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Regiones D
El MTB es tan antiguo como el hormigón estructural. En 1899, Ritter explicó el funcionamiento a
cortante de una viga sometida a una carga uniformemente repartida, asimilándola a una celosía.
Entre los años 1950 y 1970 se generalizó el uso del MTB para explicar otros fenómenos, como la
torsión, el rasante, las vigas de gran canto o las cargas concentradas, gracias a Mörsh, Thürlimann y
Leonhardt, entre otros. En la Normativa española, el MTB no aparece como tal hasta la EHE de
1998, aunque en la EH-80 aparece de forma implícita en algunas figuras.
Los dos principios básicos de la teoría de la plasticidad en que se fundamenta el MTB son:
En general, en primer lugar debe realizarse un análisis elástico global de la estructura, para
posteriormente identificar las regiones D existentes, estableciendo sus límites y los esfuerzos o
acciones que existen en ellos.
En la creación del modelo de bielas y tirantes adecuado a cada región D identificada, debe tenerse
en cuenta que:
el sistema resistente debe ser capaz de soportar los casos de carga a que va a estar
sometido;
no hay un modelo único, pueden encontrarse diversas disposiciones de bielas y tirantes que
satisfagan estructuralmente el problema resistente;
debe tenderse a modelos sencillos que representen con claridad el comportamiento real de
la estructura;
el modelo depende de la geometría de la región y de las cargas actuantes;
el modelo ha de ser resoluble, isostático internamente, por lo que normalmente habrá que
triangular;
es válido el principio de superposición (es recomendable que los casos complicados de
cargas se estudien separándolos en modelos distintos y sumando posteriormente los
resultados);
no se deben realizar modelos con bielas y tirantes que formen menos de 30º entre sí;
es de gran utilidad conocer la distribución elástica de tensiones (MEF, capítulo 12 de EHE,
bibliografía, intuición,...):
Zapata rígida:
Ménsula corta:
Carga concentrada sobre macizo: