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Aha (MA), nombre del primer faraón egipcio; significa “guerrero” y es un término
común.
Amanatabí (MA), jefe de una ciudad cananita bajo el dominio egipcio. El nombre es
egipcio “reformado”.
Ammón (LM), el nombre que con mayor frecuencia aparece en el Libro de Mormón.
Ammón (Amón, Amún), el nombre más común en el imperio egipcio: el gran Dios
universal del imperio.
Djed-djhwt-iw-f
y Djed-djhwti-iw-s agregando la terminación –ankh (MA), son nombres egipcios
que significan “Dios ha determinado: que él viva,” y “Dios ha determinado: que ella
viva,”, respectivamente. Tomando como patrón lo anterior, los dos nombres nefitas
significan “Dios ha determinado: que yo viva,” y “Dios ha determinado: que nosotros
vivamos,” respectivamente.
Her-amón (MA), “en la presencia de Amón”, muy similar a otro nombre egipcio Heri-
i-her-imn. La letra “L” de las lenguas semíticas se escribe como “R” en el idioma
egipcio, ya que este último carece de “L”. De manera inversa, la letra “R” en el
idioma egipcio es considerada como una “L” en los lenguajes de origen semítico.
Kherihor (en ocasiones escrito como Khuhor, etc.) (MA), el gran sumo sacerdote de
Amón, quien ascendió al trono de Egipto en Tebas alrededor del año 1085 a.C.
Mantí (LM), el nombre de un soldado nefita, una tierra, un cerro y una ciudad.
Manti (MA) es una forma semítica de un nombre egipcio, por ejemplo, Manti-
mankhi, príncipe del alto Egipto alrededor del año 650 a.C. Manti una derivación
idiomática tardía de Month, dios de Hermontis.
Maitena, Mattenos, etc. (MA), dos jueces de la ciudad de Tiro, que en diferentes
épocas llegaron a ser reyes, muy posiblemente bajo el auspicio y dirección egipcias.
Moriantón (LM), el nombre de una cuidad nefita y el de su fundador, también la
provincia nefita de Moriántum.
Pakamen (MA), nombre egipcio cuyo significado es “ciego”; al igual que Pamenches
(en griego, Pacomios), nombre de un comandante de la región sur y sumo
sacerdote de Horus.
Pa.ks y Pach-qs (MA), nombres egipcios. Compárense con Pa-ches-i, “el que
clama.”
Sam Tawi (MA), en egipcio “el que unifica a dos tierras,” es un título tomado por el
hermano de Nehri tras alcanzar el trono.
Zoser, Zeser, etc. (MA), gobernante de la tercera dinastía y uno de los más grandes
e importantes faraones egipcios.
Znb, Snb (MA), elementos frecuentemente empleados en los nombres egipcios, cf.
Senep-ta.
Zenoc (LM), de acuerdo con varios autores del registro nefita, fue un antiguo profeta
en Israel.
Se habrá notado que los nombres comparados rara vez son exactamente
iguales, exceptuando el caso de los monosílabos Sam y Hem. Extrañamente, tal
circunstancia es una sólida confirmación de un origen común, debido a que los
nombres fueron obligados to sufrir algún cambio con el tiempo y la distancia; por lo
tanto, si el parecido fuera perfecto, nos veríamos forzados a atribuirlo, por mas
descabellado que pudiera parecernos, a una simple coincidencia. Debe haber
diferencias; y lo que es mas, tales diferencias no deberían ser incongruentes sino
mostrar tendencias concretas. Esto nos conduce a la cualidad más impresionante
de los nombres del Libro de Mormón.
Una seria objeción para utilizar los nombres del Libro de Mormón como
evidencia filológica no debe quedar sin respuesta. Al tener ante sí tan extrañas
palabras ¿cómo pudo un iletrado José Smith haber sabido como pronunciarlas? y al
escucharlas ¿cómo pudo su escribiente haber sabido como escribirlas?
Recordemos que estos nombres no son traducciones al inglés como el resto del
libro, sino auténticas expresiones propias del idioma nefita. Entre ellas, las
suposiciones del Profeta al pronunciarlos y las suposiciones de Oliverio Cowdery al
escribirlos forzaría a realizar un arduo ejercicio de suposiciones mutuas para
completar exitosamente el proceso. Solo que no había nada que suponer. De
acuerdo con los testimonios de David Whitmer y de Emma Smith publicados en el
diario "The Saints Herald" y facilitados al autor por Preston Nibley, José nunca
pronunciaba los nombres registrados en las planchas; siempre los deletreaba. De
modo que no hay duda que su significado es tan preciso y fidedigno como es
posible interpretarlos mediante el uso de nuestro alfabeto.
Sin embargo, Egipto no era lo único. Palestina siempre fue una olla en
ebullición y más aún en la época de Lehi, cuando el Cercano Oriente por entero se
encontraba intensamente involucrado en operaciones comerciales y de tipo bélico.
Listas de nombres de obreros calificados que vivieron en Babilonia tras la caída de
Jerusalén muestran una increíble variedad de tipos.
Dado que José Smith disponía del Antiguo Testamento, no hay errores al
listar los nombres en hebreo, pero sus variantes en el Libro de Mormón son
sumamente significativas. La fuerte tendencia a terminar en –iah es particularmente
notable, ya que la gran mayoría de nombres hebreos hallados en Laquish finalizan
de la misma forma, lo cual indica que los nombres con el sufijo –iah fueron
sumamente recurrentes en la época de Lehi. Los nombres hebreos grabados en
antiguas jarras provenientes de algunas otras partes de Palestina guardan cierta
familiaridad con los hallados en el Libro de Mormón: Serón, Memsat, Zif (L. de M.,
Zif), Méter, Efer, Jalón, Ezer, Méname, Lécah, Amnon (L. de M., Amnor), Zoet, etc.
y nunca se sospecharía de ellos si fueran insertados en una lista de nombres del
Libro de Mormón. El Libro de Mormón ofrece el tipo correcto para nombres hebreos.
Algo verdaderamente sorpresivo es que cierto número de nombres del Libro
de Mormón posiblemente son de origen hitita y algunos de ellos indudablemente lo
son. Así que, mientras Mantí sugiere las voces egipcias Mont, Manti, Menedi, etc. y
el nombre de una ciudad hitita, Manda y un elemento característico de los nombres
Hurrian (mucho de lo hitita es hurrian, como lo ha demostrado el Prof. Goetze) –anti,
-andi, es igualmente común en el Libro de Mormón. De la misma manera lo son
Cumeni, Cumen-oni, Kish-kumen (del hitita Kumani, una importante ciudad),
Seántum (del hitita Sandon, Sandas), Akish (del hitita Achish, una denominación
para Chipre), Gadiandi (de una ciudad hitita, Cadianda). Su variante egipcia indica
que estos nombres llegaron a la gente de Lehi a través de otras rutas, no
directamente; sin embargo, recientemente se ha demostrado que algunos
contemporáneos de Lehi de cierto renombre eran hititas; los asentamientos y
nombres hititas seguían sobreviviendo sobre la montañosa Judea de su época.
Sucede que por una u otra razón los judíos a principios del siglo sexto a.C.
no habrían tenido nada que ver con los nombres Baal. Una revisión a las listas de
los nombres de Elefantina muestra que “el cambio de los nombres Baal, por
sustitución, concuerda con la admonición de Oseas en el sentido de que no
deberían ser usados mas por los Israelitas y consecuentemente resulta mas
interesante averiguar la forma en que los últimos descubrimientos arqueológicos
confirman al profeta, ya que de los mas de 400 nombres escritos en el papiro de
Elefantina ninguno de ellos esta compuesto por la palabra Baal.”
Debido a que Elefantina fue ocupada durante mucho tiempo por los Israelitas
que escaparon de Jerusalén posteriormente a su destrucción, sus nombres
deberían mostrar las mismas tendencias que los presentes en el Libro de Mormón.
Sin embargo el traductor del libro quizá por el ejercicio de una astucia sobrehumana
habría sido advertido por Oseas 2:17 a omitir los nombres Baal, ya que el
significado de ese pasaje esta tan lejos de lo obvio que Albright, ya para 1942
encuentra como “muy significativo que los sellos e inscripciones de Judea…tan
numerosas en los siglos séptimo y octavo parece que no contienen nombres Baal
en absoluto.” Realmente muy significativo, pero difícilmente mas que la extraña
perspicacia que el Libro de Mormón muestra sobre el particular.
El oro y los objetos preciosos que Lehi poseía eran el resultado del
intercambio efectuado como pago por su vino, aceite, higos y miel (productos para
los cuales parecía ser un hábil comerciante), riquezas que no solamente habían
sido transportadas por mar (de ahí la importancia de Sidón), sino necesaria y
especialmente en caravanas. “Israel”, dice Montgomery, “volvió la vista hacia el
desierto. Ahí era comercialmente posible obtener beneficios a través de las grandes
rutas comerciales… a Siria… a Egipto y el Mediterráneo, o… hacia el Eúfrates y el
Golfo Pérsico. Al Oeste el mercado estaba saturado con Egipcios, Filisteos,
Fenicios y Sirios, todos ellos comerciantes mas hábiles y sagaces que los Hebreos.”
Ya que Egipto controlaba el comercio occidental, es fácil ver como Lehi podría sacar
el mayor provecho de su bagaje cultural egipcio. Sin embargo estos contactos
occidentales estaban abiertos en la época de Lehi debido a una política de estrecha
cooperación con los poderes del occidente en contra de Babilonia; la regla siempre
había sido que el comercio del desierto, específicamente el del desierto del sur era
la única fuente confiable de riqueza para los hombres de Jerusalén.
Una relación interesante entre Israel y los Arabes no debe dejarse pasar por
alto ya que tiene una aplicación directa con el Libro de Mormón. Nos referimos a
cierta genealogía hebrea cuya nomenclatura es no-hebraica, es decir, con
peculiares formas antiguas de terminación –an, -on, y en ciertos casos de un origen
árabe en particular.” “La pérdida de la terminación es completamente común en
los nombres de sitios palestinos,” de acuerdo con Albright en referencia a lugares
mencionados en documentos egipcios. Uno puede recordar cualquier cantidad de
lugares mencionados en el Libro de Mormón –Emrón, Heslón, Jasón, Morón, etc.,
que han preservado esta arcaica terminación –on, indicativo, en lo general, de un
pintoresco tradicionalismo entre la gente de Lehi, y en particular, de lazos con la
gente del desierto.
Ahora bien, de todas las tribus de Israel, Manasés fue la única que vivió en
las regiones mas apartadas del desierto entrando en contacto frecuente con los
árabes, a menudo casándose entre ellos y al mismo tiempo sosteniendo la
tradicional estrecha relación con Egipto. Y Lehi pertenecía a la tribu de Manasés
(Al. 10:3). La preeminencia del nombre de Ammón en el Libro de Mormón quizá
tenga que ver con el hecho de que los Amonitas fueran los vecinos mas cercanos
de Manasés y frecuentemente pelearan contra ellos en los desiertos al Este del
Jordán; al mismo tiempo, una conexión prehistórica con el Ammón de Egipto no es
algo que deba descartarse. La naturaleza cuasi-nómada de la tribu de Manasés
quizás explicaría el porqué Lehi parece tan fuera de lugar con respecto a las cosas
de Jerusalén. Por primera vez “descubrió” (1 Ne. 5:16) de los registros conservados
en la casa de Labán que era descendiente directo de José. ¿Porque no lo sabía?
Nefi siempre habla sobre “los judíos que estaban en Jerusalén” (1 Ne. 2:13) con
cierto desapego curioso; 1er Nefi nunca se refiere a ellos como “la gente” o “nuestra
gente” sino que siempre lo hace de manera totalmente impersonal como “los
judíos.” En este sentido, es interesante que las cartas de Elefantina únicamente
hablen sobre Judíos y Arameos, nunca sobre Israelitas.
Hay una notable asociación entre los nombres de Lehi e Ismael con el
desierto del sur, en donde se ubicaba el legendario lugar de nacimiento y santuario
central de Ismael llamado Be’er Leía-ro’i. Wellhausen interpretaba el nombre como
“quijada de buey salvaje,” sin embargo Paul Haupt ha demostrado que Lehi (así se
lee el nombre) no significa “quijada” sino “mejilla,” lo que deja sin aclarar el extraño
significado del nombre. No obstante una cosa es cierta: Lehi es un nombre. Hasta
hace poco el nombre era prácticamente desconocido como nombre propio, salvo
como nombre de un lugar, pero en Elat y en otro sitio al sur sus nombres han
cambiado a una forma que ha sido identificada por Nelson Glueck con el nombre
Lahai, “que frecuentemente aparece como parte de un nombre compuesto, o como
nombre de una deidad o persona, particularmente en el Minaeano, el Tamúdico y
otros textos árabes.” Existe un Beit Lahi, “casa de Lahi,” entre los antiguos
nombres de lugares de las provincias árabes alrededor de Gaza, pero el significado
del nombre se ha perdido. Si tuviera que hacerse un último apunte sobre el
particular, el nombre Lehi es propio de la gente del desierto, y que nosotros
sepamos, de nadie más.