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3.

Los símbolos del Espíritu Santo


Al Espíritu Santo se le representa de diferentes formas:
a. El Agua: El simbolismo del agua es significativo de la
acción del Espíritu Santo en el Bautismo ya que el agua se
convierte en el signo sacramental del nuevo nacimiento.
b. La Unción: En su intervención en la sinagoga de Naza-
ret, Jesús se aplica a sí mismo el texto de Isaías que dice:
“El Espíritu del Señor Yahvé, está sobre mí, por cuanto
que me ha ungido Yahvé” (Is 61,1). Esa participación tie-
ne lugar a nivel sacramental en las unciones con aceite,
cuyo rito forma parte de la Iglesia, en el Bautismo, la con-
firmación, Unción de los Enfermos y el Orden Sacerdotal.
c. El Fuego: simboliza la energía transformadora de las
actos del Espíritu. Sabemos que Juan Bautista anunciaba
en el Jordán; “El ( Cristo) os bautizará en Espíritu Santo y Bernardo Bitti, Coronación
fuego” (Mt 3,11) el bautismo en Espíritu y fuego indica el de la Virgen.
poder purificador del fuego: De un fuego misterioso que
expresa la exigencia de santidad y de pureza que trae el Espíritu de Dios.
d. La Nube y la Luz: Así desciende sobre la Virgen María para “cubrirla con su som-
bra”. Así mismo se manifiesta En el Monte Tabor, en la Transfiguración. El día de la
Ascensión, aparece una sombra y una nube.
e. El viento: símbolo central en Pentecostés, acontecimiento fundamental en la re-
velación del Espíritu Santo: “De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga
de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban los discípulos
con María (Hch 2,2) .
f. La Paloma: En el Bautismo de Jesús, el Espíritu Santo aparece en forma de palo-
ma y se posa sobre Él.
g. La Mano: mediante la imposición de manos, los Apóstoles y ahora los Obispos,
transmiten el “Don del Espíritu”
4. Faltas contra el Espíritu Santo:
Desesperación de salvarse.
La presunción de salvarse sin ningún mérito.
La impugnación de la verdad conocida.
La envidia de los bienes espirituales del prójimo.
La obstinación en el pecado.
La impenitencia final.
5. La blasfemia contra el Espíritu Santo es imperdonable
Juan Pablo II en su Encíclica sobre el Espíritu Santo, Dominum et vivificantem 46-48,
explica este pecado contra el Espíritu: “Esta blasfemia no consiste en el hecho de
ofender con palabras al Espíritu Santo; consiste, más bien, en el rechazo de aceptar
la salvación que Dios ofrece al hombre por medio del Espíritu Santo.”
Mas adelante dice: “...consiste en el rechazo radical de aceptar esa remisión, de la

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que el mismo Espíritu Santo es el íntimo dispensador, y que presupone la verdadera
conversión obrada por El en la conciencia” Si Jesús declara imperdonable este pecado
es “porque esta no-remisión está unida, como a su causa, a la no-penitencia, es decir,
al rechazo radical a convertirse.”
Como nos lo explica el Papa, el pecado contra el Espíritu Santo consiste en la re-
sistencia y el rechazo a la conversión. Es el Espíritu Santo el que nos convence del
pecado ( Jn 16:8-9). Rechazar en nuestro corazón esta realidad y obstinarnos en el
mal nos lleva a este pecado. Esta era la actitud de los fariseos, que se cerraron a la
aceptación del plan divino para reconciliarse con los hombres.

C. AUTOEVALUACIÓN
1. ¿Qué otros apelativos se usan en la Sagrada Escritura para nombrar al Espíritu
Santo?
2. ¿Cuáles son los dones del Espíritu Santo?
3. ¿Cuáles son los frutos del Espíritu Santo?
4. ¿En que consiste cada uno de los dones del Espíritu Santo?
5. ¿Con que símbolos se representa al Espíritu Santo?
6. ¿Cuáles son las faltas contra el Espíritu Santo?
7. ¿Por qué la blasfemia contra el Espíritu Santo es imperdonable?

D. ACTIVIDADES SUGERIDAS
1. Buscar los lugares del Antiguo Testamento: Sal 51 (50), 13; Is 63, 10.11 y se-
ñalar con que palabras se hace referencia al Espíritu Santo.
2. Investigar en qué consiste cada uno de las faltas contra el Espíritu Santo.
3. Poner un ejemplo concreto de cada una de las faltas cometidas contra el Espí-
ritu Santo.
4. Leer el n. 1864 del Catecismo de la Iglesia Católica e indagar que dice sobre el
límite de la misericordia de Dios y sobre quien rechaza el perdón de sus peca-
dos y la salvación ofrecida por el Espíritu Santo.

E. VOCABULARIO BÁSICO
Paráclito Obstinación Presunción
Impenitencia Envidia Misericordia

F. PARA TU VIDA CRISTIANA


• La blasfemia contra el Espíritu Santo es presumir y reivindicar el “derecho” de
perseverar en el mal. Es un rechazo al perdón y a la redención que Cristo ofre-
ce. La blasfemia contra el Espíritu Santo es la obstinación contra Dios llevada
hasta el final. Es negarse deliberadamente a recibir la misericordia divina.
• Cuando el corazón de una persona se obstina de tal manera que no acepta
que necesita arrepentirse de sus pecados y se resiste a esta gracia, comete el
pecado contra el Espíritu Santo el cual puede llevarlo al infierno.

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Tema 15
El PUEBLO DE DIOS EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
A. MOTIVACIÓN
“Porque tú eres un pueblo consagrado al Señor, tu Dios: él te eligió para que fueras
su pueblo y su propiedad exclusiva entre todos los pueblos de la tierra. El Señor se
prendó de ustedes y los eligió, no porque sean el más numeroso de todos los pue-
blos. Al contrario, tú eres el más insignificante de todos. Pero por el amor que les
tiene, y para cumplir el juramento que hizo a tus padres, el Señor los hizo salir de
Egipto con mano poderosa, y los libró de la esclavitud y del poder del Faraón, rey de
Egipto” (Dt. 7, 6-8).

B. CONTENIDO DOCTRINAL
1. Dios quiere salvar a los hombres
El Concilio declara, que «fue voluntad de Dios el santifi-
car y salvar a los hombres, no aisladamente, sin conexión
alguna de unos con otros, sino constituyendo un pueblo,
que le confesara en verdad y le sirviera santamente» (L
G, 9). Este plan de Dios comenzó a manifestarse desde la
historia de Abraham, con las primeras palabras que Dios
le dirigió: «El Señor dijo a Abraham: Vete de tu tierra, de
tu parentela, de la casa de tu padre, a la tierra que yo te
mostraré. De ti haré un gran pueblo y te bendeciré» (Gn
12, 1-2).
Esta promesa fue confirmada posteriormente con una
alianza (Gn 15, 18; 17, 1-14) y proclamada solemnemen-
te después del sacrificio de Isaac. Abraham, siguiendo el
mandato de Dios, estaba dispuesto a sacrificarle su hijo
único, que el Señor le había dado a él y a su esposa Sara
en su vejez. Pero lo que Dios quería era sólo probar su A. de Pereda, El profeta
fe. Isaac, por tanto, en este sacrificio, no sufrió la muer- Elías y los falsos profetas
te, sino que permaneció vivo. Ahora bien, Abraham había de Baal.
aceptado el sacrificio en su corazón, y este sacrificio del corazón, prueba de una fe
magnifica, le obtuvo la promesa de una descendencia innumerable: «Por mí mismo
juro, oráculo de Yahveh, que por haber hecho esto, por no haberme negado tu hijo,
tu único, yo te colmaré de bendiciones y acrecentaré muchísimo tu descendencia
como las estrellas del cielo y como las arenas de la playa» (Gn 22, 16-17).
2. Diversidad de etapas en la promesa
La realización de esta promesa debía comprender diversas etapas. En efecto, Abra-
ham estaba destinado a convertirse en «padre de todos los creyentes» (cf. Gn 15, 6;
Ga 3, 6-7; Rm 4, 16-17). La primera etapa se realizó en Egipto, donde «los israelitas;

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llegaron a ser muy numerosos y fuertes y lle-
naron el país» (Ex 1, 7). El linaje de Abraham
ya se había convertido en «el pueblo de los
israelitas» (Ex 1, 9), pero se encontraba en una
situación de esclavitud. Fiel a su alianza con
Abraham, Dios llamó a Moisés y le dijo: «Bien
vista tengo la aflicción de mí pueblo en Egipto
y he escuchado su clamor (...). He bajado para
librarle (...). Ahora, pues, ve: yo te envío a Fa-
raón para que saques a mi pueblo, los israeli-
tas, de Egipto» (Ex 3, 7-10).
Así fue llamado Moisés para sacar a ese pueblo
de Egipto, pero Moisés era sólo el ejecutor del
plan de Dios, el instrumento de su poder, por-
que, según la Biblia, es Dios mismo quien saca
a Israel de la esclavitud de Egipto. «Cuando Is-
Tiziano, San Jerónimo en penitencia. rael era niño, yo le amé, y de Egipto llamé a mi
hijo», leemos en el libro del profeta Oseas (11,
1). Israel es, por tanto, el pueblo de la predilección divina: «No porque seáis el más
numeroso de todos los pueblos se ha prendado Yahveh de vosotros y os ha elegido,
pues sois el menos numeroso de todos los pueblos; sino por el amor que os tiene y
por guardar el juramento hecho a vuestros padres» (Dt 7, 7-8). Israel es el pueblo de
Dios no por sus cualidades humanas, sino sólo por la iniciativa de Dios.
3. La iniciativa divina en la Alianza
La iniciativa divina, esa elección soberana del Señor, toma forma de alianza. Así su-
cedió con respecto a Abraham. Y así acontece también después de la liberación de
Israel de la esclavitud egipcia. El mediador de esa alianza establecida a los pies del
monte Sinaí es Moisés: «Vino, pues, Moisés y refirió al pueblo todas las palabras del
Señor y todas sus normas. Y todo el pueblo respondió a una voz: “cumpliremos todas
las palabras que ha dicho el Señor”. Entonces escribió Moisés todas las palabras del
Señor y, levantándose de mañana, alzó al pie del monte un altar y doce estelas por
las doce tribus de Israel». Luego, se ofrecieron sacrificios y Moisés derramó sobre el
altar una parte de la sangre de las víctimas. «Tomó después el libro de la Alianza y
lo leyó ante el pueblo», tras lo cual recibió una vez más de los presentes la promesa
de obediencia a las palabras de Dios. Y al fin, roció con la sangre al pueblo (cf. Ex
24, 3-8).
En el libro del Deuteronomio se explica el significado de ese acontecimiento: «Has
hecho decir al Señor que él será tu Dios ―tú seguirás sus caminos, observarás sus
preceptos, sus mandamientos y sus normas, y escucharás su voz―. Y el Señor te
ha hecho decir hoy que serás su pueblo propio» (Dt 26, 17-18). La alianza con Dios
es para Israel una «elevación» particular. De este modo, Israel se convierte en «un
pueblo consagrado al Señor su Dios» (cf. Dt 26, 19), y eso significa una particular

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pertenencia a Dios. Más aún: se trata de una pertenencia recíproca: «Yo seré vuestro
Dios y vosotros seréis mi pueblo» (Jr 7, 23). Ésta es la disposición divina. Dios se
compromete a sí mismo en la Alianza. Todas las infidelidades del pueblo, en las diver-
sas etapas de su historia, no alteran la fidelidad de Dios a esa alianza.
4. Un pueblo consagrado a Dios
En virtud de la iniciativa divina en la alianza, un pueblo se transforma en el pueblo
de Dios y, como tal, es santo, es decir, consagrado a Dios-Señor: «Tú eres un pueblo
consagrado al Señor tu Dios, el Señor tu Dios te ha elegido para ser el pueblo de tu
porción entre todos los pueblos que hay sobre la haz de la tierra» (Dt 7, 6; cf. Dt 26,
19). En el sentido de esta consagración se aclaran también las palabras del Éxodo:
«Seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa» (Ex 19, 6). A pesar de
que, en el curso de su historia, aquel pueblo comete muchos pecados, no deja de ser
pueblo de Dios. Por eso, remitiéndose a la fidelidad del Señor a la alianza establecida
por él mismo, Moisés se dirige a él con la súplica conmovedora: «No destruyas a tu
pueblo, a tu heredad, redimida por tu grandeza, sacándolo de Egipto con tu mano
poderosa», como leemos en el Deuteronomio (9, 26).
5. La presencia de Dios en medio de su pueblo
Dios al establecer su alianza con Israel quiere estar
presente de un modo particular en medio de su
pueblo. Esa presencia, durante la peregrinación a
través del desierto, se expresa mediante la tien-
da del encuentro. Más adelante, se expresará me-
diante el templo, que el rey Salomón construirá en
Jerusalén.
Con respecto a la tienda del encuentro, leemos en
el Éxodo: «Cuando salía Moisés hacia la tienda,
todo el pueblo se levantaba y se quedaba de pie
a la puerta de su tienda, siguiendo con la vista a
Moisés hasta que entraba en la tienda. Y una vez
entrado Moisés en la tienda, bajada la columna de
nube y se detenía a la puerta de la tienda, mientras
el Señor hablaba con Moisés. Todo el pueblo veía la
columna de nube detenida en la puerta de la tienda
y se levantaba el pueblo, y cada cual se postraba Miguel Ángel, El profeta Isaías.
junto a la puerta de su tienda. El Señor hablaba
con Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo» (Ex 33, 8-11). El don
de esa presencia era un signo particular de elección divina, que se manifestaba en
formas simbólicas y casi en presagios de la realidad futura: la Alianza de Dios con su
nuevo pueblo en la Iglesia.

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C. AUTOEVALUACIÓN
1. ¿Qué dice el Concilio Vaticano II sobre la salvación del hombre?
2. ¿Qué papel cumplió Moisés al sacar a su pueblo de Egipto?
3. ¿Cuáles son las etapas en la promesa hecha a Abraham?
4. ¿Quién fue el mediador de la Alianza?
5. ¿Por esta Alianza Israel en qué se convierte?
6. ¿Con que palabras el A. T. se refiere a la santidad del pueblo elegido?
7. ¿Cómo se manifiesta la presencia de Dios en medio de su pueblo?

D. ACTIVIDADES SUGERIDAS
1. Lee y medita el pasaje del Génesis 15, sobre la Alianza de Dios con Abraham.
2. Averigua quién fue el hijo que Dios tuvo con su sierva Agar.
3. Realiza un pequeño relato de quien fue Moisés.
4. Averigua y da un pequeño resumen de las 7 plagas que Dios envió sobre Egipto
para liberar a su pueblo de la Esclavitud del faraón.

E. VOCABULARIO BÁSICO
Pueblo Sacrificio Promesa
Precepto Fidelidad Alianza

F. PARA TU VIDA CRISTIANA


• Abraham tuvo un hijo que se llamaba Isaac. Isaac tuvo dos hijos: Esáu y Jacob.
(Gén 25,21-34) Cambió el nombre por Israel (Gén 32,29) Israel tuvo doce hijos,
que dieron origen a doce grandes familias o tribus del Pueblo de Dios.

• Moisés era un hombre perteneciente al pueblo de Israel. Dios lo salvó de las


aguas del río, y cuando era ya grande, le ordenó que hablara con el Faraón de
Egipto para que dejara libre al pueblo de Israel.

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Tema 16
LA IGLESIA EN EK DESIGNIO DE DIOS
A. MOTIVACIÓN
Dicen, con razón, que no vamos a la iglesia por nuestro propio pie, sino que “nos
traen”: en brazos, cuando nos bautizan; del brazo, cuando nos casamos; y a hombros,
cuando nos entierran. Hubo un tiempo en que no íbamos a la iglesia, y alguien nos
trajo. Nadie nace cristiano, ni nadie pertenece a la Iglesia sólo porque le haya dado la
real gana. Hace falta que alguien nos haya anunciado a Cristo y nos haya “empujado” a
incorporarnos a la comunidad cristiana. Como ninguno de nosotros ha elegido su nom-
bre, o qué idioma hablamos. Todo esto nos lo han transmitido, sobre todo en casa.
Ésta ha sido la forma de “hacer cristianos”; no hay otra. La labor de “llevar a la igle-
sia” a los demás, es propia de la familia cristiana. No es exclusiva de ella, porque
también lo hace la parroquia, la escuela católica, o los movimientos y asociaciones
cristianos. Pero principalmente es de ella. Un matrimonio cristiano toma el compromi-
so de “recibir los hijos y educarlos según la ley de Cristo y de su Iglesia”. Y al bautizar
a un hijo, se comprometen a “educarlo en la fe cristiana”. La Iglesia es la “segunda
familia” del niño, debe conocerla, y debe participar en su vida.

B. CONTENIDO DOCTRINAL
1. La palabra Iglesia
Con el término “Iglesia” se designa
al pueblo que Dios convoca y reúne
desde todos los confines de la tie-
rra, para constituir la asamblea de
todos aquellos que, por la fe y el
Bautismo, han sido hechos hijos y
miembros de Cristo y templo del
Espíritu Santo.
La Iglesia de Dios existe en las co-
munidades locales y se realiza como
asamblea litúrgica, sobre todo eu-
carística. La Iglesia vive de la Palabra y del Cuerpo de Cristo y de esta manera viene
a ser ella misma Cuerpo de Cristo.
2. Los símbolos de la Iglesia
En la Sagrada Escritura encontramos muchas imágenes que ponen de relieve aspectos
complementarios de la Iglesia. El Antiguo Testamento prefiere imágenes ligadas al
“Pueblo de Dios”. El Nuevo Testamento aquellas vinculadas a Cristo Cabeza que es su
Cuerpo. En torno a este centro se agrupan imágenes “tomadas de la vida de los pasto-
res, de la agricultura, de la construcción, incluso de la familia y del matrimonio”.
a) La Iglesia, en efecto, es el redil cuya puerta única y necesaria es Cristo (Jn 10, 1-10).
Es también el rebaño cuyo pastor será el mismo Dios (cf. Is 40, 11; Ez 34, 11-31).

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b) ”La verdadera vid es Cristo, que da vida y fecundidad a los sarmientos, es decir, a
nosotros, que permanecemos en él por medio de la Iglesia y que sin él no podemos
hacer nada” (Jn 15, 1-5).
c) También se le denomina como construcción de Dios (1 Co 3, 9). Jesús mismo se
comparó a la piedra que desecharon los constructores, pero que se convirtió en la
piedra angular (Mt 21, 42 par.; cf. Hch 4, 11; 1 P 2, 7; Sal 118, 22).
d) La Iglesia es llamada también “la Jerusalén de arriba” y “madre nuestra” (Ga 4,
26; cf. Ap 12, 17), y se la describe como la esposa inmaculada del Cordero inmacu-
lado (Ap 19, 7; 21, 2. 9; 22, 17).
3. La Iglesia, instituida por Cristo Jesús
Corresponde al Hijo realizar el plan de Salva-
ción de su Padre, en la plenitud de los tiem-
pos; ése es el motivo de su misión (LG 3, AG
3) “El Señor Jesús comenzó su Iglesia con el
anuncio de la Buena Noticia, es decir, de la lle-
gada del Reino de Dios prometido desde hacía
siglos en las Escrituras” (LG 5). Para cumplir la
voluntad de su Padre, Cristo inauguró el Reino
de los cielos en la tierra: la Iglesia.
“Este Reino se manifiesta a los hombres en
las palabras, en las obras y en la presencia
de Cristo” (LG 5). Acoger la palabra de Jesús
es acoger “el Reino”. El germen y el comien-
Basílica de San Pedro. zo del Reino son el “pequeño rebaño” (Lc 12,
32), de los que Jesús ha venido a convocar
en torno suyo y de los que él mismo es el pastor (cf. Mt 10, 16; 26, 31; Jn 10, 1-21).
Constituyen la verdadera familia de Jesús (cf. Mt 12, 49). A los que reunió así en tor-
no suyo, les enseñó no sólo una nueva “manera de obrar”, sino también una oración
propia (cf. Mt 5-6).
El Señor Jesús dotó a su comunidad de una estructura que permanecerá hasta la
plena consumación del Reino. Ante todo está la elección de los apóstoles con Pedro
como su Cabeza (cf. Mc 3, 14-15). Los Doce (cf. Mc6, 7) y los otros discípulos (cf. Lc
10,1-2) participan en la misión de Cristo, en su poder, y también en su suerte (cf. Mt
10, 25; Jn 15, 20). Con todos estos actos, Cristo prepara y edifica su Iglesia.
Pero la Iglesia ha nacido principalmente del don total de Cristo por nuestra salvación,
anticipado en la institución de la Eucaristía y realizado en la Cruz. “El agua y la sangre
que brotan del costado abierto de Jesús crucificado son signo de este comienzo y
crecimiento” (LG 3)
4. La Iglesia, a la vez visible y espiritual
“Cristo estableció en este mundo su Iglesia santa como un organismo visible. La
mantiene aún sin cesar para comunicar por medio de ella a todos la verdad y la gra-
cia”. La Iglesia es a la vez:

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– sociedad dotada de órganos jerárquicos y el
Cuerpo Místico de Cristo;
– el grupo visible y la comunidad espiritual;
– la Iglesia de la tierra y la Iglesia llena de bie-
nes del cielo.
Estas dimensiones juntas constituyen “una rea-
lidad compleja, en la que están unidos el ele-
mento divino y el humano” (LG 8):
Es propio de la Iglesia “ser a la vez humana y
divina, visible y dotada de elementos invisibles, entregada a la acción y dada a la
contemplación, presente en el mundo y, sin embargo, peregrina. De modo que en ella
lo humano esté ordenado y subordinado a lo divino, lo visible a lo invisible, la acción
a la contemplación y lo presente a la ciudad futura que buscamos” (SC 2).
5. La Iglesia, sacramento universal de salvación
El concilio Vaticano II definió a la Iglesia «como un sacramento» (SC 5). Con ello
no quería afirmar el Concilio que, además de los siete sacramentos, hubiera un sa-
cramento más. Sino que, así como los sacramentos son verdaderos instrumentos de
Cristo para distribuir la gracia de Dios y la vida de hijos de Dios entre los hombres,
de un modo parecido es la Iglesia entera una institución visible que sirve a Cristo de
instrumento para realizar su obra de salvación universal.
Es claro, como afirma el mismo Concilio, que en todo tiempo y lugar son aceptos a
Dios los que le temen y practican la justicia (Act 10,35); pero no es menos cierto que
Cristo es el único mediador entre Dios y los hombres (cf. 1 Tim 2,5) y que él insti-
tuyó a su Iglesia como instrumento necesario de salvación. Por lo cual, «no podrían
salvarse quienes, sabiendo que la Iglesia católica fue instituida por Jesucristo como
necesaria, desdeñaran entrar en ella o no quisieran permanecer en ella» (LG 7).
Ahora bien, Cristo no dio tan sólo los sacramentos a su Iglesia para que fueran los
medios de gracia que perpetuaran en el mundo su obra salvifica, sino que, ante todo
y sobre todo, le dio su Palabra, es decir, el conjunto de su mensaje para que lo trans-
mitiera fielmente a todos los hombres de todas las generaciones: Predicad el Evan-
gelio a todos los hombres (Mc 16,15),
enseñándoles a observar todo cuanto
yo os he mandado (Mt 28,20).
Esto quiere decir que la palabra de Dios
lo mismo que la gracia sacramental del
bautismo y de los demás sacramentos,
nos llega canalizada por el conducto de
instrumentos humanos. Y esto no tiene
nada de extraño desde el momento en
que Dios mismo buscó el encuentro con
los hombres sirviéndose de la humani-
dad de Jesús como instrumento de re- Juan Pablo II y el Cardenal Juan Luis
dención universal. Cipriani Thorne.

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C. AUTOEVALUACIÓN
1. ¿Qué se designa con el término Iglesia?
2. ¿Cuáles son los símbolos e imágenes de la Iglesia?
3. ¿Qué quiere decir anuncio de la Buena Noticia?
4. ¿Cómo se manifiesta el Reino de Dios en nosotros?
5. ¿Por qué la Iglesia es a la vez visible y espiritual?
6. ¿Por qué el Concilio Vaticano II definió a la Iglesia como sacramento?

D. ACTIVIDADES SUGERIDAS
1. Analizar cómo asumimos la misión de cristianos en la Iglesia.
2. Averiguar como se estructura la Iglesia.
3. Entonar el canto “Iglesia peregrina”.
4. Leer los números 543 y 547 del Catecismo de la Iglesia Católica.
5. Indagar qué día se celebra la festividad de la Cátedra de San Pedro y que se
destaca con esta fiesta.
6. Mencionar las formas cómo ayudar a la misiones en la Iglesia.
7. Hacer una lista de los modos como puedes ser útil a tu parroquia.
8. Recoger fotografías que demuestren las actividades de la Iglesia en diversos
países. Recoger también ilustraciones de diversos santos de diferentes países
y de épocas distintas. Forma con todo este material un álbum de clase, y ese
álbum te servirá para demostrar la catolicidad y la unidad de la Iglesia.

E. VOCABULARIO BÁSICO
Asamblea Templo Sarmiento
Consumación Misión Estructura

F. PARA TU VIDA CRISTIANA


• “Cristo no excluyó a los pecadores de la sociedad por Él fundada. Si, por tanto,
algunos miembros están aquejados de enfermedades espirituales, no por eso
debe disminuir nuestro amor a la Iglesia; al contrario, ha de aumentar nuestra
compasión hacia sus miembros” (Pío XII, Enc. Mystici Corporis Christi).
• Ama, venera, reza, mortifícate –cada día con más cariño– por el Romano Pon-
tífice, piedra basilar de la Iglesia, que prolonga entre todos los hombres, a lo
largo de los siglos y hasta el fin de los tiempos, aquella labor de santificación y
gobierno que Jesús confió a Pedro. (Forja, 134).
• Has de ser, como hijo de Dios y con su gracia, varón o mujer fuerte, de deseos y
de realidades. –No somos plantas de invernadero. Vivimos en medio del mundo,
y hemos de estar a todos los vientos, al calor y al frío, a la lluvia y a los ciclo-
nes..., pero fieles a Dios y a su Iglesia. (Forja, 792).

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Tema 17
LOS LLAMADOS A SER SANTOS
A. MOTIVACIÓN
Debió ser por el mes de marzo o el de abril de 1855, cuando Domingo Savio tenía
trece años. San Juan Bosco habló a los muchachos de santidad con una fuerza que
conmovió a más de uno. En el caso de Domingo fue como una chispita que le hizo
arder por dentro en amor de Dios, con un fuego que no se apagó nunca a lo largo de
su breve vida en la tierra.
A los pocos días fue a ver a su maestro y le expuso con claridad su pensamiento:
-Siento como un deseo y una necesidad de hacerme santo.
Un día San Juan Bosco le habló de que pensaba obsequiarle con un regalo que fuese
de su agrado, y que le manifestara su preferencia por si podía acertar, pero el mucha-
cho volvió a la carga con lo que realmente ocupaba su mente y su corazón:
-El regalo que le pido es que me ayude a ser santo. Quiero darme todo al Señor, para
siempre; siento verdadera necesidad de hacerme santo; y si no me hago santo, no
hago nada.

B. CONTENIDO DOCTRINAL
1. La santidad
“¿Qué es la santidad? Es la alegría de
hacer la Voluntad de Dios.
El hombre experimenta esta alegría por
medio de una constante acción profunda
sobre sí mismo, por medio de la fideli-
dad a la ley divina, a los mandamientos
del Evangelio. E incluso con renuncias”
(Juan Pablo II, Homilía, 18.1.1981).
La esencia de la santidad está en la cari-
dad o amor a Dios y al prójimo por Dios.
A estos dos amores redujo Jesús la Ley y los Profetas, y los inculcó como máximos
mandamientos (cf Lc, 25-28).
La santidad es llevar una vida de gracia, opuesta al pecado.
2. Jesús, nuestro modelo de santidad
El Verbo se encarnó para ser nuestro modelo de santidad: “Tomad sobre vosotros mi
yugo, y aprended de mí…” (Mt 11, 29). “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie
va al Padre sino por mí” (Jn 14, 6). Y el Padre, en el monte de la Transfiguración,
ordena: “escuchadle” (Mc 9, 7). Él es, en efecto, el modelo de las bienventuranzas
y la norma de la ley nueva: “Amaos os unos a los otros como yo os he amado” (Jn
15, 12). Este amor tiene como consecuencia la ofrenda efectiva de sí mismo (cf Mc
8, 34).

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3. Todos somos llamados a la santidad
La doctrina del llamamiento univer-
sal a la santidad parecía olvidada a
lo largo de los siglos, de tal manera
que daba la impresión de que para
buscar la santidad se tenía que ir al
claustro o ser sacerdotes. Pero ve-
mos que por el mero hecho de ser
hijos de Dios por medio del bautismo
todos estamos llamados a la santi-
dad: “Sed perfectos como vuestro
Padre celestial es perfecto” (Mt 5,
48). Y San Pablo dice a los tesaloni-
censes: “Esta es la voluntad de Dios, vuestra santificación” (1 Ts 4, 3).
La “llamada universal a la santidad” no es una sugerencia, sino un mandato de Jesu-
cristo: “Fíjate bien: hay muchos hombres y mujeres en el mundo, y ni a uno solo de
ellos deja de llamar el Maestro. Les llama a una vida cristiana, a una vida de santidad,
a una vida de elección, a una vida eterna” (Forja, n. 13).
El concilio Vaticano II pronunció palabras altamente luminosas sobre la vocación
universal a la santidad “Todos los fieles, de cualquier estado o régimen de vida, son
llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad” (LG 40).
Por lo tanto podemos decir que el objetivo principal de todo hombre en esta vida es
la búsqueda de la santidad “Busquen, pues, antes que nada el Reino de Dios y su
justicia que todo lo demás se le dará por añadidura” (Mt 6, 33).
4. Medios para llegar a la santidad
Piensa en lo que dice el Espíritu Santo,
y llénate de admiración y de agradeci-
miento, pues nos ha elegido para que
seamos santos en su presencia. Ser san-
tos no es fácil, pero tampoco es difícil.
Ser santos es ser buen cristiano: pare-
cerse a Cristo.
Y ¿qué medios tenemos?:
• Los sacramentos, especialmente la re-
cepción de la Eucaristía y la penitencia.
• La oración y la mortificación.
• La devoción a la Virgen María.
• Nuestro trabajo de cada día, bien hecho y en gracia santificante.
5. El camino de la Cruz
Hay en el ambiente una especie de miedo a la Cruz, a la Cruz del Señor. Y es que han
empezado a llamar cruces a todas las cosas desagradables que suceden en la vida, y
no saben llevarlas con sentido de hijos de Dios, con visión sobrenatural. ¡Hasta quitan
las cruces que plantaron nuestros abuelos en los caminos...!

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El camino de la perfección pasa por la cruz, pues no hay santidad sin renuncia y sin
combate espiritual (cf 2 Tm 4). El progreso espiritual implica la ascesis (el esfuerzo,
el combate espiritual) y la mortificación que conducen gradualmente a vivir en la paz
y el gozo de las bienaventuranzas: el que asciende no cesa nunca de ir de comienzo
en comienzo mediante comienzos que no tienen fin. Jamás el que asciende deja de
desear lo que ya conoce.
6. El culto a los santos
Nosotros solamente adoramos a Dios por-
que le reconocemos como Creador y Supre-
mo Señor de todas las cosas; y veneramos
a los santos y especialmente a la Santísima
Virgen por ser Madre de Dios.
Venerar es lo mismo que rendir honor, reco-
nocerles amigos de Dios y glorificados por
Él en el cielo, ya qe aquí fueron fieles y ge-
nerosos servidores de Jesucristo.
Tanto el culto a la Virgen como el de los
santos “es justo y saludable” y “el honor
que tributamos a sus imágenes va dirigido a
los santos que ellas representan” (Concilio
de Trento).
Veneramos a los santos celebrando su me-
moria y pidiendo su intercesión. Con ello
damos gracias a Dios por los dones que Él
les ha otorgado y le rogamos que, por in-
San Josemaría Escrivá.
tercesión de los mismos, nos sea propicio y
nos ayude a hacernos semejantes a ellos. La festividad de un santo suele celebrarse
en el aniversario de su nacimiento al cielo.
Los santos son nuestros modelos en la imitación a Cristo. Si leemos su vida , conoce-
remos su heroísmo y nos sentiremos impulsados a seguir su ejemplo “Por defender
su pureza San Francisco de Asís se revolcó en la nieve, San Benito se arrojó a un
zarzal, San bernardo se zambulló e un estanque helado… -Tú, ¿qué has hecho?”
(Camino, n. 143).

C. AUTOEVALUACIÓN
1. ¿Qué es la santidad?
2. ¿Cómo experimenta el hombre la alegría de la santidad?
3. ¿Quién es nuestro primer modelo de santidad?
4. ¿Qué nos dice el concilio Vaticano II acerca de la santidad?
5. ¿Cuál es el objetivo principal del hombre?
6. ¿Cuáles son los medios para adquirir la santidad?
7. ¿Por donde ha de pasar el camino de la perfección?
8. ¿De que modo veneramos a los santos?

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D. ACTIVIDADES SUGERIDAS
1. Hacer la biografía de un santo laico y exponerla en el aula.
2. Averiguar la fecha en que se celebra la fiesta de los santos peruanos.
3. Escribir una pequeña redacción explicando lo que nuestra vida debiera ser
como preparación para el cielo.
4. Meditar y sacar algún propósito sobre la siguiente frase de san Agustín: “Conó-
cete, acéptate, supérate.”
5. Buscar la biografía de dos de los santos que a continuación se mencionan:
Nombre del Santo Lugar de nacimiento Fecha de nacimiento
Ana de los Ángeles (B) Arequipa (Perú) 26.VII.1602
Francisco Solano Montilla (España) 10.III.1549
Héctor Valdivielso Sáez Buenos Aires (Argentina) 31.X.1910
Juan Diego Cuauhtitlán (México) 1474
Juan Macías Rivera de Fresco (España) 2.III.1585
Laura Vicuña Pino Santiago de Chile (Chile) 5.IV.1891
Luis Alberto Hurtado Viña del Mar (Chile) 22.I.1901
Luis Tezza Conegliano (Italia) 1.XI.1841
Mariana de Jesús Quito (Ecuador) 31.X.1618
Martín de Porres Lima (Perú) 1579
Miguel Febres Cordero Cuenca (Ecuador) 7.XI.1854
Nacisa de Jesús Martillo Nobol (Ecuador) 29.X.1932
Rosa de Lima Lima (Perú) 30.IV.1586
Teresa de Los Andes Santiago de Chile (Chile) 13.VI.1900
Toribio de Mogrovejo Mayorga (España) 1538

E. VOCABULARIO BÁSICO
Santidad Santo Ascesis
Mandamientos Mortificación Veneración

F. PARA TU VIDA CRISTIANA


• “La santidad grande está en cumplir los deberes pequeños de cada instante”
(Camino, n. 817).
• “Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar lo que manda, te invita a
hacer lo que puedas y pedir lo que no puedas y te ayuda para que puedas” (San
Agustín).

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Tema 18
ADVIENTO. ESPERA DE LA VENIDA DE JESÚS
A. MOTIVACIÓN
“Estamos ya habituados al término «adviento»; sabemos qué significa; pero preci-
samente por el hecho de estar tan familiarizados con él, quizá no llegamos a captar
toda la riqueza que encierra dicho concepto.
Adviento quiere decir ‘venida’. Por lo tanto, debemos preguntarnos: ¿Quién es el que
viene?, y ¿para quién viene? En seguida encontramos la respuesta a esta pregunta.
Hasta los niños saben que es Jesús quien viene para ellos y para todos los hombres.
Viene una noche en Belén, nace en una gruta que se utilizaba como establo para el
ganado.
Esto lo saben los niños, lo saben también los adultos que participan de la alegría de
los niños y parece que se hacen niños ellos también la noche de Navidad. Sin em-
bargo, muchos son los interrogantes que se plantean. E1 hombre tiene el derecho,
e incluso el deber, de preguntar para saber. Hay asimismo quienes dudan y parecen
ajenos a la verdad que encierra la Navidad, aunque participen de su alegría.
Precisamente para esto disponemos del tiempo de Adviento, para que podamos pe-
netrar en esta verdad esencial del cristianismo cada año de nuevo” (Juan Pablo II,
Catequesis 29 de noviembre de 1978).

B. CONTENIDO DOCTRINAL
1. Significado del Adviento
Adviento significa venida. Este tiempo nos prepara para la ve-
nida del Señor. . Esta venida se nos presenta en tres dimen-
siones:
• Adviento Histórico. Es la espera en que vivieron los pueblos
que ansiaban la venida del Salvador.
• Adviento Místico. Es la preparación moral del hombre de hoy a
la venida del Señor. Es un Adviento actual. Es tiempo propicio
para la evangelización y la oración que dispone al hombre, a
aceptar la salvación que viene del Señor.
• Adviento Escatológico. Es la preparación a la llegada definitiva
del Señor, al final de los tiempos, cuando vendrá para coronar definitivamente su
obra redentora, dando a cada uno según sus obras.
2. Esquema del adviento
Inicia con las vísperas del domingo más cercano al 30 de noviembre y termina antes
de las vísperas de la Navidad. Los domingos de este tiempo se llaman 1°, 2°, 3° y
4° de Adviento. Los días del 16 al 24 de diciembre (la Novena de Navidad) tienden a
preparar más específicamente las fiestas de la Navidad.
El color de los ornamentos del altar y la vestidura del sacerdote es el morado, igual
que en Cuaresma, que simboliza austeridad y penitencia.

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3. Temas que se presentan durante el Adviento
a. I Domingo, la vigilancia en espera de la ve-
nida del Señor.
Durante esta primer semana las lecturas bíblicas
y la predicación son una invitación con las pala-
bras del Evangelio: “Velen y estén preparados,
que no saben cuándo llegará el momento”.Esta
semana, en familia al igual que en cada comu-
nidad parroquial, encenderemos la primer vela
de la Corona de Adviento, color morada, como
signo de vigilancia y deseos de conversión.
b. II Domingo, la conversión, nota predomi-
nante de la predicación de Juan Bautista.
Durante la segunda semana, la liturgia nos invita
a reflexionar con la exhortación del profeta Juan
Bautista: “Preparen el camino, Jesús llega” y,
¿qué mejor manera de prepararlo que buscando ahora la reconciliación con Dios?
Encenderemos la segunda vela morada de la Corona de Adviento, como signo del
proceso de conversión que estamos viviendo.
c. III Domingo, el testimonio, que María, la Madre del Señor, vive, sirviendo y ayu-
dando al prójimo.
Sabemos que María está siempre acompañando a sus hijos en la Iglesia, por lo que
nos disponemos a vivir esta tercera semana de Adviento, meditando acerca del papel
que la Virgen María desempeñó. Encendemos como signo de espera gozosa, la ter-
cera vela, color rosa, de la Corona de Adviento.
d. IV Domingo, el anuncio del nacimiento de Jesús hecho a José y a María.
Las lecturas bíblicas, dirigen su mirada a la disposición de la Virgen María, ante el
anuncio del nacimiento de su Hijo y nos invitan a “Aprender de María y aceptar a
Cristo que es la Luz del Mundo”. Como ya está tan próxima la Navidad, ahora nos
queda solamente esperar la gran fiesta. Como familia debemos vivir la armonía, la
fraternidad y la alegría que esta cercana celebración representa. Encendemos la
cuarta vela color morada, de la Corona de Adviento.
4. Nuestra preparación por la espera de Jesús
El tiempo de Adviento no es un tiempo de penitencia al estilo de la cuaresma, que
busca la conversión por el hecho de conocer el sacrificio de Jesús por nosotros en
la cruz. El Adviento es el tiempo favorable para emprender un cambio del corazón y
para dar un nuevo y decisivo paso en nuestro caminar espiritual, es conversión como
preparación por la espera de Jesús.
La figura de San Juan Bautista destaca de manera especial en adviento. Es un com-
pañero ideal, austero y gozoso a la vez. Su vida fue penitente en grado sumo, pero
no resuena en ella nota alguna de tristeza. Como heraldo y precursor del Señor, se
regocijo al escuchar la voz de Jesús. Este es el único capaz de sacarnos de nuestra
propia complacencia. “¡Arrepentíos, el reino de los cielos está cerca!”, gritaba.

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En Cristo, el Hijo eterno, Dios ha aparecido entre nosotros en forma humana. E inten-
ta entrar en lo más íntimo de nuestras vidas, a fin de compartir su vida con nosotros.
Él está a la puerta y llama, pero jamás forzará la entrada. La puerta que da acceso a
nuestros corazones sólo puede ser abierta desde dentro.
Fue San Bernardo quien conectó esta venida espiritual de Cristo con el Adviento. En
sus sermones para este tiempo habla de tres venidas de Nuestro Señor: su venida
que tuvo lugar ya en el nacimiento, su futura venida en la gloria y su venida espiri-
tual, que pertenece al presente. De esta última dice: “Esta venida intermedia es como
la senda por la que pasa de la primera a la última: en la primera, Cristo fue nuestra
redención; en la última, aparecerá como nuestra vida; en ésta es nuestro descanso
y nuestro consuelo”.
5. Tiempo de esperanza
La Iglesia es más consciente de que su esperanza descansa en el futuro. Ella mira
hacia delante, hacia la restauración de todas las cosas en Cristo. Sólo entonces al-
canzará ella su perfección plena.
Ciertamente, es muy difícil practicar la es-
peranza en los tiempos que vivimos. Mu-
chísimas son las cosas que militan en su
contra: las críticas y ataques a la fe, los
valores morales en declive, el materialis-
mo, la secularización se vienen a la alza.
Hablando humanamente, hay poquísimos
motivos para la esperanza; pero la espe-
ranza cristiana no se basa en simples con-
sideraciones humanas, sino en la bondad y
el poder de Dios.
Como pueblo de Dios, tenemos que poner
lo que está de nuestra parte para la cons-
trucción de un mundo mejor y para prepa-
rar un camino al Señor. Ambas tareas son Basílica de San Pedro, La entrega de las
inseparables. llaves.

6. “Vigilar y orar”
La vigilancia es una virtud importante, pero bastante descuidada. Vigilar significa vivir
en el pensamiento de la segunda venida de Cristo. Debería ser una actitud de mente
constante, que gobernará toda nuestra conducta. Una virtud para todo momento,
pero especialmente apropiada durante el Adviento.
Si estamos dispuestos y preparados en todo momento para servir a nuestros prójimos
y a Dios, entonces estamos practicando la vigilancia; estamos al acecho de Cristo.
Esta actitud de vigilancia no es algo ansiosa, sino paciente y pacífica; pero es, al
mismo tiempo, una postura de alerta.
7. Símbolos de Adviento: La Corona de Adviento
a. Origen: La Corona de Adviento tiene su origen en una tradición pagana europea

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que consistía en prender velas durante el invierno para representar al fuego del dios
sol, para que regresara con su luz y calor durante el invierno. Los primeros misioneros
aprovecharon esta tradición para evangelizar a las personas. Partían de sus costum-
bres para enseñarles la fe católica. La corona está formada por una gran variedad
de símbolos:
b. La forma circular: El círculo no tiene principio ni fin. Es señal del amor de Dios
que es eterno, sin principio y sin fin, y también de nuestro amor a Dios y al prójimo
que nunca debe de terminar.
c. Las ramas verdes: Verde es el color de esperanza y vida, y Dios quiere que
esperemos su gracia, el perdón de los pecados y la gloria eterna al final de nuestras
vidas. El anhelo más importante en nuestras vidas debe ser llegar a una unión más
estrecha con Dios, nuestro Padre.
d. Las cuatro velas: Nos hace pensar en la oscuridad provocada por el pecado que
ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue
dando poco a poco una esperanza de salvación que iluminó todo el universo como las
velas la corona. Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, los
siglos se fueron iluminando con la cada vez más cercana llegada de Cristo a nuestro
mundo. Son cuatro velas las que se ponen en la corona y se prenden de una en una,
durante los cuatro domingos de adviento al hacer la oración en familia.
Las manzanas rojas que adornan la corona representan los frutos del jardín del Edén
con Adán y Eva que trajeron el pecado al mundo pero recibieron también la promesa
del Salvador Universal.
e. El listón rojo representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuel-
ve. Los domingos de adviento la familia o la comunidad se reúne en torno a la corona
de adviento. Luego, se lee la Biblia y alguna meditación. La corona se puede llevar al
templo para ser bendecida por el sacerdote.

C. AUTOEVALUACIÓN
1. ¿Qué significa adviento?
2. ¿Cuáles son las tres dimensiones en que podemos dividir el Adviento?
3. ¿Qué tiempo abarca aproximadamente el tiempo de Adviento?
4. ¿Qué significa el color litúrgico morado en el tiempo de Adviento
5. ¿Cuáles son los temas que se contemplan durante estos 4 domingos de Adviento?
6. ¿En qué consiste este tiempo de Adviento?
7. ¿En qué se basa la esperanza cristiana?
8. ¿Qué significa en adviento el término “vigilar”?

D. ACTIVIDADES SUEGERIDAS
1. Aprender y entonar la siguiente canción:
Ven Señor, no tardes
Ven, ven Señor, no tardes;
ven, ven que te esperamos;

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Ven, ven Señor, no tardes;
ven pronto, Señor.
El mundo muere de frió, el alma perdió el calor;
los hombres no son hermanos, el mundo no tiene amor.
2. Señalar, en un calendario grande, la época de adviento. En el espacio previsto
para los cuatro domingos de adviento, escribe las frases más importantes de sus
evangelios.
3. Leer las epístolas y evangelios de los cuatro domingos de adviento. Todo eso te
servirá para ir introduciéndote gradualmente en el misterio de navidad y tam-
bién de la segunda venida de nuestro Señor en el día del juicio final.
4. Anotar cuatro frases seleccionadas de las misas de los cuatro domingos de
adviento. Estas frases deben expresar nuestro ferviente deseo de la llegada de
nuestro Señor.
5. Hacer una lista de todas las cosas que puedes hacer durante el adviento para pre-
pararte para navidad. Por ejemplo, una oración bien rezada, no comer un dulce,
compartir con otros las cosas buenas que tengas, ser bondadoso, obediente, etc.
E intenta hacer una cosa de éstas cada uno de los días del adviento.
6. Escribir tres profecías de Isaías anunciando la llegada de Cristo (consulta las
misas de los cuatro domingos de adviento).

E. VOCABULARIO BÁSICO
Escatología Vigilancia Ornamento
Precursor Heraldo Esperanza

F. PARA TU VIDA CRISTIANA


• “El adviento de cada año nos recuerda que la gracia, es decir, la voluntad de
Dios para salvar al .hombre, es más poderosa que el pecado”(Juan Pablo II,
Catequesis 20 de diciembre de 1978).
• ¿Por qué hablamos hoy de todo esto? Para comprender mejor el Adviento. Ad-
viento quiere decir Dios que viene, porque quiere que «todos los hombres sean
salvos y vengan al conocimiento de la verdad» (1 Tim 2, 4). Viene porque ha
creado al mundo y al hombre por amor, y con él ha establecido el orden de la
gracia. Pero viene «por causa del pecado», viene «a pesar del pecado», viene
para quitar el pecado”(Juan Pablo II, Catequesis 20 de diciembre de 1978).

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Tema 19
LA VIRGEN MARÍA
A. MOTIVACIÓN
Un guerrero fue herido por una flecha en una batalla. Quisieron arrancarle la flecha
y curarlo, pero él exigió saber primero quién era el arquero, a qué clase de hombre
pertenecía y dónde se había colocado para disparar. También quiso saber la forma
exacta del arco de éste y qué clase de cuerda utilizaba. Mientras se esforzaba por
conocer todos estos datos, falleció.
Si María hubiera hecho tantas preguntas al ángel como el guerrero herido, probable-
mente no hubiera nacido Jesús. María fue una mujer de fe y de amor. María acepta el
plan de Dios en fe. María acogió el anuncio y la promesa que le traía el ángel Gabriel,
creyendo que “nada es imposible para Dios” (Lc 1,37). y dando su asentimiento: “He
aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra” . Durante toda su vida y
sobre todo, cuando Jesús, su hijo, murió en la cruz, su fe no vaciló. María no cesó de
creer en el “cumplimiento” de la palabra de Dios. María, porque creyó fue feliz y nos
ganó la felicidad para todos. “Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el
fruto de tu vientre, Jesús”. Isabel es la primera que llaman bienaventurada a María
(Lc 1,48): “Bienaventurada la que ha creído...” (Lc 1,45): María es “bendita entre
todas las mujeres” porque ha creído en el cumplimiento de la palabra del Señor.

B. CONTENIDO DOCTRINAL
1. La Virgen María
La Santísima Virgen María es la Nueva Eva, la Mu-
jer perfecta, llena de gracia y virtudes, concebida
sin pecado original, que es Madre de Dios y madre
nuestra, y que está en el cielo en cuerpo y alma; y
que nos acompaña permanentemente en nuestros
esfuerzos por ser cristianos con gran solicitud y
amor maternal.
La Virgen María es verdaderamente Madre de Dios
porque es la madre del Hijo eterno de Dios hecho
hombre, que es Dios mismo y es madre nuestra
porque, por su obediencia, se convirtió en la nue-
Miguel Ángel, La Piedad. va Eva, madre de los vivientes; además, porque
es Madre de Jesucristo, con quien estamos unidos por la gracia, formando un solo
Cuerpo Místico.
2. Privilegios Marianos
Dado que la Virgen María es, por designio divino, una criatura del todo singular y
única, ha recibido del Señor unas gracias y privilegios que están fuera de la ley común
y que a ninguna otra criatura pueden convenir.

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En efecto, era del todo conveniente que en razón de ser es-
cogida para ser Madre de Dios esté adornada de todos los
privilegios, los cuales son: su Concepción Inmaculada, su
perpetua Virginidad, su Maternidad divina y su Asunción en
cuerpo y alma a los cielos.
a) Inmaculada Concepción
El Dogma de la Inmaculada Concepción establece que María
fue concebida sin mancha de pecado original. El dogma fue
proclamado por el Papa Pío IX, el 8 de diciembre de 1854, en
la Bula Ineffabilis Deus.
“Declaramos, pronunciamos y definimos que la doctrina que
Murillo, La Inmaculada.
sostiene que la Santísima Virgen María, en el primer instante
de su concepción, fue por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente en previ-
sión de los méritos de Cristo Jesús, Salvador del genero humano, preservada inmune
de toda mancha de culpa original, ha sido revelada por Dios, por tanto, debe ser
firme y constantemente creída por todos los fieles.”
b) Virginidad perpetua
La fe de la Iglesia, se condensa en una antiquísima fórmula: “María fue virgen antes,
durante y después del parto”.
1.- Antes del parto, en la misma concepción, puesto que, según leemos en el Evange-
lio de San Lucas, concibió a Jesús, no de varón, sino fuera de todo concurso humano:
“el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra” (Lc l, 35)
2.- En el parto, porque dio a luz a su Hijo sin desgarrar el sello de la virginidad, sin
dolor, por especial y portentoso milagro del poder divino “Como el rayo del sol pasa
a través de un cristal sin romperlo ni mancharlo”.
3.- Después del parto, es decir, que después del nacimiento de Cristo tampoco hubo
consorcio alguno con varón, y por consiguiente no tuvo otros hijos, y ni siquiera per-
dió la integridad de su cuerpo de manera puramente accidental.
La virginidad perpetua de la Virgen fue proclamado en el Concilio Lateranense bajo
el Papa Martín I, en el año 649, y también en el Concilio III de Constantinopla en el
año 68O.
c) La Maternidad Divina de María
El dogma de la Maternidad Divina se refiere a que la Virgen María es verdadera Madre de
Dios. Fue solemnemente definido por el Concilio de Efeso (año 431). Tiempo después, fue
proclamado por otros Concilios universales, el de Calcedonia y los de Constantinopla.
El Concilio de Efeso, del año 431, siendo Papa San Clementino I (422-432) definió:
“Si alguno no confesare que el Emmanuel (Cristo) es verdaderamente Dios, y que por
tanto, la Santísima Virgen es Madre de Dios, porque parió según la carne al Verbo de
Dios hecho carne, sea anatema.”
El Concilio Vaticano II hace referencia del dogma así:
“Desde los tiempos más antiguos, la Bienaventurada Virgen es honrada con el título
de Madre de Dios, a cuyo amparo los fieles acuden con sus súplicas en todos sus
peligros y necesidades” (L G 66).

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d) Asunción a los cielos
“Ser llevada” se dice en latín “assumi”, de donde procede el término “Asunción”, de
significado pasivo, para distinguirla de “Ascensión” que tiene significado activo, y es
el misterio de Jesucristo, quien “subió” a los cielos por su propia virtud, mientras que
María “fue llevada”.
La Asunción de María tiene dos significados: El uno es, NEGATIVO, en cuanto supone
que su cuerpo santísimo no sufrió la corrupción del sepulcro, y otro POSITIVO, que
significa la glorificación del mismo cuerpo, la cual a su vez supone la resurrección
anticipada.
El privilegio de la Asunción de María en cuerpo y alma al cielo es una verdad de fe
católica, definida por el Papa Pío XII el l de noviembre de l95O por la bula “Munificen-
tissimus Deus”, con estas palabras.
3. El Culto a la Virgen María
La Virgen no puede ser objeto de culto de adoración o latría (la adoración sólo corres-
ponde a Dios). Pero sí se venera a la Virgen de una manera especial, con un culto que
la Iglesia llama “hiperdulía” que es una veneración mayor a la que se da a los santos
del cielo, ellos son objeto de culto de “dulía” o veneración.
El culto a la Virgen tiene raíces profundas en la Palabra revelada y sólidos fundamen-
tos en las verdades de la doctrina católica, tales como:
- la singular dignidad de María por ser Madre del Hijo de Dios;
- su cooperación incondicional en la obra de la salvación llevada a cabo por su Hijo;
- su santidad, plena en el momento de su concepción inmaculada;
- su misión y el puesto que ocupa;
- su incesante y eficaz intercesión a favor de los hombres;
- su gloria, en fin, que ennoblece a todo el género humano; en efecto, María perte-
nece a nuestra estirpe.
4. Las Advocaciones de la Virgen María
Se conoce como advocaciones, a las distintas formas de
nombrar o referirnos a la Santísima Virgen. Es común que
muchos cristianos, por falta de información o mejor dicho
“formación”, confundan esos distintos nombres con distintas
santas o “virgencitas”, como suelen llamarle. La Madre de
Jesús es la Virgen María. Y los católicos solemos “apodarla”
de distintas maneras, según el lugar dónde se halla instalada
la devoción, o según la circunstancia, si es una aparición o se
la nombra Patrona, etc.
De esta manera, encontraremos que llamamos a María como
“Nuestra Señora del Rosario”, Virgen de Lourdes, Virgen de Fá-
Nuestra Señora de la
Evangelización. tima, Nuestra Señora de la Paz, La Virgen del Carmen y cientos
de formas más. Pero siempre nos referimos a nuestra Santa
Mamá del Cielo. ¿Que niño no ha llamado a su madre de cientos de maneras cariñosas?
Es por eso que no debemos confundirla, como si se tratara de distintas personas.

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C. AUTOEVALUACIÓN
1. ¿Quién es la Virgen María?
2. ¿Por qué es Madre de Dios y madre nuestra?
3. ¿La virgen en razón de que fue dotada de privilegios?
4. ¿Cuáles son los privilegios con que fue adornada la Virgen?
5. ¿Cómo se venera a la Virgen?
6. ¿Qué son las advocaciones?

D. ACTIVIDADES SUGERIDAS
1. Hacer una relación de los principales santuarios marianos del Perú y del mundo.
2. Investigar en qué advocación mariana es la patrona de la circunscripción ecle-
siástica (arquidiócesis, diócesis, prelatura, vicariato apostólico) donde vives.
3. La Santísima Virgen dijo a Bernardita: “Soy la Inmaculada Concepción”. Inves-
tigar sobres las apariciones de la Virgen María en Lourdes.
4. Nuestra Madre Santísima se apareció a los tres niños en Fátima. Indagar sobre
las diversas apariciones de la Virgen Santísima a los tres pastorcitos.

E. VOCABULARIO BÁSICO
Gracias Privilegio Concepción
Dogma Intercesión Culto

F. PARA TU VIDA CRISTIANA


• Ricardo de San Víctor escribe: “María fue hecha Madre de Dios para un fin de
misericordia”.
• María es Hija predilecta del Padre, Madre del Hijo y Esposa del Espíritu Santo.
• Es célebre la aparición de María a Santo Domingo diciéndole: “Yo soy la Reina
de la Misericordia”, y añadió que escuchaba complacida: “Es, pues, abogada
nuestra”, de la salve.

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Tema 20
PRESENCIA DE MARÍA EN LA HISTORIA Y EN LA
VIDA DE LA IGLESIA
A. MOTIVACIÓN
Cierta noche, cuenta Fulton Sheen, vino a verme una joven, y me dijo: No quisiera
por nada del mundo hacerme católica. Siempre repetís lo mismo cuando rezáis el
Rosario. Cuando uno repite lo mismo es prueba de que no es sincero. Yo no daría
fe a una persona que me repitiese las mismas palabras. Y creo que Dios tampoco.
Entonces le pregunté quién era aquel joven que la acompañaba. Es mi novio contestó
ella. ¿La quiere a usted? Ciertamente que sí. ¿Cómo lo sabe usted? ¿Cuántas veces
se lo ha dicho, una, dos ...? Me lo repite todos los días y hasta con cierta frecuencia...
Corté el diálogo y le dije: Si se repite, no le crea usted, prueba evidente de que no
es sincero, tal como usted me ha comentado hace un momento. No existe repetición
cada vez que uno dice «Yo te quiero». Y esto se explica porque cada vez coincide con
un momento distinto en el tiempo y con un lugar diferente en el espacio. Aunque la
madre repita mil veces a su hijo: «Te quiero con toda mi alma, rey mío», cada vez
significa algo distinto, pues su espíritu y su corazón actúan de manera diferente, y
cada hecho nuevo revela una nueva señal de afecto.

B. CONTENIDO DOCTRINAL
1. Presencia de María en el origen de la Iglesia
La presencia de María en los primeros momentos de vida
de la Iglesia contrasta de modo singular con la partici-
pación bastante discreta que tuvo antes, durante la vida
pública de Jesús. Cuando el Hijo comienza su misión,
María permanece en Nazaret, aunque esa separación no
excluye algunos contactos significativos, como en Caná,
y, sobre todo, no le impide participar en el sacrificio del
Calvario. Sin embargo, San Juan, en su evangelio, “en-
cuadra” la vida pública de nuestro señor Jesucristo con
la presencia de la Virgen (Caná – Calvario), lo cual esta-
ría significando la presencia constante de la Virgen en la
obra redentora de Jesucristo.
Por el contrario, en la primera comunidad el papel de
María cobra notable importancia. Después de la ascen-
sión, y en espera de Pentecostés, la Madre de Jesús
Rafael Sanzio, La coronación está presente personalmente en los primeros pasos de
de la Virgen. la obra comenzada por el Hijo, de tal manera que los
apóstoles “perseveraban unánimes en la oración, junto
con algunas mujeres y con María, la madre de Jesús, y sus hermanos” (Hch 1,14).

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Ya desde el principio María desempeña su papel de Madre de la Iglesia: su acción
favorece la comprensión entre los Apóstoles, a quienes Lucas presenta con un mismo
espíritu y muy lejanos de las disputas que a veces habían surgido entre ellos.
Por último, María ejerce su maternidad con respecto a la comunidad de creyentes no
sólo orando para obtener a la Iglesia los dones del Espíritu Santo, necesarios para su
formación y su futuro, sino también educando a los discípulos del Señor en la comu-
nión constante con Dios.
Así, se convierte en educadora del pueblo cristiano en la oración y en el encuentro
con Dios, elemento central e indispensable para que la obra de los pastores y los
fieles tenga siempre en el Señor su comienzo y su motivación profunda.
2. El rostro materno de María en los primeros siglos
Para quienes creen en Jesús y lo siguen, Madre
de Jesús es un titulo de honor y veneración, y lo
seguirá siendo siempre en la vida y en la fe de la
Iglesia. De modo particular, con este titulo los cris-
tianos quieren afirmar que nadie puede referirse al
origen de Jesús, sin reconocer el papel de la mujer
que lo engendró en el Espíritu según la naturale-
za humana. Su función materna afecta también al
nacimiento y al desarrollo de la Iglesia. Los fieles,
recordando el lugar que ocupa María en la vida de
Jesús, descubren todos los días su presencia eficaz
también en su propio itinerario espiritual. Miguel Ángel, La Piedad, detalle del
Ya desde el comienzo, la Iglesia reconoció la ma- rostro de María
ternidad virginal de María. Como permiten intuir
los evangelios de la infancia, ya las primeras comunidades cristianas recogieron los
recuerdos de María sobre las circunstancias misteriosas de la concepción y del naci-
miento del Salvador. En particular, el relato de la Anunciación responde al deseo de
los discípulos de conocer de modo más profundo los acontecimientos relacionados
con los comienzos de la vida terrena de Cristo resucitado. En última instancia, María
está en el origen de la revelación sobre el misterio de la concepción virginal por obra
del Espíritu Santo.
3. María en la experiencia espiritual de la Iglesia
Hoy la plegaria más común es el Ave María, cuya primera parte consta de palabras to-
madas del Evangelio (cf. Lc 1, 28, 42). Los cristianos aprenden a rezarla en el hogar,
ya desde su infancia, recibiéndola como un don precioso que es preciso conservar
durante toda la vida. Esta misma plegaria, repetida decenas de veces en el rosario,
ayuda a muchos fieles a entrar en la contemplación orante de los misterios evangéli-
cos y a permanecer a veces durante mucho tiempo en contacto íntimo con la Madre
de Jesús. Ya desde la Edad Media, el Ave María es la oración más común de todos los
creyentes, que piden a la santa Madre del Señor que los acompañe y los proteja en
el camino de su existencia diaria.

89
El pueblo cristiano, además, ha manifestado su
amor a María multiplicando las expresiones de su
devoción: himnos, plegarias y composiciones poé-
ticas sencillas, o a veces de gran valor, impregna-
das del mismo amor a Aquella que el Crucificado
entregó a los hombres como Madre. Entre éstas,
algunas, como el himno Akáthistos y la Salve Re-
gina, han marcado profundamente la vida de fe
del pueblo creyente.
La piedad mariana ha dado origen, también, a
una riquísima producción artística, tanto en Orien-
te como en Occidente, que ha hecho apreciar a
enteras generaciones la belleza espiritual de Ma-
ría. Pintores, escultores, músicos y poetas han
dejado obras maestras que, poniendo de relieve
Virgen del Rosario.
los diversos aspectos de la grandeza de la Virgen,
ayudan a comprender mejor el sentido y el valor de su elevada contribución a la obra
de la redención.
Los santuarios marianos, que atraen, durante todo el año, a numerosas multitudes
de fieles son baluartes de la piedad mariana y algunos son muy conocidos, como
Lourdes, Fátima, Loreto, Pompeya, Guadalupe o Czestochowa. Otros son conocidos
sólo a nivel nacional o local.
Esos lugares de oración mariana son testimonio magnífico de la misericordia de Dios,
que llega al hombre por intercesión de María. A menudo los santuarios marianos se
transforman en centros de evangelización.
4. Influencia de María en la vida de la Iglesia
Después de haber reflexionado sobre la dimensión mariana de la vida eclesial, nos
disponemos ahora a poner de relieve la inmensa riqueza espiritual que María comu-
nica a la Iglesia con su ejemplo y su intercesión.
Ante todo, deseamos considerar brevemente algunos aspectos significativos de la
personalidad de María, que a cada uno de los fieles brindan indicaciones valiosas para
acoger y realizar plenamente su propia vocación.
María nos ha precedido en el camino de la fe: al creer en el mensaje del ángel, es la
primera en acoger, y de modo perfecto, el misterio de la encarnación.
María educa a los cristianos para que vivan la fe como un camino que compromete
e implica, y que en todas las edades y situaciones de la vida requiere audacia y per-
severancia constante.
A la fe de María está unida su docilidad a la voluntad divina. Creyendo en la palabra
de Dios, pudo acogerla plenamente en su existencia, y, mostrándose disponible al
soberano designio divino, aceptó todo lo que se le pedía de lo alto.
Así, la presencia de la Virgen en la Iglesia anima a los cristianos a ponerse cada día
a la escucha de la palabra del Señor, para comprender su designio de amor en las
diversas situaciones diarias, colaborando fielmente en su realización.

90
El ejemplo de María permite que la Iglesia
aprecie mejor el valor del silencio. El silencio
de María no es sólo sobriedad al hablar, sino
sobre todo capacidad sapiencial de recordar
y abarcar con una mirada de fe el misterio
del Verbo hecho hombre y los acontecimien-
tos de su existencia terrenal.
María testimonia el valor de una existencia
humilde y escondida. Todos exigen normal-
mente, y a veces incluso pretenden, poder
Nuestra Señora del Carmen.
valorizar de modo pleno la propia persona y
las propias cualidades. Todos son sensibles ante la estima y el honor. Los evangelios
refieren muchas veces que los Apóstoles ambicionaban los primeros puestos en el
Reino, que discutían entre ellos sobre quién era el mayor y que, a este respecto,
Jesús debió darles lecciones sobre la necesidad de la humildad y del servicio (cf. Mt
18, 1-5; 20, 20-28; Mc 9, 33-37; 10, 35-45; Lc 9, 46-48; 22, 24-27). María por el
contrario no deseó nunca los honores ni las ventajas de una posición privilegiada,
sino que trató siempre de cumplir la voluntad divina llevando una vida según el plan
salvífico del Padre.
Además, María testimonia el valor de una vida pura y llena de ternura hacia todos los
hombres. La belleza de su alma, entregada totalmente al Señor, es objeto de admi-
ración para el pueblo cristiano.
El afecto y la devoción de los hombres a la Madre de Jesús supera los confines vi-
sibles de la Iglesia y mueve a los corazones a tener sentimientos de reconciliación.
Como una madre, María quiere la unión de todos sus hijos. Su presencia en la Iglesia
constituye una invitación a conservar la unidad de corazón que reinaba en la primera
comunidad (cf. Hch 1, 14), y, en consecuencia, a buscar también los caminos de la
unidad y de la paz entre todos los hombres y mujeres de buena voluntad.
La sonrisa materna de la Virgen reproducida en tantas imágenes de la iconografía
mariana manifiesta una plenitud de gracia y paz que quiere comunicarse. Esta mani-
festación de serenidad del espíritu contribuye eficazmente a conferir un rostro alegre
a la Iglesia.
El pueblo cristiano, que la invoca como causa nostrae laetitiae, descubre en ella la
capacidad de comunicar la alegría, incluso en medio de las pruebas de la vida y de
guiar a quien se encomiendo a ella hacia la alegría que no tendrá fin.

C. AUTOEVALUACIÓN
1. ¿Cómo ejerce su maternidad con respecto a la comunidad de creyentes?
2. ¿Cuál ha sido la presencia de María en el origen de la Iglesia?
3. ¿Qué quieren afirmar los cristianos al decir Madre de Jesús?
4. ¿A qué responde el relato de la Anunciación?
5. ¿Desde cuándo el Ave María es la oración más común?
6. ¿Cómo ha manifestado su amor a María el pueblo cristiano?

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7. ¿Qué son los santuarios marianos?
8. El ejemplo de María, ¿qué permite a la Iglesia?

D. ACTIVIDADES SUGERIDAS
1. Narrar las apariciones de la Virgen María a Juan Diego.
2. Relatar brevemente la historia del Santo Rosario y de las letanías lauretanas.
3. Investigar los orígenes de la oración Salve Regina.
4. Escribir en qué consiste la promesa de la Virgen María a los que llevan el esca-
pulario.
5. Buscar en los Evangelios el lugar que corresponde a cada uno de los misterios
luminosos.

E. VOCABULARIO BÁSICO
Iconografía Calvario Salve
Santuario Edad media Akathistos

F. PARA TU VIDA CRISTIANA

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VOCABULARIO BÁSICO
Abbá. Es “Papá” en Arameo, lengua materna cificado Jesús. Lugar donde se realiza la cena
de Jesucristo. Es una forma íntima y amorosa o la comida. Por antonomasia, el lugar donde
de referirse al papá. Jesús tuvo la última Cena con sus discípulos.
Adopción. Es un acto jurídico dirigido a crear Carisma. Don gratuito dado por Dios como ser-
entre sus sujetos (el adoptante o los adoptan- vicio a los demás, en función del progreso de
tes, por un lado, y el adoptado, por otro) un la sociedad y la Iglesia.
vínculo de filiación análogo al que media entre Censo. Padrón o lista que los censores roma-
padres e hijos legítimos. nos hacían de las personas y haciendas.
Akathistos. Término griego que significa no Cielo. Es el encuentro definitivo del hombre con
sentado; de pie. Título de cierto himno –o, me- Dios, la comunión y plenitud de vida dichosa
jor, un Oficio de la Liturgia Griega– en honor de con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
la Madre de Dios. El título es uno de eminencia; Circuncisión. Operación por la que se corta el
dado que, mientras en otros himnos similares prepucio como signo de la alianza entre Dios
se permite a la gente sentarse durante parte y Abraham y el pueblo de Israel. Dios ordenó
del tiempo, este himno parcialmente se lee, que todo varón sea circuncidado a los ocho
parcialmente se canta, todo de pie. días de nacido (Gen. 17,12). Esta obligación
Alianza. Pacto que Dios hizo con Noé u Abra- cesa con la Nueva Alianza (Hechos 15, 28).
ham, que luego se renovó solemnemente con Concepción. El hecho de que un nuevo ser
Moisés en el Monte Sinaí. humano comienza a formarse en el seno de
Alma. Sustancia espiritual e inmortal del hom- su madre.
bre que anima a su cuerpo. Concilio Vaticano II. Vigésimo primero de los
Antiguo Testamento. Es la parte de la Biblia Concilios ecuménicos, convocado por el papa
que cuenta los hechos sucedidos antes de la Juan XXIII y celebrado en la Ciudad del Vati-
venida de Jesús al mundo. cano. Se inauguró el 11 oct. 1962 y fue clau-
Apocalipsis. El Apocalipsis, del verbo “apo- surado el 8 dic. 1965 por Pablo VI.
kalypto”, revelar, es el nombre dado al último Confianza. Virtud por la cual se vive tranqui-
libro de la Biblia. lo, apoyado en la seguridad de que Dios nos
Asamblea. Comunidad de creyentes reunidos ama, nos ayuda y nos salva.
para una celebración religiosa. Constitución conciliar. Documento aprobado
Ascesis. Es la palabra clásica en el lenguaje en un concilio.
espiritual. Es de origen griego, y significa es- Consumación. Culminación, conclusión, reali-
fuerzo metódico para conseguir algo. Ambas zación, cumplimiento.
cosas, esfuerzo y método, son constitutivos Creación. Acto de llamar los seres a la existen-
de la ascesis. Otras palabras afines son: la lu- cia desde la nada.
cha, combate disciplina, mortificación. No son Culto. Homenaje externo de respeto y amor que
idénticas, pero pertenecen a la misma dimen- le tributamos a Dios, a la Virgen, a los ángeles
sión cristiana. y a los santos. No todo culto es adoración. La
Atributos divinos. Los atributos o propieda- Iglesia siempre ha enseñado que solo a Dios
des divinas son perfecciones que, según debe adorarse. El culto a los ángeles, santos y
nuestro modo analógico de pensar, brotan de a la Virgen no es adoración sino veneración.
la esencia metafísica de Dios y se añaden a Dei Verbum. Constitución Dogmática sobre
ella. En efecto, nosotros solamente podemos la Divina Revelación, promulgada por el Papa
conocer «de forma fragmentaria» (1 Cor 13, Pablo VI el día 18 de noviembre de 1965, en
9) la infinita riqueza del ser de Dios mediante la octava sesión del Concilio Vaticano II.
una multitud de conceptos inadecuados, por Depósito de la Fe. El término «depósito de
los cuales vamos comprendiendo una por una la fe» representa el máximo grado de certeza
diversas perfecciones divinas. teológica anterior a la declaración oficial de
Biblia. Conjunto de libros que forman la Sagra- dogma. Este grado asegura la infalibilidad de
da Escritura, y cuyo autor principal es Dios. una doctrina, y garantiza que no pueda ser
Calvario. Nombre del monte en el que fue cru- anulada por ningún otro Pontífice.

93
Diligencia. Es la virtud que vence al pecado Familia. Sociedad natural que tiene su origen
capital de pereza. Es prontitud, cuidado y efi- en el matrimonio y que está formada princi-
ciencia en el cumplimiento del deber. palmente por los padres y sus descendientes.
Disensión. Oposición o contrariedad de varias Fidelidad. Lealtad que uno debe a otro. Se
personas en los pareceres o en los propósitos. puede referir a cualquier relación. Por ejemplo
Contienda, riña, altercación. la lealtad hacia Dios, guardando los manda-
Doctrina. Es toda verdad enseñada por la Igle- mientos de corazón.
sia como necesaria de creer. Filiación Divina. Es la que tiene el cristiano
Dogma. Es un punto de doctrina que la Iglesia desde el Bautismo, en el que es hecho hijo
ha definido de manera muy precisa y solemne, adoptivo de Dios.
generalmente para subrayar su importancia y Génesis. Palabra griega que significa “origen”,
destacarla ante los fieles. Los católicos tienen “comienzo”. Se usa como título del primer libro
obligación de aceptar los dogmas. de la Biblia, cuyos capítulos iniciales presentan
Ecologismo. Movimiento sociopolítico que, con los orígenes del mundo y de la humanidad.
matices muy diversos, propugna la defensa de Gracia Santificante. Don sobrenatural infun-
la naturaleza. dido por Dios en el alma por el cual ésta se
Economía de la salvación. El conjunto de las encuentra en amistad con Él y es templo del
disposiciones divinas que tienen como finali- Espíritu Santo.
dad salvar al hombre, así como la realización Gracia. Podemos decir que la gracia es la ac-
concreta de ese plan. ción de Dios que El nos da para que seamos
Edad media. Es el período histórico de la Civi- sus Hijos.
lización Occidental comprendido entre el siglo Hagiógrafo. En griego, “Escritores sagrados”. Se
V y el XV. aplica a los autores de los libros de la Biblia.
Edicto. Escrito que se fija en los lugares públicos Heraldo. Mensajero, pregonero.
de las ciudades y poblados, y en el cual se da Heredero. Dicho de una persona: Que por tes-
noticia de algo para que sea notorio a todos. tamento o por ley sucede en una herencia.
Egipto. País situado en el noreste de África, Iconografía. Es la ciencia de la descripción,
cuna de antiquísima cultura en la cuenca del historia, y la interpretación de las representa-
Nilo. El hecho central del Antiguo Testamento ciones tradicionales de Dios, los santos y otros
es, precisamente, la Pascua o salida de Egipto objetos sagrados en el arte a través de pintu-
en el siglo XIII a. C. ras, mosaicos, o esculturas.
Elección. En la Biblia, la asignación que Dios, Impenitencia. Obstinación en el pecado, du-
por propia iniciativa, hace de una misión a de- reza de corazón para arrepentirse de él.
terminada persona. Inteligencia. Es una facultad del alma huma-
Envidia. Rencor o tristeza por la buena fortuna na por la que se conoce las cosas. Es una ca-
de alguien, junto con el deseo desordenado pacidad, una potencia, que comprende todas
de poseerla. Es uno de los siete pecados capi- las operaciones mentales, desde la sensación
tales. Se opone al décimo mandamiento. hasta el razonamiento.
Escatología. Es la rama de la teología que Intercesión. Pedir un favor a beneficio de otra
trata sobre las verdades eternas: a muerte, persona.
juicio, cielo, infierno y purgatorio. Libertad. Facultad o capacidad del hombre
Esperanza. Es la virtud que nos lleva a confiar para obrar en uno u otro sentido como dueño
en que Dios nos ayudará siempre en el cami- de sus decisiones y asumiendo la responsabi-
no de la salvación. lidad correspondiente.
Estructura. Es la disposición y orden de las Libertinaje. Desenfreno en las obras y en las
partes dentro de un todo. palabras.
Evangelio. La Buena Nueva de Nuestro Señor Libros apócrifos. Son un conjunto de escritos
Jesucristo recogida en los libros de San Ma- judíos o cristianos que, a pesar de su conte-
teo, San Marcos, San Lucas y San Juan. nido religioso, nunca fueron aceptados como
Éxodo. Es el segundo libro de la Biblia y del Pen- fuente de revelación divina.
tateuco, y del Antiguo Testamento cristiano. Magisterio. Función de la Iglesia por la cual

94
interpreta rectamente y mantiene vivas e ín- radamente y se cometen otros excesos. Sa-
tegras no sólo las enseñanzas de Jesús, sino tisfacción viciosa de apetitos o pasiones des-
toda la Revelación. Esta tarea la desempeñan enfrenadas.
el Papa y los obispos. Ornamento. Vestiduras sagradas que usan los
Mal moral. Entiende la desviación de la volun- sacerdotes cuando celebran. Adornos del al-
tad humana de las reglas del orden moral y la tar, que son de lino o seda.
acción que resulta de esa desviación. Paráclito. Nombre dado al Espíritu Santo, que
Mandamientos. Son los preceptos revelados a ha sido enviado para consolador de los cre-
Moisés en el Monte Sinaí. Fueron escritos por yentes.
Dios en dos tablas de piedra. Pentateuco. Los primeros cinco libros de la Bi-
Mesías. Término hebreo que significa “ungido”. blia tomados como grupo. Los judíos le llaman
Título aplicado a Jesucristo como Salvador del tradicionalmente el Torá: Génesis, Éxodo, Le-
mundo. vítico, Números y Deuteronomio
Milagro. Hecho sobrenatural, debido a la inter- Perfección. Aquello que ha alcanzado todo lo
vención divina. que, de acuerdo a su naturaleza, debiera de
Misericordia. Virtud que inclina el ánimo a la poseer. Únicamente Dios es absolutamente
compasión y al perdón. perfecto.
Misión. Se emplea para expresar el encargo Perfecciones divinas. Aquellas que solo co-
que Dios hace a alguno en orden al bien de rresponden a Dios.
los demás. Lugar donde el Cristianismo se Persona. Según una definición clásica, es “el
está predicando por primera vez, usualmente individuo de naturaleza racional”.
en un país en desarrollo donde hay poco clero Plegaria eucarística. Es la oración central de
del propio país. la misa y de todas las de la Iglesia. Es una ora-
Mortificación. Negarse a sí mismo. La mor- ción de acción de gracias y de santificación.
tificación es un intento de ganar dominio de En algún caso también se le llama canon.
uno mismo y de librarse de pequeñeces o de Precepto. Mandato u orden que el superior
cosas dañinas para así poner nuestra atención intima o hace observar al inferior. Por anto-
y energía en las cosas que de verdad son im- nomasia, cada uno de los mandamientos de
portantes en la vida. la ley de Dios.
Muerte. Fenómeno bio-fisiológico que consiste Precursor. Que precede o va delante. Por an-
en la cesación de la vida y se manifiesta por la tonomasia, san Juan Bautista.
extinción de las actividades vitales y la poste- Prescripción. Acción y efecto de prescribir.
rior descomposición del organismo. Se debe a Presunción. “Hay dos clases de presunción. O
que el alma se ha separado del cuerpo debido bien el hombre presume de sus capacidades
a la edad, la enfermedad o las lesiones por la (esperando poder salvarse sin la ayuda de lo
cual ya nos es capaz de ser sujeto de la vida. alto), o bien presume de la omnipotencia o de
Nueva Alianza. Es la alianza de Dios con su la misericordia de divinas, (esperando obtener
nuevo pueblo (la Iglesia), que sustituye a la perdón sin conversión y la gloria de Dios sin
antigua alianza que hizo Dios con el pueblo mérito).
de Israel. Privilegio. Gracia, prerrogativa, ventaja o
Nuevo Testamento. Es la parte de la Biblia exención especial que se concede a uno.
que contiene los libros escritos después de la Profesión de la fe. El hecho de proferir pú-
venida de Jesús al mundo. blicamente los contenidos substanciales de la
Obstinación. En la perspectiva religiosa es la propia fe.
resistencia habitual o constante a la acción Profeta. Persona elegida por Dios para revelar
divina. sus deseos con relación al pueblo de Israel.
Omnipotencia. Atributo (cualidad) exclusivo Algunas veces predecían acontecimientos fu-
de Dios, que significa “todo poder”. Dios pue- turos.
de realizar todo, salvo lo que implique contra- Promesa. Es un compromiso de hacer o abs-
dicción, porque eso sería imperfección. tenerse de hacer algo. La verdad requiere
Orgía. Festín en que se come y bebe inmode- conformidad entre las palabras y los hechos.

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Romper una promesa es mentir, un pecado Gentiles y San Pablo de Tarso (nacimiento
contra el Octavo Mandamiento. entre año 6 y año 10 DC, Tarso (actual Tur-
Prototipo. Persona o cosa en la que destacan quía)- murió el año 67 en Roma), uno de los
ciertas cualidades, por las que se toma como apóstoles más activos de Jesucristo.
modelo. San Vicente Ferrer. (1350-1419) Nació en
Providencia. Indica la soberanía, la supervi- Valencia el año 1350. Miembro de la Orden
sión, la intervención o el conjunto de acciones de Predicadores, enseñó teología. Como pre-
activas de Dios en el socorro de los hombres. dicador recorrió muchas comarcas con gran
Pueblo de Dios. Expresión para referirse a to- fruto, tanto en la defensa de la verdadera fe
dos los cristianos. Con ella el Concilio Vaticano como en la reforma de las costumbres. Murió
II quiso recalcar que todos los creyentes so- en Vannes (Francia), el año 1419. Su fiesta se
mos la Iglesia. celebra el 5 de abril.
Rey. Monarca o príncipe soberano de un reino. Santidad. Estado en el que viven los cristianos
Sacerdote. La persona que, por su configura- que están unidos a Cristo por la gracia y las
ción con Cristo, posee el sacerdocio. buenas obras.
Sacrificio. Ofrenda a Dios de una víctima o de Santo. La Iglesia Católica denomina “Santos” a
algo costoso como un acto de culto o como re- aquellos que han practicado las virtudes cris-
paración por los pecados. El máximo sacrificio tianas de un modo heroico y cuya santidad de
es el que ofreció Jesús en la Cruz entregando vida ha sido proclamada solemnemente por la
su vida por la salvación de los hombres. Iglesia.
Salve. Oración a la Virgen María. Santuario. Con el nombre de santuario se de-
San Agustín. (354-430) Obispo de Hipona y signa una iglesia u otro lugar sagrado al que,
doctor de la iglesia. Uno de los cuatro doc- por un motivo peculiar de piedad, acuden en
tores mas reconocidos de la Iglesia Latina. peregrinación numerosos fieles.
Llamado “Doctor de la Gracia”. Su fiesta se Sarmiento. Un vástago nudoso de la vid, que
celebra el 28 de agosto. crece en forma de rizo, denominado sarmiento.
San Antonio de Padua. (1195-1231) San Sinópticos. Indica que los contenidos de estos
Antonio nació en Portugal, pero adquirió el tres evangelios (Mateo, Marcos y Lucas) tie-
apellido por el que lo conoce el mundo, de la nen gran afinidad entre sí.
ciudad italiana de Padua, donde murió y don- Templo. Término procedente del latín tem-
de todavía se veneran sus reliquias. Su fiesta plum, que designa un edificio sagrado.
se celebra el 13 de junio. Tierra Prometida. Es la que Dios prometió a
San Francisco Javier. (1506-1552) Nació en Abraham y a su descendencia. En ella nació
el castillo de Javier (Navarra) el año 1506. Jesús, el Salvador.
Cuando estudiaba en París, se unió al grupo Unción. Es una acción ritual religiosa, que con-
de san Ignacio. Fue ordenado sacerdote en siste en ungir con aceite a personas o cosas,
Roma el año 1537, y se dedicó a obras de cari- con el fin de separarlas del uso profano y lograr
dad. El año 1541 marchó al Oriente. Evangeli- que queden penetradas de la fuerza divina.
zó incansablemente la India y el Japón duran- Veneración. Honor que se da a los santos.
te diez años, y convirtió muchos a la fe. Murió Verbo Encarnado. La segunda persona de la
el año 1552 en la isla de Sanchón Sancián, a Santísima Trinidad que se hizo carne.
las puertas de China. Su fiesta se celebra el 3 Vigilancia. Se trata, de una cualidad de la pru-
de diciembre. dencia, cuyo acto principal es decidir y man-
San Jerónimo. (347-420) Uno de los cuatro dar, después de deliberar y tomar consejo. Y
Doctores originales de la Iglesia Latina. Padre como conviene obrar rápidamente una vez
de las ciencias bíblicas y traductor de la Biblia tomada la determinación, aunque ésta se ha
al latín. Presbítero, hombre de vida ascética, de tomar con calma.
eminente literato. Su fiesta se celebra el 30 Virtud. Es un hábito operativo bueno que se
Septiembre. consigue con la repetición de actos.
San Pablo. Originalmente Saulo, también lla- Voluntad. Es la facultad del alma humana que
mado San Pablo Apóstol, el Apóstol de los le lleva a querer el bien.

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