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Psiquis 1993: 14 (2): 61-70 Psicopatología psicodinámica de la drogodependencia

PSICOPATOLOGÍA PSICODINÁMICA DE LA
DROGODEPENDENCIA
J. L. González de Rivera∗

Resumen Abstract
El desarrollo de un proceso toxicofílico requiere The development of a toxicophilic process starts
el contacto de un individuo personalmente vul- with the contact between a vulnerable persona-
nerable con una sustancia adictiva. Los estudios lity and an addictive substance. Psychodynamic
psicodínámicos de vulnerabilidad revelan la vulnerability studies reveal nuclear defects in
existencia de defectos nucleares en la estruc- personality structure and subclinical depressive
tura de la personalidad y de tendencias depresi- tendencies. The essential psychodynamic fact-
vas subclínicas. Los elementos psicodinámicos ors in the addictive process are: craving, com-
esenciales del proceso adictivo en sí son el an- pulsivity. externalization and vicious circle dy-
sia adictiva, la compulsividad, la externalización namics. Four different types of vicious circle dy-
y las dinámicas en círculo vicioso, de las que se namics have been described, by Rado, Rivera,
han descrito cuatro (de Rado, Rivera, VanDijk y VanDijk and Wurmser. which are applicable to
Wurmser), aplicables a distintos tipos de pacien- different types of patient. In contrast with the
te. A diferencia de la mera desintoxicación far- more limited pharmacological deshabituation,
macológica, la detección y tratamiento de las the detection and treatment of psychodynamic
alteraciones psicodinámicas contribuye de ma- disorders may contribute in an esemial vray to
nera esencial al éxito de los programas tera- the success of a therapeutic program.
péuticos.

Introducción ficación del superyo, estructura que algunos


de sus discípulos definían como "aquella
Las primeras formulaciones psicodinámi- parte de la personalidad que es soluble en
cas sobre la adicción a drogas se deben a alcohol". Freud describe también de manera
Freud (1905) y a Abraham (1908), quienes interesante la relación entre el potencial para
aplicando los conocimientos del momento, desarrollar adicción a drogas y la fijación en
coinciden en considerarla como una tentati- modos autoeróticos de satisfacción sexual:
va de facilitar la búsqueda de placer, ali- "... La masturbación es el único y mayor vi-
viando la tensión acumulada en él. ello cio, la `adicción princeps', y es solamente
cuando otras vías de descarga no son accesi- como sustituto de ella que las demás adic-
bles o resultan demasiado penosas para el ciones - al alcohol, morfina, tabaco; etc.- co-
individuo. A pesar de que Freud descubrió bran su existencia".
algunas de las propiedades de la cocaína, y Mientras que el estudio de las interaccio-
llegó a consumirla durante algún tiempo, la nes y conflictos intrapsíquicos ha sido de
droga cuyo abuso estudió con mayor pro- gran ayuda a la comprensión de muchos es-
fundidad es el alcohol, al que atribuye tres tados psicopatológicos, las contribuciones
efectos psicodinámicos principales: 1) dis- realmente importantes de la psicodinámica
minución de la tensión del ello; 2) perturba- al tratamiento de las adicciones han tenido
ción de la capacidad perceptual del yo, espe- que esperar a las aportaciones realizadas a lo
cialmente en lo que se refiere a los aspectos largo de los últimos 20 años. La psicodiná-
más desagradables de la realidad, y 3) dulci- mica moderna se interesa ahora, gracias a


Catedrático de Psiquiatría y Psicología Médica Facultad de Medicina Universidad de La Laguna

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José Luis González de Rivera

las capitales aportaciones de Kernberg de las adicciones, así como para plantear de
(1975) y Kohut (1971), por la coherencia, manera inteligente procedimientos terapéuti-
integración y funcionalidad global del siste- cos y rehabilitadores apropiados. Reciente-
ma mental en su conjunto, así como por el mente, Stanton Peele (1990) ha criticado
papel de las experiencias tempranas en la acerbamente la visión popular, sorprenden-
determinación de defectos e insuficiencias temente compartida por más de un "exper-
estructurales en la personalidad. Las obser- to", de que las drogas actúan a la manera de
vaciones referentes al desarrollo de la auto- un agente infeccioso, provocando la adic-
estima, la regulación de los afectos y las ción en todo el que tenga suficiente contacto
sensaciones de eficacia y competencia per- con ellas. A pesar de innumerables investi-
sonal son algunas de las claves de esta pers- gaciones sobre los mecanismos biológicos
pectiva, en la que la calidad de las relacio- de la adicción, o "dependencia farmacológi-
nes interpersonales tempranas adquiere una ca" no ha quedado nunca claro de manera
nueva dimensión. Como dice Kohut (1978) convincente que la simple administración de
"...un niño necesita alimentos... y un entorno la droga sea la causa de la conducta adictiva
empático, que responda específicamente a en los humanos, mientras que sí parece cada
su necesidad de: a) ver confirmada su exis- vez más evidente que existe un factor de
tencia por el placer que la misma genera en vulnerabilidad individual, detectable psico-
sus padres, y b) de sumergirse en la calma dinámicamente. Lo que define la enferme-
tranquilizadora de un adulto poderoso". Los dad adictiva, según este punto de vista, no
descubrimientos de Kohut y su escuela, glo- es el mero uso de un agente tóxico, sino la
balmente conocida como "la psicología del existencia de una necesidad o presión inter-
Self", han contribuido de manera poderosa a na que inevitablemente fuerza al sujeto ha-
la comprensión de los fenómenos psíquicos cia su búsqueda y consumo. Antes de que el
asociados con la génesis de la adicción, cla- sujeto haya tenido contacto con sustancias
rificando. entre otras cosas, que la existencia psicoactivas, esta presión interna puede ya
de defectos nucleares en la estructura global estar presente de manera importante, po-
de la personalidad es más determinante que niéndose en evidencia por equivalentes psi-
los posibles conflictos psicológicos entre las copatológicos sustituyentes, tales como ten-
tres instancias psíquicas. dencia a la violencia o a la delincuencia, es-
Coincidiendo con las ya antiguas obser- tados depresivos, crisis de ansiedad o altera-
vaciones de que en los adictos, especialmen- ciones en la alimentación (Rado, 1933,
te heroinómanos, es frecuente la pérdida o 1957; Kohut, 1978, Wumser. 1978, Khant-
abandono por parte de los padres en edad zian, 1990). Por otra parte, cuando un con-
temprana (Oltman, 1965), Kohut (1978) su- sumidor activo de sustancias psicotrópicas
giere que el origen de este defecto nuclear lo hace por presión ambiental, por moda so-
ha de buscarse en fracasos en la relación cial, como tratamiento médico, o incluso,
simbiótica infantil, producidos cuando el ni- para protegerse psicológicamente de cir-
ño todavía necesita la sensación de fusión cunstancias sumamente estresantes, no lo
empática con un adulto omnipotente. consideraremos como un adicto desde el
Además de en la adicción a drogas, este punto de vista psicodinámico mientras la
proceso psicopatológico se encuentra con motivación para el consumo se mantenga
frecuencia en los trastornos graves del Ca- circunstancial, y pueda desaparecer de ma-
rácter, la psicopatía sociopática y las perver- nera fácil y permanente cuando la situación
siones sexuales. El concepto de predisposi- externa o la propia decisión del sujeto así lo
ción psicodinámica por vulnerabilidad un- requieran. Escohotado (1989, 1990) ilustra
clear del yo es importante para comprender esta tesis con considerable documentación
el inicio, mantenimiento y eventual curación histórica, aportando además importante in-

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formación sobre los usos religiosos, recrea- el éxito de la mera desintoxicación hospita-
tivos y sociales de las sustancias psicoacti- laria, que teóricamente corrige el compo-
vas en diversas épocas y culturas. Desde el nente biológico de dependencia farmacoló-
punto de vista clínico-epidemiológico, Kan- gica, es del orden de no más del 3% de abs-
del (1978, 1989) llega a conclusiones pare- tinentes en el año siguiente al tratamiento.
cidas en un importante estudio norteameri- Estas observaciones. corroboradas entre
cano en el que 1.222 usuarios adolescentes otros por Westermeyer (1989). Khantzian
de marihuana y cocaína fueron seguidos du- (1990) y Gossop (1990), sugieren la conve-
rante más de diez años. La mayoría de los niencia de concentrar mayores esfuerzos en
sujetos abandonaron por completo el uso de el desarrollo de servicios que faciliten la co-
drogas al alcanzar la edad adulta, general- rrección de los defectos de la personalidad
mente de manera espontánea y sin recaídas, del toxicómano y maximicen su capacidad
siendo posible identificar retrospectivamen- de aprovechar todas las posibles alternativas
te características diferenciales con los que de gratificación social a su alcance.
desarrollaron una auténtica adicción. Los Con respecto a la coexistencia de otros
principales factores predictores de abstinen- trastornos psiquiátricos con la drogodepen-
cia resultaron ser la incorporación en me- dencia, Ormazabal y cols. (1993) encuentran
dios y rutinas sociales en los que el uso de anormalmente elevada prevalencia de pato-
drogas resulta inapropiado, la buena capaci- logía psicótica severa entre adictos a la he-
dad de adaptación social, la buena salud roína en edad adolescente, con estimaciones
mental, y otros indicadores de que el uso que varían desde el 20% el 44%. Sin
adolescente de drogas respondía más a cu- embargo, Vaillant, en su importante estudio
riosidad o influencias ambientales que a au- diacrónico de adictos a opioides, encuentra
ténticas inclinaciones adictivas. Por el con- en los adictos adultos, de edad superior a los
trario, los sujetos que acabaron convirtien- 25 años, relativamente pocos trastornos de
dose en adictos ya carecían en la adolescen- tipo psicótico, junto con una muy elevada
cia de las cualidades mencionadas, y, presu- frecuencia de psicopatías antisociales. La
miblemente, iniciaron el consumo más por aparente discrepancia entre estos estudios
razones psicológicas propias que por pura puede explicarse considerando que en la
experimentación o influencia ambiental. En- evolución de la patología adictiva el trastor-
tre los adictos a opiáceos, que generalmente no del pensamiento y la actitud esquizoide
son considerados como los más dañados psi- del adicto adolescente se transforma paulati-
cológícamente, se observa un fenómeno si- namente en una conducta psicopática abier-
milar. con abandono total del uso al cambiar tamente antisocial. Por otra parte, tanto Vai-
drásticamente la situación, como ocurre, por llant como los estudios anteriores coinciden
ejemplo, en soldados norteamericanos que en la presencia de pobre control de la agresi-
consumieron durante años altas dosis de he- vidad y disminuida tolerancia a la frustra-
roína en Vietnam, y que se convierten sin ción, así como una llamativa discrepancia
dificultad en abstinentes totales al volver a entre la aparente ausencia de síntomas de-
sus hogares (Robins. 1980). De manera me- presivos y las evidentes tendencias a autole-
nos dramática, Vaillant (1988) ha puesto en siones y autodestrucción en estos enfermos.
evidencia la facilidad con que sujetos que En contradistinción con la exploración clíni-
encuentran situaciones de estabilidad social ca descriptiva, un estudio psicodinámico
y empleo gratificante, apoyo comunitario, y detallado permite detectar con relativa faci-
nuevas relaciones que garantizan una depen- lidad manifestaciones disfóricas subclínicas,
dencia segura. (incluyendo la afiliación a algunas de las cuales recuerdan a la depre-
grupos religiosos), abandonan pautas de sión latente secundaria descrita por Bowlby
abuso de larga duración. En contraposición, (1963), como consecuencia a un duelo pato-

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lógico por una pérdida importante acaecida ciones metabólicas inducidas por la sustan-
en edad temprana. Las características de este cia de abuso en cuestión, en todo punto se-
tipo de depresión son: mejantes al hombre por hipoglucemia o a la
sed por deshidratación (Dote. 1967). Sin
1) Intensas ansias de recuperar la relación
embargo, es un fenómeno suficientemente
perdida, de las que el sujeto no es clara-
aceptado hoy en día que el ansia del adicto
mente consciente.
no requiere de las modificaciones metabóli-
2) Gran agresividad y tendencias críticas di-
cas propias de la dependencia farmacológi-
fusamente dirigidas hacia multitud de ob-
ca, e, inversamente, que la dependencia far-
jetivos, incluyéndose a sí mismo, que con
macológica no siempre se sigue de adicción
frecuencia parecen poco justificadas.
(Wurmser, 1978, Faalk, 1983, Goldberg.
3) Ocasionalmente, tendencia a ocuparse in-
1986; Peele, 1990). Desde el estudio clásico
tensamente de otra persona necesitada de
de Chein (1964) en adictos a la heroína, se
afecto o sufriendo una situación de perdí-
acepta que el ansia adictiva es cualitativa-
da.
mente diferente de la búsqueda o el deseo
4) Negación autista de que la pérdida sufri-
normal, constituyendo ya por sí misma una
da es irremediable.
manifestación psicopatológica. Su presencia
La defensa contra la depresión del adicto en todos los adictos, con independencia de
es parecida a la del maníaco, con negación la sustancia de abuso, e incluso en persona-
del afecto real y sustitución del mismo por lidades "preadictivas” o en sujetos que si-
su contrario. En cuanto a manifestaciones guen conductas adictivas no relacionadas
hipocondríacas y psicosomáticas, son tam- con el consumo de drogas, se interpreta co-
bién extremadamente raras en estos pacien- mo la expresión de severos defectos o alte-
tes. De hecho, el adicto raramente solicita de raciones en la estructura del yo (Peele,
manera espontánea atención médica, a no 1975; Wurmser, 1978. 1987; Khantzian,
ser como un intento manipulativo para obte- 1990). Las características principales del an-
ner fármacos psicótropos. sia adictiva son: 1) Intensidad anormalmente
exacerbada. 2) Reacción anormal ante la
Elementos psicodinámicos del proceso frustración del deseo, tanto en su calidad
adictivo como en su intensidad. 3) Rigidez e incapa-
1) El ansia. Las primeras hipótesis cidad para modificar el deseo (por ejemplo,
psicodinámicas de la adicción consideraban renunciando a él, atenuando sus exigencias,
que el afán de drogarse correspondía no so- aceptando un sustituto). Consideraciones
lamente a la simple búsqueda de placer, sino con respecto a la naturaleza del ansia adic-
además a una tendencia patológica a la re- tiva, junto con otros datos obtenidos a través
gresión y fijación en la fase oral de desarro- de la psicoterapia psicodinámica de adictos,
llo de la personalidad (Glover, 1932, 1956; han llevado a la conclusión de que, más que
Rado, 1933, 1956). De hecho, el intenso de- un fenómeno de gratificación regresiva, la
seo que el adicto experimenta por su sustan- adicción representa, para la mayoría de los
cia de consumo tiene un matiz de necesidad pacientes, una maniobra adaptativa y de de-
imperiosa (el "craving" de los anglosajo- fensa ante fuertes pulsiones primitivas, en
nes) que recuerda más a la desesperación del las que predomina la rabia, la vergüenza y la
bebé hambriento que a la delectación antici- depresión (Wurmser, 1974, Khantzian;
pada del sibarita. Las primeras teorías bioló- 1985, 1986). El yo defectuoso de estos suje-
gicas sobre la adicción parecían apoyar este tos se halla permanentemente inmerso en
punto de vista, al considerar el ansia como una insoportable sensación de sufrimiento
la respuesta a un proceso fisiológico, o psíquico, ante la cual sus desestructurados
“hambre tisular”, secundario a las modifica- mecanismos psicológicos propios para supe-

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rar este estado conduce inevitablemente a la do. Ejemplos frecuentes son el enamorado
búsqueda inconsciente de agentes externos que rompe las relaciones porque no soporta
compensadores, apareciendo el ansia adicti- el temor de no ser correspondido, o el sujeto
va como expresión de la convicción absolu- con sentimientos de culpa que inicia una pe-
ta de que la fusión o incorporación de deter- lea o comete un delito para lograr ser casti-
minado agente externo constituye la única gado. La externalización del adicto se dife-
salvación posible. rencia porque añade dos elementos esencia-
2) La compulsividad. La sensación de o- les: La necesidad de control sobre el agente
bligatoriedad e inevitabilidad, fenómeno por externo, y la relativa especificidad del obje-
otra parte común a otras manifestaciones de to o procedimiento en cuestión. Además,
la psicopatología general, es un acompañan- cuando la externalización actúa de manera
te habitual del ansia adictiva y un compo- masiva, suele estar acompañada de dos de-
nente clásico de la conducta del adicto. La fectos básicos en la formación del carácter
acción de toma de droga tiene que ser reali- que no son tan corrientes en el paso al acto:
zada de manera inescapable, y es totalmente la irresponsabilidad afectiva, que consiste
ajena a su esfera de decisiones voluntarias. en considerar los propios sentimientos como
El adicto no solamente no es capaz de con- inducidos por agentes externos ("La gente
trolar sus ansias, sino que permite que toda me deprime", "Ese tío me puso nervioso",
su vida sea controlada por ellas, poniendo etc.) y la deshumanización, que consiste en
de manera incondicional a su disposición lo considerar a los demás como meros instru-
mejor de su inteligencia, de su simpatía y de mentos sin vida ni derechos propios. La ne-
todas sus dotes personales. Demostrando el cesidad de control proviene, según Wurmser
grave defecto en su estructuración superyoi- (1978), de las profundas heridas narcisistas
ca, y con absoluta falta de moralidad y tempranas y de los importantes defectos en
respeto, el adicto no se detiene ante nada el desarrollo de estructuras mentales. El
hasta lograr la sustancia de consumo, aun- adicto es un convencido en el poder mágico
que para ello tenga que recurrir, en el mejor de su objeto adictivo, al que atribuye la so-
de los casos, al engaño y manipulación des- lución de todas sus carencias emocionales y
carada de todos los que le quieren o confían cuya posesión ha de permitirle el control ab-
en él, y en el peor, a la prostitución, el robo soluto de todo su mundo.
y la violencia. 4) El círculo vicioso. Una de las caracte-
3) La Externalización. Wurmsern (1978, rísticas más importantes del proceso adicti-
1987) fue el primero en llamar la atención vo es su tendencia a agravarse ton cada oca-
sobre este mecanismo de defensa caracterís- sión de consumo. No sólo tiene lugar un de-
tico de los adictos, aunque también es alta- terioro progresivo en las relaciones sociales,
mente operativo en los psicópatas antisocia- la actividad laboral, y el funcionamiento
les. Técnicamente, se define como “la ac- mental, sino que el sufrimiento psíquico y el
ción de tomar mágicamente control sobre lo ansia adictiva que iniciaron el proceso son
incontrolable”, y consiste en la tentativa de cada vez más intensos fuera de los estados
solucionar problemas psíquicos difusos me- de intoxicación. Varios autores han explica-
diante actuaciones externas concretas. Cons- do este fenómeno como una dinámica de
tituye una instancia particular de la llamada mantenimiento en círculo vicioso, entre
"actuación" o "paso al acto", defensa mucho ellos Rado (1933), VanDijk (1971), Wurm-
más generalizada, en la que determinadas ser (1978) y de Rivera (1980). Entendemos
conductas o actos físicos son realizados para por círculo vicioso o "bucle de retroalimen-
escapar de sentimientos desagradables, o tación positiva" a un proceso circular en el
por lo menos para encontrarles cierto senti- que los fenómenos producidos por determi-

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Fig. 1 Círculo vicioso farmacotímico de Rado

nado evento son a su vez causa de la intensi- adicto se convierten en una dolorosa sensa-
ficación o repetición del mismo. En ocasio- ción de impotencia y soledad, que le impide
nes, el automantenimiento del proceso pue- aceptar de manera realista sus limitaciones
de continuar indefinidamente, aunque desa- para buscar relaciones interpersonales ma-
parezca la causa inicial que lo puso en mo- duras. En lugar de ello, el futuro toxicómano
vimiento. El concepto de círculo vicioso y se siente herido, abandonado y frustrado, in-
su papel en la psicopatología crónica se dis- fantilmente convencido de que una agencia
cute más ampliamente en G. de Rivera, externa a él y mágicamente poderosa debe
1992b. Según este tipo de formulaciones, al- tomar a su cargo la resolución de todos sus
guna de las diversas sustancias psicótropas, problemas. Incidentalmente, esta constela-
incluyendo los fármacos ansiolíticos y se- ción psicodinámica puede dar lugar a com-
dantes, actúa sobre una base psicodinámica portamientos agresivos y antisociales, en un
previa como detonante que hará explotar la intento de escapar y vengarse de los senti-
toxicomanía. Así, Rado (1933) describe la mientos de soledad y abandono. Si en un
"farmacotimia" o “deseo persistente e irre- momento en que la tensión psíquica es in-
primible de drogarse", y considera que exis- tensa el individuo tiene la primera experien-
te ya en predisposición antes de la primera cia con la droga apropiada, se puede desen-
toma de droga, teniendo como base psicodi- cadenar el mecanismo adictivo psicológico.
námica previa la presencia de fuertes senti- La sensación pasiva placentera y la vivencia
mientos de frustración, desesperanza y de- omnipotente de un mundo fantástico carente
presión. La primera toma de droga incide de frustraciones aportan exactamente todo lo
sobre esta base como una experiencia mági- que el toxifílico consideraba que le era debi-
ca de liberación, iniciándose así el círculo do para su felicidad. Pero al terminar los
vicioso (fig. 1). Los sentimientos de omni- efectos de la droga la realidad se presenta
potencia infantil que acompañan la relación aún más duramente frustrante, por contraste
oral placentera con la madre constituyen con la reciente experiencia de felicidad in-
aspectos centrales de la formulación teórica fantil pasiva. Si a ello se unen los sentimien-
de Rado. Estos sentimientos son normal- tos de culpa y vergüenza relacionados con
mente renunciados en el curso normal del una acción condenada por la sociedad, y so-
desarrollo del sujeto sano, pero en el pre- bre todo con el reconocimiento de la propia

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debilidad, insuficiencia e insatisfacción, el sociedad aburrida y poco gratificante" (Del-


sujeto queda aún peor que antes. En indivi- teil, 1970). Son de mejor nivel socioeconó-
duos con un desarrollo estructural más ma- mico y educacional, menos proclives a la
duro, esta experiencia desagradable debería criminalidad, prefieren el uso de LSD y
forzarles a la búsqueda de otras formas de otros psicodislépticos y tienden a ser descri-
externalización, y el desarrollo de algunos tos como soñadores, intuitivos, carentes de
mecanismos internos de defensa, variando agresividad y competitividad, introvertidos,
así sus dinámicas lo suficiente como para no sociables, interesados por el arte y la creati-
repetir. En cambio, los sujetos vulnerables, vidad (Masters. 1966; Lukoff, 1990). A lo
incapaces de desarrollar estructuras defensi- largo del tratamiento de pacientes de este ti-
vas internas sin tratamiento, no encuentran po se suele poner de manifiesto la operación
otra solución mejor, y acaban sucumbiendo de un proceso en círculo vicioso esencial-
a la tentación de una nueva toma de droga. mente diferente del de Rado, y que presenta-
Se cierra así el mecanismo de retroalimenta- mos en la Fig. 2. Más que en tendencias re-
ción positiva, reforzándose el círculo vicio- gresivas hacia estados infantiles primitivos,
so con cada nueva experiencia de intoxica- como había descrito Rado, la base de este
ción. El círculo vicioso de Rado, que he pro- mecanismo está en el deseo de progresar
puesto denominar "mecanismo psicodinámi- hacia formas de pensamiento más desarro-
co regresivo de la adicción" (de Rivera, lladas y creativas, razón por la cual sale de-
1982) parece ajustarse bien a las dinámicas nominado "mecanismo psicodinámico pro-
de muchos heroinómanos y alcohólicos, gresivo de la adicción" o círculo vicioso
aunque en la experiencia clínica con adoles- progresivo (G. de Rivera, 1980, 1982).
centes y adultos jóvenes se encuentran algu- El vago sentimiento de insatisfacción con
nos sujetos que no encajan bien en el es- la realidad presente, el inconformismo, las
quema de Rado. Se trata de individuos que ansias de superación y la búsqueda de con-
parecen estar "en busca de su propia identi- ceptualizaciones más amplias de la realidad,
dad" (Feldman, 1971) o "huyendo de una son fenómenos frecuentes en muchos artis-

Fig. 2. Mecanismo psicodinámico progresivo de Rivera

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tas y científicos, y corresponden a lo que culo vicioso bien podría denominarse el


Jung denomina "tensión creadora". Según "mecanismo biopsico-social de la adicción".
Jung (1933), hay personas mejor dotadas de Por último, el círculo vicioso de Wurmser
lo normal, para quienes "... la restricción a la (1978). que se resume en la fig. 3, es apli-
normalidad significa un aburrimiento inso- cable a los adictos más graves, y se basa
portable, esterilidad infernal y desesperación en la comprensión profunda de las dinámi-
... hay mucha gente que se vuelve neurótica cas que siguen a una crisis narcisista aguda.
por tener que ser sólo normal, de la misma Según el esquema de Wurmser, el círculo
manera que hay muchos neuróticos que lo compulsivo de la adicción se pone en mar-
son porque no pueden llegar a ser norma- cha tras cualquier experiencia de dificultad
les". Algunos de estos individuos creativos o fracaso, que representa una lesión más en
experimentan ocasionalmente crisis psicóti- la inestable identidad y precaria autoestima
cas de características peculiares, durante las del adicto. Esto lleva a un fracaso súbito de
cuales son capaces de continuar sus trabajos sus frágiles defensas contra los poderosos
con altos niveles de creatividad (Rivera, afectos primitivos, forzando el recurso masi-
1992c). Algunos de ellos también son pro- vo a la externalización. El fracaso de las de-
clives a experimentar con drogas, especial- fensas se acompaña también de liberación
mente si se encuentran en una cultura o de los impulsos agresivos y de escisión del
lugar que favorece su consumo. Cuando esto superyo, lo cual puede dar lugar a conductas
tiene lugar en un estado de alta tensión crea- auto y heterodestructivas. Finalmente, la in-
dora, particularmente si la droga tiene efec- ducción química de un estado de plenitud y
tos psicodislépticos, el nuevo mundo de per- sosiego resuelve la situación por el momen-
cepciones y formas de pensamiento que to, quedando el individuo proclive a repetir
queda abierto es valorado muy altamente, y el ciclo tan pronto como recupere su estado
su exploración puede ser proseguida sin dro- habitual.
gas, en ocasiones con resultados terapéuti-
cos (Grof, 1980; Rivera, 1980; Lukoff,
1990). Sin embargo, en sujetos predispuse-
tos, la vuelta a la normalidad se acompaña
de renovados sentimientos de insatisfacción,
ansiedad y búsqueda, poniéndose en macha
el círculo vicioso adictivo. En ocasiones,
cuando la intensidad del ansia adictiva au-
menta de manera insoportable y/o aparecen
sentimientos de culpabilidad y depresión. se
acaban poniendo en marcha mecanismos
psicodinámicos regresivos, con paso a otro
tipo de drogas.
El círculo vicioso de VanDijk (1971) tie-
ne el mérito de incluir aspectos biológicos y
sociales, además de los psicodinámicos, y Fig. 3. El círculo vicioso compulsivo de
habla así de un círculo vicioso cerebral, otro Wurmser.
sociogénico y otro psicógeno. muy parecido
este último al de Rado, que se imbrican y se
reactivan mutuamente. Los conceptos de Elección de droga preferencial de abuso
VanDijk han ejercido gran influencia en la Es fácil observar que aún respondiendo
planificación de la asistencia al toxicómano al mismo patrón, los adictos á distintas dro-
en Holanda, país del que procede, y su cír- gas presentan entre sí diferencias de perso-

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THO-
AUT. SYNTH. SENSE REALITY JUDG- SENSE REG. A OBJECT DEF- AGGR-
UGHT SEX
FUNC. INT. OF C. T. EMENT OF REAL CONT. RELA. ENSES ESSION
PROC.

Fig. 4. Funciones del yo en adictos a la heroína, a la anfetamina y en normales. (Frosch, 1978. Cortesía
del National Institute on Drug Abuse, USA).

nalidad y comportamiento, así como una ción como defensa, se sigue el ensayo en la
clara preferencia por su substancia específi- búsqueda de la sustancia cuyos efectos me-
ca de abuso. Incluso en sujetos que utilizan jor compensan las características específicas
varias drogas, hay siempre una "droga del sufrimiento psíquico. Khantzian (1985)
reina" o droga madre", que es aquella que ha denominado este proceso la “hipótesis de
más claramente responde a las exigencias de la automedicación” basado en la evidencia
sus dinámicas internas. Este fenómeno de de que los adictos presentan importante
elección de droga fue por primera vez pues- morbilidad psiquiátrica preadictiva, y recu-
to en evidencia por Wieder (1969), y ha sido rren de manera continuada a la droga cuan-
corroborado independientemente por varios do descubren que sus efectos psicoactivos
investigadores (Milkman, 1973; Khantzian, contrarrestan los síntomas más desagrada-
1975; Wurmser, 1978; Rivera, 1980). bles de su trastorno.
Frosch (1978), aplicando estudio sistemático Otros autores han presentado datos clíni-
de las funciones del yo en sujetos normales cos que confirman este punto de vista (Krys-
y en adictos a la heroína y a la cocaína, de- tal, 1970; Rousanville, 1982. 1991; Blatt,
muestra claras diferencias entre los tres gru- 1984). Wursman (1978) había enunciado es-
pos (ver fig. 4). En general, la mayoría de tos mismos conceptos en diferentes térmi-
los adictos inician su experiencia con varias nos, al definir la preferencia por cada sus-
drogas, frecuentemente siguiendo un proce- tancia en función del tipo de efectos o im-
so en escalada, o progresión desde drogas pulsos más amenazantes para cada paciente.
más "blandas" (de efectos menos intensos y Así, el problema predominante en los adic-
más socialmente aceptables) a otras más tos a narcóticos sería la agresividad y la có-
"duras". Una vez cristalizada la externaliza- lera, efectivamente contrarrestado por la ac-

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José Luis González de Rivera

ción calmante de los opiáceos. El alcohol, WILBER. C.; KLEBER. H.: Psycho-
los ansiolíticos y los sedantes alivian la an- logical assessment of psychopathology in
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dependencia. El alcohólico experimenta a- BOWLBY, J: Pathological mourning and
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