerca de la población de Europa, de su extensión y
densidad y, especialmente, acerca de su crecimiento y sus crisis,
así como de su movilidad y estancamiento3, según ha sido puesto
de manifiesto por la investigación francesa e inglesa. La historia
demográfica comienza, sin duda, a sentarse sobre terreno seguro
— que permite, por tanto, comparaciones más amplias— a partir
de la segunda mitad del siglo x v i i . Europa (con Rusia) se cuenta
ya en los inicios de la Edad Moderna — al igual que hoy en día— ,
junto con China y la India, entre los territorios de mayor índice
demográfico y de más densidad de población de la Tierra4. Tras
el importante descenso de la población en la época de crisis que
va de 1350 a 1450, a principios del siglo x v i se inició en toda
Europa un fuerte crecimiento demográfico que no pasaría tam­
poco inadvertido a los propios coetáneos. El número de habitantes
de Europa, cifrado en 1500 en 80 u 85 millones, oscilaba en 1600
entre 100 y 110 millones. Si a ello se añade el desarrollo hasta 1700
(110-120 millones», el «largo» Siglo x v i se nos rebela como el
período de crecimiento propiamente dicho de los comienzos de la
Edad Moderna, en tanto que la segunda mitad del siglo x v i i supo­
ne nuevamente un retroceso. Pero, a pesar de las crisis y depre­
siones, también en el siglo x v i i se produjo en toda Europa un
crecimiento demográfico todavía considerable. D e 1600 a 1650,
algunas regiones presentan una tasa de crecimiento del 6,2 96 El
país más poblado de Europa en tom o a 1600 era Francia (en su
extensión actual), con unos 18,5 millones de habitantes, seguida
por el Imperio alemán y Rusia, con 15 millones respectivamente
— si bien hemos de señalar que las fronteras de Rusia se amplia­
ron rápidamente en esta época— , Italia, con 13,3 millones, la
Península Ibérica, es decir, España y Portugal juntos, con 11,3 mi­
llones, las Islas Británicas, con 6,8, y por último Polonia, con 5,
y Escandinavia, con 2,5 m illones. En el siglo x v i todos los países
de Europa experimentaron un crecimiento casi uniforme. D e valor
representativo para toda Alemania es un estudio del territorio
sajón, de 100 000 kma, con 676 ciudades y unos 14 193 pueblos,
en donde el crecimiento medio de la población en los años 1520/30
fue de aproximadamente un 0,71 96, en la mitad del siglo x v i de
un 0,62 96, y, a finales del siglo, de un 0,33 96, suponiendo por
tanto una media anual en tódo este espacio de tiempo, de 1520
a 1600, del 0,55 9 6 6. Aun cuando el crecimiento en Alemania
disminuyera lentamente, la población en su conjunto seguiría
12
13
aumentando considerablemente hasta el comienzo de la guerra de de que a finales del xv i hubiera tenido lugar un importante incre­
los Treinta Años. mento de la población. La peste fue acompañada de un debilita­
Con posterioridad a 1600/20, se ponen de manifiesto, por vez miento de la coyuntura económica y de un desplazamiento de­
primera, en toda Europa diferencias importantes. En tanto que la mográfico, resultado de la guerra de los Treinta Años. El descenso
población de Francia se iba recuperando muy lentamente de las de la población en toda Italia alcanzó el 14 %; la peste ocasionó
guerras de religión, e Inglaterra, Holanda y Escandinavia experi­ en pocos años la muerte de 172 900 personas. Pero tampoco las
mentaban un crecimiento relativamente fuerte, los antiguos terri­ regiones italianas se vieron afectadas en la misma medida, pues
torios, en este momento intensamente poblados, de España, Italia mientras que el sur se salvó en gran parte de ella y la Italia
y Alemania sufrieron un descenso notable de población. El creci­ central experimentó un retroceso del 10 % , el norte, sobre todo
miento que se constata en el siglo x v i i en toda Europa provenía, el ducado de Milán y la Lombardía-Véneto, sufrió una de sus
pues, principalmente de los países que, en adelante, constituirían mayores crisis. El descenso demográfico llegó aquí al 22-25 % , de
el centro político de ésta. Una de las causas del desplazamiento modo que en 1650 vivían en el norte de Italia un 10 % menos
del centro de gravedad político y económico de los países medi­ de personas que 100 años atrás.
terráneos al oeste y norte de Europa, cuya consumación fue, por Sin embargo, el descenso más importante de población en la
otra parte, lenta y apenas perceptible, sería la crisis demográfica primera mitad del siglo x v i i fue el experimentado por el Imperio
provocada por guerras y epidemias que va de comienzos a media­ alemán, que fue paralelo al del norte de Italia, si bien al estan­
dos de siglo y que afectó, sin duda, a todos los países europeos, camiento de la economía y a la peste aquí se sumarían además
pero que tuvo consecuencias nefastas para España e Italia y, los efectos inmediatos de la guerra de los Treinta Años, con su
posteriormente, sobre todo, para la Alemania de la guerra de los secuela de destrucción y hambre9. También en el Imperio hubo
Treinta Años. Sólo en las décadas de 1750 ó 1770 se habría regiones (la Alemania noroccidental) que se libraron en gran
de alcanzar nuevamente el índice de población de 1600. El hecho medida de la devastación y que incluso experimentaron un creci­
de que guerras y epidemias pudieran ocasionar tal grado de des­ miento demográfico considerable, como fue el caso de Hamburgo.
trucción halla su explicación en la depresión económica y la de­ Pero fueron muchos los territorios que sufrieron un descenso de
pauperación de la población, iniciadas a finales del siglo xvi. hasta un 50 % . Las regiones más afectadas fueron Mecklemburgo,
La población española se redujo en el transcurso de 60 años Hesse, el Palatinado y Wurtemberg. Sus pérdidas se estiman entre
(1590-1650) de 8,5 a 6,5 millones de habitantes, siendo asolado el un 60 y un 70 % de la población. Wurtemberg tenía en 1618 una
país especialmente por la peste de los años 1596/1602 y 1 6 4 7 /5 2 7. población de 450 000 habitantes, de los que en 1639 sólo queda­
Sólo en Valencia el número de muertes se elevó a 16 789. Los ban unos 100 0 0 0 10. La población rural se vio frecuentemente
efectos no fueron, sin embargo, los mismos en todas las regiones, mucho más castigada que la urbana, mejor protegida; en el medio
de manera que, en tanto que algunas no se vieron afectadas por rural se calcula un descenso total del 40 % , en tanto que las
ella, otras habrían de sufrir largos años de devastación. Particu­ ciudades vieron disminuido en un 33 % el número de sus habi­
larmente funestos fueron los que produjo en Sevilla, centro de la tantes. Una de las más afectadas fue Augsburgo, en el sur, que
economía. Después de haber perdido en 1599 8 000 personas y de antes de la guerra contaba con aproximadamente 48 000 habitantes,
haberse recuperado nuevamente en breve tiempo, la ciudad se cifra que al finalizar ésta se había reducido a 17 000. Como en el
convirtió en 1649/50 en el blanco de un golpe mortal. En poco caso de Sevilla, la crisis demográfica supuso la pérdida de poder
tiempo le fueron arrebatados 60 000 de los 100 000-110 000 habi­ político y económico. La guerra de los Treinta Años sería un
tantes. Ello supuso el fin de Sevilla como centro comercial de rudo golpe para la posición hegemónica de Augsburgo.
España, que ya no se recuperaría nunca completamente. La crisis
demográfica tuvo aquí efectos claramente económicos; en otros Al comenzar la Edad Moderna, la mayoría de los habitantes de
casos habrían de ser políticos: la peste de 1651 contribuyó nota­ Europa vivían en el medio rural. Un 5 % escaso vivía en las
blemente a quebrantar la resistencia de Cataluña frente a la Co­ ciudades; en Italia y en los Países Bajos el porcentaje era, natu­
rona española*. ralmente, más elevado (hasta un 30 % ) que en Alemania, Polonia
o Rusia. Todas las ciudades hoy conocidas existían ya en el
No menos funestas fueron las consecuencias de la epidemia de siglo xvi, aunque eran indudablemente más pequeñas. Grandes
la segunda y la tercera década del siglo x v ii en Italia, después ciudades de más de 100 000 habitantes había tan sólo 12 (ha­

14 15
d a 1500, 4); todas ellas estaban situadas en el sur, el oeste o el una densidad relativamente importante, y la oriental, cuya den­
noroeste de Europa, y en su mayor parte en los países mediterrá­ sidad era extremadamente escasa, sino que incluso en países en
neos, prindpalmente en Italia, como Nápoles, la ciudad más gran­ donde ésta era elevada, como Inglaterra, Francia e Italia, existían
de de Europa con unos 280 000 habitantes, Milán, Venecia, Lis­ tierras sin cultivar y bosques inhabitables de gran extensión, de
boa, Roma, Palermo, Mesina y Sevilla. En el noroeste de Europa, manera que los índices medios no resultan significativos. La po­
las únicas grandes ciudades eran París, Londres, Amsterdam y blación se concentraba en la mayoría de los casos en las regiones
— aunque sólo por poco tiempo— también Amberes. Sus cifras de aglomeración urbana.
de población se incrementaron hasta mediados del siglo x v i para­ En Italia, gran parte de la población vivía ya en las ciudades,
lelamente al aumento general en el medio rural; a partir de enton­ siendo todavía, hasta bien entrado el siglo x v m , el país más
ces, el crecimiento varía conforme a los movimientos demográ­ densamente poblado de Europa. Al finalizar el siglo xvi, la den­
ficos en Europa. Y mientras los antiguos centros comerciales, sidad demográfica era aquí de 44 habitantes/km2 (tras la crisis
Venecia, Sevilla y Augsburgo, sufren las consecuencias de la crisis de 1650, de 38 habitantes/km2). Una concentración demográfica
general del siglo x v n , las ciudades del norte, como París y Lon­ especialmente elevada era la que ofrecían el ducado de Milán y
dres, experimentan un auge “, desarrollándose de forma particu­ Liguria, con 80 habitantes/km2, así como Venecia y Sicilia, con
larmente rápida Hamburgo, menos importante que aquéllas, y, 60 habitantes/km2, seguidas por el reino de Nápoles con 57,
sobre todo, Amsterdam. Junto con Madrid, que llegó a ser mayor Florencia con 47 y el ducado de Toscana con 38 habitantes/km2.
que Sevilla al convertirse en núcleo político de la monarquía Entre los Estados más pequeños, los Países Bajos presentaban
española, también Amsterdam debería especialmente su hegemonía la densidad más elevada (50 habitantes/km2). En Francia llegaban
a la situación política y económica de España y Holanda en los a finales del siglo x v i a 34, en el Imperio alemán a 22 (después
siglos x v i y x v n respectivamente. En 1557, Amsterdam tenía de 1648 a 8,8) y en Inglaterra a 25 habitantes/km2. D e una den­
tan sólo 35 000 habitantes, que en 1622 aumentaron a más de sidad decididamente más baja que estos países eran España (14) y
100 000, lo que supuso también el relevo de Amberes como ciu­ sobre todo, Escandinavia (2). Aquí se daban nuevamente dife­
dad más importante de los Países Bajos. La nueva metrópoli rencias extremas. En España, un tercio del país estaba deshabi­
debió su ascensión al papel que desempeñaba en el comercio tado. Las zonas más densamente pobladas eran las situadas en
de ultramar y en la banca. El caso de Amsterdam no fue un hecho torno a Valencia, con 25 habitantes/km2 y, sobre todo, junto a la
aislado; todas las ciudades holandesas experimentaron a principios costa catalana, con 30 habitantes/km2. En Escandinavia existían
del siglo x v n un fuerte crecimiento demográfico12. D el aumento igualmente regiones densas y escasamente pobladas. Dinamarca
general de la población europea no sólo se beneficiaron a partir llegó a tener una densidad de 12 habitantes/km2, un índice, pues,
del cambio de siglo los países occidentales y nórdicos en su con­ que supera con mucho la situación global de España14. Los índi­
junto, sino especialmente las ciudades, sobre todo los nuevos ces, por tanto, sólo son relevantes cuando se establecen determi­
centros políticos: París, Londres y Amsterdam. En 1590 vivían nadas relaciones.
en París 200 000 personas, que en 1637 ascenderían a 412 000. Sin embargo, la visión de conjunto muestra, en general, que la
Italia y sus ciudades pudieron ciertamente mantener durante mu­ Europa más densamente poblada era aquella que se extendía
cho tiempo su antigua posición, contándose hasta muy avanzado desde la región circundante a Londres, pasando por las provincias
el siglo x v n entre las más importantes, aunque su apogeo demo­ marítimas de los Países Bajos, Renania y la cuenca de París,
gráfico y económico se había superado ya a comienzos de este hasta la llanura del Po y la Campania, con su centro en Nápoles.
siglo. La decadencia de Venecia, en comparación con Amsterdam, En esta Europa propiamente dicha de fines del xvi y principios
pone este hecho especialmente de manifiesto 1J. del x vn vivían entre 30 y 40 habitantes/km2, es decir, un total
El desplazamiento y el traslado casi imperceptible del centro de 35 millones. Este núcleo que se había formado al finalizar
de gravedad demográfico del sur al norte (y luego también par­ el siglo xv pudo mantener un papel significativo hasta el si­
cialmente al nordeste) viene subrayado por una referencia a la glo xviii, a lo largo del cual se habría de dislocar su eje.
densidad de población, a pesar de la dificultad para determinarla
con exactitud en todos los países. En efecto, Europa en este En el siglo x v i y también en el xvn,- sobre todo en su primera
tiempo estaba poblada con intensidad muy variable. No sólo se mitad, Europa en su conjunto registra un aumento considerable
daba una diferencia fundamental entre la Europa occidental, con de población. Aunque con una intensidad muy variable, también

16 17
se incrementó, en general, la densidad demográfica de los dife­ de tierras en Inglaterra y la transformación de feudos en hacien­
rentes países. El rasgo más sobresaliente es el crecimiento despro­ das en España e Italia, así como en Polonia y Rusia, ahuyentaron
porcionado de la población en torno a las ciudades, que no puede a los campesinos, que perdían sus derechos. Al mismo tiempo,
atribuirse únicamente a un incremento natural. Es de suponer que, una segunda fase de colonización creó espacio para muchas per­
en tanto que la gran densidad en las ciudades de los países econó­ sonas: en Italia fueron desecados terrenos pantanosos, en el este
micamente estancados del sur se explica por un excedente de de Europa fueron colonizadas extensas regiones. Un caso de inte­
servicios, la urbanización del norte viniera motivada por la expan­ rés es el de Suiza, cuyo crecimiento natural aumentó en la misma
sión de la producción artesanal. La superpoblación de numerosas medida que el de otros países sin que se produjera de forma
regiones rurales fue la causa de la falta de trabajo y la depaupe­ paralela una colonización interna. Ahora bien, el ingreso en el
ración, de modo que muchos tuvieron que buscar en las ciudades ejército de mercenarios hizo perder a Suiza en los siglos xvi y
nuevas posibilidades profesionales ls. A pesar de las rozas, la con­ x v n 250 000-300 000 hombres, respectivamente. En el siglo xvi
quista de nuevas tierras de cultivo y la colonización en Holanda, (xvn) se estima, además, que emigraron entre 20 000-25 000 y
Italia, Alemania y Rusia, la agricultura era claramente insuficiente 40 000-50 000 personas hacia nuevas tierras por colonizar fuera
para sostener a la población campesina, siendo otro exponente de Suiza l9.
de ello los innumerables mendigos en las ciudades y los vagabun­ El conjunto de Europa experimentó pues, en el siglo xvi, una
dos en el campo, así como la emigración rural16. También se da, multiplicación de la población relativamente homogénea e impor­
indudablemente, la tendencia contraria: el éxodo hacia el medio tante, mientras que el crecimiento demográfico de ésta en el si­
rural en regiones de industrialización incipiente, pero en general, glo x v n favoreció preferentemente -a los países del oeste y el
a pesar del incremento natural de la población, en muchas regio­ norte de Europa. En lo que se refiere al movimiento migratorio
nes de Europa se puede constatar un «retroceso» de la población general del campo a la ciudad — las ciudades crecieron más que
rural, o bien un crecimiento en modo alguno comparable al de las el campo— , la población aumentó en las nuevas grandes ciudades
ciudades. El atractivo de las ciudades, que reaccionaron ante esta europeas, como París, Londres, Amsterdam, con mayor intensidad
afluencia de personas construyendo nuevos edificios, calles, etc., se que en las antiguas ciudades de los países mediterráneos. Final­
debe a causas muy diversas 11. A medida que la situación jurídica mente, el crecimiento demográfico generalizado en el medio rural
y económica empeoraba en el medio rural, aumentaban las expec­ no se ajustaba a los recursos de que éste disponía, y ello dio
tativas de una mejora en las ciudades, cuyas industrias ofrecían lugar a una movilidad desconocida en la Baja Edad Media y en
cada vez mayores posibilidades de trabajo. Por otra parte, el cam­ los tiempos de la Reforma. El auge de la agricultura en el si­
po en tiempos de crisis se hallaba más amenazado que la ciudad, glo xvi y la expansión de la producción artesanal en el ámbito
en donde siempre se tomaban disposiciones para garantizar un urbano fueron una consecuencia del crecimiento demográfico gene­
mínimo existencial a sus habitantes. ral, aunque se produjera desigualmente y sus repercusiones fueran
N o conocemos en detalle las proporciones del movimiento de muy diversa índole.
demográfico que el crecimiento de la población trajo consigo al
iniciarse la Edad Moderna. La inmigración a las ciudades consti­
tuyó sólo un aspecto de este proceso; la emigración y el destierro II. REVOLUCION DE PRECIOS: CRISIS Y COYUNTURA
a otros países también habían aumentado sensiblemente en los
siglos xvi y xvil. La emigración a América no era, de momento, «¡Por Dios que decís verdad! Vivimos, se me antoja, en yn
muy intensa, si bien se estima que en el siglo x v i emigraron ya mundo completamente cambiado», afirma, según Noel du Fail, un
1 000 000 de personas. En España se produjo la expulsión de ju­ interlocutor a los campesinos bretones en 154820 cuando la pro­
díos y musulmanes; la expulsión de los moriscos en los años 1609/ gresiva circulación monetaria del siglo x v i, junto con la carestía
14 afectó a 250 000 personas y supuso una pérdida importante de la vida y las oscilaciones de los precios derivadas de ella,
para el país. En 1569/75 unos 150 000 hugonotes huyeron de transformaron visiblemente el mundo social de cada individuo,
Francia a Alsacia, al tiempo que unos 200 000 franceses emigra­ poniendo en peligro su escala de valores tradicional. En efecto,
ban a España ". Holanda acogió a partir de 1570 a 60 000 fugi­ la circulación monetaria había aumentado en el siglo xvi, el
tivos procedentes de los Países Bajos del Sur, cultivando, entre siglo del gran auge de la economía en toda Europa, de manera
1612 y 1640, 45 000 hectáreas de terreno fértil. Los cercamientos considerable sin que, por otra parte, la economía financiera hu­

18 19
biera desplazado por completo al intercambio en especie. «Bajo tico se realizaba generalmente con dinero. En Oriente apenas
una capa muy fina de economías financieras perduran formas pri­ existía interés por las mercancías europeas. En la década de 1580,
mitivas de la vida económica que conviven en los mercados Portugal gastó cerca de un millón anual de ducados españoles en
urbanos, así como en las grandes ferias, con sistemas más moder­ productos del Extremo Oriente; entre 1601 y 1624, la Compañía
nos, sin que ello implique su desaparición» Aun cuando ello inglesa de las Indias Orientales exportó 750 000 libras esterlinas.
continuase teniendo vigencia en lo que se refiere a algunos sec­ El comercio europeo envió en el siglo x v i un total de unos 2,5 mi­
tores hasta el siglo xix, el intercambio económico en el siglo xvi llones de ducados, cerca de 80000 kg. de plata, al Próximo
se seguiría efectuando desde el punto de vista cuantitativo más o Extremo Oriente25. A la exportación de dinero se añade el
sobre la base del trueque. En consecuencia, la primera penetra­ enorme atesoramiento de plata con fines representativos. Los nu­
ción significativa de la economía financiera fue sufrida en todo merosos palacios y castillos de la nobleza y de la burguesía, sur­
su rigor. gidos en la Europa del siglo xvi, albergaban tesoros de objetos
En tanto que la mayoría consideraba la carestía como un cas­ de plata y dinero. Se sabe, por ejemplo, que el duque de Alba
tigo de Dios y, sobre todo, como una consecuencia de la usura
y las malas cosechas — en el siglo x v i se sucedieron, en efecto,
gráfico 2: Precios del cereal en Europa central, 1500-1670
importantes y graves pérdidas— , Jean Bodin fue el primero en (promedios por década; gramos de plata por cada 100 kg.).
referirse a la superafluencia del metal precioso de América a Euro­
pa como «causa más importante y casi única» de la subida de los % %
precios22. Esta opinión predominaría durante mucho tiempo a la
hora de analizar las causas de la llamada «revolución de precios»
del siglo xvi.
La producción y circulación de plata había aumentado real­
mente desde comienzos de siglo, procedente, por un lado, de
yacimientos europeos — hasta que, a finales del siglo x v i, éstos
se agotaran— y, por otro, de América. De Africa provenía el oro
de que dispuso Europa durante los inicios de la Edad Moderna.
La cantidad de plata importada de América pasó de 149 kg.
en 1521/30 a unos 2,2 millones kg. en 1611/22 — entre 1521
y 1620 entraron en circulación en Europa 12 millones kg. de
plata— , descendiendo luego rápidamente. Su lugar vino a ser
ocupado por el oro brasileño23. La rápida y abundante entrada
de plata había conducido a una aceleración de la circulación mo­
netaria. Y, mientras que el valor del dinero bajó, se elevó el
nivel de precios de las mercancías y la producción. El incremento
del volumen de oro europeo fue considerable y sin él no hubiera
sido posible ni la nueva o acrecentada actividad económica, ni el
desarrollo del Estado moderno primitivo con sus gastos corres­
pondientes de administración, corte y ejército. La necesidad de
dinero fue cada vez mayor, pero pronto dejó de ser posible satis­
facerla. A comienzos del siglo x v n , la escasez de dinero era
general; un comerciante inglés se lamentaba así: «La escasez de
dinero imperante en todo el reino es tan grande que nadie puede
confiar en pago alguno, ni en percibir el dinero que se le debe» “ .
El motivo de ello no era solamente la entrada siempre insuficiente
de plata, sino también la creciente salida de dinero. El comercio
con el Levante, con las Indias Orientales y, también, con el Bál­

20 21
legó en 1582 a sus herederos 600 docenas de platos y 800 fuentes muy extendido incluso en el este y el norte de Europa, pero en
de plata Se supone que la proporción del metal noble acumu­ el siglo x v i se concentraría claramente en aquellas regiones en las
lado respecto al que estaba en circulación era de 3 a 4, de manera que hoy en día se sigue produciendo vino. En su lugar aparecería
que no es extraño que la salida de éste en el siglo x v il adoptara la cerveza como bebida popular, que hasta cierto punto podía
formas amenazadoras y acelerase la subida de la moneda de cobre. suplir al p^h. Las especias fueron siempre caras, pero también
Dado que la mayor parte de las transacciones monetarias se trami­ superfluas, ya que la masa del pueblo no las necesitaba, razón
taban en Amsterdam, Holanda fue casi el único país que se vio por la que no hay que concederles excesiva importancia. Hacia
libre de esta preocupación. 1600 el consumo medio de pimienta de un europeo no sobrepa­
La afluencia de plata americana provocó indudablemente un pro­ saba los 17-20 gramos anuales. Las especias tampoco aumentaron
ceso inflacionario. Sin embargo, en la actualidad ya no se considera especialmente de precio al reducirse los costes del transporte y
que ello fuera la causa propiamente dicha de la «revolución de producirse una mayor competitividad. La subida del precio de la
precios» ”, ya que la subida de éstos entre 1552 y 1617 se situaba, madera, los materiales de construcción, los tejidos y los metales
coirtodo, en sólo un 2 % al año, es decir, era mucho menor que fue igualmente moderada, exceptuando algunos productos, en
hoy en día. D e mayor importancia que la subida de precios en el particular en algunas regiones. El abismo existente entre la evo­
siglo x v i fue la reducción simultánea de los salarios y las presta­ lución de los precios del cereal y de los productos de origen
ciones. El problema tematizado bajo el concepto de revolución animal, por un lado, y los productos industriales, por otro, era
de precios radicaba, pues, en el desplazamiento de la estructura notable. La suposición de que a una coyuntura económica ascen­
de los precios, siendo sobre todo relevante la diferente evolución dente le corresponde un incremento equiparable de la producción
de precios y salarios2*. industrial sólo tiene una validez limitada en lo que respecta al
Esto se puede desglosar en detalle de la siguiente manera: en siglo xvi. En tanto no se ganara lo suficiente, había que prescin­
el espacio de tiempo que abarca el siglo x v i y los inicios del x v n , dir de los productos industriales; en los siglos xvi y x v n se
los precios del cereal, es decir, los precios de los productos básicos constata, sin embargo, un incremento de la producción, pero de
de la alimentación aumentaron en mayor grado que los precios de él sólo se beneficiarían las capas más altas. Si comparamos la
los productos de origen animal; los precios de los alimentos su­ evolución de los precios y la de los salarios (partiendo de los
frieron un incremento también más importante que los de la diferentes grupos de trabajadores de renta media y baja), encon­
producción artesanal, mientras que los salarios — tomando como traremos una «especie de posición clave en el contexto de las
medida las necesidades domésticas de una renta media y bajá— causas de la dispersión de precios en el siglo x v i » L o s salarios
se situaban, por el contrario, claramente por debajo de los precios. quedaron muy por detrás de los precios de los cereales, pero
La situación variaba de acuerdo con el clima y la región, pero, también de los productos industriales.
exceptuando Holanda, todos los países se vieron igualmente afec­ A finales del siglo x v i seguía habiendo campesinos acaudalados.
tados por este problema. Aún más instructivo se revela un análisis Así, uno de Kornwestheim (cerca de Stuttgart) dejó a su muerte,
detallado: los precios de productos alimenticios básicos, como el en 1599, una fortuna de 70 000 florines. Era propietario de 424
centeno, el trigo, la cebada y la avena, experimentaron un incre­ yugadas de terreno de siembra, prados y viñedos, 38 388 florines
mento casi igualmente importante, eñ tanto que los de productos en activo y otros 4 479 en efectivo M. Existen también testimonios
de procedencia animal, como la carne, la mantequilla y el queso, escritos de la prosperidad de otros campesinos y burgueses, que
quedaron por detrás de los precios de los cereales. El pescado incluso parece que aumentó hasta las décadas de 1620-30, pero
desempeñó indudablemente un papel importante según las regio­ la masa de la población, los pequeños campesinos y artesanos y
nes, pero tuvo menor influencia en el conjunto del desarrollo de sobre todo los jornaleros y asalariados, «la masa de personas que
precios. También quedaron por debajo de los cereales los precios vivían del trabajo de sus manos o su cabeza, se empobreció»31.
de las bebidas, especias y productos coloniales. D e éstos, sin Así, un albañil de Augsburgo, que a principios del siglo xvi
embargo, se podía prescindir en gran medida, por lo que su podía cubrir con su salario el 1,4 ó 1,5 más de las necesidades
producción, exceptuando la cerveza, tampoco experimentó un in­ básicas de su familia, sólo lograba sufragar a finales de este siglo
cremento sensible. Un hecho interesante es el creciente consumo el 75 % de los gastos para su subsistencia. La situación no era
de cerveza barata frente al del vino, más caro que ésta. En la tampoco muy diferente en las regiones europeas en las que se
Baja Edad Media, el cultivo de la vid estaba, como es sabido, pagaban salarios más elevados. En 1596/1600 una familia de

22 23
3: Movimiento de precios y salarios en Europa central
g r á f ic o
albañiles de Amberes de 5 miembros gastaba el 78,5 % del salario
en el siglo X V I (promedios cada 25 años, peso en plata de las en productos alimenticios, y de este porcentaje el 49,4 % exclusi­
sumas monetarias) vamente en pan. De alquiler pagaba, sin embargo, tan sólo un
' cereal — productos Industriales - — •-salarlos 5,4 % 32. El deterioro de la situación de la gente con pocos me­
dios tuvo consecuencias diversas: por una parte, disminuyó la
% %
demanda de productos industriales, al menos por parte de esta
capa social, y, por otra, aumentó la de cereales a costa del con­
sumo de carne. Este hecho activaría a largo plazo la producción
agrícola.
La progresiva diferencia entre el precio del cereal y los salarios
tuvo un doble efecto: en primer lugar, una depauperación cre­
ciente de amplias capas populares; relacionadas con este problema
estarían las quejas acerca del aumento de la mendicidad a fines ■
del siglo xvi. Por otro lado, aumentaron las posibilidades de obte­
ner beneficios de los propietarios de tierras fértiles y bien comu­
nicadas, si bien no fueron tanto los beneficiarios de tributos
fijos quienes obtuvieron provecho, cuanto los que explotaban por
sí mismos, de forma variable, las fincas o tierras arrendadas. Nada
fue, pues, más deseable para la nobleza y la burguesía durante el
último período del siglo x v i que la adquisición y la propiedad de
tierras, cuyos precios aumentaban caprichosamente. «Las posibi­
lidades de la coyuntura agraria, el deseo de obtener seguridad,
ascender socialmente o influir políticamente, impulsó a comprar
tierras y derechos rústicos con recursos económicos adquiridos en
el entorno urbano-burgués o en el cortesano-militar»33.
Los grandes beneficios derivados del auge económico del si­
glo xvi sólo revirtieron en una pequeña proporción en las explo­
taciones agrícolas o en la producción artesanal; en su mayor parte
fueron absorbidos por la organización de la administración, del
sistema judicial y del ejército de los Estados modernos primitivos,
así como por la suntuosa vida cortesana y la representación prin­
cipesca. La extraordinaria inclinación a la construcción por parte
de la nobleza y la burguesía devoró también sumas ingentes de
dinero. Las ganancias obtenidas por ambas mediante su participa­
ción en el comercio y la industria fueron enormes, mientras que
la población rural y las capas bajas apenas podían mantener con
dificultad su estatus social, empobreciéndose no sólo bajo la pre­
sión de los tributos y las obligaciones, sino sobre todo porque el
desarrollo de la economía se quedó rezagado del crecimiento de­
mográfico.

A pesar del auge general de la economía, de un — se podría


decir— verdadero florecimiento de la vida económica en el si­
glo xvi, el «largo siglo» conoció un gran número de crisis, debidas,
no en último término, al rendimiento extremadamente oscilante

24 25
de las cosechas, ya que años de abundancia eran seguidos por años simulado la bancarrota, pero nunca hasta este año había visto yo
de hambre. Las crisis agrarias de inicios de la Edad Moderna im­ en la Bolsa una alteración tal», refería el boletín de los Fugger
plicaban por regla general crisis de hambre. Es difícil dar aquí del año 1570. Un testimonio de Zurich dice así: «Y no ha mucho,
una imagen completa y reconstruir la reacción frente a crisis y en este año de 1570, que esto pasaba en Viena y en toda Austria:
coyunturas de los diferentes grupos, por ser igualmente posibles que muchos entre nosotros dicen haber visto a gente yacer muer­
el rsr-oso y e! descenso en la escala social. Entre las muchas tas, y que muchas de ellas tenían en su boca matas de hierba.
crisis del siglo xvi, la del hambre y la carestía de 1571/74 ad­ Y en Italia, que es país de tierra fértil, son también muchos los
quiere una importancia excepcional, ya que por su intensidad, que han muerto por el hambre: y muchos, según cuentan en
duración y extensión fue la más grave del siglo, ya en sus postri­ verdad ellos mismos, que ha poco llegaran de este país, los que,
merías; el hecho de conocerla también en mayor detalle nos acudiendo a las naves del mar, ofreciéranse de buen grado a
permite toi. 'ría como ejemplo típico de crisis de carestía en la embarcarse, que se tenía hasta ahora por gran pena, mas por no
Europa preindustrial34. Entre 1570 y 1574 fueron muchos los padecer muerte de hambre» Los habitantes de las ciudades co­
inviernos largos y fríos y los veranos lluviosos con cosechas catas­ rrieron mejor suerte en este sentido que los campesinos, la mayo­
trófica/ generalizadas desde Rusia hasta Francia. Son numerosas ría de los cuales estaban obligados a entregar a sus señores sus
las fuentes que nos dan cuenta de cómo una crisis de abasteci­ excedentes por debajo del precio del mercado. Las ciudades, por
miento y hambre se extendía desde el este a casi toda Europa, el contrario, conocieron una economía de reservas, lo que aumentó
afectando no obstante en distinta medida a cada país en particu­ notablemente su poder de atracción sobre la depauperada pobla­
lar. Los precios del cereal se cuadruplicaron o quintuplicaron rápi­ ción campesina.
damente con respecto al precio más bajo. La ola de precios se La sociedad de los siglos xv i y x vn se hallaba en una situación
inició en el este tras una cosecha malograda en 1569, alcanzando de gran desvalimiento ante las crisis de carestía; apenas se hicie­
en 1571/72 a Polonia, al este y al norte de Alemania, y, en ron intentos de encontrar soluciones suprarregionales. Los prín­
1572/73, al oeste de Alemania, los Países Bajos y Francia. Esta cipes y las ciudades trataron de solucionar los problemas, en
subida del cereal fue seguida por la de los costes de todos los algunos casos, mediante la venta y la distribución del cereal. Se
demás productos alimenticios. Tan sólo los productos industriales impidieron o prohibieron las exportaciones, fomentándose las im­
se vieron poco afectados. Quienes se dedicaban a la venta de portaciones M. Se mejoró la economía de reservas y se procuró
cereales se enriquecieron, al tiempo que el poder adquisitivo de ejercer influencia sobre la política de compra' y venta de los mer­
la población fue absorbido totalmente por la subida de los precios cados. En no pocas ocasiones, los poderes «estatales» aprovecha­
de los productos alimenticios. En general, una mala cosecha era ron la oportunidad para reforzar sus posibilidades de influencia,
todavía soportable, pero una segunda había de tener consecuen­ al tiempo que resolvían tales crisis. En este sentido, Francia fue
cias funestas, ya que traía también consigo la falta de simiente. más lejos que ningún otro país al sancionar por medio de una
El hecho de que la crisis de 1571/74 no quedara limitada a medida legislativa en 1571/73 el privilegio real por el cual sólo
algunas regiones, como solía ocurrir, sino que afectara a toda el rey podía permitir la exportación de cereal al extranjero n. En
Europa — o, al menos a toda Europa central— se debió al colapso general, los intentos de los soberanos se limitaron a hacer reco­
del comercio del cereal de los países bálticos, así como de la mendaciones sobre la conveniencia de economizar, detener la venta,
entrada del que procedía del sur. En estas circunstancias se hizo controlar los precios de los molineros y los panaderos y expulsar
evidente la dependencia de una federación internacional del co­ a los mendigos extranjeros; sólo un número escaso de príncipes
mercio. Por el puesto aduanero de Vlodarek, por ejemplo, pasaron intervino activamente. En definitiva, era precisamente la propia
en 1569 solamente 876 last, en vez de 4 639; por la aduana de nobleza la que con frecuencia se aprovechaba, en no poca medida,
Leslau, a orillas del Vístula, en vez de los 24 826 y 10 671 de de las crisis de carestía.
los años 1568 y 1569 respectivamente, tan sólo pasaron 426. En Una muestra del enorme esfuerzo económico que exigía el
el este, el precio del cereal se quintuplicóí5. Pero no fue sólo abastecimiento de las capas depauperadas de las ciudades nos la
una crisis de abastecimiento lo que afectó a toda Europa; el hun­ ofrecen Augsburgo y Nuremberg. En 1571, la primera hubo de
dimiento del comercio del cereal perjudicó, en general, al comer­ gastar en 13 meses 58 000 florines en la compra y el transporte
cio y a la industria. En 1572, la vida económica de Amberes quedó de cereal, y, durante 25 meses, se fabricaron para los más pobres
totalmente paralizada «En pocos años, son muchos 4os que han 23 000 piezas de pan de 3 /4 de libra a ocho céntimos *°. También

26 27
Nuremberg pudo comprar cereal, aun en los peores años, gracias en general, como en el presente, en que todos se quejan de no
a sus buenas relaciones comerciales. En el año 1570, el concejo poder percibir sus rentas. Y, sin embargo, de todo sobra menos
de la ciudad distribuyó en un solo día unas 13 000 piezas de pan, dinero, que escasea hasta tal punto que la gente ofrece grano,
que permitieron alimentar a un tercio de la población41. La crisis ganado u otras cosas de su propiedad en lugar de las rentas, pero
de 1570/75 no fue únicamente una crisis de precios y salarios, dinero no dan»43. Al estancarse las ventas y no necesitar Europa
sino, sobre todo, de pobreza y hambre. Una muestra de las difi­ occidental comprar cereal, los productores con excedentes, no sólo
cultades de abastecimiento, incluso en las ciudades más ricas, son nacionales sino también, y principalmente, del este, se quedaron
las prohibiciones de alimentar también a los forasteros; las ciu­ con sus cereales. El transporte de cereal que pasaba por el estrecho
dades tenían ya suficientes problemas con sus propios pobres, del Sund procedente de Danzig se redujo de 677 000 last (1598)
habida cuenta que el número de ellos se elevaba en estos años a 26 500 (1611)44. El derrumbamiento de los precios trajo como
a un tercio de la población. Las muertes por hambre aumentaron consecuencia endeudamientos importantes, o la quiebra de las
así bruscamente. En el año 1571, por dar un ejemplo, murieron propiedades señoriales.
en Augsburgo 2 971 personas; en 1572, llegaron a 3 305, es Uno de los ejemplos más conocidos es el de Stats von Münch-
decir, casi el doble que en 1567/70. El hambre fue aún más hausen, que había gastado grandes sumas en la construcción del
grave en el medio rural, en donde afectó sobre todo a los nume­ castillo de Bevern, a orillas del Weser, poseía y compró nume­
rosos pobres de las aldeas. rosas tierras, e incluso edificó altos hornos y siderurgias, siendo
A partir de 1574, la situación económica en Europa se volvió por tanto el prototipo de la aristocracia industrial de los inicios
a normalizar. La crisis agraria fue cediendo lentamente, aunque del capitalismo, y que en 1618, se declararía en bancarrota con
con diferente intensidad en general. Persistieron, sin embargo, las una deuda de un millón de táleros4S. La crisis de las ventas de
pequeñas oscilaciones entre el estancamiento de las ventas y los principios del siglo x v n estuvo claramente ligada a una crisis del
lapsos de incremento. El auge económico generalizado del si­ crédito que afectó a un gran número de empresarios del ámbito
glo xvi, se paralizó nuevamente a comienzos del xv n para des­ alemán, así como de Inglaterra y, sobre todo, de Italia. Las quie­
moronarse luego completamente en las décadas de 1630 ó 1650. bras y endeudamientos hallaron una correspondencia en el des­
El «largo siglo xvi» tocaba a su fin. El «lapso de cambio» censo de la producción. Si a finales del siglo xvi las industrias
posterior a 1600 desembocó, pasada la mitad del siglo, en un de la seda y la lana habían alcanzado en Italia su más alto grado
«lapso de estancamiento». Este cambio estuvo relacionado con de prosperidad, al iniciarse el nuevo siglo se perfiló, por el con­
las crisis en la producción industrial y en el comercio y, sobre trario, un drástico retroceso. En Genova, por ejemplo, el número
todo, con la paralización del desarrollo demográfico. Las causas de telares descendió de 16 000 a 3 000 (1608); lo mismo se puede
de la depresión general, llamada también «crisis del siglo xvn», decir de Florencia, Milán y Venecia. Este descenso de produc­
sólo se conocen, hasta el momento, a grandes rasgos41. ción fue el preludio de la fatal decadencia de Italia44.
La crisis de las ventas de comienzos del siglo x v n , consecuencia
Poco antes de comenzar el nuevo siglo, los precios volverían a evidente de una superproducción y una «superespeculación», no
subir en la misma medida en que había prosperado el desarrollo desembocó, sin embargo, de forma inmediata en la conocida de­
nacional, progresado la intensificación de la agricultura y flore­ presión de este siglo. Antes de la guerra de los Treinta Años, y a
cido el comercio, cuando las buenas cosechas de los años 1598/ lo largo de ella, tuvo lugar aún un auge notable" de la economía,
1600, sobre todo, iniciaron un derrumbamiento sensible de los y principalmente de la coyuntura agraria en el oeste y el norte
precios. Tanto en Polonia y Alemania como en Italia, los precios de Europa, aunque pronto se estancaría el desarrollo, no sólo en
se redujeron en estos años hasta en un tercio o más. Esta caída Alemania, sino en toda Europa, siendo la guerra de los Treinta
afectó, sin embargo, en menor grado a los campesinos, asalariados Años solamente una de las causas. Los investigadores no son
y pobres que a los señores y comerciantes, los cuales se habían unánimes acerca de en qué momento se inició el trascendental
beneficiado notablemente hasta este momento del aumento de los cambio que puso fin a la prosperidad del siglo xvi y trajo con­
precios y habían adquirido más tierras con la expectativa de que sigo la depresión del x v il ” . En lo referente a los precios, se
esta coyuntura se prolongase, teniendo ahora inesperadamente que puede constatar un momento crítico hacia 1620/30, pero la de­
declararse en bancarrota. D e Inglaterra procede la siguiente noti­ presión propiamente dicha, relacionada con la caída de los precios,
cia: «Nunca en lo que llevo de vida ha sido Inglaterra tan pobre, la paralización de la producción artesanal y el descenso demográ­

28 29
fico, no sobrevino hasta mediado el siglo. Por ello, entre la fase racterizan por el retroceso del comercio entre España y América.
de auge del siglo xvi y la depresión del x v n se inserta un <dapso Las epidemias de peste y la expulsión de los moriscos debilitaron
de cambio» durante el cual se produjo un entrecruzamiento de hasta tal punto la economía española que incluso Inglaterra y
tendencias: de estancamiento, por un lado, y de impulso, por otro. Francia sufrirían las consecuencias; tan sólo Alemania se vio poco
afectada por la crisis del comercio con América. Tras un ligero
A la constante subida de los precios que se prolongaría hasta resurgimiento de los países de Europa occidental, en 1620/35,
los comienzos de la guerra de los Treinta Años contribuyó la España sufrió nuevamente la peste y una crisis económica extre­
escasez, no sólo de alimentos, a pesar del aumento de la produc­ madamente grave. La misma suerte corrió Alemania, completa­
ción, sino también de dinero. Al descender la producción de mente devastada por la guerra de los Treinta Años. En tanto que
plata, o bien producirse una fuerte salida al extranjero, se pro­ la economía de los antiguos imperios del siglo xvi se desmoro-
dujo un deterioro monetario que, en la década de 1620, tuvo ronaba, Inglaterra y Holanda experimentaban un período de flore­
efectos catastróficos; de ahí la puesta en circulación de las mo­ cimiento; sólo estos dos países saldrían fortalecidos de la crisis
nedas de cobre, derivada principalmente del descubrimiento de agraria y financiera.
los grandes yacimientos suecos. Así, entre 1599 y 1606, España
acuñó 22 000 000 de ducados de cobre “ .
Deterioros de la moneda (el valor real del metal se sitúa por m. AGRICULTURA: ORGANIZACION AGRARIA Y PRODUCTIVIDAD
debajo del valor nominal) ya se habían dado también a menudo
en épocas anteriores, pero a principios del siglo x v i i , período de­ La sociedad europea de los siglos XVI y x v n era todavía una
nominado en Alemania Kipper-und Wipperzeit, alcanzó un grado sociedad puramente agraria. La mayoría de la población vivía en
tal que rebasó todos los límites conocidos hasta ese momento” . el medio rural; el 80 ó el 90 % de la población activa trabajaba
El deterioro de la moneda es un fenómeno acaecido en todo el en la agricultura. Tan sólo en Holanda e Italia había un gran
ámbito europeo, pero el proceso inflacionario resultante de éste porcentaje urbano. La situación de la agricultura, su organización
se vio considerablemente activado en España y Alemania. El y su productividad fueron decisivas para el destino de millones
florín de Augsburgo, de un valor de 210 céntimos, se redujo de personas, determinando sus condiciones de subsistencia52. La
en un tercio entre 1600 y 1620. Este proceso es aún más evidente agricultura del siglo xv i seguía teniendo sus fundamentos, sobre
en lo que se refiere a las rentas de la administración del electo­ todo, en la revolución agraria que tuvo lugar en la Edad Media,
rado de Sajonia: de 179 000 florines (1604/20) pasaron en 1622 y no habría de modificarlos esencialmente hasta el siglo xvm . La
a 242 000, e incluso a 418 000 en 1 6 2 2 /2 3 50. Al desplazar el economía doméstica tradicional era predominante; se basaba prin­
dinero malo al bueno, pronto fueron palpables las consecuencias cipalmente en la cobertura de las necesidades personales y, tras
sociales, ya que se produjo una modificación en la distribución el cambiante siglo xvi y en relación con la crisis del xvn , es
de las rentas y los patrimonios: el dinero bueno desaparecía en posible incluso constatar una esclerotización y endurecimiento de
las arcas de los especuladores, quedando el malo para los pobres. la conducta económica. Una idea de la economía rural, muy
Uno de los más conocidos beneficiarios fue Wallenstein, cuya alejada del mercado, nos la ofrece la Hausvaterliteratur de la
riqueza procedía de la participación en el deterioro monetario época5J. Pero a pesar de la diferente evolución realizada por cada
imperial y de la inversión de las ganancias en propiedades confis­ país según su situación social y política, a finales del siglo xvi se
cadas en Bohemia. iniciaron, imperceptible pero constantemente, procesos decisivos
Después de una ascensión económica constante, con aumentos para la agricultura que a largo plazo habrían de transformar la
de precios y una coyuntura floreciente en la agricultura, la pro­ sociedad rural. A consecuencia, si no como resultado directo, de
ducción artesanal y el comercio, a partir de finales del siglo xvi, la creciente movilidad de la población, de la llamada revolución
o como muy tarde en la década de 1620, tuvo lugar un viraje de los precios y de la crisis coyuntural del siglo xvi, el capita­
que se inició en España y pronto se extendió a todos los países lismo comercial cobró un peso progresivo como «regulador» inme­
europeos. Esta profunda crisis de la economía no se habría de diato de las actividades agrarias; los intereses de mercado de los
superar hasta el siglo xvin. señores y propietarios forzaron la productividad y cambiaron esen­
El proceso de la coyuntura europea en los siglos x v i/x v il se cialmente la organización social del mundo agrario54. La Europa
efectuó pues en dos fases decisivas51: los años 1595/1620 se ca­ rural no perdió en modo alguno por ello su carácter feudal; al

3.0 31
respectivamente. En tanto que en la Europa occidental el sistema
contrario, paradójicamente, la naciente comercialización de la agri­
feudal siguió siendo el elemento organizativo fundamental de la
cultura no excluyó incluso una «refeudalización». En la Europa de
sociedad agraria, aunque con algunas innovaciones «más libera­
inicios de la Edad Moderna perduró durante largo tiempo una
indecisa coexistencia de la cobertura de las necesidades en el sen­ les», en la Europa oriental el feudo se transformó en señorío.
tido de la economía familiar y una comercialización orientada al A diferencia de Occidente, el señorío del este del Elba era
mercado, si bien a medida que las necesidades de los terratenien­ explotado directamente por la nobleza o por la Iglesia, no exis­
tes — es decir, de la nobleza, sobre todo— aumentaban, o la tiendo explotaciones de la burguesía. El desarrollo del señorío
agricultura se veía arrastrada por los intereses del capitalismo na­ con el establecimiento de la economía de explotación agrícola, es
ciente, la comercialización evolucionaba hacia la capitalización de decir, el desvío señorial del este respecto al sistema feudal, no
la agricultura. se efectuó de manera. repentina, sino en dos fases decisivas, dis­
tintas en cada país Sus raíces se hunden en los procesos trans­
Desde los comienzos de la Edad Media hasta finales del si­ formadores del siglo xv, cuando algunos señores ampliaron
glo x v iii , y en algunas regiones de Europa hasta el xix, el feuda­ considerablemente sus superficies útiles en el curso de la crisis
lismo sería el elemento fundamental de la organización agraria demográfica. A fin de impedir la emigración de los campesinos
y de la totalidad de las normas de vida de los campesinos. En un hacia las ciudades y asegurar, al mismo tiempo, la explotación de
principio fue una asociación tanto económica como política y las fincas, fue derogada la libertad de movimientos de éstos. Los
social. El señor feudal, generalmente miembro de la nobleza o el señores pudieron imponerlo a causa de su mayor independencia
clero — apenas hubo alguno procedente de la burguesía o el cam­ y autonomía política en comparación con el oeste. Así pues, mien­
pesinado— , se consideraba soberano de las personas que culti­ tras que la escasez de mano de obra en Occidente en el siglo xv
vaban la tierra, cuyos servicios y tributos lq garantizaban la hizo precisamente posibles formas legales más liberales, en el este
subsistencia y — por así decirlo— el afianzamiento de esta norma­ se produjo el fenómeno contrario: la servidumbre de la gleba se
tiva de vida. Como propietario de tierras, explotaba sus dominios, consumaría de manera definitiva. En el siglo x vi, al aumentar de
bien por sí mismo, bien cediendo la explotación a campesinos nuevo la población, es decir, cuando la mano de obra dejó de ser
dependientes de él, los cuales se ocupaban de la tierra conforme insuficiente, pero, al mismo tiempo, las exigencias planteadas a la
a leyes de índole diversa. El feudalismo se basaba en el poder explotación agrícola fueron cada vez mayores a causa de la pro­
señorial y no constituía una asociación libre, pues mientras que gresiva orientación mercantil, además de la limitación de la liber­
el señor estaba obligado a prestar protección y amparo a los vasa­ tad de movimientos, empeoró también el derecho de posesión,
llos, el campesino estaba exento del servicio militar, pagando a llegándose a confiscar las tierras de los campesinos y al estable­
cambio tributos al señor55. Con la materialización de los tributos cimiento de la llamada segunda servidumbre ” , en tanto que en
y la despersonalización de las relaciones feudales, es decir, con el Occidente numerosos campesinos recibían ya sus tierras por dere­
abandono de la relación de fidelidad y servicios como principio, cho hereditario, es decir, gozaban, entre otros, del derecho de
o su socavación política por el Estado naciente, el feudalismo transmisión de la herencia dentro de la familia. El campesino
perdió sin duda su función de dominio, pero se mantuvo como de la Europa oriental se vio tan gravado a partir del siglo xvi
base organizativa de la estructura agraria de inicios de la Edad por las prestaciones de trabajo en beneficio del propietario de las
Moderna en Europa. Esta disolución política estuvo en interde­ tierras que apenas podía ocuparse del cultivo de sus campos. La
pendencia con una mejora general de la situación legal y social situación más extrema se dio, sobre todo, en Rusia, en donde
de los campesinos y vasallos al desaparecer — forzada principal­ llegó a parecerse a una nueva forma de esclavitud5*.
mente por la depresión agraria y la crisis demográfica de la Baja La expansión de la explotación agrícola señorial, que al este del
Edad Media y la falta de mano de obra que esto conllevaba— la Elba pronto abarcó a aldeas completas, estableciéndose plena­
servidumbre de la gleba y aumentar los derechos de los campe­ mente después de la guerra de los Treinta Años, se basaba, por
sinos. A finales del siglo xv y, sobre todo, en el siglo x v i cambió un lado, en la debilidad de los poderes centrales, que, por motivos
fundamentalmente la situación de Europa, que comenzó, en lo fiscales, reforzaron el poder de la nobleza frente al campesinado,
que a la organización agraria se refiere, a dividirse a lo largo del pero, por otro lado, se debió también a la dilatación del mercado
Elba, hecho que no dejaría de tener consecuencias en cuanto a la mundial, en virtud de la cual el incremento de la producción
organización estatal específica de la sociedad del este y el oeste agrícola y la ampliación de las superficies útiles, sobre todo en

32 33
regiones bien comunicadas, podían aportar grandes beneficios a ción personal con el señor feudal, pasó a estar bajo la protección
los señores de la nobleza. El señorío no es, por tanto, ni un res­ y el poder del Estado en formación. Esto no mejoró excesiva­
tablecimiento de los feudos medievales, ni todavía una explotación mente su situación social en concreto, pues el señor feudal mos­
capitalista” . Mientras que la naciente comercialización de la agri­ traba más comprensión hacia los campesinos en su papel de
cultura condujo en el este a la formación del señorío, directa­ arrendador al que sólo interesaban las ganancias, según ponen ante
mente explotado, junto a una esclavización simultánea de los todo de manifiesto las revueltas campesinas en Francia. Pero, por
campesinos, los mismos intereses y posibilidades de lucro de la motivos fiscales, el Estado, en principio, estaba a favor del man­
nobleza o los señores burgueses fomentaron en Occidente una tenimiento del campesinado.
organización agraria muy distinta, una transformación del sistema El número de campesinos autónomos difería en cada país; ahora
feudal con mayores libertades para los campesinos. bien, en aquellos países en donde siguieron existiendo como clase,
Cierto es que la nobleza, o la Iglesia, habían sido y seguirían se convertirían progresivamente en copropietarios de sus tierras.
siendo en el oeste y el sur de Europa señores prepotentes, dueños Este fue el caso principalmente del oeste y el sur de Alemania, y,
de vidas y haciendas, pero, en un doble aspecto, se produjeron en menor medida, de Francia". En estos países predominaba la
cambios notables: por una parte, aumentó el número de señores pequeña propiedad rústica, que en Europa central era cedida en
burgueses, por otra, al reducirse progresivamente la explotación préstamo — el campesino pagaba rentas que permanecían invaria­
directa del suelo, los campesinos se fueron convirtiendo en copro­ bles durante largo tiempo— , o bien arrendada, que era lo habitual,
pietarios. De esta manera, en general, conservaron o arrancaron especialmente en los países latinos. A diferencia del préstamo de
por la fuerza, en el norte más que en el sur, una autonomía tierras, el sistema de arrendamiento se adecuaba a la evolución
mayor en la organización del trabajo y en sus condiciones refe­ general de los precios, razón por la que los señores trataron de
rentes a la propiedad del suelo. La servidumbre fue siendo reem­ implantar en todas partes esta organización agraria, desfavorable
plazada por una contribución en especie o su equivalente en para los campesinos. A pesar de la gran similitud de la estructura
dinero. A pesar de que a principios del siglo x v i i se dieron agraria en Francia y Alemania occidental, existían, sin embargo,
también tentativas en el oeste y el sur (Italia, España), a conse­ algunas diferencias. Su situación en Alemania tras la guerra de los
cuencia de la crisis agraria, de reducir nuevamente los derechos Campesinos era mejor que en el resto de la Europa occidental,
del campesinado, aumentar las contribuciones, confiscar las explo­ donde progresivamente cayó sobre ellos el peso de los tributos.
taciones campesinas, convertir en propiedad privada las tierras En el oeste y sur de Alemania, muchos campesinos se habían con­
comunales y crear grandes explotaciones similares a los señoríos vertido en «copropietarios», tanto en los lugares en que se daba
— como sabemos que sucedió en Irlanda y en la Italia meridional, un predominio del derecho hereditario, que impedía la partición
sobre todo— , sin embargo, no se llegaría en conjunto a la situa­ de las tierras, como en aquellos con partición real. En tanto que
ción existente en el este ". Precisamente en los lugares que esta­ en el primer caso la hacienda quedaba siempre en manos de un
ban más abiertos al mercado y en donde la iniciativa burguesa y solo hijo, en general el primogénito, en el segundo caso era divi­
el capital fueron invertidos en la agricultura, como Inglaterra dida entre todos los herederos, lo que en no pocas ocasiones daba
y Holanda, fue donde aparecieron los primeros indicios de diso­ lugar a un fraccionamiento total de la propiedad. El mismo
lución del feudalismo. propietario, que seguía siendo el principal dueño de las tierras y,
Las causas de esta evolución distinta en Europa occidental fue­ como tal, seguía percibiendo sus contribuciones, explotaba direc­
ron, en primer lugar, la creación de instituciones estatales que tamente tan sólo las actividades industriales, como molinos, cerve­
minaron políticamente los feudos, prohibieron las incautaciones cerías, etc. a . En Francia, la nobleza, el clero y la burguesía
de tierras de los campesinos y pusieron todo su empeño en elimi­ explotaban por sí mismos sus tierras en mayor medida que en
nar la influencia de la nobleza, a fin de que todos los vasallos Alemania; éstas abarcaban más del 60 % del suelo útil y, por
pudieran ser tratados como súbditos desde el punto de vista regla general, eran dadas en arrendamiento, casi siempre a cambio
tributario. El absentismo de los señores de sus posesiones desem­ de la mitad de su producción, o de un tercio de la cosecha. Los
peñó también un papel importante; éstos, con la creación de los arrendatarios podían ser también, sin duda alguna, campesinos,
centros cortesanos, trasladaron allí sus actividades, ya que primor­ pero sólo se tenía en cuenta a las personas que disponían de
dialmente estaban interesados en percibir las rentas o en arrendar fuertes capitales y que explotaban comercialmente el terreno arren­
sus señoríos. El campesino, a medida que fue rompiendo su rela­ dado, lo que se hizo, no tanto mediante la transformación de la

34 35
estructura social de la propiedad rústica o la introducción de en los países del este. Dos fueron las tendencias que, a partir del
nuevas técnicas, es decir, por medio de una racionalización, cuanto siglo xv y, aún más del x v i — si exceptuamos las diferencias
mediante la explotación creciente de los campesinos que no eran regionales— aceleraron la descomposición de las estructuras feu­
independientes y los jornaleros. De acuerdo con ello, en la Francia dales: la demanda creciente de lana por parte de la floreciente
de inicios de la Edad Moderna, la capa que no poseía tierras, un industria textil, en primer lugar, obligó a la nobleza y a los pro­
proletariado rural incipiente que trabajaba a jornal, era mayor que pietarios de tierras en general a convertir los antiguos campos de
en Alemania, país en donde la orientación mercantil se acusaba cultivo en terreno de pasto, para, por medio de una cría intensiva
simultáneamente en menor grado de ganado ovino, poder atender los pedidos de la industria textil.
En los Países Bajos y en Inglaterra, la organización agraria ex­ Por otra parte, a fin de ampliar las posesiones y elevar la produc­
perimentó una evolución peculiar. Las estructuras feudales siguie­ tividad, fue introducido el uso de cercamientos (endosares). Mu­
ron, sin duda, manteniéndose, pero la proporción de propietarios chos campesinos perdieron sus tierras hasta 1637, y unos 35 000
burgueses había crecido, e incluso se manifestaban ya los primeros de ellos se vieron de este modo desarraigados, dando lugar a’
indicios de subordinación de la agricultura a los intereses capita­ importante movimiento migratorio de la sociedad rural.
listas. Mientras que en los Países Bajos del sur surgieron formas Ahora bien, no se debe sobrevalorar la práctica de los cerca­
similares a las de la Alemania occidental y Francia, en el norte, mientos en la primera Edad Moderna, pues entre 1455 y 1637
tras lograr la independencia en 1599, se fueron introduciendo sólo fueron cercados unos 3 035 km2. Los cercamientos de grandes
innovaciones fundamentales. Todos los derechos feudales fueron extensiones que tuvieron lugar antes de la revolución agraria
derogados, el suelo fue progresivamente parcelado y repartido. datan del siglo x v m “ . En poco tiempo, la creación del latifundio
Esto, así como el hecho de que una gran parte pasó a manos dado en arriendo, la multiplicación de los braceros sin tierras y
«burguesas», favoreció la introducción de métodos de explotación la introducción de nuevas técnicas agrícolas transformaron la so­
más modernos y productivos en las tierras de labranza, que, en ciedad rural de Inglaterra. Sin embargo, los verdaderos beneficia­
general, fueron arrendadas, de manera que, durante años, Holanda rios no fueron la alta nobleza o el campesinado, sino los nobles
fue considerada el país modélico de Europa desde el punto de enriquecidos (gentry) y la burguesía, así como los campesinos que
vista del progreso64. En los alrededores de las ciudades surgió disponían de grandes capitales, que configuraron una nueva clase
además una horticultura intensiva y fueron invertidas considerables de terratenientes.
sumas de dinero en la obtención de nuevas tierras. Todo ello hizo
posible que Holanda saliera indemne de la crisis agraria de co­ Los tipos de organización agraria en Europa evolucionaron a partir
mienzos del siglo xvil, a diferencia de los demás países, y que del siglo x v i de muy diversa manera en cada país. N o menos
la totalidad de la población pudiera abastecerse suficientemente Nliferenciada sería la explotación del suelo y de la ganadería.
de alimentos. Ahora bien, ello no dependió exclusivamente de la organización
Inglaterra siguió un camino especial de índole distinta, aun agraria en cada caso particular, ya que el clima,, la calidad del
cuando en cierto sentido tras las huellas de Holanda, por cuanto suelo, y, no en último término, la evolución de los precios y los
que fue aquí donde, por vez primera, se entró en la vía de la salarios en la sociedad rural influirían también en el modo y el
capitalización de la agricultura65. Las relaciones feudales habían método de explotación de la tierra y de la ganadería, así como
perdido ya con anterioridad parte de su rigidez debido, por un en el incremento de la productividad. Pues a causa justamente
lado, a las ventas a gran escala de tierras y predios resultantes de la importante coyuntura agraria del siglo xvi, la propiedad
de la supresión de los monasterios, y por otro a la rápida evo­ rural era muy codiciada y su acrecentamiento, una inversión de
lución de los mercados en las ciudades y al incremento del capital.
comercio y, finalmente, también a la expansión de la economía Bajo la presión del crecimiento demográfico y la coyuntura, en
monetaria y de la industria hasta finales de siglo. El suelo apro­ el siglo xvi se trató de ampliar en general las superficies útiles
vechable para el cultivo fue explotado directamente por la noble­ para transformarlas en tierra de cultivo67, que constituía el re­
za, al igual que en otros países, sobre todo del sur de Europa. quisito indispensable para el aumento de la producción, aunque
El sistema de cesión predominante fue el arrendamiento. A me­ en ningún caso llegase a ser suficiente. Nunca antes del siglo xix
dida que éste se impuso, aumentó el número de braceros sin se daría una explotación tan intensa de la tierra como en el
tierras propias, sin que ello supusiera llegar a la situación existente siglo xvi. En primer lugar, todas las superficies cultivadas que

36 37
Además de este sistema rotativo, existían también otras posibi­
en la Baja Edad Media se habían convertido en eriales, en el este
lidades de incrementar la producción agrícola, en primer lugar,
y el oeste, fueron recuperadas para su aprovechamiento agrícola.
mediante una mejor fertilización del suelo con ceniza vieja o
Por vez primera, también las zonas pantanosas y boscosas cobra­
estiércol, pero ello suponía una ganadería importante o dependía
ron importancia. La colonización efectuada fue tan intensa que
del consumo de leña, mientras que, en el caso de la cal, se daban
en algunos lugares se decretó, incluso, la prohibición de hacer
grandes problemas de transporte; por otra parte, en los países
rozas. La multiplicación de las superficies aprovechables en la
del sur de Europa principalmente, se perfeccionaron los sistemas
Europa del este se dio dentro del contexto del establecimiento
de regadío. La conversión de las tierras de labrantío en superficies
del latifundio. Así, entre 1590 y 1650, las tierras de cultivo en
hortícolas dio también lugar a un aumento del rendimiento. El
el señorío de Filehne (Polonia), por ejemplo, se multiplicaron por
creciente número de huertos que es posible observar en el si­
ocho. Pero también en Occidente se ampliaría la superficie de
glo x v i servía para el autoabastecimiento, o se destinaba, como
cultivo; tal fue el caso de Lattes (cerca de Montpellier), donde
en el caso de Holanda, a abastecer a los habitantes de las
la superficie aprovechable aumentó entre 1547 y 1607 en 400
ciudades.
hectáreas “. Ello benefició, en general, ante todo al lucrativo
Paralelamente a la intensificación general de la producción
cultivo de cereal. Un notable logro de los inicios de la Edad
agrícola, tuvo también lugar una especialización. Esta afectó no
Moderna fue el de la desecación y la construcción de diques en
sólo al cultivo intensivo de judías y guisantes, o bien de vino,
la costa del Mar del Norte; entre 1565 y 1615, sólo en Holanda,
maíz, arroz y aceituna, sino, sobre todo, al de materias primas
se obtuvieron unas 44 000 hectáreas de tierras nuevas69. Induda­
para la producción industrial, como el cáñamo y el lino. Precisa­
blemente la ampliación de la superficie útil siguió siendo la
mente esto hizo posible el desarrollo del sistema de trabajo a
posibilidad más eficaz para ampliar igualmente la base de la
domicilio en el medio rural, es decir, activó la capitalización
alimentación.
creando al mismo tiempo una posibilidad adicional de ingresos
para la capa más baja de los campesinos, en vías de crecimiento,
Al mismo tiempo se dieron también los primeros intentos de
en las épocas en que el trabajo escaseaba, hecho que en Ingla­
intensificar sensiblemente la agricultura. Esto sucedió ante todo
terra, los Países Bajos y Alemania cobraría gran importancia.
allí donde la presión demográfica se hizo más fuerte y la amplia­
ción del terreno cultivable pronto chocó con barreras naturales.
En los Países Bajos, la agricultura europea del siglo xvi alcan­
En este sentido, la incipiente literatura agrícola, con sus nume­ zaría su más alto grado de intensidad, manteniéndose también a
rosas propuestas de mejoras para el aumento de la producción, lo largo del siglo xvn , cuando otros países que habían conocido
prestó una ayuda considerable, si bien hasta el siglo x v m no igualmente en el siglo anterior un crecimiento de la producción
empezaría a ser realmente eficaz. no fueron ya capaces de mantener su estatus. Mientras que la
Mientras que en toda Europa predominaba el cultivo por amel­ proporción entre siembra y cosecha en la Baja Edad Media era
gas trienales, que consistía en cultivar cereal por sólo dos años en casi toda Europa de 1:3, en el siglo xv i la Europa occidental
consecutivos en el mismo campo, lo cual exigía grandes barbechos, tomó la delantera. En tanto que Rusia sólo conseguía un rendi­
en el noroeste de Alemania, norte de Italia, Inglaterra y, sobre miento de 1:2, Polonia de 1:3/4 y Alemania de 1:4, Francia
todo, los Países Bajos surgió, por vez primera, la rotación de conoció un promedio de 1:4/5, Inglaterra de 1:6 y los Países
cultivos, que elevaba notablemente la producción 70. El desarrollo Bajos, finalmente, incluso de 1:10/11. Si la producción rusa ape­
del cultivo por amelgas trienales no se efectuó repentinamente, nas bastaba para el autoabastecimiento, los campesinos de Flandes
sino de una forma progresiva. Primeramente se pasó al cultivo producían, por el contrario, en los años buenos un excedente
por amelgas de varios años, con lo que el barbecho se aplazaba considerable. No obstante, lo obtenido en el oeste no siempre
bastaba para alimentar a la población en los Países Bajos y en
al quinto o sexto año, lo que, por otra parte, exigía tierras muy
Inglaterra. Al tiempo que esta escasez fomentaba el incremento
fértiles; más tarde surgió el cultivo alterno de cereales y pastos,
de producción en la Europa occidental, obligaba también a los
según el cual a dos años de cereal sucedía un año de barbecho
países que hasta ese momento se habían autoabastecido lo sufi­
y tres o seis de pastos; y, finalmente, el cultivo de forraje, con­
ciente, o al menos lo imprescindible, de productos agrícolas y
sistente en cultivar plantas forrajeras en terreno de barbecho, o
cuya densidad de población no era muy elevada, como eran
bien intercalarlas en la rotación de cultivos.
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Polonia y los países del Báltico, a orientarse cada vez más hada los precios desde el noroeste del continente, de gran densidad de
el mercado occidental. En el siglo xvi, se convirtieron «por vez población, hasta el norte, el este, el sur, y — aunque con una
primera en realidad las posibilidades de una diferenciadón local interrupción en Francia— el oeste de Europa»77.
acorde con su situación respecto al mercado en grandes regiones La cría de ganado ovino desempeñó un importante papel para
de Europa»71. El incipiente mercado europeo comenzó a dividir la floreciente industria textil; pues en tanto que era prácticamente
Europa no sólo por el tipo de organización agraria (señorío o inexistente en la Europa oriental y central, en donde a causa de
feudo), sino también por su modo de producdón. Pues, mientras los daños que ocasionaba a las tierras, estaba prohibida, prospe­
que en el este el cereal se producía con destino a la exportadón, raba en Inglaterra y España principalmente. Sin contar los rebaños
el oeste se concentraba en la producción industrial. La escasez estacionarios, solamente en Castilla los rebaños transhumantes as­
del cereal en Occidente (con la excepdón de Inglaterra, prindpal- cendían a tres millones de cabezas. La mayor parte de la lana era
mente) favoreció la producdón exportadora de la explotación lati­ exportada. Cuando Carlos V quiso rebajar el número, chocó con
fundista en el este. La exportación de unas 100 000 toneladas de la oposición de la Mesta, el poderoso consejo de ganaderos en
cereales anuales — cifra correspondiente a la exportación anual España, que no quería renunciar a sus elevadas ganancias n. Ahora
de Danzig— bastaba para alimentar en la Europa occidental, en bien, mientras que la producción de lana en España impidió la
los poblados Países Bajos sobre todo, a unas 400 000 y hasta capitalización de la agricultura, al destruir por un lado las tierras
500 000 personas12. La división tradicional del trabajo en regiones de labrantío sin crear, por el otro, la base de una protoindustria-
(dudad-campo), se transformó claramente en una de tipo interre­ lización, ya que la lana era exportada, en Inglaterra activó el
gional (países de actividad industrial-países de producción cerea- debilitamiento de las estructuras feudales y creó la base de una
lística). industria textil floreciente.
La escasez de productos agrícolas en el oeste, que perduró a Si seguimos el desarrollo de la agricultura europea, observamos,
pesar del incremento de la producción, fomentó no sólo las de manera global, lo siguiente:
posibilidades de exportadón de las explotaciones agrícolas del 1. El crecimiento demográfico y la ascendente coyuntura agra­
este, sino también su comercio ganadero. Si el cereal se hizo ria aceleraron hasta la segunda década del siglo xvii en Europa
insuficiente en Occidente debido al fuerte crecimiento demográ­ el proceso de transformación de la antigua sociedad feudal eu­
fico, tanto más se puede decir de la producción de carne. La ropea. En las regiones muy desarrolladas se inició una capitaliza­
sociedad de la Baja Edad Media era una sociedad carnívora73. ción de la agricultura que destruiría a largo plazo la organización
Esto cambió notablemente con la ampliación del cultivo agrícola agraria feudal; en las regiones con un desarrollo económico más
en d siglo xvi. Al ser posible prescindir de la carne cuando débil se impondría el sistema señorial, debiendo pagar sus posi­
encarecía demasiado, su producción disminuyó, también en favor bilidades exportadoras y sus beneficios con el establecimiento de
de la agricultura. Si bien es cierto que hasta finales del siglo xvi una organización de dominio despótico.
existen numerosos ejemplos de un alto consumo de carne, a partir 2. Se da una correspondencia entre el incremento de la pro­
de mediados de siglo cada vez son más frecuentes las quejas ducción y el crecimiento demográfico. En tanto que en el oeste
generalizadas acerca de la carencia. de ésta. «En el año 1550, el crecimiento dio lugar a una intensificación y a la ampliación
entre los campesinos suabos se comía de otra manera a como se simultánea de las tierras de cultivo y, por tanto, a un nuevo
hace hoy. Entonces había diariamente carne y comida en abun­ modo de producción, el este se orientó hacia la exportación de
dancia, y cuando era fiesta mayor y en otros días festivos las cereal, que por otra parte era producido al modo extensivo tra­
mesas se vencían bajo el peso. Hoy, las cosas son muy distintas. dicional.
¡En qué tiempos miserables vivimos! Desde hace años la vida se 3. La agricultura experimentaría un auge a partir de mediados
hace cada vez más cara. La comida de los campesinos acomodados de siglo en detrimento de la ganadería. El abastecimiento no era
es casi peor que, en otros tiempos, la de los jornaleros y uniforme, pues en tanto que la nobleza, la burguesía y los cam­
criados»74. El crecimiento demográfico y la fuerte concentración pesinos estaban suficientemente abastecidos, e incluso aumentaron
en la producción de cereal trajo consigo una dependencia consi­ sus gastos, empeoró la situación social de las capas rurales más
derable de la ganadería del e ste 75. Los precios de la carne en bajas, las cuales, por ejemplo, no podían ya consumir carne y
Occidente eran tan elevados que los gastos de transporte estaban veían cómo hasta el propio abastecimiento de cereal se convertía
justificados 7‘. «También aquí se pone de manifiesto cómo bajaron para ellas en un problema.

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mente cierto, pues en realidad no se amplió el círculo de la
4. Con la ampliación de las superficies de cultivo y la inten­ clientela, sino que fueron las personas acomodadas las que siguie­
sificación de la agricultura se efectuó un proceso de articulación ron beneficiándose de este crecimiento, y, dado que éstas podían
interregional, un auge del intercambio de mercancías y del comer­ adquirir todo, el contraste entre ricos y pobres que ya existía
cio que ya no afectaría únicamente a los artículos de lujo. «Sin anteriormente se hizo aún más manifiesto. Muchos fueron los que
perjuicio de las peculiaridades territoriales, grandes regiones de contribuyeron al incremento de la producción, pero sólo unos
Europa, desde España hasta el este ruso-polaco más alejado, se pocos los que se beneficiaron en alguna medida de ello. Para
presentarían en adelante como una unidad agrupada alrededor de éstos significó un aumento del nivel de vida y la consolidación de
los centros de la industria y el comercio» ™. su poderío, mientras que para aquéllos supuso una nueva posibi­
lidad de supervivencia a través de un trabajo adicional. Esto era
un condicionante social y asimismo una consecuencia de la flore­
IV. LA PRODUCCION INDUSTRIAL
ciente industria familiar del siglo xv i y del sistema de trabajo a
domicilio, así como de su dinámica social.
La producción industrial tuvo, en conjunto, un papel menos rele­ El impulso experimentado por la producción industrial en el
vante que la agricultura para la sociedad de comienzos de la Edad siglo x v i está relacionado con el llamado movimiento demográfico
Moderna, que en este sentido se iría diferenciando de la medieval y la aparición de mano de obra barata excedente de la actividad
sólo de forma gradual. Las personas que dedicaban a ella eran, agrícola, o que, a causa de su carácter temporero, no estaba
en primer lugar, relativamente pocas; ahora bien, sobre este as­ suficientemente ocupada, dependiendo por tanto de otras posibi­
pecto, al igual que sobre la producción agraria, es muy escaso el lidades de trabajo suplementario. Por otra parte — y ello no fue
material estadístico de que disponemos. Por otra parte, la mayoría menos decisivo— , la producción industrial y su extensión a regio­
de la población se seguía autoabasteciendo de los productos indus­ nes hasta ese momento sin industria se vio estimulada por la
triales más indispensables, como calzado, ropa, herramientas de demanda, por parte de un número cada vez más elevado de nobles,
trabajo, construyendo también, en general, sus propias casas y burgueses, e incluso algunos campesinos, de bienes de producción.
chozas. Eran muy pocos los que tenían necesidad de un mercado Aun cuando ello supusiera una participación creciente en el tra­
de mano de obra artesanal o protoindustrial. A ello hay que
bajo de la sociedad agraria de inicios de la Edad Moderna, así
añadir que más de un tercio de la población europea hacia 1600
como la ampliación de los mercados regionales, en los cuales
vivía en los límites de las necesidades materiales mínimas, de
participaron claramente cada vez más personas — no en último
manera que la adquisición de productos industriales, aun de los
lugar a causa de los excedentes en-Ja producción agrícola— abas­
más elementales, se consideraba un lujo.
teciéndose de bienes de consumo necesarios no elaborados por
No obstante, la intensificación de la producción industrial y la
ellas mismas, la estructura de la demanda de la clase alta europea
expansión del mercado en la Europa del «largo siglo xvi» fueron
favoreció una vez más esta evolución. La diferenciación social y el
precisamente lo que — aun cuando sólo alcanzara a una capa muy
incremento de la demanda fueron fenómenos interdependientes 11.
reducida de la población— activó considerablemente la diferen­
En primer lugar tuvo gran influencia el alza que experimentó
ciación de la sociedad".
la coyuntura de la construcción, ocasionada por la urbanización
Al comenzar la Edad Moderna, la actividad artesanal experi­
y el crecimiento demográfico y manifiesta, por ejemplo, en el auge
mentó un importante incremento de la producción, similar al de
de ciudades como Madrid, Amsterdam y Londres. En el siglo xvi
la agricultura, así como las mismas profundas transformaciones,
se construyeron sólo en Roma 54 iglesias, 60 palacios, 20 villas,
a principios del siglo xvn , pero mientras que en el siglo xvi,
3 conducciones de agua y 35 fuentes públicas. A ello hay que
debido a la presión demográfica y a la coyuntura, se produjo un
añadir 30 nuevas calles y casas para unos 50 000 nuevos habi­
aumento en los precios agrarios, los productos industriales no se
tantes “ . Es conocido el papel desempeñado por el lujo en las
vieron en general afectados por la «revolución de los precios». La
capas más altas de la nobleza y la burguesía. No sólo fue su
relativa estabilidad estuvo favorecida por una competencia cada
actividad arquitectónica lo que fomentó nuevas industrias, sino
vez mayor y por algunas medidas racionalizadoras, así como por
principalmente su indumentaria, que por vez primera se empezó a
la gran oferta de asalariados pobres. Ahora bien, suponer que el
regir por la moda, convirtiéndose en modelo para toda la sociedad.
aumento y simultáneo abaratamiento de estos productos convirtió
Surgieron empresas del lino, el estambre y la seda que contabili­
en posibles compradores a otras capas sociales sólo es relativa­

42 43
zaron grandes beneficios. Las disposiciones indumentarias de inicios ría y la metalurgia. Se hallaba dispersa por toda Europa y no se
de la Edad Moderna documentan la amplia difusión alcanzada concentraba únicamente en las ciudades, sino que, al aumentar la
por las prendas caras. Algo nuevo fue también la notable activa­ producción en el siglo x v i, también se extendió progresivamente
ción de la industria armamentista resultante de los nuevos plan­ al medio rural, donde numerosas capas subempleadas de la pobla­
teamientos estratégicos del siglo xvi. La nueva técnica bélica ción se ganaban el pan al margen de cualquier estatuto gremial”.
consumía importantes cantidades de armas de fuego y cañones, Las antiguas zonas conocidas por su industria lanera se encontra­
tanto terrestres como navales. Las numerosas fortificaciones sur­ ban en Flandes e Italia, países a los que llegaba también la lana
gidas se cuentan entre las empresas más costosas de los siglos xvx en rama de Inglaterra y España; pero paulatinamente Flandes
y x v i i . Finalmente, el comercio de ultramar hizo crecer también cedió su puesto a Inglaterra, que se vio favorecida, no en último
la demanda de productos industriales. Este comercio no era en término, por el gran número de refugiados huidos por problemas
modo alguno unilateral; a cambio de plata y productos exóticos, de religión. La industria lencera tuvo como centros la Alta Ale­
fueron tantos los bienes de producción europeos que salieron con mania y Sajorna, cuyas empresas se hallaban en gran parte en
destino a ultramar que España se vio muy pronto incapaz de manos también de comerciantes altoalemanes. También en Alema­
responder a la demanda. «Los españoles», escribía J. Bodin en nia se produjo un desplazamiento significativo en el siglo x v i i ,
1568, «cuya existencia depende completamente de Francia y que convirtiéndose en regiones más importantes de la producción len­
se ven obligados por el imperativo de la situación a comprarnos cera Silesia y el Bajo Rin “. La fabricación de algodón surgió, sin
el cereal, el lienzo, el paño, el glasto, el papel, los libros, e incluso duda, muy pronto; con frecuencia, el nuevo producto, entretejido
el trabajo de carpintería — es decir, todos los productos industria­ con lino, era convertido en fustán, sobre todo en Italia y en el
les— , navegan hasta el fin del mundo para procurarnos oro, plata sur de Alemania, pero su importancia para la industria pañera
y especias» “. De ello, además de Francia, se benefició sobre todo la adquiriría algo más tarde. Particularmente rentable era la fabri­
Holanda. El incremento de la producción en el siglo x v i fue conse­ cación de seda. Al principio, Italia (Génova, Milán, Florencia)
cuencia del incipiente mercado mundial en conexión con una fue el fabricante exclusivo, pero después sería Lyon la ciudad
progresiva división del trabajo de carácter suprarregional. que se convertiría en el centro europeo de la industria de la seda,
el terciopelo, la pasamanería y el brocado. Aquí se fabricaba
La producción industrial más importante de los siglos x v i y xvii aproximadamente la mitad de la producción sedera total de Fran­
fue la minera y la de paños, que dependían de la obtención de la cia. También disfrutó de gran renombre la industria sedera esta­
materia prima correspondiente. Aun cuando no todos los países blecida a orillas del Rin, desde Basilea hasta Amberes.
de Europa pudieran participar por igual de ello, el auge experi­ Acerca de la magnitud de las empresas y del nivel de la pro­
mentado fue, sin embargo, considerable y general. La demanda ducción no disponemos de informaciones exactas. Tan sólo es
era elevada, no siendo posible, como en el caso de la producción conocida la expansión de la industria pañera en el siglo xvi.
agraria, responder adecuadamente a las necesidades. También en Hacia mediados del siglo x v i i , Leiden producía anualmente u n a s
este caso se produjo un desplazamiento espacial como consecuen­ 10 000 piezas de paño, siendo probablemente el centro pañero
cia de la competencia, de la variable calidad del mercado y, sobre más importante de Europa” .
todo, de la decadencia de la minería 'en la Europa central o la La fabricación de paños se realizaba primordialmente a mano;
explotación de nuevas fuentes de materia prima en otros países. el aumento de la producción se efectuó ante todo mediante la
Si hasta finales del siglo xvi la producción industrial se había ampliación de las empresas o del sistema de trabajo a domicilio,
concentrado en Italia, Alemania y Flandes, en este momento desempeñando un papel especialmente importante, como mano de
aparecen en primer plano Francia, Holanda, Inglaterra y Suecia obra suplementaria, los perseguidos por causas religiosas y polí­
Este desplazamiento del sur al oeste o norte, que es posible apre­ ticas. A pesar de que la irrupción de la industria propiamente
ciar por vez primera con el cambio de siglo, responde a un des­ dicha no se produjo hasta el siglo x v i i i , tendrían lugar, sin em­
censo simultáneo (estancamiento) de las actividades industriales bargo, innovaciones o inventos decisivos cuya repercusión se haría
en la Europa oriental, dedicada casi exclusivamente a la produc­ cada vez más palpable, a despecho de la oposición ejercida por
ción agraria. los gremios. A finales del siglo xvi apareció el telar para cintas,
En lo relativo al número de trabajadores, la extensión y la telar mecánico para la fabricación de cintas, cordones y encajes,
importancia, la industria pañera se situaba por delante de la mine­ que, aunque se difundió desde los Países Bajos, en 1645 era

44 45
todavía desconocido en Ulm y Augsburgo, antiguos centros pañe­ su importancia para la industria del armamento, sobre todo, no se
ros: tal fue la lentitud con que se fue imponiendo. La gran
descubriría sin embargo hasta este momento. La producción de
importancia de este telar para la transformación de los procesos
Suecia experimentó un crecimiento poco menos que espectacular:
de producción, nos lo demuestra el hecho de que un solo traba­
a partir de 1620 pudo exportar unas 6 600 toneladas y hacia
jador podía tejer de 10 a 20 cintas al mismo tiempo. Igualmente mediados de siglo alcanzó una capacidad exportadora de 17 000
importante sería el telar para calceta, máquina manual de hacer
toneladas de hierro
calceta inventada asimismo al finalizar el siglo x v i por William
Las informaciones de que disponemos acerca de las proporcio­
Lee. También este invento fue radicalmente reprimido en un
nes de la minería, sus procedimientos y el incremento de la pro­
primer momento.
ducción son insuficientes. Sólo ocasionalmente podemos encontrar
El segundo ramo de la industria más importante fue la meta­
datos exactos. En este sentido ofrecemos a continuación dos úni­
lurgia, en combinación con la minería, la cual experimentó un
cos ejemplos: la «Gemain-Gesellschaft des Bergbaus» de Amberg,
fuerte impulso desde finales del siglo xv, no en último término importante centro de obtención y transformación del metal en
a causa de la creciente demanda de dinero por parte de los Alemania con 180 martinetes, ocupaba en 1595/96 a 1 025 hom­
incipientes Estados territoriales. El mantenimiento de la produc­ bres, de los cuales 630 eran mineros; 210 peones se encargaban
tividad, su incremento y aprovechamiento dependían, por supues­ de la excavación y del drenaje, 65 peones del transporte del
to, de la riqueza de los yacimientos, de los costes de explotación mineral, 100 obreros trabajaban en la mina y 20 personas admi­
y del tipo de herramientas técnicas aplicables. No sólo la industria nistraban el conjunto de la empresa. Aproximadamente un tercio
transformadora dependía del nivel de los adelantos técnicos, sino de la producción alemana de hierro, es decir 10 000 toneladas de
también, y en medida cada vez mayor, la propia minería “ . este mineral, procedía del Alto Palatinado91. Una muestra de los
La explotación de las minas de plata tuvo un papel primordial, logros conseguidos por el perfeccionamiento técnico desde el
no reparándose en gastos a la hora de excavar galerías, situadas punto de vista económico nos lo ofrece la cuenca minera de
hasta los 300 metros de profundidad. Las regiones con yacimien­ Falkenstein, próxima a Schwaz, en el Tirol, en donde a comienzos
tos más importantes hasta la llegada de la plata americana se del siglo xvi eran explotados 274 pozos que daban trabajo a unas
hallaban en la Europa central, principalmente en Sajonia y el 10 000 personas. Los pozos tenían hasta 240 metros de profun­
Tirol. El cobre ocupaba el segundo lugar, utilizado como metal didad. Mientras que en 1514 eran necesarios 600 bombeadores
para la fabricación de moneda, así como para fines industriales. para la elevación del agua, después de la instalación de 8 grandes
Al igual que la explotación de la plata, también la de cobre se bombas manuales en 1538 bastaban 240 hombres para manejarlas.
encontraba localizada en ciertas regiones de Europa. Ahora bien, Cuando W . Leuschner pudo finalmente instalar una noria accio­
a medida que descendió la producción de cobre en Europa central, nada hidráulicamente (surtidor de Schwaz) que en 8 horas diarias
aumentó en Suecia; hasta mediados del siglo xv n , salieron anual­ elevaba 100 m! de agua, sólo se necesitaron 2 hombres para el
mente de este país 3 000 toneladas de este metal. Como en el manejo de esta máquina92.
caso de la plata, tampoco se reparaba en gastos para la obtención A causa de los altos costes de la inversión, hubo problemas
de cobre. Condición esencial para el incremento de la producción para la introducción de innovaciones técnicas. No obstante, la
fueron los procedimientos de excavación de pozos verticales y las metalurgia y la minería se mostraron en principio más abiertas
mejoras introducidas en las instalaciones de drenaje. La obtención a los avances técnicos que la fabricación y manufacturación de
de plata y cobre estuvo principalmente en manos de los mineros paños. Los métodos de extracción y transformación se habían
alemanes, tanto en Alemania, como en Hungría, Suecia, e incluso perfeccionado de forma asombrosa justamente en el siglo xvi, e
España. El mercado europeo del cobre era Amberes ” . Sin el incluso en el xv n , sobre todo en Alemania y en torno a Lieja,
talento inventivo de algunos ingenieros y la difusión o divulgación y gracias a los numerosos expertos alemanes que ejercían su
de sus descubrimientos apenas hubiera sido posible una expansión actividad minera en el extranjero los nuevos procedimientos se
tan intensa de la metalurgia. El manual clásico de la minería, difundieron rápidamente. La explotación de minerales se conocía
De re metallica de Agrícola (Georg Bauer), publicado en 1556, desde hacía tiempo. De los bajos hornos de piezas sueltas se pasó
conoció una amplia difusión. A largo plazo, el hierro sería el en el siglo xvi a los altos hornos, si bien el aumento de la altura
mineral más utilizado, ya que se daba en toda Europa y había — a comienzos del siglo xv n , el primero a orillas del Rin alcanzó
sido explotado considerablemente ya en la Edad Media, aunque más de 6 metros— puso un límite natural a la producción al

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faltar carbón vegetal, que sólo desapareció cuando pudo ser uti­ casi de manera simultánea en Holanda e Italia, es decir, en los
lizado en forma de coque”. Alemania, y después también Suecia centros de la industria del vidrio.
e Inglaterra, fueron los productores más importantes de hierro. E l interés de una capa alta acomodada activó también la indus­
El conjunto de la producción anual europea se estima en 60 000/ tria del papel y la impresión de libros. En el siglo xvi aparecie­
100 000 toneladas. La región de mayor producción en Alemania, ron 25 000 ediciones en París, 13 000 en Lyon, 45 000 en Ale­
con unos 180 martinetes, se encontraba en el Alto Palatinado **. mania, 10 000 en Inglaterra y unas 8 000 en los Países Bajos.
El auge experimentado por Suecia e Inglaterra dio lugar a la A finales de siglo se hicieron entre 140 000 y 200 000 ediciones,
crisis de la siderurgia alemana. A principios del siglo x v n funcio­ unos 140/200 millones de libros. Las pequeñas imprentas se
naban ya en Inglaterra unos 100 altos hornos de fuelle que convirtieron en grandes empresas con fuertes capitales. Un ejem­
producían anualmente aproximadamente 25 000 toneladas de hie­ plo conocido es la imprenta Plantin de Amberes con 24 prensas
rro bruto ”. La edificación en altura, la construcción naval y el y 100 empleados ”. La prosperidad de ésta no se debió únicamente
armamento estimularon en este tiempo en Inglaterra y Suecia a la calidad de sus libros y a la impresión de obras religiosas, sino
tanto la minería como la metalurgia. Las frecuentes guerras a a su habilidad para encontrar socios económicamente fuertes entre
partir de mediados de siglo, con la participación por vez primera los ciudadanos de Amberes. Surgieron las ferias del libro en el
de grandes ejércitos, consumieron cantidades ingentes de arma­ siglo xvi, las de Francfort y Lyon y, en el xv n , la de Leipzig,
mento. Los centros tradicionales de la industria armamentística las cuales se preocuparon por la rápida difusión de los productos
fueron el obispado de Lieja y la provincia de Brescia. En los impresos ". Teniendo en cuenta que los libros servían también de
Países Bajos, el sur de Alemania e Italia se fabricaron cañones manera creciente para la divulgación de los nuevos avances téc­
de bronce que fueron, sin embargo, claramente reemplazados por nicos, la aplicación de nuevos procedimientos y, por tanto, el
los de hierro, más baratos. Suecia fue el país que más progreso incremento de la producción dependían frecuentemente de la
experimentó. Los mineros y empresarios extranjeros, así como los divulgación de ciertos libros.
nuevos procedimientos de fundición, intensificaron la industria Para la expansión de la industria moderna primitiva no sólo
del armamento en este país. En la década de 1640, la exportación se necesitaban suficientes materias primas; la transformación del
anual de cañones de hierro fundido ascendió a casi 11 000 to­ metal, así como la construcción naval, que producía grandes bene­
neladas. ficios, no eran posibles sin las suficientes reservas de madera.
Al principio, la minería y la metalurgia eran actividades secun­ En la Baja Edad Media, la riqueza forestal de toda Europa
darias realizadas por los campesinos que residían en estas regiones, bastaba, pero a medida que en los siglos x v i y x v n aumentó el
los cuales formaban con frecuencia cooperativas. En aquellos consumo de madera, principalmente en la construcción de edificios
lugares en que se habían de practicar trabajos de ingeniería, para y barcos, y también como fuente de energía para los hornos de
los cuales se necesitaba mucho capital, o cuando se trataba de la fundición, los martinetes, los hornos de calcinación y los hogares,
construcción de una gran empresa metalúrgica, tenían que aso­ agotándose al mismo tiempo la riqueza forestal, como en Ingla­
ciarse a compañías más importantes terra, a consecuencia de la extensión del cultivo de cereales y de
Paralelamente a la industria metalúrgica, la producción de vidrio la ganadería — todo ello como resultado del crecimiento demo­
y las artes gráficas experimentaron un especial impulso. La indus­ gráfico y de la expansión de la producción industrial— , en las
tria del vidrio estaba radicada principalmente en Italia, pero regiones industrializadas y en torno a las grandes ciudades se
desde allí se extendió a toda Europa. Fue decisiva la utilización convirtió en una amenaza la alarmante escasez de madera. Los
de carbón mineral, en lugar de madera, como combustible para países más gravemente afectados fueron los mediterráneos. Las
los hornos. Gracias a las elevadas temperaturas, por vez primera numerosas disposiciones forestales de inicios de la Edad Moderna
fue posible la fabricación de vidrio transparente. Un derivado son un exponente de la decadencia de los bosques que se deseaba
esencial, para cuya fabricación era imprescindible la transforma­ conservar para la industria local y la caza de los señores. En
ción de los procedimientos de fabricación y la aplicación de muchos países surgió el peligro de la crisis. La solución al pro­
conocimientos de química, fueron los instrumentos ópticos. A co­ blema de la madera, o de la energía, se convirtió pronto en índice
mienzos del siglo x v n se inventaron el telescopio y el microscopio, de una evolución progresiva de la producción industrial, así como
contribuyendo a revolucionar la imagen que del mundo tenían las de la primera industrialización. El paso a la utilización de tejas
ciencias naturales. La idea de utilizar las lentes de vidrio surgió y piedra en la construcción se realizó en esta época, pero eso no

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bastaba. Una posibilidad era la ofrecida por la importación de ma­ gremios consiguieron oponerse durante decenios a la adopción de
dera de los países bálticos y, más tarde, de ultramar, pero esto innovaciones, de manera que éstas se introdujeron sobre todo en
exigía una flota comercial importante. A largo plazo sería decisiva los ramos no gremiales de la industria como la minería, la meta­
la extracción de carbón mineral ” . Este se conocía ya desde tiempo lurgia, la industria del vidrio y la del armamento. Un magnífico
atrás, pero no llegaría a emplearse en la industria siderúrgica ejemplo de los logros técnicos fue el abastecimiento de agua pota­
hasta el siglo xvi, en la región de Lieja. La producción de carbón ble de Londres por medio de una máquina de bombeo accionada
experimentó un especial impulso en Inglaterra, pasando de 200 000 por ruedas hidráulicas, construida y aplicada con éxito por Pieter
toneladas a mediados del siglo x v i a 3 millones a finales del xvn. Moritz en 1582. Con demasiada frecuencia la producción industrial
Muy pronto la siguieron otros países, en la medida en que dis­ sólo pudo desarrollarse en tanto fue protegida y fomentada por
ponían de las riquezas del subsuelo adecuadas. En cualquier caso, las instituciones oficiales. Y, puesto que la minería y la meta­
es lícito afirmar que el carbón se puso en circulación en el mo­ lurgia cobraron interés, sobre todo por razones fiscales, por vez
mento preciso, reemplazando a la leña y al carbón vegetal, para primera se inició en relación con ellas una política económica
atajar una «situación catastrófica»1M. propia, nacional y estatal.
Aún más decisivo para una actividad productiva fructífera sería,
A consecuencia de la expansión de la producción industrial y del finalmente, la inversión de capital ajeno a la empresa, pues la
aumento constante de la demanda, desde los comienzos del si­ minería y la metalurgia no podían ya ser explotadas por particu­
glo xvi tuvo lugar una diferenciación y un abandono de los lares, dado que era necesario invertir mucho dinero en innovacio­
modos de producción tradicionales más fuerte que en la agricul­ nes técnicas para una producción más efectiva, y éste sólo podía
tura, que a pesar de su especialización en determinados bienes de obtenerse mediante el comercio. La asociación con el capital y el
producción y de la intensificación derivada de la introducción comercio fue, pues, el tercer paso esencial para el avance de la
de nuevos métodos seguiría siendo, en resumidas cuentas, tradi­ producción industrial. En efecto, los empresarios de todo tipo se
cional y poco rentable. La producción industrial marca, en primer encontraron con un extenso campo de actividades rentables.
lugar, una especialización de la producción, no sólo en un gran En el siglo x v i surgió un amplio empresariado que no procedía
número de empresas industriales diferentes, sino en el propio tra­ únicamente del comercio burgués urbano; también hubo empre­
bajo que, en este momento, exigía del trabajador nuevas cualifica- sarios entre los grandes propietarios y los nobles. Una peculia­
dones. En la medida en que la industria no estaba en manos de ridad de los siglos x v i y xvi: son los empresarios principescos,
los artesanos gremiales, la mano de obra de las minas, de la como el duque Julius von Braunschweig y Jacobo de Curlandia,
metalurgia y también de la industria pañera se reclutaba clara­ que construyó sólo en su país 70 instalaciones industrialesIM.
mente entre los trabajadores asalariados especializados o entre los Pero más decisivas aún que las inversiones de los particulares
sectores de la población agraria que no tenían pleno empleo y que fueron las de las sociedades comerciales, formadas frecuentemente
eran remunerados a jornal o a destajo. La demanda de especia­ por comerciantes, nobles y funcionarios.
listas preparados aumentó de manera permanente. Esto fue tam­
bién uno de los motivos por los que los obreros perseguidos por El desarrollo de la producción industrial en Europa dependía
motivos religiosos pronto hallaban acogida en otros países si podían sobremanera de su nivel de organización. La forma principal de
ser útiles para sus industrias. Así, el auge de la industria pañera organización de la actividad preindustrial de los siglos xvi y x v n
en los Países Bajos se debió, entre otras cosas, a la llegada de siguió siendo el artesanado g r e m i a l C i e r t o es que la mayoría de
considerable mano de obra especializada y preparada, del ex­ las personas, los pobres de las ciudades y la población rural sobre
tranjero. todo, continuaban autoabasteciéndose de los productos de primera
Además de la especialización en la producción industrial, tam­ necesidad, como eran el vestido, el calzado y las herramientas,
bién aumentó la aplicación de los nuevos descubrimientos y de pero la fabricación de todos los demás productos, principalmente
los nuevos conocimientos técnicos, llegándose por vez primera de los de calidad y lujo, se hallaba exclusivamente en manos de
a la combinación de artesanía, técnica y ciencia, que impulsó el artesanos cualificados. Aunque también existió en el medio rural,
desarrollo de diversas ciencias como la alquimia, la mecánica y la el lugar principal de esta actividad fue la ciudad. Sus empresas
ingeniería. El interés por las innovaciones por parte del artesanado se basaban en la unidad domicilio-lugar de trabajo, y en la ma­
gremial siguió siendo, sin duda, escaso; por el contrario, los yoría de los casos se componían de grupos pequeños: el maestro

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y su familia, con dos o tres oficiales y algunos aprendices. En las fue sometida a un reglamento por el cual se determinaba exacta­
ciudades, los artesanos se organizaban en gremios, que por un mente la esfera de acdón y el modo de vida de cada artesano y
lado se ocupaban de la regulación del trabajo, es decir contro­ ofidal. El apogeo de los gremios estuvo caracterizado por la lucha
laban los productos, determinaban el número de aprendices y política con el municipio acerca del derecho de participación del
trabajadores, se encargaban de obtener las materias primas y artesanado; el aislamiento de los gremios trajo consigo, por el
cubrían las necesidades de los habitantes de la ciudad y de los contrario, la opresión sodal de los ofidales. Desde finales del
artesanos en lo que se refiere a productos industríales, eliminando siglo x v i, las protestas de éstos sustituyen a las revueltas gremia­
la competencia, pero que, por otra parte, se ocupaban también de les, y esto, más que ninguna otra cosa, pone de manifiesto la
la venta, ejerciendo hada fuera una política de monopolio que transformadón de los gremios como formas en otros tiempos ded-
tendía a obstaculizar en favor de los gremios urbanos cualquier sivas de organizadón de la actividad preindustrial.
otro tipo de actividad artesanal103. Si los gremios habían sido El aislamiento y el endurecimiento de los gremios no supuso
«progresistas» en los primeros tiempos, garantizando en una situa­ dertamente una paralización general de la producción industrial,
ción de dominio feudal el desarrollo de un trabajo artesanal de pero afectó tanto al papel de las antiguas ciudades en la revolu-
calidad, así como la seguridad existendal suficiente de las empre­ dón industrial como al cambio del modo de producción de nuevos
sas artesanales que se creaban, al iniciarse la Edad Moderna se sectores de producdón artesanal que admitieron nuevas técnicas
fueron convirtiendo progresivamente en un freno para el desarro­ e hicieron posible, por vez primera, la producción a gran escala.
llo, al aplicar de manera restrictiva los mismos medios. Aun Paralelamente aparederon las primeras producdones de taller, que,
cuando ya no podían responder a las exigendas generales de la a diferenda d d trabajo familiar, como era el del artesanado
época, al incremento de la exportación y a la demanda de pro­ gremial y la industria familiar, llevaron a cabo una separadón
ductos abaratados, a finales del siglo xvi y principios del x v i i entre familia y empresa, facilitando d control sobre la homoge­
experimentaron justamente un auge insospechado. A pesar de que neidad de la producción y la cantidad de trabajo. Si bien d taller
los gremios perdieron también peso político a lo largo del proceso propiamente dicho, que en este momento experimentaba su primer
de formación del primitivo Estado moderno, éste, por motivos desarrollo en d ámbito de la manufactura, no se estableció plena­
fiscales, estimuló con privilegios su propagación y especialización. mente hasta d siglo x v i i , en la industria papelera, la imprenta,
En España y Francia se intentó incluso organizar gremios esta­ la tintorería y la industria de artículos de lujo (tapices, porcelana,
tales, es decir ampliar al ámbito nacional la entidad gremial vidrio, armas) d d siglo x v i se dan los primeros intentos de hacer
urbana 10*. Aun cuando este intento escondiese el deseo de con­ saltar las formas de organizadón tradidonales de la producdón
trolar los gremios y ponerlos al servido de los intereses estatales, industrial. Estas empresas eran todavía poco importantes y nume­
al mismo tiempo puso de manifiesto el interés del primitivo rosas y se limitaban a la producción de artículos para la clase
Estado moderno por el mantenimiento de la forma social tradicio­ alta; sin embargo, también por esta razón, experimentaron un
nal de la industria. En tanto que en la Inglaterra d d siglo xv ii impulso muy fuerte lM.
los gremios perdieron claramente parte de su poder, Pedro I de
Rusia trató significativamente de fortalecer las actividades indus­ Algo dedsivo para d desarrollo de la producdón industrial ante­
triales de su país mediante la introducdón de gremios. Estos, rior al sistema fabril fue la producción rural, sujeta al sistema de
pues, no habían perdido su función en el siglo x v i y comienzos trabajo a domicilio y realizada según el modelo de la industria
d d x v i i , sino que organizaban todavía la mayor parte de la familiar m. La producción industrial familiar no surgió de la arte­
producción industrial. A fin de mantener su existencia y sus sanía, sino paraldamente a ella, cuando los gremios sólo cubrían
propiedades, se defendían de cualquier extraño, tanto de los arte­ una parte de la demanda de productos industriales, se disponía
sanos que no pertenecían a ningún gremio como del sistema de de una amplia mano de obra y la demanda de productos de expor­
trabajo a domicilio. Este endurecimiento hada el exterior iría tación baratos iba en aumento. Apareció en la Baja Edad Media,
acompañado de un endurecimiento de la estructura interna. El pero el impulso decisivo para su desarrollo que lo condujo a la
paso de aprendiz a oficial, y después a maestro, se hizo cada vez fase ae la protoindustrialización tuvo lugar a fines del siglo xvi
más difícil. Mientras que en la Edad Media todos los artesanos y en el xvii. El nuevo sistema se extendió desde el norte de
disfrutaban del monopolio gremial, la capa de los maestros formó Italia, Flandes y la Alta Alemania por toda Europa occidental y
un bloque cada vez más exclusivista. La vida interna del gremio central hacia Francia, Inglaterra y Alemania (aquí sobre todo

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hacia el Bajo Rin, Sajonia y Silesia), es decir, a aquellas regiones sexos fue suprimido parcialmente ante la presión de la producción
industriales de Europa que por su estructura agraria permitían una para el mercado y la necesidad de asegurar la subsistencia, redu­
concentración de la producción industrial. Desde los primeros ciéndose simultáneamente «la casa» a la familiar nuclear. «En
momentos aparece este sistema en la minería, la metalurgia y la conjunto, del intento de preservar la autonomía económica fami­
transformación de madera y otras materias primas, pero, sobre liar de la economía de subsistencia campesino-industrial supeditada
todo, en el sector textil, en la industria de la lana, el lienzo y la a una organización capitalista del mercado, la venta y la distri­
seda. El sistema de trabajo a domicilio se caracterizó por tres inno­ bución, resultó un mecanismo de depauperación y endeudamiento
vaciones esenciales con las que superó la estructura del artesanado de los productores, que desligó progresivamente a ‘la casa’ de su
gremial, asignándole también un papel importante en el proceso base agraria, hizo depender a la familia de unos ingresos en
de disolución del feudalismo, así como en el de implantación de dinero y condujo al aumento de trabajo (no remunerado) sin que
las relaciones de producción capitalistas. ello le asegurara de forma continuada la subsistencia» “*.
A diferencia del artesanado gremial, esta forma de organización
establecía por vez primera una separación entre la venta y la
producción. En tanto que el artesano se concentraba tan sólo V. COMERCIO, TRANSPORTES, FINANZAS
en la producción y la realizaba sujetándose a las condiciones y
normas del mercado, el comerciante se ocupaba de su venta en el Condición y requisito de la coyuntura agraria ascendente y del
mercado, así como del suministro de materias primas al artesano auge de la producción de artículos manufacturados en el «largo
en caso de que hubieran de ser traídas de lugares muy alejados; siglo xvi» fue la expansión del comercio. Es indudable que el
podían ser, en un primer momento, artesanos acaudalados, pero comercio interior experimentó un crecimiento al producirse la
posteriormente fueron, por lo general, comerciantes que disponían concentración del mercado regional, el desplazamiento del pago
de fuertes capitales. El sistema de trabajo a domicilio sumaba a en especie por el dinero, el crecimiento de las ciudades y el incre­
las ventajas de las grandes empresas (estandarización, disposición mento de la demanda; ahora bien, desde el punto de vista
central del mercado y disponibilidad de capital) las de la fabrica­ histórico-evolutivo, el verdadero motor y el elemento dinámico de
ción tradicional de la pequeña empresa. la economía europea que favorecería su crecimiento y transforma­
Mediante la separación entre producción y venta, industria y ría a largo plazo su estructura fue el comercio internacional, que
comercio, este sistema dio lugar, por otra parte, a una nueva re­ hizo posible la cobertura de las necesidades de una población en
lación de dependencia. A consecuencia de la exclusividad, por la aumento y la elevación del nivel de vida de las capas altas de la
que sólo el comerciante garantizaba la venta y suministraba la sociedad, pero que provocó también una progresiva desigualdad
materia prima, se creó una dependencia muy distinta a la del del desarrollo en el sur y en el norte de Europa, al igual que
vasallo respecto al señor feudal o a ia del oficial respecto al en el oeste y el este. La acumulación de capital que tuvo lugar
maestro dentro de la artesanía gremial: «De ser un artesano que al iniciarse la Edad Moderna no fue únicamente una consecuencia
trabajaba de manera autónoma y directamente para los clientes de la apropiación de los excedentes campesinos o de las ganancias
pasó a ser un trabajador dependiente del comerciante» 107. En la en la producción agraria o de artículos de consumo, sino que
medida en que el artesano seguía estando organizado gremial­ esta acumulación, necesaria para el nacimiento del capitalismo, se
mente, recibía una cierta protección frente a la explotación, en produjo en el comercio internacional mediante la expropiación,
tanto que el trabajador doméstico del medio rural, en el que se mediante un «intercambio desigual». La «época de los Fugger»
apoyaba fundamentalmente este sistema, dependía por completo representó un primer florecimiento del capitalismo comercial de­
del comerciante en cuanto a su seguridad existencia!. terminado por la expansión europea, sin que ello significara inme­
Finalmente, fue decisivo el hecho de que este sistema no se diatamente el comienzo de la disolución de la economía y el
basara en nuevas formas de empresa, sino en la economía domés­ dominio feudal, ya que ésta sólo se produjo a consecuencia de
tica y familiar tradicional de la población rural, pues no sólo se una interacción «entre la dinámica ‘externa’ de las relaciones
dio empleo a gran escala a la mano de obra rural excedente, sino de intercambio y comercio durante la fase de transición al capita­
que, por vez primera, también las mujeres y los niños se inser­ lismo, basada en la esfera de circulación y generada por el capital
taron en el proceso de producción con casi iguales derechos que comercial y la transformación ‘interna’ de los modos y las rela­
los padres de familia. E l reparto de papeles específico de los ciones de producción en la ciudad y en el campo» IM, que se

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perfiló por vez primera a finales del siglo x v i o comienzos En la Baja Edad Media y hasta tiempos más tardíos la arriería
del xvn. estuvo en manos de campesinos que lo ejercían como actividad
El auge general y la progresiva concentración del comercio secundaria. Ello no les proporcionaba mucho dinero, lo cual no
europeo es, desde los inicios del siglo xvi, un rasgo excepcional significa que el transporte de mercancías fuera barato; las pérdidas
de la historia de la primera Edad Moderna. Sin embargo, hay ocasionadas por el bandidaje, por las averías y, especialmente,
que añadir una doble restricción: el comercio europeo no afectó por los costes aduaneros eran muy elevadas. A partir de media­
a todos los países de Europa con igual intensidad. La estructura dos de siglo fueron apareciendo grandes empresas de transportes:
económica y el comercio estuvieron determinados en un alto Annoni en Milán, Della Faille en Amberes y Kleinhans y Enzens-
grado no sólo por las peculiaridades políticas, sino también por perger en Suabia, entre otras, organizaron arrierías por toda
las geográficas, climáticas y demográficas. Hubo regiones muy E u r o p a H a s t a finales del siglo x v m el sistema de carreteras
alejadas entre sí que mantuvieron un estrecho contacto, y otras no fue definitivamente perfeccionado, a pesar de los esfuerzos de
que estuvieron, y estarían por mucho tiempo, totalmente aisladas. las autoridades en este sentido con el fin, ante todo, de aumentar
El comercio europeo no favoreció, por otra parte, a todas las sus ingresos aduaneros. Las quejas acerca del estado de las carre­
capas de la población por igual, ya que no respondía a la estruc­ teras resonaron por todas partes, de Inglaterra a España, desde
tura general de las necesidades de la población, sino que estaba el siglo xvi hasta bien entrado el x v m lu. Los adelantos más
fundamentalmente determinado por los intereses de la nobleza importantes fueron la aparición de la rueda de radios, que sus­
y de la burguesía urbana. Hasta que no se empezó a comerciar tituyó definitivamente a la rueda maciza de disco, la de vehículos
con articulación de la parte delantera, que aumentaba su capa­
progresivamente en el siglo x v il con bienes de consumo de masas,
cidad de maniobra, y, en Italia, la de coches y carrozas con
no pudieron participar del intercambio suprarregional las capas
ventanillas de cristales; se perfeccionó, además, el tiro, al traspa­
más bajas de la población.
sar la fuerza de tracción de los animales del cuello al lomo, con
lo cual se consiguió un aumento de ésta 3,6 veces mayor. A pesar
El comercio dependía de manera decisiva de la situación y el de las constantes guerras y epidemias, el transporte de mercancías
desarrollo del sistema de comunicaciones en Europa, que imponía y viajeros de largo recorrido se extendió cada vez más. La propia
límites muy claros a su expansión En líneas generales, los guerra de los Treinta Años sólo interrumpió temporalmente en
medios de transporte en los inicios de la Edad Moderna se Alemania este proceso. Una nueva e importante ayuda fue la
caracterizaban por su gran lentitud e inseguridad, tanto en las prestada por los mapas y los manuales histórico-geográficos con
vías terrestres como marítimas. Las pérdidas de vehículos de trans­ información acerca de los diferentes países. El más conocido es el
porte y de sus cargas fueron considerables. Es cierto que toda Atlas sive cosmographicae meditationes de fabrica mundi et fabri­
Europa estaba surcada por una red de comunicaciones relativa­ cad figura de Mercator (1595). A lo largo del siglo x v i i , los
mente tupida, pudiéndose viajar de Sevilla a Danzig igual que de holandeses ocuparon el primer puesto en la cartografía, tanto
Mesina a Londres; tan sólo el este de Europa se quedó muy a la terrestre como marítima.
zaga de la Europa occidental; en aquellos países los viajes eran El transporte terrestre era lento, inseguro y, sobre todo, cos­
una aventura. Ahora bien, las carreteras eran en general muy ma­ toso. Las arrierías eran pequeñas y exigían para su realización
las y demasiado estrechas, hasta el punto’ de que un adelanta­ muchos arrieros. Los transportes a larga distancia de mucha carga
miento se convertía en una empresa temeraria. El coche tirado y cantidad eran, en general, poco rentables. El comercio interna­
por varios caballos no era tanto una ostentación cuanto una cional se efectuaba, siempre que ello fuera posible, por vía fluvial
necesidad si se quería alcanzar sano y salvo, y con rapidez, la o marítima. El Vístula y el Oder, el Rin y el Danubio tuvieron
meta. Existía el mismo peligro de ser atacado por bandidos que un tráfico tan intenso como la costa en torno a toda la Europa
de que se viniera abajo el coche. Un transporte de mercancías de continental y a Inglaterra, así como el Báltico y el Mediterráneo.
Estrasburgo a Augsburgo duraba, por ejemplo, en 1590, unos ocho Las ciudades comerciales más importantes estaban situadas a
días. En condiciones normales se podían recorrer en 24 horas una orillas de los ríos o junto al mar. El transporte terrestre a unas
distancia máxima de 100 km. Las carreteras adoquinadas apare­ pocas millas era (1546) más caro que a 8 000 millas en el mar.
Ello no quiere decir en absoluto que la navegación fuese segura:
cieron relativamente tarde; la primera fue trazada entre París y
Orleáns. el número de naufragios era considerable y la piratería experimentó

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justo a finales del siglo xvi su mayor apogeo, pero la carga que postal no sólo servía para el contacto entre comerciantes, príncipes
los barcos podían transportar era muy importante. Los buques y particulares: a él debemos también las primeras transmisiones
de vela utilizados en los viajes a América o en el comercio del de noticias. Los avisos enviados por las casas comerciales consti­
Báltico transportaban de 400 a 600 toneladas. A pesar de su lenti­ tuyen, sobre todo, una fuente de noticias de primer orden (perió­
tud, los galeones portugueses, por ejemplo, fueron tan útiles dicos de los Fugger). A ello se añadieron a partir de la segunda
como los barcos de pasajeros, pudiendo llevar a bordo, con sus mitad del siglo x v i las llamadas «relaciones de medidas», que
2 000 toneladas, unos 800 pasajeros. Por otra parte, en ningún estaban impresas 115.
otro campo se llevaron a cabo tantas mejoras como en el de la
navegación, de manera que el viaje por mar, hasta la aparición Europa se dividió en cuatro grandes zonas comerciales “6. Una
del ferrocarril, no tuvo competidor y fue un factor decisivo para de las más importantes siguió siendo la mediterránea, que comu­
la expansión europea. Las mejoras realizadas tenían como obje­ nicaba a numerosas grandes — si no las más grandes— ciudades,
tivo general conseguir una mayor capacidad de maniobra, así como como Constantinopla y El Cairo, Venecia y Génova, Barcelona y
reducir la duración del viaje m. Marsella. Hasta bien entrado el siglo xvi, la hegemonía fue osten­
Hasta comienzos del siglo xvi, la construcción naval estuvo tada por las repúblicas del norte de Italia, que servían de con­
radicada en los puertos del Báltico, para luego ceder el puesto a ducto para las mercancías entre el Levante y el norte y oeste
los holandeses y convertirse en uno de sus negocios más rentables. de Europa. Circulaban productos de toda clase, sobre todo cerea­
Con ello no sólo organizaron su propio suministro de cereales, les, aceite, vino y alumbre. El comercio de cereal era el que más
sino que monopolizaron el comercio con éstos en Europa, y así beneficios producía y había sido prácticamente'monopolizado por
la creación de su imperio colonial se debería fundamentalmente Venecia. Pero, una vez que fue descubierta la vía marítima hacia
a esta industria naval. Uno de sus logros más importantes fue la la India, que los holandeses comenzaron a importar especias de
construcción del bojer, utilizado para las comunicaciones con ultramar y que el Mediterráneo empezó a depender de las impor­
Francia, Inglaterra y los países bálticos. A diferencia del buque taciones para cubrir las necesidades básicas a partir de la segunda
de tres palos inglés que podía transportar 100 last y requería mitad del siglo xvi, a causa del crecimiento demográfico general,
una tripulación de 14 hombres, el bojer sólo podía cargar 50 last, y sobre todo de la importación de cereales, esta zona perdió su
pero se bastaba con una tripulación de 5 ó 6 personas, pudiendo importancia económica central de otros tiempos “7.
además realizar tres viajes al año por el Báltico, en tanto que La segunda zona comercial era la constituida por la Europa
los demás barcos, en general, sólo realizaban uno. El logro más
central, en donde se encontraban los yacimientos de mineral más
beneficioso del siglo xvi fue la jleute, utilizada por vez primera
ricos de Europa y las regiones industriales más extensas. Ahora ■
en 1575; se trataba de un barco estrecho, de mástiles más altos
bien, a medida que la Alta Alemania fue perdiendo su poder
de lo habitual y velas más pequeñas, lo que permitía una mayor
velocidad. «Con estos barcos, los holandeses pudieron emprender económico, disminuyendo también el peso del comercio realizado
su marcha triunfal en el transporte mercante tras el armisticio a través de vías interurbanas como el Danubio y el Rin en favor
de 1609» m. del comercio transcontinental, el mercado centroeuropeo se con­
El transporte de mercancías estaba ya muy organizado en la centraría, primeramente en Amberes y luego en Amsterdam
Europa moderna primitiva. Aun cuando muchas regiones de Bajo la influencia dominante de los Países Bajos cayó también
Europa estuvieran vírgenes en lo concerniente a la técnica de las la tercera zona comercial, el Báltico. El comercio marítimo com­
comunicaciones, principalmente aquellas que no disponían de vías prendía sobre todo el cereal, la sal y la madera, y luego también
fluviales navegables, la red de éstas se hizo cada vez más densa las pieles, la cera y los minerales. El Báltico fue durante mucho
y el intercambio de mercancías se intensificó. Paralelamente se tiempo una zona comercial casi exclusiva de la Hansa de los
desarrolló también el sistema de correos y noticias, organizado alemanes del norte. Pero, desde mediados del siglo xvi, los ho­
internacional mente al principio para ser claramente nacionalizado landeses penetraron también aquí hasta tal punto que, en la
en el siglo xvi. El servicio postal de los comerciantes rivalizaba década de 1590, la mayoría de los barcos que atravesaban el
con el de los príncipes y los países. En el Imperio, el correo estrecho del Sund eran ya holandeses. Cierto es que también los
estuvo desde 1595 en manos de los administradores generales de ingleses y escandinavos participaron del comercio del Báltico, pero,
correos, Thum y Taxis, siendo conocido por su eficacia. El servicio en el siglo x v n , el predominio era de aquéllos, Amsterdam se

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convirtió en el mercado de cereales más importante de toda de los países mediterráneos y al acelerarse de tal manera el pro­
Europa "9. ceso de urbanización de la Europa noroccidental que las tierras
No menos intenso fue, finalmente, el transporte marítimo en limítrofes ya no bastaban para el suministro de cereal. Este em­
la cuarta zona comercial de Europa, la costa atlántica, de Gibraltar pezó a escasear primero en Portugal, seguido de España. Particu­
a Amsterdam. Aquí se realizaba también el transporte de mer­ larmente crítica fue la situación en Italia cuando a partir de 1586
cancías de consumo diario, cereales y sal principalmente. En el se sucedieron una serie de malas cosechas que trajeron consigo
intercambio de productos tomaron igual parte Inglaterra, Francia, el hambre. Se compraron grandes cantidades de cereal en Danzig,
Portugal y España, si bien el transporte en sí no habría de tardar que, aunque no bastaron para paliarla, abastecieron al menos las
en estar también pronto en manos de los holandeses, los cuales grandes ciudades. D el comercio cerealístico se beneficiaron, por
disponían dentro del transporte de cereales de Danzig a Lisboa un lado, los comerciantes de Danzig y de otras ciudades portuarias
de la situación más céntrica, hecho que les permitía una rápida del Báltico, así como la nobleza polaca, cuyas explotaciones seño­
conversión del capital comercial. Así, los holandeses pasaron a riales aprovecharon inmediatamente esta posibilidad de lograr
controlar en Europa el poder económico que los venecianos ha­ ganancias, y, por otro, los comerciantes holandeses, principalmente
bían ejercido en el Mediterráneo, aun cuando, a diferencia de los de Amsterdam, ciudad que monopolizaba todo el comercio
Francia, no participaran del comercio con el Levante. Estas gran­ entre el Báltico y el Mediterráneo, protegiendo los intereses de
des zonas comerciales no eran en modo alguno zonas económicas sus comerciantes en detrimento de Lübeck y Brujas. Sin embargo,
autónomas; no sólo estaban relacionadas intensamente entre sí, éstos no fueron los únicos que se enriquecieron, ya que, a dife­
sino que todas ellas estaban ligadas al comercio de ultramar, el rencia de Polonia, donde el campesino productor de cereal más
cual determinaba en gran medida su actividad económica En bien perdió, también se beneficiaron de este comercio diferentes
este sentido, el comercio con Asia se diferenciaba esencialmente industrias, sobre todo la de la construcción naval.
del americano. Europa importaba de Asia, a cambio de dinero, Sobre el comercio no se dispone de cifras exactas. Entre 1497
artículos de lujo, pimienta y, más tarde, tejidos de la India. Este y 1660 se pagaron en la aduana del Sund 400 000 derechos de
comercio estaba en manos de los portugueses, pasando después paso, correspondientes a 4 600 000 last aproximadamente. Las
a los holandeses, que establecieron su baluarte más importante cantidades transportadas durante la primera mitad del siglo xvn
en Batavia, en la isla de Java. A diferencia de Asia, en donde bastarían para alimentar a 750 000 p e r s o n a s E s t o era muy
únicamente aparecieron bases comerciales, la consecuencia del poco en relación con la población total de la Europa occidental
comercio atlántico fue la colonización de América. Se importaban y meridional, pero a menudo suficiente para ayudar a las ciudades
a Europa metales preciosos, azúcar y algodón, en tanto que ésta a salir de apuros. El comercio de cereales procedentes de los
proporcionaba a América productos industriales y luego, sobre países bálticos alcanzó su apogeo en el siglo x v i, prolongándose
todo, esclavos. También aquí desplazaron muy pronto los holan­ hasta que, en el xv n , mejoraron las condiciones de abastecimiento
deses a portugueses y españoles; sólo en época posterior les en la zona mediterránea. Su decadencia comenzó al caer Danzig
harían competencia los ingleses. Con el tiempo se fue creando bajo el dominio sueco. Desconocido, aunque no por ello menos
una gran red de vías comerciales dentro y fuera de Europa. Los importante, fue el comercio de ganado vacuno de Dinamarca,
centros del sistema de ventas europeos dejaron de ser Lisboa, Polonia y Hungría 123. Cierto es que ya en el siglo x v i disminuyó
Sevilla, Génova o Venecia, para dar paso a Amberes y Amster­ en Europa el consumo de carne a gran escala; sin embargo, para
dam, y, más adelante, también a Londres y Hamburgo. el suministro de las ciudades en crecimiento, de las casas de los
príncipes y de los ejércitos, así como de los barcos dedicados al
Los productos cuyo comercio se realizaba en Europa recorriendo comercio entre países alejados, se seguirían necesitando grandes
grandes distancias no eran ya únicamente los artículos de lujo; cantidades de ésta. Uno de los mercados más importantes era
frecuentemente se trataba de productos de primera necesidad, Buttstádt, en Turingia, adonde llegaba el ganado de Polonia,
como cereales, ganado y tejidos. En los inicios de la Edad Mo­ Brandemburgo y Pomerania; otro mercado era el de Wedel, cerca
derna adquirió su máxima importancia el comercio cerealístico de Hamburgo, en el que los compradores holandeses y alemanes
(trigo y centeno) Se realizó, sobre todo, por vía marítima y adquirían reses danesas. Las transacciones comerciales estaban
sufrió intensas oscilaciones. El auge de este comercio se produjo generalmente en manos de acaparadores. D e la cría se encargaban
al empeorar en el siglo xvi las condiciones de aprovisionamiento los campesinos, en tanto que la exportación sólo les estaba permi-

60 61
gráfico 4: Embarques de cereales a través del Sund hacia La oferta de productos alimenticios de ultramar era abundante.
el oeste de Europa, 1562-1710 (promedios por década en last). Azúcar, tabaco, café y té no determinaron hasta los siglos xvii
y x v iii el comercio ultramarino, mientras que las especias, sobre
“ — total de embarque de cereal
todo la pimienta, tuvieron su coyuntura más favorable en el xvi
Last — — — en barcos holandeses y comienzos del xvii m, correspondiendo con un elevado consumo
de carne y con la costumbre de condimentar mucho todos los
alimentos. Aun tratándose de un artículo de lujo, la pimienta era
un producto de masas y, por reportar grandes beneficios, un
objeto de especulación de primera categoría. Ningún otro pro­
ducto comercial se vio sometido a tan numerosas tentativas de
monopolización y convenios antimonopolios, así como a fases de
más fuerte competencia. La primera pimienta provenía de la costa
occidental de la India e iba a parar a las manos de los comercian­
tes italianos a través de los comerciantes indios y árabes, siguiendo
las rutas de las caravanas y pasando por el Mediterráneo orien­
tal w . El primer mercado central de pimienta fue Venecia, donde
los Fugger, entre otros, velaban eficazmente por sus intereses. Los
portugueses se convirtieron en el primer competidor importante
al asegurarse igualmente, mediante el dominio sobre la costa
malabar, una de las clásicas tierras de la pimienta, que era trans­
portada a Europa por vía marítima, e intentar una vez allí mono­
polizarla asimismo en Lisboa. La inseguridad propia del viaje por
mar, la piratería y los naufragios, así como las guerras que tu­
vieron lugar después entre Portugal y Turquía, no fueron un
impedimento para el desarrollo del comercio de la pimienta, aun
cuando en 1586-91 sólo llegara a Lisboa un 62 % de los envíos
procedentes de Goa. El comercio veneciano tampoco estuvo exento
de dificultades. En todo caso, la pimienta mediterránea, que venía
por el Levante, y la adámica, que llegaba a Europa a través de
Lisboa, se hicieron la competencia hasta comienzos del siglo x v ii ,
cuando los holandeses expulsaron de Asia a los portugueses y la
pimienta adámica y su distribución a través de Amsterdam adqui­
rieron tal predominio que, tras la decadencia del comercio de
tida a los señores. El comercio ganadero alcanzó un primer apogeo Levante, la propia Venecia habría de proveerse de pimienta proce­
a mediados de siglo, retrocediendo luego para experimentar a co­ dente de Holanda. La nueva Compañía de las Indias se hizo con
mienzos del siglo xvii un segundo apogeo. En Gottorp-Rendsburg todo el comercio europeo, importando tales cantidades que pudo
se contaron anualmente, según las entradas por aduana, hasta conseguir que los precios bajaran y eliminar así a largo plazo el
1625 más de 30 000 reses; en 1612 la cifra ascendió incluso a comercio del Mediterráneo o r i e n t a l S i n embargo, la guerra
52 350 m. El comercio de ganado empeoró con el desencadena­ comercial no siempre se desarrolló claramente a favor de los
miento de la guerra de los Treinta Años, al ser Alemania un país holandeses. Por su alto valor especulativo y por la irregularidad
fundamental para su circulación. Del comercio de vacuno sacaron de los suministros, el precio de la pimienta oscilaría también
gran provecho las gentes más diversas, principalmente la nobleza durante largo tiempo. Si en 1630 aumentó, por ejemplo, a causa
de Dinamarca, Polonia y Hungría. «La coyuntura favorable en el de su escasez a 175 florines holandeses, en 1652 descendería a
comercio de ganado vacuno coincidió con la edad de oro de la 38 florines (100 libras). Presentar un gráfico de los precios sería
nobleza» 12S. tan difícil como indicar la cantidad exacta de pimienta que llegó

62 63
al mercado europeo. En el siglo x v i se calcula que fueron de Un negocio no menos lucrativo fue también, en el siglo xvi,
tres a cuatro millones de libras; en el x v n , esta cantidad se el tráfico de esclavos. Después de que en América se aboliera la
duplicó. Cuanto mayores eran las importaciones, más importante esclavitud de los indios, cada vez fueron más los negros condu­
era el descenso de los precios. Hacia mediados del siglo x v n , el cidos como esclavos a las plantaciones. Este tráfico fue en un
mercado parece estar saturado, no en último término en razón principio monopolio de Portugal y España, pero luego cayó en
de la disminución del consumo de carne 129. manos de sociedades privadas. En él participaron, no sólo España,
El comercio textil experimentó también un auge importante, a sino también comerciantes de la Alta Alemania, los Países Bajos
pesar de que sufrió considerablemente las consecuencias de la e Inglaterra. Mientras que en el siglo x v i los negros embarcados
revolución de los Países Bajos y de las guerras de religión. En rumbo a América fueron 900 000, su número aumentó en el x v n
todas partes se fabricaban productos textiles de uso cotidiano, a 2 750 000, si bien hay que suponer que igual número moriría
siendo vendidos en los mercados regionales. Estos eran, sin em­ también durante la travesía a causa del hambre, la enfermedad
bargo, de mala calidad, no bastando tampoco para cubrir la y la añoranza de su tierra m. La siguiente cifra nos muestra hasta
creciente demanda de inicios de la Edad Moderna. Los paños más qué punto era lucrativa esta actividad comercial: en 1636-45, la
finos y valiosos, en cuya adquisición se interesaban, sobre todo, Compañía Holandesa de las Indias Occidentales vendió 23 000
las capas altas de la sociedad europea, la nobleza y la burguesía negros por 6 700 000 florines, equivalentes a unos 300 florines
urbana, procedían principalmente de las antiguas zonas producto­ por persona132.
ras del norte de Italia, Flandes, Brabante, Alemania meridional,
Inglaterra y los Países Bajos. El mercado central para la venta Con la constante expansión de los mercados regionales e inter­
de paños ingleses, de gran calidad y fuerte demanda, era Am- regionales, resultado de la expansión europea, tanto por el des­
beres, hecho por el que el comercio pañero inglés sufrió una arrollo de los transportes como, sobre todo, por el incremento
gran depresión al derrumbarse este mercado a consecuencia de de la producción, que afectaba también progresivamente a regiones
las guerras de religión de la década de 1550, toda vez que ningún más apartadas, se fueron produciendo transformaciones en la téc-
otro país dependía tanto como Inglaterra del comercio textil. El V nica y en la organización del comercio, cuyo efecto indudable­
derrumbamiento del mercado de Amberes y la demanda de nuevos mente no se apreció hasta algún tiempo más tarde, pero que
paños más ligeros provocó la ruina de antiguas industrias, prin­ se habían desarrollado ya a lo largo de los siglos xvi y xvii .
cipalmente en Flandes y en el norte de Italia, ofreciendo a la Importante a largo plazo sería también la especialización: el
nueva industria la oportunidad de adaptarse al cambio de situa­ comercio de mercancías se separó sucesivamente del de comisión
ción, ya que, a medida que la expansión de la cultura de la y de expedición, y, sobre todo, de la actividad bancaria. Los
nobleza, un lujo indumentario cada vez mayor y los frecuentes grandes comerciantes de principios del siglo xvi seguían combi­
cambios de moda acrecentaban por vez primera, a partir de la nando en gran medida el comercio entre países alejados, los
segunda mitad del siglo xvi, la demanda de un paño más ligero negocios financieros y la industria basada en el trabajo a domicilio
y barato, surgieron nuevas posibilidades de desarrollo, de las o la minería; esto cambió con el hundimiento de las antiguas
cuales sacó Inglaterra sobre todo { merchant adventurers) tanto sociedades comerciales en la segunda mitad del siglo xvi y el
provecho que los comerciantes de este país no sólo pudieron nacimiento de las modernas finanzas, relacionado, entre otras co­
vender sus nuevas mercancías en los Países Bajos y en el norte sas, con la fundación de bancos. El comercio al por mayor se
de Alemania, sino también en los países mediterráneos, mercado separó también del comercio al detalle a medida que, de acuerdo
de los venecianos. El fácil acceso a las materias primas y los bajos con la especialización por ramos mercantiles, fueron perdiendo
costes de producción de los ingleses fueron la causa de la capitu­ importancia, especialmente en las zonas de mayor concentración
lación de la industria pañera de Venecia, que se proveía de lana industrial de Europa, las ferias anuales y las ferias de mues­
española. El impulso del comercio pañero inglés no se habría tras 1J). Los primeros comercios minoristas con ofertas especiales
visto seguramente coronado por el éxito si no hubiera logrado, surgieron en Londres.
además, consolidarse en Liorna, el puerto de Pisa. Liorna, que La mayor parte del comercio se seguía efectuando a la manera
fue declarada puerto franco en 1593, bajo el reinado del gran tradicional, pero a pesar de que las autoridades urbanas y los
duque de Toscana, era una floreciente ciudad habitada por nume­ señores territoriales protegían — o mejor dicho, tenían que pro­
rosos comerciantes “ . teger— las ferias anuales como puntos exclusivos de venta regio-

64 65
nal para la población urbana y los campesinos por motivos fiscales, Europa, sino también un desplazamiento de los centros comer­
apareció sin embargo de forma paralela un comercio ambulante de ciales desde los países del sur a los del noroeste, es decir, la
forasteros, tolerado pese a todo tipo de prohibiciones oficiales 134. decadencia de los antiguos centros y familias, así como el auge
Las ferias anuales no bastaban ya para satisfacer la creciente de­ de nuevas formas de empresa y organización del comercio. A me­
manda de artículos domésticos, especias y tejidos por parte de la dida que Holanda e Inglaterra fueron apoderándose del mercado
población diseminada por todo el país. En medida igualmente comercial europeo, se consumó la decadencia de la Hansa, hecho
escasa respondía la institución de las ferias de muestras anuales que no se debió únicamente a los problemas internos de las ciu­
a la expansión de las actividades en lo que se refiere al comercio dades del norte de Alemania, sino también a la nueva situación
con países lejanos. Gudades importantes, como Londres y París, del comercio en el norte de Europa. Cierto es que aún se seguiría
Lyón y Amberes, Amsterdam y Hamburgo, crearon o fomentaron intentando darle una nueva organización (1557) — en 1603-7, la
la creación de mercados como establecimientos casi permanen­ Hansa creó incluso un aparato de representación en el extranjero— ,
tes I3!. El comercio mayorista trasladó progresivamente sus activida­ pero un síntoma inequívoco de su declive es la clausura de las
des de los lugares al aire libre a almacenes, bolsas, o simplemente factorías de Amberes, Londres y Brujas. En 1669, al celebrarse
tabernas, en tanto que las ferias anuales propiamente dichas se el último congreso de la Hansa, la Liga Hanseática estaba ya
iban convirtiendo en lugares puramente de diversión. completamente deshecha 137. Una de las causas de su hundimiento
Los propios comerciantes se sometieron a reglas cada vez más fue, sin duda, la competencia holandesa, que consiguió hacerse con
racionales, tanto en lo que se refiere a su conducta en los negocios casi la totalidad del incremento del volumen comercial, pero hubo
como a su formación profesional. La contabilidad por partida también otros motivos que desempeñaron un papel en todo ello.
doble ya se conocía desde hacía tiempo, aunque fuera de Italia Por una parte fue decisiva la creación de los Estados territoriales,
no se impuso hasta la segunda mitad del siglo xvi. No era fre­ opuesta al carácter suprarregional de la Liga; por otra, la conso­
cuente una contabilidad racional, según nos muestran las grandes lidación de las ciudades de los Países Bajos; pero la causa más
casas comerciales de la Alta Alemania, pero en todas las ciudades importante fue el «desmoronamiento de una organización que
comerciales la venta de libros de cuentas era considerable. Fuera nunca estuvo sólidamente unida y cuyas diferencias internas hu­
de Italia, la contabilidad fue fomentada especialmente por Simón bieran bastado casi en cualquier momento para que un golpe
Stevin, cuyos Hypomnemata Matbematica (1605-8) se ajustaban, hábilmente dado desde el exterior, aprovechando las discordias
como manual práctico y no erudito, a las necesidades de los y la oposición de intereses, la hiciera venirse abajo» 13*. La caída
nuevos comerciantes. La formación del comerciante adquirió gran de la Hansa no afectó, sin embargo, a todas las ciudades hanseáti-
importancia; además del período de aprendizaje — el futuro co­ cas como metrópolis comerciales. El auge de Hamburgo, por
merciante tenía que cumplir por regla general hasta seis años de ejemplo, se explica por su apertura hacia Holanda e Inglaterra.
aprendizaje y trabajar después durante dos años en el extranjero De forma mucho más dramática se produjo el hundimiento de
para su «señor»— se recurría también a los manuales. Al comer­ las sociedades comerciales de la Alta Alemania, sobre todo de
ciante se le exigía el dominio de la escritura, el cálculo y la Augsburgo. En tanto que la importancia de la Hansa ya haljja
contabilidad, y conocimientos de las - medidas y pesos de países disminuido, el comercio de las sociedades de la Alta Alemania
extranjeros y de las diversas técnicas y usos comerciales, así como experimentó una expansión desde comienzos del siglo x v i hasta
de lenguas extranjeras El abismo social existente dentro de la mediados, debida a su situación geográfica entre la Lombardía y
propia clase comercial, sobre todo entre comerciantes con países los Países Bajos, así como a la combinación entre comercio con
lejanos y tenderos, se hizo cada vez más profundo. También en países distantes y actividades bancarias. Pero desde mediados de
algunos oficios artesanales tuvo lugar una orientación «científica» siglo la mayor parte de las empresas importantes se declararon
similar de la formación, naciendo así de ellos profesiones como en quiebra a consecuencia de las crisis económicas de España, de
la de arquitecto, ingeniero y farmacéutico. El prestigio del comer­ sus bancarrotas nacionales y del estancamiento de la economía en
ciante variaba de acuerdo con el orden social europeo; en los el norte de Italia. En 1546, la casa Fugger, regida prácticamente
Estados del sur de Europa se le estimaba poco, excepto en el como una monarquía, había acumulado en Augsburgo una fortuna
norte de Italia, mientras que en Holanda e Inglaterra, por ejem­ de cinco millones de florines. Pero cuando en 1645 pudo romper
plo, gozaba de una gran, consideración social. Los siglos x v i y xv n sus funestas relaciones con España, los herederos consignaron un
conocieron no sólo una expansión constante del comercio en toda descubierto de cuatro a cinco millones de florines. D e los bienes

66 67
de los Fugger sólo quedaron algunos señoríos en Suabia139. No manos de «particulares», es decir de comerciantes o sociedades
menos espectacular fue la ascensión de la empresa familiar de los comerciales privilegiadas, si bien una vez más es necesario diferen­
Welser. También ellos superarían la crisis financiera de mediados ciar las antiguas compañías regularizadas de las nuevas sociedades
de siglo, pero en 1614 se declararon igualmente en quiebra. Si la capitalistas 14\ El primer tipo incluía a comerciantes que actuaban
relación entre los comerciantes alemanes con los Habsburgo había ciertamente de forma individual, es decir, a su propio riesgo, pero
sido enormemente beneficiosa, la crisis de esta Casa supuso igual­ cuyos usos comerciales estaban sometidos a una cierta normativa.
mente la ruina de la economía de la Alta Alemania. Esto ya lo Todo el que quisiera comerciar con determinados países tenía que
habían presentido muy pronto los Fugger: «En razón de las entrar en una compañía así regulada. La primera que se conoció
largas campañas militares, las cosas se han tornado tan gravosas fue la sociedad de los Merchant Adventurers, que ejercía el mo­
que no podemos llevar solos a término nuestros asuntos comer­ nopolio sobre el comercio pañero inglés con los Países Bajos y
ciales ni librarnos de nuestras deudas, sino que, para servir al Hamburgo y que, hacia 1550, tenía ya 7 200 miembros. No menos
emperador y al rey, hemos de prestar más, e incluso tomar nos­ importante fue la Eastland Company de 1579, que explotaba el
otros mismos dinero prestado y endeudarnos» lw. comercio con los países bálticos 144. Su espíritu gremial y coopera­
Las grandes casas comerciales determinaron indudablemente la tivo diferenció a las compañías regulares de las sociedades capi­
vida económica de sus ciudades, pero su decadencia afectaría a talistas, creadas para la organización del comercio de ultramar. En
éstas, en definitiva, menos de lo que se ha podido creer hasta cierto modo eran también organizaciones independientes a las que
ahora, pues en lugar de algunas grandes fortunas prevalecería en el Estado concedía soberanía parcial fuera de Europa. Con fre­
adelante el gran número de empresas medianas 1,1. La prosperidad cuencia se crearon dentro de las compañías regulares y constitu­
de Augsburgo no disminuyó primordialmente a causa del hundi­ yeron sociedades comerciales fundadas para su continuidad con
miento de sus grandes sociedades comerciales, sino a consecuencia un capital común, en el que podían tener participación, por vez
de la guerra de los Treinta Años. primera, no sólo comerciantes, sino también otras gentes no dedi­
cadas al comercio o totalmente ajenas a él, aunque interesadas en
El comercio con países lejanos de inicios de la Edad Moderna la colocación de sus capitales. Estas primeras sociedades anónimas
fue organizado por sociedades comerciales. Ello tenía, en general, experimentaron un rápido avance con la explotación de los países
la ventaja de que el riesgo se repartía entre las diversas partes, de ultramar. Las primeras sociedades capitalistas conocidas apare­
de que sólo el comercio en común podía dar buenos resultados cieron en Holanda e Inglaterra, en donde la más importante sería
tratándose de grandes distancias y de que, sobre todo, el conjunto la Compañía Inglesa de las Indias, cuyas acciones pertenecían
del capital estaba mejor protegido. Desde la Baja Edad Media, el a 550 personas, todas ellas londinenses 145. La Compañía de Le­
comerciante ya no realizaba los viajes él mismo, sino que sus vante, también inglesa, fue fundada sin duda mucho antes como
intereses eran representados por factores y agentes de ventas, con sociedad capitalista, en 1581, pero en 1605 fue transformada
agencias en todos los centros comerciales más importantes de Eu­ nuevamente en compañía regular. Aún más importante que éstas
ropa, y luego también de fuera de ella. Las factorías, que adqui­ fue la Compañía de las Indias Occidentales, fundada por los
rieron cada vez más importancia a consecuencia de la expansión holandeses en 1602 para competir con Portugal en el comercio
europea, eran con frecuencia una combinación de almacenes, plazas ultramarino con la India, que concentró su actividad en América.
de mercado, bases militares y puntos aduaneros privilegiados o Detrás de ella, al igual que de la Compañía de las Indias Orien­
protegidos, en mayor o menor grado, por el Estado. Es básico tales, fundada poco después, estaban los intereses no sólo de los
diferenciar el comercio organizado estatalmente del comercio pri­ comerciantes particulares, sino de toda la burguesía de Amster-
vado En España y Portugal, el Estado ejercía el monopolio dam. Conforme a ello, un decreto de 1602 ordena «que ésta
exclusivo sobre la totalidad del comercio de ultramar, de cuya disponga la navegación y el comercio con arreglo a un buen orden
gestión se ocupaba la Casa da India en Lisboa y la Casa de Con­ general, gobierno, correspondencia y comunidad, que han de ser
tratación en Sevilla, respectivamente. Distinto era el caso de Ho­ guardados y acrecentados, y por ello parece bien que se nombren
landa, Inglaterra y Francia, que aspiraban a convertirse en naciones y propongan superiores de esta sociedad, lo que habrá de ser
comerciales: en estos países, el comercio fue también fomentado, oportuno, útil y ventajoso no sólo para las Provincias Unidas,
protegido y favorecido por privilegios por parte del Estado, en sino .también para todos los que emprendieren este honroso nego­
Francia más que en Inglaterra, pero estaba exclusivamente en cio y tuvieren en él parte, si esta sociedad reunida y la mencionada

68 69
empresa fuesen dirigidas en armonía y acrecentadas bajo una se­ grandes cantidades de dinero, toda vez que la cantidad de dinero
gura y sólida unidad, orden y gobierno, de modo que todos los en moneda era muy limitada, fueron creadas las bolsas (Amberes,
habitantes de las Provincias Unidas pudiesen participar en ellas 1531; Londres, 1571; Sevilla, 1583; Amsterdam, 1611), en susti­
si se sintiesen inclinados a hacerlo» **. El hecho de que el comer­ tución de las ferias de muestras internacionales con una actividad
cio organizado por las compañías fuera relativamente insignificante comercial delimitada temporalmente, pudiendo realizarse, por vez
con respecto al volumen total del comercio de la Europa de primera, operaciones comerciales de forma permanente. A las
inicios de la Edad Moderna no mengua la considerable importan­ gentes de la época, la Bolsa de Amsterdam les parecía «un mundo
cia de éstas para la expansión europea y la explotación tanto de en pequeño, en el que» se hallaban «reunidas todas las partes del
Asia como de América. grande» uo. Nacieron también bancos públicos privilegiados, en los
cuales podían depositar los comerciantes sus valores con toda clase
La expansión del comercio estuvo estrechamente relacionada con de garantías y reclamarlos a corto plazo. Esto fomentó las activi­
el nacimiento de un sistema monetario y financiero moderno dades comerciales; la seguridad iba unida a grandes posibilidades
Hasta bien entrada la Edad Moderna, el intercambio comercial a de realizar ganancias.
nivel regional se realizó en gran parte sin dinero, y lo mismo Los bancos privados existían ya desde hacía tiempo, dando cré­
sucedió con la remuneración de los trabajadores manuales y los ditos sobre todo a personas privadas y a Estados; lo nuevo y
funcionarios, que durante mucho tiempo siguió efectuándose en decisivo para el comercio internacional fue sin embargo la creación
parte en especie, ya fuera con productos naturales o con indus­ de los bancos públicos, como el Banco della Piazza di Rialto
triales. Esto cambió en el siglo x v i a medida que aumentaba la (1584-87) en Venecia — efecto ulterior de algunos ejemplos espa­
producción de plata en Europa y se intensificaba la circulación ñoles— , al que siguieron el Banco di San Ambrogio (1593) en
monetaria, desde mediados de siglo, con la importación de plata Milán y el Banco del Spiritu Santo (1605) en Roma ul. Estos ban­
de América. Ahora bien, considerando que tanto el oro como la cos aceptaban y pagaban imposiciones, administraban cuentas y
plata eran atesorados e iban a parar a Asia a través del comercio, aceptaban letras de cambio. Finalmente, la fundación del Wissel-
la cantidad de dinero en moneda siguió siendo muy limitada. Por bank (1609) de Amsterdam, de una esfera de acción similar a la
otra parte, el precio de las monedas sufría fuertes oscilaciones, del Banco Rialto, sirvió de ejemplo para todo el comercio y el
por lo que era tan difícil lograr cambios fijos como sistemas mo­ mercado europeo1S2. Era considerado un depósito seguro para
netarios unitarios, a pesar de los renovados esfuerzos en este el capital de explotación de los hombres de negocios y realizaba
sentido por parte de las instituciones estatales. Estas fueron las compensaciones gratuitas para ayuda al crédito. Todo comerciante
trabas decisivas para un desarrollo sistemático del comercio dentro que desarrollara su actividad en Amsterdam estaba obligado a
de una evolución avanzada en otros aspectos. Los nuevos impulsos abrir aquí una cuenta, lo que, a su vez, creaba las condiciones
decisivos dejaron de partir de Venecia, Augsburgo o Génova, para créditos aún más generosos. Al estar garantizado por la ciudad
antiguos centros financieros, aun cuando éstos, sobre todo Génova, de Amsterdam, se iniciaría aquí una concentración extraordinaria
continuaran siendo durante bastante tiempo los que realmente del comercio europeo, siguiendo el ejemplo de Venecia y Augsbur­
daban créditos a España1". go, que se mantendría hasta finales del siglo x v u , cuando Londres
Amsterdam se convirtió progresivamente en el centro del co­ vino a ocupar su lugar. Los nuevos bancos «públicos» respondían
mercio europeo de metales nobles, así como'del incipiente sistema a las necesidades de los comerciantes en tal medida que las fun­
internacional de pagos. «El secreto del éxito económico de la daciones de bancos pronto se sucederían en cadena: Hamburgo,
ciudad de Amsterdam radicaba en la omnipresencia de los inte­ 1619; Nuremberg, 1621; Rotterdam, 1635; Estocolmo, 1655.
reses comerciales holandeses» Aquí se adoptaron medidas deci­ De forma paralela al desarrollo de la banca y del sistema de
sivas para la fijación de los precios de muchos productos del créditos, que llevó al comercio internacional por vías nuevas y
comercio internacional, obligatorios en casi toda Europa. Y, sobre regulables, con las nuevas sociedades comerciales surgió también
todo, Amsterdam se preocupó más que cualquier otro centro un mercado de acciones muy estratificado y sumamente especula­
comercial por el equilibrio armónico de las balanzas de pagos tivo, al que la Bolsa de Amsterdam dio igualmente un impulso
internacionales. decisivo. Las empresas familiares más antiguas (Fugger) habían
Para la realización de un servicio de pagos por transacción que recurrido generalmente para su actividad comercial a su propio
garantizase un pago rápido e hiciera innecesario el transporte de capital. Con las sociedades capitalistas surgieron, por vez primera,

70 71
países extraeuropeos; ahora bien, el hecho de que en el «largo»
sociedades de accionistas, que, aunque modestas, podían traspasar
siglo x v i se construyera un sistema comercial internacional, al
sus acciones. Y así, las acciones de la Compañía Holandesa de
que fueron incorporados todos los territorios descubiertos y en
las Indias Orientales pudieron ser recuperadas en la Bolsa des­
base al cual se gestaron los grandes imperios coloniales de inicios
de 1617 mediante su venta pública, lo cual desencadenó un activo
de la Edad Moderna, fue debido al interés económico de las
comercio de especulación. La Compañía Inglesa de las Ir.dias
sociedades europeas. Primeramente necesitaron oro y plata, y ello
Orientales institucionalizó por vez primera la separación de bene­
en medida cada vez mayor, luego sobre todo materias primas y
ficios y capital, repartiendo los beneficios como dividendos y
especias, de las que Europa carecía, y, por último, buscaron
conservando el capital. Con ello, el comercio dejó de ser pronto
nuevos mercados para la venta de la producción industrial de
un asunto exclusivo de unos pocos comerciantes que se ocupaban
artículos de consumo. El comercio con el Lejano Oriente existía
de todas las operaciones, embolsándose también todas las ganan­
desde hacía tiempo, pero ahora se trataba de eliminar la compe­
cias, para serlo de toda la burguesía acaudalada, que podía colocar
tencia de países no europeos. El comercio con los países de fuera
su capital en sociedades anónimas y participar igualmente de la
de Europa no se realizó en igualdad de condiciones, sino que se
expansión del mercado y de la intensificación del comercio.
asemejó más a una explotación, si bien menos acusada en Asia
Los siglos x v i y x v n experimentaron un considerable creci­
que en Africa.
miento en cuanto al comercio, que lógicamente no hubiera sido
La conquista y la creación de imperios coloniales fue un largo
posible sin la mejora de las vías de comunicación, el nacimiento
proceso que determinó decisivamente la historia de Europa. Como
de un sistema financiero moderno y la expansión europea, hechos
causas de la expansión hay que citar, entre otras, la revolución
que, sin embargo, determinaron al mismo tiempo los límites de
de los precios y el desplazamiento, imperceptible pero eficaz, del
la expansión. Decisivas fueron, en todo caso, la reorganización
centro político y económico de la Europa mediterránea a la
resultante de la expansión, al menos en lo que se refiere al comer­
Europa del noroeste a finales del siglo xvi y comienzos del x v i i .
cio internacional, y la acumulación de capital a que esto dio
En el proceso de expansión hay que distinguir dos fases. En un
lugar.
principio se trató únicamente de establecer a lo largo de las costas
una red de centros comerciales, sin mostrar interés por la con­
quista de los distintos países ni por la creación de imperios
VI. LA EXPANSION EUROPEA Y EL NACIMIENTO DEL MERCADO
coloniales; esto último quedó reservado, con la excepción de
MUNDIAL
América, para la segunda fase, que no se iniciaría hasta el si­
glo x v i i i . Las relaciones de los países europeos con América,
Paralelamente a la extensión e intensificación de la agricultura, la
Africa, India e Indochina, así como con China y Japón, fueron de
industria y el comercio, resultado, por una parte, de la progresiva
características muy diversas. Mientras que con Japón y China los
concentración de la sociedad europea y, por otra, del desarrollo
contactos comerciales fueron sólo esporádicos y estrictamente regu­
del primer Estado moderno y del sistema estatal, tuvo lugar una
lados, sirviendo así de freno a la explotación, Europa estableció
expansión más allá de las fronteras de Europa ln. Ambos proce­
estaciones comerciales tanto en la costa de Africa como en Asia
sos, la expansión dentro del ámbito europeo y la expansión hacia
oriental. La conquista de América supuso incluso la total destruc­
ultramar, se encuentran estrechamente relacionados y son la con­
ción de antiguas culturas, es decir el aniquilamiento de los indí­
secuencia del incipiente mercado mundial. «En realidad, la aporta­
genas y el establecimiento de colonias dependientes de Europa.
ción del siglo xvi, además de en las nuevas conquistas geográficas,
A lo largo del siglo xvi emigraron a Asia de 25 000 a 30 000
radica, no en los logros sin precedentes dentro del campo de la
europeos, en tanto que en América había ya a finales de este
política o la economía, y menos aún en el progreso tecnológico,
siglo 120 000 europeos, y en 1630 incluso medio millón de colo­
sino más bien en una actividad de intensa adaptación, una diná­
nos. Pero tampoco aquí fue prioritaria la conquista de nuevas
mica exuberancia puesta ejemplarmente de manifiesto en las em­
tierras, sino que se produjo la explotación económica de los países
presas realizadas por Estados e imperios importantes como el
sudamericanos y centroamericanos para el mercado europeo.
español, el portugués, el turco y el del Gran Mogol» El afán
La ampliación de los intereses coloniales de los diferentes países
de aventuras, el celo misionero y las tensiones sociales en la
europeos respondió a las circunstancias políticas o a los intereses
Península Ibérica, etc., desempeñaron sin duda, sobre todo al
económicos de éstos. En la primera fase de la expansión colonial,
principio, un papel fundamental en el descubrimiento de los

72 73
el predominio fue de los portugueses y españoles, que convinieron contactos comerciales con China y Japón. Pero el negocio no fue
sus respectivas áreas de influencia y trataron de monopolizar el tan lucrativo como se esperaba en un principio. Los intereses de
comercio de ultramar para, de esta manera, afianzar su poder los portugueses se vieron constantemente contrariados por otoma­
político en Europa. Aunque hasta mediados del siglo x v i fueron nos, piratas, contrabandistas y, más tarde, por los holandeses.
los holandeses, y luego los ingleses y franceses, quienes se dispu­ De los 625 barcos que zarparon hacia Indochina entre 1497 y
taron el mercado ultramarino, a comienzos del x v n el afán febril 1572 sólo regresaron 315. A diferencia de sus objetivos en Asia,
de fundai nuevas colonias se extendió a toda Europa No los relativos a la América portuguesa se orientaron hacia una
obstante la política colonial de daneses, curlandeses, etc., quedó explotación económica de los territorios. El palo campeche y la
muy a la zaga de la de los holandeses o los ingleses. En tanto que obtención de azúcar crearon las bases económicas del futuro
la expansión de España y Portugal estuvo sometida a los intereses Brasil. A fin de lograr que la colonia no se distanciara de la
estatales, los imperios coloniales de Holanda e Inglaterra surgie­ metrópoli y asegurar la exportación de azúcar, los portugueses
ron fundamentalmente de la iniciativa privada de los comerciantes instituyeron una burocracia colonial disciplinada dependiente de
y de los burgueses ricos, que ciertamente contaban con la protec­ la realeza. La estabilización de la dependencia así garantizada
ción estatal, pero cuyo impulso provenía de los puros intereses favoreció sin embargo, simultáneamente, una estructura feudal
económicos de la burguesía. En lo que se refiere a la brutalidad cuyo peso tuvo que padecer Brasil durante largo tiempo
y a las dimensiones de la explotación, apenas existieron diferencias, El imperio colonial español, cronológicamente inmediato al sur­
ya se tratase de la sumisión al Estado o al capitalismo comercial. gimiento del portugués, comprendía la totalidad de Centroamérica
Antes de que se crearan en ultramar nuevas organizaciones «semi- y Sudamérica, con la excepción de Brasil,5*. Se basó también
estatales», imperios coloniales propiamente dichos, las tierras en la cruel opresión y aniquilación de los indígenas, así como en
conquistadas estaban sujetas a la arbitrariedad de conquistadores, la explotación desconsiderada y en la destrucción de las culturas
aventureros y traficantes de esclavos, que se opusieron durante americanas más desarrolladas (azteca, inca), llevad.- •’ cabo por
mucho tiempo a la subordinación política a la metrópoli. Este conquistadores ávidos de oro al servicio del rey de España. Lo
fue, sobre todo, el caso de América.
Los portugueses y españoles fueron los primeros europeos que g r á f ic o 5: E l tráfico marítimo entre Sevilla e Hispanoamé­
descubrieron continentes en ultramar. Su ventaja respecto a otros rica, 1606-1710.
Estados se basaba en sus conocimientos científicos y técnicos, en toneladas
su experiencia en la navegación y en su celo evangelizador nacido
de la Reconquista. Las contradicciones y tensiones sociales internas
impulsaron las fuerzas hacia el exterior. La conquista de América
se encuentra estrechamente relacionada con la crisis de la nobleza
feudal española. El imperio colonial portugués comprendía la
América portuguesa (Brasil) y el imperio comercial en Asia 1!6. Su
génesis arranca del siglo xv. Los portugueses no estaban interesa­
dos en la conquista de los países africanos o asiáticos, pues para
ello eran demasiado débiles militarmente; su interés se centraba
exclusivamente en el comercio, principalmente de especias. Cierto
es que no vacilaron en el uso de la violencia, pero dieron prioridad
a un sistema de contratos con los príncipes de estos' países, a los
que compraban las mercancías deseadas. Para proteger su comercio
de mercancías, los portugueses erigieron fortificaciones por doquier,
las cuales servían de centros comerciales, factorías estatales de
comercio o puertos de tránsito. Goa se convirtió en residencia del
virrey, en la costa malabar. El imperio comercial de Portugal se
extendió rápidamente por Asia. Hacia mediados del siglo xvi
llegaron hasta las Molucas y en 1557 realizaron los primeros

74 /5
primordial no era el comercio, sino la explotación económica. cado mundial holandeses, ingleses y franceses, a partir de mediados
A los intereses exclusivamente fiscales de la Corona les importaba, d d siglo xvi, con la pérdida de poder d d imperio universal de
sobre todo, la explotación de los ricos yacimientos de oro y plata. España. Sus pretensiones no eran menores que las de los portu­
Para ello, como sucedió en general en América, los indios fueron gueses y españoles. El hecho de que Rusia iniciara al mismo
sometidos a esclavitud. Dado que no eran capaces de realizar este tiempo la conquista y explotación de Siberia pone de manifiesto
trabajo y que, por otra parte, el hambre, las epidemias y los malos que el fenómeno expansionista comprendía a la totalidad de los
tratos provocaron muertes en masa, que tampoco cesaron cuando, países europeos. Sin embargo, al igual que la colonización de
a instancias de los misioneros, se puso fin a la esclavización de Norteamérica por ingleses y franceses, no iba dirigido contra Es­
los indios, se empezaron a importar negros. La totalidad del paña o Portugal. Tras la unificación de estos dos países en 1580,
comercio colonial se dirigía exclusivamente a España (Sevilla), la Corona española redamó d monopolio sobre el comercio de
pero ello no impidió un activo contrabando, tolerado por las colo­ ultramar, tanto en las Indias Ocddentales como en las Orientales,
nias americanas, del que participaron portugueses, holandeses, y, teniendo en cuenta que la flota española controlaba también
ingleses y franceses l” . El 20 % del total de plata y oro obtenido todas las rutas comerciales, a la coalición antiespañola, cada vez
era reclamado por el tesoro real. más fuerte, sólo le quedó en un principio la posibilidad de
Los envíos de plata americana alcanzaron su apogeo en los encontrar sus propias rutas — es decir, otras nuevas— hacia las
años 1591-1600. Pero la plata no era el único objeto de interés. Indias Orientales, principalmente. Cierto es que el intento de los
América se convirtió progresivamente en mercado de colocación ingleses de encontrar al norte de Rusia un paso por el nordeste
de los productos europeos, lo cual abstaculizó el desarrollo de una activó d comercio con este país, convirtiéndose Arcángd en la
industria propia. La América hispana era una colonia española, puerta del comerdo ruso hacia d oeste, pero ni este intento ni
es decir, estaba sometida a conquistadores, virreyes, funcionarios d de encontrar una ruta hada d norte de América (paso por d
temporales, que, aun cuando fueran rigurosamente controlados por noroeste) lograron sus objetivos.-No obstante, en vez de ello, les
las más altas instancias judiciales, siempre procuraron llevar una fue posible a holandeses, ingleses y franceses infiltrarse cada vez
vida regalada y a su libre albedrío. Los conquistadores españoles más en d ámbito de dominación española. Inglaterra conquistó
en América provenían en su mayor parte de la nobleza castellana, paulatinamente las Islas Bermudas y Jamaica, los franceses ocupa­
que, sin esperanzas de satisfacer sus necesidades de acuerdo con ron Guadalupe, Martinica y una parte de Haití, mientras que los
su posición social, pretendían conseguirlo en el Nuevo Mundo, holandeses se apoderaban de Aruba, Curazao y Bonaire. Estos
alcanzando también la gloria. E l nuevo mundo feudal hispano­ últimos saquearon en 1628 en d puerto de Matanzas, en la isla
americano no estaba en contradicción con los intereses coloniales de Cuba, una flota española que transportaba mercandas por valor
españoles a pesar de los conflictos con la Corona. Antes bien, de 11 a 15 millones de florines. La plata capturada en el botín
teniendo en cuenta la poca densidad de población de las nuevas sirvió para financiar la guerra de los Países Bajos contra España.
colonias, el «orden feudal americano» garantizaba, en base al tra­ La mayor parte de las correrías de franceses, ingleses y holandeses
bajo de los esclavos, la satisfacción de las necesidades fiscales estaban organizadas por particulares, pero se hallaban estrecha­
tanto de los nobles como de la Corona española. «Cuando el mente ligadas con d conflicto político entre el norte y oeste de
feudalismo europeo hada tiempo que había rebasado su momento Europa y España.
culminante, fue capaz de revivir y florecer nuevamente en el orden Entre las nuevas potendas coloniales que lucharon contra d
feudal americano, e induso de adquirir unos rasgos más marcados monopolio de los españoles, los holandeses ocupaban un lugar
a consecuenda de las espedales circunstancias» Cierto es que muy específico, ya que su empeño formaba parte en cierta medida
a la influencia de los misioneros, no en último término, se debió de la guerra de liberación de los Países B a j o s L a expansión
la abolirión de la esdavitud de los indios y d que éstos recibieran de éstos a finales del siglo xv i con vistas a un imperio comerdal
un mínimo de protección; ahora bien, la evangelizadón que suce­ se fundamentó en la tradidón marítima de Holanda y en su posi­
dió a la conquista favoreció, en general, d afianzamiento d d ción en Europa desde d punto de vista de la política comercial.
dominio portugués y español respectivamente El impulso para ello lo dieron, sobre todo, d estancamiento d d
comerdo con España y Venecia y la conquista de Amberes en
El expansionismo hispano-portugués había alcanzado su apogeo 1585, que provocó la ascensión de Amsterdam. Mientras que d
en d momento en que aparecieron como competidores en d mer­ comerdo de ultramar en España y en Portugal estaba organizado

76 77
estatalmente, en Holanda estaba en manos de los comerciantes mente del comercio español. El imperio colonial francés apenas
y burgueses acaudalados, que fundaron con este fin sociedades hubiera surgido sin un fuerte compromiso por parte de la Corona.
comerciales como la Compañía de las Indias Orientales y, algo Los intereses franceses no se diferenciaron esencialmente de los
más tarde, la de las Indias Occidentales, las cuales estaban efec­ de otros países: sometimiento de los indígenas de los países del
tivamente sometidas a intereses privados, pero gozaban de los norte y del sur de América, es decir, conquista militar de éstos
privilegios y de la protección «estatal». El imperio comercial y abastecimiento de la metrópoli con materias primas, así como
holandés estaba orientado hacia las Indias Orientales, por un intentos de crear mercados para dar salida a los productos fran­
lado, y hacia las Occidentales, por otro, es decir, se concentraba ceses. También se ha mencionado la conquista de algunas islas
justamente en el ámbito de influencia española y portuguesa res­ centroamericanas. AI igual que los Países Bajos, había un gran
pectivamente, actuando conforme a ello de una manera ofensiva. interés por el Africa occidental y por la India. A mediados del
Sus intereses se centraban en el comercio de especias hacia Europa, siglo x v n había ya dos factorías en Madagascar. Pero el centro
así como en una participación lucrativa en el comercio interasiático. de la política colonial francesa fue Canadá (Nueva Francia). En
D e hecho logró una fuerte penetración en el ámbito comercial por­ 1608 fue fundada Quebec, y en 1642 Montreal. Las numerosas
tugués. Con la misma celeridad que en otros tiempos los portugue­ luchas con los ingleses y con los indios, para los que el comercio
ses, las sociedades holandesas fueron estableciendo baluartes, bases de pieles representaba un papel muy importante, y los conflictos
de aprovisionamiento y factorías comerciales en Indochina y en las entre misioneros y colonos dificultaron la creación de un imperio
islas del sudeste asiático sobre todo, con centro en Batavia, en colonial en Norteamérica. Por otra parte, la afluencia de colonos
el oeste de Java (1619). Desde 1641 (y hasta 1859), los holandeses era muy lenta. El sometimiento, en general pacífico, de los indí­
fueron los únicos socios comerciales de los japoneses. Su factoría genas mediante la evangelización, unido al establecimiento del
estaba situada en la isla de Deshima, en la bahía de Nagasaki. latifundio, en el que también participó la Iglesia, ofrecen una
Si en el Asia oriental sólo establecieron bases comerciales, en política colonial similar a la de Nueva España.
Ciudad del Cabo, aunque no antes de 1652, surgiría una colonia Tampoco Inglaterra mostró en el siglo x v i especial interés por
holandesa. Tras el éxito alcanzado por la Compañía de las Indias los asuntos de ultramar,M. Las ventajosas relaciones comerciales
Orientales, la Compañía de las Indias Occidentales intentó tam­ con los Países Bajos y Rusia bastaban para satisfacer las necesi­
bién penetrar, una vez concertado el armisticio con España en dades de los comerciantes ingleses. Sólo cuando los negocios
1621, en las otras zonas de dominio de españoles y portugueses, pañeros con Holanda se estancaron, la búsqueda de nuevos
tanto en Africa occidental como en América, en donde sus incur­ mercados les obligó a acometer las primeras grandes empresas
siones piratas cosecharon considerables éxitos. Los holandeses se ultramarinas. A ello hay que añadir la guerra naval contra España,
establecieron temporalmente en la costa brasileña (1630), pero, extendida a ultramar. De la misma manera que en Holanda,
al igual que en Norteamérica, no consiguieron mantenerse mucho protagonistas de ello fueron los círculos comerciales, ya que los
tiempo; en Sudamérica chocaron con la resistencia de los colonos intereses estatales no revistieron importancia hasta mucho después.
portugueses, en Norteamérica, algún tiempo después, con los inte­ En 1640 nadie pensaba todavía en un imperio británico mundial,
reses de los ingleses. En 1612 fundaron Nueva Amsterdam; antes si bien las bases decisivas para ello se establecieron hacia 1600.
de que en 1655 Nueva Holanda pasara a los ingleses, en este Con la tolerancia, e incluso con la participación de la corte, hacía
territorio había unos 10 000 colonos. Cuando finalmente la Com­ tiempo que los ingleses capturaban flotas comerciales españolas,
pañía de las Indias Occidentales, y con ella Holanda, sucumbió sobre todo en las Indias Occidentales, llegando también a Ingla­
a la competencia inglesa y francesa en Norteamérica, tuvo que terra una copiosa parte del botín. El verdadero cambio de actitud
sostenerse casi exclusivamente de la explotación de los países del de los ingleses con respecto a ultramar fue una consecuencia de
este asiático y de Africa. los éxitos de la piratería de Francis Drake, corsario elevado al
En Francia, los intereses expansionistas aparecieron, por vez rango de caballete, del pirata y traficante de esclavos John Haw-
primera, bajo el reinado de Francisco I P e r o , en tanto duraron kins, y de Sir Walter Raleigh. Pues, mientras este último fundó
los conflictos de España en Europa y toda Francia estuvo concen­ la primera colonia ingesa en Norteamérica (Virginia, 1584),
trada en el problema de los hugonotes (1598), no pudo emprender Drake consiguió ricos tesoros en el Pacífico después de navegar
nada. Por otra parte, la burguesía francesa era reacia a compro­ por todo el mundo. El conflicto anglo-español activó la expansión
meterse en ultramar, ya que también se beneficiaba considerable­ ultramarina. Cierto es que, al principio, los éxitos no pasaron de

78 79
ser modestos, pero la burguesía inglesa se mostró, por vez primera,
tuvo éxito, en 1552 se logró, ante todo, someter a los tártaros en
predispuesta a la inversión. En 1600, un grupo de comerciantes Astracán, quedando así libre el camino para la conquista del este,
londinenses fundó la Compañía de las Indias Orientales. Pero, poco poblado y de gran extensión. Ello se debió a la iniciativa de
en tanto que portugueses y holandeses se concentraban en el
la familia de comerciantes Stróganov, que en tres generaciones
sudeste asiático, los ingleses se interesaron, ante todo, por la había levantado un gran imperio comercial y monopolizado el
India, en donde, en 1647 habían fundado ya 23 factorías. En comercio de pieles y en 1558 obtuvo de los zares la transferencia
Asia, su actividad fue exclusivamente comercial; sus intervenciones de propiedad por 20 años de la zona de Perm (en torno a Mo-
en la política fueron tan escasas como sus conquistas. De manera lotov), que se convirtió en el punto de partida de la gran expe­
muy distinta se organizó, sin embargo, el interés por y en Norte­ dición conquistadora, para la que el comerciante consiguió el apoyo
américa, donde, por otra parte, hacía tiempo que los holandeses de los cosacos. En el extraordinariamente corto espacio de tiempo
aparecían como competidores. En la costa este nació Nueva que va de 1581 (paso del Ural) a 1644 (Amur), habían conquis­
Inglaterra. La colonización de Virginia (Jamestown) comenzó tado Siberia. A los cosacos les siguieron los cazadores de pieles
en 1607. En 1624 se convirtió en territorio de la Corona regido y, más tarde, los colonos y los funcionarios del Zar. La conquista
por un gobernador, el cual estaba asistido por un consejo y una de las tierras escasamente pobladas de Siberia fue, al igual que
asamblea popular elegida por los colonos (Virginia Assembly, la de América, un acto de violencia, si bien, a diferencia de ésta,
1619). La colonización de Nueva Inglaterra fue realizada por tres no tuvo como consecuencia en aniquilamiento de los indígenas.
grupos diferentes. Por un lado estaban los puritanos ingleses. El valor de Siberia radicaba en su riqueza animal; el comercio
En 1620, el Mayflower llegó a Plymouth con lós conocidos peletero se convirtió en una fuente importante de ingresos para
pilgrim fathers. Por otra parte, Inglaterra se vio atraída hacia el Estado moscovita. Las primeras relaciones comerciales con
Norteamérica por su interés por el comercio de pieles y la pesca. China dieron lugar, también a través de Rusia, a los contactos
De una estación de pesca en Cap An nació en 1623 Boston, entre China y Europa.
comunidad de hecho «autónoma». Finalmente, el católico Lord
Baltimore fundó en 1632 una «colonia de propietarios [de la La colonización y consolidación del poder europeo en ultramar,
Corona] en Maryland» para los católicos ingleses oprimidos. sobre todo en América, no habría tenido seguramente tan feliz
Mientras que aquí resurgían las formas de dominación feudal de
resultado de no haber contado los conquistadores y colonizadores
viejo cuño, las otras dos comunidades se diferenciaban notable­
con el apoyo de las Iglesias y de los misioneros. La expansión
mente de las restantes colonias de ultramar por su autonomía,
española halló precisamente su legitimación en la idea de la difu­
relativamente fuerte, y por su espíritu democrático, cuya estruc­
sión del cristianismo. Con la fundación de bases comerciales y
tura habría de ser decisiva para el desarrollo de Norteamérica
colonias por todo el mundo se extendió una gran red de misiones
Las empresas de Inglaterra en ultramar fueron, en un principio,
con el fin de demostrar la superioridad de la cultura europea.
obra descoordinada de individualistas, piratas, descubridores y La misión contribuyó sin duda notablemente a la colonización
comerciantes, permaneciendo así hasta que, con la victoria del
«cultural» de los países, pero en definitiva difícilmente podía ser
Parlamento sobre la Corona, los comerciantes ingleses iniciaron
desligada de los intereses comerciales o colonizadores por su
una política colonial sistemática, alzándose entonces frente al
justificación de una política colonial basada en la explotación.
imperio mundial católico de España las aspiraciones protestantes
A pesar de sus momentos de apogeo, su éxito fue más bien
de dominio también mundial.
escaso, toda vez que las disputas internas con los colonos y con
En la repartición del mundo no sólo participaron las grandes
las instancias estatales mermaron la credibilidad de los misioneros
potencias de Europa occidental. Con frecuencia se suele olvidar
entre los indígenas. En la primera fase de la colonización de los
a Rusia que, en el espacio de un siglo, se convertiría en el Estado
países de ultramar y de la creación de los imperios comerciales
mayor del mundo, aun cuando no representara un papel impor­
de los Estados de Europa occidental, la evangelización no pasó
tante en el mercado internacional La conquista de Siberia es
de ser superficial, pero a pesar de ello sirvió para afianzar la
equiparable a la empresa de colonización de América, tanto en lo
influencia europea.
relativo al espíritu emprendedor como a su importancia futura.
La expansión europea, que habría de llegar a fundar imperios
La expansión de Rusia bajo el reinado de Iván IV presenta
coloniales y comerciales desde Canadá hasta Paraguay y desde
rasgos muy peculiares: mientras que el avance hacia el oeste no
Sudáfrica hasta las Filipinas, fue una consecuencia de los conflic­
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81
tos internos, de la escasez de materias primas y de la creciente contribuyó al progresivo enriquecimiento de Europa, garantizó el
necesidad de lujo de las sociedades estatales de Europa en conso­ desarrollo de sus centros de producción y creó nuevos mercados
lidación y de la expansión del mercado internacional, que, a para sus productos. Además del intercambio de bienes materiales
medida que fue anexionando los países ultramarinos al mercado o la entrada de éstos, la expansión política y económica de Europa
europeo, dio lugar por vez primera a concentraciones de todo el hacia América, Africa y Asia tuvo, al mismo tiempo, una influen­
ámbito de Europa en poderosos centros económicos. «No cabe cia sobre la evolución mental, que sin duda no se manifestó
duda... que en los siglos xvi y xvii las grandes revoluciones que plenamente hasta el siglo x v m , pero que se cimentó ya en el xvi.
se produjeron en el comercio con los descubrimientos geográficos Desde el momento en que existió la posibilidad de comparar
y que incrementaron rápidamente el desarrollo del capital comer­ las diferentes culturas — todas las noticias de ultramar desper­
cial constituyen un factor fundamental en el favorecimiento de taban gran interés en Europa— , se desarrolló, por un lado, algo
la transición del modo feudal de producción al capitalista. La similar a un sentimiento de superioridad específicamente europeo,
súbita expansión del mercado mundial, la diversificación de las una voluntad evangelizadora secularizada que sin duda sirvió para
mercancías en circulación, la rivalidad entre las naciones europeas justificar la explotación, pero que, simultáneamente, era señal de
por apoderarse de los productos asiáticos y de los tesoros ameri­ la toma de conciencia de la existencia de una civilización europea,
canos, el sistema colonial, contribuyeron fundamentalmente a diferente esencialmente de la autoestimación medieval; por otro
derribar las barreras feudales de la producción» Mientras que lado, se inició, sin embargo, un proceso de relativización de los
con países de culturas desarrolladas (Japón, China) se estable­ valores europeos, sobre todo de los de la religión cristiana, al
cieron auténticas relaciones comerciales, la expansión europea a descubrir en otros continentes culturas a cuya fascinación no podía
sociedades «inferiores», sobre todo de Africa y América, supuso escapar la clase alta en Europa. La cultura europea sólo era una
la ruina o la destrucción de las culturas existentes, el aniquila­ entre muchas, y su moralidad fue puesta en tela de juicio por
miento de poblaciones completas o la esclavitud, o cuando menos vez primera, tras la bárbara conquista, la esclavización y aniquila­
la opresión, de los indígenas, sobre cuyas espaldas se levantó un miento de millones de seres Montaigne fue uno de los primeros
sistema colonial de carácter feudal, cuyas plantaciones, cultivadas en adivinar las consecuencias de la expansión europea, a través
por esclavos, producían para el mercado europeo. El valor de los de la cual el mundo parecía ensancharse hasta el infinito. «Este
países americanos se medía exclusivamente por su importancia descubrimiento de un territorio ilimitado parece ser de gran
para el mercado europeo, tanto por los productos que eran capa­ importancia. N o sé si puedo afirmar que en el futuro no se hagan
ces de absorber como por las nuevas posibilidades de supervivencia otras cosas parecidas: personalidades mucho más grandes que
que ofrecían a los colonizadores. Si Asia permaneció fundamen­ nosotros han errado sobre esto. Casi temo que nuestros ojos sean
talmente intacta ante el impulso conquistador de los países mayores que nuestros estómagos y nuestra curiosidad mayor que
europeos, en igual medida pasó América a depender de Europa. nuestra capacidad de comprender. Queremos asirlo todo, pero
La expansión no sólo aniquiló las culturas indígenas, sino que sólo tocamos el viento» 1M.
además no permitió un desarrollo propio a los imperios coloniales
que surgieron. D e la expansión del .mercado, resultado de la
expansión general, se benefició únicamente Europa, y, dentro de V II. DEL FEUDALISMO AL CAPITALISMO
ella, sobre todo, los príncipes, así como la incipiente burguesía
de Amsterdam, Londres y Hamburgo. En tanto que América El paso del feudalismo al capitalismo, o mejor dicho, al nacimien­
podía acoger la excedencia de población de Europa o facilitar una to de la economía capitalista mundial que se inició con la
nueva vida en ultramar a los grupos perseguidos en ésta que expansión europea, fue un proceso tan largo como complejo ‘,0.
emigraban, hacia Europa fluyó sobre todo una cantidad cada vez La gran crisis sufrida por el feudalismo en la Baja Edad Media
mayor de materias primas, plata y especias, y más tarde incluso no significó en modo alguno su hundimientom. Su importancia,
de azúcar y algodón, productos de los que empezó a depender en en constante declive, para el conjunto de la sociedad europea
medida creciente. Sin duda no hay que exagerar la importancia perduró más allá de la Edad Media, hasta los inicios de la Edad
de este proceso para los siglos xvx y x v n ; ahora bien, con la fun­ Moderna, cuando la economía capitalista había producido ya sus
dación de imperios coloniales afianzados militarmente se había crea­ primeros efectos y empezaba a formarse. La génesis de la acumu­
do un sistema para la explotación de los países de ultramar que lación capitalista y la disolución del modo feudal de producción

82 83
no fueron procesos disociados, sino estrechamente ligados entre sí. a parar a los mercados cercanos y a las ciudades, pero, sobre todo,
El desarrollo capitalista tuvo su punto de partida en Inglaterra, eran absorbidos por los príncipes, bien en especie, bien en dinero,
pero pronto se extendió a toda la sociedad europea, derivándose sirviéndoles para su sustento o para sus intereses de representación
de él las más diversas consecuencias políticas y sociales, contra­ y poder dinástico. El hecho de que los tributos en dinero fueran
puestas a menudo a las que se produjeron en Inglaterra. Sus sustituyendo progresivamente a los tributos en especie es, sin
presupuestos se crearon en la sociedad de la Baja Edad Media, duda, una señal de la mayor circulación de dinero, aun cuando
no alcanzando su apogeo, es decir, su culminación, hasta finales ello no modificara en absoluto las relaciones de producción. El
del siglo xviii o principios del xix, en tanto que sus comienzos antiguo modo de producción y la estructura social de tipo feudal
arrancan del xvi o principios del xvn. «Aunque la producción prevalecerían en tanto el productor, es decir, el campesino, el
capitalista, esporádicamente, se estableció ya durante los siglos x iv señor, el artesano o el propietario metalúrgico, no vendiera o
y xv en los países del Mediterráneo, la era capitalista sólo data produjera para el mercado, y en tanto las reservas de dinero no
del siglo xvi» m. bastaran para intensificar las relaciones comerciales y, sobre todo,
la producción, así como para racionalizarla con el fin de conseguir
La sociedad europea de la Baja Edad Media está caracterizada
mayores rendimientos y beneficios que no sólo revirtieran en la
por la «coexistencia» del comercio urbano, la actividad artesanal
reproducción.
y la agricultura feudal. El auge del capital comercial, la expansión
Las condiciones necesarias para la economía capitalista se crea­
de la producción artesanal y el desarrollo de la minería y la
ron en la Baja Edad Media, sobre todo en Flandes y la Italia
metalurgia todavía no habían llegado a afectar en un grado con­
septentrional del Renacimiento. El primer desarrollo, que había de
siderable el ritmo de vida y el modo de producción feudal, que
cambiar profundamente la estructura social de Europa, no se
determinaban la vida social de la sociedad agraria organizada en
inició hasta finales del siglo x v y, con mayor intensidad, a partir
feudos. Mientras que el comercio regional, que existía desde
de mediados del xvi. Sus causas fueron, por un lado, la creciente
siempre y era un elemento constitutivo del sistema feudal, servía
demanda de bienes de consumo de masas (cereales, productos
únicamente para el intercambio de productos de primera necesidad
textiles), así como la disminución del rendimiento del suelo, lo
y estaba sometido a normas estrictas, el comercio con países leja­
cual colocó al modo de producción feudal en los límites de sus
nos se orientaba hacia el intercambio comercial de artículos de
posibilidades, y, por último, la acumulación de capital acelerada
lujo para el consumo exclusivo de la capa señorial de las ciudades
por la expansión europea y por el crecimiento suprarregional del
y la nobleza. Sus cuantiosos beneficios favorecieron la ascensión
mercado. Los supuestos necesarios para el desarrollo del capita­
social de los comerciantes, totalmente independientes del produc­
lismo no se crearon hasta que no se agotó el modo de producción
tor, revirtiendo en el comercio, que experimentó así un constante
feudal, orientado hacia la cobertura de la demanda, naciendo al
crecimiento, o siendo absorbido sobre todo por los señores de la
mismo tiempo un mercado mundial como consecuencia de la
nobleza en forma de créditos y aranceles. Apenas se ofrecían
expansión europea 173. «El comercio y el mercado mundiales inau­
posibilidades productivas de inversión, a no ser en la metalurgia.
guran en el siglo xvi la biografía moderna del capital» m.
Pero, incluso aquí, la producción estuvo supeditada a limitaciones
El resultado de la ampliación de las relaciones comerciales y de
de carácter feudal. A l no ser incOtnpatibles las proporciones
intercambio fue la comercialización de la producción agrícola
iniciales del comercio internacional con el sistema feudal, que
Los campesinos y los señores feudales comenzaron a producir
estaba prácticamente integrado en una sociedad agraria organizada
progresivamente para el mercado, más allá de la propia demanda,
en feudos, la división del trabajo entre la ciudad y el campo,
y ello no sólo en las inmediaciones de las grandes urbes, sino
tanto en la actividad artesanal como en la producción agrícola
también en regiones más apartadas, siempre y cuando las comu­
respondía también a la estructura feudal de la sociedad. Si la
nicaciones las hicieran accesibles y el comercio fuera rentable. El
producción de bienes de consumo se concentraba en las ciudades,
interés de los productores por los beneficios y la demanda de
estaba organizada en gremios y orientada exclusivamente a cubrir
productos agrarios dieron lugar, por una parte, a la intensificación
las necesidades de la comunidad urbana, de la comarca en torno
de la producción, principalmente a través de la ampliación de las
a ella y de la corte, el medio rural se autoabastecía, en general,
superficies cultivables, de la especialización de los cultivos y, sobre
mediante una economía agrícola de explotación familiar. Los
todo, de la transformación de la organización del trabajo. Por otro
campesinos sólo tenían una necesidad limitada de la actividad
lado, la orientación hacia el mercado supuso tanto una explotación
comercial y artesanal de las ciudades. Los escasos excedentes iban
85
84
europea, y, con ello, a una reducción de los riesgos comerciales
mayor de los vasallos como la degradación de los pequeños
y a una actuación económica con perspectivas de éxito.
productores agrícolas a trabajadores asalariados en la medida en
Las nuevas formas de organización del trabajo en la agricultura
que la organización política de la sociedad lo permitía.
— sistema de arrendamiento, economía de dominios— y en la pro­
La división tradicional del trabajo, de carácter feudal, entre la
ducción artesanal — y, aquí, especialmente, el sistema de trabajo a
ciudad y el medio rural, la artesanía gremial y la producción
domicilio— crearían las condiciones favorables para una maximi-
agraria respectivamente, se vio, por otra parte, «suavizada» por la
zación de la rentabilidad, así como para garantizarla. Lo más
artesanía rural basada en el trabajo a dom icilio176 que se convirtió
decisivo para la acumulación de capital comercial fue la conversión
en un rival cada vez más fuerte de la artesanía urbana, al no ser
de las antiguas corporaciones de comerciantes y sociedades fami­
ésta ya capaz de satisfacer la demanda creciente de bienes de
liares en sociedades capitalistas, en conexión con la fundación de
producción. Pero esta industria, consecuencia de la expansión del
bancos y Bolsas públicas, que, mediante la separación entre
comercio, no sólo llenó un vacío en la producción, no sólo creó
actividad económica y forma social de vida, hicieron posible una
nuevas posibilidades para ésta, abriendo además al comercio
mayor participación en el lucrativo comercio de ultramar, incluso
internacional regiones apartadas, sino que posibilitó también, por
para personas ajenas al comercio que disponían de fuertes capi­
vez primera, las inversiones productivas por parte de los comer­
tales. La constante ampliación de las relaciones comerciales, fo­
ciantes, así como una nueva ocupación para la depauperizada
mentada por la demanda creciente de productos manufacturados
población rural, para cuyo sustento ya no bastaba la producción
y agrícolas, necesitaba en todo caso para su afianzamiento nuevas
agrícola. A esta división del trabajo entre la ciudad y el medio
«técnicas» y formas de organización más flexibles, así como unos
rural se superpuso además una división económica facilitada por conocimientos teóricos, razón por la que, en este primer estadio
el mercado mundial en ciernes, que afectó a regiones y países
de la racionalización, con frecuencia los beneficios logrados fueron
enteros. Pero, en tanto que los países del este, dentro del proceso
tan sólo escasos, a pesar de las constantes inversiones, aunque a
de expansión de Europa, intensificaban la producción de cereal
cambio de ello estuvieran garantizados. Las innovaciones técnicas
destinado al mercado, dando lugar al estancamiento de su propia
y organizativas garantizaban, sobre todo, el funcionamiento per­
producción industrial, y los nuevos países coloniales se concen­
manente de la «nueva» economía de división del trabajo.
traban en la producción de algodón y azúcar, los del norte y
Por último, la expansión del mercado favoreció la institucio-
oeste de Europa monopolizaron la industria, consiguiendo así la
nalización del primitivo Estado moderno 179 que, aunque no fuera
preponderancia económica171 al tiempo que unos beneficios cada
«liberal» ni respaldara activamente una producción de tipo capi­
vez más importantes iban a parar a las manos de una amplia
talista, creó sin embargo relaciones que, curiosamente, fomentaron
capa de comerciantes y grandes propietarios de tierras de la
tanto el desarrollo del Estado como la expansión de la economía
burguesía y la nobleza, y, en aquellos otros países, a las de una
capitalista mundial. En este sentido, dos son los procesos que
pequeña casta aristocrática.
hemos de analizar y que aparecen entrelazados:
1. A causa del poderío económico en expansión — o, al menos,
La expansión de las relaciones de .intercambio sobre la base de
del afán de control del Estado territorial o de las aspiraciones al
una acumulación de capital comercial que tuvo lugar desde me­
monopolio— , por un lado, el Estado interviene como elemento
diados del siglo xvi difícilmente habría podido prosperar si el
regulador en el desarrollo del mercado regional, a fin de activar
proceso no hubiera estado dirigido y apoyado por innovaciones
la producción y el comercio en el territorio, creando así una
o condiciones «técnicas» y organizativas17t. En tanto que la
especie de política económica; por otro lado, garantiza a la
escasez de alimentos y las oportunidades para lograr beneficios
nobleza, a cambio de su renuncia a los derechos políticos, el dere­
en el .mercado de cereales, sobre todo en regiones con menores
cho de usufructo de sus tierras frente a los vasallos, favoreciendo
posibilidades de expandirse, obligó a una racionalización-intensifi­
el proceso de comercialización de los productos agrarios. La
cación, así como a la implantación de la rotación trienal de los
independización de la economía, es decir la emancipación del
cultivos, la doble contabilidad y el aprendizaje del oficio de
dominio feudal, s ^ l ^ U relacionada con la concordancia de los
comerciante dieron lugar a la primera concepción analítica de las
intereses de los comerciantes, los productores y los señores de la
relaciones de mercado, en conexión con conocimientos cada vez
nobleza con el primitivo Estado moderno, que, en este sentido,
mayores también acerca de las zonas periféricas de la sociedad
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árcreció conscientemente los intereses económicos de sus «súb­
ditos*, aunque su estímulo indirecto fuera todavía más importante. tantes modernos del comercio, y los países protestantes los
2. A medida que el primitivo Estado moderno empezó a de­ primeros en crear las condiciones para la acumulación capitalista.
pender — para el desarrollo de su administración, del ejército y de Es indudable que la religión, y especialmente el protestantismo
la representación— de los aranceles y los créditos de las sociedades ascético, tuvo un papel muy importante en la vida económica, así
comerciales y de los bancos, así como de su dinero para la como en la historia de la socialización de la primitiva Edad
explotación de las minas y para la construcción de instalaciones Moderna. Ahora bien, tan difícil es establecer una relación entre
metalúrgicas rentables, garantizó simultáneamente su protección la religión y la economía como entre el capitalismo y el Estado
y sus privilegios, proporcionando también contratos. En el siglo xv ya que, desde el punto de vista de su doctrina oficial, el calvinismo
existían ya estrechos contactos entre los comerciantes de la Alta o las sectas inglesas no se podían considerar defensoras del capi­
Alemania y el imperio de los Habsburgo. Lo que el siglo x v i talismo, por cuanto el verdadero culto divino era para ellas,
aportó como novedad fue la conexión con la banca y con las más que para otras, el trabajo cotidiano y disciplinado, estando
sociedades capitalistas, de cuyo dinero dependía el Estado cada abiertas al artesanado urbano y al comercio. Por otro lado, lo
vez más. Los burgueses y los comerciantes aprovecharon esta poco que se conoce acerca del sentimiento religioso de los princi­
oportunidad, estimulando el desarrollo del Estado con el fin de pales empresarios y comerciantes, aun perteneciendo' oficialmente
ampliar y asegurar sus intereses. El hecho de que estos intereses a la confesión protestante, no nos permite suponer que la disci­
sólo se vieran fomentados en la medida en que no entraran en plina de su vida cotidiana, su forma racional de actuar y su
conflicto con los intereses dinásticos, de los príncipes nos lo disposición al éxito tuvieran raíces religiosas. Cierto es que el
muestra la posibilidad, todavía muy limitada, de desarrollo de una «protestantismo ascético» tuvo una participación considerable en
acumulación capitalista y, en definitiva, su escasa importancia el nacimiento de la cultura burguesa, y puede ser que también
para el conjunto de la economía de la época. No obstante la en algún aspecto fuera un factor de motivación, pero lo realmente
ampliación del mercado creó las condiciones indispensables para decisivo fue que favoreció, en conjunto, a un medio social que,
la génesis del primitivo Estado moderno, que, ciertamente, no en general, dio un impulso a la racionalización de la vida, justifi­
fomentó el capitalismo de una forma activa y consecuente, pero cando e incluso reforzando los procesos modernos. En este sentido,
que tampoco podría haber seguido existiendo sin los éxitos de el calvinismo y las formas del protestantismo ascético respondían
éste. La emancipación política de las fuerzas burguesas-capitalistas más que al antiguo catolicismo y el luteranismo a una sociedad
supuso, progresiva y conscientemente, la propia «liberalización» moderna incipiente en transformación q u e ' se abría progresiva­
del Estado (como en Holanda e Inglaterra). mente al comercio y a la industria capitalistas. Un hecho significa­
tivo es que las sociedades más estancadas dentro del proceso de
El nacimiento del capitalismo no sólo requería unos presupuestos formación de la economía capitalista mundial, como Italia y
institucionales; también desempeñó jun papel muy importante el España, fueron al mismo tiempo países de rígidas actividades
«pensamiento» capitalista. «Lo que, en definitiva, creó el capi- contrarreformadoras. La resistencia a la implantación del capitalis­
lismo fue el hecho de que se tratara de una empresa continua mo fue más difícil de superar en países católicos y luteranos que
y racional, con una contabilidad racional, una técnica racional y un en países calvinistas o con creencias pluralistas y ascéticas. Es
derecho racional, pero no sólo esto: todo' ello había de verse evidente que esto no se puede explicar tan sólo con argumentos
complementado por su orientación racional, por la racionalización religiosos, pero, sea como fuere, la piedad tradicional legitimó en
de la forma de vida y por una ética económica también racio­ mayor medida la antigua situación socioeconómica que la nueva
nal» En este sentido se ha asignado un papel paradigmático de carácter reformador. «Una vez aceptado — si bien con toda
al «protestantismo ascético» clase de cautelas— , en todos los lugares en que se dio, el capita­
Existen, efectivamente, analogías entre la moral protestante lismo tuvo consecuencias autointensificadoras, extrayendo para sí
acerca del trabajo y la idea de lucro del capitalismo. D e todos los de la piedad y la laboriosidad específicamente reformadas justifica­
movimientos religiosos del siglo x v i, sólo el calvinismo y el pro­ ciones y recursos para su consolidación, que, en las comunidades
testantismo ascético reconocieron el valor ilimitado del trabajo reformadas, le conferían un especial carácter y una especial inten­
y d afán de lucro, también en lo que a la profesión de comer- sidad» La ética de la economía capitalista y el pensamiento
riante se refiere, siendo sobre todo los protestantes los represen­ capitalista no sólo estaban enraizados en el protestantismo ascé­
tico, sino que el propio desarrollo del capitalismo, su racionalidad

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intercambio desigual, que, con la expansión europea, d desarrollo
y su orientación al éxito impusieron una conducta racional, que,
de nuevos métodos de control del trabajo y un poder estatal rela­
practicada durante un largo proceso, hizo posible su institudona-
tivamente fuerte, se pusieron en marcha, dieron lugar a la creadón
lizadón y dio lugar a una configuradón racional de la vida. Así
de un sistema económico mundial que adjudicó a cada país un
pues, no fue el racionalismo occidental lo que abrió el camino
papd muy determinado. En tanto que la Europa d d norte y d
al capitalismo moderno y al protestantismo ascético, sino que fue,
oeste, d norte de Franda, Inglaterra, Holanda y la Alemania d d
por el contrario, la formación del capitalismo en conexión con el
nacimiento del Estado moderno y de la cultura, uno de cuyos noroeste se convertían en el centro político y económico del
elementos esendales era la religión reformadora, la que originó mercado, pudiendo asegurar la venta de productos de alta calidad
la radonalidad específicamente occidental. En este sentido, el y monopolizarla a través del comercio, los países del este y los
capitalismo prosperó realmente, por vez primera, allí donde — so­ nuevos países coloniales de América quedaron marginados como
bre la base de una «nueva moral» evidente, como la del protes­ productores exdusivos de cereal, algodón o azúcar, respectiva­
tantismo ascético sobre todo— se llegó a una intensa interrelación mente, para Europa occidental. Los países mediterráneos resistie­
de la ampliación de las reladones comerdales y la transformadón ron, sin duda, durante algún tiempo la competencia de ésta en
de las antiguas formas de producdón, tanto en el medio rural cuanto a la producción y al capital comercial, pero desde principios
como en la dudad, respaldada o al menos tolerada por el Estado. del siglo x v n comenzaron a experimentar un proceso decisivo de
El curso de la evolúción económica y política de Europa en los desindustrialización e involución social, llegándose casi a equiparar
inidos de la Edad Moderna no fue en modo alguno homogéneo, a los países de la periferia. Este nuevo sistema mundial de
de manera que, una vez surgido, el capitalismo sé extendiera por comercio explicó y favoreció en los países de la Europa occidental,
igual por todas partes, siguiendo por ejemplo d modelo inglés, al al producirse un crecimiento demográfico simultáneo, el surgi­
tiempo que la expansión d d mercado favorecía, en general, la miento de una burguesía, de una mano de obra asalariada autóno­
disoludón d d feudalismo y aceleraba la acumuladón capitalista ma y de una capa pequeña y relativamente independiente de
La situación inicial de los países europeos, desde Inglaterra hasta productores en la ciudad y en el medio rural. En la periferia, por
Polonia, desde Italia hasta Dinamarca, en la Baja Edad Media no el contrario, en los países con un desarrollo de los monocultivos,
se caracterizaba por una divergencia notable, o al menos a la producción se basó bien en la prestación personal y en una
comienzos del siglo x v i no era en absoluto evidente que las segunda servidumbre de la gleba, bien en la esclavitud en la
sociedades de la Europa d d noroeste hubieran de llegar a ser los economía de plantaciones o en el trabajo forzoso en las minas de
nuevos centros de la incipiente economía mundial. Esta diferen- ultramar. A l faltar una clase burguesa,- los intereses del mercado
dadón socioeconómica no se produjo en Europa hasta la segunda hicieron resurgir las estructuras feudales.
mitad d d siglo xvi, dependiendo d d grado en que los benefidos Los diferentes papeles dentro de la división del trabajo de la
comerdales encontraron una rápida e intensa aplicación industrial incipiente economía mundial no sólo sirvieron de base al sistema
y d d afianzamiento señorial-estatal d d mercado”4. «Así, si en un mundial del primitivo comercio moderno, que abarcó a todos los
momento dado d d tiempo, debido a una serie de factores con un productos y todos los países, sino que fueron también un factor
origen anterior, una región tiene una ligera ventaja sobre otra en decisivo en las diferentes formas de estructura social y estatal.
términos de algún factor clave y existe una coyuntura de circuns- Mientras que en Inglaterra las dependencias feudales fueron
tandas que otorgan a esta ligera ventaja una importanda central disminuyendo a consecuencia de la aparición del mercado capi­
en términos de la determinadón de la acción social, entonces esa talista, en el este y el sur de Europa se agudizaron. El proceso
ligera ventaja se convierte en una gran disparidad, y la ventaja de formación de la sociedad de inicios de la Edad Moderna se
se mantiene induso después de haber sido superada la coyun­ efectuó, en todo caso, dentro del marco de una economía mundial
tura» Para comprender d desigual desarrollo económico inida- naciente, es decir, reforzó las tendencias evolutivas del primitivo
do en la primitiva Europa moderna, éste ha de ser «considerado Estado moderno y de la cultura, que, en definitiva, eran favora­
en conjunto como una consecuencia del contexto de la economía bles a su implantación.
mundial, en d que la división d d trabajo y el intercambio de
productos caracterizan de manera creciente la relación de las
unidades económicas entre sí». La progresiva división suprarre-
gional d d trabajo y la absordón indirecta resultante de un

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nobleza y la opresión del pueblo bajo la dirección política de un
2. La sociedad estam ental príncipe o de la clase aristocrática.
y el dom inio p olítico Todos los grupos rectores veían por ello en la sociedad esta­
mental establecida, origen de claras diferencias, la verdadera
garantía del orden político. El hecho de que la nobleza detentara
en exclusiva la dirección política, el burgués se dedicara al comer­
cio y a la industria y el campesino cultivara la tierra hacía parecer
que los conflictos y los desórdenes disminuían, al tiempo que
L LA SOCIEDAD ESTAMENTAL DE INICIOS DE LA EDAD MODERNA
quedaba asegurada la subsistencia de la sociedad. El clero orto­
doxo, reforzado, sancionó esta estructura de estamentos dentro del
La sociedad de la Baja Edad Media y de inicios de la Edad proceso de la Contrarreforma como la única que respondía al
Moderna constituía una sociedad estamental en la que cada per­ orden terrenal y divino, incluso allí donde ya no se daban las
sona, por nacimiento o por privilegio, era miembro de un esta­ condiciones para ello, como en Europa occidental.
mento, y ello le daba derecho a las posibilidades existenciales El orden estamental de inicios de la Edad Moderna era consi­
monopolizadas por tal e s t a m e n t o L o s estamentos se diferen­ derado un sistema de armonía social y equilibrio de los intereses
ciaban entre sí «por el grado concreto de participación en el de los estamentos, aun cuando no fuese otra cosa que un sistema
poder político, por la forma peculiar de fundamentación de la de desigualdad social que encubría los crecientes conflictos sociales,
subsistencia material y por el prestigio específico (honor)J. Ahora consecuencia de la lucha por el poder, el prestigio social y la
bien, la suposición de que la expansión de la economía de distribución de la riqueza resultantes de la expansión del mercado,
mercado, en conexión con la aparición simultánea del primitivo el crecimiento demográfico y la escasez de recursos para alimen­
Estado moderno, produjo la disolución de este orden estamental tarse. Esta tendencia fue más acusada en los países en que se dio
puede ser rebatida por el hecho de que, tras el período de aper­ una evolución hacia el absolutismo que en los que ésta tuvo un
tura y movilidad que tuvo lugar en el «largo» siglo xvi, a carácter «liberal», aunque en principio fue un fenómeno general.
consecuencia de la modernidad, este tipo de sociedad medieval El endurecimiento de la sociedad estamental se inició ya, en
no desapareció, sino que se transformó en un orden rígidamente algunos países, en la primera mitad del siglo xvi, alcanzando un
establecido y, por vez primera, garantizado también por el poderJ. apogeo casi generalizado a finales de éste y comienzos del xvil.
Cierto es que, sobre todo en los países del primer capitalismo, Las posibilidades de movilidad y libertad durante el siglo xvi eran
como Inglaterra y Holanda, existieron tendencias niveladoras. prácticamente inexistentes a mediados del xvil.
Pero, en el conjunto de Europa, la incipiente acumulación capita­ Este endurecimiento de la estructura estamental favorecido por
lista produjo una consolidación de las estructuras estamentales, el primer Estado moderno y por las nuevas Iglesias confesionales
un endurecimiento, que sin duda tuvo un efecto distinto para cada tuvo consecuencias sociales importantes. Por un lado, los esta­
grupo social y para cada país, aun cuando fuera un fenómeno mentos fundamentales: nobleza, burguesía y campesinado, se fueron
generalizado. En todo caso, la sociedad estamental de la Edad diferenciando de manera progresiva. Ya que, mientras que en la
Media, dotada de movilidad y todavía no cerrada, se convirtió Edad Media un noble pobre apenas se distinguía de un campesino
en un orden social cerrado y fuertemente diferenciado, con una rico, un burgués podía alcanzar una posición política más alta
rígida estructura también estamental, dentro del cual a cada grupo que un noble y los mundos en que vivían aún no se habían
y a cada individuo le correspondía un papel claramente definido separado radicalmente, llevando todos los estamentos, a pesar de
al que se tenía que ajustar so pena de perder el hoiíor o el privi­ las diferencias políticas y legales, una forma de vida similar, a
legio *. No se trataba ya sólo de la regulación de la economía partir del siglo xvi el abismo se hizo cada vez más profundo.
feudal, de la organización del poder social y de la configuración Cierto es que aún no se daba una sociedad cortesana cerrada, sin
de la propia imagen, sino de asegurar 'la subsistencia de cada prácticamente ninguna relación directa con el pueblo; sin embargo,
grupo, en particular mediante la eliminación de la competencia, la nobleza se fue apartando mucho más que antes de los burgueses
y de establecer un modo de vida convencional acorde con el y campesinos en la medida en que, dentro de un territorio,
estamento, tendente a regular normativamente todos los ámbitos gozaba de los mayores privilegios, poseía una gran conciencia de
de la conducta cotidiana, que garantizase la supremacía de la su importancia y tomaba como punto de orientación la corte

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de los príncipes, es decir, se distanciaba progresivamente del pue­ sos y el creciente número de miembros de profesiones «no
blo a causa del cambio de costumbres, la moral, la indumentaria honorables». Bien es verdad que, en general, no se les podía
y la vida social. A cada estamento le correspondían símbolos disciplinar o expulsar de hecho, pero el control social y el uso
sociales propios, que mantenían su cohesión y lo separaban de los de la fuerza puesto en práctica por el Estado tuvieron el efecto
demás. Aunque un burgués o un campesino fueran tan acauda­ de una segregación discriminatoria: un gran número de personas
lados como un noble, éste tenía que distinguirse claramente de no pertenecientes a un estamento, o de un estamento inferior,
aquéllos. «Cada cual [ha de seguir], pues, las huellas de sus fueron difamadas como canalla «inútil» sólo porque no podían
antepasados, a fin de que, entre la nobleza, los burgueses y los pagar tributos ni ejercer una actividad productiva.
campesinos, se pueda encontrar una diferencia»5. La aparición de la sociedad estamental de inicios de la Edad
Paralelamente a la separación de los estamentos en nobles, Moderna señala un cambio significativo en la posición social, tanto
burgueses y campesinos, dentro de cada uno de ellos se produjo de los individuos como de los diferentes grupos sociales. A costa
también una diferenciación, de manera que del estamento noble se de la libertad de movimientos, la sociabilidad y la autodetermina­
destacó claramente la alta nobleza, de la burguesía los patricios, ción feudal disfrutadas en la Edad Media, e incluso todavía en
y de la comunidad aldeana los notables de la aldea. Esto también el siglo xvi, en la sociedad moderna primitiva al individuo le
estuvo garantizado por el primitivo Estado moderno. La vulne­ fueron asignados, por vez primera, una función y un papel clara­
ración de las estrictas normas jerárquicas suponía la pérdida del mente definidos, una conducta y una mentalidad controladas, y se
honor o el castigo. Dentro de la alta nobleza, del patriciado le señaló un puesto definitivamente establecido dentro del orden
urbano y de los notables campesinos se constituyeron castas fami­ estamental, en el que lo más importante no eran la riqueza y los
liares muy diferenciadas que trataron de asegurar su posición méritos, sino el origen, el poderío y el prestigio. La progresiva
social, independientemente de sus méritos, su riqueza y su función circulación monetaria, la concentración del mercado dentro del
social, mediante el patronazgo y la política matrimonial. Los proceso de territorializadón y la incipiente acumulación capitalista
cargos públicos en la aldea, la ciudad y el Estado se convirtieron no provocaron la disolución del mundo estamental de la Edad
progresivamente en prebendas de ciertas familias. Con la misma Media, sino que «racionalizaron» el orden social tradicional, dan­
intensidad con que las capas más altas crearon una separación do lugar a la sociedad estamental de inicios de la Edad Moderna.
respecto a las capas «medias» por el modo de vida estamental, los Aquel que se adaptaba al nuevo orden determinado por el primi­
privilegios, los títulos y la posibilidad de acreditar una tradición tivo Estado moderno, se beneficiaba de la desigualdad social y
¡ familiar honorable, éstas lo hicieron, a su vez, respecto a las capas participaba de la seguridad existencial a través de la sociedad
«bajas» en razón de esta misma idea de prestigio \ estamental sostenida por el Estado, en la que la autodeterminación
Todo ello habría de desembocar finalmente en la segregación feudal vino a ser sustituida por la actividad comercial orientada
y exclusión de la sociedad de todos aquellos que no ocupaban un hacia el prestigio. Ahora bien, a medida que se fue diferenciando
puesto «honorable» La Edad Media había tolerado en mayor la sociedad, paralelamente a la adaptación a las nuevas estructuras,
medida a los grupos no estamentales o de estamento inferior; los se produjo una segregación de todos los grupos sociales no «úti­
mendigos y los buhoneros, al igual que las prostitutas y los come­ les», no estamentales o de un estamento inferior, que en adelante
diantes, formaban parte del cuadro social. Externamente hubo de se consideraron a sí mismos no sólo pobres, sino además margi­
pasar algún tiempo para que cambiaran las cosas, pero, con el nados. El proceso de socialización, reforzado por el nacimiento de
incremento simultáneo de las capas depauperadas, el aislamiento la sociedad estamental de inicios de la Edad Moderna, presenta,
de los gremios, la consolidación del primer Estado moderno y la pues, rasgos contrapuestos.
persecución contrarreformadora de los que pensaban de otra ma­ Aun cuando, realmente, la sociedad de estamentos quisiera
nera, amplios grupos de la sociedad se vieron por vez primera, integrar a todos los grupos sociales y garantizar la subsistencia
desde finales del siglo xvi, rechazados y estigmatizados, a pesar de cada individuo, de hecho con el nuevo orden apareció por vez
de que estas capas discriminadas se habían hecho indispensables primera una diferenciación de las capas alta y baja, dándose los
para la producción protoindustrial y la creación de los primeros primeros pasos hacia una organización clasista. Pues en tanto que
grandes ejércitos modernos. Mendigos y vagabundos, comediantes los grupos dominantes de todos los estamentos veían en la socie­
y buhoneros, se convirtieron en marginados, fueron perseguidos dad estamental constituida el medio adecuado para perpetuar el
como personas no integrables, al igual que los separatistas religio- poder logrado y la posibilidad de disponer de los bienes materiales

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(«Tú, la tan despreciada gente rústica, / eres empero la mejor
necesarios, los que no tomaban parte en el proceso de socialización del país... / ¿Qué acaecería ahora y en el mundo, / si no hubiese
se empezaron a considerar cada vez más como explotados, viéndose Adán cultivado la tierra? / con la azada se sustentó en otros
obligados, en definitiva, a contemplar la sociedad estamental como tiempos aquél / del que descienden los príncipes... / Por eso te
un obstáculo para la realización de sus intereses. hemos justamente de alabar, / porque a todos nosotros das
sustento...»)
Observaciones de toda índole —junto a algunas descripciones
n. EL MUNDO RURAL de escritores críticos— nos ofrecen representaciones iconográficas.
Tampoco éstas se hallan libres de prejuicios, si bien, al igual que
En la sociedad de inicios de la Edad Moderna, los campesinos, los cuadros de los pintores holandeses, reflejan de un modo inme­
es decir, la población rural dedicada a la producción agraria, diato el mundo campesino, con sus padecimientos y alegrías, su
constituían el estamento numéricamente más importante, sin que trabajo y su convivencia.
el gran impulso experimentado por las ciudades y la burguesía
lo modificara en modo alguno. De su trabajo y de su producti­ Es difícil describir la situación social de los campesinos en los
vidad dependían tanto la seguridad existencial de todos los demás inicios de la Edad Moderna, pues no existía un estamento cam­
como, especialmente, el bienestar creciente de los estamentos pesino cerrado y con unas condiciones de vida homogéneas, ya
superiores. A pesar de que su «utilidad» era algo generalmente que las diferencias, tanto en el aspecto legal como en el social,
reconocido, es muy poco lo que sabemos sobre el trabajo, las eran notables, habiendo campesinos libres y siervos: algunos muy
costumbres y la situación social de los campesinos *. En las fuentes ricos, como en Frisia, cuya posición era muy similar a la de la
históricas, el campesino aparece únicamente como un súbdito que nobleza rural; otros muy pobres, como en España, en donde eran
paga tributos e impuestos. Tan sólo cuando entra en conflicto con equiparables a los asalariados sin tierras. Sin embargo, la situación
el medio social o con la autoridad, dando lugar a escritos de legal no siempre se hallaba en relación directa con el patrimonio
reclamación o a actas de interrogatorios, aparecen manifestaciones o con las propiedades. Había campesinos libres — aunque en
sobre otros aspectos, aunque en general deformadas por la men­ Europa ya no eran muy numerosos— que podían ser más pobres
talidad del escribano, con frecuencia desconocedor del mundo que otros que no eran independientes, pero cuyos bienes hubieran
rural. Los testimonios de los propios campesinos son prácticamente envidiado incluso algunos nobles.
inexistentes a causa del analfabetismo de la mayoría. La mayor La situación general de los campesinos europeos dependía,
parte de los testimonios diferenciados que han llegado hasta primeramente, en gran medida de las condiciones naturales res­
nosotros proceden de eruditos y escritores burgueses que, como pectivas. Aun cuando trabajara muy duro, la riqueza de un
representantes de los estamentos superiores, tienden sin embargo campesino ruso nunca podría igualarse con la de uno del norte
a hacer manifestaciones extremistas o a reproducir solamente la de Alemania. Dependía, sobre todo, del clima, el factor más deter­
imagen que de ellos tenían los poderosos. Un tópico muy común minante del número de cosechas y del método de producción, así
es el del campesino torpe y tosco; también son numerosos los como de las frecuentes crisis agrarias y malas cosechas de que
juicios o indicaciones acerca de cómo ha de comportarse. El tenemos noticia. Tampoco los campesinos de inicios de la Edad
estamento rústico y sus necesidades es defendido tan sólo por Moderna conocieron una economía de reservas significativa; la
unos pocos, como Grimmelshausen, que describe en su Simpli- intensificación de su producción estaba claramente limitada y las
cissimus el papel de los campesinos de la siguiente manera: innovaciones técnicas dependían de la red del mercado. La guerra
y la paz tuvieron también un papel no menos importante. Y así,
Du sehr verachter Bauernstand, el campesino francés se vio especialmente afectado por las terri­
Bist doch der beste in dem Land... bles guerras de religión que asolaron el país en el siglo xvi, en
Wie stund es jetzt und um die Welt, tanto que la guerra de los Treinta Años destruyó en Alemania
Hatt Adam nicht gebaut das Feld? bienes y haciendas de los campesinos en un grado hasta entonces
M it Hackert m hrt sich anfangs der, desconocido 10. La calidad del suelo, el clima, las malas cosechas
Von dem die Fürsten kommen her... y las situaciones bélicas no sólo variaron por países. Cada región
Drum bist du billig hoch zu ehren, de Europa estuvo sometida a circunstancias determinadas.
Weil du uns alie tust ernahren... *
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La vida social de los campesinos dependía además de la orga­ finca, es decir cuáles eran las ganancias de un campesino, tampoco
nización agraria dentro de la que producían. En la época en que es posible ofrecer un cálculo exacto de estas cargas. Sólo se
la evolución europea dejó de ser homogénea, modificándose en conservan los libros de gastos domésticos de las casas señoriales
la Europa occidental y central el sistema feudal y apareciendo de esta época. Sin embargo, es seguro que las cargas de los cam­
en la Europa oriental el señorío, el campesino alcanzó en aquélla pesinos eran tan elevadas que la mayoría de ellos, hasta un
una situación más libre desde el punto de vista jurídico con la 60-70 %, se mantenía escasamente por encima del mínimo existen­
total desaparición de la servidumbre, mientras que en los países cia!. Eran muy pocos los que, constituyendo una capa superior,
del este, la implantación de ésta inició una nueva esclavitud que podían edificar casas ostentosas, dar grandes fiestas y conseguir
no sólo empeoró la situación jurídica de la propiedad rural, sino beneficios considerables del cereal o del comercio ganadero. La
también la personal de los campesinos Si en la Europa oriental gran mayoría se caracterizaba por su constante preocupación por
los campesinos se convirtieron en esclavos y en la meridional en la supervivencia. Tanto más gravosos fueron los intentos de los
arrendatarios con pocos derechos, en los países de la Europa cen­ señores, al menos en Occidente, de aumentar los tributos, a
tral y occidental podían llegar a ser copropietarios de la tierra. pesar de la intensificación de la agricultura y de la mejora del
Dependiendo de factores diferentes, en Inglaterra y en España estatus jurídico. Al señor noble no le bastaban los antiguos tri­
se desarrolló un campesinado proletarizado que se vio empujado butos, ya que necesitaba cada vez más dinero para sus necesidades
al vagabundeo: allí, víctima de la comercialización de la agricul­ de ostentación en la sociedad cortesana en formación. A ello
tura, aquí, de los ganaderos nobles de la M estau. La ausencia respondía también su afán por comercializar sus tierras bajo el
de derechos, la creciente presión tributaria, la Mesta y el mayo­ imperativo del mercado capitalista. Más decisivo todavía para el
razgo destruyeron por completo, a comienzos del siglo xvii , al campesino fue el peso de los impuestos pagaderos a los gobernan­
campesinado español. En 1629, Peñalosa y Mondragón se lamen­ tes, los cuales, al no poder ya sufragar los crecientes gastos de la
taba:* El campesinado es actualmente en España el más pobre, el administración y el ejército sólo con los bienes realengos y al
más mísero y el más profundamente postrado; parece como si estar la nobleza exenta de impuestos, recurrieron a los campesi­
todea-descrestantes estamentos se hubieran aliado y conjurado nos, quienes hubieron de soportar en gran medida las cargas del
para arruinarlo y destruirlo. Se ha llegado a tal punto que el primitivo Estado moderno. Si a ello añadimos las transformaciones
nombre de campesino equivale al de rufián, torpe, puerco y otros que tuvieron lugar en la agricultura con el nacimiento del mer­
peores. Cuando se dice campesino, se piensa en comida ordinaria, cado mundial, de las que los más ricos se beneficiaron en mayor
guisos de ajo y cebolla, en carne de animales reventados y en grado que los más pobres, vemos que para el conjunto del cam­
pan de cebada, en calzado de piel sin curtir y en blusones des­ pesinado en Europa se inició un deterioro que ni la garantía
garrados, gorro de bufón y cuellos toscos, camisas de tela de jurídica por parte del Estado fue capaz de atajar ”.
saco y pesada faltriquera, chozas de barro semiderruidas, pedazo Las diferencias dentro de la clase rústica en cuanto a la
de tierra mal cultivada y un par de escuálidas vacas, y en el peso propiedad, el patrimonio, el rango y la situación jurídica eran
de las hipotecas, las rentas, los impuestos y los tributos. Si el muy notables. Desde el siglo xvi, y sobre todo a finales de éste,
campesino viene a la ciudad, especialmente cuando es por razones la capa de campesinos ricos, numéricamente invariable en los
de pleitos, le esperan innumerables decepciones, burlas sobre su últimos tiempos, comenzó a cerrarse y a formar una casta, al
vestimenta y lenguaje y engaños sin cuento. Pero en verdadero igual que las familias de los comerciantes más ricos en las ciuda­
mártir se convierte tan pronto como las gentes de la justicia o des, mientras que la capa pobre e inferior de la aldea aumentaba.
del ejército encuentran el camino hacia su humilde choza» u. El gran campesino, tal como se le conoce, por ejemplo, en el norte
La situación social de los campesinos se hallaba determinada, de Alemania, se diferenciaba con frecuencia muy poco del señor
finalmente, por el peso de la carga de los tributos señoriales y de noble en lo que a patrimonio y nivel de vida se refiere. En su
los impuestos de los gobernantes, y a ello hay que añadir, según finca trabajaba un gran número de criados y jornaleros; cierto es
las regiones y el estatus jurídico, la prestación personal y el diez­ que sólo en algunos casos era libre, pero podía obtener beneficios
mo eclesiástico. El sistema global de cargas de los campesinos de sus excedentes a través del mercado. Si, como el yeoman en
en los inicios de la Edad Moderna, que se pagaban en especie o Inglaterra o el Grossbauer en Holstein, sabía racionalizar su
en dinero, y en general en ambos, es muy variado. Pero dado explotación, podía aparecer incluso como un empresario agrícola
que sólo conocemos de forma aproximada cuánto producía una seguro de sí mismo15. El mantenimiento de la propiedad fue

98 99
garantizado de generación en generación mediante la interpreta­ en zonas próximas a las ciudades o en los pueblos más grandes,
ción estricta del derecho hereditario y una política matrimonial sobre todo en las regiones industriales nacientes. En tanto dispu­
adecuada. Una conciencia familiar muy acusada cimentaba su sieran de una casa y se pudieran abastecer por sí mismos de
posición de dominio en la comunidad aldeana, dentro de la cual alimentos eran considerados vecinos que, al mismo tiempo, se
ocupaba también con frecuencia cargos públicos. El grupo for­ ofrecían como jornaleros o ejercían una ocupación adicional en
mado por tales campesinos tenía mucha importancia como polo la industria a domicilio. Este grupo se estima en Wurtemberg,
opuesto a los señores nobles; sin embargo era muy pequeño. En a mediados del siglo xvi, entre el 15 y el 22 96 de la población.
Wurtemberg, por ejemplo, de donde nos han llegado cifras, los Aún peor era la situación de los asalariados completamente des­
agricultores acaudalados y productores de excedentes eran sólo poseídos; éstos se veían obligados a ofrecer sus servicios exclu­
un 5 96 “. A continuación venía una capa media más amplia, sivamente, por lo que, a no ser que trabajaran en alguna actividad
de un 20 a un 25 96, siempre y cuando, como sucedió en Rusia artesanal de la aldea, era raro que estuvieran avecindados en
o en España, no hubieran sido totalmente aniquilados por el ésta. A diferencia de los criados y servidores, eran libres y,
sistema de arrendamientos o la servidumbre de la gleba. Los siempre que pudieran sostener a una familia, podían también
campesinos pertenecientes a esta capa podían cubrir sus necesi­ casarse, pero su subsistencia era muy precaria y muy fácil la
dades e incluso, en ocasiones, producir excedentes, si bien rara posibilidad de convertirse en mendigos. El lugar más bajo de la
vez conseguían llegar a ser notables de aldea, siendo mucho más escala social lo ocupaban los sirvientes, y, en parte, los «nuevos»
fácil que bajaran en la escala social a consecuencia de las crisis siervos de la gleba de la región al este del Elba, los cuales
agrarias y de las malas cosechas. Junto con la capa más acomo­ figuraban entre las propiedades de una finca. Cierto es que
dada, se diferenciaban con mucho de los más pobres, que consti­ estaban sometidos a disposiciones contractuales, pero se hallaban
tuían del 70 al 80 96, e incluso del 65 al 83 96 de la población indefensos frente al poder de los señores. Con frecuencia, la
aldeana. En tiempos de buenas cosechas y coyuntura favorable, comida y la vivienda estaban garantizadas, y algunos también
los pequeños campesinos pertenecientes a este grupo podían obtenían ropas, pero su ocupación se consideraba en general
garantizar su propio sustento. Seguían poseyendo sus propias deshonrosa. Las quejas acerca de la falta de sirvientes estaban tan
tierras, aunque de poca extensión y de escaso rendimiento, y un extendidas como las que se referían a su informalidad y pereza.
pequeño número de cabezas de ganado. En tiempos de crisis Si in clu im os a los jornaleros, la capa más baja del campesinado, en
tenían que trabajar también de jornaleros o ejercer una actividad una zona rural libre de Europa occidental constituía un 30 ó 40 96
secundaria de carácter artesanal. En realidad pertenecían ya a los de la población, llegando hasta un 70 u 80 96 en los lugares con
pobres de la aldea, pero la tierra propia y la posibilidad de fundar el nuevo sistema de arrendamiento, como España e Italia “. Así
una familia los diferenciaba de la amplia capa de criados y surgió un proletariado rural cuya situación, aun cuando no
simples jornaleros. hubieran desaparecido completamente los vínculos feudales, no
Si en la Baja Edad Media los ricos, medios y pequeños cam­ se diferenciaba esencialmente de la de la nueva clase asalariada,
pesinos seguían constituyendo el grupo más amplio de la población que en Inglaterra llegó a verse totalmente desposeída a conse­
rural como tal, a partir del siglo x v ii estos campesinos propiamente cuencia del movimiento de enclosures. Los miembros de este
dichos se fueron convirtiendo progresivamente en minoría. Pues grupo consiguieron efectivamente la libertad personal, pero se les
a consecuencia del crecimiento demográfico y de la depauperación tenía por simple mano de obra barata de los nuevos propietarios
provocada por el aumento de las cargas tributarias y por la capitalistas. Entre la población rural, por vivir en la aldea, aunque
revolución de los precios, la capa más baja se hizo cada vez más no trabajaran directamente en la producción agrícola, se encuentra
numerosa a pesar del elevado índice de m o r t a l i d a d N o dispo­ también el grupo de los trabajadores manuales y artesanos, siendo
nemos de cifras exactas y las escasas evaluaciones estadísticas de de destacar los mesoneros, herreros, molineros y barberos que a
las diversas regiones europeas son difíciles de contrastar; sin menudo combinaban su actividad con una explotación agrícola,
embargo, se puede observar de forma generalizada que, con la como era el caso del mesonero, o disponían de huertos o algún
consolidación de una capa de pequeños campesinos, surge también terreno para su autoabastecimiento, como sucedía con herreros
otra de jornaleros y asalariados sin tierras propias que se con­ y molineros. Asimismo fue aumentando el número de sastres y
vierten progresivamente en el rasgo característico del mundo rural tejedores que no poseían bien alguno y que trataban de asegurar
de inicios de la Edad Moderna. La mayoría de ellos aparecieron su sustento dentro del marco de la industria familiar organizada

100 101
La aldea de inidos de la Edad Moderna, con su campesinado líos o bueyes, arado, guadañas y rastrillos eran la única ayuda de
apegado a sus tradidones, no era en modo alguno, en lo que que disponían la mayoría de los campesinos: las diversas y
a su estructura sodal se refiere, tan rígida como nos hace suponer pequeñas mejoras técnicas para la agricultura de los siglos xvi
la organización agraria de la tierra. Desde la Baja Edad Media, y x vn sólo favorederon a unos pocos. Trabajaban exclusivamente
la estructura de la pobladón rural se había transformado notable­ para su sustento; los menguados excedentes, cuando no eran
mente. Y, mientras que la capa propiamente campesina se man­ totalmente absorbidos por los señores o por el dero, eran llevados
tenía casi constante desde el punto de vista numérico y los al mercado para poder adquirir a cambio todo lo que ellos mismos
campesinos ricos se distanriaban, formando una capa superior, no producían y era necesario para vivir. Su trabajo no se orientaba
la capa inferior de los pobres se fue ampliando. A finales del hada el logro de beneficios, sino que tan sólo servía para garan­
siglo xvi aparedó un proletariado rural que ya no estaba inte­ tizar la subsistenda y seguía el ritmo de la naturaleza, de cuyas
grado en la comunidad aldeana; estaba compuesto, por una parte, inclemencias dependía la dura y desacreditada labor, así como la
de jornaleros subempleados y, por otra, de trabajadores rústicos «holganza» en tiempos de menor ocupadón. Se trabajaba mientras
del lugar que se ganaban el pan con la actividad industrial. Con hubiera algo que hacer y fuera de día. No había tiempo libre,
el tiempo, la estructura rural de la vieja Europa se vería trans­ aunque sí muchas fiestas y días festivos. En invierno las tareas
formada por el avance de la actividad artesanal y por la proleta- no eran tantas como en la época de la siembra y de la cosecha,
rizadón de las capas inferiores. En las regiones de Europa con en que se requerían todos los esfuerzos. Una cosecha abundante
una organización feudal, en las que los campesinos eran copro­ deddía sobre la vida o la muerte. Las grandes explotaciones eran,
pietarios de sus tierras, había, naturalmente, una pobladón rural en general, de tipo familiar y autárquico, en las que todos tenían
muy diferenciada. En los países con organización señorial, en los que trabajar: hombres y mujeres, niños y viejos, criados y jorna­
que existía un sistema de arrendamiento feudal o precapitalista, leros. El cultivo de la tierra, junto con la cría de ganado, garan­
apenas había un campesinado autónomo; aquí predominaban las tizaban el equilibrio económico necesario. Siempre que estuviera
relaciones de dase: un reducido número de señores de la nobleza permitido se criaban también ovejas, así como, en otros lugares,
y de grandes arrendatarios nobles, burgueses y campesinos frente fundonaba con frecuenda una rentable industria quesera. La ropa,
a una capa mucho más amplia de trabajadores del campo de­ el calzado y las herramientas eran generalmente producidas por
pendientes, asalariados manuales y siervos de la gleba. ellos mismos aprovechando los largos meses de invierno. Los
molinos, herrerías y baños se orientaban exdusivamente hacia las
La población campesina, desde el rico propietario hasta las necesidades de los habitantes de la aldea. El derecho de los
gentes más insignificantes de la aldea, llevaba una vida sometida señores sobre la fabricación de cerveza y la molienda era arrendado
a intensas variadones: por una parte, el trabajo duro y regular generalmente a los campesinos, pero se hallaba en gran medida
y, por otra, la tosca e intensa vida sodal y las frecuentes fiestas. fuera del control aldeano. La organización del trabajo agrícola
«El uno está separado del otro y vive para sí con sus criados y dependía del propio campesino, siempre que no se tratara de
animales. Sus casas son casas malas, hechas de barro y madera, un señorío. Esto se puede aplicar también a los siervos de la
asentadas sobre la tierra y cubiertas de paja. Su alimento es el gleba de los países del este, en donde el dueño de la tierra
negro pan de centeno, la papilla de avena o los garbanzos y apenas intervenía. Se realizaba, sin embargo, dentro del marco del
lentejas coddos. Su bebida, el agua y la leche. Una chaqueta, dos vecindario, cimentando una solidaridad mantenida igualmente por
zapatos con cordones y un sombrero de fieltro, su vestimenta. los campesinos ricos y por los pobres. Aquellas tareas que el cam­
Estas gentes nunca tienen reposo, trabajando desde el alba hasta pesino no podía hacer solo eran realizadas por el conjunto de la
el atardecer. Llevan al mercado más cercano los frutos que comunidad aldeana. En esto radica la fuerza y la debilidad de la
obtienen de la tierra y del ganado, comprando a cambio lo que sociedad rural de inicios de la Edad Moderna: la comunidad
necesitan... A sus señores han de servirles con frecuenda a lo prestaba protección frente a los abusos del señor, pero a su vez
largo del año, cultivar el campo, sembrar, recoger la cosecha y obligaba a cada individuo a observar las normas tradicionales
llevarla a los graneros, cortar leña y cavar zanjas. No hay nada establecidas21.
que el pobre pueblo no tenga que hacer o aplazar sin perjuicio» *. El trabajo constituía sólo un aspecto de la vida rural. Las
La productividad campesina no era importante. La mayor parte numerosas fiestas y celebraciones eran para el campesino un alivio
del trabajo se tenía que hacer directamente con las manos. Caba- de la monótona y pesada labor, no tratándose únicamente de un

102 103
de vida. La vida cotidiana del campesino estaba encuadrada tam­
mundo opuesto a aquél, sino formando igualmente parte integrante bién por las fiestas religiosas; ahora bien, un hecho cuestionable
de la vida rural, en estrecha relación con la economía. Los juegos, es hasta qué punto tenía éste la misma fe que el párroco o el
las celebraciones y las fiestas constituían uno de los «principales pastor, a menudo también señor de la aldea. En este sentido no
recursos de que una sociedad disponía para estrechar los vínculos disponemos de documentos, pero con todo sus mundos respectivos
comunitarios, para desarrollar un sentimiento de compañerismo» n. eran demasiado distintos como para que nos permitan suponer la
En ellos participaban, al igual que en el trabajo cotidiano, todos, existencia de correspondencias directas entre ambos.
ancianos y jóvenes, mujeres y hombres, pobres y ricos. A menudo En la época posterior a la Reforma se manifiesta, efectivamente,
tampoco faltaban los señores nobles. Los cuadros de Brueghel nos una intensificación de la asistencia espiritual en el medio rural,
ofrecen, en este sentido, una visión colorida. Había fiestas religio­ tanto por el lado protestante como por el católico, que, exce­
sas y mundanas que se regían por las estaciones y las tradiciones. diendo la práctica religiosa medieval, trataba de configurar por
Los centros de la vida social eran la iglesia y el mesón. vez primera la vida del campesino, es decir, de eclesializarla, y se
La feria anual era el punto culminante de la vida social en la esforzaba por barrer de ella la superstición. Sin embargo, al lado,
aldea, ya que en ella se fundían los intereses religiosos, económicos o debajo de la fe cristiana, habría durante largo tiempo un mundo
y sociales. A medida que la Reforma fue reorganizando la vida de supersticiones y prácticas mágico-religiosas estrechamente liga­
religiosa, se fueron reduciendo sus festividades; en las zonas das a los usos tradicionales — la creencia en las brujas era una
católicas, en cambio, las antiguas fiestas paganas se transformaron, parte integrante de la religiosidad campesina24— , así como el
adoptando un carácter religioso. Algo nuevo fue el resurgimiento sueño de una vida sin opresión social y política que ponen de
del culto a los santos y de las peregrinaciones. Para el campesino manifiesto algunos movimientos revolucionarios campesinos ", una
ligado a la tierra la participación en éstas, a diferencia del habi- especie de «utopía de Jauja», sin trabajo ni preocupaciones.
ante de la ciudad, suponía casi la única oportunidad de conocer Precisamente sus fiestas eran no tanto la expresión de una con­
otros lugares y a otras gentes. Las fiestas públicas, religiosas o ciencia eclesiástico-religiosa como momentos de un sueño de
profanas, existían desde hacía mucho tiempo y a ellas se añadie­ libertad basado en la experiencia de la solidaridad aldeana, cuya
ron en los inicios de la Edad Moderna las relacionadas con el misión era velar por los intereses esenciales. Tras su derrota en
nacimiento, el matrimonio y el entierro, que sin duda eran de la guerra, el campesino alemán sólo habría de tomar parte activa
índole familiar pero al mismo tiempo simbolizaban la solidaridad en la Reforma de manera ocasional: ni el calvinismo ni la Con­
de toda la comunidad rural, la cual participaba en ellas en su trarreforma católica asumieron las tradiciones campesinas especí­
conjunto, incluyendo tanto a los pobres de la aldea como al dueño ficas, sin que ello signifique que la confesión religiosa de éste,
de la casa. A éste le ofrecían la oportunidad de mostrar su riqueza que en general dependía de los señores, no tuviera importancia.
y su dignidad; a aquéllos, la ocasión de comer hasta hartarse23. Desde el punto de vista de la historia de la religiosidad hay
Cuando las autoridades actuaron contra los usos festivos de los algo, sin embargo, mucho más decisivo. Cierto es que todas las
campesinos, lo hicieron en parte por temor a que los gastos debi­ Iglesias combatieron la superstición campesina, pero mientras que
litaran su rendimiento tributario, pero también a que desembocaran el catolicismo lo hizo mediante sus nuevas prácticas religiosas
en desórdenes y alborotos, lo que no era raro. Esta tutela revelaba (culto a los santos y peregrinaciones), trasformando y cristianizan­
también rasgos de un puritanismo de la vida pública, que, desde do así la magia, el protestantismo, con sus prédicas contrarias
el punto de vista moral, se sentía horrorizadó ante las expresiones a ésta y con su visión del mundo anticampesina, introdujo una
groseras, el griterío, los cantos y otros feos usos» “ . No obstante, secularización en el ámbito rural que no sólo perturbó la cultura
el hecho de que, a partir del siglo xvu, las fiestas fueran perdiendo propia de los campesinos, sino que dio un impulso significativo
progresivamente su importancia para la comunidad no se debió a la disolución de un orden social de carácter feudal basado en
tanto a la «nueva moral» como a la intensa expansión del mer­ la solidaridad campesina.
cado, que destruyó las estructuras feudales de la aldea25.
La convivencia y el trabajo campesinos respondían a una piedad El campesino estaba acostumbrado a organizar su vida por sí
y unas creencias en conjunto mucho menos determinadas por las mismo. Su mundo político era la aldea que, casi como una
Iglesias cristianas de lo que comúnmente se quiere suponer. Es comunidad autónoma, había surgido en la Baja Edad Media y
indudable que la sociedad rural se ajustaba a normas religiosas, había sido aceptada por los señores feudalesa . Esto cambió en
se había adaptado en general a la sociedad feudal y a sus formas
105
104
el momento en que, al constituirse una sociedad estamental privi­ sino también que éstos desarrollaron sus propias ideas de con­
legiada en un Estado territorial en consolidación, el campesino vivencia social, las cuales no se agotaban en una ideología
apareció definido, por vez primera, como súbdito cuya tarea antimodema. Lógicamente no podemos saber cuál hubiera sido
exclusiva era trabajar y obedecer, así como garantizar la repro­ la evolución de la primera Edad Moderna sin las protestas
ducción material de la sociedad, cuando el Estado se vino a campesinas; ahora bien, con toda seguridad, el poder de los
interponer entre los campesinos y los señores feudales con sus príncipes habría llegado a ser ilimitado. El miedo a las revueltas
nuevas exigencias tributarias y normas policiales y, finalmente, campesinas supuso un freno para ello. En Inglaterra la protesta
cuando, con el nacimiento del mercado capitalista, comenzó a se dirigió contra la política de cercados de los señores capita­
desaparecer la economía de subsistencia del campesino pasando listas; en Francia se sucedieron las revueltas desde mediados del
a depender de éste. Aun cuando estos procesos se prolongasen siglo xvi hasta la Fronda; en Rusia, huyendo de la esclavitud de
por un largo espacio de tiempo, su influencia fue muy profunda la servidumbre, los campesinos se refugiaron entre los cosacos,
sobre la vida y la conciencia política de los campesinos. A dife­ luchando con ellos contra los afanes centralizadores del gobierno
rencia de la burguesía, del clero y, sobre todo, de la nobleza, que zarista. Ni siquiera en el Imperio alemán se doblegaron los
conservaron en el Estado moderno primitivo sus derechos y pri­ campesinos a la estatalidad territorial como su derrota en la
vilegios particulares como estamentos políticamente organizados, guerra nos podría hacer creer. Cierto es que todos estos movi­
convirtiéndose así en soportes del poder «estatal», no sólo fueron mientos revolucionarios no fueron protagonizados únicamente por
excluidos del proceso de formación —salvo en unos pocos casos, campesinos, pero en todo caso constituyeron siempre una forma
como en el Tirol y en Frisia oriental, donde la estamentalidad de resistencia contra la destrucción del mundo campesino tradi­
les estaba asegurada, aunque no gozaban de derechos políticos en cional. Sus objetivos eran, en general, muy concretos, como la
el territorio— , sino que perdieron además la posibilidad de la protesta contra los impuestos en Francia. Los campesinos eran lo
autodeterminación política incluso en el propio ámbito de la suficientemente realistas como para situar sus reivindicaciones
aldea. No es significativa solamente la caída de la República de dentro del marco de sus posibilidades de lograrlas; no obstante,
los Campesinos de Dithmarschen en 1559a, sino también la el ideal siguió siendo la comunidad autónoma sin señor, sin
incontenible destrucción de los derechos políticos de la aldea tributos, sin prestaciones y obligaciones, la idea de un mundo
tanto por parte de los señores como por parte del Estado. El campesino y autogestionado ".
proceso de integración «estatal» supuso para el campesinado un Aun cuando el primitivo Estado moderno les garantizase, a
deterioro de su situación social y un aumento de las cargas tri­ cambio de su autonomía, la protección, al menos de jure, frente a
butarias y personales; frente a esto, la nueva protección por parte la arbitrariedad de los señores, los comerciantes y los funcionarios,
del primitivo Estado moderno, interesado en principio en un es decir, aun cuando los conflictos campesinos fueran, en principio,
estamento rural fuerte, fue insignificante en los siglos xvi y x v i i legalizados ”, habría de pasar mucho tiempo antes de que les
en concreto. Y, dado que el campesino tenía de jure posibilidades fuera reconocido el estatus jurídico y político que les correspondía
jurídicas de protesta, pero en la vida cotidiana éstas quedaban de acuerdo con su importancia socioeconómica para la sociedad.
sin efecto, el único recurso de que disponía para defenderse de La formación del primer Estado moderno y del mercado capitalista
la nueva carga y de una mayor destrucción de su economía de se produjo, en gran medida, sin los campesinos; los costes de su
subsistencia era la resistencia, de la que hizo frecuente uso en «adaptación» fueron considerables.
toda Europa, sobre todo en Francia y Rusia, tanto a nivel activo
como pasivo.
Paralelamente al proceso de formación de la sociedad europea m . LA BURGUESIA ESTAMENTAL Y EL AUGE DE LA BURGUESIA
de inicios de la Edad Moderna tuvo lugar un movimiento de DE INICIOS DE LA EDAD MODERNA
protesta de los campesinos cuya trascendencia e importancia no
han sido justamente apreciadas hasta época muy reciente ". Se ha La burguesía europea de inicios de la Edad Moderna constituye
revelado así que los campesinos no sólo no permanecieron impa­ numéricamente una capa social menos importante que la población
sibles ante la opresión, aceptando las múltiples cargas, a pesar campesino-rural en lo relativo al desarrollo urbano, habiendo de
de que la revolución campesina en Alemania había puesto de tener en cuenta que, sin embargo, en Holanda y en Italia tuvo
manifiesto la impotencia de sus acciones frente a la autoridad, una importancia más decisiva que en España o en Polonia. Su

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escasez numérica fue, no obstante, inversamente proporcional a la ciudadanía propiamente dicha. La burguesía se organizaba,
su papel (social) en el comercio y la industria, en la incipiente en general, en tres capas, representando un papel muy importante,
administración del Estado moderno y en las instituciones cultu­ junto con la profesión y el patrimonio, el origen y el cargo. La
rales de inicios de la Edad Moderna. A medida que estas institu­ posición social estaba determinada en definitiva, también aquí,
ciones aumentaban sus funciones sociales, la burguesía se fue no por los méritos y la riqueza, sino por el nacimiento y el
afianzando hasta convertirse finalmente en el siglo xix en la capa privilegio. Las posiciones rectoras, tanto en el aspecto político
social dominante. Pero todavía tenía que convertirse en una clase como en el económico o social, eran ostentadas por el patriciado,
de la sociedad estamental de inicios de la Edad Moderna “ . que constituía una oligarquía formada por miembros de las anti­
La burguesía se diferencia claramente de la nobleza y el cam­ guas familias de consejeros. Tras haber experimentado un auge
pesinado por su forma de vida, el medio urbano y el trabajo. en un principio a través de su actividad comercial y artesanal,
Pero, aun cuando representaba algo característico dentro de una a finales del siglo xvi este patriciado comenzó a aislarse social­
sociedad de este tiempo, no constituía en absoluto un estamento mente en la medida de su retroceso económico y de la inversión
cerrado y menos aún una clase homogénea, aglutinada por los de fondos en la compra de tierras y casas, y a vivir según el
mismos intereses sociopolíticos. Las diferencias entre las burgue­ ideal de representación noble-patricio. Desde la Baja Edad Media,
sías de los diversos países de Europa eran notables; por otra su afán de monopolizar el poder no había sido impugnado, pero
parte, el paso del patriciado a la nobleza, o del campesinado su posición rectora pudo reafirmarse con el afianzamiento de la
rural a la burguesía agraria no era abrupto. En lo que se refiere sociedad estamental apoyada por los gobernantes. La riqueza
a la riqueza, el papel político y el estatus social, no existía uni­ antiguamente adquirida tenía, sin duda, un papel significativo,
formidad. Ahora bien, si se habla de una burguesía europea, al ahora bien, su estatus de predominio seguía siendo justificado
igual que de una nobleza y un campesinado, los rasgos más por el patriciado con los antiguos privilegios y con su origen. La
importantes que la caracterizaban eran, principalmente, un trabajo situación y la posición de éste variaba considerablemente de un
radicalmente distinto, comercial o artesanal, y una vida diferente, país a otro en Europa. Cuanto mayor fuera el poder económico
determinada por la ciudad”. de una ciudad y menores las limitaciones con que pudieran
Al constatar la ascensión de la burguesía a inicios de la Edad desarrollarse los intereses burgueses, como en Amsterdam o en
Moderna, es decir, los comienzos de una burguesía capitalista cuyas Londres, tanto mayor era la movilidad y la apertura frente a los
aspiraciones sociales se ponen por vez primera de manifiesto en acaudalados comerciantes de prosperidad reciente que no perte­
la revolución holandesa y en la inglesa, hay que hacer una dife­ necían al patriciado. Ahora bien, cuanto más difícil se ponía la
renciación estricta, más allá de la ya citada, entre la burguesía situación económica para el patriciado de una ciudad, especial­
estamental o urbana y una clase burguesa en formación, como mente cuando renunciaba a los negocios comerciales en favor de
consecuencia de la expansión del mercado, que, a través del una forma de vida aristocrática, más acusada era la tendencia a la
comercio, la cultura o la administración, logró romper con un separación, constatable desde finales del siglo xvi “ .
mundo sujeto a estamentos sin ser revolucionaria en un sentido Inmediatamente por debajo del patriciado y ligados a éste e n .
político. El auge del capitalismo no estuvo directamente ligado parte en lo relativo al poder se hallaban los comerciantes ", Estos,
al auge de la burguesía, sino sólo de partes de ésta que se forma­ según la importancia de la ciudad, representaban el elemento
ron a partir de aquél. La antigua burguesía estamental en dinámico propiamente dicho de la sociedad urbana, predominando
Alemania, el funcionariado burgués en Francia y la burguesía que aquí en mayor medida y por más tiempo que en ningún otro
surgía en Inglaterra eran mundos separados entre sí. grupo el principio del éxito económico. Por esta razón, cuando se
le excluía del poder, el comerciante había de sufrir la inflexibilidad
La burguesía urbana de inicios de la Edad Moderna, conforme a de la política de los patricios y la discriminación social, tratando
la tradición medieval, dentro de la cual seguía estando inmersa, de poner los bienes adquiridos al servicio de su ascensión social
se hallaba intensamente diferenciada. Su estructura social era y política. Al mismo tiempo, los comerciantes se aislaban también
análoga a la que se daba en la sociedad campesina y entre los de los grupos inferiores cuando veían peligrar su prestigio social
nobles. Ciudadano de pleno derecho era solamente aquel que, al o político. Por ello, la protesta de los artesanos de las ciudades
poseer una casa, disponía del derecho de ciudadanía, de modo que de esta época iba dirigida con frecuencia, no sólo contra el
el conjunto de habitantes de una ciudad era mucho mayor que patriciado, que aparecía cada vez más como autoridad, sino tam­

108 109
bién contra los comerciantes, los cuales se aliaban a menudo con Todas las ciudades europeas poseían no sólo una amplia capa
los maestros artesanos siempre que éstos dispusieran de grandes de artesanos, sino además otra capa inferior en constante creci­
empresas o de cargos influyentes. miento, excluida del derecho de ciudadanía en la mayoría de los
La capa más amplia de la burguesía ciudadana estaba formada casos, que, a causa de su pobreza, no pagaba impuestos, o bien
por los artesanos, ciudadanos simples y comunes que, junto con éstos eran muy exiguos. Este grupo, que constituía el 30 ó 40 %
los tenderos, funcionarios urbanos y letrados de la ciudad, cons­ de la población urbana, vivía en el límite del mínimo existencial,
tituían la burguesía «media»n. Se organizaban en un sinnúmero o bien se mantenía del excedente de la economía urbana. A él
de gremios, cada uno de los cuales representaba una forma de pertenecían los artesanos empobrecidos, los pequeños comercian­
vida en común, con un estatus social diferente en cada caso tes, los jornaleros, los oficiales viejos y asalariados, que en ocasio­
concreto. El prestigio y las posibilidades de lucro no siempre se nes apenas se diferenciaban de los mendigos, vagabundos y
hallaban en interdependencia. Los gremios velaban rigurosamente
por sus derechos de monopolio y por asegurar su producción y
g r á f ic o 6: Situación patrimonial en Augsburgo ( e n flo r in e s ) .
también sus posibilidades de venta. Garantizaban, sin duda, la
subsistencia de todos los artesanos, pero frenaron el desarrollo 1509 1540 1618
económico de algunas ciudades al oponerse frecuentemente a las
Contribuyentes 4 990 6 780 9 332
innovaciones de tipo técnico, sobre todo con el fin de defenderse
de la amenaza que suponía para su existencia la competencia del *H abnits» (pobretones) «H abnits* 4 083
artesanado no gremial. De la misma manera que el patriciado se pequeños patrimonios 4 868 6 492 pequeños patrimonios por
aisló a finales del siglo xvi para garantizar su supremacía, también patrimonios (3 600-7 200) debajo de 20 fl. de
hasta (5 000-10 000) 40 32 contribución 4 875
los gremios trataron, por su parte, de monopolizar su producción, patrimonios (5 000-10 000) patrimonios medios
aunque ello no siempre supuso que pudieran eliminar de hecho hasta (100 000-200 000) 43 104 hasta (20 000-40 000) 432
al artesanado no gremial en ascenso, ya que justamente las grandes patrimonios patrimonios (20 000-40 000)
(100 000-200 000) hasta (40 000-80 000) 83
ciudades se oponían eficazmente a una política gremial estrecha hasta (300 000-600 000) 36 80 patrimonios (40 000-80 000)
de miras. patrimonios hasta (140 000-180 000) 31
El artesanado tradicional sólo pudo responder a las nuevas (300 000-600 000) patrimonios por encima de
necesidades mediante una diferenciación de su actividad. A prin­ hasta (1 000 000-2 000 000) 3 37 (140 000-180 000) 8
patrimonios
cipios del siglo x v i i había en numerosas ciudades más de 120 (1 000 000-2 000 000)
gremios de artesanos. Una de las causas fundamentales de la hasta (1 700 000-3 400 000) _ 5
separación de los gremios fue el hecho de que los oficiales cada
vez tuvieran menos posibilidades de ascenso, organizándose con
frecuencia en agrupaciones y convirtiéndose a partir de 1600 en gentes ambulantes, parte integrante del cuadro social de la socie­
un problema social de algunas ciudades. El conflicto entre maestros dad urbana de inicios de la Edad Moderna en la misma medida
y oficiales estaba permanentemente latente. Cierto es que el endu­ que el rico patriciado. Mientras que el comerciante, y también el
recimiento de los gremios y el descenso de la movilidad entre los artesano, tenían posibilidades para ascender socialmente, en el
artesanos de las ciudades con un estancamiento de la economía, caso de la clase baja éstas eran extremadamente escasas, hallándose
como en Italia y Alemania, fueron mucho más acusados que en fuera de la sociedad burguesa urbana propiamente dicha".
Inglaterra y Holanda, donde al lado de los gremios aparecieron La jerarquía social no coincidía con la situación económica;
otras formas de organización de la artesanía preindustrial que había comerciantes más ricos que los patricios, maestros artesanos
permitían también a los oficiales encontrar trabajo fuera de las más acaudalados que algunos comerciantes, y también artesanos
empresas de los maestros. Ahora bien, en todas partes los arte­ extragremiales que ganaban más que los que pertenecían a un
sanos gremiales dificultaban el acceso a los gremios, es decir gremio. Las listas de patrimonios de las ciudades nos muestran
marginaban socialmente a los otros artesanos. A consecuencia de cuáles eran las diferencias sociales que reinaban en éstas *.
esta presión, los centros de la nueva industria minera o textil En la sociedad urbana había, por último, un gran número de per­
fuera de las ciudades no tenían ningún problema a la hora de sonas que no poseían ningún derecho ciudadano, ni estaban tam­
encontrar mano de obra. poco incluidas en la comunidad política, como por ejemplo los

110 111
perseguidos en razón de su fe, los letrados laicos, los nobles, los
funcionarios y los clérigos. Esta capa, al igual que la inferior, era el día y no le dejaba, aparte de los numerosos días festivos,
todavía relativamente pequeña a comienzos del siglo xvi. Pero un tiempo libre. Sin embargo, de igual manera que los campesinos,
rasgo característico en el desarrollo de la ciudad de inicios de la los ciudadanos disfrutaban, junto al trabajo constante, de una
Edad Moderna es el hecho de que precisamente el número de intensa vida social que era parte integrante de la cotidianeidad
estos dos grupos sociales, que no constituían una parte de la de la ciudad e incluso un elemento esencial de las relaciones entre
ciudadanía propiamente dicha, aumentó de tal manera que los los burgueses. A causa de la estructura de la ciudad, no sólo
ciudadanos de pleno derecho llegaron a ser finalmente una mino­ existía una vida social en la que intervenían todos los habitantes,
ría. La ciudadanía urbana no era, pues, un estamento cerrado, como las fiestas religiosas, el carnaval o las ferias anuales, sino
sino, sobre todo, muy diferenciado, siendo así que las divisiones también las celebraciones estamentales de las diferentes asociacio­
en razón del nacimiento se vieron agudizadas por las separaciones nes de consejeros, gremios o agrupaciones de oficiales, que, aunque
de clases. no eran «públicas», ejercían una importante función en cuanto
a la solidaridad de los grupos Un rasgo característico del pro­
La vida del conjunto de los ciudadanos estaba configurada por la ceso de diferenciación de la sociedad urbana es el hecho de que
estrecha convivencia de las gentes más diversas en una ciudad, las celebraciones públicas no fueran tanto una expresión de la
sociedad urbana cerrada como de la autonomía de los diferentes
así como por el trabajo específico del comercio y la actividad
grupos y asociaciones. Sólo cuando, a consecuencia de la dife­
artesanal, que contrastaba con la actividad rural por no estar
renciación de la población y del afianzamiento de las formas
ligada a la tierra ni depender del ciclo anual prescrito por la
estamentales, el patriciadp, por una parte, adoptó formas de
naturaleza, al orientarse hacia la demanda de la sociedad de
productos industriales y la consecución de beneficios. A pesar comportamiento aristocráticas, es decir, se separó de la sociedad
urbana, desarrollándose, al mismo tiempo, en las capas inferiores,
de que el artesano y el comerciante dependían del mercado y se
cada vez más amplias, una conciencia plebeya de discriminación,
habían de someter a un reglamento urbano en el ejercicio de su
y, por otra, cada individuo comenzó a preocuparse únicamente de
trabajo, podían regular su vida profesional por sí mismos en
la conservación de su propiedad y de su honor familiar, la
mayor medida que el campesino y, sobre todo, asegurar o mejorar
burguesía urbana perdió su carácter público e independiente y su
su estatus mediante el ahorro, el orden y la aplicación. El mundo
fuerza dinámica.
del burgués era más complejo y diferenciado que el del campesino,
principalmente desde el momento en que, con la ampliación del
comercio y la actividad artesanal, se intensificó la relación con La sociedad urbana burguesa, como centro del comercio y del
las tierras vecinas, aumentaron los contactos con otras ciudades, artesanado, exigía un nivel de formación relativamente alto. De
algunas muy alejadas, y las urbes se integraron paulatinamente en acuerdo con esto, la lectura y la escritura se difundieron aquí
las formaciones estatales nacientes. Gracias a su trabajo, que le con mayor rapidez que en el medio rural y que, incluso, en las
ofrecía frecuentemente la ocasión de viajar, el burgués era más cortes. La época posterior a la Reforma conoció precisamente un
móvil y flexible que el campesino, conocía el mundo y sabía fuerte retroceso del analfabetismo, no sólo en las capas sociales
actuar dentro de éste, y, en tanto que en la economía rural parti­ altas, sino también en las bajas. La enseñanza primaria y la
cipaban por igual hombres y mujeres, niños y ancianos, en el media se desarrollaron a medida que los conocimientos prácticos
mundo urbano-burgués se produjo una separación más intensa y eruditos adquirían importancia social. No sólo se combinaron
de los sexos. Pues aunque las mujeres podían dedicarse al comer­ las aptitudes artísticas con la capacidad técnica; también la eru­
cio y trabajaban en la producción artesanal, estaban, sin embargo, dición humanista tuvo resonancia en la sociedad urbana. Si, junto
mucho más limitadas que en el campo al ámbito doméstico y al a la cultura clerical, cobraron por vez primera importancia los
cuidado de los hijos. La vida hogareña y familiar adquirió mayor escritos profanos de interés práctico, a ello contribuyó de manera
importancia con el bienestar urbano, sobre todo cuando mejo­ decisiva la burguesía urbana. Paralelamente a la actitud abierta
raron también las condiciones de la vivienda y surgió una cultura frente a los conocimientos prácticos y a la erudición humanista
urbana en contraste con la de la población campesina *. facilitados tanto por la actividad comercial como por la cultura
El trabajo del habitante de las ciudades no era ciertamente política de la burguesía, existía una conciencia religiosa, una piedad
más fácil que el del campesino, ya que le ocupaba también todo muy distinta a la del campesino, e incluso a la de la nobleza y el
clero. Los puntos de vista espirituales y prácticos predominaron
112
113
desde el primer momento. Interesante en este sentido es no sólo de vida política44. A diferencia del campesinado, privado en gran
el hecho de que la Reforma fuera en sus inicios una cuestión medida de poder político y organizado feudalmente, es decir
específicamente urbana que se apoyaba en los intereses burgueses dominado por la nobleza, los burgueses o el clero, las ciudades
y que respondía a la comunicación específica de los habitantes de de esta época gozaron de un grado de libertad política que no
las ciudades, tanto patricios como artesanos, sino además el hecho estaba determinado por la nobleza. La vida política de los ciuda­
de que dentro de la burguesía se dieran las condiciones previas danos europeos se articuló, sin embargo, de diferente manera.
para una interpretación especialmente espiritual y racional de la Fundamentalmente hay que hacer una distinción entre la norma­
Reforma. Como bien es sabido, las manifestaciones calvinistas y tiva política de la vida social en la propia ciudad y su posición
puritanas de ésta no hallaron igual resonancia en todas las ciuda­ dentro del Estado territorial en consolidación, o ya consolidado,
des, algunas de las cuales siguieron siendo católicas; ahora bien, y su organización. La burguesía urbana se desarrolló en la Baja
no hubo una religiosidad de carácter confesional o dogmático tan Edad Media en conexión con estructuras de dominación política
acorde con la burguesía como la de orientación humanista-puri­ muy «distendidas».
tana42. Es posible que ello se deba a la conciencia política de los
habitantes de las ciudades. No menos interesante es el hecho de En los inicios de la Edad Moderna se dieron tres tipos básica­
que las ciudades con una economía desarrollada poseyeran una mente distintos de burguesía urbana organizada. Las ciudades
gran receptividad para las formas religiosas racionalistas, las cuales territoriales, o sometidas al poder de un príncipe, que disponían
respondían a su actividad práctica específica, a sus intereses eco­ de administración propia pero estaban bajo el dominio territorial-
nómicos y a su conciencia política. Sea como fuere, la burguesía estatal, constituían en general mercados regionales, adquiriendo
conservadora, al igual que la «progresista», se decidieron respecti­ relieve como centros regionales del gobierno de los príncipes.
vamente por formas religiosas acordes con su conciencia racional, Con frecuencia estaban integradas como ciudades burguesas en la
propia de los inicios de la Edad Moderna y expresión de sus sociedad política de estamentos y participaban, según su grado
problemas. A pesar de que, en un primer momento se impusieran de independencia política, del ejercicio general del poder en los
justamente en las ciudades las rígidas manifestaciones de la Refor­ Estados territoriales". Las ciudades libres o imperiales, entre las
ma, la burguesía hizo muy pronto profesión de tolerancia religiosa, que se contaban en un principio la mayor parte de las grandes
de religiosidad práctica y de separación entre la política y la ciudades de Europa occidental y central, eran prácticamente terri­
religión". En este sentido, la práctica de algunas ciudades se torios cerrados, repúblicas políticamente autónomas con adminis­
adelantó con mucho a los progresos territoriales. A pesar de la tración propia, consejo municipal elegido por ellas mismas y voto
profesión de catolicismo de los venecianos, hubo aquí una consi­ político en las Dietas imperiales y en las asambleas de los esta­
derable libertad religiosa; lo mismo se puede decir de la luterana mentos. Su grado de autonomía política variaba considerablemente,
Nuremberg o de la calvinista Amsterdam. En tanto las cortes de y así las constituciones de Danzig, Hamburgo, Amsterdam,
los príncipes no cumplieran esta función, las ciudades habrían de Ginebra y Venecia eran esencialmente diferentes, pero a nivel
ser lugares con una formación de la opinión relativamente libre, internacional todas ellas aparecían como repúblicas «casi» sobera­
pese a los movimientos de carácter reformador o contrarreforma- nas. Aun cuando estas ciudades se tuvieran por repúblicas exentas
dor. Esta afirmación tiene validez, al menos, para la época en que de caracteres monárquicos, distaban mucho de ser democracias
otros poderes ajenos a la ciudad y de índole territorial-estatal no en el sentido moderno; estaban gobernadas, en efecto, por un
intervenían en la vida política de ésta, como sería el caso, a consejo elegido, pero el derecho electoral lo poseía únicamente
finales del siglo xvi, de los países con una reactivación del un estrecho círculo de notables de familias patricias. Los gremios
catolicismo. No obstante, la burguesía tampoco estaba libre de de artesanos participaban sólo de forma restringida en el ejercicio
supersticiones — justamente las ciudades fueron los primeros cen­ del poder44. Finalmente, las ciudades-Estado, como las existentes
tros de la caza de brujas organizada, si bien las pequeñas mucho sobre todo en Italia, guardaban en efecto cierta similitud con las
más que las grandes— , pero el pensamiento mágico y las prácticas ciudades libres — es decir, no dependientes de la nobleza— de
de curanderismo supersticioso fueron abandonados antes por ésta Europa central, pero gozaban de hecho de plena autonomía en
que por la sociedad rural. el ejercicio de su soberanía interna y externa, y muchas de ellas
Los ciudadanos de inicios de la Edad Moderna tenían una acu­ poseían también amplias extensiones de las tierras circundantes.
sada conciencia política y habían desarrollado formas específicas También aquí era el patriciado el que generalmente detentaba el

114 115
poder, una aristocracia de estructura burguesa-patrida como la que ya integradas dentro del dominio real o prindpesco ejerderan,
existió por ejemplo en Venecia; sin embargo hubo también ciuda- como estamentos rurales, una influenda directa sobre la soberanía
des-Estado como Florencia, de concepción prácticamente monár­ del país. En este sentido hay que distinguir tres regiones en la
quica, semejantes en definitiva a otros gobiernos territoriales". Europa de inicios de la Edad Moderna:
Estos tres tipos que la sodedad medieval había desarrollado se 1. La burguesía — desarrollada, por otro lado, sólo débilmen­
mantuvieron también en los inicios de la Edad Moderna, aun te— no tuvo papel político alguno, o bien éste fue muy poco
cuándo su estatus y su concienda política se fueran transfor­ importante, en casi todos los países de Europa oriental (tanto en
mando, al igual que todo el conjunto de la sodedad, con la Rusia como en Polonia).
expansión del comerdo, la creación de sistemas absolutistas y el 2. En España, Francia y Alemania, la burguesía urbana —junto
desarrollo de los Estados nacionales. La marea de la estatalidad con la nobleza y d clero— estuvo representada en las asambleas
territorial arrastró prindpalmente a las ciudades de menor potencia regionales de los estamentos. En Alemania y Franria partidpó
económica; muchas de ellas, hasta entonces libres o autónomas, también, como tercer estamento, del poder de los Estados dei
perdieron el derecho a su autodeterminadón, convirtiéndose en Imperio o de los Estados Generales.
puntos administrativos y comerdales del gobierno. También se 3. La burguesía ejerció su mayor influenda en Inglaterra y en
cuentan entre éstas las ciudades convertidas en capitales del reino, los Países Bajos gracias a la supremacía de Londres y a la de la
que pasaron por ello a depender de la corte, al igual que aquellas sociedad urbanizada de Holanda, respectivamente, constituyéndose,
que, como Madrid, fueron constituidas como centro de la admi­ no en un estamento político más, sino, en ocasiones, en soporte
nistración. Pero incluso las dudades que lograron mantener su directo d d poder político junto con determinados grupos de la
libertad se habrían de transformar bajo la presión de las forma­ nobleza.
ciones estatales y la aparidón de una sociedad cortesana; d
patriciado excluyó progresivamente de la corregencia a los elemen- La burguesía urbana de inidos de la Edad Moderna y la consti­
tos no aristocráticos, de tal manera que la estructura de las tuida estamentalmente en los Estados territoriales de esta época
autoridades públicas fue minando las formas cooperativas, acele­ ofrecían características distintas, dependientes de la situadón
rando así el proceso de adaptación de los dudadanos a la sodedad social, el poder económico y d derecho político. A pesar dd
aristocrática. Mientras que este proceso contó con d apoyo de la predominio generalizado del comerdo y la artesanía y de que 'la
nobleza, los gremios artesanales que habían sido exduidos de la burguesía partidpó, al mismo tiempo, de forma dedsiva en d
política se opusieron con actitud decidida a que la democracia sistema económico moderno, en el nacimiento d d sistema educa­
burguesa de las ciudades quedara circunscrita a una oligarquía tivo y de la denda, así como en d de la burocracia de los
aristocrática. La lucha de los artesanos por la cogestión política diferentes Estados, la burguesía no se constituyó en una clase
había alcanzado su punto culminante en toda Europa durante d cerrada progresista o revolucionaria, ya que ni propagó una
proceso de la Reforma y, aunque luego cediera en fuerza y exdu- democracia burguesa, ni tampoco predominó una burguesía capi­
sividad, ello no quiere decir que la sociedad urbana posterior al talista, sino que se articuló como un todo, de acuerdo con los
siglo de la Reforma se viera libre de la rdadón conflictiva entre intereses comerciales y con una relativa liberalidad, en un sentido
d patridado y los artesanos. Las numerosas revoluciones urbanas más reformista y conservador que revolucionario. Incluso en aque­
que tuvieron lugar sobre todo entre 1580 y 1630 son una prueba llos lugares con un predominio político y social de las fuerzas
de que la burguesía urbana no aceptaba lo que se estaba produ­ burguesas, como las dudades-Estado en Italia, las dudades impe­
ciendo ". Los conflictos sociales, expresados mediante disturbios riales alemanas y, sobre todo, en Inglaterra y en Holanda,
en las ciudades, hallaron su correspondencia en las revoludones desarrolló una conciencia política y unos intereses económicos
campesinas, existiendo también numerosos puntos de contacto análogos en muchos aspectos a los propios de la sociedad noble
entre los artesanos y los campesinos rebddes, si bien la diferenda liberal. Encontramos tantos defensores de concepciones monárqui­
de intereses impidió que se llevaran a cabo con mayor frecuenda cas entre los burgueses como detractores del absolutismo entre los
acciones en común eficaces. La burguesía de inidos de la Edad nobles.
Moderna tenía una vida política notablemente desarrollada, mani­ La burguesía fue, sin embargo —aunque solamente en Europa
fiesta no sólo en el mantenimiento de una administración urbana ocddental— la fuerza más dinámica del siglo xvi, expandiéndose
burguesa y autónoma, sino también en el hecho de que dudades desde el punto de vista económico más allá de las fronteras

116 117
tradicionales, al tiempo que el comercio y la artesanía, y acumu­ de la administración fiscal, jurídica y militar requería un gran
lando en toda Europa un importante capital. Los monumentos número de colaboradores capacitados, y, dado que la nobleza no
arquitectónicos de las ciudades y los objetos del arte burgués disponía por lo general de preparación cultural, los burgueses
conservados hasta nuestros días nos permiten hacernos una idea hubieron de ser tenidos en cuenta para la creación de élites de
de las dimensiones alcanzadas por la vida burguesa en el siglo xvi. funcionarios. Si se piensa que, a comienzos del siglo xvn, en la
El auge social y político de la burguesía se produjo de cuatro administración central inglesa trabajaban entre 1400 y 2 000
formas distintas, con sus correspondientes consecuencias. funcionarios, y que en Francia existían, junto a los 650 altos
Con un capital creciente y con la recesión de finales del si­ funcionarios, un gran número de ellos en la administración pro­
glo xvi, una parte de la gran burguesía se retiró del comercio vincial y local — tan sólo en Normandía, entre 3 000 y 4 000— ,
— a veces también obligada por el hundimiento de las empresas, ello se puede considerar como indicio de la importancia de la
como en la Alta Alemania y en Italia— , tomó como punto de burocracia administrativa en los Estados de inicios de la Edad
referencia a la sociedad noble en medida cada vez mayor, invirtió Moderna, cuyo vértice seguía siendo la nobleza, pero cuya base
su capital en la compra de tierras y casas y comenzó a llevar una más amplia estaba compuesta por funcionarios burgueses enno­
vida aristocrática en el campo. Algunos burgueses consiguieron blecidos que habían cursado estudios. «La ética del rendimiento
incluso ennoblecerse, bien como indemnización por préstamos no ocupó aquí un lugar decisivo frente a las virtudes tradicionales
recuperados, bien mediante la compra de títulos, pudiendo así del mundo aristocrático» A ello hay que añadir el ascenso social
tener acceso a la nobleza o convertirse en beneficiarios de cargos de los ingenieros y jefes militares burgueses.
cortesanos. El ejemplo más conocido dentro de la demarcación La demanda creciente de mano de obra especializada fue cu­
imperial fue la familia Fugger", Este fenómeno, iniciado ya a bierta en gran medida por la burguesía hasta que, a finales del
finales del siglo xvi, no sólo en las antiguas regiones comerciales, siglo xvii, los nuevos puestos empezaron a interesar también a la
sino incluso en Francia, Inglaterra y Holanda, al ceder la expan­ nobleza. Especialmente conocida, sobre todo en lo que a Francia
sión económica, fue calificado en general de refeudalización, e se refiere, es la posibilidad de ascenso, reservada, por otro lado,
incluso de traición a la burguesía y a los intereses de ésta, ya que sólo a los burgueses ricos, mediante la compra de cargos públi­
en definitiva favoreció el restablecimiento de la nobleza en el cos Los miembros de la alta burguesía podían comprar un cargo
sistema absolutista naciente. La retirada de capital del comercio estatal a cambio de una elevada suma de dinero. Este sistema
impidió sin duda su expansión, pero, a consecuencia de la falta surgió como consecuencia de la permanente necesidad de dinero
de posibilidades de inversión, la adquisición de tierras, e incluso por parte del Estado, y, aunque muy criticado tanto por la
la de antiguos feudos de la nobleza, era con frecuencia una nobleza como por los burgueses por ser un semillero de abusos
colocación de capital más razonable y realista que las transacciones sociales, ofreció sin embargo a la alta burguesía la posibilidad
monetarias, tanto más si se tiene en cuenta la opción que se le de realizar nuevas inversiones, así como de acrecentar su prestigio
presentaba al burgués de racionalizar la explotación agrícola, si y elevar su estatus social, dando lugar a la aparición de una
bien sólo se practicaría rara vez, a no ser en Holanda, Inglaterra noblesse de robe que pudo penetrar en el mundo aristocrático.
o el norte de Italia. A esto hay que añadir el hecho de que la A pesar de que Richelieu estuviera en un principio en contra de
vida de la nobleza en esta sociedad aristocrática en formación se este sistema, lo habría de favorecer sin embargo en el momento
había convertido en el ideal de muchos a causa de los privilegios en que fuera necesario asegurar los gastos financieros del primi­
y del aumento de prestigio que ésta implicaba. El comerciante tivo Estado absoluto. Entre 1620 y 1634, en uno de los momentos
llegó a considerar, pues, el ennoblecimiento como un ascenso en de apogeo de la venta de cargos públicos, Francia habría de
la escala social. extraer de esta fuente un promedio del 37 96, y un máximo
El capital constituía, no obstante, sólo una de las condiciones incluso del 52 %, de los ingresos anuales del Estado. Teniendo
para este ascenso, ya que, al mismo tiempo y gracias a su forma­ en cuenta que el funcionariado de inicios de la Edad Moderna se
ción cultural, se les ofrecía a los burgueses, incluso a los de las reclutaba dentro de sus propias filas y que los cargos públicos
capas inferiores, la oportunidad de tener acceso a puestos impor­ en Francia se convirtieron en hereditarios en 1604, la noblesse de
tantes en calidad de funcionarios de la burocracia administrativa robe llegaría a segregarse socialmente, provocando con ello la
del primitivo Estado moderno*, cuya carrera, en no pocas ocasio­ disolución del estamento burgués, hecho que reforzó notable­
nes, desembocaba también en el ennoblecimiento. La ampliación mente las tendencias aristocráticas del conjunto de la sociedad

118 119
El mismo equilibrio entre la nobleza y la burguesía con
francesa. La venta de cargos, que tanto dinero aportó al Estado,
intereses antiabsolutistas caracterizó también al ascenso de la
dando lugar a la aparición de un funcionariado fiel al monarca,
burguesía en Inglaterra, si bien la rdación existente entre ambas
sin el cual difícilmente se hubiera podido desvincular de la antigua
fue aquí muy distinta. A diferenda de Francia, en donde la
nobleza, fomentó por otra parte una nueva esclavización de los
institución de la monarquía absoluta se había de basar en la
súbditos bajo un ejército de funcionarios, así como un retroceso
coalidón del rey con la burguesía, en Inglaterra se produjo
del comercio y la artesanía al ser retirado el capital de la vida
la alianza de la nobleza con la alta burguesía, sobre todo la de
económica, hecho que habría de influir poderosamente sobre el
Londres, de manera que, por un lado, ésta podía acceder a la
desarrollo mercantilista de Francia, cuya expansión económica,
nobleza, la cual, a su vez, podía asumir actividades burguesas.
siempre de menores proporciones que la inglesa, habría de ser
Los empresarios capitalistas ingleses aparecieron tanto en círculos
impulsada durante mucho tiempo no por los intereses burgueses,
burgueses como nobles, y, aun cuando la revolución inglesa no
sino por los del Estado. La venta de cargos públicos produjo sin
supusiera una irrupción de los intereses capitalistas burgueses,
duda un afianzamiento de la nobleza privilegiada, y con ello la
en el sentido de una república burguesa, se estableció sin embargo
refeudalización de la sociedad, si bien fue precisamente la bur­
un poder burgués (la aristocracia burguesa), que influiría de manera
guesía encumbrada la que crearía las condiciones necesarias para
decisiva en la vida económica, cultural y política de Inglaterra.
el absolutismo francés, que sería producto de tal ascenso soda]
«El orden aristocrático se mantuvo, pero con una nueva configu-
y se desarrollaría con la ayuda del capital burgués. Ello no sig­
radón, ya que su fundamento era ahora el dinero más que el
nifica que el Estado absoluto fuera un Estado burgués, sino que
nacimiento. El propio Parlamento se convirtió en instrumento de
era, por el contrario, una forma de dominio aristocrática, siendo
los capitalistas propietarios de tierras, así como de sus parientes
la nobleza quien exdusivamente ejercía el poder político.
y aliados, cuyos intereses perseguía ahora firmemente el Estado» **.
La cuarta posibilidad para el ascenso sodal de la burguesía se
Sólo en Holanda e Inglaterra se desarrolló una burguesía mo­
puso de manifiesto con la rebelión holandesa y la revoludón
derna primitiva en sentido estricto, aunque, también en estos
inglesa. La emandpadón sodoeconómica estuvo ligada en Holanda
países, se mantendría fuertemente vinculada a la cultura aristo­
e Inglaterra a la partidpadón directa en el poder político. Con crática.
la rebelión holandesa, una nadón de comerciantes se pudo liberar
del dominio feudal de España. Aun cuando de la revolución
surgiera un «mundo de carácter burgués en sus rasgos esenciales»,
IV. LA NOBLEZA EUROPEA Y LA CRISIS DE LA ARISTOCRACIA
los Estados Generales no constituyeron aquí en modo alguno una
liga democrática y burguesa, sino que ésta, al igual que las du-
La capa de los gobernantes y los poderosos de la sociedad cons­
dades-Estado en Italia, tuvo un carácter oligárquico, corporativo
tituía la nobleza de inicios de la Edad Moderna, la cual habría
y federal, siendo la nobleza, junto con la burguesía alta y comer-
de conservar en su conjunto la supremacía política y social, a
dante, quien habría de ejercer el poder. El movimiento revoludo-
pesar de los cambios sociales, hasta finales del siglo xvm o prin­
nario tampoco fue impulsado por los intereses burgueses o
cipios del xix, y, en Europa oriental, incluso hasta comienzos
capitalistas, ya que los intereses comerciales de la alta burguesía
del xx “ . Aun siendo la capa más pequeña de la población, ya
contaban con el apoyo del gobierno español, sino por la corriente
que — salvo en España y en Polonia, en donde la nobleza repre­
independentista y la voluntad estamental de autoconservación de
sentaba hasta el 5 y 8 % respectivamente de la población total—
una élite del poder regional formada, no obstante, por burgueses
ascendía a tan sólo un 0,3 ó un 1 %, la nobleza poseía la mayor
sobre todo. La consolidación de una nueva sodedad estatal no se
parte del poder político y de las tierras. Si a ello añadimos los
debió aquí, por tanto, a la integradón en la nobleza y a la bienes eclesiásticos, que se hallaban en gran medida en manos de
renuncia a intereses de tipo económico-burgués, como sucedió en la nobleza, los aristócratas eran los mayores propietarios de tierras
Franda, sino «a la armonización de los intereses de todos los y como tales dominaban casi exclusivamente la sociedad europea,
‘estamentos’ dominantes», con lo que, sin embargo, «dentro de ya que la propiedad del suelo llevaba implícitos los derechos
la élite dominante, relativamente amplia, las diferendas estamen­ políticos. Esto se puede generalizar a toda Europa, con indepen­
tales pasaron a un segundo plano y la burguesía pudo actuar dencia de la concepción política de cada país, pues tanto en Rusia
segura de sí misma, sin fijarse en la nobleza ni debilitarse cons­ como en España, en Inglaterra o en Hungría la nobleza era el
tantemente en su afán de llegar al estamento más alto»53.
121
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estamento verdaderamente privilegiado. Su prestigio político, su papel importante las tradiciones propias de cada país europeo,
posición social y su poderío económico se basaban en la propiedad sino que la concepción política y económica respectiva se reflejó
de la tierra y en los derechos de orden jurídico; percibía de sus en el orden jerárquico de la nobleza. La posición de cada indi­
súbditos tributos y prestaciones personales, se beneficiaba del viduo en la sociedad noble del siglo xvi estaba determinada no
comercio rural y de la artesanía, disponía de las mejores prebendas sólo por su origen o su familia, sino, cada vez más, por los privi­
y de los más altos cargos en las Iglesias y poseía, ante todo, legios y los títulos; éstos se convirtieron precisamente en símbolo
prerrogativas sobre los lucrativos cargos de los príncipes, no de su estatus tanto en el conjunto de la sociedad como, sobre
teniendo sin embargo que pagar impuestos, pudiendo ejercer todo, en el seno de la nobleza ”.
libremente el derecho consensual y no estado sometida más que
a su propia jurisdicción. Su estatus social no estaba determinado Al igual que en el caso de las otras capas de la sociedad, también
por los méritos, sino por el privilegio principesco o su origen dentro de la nobleza se distinguen, en general, tres grupos: la
familiar y sus vínculos con la dinastía gobernante. A pesar de que alta nobleza, numéricamente poco importante y estrictamente deli­
el orden jerárquico, de acuerdo con el patrimonio y los privilegios, mitada, y la amplia capa de la baja nobleza o nobleza rural, que
era muy estricto, y de que la diferenciación dentro de la propia se diferenciaba a su vez, según el país, del funcionariado noble
nobleza era más acusada que en el mundo rural o en el burgués, o nobleza cortesana en ascenso; dentro de estas capas se pueden
ésta en su conjunto se hallaba caracterizada por una mayor con­ hacer también fuertes diferenciaciones. Por encima de todos se
ciencia de casta, y aunque su rasgo esencial, desde la Edad Media situaba el grupo de los príncipes, miembros siempre de la alta
hasta el siglo xix, fuera su supremacía social y política, en los nobleza. La sociedad francesa, que habría de desarrollar el proto­
inicios de la Edad Moderna el desarrollo del mercado internacio­ tipo de sociedad cortesana, distingue a la antigua nobleza de
nal, el nacimiento del Estado moderno primitivo y la crisis del linaje, aspirante a una posición regia, y a la alta nobleza propia­
feudalismo habían transformado considerablemente el estatus y mente dicha de la nobleza rural, así como de la nueva nobleza
la estructura del mundo aristocrático. Las diferencias dentro de la de funcionarios (noblesse de robe). A medida que ésta asciende
nobleza no dependían únicamente del patrimonio, el poder político social y políticamente, sin, por otra parte, ser reconocida plena­
o los privilegios de los príncipes, siendo un factor aún más mente por la nobleza militar, pierde aquélla, debilitada por la «re­
decisivo, por un lado, la despolitización de la antigua nobleza volución de precios», la costosa vida cortesana, las guerras contra
feudal, es decir la pérdida de poder de la alta nobleza como otros nobles y, no en último término, las intervenciones violentas
consecuencia de su integración en la incipiente sociedad estatal, del rey, parte de su autonomía política, convirtiéndose en nobleza
si bien esta pérdida de autonomía se vería compensada con un cortesana, cuyo poder político depende de la realeza ", En Alema­
aumento de rango en la corte; y, por otro, el acceso de la nobleza nia la situación se hace más complicada con la diferenciación entre
rural o baja (gentry), así como de la nueva nobleza, a los puestos la nobleza dependiente inmediatamente del Imperio y la de los
rectores del Estado, donde era más importante la lealtad para Estados provinciales, aunque ello no implique la anulación de la
con el príncipe que la venalidad y se podían emplear los bienes triple división anteriormente citada. Dependían inmediatamente
adquiridos en la estabilización del poder absoluto de los gober­ del Imperio tanto los príncipes como los condes, señores y caba­
nantes. La nobleza autónoma del Renacimiento se vio reemplazada lleros del Imperio, con frecuencia mucho más pobres y faltos de
por una sociedad noble organizada: a medida que los derechos recursos que la nobleza de los Estados, sujeta a la soberanía de
políticos de la antigua nobleza eran absorbidos por el Estado y la un príncipe, a la cual pertenecían no sólo los nobles bávaros,
propia sociedad cortesana se abría a ciertas capas de la burguesía, sino también los condes de Bohemia. Especial importancia fue la
la aristocracia se cerraba en una casta, comenzando á monopolizar adquirida por los Junkers en Alemania oriental, que, con su
todos los cargos sociales y políticos de la sociedad “ . Este traspaso ascenso a finales del siglo xvi, marcaron visiblemente el dominio
de funciones se revela con mayor claridad dentro del contexto de de Brandemburgo, mientras que en los territorios del oeste y el
la crisis de la aristocracia. sur de Alemania sería el funcionariado noble el que habría de
Aun cuando la nobleza europea pareciera mucho más cerrada adquirir mayor prestigio ” . Muy distinta fue la estructura nobi­
que la burguesía o la población campesina en razón de su origen, liaria en Inglaterra, en donde la pequeña capa de la nobility
ética y privilegios, en cierta medida se hallaba más diferenciada (peerage) se separó de la nobleza rural (gentry) y, mientras que
que las otras clases. En este sentido no sólo desempeñaron un Ja alta nobleza pasó a depender de los cargos cortesanos a con-

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secuencia de la pérdida de patrimonio, convirtiéndose en el núcleo por otro lado, el ennoblecimiento de la burguesía, que incrementó
esencial de la nobleza cortesana, la gentry, abierta al mundo considerablemente el número de nobles y principalmente su orien­
burgués, comenzó a articularse políticamente, monopolizando pro­ tación hacia los príncipes, a quienes debían inmediatamente sus
gresivamente, por encima del Parlamento, el poder del Estado, en títulos, lo cual la afianzó como capa rectora, soporte del Estado,
tanto que la reducida estatalidad de Inglaterra impedia la aparición sobre todo, en la administración y el ejército. Por otra parte
de una nobleza de funcionarios. La burguesía no tuvo aquí acceso tuvo lugar una nacionalización de la nobleza, que en otros tiempos
a este fundonariado noble, sino a la nobleza rural". La nobleza era el único estamento con carácter internacional. Desde el si­
estatal tampoco existió en Polonia ni España, sociedades en las glo xvi se puede hablar claramente, por vez primera, de una
que la autonomía de la aristocracia nunca se derrumbó y donde nobleza inglesa o polaca, alemana o francesa, no sólo en base a
la burguesía tampoco se presentaba como rival. La capa más alta unas formas de conducta y de cultura específicas de una nación,
en España era la formada por unos pocos «grandes» que osten­ sino como expresión de una relación establecida con la monarquía
taban todos los cargos públicos lucrativos, y, frente a éstos, los formada, con rasgos más acusados en Francia y en España sobre
caballeros e hidalgos constituían la baja nobleza, en no pocas todo. Finalmente, a partir de este siglo se inició el cambio de
ocasiones también pobre. Los hidalgos tuvieron un papel muy orientación de la burguesía urbana, sobre todo de la más flore­
importante en lo que se refiere a la creadón del imperio colonial, ciente, hacia las formas de vida de la nobleza, que reflejaban cada
al tratar de conseguir en ultramar lo que en España les era vez más el ideal de una vida sin trabajo, con lujos y seguridades.
negado: una vida adecuada a su condidón de nobles semejante El neofeudalismo de inicios del Barroco, con su desarrollo de una
a la de los grandes cultura cortesana, no fue en modo alguno el retroceso a una
Polonia representa un caso particular en la sociedad europea, situación medieval, sino una señal de consolidación de la sociedad
dado que en este país la nobleza creó una república de nobles estatal.
con todos los derechos de soberanía. Oficialmente no existían
diferencias de rango, como tampoco títulos; se conocen, no obs­ El noble se consideraba miembro del estamento dominante, tanto
tante, notables gradadones, que iban desde el gran magnate, señor si ejercía directamente el poder sobre sus vasallos como si vivía
de grandes extensiones, al igual que el príntípe territorial alemán, de las rentas y consagrado exclusivamente al cuidado de su casa.
hasta el noble empobreddo, que apenas disponía de lo más Su preeminente posición social radicaba en su función como
necesario para vivir y no podía hacerse comerdante sin perder sus propietario de feudos, señor de horca y cuchillo y guerrero. Se
derechos nobiliarios “. En ningún país de Europa fue la nobleza hallaba vinculado por contactos directos tanto a sus súbditos
tan autónoma e independiente como en Polonia, en tanto que como al príncipe. Al surgir el Estado territorial y con la «domes­
Rusia es el país en donde la antigua nobleza feudal se vio despo­ ticación» de la nobleza, no sólo se modificó su función política
jada casi absolutamente de su poder. Una vez que los boyardos sino también su vida en la sociedad, tanto si se retiraba a su
fueron combatidos sin contemplaciones y hubieron perdido su residencia nobiliaria como si se establecía en la corte del príncipe
autonomía en el siglo xvi, sólo quedó una nobleza de espada. o del rey; lo cierto es que desarrolló una cultura considerable­
Su poder no se basaba ya en la propiedad de la tierra, como en mente distinta a la medieval, que se difundió por toda Europa
Europa occidental, ni tampoco en su condición de miembros de y que, en sus diversas manifestaciones, ya no estaba al servicio
la sociedad noble, sino en el servicio a los zares. No había una de las tareas del ejercicio del poder, sino al de la representación
aristocracia como en el oeste, pero el ascenso a la nobleza tampoco nobiliaria y el acrecentamiento de la gloria de su linaje. A medida
se veía obstaculizado por barreras estamentales. Aunque también que cesaba su relación con sus súbditos, se convertía en beneficia­
existieran diferencias dentro de la nobleza rusa, -a partir del rio de rentas y el príncipe, como primus ínter pares, empezó a
siglo xvi se formó, al igual que en Polonia, una sola clase noble sobresalir por encima de la alta nobleza; el noble se convirtió en
cerrada63. miembro de una sociedad noble cerrada, con formas propias de
Las diferencias dentro de la nobleza siempre habían existido; conducta y una conciencia de su estatus, con la atención puesta
lo novedoso era, por un lado, la jerarquización determinada por en el rango que le habría de corresponder por su origen y por el
los títulos y la posición social y, con frecuencia, también por privilegio y la merced del príncipe. Hubo, en efecto, algunos
escrito, consecuencia en cierta manera del debilitamiento político nobles que participaron en la construcción del primitivo Estado
y económico, al tiempo que de la vinculación social a la corte y, moderno, bien a través de la administración en vías de formación,

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bien a través del ejército del Estado territorial o de la monarquía, lujosos carruajes y vestidos, en la cría de caballos y la posesión
como delegados de los gobernantes (como Richelieu), mientras que de perros. La expresión simbólica de su posición social la consti­
otros se ocuparon exclusivamente de sus propiedades rurales, tuían los torneos, que durante el siglo xvi empezaron sin embargo
transformándolas en explotaciones rentables y activando la vida a perder importancia. A mediados del siglo xvn, el hidalgo
económica en sus dominios. Pero ello no se debió primordialmente provinciano austríaco Hohberg, buen conocedor de la cultura
a un interés por la política estatal o de índole puramente económi­ noble del Renacimiento, se lamenta:
co, sino, principalmente, al honor de su casa y al deseo de
garantizar la influencia de su familia y de vivir de acuerdo con Rechten, Spielen, Práchtig bauen
su posición. En este sentido, los nobles que se adaptaron a los Bürge werden, Viel vertrauen
nuevos acontecimientos no se diferenciaban esencialmente de Über seinen Stand sich zieren
aquellos que, como beneficiarios de prebendas y rentas, invertían Gaste kalten, Banquetieren
todos sus bienes y sus ganancias en una vida señorial exenta de Unniitz Ross, Viel Hund und Wind
trabajo. La idea fundamental de su vida era la conservación y el Übrig grosses Hausgesind
acrecentamiento del honor. En 1583, Schweinichen da gracias a Gleichfalls Lofflen, Buhlen, Naschen
Dios porque «me ha concedido prosperidad terrenal y me ha Macht leere Küchen, Keller, Taschen “ .
ayudado a conservar mi honor nobiliario, que es para mí más
digno de ser poseído que el oro y la plata, o que incluso las (Discutir, jugar, construir magníficamente / salir fiador, ser muy
tierras de Mertschütz [sus posesiones]. Que Dios me conceda el confiado / adornarse por encima de sus posibles / tener huéspedes,
pan de cada día y me sostenga en sus preceptos y en mi honor, celebrar banquetes / caballos inútiles, muchos perros y galgos /
amén»M. El honor era para el noble más importante que la servidores en exceso / e igualmente comer mucho, galantear, ser
acumulación de riquezas. La racionalidad propia de la vida nobi­ goloso / deja vacías las cocinas, las despensas y los bolsillos.)
liaria era esencialmente distinta de la burguesa. El hecho de que
en el siglo xvi numerosas familias nobles se hallaran muy endeu­ El período que va desde el siglo xvi hasta los inicios del xvn
dadas, o incluso en la quiebra, no fue debido a que no se pudieran constituye una época de transición. La estilización de la vida de
sustentar con los frutos de sus tierras, sino, principalmente, al la nobleza, que conocemos a través de la pintura y la literatura
imperativo de la ostentación, que excedía con frecuencia sus y que se hizo realidad en la sociedad cortesana, revela sólo un
posibilidades materiales, al tiempo que favorecía los intereses de aspecto del refinado mundo aristocrático, puesto que paralelamente
los gobernantes, dado que la nobleza pasó a depender del príncipe ocupaba también un lugar importante la difícil vida de numerosos
sin que éste, en principio, la hubiera despojado de su estatus señores, sobre todo en el medio rural, que apenas se distinguía
social. En cualquier caso, la aspiración a una forma de vida acorde de la de los grandes campesinos. La nobleza rural seguía recono­
con su rango, base de la cultura aristocrática garantizada por el ciendo sus obligaciones para con sus súbditos, mostrando, pese
príncipe, dio lugar a la despolitización y a la integración de la a las vejaciones, comprensión ante sus quejas. Esto se puso de
nobleza en la sociedad cortesana manifiesto en el apoyo que prestaron a numerosas revueltas de
En la vida social de los nobles se produjo una importante campesinos. Pero lo más frecuente era que tanto éstos como los
transformación, pues en tanto que la ostentación, su posición burgueses padecieran la arbitrariedad de la nobleza, la cual hacía
especial hacia el exterior frente a los burgueses y los campesinos, uso desconsiderado de sus prerrogativas, sobre todo del derecho
su rango dentro de la jerarquía nobiliaria y el desarrollo de unas a la caza. No hacen otra cosa «que cazar, practicar la cetrería,
relaciones poderosas se convertían progresivamente en su centro beber, darse a la francachela y jugar; viven regaladamente de las
de gravedad, cobraba gran importancia la construcción de mag­ abundantes rentas, impuestos y tributos. Por qué los toman y a
níficos castillos como ampliación de las antiguas residencias y el qué están obligados a cambio de ello no parece, empero, que
trazado de jardines de recreo, así como el interés por el teatro, preocupe a ninguno de su condición... En la lana bien que se
la música y el arte, que requería un número cada vez mayor de fijan, pero al cuidado del ganado nadie a t i e n d e » L o s críticos
artistas, músicos y literatos. El poderío de un noble ya no se más severos de la nobleza en el siglo xvi no eran, sin embargo,
medía por su soberanía, sino que se ponía de manifiesto en el adversarios declarados de la sociedad aristocrática. En la asamblea
número de empleados y servidores, en las suntuosas fiestas, en los de los Estados Generales del año 1614, en Francia, el tercer estado

126 127
se lamenta: «Vuestra vida, nobles señores, transcurre entre el
consciente al niño con sus problemas educativos adquirió por vez
juego temerario, el hartazgo, el dispendio, la violencia pública y
primera entre la nobleza del siglo xvi una relevancia social
privada; toda la gloria de vuestro estamento se ve empañada. El
A comienzos del siglo xvi, la educación, los conocimientos lite­
pueblo sigue gimiente su camino y tiene que proporcionaros todo
rarios y técnicos y la erudición no se contaban en modo alguno
a Vuestra Majestad, a la nobleza y al clero» “ . La vida lujosa se
entre las virtudes de la nobleza; los conocimientos más elemen­
siguió manteniendo y el afán de derroche velado por la ostenta­
tales estaban, en efecto, muy extendidos, pero el número de los
ción de los poderosos continuó incluso acrecentándose durante el
que habían terminado su formación escolar, por no decir univer­
siglo x v i i ; el propio Richelieu edificó un castillo principesco
sitaria, era tan reducido que los príncipes habrían de recurrir
durante la guerra de los Treinta Años. La brutal y caprichosa
durante largo tiempo a los funcionarios burgueses (juristas) para
vida señorial fue, sin embargo, desapareciendo con la «domestica­
la creación de su burocracia. La ciencia burguesa estaba tan mal
ción» de la nobleza, cuya mejor expresión encontramos en Francia,
vista como los negocios comerciales y era incompatible con el
en donde Richelieu, por ejemplo, estaba convencido de que la
ideal de vida de la nobleza. Grande era, por el contrario, el interés
nobleza era el «nervio central del Estado», luchando por ello en
por la cultura renacentista, tanto por el nuevo arte y la nueva
favor de su «pervivencia e i m p l a n t a c i ó n » L a encarnación del
literatura, como por las ciencias modernas. La astronomía (astro-
nuevo ideal era en Francia el honnéte homme, y, en Inglaterra,
logia) y la alquimia gozaron de especial predilección, mostrándose
el gentleman, que constituían el modelo de la nueva sociedad
algunos príncipes bien dispuestos a gastar mucho dinero en ellas.
cortesana, la cual habría de imponer por vez primera sus aspira­
Numerosos nobles instalaron asimismo bibliotecas y laboratorios,
ciones de dominio por medio de la «cortesía», que era según
por lo general llevados no tanto por un interés intelectual como
Gracián el mayor sortilegio político de los grandes ” .
por fines de ostentación. La nobleza produjo incluso sus propios
El cambio de funciones de la nobleza y su despolitización en
escritores, si bien Montaigne constituye una excepción, ya que
favor de la representación simbólica y el estilo cortesano tuvieron
las obras de otros tuvieron con frecuencia una importancia muy
una influencia sobre la propia familia. La mujer noble, al no tener
reducida. En todo caso, la cultura intelectual del humanismo
que trabajar ni tener directamente a su cargo la vida doméstica
por haberse convertido igualmente en objeto de ostentación, pudo tardío seguía contando con el apoyo de la nobleza cuando la
Contrarreforma trató de impedir un desarrollo más libre. Las
cultivar exclusivamente las virtudes «femeninas», dedicarse a una
cortes de los príncipes y de los nobles se convirtieron en lugares
familia libre de preocupaciones económicas, o a sus intereses
de protección y fomento de la ciencia moderna” . La nobleza
privados. Cierto es que el amor tenía una importancia igualmente
escasa en la política matrimonial de los nobles que en la de los tuvo un papel aún más importante en el desarrollo de la Reforma,
campesinos y burgueses, pero la nueva situación de la mujer noble prestándole su apoyo sobre todo a causa de sus intereses políticos,
en unos castillos por vez primera confortables hizo posible una más que de los «privados». De los príncipes y de sus nobles
cierta sensibilización y emancipación distinta del tenor general. dependería en gran medida el que un país se mantuviera en el
Este cambio influyó aún más poderosamente en la vida de los antiguo catolicismo o se adhiriese a la Reforma. Los clérigos
niños y los jóvenes, es decir en su educación, ya que podían contrarreformistas y los predicadores de la Reforma podían actuar
crecer sin trabajar. Junto con los hijos de los burgueses que iban siempre y cuando no pusieran en peligro los intereses de los
a la escuela, los jóvenes nobles fueron los primeros en gozar de gobernantes. Aun cuando ya en el siglo xv ii la mayor parte de la
una educación, de ser confiados a un educador que les habría nobleza europea se confesara nuevamente católica y diera su apoyo
de preparar para su futura profesión: una vida de señores, ya a las fuerzas de la Contrarreforma —por cuanto los intereses
fueran dueños de tierras, ya fueran titulares de cargos públicos. neofeudales se veían, en definitiva, mejor legitimados por el
A ello se añadían los viajes de caballeros y los estudios en cortes catolicismo reformado— , en los primeros momentos mostró su
extranjeras, más con el fin de conocer mundo que como estudios inclinación por el movimiento reformador, ya fuera luterano o
propiamente dichos. Algo muy característico fue la impartición calvinista, en tanto que las tendencias al separatismo espiritual
en las primeras academias nobiliarias de un moderno sistema de hallaban un respaldo menor. De esta manera, las primeras comuni­
conocimientos que no estaba orientado hacia la actividad burguesa, dades protestantes fuera de las ciudades surgieron principalmente
sino que facilitaba el honor cortesano: lenguas modernas, danza en las residencias de los nobles, tanto en Polonia y Hungría como
y esgrima. La vida familiar, exenta de trabajo, y la atención en Austria o Francia, que en el siglo x v i i hubieron de renunciar
a sus posiciones bajo la presión de medidas contrarreformistas o
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estatales. La Reforma suponía para la nobleza, ante todo, una parcela de poder, y, al contrario, cuanto más intensamente cen­
disminución de la influencia eclesiástica, así como el enriqueci­ tralizado se hallaba un territorio, y más capaz era de monopolizar
miento mediante los bienes secularizados. Cifraba sus esperanzas los poderes particulares, tanto menos poderosa era la nobleza,
en un afianzamiento del poder nobiliario frente al afán centrali- aun cuando pudiera ejercer una influencia mayor sobre el poder
zador de los príncipes. Esta explicación ha de ser, no obstante, central mediante la acumulación de cargos. La situación política
relativizada por el hecho de que la nobleza perdería, simultánea­ y social del siglo xvi — al menos en lo que a Europa se refiere—
mente a la abolición del clero noble católico, posibilidades de se halla caracterizada precisamente por el hecho de que, pese a la
subsistencia e influencia sobre la jerarquía eclesiástica. El movi­ refeudalización y a la aristocratizáción de la vida social, la nobleza
miento reformador adquirió precisamente una carga política allí feudal perdió autonomía a consecuencia del proceso de territo-
donde los movimientos estamentales, principalmente de la nobleza, rialización y, finalmente, únicamente habría de representar el
se veían amenazados por la aparición del absolutismo. Aquélla poder de los príncipes como nobleza cortesana.
confiaba en conservar su autonomía parcial o estabilizarse con el Al hablar del poder y la soberanía política de la nobleza en
apoyo del protestantismo. Lo cierto es que, en los países en que los inicios de la Edad Moderna, es necesario distinguir varios
un fuerte poder central se mantuvo fiel al catolicismo, como planos, en cada uno de los cuales ejercía sus derechos de dominio
Francia o Austria, la nobleza hizo profesión de protestantismo con o participaban del poder político de los gobernantes. El noble
la esperanza de preservar su antigua posición dominante. Aun era primeramente, como señor feudal dentro del territorio de un
cuando más tarde hubieran de desaparecer progresivamente las príncipe, dueño de vidas y haciendas, ofreciendo protección y
diferencias de mentalidad entre la nobleza protestante y la cató­ garantizando el desarrollo pacífico de la convivencia entre sus
lica, es evidente que en los países en donde la primera participó súbditos a cambio de los tributos e impuestos que él mismo
del gobierno el potencial de desarrollo para el aburguesamiento establecía. No era ciertamente señor soberano pero, siempre que
de la sociedad fue mayor que en aquellos regidos por la cultura no chocara con los intereses del gobernante, podía decidir acerca
noble católica”. de los asuntos relativos a sus dominios inmediatosM. Como
poseedor de derechos señoriales podía también participar, junto
El centro de gravedad del mundo aristocrático lo constituía el con los otros estamentos — el clero y la burguesía urbana— en las
ejercicio del poder político, de donde emanaba también su pre­ asambleas de los Estados y en los Parlamentos del gobierno
ponderancia social sobre campesinos y burgueses, y que era para conjunto de un territorio o de la monarquía. Al estar en posesión
la nobleza lo que para el campesino el cultivo de los campos de la concesión de contribuciones y del derecho de reclamación,
y para el burgués el comercio y la artesanía. Independientemente el estamento noble organizado ejercía influencia consultiva sobre
de que este poder le correspondiera por nacimiento, tradición o el gobierno del príncipe, aspiraba a ser tenido convenientemente
de una forma prácticamente autónoma, o le hubiera sido cedido en cuenta en el reparto de cargos y, con no poca frecuencia,
por privilegio del príncipe o la realeza, nunca iba vinculado al garantizaba la unidad del país. La importancia concreta de la
individuo, sino siempre a una familia, y tampoco provenía direc­ nobleza organizada estamentalmente se pone de manifiesto en la
tamente del Estado o el príncipe, sino que se basaba en el dominio historia de la Europa de inicios de la Edad Moderna. A mediados
concreto sobre tierras y gentes, dependiendo también en gran del siglo xvi, cuando en todas partes se habían creado las asam­
medida de la posesión de tierras, por cuanto el funcionariado bleas de los Estados, aún no se había decidido si la estructura
noble sólo podía vivir de acuerdo con su rango gracias a sus organizativa de un país se habría de desarrollar en favor de la
propios bienes. Conforme a las diferencias sociales, variaba tam­ nobleza o de los príncipes. La lucha no acabaría hasta mediados
bién el contenido de poder de los derechos nobiliarios individua­ del siglo xvi. En ningún lugar se vería la nobleza totalmente
les; un noble rural de Baviera o un hidalgo español ocupaban en despojada de su poder, pero en los territorios alemanes, Suecia,
la jerarquía política un lugar muy inferior al de un peer inglés. Rusia y Francia la monarquía absoluta se impuso ampliamente
El poder político, los derechos que cada noble poseía en los sobre ésta, en tanto que en Polonia e Inglaterra conservó sus
diferentes países, dependían en gran medida del grado de orga­ derechos independientes, es decir, el rey hubo de compartir el
nización de la sociedad territorial. Cuanto menos fuerte era la poder con la nobleza, que si bien había perdido poderío político
unión política total, tanto más autónoma podía ser la actuación inmediato a causa de su integración en un Estado territorial
de la nobleza, aun cuando tan sólo dispusiera de una pequeña organizado en estamentos, pudo sin embargo seguir manteniendo

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su influencia en el conjunto del Estado, siempre y cuando mez­ amenazada por la expansión de la producción y el intercambio
clara al rey en sus intereses ”. Finalmente, algunos nobles tuvieron de bienes de consumo, se puso bajo la protección de un príncipe
también la posibilidad de ampliar sus dominios, sustraerse a la poderoso a fin de preservar su propia posición y de que ésta le
expansión de los príncipes territoriales y conservar su autonomía, fuera confirmada ™.
como sucedió sobre todo en el Imperio, en donde, al ser miembros El conflicto entre la aristocracia y el príncipe, o el Estado en
de las Cortes del Imperio, eran iguales a los príncipes y mante­ vías de formación, no discurrió exento de violencia. Antes de
nían plenos derechos de soberanía. Tal independencia y autonomía, adaptarse de una manera definitiva, la nobleza se opuso, aún con
además de en el Imperio, se dio también en España y, principal­ más fuerza que los campesinos o los burgueses, a la pacificación
mente, en Francia. Constituyeron con frecuencia los últimos y al afán monopolizador de los primeros príncipes absolutistas,
bastiones del poder noble que todavía intentaba sustraerse al pues no hay que olvidar que en definitiva se trataba de que el
absolutismo. estamento feudal con derechos propios se convirtiera en una
nobleza cortesana prestadora de servicios, la cual en adelante
La relación tradicional entre la aristocracia y el príncipe, basada habría de luchar, no por su honor, sino por el del príncipe.
en la soberanía compartida y en la libertad feudal, estuvo some­ Por un lado, la aristocracia intentó hacer uso del derecho invio­
tida desde el siglo xvi a importantes modificaciones". Paralela­ lable de los estamentos a la concesión de contribuciones como
mente a la ascensión de la nobleza de cortesanos y funcionarios instrumento de influencia sobre la política de los gobernantes, a
se produjo una crisis de la antigua aristocracia, la cual trajo través de las asambleas de los Estados, los Parlamentos y las
consigo tanto la decadencia de la antigua nobleza del Renaci­ Dietas, para de esta manera garantizar sus propias libertades. Las
miento como su adaptación e integración en la sociedad cortesana. asambleas de los Estados fueron en el siglo xvi foros de la
La pérdida de poder político de la alta nobleza, fundamental para polémica entre la nobleza y los príncipes. Por otro lado, intentó
los príncipes europeos entre 1550 y 1650, seguramente no habría contrarrestar las tendencias unificadoras de éstos en el curso de la
sido tan fácil de lograr si la aristocracia no hubiera sufrido una Reforma mediante el cambio de religión, sobre todo haciéndose
crisis económica, consecuencia de la revolución de los precios, los adepta al calvinismo. Esperando del protestantismo un afianza­
crecientes gastos de ostentación y la pérdida de privilegios sociales, miento de las tradiciones liberales y antiabsolutistas, tras los
que hizo necesaria su adhesión a la corte y la aceptación de conflictos religiosos — en parte violentos, como la guerra de los
ventajosos cargos públicos. Ahora bien, la causa principal de la hugonotes, o incluso la guerra de los Treinta Años— se escondía
pérdida de poder de la alta nobleza a partir del siglo xvi se ha el afán político de la aristocracia de defender y conservar sus
de buscar, primeramente, en la progresiva pérdida de funciones antiguos derechos. Al igual que el campesinado y la burguesía,
como estamento militar, cuando los últimos vestigios que queda­ la nobleza tampoco vaciló en oponerse mediante la fuerza a la
ban de ellas eran únicamente las costosas cacerías y torneos, las intervención absolutista del poder central. Paralelamente a los
inútiles guerras entre nobles y los lances de honor, y, en segundo numerosos movimientos de oposición campesina desde mediados
lugar, en la política de pacificación de los príncipes, que penalizó del siglo xvi hasta bien entrado el xvn, se puede constatar en
todos los conflictos violentos entre los estamentos, no sólo de los este mismo período de tiempo una progresiva serie de revueltas
campesinos sino también de la nobleza, e impuso sus exigencias de los nobles, tanto en Inglaterra (1601), como en Austria (1618),
respecto al monopolio de todos los poderes feudales, con la arro­ Cataluña (1626) y Francia (1650), cuyo objetivo era siempre la
gación por parte del príncipe de competencias que hasta ese conservación de las libertades del estamento nobiliario ™. Aun
momento correspondían a la alta nobleza. El primitivo Estado cuando los conflictos tuvieran consecuencias distintas, el poder
moderno en expansión minó las libertades de la antigua nobleza, central se impuso, en general, sobre la aristocracia regional —con
no con el objetivo de destruir a la aristocracia como clase domi­ la excepción de la monarquía española— , lo que consiguió en
nante, sino con el de someterla políticamente a la Corona. Como parte provocando el enfrentamiento de los nobles entre sí y con
estamento señorial dentro de una sociedad estamental organizada la burguesía, al tiempo que los seducía con altos cargos estatales,
por el Estado, podría incluso recuperar posiciones políticas deci­ y en parte liberándose de los estamentos políticos y de su fuerte
sivas, si bien no gracias a su autonomía feudal, sino a su situación influencia mediante la creación de un ejército permanente y una
en la corte. En este sentido, el absolutismo fue de hecho la financiación independiente de la aprobación de aquéllos. No obs­
«nueva coraza política de una nobleza en peligro», que, al verse tante, el proceso no fue lineal y la contestación aumentó con

132 133
frecuencia paralelamente a la adaptación de la nobleza a la esta- protestante, tenía a su cargo la formación del pueblo, incluso en
talidad moderna en formación, pero a partir de la Fronda la lo que se refiere a ámbitos no estrictamente religiosos, sintiéndose
resistencia activa desapareció. La crisis de la aristocracia estuvo exclusivamente llamado a administrar los bienes espirituales, a
supeditada a la evolución de la sociedad: del feudalismo al capi­ estudiar y predicar la palabra de Dios y a difundir el saber.
talismo, del Estado feudal al primer Estado moderno, resolviéndose Nada afectó más al clero que la aparición de predicadores laicos
en un cambio de funciones de la nobleza. Pese a la dura batalla intrusos, que se intensificaría constantemente a partir de la Re­
de los príncipes contra la aristocracia, cuya respuesta fueron las forma. No obstante, el clérigo, resguardado por el poder secular
revueltas de los nobles, el objetivo no era la eliminación de ésta, y organizado dentro de la Iglesia pudo seguir manteniendo durante
sino su destitución como clase autónoma. Este proceso concluyó los siglos xvi y xvn, salvo en Inglaterra, su monopolio sobre
prácticamente a mediados del siglo xvn , y la nobleza domesticada la interpretación de la fe y la impartición de la gracia divina.
comenzó a considerarse la clase dominante de las nuevas naciones.
El clero comprendía a todas las personas que, en representación
de una Iglesia organizada, servían de transmisores de los bienes
V. EL CLERO COMO ESTAMENTO
espirituales, de heraldos del mensaje cristiano y de representantes
de la autoridad eclesiástica. Dentro del protestantismo pertenecían
Entre los estamentos privilegiados de la sociedad europea también a éste todos los predicadores, pastores, diáconos y vicarios, así
se contaba el clero, con primacía en la escala social incluso sobre como los obispos y abades que, como en otros tiempos, seguían
la n o b l e z a G o z a b a de franquicia tributaria, estaba sometido a existiendo, y luego también los superintendentes y profesores de
su propia jurisdicción y ponía de manifiesto su importancia social teología. El sistema eclesiástico católico, que, con el papa a la
con sus iglesias, monasterios, rectorías y ornamentos. Los clérigos cabeza, seguía estando fuertemente jerarquizado, comprendía a
ejercían en parte una influencia política considerable, no sólo por cardenales, obispos, sacerdotes y miembros de órdenes religiosas,
su implantación como estamento rural, sino, principalmente, por es decir, decanos, párrocos, prelados y simples monjes. Sin em­
sus funciones como consejeros y predicadores en las cortes de los bargo, el estatus social de cada uno de ellos difería notablemente.
príncipes; sin olvidar que, como señores espirituales o feudales, La vida del párroco de aldea era muy diferente a la del prelado
u obispo que, sobre todo cuando ejercía al mismo tiempo dere­
tenían también un poder político directo sobre sus vasallos. «En
chos señoriales como príncipe abad o príncipe obispo, era similar
primer lugar», escribía Loyeau en 1610, aparece «el estamento
a la del estamento nobiliario, mientras que la de aquél se aseme­
eclesiástico, el clero, pues con razón han de ocupar los servidores
jaba en muchas regiones de Europa a la del resto de la población
de Dios el primer puesto de honor» “ . Aunque en todas partes
rural. En este sentido, la Reforma y sus secuelas no habrían de
ocupaba oficialmente este lugar, ello no impidió que el campesi­
producir cambios profundos. Cierto es que, sobre todo en el
nado, la burguesía y, ante todo, la nobleza no vacilasen en
protestantismo, existían unos «emolumentos» semejantes a los de
numerosas ocasiones en enfrentarse al clero con burlas, protestas,
los funcionarios, pero lo normal era que el clero viviese de pre­
o simplemente por la fuerza, siempre que éste no siguiera una
bendas y del fruto de sus «tierras»; las grandes posesiones
conducta acorde con su rango o intentara imponer su dominio.
eclesiásticas aseguraban, sobre todo en el catolicismo, el sustento
Su especial situación, que no es posible comparar con la de los
de sus ministros. A pesar de la marcada jerarquización existente,
restantes grupos y clases sociales, se debía por una parte al hecho
especialmente en la Iglesia católica, el clero estaba compuesto
de pertenecer a la organización supraestatal y supraestamental de
por personas de todas las clases sociales. La mayoría de los clé­
una Iglesia estructurada jerárquicamente, lo cual le convertía
rigos, tanto seculares como regulares, provenía de la burguesía
en representante del poder autónomo de la Iglesia, y, por otra,
y de la población rural, para quien el estado sacerdotal represen­
a su papel como heraldo de la verdadera doctrina, tanto en el
taba no sólo la posibilidad de llevar una vida religiosa-eclesiástica
movimiento reformador como en la Contrarreforma, es decir,
libre de todo compromiso, sino también la única vía de ascenso
como administrador y transmisor de los bienes para la salvación
en la escala social que no dependía del nacimiento o el privile­
espiritual, que seguían siendo los más estimables durante los
gio ", Los requisitos para poder obtener un cargo eclesiástico no
siglos xvi y xvn para la gran mayoría de la población, y, final­
era la pertenencia a una familia o estamento, sino la formación
mente, a su posición como maestros del pueblo y transmisores
religiosa-teológica y la ordenación. No hay duda de que los cargos
de la ciencia y la cultura. El clero católico, y no menos el
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más altos en la Iglesia católica se reservaban generalmente a la en la corte. Esto no fue únicamente el resultado de la reforma
nobleza, en tanto que en el protestantismo el ministerio pastoral iniciada por el propio papado o la Iglesia católica; aún más
se fue nutriendo progresivamente de sí mismo, pero er. principio significativo fue que el éxito de la Contrarreforma se debiera en
el ministerio espiritual se hallaba abierto a todos, induso a los gran medida a los poderes temporales que habían permanecido
que provenían de la capa más pobre. No era raro, pues, que un fieles al catolicismo, los cuales, en aras de una eclesialidad estatal
clérigo de extracción burguesa llegara a ocupar, en cnanto a la y un mayor control de las Iglesias nacionalizadas favorecieron
representación pública, un puesto más elevado que muchos nobles. considerablemente la reforma del clero ". Tres fueron los fines
También para la incipiente intelectualidad burguesa, el dero siguió perseguidos. En primer lugar, el perfeccionamiento de la moral
siendo, junto con los funcionarios, hasta el siglo xvi:i el único y las costumbres; las visitas, estrictamente realizadas, velaban por
estamento en donde encontró un campo de acción que hiciera una conducta de vida ejemplar, y, sobre todo, por la observancia
posible su emancipación, siendo muy notable el número de erudi­ del celibato; la indumentaria, signo visible de la filiación jerarqui­
tos de inicios de la Edad Moderna que eran, al mismo tiempo, zada á la Iglesia universal, fue sometida a normas; y se definieron
miembros del clero. con exactitud los deberes cotidianos, prescribiéndose estrictamente
La posición alcanzada con el estado clerical no era sin embargo el ritual eclesiástico y vigilando su cumplimiento. -Siguió luego
un paso hacia una libertad no estamental; al contrario, éste era una formación intensa de los teólogos y padres espirituales, prin­
obtenido a cambio del sometimiento de pensamiento y obra a unas cipalmente en los nuevos seminarios creados; los ejercicios espi­
normas severamente reglamentadas, que no eran meros efectivas rituales intensificaron la nueva conciencia apostólica y el estudio
que las de los artesanos o la nobleza, ya que por un lado favore­ sistemático de la disciplina teológica elevó y reguló los conoci­
cían la separación propia de una casta de los grupcs rectores, y mientos de los sacerdotes, dejando lógicamente en un segundo
por otro volvían a anular la libertad cristiana postulada por la plano las inclinaciones subjetivas e individuales en favor de la
Reforma, es decir la individualización de la fe, en fivor de unas indoctrinación de la teología contrarreformadora. Por último, tuvo
reglas de conducta sancionadas por la Iglesia. Si la abolición del lugar una severa orientación hacia Roma mediante la transferencia
celibato para el clero evangélico supuso una importante ruptura a los jesuítas de la formación clerical, el control del episcopado
con la tradición, creando las bases de un aburguesamiento, en la por las instituciones romanas (nunciaturas, etc.) y la decisiva
Iglesia católica no sólo continuó siendo la norma oficial, sino subordinación de los obispos a la supremacía del papa. La forma­
que, por vez primera, se impuso de una forma más rígida, refor­ ción de la cúspide rectora de la Iglesia en el Collegium Romanum
zando nuevamente la especial situación del clero y reactivando (1551) y en el Collegium Germanicum (1552) sirvió para garantizar
la idea de un sacerdocio basado en la imitación de Cristo y en el la influencia de Roma. La introducción del Breviarium Romanum
carácter carismático del ministerio religioso. Con ello se impu­ en 1568 y del Missale Romanum en 1570 reforzó la unidad de la
sieron estrechos límites al desarrollo individual de los sacerdotes. Iglesia, que antes de la Reforma no había tenido tal carácter, y
En ningún otro estamento existió, en definitiva, ur.a disciplina sometió a todo el clero, desde el obispo hasta el párroco rural,
tan eficaz como en el clero católico, e incluso protestante a rituales y normas de conducta determinadas por Roma. Al
intensificarse las tendencias monárquico-absolutistas dentro de la
Aunque el clero, como estamento social, sobrevivió í la Reforma Iglesia, el poder del clero se vio simultáneamente reforzado. Si,
y conservó su influencia y su poder hasta los siglos x v m y xix, hasta los tiempos de la Reforma, las personas laicas, y sobre todo
a consecuencia de aquélla y también de la confesionalización se la nobleza y los príncipes, habían ejercido una influencia conside­
produjo un cambio decisivo en la sociedad. En los países protes­ rable sobre la Iglesia, a partir de ahora el poder estaría, casi de
tantes, el antiguo clero y los monasterios desaparecieron, es decir, forma exclusiva, en manos del clero consagrado. Los rituales ro­
sobre la base de la nueva concepción reformadora del sacerdocio, manos y la reafirmación del latín sobre la lengua vernácula
en general, surgió un clero totalmente nuevo u. acentuaron la separación entre los laicos y el clero. El núcleo
También en el ámbito católico, bajo la presión de los éxitos de la praxis religiosa del clero lo constituían la administración de
reformadores, se formó tras el Concilio de Trento (1563) un los sacramentos y la celebración de los oficios divinos, la partici­
nuevo estamento clerical esencialmente distinto del medieval por pación en los cuales fue inculcada a todos los feligreses. El clero
cuanto estaba rigurosamente organizado e imponía con gran efica­ se consideraba mediador entre Dios y los fieles, y a él corres­
cia el poder moral y espiritual del papado tanto en la aldea como pondía la educación religiosa mediante la predicación, la catequesis

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y la defensa de la doctrina católica frente a los ataques reforma­ casas, en 1615 el número de miembros había llegado a ser de
dores. Se aplicaron todos los medios espirituales y terrenales para unos 30 000, repartidos en 372 colegios. Su principal actividad
combatir la herejía; en este sentido, el clero ordenado reivindicaba contrarreformadora la constituían la asistencia espiritual, la predi­
para sí el monopolio exclusivo sobre la interpretación de la doc­ cación y la enseñanza, más concentrada sin embargo en las clases
trina de la Iglesia. La confesión y la escuela se ofrecían como altas que en el pueblo llano, al que no obstante acogía gratuita­
nuevas prácticas para la asistencia espiritual y como posibilidades mente en sus numerosas escuelas, construidas con recursos laicos.
de control. Las peregrinaciones, el culto a los santos y las festi­ Se consideraba como militia Christi, como élite de la Iglesia,
vidades eclesiásticas ya existían en la Edad Media; lo realmente exigiendo de sus miembros la mayor aplicación intelectual y moral;
nuevo en este sentido consistió en su aplicación consciente a la con sus exercitia spiritualia consiguieron una disciplina espiritual
cristianización de la sociedad; las manifestaciones religiosas popu­ y corporal que despertó, al mismo tiempo, la admiración y el
lares de carácter espontáneo fueron desplazadas por otras masivas espanto. Mediante la progresiva monopolización de la enseñanza
organizadas por la Iglesia “. Un hecho significativo es la aparición clerical y del sistema escolar al nivel más elevado en los países
en un primer plano de un número cada vez mayor de clérigos católicos, para los que la Ratio studiorum de 1599 creó unas
canonizados como modelos de conducta espiritual, siendo los más bases unitarias, así como de las funciones de confesores y predica­
importantes los numerosos fundadores de nuevas órdenes religio­ dores de la corte, los jesuítas aseguraron su influencia incluso en
sas. La abundante construcción de iglesias y santuarios, así como las cortes de los príncipes, empleando toda clase de medios para
la reforma de los ya existentes, pone de manifiesto la posición la recatolización: sermones, obras de teatro, manifestaciones en
alcanzada por el clero en la ciudad y en el campo, que, aun masa, Inquisición y polémicas científicas. A consecuencia de su
cuando interviniese en la reglamentación de la vida cotidiana de éxito y de su compromiso riguroso, en el que sólo les igualaron
los fieles, a diferencia del protestantismo, afectó en escasa medida los predicadores calvinistas, desde un primer momento los jesuítas
la vida moral de los católicos, pues al no existir la disciplina fueron considerados por sus adversarios las «peores criaturas del
eclesiástica, éstos únicamente podían alcanzar la salvación median­ Demonio que ha vomitado el Infierno» ", lo que no impidió que
te la fe en la Iglesia y el cumplimiento de los deberes religiosos, los mismos protestantes enviaran a sus hijos a colegios de jesuítas
siendo relativamente poco importante el valor concedido a la y que el propio F. Bacon los pusiera como ejemplo". Sea como
moral. fuere, el jesuíta caracterizó a un tipo de clérigo que configuraba
La Iglesia medieval era, en esencia, una Iglesia monacal. A pesar la imagen del catolicismo en la misma medida que el más alto
de los duros ataques por parte de la Iglesia reformada, el prelado y el simple párroco de aldea.
monacato había pervivido, pero la revalorización del clero secular En su lucha contra la jerarquía eclesiástica como engendro del
y la aparición de nuevas congregaciones transformaron su imagen. Anticristo papal, la Reforma dio lugar a una nueva concepción
La Iglesia clerical debía su nuevo papel espiritual a la fundación del estado sacerdotal. Era fundamental que el pastor, libre del
de nuevas órdenes, que, significativamente, ocuparon una posición poder mundano, estuviera solamente al servicio de Dios y transmi­
intermedia entre la orden estrictamente monástica y el clero secu­ tiera a la comunidad cristiana la Palabra verdadera sin aislarse en
lar no organizado, reaccionando con ello ante el cambio de un estamento clerical propio ni monopolizar los bienes espirituales.
situación y misión. El ideal había dejado de ser la soledad monacal «Por ello, el estado sacerdotal dentro de la cristiandad no ha de
y el sacerdote debía luchar dentro de la sociedad por las almas ser distinto al de un cargo público, en tanto que ejerza su
humanas a través de la evangelización, la enseñanza y la asistencia ministerio, pero si lo deja o es destituido, será un campesino
espiritual; en este sentido, la Reforma trajo consigo, también en o un burgués como los demás» ” , Con la misma rapidez con que
lo que se refiere a la Iglesia católica, una orientación secular. se extendió el movimiento evangélico surgieron también grandes
Surgió así un gran número de nuevas órdenes cuyas grandilo­ dificultades en cuanto a la organización de una Iglesia que res­
cuencia y religiosidad guardaban una extraña relación con la rigidez pondiera a tales exigencias. Si se tiene en cuenta el hecho de que
religiosa y el boato de la Iglesia romana. Entre ellas hay que el protestantismo, sin un poder espiritual centralizado, sólo se
destacar, ante todo, la Compañía de Jesús “, que conjugaba como podía desarrollar dentro de los límites de la tolerancia señorial
ninguna otra la absoluta obediencia a Roma con una acendrada existente, el Estado territorial, es decir la autoridad o el Estado
espiritualidad, una religiosidad ascética y una evangelización disci­ -n vías de formación, tuvo desde el primer momento un papel
plinada. Si en 1565 la orden contaba con 3 500 miembros y 130 muy importante. La autoridad se convirtió en garante de la unidad

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de la Iglesia nacional y su clero y, en consecuencia, en una Dado que la oposición entre clero y laicos había de ser elimi­
suerte de delegado espiritual del Estado profano. «Es deseo de nada dentro de la Iglesia reformadora, la praxis religiosa estuvo
Su Majestad el príncipe elector», reza el régimen eclesiástico de caracterizada por una mayor influencia, o derecho de intervención,
Sajonia (1580), «que ambos, ministro de la Iglesia y maestro, sean de la comunidad de fieles en el calvinismo, indudablemente más
rectos y puros, particularmente en la doctrina, y que asimismo fuerte que en el luteranismo, ya fuera mediante la creación de
observen ambos tal conducta en su vida y costumbres, en el un senado que influía sobre la vida religiosa y moral y sobre la
hablar, el obrar y el vestir» ". Cierto es que la situación del clero vida cotidiana de la comunidad, ya fuera mediante la participación
dependía de la clase de protestantismo y de las Iglesias nacionales, de ésta en el nombramiento del pastor **. Aun cuando nunca
pero en todas partes, excepto dentro del catolicismo y del secta­ tuviera lugar posteriormente una separación entre el clero y la
rismo separatista, la autoridad temporal fue considerada la protec­ comunidad tan fuerte como por ejemplo en el catolicismo, ni
tora directa de la Iglesia. tampoco la monopolización por parte de aquél de la interpretación
Esto marcó profundamente al incipiente clero protestante, que, de la Biblia, sin olvidar que su sencilla indumentaria y el uso de
al estar al servicio del Estado, debía ganarse el favor de los prín­ la lengua vernácula en los oficios divinos impedía también nuevas
cipes y solicitar su protección, sintiéndose por otra parte obligados prácticas de dominación, con la formación de las Iglesias nacio­
a luchar por la independencia de su Iglesia y, con ello, por la de nales y el endurecimiento ortodoxo de todas las confesiones el
la predicación de su doctrina, pues aunque rechazase los compro­ elemento laico se redujo nuevamente. El clero se declaró a sí
misos, titubeaba constantemente entre ambos extremos. mismo estamento. Cuando un teólogo protestante escribe: «El
El espíritu combativo, por un lado contra las actividades de la pulpito es el más alto cargo, mucho mejor que los cargos munda­
Contrarreforma católica y, por otro, contra los abusos y las inje­ nos, del mismo modo que el alma es mejor que el cuerpo» ", se
rencias del Estado, fue el rasgo esencial del clero protestante hasta pone de manifiesto la notable consolidación de un estamento
bien entrado el siglo x v il". A pesar de la imposibilidad de evitar eclesiástico dentro del protestantismo desde finales del siglo xvi,
estas complicaciones, éste era atacado en tal situación con la algo impensable en los tiempos de la Reforma. El pastor y predi­
misma dureza que, antes, el clero católico. Fischart escribe: cador se convirtió en el representante de la Iglesia evangélica.
El elemento central de la praxis religiosa del pastor dejó de ser
Die Geistlichen sollten preeligen, lehren, el ceremonial, la Misa y la administración de los sacramentos,
M it Beten dienen G ott dem Herren, para ser ahora el nuevo mensaje evangélico, la predicación de la
Aller Tugend ein Vorbild führen Palabra y la interpretación de las Escrituras, lo cual exigía una
Und mit dem Schwert des Geists regieren, disposición intelectual por parte de la comunidad y una sólida
Wie sie der heilig Paulus lehrt. formación y el conocimiento de las ciencias teológicas por parte
So hat es sich gar umgekehrt, del clero. La disminución del analfabetismo y la intensificación
Dass sie jetzt führen das weltlich Schwert; del sistema escolar en el protestantismo fueron una consecuencia
Sind geistlich und weltlich, wie man will: de la concentración en la Palabra y las Escrituras, cuya lectura se
Ihres Amtes achten sie nit viel, convirtió también en mandamiento de la fe evangélica55. Otra
Befehlen es den weltlichen Herrn, consecuencia de ello fueron las considerables tentativas de regula­
Die müssen dann versehen und wehrn, ción de la lectura de la Biblia por parte del clero. La interpreta­
Dass man der Kirchen Ordnung halt *. ción individual heterodoxa de las Escrituras era perseguida con
la misma severidad que en el catolicismo. Pero la lucha en contra
(Los clérigos han de predicar, enseñar, / servir a Dios con ora­ de la superstición católica y en favor de la difusión del verdadero
ciones, / ser un ejemplo de todas las virtudes y gobernar con la Evangelio era sólo una de las tareas del pastor y predicador
espada del espíritu, / según enseña San Pablo. / Esto empero protestante; la otra era el perfeccionamiento de la vida moral y
se ha mudado / pues ahora empuñan la espada mundada; / son de las costumbres de la comunidad *
espirituales y profanos, según convenga: / de su ministerio no De ello se habían ocupado muy poco los sacerdotes católicos;
se ocupan demasiado, / lo encomiendan a los príncipes laicos, / el clero tridentino estaba también muy lejos de someter a una
que han de velar y combatir / porque se mantenga la disciplina disciplina la vida social de los feligreses; esto sucedía únicamente
de las Iglesias.) en los monasterios. El católico sólo conseguía en definitiva la

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salvación mediante las obras piadosas y el cumplimiento de sus formación propia de su estado” . La capacitación para su cargo
deberes religiosos; de acuerdo con ello, el sacerdote ejercía las radicaba exclusivamente en sus dotes oratorias y en su carisma
funciones de mediador de la salvación, en tanto que al pastor espiritual, y por encima de él no existía una jerarquía, sino la
protestante le importaba ante todo la puesta en práctica del comunidad. Expresión de la teología reformadora de la «inme­
mensaje evangélico en la vida cotidiana concreta, siendo esencial­ diatez» o de la concepción presbiteriana de la Iglesia era el hecho
mente maestro y moralista, si bien el mandamiento de la disciplina de que el predicador renunciara a todo ceremonial que pudiera
eclesiástica no se observó en general con tanto rigor como en la subrayar su papel, convirtiendo a la predicación, la enseñanza
Ginebra calvinista, cuya comunidad, convertida por el propio religiosa y el control moral de la comunidad en núcleo de su
Calvino en modelo de comunidad cristiana, es decir de Estado praxis pastoral. A consecuencia de su concepción radicalmente
clerical, constituye un caso paradigmático especial ” . En esta ciu­ democrática o teocrática de la Iglesia y del sometimiento de la
dad no sólo se reguló exactamente la vida religiosa o se determinó vida cotidiana a las normas del Evangelio, estas asociaciones reli­
la estructura de la Iglesia, sino que, además, la disciplina ecle­ giosas adoptaron una posición especial que ya no era integrable
siástica fue declarada la principal obligación. El objetivo de dentro de la sociedad estamental. El predicador de una Iglesia
Calvino era la completa cristianización de la comunidad mediante baptista o el cuáquero, por ejemplo, ya no pertenecían al clero
el control de la vida doméstica y la total supeditación de la vida como estamento con derecho a una dignidad propia y diferenciado
burguesa a las normas y prescripciones del pastor calvinista, quien del laico por su lenguaje, indumentaria, formación o ritual. Aque­
se consideraba legitimado para ello como profeta divino. Aun llo que lo caracterizaba no era debido a su ministerio, su forma­
cuando Ginebra fuera elogiada como modelo de Estado cristiano, ción a su estatus social, sino única y exclusivamente a sus
en ningún otro lugar —ni siquiera en Holanda o Escocia— se cualidades espirituales o a su relación con la comunidad. De esta
llevó como tal tan radicalmente a la práctica. manera, tales agrupaciones religiosas se situaban al margen de la
La abolición del celibato por parte del protestantismo supuso sociedad estamental.
la ruptura más importante con la tradición. Al estar obligados El clero protestante, al igual que el católico, constituía un
todos los pastores y predicadores a contraer matrimonio, la jerar- estamento privilegiado al estar integrado en las asambleas de los
quización quedó fuertemente restringida y la orientación hacia Estados de inicios de la Edad Moderna. Como señor feudal
la praxis comunitaria estabilizada. Por el hecho de casarse, el participaba también del ejercicio del poder y el dominio político.
propio clérigo se convertía en miembro de la comunidad de la No obstante, su conciencia y su interés político no estaban en
Iglesia, y no sólo en su guía; en la rectoría resurgió además, a absoluto establecidos, sino que eran variables, como en el caso
finales del siglo xvi y durante el xvn , el centro de una nueva de la nobleza o la burguesía urbana, pues ni estaba siempre del
cultura religiosa y de una vida intelectual que, sobre todo en lado de la autoridad, ni tampoco siempre del de las capas infe­
Alemania e Inglaterra, ejerció una gran influencia sobre el des­ riores. No se puede negar que existían importantes disposiciones
arrollo cultural en general". Por su papel de intérprete legítimo específicamente confesionales, o al menos cierta correspondencia
de las Sagradas Escrituras y de teólogo con formación científica entre el sistema político y el religioso, surgidas con el proceso de
y educador, el pastor alcanzó un puesto destacado en la vida formación de la sociedad moderna primitiva; sin embargo, es
pública, que, a diferencia del clero católico, contribuyó de manera necesario tener en consideración la situación concreta de la Iglesia
esencial al aburguesamiento de la sociedad. o el clero en cada país Cuando las agrupaciones reformadoras
A pesar de que el protestantismo no deseaba tener nada en se enfrentaban como minorías a un monarca católico, revelaban
común con la Iglesia católica, también en él se habría de formar una acusada tendencia republicana; por el contrario, cuando era
un estamento clerical a medida que se fuera extendiendo, que posible ganar al gobernante para la causa evangélica, se producían
llegaría a integrarse en la sociedad estamental laica. Otra concep­ adaptaciones significativas al primitivo sistema absolutista. Es
ción radicalmente distinta es la que caracterizó únicamente a las indudable que el clero católico ofrecía las mayores posibilidades
diversas sectas no eclesiásticas en el continente y principalmente de legitimación a este sistema, no limitándose sólo a reforzar los
en Inglaterra, en las cuales el jefe de la comunidad era elegido intereses de la soberanía monárquica, como en España, Francia,
—sólo aquí se hizo patente el elemento democrático-laico— , y no Baviera y Austria, pero a pesar de su decisivo apoyo al príncipe,
se distinguía tampoco por un estatus social, ya que ejercía, o al sobre todo por parte de los jesuítas, desarrollaron los principios
menos podía ejercer, una profesión burguesa y no recibía una de la doctrina de la soberanía popular y del tiranicidio. Cierto es

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que el clero católico se abstuvo de intervenir en las luchas Al alcanzar la politización de la Reforma un momento de apogeo
estamentales de los siglos xvi y xvii, favoreciendo con su actitud en el calvinismo, según se hace patente en Francia o en Escocia,
los afanes pacificadores de los príncipes absolutistas y condenando en los círculos sectarios se produjo una radicalización que destruyó
toda clase de sublevaciones populares violentas, pero algunos por completo el modelo de estructura estamental. Sus predica­
clérigos no sólo participaron en las revueltas contra la monarquía dores se contaban entre los más decididos adversarios del absolu­
española en Cataluña y en la Italia meridional, sino que también tismo, pero también del modelo estamental, y luchaban por la
en Francia y Alemania ayudaron a los campesinos a articular sus separación entre la Iglesia y el Estado, por la libertad religiosa
intereses. En general, el clero no reprobó en modo alguno el uso y por los derechos políticos del individuo. En este sentido, los
legítimo de la fuerza, sabiendo animar las luchas de todos los predicadores de los grupos religiosos marginales se convirtieron
partidos en el período de la Contrarreforma; ahora bien, sólo en en protagonistas de un Estado de derecho protoburgués, sólo en
raras ocasiones se destacarían los clérigos católicos como paladines el cual podrían realizar su praxis religiosa, libres de represiones
de una sublevación popular, una lucha estamental o una guerra estatales o eclesiásticas A causa del desarrollo de la Reforma
confesional. y de su diferente realización en cada sociedad en particular, el
La misma pasividad puso de manifiesto el clero luterano, que clero de inicios de la Edad Moderna no se caracteriza en modo
si bien legitimaba el uso de la fuerza por parte del príncipe, alguno por una actitud política unitaria. Siempre que estuviera
apenas participó en las luchas en favor de éste, como tampoco organizado estamentalmente, se habría de adaptar a los sistemas
lo hizo activamente en ninguna sublevación popular. Pese a verse políticos existentes, pero allí donde renunció a esta organización,
especialmente afectado por los desórdenes contrarreformistas, el luchó por una teocracia o por un Estado protoburgués.
clero protestante seguía considerando en principio sagrada toda Igualmente heterogénea fue su actitud respecto al humanismo
forma de autoridad 1M. El clérigo calvinista, sin embargo, se reveló tardío y a las ciencias modernas El conjunto del clero, incluido
decididamente político, comprometiéndose —como heredero de el católico, no era en general enemigo de la ciencia — dentro de
Calvino— mucho más abiertamente que el luterano en la reali­ lo que el caso de Galileo nos permite suponer— ; la preparación
zación política de la Reforma, hecho que ponen de manifiesto científica del clero, su papel en la cultura humanista y su cons­
las guerras de religión en Francia, Flolanda e Inglaterra. No se tante dedicación intelectual le hacían especialmente sensible al
trataba aquí de la postura de un grupo perseguido y oprimido, desarrollo de la ciencia moderna; nadie como él percibió lo
como el baptista, es decir de la postura de una minoría a la que nuevo, lo no integrable dentro de las ciencias modernas. No
la desesperación obligaba a actuar, sino de la convicción religiosa hemos de olvidar la participación de los jesuítas en las ciencias
de los calvinistas de combatir por su causa — en caso necesario, naturales, o la de los oratorianos en la filosofía moderna. Pero
también por la fuerza— y fundar el reino de Dios La partici­ en ningún lugar se le ofreció a la ciencia la posibilidad de un
pación de predicadores calvinistas en la guerra de los hugonotes desarrollo verdaderamente libre.
fue considerable y sus Iglesias se convirtieron en bastiones de la A pesar de que ya existía una amplia cultura laica y de que
resistencia. De sus filas provinieron también principalmente los la nobleza y la burguesía habían desarrollado nuevas formas de
ataques teóricos más virulentos contra el primer absolutismo, vida, la sociedad posterior a la Reforma no se había liberado en
absoluto de la influencia clerical, la cual no se hallaba solamente
legitimando cualquier clase de violencia contra el tirano. Induda­
circunscrita al ámbito eclesiástico. Bajo el pretexto de la Reforma
blemente, el movimiento antiabsolutista en Francia fue sostenido
o de la Contrarreforma, tuvo lugar incluso una cristianización
primordialmente por los intereses del estamento noble; ahora
de la sociedad hasta entonces desconocida, conforme a la cual
bien, la exaltación de la lucha por la libertad estamental por
todas las manifestaciones de la vida social estarían sometidas a
parte del clero, basándose en la idea de la libertad cristiana,
confirió a la lucha religiosa de los estamentos la dureza que las normas confesionales. Como agente de este proceso, el clero
habría de caracterizarla. El acusado acento antiabsolutista fue el adquirió después de la Reforma un papel social más importante
producto de un republicanismo constitucional dentro del calvinis­ e influyente que antes. Igualmente sorprendente es el hecho de
mo; no obstante, la lucha por la libertad política estuvo acom­ que en este tiempo apenas se redujera el abismo entre el clero
pañada, en no menor medida, por una voluntad de autoafirmación y el pueblo. Aun cuando éste se acercara por vez primera de una
forma consciente al mundo y, por tanto, al pueblo mediante la
estamental.
lengua vernácula, la indumentaria y las instituciones escolares, se
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mantendría sin embargo una distancia insalvable, la cual no se de los Estados que, en representación del país, participaba con
basaría ya en las tradiciones, ceremonias y rituales, sino en el ¿ su «consejo y ayuda» en el ejercicio del poder, si bien limitando
moderno afán de cultura, tan extraño al pueblo como el latín claramente la jurisdicción de aquéllos e incluso rivalizando políti­
en los oficios divinos. Al insertarse en la capa alta de la burguesía camente con su soberanía.
urbana, el pastor protestante era tan ajeno al pueblo como el Por otra parte, en la propia fase de formación del Estado
sacerdote católico, que, como administrador de los bienes espi­ territorial el poder de los estamentos corporativos aumentó hasta
rituales, conservaba un papel especial, aunque con la diferencia tal punto que, antes de que aparecieran en toda Europa las
de que en la sociedad agraria de inicios de la Edad Moderna la diferentes formas constitucionales, se puede hablar en el siglo xvi
necesidad de prácticas de salvación mágico-religiosas era mayor de un dualismo de estamentos y príncipes, e incluso de un
que el interés por el saber intelectual, de modo que el clero Estado estamental, que marcó profundamente el proceso político.
católico pudo conservar su poder sobre todo entre la población La soberanía «absoluta» de los príncipes es prácticamente inexis­
campesina, en tanto que el protestante halló su mayor apoyo en tente en este siglo. Desde finales del siglo xvi hasta mediados
las ciudades. del xvn tuvo lugar el trascendental proceso de consolidación de
una forma de poder estatal diferenciada. De una coparticipación
abierta a todas las posibilidades se pasó, bien a la supeditación
VI. LA ORGANIZACION ESTAMENTAL Y LA SOBERANIA DE LOS PRIN­ del príncipe al Parlamento, bien a la subordinación de los esta­
CIPES mentos al poder del gobernante, aun cuando ello no implicara

En general, el poder político en la sociedad premoderna europea


1 la desaparición de la organización estamental como institución en
ningún país. Pese a la pérdida general de poder de los estamentos,
nunca estuvo exclusivamente en manos de los príncipes, sino el monarca de inicios de la Edad Moderna tampoco pudo alcanzar
que fue compartido por los estamentos p r i v i l e g i a d o s c u y o s una posición auténticamente soberana allí donde éstos habían
derechos no eran derivativos sino autógenos, en virtud de su visto claramente mermada su influencia
linaje y del poder feudal. Por regla general, las asambleas de los Los estamentos corporativos de esta época eran instituciones
Estados estaban formadas por la alta y la baja nobleza, los claus­ integradas en el incipiente Estado territorial, cuya función no se
tros de prelados o clérigos, y las ciudades o consejos municipales. reducía a limitar el poder expansivo de los príncipes y la estata-
No todos losy estamentos poseían el derecho «político» de con­ lidad moderna primitiva, máxime cuando no se excluían recí­
senso o estamentalidad política, razón por la que hay que procamente. Las asambleas de los Estados no constituyen, sin
distinguir el orden estamental social del político-corporativo. De embargo, una forma precursora del Parlamento, pues a pesar de
la misma manera que el príncipe se hallaba coartado en el ejer­ la insistencia en las relaciones contractuales entre el pueblo y el
cicio de la soberanía por las libertades de los estamentos, pudien- rey y en la soberanía popular por parte de los grupos antiabsolu­
do únicamente gobernar en consenso con ellos, éstos, a su vez, tistas, nunca se pensó en la participación de todos los súbditos
estaban obligados a prestar consejo y ayuda al príncipe, el cual en el gobierno ni en que éste fuera asumido por los estamentos,
podía reclamarla con pleno derecho siempre que los intereses del sino en una cogestión más o menos fuerte de la nobleza y, en
país lo requiriesen. cierto modo, en la consecución del derecho de representación para
Esta era la herencia del desarrollo de la soberanía medieval .>■ burgueses y campesinos l07. Por otra parte, el gobernante estaba
en casi todos los países europeos de estructura feudal; ahora también interesado en la adhesión y la colaboración de los esta­
bien, la configuración concreta de esta relación entre los esta­ mentos, convocándolos para ello a Dietas, Parlamentos y Asam­
mentos y los príncipes dependía de diversos factores: del poderío bleas Generales. En tanto que no existiera una administración
del príncipe, del papel de la nobleza y la burguesía y de la estatal y el príncipe no fuera el señor inmediato de todo el país,
situación socioeconómica del país. Con todo, es esclarecedor el no podría gobernar sin los estamentos. Ciertamente no hubo un
hecho de que, conforme a la evolución del poder de los príncipes solo país donde los gobernantes no trataran de ampliar sus
hacia un Estado territorial mediante la monopolización de los „i- intereses de soberanía, pero la privación de poder padecida por
poderes locales y al desarrollo de una administración libre de la los estamentos políticos en algunos países europeos no fue sólo
influencia estamental, surgiera en casi toda Europa, a veces el resultado de la represión violenta, sino que, con la integración
incluso con el apoyo manifiesto de los príncipes, una asamblea de aquéllos, y sobre todo de la nobleza, en el nuevo Estado,

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dentro del cual asumieron cargos públicos, los estamentos dejaron conservación de las tradiciones regionales. Los Estados Generales
de conceder importancia a las asambleas de los Estados. El hecho no desarrollaban actividades notables, a no ser que a su reivindi­
de que desde 1614 no se convocaran ya en Francia a los Estados cación del derecho de intervención y de la concesión de contri­
Generales no respondió únicamente a los intereses absolutistas buciones fuera unida la ocupación de cargos en la Gjrte, lo que
del rey, sino también al desinterés de la nobleza con respecto a la en países sin una burocracia estatal centralizada, como Suecia y
representación estamental1M. Polonia, trajo consigo una fuerte influencia de los estamentos
sobre el ejercicio del poder «estatal». En general hay que distin­
Es muy significativo que los estamentos políticos se organizases guir dos formas de representación estamental, surgidas en el
en la misma época en que la soberanía de los príncipes, más o siglo xvi y comienzos del xvn
menos manifiesta, evolucionaba, mediante la creación de una admi­ En Europa central, sobre todo en Francia, Alemania y España,
nistración central entre otros factores, hacia un Estado territorial se constituyeron asambleas generales con tres curias, es decir,
cerrado. La forma en la que los príncipes y estamentos armoni­ frente al gobernante aparecía una asamblea integrada por tres
zaron el ejercicio del poder varió en relación con la extensión corporaciones: la nobleza, los prelados y las ciudades; en ocasiones
del país, su tradición política y, sobre todo, la autoridad de los también los campesinos podían enviar a sus representantes. En
estamentos y los príncipes; éstos aprovecharon cualquier oportu­ los Estados periféricos de Europa, como Inglaterra, Suecia, Polonia
nidad de reducir el poder político de aquéllos, o al menos de y Hungría, se desarrolló un sistema bicameral: la Cámara Alta,
ponerlos al servicio de sus intereses — Francia, Castilla, o incluso formada por miembros de la alta nobleza, y la Cámara Baja, con
Baviera, son buen ejemplo de ello— , mientras que los estamentos representantes de la baja nobleza, el clero y la burguesía, y a
trataron a su vez de conservar sus libertades durante el mayor veces también de los campesinos. En tanto que las sociedades con
tiempo posible, así como de evitar todo tipo de intrusión por sistema tricurial favorecían las tendencias absolutistas del príncipe
parte de los príncipes, principalmente mediante pactos. Lógica­ y la diferenciación estamental, y facilitaban el ascenso social de la
mente, esto se dio con mayor frecuencia en países bajo el poder burguesía, sobre todo a través de la administración absolutista,
de una dinastía extranjera, como Cataluña o los Países Bajos, el sistema bicameral debilitaba las acciones centralistas de los
que en territorios como Suecia o Wurtemberg, en donde el gobernantes, dando lugar a una separación más fuerte entre la
gobierno estaba en manos de dinastías nacionales. En este sentido, alta nobleza y la baja. Mientras que los miembros de la Cámara
en casi todos los países europeos se produjeron fuertes confron­ Alta, o primera Cámara, se reservaban los más altos cargos del
taciones entre las tendencias absolutistas y las estamentales, siendo Estado, es decir reforzaban la influencia de la alta nobleza sobre
éste uno de los focos más importantes de la crisis del siglo x vn 1W. la política nacional, en la Cámara Baja, o segunda Cámara, tenía
Los estamentos no se reunían de una forma continua, sino en lugar un acercamiento de la baja nobleza a los burgueses, siempre
general cuando los príncipes convocaban asambleas a fin de tratar y cuando la burguesía urbana se hallara representada. A diferencia
ciertos asuntos trascendentales para el país, como la concesión de Inglaterra, en Polonia y Hungría apenas tuvo importancia.
de contribuciones o la legislación. La independencia con respecto En los países europeos se dieron, sin embargo, otras formas muy
a los príncipes sólo la conservaron los Estados Generales de distintas de organización: la sociedad holandesa rechazaba cualquier
Cataluña y Polonia, cuyo ámbito de competencias era, de acuerdo clase de dominio principesco; en el Imperio alemán sólo los
con esto, mayor que en Inglaterra o Suecia. El hecho de que, príncipes nacionales ejercían realmente la soberanía. De Italia no
junto a las asambleas regionales, existieran también asambleas conocemos ninguna constitución propiamente estamental; final­
generales (lo que, a la larga, venía determinado por la forma de mente, es problemático dar al Semski ruso la calificación de
gobierno de un país) dependía en general del grado de organización estamental, pues era un instrumento directo del zar. Si compara­
o centralización del poder territorial. La institución de los Estados mos a los países con instituciones estamentales con aquellos que
Generales constituía uno de los intereses estatales de los príncipes, no las tenían comprobaremos que, en todos los lugares en donde
los cuales aprobaban sus actividades, siempre y cuando no repre­ hubo conflictos entre el príncipe y los estamentos corporativos
sentaran un peligro para su soberanía ni aspirasen a ejercerla surgieron territorios que en el siglo xv ii habrían de desarrollar un
plenamente. Pero a menudo las asambleas estamentales regionales poder político particularmente notable.
no mostraban interés alguno por las tendencias unificadoras del En los tiempos de la expansión territorial y de la consolidación
Estado territorial, y en ese caso sólo daban importancia a la de los primeros Estados modernos había una mezcla muy hete-

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rogénea de representaciones estamentales. Cinco posibilidades pre­ absolutista, ni toda sociedad noble consciente políticamente cons­
determinarían decisivamente el futuro desarrollo estatal: había, tituía un Estado estamental nobiliario. Sólo las relaciones dinás­
por un lado, países con Parlamento, sin asambleas estamentales ticas no reguladas (motivadas a menudo por dinastías extranjeras)
de carácter regional (Inglaterra) La unidad y la fuerza del país o una fuerte burguesía habrían de favorecer, en suma, un impor­
no sólo las constituía aquí una poderosa monarquía, sino también tante regionalismo antiabsolutista, o el debilitamiento del poder
una representación, no menos poderosa, del conjunto de todos monárquico. Aun no estando todavía muy definida en el siglo xvi
los estamentos privilegiados. Si el rey vulneraba los derechos de la relación de fuerzas entre los príncipes y los estamentos corpo­
la asamblea de los Estados, la monarquía era derrocada. La sobe­ rativos —una monarquía poderosa podía dar lugar a una «aristo­
ranía era reivindicada por el Parlamento cada vez en mayor cracia constitucional», en tanto que una sociedad noble menos
medida. rígida podía convertirse en una monarquía fuerte— , la crisis del
Había también Estados con una Dieta imperial y asambleas de siglo XVII habría de consolidar finalmente bien la supremacía de
los Estados regionales (Suecia), que, sin embargo, habrían de di­ los estamentos organizados sobre el príncipe, bien la de éste sobre
solverse a medida que la Dieta se fue consolidando. Esta constituía los estamentos, de manera que la nueva constelación no pudiera
un fuerte contrapeso frente al creciente poder de la monarquía. cambiar en adelante. Comparando a los diferentes países, vemos
El rey y los estamentos (nobleza) fueron la base del poder de la que aquellos en los que los príncipes consiguieron acumular mayor
monarquía en expansión lu. poder político no generaron necesariamente los Estados más fuertes
En tercer lugar había países con asambleas de los Estados y con mayores perspectivas de futuro. El primitivo Estado mo­
locales y también de los Estados Generales, que, no obstante, derno no era per se una monarquía absoluta.
según fue creciendo el poder de la monarquía, dejarían de ser
convocadas (Francia). La Corona dominaba sobre los estamentos La función política de las asambleas de los Estados en los inicios
corporativos y reclamaba la soberanía para s í ,u. de la Edad Moderna varió según el país. Tan sólo los reinos de
Había también Estados con asambleas de los Estados de carác­ Aragón y Cataluña, en España, y, posteriormente, los Países Bajos,
ter regional, sin representaciones conjuntas (España, Austria). la Confederación Helvética y Polonia, gozaron de una autonomía
Esto favoreció en Austria el debilitamiento de los estamentos en regional plena y de una administración estamental propia. Los
el conjunto del Estado, mientras que en España la Corona estuvo Parlamentos o Dietas en Inglaterra y Suecia obtuvieron amplias
supeditada al regionalismo estamental; en sus respectivas regiones competencias, que fueron establecidas constitucionalmente (Petition
las Cortes aspiraban a la autonomía política of Right, 1628, y Regeringsform, 1634), en tanto que ias asambleas
Por último había países con asambleas de los Estados regio­ de los Estados de Francia y Alemania sólo poseían un derecho
nales (Polonia, Holanda), las cuales enviaban representantes a las de intervención limitado. No obstante, el poder de los estamentos
asambleas de los Estados Generales convocadas en determinadas no sólo se limitaba en general al mantenimiento de sus derechos
ocasiones. Los príncipes se hallaban totalmente supeditados a la y libertades, a pesar de su especial importancia ante la expansión
autoridad de los estamentos corporativos, como en el caso de del poderío de los príncipes, sino que se extendía también al
Polonia, o bien fueron abolidos como institución. La soberanía conjunto del país y de los súbditos, ya que aquéllos reivindicaban
sobre el conjunto del Estado era detentada por los estamentos el derecho a la representación del pueblo, siendo en Inglaterra
regionales m. (1583) en donde más claramente se hace alusión a ello: «El
El poder y el dominio sobre un país en los inicios de la Edad Parlamento representa a todo el reino y posee el poder de éste,
Moderna nunca eran ejercidos exclusivamente por el príncipe, por tanto de su cabeza como de sus miembros, pues todo inglés es
muy fuerte que fuese su posición, sino que éste tenía que considerado como presente en él, bien en persona, bien a través
«compartirlos» con los estamentos corporativos, de cuyo apoyo, de representantes y procuradores, sin importar su rango, estatus
por otra parte, dependía. La relación concreta de la representación y dignidad o condición, desde el gobernante hasta la persona más
estamental del país con el gobierno del príncipe era, no obstante, baja de Inglaterra, y lo que es aprobado por el Parlamento se
muy diferente, variando de acuerdo con la situación geográfica, considera aprobado por todos»m. La aportación de la asamblea
política y social de cada país. Es muy difícil sin embargo hacer de los Estados al conjunto del Estado es evidente. La base de
enunciados de carácter general, pues ni el hecho de que el poder toda intervención estamental era el derecho a la concesión de
de los príncipes fuera muy fuerte conducía siempre a un sistema contribuciones, reconocido generalmente por el príncipe, el cual

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no hubiera podido aumentar los impuestos sin contar con los frecuencia el control sobre la política nacional, así como una
estamentos, ya que al no poder sufragar únicamente con las rentas administración al servicio de los intereses nacionales; sin embargo,
de sus dominios los crecientes gastos administrativos, bélicos y rara vez traspasaron los límites de la corte y el gobierno (política
cortesanos, dependía de la ayuda más o menos voluntaria de sus exterior), considerada como la esfera de competencia del gober­
estamentos (nobleza), a su vez exentos del pago de impuestos. nante.
Al derecho a la concesión de contribuciones iban con frecuencia En épocas de tutela o de disputas dinásticas, en caso de ausen­
unidas su recaudación y administración — también la de los im­ cia o de incapacidad del monarca, los estamentos, como represen­
puestos indirectos— por parte de los estamentos, de manera que, tantes del país, llegaban incluso a desempeñar la regencia. En
junto a la administración estatal, se estableció también la esta­ tales casos ejercían la plena soberanía. También como represen­
mental, sin que las fronteras entre ambas se hallaran nunca bien tantes del país podían reivindicar el derecho de elección real,
definidas. sobre todo en aquellos países donde la sucesión aún no estaba
Dado que la concesión de contribuciones dependía de la vo­ regulada. Con el fin de asegurar sus intereses, algunas asambleas
luntad de los estamentos, éstos podían hacerla también depender de los Estados trataron incluso de implantar una monarquía
del afianzamiento o la ampliación de sus privilegios estamentales, electiva (Bohemia, Polonia) “7.
o también de la realización de ciertas reformas en la corte o en la El objetivo político de los estamentos no era obtener una
administración. Los estamentos tenían así el derecho a la recla­ participación en el «Estado», o influir sobre el consejo permanente
mación en forma de agravios y peticiones. Este derecho era de de un príncipe, cosa que por otra parte era completamente ajena
utilidad tanto para los propios estamentos como para el conjunto a la idea que los estamentos tenían de sí mismos, sino simple­
del país, ya que por esta vía informaban al príncipe y a sus mente proteger sus intereses y la libertad de su poder judicial y
funcionarios acerca de la situación del país, lo que les permitía feudal de las intervenciones del «Estado». Ahora bien, a medida
además ejercer la crítica de las irregularidades en la corte y en la que se fue desarrollando el gobierno territorial durante el siglo xvi
administración, o incluso én política exterior. Ai protestar conjun­ y los estamentos se fueron integrando en él bajo la garantía del
tamente contra la ampliación de la administración, el reforzamiento respeto a sus derechos y libertades, empezaron a participar direc­
del ejército y el engrandecimiento de la corte, cuyos costes lleva­ tamente del gobierno del país y a sentirse responsables de éste
ban a la ruina al país, no expresaba únicamente un interés en su conjunto.
estamental o antiabsolutista, sino, por regla general, también el Los príncipes intervinieron decisivamente en el nacimiento de
interés por el «bien común». Solían también insistir en el cum­ un orden estamental y en la corporativización de los estamentos,
plimiento por parte del príncipe de las leyes del país, tratando no siendo menos importante la participación en la formación del
de proteger a los súbditos de las cargas estatales demasiado poder territorial de los estamentos políticos privilegiados, los
onerosas. cuales habrían de ser con frecuencia los garantes de la unidad
Los estamentos tomaron también parte activa en la codificación y de la paz de un país en tiempo de crisis. De la misma manera
del derecho tradicional llevada a cabo en toda Europa durante que el príncipe se procuraba la colaboración de los estamentos
el siglo xvi. Garantizando los antiguos derechos y los usos esta­ para la construcción de un país unificado, éstos le obligaban a su
mentales y subrayando su validez para todo el país, contribuyeron vez a orientar su política hacia los intereses nacionales. Esta
a la unificación del territorio y a su ordenación, a la que también cooperación entre ambos, surgida del ejercicio de la soberanía,
los príncipes se hallaban ligados. Las mismas tendencias se dieron experimentó un cambio radical desde finales del siglo xvi y durante
también en política educativa y religiosa, que entraba igualmente el siglo xvii, ya que el poder de los estamentos dentro del proceso
en el ámbito de sus intereses. Los estamentos no sólo ejercían de burocratización del gobierno o bien se redujo o bien fue
pues influencia sobre la administración de las finanzas, sino que desplazado por la supremacía de los gobernantes, de modo que
ésta tenía un carácter más amplio y podía extenderse a todo el o bien sólo conservaron su importancia a nivel regional (Francia,
conjunto de la administración del Estado. Con su insistencia en la Prusia), o bien tuvo lugar un afianzamiento al reforzar las asam­
unidad del territorio —la indivisibilidad era uno de los intereses bleas de los Estados un Estado estamental que garantizaba o
fundamentales de los estamentos — frente a los intereses dinásticos ampliaba sus derechos, confiando a un rey, en todo caso débil,
particulares y su reivindicación del empleo de funcionarios del país únicamente las funciones simbólicas, como en Polonia. Sólo en
en la administración, los estamentos se aseguraban también con Holanda fue abolida la autoridad soberana.

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V II. SISTEMAS DE GOBIERNO EN LOS INICIOS DE LA EDAD MODERNA siglo xvi y dando lugar bien a la supeditación del príncipe al
orden estamental, bien al fenómeno inverso
El proceso de transformación del orden social feudal-estamental
en capitalista-burgués, que se hace patente a partir del siglo xvi,
no se efectuó como paso inmediato de los lazos personales, propios a) Los grandes imperios
del feudalismo medieval, al nuevo Estado territorial centralizado
de inicios de la Edad Moderna, ni tampoco el Estado moderno Aun cuando la tendencia a la formación de grandes imperios fue­
surgió directamente del poder feudal-estamental. Dos son los ra inherente a todos los grandes Estados europeos de inicios de
fenómenos, estrechamente ligados entre sí, que se han de conside­ la Edad Moderna — no tratándose, en sí mismo, de un fenómeno
rar: el proceso de formación dio lugar, por una parte, a la lenta medieval— , el desarrollo imperial de la monarquía universal es­
descomposición de los grandes imperios surgidos en la Baja Edad pañola, del Imperio otomano y también del Sacro Imperio Ger­
Media y todavía en expansión durante el siglo xvi (España, mánico pone de manifiesto que, tras la época de la gran expansión
Alemania, Imperio otomano) y a la «regresión» social del poder en el siglo xvi, éstos se convirtieron en víctimas de sus propias
urbano o feudal de la Edad Media en las repúblicas italianas o aspiraciones, derrumbándose al surgir la nueva sociedad de inicios
en los reinos españoles, y, por otra, al desarrollo de los nuevos de la Edad Moderna.
y diversos sistemas de poder de la primera Edad Moderna, ha­
biendo de citar en especial tres tipos que, aun no constituyendo
ellos mismos el Estado moderno, contribuyeron en distinta medida España
al nacimiento de dicho Estado moderno. A pesar de las tendencias
generalizadas de carácter absolutista-centralista manifiestas en los La monarquía española debió su posición hegemónica en Europa
incipientes Estados territoriales, como en Inglaterra y en España, a la afortunada política matrimonial dinástica de los Habsburgo,
en Alemania y en Escandinavia, en Polonia y en Rusia, el sistema así como a las conquistas coloniales en el Nuevo Mundo Tras
estatal absolutista sólo era una forma más dentro del conjunto la abdicación de Carlos V y la repartición de los países de la Casa
de Europa. Paralelamente, y de acuerdo con el momento evolu­ de Austria, Felipe II unificó bajo su poder los reinos españoles,
tivo de los siglos xvi y xvn , surgieron, como nuevas formas, el los Países Bajos y Borgoña, las posesiones norteafricanas y lo»
Estado constitucional «liberal», cuyo modelo típico se pone tam­ virreinatos de Nápoles y Sicilia, así como Cerdeña, Milán y Siena,
bién de manifiesto en numerosos países, si bien sólo llegaría a y, finalmente, el gran Imperio de ultramar. Con la anexión de
desarrollarse en algunos de ellos, y la república nobiliaria, es Portugal en 1580, que puso también bajo el dominio español las
decir el Estado estamental dominado por la nobleza, una posibi­ posesiones coloniales de éste, la monarquía universal española
lidad también para muchos países que, sin embargo, solamente alcanzó una magnitud apenas concebible en esta época. Pero
se habría de establecer en algunos en condiciones especiales. De mientras que Felipe II pudo mantener el Imperio, aunque con
la misma manera que el Estado constitucional liberal no ha de ser grandes esfuerzos y costes, las dificultades de sus sucesores, sobre
confundido con la monarquía constitucional, el Estado noble esta­ todo en el siglo xvn, aumentaron de tal manera que a su muerte
mental tampoco es una forma primitiva de democracia ni un feu­ España iría perdiendo paulatinamente su hegemonía, que pasaría
dalismo medieval. El nacimiento de los Estados absolutistas liberal ahora a Francia, hasta este momento sometida a España.
y estamental, respectivamente, no se produjo de forma aislada, a El Imperio español no era en modo alguno una monarquía
pesar del desplazamiento cronológico de sus fases, hasta el mo­ con una administración centralizada y un gobierno absoluto, pues
mento en que circunstancias determinadas dieron lugar a la im­ si bien es cierto que Carlos V y Felipe II lograron una centra­
plantación de una forma política. lización mediante el desarrollo sistemático de los más altos órganos
Las formas de organización política que se impusieron en los de gobierno, dotando a la administración de consejeros burgueses,
diferentes países europeos dependieron, en cada caso, de la posi­ estableciendo en El Escorial, que era, al mismo tiempo, panteón
ción del príncipe, del papel sociopolítico de la nobleza y de la dinástico, residencia, sede administrativa y centro cultural reli­
burguesía, de la efectividad de la administración y de la estructura gioso, el centro del poder, y poniendo claramente fin a la monar­
política y económica del país, vertebrando en medio de la crisis quía itinerante, sin embargo lo que realmente sostuvo a la
del siglo xvn la polaridad estamentos-príncipe aparecida en el monarquía universal fue exclusivamente la dinastía real, el cere­

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monial de la erarte española y el afán de poder de la nobleza afluencia de plata americana y el deterioro de la moneda como
castellana. La Inquisición era la única institución de carácter por la ruina de la artesanía y la agricultura castellanas, sino que,
nacional; la lucha contrarreformadora imperial por un Imperio desde finales del siglo xvi, se sucedieron en las regiones una
católico dio la falsa impresión de una unidad que ni política serie de levantamientos contra la supremacía de Castilla. El más
ni culturalmente existía. Las Cortes Generales tuvieron lugar en conocido es la guerra de liberación de los Países Bajos, si bien
la misma, escasa medida que una «domesticación» de la nobleza no fueron menos importantes las sublevaciones de Aragón (1591),
en la corte de Madrid. Tan sólo en Castilla se logró establecer un Portugal (1640), Cataluña (1640-52) y del sur de Italia (1648),
régimen absoluto tras la derrota de los comuneros, privando de que fracasarían en sus propósitos de conservar la autonomía re­
poder a las Cortes y consiguiendo el favor de la nobleza al gional y de librarse de las cargas fiscales.
resarcirla con un estatus preferendal dentro de la monarquía es­ El hecho de que España, a pesar de su gran empeño, no pu­
pañola, mientras que los demás reinos de la Península Ibérica diera establecer un sistema de gobierno duradero o un poder
—Aragón, Cataluña y Valencia, así como Portugal— siguieron absoluto se explica por diferentes motivos. La monarquía española
siendo virreinatos autónomos gobernados por los estamentos, al no logró crear una administración central para todo el Imperio
igual que los Países Bajos, Borgoña y los territorios italianos; sobre la base de un funcionariado burgués, ni tampoco atraer al
con la excepción de las posesiones americanas, sometidas directa­ conjunto de la nobleza a la corte de Madrid, lo cual habría
mente al poder real, estos países contribuyeron en consecuencia contribuido a crear un equilibrio de intereses y a privar igual­
muy poco al mantenimiento del Imperio, cuyo peso recaía sobre mente a la nobleza de su poder. La monarquía universal tampoco
Castilla, en cuyo provecho revertirían también las ganancias de fue capaz de reducir la posición hegemónica de Castilla y reprimir
las colonias. El poder político de España se basaba, por un lado, el regionalismo de Aragón, Cataluña y Valencia principalmente, o
en una burocracia eficaz y en un ejército bien organizado y bien debilitar la voluntad autonómica antiespañola mediante la
preparado, destacado y temido en todo el continente europeo, y, representación conjunta de todos los estamentos y países. Y lo
por otro, en el compromiso hegemónico de Castilla y en la gran que sobre todo no supo hacer España fue invertir en el propio
afluencia de plata procedente de América. país la gran riqueza de ultramar, constantemente multiplicada,
El Imperio español, que había crecido con rapidez y sin vio­ intensificando la producción artesanal y agrícola existente y acti­
lencia, sobre todo por medio de una política matrimonial ade­ vando el comercio interior; en vez de hacerlo, los beneficios
cuada, requirió sin embargo un esfuerzo financiero, militar y fueron absorbidos por la aristocracia para invertirlos en una vida
moral extraordinariamente grande para conservar las posesiones regalada de acuerdo con su condición, o bien fluyeron hacia el
adquiridas y consolidar la monarquía española. Pero mientras que extranjero para el mantenimiento de los costosos ejércitos merce­
las disputas con los otomanos en el Mediterráneo en la segunda narios. Cuanto más dinero llegaba a España, tanto más se
mitad del siglo xvi habrían de resolverse favorablemente (Lepan­ empobrecía la población, y cuando más adelante disminuyera la
te, 1571), asegurándose España su influencia en esta zona, en producción de plata y las sublevaciones y la peste y el hambre
1588 fracasaría ya la invasión de Inglaterra con la derrota de la conmocionaran al país, los planes de reforma serían ya inútiles.
Armada, al igual que las aspiraciones al dominio de Francia con La Edad de Oro —más propicia a la aristocracia que a los bur­
la elección de Enrique IV como rey. Cierto es que, en la guerra gueses y campesinos— no duraría sino hasta la segunda década
de los Treinta Años, aún habría de realizar España el costoso del siglo xvii. De efecto negativo sería finalmente el hecho de
intento de afianzar su posición, pero de ello saldría consolidado el que, a pesar de la existencia de una fuerte burguesía urbana, del
poder de Francia e Inglaterra. Sin embargo no fue sólo la inútil desarrollo de la artesanía y del florecimiento del comercio, no se
lucha por la hegemonía política lo que habría de resquebrajar la llegase a la creación de una burguesía de comerciantes. El comer­
monarquía universal española; mucho más importantes fueron los cio internacional se hallaba en manos del Estado. La alianza entre
efectos de los esfuerzos centralizadores de los reyes españoles, su la monarquía y la aristocracia, debilitada temporalmente por el
política rígidamente contrarreformadora y la renovada explotación poder de los consejos burgueses, se reforzó visiblemente después
económica de los países unificados bajo la Corona sobre la estructu­ de 1600. El sueño dé la monarquía universal sólo había servido
ra social y política de España. El Imperio no sólo se vio obligado para llevar al país a la ruina: las oportunidades para el afianza­
a declararse en bancarrota en intervalos de tiempo muy próximos miento del poder político en la Península Ibérica fueron desper­
entre sí y a soportar la creciente inflación, motivada tanto por la diciadas, no sólo porque las cargas estatales eran excesivas, sino

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porque las aspiraciones españolas movilizaron a un número cada del Imperio, junto con la administración. En este Imperio, al
vez mayor de enemigos. Con la ascensión de Francia e Inglaterra, servicio de la difusión del Islam, el clero adquiría el mayor
España se deshizo en una federación de poderes feudales semi- relieve en lo que al culto, al Derecho y a la educación se refiere;
autónomos, dentro de la cual las Cortes, dominadas por la nobleza, pero, aun cuando se crease una jerarquía clerical con escuelas
ejercían todo el poder. de teólogos, no tuvo lugar una separación entre la Iglesia y el
Estado, ya que la cabeza espiritual seguía siendo el sultán. No
sólo era éste un rasgo característico de la vida religiosa dentro
El Imperio otomano del Imperio otomano, sino también la convivencia de un fana­
tismo islámico, que proclamaba la sumisión de todos los no
El Imperio otomano se desarrolló al mismo tiempo que la monar­ mahometanos y legitimaba la expansión militar como difusión de]
quía española, alcanzando bajo Solimán la cima de su expansión reino de Dios, con una tolerancia frente a los que tenían otras
como potencia mundial europeo-asiática, y, aun cuando siguiera creencias, sobre todo en las provincias conquistadas. A diferencia
existiendo durante mucho tiempo, su importancia en Europa des­ de España, en donde los musulmanes fueron expulsados, el Impe­
apareció a partir del siglo xvn. A pesar de que su centro de poder rio otomano toleraba la religión y la cultura de los súbditos
se hallaba fuera de Europa, a inicios de la Edad Moderna inter­ cristianos. Solamente los servidores del Estado tenían la obligación
vino, directa o indirectamente, en gran medida en la historia de ser islámicos. También su sistema económico se diferencia
europea. Los turcos no sólo amenazaban el Imperio de los Habs- notablemente del europeo. El comercio y la artesanía habían
burgo, sino que además dominaban una gran parte del Medite­ experimentado un auge extraordinario durante el siglo xvi. El
rráneo y, con ello, el comercio con Oriente, así como los Balcanes crecimiento de Estambul en el espacio de un siglo de 40 000
hasta las puertas de Viena 12°. a 400 000 habitantes pone de relieve la fuerza expansiva de la
El Imperio otomano se diferenciaba esencialmente en cuanto economía otomana. Pero, de la misma manera que el Imperio
a su concepción política y social de los países y Estados europeos. otomano no conocía los estamentos, las ciudades y las corpora­
El sultán poseía plena soberanía como cabeza espiritual y terre­ ciones (gremios), etc., de carácter autónomo, el comercio y la
nal, no regulada por poder autónomo alguno. Los países conquis­ artesanía tenían una dirección centralizada y estaban reglamen­
tados eran dados en feudo para su explotación económica, no tados por una burocracia estatal que canalizaba hacia la corte
siendo, sin embargo, hereditarios. Con ello se eliminaba induda­ todos los excedentes. Las diversas ramas de la economía podían
blemente el peligro de una particularización y feudalización del ser monopolizadas por los diferentes pueblos, pero era imposible
Imperio, si bien se impedía al mismo tiempo la intensificación la formación de una burguesía comercial propia e independiente.
del poder regional. El poder fue siempre poder extranjero. El La decadencia del Imperio otomano, su incapacidad para reac­
poderío del Imperio y del sultán residía en esencia en un ejército cionar ante el cambio de situación motivado por la modificación
bien preparado (jenízaros), sometido únicamente al sultán, así de las rutas comerciales, y para establecer un sistema de gobierno
como en una burocracia muy organizada, a cargo de servidores que pudiera competir con los Estados europeos, se debió a varios
estatales, que servía principalmente para la «hábil» explotación factores. Por una parte, el impulso expansivo hacia Europa y
de todos los súbditos. A pesar de que todo el poder estaba en Persia requería excesivos recursos naturales. El mantenimiento del
manos del sultán, de que todas las regiones dependían de la Imperio ocasionó nuevas cargas para los súbditos. Por otra parte,
metrópoli y de que la administración ocasionaba grandes gastos, los crecientes gastos militares, el incremento demográfico, sobre
las cargas de cada súbdito en particular eran, al menos en el todo en Anatoüa, y la evolución inflacionaria de los precios esca­
siglo xvi, mucho menores que en Europa, del mismo modo que paron al control del Estado. La aparición del nuevo mercado
todas las culturas regionales eran respetadas pese a haber sido mundial desplazó al Imperio otomano hacia la periferia. Pero,
sometidas y desposeídas. No existía una nobleza hereditaria que sobre todo, faltaba interés y capacidad para integrar también
pudiera competir con el sultán; la jerarquía social de los cargos políticamente a las regiones conquistadas y adaptar la estructura
administrativos era permeable, pudiendo cualquier súbdito acceder social del Imperio a la nueva situación. En tanto que el Imperio
a los más altos cargos. otomano se pudo expandir — al igual que España con la afluencia
Las situaciones extremas — aquí despotismo, allí exiguas car­ de la plata americana— , se reafirmó frente a las potencias rivales
gas— caracterizaban también la vida religiosa, el segundo pilar y desarrolló una importante civilización; ahora bien, en el mo-

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mentó en que su expansión chocó con barreras insalvables, sin libertades, sino también por el propio emperador, que puso el
que se hubiera iniciado la reestructuración del gobierno y la Imperio al servicio de la política de los Habsburgo, no conside­
economía, la situación política y social comenzaría a estancarse. rando sin embargo su poder territorial como base de una política
imperial. Lo que no se consiguió en el plano imperial —la
integración de todos los Estados del Imperio mediante la domes­
El Imperio. ticación de la nobleza y la creación de una administración racio­
El Sacro Imperio Germánico se cuenta, en cierto modo, también nal— , se logró con un éxito tanto mayor en los antiguos dominios
entre los grandes imperios que — si bien bajo otros presupuestos— de los príncipes. A medida que los Estados del Imperio fueron
experimentaron un apogeo político en Europa durante el si­ obteniendo su independencia y soberanía dentro del mismo — como
glo xvi para perder enseguida su importancia con la aparición muy tarde con la paz de Westfalia— , tuvo lugar un proceso in­
de la «modernidad», sin que por ello se deshiciera completamente verso en los Estados territoriales, donde los estamentos fueron
la unidad imperial “ . En la paz de Westfalia, tan sólo los Países cayendo bajo la soberanía del príncipe. La implantación del
Bajos y la Confederación Helvética se separaron de la liga impe­ principado hereditario y de la administración estabilizó el proceso.
rial. El emperador Carlos V pudo realizar, una vez más, una Sólo en este plano se desarrollaron nuevos sistemas de gobierno,
política imperial expansiva con la ayuda del ejército español y tanto absolutistas como estamentales o liberales, entre los cuales
del capital altoalemán, pero el poder de los señores territoriales la expansión de Austria y Prusia pone claramente de relieve la
del Imperio estaba demasiado consolidado como para que fuera brevedad del espacio de tiempo en que pudieron los Estados
posible despojarles de él, convirtiendo al Imperio en una federa­ territoriales alemanes equipararse en soberanía a Francia o Suecia
ción de poderes de carácter unitario bajo la dirección del empera­ sin romper con el Imperio, sirviéndose de todos los derechos
dor. Por otra parte, la paz religiosa de Augsburgo, en 1555, como señores de un país y como Estados imperiales. Las posibi­
había dividido al Imperio para siempre en dos confesiones. La lidades de desarrollo del Imperio seguían existiendo en el si­
guerra de los Treinta Años ofreció sin duda una última oportu­ glo xvi, pero la paz de Westfalia ya no contemplaría un Imperio
nidad para la implantación de un absolutismo imperial, pero, con unitario, comparable a Rusia o a la monarquía estamental de
la paz de Westfalia, los derechos del emperador se vieron defini­ Polonia, sino una federación de Estados autónomos semisoberanos
tivamente restringidos en favor de los Estados del Imperio, en que podían operar con independencia del Imperio o, dentro de
los cuales residía realmente el poder y a cuyas libertades y éste, en unión con otros.
superioritas se hallaban ligadas las decisiones del emperador. Este En el siglo xvi, los grandes imperios de la «Baja Edad Media*
poder no se puso, sin embargo, al servicio del Imperio, sino que todavía experimentarían una expansión, pero a medida que los
se aplicó exclusivamente a la intensificación de la estatalidad nuevos Estados modernos, con frecuencia en conflicto con estos
territorial, no siendo posible el cambio hacia una monarquía imperios, se concretaron en un sistema de «Estados medios»
hereditaria, ni tampoco el establecimiento de una burocracia im­ territoriales, habrían de perder su dinamismo, no logrando ni la
perial capacitada. creación de un sistema de gobierno moderno, ni su afianzamiento
Aun cuando el emperador alemán — a diferencia del rey de frente a los «nuevos» estamentos. En el siglo xvn , los grandes
Polonia, elegido igualmente por los estamentos— representara imperios, hasta cierto punto fenómenos concomitantes del proceso
durante largo tiempo (es decir, al menos hasta la paz de Westfa­ de consolidación estatal, pertenecían ya al pasado m.
lia) un factor de poder en el Imperio, éste no residía directa­
mente en sus derechos como emperador, sino en su poder dinás­
tico como rey de Austria, uno de los territorios alemanes más b) Formas de poder en los inicios de la Edad Moderna
importantes, que, con la transformación de los antiguos principados
nacionales en Estados territoriales modernos, formó dentro del El proceso de formación de la primitiva sociedad moderna, rela­
propio Imperio el Imperio de los Habsburgo, y que, con su cionado con la expansión de la economía mundial, no sólo trajo
ampliación a Bohemia y Hungría, se convirtió en una potencia consigo la caída de los grandes imperios, sino, sobre todo, la
europea independiente del Imperio que no ha de ser confundida aparición de nuevas formas de poder en las cuales se manifiestan
con éste. El poder del Imperio alemán acabó siendo minado no los más diversos modelos de la estatalidad de inicios de la Edad
sólo por los numerosos Estados del Imperio, aferrados a sus Moderna que habría de configurar todavía al siglo xx y cuyos

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1. Los inicios del absolutismo
principios, en cualquier caso, se remontan al siglo xvi. Al destacar
y diferenciar en este proceso tres formas primordiales, a saber, el Entre 1550 y 1650 aparecieron tendencias absolutistas, es decir
Estado absoluto, el liberal y el corporativo-aristocrático, lo que intentos de centralización y de implantación de los poderes buro­
importa —y ello ha de ser puesto especialmente de relieve— no cráticos en una amplia zona de Europa. El primer modelo se
es establecer una tipología que comprenda todas las formas de había desarrollado en Castilla, viéndose obstaculizado en su evo­
poder en la Europa de inicios de la Edad Moderna, sino los lución ya en el siglo xvi por las crisis económicas. Las tentativas
modelos políticos fundamentales. Hablamos de gobiernos absolu­ centralistas y absolutistas fracasaron también en el Imperio, y
tistas en aquellos países en donde, como en Francia, se impusieron sobre todo en Inglaterra, a pesar de haber sido propiciadas por
las tendencias absolutistas; de Estados liberales allí donde, como la monarquía Tudor. La Revolución inglesa es una de las conse­
en Inglaterra, los estamentos pudieron asegurar contractualmente cuencias de este fracaso. Sólo en Francia se impuso plenamente
sus libertades, y, por último, de un Estado corporativo-aristocrá­ el sistema absolutista, si bien no antes de comienzos del siglo xvn.
tico allí donde, como en Polonia, la nobleza había conseguido convirtiéndose en el modelo por excelencia del Estado absoluto,
independizarse de una autoridad nacional. No obstante, el hecho al que pronto imitaron algunos territorios del ámbito alemán,
de que por ello Francia y Suecia, Inglaterra y Polonia estuvieran como Austria, Baviera y —pasada la guerra de los Treinta Años—
sujetas a diversas formas básicas no significa que, desde otras Prusia, los cuales se diferenciaban, sin embargo, notablemente del
perspectivas, no existieran estructuras comparables dentro de estos ejemplo francés. Finalmente, y a consecuencia del éxito político
Estados. Tampoco es siempre posible clasificar a todos los Estados de los sistemas absolutistas del continente, también los países
y países según los tipos fundamentales de organización del primer escandinavos y, de manera limitada, Rusia se inclinaron hada
Estado moderno, y así tenemos dificultades a la hora de asignar este moddo político centralista. No obstante, Sueda podría in­
un tipo determinado a la dudad-Estado de Ginebra o a la Con- cluirse en algunos aspectos dentro del conjunto de Estados de
federadón Helvética, o bien a las repúblicas italianas tradicionales organizadón liberal, al igual que Rusia dentro dd despotismo
y a los reinos de la monarquía española, como Cataluña o la Italia asiático. El sistema estatal absolutista, tal como se configuró
meridional. Sin embargo llama la atención el hecho de que, pred- finalmente en la Europa d d siglo xvil, no era en modo alguno
samente en los Estados de mayor extensión territorial y con un homogéneo.
desarrollo económico dinámico, sería donde se configurasen con
más intensidad las nuevas formas de poder, en tanto que los
Estados más pequeños se ajustaron en el siglo xvn a uno u otro Francia
modelo. La evoludón de la primera Edad Moderna no produjo
sólo el tipo absolutista, aunque tampoco su alternativa fuera En d siglo xvi Frauda era uno de los países mayores de Europa,
exdusivamente el Estado corporativo. Lo realmente novedoso no ya que abarcaba la mayor parte de su territorio actual. Estaba,
era únicamente — y tal vez ni siquiera primordialmente— el poder sin duda, más fuertemente regionalizada que Inglaterra y, hasta
absoluto, sino, sobre todo, el hecho de que todos los gobiernos mediados d d siglo xvil, es decir hasta la represión de la Fronda
diferendados se considerasen «Estados». A partir del siglo xvi, en 1648/52, no se llegaría a deddir la victoria del poder absoluto
es decir, desde la época de la expansión política, el «Estado» se sobre la sodedad aristocrática e s t a m e n t a l L a monarquía se
convirtió progresivamente dentro del pensamiento político en una hallaba tan enraizada en la sociedad que difícilmente hubiera sido
dimensión considerada independiente de los gobernantes. Así pues, posible erradicarla por completo. Ningún otro país se vería tan
el Estado absoluto no era el único producto de la gestación de la afectado durante d siglo xvi y comienzos del xvn por guerras,
sociedad moderna, sino que, como alternativa, eran igualmente sublevaciones y crisis como Franda. En la década de 1560, tres
importantes el Estado liberal y el corporativo-aristocrático, siendo grandes linajes se disputaban d poder: Guisa, Montmorency y
precisamente el primero — según se configuró en Inglaterra y en Borbón, «cada uno de los cuales controlaba un territorio de su
Holanda— tal vez mucho más capaz que la monarquía absoluta propiedad, una extensa clientela, una zona de influenda dentro
de resolver las tareas «estatales-públicas». Numerosos teóricos de d d aparato d d Estado, unas tropas leales y unas conexiones
los siglos xvi y xvn consideraron erróneamente al absolutismo intemadonales» us. El hecho de que finalmente surgiera un culto
como el único sistema político apto para resolver la crisis de a una autoridad real sin parangón en Europa ocriden tal se debió
la época m.
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a las condiciones específicas de la historia francesa. El primer que tuvo lugar con la conversión del rey al catolicismo y el Edicto
paso decisivo hacia la consolidación de Francia no lo daría Riche- de Nantes (1598), firma de la paz con los hugonotes, y no supuso
lieu, cuya política es considerada como la «primera gran fase la división del país, como fue el caso de Alemania, así como su
experimental» del absolutismo francés, sino Enrique IV, que fue separación de la Fronda, significó la victoria del rey sobre los
también el primero capaz de resolver los conflictos entre la Liga estamentos. Cierto es que con ello renacieron las fuerzas de la
católica, el protestantismo francés y el poder monárquico central Contrarreforma, pero la Iglesia francesa pudo frenarlas por medio
en favor de la monarquía. de las libertades galicanas. La monarquía francesa fue la primera
Cuatro fenómenos simultáneos fueron, por último, los que en liberarse en Europa, de esta manera, de la tutela eclesiástica
permitieron a un país como Francia, amenazado en ocasiones por o papal. Sometida a la hegemonía de España por la paz de
la desintegración provincial y la anarquía, convertirse en el Estado Cateau-Cambrésis (1559), e incluso dividida internamente con el
centralista más fuerte de Europa. La monarquía, por una parte, comienzo de las guerras de religión en 1562, la monarquía lograría
había permanecido incontrovertible con sus prerrogativas especí­ recuperar su libertad de actuación en la política interior, primera­
ficas; tan sólo faltaba por decidir qué familia habría de controlar mente bajo Enrique IV en 1595, y reforzarla después bajo la
el poder del Estado, pero, una vez asegurada la dinastía (Borbo- «regencia» de Richelieu a partir de 1624, hasta tal punto que,
nes) mediante la regulación de la sucesión, la determinación de pese al aumento de los conflictos internos, podría no obstante
la primogenitura y la inalienabilidad de los dominios de la Corona, mostrar su plena soberanía tanto hacia el exterior como en el
convertido París en sede del poder central e implantado un cere­ interior en la paz de Westfalia y en la de los Pirineos de 1659.
monial cortesano «antiespañol» como símbolo de la soberanía En poco tiempo, una monarquía largamente amenazada se conver­
interna de la monarquía, ésta, de carácter absoluto, se afianzó tiría en el Estado más fuerte de Europa.
de tal manera que fue capaz de afrontar la regencia y las suble­ Este extraordinario aumento de poder de Francia con el esta­
vaciones populares del siglo x v i i y , sobre todo, la Fronda. El blecimiento de un sistema absolutista no debe, sin embargo,
desarrollo sistemático de los órganos de administración del Estado hacemos olvidar que, con la soberanía interior y exterior de la
central que tuvo lugar desde comienzos del siglo xvi, sobre todo monarquía surgieron, al mismo tiempo, problemas que supondrían
con el establecimiento de los intendentes, fue por otra parte la una pesada carga para este país: primeramente, la ruinosa situa­
base para la consolidación institucional de la monarquía. El acceso ción económica y social de las capas bajas y, después, el estable­
de la burguesía a la jerarquía administrativa estatal, principal­ cimiento de la estructura estamental, que limitarían la movilidad
mente a través de la compra de cargos, disipó considerablemente de la burguesía, y, por último, el dirigismo estatal de la economía,
las tensiones políticas y sociales, facilitando la integración de la que daría lugar al gran retraso económico de Francia frente a
burguesía comercial mediante su adaptación a la incipiente socie­ Inglaterra y Holanda. A pesar de que la monarquía absoluta se
dad cortesana. De esta manera se esquivó la oposición burguesa, había convertido ai comenzar el siglo x v i i en la única fuerza de
aunque para el rey la venta de cargos supuso, ante todo, la orden capaz de afrontar los problemas políticos, sociales y econó­
obtención de una fuente de ingresos indispensable. Aun siendo micos de la época, el propio sistema absolutista dificultó igual­
catastrófico para la economía del país, el aumento de partidarios mente la adaptación de la sociedad francesa al proceso de
leales era muy importante para el rey. Xa-Pérdida de poder por transformación socioeconómica de finales de siglo.
parte de la nobleza feudal sirvió además pára pacificar Francia;
los Estados Generales, que por otra lado nunca habían desempe­
ñado en este país un papel tan importante como en los Países Suecia
Bajos o en Inglaterra, fueron perdiendo lentamente su importancia
política, siendo compensados por la pérdida de autonomía con El nacimiento del absolutismo en Suecia dependería de unas con­
cargos cortesanos lucrativos y prestigiosos. La sociedad cortesana diciones totalmente distintas a las que se dieron en Francia.
nacida en el siglo x v i i reunió, de una forma específica para Fran­ Suecia era un país de poca densidad de población, exento de un
cia, a las fuerzas más heterogéneas de la aristocracia. Finalmente, fuerte regionalismo político y que tampoco se vería afectado por
la separación, entre-la política y ia_igligión, consecuencia d e ja s las crisis y conflictos socioeconómicos que tuvieron lugar en el
guerras de religión, sirviá para-afianzar-a la nueva monarquía siglo xvi ni por los desórdenes religiosos que la introducción
por encima de todas las facciones. La pacificación del calvinismo, de la Reforma habría de provocar en otros países. La burguesía

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urbana no estaba muy desarrollada, siendo por el contrario muy La fuerza del sistema de poder sueco a finales del siglo xvi y
fuerte el desarrollo del gran campesinado libre. El poder político comienzos del xvn residía pues, sobre todo, en el equilibrio entre
se hallaba en manos de una pequeña nobleza, que, eficazmente la nobleza y el rey, en el reconocimiento de la supremacía de
organizada en la Dieta imperial, participaba decisivamente en las éste por parte de la Dieta imperial, así como en la garantía
resoluciones políticas. La relación de los nobles con el rey era concedida por el monarca a los derechos de los nobles, aunque
relativamente equilibrada. Sin la aprobación de la nobleza no era también se debió a la creación de una administración racional
posible tomar ninguna clase de decisiones; la propia reducción del Estado y de un gran ejército, condición indispensable para la
de los derechos nobiliarios estamentales, al igual que el afian­
expansión militar de Suecia, que sería el único país de Europa
zamiento del poder real, no fueron posibles sino con el consen­
en donde una aristocracia constitucional habría de servir de base
timiento de los estamentos. El rasgo característico del sistema
a un poder absoluto.
sueco surgido en el siglo xvi era, primeramente, la asamblea de
los Estados, que representaba a la mayor parte del país e inter­
venía de manera efectiva en la política, y, en segundo lugar, una
Rusia
monarquía muy fuerte con un importante aparato administrativo
que, a pesar de las tensiones, contaba con el apoyo de la Dieta.
La concesión absolutista del poder en Rusia se diferencia esen­
El hecho de que llegara a convertirse en una de las grandes
cialmente del sistema político francés o sueco por el carácter
potencias europeas a comienzos del siglo x v il no fue una conse­
autocrítico y despótico del gobierno zarista m, el cual viene expli­
cuencia de los conflictos internos — en Suecia no hubo una
cado por la tradición medieval y la estructura social de este país.
Fronda— , sino que fueron las amenazas extranjeras —primero
Rusia era un vasto territorio escasamente poblado, con amplias
la hegemonía danesa y más tarde la relación con Polonia, gober­
extensiones deshabitadas, compuesto originariamente de varios
nada a intervalos por la dinastía Vasa— las que movilizaron a la
principados autónomos. Apenas se había desarrollado una burgue­
nobleza sueca, forzaron la expansión y favorecieron la consolida­
sía urbana y la población rural no sólo no tenía poder político,
ción de la monarquía. A pesar de que en ningún otro país habrían
sino que, además, se hallaba en estado de esclavitud o servidum­
de participar tan pronto los estamentos corporativos, y, sobre bre. El poder político lo ejercía exclusivamente la nobleza, que,
todo, la nobleza, en el gobierno del país y de que la construcción al no darse en Rusia un feudalismo análogo al de la Europa
del nuevo Estado moderno se hallaba, precisamente, en manos de occidental, no constituiría, sin embargo, un estamento jerarquizado,
los estamentos, siempre volvían a aparecer reyes autocráticos — el es decir integrado.
más importante de ellos, Gustavo Adolfo II— que ejercían su La evolución de Rusia hasta convertirse en un Estado centrali­
dominio sobre la aristocracia sueca. La monarquía debía funda­ zado con un régimen zarista autocrítico gobernado por el gran
mentalmente su fuerte posición al apoyo que le prestaba la Dieta, ducado de Moscú se realizó con grandes dificultades. Amenazado
pero nunca habría sido tan efectiva si no la hubiera desarrollado desde el exterior —en el oeste, por Suecia y Polonia; en el sur,
mediante el aumento de los bienes de la Corona y la secularización por los tártaros y los turcos; y en el interior por los boyardos,
de las propiedades eclesiásticas durante la Reforma, así como con originariamente autónomos, y por los oprimidos campesinos— el
la transformación de la realeza en monarquía hereditaria (1544, Estado moscovita tuvo que realizar grandes esfuerzos. Los inicios
fundación de la casa Vasa), y, finalmente, mediante su poder de del sistema absolutista no están directamente ligados a la ascensión
disposición sobre los ricos yacimientos de cobre y hierro, que de la dinastía Romanov, posterior a la época de los terrores, a
independizaban al rey de la concesión de contribuciones por parte comienzos del siglo xvil. La base fundamental fue establecida por
de la Dieta. Ello no impidió, sin embargo, que bajo el reinado de el zar Iván IV, cuyo régimen del terror (opricttina) conmocionó
reyes débiles o jóvenes se restableciera el poder de los magnates, internamente al país, pero, con la liquidación del poder de los
que, sin embargo, podían perder nuevamente con la aparición de boyardos, favoreció el desarrollo de la nobleza de espada y forzó
un monarca más fuerte. Dado que las aventuras bélicas en Ale­ la expansión del Estado moscovita. El poder de los zares se
mania, Polonia y Rusia no se realizaron a expensas del país y la basaba, ante todo, en sus propiedades —ellos eran los señores
nobleza, el apoyo prestado a la política expansionista sólo repor­ feudales más poderosos— y en la Iglesia ortodoxa, que prestaba
taba ventajas a ésta. un apoyo incondicional a la autocracia zarista, así como en el
control de todo el comercio exterior, y, no en último término,
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en la lealtad de la nobleza que, a diferencia de la occidental, no llegando a configurarse en el Imperio (Mecklemburgo, Pomerania)
poseía el poder feudal por derecho propio, sino que se lo debía y en España (Cataluña y Aragón), toda vez que, en estos países,
al zar. Su posición privilegiada se medía por los servidos presta­ los duques y virreyes sólo defendían los intereses de los estamen­
dos a éste, que, a su vez, gobernaba como autócrata. Si bien es tos (nobleza), o no podían llevar a cabo una política independiente
cierto que hubo una asamblea de los Estados, el Semski Sobor, de la nobleza. Los prototipos de tal forma de Estado se dieron
al ser éste un instrumento del zar nunca habría de disputarle el pues, sobre todo, en países sin una tradición burguesa; hasta ser
poder, pasando cada vez más a un segundo plano como órgano sometidos por el emperador en 1627, también Bohemia y Moravia
consultivo, una vez que hubo elegido a la dinastía Romanov constituyeron una república nobiliaria en la que el papel repre­
para ostentar el título de zar. El desarrollo absolutista en Rusia, sentado por el rey dependía por completo de los estamentos “ .
que se podría denominar absolutismo despótico, había creado un El ejemplo más conocido en los inicios de la Edad Moderna lo
Estado fuerte en expansión, con una nobleza adepta como soporte constituye, sin embargo, Polonia.
de la administradón y del ejérdto, cuyo poder habrían de pagar
los campesinos, que no sólo fueron oprimidos, sino también
sometidos a servidumbre. La centralización convirtió, pues, a Polonia
Rusia en una gran potenda, pero fue también la causa de las
numerosas sublevaciones campesinas que conmodonaron a todo Desde la Unión de Lublin (1569), Polonia, unificada con Lituania,
el país y que fueron aquí mucho más que en Ocddente, la era el segundo país en extensión de Europa Existían aquí, en
expresión de la desesperación de los oprimidos. El anhelo de un efecto, una serie de ciudades importantes, pero su burguesía tenía
zar justidero fue el rasgo característico de todos los movimientos tan poco poder político y social como los campesinos, general­
populares en la Rusia de inidos de la Edad Moderna. mente sometidos a servidumbre. En este aspecto tampoco trajo
consigo ningún cambio la Reforma, que si bien tuvo una gran
resonancia en Polonia, se limitó a ser un asunto de la nobleza
2. La república de los nobles (Szlachta), la cual ejercía en exclusiva el poder, siendo los dere­
chos de sus miembros formalmente los mismos, aunque lo cierto
La primera Edad Moderna no conodó, sin embargo, únicamente es que se hallaban desigualmente repartidos de acuerdo con la
Estados de concepción absolutista; un cierto contraste, en la situación económica respectiva.
medida en que d conflicto entre los príncipes y los estamentos También la Iglesia ejercía una influencia considerable, que sin
se resolvió en favor de estos últimos, lo ofrece d Estado corpo­ embargo sirvió más para reforzar la autonomía de la sociedad
rativo aristocrático. Entendemos por ello un sistema político en noble que para favorecer las medidas centralizadoras de la realeza,
d que una confederadón de estamentos autónomos, o familias incluso cuando la Contrarreforma vino a limitar el movimiento
nobles, impidió la intervendón del poder central, siendo capaz reformador. Polonia era una monarquía, pero desde muy temprano
de afianzar su autonomía política para la salvaguardia y el fomento estuvo de facto bajo el dominio de la nobleza, organizada en la
de sus intereses feudales particulares a través de las asambleas de Dieta nacional y en las asambleas regionales. Carecía tanto de una
los Estados Generales o de carácter regional, sin ceder por ello administración fuerte como de un mercado interior diferenciado.
al mismo tiempo, como en el caso de los Estados liberales, a los El auge de la nobleza polaca autónoma en el siglo xvi, sin paran­
impulsos burgueses, o desarrollar una concienda estatal conjunta gón en toda la Europa occidental, se vio por una parte propiciado
y representativa. Los Estados corporativos aristocráticos de inidos por el hecho de que nunca estuvo integrada en una monarquía
de la Edad Moderna fueron gobiernos de la nobleza-condicionados feudal poderosa, así como por sus importantes beneficios econó­
por la economía del feudalismo tardío. Las tendencias hacia un micos, conseguidos mediante una rápida expansión hacia el este
Estado corporativo estuvieron muy difudidas en toda la Europa y, sobre todo, a través del comercio cerealístico con el oeste, y,
del siglo xvi; o bien eran la herencia inmediata de la configura­ finalmente, por la inexistencia de amenazas internas y externas;
ción medieval de los estamentos en países con un gobierno la ascensión de la burguesía había sido atajada, la tolerancia reli­
débilmente organizado, o bien el producto de una oposición eficaz giosa había impedido que se produjeran guerras de religión, y la
al poder centralista de los príncipes. El Estado corporativo fue vecina Rusia se hallaba envuelta en tal número de guerras que
un objetivo perseguido por los nobles franceses y holandeses, para la nobleza polaca no era difícil concentrarse exclusivamente

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en la ampliación de su poder feudal. La necesidad de una centra­ Estados absolutos, es decir el hecho de que, como alternativa
lización de Polonia por parte de una monarquía fuerte no existía; política, no tuvieran posibilidad de subsistir, no fue sólo conse­
al contrario, pues con el dominio del reino por una nobleza cada cuencia de la amenaza extranjera, sino también y principalmente
vez más consciente de sus derechos políticos, a fin de afianzar y de la incapacidad de las sociedades aristocráticas de responder
aumentar su poder económico, no sólo se oprimió y se privó de con nuevas formaciones políticas que limitaran su poder. A dife­
derechos al campesinado, sino que también los derechos del rey rencia de los Estados absolutos y liberales, que someterían a una
se verían reducidos en lo sucesivo, a expensas incluso de un fuerte disciplina los intereses . nidales de la nobleza y la obligarían a
poder militar que hubiera debido defender los intereses de la modificar su estatus social, las repúblicas puramente aristocráticas
nación aristocrática polaca frente al exterior. Al desaparecer en no pudieron movilizar ninguna fuerza sociopolítica que, además
1572 la dinastía de los Jagellones, con los Articuli Henrici, Polo­ de garantizar su existencia, adaptase también su estructura orga­
nia fue declarada monarquía electiva, en la que el rey dependía de nizativa a las nuevas circunstancias políticas y sociales. Así como
la aprobación del Sejm, que había de ser convocado cada dos los grandes imperios cuyas dinastías fueron incapaces de imponer
años, para todo tipo de decisiones políticas o fiscales, y la nobleza un régimen absolutista habrían de desaparecer como factores de
se había asegurado todos los cargos reales. Pero, al igual que ésta poder político, así también las sociedades aristocráticas autónomas
se había liberado del poder real y había consolidado su constitu­ que no crearon un constitucionalismo como base del Estado y
cionalismo aristocrático, desde la depresión agraria (caída del precio para someter a los nobles a un derecho unitario perderían su
del cereal) en el segundo decenio del siglo xvii, la invasión sueca autonomía política.
y las crecientes sublevaciones campesinas que tuvieron su apogeo
en la revolución ucraniana de 1648, se fue también desmoronando
el Estado polaco, ya que, en vez de afianzarse el poder real o 3. Sistemas estatales liberales
implantarse un constitucionalismo estable y susceptible de fun­
cionar políticamente, con una administración central y un ejército La verdadera alternativa al sistema absolutista-burocrático no era,
poderoso, se fue limitando cada vez más la funcionalidad de las sin embargo, la república aristocrática, sino el Estado liberal.
asambleas nacionales y regionales. Las asambleas provinciales po­ Entendemos por ello un sistema político en el que la fuerza
dían ser disueltas con un solo voto en contra y la nobleza tenía motriz no era el príncipe con sus funcionarios, sino los estamentos
la posibilidad de torpedear en el Sejm, mediante el liberum veto, corporativos tradicionales, es decir las fuerzas que en el absolu­
toda clase de acuerdos parlamentarios. Ello supuso la renuncia tismo se tuvieron precisamente que doblegar ante el afán mono-
a la unidad de Polonia. Finalmente ya no habría de gobernar el polizador de los gobernantes. Juntamente con los burgueses, estas
Parlamento, sino que el país estaría dominado por un sistema fuerzas impusieron sus intereses de una manera «revolucionaria»,
proteccionista de los grandes magnates en constante ampliación. no dependiendo ya exclusivamente del consenso de los príncipes
En el siglo xvi, Polonia era el mejor ejemplo de una república con los estamentos, sino tratando además de controlar el poder
aristocrática con todos los derechos de soberanía que había renun­ de los primeros, e incluso reivindicando la soberanía del país.
ciado a la construcción de una monarquía fuerte a fin de asegurar Ello no significa que se tratase de un Estado democrático, sino
y aumentar su poder feudal particular y, en definitiva, a todo más bien de una república en la antigua acepción de la palabra,
tipo de Estado, a consecuencia de estos mismos intereses que eran en la que el príncipe o el Parlamento se hallaba ligado a una
la base de la supremacía política de la nobleza, la cual renunció constitución. Las tendencias liberales se pusieron de manifiesto
a Polonia como Estado en pro de los intereses de Rusia, Suecia en numerosos movimientos antiabsolutistas de inicios de la Edad
y Prusia. Moderna, si bien sólo habrían de prosperar en aquellos países en
Los Estados corporativos o repúblicas aristocráticas como Po­ donde las fuertes tradiciones estamentales iban unidas a la activi­
lonia fueron formaciones políticas típicas del siglo xvi, resultado dad económica en expansión de la burguesía y en donde el poder
del conflicto entre la realeza y la sociedad estamental. Su estabi­ no estaba únicamente legitimado por los derechos feudales nobi­
lización política, en conexión con la consolidación simultánea de liarios, sino que exigía el condominio de la potencia económica,
un sistema estatal europeo, se vio fuertemente limitada, aunque es decir en Inglaterra y en Holanda. Aunque con reservas, también
en principio no excluida. El hecho de que padecieran la crisis se puede considerar a Suecia como Estado constitucional liberal,
del siglo xvil y no se pudieran oponer al expansionismo de los si bien a consecuencia de las tendencias absolutistas surgidas en

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su interior hay que incluir a este país dentro del grupo de los nistradón y de la corte, sino de las actividades económicas y de
Estados absolutos, en tanto que Polonia, a pesar de las tendencias la cogestión política en el Parlamento.
constitucionales, siguió siendo en definitiva un Estado feudal Por ultimo, los conflictos sociales en Inglaterra no estuvieron
corporativo dominado por la nobleza. tan acentuados como en Francia o en España en el siglo xvi.
Inglaterra se mantuvo hábilmente al margen de toda aventura po­
lítica arriesgada en el continente, pudiendo de esta manera sus­
Inglaterra traerse a la intervendón de España; tampoco se vio afectada por
revueltas campesinas importantes, pues ya no existía un campesi­
En la primera fase de la creación de un Estado moderno, Ingla­ nado autónomo y las cargas fiscales eran escasas, lo que a su
terra tuvo una evolución análoga a la de los países del Conti­ vez hacía posible una mayor independencia de la nobleza respecto
nente, pero sólo aquí se había de transformar la poderosa al rey, al no necesitar un Estado fuerte para enfrentarse a unos
monarquía feudal en un Estado constitucional hberaluo. Este súbditos potendalmente rebeldes.
proceso, único en su género, se debió a una serie de particulari­ No hay que olvidar que la Reforma no había provocado desór­
dades de la Inglaterra del siglo xvi. denes como en Alemania y en Franda, ya que, al ser introducida
En el conjunto de la sociedad inglesa, la monarquía era con­ desde arriba, no rompió con el ritual católico ni reforzó movi­
siderada como una institución indiscutible y de gran tradición; mientos de carácter regionalista, reportando considerables ventajas
no se hallaba expuesta a ninguna clase de «centrifugación feudal» al rey y a la gentry, pues, en tanto que la Iglesia anglicana se con­
y contaba con el apoyo de un Parlamento que reunía a todas las vertía en instrumento de la realeza, la gentry repartía entre sus
fuerzas políticas decisivas del país, si bien éste era al mismo miembros los bienes desamortizados. Ello no significa que Inglate­
tiempo y sin lugar a dudas uno de los pocos órganos represen­ rra fuera en esta época una sociedad libre de conflictos, pero sin
tativos plenamente desarrollados de Europa en los que se daba el embargo llama la atendón el escaso interés y la práctica inexisten-
consenso del gobierno con los intereses nacionales y se velaba da de la necesidad de transformar el fuerte poder personal del rey
por el mantenimiento de los antiguos derechos y libertades. Dado en un sistema absolutista. A diferenda de Francia, España y Rusia,
sin embargo que la realeza no definía exactamente sus derechos, no se daban las drcunstandas de peligro, internas y éxtemas, que
renunciando a un ejército poderoso y a una importante adminis­ hubieran hecho necesaria una centralizadón más fuerte del podet
tración central, es decir conservando una relativa independencia político. La relación de equilibrio entre la corte y el país, entre
respecto al Parlamento, que era el que aprobaba las nuevas el rey y el Parlamento, cambió sin embargo bruscamente con los
Estuardo a comienzos del siglo xvil. Es probable que la falta de
contribuciones, nunca se llegaría en el siglo xvi a una ruptura
habilidad política, e induso la ineptitud de los reyes, desempeñara
decisiva entre el rey y el Parlamento, o bien entre el rey y la
un papel importante en el resquebrajamiento de la realeza y la con-
nobleza; por el contrario, el poder real incluso aumentó con la
solidadón del Parlamento, pero también es cierto que en este tiem­
tolerancia tácita del Parlamento, sobre todo bajo el reinado de po Inglaterra se enfrentó por vez primera a problemas con los que
Isabel I. los países continentales ya se habían familiarizado: la crisis dd
El desarrollo de Inglaterra en el siglo xvi aparece también comerdo en conexión con la expansión de Holanda, y también su
caracterizado por el auge de la burguesía que, como lo pone de mayor participación en los conflictos centroeuropeos, ya que la po-
relieve el hecho de que Londres se convirtiera en la ciudad más sidón de Francia se vio reforzada al finalizar la guerra de reli­
importante de Europa a finales de este siglo, no se hallaba exclui­ gión, y la guerra de los Treinta Años, aun cuando Inglaterra no
da del gobierno del país sino que estaba representada en el tomara parte en ella, tuvo una gran influencia sobre la estructura
Parlamento, encontrando en él apoyo para sus intereses econó­ política de Inglaterra.
micos. Paralelamente se produjo también el auge de la baja Finalmente se radicalizó el problema religioso; tanto la minoría
nobleza (gentry), cuyos intereses materiales fueron protegidos por católica como la puritana no anglicana amenazaban el sistema ecle­
el rey y que, con la pacificación de la sociedad, se fue abriendo siástico de Inglaterra. El puritanismo no era, en este sentido, úni­
a actividades burguesas, y principalmente al comercio. La ascen­ camente un desafío a la Iglesia anglicana, sino que, al manifestar
sión de la burguesía y la gentry, que juntas formaron la nueva sus intereses políticos, trajo consigo la politización de la burguesía
clase media, no se efectuó como en Francia a través de la admi- londinense y la gentry, sin las cuales no se puede entender la Re-
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derechos y libertades de los Países Bajos, así como de una rígida
volución. Pero era sobre todo la acentuación de las prerrogativas
Contrarreforma, no nadó un Estado fuerte en su conjunto, go­
reales y el intento de imponerlas, lo que el Parlamento y los grupos
bernado por una dinastía nadonal, sino que de una antigua
dirigentes no estaban dispuestos a aceptar.
corporación estamental y feudal, que sólo se mantuvo política­
Aun cuando nunca hubiera sido el objetivo del Parlamento la
mente unida a causa del dominio español, surgió una confedera­
ampliación de su poder, y menos aún hacerse con el poder políti­
ción de provindas autónomas que, sin embargo, no representaba
co, sino simplemente conservar el status quo, por supuesto adapta­
la voluntad soberana del pueblo a través de una concepción
do, de la época de los Tudor — es decir, deseaba defender sus an­
republicana d d Estado, de unos Estados Generales soberanos, ya
tiguos derechos y- libertades— , bajo la presión de la política real
que la fuerza de Holanda residía en la autodeterminadón política
y de la gentry, consciente entretanto de sus derechos, el Parla­
y en la actividad económica de los poderosos comerciantes de las
mento se convirtió en instrumento de las capas dirigentes, la inci­
dudades, principalmente de Amsterdam, que tan sólo transigían
piente clase media del país. Ya no se trataba únicamente de
con d Estado necesario para la consecudón y la protección de
controlar el poder real, votar los impuestos y participar en la
sus intereses. Las Provincias Unidas no constituían por ello una
legislación, y, sobre todo, de exigir la salvaguardia de los antiguos
sodedad equilibrada, pues si bien es cierto que d antagonismo
derechos y libertades, sino que el Parlamento exigió derechos de
entre la nobleza y la burguesía desaparecería progresivamente
soberanía, delimitó los derechos políticos del rey, dentro de cuyo
con la asundón d d poder político por las autoridades municipales,
marco podía hacerlos valer, y, ante todo, reivindicó los derechos
en cambio se agudizaron, pasando a un primer plano, los con­
burgueses a la libre elección, al libre debate parlamentario y a la
flictos confesionales. No obstante, al no lograr la supremacía
independencia de los jueces. El sistema constitucional surgido en
ninguna confesión — tampoco el calvinismo— , se pudo desarrollar
Inglaterra con la Revolución fue único en Europa, manteniéndose
en Holanda un margen de libertad que no se daría en ningún otro
como orden político durante el proceso de «modernización» econó­
mica de época posterior. país. Paralelamente a la división religiosa se produjo también una
separadón de carácter político tras el establecimiento de la repú­
blica neerlandesa. El hecho de que la soberanía nadonal no fuera
ejerdda por los Estados Generales, sino por las asambleas provin-
Holanda
dales, dio lugar, en d momento en que finalizó la lucha contra
A diferencia de Inglaterra, Holanda no creó un Estado moderno la tiranía española, a una fonnadón de partidos que dificultaba
primitivo sobre la base del poder del príncipe controlado por el la representadón del país en d exterior: un partido republicano-
Parlamento, sino un sistema liberal-federativo no sometido a una estamental bajo la direcdón de Amsterdam, que no deseaba intro­
dirección regia sin perjuicio de las autonomías regionales Ul. Las ducir cambio alguno en d sistema de las asambleas provindales
Provincias Unidas, surgidas tras el armisticio de 1609, eran un y los Estados Generales, y que representaba por tanto a un
territorio pequeño, aunque densamente poblado, sin una gran Estado corporativo burgués, y, por otro lado, d partido de la
homogeneidad política y cultural. Su fuerza residía en el poder casa de Orange, que tenía a su cargo la administración de varias
económico de sus comerciantes, que no se habían visto afectados provindas y contaba con d apoyo de la Iglesia calvinista para la
por las luchas contra España, sino que habían ganado terreno consecución de un régimen nacional que afianzara la totalidad de
frente al entonces más poderoso y rico Flandes, así como en un los intereses d d Estado. Al no llegar a un acuerdo, la república
notable equilibrio de intereses entre la nobleza y la burguesía, holandesa no fue capaz de establecer un régimen republicano
pues a pesar de la estructura estamental la distancia entre la no­ fuerte, que comprendiese todas las provindas, ni tampoco de inte­
bleza, los patricios y los comerciantes no era demasiado grande, grar a éstas bajo d poder de un príndpe. La falta de definición
y, finalmente, en su regionalismo, ya que, pese a carecer de unidad constitudonal fue un inconveniente a la hora de asegurar la sobe­
política y a la diferencia de derechos, no sólo preservó su autono­ ranía política hacia d exterior, pero para la consolidación del
mía e independencia frente a la supremacía de España, sino que, poder comerdal de los holandeses el exiguo peso dd Estado tenía
tras una guerra de liberación que duró ochenta años, obtuvo tam­ aertas ventajas. Como república con una cultura estamental, mode­
bién su independencia política del Imperio, si bien a condición de lada por los fuertes intereses de la burguesía —pues ni era una
desprenderse de Flandes y Brabante, los futuros Países Bajos sodedad burguesa, ni tampoco una democracia— , Holanda nos
españoles. Bajo la presión de los ataques españoles a los antiguos demuestra que d nacimiento d d poder patrido-burgués y de la

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economía expansiva no dependía de un Estado fuerte. Sólo con 3. Cultura y vida cotidiana
el aumento de la presión política exterior, a finales del siglo xvil,
y el estancamiento del desarrollo económico apareció como una
deficiencia la falta de centralización y peso estatal.

Las tres formas de poder de inicios de la Edad Moderna fueron


otras tantas variaciones del poder aristocrático organizado, pues
en todos los países era la nobleza la que ejercía el poder que, al
igual que su influencia, dependería básicamente, durante el pro­ A. FORMAS DE V ID A
ceso de formación de la primera sociedad moderna, de sus rela­
ciones con la realeza y con la burguesía. En este sentido, una
comparación de estas tres formas de Estado —absoluto, liberal y I. LA FAMILIA Y LA CASA
corporativo— pone de manifiesto que la estrecha colaboración de
la nobleza con el príncipe — es decir la integración de la sociedad El elemento central de la estructura social de inicios de la Edad
aristocrática dentro del poder regio— o su cooperación con la Moderna lo constituía la unidad de la familia y la casa'. En este
burguesía — es decir la asimilación de los intereses burgueses— , sentido, ni la aparición de formaciones estatales ni la expansión
ofrecieron posibilidades a la estabilización del Estado de inicios suprarregional del mercado introdujeron cambio alguno; antes
de la Edad Moderna, facilitando con ello la adaptación a los bien, con el sometimiento de la sociedad a la disciplina del Es­
cambios sociales. tado territorial y a la nueva moral de la Reforma protestante y
la Contrarreforma católica de los siglos xvi y xvil, se convirtió
en la dimensión preponderante del orden social, a la cual se
supeditaron las restantes formas de socialización en la Europa
occidental. Los primeros testimonios escritos acerca de la familia,
la casa, la mujer y los hijos datan de finales del siglo xvi.
A partir de esta fecha se registran también en los primeros libros
parroquiales los bautizos, bodas y entierros; sin embargo, nues­
tros conocimientos siguen siendo generalmente insuficientes. Ahora
bien, un hecho indudable es que la aparición de crónicas familiares
y la confección de árboles genealógicos, no sólo en las casas
nobles, ponen de relieve por vez primera la existencia de una
nueva conciencia de la familia y el parentesco.
Aun cuando durante largo tiempo estuviera muy extendida la
opinión de que en la sociedad preindustrial predominaba la gran
familia, compuesta por muchos hijos y varias generaciones, los
estudios más recientes, orientados sobre todo hacia Inglaterra y
Francia, han revelado que en Europa, de acuerdo con la tradición,
la organización del trabajo y el poder político, se dieron, en efecto,
tipos de familia muy distintos. Ahora bien, en lo que al tamaño
se refiere, la familia de la primera Edad Moderna, al menos en
Europa occidental, apenas comprendía más de cuatro o seis
miembros. La familia nuclear «moderna» no es, por tanto, un
producto de la industrialización, sino que ya existía desde el
momento al que nuestras fuentes se remontan. Ello no excluye,
no obstante, la existencia de hogares con más de 50 miembros,
constatada en Inglaterra, pero cuanto más bajo era el estatus del

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cabeza de familia, menor era, por regla general, el hogar. La dife­ a causa de la extensión del analfabetismo— , el parentesco signi­
rencia entre la familia de inicios de la Edad Moderna y la familia ficaba sin embargo en general, también para las capas burguesa y
moderna no radica, pues, en su tamaño respectivo. También se campesina, una «isla de confianza» dentro de un medio conside­
puede afirmar que el elemento constitutivo primario no eran las rado frecuentemente extrañoJ. En la medida, pues, en que el
relaciones y vínculos de parentesco, sino, como ya sucedía en la parentesco creó la solidaridad del honor —y también del patri­
Edad Media, «el conjunto de las personas que vivían en una monio, derivada de los usos relativos a la herencia— , fue posible
casa*2. confiar en él y dirigirse «naturalmente» a él cuando existía el
La fundación de una familia no se basaba en la libre decisión peligro de entrar en un mundo desconocido y hostil. Independien­
de dos personas que se amaban, sino que se hallaba supeditada a temente del conocimiento personal, el hecho de pertenecer a una
normas económicas y sociales y dependía de la posesión de un misma familia obligaba a la mutua ayuda.
puesto de trabajo o una casa; esta última, por sí sola, ofrecía Pese a la autonomía de 1* casa, la familia se hallaba encuadr: la
ya la posibilidad de casarse y tener hijos, otorgando en definitiva dentro de un sistema de parentesco*. Pero aún más importante'
derechos políticos. La familia premoderna cumplía una serie de eran las relaciones de vecindad, tanto en el medio rural como en
funciones políticas, económicas y sociales y era, al mismo tiempo, la ciudad, por cuanto la casa, hasta bien entrado el siglo xvi, se
el centro de la reproducción, la producción y la organización del hallaba integrada en ella de múltiples maneras. La ayuda y las
trabajo. La condición de miembro de la familia de un señor no obligaciones recíprocas cimentaban una solidaridad que con fre­
estaba pues determinada por la relación de parentesco, sino por cuencia constituyó una barrera pata la autoridad del cabeza de
la función de un miembro de la casa dentro del marco de la familia, pues si bien éste tenía el derecho, por ejemplo, de dispo­
organización del trabajo «doméstico». Así, un criado no empa­ ner libremente del patrimonio o de casar a sus hijos, debía sin
rentado por vínculos sanguíneos con la familia del señor pertene­ embargo respetar los intereses de los vecinos, del pueblo o de
cía enteramente a ésta, a diferencia de un hermano que no hubiera la ciudad, si quería hacerse respetar y conservar la honra de
heredado y viviese en otro lugar. Lo que mantenía unidos a los su casa.
miembros de una familia era, por una parte, el matrimonio cris­
tiano del dueño de la casa, la solidaridad respecto al honor familiar La familia doméstica estaba compuesta, por regla general, por el
y la autoridad legal del padre, y, por otra, la completa dependen­ padre, la madre, los hijos y la servidumbre, perteneciendo también
cia económica de la herencia común, así como la seguridad ma­ a ella, según las regiones, los «inquilinos» y los «retirados», es
terial dentro de la familia constituida en una casa. decir, los abuelos. El cabeza de familia, el pater familias, no era
Al destacar la unidad de la familia y el hogar, ya existente en única y primordialmente esposo y padre, sino, ante todo, el dueño
la Edad Media aunque consolidada también ahora como norma de la casa, explotación o corte, y en sus manos estaba la dirección
social desde un punto de vista político y religioso, no se pretende de la vida económica y la representación de la casa de cara al
afirmar que la consanguinidad o las relaciones de parentesco no exterior, ya fuera ante el gremio urbano, la comunidad rural o el
tuvieran en absoluto importancia. Entre la nobleza, el parentesco señor feudals. Le debían obediencia «ilimitada», no sólo los sier­
y el matrimonio determinaban la posición social dél individuo; vos, sino también sus hijos y su esposa, siendo, como representante
asimismo, el futuro heredero de una corte o una casa, que era de la familia, responsable de la conducta de todos los miem­
siempre un hijo del cabeza de familia, sobresalía también siempre bros de la casa, tanto en lo que se refiere al cumplimiento
socialmente. Las relaciones de parentesco comenzaron a predo­ del trabajo como a la «moral» dentro de ésta y frente a la
minar progresivamente en la casa. En el aspecto laboral los hijos aldea. El dueño de la casa podía castigar a sus subordinados,
propios apenas se distinguían de los servidores; ahora bien, en así como decidir cuáles habrían de ser los cónyuges de sus
el momento en que se trataba de la existencia social de la casa hijos. La conservación del patrimonio, el mantenimiento de la
como propiedad hereditaria, sólo los hijos capacitados para heredar economía y del honor familiar exigían que, en caso necesario,
tenían un papel importante. pudiera imponer su autoridad por la fuerza, cosa que por otra
A pesar de que no se solía conocer a todos los parientes —viajar parte esperaba de él la sociedad, no habiendo nada que perjudicase
para visitarse resultaba muy costoso y no siempre posible, aunque más la fama de su familia que el hecho de que su mujer gober­
fuera con motivo de grandes celebraciones familiares, como naci­ nase la casa y de que la servidumbre no acatara su autoridad.
mientos, bodas o entierros, y el intercambio epistolar no existía, La posición patriarcal del dueño de la casa ya estaba muy acen-

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tuada en la Edad Media, y en adelante habría de reforzarse en la casa contra la voluntad de su marido, a pesar de que éste,
la medida en que el Estado y la Iglesia esperaban de él el man­ por alguna buena razón, se lo haya prohibido, comete pecado,
tenimiento del orden doméstico, en tanto que le hacían respon­ pues no le está permitido hacer nada contra su marido, al que
sable no sólo del bienestar material de sus subordinados, sino está subordinada por ley divina y humana» 7. Es indudable que
también del comportamiento y de la salud espiritual de éstos. las mujeres no siempre se sometieron a esta moral pública; ahora
«El orden doméstico, dentro del cual el padre es como un dictador bien, la estricta sumisión exigida limitó en gran medida sus
exige que todo lo que se halla subordinado a él dependa de sus posibilidades de desarrollo. Esto afectó principalmente a los esta­
decisiones»6. mentos superiores, que cada vez se vieron más obligados a res­
No menos importante para la casa era el papel de la dueña ponder a las nuevas normas para la conservación de su posición
de la casa, aun cuando se tratase de una persona con menos social. Cierto es que la mujer, como persona, experimentó en la
derechos. De ella dependía el cuidado de los hijos, la dirección Reforma una revalorización, ya que había dejado de ser tratada
de la vida doméstica y el bienestar de todos los miembros de la como un simple animal de carga, pero su papel como esposa y *’
familia que participaban del trabajo dentro de ésta. Los frecuentes madre, que la alejaba de cualquier actividad pública, se hallaba
embarazos y abortos y el sufrimiento por los hijos prematura­ tan estrictamente definido que toda desviación de la norma se
mente muertos debilitaban, a menudo, a las mujeres antes de convertía en pecado. La limitación de las tareas de la mujer
tiempo; sólo cuando pertenecían a casas nobles y patricias se exclusivamente a la dirección de la casa fue consecuencia de la
veían aliviadas de las cargas, ya que entonces el trabajo físico separación, cada vez más acentuada, de los ámbitos de trabajo
venía a ser sustituido por las tareas representativas. Hasta qué de hombres y mujeres, que trajo consigo la descalificación de las
punto era imprescindible la función del ama de casa lo demuestra tareas femeninas frente a las masculinas. «Pero cuando [las
el hecho de que, si ésta moría, el marido tenía que volver a ca­ mujeres] hablan de cosas ajenas a la vida doméstica, no sirven
sarse inmediatamente. Aunque en el siglo xvi se oigan quejas para nada, pues, aunque valen bastante, son cortas y deficientes
renovadas acerca de la pronta búsqueda de nueva mujer por parte en asuntos de los que no entienden, hablando más de la cuenta,
de los viudos, hay que considerar que no lo hacían por insensi­ necia, desordenada y confusamente. Por ello parece que la mujer
bilidad, sino, con frecuencia, por ser sencillamente necesario para ha sido creada para la casa, y el hombre, por el contrario, para
la casa. El gran número de segundas y terceras nupcias de padres administrar y encargarse del orden, del gobierno del mundo, de
de familia son una prueba de ello. Aunque la mujer podía, en las guerras y de las actuaciones judiciales». Esta frase de Lutero
general, gobernar «libremente» dentro de la vida doméstica, así era compartida por toda la sociedad de los siglos xvi y xvn *.
como comprar y vender en el mercado, se hallaba sin embargo Los hijos, cuya proporción numérica por familia era mucho menor
totalmente sometida al marido, sin cuya autorización no podía de lo que se creyó durante mucho tiempo, se integraban desde
efectuar negocios jurídicos. Los vínculos afectivos no desempeña­ muy temprano en el proceso laboral de la casa*. Cuando eran más
ban papel alguno, o, en todo caso, secundario. El matrimonio de los que ésta podía alimentar, tenían que emplearse como cria­
obligaba a la mujer a obedecer a su marido, a velar por el honor dos o criadas en las casas de los parientes o vecinos. También
familiar y a acrecentarlo, a llevar la casa y a traer al mundo hijos ellos estaban sometidos al poder del amo de la casa, no pudiendo
y, ante todo, un heredero varón. La subordinación de la mujer en general firmar contratos ni poseer propiedades; todas las
al marido era ya considerada natural en la Edad Media, pero con ganancias domésticas suplementarias iban a parar exclusivamente
la consolidación de la autoridad del marido en el siglo xvi y a manos del padre, al criterio del cual se dejaba la elección de
más aún en el xvn a través de la «nueva moral», su situación profesión y cónyuge para sus hijos, que habitualmente seguían
jurídica y social empeoró en conjunto, pese a la antigua conside­ la «profesión» del padre. Los que no estaban capacitados para
ración moral de la mujer. La desobediencia no consistía ya única­ heredar rara vez contraían matrimonio, ya que éste iba vinculado
mente en faltar a la tradición, sino también en contravenir el a la propiedad. Los hijos eran considerados ante todo mano de
orden divino. «La mujer que no quiere obedecer a su marido obra que, al contribuir a la estabilidad material de la casa, se
en lo que se refiere al gobierno de la familia y de la casa, y en ganaban al mismo tiempo su sustento; ahora bien, si se trataba
lo que se refiere a las virtudes y a las costumbres, comete pecado, del hijo mayor o del menor —los usos relativos a la herencia
pues la mujer está obligada a cumplir las órdenes de su marido. variaban mucho en la Europa de inicios de la Edad Moderna— ,
Cuando, por el contrario, insiste en apoderarse del gobierno de en su condición de heredero se le concedía con frecuencia una

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especial atención. No obstante, a causa del elevado índice de
consecuencias decisivas fue la progresiva diferenciación que tuvo
mortalidad infantil, no era raro que durante mucho tiempo no
lugar en el siglo xvii entre amo y criados, por un lado, e hijos y
se supiera con seguridad quién habría de ser el heredero. La
criados, por otro. El señor y los siervos habían convivido durante
transferencia del palacio o de la casa tenía lugar, en general, a la
largo tiempo, pero, con la disciplina impuesta a la asociación
muerte del padre o cuando éste se «retiraba», determinándose
doméstica, los siervos fueron desligados del grupo familiar, vivien­
siempre la herencia por escrito, mediante testamento, o bien era
do en adelante, gracias también a la mejora de las condiciones
la madre la que, como viuda o tras contraer nuevas nupcias, se
de la vivienda, separados de la familia propiamente dicha. Este
hacía cargo de la casa hasta el momento de su muerte. A menudo,
aislamiento debió afectarles sensiblemente por cuanto que no
los hijos de otras familias pasaban a engrosar el número de miem­
trajo consigo nuevas libertades, sino que sirvió para hacer más
bros. En todas partes se solía considerar obligación de los padres
patente la sumisión moral y la dependencia respecto al señor.
el sustento de los hijos que no tenían derecho a la herencia o que
La unidad de la familia y el hogar, que se daba por igual en
salían de la casa, aunque ésta se hallaba vinculada a la sumisión
el mundo rural, en el urbano y entre la nobleza, era una herencia
al poder paterno. La situación social de las niñas era, en la mayo­
de la Edad Media y habría de desaparecer con la industrialización
ría de los casos, peor que la de los niños. Todas las familias
y la urbanización en los siglos x v m y xrx. Aunque esta estructura
deseaban tener herederos varones, pero si una muchacha heredaba
de la familia no cambió esencialmente en los siglos xvi y xvii, ya
la hacienda, toda la preocupación de la familia se centraba en
que incluso se endureció bajo la influencia de la aparición de las
encontrar, a través del matrimonio de aquélla, un cabeza de
formaciones estatales y las reformas eclesiásticas — que por vez
familia acaudalado. La Reforma no modificó en modo alguno la
primera se refirieron a la vida doméstica— , se inició al mismo
situación de los hijos, sino todo lo contrario, ya que el deber de
tiempo una moralización de la familia, surgiendo tanto un senti­
la obediencia filial no sólo se fundamentaría en la tradición, sino
miento familiar como una nueva concepción de los miembros del
también en la religión. La desobediencia se convirtió así en un
hogar, y, en la medida en que los campesinos y los nobles habrían
pecado contra el orden divino 10.
de permanecer durante largo tiempo anclados en la antigua forma
Los criados y los oficiales artesanos pertenecían también a la de concebirlo, el cambio afectaría con mayor intensidad a las
familia, al igual que los hijos naturales de cualquier miembro de
familias burguesas. A medida que, con el apoyo del Estado y de
ésta. El número de criados variaba mucho, pero sólo en las casas la Iglesia, a través de la predicación o el castigo, se amplió el
de los grandes campesinos era elevado. Con frecuencia eran poder del cabeza de familia y se redujeron los derechos de la
parientes, sobrinas, sobrinos, e incluso hijastros. Su trabajo apenas mujer, surgió por vez primera un reparto de papeles bien defini­
se diferenciaba del de los hijos, si bien cobraban por él y podían, do, delimitándose exactamente lo que hombres, padres, mujeres,
en principio, cambiar de casa. Aunque con carácter contractual, hijos y criados tenían o no que hacer, como lo prueban clara­
también la servidumbre se hallaba sometida al cabeza de familia. mente los libros cada vez más numerosos acerca de la conducta,
Las numerosas disposiciones acerca del servicio trataban de regular escritos no sólo para los nobles. La economía doméstica no se
a inicios de la Edad Moderna exactamente aspectos como la jor­ limitaba a dar indicaciones sobre el orden doméstico, sino también
nada laboral, la remuneración y la sumisión. El deseo de los cria­ sobre las virtudes de sus miembros. Ahora bien, la vida familiar
dos, y también de los oficiales, de fundar lo más pronto posible de inicios de la Edad Moderna sólo experimentó impulsos radical­
su propia casa era algo general; algunos lo lograban cuando el mente nuevos dentro del puritanismo inglés ".
cabeza de familia no tenía herederos, o trasladándose a las prós­ El matrimonio, tanto en las familias campesinas como en las
peras ciudades, aunque la mayoría solían pasar toda su vida solte­ burguesas o en las nobles, aún no se basaba en absoluto en la
ros en la casa del señor. La situación social de los criados variaba libre decisión de dos personas, si bien de manera ocasional se
mucho, y no es conveniente tomar al pie de la letra las numerosas realizaron matrimonios sin la autorización de los padres, apare­
quejas de los señores acerca de su descaro o su holgazanería. ciendo también por vez primera en la Inglaterra puritana débiles
Solían trabajar en tanto que necesitaran dinero para subsistir. La protestas por parte de las mujeres en favor de la libre elección
«holgazanería» era a menudo una reacción ante la falta de dere­ de esposo. En general se trataba de un contrato entre dos familias
chos. A partir del siglo xvi también se les exigiría más a los que tenía lugar en el marco del honor y el orden familiar repre­
criados y a los oficiales, definiéndose exactamente su trabajo y sentados y sancionados por el cabeza de familia u. No todos se
sometiendo su conducta a normas más estrictas. Un hecho de podían casar, pues la condición necesaria para ello eran la casa
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y la propiedad, dependiendo su regulación de las costumbres zamiento de la autoridad del marido y la obediencia de la mujer.
relativas a la herencia y de la tradición. La lucha contra el matri­ Pero mientras que en el mundo rural y aristocrático no existía
monio secreto que no se ajustaba a las normas oficiales y que más posibilidad que esta fuerte jerarquización, por cuanto el
apareció sobre todo después de la Reforma es un indicio de la honor familiar dependía de la propiedad — si bien entre la nobleza
desaparición de la antigua tolerancia, ya fuese para consolidar la estos conflictos se agudizaban por el hecho de que los cónyuges,
autoridad paterna, ya para impedir el avance del pauperismou, poco después de contraer matrimonio, seguían caminos separados,
pues la prohibición de contraer matrimonio y las nupcias tardías incluso en su vida amorosa— , en el mundo burgués se inició len­
siguieron siendo el medio más eficaz para frenar el crecimiento tamente una transformación. Los hombres fueron exhortados a
demográfico y evitar la pobreza ", Mientras que en los círculos tener mayor consideración con sus mujeres y, junto con el deseo
aristocráticos se prometían incluso los niños por razones de política del cabeza de familia de acumular bienes, se tuvieron mucho más
patrimonial, en los campesinos y burgueses la edad matrimonial en cuenta las necesidades afectivas de los hijos. Pero lo más
dependía en general de las fuentes de ingresos que se ofrecieran. importante fue el intento por parte de las mujeres de imponer
Normalmente se casaban tarde, es decir no antes de los 28 ó 30 el divorcio. En la medida en que la vida familiar se viera impreg­
años. El número de hijos era, por tanto, menor que entre la nada por la nueva moral, el matrimonio se sometería, en efecto,
nobleza. El matrimonio «oficial», dispuesto por el cabeza de al honor familiar, pero, por otra parte, también las relaciones se
familia, iba precedido generalmente de la promesa matrimonial, harían más emocionales, hablándose por vez primera del amor
del compromiso, que servía para regular la situación material y conyugal: «Cuando los corazones no están unidos, ni los afectos
para que los novios se conocieran. En un principio, las relaciones ligados, no existe verdadero matrimonio, sino apariencia de ma­
prematrimoniales no estaban prohibidas, y sólo con la implantación trimonio» “.
de la nueva moral se declararía al matrimonio el marco exclusivo Sobre la vida sexual y la ilegitimidad en los siglos xvi y xvil
de la sexualidad legal. No obstante el número de matrimonios es poco lo que sabemos. Hasta muy entrado el siglo xvi, la socie­
«anticipados» era muy elevado, así como el de aquellos realizados dad mostró una gran tolerancia frente a la sexualidad ilegítima17,
a causa de un embarazo. La boda en sí no era un «acto privado», acorde con las condiciones de vida: todas las personas convivían
sino una fiesta de la familia y de la aldea, a cuyos intereses se estrechamente, se dormía y se festejaba en común, y las fiestas y
había de ajustar la pareja. El ritual se hallaba exactamente regla­ diversiones se hallaban impregnadas de un burdo erotismo. Es
mentado. La ocupación en público del lecho nupcial y el banquete cierto que existían reglas de comportamiento muy estrictas y que
eran partes esenciales de la celebración, que era organizada gene­ el incesto y el adulterio siempre fueron severamente castigados,
ralmente por los jóvenes. En un principio tampoco se celebraban pero su infracción no había sido aún discriminada ni declarada
nupcias religiosas; sólo como consecuencia de las reformas, el pecaminosa. La sexualidad extramatrimonial estaba muy difundida.
matrimonio se convertiría en un acto eclesiástico y público, de El hecho de que en la época posterior a la Reforma comenzaran,
carácter indisoluble, no sólo para el catolicismo, sino también por vez primera, a oírse cada vez más protestas acerca de la inmo­
para el protestantismo, aunque aquí perdiera por vez primera parte ralidad en todos los estamentos no significa que en el siglo xvi se
de su rigor. produjera una depravación repentina de las costumbres, sino sim­
El adulterio y las relaciones extramatrimoniales, que antes de plemente que el enjuiciamiento «oficial» de la moralidad había
la Reforma eran habituales en todas partes, estarían en adelante cambiado radicalmente, habiéndose de relacionar estas quejas es­
esrictamente prohibidos, siendo además severamente castigados. La trechamente con una organización progresiva del control moral.
jurisdicción matrimonial, que era rigurosamente aplicada, era un Lo que durante largo tiempo se había tolerado estaría en adelante
elemento esencial del control general de las costumbres ejercido prohibido. Sin embargo, la incipiente represión de la sexualidad no
por la Iglesia y el Estado. Los cónyuges debían «amarse mutua­ se debió únicamente a la Reforma, pues también las instancias
mente, engendrar hijos y vivir castamente» (Bacon): ésta era la estatales tenían ideas propias y características acerca del orden.
nueva divisa “. Aunque frecuentemente la convivencia matrimonial Sea como fuere, todo el siglo xvi, especialmente en su segunda
era breve y muy sobrecargada de trabajo, la vida conyugal era mitad, está caracterizado por una lucha sin tregua contra la pros­
altamente conflictiva, como lo prueban numerosos testimonios es­ titución, el concubinato, el adulterio y, más tarde, también contra
critos. Las normas de conducta para hombres y mujeres constituían la violación, la sodomía y la homosexualidad. Frente a todas estas
vanos intentos de establecer la paz doméstica mediante el afian­ formas de sexualidad ilegal, el matrimonio bendecido por la Iglesia

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fue declarado el único marco legítimo de aquella, que también se refiere al heredero, aunque fuese más apreciado, sobre todo
aquí debía servir exclusivamente para la procreación. Todas las cuando era hijo único, tampoco se le permitía una vida especial.
personas solteras, cuyo número era progresivamente superior al En todas las fiestas, sobre todo en las aldeas, la juventud destacaba
de las casadas, estaban, pues, obligadas a vivir ascéticamente. El por sus actividades propias, pero no había fiestas infantiles o
adulterio, la prostitución y la violación siguieron existiendo, pero juveniles. Los niños que se hacían merecedores de un castigo
ahora eran punibles y la prostitución se tenía que practicar a eran tratados como adultos. Sólo a finales del siglo xvi y comienzos
escondidas. Hubo de pasar mucho tiempo hasta que la nueva del xvn se iniciaron algunos cambios, derivados de las nuevas
moral del decoro lograra imponerse; sin embargo, la separación experiencias en la educación de los niños ya fuera en casa, en la
entre sexualidad legal e ilegal sirvió de norma desde el siglo xvi. escuela o en casas ajenas. La atención pedagógica al niño tardaría
Los burdeles, baños y tabernas sospechosos fueron clausurados, aún en aparecer entre la población campesina, en tanto que las
y el adulterio, las violaciones y, en particular, la sodomía severa­ familias burguesas y aristocráticas ponían especial cuidado en ella,
mente castigados, según aparece claramente manifiesto en las actas ya que era propio de su estatus distinguirse del pueblo por su
procesales. La persecución de brujas y magos es la mejor prueba educación y sus maneras. La preocupación consciente por el niño
de esta hostilidad frente a cualquier forma de sexualidad fuera seguía siendo indudablemente escasa — según se pone claramente
del matrimonio. No sabemos hasta qué punto mejoró realmente de manifiesto en la literatura y en la pintura— , y tampoco cam­
la conducta moral de las personas, pero lo que sí sabemos es biaría en un principio la estructura de la vida doméstica. No
que las quejas de los moralistas disminuyen a partir de la segunda obstante, la educación y la formación del niño fue el primer paso
mitad del siglo x v i i ; es posible que la permisividad hubiera hacia la disolución de la unidad doméstica y familiar, pues mien­
aumentado de nuevo, o que el control ya no fuera tan estricto, tras que en el siglo xvi, a pesar del papel predominante del
pero también puede ser que la sexualidad ilegal se hubiera repri­ cabeza de familia, el trato entre el dueño de la casa y los criados,
mido realmente. Todos los indicios apuntan hacia un aumento del al igual que entre los padres y los hijos, seguía siendo directo,
número de hijos ilegítimos a finales del siglo xvi, que por otra y el mundo infantil no se diferenciaba esencialmente del de los
parte era en conjunto extraordinariamente bajo. El infanticidio padres y la servidumbre, sobre todo en los círculos burgueses del
consciente y la exposición infantil eran conocidos, pero no estaban siglo xvii se inició el aislamiento progresivo no sólo de los señores
extendidos. respecto a los criados, sino también de los niños respecto al
mundo adulto. El descubrimiento de la infancia, reforzado nota­
«La infancia era simplemente un preludio biológico necesario blemente por el sistema escolar, trajo consigo indudablemente
para el mundo adulto, el único importante en el aspecto socioló­ nuevos valores en cuanto a la afectividad, pero al mismo tiempo
gico» “. Hasta bien entrado el siglo xvi, e incluso hasta una supuso también, a consecuencia del aislamiento, una pérdida del
época más tardía en lo que se refiere a la población trabajadora, sentido de la realidad, por cuanto que, a través de la escuela,
los niños eran introducidos en el mundo de los adultos entre los se conoció un mundo distinto que tenía muy poco en común con
7 y los 9 años, no existiendo la infancia como un período vital las vivencias familiares.
claramente diferenciado. Los adultos mostraban, en general, indi­ La familia de inicios de la Edad Moderna no estaba constituida
ferencia hacia los niños, cuya muerte se aceptaba con relativa por el amor, el afecto y la atención — aunque también se dieran— ;
pasividad. «He perdido dos o tres hijos en edad de lactancia», no era una institución «privada», sino «pública», en la que
escribe Montaigne, «no sin sentimiento, aunque sin aflicción» “. predominaba el poder paterno, es decir la obediencia y la sumisión,
La elevada mortalidad infantil y la a menudo temprana muerte siendo el trabajo común, y también la convivencia, lo que deter­
de la madre apenas permitían la aparición de relaciones afectivas. minaba el curso del día. Cierto es que apenas cambió la unidad
Los niños no eran el centro de la vida familiar; desde muy pe­ estructural familia-casa, tanto en el mundo aristocrático como en
queños, y a base de muchas palizas, eran obligados a obedecer el comercial, el artesanal o el campesino, o incluso en las nuevas
y a trabajar en la casa. Rara vez se les diferenciaba de los adul­ familias de los pastores protestantes; ahora bien, la vida familiar
tos, con quienes comían y bebían, vistiéndose de igual manera y experimentó una transformación «moral» considerable, aunque con
teniendo las mismas diversiones. Ahora bien, en tanto que los ciertas diferencias regionales. Por una parte se constata, de forma
muchachos eran introducidos en el mundo laboral del padre, las general, una consolidación del poder paterno, acorde con los
muchachas se sometían a la especial tutela de la madre. En lo que modelos de orden de carácter monárquico-absolutista establecidos.

188 189
Por otra parte se define por vez primera el papel de la mujer, sociales de carácter jurídico y político, o económico y social, ha
los hijos y los criados, en consonancia con la diferenciación esta­ impedido ver durante largo tiempo que esta situación jurídica y
mental general de la sociedad. Con la estructuración y la jerar- económica sólo se puede interpretar adecuadamente en el contexto
quización de la vida doméstica se refuerza, o se inicia, un control de la reconstrucción de las vivencias y la estructura de la con­
de la vida moral de los miembros de la casa. Las formas de con­ ciencia de los grupos y clases de inicios de la Edad Moderna.
vivencia autónoma de mujeres y jóvenes, generalizadas en la Baja Para valorar el nivel de vida, las posibilidades existenciales o
Edad Media, dejaron de tener importancia. Finalmente, al inten­ incluso la calidad de vida de los campesinos, la burguesía y la
sificarse el sistema patriarcal, no sólo cobró mayor importancia la nobleza no basta con preguntarse por el patrimonio, el salario
responsabilidad del cabeza de familia en cuanto a la moralidad o la situación jurídica; hay que analizar también su valor e impor­
de sus subordinados, sino que, además, el matrimonio cristiano se tancia para la vida social, ya que la defensa de los intereses
convirtió en ideal, si bien con diferencias notables entre los hoga­ sociales, como por ejemplo la lucha por la tradición frente a la
res católicos y los protestantes, pues en tanto que en el protes­ intromisión de los gobernantes por parte de los movimientos
tantismo la familia se convirtió en la institución pedagógica campesinos y urbanos de esta época, era con frecuencia también
cristiana central como modelo a escala reducida de la comunidad una lucha por asegurarse las posibilidades existenciales “, consti­
cristiana, es decir, se produjo una rápida ruptura con las formas tuidas no sólo por un sistema tributario más soportable y por
sociales tradicionales, la familia católica permaneció fuertemente el mantenimiento de los antiguos derechos, sino también por la
vinculada a formas de vida no familiares, tanto eclesiásticas como certeza de disponer de alimentos suficientes, vestidos y vivienda,
mundanas. La religiosidad católica no se basaba primordialmente así como de poder atender libremente a las propias necesidades,
en la piedad y en la moral «privada». que en la sociedad de este tiempo se hallaban equilibradas con
Los cambios en la vida familiar no se han de atribuir exclusiva­ el duro mundo laboral. Las limitaciones de las necesidades elemen­
mente a la influencia del nuevo Estado, que por vez p rim e ra tales de comida, ropa y vivienda eran consideradas una amenaza
comenzó a interesarse por la vida cotidiana de sus súbditos, en la misma medida que la incipiente lucha de las autoridades
ni tampoco a las nuevas Iglesias, que ya no predicaban una sola contra las fiestas, los juegos y las diversiones populares. Los
fe sino que trataban de imponer la perfección moral mediante bienes o el salario, el estatus jurídico y político, importaban en
controles disciplinarios; un factor no menos importante lo consti­ tanto que aportasen algo al individuo o a los grupos — además
tuyen la creciente interrelación y la diferenciación existentes dentro de la seguridad existencial inmediata— en relación con su posición
de la sociedad estamental, que desde este momento vería en el social, pues la carencia de alimento y de un techo propio signi­
orden de las familias domésticas la garantía del orden político, ficaba con demasiada frecuencia un peligro, no sólo biológico, sino
del sustento de los hijos y criados y de la estabilidad del honor también para la vida social. Un rasgo característico de aquel
f a m iliar tiempo, y del mundo feudal en general, era el hecho de que el
valor del individuo sólo se juzgase por lo que su apariencia
externa representaba. Aun cuando la vida cotidiana de campesinos
II. F O R M A S D E V ID A , S O C IA B IL ID A D Y L U JO y burgueses estuviera determinada por la escasez, ello no excluía
en ocasiones la ostentación lujosa.
La igualdad de aspiraciones existenciales era desconocida en una
sociedad como la de inicios de la Edad Moderna, en la que cada
grupo y estamento tenía su propia forma de vida, creando también Comida y bebida
diferentes estilos y modelos de comportamiento. No existían nor­
mas que se extendieran a todos los estamentos, y ni siquiera el Probablemente nunca se había vivido tan opulenta y lujosamente,
cristianismo posterior a la Reforma formuló criterios generales en se había comido y bebido tanto y festejado y divertido de una
este sentido, de manera que la pobreza, considerada en teoría una forma tan intensa como en el siglo x v i21. Esto no significa que
virtud, se tenía en la práctica por una vergüenza, en tanto que comer lo suficiente y beber fuera algo normal, pues a pesar de la
la riqueza se consideraba un signo de la merced divina, aun cuando ampliación de las superficies de cultivo de cereales, del incremento
teóricamente fuera juzgada como un obstáculo para la salvación. de las cosechas, del desarrollo de las huertas de frutales y hor­
La orientación exclusiva de la investigación hacia problemas talizas y del aumento de la producción de carne y pescado, los

190 191
bastante frecuencia por encima de las posibilidades económicas y
recursos alimenticios eran insuficientes, sobre todo a partir del
traían la ruina a algunos. No obstante, la abundancia fuera de la
último tercio del siglo xvi, para una población en constante
nobleza disminuiría sensiblemente a partir de finales del siglo xvi.
crecimiento. El número de personas que apenas se podían alimen­
La falta de mesura en el comer y el beber se explica únicamente
tar, o que morían de hambre a consecuencia de una mala cosecha,
por la función que ello tenía en el siglo xvi, pues no era sólo
era grande y siguió aumentando hasta muy avanzada la guerra de
una necesidad vital, sino un componente esencial de la vida social
los Treinta Años. El efecto del hambre no era, en general, la
en la aldea, la ciudad o la corte en los inicios de la Edad Moder­
muerte inmediata, sino el debilitamiento y una mayor propensión
na. La embriaguez y la «intemperancia» no se consideraban una
a enfermar, que posteriormente daba lugar a una muerte temprana.
vergüenza, sino todo lo contrario, pues mientras que el anfitrión
Las escasas expectativas de vida en los inicios de la Edad Moderna
representaba su estatus y su dignidad mediante la cantidad de
se hallan, pues, estrechamente relacionadas con la insuficiente y
comida, los invitados se sentían obligados a destacarse, como si
mala alimentación12. En este sentido, la glotonería, de la que
concursaran para ver quién era el mayor comedor y bebedor,
en todas partes se tiene testimonio, la intemperancia en el comer y
hallándose sometido el acto de beber a un ritual generalmente
el beber de los siglos xvi y xvii, se han de contemplar como algo
muy estricto. El hecho de que los concursos de beber hasta
diferenciado.
quedar inconsciente fuese una de las manifestaciones normales del
La comida cotidiana no era en ningún caso abundante, sino
mundo preindustrial se pone de manifiesto en la profusión de
antes bien escasa, al menos en lo que se refiere a la amplia capa
libelos, caricaturas, prédicas y libros que exhortaban a la mesura B.
inferior. Con bastante frecuencia, los pobres debían ser alimentados
por los municipios o las parroquias. Las comidas consistían la La abundancia de comida y bebida iba acompañada de un
mayoría de las veces en sopas o gachas, a las que se añadían pan, comportamiento grosero y ruidoso en la mesa, incluso en los
queso y huevos; sin embargo, los usos culinarios variaban según banquetes más solemnes. Los numerosos libros acerca de los bue­
la región. La bebida no solía ser el agua, siendo más importante nos modales aparecidos en el siglo xvi, procedentes en su mayoría
el vino en los países meridionales, y la cerveza, que se consideraba de Italia y dirigidos a la sociedad aristocrática, no ejercieron una
no sólo un placer sino sobre todo un alimento, en la Europa influencia sino algún tiempo más tarde “ . Los únicos cubiertos
central y nórdica. Justamente en el siglo x v i la fabricación de conocidos eran el cuchillo y la cuchara, que en los círculos sociales
cerveza experimentó un gran auge; ésta solía estar en manos de más bajos cada comensal solía traer de casa, o que, al igual que
los señores. La carne, el pescado, el pan candeal, las especias, la los vasos y las jarras, pasaban de mano en mano. El tenedor era
sal y las verduras eran sin duda conocidas, pero su consumo se prácticamente desconocido, no apareciendo hasta finales del si­
consideraba un lujo y estaba reservado para las grandes oca­ glo xvi como curiosidad. Se comía con los dedos. Las servilletas
siones a. ya existían, pero no habrían de utilizarse hasta más tarde, siendo
La situación era muy distinta en las capas superiores: la nobleza, lo habitual lavarse las manos con agua entre plato y plato, y a
el patriciado y los campesinos ricos veían en la abundancia de veces ni siquiera esto. Entre la clase alta, las maneras en la mesa
comida un signo de su posición social, que era necesario mostrar. cambiaron sin embargo con el «acortesanamiento* de la sociedad
Las festividades, tanto profanas como religiosas, principalmente y con su segregación del pueblo, en tanto que las clases bajas
los bautizos, las bodas y los entierros, así como los actos gremiales apenas adoptaron ninguna de las nuevas formas de comporta­
y municipales se celebraban con opíparos banquetes, que consti­ miento por no considerarlas necesarias, ya que no respondían a
tuían un elemento esencial de la vida social. Así, por ejemplo, sus circunstancias sociales. Los hábitos «groseros» se convirtieron
tres doctores de la Universidad de Colonia organizaron en 1591 así progresivamente en un rasgo característico del pueblo llano.
una fiesta para un gran número de invitados en la que se sirvieron El comer y el beber eran un elemento central de la vida social,
1 buey, 3 ciervos, 106 perdices, 106 gallinas, 106 capones, 16 po­ siendo poco común que una persona comiera sola. La comida
llos, 2 cisnes, 2 pavos, 62 libras de salmón, 55 libras de carpas, podía realizarse en la casa. Esto era lo más habitual entre la
42 libras de esturión, 50 libras de lucio, y, para acompañar todo nobleza, cuyos nuevos salones palaciegos, de carácter representa­
ello, pastas en abundancia, pan y condimentos. Tales festines tivo, estaban al servicio de una vida social más intensa con un
solían durar horas, y en no pocas ocasiones acababan, para honrar gran número de servidores a su disposición. En los ambientes
al anfitrión, con la embriaguez total de los invitados Numerosos burgueses era frecuente beber y comer en las tabernas propias
testimonios ponen de manifiesto que estas comilonas estaban con del estamento, muy numerosas en todas las grandes ciudades

192 193
J

A diferencia de las comidas en las casas, en estos lugares cada en la orden dada a ciertos oficiales jóvenes, Invitados en 1624 por
estamento se reunía con sus iguales, ya se tratase de un gremio el archiduque de Austria, de presentarse correctamente vestidos
artesano o de un grupo de patricios. Las mujeres, que entre los y apenas bebidos, de no chuparse los dedos ni escupir en los
nobles participaban generalmente en los banquetes, sólo eran platos, así como de no sonarse con el mantel y no beber con
admitidas en raras ocasiones en las tabernas. Por último, seguían excesiva avidez
existiendo numerosas ventas y mesones públicos, tanto en el campo
como en la ciudad, que en esta época aficionada a los placeres
de la mesa aumentaron considerablementeu. A estos lugares no Vivienda e indumentaria
se iba únicamente en ocasiones memorables, como eran los bauti­
zos, las bodas o los entierros; la población urbana o rural acos­ La vivienda, al igual que la comida y la bebida, era una de las
tumbraba a pasar aquí sus veladas ante un vaso de bebida. necesidades más elementales50. Sobre todo en las regiones con
Durante gran parte del siglo xvi también fueron frecuentados por inviernos previsiblemente rigurosos, las casas debían estar sólida­
los nobles y sólo en el xv n se convirtieron en lugares de reunión mente protegidas. Hasta la Edad Moderna, vivir sin casa en
exclusivamente populares y masculinos, después de haber sido Europa significaba no sólo una amenaza, sino ante todo la exclu­
visitados largo tiempo también por mujeres, como lo muestran sión, como persona carente de derechos, de la sociedad estamental.
numerosas pinturas. A pesar de ser condenada por las Iglesias la Ahora bien, la casa europea no era simplemente una vivienda en
asistencia habitual a ellos y de estar sometidos a ciertas disposi­ la que también se trabajaba; al concepto de casa iba también
ciones oficiales, tendentes a limitar el número de locales, a evitar ligado el de paz y poder. Gracias a la historia del arte, estamos
el fraude, a determinar exactamente los precios y a regular las bien informados sobre la apariencia externa de las lujosas casas
horas de apertura o restringir la venta de ciertas bebidas, esta de inicios de la Edad Moderna, así como de su arquitectura y del
reglamentación no sirvió de mucho, pues, dado que la taberna paso del estilo gótico al renacentista y luego al barroco; sin
debía responder a las necesidades de los clientes, el dueño no embargo, es poco lo que conocemos acerca de las casas de la
quería perder su importante papel. gente sencilla, en su mayor parte desaparecidas, y todavía menos
La cultura gastronómica del siglo xvi, muy difundida en toda de la vida dentro de éstas y de su importancia para la existencia
Europa, no dejó de ser criticada y combatida por la Iglesia y el de las personas. Ya en el siglo xvi era notable la diferencia entre
Estado a causa de su desmesura, pero mientras que la primera las chozas de los campesinos y los palacios de los señores; ahora
condenaba al demonio de la glotonería y la borrachera de esta bien, a pesar de lo atractivas que parecen las casas campesinas,
época porque alejaba de la fe y la conducta cristiana, las instancias por ejemplo en las pinturas holandesas, y de la apariencia sun­
estatales lo hacían sobre todo por razones pragmáticas-económicas, tuosa de los palacios renacentistas, ni aquéllas ni éstos respondían
ya que el gasto arruinaba a las familias y la embriaguez conducía a nuestras ideas acerca de la habitabilidad, de las que, en todo
a la pendencia y al desorden. Los decretos que obligaban a la caso, estarían más próximas las casas de los burgueses que cono­
mesura iban dirigidos principalmente a las capas sociales bajas y cemos en Holanda o Inglaterra.
trataban de mantener la diferencia entre éstas y los estamentos Las casas de la población rural, y también las de las capas '
más altos, pero esta lucha por la sobriedad, intensificada desde la bajas de las ciudades, hasta bien entrada la primera Edad Moderna
Reforma, seguiría siendo durante mucho tiempo relativamente sólo estaban acondicionadas para las necesidades más elementales,
ineficaz. El hecho de que la cultura del comer y el beber experi­ es decir proteger a personas y animales de la lluvia, el frío y los
mentase un cambio decisivo desde el siglo xvi al x v il se debió, malos espíritus. En la Europa oriental y meridional se asemejaban
por un lado, a la gran depauperación que se inició a finales del frecuentemente a cuevas. En el norte de Europa eran, en general,
siglo xvi, impidiendo cada vez más a las capas bajas la celebración de madera, pues la construcción en piedra no se impuso hasta
de festines copiosos, y, por otro lado, al refinamiento de las finales del siglo xvi y principalmente entre gente acomodada, en
costumbres de la capa alta, que influyó en el sentido de que el tanto que en el sur predominaba desde tiempos inmemoriales.
decoro no residía ya en la cantidad de comida, sino en el perfecto A menudo disponían de varias habitaciones, pero rara vez estric­
dominio del nuevo ritual de la mesa. La mesura y el buen tono tamente separadas según sus funciones, no existiendo un ámbito
serían en adelante los fundamentos del prestigio y el encumbra­ de «estar» independiente del ámbito del trabajo, la comida y el
miento social. La dificultad de este proceso se pone de manifiesto descanso, como tampoco una separación estricta entre personas y

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animales. Era habitual que, además del hogar (cocina-sala), hubiese los vasallos, a partir de ahora se construirían en toda Europa
también un dormitorio, aunque lo más frecuente era que la casa cada vez más castillos que irían más allá de su función de centro
constara de una sola pieza. Los muebles consistían en algunos de un feudo, como lo muestran claramente los numerosos y sun­
taburetes, un banco y una mesa; se dormía en sacos de paja y tuosos castillos, a menudo concebidos unitariamente por un maes­
los criados y los hijos se alojaban en la buhardilla. El piso solía tro de obras. Nada pone mejor de manifiesto la incipiente
ser de tierra apisonada y la basura se arrojaba bien al suelo, bien separación entre los gobernantes y los súbditos, y entre la actividad
por la ventana, como en las ciudades. El fogón era el centro de agrícola y la vida aristocrática que la construcción de castillos
la casa — sólo en algunos casos, principalmente en la Europa situados en medio de un parque trazado artificialmente, con una
central y occidental, seguían existiendo fogones al aire libre— , finalidad exclusivamente ostentosa, lo que por otra parte no
sala o cocina en donde no sólo se comía, sino que además se impedía que estos castillos, casas señoriales o villas, sobre todo
realizaba el trabajo doméstico y se pasaba la velada en común, en el caso de la nobleza rural, constituyeran precisamente el
siempre y cuando no transcurriese en el exterior, tanto en los centro visible de una familia feudal al que todo se supeditaba
pueblos como en las ciudades. Pese a las diferencias regionales como en un microcosmosJ!. La nueva arquitectura propagaba un
se puede decir que todas las pequeñas casas rurales eran muy estilo racional, contrario a todo primitivismo. La separación entre
humildes y estaban equipadas únicamente con lo más necesario3'. la residencia señorial, los tribunales de justicia y la empresa
Mientras que esto apenas cambió hasta el siglo xviii en lo que económica que se impuso principalmente entre la alta nobleza
se refiere a las capas bajas, ya en los siglos xvi y xvii la cultura trajo consigo una nueva calidad de la vivienda. Los castillos y
de la vivienda de los grandes campesinos experimentó una trans­ residencias eran construcciones en piedra, compuestas frecuente­
formación, gracias al considerable aumento de su capital, hasta el mente de varios pisos, con numerosas y amplias habitaciones,
punto de construir sus casas con piedra, incluso en el norte —en muchas ventanas, incluso de cristal, una entrada ostentosa y una
gran medida para evitar el riesgo de incendio— , adaptar sus facha­ suntuosa escalinata. El mobiliario era más lujoso que el de los
das a las exigencias de la ostentación y construir varias habita­ campesinos y burgueses, sin que ello signifique que las habita­
ciones, amueblándolas con mayor lujo de arcas y armarios. El ciones en el siglo xvi estuvieran excesivamente amuebladas. Los
centro, sin embargo, siguió siendo el fogón, o bien la sala con armarios, arcones, mesas y sillas eran objetos decorativos sin una
la estufa de azulejos, que en adelante se convertiría en un objeto función inmediata de tipo práctico. Especial orgullo de la casa
de ostentación importante. Los animales y las personas continuaron eran los objetos de lujo, como cuadros, relojes y vajilla de plata.
con frecuencia viviendo bajo el mismo techo, pero el ámbito El pavimento era de madera o piedra, los techos estaban decorados
habitado realmente por la familia empezó a diferenciarse en mayor con pinturas y las paredes revestidas de madera. La nueva unidad
medida del de los animales, en tanto que aún no se produciría la de vivienda y ostentación ya no se regía por la utilidad, sino por
separación entre familia y criados, cuarto de trabajo y cuarto de la imagen cultural de la dignidad familiar. Tampoco aquí se daba
estar. También el mobiliario y la vajilla se hicieron más surtidos, una división de funciones de las estancias: vivienda privada, tra­
si bien sólo los campesinos ricos podían permitirse el lujo super- bajo u ostentación, al igual que en la casa campesina o burguesa,
fluo. En aquellas partes de la casa que no estaban ligadas a una pero el ámbito destinado a la vida social se hallaba claramente
función representativa predominaba la utilidad orientada al trabajo. separado de la cocina y de las piezas de la servidumbre. El
La vida en las casas y en los palacios de las capas altas era centro de la casa lo constituían los salones para las fiestas, la
muy distinta, aunque no por ello necesariamente más cómoda y nueva biblioteca y los dormitorios, provistos de camas con dosel,
agradable, experimentando también una importante transformación si bien estas habitaciones no eran menos públicas que las demás;
a partir del siglo xvi “. A consecuencia del cambio de función no existía el ámbito privado. La iluminación nocturna se conseguía
social de la nobleza y de su nueva praxis política en el primer con sebo y velas; en invierno, las piezas eran caldeadas mediante
Estado moderno, su vivienda perdió también las antiguas fun­ chimeneas y estufas profusamente decoradas, y la existencia de
ciones, convirtiéndose progresivamente en el medio de satisfacer grandes ventanales facilitaba la ventilación permanente, aunque
una nueva necesidad de ostentación en una cultura basada en no por ello se pueda hablar aún de comodidad y bienestar.
ésta. Si las viviendas de los nobles hasta bien entrado el siglo xvi La gran diferencia entre la vivienda de la nobleza y la de las
habían sido fortaleza y baluarte, palacio, castillo roquero y hacien­ capas bajas, surgida en el siglo xvi, determinó por un lado las
da al mismo tiempo, abiertas en situaciones extremas también a relaciones de sus moradores, pues en tanto que los campesinos

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vivían muy apretados, sin distinguir apenas a los hombres de las por una estrecha escalera de caracol que partía del interior o el
mujeres, a los niños de los ancianos, a los amos de los criados, exterior. Las piezas inferiores cumplían, en su mayor parte, fun­
e incluso a las personas de los animales, la vida en los nuevos dones de ostentación, en tanto que las salas superiores se
castillos atestigua un distanciamiento espacial cada vez mayor, destinaban principalmente al uso privado. Las ventanas eran
no sólo de los vasallos, sino también entre hombres y mujeres, escasas. El pavimento estaba recubierto de losas de piedra o
señores y servidores. Por otro lado, la vivienda campesina, así planchas de madera, o bien se hallaba entarimado, y las paredes
como la de las capas bajas de las ciudades, respondía a la satis­ se revestían también de madera o se blanqueaban. El mobiliario
facción de las necesidades inmediatas; las funciones como trabajar, era escaso, aunque artístico; en todas las casas había mesas de
estar, dormir y comer apenas se separaban, mientras que en el roble, sillas y un armario de madera tallada. No se vivía con
castillo todo se hallaba supeditado a la ostentación, tanto frente lujo, pero se concedía importancia a la calidad de muebles, tejidos
a los nobles como frente a los súbditos. Con todo, ni en la casa y vajilla. Lo más característico de las casas holandesas no era
aristocrática ni en la campesina hallamos una calidad de vivienda únicamente su habitabilidad, la combinación de utilidad y arte,
de carácter moderno. sino su limpieza. A diferencia, por ejemplo, de Venecia, París o
Aun cuando la vivienda de las capas urbanas bajas apenas se Londres, las ciudades holandesas se distinguían, en general, por su
diferenciaba de la rural, y la de los patricios apenas de la aristo­ aseo. «Hasta qué punto relucen por su limpieza sus estancias
crática, las casas en las ciudades eran sin embargo algo distintas, y mobiliario», escribe un francés en el siglo xvn, «es algo que
ya que los artesanos y los comerciantes, al igual que los asalaria­ supera todo lo que uno se pueda imaginar; friegan y pulen sin
dos, habían desarrollado en las urbes un estilo propio M. El rasgo cesar todos los muebles de madera, también los bancos y los
más característico era aquí el hecho de que la casa o vivienda se anaqueles más insignificantes, e incluso los peldaños de las esca­
hallaba socialmente inmersa en una animada vida urbana y abierta leras, que la mayoría sólo pisan descalzos. Cuando llega un
a la calle y a los jardines. El fuerte crecimiento de las ciudades extraño, se le suelen proporcionar chancletas de paja que se puede
hizo necesaria la construcción de casas de varios pisos, así como poner sin descalzarse, o al menos tienen esteras y trapos en los
una convivencia más estrecha, desconocida por la población rural, que se ha de limpiar los pies con el mayor cuidado»
dando lugar a la aparición de problemas de higiene y de conflictos Al menos en la casa burguesa, la vivienda fue considerada una
sociales. «La discordia aumenta de día en día, pues las casas están nueva calidad de vida, aunque ello no debe hacer olvidar que la
plagadas de familias de la más diversa índole y son refugio de mayoría de las personas vivían en habitáculos, no sólo modestos,
toda clase de moradores, por lo que las casas grandes son dividi­ sino también pobres.
das en varias viviendas», afirma un acta del Parlamento de Lon­
dres en 1593 Frente a esto, la cultura de la vivienda en Los mayores gastos de la sociedad del siglo xvi, e incluso del xvn,
Holanda era modélica. La típica casa burguesa era muy estrecha, eran los destinados al vestido, que aún servía más que los ban­
a consecuencia de la escasez y la carestía de los solares. Su parte quetes y la vivienda para la ostentación individual y era un
delantera daba a la calle, en tanto que las habitaciones de estar símbolo de la supremacía cultural y de la distinción aristocrática
y las del servicio estaban en la parte posterior de la casa, a la y burguesa No se reparaba en extravagancias, y los tejidos eran
que se agregaba un patio que servía de jardín o huerto. La de vistosos colores y recargados; la confección era individual y
parte delantera servía de taller, tienda o despacho, o bien de llamativa, acentuando las formas y sometiéndose, por vez primera,
«salón de gala», es decir de estancia representativa provista de cos­ a los rápidos cambios de moda. La comodidad no interesaba,
tosos muebles, espejos y tapices, que apenas se utilizaba. El siendo lo único importante el efecto producido, de manera que
centro de la parte trasera estaba compuesto por una cocina bien los estamentos más altos se diferenciasen de los bajos y pudieran
equipada, con una gran chimenea y valiosas vajillas de cocina y de hacer patente su condición social, en tanto que los estamentos
mesa, dotada incluso de agua corriente. Las restantes habitaciones inferiores, en la medida en que se podían permitir el lujo, inten­
estaban amuebladas con sencillez. Aunque durante el siglo xvi se taban poner de manifiesto su condición de miembros de la socie­
seguía durmiendo en un rincón del cuarto de estar, en el si­ dad, e incluso romper las barreras estamentales. La indumentaria
glo xvn se empezaron a disponer dormitorios separados. La vida no era homogénea, ni siquiera dentro de una misma clase, va­
social de la familia tenía como escenario una larga estancia riando según el estamento, el sexo y la región; de acuerdo
situada entre las dos partes de la casa. A l primer piso se subía también con la ocasión se llevaban ropas de fiesta o luto. La

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aparición de nuevos tejidos — paños de lana más flexibles, algodón
finamente estampado y seda— , gracias a la mayor actividad comer­ Al dictado de la moda en el vestir habían de supeditarse todos
cial, el perfeccionamiento de las técnicas de fabricación y el surgi­ aquellos que deseaban pertenecer a una capa alta noble, burguesa,
miento de grandes empresas textiles o la ampliación de la e incluso campesina; en este sentido, la confesión religiosa no
producción industrial familiar favorecieron la moda, al igual que, marcaba diferencia alguna. Unicamente en los círculos burgueses-
en sentido inverso, el aumento del lujo en el vestir contribuyó puritanos de Holanda e Inglaterra se impuso una indumentaria
notablemente a fomentar la industria pañera. «Todo el anhelo y conscientemente más discreta que insistía en la decencia y el
la ilusión, sobre todo de las mujeres, y también de los jovenzue­ decoro, aunque también en estos países debía acentuar las diferen­
los», se lamenta la Kleiderordnung [disposiciones acerca de la cias sociales: de la plebe por medio de la limpieza y de la nobleza
indumentaria] de Leipzig de 1640, van «dirigidos a inventar casi por medio de la sencillez.
todos los meses nuevas y descaradas formas de vanidad en el Las diferencias en el vestir, que dependían de la autoestimación
vestir, halladas también por mujeres que convierten igualmente de los estamentos, no coincidían en modo alguno con las dispo­
en una ocupación el idear nuevas clases y modelos de vestidos y siciones oficialmente sancionadas por el Estado y la Iglesia, por
zapatos e introducirlos entre las gentes...» M. cuya transgresión había que contar, en todo caso, con una multa.
Sin embargo, no todas las personas se vestían con igual lujo Igualmente, al margen de las disposiciones indumentarias esta­
en los inicios de la Edad Moderna, diferenciándose también por mentales surgió de manera creciente en el siglo xvi una ropa que
la indumentaria la amplia y humilde capa de la población rural sólo se lucía en ocasiones o para actividades determinadas, como
y de las ciudades de los miembros de la nobleza, la burguesía por ejemplo en Inglaterra los trajes de montar o los vestidos de
y el campesinado rico. La mayor parte de la población —y ello luto de color negro, de uso casi obligado en los entierros. Tam­
sin tener en cuenta a los mendigos— sólo tenían la ropa más bién los soldados comenzaron a vestirse con mayor uniformidad.
necesaria, no disponiendo siquiera de calzado y confeccionando Mientras que los mercenarios eran hostiles a cualquier tipo de
su propia y austera ropa. En general, los hombres llevaban zapatos uniforme; éste se impuso en los ejércitos regulares, siendo signi­
y medias, pantalón y jubón, y, sobre ellos, una chaqueta o un ficativo que la primera uniformización fuera practicada por aque­
abrigo. Eran muy importantes los sombreros, y en ocasiones una llos gobernantes que debían su poder a un ejército, como Gustavo
espada como símbolo de la autoridad masculina, que en las clases Adolfo y Cromwell. La exageración del lujo y la ostentación, que
altas pronto sería reemplazada por un puñal. Las mujeres llevaban se extendió también a los estamentos inferiores, tuvo un efecto
progresivamente nivelador, a pesar de ser un símbolo de la con­
zapatos, ropa interior y faldas, que entre la nobleza debían ser
ciencia estamental. Un gran número de disposiciones acerca de la
largas, así como un corpiño, un pañuelo a la cabeza o una cofia
indumentaria y el lujo trataron de controlar esta evolución, alegán­
(sombrero). El velo estaba reservado a las damas nobles. En el dose consideraciones de índole social, moral y económico contra
siglo xvi, la indumentaria masculina era generalmente más rica aquél — sin que la idea de orden estamental contenida en ellas se
que la de la mujer, pero en el siglo x v i i la moda femenina pasó viera por otra parte afectada— : el lujo en el vestir borraba las
decisivamente a un primer plano. A pesar de las tendencias puri­ diferencias estamentales, fomentaba la vanidad y la ostentación
tanas de la Reforma, las personas no sentían rubor alguno en y minaba la moral cristiana, la cual exige humildad, modestia y
mostrar su cuerpo ni en ataviarse con la mayor ostentación. sencillez, arruinaba a las familias y favorecía el comercio exterior
Las modas venían dictadas, en gran medida, por la nobleza o a costa de la industria nacional. La Reichspolizeiordnung [dispo­
la nueva sociedad cortesana. Tras la Reforma, en las cortes del siciones policiales del Imperio] de 1548 se queja ya de que la
siglo xvi, sobre todo en la Europa meridional, predominaba la «exquisitez de los vestidos del caballero, el noble, el burgués y el
moda española, aunque al alcanzar la hegemonía política Holanda, hombre del campo ha ido en aumento, hasta el punto de que no
y aún más Francia, estos países habrían de marcar la pauta en sólo algunas personas especiales, sino también la gente común, han
la Europa occidental y nórdica, claro exponente de la estrecha visto mermado y reducido su sustento, pues a causa de los paños
interrelación existente entre la moda, y también la lengua, y la de oro, el terciopelo, el damasco, el raso, las telas extranjeras,
hegemonía política y económica. La supremacía cultural de Fran­ los preciosos birretes, las perlas y el oro en onzas que son menes­
cia, impuesta ya a finales del siglo xvi, era la propia de una ter para la magnificencia del ropaje, ha salido una inmensa suma
cultura aristocrática. de dinero de la nación alemana, y se ha despertado también la
envidia, el odio y la mala voluntad en" detrimento del amor cris-
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tíano, haciéndose un uso tan desmedido de tal magnificencia habría de introducir la sociedad cortesana del siglo xvil, y así
indumentaria que no es posible reconocer diferencia alguna entre encontramos a nobles y patricios en las fiestas populares, suce­
el príncipe y el conde, el conde y el noble, el noble y el burgués, diendo también, a la inversa, que el pueblo participase en las de
el burgués y el labrador» ” . Pero de poco sirvieron las numerosas la nobleza, aunque sólo fuera en calidad de espectador. La
prédicas contra la vanidad. La frecuente repetición de las dispo­ separación apenas existía en lo que se refiere a celebraciones
siciones acerca del lujo hasta el siglo xvil es incluso una prueba públicas, desfiles, procesiones, carnavales; al contrario, pues jus­
de que el vestido difícilmente podía ser reglamentado por las tamente en estos actos era imposible destacar convenientemente
instancias políticas o eclesiásticas a pesar de la amenaza de castigo. los símbolos estamentales, como la indumentaria y el orden
Por otra parte, nadie, a no ser los clérigos puritanos, deseaba jerárquico.
abolir la pompa, si bien ésta debía estar reservada a la clase alta, La mayor parte de los juegos, fiestas y formas de vida social
en tanto que el pueblo había de contentarse con los productos conocidos provenían de la Baja Edad Media, pero no llegaron a
del país. alcanzar su pleno desarrollo sensual hasta el siglo xvi, el siglo
En una sociedad con una cultura simbólica y representativa no de la Reforma que ponía todo su empeño en eliminar o dar un
era posible erradicar las ideas de la dignidad social basadas en la carácter religioso a la cultura tradicional de la vida social y las
ostentación, el lujo y la representación sin destruir también sus fiestas, las cuales no eran un entretenimiento para el tiempo de
fundamentos estamentales. En tanto que el poder y el honor ocio, sino que envolvían e interrumpían la vida laboral. El trabajo
hubieran de manifestarse externamente, la renuncia incluso a un y el ocio no se hallaban separados entre sí; ambos, fiestas o juegos
mínimo de lujo suponía una pérdida de dignidad estamental *°. y trabajo, determinaban la vida social cotidiana del pueblo".
El vestido, en mayor grado que la comida y la bebida, o que Ahora bien, en tanto que los juegos y fiestas de la comunidad
el baile y el juego, era la expresión de la imagen que de sí estaban inseparablemente ligados al mundo laboral y eran el
mismo tenía un estamento, y mientras la sociedad cortesana bus­ fundamento esencial de las relaciones sociales en el campo y en
cara en ello la representación suntuosa de su poder, tampoco la ciudad como expresión de una voluptuosa alegría de vivir y de
se podía prohibir eficazmente al súbdito que expresara de la una conciencia de la vida en común y como puntos de contacto
misma manera el prestigio de que gozaba dentro de la sociedad erótico y humano, entre la nobleza se convertirían, como elemento
campesina o urbana. central de la vida cortesana, en un ritual y un medio esencial
de la praxis política
La sociedad de inicios de la Edad Moderna conocía toda una
El juego y las diversiones serie de diversiones sociales: había juegos recreativos que se
jugaban en un estrecho círculo y servían para interrumpir el tra­
Comparados con otros siglos, el xvi y x vn no sólo fueron la bajo diario o para descansar de la faena, y fiestas que se prolon­
época del comer y el beber sino, más aún, la de los juegos, las gaban durante días y en las que participaba toda una aldea, un
diversiones y las fiestas “ . La pintura y la literatura de este gremio o una ciudad; éstas se celebraban en la propia casa, en
tiempo son un testimonio del extraordinario grado de sociabilidad las posadas, en las casas gremiales y patricias, o bien pública­
y ambiente festivo que se daba tanto entre el pueblo como entre mente, en el mercado o incluso al aire libre, así como en los
la nobleza y la burguesía, e incluso dentro del clero católico. castillos y, sobre todo, en las cervecerías, tabernas, casas de juego
En la vida cortesana, el juego y la fiesta se convirtieron en ele­ y teatros, que eran los nuevos centros de la sociabilidad festiva.
mento central del ritual del poder. En los juegos públicos tomaban Se celebraban todas las ocasiones imaginables; cada aldea, región,
parte viejos y jóvenes, hombres y mujeres, pobres y ricos, no estamento y corte tenía sus peculiaridades. Los grandes bautizos,
excluyéndose tampoco a los marginados, como los mendigos y los bodas y funerales no eran exclusivos de la nobleza, y, justamente
vagabundos. Tan sólo el clero reformado y la burguesía puritana las celebraciones de bodas, que se prolongaban durante días con
se sustraían a estas formas estamentales de vida social. No hay grandes banquetes, interrumpidos por el baile y el juego, trajeron
duda de que las fiestas y los juegos del pueblo eran distintos a como consecuencia la ruina de más de una familia. A finales del
los de la nobleza. Cada estamento tenía sus tradiciones y símbolos siglo xvi, también los entierros (pompes fúnebres) alcanzaron su
propios, si bien en el siglo xvi no se daba aún una separación más alto grado de solemnidad. «Los actos organizados con ocasión
tan rigurosa entre nobleza y pueblo o burguesía como la que de los entierros nobiliarios eran de unas proporciones tan gran-

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diosas y escalofriantes que era prácticamente imposible que los gama de juegos y diversiones: espectáculos de pirofagia, prestidi-
seres más despreciables dejaran este mundo sin convertirse antes gitación, funambulismo, ilusionismo y acrobacia.
en objeto del respeto general. Se podría decir que, para muchos, Las máscaras y el teatro en general gozaban de especial popula­
nada había sido más grato que la idea de morir; era el último ridad, siendo sus actores escolares, estudiantes, artesanos o com­
tributo de una sociedad servil a la dignidad de un título» **. Por pañías ambulantes de comediantes, de los cuales los italianos y los
otra parte, las fiestas religiosas públicas acompañaban el curso del ingleses pronto serían los más conocidos. En el programa entraban
año, celebrándose además carnavales, ferias anuales y quermeses igualmente autos sacramentales y farsas, historias espeluznantes
con la exhibición de numerosos saltimbanquis y juglares, así y justas. A diferencia del nuevo teatro cortesano, poca es la infor­
como visitas de gobernantes, ejecuciones y autos de fe, cuyos mación de que disponemos sobre el teatro popular; al mundo
rituales festivos estaban muy arraigados en la sociedad de los de la literatura le interesaba sólo el teatro elevado, para el cual
siglos xvi y xvii . se imprimieron cada vez más textos y se construyeron locales
Existía un gran número de juegos de carácter deportivo, de los propios. No obstante, en el siglo xvi era difícil trazar una línea
cuales cada grupo social prefería unos determinados, o incluso le divisoria entre ambas formas. El teatro se representaba general­
estaban reservados Al pueblo le agradaba, ante todo, el ejercicio mente los días de fiesta por la tarde, al aire libre o en posadas
del tiro con arma de fuego o ballesta. Los burgueses preferían o patios cubiertos, y sólo con el distanciamiento entre el pueblo y
la esgrima, la lucha y el salto, juegos todos ellos procedentes de la nobleza, que solía edificar su propio teatro dentro del castillo,
Italia que hallaron una amplia difusión. La nobleza se reservaba se convirtió en un entretenimiento para la velada. El ejemplo
los juegos más diversos, sintiendo especial predilección por el mejor y más conocido en el siglo xvi y comienzos del x v i i fue
torneo, la equitación, la caza, y también la lucha y la esgrima. el teatro italiano” , que tomó como ejemplo a los clásicos e im­
El torneo experimentó una interesante transformación, al dejar puso la comedia dell’arte como tipo más influyente. También en
de ser un juego de lucha caballeresca para convertirse en un Italia apareció el primer teatro palatino, el Teatro degli Uffizii
ejercicio de habilidad del nuevo caballero. La esgrima tenía espe­ de los Médicis, en 1585 en Florencia. Las óperas, que empezaron
cial importancia, siendo enseñada al joven noble por maestros igualmente a extenderse, pronto estuvieron reservadas a la no­
particulares de esgrima, y los libros que trataban de ella se bleza, y así la primera, construida en Venecia en 1637, era un
difundieron tanto como los de música o danza; en la esgrima, teatro con palcos dispuestos de acuerdo con el rango social. Re­
la elegancia tenía un papel más importante que el valor en el presentaciones típicamente españolas eran los autos sacramentales
combate. Por último hay que citar los numerosos juegos de pelota, en las famosas fiestas del Corpus Christi. Estas obras, de temática
que como es sabido solía practicar hasta el mismo emperador. En religiosa y litúrgica, proporcionaron grandes éxitos a autores como
las grandes ciudades europeas surgieron múltiples canchas que Lope de Vega y Calderón. Los autos sacramentales eran organi­
zados por la Iglesia o el municipio; en España no se desarrolló
sin embargo pronto habrían de convertirse en teatros y óperas.
una tradición propia del teatro cortesano hasta el siglo x v i i .
El tenis era el juego favorito de los señores, en tanto que las
Mientras que en este país predominaba la influencia religiosa, en
damas preferían jugar al volante.
un principio eran las compañías de comediantes las que determi­
Además de los juegos de competición existían también muchos
naban el teatro en Francia con la representación de obras pro­
otros de entretenimiento. Fischart cita 600 tipos distintos, prin­
fanas hasta que, bajo el reinado de Enrique II, con la predilección
cipalmente juegos de tablero y de naipes, a los que en no pocas
por temas cortesanos de la Antigüedad, surgió un teatro de
ocasiones se jugaba por dinero. A causa de las frecuentes y cuan­
orientación cortesana que experimentaría su primer gran floreci­
tiosas pérdidas y de las disputas derivadas de ellos — «esto pro­
miento bajo Richelieu. Sin embargo, el período clásico del teatro
vocaba la blasfemia, la perdición y un derroche inútil de tiempo,
francés no habría de desarrollarse hasta la segunda mitad del
salud, vida, honor y hacienda»— , tales juegos fueron prohibidos,
siglo x v i i . El teatro de las compañías de comediantes se practi­
al menos a las capas inferiores, en repetidas ocasiones “ . También
caba como un negocio, con venta de entradas, en Italia, Francia
gozaban de gran popularidad las peleas de gallos, las carreras
y sobre todo en Inglaterra, y aunque pronto se convirtió en un
hípicas, los combates de boxeo y las corridas de toros, cuyos
elemento esencial de la vida cortesana, habría de permanecer
entusiásticos espectadores no eran sólo las gentes del pueblo, sino
largo tiempo en manos de grupos con organización propia. William
también la nobleza. En las grandes fiestas se ofrecía una amplia
Shakespeare se convirtió en el dramaturgo más importante de esta
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época como director de una de estas compañías, que hacía repre­ hilera, en parejas y la danza artística en solitario. Lo más sor­
sentaciones para el pueblo y la corte. El primer edificio público prendente no es la multiplicidad de formas, sino la intensidad
destinado expresamente al teatro fue construido en 1576 en las con la que la gente se dedicaba a este esparcimiento, hasta el
afueras de Londres. El apogeo del teatro inglés se produjo punto de que los predicadores cristianos creyeron ver en ello una
durante los reinados de Isabel I y Jacobo I, si bien la revolución obra del demonio. En 1634, Simplicissimus veía «en el salón a
acabaría prontamente con él **. maridos, mujeres y personas solteras girando entre sí a tal velo­
La aparición del teatro público y cortesano fue un proceso muy cidad que aquello parecía un hervidero; evolucionaban con tal
complejo, ya que su proximidad al teatro popular sólo desapare­ taconeo y estruendo que pensé que todos se habían vuelto locos;
ció al convertirse en un elemento constitutivo de las fiestas de no me podía imaginar qué pudieran pretender con tal arrebato y
la corte, al igual que la ópera y el ballet, que pronto se difun­ furia. El espectáculo me parecía tan atroz, horrible y espantoso,
dieron. Si bien es cierto que no por ello se acabó con la cultura que me ponía los pelos de punta, no pudiendo creer sino que
teatral del pueblo, es poco lo que sabemos acerca de los efectos todos ellos habían perdido la razón. El sudor que les corría por
del alejamiento de la clase alta. Con el nacimiento del teatro el rostro y su jadeo me hacían suponer que realizaban un trabajo
cortesano y con la creciente redacción de obras dramáticas de agotador; su aspecto alegre, empero, daba a entender que tales
rápida difusión, surgió una normativa de la dramaturgia que esfuerzos no debían resultarles demasiado enojosos»51. Los ecle­
impulsó significativamente la diferenciación entre cultura popular siásticos no sólo censuraban el afán de diversión manifiesto en el
y cultura aristocrática. baüe, sino que además consideraban los saltos, lanzamientos al
También el canto y la música experimentaron un gran desarro­ aire, pataleos, batir de palmas, vueltas y contorsiones como formas
llo en los siglos xvi y x v n " . Se solía cantar y tocar siempre de culto paganas y ajenas al cristianismo
que se presentaba la ocasión, siendo los instrumentos más popu­ Nada pone más claramente de manifiesto la diferenciación
lares la gaita, el laúd y la guitarra. Las lecciones de música eran iniciada en todos los ámbitos culturales entre la cultura aristocrá­
habituales entre las personas de la clase alta, y su cultivo en la tica y la popular como la oposición entre los baües populares,
casa, la posada, la calle, la iglesia y la corte alcanzó en el siglo xvi como la Volte por la que había gran afición, y la danza del
grandes proporciones. Junto a la práctica musical privada sur­ mundo cortesano, el ballet. La Volte era considerada como la
gieron grupos de músicos profesionales muy diferenciados: en la forma de baüe más desenfadada, burda y erótica. «El baüarín,
corte el músico cortesano, en las iglesias los chantres, y los dando un salto, divisa a la doncella y la agarra por un sitio
municipios tenían ya desde hacía tiempo sus músicos de la ciudad. indecoroso que eüa ha encargado que le hagan de madera u otro
Los trompetistas y timbaleros alcanzaron un gran prestigio, sobre material, y lanza a la donceüa a lo alto saltando con eüa repe­
todo si se tiene en cuenta que la trompeta era el símbolo de la tidas veces y con mucho arte, de manera que el espectador ha
soberanía política. La vida musical en el pueblo, las iglesias y la de creer que el baüarín y la baüarina ya no podrán bajar de
corte se mantendría relativamente unida en el siglo xvi, mientras nuevo a tierra por haberse quebrado el cueüo y las piernas»n.
que a lo largo del x v u la música cortesana se separaría por El hecho de que esta danza salvaje y erótica fuera censurada por
completo de la popular, surgiendo una fuerte competencia entre la nobleza y sobre todo por la Iglesia de manera creciente tiene
las cortes y las iglesias en torno a los mejores músicos, ya que una doble explicación: por una parte, el baüe era considerado
el hecho de tener una orquesta propia, al igual que un teatro como algo inmoral, y, por otra, era la expresión de ciertos vesti­
propio, favorecía el prestigio del príncipe. Por último, la ascensión gios de los cultos de la religión natural y por tanto una obra
social de la ópera y el ballet puso definitivamente de manifiesto la diabólica. Si en el siglo xvn estos impetuosos baües pasaron de
ruptura con la tradición popular. moda, eüo no se debió únicamente a las prohibiciones eclesiásticas,
sino también al cambio de las condiciones de vida del pueblo.
Ninguna diversión era tan popular en el siglo xvi como el baüe, A diferencia de la Volte, el baUet, combinación de música,
que gustaba en todas partes y a todos, no sólo a la juventud “ . danza y drama del que resultaba un espectáculo de baüe-panto-
En todas las fiestas, tanto del pueblo como de la nobleza, se mima, gozó del más pleno reconocimiento, e, introducido por
bailaba, interrumpiendo la comida y el juego. Se bailaba incluso Catalina de Médicis, se convirtió en un elemento esencial del
en la iglesia, aunque en el siglo xvn irían desapareciendo paulati­ ceremonial cortesano del absolutismo francés. Cuando en 1653 el
namente estos usos. Los tipos de baile eran muy diversos: en propio Luis XIV, que a la sazón contaba quince años, interpretó

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diversas costumbres, y era la fiesta del desenfreno, durante la
en el Ballet de la Nuit el papel de Roi Soleil, sería el papel cual el mundo podía y debía ser vuelto del revés. Organizados
de su vida y el título con el que pasaría a la historia. Nin­ generalmente por las corporaciones estudiantiles, los vecindarios
gún otro baile se adecuaba mejor al ceremonial de la corte, o los artesanos, se celebraban desfiles de máscaras, grandes ban­
y en este sentido se puede observar una interesante evolución: quetes y bailes. El elemento central lo solían constituir las
en un primer momento, la nobleza participaba en el ballet, pero parodias bufas de acontecimientos escandalosos del año anterior,
a medida que se fueron contratando bailarines profesionales, éste o, como en territorio alemán, los Fatsnachtspiele. El carnaval
se convirtió en puro espectáculo. Sin embargo, el elemento cen­ ofrecía un contrapunto desenfadado a todo el que, protegido por
tral no eran los bailarines, sino los espectadores, el público que la máscara, dejaba a un lado las imposiciones sociales. Las mujeres
acompañaba al rey, al que en el ballet (al igual que en el teatro) se disfrazaban de hombres, los vasallos de señores, etc. A pesar
se le presentaba el orden jerárquico adecuado. Paralelamente se de las objeciones morales expresadas por la Iglesia y las autori­
produjo también una sublimación de lo corporal, ya que las for­ dades, ambas debían tolerar este loco alborozo siempre y cuando
mas eróticas directas se convirtieron progresivamente en danzas no se produjeran desórdenes o actos violentos, que sin embargo
estilizadas y sujetas a ciertas normas. El ballet tuvo un papel muy eran bastante frecuentes. Pero no fue sólo este peligro lo que
importante como medio disciplinario de la sociedad cortesanaM. obligó a tomar medidas contra las mascaradas; otra de las razones
sería el temor, acrecentado bajo la Reforma o la Contrarreforma,
El punto culminante de la cultura lúdica de la sociedad de inicios a las protestas contra los gobernantes expresadas durante el car­
de la Edad Moderna lo constituían las grandes fiestas por motivos naval. Con todo, la clase alta compartía también, y precisamente
religiosos o profanos, que, junto con los juegos, los bailes y los por esta causa, el placer de la máscara hasta que finalmente se
banquetes, solían durar varios días. Estas fiestas eran sumamente excluyó al pueblo de los bailes de máscaras, que en cambio se
variadas, si bien se hallaban igualmente sujetas a un estricto convirtieron en acontecimientos de la cultura cortesana.
ritual, pese al aspecto de improvisación que ofrecían. Desgracia­ También se celebraban fiestas con ocasión de firmas de tratados
damente, carecemos de fuentes de información suficientes, dispo­ entre los gobiernos y, sobre todo, de negociaciones de paz. Espe­
niendo únicamente de descripciones de fiestas en la corte, ya que
cialmente costosa fue la celebración de la paz de Westfalia en
en éstas era esencial su carácter público. Una de las fiestas más
Nuremberg en 1650, a la cual se invitó al enviado imperial
importantes de la historia de Florencia fue la magnífica boda del
Piccolomini y al negociador sueco, el conde palatino Carlos Gus­
gran duque de Toscana con Bianca Capella en 1579, celebrada
juntamente con los esponsales de la hija del primer matrimonio tavo, y en la que participaron nobles, burgueses y gentes del
de ésta con el conde Bentivoglio. La nobleza italiana viajó en pueblo conjuntamente. El centro de la fiesta fue un banquete en
gran número hasta Florencia, no habiéndose de arrepentir del el ayuntamiento magníficamente engalanado. Cantaron cuatro coros
esfuerzo realizado. Los festejos comenzaron con un torneo y una musicales, y en seis salones distintos se congregaron las seis
corrida de toros. Tras la coronación del gran duque en la catedral, clases jerárquicas de los invitados. Sobre las mesas se dispusieron
que iba ligada al acto nupcial, se representó, como punto culmi­ dos grandes platos de muestra y un arco triunfal con figuras
nante de la fiesta, una pieza alegórica con múltiples alusiones a mitológicas, sirviéndose cuatro platos compuestos de 150 manjares
los dobles esponsales en honor de las casas de los Médicis y los diferentes, así como siete fuentes de fruta. Nuremberg no reparó
Capella. Finalmente se celebró un banquete, así como otro torneo en gastos a la hora de presentarse como dudad imperial. El
y un baile que duró hasta la mañana siguiente. Tales bodas banquete duró desde las cinco de la tarde hasta las dos de la
ofrecían generalmente la ocasión de celebrar costosos y selectos madrugada. De la bebida se cuenta que fue «repartida por encima
festejos en los que el pueblo hacía simplemente de comparsa55. de toda medida y estaba bastante fuerte», disparándose en cada
Una fiesta típicamente popular, en la que todos los habitantes brindis tales salvas que, a causa de su «estruendo y estallido,
de la aldea y la ciudad participaban, era por el contrario el muchas gentes que no habían tomado precaudones sufrieron gran­
carnaval “, que se celebraba antes del comienzo de la Cuaresma des daños en ventanas, estufas y ornamentos de sus anaqueles» n.
desde la Edad Media, si bien alcanzó su mayor intensidad en el La celebración de la paz culminó con fuegos artificiales, descritos
siglo xvi, hasta que, con la consolidación de la Reforma o la con todo lujo de detalles como los más imponentes de su tiempo
Contrarreforma, se vio recortado o incluso suprimido. Como cele­ por Birken en su Fried erfreuten Teutonta. La fiesta de los gran­
bración del paso del invierno al verano, iba ligado a las más
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des príncipes imperiales acabó con una fiesta popular y nume­ el grado de opresión y violencia. Todos los individuos de la so­
rosos bailes. ciedad de inicios de la Edad Moderna sufrieron, directa e indi­
Todos los grupos y estamentos conocieron en los siglos xvi rectamente, la opresión o la reglamentación material y cultural
y xvil las más diversas formas de vida y convivencia, que se que con frecuencia conducían a la depauperación o a la margina-
caracterizan en su conjunto por ser manifestaciones intensas y ción social, cuando no incluso a la propia liquidación. La fuerza
destinadas a exteriorizarse de sus culturas respectivas. La vida no era solamente una forma típica de comportamiento para la
social no era una forma de emplear el tiempo libre ni un alivio imposición de los intereses particulares, sino también el instru­
del duro trabajo o del poder, sino una forma de relación social mento del que las Iglesias y los Estados se valían para implantar
en la que se experimentaba el sentimiento de comunidad. Todo el su nueva moral. Lo que dificulta especialmente el análisis de la
dinero y los bienes conseguidos mediante el trabajo, el negocio estructura del poder en este tiempo es la imprecisión de los
o la explotación se ponían al servicio de la ostentación estamental límites entre el uso legítimo de la fuerza y el ilegítimo, entre el
y de la dignidad, y no al del acrecentamiento de la hacienda. pillaje practicado por los recaudadores de impuestos y el de los
Renunciar al lujo hubiera supuesto ponerse al margen del orden salteadores, entre las tradiciones populares y las normas de las
estamental, y esto sólo lo reivindicaban los puritanos. De ahí la Iglesias o el Estado. Sólo ahora se habría de definir la contra­
relativa eficacia de las disposiciones estatales y eclesiásticas “, vención de las normas del nuevo orden estatal, con lo que se
cuyas amonestaciones y proclamas tenían por objetivo no tanto penalizaría por vez primera toda una gama de comportamientos
la completa prohibición de las costumbres tradicionales como la del pueblo.
adaptación de las formas de vida del pueblo a las exigencias de
un orden estatal que sólo pensaba en la espiritualidad y el
provecho de los súbditos. Otra tendencia existente fue la de Pobreza: ocio y vagancia
privar a la nobleza de su relación directa con el pueblo, a medida
que se fue expandiendo el mercado y fue apareciendo el primer La pobreza amenazaba al conjunto de la sociedad a inicios de la
Estado moderno, y cultivarla y refinarla mediante el «acortesana- Edad Moderna en un grado hasta entonces apenas conocido ”.
miento», a fin de distanciarla de la vida del pueblo, el cual pro­ No sólo no pudo ser erradicada, a pesar del incremento de la
gresivamente iría desarrollando sus propias formas de cultura, producción y la extensión de las superficies de cultivo agrícola,
cuyas diferencias con la cultura aristocrática cada vez se harían sino que, con el crecimiento demográfico del siglo xvi, los pocos
más patentes. ricos se enriquecieron aún más —la nueva cultura de la vivienda
es una buena muestra de ello— , en tanto que los pobres además
de sufrir una mayor depauperación aumentaron en número. A pe­
III. P O B R E Z A , C R IM IN A L ID A D , SE G R E G A C IO N S O C IA L sar de la dificultad de cuantificar la pobreza, todos los testimonios
que nos han llegado concuerdan en que el desarrollo inflacionario
A pesar del bienestar creciente y de la existencia de una cultura y el estancamiento de los salarios reales hasta después del cambio
festiva muy marcada, testimonio de una gran alegría de vivir, los de siglo, así como las malas cosechas y las epidemias, que se
siglos xvi y x v il no fueron en modo alguno siglos de oro, ni daban con una frecuencia periódica, y por último las grandes
siquiera en España u Holanda que en este tiempo experimentaron guerras provocaron la aparición de la pobreza en el campo y en
su apogeo histórico, sino que fueron simultáneamente la época de las ciudades, fenómeno hasta este momento desconocido o cuando
las guerras de religión, de las sublevaciones populares y, sobre menos considerado por vez primera como una amenaza para la
todo, de la guerra de los Treinta Años, cuyos actos de violencia sociedad. Las malas condiciones de vida, que podemos reconstruir
y horribles secuelas se hicieron sentir de diferente manera, aunque gracias a los inventarios domésticos y a las listas de contribuyen­
de forma generalizada, así como de la pobreza, la criminalidad y tes, y una legislación más intensa de la pobreza, sobre todo en los
la discriminación social. Ni el movimiento reformador ni el pro­ países protestantes, con su tendencia a la penalización de ésta,
ceso de estatalización o juridización de la sociedad tuvieron como son un testimonio de ello, al igual que la furibunda campaña
consecuencia cambios inmediatos, ya que a pesar de que sus contra la mendicidad y el vagabundeo, o el bandolerismo y la
objetivos eran la espiritualidad cristiana y el orden jurídico, al trapacería, tanto en tierra firme como en el mar. Los vagabundos
tratar de imponerlos con métodos violentos aumentaron incluso y los bandidos eran desde hacía tiempo una plaga en los países

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europeos, pero a partir de la segunda mitad del siglo xvi se causando alboroto... les sea permitido en manera alguna mendigar
empieza a poner el mayor empeño en controlar estos fenómenos en nuestros dominios, sino que los mismos [sean] arrojados de
mediante severos castigos y persecuciones. Esto revela sin duda todos los lugares» “ . Esta disposición afectaba también a aquellos
la existencia de una relación nueva y transformada de las capas que «so pretexto de comerciar con azúcar, especias, madera y
altas con los grupos marginales de la sociedad, aunque tales cosas similares, ya sean mantas, cuchillos o pieles, o se atrevan
medidas son al mismo tiempo un claro exponente del fuerte a venir a hurtadillas con vasos, barreños, sartenes, o como talabar­
incremento de la mendicidad, la vagancia y el bandolerismo, teros o lañadores» “ . Cuando regresaban después de haber sido
cuyas fronteras eran bastante fluctuantes, si bien se puede observar expulsados, se les imponían castigos físicos, y de hecho no fueron
que, pese al aumento de la pobreza a finales del siglo xvi, el pocos los casos en los que fueron apresados, marcados con hierro
número de los mendigos y vagabundos propiamente dichos seguía candente o sometidos a otras penas, o bien condenados a trabajos
siendo cuantitativamente demasiado escaso (30/2) como para forzados o a servir en la milicia o en galeras. No obstante, todos
deducir de ello la existencia de un peligro inmediato para el los intentos de las autoridades de controlar la mendicidad y la
conjunto de la sociedad y hacer comprensible su dura persecu­ vagancia a fin de erradicar así la inseguridad de las calles en las
ción ". El extraordinario rigor de procedimiento — aplicado, por aldeas y las ciudades fueron finalmente vanos, aumentando las
otra parte, sólo de manera parcial— se basaba antes bien en el bandas de mendigos que, al no ser aceptados en ningún lugar,
temor a veces fundado de que, tras una vagancia en sí inofensiva, recorrían toda Europa creando el caldo de cultivo para el bando­
se escondiesen ladrones, agitadores y revoltosos, así como en el lerismo y los alborotos populares, sobre todo cuando a ellos se
deseo de los nuevos Estados modernos en vías de consolidación unían mercenarios ociosos.
de controlar a todos los habitantes y eliminar la holgazanería En todos los países europeos existieron mendigos y vagabundos,
La sociedad de esta época establecía importantes diferencias siendo Inglaterra, Francia y España los que con mayor número
entre pobreza, mendicidad y ociosidad “, haciendo también una de ellos se habrían de enfrentar. En Inglaterra, los cercados
fuerte distinción entre las gentes avecindadas en el lugar, enfer­ pronto dejaron sentir sus efectos, arrojando a la calle a pequeños
mas e incapacitadas para el trabajo, que podían contar con la propietarios rurales, ya que éstos tampoco conseguían emplearse
ayuda de sus conciudadanos, y los holgazanes capacitados laboral­ como mano de obra libre, pues la industrialización del país se
mente y los mendigos foráneos que constituían una amenaza hallaba todavía en sus comienzos. La primera legislación laboral,
para la base del sustento —por lo demás, escasa— de la población que apareció en Inglaterra “ , serviría tan poco para resolver el
rural o urbana. Aquel que se empobrecía por su propia culpa problema como las medidas de fuerza tomadas por el gobierno
—por beber, derrochar o endeudarse— no podía esperar el apoyo francés para erradicar la vagancia. En este país, las guerras de
de la comunidad, por mucha que fuera la tolerancia, en tanto que los hugonotes fueron una de las causas principales de la depaupe­
se prestaba ayuda a los miembros de dicha comunidad afectados ración de amplias comarcas; por otra parte, la implantación del
por una pobreza de la que los únicos culpables eran la muerte sistema de arrendamiento en el campo trajo consigo la expropia­
o la enfermedad, cuando menos en la medida en que los men­ ción de muchos campesinos y pobló los caminos “. Pero el país
guados excedentes de la aldea lo permitiesen. Esta responsabilidad de la vagancia por antonomasia fue España (en 1608 había
hacia los enfermos o incluso los huérfanos era fomentada por las 150 000 vagabundos), que durante largo tiempo mostraría también
instituciones estatales y eclesiásticas. Los vagos capacitados para el más alto grado de tolerancia. Aquí, el trabajo físico se solía
el trabajo no hallaban por el contrario gran ayuda, ni siquiera en considerar denigrante, por lo que los ociosos trataban de vivir
su propia comunidad. En este sentido se observan, sin embargo, de la abundancia de los ricos, que a su vez necesitaban de la
grandes diferencias entre los países que permanecieron fieles al pobreza y de la mendicidad para poner de relieve su rango social.
catolicismo y aquellos en los que tuvo lugar la Reforma, con su Todas las grandes crisis económicas produjeron nuevas bandas de
nueva moral acerca del trabajo, difiriendo también, por otro lado, mendigos, que ni siquiera la creciente demanda de mercenarios
la actitud frente a los mendigos y vagabundos residentes en una y galeotes era capaz de a b s o r b e r L a vagancia se convirtió en
población que ante todo no eran gratos a las autoridades. Así Inglaterra, Francia y España en un fenómeno social totalmente
«ordenamos muy seriamente que, de ahora en adelante, a ningún normal. Es de suponer que la situación no fue distinta en Italia
mendigo, trotamundos, peregrino u otros de su condición, foras­ y Alemania, si bien es poco lo que sabemos de ello; las nuevas
teros y extranjeros, que van de un país a otro, una y otra vez, relaciones feudales en Italia y la crisis agraria de finales del si-

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glo xvi, así como la guerra de los Treinta Años con sus secuelas de mercenarios que se habían independizado, de bandidos o re­
en Alemania tuvieron una influencia no menos importante en la beldes campesinos o de participantes en guerras y luchas intestinas
depauperación de todo un conjunto de territorios y ciudades. Las de la nobleza. Lo común a todos ellos era el empleo de la
bandas de mendigos y vagabundos se aliaron con lansquenetes violencia, que era un peligro en igual medida para el país y para
desocupados venidos a Alemania desde todos los países de Europa las gentes, aunque contemplado de forma distinta por el pueblo
durante la guerra y por la autoridad. El primitivo Estado moderno condenaba todo
Constituían un grupo abigarrado y en modo alguno homogéneo uso de la fuerza que su razón no hubiera legitimado, si bien ello
de aventureros, artistas, saltimbanquis, mercenarios licenciados, no le impedía recurrir a los bandidos a los que antes había
oficiales artesanos, peregrinos, buhoneros, gitanos y mendigos; perseguido con la mayor dureza, así como a los campesinos rebel­
provenían en su mayoría de las clases bajas depauperadas, cuando des, para defender sus intereses, por ejemplo, frente a los esta­
no incluso de grupos marginales proscritos, y aunque rara vez mentos y a la nobleza” , revelándose en ello como auténticos
perdían totalmente el contacto con sus lugares de procedencia, maestros los gobiernos inglés, francés y español. Por otra parte
tampoco lograban reintegrarse a la vida sedentaria de un pueblo los desmanes de las bandas, organizadas o no, en poco se diferen­
o una ciudad. Los vagabundos constituían un mundo particular ciaban en sus efectos de las acciones de los legítimos gobernantes,
con su propia lengua y cultura; muchos de ellos eran solteros y del acoso de los cuales serían también protegidos los bandidos en
jóvenes que, o bien habían perdido muy pronto a sus padres, o no pocas ocasiones por el pueblo.
por causa de determinados delitos habían sido expulsados de las
aldeas. Predominaban sin duda los hombres, aunque el número Un fenómeno peculiar de los siglos xvi y xvn fue la aparición
de mujeres tampoco era despreciable. Por regla general formaban de bandas organizadas, más o menos grandes, en los diferentes
pequeños grupos que buscaban su sustento a lo largo de los cami­ países de Europa, ante todo relacionadas con las numerosas
nos reales, en compañía de mendigos y buhoneros, artesanos no guerras. Su organización y su proximidad al bandolerismo social
honorables y saltimbanquis, siendo los centros de atracción más las diferenciaba del robo y el asesinato generalizados dentro de la
importantes las ciudades y las ferias. Aunque los vagabundos eran sociedad de inicios de la Edad Moderna. En los países mediterrá­
generalmente perseguidos por la autoridad, o cuando menos no neos, donde una sociedad predominantemente rural se oponía a
eran tolerados por ella, siempre solían encontrar apoyo entre la la explotación y al empobrecimiento mediante la sumisión, existía
población: darles limosna era algo consustancial a la ostentación una fuerte tradición de bandidaje organizado como contraposición
de los estamentos elevados, y sus diversiones y bufonadas se a la piratería. España conocería el mundo de delincuencia más
estimaban tanto como las mercancías que con frecuencia traían típico, que crearía en cierta medida un Estado dentro del Estado
consigo; por todo ello se les perdonaban también sus pequeñas difícil de controlar. Los bandidos españoles no sólo recurrían a
trapacerías. Pero aunque los mendigos y vagabundos no repre­ toda clase de engaños y crímenes en beneficio propio, sino que
sentaban un peligro inmediato, el nuevo Estado trataba de some­ se servían también del asesinato, la rapiña, el robo y la venganza
terlos a sus normas. El temor de aquél se hallaba justificado, sin por encargo de extraños, principalmente de nobles. Todas las
embargo, en la medida en que las fronteras entre la pobreza y la tentativas del Estado por hacer al menos más seguros los caminos
vagancia y entre ésta y el bandidaje eran muy difusas, aunque reales resultaron vanas. Hasta qué punto la estructura social del
el problema tampoco se podía resolver cotí simples medidas de país estaba determinada por los grupos marginales nos lo revela
fuerza. Las bandas de ladrones más conocidas de esta época la gran importancia del papel representado por los bandidos en
tampoco se reclutaban únicamente entre los antiguos vagabundos la sublevación catalana de 1640. El bandido y el vagabundo eran
o los grupos marginados socialmente, para los que se habían figuras cotidianas de la España de inicios de la Edad Moderna,
cortado todas las posibles vías de regreso a su tierra. Un papel al igual que el hidalgo pobre o el grande acaudalado71. Igualmente
muy importante lo tuvieron los mercenarios sin trabajo, los cam­ extendido se hallaba también el bandidaje en la Italia meridional
pesinos rebeldes o desarraigados y los nobles arruinados, así como rural y en los Estados Pontificios; los abusos del fisco y las
también los judíos y los gitanos **. Las bandas de salteadores’ se grandes crisis de hambre abonaron el terreno al banditismo cre­
diferenciaban fuertemente entre sí por los motivos que les im­ ciente, respaldado en gran medida por el pueblo en la medida en
pulsaban a sus actos de violencia y por sus formas de compor­ que se oponía al dominio español. El bandidaje estuvo también
tamiento, ya se tratase de bandas organizadas, de tropas regulares en el sur de Italia a la vanguardia de las sublevaciones populares

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de Nápoles y Palermo, cobrando carácter político toda vez que
la nobleza rural se servía de él en su lucha contra el poder Aún más inseguro que los caminos de Europa era probable­
central. «La confluencia de malas cosechas y hambrunas con estas mente el mar, ya que con la expansión del comercio y de la
revueltas de la nobleza rural provocó la violenta irrupción del navegación ultramarina floreció también la piratería H, cuyos bene­
bandolerismo, que era al mismo tiempo una rebelión de la pobla­ ficios o perjuicios fueron muy elevados, dando lugar al ascenso
ción rural contra el capital y de las fuerzas indómitas del provin­ social de algunos hasta conseguir incluso títulos nobiliarios, pro­
cialismo contra las aspiraciones del poder central»H. Mientras vocando la quiebra de conocidas casas comerciales y dificultando
que en el norte de Europa se establecían los principios de una notablemente el comercio de ultramar de los grandes Estados
criminalidad organizada, que se enfrentaba por igual al pueblo europeos. Los piratas se reclutaban en grupos socialmente descla-
y a los príncipes, el bandidaje en el sur de Europa aparecía sados y, a diferencia del bandidaje, no era extraño que entre ellos
influenciado por otro con connotaciones sociales, de carácter re­ hubiera algunos representantes de la nobleza que esperaban hallar
belde y contrario a la autoridad. En Francia, la aparición de en el mar la suerte que no les había favorecido en su tierra, a
bandas, al igual que la vagancia, se halla estrechamente relacionada fin dé poder tal vez volver con ricos tesoros. Hubo en efecto no
con los abusos fiscales y el desamparo resultantes de las guerras pocos que, tras algunas correrías afortunadas, fueron recompen­
de religión; numerosas contiendas nobiliarias adquirieron rasgos sados por sus países de origen con títulos de nobleza o con
similares a las acciones de los salteadores. París se vería particu­ influyentes cargos públicos. La piratería surgida con la expansión
larmente amenazado en los años 1621-23. del comercio marítimo en Europa, tanto en el Mar del Norte y
En Europa oriental se dio una tradición muy peculiar de ban­ en el Báltico como en el Mediterráneo y en ultramar, fue seve­
didaje en el siglo xvi, ya que es prácticamente imposible deter­ ramente castigada.
minar los límites entre los campesinos revoltosos y los cosacos No obstante, se dieron también numerosos casos en los que
dedicados al pillaje que vivían de la rapiña y el comercio de la piratería se llegó a tolerar y fomentar conscientemente como
esclavos o luchaban como mercenarios al servicio del zar. La medio de combatir a los países enemigos. Así por ejemplo, en
implantación del sistema de dominio zarista, basado en la servi­ 1634, dos barcos del gobierno inglés obtuvieron el derecho «a
dumbre de los campesinos o la esclavización de los súbditos, hizo recorrer todos los mares y capturar todos los tesoros y artículos
aparecer grandes grupos de gentes errantes que deseaban vivir comerciales, mercancías u otros objetos que pudieran quitar a
libremente, teniendo que recurrir para ello al robo ”. En Alemania infieles o príncipes, potentados o Estados del otro lado del
no se formaron grandes bandas de ladrones, pero las quejas Ecuador que no están aliados ni mantienen amistad con nos­
sobre los bandidos y asesinos que recorrían el país aumentan otros» ". La tolerancia, sobre todo de los ingleses y holandeses,
considerablemente desde finales del siglo xvi. «Quiera Dios en­ con sus propios piratas era grande cuando se trataba de atacar
viarnos un Hércules alemán», escribía ya Hans Sachs a mediados barcos españoles o incluso de saquear las ciudades costeras de
de este siglo, «que limpie el país del robo, el asesinato y la América, o cuando, como Francis Drake en 1580, se llegaba de
vejación, pues ante los ladrones y los asesinos nadie está ya una vuelta al mundo con 60 000 libras71. Los corsarios y piratas
seguro» ". formaban un mundo propio, ya que habían quemado todas las
El apogeo del bandolerismo tuvo lugar durante la guerra de naves de regreso a la sociedad burguesa y vivían exclusivamente
los Treinta Años y en la época inmediatamente posterior a ésta. del robo y el saqueo, no perdonando ni a los barcos de guerra
Nunca anteriormente, afirma el príncipe elector de Brandemburgo ni a los mercantes, asesinando a toda su tripulación e incendiando
en 1615, había sido el número de criminales tan elevado «como pueblos y ciudades con tal de llevar a cabo sus propósitos, sin
ahora, en que andan en tropeles de hasta sesenta y se juntan en ninguna consideración. Disponían de una serie de puertos para
gran número», no habiendo cometido «nunca tantos desmanes y el contrabando y escondrijos, sobre todo en el Mediterráneo, que
desafueros» como «en el tiempo presente». «Amenazan a la hacían difícil su persecución. En general solían operar en grupos
gente cuanto les place, fuerzan con violencia puertas y casas, pequeños, aun cuando también existieran flotas piratas como la
llevándose frecuentemente consigo lo que no quiere ser llevado, de Peter Eston, de 25 barcos.
atacan a los viandantes por la calle, robándoles e incluso dándoles La piratería se dio en todas las costas y todos los europeos
muerte, y causan también en las ciudades gran número de des­ tomaron parte en ella: los corsarios ingleses eran una amenaza
órdenes, muertes y asesinatos» ”. tanto en el Mediterráneo como en el Caribe; los otomanos
actuaban igualmente en el Mediterráneo, avanzando hasta Ingla-
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térra y la India, en detrimento principalmente del dominio español gran medida los actos de violencia y los castigos infligidos por
y también del veneciano en este mar; así, en 1607 los ingleses ellos. La violencia imperaba en la vida cotidiana: el pueblo se
se apoderaron de un golpe de bienes destinados a Veneda por valía de ella para reafirmar sus derechos, las autoridades la
valor de 400 000 coronas. El campo de acción más amplio y al combatían a fuego y espada para imponer su dominio.
mismo tiempo más productivo para los piratas era tal vez el El estudio de la criminalidad de inicios de la Edad Moderna se
Caribe. Los corsarios ingleses, franceses y holandeses asediaban enfrenta con tres grandes problemas “ . Teniendo en cuenta que
a las flotas españolas cargadas de plata y cada nuevo ataque era la violencia era una de las formas más habituales de dirimir los
celebrado en sus países respectivos como un éxito nacional contra conflictos, los límites entre las incursiones y la guerra son tan
España. Inglaterra, que los protegía más que ningún otro país, difíciles de trazar como entre la protesta campesina y el saqueo,
se llegaría a acarrear el odio de España y Venecia, según pone las hostilidades entre los nobles y la alta traición o el asesinato.
de manifiesto el testimonio del enviado veneciano en 1603: «Cuán Los criterios para penalizar sólo se formarían en esta sociedad
justo es el odio que todos los pueblos sienten contra los ingleses, dentro del contexto del desarrollo de la organización jurídica del
pues éstos atemorizan al mundo entero y, sin embargo, no hacen Estado, en el que se enfrentaban las más diversas concepciones
nada por remediar este mal, sino que se vanaglorian de que el de justicia. Lo que el Estado declaraba como crimen no solía
nombre inglés sea temido precisamente por este motivo. La reina coincidir con el Derecho tácito del pueblo, pues muchos delitos
dispone tan sólo de quince o dieciséis barcos. Sus ingresos no le perseguidos y penados por el Estado eran encubiertos, tolerados,
permiten mantener una flota mayor; por ello, el prestigio y la o incluso aprobados por el pueblo. Por una parte fueron pena­
fuerza de la nación se deben a un gran número de pequeños lizadas por vez primera actividades sociales y formas de auto­
corsarios de cuyos beneficios participan los políticos sin arriesgar defensa que hasta ese momento no habían sido consideradas
ni un solo penique en el equipamiento de sus barcos, renunciando delictivas; por otra parte, los grupos al margen de la sociedad
únicamente a una parte del botín, determinada por juristas que recibían un tratamiento jurídico distinto al de las clases diri­
los mismos políticos han nombrado. A tal punto ha llegado este gentes: si un señor mataba a su siervo podía ser absuelto por
infeliz reino que de las alturas de una religión sublime se ha el tribunal, y eso cuando, en el mejor de los casos, se le sometía
precipitado en el abismo de la incredulidad» a juicio, en tanto que se ejecutaba frecuentemente a vagabundos,
judíos o gitanos en base a una simple sospecha. Por otro lado,
tampoco era posible perseguir todos los actos delictivos, pues el
Criminalidad: actos delictivos y penas aparato jurídico aún no estaba lo suficientemente desarrollado;
ahora bien, cuando alguien era descubierto, se le solía castigar
En 1654 fue ejecutado en Breslau el autor de múltiples asesinatos: con dureza y crueldad, y en no pocas ocasiones infringiendo las
«El lunes 23 de enero se ha dado muerte en Breslau a un normas jurídicas oficiales, como advertencia e intimidación al
horrible e impío asesino, un tirador, esbirro y verdugo llamado pueblo y como muestra del poder de los gobernantes. La rela­
Heinrich Thein, de la manera que sigue a continuación, por ción existente entre delitos y penas no se correspondía en modo
haberse reconocido en su prendimiento autor de 251 espantosos alguno con nuestra concepción actual “ . Es difícil establecer una
asesinatos, sin contar los soldados que ha matado y no ha seña­ jerarquía de lo delictivo, ya que variaba según las costumbres
lado ni declarado. Primeramente se le han descoyuntado todos y las regiones, dependiendo también de la situación o la posición
los miembros de manos y pies, luego se le ha desgarrado en social del criminal. La nueva moral de la Reforma y del primer
cuatro puntos con tenazas candentes en pecho y brazos, después Estado moderno no humanizaron en absoluto la vida jurídica me­
de esto ha sido arrastrado ante el tribunal sobre una piel de dieval, sino que, por el contrario, favorecieron la aplicación arbi­
buey, a continuación se le ha impuesto sobre una palestra el traria de severos castigos — a pesar de las tentativas de imponer
suplicio de la rueda y despedazado en cuatro partes, clavando normas unitarias y de poner un riguroso límite a los actos de
las cuatro partes más tarde en los caminos reales. Este malhechor violencia— , creando además nuevas tipificaciones mediante la
ha sido tan paciente que no ha gritado, ni ha hecho ni manifes­ penalización de los usos tradicionales y de las acciones políticas; y
tado nada que fuera inconveniente» “. No hay duda de que éste fue en tanto que el Estado declaraba delictivas todas las formas de
un caso muy especial, pero tales crímenes y castigos estaban muy comportamiento que iban en contra de sus normas, convirtiendo
extendidos en los siglos xvi y xvn. Las guerras fomentaron en en delito todo aquello que las contraviniese, las Iglesias sancio-

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naban a su vez el nuevo sistema dando a los delitos el rango de lenda para resolver los lances de honor, aun cuando en época
pecados cuyo castigo había de servir también para restablecer el posterior hubiera de practicarse sólo en secreto.
orden divino. El crimen y el homicidio estaban pues, en suma, a la orden del
A lo largo de los siglos xvi y xv n se oyen quejas de las auto­ día y espantaban relativamente poco a las personas; con igual
ridades y de las Iglesias acerca del aumento de la criminalidad. crueldad se perseguía a los asesinos, si bien ya en el siglo xvi
Pese a todas las medidas adoptadas «aumentan más y más los ase­ surgieron dudas acerca de la eficacia de esta lucha. «Lo más grave
sinatos y muertes, los adulterios, incestos, desacatos insolentes, es que, a pesar de que la justicia persigue duramente los robos y
concusiones y violaciones de gentes pobres por parte de la des­ asesinatos, de manera que a diario se puede ver cómo se ahorca,
vergonzada nobleza y otras gentes sin vergüenza, tanto en el cam­ se descuartiza, se enrueda y se tortura, sólo se oye hablar de robo,
po como en las ciudades, sin que se tome en serio la persecución asesinato y homicidio, de modo que se podría decir que esta for­
de actos flagrantes ni tampoco el castigo, sino antes bien ayudando ma de justicia no sirve en Francia a sus verdaderos fines: dar
a los criminales a escapar o haciendo la vista gorda» “ . Los deli­ ejemplo a los demás mediante el castigo de uno.» “
tos más frecuentes eran el hurto y el robo con intimidación, prac­ Más habituales que los delitos graves eran el fraude, la estafa,
ticados no sólo por bandas organizadas y piratas, sino también la fullería y la falsificación de documentos o moneda. A conse­
por muchos pobres que tenían que salir adelante por medio de cuencia sobre todo del paso progresivo del trueque al pago en
pequeños robos. El hurto comprendía los más diversos delitos, dinero en el medio rural y del creciente aumento de las cargas,
entre ellos el robo de ganado y el delito forestal, y era siempre aumentó también el fraude y el engaño. Las tentativas de los te­
severamente castigado, en los casos más graves incluso con la rritorios de prohibir toda clase de comercio fuera de los merca­
muerte. En este sentido, no hay que olvidar que en numerosas dos con licencia para ello, favorecer la política de precios de los
capas de la población no existía aún una noción clara de la pro­ gremios, regular las prácticas de compra y venta y someterlas a
piedad, que ahora se les tendría que enseñar por medio de duras normas estipuladas por escrito, así como fijar los precios de los
sanciones. Con la consolidación del primer Estado moderno se alimentos y los artículos artesanales, sujetándolos a un control
afianzó el ordenamiento sobre la propiedad y se desarrollaron oficial, no estaban sólo al servicio de los intereses mercantiles,
unas ideas acerca de ella opuestas a la concepción cooperativista sino también del deseo de eliminar todo tipo de abusos y enga­
de la Edad Media. El segundo lugar en la escala de delitos lo ños, a fin de proteger los intereses tanto del país como de la po­
ocupaban los actos violentos como el asesinato, el homicidio, el blación. Las numerosas disposiciones policiales de inicios de la
Edad Moderna son testimonio de un primer intento de crear un
crimen con incendio y la revuelta, penados con la ejecución con
orden que se ajustara a la nueva situación. Los decretos denun­
independencia de los móviles. El asesinato siempre había estado
ciados como lesivos para los intereses privados eran efectivamente
perseguido; la novedad consistía en el hecho de que se equipa­
la expresión de un afán de resolver los problemas cotidianos de
rase con éste la revuelta popular o de la nobleza. Se mataba no usura y fraude ".
sólo para robar, sino también como venganza por ofensas del Igualmente se consideraba como una intromisión en los asuntos
honor, oculta y públicamente. La venganza de sangré no se daría privados o familiares la sanción de delitos que no ocasionaban
en los inicios de la Edad Moderna únicamente en los Balcanes y daños inmediatos a terceros, pero que suponían la contravención
en el sur de Italia. del orden moral y de las costumbres, como la brujería, la here­
Una forma especial de homicidio, muy difundida a comienzos jía, el ateísmo y la blasfemia, así como el adulterio, la bigamia,
del siglo x v i i , principalmente en Francia e Inglaterra, era el due­ las relaciones extramatrimoniales y la sodomía, no haciéndose dis­
lo M. En el año 1607 parece que murieron así en Francia 4 000 tinción alguna entre lo privado y lo público o entre pensamiento
nobles. El duelo entre la nobleza se consideraba como una resti­ y obra. De acuerdo con la concepción del príncipe como padre
tución del honor ofendido, aunque durante el siglo xv n degene­ de familia y con la subordinación de los hábitos e ideas a las
raría en «una especie de ansia homicida motivada por convenien­ normas cristianas, las convicciones discrepantes dentro del ámbito
cias sociales* de la nobleza que veía peligrar su función dentro de la religión o de las costumbres se castigaban en la misma me­
de la s o c i e d a d L a s duras sanciones del gobierno limitaron sin dida que el robo y el asesinato, y así el adulterio y la inmora­
duda alguna los efectos autodestructores del duelo, que sin em­ lidad no eran únicamente una ofensa a la moral cristiana tradi­
bargo seguiría siendo durante largo tiempo el medio por exce- cional, sino también al derecho de propiedad del dueño de la

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casa y una perturbación del orden público. Con el movimiento frente a los súbditos; la rigurosa práctica penal contenía un avi­
reformador se inició una severa aunque poco efectiva persecución so demostrativo para cualquier desafío a la autoridad política y
del adulterio y la inmoralidad. Desde mediados del siglo xvi, divina. Las prácticas penales no han de ser pues consideradas
sobrepasando los criterios morales, se castigó también la inmorali­ tanto una consecuencia de las teorías jurídicas cuanto un capítulo
dad en regiones no calvinistas. No obstante, el pueblo se opuso de la «anatomía política»". La nueva competencia penal del
durante largo tiempo a la penalización de la sexualidad prematri­ Estado podía afectar parcialmente a todos los estamentos, pero
monial y extramatrimonial, así como de la prostitución, toda vez era ante todo un medio de corrección de las clases bajas.
que en aquel tiempo la posibilidad de contraer matrimonio se ha­
llaba condicionada en gran medida por la situación patrimonial". A todo delito le correspondía una pena determinada cuya aplica­
Delitos graves, equiparables al asesinato y el robo, eran la ma­ ción, en efecto, había dejado de depender del arbitrio de los jue­
gia, la brujería, la blasfemia, la herejía y el ateísmo, siendo com­ ces, al haber sido fijada generalmente por escrito, pero su fun-
batidos aún más duramente que los delitos mundanos. Estos deli­ damentadón se seguía extrayendo de un contexto de normas sim-
tos espirituales habían sido ya severamente condenados por la Re­ bólico-religioso al que todavía se hallaban vinculados numerosos
forma, pero en nada puso mayor empeño el espíritu reformador conceptos mágicos. El objetivo de los castigos, que eran con fre-
eclesiástico que en combatir la incredulidad, la herejía y la magia. cuenda corporales, no era la mejora del delincuente, sino el resta­
En el caso de la brujería, no se trató solamente de la persecución blecimiento del orden (prisión-correccional) y la intimidación del
de las prácticas supersticiosas y del conjuro de maleficios, sino pueblo. La pena de redusión era desconocida, y, aunque existían
de una lucha contra la conducta anticristiana, contra una conspi­ prisiones, éstas no tenían un carácter de institución permanente,
ración anticristiana por la cual no sólo se sentía amenazada la sino que servían sólo para la custodia temporal o para la aplica­
Iglesia, sino también el primer Estado moderno, para el que cual­ ción de la tortura. Los delitos menores, como la ofensa del honor
quier forma de disidencia representaba un peligro. de los condudadanos, los pequeños engaños, la conducta desho­
El gran número de delitos tipificados en los inicios de la Edad nesta o la infracdón de las disposiciones de una aldea o ciudad,
Moderna responde a una praxis penal de gran crueldad, no exis­ se castigaban con multas en metálico, impuestas a un número
tiendo en este sentido grandes diferencias entre los países católicos considerable de delitos, no en último término por los cuantiosos
y las protestantes. En muchas ocasiones, la dureza de los jueces ingresos que reportaban al fisco; en esta etapa inicial de la admi-
calvinistas fue mayor que, por ejemplo, la de los ortodoxos en nistradón de justida, los jueces y alguaciles vivían en gran medida
Rusia, aunque por otro lado la humanización de los castigos se de estas multas, las cuales además de permitir la permanencia
produciría antes en los países reformados que en los católicos. del control en el país, eran un medio para recompensar a los
El sistema judicial, por otra parte, no se había desarrollado tanto numerosos denundantes. Mayor gravedad para la conciencia pú­
como para que le fuera posible apresar a todos los criminales y blica revestían los castigos infamantes, como la picota, el apalea­
estafadores, o a todos los herejes y blasfemos, ni vigilar a todos miento público o el corte del cabello, que se imponían en casos
los habitantes de una ciudad o una aldea. La heterogeneidad de de inmoralidad, adulterio, engaño y delitos infamantes y ofen­
los intereses estamentales impidió también una actuación eficaz dían el honor de los delincuentes, aunque no los deshonraban to­
y uniforme por parte del poder policial. El sistema penal, muy talmente, ya que seguían siendo miembros de la comunidad. Las
diferenciado, servía a varios objetivos **. De acuerdo con el nuevo penas contra el honor implicaban también a menudo multas en
orden estatal, se debía perseguir a todos los delincuentes y se metálico. Más decisivo y funesto para el honor del criminal era
creía que sólo con duros castigos se podía restaurar la tranquilidad su expulsión de la aldea, dudad o país; este castigo, aplicado fre­
y el orden. Ningún país renunciaría a la ejecución pública de pe­ cuentemente, suponía el descenso en la escala sodal, e incluso la
nas draconianas que sirvieran de ejemplo, si bien ya en el siglo xvi caída, y afectaba sobre todo a ladrones, blasfemos, mendigos y
se alzaron voces críticas que testimonian hasta qué punto era vagabundos indultados. Igualmente deshonrosa era la estigmatiza-
problemática esta práctica ". El severo proceder del Estado provo­ ción de ladrones y mendigos, que significaba la exdusión de la
caría, en no pocas ocasiones, las correspondientes reacciones. Los sociedad, al igual que los castigos físicos propiamente dichos y
bandidos, por ejemplo, no daban a sus víctimas un trato muy dife­ las mutiladones sufridas a menudo en relación con otras penas;
rente al de los jueces estatales. Otro objetivo fundamental, ade­ cortar la mano o los dedos que se alzan para prestar juramento
más de la intimidación, era la representación del poder estatal en el caso de infracdón del orden de la comunidad, cortar la

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cado al Estado o la autoridad, que en adelante ya no tendría
lengua o las orejas o sacar los ojos, castigo por delitos llevados la función de árbitro, sino la de soberano de lo penal. La aplica­
a cabo con alguna de estas partes del cuerpo. La pena de muerte ción más rigurosa de la tortura se dio en el siglo xvx Los tri­
solía conmutarse por trabajos forzados con hierros y cadenas en bunales solamente podían condenar a un sospechoso si su delito
la construcción de fortificaciones o en canteras, así como por la era probado por dos testigos oculares o él mismo se declaraba
condena a servir en el ejército, siendo numerosos los criminales culpable, para lo que en caso necesario se recurría al tormento, la
que se emplearon en la guerra contra los turcos. Finalmente esta­ tortura o el suplicio, es decir a la cuestión de tormento, toda vez
ba también la pena de galeras, análoga a una ejecución, ya que que la confesión de culpabilidad se consideraba más digna de
apenas existían posibilidades de conseguir la liberación. crédito que la declaración de los testigos. Junto con la presenta­
Entre las penas más severas, la ejecución era la que con más ción de pruebas, el tormento servía además para obtener los nom­
frecuencia se aplicaba: entre 1573 y 1607, de 706 personas entre­ bres de otros cómplices, según lo ponen de manifiesto numerosos
gadas al verdugo en Nuremberg, 345 recibieron castigos corpora­ procesos contra rebeldes, asesinos y brujas. «El tormento... no es
les y 361 fueron ejecutadas ”. A muerte se condenaba, por una la tortura desencadenada de los interrogatorios modernos; es cruel
parte, a herejes y brujas, adúlteros e infanticidas y, por otra, a ciertamente, pero no salvaje. Se trata de una práctica reglamen­
bandidos y asesinos, así como a traidores y enemigos políticos tada, que obedece a un procedimiento bien definido: momentos,
(rebeldes). En cuanto al tipo de ejecución, esta época, siguiendo duración, instrumentos utilizados, longitud de las cuerdas, peso
la tradición medieval, había desarrollado una gran iitiaginación, de cada pesa, número de cuñas, intervenciones del magistrado que
combinándola generalmente con torturas y mutilaciones físicas, interroga, todo esto se halla, de acuerdo con las diferentes costum­
que, si se practicaban después de la muerte, se consideraban como bres, puntualmente codificado. La tortura es un juego judicial
una atenuación. Las penas eran también diferentes según se tra­ estricto. Y a causa de ello, por encima de las técnicas de la In­
tase de hombres o mujeres: los primeros solían ser decapitados, quisición, enlaza con las viejas pruebas que tenían curso en los
ahorcados o enrodados, lo cual se tenía por especialmente doloroso procedimientos acusatorios: ordalías, duelos judiciales, juicios de
y equiparable al descuartizamiento; las mujeres eran quemadas Dios. Entre el juez que ordena el tormento y el sospechoso a
o ahogadas. Sólo en raras ocasiones se seguía enterrando en vivo quien se tortura existe también como una especie de justa.»”
o empalando. El papel mágico del castigo pasó a tener un carác­ Para lograr la confesión bastaba generalmente mostrar los instru­
ter secundario a su función disuasoria. mentos de tormento, las empulgueras y los tomillos de piernas,
La relación existente entre la ejecución y el azotamiento nos lo la escala de tormento, el potro español y la estufa. El tipo de tor­
muestra el ejemplo de Breslau, en donde, entre 1609 y 1740, 338 mento, cuando el delincuente aún no había confesado, estaba exac­
personas, 313 de las cuales eran hombres, fueron azotadas públi­ tamente prescrito, habiendo en general tres grados, el tercero de
camente, en tanto que se ejecutaron 304 penas capitales, 63 de los cuales era el más atroz y al que casi nadie sobrevivía; ahora
cuyos reos eran mujeres, de las cuales 30 infanticidas. 30 delin­ bien, la aplicación concreta del tormento, «frecuente o escaso,
cuentes fueron ahorcados, 162 decapitados, 23 enrodados, 2 des­ duro o atenuado», dependía en gran medida del «criterio de un
cuartizados y los restantes ahogados o quemados en la hoguera, juez bueno y razonable» El ritual del tormento era inhumano y
si bien la mayoría de las veces después de haber sido decapita­ la mayoría de los acusados se declaraban culpables o bien no lo
dos La ejecución debía ser pública; las penas variaban general­ soportaban, aun cuando se procurase evitar que el delincuente
mente según el delito, la posición social y la tradición jurídica muriera, enloqueciera o se suicidara, ya que entonces no era posi­
regional, pero todas ellas eran elementos de una dramaturgia del ble la ejecución pública. Cierto es que se oyeron voces aconse­
poder político, cuyo fin era escenificar la represalia por las in­ jando precaución en el tormento, pero éste en sí no fue rechazado
fracciones para escarmiento del pueblo. apenas por nadie, ya que, por otra parte, muy pocos conocían lo
Aún más inhumano que los castigos penales era el tormento, que sucedía en la oscuridad de las cámaras de tormento, sin tes­
compendio hoy en día de la práctica penal feudal-absolutista, tigos y sin asistencia judicial, en nombre del esclarecimiento de la
cuyo objetivo primario no era servir de castigo, sino probar la verdad. Al igual que las penas infamantes, los castigos corporales
culpabilidad de un sospechoso, es decir el esclarecimiento de la y la ejecución, el tormento era uno de los elementos del ritual de
verdad. El tormento era una antigua institución, difundida en la la práctica penal oficial, que constituía una amenaza o intimida­
Baja Edad Media con la implantación del procedimiento inquisi­ ción, política o social, para todo aquel que se opusiera al poder
torial cuando la persecución del delito pasó del acusador perjudi­
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y a su orden. Su éxito inmediato como medio generalizado de como tales a la violenda y a la proscripdón. Ambos aspectos de
combatir la criminalidad fue probablemente tan escaso como el la marginadón sodal, la depauperadón y la falta de honor, se
del castigo penal, pero servía para inculcar la omnipresenda del condicionan mutuamente.
Estado, lo cual era espedalmente importante, ya que el aparato El grado de segregadón sodocultural variaba de acuerdo con
estatal no bastaba de hecho para llevar a cabo un control com­ d prestigio y d patrimonio, ya que d mundo de los grupos mar­
pleto. ginales estaba tan jerarquizado como d mundo estamental; lo in­
El momento culminante del ritual penal del Estado era la eje- tegraban prinripalmente los pobres, los enfermos y en parte tam­
cudón pública, que variaba mucho en el aspecto formal. Con fre- bién las mujeres. A menudo bastaba d menor inddente, o una
cuencia iba precedida de otras penas, sujetas también a un es­ crisis sodd, para la completa segregadón de grupos enteros. Las
tricto ritual, si bien el sufrimiento del condenado no era tan mujeres solas, cada vez más numerosas desde finales dd siglo xvi,
dedsivo como su evidenda para los espectadores. Como escenifi- y en su mayor parte mendigas, comadronas y prostitutas, tenían
cadón pública del poder estatal, el delito debía ser vengado cruel­ grandes dificultades para resistir al patriarcalismo estamental y a
mente: induso en casos de atenuadón se habían de practicar los su radonalidad, td como se manifestó en d Estado de inidos de
tormentos previstos al menos sobre d cadáver. Había que «hacer la Edad Moderna, toda vez que la irradonalidad, la histeria, la
sensible a todos, sobre el cuerpo d d malhechor, la presenda des­ melancolía y las fuerzas ocultas y mágicas que se les atribuían
enfrenada d d soberano. El suplido no restablecía la justida; reac­ eran consideradas una amenaza en tanto que no estaban contro­
tivaba d poder» ”. El martirio d d cuerpo del condenado hasta ladas por d poder de la ratio masculina. La caza de brujas, una
provocar su muerte era uno de los aspectos d d ritual de la eje- de las formas de estigmatización más severas, afectó sobre todo
cudón; d otro aspecto era su carácter público, la partidpadón a estas mujeres ". También los enfermos corrían potencialmente d
popular en esta muerte, deseada igualmente por d pueblo y por peligro de la exclusión sodal; su cuidado estaba encomendado,
la autoridad, pues en tanto que los gobernantes se valían de este conforme a la tradidón, a la familia, la comunidad o los hospita­
espectáculo para demostrar su poder, d pueblo asistía estricta­ les eclesiásticos. Por otra parte, la enfermedad, la invalidez o la
mente como testigo al cumplimiento d d ritual, pudiendo darse locura no se habrían de considerar durante largo tiempo como
d caso de que, si por algún inddente era infringido, interviniese una perturbación de la vida pública, pero tras la supresión de
y se amotinara en favor d d delincuente. Así pues, d efecto pú­ monasterios y hospitales, muchos enfermos, impedidos y enfermos
blico de la ejecudón podía también discurrir por derroteros total­ mentales se vieron en la calle, d no poder sufragar la economía
mente imprevistos. familiar estas cargas adidonales. También corrían d peligro de la
segregadón sodal, que no desaparecería sino con la aparidón de
los primeros hospitales propiamente dichos — como la Charité de
Segregación social: marginación y falta de honor París, en 1635— a comienzos d d siglo xvil, momento en que se
inidaría d verdadero tratamiento médico de las enfermedades.
La segregadón sodocultural era un signo del orden estamental en En todo caso, la distindón entre enfermos y sanos sería más acen­
vías de consolidarse y, en derto modo, d reverso del «acortesa- tuada que en tiempos anteriores
namiento» de la sodedad, que sólo dispensaba d honor, es dedr El pobre era, en prindpio, un demento constitutivo de toda
únicamente aceptaba como miembros de pleno derecho de la so­ comunidad de inicios de la Edad Moderna y necesario simple­
dedad, a las personas que disponían de patrimonio, poseían un mente por su condidón de receptor de limosnas, una virtud esen-
hogar o se hallaban bajo la protecdón de un señor. En la Edad dal de los estamentos. Sin embargo, con d fuerte crecimiento
Media habían tenido ya lugar procesos de segregación, pero la del número de pobres a finales d d siglo xvi se produjo una se­
estigmatización de los grupos marginales que ya no podían volver gregadón sodal en la medida en que difícilmente se podía trazar
a integrarse estamentalmente no alcanzó su apogeo sino después una línea divisoria entre los vagabundos y los grupos criminales.
de la Reforma. La suerte que corrían los afectados no era sola­ Oficialmente, la pobreza no era motivo de discriminadón, pero
mente verse exduidos d d progresivo bienestar de los estamentos en la práctica significaba una reducdón de estatus y la exdusión
y, en la mayoría de los casos, no tener siquiera una casa, lo que de la vida política, ya que los pobres caredan precisamente de
constantemente ponía en peligro su existenda, sino además ser aquello que era consustandal a los grupos estamentales: la capa-
considerados personas sin honor ni derechos, expuestas por tanto adad de representadón.

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Los pobres, los enfermos y las mujeres que vivían solas estaban Moderna. Con la excepdón de Holanda, en donde los judíos goza­
amenazados, pero aún pertenecían a la sociedad estamental. Quie­ ron de una relativa libertad, éstos vivían en general en guetos,
nes sufrían realmente el rechazo eran las minorías étnico-religiosas, apartados de la comunidad rural o urbana y protegidos solamente
como los judíos, los gitanos y los musulmanes, y, más tarde, los de forma limitada por las autoridades. Su extraña religión y su
grupos disidentes religioso-políticos, como los baptistas y antitri­ lengua y su infamante actividad mercantil en el medio rural les
nitarios, así como las minorías protestantes de los países católicos convertían en prototipo de la marginación.. Incluso las familias
o los grupos católicos minoritarios en los Estados evangélicos, y, que residían desde generaciones atrás en el mismo lugar, pagando
principalmente, los grandes grupos de vagabundos y mendigos, puntualmente sus impuestos y no haciendo nada reprobable, per­
los estigmatizados y las víctimas de la justicia, las «gentes sin ho­ manecían aisladas y sin protección jurídica, limitadas al ejercicio
nor» y, finalmente, los miembros de profesiones deshonrosas. To­ de determinadas profesiones y sin contactos de vecindad o amis­
dos ellos no sólo corrían el peligro de ser excluidos social y cul­ tad. Las ordenanzas rurales ponen de manifiesto la persistencia
turalmente, sino que, por otra parte, su parcial criminalización en el pueblo y en las autoridades de la imagen del astuto judío,
los marcaba como marginados perseguidos por la sociedad. Los del «corrosivo y dañino gusano que perturba el bien común y
motivos que daban lugar a la exclusión eran sumamente comple­ empuja a la perdición y a la muerte a los pobres con su vergon­
jos y su importancia dependía de la región y la situación social; zosa codicia y usura contraria al mandato y al orden divinos» "°.
así, los países católicos toleraban a los vagabundos en mayor grado Pero en tanto que los judíos gozaban de una cierta protección por
que los evangélicos, en tanto que, en relación con la marginación parte de la autoridad a causa de su poder económico y de su cul­
religiosa, el fenómeno era inverso. La sociedad estamental esta­ tura, los gitanos aparecidos en Europa durante los siglos xv y xvi
blecida se veía amenazada política y socialmente por el incremento fueron considerados desde un principio fuera de la ley 101. «Los
de los grupos extraestamentales por cuanto temía que éstos pro­ paganos o gitanos no deben ser sufridos, soportados ni consenti­
vocasen desórdenes, crímenes y revueltas: todo el que no estaba dos, sino que, donde quiera que se presenten, si alguien actúa
integrado era considerado enemigo de la sociedad, rebelde poten­ contra ellos de obra, no ha de ser tenido por culpable de desafue­
cial. Por otra parte, su ocupación deshonrosa hacía aparecer como ro o injusticia», reza el texto de las ordenanzas policiales de Jü-
peligrosos a los grupos segregados por creerlos vinculados a cier­ lich-Berg de 1558 Durante el período comprendido entre los
tas prácticas mágicas mediante las cuales se podían vengar en las siglos xvi y xviii, los gitanos fueron considerados paganos, si bien
«gentes honradas» de su exclusión. La visión del mundo de estos no era ésta la única razón del recelo que provocaban en la Europa
segregados difería esencialmente de la religión oficial y la ratio occidental, sino también su vida nómada y primitiva y sus ideas
de los estamentos a consecuencia de su marginación. El movi­ supersticiosas y mágicas. Sebastian Münster escribe: «Es un he­
miento reformador y la Contrarreforma católica determinaron con­ cho bien probado que este mísero pueblo no ha nacido sino para
siderablemente, con su división entre lo honroso y lo deshonroso, andar errante y sin patria, vagando ociosamente por los campos,
lo normal y lo anormal, lo ordenado y lo desordenado, lo pru­ sustentándose de lo que roban y viviendo como perros, pues no
dente y lo absurdo, lo limpio y lo sudo y, sobre todo, entre lo tienen religión, por más que hagan bautizar a sus hijos entre los
cristiano y lo supersticioso, la separadón entre los estamentos ho­ cristianos. Viven sin cuidados, yendo de un país a otro... Son
norables y los grupos de bajo estamento y extraestamentales. gentes extrañas y agrestes, que conocen muchas lenguas y ocasio­
Las minorías étnicas, con excepdón de los judíos, no habían nan gran incomodidad a los campesinos.» 105 Los gitanos, al igual
estado tan amenazadas durante la Edad Media. Induso habían pa­ que los judíos, estaban al margen de la sociedad estamental y no
sado ya los tiempos de los grandes pogromos judíos cuando el era raro que conviviesen con otros vagabundos; concurrían a
primer Estado moderno comenzó a propagar su orden social y su todas las ferias europeas, y en no pocas ocasiones se unían a las
homogeneidad confesional. Las últimas grandes persecudones ha­ bandas de salteadores y a otros malhechores. Su cultura era para
bían tenido lugar en España, en donde, con posterioridad a 1492, los europeos todavía más extraña que la de los judíos.
más de 150 000 judíos se negaron a recibir el bautismo y emi­ Muy distinta era, sin embargo, la situación de la población
graron hada el centro y el este de Europa. Pero el fin de los morisca en España, pues en este país habían creado una cultura
pogromos no supuso en modo alguno la integradón de los ju­ propia e intensa y, aun después de la conquista de Granada en
díos; al contrario, su difamación y penalización fue y seguiría 1492, seguían constituyendo una minoría en Andalucía l0*. Al igual
siendo uno de los rasgos de la sociedad de inidos de la Edad que los judíos, se hallaban también excluidos de la vida social

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y, aunque la mayoría de ellos se habían sometido al cristianismo Entre los innumerables grupos disidentes que aparecieron con
(al menos en apariencia), no por ello había cesado la discrimina­ la Reforma, desarrobaron una ampha cultura rebgiosa y fueron
ción; al contrario, la Inquisición desató tal odio entre cristianos rápidamente reprimidos y por último prácticamente aniquilados
y moriscos que estos musulmanes subrepticios se sublevarían fi­ durante el siglo xvn, hay que citar ante todo a los baptistas y
nalmente contra el gobierno español. La rebebón fue duramente a los socinianos, por cuanto ambos representan las dos vías más
sofocada, pero el traslado y la repartición de los moriscos por típicas de rechazo en este siglo, siendo duramente perseguidos.
toda Castilla provocó tales conflictos raciales y sociales que el Los baptistas, comunidades rebgiosas formadas por gentes humil­
gobierno tuvo que decidir su expulsión inmediata, sahendo del des del medio rural y urbano, fueron condenados como secta
país en número de 150 000. Los temores políticos ante una posi­ rebelde sobre todo tras la aparición del milenio de Münster; todos
ble amenaza por parte del Imperio otomano sólo sirvieron para los anabaptistas «que, por este error y sectarismo arrogante, per­
radicalizar la lucha de la Contrarreforma en España contra todos nicioso y levantisco, no acatan ni prestan juramento a la autori­
los grupos no catóbcos 1M. dad, o no quieren reconocer autoridad alguna» han de ser con­
denados según el decreto imperial de Augsburgo, de 1551, «a la
Aún más problemática sería la vida de las personas y grupos que muerte con fuego, espada u otro instrumento semejante, confor­
no se doblegaron en sus creencias rebgiosas ante la presión con­ me a la circunstancia de la persona, sin previa inquisición de los
fesional de los países. Estos disidentes rebgiosos no se segregaban, jueces rebgiosos»10*. Aunque los baptistas sólo deseaban vivir
sin embargo, sólo por su rechazo al nuevo confesionahsmo, con estrictamente su fe, en todas partes fueron perseguidos, pudien-
su ortodoxia y su vinculación al Estado, sino también por su con­ do únicamente salvarse unos pocos en las comunidades de los
ciencia misionera, su moraHsmo y su alternativa de vida, esen­ hutteritas y los mennonitas mediante su completo retirom. La
cialmente diferente a la de la sociedad e s t a m e n t a l E l separa­ misma suerte corrieron los socinianos, movimiento puramente
tista rehgioso, que únicamente seguía el dictado de su fe, se con­ intelectual de los teólogos antitrinitarios que, habiendo sido ex­
virtió en la época de la Contrarreforma en el marginado típico de pulsados de Itaba, habaron una ampba e inmediata difusión en
la sociedad de inicios de la Edad Moderna, pues la razón de su Polonia. Los socinianos negaban la naturaleza divina de Cristo y,
desclasamiento no se basaba en sus rasgos externos, su origen al igual que los baptistas, eran también pacifistas, defendían la
social o su actividad, sino en su «arrogante» rechazo de las formas igualdad de todos los seres humanos y rechazaban la concepción
de vida admitidas por el Estado. El hecho de que las autoridades feudal de la sociedad, no formando sin embargo una organización
viesen en tan radical separación la «descomposición y el hundi­ comunitaria propia. En tanto que los baptistas fueron perseguidos
miento del bien común del Estado, de los derechos naturales y como agitadores, numerosos antitrinitarios sufrieron el martirio
jurídicos, y también de todo tip o' de honorabihdad» m responde por ateos, siendo el mejor ejemplo Servet, cuya ejecución fue pro­
a que toda pohtización de los mensajes rebgiosos era considerada movida por Calvino. Los baptistas y los socinianos fueron perse­
como agitación. Durante la Reforma, en todos los países de Euro­ guidos, tanto por los catóbcos como por los protestantes. El cen­
pa se formaron grupos disidentes, si bien sólo en los nórdicos tro cultural y religioso de los socinianos fue Rakov, en Polonia,
tuvieron posibibdades de supervivencia, ya que la Reforma había pero la Contrarreforma pronto aniquiló el movimiento (1638)
luchado en éstos por conseguir un primer ámbito de bbertad para en 1622 también los hutteritas baptistas se vieron ya obbgados a
las decisiones personales, por lo que en Inglaterra y Holanda algu­ abandonar Moravia. Todo el que en los siglos xvi y xvn osaba
nos grupos separatistas pudieron reafirmarse e incluso participar criticar la situación religiosa o se negaba a someterse a la nueva
notablemente en la vida intelectual de estos países. En Europa Iglesia estatal corría el riesgo de convertirse en sospechoso de
meridional, por el contrario, todos los grupos reformadores fue­ baptismo o socinianismo y ser condenado a muerte. Ningún otro
ron aniquilados por la Inquisición, siendo más fácil la superviven­ grupo social hubo de padecer de una forma tan general el peso
cia en España e Itaba para los judíos que para los protestantes. de la justicia del Estado como los disidentes e inconformistas
Estos, cuando no eran perseguidos y destruidos, se veían obbgados religiosos.
a vivir al margen de la sociedad estamental, estando fuera de la Otros grupos discriminados por la sociedad estamental eran los
ley oficial y siendo apátridas en el más ampho sentido de la pa­ estigmatizados por su estatus social, como los vagabundos, los
labra. penados o los hijos ilegítimos.

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El nacimiento fuera del matrimonio era un fenómeno muy ex­
ver libres de la fama de su falta de honor, pues sus componentes
tendido en el siglo xvi; en el siglo xvn, la proporción se redujo
provenían también, con frecuencia, de los vagabundos; sólo cuan­
considerablemente. Había en efecto hijos ilegítimos de la nobleza
do la sociedad cortesana les concediera sus privilegios, lograrían
y el campesinado que eran mantenidos en casa e incluso conser­
disfrutar — aunque a costa de la pérdida simultánea del contacto
vaban la posición del padre, pero en general no tenían derecho a
con el pueblo— de reconocimiento social, sin que, por otra parte,
la herencia ni acceso a las profesiones estamentales, es decir, se
ellos o sus hijos pudieran integrarse en la sociedad estamental.
les consideraba deshonrados. La misma Iglesia, al intensificar su
Un hecho característico de la situación cultural de esta época pre­
campaña en pro del celibato, no sólo se opuso a su admisión en
moderna es que los comediantes y músicos no mejorarían su esta­
los oficios religiosos sino que los desacreditó como hijos de la im­
tus social sino con su organización y con su formación en escue­
pudicia, con lo que su situación dentro de la sociedad de este
las, ya fuese en el marco de la corte, ya en el de la Iglesia
tiempo se hizo más difícil que antes de la Reforma. Sin olvidar
las diferencias regionales y las discrepancias entre la norma oficial Un grupo especial era, finalmente, el constituido por aquellos
que perdían la honorabilidad en razón de la profesión que ejer­
y la praxis social, el nacimiento legítimo era la condición indis­
cían, si bien ningún pueblo o ciudad podían prescindir de ellos.
pensable para el reconocimiento y el ascenso s o c i a l L a honora­
No tenían derecho a asociarse gremialmente, ni tampoco podían
bilidad del artesanado, por ejemplo, se basaba fundamentalmente
aspirar al derecho de ciudadanía, sus hijos estaban obligados a
en el nacimiento dentro del matrimonio de todos sus miembros.
casarse a su vez dentro del ámbito de los marginados, y en ocasio­
Idéntica marginación sufrían las personas condenadas por los tri­
nes el mero trato con ellos era ya infamante. También dependían
bunales públicos, toda vez que habían sido estigmatizados corpo­
de la región el grado y las implicaciones sociales de esta falta de
ralmente por el verdugo, lo que en general implicaba su expulsión
honorabilidad; por regla general, la aldea o la ciudad determina­
del orden estamental, debiendo abandonar su profesión y, con
ban la exclusión: la deshonra había surgido durante el proceso
frecuencia, también su tierra, sin la menor posibilidad de encon­
de organización del artesanado gremial en la Edad Media. La au­
trar en otro lugar honra y trabajo. El contacto con el verdugo era
toridad sancionaba este orden, pero siempre intentaba que esta
la causa principal de su «deshonra». Anteriormente se ha hablado
actitud hacia las profesiones deshonrosas perdiera su rigidez con
ya de los mendigos: lo vergonzoso no era en sí su indigencia.
el fin de evitar el incremento del número de mendigos y vaga­
Su pérdida del honor era la consecuencia de la mendicidad y el
bundos, uno de los mayores problemas de su política social m.
vagabundeo y por su mala fama de ociosos y vagabundos, cuando
Aun en la actualidad es difícil explicar por qué los barberos,
no incluso de criminales, se les solía tratar como vagos merece­
tejedores, molineros, pastores, alfareros y curtidores se contaban
dores de castigo. Acoger a un mendigo, y por supuesto casarse
entre las profesiones deshonrosas, toda vez que sus actividades
con él, era en todo caso punible o causa de deshonor; no obstante,
eran imprescindibles. En este sentido, los motivos de tipo social,
los usos jurídicos variaban en gran medida según la región. Al
mágico y religioso desempeñan un papel igualmente importante.
margen de la sociedad se hallaban también, y no en último tér­
Los molineros, pastores y alfareros vivían generalmente fuera de
mino a causa de su estatus, las gentes ambulantes, la sociedad
la aldea o la comunidad urbana propiamente dichas; los curti­
errante de los juglares, saltimbanquis, domadores, prestidigitado­
dores tenían contacto, por su profesión, con animales muertos;
res, funámbulos y acróbatas, cantantes y músicos conocidos en
los pastores eran apreciados y temidos como curanderos, al igual
toda Europa. Nada pone más claramente de manifiesto las contra­
que los barberos-sangradores, que entendían tanto de sangrías
dicciones de la discriminación como el hecho de que, por un lado,
como de prácticas terapéuticas Los propios baños, estableci­
fuesen consideradas gentes indeseables, a las que no se otorgaba
mientos visitados normalmente por todos hasta el siglo xvn, pa­
el derecho de tránsito o residencia, y, por otro, no faltasen en
recen haber tenido una fama dudosa como lugares de esparci­
ninguna feria o quermés, pues nadie hubiera deseado su ausencia
miento libres del control de la autoridad y de los gremios. El
de las fiestas públicas de la ciudad y la corte. Aun cuando se
hecho de que también se considerasen gentes sin honor a los en­
evitara su contacto más próximo, el pueblo sentía sin duda me­
terradores, guardias nocturnos, campaneros, barrenderos y desho­
nos hostilidad por estas gentes que las autoridades estatales, que
llinadores es imputable a su actividad deshonrosa, que o bien se
veían en ellos a alborotadores y estafadores potenciales, de los
hallaba relacionada con la suciedad, o bien se practicaba de noche.
cuales habían de proteger a sus súbditos. Durante largo tiempo,
Todos estos grupos tenían una posición social más baja, pero en
tampoco las conocidas compañías de comediantes se habrían de
principio no se evitaba su contacto, lo que no sucedía sin em­
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ajenos a la religión— , recurriendo para su autorrepresentación y
bargo en lo que se refiere a los verdugos y desolladores, así como
a sus ayudantes, en cuyo caso no sólo era deshonrosa la actividad, orientadón sodal a las propias facultades de su razón. El auge
sino también el propio trato con estas personas lu. A pesar de que del primer Estado moderno y de las dendas críticas modernas
se recurría a su ayuda en caso de enfermedad o accidente, ya es d resultado de una secularizadón conducente a la emancipación
que al parecer disfrutaban de conocimientos y fuerzas ocultas, el de la conducta laica de la legitimadón edesiástico-religiosa, pro­
contacto personal con ellos era severa y públicamente castigado. duciéndose, por vez primera, una clara delimitadón entre cultura
Así, el verdugo, al igual que el desollador, debía ser identificable laica y cultura edesiástico-religiosa l“.
por su ropa y vivir fuera de la comunidad aldeana. Los pastores, Por otra parte, sobre la base del humanismo urbano y la admi-
los desolladores, los verdugos e incluso los campaneros eran en nistradón d d Estado territorial surgió la nueva cultura de una
cierto modo los parias de la sociedad rural o urbana, se relacio­ élite «protoburguesa» (fundonarios, comerciantes, dérigos) cuya
naban únicamente entre sí — lo que era un reflejo de su discri­ condenda individual ya no radicaba en la escala de valores esta­
minación y, al mismo tiempo, consecuencia de una fuerte con­ mental, sino, en medida cada vez mayor, en las experiencias cien-
ciencia de grupo— , y ejercían un cierto monopolio sobre su acti­ tíficas, artísticas o religiosas. Esta cultura de élite se diferenciaba
vidad, fundando dinastías formales. de la del pueblo y la aristocrática por su documentación escrita
La discriminación de las profesiones deshonrosas se daba ya en y por un moddo de comportamiento racional. Cierto es que exis­
la Edad Media; lo nuevo a partir del siglo xvi fue el hecho de tían puntos de contacto entre esta élite y el clero y la nobleza,
que afectase a un mayor número de grupos y se aplicase conscien­ pero su articuladón cultural señala una dimensión sodal esencial­
temente como recurso por parte de los artesanos honorables so­ mente distinta “7.
metidos a presión económica; en todo caso, se halla estrecha­ En el siglo xvi tuvo lugar, finalmente, una separación progre­
mente relacionada con el endurecimiento de la organización gre­ siva — o, mejor aún, una rigurosa segregadón— de la cultura aris­
mial y con una lucha más intensa por el control del mercado tocrática respecto a la popular, que, en consecuenda, daría lugar
de los artesanos, expuestos a partir del siglo x vn a la creciente a la aparidón de la cultura «cortesana».
competencia de las empresas extragremiales.
La cultura popular, que se nos pone daramente de manifiesto en
un sinnúmero de rituales, costumbres, formas de convivencia y
rv . C U L T U R A P O P U L A R Y C U LTU R A A R IST O C R A T IC A de protesta, no era el resultado y la expresión de una independen­
cia del poder feudal en el sentido de una autodeterminación polí­
Con el proceso de polarización de los grupos sociales y estamen­ tica y cultural del pueblo que en la Europa del siglo xvi apenas
tos iniciado en la Baja Edad Media e intensificado a principios existió, a no ser tal vez en algunas regiones montañosas y coste­
de la Edad Moderna no se desarrolló, a pesar del ímpetu univer- ras. Todos los habitantes de las aldeas, al igual que las capas bajas
salizador de la Reforma, una cultura unitaria religiosa, individual, de las ciudades, estaban integradas en mayor o menor grado en
científica o cortesana — en ningún momento se dio una cultura formaciones políticas regionales o suprarregionales, no dándose por
«barroca» que comprendiese a todos los grupos y clases sociales, tanto en esta época una cultura popular autónoma, libre de impe­
Estados e Iglesias— , sino, de acuerdo con la diferenciación so­ rativos políticos, como tampoco una cultura «arcaica» que, si bien
da!, una gran variedad de formaciones culturales sujetas, de ma­ pervivió en el pueblo hasta el siglo xvi, habría de ser destruida
nera creciente, a una dasificación que distinguía entre cultura paulatinamente1U. Sin embargo, no se puede negar que, por una
«superior» e «inferior», determinando así considerablemente las parte, las libertades políticas influyeron en gran medida el pen­
orientaciones sodales dentro de la historia de la primitiva Europa samiento y la actuación de los campesinos y que, por otra parte,
moderna. las tradiciones propias más antiguas tuvieron un fuerte arraigo
Tres son los procesos culturales predominantes que podemos hasta la Edad Moderna. La cultura popular surgida en la Baja
distinguir: la Reforma (y el Renacimiento) dieron lugar al des­ Edad Media era el producto de la «lucha» por un campo de
moronamiento de la cultura edesiástica medieval, que poseía el libertad cultural y social dentro de las formaciones políticas esta­
monopolio de la fe y la concepdón del mundo; por vez primera, mentales y de las organizaciones eclesiásticas— , tolerada tam­
la cultura laica se liberó consdentemente de la tutela de la Igle­ bién posteriormente por el señor y el clérigo bien para no poner
sia y de sus dérigos — al menos en lo que se refiere a aspectos en peligro el sistema tributario, bien porque las formas de cul­

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tura de ambos se diferenciaban todavía poco de aquélla— , que derno», sino que respondían a la situación en la que se desarro­
experimentó un «expresivo» apogeo en el siglo xvi a consecuen­ llaba la vida del pueblo, inmersa en la tradición y el mundo del
cia de la concentración social y de la suavización de los lazos de trabajo. La cultura popular no era, por tanto, parte de una cul­
dependencia feudales Sin embargo, a medida que la nobleza tura del ocio que el pueblo pudiera configurar a su gusto y que
se fuera apartando de la vida social del pueblo, los Estados pro- sirviera para descansar del trabajo físico, sino que comprendía
tomodernos y las Iglesias confesionales fueran sometiendo al pue­ tanto el tiempo de trabajo como el «tiempo libre»: las fiestas,
blo a la «nueva moral» y los señores empezaran a descubrir en celebraciones y juegos no tenían como fin únicamente la recupe­
la autonomía popular un peligro político y religioso — sobre todo ración del trabajo físico o la liberación de la opresión señorial,
después de las experiencias de las sublevaciones del siglo xvi—■, sino que eran las formas centrales de la vida y la acción colectiva.
se iniciaría una lucha contra las formas de vida del pueblo. La La cultura popular no se basaba, por otra parte, en una acti­
persecución de la cultura popular, que se pone de manifiesto en vidad intelectual y una documentación escrita independientes de
las numerosas prohibiciones contra los bailes, los baños, los ritos la actuación social práctica, pues aunque algunos campesinos y
nupciales, las fiestas, etc., no implicaba inicialmente, sin embargo, artesanos supieran leer y escribir, la razón de los libros era sin
una lucha contra los «usos» del pueblo, sino solamente contra su embargo extraña para el pueblo, cuyas formas de transmisión eran
autonomía cultural. En este sentido, en un principio habrían de la tradición no literaria y oral, las manifestaciones sensuales, la
ser también en mayor medida los intereses de pacificación (contra comunicación social ritual y las formas de actuación acordes con
el peligro de sublevación), los motivos económicos (despilfarro de las costumbres. Reconocer, hablar y actuar no eran cosas indepen­
bienes y deudas) y la persecución de la herejía (procesos contra las dientes, como tampoco eran conceptos contrapuestos el apasiona­
brujas), los que conducirían a intervenir en la cultura popular; miento, la razón y la superstición.
la difamación moral y estética de ésta en su conjunto no se pro­ La cultura popular tenía, por último, su propia religiosidad,
duciría sino con la unificación y sometimiento a la disciplina de cuya autonomía se habría de imponer durante largo tiempo fren­
la sociedad territorial y con el nacimiento de la moral «burguesa». te a la forma de cristianismo organizada por la Iglesia. Los usos,
A diferencia de la cultura «burguesa» que se pone por vez pri­ símbolos y rituales de las capas sociales bajas no eran genuina-
mera de manifiesto en el mundo de la incipiente élite de fun­ mente cristianos, sino que tenían sus fundamentos, conforme al
cionarios, la cultura popular de inicios de la Edad Moderna era mundo de sus experiencias, en una concepción religiosa y mágica
una cultura de los signos, los símbolos y los rituales que so­ del mundo. La fe cristiana no era completamente ajena al pueblo,
metía toda la vida social, el trabajo y la convivencia, la familia y pero éste la había recibido a su manera, al igual que la Iglesia,
la aldea, la infancia y la vejez, a normas y reglas colectivas no por su parte, había tomado numerosos elementos de la cultura
consignadas por escrito, con el fin de asegurar el sustento y el popular. Del mismo modo que se daba una vinculación entre la
mantenimiento del honor del individuo, la familia y la aldea. De cultura popular y la aristocrática, existían también corresponden­
esta manera, excluía aquello que configuraba precisamente la cias entre la fe del pueblo y la praxis religiosa de la Iglesiam.
cultura burguesa, es decir la conducta individual y racional. Por La cultura popular era, en su conjunto, una cultura autónoma
esta razón es difícil concebir la cultura popular dentro de cate­ que sin duda vivía de la tradición, pero que no formaba parte de
gorías modernas. un mundo arcaico, sino que desarrollaría un carácter propio en
Por otra parte, las costumbres y usos eran algo más que una su confrontación con el mundo del trabajo y con las circunstancias
simple «superestructura» cultural y en definitiva prescindible de políticas eclesiásticas y laicas.
los intereses económicos, aun cuando no pudieran existir al mar­
gen de la praxis económica. La cultura popular se hallaba indefec­ La cultura aristocrática de inicios de la Edad Moderna surgió en
tiblemente ligada a la configuración cotidiana de las circunstancias condiciones totalmente distintas. Había ciertamente una serie de
laborales, políticas y existenciales como forma de organización de correlaciones entre el pueblo y la nobleza que, de una forma la­
la vida social120. tente, separaban a ambos por igual del contexto cultural de la
A pesar de su rudeza y despreocupación, de su desenfreno y nueva élite social, como la ritualización del curso vital, la enorme
sensualidad, de su carácter veleidoso y exótico, la vida popular importancia de las costosas fiestas y los juegos, el papel central
no carecía sin embargo de «racionalidad», si bien los usos y cos­ de la ostentación en el lujo indumentario y la extensa vida social
tumbres no seguían una lógica económica y moral de signo «mo­ con copiosos banquetes y música. La cultura de la nobleza tenía,

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por otro lado, una función completamente distinta de la popular: tas y el ceremonial de la corte y el culto al señor constituían un
era la expresión de una supremacía social — de acuerdo con ello, mundo particular al que el pueblo ya no tenía acceso. Como nue­
sus medios eran también más ostentosos y teatrales que los de la va forma de ejercer el poder sobre éste de acuerdo con la nueva
cultura del pueblo— y, en consecuencia, el atributo de una praxis situación social, la autorrepresentación cultural de la nobleza exigía
política que no habría de manifestarse durante mucho tiempo di­ también un nuevo comportamiento por parte del pueblo: humil­
rectamente y de forma exclusiva mediante la fuerza y la opresión dad y laboriosidad, que eran también las virtudes primordiales
corporal m. de los súbditos en la «nueva moral» de las Iglesias y los Estados.
La nobleza había desarrollado ya en la Edad Media sus propias Así pues, si hasta bien entrado el siglo xvi la nobleza y el
formas de autorrepresentación cultural, si bien éstas no se irían pueblo, al igual que la población urbana, convivieron relativa­
diferenciando de las del pueblo sino de manera gradual; el pueblo mente unidos a pesar de la acentuación de las peculiaridades esta­
y la nobleza vivían en comunidad. Esto cambió completamente mentales, de manera que la vida señorial transcurría inmersa en
durante los siglos xv y xvi, en que la nobleza se separó visible­ el pueblo, que por su parte poseía una vida propia, relativamente
mente del pueblo al conseguir, por una parte, acrecentar sus bene­ libre de limitaciones y defendida con ahínco, a partir del siglo xvn,
ficios económicos gracias a la coyuntura ascendente, invirtiendo sobre todo con la segregación del pueblo en el contexto del
los excedentes en la ostentación, y, por otra parte, al abandonar «acortesanamiento» de todas las capas superiores, la nobleza em­
la administración directa y el dominio de sus bienes, que puso pezaría a desarrollar una cultura propia que no sólo adquirió
en manos de funcionarios, para limitarse a una representación mayor conciencia de su carácter de oposición a la popular, sino
puramente cultural de su poder, desarrollando así un nuevo estilo que además se concebía como una nueva forma de la representa­
de vida aristocrática. «Sus apariciones en escena tenían mucho de ción señorial.
la estudiada suficiencia del teatro público. La espada se dejaba a
un lado, a no ser en ocasiones ceremoniales, pero la afición a la
peluca y a los polvos, al ornato indumentario y a los bastones, e
incluso a los ensayados gestos patricios y a la altanería en la acti­ B. RELIGION, EDUCACION, ARTE
tud y la expresión, todo ello iba dirigido a representar ante la
plebe la autoridad y a reclamar su reverencia.» m
En un breve espacio de tiempo en el siglo xvi, y aún más in­ V. C O N F E S IO N E S , C ISM A , N UEVA R E L IG IO S ID A D
tensamente en el xvn, toda Europa se vio surcada por una red
de cortes. Las residencias señoriales, relativamente modestas en En el siglo xvi se había producido un hecho decisivo sin el cual
épocas anteriores, las haciendas y las fortalezas se convirtieron en no sería posible entender el surgimiento de la Edad Moderna en
castillos ricamente amueblados y con preciosas colecciones de li­ Europa: la Reforma y la consiguiente escisión de la Iglesia univer­
bros y obras de arte, en los cuales se desarrollaba un ceremonial sal medieval en confesiones distintas Este fue un acontecimien­
y una vida social cortesana, cuya función política y social habría to de primera magnitud no sólo en la historia de la religión, ya
de permanecer largo tiempo ignorada. Las formas de cultura ar­ que fue sustentado por los intereses más diversos, estuvo estre­
ticuladas en el mundo aristocrático no constituían una cultura chamente ligado al nacimiento del primer Estado moderno y tuvo
referida a sí misma desde el punto de vista estético; tampoco el una gran influencia en el desarrollo político y social, en la cul­
desarrollo de una cultura cortesana refleja la retirada de la nobleza tura intelectual e incluso en la vida cotidiana de campesinos, bur­
del poder, sino sencillamente una nueva forma de dominio frente gueses y nobles de la sociedad europea. De la importancia univer­
al pueblo. A medida que dejara de aparecer ante éste de una for­ sal del cisma y la confesionalización de la religión y la sociedad
ma directa con la espada en la mano, la nobleza manifestaría su no se puede sin embargo deducir que en el siglo xvi las creen­
poderío por medio de un mundo de pompa y ostentación, cere­ cias individuales coincidieran con el credo de la Iglesia respectiva.
monias y símbolos ajeno al pueblo, debiendo poner claramente de Los límites entre las diferentes confesiones habrían de ser durante
relieve su diferencia en todos los ámbitos como estamento del mucho tiempo difusos. Las diferencias confesionales aparecían,
poder respecto a los otros estamentos. en efecto, totalmente evidentes en la doctrina oficial, pero en la
La sociedad cortesana era la consecuencia final de la praxis cul­ práctica religiosa eran numerosos los aspectos en los que católicos,
tural del poder surgida por vez primera en el siglo xvi. Las fies- luteranos y calvinistas, hasta bien entrado el siglo xvi, apenas se
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defensiva pese a su propio movimiento reformador. En la década
diferenciaban, siendo frecuentes los cambios de religión. La dife­
de 1570, el protestantismo se había convertido ya en Europa,
renciación fue, ante todo, el resultado de una confesionalización
sobre todo en el norte, el oeste y el centro del continente, en
de la sociedad llevada a cabo con el apoyo estatal. La introducción
una fuerza política y religiosa. Su influencia sólo habría de dismi­
de la Reforma y la formación de Iglesias confesionales se produ­
nuir en el segundo y el tercer decenio del siglo x vn a consecuen­
jeron también con intensidad variable, dependiendo de la capaci­
cia del fortalecimiento de la Contrarreforma católica, hasta que,
dad de la nueva élite eclesiástica, de la disposición del pueblo
hacia 1648, quedaron definitivamente establecidas las fronteras
y de la colaboración de los poderes laicos. El panorama confe­
confesionales, aunque los reformadores, al igual que los príncipes
sional definitivo y prácticamente inalterable no se configuró hasta
y las autoridades que les prestaban su apoyo, no hubieran deseado
el siglo xvil; hasta ese momento no estuvo claro qué nuevas con­
una nueva Iglesia, sino simplemente la reforma de la antigua en
fesiones habrían de implantarse definitivamente en cada país.
base a las Sagradas Escrituras.
Las actividades eclesiásticas y religiosas posteriores a la Reforma
produjeron sin duda una cristianización, o mejor dicho una ecle- El hecho de que esta voluntad reformista condujera a la forma­
siastización de la sociedad desconocida en la Edad Media que ción de nuevas confesiones y a la desaparición de una Iglesia úni­
comprendía la fe religiosa y la moral y determinaba la actitud ca y universal se debió en primer lugar al rechazo de la Reforma
ante la vida pública y la privada; pero bajo los credos confe­ por parte de la antigua Iglesia católica; en España e Italia, ésta
sionales oficiales se escondían, sobre todo en el pueblo, unas seguía teniendo fuerza suficiente para enfrentarse al movimiento
creencias populares influidas sólo superficialmente por el cristia­ reformador y para mantener su aspiración universal en toda
nismo, un mundo de supersticiones que habría de perdurar hasta Europa. Otra de las causas fue también la incapacidad de los re­
el siglo x v iii . La doctrina eclesiástica oficial, que en muchos casos formadores de lograr un acuerdo programático que olvidase las
seguiría siendo en definitiva asunto del clero, no era en modo diferentes interpretaciones e intereses. Por último, también con­
alguno idéntica a las ideas religiosas del pueblo m. tribuyeron a ello los príncipes con cuya ayuda habría de implan­
tarse la Reforma, ya que su interés se centraba exclusivamente
en la unidad religiosa de su territorio, introduciendo en conse­
Protestantismo cuencia intereses específicos en la formulación de los principios de
fe y doctrina de sus Iglesias reformadas. Los príncipes imperiales
El movimiento reformador había provocado en Alemania, país en fueron también los primeros en lograr un compromiso entre el
donde se inició como un amplio movimiento popular, un fuerte protestantismo y el catolicismo con la paz de Augsburgo, que, aun
sentimiento de avance que, excediendo sus objetivos eclesiástico- cuando trajese la paz político-religiosa al Imperio, dejaría a las
religiosos, apuntaba hacia ámbitos sociales y políticos. La Reforma Iglesias en manos de los gobernantes conforme al principio de
no fue, sin embargo, un movimiento unitario —las más diversas cuius regio eius religio, impidiendo que la formación de las nue­
doctrinas pronto habrían de rivalizar entre sí— , y su éxito depen­ vas Iglesias nacionales quedara a cargo de aquellos que en los
dería en gran medida de su reconocimiento por parte de la noble­ primeros momentos habían participado considerablemente en la
za y de los príncipes, bien al lado del pueblo, bien frente a él “ . Reforma, a saber, la burguesía y el pueblo. La convicción de que
No hay duda de que los intereses que hicieron que la Reforma les la supresión de todos los abusos eclesiásticos y la referencia es­
pareciese aceptable eran, si no exclusivamente, sí esencialmente, tricta a las Escrituras bastaría para impulsar de una forma homo­
de índole material y política: la posesión de los bienes eclesiásti­ génea la reforma de la Iglesia y el clero se revelaría pronto como
cos y el control de las instituciones de la Iglesia podían reforzar ilusoria, pues las fuerzas religiosas que aparecieron dispuestas a
el poder de las autoridades y las actividades de los estamentos reformar la Iglesia universal no eran en absoluto homogéneas, es­
contra el poder central del príncipe o, por el contrario, consolidar tando desde un primer momento vinculadas a los más diversos
el dominio del príncipe sobre los estamentos de acuerdo con la grupos de intereses. El nacimiento de las Iglesias confesionales
confesión reformada. A pesar de la pronta paralización del senti­ fue, finalmente, el producto inmediato no tanto de las actividades
miento de avance religioso, tanto en Alemania como en otros paí­ reformadoras, por mucha que fuera la influencia ejercida por los
ses las Iglesias reformadas se extendieron con extraordinaria rapi­ programas de Lutero y Calvino, como del esfuerzo de las autori­
dez, siendo su vinculación con las fuerzas políticas y sociales la dades laicas por crear una Iglesia nacional cerrada. Sin estos inte­
que impulsó al catolicismo a adoptar una actitud cada vez más reses políticos laicos, la Reforma se habría desintegrado en un

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sinnúmero de grupos, sectas e Iglesias inconsistentes, o habría sido del luteranismo quedaría paralizada por el avance del calvinismo
nuevamente aniquilada por la campaña contrarreformadora del y de la Contrarreforma. Su actitud pasiva frente a la autoridad
catolicismo; por tanto, el respaldo de la autoridad era la única y su escaso interés por la transformación de la vida social fueron
posibilidad que se ofrecía para que el movimiento reformador una de las causas más importantes de su desarrollo, pero aún
pudiese prosperar, aunque hubiera de ser a cambio de la inde­ habría de tener mayor importancia el hecho de que no tuviera
pendencia terrenal de la Iglesia y la religión. en sus manos la organización eclesiástica, sino que la cediera a
La Reforma desarrolló un amplio espectro de fuerzas religiosas, los respectivos príncipes y a sus funcionarios, integrándola así
pero, haciendo abstracción de los numerosos grupúsculos radica­ plenamente en la política nacional. Orientado exclusivamente hacia
les, ésta desembocaría en Europa en tres nuevas grandes Iglesias: la observancia de la pureza doctrinal y la salvaguardia de la he­
la luterana, la calvinista y la anglicana, las únicas que lograron rencia de Lutero, de manera que las diatribas de los teólogos
el reconocimiento de los príncipes y de las autoridades y que, pese amenazaban con sofocar la vida religiosa, el luteranismo se mostró
a su mutua hostilidad, finalmente acabaron por aceptarse. La en conjunto «más tolerante, paciente, perseverante en el peregri­
propia Iglesia católica, que tras el proceso reformador no tendría naje terrenal, indulgente y piadoso que activo como organizador y
sino el rango de las otras Iglesias confesionales europeas, se adaptó reformador social» U!. Por otra parte, el luteranismo exigía de sus
también al status quo, aun cuando no renunciara a su aspiración adeptos menor esfuerzo y decisión que el calvinismo, combatiendo
absolutista. En la paz de Augsburgo de 1555 tuvo lugar, por vez también con menor encarnizamiento que éste los vestigios cató­
primera y bajo la presión de la autoridad, el reconocimiento mu­ licos. La discusión acerca de la verdadera doctrina impidió que
tuo y sin precedentes de católicos y luteranos; posteriormente, en prosperase la reforma de la praxis religiosa y el desarrollo de la
la paz de Westfalia de 1648, también los calvinistas serían inclui­ espiritualidad popular. Sólo después de que, con la Fórmula de
dos en la paz religiosa dentro del Imperio. Sólo las guerras ha­ Concordia de 1581, se lograse la máxima unidad posible dentro
bían podido hacer ver la necesidad de la tolerancia recíproca. No de la Iglesia luterana en Alemania se habría de desarrollar una
obstante, la pacificación no fue tanto un logro de las Iglesias cultura protestante independiente del mundo de la teología que, a
mismas como de los príncipes. través de la edificación religiosa, ejercería una gran influencia
El luteranismo se difundió inmediatamente después de la apa­ sobre la música y la literatura, abriéndose después, bajo el efecto
rición de Lutero y su desarrollo teológico y organizativo estaba de la guerra de los Treinta Años y de la creciente amenaza que
prácticamente concluido en los tiempos de la paz religiosa de constituía la Contrarreforma, al cristianismo práctico y creando las
Augsburgo 1X1. Pese a su vocación universal quedó circunscrito a condiciones necesarias para el pietismo, que por vez primera con­
Alemania y al norte de Europa, convirtiéndose las Iglesias nacio­ cedería más importancia a la praxis moral y religiosa en la vida
nales de Sajonia y Wurtemberg en los principales bastiones hasta cotidiana que al completo conocimiento de todos los contenidos
muy avanzado el siglo xvil. La verdadera iniciativa en el ámbito doctrinales. A diferencia de Inglaterra, no tuvo lugar una politi­
alemán partió de las más diversas personalidades reformadoras, zación — en el aspecto político, el luteranismo, en todas sus for­
que lograron imponer con relativo éxito la Reforma, en colabora­ mas, practicó siempre la «abstención»— , pero con su devoción de
ción generalmente con los gobernantes que reivindicaban el ius tipo efectivo y sus afanes de reforma social marcó decisivamente
reformandi, convirtiéndola en religión nacional, mientras que en a las sociedades alemana y nórdica.
los países nórdicos — Dinamarca y Noruega con Islandia, y Suecia «Históricamente, el luteranismo tiene una importancia esencial
con Finlandia— , las actividades propiamente dichas partieron de para Alemania; el calvinismo, una importancia universal.» 1M La
los príncipes, que multiplicaron considerablemente los bienes de auténtica dinámica de la Reforma que habría de transformar a la
la realeza mediante la secularización. En estos países no surgie­ sociedad a largo plazo no fue impulsada por el luteranismo, sino
ron, en todo caso, movimientos populares. También en la Europa por el calvinismo, que desde su centro ginebrino no sólo se gana­
occidental y oriental encontramos grupos luteranos, aunque limi­ ría a las antiguas regiones luteranas de Suiza y de las riberas del
tados en general a las minorías alemanas, cuyo contacto con Ale­ Rin, sino que también conquistaría toda la Europa occidental y
mania era tan fuerte que seguirían confesándose luteranas cuando central130, surgiendo Iglesias calvinistas en Francia, Holanda y
la segunda corriente importante de la Reforma, el calvinismo, se Escocia, y en la Europa oriental en Polonia y Hungría, es decir
extendió por el centro y el oeste de Europa, trazando aquí una en países —y ello también es válido para Francia en la segunda
línea divisoria muy clara con el luteranismo. La fuerza expansiva mitad del siglo xvi— con un poder central relativamente débil

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y con estamentos poderosos que se oponían a toda forma de abso­ sin embargo con mayor intensidad en la realización práctica de la
lutismo. El calvinismo defendía el racionalismo teológico de la pre­ fe, con lo cual se conquistó a la capa rectora aristocrático-burgue-
destinación, que excluía cualquier práctica religiosa de carácter sa, principalmente en las ciudades. Ninguna de las nuevas confe­
mágico-católico y cuyo interés central no era ya la justificación de siones respondían hasta tal punto a las necesidades intelectuales
las almas individuales, sino la majestad de Dios y la manifestación y prácticas, razón por la que el calvinismo se difundió también
en la Tierra de la gloria divina dentro de un Estado teocrático al más en las ciudades que en el medio rural. Si el impulso expan­
que todos habían de servir incondicionalmente. La fe no era ya sivo de los calvinistas llegó a sus límites en la segunda mitad del
únicamente objeto de un reconocimiento intelectual, sino de la siglo xvi, ello se debió a diversas causas. Por un lado, según se
cristianización de la vida cotidiana, en la que se incluía tanto la ha dicho anteriormente, el calvinismo era la confesión de las capas
vida familiar como la praxis estatal. La predicación de la Palabra altas y medias; sólo de esta manera se explica que la Contrarre­
divina fue complementada con una severa disciplina eclesiástica. forma pudiera precisamente instalarse de nuevo en países con un
La fuerza y la debilidad del calvinismo radicaba en su relativa extenso hinterland agrario, como Polonia, Hungría y Francia. El
independencia respecto a la autoridad laica, aun cuando esperase rigor intelectual y moral ofrecía escasas posibilidades de partici­
y hallase el apoyo de los príncipes, basando, de acuerdo con ello, pación a la población rural, cuyo apego a los ritos católico-mági­
su organización no en un régimen eclesiástico nacional, sino en cos no se podía eliminar con tanta rapidez.
comunidades semiautónomas, en las que, además de los predicado­ Las fuerzas calvinistas seguirían siendo, por consiguiente, más
res, transmisores exclusivos de la Palabra divina, también los lai­ intensas y efectivas en países que, como Holanda e Inglaterra
cos (los ancianos) poseían un amplio derecho de intervención, co­ habían desarrollado una amplia burguesía. Por otro lado, la acti­
rrespondiéndoles también a ellos la implantación de la disciplina tud calvinista frente al poder real, frente a la monarquía absoluta,
eclesiástica. En toda Europa, principalmente en Holanda y en era contradictoria. Sólo en aquellos lugares en donde la nobleza
Francia, tenemos noticia de la existencia de comunidades calvi­ y los estamentos participaban del poder político y el calvinismo
nistas fuertes y activas, si bien a excepción de Escocia, donde el sustentaba ideas republicanas pudo resistir a la presión simultánea
calvinismo se convirtió en religión de Estado por encima del Par­ de la Iglesia romana y al avance del primer Estado moderno. El
lamento, dominado por él, rara vez se habría de lograr la forma­ calvinismo francés y polaco quedó limitado en su esfera de in­
ción de territorios calvinistas cerrados. En consecuencia, el cal­ fluencia a una minoría, en tanto que en Holanda e Inglaterra se
vinismo dependía en mayor medida del activismo de sus adeptos produjo una importante fusión de la moral calvinista y el pensa­
que el luteranismo, convirtiéndose más en la confesión de aque­ miento republicano-burgués. A medida que el calvinismo fue co­
llos que tanto en el campo como en la ciudad, preservaban su brando importancia en los Estados de inspiración republicana
autonomía de las intrusiones absolutistas que en la de la auto­ como fuerza social, en tanto que el luteranismo lograba su mayor
ridad y los príncipes, empeñados en integrar todos los «poderes consolidación en las monarquías nacionales, se convertiría tam­
paralelos». No obstante, por el hecho también de que el calvinis­ bién, a diferencia de éste, que conservaba su carácter oficial-esta­
mo se convirtiese en un factor decisivo en la lucha estamental tal, en la forma de religión adecuada para la burguesía de inicios
por el poder político en los países de Europa occidental, se habría de la Edad Moderna.
de politizar en mayor grado que el luteranismo, poniendo a dis­ Aun pudiendo asumir un carácter eclesiástico nacional, tanto la
posición fuerzas sin las cuales serían impensables la sublevación Iglesia luterana como la calvinista se extendieron más allá de las
escocesa contra el rey, la guerra de liberación holandesa frente fronteras territoriales; sólo el anglicanismo, producto de la histo­
a España o la Revolución inglesa. ria de la Reforma en Inglaterra, permaneció circunscrito a este
El calvinismo impulsó una vida comunitaria activa que im­ país 131 y, aunque sometido a las influencias del continente, adoptó
pregnó todos los ámbitos de la existencia, creando en las confe­ sin embargo, como tercera confesión protestante, una actitud dis­
siones nacionales puntos de orientación con obligatoriedad gene­ tinta a la de las otras Iglesias. El anglicanismo fue desde sus ini­
ral y formando en las numerosas Universidades calvinistas una cios una Iglesia estatal; representaba un compromiso entre el
vanguardia más capacitada para hacer frente al avance contrarre- catolicismo y el protestantismo, toda vez que conservaba la orga­
formador que los luteranos. A pesar de que también aquí la lucha nización episcopal y el rito católico y, al mismo tiempo, se aproxi­
por la verdadera doctrina hizo surgir nuevamente una teología maba a las formas más radicales del protestantismo. Oficialmente
independiente de la praxis religiosa, las fuerzas se concentraron en Inglaterra sólo estaba permitido el anglicanismo, al que la

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reina Isabel daría su forma específica, pero en la práctica también para consolidar su poder frente a los estamentos. Así se puso
se toleraron otras tendencias religiosas, siempre y cuando se com­ claramente de manifiesto a finales del siglo xvi que el catolicismo
prometieran a no perturbar el orden público y a no atacar a la podía preparar a las potencias más fuertes para el establecimiento
Iglesia estatal. No obstante, fue precisamente esta tolerancia y la de un primer sistema absolutista. La refeudalización o los esfuer­
organización episcopal de la Iglesia anglicana lo que hizo posible zos absolutistas de los príncipes europeos y el catolicismo refor­
el desarrollo del puritanismo en la sociedad aristocrático-burguesa. zado se favorecieron mutuamente; sin esta cooperación, los prin­
El anglicanismo se hallaba tan estrechamente ligado a la monar­ cipales países católicos de la primera Edad Moderna — Francia
quía, tanto más que la Iglesia luterana, que en la Revolución in­ y Polonia, al igual que Austria— , habrían estado perdidos para
glesa se vería arrastrado por aquélla en su caída y forzado a la antigua Iglesia.
retroceder ante un pluralismo confesional. La reacción de la Iglesia de Roma frente a la Reforma no es
abarcada plenamente por el concepto de Contrarreforma, al me­
nos si por ello se entiende únicamente el contraataque a la Re­
Catolicismo reformado y Contrarreforma forma y la reconquista de los antiguos países católicos m. No hay
duda de que la Iglesia católica no vaciló en recurrir a toda clase
La Reforma precipitó la caída de la Iglesia universal de Roma de medios: políticos, ideológicos, e, incluso, militares, para reco­
tanto como fuerza política y social cuanto como sistema cultural brar los territorios perdidos; ahora bien, el catolicismo que más
y religioso, que fue perdiendo sucesivamente su influencia en los tarde, y ante el cambio de situación, se habría de introducir en
territorios alemanes, sobre todo en el norte y el oeste, en Suiza, y los antiguos países evangélicos y también en los Estados de la
luego también, de repente, en Inglaterra, Escocia y toda Escan- Europa meridional era diferente al que existía antes de la Refor­
dinavia y, finalmente, en los Países Bajos, Polonia, Bohemia y ma y estaba marcado profundamente por los movimientos de re­
Moravia, así como en Hungría. En la segunda mitad del siglo xvi novación religiosa de los países romanos y purificado y reforzado
ya sólo parecía una cuestión de tiempo que también Francia y por el Concilio tridentino hasta tal punto que los mismos pro­
Austria se hicieran protestantes. Tan sólo Italia y la Península testantes se vieron obligados a reconocer el ingente esfuerzo y a
ibérica resistieron las actividades reformadoras, reprimidas en am­ responder a la presión de la competencia. No fue el espíritu de
bas con igual dureza. Fue éste un desafío sin precedentes al que la Iglesia universal medieval lo que revitalizó el moderno catoli­
la Iglesia universal no estaba capacitada para responder, no sir­ cismo, sino una nueva Iglesia que, a pesar de su apelación a la
viendo tampoco de mucho el apoyo del emperador. La Iglesia tradición y a su aspiración absolutista, en su praxis política y
romana defendió, en efecto, pronto su posición allí donde podía religiosa concreta aparecía como una Iglesia confesional más, con
y con todos los medios a su alcance, aunque, al no adaptarse a la misma conciencia confesional que la Iglesia de la Reforma.
la nueva situación y no haber hecho una reforma propia, apenas Una de las reivindicaciones del movimiento reformador era la
le era posible ofrecer resistencia a la presión creciente de la Re­ celebración de un concilio general en el que también los católicos
forma ni reconquistar aquellos países que parecían perdidos para críticos ponían todas sus esperanzas de una renovación de la
el catolicismo. No obstante, lo que el catolicismo entendía por re­ Iglesia y la restauración de la unidad de la fe cristiana. Sin embar­
forma e intentó luego imponer no era idéntico a los contenidos go, el concilio que tuvo lugar entre 1545 y 1563, cuando el cisma
de la Reforma. Sus posibilidades no residían,- sin embargo, única­ eclesiástico era ya casi imposible de resolver, no fue en modo al­
mente en la autorreforma, en la erradicación de los peores abusos guno un concilio general en el que estuvieran representadas todas
y en la reorganización de la Iglesia, lo que se había exigido una las tendencias religiosas, de manera que se lograse un diálogo cons­
y otra vez en el transcurso de la Reforma, sino también en el tructivo con el protestantismo, sino que se trató, por el contrario,
hecho de que, a diferencia de la clase alta, el pueblo apenas había de una asamblea de clérigos católicos sin ninguna representación
sido conquistado por aquélla, e incluso en las zonas calvinistas protestante, en la que las decisiones dependieron, sobre todo, de
seguiría durante largo tiempo las prácticas católicas tradicionales, los partidarios italianos del Papa y cuyo resultado fue la separa­
pudiendo así la Iglesia romana implantarse con éxito en estos ción clara y terminante del protestantismo. La doctrina y la praxis
lugares, tanto más cuanto concedía a los príncipes y autoridades de la Reforma fueron rechazadas sin concesiones, definiéndose en
las mismas prerrogativas que el movimiento reformador, de ma­ cambio, por vez primera, claramente la antigua doctrina católica
nera que éstos no considerasen necesaria la Reforma evangélica de la transubstanciación, los sacramentos, el libre albedrío, la

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misa, el culto a los santos, etc. La respuesta a la Reforma fue, unitaria. Con el fin de atraerse nuevamente al pueblo, Roma im­
por tanto, la fijación perfectamente delimitarla de la doctrina ca­ pulsó el culto a los santos y fomentó toda clase de manifestaciones
tólica, antes inexistente, al tiempo que se destacaba claramente materiales de la firmeza de la fe católica, recurriendo de nuevo
la profesión de latinidad (en oposición a la lengua vernácula), la a las piezas dramáticas y a las fiestas, a las procesiones y a la
escolástica (frente a la doctrina de Lutero) y la jerarquía (frente construcción de nuevas iglesias para recatolizar la sociedad. El
a la Iglesia laica). Las ideas reformadoras sólo hallaron eco en la éxito que la reorganización de la Iglesia católica había alcanzado
prohibición de abusar de las bulas de indulgencias y de la simo­ ya a finales del siglo xvi se pone de manifiesto en el reconoci­
nía, en la introducción de rigurosas disposiciones sobre la discipli­ miento por parte de las Iglesias evangélicas; del desmorona­
na monacal, la formación y las obligaciones del clero, así como miento de la Iglesia romana ya sólo hablaban los círculos qui-
en la estricta aplicación del celibato. Las cuestiones relativas a las liastas.
Sagradas Escrituras, la gracia divina y el culto a los santos se La Iglesia papal encontró un apoyo decisivo en las nuevas
definieron de acuerdo con la tradición. Aun cuando no se determi­ órdenes, cuya actividad era tanto social y caritativa como misio­
nara nada definitivo sobre la posición del papa, de hecho se nera, y principalmente en la Compañía de Jesús. Su praxis pasto­
produjo la reafirmación de la primacía papal frente a los esfuer­ ral y su erudición facilitaron a sus miembros la ocupación de
zos episcopalistas y, de acuerdo con esto, la confirmación de los puestos rectores desde el punto de vista religioso-ideológico en
acuerdos conciliares por parte del papa, verdadero beneficiario casi todos los países europeos. La recatolización de Polonia, Ale­
de la reforma eclesiástica. Así pues, el concilio no había logrado mania y Francia es esencialmente obra de esta orden. Aún más
una reforma in capite; por otra parte, sus decretos no se pudieron importante que la evangelización popular fue la labor misionera
imponer sino de forma limitada. Roma sólo tuvo éxito en Polonia de los jesuítas en ultramar, adquiriendo una posición casi de mo­
y Portugal; en tanto que Hungría y el Imperio se negaban a pu­ nopolio en las regiones bajo dominio español y portugués, y más
blicarlos, España solamente los aceptó «sin perjuicio de los dere­ tarde también francés. El segundo aspecto fundamental de su
chos reales»; en Francia no fueron reconocidos hasta 1615, y actuación fue la formación académica en Europa, ya que, con el
esto únicamente por parte del clero. Con independencia de todo apoyo de los príncipes, fundaron numerosos colegios y universi­
ello, no todos los decretos corrieron la misma suerte a la hora dades en los que se formaban no sólo sus propios seminaristas,
de su imposición. No obstante, el concilio no resultó fallido: era sino también el conjunto de la élite católica, tanto laica como
la primera vez que la Iglesia católica se otorgaba una forma cla­ religiosa, de todos los países europeos. Maximiliano I de Baviera
ramente definida que pudiera servir de orientación a todas las y el emperador Fernando II fueron discípulos de los jesuítas,
reformas y acciones contrarreformadoras; por otra parte, el papa­ aunque también hombres como Descartes y Comedle debieron a
do salió fortalecido de las conversaciones, de manera que la re­ ellos sus decisivas ideas. Hacia 1600, los institutos jesuitas eran
novación futura de la Iglesia habría de estar totalmente en ma­ considerados los mejores y más atActivos de Europa, hasta el
nos del papa, de lo £ual se aprovecharía también el papado re­ punto de que los mismos protestantes enviaban a sus hijos a ellos.
formado del siglo xvi sin restricciones. La reforma de la Iglesia Finalmente, los jesuitas ejercieron también como confesores y edu­
católica, consecuencia de la difusión del movimiento reformador, cadores una gran influencia sobre las casas reales. La Compañía
sería en el futuro el factor principal de la política papal, sur­ de Jesús no fue, ciertamente, la única fuerza reformadora dentro
giendo no desde abajo, como la Iglesia luterana y la calvinista de la nueva Iglesia papal; su posición era incluso criticada en el
en sus comienzos, sino desde arriba. La nueva Iglesia papal des­ ámbito teológico — sobre todo en España y Francia, y, en este
arrolló una gran actividad. El aparato administrativo de la Curia país, especialmente por parte de los jansenistas— ; con todo, en
fue reorganizado, se estableció una red de nunciaturas que, junto el espacio de tiempo que va de 1560 a 1650, ningún otro grupo
con los obispos y los monasterios, velasen por el cumplimiento determinó tanto la mentalidad de la Iglesia católica oficial como
del Concilio de Trento en toda Europa y se celebraron duras nego­ esta orden de la Contrarreforma. Sin embargo, a pesar de su
ciaciones con los Estados. Aún más importante fue, sin embargo, apertura hacia los procesos y la ciencia modernos y hacia la teoría
la construcción de nuevos centros eclesiásticos de enseñanza y política de la soberanía popular, en su conjunto era una defensora
estudio, tanto en Roma como fuera de ella, que habrían de formar decidida de la teología escolástica, por un lado, y del absolutismo
a los nuevos sacerdotes. La revitalización de la teología escolás­ real, por otro, al igual que su actitud fundamentalmente ascética
tica vino a responder a la demanda de una orientación católica no era óbice para su participación en la política o su afán de

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aplicar el arte y la cultura festiva de la primera Edad Moderna, Confesiondización de la religión y la sociedad
en toda su amplitud, a la recatolización de la sociedad europea.
Después de que la Iglesia católica se hubiera visto obligada a La Reforma y la Contrarreforma habían destruido la antigua uni­
retroceder en las décadas de 1560 y 1570 hasta quedar casi dad religiosa, y en vez de una sola fe (con carácter obligatorio
exclusivamente circunscrita al sur de Europa, a comienzos del general) apareció una infinidad de ideas religiosas, en vez de una
siglo xvil la situación había cambiado de tal manera — no en única doctrina doctrinas contrapuestas y en vez de una Iglesia
último término a consecuencia de los efectos de la guerra de los universal varias Iglesias con los más diversos cuerpos doctrinales
Treinta Años— que en Francia, Polonia y Austria surgirían y prácticas religiosas. No obstante, a pesar de la diversidad exis­
Estados exclusivamente católicos, esenciales para la pervivencia tían también importantes aspectos comunes.
de la Iglesia católica, lo que sin embargo no impidió que en ella
siguiera predominando la influencia latina. En Inglaterra, Escan- Común a todas las Iglesias fue, por una parte, el hecho de que
dinavia, el norte de Alemania y los Países Bajos continuó ha­ adquiriesen un carácter confesional con un sistema diferenciado
biendo, ciertamente, católicos —a través de España y Polonia se de fe y de doctrina 1J4. También la Iglesia medieval había conocido
hicieron todavía esfuerzos por recuperar a estos países— , pero una doctrina general obligatoria y no había tolerado la herejía,
desde mediados del siglo xvn las fronteras confesionales en Euro­ sin pretender o poder por ello controlar a todos los fieles. El
pa quedarían definitivamente establecidas. movimiento reformador y la Contrarreforma trajeron consigo la
El movimiento reformador había influido considerablemente, sistematización del dogma y una fuerte diferenciación frente a
de manera directa o indirecta, en la evolución eclesiástico-religiosa otras doctrinas e ideas religiosas. Las diferentes Iglesias elabora­
de todos los países europeos. Sólo un país grande, que por vez ron respectivamente una confessio obligatoria en la que aparecían
primera avanzaba hacia Occidente, Rusia, habría de permanecer claramente definidas y sistematizadas todas las verdades de fe,
al margen de este proceso. Aunque también aquí se habían dado hechas finalmente públicas mediante su impresión. Toda opinión
sin duda algunos contactos con la Reforma a través de extranjeros, desviada fue perseguida y por vez primera no sólo los teólogos y
los problemas de la Iglesia ortodoxa en el siglo xvi eran, sin sacerdotes se vieron obligados de palabra a la nueva profesión
embargo, muy distintos l“ : por una parte tenía que rechazar el de fe, sino también todos los demás miembros de la Iglesia.
avance de la Polonia católica y, por otra, orientarse como parte Este proceso requería una mayor preparación de los teólogos,
de la Iglesia griega dentro del incipiente absolutismo ruso. Bajo y también de los laicos. Ahora bien, el desarrollo de la enseñanza,
la amenaza de incautación de todos los bienes eclesiásticos, aquél tanto entre los protestantes como entre los católicos, no supuso un
se hizo con todo el poder de la Iglesia, impulsando la plena inte­ tratamiento reflexivo de los artículos de fe, sino una indoctrina-
gración de la Iglesia monacal dentro de la Iglesia estatal, en la ción y la educación de los obedientes miembros de la Iglesia. La
rigurosa orientación de todos los creyentes hacia una doctrina
que los laicos no tenían influencia alguna. En 1589 Moscú se
oficialmente predicada y a ser posible impresa exigía una intelec-
independizó también, como Tercera Roma, de Constantinopla,
tualización del mundo religioso que en la Edad Media sólo
aunque una escisión semejante al cisma europeo no habría de
conocían los teólogos, en el mejor de los casos. Con el fin de
producirse hasta mediados del siglo xvil, cuando el patriarca de garantizar su pervivencia, las Iglesias no se limitaron a la predi­
Moscú se atrevió a iniciar una reforma según el modelo griego cación, sino que además fundaron universidades en las que el
que conduciría al cisma (Raskol) entre la Iglesia estatal y los dogma aún estaba más diferenciado y en donde se formaban tanto
ortodoxos comprometidos con la antigua tradición rusa. Este los futuros teólogos como los laicos. El número de teólogos
cisma, que provocó al mismo tiempo la fundación -de numerosas prominentes, autores de un sinnúmero de libros fundamentales,
sectas y fue un acontecimiento de importantes consecuencias para de todas las confesiones fue muy elevado durante los siglos xvi
la Iglesia rusa, hasta producir su resquebrajamiento no desarro­ y xvil. El interés de éstos se centraba primordialmente en la
llaría la dinámica propia de la Reforma ni tendría repercusión nueva definición de la doctrina y en la segregación o persecución
alguna en Europa occidental. La teología cristológica específica de los herejes. Al mismo tiempo se ponía el mayor empeño en
de Rusia y la piedad mística con su riqueza ritual seguirían siendo conseguir la participación de los laicos en las diatribas confesio­
extrañas a pesar de las esperanzas puestas en la unión por parte nales. El púlpito era el instrumento más utilizado en esta indoc-
del catolicismo romano. trinación, si bien existían también otros recursos, como las piezas

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dramáticas, las procesiones, etc., que fueron aplicados consciente­ del trabajo derivado de aquélla, la obligación de llevar una vida
mente para representar públicamente la verdadera doctrina. decente. Ahora bien, en tanto que la presión moral en el calvi­
Un medio peculiar de discusión confesional y defensa de la nismo provenía, sobre todo, de la comunidad, la fuerza dis­
verdadera fe lo constituían las numerosas conferencias religiosas ciplinaria del luteranismo procedía primordialmente del régimen
y las asambleas eclesiásticas. El mundo católico se reunió en el eclesiástico-político. El catolicismo fue el que menos hincapié hizo
Concilio de Tremo mientras que a su vez el calvinismo inter­ en la moralidad de la vida, ya que el católico no se santificaba
nacional organizó el Sínodo de Dordrecht de 1618, en el que la tanto por su actuación moral como por la gracia; no obstante,
ortodoxia calvinista se impuso a los calvinistas liberales arminia- también la Iglesia católica intervendría en adelante en la regula­
n o s136 y cuyas decisiones fueron aceptadas por los Países Bajos, ción de la vida social de sus miembros.
algunos cantones suizos, el Palatinado, las Iglesias francesas y los La creación de una ética cristiana y una teología moral con una
puritanos ingleses. Se iniciaron también conferencias interconfe­ casuística diferenciada fue sólo uno de los aspectos de la orien­
sionales con la esperanza de lograr a través de ellas la unidad tación de la Iglesia hacia la cristianización de la vida. Aún más
eclesiástica por encima de las confesiones, pero en definitiva éstas decisivas habrían de ser la predicación, dirigida precisamente a
sólo habrían de servir para profundizar en las diferencias doc­ la vida práctica de los oyentes, y las instituciones que controlaban
trinales. La exagerada importancia concedida por las Iglesias con­ la conducta moral, como la confesión, las visitas y la disciplina
fesionales a la definición y fundamentación de sus dogmas, eclesiástica, sin olvidar que algunas Iglesias tampoco vacilaron en
acentuando especialmente las ideas opuestas, convirtieron progre­ combatir mediante el poder terrenal los errores morales 13*. «Una
sivamente la religión en una cuestión intelectual. La diferencia Iglesia no puede existir», así defendía Calvino el control de la
entre los teólogos y los laicos estudiosos y el pueblo llano que vida, «si no se impone una cierta disciplina, tal como ha sido
pretendía abolir la Reforma se hizo cada vez mayor, no siendo dispuesta por la palabra de Dios. Pues del mismo modo que la
tampoco posible superarla con la activación de la enseñanza doctrina es el alma de la Iglesia que le da vida, asimismo la disci­
escolar. La pertenencia a una confesión no estaba determinada plina eclesiástica y el castigo de los pecados son como los músculos
primordialmente por la praxis religiosa, sino por la profesión de que dan a su cuerpo sustento y fuerza» u’. Esta mayor intervención
fe de palabra. A pesar de la diferente importancia de la «palabra» de la Iglesia en la vida fue una consecuencia importante de la
en las diversas confesiones, las Iglesias del siglo xvi se conside­ confesionalización de la religión: el individuo se vio obligado por
raban más instituciones de enseñanza que de salvación. vez primera a respetar unas normas de vinculación general que,
en no pocas ocasiones, le resultaban ajenas, si bien un resultado
Todas las confesiones, si bien en distinta medida, reivindicaban no menos importante de ello fue la individualización de la religión.
por otra parte una cristianización de la vida cotidiana137. Esto, Ello se pone aún más de manifiesto en el desarrollo por parte
junto con la pureza de la fe, fue el otro aspecto fundamental de del catolicismo del sistema de la penitencia, que indudablemente
la Reforma. El reconocimiento expreso de la «nueva» fe implicaba servía para el control eclesiástico, aunque al mismo tiempo fomen­
la obligación de llevar una vida cristiana, regida completa y exclu­ taba la sensibilidad religiosa de los feligreses. En el protestantismo,
sivamente por los principios cristianos, pero la importancia de la oración familiar y la lectura de obras edificantes, por ejemplo,
dicha vida y los medios ofrecidos por las diferentes Iglesias para contribuía tanto a la indoctrinación como a una primera asimila­
su consecución variaban, sin embargo, de acuerdo no sólo con la ción subjetiva de las creencias religiosas.
doctrina concreta, sino, más aún, con el prestigio social de la La magnitud de la disciplina de la vida cotidiana era muy
confesión. Cuanto mayor era la Iglesia y más se convertía en grande, y como ejemplo de ello nos referiremos a tres procesos
religión del Estado, tanto más débil era su aspiración moral, en decisivos. Por una parte, la asistencia regular obligatoria a los
contraposición a las pequeñas Iglesias en la oposición. El calvi­ oficios divinos, que hizo necesaria la implantación del domingo
nismo fue el que subordinó en mayor medida la praxis moral como día no laborable, quedando la vida cotidiana normal configu­
cotidiana al imperativo de la fe y, a pesar de la doctrina de la rada eclesiásticamente. La oración en común, principalmente antes
predestinación, impuso una severa disciplina eclesiástica a todos, de comer, se convirtió en elemento constitutivo de la vida familiar
ya que la fe sólo se podría practicar en la actuación moral en la de inicios de la Edad Moderna. Por otra parte, la familia, la
Tierra. Pero también en el luteranismo existía para todos, pese fundación de familias y la educación de los hijos, quedaron más
a la doctrina de la justificación y al rechazo de toda exaltación rigurosamente sometidas al control de la Iglesia, y no sólo se

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introdujo la celebración del matrimonio, el registro parroquial nuevas Iglesias se vieron obligadas a renunciar a esta libertad. Aun
del nacimiento, la boda y la muerte, sino que las Iglesias remo­ cuando el grado de vinculación de las Iglesias católica, calvinista,
delaron a la propia familia, debilitando sus obligaciones tradicio­ luterana y anglicana con el poder político variase, su existencia
nales de parentesco mediante una vinculación más intensa con la dependía esencialmente de él tan pronto como se convertían en
comunidad eclesiástica y creando nuevos modelos de comporta­ la única confesión vigente en su territorio; no fue, por tanto,
miento tanto para el dueño de la casa \o m o para la mujer y los únicamente el afán de poder del primer Estado moderno el que
hijos. Esta tendencia era sin duda más fuerte en el protestantismo trató de integrar a la Iglesia en la sociedad estatal por no tolerar
que en el catolicismo, pero si la Iglesia católica no quería renun­ poderes paralelos y por así utilizar la religión como instrumento
ciar a su aspiración general, debía también preocuparse por la disciplinario, sino también la necesidad y la disposición de las
vida cotidiana de sus fieles. Finalmente, mediante el fortalecimiento nuevas Iglesias confesionales a someterse a la voluntad del poder
de la familia, la acentuación del poder patriarcal del dueño de la para lograr establecerse. Si el Estado, por su parte, trataba de
casa, que tenía la obligación de controlar la fe de los miembros hacer de la Iglesia una institución educativa dependiente de las
de ésta, y la «libre» subordinación de la mujer, las Iglesias inter­ normas de la soberanía estatal, la Iglesia, a su vez, esperaba poder
vinieron de forma especialmente intensa en la vida sexual de sus utilizar al Estado como medio para la consecución de sus objetivos
fieles. La legitimidad y la ilegitimidad ya habían sido anteriormente político-religiosos, es decir, para ejercer su dominio sobre él más
objeto de diferenciación, pero sólo ahora se penalizaría la sexua­ que para servirle. Esta conducta competitiva se basaba en el mutuo
lidad fuera del matrimonio. Las Iglesias separaron claramente lo reconocimiento de un Estado cristiano. Tanto los católicos como
permitido de lo prohibido, que no sólo era digno de castigó, sino los protestantes reconocían, en principio, la unidad Iglesia-Estado
que además fue declarado pecado. Hasta qué punto le concedían y sólo los movimientos religiosos separatistas exigían la disociación
importancia a esto las Iglesias reformadas, y también el catoli­ de estos dos ámbitos. Así pues, siempre que un gobernante
cismo, aparece manifiesto en la infinidad de condenas realizadas estuviese dispuesto a conceder la legitimación exclusiva a una
en este tiempo por las autoridades en nombre de la nueva 'mor9i^ confesión, a garantizar su unidad y a defender sus aspiraciones,
La Iglesia medieval solamente había exigido a los monjes una vida todas las Iglesias estaban dispuestas a someterse y a conceder
ascética y retirada, pero en la época de la Contrarreforma el estilo prerrogativas al príncipe. Sólo en los casos en que éste se adhería
de vida ascético sería una exigencia general de todas las Iglesias. a otra Iglesia o no prestaba la protección prometida, la Iglesia
Cierto es que la nueva moral no se impuso sino de forma, parcial, nacional concernida reconocía la problemática de la unidad Iglesia-
pero se convertiría en la norma válida y obligatoria para todas Estado, es decir, su falta de libertad.
las capas sociales; en ella se basaría la familia y la escuela. En La consecuencia de la estatalización o integración estatal de la
este sentido, las Iglesias posteriores a la Reforma se revelaron Iglesia fue la influencia directa del Estado y de los príncipes
no sólo como instituciones disciplinarias de enseñanza, sino tam­ sobre la doctrina y la organización eclesiásticas. Esta praxis se
bién de moral y educación, que imprimieron su carácter a la basaba sin duda en la tradición medieval del protectorado de la
sociedad de inicios de la Edad Moderna ”°. nobleza sobre la Iglesia, si bien en la forma de ejercerlo apareció
algo nuevo: por un lado, afectó a la ocupación de los lugares
Común a todas las Iglesias fue también su circunscripción eclesiásticos, a los que ya no iban ligados solamente derechos
territorial y su establecimiento como Iglesia estatal o nacionalM1. espirituales, sino también políticos; en consecuencia, los gober­
La estrecha vinculación con el poder político se había dado ya en nantes reclamaron la concesión de cargos, no sólo en Inglaterra
la Edad Media, época en la que sin embargo no se conoció la y España, sino también en Alemania y Francia, derecho al que
incondicionalidad con que las nuevas Iglesias confesionales se ni los mismos príncipes católicos habrían de renunciar cuando la
convertirían en elemento del “primer Estado moderno. El poderío Iglesia romana se estableció como nueva Iglesia clerical absoluta.
de la Iglesia universal anterior a la Reforma radicaba precisamente Aun cuando los clérigos tuvieran en sus manos las escuelas, los
en su autonomía cultural y material. Cierto es que la Reforma institutos y las universidades, y los teólogos ostentasen los puestos
había propugnado la independencia de la Péligión y de la Iglesia más influyentes, su reconocimiento dependía en tal medida del
respecto al poder político, enseñando que la libertad religiosa se Estado que progresivamente se fueron convirtiendo en institucio­
opone a todo tipo de subordinación a una autoridad laica, pero nes estatales. Por último, al Estado moderno primitivo no le
tras el cisma confesional y ante la necesidad de imponerse, las resultaba indiferente el contenido de la formación de sus futuros

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teólogos y funcionarios, por lo que, al igual que no había una no apareaa tampoco como Iglesia unitaria, a pesar dd papado;
Iglesia libre, tampoco existía una escuela independiente. Salamanca la tradidón estamental, regalista y galicana en Polonia, España y
e Ingolstadt, Heidelberg y Tubinga, o bien Ginebra, bastiones de Franda, por ejemplo, era tan fuerte que d papa apenas podía
la reforma católica o de la protestante, eran centros estatales cuyo ejercer influencia alguna en la designación de los obispos en
personal y cuya docencia eran controlados por las instancias del España y Francia, de la misma manera que ésta no reconocería d
Estado. Por otra parte, los sacerdotes y clérigos, tanto en el campo Concilio de Trento y aquélla habría de instituir una Inquisidón
como en la ciudad, tampoco funcionaban únicamente como media­ independiente de Roma. Las peculiaridades d d catolicismo polaco,
dores de la salvación y como predicadores, sino que eran al mismo español y francés, manifiestas aún en la actualidad, se configuraron
tiempo representantes de la autoridad estatal, cuyos mandatos en esta época posterior a la Reforma.
políticos e intereses proclamaban y defendían. Eran pues, simul­
táneamente, delegados eclesiásticos y funcionarios del primer Es­ El rasgo más característico del siglo confesional fueron las «luchas
tado moderno 11! y, al igual que los funcionarios laicos, debían religiosas». Presionados por la territorializadón de la religión,
prestar juramento a la confesión del país; la fidelidad al Estado todos los movimientos religiosos experimentaron una politización,
era la condición indispensable para la obtención de prebendas de la misma manera que la política se confesionalizó, lo cual trajo
eclesiásticas. Esta comunidad o cooperación entre la Iglesia y el consigo no sólo la implicadón de las Iglesias en los asuntos dd
Estado no era necesariamente armónica. Constantemente se oían mundo, sino también, y sobre todo, las más horribles guerras que
las protestas de aquélla por la injerencia laica, al iguf^que las hubo de padecer la primera Edad Moderna En la Edad Media
de éste por el patemalismo eclesiástico; ahora bien, en conjunto, también d cristianismo se había extendido con ayuda dd poder
las Iglesias perderían autonomía en la medida en que se integra­ político. Las Cruzadas habían consolidado a la Iglesia universal
ran en el Estado. La pacificación de las luchas confesionales fue, frente a los enemigos internos y externos y su poder radicaba en
por un lado, paralela a la cristianización de la sociedad, pero, la fuerza, pero en los tiempos posteriores a la Reforma la estrecha
por otro, anularía a largo plazo la influencia política de las reladón entre la política y la religión produjo una militancia hasta
Iglesias. entonces desconodda, determinada esencialmente por el hecho de
Todos los movimientos eclesiásticos, protestantes y católicos, que, por una parte, varias Iglesias organizadas lucharon con ayuda
pretendían poseer la verdad universal. Su influencia se extendió del poder político por su implantación o sus derechos y, por otra,
más allá de los territorios y de las fronteras, pero sólo se pudieron dertos príncipes y estamentos se aliaron con los movimientos
establecer como Iglesias en la medida en que tuvieron en cuenta religiosos para conseguir la independencia política o la unidad
la estructura social y la organización política de los diferentes de su país. Las luchas religiosas adquirieron una dimensión propia
países. Por ello, pese a una clara orientación hada creencias con la aparición del absolutismo, pues aunque las Iglesias y los
perfectamente definidas, es difícil hablar de grandes Iglesias inter- clérigos se abstenían de usar la fuerza de una forma directa,
nadonales cerradas. La territorializadón de la religión impidió el ninguna confesión vaciló en animar a los príncipes, la nobleza y
nacimiento de una Iglesia universal, como en la Edad Media, las dudades a ejercerla en su favor frente a los disidentes. El
pues ni siquiera la Iglesia católica puede ser considerada como rechazo deddido de la fuerza sólo se dio en algunos grupos
tal. Aunque el movimiento luterano se había extendido a todo el marginales. La plena fusión del compromiso político y religioso
norte de Europa, las diferendas entre las diversas Iglesias nado- la encontramos, por un lado, en Gustavo Adolfo de Sueda y,
nales eran evidentes, y así las existentes, por ejemplo, entre la por otro, en Cromwell, en Inglaterra, donde se puede constatar
de Wurtemberg y la de Sajonia eran insuperables. La Fórmula una aspiradón protestante de conquistar el mundo frente al cato­
de Concordia había creado una unidad muy precaria. Aún mayores licismo romano.
eran las diferendas dentro del calvinismo, si bien aquí la orien- Especialmente militante se mostró el calvinismo. Ello se debía,
tadón política era más débil y la organizadón comunitaria se por una parte, sobre todo a la gran disposidón de la Iglesia
hallaba mejor protegida de la injerenda estatal que en el lutera- calvinista a intervenir activamente en el mundo, y, por otra, a la
nismo. La Iglesia dd Palatinado, por ejemplo, tenía muy poco situación sodopolítica en Franda y en Escoda, en donde el calvi­
en común con la escocesa, y aun cuando el Sínodo de Dordrecht nismo, como confesión de la aristocráda, tuvo que reafirmarse
hubiera determinado las normas obligatorias, éstas se habrían de frente a la dinastía católica en el poder, o se vio expuesto, como
aplicar sin embargo de manera distinta. La propia Iglesia católica m o v im ien to considerado enemigo del Estado, a las más duras

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represiones. Si los hugonotes, como se les llamaba en Francia, al Por último se dio también otro fenómeno común a todas las
igual que los calvinistas holandeses no se hubiesen defendido con confesiones surgidas después de la Reforma. En cierto modo
la fuerza, con toda seguridad habrían sido destruidos por el bando como reacción ante el proceso de estatalización de las Iglesias,
católico. En ningún otro país fueron las guerras de religión tan la formación de nuevas jerarquías eclesiásticas, la diferenciación
virulentas como en Francia; los movimientos reformadores y esta­ de los sistemas doctrinales «escolásticos» y la secularización de la
mentales se fundieron aquí en uná importante fuerza política que praxis religiosa e invocando la herencia genuina de la Reforma
no se habría de integrar en el Estado sino con el cambio de o la antigua Iglesia cristiana, surgieron movimientos religioso-
confesión, del calvinismo al catolicismo, de Enrique IV y con el espirituales o religioso-sociales que reivindicaban una (segunda)
Edicto de Nantes, que garantizaba a los hugonotes sus derechos renovación fundamental de la Iglesia y propugnaban objetivos
religiosos y políticos, siendo ya simplemente una cuestión de religiosos que, como prolongación de la Reforma, determinaron
tiempo el que los grupos que no se convirtieron al catolicismo de manera esencial la mentalidad de la nueva Europa moderna.
fuesen más tarde desplazados. Nos referimos al jansenismo en la Iglesia católica, al puritanismo
Las acciones violentas de los calvinistas estaban caracterizadas en la anglicana y al pietismo en la protestante. Dejando a un lado
en esencia por la resistencia frente al avance de los católicos, en a ciertos grupos marginales, ninguno de estos movimientos aban­
tanto que la actitud de éstos para lograr sus aspiraciones univer­ donó el marco ideológico-organizativo de su Iglesia respectiva. La
sales era la ofensiva. Las confesiones militantes se diferenciaban idea de una Iglesia supraconfesional existió sin duda en los grupos
también por el estilo de sus métodos: los calvinistas dirigían sus marginales, pero no ofrecía alternativa alguna. A pesar de las dife­
acciones contra objetivos materiales, más que contra personas; no rencias en cuanto a la doctrina, el rito y la actitud ante la autori­
perseguían primordialmente a los herejes, sino que -destruían dad y ante el saber laico, y también en cuanto a su intensidad,
iglesias y lugares de culto católico, a diferencia de la Contrarre­ todos estos movimientos reformadores criticaban por igual a las
forma, que fundamentalmente procedía contra los nuevos here­ nuevas Iglesias estatales mediante el rechazo de la escolástica
jes m. En conjunto, el catolicismo se mostró más militante, eclesiástica oficial, que a medida que se fue confesionalizando
representado por la monarquía española y por la política papal, también se estableció dentro del protestantismo, y luego mediante
que supo aprovechar hábilmente los conflictos políticos en Europa la lucha contra la jerarquización de la Iglesia confesional y un
en su favor. Como .en el caso de Suecia bajo el reinado de rigor moral en consonancia con el del calvinismo; sobre todo se
Gustavo Adolfo, tampoco en España es posible separar la política atacaba duramente la sumisión al Estado como una traición a la
de gran potencia de la acción religioso-eclesiástica. Evidentemente libertad de la religión. Se trataba, en general, de movimientos
eran prioritarios los intereses políticos que enfrentaron a España reformadores internos que, exceptuando a Inglaterra, no se for­
con los Países Bajos y a la Corona francesa con los calvinistas, marían hasta el segundo tercio del siglo xvii, cuando las Iglesias
pero sin la problemática específicamente confesional no es posible confesionales ya se habían convertido en sistemas integrados en
entender la lucha de liberación de los holandeses ni las guerras el primer Estado moderno —la formación de sectas, es decir, de
de los hugonotes. El poder católico utilizó toda clase de medios: movimientos separatistas, sólo se daría en la Iglesia anglicana— ,
violencia, muertes, guerras e Inquisición, para aniquilar a sus pero sus comienzos datan de una época muy anterior.
adversarios. La Noche de San Bartolomé, en la que fue aniquilada Aun cuando estos nuevos movimientos de protesta no se con­
la élite de los hugonotes, es un rasgo típico de la política contra- siderasen políticos, dado que propugnaban justamente la autorres-
rreformadora, interesada tanto en la implantación del catolicismo ponsabilidad religiosa, pronto no sólo se convertirían en un fenó­
como en el poder dentro del Estado “ . La Contrarreforma no fue meno político de primera categoría, sino que además tomarían
en todos los países tan rigurosa como en Francia e Italia, Polonia postura explícitamente contra el desarrollo de las formaciones
constituye una excepción típica, pues en este país la Contrarre­ estatales de carácter absolutista. De manera semejante, tampoco
forma discurrió sin enfrentamientos bélicos. Los países protestantes defendían prácticas determinadas en el terreno económico; no
estuvieron en un primer momento más dispuestos que los católicos obstante, mediante el rechazo del lujo, por un lado, y de la
a tolerar a las minorías religiosas, siempre que se sometieran a gestión financiera del capitalismo primitivo, por otro, se revelarían
las normas públicas del Estado; por el contrario, las minorías finalmente como «socialconservadores».' Con todo, ningún movi­
protestantes en Italia, España y Francia fueron erradicadas pro­ miento religioso de inicios de la Edad Moderna respondería más
gresivamente en el transcurso de un siglo. a los intereses de la nobleza desposeída de poder político y de la

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burguesía que en Francia el jansenismo, en Inglaterra el purita­
de renovación y protesta de pastores y teólogos comprometidos,
nismo y en Alemania el pietismo. El programa de la autorres-
el cual posteriormente, a medida que se fue institucionalizando
ponsabilidad religiosa y del rigor moral no sirvió necesariamente
en la segunda mitad del siglo xvn , se extendería también a un
de apoyo a los movimientos democrático-burgueses y a los intere­
amplio círculo laico, principalmente a la nobleza y al funciona-
ses capitalistas y mercantiles, como se ha creído siempre. Su idea
riado 14*. El pietismo partía de una fuerte tradición antiortodoxa
rectora implicaba, en todo caso, una conciencia antiabsolutista y,
dentro del luteranismo (Arndt, Andreae) y propugnaba un cristia­
sobre todo, «antilaicista». El hecho de que estas fuerzas religiosas
nismo práctico sobre la base de la autorresponsabilidad religiosa
cobraran, sin embargo, un significado de transformación social se
y el ascetismo. Contrarios al lujo cortesano en el Estado y en la
debió principalmente a su programa cultural protoburgués y a su
Iglesia, también los pietistas predicaban un rigorismo ético im­
moral, cuya racionalidad dio un impulso decisivo al desarrollo
buido tanto de ideas calvinistas como milenaristas. La importancia
de la burguesía. del pietismo en Alemania radica no tanto en la articulación de
El jansenismo se formó en los círculos de oposición a la Iglesia una conciencia política —a diferencia del jansenismo, permane­
oficial, a la política de los cardenales Richelieu y Mazarino y, cería en definitiva fiel a la autoridad— , cuanto en su compromiso
sobre todo, a los jesuitas y a su influencia Sus decididos sociopolítico y pedagógico, que se manifestó también en la litera­
promotores fueron Saint-Cyran, Cornelius Jansen y Antoine Ar- tura. Su actividad caritativa y la enseñanza escolar eran conse­
nauld. Desde el punto de vista teológico defendían la doctrina cuencia de una conciencia religiosa orientada hacia la práctica
agustiniana de la gracia, con un fuerte acercamiento ideológico de la fe.
al calvinismo, ya que la salvación para ellos no se lograba me­ El puritanismo inglés, cuyos comienzos datan de mediados del
diante la gracia, sino a través de las obras. Contrario a toda siglo xvi, imbuido también directamente de ideas calvinistas, no
manifestación externa de pompa y lujo y, sobre todo, a la política fue tampoco un movimiento unitario dentro de la Iglesia, pero
mundana «jesuítica», el jansenismo abogaba por un rigorismo sí una fuerza extraordinariamente influyente desde el punto de
ético, y, recurriendo a ideas conciliares, condenaba a la jerarquía vista s o c i a l E n él se combinaban también la religiosidad de
romana y reivindicaba una Iglesia más democrática, con más orientación práctica, el rigorismo moral y una idea de organización
derechos para el individuo. Su conciencia elitista, su rigorismo antiepiscopal. Su radicalismo venía determinado por dos hechos:
y la creación de un moderno sistema de enseñanza, que llegaría primero, que con la introducción de la Reforma en Inglaterra
a competir con el de los jesuitas, crearon las condiciones necesarias sólo cambió la doctrina, pero no la praxis, ya que el rey utilizaba
para que el movimiento de renovación religiosa pronto se exten­ a la Iglesia anglicana como instrumento de dominio sin eliminar
diera desde los círculos clericales hacia amplias capas de la nobleza su ropaje católico, y segundo, que Inglaterra habría de estar largo
y de la burguesía culta. Su relación con círculos literarios y cien­ tiempo bajo la amenaza del papado o de España (Armada Inven­
tíficos (Racine, Pascal) aumentó su prestigio social. Ahora bien, cible, 1588). El interés del primer puritanismo se centraba, según
lo que convirtió realmente al jansenismo en un fenómeno político, esto, primordialmente en la prosecución de la Reforma, es decir,
haciendo de él una importante fuerza de oposición no sólo contra en la erradicación de todos los vestigios católicos y en la implan­
el catolicismo tridentino, sino también contra el absolutismo tación de una moral basada en el cristianismo bíblico. En ningún
francés, fue su relación con la oposición política. «El jansenismo otro país de Europa atacarían más duramente la Reforma el lujo,
se convirtió, ya durante la Fronda, en un centro de cristalización el juego y las diversiones populares. Los puritanos no eran
intelectual y religioso para las fuerzas de la oposición contra el separatistas —los movimientos de este tipo no se produjeron
absolutismo» “7. A consecuencia de ello, el jansenismo, en mayor hasta la Revolución inglesa— , sino que defendían un orden
medida incluso que el calvinismo, vino a caer involuntariamente eclesiástico presbiterial (Th. Cartwright), según el cual el poder
dentro del fuego cruzado de las disensiones religioso-estatales, de la Iglesia no habría de estar en manos de los obispos, sino en
provocando su persecución y aniquilación en los inicios del si­ las de la comunidad de fieles. Además de esta tendencia presbi­
glo XVIII. teriana, a medida que la reforma puritana fuera encontrando
El pietismo alemán, surgido mucho más tarde, no se reveló oposición y fuera reprimida se impondrían los independientes
tan riguroso, ni tampoco se vio implicado de una forma tan radicales (R. Browne) que condenaban todo tipo de jerarquía y
intensa como el jansenismo en los conflictos sociopolíticos, aunque que posteriormente, en la Revolución inglesa, habrían de tomar
surgiera igualmente en el seno de la Iglesia como un movimiento las riendas. En un principio, el puritanismo era también un

260 261
.
movimiento reformador dentro de la Iglesia, dirigido por clérigos, dpalmente en Inglaterra y Francia, pero sin llegar realmente al
pero pronto se convirtió en un amplio movimiento laico cuya pauta pueblo. Su mayor repercusión se produjo en el siglo xvil, limi­
fue marcada por la burguesía y la baja nobleza (gentry). Su in­ tándose en general a los círculos intelectuales-burgueses de la clase
fluencia e importancia radicaba principalmente en su fuerza de media. Mientras el pietismo exigiría progresivamente una forma
disciplina de la vida cotidiana, en la intensificación de la respon­ de conducta conforme con el poder y el jansenismo posterior a la
sabilidad religiosa subjetiva y en el sometimiento de la vida moral Fronda sería reprimido tanto por parte eclesiástica como estatal,
a las máximas bíblico-burguesas; por otra parte, el puritanismo el puritanismo, tras la Revolución inglesa, se vería obligado a
cobró relevancia política por su carácter antiabsolutista cuando renunciar a todos sus objetivos políticos radicales, convirtiéndose
sus miembros empezaron a dominar progresivamente la Cámara en un movimiento quietista.
Baja, controlando así la política real. La Revolución inglesa no
fue ciertamente el resultado inmediato del movimiento puritano;
tampoco el radicalismo religioso posterior a 1640 se halla direc­ VI. INQUISICION, BRUJERIA, INCREDULIDAD
tamente relacionado con el puritanismo, que no obstante, con su
rigorismo moral y su espíritu de actividad milenárista, creó, a La Reforma había reivindicado la libertad religiosa y aspirado a
pesar del pesimismo acerca de las cosas del mundo que le era la consecución de una sociedad cristiana, pero lo que la nueva
propio, las condiciones indispensables para la victoria de los inde­ orientación y el nuevo orden religioso trajeron consigo, y no sólo
pendientes. El puritanismo favoreció sin duda los objetivos bur­ a causa de la presión de la Contrarreforma, fue por el contrario
gueses, aunque no fue en modo alguno la ideología de la incipiente una mayor falta de libertad y, en lugar de una convivencia
burguesía capitalista de Inglaterra, pues aun cuando fuese revo­ pacífica, una mayor agresividad violenta; en nombre de la libertad
lucionario desde el punto de vista político, socialmente tuvo, por y de la verdad se desterraría y aniquilaría a más personas que en
el contrario, un efecto amortiguador sobre la evolución del pri­ ninguna otra época anterior a la confesional. Entre los medios
mitivo capitalismo. Su ímpetu moral favoreció una estricta moral más crueles, y también más eficaces, empleados para someter al
del trabajo, pero en ningún caso una mentalidad de lucro como pueblo a un cristianismo «oficialmente» reconocido bajo la forma
resultado del ascetismo dentro del mundo de las confesiones conocidas se encuentran la Inquisición y los
El jansenismo francés, el pietismo alemán y el puritanismo procesos contra las brujas, dos instituciones que estuvieron tanto
inglés surgieron como un reflejo del sistema estatal-eclesiástico al servicio de los Estados como de la Iglesia. Es muy probable
que se consolidó con el desarrollo del Estado moderno y la con- que las consecuencia mentales y sociales de estos brutales y
fesionalización de la sociedad. Todos ellos pretendían proseguir sistemáticos métodos de control no fueran tan importantes como
las reformas religioso-eclesiásticas en el sentido de un subjetivismo en otros tiempos se llegaría a creer. Hubo otros aspectos en los
religioso no determinado por la autoridad eclesiástica, sino por que el trato dado a la vida humana fue mucho más violento y
la propia experiencia religiosa como conciencia, mediante un arbitrario; ahora bien, como nueva forma de disciplina, aquellos
rigorismo ético que era expresión evidente de un profundo despre­ métodos habrían de imprimir un carácter específico a la Europa
cio del mundo y, al mismo tiempo, fundamento de un activismo de inicios de la Edad Moderna. La desviación ideológica se con­
religioso dentro de éste que dejó importantes huellas de carácter virtió en un crimen secular combatido con medios policiales. La
reformador (instituciones sociales, escuelas)', y, por último, me­ Inquisición y los procesos contra las brujas no fueron en modo
diante un modelo de comunidad religiosa en el que el poder no alguno exclusivos del catolicismo, ni tampoco formas defensivas
estaba en manos de los servidores eclesiásticos, sino que aquélla medievales. Aun cuando la intensidad y los efectos de la persecu­
determinaba por sí misma su vida religiosa. El grado de influencia ción y la liquidación de la discrepancia ideológica dependiesen
de estos movimientos fue muy variable, y no siempre «progre­ del país y de la confesión, en general los enemigos de la religión
sista», pues al tiempo que combatían las estructuras políticas no sólo habrían de ser excluidos de las comunidades eclesiásticas,
absolutistas, habían de movilizar, si bien con diferente intensidad, sino también desterrados o aniquilados por la autoridad política;
una multiplicidad de fuerzas burguesas tanto en su lucha contra pero en tanto que la caza de brujas fue igualmente llevada a cabo
el «acortesanamiento» de la sociedad como en lo que se refiere por todas las confesiones, solamente en los países católicos se
a la ampliación de la moral del trabajo burguesa, de gran impor­ llegaría a institucionalizar la Inquisición, es decir el exterminio
tancia para la formación de un movimiento antiabsolutista, prin- sistemático, dirigido desde arriba, de los que tenían otras ideas

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mente distinta a la romana: se trataba, por un lado, de una
u otra religión. La Inquisición y la caza de brujas no son, institución estatal sobre la que Roma no ejercía ninguna clase
ciertamente, una consecuencia inmediata del movimiento reforma­ de influencia, discrepando incluso en no pocas ocasiones sus
dor y contrarreformador, ya que existían desde mucho antes, respectivas sentencias El hecho de que los reyes españoles le
pero su auténtico carácter y su apogeo no lo alcanzarían sino a prestaran todo su apoyo se debió a que la Inquisición era
finales del siglo xvi y comienzos del xvn , de lo cual podemos también la única institución judicial que se extendía a toda
deducir que los «viejos» métodos no sólo no habían quedado España y tenía gran importancia política para el reino.
inservibles para la nueva situación social de Europa, resultante Por otro lado, había surgido en relación con el control del
de la expansión del mercado y del proceso de estatalización y gran número de judíos conversos y musulmanes, debiendo prime­
confesionalización progresiva de la sociedad, sino que, perfeccio­ ramente impulsar su integración en la sociedad española y, más
nados y sistematizados, se harían necesarios como instrumentos tarde, su absorción por parte de ésta, proceso en el que pronto
de control integral. El control ideológico y el castigo fueron los las razones de tipo racial tuvieron un papel más importante que
medios decisivos para disciplinar a la sociedad de esta época, así las religiosas, pues, además del celo religioso, la limpieza de
como para pacificarla. sangre era una condición imprescindible para la obtención de
cargos públicos y para todo tipo de ascenso social. La importancia
Aquello que en el Estado español v en la Iglesia romana se que esto tenía dentro de la sociedad española se pone de manifies­
institucionalizó como Inquisición no fue idéntico al desarrollo del to en el gran número de judíos conversos precisamente dentro
procedimiento inquisitorial que habría de desplazar paulatina­ de las capas altas y medias en el siglo xvi. Sólo en segundo lugar
mente en la práctica judicial de los siglos xv y xvi al antiguo habría de servir también la Inquisición para combatir los movi­
procedimiento de acusación, ni tampoco se limitó a la persecución mientos reformadores y todos los escritos que no se ajustaban
penal de la brujería y la incredulidad religiosa, aunque su mayor plenamente a la fe de la Iglesia, de manera que, en un breve
eficacia se pusiera de manifiesto en este ámbito. espacio de tiempo, España se constituyó en una sociedad «aislada».
La Inquisición como institución eclesiástica para combatir la Por otra parte, la Inquisición española había creado, a con­
herejía había existido ya en la Edad Media, pero como institución secuencia del mantenimiento del secreto procesal y de su completa
central propiamente dicha e instrumento de la Iglesia romana burocratización en toda España, un sistema de terror a merced del
contra el avance de la Reforma, sobre todo en Italia, no habría cual se podía hallar cualquiera en base a una simple denuncia.
de surgir hasta 1542U1, estrechamente relacionada también con No obstante, en comparación con la justicia civil y con el trato
otros esfuerzos por controlar la doctrina y el mercado de libros aplicado a las brujas en Centroeuropa, la praxis inquisitorial era
(Indice, censura). sin duda más humana, pues el tribunal, que excluía los procedi­
Dado el fraccionamiento territorial de Italia y el hecho de que mientos sanguinarios —y en ello residía precisamente su fuerza— ,
la propia Iglesia de Roma solamente ejercía el poder político no se consideraba como un tribunal de justicia, sino como una
directo dentro de los Estados Pontificios, la implantación de la autoridad disciplinaria encargada de acabar con el estado de
Inquisición en toda Italia requirió la influencia romana, que necesidad nacional. Dado que se trataba de una «expiación», las
también era una de sus tareas esenciales. No sólo se controlaron sentencias eran también muy variables, no siendo la pena de
las ciudades, sino también, por vez primera, el medio rural. Las muerte la consecuencia necesaria de toda acusación. Entre 1575
víctimas más conocidas de la Inquisición romana fueron G. Bruno y 1610 se ejecutaron en Toledo, por dar un ejemplo, las siguientes
y G. G alilei152: este último se vio obligado a retractarse de sus sentencias:
enseñanzas y aquél fue quemado públicamente en la hoguera. La
Inquisición no era per se necesariamente enemiga de la ciencia, E xpiación....................................................................... 207
pero con la represión de las corrientes heréticas toda la cultura Sam benito...................................................................... 186
científico-crítica, que en Italia alcanzó un nuevo apogeo en el Privación de bienes ..................................................... 185
siglo xvi, acabaría poco a poco por extinguirse. Encarcelamiento .......................................................... 175
La Inquisición romana consideraba que todos los países cató­ D estierro........................................................................ 162
licos estaban sometidos a su jurisdicción, pero España, único país A zotam iento.................................................................. 133
que se había mantenido íntegramente católico, se empeñó en Galeras ........................................................................... 91
conservar su autonomía. La Inquisición española era esendal-
265
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Quema in perso n a ...................................................... • 15 oeste de Alemania y en Inglaterra, es decir en los países que se
Quema in effigie ........................................................ 18 consideraban más desarrollados desde el punto de vista político
A m onestación............................................................... 56 y económico tras la Reforma, donde la brujería habría de traei
A bsolución................................. 51 consigo las consecuencias más funestas, pues tampoco se exten­
Aplazamiento del proceso por tiempo indefinido. 128 dería primordialmente a las regiones más atrasadas, sino a las de
mayor movilidad.
Finalmente, España escenificaba la condena o ejecución bajo la Aunque la «brujería» no habría dado lugar a la gran caza de
forma del «auto de fe» celebrado con gran pompa, cuyos elemen­ brujas sin la «creencia en las brujas» ampliamente difundida en
tos esenciales no eran las ejecuciones propiamente dichas,- sino el pueblo, desde un punto de vista social e intelectual existe una
la procesión, la misa, la predicación y la «expiación» por parte gran diferencia entre ambos fenómenos. La creencia tradicional
de los pecadores, y cuya culminación consistía en una gran fiesta en las brujas, de raíces no cristianas, mágico-paganas, y combatida
popular. La grandeza de la fe y el acto de purificación de la por tanto por la Iglesia en tiempos anteriores como «simples
sociedad de la herejía al servicio del Estado no podía demostrarse superchería, era la expresión de un sentimiento de dependencia
de una manera más ostensible directa de la naturaleza dentro de la vida cotidiana. Dada la
La Inquisición española tuvo importantes consecuencias para convicción de que los poderes superiores pueden intervenir direc­
España: desde el punto de vista económico, sufriría con la pérdida tamente en la vida humana, la creencia en las brujas, junto con la
de musulmanes y judíos; aún más decisivo habría de ser el aisla­ astrología y la magia, es parte integrante de la visión fundamental
miento ideológico, que sin embargo — lo que representa uno de del mundo de la sociedad agraria, sirviendo al mismo tiempo
los enigmas de la historia de España— no impidió a corto plazo como explicación a las desgracias y como medio prometedor para
un importante desarrollo literario y artístico. La Inquisición el restablecimiento del orden y, en consecuencia, de efectos esta­
seguiría siendo una institución permanente en España incluso bilizadores sobre las normas de la vida aldeana. Pero la brujería
cuando en otros países, sobre todo en el norte de Europa, ya de inicios de la Edad Moderna, causa al menos en Centroeuropa
había remitido la discriminación de los marginados religiosos, de ejecuciones masivas, aunque se basaba sin duda en la idea
o al menos éstos habían dejado de estar sujetos a un control tradicional sobre las brujas revelaba un carácter fundamentalmente
permanente. distinto, de índole urbana e intelectual. El aspecto central no era
ya el maleficio, la bruja maquinadora, sino la participación en el
La brujería de inicios de la Edad Moderna sería la causa de un sabbat, una orgía anticristiana a través de la cual el demonio,
número de víctimas aún mayor que la Inquisición. La caza de valiéndose de los humanos, pretendía destruir el cristianismo, de
brujas tuvo gran similitud con la persecución sistemática de la manera que lo que el poder político y la Iglesia combatían no
herejía en tanto en cuanto el proceso contra las brujas no era una superstición, sino una secta diabólica. Lutero y Calvino
perseguía, en definitiva, sino un caso particularmente extremo de no sólo creían en la existencia de las brujas maléficas, sino que
herejía demoníaca, cuya destrucción se llevaba a cabo con medios además estaban convencidos, al igual que sus oponentes católicos,
burocráticos igualmente meticulosos 154. de la existencia de una secta satánica en expansión. Una expre­
La brujería constituye un fenómeno social altamente complejo sión clásica de la demonología intelectual es el Malleus malifica-
de la sociedad de esta época. La «brujería» fundamentada teoló­ rum de 1486-87, así como De magorum daemonomania (1580-81)
gicamente que dio lugar a la persecución de las brujas en los de Jean Bodin, conocido teórico del Estado de este tiempo.
siglos xvi y xvn no era del todo idéntica a la «creencia en las La caza de brujas sistemática de inicios de la Edad Moderna
brujas» por parte del pueblo que hallamos, si bien con diferente fue, ante todo, el resultado de una histeria intelectual, siendo
intensidad, en todas las sociedades tradicionales y por ende uno de sus rasgos más sobresalientes la burocratización de sus
también en Europa. prácticas de exterminio en todas las confesiones. A diferencia de
Por otra parte, la brujería no estaba extendida en toda Europa los pogromos judíos, la caza de brujas no discurrió en modo
con la misma intensidad: la caza sistemática de brujas fue muy alguno de una forma espontánea, dependiendo sólo relativamente
débil o incluso no se practicó en el este de Europa, e igualmente del apoyo popular. La antigua caza de brujas arbitraria de la
en países católicos como Irlanda y la Italia meridional; en España Edad Media fue sistematizada radicalmente en el transcurso del
fue donde antes se redujo, siendo en Francia, en el sur y en el siglo xvi por parte tanto del nuevo procedimiento inquisitorial

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como de las nuevas instituciones oficiales del nuevo Estado mo­ Europa occidental; por otra parte, las transformaciones o la
derno, dirigidas por juristas muy preparados y controlada y apertura de las relaciones sociales tradicionales, dentro del con­
supervisada por las facultades de Derecho, lo que, al igual que en texto del desarrollo de una situación abstracta de poder y economía
el caso de la Inquisición española, sirvió para evitar una bruta­ de mercado, fomentaron la extensión de los conflictos sociales
lidad incontrolada. La persecución penal no se basaba ya única dentro de las sociedades urbana y rural y favorecieron el temor
y directamente en la simple acusación — aun cuando con frecuencia a las brujas y la disposición a la denuncia. Además, el Estado
las quejas sobre daños personales condujeran también a la cele­ estaba cada vez más interesado en la integración y en la disciplina
bración de procesos— , sino que el elemento central era el de sus súbditos, al igual que las Iglesias posteriores a la Reforma,
tormento, mediante el cual se arrancaba la confesión de culpa­ revelándose el proceso contra las brujas como uno de los medios
bilidad acerca de la existencia de un pacto con el diablo y de la más eficaces para imponer su idea de orden y para erradicar de
participación en fiestas anticristianas, siendo varias las pruebas la sociedad a los individuos y grupos marginados. Esto convirtió
que completaban la indagación de indicios empíricos de culpabi­ en objetos de persecución principalmente a los pobres y a los
lidad (prueba del agua, lunares). Como no era posible imponer viejos, a los marginados y a los grupos discriminados, considerados
un castigo sin la confesión o la demostración, generalmente se elementos perturbadores del orden social. Finalmente, la propa­
aplicaba el tormento hasta que se lograba la confesión de unos ganda eclesiástica y la tortura civil dieron lugar a la difusión de
hechos que en ocasiones ni siquiera habían sido cometidos. El una demonología en suma intelectual, remodelando la creencia
resultado de las confesiones arrancadas de esta manera fue un tradicional en las brujas de tal manera que sus cazadores fueran
gran número de ejecuciones, ya que, si se probaba a un delin­ aceptados por el pueblo.
cuente el pacto con el demonio, el castigo impuesto era la pena Sin estos condicionantes, los intelectuales de la primera Edad
capital, puesto que ya no se trataba únicamente de un hereje, Moderna difícilmente habrían logrado combatir con éxito la
sino de un renegado de Dios. brujería, considerada herética. Aunque ninguno de dichos con­
En general, los procesos contra la brujería no eran promovidos dicionantes habría podido bastar aisladamente para su difusión,
por jueces y monjes incultos y brutales — aun cuando también en la medida en que coincidiesen varios de ellos, no se diese ya
se dieran abusos por parte de algunos cazadores de brujas y la contradicción entre las creencias tradicionales y la demonología
verdugos— , sino por juristas versados, muy interesados en la intelectual, no fuera ya tampoco posible resolver los conflictos
observancia de todas las normas. La muerte a consecuencia del sociales sin la autoridad ni consolidar los nuevos intereses del
tormento no era algo deseado, ya que, por el contrario, impedía Estado, y, finalmente, las malas cosechas o las epidemias fuesen
el esclarecimiento de la verdad, razón por la que el grado de de efectos desastrosos, el menor estímulo bastaría para desatar la
tortura solía determinarse con ayuda de un médico, debiéndose caza de brujas, dándose tales momentos culminantes hacia 1570-90
también levantar acta del procedimiento y describirlo, en cierta y 1640-50.
medida, como un experimento. El proceso, los tormentos y la
sentencia, que en caso de tratarse de un pacto diabólico suponía La Reforma no había significado el fin de la demonología medie­
casi siempre la pena de muerte, constituían un ritual al servicio val. Todas las Iglesias y confesiones participaron igualmente en
del esclarecimiento de la verdad, de la purificación de los acusados la caza de brujas, aunque con la diferencia de que en algunos
y de la lucha contra el diablo. territorios alemanes católicos, como Tréveris, Wurzburgo, Bamberg,
La brujería no fue igual en todos los países, como tampoco Fulda y Paderborn, sería mucho más dura que en otros lugares,
la persecución a que ésta dio lugar; así, en Inglaterra, por si bien ello no se debió tanto a razones específicamente religiosas
ejemplo, no se conocía la idea del sabbat y en España pronto como a la dureza del movimiento contrarreformador de estos
habría de pasar a ser considerada como superstición. No obstante países; en ningún otro lugar parecen haber sido los procesos
llama la atención el hecho de que, a partir de mediados del contra las brujas un punto tan central de la estabilización del
siglo xvi, la caza de brujas se institucionalizara en toda Europa. poder como aquí. Aunque las comunidades calvinistas persiguieron
Esto se debió a varias razones. Por una parte, la caza de brujas también con gran rigor la creencia en las brujas, su caza se
dependía de una justicia y una Inquisición compuesta por juristas habría de prolongar durante más largo tiempo en los países
y teólogos con una formación académica, tal como habían sido católicos; los últimos procesos del siglo xv m se sitúan en estos
organizadas por el primer Estado moderno, sobre todo en la países, lo cual se debe a la tardía abolición en ellos de la tortura.

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La capacidad de liberalizadón de la sociedad fue mucho mayor obsesión, la locura, etc., consideradas, según es sabido, con fre­
en los países protestantes. cuencia como indicio de la existencia de un pacto con el demonio
A pesar de que del contenido doctrinal de las diferentes confe­ no se les ha de conceder sino un crédito limitado, no contem­
siones del siglo xvi no se desprendía una conducta determinada plándolas como defectos antropológicos y biológicos, sino sociales,
ante la brujería — sus pocos críticos surgieron tanto del calvinismo derivados de la condición del marginado.
como del catolicismo— , la creencia en las brujas en general y, de Todo lo que se observa en estas capas en general, puede ser
manera especial, su persecución no dejarían de verse influidas aplicado de una forma mucho más acusada a la mayoría de las
por la fe cristiana, toda vez que las acciones reformadoras y mujeres, afectadas especialmente por los problemas de los grupos
contrarreformadoras habían provocado una notable inseguridad sociales marginales. La actitud fundamental de los cazadores de
religiosa. A medida que las personas fueron perdiendo su orien­ brujas era misógina, según se puede comprobar. Para los autores
tación religioso-eclesiástica, no pudiendo ya interpretar su destino del Malleus, la mujer era mala por naturaleza, «pues duda antes
personal, precisamente en el conflictivo siglo xvi, como culpa de la fe, de la cual reniega también antes, lo que es la base de la
propia o como castigo divino, los modelos de interpretación má­ brujería». Con todo, la persecución burocráticamente organizada
gica y supersticiosa pasaron nuevamente a situarse en un primer no se puede explicar como un instrumento específicamente anti­
plano. Con ello, no sólo la magia popular experimentó un insos­ feminista de una sociedad patriarcal.
pechado renacimiento, sino también el hermetismo y la magia Fue decisivo el hecho de que en la sociedad primitiva existiese
erudita, de manera que la creencia en las brujas de inicios de un problema específico relativo al sustento de ciertas mujeres,
la Edad Moderna no fue un fenómeno marginal, sino antes bien principalmente ancianas y solteras, imposible de ser asumido en
el resultado de una profunda crisis de la conciencia religiosa que adelante por una aldea. En su condición de personas rechazadas,
pasaba de una concepción del mundo cristiano-mágica a una con­ éstas construirían un modelo específico de comportamiento consi­
ciencia moral no eclesiástica. derado una amenaza por los habitantes de la aldea o la ciudad,
La caza de brujas podía afectar a cualquier individuo, patricios y que, de hecho, debía serlo. Rara vez se inició un proceso por
y mendigos, mujeres y hombres, niños y ancianos, si bien es brujería contra alguien que anteriormente no hubiera sido ya
posible observar diferencias tanto cronológicas como regionales. objeto de habladurías.
Así, mientras que en un principio se perseguía por igual a hom­ Por otra parte, no es posible negar que los cazadores de brujas
bres y mujeres, en la época central de la persecución, entre 1560 se guiaban por una idea de la mujer que exigía de ésta una
y 1660, éstas pasan a un primer plano, en tanto que el final rigurosa subordinación. A ello respondía el intento de suprimir
suele caracterizarse por los procesos contra niños, mendigos y los últimos reductos «autónomos», así como el contacto con
mujeres pobres y ancianas. Después, la caza de brujas tocaría fuerzas superiores (magia). Desde esta perspectiva, las autodenun-
rápidamente a su fin, al dirigirse contra la clase dominante, pues cias por parte de mujeres adquieren un especial relieve. Se trataba,
esto es algo que la autoridad no podía admitir. Los principales al mismo tiempo, de una protesta y una capitulación, pues a una
afectados fueron los miembros de las clases bajas residentes en mujer anciana y desamparada (con hijos), que ya no podía contar
una población, aunque la importancia dada a los grandes procesos, con el apoyo de los demás, no le quedaba otro camino que el
como por ejemplo el de Loundun, deforma esta imagen. La razón aojamiento, la venganza o un pacto con el diablo, al que se con­
de ello sería, en parte, el hecho de que en una sociedad sometida sideraba muy poderoso.
al cambio las capas rectoras se sentían amenazadas por las capas Finalmente, la misoginia de los cazadores de brujas intelectuales,
bajas no integradas y por los marginados, de los que sólo espe­ puesta claramente de manifiesto en toda la literatura relativa a
raban desgracias, siendo el terror el recurso con el que domi­ éstas, debe ser separada del juez que instruía los procesos. El
naban este miedo. antifeminismo de los propagandistas intelectuales no era un fenó­
Era creencia generalizada que los individuos y los grupos infe­ meno específicamente feudal, como tampoco burgués, sino que
riores al margen de la sociedad podían enfrentarse a la discrimi­ respondía a la actitud esencial de carácter gnóstico durante largo
nación de la que eran objeto mediante una alianza con el demonio. tiempo predominante dentro del intelectualismo europeo, según
Por otro lado, estos grupos habían desarrollado una forma de la cual la mujer, como símbolo de la naturaleza, la sensualidad
conducta tal que, de hecho, producían un efecto amenazador sobre y la sexualidad, era un obstáculo para el desarrollo intelectual del
la clase alta amante del orden. A las referencias a la histeria, la hombre. El conocimiento y el verdadero espíritu cristiano sólo se

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podían alcanzar mediante la superación del mundo y de la sen­
sualidad, estableciéndose luego también relaciones entre la antigua en solitario un cristianismo sin Iglesia que abarcase todas las
dicotomía de espíritu/sensualidad y la nueva de razón/pasión. En confesiones.
la mujer se combatía la perversidad, la sensualidad y la incredu­ En este tiempo se extendería también por primera vez un des­
lidad mundana. No obstante, en la práctica judicial no es frecuente interés religioso manifiesto; en la convicción de que las Iglesias
hallar esta actitud misógina de la demonología intelectual, pues y las comunidades religiosas producían más odios que paz, nume­
aunque los hombres y las mujeres no habrían de ser tratados de rosas personas, tanto en las capas altas como en el pueblo, se
la misma manera en ella, tampoco aparece como algo prioritario alejarían por completo de la vida eclesiástico-religiosa sin tomar
la destrucción de la mujer como «ser natural», sino su integración expresamente postura contra las Iglesias o la religión, o bien
en un orden que situaba a ésta bajo el dominio del hombre o de exigirían la separación entre política y religión. La disminución
la comunidad aldeana o urbana. Las mujeres piadosas y sumisas de los temas religiosos en la literatura y en el arte a partir del
eran, por tanto, las que menos habían de temer la caza de brujas. siglo xvil puede considerarse una señal de ello, al igual que el
En tanto que los cazadores de brujas eruditos ajustaban siste­ redescubrimiento de los clásicos por parte del humanismo tardío
máticamente las confesiones arrancadas por medio del tormento con sus nuevas alternadvas morales. El mejor ejemplo de ello
a una idea perfecta, aunque nunca totalmente presente en el pue­ lo constituye Montaigne, cuyas ideas laicas fueron una excepción
blo, del culto brujeril, el juez se refería en el proceso a casos en el siglo xvi, si bien prototípicas de la nueva actitud de la
concretos, que en general eran muy distintos a los modelos oficial­ intelectualidad del último humanismo, en tanto que Rabelais es
mente regulados. La práctica de la caza de brujas nos proporciona, ya la encarnación de un escepticismo decidido frente a todas las
pues, una imagen totalmente diferente de la ofrecida por la lite­ formas religioso-eclesiásticas
ratura escrita acerca de ellas por parte de los juristas y los Pero si la hostilidad hacia la Iglesia y el desinterés religioso,
relacionado con el escepticismo religioso, eran, pese a su carácter
teólogos de los siglos xvi y xvn.
marginal, actitudes muy extendidas, el ateísmo en cambio apenas
existió, lo que no obstante no excluye la existencia de ciertas
Los siglos xvi y xvil fueron, en efecto, una época de gran religio­
formas de concebir el mundo en las cuales ya no se daba cabida
sidad, pero el fraccionamiento confesional, las guerras de religión
a las ideas cristianas acerca de la vida. Ello se refiere no tanto
y las mutuas acusaciones de herejía no dejaron de hacer sentir sus
a los creadores intelectuales de la imagen protomoderna del
efectos sobre la conciencia religiosa; pronto se habrían de difundir mundo, como Montaigne y Descartes, Bacon o Hobbes, que por
la inseguridad y el escepticismo, la incredulidad y las inquietu­ supuesto no eran enemigos de la religión cristiana, como a ciertos
des a t e a s L o s reproches relativos a la falta de fe y al ateísmo círculos intelectuales reducidos de París y los Países Bajos princi­
pertenecían al repertorio de las disputas religiosas de la época palmente. En 1582 un pastor de Bruselas refiere espantado: «En
posreformadora, por lo que no han de tomarse al pie de la letra. todas partes proliferan ateos y librepensadores, algunos de los
La enemistad hacia la Iglesia, el desinterés religioso y el rechazo cuales se burlan abiertamente de toda religión, a la que denominan
consciente de la fe cristiana sólo en raras ocasiones iban separados. cuento y fantasía, diciendo que no es otra cosa que un asunto
Ni dentro del pueblo, ni en los círculos de los artistas, los cientí­ político inventado por manipuladoras y astutas autoridades con
ficos o los funcionarios se habrían de dar posiciones libertinas o el fin de inspirar temor al pueblo pecador y mantenerlo en la
materialistas declaradas, aunque tanto en el uno como en los otros disciplina... otros, para disimular su desprecio de Dios, afirman
estaba muy extendida la hostilidad hacia la Iglesia, ya que fueron que son tantas las confesiones religiosas aparecidas en nuestra
muchos los que padecieron los cambios confesionales y los enfren­ patria en contradicción mutua que no sabrían decir cuál es la
tamientos derivados de ellos. Frente a su proliferación tampoco verdadera y cuál de ellas deben defender. Otros, a su vez, se
habría de servir que el movimiento reformador desarrollase siste­ mueven en la dirección hacia donde sopla el viento y se adaptan
mas eclesiásticos que compitieran con el catolicismo y reprimiese externamente a cualquier religión» “7.
la autodeterminación y la libertad religiosa existentes en tiempos
de la Reforma. No se trataba de enemigos del cristianismo, sino, V II. EDUCACION, SISTEMA ESCOLAR, CIENCIA PROTOMODERNA
ante todo, de personas comprometidas desde el punto de vista
religioso que ya desde la segunda mitad del siglo xvi propagaban El saber laico, los conocimientos científicos y la erudición institu­
cionalizada existían ya en tiempos anteriores, en la Edad Media
272
273
y, sobre todo, en el humanismo. Sin embargo, la primera Edad difusión del conocimiento de la escritura y la lectura no ha de
Moderna trajo consigo algo totalmente nuevo, rompiendo en un ser tampoco supervalorada.
triple sentido con todas las ideas anteriores. En primer lugar, El rápido aumento de la alfabetización y de la formación
el saber se convertiría en instrumento decisivo para dominar el escolar en el siglo xvi se ponen de manifiesto en algunos datos
mundo, para mejorar la vida material y para liberar al ser humano c o n o c i d o s S e cree que en este siglo el público lector en Ale­
de la tradición y la naturaleza. Por otra parte, la ciencia y los mania pasó de 400 000 a 800 000 personas; en Inglaterra parecen
conocimientos, monopolizados durante la Edad Media en gran haber sido 1,5 ó 2 m illo n e s los lectores en una población de cuatro
medida por el clero, comenzarían a estar a disposición de todas a cinco millones de habitantes, y hacia 1600 se cree que eran ya
las capas del pueblo y a ejercer su influencia sobre la praxis la mitad de ésta. También el número de estudiantes universitarios
social. El auge del saber no se puede separar de la llamada revolu­ habría de pasar entre los siglos xvi y xv n de 3 200 a 7 000 o
ción cultural, que habría de alcanzar por vez primera un notable incluso 8 000, de los cuales 4 000 ó 5 000 estudiaban en univer­
apogeo con la alfabetización y el desarrollo del sistema educativo. sidades luteranas y calvinistas; a ello hay que añadir el gran
Por último, se produciría el surgimiento de las ciencias modernas, número de estudiantes alemanes en Italia: 2 555 en Siena y 3 145
de un sistema científico que abarcaba la mayor parte de las en Padua hacia 1590-1609 En Francia, hacia 1600, el 16 % de
ciencias que se conocen en la actualidad y cuyo p ro g r a m a superaba los varones habían dejado de ser al parecer analfabetos, y en
todos los criterios medievales y renacentistas. Cierto es que ello Inglaterra — en donde entre 1625 y 1640 el 80 % de los miembros
estaba en manos de una pequeña élite, pero directa o indirecta­ del Parlamento habían estudiado ya en una universidad— incluso
mente cada vez habría de ser mayor el número de personas que el 25 % . Todas las capas de la población participaron de la alfa­
participasen en su producción. betización y de la educación escolar, pero principalmente la bur­
guesía y la nobleza, de cuya conciencia de clase pronto habría de
Cuando se habla del saber, el conocimiento y los logros intelec­ ser también un elemento integrante el hecho de ser «más cultas»
tuales de la primera Edad Moderna, se suele olvidar, bajo la im­ que el pueblo. En general, los hombres disfrutarían en mayor
presión de la «revolución del espíritu», la «revolución educativa», medida que las mujeres de una formación; así, en Amsterdam
no menos importante y potencialmente extensiva a todos los secto­ hacia 1630 sabían firmar el 57 % de los hombres, pero solamente
res del pueblo pues con la alfabetización de éste y con la gran el 32 % de las m u j e r e s E l aumento de la alfabetización y la
expansión del sistema educativo tuvo lugar posiblemente una educación del pueblo, si bien no trajo consigo la democratización
transformación social más importante en definitiva que con el de la difusión y la transmisión del saber, sin embargo habría
nacimiento de la propia ciencia moderna. El analfabetismo seguiría de poner fin, hacia mediados del siglo xvn, al monopolio ejercido
siendo un fenómeno predominante, no sólo entre el pueblo sino en la enseñanza por el clero.
también en las capas sociales altas, pero en conjunto se puede La educación y la enseñanza infantil y juvenil continuaron tenien­
observar una alfabetización más intensa de toda la población y do lugar generalmente, hasta muy avanzada la primera Edad Moder­
una difusión considerable del sistema escolar elemental y medio, na, dentro del ámbito doméstico y familiar; la capacitación profe­
siendo constante el aumento del número de personas capaces de sional específica y la «cultura general» no solían ser adquiridas por
firmar y leer. La educación popular alcanza su primer apogeo el pueblo en la escuela, sino en la familia y durante el aprendizaje,
hacia 1600, si bien a partir de mediados del siglo x vn sufriría en ocasiones en casas ajenas lu. La escuela, que era una de las
un retroceso que se prolongaría por espacio de un s i g l o L a posibles formas de educación, a lo largo del siglo xvi habría de
revolución educativa, extendida a todos los países europeos, afectó experimentar una extraordinaria expansión, proceso propiciado
en mayor medida a los de Europa occidental que a los del este, por las comunidades, las ciudades, las autoridades y las Iglesias.
en donde, excepción hecha de la nobleza polaca culta, sólo el Aun cuando se desconociera la escolarización general obligatoria,
clero solía saber escribir y leer. También en Occidente se dieron «los queridos padres y el bien común de todos hacían merecedora
importantes diferencias entre los países católicos, luteranos y [a la escuela] de no poca, sino considerable y alta estima» El
calvinistas, ya que había sido la Reforma la que más había con­ sistema escolar estaba ya, en general, muy diferenciado; además de
tribuido al aumento de la alfabetización al recomendar a todos los centros universitarios y de las escuelas latinas, existentes
los fieles la lectura crítica e individual de las Escrituras. Ahora también en época anterior, había un gran número de escuelas
bien, desde el punto de vista del conjunto de la sociedad, la elementales, normalmente pequeñas y de diferente cualificación,

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que a cambio de una compensación económica enseñaban a los enseñanza media, que habría de atraer a la élite estatal y eclesiás­
alumnos a escribir, leer y hacer cuentas y les iniciaban en el tica 1M. Los numerosos institutos y colegios de esta época eran,
catecismo. Solían estar en manos de los monasterios y las parro­ bien de reciente fundación, bien herederos de las antiguas escuelas
quias, los municipios y las corporaciones, o bien eran totalmente latinas renovadas dentro del contexto de la Reforma y la Contra­
independientes, encontrándose sobre todo en las ciudades y en rreforma. Los institutos reformados rivalizaban en cuanto a sus
ocasiones también en el medio rural, aun cuando la población recursos, su capacidad y su influencia con los centros de los
campesina se opusiera durante largo tiempo a la escolarización. jesuítas. Casi todas las ciudades poseían un centro de enseñanza
A finales del siglo xvi había por ejemplo en Lübeck 60 escue­ media al que asistían los hijos de la burguesía y la nobleza, si
las “5. Las escuelas más prestigiosas eran las de las comunidades bien en los primeros años no faltarían tampoco los que procedían
sectarias, sobre todo en Inglaterra. La aparición de ordenanzas de clases más bajas, a quienes las Iglesias y Estados concedían
escolares, expresión por vez primera del problema educacional becas de estudio. El instituto luterano de Estrasburgo y el colegio
como tarea «pública», fue un intento de dirigir y perfeccionar el católico de los jesuítas en París, sobre todo, tuvieron una gran
crecimiento incontrolado del sistema escolar elemental, aunque influencia y un carácter ejemplar. La capacidad de los institutos
su eficacia sería tan limitada como el esfuerzo de numerosos era, en no pocas ocasiones, de más de 1000 alumnos, lo que
pedagogos populares, que hacia finales del siglo xvi comenzaron exigía un número adecuado de aulas. Las autoridades eclesiásticas
a exigir una educación sistemática para pobres y ricos, clases altas y civiles les prestaban todo el apoyo que podían. La asistencia a
y clases bajas, niños y niñas, y fundaron aquí y allá escuelas ellos significaba no sólo la participación de cada alumno en la
modelo, sirviendo de orientación para ello los trabajos de Amos enseñanza media y en la introducción a las formas de conducta
Comenius y sus amigos cristiana, sino también la elevación de su posición social. Al
La enseñanza escolar de materias elementales estaba abierta a sistema escolar de inicios de la Edad Moderna se debe el que la
todos, si bien no era regular ni daba tampoco grandes resultados. enseñanza se fundiera con el canon de virtudes del mundo noble
Eran muchos los que culpaban a la escuela precisamente del em­ y patricio.
brutecimiento de la juventud —lo que no sólo era el resultado El centro de enseñanza media era la institución cultural y pe­
de la falta de interés, sino también de la de maestros carentes de dagógica de la élite de este tiempo y su especial mérito residía
cualificación que ejercían con gran frecuencia su actividad como en la transmisión de la cultura latina humanística, adoptada por
ocupación secundaria— , alzándose las quejas, más aún que por la todas las confesiones. Su aspecto central lo constituían la ense­
miseria y la falta de higiene de las aulas y la mala enseñanza, por ñanza del latín y la retórica, así como el adoctrinamiento en la fe
la rudeza de los métodos pedagógicos. cristiana, siendo su objetivo más importante el perfecto conoci­
En no pocas ocasiones, las autoridades se vieron obligadas a miento de la tradición humanista y el dominio autónomo de ésta.
intervenir contra la tiranía de los maestros. La ordenanza escolar El éxito se hallaba garantizado por unos planes de enseñanza
de Salzburgo de 1593 insiste expresamente en que, al golpear, hay detallados, un número suficiente de manuales de estudio y la
que «respetar la cabeza y otros miembros, pues el castigo ha de docencia a cargo de profesores cualificados. No obstante, aun
ser una disciplina y no una paliza tiránica, incontrolada e indis­ cuando los centros de enseñanza media, con su canon de cultura
criminada, a fin de que la juventud no pueda tener más motivos humanística, respondieran a las exigencias del siglo xvi, el aban­
para censurar a sus maestros de enseñanza y escuela que para dono de la lengua vernácula (sobre todo en Alemania), de la
amarlos» “7. Sin embargo, el mal estado de las cosas, que no se matemática y la historia se revelaría más tarde como un gran
habría de eliminar sino gradualmente, no impediría el desarrollo inconveniente. La misión del colegio no era, sin embargo, única­
del sistema escolar elemental, siendo ante todo las Iglesias y el mente la transmisión del saber; igualmente importante era la
primer Estado moderno los que más empeño pondrían en el educación y la disciplina de los alumnos como futuros súbditos
perfeccionamiento de la educación popular. Se publicaron un gran cristianos. En ello radicaba justamente la función social extra­
número de escritos pedagógicos y la cultura y la educación se ordinariamente amplia de estos centros, de los que ningún Estado
convirtieron en el tema público más importante de la sociedad hubiera ya podido prescindir. La introducción de un sistema de
poshumanista de comienzos del siglo xvn clases separadas de acuerdo con la edad — había, al menos, cinco
La sociedad de inicios de la Edad Moderna, y, sobre todo, la o seis clases— y de exámenes fomentó el elitismo, contribuyendo,
Iglesia y el Estado, mostrarían un interés aún mayor por la por otro lado, a la regulación de la enseñanza. Finalmente, la

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consolidación de la autoridad del profesor completaba un sistema teológica proporcionó a la universidad una influencia casi ilimitada
de control de la juventud paradigmático para el conjunto de la sobre el espíritu de las Iglesias.
sociedad. Estos colegios, que regulaban todo el curso del día, No obstante, también las facultades de Derecho y Medicina
desde la mañana hasta la tarde, durante el cual se compartían las cobraron una importancia cada vez mayor. La necesidad de médi­
horas de la comida y del recreo, se convirtieron «en una institu­ cos preparados y, sobre todo, de juristas crecía constantemente,
ción indispensable para la sociedad: el colegio, con un cuerpo lo que también dio lugar a la creación de escuelas jurídicas pro­
docente separado de los alumnos, con una severa disciplina y unas pias. Las listas de matrículas revelan en general, principalmente
clases muy concurridas, en donde habrían de formarse generacio­ en la segunda mitad del siglo xvi, un importante aumento del
nes completas de intelectuales del Antiguo Régimen» lw. En estos número de estudiantes, tanto nobles como burgueses, e incluso
centros de enseñanza media, la cultura humanística alcanzó una de clase baja, que confiaban en un ascenso en la escala social a
repercusión que, a pesar de su superficialidad, habría de exten­ través de los estudios. A pesar de toda clase de intentos por
derse por vez primera a toda Europa, fomentando la capacidad conseguir que los naturales de un país sólo pudieran estudiar en
racional de discutir. Sin embargo, de estos logros sin duda alguna las universidades nacionales, el interés por salir al extranjero
positivos se derivarían importantes consecuencias de tipo social. seguía siendo muy grande, y así la medicina en Montpellier y el
Por una parte se mantendrían a una distancia considerable de la derecho en Padua gozaban de especial popularidad, al igual que
praxis, ya que el objeto del aprendizaje no se hallaba directamente Italia, en general, aún habría de ser por mucho tiempo el país
relacionado con el posterior ejercicio «profesional», proporcio­ preferido para la realización de estudios no teológicos. Una uni­
nando solamente los requisitos para la universidad; por otra versidad floreciente de estilo europeo era la protestante de Leiden.
parte serían la causa del gran distanciamiento que se habría de Un gran número de universidades se habían abierto a la Reforma,
producir entre las futuras élites de la sociedad y el pueblo, para acogiendo incluso como profesores a las personalidades más im­
el que los nuevos eruditos, con sus conocimientos y su conducta, portantes del movimiento reformador. La antigua hostilidad frente
se convertirían en extraños. Así pues, no fue solamente la progre­ al humanismo había desaparecido en general.
siva concentración del mercado lo que provocó la diferenciación Algunas universidades se abrieron también a las modernas
estamental, sino también el sistema escolar de la primera Edad ciencias experimentales, por ejemplo Leiden y Padua, en donde
Moderna. En lo sucesivo, la formación latina habría de ser un la anatomía, la mecánica y la astronomía habrían de conocer un
gran auge. Sin embargo, ninguna otra institución sufriría tanto
rasgo característico tanto del clero como de todas las clases
bajo el peso de la tradición, principalmente bajo la orientación
sociales cultas, de la nobleza y de la nueva burguesía.
hacia los clásicos (Galeno, Aristóteles), como la universidad, que
por otra parte se convertiría paulatinamente en un centro exclu­
La institución cultural y científica más elevada era la universidad,
sivamente cultural del Estado y la Iglesia, implicado en nume­
cuya estructura medieval no había cambiado mucho con el paso
rosas y estériles disputas, siendo en definitiva igualmente hostil
a la Edad Moderna, de modo que, incluso las de fundación a un nuevo sistema de enseñanza y a las nuevas ciencias experi­
reciente, se ajustaban al antiguo modelo. Además de las facultades mentales. Esta fue también una de las razones por las que la
de Filosofía, Derecho y Medicina, existía también la de Teología, aristocracia europea, que en el siglo xvi había entrado por vez
la más importante de toda la universidad, también en cuanto al primera en la universidad, se alejó en el xv n nuevamente para
número de estudiantesm, que no sólo preparaba a los futuros fundar sus propias academias de nobles, en donde se enseñaba
teólogos, sino que además ejercía un amplio control sobre el principalmente matemáticas, lenguas e historia, y se iniciaba, sobre
conjunto de la vida religiosa e intelectual. En este sentido, la todo, en las nuevas formas de la vida social (danza, equitación,
Reforma o la Contrarreforma apenas introdujeron cambio alguno, esgrima, etc.).
ni lograron tampoco una mayor integración de la universidad Por otro lado, en ello se encuentra también la explicación del
corporativa en el primer Estado moderno; por el contrario, la hecho de que las ciencias modernas no surgieran en las universi­
universidad se convertiría, en mayor medida que otras institucio­ dades y de que la intelectualidad europea crease sus nuevas formas
nes sociales, en el bastión central de la Reforma (Wurtemberg, de organización al margen de las instituciones académicas, más
Heidelberg, Ginebra, Leiden) o de la reforma católica (Ingolstadt, en consonancia con sus necesidades de colaboración e intercambio
Salamanca, París). La renovada academización de la formación de ideas, aunque ello no quiera decir que entre los fundadores

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de las ciencias modernas no hubiese también numerosos profesores habría de predominar durante largo tiempo, este fenómeno se
universitarios. puede hacer extensivo a todos los países, incluidas Italia y España,
que por otra parte, en cuanto a la producción de libros, quedaron
En lo que se refiere a la transmisión del saber, con el intercambio muy por detrás de los países nórdicos y centroeuropeos. Esto fue
de opiniones e informaciones, y la difusión de teorías y conoci­ una consecuencia no sólo de la popularización de la literatura y el
mientos, el libro y el mercado literario tuvieron un papel funda­ saber, sino también de la integración de los intelectuales dentro
mental. La Reforma había liberado por vez primera al libro de de la sociedad nacional. A partir del siglo xvn, la lengua vernácula
su destierro humanista, impulsando la apertura del mercado edito­ se impondría progresivamente en las discusiones especializadas
rial a todo el pueblo. fuera de los círculos académicos, lo que explica también el gran
El propio Lutero fue uno de los primeros grandes escritores poder de penetración de la ciencia moderna.
populares. Las imprentas y los editores se beneficiaron de ello y
organizaron un mercado capaz de satisfacer la constante necesidad La revolución cultural se pone claramente de manifiesto en la
de lectura. La producción de panfletos, libros y, desde el siglo XVII, fundamentación de la ciencia moderna 173 que transformó radical­
también de revistas experimentó un crecimiento constante, tanto mente la antigua visión cosmológico-religiosa del mundo. El mo­
en lo que se refiere al volumen de la edición, que llegaría a los vimiento científico, que estuvo estrechamente ligado a los nombres
3 000 ejemplares, como al número de títulos: en la feria de y a la obra de los matemáticos y físicos, filósofos y naturalistas
Francfort, por ejemplo, aparecieron en 1585 200 nuevos títulos, Galileo Galilei y Johannes Kepler, William Gilbert, descubridor
en 1593 300, en 1603 400 y en 1613 500. En 1569, un librero del magnetismo, y William Harvey, descubridor de la circulación
de esta ciudad vendería en la feria 5 900 libros. Se ha calculado sanguínea, Giordano Bruno, Francis Bacon y René Descartes, sur­
que en la Alemania del siglo xvi se habían impreso ya 200 000 gió en base a ciertas condiciones específicas: por una parte
títulos. Mientras que la población entre 1500 y 1600 se duplicaba, presupuso el movimiento literario y crítico del Renacimiento,
la producción editorial en Europa por término medio se multiplicó que, pese a su dependencia de la Antigüedad, daría un impulso
por diez, si bien en el siglo xvxi el proceso volvería a frenarse m. decisivo a la secularización del pensamiento, liberando una nueva
El aumento de ediciones y títulos en los inicios de la Edad Mo­ conciencia laica; por otra parte, la Reforma, que, pese a su hos­
derna fue solamente una de las consecuencias de la creciente tilidad al mundo, trajo consigo una nueva ética transformadora y
necesidad de lectura e información. De no menor importancia fue supuso un avance en cuanto a la subjetivación del saber y a la
el fuerte retroceso de los libros teológicos y religiosos, pese a la experiencia. La aparición de la ciencia moderna estuvo finalmente
reiterada coyuntura favorable de la literatura religiosa resultante condicionada por la necesidad cada vez mayor de conocimientos
de la Reforma protestante y de la católica, frente al auge comer­ técnicos derivada del auge del capitalismo comercial, así como
cial experimentado por la literatura laica, los libros científicos por el sistema cultural y educativo impulsado por el Estado.
especializados y los manuales, y, no en último término, los relatos El Renacimiento y la Reforma, al igual que la necesidad de una
de viajes. Nada como la producción de libros revela con mayor cultura laica y de conocimientos prácticos, sensibilizarían por vez
claridad la disminución del interés religioso en el mundo culto, primera a amplios sectores de la población con respecto al pro­
e incluso en el pueblo. Otra de las novedades la constituyó el grama de la nueva ciencia, creando un clima de mayor riqueza
hecho de que, a partir de la Reforma, las clases cultas dejaron de intelectual que excedía los límites de la universidad. A pesar del
ser los únicos compradores posibles de libros, por cuya lectura sofocante clima espiritual creado por las disputas religiosas, en el
mostrarían también interés no pocos nobles y burgueses, e incluso aspecto intelectual el siglo fue también extraordinariamente crea­
los mismos artesanos y otras gentes sencillas. tivo, no sólo en los países del norte de Europa, en donde gracias
Aunque los libros fueran un lujo costoso, pronto existieron a la gran tolerancia existente pronto surgieron centros científicos,
numerosas bibliotecas, no sólo en las casas cultas sino también sino también en los países del sur, en los que la fuerza intelectual
en las cortes y dentro de la burguesía sin cultura. Consecuencia sólo se agotaría en el transcurso del siglo xvn. Es evidente que
de ello habría de ser la progresiva reafirmación de la lengua justamente la confrontación permanente con la cultura tradicional,
vernácula frente a la lengua latina de los eruditos. Así, hacia 1575 dominante sobre todo dentro del sistema religioso, daría a la
aparecieron en Francia, por vez primera, más libros escritos en nueva ciencia la firmeza y la conciencia «misionera» que habría
francés que en latín. Exceptuando Alemania, en donde el latín de caracterizar nuevamente en el siglo x v m a la cultura intelectual.

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El hecho de que en los inicios de la Edad Moderna el ámbito dentíficas. En conjunto, d sistema dentífico de esta época seguía
científico pasara progresivamente a manos de los intelectuales siendo por tanto, a pesar de su radonalidad, un conglomerado de
protestantes se debió no tanto a la actitud positiva ante la ciencia conocimientos y dencias de muy diversa categoría. Algo común a
de la Iglesia protestante — que, en parte, sentía la misma hostili­ todos los investigadores y filósofos de inidos de la Edad Moderna
dad hada ella que la Iglesia católica— como a la tolerancia de era, sin embargo, la concienda de que la nueva denda suponía
los países protestantes. también d comienzo de una nueva era, lo que nadie sabría expre­
La denda moderna ponía gran énfasis en aparecer como una sar mejor que d gran teórico dentífico Frands Bacon.
nueva denda, una nueva filosofía. No obstante, aunque el sistema El centro sodal de la dencia moderna no fue la universidad,
dentífico actual se inidase en este tiempo, en el que también pues su talante esendalmente antiacadémico también lo hubiera»
surgirían un gran número de ramas de la denda, la vinculadón impedido. Por su orientación hada la formación de teólogos y
observable entre ambas épocas es relativamente escasa. Por una fundonarios y por d ilimitado poder de los escolásticos, la univer­
parte, los creadores del sistema dentífico de la primera Edad sidad se hallaba generalmente cerrada a la recepdón de las nuevas
Moderna no eran científicos en la acepdón actual, en cierta me­ dendas, y prindpalmente de las dendas naturales. Al mismc
dida espedalistas en una disdplina, sino más bien polígrafos —en tiempo, tampoco podía integrar a intdectuales sin una conciencia
un sentido muy próximo al posterior enddopedismo— con gran­ estamental tradidonal. Un rasgo característico de la ciencia mo­
des inquietudes intelectuales. Así Kepler, por ejemplo, no era derna fue la creación de formas propias de organización en
únicamente astrónomo, sino también un teólogo sumamente origi­ consonanda con una concepdón liberal y utilitarista de la inves­
nal y un conoddo astrólogo. Descartes no fue solamente d fun­ tigación En d siglo xvil, los sabios crearían una red propia
dador dd subjetivismo filosófico, pues era además un excelente de comunicadón, círculos más abiertos y más sólidos (Hartlib
conocedor de las matemáticas y la física. Y Comenius, por en Inglaterra, Peiresc en Francia), y la primera Academia cientí­
último, además de ser d padre de la moderna pedagogía, fue fica (Accademia d d Lincei), a la que también pertenedó Galileo,
también un teólogo con ideas propias. Lo que con frecuencia hada fundada en Roma en 1603. La primera institudón exclusivamente
famoso a un sabio no era sino un aspecto de su actividad que, dentífica sería d Gresham College en Inglaterra. La república de
en ocasiones, no era ni siquiera d más importante para d . los sabios era un mundo aparte tanto por la procedencia social
Por otra parte, aun cuando todos los aentíficos fueran cons- como por la idea que de sí mismos tenían sus miembros, los
dentes de las contradicdones existentes entre la filosofía (de la cuales, a pesar de su dependenda de la universidad, la corte o la
época) y la teología y no profesaran una doctrina edesiástica Iglesia, se consideraban en su conjunto miembros libres de una
específica, los mismos sabios tampoco renundaban a una aspiración comunidad intelectual que ya no se sometía a los intereses esta­
hermenéutica de carácter filosófico-teológico, exponiendo por d mentales, sino que, por su responsabilidad sodal ante la verdad
contrario su teoría, en no pocas ocasiones, como una «nueva» y la sociedad, se dedicaba principalmente al conodmiento cientí­
reveladón que no debía tener por necesidad un valor exclusiva­ fico-intelectual de la naturaleza. Entre ellos apenas existían barre­
mente dentífico. Por otro lado, aunque todos ellos propugnaban ras sociales; los intelectuales universitarios y los de formación
una denda basada en la razón, la experienda y la naturaleza, científica privada cooperaban con los fundonarios reales y con
tampoco se apartaban por completo de interpretaciones teosóficas, los artesanos, creando un ámbito propio de libertad para la
alquimistas y astrológicas, no existiendo por ejemplo una dara comunicación al servicio exdusivo de la ciencia y el saber. Incluso
delimitadón entre la denda racional y la hermética. Kepler podía el solitario Descartes deseaba el intercambio de opiniones, según
ser, por tanto, astrónomo y astrólogo simultáneamente, y Come­ lo expresa en su Discurso del método: «Al hablar de mis propios
nius pedagogo y pansofo. El «programa» de los rosacruces es d escritos, no pretendo antidparme a los juicios ajenos; antes bien
mejor exponente de la indiferenciación de la concepción secular me alegraría que fueran sometidos a prueba, y, a fin de que haya
del mundo de esta épocam. Finalmente, el hecho de que se una ocasión tanto mayor para ello, ruego a todos aquellos que
lograse la separadón entre las dendas naturales y la filosofía tengan alguna objeción que hacer que [m e] lo comuniquen para
moral, estableciéndose una diferendarión entre el orden natural que me pueda esforzar en aducir mi propia réplica; pues si dos
y el moral, no impidió que, además de sus enseñanzas acerca de lectores los examinan juntos, mejor podrán hallar la verdad» 17‘.
la naturaleza, la denda prodamase también una nueva moral. El La idea de la sociedad erudita, cuya más clara formulación aparece
componente sodal se pone de manifiesto en todas las tendencias en Bacon y Comenius, no respondía solamente a la necesidad de

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protegerse de los ataques laicos y eclesiásticos, que afectaron a La idea de la asociación intelectual venía gestándose desde el
todos los intelectuales de este tiempo, sino también al deseo de siglo xvi, si bien la fundación efectiva de sociedades no se produjo
descubrir juntos la verdad y a la aspiración utópica de perfeccio­ hasta mediado el siglo xvn. La producción de saber y conoci­
nar al Estado y a la sociedad mediante las nuevas ciencias. No miento no tenía valor por sí misma, sino que debía estar al
obstante, ello no significa que fuesen revolucionarios, ya que servicio de la educación, la cultura y el perfeccionamiento moral
anhelaban un orden estable, tanto político como social, que de la sociedad. El afán pedagógico era común a todos, aunque
garantizase a la investigación una seguridad y una constancia. con diferente intensidad. El esfuerzo por crear una didáctica y un
El programa general de la nueva ciencia se puede esbozar de la lenguaje universal era un aspecto tan necesario como la aportación
siguiente manera171. La nueva ciencia era antiautoritaria. Frente concreta y múltiple de los intelectuales a la mejora del Estado,
al monopolio cultural detentado por la Iglesia y la universidad la sociedad, la Iglesia y las escuelas. El movimiento científico
y por sus autoridades filosóficas (Ptolomeo, Galeno y Aristóteles), no se podía, pues, separar del movimiento pedagógico, que a
la nueva ciencia luchaba por la libertad de opinión; el saber no finales del siglo xvi cobraría gran relieve, sobre todo en Ingla­
debería basarse por más tiempo en la interpretación de la tradi­ terra y Alemania, exigiendo frente a la práctica tradicional en
ción, sino en la observación directa, la medición y la interpretación escuelas y universidades una mayor concentración en los hechos,
de la naturaleza, sirviéndose de la matematización para alcanzar un hincapié en la experiencia sensorial y una valoración positiva
la objetividad. El antiaristotelismo, surgido ya en la Reforma, del trabajo físico
era un credo común a todos los naturalistas. «Soy un sujeto Finalmente, la nueva ciencia propugnaba la orientación práctica
nacido libre. ... nunca podría renunciar a mi razón en favor de hacia un fin determinado de toda actividad científica. El saber
la opinión de los antiguos ni someter mi experiencia a disposición y la investigación debían ponerse al servicio del perfecciona­
alguna» ,7‘. Nadie como el inglés Agrícola Carpenter (1652) se miento material y cultural de la sociedad, impulsando por igual
atrevería a reivindicar con mayor claridad la libertad científica, ¡a beneficencia pública, la artesanía y la agricultura. «El verdadero
pero su convicción era compartida por la mayoría de sus coe­ y natural fin de la ciencia es el enriquecimiento de la vida
táneos. humana mediante nuevos descubrimientos y fuerzas» 1,1. El carácter
No menos evidente era la idea de progreso. Cuando se habla práctico de la nueva ciencia, relacionado con su reconocimiento
enfáticamente de la nueva ciencia, el nuevo conocimiento y la de la experiencia como criterio fundamental del saber científico,
nueva sociedad, ello quiere decir implícitamente que el movimiento que es el rasgo más patente del movimiento científico, pone de
científico no se regía ya por el ideal de la Reforma o por el manifiesto una dimensión central de la cultura protoburguesa.
humanismo (la recuperación de los antiguos ideales), sino que su La conciencia científica de inicios de la Edad Moderna se pone
objetivo era lo nuevo y lo desconocido, pues «nada está tan claramente de relieve en la utopía, descripción de un mundo
oculto que no pueda ser d e s c u b i e r t o » U n a expresión más pa­ ideal que, como construcción racional de una nueva realidad
tente del optimismo científico era la utopía del modelo de social superadora de todos los problemas de la crisis del orden
sociedad de los intelectuales, según el cual sólo el conocimiento estamental, ha conservado hasta nuestros días su poder de fasci-,
puede erradicar la injusticia y el caos. nación No se puede considerar casual el hecho de que, justa­
A pesar de su elitismo, la nueva ciencia era antiestamental. El mente hacia el año 1600, momento en que se forma la nueva
saber no era ya algo propio de un estamento con capacidad para ciencia secularizada, surgieran en numerosos círculos intelectuales
administrarlo o monopolizarlo, como hacía la nobleza con el poder utopías literarias, siendo las más conocidas Christianopolis (1619),
político y la Iglesia con los bienes espirituales, sino un bien de J. V. Andreae, Civitas Solis (1623), de T. Campanella, y
común del que todo individuo podía participar en base a su Nova Atlantis (1627), de F. Barón; a pesar de las notorias dife­
razón. La conciencia antiestamental de las nuevas ciencias abolía rencias en cuanto a su estructura y programas, imbuidos respec­
la jerarquización, no sólo dentro del sistema científico — todas tivamente de la experiencia específica de la sociedad luterana del
las formas del saber están al servicio de la verdad y no de la sudoeste alemán, de la católica del sur de Italia y de la puritana
teología, y son por tanto equiparables— , sino también dentro del inglesa, respectivamente, todas ellas se hallan dentro del mismo
mundo erudito, en el que todos aquellos que tenían algo que contexto de la idea de un orden racional transmitido por el
decir, con independencia de su posición, estaban invitados a Renacimiento, del conocimiento de otras culturas alternativas faci­
participar en la discusión científica. litado por la expansión europea y de la visión de la función

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social de la ciencia y la cultura lograda por el movimiento los siglos xvi y xv il fueron de hecho reflejo de la época, aun
científico del siglo xvi. Las utopías de la primera Edad Moderna cuando representaran en mayor medida el mundo de la burguesía
no constituyen programas de actuación, sino que ofrecen a los y de la nobleza que el del pueblo, lo que no nos debe hacer
intelectuales indicaciones para que tomen conciencia de su respon­ olvidar tampoco la visión social y el realismo de los artistas, ya
sabilidad social y se organicen a fin de fomentar dentro de la que el arte era, sobre todo, un encargo de las capas sociales
sociedad un orden racional sobre la base de una comprensión poderosas. Cuando, desde un punto de vista histórico-estilístico,
intelectual científica del orden del mundo, el único capaz de se habla en general de la época del «manierismo» y del primer
resolver los nuevos problemas políticos, sociales y culturales. La barroco para referirse al período de tiempo que va de 1550 a
sociedad ideal no podrá surgir en tanto no desaparezca la oposi­ 1650, hay que considerar que se trata de un intento sin duda
ción Estado-Iglesia y la jerarquía estamental con una casta noble problemático de situar a todas las obras de creación de un siglo
a la cabeza no sea reemplazada por un orden social establecido dentro de uno o dos conceptos estilísticoslu, ya que durante
por una élite intelectual, en el que la actuación política con- mucho tiempo se habría de dar una coexistencia productiva, artís­
cuerde con la moral y se satisfagan todas las necesidades mate­ tica y literaria, «antigua» y «moderna». Así, en Inglaterra se
riales y culturales. La supresión del orden relativo a la propiedad, seguían construyendo edificios góticos cuando en Italia ya se
la valoración del trabajo físico, la formación escolar y una plani­ estaba imponiendo el barroco y en Alemania se seguían escribiendo
ficación familiar estricta ayudarían a crear un orden capaz de dramas pedagógicos eruditos cuando en Inglaterra Shakespeare
traer al mundo la paz largamente anhelada. Sin embargo, la ya fascinaba al público. Pero tampoco las «nuevas» tendencias
influencia de las utopías literarias fue muy limitada, si bien, como se dejaban encuadrar tan fácilmente dentro de un concepto. Tan
expresión del intelectualismo europeo de la época, proporcionan difícil es establecer relaciones entre El Greco y Rubens como
una información muy apreciable sobre la estructura de las necesi­ entre Tiziano y Brueghel, o entre Calderón y Shakespeare, o entre
dades de los intelectuales. Para el pueblo, este mundo «de total Cervantes y Racine. El desarrollo de la primitiva Edad Moderna
transparencia» seguiría siendo, en definitiva, extraño a él. artística fue muy complejo y, pese a su originalidad, estuvo
vinculado de múltiples maneras a la tradición, no existiendo un
concepto artístico unitario hasta que la corte dominó el mercado
VIH. ARTE Y LITERATURA. DEL MANIERISMO A LOS INICIOS DEL del arte y sus gustos prevalecieron. La relación con lo artesanal,
BARROCO por un lado, y con la erudición, por otro, era aún tan fuerte
que sería una arbitrariedad trazar líneas divisorias. Categorías
Aún más rica y variada que el avance científico-crítico, y, en como original y creativo, o como «nuevo» y «artístico» no apare­
múltiples aspectos relacionada y vinculada con él, habría de ser cerían sino a medida que el arte y la literatura se fueran convir­
la producción artística de inicios de la Edad Moderna, entre el tiendo en objeto de reflexión crítica y pública, fenómeno iniciado
movimiento reformador y la cultura cortesana. La intolerancia, en el Renacimiento que sin embargo no se impondría en círculos
las guerras y la represión del siglo no impidieron el desarrollo más amplios hasta el siglo xvi. No obstante, el gusto o la moda
de la interpretación y la autorrepresentación literaria y artística, «oficial» de la época seguirían durante largo tiempo alejados de
sino todo lo contrario, ya que ni el derrumbamiento político la crítica culta, si bien llama la atención el hecho de que las
como potencia mundial, ni la opresión sufrida por ser un país obras más apreciadas en los siglos xvi y x v il continúen gozando
pequeño fueron un obstáculo para el extraordinario desarrollo del en la actualidad, como objetos artísticos, del reconocimiento
arte y la literatura en España y en los Países Bajos, e incluso general, pese a haber caído en parte en el olvido durante los
Italia siguió disponiendo de importantes fuerzas creadoras. Sin siglos xviii y xix. Cervantes y Shakespeare tuvieron que ser
embargo, el idealismo y el optimismo del Renacimiento y del redescubiertos, y aún habría de pasar algún tiempo más hasta
humanismo habían desaparecido. Los tonos oscuros, el realismo que la historia del arte reconociera la importancia de Tintoretto
profano y la grandilocuencia religiosa interpretaban por vez pri­ y El Greco.
mera al mundo liberado de las ataduras eclesiásticas y religiosas
como lugar de vanidad que sólo era posible superar mediante una Los siglos xvi y xvil fueron de gran riqueza y creatividad en
conciencia heroica, una nueva vinculación religiosa (eclesiástica) o la cuanto al desarrollo de la producción artística. Esta época cons­
integración cortesana. En este sentido, la literatura y el arte de tituiría para España y los Países Bajos el Siglo de Oro, para

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Italia la de su última influencia sobre toda Europa, y para Francia grandes esfuerzos se podía satisfacer la creciente demanda de arte
e Inglaterra el inicio de un nuevo florecimiento cultural. Abarca, por parte de la sociedad, que sin embargo no alcanzaba para
en toda su amplitud, tanto la arquitectura, la pintura, los oficios alimentar a todos los artistas, lo que dio lugar al desarrollo de
artísticos y las artes plásticas como la poesía, la prosa, la novela un proletariado del arte. Hacia 1560 había en Amberes 330 pin­
y el teatro. El arte y la literatura fueron protegidos principal­ tores, autodenominados maestros, frente a 169 panaderos y 78 car­
mente por la Iglesia, la corte y la burguesía. niceros l“ . Ahora bien, en tanto que Rubens ganaba unos 100
Tres fueron los procesos seculares, ligados entre sí, que deter­ florines diarios y obtenía 14 000 francos del rey de España por
minaron el estilo y el valor social del arte de este tiempo: por un cuadro, un buen retrato costaba solamente 60 florines. Por su
una parte, el paso de la producción artística, más o menos Ronda de noche, Rembrandt no recibió más de 1 600 florines.
exclusiva, del Renacimiento, circunscrita generalmente a un pe­ Sin embargo, mientras que los literatos que no eran eruditos
queño círculo, a una producción en masa destinada a un público buscaban generalmente ocupación en el teatro o en la corte, no
amplio y abierto socialmente, en la que habrían de participar pudiendo vivir únicamente de sus escritos a pesar del incremento
por vez primera un amplio sector de artistas y clientes de todos de la venta de libros, los artistas solían tener una mayor indepen­
los países europeos. En el contexto del desarrollo de una cultura dencia económica, aunque socialmente se les consideraba inferiores
representativa, la Iglesia de Roma, las cortes aristocráticas y las a los escritores. Solían estar organizados en gremios, y por lo
casas burguesas no repararían en medios a la hora de restaurar tanto pertenecían al estamento artesano, debiendo pasar un largo
costosamente sus edificios, o bien de construirlos según el nuevo período de aprendizaje en casa de un maestro Muy pocos de
estilo y equiparlos con todo lujo. El Escorial (1563 ss.), San Pedro ellos lograban independizarse y ascender en la escala social a
de Roma (1546 ss), la iglesia de San Miguel en Munich (1583 ss.) través de la corte o de la Iglesia. Cuando se les empleaba como
y el ayuntamiento de Augsburgo (1605 ss.), por citar algunos pintores de cámara, por ejemplo, en no pocas ocasiones se tenían
monumentos arquitectónicos, fueron construidos en esta época. que ocupar de otros asuntos (organización de fiestas), o bien vivían,
Una parte considerable de los ingresos de las Iglesias y de la como en Italia y España, en cofradías religiosas; sin embargo,
nobleza, así como de los burgueses y los campesinos acomodados, a excepción de unos pocos artistas, prácticamente ninguno podía
era dedicada a la edificación, la adquisición de cuadros y objetos vivir exclusivamente de los encargos de los príncipes o los
decorativos, y también a la celebración de fiestas suntuosas y a la eclesiásticos. La mayoría de los pintores hallaban compradores en
vida teatral Esto se hacía primordialmente para satisfacer los casi todos los ámbitos sociales; hasta el siglo x vn no existirían
deseos de ostentación, aunque a partir de este momento también los pintores exclusivamente de cámara, decoradores del primer
se consideraría una forma de inversión. El prestigio crecía cuando Estado absoluto, que, con frecuencia, se veían obligados a supe­
se contrataba a los mejores artistas por importantes sumas de ditarse totalmente al gusto cortesano a cambio de sueldos muy
dinero, y así, por ejemplo, los cuadros de Rubens, Velázquez o elevados ln.
Tiziano únicamente podían ser pagados por las Iglesias y los El deseo de independencia y de reconocimiento social se fue
príncipes. Sin embargo, incluso los burgueses más modestos se desarrollando a medida que cesó la fijación en el arte religioso;
sentían obligados, en razón de su posición, a adquirir objetos a esta necesidad respondería la creación de las Academias, las
artísticos; respondiendo a esta necesidad habría de surgir el primeras de las cuales aparecerían en Italia. Se trataba de agru­
mercado del arte, con grabados baratos y una avalancha de pintu­ paciones libres al servicio de los «artistas, como medio para su
ras prácticamente fabricadas en serie. Simultáneamente aparecieron emancipación del gremio y para su elevación por encima del
las primeras galerías de pintura principescas y eclesiásticas, abiertas estamento de los artesanos» 1M. Pero, a pesar de lo ventajoso para
al público. Dado que la pintura solía ser parte integrante de la la conciencia social del artista de esta asociación, que establecía
arquitectura, la coyuntura favorable a la construcción del siglo xvi por vez primera un ámbito social para el arte, este alejamiento
fomentaría también la producción pictórica, aunque las pinturas de lo artesanal supuso, en definitiva, una nueva vinculación con
de género que no iban destinadas a un ámbito determinado el cliente, conforme a cuya normativa surgiría un concepto
también se habrían de beneficiar de la necesidad de la sociedad «académico» del arte. Este proceso se pone claramente de mani­
estamental de distinguirse por la pompa y la suntuosidad, ya que fiesto en la fundación de la Académie Royale de Peinture et de
se las podía destinar al lugar que se quisiera. No sólo aumentó el Sculpture (1648) de París. Al igual que el teatro, transformado
número de compradores, sino también el de artistas. Sólo con
también en Francia y, en parte, en España en téatro de la corte,
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el arte se convertiría en ornato de la sociedad cortesana y serviría hechos cotidianos. Sea como fuere, en el siglo xvi todas las ideas
para garantizar su exclusividad. y formas de vida eran dignas de representación artística, aunque
Muy distinta fue, sin embargo, la evolución iniciada en Holan­ no por ello se habrían de liberar de las normas y de la tradición.
da, el país de mayor producción pictórica, en donde apenas Los modelos clásicos transmitidos por el Renacimiento y los
existían, por otra parte, cortes dignas de mención, como tampoco valores cristianos, reformadores o contrarreformadores, definían
clientes eclesiásticos, a consecuencia de la Reforma. El mercado claramente los límites a las posibilidades de desarrollo. En los
del arte burgués tendría aquí un papel decisivo, que habría de inicios de la Edad Moderna no existió, por tanto, un arte subje­
ejercer una gran influencia sobre la propia producción artística. tivo y autónomo; la pintura y la literatura se consideraban una
En 1641, el inglés Evelyn escribe: «La feria anual de Rotterdam imitación de las normas objetivas y morales, lo que, sin embargo,
ofrecía tal provisión de cuadros que quedé sorprendido. Compré no fue un obstáculo para el retroceso de las referencias directa­
algunos de ellos y los envié a casa. El motivo de esta gran can­ mente religiosas. Ciertamente la mayoría de los pintores, al igual
tidad de pinturas y su baratura se debe a que esta gente carece que los escritores, se declaraban crisdanos fieles, pero la duda y
de tierras en las que invertir su dinero, por lo que es habitual el escepticismo, la sensualidad y la alegría de vivir, o bien la
ver a un sencillo campesino colocar de esta manera noventa, cien emoción y el ascetismo son una prueba de que el mundo ya no se
e, incluso, ciento treinta marcos. Sus casas están así llenas a consideraba con tanta convicción la obra de Dios. Ello no significa
rebosar y ellos venden los cuadros en sus ferias con gran prove­ que, en los presupuestos objetivos y en los objetos concretos, los
cho» Ya en el siglo xvn es un hecho normal el que el artista artistas no dejaran vislumbrar cada vez más un sentimiento y un
no trate directamente con el comprador, realizándose la operación pensamiento subjetivo que coincide con el subjetivismo filosófico
a través del anonimato del mercado. A mediados de este siglo de la época. En todo caso, la visión personal del mundo ya no
se celebran en consecuencia las primeras exposiciones de arte H1. se ocultaba tras una concepción sagrada de éste, como sucedía
Si sobre todo en Italia, con su activa e intensa tradición artística, en el arte anterior a la Reforma, sino que la interpretación espe­
los pintores seguirían siendo durante largo tiempo simultáneamente cífica del artista iría pasando progresivamente a un primer plano.
arquitectos, o dispondrían al menos de una amplia formación y El paso de la temática religioso-eclesiástica a la representación
habilidad, en Holanda se convertirían en los primeros especia­ de asuntos predominantemente profanos se debió a causas muy
listas. Ello fue consecuencia, por un lado, de la producción complejas. Se puede citar, por un lado, el descubrimiento del
masiva de cuadros, favorecida por el conjunto de la burguesía arte como medio de autorrepresentación de la sociedad estamental,
—los talleres de los maestros se convirtieron en manufacturas que para la casa burguesa pedía cuadros pequeños sobre temas
de arte—, y, por otro, de la multiplicidad de temas posibles, que variados y adecuados, pero que, sobre todo, exigía para las nuevas
pronto dejarían de responder a los intereses del clero y de la cortes principescas un arte representativo de temática profana
corte. Esta multiplicidad exigía una considerable especialización, que sirviera para plasmar su poder y su dignidad. Otro factor
pues no todos podían pintar cualquier tema. Los precursores esencial sería la Reforma o la reacción contrarreformadora a la
habían sido ya los grandes pintores, que sólo con un equipo de Reforma y el Renacimiento. En los países protestantes, el arte
ayudantes podían cumplir los encargos; el taller de Rubens se religioso sufrió un fuerte retroceso, pero no sólo porque faltasen
contaba entre los mejor organizados, en los cuales solían trabajar clientes eclesiásticos, sino porque la confesión protestante tam­
varios artistas en un mismo cuadro, que en general era firmado poco permitía ya por motivos religiosos la representación pomposa
por el pintor que lo había concebido, si bien algunas de las de temas cristianos, y ello sin olvidar que el puritanismo adoptaba
pinturas conocidas fueron copiadas por varios pintores una actitud de absoluto rechazo ante el arte. La sensualidad del
Renacimiento fue tachada de perniciosa por el catolicismo, que
Con el paso de una producción artística exclusiva a la realización después del Concilio de Tiento conocería por breve espacio de
de obras de arte para una amplia capa de compradores social­ tiempo una severidad de carácter puritano. Los teólogos protes­
mente diferenciada se produjo, al mismo tiempo, la transición de taban contra la desnudez de las figuras, al igual que contra la
un arte fundamentalmente religioso-eclesiástico a un arte profano, interpretación arbitraria de la religión. No obstante, a pesar de
orientado cada vez más hacia los intereses mundanos y hacia la su rigor moral, el Concilio de Trento no fue en absoluto hostil
vida cotidiana, aun cuando el desarrollo del arte cortesano en el al arte; al contrario, lo reconoció y lo fomentó como medio
siglo xvii hiciera disminuir nuevamente la plasmación de los propagandístico de la Contrarreforma: «(la cultura estética del

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Renacimiento) lo haría más flexible, más soberano y más útil al Brueghel, se liberaría por completo del contexto religioso
objeto de la propaganda indirecta, de manera que la Contrarre­ fijando su atención en la vida cotidiana de artesanos, campesinos
forma poseería en él un eficaz instrumento, desconocido por la y burgueses. No obstante, a pesar de la impresión realista que
Edad Media, para ejercer su influencia» El manierismo y el estas pinturas ofrecen, con frecuencia son la representación de
barroco se consideran, por así decirlo, los estilos artísticos del alegorías, como las cuatro estaciones, los cinco sentidos o los siete
catolicismo contrarreformador, que, favorecidos especialmente por pecados capitales. El descubrimiento de la simplicidad y de lo no
el papado y por los jesuítas, serían el arte que predominaría en cortesano no se hacía gratuitamente, sino que servía para reflejar
todos los países católicos, de España a Polonia y de Italia al sur las verdades eternas, aunque en no pocas ocasiones constituía
de los Países Bajos. Sus principales representantes, Tintoretto y también una crítica a la sociedad. Los mismos paisajes y bodego­
El Greco, por ejemplo, se habían puesto radicalmente al servicio nes no estaban exentos tampoco de ciertas referencias a lo sobre­
del nuevo poder espiritual y de la tendencia artística de Roma; natural; el bodegón simboliza, entre otras cosas, la vanidad del
todas sus obras se centran en los misterios fundamentales y en el mundo, tema fundamental del realismo manierista de la primera
culto a los santos de la Iglesia católica. Incluso a Caravaggio y a Edad Moderna.
Rubens se les considera prototipos del barroco católico, aun
cuando simultáneamente realizaran otro tipo de encargos; nadie A pesar de la relación indudable existente entre el arte y la
como Rubens fue capaz de continuar y desarrollar en su arte literatura, el nacimiento de ésta tuvo lugar en condiciones distin­
religioso la sensualidad renacentista 1,3. tas, por más que estuviera igualmente determinada por el huma­
Los temas profanos no eran del todo desconocidos para el arte nismo y la Reforma y que tanto la Iglesia reformadora como la
de la Baja Edad Media, pero generalmente seguían estando direc­ corte trataran de ponerla a su servicio. El desigual aumento del
tamente insertos en un contexto religioso. En el Renacimiento y interés por la literatura tiene causas muy variadas. Un hecho
en los inicios del barroco, los temas profanos se independizaron decisivo habría de ser, por una parte, una capacidad de lectura
notablemente, si bien lo insignificante y lo habitual habría de ser cada vez mayor por parte de círculos más amplios del pueblo,
representado aún durante largo tiempo alegórica o moralmente. fomentada, no en último término, por la Reforma y el humanismo,
La orientación profana directa sólo se daría en la representación así como la producción de libros baratos, difundidos por editores y
de temas elevados, siendo lo más importante dentro del arte libreros de una forma rápida y lucrativa, y, por otra parte, el
profano la pintura histórica, cuyo asunto procedía bien de la gran interés por el teatro de todo tipo, desde la farsa representada
propia historia nacional, bien de la Antigüedad o de la Biblia. en la feria anual hasta el drama cortesano, siempre necesitado de
Un magnífico ejemplo de ello lo constituye la serie de los Médicis, nuevas piezas. La literatura era también un elemento de la
de Rubens, realizada por el pintor en el palacio de Luxemburgo cultura estamental y en los inicios de la Edad Moderna habría de
para la reina francesa María de Médicis. El carácter heroico dado desarrollar nuevas formas literarias “ .
a la vida de ésta y de Enrique IV responde a la necesidad de La literatura en lengua vernácula fue desplazando de día en día
la autorrepresentación real. Los temas y asuntos mitológicos a la composición en latín este cambio de lengua revela su
gozaban de especial predilección, aunque, a diferencia de los mayor vinculación a la sociedad nacional. Los escritores pronto
propios del arte religioso, sólo eran comprensibles para un público dejarían de pertenecer primordialmente a un mundo literario
humanista-erudito, que por otra parte se sentía con frecuencia abstracto, como sucedía aún en el Renacimiento italiano, para
escandalizado por su erotismo. A intereses exclusivamente munda­ tomar como punto de referencia la sociedad a la que pertenecían
nos respondía, a su vez, el retrato, que a pesar de venirse reali­ y de la que procedían también los temas tratados. Después de
zando desde mucho tiempo atrás, a partir de este momento se que apareciese en Italia la primera literatura moderna en lengua
convertiría en símbolo de estatus de toda una generación y en nacional en el siglo xvi, el ejemplo sería seguido por Inglaterra,
el más claro exponente de una nueva conciencia realista e indivi­ España y Francia, alcanzando su primer apogeo durante el xvn.
dualista. En los retratos, individuales o de grupo, y sobre todo La clasificación por géneros de la literatura de creación presenta
en el autorretrato (por ejemplo, Rembrandt o Hals), el individuo grandes dificultades en lo que se refiere al siglo xvi, e incluso
aparecía liberado de su contexto existencial m. De la misma ma­ todavía al siglo xvn. La vinculación a la prosa religiosa y cien­
nera, la pintura de género, muy difundida nuevamente, sobre todo tífica seguiría siendo muy fuerte y, por otra parte, la creación
en Holanda, y uno de cuyos principales exponentes es la familia literaria se extendería en este momento a un amplio espectro de

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géneros nuevos: novela, cuento, drama y también colecciones de la edificación religiosa y de la propaganda eclesiástica. La
epistolares, memorias, libros de viajes y, no en último término, corte también supo articular sus intereses y dar preferencia a un
las primeras autobiografías, leídos todos ellos, si bien en diferentes género literario propio, hasta el punto de producirse por vez
círculos, tanto con un fin edificante como con carácter de entrete­ p rim e ra una clara diferenciación entre la alta y la baja literatura:
nimiento. Sólo más tarde habría de elevarse la literatura al rango si en el siglo xvi la poesía y el drama tenían como destinatario
de arte. a un público indiferenciado, compuesto en igual medida por la
A diferencia de los pintores, los literatos y poetas no estaban nobleza y el pueblo, en el siglo xv n habría de surgir paralela­
organizados en gremios, su actividad era generalmente una «pro­ mente a la literatura popular — que perdió visiblemente su carácter
fesión secundaria» y procedían de todas las capas sociales, pero inmediato, al no participar de ella todos los grupos sociales—
su estatus social, a excepción del teatro, era más elevado que el una literatura aristocrática y cortesana, cuya función esencial se
de los pintores, pues pertenecían al grupo de los hombres de centraría en la consolidación de la sociedad cortesana. Esta lite­
letras; independientemente de que fueran humanistas eruditos, ratura existía ya desde mucho antes, pero la nueva obra de
clérigos o poetas de la corte, siempre se les consideraría pertene­ creación profana y aristocrática se habría de nutrir con mayor
cientes a la clase culta. La profesión de poeta o escritor no intensidad de su distanciamiento de la arlequinada y de los libros
existía, como tampoco la creación autónoma. Los primeros pasos de caballería populares m.
en este sentido ya se habían dado en el Renacimiento italiano, La nueva literatura surgió estrechamente relacionada con el
pero su desarrollo no se iniciaría sino con la cultura cortesana, humanismo y con la reactualización del mundo literario de la
cuando los poetas y dramaturgos se distanciaron social y mental­ Antigüedad consustancial a éste200. Sin embargo, la producción
mente, de una forma clara, de los juglares y también del huma­ literaria erudita y el teatro humanista sólo serían uno de los
nismo, apareciendo un gusto estético. elementos constitutivos del nuevo movimiento literario protomo-
La difusión de la literatura recibió un impulso decisivo de la derno: el pueblo tenía su propia literatura, independiente de la
impresión de libros, que en el siglo xvi experimentó una expansión erudita; las Iglesias, por su parte, seguirían con la mayor inten­
considerable. «La literatura perdió, en mayor o menor medida, su sidad las ideas humanistas, de carácter moral y edificante, pero
carácter de rareza para las ocasiones solemnes, para ir convirtién­ lo cierto es que expresaron también sus propias aspiraciones
dose paulatinamente, por su nueva y constante disponibilidad, religiosas, desarrollando así una tradición independiente; la lite­
en un elemento de la vida cotidiana libre del control del poder ratura cortesana aprendería, a su vez, del humanismo, pero pronto
eclesiástico y civil» 1“. El escritor ya no se dirigía a un público dejó a un lado la erudición anticuada para desarrollar un arte
selecto, por el cual era pagado, sino a lectores desconocidos; el literario cortesano exclusivo, alejado por igual de los intereses
placer colectivo se convertiría en la base de la moda, y de ello del pueblo y de las Iglesias; la rudeza popular se hizo tan
habría de vivir principalmente la novela, a diferencia de las obras extraña a la nobleza como la conciencia elitista de los intelectuales
de teatro, escritas para ser inmediatamente representadas y no y la moral eclesiástica
para ser leídas; su impresión no se daría hasta finales del siglo xvi La literatura en lengua vernácula no tuvo el mismo desarrollo
y, aunque no se difundiera como material de lectura, daría un en todos los países, ya que la corte, la Iglesia y la burguesía
notable impulso a la normadvación de la vida teatral. tenían en cada uno de ellos un papel diferente; en este sentido
La difusión de la literatura de creación se efectuó con indepen­ no hay que olvidar que la constelación formada en el siglo xvi
dencia de la Iglesia y de la corte y su transmisor más importante dejaría sentir sus efectos durante largo tiempo. Hubo países en
fue el librero, interesado exclusivamente en satisfacer una nece­ donde la literatura experimentó igual florecimiento que el arte;
sidad de lectura cada vez mayor. Con la misma independencia sin embargo sigue llamando la atención el hecho de que el impor­
se habría de desarrollar también el teatro, que vivía del placer tante desarrollo artístico de Holanda no hallara su correspondencia
inmediato que la representación proporcionaba al pueblo. No en una producción literaria suprarregional conocida, y de que, en
obstante, la aparición de la Iglesia posreformadora y de la sociedad sentido inverso, un país tan importante como Inglaterra desde el
cortesana habría de transformar este carácter abierto; en los países punto de vista de la literatura no produjese pintores dignos de
protestantes, las Iglesias, por razones de disciplina moral, impe­ mención; los países latinos son los que ofrecen una mayor
dirían el desarrollo de una vida teatral libre y sin controles, en vinculación de ambos fenómenos artísticos. Observando breve­
tanto que en los católicos sería puesta conscientemente al servicio mente a España, Inglaterra y Francia, podemos hallar tres culturas

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literarias específicas de inicios de la Edad Moderna, sin ningún que, según su propia afirmación, compuso más de 1 500 piezas “ ,
punto de contacto directo entre sí, que responden a las expe cuyos temas abarcaban los milagros y padecimientos de los santos,
riendas concretas de las sociedades respectivas. las tribulaciones regias y los conflictos matrimoniales de los
jornaleros, dejando contentos tanto al pueblo como a la nobleza
La literatura española es el perfecto reflejo de la sociedad española a pesar de que su representación del mundo sobre el escenario
y sus problemas en este tiempo, derivados de su gran expansión expresaba claramente las diferencias estamentales como un orden
política y económica * . Su peculiaridad reside en tres tendenrias divino. El dominio de la nobleza sobre el pueblo se aceptaba
fundamentales: por un lado, su concienda católica y misionera, con la misma naturalidad que la idea de que toda obra humana
cuya influencia se constata hasta muy avanzado el siglo xvn, no no cobra un sentido sino dentro de la religión. España era un
dándose una separación estricta entre la representadón de lo Estado complejo que en el mismo momento de su mayor poder
religioso y lo profano; otro rasgo es su acentuado realismo, tanto tuvo -que enfrentarse a crisis en definitiva insuperables. Esta cre­
en la novela como en el drama —en ningún otro país se reflejan ciente inseguridad se refleja, si bien con diferente intensidad, en
hasta tal punto los problemas sociales de la nobleza, la Iglesia y el conjunto de la literatura española, siendo el más claro expo­
el pueblo en la literatura nacional— ; y, por último, el hecho de nente de esta descomposición la moral vinculada a la dramatur­
que no estuviera ligada a grupos sociales concretos, siendo su gia xl. España no era sólo el país de la pasión, sino también del
destinatario el conjunto de la sociedad. Esto se puede hacer ascetismo; no sólo el país del crimen, sino también de la moral
extensivo a la novela, leída por todo d pueblo, y, aún más, al más rigurosa. El mayor apogeo de la literatura moralista lo alcanza
teatro, que era de carácter popular y en el que participaba igual­ el jesuíta Gracián, cuya obra recoge elementos de Tácito y de los
mente la nobleza, pues, a pesar de los esfuerzos realizados por estoicos y reconoce el camino hacia el afianzamiento del individuo
ésta para distanciarse del pueblo, hasta bien entrado el siglo xvil, dentro de la lucha existencial en la autoafirmación individual201.
su conciencia de dase se articularía, sin embargo, en contacto La relación entre la moral y el manierismo se pone aquí claramente
con él. El teatro era organizado tanto por la Iglesia como por las de manifiesto. Dentro del universalismo español irrumpió un
ciudades y la corte, sin que existiera diferenciación temática individualismo radical que tenía muy poco en común con el ideal
alguna. La riqueza peculiar de España está constituida por las de la cultura humanista, pero que, por otra parte, tampoco
primeras novelas de la historia universal de la literatura, que hallaba sosiego en el consuelo de la fe cristiana. La cultura lite­
pronto serían conocidas más allá de sus fronteras, y sobre todo raria producida por Inglaterra en esta época fue, sin duda, menos
por los libros de caballería, seguidos de la novela pastoril y la copiosa que la española —la novela inglesa no destacaría hasta
picaresca. «La oposición frente al conformismo, una disposición mucho después, pese a la existencia de un numeroso público
proteica al cambio, abierta a la actualidad y al momento, frente lector a partir del siglo xvi— , pero a través del drama isabelino
a la monotonía de la perfección clásica, la variación irónica y ha ejercido una enorme fascinación e influencia sobre la posteri­
parodística y la destrucción de las formas prefijadas frente a la dad 2M. También los literatos ingleses estuvieron condicionados
representación de la dignidad y la solemnidad literaria que limita por la situación social de su país, que pondría claros límites a su
el horizonte de la poética aristocrática... fueron, en lo que se desarrollo. En este sentido hay que mencionar, por una parte, el
refiere a la novela, los supuestos que hicieron surgir las obras puritanismo, hostil a toda manifestación artística y que en 1642
maestras que habrían de perdurar más allá de su tiempo» 203. impuso la clausura de los teatros, y, por otra, un interés existencial
El mayor éxito lo alcanzaría Cervantes con Don Quijote (1605- eminentemente práctico que daría un gran impulso a la filosofía
1614); al igual que muchos otros poetas y escritores españoles, práctica y a la investigación, y por último, el hecho de que todo se'
Cervantes tuvo una vida muy agitada, fue soldado y funcionario, centrase en la capital, Londres, y en la corte regia, que no
gozó de una gran fama y murió dentro de la vida religiosa20*. obstante habría de tolerar tanto la autonomía del pueblo como
No habría de ser menor la fama de los dramaturgos — de los la poderosa ascensión de la burguesía. El drama, que a finales
cuales Lope de Vega y Calderón serían los más creativos y cono­ del siglo xvi provocaría el entusiasmo del público cortesano y
cidos— que, pese a su orientación cortesana y eclesiástica, se urbano y que experimentaría su mayor apogeo en la obra de
consideraban escritores populares. Calderón escribió sus obras (120) Shakespeare, se desarrolló a partir del teatro público y el corte­
para la corte y para la celebración de autos de fe en las fiestas sano, es decir, debe su reconocimiento a ambos por igual. Al
del Corpus Christi Aún más productivo sería Lope de Vega, dramaturgo más importante del teatro inglés, W. Shakespeare,

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debemos también un sinnúmero de tragedias y comedias que, a de cultura de la honnétetí y la politesse. «Como complemento de
pesar de estar vinculadas en múltiples aspectos a la historia la imagen heroico-feudal y masculina del drama de la época
inglesa y a la vida popular de la época, no ha perdido hasta hoy de Comeille, este preciosismo de salón habría de conferir al
su importancia universal210. El teatro de Shakespeare no se puede teatro francés la nota del ennoblecimiento elegante y cultivado de
d efin ir con conceptos sociales y religiosos. Sus dramas se nutren la realidad»214. El gusto de la sociedad parisina oscilaba entre
de la desilusión del amor y el odio, de las pasiones y de la el culto al héroe y el romanticismo pastoril
razón; en sus obras no se aborda la realidad inmediata, sino la
experiencia de la contradicción existente en todo ser humano y el La independizadón de la literatura respecto a la concepdón cris­
carácter imprevisible de la existencia, que tiene como trasfondo tiana del mundo, al igual que en el caso del arte, progresó
el orden cósmico. Shakespeare es un producto de la sociedad considerablemente entre 1550 y 1650 a pesar d d movimiento
de la Inglaterra prerrevoludonaria, a pesar de que su gran reformador y de la acdón contrarreformadora. La aparición de un
complejidad apenas permite definirlo desde el punto de vista de la mayor número de artistas y literatos procedentes induso de las
historia de la estilística. Al hablar de una literatura claramente capas sodales más bajas, al igual que la ampüadón d d público
cortesana en la sociedad de inicios de la Edad Moderna, sólo y la clientela, respectivamente, a las casas burguesas favorecieron
podemos constatar su existencia como un todo armónico en d surgimiento d d realismo y de una concienda profana a la que
Francia221, en donde ya durante el siglo xvi serían establecidos ya no entusiasmaban únicamente los temas religiosos, sino también
sus fundamentos, si bien hasta la segunda mitad del siglo xvii las escenas de la vida cotidiana. El equilibrio entre el mercado
no llegaría a experimentar su mayor apogeo. La vida literaria de libros y arte, difícilmente controlable, por una parte, y d
estuvo determinada en Francia esencialmente por el peso de las fomento d d arte y d teatro, por otra, no se rompería hasta que
guerras de religión y el anhelo de orden y racionalidad de ellas la sodedad cortesana no tratase de influendar y dirigir d gusto
derivado, por la consolidación de la corte, que no sólo favorecía \ d d conjunto de la sodedad, es decir de poner d arte y la
la creación dramática y artística, sino que, a través del teatro producdón literaria al servido d d poder de los gobernantes.
y el arte, aspiraba a homogeneizar el gusto, con lo cual pretendía Según se pone de manifiesto en d ejemplo de Inglaterra y
lograr objetivos políticos, como el ensalzamiento de la realeza España, no sería únicamente la corte, como en otros tiempos,
y la unidad nacional, y, finalmente, por el acceso de la burguesía quien diese la definidón de arte; d pueblo también lo haría.
al mundo aristocrático, que acentuaba más su pertenencia a la El interés de la nueva sodedad cortesana por fomentar d arte
corte que su relación con el pueblo212. La separación entre la y la literatura para su propia representadón o para aumentar su
corte y la cultura popular se había pues consumado. poder hizo sin duda posible su secularizadón; no obstante, su
Francia dependía en gran medida de España e Italia, a pesar posterior liberadón de los vínculos edesiásticos y religiosos no
de lo cual trazaría sus propios caminos tanto en la novela como sería óbice para que la Iglesia romana se sirviese en adelante
en el drama, principalmente cuando Richelieu aspiró consciente­ de am bos como medio propagandístico. La secularizadón del arte
mente a la creación de un teatro clásico. Su primer representante y la literatura aún no habría de otorgarles autonomía. En tanto
fue Comeille, cuyos personajes de carácter ético-heroico habrían que la indpiente teoría d d arte habría de poner por vez primera
de servir de modelo al mundo aristocrático. Sus tragedias deter­ un mayor acento en d valor didáctico y moral del arte y la
minaron el gusto cortesano. «El ideario político del teatro de literatura en su primera reflexión acerca de la función de éstos,
Comeille refleja, casi año por año, el desarrollo de la concepción aunque sin abandonar totalmente por ello su orientación religiosa
francesa del Estado entre 1636 y 1674. Las grandes obras de los — d arte como espejo de lo divino— , d papd que d arte asunlíó
tiempos de Richelieu difundieron la idea de la legitimación divina con respecto al público, y que a partir de este momento ya no
del monarca y de su función como la más alta instancia de habría de perder, sería d de reflejar d propio estatus sodal,
apelación»212. La literatura francesa a partir de las postrimerías proporcionando con ello prestigio y placer. El teatro moral de los
del siglo xvi sería predominantemente aristocrática, aunque no humanistas o de la Iglesia quedaría rdegado a un plano marginal.
por ello centrada exclusivamente en la corte de París, pues para­
lelamente la élite del país empezaría también a reunirse en los
salones una vez finalizadas las guerras de religión. El salón de
la marquesa de Rambouillet (1618) desarrollaría el nuevo ideal

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constelación de problemas sociales, condicionados por factores
4. El prim itivo E stad o m oderno internos y externos, lo que condujo a la formación del primitivo
y la crisis del siglo x v i i Estado moderno. Esta fue, en general, producto de los nuevos
requerimientos sociales que se derivaban de la crisis del feuda­
lismo y de los movimientos reformistas, así como de la diferen­
ciación social y la polarización de los grupos sociales'.
Las cargas financieras que recaían sobre los súbditos, cada vez
más elevadas como consecuencia de los conflictos con potencias
A. EL PRIM ITIVO ESTADO MODERNO exteriores, del aumento de la ostentación cortesana y de la supre­
sión de los poderes intermedios, ya no podían ser satisfechas con
La formación del primitivo Estado moderno, como se denomina los medios tradicionales y condujeron a una concentración de los
cada vez más al Estado de la sociedad europea de comienzos de tributos, a una racionalización del sistema de gastos y a la pro­
la época moderna, para diferenciarlo del Estado moderno ya moción de actividades económicas en los territorios. La elevada
formado del siglo xix, es altamento compleja. presión financiera reforzó el desarrollo y perfeccionamiento de la
Sus orígenes se remontan a la Edad Media. Sin duda se dieron primitiva administración moderna por encima de la crisis financiera
ya relativamente pronto — no sólo en Borgoña— signos de una generalizada.
centralización del poder feudal, una estructuración legal de los El Estado de comienzos de la Edad Moderna fue, con su nuevo
derechos de soberanía, una primera consolidación del dominio sistema administrativo, una respuesta a una nueva situación con­
territorial con una administración propia y también una integra­ flictiva del siglo xvi, que en general se debía, por un lado, a la
ción parcial de la Iglesia. Sin embargo, la estatalidad que se presión producida por el aumento de la población y la revolución
configuró en Europa en el curso de finales del siglo xvi y prin­ de los precios y, por otro, a determinadas luchas políticas, reli­
cipios del x v i i representa algo cualitativamente nuevo. La reivin­ giosas y sociales, tanto de los campesinos, los burgueses y la
dicación autonómica de los principados, la centralización de la nobleza entre sí, como contra el poder central en formación.
Administración y las finanzas, el control social de los súbditos En la medida en que los soberanos se erigieran en árbitros de los
y la monopolización de los poderes legítimos, abrieron una nueva conflictos feudales y las fuerzas tradicionales fueran sometidas a
época en la organización de los poderes. A partir de la asociación un único poder estatal, sería la administración la instancia deci­
de poderes feudales de dependencias diferenciadas, surge un siste­ siva entre el príncipe y los estamentos sociales. En principio,
ma de Estados soberanos con igualdad de derechos. Sin situar el solamente una administración civil funcional y un aparato judicial
nacimiento del primitivo Estado moderno ya en el siglo xvi o unificado podían acabar con la tradicional división de fuerzas y
afirmar que ya configuraba totalmente a la sociedad del siglo xvii, con ello conseguir la paz interna a largo plazo.
se señala, sin embargo, que en este tiempo la soberanía estatal Por último, la construcción del primitivo Estado moderno puede
cobra por primera vez una fuerza dinámica propia en la historia ser entendida como una respuesta al incremento de la comple­
europea que está por encima de los intereses de los príncipes, jidad social, por la cual el Estado absorbía cada vez mayor número
tanto en sentido político como social o cultural. de competencias y su responsabilidad no sólo se reducía al
El primitivo Estado moderno se desarrolló a partir del sistema bienestar material, sino que se extendía a la moral del país y a
político de la sociedad de la Alta Edad Media; fue, en este las almas de sus súbditos: sólo así se pensaba que se podía
sentido, un producto de la racionalización de la práctica del reestablecer la paz y el orden. Fueron por ello problemas esen­
poder feudal en Europa; no obstante su significado es tal que cialmente nuevos los que provocaron la configuración del primitivo
su dinámica específica y su casi repentina implantación no se Estado moderno, y en lugar de un crecimiento arbitrario apareció
explican ni por un proceso de diferenciación de poder casi cada vez más una planificación y una orientación conscientes de la
inmanente, en el sentido de una transición del dominio territorial sociedad. En ello se diferencia esencialmente el ejercicio del poder
de la Alta Edad Media al Estado premoderno, ni tampoco como del primitivo Estado moderno del dominio feudal.
consecuencia de las necesidades personales de poder de los prín­
cipes del Renacimiento o de los nuevos modelos políticos de los En el nacimiento del primitivo Estado moderno no sólo estuvieron
teóricos de la soberanía estatal. Fue esencialmente una nueva implicados los intereses de poder de los príncipes: asimismo

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desempeñaron un papel importante la actividad política de una unitariamente, con las mismas instituciones en todas partes. No
élite social en formación y los deseos de libertad de los esta­ basta con definirlo por la neutralización y usurpación del poder
mentos políticos que colaboraban en la construcción del país, de los estamentos políticos (autónomos), por la creación de una
sobre todo la nobleza. El primitivo Estado moderno no sólo era administración central, un monopolio de la justicia suprema y
un Estado de los príncipes, los funcionarios o la nobleza. Dado su por la formación de un ejército permanente independiente de los
interés por la independencia política interna y externa, los prínci­ estamentos. Existían, de todos modos, países sin un ejército
pes promovieron la construcción del primitivo Estado moderno permanente, como Inglaterra, o con una tradición fuertemente
sobre la base de un sistema administrativo y fiscal así como la estamental, como Suecia, los cuales podían competir sin duda con
integración de los poderes intermedios, nobleza e Iglesia, que a su Francia como potencia política y estatal. Sobre todo, el carácter
parecer les aseguraban el mantenimiento del poder o, lo que es del primitivo Estado moderno, su «progresismo», no pueden ser
lo mismo, de su posición hegemónica. Más concreta y consciente medidos por el grado de desmantelamiento de los elementos feu­
fue la contribución de la élite social (altos funcionarios) a la dales y la consolidación de unas estructuras administrativas racio­
estabilización de la administración y el poder de los príncipes. nales, ya que entonces tanto la «cortesana» Francia como la
Para aumentar la efectividad del Estado territorial, con su sistema «corporativa» Inglaterra jamás se hubieran podido desarrollar
administrativo y judicial, esta élite propuso por vez primera unos como primitivos Estados modernos. No fue solamente el aumento
planteamientos racionales de ordenación, por medio de los cuales, de la racionalidad burocrática, que elevó la antigua investigación
por un lado, el Estado se independizaba tanto del dominio pa­ a la categoría de símbolo del primitivo Estado moderno, uno de
triarcal de los príncipes como de la nobleza, y, por otro, delegaba los fundamentos de éste. Cuando menos en la misma medida
cada vez más competencias en manos de una administración influyó la expansión del poder de la corte feudal absolutista o
funcional, reforzando su poder. La idea de soberanía del Estado el fortalecimiento del parlamento liberal como medio de integración
fue producto de unos funcionarios del Estado con una formación (superación) de las estructuras feudal-estamentales, contribuyendo
jurídica y humanista. Finalmente el primitivo Estado moderno con ello a reforzar el desarrollo de los Estados centralizados y
no surgió sin la ayuda de los estamentos, y sobre todo la nobleza, soberanos. La burocratización de la sociedad y el desarrollo de
los cuales, por su participación en el poder, promovieron tanto la corte centralizada se deben ver como dos procesos concatenados.
la unificación y pacificación del país como la financiación del La monopolización del poder se llevó a cabo de diversas formas,
aparato de Estado y el funcionamiento de la administración local. y a ella contribuyeron las instituciones tradicionales (la corte)
A pesar de los diferentes intereses lo que cristalizó como Estado tanto como las organizaciones modernas (la burocracia).
dependió en general de las especiales circunstancias políticas,
sociales y económicas de los diferentes países europeos, pero sobre
todo del conjunto de intereses y exigencias de príncipes, nobles I. LA OSTENTACION CORTESANA. EL CEREMONIAL DEL PODER
y funcionarios. No hubo un predominio de determinados intereses.
En cualquier caso, el modelo absolutista, tomado como ejemplo La función política de la corte ha tardado mucho tiempo en ser
del primitivo Estado moderno, no fue, en estas circunstancias, reconocida. A largo plazo, como medio para disciplinar a la nobleza
sino una de las posibilidades de formación del Estado. Fue sin y someter al pueblo, fue quizás más efectiva que el desarme
embargo la alternativa más consecuente, ya que era en ella donde político y militar en relación con los enfrentamientos entre los
los poderes intermedios quedaban más neutralizados, lo que de estamentos de los siglos xvi y xvil. La corte con su pompa, su
ningún modo significa que el Estado absolutista pudiera prescindir ceremonial y sus exigencias de poder sobre la nobleza y los
dei apoyo de todos los estamentos. También al régimen inglés de súbditos no era solamente una reliquia de la Edad Media sin
la época se le puede aplicar la calificación de primitivo Estado función en el Estado moderno incipiente sino, por el contrario,
moderno, ya que también en él se llevó a cabo una monopolización un instrumento tan valioso para su formación como el sistema
del poder soberano, pero en este caso el centro de gravedad del moderno de administración2.
Estado se desplazó lentamente de la corte al parlamento. Al igual La representación cortesana de un príncipe, con su propio
que Francia, Inglaterra cumplía las condiciones del primitivo ceremonial, existía ya como sistema de ejercicio del poder en la
Estado moderno soberano. Alta Edad Media, siendo la corte de Borgoña el modelo de orga­
El primitivo Estado moderno no era un Estado estructurado nización cortesana de los príncipes *. Pero el primer desarrollo

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como institución con presencia en todos los países europeos lo de nobles, ya que todavía no existía una estricta división entre
conoció la corte por primera vez en los siglos xvi y xvn, cuando administración y corte; luego, los que se encargaban de la admi­
los príncipes en todas partes eligieron lugares centrales y fijos nistración de la corte, que eran responsables de su funcionamiento
para el ejercicio de su poder e hicieron de éstos el centro político técnico, así como las personas que se ocupaban exclusivamente
de su país. No existían todavía cortes absolutistas en el sentido del servicio personal del soberano. Entre éstas figuraban los
de la de Luis XIV, pero sí centros cortesanos políticos que ayudas de cámara y los pajes, pero también los músicos y los
cumplían una función normativa encaminada a controlar a todos pintores.
los poderes políticos del país y eran el símbolo de su unidad y, El abastecimiento diario de la corte suponía un enorme esfuerzo
cada vez más, punto de referencia de toda la sociedad territorial, de mantenimiento que ocasionaba grandes gastos. En la mayoría
los estamentos y los súbditos. Esto ocurría en la época en la que de los casos, la corte no disponía de producción propia, y en
en todas partes se reivindicaba la indivisibilidad política de los cualquier caso la mayor parte de las cosas eran compradas en el
países y se imponía la ley de sucesión dinástica y la primogenitura, mercado. Ya a mediados del siglo xvi el mantenimiento de la
ya fuera para pacificar el país después de los disturbios del corte le costaba al elector de Sajonia 100 000 florines anuales.
siglo xvi o para someterlo al dominio de un soberano, despojando Estos gastos suponían una gran parte de los beneficios del país
así a los estamentos de su autonomía. La corte no fue, pues, un y entonces no eran aún considerados como «gastos privados» del
producto específico de la sociedad francesa, sino una creación soberano, ya que en los siglos xvi y x vn no existía una división
de toda Europa, relacionada con el nacimiento de los primitivos entre gastos del país y gastos de la corte; esto sólo se conseguiría
Estados modernos y la diferenciación y polarización entre la no1 por primera vez en el siglo xvm . Para la financiación de estos
bleza y los estamentos. gastos los soberanos reclamaban, en considerable cantidad, tributos
Considerablemente grandes eran ya, a finales del siglo xvi, las y contribuciones de los estamentos. La solución del problema era
cortes de Londres, París, Madrid y Viena, pero también la de en muchos casos encomendada a los funcionarios más imagina­
Estocolmo. En muchos territorios alemanes (Munich, Dresde) la tivos, los cuales, a costa de gravar al país, debían buscar por
creación de la corte fue la base decisiva para crear un Estado todas partes nuevos ingresos. Aun a pesar de que ya en el
propio. Una corte especialmente modélica era la corte papal; cultu­ siglo xvi los estamentos se quejaban del ostentoso lujo de las
ra cortesana y administración racional se unían en Roma de forma cortes, consideraban una cierta representatividad del soberano,
única. Ciertamente, todavía no tenían las diferentes cortes estatales en principio, tan lógica como la consideraban los funcionarios
la extensión de las que aparecerían en el siglo xvn, con enormes burgueses, aun cuando ese lujo fuera motivo para que otros
complejos palaciegos que constituían ciudades enteras, pero, por cometidos del primitivo Estado moderno fuesen abandonados.
ejemplo, la corte imperial contaba ya con 451 personas en 1554 Que la dinastía gobernante se manifestase por medio de la brillan­
y 531 en 1576. Incluso los pequeños países no se quedaban muy tez y la grandeza del Estado cortesano era algo aceptado por
atrás en este sentido. La corte de Brandemburgo abarcaba, a todos los estamentos sociales. La única excepción la constituían
mediados de siglo, a 425 personas y se sabe que en la corte del los puritanos inglesess. El rango social debía ser exteriorizado de
margrave de Küstrin vivían 215 personas. El tamaño de la corte forma visible, si se quería contar socialmente. Si el soberano
aumentó, en general, constantemente a partir de mediados del pretendía tener una posición por encima de la nobleza, debía ser
siglo xvi, alcanzando su primer punto culminante hacia 1600. ésta manifestada ante todos de forma evidente. Sin esta actitud,
La guerra de los Treinta Años y la crisis económica de principios que era aceptada por toda la sociedad, no habrían sido posibles
del siglo XVII impidieron que continuase su expansión; finalmente, ni el mantenimiento y construcción de los carísimos palacios, ni las
a partir de la segunda mitad del siglo xvn, fue cuando vivió la costosísimas representaciones y fiestas de la sociedad cortesana.
corte su máximo esplendor \ Esto era sabido por los soberanos, que aprovechaban todas las
La corte incluía diversos grupos más o menos claramente dife- oportunidades para aumentar sistemáticamente la representación
renciables. En primer lugar estaban los que ostentaban cargos simbólica de su poder frente al pueblo, la nobleza y los países
cortesanos tradicionales, sobre todo el de mayordomo de la corte, extranjeros.
que en la mayoría de los casos estaba reservado a la nobleza; La vida cortesana era ya en el siglo xvi tan diversa, y abarcaba
después venían los funcionarios reales, unidos frecuentemente de tantas funciones sociales diferentes, que su funcionamiento diario
forma personal a los ministerios cortesanos cuando se trataba solamente podía ser garantizado mediante órdenes escritas. Dichas

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órdenes aparecen por primera vez en todos los países europeos miembros, lo que sería el segundo símbolo de la sociedad corte­
en el siglo xvi; a pesar de sus diferentes enfoques —había órdenes sana. De todos modos, pasó mucho tiempo antes de que se some­
destinadas a la regulación de los asuntos económicos y otras en tiera a la etiqueta de la corte todo el personal de la misma, ya
las cuales sólo se describía el ceremonial diario— perseguían de que son muchas las quejas durante el siglo x v i sobre comporta­
forma global sólo tres objetivos. miento improcedente. Todavía en 1561 se advierte a los miembros
En primer lugar, pretendían regular la economía cortesana, de la corte, por ejemplo: «Durante los paseos nocturnos o diurnos
eliminando, para una mayor eficacia, la corrupción y confusión se procurará evitar ruidos y gritos, y toda clase de comporta­
que surgían sobre todo del incremento de la corte. Sin duda, un mientos violentos* *.
establecimiento económico de este tamaño necesitaba un ordena­ Pero con el tiempo la sociedad cortesana y la corte se convierten,
miento que fuera vigilado estrictamente. por la presión de la práctica cotidiana del ceremonial y la noble
En segundo lugar, pretendían definir la relación entre el so­ educación, guiada por el modelo del honnéte homme o el gentle-
berano y la corte, las relaciones entre los ministerios de la corte man y sometida a la constante y rígida vigilancia del mismo rey,
y los funcionarios, así como definir las áreas de competencia de en una «buena sociedad», en una «formación social cuyas maneras
los diferentes cargos, en los cuales lo que contaba para el rango y usos, hasta en el lenguaje, la forma de vestir, los movimientos
en la jerarquía cortesana no era la procedencia y la actividad) y los gestos, contrastarán de forma sensible con todos los esta­
sino, cada vez más, la posición de los cargos con respecto al mentos no cortesanos» *. Cada miembro de la sociedad cortesana
soberano. De este modo aparece aquí por primera vez no sólo una poseía una función determinada, que debía ejercer noblemente
funcionalización de la nobleza, sino también una sociedad corte­ para honor y dignidad del soberano. Su rango en la corte estaba
sana organizada según criterios racionales. determinado por su proximidad al rey, lo que era en principio
Finalmente las órdenes de la corte regulaban la forma de vida válido para todas las cortes centralizadas; la corte francesa era
de todas las personas pertenecientes a ella, lo cual afectaba tanto solamente el prototipo.
a la propia administración, la comida común y las prácticas El gasto de la corte en fiestas y palacios, en ropas y banquetes,
religiosas como a las diversiones, y de ese modo todo se sometía servía sin duda como medio de representación del poder real.
a un complicado ceremonial para la exaltación del soberano. Debía testimoniar tanto ante la nobleza y el pueblo como ante
Sin duda a partir de la segunda mitad del siglo xvi, a medida los representantes extranjeros, el rango, la honra, la dignidad y la
que aumentaban el tamaño y la complejidad de la corte, hubo gloria del soberano y de su dinastía. Pero la autorrepresentación
considerables cambios de significado que serían importantes para real en el ceremonial y los festejos no se limitaba solamente a la
la formación del culto al poder y el refinamiento de las costum­ autoglorificación mediante el arte y la cultura; su función era en
bres de la vida cortesana. El cortesano, de Castiglione, traducido realidad manifestar su poder frente al pueblo, la nobleza y otras
a casi todas las lenguas, sería el libro de orientación más conocido casas reales, no por medio de la guerra sino por medio del
ceremonial cortesano. «En todo caso, no intentaban conseguir el
para los aspirantes a cortesanos.
prestigio del poder solamente, sino también el poder en sí; la
Las celebraciones como juegos, representaciones teatrales, bailes
suntuosidad cortesana era empleada no sólo como representación
de disfraces, cacerías y fuegos artificiales, imprescindibles en todas
sino también como pretensión de poder» 10. Esto se observa tanto
las ocasiones especiales (como visitas reales, homenajes, nacimien­
en España, Francia o Inglaterra como en Baviera. Con Felipe II,
tos de príncipes, bodas reales y cumpleaños) cobraron importancia,
Richelieu, Isabel de Inglaterra y Maximiliano I de Baviera, los
lo que hacía cada vez más difícil a los participantes diferenciar
preparativos diplomáticos y políticos para el fortalecimiento del
en la corte entre juego y realidad, vida cotidiana y fiesta6. «El
reino fueron íntimamente unidos al aumento de las actividades
teatro no existe ya aislado, sino que es el centro de la vida
artísticas y representativas. Las construcciones palaciegas y los
cortesana. La dirección somete toda la vida festiva a sus prác­
festejos de los siglos xvi y x v i i estuvieron motivados claramente
ticas... En todas las cortes europeas la Festa teatrale es la
por pretensiones políticas concretas. La vida representativa en la
manifestación del poder del Estado hasta la desaparición del
corte debía contribuir a conseguir nuevas y concretas relaciones de
absolutismo» \
poder; reforzaba y aumentaba tanto el indiscutible dominio sobre
Por otro lado la diferenciación de la vida cortesana llevó al
el pueblo y la hegemonía sobre la nobleza como la posición de
refinamiento de las costumbres y del comportamiento entre sus
igualdad frente a otras casas reales. La posición prominente tanto
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sana, con la consiguiente pérdida de la posición autonómica propia
de España como de Francia no sólo se basaba en el poderío
o por lo menos el abandono de los contactos locales, fue promo­
militar, sino también en la ejemplaridad de sus cortes respectivas.
vido por dos medios, que los soberanos emplearon conscientemen­
te: los títulos nobiliarios y el ceremonial. Los títulos no eran en
Los soberanos siempre se habían elevado en su forma de vida
modo alguno la simple expresión de una etiqueta cortesana, tal
claramente por encima del pueblo. Pero el aumento del honor
como mantiene la crítica ilustrada, sino que determinaban exacta­
y la dignidad reales que se consiguió por medio del culto y la
mente la posición social en la corte y con ello, igualmente, la
carismatización del soberano, debido a la educación de la sociedad
proximidad o distancia al soberano u. A pesar de que los títulos
cortesana, trajo consigo una dimensión desconocida hasta entonces
no comportaban ningún beneficio material, y sólo en algunos
de dominación y divinidad real, la cual no sólo excluía al pueblo
casos iban unidos a alguna ventaja indirecta, la nobleza, debido
como parte activa de la vida pública, sino que también le
al sistema social de escala de valores, tenía que acumular tantos
despojaba de sus peculiaridades propias y especiales. Mientras que
títulos como le permitiese su economía. Para el soberano, les
el pueblo había tenido antes sin duda un papel fundamental en el
títulos no sólo eran el modo más económico de jerarquizar a su
poder y en no pocos casos el soberano se enorgullecía de su
nobleza, sino que también, no en pocos casos, significaban unos
contacto inmediato con él, a partir del siglo xvn las activida'des
ingresos considerables.
del pueblo en este sentido fueron reducidas cada vez más, y en
Pero tampoco el ceremonial cortesano era un juego de la corte;
caso de tener todavía acceso a la corte, como adorno, le eran
su función política y social es evidente. Por un lado servía para
dictadas nuevas normas de comportamiento servil. Si el soberano
ocupar y controlar a la nobleza cortesana, y sobre todo, y esto
se refugiaba, cada vez más, en la misteriosa y sagrada esfera de
es lo más importante en nuestro contexto, el ceremonial servía
su corte (palacio, castillo), invisible de cara al pueblo, y solamente
esencialmente a la glorificación del soberano. También debía mar­
presente por sus cargas y tributos, esto no era resultado de una
car en general, dentro de la corte, las distancias entre el rey y la
necesidad estética, sino, en resumidas cuentas, del desprecio hacia
nobleza y con ello ponerla al servicio sagrado del soberano.
aquél, así como de la pretensión de veneración casi religiosa. Con
A medida que los soberanos aumentaban su ceremonial sagrado,
ello se provocaba la formación de un grupo de súbditos sin
sobre todo con la Contrarreforma, éste comenzó a tener el carácter
representación cortesana alguna, ni siquiera de forma simbólica.
de una rígida liturgia eclesiástica. La diferencia entre un salón
Pero mucho más que el distanciamiento y la dominación del
de fiestas de la corte, con sus adornos y joyas, y una iglesia
pueblo, lo que perseguía el soberano era atraer a la nobleza a la
católica era casi inapreciable. A este orden cortesano sacralizado
corte (por medio del carisma y el tamaño de ésta), domesticándola
no sólo respondían los banquetes, recepciones o fiestas; todo el
mediante la participación en su brillantez y aumentándola para
palacio barroco «es una expresión arquitectónica única de esta
de este modo alejarla de sus influencias regionales y de sus
situación»: la glorificación del soberano 1J. Finalmente el ceremo­
contactos con el pueblo. A cambio de la pérdida de su autonomía
nial servía al rey para que, gracias al reparto de favores, toda la
feudal y de sus derechos políticos legítimos, la nobleza debía ser
jerarquía cortesana se centrase en él. «La interpretación del
recompensada con el aumento de su estatus social frente al pueblo
ceremonial originaba una lucha de todos contra todos, que no
como miembro de la corte. El hecho de que este proceso de
obstante no degeneraba en anarquía, sino que aumentaba el poder
acortesanamiento de la nobleza desde finales del siglo xvi fuese
del rey, ya que esta lucha era al mismo tiempo regulada de una
llevado a cabo con éxito, y no sólo en Francia, se debió, por un
forma d i s c i p l i n a d a » En estas condiciones, la corte tenía que
lado al empobrecimiento originado por la crisis agraria y la explo­
convertirse tanto en el centro de la adulación, los celos, la envidia
sión de los precios en el siglo xvi o, lo que es lo mismo, al
y las intrigas, como en la escuela del control racional y de las
empobrecimiento de la nobleza, que la obligó a buscar nuevas
directrices de la vida social. Gracián describió de forma realista
fuentes de ingresos, y por otro, al atractivo cada vez mayor de
este mundo cortesano. En ningún lado se fomentaba tanto el
la corte, con el generoso reparto de cargos ministeriales a la alta
comportamiento estratégico y la adulación cortesana como en la
nobleza bien remunerados y de gran prestigio “. A la vida en la
corte francesa °.
corte iba unido, de todos modos, el sometimiento inmediato al
Con la monopolización de los ascensos en la escala social del
culto del soberano, que afectaba a toda la realidad de la corte.
primitivo Estado moderno y de las posibilidades de acumulación
En ella el noble ya no defendía su propio honor, sino el de la
de honor y prestigio en la corte, el rey se situó en el centro de
gran casa real. Este proceso de integración en la sociedad corte­
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los problemas vitales de la nobleza y creó con ello la base para II. BUROCRACIA Y FUNCIONARIADO
la integración a largo plazo de ésta en el gobierno, la administra­
ción y el ejército, objetivo perseguido durante mucho tiempo. La La administradón ha sido siempre un instrumento del poder. No
corte fue el lugar de la transformación del noble guerrero en ha habido casi ningún sistema de dominadón sin instituciones
servidor del Estado. jurídicas y fiscales propias y sin unos abnegados servidores que
representen e impongan el poder y la voluntad del rey en todo
La exteriorizadón de la brillantez de la corte, la grandeza del el territorio. Ya en la Alta Edad Media existían una gran cantidad
Estado cortesano, la pompa de las fiestas y la suntuosidad de los de cargos cortesanos, consejeros espirituales, secretarios y canci­
palacios, sobre los que drculaban toda dase de rumores, era la lleres, y no en último lugar también los estamentos, cuya ayuda
base de una pretensión de hegemonía de poder en Europa. Su y consejo en todas las cuestiones extraordinarias jurídicas y finan­
influenda en política exterior era considerable. Expresión dara cieras era fundamental para el ejercido del poder feudal. El área
de ello fue la rivalidad entre Madrid y París, así como entre de influencia de los servidores reales y las institudones de la
París y Viena. Esto a su vez creó interdependendas. La depen- administradón, fue ciertamente redudda en la Edad Media, no
denda política de la corte de Baviera es un ejemplo de la acertada sólo porque los medios eran pocos, sino también porque las
política cortesana francesa. Solamente Prusia pudo resistir a la pretensiones políticas y sodales del poder eran muy inferiores a
fuerza de atracdón de una cultura cortesana muy desarrollada. las que más tarde tendría el primitivo Estado moderno.
La corte tenía sobre todo una fuerte influenda sobre la estructura Las estructuras burocráticas formadas como consecuenda de la
política y sodal de otros países debido a su hegemonía cultural. complejidad sodal cada vez mayor y provocadas por las crisis
La lengua francesa, la cocina francesa y la moda francesa, encar­ políticas, sociales y económicas de finales del siglo xv y sobre
nación de las formas cortesanas, no eran de ningún modo fenó­ todo del xvi, así como los planes de ordenamiento administrativo
menos culturales secundarios, sino medios consdentes de imponer formulados como pretensiones «estatales», no eran solamente nue­
vas por la extensión de la problemática que abarcaban, sino
la influenda política francesa a otros países. Por medio de la
también por su carácter ”. El establecimiento de un poder buro­
lengua y los modales Franda consiguió una nobleza intemadonal
crático se correspondió, por un lado, con el desmantelamiento de
homogénea, cuyo modo de vida, a pesar de todo, induyendo los los poderes estamentales autónomos y, por otro, con la hegemoni-
enfrentamientos armados, la unía mucho más entre sí que a nivel zación de la posición del rey en una sociedad estamental diferen­
nadonal con las capas sodales no pertenecientes a la corte. La ciada y polarizada. Lo nuevo de esta situación era, de algún
supremada francesa desde prindpios del siglo x vn se basó no modo, la expresión de una nueva forma de entender y manejar
solamente en su fuerza política y militar sino fundamentalmente el orden político, que más tarde sería incorporada al concepto de
también en la influenda y brillantez de su corte “. La formadón Estado. El «Estado» creció visiblemente en importancia «fuera»
del Estado cortesano no obededó a grandes y complicadas nece­ del ámbito de poder del príncipe y de los estamentos, sin que
sidades de diversión de los soberanos y sus nobles, a las que el con ello, de n in gú n modo, queramos decir que la burocracia ya
Estado, en prindpio, podía haber renundado; la corte ha de en los siglos xvi y xvu era la forma dominante del poder. Por
entenderse como un instrumento radonal de poder que contribuyó un lado el Estado burocrático naciente estaba todavía integrado
esencialmente tanto a la centralizadón de los países europeos en el mundo cortesano, debido a que la administración era una
como a la afirmadón del poder real sobre el pueblo y la nobleza. parte de la corte, y por otro estaba supeditado a los intereses
Ciertamente detrás del ceremonial se escondía m á s u n a preten­ de los estamentos, en cuanto que éstos pretendían no dejarse
sión de poder que nuevas reladones concretas, pero también se desplazar de la vida política e intentaban ejercer su influencia
llevó a cabo, de forma no menos efectiva, una centralizadón también por medio del nuevo funcionariado. Finalmente existían
política por medio de la creadón de u n a burocrada radonal que en Europa todavía Estados territoriales sin indicios apreciables
se define siempre como la característica prindpal del primitivo de una administración racional, una justicia racional o una prác­
Estado moderno. Lo específico del primitivo Estado moderno fue tica fiscal estatal, centralizada por el rey o por una institución
precisamente que su formadón se vio impulsada no sólo por estamental. Por eso el sistema de administración característico del
medios «modernos», como la burocrada, sino también por medios primitivo Estado moderno tardó en adquirir importancia en los
tradidonales, como la corte. países de Europa oriental. Una administración por encima de los

310 311
intereses de la dinastía gobernante o de los estamentos no aparece
aquí hasta finales del siglo xvill. Pero incluso Holanda, a pesar tural del gobierno tradidonal al gobierno con una administra-
de que fue precisamente aquí donde la sociedad conoció los dón en la cual los intereses personales fueron poco a poco des­
primeros indicios de formas de organización capitalista, no poseía plazados por los objetivos, se llevó a cabo en tres planos.
un sistema de administración centralizada. De todos modos su A partir de la Alta Edad Media apredamos, en primer lugar,
administración corporativa tradicional era tan efectiva que tampoco una intensificadón sistemática d d ejercido del poder de todos
se realizó una reforma fundamental cuando la presión de España los representantes dd poder, tanto reales como corporativos, en
e Inglaterra puso políticamente en peligro a Holanda. Países sus posesiones y territorios. Los que ostentaban d poder, para
clásicos con una administración característica del primitivo Estado por un lado estabilizar y pacificar y por otro aumentar la explo-
moderno fueron España, Francia, los territorios alemanes y tam­ tadón financiera de sus súbditos, establederon en su territorio
bién Inglaterra, cuyo sistema administrativo ha sido frecuentemente un sistema administrativo, un sistema tributario único y una
subestimado. Con lo que se demuestra que formaciones sociales administración de justida 20. A pesar de su novedad, esto se en­
diferentes conducían a la estabilización del poder político “. tiende todavía como un proceso de racionalización dd poder tra­
La burocratización del poder no condujo de forma determinante dicional. No hubo casi ninguna forma de poder, ya fuese dd
a la formación de sistemas absolutistas, del mismo modo que no soberano, de la alta nobleza o incluso de alguna corporación,
se puede ocultar que no sólo se intentó conseguir la monopoliza­ que no se sirviese d d sistema administrativo de principios de la
ción de los poderes feudales por medio de la atracción de la corte Edad Moderna. Dominios territoriales relativamente abiertos se
y su cultura hegemónica, sino, sobre todo, por medio de la transformarían en dominios limitados en base a las nuevas uni­
construcción de una administración independiente de los intereses dades administrativas.
estamentales. Francia y los territorios alemanes de Baviera, Aus­ Por otro lado, sobre todo los soberanos comenzaron, con o sin
tria y Prusia están considerados como los modelos clásicos. Pero d apoyo de los estamentos representativos del país, a incorporar
también España es válida como modelo de poder burocrático, a a su área de dominio a los poderes no sometidos directamente
pesar de que aquí no se había conseguido un Estado centralizado pero sí incorporados al país. En esta expansión territorial interna
independiente de los estamentos como en Inglaterra, que ya del poder real, normalmente no fueron destruidas las estructuras
conoció una práctica administrativa independiente del Parlamento administrativas feudales o corporativas ya existentes, sino que
durante la época de los Tudor. Mientras que en España el éstas fueron paso a paso transformadas para adaptarías al sistema
desarrolle* de un Estado centralizado fue frenado precisamente administrativo territorial, ya que el aparato administrativo dd
por el exceso de burocratización, en Inglaterra los modernos siste­ poder real en ningún caso era tan grande que pudiera abarcar
mas de administración existentes desde el fracasado intento de todo al mismo tiempo. Allí donde los estamentos eran fuertes,
centralización de Jacobo I se vieron obstaculizados por la fuerza limitaron la expansión de la administración central. Pero como
dinámica del Parlamento. Pero incluso en los Estados que no frecuentemente ellos estaban interesados en la unificación del
conocieron o construyeron Estados administrativos centralizados, territorio, ya fuere para protegerse de los enemigos exteriores o
las instituciones administrativas estamentales o corporativas tradi­ porque solamente así veían asegurados sus privilegios, los sobera­
cionales tuvieron que asumir cada vez más cometidos, o lo que nos y sus fundonarios tenían siempre la posibilidad, con algunas
es lo mismo, adaptarse a las nuevas circunstancias, sin lo cual excepciones, de administrar y unificar d país en su interés y
tampoco esos países hubieran podido soportar la presión política siguiendo sus criterios. En los casos en los que los estamentos
y social cada vez mayor de los siglos xvi y xvil. Por tanto, el eran débiles o no posdan ningún tipo de organización suprarre-
crecimiento y la intensificación de las estructuras a d m in is tr a tiv a s gional, estaban en principio en una posición de inferioridad
fue un fenómeno general de principios de la Edad Moderna". frente al nuevo poder administrativo21.
La construcdón de la administradón fue pues no sólo un
La rápida y repentina expansión y concentración del primitivo siste­ medio de intensificar d ejerddo d d poder en los respectivos
ma administrativo moderno obedeció a la nueva problemática a la territorios por parte de los nobles, los estamentos o los príndpes,
que se enfrentaba el poder, que poco a poco atraía hada sí todas sino d sistema más adecuado para integrar en d territorio real
las competencias políticas, económicas, sociales y judidales, some­ a los poderes estamentales casi autónomos. De ese modo sur­
tiendo de ese modo el país a una voluntad única. El cambio estruc­ gieron, entre otras, las unidades territoriales de Castilla y Franda,
pero también de Florenda y Baviera. Fueron esendalmente pro­
312
313
ducto de unos sistemas administrativos centralizados, por medio se estableció como uno de los elementos de estabilización de la
posición del soberano, así como una institución para el someti­
de los cuales el poder de los estamentos sería poco a poco des­
plazado por el de un funcionariado sometido a la voluntad real. miento (neutralización) de los estamentos: los altos funcionarios
El poder real se extendió, desde la Alta Edad Media y sobre del Estado vivían en la corte hasta el siglo xviii. Por otro lado,
todo desde el siglo xvi, no solamente en los territorios dominados fue sin duda un instrumento del rey, pero la nobleza estamental
exigió, en parte con éxito, que los altos funcionarios del Estado
en común por el soberano y los estamentos. Los intereses reales
fueran elegidos entre la nobleza y que asimismo le fueran reser­
traspasaron cada vez más las fronteras de sus territorios para
vados los puestos administrativos mejor remunerados en la admi­
incorporar áreas de poder sobre las que tradicionalmente no
nistración central, y sobre todo en la regional. El cargo de juez de
tenían ningún derecho. Por medio del despojo, el matrimonio
o la herencia, se llegó en no pocos casos a la unión de países paz en Inglaterra, por ejemplo, fue competencia exclusiva de la
con grandes diferencias estructurales. Para unificarlos y hacerlos gentry. La administración no era per se una institución antiesta­
mental; al menos la unión entre funcionarios reales y nobleza
servir a los intereses reales, el único instrumento era la adminis­
territorial fue todavía durante mucho tiempo muy estrecha23.
tración. En muchos casos se aprovechó una oportunidad de este
Además no se trataba de un sistema claramente diferenciado,
tipo para someter a todos los países de una misma dinastía a
con instituciones diferentes, una jerarquía clara y competencias
una única administración central, ya que sin un código de justicia
inequívocas, ya que la administración y la justicia no estaban
unitario y sin el sometimiento a un sistema tributario único, el
separadas ni personal ni técnicamente y no había una justicia
poder no era en la mayoría de los casos efectivo fuera del país
independiente de los intereses del poder. Por otra parte existía
de origen Claro está que la unificación de poderes por medio
la posibilidad de unificar los más diferentes cargos en una sola
de la administración única dio resultados muy diferentes. En
persona. No pocos nobles o burgueses acumulaban muchos cargos,
Austria y España — donde la guerra de liberación holandesa
con lo que aparecían problemas de competencias prácticamente
puso en peligro la monarquía de los Habsburgo— menos que en
insolubles. La gran cantidad de decretos y reformas administra­
Francia, donde el rey venció a todos los estamentos. De todos
tivas de los siglos xvi y xvn son una prueba de que la construc­
modos, allí donde se construía un Estado primitivo moderno,
ción de la administración trajo consigo muchos problemas, que
la unidad del país quedaba constituida no sólo por una corte
no podían ser resueltos de una vez. Los problemas técnicos
central, sino también por un sistema administrativo unificado.
estaban frecuentemente ligados de forma muy estrecha con los
Toda expansión e intensificación del poder en los inicios de la
personales; tampoco existía una clara separación entre asuntos
Edad Moderna tuvo éxito mientras que el nuevo sistema admi­
públicos y privados. En todos los intentos de abordar las tareas
nistrativo pudo imponer en todo el país la voluntad real. El país,
con «sentido común» y velar por los intereses de la corte, los
o sea el Estado, no necesitaba para ello estar dirigido central­
estamentos y el pueblo, los diferentes gremios tardaban demasiado
mente en todos los sectores, lo que de cualquier forma, incluso
en Francia o Baviera, era imposible. Para garantizar la unidad, en elaborar un reglamento y los funcionarios no se reunían regu­
frecuentemente sólo era necesaria una clara jerarquización de los larmente para enfocar de forma seria los problemas y llegar a
poderes, de la justicia y de las instituciones fiscales. soluciones adecuadas. La constancia escrita de todos los actos
administrativos, que llenaba los archivos de protocolos, correspon­
La formación del primitivo Estado moderno fue sin duda un
acto de fuerza, en el que la violencia física, por medio de la dencia, informes, etc., promovió ciertamente la racionalización de
guerra o la justicia, desempeñó un papel esencial, pero sin la las decisiones y la independización de los diferentes departamentos
construcción al mismo tiempo de un sistema administrativo racio­ administrativos, así como el control por parte del soberano o las
nal, que comenzara a someter la vida social a normas unificadas, instituciones superiores. Pero en conjunto trajo muchos problemas,
el primitivo Estado moderno no hubiera adquirido el significado motivados por el nivel cultural tanto del rey como de los fun­
que posee en la historia europea. cionarios, que sólo serían resueltos mediante la formación especí­
fica y sistemática de los funcionarios. La creación de universidades
La primitiva administración moderna fue la base de la moderna y sobre todo la institución de cátedras de economía política está
burocracia, pero se diferencia de ella en puntos esenciales. El íntimamente ligada con la expansión del aparato administrativo
sistema administrativo del primitivo Estado moderno no era un y la multiplicación de sus cometidos2*.
sistema cerrado, por encima del soberano y su corte. Al contrario, El primitivo sistema administrativo moderno aumentó la pre­

314 315
tensión de hacer valer la voluntad real hasta en los sectores más y la educación desempeñaban un papel predominante en el reparto
alejados, pero la imposición de las ideas burocráticas se vio a de cargos, pero éstos podían también ser comprados, lo que no
menudo obstaculizada no sólo por la relativa autonomía de los solamente en Francia era una práctica extendidaM. Los cargos
estamentos y otros grupos privilegiados, sino simplemente por la estatales, que entonces todavía eran hereditarios (paulette), se
falta de un aparato administrativo suficiente. Muchos de los transformarían en una fuente de ingresos para la corona y en una
decretos, mandatos y órdenes dictados por el propio rey o por posibilidad de aumentar el estatus y el prestigio para la burguesía
algún funcionario, se quedaban debido a esto en meras preten­ acomodada. A pesar de que hubo muchas protestas por este abuso,
siones, ya que no respondían en modo alguno a la realidad. La sería inevitable mientras no hubiera sueldos fijos y la posibilidad
mayoría de los proyectos para la mejora de la administración, la de seguir una carrera administrativa. Desde una perspectiva esta­
ordenación territorial, las comunicaciones y la legislación social tal, puede ser que la compra y venta de cargos condujese a la
se quedaban sin realizar. Por consiguiente, no se debe definir la ruina del país —la suma empleada en la compra del cargo se
estructura del primitivo Estado moderno por sus deseos y pre­ intentaba sacar después del mismo cargo— ; de todos modos, para
tensiones, por significativas que fueran éstas, para la formación el Estado era una beneficiosa fuente de ingresos y creaba un
del Estado. La discrepancia entre deseo y realidad formaba parte funcionariado leal que estaba subordinado solamente al rey y libre
del sistema del primitivo Estado moderno. de las influencias de los estamentos.
Finalmente no se trataba, en el caso de los representantes de Un segundo grupo de empleados, en un principio claramente
la primitiva burocracia moderna, de un funcionariado moderno y más tarde poco diferenciado estructuralmente de los funciona­
que trabajara sin tomar partido, jurando fidelidad al Estado, rios, lo constituían los consejeros de carrera, que ostentaban casi
técnicamente formado y pagado por el rey, sino que se trataba exclusivamente altos cargos, estaban casi siempre en la adminis­
de funcionarios que aspiraban a unos cargos que les asegurasen tración central y gracias a sus estudios de derecho y humanidades
rango social y privilegios en el marco de la sociedad estamental “ . serían cada vez más importantes para el primitivo Estado mo­
Diferenciamos de forma general tres grupos de funcionarios, derno “ . Pronto los juristas predominarían en la administración
cuya contribución a la formación del moderno funcionariado fue central, mientras que en la regional sólo desempeñarían un papel
muy diferente26. Por un lado estaban los representantes o dele­ secundario. El monopolio de los juristas surgiría mucho más
gados de las autoridades o los señores de la corte o el territorio, tarde. La introducción de los eruditos en el servicio del Estado
que eran los más numerosos. Había ciertamente entre ellos mu­
«no sólo transformó esencialmente el funcionariado, sino que
chos burgueses, sobre todo en el siglo xvi, pero en los cargos
está como es sabido ligada a la instauración del Derecho romano,
más altos y mejor remunerados predominaba la nobleza. Esta
clase de funcionarios eran alojados, alimentados y vestidos a cargo o sea a la transformación de todo el estado actual del derecho y
del presupuesto real, y eran representantes de la autoridad sin la jurisprudencia» “ . Estos empleados lo eran por un período
un cometido determinado. En un principio vivían en la corte; limitado de tiempo que podía ser rescindido por su propia volun­
más tarde se separarían de ella con sus familias y se integrarían, tad o por la del rey. También aquí predominaban en un principio
de diversas formas, en los diferentes estamentos del país. El los burgueses, pero a medida que se fueran introduciendo en la
acceso a uno de estos cargos estaba más bien determinado por la administración territorial la actividad de los consejeros se haría
pertenencia a una familia influyente de la burguesía o la nobleza, permanente. Los titulares de este tipo de cargos fueron los prime­
del mismo modo que la fidelidad y entrega al soberano desempe­ ros funcionarios especializados. Aunque cuando eran destinados
ñaban un papel más importante que una formación especial, la fuera de la corte pasaban a formar parte de la clase de los notables
cual en principio sólo sería necesaria a partir del siglo x v iin. locales, de tal modo que su dependencia del rey se debilitaba,
Estos funcionarios debían «tener presentes a Dios y a la justicia en principio no era su fidelidad al soberano lo que hacía de ellos
y amar al bien común, que están por encima del país y de sus unos buenos servidores del primitivo Estado moderno, sino su
gentes, y socorrer con ayudas y consejos a las pobres gentes en formación académica. A ellos hay que agradecer, finalmente, que el
los asuntos que les preocupen»21. El número cada vez mayor de Derecho se transformara en ciencia, que la administración y el
los catálogos de virtudes del «buen funcionario» que aparecen sistema fiscal se racionalizaran y, sobre todo, que el Estado se
en el siglo xvi y sobre todo en el xv ii demuestra la dificultad de liberara de las estructuras patriarcales y cada vez se fundara más
conseguir funcionarios responsables y abnegados La procedencia en el derecho natural. Los numerosos esbozos de teoría del Estado

316 317
de principios de la Edad Moderna fueron en su mayoría obra de ddos de acuerdo con el principio tanto territorial como departa­
funcionarios con una formación jurídica. mental, lo que respondía a la estructura federalista del país".
A medida que el funcionariado erudito y los altos funcionarios, Típicos fueron los cuatro grandes consejos franceses, entre los
mediante la herencia de los cargos y la relación con los notables que, de acuerdo con el nuevo papel de la diplomacia, había
a nivel regional, se feudalizaban, se formaba una tercera capa de también uno para asuntos exteriores (1589)” . Los miembros de
funcionarios, la de los comisarios e intendentes, en la que por los consejos eran, generalmente, nobles y burgueses con una am­
primera vez aparecen algo así como funcionarios especializados plia formación, que habían realizado estudios de derecho y poseían
de corte moderno Los reyes nombraron funcionarios provisio­ conocimientos y experiencia. El consejo era algo así como la forma
nales con carácter revocable, que no sólo controlaban al funcio­ embrionaria de un ministerio en el que el secretario de Estado
nariado local, sino que además debían desempeñar toda clase de equivalía a un ministro Este era el intermediario decisivo entre
funciones especiales. Los comisarios o intendentes, como se les el Consejo de Estado y el rey, pero no podía actuar por sí mismo,
llamaba en Francia, estaban directamente subordinados a la corona sino que se consideraba como su mano derecha. A medida que
y a sus órdenes. Empleados activamente por primera vez bajo los asuntos se especializaban cada vez más, aumentaba la autoridad
Richelieu, que sin ellos no hubiera podido llevar a cabo ni la del secretario, pero en principio era un cargo destituible. Para
centralización del país ni las guerras, poseían todavía en la segun­ que su poder no creciera demasiado, había frecuentemente varios
da mitad del si^lo xvn una gran importancia. Por el papel secretarios que se neutralizaban mutuamente. El cargo de secre­
desempeñado por este tipo de funcionarios en el primitivo Estado tario de Estado no estaba definido específicamente y variaba mu­
moderno, figura como la tercera fuente importante del moderno cho de un país a otro.
funcionariado M. Los reyes del siglo xvi e incluso los del siglo xvn Finalmente, existía una tercera institución, que adquirió decisi­
gobernaban todavía de un modo personal, situación que no fue vo significado sobre todo en los casos de reyes muy jóvenes o
modificada ni por el movimiento estamental ni por la aparición débiles: la institución del primer secretario o primer ministro*.
de las nuevas instituciones administrativas Además de dirigir Sin el duque de Buckingham en Inglaterra, sin Richelieu en
personalmente el ejército — ejemplos clásicos son Gustavo Adolfo Francia o el conde duque de Olivares en España, la evolución
de Suecia y Enrique IV— y administrar justicia, dirigían también política en Europa a comienzos del siglo xvii hubiera sido segu­
la administración central. Felipe II de España, Enrique IV de ramente diferente. Ciertamente, todos estaban directamente subor­
Francia, Isabel de Inglaterra y Maximiliano de Baviera fueron dinados al rey, no poseían ninguna atribución propia y podían ser
reyes muy trabajadores, que pasaban diariamente muchas horas destituidos en cualquier momento, pero su influencia era tan
leyendo actas y consultas. Solamente con el desarrollo de la vida grande que el destino del gobierno dependía totalmente de ellos.
y la sociedad cortesana se modificó esto. De cualquier modo, se Poseían su propia gente en la administración, mantenían para
produjo un considerable alivio con la implantación de las primi­ su protección una guardia personal y se rodeaban de una red de
tivas instituciones administrativas modernas, que incluían ya mu­ dependencias y lazos familiares.
chos de los elementos del sistema de gobierno moderno. El desarrollo sistemático de la primitiva administración moder­
La administración central, que pronto representaría tanto la na, la jurisprudencia y el sistema tributario llevó a una transfor­
unidad del país como a la persona del rey, estaba compuesta princi­ mación cualitativa de la forma patriarcal de ejercer el poder real.
palmente por el consejo, que según el país adoptaría el nombre Ciertamente la burocracia dependía todavía generalmente de la
de Consejo de Estado, Conseil d ’Etat, Privy Council o Geheimer voluntad real, de la nobleza y de los intereses corporativos de
R u t“ . En Alemania el Geheimer Raí sería «la primera autoridad los funcionarios, pero junto a los intereses personales los poderes
central en política interior y exterior del primitivo Estado mo­ administrativos y técnicos desempeñaban un papel cada vez más
derno, precursora de los futuros ministerios» ” . Eran autoridades importante. En principio, el desarrollo de la burocracia sirvió
colegiadas, que podían actuar en asuntos secundarios, pero todas para estabilizar y dar autonomía al poder real, y para monopolizar
las decisiones importantes debían ser tomadas por el propio rey. a los poderes intermedios, pero a medida que la sociedad corte­
En general tenían solamente una función asesora. Los consejos se sana se retiraba de los asuntos de gobierno, la burocracia ganaba
reunían ya en el siglo xvi diariamente, trabajaban de acuerdo en peso y sometía cada vez más las decisiones políticas, tomando
con el orden del día y estaban divididos en departamentos. Bajo en cuenta la primacía de los intereses dinásticos, a consideraciones
Felipe II se crearon en España doce consejos superiores, estable- racionales y utilitarias.
3.18
319
como resultado de sus teorías. Las teorías del Estado más cono-
n i. LEGITIMACION Y TEORIA DEL PRIMITIVO ESTADO MODERNO
ddas articulaban sin duda los problemas del Estado y la sociedad
de esta época, pero no eran un reflejo de la práctica política
A la formación del primitivo Estado moderno correspondió una
estatal. La teoría concreta sobre la cual se basaba el Estado de
intensa reflexión y discusión sobre la esencia y la función del
inicios de la Edad Moderna sólo puede ser descubierta por medio
Estado, proceso que tuvo también, en último término un efecto
de la reconstrucdón de las actividades prácticas de los que osten­
social y político. Ya no estaba reservado exclusivamente a los
taban el poder.
teólogos o a los ideólogos de la corte el derecho a preguntarse
Sin duda los fundamentos de un orden político basado en el
por el significado del Estado o la justificación de la actividad de
Derecho romano desempeñaban un papel cada vez más importante,
los príncipes. Un número cada vez mayor de eruditos con forma­
pero a pesar de la emancipación de las ideas eclesiástico-religiosas
ción humanista, bajo las experiencias de las revueltas políticas,
y feudales, los tradicionales fundamentos sagrados del poder tenían
sociales y religiosas, y sobre todo de las guerras civiles y de
todavía un gran peso en la estrategia de los gobernantes y la
religión de los siglos xvi y xvn , se prestaron voluntarios, por
administración, ya que la racionalización de la ideología pater­
un lado, para buscar posibles soluciones a la crisis desde el punto
nalista, más acusada todavía por la Reforma, y de la gracia divina,
de vista de la formación del Estado, y, por otro lado, para
impuesta por la Contrarreforma, se mostraba mucho más efectiva
investigar racional y científicamente los principios básicos de la
para la consecución de la autonomía real y para la monopoliza­
organización del Estado, en base al incipiente absolutismo, o sea
ción del poder respecto de la Iglesia y los estamentos que el
para fundar el Estado en el sentido común. En cualquier caso,
Derecho natural moderno o el Derecho romano, los cuales en
el desarrollo de la primitiva teoría política moderna respondió no
último término eran conceptos ajenos al pueblo y los estamentos.
sólo al descubrimiento de la política como dimensión vital dife­
Ordenes, contratos, decretos e incluso leyes del país, se presen­
renciada de las actividades religiosas y sociales, sino sobre todo
taban en un lenguaje más ligado a la argumentación paternalista
a una fuerte necesidad de legitimación del primitivo Estado
tradicional que a la del moderno Derecho romano o natural45.
moderno que se liberaba tanto de los sectores eclesiástico-religio­
La coexistencia en los fundamentos de la práctica política de
sos como de los poderes feudal-estamentales. Ambos procesos van
elementos religiosos tradicionales y elementos racionales modernos
unidos y son la condición previa tanto para el desarrollo de la
perduró todavía, durante largo tiempo, como característica del
conocida teoría del Estado de inicios de la Edad Moderna como
primitivo Estado moderno. Lo que quiere decir que las relaciones
para la aparición de la ciencia política que más tarde sería asig­
de poder que fundamentaban el primitivo Estado premodemo eran
natura obligatoria en la formación de funcionarios en las univer­
gestionadas todavía de forma tradicionalista y personalista. La
sidades europeas41.
base legal que determinaba el acontecer social no suponía pues
La teoría política del primitivo Estado moderno no fue una
una teoría primitiva del Estado bien definida, sino que era una
teoría cerrada de una relevancia práctica inmediata con objetivos
codificación de viejas leyes y tradiciones que, sistematizadas, eran
e intereses únicos y claros. Tres hechos o problemas deben ser
reconocidas por el rey, en la mayoría de los casos junto con los
cuidadosamente analizados para el esclarecimiento de la teoría
estamentos, como leyes fundamentales de carácter general y obli­
del Estado de inicios de la Edad Moderna.
gatorio “ .
En toda primera fundamentadón teórica de la práctica del
Finalmente, hay que tener en cuenta que las teorías del Estado
poder de los príndpes y los estamentos de miaos de la Edad
de inicios de la Edad Moderna de carácter racional y científico
Moderna, el Estado empírico no fue producto de eruditos y
no se agotan en las lecciones de soberanía y los proyectos de
humanistas ni de sus actividades reladonadas con la teoría del
ordenación del poder absolutista de Bodin y Hobbes, sino que
Estado. No se puede demostrar ninguna influenda sobre el pri­
hubo además gran número de teorías empíricas, en gran parte
mitivo Estado moderno, por ejemplo, de los modelos de Bodin
influyentes, cuyos fines eran precisamente la limitación del poder
o Hobbes La política «absolutista» de E n rique IV , Isabel de
real. Entre ellas hay que citar sobre todo las monárquicas y las
Inglaterra o el mismo Richelieu se llevó a cabo sin la aplicadón
constitudonalistas inglesas. Especialmente importantes fueron las
de ninguna teoría determinada41: su derecho de soberanía emana­
fundamentadones radonales que provenían de organismos estatales
ba de su poder real. Ni siquiera la política de Jacobo I de
y se centraban en conceptos absolutistas, mientras que las teorías
Inglaterra, uno de los pocos soberanos que fundamentaron teóri­
del Estado republicanas o democráticas basadas en la soberanía
camente e hideron público su programa político44, se entiende
.. r -\
321
320 \ '•
popular, sólo desempeñaron un papel puramente marginal; éstas utópico. Se opone tanto a Maquiavelo como a la pe..'tica de los
aparecieron sobre todo en los círculos puritanos ingleses de tiem­ tiranos italianos, y en contra de la arbitrariedad ilimitada hace
pos de la revolución. hincapié en el derecho y la legitimidad. El Estado de Bodin
aspira a ser un Estado de derecho. Así como la idea de la
La referencia, por un lado, a las teorías del Estado de Bodin y los soberanía como principio racional es nueva, del mismo modo va
monárquicos en relación con la crisis de la monarquía renacentista esencialmente unida «a un amplio abanico de conceptos tradi­
francesa, y por otro, a las teorías políticas de Hobbes y Lipsius, cionales, sobre todo del campo de la ética real en su forma más
muestra la amplitud de la argumentación y la fundamentación del actualizada»". Pero a pesar de su vinculación a lo tradicional,
Estado de inicios de la Edad Moderna. la construcción de Bodin no se vio libre de la acusación de
La obra de Bodin Si)t livres de la République (1576), en la que maquiavelismo, debido a su falta de diferenciación.
el erudito jurista desarrollaba sus lecciones de soberanía, se La teoría de la soberanía de Bodin se entiende como una
publicó bajo la impresión de la amenaza de ruptura de la respuesta a la crisis del Estado francés de finales del siglo x v i 51.
unidad del país y de su reino por las guerras religiosas y esta­ Otra respuesta contraria a la posición de Bodin fue la de los
mentales, cuatro años después de la noche de San Bartolomé monárquicos, denominación que engloba a todos los católicos y
En realidad no se trata de un libro revolucionario. Bodin no protestantes disidentes del reinado absolutista, pero sobre todo
somete el orden político a un análisis racional. Conceptos como a un grupo de juristas y publicistas calvinistas que se sumaron
Estado y derecho natural no desempeñan ningún papel central. a la oposición de la nobleza para limitar el poder real junto con
Para él se trata en primer lugar y sobre todo del mantenimiento, el pueblo y los estamentos “ . En contra de la opinión generalizada,
de Francia, y de la monarquía francesa. Para el concepto de sobe­ este grupo no estaba a favor de la abolición de la monarquía,
ranía desarrollado en este contexto son puntos centrales, en por lo que la denominación es pues errónea, pero se declaraba
primer lugar, el ejercicio vitalicio del reinado, ya que un reinado a favor de una soberanía popular en d isen tid o moderno de la
por elección no puede poseer soberanía, ya que, en segundo lugar, palabra. Solamente luchaba contra los abusos «tiránicos» de
para los monárquicos soberanía significa control inmediato y la monarquía y apelaba a la antigua tradición estamental. Su
absoluto del poder. El soberano posee el monopolio de dictar doctrina del asesinato justificado del tirano se sitúa en la línea
leyes y derogarlas, con lo cual todos los actos legislativos depen­ de la tradición medieval, que ya había analizado el concepto del
den sólo de su voluntad. tirano, y a la que Bodin, en última instancia, también estaba
De la conocida fórmula latina Maiestas est summa in cives ac ligado. En su Franco Gallica, el radical Hotman aboga por la
subditos legibusque soluta potestas se deriva la denominación de representación estamental de los verdaderos soportes de la sobe­
absolutismo. Con su pretensión de poder absoluto, el soberano ranía. Con la misma fuerza que Hotman, Du Plessis-Momay apoya
no está, según Bodin, fuera de los límites de la ley, a pesar de lo en su Vindiciae contra tyrannos (1570) al movimiento de oposi­
que digan los críticos. Está ligado a las llamadas normas inque­ ción antiabsolutista que alcanzó su punto culminante con la
brantables del ius divinum. «La intención de Bodin es poner de Fronda. El titular de la soberanía nacional era, según los monár­
relieve ambas cosas: la posición absoluta del rey y su limitación quicos, el pueblo, que frente a las órdenes reales tiránicas o con­
por los preceptos de un Derecho natural tradicionalmente enten­ trarias a Dios reclamaba el derecho a la resistencia. El derecho
dido» ". Los límites vienen impuestos concretamente por las de resistencia legitimado religiosamente deriva en este caso de
«Lois fondamentales» de Francia, independientemente de que el una interpretación aristocrática de la soberanía popular, y no
rey no pueda saltarse el orden natural de la familia y de la pro­ tiene por ello nada en común con la teoría del derecho a la
piedad privada. El respeto de los acuerdos entre dos partes, con resistencia basada en el Derecho natural moderno, lo que es
carácter de contrato, refuerza su autoridad. A pesar de que para válido también para el poder derivado del contrato entre Dios,
Bodin, lo mismo que para otros teóricos del Estado absolutista, el rey y el pueblo. Ciertamente los monárquicos dieron menos
en principio una democracia o una aristocracia pueden ser sobera­ impulso a la formación de la soberanía popular de lo que se pensó
nas, de hecho solamente atribuye a la monarquía la facultad de mucho tiempo, pero en la oposición de la nobleza francesa encon­
serlo". En su lucha por la soberanía de la monarquía, como traron un suelo fértil.
único medio de preservar la unidad y el poder de Francia, Bodin La situación en la que surgió el Leviatán de Hobbes (1651),
no es un ciego defensor del poder absolutista o un soñador segunda gran teoría del absolutismo, fue similar a la de Bodin.

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Pero en su respuesta a la crisis de la revolución inglesa y la no es un antecesor del concepto de orden en los E' 'ados totali­
amenaza de la paz, Hobbes fue mucho más allá de la postura tarios, aun cuando él no reconozca ningún derecho a la resistencia.
comparativamente tradicional de Bodin u. Hobbes, que estaba bajo Solamente cuando el Estado no garantiza ya la protección del
la fuerte influencia de las ciencias modernas, fue el primero en individuo, admite Hobbes un incumplimiento del contrato, de tal
intentar fundamentar racional y científicamente una teoría política. modo que el destino del rey depende del bienestar del pueblo.
Su teoría del Estado secularizado, de forma similar a la de Ma- El Leviatán de Hobbes tropezó después de su publicación con
quiavelo, no se basa en el impulso de sociabilidad, sino que, una fuerte protesta de la opinión pública, no solamente en Ingla­
convencido de la debilidad humana, ve en el Estado un medio terra sino también en Francia. A pesar de que él lo entendía sólo
de control de las pasiones del hombre, que perecería sin las como un libro de texto y esperaba que «esa verdad especulativa
fuerzas racionales del Estado. Dado que en la situación anterior tuviese alguna utilidad en la práctica» de algún rey, su incidencia
al Estado la ambición, la envidia, el egoísmo, el afán de gloria inmediata fue pequeña.
y la codicia provocaron una guerra de todos contra todos, argu­ El más influyente y quizás más leído de los teóricos del primi­
menta Hobbes, el temor a la muerte y el instinto de conservación tivo Estado moderno fue el holandés Justus Lipsius, cuya influen­
dictan la respuesta con la necesidad de superar esta anárquica cia se extendió por todos los países de Europa “ . No disponía de
situación natural. Como los hombres son incapaces de renunciar una teoría del Estado propia, ni quería entrar en la discusión de
por voluntad propia a sus ilimitadas libertades y derechos, se los problemas de filosofía del derecho y las teorías sobre el origen
someten voluntariamente a un soberano (según Hobbes, no sólo del Estado. Su obra fue un libro de texto de aplicación inmediata
el rey puede ser titular de la soberanía, sino también un aristó­ para el rey y los funcionarios del Estado, un libro sobre las insti­
crata), el cual, en el marco de un orden obligatorio racional, con tuciones civiles y militares en el Estado moderno. El fundamento
todos los medios del poder y por el bien de la seguridad humana, de su filosofía práctica era la constantia del estoicismo tardío. Es
mantiene la paz. La fórmula del contrato, según Hobbes, dice: una «energía vital» basada en el sentido común, una especie de
«Cedo mi derecho a gobernarme a este hombre o a este grupo de espíritu de lucha y de resistencia contra las aflicciones de este
hombres, con la condición de que tú también le cedas tu derecho mundo. La teoría política de inicios de la Edad Moderna define,
y le autorices igualmente todos sus actos»". El que ostenta el con todas las diferencias introducidas por las diversas situaciones
poder estatal está exento de toda clase de compromisos y obliga­ en las que surge y las condiciones específicas de poder en los
ciones; la delegación del poder en el rey es absoluta, definitiva e diferentes países, la emancipación de las ideas eclesiástico-religio­
irrevocable. Del mismo modo el poder ejecutivo, el legislativo y el sas y el reconocimiento de un orden racional, en el que todos los
judicial están en sus manos y los súbditos están obligados a obe­ poderes están en manos de un único soberano. Solamente en ello
diencia incondicional. Como no existe ninguna contradicción entre veían los teóricos una solución a los conflictos producidos por las
las leyes divinas y las del Estado cristiano, después del someti­ crisis políticas y religiosas, así como la posibilidad de construc­
miento de todos los derechos individuales, no existe ninguna dife­ ción de un Estado que garantizase la seguridad y el bienestar del
rencia entre los regímenes divino y humano. Así como está pueblo. A medida que el Estado se liberaba de sus fundamentos
justificado reconocer aquí, por experiencias posteriores, un «des­ sacro-religiosos, se le ofrecían nuevos cometidos: mantener la paz
potismo ilustrado», no es justo atribuirlo a una intención de interna y externa, y aumentar y proteger la «prosperidad» y las
Hobbes. La misión central del Estado es, para él, la protección
propiedades de sus súbditos.
y la seguridad de los súbditos. Las experiencias de la revolución
inglesa hablan aquí un claro lenguaje. El modo incondicional en
que Hobbes está a favor del poder absolutista, está justificado, IV. LA MONOPOLIZACION DEL PODER Y LA SOBERANIA DEL PRIMI­
según él, porque en aras de la efectividad, el soberano no utilizará
TIVO ESTADO MODERNO
su poder para oprimir a los súbditos, sino todo lo contrario: por
medio de una práctica de gobierno razonable, promoverá el bienes­ El Estado soberano fue el resultado de unas luchas sociales y de
tar del pueblo, hará valer la igualdad ante la ley, será razonable una determinada coyuntura política; para su aparición fue tan
en la tributación, se ocupará de la educación, la enseñanza, la importante la neutralización de los poderes intermedios en el
creación de trabajo y la asistencia a los pobres, y, no en último interior como su clara delimitación en el exterior, la independen-
término, protegerá la propiedad privada. Hobbes con su Leviatán,

324
militares, a la vez que se debilitaba su situación financiera a causa
soberanía en las relaciones con otros Estados. La monopolización
de la crisis económica general, obligaron a la nobleza a renunciar
del poder y la autonomía del país fueron dos procesos unidos
a su autonomía. Ciertamente, su desarme y su fiscalización sólo
entre sí; ambos están en el origen del primitivo Estado moderno.
se llevaron a cabo parcialmente, pero era más importante controlar
Las teorías de la soberanía de Bodin o de otros teóricos del
estatalmente su independencia, hacer depender su estatus social de
Estado no fueron puntos de referencia; fue un complejo juego de
los privilegios estatales y con ello controlar sus contactos internos
intereses de fuerzas sociales, políticas y religiosas lo que llevó a
y externosH.
la creación del Estado soberano y al sistema estatal de inicios de la
Finalmente, fue importante la integración de la Iglesia, en la
Edad Moderna. Los ensayos sobre teoría del Estado adquirieron
que fueron sometidas a la voluntad soberana tanto la fijación del
importancia en la medida en que, en las circunstancias entonces
credo de la Iglesia posterior a la Reforma como la distribución
existentes, aumentaba constantemente la necesidad de legitimación
de los cargos eclesiásticos. Las Iglesias fueron domesticadas por
teórica frente al rival político en la nueva coyuntura de intereses.
medio de la limitación de los privilegios, la secularización de los
bienes eclesiásticos o la violenta represión de los grupos religiosos
Si el primitivo Estado moderno quería monopolizar todos los
incómodos. El sometimiento al Estado se llevó a cabo en este caso
poderes feudales y con ello garantizar un Estado único y en paz,
de la forma más completa. Las instituciones eclesiásticas, tanto
no sólo tenía que someter hasta cierto grado a todos los estamen­
católicas como protestantes, fueron precisamente, por lo menos
tos y súbditos, asignándoles funciones públicas específicas, sino tam­
durante un tiempo, los mediadores decisivos del poder estatal",
bién crear instituciones que consiguiesen hacer realidad la pre­
cosa que sucedió tanto en países con constitución absolutista
tensión de un ordenamiento jurídico. Las actuaciones políticas
como liberal.
individuales, en un territorio entendido como unificado e indivi­
Tres instrumentos «estatales» desempeñaron un papel decisivo
sible, debían ser neutralizadas y las relaciones y comunicaciones
en estos procesos de monopolización y sometimiento. Ciertamente,
interregionales e internacionales puestas bajo el control del Estado.
no fueron aplicados de una forma consciente, pero resultaron
Un punto central fue el sometimiento al nuevo poder central
decisivos tanto para la autonomización del poder central como
de todos los súbditos, y especialmente los pertenecientes a esta­
para la consecución de la paz y el orden internos a inicios de la
mentos que no dependían de forma inmediata de un soberano:
Edad Moderna. En primer lugar, se evidenció la necesidad
el desarme, el registro tributario y los salvoconductos como
de desarmar a los estamentos y a los súbditos, en el sentido de la
protección frente al señor feudal reforzaron el papel del Estado
pacificación social. Este había sido un objetivo perseguido ya
central entre los súbditos. Los numerosos levantamientos campe­
en la Edad Media, pero no fue alcanzado hasta los siglos xvi
sinos, sobre todo en Francia, demuestran lo conflictivo que fue
y xvii . Las reivindicaciones y los derechos no debían ser ya
este proceso de integración, en el que la autonomía de los dife­
conseguidos por iniciativa propia, sino resueltos públicamente de
rentes grupos sociales fue desmantelada gradualmente “ .
acuerdo con la ley. En este proceso el rey no desempeñaba ya el
No menos importante fue la supresión de las libertades de las papel de árbitro, sino que, como poseedor de todos los derechos
ciudades independientes, que no pocas veces les fueron arreba­
reales, daba a todos lo que les correspondía por razón de Estado.
tadas con argumentos poco claros, bien por la fuerza, bien porque
Todo esto está testificado tanto por la rebelión de Essex en
el magistrado caía bajo el control del Estado y con ello del poder
Inglaterra, como por la caída de La Rochelle en Francia o por
central, lo que significaba que quedaban sometidas al sistema los conflictos de Grumbachsch en Alemania. La lucha contra los
fiscal y jurídico estatal. Las motivaciones económicas desempeña­
diferentes feudos y formas de autodefensa, que eran derechos
ron un papel de primer orden, ya que el primitivo Estado moder­ legítimos de las sociedades de la Edad Media, fue decisiva para
no no podía prescindir del capital burgués. Solamente unas pocas
la futura potencia del país. Sólo obtuvieron buenos resultados
ciudades pudieron salvarse de este proceso de concentración
los países con un ejército permanente, sometido exclusivamente
estatal, sobre todo en Holanda y Alemania (ciudades imperiales).
a las órdenes del poder central.
De forma más efectiva se llevó a cabo la integración de las
Los intentos de fiscalización general de toda la población y los
ciudades hasta entonces libres en Francia57
estamentos, que por cierto sólo se consiguió de forma parcial,
Especialmente difícil discurrió la domesticación de la nobleza. tuvieron también un efecto integrador. Esta fiscalización no con­
Los procesos por alta traición y una habilidosa atracción hacia sistía ya en un impuesto voluntario, aceptado por los estamentos,
la corte por medio del ofrecimiento de cargos administrativos o
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326
sino que se transformó en un impuesto regular, al que había que
añadir los impuestos indirectos que no poco frecuentemente eran enemigos de la corona francesa. Los hugonotes formaban un Estado
recaudados por la fuerza. Aun cuando el aumento y la adminis­ dentro del Estado. Richelieu terminó con la nueva rebelión que se
tración de los impuestos estuvieran todavía durante largo tiempo extendía contra el rey (1617) con la toma de la fortaleza de La Ro-
en manos de los estamentos corporativos y de los parlamentos, chelle. Ciertamente a los hugonotes no les fue suprimida la libertad
servían solamente al Estado y sólo en interés de éste podían ser religiosa, pero sí todos los derechos especiales, políticos y militares,
aumentados. Junto con la jurisprudencia, el sistema tributario que les habían sido otorgados por el edicto de Nantes. Política­
fue, a inicios de la Edad Moderna, el medio decisivo para elimi­ mente a partir de entonces dejaron de suponer un peligro para
nar paulatinamente las dependencias feudales y corporativas de la el Estado. Más difícil se mostró la lucha contra la alta nobleza,
población y someterla a un único poder central de carácter estatal. agrupada alrededor de Gastón d’Orléans, que se rebeló abierta y
A los intereses del Estado centralizado se oponía la intromisión repetidamente (1617). Richelieu respondió con implacable dureza.
de los procesos inquisitoriales, ya que en éstos los acusadores Los conspiradores, incluidos los pertenecientes a la más alta
no estaban obligados a aportar pruebas, sino que el mismo juez, nobleza, fueron ajusticiados, sus propiedades confiscadas y sus
sin una acusación previa, podía ordenar la investigación de un fortalezas y castillos destruidos. La confrontación con la nobleza
hecho sospechoso, para lo cual estaba autorizado a emplear todos se endurecería todavía más por los conflictos con los estamentos
los medios necesarios y decisivos en aras de la búsqueda de la y parlamentos provinciales, al enviar Richelieu intendentes con la
verdad. A pesar de que la nuéva práctica jurídica no trajo consigo misión de acabar con el control de las finanzas y la justicia por
una inmediata humanización y hubo abusos —pues se basaba parte de los estamentos provinciales, para someterlas al control
sobre todo en la tortura— , el proceso inquisitorial, con el rechazo real, lo que limitaba apreciablemente los derechos de éstos. A la
de la idea de la ordalía, aporta unas garantías jurídicas aseguradas muerte de Richelieu, en 1642, su colaborador Mazarino continuó
por el Estado. La jurisprudencia fue, para todos, la prueba defini­ con inflexible energía su política. Pero el hecho de ser extranjero
tiva de la existencia de un Estado soberano. daba mayores motivos para una oposición más fuerte. El punto
culminante de los conflictos entre la corona y la nobleza, o lo que
La monopolización del poder se llevó a cabo en los diferentes es lo mismo entre el parlamento y el rey, fue la revuelta del
países de forma muy diversa; generalmente dependió de la relación parlamento parisino en 1648, en la que la noblesse de robe
de fuerzas entre el Estado, los estamentos y la Iglesia, pero protestó por los derechos recientemente conseguidos por los in­
también de las diferentes posibilidades de legitimar la centrali­ tendentes y prohibió la recaudación de impuestos sin su aproba­
zación del poder y llevarla a cabo. Una ojeada al desarrollo de ción. La protesta se extendió rápidamente a la alta nobleza y por
los acontecimientos en Francia, Inglaterra y Austria lo demuestra. todo el país. Gimo los partidarios de la Fronda, bajo la dirección
Después de su conversión al catolicismo, Enrique IV supo del príncipe de Condé, no desarrollaron ningún concepto político
acabar hábilmente con la guerra civil y consolidar Francia política alternativo, pues esencialmente estaban unidos por su odio común
y económicamente*. Al mismo tiempo consiguió la liberación de a Mazarino, la Fronda se derrumbó en 1652-53. Con ello se había
la influencia española, o sea del cerco de los Habsburgo, la unión salvado la obra de Richelieu y Mazarino. Cuando Luis XIV alcan­
de la nobleza a la corona y la pacificación de los hugonotes me­ zó la mayoría de edad en 1651 y se hizo cargo del gobierno, pudo
diante el edicto de Nantes. Pero después de su muerte, bajo continuar inmediatamente la política de Mazarino; el monopolio
María de Médids, las fuerzas centrífugas se fortalecieron y el de las decisiones, mientras tanto, ya estaba en la corona. Un día
partido de los hugonotes, junto con las camarillas de la alta después de la muerte de Mazarino, en 1661, reivindicó frente al
nobleza, pusieron en peligro la recién conseguida paz política. Consejo de Estado el gobierno absoluto: «Hasta ahora me he
Los Estados Generales se reunieron por última vez en 1614. contentado con permitir que dirigiese mis asuntos el difunto
Consolidar y ampliar el Estado absoluto conseguido por Enri­ cardenal, pero ha llegado el momento de asumirlos yo mismo.
que IV sería la misión de Richelieu, nombrado ministro en 1624. Estaréis a mi lado con vuestro consejo, cuando yo os lo pida» “ .
Su lucha y su energía tendrían que ser dirigidas necesariamente Ya no existía ninguna oposición que hiciera peligrar la unidad
en política exterior contra los Habsburgo y en política interior del país.
tanto contra los hugonotes como contra la nobleza feudal. Ya no A pesar de que el siglo xvi había producido en Inglaterra un
se trataba de compromisos, sino de la total eliminación de los notable «absolutismo primitivo», la guerra civil desembocó, al
contrario que en Francia, en una dirección absolutista “ Los Tu-
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estamental del país. Las fuerzas que eran contraria* al procese
dor, y sobre todo Isabel, habían asegurado el poder de la corona
de centralización y se oponían a la unificación eran los estamen
no sólo sin provocar al parlamento, sino incluso al contrario,
tos, tanto en Austria como en Hungría y Bohemia. Alentados
vinculándolo a sus intereses, pero todo esto cambiaría brusca­
por la división de la monarquía en 1625, y apoyados por los
mente con la llegada al trono de Jacobo I, primer Estuardo de
movimientos reformadores, los estamentos se convirtieron hacií
la corona inglesa, que se enfrentó a los ingleses con su decidida
1600 en un peligro para los Habsburgo. A pesar de que con lí
concepción de un reino que lo controlara todo. Mantuvo la prerro­
batalla de la Montaña Blanca, en 1620, se alejó el peligro tantc
gativa real en todas las cuestiones legislativas y pretendió limitar al
de la separación de Bohemia como de la transformación de h
parlamento a una función exclusivamente asesora. El conflicto
monarquía de los Habsburgo en una sociedad estamental, y a pesar
sería inevitable. El parlamento se conformó al principio con las
de que Femando II, con ayuda de la Contrarreforma, llevó
protestas en contra de los ministros impopulares, pero cuando
adelante la unificación del país e impuso en 1621 la indivisibi
Carlos I, a pesar de haber aprobado la Petition of Right (1628),
lidad (progenitura), sólo pudo conseguir finalmente un compro­
disolvió el parlamento, con motivo de nuevos alborotos se produjo
miso. La monarquía de los Habsburgo salió ciertamente fortalecida
una importante agudización de la crisis, que condujo a la abolición
de la guerra de los Treinta Años, una misma confesión religiosa
de la monarquía. A lo largo de diez años Carlos I reinó como
unía a todos los países, la red administrativa se había hecho más
un príncipe absolutista del continente, prescindiendo de la in­
tupida en los países hereditarios y el monopolio de la fuerza
fluencia de los estamentos, aumentó arbitrariamente los impuestos
estaba indiscutiblemente en las manos del emperador, pero la
y los gastos y persiguió a los que le criticaban. Los tribunales
estructura estamental no había sido aniquilada y cada país con­
serían, sobre todo, los representantes de las prerrogativas reales.
servaría una relativa autonomía. Austria tendría que renunciar a
Pero como el rey no aprovechó este tiempo para construir un
una unificación como la que se conseguiría en Prusia después de
sistema absolutista con ayuda de un funcionariado, sino que, por
la guerra de los Treinta Años.
el contrario, con sus acciones reforzó a largo plazo a la perseguida
oposición parlamentaria, su intento de consolidar una monarquía
El primitivo Estado moderno reclamaba para sí el monopolio de
absolutista tuvo que fracasar. Con la revolución inglesa se agota­
todo el poder político. Expresión explícita de ello fue la creación
ron todas las posibilidades de una monopolización del poder por
de un ejército propio, que al mismo tiempo se transformaría en
parte de la corona. El verdadero soberano sería el parlamento,
el pilar fundamental del Estado “ . Realmente los monarcas eu­
que en un principio había renunciado al ejercicio inmediato del
ropeos, por lo general, sólo pudieron crear un ejército propio a
poder, pero que entonces, en la confrontación con las prerroga­
partir del final de la guerra de los Treinta Años, pero las bases
tivas reales, se convirtió en la instancia de control de la política
decisivas a este respecto fueron sentadas en el siglo xvi, ya que
del rey.
fue entonces cuando el ejército existente, en continua expansión,
La monarquía de los Habsburgo representa a una formación
fue puesto bajo control para reforzar el poder político de los
política de una clase muy especial, ya que a pesar de su gran
papel en la historia europea, comparada por ejemplo con Francia, príncipes, que no sólo lo utilizaban contra países extranjeros.
no llegó a desarrollar un poder absolutista “. Los intentos de Por entonces tenía gran interés el objetivo de conseguir una
monopolización comenzaron, ciertamente, muy pronto. El empera­ defensa territorial propia. Precisamente el siglo xvi conoce mu­
dor Fernando I creó por primera vez, con su ordenación de la chos intentos de movilizar para la guerra a los propios súbditos.
corte de 1527, una administración central que abarcaba a todos A pesar de que con un ejército de reclutas se ahorraba dinero
los países. En sí, el poder de los Habsburgo no estaba amenazado: y que de los hijos del país se podía esperar fidelidad al principe,
las fuertes tradiciones estamentales, la falta de unidad o la relativa su potencia y capacidad de combate estaba muy por deba'o de
autonomía de los países o conjuntos de países que solamente la de un ejército de mercenarios, ya que los primeros no podían
estaban unidos por la dinastía, Bohemia, Hungría y los países aus­ ser obligados a realizar ninguna clase de prácticas y solamente
tríacos, pusieron claros límites a los intentos de centralización, podían ser utilizados para la defensa del país frente a un enemigo
que solamente estaban condicionados por la influencia del poder exterior. Solamente los holandeses y los suecos disponían de
imperial o por el constante peligro turco. El peligro turco tuvo ejércitos permanentes con base territorial y de gran tamaño,
una influencia ambivalente: por un lado impulsó el proceso de aunque en estos casos existían detrás de la militarización fuerzas
monopolización y por otro contribuyó a mantener la estructura diferentes que en Alemania y Francia. Las grandes batallas de

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los siglos xvi y xvn fueron libradas por ejércitos de mercenarios. los oficiales. Las escuelas militares se encargarían de la formación
La guerra de los Treinta Años demuestra que solamente con de las élites castrenses; aparecen por entonces los primeros libros
ejércitos de mercenarios se podían conseguir éxitos político-mili­ militares. De las reformas militares de los Orange, de las que
tares. Lo fundamental de los ejércitos de mercenarios era que había aprendido Gustavo Adolfo de Suecia, al ejército permanente
«no se sentían unidos al príncipe o al país por relaciones feudales del primitivo Estado moderno no había ya un paso muy grande.
de fidelidad o por sentimientos éticos o patrióticos, sino que De la antigua estructura «asociativa», que obligaba a los soldados
peleaban simplemente por dinero» “ . Su auge y expansión en el solamente mientras duraba la paga, surgieron unas tropas estatales
siglo xvi se explican, de un lado, por la situación conflictiva de los educadas en la disciplina y la obediencia, al servicio únicamente
Estados europeos, que llevaba a batallas cada vez más grandes y, de del rey.
otro, por la transformación de los ejércitos en una gran empresa
económica que producía grandes beneficios para soldados y oficia­ La soberanía del primitivo Estado moderno en el interior estaba
les. Las ventajas de los ejércitos de mercenarios eran su capacidad en relación directa con la soberanía en el exterior. La indepen­
de poder ser empleados en cualquier situación y su buena prepara­ dencia frente a las potencias exteriores, lo mismo que la igualdad
ción militar. Además, una vez terminada la campaña podían ser di­ de derechos dentro del incipiente sistema de Estados europeos,
sueltos inmediatamente. Pero también las desventajas eran conside­ eran condiciones esenciales para la monopolización del poder.
rables; los ejércitos de mercenarios producían gastos inmensos, que Ambas cosas se condicionaban mutuamente. A la normalización
llevaron a la ruina a más de un Estado, y cuando la paga no jurídica de las relaciones sociales dentro del propio territorio,
llegaba, cosa que ocurría no pocas veces, los soldados cambiaban que condujo a la eliminación de la competencia entre los poderes
de bando o comenzaban a aterrorizar a la población mediante el territoriales, correspondió asimismo una normalización jurídica de
saqueo. Finalmente, tampoco se podía confiar plenamente en sus las relaciones entre los Estados por medio de convenios, tratados
jefes, ya que no pocas veces intentaban utilizar su poderío militar de paz y otros acuerdos reconocidos internacionalmente Estos
para objetivos políticos propios (Wallenstein). Pero mientras no no excluían las guerras, pero las sometían a reglas diplomáticas
existió un sustituto efectivo, todos los reyes recurrieron a los y a los intereses estatales, mientras que los intereses dinásticos
mercenarios. Estos ejecutaban su cometido de forma «autónoma», determinaban todavía la política exterior. Un momento importante
pero a medida que los ejércitos crecían y se equipaban con mo­ en la aparición del sistema de Estados soberanos fue el mutuo
dernas armas de fuego (artillería) y se construían grandes forta­ reconocimiento de unas fronteras inviolables. La paz de Westfalia
lezas, crecía también la necesidad de tomar medidas administrativas determinaría, por primera vez, un orden europeo de mutuo reco­
por parte del Estado. Con ello apareció una administración militar nocimiento. El mapa político de 1648 se modificaría tan sólo de
que ya no estaba al servicio de los oficiales mercenarios, sino al forma marginal. Los Estados hoy existentes encontraron su con­
del Estado. solidación interna y externa durante el siglo xvn.
Para disminuir la inseguridad del recurso a los soldados «libres, El nacimiento del sistema de Estados europeos, originado por
aumentar la potencia de las tropas mediante la utilización de la soberanía del primitivo Estado moderno, no fue consecuencia
nuevas armas de fuego, garantizar la necesaria presencia militar de la debilitación de los imperios y de sus reducidas pretensiones
y, finalmente, reducir los costes, se introdujeron a finales del de poder, ni tampoco de la Reforma, después de la cual la Iglesia
siglo xvi reformas efectivas que, partiendo de los Países Bajos de Roma dejó de representar a la cristiandad como sistema de
(reformas militares de los Orange), revolucionarían en poco tiempo relaciones internacionales, sino que fue consecuencia de un co ci­
todas las ciencias militares. Por un lado, consistieron en enseñar miento conjunto de las sociedades europeas, motivado por una
a los soldados las nuevas estrategias y someterlos a-una jerarquía fuerte explosión demográfica, un considerable desarrollo del mer­
militar: la obediencia y la disciplina serían las nuevas caracte­ cado, que a pesar de su concentración en las fronteras territoriales
rísticas de los ejércitos. Por otro lado, se intentó no licenciar repercutió más allá de ellas, y no en último término por la
a los soldados inmediatamente después de cada batalla, sino expansión europea, que hizo más intensas las relaciones entre los
mantenerlos incorporados durante largo tiempo y así en las épocas países anexionados con sus nuevos soberanos y forzó al conoci­
de paz, y sobre todo durante el invierno, utilizarlos para entre­ miento mutuo y a la firma de tratados y coaliciones. La pretendida
namientos y prácticas. Del mismo modo, se hizo necesaria una paridad entre todos los Estados no sólo no excluyó la competencia,
formación técnico-científica para los soldados y sobre todo para sino que, por el contrario, hizo posible una política hegemónica

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que no existía anteriormente, pero que ahora actuaba de forma les, tanto para honra de Dios como para beneficio de la sociedad
retroactiva sobre la estructura constitucional de los países afec­ y, no en ultimo término, para imponer la paz y la justicia. El
tados. No sólo fue la correlación de fuerzas entre el rey y los primitivo Estado moderno entendía por «policía» todo el conjun­
estamentos la que determinó la futura forma del Estado central, to de la administración y el orden del poder; «buena policía»
sino también las presiones políticas exteriores bajo las que se significaba algo así como buen gobierno ".
desarrollaron los conflictos estatales in t e r n o s C o m o es sabido, La preocupación por el bien común era consustancial a cualquier
la presión de España sobre los Países Bajos promovió su estructura forma de poder patriarcal, pero lo que se articuló con la pretensión
republicana y la amenaza de los Habsburgo sobre Francia con­ de orden del primitivo Estado premoderno, tal como se expresa en
tribuyó decisivamente a su evolución hacia el absolutismo. Incluso las numerosas ordenanzas y decretos que fueron hechos públicos
en Inglaterra el desarrollo del Estado no se comprendería sin el a partir del siglo xvi, sobrepasa a todas las ideas de orden
peligro español. Solamente mediante la movilización de todas las «medievales» de los príncipes ". El Estado aumentó los niveles de
fuerzas era posible la resistencia política y militar, y ello obligaba reglamentación de la economía y las costumbres, el matrimonio
a la concentración de todas las fuerzas de un país. y la familia, la propiedad y el suelo, el comercio y la industria,
La violencia imperaría todavía mucho tiempo, tanto en la el crédito y la jurisprudencia, el mundo profesional y el trabajo,
solución de los problemas sociales internos como en las relaciones la Iglesia y la religiosidad, es decir, en parte, de sectores que
con las potencias extranjeras, pero a medida que las administra­ antes estaban reservados a otras instituciones, como por ejemplo
ciones centrales sometían a control los conflictos internos, la la Iglesia y los gremios. Se trataba esencialmente de aumentar el
diplomacia y las embajadas se erigían en intermediarios entre los bienestar del país por medio de la promoción del comercio y la
Estados. Las embajadas se instituyeron sobre todo en Italia a industria, así como la educación de los súbditos y los estamentos
finales de la Edad Media “ . Pero a las representaciones perma­ para la formación de «ciudadanos» cristianos de provecho. La
nentes que unirían a la mayoría de los Estados europeos no se concepción patriarcal del poder y el pensamiento racional utilitario
llegó de forma intensiva hasta el siglo xvx. Estas representaciones se fundían con la nueva moral de la Reforma o, en su caso, de
no sólo promovían la formación de una comunidad de intereses la reforma católica71.
y pactos entre las diferentes potencias, sino que también hacían La idea del nuevo orden estatal, que se define perfectamente
posible un nuevo estilo de política exterior. Para la defensa de con el concepto de «buena policía», tiene dos características pro­
los intereses dinásticos y estatales apareció, junto al poderío pias. Desconoce, por un lado, la separación de asuntos públicos y
militar, la diplomacia, que exigía un mejor conocimiento de las privados. Nos parece, por eso, injusto acusar de intromisión en
potencias extranjeras y la construcción de una red de información los asuntos privados a muchas de las leyes del primitivo Estado
por toda Europa. La diplomacia desempeñaba un considerable moderno. Pero para los nuevos encargados del orden era tan
papel ya desde finales del siglo xv, tanto en España como en importante el número de invitados a una boda campesina o la
Inglaterra y Francia, pero los verdaderos tiempos de la diplomacia asistencia a la iglesia de los súbditos como la lucha contra la usura
no comenzarían hasta el siglo x v i i . Sobre todo Francia debió su o el control de la propiedad privada. Por otro lado, el primitivo
posición hegemónica en Europa no sólo a su poderío militar, sino Estado moderno desconocía todavía una diferenciación clara entre
principalmente a su diplomacia. La táctica política del aprovecha­ exigencias morales y económicas, o entre exigencias religiosas y
miento de las relaciones basadas en las embajadas permanentes sociales. La lucha contra la mendicidad obedecía a motivos tanto
fue, en todo caso, una de las características del primitivo Estado sociales como morales y el apoyo a la industria a m#*iVos éticos
moderno. de bienestar, ya que el primitivo Estado moderno se entendía
a sí mismo como garantía del orden social y moral y basaba por
tanto su legitimidad en el bien general. Naturalmente que quería
V. LA BUENA POLICIA Y LA POLITICA SOCIAL DE INICIOS DE LA justicia y prosperidad para sus súbditos, y no sólo para recaudar
EDAD MODERNA impuestos y tener «paz» social. Pero no por eso era todavía un
Estado del bienestar en el sentido moderno de la palabra, ni en
El primitivo Estado moderno se entendía a sí mismo como un la teoría ni en la práctica: la realización práctica de la idea general
Estado de orden, un Estado policial. Para él era esencial conseguir de orden debía sobre todo estabilizar el orden estamental. En la
un orden social estable y el bienestar de todos los sectores socia­ medida en que el primitivo Estado moderno se veía obligado,

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normas ofidales, pero d sometimiento d d matrimonio y la vida
bajo la presión de los problemas objetivos sodales y económicos, fa m iliar a las ideas estatales de orden cristiano se llevó a cabo,
religiosos y jurídicos, a hacerse con el monopolio del poder para por primera vez, cuando d primitivo Estado moderno comenzó
la superadón de las crisis y la satisfacdón general, no podía ya también a controlar estos sectores. Para esta intervendón y nor-
dejar sin control la vida sodal, económica, religiosa y familiar de malizadón, la idea del matrimonio y la familia como institución
súbditos y estamentos, sino que tenía que dirigirla y someterla básica de la sodedad fue menos dedsiva que los problemas de mo­
a los intereses del Estado. ral, derecho sucesorio y política demográfica. La «política familiar»
dd primitivo Estado moderno se orientaba en primer lugar hada
Los soberanos de la tierra, las autoridades, han sido siempre alia­ d propio orden familiar interno, de modo que en general con­
dos de la Iglesia, han garantizado su protecdón y su unidad y se denaba rigurosamente toda clase de sexualidad fuera del matri­
han ocupado, no en último término, de propordonar sacerdotes y monio, en d sentido de la nueva moral religiosa.
obispos «adecuados». A pesar de ello, durante mucho tiempo A la represión de las rdadones extramatrimoniales iba unida
el interés de los soberanos cristianos no había sido saber qué la lucha contra d matrimonio secreto. Todos los matrimonios
creían y cómo pensaban los estamentos y los súbditos y cómo debían cdebrarse en la iglesia «pública», para con ello no sólo
estaba organizada su vida religiosa. Esta cristianizadón de su evitar los matrimonios infantiles, regular ofidalmente los impedi­
poderío era ajena al rey, que confiaba este tipo de actividades mentos matrimoniales, atenerse al consentimiento paterno y evitar
a las Iglesias y sus ministros. Pero a consecuenda sobre todo de los matrimonios ruinosos, sino también, en general, controlar la
la Reforma y la Contrarreforma, los reyes y las autoridades laicas cdebradón d d matrimonio y adaptarlo a las nuevas normas y
no sólo empezaron a ocuparse cada vez más de los asuntos exigendas de la sodedad. También d papd d d cabeza de familia,
mundanos de sus respectivos países y sus súbditos, sino que dd ama de casa y de los hijos quedaría fijado por la ley, que
precisamente el comportamiento religioso y moral pasó al primer destacaría espedalmente d papd d d padre y determinaría asi­
plano de sus intereses. La realización concreta y la vigilanda de mismo la sumisión de la mujer y de los hijos. Este reforzamiento
las creendas correctas de todos los estamentos y súbditos se dd poder paterno debía garantizar sobre todo la educadón de los
transformaría en tarea de la superioridad n. hijos para d trabajo y para una vida cristiana. Los medios para
Los reyes y las autoridades vigilarían el verdadero credo, con conseguir d cumplimiento de las normas d d nuevo orden matri­
lo cual la herejía y la blasfemia serían perseguidas y castigadas, monial y familiar eran dertamente muy reduddos, y en general
así como vigiladas la moral cristiana y las prácticas religiosas. La en todas partes la cosa quedó en promulgadón de decretos y
autoridad ordenaría la asistenda regular a la iglesia, la recepción amenazas d d poder judidal; de todos modos, con la ayuda
de los sacramentos y la audidón de la predicación. La sociedad edesiástica se conseguiría que d matrimonio sandonado por la
no entendía esto como una intromisión en los asuntos edesiásticos, Iglesia se impusiese cada vez más como único lugar de sexualidad
sino como la obligadón dd soberano cristiano. «Es nuestra ver­ legítima y que d poder paterno, o lo que es lo mismo la sumisión
dadera opinión», anundaba una orden de M a xim ilia n o I (1598), de los hijos, se aceptase públicamente ”.
«que los pastores de almas y sacerdotes, por todas partes y en
cualquier momento, en sus sermones exhorten al pueblo con todo La implantadón d d nuevo orden matrimonial y familiar fue un
rigor a alejarse de su vida de pecado, lleven por ello pena y momento fundamental para la política sodal d d primitivo Estado
arrepentimiento, y los manden y los preparen para la confesión moderno, al que sirvió de base para la soludón d e ja s problemas
purificadora y para la recepdón del Santísimo Sacramento del sodales de los siglos xvi y x v il (sobre todo la pobreza y la crimi­
altar... sin demasiada demora, para que con ello puedan otra vez nalidad). A pesar de lo imperfecta que era la política sodal, estaba
estar en grada de Dios y presentarse como gentes de buena fe efectivamente en propósitos y medios muy por encima de la vieja
ante las autoridades correspondientes de cada lugar con su cer­ idea de realizadón d d bien común *. La política sodal de inidos
tificado de confesión» n. Para la autoridad, lo más importante era de la Edad Moderna se centraba sobre todo en tres sectores,
un orden estatal religioso del agrado de Dios, como condidón recogiendo elementos de la política munidpal de la Edad Media:
indispensable induso para d bienestar material. Del mismo modo, contener d despilfarro y d lujo para asegurar d sustento de la
también el matrimonio y la vida f amiliar carederon durante
pobladón y velar por la moral cristiana; eliminar la delincuenda
mucho tiempo de interés para los poderes seculares ". La Iglesia,
y la vagancia, que contrariaban d orden perseguido y amenazaban
dertamente, había dispuesto hacía tiempo también para esto
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336
a la sociedad estamental; y mitigar la pobreza y la enfermedad a trabajar a los vagabundos; de todos modos había demasiado
mediante el amor al prójimo cristiano o, lo que era lo mismo, pocos como para que tuviesen alguna relevancia social. Sin solu­
mantener el orden en el mundo del trabajo. ción y unido al problema de la pobreza, estaba el problema de
En la embriaguez se veía el origen de la blasfemia, el asesinato, la mendicidad en general y el de la vagancia en particular, que
el crimen y el adulterio, «ya que por ella se acrecientan todos los eran vistos como una amenaza inmediata. En estos casos no se
apetitos y se aminora la compañía y el trato sincero, sin contar conocía un medio mejor que el castigo o la expulsión del país.
con que la bebida produce todo lo malo y perjudica al hombre De todos modos, es revelador que el Estado se sintiera por
en su gozo interior, en su honor, en su gracia, en su sentido primera vez obligado a ocuparse del problema de la pobreza y a
común, en su larga vida y en su hombría» ". Del mismo modo tomar medidas, tal como hasta entonces solamente habían hecho
condenaba la autoridad el lujo en el vestir. «Con los paños de las ciudades en sus territorios. En Inglaterra el gobierno y el
oro, terciopelo, damasco y raso extranjeros, las costosas diademas, parlamento se habían ocupado del problema de la pobreza de la
las perlas y las joyas que se utilizan actualmente para embelleci­ forma más sistemática e intensiva, mediante una nueva ley del
miento del vestir, salen grandes cantidades de dinero de la nación trabajo. Aquí surgió la primera gran legislación de la pobreza, por
alemana, además de fomentar la envidia, el odio y la pérdida del la cual se imponían tributos, sobre todo a los burgueses, en
amor al prójimo» n. Finalmente, la autoridad atacó los gastos beneficio de los pobres. No es sorprendente que el éxito de esta
excesivos en bodas, bautizos y entierros, ya que conducían tanto legislación, así como de los asilos, el primero de los cuales fue
al debilitamiento económico de los súbditos como al de la moral. creado en Inglaterra en 1555, fuera reducido, pero no sólo nadie
Cuando el primitivo Estado moderno intervenía con las órdenes ponía en duda la competencia del Estado para encontrar solucio­
correspondientes en los asuntos particulares de sus súbditos, lo nes al problema, sino que, por el contrario, se esperaba en general
legitimaba en base a motivos económicos y morales. su intervención ",
Del mismo modo combatía el aumento de la delincuencia y la
vagancia, y en general de todos los grupos sociales marginados, También la vida económica de sus súbditos fue finalmente incluida
por los que se sentía amenazada la sociedad estamental. Cierta­ cada vez más entre las competencias del primitivo Estado mo­
mente, se tenía conciencia de que estaban provocados por la derno, que desarrolló en este sentido, por primera vez, actividades
pobreza, pero a pesar de ello no se conocía medio mejor que la estatales propias “ . Estas estaban estrechamente unidas a su política
prohibición de la vagancia y la mendicidad, la expulsión del país social, ya que muchas de las medidas sociales tomadas, como las
o cualquier otra forma de castigo. Dado que frecuentemente exigencias de ahorro y moderación, aunque conservaban su impor­
asaltaban al «sencillo campesino», las autoridades y los funciona­ tancia moral, tenían claras intenciones económicas. El Estado
rios debían «prohibir de nuevo, so pena de muerte en la horca, adoptó también aquí, en general, el modelo de política económica
la vagancia y el asentamiento (de criados sin amo, perturbadores, de las ciudades. La economía debía ser dirigida y supervisada de
mendigos, gitanos y ‘toda clase de granujas’)» ”. Por medio del forma centralizada. Mediante el aislamiento del territorio (autar­
castigo o la expulsión de los vagabundos se intentaba asegurar quía) y la activación de todas las fuerzas económicas de la ciudad
la paz y el orden. y el campo, debía garantizarse tanto el sustento de la población
Más difícil fue la solución del problema de los mendigos, los como el abastecimiento de la corte y el ejército, sin por ello
pobres y los enfermos, que tuvo que ser dejada en general a los poner en peligro la organización tradicional del trabajo o la
domicilios particulares o a las iglesias (asilos). Por medio del sociedad estamental. En el centro de gravedad de esta política
control de la medicina y los medicamentos, el Estado trataba de estaba la «racionalización» de las capacidades económicas sobre
potenciar una mejor atención sanitaria, con el fin de influir en el la base del ordenamiento feudal y íuüfSl.
orden social". También el cuidado de los pobres estaba a cargo de Lo que más interés suscitó fue la unificación de la legislación
los municipios y las iglesias, pero como no era suficiente y el concerniente al trabajo y las profesiones, que primitivamente había
Estado no se atrevía a abordarlo, intentó resolver el problema sido elaborada por separado en cada ciudad o corporación Para
por medio de una diferenciación entre vagabundos y pobres ver­ su fijación, vigilancia y control por parte del Estado fueron nom­
daderos, por la que se permitía a los pobres la mendicidad y se brados funcionarios específicos. Con ello no sólo se esperaba
castigaba a los vagabundos. Los asilos le parecieron al Estado el acabar con la autonomía estamental, tanto en los gremios como
medio adecuado para suministrar trabajo a los pobres y obligar en los feudos, sino que, de acuerdo con la economía de inicios de

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la Edad Moderna, se pretendía imponer patrones iguales para todo justicia, y en el caso de que alguno no se atenga a ello, no quede
el país y con ello aumentar y asegurar la productividad de las el criminal sin castigo» “ .
empresas tanto agrícolas como industriales. Las leyes sobre arte­ Sólo se podía ejercer eficazmente el control de la vida económi­
sanos y jornaleros, que fueron fijadas por escrito por primera ca de un país, así como restringir la usura y el engaño y garantizar
vez en el siglo xvi, seguirían en vigor mucho después de finalizado la calidad de las mercancías, cuando todas las operaciones y las
é s t e E n el fondo de esta ley estaban la regularidad en el mercancías pasaban por las plazas privilegiadas, es decir por los
trabajo y la vinculación de los trabajadores por medio de con­ mercados. Con ello se limitaba el comercio libre, que floreció
tratos, que debían traer consigo una reducción de la arbitrariedad en el siglo xvi, y las tasas de almacenaje y circulación encarecían
y asegurar la productividad de las empresas. Menos importante las mercancías, pero el Estado encontró aquí una nueva fuente de
fue la normalización y fijación de los horarios de trabajo, por la ingresos y se esperaba que por lo menos, por medio de la limi-
que se prohibía faltar al trabajo el lunes y se establecía por el tadón del mercado, se impediría la usura, disminuiría la compe­
contrario que los domingos y días de fiesta no se trabajaría. La tencia y al mismo tiempo se evitaría el comercio incontrolado.
fijación de los sueldos, en general de acuerdo con el nivel de vida, La prohibición de todo el comercio no autorizado o no controlado
debía por un lado asegurar el sustento de los trabajadores y por por el poder, como por ejemplo el de los buhoneros, debía proteger
otro impedir la devaluación, que podría ser fatal sobre todo en a los súbditos de la estafa, pero también los derechos del mercado
épocas de cosecha. Asimismo el Es'tado decretó el sometimiento t de los comerciantes, así como llenar las arcas de la autoridad.
de los trabajadores al poder del patrón, con lo cual esperaba un El hecho de que con la reglamentación de la vida económica
mejor mantenimiento del orden social. La imposición de esta también disminuyesen las actividades económicas es la otra cara
legislación chocó con grandes dificultades, pero a pesar de ello de la moneda de la primitiva política mercantil **. Este sistema
ningún Estado dejó en manos de los gremios y de los señores estaba más desarrollado en Francia que en Inglaterra, pero en
feudales el control y la regulación del trabajo, aunque, por otro principio existía en todas partes.
lado, éstos también dependían de algún modo del apoyo del La política aduanera estatal servía también para estabilizar y
Estado. activar el comercio exterior. Su objetivo principal era dificultar
No menos significativa sería la intervención del primitivo Estado las importaciones y facilitar las exportaciones. El florecimiento de
moderno en la ordenación del mercado y de las pesas y medidas. un país se medía tanto por la cobertura de sus necesidades inter­
nas como por su balanza comercial activa. Una característica
La normalización de las muy diversas pesas y monedas fue la
específica del primitivo Estado moderno fue que en la promoción
premisa para la activación de la vida económica. Para la fijación
y el control económico participaron por primera vez decisivamente
de precios estables era muy necesaria la unificación, o lo que es
consejeros preparados científicamente “.
lo mismo, la referencia a un cuño definido. El control de la
El primitivo Estado moderno consideraba que su principal
autoridad debía garantizar unos precios justos y erradicar la tarea era conseguir las condiciones para una activa vida económica
falsificación y la devaluación de la moneda. Mucho más difícil que garantízfKe el sustento de la población. Además del control
fue la unificación de las diversas monedas, pesas y medidas. Las general y de la protección de las empresas agrícolas e industriales
normas preestablecidas para longitudes, pesos y cantidades, según privilegiadas y del comercio, promovió enérgicamente el desarrollo
el modelo de las ciudades, debían simplificar el comercio en el de determinadas industrias, como por ejemplo la minería, y la
territorio y disminuir el engaño y la usuraB. Un severo control activación del comercio exterior. Qertamente esto ocurrió en gran
oficial fue ejercido en todos los mercados y los castigos por escala y de forma virulenta primeramente a partir de la segunda
mediciones o pesajes incorrectos fueron en parte muy rigurosos. mitad del siglo xvn , y en la época del mercantilismo, pero ya
«Dado que con el comercio y toda clase de mercancías, así como a finales del siglo xvi y principios del xvil el primitivo Estado
con las varas, los pesos y las medidas, se producen muchos enga­ moderno comenzó a promocionar conscientemente determinados
ños y falsificaciones, de los que es víctima el pobre hombre productos de lujo, a contratar a especialistas extranjeros, a crear
honrado, es nuestra voluntad que uno de nuestros funcionarios industrias, a conceder privilegios a compañías de comercio, a
y autoridades, en las ciudades y en todas partes, vele atentamente fundar bancos y a crear m o n o p o lio s C o n ello quería, por un
porque con el pan, la carne, las varas, las pesas y demás se lado, satisfacer las nuevas necesidades de la corte y, por otro,
comercie justamente, para que nadie se queje ni proteste con por medio de los impuestos indirectos y los aranceles, obtener

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grandes beneficios de la industria y el comercio. De todos modos, «tradicionales», la independencia política y la cultura estamental,
con ello sólo respondía parcialmente a los intereses del capitalismo amenazados por la represión cada vez mayor del sistema absolu­
primitivo. Creó un mercado unificado y proporcionó protección tista en formación, así como por la economía de mercado en
militar y jurídica al capital comercial. Pero al mismo tiempo expansión.
estabilizó el régimen gremial, impidió la libre competencia y la Pocas veces se trató de la realización de un programa político
especulación y sometió la vida económica diaria a rígidas normas, burgués progresivo, en el sentido de un Estado de derecho bur­
en parte basadas en la moral, poniendo así, por motivos sociales gués, o, lo que es lo mismo, de una economía de mercado
y políticos, claros límites a la expansión económica. capitalista, tal como ya se ha afirmado del movimiento de rebelión
campesina en Francia: ni siquiera en la revolución inglesa se
trató de eso exclusivamente. Mucho más específicos fueron los
B. LAS REVUELTAS DE COMIENZOS DE LA EDAD M O­ proyectos de alternativas políticas a las formas de poder esta­
DERNA Y LA CRISIS DEL SIGLO X V II mentales y absolutistas en algunos movimientos, como el de la
Holanda republicano-estamental o las correspondientes corrientes
La expansión del poder de los príncipes y de los gobiernos buro­ en Burdeos y Nápoles. Especial gravedad alcanzó la resistencia
cráticos chocó en Europa, por todas partes, con una resistencia organizada allí donde se radicalizaron las creencias reformadoras,
organizada y no organizada que, según la situación política y el los deseos de libertad de los intereses estamentales y antiabsolu­
estado económico de cada región o país, tenía diferentes objetivos tistas y las luchas por la independencia. Los movimientos de
y alcanzó mayor o menor éxito. amenaza a la seguridad de la oposición estamentales (de la nobleza) coincidieron no pocas
vida material que suponían las cargas tributarias, la abolición veces, como en Francia, Alemania, los Países Bajos e Inglaterra,
de la caridad, etc., así como la amenaza a la autonomía política con movimientos reformadores religiosos; y, al contrario, también
que suponía la supresión de derechos y libertades políticos y movimientos eclesiástico-religiosos, precisamente por la interpreta­
sociales de los estamentos y súbditos no fueron aceptadas fácil­ ción política de las libertades religiosas, alcanzaron relevancia
mente, sobre todo teniendo en cuenta que desde finales del desde el punto de vista político absolutista.
siglo xvi la nobleza, la burguesía y el campesinado, de diferente Los programas antiabsolutistas radicales surgieron sobre todo
forma pero constantemente, habían aumentado su nivel de bienes­ en los círculos políticos del calvinismo en Holanda, Hungría y
tar y libertad. No fue de modo alguno una resistencia meramente Francia, así como en los del puritanismo en Inglaterra. No se
política la que se manifestó en la época de 1550 a 1660 en una puede hablar de verdaderas guerras religiosas en el caso de las
infinidad de levantamientos, guerras civiles, rebeliones y revueltas, guerras de los hugonotes, la revolución puritana, la guerra de
sino una lucha social por el mantenimiento de tradiciones y dere­ liberación holandesa o la guerra de los Treinta Años, como
chos culturales y económicos50. tampoco se puede hablar todavía, en general, de la existencia de
Las guerras religiosas en Francia, las guerras civiles y de libera­ una conciencia de clase «preburguesa» o incluso proletaria tanto
ción en los Países Bajos e Inglaterra, pertenecen a este contexto, en estas guerras como en las guerras estamentales no identificadas
así como la larga lista de rebeliones campesinas y levantamientos como religiosas y en las numerosas rebeliones del campesinado
de la nobleza en casi todos los países europeos, en Francia, o la noblezaM. El impulso vino mucho más, en todas partes, de
Alemania, la monarquía española, Polonia, y también en Rusia. una voluntad de independencia estamental antiabsolutista, sin
El movimiento de rebeliones de comienzos de la Edad Moderna duda marcada y deformada por intereses de clase, de una voluntad
alcanzó su mayor concentración y su más alta densidad a mediados de autonomía y libertad estamental y en parte burguesa radica­
del siglo xvn, extendiéndose desde Portugal a Rusia y desde lizada bajo la presión de la centralización del poder real, pero
Sicilia a Inglaterra. Los motivos y orígenes de las rebeliones apenas relacionada con los intereses de la economía de mercado.
fueron muy diversos y persiguieron diferentes objetivos políticos La voluntad de autonomía antiabsolutista podía tomar diversas
e intereses sociales —fueron desde la reducción de impuestos formas políticas y como regionalismo de comienzos de la Edad
hasta la instauración de repúblicas independientes— y alcanzaron Moderna representa un fenómeno de nuevo tipo.
una intensidad, una calidad y un peso político muy diferentes, Clasificar los levantamientos populares como movimientos anti­
pero todas estuvieron relacionadas con la defensa de los antiguos, modernos es tan injusto con los intereses de los rebeldes como
o recién conseguidos, derechos y privilegios, las formas de vida juzgar la calidad de un programa político por el éxito o fracaso

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de dicho programa”. Precisamente esto querría decir que la vía
absolutista era vista como la única y verdadera vía para la Los Países Bajos, con sus diecisiete provincias, no formaban
transformación del poderío feudal. Los conceptos políticos alter­ un territorio cerrado, sino que eran una federación de señoríos
nativos basados en nuevos principios antiabsolutistas que iban y ciudades independientes que no estaban unidos más que por
más allá del evidente tradicionalismo autonómico, sin duda sola­ la misma dominación española. Bajo el reinado de Carlos V, que
mente aparecieron allí donde el proceso de socialización respecto en 1548 separó los Países Bajos, como unidad administrativa, de
al desarrollo de la economía de mercado ya estaba muy avanzado la federación imperial sin hacerlos por ello políticamente inde­
y había una sociedad estamental, hasta cierto punto «aburgue­ pendientes, se consiguió la primera unificación política. Los Países
sada», capaz de actuar políticamente como representante del país Bajos así «unidos» eran una de las zonas más pobladas de
y de crear una burocracia propia o, lo que es lo mismo, hacerla Europa, con una floreciente industria textil, una productiva red
depender de ella, como en Inglaterra y los Países Bajos. Sola­ comercial internacional y prósperas ciudades. Pero la mayoría de
mente en Inglaterra y Holanda consiguió una revolución acabar la población era pobre; la riqueza se acumulaba sobre todo en
con la autoridad real, haciéndose así el pueblo con el poder en un sector relativamente pequeño de patricios, comerciantes, nobles
el parlamento, mientras que en Francia, España y Rusia la resis­ y grandes campesinos que también tenían en sus manos todo el
tencia, tanto del «pueblo» como de la nobleza, sería vencida poder político de sus respectivas regiones. Las transformaciones
por el poder reforzado de los reyes económicas tanto en la agricultura como en la industria, la insa­
tisfacción social en las capas inferiores y en la baja nobleza, que
padecían las consecuencias de la elevada inflación, así como la
VI. LA GUERRA DE LIBERACION DE LOS PAISES BAJOS implantación de la Reforma — cuyas formas específicas fueron el
calvinismo y el baptismo— , que se había extendido por el norte
Describir de forma unificada la guerra de liberación de los Países y por el sur, habían producido conflictos ya antes del levanta­
Bajos contra la dominación española es especialmente difícil miento. Pero mientras Carlos V siguió una política competente,
respetando los viejos derechos y libertades de los Países Bajos,
porque ni se trató de un levantamiento único, sino de una serie
no hubo una protesta en contra de la dura represión del movi­
de revueltas diferentes, ni hubo un representante único de la
miento reformador, ni en general una resistencia importante en
resistencia, ya que tanto la nobleza como la burguesía partici­
contra de la dominación española” .
paron por igual, ni tampoco se basó en un programa unitario,
Esta situación cambió bruscamente cuando Felipe II, como
sino que se desarrolló de acuerdo con las circunstancias del sucesor de Carlos V en 1555, intentó establecer un régimen más
momento . La definición del levantamiento como un levanta­ riguroso, estacionó soldados españoles y, como continuación de
miento popular, como una guerra de rebelión o como una la lucha contra la Reforma, emprendió una reorganización de la
revolución burguesa, en el sentido de una lucha del pueblo por Iglesia, reforzó el control e intensificó la persecución de herejes
su libertad política, como una victoria de la Reforma calvinista por medio de la Inquisición, por una parte para someter la
sobre el catolicismo español o como una superación del poderío Iglesia al Enfado y por otra para eliminar junto con el movimiento
feudal por una incipiente burguesía, no capta la intención ni el protestante también el humanismo de los Países Bajos. La revo­
resultado del levantamiento. Fue esencialmente el levantamiento lución respondería a los ataques de Felipe II con una escalada
de un sector dirigente, compuesto por los nobles y burgueses en tres fases:
de la región y apoyado por el pueblo y los calvinistas, contra el El levantamiento comenzaría con una protesta de los estamentos
sometimiento al absolutismo español, en el que influyeron tanto dirigidos por la nobleza en 1564. El rey se vio obligado a retirar
las crisis sociales como económicas, del mismo modo que las sus tropas y a ordenar el regreso de su representante, el cardenal
implicaciones internacionales determinaron en gran medida tanto Granvella. La dirección de esta primera resistencia contra la
la marcha como el éxito del conflicto. Resultado de los ochenta centralización por parte de la administración española fue llevada
años de guerra fue por un lado la división del país — las pro­ a cabo por la alta nobleza. Fue una oposición estamental típica,
vincias del sur permanecieron bajo dominio español— y por otro con una débil cohesión, contra la política absolutista de un
la aparición de una república comercial soberana, un Estado soberano extranjero que en última instancia todavía podía contar
liberal sin un príncipe a la cabeza. con la lealtad de la nobleza de los Países Bajos. Las fuerzas
burguesas calvinistas no desempeñaron todavía un papel impor­
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tante. Fue la presión del Estado central la que, por un lado, Para el posterior desarrollo, segunda fase de la rebelión, fut
obligó por primera vez a actuar conjuntamente a la sociedad decisiva la ocupación por los Wassergeusen o gueux de mer er
«medieval», y por otro, además de la alta nobleza, pronto alcanzó 1572 de un puerto en las cercanías de Rotterdam. Muchos holán
a la baja nobleza y a la burguesía, que entre tanto se adherían deses habían huido de los ataques del duque de Alba, refugián­
cada vez más al calvinismo. Como en la vecina Francia, el calvi­ dose en el mar, y bajo la protección de Guillermo de Orange
nismo, con sus teorías del derecho a la resistencia y la soberanía saqueaban los barcos españoles. Desde las zonas poco accesibles
popular, reforzaba los movimientos de oposición estamentales *. de la costa holandesa se podía instigar, con el apoyo de la
La nobleza creía haber restablecido con su protesta la situación población de las ciudades, un levantamiento en todas las provin­
anterior, pero entonces, independientemente de ella, los predica­ cias. Hasta ahora todas las acciones habían partido del sur, pero
dores calvinistas y los miembros de la baja nobleza comenzaron entonces el centro de la resistencia se desplazó al norte: «El
a protestar contra la Inquisición, los edictos religiosos y a abogar territorio y las circunstancias no son en ningún lado tan favorables
por la convocatoria de los Estados Generales, sobre todo en para el enemigo como allí (en el sur); sin embargo, si se consigue
Flandes y Brabante. Los resultados fueron, en 1566, destrozos la implantación en las provincias de la costa, será fácil resistir
de imágenes y saqueos de iglesias católicas con el consentimiento todos los ataques. Por ello Holanda debe ser el objetivo. Allí se
de las autoridades locales. La oposición de la nobleza moderada, cruzan las rutas comerciales y quien se asegure allí una fuerte
muy afectada por estos sucesos, se derrumbó y la nobleza amante posición podrá dominarlas. No es necesario más que ocupar un
del orden cerró nuevamente filas alrededor de la regente. A pesar par de ciudades, preferentemente en los alrededores del Zuiderzee.
de que con ello fueron de nuevo reconocidos los intereses católi­ De ese modo tendrán nuestros corsarios un buen refugio y un
cos españoles por parte de la nobleza, Felipe II, con evidente puerto. El enemigo, dificultado por ríos y mares, no nos podrá
desconocimiento de la situación, respondió a las frondas de la sorprender fácilmente aquí. Una ciudad tras otra se pondrán de
nobleza y a las iconolatrías con medidas de terror hasta entonces nuestro lado y con ello surgirá una comunidad mercantil libre, un
desconocidas, por medio del duque de Alba, que produjeron el ejemplo para Brabante y Flandes y una tentación para deshacerse
efecto contrario del que se quería conseguir. Las detenciones en del yugo opresor; y en caso de que no sean capaces de hacerlo,
esta república los aislará de toda clase de tráfico y comercio» ".
masa y la ejecución de los nobles dirigentes de la oposición
Pero este deseo sólo se hizo realidad de forma muy lenta, porque
hicieron tambalearse la lealtad de principio de la nobleza hacia
el potente ejército español no era fácil de desplazar, sino todo
la casa real española. Comenzaron las primeras emigraciones de
lo contrario: una ciudad tras otra serían conquistadas y saqueadas,
las provincias del sur; entre otros huyó el dirigente de la nobleza quedando en manos españolas incluso la misma Amsterdam has­
Guillermo de Orange, que perdió todas sus posesiones en los ta 1578. Pero también los rebeldes tendrían éxitos. Las ciudades
Países Bajos y a partir de entonces lucharía por la autonomía que se aliaban con ellos cambiaban sus magistrados católicos por
hasta la declaración de independencia de las provincias del protesy&tes, y ese paso de las ciudades al calvinismo respaldaría
norte”. El duque de Alba no solo procedió contra las fuerzas la independencia política de las provincias.
de la oposición, sino que intentó eliminar a todos los herejes, Con la concentración de la resistencia en las provincias del
aterrorizando con sus tropas a toda la población. La introducción norte se produjo, junto al reforzamiento de las fuerzas calvinistas,
de un nuevo impuesto (la alcabala) fue considerada por los habi­ un cambio significativo: de acuerdo con la estructura social de
tantes de los Países Bajos como la intervención más irritante, esas provincias, la clase dominante ya no sería la alta nobleza,
ya que fue acordada sin su consentimiento, y su recaudación que además había sido diezmada por las tropas del duque de
sería destinada al mantenimiento de las tropas. 'A pesar del Alba, sino la burguesía urbana. En la primera asamblea inde­
régimen de terror que se implantó, la oposición no se derrumbó, pendiente no convocada por el rey de España, celebrada en
sino todo lo contrario, ya que por encima de todas las contra­ Dordrecht en 1572, los «Estados» y el estatúder Guillermo de
dicciones, la nobleza feudal, los patricios y los calvinistas opon­ Orange por ellos nombrado, se hicieron cargo del poder y el
drían por primera vez desde 1569 una resistencia común, aunque gobierno de sus provincias. Ciertamente la intención de los repre­
con diferentes objetivos. Es cierto que los calvinistas eran una sentantes de los Estados era todavía restablecer la situación
minoría, pero debido a su fanatismo religioso y a su organización anterior, sin menoscabo de los derechos del rey, pero en la situa­
eclesiástica pronto formaron el grupo más fuertemente antiespañol. ción concreta se vieron obligados por su defensa contra el duque

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de Alba a actuar por encima de sus competencias tradicionales, miento de renovación religiosa y una guerra de liberación nacional,
lo que significó la fundación de comités y la creación de una lo que les proporcionaba un sentido de actuación unificado.
administración de las provincias: esto contribuyó decisivamente A pesar de que el calvinismo tuvo una importancia decisiva
a la autonomización de Holanda. A pesar de que la administración desde la primera iconolatría, pasando por su organización presbi­
española no había sido rechazada, de hecho la soberanía había teriana que proporcionó a la resistencia un respaldo institucional,
pasado a los Estados. «Desde un punto de vista medieval este hasta su agitación antiespañola, iniciada en el sur y desarrollada
fue sin duda un proceso revolucionario, para el cual el único más tarde en el norte, donde incluso fue reconocido como la
modelo reconocido por las gentes de la época era el de los canto­ confesión del Estado, finalmente los calvinistas, en la etapa de­
nes suizos» ”. Todavía existía una esperanza, sobre todo porque cisiva de la lucha, se quedaron en una minoría religiosa. Sus
el duque de Alba había sido obligado a regresar a España, a propuestas políticas no fueron aceptadas por la baja nobleza ni
causa del alto coste de sus campañas, su sucesor había muerto por los magistrados municipales, para los que no se trató jamás
en 1576 y en 1575 la bancarrota había hecho tambalearse al de la instauración de un sistema calvinista de poder: las tenden­
poderío español. La pacificación de Gante, acordada sin la apro­ cias teocráticas chocaron con una resistencia en favor de una
bación del rey en 1576 entre las provincias del norte y del sur libertad religiosa general. El significado del calvinismo para la
para luchar conjuntamente contra las tropas españolas y los revolución se radicó sobre todo en el reforzamiento de la autono­
edictos de herejía, demuestra que cada vez existían menos puntos mía regional de los estamentos. Pero el levantamiento de los
en común. Mientras que las provincias del norte se convertían Países Bajos no puede tampoco ser definido como una genuina
cada vez más al calvinismo y coincidían en el rechazo de la revolución burguesa. Ciertamente el poder estuvo, en la última
política contrarreformadora española, en el sur se consolidaban fase de la independencia, predominantemente en manos de la
las fuerzas de la nobleza conservadora partidarias de un compro­ burguesía mercantil. También la nobleza desempeñó un papel
miso con los españoles. El desacuerdo entre ambos grupos se decisivo hasta el establecimiento de la república, aunque este papel
hizo patente por la Unión de Arras de 1579, en la que se aliaron decreció con el desplazamiento de la resistencia a las provincias
los representantes de las provincias del sur, a lo que respondieron del norte. Por último, la situación económica tuvo ciertamente
las provincias protestantes del norte con la Unión de Utrecht, su importancia, por ejemplo las fuertes exigencias fiscales, pero
que sería la base de la futura república. En 1581 las provincias España nunca fue una amenaza para la industria ni para el
del norte se declararían independientes de la monarquía española. comercio, de tal modo que el levantamiento de los Países Bajos
La última fase estaría, en principio, determinada por la nueva no consistió nunca en la liberación del comercio capitalista del
lucha de los españoles al mando de Alejandro Farnesio. Después dominio feudal. Los motivos de la ruptura con la soberanía
de haber sometido de nuevo a muchas provincias, la derrota de española fueron, primordialmente, las transformaciones políticas
la Armada Invencible y las nuevas necesidades militares creadas y administrativas por las cuales los Países Bajos debían adquirir
por los problemas con Francia acabaron con la intervención el estaty/ de una provincia periférica dentro del sistema abso­
española en 1590. Era ya solamente cuestión de tiempo que lutista español. «La revolución de los Países Bajos se introdujo
España aceptase la independencia de los Países Bpjos del Norte, los así en la dinámica del desarrollo sociopolítico, tal como la
Estados Generales, que declararon en 1590 su asamblea como la conocemos también en Alemania y, sobre todo, tal como se puso
«institución soberana del país»: «No tiene otro señor que los de relieve en Inglaterra y Francia durante el siglo xvn» "1.
propios diputados provinciales» ™. En 1609 se firmó un alto el Los rebeldes, en un principio, no querían romper con la mo­
fuego por doce años. Con ello los Estados Generales se incorpo­ narquía española —buscaron un compromiso hasta el final— ,
raron a la lista de los Estados soberanos europeos y su indepen­ sino ver asegurados sus viejos derechos y libertades. Solamente
dencia y libertad religiosa serían también reconocidas por otras en la medida en que Felipe II intentó imponer su política
naciones, pero el total reconocimiento como república indepen­ absolutista, apareció un proceso en el que sin duda no se planteó
diente sólo lo conseguirían los Países Bajos con la Paz de la consecución de unos objetivos burgueses, ni mucho menos la
Westfalia. participación en el poder de las clases bajas (el pueblo) —esa
posibilidad no existía en los siglos xvi y xv n — pero que de
El levantamiento de los Países Bajos englobó un gran número acuerdo con la intención de las fuerzas de la oposición, no puede
de protestas y acciones de resistencia, recubiertas por un movi­ ser minimizado calificándolo de «medieval» o incluso «básica­

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mente conservador» ,<n. Debido a la confrontación con la monar­ hoy imposible. Pero en principio podemos diferenciar los levan­
quía absolutista, los Países Bajos se vieron obligados a renunciar tamientos populares que una y otra vez, a partir de mediados
a sus aspiraciones de mantener sus viejos derechos independiente­ del siglo xvi, hicieron tambalearse a la sociedad europea y que
mente, y a perseguir una unión estable de las provincias del norte. se desarrollaron en tres fases, 1580-90, 1630-40 y 1645-50, de
Aun cuando la república no era en un principio el objetivo, sí fue las revueltas y revoluciones más o menos grandes de mediados
el resultado de la revolución, y no representaba, a pesar de las del siglo x v i i , que fueron sustentadas principalmente por nobles
antiguas tradiciones, un Estado estamental de tipo medieval y y burgueses pertenecientes a sectores dirigentes de una región,
feudal. Por su construcción fue algo «muy n u e v o » u n Estado y que serían el mayor reto del primitivo Estado moderno en
liberal que, a pesar de su constitución oligárquico-burguesa, per­ formación.
mitía alcanzar, para aquella época, un máximo de expansión comer­
cial y libertad religiosa.
Levantamientos populares

V II. LEVANTAMIENTOS POPULARES Y REVOLUCIONES DEL SIGLO XVII Levantamientos populares existieron, tal como ya se ha dicho,
en muchos países europeos. Los mejor analizados hasta ahora
El tiempo transcurrido entre 1550 y 1660 fue la edad de oro para son los franceses, que representan la otra cara de la moneda del
las acciones de resistencia y protesta, sobre todo campesinas, «brillante» ascenso del a b s o l u t i s m o E l primer gran levanta­
pero también burguesas y aristocráticas, que en no pocos casos miento campesino de Pitaut en 1568 en Guyena está considerado
se transformaron en revueltas y levantamientos regionales o loca­ como el prototipo de las posteriores agitaciones. Se extendió de
les. Sorprendentemente, estas sublevaciones surgieron en casi forma rápida y espontánea, llegando incluso a Burdeos. A pesar
todos los países europeos. Aun cuando en la mayoría de los casos de estar sustentado predominantemente por campesinos — presu­
sólo se puedan explicar a partir de las condiciones y las coyun­ miblemente más de 10 000— reunió a todos los descontentos,
turas locales, las rebeliones siguen de forma dominante el «mode­ sin diferencias de procedencia, sobre todo clérigos, aunque tam­
lo de una conciencia autónoma» sublevada contra la presión del bién hubo nobles que, por lo menos, aprobaron el levantamiento,
Estado 104. Esta presión cada vez mayor, unida a la amenaza y la en cuanto que no estaba dirigido en contra de los señoríos, sino
supresión de viejos derechos y privilegios, impulsó a ciertos contra la política tributaria del Estado. La protesta era en favor
sectores de la población a emprender acciones que no habían sido de la supresión de los privilegios locales, en relación con el
ni serían conocidas después en esta forma y con esta frecuencia. impuesto sobre la sal. Se dirigía menos contra el rey como tal,
Pocas veces se llegó a programas políticos precisos, que popagasen del que por el contrario se esperaba siempre justicia, que contra
modelos políticos alternativos, a pesar de que en círculos campe­ el cada vez más fuerte aparato del Estado, personificado en los
sinos desempeñase un importante papel el modelo suizo, así como recaudantes de impuestos nobles y burgueses. «Nos enfrentamos
la república de Venecia entre los nobles y los burgueses. Si pues, en esta guerra campesina, con un conflicto fundamental
excluimos el levantamiento de los Países Bajos y la revolución entre los campesinos que se han organizado a nivel parroquial,
inglesa, a los movimientos con una legitimación religiosa radical por ün lado, y el aparato del poder militar y económico, con sus
y a sus correspondientes objetivos sólo se les puede atribuir un ramificaciones en los sectores público y privado, por otro»107.
significado marginal. En estas revueltas no sólo apareció un nuevo Después de una dura represión del levantamiento — 150 partici­
modelo de movimiento subversivo, sino también nuevas formas pantes serían ejecutados— la guerra religiosa relegaría todos los
de desarrollo de los conflictos, que respondían a la nueva situación levantamientos campesinos a un segundo plano. Una nueva resis­
social existente desde principios del siglo xvi. En lugar de obje­ tencia la formarían los croquants en 1593-95 en el Perigord y el
tivos «utópicos» se impusieron exigencias pragmáticas que apenas Lemosín. Los campesinos de estas zonas acostumbraban desde
afectaban al fundamento de la sociedad. A partir de mediados del hacía tiempo a reunirse por parroquias y así defenderse de ladro­
siglo x v i i , punto culminante de los desarrollos revolucionarios en nes y soldados. Tampoco ellos eran contrarios al rey, sino que se
Europa, la predisposición a la rebelión disminuyó, notoriamente oponían sobre todo a la explotación por parte del Estado, o sea
en el norte y en el oeste a los impuestos. La dirección del movimiento estuvo en manos
Establecer una tipología de todos los levantamientos es todavía de la élite local, que formuló las protestas de los campesinos.

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ban los grupos armados, se reclutó básicamente en las parroquias.
La protesta se dirigía contra los recaudadores regionales, y sobre Su protesta estaba dirigida contra el impuesto sobre la sal, pero
todo contra su rudo comportamiento con la población campesina, también a la vez contra los ricos arrendatarios de impuestos, que
así como contra sus adquisiciones de terrenos y maniobras es­ eran llamados ladrones y bandidos y odiados tanto por los cam­
peculativas, que llevarían a la ruina a muchas familias. «Nos pesinos como por las clases dirigentes locales. El objetivo fina]
enfrentamos con un amplio ataque por parte de los croquants, de los sublevados era, de todas formas, la reinstauración de una
que enfrenta el campo a la ciudad y sobre todo a la élite urbana, Normandía autónoma. El dirigente de los nupieds actuaba ya en
ya sean dirigentes, grupos marginados o simplemente delincuen­ ese sentido como duque de Normandía.
tes» El levantamiento adquirió tales proporciones que tuvieron El pueblo quería conservar los viejos derechos y la solidaridad
que ser empleadas tropas reales para su represión. de las parroquias, porque éstas le garantizaban la seguridad y el
Ciertamente, la inquietud siguió existiendo por todas partes, sustento. No se reivindicaban metas «progresistas»; por otra parte,
pero sólo se producirían nuevos levantamientos cuando, bajo apenas existía la posibilidad de frenar el desarrollo del aparato
Richelieu, la política tributaria, motivada por la política exterior administrativo del Estado. Decir por ello que el movimiento po­
y el sostenimiento de las guerras, se volviese a hacer insoportable. pular era antimodemo y no respondía a las necesidades de su
Estas grandes sublevaciones de los campesinos franceses significa- tiempo es no reconocer la justicia de las reivindicaciones campesi­
ron el preludio de una actitud creciente de protesta por parte de nas de libertad. Los campesinos en Francia no tendrían mucho
todos los grupos estamentales. El levantamiento de los nouveaux éxito, pero el miedo a la revuelta popular sería un elemento cons­
croquants y de los nupieds amenazó seriamente la política de titutivo de la política estatal, que reforzaría por un lado el poder
gran potencia francesa109. La rebelión de los néocroquants del estatal central, pero también marcaría los límites de las posibili­
Perigord fue la guerra civil más importante llevada a cabo por dades de explotación del pueblo. Los levantamientos posteriores,
la población campesina francesa de comienzos de la Edad Mo­ más dirigidos contra los señoríos que contra el Estado y su po­
derna, no sólo porque en este caso se trató de la más diciplinada lítica tributaria, mostrarían que la parroquia como unidad perma­
de las revueltas, sino porque el levantamiento estuvo dirigido necía intacta no.
por un noble y se elaboró un programa político claro. El motivo
fue la recaudación excesiva de impuestos para el mantenimiento Francia es, ciertamente, el país clásico de las revueltas populares
del ejército. El levantamiento se extendió de forma desacostum­ de principios de la Edad Moderna, pero Rusia no se vería menos
bradamente rápida, y más de 400 parroquias acabaron tomando afectada por las rebeliones populares. Aquí el Estado moscovita,
parte en él. No sólo campesinos, sino gente de las capas más bajo Iván IV, decretó la adscripción a la gleba de los campesinos
bajas de los tres estamentos formaron una «contrasociedad» que y su servidumbre legal para asegurar mano de obra a las posesio­
luchaba por la justicia y la libertad. En primer lugar apuntaba nes de los n o b l e s L o s campesinos, antes más o menos libres,
contra los impuestos, pero su protesta llevaba implícita la condena se transformaron en siervos, cuya única misión era servir a su
de la burocracia. Lo que se pretendía en último término era la señor, ^reaccionaron negándose a trabajar, o incluso huyendo a
reinstauración de la autonomía local y regional, o sea la indepen­ las zonas despobladas de la frontera de la estepa, en el sur y el
dencia del Perigord como pays d ’Etat. Fue el mayor reto al sudeste, donde los cosacos llevaban una vida nómada libre y
Estado francés hasta entonces. Para que el levantamiento no se ex­ vivían del pillaje. Aquí se formó desde finales del siglo xvi el
tendiese y con ello se pusiese en peligro la recaudación de impues­ foco de todos los levantamientos contra el Estado central. Al igual
tos para el mantenimiento de la guerra, intervinieron las tropas rea­ que en los países occidentales, los movimientos campesinos no
les. Por medio de ellas se consiguió romper la resistencia principal, eran antizaristas; sus enemigos eran los burócratas, los señores
pero al igual que otras veces esto tuvo significativas consecuencias. feudales y los comerciantes que controlaban el mercado. El pri­
Los nupieds de 1639 en Normandía no alcanzarían ciertamente mer gran levantamiento fue instigado en 1606-7, por un campesino
un número tan elevado como los croquants de 1637, pero adop­ refugiado, Bolotnikov, que reunió personalmente a campesinos y
taron una postura mucho más «separatista». La revuelta partió de cosacos marchando sobre Moscú. Todo el sur y el sudeste del
los salineros que protestaban contra la introducción de un im­ país se sublevó. Señores feudales y comerciantes fueron asesi­
puesto sobre la sal, pero rápidamente se extendió no sólo a las nados o expulsados. Bolotnikov prometía un buen zar, Deme­
capas bajas de la población urbana sino también a campesinos de trio, que daría la libertad a los campesinos, disminuiría los
todo el país. «El ejército de la miseria», como se autodenomina-
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impuestos y obligaría a los señores a no producir más de lo manentes de sus autonomías regionales, se tomaron entonces la
que les correspondía, lo que permitiría a los campesinos llevar venganza. Las relaciones entre Cataluña y España eran tensas ya
sus excedentes al mercado. En principio se trataba, sin duda, desde hacía tiempo, y cuando España solicitó ayuda militar para
de restablecer el «antiguo orden», pero las intenciones demo­ su guerra con Francia en 1635, las Cortes catalanas se la negaron.
cráticas campesinas son innegables. A pesar del éxito inicial, Al conde-duque de Olivares, director de la política española, no
Bolotnikov fue derrotado a las puertas de Moscú por las tropas le quedó más remedio que enviar tropas españolas a la región, lo
del zar, que se vengaron con ejecuciones en masa. Fue una espe­ que atentaba contra la Constitución garantizada por España. Des­
ranza casi milenarista la que guió a los campesinos; a su derrota pués de duros enfrentamientos entre los soldados y la población,
siguió la esclavización definitiva y el sometimiento a sus respec­ así como la detención de un representante regional, estalló un
tivos señores. Con ello, el Este siguió un camino diferente al del levantamiento en mayo de 1640, que rápidamente se extendió por
Oeste; mientras que en el Oeste los levantamientos campesinos toda Cataluña, en el que tomaron parte fuerzas del campo y de
contra el Estado disminuyeron, ya que la situación allí por lo la ciudad, así como de las Cortes IU. La dirección de la resistencia
menos no empeoró, la sociedad en el Este forzaría nuevas rebe­ contra España (Diputación) perseguía la independencia de Cata­
liones. luña. Pero cuando la república catalana buscó protección en Fran­
cia, que se hallaba también en guerra con España, pasó rápida­
mente a depender de ella. El levantamiento se transformaría en­
Revueltas y revoluciones de mediados del siglo X V II tonces en parte de la guerra española con Francia. Bajo el pro­
tectorado de los franceses se mantuvo la independencia catalana
La mayor ola de levantamientos, a la vez que la más extensa y todavía largo tiempo, y hasta 1652 no pudo España romper la
efectiva hasta el final del Antiguo Régimen, fue la que vivió resistencia. La antigua dependencia de la corona española volvió
Europa a mediados del siglo xvn lu. Ya no se trataba de levan­ a ser restablecida y por temor a nuevos levantamientos se siguie­
tamientos populares locales o regionales contra la política fiscal ron también manteniendo las garantías de la vieja constitución.
del Estado, en los que ciertamente desempeñaba un papel el Al mismo tiempo que se alzaba Cataluña, se produjo también en
sueño de una autonomía campesina, pero en los que no se ela­ Portugal, que estaba unido a España desde 1580, un levantamien­
boraban programas políticos alternativos, sino de revueltas y re­ to. También Portugal se sentía oprimido por la burocracia espa­
voluciones de toda una zona o un país contra un poder extran­ ñola y de hecho la unión con España no aportaba a Portugal más
jero o contra un poder nacional que intentaba erigirse en go­ que desventajas. Los estamentos portugueses, asimismo apoyados
bierno absolutista. El levantamiento de los Países Bajos fue el por Francia, se rebelaron al mando de Juan de Braganza contra la
preludio. Cierto que se siguieron movilizando también fuerzas dominación española. Todos los españoles serían expulsados y
campesinas y ciudadanas, pero ahora serían los estamentos los que Juan de Braganza sería confirmado rey por las Cortes en 1641.
llevaran la iniciativa, sobre todo la nobleza, que o bien pretendía España no estaba dispuesta a perder Portugal, pero los tratados
ser políticamente independiente, como en el caso de la monar­ con Francfe e Inglaterra ayudarían a los portugueses a mantener
quía española, o trataba de transformar el sistema establecido su independencia, que finalmente tendría que ser reconocida tam­
en una república estamental. En parte fueron levantamientos regio- bién por los españoles en 1668.
nalistas estamentales y en parte sublevaciones antifeudales nacio­ Un tercer foco de resistencia fue el reino de Nápoles y Sicilia,
nales. Las causas y los orígenes fueron diferentes en todas partes. que desde finales del siglo xvi conoció fuertes rebeliones campe­
La carga de la guerra de los Treinta Años tuvo también gran sinas relacionadas con la durísima crisis agraria Mientras que
significado. Los movimientos de sublevación también alcanzaron el levantamiento de Palermo en 1647 fue rápidamente sofocado,
a los países del Norte y del Este, pero tuvieron su mayor inten­ debido a la falta de unión entre los nobles, en Nápoles se pro­
sidad y extensión en el Imperio español y en Francia. dujeron acontecimientos espectaculares. Las fuertes cargas tribu­
Desde principios del siglo xv n el poder de la monarquía espa­ tarias de las clases inferiores y las diferencias entre la nobleza y
ñola había disminuido. La pérdida de los envíos de plata de ultra­ el pueblo condujeron, en años de fuerte crisis y hambre, a una
mar y la intervención en la guerra de los Treinta Años exigían rebelión en la que al principio el joven vendedor de pescado
un esfuerzo demasiado grande para Castilla, y los Estados ibéricos Masaniello desempeñó un importante papel. El levantamiento no
que habían soportado durante mucho tiempo las violaciones per­ estaba dirigido en principio contra España. «No queremos im­

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puestos, viva el rey de España, abajo el mal gobierno» m. Pero dura represión popular habían suscitado una insatisfacción socia.
cuando Masaniello, después de las negociaciones con el virrey, fue en todo el país, desde los nobles hasta el pueblo, que en 1648-49
asesinado, el movimiento, bajo la presión de las tropas españolas, se transformaría en una amenaza para la unidad del país como
se radicalizó: la ciudad de Ñapóles se levantó y se declaró repú­ no se conocía desde las guerras religiosas del siglo xvi. Estuvo
blica independiente. Como modelo sirvió Venecia, gobernada por a punto de conducir, como en Inglaterra, al derrocamiento de la
una oligarquía de patricios. También en este caso se establecie­ monarquía, pero debido a diversas circunstancias, y sobre todo a
ron contactos con Francia y se colocó al frente de la república que Francia no poseía ninguna institución equivalente al Parla
al duque de Guisa a finales de 1647. Pero los españoles tampoco mentó inglés, el Estado ab-olutista pudo superar la Fronda111
aquí quisieron aceptar la pérdida, y con ayuda del sector de la La alta nobleza se sentía desplazada y soñaba con su antiguo pape!
población que no estaba de acuerdo con la situación y todas las político. Los parlamentarios veían su posición amenazada, sobre
fuerzas disponibles, en 1648 consiguió volver a imponer su do­ todo por los intendentes. Pero a pesar de que a unos y otros los
minio. «En Ñapóles hubo un movimiento popular de liberación movía el odio a Mazarino, no se llegó a una unión de ambos
altamente diferenciado, que surgió de una insurrección antifeudal frentes. Ni las extendidas ideas jansenistas ni las teorías estatúen
y se transformó progresivamente en una lucha entre la clase domi­ tales de los calvinistas contribuyeron a la unificación, como tam­
nante, en un levantamiento estamental particularista» “4. Todas poco lo hizo el ejemplo inglés. De todos modos, el Parlamento
estas sublevaciones habían agotado a España, que si conservó de París tomó la iniciativa por influencia de la revolución ingle­
Cataluña y el sur de Italia fue porque renunció a su total inte­ sa, y en 1648 elaboró un amplio programa de veintisiete puntos
gración en la monarquía. Portugal permaneció independiente, para una revolución política y administrativa. Se exigieron, entre
pero sólo los Países Bajos consiguieron un nuevo sistema estatal otras cosas, la supresión de los intendentes, garantías de seguridad
independiente. personal, protección contra las detenciones arbitrarias y la apro­
bación de las subidas de los impuestos por un tribunal de justicia
También Polonia, cuyos dominios se extendían por el Este, cono­ independiente. La monarquía no debía ser abolida, pero sí puesta
ció desde finales del siglo xvi un número cada vez mayor de le­ bajo el control del Parlamento. Al principio París permaneció
vantamientos. Estos tuvieron su más alto exponente en la rebe­ tranquilo y sólo cuando Mazarino ordenó detener a un parlamen­
lión de los cosacos capitaneados por Chimielnicki, que quería libe­ tario, se produjo el levantamiento en la capital. La famiila rea]
rar a Ucrania del dominio de los magnates polacos “7. Con el huyó a St. Germain y el Parlamento se hizo cargo del gobierno
apoyo de los campesinos amenazados por la servidumbre, los cosa­ Con un éxito desacostumbrado, la población llamó a la lucha
cos erigieron, después de muchas luchas, en las que se realizaron contra Mazarino. Pero como el Parlamento pronto pareció perder
crueles pogromos contra los judíos, una república autónoma en el control sobre el levantamiento, su temor al pueblo sublevado
Kiev. Se creó una administración propia, y para defenderse con­ le llevó a entablar negociaciones con la corte.
tra los ataques polacos se firmaron tratados con los turcos y Mientras que los parlamentarios abandonaban la lucha a finales
Rusia. Como los cosacos a la larga no se podrían mantener solos del verafo de 1648, comenzó una extensa agitación entre la alta
en el poder, la república sería puesta bajo la autoridad superior nobleza, k pesar de que tampoco se llegó a un programa común
de los zares que garantizarían su libertad y su justicia. Los campe­ y cada uno defendía sólo sus intereses particulares, la Fronda se
sinos habían apoyado a los cosacos, pero tanto durante la repú­ extendió por toda Francia hasta alcanzar las dimensiones de una
blica autónoma de Kiev como más tarde bajo el dominio ruso, guerra civil. España comenzó a inmiscuirse y Mazarino huyó en
serían súbditos de los nobles terratenientes, reclutados entre los 1652, de tal modo que Francia sería víctima de las más diversas
cosacos, que tomaron el lugar de los señores polacos. Las activi­ agitaciones. En ella vieron las ciudades una oportunidad de con­
dades antifeudales de los campesinos sólo serían toleradas mien­ seguir su independencia. París, Aix y Burdeos, donde se implanté
tras fueran necesarias para la reafirmación de la independencia un gobierno popular, apoyaron a la nobleza, pero con ello renun­
lograda por los nuevos señores. ciaron a defender unos intereses burgueses propios Con la ma­
yoría de edad de Luis XIV y el paso de algunos miembros de
El mayor reto del continente fue el vivido por el gobierno fran­ la Fronda al bando de la corona, la Fronda de los nobles se de­
cés. La guerra de los Treinta Años con sus cargas financieras, las rrumbó poco a poco. A pesar de que el sometimiento de todas las
frías relaciones de Mazarino con los nobles y los estamentos y la ciudades y provincias no se completaría hasta 1657, en general la

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resistencia había sido rota ya en 1653. La Fronda no sólo sucum­ vantamiento catalán, de la Fronda francesa o la revolución inglesa.
bió a las tropas reales y a Mazarino, que posteriormente decretaría Sin embargo existen una serie de causas que, a pesar de ser
una generosa amnistía, sino que sería debilitada poco a poco por diferentes en cada uno de los países, fueron relevantes en todos
la falta de unidad de los nobles rebeldes. Pero sobre todo fue ellos.
el miedo de la población a una nueva guerra civil lo que la dis­ En primer lugar, hay que subrayar la presión fiscal cada vez
puso en contra de la nobleza y a favor de una nueva estabilización mayor del primitivo Estado moderno, ocasionada tanto por los
de la monarquía. enormes gastos del mantenimiento de la corte como por la inter­
La Fronda de los parlamentarios y la alta nobleza no fue un vención en la guerra de los Treinta Años, que alcanzó tales pro­
episodio insignificante en la historia francesa, ya que no sólo ame­ porciones que los campesinos, los burgueses y la nobleza, a pesar
nazó la posición de Francia como gran potencia y la construcción de estar gravados de forma diferente, ya no pudieron soportarlos.
del correspondiente Estado absolutista, sino que, ante todo, puso Sobre todo en Francia y España, la frecuencia de las revueltas se
en evidencia la debilidad del sistema de dominación, que Riche- debió a la explotación financiera de los súbditos.
lieu y Mazarino habían construido con tanta energía. Desde luego Más decisiva que la presión fiscal —ya que los más afectados
no se trató de un levantamiento popular, ni de una revuelta de por los tributos, que eran los campesinos, sólo participaron de
la burguesía (a pesar del importante papel que desempeñaron forma secundaria tanto en la Fronda como en la revuelta catala­
tanto el pueblo como la burguesía); lo que provocó la crisis del na— fue la amenaza o supresión de la autonomía regional por
Estado fue una conspiración de la alta nobleza contra el poder parte del Estado burocrático centralizado, no pocas veces unida a
real absoluto, ya que éste le adjudicaba solamente un papel se­ aquélla. Lucharon regiones enteras a las que se pretendía supri­
cundario, conspiración que sin el apoyo del pueblo y la burguesía mir su administración y su justicia, así como comunidades cam­
no habría alcanzado el efecto que consiguió. pesinas o urbanas. En realidad, pocas veces se trataba de verda­
En todas las rebeliones, los grupos tradicionales, los campesi­ deras autonomías, ya que por la expansión de la economía de
nos, los burgueses y los nobles se opusieron a la represión de su mercado y la fiscalización cada vez mayor ya habían sido elimi­
autonomía. El hecho de que esos grupos no llegaran a un progra­ nadas hacía tiempo, pero el aumento de la presión del Estado
ma unificado o a una acción conjunta se debió por un lado a los en el siglo x v il mantuvo vivo el recuerdo de «tiempos mejores».
intereses particulares de los nobles, a los que no interesaba el Grupos sociales como las comunidades campesinas, los municipios
destino de los campesinos o los ciudadanos y de ningún modo urbanos o incluso los nobles sólo se podían defender (con éxito)
querían que su situación cambiase, y por otro a la burguesía que si estaban en posesión de las necesarias formas de organización y
se había enriquecido con el desarrollo de la economía de mer­ articulación, como un concejo, un parlamento regional o una pa­
cado y en la que sólo había una pequeña tendencia en favor de rroquia con una gran autonomía.
la monarquía «constitucional», pero que finalmente, para el re- Pero el hecho de que los movimientos regionalistas y populares
forzamiento de su posición entre el pueblo y la nobleza, vio con condujesen, bajo la presión fiscal del Estado, una y otra vez a re-
buenos ojos la aparición de un reino fuerte. La burguesía y la vueltasVmás o menos espontáneas y se extendiesen rápidamente a
nobleza no tenían intereses políticos comunes en Francia, al con­ amplias1capas de la población, se debió, en última instancia, a la
trario que en Inglaterra. Una monarquía constitucional habría crisis general del desarrollo económico. En la agricultura ya no se
dado a la nobleza mayor poder, pero tendría que haberlo com­ podía aumentar las cosechas. La demanda de productos industria­
partido con la burguesía. Por último, no había un Parlamento con les se retrajo parcialmente debido al aumento de los precios de los
derechos políticos que permitiera un control efectivo de la polí­ productos alimenticios. El volumen del comercio disminuyó con
tica real y donde se pudiesen articular los intereses de la bur­ la reducción de los envíos de plata de ultramar y la dislocación
guesía. de las rutas comerciales. Todo esto tuvo una influencia diferente
para los diversos países: España e Italia se verían mucho más
Las revueltas y revoluciones de mediados del siglo xvil, en las afectadas que Holanda e Inglaterra, las cuales en el desplazamiento
que el número creciente de levantamientos populares, tumultos del centro económico del sur al norte de Europa supieron apo­
urbanos y frondas de la nobleza alcanzó un punto culminante, derarse de los excedentes. Las consecuencias fueron la escasez de
no sólo se explican por la estructura económica y política de los los recursos alimenticios y el empobrecimiento general de las cla­
países afectados. No deben ser medidas con los patrones del le­ ses bajas, sobre todo en las zonas mediterráneas pero también en

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Francia y Europa central. Pero cuando, especialmente en las dé­ viejo orden político; eran la proclamación de un régimen político
cadas de 1630 y 1640, las desastrosas cosechas, la crisis y el ham­ para la nueva sociedad europea» u°. La revolución inglesa pertene­
bre se sumaron al aumento de los impuestos y la pérdida de las ció de hecho a las grandes revoluciones que contribuyeron a la
tradiciones y autonomías culturales y políticas, las clases afecta­ aparición del mundo moderno. Su valoración, a pesar de las inten­
das tuvieron que ver en la intervención del Estado el motivo de sas investigaciones realizadas, sigue siendo controvertida “ . Por
sus males. grande que sea la importancia de los hechos socioeconómicos, así
Los impulsos transformadores de principios de la Edad Moder­ como de los enfrentamientos religiosos que tuvieron lugar en la
na en Francia, España, Suecia y Rusia, así como en el Imperio revolución, su definición como puritana o burguesa resulta poco
alemán e Inglaterra, provinieron de instancias estatales. Pero las útil para distinguirla de otros movimientos revolucionarios del con­
revueltas y revoluciones del siglo xvii no fueron sólo reacciones; tinente europeo de mediados del siglo xvu. Al principio se trató
la postura de rechazo de los grupos estamentales estaba guiada sin duda de un conflicto más bien «estamental», pero con el esta­
por una intención política alternativa que, aunque de forma vaga, llido de 1640 la revolución adquirió una dinámica propia que no
tenía como objetivo una mayor autonomía y una menor interven­ se puede explicar por sus comienzos o, lo que es lo mismo, por
ción del Estado, más seguridad jurídica, menos impuestos y más los antecedentes. Tuvo sin duda algunos puntos en común con
oportunidades económicas. No se buscaba, en último término, la los enfrentamientos que se estaban produciendo en el continente
participación en el poder estatal — en todo caso la alta nobleza y que habían surgido también por la represión de la autonomía
en los primeros tiempos— sino la conservación y la reafirmación estamental o regional, pero solamente la revolución inglesa consi­
de intereses y tradiciones particulares, que entonces ya no signifi­ guió derrocar a la monarquía, proclamar una república sobre la
caban la vuelta a condiciones «feudales» estamentales. Las rebe­ base de la soberanía del Parlamento y elaborar una obra consti­
liones de principios de la Edad Moderna no perseguían pues tucional que rompía radicalmente con la tradición y que no pudo
objetivos burgueses. La idea de igualdad ante la ley era todavía ser totalmente eliminada más tarde por la restauración m.
desconocida fuera de Inglaterra, y tampoco estos conflictos res­
ponden al modelo de la lucha de clases, por mucho que desempe­ La singularidad de la revolución inglesa solamente se puede com­
ñaran un papel importante elementos de ésta, sobre todo en los prender en el contexto de una compleja situación sociopolítica que
alborotos urbanos. Pero del mismo modo, tampoco responde a la se remonta al siglo xvi y se diferencia inequívocamente de la de
realidad definir las intenciones del movimiento popular como anti­ los países continentales.
modernas o «socialconservadoras», como si la organización estatal Inglaterra había conocido una fuerte monarquía, cuyos derechos
burocrática de la sociedad fuese la única posibilidad de superar nadie ponía en duda, pero a la que se enfrentaba un no menos
todas las crisis sociales y asegurar el derecho que a cada uno de consciente Parlamento, en el cual la clase dirigente — pares, gentry
los grupos sociales le correspondía. No es casual que durante mu­ y alta burguesía londinense— defendía sus viejos derechos y liber­
cho tiempo Venecia y Holanda fueran ejemplos de grupos nobles tades en contra de las pretensiones de la corona. Todos los con­
y burgueses no sometidos a una administración central, del mismo flictos entre el rey y la nobleza eran llevados aquí.
modo que Suiza fue directa e indirectamente el modelo de muchos Por otro lado, Inglaterra poseía una nobleza privilegiada que,
levantamientos campesinos. Ciertamente, los deseos populares ape­ al igual que la continental, poseía extensos derechos políticos,
nas fueron tomados en cuenta, pero si hasta finales del siglo xv n i sobre todo en el campo. Esta nobleza no se retiró a la vida feu­
la estructura regional en Europa fue predominante, ello es prueba dal sino que, por el contrario, se abrió a las diversas actividades
de su vitalidad y su indispensabilidad, a pesar del absolutismo. «burguesas», incluyendo la educación, ni se aisló de la burguesía
londinense. La fuerza de la nobleza inglesa era su relativa inde­
pendencia del rey y su parcial comunidad de intereses con la bur­
vm . LA REVOLUCION INGLESA: CRISIS DE ESTADO O REVOLUCION guesía. Las nuevas relaciones de propiedad y la necesidad de di­
BURGUESA nero habían ya «nivelado» fuertemente a la sociedad inglesa.
Además, Inglaterra se caracterizó tanto por el rápido crecimien­
«Las revoluciones de 1648 y 1789 no fueron revoluciones inglesas to de su capital, Londres, que se convirtió en un importante cen­
y francesas; fueron revoluciones de tipo europeo. No representa­ tro comercial, bancario e industrial, como por la expansión cada
ban el triunfo de una determinada clase de la sociedad sobre el vez mayor del mercado, influenciada por el crecimiento londi­

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nense, que por un lado impuso una amplia y rentable comerciali­ sobre el nacimiento de la revolución “ . De todos modos, esto no
zación de los productos agrícolas y por otro aumentó considera­ debe ser entendido como si el puritanismo hubiera sido la ideología
blemente las diferencias entre ricos y pobres. Las fuerzas del ca­ revolucionaria. No hubo un contacto directo efítre las ideas puri­
pitalismo primitivo en la ciudad y el campo habían roto la estruc­ tanas y las reivindicaciones políticas de la oposición parlamentaria.
tura económica tradicional en muchos sectores a mediados del El puritanismo, a principios del siglo xvil, estaba tan basado en
siglo xvil, a pesar del estancamiento económico existente desde la la monarquía y el orden social estamental como el anglicanismo;
década de 1620. solamente había diferencias en cuestiones de rito, de la posición
Al contrario que en el continente, en Inglaterra se había im­ de la Iglesia y de moral. Todo esto, de todos modos, se transfor­
puesto finalmente un sistema religioso o eclesiástico que debido mó fundamentalmente con la política eclesiástica estatal de la dé­
a sus contradicciones se transformaría en una fuerza dinámica de cada de 1630, por la que se harían más estrechos los lazos entre
la revolución. La Reforma trajo consigo por una lado, con el el trono y la Iglesia episcopal, serían reprimidas las influencias
anglicanismo, una nueva Iglesia jerárquica exclusivamente some­ laicas en el seno de la Iglesia anglicana y perseguidos los separa­
tida a la corona, y por otro, un movimiento puritano de protesta tistas puritanos y la Iglesia estatal se aproximaría de manera sos­
y reforma que intervino intensamente en la vida práctica, insis­ pechosa al catolicismo. En la oposición a la Iglesia oficial y a la
tiendo en la conciencia de los individuos y favoreciendo con ello política eclesiástica de Laúd, se reforzaría considerablemente el
un pluralismo de creencias religiosas que no permitió la separación fundamento tanto antiautoritario como milenarista del puritanismo.
de política y religión, posibilitando con ello una radicalización de La idea de la creación de una nueva Jerusalén por parte de la
la opinión pública en esta época casi impensable en el continente, «comunidad de los santos», inspiraría, sobre todo desde 1642, no
y que además produjo una movilidad intelectual que afectó por sólo a los miembros del Parlamento sino, por primera vez, a
primera vez a amplias capas de la población. Esta apertura espi­ grandes capas de la población, y promovería el espíritu de resis­
ritual característica de la Inglaterra de principios del siglo xvn tencia contra un poder que mientras tanto se había vuelto ajeno
no fue sólo consecuencia de la movilidad social, sino, esencial­ a ellas. De todos modos, siguieron existiendo diferencias entre el
mente, resultado de la revolución puritana. radicalismo político y el religioso.
La revolución inglesa fue el producto de un complejo desarrollo Pero ni la crisis social ni la radicalización del puritanismo expli­
en el cual confluyeron el cambio social, la radicalización religiosa can por sí solas la revolución, a pesar de que fueron «fermentos
y una crisis del Estado. Inglaterra estaba sometida, como hemos revolucionarios». No sólo ocasión sino también motor del con­
dicho, a un importante cambio social que afectaba del mismo flicto que llevó de la oposición parlamentaria a la revolución fue
modo al campo y a la ciudad. La expansión económica del si­ la amenaza que para los estamentos (conscientes de sus derechos)
glo xvi y la consiguiente crisis del siglo xvil habían agudizado suponía el poder absolutista del Estado que se estaba formando
las contradicciones entre pobres y ricos y minado el orden feudal. y la reafirmación de la clase dirigente, consciente de sus libertades
Pero mucha más influencia que esto tuvo el desplazamiento de políticas^ frente a la corona. La verdadera raíz de la revolución
la propiedad en la clase dirigente del país con la situación revo­ se encobró en la escalada del conflicto entre el Parlamento y la
lucionaria m. Ciertamente la ascensión de la gentry o, lo que es corona, aun cuando este conflicto sin la radicalización religiosa
lo mismo, la pérdida de poder de la aristocracia desde finales del no hubiera conducido a la revolución
siglo xvi, no tuvo ningún significado inmediato para el desenca­ En la revolución se jugó algo más que la solución de unos pro­
denamiento de la revolución; la gentry no era una clase social blemas constitucionales: al principio fue la autonomía política de
burguesa y capitalista cerrada y su posición social en el país per­ los estamentos y más tarde la emancipación del «pueblo». Mien­
maneció intacta en todas partes. A pesar de todo, antes de la re­ tras la monarquía respetó los derechos y privilegios de las clases
volución, y sobre todo bajo Carlos I, la inseguridad y la ansie­ dirigentes del país, unidas en el Parlamento, la fuerte posición
dad se hicieron cada vez mayores. «Los herederos, la capa social del rey inglés fue inatacable. El Parlamento apoyaba, en general,
que transmite el estatus, parecían en peligro; una atmósfera de la política de la corona. Pero a pesar de ello los Estuardo, movi­
desconfianza generalizada entre la clase dirigente creó las premisas dos en buena medida por la duras crisis de la década de 1620
necesarias para el derrumbamiento de las lealtades tradicionales y que impulsaron en el continente el reforzamiento del Estado, in­
con ello para la aparición de una situación revolucionaria» tentaron extender el poder real centralizado en el contexto de
De forma mucho más inmediata influyó el puritanismo radical la Constitución inglesa, se entrometieron en los asuntos de la ad-

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ministradón local por medio de leyes y decretos y atentaron con­ la ayuda finandera d d Parlamento era demasiado débil, se vio
tra las atribuciones parlamentarias mediante la recaudadón de im­ obligado a convocarlo en 1640 (Parlamento Corto). A pesar dd
puestos. La política voluble del rey y sus consejeros hizo que d largo tiempo sin Parlamento, la oposidón no había permaneddo
Parlamento perdiese la confianza en la corona. Así se formó una inactiva. Ciertamente, no ofredó una resistenda activa contra la
oposidón en d Parlamento que también se remitía a la tradición política real, pero sí llevó a cabo diversas acdones de boicot a las
de la Constitución inglesa, pero no rompía menos que d rey d órdenes y los impuestos reales, que aun cuando condujeron a de­
equilibrio tradicional: esa oposición no permitiría que d Parla­ tenciones, reforzaron mucho más la resistenda de lo que sirvieron
mento fundonase como un organismo de apoyo incondicional al a que prevaleciera la voluntad real. Así pues, no fue ningún mila­
rey, como una asamblea con una función ante todo de asesora- gro que en 1640 d Parlamento se declarase por un lado a favor
miento, sino que intentaría transformarlo en una instanda de d d rey, pero antes de cualquier ayuda exigiese la eliminación de
control de la política real. Solamente por medio de este control, toda «anomalía», es decir, en último término, de su sistema polí­
pensaba la oposición, estarían salvaguardados los intereses del país. tico. El rey no quiso ceder, y no sólo disolvió nuevamente el
El conflicto sería inevitable en el momento en que el rey ya no Parlamento, sino que intentó, por medio del aumento de los em­
fuese capaz de gobernar en contra de los intereses de los grupos préstitos forzosos y d d controvertido ship money (derecho feudal
rdevantes d d país y la oposición exigiese daras seguridades. Esto a exigir barcos a los súbditos), así como de la creación de un
se pondría por primera vez de manifiesto con el sometimiento de ejército en la Irlanda católica, someter a presión a los ingleses y
los escoceses. El derrocamiento de la monarquía no era el objetivo derrotar a los escoceses. Pero los escoceses no sólo pudieron re­
primario de la oposición; tampoco sus objetivos estaban sacados sistir sino que obligaron a capitular a Carlos I. Para una retirada
de un programa teórico revoludonario bien definido: éste se iría segura sus tropas exigieron tales cantidades de dinero que el rey
formando sobre la marcha de los acontecimientos políticos, que tuvo que acudir nuevamente al Parlamento. Esta fue la segunda
evolucionarían gradualmente hasta la resistencia total frente a la declaración de bancarrota de su política. Cuando se produjo la
corona. Todas las discusiones en d Parlamento desembocarían nueva convocatoria d d Parlamento —esta vez el Parlamento Lar­
pronto en cuestiones de principio. Por ello la revoludón no fue go, porque su período de sesiones se prolongaría durante trece
un acontecimiento casual, ni tampoco el resultado de una política años—- se hizo patente la total pérdida de autoridad del rey en
equivocada por parte de Carlos I, como por ejemplo su falta de el Parlamento. Las elecciones dieron como resultado una dara
compromiso, sino el producto de una situación de resistencia cuyos victoria de la oposición parlamentaria.
comienzos se remontan a épocas anteriores y en la que las crisis La política de reformas d d Parlamento Largo sólo pretendía,
religiosas y sociales dieron al conflicto entre d Parlamento y la en un prindpio, la reinstauradón de la vieja Constitución y d
corona una dimensión revoludonaria, lo que trajo consigo la gue­ equilibrio entre la corona y el Parlamento. Pero en su autode­
rra dvil en todo d país. fensa frente al imprevisible rey, que en d fondo no estaba dis-,
puesto^a hacer serias concesiones, pronto la oposidón fue más
Aunque en d año 1629 (disoludón d d Parlamento) se había pues­ allá de sus primeros objetivos. La capituladón de la política real
to de manifiesto la última e irreconciliable contradicción entre d sería utilizada para eliminar a todos los representantes del abso­
Parlamento y la corona, no se llegó todavía a un conflicto abierto. lutismo inglés y en primer lugar a Strafford y Laúd. Al director
A pesar de las jugarretas d d rey contra sus enemigos, no hubo de la política real le fue instruido un proceso, tras su recusa­
ni siquiera levantamientos regionales. Al conflicto se llegó sola­ ción, seguido de su ejecudón con la firma del rey (verano de
mente después de diez años de gobierno de Carlos I sin Parla­ 1641). Esto no sólo fue la venganza de la aristocrada y la gentry,
mento, cuando d rey, para derrotar a los escoceses en 1639, soli- excluidas políticamente durante largo tiempo; la ejecudón delan­
dtó, en contra de sus principios, d apoyo d d Parlamento. Car­ te de una multitud apasionada fue, predsamente, una demostra-
los I, como íey^de Escocia, había intentado con Laúd introducir dón de la nueva fuerza política del Parlamento a la que no podía
d sistema episcopal anglicano y con ello lograr d sometimiento de renunciar ni frente al rey ni frente al pueblo. A continuación
Escocia a su gobierno absolutista. Cuando ante esta situadón los serían suprimidas las principales institudones de la corona, como
presbiterianos escoceses, conjuntamente con los aristócratas, no la Court of Star Chamber y la Court of Higb Commission, las
menos amenazados por d rey, se dispusieron a resistir mediante aduanas serían puestas bajo control del Parlamento y el odiado
d Covenant, Carlos I intentó atacar por la fuerza, pero como sin ship money sería dedarado ilegal. Dedsiva a largo plazo para la

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reafirmación de la oposición fue la Triennal Act, según la cual la totalidad de la Cámara Baja había votado a favor de la recu­
el Parlamento debía ser convocado cada tres años y al rey no le sación contra Strafford, la Grand Remonstance (1641) sólo se apro­
estaba permitido disolverlo sin la aprobación de éste. Con ello se bó por escasa mayoría. Finalmente, durante la guerra civil, el
consiguió una importante premisa para la independencia política 43 % de los representantes de la Cámara Baja estarían de nuevo a
parlamentaria. favor del rey como garantía del orden.
El ataque del Parlamento no habría tenido seguramente tanto La división cada vez mayor en partidarios y adversarios del
éxito de no haber contado la oposición con el apoyo decisivo de rey no debe ser considerada a la ligera como debida a posiciones
la población londinenseU7. Aquí existían ya desde hacía tiempo sociales diferentes o a intereses políticos basados en diferentes
fuertes protestas y, sobre todo, revueltas contra la política ecle­ formaciones sociales. En ambos bandos encontramos por igual re­
siástica del rey. La unión de los políticos parlamentarios con la presentantes de la aristocracia, la gentry y la burguesía, e incluso
oposición extraparlamentaria fue el factor decisivo tanto para la comerciantes y juristas, si bien los partidarios del rey eran por
radicalización de la resistencia como para el éxito frente al rey. término medio diez años más jóvenes. Aun cuando no se pueda
Primeramente fueron solamente las clases medias y bajas las que hacer una clasificación simplista, por un lado porque sólo una
con peticiones, manifestaciones y otras acciones reforzaron a los activa minoría tomaba las oportunas decisiones, mientras que la
parlamentarios de la oposición, mientras que las autoridades muni­ mayoría en general quería evitar la guerra civil, y por otro porque
cipales estarían, hasta el comienzo de la revolución, de parte del la pertenencia a un partido estaba motivada casi exclusivamente
rey. Pero a medida que el puritanismo encontrara más adeptos por criterios locales, existen efectivamente algunas diferencias que,
y el Parlamento consiguiera imponer sus exigencias, la administra­ por lo menos a largo plazo, fueron de importancia. Mientras que
ción de la ciudad de Londres sería ocupada (1642) por fuerzas pu­ los realistas tenían sus fortalezas en el norte y en el oeste, y por
ritanas radicales. Con la movilización de la población londinense, tanto sobre todo en las regiones agrícolas, el Parlamento encon­
que pronto, junto con el Committee of Public Safety, representa­ traba su apoyo en el sur y en el este del país, donde predo­
rían la salvaguardia militar del Parlamento, el conflicto entre éste y minaban la industria y el comercio. También el puritanismo,
la corona adquirió una nueva dimensión. La revolución ya no sería que en general respaldaba al Parlamento, reclutaba sus activos
por más tiempo una cuestión de las clases dirigentes tradicionales, partidarios entre las clases medias de la industria y la agricultura.
sino que todo el pueblo comenzaría a tomar parte en ella. Así pues, no se puede atribuir a las contradicciones sociales la
A pesar de que el rey tenía que cumplir todas las exigencias función de desencadenantes de la guerra civil, pero en el fondo
del Parlamento, no se daba por vencido. Estaba tan poco dispuesto determinaban el clima político cada vez más tenso, por lo menos
a un compromiso como el Parlamento y esperaba que el tiempo cuando los levellers anunciaron su programa político.
trajese una solución. Después de no haber podido evitar la eje­ Con la creación de un partido realista, el conflicto armado era
cución de Strafford, proyectó un golpe de Estado, pero los rumo­ inevitable. El hecho de que el Parlamento, tras los éxitos iniciales
res sobre ello aumentaron considerablemente la desconfianza de del rey,i lo decidiera a su favor con ayuda de los escoceses, se
los parlamentarios. Todavía más desafortunado fue el intento de debió esencialmente a la nueva política financiera del Parlamento,
encarcelar a cinco parlamentarios de la oposición, entre ellos al que permitió conseguir el dinero suficiente para pagar a las tro­
portavoz de la Cámara Baja, Pym. La consiguiente respuesta de pas. El ejército creado por el Parlamento, el New Model Army,
Pym (Grand Remonstrance de noviembre de 1641), en la que sería un importante instrumento de la revolución, al que el rey
enumeró claramente todos los errores de la política real, expuso no tenía nada que pudiera oponerle “ . La fuerza del ejército resi­
las reivindicaciones políticas del Parlamento y solicitó un sínodo día en el fervor religioso y en la férrea disciplina de sus soldados,
nacional y una nueva constitución eclesiástica, sería hecha pública así como en las posibilidades de ascenso de cualquiera que fuese
antes de que el rey pudiera reaccionar, y tuvo una gran resonan­ puritano y tuviese la necesaria capacidad. El ejército, con sus
cia entre la población, incluso fuera de la capital. 22 000 hombres, se formó en principio a partir de antiguas uni­
Con la radicalización de la posición parlamentaria y la consi­ dades, estaba financiado por el Parlamento y fue dotado de un
guiente huida del rey de Londres, el Parlamento se transformó nuevo estado mayor que bajo la dirección de Oliver Cromwell
decisivamente. Dado que muchos sólo querían corregir los errores pretendía la total victoria militar sobre las tropas reales. Con la
anteriores y temían que la politización popular desembocara en reorganización del ejército en 1645, se produjo un nuevo fraccio­
una amenazadora anarquía, se creó un partido realista. Si en 1640 namiento del Parlamento que, a pesar del gran sifinificado de las

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cuestiones religiosas, no estaba motivado por las contradicciones La ejecución del rey fue sin duda ti punto culminante de la revo­
entre presbiterianos e independientes, sino por los diferentes lución inglesa, pero deseado sólo por una minoría. Pareció nece­
objetivos políticos. Mientras que el partido de la paz —en general saria dada la intransigencia del rey, pero fue una pesada carga
compuesto por presbiterianos— estaba dispuesto a un compromi­ para la corta historia de la república inglesa. Solamente los puri­
so con el rey para acabar con la guerra civil, el partido de la tanos radicales celebraron la ejecución y la saludaron como el cum­
guerra, cuyo portavoz pronto sería Cromwell, exigía la capitulación plimiento de la voluntad divina y el comienzo de una nueva era
incondicional del rey, aunque para ello hubiera que movilizar a la de la libertad.
población. Su victoria señalaría también el destino del rey, que La abolición de la monarquía y la proclamación de la república
sería hecho prisionero por el ejército. fueron, ante todo, obra del ejército, que a partir de 1645-46 se
Pero el rey cifraba todavía sus esperanzas en un conflicto entre convirtió cada vez más en la fuerza política decisiva. En su círculo
ingleses y escoceses, así como entre presbiterianos e independien­ surgió un primer programa revolucionario, en relación con los
tes. Mientras que los independientes querían delegar toda la sobe­ enfrentamientos con el Parlamento y también con sus mandos
ranía en las simples comunidades, a costa de cualquier organización superiores y con los independientes, que no sólo cuestionaba la
eclesiástica, los presbiterianos pretendían una Iglesia nacional monarquía sino además los compromisos del Parlamento: el Parla­
presbiteriana, tal como existía en Escocia. Mientras tanto el Par­ mento Largo debía ser disuelto y ser introducido el derecho gene­
lamento ya no controlaba la marcha de los acontecimientos, sino ral § voto para todos los hombres libres de Inglaterra sobre la
que cada vez más era el ejército quien lo hacía o, lo que es lo base de la soberanía popular y, finalmente, el Parlamento debía
mismo, la oposición extraparlamentaria. Cuando el Parlamento, estar sujeto a una constitución superior. Este primer programa de­
controlado esencialmente por presbiterianos, pretendió disolver las mocrático de la historia europea no había surgido de las discu­
tropas al finalizar la guerra civil, el ejército, en el que cada vez siones del Parlamento, sino que nació en la oposición extraparla­
se oían más las voces de los radicales, se opuso. Entre sus propias mentaria de los levellers, que tenían sus portavoces políticos en
el ejército, sobre todo entre los agitadores. La corta historia del
filas, los soldados habían elegido «agitadores* que actuaban frente
movimiento de los levellers, en realidad pequeño pero ruidoso,
a los jefes del ejército como sus portavoces y presentaron claras
«demuestra ejemplarmente las posibilidades y los límites de la revo­
exigencias políticas que intranquilizaron fuertemente al Parlamento
lución inglesa» l3°.
y produjeron movimientos contrarrevolucionarios por parte de los
Incesantemente, a pesar de las maniobras, detenciones y difama­
presbiterianos, no sólo en Londres. Pero cuando el rey, después ciones, los levellers habían difundido su programa político de
de su huida (1647), amenazó con una nueva ofensiva militar, se libertad de conciencia e igualdad de derechos por medio de pan­
produjo rápidamente una reconciliación entre el ejército y el Par­ fletos y enmiendas que, por cierto, fueron rechazadas totalmente
lamento. También la segunda guerra civil finalizaría con la victoria por el Parlamento. Los levellers, y sobre todo su dirigente John
del New Model Army sobre el rey, aliado con la nobleza escocesa. LilburnA estaban en estrecho contacto con las comunidades ecle­
Mientras que el Parlamento moderado todavía confiaba en llegar siásticas libres de Londres, pero se diferenciaban del radicalismo
a un acuerdo con el rey Carlos, aunque fuera a costa de grandes religioso, del presbiterianismo parlamentario y de los independien­
concesiones, en el ejército se impuso el convencimiento, después tes por sus principios políticos de libertad e igualdad, sin embargo
de las últimas maniobras del rey, de que con él no había solución estos principios no iban unidos a exigencias sociales revoluciona­
posible. Con el apoyo del ala radical, el Parlamento abrió un rias. Estas surgieron y fueron propagadas en los círculos de los
corto proceso. El ejército ocupó la capital y limpió el Parlamento diggers «comunistas» formados en torno a G. Winstanley, pero
de todos los enemigos de su política. El llamado Parlamento D e­ sin encontrar resonancia alguna en la población, y sobre todo
purado, con los 231 diputados restantes, resolvió procesar al rey. entre la burguesía, cosa que, temporalmente al menos, habían con­
«Los Comunes de Inglaterra, reunidos en el Parlamento, declaran seguido los levellers londinenses. Estos articularon por primera
que por debajo de Dios, el pueblo es el origen de todo poder vez una clara alternativa liberal democrática a la monarquía, que
justo», anunciaba una resolución del Parlamento“ . Con la ejecu­ iba más allá de cualquier modelo estamental de los que conoce­
ción pública de Carlos I el 30 de enero de 1649 sería eliminada la mos en el continente. No es de extrañar que el Parlamento, los
monarquía. Inglaterra se había transformado en una república, cuya jefes del ejército y la clase dirigente de las zonas rurales se opu­
soberanía se encontraba en manos del pueblo. sieran claramente a las exigencias democráticas, aunque las trans­

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formaciones sodales implídtas en ellas fueran muy reduddas. Una española fueron guerras aviles «naaonales», la guerra de los Trein­
ampliación de los derechos políticos sobre la base de la soberanía ta Años no se quedó en una cuestión interna alemana entre d
popular amenazaba no sólo la posidón prepotente de las antiguas emperador y los Estados imperiales, en la que se vieron necesa­
capas dirigentes, que a pesar de la revolución conservaban sus riamente involucradas otras potencias, sino que desde su comienzo
cargos, sino que hacía temer una revolución sodal que pondría fue un conflicto de dimensiones europeas. Salvo Rusia, todos los
en cuestión todos los privilegios de la élite dirigente. Como a pesar Estados intervinieron de forma directa o indirecta, no sólo para
de todas las influendas propagandísticas realizadas en el seno del aprovecharse de la confrontadón «alemana», sino debido a que en
ejército no sólo no se llegó a una alianza sino que, por d contra­ la guerra de los Treinta Años cu l m i n aro n varios conflictos inter-
rio, en buena medida bajo la influenda de Cromwell, poco des­ narionales, y sobre todo los enfrentamientos entre Francia y los
pués de la ejecución del rey el ejército se retractó de sus objetivos Habsburgo y entre España y los Países Bajos. La guerra de los
revoludonarios, el movimiento de los levellers se derrumbó al Treinta Años fue, en derto modo, «la primera guerra (dvil) gene­
poco tiempo U1. Pero d hecho de que, después de todo, se pro­ ralizada europea» lu.
dujese la abolidón de la monarquía y la instauradón de la repú­ Sin duda la guerra de los Treinta Años giró esendalmente en
blica, se debió tanto a los levellers como al radicalismo religioso, torno a problemas dinástico-políticos, como el sometimiento de
por pequeña que fuese su base popular. Bohemia por los Habsburgo (1618), que «desencadenó» la guerra,
De un movimiento de resistencia estamental a la expansión d d como la «reanudación» de las hostilidades entre los Países Bajos
poder estatal centralizado surgió una oposición parlamentaria que, y España, después de finalizada la tregua en 1621, como la opo-
bajo la influencia cada vez mayor del puritanismo radical, trans­ sidón francesa a la creación de una gran potencia austríaca, o no
formó d Parlamento de una instanda de control d d poder real en en último término, como la expansión de Suecia en el contexto
una institurión popular soberana. Mientras que en d continente, de su conflicto con Polonia (desde 1630). Pero lo que dio a la
en general, en los levantamientos revoludonarios, sólo se llegó a guerra su dureza, su duración y sus consecuencias sociales fue d
una articulación de un intento de reafirmadón feudal, éstos en potencial conflicto sodopolítico que se deducía de la confrontación
Inglaterra se transformaron, bajo unas condiciones políticas, socia­ de dos «concepciones sodales» diferentes m. Se trataba de la re­
les y culturales espedficas, en una autodeterminación democrática afirmación de las libertades estamentales frente a las aspiraciones
d d pueblo. Aunque ya en d interregno aparecieron tendendas absolutistas (los casos más daros son los de Bohemia y los Países
restauradoras, la monarquía constitucional surgida de la Gloriosa Bajos, que deberían ser sometidos de nuevo a la monarquía de
Revolución de 1688, era fundamentalmente distinta d d sistema de los Habsburgo), pero también se trataba de la rdación entre d
los Estuardo. emperador y los Estados imperiales. En ese sentido la guerra de
los Treinta Años culminó, del mismo modo que la revolución
inglesa, en un conflicto entre la sodedad estamental y la monar­
IX. LA GUERRA DE LOS TREINTA AÑOS Y LA CRISIS DEL SIGLO XVII quía^ absoluta U5. Por otro lado se trataba también de la expan­
sión de la base económica de los primitivos Estados modernos en
La guerra de los Treinta Años no representa dertamente un mo­ un momento en que la crisis d d siglo x vn provocaba un endu­
mento dedsivo en la historia alemana, pero sí un período signifi­ recimiento d d conflicto tanto entre el pueblo y la nobleza como,
cativo de ésta, y por encima de ello, en d desarrollo político y sobre todo, en d seno de las mismas clases dirigentes, motivado
sodo-económico de Europa. Mientras que la revoludón inglesa por el reparto de unos recursos cada vez más mermados. Los
trajo consigo la transformación del reino en una república y en Habsburgo, es decir España, no podían prescindir de los benefi­
Francia la victoria sobre la Fronda reforzó la monarquía absolu­ cios que tanto Bohemia como los Países Bajos les proporcionaban;
tista, la guerra de los Treinta Años aceleró y marcó la transfor- Suecia buscaba sobre todo con la expansión política por la zona
madón de los Estados imperiales en Estados independientes y con dd Báltico la soludón de sus problemas económicos. «La guerra
ello sentó las bases de un nuevo sistema de Estados en Europa de los Treinta Años fue pues un conflicto político que surgió de
las contradicciones de la complicada situación socioeconómica.» 136
El análisis de la guerra de los Treinta Años está marcado por con­ La guerra de los Treinta Años figura también sin duda entre
siderables juidos erróneos: a diferenda de la revoludón inglesa, los conflictos armados de comienzos de la Edad Moderna en los
así como de la Fronda francesa, que a pesar de la intervendón que, al igual que en la guerra d vil francesa d d siglo xvi, se lu-

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chaba esencialmente por la libertad confesional religiosa iniciada y muchas zonas no vieron jamás al enemigo. Pero la miseria no
estuvo motivada solamente por las consecuencias inmediatas de
con las actividades de la Iglesia católica contra la Reforma a prin­
la guerra, sino también por las contribuciones arrancadas por me­
cipios del siglo x v iii . Los partidos de la Liga y de la Unión fue­
dio de la violencia, los saqueos llevados a cabo por los soldados
ron, como alianzas político-confesionales, un resultado de la ofen­
que no habían cobrado sus pagas y la explotación fiscal por parte
siva contrarreformadora dentro del Imperio, que ponía en cues­
de los Estados participantes en la contienda. Pero los súbditos
tión la paz religiosa de Ausburgo. Las intervenciones españolas
españoles o franceses no sufrieron menos estas consecuencias, ya
eran justificadas de forma confesional y religiosa, al igual que la
que también financiaron la guerra. Muchas de las protestas que
expansión sueca; si Gustavo Adolfo se presentaba como el salva­
tuvieron lugar aquí en estus países entran dentro del contexto de
dor del protestantismo alemán, también España combatía en todas
la guerra de los Treinta Años. El hundimiento económico ale­
partes, sin compromisos, por la reimplantación de la Iglesia cató­
mán que se observa durante la guerra de los Treinta Años, y
lica, respondiendo a sus pretensiones de dominación universal.
sobre todo después de ella se había iniciado ya en el último ter­
La religión fue la base más fuerte de legitimación de las preten­
cio del siglo xvi y solamente se vería agravado por la guerra
siones de dominación universal tanto por parte católica (España,
El retroceso de la industria, y especialmente de la minera, fue
Austria) como por parte protestante (Suecia, Inglaterra), así como
unido a la dislocación del comercio internacional, del que se
el medio más efectivo para la movilización del pueblo, sobre todo
había beneficiado particularmente el sur de Alemania, y al des­
entre los protestantes que se encontraban a la defensiva, los cua­
plazamiento del centro de gravedad económico del sur al noroeste
les en los Habsburgo (España) combatían la preponderancia del
de Europa. La guerra de los Treinta Años impidió el desarrollo
catolicismo, o del Anticristo. A pesar de ello el conflicto armado
de muchos movimientos culturales, pero la llamada pobreza espi­
no surgió por motivos específicamente confesionales, ni estuvo
ritual de Alemania en el siglo xvn no fue tampoco una conse­
predominantemente orientado hacia objetivos político-religiosos.
cuencia inmediata de la guerra. Al contrario, mientras que preci­
Al contrario, en la guerra de los Treinta Años no se produjo una
samente en la segunda mitad del siglo xvi la vida intelectual pa­
unión entre política y religión como en la revolución inglesa. No
recía paralizarse bajo la presión de los enfrentamientos entre la
sólo fue Richelieu el que se propuso separar política y religión,
Reforma y la Contrarreforma, durante la guerra el arte, la litera­
o sea subordinar claramente las fuerzas religiosas a las político-
tura y las ciencias alemanas conocieron un período de considera­
estatales, de modo que no tuvo ningún reparo en aliarse con el
ble florecimiento (Schütz, Grimmelshausen, Gryphius, Bohme, Ke-
protestantismo alemán en contra del emperador católico: tam­
pler). Así pues la guerra de los Treinta Años no representa una
bién Suecia intentó salvar la Reforma en Alemania con ayuda de
ruptura ni en el desarrollo cultural y económico, ni en el estatal
la católica Francia. Incluso el Edicto de Restitución de 1629 no
y p o l í t i c o P r o c e s o s cuyos comienzos se remontan al siglo xvi
perseguía en primer lugar objetivos eclesiásticos y religiosos, sino
conocieron como máximo un endurecimiento, por ejemplo la secu­
políticos, ya que reforzaba la posición católica imperial. Cierta­
larización de la política y el Estado, los esfuerzos de los territo­
mente, en un principio los conflictos de índole religiosa o confe­
rios alemanes por independizarse de la supremacía del emperador
sional desempeñaron un papel (sobre todo en la monarquía de
y la hegemonía francesa a costa de España.
los Habsburgo), pero el hecho de que la guerra discurriese sin
el apoyo del papa, e incluso que la paz de Westfalia se acordase
La guerra de los Treinta Años no comenzó realmente con la
sin él, demuestra que la guerra de los Treinta Años no fue una
Fronda de la nobleza bohemia. Antes de ella tuvieron lugar tres
guerra religiosa. Ningún acontecimiento ha contribuido tanto a la
conflictos que anunciaban amenazadoramente la futura marcha
secularización de la política como esta guerra, librada no pocas
hacia la guerra.
veces en nombre de Dios. Principalmente se trataba de la distri­
Por un lado se produjo una formación de alianzas confesio­
bución del poder político-económico en Europa central.
nales, motivadas por el endurecimiento de la política confesional
Las consecuencias económicas, sociales y culturales de la guerra
del imperio, que dejó casi sin actividad al Parlamento (Reichstag).
de los Treinta Años fueron desoladoras para Alemania. Zonas
A la fundación de la Liga protestante bajo la dirección del Pala-
enteras quedaron destruidas y el retroceso demográfico no sería
tinado electoral, respondieron los católicos con la Unión, que cons­
recuperado hasta el siglo xvm . Sobre todo sufrieron los campe­
tituyó el duque de Baviera — pero sin Austria— como rígido bas­
sinos, pero también los habitantes de las ciudades, a pesar de
tión antiprotestante.
que los escenarios de la guerra cambiaron con mucha frecuencia

372 373
El enfrentamiento político-confesional alcanzó su primer punto los estamentos austríacos y moravos, los sublevados fundaron una
culminante con la disputa por la herencia de Qéveris-Jülich-Berg, confederación estamental que, siguiendo el ejemplo indirecto de los
Sajonia, Brandemburgo y Neoburgo, cuando intervino el empera­ Países Bajos o la república suiza, no pretendía abolir la monar­
dor y finalmente Francia. Se formó entonces la constelación polí­ quía, pero sí exigía todos los derechos de soberanía en el país,
tica que determinaría la guerra de los Treinta Años. La guerra en el sentido de una república estamentalul. Fernando II fue
sólo fue evitada debido a que Francia amenazó al emperador (y depuesto, y el jefe de la Unión, el calvinista Federico, elector del
se quedó en eso porque Enrique IV fue asesinado en 1610) y Palatinado, fue elegido rey. De su persona se esperaba ganase el
el conde palatino de Neoburgo se convirtió al catolicismo, con respaldo internacional para la independencia de Bohemia. Pero se
lo que la división de la herencia entre Brandemburgo y Neoburgo produjo un contragolpe del que Bohemia ya no se llegaría a recu­
contó con la aprobación de los otros partidos. perar, que no sólo le costaría su total independencia estamental,
Igualmente conflictiva era, finalmente, la situación interna de sino que acabaría con este movimiento también en Austria y trae­
los Habsburgo, que se había producido por la política austríaca ría consigo la entrada de fuerzas extranjeras en el conflicto. Mien­
después de que fuera depuesto Rodolfo II ( 1 6 1 1 ) Matías sería tras que Bohemia se quedaría aislada y la Unión se derrumbaría
elegido rey de Bohemia y emperador del Sacro Imperio Romano, lamentablemente, la Liga católica, bajo la dirección de Baviera,
pero no tuvo éxito en la solución de los problemas confesionales derrotaría a los bohemios en la batalla de la Montaña Blanca
y además no dejó descendencia. Entre las considerables protestas (1620). Un proceso desconocido hasta entonces sería la consecuen­
de los bohemios, que por primera vez proyectaban la transforma­ cia. X os principales conspiradores serían ejecutados o expulsados
ción de su país en una monarquía electiva, y también de España, del país y sus propiedades confiscadas, o entregadas a los leales
a la que le habían sido prometidos los territorios de los Habsbur­ al Imperio, en su mayor parte católicos extranjeros. Bohemia no
go en Alsacia, fue elegido Femando II, rígido partidario de la sólo sería catolizada por la fuerza, sino que perdería todas las
Contrarreforma. En su programa político, que era una mezcla de libertades estamentales, incluso el derecho a un Parlamento propio
catolicismo riguroso y pretensión absolutista de poder, se encon­ y la recaudación de impuestos.
traba ya implícito el futuro conflicto que desembocaría en la gue­ La victoria sobre Bohemia reforzó rápidamente la posición de
rra de los Treinta Años. las potencias que practicaban centralmente una política contrarre-
formadora y suscitó pretensiones que conducirían a una veloz
El levantamiento de Bohemia, con el que en general se relaciona extensión de la guerra por todo el centro de Europa. El empera­
el comienzo de la guerra de los Treinta Años, fue una revuelta dor, con la derrota del movimiento estamental en los territorios
típica de la nobleza contra la integración en el área de poder de hereditarios austríacos, forzó la construcción de un régimen abso­
los Habsburgo, comparable al levantamiento catalán Adquirió lutista contrarreformador y sentó las bases para la monarquía
su dureza no sólo por la contradicción confesional-religiosa (Bohe­ absoluta de los Habsburgo en el sur de Europa. La Liga católica,
mia era protestante mientras que la casa real era católica), sino que esencialmente había asegurado la posición imperial, aprovecha­
también por su relación con los estamentos de toda la monarquía ría la situación sobre todo en beneficio de Baviera, ocuparía el
de los Habsburgo, que ya habían negado en 1619 a Fernando su Palatinado, rompería la Unión y avanzaría hacia el noroeste de
juramento de fidelidad evocando la soberanía popular «calvinis­ Alemania, lo que haría temer a los príncipes del norte por sus po­
ta». El conflicto entre Bohemia y los Habsburgo duraba ya tiem­ sesiones y sobre todo irritaría a Suecia y Dinamarca. Del mismo
po, y a pesar de las concesiones de Rodolfo II la situación no modo, esto estimularía a España a no prolongar la tregua con los
se apaciguó. También hubo levantamientos campesinos, pero éstos Países Bajos del Norte, que expiraba en 1621, y así someter a los
no desempeñaron ningún papel en el enfrentamiento con Austria. Estados Generales a la monarquía universal1U. España no había
Los señores de Bohemia se distanciaron de los campesinos por lo renunciado, bajo la dirección del conde duque de Olivares, a su
menos tanto como el rey. Con la llegada al gobierno de Fernando, sueño de la monarquía universal, y más teniendo en cuenta que
cuyas creencias religioso-políticas representaban un reto para Bohe­ durante el tiempo de la tregua había presenciado el ascenso de
mia, los rebeldes bohemios constituirían, después de la famosa Holanda a la categoría de primera potencia marítima europea.
defenestración, un Parlamento. También se formaría un gobierno Madrid y Viena trabajaban en estrecha colaboración, sin que por
de treinta miembros y se reuniría un ejército, lo que representaba ello los objetivos bélicos españoles fueran apoyados activamente
la ruptura total con los Flabsburgo. Después de tomar contacto con por el imperio. También los Estados Generales se decidieron

374 375
por la reanudación de la guerra, movidos por sus aspiraciones de
independencia y por la expansión de sus posesiones en ultramar. Wallenstein consiguió un ejército grande y potente, que pronto
Las compañías comerciales desempeñarían un papel considerable. sería el terror de los territorios ocupados y conseguiría conquistar
Las Provincias Unidas se transformaron en el centro de la resis­ para el emperador todo el norte de Alemania, Brandemburgo,
tencia protestante contra la casa de los Habsburgo y surgió una Mecklemburgo, Pomerania y Jutlandia. Wallenstein sería recom­
«internacional calvinista», que en el fondo perseguía esencialmente pensado por sus victorias con el ducado de Mecklemburgo, alcan­
intereses económicos. Holanda había monopolizado el comercio zaría el rango de príncipe imperial y sería nombrado «almirante
español con la zona del Báltico y construido su imperio de ultra­ del mar océano y báltico». A pesar de que los Habsburgo mostra­
mar con la piratería a costa de Portugal y España, de tal modo ban interés por el dominio del Báltico, no en último término para
que el conflicto entre España y Holanda se extendió por todo el presionar a Holanda, la idea se quedó en un sueño a corto plazo.
mundo, y envió influyentes consejeros y técnicos militares, inde­ Con el fin de evitar un entendimiento entre Suecia y Dinamarca,
pendientemente de toda consideración confesional, a Dinamarca, que se veían amenazadas por el avance de Wallenstein, el empe­
Suecia y Wallenstein (de W itte)143. La industria armamentista de rador firmaría la paz con Cristián de Dinamarca en Lübeck en
comienzos de la Edad Moderna estaba casi exclusivamente en 1629, por la que éste conservaría todos sus territorios, pero ten­
manos de los holandeses. El intento de España de derrotar a dría que anular todos sus pactos con los príncipes alemanes
Holanda tema por tanto pocas perspectivas de éxito y le trajo del Imperio.
importantes derrotas en ultramar. El ataque español preocuparía Como telón de fondo de esta nueva situación de poder, el em­
no sólo a los países protestantes sino, sobre todo, a Francia, que perador decretó, en el mismo año, el edicto de restitución por el
se sentía fuertemente amenazada por el desplazamiento de tro­ que todas las posesiones eclesiásticas que habían sido enajenadas
pas españolas de Italia a los Países Bajos, por el avance de la después de 1555 debían ser devueltas a sus primitivos dueños.
Liga católica en el noroeste de Alemania y, poco más tarde, por Detrás de este edicto se encontraban, sobre todo, los intereses
la expansión del poder imperial bajo Wallenstein. de los Habsburgo y de los Wittelsbach en los territorios de los
El emperador conseguiría en Alemania unos poderes como no príncipes alemanes del Norte. Pero con el avance de la restaura­
se conocían desde hacía tiempo. Mientras que el ejército de la ción católica hada el norte de Alemania, el emperador susdtó una
Liga avanzaba por el norte de Alemania y las tropas españolas resistencia con la que no había contado; no sólo la de los prín­
amenazaban a los Países Bajos, lo que provocaría la entrada en la cipes protestantes del imperio, sino también la de los católicos,
guerra de Dinamarca, se formó, junto con el ejército de la Liga, que no aceptaban semejante aumento del poderío imperial. Se
un ejército imperial bajo la dirección del noble bohemio Wallen­ formaría, por primera vez, una oposidón estamental dentro del
stein, que influiría decisivamente sobre la marcha de la guerra, Imperio que introduciría un cambio en la guerra, en el sentido
así como en las relaciones entre los Estados imperiales y el empe­ de que se abriría un conflicto entre la Liga y el emperador que
rador. Wallenstein era un condottiere sin escrúpulos, que había proveería la entrada de Suecia y Francia en la guerra. Un éxito
conseguido fama y dinero empleando toda clase de medios a su al­ de laVesistencia de los Estados imperiales fue el hecho de hacer
cance; era más un gran empresario que un general al servicio depender la elección del hijo de Fernando como emperador del
del emperador 144. Con métodos completamente nuevos organizaría Sacro Imperio Romano de la destitudón de Wallenstein y de la
el mayor ejército mercenario de comienzos de la Edad Moderna, reducción de las tropas imperiales en el encuentro de los electo­
con 100 000 hombres en números redondos. Fernando lo apoyaba res en Ratisbona en 1630. Fernando sacrificó efectivamente a su
en todo, debido a que no suponía una carga para las arcas impe­ general y a su ejérdto, y eso precisamente en el momento en que
riales. Para la financiación de la guerra, Wallenstein utilizó sus Gustavo Adolfo de Suecia desembarcaba con su ejército en Pome­
propios recursos, construyendo en sus territorios un «Estado mo­ rania ocddental, y en poco tiempo no sólo conquistaría el norte
delo» con una industria militar propia, tomó prestadas sumas de Alemania sino que daría un nuevo impulso al protestantismo
considerables de dinero en todos los centros financieros impor­ alemán.
tantes de Europa, y sobre todo, partió del principio de que la
guerra debe sustentar a la guerra, lo que significaba que los terri­ La intervendón activa de potendas extranjeras como Sueda y
torios ocupados, sin ninguna clase de contrapartida, debían sumi­ Francia determinó a largo plazo el derrumbamiento de la coalición
nistrar la soldada, el alojamiento y la manutención. De ese modo de los Habsburgo; mientras que la potencia militar sueca sería la
que deddiera la marcha de la guerra, la diplomada francesa en­
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377
cauzaría las acciones puntuales en su provecho propio, en el sen­ hicieron, por otra parte, mucho más realistas, buscando solamente
tido de una total liberación de Francia de la prepotencia de los seguridad para su propio país y una indemnización por parte de
Habsburgo. Gustavo Adolfo, político y general de gran persona­ los príncipes protestantes protegidos por ellos. La forma volunta­
lidad, conseguiría librar en poco tiempo a Suecia de la depen­ riosa y comprometida de llevar la guerra por parte de Gustavo
dencia de Dinamarca y Polonia, junto con la nobleza introduciría Adolfo respondía en muchos puntos a la política francesa, la
una modernización de la administración y con ayuda de empresa­ segunda potencia extranjera que de forma fundamental determi­
rios de los Países Bajos construiría una industria armamentista naría la última época y el final de la guerra. Francia era el cen­
propia, de tal modo que estaba bien preparado para la entrada en tro de la coalición anti-Habsburgo y practicaba una hábil política
la guerra centroeuropea HS. Las protestas campesinas en su propio diplomática, encaminada a la eliminación de sus enemigos polí­
país le turbaban tan poco como el miedo de los príncipes protes­ ticos, esto es, de los príncipes imperiales y del emperador, para
tantes del norte de Alemania a perder su libertad. Sin duda, la lo cual los sobornos desempeñaron por primera vez un papel
amenaza a los intereses suecos que representaba el avance de primordial, según la conocida divisa de Richelieu: «Es un signo
Wallenstein desempeñó un papel en su entrada en la guerra; de extraordinaria previsión y claro conocimiento político haber
también deseaba realmente Gustavo Adolfo salvar al protestan­ contenido durante diez años al enemigo del Estado de Vuestra
tismo del avance del catolicismo, pero, sobre todo, se trataba de Majestad simplemente echando mano a la bolsa, sin tener que
crear un dominium maris Baltici, un gran Imperio del Báltico recurrir a las armas, sólo por medio de una política de alianzas,
para cuya construcción Suecia ya había conquistado Livonia y Pru- para entrar en la guerra abierta por primera vez ahora, porque
sia. A toda la coalición anti-Habsburgo le interesaba que Suecia las fuerzas de nuestros aliados ya no son suficientes.» 147
firmase rápidamente un alto el fuego con Polonia y se dirigiese Al igual que Suecia, Francia había seguido con atención el nue­
contra el emperador, para lo cual Gustavo Adolfo solicitaría el vo ascenso del poder imperial. Pero hasta 1629-30 estuvo atada
apoyo total del parlamento sueco. El ejército que formó en Ale­ por los enfrentamientos con los hugonotes y los aristócratas. En­
mania se componía sólo en una pequeña parte de suecos; con los tonces firmaría, por un lado, un pacto con Holanda, intervendría
beneficios de las aduanas del Báltico y de las exportaciones de en Italia y apoyaría económicamente a Suecia y Baviera, y por
cobre y la ayuda económica francesa formó un ejército equiva­ otro ampliaría sus fronteras por el este con la ocupación de Lo-
lente al de Wallenstein, que dominaba las nuevas tácticas espa­ rena y Alsacia. Francia intervendría abiertamente en la guerra en
ñolas y holandesas y utilizó por primera vez una fuerte artillería 1635, después de que el emperador derrotara a los suecos en
de c a m p a ñ a C u a n d o Gustavo Adolfo desembarcó en Pomera- Nórdlingen. De todos modos se orientaría sobre todo contra Espa­
nia occidental, la Alemania protestante volvió a concebir de nue­ ña y por ello solamente estaría interesada en las negociaciones de
vo esperanzas, a pesar de que los príncipes protestantes temían paz, cuando España, por la pérdida de Portugal y el levantamiento
por su libertad y por ello solamente se pusieron detrás de Gustavo catalán, se hubiera debilitado considerablemente. Francia perse­
Adolfo de forma forzada. Después de su victoria sobre el ejército guía pajo Richelieu y su sucesor un objetivo claro. La conquista
de la Liga (1631) quedó abierto el paso hacia todo el sur de Ale­ de territorios sólo desempeñaba un papel secundario. Con diver­
mania. Mientras que Francia instaba a marchar sobre Viena, los sos pactos y ataques intentaba romper, utilizando pocos medios
suecos saqueaban Baviera, que a su vez estaba aliada con Francia propios, el bloque católico en Alemania y enfrentar contra el em­
en contra del emperador. Los objetivos exactos de Gustavo Adolfo perador a los Estados imperiales con el apoyo de Suecia. Para ello
con esta guerra son desconocidos; seguramente pensaba en una era decisivo destruir la posición prepotente de los Habsburgo en
importante expansión territorial por el Báltico y en un sistema Europa y establecer la hegemonía francesa sobre la base de una
federal de Estados protestantes bajo la dirección sueca. Este sueño extensa red de pactos. El hecho de que Francia, a pesar de las
sería truncado por la muerte de Gustavo Adolfo en la batalla de enormes dificultades internas, pudiera perseguir consecuentemente
Lützen en 1632. sus objetivos, se debió a la dureza y a la política de guerra rea­
A pesar de que los suecos, en los posteriores acontecimientos, lista de Richelieu. Con el rápido avance de Gustavo Adolfo y la
fueron debilitados e incluso derrotados por las tropas imperiales creciente intervención de Francia, se modificaría la posición de
en Nórdlingen en 1634, lo que condujo al derrumbamiento de la fuerza del emperador, pero Fernando no se daría por vencido a
federación protestante, siguieron siendo hasta la finalización de la pesar del reforzamiento de la coalición anti-Habsburgo. Ya había
guerra un factor significativo de poder. Sus objetivos bélicos se sido un error disolver el ejército de Wallenstein en el momento

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en que los suecos desembarcaban por intereses dinásticos, pero sabía dónde estaban los frentes o qué objetivos se perseguían, el
resultó aún más problemático, después del avance de Suecia hacia potencial militar estaba ya agotado y la miseria crecía, además de
el sur de Alemania, entregar de nuevo el mando supremo del que todos los países participantes tenían enormes conflictos polí­
ejército imperial a Wallenstein. Porque con el nuevo ejército el ticos intemos, aumentó en todas partes el deseo de paz.
imprevisible general pronto perseguirla intereses propios. Su com­
portamiento y su táctica faltos de transparencia, que entregarían a La paz de Westfalia tiene unos antecedentes largos y complicados.
los suecos el sur de Alemania y finalmente conducirían a su des­ Las primeras negociaciones de paz se habían iniciado en 1630-31,
titución y asesinato (1634), se entendió durante mucho tiempo y en 1636 enviados españoles, franceses, imperiales y daneses vol­
como la preparación de una gran acción política. Es indudable vieron a entrar en contacto. Los más interesados en una pronta
que Wallenstein tenía proyectos antiimperiales y era un traidor, solución pacífica eran los príncipes imperiales y los menos los
pero su condición de condottiere le daba pocas posibilidades de franceses, ya que éstos buscaban la derrota total española y por
actuación política personal. «No existía ninguna posibilidad de ello empleaban todas sus fuerzas en hostigar una y otra vez a
instaurar en 1634 en el imperio una dictadura militar, fuese cual sus aliados, y sobre todo a Suecia. Cuando, finalmente, tuvieron
fuese su f o r m a . » A pesar de sus dotes como organizador, no lugar en 1644 las primeras conversaciones entre Suecia y Francia,
es posible una comparación entre Wallenstein y Richelieu o la guerra continuó con más dureza que hasta entonces, ya que
Cromwell. cada cual quería mejorar su posición negociadora, a pesar de que
El golpe que Wallenstein había dado a la causa del emperador todos los Estados buscaban una paz segura y duradera. Para en­
quedó mitigado por la victoria inesperada y aplastante que en tonces estaba ya claro que la paz sólo se podía firmar con la
el mismo año el ejército imperial consiguió sobre los suecos en colaboración de los Estados extranjeros y que con ello deberían
Nordlingen. Los príncipes protestantes abandonaron de nuevo a ser resueltos tanto los problemas confesionales como los político-
los suecos, la influencia imperial aumentó y con Sajonia se firmó constitucionales del Imperio “ .
una paz en 1635 en Praga que entre otras cosas preveía para Cuatro años durarían las negociaciones hasta que los tres gru­
todo el Imperio una amplia reforma militar bajo el control supre­ pos: el emperador, Francia y Suecia, con sus respectivos aliados,
mo imperial, que casi todos los príncipes imperiales se negaron en Münster y Osnabrück, concluyeran en 1648 un tratado de paz
a a p o y a r S e ha sostenido durante mucho tiempo que Femando que fuese justo con todos los intereses.
quería aprovechar su victoria para transformar lo antes posible La paz de Westfalia no fue una obra revolucionaria; en último
el Imperio estructurado en Estados territoriales en una monarquía término, restauraba el status quo de antes de la guerra. En tres
absolutista. Claramente, los Habsburgo intentaban reforzar, como
aspectos fue significativo. En primer lugar, el problema confesio­
ya lo habían hecho en 1630, su influencia en el imperio. Wur-
nal del Imperio quedaría aclarado definitivamente, ya que con el
temberg fue tomada también, pero un análisis exacto de los acuer­
recoiipcimiento de los calvinistas, las confesiones católica y pro­
dos de Praga demuestra que los temores de los príncipes imperia­
les eran infundados. Por el contrario, a pesar de que una y otra testante tendrían igualdad de derechos. Se mantendrían las situa­
vez se invocaba el peligro que corría la libertad de los Estados ciones jurídicas y patrimoniales de 1555 o 1624, al cuerpo cató­
imperiales, sobre todo frente a los ataques de Gustavo Adolfo, lico parlamentario le sería enfrentado, con igualdad de derechos,
Wallenstein o Femando II, en realidad durante toda la guerra de un cuerpo protestante en la Dieta imperial. Todos los organismos
los Treinta Años se manifestó en el Imperio una «tendencia con­ imperiales serían ocupados paritariamente por católicos y protes­
servadora» cada vez mayor, un deseo de mantener, tanto desde el tantes. Tampoco tendría por qué, un país, cambiar su confesión
punto de vista del Derecho constitucional como desde el punto para adaptarla a la de su señor. A la secularización de la política
de vista social, las relaciones anteriores, ya superadas 15°. El fracaso que se había implantado durante la guerra de los Treinta Años
de la reforma militar, unido a la consiguiente entrada de Francia siguió una paz confesional que acabó con la época del confesio-
en la guerra al poco tiempo, puso de manifiesto de hecho que nalismo. No menos decisivas serían las transformaciones o espe­
la confrontación armada se escapaba cada vez más de las manos cificaciones de la constitución imperial. La libertad de los Esta­
de los príncipes imperiales y del emperador y que estaba deter­ dos imperiales sería reforzada, en gran medida a costa del poder
minada no tanto por los «intereses alemanes» como por los de imperial y en interés de las potencias extranjeras. El emperador
las potencias extranjeras. Pero cuando, al poco tiempo, casi nadie perdería el derecho a decidir sobre la paz o la guerra, así como

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en asuntos militares o de política exterior, en favor del parla­ los Treinta Años «representa el punto culminante de las luchas
mento, mientras que los Estados imperiales conservaban la liber­ feudales internas cuya meta objetiva era la reorganización del
tad de establecer alianzas y la volle tus territorii et superioritatis poder político de la nobleza» 1S2. De este modo, la paz de Westfa­
mientras no atentaran contra los intereses del Imperio y el em­ lia no fue una obra revolucionaria que cambiara fundamentalmente
perador. La paz de Westfalia pondría así fin a la larga lucha la estructura sociopolítica de Europa, sino que, por el contrario,
entre el emperador y los Estados imperiales a favor de estos fue un elemento de la nueva organización del poder aristocrático.
últimos. Todos los príncipes imperiales recuperaron la posesión
de sus territorios con algunas pequeñas modificaciones: el Palati-
nado Renano recuperaría su condición de electorado, los Habsbur-
go cederían Alsacia a Francia y Brandemburgo cedería Pome-
rania occidental a Suecia, por lo que sería indemnizada con po­
sesiones eclesiásticas (Magdeburgo y Halberstad entre otras). Fi­
nalmente, el tratado de paz de Westfalia no sólo estaría en vigor
hasta el final del viejo Imperio, siendo con ello marco de actua­
ción obligatorio para todos los Estados imperiales, sino que re­
presentaría precisamente el primer intento de conseguir un orden
pacífico para toda Europa garantizado por las potencias extran­
jeras. Quien a partir de entonces quisiera imponerse y jugar un
papel en la política europea, debería ajustarse a estas normas.
Esto en modo alguno excluía una posición de hegemonía, como
en el caso de Francia, pero exigía la utilización de nuevos me­
dios, sobre todo la diplomacia y la política de pactos.
La paz de Westfalia no debe ser considerada de una forma
aislada, ya que no incluyó una paz entre Francia y España o entre
Suecia y Polonia. La paz de los Pirineos (1659), los acuerdos de
Copenhague (con Dinamarca) y de Oliva (con Polonia) (1660)
han de ser entendidos como complementos necesarios. De esta
forma, en 1660 se puede considerar finalizada la guerra que ha
pasado a la historia como la guerra de los Treinta Años. Sus con­
secuencias son difíciles de explicar detalladamente. Por un lado
están los estragos socioeconómicos en Europa central, que con
frecuencia sólo cien años después serían completamente superados,
las enormes pérdidas humanas, la destrucción de bienes materiales
y, no en último término, el aumento de la vagancia y la mendi­
cidad, que iban unidas esencialmente a la difícil disolución de los
ejércitos y que todavía varias decenas de años después de la firma
de la paz mantendrían la inseguridad por toda Europa central.
Por otro lado está la consolidación de un orden estatal y un
sistema de Estados en el que solamente el mundo de la nobleza,
que había sido el artífice de la paz, tendría peso político. Si a
partir de ahora los movimientos «autónomos» estamentales, bur­
gueses o campesinos, apenas desempeñarían un papel, sino que,
por el contrario, la estructura autoritario-absolutista se reforzaría
cada vez más, entonces se puede decir sin duda que la guerra de

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1584 Asesinato de Guillermo de Orange.
C ronología 1585 Raleigh funda una colonia en Virginia.
1587 Ejecución de María Estuardo.
1588 Destrucción de la Armada Invencible.
1589 Enrique IV, rey de Francia hasta 1610.
1592 Rebelión en Irlanda hasta 1603.
1597 Leyes sobre pobres en Inglaterra.
1598 Edicto de Nantes. Se cierran los almacenes de la Hansa
en Londres. Epidemia de peste en España hasta 1603.
1551 Liga de príncipes de Torgau contra Carlos V. 1600 G. Bruno es quemado por la Inquisición romana. Fun­
1552 Guerra de Carlos V contra Francia, hasta 1556. dación de la Compañía de las Indias Orientales inglesa.
1555 Paz religiosa de Augsburgo. 1601 Revuelta de Essex en Inglaterra. Enfrentamientos fami­
1556 Felipe II, rey de España hasta 1598. liares en la Casa de los Habsburgo.
1558 Isabel I, reina de Inglaterra hasta 1603. 1602 Fundación de la Compañía de las Indias Orientales neer­
1559 Paz de Cáteau-Cambrésis entre Inglaterra, Francia y Es­ landesa. La ciudad del sol de Campanella.
paña, Sínodo general de los calvinistas en París. Publi­ 1603 Jacobo I, rey de Inglaterra hasta 1625.
cación del Index librorum probibitorum. 1605- Conspiración de la Pólvora en Londres. Don Quijote de
1561 Asamblea de príncipes en Naumburgo. Cervantes.
1562 Matanza de Vassy. Comienzo de las guerras de los hugo­ 1606 Guerra de los campesinos en Rusia bajo la dirección de
notes. Promulgación de leyes sobre el trabajo en Ingla­ J. Bolotnikov.
terra. 1607 Conflictos religiosos en Donauwórth.
1563 Construcción de El Escorial (hasta 1584). Fin del Concilio 1608 Fundación de la Unión protestante.
de Trento. 1609 Expulsión de los moriscos en España. Tregua de doce
1564 Maximiliano II, emperador hasta 1576. Muerte de Miguel años entre España y los Países Bajos.. Fundación del Ban­
Angel. Muerte de Calvino. co de Amsterdam. Fundación de la Liga católica. Comien­
1566 Comienzo de la guerra de independencia de los Países zo de los conflictos sucesorios en Jülich-Cléveris.
Bajos (hasta 1609). Fundación de la Bolsa de Londres. 1611 Gustavo Adolfo II, rey de Suecia hasta 1632. Fundación
1568 Rebelión de los moriscos en España (hasta 1571). Ejecu­ de la Bolsa de Amsterdam.
ción de los condes de Egmont y Horn en Bruselas. 1613 Miguel Romanov, zar de Rusia hasta 1645.
1569 Unión de Lublin entre Polonia y Lituania. Muerte de 1614 Ultima sesión de los Estados Generales en Francia. Gue­
P. Brueghel el Viejo. rra civil en Francia.
1570 Excomunión de Isabel I. 1616 Muerte de Shakespeare.
1572 Noche de San Bartolomé. Muerte de Coligny, jefe de los 1618 Defenestración de Praga. Comienzo de la guerra de los
calvinistas. Treinta Años. Sínodo de Dordrecht.
1575 Fundación de la Universidad de Leide. Terminación de la 1619 Fernando II, emperador hasta 1637. Ejecución de Olden-
iglesia jesuíta de II Gesü en Roma. Bancarrota estatal en barneveldt.
España. 1620 Batalla de la Montaña Blanca.
1576 Rodolfo II, sucesor del emperador Maximiliano II hasta 1621 Felipe II, rey de España hasta 1665. Fundación de la
1612. Saqueo de Amberes. Pacificación de Gante. Los Compañía de las Indias Occidentales neerlandesa. Caída
V I livres de la République de Bodin. del canciller F. Bacon.
1577 Segunda vuelta al mundo de F. Drake (hasta 1580). 1622 Fundación de la Congregado de Propaganda Fide. Oliva­
1579 Unión de Utrecht: fundación de la República holandesa. res, principal ministro en España.
1580 Bancarrota estatal en Francia. Portugal español. Essais de 1624 El cardenal Richelieu, principal ministro de Luis X III.
Montaigne. Fundación de Nueva Amsterdam.
1582 Reforma del calendario gregoriano. Fundación de la Aca­ 1625 Carlos I, rey de Inglaterra. Tratado de La Haya entre Di-
demia della Crusca. Comienzo de la conquista de Siberia.
385
384
namarca, Inglaterra y los Países Bajos. Conquista de la N otas
fortaleza hugonote de La Rochelle.
1626 Guerra de los campesinos en la Alta Austria.
1627 Nueva ordenación territorial para Bohemia. Bancarrota
estatal en Francia.
1628 Carlos I acepta la Petition of Rigbts. Capitulación de La
Rochelle.
1629 Guerra de sucesión de Mantua hasta 1631. Carlos I di­
CAP. 1: EL CAPITALISMO PRIMITIVO Y LA EXPANSION EUROPEA
suelve el Parlamento. Edicto de Restitución. Paz de Lü-
beck entre Dinamarca y el emperador. 1 P. C haunu , E u r o p a is c h e K u lt u r im
Z e ita lte r d e s B a ro ck ( 1 9 6 6 ) , p . 2 2 8 ;
1630 Entrada de Gustavo Adolfo en Alemania. Asamblea elec­ cf. ta m b ié n M . Ra sse m /J . Stagl S ta t is tik u n d S ta a tsb e sc h re ib u n g
( c o m p .) ,
toral en Ratisbona. Destitución de Wallenstein. in d e r N e u z e it v o r n e h m lic h im 16. —18. J a h r h u n d e r t ( 1 9 8 0 ) .
1632 Muerte de Tilly. Batalla de Lützen. Muere Gustavo 2 J . B e l o c h , B e v ó lk e r u n g s g e s c h ic h te I ta lie n s , 3 v o l s . ( 1 9 3 7 / 6 1 ) .
3 V é a s e : A . E . I m h o f , E in jü b r u n g in d ie H is to r is c h e D e m o g ra p b ie ( 1 9 7 7 ) ;
Adolfo. ta m b ié n E. P it z , « E n tsteh u n g und U m fa n g s ta t is t is c h e r Q u e lle n in der
1633 Confederación de Heilbronn. Retractación de Galileo. v o r in d u s tr ie lle n Z e it » , e n H Z , p . 2 2 3 (1 9 7 6 ).
1634 Wallenstein es asesinado. Batalla de Nórdlingen. Derrota 4 En g e n e r a l, acerca de la h is t o r ia d e m o g r á fic a de E uropa, cf. R. M o ls,

« D ie B e v ó lk e r u n g E uropas e n E u r o p a is c h e W ir ts c h a fts g e s c h , I I
1 5 0 0 -1 7 0 0 » ,
de Suecia.
(1 9 7 9 ); ta m b ié n E. A. B e v ó lk e r u n g s s tr u k tu r im W a n d e l. M e th o -
W r ig l e y ,
1635 Paz de Praga entre el emperador y el elector de Sajonia. d e n u n d E rg e b n iss e d e r D e m o g ra p b ie ( 1 9 6 9 ) .
Guerra entre España y Francia. Fundación de la Acadé- 5 F . B r a u d e l , G e s c b ic b te d e r Z iv i lis a ti o n ( 1 9 7 1 ) , p . 3 3 .
mie Frangaise. 6 F. K oerner, « D ie B e v o lk e r u n g s z a h l und -d ic h te in M itte le u r o p a zum
B e g in n der N e u z e it» , en F orsch. u . F o r ts c h r itte , p . 3 3 ( 1 9 5 9 ) .
1637 Muerte de Femando II. Discours de la méthode de Des­
7 De v a lo r in f o r m a t iv o , A. H . J o h a n se n , «Z ur d e m o g r a p h is c h e ii E n tw ic k -
cartes. lu n g K a s tilie n s im 1 6 . J a h r h u n d e r t » , e n G e s. A u fs a tz e z u r K u líu rg e sc b .
1639 Rebelión en Normandla. S p a n ie n s, p . 2 9 ( 1 9 7 8 ) .
1640 Rebelión en Cataluña. Convocatoria del Parlamento Largo 8 C h a u n u , E u r o p a is c h e K u ltu r , p . 2 8 3 .
9 E n g e n e r a l , G . F r a n z , D e r D reif3 ig j¿ b rig e K r ie g u n d das d e u ts c b e V o l k
en Londres. Rebelión de Portugal contra el dominio es­ (1 9 4 3 2 ).
pañol. Federico Guillermo, elector de Brandemburgo has­ 10 U n a n á lis is d if e r e n c ia d o lo o fr ece W . v. H ip p e l , « B e v ó lk e r u n g und W ir t-
ta 1688. Muerte de P. P. Rubens. sc h a ft im Z e ita lte r der D r e is s ig j á h r ig e n K r ie g e s . D as B e is p ie l W ü r tte m -

1641 Rebelión de los irlandeses. Ejecución de Strafford en b erg», en Z s. f. h is t. F. 5 ( 1 9 7 8 ; .


11 J . B og, « D a s K o n su m z e n tr u m L ondon und s e in e V e r so r g u n g 1 5 4 0 -1 6 4 0 » , en
Inglaterra. Aceptada la protesta del Parlamento. Fs. F. L ü tg e ( 1 9 6 6 ) .
1642 Guerra civil inglesa. Muerte de Richelieu y Galileo. 12 C h . W i l s o n , D ie F rü c h te d e r F r e ih e it ( 1 9 6 8 ) .

1643 Caída de Olivares. 13 P._Pullan (comp.), C ris is a n d C b a n g e in tb e V e n e tia n E c o n o m y in tb e


1 6 » a n d 17,h C e n tu r ie s ( 1 9 6 8 ) .
1644 Comienzo de las negociaciones de paz en el Imperio.
1 4 C h a u n u , E u r o p a is c h e K u ltu r , p p . 3 3 2 s s . ; t a m b i é n F . B r a u d e l , L a M é-
1645 Fundación del New Model Army. d ite r ra n é e e t le m o n d e m é d ite r ra n é e n 4 l ’é p o q u e d e P b ilip p e I I ( 1 9 6 6 2) .
1646 Fin de la guerra civil inglesa. [ E l M e d ite r r á n e o y e l m u n d o m e d ite r rá n e o e n la ép oc a d e F e lip e I I ,
1647 Levantamientos populares en Sicilia y Nápoles. M é x ic o , fce, 1 9 5 3 .]
15 D . S e l l a , « D i e g e w e r b l i c h e P r o d ü k t i o n i n E u r o p a » , e n E u r o p . W ir ts c b a ft-
1648 Paz de Westfalia. Rebelión de la Fronda en París. sg escb . I I ( 1 9 7 9 ) , p p . 2 3 0 s s .
1649 Ejecución de Carlos I. Rebelión en Irlanda. 1 6 W . A b e l , M a s se n a rm u t u n d H u n g e r k r is e n im v o r in d u s tr ie lle n E u r o p a ( 1 9 7 4 ) .
1 7 E. A . D u t k i n d , I n te r n a tio n a l H is to r y o f C it y D e v e lo p m e n t ( 1 9 6 7 ) .
1 8 A c e r c a d e e s t o s m o v i m i e n t o s m i g r a t o r i o s , c f . C h a u n u , E u r o p a is c h e K u ltu r ,
p . 3 4 0 ; M o l s , D ie B e v ó lk e r u n g E u ro p a s, p p . 3 2 s s . ; F . B r a u d e l , Z iv ilis a ­
tio n , p p . 4 1 s s .
1 9 W . B i c k e l , B e v ó lk e r u n g s g e s c h ic h te u n d B e v ó lk e r u n g s p o litik d e r S c h w e iz
s e it d e m Á u s g a n g d e s M itte la lte r s ( 1 9 4 7 ) .
2 0 C i t a d o p o r F . B r a u d e l , G e s c b ic b te d e r Z iv ilis a tio n ( 1 9 7 1 ) , p . 4 8 4 .
2 1 I b id ., p . 4 9 6 .
2 2 W . A b e l , A g r a r k r is e n u n d A g r a r k o n ju n k tu r ( 1 9 6 6 2) , p . 1 1 5 .
2 3 I b i d ., p p . 1 1 3 s s . ; id ., M a s se n a rm u t u n d H u n g e r k r is e n im v o r in d u s tr ie lle n

386 387
E u ro p a (1974), p p . 17 s s . ; ta m b ié n E . J . H a m i l t o n , A m e r ic a n T re a su re 52 En general, J. K ü l is c h er , A U g e m e in e W ir ts c b a fts g e s c b ic b te d e s M itte la l-
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24 C ita d o p o r G . P a r k e r , « D ie E n ts te h u n g d e s m o d e rn e n G e ld - u n d F in an z - tedra, 1982].
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27 J . v a n K l a v e r e n , E u ro p á isc b e W ir ts c b a fts g e s c h ic h te S p a n ie n s im 16. —17. 54 M addalena, D a s lá n d lic h e E u ro p a , p. 173.
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30 W . A . B o e l c k e , « B á u e rlic h e r W o h ls ta n d in W ü rtte m b e rg E n d e d es 16. e n tw ic k lu n g im 16.-17. J a h r h u n d e r t (1964); D. S a a l f e l d , B a u e rn w irtsc h a ft
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32 * •
E . S c h o l l i e r s , D e L e v e n ss ta n d a a r d in d e X V en X V I E e u w te A n tw e r - deuxiéme servage en Europe céntrale et oriéntale», en R e c b . in t e m . á la
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35 A c h i l l e s , G e tr e id e p r e is e u n d G e tr e id e h a n d e ls b e z ie h u n g e n . 58 E. D o n n e r t , R u fH a n d an d e r S c h w e lle d e r N e u z e it (1972).
36 H . v a n d e r W e e , T h e G r o w th o f th e A n t w e r p M a r k e t I I (1963). 59 S . D. S k a z k i n , D e r B a u e r in W e s te u ro p a w á h r e n d d e r E p o c h e d e s F e u d a ­
37 C ita d o p o r A b e l , M a s se n a rm u t , p . 83. lis m u s (1976).
38 W . N a u d e , D ie G e tr e id e p o litik d e r eu ro p a isc h e n S ta a te n v o m 13. b is z u m
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388 389
und Betriebssystem im ostmitteldeutschen Lelnengewerbe des 16. und 17.
76 H . W ie s e / J . B o l t s, R in d e r b a n d e l u n d R in d e r b a ltu n g im n o r d w e s te u r o -
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(1978) [ L a tr a n s ic ió n d e l fe u d a lis m o a l c a p ita lism o , Barcelona, Crítica,
1 5 0 E h r e n b e r g , D a s Z e ita lte r d e r F u g g e r I I , p . 1 2 ; N . W . P o s t h u m u s , I n -
1977]; P. K r e e d t e / H . M e d i c k / J . S c h l u m b o h m , ln d u s tr ia lis ie r u n g vo r
q u ir y in to t b e H is to r y o f P ric e s in H o lla n d ( 1 9 4 6 ) . d e r ln d u s tr ia lis ie r u n g (1977); H . M e d i c k , «Vom Feudalismus zum kapita-
1 5 1 J . G e n t i l d a S i l v a , R o n q u e e t c r é d it e n I ta l ie a u X V I I • s ié c le , 2 v o ls . listischen Weltsystem. Zur Emeuenmg der ‘Übergangs’-Debatte*, en S o w i
(1 9 6 9 ). 8 (1979); ahora también P. K r i e d t e , S p á tfe u d a lis m u s u n d H a n d e ls k a p ita l
152 J. G. van D il l e n , H is to r y o f tb e P r in c ip a l P u b lic B a n k s ( 1 9 3 4 ) . (1980); R. v a n D ü l m e n , «Formierung der frühneuzeitlichen Gesellschaft in
153 E n g e n e ra l, A . R e i n , D ie e u r o p a is c b e A u s b r e itu n g ü b e r d ie E r d e (1931); Europa. Ein Versuch», en G G 7 (1981).
J . H . P a r r y , Z e ita lte r d e r E n td e c k u n g e n (1963) [ L a . época d e lo s d e sc u ­ 171 Sobre esto, P. H i l t o n , «Eine Krise des Feudalismus», en S o w i 8 (1979);
b r im ie n to s geog rá fico s (1 4 5 0 -1 6 2 0 ), M a d r id , G u a d a r r a m a , 1 9 6 4 ]; F . M a u r o , ahora P. K r i e d t e , «Spatmittelalterliche Agrarkrise oder Krise des Feuda­
L ’e x p a n sió n e u r o p é e n n e 1600-1870 (1967a); J . E n g e l , « E n ts te h u n g d e s frü h - lismus?», en G G 7 (1981).
n e u z e itlic h e n E u ro p a » , e n H b . f . e u ro p . G e sc b . I I I (1 9 7 1 ), p p . 293 s s.; 172 K. M a r x , D as K a p ita l I ( = MEW 23) (1970), p . 743.
J . H . P a r r y , E u r o p a is c b e K o lo n ia lr e ic b e (1972); J . W a l l e r s t e i n , T b e 173 Véase la nueva propuesta interpretativa de J . W a l l e r s t e i n , T b e M o d e m
M o d e m W o r ld -S y s te m (1974); E . S c h u l i n , « D ie v o r in d u s tr ie lle E p o c h e d e r W o r ld -S y s te m (1974);« id ., T b e M o d e m W o r ld -S y s te m I I [ E l m o d e r n o s is­
e u ro p á is c h e n E x p a n s ió n » , e n F s. H a ss in g e r (1977). te m a m u n d ia l, II, Madrid, Siglo XXI, 1984] (1980). Además el com­
154 F . B r a u d e l , « E u ro p a is c b e E x p a n s ió n u n d K a p ita lis m u s 1450-1650», e n pendio de D. S e n g h a a s (comp.), K a p ita lis tis c h e W e ltó k o n o m ie (1979), y la
E . S c h u l i n (c o m p .), U n iv e rs a lg e sc b ic b te (1 9 7 4 ), p . 285. crítica de R. B r e n n e r , «Agrarian Class, Structure and Economic Develop-
155 A . M ü l l e r - A r m a c k , « G e is te s g e s c h ic h te d e r K o lo n ia lp lá n e u n d d e r K o lo - ment in Pre-Industrial Europe», en PP, p. 70 (1976).
n ia le x p a n s io n d e s d e u ts c h e n B a ro c k » , e n id ., R e lig ió n u n d W ir ts c b a ft 174 K. M a r x , D a s K a p ita l I, p. 161.
(1959). 175 B. H. S l i c h e r v a n B a t h , «Landwirtschaftliche Produktivitat im vorin-
dustriellen Europa», en L. K u c h e n b u c h (comp.), F e u d a lis m u s (1977); Zs.
392
393
f in d u X V I I I * » , e n R e v . b is ta r iq u e , p p . 2 4 7 ( 1 9 7 2 ) ; R. M o u s n i e r ( c o m p . ) ,
P. P a c h , D ie u n g a riscb e A g r a r e n tw ic k lu n g im 16. u n d 17. J a b rb u n d e rt
P r o b lé m e s d e s tr a tific a tio n s o d a le (1968).
(1964). W. K u l a , T b é o r ie é c o n o m iq u e d u s y s té m e fé o d a l (1970) [ T eo ría
4 S o b re la s te n d e n c ia s a l e n d u re c im ie n to e n g e n e ra l: R . M o u s n i e r , L e s In s -
e c o n ó m ic a d e l s is te m a fe u d a l, México, Siglo XXI, 1974].
ti tu ti o n s d e la F ra n ce so u s la m o n a rc h ie a b s o lu e 1398-1789 (1974); ta m b ié n
1 7 6 F . F u r g e r , Z u m V e rla g ss y s te m a is O rg a n isa tio n s fo r m d e s F r ü b k a p ita lism u s
R . M a n d r o u , In tr o d u c tio n á la F ra n ce m o d e m e 1300-1640 (1974); J . E n g e l ,
im T e x tilg e w e r b e (1927); K r i e d t e , I n d u s tr ia lis ie r u n g ; también la crítica de
D ie E n ts te h u n g d e s n e u z e itlic h e n E u ro p a » , e n T h . S c h i e d e r (c o m p .), H b .
H. L i n d e , «Proto-Industrialisierung. Zur Justierung eines neuen Leitbegriffs
d . eu ro p . G e sc b . I I I (1 9 7 1 ), p p . 423 s s.; e s p e c ia lm e n te L . S t o n e , T b e
der sozialgeschichtlichen Forschung», en G G 6 (1980).
C r is is o f tb e A r is to c ra c y 1338-1641 (1965) [L a c r is is d e la a ristocracia, M a ­
177 F . B raudel, «Europáische Expansión und Kapitalismus. 1450-1650», en
d r id , R e v ista d e O c c id e n te , 1 9 7 6 ]. P . B u r k e , V e n ic e a n d A m s te r d a m (1974).
E. S c h u l i n (comp.), U n iv e rs a lg e sc b ic b te (1974); W a l l e r s t e i n , T h e M o -
5 G . K l . S c h m e l z e i s e n , F o liz d o r d n u n g u n d P r iv a tr e c b t (1 9 5 5 ), p p . 295 (P o -
d e rn W o r ld S y s te m I; también id ., T b e C a p ita lis t W o r ld -E c o n o m y (1979).
lic e y -u n d K le id e r-O rd n u n g v o n S a c h se n , 1612).
1 7 8 H. K e l l e n b e n z , «Technik und Wirtschaft im Zeitalter der wissenschaft-
6 E n g e n e ra l ( e n tr e o tr o s ) , W . A . B o e l c k e , « W a n d lu n g e n d e r d o r f lic h e n So-
lichen Revolution», en E u r o p . W ir ts c b a fts g e s c b . II (1979); J. S t r i e d e r ,
z ia ls tr u k tu r w á h r e n d M itt e la lte r u n d N e u z e it» , e n F s. G . F ra n z (1967),
S tu d ie n z u r G e s c b ic b te d e r k a p ita lis tis e b e n O rg a n isa tio n s fo r m e n (1914);
p p . 80-103; O . B r u n n e r , « S o u v e rá n itá ts p ro b le m e u n d S o z ia ls tr u k tu r i n d e c
Cl. B a u e r , U n te r n e b m u n g u n d U n te r n e b m u n g s fo r m e n im S p á tm itte la lte r
d e u ts c h e n R e ic h s s tá d te n d e r friih e n N e u z e it» , e n id ., N e u e W e g e d e r V e rfa s-
u n d in d e r b e g in n e n d e n N e u z e i t (1936).
su n g s- u n d S o z ia lg e sc h ic b te (19682); N . E l i a s , D ie b o fis c h e G e s e llsc h a ft
179 Sobre ello, aunque insuficiente, D. C. N o r t h / R . P. T h o m a s , T b e R is e
(19 6 9 ) ; D . S a a l f e l d , « D ie s tá n d is c h e G lie d e r u n g d e r G e s e llsc h a ft D e u ts c h -
o f t b e W e s te r n W o r ld (1973) [ E l n a c im ie n to d e l m u n d o o c c id e n ta l, Ma­
la n d s im Z e ita lte r d e s A b s o lu tis m u s » , e n V S W G 6 7 (1980).
drid, Siglo XXI, 1978]; J. d e V r i e s , T b e E c o n o m y o f E u r o p e in an A g e
7 E n tr e o tr o s , H . A s s e o , « M a r g in a lité e t e x c lu s ió n : le tr a ite m e n t a d m in is tra -
o f C r isis, 1600-1730 (1976); T h . K. R a b b , E n te r p r is e a n d E m p ir e (1967).
1 8 0 M. W e b e r , W irts c b a fts g e s c b ic b te (1923), p . 302.
ti f d e s B o h é m ie n s » , e n P r o b lé m e s s o c io -c u ltu r e ls e n F ra n ce au X V I I I * sié c le
1 8 1 Principalmente, M. W e b e r , D ie p r o te s ta n tis e b e E t b ik , 2 vols. (1973) [L a
(1974); así c o m o M . F o u c a u l t , Ü b e rw o c h e n u n d S tr a fe n (1977) [ V ig ila r y
é tic a p r o te s ta n te y e l e s p ír itu d e l c a p ita lism o , Barcelona, Península, 1979]; ca stig a r, M a d r id , S ig lo X X I , 1 9 7 8 ].
además el compendio en un vol. de C. S e y f a r t h / W . M. S p r o n d e l 8 E n g e n e ra l, J . B l u m , L o r d a n d P e a sa n t in R u s s ia (1 9 6 1 ); E . l e R o y L a d u -
r i e , L e s p a y sa n s d u L a n g u e d o c , 2 v o ls . (1 9 6 6 ); R . H . T a w n e y , T b e A g ra ­
(comp.), R e lig ió n u n d g e s e lls c h a ftlic b e E n tw ic k lu n g (1973); así como el
estudio más antiguo de R. V. T a w n e y , R e lig ió n u n d V r ü b k a p ita lism u s d a n P r o b le m in tb e S ix te e n t h c e n tu r y (1967); J . T h i r s k (c o m p .), T h e
(1946). A g ra ria n H is to r y o f E n g la n d a n d W a le s 1300-1640, I V (1967); O . B r u n ­
n e r , « E u ro p á is c h e s B a u e m tu m » , e n id ., N e u e W e g e d e r V e rfa ssu n g s- u n d
1 8 2 E. T r o e l t s c h , D ie S o z ia ü e b r e n d e r c b r is tlic b e n K ir c h e n u n d G ru p p e n
(ND 1965), pp. 170 ss. S o z ia lg e sc h ic b te (1968a); A . S t r o b e l , A g r a rv e rfa ssu n g im Ü bergang (1972);
G . D u b y / A . W a l l o n (c o m p .), H is to ir e d e la F ra n ce ru ra le I I , 1340-
1 8 3 Un análisis más aproximado en D o b b , E n tw ic k lu n g d e s K a p ita lis m u s.
1789 (1975); G . F r a n z , G e s c b ic b te d e s d e u tsc h e n B a u e m s ta n d e s (1976a);
1 8 4 Véase el sugestivo W a l l e r s t e i n , T b e M ó d e m W o r ld S y s te m I, y también
S. D. S k a z k i n , D e s B a u e r in W e s te u ro p a w a b r e n d d e r E p o c b e d e s Feuda-
id ., «Aufstieg und künftiger Niedergang des kapitalischen Weltsystems.
lis m u s (1976); J . d e V r i e s , T h e D u tc b R u r a l E c o n o m y in tb e G o ld e n A g e
Zur Grundlegung vergleichender Analyse», en S e n g h a a s (comp.), K a p ita -
1300-1700 (1 9 7 4 ); W . S c h u l z e , B a u e rlic h e r W id e r s ta n d u n d fe u d a le H e rr-
lis tis e b e W é ltó k o n o m ie , pp. 31-67.
s c h a ft in d e r fr ü b e n N e u z e i t (1 9 8 0 ); P . B l i c k e ( c o m p . ) , A u f r u b r u n d E m -
1 8 5 W a l l e r s t e i n , T b e M o d e m W o r ld -S y s te m 1, p. 98.
p o ru n g ? (1 9 8 0 ). /
9 C h r . v . G r i m m e l s h a u s e n , D e r a b e n te u e r lic b e S im p lic is s im u s ( 1 9 5 9 ) , p p . 1 5
[ E l a v e n tu r e r o S im p lic is s im u s , B a rc e lo n a , P la z a J a n é s , 1 9 7 8 ] .
CAP. 2 : LA SOCIEDAD ESTAMENTAL Y EL DOMINIO POLITICO 10 G . F r a n z , D e r D re ifiig ja b r ig e K r ie g u n d das d e u ts e b e V o l k (1943); l e R o y
L a d u r i e , L e s p a ysa n s d u L a n g u ed o c.
1 1 B . H . S l i c h e r y a n B a t h , T b e A g r a r ia m H is to r y in W e s te r n E u r o p e 1300-
1 En general sobre el problema de la sociedad estamental, H . U . W e h l e r
1830 ( 1 9 6 3 ) [ H is to r ia agraria d e E u r o p a o c c id e n ta l, B a rc e lo n a , P e n ín s u la ,
(comp.), K la sse n in d e r eu ro p a ise b e n G e s e ü s c b a ft (1979) (sobre todo las
1 9 7 4 ] . A d e m á s, P . P a c h , D ie u n g a risc b e A g r a r c n tw ic k lu n g im 16. u n d 17.
aportaciones de J . K o c k a y W. M a g e r ); y también E. H i n r i c h s , E in fú b -
J a b r b u n d e r t ( 1 9 6 4 ) ; S t r o b e l , A g r a rv e rfa ssu n g im Ü bergang; F r . L u t g e ,
r u n g in d ie G e s c b ic b te d e r F rü b e n N e u z e i t (1980), pp. 66 ss.; W. M a g e r ,
G e s c b ic b te d e r d e u ts c h e n A g r a r v e r fa s s u n g v o m fr ü b e n M itte la lte r b is z u m
F ra n kreicb v o m A n d e n R e g im e z u r M o d e m e (1980), pp. 74 ss.; R. v a n
19. J a b r b u n d e r t ( 1 9 6 7 a ); W . K u l a , T b é o r ie é c o n o m iq u e d u s y s té m e fé o d a l
D ü l m e n , «Formierung der europaischen Gesellschaft in der friihen Neu­
(1 9 7 0 ) ; E . W e i s , « E rg e b n is s e e in e s V e rg le ic h s d e r g ru n d h e rrs c h a ftlic h e n
zeit», en G G 7 (1981).
S tr u k tu r e n D e u ts c h la n d s u n d F ra n k re ic h s v o m 1 3 . b is z u m A u sg a n g d e s 1 8 .
2 J . K o c k a , «Stand —Klasse— Organisation. Strukturen sozialer Ungleichheit
J a h r h u n d e r ts » , e n V S W G 5 7 ( 1 9 7 0 ) ; F . W . H e n n i n g , L a n d w ir ts c b a ft u n d
in Dcutschland vom spáten 18. bis zum friihen 20. Jahrhundert im Aufri£»,
la n d lic b e G e s e lls c h a ft in D c u ts c h la n d 800-1730 I ( 1 9 7 9 ) .
en W e h l e r (comp.), K la sse n in d e r eu ro p . S o zia lg e sc h ic b te 138; cf. tam­
1 2 T a w n e y , T b e A g ra ria n P r o b le m ; J . K l e i n , T h e M e s ta ( 1 9 2 0 ) .
bién en el cap. «Stánde und Klassen», en M. W e b e r , W ir ts c h a ft u n d G e-
13 C ita d o p o r L . P e a n d l , S p a n is c b e K u ltu r u n d S i t i e d e s 16. u n d 17. J a b rb u n -
s e llsc h a ft (1952a) [ E c o n o m ía y s o c ie d a d , México, f c e , 1941] así como
d e r ts (1 9 2 4 ), p p . 54 s.
id ., G e s a m m e lte A u fs a tz e z u r R e lig io n s s o z io lo g ie I (19631
23), pp. 274 ss.;
1 4 W . A b e l , M a s se n a rm u t u n d H u n g e r k r is e n im v o r in d u s tr ie lle n E u r o p a ( 1 9 7 4 ) ;
sugestivo en este sentido P. B o u r d i e u , «Klassenstellung und Klassenlage»,
id ., A g r a r k r is e n u n d A g r a r k o n ju n k tu r ( 1 9 6 6 a); S c h u l z e , B a u e rlic h e r W id e r ­
en id ., Z u r S o z io lo g ie d e r s y m b o lis c b e n F o rm e n (1974); L. S t o n e , «Social
sta n d .
Mobility in England 1500-1700», en PP 33 (1966).
15 H . K e l l e n b e n z , « D ie u n te m e h m e r is c h e B e ta tig u n g d e r v e rs c h ie d e n e n S tá n d e
3 Entre otros, R. M o u s n i e r , «Les concepts d’ ‘ordres’, d’ ‘états’, de *fidé-
w á h re n d d e s Ü b e rg a n g s z u r N e u z e it» , e n V S W G 44 (1957).
lité \ et de ‘monarchie absolue’ en France de la fin du XV* siécle i la

394 395
16 F r a n z , G e s c b ic b te des B a u e m s ta n d e s , pp. 1 0 ss. (cap.: «Die soziale Schi- S c ie n c e s ( 1 9 7 7 ) ; H . S t o o b (c o m p .), D ie S ta d t (1 9 7 9 ). I m p o r ta n te s e s tu d io s
chtung des Dorfes»); cf. también W. A. B o e l c k e , «Báuerlicher Wohlstand s o b re a sp ecto s p a r tic u la r e s : P . G o u b e r t , B e a u v a is e t le B e a u v a is is d e 1600
in Württemberg Ende des 1 6 . Jahrhundert», en J b . f . N a tio n a ló k o n . u. Sta - á 1730 (1960); R . H i l d e b r a n d t , « R a t c o n tra B ü rg e rs c h a ft. D ie V erfassu n g s-
t i s t i k 1 7 6 ( 1 9 6 5 ) ; id ., «Wandlungen der dorflichen Sozialstruktur wáhrend k o n f lik te in d e n R e ic h s s ta d te n d e s 17. u n d 18. J a h r h u n d e r ts » , e n Z s. f.
Mittelalter und Neuzeit», en Fs. G . F ra n z ( 1 9 6 7 ) . S ta d tg e sc h . 2 (1 9 7 4 ). P . C l a r k / P . S l a c k (c o m p .), C r is is a n d O rd e r in E n ­
17 F r a n z , G e s c b ic b te d e s B a u e m s ta n d e s, pp. 2 2 3 s.; P. G o u b e r t , «The French g lis b T o w n s 1500-1700 (1972); P . B u r k e , V e n ic e a n d A m s te r d a m (1974);
Peasantry of the Seventeenth Ccntury. A Regional Exampie», en P P 10 v é a se ta m b ié n e l a n tig u o tra b a jo d e L . K o f l e r , Z u r G e s c b ic b te d e r bür-
(1956); J. P e t e r s , «Ostelbische Landarmut. Sozialokonomisches über land- g e r lic b e n G e s e llsc h a ft (1966) [ C o n tr ib u c ió n a la h is to r ia d e la s o c ie d a d b u r ­
lose und 1andarme Agrarproduzenten im Spátfeudalismus», en J b . f . W G gu esa , B u en o s A ir e s , A m o rro rtu , 1 9 7 4 ].
(1967) ; M. S p u f f o r d , C o n tr a s tin g C o m m u n itie s . E n g lis b V illa g e rs in tb e 34 U n a v is ió n g e n e ra l e n O . B r u n n e r , « S ta d t u n d B ü rg e rtu m in d e r eu ro -
S ix te e n tb a n d S e v e n te e n th C e n tu r ie s (1974). p á is c h e n G e s c h ic h te » , e n id ., N e u e W e g e d e r V e rfa ssu n g s- u n d S o zia lg e s ­
18 A. de M a d d a l e n a , «Das lándliche Europa», en E u r o p . W ir ts c b fts g e s c b . II c b ic b te (19682).
(1979), pp. 177 ss. 35 E n tr e o tro s , H . M a u e r s b e r g , W ir ts c b a fts - u n d S o z ia lg e sc b ic h te z e n tr a le u ro -
1 9 P. K r i e d t e / H . M e d i c k / J . S c h l u m b o h m , In d u s tr ia lis ie r u n g v o r d e r I n d u s - p á ise b e r S tá d te in n e u e re r Z e i t (1960); O . B r u n n e r , « S o u v e rá n itá ts p ró b le m e
tr ia lis ie r u n g ( 1 9 7 7 ) . u n d S o z ia ls tru k tu r i n d e n d e u tsc h e n R e ic h s s ta d te n d e r frü n e n N e u z e it» , e n
20 Citado por S. M ü n s t e r , C o sm o g ra p b ia (1588), según G. F r a n z (comp.) id ., N e u e W eg e, p p . 294-321; H . R o s s l e r (c o m p .), D e u ts c b e s P a tr iz ia t 1430-
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p. 87. n ic e a n d A m s te r d a m .
21 Sobre el mundo rural, entre otros, K. S. K r a m e r , D ie N a c b b a r s c h a ft ais 36 P . J e a n n i n , L e s m a re b a n d s au X V I * s ié c le (1957); R . P r a n g e , D ie B re m is-
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22 P h . A r ie s , G e s c b ic b te d e r K in d b e it ( 1 9 7 5 ) , p . 1 4 0 .
37 J . S t r i e d e r , Z u r G é n e s is d e s m o d e m e n K a p ita lis m u s (1 9 0 4). E n t r e o tro s
23 En general, R. C h a r t ie r , «Discipline et invention», en D io g é n e 110 (1980).
T . G e e r i n g , H a n d e l u n d I n d u s tr ie d e r S ta d t B a se l (1886); H . K r a m m ,
24 W . K u n k e l /K l . Sc h m e l z e is e n /H . T h ie l m e (c o m p .) , Q u e lle n z u r N e u e re n
« B e s itz s c h ic h te n u n d B ild u n g ss c h ic h te n d e r m itte ld e u ts c h e n S tá d te im 16.
II: «Policey- und Landesverordnungen»
P riv a tr e c h tsg e s c b ic b te D e u ts c b la n d s,
J a h r h u n d e r t» , e n V S W G 51 (1 9 6 4 ); E . M a s c h k e / J . S y d o w (c o m p .), S tá d -
(1968) , pp. 178 s. tis c h e M itte ls c b ic b te n (1972); H . W e i s s , L e b e n s b a ltu n g u n d V e rm ó g e n s -
25 E. W . Z e e d e n , D e u ts c h e K u lt u r in d er F r ü b e n N e u z e it (1968), p p . 58 s s . ; b ild u n g d e s ‘m itt le r e n ’ B ü r g e r tu m s (1980).
también A. B a r t e l s , D e r B a u e r (1900), y P. B u r k e , P o p u la r C u ltu r e in 38 E . M a s c h k e / J . S y d o v ( c o m p . ) , G e s e lls c b ftlic b e U n te r s c b ic b te n in d e n sü d -
e a rly m o d e m E u r o p e (1978), así como K. S. K r a m e r , V o lk s le b e n im
w e s td e u ts c h e n S tá d te n (1967); J . P . G u t t o n , L a S o c ié té e t le s p a u v r e s e n
F ü r s te n tu m A n s b a c h (1961) y K. S. K r a m e r / U . W i l k e n s , V o lk s le b e n
E u r o p e a u x 16*-18‘ s ié c le s (1 9 7 4 ); C . L i s / H . S o l y , P o v e r ty a n d C a p ita lis m
in e in e m b o ls te in is c h e n G u ts b e z ir k (1979).
in P r e -in d u s tr ia l E u r o p e 1350-1850 (1979); K . W r i g h t s o n / D . L e v i n e , P o ­
26 L . A . V e i t / L . L e n h a r t , K ir c h e u n d V o lk s fr ó m m ig k e it im Z e ita lte r d es v e r ty a n d P ie ty in an E n g lis b V illa g e (1979); T h . F i s c h e r , S tá d tis c b e A r-
B a ro c k (1956); K . T h o m a s , R e lig ió n a n d tb e d e c lin e o f M a g ic (1971); m u t u n d A r m e n fü r s o rg e im 15. u n d 16. J a b r b u n d e r t (1979).
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39 W . Z o r n , « S o z ia lg e s c h ic h te 1 5 0 0 - 1 6 4 8 » , e n id ., H b . d. d e u tse b . W ir ts c b a fts -
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40 A. S c h u l t z , D a s b á u s lic h e L e b e n d e r e u ro p á ise b e n K u ltu r v o lk e r v o m M i t ­
)s « &y

Sc h u lze , B á u e rlic h e r W id e rs ta n d .
te la lte r b is z u r 2 . H á lft e d e s 18. J a b r b u n d e r ts ( 1 9 0 3 ) ; P h . A r i e s , G e sc h ic b -
Véase el resumen en P. D e u ts c h e U n te r ta n e n (1981); id . L a n d s-
B l ic k l e ,
te d e r K in d b e it ( 1 9 7 5 ) .
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41 E n t r e o tr o s , R . M a n d r o u , In tr o d u c tio n á la T ra n c e m o d e m e 1500-1640
H. S t o o b , G e s c b ic b te D ith m a r sc h e n s im R e g e n te n z e ita lte r ( 1 9 5 9 ) .
(19742), p p . 165 s s .; Z e e d e n , D e u ts c h e K u lt u r in d e r fr ü b e n N e u z e it (1968),
Sobre este tema en general, H . K a m e n , T b e I r o m C e n tu r y ( 1 9 7 1 ) ,
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42 E n tr e o tr o s , B . M o e l l e r , R e ic b s s ta d t u n d R e fo r m a tio n (1962); S t . E . O z -
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3 1 S c h u l z e , B á u e rlic h e r W id e r s ta n d , p . 1 2 2 .
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32 W . S c h u l z e , «Zur veranderten Bedeutung sozialer Konflikte im 1 6 . und
Jahrhundert», en H. U. W e h l e r (comp.), D e r d e u tfc b e B a u e m k r ic g
17. 4 3 E n t r e o t r o s , H . L u t z ( c o m p . ) , Z u r G e s c b ic b te d e r T o le r a n z u n d d e r R e li-

1524-1526 (1975). g io n s fr e ib e it ( 1 9 7 7 ) .
33 Sobre la burguesía de la primera Edad Moderna, faltan en general investi­ 44 E n g e n e ra l, M. W e b e r , W ir ts c b a fts g e s c b ic b te (1 9 2 3 ), p p . 270 s s.; M. A s h -
gaciones más amplias. Una visión general en: H. K a m e n , T b e I r o n C e n tu ­ l e y , D as Z e ita lte r d es B a ro c k (1 9 6 8 ), p p . 114 s s .; K a m e n , T h e I r o n C e n tu -

ry (1971); G. V o g l e r , «Probleme der Klassenentwicklung in der Feudal- ty ,. p p . 166 s s . ; H o f f m a n n / M i t t e k z w e i , D ie S te llu n g d e s B ü rg e rtu m s.


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des Bürgertums in der deutschen Feudalgesellschaft von der Mitte des 16. ro p e a n O rd e r» , e n id ., G e s a m m e lte A u fs á tz e (1 9 7 7 ), p p . 55-70.
Jahrhunderts bis 1789», en Z fG 22 (1974); P h . W o l f f , «Structures socia­ 4 6 B r u n n e r , S o u v e r á n itá ts p r o b le m e u n d S o z ia ls tr u k tu r , B u r k e , V e n ic e a n d
les et morphologies urbaines dans le développement historique des villes. A m s te r d a m .
XII«-XVIIIe siéde», en R e p o r ts X I I I n t e m . C o n g ress o f tb e H is to r ic a l 47 J. R. H ale, D ie M e d ic i u n d F lo re n z ( 1 9 7 9 ) .

396

«SCApK*.Cí OTa( i»*. .-»e


48 Ejemplar H. S c h u u n g , «Bürgerkámpfe in Aachen z u Beginn des 1 7 . Jahr- 71 Ilustrativo sobre la vida aristocrática: L. S t o n e , T b e F a m ily , S e x a n d
hunderts. Konflikte im Rahmen der alteuropáischen Stadtgesellschaft oder M a rria g e in E n g la n d 1300-1800 (1977); véase también id ., D ie F a m ilie d es
im Umkreis der frühbürgerlichen Revolution?», en Z s. f. b is t. F. 1 ( 1 9 7 4 ) ; e n g lis c h e n A d e ls , e id ., «Heirat und Ehe im englischen Adel des 16. und
también J. H. M. S a l m ó n , «The París Sixteen, 1 5 8 4 - 9 4 : The Social Analy- 17. Jahrhunderts», en H. R o s e n b a u m (comp.), F a m ilie u n d G e s e ü s c b a fts-
sis of a Revolutionary Movement», en J o u m . o f m o d . H is t. 4 4 ( 1 9 7 2 ) ; s tr u k tu r (1978).
M. M e y n , D ie R e ic b s s ta d t F r a n k fu r t v o r d e m B ü r g e r a u fs ta n d v o n 1612 b is 72 En general, entre otros, B r u n n e r , A d e lig e s L a n d le b e n ; D. L o h m e i e r
1614 ( 1 9 8 0 ) . (comp.), A r te e t m a rte (1978).
49 R. M a n d r o u , L e s F ugge rs ( 1 9 6 9 ) . 7 3 B u r k e , Venice and Amsterdam.
50 Información general importante en D. G e r h a r d , «Amtstráger zwischen 74 Brunner, A d e lig e s L a n d le b e n ; J . R i c h a r z , H e r r s c b a ftlic b e H a u sb a lte in
Krongewalt und Stánden: ein europaisches Problem», en id ., G e s a m m e lte v o r in d u s tr ie ü e r Z e i t im W e se rra u m ( 1 9 7 1 ) .
A u fs a tz e (1977); W. F i s c h e r , «Rekrutierung und Ausbildung von Personal 75 En general, sobre el tema, H. R a u s c h (comp.), D ie g e s c b ic b tlic b e n G ru n d -
für den modemen Staat: Beamte, Offiziere und Techniker in England, la g en d e r m o d e m e n V ó lk s v e r tr e tu n g . 2 vols. (1974/80).
Frankreich und Preu^en in der frühen Neuzeit», en R. K o s e l l e c k (comp.), 76 Entre otros, B i l l a ^ o i s , L a c rise d e la n o b le ss e e u ro p é e n n e ; S t o n e , C ris is
S tu d ie n z u m B e g im d e r m o d e m e n W e l t (1977). o f A ris to c ra c y ; B i t t o n , T h e F ren c b N o b il ity ; también L. P e t e r s e n , «La
51 F i s c h e r , «Rekrutierung», p. 199. crise de la noblesse danoise entre 1580-1660», en A n n a le s 23 (1968); V.
52 R. M o u s n i e r , L a v é n a lité d e s o ffic e s so u s H e n r i I V e t L o u is X I I I (1971); Pr ess, «Wilhelm von Grumbach und die deutsche Adelskrise der 1560er
G. H u p p e r t , L e s B o u rg e o is G e n tils b o m m e s ( 1 9 7 7 ) . Jahre», en B l. f . d t. L G . 113 (1977).
5 3 H. S c h i l l i n g , «Der Aufstand der Niederlande. Bürgerliche Revolution oder 77 P. A n d e r s o n , D ie E n ts te h u n b d e s a b s o lu tis tis c h e n S ta a te s (1979), pp. 20 s.
Elitenkonflikt?», en G G Sonderheft 2 (1976), p. 231. [ E l E sta d o a b s o lu tis ta , Madrid, Siglo XXI, 1979].
5 4 P. Z a g o r i n , T h e C o u r t a n d tb e C o u n tr y ( 1 9 6 9 ) ; L. S t o n e , T h e . C a u ses o f 78 R. F o r s t e r / J . P. G r e e n e , P r e c o n d itio n s o f R e v o lu tio n in E a r ly M o d e m
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55 En general sobre la nobleza europea en la primera Edad Moderna: H. Ka- tb e S e v e n te e n th C e n tu r y (1978); además, A. L. M o o t e , T h e R e v o lt o f tb e
m e n , T b e I r o n C e n tu r y (1971), pp. 129 ss.; F. B i l l a ^ o i s , «La crise de la J u d g e s (1971); J. H. E l l i o t t , T b e R e v o lt o f tb e C a ta la n s (1963) [ L a r e b e ­
noblesse européenne 1550-1650. Une mise au point», en R e v . d 'b is t. m o d . lió n d e lo s ca ta la n es, Madrid, Siglo XXI, 1982]; P. Z a g o r i n , T b e C o u r t
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(1965); N. E l i a s , D ie h ó fis c b e G e s e ü s c b a ft (1969); L. S t o n e , T b e C ris is 79 No existe una bibliografía completa sobre el clero de la primera Edad Mo­
o f tb e A r is to c ra c y 1338-1641 (1967). derna.
56 Entre otros, A. Z a j a c z k o w s k i , H a u p te le m e n te d e r A d e ls k u lt u r in P o le n 80 P. C h a u n u , E u r o p a is c b e K u ltu r im Z e ita lte r d e s B a r o c k (1968), p . 464.
(1967); P. B u r k e , V e n ic e a n d A m s te r d a m (1974); J. v. K r u e d e n e r , D ie 81 Entre otros, B. K l a u s , «Soziale Herkunft und theologische Bildung lumer-
R o lle d e s H o fe s im A b s o lu tis m u s (1973). ischer Pfarrer in der reformatorischen Frühzeit», en Z K G 80 (1969); N. Mey-
57 Ejemplar L. Stone , «The Inflation of Honours 1558-1641», en PP 14 l a h , «Herkunft und Bildung der reformierten Pfarrer im 16. Jahrhundert»,
(1958). en S c b w e iz . Z s. f . G e sc b . 19 (1969); B. V o g l e r , Le Clergé Protestant Rhé-
58 Sobre la nobleza francesa, entre otros, E l i a s , H ó fis c b e G e s e ü s c b a ft ; D. B i t - nan au siécle de la Réforme (1555 bis 1619) (1976).
t o n , T b e F ren c b N o b il ity in C r is is 1360-1640 (1969); R. M o u s n i e r , L a v é ­
82 E . I s e r l o h / J . G l a z i k / H . J e d i n , «Reformation, katholische Reform und
n a lité d e s o ffic e s s o u s H e n r i I V e t L o u is X I I I (1971). Gegenreformation», en H b . d . K ir c b e n g e s c h ic b te T V (1967); W. R e i n h a r d ,
5 9 Sobre la nobleza alemana, c f . entre otros, H. R o s s l e r , D e u ts c b e r A d e l; «Gegenreformation ais Modemisienmg? Prolegomena zu einer Theorie des
H. R o s e n b e r g , «Die Ausprágung der Junkerherrschaft in Brandenburg-Preu- konfessionellen Zeitalters», en A R G 68 (1977); véase también G. O e s t r e i c h ,
0en 1 4 1 0 - 1 6 1 8 » , en id ., M a c b te lite n u n d W ir ts c b a fts k o n ju n k tu r e n ( 1 9 7 8 ) ; «Strukturpróbleme des europáischen Absolutismus», en I d ., G e is t u n d
P.-M. H a h n , S tu k tu r u n d F u n k tio n d e s b r a n d e n b u r g is c b e n A d e ls im 16. G e s ta lt d es fr ü h m o d e r n e n S ta a te s (1969); P. T h . Lang, «Konfessionsbil-
fa h r b u n d e r t ( 1 9 7 9 ) . dung ais Forschungsfeld», en H is t. Jb . 100 (1980).
60 Sobre la nobleza inglesa, Stone, C r is is o f A r is to c ra c y . 83 F. L a u / E . B i z e r , R e fo r m a tio n s g e s c h ic b te D e u ts c h la n d s b is 1333 (Die Kirche
61 Entre otros, J. H. E lliott, I m p e r ia l S p a in 1469-1716 (1970) { L a E sp a ñ a in ihrer Geschichte) (19692); H. W. K r u m w i e d e , Z u r E n ts te b u n g d e s
im p e r ia l, Barcelona, Vicens Vives, 47.a ed., 1982]. la n d e sh e rr lic b e n K ir c h e n r e g im e n ts (1967); M. B r e c h t , K ir c b e n o rd n u n g
62 Z a j a c z k o w s k i , H a u p te le m e n te d e r A d e ls k u lt u r in P o le n ; también G. S c h - u n d K ir c b e n z u c h t in W ü r tte m b e r g v o m 16. b is z u m 18. J a h r h u n d e r t (1967).
r a m m , D e r p o ln is c h e A d e l u n d d ie R e fo r m a tio n 1348-1607 (1965). 84 En general, E. W. Z e e d e n , D as Z e ita lte r d e r G e g e n r e fo r m a tio n (1967);
63 E. D o n n e r t , R u p ia n d a n d e r S c b w e lle d e r N e u z e i t (1972). también H. J e d i n , G e s c h ic h te d e s K o n z ils v o n T r ie n t, 2 vols. (1951/7)
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6 5 E n g e n e r a l , s o b r e e l t e m a , E l i a s , H ó fis c b e G e s e ü s c b a ft; ▼. K ruedener, 1981]; Gg. S c h r e i b e r (comp.), D as W e l tk o n z il v o n T r ie n t, 2 vols. (1951);
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67 Citado por Z e e d e n , D e u ts c h e K u ltu r , p. 43. Reform und die Gegenreformation», en D ie K ir c h e in ih r e r G e s c h ic h te
68 Citado por C. B u r c k h a r d t , R ic h e lie u I (1937), pp. 64 s. (1975).
69 R ic h e lie u . P o litis c b e s T e s ta m e n t u n d k le in e r e S c b r ifte n . Comp. por M omm - 85 G. S c h n ü r e r , K a th o lis c h e K ir c h e u n d K u ltu r in d e r B a r o c k z e it (1937);
sen (1926). E. W . Z e e d e n ( c o m p . ) , G e g e n r e fo r m a tio n (1973).
70 B. G racian, O rá c u lo m a n u a l y a r te d e p r u d e n c ia , Barcelona, Muntaner y 86 En general, H. B e c h e r , D ie J e s u ite n (1951); H. B o h m e r , D ie J e s u ite n
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398 399
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402 403
16 Opinión de H enry Sm it h , citado por F landrin, F a m ilie n , p. 194. 41 En general, entre otros, R . R e i c h a r d t , D ie d e u tsc b e n F e ste in S i t i e u n d
17 Stone, F a m ily , S o l é , L ie b e ; P . L a s l e t t , F a m ily L ife a n d I ll ic i t L o v e in B ra u cb (1908); E. M a g n e , L e s fé te s e n E u r o p e a u X V I I • s ié c le (1930); Z e e ­
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18 Cf. A r i é s , G e s c b ic b te d e r K in d b e it ; G. S n y d e r s , D ie g ro fic W en d e der 126 s.; Y. M. B e r c e , F é te e t R é v o lte (1976); P. B u r k e , P o p u la r C u ltu r e in
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26 Sobre el tema, también N. E l i a s , Ü b er d e n P ro ze fi d e r Z iv ilis a tio n (1969a); 1 9 8 2 ] ; K . H o n o l k a (comp.), K n a u rs W e ltg e s c h ic b te d e r M u s ik v o n d e n

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30 T. L u n d , D a s tá g lic h e L e b e n in S k a n d in a v ie n w a b r e n d d e s 16. J a b r b u n d e r ts 53 Citado por Z eeden, D e u ts c h e K u ltu r , p. 348.


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34 Entre otros, M . B ogucka, D a s a lte D a n zig ( 1 9 8 0 ) ; también S c h u l t z , D as
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3 5 M i n c h i n t o n , D ie V e ra n d e ru n g e n d e r N a c h fra g e stru k tu r , p . 8 6 . W a h n s in n u n d G e s e llsc b a ft (1973); id ., Ü b erw a cb en u n d S tr a fe n (1977).
36 H. GÜn t h e r , N ie d e r la n d is c b e s B ild e r b u c h (1977), p. 147. 62 C h . S a c h s s e / F . T e n n s t e d t , G e s c h ic h te d e r A r m e n fü r s o rg e in D e u ts c b la n d

3 7 E n g e n e r a l , M . v . B o e h n , D ie M o d e I ( 1 9 7 6 ) ; L. C . E i s e n b a r t , K le id e r - v o m S p a tm itte la lte r b is z u m 1. W e ltk r ie g (1980); T h . F i s c h e r , S tá d tis c h e


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3 8 E isenbart, K le id e r o r d n u n g e n , p . 8 1 . 64 I b id .
39 I b id ., pp. 74 s.; Z e e d e n , D e u ts c h e K u ltu r , pp. 163 ss 65 B e i e r , V a g ra n ts; E. F. H e c k s c h e r , M e r k a n tilis m u s I ( 1 9 7 2 ) , pp. 204 ss.;

40 M. W eber, W ir ts c b a ft u n d G e s e llsc b a ft (19725), p. 651. J. P o u n d , P o v e r ty a n d V ag ra n cy in T u d o r E n g la n d ( 1 9 7 7 5) .

404 405
66 J . P . G u i t ó n , L a s o c ié té e t le s p a u v r e s ( 1 9 7 1 ) ; R . M a n d r o u , In tr o d u c tio n
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97 F oucault, Ü b e rw a c b e n u n d S tr a fe n , p. 65.
6 7 L. P f a n d l , S p a n is c b e K u lt u r u n d S it ie d e s 16. u n d 17. J a b r b u n d e r ts (1924),
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6 9 B e ie r , V a g ra n ts ; P o u n d , P o v e r ity ; G e r e m e k , C r im in a lité ; F r . A v é - L a l l e -
99 En general, F oucault, W a h n s in n u n d G e s e ü s c b a ft; también A. F isch er ,
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80 Citado por T h . H a m p e , D ie N ü m b e r g M a le fiz b ü c b e r a is Q u e lle n d e r reich s- Württemberg (1930), p. 8.
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82 Recientemente W. S c h i l d , A l t e G e r ic h ts b a r k e it (1980); así como H. V.
113 D anckert, U n e h r lic b e L e u te ; R. W issell, D e s a lte n H a n d w e r k s R e c b t u n d
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83 A v é - L a l l e m e n t , D a s d e u ts c b e G a u n e r tu m , p . 72. 114 W. J acobeit, S c b a fb a ltu n g u n d S c h a fe r (1961).
84 H. R e i n e r , D ie E b r e (1956); L. S t o n e , T b e C r is is o f t b e A r is to c ra c y 1 1 5 H. Sc h um an n , D e r S c b a r fr ic b te r ( 1 9 6 4 ) ; G. W i l b e r t z , «Standesehre und
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116 En general, entre otros, W. D il t h e y , W e ltr a n sc h a u n g u n d A n a ly s e d es
85 C. J. B u r c k h a r d t , R ic h e lie u II (1965), p. 44. M e n s c h e n s e it R e n a issa n c e u n d R e fo r m a tio n (19212) [ H o m b r e y m u n d o en
8 6 Relato de un enviado veneciano en 1603-5, citado por B u r c k h a r d t , R i-
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87 Sobre este tema, entre otros, G. Kl. S c h m e l z f .i s e n , P o liz e io r d n u n g e n u n d g io n s s o zio lo g ie (19662); R. K oselleck, «Vergangene Zukunft in der frühen
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8 9 F o u c a u l t , Ü b e rw a c b e n u n d S tr a fe n ; S c h i l d , A l t e G e r ic h ts b a r k e it.
90 Z e e d e n , D e u ts c b e K u ltu r , p. 257. bei Joh. Val. Andreae*, en Francia 6 (1979); W. F is c h e r , «Rekrutierung
9 1 F o u c a u l t , Ü b e rw a c b e n u n d S tr a fe n , p p . 4 0 s .
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92 H a m p e , N ü m b e r g e r M a le fiz b ü c b e r ; A. K e l l e r (comp.), M a is te r F ra n n tzn und Techniker in England, Frankreich und Preu/íen in der frühen Neuzeit*,
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93 P. F r a u e n s t a d t , «Breslaus Strafrechtspflcge i m 1 4 . b i s 1 6 . Jahrhundert*, 118 Principalmente R. M uchembled , C u ltu r e p o p u la ir e e t C u ltu r e d e s é lite s
d a n s la F rance m o d e m e , X V e- X V I I I * sié c le s ( 1 9 7 8 ) .
en Z s. f. d . g es. S tr a fr e c h ts w . X (1890). 119 Cf. los importantes trabajos de N. Z. D a v i s , S o c ie ty a n d C u ltu r e in E a rly
94 R. Q u a n t e r , Die Folter in der deutschen Rechtspflege sonst und jetzt M o d e m F rance (1975); P. B u r k e , P o p u la r C u ltu r e in E a r ly M o d e m E u r o p e
(1890).
95 F oucault, Ü b e rw a c b e n u n d S tr a fe n , p p . 5 4 s .
(19~8). También C. G i n z b u r g , D e r K a se u n d d ie W ü r m e r (1979) [ E l q u eso

406 407
y lo s gu sa n o s, Barcelona, Muchnik, 1981], así como K. T homas, R e lig ió n
a n d tb e D e c lin e o f M a g ic (1971a). n e m (1965); P. T h . Lang, K o n fe s s io n s b ild u n g ; L e h m a n n , D a s Z e ita lte r
120 Además, los estudios de E. P. T h o m pso n , P le b e is c h e K u lt u r u n d m o ra li- d e s A b s o lu tis m u s , pp. 51 ss.
sc b e O k o n o m ie ( 1 9 8 0 ) . 135 G. Schreiber (comp.), D a s W e l tk o n z il v o n T r i e n t, 2 vols. (1951).
121 Cf. la investigación de N. Z. D avis, F r o m «P o p u la r R e lig ió n * to « R e li- 136 Strasser/B ertrand/ de J ong, G e s c b ic h te d e s P r o te s ta n tis m u s in F r a n k re ic h
g io u s C u ltu r e s *, M S 1981. u n d d e n N ie d e r la n d e n , pp. 193 ss.
122 En general, O. B r u n n e r , A d e lig e s L a n d le b e n u n d e u r o p a isc h e r G e is t (1949); 137 En general, Rein h a r d , G e g e n r e fo r m a tio n ; E. B eyreuther , G e s c b ic h te des
N. E l i a s , D ie h ó fis c b e G e s e llsc b a ft (1969); id ., Ü b e r d e n P r o z e ft d e r Z iv i li- P ie tis m u s (1978); R. van D olmen , D ie U to p ie e in e r c b r is tlic b e n G e s e ll­
s a tio n I: Wandlungen des Verhaltens in den weltlichen Oberschichten des s c b a ft (1978).
Abendlandes (1969a); J. v . K r u e i d e n e r , D ie R o lle d e s H o fe s im A b s o lu tis ­ 138 Entre otros, M . B r e c h t , K ir c h e n o r d n u n g u n d K ir c h e n z u c b in W ü r tte m -
m o (1973); K . P l o d e k , H o fs tr u k tu r u n d H o fz e r e m o n ie ll in B r a n d e n b u rg - b erg v o m 16. b is z u m 18. J a b r b u n d e r t (1967); B ossy, T h e C o u n te r -R e fo r ­
A n s b a c b v o m 16. b is z u m 18. J a b r b u n d e r t (1972). m a tio n ; E. W . Zeeden/H . J. M olitor (comp.), D ie V is ita tio n im D ie n s te
123 E. P. T h o m p so n , «Patrizische Gesellschaft, plebeische Kultur*, en id ., d e r k h c h lic b e n R e fo r m (1977a); G. Livet (comp.), S é n s ib ilité r e lig ie u s e e t
P le b e isc h e K u lt u r (1980), p. 178. d is c ip lin e e c c lé s ia s tiq u e (1973); Rein h a r d , G e g e n r e fo r m a tio n ; P. M u n c h ,
124 En general, G. S c h n ü r e r , K a tb o lis c h e K ir c b e u n d K u lt u r in d e r B a r o c k ze it Z u c h t u n d O rd n u n g (1978).
(1937); M. R. O ’C o n n e l l , T b e C o u n te r - R e fo r m a r o n 1559-1610 (1974); J. 139 Citado por E. W. Zeeden, D a s Z e ita lte r d e r G e g e n r e fo r m a tio n (1967), p. 45.
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d e L u te r o a V o lta ir e , Barcelona, Labor, 1973]; E. W. Z e e d e n , D a s Z e ita lte r Confession in Age of the Reformation», en T ra n s a c tio n s o f tb e R . H is t.
d e r G e g e n r e fo r m a tio n (1967); id ., H e g e m o n ia lk r ie g e u n d G la u b e n s k d m p fc S o c ie ty V, 25 (1975); A. N. G alpern, T b e R e lig io n s o f tb e P e o p le o f
1556-1648 (1977); H. L e h m a n n , D a s Z e ita lte r d e s A b s o lu tis m u s (1980); S ix te e n th - C e n tu r y C h a m p a g n e (1976). También una visión general en Lang,
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(1980). 141 H. J edin (comp.), H a n a b u c b d e r K ir c h e n g e s c h ic h te I V (1976) [ M a n u a l de
125 Sobre el tema, entre otros, K. T h o m a s , R e lig ió n a n d tb e D e c lin e o f M a ­ h is to r ia d e la Ig le s ia , Barcelona, Herder, 1977]; L. J. R ogier entre otros
g ic (1971); C. G i n z b u r g , «Volksbrauch, Magie und Religión», en R. R o ­ (comp.), G e s c b ic h te d e r K ir c b e III (1965) [ N u e v a h is to r ia d e la I g ’ssia,
m ano entre otros, D ie G le i c b z e itig k e it d e s U n g le ic b z e itig e n (1980). Madrid, Cristiandad, 1975]; Zeeden, H e g e m o n ia lk r ie g e u n d G la u b e n s k a m p -
1 2 6 En general, W. H ubatsch (com p.), V J irk u n g e n d e r d e u tsc h e n R e fo r m a tio n fe ; J . D elumeau, N a issa n c e e t A f fir m a tio n d e la R é fo r m e (1968).
(1 9 6 7 ) ; M. S t e i n m e t z (com p.), W e lw ir k u n g e n d e r R e fo r m a tio n ( 1 9 6 9 ) . — 142 Ahora, entre otros, Lang, K o n fe s s io n s b ild u n g , pp. 483 s.
E. T r o eltsch , D ie
S o z ia ü e b r e n d e r c b r is tlic b e n K ir c h e n u n d G ru p p e n 1 4 3 Entre otros, R. N ü r n b e r g e r , D ie P o litis ie r u n g d e s fr a n z ó sisc b e n P r o te sta n ­
( 1 9 2 3 3 ); G. Sc , D ie
h w a ig e r R e fo r m a tio n in d e n N o r d is c b e n L a n d e m tis m u s ( 1 9 4 8 ) ; C h . H i l l , P u r ita n is m a n d R e v o lu tio n ( 1 9 6 9 ) .
( 1 9 6 2 ) ; H . R . T r e v o r - R o p e r , R e lig ió n R e fo r m a tio n u n d s o zia le r U m b r u c h .
144 Instructivo N. Z. D avis, «The Rites of Violence», en id ., S o c ie ty C u ltu r e
D ie K r is e d e s 17. J a b r h u n d e r ts ( 1 9 7 0 ) ; O . E. S t r a s s e r / B e r t r a n d / O . J. d e
in E a r ly M o d e m F ra n ce (1975).
J o n g , G e s c b ic h te d e s P r o te s ta n tis m u s in F ra n k r e ic h u n d d e n N ie d e r la n d e n
1 4 5 N. M. S u t h e r l a n d , T b e M a ssa cre o f S t. B a r th o lo m e w a n d th e E u ro p e a n
(1 9 7 5 ).
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127 H . E. W eber, R e fo r m a tio n , O r tb o d o x ie u n d R a tio n a lis m u s , 3 v o ls . (1 9 3 7 -
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1 9 5 1 ).
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128 E. T roeltsc h , «Epochen und Typen der Sozialphilosophie des Christen- J a n s é n ism e e t P o litiq u e (1965); E. W eis , «Jansenismus und Gesellschaft in
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134 Sobre el tema, entre otros, E. W . Zeeden, D ie E n ts te b u n g d e r K o n fe ss io - 153 H. Kamen, D ie s p a n isc b e I n q u is it io n (1969); J. R. G rigulevic, K e tze r-
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17 6 C ita d o p o r P. C h a u n u , E u r o p á is c h e K u lt u r im Z e ita lte r d e s B a ro c k (1 9 6 8 ) ,
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17 7 Según v. d . D aele, D ie s o zia le K o n s tr u k tio n d e r W is s e n s c b a ft, p p . 1 4 2 ss.
1 5 5 L . F e b v r e , L e P r o b ó m e d e l ’in c ro y a n ce a u X V I • sié c le . L a R e lig ió n d e
1 7 8 I b i d . , 1 44.
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18 0 Sc H a l l e r , D ie P á d a g o g ik d e s jo h . A . C o m e n iu s ; C h . W e b st e r , T h e G re a t
d a n s V E u r o p e p r é -in d u s tr ie lle , l l €-18e s ié c le s (1968) [ H e r e jía s y s o cie d a d es
e n la E u ro p a p r e in d u s tr ia l (s ig lo s X I - X V I I I ) , M a d r id , S ig lo X X I , e n p r e n ­ I n s ta u r a tio n (1 9 7 5 ) .
s a ] ; G . S c h n e i d e r , D e r L ib e r tin (1970). 181 También J. K uczynski, W is s e n s c h a ft u n d G e s e lls c h a ft (1974).
156 H . F r i e d r i c h , M o n ta ig n e (19672); F . S i m o n e (c o m p .), C u ltu r e e t p o litiq u e 182 A. N eusüss (comp.), U to p ie (1968); F. Seibt , U tó p ic a (1972).
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1 5 7 C ita d o p o r G . P a r k e r , D e r A u fs ta n d d e r N ie d e r la n d e (1 9 7 9 ), p . 243. la b e r in to , Madrid, Guadarrama, 1961]; A. H auser, S o z ia lg e sc h ic h te d e r
158 O r ie n ta d o r L . S t o n e , « T h e E d u c a tio n a l R e v o lu tio n in E n g la n d 1560-1640*, K u n s t u n d L ite r a tu r (1967) [ H is to r ia s o cia l d e la lite r a tu r a y d e l arte,
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15 9 E n g e n e r a l, s o b r e la a lf a b e t iz a c ió n , J . G o o d y ( c o m p .) , L ite ra c y in T ra d i- Madrid, Guadarrama, 1974]; G g . Kaufmann, D ie K u n s t d e s 16. J a h r h u n d ­
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s a t io n e n F r a n c e * , e n A n n a le s 2 9 (1 9 7 4 ) ; M . F u r e t / J . O z o u f , L ir e e t ¿cri- 184 W. B raunfels, A b e n d lá n d is c h e S ta d tb a u k u n s t (1 9 7 6 ) [ U r b a n is m o o c c id e n ­
r e , 2 v o l s . (1 9 7 7 ) ; R . E n g e l s in g , A n a lp h a b e te n tu m u n d L e k tü r e (1 9 7 3 ) . ta l, Madrid, Alfaguara, 1 9 7 9 ] .
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161 E . T r u n z , « D e r d e u ts c h e S p á th u m a n is m u s u m 1600 ais S ta n d e s k u ltu r* , en 186 H auser, S o z ia lg e sc h ic h te d e r K u n s t u n d L ite r a tu r , pp. 331 ss.
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167 C ita d o p o r Z e e d e n , D e u ts c h e K u ltu r , p . 221. 193 Entre otros, W. W eisbach , D e r B a ro c k a is K u n s t d e r G e g e n r e fo r m a tio n
168 E n g e n e ra l, E . G a r in , G e s c b ic h te u n d D o k u m e n te d e r a b e n d la n d is c h e n P a­ (1921); P. M eyer, E u ro p á isc h e K u n s tg e s c h ic h te II (19784).
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1 6 9 F . P a u l se n , G e s c b ic h te d e s g e le h r te n U n te r r ic h ts a u f d e n d e u tsc h e n S c h u le n 196 En general, sobre la literatura de la Edad Moderna, A. B m : (comp.),
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1 7 0 A r ié s , G e s c b ic h te der K in d h e it, p . 2 6 8 . 197 E . R . C u r t i u s , E u ro p á isc h e L ite r a tu r u n d la te in is c h e s M itte la lte r (1 9 6 3 4)
171 E n g e n e ra l, P a u l se n , G e s c b ic h te d e s g e le h r te n U n te r r ic b fs; H . R o s sl er / [ L ite r a tu r a e u ro p e a y E d a d M e d ia la tin a , M é x i c o , fce, 1 9 5 5 ] .
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410 411
2 02 L . P fandl, S p a n is c h e K u ltu r u n d S i t i e d e s 16. u n d 17. J a b r b u n d e r ts (1924); 8 C ita d o p o r P l o d e k , H o fs tr u k tu r , p . 1 2 9 .
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203 B aader, T y p o lo g ie u n d G e s c b ic b te d e s sp a n is c b e n R o m a n s , p . 89 . 10 v . Kruedener, R o lle d e s B o t e s , p . 2 3 .
204 H . H atzfeld (c o m p .), D o n Q u ijo te (1968). 11 Entre otros, L. S t o n e , T h e C r is is o f A r is to c ra c y 1558-1641 (1 9 7 1 ) .
2 05 H . Flasche (c o m p .), C a ld e ró n d e la Barca (1 9 7 1 ). 12 I d . , «The Inflation of Honours 1558-1641», en PP 14 (1958).
206 V ossler, L o p e d e V ega. 13 T intelnot, D ie B e d e u tu n g d e r *4e s ta te a tr a le »; además, R. Altwyn /K .
207 E. M üller-B o c h a t , « D a s s p a n is c h e T h e a tc r d e r B lü te z e it» , e n Buck, R e - Salzle, D a s g ro fic W e lttb e a te r (1939); E. Fa h l e r , F e u e r w e r k e d e s B a ro ck
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209 L . B . W r ig h t , M id d le C la ss C u ltu r e in E liz a b e r tb a n E n g la n (1964a); A . in den weltlichen Oberschichten des Aben di andes (1969a).
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21 0 J . Schabert (c o m p .), S h a k e sp e a re (1978a). s u n g (1962a); J . H a t s c h e c k , É n g lis c b e V e rfa ssu n g s g e s c h ic h te (ND 1978);
211 L . Schrader , « D e r fra n z o s is c h e R o m á n d e s 16. u n d 17. J a h r h u n d e r ts » ; K . R. H o l t z m a n n , F ra n zo sisc h e V e rfa ss u n g s g e s c h ic h te (1910); F. H a r t u n g ,
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W . Kromer, « B rie fe u n d M e m o ire n im F r a n k r e ic h d e s 17. J a h r h u n ­ 18 En general, W . F i s c h e r / P . L u n d g r e e n , «The Recroitment and Training
d e rts » , e n Buck, R e n a issa n c e u n d B a ro ck 1 /TL. of Administrative and Technical Personnel», en C h . T il l y (comp.), T b e
21 2 N . Elias, D ie b ó fise b e G e s e ü s c b a ft (1969). F o r m a tio n o f N a tio n a l S ta te s in W e s te r n E u r o p e (1975); W . F i s c h e r , «Re-
213 H eitmann, « D a s fra n z o s is c h e T h e a tc r d e s 16. u n d 17. J a h r h u n d e r ts » , p . 287. krotierung und Ausbildung von Personal für den modemen Staat: Beamte,
21 4 I b i d ., 279. Offiziere und Techniker in England, Frankreich und Preu/Sen in der frühen
21 5 E. Ko h l e r , E s p r it u n d a r k a d is c b e F r e ib e it (1 9 6 6 ). Neuzeit», en R. K oset .i j .ck (comp.), S tu d ie n z u m B e g in n d e r m o d e m e n
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19 También E. H i n r i c h s , E in fü b r u n g in d ie G e s c b ic b te d a r F r ü b e n N e u z e it
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CAP. 4: EL PRIMITIVO ESTADO MODERNO Y LA CRISIS 20 Por ejemplo, H . D o l l in g e r , S tu d ie n z u r F in a n zr e fo rm M a x im ilia n I . v o n
DEL SIGLO X V n B a y e m in d e n J a b re n 1598-1618 (1968); V. P r e s s , C a lv in is m u s u n d T e r ri-
to r ia lsta a t (1970).
1 En general, M. W e b e r , W ir ts c b a ft u n d G e s e ü s c b a ft (19721234567*) (Staatssoziolo- 2 1 R. M o u s n ie r , L e s in s titu tio n s d e la F rance so u s la m o n a rc h ie a b s o lu e I
gie); O. H in t z e , S ta a t u n d V e rfa ss u n g (1962a); E. K e r n , M o d e m e r S ta a t (1974); también G. R. E l t o n , T b e T u d o r r e v o lu tio n in g o v e m m e n t (1959);
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N e u e W e g e d e r V e rfa ssu n g s- u n d S o z ia lg e sc b ic h te (1968a); G . O e s t r e i c h , J . H . G l e a n s o n , T b e J u s tic e s o f P eace in E n g la n d 1558 to 1640 (1969);
G e is t u n d G e s ta lt d e s fr ü b m o d e m e n S ta a te s (1969); H . Q u a r i t s c h , S ta a t D . G e r h a r d (comp.), S ta n d isc b e V e r tr e tu n g e n in E u ro p a im 17. u n d 18.
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»ÍQ

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2 S o b r e t o d o J . v . K r u e d e n e r , D ie R o lle d e s B o f e s im A b s o lu tis m u s (1 9 7 3 );
Sigue siendo interesante O . H intze , «Der Beamtenstand», en id ., S o z io lo g ie
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3 J . H u iz in g a , H e r b s t d e s M itte la lte r s (196910) [ E l o to ñ o d e la E d a d M e d ia ,
F3

También K . E. D e m a n d t , «Amt und Familie», en H e s s. J b . f. L G 2 (1952);


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K. T r e u s c h v. B u t t l a r , «Das tágliche Leben a n den deutschen Fürsten-
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133 ss.
5 G . L o t o s , E lis a b e th I (1 9 8 1 ) .
SR5!

6 Entre otros, S. S t r a u b , R e p r a e se n ta tio M a ie s ta tis o d e r e b u rb a y e rise b e F reu- B. W u n d e r , P r iv ile g ie r u n g u n d D is z ip lin ie r u n g (1978), p . 69.
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1600 (1976); A. G. D ic k e n s (comp.), E u r o p a s F ü r s te n b o fe (1978). h a r d , «Staatsmacht ais Kreditproblem. Zur Struktur und Funktion des

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412 413
31 H . T h ie m e , «Le róle des doctores legum dans la société de TAllemagne 55 G . O estreich , «Justus Lipsius ais Theoretiker des neuzeitlichen Macht-
du XVI* siécle», en R e c u e il d e d r o it é c rit 6 (1 9 6 7 ); E . W yluda, L e b n r e c h t staates», e id ., «Politischer Neustoizismus und Niederlándische Bewegung
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32 H i n t z e , B e a m te n s ta n d , p . 85. G e s ta lt d es fr ü h m o d e r n e n S ta a te s (1969).
33 O . H intze, « D e r C o m m is sa riu s u n d s e in e B e d e u tu n g in d e r a llg e m e in e n
5 6 W . Sc h u l z e , B a u e rlic b e r W id e r s ta n d u n d fe u d a le H e r r s c b a ft in d e r fr ü b e n
V e rw a ltu n g s g e s c h ic h te » , e n id ., S ta a t u n d V e r fa ss u n g (19622); M ousnier,
N e u z e i t (1980).
L e s in s titu tio n .
57 Entre otros, M a u e r s b e r g , W ir ts c h a fts - u n d S o z ia lg e sc h ic b te z e n tra le u ro p a is-
34 H intze , B e a m te n s ta n d , p . 87.
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35 E n t r e o tr o s , G . O e s t r e i c h , « D a s p e rs o n lic h e R e g im e n t d e r d e u tsc h e n
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S tr u c tu r e s so cia les e t m o r p h o lo g ie s u rb a in e s d a n s le d é v e lo p p e m e n t b is to -
36 O . H intze , « D ie E n ts te h u n g d e r m o d e m e n S ta a ts m in is tc rie n » , e n id ., S ta a t
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3 7 G . O e s t r e i c h , V e rfa ss u n g sg e s c h ic h te v o m E n d e d e s M itte la lte rs b is z u m
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Indice alfab ético — de los Estados, 146- 165, 30 7 , 3 1 0 , 313, 375, 2 5 , 32, 33, 3 5 , 3 7 ; 41,
148, 151, 168, 170 378, 379 4 3 , 64, 6 9 , 7 2 , 74, 80,
— Generales, 147-149, 172 B a v ie ra , d u q u e d e , 373 82, 86, 9 1 , 9 6 , 106, 109,
— regionales, 171, 172 B e n tiv o g lio , c o n d e , 208 114, 117, 118, 120, 121,
— provinciales, 177 B e rm u d a s, is la s , 77 124-126, 131, 133, 135,
ascetismo, 297 B e v e m , c a stillo d e , 29 145, 151, 159, 166, 167,
Asia, 60, 63, 70, 73-75, b ib lio te c a s , 129, 280 171, 174, 176-178, 191,
80, 82, 83 B irk e n , S ig is m u n d von 20 0 , 201, 203 , 260, 261,
asilos, 338, 339 (1626-1681), 209 2 7 5 , 277 , 278 , 280, 287,
Astracán, 81 B o d in , J e a n (1530-1596), 28 8 , 290, 317, 339, 342,
astronomía, 129, 279 20, 4 4 , 26 7 , 320-325 344, 346, 358, 361, 367,
astrología, 267 B o h e m ia , 30, 123, 153, 369
absolutismo, 1, 3, 4, 117, Aix, 357 Andreae, Johann Valen­ ateísmo, 221, 222, 272, 160, 171, 246, 330, 331, — e s ta m e n ta l, 107, 108
119-121, 130, 132, 144, Alba, Femando Alvarez tín (1586-1654), 261, 273 371, 374, 375 — u r b a n a , 56, 64, 108,
145, 154, 155, 164-170, de Toledo, duque de 285 atlántica, costa, 60, 63 B o h m e , J a k o b (1575-1624), 110, 113, 115, 117,
173, 244, 247, 249, 250, (1508-1582), 21, 346-348 anglicanismo, 175, 245, Augsburgo, 15, 16, 23, 373 125, 131, 143, 146,
257, 260, 306, 322, 323, albañil, 23, 25 255, 259, 362, 363 27, 28, 30, 46, 56, 67, b o j e r , 58 149, 157, 167-169
344, 351, 360, 365, 374 alcabala, 346 Annoni, 57 68, 70, 71, 111 B o lo tn ik o v , Iv a n (¿-1 6 0 8 ), burocracia, 117-119, 129,
— francés, 207 aldea, 101-106, 136, 139, Antigüedad, 281, 292 — decreto imperial de, 353, 354 149, 153, 156, 158-160,
— sistema absolutista, 7, 181, 186, 189, 193, 203, Antiguo Régimen, 278, 231 B o lsa, 27, 7 1 , 7 2 , 87 165, 303, 310, 311, 314,
8, 116, 118, 151, 161, 208, 212, 213 , 222, 233, 354 Augsburgo, paz de, 1, B o n a ire , 77 316, 319, 353, 355
165, 312 235, 236, 267, 271 antitrinitarios, 228, 231 160, 241, 242, 372 B o rb ó n , 165, 166 Buttstádt, 61
Académie Royale de Pein- Alemania, 9, 13-15, 17, Aragón, 151, 156, 171 Austria, 27, 130, 133, 143, B o rg o ñ a , 155, 156, 300,
ture et de Sculpture, 18, 26, 28-31, 35, 36, — sublevación de, 157 150, 161, 165, 246, 247, 303 caballeros, 123, 124, 128,
289 38, 39, 44, 46-49, 57, aranceles, 341 250, 314, 328, 331, 372- B o s to n , 8 0 204
Accademia deí Lincei, 283 61, 62, 64, 67, 91, 97, árboles genealógicos, 179 375 b o y a rd o s , 124, 169 Cairo, El, 59
Adán, 97 99, 105, 107, 108, 110, Arcángel, 77 Austria, archiduque de, B ra b a n te , 64, 176, 346, Calderón de la Barca,
administración, 3, 20, 25, 117, 123, 144, 149, 151, aristocracia, 4, 116, 119- 195 347 Pedro (1600-1681), 205,
30, 108, 115, 116, 119, 154, 167, 168, 175, 209, 122, 124, 127, 130-133, Austria, Casa de, 155 b ra c e ro s, 36 , 37 287, 296
125, 147, 152-154, 159, 213 , 214, 216 , 240, 242, 151, 157, 166, 168, 169, auto de fe, 204, 266, 296 B ra g a n z a , Juan (1640- calvinismo, 88-90, 105,
161, 166, 169-171, 174, 243 , 249 , 250, 255 , 260, 178, 238, 245, 279, 362, autos sacramentales, 205 1656), 355 114, 129, 133, 139,
175, 300-303, 305, 306, 261, 267, 275, 285, 287, 364, 365, 367, 379, 383 ayudas de cámara, 305 B ra n d e m b u rg o , 6 1 , 123, 141, 142, 145, 166, 177,
310, 311, 314, 316, 319, 318 , 326, 327, 332 , 342, — crisis de la, 134 2 1 6 , 304, 374, 377, 382 222, 239, 242-246, 248,
321, 348, 356, 359, 363, 343 , 349, 372, 373 , 375- — industrial, 29 Bacon, Francis (1561- B ra s il, 20 , 74 , 7 5 , 78 252, 253, 255, 257-261,
364, 366, 378 378 Aristóteles (384-322 d.C.), 1626), 139, 186, 273, B ra u n s c h w e ig , J u liu s v o n , 269, 270, 274, 323, 343-
— central, 4, 119, 155, — Alta, 45, 53, 59, 65- 279, 284 281, 283, 285 51 349, 357, 376, 381
157, 172, 174, 313-315, 68, 88, 118, 160 Armada invencible, 156, baile, 206-208, 210, 236, B rescia, 48 Calvino, Juan (1509-1564),
317, 318, 330, 360 alimentos, 22, 36, 192, 261, 348 306 B re s la u , 21 8 , 224 142, 144, 231, 241, 253,
221, 359 arminianos, 252 — popular, 207 B r e v ia r iu m Rom anun 267
Africa, 20, 73, 74, 78, 79, (1 5 5 1 ), 137 Cámara
82, 83 — escasez de, 30 armisticio de 1609, 176 Balcanes, 158, 220 B ro w n e , R o b e rt (1550?- — Alta, 149
— Sudáfrica, 81 almegas trienales, 38 Amauld, Antoine (1612- Báltico (región), 20, 21, 1 6 3 3 /3 6 ), 261 — Baja, 149, 262, 366,
Agrícola [Georg Bauer], alquimia, 50, 129 1694), 260 25, 40, 50, 57-59, 61, B ru e g h e l, P ie te r d . Á . 367
(1494-1555), 46 Alsacia, 18, 374, 379, 382 Amdt, Johann (1555- 69, 217, 371, 376, 377 (1525P-1569), 104, 287, Campanella, Thomas
agricultura, 18, 19, 28, Alto Palatinado, 47, 48 1621), 261 — Imperio del, 378 293 (1568-1639), 285
30-43, 50, 72, 84, 87, altos hornos, 29, 47, 48 arrendamiento, 34-37, 100- Baltimore, Lord, 80 B ru ja s, 6 1 , 67 Campania, 17
98, 99, 103, 157, 211, Amberes, 16, 25, 26, 45, 102, 213, 353 ballet, 206-208
46, 49, 57 , 59, 60, 64, arriería, 57 Bamberg, 269 b r u je r ía , 2 2 1 , 222, 225, campesinos, 5, 18, 19, 23,
285, 345, 359, 367 66, 67, 71, 77, 289 artes gráficas, 48, 53 266-272 27, 28, 32-37, 39, 41,
— capitalización de la, banca, 16, 65, 71, 88 — caza d e b r u ja s , 114, 43, 48, 55, 57, 61, 66,
Amberg, 47 artesanado, 11, 23, 42, — privada, 71
36, 41 América, 18, 20, 31, 58, 50, 52, 53, 66, 84, 85, 188 , 2 2 7 , 23 6 , 264-268, 84, 85, 93, 94, 96-108,
— comercialización de la, — pública, 71, 87 271 112, 113, 115, 126, 128,
34 60, 65, 69, 70, 73-76, 101, 102, 108, 114, 116, bancarrota, 27-29, 67, 348, — p ro ceso s c o n tra b r u ja s , 130, 132, 133, 139, 144,
— explotación agrícola, 78 , 79, 81-83 , 91, 155, 136, 184, 189, 209, 214, 365 26 3 , 266 147, 149, 157, 168-172,
156, 217 232, 234, 237, 280, 283, Banco del Spiritu Santo,
33, 34, 40, 118 — Centroamérica, 75 293, 340 B ru n o , G io rd a n o (1548- 181, 186, 191, 195, 197,
— fertilización, 39 71 1600), 264 , 281 202, 213, 215, 216, 229,
— horticultura, 36 — Norteamérica, 77-80 — gremial, 50, 54, 233 Banco della Piazza di B ru se la s, 273 232, 235, 237, 239, 293,
— organización agraria, — Sudamérica, 75, 78 — producción del, 2, 3, Rialto, 71 B u c k in g h a m , duque de 301, 338, 342, 353, 356,
amnistía, 358 18, 19, 22, 25, 29, 30, Banco di San Ambrogio,
40, 41, 101, 102 Amsterdam, 16, 19, 22, 84, 87, 157, 221 (1592-1628), 319 358, 359, 372, 378, 382
— producción de la, 2, 71 b u h o n e ro s , 341 — acaudalados, 23, 40,
3, 25, 33, 40, 43, 44,
43, 59, 60, 63, 66, 69- — rural, 2, 100 Banco Rialto, 71 B u rd e o s, 343, 351, 357 93, 99, 102, 127, 192,
55, 87, 96, 101, 157,
71, 77 , 82, 109, 114, — urbano, 89 bandidaje, 56, 211, 212, b u rg u e s e s , 5 , 6 , 2 3 , 34, 1%, 200, 288, 345
362
115, 177, 275, 347 artesanía, 117, 118, 120, 215-217 36, 43 , 74 , 78 , 88 , 93 , — bretones, 19
Amur, 81 122, 130, 157, 159, 285 baptismo, 143, 228, 231,
— regadío, 39 analfabetismo, 113, 141, A r ti c u li H e n r ic i, 172
9 4 , 102, 113, 115, 119, — libres, 97
— revolución agraria, 31, 181, 274
345 128, 130, 133, 139, 147, — notables, 94, 100
artistas, 287-289, 299 Barcelona, 59 — proletarios, 98
37 anarquía, 166 Aruba, 77 149, 157, 173, 181, 186,
— rotación de cultivos, anatomía, 279 Barroco, 125, 287, 292 187, 197 , 202 , 204 , 209, — revueltas de los, 35,
asalariados {véase trabajo, Basilea, 45 239, 279, 293, 301, 315, 105-107, 116, 127, 170,
38 Anatolia, 159 asalariado) Batavia, 60, 78
— técnicas agrícolas, 37 A n d a lu c ía , 229 asambleas, 133, 143 319, 350, 351, 359, 382 172, 175, 342, 343,
Baviera, 130, 143, 148, b u rg u e s ía , 3 , 4 , 11, 21 , 351, 352, 360
456
457
— siervos, 97 Clteau-Cambrésis, paz de — b u rg u e s a s , 108, 192
— suebos, 40 (1559), 167 — lu c h a d e , 360 — sociedades comercia­ cosacos, 107, 216, 356
campesinos, guerra de los, catolicismo, 89, 114, 129, — m e d ia s , 174, 176, 263, 293, 295, 297-299, 307,
35 130, 135-138, 141, 142, 26 5 , 366, 367
les, 66-69, 71, 72, 78, cosechas, 26, 28, 35, 39, 312, 343
í campo, 55, 118, 138, 194, 167, 175, 212, 222, 231, — re la c io n e s d e , 102
87, 88, 376 61, 97, 100, 102, 103, — americana, 75
203, 211, 220, 229, 339, 239, 240, 242, 246-252, — textil, 64, 69 191, 192, 211, 216, 269, — aristocrática, 6, 121,
c lé rig o s (véa se c le ro ) c o m e d ia d e ll’a rte, 205
352, 361, 362 254-256, 257, 258, 263, c le r o , 32, 3 5 , 103, 106,
359, 360 126, 130, 200, 206,
Canadá, 79, 81 266, 269, 270, 274, 282, 112, 113, 115, 117, 128,
Comenius, Amos (1592- corte, 20, 34, 94, 113, 207, 210, 235, 237
Cap An, 80 285, 292, 309, 323, 328, 130, 131, 134-138, 140,
1670), 276, 282, 283 116, 122, 123, 125, 128, — barroca, 6, 234
capas altas (véase clases 372, 374, 378, 381 141, 145, 20 2 , 2 3 4 , 235,
C o m m itte e o f P u b lic Sa- 129, 132, 134, 137, 139, — burguesa, 89 , 236, 285
altas) fe ty , 366 149, 152, 156, 157, 159, — cortesana, 6, 125, 209,
caza, 49, 127, 132, 306 24 1 , 247, 2 5 5 , 2 5 7 , 262 Compañía de Jesús, 137- 175, 181, 193, 203, 206,
capas bajas (véase clases celibato, 136, 137, 142, — c a lv in is ta , 144 234, 235, 238, 286
bajas) 248 — c a tó lic o , 130, 134, 136,
139, 143, 145, 249, 260, 208, 232, 233, 238, 239, — humanista, 145, 277,
Capella, Bianca, 208 censura, 264 140, 143-146, 2 7 4 , 294
277, 292, 297 280, 283, 287, 289, 294- 278
capital, 34, 35, 37, 48, Cerdeña, 155 — lu te r a n o , 144
Compañía de las Indias, 298, 303-310, 314-316, — gastronómica, 194
54, 68, 69, 71, 72, 84, cereales, 22, 23, 25-29, 38, — p r o te s ta n te , 135, 136, 63 320, 326, 330, 339, 341, — medieval, 125, 234
118, 120, 160, 196, 216 40, 41, 44, 49, 59-61, 140, 143, 144, 146
Compañía de las Indias 357, 359 — popular, 6, 207, 235-
— acumulación de, 55, 85, 91, 172, 191 C lé v e ris -J ü lic h -B e rg , 374
Occidentales, 69 — mayordomo de, 304 238
72, 85, 87-90, 92, 95 — monopolio de, 58 c o b re , 46 168, 378
Compañía de las Indias Cortes, 150, 156, 158, — renacentista, 129
— comercial, 55, 60, 82, Cervantes Saavedra, Mi­ — m o n e d a d e , 2 2 , 30
Orientales, 69, 80 302, 355 — religiosa, 142, 231,
84, 86, 87, 91 guel de (1547-1616), c o fra d ía s re lig io s a s , 289
Compañía de Levante, 69 C o u r t o f H ig b C o m m is- 234
— inversión de, 51 287, 296 C o lo n ia , U n iv e rs id a d d e ,
Compañía Holandesa de s io n , 365 Curazao, 77
— urbano, 2 cerveza, 22, 23, 192 192
las Indias Occidenta­ C o u r t o f S ta r C k a m b e r . Curia, 248
capitalismo, 8, 29, 32, ciencia, 7, 50, 117, 134, c o lo n ia s , 7 3 -7 6 , 7 8 , 79 , les, 65, 78 365 Curlandia, 74
36, 83. 84, 88, 90, 92, 235, 249, 264, 273-286, 8 1 , 156
Compañía Holandesa de Covenant, 364 Curlandia, Jacobo de, 51
101, 117, 259, 362 373 — b u ro c ra c ia c o lo n ia l, 75
las Indias Orientales, criados, 101, 102, 184,
— comercial, 31, 55, 74, — burguesa, 129 — im p e rio s c o lo n ia le s ,
-72, 78 185, 189, 190, 196, 198, chantres, 206
281 — moderna, 10, 129, 145, 73-75, 79, 8 2 , 124
Compañía Inglesa de las 338 Charité, hospital, 227
— precapitalismo, 102 274, 279-286 — p ro d u c to s c o lo n ia le s , Indias, 69 crisis, 25, 28-30, 31, 49, China, 13, 73, 75, 81, 82
— primitivo, 11 — natural, 48, 283 22 Compañía Inglesa de las 83, 121, 122, 148, 153, Chmielnicki, Bogdan
capitalistas, 121 Ciudad del Cabo, 78 C o lle g iu m G e rm a n ic u m , Indias Orientales, 21, 165, 175, 285, 324, 330, (1593-1657), 356
Caravaggio, Michelangelo ciudadanía, derecho de, 137 72 336, 358-360, 362, 364
da (1573-1610), 292 108, 109, 111, 233 C o lle g iu m R o m a n u m , 137 comuneros, 156 — agrarias, 5, 26, 28, 31, Danubio (río), 57, 59
Cargos públicos, 119, 120, ciudades, 15-19, 27, 33, c o m e rc ia n te s , 11, 2 0 , 28, Condé, príncipe de (1621- 34, 36, 9J7, 100, 213, Danzig, 29, 40, 56, 60,
128, 132, 166, 317 36, 45, 49, 51-53, 55, 4 5 , 51, 54 , 58, 5 9 , 61 , 1686), 329 308, 355 61, 115
Caribe, mar, 217, 218 59, 61, 64, 66-68, 84, 63-66 , 68 , 69 , 7 1 , 72, condes, 123, 202 — de carestía, 26, 27 delitos, 219-224
Carlos I de Inglaterra 85, 91, 94, 96, 99, 101, 7 4 , 78 , 80, 8 1 , 8 4 , 88, c o n d o ttie r e , 376, 380 — de hambre, 26, 215 Della Faille, 57
(1625-1649), 330, 362, 108-112, 114-116, 118, 9 9 , 107, 109-111, 118, Confederación Helvética, — de la siderurgia ale­ democracia, 115-117, 154,
364, 365, 368 138, 146, 149, 171, 174, 120, 124, 157, 176, 177, 151, 160, 164 mana, 48 177
Carlos V, emperador 181, 184, 193, 194, 196, 198, 23 5 , 34 1 , 345, 367 conquistadores, 76 — del crédito, 29 demonología, 267, 269,
(1519-1556), 41, 155, 198-200, 203, 208, 211, — c o rp o ra c io n e s d e , 3 , 87 C o n s e il d ’E ta t, 318 — del siglo XVII, 28, 31, 270, 272
160, 345 213, 214, 216, 217, 220, — p e q u e ñ o s , 111 consejeros, 109, 113, 155, 172, 300, 342, 370 depauperación, 14, 18, 25,
Carlos Gustavo, conde 222, 231-233, 235, 271, c o m e rc io , 3 , 2 1 , 25 , 26, 364, 376 — demográfica, 32, 33, 39 55, 94, 100, 157, 186,
palatino (1622-1660), 209 275, 277, 2%, 304, 326, 2 8 , 30, 3 1 , 3 6 , 40-42, Constantinopla, 59, 250 — económicas, 67, 132, 211
carnavales, 203, 204, 208, 339, 340, 345, 347, 352, 51 , 54-56 , 58-61, 63 , 65- constitución, 173, 355, 165, 167, 213, 327, 359 depresión general, 28-30
209 357, 362, 372 6 9 , 70-72, 7 4 , 7 6 -7 9 , 84, 363-366 — financieras, 31, 68, 301 Derecho
carne, 22, 25, 40, 41, 61, — comerciales, 57, 66, 67 8 5 , 89, 9 3 , 108, 109, Contrarreforma, 89, 93, — sociales, 360 — natural, 321-323
63, 64, 191, 192, 340 — Estados, 115-117, 120, 112, 113, 116-118, 120, 105, 129, 134, 137, 139, Cristián IV de Dinamar­ — romano, 321
Carpenter, Agrícola, 304 164 122, 130, 157, 159, 169, 140, 144, 145, 156, 167, ca (1588-1648), 377 — tradicional, 152, 219
cartografía, 57 — imperiales, 117 174, 175 , 20 1 , 2 1 7 , 221, 171, 177, 179, 208, 209, cristianismo, 81, 104, 190, derechos nobiliarios, 124
Cartwright, Thomas (1535- — libres, 117 33 5 , 340-342, 3 4 7 , 359, 228, 230, 231, 241, 243, 194, 201, 207, 210, 221, Descartes, René (1596-
1603), 261 Clases, 10, 35, 53, 56, 3 7 6 , 377 245-247, 249, 251, 254, 229, 230, 237, 239, 243, 1650), 249, 273 , 281-
casa, 179-190, 193-197, 107, 108, 110, 112, 117, — a l d e ta lle , 65 258, 263, 277, 278, 292, 247, 252, 253, 259, 267, 283
226, 232 122-125, 134, 135, 234, — al p o r m a y o r, 6 5 , 66 309, 321, 331, 336, 373, 271, 273, 276 Deshima, 78
— burguesa, 198, 199, 275, 280, 286, 294, 343, — a m b u la n te , 66 374 Cromwell, Oliver (1599- despotismo asiático, 165
291 360, 362 — a tlá n tic o , 60 contribuciones, 148, 149, 1658), 201, 257, 367, Dietas imperiales, 115,
Casa da India, 68 — altas, 5, 23, 43, 49, — c o lo n ia l, 76 151, 152, 168, 174, 305 368, 370, 380 133, 147, 150, 151, 168,
Casa de contratación, 68 55, 64, 94, 95, 113, — d e e s p e c u la c ió n , 72 contrabando, 76 cronistas, 11 169, 171, 381
casta, 122, 136 139, 200, 201, 206, — d e g a n a d o , 6 1 , 6 2 , 99 Copenhague, acuerdos de, c r o q u a n ts , 351, 352 d ig g e rs, 369
castigos, 223-226 239, 246, 265, 270, — d e L e v a n te , 63 382 Cruzadas, 257 Dinamarca, 17, 61, 62,
Castiglione, Baltasar de 273, 276 — d e p ie le s , 79-81 Comeille, Pierre (1606- cuáqueros, 143 74, 90, 168, 242, 375-
(1478-1529), 306 — aristocráticas, 93 — d e u ltr a m a r, 16, 44, 1684), 249, 298, 299 Cuaresma, 208 378, 382
Castilla, 41, 76, 148, 156, b a ja s , 5 , 6 , 10, 25, 50, 5 9 -6 1 , 68, 69, 74, Corona, 132, 150, 166, Cuba, 77 dinastía, 148, 151-153,
157, 165, 230, 313, 354 5 6 , 94 , 9 ;», 102, 113, 87 168, 317, 330, 361 cultura, 5-10, 64, 73, 81- 155, 166, 172, 173, 177,
Cataluña, 14, 17, 133, 118, 143, 167, 194- — flo ta s d e , 5 0 , 7 9 , 218 — española, 14, 76, 77, 83, 90, 105, 108, 113, 307, 312, 314, 330
144, 148, 151, 156, 164, 196, 198, 214, 223, — in te r n a c io n a l, 5 7 , 73, 156, 355 118, 125, 127, 129, 134, 20, 21, 25 , 29,
dinero,
171, 355, 356 235, 237, 270, 276, 157, 373 — francesa, 79, 258, 318, 146, 158, 176, 177,179,
34, 36, 46, 51, 55, 57,
— sublevación de, 157, 279, 299, 349, 359, — ru ta s d e , 7 7 , 359 329 196, 198, 199, 202,203,
60, 70, 71, 85, 88, 98,
215, 359, 374, 379 366 — sis te m a d e , 2 — inglesa, 80, 330, 363- 206, 210, 211, 214,229,
99, 119-121, 129, 157,
• 365 235-239, 243, 246, 250, 184 , 201, 221, 290, 332,
corsarios, 217, 218, 347 276, 277, 280, 281, 286, 338, 365, 367, 376
458
459
— escasez de, 20, 30 empresarios, 29, 49, 51, 322, 327, 328, 357, 109, 123, 126, 130, 135, Fischart, Johann (1546- Gibraltar, 60
— malo, 30 121, 378 358, 363 179-190, 1%, 198, 203, 1590), 140, 204 Gilbert, William (1544-
diplomacia, 334, 377, 382 empréstitos, 365 — Consejo de, 318, 319, 221, 227, 229, 236, 244, Flandes, 44, 45, 53, 64, 1603), 281
Dithmarschen, 106 e n c lo s u re s (véa se tierras, 329, 341 253, 254, 322, 335, 337 85, 176, 346, 347 Ginebra, 115, 142, 164,
Dordrecht, Sínodo de, cercamientos de) — corporativo aristocráti­ — campesina, 6, 33, 185, fí e n te , 58 256, 278
232, 256, 347 enfermos, 227, 228 co, 164, 168 189 Florencia, 17, 29, 45, gitanos, 214, 219, 228,
Drake, .Francis, 79, 217 ennoblecimiento, 118, 119, — estamental, 147, 151, — crónicas familiares, 179 116, 205, 208, 313 229, 338
Dresde, 304 125 153, 350 — burguesa, 6, 185, 189 Fórmula de Concordia de Gloriosa Revolución
duelo, 220, 221 Enrique IV de Francia — imperial, 374-382 — feudal, 197 1581, 243, 256 (1688), 370
duques, 171 (1589-1610), 156, 166, — liberal, 5, 154, 164, — noble, 6, 128, 170, Francfort, 49, 280 Goa, 74
167, 258, 292, 318, 320, 173-178, 344, 350 189 Francia, 4, 7, 9, 11, 13, Gottorp-Rendsburg, 62
Eastland Company, 69 328, 374 — moderno primitivo, 3- — planificación de la, 14, 17, 18, 26, 27, 31, Gracián, Baltasar (1601-
economía, 10, 14, 19, 20, epidemias, 14, 15, 31, 57, 8, 10, 20, 25, 52, 72, 286 35, 36, 39, 41, 44, 45, 1658), 128, 297, 309
25, 31, 55, 68, 72, 87, 76, 157, 211, 269 87, 88, 90-94, 99, 106, Famesio, Alejandro (1545- 52, 53, 58, 60, 68, 74, Gran Mogol, 72
89, 91, 92, 104, 110, erotismo, 292 108, 118, 122, 125, 1592), 348 76-79, 91, 97, 106-108, Granada, 229
114, 117, 120, 160, 167, Escandinavia, 13, 14, 17, 132, 139, 149, 154, R a tsn a c h ts p ie le , 209 117-121, 125, 127-133, G ra n d R e m o n s tr a n c e , 366,
170, 178, 269, 306, 309, 59, 154, 165, 246, 250 164, 174, 176, 196, Federico V, elector del 144, 145, 148-151, 153, 367
335, 339 esclavitud, 33, 76, 82, 98, 210, 212, 215, 219, Palatinado (1610-1620), 155, 156, 158, 161, 164- gremios, 45, 51-53, 69,
— auge de la, 29 107, 169 220, 222, 235, 236, 375 167, 170, 174, 175, 179, 110, 111, 113, 115, 116,
— capitalista, 83, 87 esclavos, 60 239, 255, 256, 259, Felipe II de España 200-205, 213, 215-218, 194, 203, 221, 233, 289,
— de reservas, 27, 97 — tráfico de, 65, 74, 216 262, 268, 276, 278, (1556-1598), 155, 307, 220, 221, 243, 244, 246, 294, 335, 339, 340
— de subsistencia, 54, Escocia, 142, 145, 243, 309, 314, 316-318, 320, 318, 345, 346, 349 248-250, 252, 255, 257, — actividad de los, 2
106 244, 246, 247, 364, 368 321, 326, 331, 333- ferias, 20, 65, 66, 71, 258, 260, 263, 267, 275, — estatales, 52
— doméstica, 31, 32, 54, Escorial, El, 155, 288 338, 340, 351, 359, 104, 113, 204, 214, 229, 280, 283, 288, 289, 293, — estatuto de los, 45
181, 185, 227 España, 11, 13, 14, 371 232, 280, 290 295, 298, 302, 303, 308, — revueltas de los, 53
— monetaria, 36 16-19, 30, 31, 34, 41, — secretario de, 319 — del libro, 49 310, 312, 313, 318, 319, Gresham Collcge, 283
— mundial, 161 42, 44-46, 52, 57, 60, — teocrático, 244 Fernando I, emperador 322, 325-328, 332, 334, Grimmelshausen, Hans
— rural, 31, 84 61, 65, 67, 68, 71-75, — teoría del, 320-325 (1556-1564), 330 341-344, 346, 348, 349, Jakob Christoph von
— sistema económico, 77-79, 89, 97, 98, 100, — territorial, 3, 146-148, Fernando II, emperador 353-360, 370, 371, 374, (16207-1676), 96, 373
117, 159 101, 107, 117, 120, 121, 154, 161, 179, 235, (1619-1637), 249, 331, 376-382 G ro ssb a u er, 99
— urbana, 111 124, 125, 132, 143, 149- 302, 311 374, 375, 379, 380 Francisco I (de Francia), Grumbachsch, 327
Ecuador, 217 151, 154, 155, 159, 167, — totalitario, 325 ferrocarril, 58 78 Gryphius, Andreas (1616-
Edad Media, 6, 31, 32, 171, 175, 176, 205, 210, Estados Generales, 117, feudal, sistema (véa se Frisia, 97, 106 1664), 373
42, 46, 52, 93-95, 122, 213, 215, 217, 218, 228, 120, 127, 148-150, 166, feudalismo) Fronda, 107, 134, 165- Guadalupe, 77
138, 180, 182, 185, 220, 230, 241, 244, 249, 250, 177, 328, 346, 348, 375 feudalismo, 1-3, 31-34, 168, 260, 263, 323, 329, guerras, 4, 5, 14, 48, 57,
226, 228, 233-235, 238, 255, 257, 258, 261, 264- Estados Pontificios, 215, 54, 76, 83, 90, 98, 105, 357-359, 370, 373 63, 97, 107, 123, 165,
240, 251, 257, 264, 268, 266, 268, 281, 286, 287, 264 115, 134, 136, 154, 169, fronteras, 333 211, 215, 219, 242, 286,
273, 274, 292, 300, 303, 289, 292, 293, 295-298, estamentos, 3-8, 92-99, 170, 173, 174, 177, 191, Fugger, 27, 55, 63, 67, 314, 318, 331, 333, 381
326, 334 307, 312, 314, 319, 334, 106, 108, 112, 113, 117, 235, 344 68, 71, 118 — anglo-españolas, 79
— Alta, 300, 303, 311, 344, 347, 348, 354-357, 119, 120, 122, 125, — crisis del, 301 Fulda, 269 — civiles, 320, 328, 342,
314 359, 360, 371, 376, 379, 128, 130-136, 139, 141, — dependencias feudales, funcionariado, 311, 314, 352, 357, 358, 364,
— Baja, 1, 19, 22, 32, 382 146-149, 153, 154, 156, 7, 236 316, 318, 330 367, 368, 371
38-40, 49, 53, 57, 68, especias, 22, 23, 44, 59, 157, 160, 161, 164, 167- — dominio feudal, 52, funcionarios, 3, 51, 70, — de religión, 14, 64,
83-85, 90, 92, 102, 105, 63, 66, 73, 74, 78, 82, 171, 173, 176, 177, 183, 55, 80, 87, 120, 170, 107, 108, 110, 112, 118- 144, 166, 167, 171,
109, 115, 154, 161, 213 190, 194, 201, 210, 214, 172, 300, 301 120, 123, 124, 129, 130, 175, 210, 216, 257,
190, 203, 224, 292 Essex, rebelión de, 327 215, 222, 226, 228, 234, — estructuras feudales, 132, 135, 136, 152, 157, 258, 272, 298, 320,
Edad de Oro, 157 «estadística académica», 235, 238, 240, 243, 244, 36, 37, 75, 91, 101, 173, 235, 238, 243, 256, 322, 342, 357
educación, 128, 129, 137, 11 247, 257, 285, 289, 301- 102, 104 261, 272, 283, 296, 302, — entre nobles, 132
139, 159, 189, 251, 253, Estado, 17, 32, 35, 46, 305, 307, 311-321, 323, — modo de producción 304-306, 313, 315, 317- Guicciardini, Luigi, 11
254, 273-283, 285, 337, 51, 67-69, 71, 74, 78, 326-331, 336, 342, 349, feudal, 2, 82 320, 339 Guillermo I de Orange
361 80, 81, 89, 94, 95, 99, 354-356, 363, 375 — neofeudalismo, 118, (1533-1584), 346, 347
— academias, 279, 289 106, 107, 115-117, 120, — asambleas de los, 4, 120, 125, 129, 131 Galeno (129-199), 279, 284 Guisa, 165, 356
— colegios, 277, 278 121, 123-125, 128, 130- 115, 117, 150 — organización feudal, 41 galeras, 213, 224, 265 Gustavo Adolfo II de
— escuelas, 275-277, 285 133, 139, 140, 143, 145, — luchas de los, 144 feudos, 19, 33, 34, 40, Galilei, Galileo (1564- Suecia (1611-1632), 168,
— institutos, 277 146, 149, 153, 155, 157, — profesiones estamenta­ 118, 125, 158, 197, 327, 1642), 145, 264, 281, 201, 257, 258, 318, 333,
ejército, 20, 25, 48, 61, 159, 161, 166, 167, 169, les, 232 339 283 372, 377-380
88, 94, 99, 120, 125, 175, 177, 178, 182, 185, — rurales, 106, 117 fiestas, 103-105, 113, 126, ganadería, 29, 37, 40, 41, Guyena, 351
126, 152, 156-158, 160, 190, 194, 201, 211, 214, Estocolmo, 71, 304 187, 189, 191, 192, 202, 49, 61, 102, 103, 127,
169, 170, 172, 174, 201, 217, 219, 223, 225, 226, Eston, Piter, 217 203, 205, 206, 208-210, 220 Habsburgo, 68, 88, 155,
303, 310, 318, 331, 332, 230, 234, 239, 249, 255- Estrasburgo, 56, 277 236-238, 266, 288, 289, Gante, 348 158, 160, 161, 314, 328,
339, 347, 352, 365, 367- 259, 261, 263, 266, 277, Estuardo, 175, 330, 363, 305-307, 309 G e h e m e im e r R a í, 318 330, 331, 334, 371, 374-
369, 376-378, 3C0, 382 281, 284, 286, 298, 300- 370 — de Corpus Christi, 205, «Gemain-Gesellschaft des 380, 382
— artillería, 378 307, 310, 311, 314, 315, Evelyn, Jonh (1620-1706), 2% Bergbaus», 47 haciendas, 19, 35, 131,
— escuelas del, 333 317, 323-326, 328, 329, 290 — religiosas, 138, 192, Génova, 29, 45, 59, 60, 184, 210, 238
El Greco (1541-1613), 287, 332, 334, 339, 340, 345- 204, 208 70 Haití, 77
1 292 350, 353, 354, 359, 360, Fail, Noel du, 19 Filehne, señorío de, 38 le n tle m a n , 128, 307 Halberstad, 382
Elba, 32, 33 362, 363, 370, 373, 381 Faikenstein, 47 Filipinas, 81 g e n try , 37, 122-124, 174- Hals, Frans (1581P-1666),
este del, 101 — absolutista, 5, 119, familia, 11, 23, 24, 52, filosofía, 282, 297, 325 176, 262, 315, 361, 362, 292
emigración, 18, 19, 33 120, 164, 173, 302, 53, 55, 99-101, 104, Finlandia, 242 365, 367 hambre, 192, 360

460 461
Hamburgo, 15, 16, 60, 253-256, 261, 263, 265, 47, 54, 64, 101, 200, Jacobo I de Inglaterra libros, 280, 281, 289. 293- Matanzas, puerto de, T
61, 66, 67, 69, 71, 82, 267, 269, 272, 273, 275, 345 (1603-1625), 206, 312, 295, 299 Matías, emperador (1617
115 279, 283, 285, 286, 288, — transformadora, 46, 54 320, 330 — de caballería, 295, 2% 1619), 374
Hansa, 59, 67 294-2%, 299, 300, 304, — producción de la, 23, Jagellones, 172 Lieja, 47, 48, 50 Maximiliano I de Ba'
Hartlib, 283 321, 325, 327, 328, 333, 28, 40, 42, 43, 49-54, Jamaica, 77 Liga Católica, 166, 372, ra (1597-1651), ¿
Harvcy, William (1578- 335-337, 345, 362, 363 73, 200 Jammestown (v é a s e Vir­ 375-378 307, 318, 336
1657), 281 — anglicana ( véa se angli- — productos, 25, 26, 44, ginia) Lrga Hanseática, 67 Mazarino, Julio, carden:
H a u s v a te r íite r a tu r , 31 canismo) 52, 60, 70, 112, 359 Jansen, Comelius (1585- Liguria, 17 (1602-1661), 260, 32
Hawkins, John, 79 — baptista ( véa se baptis- — revolución industrial, 1638), 279 Lilbume, John (1614?- 356-358
Heidclbcrg, 256, 278 mo) 53 jansenistas, 249, 259, 260, 1657), 369 M a y flo w e r , 80
Hércules, 216 — bienes de la, 121 industrialización, 18, 179, 262, 357 Liorna, 64 mecánica, 50, 279
herejía, 138, 221, 222, — católica ( v é a se catoli­ 185 Japón, 73, 75, 78, 82 Lipsius, Justus (1547- Mecklemburgo, 15, 1*.
251, 258, 264, 266, 268, cismo) infanticidio, 188 Java, 60, 78 1606), 322, 325 377
272, 336, 348 — cristiana (v é a se cristia­ inflación, 22, 30, 157 jenízaros, 158 Lisboa, 16, 60, 63, 68 medicina, 279, 338
— demoníaca, 266 nismo) Inglaterra, 4, 7, 9, 11, juegos, 202-204 literatos, 289, 294, 297, Médicis, 207
Hesse, 15 — nacional, 140, 141, 13, 14, 17, 19, 28, 29, — casas de, 203 299 — Catalina de (.51
hidalgos, 124, 127, 130, 231, 241, 246, 256, 31, 34, 36-41, 44, 45, — de competición, 204 literatura, 7, 293-299, 373 1589), 207
215 368 48-50, 52, 53, 57-60, — de entretenimiento, 204 — aristocrática, 295 — María de (1573-16*.
hierro, 46, 47, 168 — ortodoxa, 7, 93, 169, 64-69, 74, 76-79, 84, juglares, 204, 232, 294 — popular, 295 292, 328
Hobbes, Thomas (1588- 222, 250 88, 90-92, 98, 99, 101, J u n k e r s , 123 Lituania, 171 — serie (de Rubens
1679), 273, 320-325 — popular, 7 107, 110, 117-121, 123, Jerusalén, 363 liturgia, 309 292
Hohberg, Wolf Helmhard — protestante ( v é a se pro­ 124, 128, 130, 131, 133, jesuitas (véa se Compañía Lombardía-Véneto, 15, 67 Mediterráneo (región), 57
von (1612-1668), 138 testantismo) 135, 142, 144, 148-151, de Jesús) Londres, 16, 17, 19, 43, 59-61, 63, 84, 156, 158
Holanda, 4, 14, 16, 18, Ilustración, 1 154, 156, 158, 164, 165, jornaleros, 23, 36, 40, 51, 56, 60, 65-67, 69, 217
22, 31, 34, 36, 38, 39, Imperio alemán (véa se 167, 173-176, 179, 195- 99-103, 111, 297, 340 71, 82, 109, 117, 121, mendigos, 18, 27, 94, 101,
44, 49, 57-60, 63, 66- Alemania) 201, 205, 213, 215, 217, judíos, 214, 219, 228, 199, 206, 297, 304, 361, 111, 200, 202, 211-216.
69, 74-80, 88, 91, 92, Imperio otomano, 154-156, 218, 220, 230, 243, 245, 229, 265 366, 368, 369 223, 228, 232, 270, 33í
97, 107, 110, 117, 118, 158, 159, 230 246, 250, 255, 257, 259, — conversos, 265 Lope de Vega (1562- — bandas de, 213, 214
121, 142, 144, 149, 150, imperios asiáticos, 1 261, 263, 267, 268, 275, — expulsión de, 18, 266 1635), 205, 2% mennonitas, 231
153, 164, 167, 170, 173, 276, 283, 285, 287, 288, — pogromos, 267, 356 Lorena, 379 Mercator, Gerhard (1512-
175-178, 195, 198-201, impuestos, 98, 99, 111, 293, 295, 297, 298, 302, Loudun, proceso de, 270 1594), 57
210, 217, 218, 228, 230, 122, 127, 152, 176, 328, 303, 307, 312, 315, 324, Jülich-Berg, 229 Lübeck, 61, 276, 377 mercado, 27, 31, 32, 34.
243, 244, 258, 290, 292, 330, 342, 351-354, 356, 326, 328, 334, 339, 341- juristas, 317, 322, 323, Lublin, Unión de (1569), 36, 42, 54, 55, 60, 61
295, 312, 326, 343, 344, 360, 364, 365, 375 344, 349, 355, 357-360, 367 _ 171 66-68, 71-73, 76, 77
347, 348, 359, 360, 375- — recaudadores de, 351, 372 Jutlandia, 377 Luis XIV de Francia 79, 80, 82, 85, 87, 90
377, 379 352 — revolución inglesa, 108, (1661-1715), 207, 304, 91, 95, 97, 102, 103
— revolución de, 108, India, 13, 20, 59, 60, 63, 120, 121, 165, 176, Kepler, Johannes (1571- 357 112, 171, 182, 203, 210
120 73, 77-80, 218 206, 244, 246, 261- 1630), 281, 282, 373 luteranismo, 89, 114, 129, 221, 269, 287, 290, 299
Holstein, 99 Indice, 264 263, 324, 326, 328, Kiev, 356 141, 239, 242-245, 248, 305, 340-342, 353, 35-
homosexualidad, 187 indios americanos, 65, 73, 343, 359-371 k ip p c r - u n d W ip p e r z e it, 30 252, 253, 255, 261, 274,
K le id e r o r d n u n g , 200
— capitalista, 8, 99, 10<
honor, 126, 128, 132, 133, 75, 76, 79, 82 Ingolstadt, 256, 278 285 — economía de, 5, 92
180-182, 187, 190, 204, Indochina, 73, 75, 78 inmigración, 18 Kleinhans y Enzensperger, Lutero, Martín (1483- 343, 344, 358
220, 221, 223, 226, 227, industria, 25, 26, 36, 41- Inquisición, 139, 156, 230, 57 1546), 183, 241-243, — expansión del, 5, 6
232, 233, 236, 307, 309 43, 45, 46, 49, 50, 51- 257, 258, 263-266, 268, Komwestheim, 23 248, 267, 280 10, 179, 361
h o n n é te h o m m e , 128, 307 54, 61, 65, 72, 76, 89, 346 Küstrin, margrave de, 304 Lützen, batalla de (1632), — europeo, 46, 59, 64
hospitales, 227 93, 101, 102, 108, 201, intelectuales, 282-286 378 71, 76, 104, 108
Hotman, Fran^ois (1524- 335, 342, 367, 373 intendentes, 329, 357 laboratorios, 129 Lyon, 45, 49, 66 — internacional, 3, 80
1590), 323 — a domicilio, 101 Irlanda, 34, 266, 365 lasquenetes, 214 82, 122
hugonotes, 18, 78, 167, — armamentista, 44, 47, Isabel I de Inglaterra latifundio, 37, 38 Madagascar, 79 — mundial, 2, 7, 33, 44
258, 328, 329, 379 48, 51, 376, 378 (1558-1603), 174, 206, Lattes, 38 madera, 23, 49, 50, 213 72, 99, 159
— guerra de los, 133, — construcción naval, 48, 246, 307, 318, 320 Laúd, William (1573- Madrid, 16, 43, 116, 156, — occidental, 40
144, 213, 258 49, 58, 61 Islam, 159 1645), 363-365 157, 304, 310, 375 — regional, 43, 55, 64
humanismo, 145, 235, 273, — de artículos de lujo, Islandia, 242 Lee, William, 46 Magdeburgo, 382 65, 87, 115
274, 280, 284, 286, 293, ' 53 Islas Británicas, 13 Leiden, 45, 278 magia, 267, 271 — urbano, 20
295, 345 — de la lana, 29, 37, 45, Italia, 9, 11, 13-15, 17- Leipzig, 49, 200 magnate, 124, 168, 172, mercantilismo, 341
humanistas, 292, 294, 299 54 19, 27-29, 31, 34, 38, Lejano Oriente, 73 356 mercenarios, 19, 201, 213-
Hungría, 46, 61, 62, 121, — de la seda, 29, 43, 44, 45, 48, 49, 53, 57, Lemosín, 351 magos, 188 216, 331, 332, 376
129, 149, 160, 243, 245, 45, 54 59, 61, 64, 66, 67, 85, Lepanto (1571), 156 malabar, costa, 63, 74 Merchant Adventurers, 65
246, 248, 330, 331, 343 — del libro, 49 89, 90, 101, 107, 110, Leslau, aduana de, 26 M a lle u s m a lific a r u m de Mertschütz, 126
hutteritas, 231 — del papel, 49, 53 115, 117, 118, 120, 144, letrados, 110, 112 1486-1487, 267, 271 Mesina, 16, 56
— del vidrio, 48, 49, 51 149, 164, 193, 204, 205, letras de cambio, 71 manierismo, 287, 292 Mesta, 41, 98
iconolatría, 346, 349 — familiar, 43, 101 213, 220, 230, 231, 241, Leuschner, W., 47 Maquiavelo, Nicolás metales preciosos, 20, 60.
Iglesia, 5-7, 33, 34, 79, — minera, 44, 46-48, 50, 246, 258, 264, 266, 275, Levante, 20, 59, 60, 63 (1469-1527), 323, 324 70, 77
81, 83, 104, 122, 130, 51, 54, 65, 84, 88, 279, 281, 286-290, 292, le v e lle r s, 367, 369, 370 Mar del Norte, 38, 217 — oro, 20, 44, 70, 73,
134-137, 142, 143, 145, 110, 373 293, 298, 334, 356, 359, libertad religiosa, 114, Marsella, 59 75, 76, 126, 201, 338
167, 171, 182, 185, 187, — metalúrgica, 44, 46-48, 376, 379 143 Martinica, 77 — plata, 21, 22, 30, 44;
190, 194, 201, 205, 209, 50, 51, 54, 84, 88 — sublevación de, 157 lib e r u m v e to , 172 Maryland, 80 46, 70, 73, 76, 82,
211, 219, 220, 222, 232- — siderúrgica, 46, 47, 50 Iván IV de Rusia (1533- librepensadores, 273 Masaniello, Tomaso (1623- 126, ^ 156-, 157, 159,
237, 239-242, 247, 251, — textil, 37, 41, 43-45, 1584), 80, 169, 353 libreros, 293, 294 1647), 355, 356 21»,: 354, 359

462 463
microscopio, 48 nobleza, 4-6, 11, 21,. 25, Osnabrück, 381
Milán, 15-17, 29, 45, 57, 27, 32-35, 37, 41, 43, otomanos, 75, 217
71, 155 61, 62, 64, 76, 84, 86, Perigord, 351, 352 Portugal, 13, 21, 58, 60, 263, 266, 269, 272-274,
ministerios, 304, 306, 318, 87, 93, 94, 99, 103, Pablo, San, 140 Perm, 81 61, 63, 65, 68, 69, 72, 280, 286, 287, 293-798,
319 106, 108, 113, 115, 120-
Pacífico (mar), 79 Persia, 159 74-78, 80, 155, 156, 303, 305, 307, 308, 310,
M ís ta le R o m a n u m (1570), 125, 127-131, 133, 134,Paderbom, 269 pescado, 192 248, 342, 355, 356, 376, 315, 323, 344, 349, 357,
137 137, 143, 145, 148-150,Padua, 275, 279 peste (v é a se epidemias) 379 358, 363, 365, 368, 370-
Molotov, 81 152, 156-158, 161, 164,Países Bajos, 11, 15-17, P e titio n o t R ig b t (1628), — sublevación de, 157 371
Molucas (islas), 74 169-178, 180, 185, 187, 26, 36, 38-40, 45, 48- 151, 330 Praga, 380 — movimientos popula­
monarquía, 67, 121, 125, 191-193, 200, 202, 204- 50, 59, 64, 65, 67, 69, Piccolomini, Ottavio precios, 19, *23, 25, 28, res, 170
126, 131, 133, 143, 144, 206, 210, 215, 217, 220, 70, 79, 117, 148, 151, (1599-1656), 209 35, 37, 40, 70, 159, puritanismo, 175, 185,
150, 151, 155, 156, 158, 232, 237-240, 259, 261, 155, 156, 160, 166, 176, pietisrao, 259-262 172, 194, 221, 308 201, 210, 246, 252, 259,
160, 164-166, 168, 171, 274, 275, 277, 278, 285, 177, 246, 250, 252, 258, p ilg r im fa lb e r s, 80 — derrumbamiento de los, 261, 262, 285, 291, 305,
172, 323, 330, 331, 342, 287, 288, 295-297, 301- 273, 286, 287, 292, 332, pimienta, 23, 60, 63 28, 29, 40, 41, 64 343, 362, 363, 367
348, 354, 357, 358, 361, 305, 307-310, 313, 315, 334, 342-350, 375, 376, piratería, 57, 63, 75, 78, — «revolución de los», Pym, John (1584-1643),
363, 364, 368-372, 375 323, 342-344, 358, 359, 378 79, 215, 217, 218, 220, 20, 22, 31, 42, 73, 366
— absoluta, 4, 131, 151, 361, 368, 371, 374, 378,
— del Norte, 36, 348, 376 123, 132, 301
• 164 382 371, 375 Pirineos, paz de los — subida de los, 20, 22, Quebec, 79
— electiva, 153, 172 — alta, 94, 123, 125, — del Sur, 18, 36, 176, (1659), 167, 382 26, 28, 30, 359 queso, 22, 192
— estamental, 161 132,, 146, 149, 328, 344 Pisa, 64 predicadores laicos, 135 quiebra, 126
— feudal, 174 345, 357, 360 — revolución de los, 64, Pitaut, levantamiento de, presbiterianos, 364, 368, quiliastas, 249
— universal, 155-157, 375 — bajsi, 124, 126, 146, 77, 157, 344-350, 354, 351 369
moneda, 30, 70, 71, 157, 149,, 168, 200-203, 209, 356 plantaciones, 65 prestaciones, 22, 122 Rabelais, Fran^ois (1495-
340 239,, 249, 319, 345, países mediterráneos, 16, Plantin, imprenta, 49 — de trabajo, 33 1553), 273
— circulación de la, 2, 346, 349, 350, 357, 19, 49, 64, 215, 359 plata (véa se metales pre­ príncipes, 3, 4, 6, 27, 58, Racine, Jean (1639-1699),
19, 20, 95 358 pajes, 305__ ciosos) 59, 61, 74, 82, 85, 88, 260, 287
— falsificación de, 221 — cortesana, 123, 131, Palatinado, 15, 252, 256, Plessis-Momay, Philippe 93, 94, 97, 107, 115, Rakov,
— sistema monetario, 70 133 373, 375, 382 du (1549-1623), 323 122-126, 129, 130, 132, Ralcigh,231 Sir 'Walter, 79
— transacciones de, 118 — feudal, 74, 122, 124, Palermo, 16, 216, 355 Plymouth, 80 133, 137, 139, 140, 143,
Montaigne, Michel de 131, 166, 328 pan, 23, 25, 27, 28, 192, Po, llanura del, 17 146-149, 151, 154, 155, Rambouillet, marquesa de
(1533-1592), 83, 129, — militar, 123 340 población, 11, 13, 17, 23, 161, 170, 173, 176, 177, R a s k o l, 250 298
(1588-1665),
188, 273 — rural, 97, 123, 124, papado, 136, 137, 167, 27, 28, 31, 36, 38, 42, 202, 206, 216, 217, 240- tio s tu d io r u m de 1599,
Montaña Blanca, batalla 127, 197, 216 247, 248, 257, 261, 292, 55, 56, 61, 82, 100, 244, 246, 247, 249, 255, P a139
de la (1620), 331, 375 Noche de San Bartolo­ 372 101, 113, 121, 134, 157, 257, 288, 300-304, 311, Ratisbona, 377
Montmorency, 165 mé, 258, 322 Paraguay, 81 167, 169, 176, 355, 356 313, 320, 331, 335, 342, Reconquista, 74
Montpellier, 38, 279 Ndrdlingen, 378-380 pares, 361 — aumento de, 14-19, 33, 344, 377-380
Montreal, 79 Nonnandía, 119, 352, 353 París, 16, 17, 19, 49, 56, 37, 40-43, 49, 59, 91, — absolutistas, 133, 144 Reforma, 1, 2, 7, 11, 19,
104, 105, 113, 114, 129,
Morales, Ambrosio de, 11 Noruega, 242 66, 166, 199, 227, 273, 93, 159, 186, 188, 211, P r iv y C o u n c il, 318
130, 133, 135-139, 141,
Moravia, 171, 231, 246 n o u v e a u x c r o q u a n ts, 352
277, 278, 289, 298, 304, 220, 221, 280, 301, producción, 45, 51, 53, 144, 145, 167, 168, 171,
moriscos, expulsión de Nueva Amsterdam, 78 310, 357 327, 332, 337, 339, 65, 70, 83, 84
los, 18, 31, 229 Nueva España, 79 345, 346, 350, 357- — costes de, 64 175, 176, 179, 183, 184,
Parlamento, 4, 80, 121, 186, 187, 190, 194, 200,
Moritz, Pieter, 51 Nueva Francia, 79 124, 131, 133, 147, 150, 359, 362, 363, 366, — de artículos manufac­ 203 , 209 , 212, 219, 222,
Moscú, 169, 250, 354 Nueva Holanda, 78 151, 172-176, 198, 244, 369 turados, 55
Mündihausen, Stats von, Nueva Inglaterra, 80 — censos de, 11 — de carbón, 50 226, 230-232, 234, 239,
275, 302, 312, 328-330, 240, 242, 243, 245-248,
29 Nuevo Mundo (v é a s e 339, 357-359, 361, 363, — descenso de, 14, 15, — modos de, 40, 41, 50, 250-252, 254, 257, 259,
Munich, 288, 304 América) 364, 366-370, 373, 374, 29 53, 55, 82, 85
Münster, 231, 381 n u p ie d s , 352, 353 — rural, 15, 18, 19, 25, — relaciones de, 54. 85 261, 263, 264, 267, 269,
382 272, 274, 277, 278, 280,
Münster, Sebastian (1488- Nuremberg, 27, 28, 71, — Corto, 365 31, 45, 50, 51, 54, 96, proletariado 281, 284, 290, 291, 293,
1552), 229 114, 209, 224 — depurado, 368 101, 102, 107, 112, — rural, 36, 101, 102
musulmanes, 159, 228, 122, 135, 146, 169, propiedad, 169, 183, 186, 321, 327, 333, 335, 336,
— Largo, 365, 369 344, 345, 362, 372, 373
265, 266 Oder (rfo), 57 partido republicano-esta­ 189, 194, 195, 198, 187, 220, 221, 286, 322,
200, 212, 276, 352 324, 329, 335, 362 R e g e r in g s fo r m (1634), 151
Oliva, acuerdo de, 382 mental, 177 registros parroquiales, 11,
Nagasaki, 78 Olivares, Gaspar de Guz- Pascal, Blaise (1623-1662), — urbana, 15, 31, 66, — eclesiástica, 168
Nantes, Edicto de, 167, mán, conde-duque de 260 111, 194, 212, 239 — rural, 126 179, 254
258, 328, 329 (1587-1645), 319, 355, patríciado, 94, 108-111, pobres, 28, 30, 51, 93, protestantismo, 7, 88, 89, Rembrandt (1606-1669),
Nápoles, 16, 17, 155, 216, 375 113-116, 176, 192, 194, 100, 102, 192, 269, 339, 129, 130, 135, 136, 138, 289, 292
343, 355, 356 ópera, 204, 206 198, 203, 270, 277, 345, 362 140, 166, 231, 240-246, R e ic h s p o liz e io r d n u n g de
naufragios, 63 o p r ic n in a , 169 346 pobreza, 5, 28, 111, 191, 249, 251, 256, 257, 270, 1548, 201
Neoburgo, 374 Orange, 177, 332, 333 p a u le lte , 317 210-215, 227, 337-339 282, 323, 372, 378, 381 Renacimiento, 85, 122,
n é o c ro q u a n ts , 352 — partido de la casa de, pedagogos, 276, 282 Polonia, 4, 13, 15, 19, Provincias Unidas (véa se 132, 234, 281, 285-288,
N ew M odel A rm y. 367, 177 Pedro I (de Rusia), 52 26, 28, 38-40, 42, 61, Países Bajos) 291-294, 300
368 Oriente, 21, 158 p e e r, 130 62, 90, 107, 117, 121, Prusia, 153, 161, 165, Renania, 17
n o b le ss e de' ro b e , 119, — Extremo, 21 p ee ra g e, 123 124, 129, 131, 148-151, 172, 310, 331 renta, 29, 30, 34, 35, 125-
123, 329 — Próximo, 21 Peircsc, 283 153, 154, 161, 164, 168, Ptolomeo, Claudio (II d. 127, 152
nobles, 5, 43, 51, 100, oro (v é a s e metales pre­ Península Ibérica, 13, 72, 169, 171-174, 231, 243, de C.), 284 — baja, 22, 23
102, 108, 109, 112, 123, ciosos) 156, 246 245-250, 257, 258, 274, pueblo, 6-10, 93, 94, 102, — media, 22, 23
125, 129, 145, 219, 345, Orléans, 56 Peñalosa y Mondragón, 292, 342, 356, 371, 378, 128, 134, 135, 139, 145- república, 4, 11, 115, 144,
356 Orléans, Gastón de (1608- 98 382 147, 151, 177, 189, 193, 154, 164, 173, 177, 283,
— revueltas de los, 133 1660), 329 peregrinaciones, 104, 138 Pomerania, 61, 171, 377, 202-206, 209, 211, 215, 344, 347, 349, 350, 356,
382 216, 219, 224, 229, 232, 361, 368-370
p o m p e s fú n e b r e s , 203 236-240, 246, 249, 252, — burguesa, 121
464
465
- de nobles, 124, 154, Segunda servidumbre, 33, 233, 262, 290, 294, tierras, 19, 28, 29, 32, — organización del, 34, Urbanización, 185
170-173 91 299, 306-308, 318 33, 35-38, 41, 73, 74, 103 usura, 20, 335, 340, 341
- estamental, 375 Sejm, 172 — estamental, 6, 7, 10, 87, 93, 97, 98, 102, tradiciones, 123, 130, 136, utopía, 284-286
República de los Cam­ Semski ruso, 149, 170 93, 106, 108, 109, 115, 104, 109, 112, 115, 118, 142, 146, 149, 169, 171,
pesinos, 106 señores, 2, 5, 6, 27, 28, 142, 143, 165, 172, 121, 128, 135, 290 174, 179, 182, 184, 186, vagabundos, 18, 111, 202,
iestitución, Edicto de 31, 33-35, 49, 54, 62, 195, 228-230, 291, 316, — arrendadas, 25 191, 206, 227, 235, 237, 211-216, 219, 223, 227-
(1629), 372 65, 66, 84, 85, 99-107, 331, 338, 339, 371 — cercamientos de, 18, 248, 250, 257, 274, 277, 229, 231, 233, 338, 339
evoluciones, 4 123-125, 127, 128, 131, — feudal, 8, 41, 85, 190, 19, 37, 101, 107 279, 284, 287, 290, 321, Valencia, 14, 17, 156,
- ucraniana, 172 143, 161, 169, 180, 185, 231 — comunales, 34 342, 350, 360, 361, 364 157
- urbanas, 116 195, 209, 219, 226, 235, — medieval, 11, 92, 116, — cultivo de, 18, 37, 41, transporte, 23, 27, 29, Vasa, 168
iichelieu, Armand Jean 239, 240, 353, 354, 356 346 85 40, 55, 56, 65, 70 Velázquez, Diego Rodrí­
du Plessis de, cardenal — poder de los, 10, 32 — moderna primitiva, 5, — de labranza, 36, 41 — de mercancías, 57, 58, guez de Silva y (1599-
(1585-1642), 119, 126, señorío, 33, 34, 40, 98, 7, 9, 10, 89, 143, 146, — fértiles, 25, 27, 38 60 1660), 288
128, 166, 167, 205, 260, 103 161, 178, 210 — propiedad de la, 122, — empresas de, 57 Venecia, 11, 16, 17, 29,
298, 307, 318-320, 328, — arrendamiento de, 34 — noble, 117, 118 124, 126, 130 — marítimo, 60 59, 60, 63, 64, 70, 71,
329, 352, 358, 372, 379, Servet, Miguel (1511- — preindustrial, 179 — incautaciones de, 34 — terrestre, 57 77, 114-116, 199, 205,
380 1 5 5 3 ), 2 3 1 — urbana, 109, 111, 113, Tintoretto, Jacobo (1518- Treinta Años, guerTa de 218, 350, 356, 360
lin (río), 45, 47, 57, 59, 116, 117, 202, 234, 1594), 287, 292 los, 14, 15, 29-31, 33, vestido, 199-202
servicio postal, 58, 59 tiranicidio, 143 57, 62, 68, 97, 128, Viena, 27, 158, 304, 310,
243 servidumbre, 34, 101, 126, 269, 312 tirano, 323 133, 156, 160, 165, 175,
- Bajo, 45, 54 127, 184, 185, 189, 193, socinianos, 231 375, 378
iqueza, 5, 30, 191 197, 353, 356 sodomía, 187, 188, 221 Tirol, 46, 47, 106 192, 210, 214, 216, 243, vino, 22, 23, 192
- acumulación de, 126 — de la gleba, 32, 33, Solimán I, sultán (1520- títulos, 118, 123-125, 204, 250, 304, 331, 332, 343, Virginia, 79, 80
lochelle, La, 327, 329 100-102 1566), 158 217, 309 354, 356, 359, 370-383 Vístula (río), 26, 57
todolio II, emperador Sevilla, 14-16, 56, 60, 68, St. Germain, 357 Tiziano, Vecelli (1477- Trento, Concilio de (1545- Vlodarek, 26
(1576-1612), 374 71, 76 Stevin, Simón, 66 1576), 287, 288 1563), 136, 247, 248, V o lte , 207
loma, 16, 43, 71, 137, Toledo, 265 252, 257, 291
Shakespeare, William — H y p o m n e m a ta M a tb e - torneos, 127, 132, 204, Tréveris, 269
138, 246-250, 257, 264, m a tic a , 66
265, 283, 288, 292, 304,
(1564-1616), 205, 287,
Strafford, Thomas TOcnt- 208 tributos, 25, 32, 34, 35, Wallenstein, Albrecht von
297, 298 tortura, 267-269, 328 96, 98, 99, 104, 106, (1583-1634), 30, 332,
333 S h ip m o n e y , 365 worth, conde de (1593- Toscana, ducado de, 17 376-380
lomanov, 169 1641), 365-367 107, 122, 127, 131, 191,
Siberia, 77, 80, 81 Toscana, duque de, 64, 235, 301, 305, 308, 339, 1V a sserg eu sen , 347
Rotterdam, 71, 290, 347 Sicilia, 17, 155, 342, 355 Stuttgart, 2381
Stróganov, Wedel, 61
Rubens, Peter Paul (1577- 208 359
siderurgias, 29 trabajadores, 23, 44, 46, — sistema de, 3, 313, Welser, 68
1640), 287-290, 292 Siena, 275 Suabia, 57, 68 Weser (río), 29
lusia, 9, 13, 15, 18, 19, Suecia, 9, 44, 46-48, 61, 50, 52, 54, 86, 102, 319
Siglo de Oro, 287 340 T r ie n n a l A c í, 366 Westfalia, paz de (1648),
26, 33, 39, 42, 77, 79- Silesia, 45, 54 131, 148-151, 161, 164, 1, 160, 161, 167, 209,
81, 97, 100, 106, 107, 165, 167-169, 172, 173, — a destajo, 50 Tubinga,- 256
Simplicius Simplicíssi- — a jornal, 50, 97 Tudor, 165, 176, 312, 242, 333, 348, 372, 381-
117, 121, 124, 131, 154, mus, 207 242, 303, 360, 371, 372, 383
161, 165, 168-170, 172, 375-382 — manuales, 70, 101 329, 330
sistema capitalista mun­ Suiza, trabajo, 2, 18, 23, 43, 44, Turingia, 61 Winstanley, Gerard (1609-
175,222, 250, 342, 344, dial, 2, 91 19, 243, 246, 252, 1660), 369
353, 356, 360, 371 360 52, 55, 76, 85, 87, 88, Turquia, 63, 72, 158, 169,
sistema internacional de Sund, estrecho de, 29, 59, 96, 97, 102-105, 108, 224, 356 Wisselbank, 71
a b b a t, 267, 268 pagos, 70 112, 125, 126, 179, 180, Witte, Hans de (1585-
61 183, 195, 196, 203, 210, Ulm 46 1630), 376
■aero Imperio Germáni­ soberanía, 321-325, 333, S zla c b ta , 171
co, 155, 160, 161, 165, 361, 368, 370, 375 212, 236. 237, 253, 262, Union, partido de la, 372, Wíttelsbach, 377
sociedad, 3, 4, 8, 27, 31, tabernas, 188, 194, 203 285, 286, 335, 338-340 373, 375 Wurtemberg, 15, 100, 101.
171, 374, 377 148, 242, 256, 278, 380
iachs, Hans (1494-1576), 42, 55, 64, 72, 73, 82, Tácito, P. Comelio (55- — a domicilio, 2, 39, 43, Unión de Arrás (1579),
84, 86, 90, 94, 96, 106, 45, 52-54, 65, 87 348 Wurzburgo, 269
216 120?), 297
iaint-Cyran, Jean de 108, 112, 119-125, 134, tártaros, 81, 169 — asalariado, 23, 28, 42, Unión de Utrecht, 348
j (1581-1643), 260 136, 138, 145, 149, 155, Taxis, 58 50, 101, 102 Universidades, 7, 245, y e o m a n , 99
I jajonia, electorado de, 167, 174, 191, 199, 204, telar, 45, 46 — división del, 2, 40, 249, 251, 255, 275, 278,
) 30, 45, 46, 54, 140, 211, 212, 217, 219, 232, teatro, 205, 206, 208, 44, 87, 90, 91 279, 281, 283, 284, 315, Zomeding, 10
242, 256, 305, 374, 380 239, 240, 243, 249, 250, 288, 289, 294-297, 299, — familiar, 53 320 Zuiderzee, 347
ialamanca, 256, 278 256, 262, 264, 265, 270, 306 — forzoso, 91, 213 Ural, 81 Zurich, 27
alarios, 23, 25, 28, 37, 271, 275, 276, 278, 283, — clásico, 298
191, 211, 340 284, 286, 288, 289, 293, — cortesano, 205, 206,
- reducción de los, 22 298, 300, 303-305, 321, 289
alineros, 352 333, 335, 336, 350, 351, Teatro degli Uffizii de
■alzburgo, 276 360, 361 los Médicis, 205
ian Miguel, iglesia de, — agraria, 31, 33, 37, 43, telescopio, 48
288 84, 104, 108, 114, 146, teocracia, 145
■an Pedro, iglesia de, 202, 215, 234, 267, teólogos, 137, 141, 159,
288 269 243, 248, 251, 252, 255,
ansovino, Francesco, 11 — aristocrática, 118, 123, 256, 261, 282, 283, 320
aqueo, 332, 347, 373 127, 171, 173, 178, — antitrinitarios, 231
■chütz, Heinrich (1585- 193 terratenientes, 32, 37
1672), 373 — cortesana, 6, 7, 93, tesoro real, 76
¡chwaz, 47 99, 116, 122, 123, 126- Thein, Heinrich, 218
ichweinichen, Hans von 128, 132, 166, 200, Thum, 58
(1552-1616), 126 202, 203, 208, 226, Tierra, 13, 244, 252

♦66 467
Indice de las ilu straciones

1. Desarrollo demográfico 12
2. Precios del cereal en Europa central,1500-1670 21
3. Movimiento de precios y salarios en Europa central en
el siglo xvi 24
4. Embarques de cereales a través del Sund hada el Oes­
te de Europa, 1562-1710 62
5. El tráfico marítimo entre Sevilla e Hispanoamérica,
1606-1710 75
6. Situadón patrimonial en Augsburgo 111
7. El orden político de Europa hada 1620 (mapa) 162

impreso en impresos naucalpan, s.a. de c.v.


san andrés atoto núm. 12 - naucalpan
edo. de méxico
un mil ejemplares y sobrantes
30 de diciembre de 2001
:«ta H IS T O R IA U N IV E R S A L S IG L O XXI, preparada y
¡«litada inicialmente por Fischer Verlag (Alem ania), la
>ublicar> simultáneam ente W eidenfeld and N icolson
(Gran Bretaña), Feltrinelli (Italia), Bordas Éditeur
(Francia), Dell Publishing Co. (EE. UU.). Sigue un
nuevo concepto: exponer la totalidad de ios
acontecim ientos del mundo, dar todo su valor a la
historia de los p aíse s y pueblos de A sia, África y
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