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Madre: Dices eso porque no eres madre, lo que no sabes es que el día
menos pensado, me vas a matar de un gran susto, bien que
sabes cómo me preocupo cuando te retrasas por la culpa del
ogro de tu oficina.
Hijo: ¡Mamá, si tú sabes que no me gustan las patitas con maní…..! ¡Mi
plato favorito son los frijoles!, ¡patitas con maní solo comen los
puercos!
Hijo: Ahí….
Madre: ¿Le dijiste que cada vez que te voy a buscar a la oficina, suelo
toparme con tu espalda?, hijo, debiste habérselo dicho
Madre: (Pausa breve) ¿sabes? Ese tipo no tiene madre, y si la tiene, debe
ser bien fea…. Y de seguro, la sienta de espaldas a la puerta de
la calle, así nadie se tropieza con su cara.
Madre: Haber… una cucharita por su madre que es tan buena y dulce.
Hijo: ¡mamá….!
Hijo: ¡mamá….!
Madre: Después quiere de seguro que juntes plata. ¡Si no las conoceré!
Madre: ¿Y la lluvia del 70? Tú la podrás olvidar, pero yo, no, las madres
nunca olvidan, y menos tratándose de un hijo. Tienen buena
memoria (el hijo se deja poner el impermeable y la bufanda, le
da un beso a su madre y sale, la madre hecha lágrima mientras
se despide con un pañuelo, como si fuera a la guerra. De pronto
pega un grupo) ¡CUIDADO CON EL CAMIÓN!!!..... ¡AYYYYYY!!!! (Se
tapa los ojos, los vuelve a abrir y se cerciora si le pasó algo a su
hijo al público), ¡menos mal que estaba parado el camión, que si
no……..! (Se dirige a la mesa, reacciona de golpe) ¡No! ¡Qué
horror, me olvidé! ¡Se olvidó…! (corre al teléfono y marca un
número) con el señor Betteta por favor… gracias…. ¿aló,
Enriquito?, habla mamita…. ¿llegaste bien?... cariño, olvidaste
tomar tu digestivo… ¡nada! En seguida te lo llevo… nada nada….
Te lo llevo… nada. No acepto excusas, ahorita mismo salgo para
allá (cuelga, al público), no sé qué pasa con el estómago del
Nene, últimamente no hay día que no le caiga mal la comida,
tendré que consultar al médico, al doctor mosquito.
Madre 2: (asomándose) es que los chicos son un regalo del cielo, y hay
que cuidarlos, sino ¿para qué se tienen hijos…? (sale)
Madre: (apareciendo) querido, tu mejor que nadie sabes que jamás leo
mentiras. Bastante complicada es la vida para estar
revolviéndome el hígado por un papel… (Intrigada) ¡Qué pasó!
¿Qué dicen los diarios?
Madre (al hijo) ¿lucifer? ¿Lucifer, dices? ¡Habladurías! Quizás sea malo,
pero no tanto como dicen. Algo tendrá de bueno ¿quién no tiene
algo de malo?, la gente, hijo, exagera demasiado.
Madre: (al ver aparecer a su hijo) ¿qué pasó? ¿Qué haces a estas horas?,
¿llegaste tarde al colegio? ¿No hubo clases? ¿Los profesores y los
choferes están en huelga, ahora…?
Madre (más sorprendida aun) ¿no deseas seguir…? Pero hijo, ¡si tú
nunca has estudiado!
Hijo: (pensativo) ¿por cuál de todos ellos te llamo? Todos son lindos
Hijo: ¿Ella…….?
Madre: De Mariella
Madre ¿Pepe? ¿Cuál Pepe? ¿Ese chico guapo, blanco, rubio, de ojos
azules, alto, bien plantado y que viste maravillosamente bien?
Hijo: Perdón “Ana María Elena del Rosario Carmen Mariella”. Dije “para
jóvenes”, es decir para mi hermana Sonia y…
Hijo ¿Hermanas?
Madre: Gemelas
Hijo: Bueno, yo… para ser sincero, no, no quise decir eso.
Madre: No, hijo. Hablemos otro día. Estoy preocupada. Este Hamlet me
tiene loca… (Sigue leyendo)
Hijo: ¡Mamá! ¡Cómo puedes hablar así! ¡Anita es una chica normal!
Madre: Hijo, no tienes que asustarte. Ay hijo tú sabes cómo son las
mujeres… lo más probable es que ya consiguió a otro
enamorado. (El hijo se pone a llorar en silencio. La madre,
colocándole una mano sobre el hombro) Ay hijo, tienes una
sensibilidad increíble. Podrías llegar a ser un gran escritor. ¡Te
sucede cada cosa! (sale, seguido del hijo y a la mirada del
psicoanalista).
Hijo: (la ayuda a tomar asiento) Debe ser la presión. (Corre al teléfono)
Voy a llamar al médico. La debes tener a cero.
Madre: No te preocupes, cariño… Ya es tarde… El médico debe estar
durmiendo, o de guardia.
Madre: (más tranquila) Hijito, ya pasó… ¡Qué susto, por Dios! Por un
momento pensé que me iba a quedar sin cabeza… Hijo, dile al
doctor Rivera, que apareció…
Madre: Gracias, hijito. Qué bueno es ese doctor… ¡qué bueno! ( el hijo le
alcanza el vaso y una pastilla)
Hijo: Yo mamá
Hijo: A Jhon
Madre ¿Y quién es Jhon?
Hijo: mamá….
Madre: ¿desnudo?
Madre: “Pérez” Quien es ese Pérez? Primera vez que te llama ese tal
Pérez
Hijo: ¡Mamá!
Hijo: ¿Me podrías decir madre qué se necesita para ser un “pichiruchi”?
Madre (al hijo) ¡ahora le acuso a tu padre! (al público) ¿lo vieron?
¡presentarse desnudo ante su madre!
Madre (al público) ¡no soporto las manías de los demás…! (prepara la
mesa del comedor, coloca los platos y mira el reloj, se cerciora si
esta con cuerda, lo pone a la hora y empieza a servir)
Madre: Las huelgas se prevén, hijo “se prevén”. Además, la policía y los
carros, no tienen nada que ver con tu comida. Esta es una casa
decente, y donde hay decencia ¡no hay política!, aquí se come a
las doce y media y ¡punto!
Madre (solo se escucha su voz) ¿me podrías decir como lo puedo saber?
¡no mando en mis tripas!
Hijo: Disculpa…
Madre: (pausa breve) (solo se escucha su voz) ¿para qué quieres entrar
al baño hijo…?
Hijo (al público) ¿Le respondo o me callo? (murmura algo por lo bajo y
sale)
Madre (al público) ¡qué quieren! ¡las horas vuelan! Debe ser por tantas
bombas atómicas que arrojan los norteamericanos, iraníes y
coreanos, (toma asiento, chancleteando, los zapatos dos o tres
veces)
Madre (sin quitar la vista del televisor y bostezando) ¿qué hora es…?
Madre (por la telenovela que ve) para mí que se acuesta con María
Ramos y resulta ser su tío… (al hijo) de la alacena saca un
sobrecito de pollo de dos pechugas….
Madre (pensativa) busca el que dice “azúcar”. Ahí debe estar (por la
telenovela) le está agarrando la pierna, ese sinvergüenza.
Hijo (hace lo indicado) tampoco está aquí. Aquí solo hay ajíes
Madre: (al público) ¡por dios que desde mañana cambio! ¡pienso ser otra
mujer! ¡ni me van a reconocer! Y si miento, ¡que dios, me recoja!
Hijo: !No!
Hijo ¿cuándo?
Madre: Eh……. Algún día hijo… pero no pasa de ese día ¡te lo
recontrajuro!
Madre: Una de esas noches te doy la sorpresa, ¿sí? Te… lo juro, por tu
padre
Madre (al psicoanalista) las telenovelas ¿sabe?, las hace a uno sensible,
humano. Todo el mundo debería ver telenovelas (sigue
comiendo)
Madre: ¡Dios santo! ¡su regalo! ¡tengo que comprarle su regalo…! (sale a
la carrera en dirección a la calle)
Madre: ¡No!
Psicoanalista: Me lo imagino
Madre: ¡me alegro! (al público) ¡los hijos! ¡los hijos! (al hijo) ¡ustedes son
los que me están volviendo loca! ¡loca de remate! ¡ustedes!
Madre: ¡Sí! ¡Tú y tu hermana!.... mira como le señalo con el dedo ¡TU Y
TU HERMANA!... ¡MIRA MI DEDO, MIRA!