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uso del término sanitario frente al de salud obedece
rio, el catálogo de prestaciones y la cartera de servi-
a la necesidad de establecer los perímetros exactos
cios para evitar, en este caso, que su acción y fun-
en los que se desenvuelve la disciplina y el sistema
ciones se confundan con la del trabajo social
general que se practica en otros ámbitos. A juicio de del Estado del bienestar dentro del cual se inscribe.
la autora, la puesta en marcha en España del primer La correcta denominación y ubicación de la profe-
postgrado de trabajo social sanitario abre un nuevo sión es importante para comprender el factor dife-
horizonte a la profesión que, por primera vez, se rencial que se desprende de sus intervenciones,
encuentra avalada por el mundo académico y uni- asumiendo las funciones que le son propias, y no
versitario. otras. Es preciso evitar la confusión del trabajo
social sanitario con el practicado en otros ámbitos,
como los servicios sociales, la educación, el trabajo
o la justicia.
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man. Ello se inscribe en la Ley 16/2003, de 28 de Todos estos servicios y prestaciones se ofrecen
mayo, de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de siguiendo procedimientos y técnicas, siempre ade-
Salud, que define los contenidos del catálogo de cuadas a los objetivos del trabajo social sanitario.
prestaciones2 y de la cartera servicios3 de éste. Es También a modo de ejemplo se citan los más comu-
importante ver y comprender la diferencia entre nes: procedimiento de trabajo social sanitario de
ambos conceptos, el catálogo y la cartera, saber apli- caso (casework), procedimiento de trabajo social
carlos y darles contenido práctico, para que la ciuda- sanitario de familia, procedimiento de trabajo social
danía sepa qué es el trabajo social sanitario y pueda, sanitario de grupo, procedimiento de trabajo social
a su vez, solicitar sus servicios y beneficiarse de sanitario comunitario, técnicas de diagnóstico social
ellos. La comprensión de ambos conceptos, la habili- precoz (screening), etc.
dad para dotarlos de contenidos prácticos, evitará
errores funcionales y valoraciones sesgadas en los Los beneficiarios de todo ello son la población, los
resultados. La ley no obliga en concreto al servicio de pacientes y los usuarios, según los define la Ley
trabajo social sanitario a aplicar dicho esquema, 41/2002 de 15 de noviembre, Básica Reguladora de
pero, como profesión que se desarrolla en el sistema la Autonomía del Paciente y de Derechos y Obliga-
sanitario, es una obviedad que debe asumirlo motu ciones en Materia de Información y Documentación
proprio para ir caminando el camino que correspon- Clínica. Por tanto, asumiendo dicha dinámica natu-
de al momento actual. La legislación es el pilar sobre ral, cada servicio de trabajo social sanitario, dentro
el que se acotan realidades en un momento determi- del establecimiento en el que se encuentre, contará
nado, pero la legislación no es un corsé; la propia con el catálogo de prestaciones propias, las suyas,
dinámica y transformación de la sociedad, la cons- las que ofrece a la población que atiende el estable-
tante generación de conocimiento, la creación de cimiento4 y la cartera de servicios, que incluye todos
nuevos servicios obliga a la adecuación de la legisla- los procedimientos y técnicas que aplica. Lejos de
ción a las nuevas realidades (Brezmes, 2009). La ser un instrumento cerrado, resulta, por lo general,
definición del catálogo de prestaciones y de la carte- altamente dinámico.
ra de servicios, por ejemplo, se modificó tres años
más tarde en el Real Decreto 1.030/2006, que esta- El objetivo de este artículo es ofrecer una visión
blecía “la cartera de servicios comunes del Sistema clara y amplia del trabajo social sanitario, así como
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Nacional de Salud y el procedimiento para su actuali- de las características principales que entraña su
zación”. En el propio título surge el hecho necesario ejercicio, que puede, con una buena gestión y
de la actualización. dependencia de las gerencias, contribuir a la optimi-
zación de los recursos sanitarios en general y, espe-
Algunos servicios y prestaciones identitarias del tra- cialmente, a evitar usos indebidos derivados de las
bajo social sanitario son, entre otros y a modo de dificultades psicosociales de las personas enfermas
ejemplo (Bracht, 1983): y de sus familias.
go se hacen efectivas a través de un conjunto de técnicas, tecnolo- 4 Considerando la epidemiología, la demografía y la economía
gías y procedimientos que integran la cartera de servicios”. de la zona, entre otros factores.
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social sanitario es que para atender los aspectos Estados Unidos y Gran Bretaña). Y, por supuesto,
psicosociales de la persona enferma en tratamiento aprendiendo de la experiencia de las pioneras,
médico, también los de su familia, o red social pró- aquellas profesionales que, allá por los años sesen-
xima, que conforma su núcleo habitual de conviven- ta y setenta, muchas veces en soledad (Vilas, 1992)
cia, el diagnóstico médico es un elemento esencial. –no se debe olvidar que ello ocurría en una dictadu-
El pronóstico, por su parte, es donde se dibuja el ra– abrieron los primeros caminos para la profesión
horizonte adyacente que marcará el camino singular en el sistema sanitario. Algunos de esos primeros
de las ayudas para cada persona. nombres fueron Montserrat Gramunt, María Asun-
ción Martínez, María Jesús Chico, Elisa Pérez de
Ayala, Montserrat Colomer, María Estrada, Montse-
3. La especialización y formación rrat Castells, Rosa Roca, Mercé Fontanilles, Gloria
académica en el trabajado social sanitario Rubiol, Montserrat Bacardit, Josefina Bassets, María
Palet, Teresa Codinach o Montserrat Solé, entre
Desde octubre de 2009, cuando se inició el primer otras. La historia del trabajo social sanitario, duran-
postgrado en España de Trabajo Social Sanitario, el te años denominado en salud, a partir de los ochen-
horizonte profesional se abre a grandes posibilida- ta la presentó muy clara Emma Sobremonte en el X
des, entre otras el reconocimiento de la disciplina Congreso Nacional de la Asociación Española de Tra-
como profesión sanitaria5. El postgrado, dirigido en bajo Social y Salud (Sobremonte, 2009).
exclusiva a diplomados o graduados en Trabajo
Social, o a estudiantes de la disciplina, significa la Todo ello ha permitido estructurar en 2009 un plan
introducción progresiva de cambios asistenciales en docente de Trabajo Social Sanitario adecuado a las
la praxis profesional, que quedará enmarcada pro- necesidades y exigencias de los sistemas sanitarios
gresivamente dentro de lo académico. Desde 2009, europeos del siglo XXI. Las características de la
el trabajo social sanitario está avalado por un méto- UOC, universidad desde la cual se imparte el post-
do formativo comunicable –tal como reclamaba en grado, universidad líder en e-learning, rompe para
1915 Abraham Flexner–, que siguen las y los estu- muchos profesionales los muros de los cursos pre-
diantes por igual. El postgrado, además, está impar- senciales. La formación en línea permite la tan cita-
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El trabajo social sanitario es la disciplina. Las y los toman como punto de inicio del estudio social los
trabajadores sociales sanitarios, quienes la ejercen, riesgos, y sobre ellos diagnostican la existencia de
aplican sus teorías, especifican sus procedimientos, problemas, si los hubiere. La intervención proactiva
definen y redefinen los procesos clásicos y los nue- evita, en gran medida, la improvisación y las presio-
vos, investigan sobre caminos innovadores de pre- nes, las prisas y sobresaltos de última hora.
vención e intervención, forman a nuevos profesiona-
les y, con la información que generan, resultan un El acceso a la ayuda profesional que brinda el servi-
gran apoyo a las gerencias y a los planificadores. cio de trabajo social sanitario permite, metafórica-
mente hablando, el encauce de las diferentes reali-
dades antes de que se desborden. Así, se optimizan
4. El trabajo social sanitario como los recursos, materiales y humanos, no sólo los per-
promotor del bienestar psicosocial de las sonales y familiares, sino también los colectivos y
personas enfermas y sus familias públicos, todos los empleados para restablecer a la
persona. El trabajo social sanitario contempla todo
Se habla de familia, si bien se contempla en esta el núcleo de convivencia, asume las proporciones o
dimensión las redes sociales próximas a la persona. desproporciones que toman las circunstancias a
El principio del que se parte es que la enfermedad medida que la enfermedad evoluciona o involuciona,
siempre rompe las dinámicas personales propias e e interviene según las necesidades diagnósticas y
introduce interrupciones de diferente magnitud en no sólo las necesidades expresadas.
los aconteceres vitales (Fitzpatrick et al., 1990). Esta
ruptura se hace más evidente cuando la atención Las y los trabajadores sociales sanitarios que apli-
requiere de la estructura hospitalaria, un entorno, can modelos proactivos se apoyan en técnicas de
sin pretenderlo naturalmente, adverso y desconoci- diagnóstico precoz (screening) primario que les per-
do, al que nadie acude por gusto. Dichas roturas miten identificar a la población de más riesgo de
serán temporales o indefinidas, dependiendo, del necesitar su ayuda y apoyos. Y técnicas de diagnós-
tipo de patología y sus secuelas. Pero ante ello, se tico precoz (screening) secundario que, sobre los
ponen en juego los recursos psíquicos de las perso- riesgos y datos reales, con un breve estudio, descar-
tan o certifican la necesidad de ayuda. La interven-
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nas, de sus familias, resuelven por sí mismas, solas actividad extra derivada de soportes psicosociales
o con los suyos, con mayor o menor acierto, esos débiles de las personas enfermas. Dicho de otro
desajustes sobrevenidos a la vivencia de la enferme- modo, lo psicosocial abraza lo sanitario, que siem-
dad. El papel que desempeñan hoy las y los trabaja- pre es una parte del caso social. En el caso social
dores sociales sanitarios es el de adelantarse a las sanitario, además de lo sanitario, está lo familiar, lo
necesidades. Los modelos de intervención proactivos laboral o lo económico. El servicio de trabajo social
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dimiento o protocolo del que se trate. Sin el estudio El diagnóstico social sanitario equivale, para las y
previo, sin la investigación de las realidades, no se los trabajadores sociales sanitarios, a lo que el diag-
puede establecer el diagnóstico social sanitario y, nóstico médico significa para los médicos. En el
sin éste, no se puede prescribir ningún proceso, ni diagnóstico, sea médico o social sanitario, se apoya
plasmar ningún plan de trabajo y tratamiento fiable. todo tratamiento. En una situación, el tratamiento
social sanitario, y en la otra, el tratamiento médico.
Se estudia la vivencia de la enfermedad, cómo ésta
interfiere y afecta a la cotidianeidad de cada perso- Las y los trabajadores sociales sanitarios promue-
na y lo que ello supone e implica en cuanto a ayudas ven, en primera instancia, los recursos internos de
concretas. Lejos de lo narrativo, el trabajo social las personas, para que ellas mismas transformen las
sanitario se mueve en lo empírico de lo cotidiano. situaciones y superen las circunstancias adversas
Se diagnostica la vivencia, la interferencia; se deta- relacionadas con la presencia de la enfermedad,
llan las dificultades y disfunciones existentes; se aguda o crónica, tratada dentro del sistema sanita-
analiza el rol que desempeñan las diferentes perso- rio. La ayuda desde el trabajo social sanitario aplica
nas implicadas en el caso social sanitario; y se valo- métodos científicos; sus teorías provienen de la
ra los caminos y pasos que se seguirán para el ciencia experimental y aplicada, del estudio de
apoyo y, si es necesario, la orientación a otro servi- casos, de la observación y la interpretación de
cio. El tratamiento social sanitario –en argot muchas realidades documentadas y codificadas para
profesional, el plan de trabajo–, materializa los su investigación. El trabajo social sanitario, como la
apoyos, materiales y humanos, establece y asume medicina o la enfermería, no es una ciencia exacta.
las gestiones que se requieren para prestar el servi- Está sujeto al factor humano y su acción siempre
cio. Uno de los errores más comunes entre quienes implica, activamente, a las personas afectadas. Su
desconocen los fundamentos del ejercicio del traba- objetivo final es la autonomía personal y social.
jo social sanitario es minimizar su función a la trami-
tación de recursos que, además, dependen de los
servicios sociales. Ese hilo argumental lleva a que, 6. La ayuda desde el trabajo social
a veces, se prescinda del trabajo social sanitario. sanitario frente otros tipos de ayuda
Cada establecimiento sanitario tendrá sus propios
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números, pero las realidades empíricas muestran Éste es el verdadero talón de Aquiles: el estableci-
que son muy pocas las personas que, cuando dejan miento de la diferencia de los tipos de ayuda es
el sistema sanitario, continúan el seguimiento en los esencial para respetar la identidad y función del tra-
servicios sociales. Éstos igualmente pueden estu- bajo social sanitario. Cualquier tipo de ayuda no
diar las demandas de apoyo que reciben provenien- vale para calificarla como de trabajo social en gene-
tes del sistema sanitario y su cobertura. ral, o el sanitario en particular. Cuando no se aplican
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las teorías o los procedimientos de trabajo social Algunas figuras ilustres y líderes de este movimiento
sanitario, no se puede considerar como tal. sentaron las bases del trabajo social sanitario,
entonces denominado trabajo social médico, al
¿Qué es ayudar? Éste sería un gran debate. La rela- señalar que era preciso conocer el ambiente en el
ción de ayuda entre personas es muy antigua, forma que se movían y vivían las personas enfermas que
parte de su naturaleza y de la dinámica social en su acudían a los hospitales, pensando sobre todo en
sentido más amplio. Ha atravesado los siglos y ahí su regreso después del alta a ese ambiente, gene-
sigue presente en todas las sociedades. Lo que ha ralmente preñado de insalubridad y pobreza, en el
ido cambiando son las formas y los papeles que que habían enfermado. Ello también dio pie al traba-
desempeñan los diferentes actores, los prestadores jo social sanitario comunitario. No es lo mismo aten-
y los receptores. Por ejemplo, ante un mismo caso der a un niño desnutrido que, viendo el incremento
social sanitario –una persona con enfermedad de población infantil desnutrida en la comunidad,
terminal–, desde la medicina se desarrolla una prác- diseñar un programa de nutrición infantil para esa
tica, desde la enfermería, otra, y desde el trabajo comunidad. Son dos intervenciones desde el trabajo
social sanitario, otra. Las tres disciplinas se comple- social sanitario que se desarrollan en planos dife-
mentan en la teoría y deben extender dicha comple- rentes, pero paralelos. Y si bien puede sorprender
mentación en la práctica. Deben compartir objetivos, dicha intervención, está documentado que los gran-
pero la medicina es la medicina, la enfermería es la des movimientos preventivos de la tuberculosis, fue-
enfermería, y el trabajo social sanitario es el trabajo ron promovidos por las trabajadoras sociales sanita-
social sanitario. Compartir objetivos no significa rias, que enseguida tuvieron el apoyo de los
mezclar papeles, confundir responsabilidades profe- médicos. La iniciativa, no obstante, partió del traba-
sionales o hacer dejación de ellas. Detrás de toda jo social sanitario (Cabot, 1917).
intervención existe una formación que faculta a cada
uno para responsabilizarse de dicha intervención. Ya Las primeras National Conference on Social Welfare,
se sabe: hay que correr como un pato, volar como un celebradas en Estados Unidos, son un ejemplo de
pato y graznar como un pato para asegurar que se debate público camino de la profesionalización de la
es un pato. ayuda. En ellas destacan figuras como Z. D. Smith
(1884), C. R. Henderson (1895) o C. S. Loch (1885).
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bilidades y las de su entorno: había que procurar acceso a nuevos archivos puede revelar otros nombres no contem-
sanar la comunidad. Así, ella misma, la persona plados. La experiencia de estos últimos años así lo pone de relieve.
Por tanto, dar unos nombres no excluye que puedan aparecer de
podría superar la precariedad, la merma de la que nuevo y ocupen espacios importantes en esas bases de construc-
era víctima. ción del trabajo social sanitario.
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Fue en 1905 cuando Garnet Isabel Pelton puso en
marcha esta primera plaza de trabajadora social mano de la filantropía o de
hospitalaria y, debido a la tuberculosis que sufrió
unos meses más tarde, tuvo que ser sustituida por
las cuidadoras clínicas
Ida M. Cannon, una de las figuras más relevantes
que ha dado la historia del trabajo social sanitario. Por ejemplo, en 1908 James Minnick, secretario de
Ello ocurría en el mismo año 1905. Ida M. Cannon se la COS de Providence, hablaba, en dicha conferen-
convirtió al poco tiempo en jefe de servicio y, a par- cia, de la importancia de contar en los hospitales
tir de 1906 se empezaron a crear nuevas plazas de (en este concepto se incluía hospitalización y clíni-
esta profesión, siempre vinculadas a servicios médi- cas) con un adecuado servicio de trabajo social sani-
cos. La Escuela de Medicina de la Universidad de tario para completar las atenciones médicas y qui-
Harvard puso en marcha un programa de formación rúrgicas, contextualizando las circunstancias de la
para médicos con el fin de que conocieran la impor- persona y su entorno (Minnick, 1908). Unos años
tancia de los aspectos sociales de las personas que más tarde, en 1911, el Dr. Michael M. Davis, director
trataban (Nacman, 1990). del Dispensario de Boston, ponía sobre la mesa el
hecho de que había que ir más allá de la enferme-
El trabajo social sanitario experimentó un crecimien- dad misma; cabía ver, estudiar y tratar el entorno
to exponencial en ciudades como Nueva York o Chi- social de las personas que estaban atendiendo los
cago, cuyos hospitales copiaron el esquema de tra- médicos, puesto que, si no se actuaba, era a ese
bajo del Massachussets General Hospital de Boston, ambiente enfermo al que volvían (Davis, 1911).
al considerarlo una nueva fórmula asistencial del Sobraban las explicaciones de lo que ello suponía.
bienestar. Cada pocos meses se creaban nuevas pla- Davis, junto con la trabajadora social, estableció dos
zas, casi siempre vinculadas a especialidades médi- clasificaciones: en la primera, incluía las condicio-
cas y también a grandes temas de carácter social nes y los problemas sociales de los enfermos; en la
que afectaban transversalmente a la salud de las segunda, diferenciaba el perfil psicosocial de cuatro
poblaciones. tipos de pacientes (Davis, 1912).
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Las principales divisiones iniciales del trabajo social En 1910, Garnet Isabel Pelton establecía, quizás por
médico fueron, textualmente y según folletos de la primera vez y de manera clara, la diferencia entre la
época: la tuberculosis; la educación e higiene; la ali- ayuda desde el trabajo social, en este caso hospita-
mentación infantil y el cuidado de los niños delica- lario, y otros tipos de ayuda que, aunque se dieran
dos; las vacaciones; las excursiones y casas de con- en el hospital, llegaban de la mano de la filantropía
valecencia; el cuidado de jóvenes solteras, mujeres o de las cuidadoras clínicas. Aquello, señalaba ella,
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no era trabajo social sanitario. En aquella conferen- que hacemos. Tales juicios constituyen la base
cia pautó que el objetivo del trabajo social hospita- de nuestras actividades profesionales. Estamos
lario era el “diagnóstico social, el pronóstico y el tra- preparados para responsabilizarnos de dichos
tamiento” (Pelton, 1910). Pelton terminó su juicios”.
exposición mencionando el lema que rezaba sobre
la puerta del Hospital Virchow de Berlín: “Trata a la Dicha definición, similar a la que en 1917 elaboró
enfermedad, pero no olvides tratar al hombre”. Un Mary E. Richmond, pone de manifiesto que el diag-
principio que, al menos en lo narrativo, hoy siguen nóstico social sanitario no se puede confundir con
asumiendo prácticamente por unanimidad profesio- una enumeración de problemas o dificultades. La
nales y políticos sanitarios: “se tratan enfermos, no elaboración del diagnóstico social sanitario es com-
enfermedades”. Un principio que implica atender, pleja, pues, entre otros aspectos, estos problemas o
profesionalmente, los aspectos psicosociales de las dificultades existentes se interpretan, se contextua-
personas atendidas. lizan, se acompañan de lo que cabe trabajar para
solventarlos.
En 1917, Ida M. Cannon –como se ha mencionado,
una de la figuras más representativas del trabajo Una de las características más importantes del diag-
social sanitario–, publicaba Social Work in Hospi- nóstico social sanitario es que no se puede codifi-
tals: A Contribution to Progressive Medicine, un tra- car, porque en su construcción resulta único en cada
tado del trabajo social sanitario sin precedentes. Su caso. Las necesidades de investigación se resuelven
legado crece a medida que van apareciendo archi- fraccionando el diagnóstico social sanitario en las
vos de su tiempo y textos descatalogados, siendo el partes relevantes del caso; entonces sí se toman
suyo uno de los discursos narrativos más exactos y categorías de circunstancias. Pero el diagnóstico
pertinaces para entender el trabajo social sanitario
social sanitario no es una clasificación, no es una
(Cannon, 1908). Ese mismo año, Mary E. Richmond
escala, no son indicadores. Es importante no con-
publicaba su Social Diagnosis, el libro básico para el
fundirlo con dichos instrumentos que, en algunos
trabajo social en general, y el sanitario en particular.
casos, han acabado suplantando el diagnóstico
social sanitario.
Más tarde, en 1931 Gordon Hamilton se refirió al tra-
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• Los estadios del desarrollo humano: la infancia, La sociedad del conocimiento, tal como se denomi-
la juventud, los adultos, el matrimonio, los na a la sociedad actual, se encuentra cada vez más
padres, la familia, la mediana edad, la vejez, la con grandes aprietos para que ese conocimiento
muerte. generado desde la investigación básica o aplicada
repercuta en la ciudadanía y que ésta lo perciba. El
• Los trastornos psicosociales: los trastornos afec- gran reto es el bienestar de las personas, no como
tivos, la depresión, los trastornos de ansiedad, lema, sino como algo tangible que se vivencia cuan-
los trastornos por el uso de drogas, la enferme- do éstas necesitan atención en alguno de los esta-
dad ficticia, los trastornos mentales orgánicos, blecimientos sanitarios, ya sea atención primaria o
los trastornos paranoides, los trastornos de per- especializada. Un bienestar que, pensando en la
sonalidad, los trastornos psicosexuales, la esqui-
naturaleza del trabajo social sanitario, no se puede
zofrenia.
reducir, obviamente, a un simple papeleo o
• Los trastornos físicos: la artritis, la ceguera, los burocracia de lujo para realizar un trámite. Ese
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pacientes quemados, el cáncer, los trastornos bienestar se teje en lo diario, en lo mínimo, en lo
cardíacos, la sordera, la diabetes, la epilepsia, básico y el trabajo social sanitario está ahí para
los problemas genéticos, la hemofilia, las enfer- evitar roturas.
medades del riñón, la esclerosis múltiple, las
enfermedades neurológicas, la pérdida de órga- La exigencia del diagnóstico social sanitario es el
nos, el dolor, el retraso, la anemia de células fal- aval de una intervención de calidad y supone el
ciformes, el accidente vascular cerebral, los tras- hecho diferencial de la ayuda prestada desde el tra-
plantes. bajo social sanitario, que, como se ha venido seña-
lando, no puede confundirse con otros tipos de
• Los factores socioculturales: la etnia, la clase
ayuda vinculadas a la filantropía. El trabajo social
económica, los valores, la religión.
sanitario, en su concepción y función, es una profe-
• Las circunstancias que presentan problemas psi- sión de futuro, pues materializa la acción profesio-
cosociales: el aborto, el abuso infantil, la ano- nal apoyada en la participación de las personas.
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