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2° Semestre
Programa de la asignatura:
Química
Clave
13141207
Presentación de la unidad
Así como la asignatura de química, cada una de sus unidades está diseñada para ti que
cursas la Ingeniería en Logística y Transporte de la UnADM. Por esta razón no debemos
perder de vista la misión y visión de la UnADM en ninguna de las actividades que
desarrollarás en esta Unidad 1, entregando actividades que sean de tu autoría y en las
que expreses tu interés por la preservación del medio ambiente y promuevas tu
aprendizaje científico y tecnológico.
¿Sabías que el tipo de enlace (iónico, covalente o metálico) depende de las propiedades
de los elementos entre los que se forma dicho enlace? ¿Y dependiendo del tipo de enlace
son las características del compuesto químico formado? Todas estas características se
ven resumidas en el nombre que se asigna al compuesto, por lo que también se verá la
nomenclatura de los compuestos inorgánicos.
Todo este conocimiento lo podrás aprovechar para identificar los compuestos químicos y
tomar alguna decisión en su transporte o manejo, así que… ¡Empecemos!
Contenido nuclear
1.1. La materia
1.1.1. Clasificación de la materia
1.1.2. Propiedades fisicoquímicas
1.1.3. Métodos de separación
1.2. Modelos atómicos
1.2.1. Partículas subatómicas
1.2.2. Propiedades y características del átomo (número atómico, masa atómica e
isótopos.
1.2.3. Niveles de energía
1.2.4. Configuraciones electrónicas
1.3. Tabla periódica
1.3.1. Clasificación y propiedades de los elementos químicos
1.4. Enlace
1.4.1. Enlace iónico, covalente y metálico
1.5. Compuestos inorgánicos
1.5.1. Nomenclatura
1.5.2. Compuestos iónicos, moleculares y ácidos.
1.1 La materia
¿Te has preguntado de qué está formado nuestro Universo? El Universo tiene dos
componentes, el vacío y la materia. Las transformaciones de ésta última son el objeto de
estudio de la química.
La materia es cualquier cosa que ocupa un lugar en el espacio y que tiene masa. La
materia incluye lo que podemos ver y tocar (como el agua, la tierra y los árboles) y lo que
no podemos ver ni tocar (como el aire). Así pues, todo en el universo tiene una conexión
'química'. (Chang, 2010).
Podemos dividir la materia en dos grandes grupos, las sustancias y las mezclas. Las
sustancias son un tipo de materia con propiedades fisicoquímicas específicas que no
pueden dividirse en sustancias más sencillas por medios físicos. Las mezclas es un
tipo de materia en el que se combinan dos o más sustancias sin perder sus
propiedades específicas, las cuales pueden separarse por medios físicos.
Hay dos tipos de sustancias: los elementos y los compuestos:
Elemento
Un elemento es una sustancia que no se puede separar en sustancias más simples por
medios químicos. Hasta la fecha se han identificado 118 elementos, de los cuales 83 se
encuentran en forma natural en la Tierra. Los demás se han obtenido por medios
científicos a través de procesos nucleares (Chang, 2006) Se representan mediante
símbolos de una o dos letras. La primera letra siempre es mayúscula, pero la siguiente
siempre es minúscula. Por ejemplo, Co es el símbolo del elemento Cobalto, mientras que
CO es la fórmula de la molécula monóxido de carbono. Los símbolos de algunos
elementos derivan de sus nombres en latín, por ejemplo, Au de aurum (oro), Fe de
ferrum (hierro) y Na de natrium (sodio), pero la mayoría derivan de su nombre en inglés.
En el año de 2011, los elementos químicos correspondientes a los números atómicos 114
y 116 fueron bautizados con los nombres Flerovio (Fl) y Livermorio (Lv) respectivamente.
El comité internacional de expertos en química inorgánica eligió estos nombres en honor
de los laboratorios en donde los elementos químicos fueron sintetizados. (R.D. Loss y J.
Corish, 2012) Quedan aún pendientes de nombrar los elementos correspondientes a los
números atómicos 113, 115, 117 y 118.
Compuesto
Los compuestos sólo pueden separarse en sus componentes puros por medios químicos.
Los átomos de la mayoría de los elementos pueden interactuar con otros para formar
compuestos. Por ejemplo, el agua se forma por la combustión del hidrógeno gaseoso en
presencia de oxígeno gaseoso. El agua tiene propiedades muy diferentes de aquellas de
los elementos que le dieron origen, está formada por dos partes de hidrógeno y una parte
de oxígeno. En consecuencia el agua es un compuesto, una sustancia formada por
átomos de dos o más elementos unidos químicamente en proporciones definidas.
Mezcla
Una mezcla es una combinación de dos o más sustancias en la cual las sustancias conservan
sus propiedades características. Algunos ejemplos familiares son el aire, las bebidas
gaseosas, la leche y el cemento. Las mezclas no tienen una composición constante, por
tanto, las muestras de aire recolectadas de varias ciudades probablemente
Mezclas homogéneas:
En una mezcla homogénea la composición de la mezcla es igual en toda la solución. Por
ejemplo disolver una cucharada de azúcar en un vaso con agua. Si calentamos y
evaporamos la disolución de agua con azúcar, quedará el azúcar como sólido en el fondo
del vaso y condensando el agua por otro lado, de tal manera quedarían separadas las dos
sustancias originales.
Mezcla Heterogéneas:
En una mezcla heterogénea la composición no es igual, los componentes de la mezcla
pueden distinguirse fácilmente. Por ejemplo si mezclamos cacahuates con ajonjolí, para
separarlos podríamos hacerlo con un colador de cocina.
Cada una tiene propiedades que las distingue por el color, la temperatura de fusión o de
congelamiento, la densidad, y la viscosidad, etc. Todas ellas se componen de materia, por
lo que es necesario conocer sus propiedades para identificarlas.
Propiedades químicas
Propiedades físicas
Pueden observarse sin que haya cambio alguno en la composición de la materia, son
intrínsecas y entre las que podemos citar tenemos: el punto de ebullición, el color, la
dureza, la densidad, el punto de fusión, la conductividad térmica, el peso específico y la
conductividad eléctrica. Algunas de éstas dependen de condiciones, como la
temperatura y la presión en las que se miden.
¿Cómo podemos explicar estos cambios en las sustancias? Para describir de una
manera simple cómo se dan estos cambios de estado, se propuso el modelo cinético
molecular, en el cual se relaciona la energía cinética de las moléculas con las fuerzas de
cohesión y de repulsión entre las partículas. Las partículas se representan como esferas
y podemos verlo en el siguiente esquema:
¿Cómo obtener una sustancia de una mezcla? De manera general a esta acción se le
conoce como purificación. Las mezclas ya sean homogéneas o heterogéneas se pueden
separar en sus componentes (elementos o compuestos) aprovechando las propiedades
físicas intrínsecas de las sustancias.
Decantación: Este método de separación se usa para separar una mezcla compuesta
por dos sustancias de diferentes densidades, ya sea que ambas sean líquidas o que una
sea líquida y la otra sólida. En el caso de que ambas sustancias sean líquidas se utiliza
un embudo de separación, el cual tiene una llave en el tubo del fondo del embudo, que
se abre para dejar pasar primero la sustancia más densa que se encuentra en el fondo
del embudo a un contenedor. Una vez que se ha dejado pasar el primer líquido, se cierra
la llave de paso para cambiar de contenedor y entonces volver a abrir la llave de paso y
dejar el líquido menos denso en el segundo contenedor. Un ejemplo sería la separación
del agua y el aceite.
Destilación: Con este método podemos separar dos líquidos que son miscibles entre sí,
pero que tienen diferentes puntos de ebullición. Se pone a calentar la mezcla y se tiene un
mecanismo por el cual, el vapor de la primera sustancia que hierve, es dirigido hacia un
En este tema revisarás los principales modelos atómicos que permitieron comprender la
estructura del átomo, así como las características y ubicación de las partículas
subatómicas.
Los filósofos griegos fueron los pioneros en tratar de elucidar este misterio y así por el año
440 a.C., Empédocles afirmó que toda la materia se componía de cuatro “elementos”: tierra,
aire, agua y fuego. Posteriormente, Demócrito, entre 470-370 a.C., supuso que si cortaba un
tipo de materia en pedazos cada vez más pequeños, iba a llegar un momento en que
llegaría hasta una partícula indivisible, a la que llamó átomo. Sin embargo, esta hipótesis fue
refutada por Aristóteles (384-322 a.C.) quien apoyó y desarrolló la teoría propuesta por
Empédocles. Tanta fue la influencia de Aristóteles que su teoría dominó el pensamiento de
científicos y filósofos hasta principios del siglo XVII (Dingrando, 2003).
Así, en el año de 1808, John Dalton, un científico inglés, basándose en las ideas de
Demócrito y en sus estudios sobre numerosas reacciones químicas, formuló una hipótesis
sobre la estructura de los átomos, imaginándolos como partículas extremadamente pequeñas
e indivisibles. Con base en este modelo estableció los siguientes postulados:
1. Toda la materia se compone de partículas pequeñas llamadas átomos.
2. Los átomos de un elemento son idénticos, tienen igual tamaño, masa y propiedades
químicas.
3. Los átomos de un elemento son diferentes a los átomos de otros elementos.
4. Los compuestos están formados por más de un elemento. En cualquier compuesto la
relación del número de átomos entre dos elementos siempre es un número entero.
5. En una reacción química se observa una separación, combinación o reordenamiento de
los átomos, pero nunca su creación o destrucción.
Estudios posteriores demostraron que algunas de las conclusiones de Dalton no eran del
todo ciertas, pues hoy sabemos que los átomos no son indivisibles ya que contienen
Otra de las razones por las que el átomo de Dalton no cubría las necesidades, además
de la indivisibilidad, era debida a que no explicaba la naturaleza eléctrica de la materia.
Por ello, una gran cantidad de investigadores inició experimentos para tratar de elucidar
este enigma.
Hacia 1897 Joseph John Thomson comprobó que los rayos catódicos están formados
por partículas con carga negativa, logrando medir el cociente entre la masa de dicha
partícula y su carga negativa. En 1911, Robert Andrews Millikan logró medir el valor de la
carga correspondiente a las partículas de los rayos catódicos, por lo que se pudo
determinar su masa: resultó ser 1,837 veces menor que la masa del átomo más sencillo,
el hidrógeno.
El modelo atómico de Thomson, no duró por mucho tiempo, pero su importancia radica
en que gracias a él se pudo corroborar que el átomo no era indivisible, como lo había
indicado Dalton.
Estudiando las interacciones de las radiaciones emitidas por los elementos radiactivos, en
campos magnéticos y eléctricos se comprobó que existen tres tipos de radiaciones:
Rutherford pudo apreciar que la mayoría de las partículas alfa atravesaban la lámina de oro
sin desviarse de su trayectoria recta; aunque de vez en cuando, algunas partículas si se
desviaban y en algunos casos regresaban rechazadas hacia la fuente radiactiva. Con base
en estas observaciones, Rutherford llega a la conclusión de que la mayor parte del
átomo debe ser espacio vacío. Esto explica porqué la mayoría de las partículas α
Así mismo, no podía explicar las diferencias de masa existentes entre los diferentes
elementos, por lo que propusieron la existencia de una tercera partícula, el neutrón,
descubierto por James Chadwick en 1932 al bombardear una lámina de berilio, y a la
que dio ese nombre debido a su naturaleza neutra (Brady, 2003).
Sin embargo, a principios de la década de 1900, los científicos habían observado que
ciertos elementos emiten luz visible al ser calentados con una llama. El análisis de la
luz emitida reveló que el comportamiento químico de un elemento se relacionaba con el
ordenamiento de los electrones en sus átomos.
Al estudiar el espectro de emisión del átomo de hidrógeno, se pudo apreciar que era
discontinuo; es decir, está constituido sólo por ciertas frecuencias de luz, lo cual no pudo
explicar el modelo de Rutherford.
En el año de 1913, un científico danés llamado Niels Bohr, basándose en los trabajos de
Rutherford, propuso un modelo cuántico para el átomo de hidrógeno, que explicaba
claramente su espectro. Este modelo establecía una serie de principios, entre los que
destacan:
1. El electrón se mueve en una órbita circular alrededor del núcleo, obedeciendo las leyes
de la mecánica clásica.
2. Si el electrón se mueve en una órbita permitida, no radia energía. La energía del átomo
se mantiene constante.
3. Un átomo radia energía cuando el electrón cambia de una órbita permitida a otra.
Por lo tanto, si un electrón pasa de una órbita a otra más cercana al núcleo, emite una
onda electromagnética cuya energía es igual a la pérdida de energía del electrón al
realizar el salto. Es decir, para que un electrón salte de una órbita más cercana al núcleo,
donde su energía vale E1, a otra más alejada, donde su energía vale E2, debe absorber
una cantidad de energía igual a su diferencia:
E2 – E1 = hV
Con el modelo de Bohr se pudo explicar la formación de las líneas del espectro de
absorción del hidrógeno.
Por su parte, Johann Balmer descubrió una ecuación que describe la emisión y absorción
del espectro del átomo de hidrógeno (como se aprecia en la figura 9):
1 / l = 1.097 x 107 (1 / 4 - 1 / n2) donde n = 3, 4, 5, 6, ...
El modelo atómico de Bohr permitía explicar perfectamente el espectro del átomo de
hidrógeno y encajaba perfectamente con las experiencias de Rutherford.
Bohr establecía que los electrones se localizaban en niveles de energía bien definidos, lo
que contradecía las evidencias experimentales, pues en aquella época se conocían los
espectros de absorción y emisión de algunos elementos, que reflejaban claramente que
los electrones de un mismo nivel poseían diferentes energías. Para explicar este
fenómeno, Sommerfeld, en el año de 1915, realiza algunas mejoras al modelo
apoyándose en la teoría relativista de Albert Einstein. Sommerfeld llega a la conclusión de
que no sólo existen niveles de energía en el átomo, sino también subniveles, lo que
explicaba la variación de energía de los electrones (Chang, Química, 2007).
Sin embargo, aún con las afirmaciones de Sommerfeld no se podía demostrar
experimentalmente la distribución de los electrones en el átomo. Esto, toda vez que al
estar viajando en órbitas de energía bien definidas, se podría conocer simultáneamente
la posición y velocidad del electrón, lo cual resultaba imposible (principio de incertidumbre
de Heisemberg).
Recordemos que los elementos son sustancias puras que no pueden ser descompuestas
en otras más sencillas, y por lo tanto contienen un sólo tipo de átomos. La composición
estructural de cada tipo de átomo define las propiedades físicas y químicas características
de cada sustancia. Por ello, es importante conocer la estructura atómica de cada
elemento.
Por otra parte, como toda la materia, las partículas también tienen masa, pero ésta es tan
pequeña que manejarla en la escala de gramos sería complicado, por lo que los químicos
han creado una unidad especial llamada unidad de masa atómica (uma).
Esta unidad permite expresar en forma más sencilla las masas de protones, neutrones y
electrones. Como podrás apreciar en la tabla 1, los protones y los neutrones tienen una
masa real muy cercana, y por convención a esta cantidad se le ha asignado el valor de
1.0 uma; mientras que el electrón tiene una cantidad tan pequeña (1/1836 veces la
masa del protón), que su valor no modifica considerablemente la masa relativa de los
átomos. Por lo tanto, la masa de un átomo va a estar determinada por el número de
protones y neutrones (Dingrando, 2003). A la suma de protones y neutrones se le
conoce como número de masa (A) del átomo.
Por ejemplo, retomando los conceptos de número atómico y número de masa, tenemos
que:
El sodio (Na) con número atómico 11 y número de masa 23, contiene: 11 protones, 11
electrones y 12 neutrones.
El calcio (Ca) cuyo número atómico y número de masa son 20 y 40, respectivamente,
contiene: 20 protones, 20 electrones y 20 neutrones.
El número atómico y el número de masa son características que definen las propiedades
físicas y químicas de los elementos, como veremos más tarde.
A pesar de que todos los átomos de un elemento tienen el mismo número de protones y
electrones, su número de neutrones puede variar. Por ejemplo, existen tres tipos de
átomos para el hidrógeno; los tres tienen un número atómico 1 y poseen 1 protón (y por
tanto un electrón); sin embargo, el primero de ellos tiene un número de masa 1, el
segundo 2 y el tercero 3 (figura 10). Estos átomos con el mismo número de protones y
electrones pero con diferente número de neutrones se denominan isótopos. El primer
isótopo del hidrógeno, llamado protio, tiene sólo un protón en cada átomo y no tiene
neutrones. El segundo isótopo, llamado deuterio tiene un protón y un neutrón. Finalmente,
el tercer isótopo contiene 1 protón y 2 neutrones (Chang, Química, 2007).
Esta masa real del átomo es lo que se conoce como masa atómica. Afortunadamente
para nosotros, las masas atómicas de los elementos existentes ya están dadas y se
encuentran reportadas en la tabla periódica, que más adelante revisaremos.
El estudio de los isótopos, especialmente los radiactivos, ha traído grandes beneficios a
la humanidad, tales como la detección y tratamiento de algunas enfermedades como el
cáncer.
Hasta este momento podríamos pensar que el átomo está constituido básicamente de un
núcleo y tres partículas subatómicas, tal y como lo estableció Bohr a principios del siglo
XX (Dingrando, 2003). Sin embargo, este modelo no responde del todo al comportamiento
de las sustancias, ya que funcionaba perfectamente para explicar el átomo de hidrógeno,
más no así otros elementos.
Bohr establecía que los electrones se localizaban en niveles de energía bien definidos, lo
que contradecía las evidencias experimentales, pues en aquella época se conocían los
espectros de absorción y emisión de algunos elementos, que reflejaban claramente que
los electrones de un mismo nivel poseían diferentes energías. Para explicar este
fenómeno, Sommerfeld, en el año de 1915, realiza algunas mejoras al modelo
apoyándose en la teoría relativista de Albert Einstein. Sommerfeld llega a la conclusión de
que no sólo existen niveles de energía en el átomo, sino también subniveles, lo que
explicaba la variación de energía de los electrones (Chang, Química, 2007).
El número cuántico principal (n) establecido por Bohr, nos indica el nivel de energía en
el que se localiza el electrón; puede tomar valores enteros de 1, 2, 3, 4, 5, 6 y 7.
El número cuántico azimutal o del momento angular (l) expresa el subnivel de energía o
“forma” de los orbitales. Los valores de l dependen del valor del número cuántico
principal, n. Para cierto valor de n,l tiene todos los valores enteros posibles desde 0 hasta
n-1. Para n = 1, el valor de l será 0, ya que l = n - 1 = 1 – 1 = 0. Si n = 2, l puede tomar los
valores 0 y 1. Si n = 3, l puede tener tres valores: 0, 1 y 2. El valor de l se designa con las
letras s (sharp), p (principal), d (diffuse) y f (fundamental).
Valor de l 0 1 2 3
Nombre del s p d f
orbital
Cada uno de los valores de l representa una forma del orbital y su orientación en el
espacio, es decir, cuando l = 0 sólo existe una posible forma y orientación del orbital, que
es la esférica. Cuando l = 1, existen tres posibles formas y orientaciones del orbital;
cuando l = 2 las orientaciones se incrementan a 5, así como sus formas; y finalmente, si l
= 3, las formas y orientaciones se incrementan a 7, tal y como se muestra en la figura 14.
Fig. 14 U2
El número cuántico magnético (m) describe la orientación del orbital en el espacio. Dentro
de un subnivel, el valor de m depende del valor que tenga el número cuántico del
momento angular, l. Los valores de m, serán de – l, pasando por cero hasta + l. Es decir,
si l vale 0, m = 0; pero si l toma el valor de 1, m tendrá los valores +1, 0, -1.
El número cuántico de espín (s) indica el giro del electrón, ya que dos electrones pueden
estar juntos en un orbital sólo cuando giran en sentidos opuestos; esto permite anular sus
campos magnéticos y no repelerse debido a sus cargas eléctricas. Los valores de s,
pueden ser: +½ y -½.
Retomando los postulados de la teoría cuántica, sabemos ahora que el átomo contiene
niveles y subniveles de energía (orbitales atómicos). Cada nivel de energía, como lo
estableció Bohr, con su número cuántico principal, tiene capacidad para un número
específico de electrones de acuerdo con la fórmula 2n2, como se muestra a continuación:
Y como cada orbital sólo tiene cabida para dos electrones, el nivel 1 requiere de un orbital
s para acomodar sus dos electrones; el segundo nivel requiere 4 orbitales (uno s y tres p)
para alojar a 8 electrones; el tercer nivel 9 orbitales (uno s, uno p y uno d); el cuarto nivel
16 orbitales (uno s, uno p, uno d y uno f), y así sucesivamente (Hein, 2010).
Para comprender mejor el acomodo de los electrones en el átomo, se han establecido las
configuraciones electrónicas, las cuales muestran la ubicación de los electrones en los
orbitales de los diferentes niveles y subniveles de energía.
El orden en el que se van llenando los niveles y subniveles de energía es: 1s, 2s, 2p, 3s,
3p, 4s, 3d, 4p, etc. Como se puede apreciar, no hay un orden sistemático, ya que existe
traslape de algunos niveles y subniveles de energía y por tanto de sus orbitales atómicos
como ocurre con 4s y 3d. Sin embargo, para hacer simple el llenado de los orbitales se ha
establecido un esquema denominado regla de las diagonales (figura 15); para ello se
debe seguir atentamente la flecha del esquema comenzando en 1s; siguiendo la flecha se
podrá ir completando los orbitales con los electrones en forma correcta (Hein, 2010).
Para ejemplificar esto, tomemos al litio; este elemento tiene un número atómico igual a 3
(Z = 3) y por lo tanto contiene 3 electrones. Empezaremos llenando el orbital de menor
energía con dos electrones que tendrán distinto espín (s). El electrón restante ocupará el
orbital 2s, que es el siguiente con menor energía, resultando la configuración electrónica
siguiente:
3Li = 1s2 2s1
En ésta, el coeficiente representa el valor de n (nivel de energía), la letra el valor de l, el
subnivel y forma del orbital (forma s) y los exponentes al número de electrones (figura 16).
1H = 1s1 2He
= 1s2 3Li =
1s2 2s1 4Be =
1s2 2s2
En este tema se revisan los trabajos que permitieron el ordenamiento de los elementos en
la tabla periódica, así como las características de este documento para describir las
propiedades físicas y químicas de las sustancias.
Muchos fueron los intentos para clasificarlos, pero en 1869 el ruso Dimitri Mendeleiev y
el alemán Lothar Meyer, publicaron en forma independiente ordenamientos periódicos de
los elementos con base en sus masas atómicas, observando que esta clasificación
permitía agrupar a los elementos con propiedades físicas y químicas semejantes. Sin
embargo, la tabla no era del todo correcta. Ordenar los elementos por masa atómica
originó que varios de ellos se colocarán en grupos con propiedades diferentes. En el año
de 1913, el químico inglés Henry Moseley descubrió que los átomos de cada elemento
tienen un número único de protones en sus núcleos, siendo el número de protones igual
al número atómico del átomo (Chang, Química, 2006). Al organizar los elementos en
orden ascendente de número atómico y no en orden ascendente de masa atómica, como
lo había hecho Mendeleiev y Meyer, se solucionaron los problemas de ordenamiento de
los elementos, lo cual dio origen a la actual tabla periódica (figura 18).
Varios de los grupos de la tabla periódica tienen nombres por familia, debido a su
comportamiento químico característico o a su utilidad. Por ejemplo, los miembros del
grupo IA, se conocen como metales alcalinos; los del grupo IIA, metales
alcalinotérreos, etc., como se muestra en la tabla.
Cada átomo atrae a sus electrones con diferente fuerza hacia su núcleo. De primera
instancia, podríamos pensar que al incrementarse el número de orbitales, el tamaño de
los átomos lo haría de igual manera; sin embargo, esto no es así. Se ha observado que el
radio atómico disminuye al incrementarse el número atómico en un período, y en una
familia crece al desplazarnos hacia abajo.
La variación de radio atómico en grupos y períodos nos lleva a deducir que los
electrones periféricos están más expuestos en los metales, que en los no metales. Es
decir, los metales tienden más fácilmente a perder sus electrones de valencia que los no
metales. Dicho de otra manera, la energía necesaria para arrancar un electrón de un
metal será menor que la utilizada en un no metal (Brady, 2003). Esta propiedad periódica
se conoce como electronegatividad, y se define como la medida de la fuerza de atracción
que ejerce un átomo sobre los electrones. Como es de esperarse, la electronegatividad
aumenta de izquierda a derecha a través de un período de la tabla, y en cada grupo,
disminuye al aumentar el número atómico (Dingrando, 2003). Los valores de
electronegatividad (figura 20) fueron dados por Linus Pauling en el año de 1932, y nos
ayudan a predecir y comprender algunas de las propiedades de las sustancias.
Finalmente podemos decir que los átomos de los elementos menos electronegativos
tenderán a perder electrones respecto a los elementos más electronegativos, los cuales
tenderán a ganarlos. De manera general, los metales adquirirán cargas positivas al
perder sus electrones y los no metales, cargas negativas al adquirirlos. Esta carga
eléctrica adquirida, al ganar o perder electrones, es lo que se conoce como número o
estado de oxidación (Kotz, 2005). De manera general, los elementos de un grupo o
familia tenderán a ganar o perder el mismo número de electrones, ya que tienen igual
número de electrones de valencia, y por tanto adquirirán la misma carga eléctrica o
número de oxidación.
Hoy día, tenemos claro que la fuerza que mantiene unidos a los átomos se denomina
enlace químico. Pero, ¿cómo se realiza esta unión?
Los electrones de valencia son los que interactúan en la unión de los átomos. Por ello,
los químicos utilizamos una simbología de puntos o cruces que identifican a cada uno de
los elementos con sus electrones de valencia; a estos se les conoce como símbolos de
Lewis. En el caso del litio y el flúor sus símbolos de Lewis serían:
Como vimos en el punto 1.2.2, los elementos están agrupados en familias debido a que
tienen propiedades físicas y químicas muy parecidas, de tal manera que sus
configuraciones electrónicas terminan en forma semejante y, por lo tanto, tienen el mismo
número de electrones de valencia. Los elementos de un grupo familia serán
representados de igual manera como se aprecia en la tabla 8.
Un átomo al perder o ganar electrones formará iones positivos o negativos. Así, un átomo
que ha perdido electrones tendrá una carga positiva (catión), y un átomo que ha ganado
electrones tendrá una carga negativa (anión).
Como se aprecia en la figura 1, el átomo de litio se convierte en una partícula con carga
positiva (catión) al perder su electrón de valencia; mientras que el átomo de flúor al ganar
un electrón adquiere una carga negativa (anión).
Parte de las respuestas a las anteriores preguntas radica en que la sal contiene un tipo de
enlace llamado iónico. El enlace iónico consiste en la atracción electrostática entre
átomos con cargas eléctricas de signo contrario. Este tipo de enlace se establece entre
átomos de elementos poco electronegativos (electropositivos) con elementos muy
electronegativos. Es necesario que uno de los elementos ceda electrones (catión) y el
otro los acepte (anión); este tipo de enlace se realiza entre un metal (electropositivo) y un
no metal (electronegativo).
Los átomos, al unirse, liberan o absorben energía. Se dice que cuando una reacción
libera energía se denomina exotérmica, y por el contrario, cuando la absorbe,
endotérmica. Observa el siguiente video, en el que se muestra la reacción entre sodio y
cloro para la formación de cloruro de sodio; ¿es exotérmica o endotérmica la reacción?,
¿qué esperas que suceda con la temperatura; que aumente o disminuya?
Por lo general, las reacciones entre un metal y un no metal son bastante violentas, es
decir, exotérmicas, ya que liberan una gran cantidad de energía.
Durante la formación de un compuesto iónico, los iones positivos y los iones negativos se
acomodan (empaquetan) en un patrón regular repetitivo que equilibra las fuerzas de
atracción y repulsión entre ellos. La fuerte de atracción de iones positivos y negativos
genera una red cristalina, la cual es una organización geométrica tridimensional de
partículas. En dicha red, cada ión positivo está rodeado de iones negativos y cada uno de
estos a su vez, está rodeado de iones positivos (Dingrando, 2003).
Este empaquetamiento forma un cristal iónico (figura 4), con igual geometría a nivel
microscópico y macroscópico.
Los compuestos iónicos son sólidos cristalinos, constituidos por redes tridimensionales
de iones. A este respecto, se denomina número de coordinación de un cristal al número
de iones de un mismo signo que rodea a otro de signo contrario y se sitúa a una distancia
mínima.
La fuerza que mantiene unidos a los elementos que forman un enlace iónico, va a
depender de la distancia entre sus núcleos. Esta fuerza está dada por la ecuación:
F = K (Q1.Q2/r02)
Al comparar los radios atómicos esperaríamos que la fuerza de enlace del fluoruro de
litio, LiF, fuera mayor que la del yoduro de litio, LiI, ya que la distancia de enlace será
mayor en el segundo caso por poseer el yodo (I) mayor radio atómico que el flúor (F),
como se aprecia en la figura:
Ciencias Exactas, Ingenierías y Tecnología | Logística y Transporte 28
Radio atómico de los elementos
Por otra parte, la cantidad de energía que liberan estos compuestos al formarse, está
directamente relacionada también con la fuerza de su enlace; esta energía es denominada
energía reticular (U). Así, cuanto mayor sea la energía reticular al formarse un enlace
iónico, mayor fortaleza tendrá el enlace. La energía reticular es inversamente proporcional a
la distancia interatómica, como se aprecia en la siguiente ecuación:
U = K (Q1Q2/r0)
Es de esperarse que los compuestos formados por elementos con menor radio atómico,
presenten mayor energía reticular y por ende mayor fuerza en su enlace. Esta fuerza
confiere a los compuestos iónicos propiedades físicas características. Debido a que los
enlaces iónicos son relativamente fuertes, los cristales generados requieren de una gran
cantidad de energía para dividirse (Dingrando, 2003). Por lo tanto, los compuestos iónicos
tendrán altos puntos de fusión y de ebullición, como se muestra en la tabla 9.
Como se puede observar, cada átomo de flúor aporta un electrón para formar el enlace.
Esta compartición permite que cada uno de los átomos complete su octeto, es decir, cada
átomo queda rodeado por ocho electrones. Debido a que los átomos son iguales en estas
moléculas y su diferencia de electronegatividad sería igual a cero, su tipo de enlace se
denomina: enlace covalente simple o no polar.
La diferencia de cargas en una molécula se conoce como dipolo. Esta diferencia hace que
este tipo de compuestos tenga cargas opuestas en dos puntos de su molécula.
En este momento podríamos tener confusión entre el enlace iónico y el enlace covalente
polar, debido a la presencia de cargas. Para ello, Linus Pauling elaboró una escala
relativa a la electronegatividad en la que al elemento más electronegativo, el flúor, le fue
asignado un valor de 4.0, mientras que al elemento menos electronegativo, el francio, un
valor de 0.7. En este sentido, podemos ver que los no metales son más electronegativos
respecto a los metales (electropositivos). Mientras mayor sea el valor de
electronegatividad, mayor será la atracción por los electrones. Pero, ¿cómo sabemos si
un enlace es iónico o covalente polar?
Entonces, ¿qué tipo de enlace tendrán los compuestos NaCl y HCl, de acuerdo con la
escala de Pauling? Averígualo calculando la diferencia de electronegatividades que
presentan los átomos involucrados en cada uno de los compuestos.
Sin embargo, la escala de Pauling a pesar de que nos indica una tendencia hacia uno u
otro tipo de enlace, no permite hacer una división exacta entre ambos, de tal manera que
algunos enlaces covalentes polares tenderán a ser iónicos y viceversa, algunos iónicos
tendrán tendencia a comportarse como covalentes polares. Este es el caso de
compuestos como el yoduro de potasio (KI), cuya diferencia de electronegatividades será
de 1.7, lo que indica que su enlace es covalente polar, aunque su composición sea la de
un iónico (no metal-metal). En este caso se dice que es un compuesto iónico con
carácter covalente polar.
La repulsión entre los pares de electrones de una molécula da como resultado átomos
que se encuentran en ángulos fijos entre sí. Para ello, se toma de referencia el átomo
central, que es cualquier átomo que está unido a más de un átomo distinto. El ángulo
formado por dos átomos periféricos y el átomo central, se denomina ángulo de enlace.
Los ángulos de enlace predichos por el TRPECV se sustentan en evidencias
experimentales. Los pares de electrones compartidos se repelen entre sí. Sin embargo,
los pares de electrones no compartidos también son importantes para determinar la
forma de la molécula.
Hasta ahora hemos visto cómo se enlazan los metales con los no metales y los no
metales entre sí. Pero ¿cómo se enlazan los metales? ¿Qué características presentan
estas sustancias?
Los átomos de los metales se ordenan en el espacio formando redes metálicas parecidas
a las redes cristalinas de los compuestos iónicos. Los electrones de valencia se mueven a
través de los átomos, por lo que se dice que hay una transferencia continua de electrones
de un átomo a otro; a este tipo de unión se le conoce como enlace metálico.
En la actualidad existen dos teorías que explican cómo es que se realiza el enlace
metálico: el Modelo de la nube electrónica y la Teoría de bandas.
El movimiento de estos electrones hace que los metales sean buenos conductores del
calor y la electricidad. Una importante característica que distingue a los metales es que,
en estado sólido, conducen el calor y la electricidad; los sólidos con enlaces iónicos y
covalentes no la conducen.
El modelo de la nube electrónica a pesar de ser muy sencillo, nos permite explicar
algunas propiedades de los metales, como la conductividad, aunque nos limita al tratar
de comprender la diferencia en cuanto a conductividad de algunos metales.
Esto mismo ocurre en los metales, los cuales al unirse combinan sus orbitales atómicos
para formar una gran molécula (red metálica), en la que los orbitales moleculares
resultantes, debido a su gran cercanía, forman dos bandas. La primera, en la que se
localizan los electrones de valencia llamada banda de valencia y la otra, vacía,
denominada banda de conducción. Ambas bandas están muy cercanas o traslapadas.
Por ello, en los metales al estar la banda de valencia llena o parcialmente llena, los
electrones pueden pasar fácilmente a la banda de conducción y moverse libremente,
permitiendo la conductividad del calor y la electricidad.
Caso contrario ocurre en los aislantes, en los que a pesar de que la banda de valencia
está completa y la banda de conducción vacía, no hay conductividad eléctrica, debido a
que existe una diferencia importante de energía entre ambas bandas (zona prohibida), lo
que impide el salto de electrones de una a otra.
Como habíamos visto en el tema 1.1, los compuestos son sustancias que no pueden
separarse en sus componentes por medios físicos, requieren forzosamente de una
reacción química para descomponerse.
Así, los compuestos inorgánicos son aquellos que no presentan carbono en su molécula,
a menos de que se encuentre bajo la forma de CO, CO2, carbonatos o bicarbonatos. Las
características de los compuestos inorgánicos pueden resumirse en los siguientes
puntos:
1.5.1. Nomenclatura
Resulta difícil transmitir nuestras ideas sin poseer un lenguaje propio. Esta problemática
era común en la química, pues existían diferentes formas para comunicar una misma
cosa. Incluso hoy en día, puedes adquirir en la tlapalería sosa o ácido muriático pues son
compuestos químicos muy utilizados en la limpieza del hogar, sin embargo, los nombres
con los que son conocidos de manera internacional en el mundo científico son hidróxido
de sodio y ácido clorhídrico.
John Dalton fue uno de los primeros investigadores que trataron de solventar esta
dificultad, unificando los símbolos químicos utilizados por los científicos. Sin embargo,
Berzelius fue quien finalmente propuso los símbolos de los elementos que se utilizan en la
actualidad, para ello tomó una o dos letras del elemento en idioma latín o alemán.
Los símbolos químicos que utilizamos para representar a los elementos, son
aprovechados para representar sustancias químicas, las cuales están formadas por
varios elementos y en muchas ocasiones, los mismos elementos dan origen a más de un
compuesto químico, dependiendo de la proporción en que se encuentren. Con el
propósito de representar a estas sustancias, los investigadores utilizan una simbología
denominada fórmula química, en la que además de los símbolos de los elementos, se
utilizan números.
Como podrás observar, la Química es una ciencia que tiene un lenguaje propio, el cual es
importante adquirir para comprender los conocimientos y fenómenos estudiados por esta
disciplina. Ahora, vayamos a revisar los principios que rigen esta rama de la química,
denominada nomenclatura.
Compuestos iónicos
Para nombrar a los compuestos iónicos, debemos tomar en cuenta si el anión y el catión
son monoatómicos o poliatómicos. En el caso de los monoatómicos, debemos saber que
los metales al adquirir una carga positiva en la molécula, serán los cationes y se
En este caso, se nombra primero el anión, seguido de la palabra “de”, terminando con
el nombre del catión, por ejemplo:
NaI yoduro de sodio
Compuestos moleculares
Los compuestos moleculares son compuestos con dos tipos de átomos, ambos no
metálicos. En la fórmula química se escribe primero el símbolo del elemento menos
electronegativo y luego el del elemento más electronegativo. Para nombrarlos debemos
mencionar primero el átomo más electronegativo como anión, es decir, en caso del
oxígeno se nombra como óxido, en el caso del flúor se menciona como fluoruro. Este
nombre irá precedido por el prefijo griego que indique el número de átomos del elemento
más electronegativo, es decir:
Un átomo mono
Dos átomos di
Tres átomos tri
Cuatro átomos tetra
Cinco átomos penta
Seis átomos hexa
A continuación sigue la palabra “de” seguida por el nombre del elemento menos
electronegativo, precedida por el prefijo que indique el número de átomos presentes en la
molécula. En este caso, sólo se indicará el prefijo si el número de átomos es mayor a 1.
Por ejemplo:
Si el ión H+ se une a algún polianión con algún átomo de oxígeno, entonces también
iniciamos el nombre del compuesto con la palabra ácido seguida del nombre del polianión
con terminación –oso si el nombre del anión termina originalmente en –ito, o bien si el
nombre del anión termina en –ato, en el ácido la terminación será –ico:
Algo que debiste notar en algunos compuestos es que cuando trabajamos con iones, la
carga del anión es el subíndice del catión en el compuesto y viceversa, la carga del
catión es el subíndice del anión en el compuesto en valor absoluto; cuando la carga es 1+
o 1-no se indica como subíndice en el compuesto, por ejemplo:
Na2SO4 El anión SO42- presenta carga 2- por lo que 2 es el subíndice del catión, como el
catión presenta carga 1+, no se indica como subíndice del anión.
Mg (OH)2 El anión OH- presenta carga 1-, por lo que 1 es el subíndice del catión y no
se indica, en el caso del catión Mg2+, presenta carga 2+ por lo que en número 2 es el
subíndice del anión OH- y para indicar que afecta a cada átomo del polianión, éste se
encierra entre paréntesis y el subíndice se coloca fuera del paréntesis.
Fuentes de consulta
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