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Cuáles son las experiencias de los empresarios en determinados países para enfrentar la

coyuntura económica recesión, desaceleración, decrecimiento

Leer el entorno económico: reto de todo empresario,…especialmente en días de crisis.

1. El problema no es la desaceleración coyuntural, es la desindustrialización crónica.

En estos días tanto el FMI como el gobierno colombiano han movido a la baja sus expectativas
de crecimiento económico. La incertidumbre se posa sobre el ambiente empresarial.

Por ello, no es coincidente que algunos colegas, consultores y emprendedores colocan en


nuestra mesa de discusión, cada vez con más frecuencia, la pregunta ¿qué deben hacer los
empresarios en este momento? Y mi respuesta es reiterativa: el problema de fondo no es la
desaceleración del crecimiento, es algo más profundo; algo que se hizo evidente con la caída
de los precios internacionales del petróleo hace tres años pero que comenzó hace un cuarto
de siglo y que se llama “desindustrialización del aparato productivo colombiano”.

La apertura económica, iniciada en las postrimerías del gobierno de Virgilio Barco (1986-1990),
se justificó como un cambio de modelo que nos llevaría a la modernización del aparato
productivo. La realidad ha sido otra, apalancados en una economía cada vez más primaria
(producción y exportación de hidrocarburos y otros minerales), el que se ha sofisticado es el
consumo, con un comercio que nos abastece cada vez más con bienes importados. Nuestra
capacidad de producir bienes está más subdesarrollada que en la década de 1980.

Por ello, me parece relevante voltear la pregunta y dejar de preguntarnos por una coyuntura
como la actual, la de la desaceleración. El problema es el largo plazo, así que mi
recomendación a los empresarios es que dejen de dejarse enceguecer por la cortina de humo
del corto plazo y miren prospectivamente: ¿hacia donde va la economía en el futuro? ¿cuál
quiero que sea mi empresa en el largo plazo? Así que la invitación es a centrarse en la
innovación y el emprendimiento. Esta crisis, esta coyuntura negativa debe ser tomada como
un punto de partida para re-crear nuestras empresas. Si nos quedamos esperando que baje
“un poco” la tasa de interés o que el gobierno ofrezca algún subsidio, entonces seguiremos
caminando de paliativo en paliativo hacia la derrota final.

Para que la innovación y el emprendimiento tengan sentido, o sea, sean opciones reales de
éxito, es necesario que los empresarios hagan una lectura prospectiva del entorno, en todas
sus dimensiones, desde lo sectorial hasta lo global. La lectura prospectiva implica el análisis de
factores de cambio (ver el corto video sobre tendencias y potencialidades) para visualizar los
dinamizadores de las transformaciones a largo plazo. La coyuntura es un pequeño bucle en
una espiral que va mucho más lejos. Así, por ejemplo, el largo plazo no son los computadores o
los teléfonos inteligentes (coyuntura) sino la nanotecnología y la integración tecnológica.
2. Los círculos del entorno económico: de lo sectorial a lo global

El entorno sectorial es el más cercano al empresario. Si éste no conoce las características de su


mercado (oligopólico o de competencia monopólica, por ejemplo); si no reconoce el poder de
negociación de sus proveedores o clientes, etc. entonces, difícilmente podrá desplegar
estrategias pertinentes que le eleven la competitividad de largo plazo. En este contexto, la
propuesta de Michael Porter, conocida como “las cinco fuerzas del mercado”, es una
herramienta didáctica de diagnóstico del entorno, que puede ayudar a los empresarios a
comprender mejor la industria en la que se mueve. Para mayor ilustración preparé este corto
video sobre “las cinco fuerzas del mercado“.

El siguiente anillo es el de la macroeconomía. Lo que para las empresas son los productos, los
trabajadores y los precios -individualmente hablando-, para la macroeconomía son la el PIB, el
empleo y la inflación. Esta vertiente de la economía se ocupa de los agregados económicos y
comprender su dinámica, la interdependencia de variables y las motivaciones y formas de
intervención del Estado sobre aquellos, es una herramienta de diagnóstico externo que ayuda
a los empresarios a advertir situaciones y a tomar medidas estratégicas de cara a los retos del
futuro.

Ahora, las variables del entorno económico no se pueden entender por fuera del escenario
internacional, incluso mundial. Las economías son interdependientes, se abastecen
recíprocamente de bienes, servicios, capitales e, incluso, mano de obra. Por lo tanto, la
inflación, el desempleo y el crecimiento del PIB no se pueden entender en una dimensión
autárquica. Cada vez más somos una aldea global, nos guste o no nos guste. Para entender la
lógica y compenentes del análisis macroeconómico he preparado este corto video. Y es en este
contexto global, de interdependencia, que se deben analizar, por ejemplo, los acuerdos
internacionales de comercio como los TLC. No se trata sólo de una lectura del convenio en sí
mismo, sino de una comprension de las capacidades productivas y de los potenciales de
mercado de los países con los que se firman los acuerdos. (Cardona, 2017)

El choque de términos de intercambio y el ajuste de la economía

La caída de los términos de intercambio que enfrentó Colombia desde la segunda mitad de
2014 y que se profundizó en 2015 se originó, principalmente, en la baja sorpresiva y de gran
magnitud en el precio internacional del petróleo. Entre el tercer trimestre de 2014 y el primero
de 2016 este acumuló un descenso cercano al 70%, luego del cual los precios comenzaron a
repuntar levemente ante los menores niveles de producción mundial1. La cotización de la
referencia WTI pasó de USD 97,6 por barril en promedio en 2013 a USD 44,5 por barril en
promedio en 2016. En lo corrido de 2017 este se ha ubicado alrededor de los USD 52 el barril
en promedio. Los precios de los otros productos de exportación de Colombia también
registraron descensos, aunque no en la misma magni-tud que el crudo (Gráfico 1).
Los términos de intercambio disminuyeron cerca de 46% entre junio de 2014 y principios de
2016 (Gráfico 2). El deterioro del ingreso nacional hizo más evidente los desbalances que
registraba la economía, reflejados, entre otros, en un elevado déficit de la cuenta corriente, y en
un endeudamiento relativo al PIB y en unos precios de los activos en niveles históricamente
altos. Los menores precios de las exportaciones así como la reducción de sus cantidades
llevaron a que el valor de las ventas externas totales del país cayera 47% en 2016 frente al
valor promedio registrado en el año previo al choque (2013)2. Como resultado el déficit de la
cuenta corriente de la balanza de pagos pasó de 3,2% del PIB en 2013 a 6,4% en 2015 3, a
pesar de la fuerte reducción de los egresos por rentas de factores de las empresas con capital
extranjero4, principalmente del sector petrolero.

Los menores ingresos externos (tanto por exportaciones como por la menor inversión
extranjera directa5) junto con los incrementos en las primas de riesgo del país, generaron una
fuerte devaluación nominal del peso. La tasa de cambio aumentó cerca del 90% entre
mediados de 2014 y febrero de 2016 6, cuando alcanzó su nivel máximo: por encima de los
3.400 pesos por dólar (Gráfico 3). La fuerte depreciación acumulada del peso y el menor
crecimiento de la demanda interna llevaron a una disminución marcada en las importaciones,
constituyéndose en el principal factor de la reducción del déficit de la cuenta corriente, al pasar
de 6,4% del producto interno bruto (PIB) en 2015 (USD 18.922 millones) a 4,4% (USD 12.541
millones) en 2016 (Gráfico 4).

Desempeño de la economía colombiana en 2016 y lo corrido de 2017

Inflación
La inflación anual al consumidor registró un crecimiento continuo en los últimos dos años,
pero comenzó a disminuir a partir de agosto de 2016. Las presiones inflacionarias (todas ellas
transitorias) generadas por la depreciación acumulada del peso, el fenómeno de El Niño y el
paro camionero de mediados de 2016, afectaron fuertemente los precios desde finales de
2014 y llevaron a que la inflación pasara de 3,66% en dicho año a 6,77% al cierre de 2015,
alcanzando un nivel máximo9 de 9% en julio de 2016.

Desde la segunda mitad de 2016 se empezó a registrar una marcada tendencia descendente
de la inflación, atribuible tanto a la disolución del impacto de los choques transitorios
mencionados, como al efecto de la política monetaria restrictiva del Banco de la República
iniciada en septiembre de 2015 y que se prolongó hasta mediados de 2016. De esta manera, la
inflación total anual en diciembre de 2016 se ubicó en 5,75% y a marzo de 2017 había
descendido a 4,7%. La inflación sin alimentos, por su parte, llegó a niveles cercanos al 6,3%
anual a mediados de 2016 y terminó el año en niveles cercanos a los de la inflación total
(5,14%); en marzo de este año se ubicó en 5,13% (Gerente, 2017)

http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0121-47722002000100009

Desaceleración

Los retos que enfrentan las mi pymes en Colombia

Mejorar la productividad, innovar y ampliar los mercados son tres de los desafíos de este
segmento empresarial en un panorama con complicaciones para el país.

En Colombia, las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) desarrollan su actividad


productiva en medio de una paradoja. De un lado, su aporte a la economía es incuestionable
pero, por el otro, existen condiciones y entornos que disminuyen su competitividad y no les
permiten ser el motor que podrían ser, sobre todo en épocas de desaceleración como la
actual.

Mientras este segmento de empresas, que representa más de 90% del sector productivo
nacional es responsable de 35% del PIB y genera 80% del empleo, según el Dane, por el otro,
su capacidad de producción está restringida por factores internos y externos, así lo ven
diferentes actores de la vida económica nacional.

Sergio Clavijo, presidente de Anif, asegura que el primero cobija a los dueños. “Las 22
mediciones realizadas hasta la fecha de la Gran Encuesta Pyme (GEP) de Anif revelan varias
falencias de las Pymes del país. En primer lugar aparece la visión de muy corto plazo que
tienen este tipo de empresarios. El empresario Pyme hace muy poca planificación de su
negocio a más de seis meses-un año, lo que reduce sus posibilidades de crecer”, explica.

En la práctica, según agrega, en este tipo de empresas la prioridad es atender los asuntos del
día a día, dejando de lado temas que pueden marcar diferencia en los mercados como la
generación de valor agregado.

Lea también: ¿Por qué es urgente combatir la informalidad en Colombia?

“Esto se refleja en indicadores como los financieros donde, según la GEP 2006-2016, cerca de
60% de las Pymes del país de todos los sectores solo pide prestado para cubrir su flujo de caja
de corto plazo, pero no para ninguna actividad innovadora o de expansión (como
remodelación o adecuaciones)”, asegura.

Un tercer factor que las afecta es el bajo nivel de diversificación de los mercados. “Por
ejemplo, cuando se les pregunta a las Pymes colombianas por la importancia para su negocio
de mercados diferentes a los de la ciudad de origen de la empresa, menos de 45% responde
que estos son importantes, según la GEP del segundo semestre de 2016. Y en el caso
internacional es peor: menos de 7% responde que estos mercados son importantes”, advierte
Clavijo.

Rosmery Quintero, presidente de Acopi, considera que en las Mipymes predomina la escasa
sofisticación de su aparato productivo, la falta de una cultura exportadora y la informalidad
laboral.
Los retos

Frente a este panorama, en un año que plantea dificultades de todo tipo, los retos para estas
empresas son diversos. “Sobrevivir y crecer en un mercado que es cada vez más exigente en
términos de productividad y competitividad, soportando unas altas cargas tributarias, altos
costos laborales y falta de flexibilización laboral”, asegura Quintero.

La directiva gremial considera que “es muy importante la participación de las Mipymes” en el
reto que se ha impuesto el país de alcanzar en 2018 exportaciones de bienes y servicios no
minero-energéticos por US$30.000 millones. “Frente a esto, las Pymes deben seguir
apostándole al mejoramiento de los procesos de gestión y al desarrollo de la innovación en sus
productos y servicios”, agrega Quintero.

De acuerdo con Julián Domínguez, presidente de Confecámaras, el mejoramiento de la


productividad debe ser la apuesta sectorial. Para ello, recomienda avanzar en la generación de
valor agregado e innovador y en un aporte de las autoridades en todos los niveles.

“De allí la necesidad de que las políticas regionales de desarrollo empresarial impulsen la
formación de capital humano calificado y la innovación. Además, el país debe seguir
avanzando en el fortalecimiento de la institucionalidad para el desarrollo productivo y
propender por la consolidación de los procesos de asociatividad empresarial, principalmente
aquellos relacionados con las iniciativas clúster priorizadas por los departamentos”, aseguró.

En un año en el que el crecimiento de la economía del país tiende a la baja, las Mipymes
aparecen como una ficha vital para darles vuelta a las previsiones, pero hay que posibilitarles
el juego.

Formalizarse, la clave

Frente a los retos de las Mipymes en el país, María Claudia Lacouture, ministra de Comercio,
Industria y Turismo, asegura que el gobierno nacional se trazó el objetivo de “lograr una
Colombia moderna”. Para lograrlo, según explica, el aparato productivo del país deberá
“diversificar y sofisticar nuestra oferta de productos y servicios, dependiendo cada vez menos
de las exportaciones minero-energéticas y de variables como la tasa de cambio”.
De acuerdo con la funcionaria, la meta del cuatrienio 2014-2018 es que cerca de 2.000
Mipymes en el territorio nacional mejoren su productividad en 15%. Este plan requerirá de una
mejoría “significativa” de su capacidad de innovación, de su capital humano y de que estas se
inserten en las cadenas de valor locales, regionales y/o globales.

Entre las acciones adelantadas por el Ministerio para alcanzar este objetivo figura la
formalización de las empresas en un contexto en el que un “74,6% de los micronegocios no
tienen ningún registro ante cámara de comercio”, explica. De acuerdo con Lacouture “desde la
entrada en vigencia de la Ley 1429 de 2010 y la implementación de la estrategia para la
formalización, más de 976.075 empresas en Colombia han podido acceder a los beneficios de
la formalización empresarial”.

Además, para fortalecer esta cultura y crear competencias entre los proveedores que mejoren
su productividad y los haga más competitivos, se desarrolla el programa “Encadenamientos
Productivos Formales”.

“En 2016, este programa logró que 40 empresas del sector textil y confecciones en Antioquia y
Bogotá incrementaran su productividad en un promedio de 48%, aumento en número de
clientes y en el número de productos manufacturados. Adicionalmente, estas empresas
lograron disminuir en promedio 31% el tiempo de entrega de sus pedidos, 83% inició la
aplicación de normas Niif en sus procesos de contabilidad, 65% estructuró o mejoró su modelo
de negocio y 63% inició la implementación del sistema de seguridad y salud laboral. Las 40
empresas emplean actualmente a 1.034 personas”, agregó.

Para continuar con la modernización de las Mipymes, la funcionaria explica que este año se
ejecutará un plan que incluye acciones como la lucha anticontrabando, el aumento de la
formalización en las cadenas productivas y la reducción y simplificación de trámites. (Berrones,
2017)

Lo que gusta y preocupa a empresarios de la tributaria

A pesar de que 2017 aún está tomando forma, lo que no da espera es el acople del país a los
efectos de la reforma tributaria que entró en vigencia desde el primero de enero pasado.

Si bien el impacto más evidente lo tendrán todos los ciudadanos, por cuenta del incremento
del IVA y su tarifa general al 19 %, el sector empresarial empieza a reaccionar al articulado
aprobado.

EL COLOMBIANO consultó a importantes empresarios del país, quienes mantenían en reserva


sus opiniones durante el tránsito de la reforma en el Congreso de la República.

Los altos directivos calificaron las propuestas del Gobierno y dieron puntadas de lo que quedó
en el tintero para mejorar el ya complejo Estatuto Tributario.
Luego del sondeo, despunta un factor común: la incertidumbre. A pesar de que todos los
consultados aseguran que la reforma era necesaria para mantener la estabilidad
macroeconómica y, no menos importante, sostener la nota crediticia del país, también
coinciden en que la reforma se quedó corta.

Sea desde el sector agroindustrial, constructor, manufacturero o desde los grandes


conglomerados, la preocupaciones del sector empresarial siguen latentes.

Las tarifas impositivas aprobadas aún no son competitivas, si se revisan las de países que son
competencia para Colombia, aseguran los empresarios.

Asimismo, los nuevos impuestos, como el gravamen al carbono, tendrán efectos sobre la
producción, los costos operativos de las compañías y, en consecuencia, en la concreción de
más inversión privada, nacional o extranjera, en el territorio colombiano.

Pero no solo por esta vía llega la incertidumbre, los productores del país creen que los efectos
sobre el consumo de los hogares, que representa el 67 % del producto interno bruto (PIB), por
el componente de demanda, serán fuertes y tendrán impacto en sus negocios.

Aunque el Consejo Gremial Nacional, la Andi y demás instancias empresariales dejaron claras
sus posiciones sobre la reforma, cada empresa tiene sus reparos sobre lo que quedó y se cayó
de la tributaria. (CASTAÑO, 2017)

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