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EL FEUDALISMO

Características:

La sociedad feudal tuvo su propia organización social, económica y


política basada en los feudos. Los feudos estaban constituidos por la tierra
otorgada por el rey, o por un noble de alta jerarquía, a un noble beneficiario para
que adquiriera el usufructo de sus rentas, ejerciendo al mismo tiempo su
administración gobierno y defensa. El beneficiado adquiría entonces el carácter
de “Señor del feudo. Como tal asumía un doble vínculo o relación con el rey o
con el noble de quien había recibido la tierra: 1. La relación de beneficio, con la
cual reconocía la propiedad de aquellos sobre la tierra que administraba; y 2. la
relación de vasallaje, por la cual se comprometía a combatir al lado de su señor
y a prestarle obediencia y colaboración cuando las necesitase. El pacto podía ser
hereditario o cancelarse de común acuerdo cuando una de las partes
comprobara que la otra había violado algún punto del contrato feudal.

El señor feudal podía a su vez, otorgar parte de la tierra a otro señor,


quien se hacía su vasallo, lo cual implicaba igualmente subordinación política.

La tierra fue la principal fuente de riqueza en tiempos del feudalismo. El


comercio fue casi nulo por la dificultad de transporte y por el peligro en los
caminos. Los feudos tenían una economía natural, o de auto-subsistencia, es
decir vivían de sus actividades agrícolas, que escasamente producían para la
sobrevivencia de sus habitantes.

El señor feudal era el dueño absoluto de la tierra que administraba, así


como de los siervos (a pesar de no ser éstos sus esclavos), de sus casas,
rebaños y cosechas.

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El centro del feudo era la casa del señor, una gran mansión o castillo,
equipado con defensas contra posibles ataques y rodeado de una muralla y un
foso. Alrededor de su patio existían talleres donde se hilaba y tejía ropa, se
exprimían uvas y se molían cereales, se almacenaban alimentos, y se fabricaban
objetos de metal. Alrededor de la casa se extendían las parcelas de siembra.

El Vasallaje:

Este vínculo convertía al vasallo en enemigo de los enemigos y amigo de


los amigos de su señor, sin tener en cuenta lazos familiares o de otro tipo.
Incluso podía llegarlo a enemistarse con su propio padre, si este era adversario
del señor.

Los vasallos estaban obligados a prestar servicio militar al señor o a servir


en la guardia del castillo. En casos especiales debían colaborar en pagos tales
como el del rescate en caso de que el señor fuera hecho prisionero, el de
investidura del primogénito de aquel como caballero, el del matrimonio de la hija
mayor del señor, o el de la partida de éste a las Cruzadas. Las tierras de feudo
también pagaban tributos con los cuales se perpetuaban las obligaciones del
vasallo con su señor. Por último, el vasallo debía asistir a las asambleas
convocadas por el señor y participar activamente en ellas.

El señor por su parte, debía fidelidad a sus vasallos, equivalente a la que


ellos le tributaban, no debía hacerlos correr peligros innecesarios, estaba
obligado a protegerlos y defenderlos militarmente, así como jurídicamente ante
la corte del rey, y a encargarse de su bienestar, debiendo, en tiempos de sequía
o de malas cosechas, buscarles alimentos.

La Caballería:

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Este fue uno de los grupos sociales más importantes dentro del
feudalismo. Estaba formado por los “caballeros” o guerreros a caballo, con
capacidad económica suficiente para poseer un caballo y tener un ayudante a
pie o en asno.

A ella ingresaban los segundones de las familias nobles, quienes


generalmente no tenían derechos de herencia sobre la tierra, ya que dentro del
sistema feudal se practicaba el mayorazgo, los hombres libres enriquecidos o los
aventureros. Con ellos se sostenía el sistema.

Los caballeros eran entrenados para el combate y siempre formaban


parte de la vigilancia del castillo, y debían estar dispuestos a luchar por su
señor. No se les daba ninguna instrucción intelectual.

El caballero se consideraba a sí mismo defensor de la iglesia contra los


infieles y de los débiles, se guiaba por ciertos principios religiosos, era obediente
de las reglas cristianas y fiel a sus palabra, la palabra del caballero era sagrada.

Los no privilegiados:

La desigualdad caracterizó y configuró la organización de tipo jerárquico


del sistema feudal. Las clases explotadas en ella fueron los siervos, con
diferencias mínimas entre ellos. Los señores ejercían sobre unos y otros su
autoridad sin ningún tipo de trabas legales y con el único freno de los principios
morales y religiosos.

Los siervos de la gleba vinculados a la tierra de la cual eran parte, podían


ser transferidos junto con ella (adscritos a la tierra). Las obligaciones inherentes
al contrato feudal también los cobijaban, debiendo ser fieles al señor, o de lo
contrario podían ser expulsados del feudo o recibir la muerte.

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La explotación de los siervos constituyó la base de la organización
económica del sistema feudal: Consistía en trabajar para el señor en sus campos
o talleres y en abastecerlo con productos de sus cosechas. En algunos feudos la
obligación de trabajo ocupaban cinco días a la semana, por lo que los cultivos
del siervo debían ser atendidos por su familia.

Las transacciones en dinero eran mínimas, realizándose la mayoría en


especie o en trabajo, aunque el siervo debía pagar algunos tributos en dinero
como los de herencia y matrimonio.

Algunos tributos eran periódicos, como el census, que se calculaba en


función de la cosecha, además el siervo estaba obligado al uso público de
objetos pertenecientes al señor, como molinos y hornos, o banalités. Otros
tributos de carácter casual fueron el lods et ventes, sobre las ventas de
herencias, el relief, o rescate, en el momento de transmisión de la tierra a un
nuevo vasallo por muerte del anterior. A lo anterior se agregaban los cobros por
peaje, caza, pesca y palomar. Además el noble tenía el derecho de pernada, que
consistía en que cuando un siervo se casaba, la esposa de éste debía pasar con
el señor la primera noche matrimonial.

El papel de la iglesia:

La iglesia cristiana adquirió enorme importancia y poderío mediante su


acción evangelizadora, el monopolio sobre la educación y el conocimiento, y su
influencia política y poder económico.

La iglesia tuvo dentro del sistema feudal el monopolio de la educación y


del conocimiento determinando que se escribía, qué ciencia se daba a conocer a
la gente, a quienes se enseñaba a leer y a escribir, incluso las manifestaciones
culturales como el teatro estaban bajo el dominio y el control de la iglesia.

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Así el único conocimiento que llegaba era el difundido por la iglesia, por
medio de representaciones callejeras o en los sermones durante la misa.

La iglesia se convirtió en el más grande propietario feudal, en muchas


regiones de la Europa feudal. El celibato sacerdotal impidió que las riquezas
eclesiásticas salieran de su control. Para sostener todo ese gran sistema la
iglesia estableció el diezmo, en el cual se apropiaba del 10% de toda la riqueza
generada en sus zonas de influencia.
Los tributos eran en especie o en dinero, y los monasterios se sostenían
con los aportes en alimentos de la población local.

En cuanto a su papel político, la iglesia intervino en todos los asuntos del


gobierno de los diferentes soberanos, autoridad que fue consagrada con la
coronación de Carlomagno como emperador de occidente por el papa León III.
Con esto se reconoció inclusive su facultad para proclamar reyes.

El vínculo iglesia-estado se explica por el hecho de que las monarquías


fundamentaban su legitimidad en la facultad divina, y al establecer acuerdos con
Roma para la protección de la Iglesia, dieron origen a religiones de Estado. El
clero gozó además de importantes privilegios pues estaba exento de los
impuestos que pagaban los explotados, recibía un subsidio de la realeza y
percibía los beneficios del diezmo. Por otro lado, la iglesia tomó a su cargo los
registros de población mediante la certificación de los bautizos.

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