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(1950 – 1967)
En el LVII Aniversario de su Fundación
Con la Colaboración de
Oscar Armando Portillo Luna
A Lilian,
mi amada esposa durante sesenta y dos años,
a quien tanto extraño y tanto necesito;
con gratitud y amor.
“Madre Escuela”
Normal Rural de Izalco
Promoción 1951:
Los que hicieron
camino al andar
Prólogo...................................................................... 9
I. Antecedentes ................................................... 13
II. La educación rural antes de la creación del
sistema de educación normal rural .................. 17
III. Perfil del maestro normalista rural.................... 21
IV. Plan de estudios ............................................... 27
V. Sistema disciplinario ........................................ 33
VI. Reunión mensual de discusión de problemas... 37
VII. Curso de selección........................................... 41
VIII. Prácticas docentes ........................................... 43
IX. Finalización de las prácticas docentes.
El retorno a la Madre Escuela ........................... 49
X. Excursiones ...................................................... 51
XI. Sistema rotativo de descanso
del personal docente........................................ 55
XII. Credo del Optimista. Nuestra diaria oración .... 57
XIII. Construyendo puentes. Ganando amigos ......... 61
XIV. Historias detrás de la historia ........................... 65
XV. Portal de las Musas ........................................ 145
XVI. Conclusiones ................................................. 157
Anexos .................................................................. 161
9
tro que fuera, a la vez, un agente de cambio, generador
de anhelos y esperanzas; de sueños de una vida mejor
y más humana. Un maestro capaz de enseñar a utilizar
los recursos naturales del entorno y de sensibilizar a los
miembros de la comunidad para que utilizaran sus po-
tencialidades y los convirtiera en artífices de su propio
destino. Este maestro tendría que estar preparado con
destrezas, habilidades, conocimientos y actitudes que
fuesen aplicados en la solución de los problemas, limita-
ciones y carencias de que adolece el hombre y la mujer
del campo. Este maestro debería saber qué hacer y cómo
hacerlo, que al crear sueños, anhelos y esperanzas, for-
taleciera y vivificara con la acción, la entrega y sacrificio
que demandan los grandes acontecimientos.
10
Contiene además, testimonios escritos por padres de
familia y personas vinculadas de una u otra forma, a la
Madre Escuela. Y alentamos la esperanza de que quienes
lo lean, se sientan solidarios con los docentes que trabajan
con fervor en beneficio del campesino salvadoreño; y me-
jor aún, que esa solidaridad se traduzca en acciones posi-
tivas orientadas a redimir al campesino, hermano nuestro.
11
ellos, docentes y graduados de nuestra amada Es-
cuela, somos los actores de ese capítulo de la histo-
ria de la educación de nuestro país.
12
I. Antecedentes
La Educación Normal Rural aparece en nuestro país
el año mil novecientos cuarenta y ocho. El Decreto
Ejecutivo No. 16, de su creación, así lo consigna. Esto,
de manera oficial. En realidad, la primera Escuela Nor-
mal Rural inició sus labores el ocho de marzo de mil
novecientos cincuenta en el Cantón Talcomunca, Juris-
dicción de Izalco, Departamento de Sonsonate. Su nom-
bre: Escuela Normal Rural de Izalco. El Decreto de su
creación se presenta en el Anexo 1 de este documento.
13
educativo regenteado por el Punto IV, de los Estados
Unidos de Norte América.
14
mal Rural de Izalco fue becado por la UNESCO para
asistir durante un año a un Programa de Educación
Fundamental en la ciudad de Pátzcuaro, Michoacán,
México, en el Centro Regional de Educación Funda-
mental para la América Latina, conocido ampliamente
por la sigla CREFAL.
Instalaciones de CREFAL
15
II. La Educación Rural Antes
de la Creación del Sistema de
Educación Normal Rural
Las escuelas rurales, por lo general mixtas, eran
atendidas por maestros empíricos, algunas; otras por
maestros de emergencia. Los maestros empíricos, es-
calafonados en la Clase “C”, eran docentes con alguna
experiencia previa adquirida en cursos de capacitación
y conocimientos generales obtenidos en uno o dos años
de estudio de Bachillerato. Los profesores de Emergen-
cia eran reclutados entre personas que habían cursado
hasta el sexto grado de Educación Primaria, pero que
mostraban interés por servir en la docencia. Tanto los
primeros, como estos últimamente mencionados, sir-
vieron con esmero aunque con las naturales carencias
pedagógicas; no obstante, su aporte contribuyó a que
los índices de alfabetización fuesen mayores.
17
A lo anteriormente reseñado puede agregarse que
carecía de interés por cambiar las condiciones adver-
sas de la comunidad: no las conocía, porque no las
vivía; no podía hacerlo porque desconocía las técnicas
y los conocimientos pedagógicos para lograrlo; y peor
aún, no poseía las habilidades, destrezas y actitudes
que eran necesarias y fundamentalmente, carecía de
actitudes positivas orientadas a mejorar la calidad de
vida de la escuela y de la comunidad. El sentimiento
de arraigo a la comunidad y el sentido de pertenencia
no formaban parte de su acervo emocional.
El Escalafón
Magisterial se
componía de tres
clases y cuatro
categorías cada
una de ellas. Las
Escuelas Nor-
males gradua-
ban maestros
de clase “A”;
las Secciones
Normales, do-
centes de Clase
“B” y la Clase
“C” estaba integrada por
maestros empíricos des- Escolares campesinas:
tinados a atender las es- Nuestra razón de
ser Maestros.
cuelas rurales. Los ascensos
se conferían sobre la base
de tiempo de servicio.
18
Los maestros graduados de la Escuela Normal
Rural de Izalco se incorporaban a la clase “A”,
cuarta categoría.
19
III. Perfil del Maestro
Normalista Rural
Los objetivos para la formación de maestros nor-
malistas rurales, de acuerdo al Decreto Ejecutivo No.
16, mencionado anteriormente, y las condiciones an-
tes reseñadas de las escuelas atendidas por los maes-
tros empíricos, condujeron a diseñar el perfil de un
maestro capaz de promover un cambio de actitud
en los habitantes de cantones y pueblos suburbanos,
haciendo nacer en ellos por convicción, no por im-
posición, la necesidad de superar las condiciones
adversas de postración y mejorar, de esa forma, su
calidad de vida. Es decir, un maestro convertido en
Agente de Cambio.
a. Protección de la salud;
b. Aprovechamiento de los recursos naturales del
entorno de los educandos y de la comunidad,
21
como un todo, independientemente de su edad
y sexo;
c. El derecho de disfrutar de una vida familiar en
armonía, en un hogar dignificado por el amor,
el trabajo y la unidad;
d. Favorecer el derecho a descansar, disfrutando de
sus momentos de ocio de forma grata y placentera.
22
dades, proporcionó la oportunidad para cumplir con el
perfil del tipo de maestro rural que se aspiraba formar.
23
Algunas obras realizadas para beneficio de la co-
lectividad estudiantil, se mencionan a continuación:
24
Los grupos de trabajo siempre eran mixtos. Los
materiales de construcción: arena y piedra, eran ex-
traídos de un río distante dos kilómetros aproximada-
mente. Varones y mujeres, en cadena humana, hacían
la penosa tarea de extraerlos y trasladarlos a la calle
de acceso. Desde allí, eran transportados en carreta,
hasta el lugar donde serían utilizados. En ocasiones,
se hacía necesario trabajar en jornadas nocturnas, por
turnos de cuatro horas cada uno.
25
cuela, con la finalidad de participar en todas las acti-
vidades de las asignaturas no convencionales. De esa
forma, reforzaban los conocimientos teóricos, que re-
cibían en su cátedra de Principios de Educación Rural.
26
IV. Plan de Estudios
El Ministerio de Cultura, así llamado en esa época,
ordenó el funcionamiento de la que orgullosamente
llamamos nuestra Madre Escuela. Esta nació huérfana,
en el sentido de que no disponía de un Plan de Estu-
dios y tampoco de programas adecuados para lo que
se esperaba de ella.
27
Por lo que antecede, en nuestra Escuela rompimos
los moldes tradicionales de la formación de maes-
tros e incorporamos nuevas asignaturas, desconoci-
das hasta ese momento.
28
de cocinas en alto, de adobe o ladrillo para
evitar cocinar en el piso; prácticas elementales
de costura para hacer remiendos y confección
de vestidos sencillos; cultivo de buenos hábitos
de convivencia intrafamiliar, etc.; conservación
de costumbres y tradiciones para fomentar el
arraigo a su terruño, etc.
e. Recreación: buen uso del tiempo libre; prác-
ticas deportivas; representaciones escénicas,
declamación, círculos de lectura; juegos de
salón; actividades encaminadas a fortalecer los
lazos de amistad, fraternidad y armonía social.
f. Agropecuaria: técnicas y prácticas, que incluía
entre otros temas, lo siguiente: cultivo de vege-
tales, legumbres y cereales; árboles frutales, api-
arios; crianza y cuidado de animales domésti-
cos; mantenimiento de apiarios; conservación
de la tierra y combate de la erosión; aplicación
de abonos, insecticidas, fungicidas, etc.
Estudiantes trabajando
en apiarios Crianza de cerdos
29
Arando la tierra
30
a formar maestros capaces de orientar a la comuni-
dad en la búsqueda de mejores condiciones de vida,
a efecto de lograr la satisfacción de necesidades y
solución de problemas que por largo tiempo habían
venido añorando.
31
V. Sistema Disciplinario
La Madre Escuela recibió en su seno a jóvenes
y adolescentes. Época de la vida marcada con in-
certidumbres, dudas; de ilusiones y aspiraciones
no definidas; de sentimientos confusos y emocio-
nes nuevas.
33
Tolerancia, comprendiendo errores y exabrup-
tos y aceptando las asperezas como parte de la
natural rebeldía en esa etapa de la vida y canali-
zando esas energías negativas a la aceptación con-
ciente y voluntaria de las normas y disposiciones
de la Escuela, convertida en un hogar protector,
cariñoso y comprensivo.
34
alumnos con sabiduría; nos consoló cuando nos vio
llorar como adolescentes confundidos; nos contagió
su alegría y su optimismo; perdonó nuestros exa-
bruptos y nuestros errores y fue como el arquitecto
principal que convirtió a la Escuela Normal en un
dulce, apacible y entrañable hogar para todos.”
35
Celebración de evntos importantes
Fiesta Navideña
2006
36
VI. Reunión Mensual de
Discusión de Problemas
El conglomerado estudiantil de nuestra Escuela es-
taba constituido, en su mayoría, por señoritas y va-
rones en plena adolescencia; período de la vida que
se caracteriza por mostrar resistencia a la autoridad de
los adultos, sean éstos sus maestros o sus padres; así
como también por el poco discernimiento respecto a
la conducta propia y ajena.
37
sentado respondía con sus argumentos las explicacio-
nes pertinentes. Es posible que no siempre se llegara
a un avenimiento completo; pero el ejercicio servía
para dar escape a los motivos de insatisfacción, por
una parte; por la otra, llevaba a la convicción de que
había una razón plausible que justificaba la existencia
de una norma o disposición.
38
Finalmente, se puede afirmar que este ejercicio
democrático proveyó a los alumnos de una herra-
mienta que les ayudaría, en el ejercicio de su profe-
sión, a conducir reuniones de tipo colectivo en las
comunidades a la hora de planificar actividades de
beneficio para los habitantes de las comunidades a las
que serían destacados para ejercer su magisterio.
39
VII. Curso de Selección
La formación de maestros en las Escuelas Nor-
males tenía una duración que osciló entre cuatro y
cinco años. Por ser una carrera corta, en primer lugar,
y por ser poco exigente en el aspecto económico,
en segundo lugar, siempre tuvo gran demanda en la
juventud estudiosa. Lo mismo ocurrió con la Escuela
Normal Rural de Izalco, aun cuando en este centro
educativo se preparaba maestros destinados a ejercer
la profesión en el ámbito rural.
41
En efecto, durante 45 días, eran trasladados a las
instalaciones de nuestro centro educativo y allí par-
ticipaban en todas las labores y tareas orientadas a la
formación de maestros rurales, las mismas que forma-
ban parte de las materias no tradicionales del Plan de
Estudios: prácticas agropecuarias, educación para la
vida de hogar, salud, economía doméstica, educación
social, etc.
42
VIII. Prácticas Docentes
La formación de docentes normalistas rurales, de
acuerdo al Plan de Estudios, abarca cuatro años. El
último de ellos se dedica al estudio de materias de
tipo profesional, con énfasis en el estudio y apli-
cación de técnicas orientadas al trabajo en la co-
munidad rural. Siguiendo los aspectos que atiende
la Educación Fundamental: protección de la salud;
aprovechamiento de los recursos naturales del en-
torno, el derecho a disfrutar de una vida familiar en
armonía, en un hogar dignificado por el amor, el tra-
bajo y la unidad y favorecer el derecho a disfrutar de
los momentos de ocio en forma sana, grata y placen-
tera se profundizó en la formulación de actividades
encaminadas a alcanzar esas finalidades.
43
Visita de observación a escuela
donde se realizarían prácticas docentes
44
los proyectos y actividades; y todos ellos impartiendo
clases, uno, visitando los hogares, otro; investigando
las condiciones económicas y sociales, usos, costum-
bres y tradiciones otro más y cocinando para el grupo
alguien más; todo esto en forma rotativa. Se acomo-
dan de la mejor manera posible, dadas las circunstan-
cias; deben procurarse alojamiento en el lugar, que lo
encuentran en la escuela misma, en la mayoría de los
casos. Todo se acepta con calma y serenidad; vienen
a trabajar, no a distraerse. Vienen a servir, no a ser
servidos. Y empiezan a trabajar.
45
higiénico-sanitarias en los hogares; utilización de los
recursos naturales del entorno para mejorar la dieta
alimenticia; divulgación de conocimientos orientados
a la conservación en forma higiénica del agua potable
y de los alimentos; prácticas de conservación de sue-
los, combate de la erosión, y muchas otras más.
46
Maestra practicante
Practicantes en
Las Cruces
Practicantes en
San Isidro
47
IX. Finalización de
las Prácticas Docentes.
El Retorno a la Madre Escuela
El período de prácticas docentes había llegado a
su conclusión. Era el momento de volver a la madre
nutricia y de rendir cuentas de los resultados a la co-
munidad educativa.
49
alegría. La celebración concluía a las nueve o diez
de la noche; era el momento de la despedida y con
ella, lágrimas mal contenidas, se veían en algunos
rostros. Era patético ver a ancianos llorando en bra-
zos de sus Maestros.
50
X. Excursiones
Las excursiones constituyeron un valioso recurso
para cultivar y desarrollar las facultades físicas y es-
pirituales de los estudiantes. Al mismo tiempo que
contribuían al fortalecimiento corporal de hombres y
mujeres, ejercían una beneficiosa influencia en el cre-
cimiento social deseable entre los participantes.
51
Excursionistas
en Atecozol,
Promoción 1957
En Volcán de
Santa Ana,
Promoción 1951
52
Las excursiones en referencia eran bien recibidas
por los estudiantes. Estas influyeron en el fortaleci-
miento de los lazos de compañerismo y hermandad
que aún persisten.
La Familia Matus,
en la Costa del Sol La Familia Ibarra,
en Las Cascadas de Don Juan
55
Los estudiantes, por su parte, también recibían la
visita de sus familiares inmediatos cada vez que estos
deseaban hacerlo, sin restricciones de tiempo de per-
manencia en las instalaciones de la Madre Escuela.
De esta forma, y para satisfacción de los miembros de
la comunidad educativa, se logró la formación de la
Gran Familia Normalista Rural.
Maestros
de
maestros.
56
XII. Credo del Optimista.
Nuestra Diaria Oración
La salud mental del maestro es muy importante,
ya que repercute en la salud mental de los educan-
dos puestos bajo su cuidado, así como también en las
demás personas con las que debe relacionarse en el
ejercicio de su profesión. En este caso, de todos los
miembros de la comunidad rural.
57
Credo del Optimista
Por Christian D. Larson
Hago la promesa:
“De ser tan fuerte, que nada ni nadie puede perturbar
la paz de mi espíritu;
De hablar de salud, progreso y felicidad
a todos los que encuentre;
De hacer sentir a mis amigos
que hay algo grande en ellos;
De ver todo por el lado noble y hermoso,
haciendo que mi optimismo sea sincero;
De pensar sólo en lo mejor
y esperar sólo lo mejor;
De tener tanto entusiasmo por el éxito de los demás,
como por el mío propio;
De olvidar los errores del pasado
y luchar por las grandes realizaciones del porvenir;
De llevar todo el tiempo un semblante alegre
y tener siempre una sonrisa para todos;
De emplear tanto tiempo en mi mejoramiento
que no tenga lugar para criticar a los demás;
De ser tan grande para la pena, tan noble para la
cólera, tan fuerte para el miedo, que mi felicidad
no tema la presencia del dolor.”
58
El Credo que antecede, creado en 1912, fue y
sigue siendo generador de nobles emociones, de sen-
timientos puros y sencillos, y guía permanente de la
vida de maestros y estudiantes de nuestra amada Es-
cuela. Todavía lo seguimos rezando con devoción.
Chistian
D. Larson
59
El Credo se rezaba y era explicado en su totali-
dad, normalmente por el Director del establecimiento.
Después, uno de los estudiantes en forma rotativa,
presentaba sus comentarios sobre uno de los prin-
cipios del mencionado Credo.
Día tras día, mes tras mes, año con año, sin des-
canso y sin cansancio, hasta que llegó a formar parte
de la vida de nuestra comunidad educativa. Pero eso
no fue todo: copias del Credo en referencia se dis-
tribuyeron entre padres de familia, excursionistas que
llegaban de visita y entre personas que por algún mo-
tivo entraban en relación con el centro de estudios.
De esa forma, se envió un mensaje de amor, de fe y
optimismo a millares de personas.
60
XIII. Construyendo Puentes.
Ganando Amigos
En la Escuela Normal Rural el estudiante es ense-
ñado a trabajar sin recurrir a dádivas. Es fácil extender
la mano en busca de ayuda, aun cuando en ocasiones
el peticionario tenga que soportar afrentas que resul-
tan atentatorias contra la dignidad de las personas.
Con el propósito de evitar situaciones como la des-
crita, los maestros en formación son entrenados para
que los moradores de la comunidad sientan el deseo
de cambiar la suerte del cantón enseñándoles a rea-
lizar los trabajos necesarios por sí mismos, utilizando
sus propios recursos y los materiales e insumos de su
entorno. Esto no significa que se rechacen las ayudas
que de forma espontánea ofrezcan personas altruistas,
que de buena voluntad, y concientes de la responsabi-
lidad social que tienen de contribuir al desarrollo y
progreso de las comunidades necesitadas de apoyo las
proporcionan.
61
y conocieran de primera mano las actividades formati-
vas que realizaban los estudiantes para afrontar los re-
tos de un entorno pródigo en limitaciones, dificultades
y problemas.
62
Se mostraron gratamente impresionados y pocos
días después de la primera visita empezaron a pro-
porcionarnos materiales e insumos que enriquecieron
nuestro arsenal educativo; pero eso no fue todo. El día
23 de agosto de 1955 se hicieron presentes nueva-
mente, y esta vez llegaron acompañados por el señor
Embajador de los Estados Unidos, el honorable señor
Robert C. Hill.
63
Gustavo Vides Valdés y don Abraham Castillo Souza
también forman parte del Cuadro de Honor de nues-
tra Amada Escuela.
64
XIV. Historias Detrás
de la Historia
En capítulos anteriores se ha descrito brevemente
lo que como mentores se hizo en el proceso de for-
mación de maestros normalistas rurales. La descrip-
ción de lo realizado contiene una dosis fuerte de
emociones. Esto podría restar objetividad en las apre-
ciaciones. Por esa razón es oportuno trasladar opini-
ones y comentarios de quienes fueron sujetos de ese
proceso educativo; por eso se transcriben los concep-
tos expresados por ellos desde diferentes situaciones:
como maestros activos, y otros en la lejanía del mere-
cido retiro, años después de encontrarse ejerciendo
la docencia. A continuación se presentan algunos de
ellos, a manera de ejemplos. No sería posible hacerlos
públicos en su totalidad.
Testimonios de Ex–Alumnos.
65
Izalco.- Apreciable Señor: La presente es portavoz de
mi mejor saludo, impregnado del más sincero de mis
deseos como lo es el voto por su felicidad y bienestar en
esa. La escuela y las dificultades que usted, nos pintaba
son idénticas a las que estoy afrontando en la comu-
nidad en que laboro: un cuartucho de paredes semi-
desnudas, un techo con inmensos portillos, una pared
desbaratada por la furia de los vientos, seis bancas
donde a diario treinta y seis almas blancas reciben el
pan espiritual del saber; un piso agrietado y frío, un reloj
cansado del monótono tic tac de su corazón metálico.
66
zamos a comprender el alto valor de nuestra Madre
Escuela y la dureza real de la vida. Con mucho apre-
cio, un especial saludo para todos los Profesores;
cariñosos recuerdos para mis compañeros. Y usted
reciba el más afectuoso de mis saludos con un apre-
tón de brazos. Sinceramente. “
67
bastante por el lugar tan atrasado que me tocó y por el
tiempo que llevo de trabajo.
68
de la escuela, construcción de otro rancho con pare-
des de bahareque, dos letrinas, una para la escuela y
la otra comunal, desinfección de viviendas, rellenos
sanitarios, huerto escolar y ocho huertos familiares
y campañas sanitarias para combatir el paludismo,
la uncinariasis y otras enfermedades y algunos recreos
sociales. Esperando escribirle nuevamente para darle más
detalles de mi trabajo, me suscribo con todo respeto.
69
una matrícula de 50 alumnos. Muchos recuerdos para
el Personal Docente y usted recíbalos de quien lo
aprecia mucho.
Su ex alumna
70
La nómina de nuestros ex-alumnos que merecieron
la distinción a que nos referimos, es la siguiente:
71
Los recuerdos de estudiante de la Normal, durante usted
fue Director son inolvidables, y digo que son inolvidables
porque usted supo infundir amor, respeto y disciplina,
tanto en el alumnado como en el Personal Docente
que estuvo bajo su dirección.
72
cientar, pues será una sorpresa agradable de su primer
año de labor docente.
Su alumno de siempre.
Paco.
73
compartirla con usted, aunque sea espiritualmente,
también en forma de gratitud imperecedera se la de-
dico a usted quien tanto me inspiró en esta carrera
que tanto amo entrañablemente.
Su alumno de siempre.
74
obligan a seguir respondiendo con hidalguía al porqué
soy Normalista Rural y que a usted debo mi formación
profesional. Por lo tanto, no soy yo el que trabaja, es
usted el que después de Dios me guía. Gracias Don
Daniel, a usted el honor de habernos formado.
A tentamente.
75
en nosotros mismos. Hagamos que esas fuerzas fructi-
fiquen en racimos de añoranzas, capaces de trocarse
en nuevas experiencias vivificantes.
76
tra Madre Escuela cunden a florecer nuevamente. En
cercanas oportunidades futuras volverás a tener en tus
manos otros boletines que, como este, te aportarán
frescas noticias de todo lo que contigo y con todos an-
helamos realizar.
Queridos Maestros,
Estimados Compañeros:
77
Ellos, con el sacrificio filial de visitar sus hoga-
res cada quincena, convivieron con nosotros todo
el tiempo necesario, para dedicarse plenamente a
nuestra formación profesional. Su energía, voluntad
y dedicación para el trabajo de aula y ex–aula, eran
sorprendentes; tenían la hermosa virtud de ser ejem-
plo vivo de trabajo.
78
Manuel Peraza y Salvador Ajuria, Directores eméritos
de nuestra querida escuela. Hace un instante, leí en
el Boletín No. 1 de la Directiva de ex–alumnos, una
carta del Director a sus hijos escrita por el Profesor
Daniel Raúl Villamariona, en la que además de sen-
tirse la satisfacción del autor por los logros, se despide
diciendo que en la próxima reunión nos fundiremos
en un abrazo fraterno y amoroso y nos saluda con
amor y gratitud, ubicándose como Director, Compa-
ñero y Amigo. No pude contener la emoción que me
causaron sus palabras y la dicha que sentí de haber
tenido un Director que en el plano de la amistad,
profundizara tanto en su corazón de niño, hasta crear
una pedagogía del sentimiento considerándose amigo,
compañero y padre de sus alumnos. En verdad así fue.
En la vida de estudiante su palabra, sus consejos y sus
enseñanzas, eran las de un padre bienhechor, del pa-
dre que siempre quiere lo mejor para sus hijos. Fue y
sigue siendo nuestro padre de alma y pensamiento. El
supo guiar a sus alumnos con sabiduría; nos consoló
cuando nos vio llorar como adolescentes confundi-
dos; nos contagió su alegría y su optimismo; perdonó
nuestros exabruptos y nuestros errores y fue el arqui-
tecto principal que convirtió a la Escuela Normal en
un dulce, apacible y entrañable hogar para todos.
79
y sin dobleces; don Enrique Benítez Sosa, atisbando el
porvenir; y señorita Leonor Montoya, con sus gestos
de madre primorosa. En fin, todos caben en nuestro
recuerdo. Ahora que estamos aquí, yo interpreto
este momento hermoso y de gran trascendencia en
nuestras vidas, como que hemos vuelto al mismo pun-
to de partida para decirle a nuestra Escuela Querida:
aquí estamos, hemos regresado a dar cuentas de que
hemos cumplido la misión encomendada; que calza-
mos la sandalia, para trenzar los caminos de un nuevo
evangelio para la escuela rural salvadoreña; que fui-
mos con optimismo y fe abriendo brechas, para lle-
var cultura y educación a las escuelas más humildes;
que la simiente la recogieron los niños marginados de
nuestra patria; que nos lanzamos a la tarea como sagi-
tarios, soñando en la construcción de un nuevo porve-
nir; que fuimos valientes transformando la desdichada
realidad de las comunidades rurales donde nos tocó
actuar, en comunidades más humanas y más felices;
que hicimos nuestra labor con responsabilidad, amor
y optimismo; y que nos sentimos contentos de haber
regresado con el alma llena de grandes realizaciones.
80
mi paso por el tiempo; los ríos no se han secado, sus
divinos manes cantan rumorosos por valle y colinas;
el caballo “Trueno” que nervioso pisaba el cansancio
gris de los caminos, ya no está, se lo llevó la sole-
dad; en la fronda alegre de los conacastes, siempre
ensayan sus dulces instrumentos los pájaros cantores;
el volcán de Izalco está dormido ya no vigila el mar
pacífico, sus oros fulgurantes dejaron de ser filigranas
de la noche; en las cercas de piedra todavía se des-
prende un verso con olor a campánulas silvestres y a
corolas mañaneras; y en las aulas hay ecos sonoros
de tiempos pasados, donde la inteligencia fue fanal y
lámpara votiva permanentes.
81
Artículo tomado de La Prensa Gráfica del martes 11 de marzo de
1997. Foro de Lectores. La voz en el espejo.
82
Nos conocimos en la Escuela Normal Rural de
Izalco, en la cintura del siglo, junto a otros educadores
cuyas huellas alimentan nuestras vivencias. Y sin ale-
jarnos de esas vivencias, aún estamos conociéndonos:
esta vez con todas las promociones, mediante la acer-
tada iniciativa de una Asociación de Ex-Alumnos de
aquella Escuela, que nace con el vigor, el amor y la
lealtad de hijos agradecidos, para perpetuar la frater-
nidad y posibilitar los alcances que las circunstancias
vayan sugiriendo.
¡Promovámonos!
…Voces amigas esperan tus consultas.
83
Amor
“ y Comprensión”
Por María Antonieta Funes
Promoción 1953
Concepción Batres, Usulután
29 de septiembre de 2005
84
flaqueza le dije: No mamá, yo aquí no seré nada, en-
comiéndeme a Dios y El hará lo demás.
85
Recuerdo que en primer año éramos 110 estudi-
antes y nos graduamos 41. Viven en mi recuerdo to-
dos los compañeros; a algunos no los volvimos a ver,
ya que se nos adelantaron en el viaje a la Eternidad.
86
a mi vida profesional siento una gran satisfacción,
pues hice lo que tenía que hacer, lo pude compro-
bar cuando me jubilé; fue una celebración única a
nivel departamental, cosa que yo no imaginé nunca
y lo compruebo, ya que posteriormente ha habido
muchos maestros jubilados, pero nunca fue como la
de la maestra egresada de la Escuela Normal Rural
de Izalco, a mucha honra.
Evocación
Por Angela Aracely Campos Ayala
Promoción 1955
2005
87
ñeras y compañeros, y maestros, nos identificamos
y desde el inicio cultivamos el sentimiento de com-
pañerismo y amistad; y con nuestro Director, Pro-
fesor Daniel Raúl Villamariona (que nos cultivó el
respeto y por ende el afecto).
88
para alumbrar el camino hacia la acequia, por te-
mor a patear algún animal y días después a bañar-
nos con agua serenada en aquella gran pila.
• Las celebraciones de los bautizos a los “che-
ros nuevos”.
• La algarabía y los abrazos cuando salíamos a vaca-
ciones de Semana Santa y de Agosto, cuando los
maestros nos entregaban a nuestros padres en San
Salvador; esa misma algarabía y abrazos se repetía
al regreso de las vacaciones, éramos recibidos por
los maestros.
• Las excursiones a Atecozol, Acajutla, a Los Có-
banos caminábamos alegres y felices; la caminata
más larga: salimos de la Normal a las 9:14 a.m.,
sabíamos que íbamos para Las Brumas, pero ya
formadas y formados nos informaron “vamos para
Acajutla”. Almorzamos en una hacienda, para lue-
go continuar la caminata llegando a las 6:00 p.m.
Nos acondicionamos en la playa con la idea de
realizar un recreo social, pero era tanto el cansan-
cio que nos acomodamos para dormir.
• El tercer año tuve la oportunidad de realizar prác-
ticas en comunidades de ensayo con los compañe-
ros de 4º. Año en El Sunza y en Las Higueras.
• Las prácticas de 4º. Año en las Escuelas de Ensayo
me tocó hacerlas en la Escuela de Sonzacate; for-
mábamos un equipo de ocho: Conchy Guevara,
Alicia Noemí Aguilar, Mercedes García, Elvira
Marinero, Ernesto Jovel Carrillo, Raúl Mendoza y
Álvaro Evegario Larín. Llegamos a Sonzacate y ba-
jamos nuestro equipaje personal y del grupo en
el portón de la Escuela, luego el señor Villama-
89
riona nos habló y nos tomó el juramento de rigor y
nos invitaba a trabajar con mucha responsabilidad;
pasado este momento nos despedimos y comenzó
nuestra tarea.
90
el carro del Patrón San Miguel: un coche guiado por
un cisne grandote que nos quedó muy bonito y a las
personas les gustó y celebraron sus fiestas.
91
Recordando para reconocer, agradecer,
revivir y orientar
Por Faustino Ramírez Chulo
Promoción 1954
San Salvador, enero de 2007
92
Rural de Izalco. Me refiero a esa grande institución
formadora de maestros que nació allá por las años
cincuenta en el Cantón Talcomunca, Jurisdicción de
Izalco, Sonsonate. Esta Escuela que nunca estuvo en
lugar diferente, pues allí nació y desdichadamente,
allí la dejaron morir.
93
con autorización, salir a los pueblos cercanos (Izal-
co, Sonsonate, regularmente). Durante las vacacio-
nes largas los estudiantes salían con sus familiares y
los que voluntariamente deseábamos quedarnos, nos
quedábamos en la Escuela estudiando y trabajando.
94
sus trabajos, etc., etc. Como puede apreciarse, nuestra
Escuela fue muy peculiar, muy especial, y muy efec-
tiva en toda su labor educativa y formativa.
95
se ven, no hay hora de cierre por almuerzo o por des-
caso, y sí abundan los saludos y abrazos y apretones
de manos entre maestros, padres de familia y aspiran-
tes a becarios; hay alegría, expectativas, esperanzas,
calor en los salones y corredores de la Escuela; la
frialdad, el desinterés y la “seriedad” protocolarias no
aparecen en ésa, que es una de las primeras activi-
dades de la institución. Todo sucede dentro de un am-
biente de camaradería como si todos los allí reunidos
ya se hubieran conocido antes.
96
responsabilidad de organizar y poner a funcionar esa
Escuela con una mentalidad renovadora y lo lograron.
Vinieron a enfrentar el reto con conocimientos nuevos
sobre educación y formación de maestros y los pu-
sieron en práctica soportando limitaciones materiales
y haciendo esfuerzos y sacrificios fuera de lo común
para salir adelante con y en la obra encomendada. ¡Y
no tengo la menor duda de aseverar que lo lograron!
¡Gracias maestros! ¡Los admiramos y respetamos siem-
pre! ¡Nos educaron y nos formaron en una institución
que más que escuela fue un gran hogar para nosotros!
Siempre, dentro y fuera de la Escuela, nos seguimos
considerando la gran familia de la Normal Rural de
Izalco. Sentimos la necesidad de llamarla, dentro y
fuera, nuestra Madre Escuela. Una necesidad creada,
nacida y vivida en y por nosotros, debido al tipo de
pensamiento y actitud de los que en ese tiempo nos
dirigieron y nos formaron. Entramos a formar parte de
esa gran familia escolar. Y es que así tenía que suce-
der, pues durante la convivencia institucional los roles
de padre, madre y hermano se cambiaban según las
circunstancias. En algunas oportunidades el Director
actuaba como padre, en otras como un maestro (o la
maestra como madre), en determinado momento era el
carpintero el que actuaba como padre y nos reprendía
o nos estimulaba, en otra ocasión la ecónoma fun-
cionaba como madre nuestra, aconsejándonos o aten-
diéndonos; en fin, esa era la actitud que prevalecía en
todas las personas que formábamos ese hogar.
97
de padre y madre, por la cooperación entre sus inte-
grantes, por el respeto mutuo, por el compartir de los
haberes, por la tolerancia y compasión del otro y para
el otro, por el amor sincero entre sus miembros, por la
comunión de ideales e intereses, etc., etc., todo eso se
vivía y se predicaba en esta Escuela que nos formó y
que yo estoy recordando ahora. Todo esto y más que
pueda caracterizar a un hogar, a una familia, se dio en
nuestra Madre Escuela Normal Rural de Izalco.
98
Mensaje de Raúl A. Mendoza
Promoción 1955
Izalco, enero 20 de 2007
99
Qué grato es recordar ese gran experimento, el
cual vivimos en su máxima expresión, en una forma
muy natural. La idea de ese grupo de maestros con
la guía del señor Villamariona era tener escuelas
más productivas en los lugares más apartados de
nuestro Pulgarcito de América, en donde el profesor
rural preparado juega un papel importante. Ya en la
práctica, se abrió una escuela piloto en el Sitio del
Niño y todos los demás fuimos enviados a diferentes
áreas rurales donde cada quien llevó a la práctica
todo lo asimilado.
100
los más retraídos, y al mes se hacía una velada que
consistía en una presentación artística, se cobraba
poco para los gastos que ocasionaban los trajes y
las pinturas necesarias. La Directiva de Padres de
Familia manejaba los fondos de las actividades, con
fines lucrativos, incluyendo la tienda escolar. Un
vecino de nombre Santos Andrade donó un te-
rreno para que se construyera la escuela. Con la
ayuda del señor Alcalde Municipal de Suchitoto
don Rutilio Melgar y de toda la comunidad se
levantó un edificio escolar más apropiado. Lo que
más le gustaba a este profesor rural es lo deportivo,
a nivel escolar se practicó el fútbol y el sóftbol, y
con los adultos se llegó a tener un equipo de fútbol
respetable a nivel intercantonal.
101
Educación para el Hogar
Por María Noemí Aparicio y
Zoila Delicia del Valle
Promoción 1954
5 de febrero de 2007
Economía doméstica.
102
cuidado de la ropa. Como práctica en grupos de 4 a 5
alumnos, elaborábamos menús para la semana y tenía-
mos prácticas de planchado, dos veces por semana.
Conocimientos de Costura.
Arte Culinario.
Urbanismo y Etiqueta.
103
personalidad; esto unido a las materias técnico peda-
gógicas, nos dio las herramientas necesarias para
desenvolvernos en las prácticas comunitarias. Estas
prácticas en la comunidad, fueron de valiosa experien-
cia, porque nos permitió darnos a conocer como fruto
de la Escuela Normal Rural de Izalco; como alumnos
nos hizo sentir optimistas hacia el futuro y tuvimos
la dicha de encontrar en las comunidades personas
colaboradoras, que hicieron posible el desarrollo de
nuestros planes de trabajo de forma satisfactoria.
104
Soy Maestra Normalista Rural
Profesora. Antonia Luisa Blanco Posada
Promoción 1955
Marzo 2007
105
3º. Sabía que no conocía los Maestros, iba a co-
nocer compañeros nuevos con quienes iba a
convivir cuatro años.
106
¡Que bello es recordar experiencias que guarda-
mos en el baúl de nuestros recuerdos! Como el primer
día de trabajo que nos llevó el Señor Pérez Guerra
a limpiar el Terreno de la Hortaliza que estaba lleno
de unas frutitas que tenían un tamo (polvito) que se
llama pica pica, el que nos quitamos con ceniza ca-
liente allá en la cocina. Al día siguiente ya trabajamos
separados con botas, overol y camisa a cuadros y el
sombrero que tanto nos defendía del inclemente sol
de verano (Marzo); pasaron los años donde nos llena-
ron de consejos, ciencia y sobre todo la Mística de Ser
verdaderos Maestros de los que hoy no son iguales a
nosotros. Ya en tercer año practicamos en la Escuelita
de Práctica con la Señorita Mira, así transcurrió el 3er.
Año y en el último año fuimos a practicar a Talco-
munca, Sonsonate y Sonzacate, se llegó el día tan
esperado que nos separaríamos en grupos para ir a las
Comunidades Rurales donde pondríamos en práctica
lo que tan acertadamente los Maestros de Maestros
nos enseñaron: “Las Prácticas Docentes”; salió el bus
que nos llevaría a las comunidades; a mi me corres-
pondió en San Isidro, nos dejaron bajo una Ceiba
con equipaje y víveres para nuestra alimentación, allí
comenzó lo bueno; fuimos a buscar donde viviríamos
cuarenta y cinco días, encontramos una casa muy bo-
nita, segura, con un dormitorio grande, sala, comedor
y cocina.
107
féminas. El comedor tenía una mesa grande con
6 sillas, allí planificábamos en la noche, lo que el
día siguiente haríamos; uno se quedaba cocinando,
otro visitaba la comunidad, los demás íbamos a la
escuela a dar clases.
108
pues tenían gran responsabilidad de nuestra inte-
gridad moral y profesional que nos inculcaron y
que nuestros padres les confiaron. Ahora cuando
les platico a mis parientes, amigos y no amigos se
asombran de que hubiera internado mixto y nunca
tuvimos nada que lamentar de inmoralidades. Sólo
la satisfacción de haber sido buenos estudiantes y
maestros que nos dimos por entero y ser ejemplo de
buenos trabajadores en el campo que nos tocó labo-
rar como nos formaron en nuestra “Madre Escuela
Normal Rural de Izalco”.
109
Allá fuimos a parar cuatro profesores “nueveci-
tos”, dos mujeres y dos hombres de la misma tanda
(1955); nombrados en un mismo correograma que tex-
tualmente decía: “San Salvador, 1 de marzo de 1956.
Señores: Fermina Donatila Pocasangre, Juan Roberto
Juárez, José Vicente Cubías e Isabel Leticia Domín-
guez. Ustedes han sido nombrados como Director,
Subdirector y auxiliares, respectivamente, en la E. R.
M. “Victoria Durán” del Cantón Palo Grande, j/Suchi-
toto, Dpto. Cuscatlán, a partir del 8 del presente mes.
Tomen posesión y comuníquenlo a la Subdelegación
Escolar correspondiente.
Barahona. Secretario.”
110
mundo”, para platicar, planificar, ensayar danzas u
obras teatrales, efectuar bailes populares, hacer pre-
sentaciones artísticas o cualquier otra actividad que
fuese necesaria.
111
ansiada calle estaba terminada y por primera vez in-
gresaron camiones, pick ups, carros y motocicletas,
todos cargados de golosinas, ropa, juguetes, y como
si eso fuera poco, los alegres juegos mecánicos, que
constituyeron la dicha de chicos y grandes. De igual
manera se dio realce a los festejos religiosos, que era
una de las razones de tanto esfuerzo.
112
recuerdos de los tiempos pasados, que a través de los
años son inolvidables.
113
Recuerdo al señor Villamariona como un abnegado
maestro, hombre entusiasta y dinámico, quien logró
con el equipo de docentes transformar las galeras en
un hermoso centro de estudios por el que pasamos
cientos de jóvenes con deseos de superación.
114
equipos de Softball y Basketball en los intramuros, en
fin .… las clases de Educación para el Hogar y los fa-
mosos dulces de zanahoria; la señorita Morán, la seño
Carías con sus clases de Geografía, sin faltar los sabios
consejos del Chelito Morán, el profesor Colocho, de
grata recordación, quien fungió como Director hasta
la última promoción en 1967; el profesor Castillo, el
profesor Lázaro Canales, la señorita Funes, la seño
Milady, el profesor Estrada: la clase de Música con el
profesor Ricardo Mata. Al final, bonitos recuerdos
de nuestra querida Escuela quedaron grabados en
nuestro corazón, como un bello recuerdo.
115
Dirigían la enseñanza maestros con pocos años
de haberse graduado; pero con un sentido profe-
sional profundo. Su misión era la más grande res-
ponsabilidad de su vida de maestros, conducían a
un grupo de muchachos de ambos sexos, en un
internado mixto, único en la historia educativa del
país; desarrollar una metodología de enseñanza
diferente a la de otras Escuelas Normales, desde el
amanecer hasta el anochecer. Enseñan la Educación
Higiénica, Moral y Cívica, Horticultura, Avicul-
tura, Deportes y algo que fortaleció en gran me-
dida nuestro desarrollo, ser útiles, solidarios y amar
al prójimo. Maestros que nunca más se dieron, ni
hubo, ni habrá, como Daniel Raúl Villamariona,
Luís Ángel Rodríguez, Salvador Fonseca, Julio Cé-
sar Amaya, Eustasio Nolasco, Salvador Ajuria, Fabio
Baides, Dolores Andino, Julia Espínola, Nora Mira,
Manuel Guillermo Campos y algunos otros más.
El Sunza.
116
Cuánta experiencia, cuántos conocimientos, cuán-
ta disciplina, cuánto respeto, cuánto cariño; pero la
prueba de fuego mayúscula y final inició en los al-
bores del invierno de 1954. Ignoro los criterios de las
autoridades de nuestra Normal para organizar los gru-
pos de la práctica integral que se realizaron en dife-
rentes comprensiones rurales de Izalco. Los lugares
seleccionados fueron: Cantón Las Higueras, Cantón
Piedras Pachas, Los Lagartos, El Sunza, San Isidro y
algunos otros más.
117
Cantón Piedras Pachas, caserío carente de energía
eléctrica, de agua potable y de difícil acceso vehi-
cular. Aproximadamente 75 familias formaban la po-
blación; la escuelita contaba con 1º. y 2º. Grado. Ni
mobiliario escolar, ni material didáctico, y ante esa
realidad el apoyo de nuestra Normal y nuestro ingenio
eran las armas que debíamos tomar.
118
ellos. Por las noches, a la luz de la lámpara Cole-
man, se congregaban muchos vecinos a conversar
con nosotros, contaban historias de duendes y apa-
recidos y más de alguno aseguraba que por la Ceiba
salía el Cadejo y el Cipitío. En nuestro grupo, yo
tenía la habilidad para narrar y como había leí-
do Las Mil y una Noches, les contaba cuentos e
historias. Este acercamiento nos indujo a efectuar
nuestro primer Recreo Social un sábado por la tar-
de, y en adelante, todos los sábados eran de alegría
en el caserío: juegos, canciones y participación activa
de chicos y grandes. Uno de esos sábados don Camilo
tomó la palabra en forma espontánea y para nuestra
sorpresa dijo a los presentes que había preparado una
carta para el Ministerio de Educación, que firmarían
todos los vecinos, pidiendo que los cinco maestros jo-
vencitos se quedaran para siempre en el caserío… un
aplauso prolongado fue el final de esa tarde.
119
Don Camilo había preparado a los vecinos y
aquella mañana de octubre un camión nos llevaba
acompañados de un puñado de miembros de la co-
munidad. Al llegar a la Normal don Camilo tomó la
palabra y le dio las gracias a nuestro Director don
Daniel Villamariona por nuestro trabajo y al terminar
nos abrazamos en silencio, y sus lágrimas nos conta-
giaron y sentimos la emoción de la labor cumplida.
Experiencia Pedagógica
Rosa Edith Trejo
Promoción 1955
San Salvador, 24 de abril de 2007
120
aprendimos a querernos, respetarnos, ayudarnos, criti-
carnos positivamente, sentirnos útiles (autoestima) y en-
tender que el trabajo dignifica y da la satisfacción que
ni con el dinero se puede conseguir.
121
En la Escuela Cristina Cuellar de Muñoz del Cantón
Palacios, Jurisdicción de Suchitoto, se carecía de
agua potable y mobiliario en los grados; se gestionó
en compañía de la Junta Directiva de Padres de
Familia la apertura de un pozo con sus respectiva
bomba y en Provisión y Alojamiento Escolar se con-
siguieron pupitres bipersonales y con ello se mejoró
la condición de los alumnos.
122
En el Grupo Escolar Japón de Mejicanos, el edi-
ficio reunía todas las condiciones adecuadas para
la enseñanza, aunque la demanda de alumnos era
mayor provocada por el terremoto de 1965, ya que
se alojaron cuatro escuelas con sus respectivos tur-
nos; sin embargo eso no impidió el desempeño de
nuestras labores.
123
Una Escuela Normal Rural…
¡Unica! ¡Incomparable!
Por Antonio Ramírez Azcúnaga
Promoción 1958
San Salvador, 2 de mayo de 2007.
124
Mi experiencia personal fue fenomenal, inimagi-
nable, pues el día de la llegada ya se nos tenía los
sitios donde nos ubicarían dentro del dormitorio, sec-
tores ya previstos que permitiera compartir con otros
compañeros de cursos más avanzados. Ese nuestro
dormitorio con paredes de tablas, piso encementado,
construido por compañeros de años anteriores, estaba
ubicado a la orilla de la calle que conduce al Cantón
Talcomunca, aunque muy pocos campesinos transi-
taban por allí, por existir poca población en el case-
río. Se dormía con puertas abiertas o semiabiertas que
permitían mayor ventilación natural, y tuve la dicha
de quedar ubicado a la par de la puerta oriente, por
tanto en una inesperada noche y previo a un ruido
nunca escuchado, al despertar y abrir los ojos tuve
la oportunidad de observar al nororiente y como a
unos 10 kilómetros de distancia, que el Volcán de
Izalco estaba totalmente rojo y eran precisamente de
piedras incandescentes que se elevaban hacia el cielo
y posteriormente revestían la faldas de un color rojo
encendido… ¡Volcán en erupción! ¡Belleza natural!
De allí en adelante esa manifestación de la naturaleza
nos deleitaba a cada instante, nos enseñaba a recono-
cer que dicha institución estaba en un sector privile-
giado, inigualable, rodeado de belleza con aire puro,
aroma natural del campo, árboles frutales a su alrede-
dor, cafetales en flor, con noches oscuras donde para
alumbrarnos se turnaban la luna, el volcán y las lu-
ciérnagas, se tenían amaneceres con neblina y lluvias
de ceniza que alcanzaban un espesor considerable.
Una institución donde imperaba el bullicio estudiantil,
125
la alegría juvenil, el susurro de los ríos en su alrededor
y el cántico de los revoltosos pájaros.
126
Se incorporan, asimismo, opiniones y co-
mentarios de algunos docentes para comple-
tar este segmento,
que para los fines que se persiguen,
resultan particularmente ilustrativos.
Testimonios de Docentes.
Y… los alumnos maestros regresaron a la Normal Rural …
Tomado de un Periódico Matutino.
127
Y no venían solos, los acompañaban peregrinacio-
nes, de paz y de agradecimiento, formadas por hom-
bres, mujeres y niños, madres con hijos en sus brazos
y ancianos apoyados en bordones, venían a entregar a
sus maestros que por mes y medio habían derramado
luz y miel en sus espíritus enfermos de ignorancia y
amargura, venían entre vivas y aplausos, antorchas y
banderas, sonrisas y lágrimas a entregarlos a la Escuela
Normal, a su Madre Escuela como ellos la llaman.
128
Cuando todo parecía terminar, el Izalco, fiel ami-
go de la Escuela, con una eclosión de luces y colo-
res, auguraba para todos un porvenir de esperanzas.
129
empresa de ayuda mutua y solidaria para enfrentar las
dificultades de la vida presente.
La Madre Escuela
Por Luís Angel Rodríguez
Junio de 1997
130
Vívidamente recuerdo que fue una calurosa tarde
de marzo de 1950 que partimos de la ciudad de San
Salvador hacia Talcomunca, Izalco, con aproximada-
mente 50 muchachos egresados de sexto grado y 30
profesores Clase “B” egresados de las secciones nor-
males, para inaugurar lo que más tarde se convertiría
en la Escuela Normal Rural de Izalco; los muchachos
egresados del sexto grado iban para cursar cuatro años
y los de las secciones normales que cursarían sólo dos
de estudio. Los maestros responsables de este grupo
de alumnos estaba compuesto por Eustasio Antonio
Nolasco, en calidad de Director y con un equipo do-
cente compuesto por: Daniel Raúl Villamariona, Fran-
cisco López Barrientos, José Mario Molina, María Cruz
Palma y Luís Ángel Rodríguez; es decir que con este
grupo de seis maestros arrancó la primera institución
formadora de maestros rurales y que, para mala for-
tuna de la educación nacional, desapareciera en el
año de 1968 con la fundación de la Ciudad Normal
de San Andrés en el Departamento de La Libertad.
131
palabras, mediante el estudio y el trabajo intensivo
tratábamos de formar un maestro con capacidad de
conocer a fondo los problemas de las comunidades
rurales y de emplear, en forma productiva, los recur-
sos disponibles para impulsar el mejoramiento de la
escuela y la comunidad hacia el cambio continuo de
su propia realidad.
132
Maestros que prestaron sus servicios en
la Escuela Normal Rural de Izalco,
en ocasión de la celebración del 50 Aniversario de la Escuela.
133
Una escuela llamada “Normal Rural de
Izalco”.
Por Nora Armida Mira de Pérez
Noviembre de 2005
134
lebrando el “Día del Trabajo”, ¡trabajando!, con una
relación de hermandad con respeto y aprecio donde
a diario se recitaba el “Credo del Optimista” y se ac-
tuaba a base de comprensión y cariño.
135
Momentos Felices. Mis Recuerdos.
Por María Dolores Andino.
San Salvador, Diciembre de 2005.
136
Han dejado huella en mí, como momentos feli-
ces, la acogida que recibí de don Daniel Villama-
riona, Luís Ángel Rodríguez y otros. Cada persona
que encontré allí me marcó profundamente, todos
me ayudaron a crecer como persona. Me sentía en
mi casa: el ambiente con mucho calor familiar. Nada
es más agradable para mí que regresar a los años 50,
51 y 52, de esta experiencia inolvidable.
137
canciones, todo lo que hiciera ruido. Rápido se ar-
maba el coro; ternura, calor familiar, dulzura, se des-
prendía de esa actividad. Y ¿cuáles canciones eran
las preferidas? –“Yo te daré, te daré niña hermosa, te
daré una cosa, una cosa que empieza con C… café”.
Luego, “Un elefante se balanceaba, etc.”
Actividades:
138
de la zona. Los alumnos se trasladaban a convivir con
familias de la comunidad en condiciones mínimas;
sin energía eléctrica, ni agua potable, donde desarro-
llaron su sensibilidad. Todos estos jóvenes al pasar el
tiempo, son grandes personas, algunos agrónomos,
ingenieros, abogados, etc. No me sorprende que con-
tinúen como familia solidaria, con lazos fuertes.
139
cribió la Escuela, su filosofía, métodos y organización,
me explicó que era un internado y que los maestros
permanecían disponibles las veinticuatro horas durante
quince días continuos. Lo pensé mucho, pero después
de algunos días me volví a reunir con él y con Daniel
Villamariona, a quien no conocía, y le manifesté que
me gustaría colaborar en la formación de maestros,
que también era una nueva experiencia para mí.
140
al carburante para iniciar la ignición. Era peligroso
pero no había otro camino. Con frecuencia se nos
arruinaba la planta y había que desarmarla para
limpiarla y ajustarla, cosa que nos llevaba un par de
días o más, entonces no había luz eléctrica y en la
noche muchas guitarras alegraban el ambiente.
141
Algunos maestros, entre ellos Rogelio Sánchez,
Quique Benítez, Víctor Manuel Santos, después
de acostar a los alumnos, nos reuníamos en algún
lugar, ya sea en la Cancha de Basketball o en la
glorieta diseñada y construida por los estudiantes,
o para disfrutar de un momento de esparcimien-
to, ya que durante el día no podíamos reunirnos
para platicar, pues cada uno en alguna actividad
estábamos ocupados. Estos momentos, a veces eran
tan gratos que nos tomábamos un buen tiempo y
nos acostábamos muy noche.
142
Testimonios de Padres de Familia.
Formar una gran familia: estudiantes, padres de
familia y maestros fue el objetivo primordial que pre-
tendió alcanzar nuestra Madre Escuela. Con humil-
dad podemos expresar que ese objetivo fue logrado.
Madre Escuela la llaman los entonces estudiantes;
Madre Escuela la llamaban también algunos padres
de familia; y, Madre Escuela la llamamos, aún ahora,
quienes fuéramos en esa época los mentores. Sin más
comentarios, trasladamos algunos testimonios que son
muy elocuentes.
143
está dando la experiencia tonificante de una realidad
normativa y encausadora, que nunca la vimos en otras
latitudes colegiales.
Elena Díaz.
“Ahuachapán, 27 de julio de 1956.- Sr. Don Raúl
Villamariona. Sonsonate.- Estimado Señor: Mi mayor
respeto para con usted y su querida escuela.- Señor:
Remítole estos Diez Colones como un donativo para
la madre Escuela a nombre de mi hijo Carlos.- Espero
no me sean rehusados.- Su servidora.
144
XV. Portal de las Musas
Este espacio capta las inquietudes literarias y artísti-
cas de algunos de los ex–estudiantes de la Escuela,
quienes de diferentes maneras expresan el amor y el
reconocimiento al Centro de Estudios que les formó y
que les dio la llave mágica para alcanzar un
futuro promisorio en
los diferentes esce-
narios de su vida,
en el campo famil-
iar, profesional o
académico.
145
Hoy estamos unidos hermanos
por un nexo fecundo de amor;
enlacemos felices las manos
dando gracias a nuestro creador.
Honor a tu belleza
Por Adolfo Antonio Moreno
Promoción 1953
146
Filigrana de luz que se adormece
en el quieto frescor de tus destellos,
son zafiros sutiles que embellecen
la tierna emanación de tus cabellos.
147
Escuelita
Por Oscar René Martínez
Promoción 1955
Yo vine de un rinconcito
a esta escuela querida.
Lugar donde no hay pesares,
sitio de paz y de amor.
148
Desde el día en que llegamos
la escuela extendió su manto.
Corrieron sus lindos ríos
al retumbo del Izalco.
Escuelita…
149
Quincuagesimo Segundo Aniversario
(1950 – 2002)
150
Recuerdos quedan, cual si fuera un cuento de Hadas
Ubicando las musas como para una quinceañera
Rebosante de alegría, escribe el poeta estas pinceladas
Ahora, ya casi en el pináculo de la vida
Los versos escritos aquí, son para recordar
151
Por José Raúl Calderón Iraheta
Promoción 1953
Marzo de 1984
Sonsonate
152
Almas en el Alma
Por Felipe Jesús Burgos
Promoción 1954
Junio 2006
In Memoriam
¡Cerro misterioso!
¡Aulas. Campiña. Estrellas!
-Recorred Izalco-
Y de su cobijo… maestros mostradnos.
153
Dónde estabas tú, cuando…
Por Oscar Armando Portillo Luna
Promoción 1967
Antiguo Cuscatlán, marzo de 2007
154
Dónde estabas tú, cuando
la Billo‘s Caracas Boys
amenizaba los bailes sabatinos
de la Escuela Normal,
arropando romances juveniles.
155
Dónde estarás tú, cuando
las voces de filial cariño
se vayan apagando poco a poco,
y tú te quedes acariciando
recuerdos lejanos y fotos amarillas,
empolvadas por la Calle de Talcomunca.
Volcán de Izalco
El Conacaste,
silencioso confidente.
A Talcomunca:
Camino de maestros.
156
XVI. Conclusiones
• La filosofía educativa de la Escuela Normal Rural de
Izalco descansaba en la tríada cariño, tolerancia y
comprensión; un régimen disciplinario flexible, pero
firme en la conducción de estudiantes que pasaban
por la difícil etapa de la adolescencia.
157
prácticas docentes in situ realizadas por los aspi-
rantes a maestros, durante un período de 45 días,
consolidaban la formación teórica y práctica de
nuestros maestros graduados.
158
maleables de la juventud los dejaron marcados en
forma positiva para toda la vida.
159
Reflexiones finales al oído de los educadores
• La educación, para que cumpla su verdadero
propósito, debe servir para enseñar a vivir en una
forma sana, útil y provechosa.
160
Anexos
161
Anexo 1
Decreto Ejecutivo mediante el cual se crea la
Escuela Normal Rural de Izalco.
D.O. 16 de noviembre de 1948.
Decreto Ejecutivo No. 16 (12 de noviembre de 1948)
CONSIDERANDO:
CONSIDERANDO:
163
CONSIDERANDO:
POR TANTO
en uso de sus facultades constitucionales,
DECRETA:
Efraín Jovel
Ministro de Cultura.”
164
Anexo 2
Directores y Personal Docente de la Escuela
Normal Rural de Izalco
Directores
1. Eustasio Antonio Nolasco
2. Daniel Raúl Villamariona
3. Víctor Manuel Peraza
4. Julio Domingo Urrutia
5. Salvador Ajuria
6. Mario Oscar Godínez
7. José Alberto Colocho
Maestros de la Escuela en
1961 con su Director
Miembros del Personal Don Salvador Ajuria
Docente
1. Margarita Abarca 10. Felícita Barrera
2. Rolando Abarca 11. Enrique Benítez Sosa
3. Julio César Amaya Vela 12. Carlos Burgos
4. María Dolores Andino 13. Manuel Guillermo Campos
5. Francisco Aparicio 14. Paúl Arístides Campos
6. Petrona Arévalo de Vindel 15. Concepción Carías
7. Fabio Baides 16. Carlos Castillo
8. Cecilio Barraza 17. Oscar Gilberto Cerna
9 Héctor Otto Barraza 18. Napoleón Cortez
165
19. Ricardo Napoleón Cruz 47. Leonor Montoya
20. María Cruz Palma 48. Héctor Morales
21. Ada Luz Domínguez 49. Concepción Horalia Morán
22. Francisco Javier Escobar Echeverría
23. María Julia Espínola de Gutiérrez 50. Oscar Armando Morán Toledo
24. Mario Enrique Estrada 51. Régulo Pastor Murcia
25. Julio Alberto Ferrufino 52. Ricardo Orellana López
26. Blanca Rosa Flores 53. Adolfo Pérez Guerra
27. Regina Flores 54. Basilio Adán Pocasangre
28. Salvador Fonseca 55. Saúl Israel Ponce
29. María Lidia Funes Morataya 56. Delia Rodríguez
30. José Fernando Galeano Ochoa 57. Luís Ángel Rodríguez
31. Guillermo Federico Guadrón 58. Rosa Amelia Rodríguez
32. Amalia Gutiérrez 59. Juana Romero
33. Maximino Gutiérrez 60. José Isolino Rosa
34. Mirtala Gutiérrez 61. Armengol Rosales
35. Marcelina Herrador 62. Jorge Salguero
36. Oscar Ibarra 63. Rogelio Sánchez
37. Julia Jovel 64. Víctor Manuel Santos
38. Beniamino López 65. Rafael Antonio Segovia
39. Francisco López Barrientos 66. Gabriela Silva Amaya
40. Graciela March 67. Enoy Tóchez
41. Julio Mata. 68. Fernando Torres Avalos
42. Elinor Mayorga 69. Filiberto Antonio Trujillo
43. María Enma Meléndez 70. Eulalio Urbina
44. Nora Armida Mira 71. Guillermo Valencia
45. Altagracia Molina 72. Milady Vásquez
46. José Mario Molina 73. Gonzalo Ventura
1967:
Maestros y alumnas
166
Anexo 3
La Foto de mi Graduacion
167
Acto de Graduación: 24 de noviembre de 1955,
celebración realizada en la Escuela.
168
Graduada de la
Promoción 1963.
169
Las Promociones
En esta sección se incluyen en orden cronológico,
fotografías de las diferentes promociones de graduados,
durante la vida de la Escuela. En algunos casos, no fue po-
sible obtener la fotografía de la graduación, por lo que se
han incluido fotografías de grupos parciales o fotografías
de la celebración de algún aniversario de graduación.
170
1953
171
1955 (46 Graduados)
La Barrida Alegre
1956
172
1957 (Los Camilos y Las Camilas)
173
1959
1960
174
1961 (50 Graduados)
1962
175
1963
176
1965
1965
177
1966
178
Anexo 4
Una Tipica Graduacion en la Escuela
Normal Rural de Izalco
179
Acto de Graduación
1. Himno Nacional, cantado por los Jóvenes Graduados.
2. Análisis de Experiencias de Práctica Docente, por
uno de los Jóvenes Graduados.
3. Interpretación Musical, a cargo del Conjunto de
Cámara bajo la dirección del Maestro Abraham
Soto Domínguez.
4. Entrega de Títulos, por los señores Ministro y Sub-
secretario de Cultura, palabras por el Señor Minis-
tro de Cultura Dr. Reynaldo Galindo Pohl.
5. Interpretación Musical, a cargo del Conjunto de
Cámara bajo la dirección del Maestro Abraham
Soto Domínguez.
6. Actuación Especial de una Comunidad Rural de la
Zona de Ensayo de la Escuela.
7. Entrega del Premio “Coronel Gustavo Vides Valdés.”
8. Palabras de Despedida, por uno de los Jóvenes
Graduados.
9. Interpretación Musical, a cargo del Conjunto de
Cámara bajo la dirección del Maestro Abraham
Soto Domínguez.
10. Palabras Finales, por el Director de la Escuela Nor-
mal Rural, Profesor Daniel Raúl Villamariona.
11. Interpretación Musical, a cargo del Conjunto de
Cámara bajo la dirección del Maestro Abraham
Soto Domínguez.
180
Programa General
Día 21 Visita de los Jóvenes que se gradúan a las
Comunidades Rurales donde realizaron su
Práctica Docente Integral.
Día 22 Misa de Acción e Gracias, 6 a. m.
Día 24 1) Alegres Mañanitas, 3 a.m.
2) Alborada, 4 a.m.
3) Acto de Graduación
4) (Según Programa Especial) 10 a.m.
Concierto Bailable – Carnet Musical:
Orquesta Barrientos, 2:15 p. m.
5) Almuerzo de Gala,1:00 p. m.
La Barriada Alegre.
181
Anexo 5
Galería de fotografías de diferentes actividades
realizadas en la Escuela Normal Rural de Izalco.
Folklore.
183
Softball.
Fútbol.
184
Fútbol.
Atletismo.
185
Basketball.
Grupo Musical.
186
Civismo
187
Alma de Artistas.
Alumnos Practicantes.
188
Trío Musical.
Día de fiesta.
189
Un entorno natural
privilegiado.
190
Todavía hay tiempo de agradecer a
Dios por la vida, que aunque efímera,
aún está en nosotros.
191
Esté libro se imprimió en
Talleres Gráficos UCA,
en junio del 2007.