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Husserl La fenomenología

La conciencia es huidiza; se dirige a las cosas sin posarse jamás y sin


mostrarse ella misma. Pero no oculta ni falsifica aquello que se le aparece,
el fenómeno. Antes bien, lo desnuda de ropajes recolectando su verdadera
esencia.

La intención fundamental de Husserl consiste en devolverle a la filosofía el


estatus científico que perdió a consecuencia de la facticidad en la que había
quedado sumida por el positivismo de Comte, el psicologismo y el
naturalismo.

Proveniente de una familia judía, Edmund Husserl nació el 8 de abril en


Prosznit (Moravia), actualmente Checoslovaquia. Estudia matemáticas en la
Universidad de Berlín y continua sus estudios en Viena (1881), lugar en el
que es nombrado doctor con una tesis acerca del cálculo de variaciones.
Pronto vuelve a Berlín como ayudante del que fuera profesor suyo en la
Universidad, el afamado matemático Weierstrass.
Sin embargo, decide regresar a Viena para dedicarse al estudio de la
filosofía, entrando en contacto con F. Brentano, estudioso de Aristóteles y
la escolástica que ya había formulado una teoría sobre la intencionalidad.

Continua sus estudios en la Universidad de Halle, recibiendo el doctorado en


1887 con la tesis Sobre el concepto de número. A partir de este año,
comienza su labor docente en dicha Universidad coincidiendo con el primer
período de su vida intelectual, que se extenderá hasta 1901 y en la que
Husserl va abandonando paulatinamente el psicologismo para abrazar la
reflexión fenomenológica. De este primer período son sus obras: Filosofía
de las matemáticas e Investigaciones lógicas (1900-1901), obra claramente
antipsicologista.

A partir de 1901 Husserl da clases en la Universidad de Gotinga y utiliza la


fenomenología no sólo como método, sino como ciencia (filosofía), cuyas
tesis se plasman a través de los cursos: Idea de la fenomenología. 5
lecciones y en las obras: La filosofía como ciencia estricta, Ideas relativas a
una fenomenología pura y Filosofía fenomenológica.

El tercer período de su pensamiento comienza en 1916, cuando ocupa la


cátedra en la Universidad de Friburgo de Brisgovia hasta 1933, época en la
que abandona la docencia debido a la subida de los nazis al poder, sufriendo
las consecuencias de las persecuciones por su origen judío.

Husserl se dedica a configurar una fenomenología trascendental, en


controversia con la interpretación que habían dado a la misma discípulos
suyos como Heidegger (que se adhirió al nacional-socialismo y ocupó la
cátedra dejada por Husserl), Gadamer, Levinas, Sartre y Marcuse entre
otros. De este período datan sus obras: Lecciones sobre la conciencia
inmanente del tiempo, Lógica formal y trascendental, Ensayo de una crítica
de la razón y La crisis de las ciencias europeas. En esta misma época
imparte sus cursos: Meditaciones metafísicas y Filosofía primera.

Retirado del ejercicio docente, Husserl muere en Friburgo el 27 de abril de


1938, dedicando sus últimos días al examen de sus escritos y a dar
conferencias en Viena y Praga. Pese a que no se exilió, la obra de Husserl
fue trasladada a Lovaina, lo que evitó su destrucción por los nazis.

El pensamiento de Husserl
La crisis de la ciencia

La crisis de fundamentos a la que habían llegado la filosofía y la ciencia se


debía, al parecer de Husserl, al culto a los hechos, a lo fáctico, empírico y
relativo que habían llevado a cabo tanto el positivismo como el naturalismo
(para el que todo es naturaleza física), el historicismo (la filosofía es una
creación histórica) y el psicologismo (que redujo el pensamiento filosófico a
la psicología y que trataba de explicar todo acto y contenido de la mente
como si fueran procesos psíquicos).

Husserl denuncia que el psicologismo (una versión del positivismo) conduce


necesariamente al relativismo y al escepticismo. Si todo se reduce a
procesos psíquicos, incluso las leyes de la lógica, inevitablemente nuestros
juicios no podrán poseer una validez necesaria y universal (características
de la ciencia), quedándose en el ámbito de la mera probabilidad.

Para que la filosofía pueda convertirse en una ciencia estricta, hay que
rebatir ciertos presupuestos del psicologismo, sobre todo los que atañen a
las leyes del conocimiento, de la lógica y su contenido. Aunque las reglas del
proceder de la mente son subjetivas, la lógica trata de las verdades
objetivas y universales, su contenido no es reducible a un acto o fenómeno
psíquico. Como alternativa capaz de otorgar validez universal a la filosofía,
Husserl propone el método fenomenológico o la fenomenología, que más que
una doctrina totalitaria o un sistema filosófico concreto es una actitud
crítica y radical para enfrentarse con las cosas, con la realidad fáctica que
la experiencia nos otorga.

El método fenomenológico

La fenomenología es una actitud y también un método para conocer la


realidad de una manera objetiva, no quedándose en una mera explicación de
los hechos (positivismo), sino adentrándose en su propio núcleo
constituyente: las esencias de las cosas.

Hemos de ir a las cosas mismas, pero éstas no consisten más que en ser un
aparecer, un mostrarse, una manifestación en la que se aparece todo aquello
a lo que le atribuimos "ser". Los fenómenos no se refieren a algo exterior,
extramental. No hay ningún noúmeno (cosa en sí) detrás del fenómeno y
éste no es apariencia de ser, no es imagen o representación de "algo"
distinto a su propio "aparecer".

Ahora bien, el aparecer tiene lugar en la conciencia y ésta no puede ser


concebida como un "ente" o substancia determinada ni siquiera como un
ámbito en el cual aparecen las representaciones que concuerdan o no con las
cosas "exteriores". Atenerse a las cosas mismas, a lo que se muestra ello
mismo supone, por un lado, despojar todos los elementos extraños y
añadidos no sólo al fenómeno, sino a la conciencia misma. La fenomenología
es una depuración.
La conciencia de la que habla Husserl, se apoya en ciertos presupuestos ya
postulados por su maestro Franz Brentano (1838-1917) que con anterioridad
había tratado el problema de la intencionalidad. Ésta es entendida por
Husserl como una referencia a, un dirigirse hacia algo (lo que se aparece)
que no es ella misma, sin aparecerse jamás la propia conciencia.

La conciencia es intencional porque siempre tiende (tender en latín se dice


intentio) hacia algo, constituyendo al objeto como objeto y descartando su
existencia "extramental". El objeto no es algo "real", sino "ideal", lo cual no
significa que sea subjetivo.

Husserl distingue entre los actos mediante los cuales la conciencia tiende
hacia su objeto y que tiene distintos modos de ser representados (pensar,
temer, desear, representar, etc.) y al contenido de esos actos (lo pensado,
lo temido, etc.) o término de la referencia. El primero es la nóesis, que es un
acto subjetivo de la conciencia. El segundo es denominado nóema, y es un
aspecto objetivo de la conciencia. Cuando hacemos una multiplicación,
distinguimos efectivamente entre el acto psiquico de pensar (nóesis) y el
contenido de ese pensamiento (3x8). La certeza de la multiplicación 3x8
depende de la verdad del enunciado, no del acto psíquico de pensarlo. En
definitiva, es el nóema el que valida y explica la nóesis.

La triple reducción fenomenológica

La tarea fundamental de la fenomenología consiste en atenerse


exclusivamente a lo dado, desprendiéndolo de todo ropaje superfluo o
añadido que no le pertenezca esencialmente. Esto supone suspender, "poner
entre paréntesis" la cuestión de la existencia extramental, la exterioridad,
que, al decir de Husserl, es algo que acontece en la propia conciencia. En
esto consiste fundamentalmente la epojé que se lleva a cabo en la reducción
fenoménica o externa, en abstenerse de emitir un juicio acerca de la
cuestión de la existencia, tomándola exclusivamente como un aparecer en mi
conciencia.

La segunda reducción, la eidética, trata de buscar la esencia de las cosas,


cuya existencia se infiere del hecho mismo de eliminar el problema de la
existencia extramental y que se realiza mediante la intuición, o
manifestación directa e inmediata de los límites dentro de los cuales algo
podría variar sin dejar de ser lo que es (esencia).

Todo lo accidental y contingente se suprime hasta llegar al núcleo invariable


que permite la identidad de algo a pesar de sus cambios y que constituye sus
características universales y necesarias. La esencia es denominada también
eidós y no se capta por abstracción sino mediante una intuición que nos
remite a lo absolutamente real y necesario.

En la reducción trascendental es la conciencia misma, entendida como


substancia, como "yo", la que sucumbe. El yo se hace ahora conciencia pura,
"yo trascendental" que consiste en ser un percatarse, un darse cuenta de la
presencia de algo, de las esencias, por encima de lo meramente empírico,
psicológico y contingencial.

La conciencia nunca se muestra a sí misma, nunca se revela, no es un objeto


ni puede ser pensado como tal.
Edmund Husserl. (Alemania, 1859-1938). Filósofo alemán, iniciador de la
corriente filosófica denominada fenomenología. Nació en Prossnitz, Moravia
(hoy en la República Checa), el 8 de abril de 1859, y estudió ciencias,
filosofía y matemáticas en las universidades de Leipzig, Berlín y Viena.
Husserl fue discípulo de los matemáticos Kronecker y Weirstrass, del que
fue ayudante en 1883, año en el que conoció al psicólogo Brentano, del que
adoptó el concepto de intencionalidad. Su tesis doctoral versó sobre el
cálculo de variaciones. Se interesó por la base psicológica de las
matemáticas y, poco después de ser nombrado profesor en la Universidad
de Halle, escribió su primer libro, "Filosofía de la aritmética" (1891), en el
que sostuvo la hipótesis de que las leyes matemáticas tienen validez
independientemente de cómo el pensamiento llegue a formularlas y a creer
en ellas.
Husserl se refutó a sí mismo en su obra Investigaciones lógicas (1901),
considerada como un vigorosa polémica en contra del psicologismo en la
lógica y una reorientación radical del pensamiento puro. Un filosofar radical
que nos permite el acceso a la conciencia trascendental y a la subjetividad
pura. "La conciencia de ser conciencia en algo".

Para Husserl, la labor del filósofo es la superación de las actitudes


naturalista y psicologista mediante la contemplación de las esencias de las
cosas, que podían ser identificadas de acuerdo a las leyes sistemáticas que
rigen la variación de los objetos en la imaginación. Admitió que la conciencia
está permanentemente dirigida hacia las realidades concretas y llamó a este
tipo de atención intencionalidad. La conciencia, además, posee estructuras
ideales invariables, que llamó significados, que determinan hacia qué objeto
se dirige la mente en cada momento dado. Durante sus años de estancia en
la Universidad de Gotinga (1901-1916), Husserl atrajo hacia sus teorías a
muchos estudiantes que fundaron la escuela fenomenológica y escribió su
obra más influyente, Ideas: una introducción a la fenomenología pura (1913).

Después de 1916 Husserl enseñó en la Universidad de Friburgo. La


fenomenología había sido criticada como un método solipsista en esencia,
limitando al filósofo a la simple contemplación de significados particulares;
por ello, en Meditaciones cartesianas (1931), Husserl trató de demostrar
cómo la conciencia individual puede ser orientada hacia otras mentes,
sociedades y ámbitos del devenir histórico. Quiso, incluso, construir una
teoría antiintelectualista de la conciencia del tiempo. Husserl murió en
Friburgo el 6 de abril de 1938; los nazis le habían impedido enseñar desde
1933. La fenomenología de Husserl tuvo gran influencia sobre un joven
colega de Friburgo, Martin Heidegger, que desarrolló la fenomenología
existencial, y más tarde sobre Jean-Paul Sartre y el existencialismo
francés. La fenomenología perdura como una de las tendencias más
vigorosas en la filosofía contemporánea, y su huella se ha dejado sentir
también con fuerza en la teología, la lingüística, la psicología y las ciencias
sociales.

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