You are on page 1of 9

EL PRIMER AMOR

Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.


Apocalipsis 2:4
Quizá unos se preguntan por qué escribimos tanto acerca del amor. Es por el motivo más tremendo que
existe: nada es tan maravilloso como el amor divino, ni hay otra senda tan excelente. Es difícil unir a las
personas cuando les falta el amor. Las personas religiosas pueden proponerse vivir en paz y confianza entre
sí; pero les será muy difícil si carecen de amor. El amor resuelve los problemas; quita toda dificultad y es el
vínculo perfecto de la unidad. Nada puede separar a los corazones llenos de amor. El amor tiene que ser
erradicado antes que pueda entrar la división. Las exhortaciones y súplicas urgentes, así como las
reprensiones fuertes fracasan al querer cambiar a los negligentes, cuando buscamos que ellos cumplan con
sus deberes, si el amor es escaso. Pero, no es difícil animarlos a que obedezcan a Dios y que hagan todo lo
que puedan para gloriarle, cuando el amor hacia Dios es de todo corazón y sincero.
Había mucho en la iglesia de Efeso digno de elogio; sin embargo, algo faltaba. Habían dejado su primer amor.
Pues, ¿qué es el primer amor?
No hay diferencia en el primero y el último amor, si los dos son realmente el único y verdadero amor divino. El
amor genuino y puro siempre es igual y constante, sea el primero, el último o el de en medio. Los obispos de
esa iglesia, y sin duda toda la congregación en general, habían perdido el fuego del amor que experimentaron
al principio de su andar con Cristo. Oh, ¡el calor y la dulzura del primer amor! ¿Recuerdas, querido lector?
Cuando naciste tan evidente y maravillosamente, ¡cuán apasionado era el amor en tu corazón! Te emocionó
con delicia. Había un gusto sabroso y dulce en todo tu espíritu. ¡Tan listo estabas para volar como águila a los
brazos de tu Redentor, a quien tu alma amaba! La palabra de Dios era como miel a tus labios. ¡Cuán
deleitoso era trabajar para Jesús! ¡Qué precioso gozo sentiste al sacrificarle a Él algo grande! E irte a un lugar
apartado para orar era más bello para ti de lo que se pueda expresar. Encontrabas alegría en cualquier deber
cristiano. No puedo yo, realmente, detallar exactamente cómo era ese primer amor en tu corazón. Yo no
puedo, tampoco tú puedes. No obstante, tú sabes cómo te sentías y cuán gozoso estaba tu espíritu. Oh, ¡día
bendito y feliz, cuando fuiste lavado de tus pecados y lleno con la plena presencia de Dios y el amor cantó un
himno de rescate para tu alma!
Entonces, si ya no tienes el mismo ardor, el mismo fervor, el mismo deseo para orar, para oír la Palabra de
Dios, para asistir a un culto; el mismo sentimiento de dulzura en tu espíritu; el mismo anhelo precioso por
acercarte a Dios y los hermanos; el mismo deleite en trabajar para Jesús; el mismo gozo y felicidad en
obedecerle y trabajar por el bienestar de tus vecinos; si ya no tienes estos productos del amor tan
abundantemente y si ya no están obrando en tu vida como al principio: estás como la iglesia de Efeso— has
dejado tu primer amor. En otra traducción, la de Wilson, esta frase se traduce así: ‘Has aflojado (o disipado) tu
primer amor’. Has perdido la primera intensidad. Se ha relajado, o sea, has perdido su tensión y llegó el amor
a ser flojo. No importa lo que digas o quien eres, si no tienes el mismo ardor y profunda intensidad del amor
que tenías al principio, has relajado el amor.
No te engañes. No hagas excusas. No hay necesidad de perder lo ferviente del amor. El amor encantador,
gozoso y rebosante se puede mantener en la plenitud de su primer vigor y por el resto de tu vida. Nunca se
puede justificar un bajón en el amor. No importa las circunstancias que vengan; aun con ellas podemos
aumentar y sobreabundar más y más en amor. Puede ser que tienes obras, arduo trabajo y paciencia.
También los tenía la iglesia de Efeso. Pero había relajado su primer amor.
Guárdate, oh querido lector; no dejes la intensa efervescenciadel primer amor. Cuídalo y mantenlo en todo su
fulgor y vehemencia; las obras, el arduo trabajo y la paciencia lo seguirán- ¡seguro! Pero no permitas que tus
obras, arduo trabajo y paciencia sean sin amor. Guárdate, que siempre tengas el cimiento del amor sobre
todo lo que haces. Si tus obras, arduo trabajo y paciencia carecen de amor, habrás un deseo secreto en tu
corazón de atraerte atención, y afición por el honor. Pero si haces todo en el amor puro, sincero y pío;
suficiente te será el gozo que corresponde a esto. Dios te dé buen entendimiento y te bendiga.
¿Has perdido tu primer amor?
12 EVIDENCIAS PARA COMPROBARLO

1. Cuando mi deleite en el Señor ya no es tan grande como mi deleite por otras personas o por las cosas del mundo,
he perdido mi “primer amor” (Marcos 12:30; Lucas 14:25-27)

2. Cuando mi alma no anhela la comunión intima con el Señor a través de la oración o la lectura de la Palabra, he
perdido mi “primer amor” (Salmo 84:2)

3. Cuando mis pensamientos en mis momentos de ocio no se dirigen al Señor, he perdido mi “primer amor” (Salmo
10:4)

4. Cuando me excuso fácilmente diciendo “es que soy humano”, y cuando caigo fácilmente en cosas que yo sé que no
le agradan al Señor, he perdido mi “primer amor” (Juan 14:15)

5. Cuando me cuesta dar con alegría para la obra del Señor o para las necesidades de otros, he perdido mi primer
amor (1 Juan 3:17)

6. Cuando dejo de tratar a mis hermanos cristianos como trataría al Señor, he perdido mi “primer amor” (Mateo 25:40)

7. Cuando empiezo a ver los mandamientos del Señor como “legalismo”, o como restricciones para mi felicidad, he
perdido mi “primer amor” (Juan 14:21)

8. Cuando me preocupo más por “quedar bien” con la gente del mundo en vez de buscar la aprobación del Señor, he
perdido mi “primer amor” (Juan 15:29; 1 Juan 2:15)

9. Cuando dejo de dar a conocer al Señor por temor a ser rechazado, he perdido mi “primer amor” (Juan 15:20)

10. Cuando me niego a dejar de hacer algo que esta ofendiendo a un hermano más débil, he perdido mi “primer amor”
(Romanos 14:15)

11. Cuando me vuelvo complaciente hacia el pecado que me rodea, he perdido mi “primer amor” (Mateo 24:12)

12. Cuando no puedo perdonar a alguien que me ha ofendido, he perdido mi “primer amor”

¿CÓMO PERDEMOS EL “PRIMER AMOR”? (APOCALIPSIS 2:1-4)

¿Es a causa de no trabajar por el Señor?

No. Podemos estar muy ocupados en la obra de Dios, y todavía no tener el gozo de nuestro primer amor. La iglesia de
Efeso (descrita en Apocalipsis) había perdido su primer amor, y, sin embargo, había “trabajado arduamente” por amor
de Su nombre.

· ¿Es por causa de no leer la Biblia?

No. Podemos conocer la Biblia y todavía perder nuestro primer amor. Los Fariseos conocían bien las Escrituras.
También la Iglesia de Efeso. Incluso ellos usaron la Palabra para probar a los Apóstoles.
· ¿Es por causa de no orar?

No. Podemos orar y todavía estar fríos espiritualmente.

· ¿Es por causa de no predicar?

No. Es posible testificar y tener el corazón endurecido.

DEJAMOS NUESTRO “PRIMER AMOR” CUANDO PERDEMOS LA CONCIENCIA DE NUESTRA NECESIDAD DEL
SEÑOR DIA TRAS DIA

“RECUERDA, POR TANTO, DE DONDE HAS CAÍDO, Y ARREPIÉNTETE, Y HAZ LAS PRIMERAS OBRAS; PUES SI
NO, VENDRÉ PRONTO A TI, Y QUITARE TU CANDELERO DE SU LUGAR, SI NO TE HUBIERES ARREPENTIDO”
– Apocalipsis 2:5

Volvamos al primer amor

El libro de Apocalipsis comienza con una visión del Cristo Resucitado (Ap. 1). El Señor Jesús, vestido de gloria,
le ordena a Juan que escriba cartas a los “ángeles” de siete iglesias que se encontraban en la provincia de
Asia, el país que hoy llamamos Turquía. Como la palabra “ángel” significa “mensajero”, bien puede ser que la
carta esté destinada a los pastores de estas congregaciones.

Juan escribe siete cartas. La primera se dirige a la Iglesia en Éfeso. Esta era la ciudad portuaria más
importante de Asia Menor. De acuerdo a los Hechos de los Apóstoles, el Apóstol Pablo visitó Éfeso durante su
segundo viaje misionero (Hch. 18:19). En aquella ocasión, fue bien recibido por la comunidad judía que se
reunía en las sinagogas.

Pablo volvió a Éfeso durante su tercer viaje misionero (Hch. 19). Allí encontró una comunidad con gran
diversidad religiosa. Aparte de la comunidad judía, Pablo también encontró discípulos de Juan el Bautista.
Ahora bien, la práctica religiosa más importante en Éfeso era el culto a una diosa de la fertilidad que los
romanos llamaban Diana y que los griegos llamaban Artemisa. Esta era una hipóstasis o manifestación de
Astarte, la antigua diosa de la fertilidad cananea. Para hablar claro, “fertilidad’ quiere decir “sexo”. Éfeso era la
sede del templo de Diana, la diosa del sexo. Este templo era la industria principal de la ciudad. La mayor parte
de la gente de la ciudad trabajaba en empleos relacionados al turismo que generaba ese templo.

Pablo le predicó a los tres grupos religiosos que encontró en Éfeso. Los antiguos discípulos de Juan aceptaron
el evangelio de Jesucristo (Hch. 19:1-7). La comunidad judía se dividió. Algunos aceptaron el mensaje
cristiano, pero otros veían la fe de Jesucristo como una superstición. Finalmente, los plateros que vivían de
hacer y vender pequeñas réplicas del Templo de Diana, denunciaron a Pablo y provocaron su encarcelación
(vv. 23-41).

La comunidad cristiana en Éfeso, pues, enfrentó oposición en sus comienzos. Sin embargo, creció hasta
convertirse en el centro misionero más importante de Asia Menor. De hecho, se cree que el resto de las iglesia
nombradas en Apocalipsis—las comunidades cristianas de Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y
Laodicea—fueron fundadas por la iglesia en Éfeso. Fue un centro misionero importante, convirtiéndose en la
ciudad más importante del Imperio Bizantino, hasta el siglo 11 cuando fue conquistada por los musulmanes.

La carta comienza diciendo en los vv. 2 y 3: “Yo conozco tus obras, tu arduo trabajo y tu perseverancia, y que
no puedes soportar a los malos, has probado a los que se dicen ser apóstoles y no lo son, y los has hallado
mentirosos. Has sufrido, has sido perseverante, has trabajado arduamente por amor de mi nombre y no has
desmayado.”

La comunidad cristiana en Éfeso fue perseverante. En el Nuevo Testamento, la palabra “perseverancia” quiere
decir “resistir de manera militante”. Perseverar no es esperar de manera pasiva. Las personas que perseveran
se mantienen firmes ante la adversidad; adoran a Dios aún cuando las autoridades lo proscriban; y predican el
evangelio aunque las autoridades la persigan.

Y la Iglesia en Éfeso fue perseverante. Predicó el Evangelio. Fundó congregaciones. Dio testimonio de Cristo
en medio de la persecución. Fue un modelo de fe, de perseverancia y fidelidad al Señor.

Ahora bien, en el v. 4 el Señor Jesucristo dice que tiene una queja contra la iglesia. La queja era que había
dejado su primer amor.

¿Qué quiere decir perder el primer amor? Una iglesia pierde el primer amor cuando pierde su fervor por la obra
de Jesucristo; cuando se pierde el celo misionero. Un creyente pierde el primer amor cuando la oración se
convierte en una costumbre, la Biblia se queda olvidada en una esquina y asistir a la Iglesia se toma como algo
opcional.

El problema es que, cuando se escribe Apocalipsis, la Iglesia en Éfeso ocupaba una posición de liderazgo. Sí,
los líderes habían perdido el primer amor. Perder el primer amor es un peligro constante para todo creyente.
Cualquier creyente que se aleja de Dios, que pierde el contacto con la iglesia y que deja de practicar las
disciplinas espirituales, puede perder el primer amor.

En el v. 5, el Señor Jesucristo exhorta a la iglesia a cambiar su situación, diciéndole: “Recuerda, por tanto, de
dónde has caído, arrepiéntete y haz las primeras obras, pues si no te arrepientes, pronto vendré a ti y quitaré tu
candelabro de su lugar.”

Esto nos lleva a considerar la siguiente pregunta: ¿Cómo podemos recuperar el primer amor? ¿Qué debemos
hacer para recuperar la relación con Dios que disfrutamos una vez?

1. Para recuperar el primer amor es necesario recordar el fervor y las prácticas que caracterizaron nuestros
primeros pasos en la fe.

2. También es necesario examinar nuestra práctica de la fe. Muchos de nosotros debemos “arrepentirnos”,
es decir, cambiar nuestra manera de actuar. El verdadero arrepentimiento se demuestra en la práctica.

3. Además, para volver al primer amor debemos cultivar a las disciplinas espirituales que llevan al
crecimiento en la fe.

La carta a la Iglesia en Éfeso termina indicando la recompensa que le espera al creyente que se mantenga
perseverante en la fe: “Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en medio del paraíso de Dios”
(v. 7).

La Biblia menciona el árbol de la vida por primera vez en Génesis 2:9. También se menciona es Génesis 3:22 y
24, textos que parecen afirmar que su fruto concede vida eterna. La frase recurre en Apocalipsis donde, aparte
del 2:7, también se menciona en el capítulo 22. Allí también su fruto se relaciona a la vida eterna.

En resumen, la recompensa que le espera a la persona que se mantiene perseverante es la vida. Vida eterna,
vida que no se acaba, vida con Dios. Empero, esa vida eterna comienza aquí y ahora. La vida eterna es vida
buena que disfrutamos en este mundo y en el venidero.
Re Enamorándonos de Jesús – El Primer Amor
Tema: El primer amor.
Objetivo: Enseñar cómo vivir enamorados de Jesús.
Introducción: Muchos, aún siendo cristianos, estamos muy alejados de
la cruz de Cristo, decimos que somos cristianos, pero la verdad, es que
estamos muy apartados de las cosas de Dios. Muchas veces estamos
tan fríos que no nos emociona escuchar su Palabra, no oramos, no
leemos la Biblia, no nos congregamos, Cristo ha pasado a ser algo del
segundo plano, ya no es nuestra prioridad alabarlo, adorarlo, etc. Por
esta razón andamos por la vida confundidos, desalentados,
sintiéndonos fracasados, sin gozo, muchas veces, desesperados,
porque nuestra vida cristiana se ha enfriado, ya no le hallamos sabor a
las cosas de Dios. Podemos decir “Cuando el amor se va” o “Re
enamorándonos de Jesús – El Primer amor.
Ilustración: Una vez yo hice un juramento de no volverle hablar nunca
más a mi padre, porque sentí en mi corazón que él nunca me había
querido, que nunca le había importado mi vida, para empezar conoció
como su hijo hasta la edad de 14 años. Yo sabía que en el fondo de su
corazón el no sentía nada por mí, yo sí me había llegado a encariña con
él, pero a él realmente no le importaba mi vida. Así que hice un
juramento, que aunque si me estuviera muriendo de hambre, yo nunca
lo iba buscar. Y así pasaron 18 años, hasta que un día, yo había recibido
a Cristo como mi Salvador personal, pero no podía creer en ese Dios
tan lleno de amor. Pasé un largo año congregándome y en profundo
sufrimiento, leí la Biblia completamente, pero Dios no estaba dentro de
mí, no la podía entender. Así que una noche le pedía ese Dios
desconocido por medio de una oración que me mostrará que sí existía
me lo mostrara. Cuál va ser mi sorpresa cuando Dios me dice a los 10
minutos, tienes que hablarle a tu papá, yo dije para mí: ¿yo hablarle a
mi papá? Y dije eso es imposible, porque no puedo romper mi
juramento. A partir de ese momento comenzó mi lucha porque Dios me
estaba pidiendo que hubiera una reconciliación con mi Padre y yo me
estaba resistiendo a aceptar la voluntad de Dios. Después de cinco
horas de lucha interna, Dios pudo más que yo, y le hablé a mi papá. Ese
día yo comprendí que si existía ese Dios tan lleno de amor, y que en su
soberana voluntad yo me tenía que rendirá Él, y aceptara su hijo como
mi Señor, como mi Salvador personal. Yo había perdido todo el amor
de mi Padre y así pasa cuando nosotros nos hemos alejados de Dios,
y hemos perdido nuestro amor por Él.

Punto 1. Pero tengo contra ti que has dejado tu primer


amor
Texto base:
Apocalipsis 2:4: Pero tengo contra ti, que has dejado
tu PRIMER AMOR.
Pero ¿Cuando nos enamoramos la primera vez?
Cuando recibimos a Cristo como nuestro Señor y Salvador personal,
(cuando nacemos de nuevo) sucede un milagro que yo no lo puedo
explicar, cuando yo recibía Cristo como mi Salvador personal al día
siguiente de haber hecho las paces con mi papá, mi vida dio un cambio
radical, de repente sentí el deseo de empezar a leer la Biblia de nuevo,
y al contrario que la primera vez si la empecé a da a comprender, y
hallaba que era el libro más claro del mundo para mí, me llegue a
enamorar tanto de Dios que pasaba leyendo la Biblia hasta siete horas
al día, y congregándome todos los días en iglesia. A esto es lo que le
llamamos nuestro primer amor, cuando nuestro corazón ya no se siente
bien si no estamos ante la presencia de Dios. Esto es una cosa
milagrosa, es algo espiritual, se da cuando lo recibimos, cuando somos
sellados con su Santo Espíritu y desde ese momento comienzan a
suceder los milagros, empezamos a ser transformados para
convertirnos en una nueva criatura.
Como lo dice Pablo en Romanos:
Romanos 5:5: “y la esperanza no avergüenza; porque el AMOR de
Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo
que nos fue dado”.
SI EL AMOR DE DIOS HA SIDO DERRAMADO EN NUESTROS
CORAZONES. ESTE ES EL PRIMER AMOR, empezamos a vivir una
vida diferente, nos empieza a agradar las cosas de Dios. Nos nace el
deseo de conocer más de Él, nos empezamos a congregar y nuestra fe
comienza a crecer. Pero lo más importante, es que al momento de nacer
de nuevo, somos santificados (apartados para Dios) y somos sellados
por el Espíritu Santo.
Nuestra fe empieza a crecer. Pero vale la pena decir que en el momento
de que recibimos a Cristo Jesús como nuestro Salvador personal, no es
por nuestros méritos, es por su misericordia, por su pura gracia, porque
Él ya nos había elegido desde antes de la fundación del mundo.

Punto 2. Somos salvos por gracia.


Efesios 2:8-9 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto
no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se
gloríe”
La fe que nosotros tenemos al momento de recibir a Jesús, no es
nuestra, sino que como dice Efesios 2:8 es un Don De Dios. Y también
dice en que no es por obras para que nadie se gloríe. Así que amigos y
hermanos, el mérito todo es de Dios.
Después viene la otra parte, cuando ya empezamos a caminar en las
cosas de Dios. Pasamos a la siguiente a etapa que es la santificación
progresiva, y para esto es necesario que nos convrtamos, que leamos
la Biblia y que oremos. Como lo dice Pablo en la carta los Romanos: Así
que LA FE es POR EL OÍR, Y EL OÍR, POR LA palabra DE DIOS).
Como vemos nosotros no hemos hecho nada para poder recibir este
inmenso regalo de la salvación, pues, todo es obra de Dios. Lo único
que nosotros ponemos a la hora de nuestra salvación son nuestros
pecados, Dios se ha encargado de todo. El nos eligió desde antes de la
fundación del mundo.
Romanos 8:29-30 “Porque a los que antes conoció, también los
predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su
Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los
que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos
también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó”.
Esto es llamado Ordo Salutis, o sea el orden de la salvación, todo esto
lo hizo Dios por el solo afecto de su gracia como lo vimos en Efesios
2:8-9.
Gracias significa: recibir algo inmerecido, porque así como nos
encontrábamos nosotros muertos en nuestros delitos y pecados, lo
único que nos correspondía era la condenación eterna.
Romanos 5:8: “Mas Dios muestra su AMOR para con nosotros, en que
siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”

Punto 3. Pero Cristo nos llama a vivir enamorados de El


todo el tiempo.
Juan 15:9-12: “Como el Padre me ha amado, así también yo os he
amado; permaneced en mi AMOR. Si guardareis mis mandamientos,
permaneceréis en mi AMOR; así como yo he guardado los
mandamientos de mi Padre, y permanezco en su AMOR. Estas cosas
os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea
cumplido. Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como
yo os he amado.”
Jesús desea que seamos felices, que estemos gozosos todo el tiempo,
no sólo que vivamos el primer amor, si no que permanezcamos unidos
a la cruz de Cristo, sabiendo que sólo en Él vamos a encontrar gozo y
paz para nuestras almas. Esto quiere decir, para que nuestro gozo sea
cumplido, solo hay una manera de vivir y esta es: TENER SIEMPRE A
CRISTO EN NUESTROS CORAZONES.
Juan 17:26: “Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer
aún, para que el AMOR con que me has amado, esté en ellos, y yo en
ellos.”
Cristo está pendiente de nosotros todo el tiempo, El dice que nos dará
a conocer a Dios para que vivamos en su amor. Y no solo eso, sino que
también le ruega al Padre por los que habrán de creer en Él como su
Señor. Esta es una de las partes más sublime de las Escrituras, cuando
Jesús intercede por nosotros ante el padre aún por los que todavía no
lo han recibido:
Juan 17:20-25 “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por
los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean
uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean
uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria
que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros
somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en
unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has
amado a ellos como también a mí me has amado. Padre, aquellos que
me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén
conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has
amado desde antes de la fundación del mundo. Padre justo, el mundo
no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que
tú me enviaste.”
Como conclusión, ¿por qué hemos perdido el primer amor? Si Cristo
nunca ha dejado de amar. El siempre nos ama con un amor infinito El
quiere que vivamos eternamente enamorados de Él, como lo dice
Pablo:
Romanos 8:35: ¿Quién nos separará del AMOR de Cristo?
¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o
peligro, o espada?
Pablo nos está diciendo en esta cita que nada nos debe separar del
amor de Cristo, que no importa el problema que venga nuestras vidas.
Que nada nos debe separar de su amor
Romanos 8:36-39 Como está escrito: Por causa de ti somos muertos
todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en
todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que
nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni
ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar
del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Que debemos de estar dispuestos a entregar nuestras vidas por el amor
a Cristo, porque es sólo con Él somos más que vencedores, que no
importa lo que venga que nada nos separar del amor de Dios que es en
Cristo Jesús Señor nuestro. Gloria a Dios por su por su bella palabra
que nos ha revelado para que sepamos que es sólo en el tenemos vida
y vida en abundancia.
Si usted siente que Dios le ha hablado y siente gozo en su corazón con
su Palabra, póngala en acción, pásela a sus seres queridos, pero
especialmente compártala con los que no la conocen.
Si usted no ha tenido el privilegio de recibir a Cristo como su Señor, este
es el momento de que lo haga, solo invítelo a entrar en su corazón,
dígale que lo recibe como su salvador personal, que se arrepiente de
todos sus pecados y que desde este momento Él será el Señor de su
vida.

You might also like