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MICROECONOMIA Y CONDUCTA Contenido PREFACIO ..... Xxi PRIMERA PARTE: INTRODUCCION ..... Capitulo 1, PENSAR COMO UN ECONOMISTA Enfoque de les clecisiones basado en ef andlisis coste-benefico. Suet ts . Los economistas res- ponden a esas preguntas comparando los costes y beneficios de la actividad en cucstién. La ‘egla que utilizan es cautivadoramente simple, pues si C(x) representa el coste de hacer x y B(x) Jos beneficios, tenemos que: Si B(x) > C(x), debe hacerse x; en caso contrario, no. Para aplicar esta regla, es necesario definir y medir de alguna manera los costes y las he- neficios, Los valores monetarios constituyen un til comiin denominador para este fin, incluso ‘cuando la actividad no tiene relacién slgnna can el diner. Nefinimos B(x) come la cantidad ‘monetaria maxima que estariamos dispuestos a pagar por hacer x. A menudo se trata de una nigninid hipotética, incluso aunque en realidad no cambie el dinero de manos. C{2), por otra parte, es el valor de todos los recursos a los que debemos renunciar para hacer x. En este caso, tampoco tiene que entrafiar una transferencia explicita de dinero. En la mayoria de las decisiones, no es facil expresar algunos de los beneficios o de los cos- ‘es en términos monetarios, Para ver qué se hace en csos casos, examinemos la sencilla decisiGn siguiente. eDehemos bajar ef volumen del tocadiseos? [Nos hemos sentado en una e6moda silla y estamos escuchando wn disco cuando wos da- mos cuenta de que tas dos canciones sighiemes no nos gustan. Si tuvieramos un repro- Gactor de discos compactos, lo programarfamos para que se las saltara, pero como no lo Tenemos, debemos decid st nos levantamos y bajamos la mmisica o-n0s estamos quictos y esperamios u que acate. El benehicio de bajar el volumen ¢s no tener que aguantar las canciones que no nos gustan, El coste es la molestia de tener que levantamos de fa silla, Si estumos muy ct modos y la musica sdlo es algo molesta, probablemente no ttos moveremos. Peto si no lle- ‘vamos mucho tiempo sentados o si la misica es realmente molesta, es mas probable que fas levantemos, . MICROECONOMIA ¥ CONDUCTA 5 Precio de reserva dela actividad x Precio al que a una persona le daria igual acer «que Incluso cuando se trata d¢ sefcillas decisiones como ésta, es posible expresar los cos tes y los beneficios relevantes en iérminos monetarios. Consideremos, en primer lugar, e} ccosie de levantarse de la sila. Si una persona nos ofreciera 1 centavo por levantamos de . una e6moda silla y si no hubiera ninguna otra raz6n para hacerlo, gaceptariamos la oferta? ‘Si somos como Ia mayorfa de las personas, no la aceptarfamos. Pera si nos ofrecieran 4.0005, nos levantariamos al instante. Nuestro precio de reserva, es decir. la cantidad mi- rnima por fa que nos levantariamos de la silla se encuentra enire I centavo y 1.0008. Para ver donde se encuentra esa cantidad minima, imaginentos que realizamos una su- bbasia mental con nosotros mismos en la que vamos subiendo poco a poco la oferta co- menzando por | centavo hasta que Jlezamos a un punto en el que apenas merece la pena levantarse, El lugar en el que se eacuentre ese punio dependerd, evidentemente, de las cir- ccunstancias. Si somos ricos, tenderd a encontrarse en un lugar mds alto que si somos po- bres, ya que en ese caso una cantidad dada de dinero parece menos importante: si nos en contramos con fuerzas, se hallaré en un lugar mis hajo que si astamos cansadot; y asi ssucesivainente, Supongantos, para factitar el andlisis, que nuestro precio de reserva por le- ‘vantarnos dela silla es de 18. Podemos realizar naa suhasta mental parecida para aveviguar 1a cantidad maxima que estarfamos dispuestos a pagar a ana persona para que bajara la snusica. Este precin de reserva mide los beneficios de bajar la misica, Supongamos que son 75 centavos. Segiin nuestra regla formal de decisién, tenemos que x = «bajar el tocadiscos y que Bx) = 0.758 < C(x) = 1S, lo que significa que debemos quedamos sentados, Escuchas las dos canciones siguientes ser desagradable. pero menos quc levantarse. Si fuera al con ‘ratio, tendriamos que levantatnos y bajar la miisica, $i B(x) y C(x) fueran iguales, nos da- ‘fa igual caalquicre de las dos posibilidades. Una nota sobre el papel de ta teuria econdmica ‘tal vez parezca algo extrafia, por no decir absurda, la idea de que todo el mundo puede calcu- Jar, en realidad, los costes y los beneficios de bajar el tocadiscos. Los economistas hap sido ob- Jeto de duras criticas por postular supuestos poco realistas sobre ef comportamiento cle los in- dividuos, y los profanos en seguida se pregunitan de que sirve imaginar a una persona tratando de averiguar cuinto estar‘a dispuesta a pagar por no tener que levantarse de la silla. Esta critica tiene dos respuestas. En primer lugar, los economistas no suponen en modo al- Buno que los individuos realizan explicitamente célculos de este tipo. Se trata, mds bien, de que muchos economistas sostienen que podemos hacer tiles predicciones si suponemos que. actiian como si los realizaran, Esta idea ha sido expresada vivamente por el Premio Nobel Milton Friedman. quien la explica analizando las técnicas que utlizan los benas jngarores de billar. Sostiene que fos golpes que eligen y la manera especifica en que intentan realizarlos pueden predecirse extraondinariamente bien seponiendo que los jugadores tienen muy en cuenta todas las leyes relevantes dela fisica newtoniana, Naturalmente, muy pocos buenos jugadores han es- indiado fisica y casi ninguno es capar de recitamos leyes como «el anguto de incidencia es igual al angulo de reflexién». Tampoco es probable que conazcan las definiciones de las «co- lisiones elisticasy y del «momento angulars. Friedman sostiene que, aun asi, nunea habrian lle- gado a ser buenos jugadores si vo hubieran jugado siguiendo los dictados de las leyes de la fi- sica, Nuestra teorfa del jugador de billar parte del supuesto, poco realista, de que los jugadores conocen las leyes de la fisica, Friedman nos insta a juegar esta teorfa no por lo preciso que sea su supuesto esencial, sino por to bien que predice el vumportumienwo. ¥ en este sentido. sus te- sultados son realmente satisfactorios. 6 CAP{TULO I: PENSAR COMO UN ECONOMISTA Todos nosotros, al igual que los jugadores de bllar, también debemos adquirir la capacidad necesaria para abordar las distintas situaciones. Muchos economistas, entre los que se en- cuentra Friedman, creen que podriamos comprender mejor nuestro comportamniento si supu- sigramos que actuamos siguiendo las reglas de decisién racional, Piensa que tanteando aca- ‘bamos asimilando estas reglas, lo mismo que los jugadores de billar asimilan las leyes de la fisica. La segunda respuesta a fa acusacién de que los economistas postulan supuestos poco rea- listas es admitir que la conducta real suele diferir de las predicciones de los modelos econ6- micas. Asf, como sefiala ef economista Richard Thaler, solemos comportarsins coma nowvatos ‘ms que como expertos jugadores de billar, sin saber qué golpes vamos a dar ni cdmo debemos picar la bola correctamemte para que quede en buena pasicién para el siguiente golpe. Veremos abundantes datos que confirman esta idea, Pero incluso cuando tos modelos econsmicos fracasan desde el punto de vista descriptive, suelen ofiecer orientaciones muy stiles para tomar mejores decisiones. Es decir, aun crando no siempre predigan cémo nos comportamos en la realidad, a menudo pueden aportarnos wtiles ‘eas para conseguir nuestros objetivos de una manera mAs eficiente. Silos jugadores novatos de billar no han interiorizado atin las leyes pertinentes de la fsa, pueden consultarlas para me- Jjorar. Los modelos econémicos suelen desempefiar un papel parecido en las decisiones ordi- narias de los consumidorcs y de laa empresas. De hecho, este papel es por si solo un motivo apremiante para aprender economia, Algunas trampas habituales en la toma de decisiones Algunos economistas se quedan desconvertados si un profano les dice que una gran parte de Io que hacen se reduce a aplicar el principio segin el cual debemos realizar una actividad si y silo ai sag beneficias san superiones 9 sis castes. ;No parece que eso zea xnficiente pars man tener atareada todo el dia a una persona que tiene el titulo de doctor! Sin embargo, la cuestiGn es més complicada de lo que parcee a primera vista, Las personas que estudian economia en seguida descubren que medir los costes y Jos beneficios es una tarea complicada. De hecho, tiene més de arte que de ciencia. Algunos costes parece que asin deliberadamente vcullos & Ja vista, Otros parecen importantes, pero cuando se examinan mas de cerca, se observa que no oson. La economfa nos ensefia a identificar los costes y los beneficios que son realmente impor- tantes. Los principios que utilizamos son sencillos y de sentido comin, pero son principios que ‘muchas personas desconocen en ta vida diaria. Un importante objetivo de este libro cs ensetiar al lector & ton mejores Uecisioures ¥ una de ks inejores sacra eke Hacerly &> examin Wo tie pos de decisiones que muchas personas toman incorrectamente, TRAMPA 1. NO TENER EN CUENTA LOS COSTES IMPLICITOS Existe una trampa en las actividades cuyos costes no son todos explicitos. Si hacer la actividad x significa no poder hacer la y, el valor que tiene para nosotros hacer la y es cl caste de opor- ‘wnidad de hacer la x. Muchas personas toman malas decisiones porque tienden a no tener en cuenta cl valor de esas oportunidades perdidas. Esta idea sugicre que casi siempre ¢s til con- venir las preguntas del tipo «;debo hacer x?» por otras del tipo «jdebo hacer x 0 y». En el se~ sgundo caso, y es simplemente la alternativa a.x que tlene un valor més elevado, Bastard un sen- cillo ejemplo para remachar el clavo. MICROECONOMIA ¥ CONDUCTA 7 Errata i? Exempio 13 eDebemas ir a esquiar hoy v trabajar como ayudanves de investigacidn? Hay unas pistas de esquf cerca de la umiversidad. cande solemos iv’p esquiar. Sabemos por experiencia que is @ esquiar tiene para nosotros un valor de 608. Los costes de wn dia as- cienden a 408 (esta cantidad comnprenute el billete def antobis, ef billete del telesqut ¥ el {equipo}. Pero esos no son Jos inicos costes de ir 4 esyuiar. Tasmbién hay que tener en cea tael valor de la alternativ mas atractiva a la que xenuneiamos por it a esquiar. Suponga- ‘mos que si no vamos a esquiar, rabajaremos en nuesbo nuevo puesto de ayudantes de in- vestigacidn con une de nuestros profesores. Nos page 458 al dia y nos gasta lo suficiemte ‘como para estar dispuestos a hacerlo gratuitamente, Por Io tanto, la pregunta que hemos de hhacertios ev la siguiente: B(x), de bbemos quedamos y trabajar con nuesto profesor. Sin embargo, una persona que no twviera fen cuenta cl cosie de oportunidad de los ingresos perdidos, tomaria la decision inconecta deira esquiar. Obsérvese el papel que desempeftan en el Bjemplo 1.2 auestras ideas sobre el trabajo. El he- cho de que éste nos guste lo suficiente para que estemos dispuestos a hacerlo gratuitamente 10 es sino otra forma de decir que no tiene costes psiquicos. Eso es importante, ya que significa ue si no fo hiciéramos, no estariamos escapanda de algn sesagradable. Naturaimente, no todos los trabajos entran dentro de esta categoria, Supongamos, por el contrario, que el trabajo con- sistiera en limpiar platos en el enmedor por el mismo dinero, 45§ al dia, y que fuera tan des gradable que no estuviéramos dispuestos a hacerlo por menos de 308 al dia, Si el encargado del Pomedor nos permitiera tomamos un dia libre cuando quisiéramos, revisarfamos nuestra deci- si6n sobre la posibilidad de ir a esquiar, ePebemos ir a exqniar hay o limpiar plates (igual que ol Ejemplo 1.2, salvo la akernativa)? Rxisten dos maneras equivalentes de cxaniiner csta decisién. Una'es deci que uuu Ue lus beneficios de ir a esquiar es no tener que lirmpiar platos, Dado que nunca estarfanaos dis- pucstos a hacer csc trabajo por menos de 30$ al dia, paca uvsouus evitar esa Tarea Tene ese valor. Por lo tanto, ix a esquiar ticne el beneficio indirecto de no limpiar platos. Si lo su- ‘manios al beneficio ditecto de GOS de ir a esquiar, tenemos que Bt) = 905. Desde este punto de vista, C() tiene el mismo valor que antes, a sabcr, los 405 que cuesta esquiar ins lus 435 del Coste de oportunidad de 10s ingresos perdidos, es decie, 898. Por lo tanto, ahora B(x) > Cx}, fo que significa que debemos imnos a esquiar. Ora forma de Hlegar al mismo resultado consistirfa en sopesar los aspectos desagrae dables del trabajo de limpiar platos y el sueldo. Segtin este enfoque, testariamos los 30$ diarios que valen para nosotros estos aspectos de los ingresos de 455 que pescibistamos si Jo hiciéramos y dirfaraos que el coste de oportunidad de no trabajar en el comedor es de 138 diarios solamente, En ese caso, Cu) = 408 + 158 = 558 < B(x) = 608. y la conclusién 68, de nuevo, que debemos imos a esquiar. Da Jo mismno la manera en que vatoremos los aspectos desagradables de limpiar platos. Es extraordinariamente importante, sin embargo, que lo hagamnos solamente de una de Tas dos formas, ;No los contabilicemos dos veces! “ey Ejempto 1.4 ‘CAPITULO 1: PENSAR COMO UN ECONOMISTA 1 Bjemplo 1.3 muestra claramente que existe una relaciéa reciproca entre los costes y los beneficios. No incurrir en un coste es lo mismo que obtener un beneficio. Por la misma raz6n, no obtener un beneficio es lo mismo que incurrir en un coste, ‘Con todo lo evidente que parece, a menudo se pasa por alto. Consideremos, por ejemplo, el caso de un cstudiante extranjero de doctordo que ha recibide hace poco cl titulo y que esti a punto de volver a casa. La legislacién de su pais permite a las personas que regresan del ex- franjero Uevarse un automévil nuevo sin tener que pagar el araicel nominal de 50 por 100. El suegro del estudiante le pide que le Tleve un Chevrolet nuevo de 10,0008 y le envia un talén por esa Cantidad, lo que pune en apis al estudiawe. Tenfa persady comprar un Chevrolet con el fin de venderlo en su pafs. Dado que, como hemos sefialado, normalmente hay que pagar por Jos automevites nuevos un impuesto de wn 50 por 100 sobre 1as innportaciones, un automovil de ese tipo se venderfa en un concesionario de su pais por 15.0008. El estudiante estima que él po- dria Venderto ficilmente por 14.0005, lo que le reportaria un beneficio de 4.000S. Por fo tanto, el coste de oportunidad de llevar el automévit a su suegro por 10.0008 serfa de 4.0008. No ob- tener este elevado beneficio serfa un elevado coste. Al final, es ta decision que toma, ya que para €1tiene més valor llevarse bien con su familis. Incluso desde tn punto de vista estrictamente econémico, la mejor decisiGn no siempre es la que nos reporta mas dinero. Qué debemos hacer primero? {Trabajar o ir a lu universidad? Los costes de ira la tiniversidad no son meramente los gastos de mauicula, alojamiento, comida, fibros, material, etc. También comprenden el cosie de oportunidad de Jos ingresos que perdemos mientras estamos estudiando. La cantidad que ganamos aumenta conforme, es mayor nuestra experiencia, Cuanto mayor es ésta, mas elevados som los mgresos 2 los ‘que debemos renunciar para ira la universidad, Por lo tanto, cuando menor es esie coste de oporturdad es al termina los estudtos sectindarios, Por lo que se refiere a los beneficios, una de las grandes ganancias de los estudios uni- versitarios es que permiten percibir unos ingresos mucho mayores. Cuanto antes vayamos ala uciversidad, durante mds tiempo podremos obtener este beneficio. Otro beneticio to constituyen los aspecios agradables de ira la universidad comparados con los de trabsjar, En general, los tipos de empleo que tiene la gente tienden a ser menos desagradables (0 ms agradables) cuanto mayor sea el nivel de estudios y la experiencia que tenga. Por lo tanto. asistiendo a la universidad se evita tener que realizar los trabajos menos agradables. Por consiguiente, para la mayorfa de las personas tiene sentido ir primero a la universidad y después trabajar. Ciertamente, tiene mds sentide ir a los 20 aftos que a los SO. . ‘Una excepcién frecuente a esta regla general la constituyen las personas que son de- masiada inmaduras cuando terminan ls esting secnndarios para recager les heneficios de Jos estudios universitarios. En su caso, a menudo es més sensato trabajar un afio 0 dos antes de ir a la univessidad El ejemplo de ta universidad constituye una jlustracién perfecta del argumento de Friedman sobre ta manera en que debe evaluarse una teoria, Nadie pretende decir que las personas que es- ‘én a punto de terminar los estudios secundatios eligen el momento de ir @ la universidad ha- ciendo complicados célculos sobre los costes de oportunidad. La mayoria de Jos estudiantes ‘van, por el contrario, ala universidad en cuanto termninan los estudios secundarios, simplemente ‘porgute es lo que hace la mayorfa de sus compaiieros. Es lo que hay que hacer, Pero eso no tiene en cuenta las causes por las cuales la mayorfa de los compaiieros optan por it a la universidad. Algunas costambres, como la de ir a la universidad nada més terminar los estudios secundarios. no surgen de la nada, Toda una muttitud de sociedades diferentes han

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