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JUAN RIVERA SAAVEDRA (PERUANO)

“Mami… ¿me amas mami?”

Psicoanalista: (al público) buenas noches, antes de dar comienzo a la


charla titulada “psicoanálisis de la madre”, les quiero manifestar
que yo, ¡tengo mamá!, es decir, fui concebido por una mujer, así
que no pienses o vayan a pensar mal del expositor, ¡Gracias!...
(aclarando la voz) “la madre es el único dios sin ateos en el
planeta”. Dice un proverbio popular, pese a ello hay quienes
piensan que es “el ser más implacable y arbitrario que cuanto ser
exista en el universo”… ¡por favor, tranquilos, que se trata
posiblemente de un asesino que perdió a su madre!... Continuo:
la madre, objeto de tantas composiciones escolares, canciones,
telenovelas, etc… ¿cómo hablar mal de ellas si todos hemos
tenido una?, ¿quién es el hijo de mala ídem que se pueda atrever
a empañar su sagrada aureola? ¡Quién! ¡Quién…! Muy sencillos,
así que no se rompan la cabeza, ¡el psicoanalista!, es decir:
Freud, Kant, Jung y Pérez… Según estos señores, existen ocho
tipos de madre: la vieja cariñosa, o protectora… la madre
coqueta o pizpireta, la madre moderna o intelectual… la madre
hipocondríaca… la madre conmemorativa o fiestera… la madre
maniaca, la madre de alcurnia… y ¡la madre desordenada!
(pausa)… “la madre cariñosa”, veamos cuáles son las
características principales de esta madre, por lo general suele
habitar en otro barrio, se le reconoce por su proclividad en
derramar afecto, capaz de cualquier cosa por sus hijos…

Madre: (asomando la cabeza al público) ¡yo fui, señor comisario!, ¡mi


hijo es inocente!, ¡por dios! (sale).

Psicoanalista: Hasta cargar con la culpa de los hijos sinvergüenzas y…


de los otros. Este exceso de amor. Este exceso de amor ha
llevado a más de un hijo a la locura.
Hijo: (apareciendo por la izquierda) ¡hola!

Madre: (apareciendo por la derecha, y corriendo a su encuentro


nerviosa). ¿Qué te pasa hijo?, ¿por qué dices “hola”?, ¿Sucede algo
mi cielo?

Hijo: No mamá, no pasa nada.

Madre: ¿nada? ¿Y por eso no me das un beso…?

Hijo: (comprensivo) Disculpa, mamá, acabo de salir de la oficina y….

Madre: ¿Y en la oficina no hay madres? Tuviste un percance, ¿? ¿Verdad?


Nunca sueles llegar a estas horas…

Hijo: (Consulta el reloj) no mamá solo me he demorado tres minutos, el


tiempo que demora cualquier mortal en cruzar una pista. Trabajo
en la acera de enfrente, ¿qué menos me puedo demorar?

Madre: Dices eso porque no eres madre, lo que no sabes es que el día
menos pensado, me vas a matar de un gran susto, bien que
sabes cómo me preocupo cuando te retrasas por la culpa del
ogro de tu oficina.

Hijo: Exagerando nadie te gana, mamá ¿qué pena que no te hayas


casado otra vez?

Madre: Como tu padre no se encuentran hombres en la tierra, tu padre


era único.

Hijo: Qué tenía, ¿tres piernas, seis ojos, un brazo…?

Madre: “Un corazón enorme”


Hijo: ¿Trabajaba en una carnicería?... disculpa, no me hagas caso (toma
asiento) ¿qué has hecho de comer?

Madre: Tu plato favorito, lo que tanto te loquea, “patita con maní”

Hijo: ¿Patitas con maní…? Ajjjjjjj!!!

Madre: Está de chuparse los dedos.

Hijo: ¡Mamá, si tú sabes que no me gustan las patitas con maní…..! ¡Mi
plato favorito son los frijoles!, ¡patitas con maní solo comen los
puercos!

Madre: A tu padre le gustaba las patitas con maní y tu padre no era


ningún puerto.

Hijo: No soy mi padre, madre, soy tu hijo.

Madre: No seas puerco hijo. Eres su retrato, no lo puedes negar. Tienes


su nariz, y su pelo (sale, aparece con el plato y se sienta) está de
chuparse los dedos ¡come!.... ¡anda, come!

Hijo: (empieza a comer) parece jebe.

Madre: Con la caída de la moneda, hay personas que no tienen ni para


llevarse a la boca un pedazo de suela… no seas malagradecido
que dios te puede castigar.

Hijo: (mirando su plato) ¿más?

Madre: (jalándole la oreja) ¡hereje! Pídele perdón a Dios, o….


Hijo: (dirigiéndose al techo) disculpa… (Sigue comiendo)

Madre: Que dice el trabajo, hijo

Hijo: Ahí….

Madre: ¿Cómo ahí?, ¿lo van a cambiar de sitio…?

Hijo: No mamá, no me hagas caso.

Madre: imposible, soy tu madre… ¿cambiaste de escritorio como te


indiqué?

Hijo: El jefe se negó, no quiso

Madre: ¿Le dijiste que cada vez que te voy a buscar a la oficina, suelo
toparme con tu espalda?, hijo, debiste habérselo dicho

Hijo: Se lo dije, madre

Madre: ¿Y qué te contestó el ogro ese?

Hijo: ¡Que la oficina no es mi casa!

Madre: (Pausa breve) ¿sabes? Ese tipo no tiene madre, y si la tiene, debe
ser bien fea…. Y de seguro, la sienta de espaldas a la puerta de
la calle, así nadie se tropieza con su cara.

Hijo: (haciendo el plato a un lado), ¡me llené! No quiero más.

Madre: Sólo las bolsas se llenan, habrás querido decir: “estoy


satisfecho”… eso pasa por engreírlo a usted demasiado ¡abra la
boca que le voy a dar de comer…!
Hijo: ¡Pero mamá!

Madre: Haber… una cucharita por su madre que es tan buena y dulce.

Hijo: ¡mamá, no soy ni una criatura…! El próximo mes me caso y….

Madre: Ya sé “con una cualquiera”

Hijo: ¡mamá….!

Madre: ¿quién te ha dicho que el que se casa pierde a su madre?, seguro


que tu novia debe estar craneando cómo eliminarme.

Hijo: Mamá, ¡dices cada cosa!

Madre: No sigas que me amargas la comida… una cucharita por su


papito que me abandonó “no sé por qué”… otra por su abuelito
que fue bueno y se fue derechito al cielo sin causar tanto
gastos… otra por tu tía Ada, que todos los domingos te da tu
propina, a insinuación mía…. Otra, por la cualquiera esa, que
nunca será como yo…

Hijo: ¡Mamá por dios!, ¡más respeto!

Madre: Bueno… por tu futura esposa…. Si no se muere antes…


Otra por el portero de la oficina y…. la yapita… ¡listo!

Hijo: (consulta el reloj) estoy en la hora. Me voy… (Se dispone a salir)

Madre: ¡espera hijito, hijito…! (corre al aparador, coge un baguete y lo


rellena de queso, salame, atún, huevo, lechuga, tomate, lo
envuelve toscamente en una sábana de papel y se lo alcanza) por
si te da hambre más tarde hijo lindo, perdona la pobreza.

Hijo: ¡Mamá si en la oficina tenemos cafetería…!

Madre: El tiempo no está para derroches, hijo ¡a que esto no te lo dijo tu


novia…!

Hijo: ¡mamá….!

Madre: Después quiere de seguro que juntes plata. ¡Si no las conoceré!

Hijo: (resignado) nos vemos, madre… (Se dispone a salir)

Madre: (preocupada) ¿estás enojado?, ¿se dispone a salir?

Hijo: Disculpa… mamá

Madre: (coge un impermeable y una bufanda que yace en el colgador y


le da el alcance) ponte esto, por si llueve o hace frío.

Hijo: ¡Mamá, en este país nunca llueve…!

Madre: ¿Y la lluvia del 70? Tú la podrás olvidar, pero yo, no, las madres
nunca olvidan, y menos tratándose de un hijo. Tienen buena
memoria (el hijo se deja poner el impermeable y la bufanda, le
da un beso a su madre y sale, la madre hecha lágrima mientras
se despide con un pañuelo, como si fuera a la guerra. De pronto
pega un grupo) ¡CUIDADO CON EL CAMIÓN!!!..... ¡AYYYYYY!!!! (Se
tapa los ojos, los vuelve a abrir y se cerciora si le pasó algo a su
hijo al público), ¡menos mal que estaba parado el camión, que si
no……..! (Se dirige a la mesa, reacciona de golpe) ¡No! ¡Qué
horror, me olvidé! ¡Se olvidó…! (corre al teléfono y marca un
número) con el señor Betteta por favor… gracias…. ¿aló,
Enriquito?, habla mamita…. ¿llegaste bien?... cariño, olvidaste
tomar tu digestivo… ¡nada! En seguida te lo llevo… nada nada….
Te lo llevo… nada. No acepto excusas, ahorita mismo salgo para
allá (cuelga, al público), no sé qué pasa con el estómago del
Nene, últimamente no hay día que no le caiga mal la comida,
tendré que consultar al médico, al doctor mosquito.

Psicoanalista: A la madre de Enriquito. Los chicos de la oficina la


conocen con el nombre de la “señora del Baguette”, porque
cuando se olvida de prepararle, corre a la oficina a llevárselo.

Madre 2: (asomándose) es que los chicos son un regalo del cielo, y hay
que cuidarlos, sino ¿para qué se tienen hijos…? (sale)

Psicoanalista: Para la madre PROTECTORA los hijos no tienen edad,


cuando chico le ayudan con los temas y también con “las otras
cosas”.

Madre: (asomándose) hable claro doctor, no sea hipócrita. (Al público)


¡Es que los chicos se tienen que alimentar bien! ¡Para eso tienen
madre! ¡Ellos no pidieron venir al mundo! ¡Los trajo su madre!
(desaparece)

Hijo (apareciendo vestido de escolar, bajan las luces) ¿Leíste el diario…?

Madre: (apareciendo) querido, tu mejor que nadie sabes que jamás leo
mentiras. Bastante complicada es la vida para estar
revolviéndome el hígado por un papel… (Intrigada) ¡Qué pasó!
¿Qué dicen los diarios?

Hijo: Que FULANO está esperando un hijo ¡tremendo marica esperando


un bebé!, ¿quién le va a creer…?
Madre: Perdona, pero no creo que FULANO, mi artista favorito sea un
homosexual… es guapo y tiene una preciosa voz, ¡imposible!

Hijo: Mamá, es box Populi

Madre: ¿Y le vas a creer a un boxeador?, lo siento cariño, pero esas son


habladurías. La envidia los hace decir tonterías.

Psicoanalista (al público) no se sorprenda, para estas madres, no hay


artistas malos, ni bomberos, ni ladrones, ni criminales, ni
policías malos. ¡Todos son buenos!

Madre (al hijo) ¿lucifer? ¿Lucifer, dices? ¡Habladurías! Quizás sea malo,
pero no tanto como dicen. Algo tendrá de bueno ¿quién no tiene
algo de malo?, la gente, hijo, exagera demasiado.

Psicoanalista La madre PROTECTORA no se acuesta hasta que todos sus


hijos regresen del hogar, es decir al nido. Si un niño se le
enferma, se pasa la noche en vela junto a la cama, tocándole la
frente y metiéndole en la boca, cada minuto, ¡el termómetro!

Madre: (al ver aparecer a su hijo) ¿qué pasó? ¿Qué haces a estas horas?,
¿llegaste tarde al colegio? ¿No hubo clases? ¿Los profesores y los
choferes están en huelga, ahora…?

Hijo: nada de eso, ma’ veras….

Madre (asustada) ¡estas enfermo!, ¡eso!, ¡estas enfermo!, (corre al


botiquín) ¡el termómetro! ¡El termómetro!

Hijo: No estoy enfermo, mamá… es otra cosa.


Madre (con sospecha) a lo mejor estas empachado. Te voy a preparar un
enema.

Hijo: No, mamá. Deja el enema tranquilo. ¡Para de correr!... estoy


perfectamente bien de salud.

Madre: ¿qué pasa? ¿Qué sucede? Enséñamelo

Hijo: ¿Qué cosa?

Madre: Enséñame el problema. Muéstrame el problema. Abre el corazón


a tu madre (rápido).

Hijo: Mami… no deseo seguir estudiando.

Madre (más sorprendida aun) ¿no deseas seguir…? Pero hijo, ¡si tú
nunca has estudiado!

Hijo: Quiero decir, no deseo ir a la escuela

Madre (lo abraza y llora) ¡pero hijo!.... ¡no…….! ¡No………!

Hijo: Mami, por favor, está decidido

Madre: (al cielo) ¿escuchaste?

Hijo: Lo he meditado muy bien…., por favor, mami…. No insistas

Madre (resignada) bien, no insistiré…. Se hará lo que tú quieras (al


público), lo que importa es que seas decente (sale la madre
llorando en silencio seguido del hijo)
Psicoanalista. (Siguiéndola con la vista) ¡Pobre…! (al público) La madre
“coqueta” o “pizpireta” tiene un don: jamás pasa desapercibida,
así que es más fácil identificarla. Por lo general se tiñe el pelo y
se sombrea los ojos. Usa pestañas de este tamaño… hasta quizás
un poco más largas. Cuando las baja, parece que se le hubiese
muerto alguien… se pinta los labios como los artistas de cine,
solo que no le quedan igual…. Viste –tómese esto como una
figura literaria- al natural: media calata, mostrando a la
imaginación: todo. Lo que no muestra, se le nota “porque se
aprieta el traje, una barbaridad” (tose). La madre coqueta, suele
actuar más o menos así (aparece la madre contoneándose como
una culebra, muy sofisticada, toma asiento y cruza las piernas).

Hijo: (apareciendo, viste deportivamente) ¡hola mamá…!

Madre 3: no me digas “mamá”, tengo mi nombre, ¿verdad? ¿Qué le


cuesta decirme: Ana María Elena del Rosario Carmen Mariela?

Hijo: (pensativo) ¿por cuál de todos ellos te llamo? Todos son lindos

Madre: Adulón, dime “Ella”

Hijo: ¿Ella…….?

Madre: De Mariella

Hijo: De acuerdo…. A que no adivinas con quien me acabo de encontrar.

Madre (abre su bolso de mano y empieza a retocar todo lo retocado)


¿empezamos con las adivinanzas? ¿Hombre o mujer? No adivino

Hijo: Con Pepe Matos


Madre: ¿con quién?

Hijo: ¡Pepe Matos!

Madre ¿Pepe? ¿Cuál Pepe? ¿Ese chico guapo, blanco, rubio, de ojos
azules, alto, bien plantado y que viste maravillosamente bien?

Hijo: No, mamá, ese es Eduardo. Pepe Matos es el bajo y moreno. El


inteligente…

Madre: Ya sé a quién te refieres. Con decir el negro Matos, el atorrante,


¡bastaba! ¿Para qué tanto palabreo?, que cuenta el negro ese.

Hijo: Se acaba de recibir de ingeniero y nos ha invitado a su fiesta de


graduación, a mi hermana y….

Madre: ¿fiesta, dijiste? ¿Para jóvenes….?

Hijo: ¡para “jóvenes”, mamá!

Madre: ¡no me llames “mamá”….! Tengo mi propio nombre. No lo


olvides. UHmmmm veré que ropa me pongo ¿me sentará el
negro? Tú que dices…

Hijo: Perdón “Ana María Elena del Rosario Carmen Mariella”. Dije “para
jóvenes”, es decir para mi hermana Sonia y…

Madre: No hay problema, podemos ir los tres, no olvides que toda la


gente que nos ve en la calle cree que Sonia y yo somos
hermanas.

Hijo ¿Hermanas?
Madre: Gemelas

Hijo: Las gemelas, madre, no se llevan tantos años de diferencia

Madre: ¿Insinúas que soy vieja? ¿Qué no llamo la atención a nadie…?

Hijo: Bueno, yo… para ser sincero, no, no quise decir eso.

Madre ¿Te olvidas que a tu hermana le quité el novio dos veces?, si


dudas, pregúntaselo…

Hijo: Habrá sido por… mejor me callo

Madre (siguiéndole) ¡pregúntaselo! ¡Anda pregúntaselo! (al público)


escucharon ¡vieja yo!, ¡insinuar que soy mayor que él! ¡Qué
atrevido! ¿Así es como se respeta a su madre….? ¡Malcriado!

Psicoanalista (al público) no se sorprendan, las madres coquetas por lo


general suelen quitarles años a los hijos, para disminuirse los
suyos, que al final terminan siendo menor que ellos. (Pausa) “la
madre intelectual o moderna”… cuántas madres de esta clase,
me pregunto, habrá en la sala ¿dos? ¿Tres?
¿Cien…?, la madre intelectual, especie de la clase media, es
aquella que suele vivir en un barrio residencial o “casi
residencial”… sus hijos, de hecho, estudian en los mejores
colegios, no es el tipo de mujer que pierde su tiempo en fiestas y
reuniones superfluas. Eso sí, asiste a cuantas conferencias
puede, a conciertos y exposiciones de pintura, siempre y cuando
“no se pague”… Viste de manera aproximadamente así: (música)
una chompa grande, más grande de lo normal, una chalina muy
larga, un libro debajo de cada axila y otro en la mano, no lleva
más que por que le faltan manos. ¡Ah! Y unos anteojos.
Madre: (apareciendo con todo el cabello desgreñado) “Ser o no ser, he
ahí la cuestión”… ¿A qué cuestión se referirá, me pregunto? ¿Qué
tipo para profundo. Se las sabe todas... No sé por qué no le
dieron el Premio Nobel a este Hamlet. Es bárbaro escribiendo.
(Abre un libro y se dispone a leer)

Hijo: (apareciendo) Oh, estabas aquí. Me alegro… Madre, ¿ te puedo


pedir un favor?

Madre: No, hijo. Hablemos otro día. Estoy preocupada. Este Hamlet me
tiene loca… (Sigue leyendo)

Hijo: Madre, se trata de algo muy importante… De Anita… ( La madre


continúa leyendo, impasible) De mi novia… de nuestro
matrimonio… Creo que Anita no me quiere…que haya perdido
todo interés en casarse… Me mira indiferente…Parece que la
aburro con mis cosas… No quiere ir al cine, al teatro, a bailar, no
le gustan los libros… LA MADRE LEVANTA LA CARA CON
INTERÉS) ¡En serio! ¡No le gusta nada! ¡ Madre, por favor,
aconséjeme! ¿Qué puedo hacer? ¿Qué debo hacer…?

Madre: (pausa) He ahí la cuestión: ¿ Te quiere o no te quiere?...


¿Sabes?... ¡Tú chica tiene seguro alguna crisis de
existencialismo! ¡ No habrá sinapsis en un cerebro! ¡Debe tener
algún retraso o …. Está coca cola!

Hijo: ¡Mamá! ¡Cómo puedes hablar así! ¡Anita es una chica normal!

Madre: Hijo, no tienes que asustarte. Ay hijo tú sabes cómo son las
mujeres… lo más probable es que ya consiguió a otro
enamorado. (El hijo se pone a llorar en silencio. La madre,
colocándole una mano sobre el hombro) Ay hijo, tienes una
sensibilidad increíble. Podrías llegar a ser un gran escritor. ¡Te
sucede cada cosa! (sale, seguido del hijo y a la mirada del
psicoanalista).

Psicoanalista: “La madre hipocondriaca ”, es la menos rigurosa de todas


las madres. Su arma de sometimiento al yugo maternal se
manifiesta a través de una obsesiva preocupación por la salud de
su propio cuerpo y el de sus allegados. Sus temas favoritos son
… ¡No! Mejor véanla ustedes… (Aparece el hijo, toma asiento.
coge un diario y se pone a leer. aparece la madre con una gran
cantidad de remedios. los coloca en la casa. los destapa y
empieza a tomar pastillas tras pastillas, mientras el hijo la mira
sorprendido).

Madre: (siente una corriente de aire y se agarra la espalda) ¡Dios


Santo…! Debo haber dejado, de seguro, la puerta abierta. Me dio
aire en la mitad del pulmón… (Se dirige a la puerta. sale. el hijo
la sigue con la mirada, sorprendido. aparece la madre, ahora,
arrastrándose de dolor. como si le doliese todo)

Hijo: (dando un salto) ¡Mamá…! (corre a su encuentro)

Madre: (desfalleciente. a punto de morir) No te preocupes, hijo…

Hijo: ¡Mamá, qué te ha pasado…!

Madre: (breve pausa) No me ha pasado: ¡Sigue! Estoy mal… Me siento


mal, hijo… Creo que de ésta no paso.

Hijo: (la ayuda a tomar asiento) Debe ser la presión. (Corre al teléfono)
Voy a llamar al médico. La debes tener a cero.
Madre: No te preocupes, cariño… Ya es tarde… El médico debe estar
durmiendo, o de guardia.

Hijo: (coge el fono y marca un numero) ¿Aló?... Por favor, comuníqueme


con el doctor Rivera…Sí, sí, urgente… Gracias… ¿Aló? … ¿Doctor
Rivera?... Doctor, mamá se ha puesto mal…¿Eh? ¿Cómo? ¿Qué
tiene?... Doctor, mamá se ha puesto mal…¡Un momentito doctor!
(A LA MADRE) Mamá, dice el doctor qué sientes.

Madre: (a punto de desfallecer) La cabeza, hijo… La cabeza parece que


me la quisieran arrancar…

Hijo: ¿Aló? … Doctor, le duele la cabeza. Dice que parece que se la


quisieran arrancar… Bien… bien… bien… ¿ Y si le sigue doliendo?

Madre: (tocándose la cabeza, asustada) ¡Mi cabeza!... ¡Mi cabeza!... ¡He


perdido la cabeza!...¡Dónde está mi cabeza!...¡Dónde está mi
cabeza! (histérica) ¡Me han robado la cabeza!

Hijo: (al médico. Asustado) ¡Doctor, parece que no siente la cabeza!...


¿Qué tal si la llevo a su consultorio?... ¿A Emergencia?... Es que
en Emergencia la conocen a mamá y … no la quieren.

Madre: (más tranquila) Hijito, ya pasó… ¡Qué susto, por Dios! Por un
momento pensé que me iba a quedar sin cabeza… Hijo, dile al
doctor Rivera, que apareció…

Hijo: Doctor, ¡ qué suerte! Apareció la cabeza de mamá… Sí, doctor…


Bien doctor… Gracias doctor (CUELGA)

Madre: ¿Qué dijo el doctor, hijito?

Hijo: Que te dé una pastilla para el dolor de cabeza.


Madre: ¿Y si me sigue doliendo?

Hijo: (Pensativo) Que te dé otra.

Madre: Gracias, hijito. Qué bueno es ese doctor… ¡qué bueno! ( el hijo le
alcanza el vaso y una pastilla)

Psicoanalista (al público) aquí no termina todo, ¿saben?, porque dentro


de un rato, le duele el hígado, el corazón, los riñones, el vaso,
etc.

Madre: (se levanta y empieza a caminar. Se detiene y empieza a golpear


un pie contra el suelo, como a quien le da un calambre) se me
pasó…. ¡ese médico es una maravilla…! Me pasó el dolor de
cabeza, pero me dio calambre.

Hijo: Seguro que tuviste algún contratiempo en el mercado.

Madre: ¿Mercado? ¡Por favor!, no me menciones esa palabra en esta casa


que se me cae la presión, hijo (cara de sorpresa, se toca el
hígado. Más sorprendida aun. Se vuelve a tocar el hígado, pero
esta vez con insistencia. Cara de sorpresa, se vuelve a tocar con
fuerza, hasta que termina golpeándose el hígado)
¡ayyyyyyyyyyyyyyy! ¡ayyyy…..!

Hijo (corriendo a su encuentro) ¿qué pasó ahora? ¿te volvió el dolor de


cabeza?

Madre: No, nada de eso… el hígado… ¡el hígado!... ¡me dí un puñete en


el hígado y me dolió! ¡te lo juro, me dolió!
Hijo: ¡pero mamá…! ¡eso pasa por golpearte el hígado!, si yo me tiro
debajo de un tren también pego un grito…

Madre: ¡el médico! ¡pronto, el médico! ¡llama a un médico! (se arrastra


hasta el sofá, se hecha en él, agarrándose el hígado) por el amor
de dios, pásame un antalgina para el dolor.

Hijo: ¡si mamá…. si!

Psicoanalista: (suspirando) la verdad que compadezco a aquel que tenga


una madre hipocondríaca, por lo general viven hasta que
entierran a los hijos y a los nietos. Por suerte “madre solo hay
una”

Madre: (echada en el sofá y agonizando) debo estar pagando lo que le


hice de niña a mi santa madre, ¡le di tantos disgustos…! (el hijo
se dirige al teléfono) hijo… hijito…

Hijo: ¿si, mamá…?

Madre: ¿por qué no me buscas otro médico?

Hijo; Mamá, ¡es el quinto que cambio en un mes!

Madre: Es que me da vergüenza ¡qué dirá el doctor!. El pobre debe


sentirse frustrado de no pegar una conmigo…. Hijo, me han
dado la dirección de un médico que es una maravilla… cura a
base de hierbas… dicen que tiene una mano santa, y un huerto.

Hijo: Mamá, el Doctor Rivera es muy bueno.

Madre (llorando sin fuerza) eso lo dices porque no estás en mi pellejo…


(el hijo empieza a hablar en mimo)
Hijo: Gracias Doctor (cuelga) mamá, dice el doctor que..

Madre (sorprendida y sentándose) ¡no puede ser! (se palpa el hígado)


¡increíble! ¡qué cosa tan rara!

Hijo: El doctor dice…. ¿qué pasa mamá?

Madre: Se me quitó… se me quitó el dolor ¡ya no me duele…!


¡milagro…! ¡milagro!... (mutis del hijo. Fastidiado, mutis en la
madre, feliz) ¡no me duele nadita…!

Psicoanalista: Lo malo es que el milagro le dura un día, porque mañana


vuelve al ataque con el dolor. A la madre hipocondríaca, le
encanta leer. Tan pronto llega el diario a casa, lo primero que
hace es abrir en la página de defunción y enterarse de cuántas
personas murieron ayer, y a quienes entierran hoy… todos los
domingos va al cementerio a llevarle flores a sus muertos… en
cada niño se demora dos horas. Según afirma ella: “para poner al
día a mis muertos”… ¡bueno para muestra basta un botón!
(pensativa) ¿qué padre nos falta? ¡ya…! “la madre
conmemorativa”, pese a tener rasgos similares a la madre
hipocondríaca, se diferencia de esta no se toma a pecho las
cosas que le suceden… eso sí, recuerda obsesivamente las
fechas familiares. Las importantes, y las no importantes. Su
manía y su arma mortífera, es el teléfono. El día que se malogra,
¡no hay quien la soporte!

Madre: (apareciendo con un rollo de serpentina alrededor del cuello y un


sombrerito de cumpleaños, se dirige al teléfono y marca un
número) ¿Nancy…? ¡hola querida! ¡habla Zoila!, te llamaba para
saber a qué hora es la misa de tu esposo… ¿no piensas ir? ¿por
qué? ¿no te deja tu último marido?... ¡pero si él fue bueno
contigo!... perdona querida, yo… no sabía que tu actual marido
fuese un celoso… ¿cómo….? ¿el piensa que fue el primero? ¿pero
no se dio cuenta la noche de bodas? (para sí) ¡qué estúpido! (al
fono) lo siendo querida. Hasta luego… chau…. (cuelga y marca
otro número) ¿alo?.... ¿Teresa? (cantando) “cumpleaños feliz, te
deseo a ti, que los cumplas felices, cumpleaños feliz….” ¡feliz día
mi cielo! ¡Disculpa que te llame a estas horas, pero quise ser la
primera…! ¿ah? ¿qué día es hoy? ¿cómo que día?... 10 de junio…
¿tu cumpleaños es en Julio? ¿tanto?... disculpa querida. No quiero
interrumpir tu sueño. Sigue durmiendo, ¡chau!... (cuelga) me
debo haber equivocado al vaciar la libreta…. (marca otro
número) ¿Charo? Mi sentido pésame, me enteré que… que tu
padre murió, y… ¿no ha muerto? Eh… yo… bueno, pero estará
delicado, ¿verdad?... ¿sano?... ¡¿sanote?! No!!!! No sabes cuánto
me alegro. (al público) ¡y yo que le había comprado su corona de
flores…! (al fono) dile que le envío saludos y que cualquier día le
caigo por ahí, chau encanto… ¡un momento, por favor! …. ¿le
gustan las flores a tu papá?... entonces le caigo más tarde
(cuelga) ojalá le gusten las coronas… (marca otro número) ¿alo?..
chachita… ¡enhorabuena! Me enteré en la peluquería, de
casualidad, que esperas bebé. Ojalá sea hombrecito, porque no
hay como los hombres, el hombre es el mejor invento de dios,
después de las mujeres, “se entiende”. Mi hijo, por ejemplo, está
a punto de terminar la carrera de medicina, y es mi orgullo; es el
número dos de la facultad… o no sé si del salón. Lo mismo da,
tener un varón en la familia, chachita…, es una bendición de
María.. de la madre… la mamá de Jesús… (sorprendido)
¡querida! ¿qué pasa?... ¿dije algo malo?.... ¿no te gustan los
machos?... ¿te abandonó tu marido…? ¡no!.... ¿con tu hermana?...
¡ay, pero que desgraciado!...., perdona, pero yo… (al público),
¡ME COLGÓ, LA ESTÚPIDA!... ¿se dan cuenta? ¡me colgó esa
desgraciada…!
Psicoanalista: No hay madre conmemorativa que no se aloque por las
fiestas. Escucha música y empieza a marcar el paso. No respeta a
nadie. Los sacerdotes suelen botarlas de la iglesia cuando tocan
“el ave maría”, la madre conmemorativa, eso sí, tiene una
característica bien marcada, vive más en el vecindario que en su
casa… en su casa los hijos apenas la conocen, excepto cuando
hay fiesta… si es viuda, guarda intacta las pertenencias de su
marido. Si no lo es… guarda intactos los cuadernos de sus hijos
desde el primer grado.

Madre (al psicoanalista) no olvide decirles que soy especialista en el


“arroz con pato” (se levante y sale)

Psicoanalista (al público) ¡ah sí! Se me olvidaba, su especialidad es el


arte culinario ¡cocina como los dioses!... la madre de Alcurnia o
de respetable posición social; es el terrible ejemplar que
merodea los barrios residenciales… pero “no vive ahí”… no
saluda a los vecinos, no hace las compras personalmente, ni bota
la basura, ¿qué hace con la basura? ¡misterio!

Madre (apareciendo, viste con corrección y elegancia, toma asiento


contrariada) ¡Jhon!.... ¡Jhon!

Hijo (apareciendo a medio vestir) ¿me llamabas mamá?

Madre ¿quién se llama Jhon en esta casa?

Hijo: Yo mamá

Madre: ¿Y a quién he llamado?

Hijo: A Jhon
Madre ¿Y quién es Jhon?

Hijo: Yo, mamá. Tu hijo, que deseabas

Madre (sin mirarlo) ¿esa es forma de contestarle a su madre? ¿para eso


estas en un colegio de primera?

Hijo: mamá….

Madre (observándolo) ¿y eso? ¿esa es la forma de presentarse ante su


madre?

Hijo: Me iba a duchar mamá

Madre: ¿desnudo?

Hijo: (breve pausa para no explotar) trataré de bañarme en lo sucesivo,


con ropa

Madre: No te las des de payaso o te mando a la cama

Hijo: Madre, ¿te olvidas que estoy en quinto año de secundaria?

Madre: A su madre se le contesta así…. (pausa) te llamo un tal Pérez

Hijo: (feliz) Pérez… Pérez

Madre: “Pérez” Quien es ese Pérez? Primera vez que te llama ese tal
Pérez

Hijo: Lo acabo de conocer mamá. Estudia en la universidad, ¡un gran


chico!
Madre: ¿Cómo puede ser “·un gran chico”, si su apellido es de lo más
común?

Hijo: no será de alcurnia, pero es un estupendo chico.

Madre (incrédula) ¿buen chico, un misio (en sospecha asustada) hijo


¿quién te metió esas ideas comunistas en la cabeza? Habla
¡Quien! ¿Pérez?

Hijo: ¿Qué ideas comunistas?

Madre: No me contestes y abróchate la bragueta. Dime, ¿Pérez suele


andar con la bragueta desabrochada por casualidad?

Hijo: No lo sé, mamá. Solo sé que es un buen chico e inteligente.

Madre: Inteligente?, Un Pérez? Un Pérez?... (al público) ¿escucharon?

Hijo: Será entonces la excepción, mamá

Madre: “la excepción no hace la regla”… no me llamaría la atención que


tenga antecedentes policiales… me refiero a su familia.

Hijo: ¡Mamá!

Madre: Hablaré con Ramón, Tu tío el congresista.

Hijo: ¡mamá, por todos los santos!

Madre ¿Hay algo de malo en querer conocer a toda su familia?

Hijo: ¡mamá, dices cada cosa…!


Madre: Por gusto no te hemos puesto en los mejores colegios. Si tu
padre y yo nos hemos sacrificado, es para que tengas buenos
amigos, relacionados, de alcurnia, no ¡pichiruchis!

Hijo: Mamá, Carlos no es ningún “pichiruchi”

Madre: No lo defiendas que ese tipo es un “pichiruchi”

Hijo: Mejor no te contesto

Madre ¿figura ese “pichiruchi” en la bolsa de valores? ¡a que no!

Hijo: ¿Me podrías decir madre qué se necesita para ser un “pichiruchi”?

Madre (al público) ¡oyeron!, me trato de ignorante, ¡ya no respeta a


nadie! ¡se comporta como si él fuera un “pichiruchi”!

Hijo (cortante) ¡no sabes! (sale)

Madre (al hijo) ¡ahora le acuso a tu padre! (al público) ¿lo vieron?
¡presentarse desnudo ante su madre!

Psicoanalista: (al público por la madre) está molesta… (sale la madre) se


fue…, la madre de alcurnia es gran adicta a los psicoanalistas.
Sobre todo de fama, visita a cuanto psicoanalista le recomiendan.
“LA MADRE MANIATICA”…. Es aquella que se cree el blanco de todo el
mundo, y que sus vecinas le espían para sacarle el cuero

Madre (se asoma y desaparece desconfiada)

Psicoanalista: Es el apóstol de la moral y la rectitud (aparece la madre y


hace todo lo que el psicoanalista le indica) revisa los cajones…
reordena lo ordenado.. paso al plumero cien veces por el mismo
lugar. No conforme con eso, le pasa el dedo para cerciorarse si
han quedado residuos de polvo… pone chapitas a los jabones
para que no se deshagan… encera los pisos… la vereda y la
pista… encera hasta la paredes. Esta madre, tiene una
particularidad muy especial.

Madre (al público) ¡no soporto las manías de los demás…! (prepara la
mesa del comedor, coloca los platos y mira el reloj, se cerciora si
esta con cuerda, lo pone a la hora y empieza a servir)

Hijo (apareciendo apresurado) ¡hola mamá! (le da un beso) ¿me demoré?


No, verdad.

Madre “Dos minutos”, Te he dicho cien veces que tu madre no es una


esclava, una sirvienta de nadie, en esta casa, la comida se sirva a
las doce y media, quien no está a su hora “no come”, y se tira la
comida a la basura, aquí las leyes se dictan “y se cumplen”

Hijo: Perdona mamá, no tengo la culpa…

Madre: Yo, tampoco

Hijo: Hay huelga de transportes mamá…

Madre: Las huelgas se prevén, hijo “se prevén”. Además, la policía y los
carros, no tienen nada que ver con tu comida. Esta es una casa
decente, y donde hay decencia ¡no hay política!, aquí se come a
las doce y media y ¡punto!

Hijo ¡pero mamá..!

Madre ¡punto! ¡punto!, no hay “peros” que valgan, recuerda que es la


segunda vez en lo que va del año que llegas tarde.
Hijo: Tarde, “dos minutos”

Madre: ¿Y no te da vergüenza hijo? Se vuelve a repetir esto, y ¡boto la


comida! ¡la arrojo ! ¡sí señor, la arrojo!

Hijo (empieza a comer lentamente. Sale la madre), tendré que ir


pensando donde almorzar la próxima vez si llego tarde.

Madre (asomándose) ¡si almuerzas en la calle, te agarro a palos! ¡castigo


es castigo! (desaparece)

Psicoanalista: La madre MANIATICA, jamás come fuera del hogar. Porque


¡vaya a saber qué porquerías le echarán a los alimentos! ¡hay
tanta gente mala en el país!

Hijo (se levanta y se dirige a la puerta interior tocando) mamá….


Mamá….

Madre (solo se escucha su voz) Estoy en el baño

Hijo ¿Estas ocupada….?

Madre: ¿Tu qué crees?


HIJO: Disculpa… ¿te vas a demorar mucho?

Madre (solo se escucha su voz) ¿me podrías decir como lo puedo saber?
¡no mando en mis tripas!

Hijo: Disculpa…

Madre: (pausa breve) (solo se escucha su voz) ¿para qué quieres entrar
al baño hijo…?
Hijo (al público) ¿Le respondo o me callo? (murmura algo por lo bajo y
sale)

Psicoanalista: (al hijo) lo mejor que haces muchacho… (al público) la


madre maniática es pulcra y ahorrativa hasta la avaricia. No tiene
mucama y prefiere hacerlo todo porque…

Madre (apareciendo en bata como para darse un duchazo) no limpian


nada, roban y rompen todo (desaparece)

Psicoanalista (la sigue con la mirada) nada debe ensuciarse ni estar en el


desorden para la madre maniática. Cuando ella encera hay que
caminar sobre patines ¡ay si pisan el suelo!, es capaz de
cualquier cosa ¡hasta olvidarse que lo engendró a uno! Prohibido
tocar las paredes por la grasita de los dedos… prohibido
hamaquearse en las sillas… prohibido hacer la siesta con
zapatos… ¡prohibido respirar!, ¡prohibido fumar después de
haber limpiado los ceniceros! ¡prohibido todo!, porque las cosas
no están hechas para ser vividas, sino, para ser cuidadas (se sirve
un sorbo de agua) para cerrar con broche de oro este desfile de
madre, he querido dejar para el último a “LA MADRE
DESORDENADA”, por considerarla la más importante de todas…
espero que mi señora madre no esté escuchando…

Madre (asomándose) te estoy escuchando (desaparece)

Psicoanalista: Mami, vive en el caos, en el limbo, nunca tiene tiempo la


pobre, para hacer nada; para hacer lo que es su responsabilidad
diaria. Se imagina que el día tiene cuarenta horas. De ahí su
calma y pachocha para mover un dedo. Mami… (aparece la
madre vestida tal como la va describiendo el psicoanalista) anda
con las medias corridas o caídas… ¡o las dos cosas! El pelo,
desgreñado. Parece cualquier cosa. No conoce el peine más que
en las vitrinas… la ropa sin botones, o con botones de cualquier
tamaño… a sus hijos los viste con lo que sea, con lo primero que
encuentra a la mano de cualquier color. Con colores que nunca
combinan… si se cae un botón “siempre tiene a la mano un
alfiler o imperdible”… es increíble lo que gasta en mensualmente
en imperdibles. Ella dice…

Madre (al público) ¡qué quieren! ¡las horas vuelan! Debe ser por tantas
bombas atómicas que arrojan los norteamericanos, iraníes y
coreanos, (toma asiento, chancleteando, los zapatos dos o tres
veces)

Hijo (apareciendo con un traje de mil colores. Con imperdibles hasta en


la cabeza) ¡llegué mami! Tengo el tiempo medido ¿está la
comida…?

Psicoanalista (señalando al hijo y dirigiéndose al público) es mi hermano


Rodolfo, estudia en la universidad.

Madre (sin quitar la vista del televisor y bostezando) ¿qué hora es…?

Hijo (desesperado) ¿cómo que qué hora? Mami “tengo examen”

Madre ¿Examen? ¿otra vez? (clavando la vista en el televisor) en cinco


minutos preparo la comida, hijo no te preocupes.

Hijo: ¡Pero mami, yo…!

Madre: Hijo, te ahogas en un vaso de agua, fácilmente. No desesperes,


te fe.. pon un poco de agua en la olla.
Hijo (va a responder, pero calla y hace lo que se le indica) ¡listo mamá!
¡lista la olla con agua!

Madre (por la telenovela que ve) para mí que se acuesta con María
Ramos y resulta ser su tío… (al hijo) de la alacena saca un
sobrecito de pollo de dos pechugas….

Hijo (fastidiado se dirige a la alacena, coge un frasco y está a punto de


estallar) aquí no hay ningún sobrecito de pollo. Solo té y
manzanilla.

Madre (pensativa) busca el que dice “azúcar”. Ahí debe estar (por la
telenovela) le está agarrando la pierna, ese sinvergüenza.

Hijo (hace lo indicado) tampoco está aquí. Aquí solo hay ajíes

Madre (pensativa) busca el que dice “café”

Hijo (hace lo indicado) ¡hay arroz!

Madre ¿Si? Busca en el de arroz… (por la telenovela) ¡le está metiendo la


mano debajo de la falda! (intrigada) ¿se habrá puesto la
muchacha?

Hijo (hace lo indicado) ¡hay frijoles!

Madre: Hoy te levantaste con el pie izquierdo ¿qué tal si buscas en el de


las lentejas?

Hijo (ídem) ¡listo! ¡qué más mamá!


Madre: Te lo dije.. revuélvelo y espera que hierva. Solo eso, (por la
telenovela) ¡oh…! ¡oh…! (feliz) ¡te chasqueaste desgraciado!
Estaba con pantys!

Hijo (hace lo indicado) ¡ya hirvió! ¿qué otra cosa hago?

Madre: Estupendo. Pon la mesa y los platos… (por el televisor) ¡ay un


comercial! Por favor hijo, no me sirvas mucho hijo, porque estoy
muy gorda y no sé por qué

Psicoanalista: Muchas madres hay en el mundo, pero ninguna como la


mía… la madre desordenada sufre porque sus uñas están
permanentemente despintadas, pero no se las pinta. Sufre
porque los platos se ensucian, pero no los limpia. Porque la ropa
limpia no dura un mes, etc., pero eso sí: ¡promete mucho!

Madre: (al público) ¡por dios que desde mañana cambio! ¡pienso ser otra
mujer! ¡ni me van a reconocer! Y si miento, ¡que dios, me recoja!

Psicoanalista: Lo malo es que dios se cansa de recogerla

Hijo (mientras cena) mamá….

Madre (distraída rascándose toda ella) si hija

Hijo ¿Cuándo me harás el regalo de peinarte alguna vez que no sea tu


cumpleaños y de lavarte las manos antes de sentarse a la
mesa…?

Madre: Te lo prometo hijo. Te lo prometo… te lo juro.

Hijo (en sospecha) que me prometes


Madre (inocente) ¿te olvidaste?

Hijo: !No!

Madre (armándose de paciencia) “si” mamá, ¿vez que no me prestas


atención? Decía que “cuando me harás el regalo de peinarte
alguna vez que no sea tu cumpleaños” ¡cuando!

Madre (pensativa) te lo prometo hijo. Te lo prometo

Hijo ¿cuándo?

Madre: Eh……. Algún día hijo… pero no pasa de ese día ¡te lo
recontrajuro!

Hijo: ¿Qué día?

Madre: ¡ay hijo! ¿Por qué me torturas? Dije “ese día”

Hijo: “ese día”, no es ningún día

Madre: Una de esas noches te doy la sorpresa, ¿sí? Te… lo juro, por tu
padre

Psicoanalista: La madre desordenada me recuerda a los poetas…


¡siempre están en la luna!

Madre (al psicoanalista) las telenovelas ¿sabe?, las hace a uno sensible,
humano. Todo el mundo debería ver telenovelas (sigue
comiendo)

Hijo: Hoy es el cumpleaños de Norberto mamá…


Madre ¿Así?... (despertando de golpe y saltando) ¿de Norberto?
¡nooooooo!

Hijo: (con calma), si mamá, de Norberto

Madre: ¡Dios santo! ¡su regalo! ¡tengo que comprarle su regalo…! (sale a
la carrera en dirección a la calle)

Hijo (sorprendido) ¡madre! (corre hacia la puerta) ¡mamá detente!


¡cámbiate! ¡estás sin sostén!

Psicoanalista: Mamá, nunca se acuerda de los cumpleaños y siempre


sale disparada a comprar cualquier cosa con tal de salir del
apuro. La última vez que cumplí años, mamá me regaló unas
“pantys”, porque no recordaba años, mi hermana o este
caballero.

Madre: (apareciendo con un sostén en la mano. Al público sincera), les


juro que quisiera cambiar, pero no puedo… ¡es que no sé dónde
tengo la cabeza!

Psicoanalista (al público la cabeza la tiene arriba, pero la pobre todavía


no la descubre)

Madre: (toma asiento pensativa. Reaccionando y al público) ¡ya…! ¡ya…!


¡ya sé quién tiene la culpa de lo que me pasa! ¡ya sé! ¡lo acabo de
descubrir!

Hijo ¿Nuestro señor presidente?

Madre: ¡No!

Psicoanalista: Me lo imagino
Madre: ¡me alegro! (al público) ¡los hijos! ¡los hijos! (al hijo) ¡ustedes son
los que me están volviendo loca! ¡loca de remate! ¡ustedes!

Hijo: (sorprendido) ¿yo?... ¿yo mamá?

Madre: ¡Sí! ¡Tú y tu hermana!.... mira como le señalo con el dedo ¡TU Y
TU HERMANA!... ¡MIRA MI DEDO, MIRA!

Hijo; (mirándole el dedo furioso) ¡mamá! ¿eso se llama dedo? Cuantas


veces te he dicho que te limpies las uñas…

Madre (desconcertada) ¿cuántas? (reaccionando) ¡estás tratando de


confundirme! ¡confiesa! (el hijo se pone de pie y sale mortificado
seguido de la madre)

Psicoanalista: (solemne)… “madre…. Es el único dios sin ateos del


planeta”, dice un proverbio popular, pese a lo dicho y mostrado
esta noche, creo que no hay nadie como ella, y que es
inigualable. Y también, no existen ni existirá en el mundo un ser
querido más lleno de amor y sublime que ella…. La inmensidad
de su amor, solo puede ser comparado con la de dios. No
existen palabras hermosas, para exaltar sus virtudes. Su nombre
no tiene parangón en la historia. La madre es… es el mejor
invento de dios, sin lugar a dudas, sin ella la tierra sería un
planeta despoblado, vacío, árido…. Señoras y señores, para
concluir debo decir que mamá no nos ama… mamá: ¡NOS
ADORA….! He dicho.

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