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Juan Videgain
Me parece, según humilde experiencia, que las otitis externas están
sufriendo un aumento de su incidencia en los últimos años. Y es por el
aumento de una serie de noxas, exógenas y endógenas, que alteran los
mecanismos de protección del conducto auditivo externo (CAE) y, por lo
tanto, favorecen la infección (y así lo confirman una serie de señores con
mucha mayor experiencia, entre ellos Russell, J. D.; Donnelly, M.; McShane,
D. P.; Alun-Jones, T. y Walsh, M. que se preguntan "What causes acute
otitis externa?". J. Laryngol. Otol., 107:898-901; 1993).
Sin afectación de la audición o muy discreta sordera (pasa a segundo plano), pero por el
taponamiento. El conducto auditivo externo aparece edematoso y rojo, ocupado por un
detritus fétido (indica sobreinfección por bacterias Gram negativas y/ó anaerobias) que
impide la otoscopia (mirar el oído por dentro, que es muy dolorosa) y acompañado por la
afectación de los tejidos blando y de los ganglios regionales (dolorosos y aumentados de
tamaño).
LLegados a este punto del ladrillo, te preguntarás, ¿y del alcohol boricado qué?. Para
secar el oído infectado, efectivamente, son adecuadas las soluciones de ácido bórico,
disuelto a saturación en alcohol de 70 grados.
Es decir, que el famoso alcohol boricado me gusta más como tratamiento que como
profilaxis, que también sirve. La profilaxis es, en mi opinión, lo más importante y si el
buceador no la realiza, la recurrencia o la aparición de la otitis es casi inevitable. Pero
siempre antes de que se presente la infección.
Las infecciones del conducto auditivo externo son fácilmente prevenibles no realizando
limpiezas extremas de la cera del conducto, manteniendo la piel lo más sana posible, para
que no se produzcan zonas que favorecen el paso de los microorganismos (Roeser, R. J. y
Ballachanda, B. B. "Physiology, pathophysiology, and anthropo-logy/epidemiology of
human earcanal secretions".
J. Am. Acad. Audiol., 8:391-400; 1997) y manteniendo el pH del CAE ácido. Como
profilaxis en los casos de otitis externas de repetición se pueden utilizar instilaciones
de soluciones ácidas, de pH cercano a 3, en el oído: ácido acético al 2% en agua o
alcohol con agua. Esta solución tiene un pH de 3.0 y disminuye el pH del canal hasta
4.0-5.0, el efecto bactericida más importante. El alcohol además ayuda a eliminar el
agua del conducto, pero puede irritar especialmente si el CAE se encuentra
inflamado. Las gotas se instilarán en el conducto antes de la primera inmersión de la
mañana y después de la última. También se deberá realizar un secado meticuloso del
CAE, incluso con una pera neumática, después de cada inmersión, como recomiendan
Strauss (el de los valses no, el del trabajo citado en el primer mensaje) o Everhart-
McDonald, M. A. en un trabajo muy majo titulado " How to keep scuba diving safe". Phys.
Sportsmed., 28:94-96; 2000.
La aplicación de la acidificación del conducto para prevenir las otitis secundarias al baño,
es algo muy viejo. Ya fue descrita por el Dr. Edley H. Jones, en 1924, tras sus
observaciones en un campamento de verano en California. El Dr. Jones utilizaba una
solución de ácido acético al 2% en alcohol. Una de las recomendaciones que recalca para
conseguir la adecuada profilaxis es la de mantener cinco minutos las gotas de la solución en
el conducto, es el tiempo que necesitan para secar y eliminar las bacterias (Jones, E. H.
"Prevention of "swimming pool ear". Laryngoscope, 81:731-733; 1971). Otras gotas muy
utilizadas es el agua o solución de Burrow, solución de acetato de aluminio, que puede
conseguirse sin receta. El acetato de aluminio o el sódico también actúan como
astringentes. Un uso juicioso de estas soluciones permite mantener la acidez del conducto y
los microorganismos no pueden sobrevivir (¡que se chinchen!) y nosotros podemos seguir
buceando tan campantes. Igualmente las personas con infecciones recurrentes deberán tener
especial cuidado al sumergirse en aguas que contengan la maldita Pseudomona.
En plan casero (más fácil, más cómodo y más barato) se pueden preparar unas gotas
con una solución de vinagre y agua. El vinagre corriente contiene un 4-6% de ácido
acético por lo tanto deberá mezclarse al 50% con agua, usarlo sin diluir provocará
irritación. Otros ácido (cítrico, etc) pueden ser eficaces pero es mejor ceñirse al
vinagre, por otra parte muy fácil de conseguir. Yo no me arriesgaría en un crucero
que no tengan vinagre para preparar esas gotitas, ¡como para pedirles oxígeno
normobárico!. En cualquier caso se deberá recordar que las gotas deben permanecer
el suficiente tiempo en el conducto, sino su efecto se reduce. Si por el contrario
cualquiera de estas soluciones provoca irritación se deberá suspender de inmediato.
¿Te has hecho ya la pregunta de cómo sé yo si lo que se siente, dolor de oído/s, es una
otitis externa o media?.Como ya he comentado la otitis externa es insidiosa, lenta de
aparecer y no suele haber antecedentes de dificultades para compensar (¡cuidado que
también pueden asociarse ambas!) o, como mucho al final cuando el CAE está muy
inflamado. En el oído externo (conducto auditivo) sólo se pueden producir problemas de
compensación si existe algo que tapone el conducto, y por lo tanto se crea una zona aislada
en el conducto, entre el tapón y el tímpano. Los tapones de cerumen muy duros pueden
impactar en el conducto por efecto de la presión, provocando dolor. Por este mismo motivo
están absolutamente contraindicados los tapones para los oídos durante el buceo así como
la utilización de capuchas tan ajustadas que no permitan la compensación de las presiones.
Igualmente se deberá acudir al especialista en caso de que las molestias sean muy intensas
o que persistan después de una inmersión. La gravedad del barotraumatismo ótico que se
produce se mide en una serie de grados. Son los grados de Haines y Harris (del 1 al 5) o de
Tedd (del 0 al V y utilizados por la Armada estadounidense). Van desde el grado 0 en el
que el paciente ha notado algo de sintomatología durante la inmersión, pero la otoscopia es
normal, hasta el grado V cuando se produce una perforación timpánica. Los primeros (0, I y
II) son poco graves.
Cuando se rompe el tímpano, el agua (más fría que la temperatura del cuerpo), entra en el
oído medio y provoca un vértigo brusco y todo el entorno gira alrededor del buceador (aquí
no me puedo resistir y citar al amigo Roydhouse, N., "Otolith disorders from diving". N.
Z. Med., 109:241-242; 1996 y "Vertigo in divers". Br. J. Sports Med., 17:209; 1983).