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El Popol Vuh

La expresión Popol Vuh está compuesta de los términos en idioma k’iche’: Popol -
reunión, comunidad, casa común, junta y Vuh que significa libro.

El Popol Vuh (Popol Wuj en K'iche') (el nombre


k’iche’ se traduciría como: Libro del Consejo o Libro
de la Comunidad) es una recopilación de varias
leyendas de los k’iche’, el pueblo de la cultura maya
demográficamente mayoritario en Guatemala. El
libro tiene un gran valor histórico, así como
espiritual. Se le ha llamado, erróneamente, Libro
Sagrado o la Biblia de los mayas k'iche's. Es una
narración que trata de explicar el origen del mundo,
la civilización y los diversos fenómenos que ocurren
en la naturaleza

La obra más significativa de la literatura


guatemalteca en idioma quiché, y una de las más
importantes de la literatura hispanoamericana
precolombina. Se trata de un compendio de
historias y leyendas mayas, destinado a conservar
la memoria de las tradiciones de la raza. La primera
versión conocida de este texto data del siglo XVI, y
está escrita en idioma quiché transcrito en caracteres latinos. Fue traducida al
español por el dominico Fray Francisco Ximénez a comienzos del siglo XVIII.

La expresión Popol Vuh está compuesta de los términos en idioma k’iche’: Popol -
reunión, comunidad, casa común, junta y Vuh que significa libro.

El Popol Vuh (Popol Wuj en K'iche') (el nombre k’iche’ se traduciría como: Libro del
Consejo o Libro de la Comunidad) es una recopilación de varias leyendas de los
k’iche’, el pueblo de la cultura maya demográficamente mayoritario en Guatemala.
El libro tiene un gran valor histórico, así como espiritual. Se le ha llamado,
erróneamente, Libro Sagrado o la Biblia de los mayas k'iche's. Es una narración que
trata de explicar el origen del mundo, la civilización y los diversos fenómenos que
ocurren en la naturaleza.

Partes
Primera parte
En la Primera parte de este Libro sagrado de los mayas entre otras leyendas
encontramos el relato de la creación.
Segunda parte
Este texto es una adaptación del texto original para facilitar la comprensión de la
leyenda.
Narra la lucha entre el bien y el mal. Hay condimentos mágicos y originales que
conviertena este libro sagrado de los Mayas en una verdadera obra literaria.
Capítulo I
Ixpiyacoc se casó con Ixmucane y tuvieron dos hijos varones: Hun- Hunahpu y
Vucub-Hunapu. Vucub- Hunapu permaneció soltero y no tuvo hijos.
En cambio, su hermano Hun Hunapu se casó con Ixbaquiyalo y a su vez tuvieron
dos hijos también varones: Hunbatz y Hunchouen.
Los hermanos Hun Hunapu y Vucub Hunapu se llevaban muy bien. Les gustaba
jugar a los dados y con los hijos de Hun Hunapu jugaban por equipos al juego de
pelota. La pelota era de caucho y los jugadores utilizaban muchos ornamentos y
protecciones.
Vivían felices y contentos todos en la misma casa, abuelos, hijos y nietos, hasta que
un día muere Ixbaquiyalo y los niños Hunbatz y Hunchouen quedan bajo el cuidado
de su abuela paterna, Ixpiyacoc.
Un día estaban jugando en el camino de Xibalbá.
Se llamaba Xibalbá al mundo subterráneo o al infierno. Los señores que habitaban
ese mundo eran todos malvados. Demonios amigos de la sangre, las desgracias y
la muerte.
Ese día los señores de Xibalbá se sintieron molestos al escuchar los ruidos que los
hermanos hacían mientras jugaban a la pelota. Furiosos, se reunieron en consejo
para decidir como castigarlos. Esos señores además de querer castigarlos, como
eran muy envidiosos, deseaban quedarse con los hermosos ornamentos que los
hermanos utilizaban para el juego: las máscaras, los escudos, los guantes, las
coronas y las pecheras de cuero que usaban para protegerse del golpe de la pelota
y la famosa pelota de caucho.
Capítulo II
El consejo de los señores de Xibalbá decidió mandar sus cuatro búhos emisarios
con este mensaje: Dicen los señores que vayan a Xibalbá a jugar a la pelota con
ellos para distraerse. Y que traigan todos sus elementos y ornamentos de juego.
Los hermanos se sorprendieron ante el pedido y vieron que no podían hacer otra
cosa más que acompañar a los búhos mensajeros a Xibalbá.
Se despidieron de su madre y antes de partir escondieron la pelota de caucho en
un hueco que había en el techo de la casa.
Hun Hunapu llamó a sus dos hijos y les dijo: Nos han mandado llamar los Señores
de Xibalbá. Ustedes ocúpense de tocar la flauta y cantar. De pintar y esculpir. Deben
también mantener caliente la casa y el corazón de su abuela.
Luego de despedirse, se fueron siguiendo a los búhos hasta el camino de Xibalbá
donde los esperaban varios peligros. Primero bajaron hacia las profundidades de la
tierra por unas escaleras muy empinadas hasta llegar a la orilla de un río que corría
entre barrancos, pero lo atravesaron sin dificultad.
Luego debían cruzar otro río que corría entre jícaros espinosos, pero también lo
cruzaron sin lastimase.
Mas tarde los esperaba un río de sangre, pero lo atravesaron sin beber de sus
aguas.
Hasta que llegaron a un cruce de cuatro caminos de cuatro colores: Uno rojo, otro
negro, otro blanco y otro amarillo. Los hermanos no sabían cual camino debían
tomar, pero el camino negro les habló así: --Yo soy el camino del Señor de Xibalbá.
Entonces los hermanos decidieron seguir ese camino hasta que llegaron a Xibalbá
donde estaba reunido el Consejo de los Señores. Los señores habían colocado
muñecos de palo en su lugar, por esta razón, cuando los hermanos los saludaron
con respeto al llegar, ninguno respondió.
Los verdaderos señores, estaban escondidos y se reían de los hermanos.
Luego se acercaron los señores Hub-Camé y Vicub-Camé para decirles:-Por fin
llegaron. Para mañana preparen todos sus ornamentos de juego y luego los
invitaron a sentarse sobre un banco de piedra ardiente y los hermanos se quemaron
al sentarse. Los señores se divertían viendo sufrir a los hermanos. Más tarde les
dijeron: -Vayan a descansar en la casa oscura. Allí dentro no se veía nada. Al entrar
les dieron un cigarro y una raja de ocate encendida para que los alumbrara
advirtiéndoles que debían devolverlos sin consumir al amanecer. O sea que debían
devolverlos enteros.
Pero el ocate se consumió y el cigarro también.
Por la mañana Hub-Camé y Vicub-Camé les preguntaron: ¿Dónde está el cigarro y
dónde la raja de ocate?
Los hermanos respondieron: -Se consumieron por la noche.
-Ah Este es el fin de sus días. Deben morir- respondieron los señores.
Mataron a los hermanos y antes de enterrarlos juntos, le cortaron la cabeza a Hun-
Hunahpu y ordenaron a sus sirvientes colocarla entre el follaje de un árbol sembrado
en Puchal-Cha.
Cuando los sirvientes colocaron la cabeza de Hun-Hunapu en el árbol, este fructificó
al instante provocando la admiración de todos los señores de Xibalbá.
La cabeza no se diferenciaba de los otros frutos del árbol sino que parecía un fruto
más.
Los señores sorprendidos ordenaron: Que nadie tome una fruta de este árbol, ni la
coma ni se siente debajo. El árbol se llamaba jícaro.
Capítulo III
Es la historia de una doncella llamada Ixquic, hija de uno de los señores de Xibalbá
llamado Cuchamaquic.
Ixquic, se quedó admirada al escuchar de boca de su padre la historia de los frutos
del famoso árbol.
Tan admirada estaba que pensó que sus frutos debían ser muy sabrosos y a
continuación se dirigió al sembrado de Puchal- Cha.
Cuando vio los frutos tuvo deseos de comerlos pero una cabeza que estaba entre
los frutos le habó diciendo: - ¿Qué quieres? Los objetos que cuelgan del árbol no
son frutos, son cabezas, ¿Todavía los deseas comer?
Ixquic, respondió que si.
Entonces Hum-Hunapú le pidió que extendiera su mano derecha hacia él, y cuando
lo hizo, la cabeza escupió saliva sobre su mano.
Luego Hun-Hunapu le dijo: En mi saliva te he dado mi descendencia. Ahora puedes
subir a la superficie de la tierra y te prometo que no morirás.
Ixquic concibió al instante dos hijos que se llamarán Hunahpu e Ixbalanqué.
Cuando estaba en su sexto mes el padre advirtió que estaba embarazada y la
presionó para que dijera el nombre de aquel que la había deshonrado pero Ixquic
respondió que no conocía a ningún hombre.
Ante su negativa, el padre llamó a los búhos mensajeros y les dio un cuchillo para
que la sacrificaran y una jícara para que colocaran el corazón de Ixquic y se lo
trajeran.
Ixquic convenció a los búhos de que no debían sacrificarla pero ellos debían llevar
su corazón en la jícara.
Ixquic les hizo recoger el producto de un árbol que cayó en la jícara y pronto se
convirtió en una bola roja resplandeciente que tomó la forma de corazón hecho con
la savia de aquél árbol semejante a la sangre.
Los búhos se dirigieron con la jícara a Xibalbá donde los señores los estaban
esperando. Tomaron el corazón y lo arrojaron al fuego, donde se deleitaron con el
aroma de la sangre.
Luego los búhos se dirigieron a la superficie de la tierra para servir a la doncella.
Con su engaño, Ixquic venció a los señores de Xibalbá.
Capítulo IV
Ixquic se dirigió a la casa de la madre de Hun-Hunapu, su suegra.
Al llegar se presentó como su nuera, pero su suegra la echó acusándola de intrusa
porque sabía que sus hijos estaban muertos.
Ixquic le dio todas las explicaciones y a regañadientes terminó por aceptarla y la
envió al campo con una bolsa a cosechar maíz.
Al llegar al campo que llamaban milpa Ixquic vio que solo había una planta. Se
angustió al ver que no podría llenar la bolsa y en su desesperación invocó al dios
de la comida para que la ayudase.
De la planta solo tomó las barbas y los pelos rojos de las mazorcas, pero sin cortar
las mazorcas de maíz.
Regresó a la casa y los animales del campo la ayudaron a cargar la bolsa llena de
maíz.
La anciana suegra le preguntó de donde había obtenido esa cantidad de maíz, ya
que sabía que solo había una planta.
-De la milpa- respondió Ixquic
La anciana salió corriendo al campo y comprobó que la única planta seguía en su
lugar.
Cuando regresó a la casa la llamó y le dijo:- Ixquic, esta bolsa de maíz es la prueba
de que tu eres verdaderamente mi nuera y tus hijos serán sabios.
Capítulo V
Ixquic dio a luz a sus hijos Hunapú e Ixbalanqué en medio del campo. Cuando llevó
a los pequeños a la casa de su suegra, como no se dormían, la abuela pidió que los
llevaran afuera. Los colocaron sobre un hormiguero y luego sobre espinas, pero los
pequeños seguían vivos.
Sus medio hermanos Humbatz y Hunchouén sentían odio y envidia de sus
hermanos y deseaban su muerte. Estos se dedicaban a tocar la flauta y el tambor
todo el día.
Así fue que Hunapú e Ixbalanqué crecieron en el campo ocupándose de tirar a los
pájaros con la cerbatana para procurarse el alimento. Pero cuando le llevaban los
pájaros a su abuela para cocinarlos, esta les daba de comer los restos que
quedaban después de alimentar a Humbatz y a Hunchouén. Era evidente que su
abuela tampoco los quería.
Un día llegaron a la casa sin pájaros y la abuela los retó. Ellos se excusaron diciendo
que los pájaros habían quedado enganchados en las ramas y como el árbol era muy
alto ellos no podían treparlo y pidieron que sus hermanos los ayudaran a bajarlos.
Al día siguiente partieron los cuatro hacia el bosque donde estaba el árbol lleno de
pájaros.
Humbatz y Hunchouén treparon por el tronco hacia las ramas, pero mágicamente el
árbol comenzó a crecer repentinamente y no pudieron bajar. Cuando pidieron ayuda
a Hunapú e Ixbalanqué, estos le dijeron que se ataran los calzones a la cintura
dejando largas las puntas. Ellos hicieron esto, pero inmediatamente se
transformaron en monos y se internaron en el bosque saltando de rama en rama.
Cuando regresaron a la casa y le contaron a su abuela lo sucedido ella pensó que
les habían echo algún daño y temió no volver a ver a sus nietos.
Hunapú e Ixbalanqué le prometieron que los volvería a ver e inmediatamente
comenzaron a tocar la flauta y el tambor.
El sonido de la música atrajo a Humbatz y Hunchouén al patio de la casa donde
comenzaron a danzar y a hacer muecas con aspecto de mono y la abuela se lanzó
a reir a carcajadas.
Humbatz y Hunchouén, convertidos en animales se internaron en el bosque y nunca
más volvieron.
Ese fue el castigo por haber maltratado a sus hermanos menores.
Capítulo VI
Hunapú e Ixbalanqué fueron a trabajar al campo para quitar malezas y yuyos,y
derribar árboles para preparar el terreno para el cultivo.
Llegaron hasta el lugar de la siembra, pero por arte de magia, el hacha y la azada
hacían el trabajo por si solas.
Mientras tanto ellos se dedicaron a tirar con la cerbatana, su deporte favorito. Para
disimular se ensuciaron con tierra la cara y las manos para que su familia creyera
que ellos habían realizado el trabajo.
Al día siguiente cuando volvieron al campo a continuar el trabajo, vieron que el
campo estaba como en un principio. Los yuyos habían vuelto a crecer y no se
imaginaban como podía haber ocurrido esto. Sospecharon que algo había ocurrido
durante lanoche y se escondieron para investigar que estaba pasando.
Así vieron que los animales del campo, le ordenaban a los yuyos, a los árboles y
arbustos volver a crecer.
Hunapú e Ixbalanqué trataron de atrapar a los animales pero ellos se escurrieron
fácilmente. Finalmente pudieron atrapar a un ratón que les habló diciendo: -Esto
ocurre porque ustedes no deben dedicarse a labrar el campo. –Deben saber que su
abuela esconde en su casa los instrumentos del juego de pelota: el anillo, los
guantes y la pelota de caucho. Ella no quiere dárselos porque por su causa murieron
sus hijos.
Con el ratón volvieron a la casa y mediante engaños lograron distraer a su madre y
a su abuela pidiéndoles que fuera a buscar agua al río. Pero como antes, los muy
pícaros, perforaron el cántaro, las mujeres no terminaban nunca de llenarlo.
Mientras tanto el ratóncito les mostró el sitio donde estaban escondidos los
instrumentos para jugar a la pelota.
Cuando los recuperaron, los escondieron cerca del camino en un lugar secreto y
luego corrieron a buscar a las mujeres que todavía estaban a orillas del río tratando
de llenar el cántaro.
Capítulo VII
Hunapú e Ixbalanqué se fueron muy contentos a jugar a la pelota en el mismo patio
que solían jugar sus padres.
Los Señores de Xibalbá no tardaron en escuchar los ruidos de los jugadores
mandaron a sus emisarios a darles un mensaje: Dicen los señores de Xibalbá que
desean jugar con ustedes a la pelota dentro de siete días. Traigan la pelota y los
ornamentos de juego.
Cuando los emisarios llegaron a la casa solo estaba la abuela y a ella le
transmitieron el mensaje: Dicen los señores de Xibalbá que desean jugar con
ustedes a la pelota dentro de siete días. Traigan la pelota y los ornamentos de juego.
La anciana prometió que en siete días sus nietos estarían allí, pero se quedó triste
y afligida porque sabía como habían muerto sus hijos.
Mientras pensaba como iba a hacer para darles el mensaje a sus nietos ya que el
patio estaba lejos de la casa y ella apenas podía caminar, un piojo cayó sobre su
espalda. La anciana tomó al piojo entre sus manos y le dijo: -¿Te gustaría ir a llevarle
un mensaje a mis nietos?. Debes decirle: Dicen los señores de Xibalbá que desean
jugar con ustedes a la pelota dentro de siete días. Traigan la pelota y los ornamentos
de juego.
El piojo se fue caminando y en el camino se encontró con un sapo que le preguntó:
- ¿Adonde vas?. El piojo le respondió: Debo darle un mensaje a los muchachos que
juegan a la pelota. El sapo le dijo: Tardarás mucho en llegar, permite que te trague
y llegaremos más rápido. El piojo dejó que el sapo lo tragara y siguió caminando
pero no muy rápido.
Pronto lo vio una culebra y le preguntó: -¿Adonde vas?. -Tengo un mensaje en mi
vientre para los muchachos- respondió el sapo. No veo que vayas muy rápido-dijo
la culebra y acercándose, tragó al sapo y siguió el camino.
La culebra caminaba a gran velocidad, pero la vio un gavilán, que la tragó de un
solo bocado y se fue volando hasta el muro del patio donde jugaban los muchachos
y allí comenzó a dar chillidos.
Hunapú e Ixbalanqué al ver al gavilán tomaron sus cerbatanas y lo hirieron en un
ojo. Cuando cayó herido los hermanos le preguntaron que hacía en ese lugar y el
gavilán les dijo que traía un mensaje en el vientre para ellos, pero se los daría si lo
curaban. Los muchachos curaron al gavilán y este vomitó a la culebra, que a su vez
vomitó al sapo.
Cuando le preguntaron cual era el mensaje al sapo este no podía vomitar, pero
vieron que tenía baba en la boca. Entonces, hurgaron en la boca y encontraron al
piojo entre sus dientes.
Habla- le dijeron los hermanos al piojo. El piojo dijo entonces: Traigo un mensaje de
su abuela de parte de Hum Cané y Vicum Cané: Dicen los señores de Xibalbá que
desean jugar con ustedes a la pelota dentro de siete días. Traigan la pelota y los
ornamentos de juego.
Hunapú e Ixbalanqué fueron a despedirse de su abuela, pero antes sembraron en
el patio de la casa dos cañas. Luego le dijeron: - Abuela, si estas cañas se secan,
será la señal de que hemos muerto. Pero si retoñan sabrás que estamos vivos.
Capítulo VIII
Hunapú e Ixbalanqué marcharon a hacia Xibalbá cada uno con su cerbatana.
Bajaron escaleras, atravesaron ríos y barrancos. Pasaron entre pájaros y luego por
un rio de podredumbre y otro de sangre, pero nada malo les ocurrió porque no los
tocaron sino que se ayudaron con sus cerbatanas para atravesarlos.
Llegaron a una encrucijada de cuatro caminos. El negro, el blanco, el rojo y el verde.
Tomaron a un mosquito y lo lanzaron por el camino negro con la siguiente orden:
Debes picar al primer hombre que encuentres y luego debes picar a todos uno por
uno.
El mosquito partió por el camino negro hasta que llegó a Xibalbá. Picó al primer
hombre, pero no se quejó porque era de madera. Luego picó al siguiente, que
tampoco se quejó porque también era de madera. Cuando picó al tercero, Hum-
Cané , este pegó un grito y el señor que estaba a su lado le preguntó: ¿Qué sucede?
¿Por qué gritas, Hum-Camé? Luego el mosquito picó al siguiente y el señor que
estaba sentado al lado revelaba su nombre sucesivamentes. Así fue como el
mosquito se enteró de todos los nombres de los señores: Hum- Camé, Vucub-
Camé, Xiquiripat, Cuchumaquic, Ahalpuh, Ahalcaná, Chamiabac, Chamiaholom,
Quicxic, Patán, Quicré y Quicrixcac.
Dice la leyenda que en realidad no era un mosquito, sino un pelo de la pierna de
Hunahpú el que los picó para escuchar el nombre de los señores de Xibalbá.
Hunahpú e Ixbalanque, en posesión de esta información continuaron por el camino
negro hasta Xibalbá donde se encontraron con los señores sentados.
Uno de ellos le dijo a los hermanos: -Vamos, saluden a los señores -señalando a
los hombres de madera.
Los hermanos respondieron:- Estos no son señores, sino muñecos de palo y luego
se dirigieron a los señores saludándolos uno por uno por su nombre.
Los señores se quedaron sorprendidos, ya que ellos jamás revelaban sus nombres.
Luego invitaron a los muchachos a sentarse sobre una piedra pero ellos
respondieron: Esto no es un asiento, es una piedra ardiente- no se sentaron.
Más tarde los señores los enviaron a pasar a la casa oscura, y entraron sin
inconvenientes.
Capítulo IX
La casa oscura era la próxima prueba que debían sortear los hermanos Hunahpú e
Ixbalanqué.
Antes de entrar a la casa oscura les dieron unas rajas de pino encendidas y un
cigarro a cada uno con la advertencia de que debían permanecer encendidos hasta
la mañana siguiente. Los hermanos no dejaron las rajas encendidas .En su lugar
colocaron plumas rojas. Tampoco fumaron los cigarros, sino que colocaron
luciérnagas en sus puntas. Por la mañana, los señores de Xibalbá vieron con
sorpresa que tanto las rajas como los cigarros estaban intactos y se preguntaban
como podría ocurrir eso.
Los señores, invitaron a los hermanos a jugar a la pelota. Luego de discutir acerca
de con cual pelota jugarían, decidieron que lo harían con la pelota de los señores.
Apenas comenzó el juego, la pelota comenzó a rebotar sola hasta insertarse en el
anillo de Hunahpú. Al advertir la trampa, los hermanos amenazaron con retirarse o
usar su propia pelota. Los señores aceptaron y los hermanos pronto insertaron la
pelota en el anillo de Xibalbá. Ahí se dio por concluido el juego.
Los señores estaban furiosos ya que deseaban aniquilar a los hermanos.
La próxima prueba fue atravesar la casa de las navajas. Al ingresar, los hermanos
le hablaron a las navajas diciendo:- Si no nos hacen daño, tendrán a todos los
animales. Y las navajas se mantuvieron quietas.
Los señores estaban sorprendidos de que los hermanos seguían vivos y les
propusieron otra prueba: esta vez debían llenar cuatro jícaras enormes (Jarrones)
con flores para la mañana siguiente. Al mismo tiempo, los señores reordenaron a
los cuidadores del campo que si veían a los hermanos cortando flores debían
matarlos. Los cuidadores velaron toda la noche en espera de los hermanos.
Hunahpú e Ixbalanqué no fueron al campo a buscar las flores. En su lugar hablaron
con las hormigas para que hicieran el trabajo por ellos. Las hormigas hicieron el
trabajo sin que los cuidadores lo advirtieran y por la mañana las cuatro jícaras
rebosaban de flores. Los señores se enfurecieron y castigaron con la muerte a los
cuidadores del campo.
Capítulo X
La próxima prueba que debieron sortear los hermanos Hunahpú e Ixbalanqué era
pasar la noche en la casa del frío. La casa estaba abarrotada de granizo y era
imposible sobrevivir a tan baja temperatura, pero los jóvenes prendieron fuego a
unos viejos troncos y salieron sanos y salvos.
Los señores no podían creer que los muchachos estuvieran vivos y les ordenaron
otra prueba: Entrar a la casa de los tigres. Los hermanos entraron a la casa y le
hablaron a los tigres diciendo: -No nos muerdan, coman estos huesos. Los tigres se
dirigieron hacia los huesos y no les hicieron ni un rasguño a los muchachos.
Los señores seguían confundidos al verlos vivos y ordenaron otra prueba: Entrar a
la casa de fuego.
Los hermanos entraron a la casa pero las llamas no los tocaron.
Esta vez los señores habían preparado otra prueba: debían pasar la noche en la
casa de camazotz o de los murciélagos.
Los hermanos se introdujeron dentro de sus cerbatanas para pasar la noche sin ser
lastimados por los murciélagos. Estos animales tienen una punta afilada que
produce cortes como si fuera una guadaña.
Temprano en la mañana Hunahpú se asomó para ver si ya era de día y un
murciélago le cortó la cabeza. Ixbalanqué le preguntaba a su hermano si ya había
amanecido pero este no respondía porque lo había decapitado el murciélago.
Ixbalanqué reconoció que los señores de Xibalbá lo habían vencido.
Los señores estaban felices por la mala suerte de Hunahpú y corrieron a colgar la
cabeza sobre el anillo del juego de pelota.
Capítulo XI Ixbalanqué convocó por la noche a todos los animales, grandes y
pequeños.
Cuando llegó la tortuga, se colocó en el extremo del cuerpo muerto de Hunapú y
tomó la forma de su cabeza.
Vinieron los sabios del cielo y entre todos le hicieron la cara y hasta pudo hablar.
Comenzando al amanecer su existencia.
Pero, para que Hunahpú pudiera revivir debían colocar su verdadera cabeza sobre
el cuerpo, que ahora estaba sobre el juego de pelota.
Ixbalanqué le dijo a un conejo que se escondiera en un encinal y cuando le arrojara
la pelota saliera corriendo. El conejo hizo lo que Ixbalanqué le ordenó.
Pronto llegaron los señores de Xibalbá para jugar a la pelota. Se reían pensando
que habían triunfado sobre los hermanos.
Cuando los señores de Xibalbá arrojaron la pelota, Ixbalanqué le salió al encuentro
y rebotando la lanzó hacia el encinal. Cuando el conejo salió corriendo, los señores
corrieron detrás de él.
Allí aprovechó Ixbalanque la distracción de los señores para bajar la cabeza de
Hunahpú, colocarla en su cuerpo y reemplazar la cabeza verdadera por la tortuga.
Cuando los señores de Xibalbá volvieron al juego no podían creer lo que veían:
estaban los dos hermanos en el campo de juego.
Luego Ixbalanqué le arrojó la pelota a la cabeza de tortuga y esta cayó en mil
pedazos delante de los señores.
Capítulo XII
Hunahpú e Ixbalanqué llamaron a los sabios Zulú y Pacam y les dijeron:- Pronto los
señores de Xibalbá los convocaran para preguntarles como hemos de morir porque
hasta ahora no lograron matarnos. Tenemos el presentimiento de que utilizaran la
hoguera para matarnos. Pero la verdad es que no moriremos.
Les diremos lo que deben responder cuando les pregunten que hay que hacer con
nuestros huesos. Ustedes responderán “Deben moler bien los huesos, como si fuera
harina de maíz y luego deben arrojarlos al río”.
Pronto los señores prepararon la hoguera y mandaron llamar a los hermanos. Los
muchachos, sin ningún temor estiraron los brazos y se precipitaron a la hoguera.
Los señores mandaron llamar a los sabios Zulú y Pacam para preguntarles que
debían hacer con sus huesos. Los sabios respondieron: Deben triturarlos como si
fuera harina de maíz y luego arrojarlos al río.
Los señores hicieron como le indicaron los sabios, pero cuando los restos tocaron
el fondo del río, se convirtieron en dos hermosos muchachos y cuando se
manifestaron nuevamente tenían el mismo cuerpo y el mismo rostro que Hunahpú
e Ixbalanqué.
Capítulo XIII
Al quinto día los hermanos volvieron a aparecer. Bailaban, cantaban y hacían
prodigios como incendiar una casa y luego volvía estar intacta o matarse uno al otro
para luego resucitarse sin un rasguño.
Todo esto lo hacían para la gente del pueblo.
Pronto la noticia de estos muchachos llegó a oídos de los señores de Xibalbá y ellos
mandaron a sus mensajeros a buscarlos para ver de que se trataba.
Hunahpú e Ixbalanqué vestían pobremente con harapos y cuando los mensajeros
llegaron ellos les respondieron que no querían ir porque les daba vergüenza su
vestimenta.
Los mensajeros insistieron y finalmente aceptaron. Al llegar a Xibalbá, los hermanos
se humillaron ante los señores y les hicieron reverencias.
Los señores les preguntaron: - ¿De dónde vienen? ¿Quiénes son sus padres?
Los hermanos respondieron que no lo sabían ya que sus padres habían muerto
antes de que ellos nacieran.
Los señores les pidieron que bailaran y cantaran y más tarde quisieron ver los
prodigios que hacían.
Primero les pidieron que incendiaran una casa y luego la restituyeran sin daño
alguno y así los hicieron. Luego les pidieron que despedazaran a un perro y luego
lo resucitaran y así lo hicieron.
Más tarde despidieron que mataran aun hombre y lo resucitaran. Los hermanos
escogieron a un hombre, lo mataron, le arrancaron el corazón y luego lo resucitaron.
Los señores estaban asombrados de ver esos prodigios.
Luego les pidieron que se sacrificaran uno a otro y luego resucitaran. Hunahpú fue
sacrificado por Ixbalanqué, le arrancó el corazón y separó cada uno de sus
miembros. Y luego lo resucitó.
Hum-Cané y Vucub-Camé, los más malvados de todos los señores les dijeron:-
¡Sacrifíquennos!- querían ver que se sentía en carne propia.
Los hermanos comenzaron sacrificando a Hum- Camé y luego siguieron con Vucub-
Camé, pero no los resucitaron.
El resto de los señores y sus vasallos muertos de espanto escaparon a esconderse
cerca de un barranco, pero llegaron las hormigas y los desalojaron.
Estos señores volvieron ante Hunahpú e Ixbalanqué humillados y afligidos rogaron
por su vida.
Así fue como los señores de Xibalbá fueron vencidos por Hunahpú e Ixbalanqué.
Solo por un prodigio y su transformación.
Capítulo XIV
En este Capítulo final Hunahpú e Ixbalanqué revelan sus nombres y su procedencia.
Los señores de Xibalbá les piden clemencia y ellos les anuncian que serán
eliminados.
Los señores siguieron rogando compasión hasta que finalmente los hermanos
decretaron su sentencia: A partir de ese momento su estirpe sería rebajada. Ya no
iban a someter a los hombres sino que se dedicarían a la alfarería. Aquí comenzó
la decadencia de este imperio.
Mientras tanto, la abuela en su casa observaba las cañas que sus nietos habían
plantado en el patio el día de su partida. Estas se habían secado y retoñado en
varias oportunidades y ahora lucían verdes y vigorosas. La abuela estaba feliz y
dejó de llorar por sus nietos.
Hunahpú e Ixbalanqué honraron a sus padres vengando su muerte.
Luego los hermanos ascendieron al cielo. Uno tomó el lugar del sol y otro el de la
luna. Entonces se iluminó la bóveda celeste.
Luego subieron también los cuatrocientos jóvenes que había matado Zipacná y se
convirtieron en estrellas.
Tercera Parte
La tercera parte del Popol Vuh provee noticias acerca del origen de los pueblos
indígenas de Guatemala. También se describen los reyes que gobernaban la región,
las migraciones y la destrucción de los pequeños pueblos queno aceptaron
someterse al dominio quiché.
El Rabinal Achí
El Rabinal Achí es una obra literaria representativa de la cultura maya prehispánica
descubierta en Guatemala. Fue declarada Obra Maestra de la tradición Oral e
Intangible de la Humanidad, en 2005 por la Unesco, siendo inscrita en 2008 en la
Lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

El nombre original en maya del Rabinal Achí es


Xajooj Tun, que significa Danza del Tun (tambor).
Es un drama dinástico de los Maya Kek’ que data
del siglo XV, y un ejemplo raro de las tradiciones
prehispánicas. En él se mezclan mitos del origen del
pueblo Q'eqchi' y las relaciones político-sociales del
pueblo de Rabinal, Baja Verapaz, Guatemala, que
son expresados por medio de máscaras, danza,
teatro y música. Este drama sobrevivió en la
clandestinidad desde 1625 hasta 1856, hasta que el
sacerdote francés Charles Étienne Brasseur de
Bourbourg lo tradujo, según la narración en Achí de
Bartolo Sis.

La tradición oral y escrita es representada por un


grupo de personajes, quienes aparecen en un
escenario que representa aldeas mayas,
particularmente Kajyub’, la capital regional de los Rabinaleb’ en el siglo XIV. La
narrativa se divide en cuatro actos y trata el conflicto entre dos entidades políticas
importantes en la región, los Rabinaleb’ y los K’iche’, según explica Alain Breton, en
su libro Un drama dinástico maya del siglo XV.

Los personajes principales son dos príncipes: el Rabinal Achí y el K’iche Achí. Otros
personajes son: El Rey de Rabinaleb’, Job’Toj, y sus sirvientes: Achij Mun e Ixoq
Mun, quienes representan al hombre y la mujer. La madre con plumas verdes es
Uchuch Q’uq’, y trece águilas y trece jaguares, que representa a los guerreros de la
fortaleza de Kajyub’. El K’iche’ Achí es capturado y llevado a juicio por haber
intentado secuestrar a niños de Rabinaleb’, un delito muy grave en la ley maya.

El K'iche' Achi, con sus tropas, destruyó cuatro poblaciones Rabinaleb' y obligó a
sus habitantes a pagar tributos. Después de batallar días enteros, el rey k'iche' es
capturado y llevado al palacio de Job'Toj, para ser juzgado.

Al cautivo se le permite ir a despedirse de su pueblo. Antes de su ejecución, se le


concede bailar al ritmo del Tun con la princesa de Rabinal y disfrutar de bebidas
reales. Hoy, 500 años después, los Rabinaleb' creen que los espíritus de los
guerreros muertos en esa batalla, que habitan en los montes circundantes, están
presentes también en la danza.
Desde la colonización, en el siglo XVI, el Rabinal Achí ha sido representado durante
la fiesta de Rabinal el 25 de enero el día de San Pablo. El festival es coordinado por
los miembros de las cofradías, hermandades locales responsables de dirigir a la
comunidad. Al tomar parte de la obra, los vivos entran en contacto con los muertos
(los rajawales), los antepasados que se representan con máscaras. Para los Achís
del Rabinal moderno, el recordar a sus ancestros no es sólo el perpetuar la herencia
ancestral. Es también una visión al futuro, el día en que ellos se reunirán con sus
antepasados.

Se distingue entre todas las obras indígenas, porque es un drama histórico, cuyo
argumento se monta al Siglo VXII. Es una danza drama o ballet-drama, de origen
prehispánico, escrito en legua quiche y traducida más tarde a varios idiomas.

Es una de las muy pocas muestras de arte prehispánico mesoamericano, que se


han conservado a través de los siglos. El solo hecho de que este ballet – drama
haya perdurado, a pesar de la adversidad, nos demuestra el valor y la trascendencia
que lo caracteriza.

La primera traducción fue la realizada por el abate Brasseur de Bourbourg, quien


cuando servía el curato de Rabinal, municipio de Baja Verapaz, en 1855, escucho
de un nativo de la región el relato de una bella leyenda en la que intervenían varios
personajes. Según el nativo, algunos de sus parientes y jefes en tiempos anteriores,
habían representado personales y por lo tanto, conocían el argumento de la obra.
Le indicó también que en el lugar preciso en el que se encontraban, o sea la colina
en la que paseaban era el escenario en que uno de los jefes había sido vencido y
condenado para castigar su orgullo y arrogancia.

Sin embargo, los vecinos de la región no deseaban relatar al abate los detales y
argumentos de la obra, ya que la guardaban celosamente, reguardando así sus
tradiciones y su historia. Esta actitud es bastante comprensible, por cuanto durante
la época colonial fue penada su representación, ya que debía invertirse bastante
tiempo para su preparación y esto se cruzaba con la época de mayor trabajo de
parte de los indígenas en las grandes haciendas españolas. Además, los
hacendados temían a lo sobrenatural que se percibe en la obra, ya que en ella
aparecen una serie de ritos mágicos y religiosos dirigidos por un rezador de la
comunidad.

En 1986, la Danza del Tun fue abordada como objeto de estudio por un equipo
interdisciplinario de investigación, dirigido por el antropólogo Carlos García Escobar,
e integrado por Hugo Fidel Sacor, Silvia Álvarez Aguilar y Enrique Anleu Díaz. La
investigación dio como resultado la primera traducción directa del quiché al español
que incluía una propuesta de composición de la danza y de la música. El proyecto
contó además con la colaboración de José León Coloch, actor integrante del grupo
teatral que desde la década de 1950 ha participado en las sucesivas puestas en
escena de la obra y es el heredero por parte del director del elenco, Esteban Xolop,
de todos los elementos coreográficos, trajes, máscaras e instrumentos musicales
utilizados en la representación de la Danza del Tun. En el año 2000, José León
Coloch, dueño y principal del drama danzario Rabinal Achí, recibió la Medalla
Presidencial, por su labor como depositario y encargado de conservar vigente la
obra (García 1).

Desde el siglo XIII al XVII, el Rabinal Achí fue representado sistemáticamente en


las comunidades maya achí. En 1625, el oidor Juan Maldonado de Paz, Juez oficial
de la Casa de Contratación de las Indias, prohibió su escenificación, lo que trajo
como consecuencia que a partir de esa fecha y hasta 1856, la obra fuera
representada clandestinamente3.

A mediados del siglo XIX, entre 1850 y 1855, fue dictada en maya-achí, al abate
Brasseur de Bourbourg, cura párroco del pueblo de San Pablo de Rabinal4, por
Bartolo Zis, el “ depositario” del Tun y encargado de conservar la obra. Bourbourg
la transcribió al quiché y posteriormente hizo una traducción al francés. De la versión
publicada por el abate en 1862, Georges Raynaud hizo una nueva traducción en
1928, de la cual dos años después, Luis Cardoza y Aragón elaboró la primera
traducción al español. Es a partir de esta versión del Rabinal Achí que desde
perspectivas históricas, antropológicas, sociológicas y literarias se ha realizado gran
parte de las investigaciones sobre la obra.

Aparentemente, a partir de 1856 fue levantada la prohibición de la que había sido


objeto el Rabinal Achí durante más de doscientos años y la obra volvió a ser puesta
en escena públicamente. Gracias a la escenificación se restauró una escritura de
gestos, sonidos y movimientos de los cuerpos maya-achí y queché en el espacio
escénico mesoamericano del siglo XIX, que actualizaba otras escrituras, aquellas
compuestas por los cuerpos prehispánicos (Schechner 60). Se recompusieron
ciertas técnicas corporales ancestrales y algunos procedimientos de apropiación por
medio de los cuales los actores se despojaron de su cuerpo normal para alcanzar
un cuerpo mágico5. Se recompusieron sonidos de instrumentos de viento y
percusión, planteando propuestas de sentido y significación. Las voces variaron en
entonación, potencia y timbre para restaurar unos discursos poé-tico-dramáticos
primorosos, en tanto prolíficos en metáforas, paralelismos, difrasismos, estribillos y
formas reverenciales. La escenificación del Rabinal Achí o Danza del Tun actualizó
una propuesta dramática ancestral inserta en el esquema religioso de las culturas
prehispánicas, en la que el cuerpo operaba en cercano contacto con la naturaleza
y el cosmos, interpretando sus ritmos, combinaciones, pausas y cortes.

La obra, considerada la mejor expresión de la cosmovisión de Rabinal, se sigue


representado hasta el día de hoy en el Departamento de Baja Verapaz, durante la
fiesta patronal de San Pablo6, junto al baile de los Negritos y Paxcá y el Chico Mudo.
Según Georges Raynaud, el Rabinal Achí es “ la única pieza del antiguo teatro
amerindio que ha llegado hasta nosotros” sin que en la forma o en el fondo pueda
descubrirse “ la más mínima traza de una palabra, de una idea, de un hecho, de
origen euro-peo” 7. Lo que no significa, según lo señala el mismo Raynaud, que no
obren en ella influencias nefastas indirectas, como aquellas que contribuyeron a
truncar el texto, omitiendo toda referencia al esquema religioso en el que éste
estaba inserto. Es curioso que Raynaud haya afirmado esto en circunstancias que
para las culturas mesoamericanas la religión daba unidad y sentido a todos los
momentos de la vida personal y social (Portilla, Literatura del México 241, Garibay
356).
“ La religión no desempeña aquí ningún papel; ni una sola vez se habla de los
dioses; ninguno de sus nombres se cita: ningún rito, ni la más pequeña señal de
ceremonia religiosa; ningún sacerdote representa siquiera un papel mudo (las
águilas y jaguares sólo son guerreros distinguidos, podría decirse
“ condecorados” ). ¿Cómo es, por ejemplo, que cuando el drama termina; cuando
el Varón de los Queché cae muerto por esas águilas y jaguares, no le arrancan el
corazón y lo presentan a los cuatro puntos cardinales y a sus dioses, y después al
Sol y a su animador sobrenatural” (Raynaud 109-110).

El Rabinal Achí se enmarca en las luchas internas que protagonizaron los quichés
y los rabinaleb hace aproximadamente ochocientos años. Estos y otros grupos,
todos de origen maya, pretendían hacerse con el control del territorio guatemalteco,
sin imaginarse que, años después, serían sometidos por otro imperio llegado de
Europa.

En su argumento, el Rabinal Achí relata la gesta de este guerrero local al capturar


y llevar ante su padre y rey, Job Toj, al líder de los quichés, Kiché Achí, quien
había intentado conquistar a los rabinaleb. Job Toj ofrece a Kiché Achí ser su
vasallo, pero éste se niega, por lo que es condenado a muerte. Sin embargo, antes
de cumplir la sentencia pide tres deseos que le son concedidos: tomar la bebida
ceremonial de los rabinaleb, bailar con la princesa indígena de Rabinal y realizar un
viaje para despedirse de su pueblo. Una vez cumplidos esos deseos, Kiché Achí
regresa ante Job Toj para ser ejecutado, labor que llevan a cabo los soldados
rabinaleb, representados en forma de águilas y de jaguares.

Los cerros sagrados


La ciudad donde se desarrollaron los hechos sigue existiendo. Se llama Kajyub.
Todavía pueden apreciarse las ruinas de sus principales templos. Está junto a
Rabinal, en lo alto de un imponente cerro al que ascendemos con Mateo Ismalej,
guía espiritual maya-achí.

En la cumbre, el valle se abre majestuoso. Los cerros sagrados rodean el pueblo de


Rabinal. En ese escenario grandioso, Mateo invoca en idioma achí a los espíritus
mayas en una ceremonia en la que la que el fuego consume elementos sagrados
como el maíz, las candelas, el azúcar o el ajonjolí.
A su término, Mateo nos confiesa que el fuego ha sido el elemento de comunicación
con el propio Rabinal Achí. Para Mateo y los rabinalenses, este guerrero sigue vivo.
“Está entre nosotros, como también lo está Kiché Achí. Ambos son héroes, porque
ambos buscaron lo mejor para su pueblo y pactaron para ello”, añade.

El Sac Be’
Las palabras de Mateo revelan el trasfondo de la historia que nos transmite el
Rabinal Achí. Está basado en una forma de meditación maya llamada Sac Be’ o
Camino Blanco, la cual significa: “busca a tu complementario que marcha siempre
contigo y suele ser tu contrario”. El Sac Be’ utiliza la guerra como el camino de la no
disensión, del acuerdo, del sacrificio, de la paz, de la búsqueda del equilibrio con la
comunidad y con el cosmos. Por eso, el Rabinal Achí, más que la historia de una
guerra, es una historia de hermandad y respeto mutuo.
El texto original del Rabinal Achí ha permanecido intacto, sin influencia externa,
desde su origen. Sobrevivió en la clandestinidad durante la conquista española y,
posteriormente, en el conflicto armado interno que azotó Guatemala entre 1960 y
1996.
Es admirable pensar que la tradición oral se encargara de transmitir fielmente, de
generación en generación, el guión del Rabinal Achí. Claro que, para su
conservación hasta nuestros días, también fue clave la obra del abate Charles
Etiénne Brasseur de Bourbourg quien, en el siglo XIX, lo transcribió al maya-achí y
posteriormente lo tradujo al francés.
Según los expertos que la han estudiado a fondo, lo más llamativo de esta pieza
literaria es su complejidad narrativa a pesar de su antigüedad, pues la trama está
repleta de referencias retrospectivas y su lenguaje es eminentemente protocolar.
Con los espíritus de Kajyub, Tojil y Tijax como testigos, el atrio de la iglesia de
Rabinal se llena de improvisados espectadores para presenciar un año más la
puesta en escena del Rabinal Achí. Entre los sonidos del tun, ocho actores
representan en maya-achí a los protagonistas principales: Rabinal Achí, Kiché Achí,
Job Toj, la princesa, las doncellas y los guerreros águilas y jaguares. Éstos últimos
ejecutan a Kiché Achí, quien, antes de expirar pronuncia sus palabras inmortales:
Oh, vosotros las Águilas,
Oh, vosotros los Jaguares,
Vais a venir!
¡Haced vuestro trabajo
Cumplid con vuestro encargo,
Haced pues actuar vuestros colmillos
y vuestras garras,
para que en un instante me convirtáis en plumaje
porque yo solamente fui valiente al venir de mis montañas
de mis valles!
¡Que el cielo
y la tierra queden con vosotros,
vosotros Águilas,
vosotros Jaguares.

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