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VIACRUCIS VIERNES DE DOLORES 2016

SANTO VIACRUCIS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.


R/. Amén.

V/. Te adoramos, Oh Cristo y te bendecimos.


R/. Porque por tu santa Cruz redimiste el mundo.

Oración Preparatoria
Señor mío Jesucristo, tu caminaste con tan grande amor este camino para
morir por mí. Yo te he ofendido tantas veces apartándome de ti por el
pecado; más ahora te amo con toda mi alma, y porque te amo, me
arrepiento. Perdóname, Señor, y permíteme que te acompañe en esta
jornada. Tú has muerto por mí, yo deseo también, mi adorado Redentor,
morir de amor por ti. Mi Jesús, viviré y moriré siempre unido a Ti.

Jesús mi señor y redentor…

Primera estación.
Jesús es condenado a muerte.
Mira, Señor de la Sentencia, el dolor profundo de quienes claman justicia,
de quienes esperan misericordia. Que no nos lavemos las manos ante el
dolor del mundo, sino que emprendamos el camino que nos recuerda que
al final de nuestros días seremos juzgados en el amor.

Pedimos perdón por tantas veces que hemos actuado sin misericordia.
Ofrecemos perdón y encomendamos a la misericordia: a quienes han
querido sepultar la obra que en nombre de Dios quieren realizar los
discípulos de la verdad.

Segunda estación.
Jesús carga con la cruz.
Danos, Señor, la alegría de abrazar la cruz con esperanza, haz que
podamos tender gozosos sobre los abismos del mundo el mismo leño
santo que llevaste con amor, que abrazaste con la plena convicción de que
era el trono de la misericordia y que sería en adelante la bandera con la que
tu mismo anuncias la derrota del pecado y del dolor.

Pedimos perdón
Por no haber comprendido que la cruz se ha vuelto bandera de esperanza,
puente entre Dios y los hombres, escala por la que se llega a la vida
verdadera.
Ofrecemos perdón y encomendamos a la misericordia:
A cuantos han despreciado el madero santo en el que se nos regaló la vida
y a cuantos al despreciarla han colmado de dolores a los que la siguen
como bandera de paz y de alegría.

Tercera estación.
Jesús cae por primera vez
Jesús misericordioso, caído por nosotros, ayúdanos a comprender que
cuando te imitamos a ti, manso, humilde, compasivo, estamos colmando de
esperanza de los cansados y agobiados que sólo en tu amor encontrarán la
paz y la alegría verdadera.

Pedimos perdón,
Por no acercarnos con amor a quienes caen bajo el peso del dolor.
Ofrecemos perdón y encomendamos a la misericordia:
A quienes a lo largo de los siglos han querido impedir la llegada de la
misericordia iluminada con la fe a los que sufren.

Cuarta estación.
Jesús se encuentra con su Santísima Madre.
Señor Jesús, por el amor con el que tu Madre Santísima se hace solidaria no
solo en tu camino doloroso, sino en todos los momentos de la vida, te
pedimos que nos ayudes a sentir como Ella, a amar como Ella, a dejar que
tu amor cambie el agua sin sabor del cántaro de nuestro corazón, en vino
de esperanza que nos colma ternura y de paz.

Pedimos perdón
Por haber olvidado que las Madre son las primeras y las mejores maestras
de las virtudes cristianas.
Ofrecemos perdón y encomendamos a la misericordia:
A cuantos, por ignorancia, han desconocido el justo papel con el que María,
Madre y Maestra, ha participado en la historia de la salvación.

Quinta estación.
El Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz.
Señor Jesús: danos un corazón que sepa encontrarte a la vera del camino y
que sepa llevar la cruz de nuestros hermanos sin ostentación, sin orgullo,
con la generosidad simple de aquel hombre que te ayudó a llevar la cruz
para que tú siguieras bendiciendo a la humanidad con tu amor providente.

Pedimos perdón
Por ignorar tantas veces al que sufre y olvidar a la vera del camino a
quienes nos reclaman amor verdadero. Ofrecemos perdón y
encomendamos a la misericordia a quienes han impedido que llegue a
tantos al amor desinteresado de los discípulos de Jesús que quieren llevar
la cruz del mundo.

Sexta estación.
La Verónica enjuga el rostro de Jesús.
Jesús amado: quién pudiera ser aquella persona que la tradición piadosa
puso en tu camino. Qué bueno fuera que tu imagen doliente, la que sigue
grabada en el rostro de tantos hermanos, con nuestra ayuda, así sea la más
pequeña, se transforme en el rostro del gozo y de la esperanza para todos.

Pedimos perdón.
Por no haber acogido con amor verdadero el sufrimiento de tantos que
reflejan el dolor de Cristo en sus vidas.
Ofrecemos perdón y encomendamos a la misericordia:
A cuántos han querido manchar con el odio el rostro amoroso de la gran
familia de los discípulos de Jesús.

Séptima estación.
Jesús cae por segunda vez.
Jesús Caído, que levantas a los caídos, te rogamos que nos enseñes a
encontrar en cada ser humano la huella de tu presencia y a ver en cada
persona tu misma mirada, tú mismo amor. Que podamos construir una
humanidad más fraterna, más llena de amor, más llena de ti.

Pedimos perdón
Por cuantas veces hallamos hecho tropezar y caer a nuestros hermanos con
nuestras actitudes.
Ofrecemos perdón y encomendamos a la misericordia:
A cuantos han puesto obstáculos a la acción evangelizadora de la Iglesia
que busca construir una humanidad más fraterna.

Octava estación.
Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén.
Jesús bondadoso, que aprendamos la lección de respeto y dignidad que tú
nos propones. Que se nos conceda aprender a tratarlas con aquel amor
tuyo que, lleno de dulzura, supo consolar a las que querían consolarte.
Amen.

Pedimos perdón
Por las ofensas inhumanas con las que el mundo de ayer y de hoy a herido
el corazón bondadoso de las mujeres.
Ofrecemos perdón y encomendamos a la misericordia:
A quienes han profanado el Santuario de la vida de tantas madres, esposas,
hijas, hermanas con los crímenes del aborto y de la violencia.

Novena estación.
Jesús cae por tercera vez.
Danos, Señor, un corazón dócil a todo dolor humano, danos la dicha de
poder acudir al corazón de la humanidad para sembrar en la vida de todos
la luz de la esperanza. Amén.

Pedimos perdón por las veces que hemos olvidado tu presencia, Señor, en
los últimos a los ojos del mundo.
Ofrecemos perdón y encomendamos a la misericordia a cuantos siguen
caminando en la violencia y se cierran a la acción reconciliadora de la
Iglesia

Décima estación.
Jesús es despojado de sus vestiduras.
Te rogamos, Señor, que aprendamos a valorar todo lo bueno, todo lo puro,
todo lo sincero. Que nuestra vida, motivada por los mejores deseos, sea un
camino hacia la verdad, hacia la rectitud, hacia la alegría más sincera.
Amén.

Pedimos perdón
Por las ofensas a la inocencia, a la santidad, a la dignidad de tantos seres
humanos.
Ofrecemos perdón e imploramos la misericordia
A cuantos han querido manchar el rostro de la humanidad con las injurias
a la virtud de la pureza y a la grandeza de la castidad cristiana.

Decimoprimera estación.
Jesús es clavado en la cruz.
Con Francisco de Asís, hoy te rogamos, Dios de la concordia, que podamos
ser instrumentos de tu paz, que donde haya odio, sembremos amor, que
donde haya injuria, sembremos perdón. Amén.

Pedimos perdón.
Por no haber facilitado los caminos que llevan a la paz, por haber cerrado
el corazón a las búsquedas de la reconciliación.
Ofrecemos perdón e imploramos misericordia para cuantos se obstinan en
los caminos del odio y cierran su vida al don de la paz.

Decimosegunda estación.
Jesús muere en la cruz.
Dios de la vida, te rogamos que por los méritos de la muerte salvadora, de
la entrega generosa de la vida de Jesús, nuestro Señor, seamos todos
servidores y custodios de toda la vida humana. Amén.

Pedimos perdón:
Por la negligencias en el deber de custodiar la vida humana y de defenderla
con valor y generosidad
Ofrecemos perdón implorando misericordia para todas las formas de
destrucción de la vida humana, esperando que la luz del Evangelio ayude a
tantos a ser custodios de la vida.

Decimotercera estación.
Jesús es bajado de la cruz y puesto en brazos de su madre.
Reúne tu Iglesia, tráela desde los extremos del mundo. danos el gozo de
ser misioneros de tu amor y de mostrar como en los brazos de la Iglesia, a
quien María representa, hay lugar para todos, hay amor para todos, hay
Evangelio para alegrar el corazón de todos.

Pedimos perdón
Por no haber mostrado con gozo el rostro luminoso de la Iglesia Madre,
Maestra, Misionera, testigo y defensora de la vida.
Ofrecemos perdón y pedimos misericordia a cuantos se empeñan en
ignorar el admirable camino de humanismo que ha recorrido la Iglesia
Santa fundada en la Pascua de Jesús.

Decimocuarta estación.
Jesús es puesto en el sepulcro.
Que venga sobre el mundo el misterio de tu silencio, que encontremos en ti
la paz que buscamos, que puedas ser tú la vida de quienes serán tus
discípulos en el curso de la historia que llenes tú, Señor, la esperanza de la
humanidad. Amén.

Pedimos perdón
Por nuestras faltas de confianza y de esperanza.
Ofrecemos perdón y pedimos misericordia para cuantos han sembrado en
el corazón de la humanidad la desesperanza y el dolor.

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