Professional Documents
Culture Documents
1.- La acidez de las sustancias segregadas por la piel (sudor + sebo) tienen en conjunto
un pH que puede estar entre 3 y 5 y esta acidez es suficiente como para inhibir el
crecimiento bacterial, además, el sebo contiene sustancias químicas tóxicas para las
bacterias. Las secreciones vaginales de la mujer adulta son también bastante ácidas.
2.- La saliva y las lágrimas, encargadas de limpiar las estructuras bucales y la superficie
de los ojos respectivamente contienen lisozima, una enzima que destruye las bacterias.
4.- Un moco pegajoso segregado por las mucosas atrapa muchos microorganismos que
entran a los pasajes respiratorios y digestivos. Este moco, en conjunto con ciertas
modificaciones estructurales de la mucosa del tracto respiratorio contrarrestan el
potencial ataque de invasores, veamos:
*.- La malla de pelos finos recubiertos con moco en las narices atrapa partículas
inhaladas impidiendo así su acceso a las zonas más internas del tracto respiratorio donde
pueden ser un peligro potencial. El moco cargado con impurezas termina finalmente en
el exterior.
*.- La mucosa de la parte superior del tracto respiratorio es ciliada. Los cilios
"barren" el moco cargado de polvo y bacterias superiormente hacia la boca a fin de
evitar que alcancen los pasajes respiratorios bajos, donde la calidez y humedad del
ambiente son ideales para la proliferación bacterial.
Aunque las barreras superficiales son bastante efectivas, ocasionalmente son vulneradas
por invasores, especialmente cuando se producen brechas en su integridad por pequeños
pinchazos o cortaduras y es, en estos casos, que la segunda linea de defensa entra en
acción.
Defensas internas
El cuerpo posee un enorme grupo de
células y sustancias químicas de combate general y no específico que usa para su
protección. Aunque son muchos los mecanismos de defensa interna, los principales se
basan en:
3.- La respuesta inflamatoria, que alista la ayuda de los macrófagos, mastocitos y todos
los tipos de glóbulos blancos de la sangre, así como a decenas de sustancias químicas
que participan eliminando patógenos y en la reparación de los tejidos
Fagocitos
Los patógenos que alcanzan cruzar la piel y las mucosas se ven confrontados por los
fagocitos (fago = devorar) que yacen en el tejido conectivo subyacente. Existen
diferentes células pertenecientes, o derivadas de los leucocitos (glóbulos blancos) con
capacidad de fagocitosis:
1.- Macrófagos: son los fagocitos principales y se derivan de los monocitos, un tipo de
leucocito en circulación. Los monocitos que abandonan el torrente sanguíneo y entran a
los tejidos se agrandan y desarrollan como macrófagos. Los macrófagos, de acuerdo a
su movilidad pueden ser: (1) macrófagos libres como los de los alveolos pulmonares o
de células dendríticas de la epidermis, los que andan deambulando por la región en
busca de desechos celulares o invasores extraños; (2) macrofagos fijos que son
residentes permanentes en órganos, como las células de Kupffer del hígado y las
microglias del cerebro. Con independencia de la movilidad, todos los macrófagos son
estructural y funcionalmente similares.
2.- Neutrófilos: estos son el tipo de linfocito más abundante y adquieren carácter de
fagocitos cuando encuentran material infeccioso en los tejidos.
3.- Eosinófilos: otro tipo de glóbulo blanco que son débiles fagocitos. Su acción
principal está dirigida al combate de gusanos parásitos. Cuando encuentran tales
parásitos se colocan junto a él y descargan el contenido destructivo de sus grandes
gránulos citoplasmáticos contra la presa.
4.- Mastocitos: aunque se han considerado más importantes en su rol en las alergias, se
ha detectado también más recientemente que tienen una notable actividad para unirse e
ingerir un amplio rango de bacterias que luego matan. Normalmente no se consideran
fagocitos de oficio pero no hay duda que tienen esas capacidades.
Mecanismo de la fagocitosis
6.- La parte indigerible y residual es expulsada al exterior del fagocito por exocitosis.
En ocasiones, la forma en que los fagocitos y los neutrófilos matan y digieren las presas
no es tan simple como la acción de las enzimas de los lisosomas. Por ejemplo, algunos
patógenos como el bacilo de la tuberculosis y ciertos parásitos son resistentes a las
enzimas de los lisosomas y pueden incluso multiplicarse dentro de la vacuola en el
interior del fagocito. En estos casos, sin embargo, el macrófago puede ser estimulado
por sustancias químicas que libera el sistema inmunológico adquirido, a segregar
enzimas adicionales que producen lo que se conoce como explosión respiratoria, un
evento que libera un diluvio de radicales libres, como el monóxido de nitrógeno (NO),
con elevada capacidad para matar bacterias. Adicionalmente, los neutrófilos también
producen sustancias de carácter antibiótico llamadas defensinas que causan el efecto de
la generación y liberación más amplia de sustancias oxidantes asesinas de bacterias al
espacio extracelular. Desgraciadamente el neutrófilo resulta destruido también en la
acción jugando el papel de un combatiente "suicida", mientras los macrófagos, que se
basan solo en la muerte intracelular sobreviven y pueden continuar su trabajo otro día.
Células NK
El nombre de NK de estas células proviene de las siglas del nombre en inglés, natural
killer, de modo que literalmente podíamos llamarlas en español "células asesinas
naturales". Ellas resultan una suerte de "patrulleros" dentro del cuerpo que se mueven
en la sangre y la linfa. Son un grupo único de células defensivas capaces de producir
lisis celular y consecuentemente la muerte de células cancerosas o infectadas por
virus, antes de que el sistema inmunológico se aliste y entre en acción. Las células NK,
también conocidas como linfocitos nulos son parte de un pequeño grupo de linfocitos
grandes granulares. A diferencia con los linfocitos del sistema inmunológico adquirido,
los que reaccionan y atacan solo a células cancerosas o infectadas con virus específicas,
ellas pueden eliminar una variedad de estas células de manera no específica, lo que les
proporciona el "apellido" de naturales.
Respuesta inflamatoria
Esta respuesta se dispara en cualquier lugar del cuerpo en el que resulten dañados los
tejidos, por ejemplo, debido a un golpe, calor intenso, sustancias irritantes o debido a la
infección por bacterias, virus u hongos. Las cuatro etiquetas básicas de la inflamación
aguda son (1) enrojecimiento, (2) calor, (3) hinchazón, y (4) dolor. Especialmente los
dos últimos, dolor e hinchazón, son elementos que tienden a hacer reposar la región
afectada, por ejemplo, una articulación, lo que favorece la sanación.
La inflamación es útil desde el punto de vista imunológico ya que proporciona las
ventajas siguientes:
1.- Previene que los agentes dañinos se dispersen a los tejidos adyacentes.
Además de dilatar los vasos, las sustancias químicas liberadas también aumentan la
permeabilidad de los capilares locales, y como consecuencia, se produce un exudado
fluido que contiene proteínas tales como factores de coagulación y anticuerpos, filtrados
desde el torrente sanguíneo al espacio de los tejidos. La acumulación de fluido exudado
produce la hinchazón o edema que presiona las terminales nerviosas adyacentes y
produce dolor. La sensación de dolor también esta motivada por la liberación de toxinas
bacteriales, la pérdida de la nutrición a las células de la región, así como a los efectos
sensibilizadores de las prostaglandinas y las cininas.
El molesto y desagradable edema que todos hemos sufrido alguna vez, puede parecer a
primera vista un factor que empeora la situación pero no es así, la oleada de fluido rico
en proteínas que llega al espacio de los tejidos es ventajosa ya que:
1.- Ayuda a diluir las sustancias dañinas que pueden estar presentes.
3.- Permite la entrada de las proteínas coagulantes que forman una red gelatinosa de
fibrina en el espacio de los tejidos que separa, de manera efectiva, el área afectada de
los tejidos adyacentes para evitar la diseminación de los patógenos. Esta red también
sirve como andamiaje previo a la reparación definitiva.
2.- Marginación: como existe un gran derrame de fluido desde la sangre en el sitio del
daño, la sangre fluye lenta en la zona, y los neutrófilos comienzan a rodar a lo largo del
endotelio del vaso como si estuvieran "degustando" el ambiente local. En la parte
inflamada, desde las células endoteliales del vaso comienzan a brotar moléculas
específicas de adhesión llamadas selectinas. Las selectinas constituyen una suerte de
aviso a otras moléculas específicas de la superficie de los neutrófilos, las integrinas,
diciéndoles "estas en el lugar correcto". Cuando ambas moléculas complementarias se
unen, los neutrófilos se quedan pegados a las paredes de los capilares y de las vénulas
postcapilares. Este fenómeno se conoce como marginación o pavimentación.
3.- Diapédesis: Con la continuación de las señales químicas los neutrófilos se escurren
a través de las paredes del capilar y este proceso se llama diapédesis.
4.- Quimiotaxis: normalmente los neutrófilos una vez fuera de los vasos sanguíneos se
desplazan al azar, pero cuando hay una inflamación, las sustancias químicas liberadas
en esa zona funcionan como mensajeras que los atraen así como a otras células
sanguíneas hacia el sitio del daño. A estas sustancias químicas se les conoce como
agentes quimiotácticos. El conjunto de todos los eventos sucede bastante rápido, y una
hora más tarde del comienzo de la inflamación, los netrófilos se han reunido en la zona
de la inflamación y están devorando los materiales extraños presentes.
Continuando el contraataque llegan más tarde a la zona los monocitos. Estas células
sanguíneas son fagocitos pobres, pero dentro de las 8 a 12 horas de haber abandonado al
torrente sanguíneo y entrado a los tejidos, ellos crecen y desarrollan grandes cantidades
de lisosomas convirtiéndose en macrófagos de apetito insaciable. Los tardíos
macrófagos sustituyen a los neutrófilos en el frente de batalla para continuar la guerra.
Los macrófagos finalmente se convierten en los actores principales que dan cuenta de
los residuos celulares y predominan si la inflamación es prolongada o crónica.
Proteínas antimicrobiales
Son varias las proteínas que participan en las defensas contra los microoganismos, ellas
mejora la eficacia del sistema inmunológico innato luchando contra los patógenos
directamente o dificultando sus posibilidades de reproducción. Dos de estas sustancias
son las más importantes: el interferón y las proteínas complemento.
Interferón
La acción protectora de los interferones se basa en que cuando son liberados difunden a
las células cercanas estimulando en ellas la síntesis de una proteína conocida como PKN
que "interfiere" con la replicación de los virus en esas células al bloquear la síntesis de
proteínas en los ribosomas . Esta característica hace que el trabajo protector de los
interferones no sea específico contra un virus en particular, y el interferón producido
contra un virus nos sirve de protección contra una variedad de otros.
La activación del complemento se puede producir por dos vías (figura 2 abajo):
1.- La vía clásica: esta vía depende del enlace de anticuerpos al organismo invasor y el
posterior enlace del complemento C1 al complejo organismo-anticuerpo.
Note en la figura 2 que tanto la vía clásica como la alternativa convergen en C3, el que
se divide en dos fragmentos, C3a y C3b. Estos fragmentos constituyen un punto
terminal de inicio que causa la lisis celular, promueve la fagocitosis y ayuda a la
inflamación. El curso de los eventos lísicos que suceden, comienzan cuando C3b se une
a la superficie de la célula diana, el hecho dispara la inserción de un grupo de proteínas
complemento que se conoce como MAC (del inglés "membrane attack complex") y que
traducido al español podría ser complejo de ataque a la membrana. La afluencia de
MAC crea y estabiliza un orificio en la membrana de la célula diana, lo que asegura la
lisis.
Fiebre
La fiebre es una respuesta más generalizada a las infecciones por microorganismos que
la inflamación. Esta última es normalmente local, mientras que la fiebre involucra a
todo el organismo. La temperatura corporal se regula por un racimo de neuronas en el
hipotálamo (una región del cerebro) y normalmente está ajustada a unos 36.2°C. La
liberación de sustancias, conocidas como pirógenos, por los leucocitos y macrófagos en
contacto con bacterias y otras sustancias extrañas, ajusta este "termostato" al alza.
La fiebre alta es peligrosa debido a que el calor en exceso desactiva las enzimas, pero
una fibre moderada parece ser beneficiosa. Se atribuye el beneficio de la fiebre
moderada a dos cuestiones:
1.- Las bacterias requieren mucho zinc e hierro para multiplicarse y durante los estados
febriles el hígado y el bazo "secuestran" esos nutrientes disminuyendo con ello su
disponibilidad.
2.- La alta temperatura aumenta el ritmo del metabolismo celular en general, y esto
acelera los procesos de reparación de los tejidos dañados.
Sistema inmunológico
adquirido Contenido del artículo
El sistema inmunológico adquirido, también llamado Antígenos
específico o adaptado no se tiene listo cuando se Antígenos completos e incompletos
nace como el sistema inmunológico innato pero se va Células del sistema inmunológico
perfilando a través de la vida para dotarnos de adquirido
defensas que reconocen sustancias extrañas Linfocitos
específicas que hayan entrado al cuerpo y las
inmovilizan, neutralizan o destruyen. En realidad Células presentadoras de antígenos
este sistema adquirido no es un sistema anatómico de Respuesta inmunológica humoral
órganos como otros muchos del cuerpo, es un Selección clonal y diferenciación de
sistema funcional que cuando funciona bien nos los linfocitos B
protege contra una amplia gama de agentes Memoria inmunológica
infecciosos, así como de las células anormales en el
Inmunidad humoral activa y pasiva
cuerpo. Si falla su trabajo, las consecuencias para el
organismo son devastadoras y pueden resultar de ello Respuesta inmunológica celular
enfermedades muy graves como el cáncer, la artritis Selección clonal y diferenciación de
reumatoide y el SIDA. El trabajo del sistema de los linfocitos T
defensa adquirido amplifica en mucho la respuesta Activación de los linfocitos T
inflamatoria y es el responsable de la activación de
Clonación y muerte de las células T
la mayoría de los agentes del sistema del
complemento, tratados ambos en el artículo Sistema Funciones específicas de las
diferentes células T
de defensa innato.
Desde el siglo XIX los investigadores habían observado que los animales que habían
sobrevivido a infecciones bacteriales serias tenían factores protectores en su
sangre (que ahora se conocen como anticuerpos) que los defendían de forma efectiva
contra infecciones posteriores del mismo patógeno. Las pruebas con inyecciones de
suero, extraído de los animales sobrevivientes, a otros animales, demostraron que estos
últimos adquirían también la protección, lo que constituyó un notable avance en la lucha
contra las enfermedades ya que de los experimentos se podían sacar tres conclusiones
importantes sobre el sistema inmunológico adquirido:
2.- Funciona para todo el organismo: la inmunidad no está restringida a la zona donde
se produjo la infección inicialmente.
3.- Tiene "memoria": después que se produce exposición inicial al "intruso" este hace
que se organize y desarrolle un ataque más fuerte sobre ese patógeno, si vuelve a entrar
al cuerpo más tarde.
Al principio se creyó que los anticuerpos eran la única forma de lucha del sistema de
defensa adquirida, pero luego, a mediados del siglo XX se vió que la inyección de suero
que contiene anticuerpos, no siempre produce, para el que lo recibe, la protección a la
enfermedad a la que sobrevivió el donante. En esos casos se demostró que la inyección
de leucocitos del donante si proporcionaba inmunidad. A medida que se armaba el
"rompecabezas" se llegó a la conclusión de que el sistema inmunológico adquirido tenia
dos divisiones separadas pero que se superponían, cada una de las cuales tiene una
variedad de mecanismos de ataque que difieren con la naturaleza del intruso. Las dos
ramas se conocen como:
1.- Inmunidad humoral: conocida también como inmunidad mediada por anticuerpos
la producen los anticuerpos presentes en los fluidos del cuerpo como la sangre y la linfa.
Estos anticuerpos se producen por los linfocitos y circulan libremente en la sangre y la
linfa para enlazarse a las bacterias y sus toxinas, así como a los virus libres
inactivándolos temporalmente. La unión también "marca" a los extraños para su
destrucción por los fagocitos o el sistema del complemento (que veremos más adelante).
2.- Inmunidad celular: se produce por la acción de los linfocitos, que son células
vivas, contra otros organismos vivos como parásitos que infectan tejidos, virus, células
cancerosas y células no propias en los casos de injertos de tejidos.
Más adelante se describirán con detalle ambos modos de defensa, pero antes, debemos
considerar algunos elementos importantes sobre los antígenos y las células del sistema
inmunológico adquirido.
Antígenos
Un antígeno es una sustancia capaz de movilizar y producir una respuesta del sistema
inmunológico, y con ello convertirse en el objetivo de tal respuesta. La mayoría de los
antígenos son grandes y complejas moléculas, lo mismo naturales como producidas por
el hombre, que no están normalmente presentes en el cuerpo y por tanto, en cuanto a lo
que concierne al sistema inmunológico, son "extrañas" o no propias.
2.- Reactividad: la sustancia debe interactuar con los productos desarrollados, es decir
con los linfocitos y los anticuerpos que ha generado.
En términos generales, las moléculas pequeñas como los péptidos y varias hormonas
no son imunogénicas, pero si estas moléculas se unen a proteínas propias del cuerpo, el
sistema inmunológico las reconoce como extrañas y monta un ataque en su contra que
lejos de ser protector es dañino al organismo. A este tipo de reacciones se les conoce
como alergias. Las moléculas pequeñas y problemáticas involucradas en estos procesos
se les llama haptenos o antígenos incompletos. Los haptenos pueden encontrarse en
ciertos medicamentos, la hiedra venenosa, la caspa de los animales, algunos detergentes,
cosméticos y otros muchos productos domésticos e industriales
Linfocitos
Note que aunque aun no se conocen todos los pormenores del proceso de los linfocitos,
lo cierto es que ellos se hacen inmunocompetentes antes de entrar en contacto con el
antígeno que luego combatirán, por lo tanto son nuestros genes y no los antígenos, los
que determinan contra cuales sustancias se montará la resistencia de parte de nuestro
sistema inmunológico, o, dicho con otras palabras, los receptores de las células
inmunológicas son el resultado del conocimiento adquirido de los microbios que
probablemente estarán en nuestro entorno. El contacto con el antígeno lo que hará es
determinar cual de todas las posibles células B o T proliferarán para montar el ataque
en su contra y solamente algunos de los linfocitos que están programados para resistir la
invasión de elementos extraños entrarán en acción, el resto de mantendrán en reposo por
toda la vida.
1.- Las células dendríticas : entre las que están las células intersticiales del tejido
conectivo presente en todo el cuerpo y las células de Langerhans de la epidermis de la
piel.
2.- Los macrófagos: que están distribuidos ampliamente a lo largo de los órganos
linfáticos y los tejidos conectivos y tienen la tendencia de mantenerse fijos, como a la
espera de que los antígenos lleguen a ellos.
3.- Los linfocitos B: que tienden a estar en gran número en los centros germinales de
los ganglios linfáticos pero que además mantienen una cierta circulación a todo el
cuerpo en el torrente sanguíneo.
Los más "viajeros" de los linfocitos, los que además cuentan entre el 65 y el 85% de
todos los linfocitos que circulan en la sangre son los linfocitos T, la circulación de los
linfocitos en la sangre facilita el contacto con antígenos ubicados en cualquier parte del
cuerpo. Aunque la recirculación de linfocitos parece ser al azar, la emigración a
aquellos tejidos del cuerpo donde hace falta su trabajo protector es altamente específico,
regulado por señales orientadoras mostradas en las células del endotelio de los vasos.
Note que todas las células vinculadas con la división adquirida del sistema
inmunológico, linfocitos y CPAs, están situadas en la vanguardia, o en la propia
frontera del cuerpo, es decir, en lugares estratégicos para encontrar y procesar los
antígenos actuando como centinelas. Además de su trabajo como CPA las células
dendríticas y los macrófagos segregan proteínas solubles que activan las células T. Las
células T activadas, a su vez liberan sustancias químicas que aceleran la movilización y
maduración de las células dendríticas y empujan a los macrófagos a convertirse en
macrófagos activados, una suerte de fagocitos "asesinos" de apetito insaciable y que
segregan sustancias químicas bactericidas. Note que la interacción entre los linfocitos, y
entre los linfocitos y las células presentadoras de antígenos está subyacente en casi
todas las fases de la respuesta inmunológica.
La respuesta humoral incluye (1) la activación del linfocito contactado por el antígeno
retador; (2) su posterior crecimiento y rápida clonación repetida para formar un ejército
de células todas exactamente iguales a la iniciadora del proceso; (3) la diferenciación de
la mayoría de las células clonadas como células plasmáticas; y (4) la permanencia de un
remanente de células clonadas que se convierten en las células de memoria. Veamos los
detalles.
La mayoría de las células del clon se convierten en células plasmáticas que son las
células efectoras de la secreción de anticuerpos para la respuesta humoral, aunque las
células B producen también una cantidad limitada de anticuerpos.
Memoria inmunológica
1.- Naturalmente adquirida: que es la que se adquiere durante una infección viral o
bacterial y en la cual hemos sentido los síntomas de la enfermedad con mayor o menor
rigor.
2.- Artificialmente adquirida: cuando se reciben vacunas. Una vez que se supo que las
respuestas secundarias eran mucho más vigorosas, se inició la búsqueda de vacunas que
dieran la "imprimación" a la respuesta inmunológica proporcionando el primer contacto
con el antígeno.
La mayor parte de las vacunas contienen patógenos muertos o atenuados (muy débiles)
o bien sus componentes lo que proporciona dos beneficios.
1.- Nos ahorran los síntomas y el malestar típico de la dolencia, los que de otra forma se
producen cuando se desarrolla la respuesta inmunológica primaria.
Respuesta inmunológica
celular
Con independencia de su gran versatilidad, los anticuerpos proporcionan solamente
inmunidad parcial, sus "presas" son los patógenos que están "a la vista", pero son
ineficaces en los casos de aquellos que pueden penetrar con rapidez las células de los
tejidos para multiplicarse allí. Para estos casos es que entra en acción la segunda
división del sistema inmunológico adquirido, la respuesta inmunológica celular.
Los linfocitos T o células T que median la inmunidad celular son mucho más diversos y
mucho mas complejos que las células B, tanto en clasificación como en función. Existen
dos poblaciones principales de células efectoras T de acuerdo a si estas exhiben un
cierto tipo de un par de glucoproteínas relacionadas estructuralmente que diferencian las
células maduras en células CD4 o células CD8. Esos receptores superficiales son
diferentes a los receptores de antígenos de las células T, pero juegan un rol en la
interacción que ocurre entre una célula de tejido con otras células o con los antígenos
extraños. Las células CD4 o células T4, son primariamente células colaboradoras
conocidas como TH (del inglés "T helper cells"), mientras que la mayoría de las células
CD8 (o células T8) son células citóxicas (TC) cuyo papel es destruir cualquier cosa
extraña que se introduzca y se albergue en cuerpo.
Cuando se describió la acción de los linfocitos B mas arriba, se destacó el hecho de que
las células plasmáticas (descendencia de los linfocitos B) producían anticuerpos
solubles que se aferran a las bacterias intactas y a las moléculas extrañas en el entorno
extracelular, es decir en las secreciones del cuerpo como el fluido de los tejidos, la
sangre o la linfa. Los anticuerpos nunca invaden la parte sólida de los tejidos a menos
que exista una lesión. Esto hace que los anticuerpos sean, utilizando diversas maneras,
el armamento más simple de la respuesta inmunológica. Si consideramos el trabajo de
las células B de manera muy simplificada, la producción de anticuerpos es una
"competencia" entre su velocidad de producción y la multiplicación del patógeno, pero
nunca el anticuerpo destruye por sí mismo el antígeno, si no que lo prepara para ser
eliminado por el sistema inmunológico innato o las células T.
A diferencia con los linfocitos B y los anticuerpos, las células T no están entrenadas
para detectar los antígenos libres, o a aquellos que estén en su estado natural. Las
células T responden solo a fragmentos de las proteínas de los antígenos que han sido
previamente "procesadas" y que se muestran en la superficie de las células del cuerpo
bajo ciertas condiciones específicas. De este modo la acción de los linfocitos T es del
tipo célula-célula y la mayoría de sus ataques directos contra antígenos (mediados por
las células T citotóxicas) tienen como objetivo las células del cuerpo infectadas por
virus, bacterias, parásitos intracelulares, células anormales o cancerosas, y células de
transfuciones o trasplantes procedentes de tejidos extraños.
A diferencia con las proteínas CMH Clase I, ampliamente distribuidas por el cuerpo, las
del tipo Clase II se encuentra típicamente solo en las células B maduras, algunas células
T y las células presentadoras de antígenos (CPA), dándole a las células del sistema
inmunológico la capacidad de reconocerse unas a otras. De igual forma que las
proteínas CMH Clase I, las CMH Clase II se sintetizan en el retículo endoplasmático y
luego se enlazan a fragmentos péptidos, sin embargo, los péptidos a los que se enlazan
son de mayor longitud (14 a 17 aminoácidos) que provienen de antígenos exógenos.
Estos antígenos exógenos no se sintetizan dentro de la células, y son el resultado de
antígenos extraños fagocitados (vea el artículo Intercambio entre la célula y el medio) y
desglosados dentro del vesículo fagosómico. Mientras la molécula de proteína CMH
Clase II sintetizada está dentro del retículo endoplasmático está unida a las llamadas
proteínas invariantes que impiden que se produzca el enlace con el fragmento péptido
del antígeno extraño. Luego la CMH Clase II se mueve al interior del fagosoma (por la
vía del aparato de Golgi ) donde la cadena proteica invariante se pierde permitiendo la
unión con los fragmentos péptidos del antígeno. Más adelante la vesícula migra a la
superfice de la célula y permite que la proteína CMH Clase II muestre su "botín" val
exterior de la célula para ser reconocido por las células CD4.
Salta a la vista que las proteínas CMH son notablemente importantes en la respuesta
inmunológica, al ser estas las que proporcionan el medio para avisar a las células del
sistema inmunológico que existen microorganismos infecciosos escondidos dentro de
las células del cuerpo. De no existir este mecanismo, los virus y ciertas bacterias que
prosperan dentro de las células se pueden multiplicar sin antagonismo y de manera
desapercibida. El mecanismo funciona de la siguiente manera:
La activación de las células T es un proceso de dos etapas que involucra (1) el enlace al
antígeno y (2) la coestimulación. Todo el proceso en su conjunto es muy complejo y
aun no totalmente comprendido en todas su extensión, no obstante presentaremos una
descripción simplificada que permita comprender su esencia.
Enlace al antígeno
Esta primera etapa corresponde en gran parte a lo que se acaba de describir: los
receptores de antígenos de las células T se enlazan con el complejo proteico CMH
mostrado en la superficie del cuerpo de la célula. Las células T colaboradoras y las
citotóxicas tienen preferencias diferentes por la Clase de proteína CMH que ayuda a
liberar la señal de activación y a esta restricción, aprendida durante el proceso de
"educación" en el timo, se le conoce como restricción CMH.
Adicionalmente, los receptores de antígenos de las células T que actúan para reconocer
el complejo portador de antígenos propios y no propios, se vinculan con otras múltiples
vías intracelulares portadoras de señales que no serán descritas aquí, pero que forman
parte del proceso global de activación. Una vez que se ha producido el enlace con el
antígeno, la célula T se estimula, pero se mantiene aun en "ralentí" del mismo modo que
un motor en funcionamiento que aun no arrastra el automóvil, es aun una célula
T "ingenua".
Coestimulación
Una vez que la célula T ha sido estimulada por el contacto con el antígeno y puede por
lo tanto proliferar para formar un clon necesita aun reconocer una o más señales
coestimuladoras. La variedad y complejidad de las señales coestimuladoras es amplia y
puede ir desde el enlace adicional a otros receptores superficiales en las células
presentadoras de antígenos, hasta el contacto con sustancias químicas liberadas por otras
células. Lo importante que hay que saber es, que en dependencia de los receptores a los
que se enlaza el coestimulador, el linfocito ingenuo recibe el empujón final para
completar su proceso de activación o para abortar la activación completamente.
El linfocito T que ha tenido el contacto con el antígeno y con ello recibido la primera
etapa de la activación se vuelve tolerante al antígeno si no recibe la señal
coestimuladora; no es capaz de dividirse ni segregar sustancias activas como las
citoquinas. Este estado inactivo que no responde al antígeno se le conoce como anergia.
No se sabe con exactitud las razones de esta situación pero se asume que la duplicidad
de señales necesarias para la activación es una situación de seguridad para prevenir que
el sistema inmunológico pueda volverse contra nuestras propias células sanas.
Una vez completada la activación, la célula T se agranda y prolifera para formar un clon
de células que se diferencian a fin de desarrollar las funciones típicas de cada clase de
células T, esta respuesta primaria alcanza un pico dentro de una semana después de
haber tenido la primera exposición al antígeno. Entonces ocurre un período de muerte
durante el cual las células T activadas sufren un proceso de apoptosis entre 7 y 30
días; la actividad efectora declina a medida que la cantidad de antígenos se reduce. Esta
eliminación programada y natural de los linfocitos T juega un rol protector crítico ya
que los linfocitos T activados son potencialmente nocivos. Ellos producen grandes
cantidades de citoquinas inflamatorias que pueden contribuir a la hiperplasia de los
ganglios linfáticos inducida por infección (un factor de riesgo en los daños malignos
linfáticos). Además después que las células T han "hecho el trabajo" resultan
innecesarias y por lo tanto desechables. En todos los casos persisten miles de células T
que se convierte en células de memoria y que duran incluso de por vida, lo que
proporciona un depósito de células T que pueden desarrollar una respuesta secundaria
rápida al mismo antígeno.
1.- Células T colaboradoras (TH): Son células reguladoras que juegan un rol central en
la respuesta inmunológica. Una vez estimuladas por el contacto con un antígeno
presentado por las CPA su función principal es estimular química, o directamente, la
proliferación de otros linfocitos T y B. De hecho sin la "dirección" de las células T
colaboradoras no hay respuesta inmunológica. Las citoquinas liberadas por las células T
colaboradoras no solo moviliza a las células inmunológicas y los macrófagos, ellas
también atraen a otros tiposglóbulos blancos (leucocitos) a la zona, amplificando
tremendamente las defensas innatas.
2.- Células T citotóxicas (TC): las también llamadas células T asesinas son las únicas
células T que pueden atacar directamente y matar a otras células. Se mantienen vagando
por los fluidos del cuerpo entrando y saliendo a la sangre y la linfa así como a los
órganos linfáticos en busca de células que muestren antígenos a los que ellas son
sensibles. Sus objetivos principales son las células infectadas por virus; pero también
pueden atacar a células de tejidos infectados por ciertas bacterias como el bacilo de la
tuberculosis o por parásitos; las células cancerosas; y las células foráneas introducidas al
cuerpo por transfuciones o trasplantes de órganos.
3.- Células supresoras (TS): Son células reguladoras al igual que las (TH) y segregan
citoquinas que suprimen la actividad de las células T y B. Esta acción previene la
actividad inmunológica descontrolada o innecesaria y pone fin a la respuesta
inmunológica una vez que el antígeno ha sido satisfactoriamente desactivado o
destruido.
Inmunodeficiencias
En las inmunodeficiencias el sistema inmunológico del individuo resulta fuertemente
deprimido generando muy poca o ninguna protección contra las enfermedades. Puede
ser congénita (se nace con ella) o adquirida durante el transcurso de la vida, y son
condiciones en las cuales la producción o funcionamiento de las células inmunológicas,
fagocitos (células defensivas que devoran patógenos) o complementos , es anormal.
La condición innata más devastadora se conoce como inmunodeficiencia severa
combinada que es el resultado de varios defectos genéticos que conducen a una marcada
deficiencia de linfocitos B y T. En uno de tales defectos se produce la enzima adenosina
deaminasa (ADA) defectuosa. Cuando falta la ADA normal los metabolitos (sustancias
que participan en el metabolismo celular) se acumulan y son letales para las células T.
Enfermedades autoinmunes
En ciertos casos, el sistema inmunológico pierde su habilidad
para distinguir entre nuestras propias células y los antígenos
foráneos. Al suceder esto, la "artillería" del sistema
inmunológico de dirige a la destrucción de las células propias produciendo anticuerpos,
digamos que autoanticuerpos, que activan las células T citotóxicas en el sentido de
destruir nuestros propios tejidos. Esta grave equivocación se llama autoinmunidad. Si la
autoinmunidad produce un estado de enfermedad, a ella se le llama enfermedad
autoinmune. La incidencia de estas enfermedades no supera normalmente el 5% de la
población y es bastante más frecuente en hembras que en varones.
1.- Esclerosis múltiple: un trastorno que destruye la materia blanca del cerebro y de la
médula espinal.
4.- Diabetes mellitus tipo I: que destruye las células del páncreas (células beta)
encargadas de segregar la insulina (hormona encargada de regular el nivel de glucosa en
sangre), de modo que inhabilita a la persona a procesar adecuadamente los
carbohidratos. (Aquí hay una descripción de la diabates mellitus).
5.- Lupus eritematoso sistémico: una enfermedad sistémica (de todo el organismo)
que particularmente afecta la piel, los riñones, el corazón y los pulmones. (Aquí hay una
descripción del lupus).
6.- Glomerulonefritis: es una severa reducción de la actividad renal. (Aquí hay una
descripción de las glomerulonefritis.)
Hipersensibilidades
Al principio se pensaba que nuestro sistema inmunológico tiene un objetivo puramente
defensivo al proporcionar protección contra las sustancias extrañas y microorganismos
que entran al cuerpo. Sin embargo, esta creencia debió ser abandonada más tarde al
descubrir peligros potenciales en él y que fueron nombrados hipersensibilidades o
alergias. Las alergias son el resultado de las respuestas inmunológicas que causan daños
a los tejidos a medida que el sistema inmunológico combate a lo que percibe como
dañino (como el polen o la caspa de los animales) aunque estos elementos no
representan en realidad ningún peligro para el organismo. Este tipo de antígeno se le
conoce como alergénico para distinguirlo de aquellos que producen una
respuesta inmunológica básicamente normal. Las alergias rara vez matan a las personas
pero su vida se vuelve incómoda cuando las padecen.
1.- Hipersensibilidades mediadas por anticuerpos: este tipo de alergia, mediada por
anticuerpos, puede ser de tipo aguda cuyos síntomas se manifiestan inmediatamente; o
subaguda, con síntomas que demoran entre una y tres horas en aparecer.
Se les conoce también como reacciones alérgicas tipo I, y al más común de estos
estados se le llama anafilaxia y en ella, el primer contacto con el antígeno no produce
síntomas pero sensibiliza al individuo. El mecanismo de esta reacción no está aclarado
del todo, pero se sabe que cuando las células presentadoras de antígenos (CPA)
digieren el "intruso" presentan en su superficie (como es usual) sus fragmentos a las
células T . A partir de ahí se piensa que las células T segregan sustancias químicas
(interleucinas) que estimulan a las células B a madurar en células plasmáticas
productoras de inmunoglobulina IgE, las que expulsan grandes cantidades de ese
anticuerpo. Luego los IgE se enlazan a los mastocitos y basófilos y la sensibilización se
completa.
Un tipo severo de anafilaxia, conocido como choque anafiláctico, que tiene alcance
sistémico e involucra a todo el cuerpo, es una situación, por fortuna, bastante rara y
típicamente sucede cuando el alergénico entra directamente al cuerpo y circula
rápidamente por él. Se puede producir, por ejemplo, en las picadas de insectos o
después de la inyección con sustancias no propias (como la penicilina) en los individuos
susceptibles.
El mecanismo de acción del choque
anafiláctico es en esencia el mismo que para las reacciones locales, pero cuando los
basófilos y los mastocitos están activados a lo ancho de todo el cuerpo la respuesta
puede ser una amenaza para la vida. Los bronquiolos se contraen haciendo difícil
respirar, y la repentina vasodilatación y pérdida de fluidos desde el torrente sanguíneo
puede causar el colapso circulatorio por demasiada baja presión conduciendo a la
muerte en minutos.
Hipersensibilidades subagudas
Al igual que el tipo inmediato, las hipersensibilidades subagudas tienen su origen en los
anticuerpos, pero en estos casos son los IgG y los IgM los involucrados en lugar de los
IgE. La aparición de los síntomas es más tardía, entre 1 y 3 horas y su duración mayor,
entre 10 y 15 horas. Este tipo de hipersensibilidad se puede recibir a través de la
inyección del plasma sanguíneo de otra persona sensible que contenga los anticuerpos.
La aparición de los síntomas de la reacción es mucho más tardía (toma entre 1 y 3 días)
comparadas con las reacciones mediadas por anticuerpos. El mecanismo de este tipo de
reacción es similar al de la respuesta inmunológica mediada por células. La diferencia
radica en que la respuesta "normal" a un tipo de patógenos depende de la acción directa
de las células T citotóxicas contra un antígeno específico, mientras que en las respuestas
hipersensibles tipo IV involucra tanto a los linfocitos T citotóxicos como a los llamados
linfocitos T de hipersensibilidad demorada, y depende en gran medida de los
macrófagos activados por citoquinas. Como el mediador principal de estas respuestas
inflamatorias son citoquinas los medicamentos antihistamínicos no son útiles y se usan
corticosteroides para producir alivio. Se puede adquirir este tipo de hipersensibilidad a
través de transfusiones de sangre (entera) que porte los lifocitos T involucrados y que
inician la respuesta.