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Cultura Informática- Avances Tecnológicos al momento

(Resumen)
La noción de modernidad entendida como un mejoramiento en las condiciones de
vida de la humanidad, ha generado un sin fin de argumentos que establecen que
el desarrollo tecnológico será la panacea de los principales problemas de la
actualidad, proporcionando un mayor bienestar social. Dichos argumentos caen en
un determinismo tecnológico fundamentados en la idea de “progreso” proveniente
del Siecle des Lamieres. Aunado a ellos, han surgido los apocalípticos, quienes
critican todo desarrollo tecnológico. Estas posturas extremas han producido
debates acerca del desarrollo tecnológico, olvidando en ocasiones, que éste no
contiene bondad o maldad, pues es tan sólo un instrumento que ha desarrollado el
hombre a través del tiempo. La importancia del desarrollo tecnológico dependerá
precisamente de la utilización de quienes controlan el poder político y económico
tanto nacional como internacional.
Bolívar Echeverría:

La noción de modernidad suele ser empleada de diversas maneras, una de ellas


es la contraposición a una fase de vida “pre moderna” aludiendo así a una idea de
mejoramiento de las condiciones humanas. De la misma manera, se relaciona de
forma importante con el surgimiento de un “proyecto” de vida civilizatorio que se
fundamenta con un sistema económico, de manera que, el surgimiento de la idea
de modernidad esta estrechamente vinculado con el surgimiento del capitalismo. A
esto menciona Bolívar Echeverría: “Por modernidad habría que entender el
carácter peculiar de una forma histórica de totalización civilizatoria de la vida
humana, por capitalismo, una forma o modo de producción de la vida económica
del ser humano: una manera de llevar acabo aquel conjunto de sus actividades
que está dedicado directa y preferentemente a la producción, circulación y
consumo de los bienes producidos” (Echeverría, 1995).
Enrique Dussel:

Como podemos observar, relacionado al surgimiento del capitalismo, hay una


aceptación de que los orígenes de estos fenómenos coinciden en una dimensión
espacio-temporal. De la misma manera, como argumenta Enrique Dussel, “la
Modernidad, como nuevo ‘paradigma’ de vida cotidiana, de comprensión de la
historia, de la ciencia, de la religión, surge al final del siglo XV y con el dominio del
Atlántico” (Dussel, 2001).
Existe una aceptación de un cambio cultural importante que se inicia con la
división del Imperio Romano en el siglo IV en Imperio Romano Occidental con
Roma como centro y en Imperio Romano Oriental con Constantinopla como
capital, produciéndose en el siglo V la derrota del Imperio Occidental y en el siglo
XV el derrumbe del Imperio Oriental por los turcos, poniendo fin a la edad “pre
moderna”, característico de un periodo de tiempo en donde el cristianismo se
impone como visión del mundo, creándose la expresión de que la edad anterior al
siglo XV fue una “larga noche de mil años”, desde la aceptación del cristianismo
hasta la caída del Imperio Romano Oriental aunado a la caída de la monarquía
absoluta en Francia.
Marshall Berman:
En una de sus obras de Marshall Berman nos muestra lo paradójico que puede ser
este concepto de modernidad. Donde niega su afirmación y afirma su negación,
mostrando el carácter contradictorio que caracteriza la modernidad:
“Hay una forma de experiencia vital –la experiencia del tiempo y el espacio, de uno
mismo y de los demás, de las posibilidades y los peligros de la vida– que
comparten hoy los hombres y mujeres de todo el mundo de hoy. Llamaré a este
conjunto de experiencias la «modernidad». Ser modernos es encontrarnos en un
entorno en que nos promete aventuras, poder, alegría, crecimiento, transformación
de nosotros y del mundo y que, al mismo tiempo amenaza con destruir todo lo que
tenemos, todo lo que sabemos, todo lo que somos. Los entornos y las
experiencias modernos atraviesan todas las fronteras de la geografía y la etnia, de
la clase y la nacionalidad, de la religión y la ideología: se puede decir que en este
sentido la modernidad une a toda la humanidad. Pero es una unidad paradójica, la
unidad de la desunión: nos arroja a todos en una vorágine de perpetua
desintegración y renovación, de lucha y contradicción, de ambigüedad y angustia.
Ser modernos es formar parte de un universo en el que, como dijo Marx, «todo lo
sólido de desvanece en el aire»” (Berman, 1982).

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