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CREACIÓN
a. Exégesis y teología de los dos relatos del Génesis.
La definición clásica (productio rei ex nihilo sui et subjecti = producción de una cosa a
partir de la nada) no debe ser entendida en modo estático, sino dentro de una
cosmovisión evolutiva. Por eso es mejor hablar de acción creadora de Dios: el
surgimiento de algo que no existía antes, algo distinto, mejor y mayor que lo anterior,
que supera la capacidad operativa de lo ya existente. Causalidad creativa de Dios: da a la
criatura el ser e introyecta en la criatura la pulsión hacia el ser más. La noción de
creación propugna una cosmovisión denominada evolucionismo emergentista; hay
evolución, la realidad es emergente, lo más surge de lo menos, precisamente por la
causalidad creativa de Dios. No hay que confundir creación y evolución. El
evolucionismo es una teoría descriptiva, un discurso físico, que sólo responde a la
pregunta de cómo han aparecido los seres; pero no es una teoría explicativa, no nos dice
por qué ha comenzado todo a existir. El evolucionismo pide una reflexión sobre el por
qué de la evolución, y ahí entra el concepto de creación, que da una explicación, y una
explicación más allá de la física (metafísica), a esa evolución.
La fórmula clásica sigue siendo de utilidad, pues con ella afirmamos: En negativo: no hay
nada que preexista a la acción creadora, la motive o la funde, fuera de Dios; no hay nada
que quede fuera de esa acción creadora; no hay nada que condicione el obrar de Dios; en
positivo: si todo ha sido creado por Dios, todo puede ser salvado (Dios crea para salvar
y salva cuanto ha creado); al crear libremente, Dios toma sobre sí la responsabilidad de la
existencia del universo; el mundo creado por Dios tiene futuro, no puede fracasar, puesto
que el suyo sería el fracaso de Dios.
1. PERSONA Y LIBERTAD
1º Para que la libertad exista al menos como una posibilidad humana, la educación
trata de que una persona sea autónoma. La autonomía se logra en la medida en
que se interiorizan y personalizan los valores de la propia cultura, de manera que
la autonomía no la posibilita sólo la independencia económica.
2. PERSONA Y SOCIEDAD
La socialidad es un dato creacional. Lo propio del NT: nos descubre el modelo trinitario
de la socialidad humana: Dios mismo es comunidad y por eso el hombre, imagen y
semejanza suya, también lo es. El punto de vista del Vaticano II es trinitario y
cristológico: el hombre es ser social porque es imagen del Dios Trinidad, y ésta índole
comunitaria se perfecciona en la obra de Jesucristo. La comunidad humana es una sola
familia en razón de su origen y de su destino divino. Persona y sociedad no se oponen,
sino se complementan recíprocamente. Pero la primacía corresponde a la dimensión
personal. De la socialidad de la persona nace la obligación de la solidaridad. La persona
es relación, luego fuera de la relación no puede actuarse como tal, de ahí su tendencia
ontológica a la socialidad, pero ésta no debe anular las diferencias personales. La Iglesia
debiera ser el signo de la fraternidad escatológica.