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KINESIOLOGÍA DEL COMPORTAMIENTO.

NUEVA CIENCIA PARA LA SALUD MEDIANTE TEST MUSCULARES


COMO ACTIVAR LA GLÁNDULA DEL TIMO E INCREMENTAR SU
ENERGÍA VITAL
DR. JOHN DIAMOND
PRESIDENTE DE LA ACADEMIA INTERNACIONAL DE MEDICINA
PREVENTIVA
Editorial EDAF

ANTES DE LEER ESTE LIBRO

Realice la siguiente prueba con un amigo o miembro de su familia como


sujeto.
1. Haga que el sujeto se mantenga erguido, con el brazo derecho
relajado descansando sobre el costado y el izquierdo extendido paralelo al
suelo con el códo recto, tal como aparece en la fotografía de la página
siguiente.
2. Sitúese enfrente de él y ponga la mano izquierda sobre su hombro
derecho, para nivelárselo. Ponga luego la mano derecha sobre el trazo
extendido del sujeto, justo por encima de la muñeca.
3. Dígale que va a intentar empujar su brazo hacia abajo y que debe
resistirse a ello con todas sus fuerzas.
4. Luego empújele el brazo rápidamente y con firmeza. La idea es
presionar con la suficiente intensidad como para probar el impulso y
movimiento de rebote del brazo, pero no hasta el extremo de llegar a fatigar
los músculos. No se trata de demostrar quién es el más fuerte, sino
simplemente comprobar si el músculo puede bloquear la articulación del
hombro para oponerse a la presión ejercida.
¿Fue el sujeto capaz de resistir esa presión? Así ocurrirá en prácticamente
todos los casos, y su brazo permanecerá extendido.

Repita ahora la prueba mientras el sujeto realiza alguna de las cosas


siguientes:
• Comer azúcar refinado.
• Escuchar algunos ejemplos de música popular del mdmento, tales
como los recientes «hits» Staying Alive, de los Bee Gees, o'3'&uthern
99g Nights,
de Glen Campbell.
• Sostener un trozo de plástico sobre la cabeza (una bolsa grande
servirá a la perfección).
• Contemplar fijamente una luz fluorescente.
• Pensar en alguna situación desagradable.

Los resultados serán espectaculares. En casi todos los casos, el sujeto se


mostrará incapaz de resistir la presión. Su brazo cederá fácilmente.
¿Cómo puede ser así? Aunque el autor del experimento estará presionando
con la misma intensidad que antes, de repente el brazo parece haberse
debilitado. Y se trata de una situación tajante, de sí o no, o bien el brazo
cede, o bien no cede.
i,cualquiera
Qué ha ocurrido? De una forma u otra, el azúcar refinado, la música o
de las otras influencias ha debilitado temporalmente el músculo
del brazo. Se observaría el mismo efecto con cualquier otro músculo del
cuerpo. (Utilizamos este músculo concreto, el deltoides, porque resulta
adecuado para la prueba o test). Es, pues, evidente que, en las condiciones
de dicha prueba, algo falló en el suministro de energía a través del
organismo. El tema de este libro es precisamente averiguar qué ha fallado y
qué podemos aprender de todo ello.
FIG. 1.Comprobación del músculo deltoides.

KINESIOLOGÍA DEL COMPORTAMIENTO

Primera obra sobre kinesiologia del comportamiento escrita para todos los
públicos. Según esta nueva ciencia, las cosas cotidianas, como los alimentos
que ingerimos, la ropa que vestimos, lo que pensamos, e incluso la música
que escuchamos y las imágenes que contemplamos, ejercen una influencia
fortalecedora o debilitadora sobre nuestros músculos.
No se trata de una mera especulación teórica. Ha sido demostrado en
laboratorio con miles de personas. Ahora, usted puede demostrárselo a sí
mismo mediante una simple prueba o test muscular. Y aunque la
demostración resulta sorprendente y divertida, es mucho más que eso: se
trata de un valioso instrumento terapéutico. Mediante este fácil test, puede
formular a su propio cuerpo preguntas relativas a su salud y bienestar, y éste
le responderá.
El presente libro le permitirá determinar en qué medida los factores de su
entornó y forma de vida afectan a su energía corporal, y le sugerirá
actividades enriquecedoras de su energía vital.

Título del original inglés:


BK BEHAVIORAL KINESIOLOGY

Traducción de: ANDRES LINARES

Copyright © 1979 by John Diamond, M. D.


© Para la lengua española, EDAF, EdicionesDistribuciones, S. A. Jorge Juan,
30. Madrid, 1980, por acuerdo con Harper & Row, Publishers, Inc., 10 East
53rd Street, New York, N.Y. 10022.

INDICE
Págs.
Reconocimientos 13
Prólogo 15
1. INTRODUCCION 23
2. LA MISTERIOSA GLANDULA LLAMADA TIMO 32
3. TESTS DE KINESIOLOGIA DEL COMPORTAMIENTO 39
4. SU ENERGIA VITAL 50
5. EL STRESS Y EL EQUILIBRIO CEREBRAL 60
6. SUS EMOCIONES Y SU GLANDULA TIMO 77
7. LA GENTE QUE LE RODEA 95
8. SU MEDIO FISICO 111
9. LA MUSICA EN SU VIDA 135
10. LA VIDA EN SUS ALIMENTOS 151
11. LA IMPORTANCIA DE LA POSTURA 164
r
Epilogo 171
Apéndice I. —Resumen de las funciones más importantes de la glándula
timo 177
Apéndice 11. —El origen de la palabra timo 179
Sobre el autor 183
Autores o titulares de las fotografías 187

RECONOCIMIENTOS

Deseo dar las gracias a todos mis maestros, tanto contemporáneos como
antiguos, de los campos de la medicina preventiva, la psiquiatría, las
humanidades y la kinesiología aplicada. Y, por supuesto, expreso también mi
ferviente agradecimiento a los más grandes de todos ellos, mis alumnos y
pacientes. Deseo asimismo saludar a mis colegas de la Academia
Internacional de Medicina Preventiva y del Instituto Internacional de
Kinesiología Aplicada.
También quiero expresar mi gratitud para con Victoria Galban, por su
generosa ayuda en tan numerosos aspectos. Joe Gould merece un
reconocimiento especial por su perseverante deseo de perfeccionar muchas
de las ilustraciones de esta obra. Gracias asimismo a fin'a Kalett por sus
ft
excelentes fotografías; a Virginia Rohan por su diligente ayuda, y a mi
profesora, Christina Wilton, por su inspiración y pacientes enseñanzas.
Por su dedicación a mi trabajo y a este libro, mi más profunda gratitud a mi
esposa, Betty, sin la que esta obra no se hubiese escrito jamás. Merece un
agradecimiento muy superior al que me resulta posible expresar.
John Diamond, Doctor en Medicina. Julio de 1978.

PROLOGO

El doctor John Diamond ha revolucionado la medicina preventiva. Su


aproximación o enfoque trascendentalista al individuo es tan concienzudo
que ninguna influencia queda sin ser examinada. Mientras era presidente de
la Academia Internacional de Medicina Preventiva, tuve ocasión de
comprobar la variedad y profundidad de las aplicaciones de la kinesiología
del comportamiento. Al tratarse no sólo de una ciencia integral, sino también
de una filosofía, la kinesiología del comportamiento abarca todas las artes y
prácticas curativas, habiéndose incorporado a áreas tan diversas como la
medicina psicosomática, las alergias, la acupuntura, la psiquiatría, la
formación deportiva, la nutrición, la odontología, la osteopatía, y otras
muchas.
La kinesiologla del comportamiento modificó profundamente mi vida personal,
y ha introducido también gratificantes cambios en el ejercicio de mi profesión,
que es la odontología. Nadie necesita que se le recuerde los sentimientos de
aprensión; y éste debe preocuparse no sólo de la intranquilidad de sus
pacientes, sino también de llevar a cabo bien su labor, teniendo que realizar
unas tareas sumamente complejas en un espacio de trabajo tremendamente
reducido. Estas tensiones suelen cobrar su tributo. De todas las profesiones,
la de
dentista es de las que registra unas tasas de divorcio y suicidio más
elevadas.
Pero estos últimos años han sido para mí muy distintos. El doctor Diamond
nos ha enseñado a quienes practicamos las artes curativas a «centrar» tanto
nuestras propias energías como las de nuestros pacientes. Ha eliminado el
desánimo, el stress, y los miedos de médicos, personal auxiliar y pacientes. A
partir de la incorporación de sus técnicas a mi ejercicio de la profesión, mis
métodos de tratamiento han ido progresando de manera constante, sin temor
ni ansiedad.
Y así, la recompensa para mí es más energía, menos stress y, lo mejor de
todo ello, una nueva sensación de bienestar.
La kinesiología del comportamiento ha revolucionado numerosas prácticas
psiquiátricas e incluso hospitales psiquiátricos. El doctor David R. Hawkins,
director médico del Centro de Salud Mental de North Nassau, y presidente de
la Academia Norteamericana de Psiquiatría Ortomolecular, ha afirmado que,
mediante el empleo de la kinesiología del comportamiento, ha sido capaz de
transformar pabellones psiquiátricos enteros. El doctor Alan Shifman Charles,
director de la Academia de Medicina Oriental, considera la kinesiología del
comportamiento como el «primer método puro para comprender y descubrir
las enfermedades a un nivel multicéntrico», eliminando así las necesidades
de equipos y aparatos de gran sensibilidad y elevado costo. Y el doctor Edgar
Miller, un destacado osteópata de Concord, Massachusetts, considera que no
se limitan a informar sino que, de un modo curioso, llegan a constituir un
poderoso instrumento de enseñanza para las artes curativas». Según él, la
kinesiología del comportamiento «me ha proporcionado una comprensión
mucho más amplia de las incontables fuerzas que intervienen para perturbar
la armonía esencial para la salud, habiéndome asimismo enseñado a evaluar
sus efectos o repercusiones. Bajo la

dedicación y aparentemente incansable atención del doctor Diamond al tema


de la kinesiología del comportamiento, ésta nos ha hecho avanzar
considerablemente en el camino hacia la realización de nuestro potencial
más elevado».
Pero las aplicaciones de la kinesiología del comportamiento no se limitan a
las profesiones relacionadas con la sanidad. Por ejemplo, son muy
numerosos los músicos que han descubierto en ella asombrosos beneficios.
Un eminente profesor de música, John Butrick, del Instituto de Tecnología de
Massachusetts, ha escrito que los principios de la kinesiología del
comportamiento «permiten un nuevo dominio sobre los recursos físicos, la
tensión o stress derivado de una actuación y el medio artístico». Los que
practican algún deporte o participan en acontecimientos de carácter deportivo
encuentran asimismo numerosas aplicaciones sumamente beneficiosas. Jeff
Wilcox, del Sports Training Institute de la ciudad de Nueva York, recomienda
entusiasmado la kinesiología del comportamiento como parte de un programa
para la buena forma física total, y eso teniendo en cuenta que, hasta ahora,
nos hemos limitado simplemente a arañar la superficie del tema, pensando
en sus posibles aplicaciones al campo de los deportes.
Según un conservador del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, la
kinesiología del comportamiento ha abierto numerosas perspectivas nuevas
en todo el campo de las artes plásticas, la pintura, la escultura y la
arquitectura. Afirma que «se han obtenido intuiciones de incalculable valor
tanto en el terreno de la apreciación del arte y la comprensión del impulso
artístico creador como en el de la crítica estética».
Una de las numerosas aplicaciones importantes de la kinesiología del
comportamiento a nuestra vida cotidiana es en el campo de la nutrición.
Muchos y muy destacados especialistas en nutrición las con
sideran como un instrumento de gran valor para evaluar los efeccos t
provocados por diversos alimentos. Beatrice Trum Hunter, autora de The
Great Nutrition Robbery, ha escrito que «las valiosas aportaciones de John
Diamond al campo de la kinesiología del comportamiento ofrecen tanto a los
profesionales como a los legos en la materia aplicaciones nuevas y
estimulantes en una amplia variedad de materias relacionadas con la
recuperación y mantenimiento de la salud, así como con la medicina
preventiva». Otro conocido especialista en nutrición, el doctor Hans Kugler,
autor de Your First 100 Years of Health, expresa su elevada opinión acerca
de los seminarios del doctor Diamond por todo el país. «El doctor Diamond —
manifiesta— se entrega a su labor con un grado de entusiasmo tal como sólo
es posible en alguien que sabe que está hablando sobre algo
verdaderamente nuevo y excitante.»
Me he limitado a señalar algunas de las aplicaciones de la kineología del
comportamiento. La amplitud de visión del doctor Diamond y su compulsivo
deseo de ayudar a sus semejantes le han permitido proporcionarnos
poderosas intuiciones e ideas nuevas tanto sobre nosotros mismos como
sobre los demás. Su nueva ciencia, tan brillantemente concebida, modificará
su vida como ya ha modificado la mía. Sólo sus trabajos sobre el timo
constituyen una valiosísima aportación científica que perdurará durante
generaciones y generaciones.
La kinesiología del comportamiento constituye la primera línea preventiva. Le
hace a uno examinar su propio cuerpo y nivel de energía vital mucho antes
de que lleguen a desarrollarse los problemas físicos. Le hace a uno estudiar
su forma de vida, las influencias procedentes del medio que le rodean y sus
propias actitudes bajo una nueva luz y con un respeto mucho mayor y más
profundo. Llega a encontrarse uno haciendo cosas no ya para impedir la
aparición de enfermedades, sino para mejorar su nivel de salud. Tal como
señala
el doctor Diamond, el objetivo último de la kinesiología del comportamiento es
la consecución de la salud positiva, el incremento de energía, animación y
fuerza que se deriva del auténtico bienestar. A este respecto, la kinesiología
del comportamiento es la promesa del futuro.

Jerome Mittelman, D. D. S.,


anterior presidente de la Academia Internacional de Medicina Preventiva

«No exageréis las cosas sencillas hasta transformarlas en milagros, sino más
bien reducir los milagros ala condición de cosas sencillas.»
BACON.

«Estas afirmaciones las formulo deliberadamente, tras sopesarlas y


estudiarlas con sumo cuidado y sin dejarme arrastrar por ningún ánimo de
di
polémica ni celo momentáneo; nacen de unas convicciones firmes y resueltas
y de la seguridad de ser capaz de demostrarlas.»
John Ruskin

1
INTRODUCCION

«Todo hombre, mujer o niño posee la posibilidad de la perfección física:


corresponde a cada uno de nosotros alcanzarla mediante nuestro
entendimiento y esfuerzos personales.*
og
F. M. Alexander.

Sitúese en un céntrico cruce de calles y contemple la gente que pasa.


¿Caminan erguidos y orgullosos, con viveza en los pasos, los rostros alerta y
ritmo en sus movimientos? ¿O se limitan a arrastrarse, con la cabeza gacha,
los hombros caídos y el pecho hundido? Creo que, si realiza este
experimento, descubrirá que la mayoría de la gente parecen presos en la
Tierra, seres abrumados por la gravedad, en lugar de esplendorosas
criaturas, imbuidas de la alegría de la existencia.
Cuando vemos un animal que no camina orgulloso, erguido y lleno de vida,
damos inmediatamente por sentado que hay algo en él que no funciona bien.
Y, sin embargo, no sentimos la menor preocupación por las personas
cansinas y abatidas que contemplamos en cualquier calle de nuestras
ciudades. Llamamos normal en los seres humanos lo mismo que en los
animales consideraríamos como un estado deficiente. Pero no es normal,
sino simplemente la media.

Cuando camina por la calle alguien lleno de vida y energía, volvemos la


cabeza para mirarle como si se tratase de algo raro y excepcional, cuando,
en realidad, eso debería ser lo normal.
Al igual que no es normal que vayamos por el mundo hundidos y sin alegría,
tampoco lo es que caigamos enfermos o fallezcamos a causa de
enfermedades crónicas y de carácter degenerativo. La mayoría de los
varones de nuestra sociedad esperan sufrir antes o después un ataque al
corazón. La mayoría de nosotros tememos llegar a tener un cáncer o, si
logramos escapar de esa terrible enfermedad, sufrir en nuestra vejez de
artritis, diabetes, ceguera o alguna incapacidad mental grave. Pero no tiene
por qué ser así. Los longevos habitantes de las tierras altas del sur del
Ecuador rara vez se ven aquejados de tales enfermedades. Tampoco pierden
la visión o se ponen artríticos al llegar a viejos. David Davies, que pasó una
temporada con esta gente tan notable, observó que eran esbeltos, lúcidos y
ágiles, y que sentían una gran pasión por la vida. «Si andabas detrás de un
hombre —señaló—, hasta que no te ponías a su altura no sabías si tenía
cuarenta o ciento veinte años; de ese carácter era su forma de caminar... En
sus movimientos había algo dinámico, incluso como de tigre...I. 1 David
Davies, The Centenarians of the Andes (Nueva York: Anchor 41
Press/Doubleday; Londres: Barris &Jenkins, Ltd., 1975), pig. A 51.
Puede que no seamos capaces de adoptar la sencilla dieta, el elevado nivel
de actividad y la relajada forma de vida de este pueblo de los Andes, pero sí
podemos hacer mucho para impedir la aparición y desarrollo de
enfermedades crónicas. He llegado a creer que toda enfermedad se inicia
con un problema al nivel de la energía, problema que puede haber existido
durante muchos años antes de manifestarse en forma de enfermedad física.
Parece ser que una reducción o disminución generalizada de la energía
corporal conduce a desequilibrios de energía en determinadas zonas o partes
del organismo.

Si somos conscientes de esos desequilibrios de energía en el momento de


producirse, dispondremos de un prolongado período de «gracia»
para corregirlos. En ese caso estaremos practicando ya una prevención
primaria.
La mayor parte de la prevención que se practica hoy en día es de carácter
secundario. «He sufrido un infarto o ataque al corazón, impida que sufra
otro.» «Me ha salido una úlcera, impida que empeore.» En la prevención
primaria los problemas se encuentran aún al
nivel de la energía; no existe ningún cambio patológico importante. Por tanto,
podemos esperar un retorno a la situación normal tan
pronto consigamos corregir el desequilibrio de energía. Si practica
mos la prevención primaria estaremos viviendo como se supone que
debemos vivir, envejeciendo como se supone que debemos envejecer, y
muriendo como se supone que debemos morir, no pasando por
la vida de una enfermedad a otra, perdiendo vitalidad y el deseo de vivir y,
finalmente, sufriendo algún tipo poco digno de muerte, como nos suele ocurrir
ahora en nuestros fríos y asépticos hospitales. Al igual que los centenarios de
los Andes y del Cáucaso, trabajaremos de firme y encontraremos placeres
sencillos, estaremos libres de enfermedades y viviremos así todos los días de
nuestra vida, envejeciendo lentamente hasta que un día u otro pasemos a
mejor vida.
Lo presagió, habiendo cumplido ya ciento y un años, Sepultureros y
carpinteros hicieron la tumba y el féretro; Vio que la tumba era profunda y el
féretro sólido, Convocó en su casa a todos sus descendientes,
Se echó en el féretro, dejó de respirar y murió.'a
2 Del poema de Yeats, «En la antesala de Tara», de Collected Poems, de
William Butler Yeats.

He considerado siempre la psiquiatría como una modalidad de medicina


preventiva. Si se elimina la tensión mental, habrá muchas

menos probabilidades de que se desarrollen enfermedades físicas. No


obstante, practiqué la psiquiatría durante un buen número de años antes de
encontrar un medio realmente efectivo de utilizar la prevención primaria para
ayudar a mis pacientes. Durante mi primera época como médico interno, me
di cuenta de que la mayoría de mis pacientes querían únicamente verse
libres de los síntomas que les causaban dificultades, dolores o incapacidades
para poder reanudar los malos hábitos sanitarios que habían practicado con
anterioridad. Eran muy pocos los que deseaban cambiar, encontrarse
realmente bien. Esta era la amarga decepción con que tenía que enfrentarme
día tras día.
Recuerdo el triste caso de una mujer extremadamente atractiva, de unos
cuarenta años de edad, anteriormente azafata de profesión, que había
contraído matrimonio con un ejecutivo del mundo de los grandes negocios,
divorciado por tercera vez, y que la trataba como a un adorno. Su papel
consistía en mantenerse bella, educada, y actuar como una perfecta
anfitriona. No debía expresarse tal como era, actuar como una persona por
derecho propio. Durante su matrimonio, esta mujer fue cogiendo una
enfermedad psicosomática tras otra. Cuando yo la asistí, había acudido ya a
las consultas de numerosos psiquiatras. En cuanto intentaba discutir con ella
su degradante papel, su auto-envilecimiento, cambiaba de conversación. Se
negaba a afrontar el problema. Finalmente, le contó a su marido lo que yo
pensaba al respecto. Por supuesto, él le ordenó suspender inmediatamente
el tratamiento. En la siguiente ocasión que oí hablar de ella supe que estaba
siendo sometida a una terapia de electroshock para combatir las crisis
depresivas y que se pasaba meses y meses internada en un hospital.
A pesar de casos tan deprimentes como éste, en todos mis años de ejercicio
de la profesión sólo uno de mis pacientes (y tuve miles) llegó a suicidarse. Ya
sé que lo que mantenía a mis pacientes vivos no era
precisamente mis habilidades como psiquiatra. Se trataba de algo distinto. No
conseguía más «curaciones» que mis otros colegas; pero lo que sí hacía era
dedicar grandes dosis de mí mismo a cada paciente. Aquella gente
experimentaba mejoras y se mantenía en un estado satisfactorio gracias a
mí, gracias a mi energía, por lo que yo hacía y no por cambios que se
estuviesen produciendo dentro de ellos. Esencialmente no habían cambiado,
estaban siendo simplemente reforzados o sostenidos por mí.
Con mis pacientes psicosomáticos, mi papel era claramente el de una gallina
clueca. Acogiéndoles bajo mi ala podía contribuir a prevenir los efectos de los
tratamientos destructivos o, en el mejor de los casos, inocuos a que estaban
sometidos. Por ejemplo, tan pronto como el ginecólogo sabía que su paciente
acudía a mí, se reducían las probabilidades de que le practicase una
histerectomía. En cuanto un especialista en alergias se enteraba de que yo
atendía a su paciente, disminuía su medicación contra el asma. Lo que hacía
era literalmente ganar tiempo para el paciente, un tiempo que le permitiese
clarificar las cosas por sí mismo.
Pero ¿cómo podía devolver a mis pacientes la responsabilidad de
mantenerse en buen estado de salud? Podía hablar con ellos y demostrarles
y ayudarles a valorar hasta qué punto les estaban afectando sus relaciones
con los demás. Pero lo que no conseguía jamás era imbuirles la idea de que
su bienestar era realmente una responsabilidad suya.
No obstante, y aunque seguían dependiendo de mí, algunos parecieron
alcanzar una mayor comprensión de sus problemas. Una vez más, observé
algo sumamente extraño: cuanto más tiempo estaban sometidos a
tratamiento terapéutico, más deprimidos y desvitalizados parecían. Incluso yo
mismo empezaba a sentirme deprimido y cansado. Recuerdo muy bien cómo
acostumbraba a hundirme en mi sillón, cada vez más profundamente según
iba transcurriendo el
día; cómo cada vez tomaba más y más café, comía más e ingería mayores
cantidades de azúcar en un vano intento por aumentar mis energías. La
verdad resultaba innegable: estaba proporcionando más comprensión y
conocimientos a mis pacientes, pero, de un modo u otro, disminuyendo sus
energías y, de paso, las mías propias. Sabía que no podía seguir haciendo
aquello; pero no se me ocurría adónde dirigirme o qué hacer.

Tras meses y meses de reflexión, decidí probar un nuevo método. A partir de


entonces no trataría los problemas psiquiátricos como tales, sino que los
abordaría en relación con las condiciones físicas de los pacientes. Practicaría
la medicina preventiva, lo que significaba elevar el nivel de energía del
paciente, a fin de superar las primeras manifestaciones de la enfermedad o,
mejor aún, impedir que ésta llegase a hacer su aparición. Se me abría así un
área totalmente nueva de tratamiento médico. Me interesé por la nutrición y
sus complementos naturales, y efectué una nueva valoración de las rutinarias
medicaciones tanto médicas como psiquiátricas en relación con la energía
corporal. Investigué asimismo diversos tipos de terapias físicas y posturales.
Ahora, pensé, seré capaz de tratar a mis pacientes de un modo mucho más
completo que anteriormente. Había logrado escapar del estrecho marco de la
psiquiatría y adentrarme en lo que podríamos llamar una práctica médica más
general, de carácter preventivo y destinada a aumentar la cantidad de
energía.
No obstante, pronto comprendí las limitaciones de lo que hacía. Me estaba
ocupando de generalidades. Tenía que descender a este cuerpo concreto.
Tenía que averiguar lo que este cuerpo necesitaba que se le hiciera.
La respuesta me llegó de forma imprevista. Me encontré por casualidad con
un amigo que me habló de una interesante conferencia a la que asistió y en
la que se había empleado una prueba o test muscular. Aunque anteriormente
nunca oyera hablar del tema,
experimenté una intensa sensación de que aquello era precisamente lo que
estaba buscando. El conferenciante era el doctor George Goodheart, el
creador de una nueva especialidad denominada kinesiología aplicada. No
perdí tiempo y me puse de inmediato en contacto con él. Fue el comienzo de
una firme amistad y de una estrecha relación de trabajo. El doctor Goodheart
había venido trabajando en el campo de la kinesiología aplicada durante más
o menos quince años. Lo que había descubierto era que cada músculo
importante del cuerpo está relacionado con un órgano determinado. Una
debilidad en un músculo suele significar que existe un problema con el nivel
de energía del órgano correspondiente. De hecho, tratando al músculo de
distintos modos y fortaleciéndolo nuevamente, era capaz de mejorar
asimismo el funcionamiento del órgano.
A lo largo de los años, el doctor Goodheart ha alcanzado numerosos
resultados sorprendentes, resultados que han tenido implicaciones de muy
largo alcance. Por primera vez, la nutrición empezó a tener sentido. Si a un
paciente se le suministraba un determinado tipo de suplemento nutritivo y el
músculo demostraba haber adquirido mayor vigor, se trataba evidentemente
del suplemento apropiado para dicho paciente; si el músculo seguía siendo
débil, es que no era así. Cabía evaluar de modo similar otros métodos de
tratamiento. Con la kinesiología aplicada, los médicos disponían de un
instrumento terapéutico verdaderamente útil, de un sistema de reinformación
o feedback del propio cuerpo. Si le aplicaban al sujeto el tratamiento
adecuado, el cuerpo respondería inmediatamente, como queriendo decir: «Sí,
esto es lo que hacía falta.»
Este era el gran avance o descubrimiento del doctor Goodheart. Me sentí
enormemente interesado por él y procedí a estudiarlo concienzudamente.
Luego comencé a adaptarlo a mi propia práctica. Las técnicas de Goodheart
implicaban unas grandes dosis de manipulación física y resultaban más
adecuadas para pacientes con problemas
físicos concretos que para los que necesitaban un tratamiento de carácter
más trascendentalista. Y mis pacientes pertenecían a esta segunda
categoría.
Ahora estaba practicando verdaderamente una medicina democrática. Lo que
se ponía en práctica no era lo que se me ocurría decir a mí desde mi elevada
e imponente posición de médico o lo que figuraba en un libro de texto aún
más inaccesible, sino lo que el cuerpo requería. Y cuando hacía las cosas
bien, el cuerpo me lo comunicaba. La respuesta del paciente era lo que
determinaba el tratamiento seguido.
Y lo mejor de todo era que me encontraba en posición de devolver a mis
pacientes la responsabilidad de su propio bienestar. En vez de someterse
humildemente a mi tratamiento, lo compartían plenamente. Se veían además
bajo una nueva luz. El aprender cosas nuevas, sobre todo si se refieren a uno
mismo, constituye una verdadera experiencia emocional. Y las pruebas
kinesiológicas equivalen a una experiencia. Se trata de una experiencia que
nos deja con la boca abierta, y sólo a través de este tipo de experiencias
podemos llegar a comprender repentinamente nuevas verdades.
Mis propias investigaciones y mi propia práctica me llevaron con el tiempo a
descubrir una disciplina distinta, pero relacionada con la del doctor
Goodheart, la kinesiología del comportamiento, que constituye una
integración de la psiquiatría, la medicina psicosomática, la kinesiología, la
medicina preventiva y las humanidades. Su culminación es esta obra, que,
salvo unas cuantas excepciones, consiste únicamente en los descubrimientos
originales de mis investigaciones.
La kinesiología del comportamiento emplea las técnicas básicas de test de la
kinesiología aplicada, pero centrándose en los factores del entorno y forma
de vida del paciente que contribuyen a elevar o reducir su nivel de energía.
Muchos de los factores que disminuyen la

energía son productos de la revolución tecnológica: los venenos y ruidos de


nuestro medio ambiente, los alimentos poco naturales y excesivamente
refinados que encontramos en las estanterías de los supermercados, los
tejidos sintéticos con que están fabricadas tantas de nuestras prendas de
vestir. Otros factores son las tendencias o hábitos individuales, tales como las
posturas corporales, la capacidad para enfrentarse al stress y las relaciones
humanas.
En las páginas que vienen a continuación enseñaré a determinar en qué
medida los diversos factores de su entorno y forma de vida están
repercutiendo sobre su energía corporal. Sugeriré numerosas actividades
enriquecedoras de energía con las que reemplazar a las que la agotan. Y
enseñaré a modificar o contrarrestar las repercusiones de los factores
debilitadores que no quepa eliminar totalmente. Pero, en primer lugar, el
lector debe saber algo sobre el papel desempeñado por la glándula llamada
timo en los tests kinesiológicos y su relación con la energía corporal, de
hecho, con nuestra energía vital.

LA MISTERIOSA GLANDULA LLAMADA TIMO

2
LA MISTERIOSA GLANDULA
T
LLAMADA TIMO

«¿Ha conseguido algún escritor sobre el tema del timo decir la verdad y ser
creído?»
Beard, 1902.
La glándula timo se halla justo debajo de la parte superior del esternón y, por
tanto, en medio del pecho. Se encuentra presente en todos los mamíferos, y
en las terneras se denomina mollejas. Hasta la década de los cincuenta
apenas se sabía nada acerca del timo, aunque desde hacía ya muchos años
existían claves para comprender su funcionamiento. Ya en 1902, Foulerton,
un médico londinense, utilizaba extracto de timo para el tratamiento del
cáncer. No obstante, lo que se solía enseñar era que la glándula timo no
tenía función alguna en el adulto, espejismo normalmente basado en el
hecho de que, durante la realización de autopsias, el timo solía aparecer
bastante pequeño y atrofiado. Esto se debe a que, en respuesta a un stress
tan agudo como el provocado por una infección, el timo puede reducirse a la
mitad de su tamaño en menos de veinticuatro horas. ¡No debe, pues,
sorprendernos que aparezca en un estado de atrofia cuando se le examina
post mortem!

El hecho de que las observaciones efectuadas durante las autopsias llevasen


a generalizaciones acerca del tamaño del timo provocó unos diagnósticos
trágicamente equivocados acerca de las enfermedades infantiles en un
amplio período de tiempo que va desde la década de los veinte a la de los
cuarenta. Las autopsias de rutina demostraron que los niños tienen timos de
dimensiones mucho mayores que los de los adultos. No obstante, en los
niños que morían de repente, por ejemplo en los asfixiados en sus propias
cunas, se descubría, al practicárseles la autopsia, que poseían glándulas del
timo especialmente grandes, por lo que se pensaba que habían fallecido a
causa de alguna enfermedad relacionada con dicha glándula, enfermedad a
la que se dio el nombre de «status timicolinfático».
Las investigaciones efectuadas sobre la glándula timo en la década de los
cincuenta, junto con nuevas evidencias procedentes de exámenes post
mortem, hicieron que se dudase de la existencia de dicha enfermedad. Los
patólogos tomaron nota del hecho, revelado por las autopsias en el campo de
batalla efectuadas durante la guerra de Corea, de que los soldados muertos
en combate poseían glándulas timo mucho mayores que las de hombres de
su misma edad fallecidos en un hospital a causa de alguna enfermedad
crónica. Los niños que habían muerto del llamado «status timicolinfático» lo
habían hecho antes de que la glándula tuviese tiempo de contraerse; las
grandes dimensiones de sus timos eran de hecho las normales. Se había
inventado toda una enfermedad basándose en la errónea idea de que era la
glándula timo la que se había hinchado, provocando así la muerte del
individuo. ¡Y pensar que, en numerosas ocasiones, se había sometido el timo
de los niños a radiaciones con el fin de reducir su tamaño, basándose en el
supuesto de que eso disminuiría las posibilidades de que progresara la
enfermedad! Lo que se conseguía mediante este procedimiento era destruir
una parte vital de su sistema
de inmunización y aumentar sus probabilidades de contraer infecciones,
cáncer y enfermedades crónicas.
Pero a pesar de los descubrimientos de las investigaciones modernas, el mito
del timo como una glándula inútil y atrofiada se resiste a morir. Siempre que
hablo sobre el tema o doy una conferencia para médicos o públicos
especializados, se me recuerda que «todo el mundo sabe que, en el adulto,
la glándula timo no posee función alguna». No obstante, las pruebas y
evidencias acumuladas en los últimos veinte años acerca del papel del timo
en inmunología resultan ya tan abrumadoras que se me hace muy cuesta
arriba creer que no existe algún factor de carácter inconsciente trabajando en
contra de que se le preste el reconocimiento que merece.
En cualquier ser humano o animal cuya glándula timo haya sido extirpada o
destruida se produce una pérdida de eficacia en los mecanismos de
inmunización del organismo que lo protegen de las infecciones y procesos
cancerosos. Por ejemplo, si a una rata joven se le extirpa el timo y se le
inyectan células cancerosas, el cáncer se desarrollará rápidamente y la rata
morirá. No obstante, si su timo permanece intacto, el tumor será reconocido
como un invasor hostil y debidamente rechazado. Existen en la actualidad
numerosas evidencias de que la mejora en la capacidad inmunológica
conseguida mediante la administración de extracto de timo puede llegar a
contrarrestar algunas modalidades de cáncer clínico. Tal como indiqué
anteriormente, un breve repaso a los escritos médicos existentes basta para
demostrar que el extracto de timo se empleaba clínicamente para el
tratamiento del cáncer ya en el año 1902.
Durante el período embriónico y los primeros años de vida, la glándula timo
se ocupa esencialmente del crecimiento, tal como demuestra el hecho de que
la administración de extracto de timo eleva drásticamente la tasa de
crecimiento de cobayas o animales empleados para experimentos en
laboratorio. Y lo que es más importante,

se trata asimismo de la «escuela y fábrica»' ' G. J. V. Nossal, Antibodies and


Inmunity, 2.' ed. (Nueva York: Basic Books, 1978), Ng. 97.
Al
para los linfocitos, los glóbulos blancos responsables de las reacciones
inmunológicas del organismo. En estado todavía inmaduro, los linfocitos
acuden al timo desde la médula de los huesos. Bajo la influencia de las
hormonas del timo, esos glóbulos maduran, abandonando luego el timo y
estableciéndose en los ganglios linfáticos y en el bazo, donde dan origen a
otras generaciones de linfocitos denominados glóbulos T (T significa
derivados del timo). Las hormonas del timo fluyen a través de la corriente
sanguínea y continúan ejerciendo su influencia sobre los glóbulos T
originados gracias a ellas. El timo puede considerarse, pues, como una
verdadera glándula endocrina; es decir, un órgano que segrega una hormona
que va a parar a la corriente sanguínea para ser transportada a alguna otra
parte del organismo en la que ejercerá su influjo.
Sabemos que el timo sigue segregando hormonas y «entrenando» y
exportando glóbulos T durante toda la vida del individuo. Una vez superada la
pubertad disminuye de tamaño, pues deja de ocupárse ya del crecimiento.
Cualquier encogimiento adicional se deberá únicamente al stress y a otros
factores que analizaremos en esta obra.
Así pues, la glándula timo prepara a los glóbulos T para que puedan realizar
su tarea: diferenciar al propio ser de lo que no lo es, al amigo del enemigo, y
destruir las células extrañas. Este papel, denominado «reconocimiento o
vigilancia inmunológica», se ocupa directamente de oponer resistencia a las
infecciones y al cáncer.
Un caso reciente, descrito en una publicación médica, es el de un niño
pequeño internado en un hospital en estado de coma a causa de una grave
neumonía viral. Estaba inconsciente, aquejado de fiebre muy alta, y había
que ayudarle a respirar, pues era incapaz de hacerlo por sí mismo. Se hizo
todo lo posible por reanimarle, pero resultabar
ba
a evidente que iba a fallecer. Entonces se efectuó el equivalente de un
cálculo de los glóbulos T que tenía, descubriéndose un nivel
aproximadamente cinco veces inferior al normal. Se le puso inmediatamente
una inyección de extracto de timo, y en el plazo de veinticuatro horas el
proceso había cambiado totalmente de signo. Descendió la fiebre, pudo
respirar por sí solo y recuperó el conocimiento. Este es el tipo de
recuperación espectacular que veremos cada vez más y más, según la
comprobación exacta de la función del timo y la administración de extracto
del mismo vayan generalizándose en la práctica médica habitual, como estoy
seguro que ocurrirá en los cinco o diez años próximos. Tal como ha señalado
uno de los más destacados especialistas en este campo: «Acaba de iniciarse
el segundo siglo de oro de la "timología".» 2 J. F. A. P. Miller, Lancet, 16 de
diciembre de 1967, pág. 1302. la
La teoría más aceptable acerca del cáncer es probablemente la formulada
por Sir MacFarlane Burnet,'3 F. M. Burnet, Inmunology, Aging, and Cancer
t
(San Francisco: W. H. Freeman and Company, 1976).
investigador australiano ganador del Premio Nobel. Según él, de los miles de
millones de nuevas células producidas por el organismo cada día, algunas
serán anormales. Una de las funciones de los glóbulos T consiste en
reconocer esas células anormales y proceder a su destrucción. No obstante,
si los glóbulos T no se ven activados por la hormona del timo, las células
anormales pueden arraigar y llegar a transformarse en un cáncer clínico. De
ahí el papel fundamental de la glándula timo durante toda la vida adulta para
la prevención del cáncer.
Empezamos a comprender ahóra por qué la incidencia del cáncer se eleva
con la edad. Se ha demostrado que la respuesta a los anticuerpos de los
ratones viejos es sólo un 5 por 100 de la de los ratones jóvenes. Los primeros
se muestran incapaces de rechazar las células cancerosas que se les
inyecte. No obstante, si, al mismo tiempo, se continúaen pag siguiente

Arriba, un glóbulo T, es decir, un linfocito derivado del timo, ataca a una


célula cancerosa (esfera grande), a la que identifica por las moléculas
antígenas que sobresalen de su superficie. Abajo, la célula cancerosa
extinguiéndose, lo que in dican los profundos pliegues de la membrana de su
superficie. Estas microfotogra fías fueron tomadas por Andrejs Liepins, del
Instituto SloanKettering de Investigación sobre el Cáncer.
les administra hormonas del timo, el cáncer no llega a desarrollarse. En todas
las especies de mamíferos se produce con el paso de los años un descenso
de la actividad del timo, y el correspondiente incremento de la tasa de
enfermedades cancerosas. Cuanto más estimulemos la actividad del timo a lo
largo de nuestra vida, mayores serán nuestras probabilidades de mantener
lejos al cáncer.
Aún no se comprende plenamente la dramática atrofia de la glándula timo en
una persona sometida a situaciones de stress y tensión. En un solo día de
heridas graves o enfermedad repentina resultan destruidos millones de
linfocitos y el timo se reduce a la mitad de su tamaño habitual. Esto forma
parte de la reacción general ante el stress descrita por Hans Selye.4
En esta obra estudiaremos diversos tipos de tensión o stress. Pero ahora nos
centraremos en el papel desempeñado por la glándula timo en las pruebas o
tests de kinesiologla del comportamiento.

3
TESTS DE KINESIOLOGIA DEL
COMPORTAMIENTO

«Un hombre prudente debería darse cuenta de que la salud es su posesión


más valiosa y aprender a tratar sus enfermedades según su propio criterio.»
Hipócrates.
Revisemos la técnica para realizar pruebas o tests descrita al comienzo de
esta obra.'' El test muscular bosquejado en este capítulo constituye una
versión modificada del descrito en la obra, ya clásica, Muscles: Testing and
Function, de Henry O. Kendall et al. (Baltimore: Williams and Wilkins, 2.'
7 ed.,
1971.)

Como recordarán, para realizar un test kinesiológico hacen falta dos


personas. Elija para ello a un amigo o a algún miembro de su familia. Le
llamaremos su sujeto.
1. Haga que el sujeto permanezca erguido, con el brazo derecho
descansando relajadamente sobre el costado y el izquierdo paralelo al suelo,
con el codo recto.'2 Si así lo prefiere, puede utilizar el otro brazo.

2. Sitúese enfrente del sujeto y ponga la mano izquierda sobre su


hombro derecho, para nivelárselo. Ponga luego la mano derecha
sobre el brazo extendido del sujeto justo por encima de la muñeca. (Véanse
Figs. 3 y 4.)
3. Dígale que va a intentar empujar su brazo hacia abajo y que debe
resistirse a ello con todas sus fuerzas.
4. Luego empújele el brazo con bastante rapidez, firmeza y suavidad. La
idea es presionar con la suficiente firmeza como para probar el impulso y
movimiento de rebote del brazo, pero no hasta el extremo de llegar a fatigar
los músculos. No se trata de demostrar quién es más fuerte, sino
simplemente comprobar si el músculo puede bloquear la articulación del
hombro para oponerse a la presión ejercida.
NOTA.—No sonría nunca mientras realiza o se somete a un test de
kinesiología del comportamiento. (Véase el Cap. 6.)

ai

FIG. 3.Test del músculo deltoides «al desnudo..s


FIG. 4.Primer plano de un test muscular de kinesiología del comportamiento
«al desnudo.

A menos que el músculo tenga algún problema físico, demostrará su fortaleza


en la prueba. En caso de que sea así, haga que el sujeto ingiera un poco de
azúcar refinado y repita el test. En casi todos los casos, el músculo
demostrará ahora debilidad; aunque no esté presionando con mayor
intensidad que antes, el músculo se mostrará incapaz de resistir la presión
ejercida y el brazo del sujeto caerá contra su costado.
¿Qué ha ocurrido? De un modo u otro, el azúcar refinado ha reducido el
suministro de energía del organismo del sujeto, como refleja el hecho de que
el músculo haya perdido fortaleza. El mismo efecto se observaría en
cualquier otro músculo del cuerpo. Utilizamos para esta prueba este músculo
concreto, la parte media del deltoides, porque es el músculo más sencillo de
comprobar. Como cualquier otro, este músculo es un indicador del suministro
de energía del organismo. De ahí que a un músculo único empleado para los
tests de kinesiología del comportamiento se le denomine músculo indicador.
Un dispositivo que mide la fuerza de los músculos, denominado kinesiómetro
(véase Fig. 5), muestra que un músculo fuerte puede resistir hasta 19 kilos de
presión, mientras que un músculo débil sólo puede resistir unos siete kilos.
No obstante, no tenemos por qué emplear 19 kilos de presión cada vez que
sometemos a prueba la fuerza muscular, pues con el tiempo desarrollamos
un cierto instinto o intuición que nos permite saber si el músculo es o no lo
suficientemente fuerte como para bloquear la articulación. Buscamos lo que
podríamos llamar «muelle» del músculo. Y cuando no aparece, cuando el
músculo es débil, la diferencia resulta evidente tanto para el autor del test
como para la persona que se somete al mismo.
Pero volvamos a nuestro tema. Pruebe el músculo indicador del sujeto tal
como lo hizo antes. Debería mostrarse fuerte. Haga ahora que su sujeto
coloque las yemas de los dedos de sus manos libres sobre la piel justo donde
la segunda costilla se une al esternón tima despuésde la foto
FIG. 5.El
kinesiómetro BioMy, empleado para los test musculares.

(la llamada articulación esternomandibular). Dicho punto, que se muestra en


la Fig. 7, se encuentra directamente sobre la glándula timo. Ahora, haciendo
que su sujeto siga tocando dicho punto, compruebe nuevamente el músculo
indicador (Fig. 8). ¿Sigue mostrándose fuerte o se ha debilitado?
Supongamos que se dé la segunda posibilidad. Lo que ha ocurrido es lo
siguiente: ha descubierto que un determinado músculo, el músculo indicador,
es fuerte «al desnudo»; es decir, sin que el sujeto toque ninguna parte de su
cuerpo con la mano libre. Pero cuando hizo que el sujeto situase la mano
sobre el mencionado punto, el músculo indicador se mostró débil. En
kinesiología del comportamiento eso significa, o bien que el suministro de
energía a la glándula timo del sujeto es insuficiente, o bien que, en ese
momento concreto, su glándula timo se encuentra a un
bajo nivel de actividad. Si su músculo indicador siguiese mostrándose fuerte
mientras toca el punto del timo, no existiría la menor evidencia kinesiológica
de un desequilibrio de energía que afectase a su glándula timo en ese
momento.
Pueden ocurrir tres cosas:
1) No se ve afectado por el estímulo.
2) El estímulo debilita a la glándula timo.
3) El estímulo es tan negativo que el músculo se muestra débil, aun sin el
toque de prueba.
FIG. 6.Dinamómetro Cybex, otro dispositivo empleado para tests musculares.
Aun el cuadríceps, quizá el músculo más potente del cuerpo, muestra una
reducción de su potencia a prácticamente la mitad cuando se introduce algún
estímulo debilitador. La línea del gráfico que reproducimos a continuación
muestra los resultados de test o pruebas del cuadrIceps y del tendón poplíteo
con y sin estímulo. Los dos primeros «picos» (a la izquierda cuadríceps, a la
derecha tendón poplíteo) representan la fuerza o vigor de tales músculos
cuando se les prueba «al desnudo». La potencia máxima es 30,400 kg/pie' m(±
33 grs/cm.2). El segundo juego de «picos» representa la fuerza o vigor de los
dos mismos músculos cuando el suministro de energía del cuerpo se ve
reducido a causa de algún estímulo negativo. La potencia máxima es ahora
de 16,560 kg/pie' (± 18 grs/cm2). El tercer juego de «picos», registrado
cuando se vuelve a probar ambos músculos una vez eliminado el estímulo,
muestra que ha vuelto la fuerza o vigor.

Si un test o prueba en el que se encuentra implicado el punto de toque de


prueba del timo exige un timo fuerte al comienzo del mismo y el timo de su
sujeto se muestra débil, puede activarlo temporalmente repiqueteando sobre
él ligeramente dos o tres veces. Sin
embargo, n rio lo haga con demasiada fuerza, pues en ese caso, y aunque sea
sólo temporalmente, su glándula timó puede reforzarse hasta el punto de no
permitirle llevar a cabo la prueba deseada.
FIG. 8.Toque de prueba de la glándula timo.

Cuando, aun sin una activación especial, su, glándula timo se muestra fuerte
incluso ante influencias negativas que está usted en el buen camino hacia la
consecución de una salud positiva. Al final de cada sesión o entrevista, yo
personalmente pruebo a mis pacientes o alumnos sometiéndoles a algún
factor negativo, tal como el sonido del ritmo del rock. Si los resultados
muestran un estado de debilidad, sé que se necesita seguir fortaleciendo la
glándula timo.
¿Cómo sabemos si lo que estamos probando es la glándula timo? Todo lo
que tenemos que hacer es pedirle al sujeto que masque una tableta de
extracto de timo. El músculo indicador se fortalecerá inmediatamente. Otros
extractos no provocarán el mismo resultado.
A este proceso de toque de prueba, de tocar con una mano mientras se
somete a prueba el músculo indicador, se le denomina en kinesiologla
«terapia de localización». Aún no se sabe muy bien cómo funciona. Quizá se
completa algún circuito de energía en el punto en que el organismo se
encontraba bajo de la misma. No lo sabemos.'3 Resulta tentador ofrecer
explicaciones de los fenómenos descritos en esta obra. Sin embargo, las he
reducido al mínimo posible. Todo este trabajo es completamente nuevo, y
formular teorías en esta etapa resultaría prematuro y limitador.

Ensaye el test o prueba siguiente: en vez de hacer que su sujeto practique el


toque de prueba del punto de la glándula timo, haga que lo practique con
otras zonas del cuerpo elegidas al azar. En otras palabras, pruebe el músculo
indicador haciendo que, al mismo tiempo, su sujeto toque un punto distinto de
su cuerpo cada vez. Lo más probable es que el tocar esos otros puntos no
provoque un debilitamiento del músculo indicador. Lo esencial es dónde se
coloca las
yemas de los dedos, la posición exacta del toque de prueba. Una débil
reacción muscular al toque de prueba demostrará que ese punto concreto del
organismo de su sujeto funciona sometido al stress de un desequilibrio de
energía.
En caso de que el punto de la glándula timo de su sujeto se mostrase débil,
limítese a golpear dicha área diez o doce veces y a hacer que su sujeto
practique el toque de prueba una vez más. Normalmente, y tras esta
operación, el músculo indicador se mostrará fuerte y vigoroso. Aunque sólo
temporalmente, se habrá activado la glándula timo. El organismo de su sujeto
le dirá ya que el punto está perfectamente, que la prueba puede realizarse en
condiciones óptimas, sin el menor trastorno de energía. Le ha formulado al
organismo del sujeto la siguiente pregunta: «¿Va algo mal en ese punto?», y
el organismo le ha respondido: «Sí, algo va mal.» Luego ha hecho lo que
correspondía, corrigiendo el flujo de energía en dicho punto, y el organismo
del sujeto le ha dicho: «Muchas gracias. Ya está arreglado.» No es ya
cuestión de que ningún experto diga que val mal esto o aquello. La respuesta
del cuerpo al procedimiento de toque de prueba le da la respuesta. El cuerpo
sabe lo que le conviene ¡Lo único que tenemos que saber es cómo
preguntarle!
Supongamos que el punto de la glándula timo de su sujeto se mostrase fuerte
en el toque de prueba realizado inicialmente. Pruébelo nuevamente para
confirmar dicho resultado. Luego haga que el sujeto piense en alguna
catástrofe, tal como un accidente automovilístico. Sométale nuevamente al
test o prueba. ¿Qué ha ocurrido? Normalmente, aunque no en todos los
casos, la glándula timo se mostrará débil. Pídale luego al sujeto que piense
en alguien a quien odie. Lo más probable es que la glándula continuará
mostrándose débil. Dígale a continuación que piense en alguien a quien ama.
¡La glándula se mostrará inmediatamente fuerte! Todo esto le permitirá
comprobar cómo, mediante los tests de kinesiología del comportamiento
48

miento, podemos aprender rápidamente datos muy significativos acerca de la


mente y el cuerpo.
Para un reconocimiento kinesiológico completo, sometemos a tests a la
mayoría de los músculos del cuerpo. No obstante, y en esta obra de carácter
introductorio, emplearemos sólo un músculo indicador, el deltoides. Para un

año
diagnóstico y un tratamiento completos se somete a toque de prueba (terapia
de localización) a más de cien puntos distintos del cuerpo. Aquí nos
limitaremos casi exclusivamente al punto de prueba de la glándula timo. De
ese único punto de prueba pueden descubrirse numerosos datos
enormemente beneficiosos para su vida diaria. Como habrá comprobado, la
glándula timo es el primer órgano que se ve afectado por la tensión o stress.
Constituye también la sede o asiento de nuestra energía vital, que es el tema
del siguiente capítulo.

4 SU ENERGIA VITAL

«... el placer proporcionado por toda forma orgánica está en proporción a su


apariencia de sana energía vital.»
John Ruskin.
Nuestra energía vital es la fuente de nuestro bienestar tanto físico como
mental, de la salud resplandeciente, de la alegría de vivir. Ha recibido muy
distintos nombres a lo largo de la historia escrita. Hipócrates la llamó la Vis
Medicatrix Naturae, es decir, el poder curativo de la naturaleza. Paracelso la
denominó Arqueo; los chinos Ch'i; los egipcios Ka; los hindúes Prana; los
q
hawaianos, Mana. Pero se trata de la misma cosa.
Hace unos cuantos años experimenté un gran placer al descubrir un análisis
de los «síntomas» de la salud en una obra publicada en 1853. «Nuestros
libros de Medicina», escribía su autor, el Dr. Nichols, «están llenos de
descripciones, síntomas y causas de las enfermedades. En la medida de lo
posible me gustaría dar una descripción clara, enumerar los síntomas y guiar
a mis lectores hasta el conocimiento de las condiciones de la Salud».
Reproduzco a continuación sus «síntomas»:

La SALUD es en el ser humano la perfección de la organización corporal, la


energía intelectual y.la capacidad moral.
La SALUD constituye la expresión más plena de todas las facultades y
pasiones del hombre, colaborando en perfecta armonía.
La SALUD es la total ausencia de dolor corporal y de discordancia mental.
La SALUD es belleza, energía, pureza, santidad y felicidad.
La SALUD es esa condición en la que el hombre constituye la expresión más
alta conocida del poder y bondad de su Creador.
Cuando un hombre es perfecto en su propia naturaleza, cuerpo y alma,
perfecto en sus armoniosas acciones y adaptación al medio, y vive en
perfecta armonía con la Naturaleza, con sus semejantes y con Dios, puede
decirse que se encuentra en un estado de SALUD.'1 T. L. Nichols, Esoteric
Anthropology (Nueva York: Stringer & Townsend, 1853), pág.227.

No se ha realizado nunca una descripción más grandiosa de la salud que la


efectuada por Walt Whitman en lo que denominó «Salud (al antiguo estilo)»:
En esa condición todo el organismo se eleva a un estado desconocido por los
demás, se ilumina tanto interior como exteriormente, se purifica y fortalece,

9in
haciéndose vigoroso y alegre al mismo tiempo. Fluye del individuo un
encanto especial, que es algo más que simple belleza, y brilla en sus ojos
una curiosa transparencia, no sólo en la pupila, sino también en lo blanco... El
juego del cuerpo en movimiento adquiere una gracia anteriormente
desconocida. Entonces el simple hecho de moverse constituye un placer y
una felicidad, como también el respirar o el ver. Todas las gratificaciones
anteriores, el beber, el café, las grasas, los estimulantes, las especias, el
acostarse tarde, los lujos, los placeres nocturnos, no parecen sino mortecinos
sueños; llega ahora el amanecer; todo encaja en su lugar natural, todo es
saludable y portador de alegrías divinas.'
2 Walt Whitman, The Complete Poetry and Prose of Walt Whitman (Garden
City, Nueva York, Garden City Books, 1954), pig. di 513.
El esplendoroso estado de salud descrito por Whitman nace de la abundancia
de la energía vital. Se trata de algo realmente infrecuente. Pero no se
desanime. Aun en el caso de haber estado enfermo y agotado, puede hacer
mucho por incrementar su nivel de energía vital. No obstante, aumentar su
energía vital no significa simplemente alcanzar una «elevación
momentánea», como la que experimentaría ingiriendo azúcar, ni tampoco
esforzarse por llegar a un estado de energía «nerviosa». Significa más bien
elevar la fuerza vital que lleva en su interior, su propia vitalidad. La vitalidad
no significa necesariamente actividad. Fíjese en un animal sano en estado de
reposo y se dará cuenta de que posee un elevado grado de energía vital.
Sometiendo a prueba el punto de la glándula timo tal como se indicó en el
capítulo anterior, puede determinar si su energía vital es elevada o baja.
Desgraciadamente, un 95 por 100 de la población arroja resultados bajos en
la escala de energía vital. Las razones de que así sea son muy numerosas,
tal como revelarán los capítulos siguientes. Lo único que deseo poner de
relieve ahora es lo siguiente: no he visto nunca ningún paciente aquejado de
una enfermedad degenerativa crónica que no tuviese una glándula timo de
bajo nivel de actividad. Evidentemente, el temor y el desánimo provocados
por la enfermedad pueden contribuir a explicar Ios débiles resultados del
timo. Creo, sin embargo, que es precisamente la debilidad o bajo nivel de
actividad del timo lo que origina inicialmente la enfermedad. Todas las
enfermedades comienzan con una disminución de la energía vital. En caso
de continuar este descenso o disminución, un órgano u otro del cuerpo se
convertirá en blanco de la enfermedad. Por tanto, si conseguimos alcanzar y
mantener un funcionamiento óptimo de la glándula timo —y siempre que no
poseamos ya demasiadas condiciones patológicas arraigadas—, nos
encontraremos ante una vida mucho más sana, prolongada y feliz de lo que
ocurriría en caso contrario.

FIG. 9.La energía vital de un niño.

Los antiguos chinos consideraban la energía vital, a la que denominaban Ch i


'i, como algo que fluía por todo el organismo a través de un sistema de vías o
Qe
conductos. Descubrieron doce vías principales, o meridianos, cada uno de
ellos relacionado con un órgano concreto del cuerpo, del que recibía el
nombre. Dichos meridianos, que se agrupaban en parejas, eran: vejiga,
conductos circulatorios sexuales, bilis, corazón, riñones, intestino grueso,
hígado, pulmones, intestino delgado, bazo, estómago y tiroides. El Ch' i
9in
entraba en el cuerpo con el aire que se inhalaba y con los alimentos y agua
ingeridos. Su flujo o circulación era continuo,, yendo desde un meridiano a
otro en un determinado orden o secuencia. En la acupuntura cabe determinar
un desequilibrio de energía en un meridiano concreto y corregirlo mediante la
inserción de agujas en puntos específicos de los meridianos. La inserción de
agujas en dichos puntos equilibra el flujo de energía en el meridiano en
cuestión y ejerce consecuencias terapéuticas sobre el órgano
correspondiente.

FIG. 10.Se ve perfectamente que este mustang está lleno de energía. Sus
movimientos son fluidos y libres, su postura excelente. Compruebe el efecto
provocado por esta fotografía. Descubrirá que aumenta la energía.

FIG. 11.La vitalidad de este gato es evidente aun en estado de reposo o


descanso. Está listo para actuaren caso necesario. Esta foto aumenta
asimismo la energía.

Aunque el sistema chino de acupuntura ha venido funcionando durante varios


siglos con gran éxito, los intentos de adecuarlo a la medicina occidental no
han dado resultados satisfactorios. El problema radica en que el sistema de
acupuntura no parece seguir vías o conductos anatómicos conocidos. El
doctor Felix Mann, uno de los grandes especialistas occidentales en el
antiguo arte curativo chino, cree que el flujo del Ch'i
8 a lo largo de los
meridianos puede consistir en una onda de despolarización eléctrica que se
desplaza a través de las fibras del sistema nervioso autónomo.3 3 Felix
AM
Mann, The Meridians of Acupunture (Londres: William Heinemann Medical.
No obstante, y a pesar de las afirmaciones de un médico norcoreano durante y
la década de los sesenta, no se llegó a identificar ningún sistema especial de
conductos.
Como no existen estructuras conocidas que sirvan de vías o conductos para
la acupuntura, los médicos occidentales no se sienten inclinados a considerar
al organismo como fuente o conductor de energía electromagnética. Y parece
ser que es en este plano donde debe situarse mentalmente a la acupuntura.
Los meridianos serían los grandes canales o conductos que conducen la
energía electromagnética por todo el cuerpo. Siempre que se dé un
desequilibrio de energía en un determinado sistema de meridiano, dejarán de
funcionar adecuadamente los órganos relacionados con dicho sistema.
Pero ahora se ha producido ya el importante descubrimiento del doctor
George Goodheart de que existe una relación directa entre los músculos y los
meridianos. Un músculo débil indica un desequilibrio de energía, un
desequilibrio Ch'i,
ir en el órgano relacionado con
KINESIOLOGIA DEL COMPORTAMIENTO
dicho músculo a través del correspondiente meridiano de acupuntura. Cabe
considerar, pues, a los músculos como bombas de energía que, cuando la
glándula timo funciona correctamente, incrementan el flujo de energía a
través de determinados meridianos. Pero cuando la glándula timo no funciona
como debe, el flujo de energía disminuirá. Esto explica por qué, cuando
realizamos pruebas musculares de kinesiología del comportamiento, no
estemos comprobando la fuerza mecánica del músculo, como hace, por
ejemplo, un terapeuta físico. En vez de ello, estamos sometiendo a una
prueba o test la energía del meridiano correspondiente a dicho músculo y, por
tanto, la capacidad del organismo para reponer sus energías. Así, cuando
probamos un músculo concreto, estamos sometiendo a tensión al meridiano
correspondiente. Si se ha interrumpido ya el flujo de energía a dicho
meridiano, el nivel de energía del mismo descenderá rápidamente y el
músculo correspondiente se debilitará. Por el contrario, si el flujo de energía
al meridiano no ha sido interrumpido, el músculo se mostrará fuerte y
vigoroso. Peio esto no es todo.
Un descubrimiento fundamental de la kinesiología del comportamiento es que
la glándula timo dirige y regula el flujo de energía en el sistema de
meridianos.'4 Esta es la base del comportamiento instintivo. Pero éste
constituye un tema aparte.
Imagínese la sala de control de una gran red eléctrica. Los cuadrantes de
delante representan la cantidad de energía que fluye a través de cada uno de
los canales. En cuanto se produce un desequilibrio de energía, el controlador
adopta inmediatamente las medidas necesarias para corregirlo. Si en un
determinado canal el nivel de energía es demasiado alto, lo dirige a otros en
los que sea más bajo; y si en otro canal concreto el nivel de energía es
demasiado bajo, le envía energía desde otros con niveles más elevados.
El controlador del flujo de energía en el organismo es la glándula
timo. Día a día, momento a momento, dirige y equilibra nuestra energía vital.
Si no realiza correctamente su tarea y se produce un desequilibrio, algún
órgano concreto experimentará antes o después un daño de carácter físico.
Se tratará, pues, de una enfermedad orgánica. Si se llega a esos extremos, y
aunque podamos activar el timo y hacer que la energía vuelva a fluir, se
producirá inevitablemente una debilidad estructural. De ahí la importancia de
la prevención primaria.
Hemos añadido, pues, una función más a la supuestamente «inactiva» y
«atrofiada» glándula timo.mea
5 Para un resumen de las funciones de la glándula
timo, véase el Apéndice I.

Como explicamos en el Cap. 2, el timo produce linfocitos y luego, mediante la


producción de hormonas, los controla con el fin de posibilitar el
reconocimiento y destrucción de células y sustancias extrañas y de células
orgánicas anormales. Esta función, denominada «vigilancia inmunológica»,
se ocupa directamente de la resistencia a las infecciones y al cáncer. Pero
hace sólo muy poco tiempo que ce ha empezado a comprender las funciones
inmunológicas de la glándula timo. Su papel como controlador máximo
responsable de las energías vitales y curativas del organismo ha sido recibido
como una sorpresa absoluta.
Tal como hemos visto, el timo es el primer órgano del cuerpo que se ve
afectado por la tensión o stress. Se trata también del primero en verse
afectado a nivel de energía por un estado emocional. Cabe considerar por
tanto a la glándula timo como el eslabón o punto de unión entre la mente y el
cuerpo.
Resulta interesante que la palabra timo proceda del griego thymos, o 6vµóc ,
que resulta imposible traducir a términos modernos, pero que significa algo
así como fuerza vital, alma, sentimiento o sensibilidad. Tal como indica
Onians, 6 Richard B. Onians, The Origins of European Thought (Nueva York:
Arno Press, 1973), págs. 4465.
thymos se refería
y
originalmente a la respiración. Se trataba de la materia de la consciencia, del
espíritu, del alma, de aquello de lo que dependía la energía y el valor de un
ser humano. Las fuentes primitivas u originarias del término implican incluso
una especie de combustión, de nube o espíritu, lo que lo relaciona con el
la
concepto de alma y de energía vital.'7 Para una discusión más a fondo de la
palabra timo, véase el Apéndice II.
Además de verse afectado por el stress y los estados anímicos, el timo
resulta fuertemente influenciado por el medio físico, las relaciones sociales, la
alimentación y las posturas corporales del individuo. En la Fig. 12 se resumen
estos seis factores básicos. En el resto
de la obra intentaré demostrar qué factores de cada una de estas categorías
elevan o disminuyen su energía vital. Le proporcionaré instrucciones y
sugerencias basadas en descubrimientos derivados de investigaciones y de
experiencias clínicas, pero lo más importante será en todo momento que se
muestra débil o fuerte en términos de su propia energía vital.
No se desanime si descubre que existen muchas cosas que le afectan
negativamente. Esas influencias se verán automáticamente contrarrestadas
según vaya aumentando su energía vital.
aun
STRESS Estás

1
MEDIO SOCIAL
FIG. 12.

5
EL STRESS Y EL
EQUILIBRIO CEREBRAL

«El problema personal consiste en si las cosas que hacemos día tras día se
hacen de forma consciente y equilibrada o si forman parte de una penosa
lucha. Si su método es el segundo de los citados, ¡deténgase
inmediatamente!»
Raymond A. Dar.

Someta a alguien a la prueba muscular y descubra que el músculo indicador,


el deltoides, responde con firmeza. Luego haga algo para sobresaltarle
ligeramente, como sacudirle, gritarle «¡AHHH!», o algo parecido. Repita el
test o prueba. Comprobará que, de repente, el músculo indicador se ha
debilitado.
Esto lo he demostrado con cientos y cientos de personas, médicos, pacientes
y público en general. En todo momento, el sujeto se queda asombrado al
comprobar hasta qué punto resulta sensible a pequeñas perturbaciones como
las indicadas. Los más sorprendidos de todos son quizá los médicos,
especialmente cuando utilizo el sencillo ejemplo siguiente: en presencia del
doctor, hago que su recepcionista le anuncie de repente que un paciente con
el que el doctor no se siente muy contento se encuentra al teléfono y desea
hablar con él. Aunque el médico en cuestión sabe que se trata únicamente de
una demostración, las palabras de su recepcionista: «El señor Smith desea
hablar con usted», desencadenan una reacción tan sorprendente que todos
los músculos de su cuerpo experimentan un debilitamiento.
Repita el mismo experimento, pero introduciendo la siguiente diferencia: haga
que su sujeto ponga la lengua contra el paladar anterior, con la punta un
cuarto de pulgada detrás de los dientes frontales superiores. En la mayoría
de los casos descubrirá que el músculo no experimenta ya un debilitamiento,
que la energía del sujeto permanece intacta.
¿Qué significa esto? Cuando su sujeto no resulta afectado por
estas sencillas pruebas o tests de stress, está lo que denominamos centirado
trado,
Me o, mejor dicho, tiene sus energías centradas y es invulnerable
al stress. Permanecer centrados en todo momento constituye uno de
nuestros objetivos principales. Empleemos la siguiente analogía:
cuando un país se encuentra ocupado librando pequeñas guerras por
aquí y escaramuzas por allá, no dispondrá de tropas en caso de necesitúas
sitarlas de repente para defenderse de un ataque importante. De

metro
modo similar, la mayoría de nosotros funcionamos con nuestras
energías diseminadas por todo nuestro organismo, y sin un suminis
tro adecuado en nuestros depósitos de energía. De ahí que, cuando
dos
nos enfrentamos con la necesidad de una súbita movilización de
energía, carezcamos de reservas a las que recurrir. Pero si estamos
centrados, si nuestra energía vital se encuentra a un nivel elevado eo
e instantáneamente disponible a través de la glándula timo, podremos
emprender una acción inmediata y apropiada tan pronto nos veamos
abocados a un stress de carácter repentino. Muchas personas están tan
descentradas que experimentan un debilitamiento cuando realizan tareas tan
sencillas como frotarse la nariz o balancear un palo de golf. Si encuentra
algún sujeto de esa clase, dé un paso más y limítese a pedirle que
simplemente piense en
llevar a cabo alguna de esas tareas. Una vez más se producirá un
debilitamiento en el músculo indicador.
Lleve el experimento aún más allá. Pídale que se diga su nombre y dirección
a sí mismo. El simple hecho de pronunciar estas u otras palabras disminuye
su energía vital hasta el extremo de debilitar el músculo.
Algunas veces descubro este fenómeno en personas que practican una
meditación que implica el empleo de mantras o jaculatorias silenciosas.
Cuando una persona descentrada recita un mantra, se está de hecho
debilitando. (Curiosamente, si sube o baja el tono de su voz interior, suele
conservar su vigor. Pero ésa es una cuestión distinta.)
¡Qué acusatorio resulta contra nuestra actual forma de vida el hecho de que,
con simplemente oír «¡AHHH!» o musitarse a sí mismo su nombre y
dirección, muchas personas se queden tan exhaustas de energía que todos
los músculos de su cuerpo experimentan un debilitamiento! El stress
continuado drena la energía de su sede o asiento, la glándula timo. Pero tal
como hemos visto, existe un método muy sencillo de contrarrestar el efecto
debilitador del stress. Podemos estimular la glándula timo repiqueteando
sobre ella, o activarla de modo reflejo colocando la lengua contra el paladar
superior, contra lo que podríamos denominar «mando centrador».
Durante un partido de tenis los dos jugadores tienden a sentirse debilitados
cada vez que el árbitro formula un aviso. No obstante, el jugador que tenga la
lengua apretada contra ese «mando centrador», o cuyo timo haya sido
activado por algún otro procedimiento, no se verá afectado por esta
circunstancia. En la práctica de deportes competitivos la aplicación de esta
técnica centradora ha permitido alcanzar resultados sumamente positivos.

Se ha descubierto que cuando la lengua se encuentra sobre el «mando


centrador», los hemisferios cerebrales están equilibrados.
Durante la última década se han realizado numerosas investigaciones
destinadas a determinar las funciones específicas de cada uno de los
hemisferios del cerebro. Resumiéndolas muy brevemente, diremos que en las
personas diestras —en las zurdas los resultados no son tan coherentes— el
hemisferio cerebral izquierdo parece dedicarse fundamentalmente al
pensamiento analítico y a la actividad verbal, mientras que el derecho a las
actividades intuitivas y artísticas y a la orientación en el espacio. Se cree que
el hemisferio izquierdo procesa la . información de modo secuencial y el
derecho simultáneamente.
Las claves para descubrir la especialización de los dos hemisferios
cerebrales procedieron de casos quirúrgicos en los que hubo necesidad de
cortar en el cuerpo calloso la conexión entre ambos hemisferios. Las pruebas
o tests clínicos efectuados con esos pacientes demostraron tener un enorme
interés. Si al sujeto se le tapaban los ojos y se le daba un objeto para que lo
sostuviera con la mano derecha, podía describirlo verbalmente, pero no si se
le hacía sostenerlo con la mano izquierda. No obstante, y entre un grupo de
objetos diversos, podía encontrarse el que había sostenido en la mano
izquierda, lo que demostraba que era capaz de reconocerlo, aunque no de
hablar sobre él. La explicación es la siguiente: los conductos neurales de un
lado del cuerpo cruzan y van a parar al hemisferio cerebral del lado opuesto.
Una vez cortadas las conexiones entre ambos hemisferios, la información
sobre cl objeto procedente de las fibras nerviosas de la mano izquierda iba al
hemisferio cerebral derecho, pero no podía transferirse al izquierdo. Todas
las pruebas y tests de este tipo han confirmado algo que ya sabíamos gracias
a estudios anteriores: que el
hemisferio izquierdo constituye el centro del lenguaje del cerebro humano.
Comprobemos ahora por nosotros mismos algunas de las distintas funciones
de los hemisferios. Este test, denominado del desequilibrio cerebral,
comprueba probablemente no sólo la corteza cerebral, sino también otras
áreas relacionadas por debajo de la misma.
Encontremos un sujeto cuyo músculo indicador se muestre fuerte y vigoroso
en las pruebas. Pidámosle que sitúe la palma de la mano derecha a
aproximadamente cinco o diez centímetros de distancia del lado izquierdo de
su cabeza, enfrente del oído (véase la Fig. 13). Si está equilibrado, su
músculo indicador continuará mostrándose fuerte (véase la Fig. 14); lo mismo
ocurrirá cuando coloque la palma de la mano derecha enfrente del lado
derecho de su cabeza, a la altura del oído. (Véanse las Figs. 15 y 16.) Eso es
lo correcto. Una vez comprobado que es así, formúlele algún problema
matemático para que intente resolverlo mentalmente, tal como dividir 750 por
25. Inmediatamente después de situar la palma de la mano derecha a la
izquierda de su cabeza, el músculo indicador se debilitará, lo que no ocurrirá
cuando coloque la palma de la mano derecha próxima al lado derecho de su
cabeza. Si le pide al sujeto que piense en una determinada melodía musical,
obtendrá los resultados opuestos. Cuando mantenga la palma de la mano
derecha próxima al lado derecho de su cabeza, el músculo indicador se
debilitará, pero no cuando la palma se encuentre cerca del lado izquierdo. Lo
que estamos sometiendo a prueba son fenómenos magnéticos, y no la
actividad electroencefalográfica.
Este tipo de pruebas pueden enseñarnos mucho sobre cómo una persona se
enfrenta al stress. Tomemos primero en consideración el ejemplo de una
telefonista que trabaje sometida a grandes tensiones y presiones. Tiene dos
métodos de abordar su problema. Uno consiste en hacerse aún más
metódica, llegar incluso a obsesionarse, y
ocuparse sólo de una clavija a la vez, mientras las llamadas se acumulan y la
tensión crece. Esta sería la respuesta del hemisferio cerebral izquierdo. La
del hemisferio cerebral derecho consistiría en retirarse al campo de la
fantasía y extraer figuradamente todas las clavijas al mismo tiempo hasta
hacer «estallar» la situación de tensión.

FIG. 13.Comprobación del equilibrio cerebral. Posición de la mano


para comprobar el hemisferio izquierdo. Observe que la mano no roza ni la
cabeza ni el cabello. La palma debe estar además alineada con el oído, y la
cabeza erguida.
FIG. 15.—Comprobación del equilibrio cerebral. Posición de la mano para
comprobar el hemisferio derecho

FIG. 16. —Comprobación real del hemisferio derecho.

Nuestros descubrimientos corroboran esta idea. Las personas que


normalmente se muestran débiles en los tests con la palma de la mano
derecha frente al lado izquierdo de la cabeza experimentan un predominio del
hemisferio cerebral izquierdo, y tienden a funcionar sometidas a un
considerable stress nervioso y emocional. Por el contrario, las que se
muestran débiles con la palma de la mano derecha frente al lado derecho de
la cabeza, experimentan un predominio del hemisferio cerebral derecho y
tienden a buscar refugio en la fantasía y a evitar los sentimientos de carácter
desagradable.
Pero ninguna de estas dos soluciones es satisfactoria. A lo largo de nuestra
vida no deberíamos dejarnos vencer nunca por el stress hasta el extremo de
que llegue a predominar uno u otro hemisferio. Ambos hemisferios deberían
trabajar simultáneamente en todo momento. No obstante, rara vez ocurre así.
La mayoría de la gente se mostrará débil en el lado izquierdo, demostrando
un predominio del hemisferio cerebral izquierdo, lo que significa que se están
enfrentando a un stress excesivo. Se encuentran atrapados en un combate
verbal e intelectual con su entorno y sumamente empobrecidos, pues han
perdido los aspectos estéticos e intuitivos de su existencia; esto es, la
aportación del hemisferio cerebral derecho.
Es no sólo deseable, sino incluso normal, que los dos hemisferios trabajen
conjuntamente durante todo el tiempo que permanecemos despiertos; que,
cuando hablamos, haya ritmo y cadencia en nuestras voces; que, cuando
caminamos, nuestros movimientos estén llenos de fluidez y gracia; que,
cuando pensamos, la lógica de nuestros pensamientos no ahogue la intuición
y la percepción espacial. Cuando
do
on ambos hemisferios se muestran plenamente activos e integrados el uno
con el otro, se produce el estado de creatividad, el máximo nivel de
funcionamiento a que puede aspirar el ser humano. Desgraciadamente, esto
no ocurre con excesiva frecuencia. De hecho, se da tan raramente que no
resulta fácil diferenciar de los demás a los pacientes a quienes se ha
separado quirúrgicamente ambos hemisferios, pues en la gente «normal» los
dos hemisferios tampoco suelen funcionar conjuntamente.
La kinesiologla del comportamiento nos proporciona por tanto un sencillo
método de determinar qué hemisferio tiende a ser el dominante,
sugiriéndonos las pautas o modelos de respuesta de un individuo ante
situaciones de stress o tensión. ¿Le ha empujado el stress a un extremo, al
de las actividades intelectuales, casi obsesivas, propias del hemisferio
cerebral izquierdo? ¿O le ha empujado al otro extremo, al de las actividades
escapistas, propias del hemisferio cerebral derecho? Cualquiera de estas dos
soluciones sería falsa e incorrecta. Todo el mundo debería poner en
funcionamiento ambos hemisferios a la vez. Si a una persona fuertemente
centrada se le plantea un problema matemático, los dos hemisferios
permanecerán equilibrados, y la belleza y, en algunos casos, la elegancia de
la solución matemática entrarán inmediatamente en juego.
Bien, podemos decir, lo ideal sería conseguir que los dos hemisferios estén
equilibrados y funcionen conjuntamente; pero ¿cómo podemos lograrlo con
las tensiones y presiones cotidianas de la vida actual?
Volvamos, pues, a la glándula timo. En cuanto se produzca una asimetría en
el funcionamiento de los dos hemisferios, la actividad del timo se verá
perjudicada. Pero, afortunadamente, existe también la otra cara de la
moneda: si se estimula el timo, los dos hemisferios tenderán asimismo a
equilibrarse. Por tanto, todos los factores mencionados a lo largo de esta
obra que contribuyen a elevar la actividad

del timo (del thymos), y, en consecuencia, la energía vital, servirán al mismo


tiempo para hacer que los dos hemisferios cerebrales funcionen
conjuntamente, convirtiéndose así en personas creativas, permitiéndonos
vivir la vida plenamente y contribuyendo además a reducir la tensión y el
stress. Las pautas propias del stress son como una pescadilla que se muerde
la cola, pues cuando el stress nos obliga a funcionar con sólo un hemisferio,
nos resulta mucho más difícil mostrarnos creativos y resolver el problema,
reduciendo así el stress. ¡Dos hemisferios son mucho mejor que uno!
Compruebe nuevamente los efectos derivados de activar el timo en alguna
persona que se muestre débil con la palma de la mano frente a un lado
cualquiera de su cabeza. El método más sencillo consiste en repiquetear
sobre el timo varias veces. Repita entonces la prueba. Probablemente
descubrirá que los dos hemisferios están equilibrados. Pero existe un medio
para mejorar estos resultados.
Hay determinadas actividades que parecen ser fundamentalmente verbales y
propias, por tanto, del hemisferio izquierdo, pero que tienen en realidad una
naturaleza dual; es decir, que exigen el funcionamiento simultáneo de ambos
hemisferios cerebrales. Una de ellas es la lectura de poemas. Vuelva a
comprobarlo.
Búsquese a alguien que se muestre débil del lado izquierdo y hágale que lea
en voz alta cualquier fragmento de prosa periodística normal y corriente.
Normalmente seguirá mostrándose débil. Los hemisferios no se habrán
equilibrado a causa de esa actividad. Uno de ellos sigue siendo el dominante.
Entregue ahora a su sujeto un poema y haga que lo lea de manera corriente
y arrítmica, como si estuviese leyendo el periódico. Una vez más, los dos
hemisferios no se equilibrarán. Pídale entonces que lea el poema de forma
sumamente rítmica. (Esto resulta enormemente eficaz con la poesía dotada
de una fuerte base rítmica, como gran parte de la de W. B.
Yeats, especialmente la de su primera época.) Repita la prueba. ¡Descubrirá
que los dos hemisferios se han equilibrado! La lectura de poemas constituye,
pues, claramente una actividad que pone en funcionamiento ambos
hemisferios, combinando las habilidades verbales del izquierdo, necesarias
para toda operación de lectura, con las musicales y rítmicas controladas por
el derecho. (Curiosamente, los resultados no suelen ser tan espectaculares
con el canto, y no puedo explicar por qué.)
Otra actividad que tiende a equilibrar los hemisferios es contemplar cuadros
de paisajes, especialmente las obras de Turner. Los resultados no son tan
satisfactorios con dibujos lineales o fotografías. Mirar un bello paisaje natural
puede resultar o no igualmente eficaz, dependiendo de la capacidad de quien
lo contempla para abstraer de él determinadas cualidades, que, después de
todo, es lo que un buen pintor habrá hecho ya en nuestro lugar.
He descubierto que cuando la gente realiza con cierta frecuencia un
«descanso de energía» limitándose a recitar un poema o dos o a contemplar
una postal o un cuadro, el stress y la tensión se reducen considerablemente.
El timo se mostrará fuerte y la energía vital elevada. Los resultados mejoran
mucho si, al mismo tiempo, se golpea levemente el timo. ¡Pruébelo!
Una actividad muy corriente que provoca un desequilibrio entre los
hemisferios es escuchar por teléfono. Si mantiene el auricular contra su oído
izquierdo, descubrirá que durante la conversación telefónica, y durante algún
tiempo después, se mostrará debilitado si coloca la palma de la mano
derecha frente al lado izquierdo de su cabeza. Al parecer, el escuchar con el
oído izquierdo ha estimulado un predominio de la actividad del hemisferio
cerebral izquierdo. Por el contrario, si mantiene el auricular contra el oído
derecho, prevalecerá la actividad del hemisferio cerebral derecho. El remedio
contra esto consiste, por supuesto, en alternar el oído con el que escucha.

También puede repiquetear de vez en cuando contra el punto del timo o


tomarse un «descanso de energía».
Conmutación es un término acuñado por Goodheart para describir un estado
en el que se produce un determinado tipo de confusión corporal. En la
kinesiología del comportamiento se considera como una clara manifestación
de desequilibrio entre los hemisferios cerebrales.
Realice la siguiente prueba. Haga primero que un sujeto lea cualquier párrafo
de prosa hacia adelante. Interrúmpale y sométale de inmediato a un test «al
desnudo». Lo más probable es que su músculo indicador se muestre débil.
Pídale luego que vuelva a leer el mismo párrafo, pero hacia atrás, en sentido
inverso, palabra por palabra. Repita la prueba. ¡No se mostrará debilitado! La
asimetría entre los dos hemisferios cerebrales ha provocado un extraño tipo
de dislexia (sutil incapacidad para la lectura). Ahora bien, si lo que provoca
este desequilibrio es esa asimetría, tal como parece indicar la debilidad
muscular de su sujeto, es evidente que estará asimismo provocando otras
dificultades perceptivas sutiles pero no insignificantes. Y estas sutiles
dificultades perceptivas, que conducen con frecuencia a una vaga sensación
de confusión, se observan con relativa frecuencia.
Carl Delacato '' Carl H. Delacato, dit. de ed., The Diagnosis and Treatment of
Treatment of Speech and Reading Problems (Springfield: Charles, C.
Thomas, 1963).
fue el primero en darse cuenta de que, en muchos niños con problemas de
carácter neurológico, especialmente ai los relacionados con el habla y la
lectura, se producía una regresión o fijación en una etapa primitiva de la
locomoción y, por tanto, de la organización neurológica. Cuando un niño
pequeño comienza a
gatear, lo hace del modo denominado homolateral; es decir, empleando su
pierna y su brazo izquierdos (y su pierna y brazo derechos) al mismo tiempo,
como hacen los lagartos y como se enseña a trotar a los caballos. No
ten
obstante, y según el bebé va alcanzando un mayor nivel de integración
neurológica, va adoptando una pauta o modelo distinto: mover YEE
tendalera
alternativamente los brazos y las piernas opuestos; esto es, nuestro modelo
de caminar normalmente. No obstante, cuando se «conmuta» a una persona,
tiende a regresar al nivel homolateral de locomoción. Si se le pide que ande a
paso ligero, es muy probable que balancee el brazo y la pierna del mismo
lado. Este paso homolateral puede provocar fácilmente la «conmutación» de
una persona. Pruébelo usted mismo con un sujeto cuyos hemisferios ayan
demostrado estar equilibrados, y cuyo músculo indicador y glándula timo se
muestren fuertes «al desnudo» cuando lee hacia adelante o hacia atrás.
Pídale que marche con el brazo izquierdo adelantado cuando su pierna
izquierda también lo esté, y viceversa. Repita la prueba. Descubrirá que la
glándula timo se muestra ahora débil, que los dos hemisferios cerebrales
están desequilibrados y, lo que es más, que, cuando lee hacia adelante, su
músculo indicador se debilita. ¡Una pauta primitiva de organización
neurológica ha sustituido a la mucho más madura de sólo un minuto antes!
La gente que se encuentra sometida a un constante stress puede funcionar
con esta pauta conmutada como su modelo «normal» de conducta o
comportamiento. Uno de los procedimientos estándar seguidos en su
tratamiento consiste en enseñarles a caminar y gatear heterólateralmente —
es decir, adelantando la pierna y el brazo opuestos—. Este ejercicio, junto
con el recitar poemas de manera rítmica, la contemplación de paisajes
pintados y la estimulación del timo, debería bastar para corregir la mayoría de
los desequilibrios entre ambos hemisferios así como todas las tendencias a la
«conmutación». Hacertest de mirar arriba ducha luego crosscrowl
izq y y
Existen no obstante numerosas actividades cotidianas que nos hacen
experimentar una «conmutación» y, por tanto, convertirnos en seres
neurológicamente desorganizados. Estas actividades pueden asimismo
provocar pautas apenas perceptibles de confusión cerebral que conduzcan a
un mayor stress o tensión, agravando aún más toda la situación. Cito a
continuación unos cuantos ejemplos.
Ejercicios físicos que exijan el empleo de ambos brazos y/o piernas al mismo
tiempo, o del brazo y pierna izquierdos, o el brazo y la pierna derechos
simultáneamente, ejercicios que provocarán una «conmutación». El más
claro de ellos es el representado por las carreras de sacos. El simple hecho
de pensar en correr una carrera de sacos le hará experimentar una
«conmutación», lo que demuestra que este fenómeno se debe más a pautas
del cerebro que a la reinformación o feedback procedente de los músculos
del cuerpo. Otros ejercicios conocidos que conducen a un desequilibrio
cerebral son el remo, el arrastre y levantamiento de pesos. Limítese, pues, a
los ejercicios que exijan el empleo de brazos y piernas contrarios o de un solo
brazo a la vez; como, por ejemplo, caminar vigorosamente adelantando el
brazo derecho cuando está adelantada la pierna izquierda, o viceversa, que
es uno de los mejores. Realizando tales ejercicios se estará verdaderamente
fortaleciendo, lo que, después de todo, es el objetivo que se persigue con la
realización del ejercicio. Pero si normalmente opera en condiciones de stress
y tensión y tiene tendencia a experimentar una «conmutación», el solo hecho
de pensar en andar balanceando los brazos y piernas opuestos le ayudará
considerablemente.
El montar en bicicleta es otro ejercicio que le hará experimentar una
«conmutación». Siempre que monte en bicicleta, estimule su timo con unos
cuantos golpecitos de vez en cuando.
¿Se ha preguntado alguna vez por qué casi todos los jugadores de tenis
encuentran el golpe de revés mucho más difícil que el de dere
cho? Una de las razones consiste en que, cuando realiza un golpe del revés,
el jugador propende a sufrir una «conmutación». Recuerde la diferencia entre
el paso homolateral y el heterolateral (ver pág.egg
71). Un golpe de derecho de
tenis implica fundamentalmente un movimiento hacia adelante de la pierna
izquierda y el brazo derecho, en esencia un movimiento heterolateral, que es
el normal. Pero el golpe de revés implica fundamentalmente un movimiento
hacia adelante de la pierna y el brazo derechos, en esencia un movimiento
homolateral. Y esto da lugar a una «conmutación». Un jugador de tenis
puede reducir esta tendencia a la «conmutación» recurriendo a algunas de
las diversas técnicas explicadas tanto en este como en otros capítulos.
Otro punto a tener en cuenta es que el tenis es un deporte en el que se
emplean las dos piernas, pero sólo un brazo. Si eres diestro, tu brazo
izquierdo permanece relativamente inactivo, lo que tiende a provocar un
desequilibrio cerebral en el que predomina el hemisferio izquierdo, dando por
tanto lugar a stress y problemas de «conmutación». (El brazo derecho activa
por supuesto el hemisferio izquierdo.) La solución consiste en pasar la
raqueta a la mano izquierda al final de cada partido y en dar con ella unos
cuantos golpes con el fin de activar el hemisferio derecho y, de ese modo,
reequilibrarse y centrarse a uno mismo.
Las malas posturas corporales, tema al que dedico un capítulo entero,
pueden provocar también un desequilibrio cerebral. No obstante, los
movimientos y posiciones del cuerpo no son las únicas causas del problema.
Los cruces de metales en medio del cuerpo, especialmente en la cabeza y en
la región del cuello, zonas donde los canales de energía (meridianos) están
más «concentrados», tienden a provocar «conmutaciones», aunque no si el
metal forma un círculo completo, como en el caso de un collar. Las personas
con dentaduras parcialmente metálicas que cruzan la línea media del cuerpo
suelen

quejarse de que se sienten confusas y frecuentemente irritables. Manifiestan


pensar con mucha menos claridad que anteriormente. Cuando se modifica la
prótesis dental metálica de forma que deja de cruzar la línea media del
cuerpo, esas mismas personas afirman haber experimentado grandes
mejoras y verse libres del fenómeno de la «conmutación». Tras este cambio
o modificación, una mujer manifestó que, por primera vez desde hacía quince
µ años, se despertaba por las mañanas sabiendo exactamente dónde se
encontraba. Hasta entonces había necesitado varios minutos para poner en
claro sus ideas y para situarse a sí misma.
El efecto de «conmutación» de una pieza de metal que cruza la línea media
del cuerpo no es casi perceptible con las hebillas de los cinturones, ya que,
en la cintura, los canales conductores de la energía se muestran
ampliamente separados. Pero está demostrado que las gafas de armadura
metálica sí provocan ese fenómeno. Resulta paradójico que las dificultades
para la lectura pueden verse agravadas por los mismos dispositivos utilizados
para superarlas. En muchos pacientes, el solo hecho de cambiar unas gafas
de armadura metálica por otras de armadura de plástico ha representado una
notable diferencia.
El estar descentrado, sufrir un desequilibrio general entre ambos hemisferios
cerebrales y experimentar «conmutaciones», son todas manifestaciones de
un stress o tensión que ha provocado una reducción de la energía vital. En
este capítulo he explicado algunas técnicas muy sencillas para contrarrestar
ese estado de cosas. Acostúmbrese a tomarse un «descanso de energía»
varias veces al día. Lea unas cuantas estrofas de alguno de sus poetas
favoritos y disfrute con la reproducción a tamaño postal de algún cuadro, que
pueda llevar siempre en el bolsillo. Dése un paseo balanceando
enérgicamente los
brazos. Si siente cómo el stress va acumulándose en su interior, compruebe
la posición de la lengua y estimule su timo mediante unos golpecitos. Su
cuerpo responderá de inmediato a esos estímulos. A lo largo de esta obra
iremos sugiriendo otras técnicas para reducir el stress, así como analizando
otros aspectos del medio o entorno que pueden afectar a su nivel de energía
vital.

6
SUS EMOCIONES Y SU
GLANDULA TIMO
«El amor esclarecido constituye la medicina universal.»
Manly P. Hall.

He afirmado que la glándula timo es el primer órgano que se ve afectado a


nivel de energía por un estado emocional. Este efecto es instantáneo y fácil
de demostrar. Busque una persona cuyo timo se muestre débil durante el test
o prueba y pídale que piense en alguien a quien ama, o en algo agradable, tal
como estar echado al sol sobre la arena de una playa. Por la razón que sea,
esa imagen estimula la glándula timo de inmediato. Pídale ahora a esa
misma persona que piense en alguien a quien odia, o en algo desagradable,
tal como estar enfermo. El timo volverá entonces a su estado de debilidad.
He aquí, pues, otra actividad que añadir a su «descanso de energía», o que
poner en práctica cuando se sienta asustado, trastornado o en situación de
stress. Averigüe qué pensamiento resulta más eficaz y fortalece más su timo.
Este debe ser su pensamiento tranquilizante. Vuelva a él con frecuencia.
Desgraciadamente, el 95 por 100 de las personas que he sometido a pruebas
poseen una glándula timo poco activa. Esto significa que la mayoría de
nosotros nos encontramos con excesiva frecuencia en situaciones
desagradables y que originan odio, y no en situaciones agradables y llenas
de amor. Demasiados problemas, poco descansar echados en una playa.
Demasiada gente a la que odiamos y poca a la que amamos.
Un joven paciente al que se le había diagnosticado cáncer recurrió a mí para
que le aplicase una terapia trascendentalista. Durante la entrevista, le
pregunté: «¿Odia a alguien?» Me contestó: «Odio y detesto a mi madre.»
Cuando realizó un toque de prueba de su timo, éste se mostró sumamente
débil. Entonces le dije: «Mientras siga odiando a su madre, ese sentimiento
disminuirá hasta tal punto la actividad de su timo, su energía vital, que nunca
se pondrá completamente bien.» Me respondió: «Prefiero morir que dejar de
odiar a mi madre.» ¡Y así acabó la sesión!
Los estados emocionales que debilitan al timo son el odio, la envidia, la
desconfianza y el miedo. Los contrarios, que estimulan al timo, son el amor,
la fe, la confianza, el valor y la gratitud. Estos sentimientos positivos son las
emociones más profundas y bellas que existen.
Aunque nadie puede tener siempre y en todo momento pensamientos y
actitudes positivas, todo el mundo puede tenerlos durante la mayor parte de
su vida. Se trata en gran medida de una cuestión de fuerza de voluntad. En la
psiquiatría de hoy día se desdeña con excesiva frecuencia el papel de la
voluntad. Creo que estamos dominados por nuestro subconsciente sólo en la
medida en que elijamos estarlo. Una vez que las pruebas o tests de la
kinesiología del comportamiento nos hayan convencido de que los
pensamientos de odio y destructivos pueden afectar negativamente nuestra
energía vital (Thymos), y de que los pensamientos benignos y amorosos
pueden incrementarla, somos nosotros únicamente quienes tenemos que
decidir el camino a seguir. No estoy sugiriendo empero que suprimamos
nuestros pensamientos negativos, sino más bien que los transformemos en
positivos. Aunque, por supuesto, resulte difícil, éste debería ser el ideal, y las
pruebas de kinesiología del comportamiento confirman que tales
transformaciones son realmente beneficiosas para la actividad del timo. Se
trata simplemente de modificar nuestras actitudes. Y lo hacemos no sólo en
beneficio de los demás, sino también en beneficio propio. Nos conviene tanto
amar como ser amados. Si respondemos a los demás con odio, disminuirá
nuestra energía vital; si les respondemos con amor, aumentará. Compruébelo
usted mismo. No resulta fácil transformar los sentimientos de odio en
sentimientos de amor, pero ése es precisamente uno de los pasos necesarios
para la consecución de una salud positiva.
Todo el tema de las emociones negativas posee implicaciones de largo
alcance. En la actualidad, uno de los axiomas más conocidos de todas las
escuelas de psicología, así como de la psiquiatría moderna, es que no
debemos callarnos nada y expresar abiertamente lo que sentimos. El
presupuesto en que se basa esta idea es que si apretamos y expulsamos el
«pus» que albergamos en nuestro interior, quedaremos curados. Nunca
olvidaré a un paciente esquizofrénico que tuve, quien, al final de su primera
sesión de terapia, se dirigió hacia la puerta y me dijo muy cortésmente:
«Gracias, doctor.» Luego se bajó los pantalones y defecó sobre mi alfombra,
volvió a darme las gracias y salió. Según mi actual forma de pensar, la
psicoterapia no consiste en eso. La psicoterapia no debe ayudar al paciente a
poner de manifiesto sus emociones negativas, sino a .transformarlas en
positivas.
Tomemos como ejemplo el caso ~de una joven casada que había sido
paciente mía durante aproximadamente seis meses. Cuando empezó sus
sesiones terapéuticas tenía un timo muy poco activo, aparte de un problema
adicional: el meridiano de su corazón se mostraba continuamente débil. He
descubierto recientemente que dicho
meridiano suele estar relacionado con la emoción de la ira. Esta paciente
concreta estaba experimentando dificultades matrimoniales con su esposo y
se sentía frecuentemente irritada con él; de ahí el persistente desequilibrio de
energía en su meridiano del corazón. Gracias a mi terapia y estímulos al timo,

Aimar
su glándula se había mostrado bastante fuerte durante algún tiempo. Pero
seguía teniendo problemas con el meridiano del corazón. Un día entró y me
dijo: «Doctor, me siento muy satisfecha de mí misma. Esta noche, y por
primera vez, he sido capaz de expresarle mi ira a mi marido.» Realicé un test
mientras tocaba el punto de prueba de su meridiano del corazón (situado
entre media y una pulgada por debajo del punto donde se unen las costillas
inferiores). Descubrimos que se mostraba fuerte y vigoroso. Pero al
comprobar la glándula timo, ¡nos dimos cuenta de que se encontraba
extremadamente débil!
Estimuló con golpecitos su timo varias veces (ver pág. 47) y demostró
haberse fortalecido. Entonces le dije: «Imagínese que se siente nuevamente
irritada con su marido.» Realizamos una nueva prueba y ahora el meridiano
de su corazón se mostró débil. Luego le dije: «Imagínese dando rienda suelta
a su ira, manifestándola de verdad, tal como hizo anoche.» Volví a comprobar
su timo. ¡Se mostraba débil! Su meridiano del corazón respondía con vigor,
pero el simple pensamiento de desfogarse con su marido había bastado para
provocar un desequilibrio negativo de energía en su timo, y ello a pesar de
toda mi terapia y de los estímulos a su glándula. Su estado era ahora peor
que antes. Había pasado desde un desequilibrio localizado de energía
meridiana a un desequilibrio generalizado de toda su energía corporal.
Entonces me dijo: «Entiendo lo que ha pasado; pero ¿qué puedo hacer
ahora?» Respondí: «Concéntrese en convertir su ira en perdón, comprensión
y amor. Reconozca que su marido hace muchas cosas que no le gustan, pero
que le ama como persona.» Tras introducir este cambio en su actitud
subyacente, tanto su timo
como su meridiano del corazón se mostraron fuertes y vigorosos. Y, desde
entonces, se ha producido un gran avance o mejora en las relaciones con su
cónyuge. el
Si no está convencido de que, tal como se suele practicar, la psicoterapia
resulta debilitadora, realice la siguiente prueba: compruebe su timo mediante
la técnica del toque de prueba. Debería mostrarse fuerte. Si no es así,
actívelo momentáneamente repiqueteando suavemente sobre él dos o tres
veces. Empiece luego a hablar con alguien como si se tratase de su
psiquiatra. Cuéntele las dificultades que está teniendo con su cónyuge, los
malos ratos que le hace pasar su jefe, etc. Repita la prueba. Comprobará que
su glándula timo se ha debilitado inmediatamente. Piense simplemente que
puede pasarse años y años sometido a un tratamiento terapéutico y que,
sesión tras sesión, su glándula timo se irá debilitando gradualmente al
explayarse únicamente sobre los aspectos más negativos. Puede salir del
tratamiento dotado de una mejor comprensión de sus problemas, pero el
resultado final será una disminución de su energía vital.
Pero, podrá decirme usted, ¿no es eso precisamente para lo que debe servir
la psicoterapia, para discutir las cosas que funcionan mal, de forma que
quepa ponerles remedio? Sí, por supuesto. No se inhiba de señalar todo lo
que va mal, pero no con el fin de discutirlo, analizarlo y darse por satisfecho.
Saque a la fuz todas sus emociones negativas e, instantáneamente, aquí y
ahora, conviértalas en positivas. Si lo hace saldrá de las sesiones sintiéndose
aligerado y con una sonrisa en los labios. Y guarde siempre algún
pensamiento amable para su terapista. Cuanto más se concentré en las
emociones positivas, menos sufrirá; pues si se trata de una persona de
buenos sentimientos, lo más probable será que se vea hasta cierto punto
afectado por sus desequilibrios de energía. En el Cap. 7 amplío mis
informaciones a este respecto.
Aparte de cambiar nuestras actitudes, existe otro modo de con ar
trolar
eco nuestros estados emocionales, a través de los gestos y las expresiones
faciales. Dos de los gestos más universales son el inclinar verticalmente la
cabeza para expresar aceptación o aquiescencia, y el moverla de un lado a
otro para expresar rechazo o negativa. Y como todos los gestos están
relacionados con meridianos concretos, estos dos de aceptación y rechazo
están directamente relacionados con el timo, el centro de dirección y control
de los desequilibrios de energía de todo el sistema de meridianos.
Esto puede demostrarse fácilmente. Pídale a alguien cuyo timo se muestre
débil que asienta con la cabeza varias veces. El timo se fortalecerá. Luego
pídale a alguien cuyo timo se muestre fuerte que niegue con la cabeza
moviéndola de un lado a otro. Su timo se debilitará.
El gesto más intenso de amor es tender los brazos. Este gesto de
«Madonna», dirigido hacia un niño asustado o hacia alguien en situación
difícil, reforzará instantáneamente un timo débil. Asimismo, beneficiará a la
persona que, de ese modo, esté ofreciendo su amor. Por tanto, siempre que
se encuentre aquejado de stress, realice el gesto del timo,
FIG. 17.El gesto de la ((Madonna», o del timo. Murillo, ((La visión de San
A Félix de Cantalicio». 4

como yo lo denomino, o imagínese haciéndolo. En . ambos casos, piense en


1
la corriente de amor que fluye de él.
Siempre hemos sabido hasta qué punto resulta hermosa y beneficiosa una
sonrisa. Ahora podemos afirmar, de hecho demostrar, el valor terapéutico de
sonreír. El músculo de la sonrisa es el llamado cigomático mayor. Sin
embargo, una verdadera sonrisa moviliza también los músculos del párpado
inferior; de lo contrario se tratará de una sonrisa fría, de la «sonrisa del
jugador». Mientras que los restantes músculos del cuerpo se relacionan con
meridianos concretos, el cigomático mayor está relacionado con la glándula
timo.
Si encuentra a alguien. cuyo toque de prueba del punto de la glándula timo
demuestra que éste está débil, pídale que sonría.

FIG. 18.Gesto del Timo.


FIG. 19.Otro ejemplo del llamado ((gesto del timo»: extender los brazos con
amor. Vincent van Gogh, ((Los primeros pasos».
t
Los resultados de la prueba cambiarán de signo. Se obtendrá el mismo efecto
fortalecedor si, en lugar de hacerle sonreír, le pellizca las mejillas, como se
hace con los niños pequeños. Los mecanismos receptores de la piel que
recubre el músculo de la sonrisa parecen activar este mecanismo. Esto
equivale a «engañar» al cuerpo del sujeto haciéndole pensar que ha
sonreído.
Pellizque ahora otra serie de puntos, los de los lados inferiores de las mejillas
que, en las personas tristes, suelen estar más caídos de lo normal. Estará
engañando a los sensores del sujeto, haciéndole creer que parece triste y se
siente triste, que tiene, en expresión figurada,
«la cara larga». En ese caso, no sólo el sujeto, sino también usted mismo y
los espectadores de la prueba, experimentarán un debilitamiento del timo.
Estos «puntos ascendentes» y «descendentes» (los que aparecen en los
diagramas) afectan no sólo a la persona en cuestión, sino también a
cualquiera que los contemple.

Podemos «engañar» al cuerpo mediante otro sistema. Reproducimos a


continuación una representación simplificada de un rostro sonriente.
Encuentre alguien cuyo timo reaccione débilmente y hágale contemplar este
Logs
rostro mientras repite la prueba.'meCuando realice tests con uno de dos o más
dibujos o figuras que aparezcan en la misma página, tape los que no formen
parte de dichos tests o pruebas.
Comprobará cómo se ha fortalecido. Encuentre luego alguien cuyo timo se
muestre fuerte y hágale contemplar la siguiente representación de un rostro
triste. Su timo se debilitará.

Podemos abstraer aún más esta imagen. Limítese a hacer que el sujeto
contemple una línea ascendente y otra descendente. Los resultados de la
prueba serán exactamente los mismos.

Estos símbolos son algo congénito en todo ser humano. Son los que
utilizamos en todo momento para clasificar y evaluar a cualquier persona con
la que entramos en contacto. Nos preguntamos a nosotros mismos: ¿Les
caigo bien? ¿Les caigo mal? ¿Están tristes? ¿Están contentos? Juzgamos y
somos juzgados por tales sutiles claves.

Fíjese ahora en los dos dibujos que reproducimos a continuación. La


contemplación del de la izquierda no debilitará su energía vital, pero la del de
la derecha sí. ¿En qué consiste la diferencia?
µ
El dibujo de la derecha muestra los llamados ojos sanpaku, 2 Para un análisis
detallado del tema de los ojos sanpaku, véase You Are All Sanpaku, de
George Oshawa, traducción al inglés de William Dufty (Secaucus, N. J.,
University Books, 1965).
que constituyen una característica de numerosas personas famosas,
incluyendo a John Kennedy, Abraham Lincoln y Marilyn Monroe. En japonés,
San significa tres, y paku lados. El término significa, por tanto, que alrededor
de las pupilas son visibles tres zonas de blanco. En la medicina japonesa
tradicional esto se interpreta como un signo de baja energía vital. Y, de
hecho, cuando miramos a alguien dotado de ojos sanpaku, nos sentimos
debilitados, a menos que nuestro timo sea lo suficientemente fuerte y
vigoroso como para protegernos de su influencia.
Detengámonos a considerar hasta qué punto son sutiles todas estas claves.
Una tercera imagen, la que reproducimos a continuación, muestra unos ojos
sanpaku, al igual que la segunda; pero cuando la miras no experimentas un
debilitamiento. Esto se debe a que hay momentos en que es normal que
exista una zona blanca por
debajo de la pupila, concretamente cuando miramos hacia arriba. El tercer
dibujo sugiere que la persona representada lo está haciendo, pues su frente
aparece surcada de arrugas.

por tanto, ante la segunda imagen estará usted respondiendo a alguien dotado
de poca energía o de energía débil, mientras que ante la segunda se dirá de
hecho: «Esta persona no tiene poca energía. Se trata de un individuo de
apariencia normal que está mirando hacia arriba.» Tales respuestas
demuestran que incluso estos pequeños dibujos lineales constituyen potentes
símbolos que pueden transmitirnos mensajes increíblemente distintos.
Si tiene ojos sanpaku, necesita reforzar su glándula timo y, de ese modo,
incrementar su energía vital. Una de las mejores formas de lograrlo consiste
en sonreír con frecuencia. Desgraciadamente, y según informan numerosas
personas, les resulta dificil sonreír. Dicen que es como si hubiese que
levantar con grúa sus músculos de la sonrisa. Actualmente sabemos que
cuando alcanzamos la edad madura nuestros músculos faciales comienzan a
relajarse. Esto es algo especialmente pronunciado en algunas personas; es
verdad que en un sentido puramente mecánico les resulta difícil sonreír.
Además, y según van envejeciendo, pueden irse convenciendo de que no
hay muchos motivos para sonreír. Podemos preguntarnos, pues, ¿nos resulta
sencillo sonreír porque nuestra estructura facial nos lo facilita, o es la
propensión a sonreír lo que facilita el acto físico de sonreír? Intuyo que se
trata de un proceso circular. En cualquier caso, si no podemos sonreír
prontamente y con facilidad, estaremos careciendo de un importante
mecanismo para activar continuamente el timo, tonificando así nuestros
cuerpos. Una sonrisa es algo así como hacer borrón y cuenta nueva.

FIG. 20.Obsérvese los ojos sanpaku de Lincoln.

Para comprobar el efecto debilitador de unos músculos faciales laxos,


encuentre alguien cuyo timo se muestre fuerte en los tests y pídale que
ponga la «cara larga», relajando todos sus músculos faciales. Su timo se
mostrará de repente debilitado. No obstante, incluso con la «cara larga», si
coloca la punta de la lengua contra el punto del paladar superior llamado
«mando centrados»A quedará contrarrestado este efecto negativo sobre la
glándula timo. Esto demuestra la importancia fundamental de mantener la
lengua bien situada en todos los momentos. La posición anteriormente
descrita es la posición normal para la lengua. En la misma, todo el organismo
se ve tonificado por la relación entre el mando centrador, el sistema de
energía del organismo y, por supuesto, la energía vital.
Ahora bien, las personas con un insuficiente desarrollo del arco palatal, el
arco que contiene los dientes superiores, tienen unos músculos faciales
blandos y aflojados. Este desarrollo defectuoso del arco palatal puede
deberse a dos causas: a una alimentación inadecuada de los niños de pecho
mediante biberones —y frecuentemente una alimentación inadecuada
mediante el pecho de la madre—, que obliga a la lengua a descansar sobre
el paladar inferior. En su posición normal, contra el paladar superior, la
lengua ejerce constantemente una presión, reforzada por el acto de tragar,
absolutamente necesaria para el desarrollo hacia adelante y hacia los lados
del arco palatal. Esta expansión no se produce cuando la lengua descansa
laxamente sobre el paladar inferior.
La otra causa de un desarrollo defectuoso del arco palatal es la malnutrición
de la madre. Durante la década de los treinta y la de los cuarenta, un dentista
llamado Weston Price se dedicó a estudiar numerosas razas supuestamente
«primitivas» de todo el mundo. Descubrió que en cuanto sus miembros
sustituían sus dietas tradicionales por otras «modernas» a base de alimentos
importados —harina, azúcar refinado, arroz sin cáscara, etc.—, se producía,
en una sola generación, un proceso de degeneración dental hasta entonces
desconocido. Descubrió además que, también en una sola generación, se
reducía enormemente tanto el tamaño del arco palatal como el de la
ay
mandíbula. 3 Weston A. Price, Nutrition and Physical Degeneration: A
Comparison of Primitive and Modern Diets and Their Effects (Santa Mónica,
Calif.: 1945, 1970), PricePottenger Nutrition Foundation.

Ahora bien, el arco palatal se forma a las ocho semanas y media de vida
intrauterina, cuando el feto no tiene más de una pulgada de tamaño. Si la
madre se alimenta inadecuadamente durante este período, el arco tenderá a
ser elevado y estrecho en lugar de ancho y plenamente desarrollado. Este
desarrollo defectuoso del arco palatal es uno de los precios más elevados
que hemos tenido que pagar por nuestra «civilización». A la mayoría de
nosotros nos resulta difícil sonreír. No quiero decir con esto que un rostro
estrecho y alargado imposibilite por sí mismo sonreír fácilmente; el arco
palatal puede tener las proporciones correctas en relación con el resto del
cráneo y dejar por tanto espacio suficiente para el músculo de la sonrisa.
Afirmo únicamente que un rostro estrecho, especialmente en su parte inferior,
sugiere un arco palatal defectuoso. Cuando contemplamos las imágenes
reproducidas en la obra de Weston Price, vemos personas con los rostros tan
anchos que parecen estar sonriendo todo el tiempo (véase la Fig. 21).
FIG. 21.Un ejemplo de los anchos arcos palatales de los pueblos
«primitivos».

Examinemos ahora este problema de estructura facial desde otro punto de


vista.
Busquemos alguien con una glándula timo débil. Si ponemos un trozo de
algodón en rama entre los dientes superiores y cada una de las mejillas, y
comprobamos nuevamente el timo, veremos que se ha fortalecido. Todo lo
que hacía falta para corregir los numerosos problemas de energía existentes
en todo el organismo era distendir el músculo de la sonrisa. También se han
diseñado diversos dispositivos o prótesis dentales que ejercen el mismo
efecto que el trozo de algodón en rama. Se ha descubierto que, si se utilizan
de este modo, resultan enormemente beneficiosos.
¿Es posible aumentar mecánicamente las dimensiones del arco palatal? En
los adultos, prácticamente no, pero en los niños se trata de un procedimiento
de ortodoncia relativamente sencillo y mucho más eficaz que los habituales.
En mis conferencias y disertaciones he dicho con frecuencia que uno de los
mayores dones que una madre puede transmitir al hijo que lleva aún en sus
entrañas es un arco palatal bien formado, de forma que los músculos de la
sonrisa se encuentren en la tensión adecuada. A un niño así le resultará fácil
sonreír a lo largo de la vida. Y cada vez que sonría estará equilibrando y
corrigiendo todos los problemas de energía de su organismo, y aumentando
de ese modo su energía vital. Cuanto más sencillo le resulte sonreír, cuanto
más sonría, más propenderá a sonreír, mas feliz será y más feliz hará a todas
las personas que le rodean.
Así pues, sonría. Piense en cosas que le hagan sonreír, y si no lo consigue, o
si en ese momento no se siente con ánimos para ello, siempre puede recurrir
a pellizcarse los pómulos.

7
LA GENTE QUE LE RODEA

«Hemos perdido el arte de vivir; y en la ciencia más importante de todas, la


ciencia de la vida diaria, la ciencia del comportamiento, somos unos
ignorantes totales.»
D. H. Lawrance.

Nos dejamos influenciar por la gente que nos rodea mucho más fácilmente de
lo que creemos. Realicemos una sencilla prueba.
Tomemos dos personas, una cuyo timo se muestre fuerte en los tests y otra
cuyo timo se muestre débil. Hagamos que se sienten una al lado de la otra,
pero sin prestarse atención entre sí. Probemos sus glándulas timo en esta
situación, y veremos que siguen como antes: una se mostrará fuerte y la otra
débil. Pidámosles luego que se sitúen la una frente a la otra y que se
relacionen entre sí, bien hablando o bien mirándose mutuamente. Repita el
test. Descubrirá en casi todos los casos que la persona cuyo timo se mostró
fuerte ha experimentado un debilitamiento del mismo, y que la mayoría de las
veces, aunque no invariablemente, el timo de la otra persona se ha
fortalecido. De un modo u otro, la energía vital de la persona «fuerte» se ha
visto disminuida al entrar en contacto personal con alguien dotado de un timo
débil. Y no sólo esto: si somete a prueba diversos puntos de
test de los meridianos (sistema de energía) de los organismos de ambos
sujetos, descubrirá que cabe transmitir de una persona a otra un desequilibrio
concreto.
Este fenómeno, que constituye la base de la simpatía —literalmente, tener los
mismos sentimientos—, se produce a lo largo de toda nuestra vida siempre
que, de un modo u otro, entramos en contacto con otra persona. Resultan
especialmente vulnerables los médicos, dentistas, enfermeras,
psicoterapeutas, asistentes sociales y sacerdotes; es decir, todos los que
tienen que estar en contacto con individuos enfermos o con problemas. He
sometido a tests a cientos y cientos de médicos, y pude descubrir que un 85
ó 90 por 100 de estos practicantes atentos y compasivos de las artes
curativas poseen glándulas timo muy poco activas.
¿Qué significa todo esto? ¿Debemos pensar en nuestra energía vital cuando
elegimos a nuestros amigos y compañeros? ¿Y a las personas con las que
nos vamos a la cama? ¿Y, por supuesto, a nuestras mujeres o maridos?
Evidentemente, podríamos pasar por la vida evitando el contacto personal
con la gente, manteniendo las distancias, protegiéndonos mediante un corte
de las comunicaciones. Pero eso no es deseable, sino algo antinatural.
Puede protegernos, pero a costa de empobrecernos considerablemente, y no
sólo a nosotros mismos, sino también a los demás.
La respuesta consiste en elevar nuestra energía vital lo suficiente como para
no vernos afectados por tales influencias. De ese modo podremos
interesarnos y simpatizar con los demás sin resultar debilitados en el
proceso. Si nuestra energía vital es elevada, los demás se beneficiarán del
contacto íntimo con nosotros; si es baja, nuestras relaciones con los demás
se convertirán en parte del problema general. Esto conduce a lo que
considero la base para todo comportamiento o conducta ética: la relación
recíproca entre timos. Si elevamos nuestra

energía vital, estaremos aumentando la de todos los miembros de nuestra


familia; si las personas próximas a nosotros elevan su energía vital, la
nuestra se verá asimismo incrementada.
¿No deberíamos esperar también una elevada energía vital en los maestros
de escuela, en los pilotos de aviación y los dirigentes políticos? De ellos
puede depender nuestro bienestar, incluso nuestras vidas.
Si no ve clara la facilidad con que nos vemos influenciados por los demás,
piense en lo que ocurre en los tests o pruebas con sustitutos. Hace ya
muchos años, el doctor Goodheart demostró que si el sujeto del test era
incapaz de cooperar, por ejemplo por tratarse de una persona demasiado
joven o por estar inconsciente, se podía realizar la prueba utilizando un
sustituto, preferentemente la madre o el cónyuge, pero en cualquier caso
alguien con quien existiese una fuerte relación personal. Si desea someter a
prueba el timo de alguien empleando un sustituto, haga que una persona
cuyo timo se muestre fuerte toque la zona del timo del sujeto mientras están
ambos en intenso contacto físico. Luego realice el test con el sustituto. Si el
timo de éste se debilita, es que el del sujeto registra un bajo nivel de
actividad. También puede significar que algo va mal en el timo del sustituto,
aunque esto sólo se revelaría a niveles más profundos de test o prueba. Si el
sustituto puede verse afectado con tanta facilidad por otra persona, es que
resulta sumamente sensible o vulnerable a la influencia recíproca de timos.
Una característica particular de las personas, a la que respondemos
intensamente, es a la voz. Tal como veremos en el Cap. 9, los sonidos de la
naturaleza pueden ser terapéuticos, y también la voz humana, su propia voz.
Elija un sujeto de timo débil y háblele mientras realiza el test. Nárrele algo; si
lo prefiere, limítese a contar. Lo que le diga carece totalmente de importancia.
Si su voz es terapéutica, elevará en
alguna medida su energía vital, reequilibrará sus sistemas de energía y
corregirá su poco activo timo. Si no ocurre nada de eso, es que usted mismo
se encuentra de momento en un estado de stress o tensión que habrá sido
recogido por su sujeto. En ese caso, reduzca su stress tal como le he
sugerido; por ejemplo, recitando poemas y estimulando el timo con suaves
golpecitos (véase el Cap. 5, relativo al tema del stress). Repita luego el test
con el sujeto en cuestión. Debería comprobar que, limitándose a hablarle,
consigue que su glándula timo se fortalezca, que su simple voz ha bastado
para corregir su desequilibrio de energía.
Las voces de todos nosotros son terapéuticas siempre que nuestros
hemisferios cerebrales estén equilibrados, nuestra energía vital sea elevada
mientras hablamos y que, en el fondo de nuestros corazones, y movidos por
el amor y la preocupación por los demás, pretendamos realmente fortalecer y
vigorizar. Escuche a las personas que le rodean. Escuche a los
presentadores de radio y televisión. Escuche a sus dirigentes políticos.
Escuche a su psicoterapista. ¿Resultan sus voces terapéuticas o no? ¿Se
encuentran en estado de stress cuando hablan?
Es probable que, durante su infancia, le haya dicho alguna vez a un
compañero de juegos: «Las piedras y los palos pueden romperme los
huesos, pero las palabras no me hacen daño.» Pero no es del todo verdad.
Busque alguien cuyo timo se muestra fuerte en los tests, y dígale: «¡Qué feo
eres!», o «Te odio.» Su músculo indicador se debilitará, bien en un test «al
desnudo» o mientras se toca el punto del timo.
Invierta ahora la prueba o test. Busque alguien cuyo timo se haya mostrado
débil, y dígale: «Me caes bien.» Su timo se fortalecerá de inmediato. Gracias
a la kinesiología del comportamiento, estamos empezando a comprender el
es
enorme poder de las palabras, tanto para ayudar como*para perjudicar o
dañar a los demás.

Cuando hablamos sin encontrarnos en estado de stress; .lodos hemisferios


MAN
cerebrales funcionan conjuntamente; çl'izgtierdo aanadeanuestras paiabras
la lógica y la comunicación, mientras quet.iq
el derecho añade a nuestras'
palabras los aspectos intuitivos y rítmicos de la expresión.
Busque para comprobarlo un sujeto cuya glándula timo se haya mostrado
débil y haga que alguien le hable, o que se limite a contar, mientras realiza un
test o prueba. Si el hablante posee un timo activo, es decir, si su pauta de
stress es relativamente baja, su voz contribuirá a «fijar» el timo de la otra
persona. Por el contrario, si se encuentra sometido a stress, su voz no
resultará terapéutica.
He descubierto que cuando el test muestra la existencia de un desequilibrio
entre los hemisferios cerebrales, es que existe también un desequilibrio de
los músculos unidos al hueso hioides. Este es un pequeño hueso de la
garganta al que, directa o indirectamente, se encuentran ligados todos los
músculos vocales. Parece ser que cuando hablamos sometidos a un estado
de stress, nuestras palabras se ven sutilmente distorsionadas por este
desequilibrio del hioides. Inconscientemente, esa distorsión es captada por el
oyente; pero puede ser también captada por sofisticados equipos electrónicos
«detectores de mentiras». Sin embargo, esos aparatos no son necesarios.
Los tests de kinesiología del comportamiento resultan exactamente igual de
eficaces.
Constituye una prueba adicional el hecho de que si provocamos un
desequilibrio en los músculos ligados al hioides, introducimos también un
desequilibrio entre los dos hemisferios cerebrales. He grabado una cinta que
lo demuestra, con la voz de un sujeto pronunciando idénticas palabras,
mientras, alternativamente, voy introduciendo y eliminando un desequilibrio
del hueso hioides. Cuando reproduzco esta cinta, la voz ejerce sobre los
oyentes un efecto alternativamente debilitador y reforzante.
Aunque mediante los tests de kinesiología del comportamiento
KINESIOLOGIA
como DEL COMPORTAMIENTO
ñame
no nos es posible averiguar si alguien está mintiendo o no, sí nos permiten
Y
determinar con toda certeza si la persona que habla está mientras lo hace en
estado de stress. Se trata de un experimento que he llevado a cabo cientos y
cientos de veces, con resultados que coinciden en prácticamente todos los
casos con los obtenidos por un de tutor
tector de mentiras.
Existe por ejemplo una cinta con mi propia voz que no estimula
ni fortalece a nadie. La grabé poco después de mi vuelta a casa tras una
intervención quirúrgica poco importante, realizada con anestesia local. En la
cinta manifiesto lo bien que me encuentro, pero mi voz no engaña a nadie.
Ningún timo se ha visto jamás estimulado por
la misma.
Tomemos en consideración los siguientes ejemplos de la historia
política reciente:
• Cuando el ministro norteamericano de Justicia, Earl Warren, le toma
juramento a Richard Nixon en su primer mandato como presidente, Warren
dice: «Richard Milhous Nixon, ¿jura...», su voz revela una glándula timo
fuerte. Pero cuandoai el propio Nixon repite el juramento, su voz revela un timo
débil, pauta que continúa durante todo su discurso de toma de posesión.
• La voz de Harry S. Truman ejerce en todo momento un efecto
vigorizante, salvo cuando afirma que no se va a presentar a la reelección.
• La voz de Lyndon B. Johnson no resulta vigorizante cuando explica
que estamos siendo atacados por fuerzas enemigas en el golfo de Tonkin,
declaración que demostró ser falsa.
• Cuando habla del incidente de Chappaquiddick, la voz del senador
Edward M. Kennedy no ejerce una influencia positiva, pues, evidentemente,
en el momento de hacerlo debía encontrarse sometido a un fortísimo stress.
El ejemplo más patético de stress vocal es quizá el de la voz del
doctor Phillip Blaiberg, en su momento el paciente de un trasplante de
corazón que había logrado sobrevivir más tiempo. En la grabación
explica lo feliz y sano que se siente. Pero no debía ser así, pues su voz no
resulta en absoluto terapéutica. Y poco después de esta grabación, fallecía.
El test de detección de stress resulta muy sencillo de realizar. Puede llevarse
a cabo mientras se escucha directamente al sujeto o en una cinta con su voz.
La voz puede revelar algo, pero el timo lo revela absolutamente todo.
Sin embargo, recuerde que no estamos realizando una labor de detección de
mentiras, sino simplemente comprobando el grado de stress a través de la
voz. Para que la prueba tenga validez, necesitamos efectuarla a diez niveles
distintos, de los cuales en esta obra sólo utilizamos uno. Muéstrese por tanto
prudente en su forma de utilizar esta información.
Para sentirse debilitado por otra persona no necesita ponerse frente a ella, ni
tan siquiera a solas.
Su relación puede producirse, por ejemplo, a través de la televisión. Los tests
de kinesiología del comportamiento me han permitido descubrir que el medio
permite transmitir determinadas cualidades de nuestros líderes más
carismáticos y de personalidades de la televisión. Si una figura pública
padece de un determinado desequilibrio de energía (de meridianos) o un timo
poco activo, puede influir negativamente sobre un elevado número de
personas. Desde su fuente primaria, la personalidad televisiva, cabe
transmitir un estado negativo o positivo a toda una comunidad o incluso a
todo un país, a través de los espectadores, de sus vecinos y de todas las
personas con las que vayan entrando en contacto. Si somos susceptibles, si
nuestra energía vital es reducida, podemos «coger», como si se tratase de
una enfermedad infecciosa, cualquier actividad emocional que flote a nuestro
alrededor.
Antes de la Revolución Industrial, cuando lo que es hoy la ciudad de Nueva
York se reducía a suelo agrícola, la mayor parte de la gente vivía en
pequeños pueblos y aldeas. Conocían sólo a los habitantes de su pueblo, a
los que pasaban por él, y quizá a unos pocos amigos de la zona colindante.
En toda su vida un individuo llegaba a estar en contacto con sólo unos miles
de personas.
Hoy en día, y en pocas horas, entramos en contacto con muchísima más
gente. Si vivimos en una gran ciudad, lo más probable será que en nuestro
bloque de apartamentos residan varios cientos de personas. A través de la
televisión, la radio y los periódicos, nos vemos diariamente en contacto con
miles y miles de personas de las cuales muy pocas se encontrarán en un
estado positivo de energía. Y como gran parte de las informaciones y noticias
se refieren a asesinatos, secuestros, inundaciones, incendios y otras
catástrofes, lo más probable es que nos veamos negativamente afectados.
Todo acto de violencia que aparezca en la televisión, y aparecen miles y

Ente
miles a la semana, contribuirá a debilitar nuestra glándula timo y nuestra
energía vital.
Y los medios de comunicación no sólo nos ofrecen imágenes de terroristas,
incendiarios, raptores de niños y otros individuos negativos de nuestra época,
sino que, de vez en cuando, nos «obsequian» con la de un Adolfo Hitler, una
figura casi tan amenazadora una vez muerto como cuando estaba vivo.
(Limítese a contemplar una foto de él y verá cómo anula la posible fortaleza
de su timo.)
Coja cualquier periódico o revista y averigüe cuántas de las fotografías que
contiene harán que su timo se muestre débil en los tests. Cualquiera que sea
el ejemplar elegido, su número será muy elevado. No es posible contemplar
la foto de un asesinato, de un cuerpo mutilado o de un accidente de tráfico
sin que su glándula timo reaccione mostrándose débil y sin que su energía
vital resulte reducida. Y esto les ocurre todos los días a millones y millones de
personas.

Los anuncios pueden también debilitarle, especialmente los primeros planos


de personas fumando. Antes de poder levantar la vista y pasar a la página
siguiente, el mensaje habrá quedado debidamente registrado. Aun sin ser
consciente de ello, habrá captado determinadas claves visuales mínimas.
Los retratos ejercen asimismo una poderosa influencia sobre nosotros.'
Fijémonos, por ejemplo, en un cuadro de Velázquez que le costó al Museo
Metropolitano de Arte de Nueva York la friolera de más de cinco millones de
dólares. La contemplación de este retrato de Juan de Pareja provoca un
debilitamiento en casi todo el mundo. Comprúebelo por sí mismo (véase la
Fig. 22). Otro retrato de ese mismo Museo provoca, sin embargo, el efecto
contrario en casi todas las personas que lo contemplan. Se trata del Cristo de
Rembrandt (véase la Fig. 23).
¿Por qué nos debilitamos cuando contemplamos el cuadro de Velázquez? No
lo sé. Curiosamente, si se contempla la copia del mismo realizada por otro
artista (Fig. 24), lo más probable es que se sienta vigorizado. Las diferencias
entre el original y la copia son mínimas y casi imperceptibles, pero es
evidente que nuestro organismo las capta.
En las Figs. 25 y 26 aparecen dos conocidísimos posters de la famosa actriz
y modelo Farrah FawcettMajors. Compare las repercusiones de cada uno de
ellos en su nivel de energía vital haciendo que alguien le aplique la prueba
correspondiente. Si responde como la mayoría de la gente, la Fig. 25 no le
debilitará, pero la 26 sí. Obviamente, no hay nada «malo» en Farrah que le
haga debilitarse; lo que afecta negativamente a su glándula timo debe ser
alguna parte de su expresión en el poster reproducido en la Fig. 26. Y, a
pesar de ello, se han vendido millones y millones de copias. ¿Qué nos indica
este hecho en relación con los gustos de los varones de hoy en día?

FIG. 22.rcRetrato
MR de Juan de Pareja», por Diego Rodriguez de Silva y
Velázquez.
FIG. 23.»Cabeza
la de Cristo», de Rembrandt.
FIG. 24.Copia de artista del retrato de Juan de Pareja, de Velázquez.

¿Desea averiguar qué parte de su expresión es la que provoca el estado de


debilidad? Limítese a tapar la boca y hacer que alguien repita la prueba o test
con usted.
Reflexionemos un momento en la naturaleza de las fotografías.
La fotografía constituye un invento relativamente reciente, habiendo sustituido
al dibujo y la pintura como forma de reproducir una escena o de captar el
parecido de una persona. Pero aun en el caso de ser puramente figurativos,
los dibujos y los cuadros tienen siempre un carácter abstracto. El artista elige
determinados aspectos del mundo real para resaltarlos o relacionarlos con
otros elementos de su trabajo. De ese modo puede suavizar una escena de
destrucción o trascender el horror de un tema. En la actualidad, determinado
tipo de fotografías artísticas pueden también lograrlo. Esa clase de fotografía
es tan arte como la pintura. Pero la fotografía periodística media se limita a
mostrarnos la realidad desnuda y sin adornos de una situación, algunas
veces de forma tan detallada y feroz que la mayoría de la gente no puede
resistir su contemplación.
La terrible fascinación que dichas fotografías ejercen sobre nosotros nos une
a ellas exactamente igual que la atracción personal nos une unos a otros. En
ambos casos entran en juego desequilibrios de los meridianos (del sistema
de energía). Pueden verse provocados por la dura realidad mostrada en la
foto o por el contagio de los desequilibrios de las personas captadas por la
cámara. De forma similar, la fotografía manipuladora del mundo de la
publicidad, con sus distorsiones, exageraciones y capacidad de fascinar,
provoca desequilibrios en aquellos a quienes se dirige.
En este capítulo me he centrado en las repercusiones negativas del medio
social. No obstante, cuando una foto periodística nos muestra a un bombero
sosteniendo a un niño al que acaba de rescatar, o cuando contemplamos en
la televisión a una persona vital y que nos inspira, nuestra energía vital se ve
incrementada. Desgraciadamente, y al ser la gente y los medios de
comunicación como son, las influencias negativas superan con mucho a las
positivas. Si tenemos en cuenta el efecto acumulativo, no debe
sorprendernos que vivamos en una sociedad pobre de energía y debilitadora
de nuestras glándulas timo.

FIG. 25. “Poster” de Farrah FawcettMajors


FIG. 26.Uno de los “Posters” más populares de todos los tiempos.

8 SU MEDIO FISICO

«La más saludable medicina es el aire fresco y limpio.»


Shakespeare.
Vivimos en una época de grandes invenciones tecnológicas. Cada innovación
modifica hasta cierto punto las pautas de vida establecidas durante milenios y
milenios. Somos de hecho cobayas o sujetos de experimentos, pero aún no
se conocen los resultados.
A lo largo de muchos años he venido utilizando la kinesiología del
comportamiento para investigar los medios o entornos, formas de vida y
costumbres personales de una amplia variedad de personas. Mis
descubrimientos han sido por lo general congruentes. Ahora me limito a
ofrecerlos al lector como sugerencias; pero, por favor, compruébelos usted
mismo. Para ello, limítese a rozarse el punto del timo y que alguien
compruebe su músculo indicador. Si su timo se muestra fuerte, añada a la
prueba el estímulo en cuestión y vuelva a comprobarlo.' Si su timo se
muestra débil, estimúlelo. Si el músculo se debilita, sabrá que el estímulo ha
interrumpido el flujo de energía a su glándula timo, reduciendo de ese
modo el flujo de energía al sistema de energía de todo su organismo. Como
he sugerido con anterioridad, es conveniente realizar también un test al
desnudo. El doble test es muchas veces de la máxima importancia.
Pasemos, pues, a estudiar unos cuantos descubrimientos corrientes
relacionados con la vida cotidiana.

GAFAS DE SOL.—El mirar a través de cualquier tipo de cristal coloreado


durante cierto tiempo debilita la glándula timo y, por tanto, la energía vital.
Compruébelo poniéndose unas gafas de sol. Déjeselas puestas durante
treinta segundos o más y someta a prueba el músculo indicador tanto «al
desnudo» como tocando el punto de la glándula timo. Esto provoca un estado
de debilidad en prácticamente todos los casos.

RELOJES DE PULSERA.—Los relojes electrónicos y de cristal de cuarzo


reducen con frecuencia la energía vital, sobre todo cuando se llevan en
determinadas posiciones. Existen cuatro posiciones básicas para llevar un
reloj de pulsera: en una muñeca u otra, y con la esfera del reloj contra el lado
externo o interno de la misma. En general, una de estas cuatro posiciones no
perturbará o perturbará muy poco el funcionamiento del timo. Pruebe con su
reloj en las cuatro posiciones y averigüe cuál es la adecuada para usted.

SOMBREROS.—A menos que esté hecho totalmente de fibras cien por cien
naturales, el uso de un sombrero contribuye a disminuir la actividad del timo.
El forro es de la máxima importancia, pues la mayoría de los sombreros de
lana están forrados con tejidos sintéticos. Para comprobarlo, haga que su
sujeto se ponga un sombrero de lana con forro de rayón o de cualquier otro
tejido sintético. En la mayor parte de los casos su timo se mostrará débil tanto
en los

tests «al desnudo» como en los efectuados mientras se toca el punto del
timo. No obstante, si le da la vuelta al sombrero, de forma que la fibra natural
roce la cabeza y el rayón o tejido sintético mire hacia fuera, los tests arrojarán
normalmente resultados positivos.
Esto no es sino una advertencia más de que según nos alejamos de la
naturaleza vamos incrementando nuestro grado de exposición a inadvertidos
peligros potenciales.
PELUCAS Y POSTIZOS.—Someta su timo a prueba: debería mostrarse
fuerte. Póngase luego una peluca sintética. Repita la prueba o test. ¿Qué ha
ocurrido?
ZAPATOS DE TACON.—Hoy en día resulta impensable entrar en una
discoteca sin llevarlos puestos. Desde hace años, las jóvenes han
trastabilleado con ellos, han fascinado a las debutantes y los anuncios han
sugerido que los caballeros los prefieren, a ser posible acompañados de
medias. Según las faldas fueron alargándose, han ido aumentando las
dimensiones del tacón, y los hombres se unieron a las mujeres en sus
deseos de parecer más altos, recurriendo para ello a los zapatos de
«plataforma».
Si todo el mundo los lleva, cabe pensar, ¿qué hay de malo en ellos?
La respuesta es: mucho.
El problema consiste en que al final de cada paso, cuando uno de sus pies se
encuentra atrás, el tobillo está tensado hacia adelante, justo como si llevase
zapatos de tacón alto. Cuando caminamos, los receptores sensoriales de la
piel de delante y detrás del tobillo están enviando continuamente mensajes al
cerebro, permitiéndole de ese modo coordinar nuestro movimiento de
locomoción. Cuando llevamos zapatos de tacón alto, el cerebro recibe de
hecho el mensaje
de que los dos pies se encuentran al mismo tiempo al final de un paso hacia
adelante.
Se introduce así una doble desorientación en el cerebro. En primer lugar, no
nos encontramos necesariamente al final de un paso hacia adelante,
pudiendo estar de hecho parados de pie. En segundo lugar, y como resulta
más evidente, es imposible caminar con los dos pies en la posición trasera de
un paso simultáneamente. Esta grave desorientación fisiológica provoca un
gran stress y conduce a una «conmutación», a una ruptura de la habitual
simetría entre ambos hemisferios cerebrales. El nombre que doy a este
fenómeno es stress
de desequilibrio fisiológico.
Resulta, pues, evidente que lo más elevado de los zapatos de tacón alto es el
riesgo de llevarlos.
Si lo desea, puede comprobar también otra aplicación del desequilibrio
fisiológico. La próxima vez que conduzca su coche, haga que alguien
compruebe su desequilibrio cerebral mientras mantiene los pies en la
posición habitual. Ensaye diversas posiciones del pie y averigüe cuál de ellas
le ayuda más a mantenerse equilibrado mientras conduce.
r
ROPAS SINTETICAS.—Una costurera. amiga mía me ha contado que entró
recientemente en un almacén de tejidos y que, inmediatamente, los ojos le
empezaron a lagrimear, sintió la nariz taponada y experimentó dificultades
para respirar. No tuvo más remedio que salir de allí. Una vez fuera, al aire
libre, desaparecieron todos los síntomas. Aplicándole tests, descubrí que la
causa de su problema habían sido los olores procedentes de un envío recién
desempaquetado de tejidos sintéticos. El personal del almacén había
experimentado asimismo las desagradables consecuencias de dichos olores.
Durante miles y miles de años nos hemos venido vistiendo con materiales
naturales: pieles, cuero, algodón, lana, lino y seda. Ahora

nos encontramos de repente con numerosos materiales nuevos: poliéster,


tejidos acrílicos, nailon y diversas mezclas de los mismos. No se por qué,
pero las fibras sintéticas dificultan la actividad de la glándula timo,
contribuyendo por tanto a reducir la actividad de la misma y, en
consecuencia, la energía vital. Puede deberse a que los tejidos sintéticos
alteran la ionización normal del aire que rodea al cuerpo.
Recomiendo siempre que se lleven ropas de fibras naturales al 100 por 100.
Es seguro que, si la busca, la podrá encontrar. Sin embargo, un área muy
abandonada es la de la ropa interior femenina. Especialmente perjudiciales
resultan las prendas de fibras sintéticas y estrechamente ajustadas. Para
comprobar su propio sujetador sintético, comience con un músculo indicador
fuerte. Coloque los dedos sobre la parte externa de la «copa» del sostén que
lleve puesto y haga que alguien la someta a un test o prueba. Al parecer, el
tocar el sostén por fuera no provoca efecto alguno. Coloque ahora los dedos
en la parte interior del sostén y repita la prueba. Su músculo indicador se
mostrará casi indefectiblemente débil. Puede realizarse la misma prueba con
las bragas. Comprobaremos que las dos zonas más sensibles e íntimas del
cuerpo de una mujer se ven día tras día perjudicadas por la ropa interior
sintética. La incidencia de enfermedades en los pechos es altamente
elevada. ¿No es posible que el efecto acumulativo de estas tensiones se esté
cobrando un alto precio y rompiendo el equilibrio?
Y qué decir de las ropas de deporte? Resulta desalentador ver a tanta gente
practicando footing y duros ejercicios con ropas de fibras artificiales que les
restan continuamente energía.
ROPAS DE CAMA.—Tome una manta o sábana de fibra natural al 100 por
100; es decir, de algodón, lana o seda. Cúbrase con ella y haga que alguien
le aplique un test o prueba. Lo más probable es
que su músculo indicador se muestre fuerte. Quítese luego de encima la
manta o sábana de fibra natural y sustitúyala por otra sintética. Repita la
prueba. En la mayoría de los casos, la fibra sintética le provocará un
debilitamiento. Incluso un paraguas de fibras sintéticas mantenido durante
algún rato sobre la cabeza basta para restar energías.

PAÑALES DE TIRAR.—Sostenga un pañal de tirar no usado cerca de su


cara con la parte de plástico hacia fuera. Huélalo. ¿Se
muestra débil el músculo indicador? En caso afirmativo, sus resultados
dos difieren de los obtenidos con prácticamente todas las personas con las
que he probado. Lo mismo puede decirse de la mayoría de los
productos de tirar, hechos de papel o celulosa, comúnmente empleados en el

aI
hogar. He descubierto que casi todos los pañuelos y servilletas de papel
debilitan, y supongo que la causa es que son tratados
con productos químicos.

ARTICULOS DE ASEO.—Pruebe su desodorante. Aplíqueselo y averigüe si


su músculo indicador se muestra débil. Pruebe luego con un desodorante no
químico.
Los expertos en publicidad de Madison Avenue dicen que su pasta de dientes
es buena para usted; pero ¿qué tiene que decir su cuerpo?
Pruebe su perfume. Casi todos ellos son sintéticos y tienden a reducir su
energía vital.

METALES.—El efecto ejercido por los metales en el cuerpo se analizó en el


Cap. 5, pág.397
73.

AGUA HELADA.—Un kinesiólogo, el doctor Robert Perolman, de Florida, se


sintió sumamente desconcertado al comprobar que algunos de sus pacientes
experimentaban oclusiones coronarias después
de hacer ejercicio. Descubrió que el ejercicio en sí mismo no era lo que
debilitaba el flujo de energía al corazón, sino el agua helada bebida después
de éste. Compruébelo por sí mismo poniendo los dedos de la mano derecha
entre media y una pulgada por debajo del punto en el que se unen las
costillas inferiores. Se trata del punto de test del meridiano del corazón.
Probablemente comprobará que, después de beber agua helada o de tomar
una ducha muy fría, los resultados de la prueba o test muestran un estado de
debilidad.
ILUMINACION.—Los tests de kinesiología del comportamiento revelan que el
mirar cualquier tipo de luz fluorescente debilita, mientras que el mirar una
lámpara incandescente no. Son muy numerosas las teorías que pretenden
explicar por qué es así. Una de ellas afirma que la frecuencia de la emisión
de luz es, o bien extraña, o bien perjudicial para el organismo. Se ha
informado recientemente que tejidos animales utilizados en determinados
experimentos se han vuelto cancerosos tras estar expuestos durante mucho
tiempo a la iluminación fluorescente de los laboratorios.
He estudiado también las aplicaciones industriales de los efectos de diversos
tipos de iluminación, tanto en fábricas como en almacenes de venta al por
menor. Hace poco tiempo se me pidió que reconociese a dos mujeres de
mediana edad que llevaban varios años trabajando en un almacén de dulces
y caramelos. Durante más o menos el último año se habían sentido cansadas
y deprimidas, habiendo experimentado dificultades para dormir. Pero el
síntoma más significativo era que las dos habían engordado recientemente
más de veinte kilos, concentrados casi todos ellos alrededor del tronco.
Cuando las vi me parecieron casi contrahechas, tenían los brazos y las
piernas delgadas, los rostros afilados, pero unas tripas monstruosas. Tras
unas cuantas preguntas iniciales, llegué a la conclusión de que sus
problemas habían empezado hacía aproximadamente un año, cuando

KINESIOLOGIA DEL COMPORTAMIENTO


iban
do, para mejorar la iluminación de su lugar de trabajo, fueron instaladas en él
ocho lámparas de vapor de mercurio de 250 vatios cada una.
Cuando se situaban debajo de dichas lámparas, ambas mujeres se
mostraban debilitadas, pero no cuando se apagaban, ni tampoco cuando, aun
estando encendidas, llevaban puesto un sombrero negro. Llegué, pues, a la
conclusión de que aquella iluminación era tan intensa que penetraba a través
del cráneo, interfiriendo de un modo u otro la actividad del cerebro, quizá por
medio de la glándula pineal. Esto explicaría el insomnio, pues la glándula
pineal responde a la luz y determina los ritmos biológicos del interior del
cuerpo.
Recomendé que mientras se encontrasen en el interior del almacén llevasen
puestos sombreros negros de fibra natural. Una de ellas lo hizo, y la otra no.
Al cabo de dos meses, la que llevó puesto el sombrero para protegerse de las
lámparas había adelgazado unos veinte kilos, dormía bien y se sentía mucho
mejor. La que no siguió mis consejos no experimentó mejoría alguna.
Tras realizar sus propias pruebas, se mostrará de acuerdo en que, siempre
que sea posible, deberá elegirse una iluminación natural: la luz del sol,
velas... o, en cualquier caso, una luz incandescente.
Un interesante descubrimiento relativo a la iluminación es que algunas
personas han llegado a tales extremos que parecen necesitar la energía y el
estímulo extras derivados de la luz para mantener un balance positivo de
energía. En circunstancias normales se mostrarán fuertes y vigorosas, pero
mucho más débiles cuando se les venda los ojos o en las pruebas realizadas
en una habitación a oscuras. Como cabe imaginar, ese tipo de personas se
queja frecuentemente de un gran cansancio por las mañanas.

MATERIALES AISLANTES.—Cierto día, a comienzos de la primavera, me


encontraba realizando una prueba con un paciente en

SU MEDIO FISICO
mi despacho, tal como acostumbro. De repente, se me ocurrió repetir la
prueba al aire libre. Salimos de la consulta, y aunque no dimos nada más que
un solo paso, el músculo anteriormente débil se mostró ahora fuerte. Tras
una concienzuda investigación, le eché finalmente la culpa al aislamiento de
fibra de vidrio de mi consulta, al que mi paciente se mostraba particularmente
susceptible.Sri
Si se quiere interpretar así, era como si bloquease o impidiera el
paso a un flujo positivo de energía procedente del aire libre y los espacios
abiertos. Para comprobar por sí mismo los efectos de los materiales
aislantes, envuélvase en algunos de ellos y compruebe el funcionamiento de
su glándula timo. El músculo indicador se mostrará casi indefectiblemente
debilitado.

COMBUSTIBLES DOMESTICOS Y PRODUCTOS QUIMICOS.—Cuando


trato a algunos de mis pacientes, especialmente a los que sufren problemas
de carácter psiquiátrico, investigo con frecuencia el entorno hogareño en que
viven cotidianamente. He descubierto en varios casos que el gas de la cocina
les afecta negativamente. Una mujer solía sentirse alegre y animada cuando
su marido, un hombre amable y paciente, volvía a casa del trabajo. No
obstante, en cuanto se ponía a preparar la cena, se mostraba agresiva,
confusa y propendía a llorar. Sus problemas «psiquiátricos» quedaron
eliminados tan pronto como cambió el gas por otro combustible.
Si desea averiguar si el gas de la cocina le afecta o no, acérquese a ella y
compruebe si el músculo indicador se muestra débil antes y después de
encender el quemador principal. Es así de sencillo. Y la respuesta de su
cuerpo será inmediata y directa.
Investigo también productos industriales corrientes a los que mis pacientes
estén expuestos. Uno de ellos me trajo en cierta ocasión la botella de
disolvente que tenía que utilizar en el trabajo, y que creía podía estar
afectándole. La abrí y la puse en el suelo de la sala de es
pera, en la que se encontraban unas ocho personas. Todas
MANU
pera
ellas se
mostraron inmediatamente debilitadas a pesar de no haber sido así en
anteriores tests. Le aconsejé que cambiase de empleo. Lo hizo al poco
tiempo, experimentando una espectacular mejoría de su salud en general.
Se ha calculado que, en el medio en que nos movemos, existen más de tres
millones y medio de productos o sustancias químicas. Es evidente que sólo
se ha podido comprobar la inocuidad de unos pocos miles de ellos. Existe no
obstante una prueba totalmente segura, sencilla, y que se puede realizar
rápidamente, y es la prueba o test de kinesiología del comportamiento.
Debería emplearse como dispositivo de seguridad fundamental y primario
para cualquier nuevo producto o sustancia.
EL TABACO.—Entre los no fumadores es muy frecuente la experiencia de
llegar a casa de vuelta de una fiesta o reunión en la que ha habido mucha
gente fumando y descúbrir que sus cabellos y ropas huelen a tabaco como si
ellos mismos se hubiesen fumado varios paquetes de cigarrillos en poco rato.
No debe sorprendernos, pues, que los efectos perjudiciales del tabaco no se
limiten a los que fuman.
Si desea averiguar si los cigarrillos son o no nocivos para usted, limítese a
encender uno y a probar su músculo indicador. Se sentirá indefectiblemente
debilitado. O haga que alguien realice un test de su timo, primero cuando se
encuentra al aire libre o incluso en una habitación ventilada, y luego en una
habitación en la que haya habido varias personas fumando. Casi
inmediatamente después de entrar en la habitación llena de humo, su timo se
debilitará. A los veinte minutos del primer cigarrillo encendido, y en una
habitación de dimensiones normales, todos los presentes, fumadores o no,
tendrán el mismo nivel de nicotina en la sangre.
Tan perjudicial es el tabaco para la salud, que afecta no sólo a los

fumadores sino también a los que están en contacto con ellos. Eso es algo
lógico y perfectamente previsible. Sin embargo, no lo es que resultemos
afectados por los anuncios de cigarrillos; y, a pesar de todo, así es.
Contemple la foto de alguien fumando. ¡Su timo se debilitara! Su cuerpo le
está diciendo algo acerca de las consecuencias nocivas para la energía vital
del acto de fumar.
LOS HUMOS DE LOS COCHES.—¿Desea saber si los humos de los tubos
de escape son tan perjudiciales como se dice? En ese caso, limítese a estar
un rato detrás del tubo de escape de un coche aparcado —no en un garaje—
y a someterse a un test. Debería mostrarse fuerte. Ponga luego el motor del
coche en marcha y, manteniéndose en el mismo lugar que antes, repita la
prueba. Normalmente, descubrirá que, o bien el timo sólo, o bien todos sus
músculos, se debilitan. Quedará así evidente el nocivo efecto de los humos
de los coches. ¡Y esto es con lo que estamos llenando todos los días el
mundo en que vivimos!
ONDAS SONORAS.—En el próximo capítulo analizaré hasta qué punto
resulta sensible el cuerpo a la música y al ruido. Uno de los sonidos a que
nos vemos corrientemente sometidos hoy en día, especialmente en los
grandes bloques de apartamentos, es el zumbido de sesenta ciclos propio de
los aparatos eléctricos. Utilizando generadores sonoros he descubierto que, a
menos que su timo se vea debidamente estimulado, la mayoría de la gente
resulta debilitada por esta clase de zumbido. Empleando esos generadores y
altavoces sumamente perfeccionados, he descubierto asimismo que
frecuencias específicas de hasta 40.000 ciclos y más, o bien fortalecen o bien
debilitan el timo. Por ejemplo, a unos 42.000 ciclos se producirá un efecto
generalmente debilitador, aunque la persona sometida al test o prueba no
alcance a «oír» dicho sonido.
KINESIOLOGIA DEL COMPORTAMIENTO
Asimismo, la gente suele mostrarse debilitada por el «silbido» propio de los
televisores, que es de 15.750 ciclos por segundo. Piense en lo que le ocurre
tanto a usted como a sus hijos cuando se pasan horas y horas delante del
televisor: están siendo despojados de sus energías, y no sólo por
determinados anuncios y programas, sino también por el sonido, que puede
resultar incluso inaudible, de esta frecuencia de 15.750 ciclos por segundo.
¡Qué instrumento tan sensible es el cuerpo humano, y qué precisas son las
pruebas de kinesiología del comportamiento! En mis trabajos con los sonidos
de baja frecuencia he descubierto que la aplicación al organismo de
frecuencias de dos ciclos por segundo pueden debilitar el timo, mientras que
la de frecuencias de tres ciclos por segundo no; que siete u ocho ciclos
pueden debilitar, pero seis no. Cuando el timo se encuentra debidamente
estimulado, esos efectos debilitadores no tienen lugar. Existen no obstante
numerosos casos en los que resultamos debilitados a causa de una
constante exposición a las bajas frecuencias. Se trata de las frecuencias que
advierten a los animales de fenómenos naturales inminentes, tales como
tormentas y terremotos.
Un modo de protegerse a sí mismo y a su energía vital de esas frecuencias
debilitadoras, frecuentemente inaudibles, consiste en repiquetear sobre su
timo.
CAMPOS MAGNETICOS: IONIZACION.—Nos vemos constantemente
influenciados por los campos magnéticos que nos rodean. Aunque esta idea
no forma aún parte del llamado pensamiento médico ortodoxo, diversos
experimentos nos han demostrado que las ondas magnéticas pueden alterar
los ritmos cerebrales. De hecho, el propio cuerpo no es sino un sistema de
energía electromagnética.
Nuestra sensibilidad a los campos magnéticos puede demostrarse

fácilmente. Coloque el polo norte de un imán de, por ejemplo, 1.000 o 2.000
gauss contra el oído derecho del sujeto. (¿Por qué en ese lugar
precisamente? No lo sé, pero he descubierto que se trata de un punto
sumamente sensible.) Casi indefectiblemente, el músculo indicador se
mostrará débil, lo que no ocurrirá si se comprueba en ese mismo punto el
polo sur del imán. No obstante, y si, por el contrario, coloca el polo sur contra
el oído izquierdo, el músculo volverá a mostrarse débil.
Uninteresante fenómeno puesto de relieve por los tests de kinesiología del
4h
comportamiento es que los efectos biológicos de los alimentos tanto sólidos
como líquidos pueden alterarse sometiéndolos a la influencia de un polo
magnético u otro. Incluso el azúcar expuesto a un polo magnético dejará de
ejercer una influencia debilitadora. Es evidente que hace falta realizar
muchas más investigaciones, quizá en el campo de la resonancia electrónica
biológica.
Se está asimismo empezando a comprender los efectos biológicos de los
iones positivos y negativos en el entorno. Existen numerosas pruebas de que
nuestro medio, las cosas que nos rodean, nos despojan de iones negativos,
esenciales para la conservación de la salud. Actualmente existen a la venta
generadores de iones negativos. ' Sobre el tema de los iones, léase la obra El
efecto de los iones, Col. «Nuevos temas., Ed. EDAF, 1978. (N. del E.)
Muchas veces cabe elevar una baja energía vital limitándose a conectar el
generador de iones negativos. No obstante, si se deja demasiado tiempo en
funcionamiento, se rompe el equilibrio fónico.
Si desea verificar cuáles son las repercusiones de la ionización, adquiera un
«tubo ionizador» en un comercio del ramo de aparatos estéreos. Se trata de
un dispositivo empleado para eliminar la carga estática de los discos
fonográficos. En la mayoría de los modelos, cuando se aprieta el «gatillo» el
dispositivo libera iones negativos e
iones positivos cuando se deja suelto. ¿Qué efectos ejerce sobre usted?
Cada pocas horas se produce lo que se denomina ciclo nasal, durante el cual
el organismo utiliza alternativamente más una fosa nasal que otra. Goodheart
ha demostrado que el inspirar el aire a través de la fosa nasal izquierda ioniza
negativamente el aire, y que el inspirarlo a través de la derecha lo ioniza
positivamente. En condiciones normales, el cuerpo equilibra la ionización
mediante el uso del ciclo nasal que más convenga.
Así pues, la solución para el problema de la ionización, que adquiere cada
vez mayor importancia, no consiste en los generadores de iones, sino en un
aire fresco y limpio y en una respiración correcta.

LOS RAYOS X; LOS GENERADORES ELECTRICOS; LAS


MICROONDAS.—Todos los días, en los aeropuertos de todo el mundo,
millones y millones de personas pasan a través de los dispositivos de
seguridad. En la precipitación del momento, las preguntas que nos
formulamos a nosotros mismos suelen ser: «¿Cogeré el avión?» «¿Tendré
un vuelo seguro?» «¿Detectará esa máquina el manojo de llaves que llevo en
el bolsillo?» «¿Estropeará mis diez rollos de película fotográfica?» Pero
¿cuántos de nosotros se preguntan: «¿Me perjudicará a mí este dispositivo?»
No he descubierto problema alguno con la especie de pantalla por la que
tenemos que pasar, pero sí con el aparato de Rayos X destinado a detectar
nuestro equipaje.
Mientras esté en funcionamiento este aparato, toda persona que se
encuentre a una distancia de diez pasos se mostrará debilitada, bien sólo con
respecto al timo, bien en todos sus músculos. En cualquier caso, todos los
afectados experimentarán una gran disminución de su energía vital.

No estoy seguro de que este descenso de energía sea provocado por los
propios Rayos X o por el campo magnético creado por el generador que
impulsa el dispositivo. Es evidente que conviene profundizar en el tema.
Cabe argumentar que todo esto no es tan terriblemente importante para
nosotros, pues, después de todo, nos vemos expuestos a los efectos nocivos
de la máquina sólo durante unos cuantos minutos. Reconozco que a muchas
fuerzas debilitadoras estamos expuestos sólo unos pocos minutos, pero, si
los sumamos, descubriremos que forman una multitud y que nos pueden
arrebatar grandes cantidades de energía.
Pienso especialmente en la persona,' con frecuencia una chica joven, que
maneja ese aparato de Rayos X en un aeropuerto, con frecuencia hasta ocho
horas seguidas al día. Absolutamente confiada en nuestra legislación laboral,
puede afirmar tranquilamente: «Mi control de Rayos X indica que estoy
totalmente segura.» Si supiese de hasta qué punto afecta su trabajo a su
energía muscular, probablemente se lo pensaría dos veces antes de
continuar desempeñando un empleo tan arriesgado.
Sería terrible que, dentro de veinte años, se descubriese que la gente que
maneja esos aparatos se ha visto negativamente afectada. En ese caso, lo
más que se dirá será algo así como: «Bah, bah, entonces no teníamos
suficiente información como para tomar medida alguna.» Pero sí la tenemos.
Sabemos que cualquier fuente de radiaciones X y cualquier generador de
grandes y poderosos campos eléctricos puede resultar perjudicial, a menos
que se demuestre lo contrario. Y mientras no existan pruebas definitivas de
carácter experimental o de laboratorio, podemos confirmar nuestras
sospechas recurriendo a los tests de kinesiología del comportamiento.
Conviene tomar en consideración las repercusiones de las microondas sobre
la energía vital. He investigado el detector de velocidad

empleado por algunos policías de tráfico para detectar a los infractores de las
normas sobre exceso de velocidad. Cuando está apuntando a un individuo,
este mecanismo hace algunas veces que, en un test «al desnudo», se
muestre débil a una distancia de hasta 100 metros. Los hornos de
microondas defectuosos o mal utilizados exponen el cuerpo a radiaciones
peligrosas. Incluso cuando se manejan adecuadamente y con seguridad,
tienden a disminuir la energía vital.
Los aparatos de radio CB, que emplean bandas de baja frecuencia, afectan
también negativamente a la energía vital, aunque sólo a muy poca distancia.
Hace poco tiempo ayudé a un amigo a elegir una parcela en el campo.
Buscaba un lugar que fuese tranquilo y lo más alejado posible de todas las
fuentes de contaminación existentes.
El primer sitio que vimos era ideal en todos los sentidos, menos en uno:
estaba atravesado por una línea de conducción eléctrica de 18.000 voltios.
Aunque este voltaje es bajo en comparación con el de las grandes líneas, mi
amigo se mostraba debilitado en un radio de 75 metros de la línea. ¡Y ésta
era la zona donde pensaba construir su hogar!
La segunda parcela que inspeccionamos se encontraba en un valle rodeado
de verdes colinas, muy bello y totalmente aislado, exactamente tal y como
deseaba. El terreno parecía perfecto, y tanto yo como mi amigo sonreímos
celebrando su buena suerte. No obstante, cuando le apliqué la prueba se
mostró debilitado. Miramos a nuestro alrededor y pronto encontramos la
causa del problema: un transmisor relé de microondas en lo alto de una de
las colinas. Mi amigo movió tristemente la cabeza dándose cuenta de que,
por hermosa que fuera, no podía comprarse la parcela si todo el tiempo que
permaneciese allí iba a estar viéndose despojado de su energía vital.

LOS SIMBOLOS.—Muchos de los objetos normales y corrientes del medio


físico que nos rodea contienen símbolos que pasan en gran medida
inadvertidos. Mediante las técnicas de la kinesiología del comportamiento, he
podido demostrar las repercusiones sobre el organismo de cientos y cientos
de símbolos. En otros capítulos de esta obra he analizado ya algunos de
ellos.
Los cuadros que, al cabo de cierto tiempo, llegan a «fundirse» con el medio
físico de nuestras casas o lugares de trabajo, pueden contener potentes
símbolos.' µ
2 En kinesiología del comportamiento, se denomina psicoestética
al estudio de los efectos o repercusiones de las imágenes visuales,
especialmente de los cuadros.
Tomemos como ejemplo el cuadro de Grant Wood titulado Gótico Americano
(véase la Fig. 27). Haga que alguien le aplique la prueba del timo mientras
contempla dicho cuadro. Por lo general, descubrirá que su glándula timo se
muestra débil. Sométase nuevamente a la prueba mientras concentra la
mirada en el rostro de cualquiera de las dos personas representadas en el
cuadro. Lo más probable será que no se muestre debilitado. Concentre luego
la mirada en la horca que sostiene la figura masculina mientras repite la
prueba o test tocándose el punto del timo. ¿Qué ocurre? Al parecer, lo que
provoca la reducción de energía vital es la horca del centro de la imagen y no
las dos figuras humanas de expresión seria y grave y ropajes oscuros.
He realizado experimentos con diversas variantes de la forma de la horca. En
la Fig. 28 aparecen unos cuantos ejemplos. Haga que alguien le aplique la
prueba o test mientras contempla esas distintas formas una a una, tocándose
al mismo tiempo la zona del timo. En la mayoría de los casos descubrirá que
la única que ejerce un efecto debilitador es la de la verdadera horca o
tridente.
¿Cómo es posible? Porque dicha forma constituye un símbolo y, como tal, es
percibida como un Gestalt o configuración que, por la razón que sea, provoca
stress y tensión. De hecho, este símbolo concreto es uno de los más
antiguos, sirviendo en ocasiones para representar a Satán y a las fuerzas del
mal. Otros símbolos poseen un carácter favorable y beneficioso. Compruebe
por sí mismo varios de ellos.

FIG 27 “Gótico Americano”, de Grant Wood


FIG 28 Compruebe cual es la reacción ante cada una de estas formas de
horca.

¡Qué poco sospechaba Grant Wood cuando, en 1930, captó con sus pinceles
el espíritu puritano del granjero norteamericano que su cuadro tendería a
debilitar a quienes lo contemplaran!
Un símbolo que vemos con mucha frecuencia es el de la cruz. Todo el mundo
pensaría que debe tratarse de un símbolo favorable a la energía vital. No
obstante, y en cientos de tests clínicos, he descubierto que el efecto
kinesiológico de la cruz depende de la longitud del
brazo vertical por encima del horizontal carece prácticamente de
importancia.) La Fig. 29 (A) muestra una cruz griega, en la que el brazo
vertical y horizontal son exactamente iguales. Por lo general, este símbolo no
disminuye la energía vital. Compruébelo por sí mismo. Luego realice la
misma prueba o test con la Fig. 29 (B), la cruz romana o latina. No se
sorprenda si aparece debilitado. Haga luego que alguien le aplique el test
mientras va cubriendo poco a poco la parte inferior del brazo vertical hasta
que su longitud iguale a la del horizontal. Es más que probable que, cuando
ambos brazos midan exactamente igual, su estado de debilitamiento haya
desaparecido.
Otra modalidad de cruz es la esvástica, un símbolo ampliamente utilizado en
el mundo antiguo y en todos los tiempos. La palabra procede del término
sánscrito svastika, que significa «favorable al bienestar». Existen dos formas
de esvástica, una cuyo sentido coincide con el de las agujas del reloj, y otra
de sentido contrario al de las agujas del reloj (véase la Fig. 30). La primera de
ellas era un símbolo comúnmente utilizado para representar al sol, mientras
que la segunda solía identificarse con la noche.
A pesar de su reciente empleo por el partido nazi de Hitler, la esvástica sigue
siendo un símbolo de prosperidad y buena suerte. Incluso los supervivientes
judíos de campos de concentración nazis responden positivamente a ella,
demostrando que este nivel de respuesta al símbolo es mucho más profundo
que las experiencias y sentimientos emocionales del individuo.
Compruebe por sí mismo el efecto que ejercen sobre usted las dos
esvásticas, la de sentido coincidente con el de las agujas del reloj y la de
sentido contrario al de las agujas del reloj. Una u otra le debilitará,
dependiendo de cuál sea el hemisferio cerebral dominante. Por supuesto, si
está usted completamente centrado, ninguna de ellas le debilitará.

FIG. 29.A la izquierda, la crux


ZAgriega; ala derecha, la romana.
FIG. 30.A la izquierda, la esvástica de sentido coincidente con el de las
agujas del
reloj; a la derecha, la esvástica de sentido contrario al de las agujas del reloj.

FIG. 31.He descubierto que este símbolo resulta sumamente eficaz para
equilibrar
brar los hemisferios y, por tanto, para reducir el stress o tensión. Lo he
DON
adoptadqalpor
tanto como logotipo representativo de la kinesiología del comportamiento.

En este capítulo me he limitado a reseñar sólo algunos de los cientos y


cientos de factores ambientales que convendría tomar en consideración. Mire
a su alrededor. Realice pruebas o tests con todas aquellas cosas o
elementos sobre los que albergue dudas.
Ahora bien, en el transcurso de las pruebas puede encontrar sujetos —quizá
incluso usted mismo— que no resultan debilitados por un estímulo cuyo
carácter desvitalizador es de sobra conocido. No deje que eso le preocupe.
Cuando una persona posee una energía vital superior a la media, o está
perfectamente centrada y equilibrada, no se verá debilitada por un estímulo
negativo que sí afectará a cualquier otro individuo. Esto es perfectamente
normal. Casi todas las repercusiones adversas de los diversos factores
mencionados en esta obra pueden ser vencidas o contrarrestadas. Y cuando
su energía es alta no tiene
por qué verse afectado tampoco por esos factores. Si sigue las directrices
expuestas aquí para la remodelación de su forma de vida, habrá avanzado
bastante en el camino hacia llegar a ser no una persona «media», sino
(normal», en el buen sentido de la palabra.
4
9
LA MUSICA EN SU VIDA

*Al igual que el tuyo, mi pulso marca sobriamente el ritmo, y sirve como
saludable música.)
Shakespeare. mar

Conocí en cierta ocasión a un pianista cuya excelente salud resultaba


verdaderamente sorprendente. Era algo rechoncho, pero fuerte y firme, y
andaba por el mundo con orgullo. Además, y aunque tenía ya sesenta y
tantos años, sus azules ojos eran claros como el cristal, su piel tersa y sin
arrugas. No obstante, lo más destacado de él era su energía.' La música no
se sino un aspecto más de nuestro medio o entorno físico, pero tan especial
que he decidido dedicar un capítulo aparte al tema de la música y de su
opuesto o contrario, el ruido.

Le apliqué diversas pruebas y descubrí que era tan fuerte como parecía. ¿En
qué, le pregunté, consistía el secreto de su buena salud? Sin la menor duda,
me replicó: «Como alimentos sanos, me siento en posición recta y me paso el
día escuchando buena música.»
Esta contestación resume prácticamente lo que estoy intentando exponer en
esta obra. Unas posturas físicas adecuadas y una sana alimentación son
esenciales para una buena salud, pero también lo son las cualidades
curativas de la música.
FIG. 32.La gran energía vital de Arturo Toscanini. Compruebe los efectos que
ejerce sobre usted mismo. Son los mismos que ejerció sobre los
componentes de su
orquesta durante más de setenta años.

Hasta él final de su larga vida, Arturo Toscanini poseyó lo que los músicos
que han trabajado con él denominan «intensidad», «fuego interior», una
especie de «electricidad» o «magnetismo». Su rostro estaba casi totalmente
desprovisto de arrugas, y la blanca dentadura que exhibía era suya y no
postiza. Sobre el podio se mostraba vigoroso y erguido; cuando caminaba, su
paso era ligero y animoso. Hasta los setenta y tantos años jamás había
visitado al médico. Incluso se decía de él que su sudor era como agua pura y
cristalina.
La edad media de defunción del varón norteamericano es de 68,9, años. Sin
embargo, hasta un 80 por 100 de los grandes directores de orquesta cumplen
más de setenta años y siguen trabajando activamente. Reproducimos a
continuación una lista de algunos longevos y generalmente sanos directores
de orquesta de todo el mundo:

Casals, Pablo. . . 96 Ganz, Rudolph. . . 95 Stokowski, Leopold. . . 95 Mannes,


David. . . 93 Panizza, Ettore. . . 92 Paray, Paul. . . 92 Boulanger, Nadia. . . 90
Cameron, Basil. . . 90 Gui, Vittorio. . . 90 Monteux, Pierre. . . 89 Serafin,
Tullio. . . 89 Stravinsky, Igor. . . 89 Toscanini, Arturo. . . 89 Boult, Adrian. . . 88
Damrosch, Walter. . . 88 Klemperer, Otto. . . 88 Blech, Leo. . . 87 Ringwall,
Rudolph. . . 87 Burgin, Richard. . . 86 Schuricht, Carl. . . 86

Wolff, Albert. . . 86 Ansermet, Ernest. . . 85 Heger, Robert. . . 85


James, Philip. . . 85
Polacco, Giorgio. . . 85 Strauss, Richard. . . 85 Szenkar, Eugen. . . 85 Walter,
Bruno. . . 85
Inghelbrecht, Désiré. . . 84 Krueger, Karl. . . 84 Smallens, Alexander. . . 84
Slonimsky, Nicolas. . . 84 Stassevitch, Paul. . . 84 Stiedry, Fritz. . . 84
Bohm, Karl... 83
Coppola, Piero. . . 83 Fiedler, Arthur. . . 83 Harrison, Guy Fraser. . . 83
Dohnanyi, Ernest von. . . 82 Hanson, Howard. . . 82

LA MUSICA tebano
EN SU VIDA
Pelletier, Wilfred. . . 82 Beecham, Thomas. . . 81 Hoogstraten, Willem van. . .
81 Muck, Karl. . . 80
Pfitzner, Hans. . . 80 Ruhlmann, Frans... 80 Bamboschek, Giuseppe. . . 79
Barlow, Howard... 79 Chávez, Carlos... 79 Hasselmans, Louis. . . 79 Janssen,
Werner. . . 79 Mengelberg, Willem. . . 79 Ross, Hugh. . . 79
Sokoloff, Nikolalai... 79 Wallenstein, Alfred. . . 79 Goldman, Edwin Franko. . .
78 Golschmann, Vladimir. . . 78 Ormandy, Eugene. . . 78 Malko, Nicholai. . .
78 Steinberg, William. . . 78 Stewart, Reginald. . . 78 Weingartner, Felix. . . 78
Barzin, Leon. . . 77
Clifton, Chalmers. . . 77 Knappertsbusch, Hans... 77 Konwitschny, Franz. . .
77 Kostelanetz, André... 77 Kurtz, Efrem. . . 77
Munch, Charles. . . 77 Talich, Vaclay. . . 77 White, Paul. . . 77
Amfiteatroff, Daniele. . . 76 Brico, Antonia. . . 76 Georgescu, Georges. . . 76
Kajanus, Robert. . . 76 Koussevitzky, Serge. . . 76

Lange, Hans... 76
Maganini, Quinto. . . 76 Marx, Burle. . . 76
Rossi, Mario... 76
Saminsky, Lazare. . . 76 Williamson, John Finley. . . 76 Abravanel, Maurice. . .
75 Jochum, Eugen. . . 75 Sabata, Victor de. . . 75 Schneevoigt, Georg. . . 75
Sevitzky, Fabian... 75 Wood, Henry. . . 75
Boepple, Paul. . . 74
Defauw, Désiré... 74 Ghione, Franco. . . 74 Horenstein, Jascha. . . 74 Konoye,
Hideman... 74 Mravinsky, Eugen. . . 74 Plotnikoff, Eugene. . . 74 Reiner, Fritz.
. . 74 Scherchen, Hermann. . . 74 Abendroth, Hermann... 73 Black, Frank. . .
73
Enesco, Georges. . . 73 Fischer, Edwin. . . 73 Szell, George. . . 73
Dorati, Antal. . . 72
Kletzki, Paul. . . 72
Molinari, Bernardino.. 72 Sargent, Malcolm. . . 72 Coates, Albert. . . 71
Mahler, Fritz. . . 71 Barbirolli John. . . 70
Karajan, Herbert von. . . 70 Dessoff, Margarete... 7G Van Otterloo, Willem. . .
70
Es, pues, un hecho sabido que los grandes directores de orquesta han
disfrutado, y siguen disfrutando, de vidas excepcionalmente largas,
productivas y fundamentalmente llenas de salud. Lo que no se sabe es por
qué, cómo, a qué se debe que sea así. ¿Por qué sobreviven durante tanto
tiempo estos maestros, en un mundo caracterizado por los infartos, los
ataques al corazón y las enfermedades degenerativas propias de la vejez?
¿En qué radica su secreto y cómo podemos aplicarlo a nuestras propias
vidas?
Estas son algunas de las cuestiones en que me he centrado durante los
últimos veinticinco años. Mis investigaciones me proporcionaron algunas
respuestas sumamente interesantes, respuestas que tienen gran importancia
para cualquier persona preocupada por mejorar la calidad de su propia vida.
Mediante los procedimientos de test de la kinesiología del comportamiento,
he demostrado que nuestros organismos pueden distinguir los sonidos
beneficiosos de los dañinos o perjudiciales; que nuestros cuerpos conocen la
diferencia entre diversas interpretaciones de la misma composición musical; y
que, mediante determinados sonidos, cabe beneficiar enormemente a
nuestros organismos.
Aun con los oídos totalmente tapados, el cuerpo humano responde a los
sonidos. Esto se debe a que «oímos» no sólo con los oídos, sino también con
nuestros cuerpos.
Supongamos que alguien sufre de debilidad en un determinado sistema de
energía o meridiano de acupuntura. Si le tapamos los oídos y sometemos a
un test a los músculos correspondientes mientras hacemos sonar «buena»
música, su músculo indicador se mostrará fuerte y vigoroso. Pero si además
de taparle los oídos colocamos almohadas o cualquier otro material que
absorba el sonido sobre los puntos básicos del meridiano en cuestión, dejará
de producirse el efecto beneficioso. El músculo volverá a mostrarse débil. No
obstante, si mantenemos los materiales absorbentes sobre los puntos

básicos, pero quitamos los tapones de los oídos, el músculo indicador se


mostrará nuevamente fuerte. Lo que hemos hecho ha sido concretamente
separar la audición a través de los oídos de la audición a través del cuerpo.
Y, muchas veces, la segunda juzga mucho mejor que la primera lo que es
bueno para nosotros y lo que no.
Nuestros organismos poseen un cierto ritmo o pulsación, al igual que la
música. Cuando nuestra salud es buena, estamos en contacto con nuestro
«pulso interior», que el doctor Manfred Clynes describe acertadamente como
«la clave de la identificación o simpatía que sentimos con las experiencias y
sentimientos del compositor». «El pulso interior —afirma— representa un
determinado punto de vista... Al igual que el compás marcado por un director
de orquesta, una alternancia rítmica modificada de diversas formas
dinámicas, el fenómeno del pulso interior... constituye de hecho un ritmo o
compás marcado desde dentro de nosotros mismos.» 2 Manfred Clynes,
Senties: The Touch of Emotions (Garden City, N. Y.: Anchor Press /
Doubleday, 1977), pág. 78.

Este pulso interior, tan necesario para un director de orquesta,

mi
j

3 Mediante una sutil prueba o test de kinesiología del comportamiento, se


puede averiguar si un director de orquesta o solista mantiene el compás, o
incluso si puede haberlo perdido durante la interpretación.

parecer ser al mismo tiempo un factor clave de la longevidad que los


caracteriza. George Szell, famoso director de orquesta él mismo, escribió en
cierta ocasión refiriéndose a Toscanini: «Desde la primera hasta la última
nota todo era pulsación y vida... Te sentías totalmente absorto por la música
e identificado con el compositor». Al estar absolutamente ajustados a ese
pulso interior, todos y cada uno de los gestos del director de orquesta lo
reflejan a la perfección. Gracias a la kinesiología del comportamiento,
sabemos que cualquier gesto que hacemos no es sino la respuesta del
cuerpo a una necesidad de tonificar o corregir un desequilibrio en un
determinado sistema de energía. Por tanto, y mediante los gestos que realiza
todos los días, un director

tor de orquesta está estimulando vigorosamente determinados sistemas de


energía, al tiempo que se ve inundado por las cualidades curativas de la
música.
Si sabemos rodearnos de los sonidos adecuados, podremos vigorizarnos,
equilibrarnos y adquirir mayor energía. Se ha demostrado clínicamente que la
música contribuye a nuestra salud y bienestar generales. Por tanto, la música
puede convertirse
ri en parte importante de nuestro programa de prevención
primaria, la prevención de las enfermedades a un nivel prefísico, de
corrección de los desequilibrios de energía.
El valor terapéutico de la música se viene reconociendo y respetando desde
hace miles y miles de años. Se menciona ya en los primeros escritos de
chinos, griegos, egipcios, persas e hindúes. En un análisis del valor
terapéutico de la música. Manly P. Hall narra dos interesantes relatos sobre
el empleo que hacían de la misma los miembros de la comunidad pitagórica.
Uno de ellos nos habla de un amante despechado y con deseos de venganza
que se siente inmediatamente aplacado y se olvida de su ira al escuchar
unos cuantos acordes de laúd de un seguidor de Pitágoras. En el otro, un
joven demente y violento se siente «arrastrado como en trance», " Manly P.

con
Hall, «La teoría pitagórica de la música y el color», en An Encyclopedic
Outline of Masonic, Hermetic, Kabbalistic and Rosicrucian Symbolical
Philosophy, veinteava ed. (Los Angeles: The Philosophical Research Society,
1975), pág. 82.
en cuanto otro avispado discípulo de Pitágoras pulsa la cuerda de una lira.
El propio Pitágoras era perfectamente consciente de los beneficios de la
música. Nos informa de cómo, limitándose a tocar músicas especialmente
compuestas para el paciente, consiguió curar «muchos males del espíritu, el
alma y el cuerpo». Sus discípulos empezaban y terminaban el día con
canciones; las de la mañana estaban «calculadas para despejar la mente
después del sueño e inspirarla para las

tareas del naciente día; las de la noche eran de carácter relajante,


apaciguador y favorable al descanso».
Se sabe desde hace mucho tiempo hasta qué punto puede resultar relajante
e incluso vigorizador el sonido del agua corriente. Las cascadas y las fuentes
han sido siempre lugares propicios para la meditación. La Alhambra, el
palacio árabe de Granada, se construyó de tal forma que en todas las salas y
estancias pudiera escucharse en todo momento el murmullo del agua
procedente de fuentes y de chorros surgidos de las bocas de leones de
piedra. Hoy en día no resulta posible contar con fuentes o cascadas en las
viviendas de tipo medio o en los apartamentos de las ciudades, pero siempre
puede recurrirse al sonido del agua de la ducha.
Si su glándula timo se muestra débil, el tomar una ducha la fortalecerá. Esto
se debe a tres factores distintos: 1) el efecto tonificante y terapéutico del
sonido del agua corriente; 2) el efecto estimulante del agua al activar todos
los meridianos de acupuntura del cuerpo, y 3) los iones negativos producidos
por el agua corriente.
Probablemente descubrirá que estos efectos terapéuticos desaparecen poco
después de salir de la ducha. No obstante, conseguirá prolongarlos mucho si
estimula su glándula timo repiqueteando sobre ella y se mantiene bien
erguido bajo los chorros de agua.
Permítame citar ahora un ejemplo personal de los efectos beneficiosos de los
sonidos naturales.'
MM5 Esto forma parte del programa de bioarmonía de
kinesiología del comportamiento.
Cuando, hace algún tiempo, me enteré de que tenía que someterme a una
intervención quirúrgica, sentí aprensión ante el hecho de verme internado en
un hospital, y no sólo debido a la operación, sino también al nivel de ruidos
de los modernos hospitales norteamericanos: ruidos de máquinas, de
aparatos de televisión, de gente hablando en voz alta, de sistemas de
paginación. Después de buscar mucho, encontré un hospital mexi
jacana sino
cano que no sólo ofrecía el tipo de intervención quirúrgica que deseaba,
muy
también un marco o entorno encantador, tranquilo y terapéutico. De la
mañana a la noche me sentía continuamente tonificado por los gorjeos de los
cantarines pájaros del patio. Grabé esos sonidos y los he utilizado en
numerosas ocasiones para demostrar hasta qué punto pueden resultar
curativos los sonidos naturales. Las grabaciones de ronroneos de gatos son
también especialmente beneficiosas.

Hace algunos años, mis investigaciones sobre los efectos de la música dieron
un giro inesperado. Mientras me encontraba realizando algunas compras en
unos grandes almacenes de Nueva York, me sentí de repente débil,
sumamente inquieto y en general molesto. El lugar se encontraba lleno de las
vibraciones propias de la música rock. Más adelante hice lo que obviamente
convenía: comprobar kinesiológicamente los efectos o repercusiones de este
tipo de música.
Empleando cientos y cientos de sujetos, descubrí que el escuchar música
rock provoca con frecuencia un debilitamiento de los músculos del cuerpo. La
presión normal necesaria para vencer al fuerte músculos deltoides de un
varón adulto oscila entre 19 y 21 kilos. Cuando sonaba música rock no se
necesitaba más de 5 o 7 kilos.
Esto es mucho más grave que un simple debilitamiento del timo, lo que, por
supuesto, también se da; cuando un músculo indicador se muestra débil en
un test «al desnudo», el problema de energía es aún más serio y
preocupante. Como he señalado ya, todo músculo importante del cuerpo está
relacionado con un determinado órgano. Eso significa que todos los órganos
de nuestro cuerpo se están viendo afectados en gran medida por la música
pop, a la que nos vemos expuestos a todas las horas del día. Si sumamos las
horas de programas
radiofónicos de ese tipo de todo el mundo, nos daremos cuenta de cuáles
son las dimensiones reales del problema.
No todas las piezas de rock provocan el mismo efecto, como tampoco un
mismo grupo en todo momento. Algunos conjuntos y cantantes que tienden a
debilitar nuestros músculos son los Doors, la Banda, Janis Joplin, Queen,
America, Alice Cooper, Bachman/Turner/Overdrive y Led Zeppelin. Como
contraste, los Beatles nunca los debilitan. Debemos asimismo recordar que
nos referimos estrictamente a determinados tipos de música rock. El rock and
roll (anterior al rock), el country & western, el jazz y otros estilos musicales no
provocan estas mismas consecuencias.
Puede realizar una sencilla prueba o test con sus discos favoritos.
Compruebe la respuesta del músculo indicador de su sujeto «al desnudo»; es
decir, sin que toque su punto del timo ni ningún otro. Debería mostrarse
fuerte. Luego haga sonar el disco. Si su músculo indicador se debilita, es que
la música en cuestión ejerce un efecto negativo sobre su energía vital; si no,
es que es inofensiva.
Si necesita una prueba más contundente de que la música rock es
debilitadora, diríjase a un establecimiento de venta de instrumentos
musicales y busque uno de esos órganos electrónicos con toda esa serie de
mandos para producir los distintos ritmos existentes (vals, marcha, rumba, fox
trot, beguine, etc.). Pulse el mando o botón correspondiente al rock y aplique
la prueba o test a alguien cuyo músculo indicador se haya mostrado fuerte.
Los restantes mandos o botones no provocarán el mismo efecto.
¿Qué características del ritmo llamado rock son las causantes del efecto
debilitador? Una atenta escucha y examen de numerosos discos de rock
parece indicar que una característica común es el ritmo o compás dadaDA.' M
En poesía, a este tipo de ritmo se le denomina «ritmo anapéstico».
6 No obstante, no toda la música rock posee este ritmo o compás debilitador.
aq
Cuando se toca mediante palmadas o por algún otro procedimiento, este
ritmo anapéstico provoca el mismo efecto que si se escuchara el sonido del
rock producido por un órgano electrónico o por discos de rock. No obstante,
cuando se toca lo suficientemente rápido, el efecto nocivo desaparece. ¿A
qué se debe esto? Una de las características del ritmo anapéstico es la de
detenerse o interrumpirse al final de cada compás o medida. La música rock
dotada de ese efecto debilitador parece poseer esa cualidad sincopada; es
como si la música se detuviera y tuviese que recomenzar de nuevo, con lo
que, subconscientemente, al final de cada medida o compás, el que la
escucha se «para» también. El ritmo anapéstico es el contrario del dactílico o
propio del vals, que es DAdada, y en el que se da un flujo continuo y
equilibrado. Esto sugiere una posible explicación del efecto debilitador de la
música rock. Aunque, por supuesto, puede haber otras muchas.
Para poder explicar este fenómeno, pasaremos a estudiar brevemente los
sonidos internos del cuerpo.
Los sonidos arteriales pueden registrarse o grabarse por medio de
sofisticados equipos electrónicos. Cuando uno de mis pacientes escuchó la
grabación en cinta del sonido de su arteria femoral, comentó asombrado:
«¡Mi cuerpo está bailando el vals!» En efecto, las grandes arterias de las
extremidades parecen tener un ritmo o latido de vals. El sonido del corazón
puede considerarse también como de vals, encontrándose el tercer redoble
tácito o implícito en forma de unodosdescanso..., unodosdescanso..., etc.
Algunas otras arterias poseen asimismo este sonido. Puede ocurrir por tanto
que, cuando escuchamos el ritmo anapéstico o sincopado, experimentamos
una reacción de stress y alarma que hace que el músculo indicador se
muestre débil. Ese ritmo debilitador es aparentemente contrario al ritmo
fisiológico normal del cuerpo.
El viejo ritmo de rock and roll parece carecer sin embargo de este
carácter sincopado. Según el critico musical Robert Palmer, «cuando el rock
and roll está verdaderamente rocking y rolling, combina un irresistible
movimiento hacia adelante, un fuerte impulso de retroceso y una cierta
ligereza melódica...» ' Robert Palmer, .¿Cuándo es Rock y cuándo es Rock
and Roll? Un crítico musical aventura y una respuestas, en The New York
Times, domingo 6 de agosto de 1978, pág. 14.

En algún momento de la evolución de la música rock, el roll se quedó


definitivamente en la cuneta.
He descubierto sólo dos ejemplos de música clásica que provocan debilidad
muscular. Uno es el final de La consagración de la Primavera, de Stravinsky,
y el otro el final de La Valse, de Ravel. En ambos casos, el compositor
intentaba expresar sensación de caos y confusión, habiendo salido
evidentemente triunfantes de su empeño.
La Valse comienza como un vals típico, pero termina en forma de parodia,
desintegrándose en un crescendo de disonancias. Determinados directores
de orquesta —por ejemplo, Chadés Munch— intentan mantener el firme ritmo
del vals, cuando son ellos quienes dirigen el concierto o grabación, los
sujetos del test no aparecen debilitados, ni aun en el clímax de la
composición. No obstante, otros directores de orquesta adoptan un punto de
vista mucho más satírico —por ejemplo, Pierre Monteaux—, rompiendo
deliberadamente el ritmohacia el final; en ese caso, el músculo indicador del
sujeto se mostrará de hecho debilitado.
De los más de 20.000 discos de todos tipos de música por mí comprobados,
sólo un pequeño fragmento provocó esa reacción en el músculo indicador de
mis sujetos, siendo concretamente un breve batir de tambor de vudú haitiano.
En todos los demás casos la reacción fue positiva o de indiferencia.
Así, este efecto debilitador, al que se ha llegado a conocer como «efecto
diamante», es algo prácticamente exclusivo de la moderna música pop. Por
lo que mis investigaciones me han permitido averiguar, hizo su aparición a
comienzos de la década de los sesenta. Desde entonces ha ido progresando
hasta encontrarse muy bien representado en los «diez primeros» de todas las
semanas. Y esta infiltración de la música industrial se ha producido sólo en el
plazo de los últimos quince años.
¿Qué otras influencias ejerce el ritmo de rock?
Utilizando los principios y técnicas de la kinesiología del comportamiento, he
demostrado asimismo que, cuando se toca ese ritmo debilitador, se produce
el fenómeno denominado «conmutación»; es decir, la pérdida de la simetría
entre los dos hemisferios cerebrales, lo que introduce sutiles dificultades
perceptivas y toda una serie de otras manifestaciones iniciales de stress
(véase el Cap. 5, sobre el stress). El cuerpo entero se pone en estado de
alarma. Los cambios perceptivos que se producen pueden manifestarse en
los niños en un menor rendimiento escolar, hiperactividad e inquietud; en los
adultos, en un menor rendimiento laboral, mayores errores, ineficiencia
general, una menor capacidad de adopción de decisiones en el trabajo, y la
agobiante sensación de que las cosas no van bien; en resumen, en una
pérdida de energía sin ninguna razón aparente. Esto es algo que pude
observar clínicamente cientos y cientos de veces. En el ejercicio de mi
profesión he observado que los resultados académicos de muchos niños en
edad escolar mejoran espectacularmente tan pronto como dejan de oír
música rock mientras estudian.
Las aplicaciones de estos descubrimientos al campo de la ingeniería
industrial son incontables.8 Por supuesto, existen innumerables
consideraciones ambientales y de ingeniería humana relativas a las
condiciones globales de una factoría o lugar de trabajo distintas de la relativa
a la música ambiental. He investigado también muchas de ellas, pero pocas
resultan tan fáciles de cambiar y provocan mejoras tan inmediatas y
espectaculares como ésta.
Una factoría en concreto, un taller de fabricación y reparación de complicados
equipos electrónicos, tareas en las que resulta esencial una gran
concentración y claridad mental, solía hacer sonar mucho rock a través de su
sistema de música ambiental. Se les recomendó que la suprimiesen. La
dirección de la empresa cambió entonces a otro tipo de música, viéndose
inmediatamente complacida por un gran aumento de la productividad y por un
considerable descenso del número de errores, y todo ello a pesar de que los
empleados no dejaron en ningún momento de expresar su descontento
porque se les hubiera despojado de su música favorita.
El simple hecho de que los trabajadores del taller echasen tanto en falta la
música rock resulta muy significativo. Parece ser que ese tipo de ritmo es
como una droga que causa hábito; el escucharlo repetidamente hace que uno
lo necesite y lo busque continuamente. Se convierte en el ritmo preferido de
todo el mundo. Es como si la «conmutación» introducida por el rock se
hubiese convertido en el estado fisiológico normal en lugar del anormal que
realmente es.
Además, el bailar a ritmo de rock provoca una «conmutación», pues implica
el empleo del brazo y pierna del mismo lado simultáneamente —el brazo
derecho y la pierna derecha al mismo tiempo, el brazo izquierdo y la pierna
izquierda al mismo tiempo—. De hecho, el que baila se encuentra
«conmutado» ya por la música y, en consecuencia, adopta un tipo
homolateral de movimiento. (Si desea refrescar este concepto, eche una
ojeada al Cap. 5, referente al tema del stress.) La pauta o modelo
homolateral de baile refuerza, pues, el fenómeno de la «conmutación».
Ahora bien, en cuanto la «conmutación» se convierte, por así decir, en algo
profundamente arraigado en el individuo, se introduce un problema
sumamente grave. Sus dimensiones pueden demostrarse mediante el
siguiente descubrimiento: si un sujeto medio ingiere azúcar refinado, sus
músculos indicadores se debilitarán todos. Usted mismo lo habrá
comprobado en algunos de sus primeros experimentos. No obstante, si el
sujeto se encuentra «conmutado», muchas veces ocurrirá precisamente lo
contrario: se mostrará fuerte con el azúcar refinado y débil con la miel natural
y no refina

da. Es como si su organismo fuese ya incapaz de distinguir lo beneficioso de


lo perjudicial. De hecho, su cuerpo elige ya lo destructivo, anteponiéndolo a lo
terapéutico. Deténgase a pensar, bajo esta nueva luz, los millones y millones
de personas expuestas hora tras hora a la música rock y, por tanto,
continuamente sometidas a los fenómenos de la «conmutación» y el stress.
Limitarse a bajar el volumen no sirve de nada, el compás o ritmo del rock
ejerce su efecto aun sonando bajo. Esto me llevó a investigar las
repercusiones'o efectos de los ruidos sobre el organismo. Si permanece todo
el día en una esquina de la zona central de Manhattan, una persona no
resulta debilitada por el nivel de ruidos. Pero cuando éste se eleva hasta los
ochenta decibelios,'9 Medido sobre la curva A, tal como se emplea
comúnmente en los aparatos para medir el nivel sonoro. Se trata de un nivel
crítico. Deténgase a pensar que unos 4.000.000 de obreros norteamericanos
se encuentran sometidos a niveles sonoros continuados de hasta ochenta y
cinco decibelios o más,
como ocurre con frecuencia, el músculo indicador se mostrará débil. Observe
que nos ocupamos de dos fenómenos distintos. Uno (el ritmo de rock)
consiste en un ritmo especialmente anormal, que nos debilita cualquiera que
sea su volumen, y el otro (el ruido) en un sonido que sólo provocará un
debilitamiento cuando alcance un determinado volumen.
En resumen: cabe definir el ruido como un sonido que, cuando alcanza un
determinado nivel de intensidad, reduce la energía del cuerpo. La música
perniciosa disminuye la energía a cualquier volumen. La música de «Muzak»
y la mayor parte de la música electrónica ni fortalecen ni debilitan. La buena
música y casi todos los sonidos naturales fortalecen a cualquier nivel de
intensidad. Pero si la buena música se oye tan alta a través de un sistema de
reproducción sonora que llega a producirse una distorsión, se alcanzará un
nivel al que incluso ese sonido provocará un estado de debilitamiento.

Hace poco tiempo realicé un descubrimiento muy sorprendente en relación


con la música.
Do
Casi todo el mundo se mostrará debilitado al escuchar la nota C aislada. Casi
todas las Do
C en cualquier instrumento de los por mí probados provoca ese
a ra se
mismo efecto. Con las notas mucho más bajas que C (F o G), los oyentes
tienden a mostrarse fuertes; mientras que con las próximas a D La si re
C (A, B o D),
tienden a mostrarse débiles; y casi siempre, tal como he señalado, resultan
debilitados por la nota D
C.
Ignoro a qué se debe, aunque me siento capaz de formular un intento de
explicación. A la Do
C se la ha denominado la frecuencia «Soy». Se dice que se
trata de la clave propia o personal; es decir, de aquella con la que nos
sentimos más cómodos. Y puede ser que cuando nuestra energía vital es
reducida, nos veamos más afectados por la que debería ser la frecuencia
más natural y básica para nosotros.
Si está realmente interesado en demostrarle a alguien que su cuerpo se halla
«sintonizado» con los sonidos que le rodean, limítese a hacer sonar una nota
C mientras le explica la prueba o test de resistencia muscular. Observe la
Do
expresión de asombro de su cara al comprobar que su músculo se va
debilitando.
Hemos comprobado en este capítulo hasta qué punto pueden resultar
beneficiosos la música y la mayoría de los sonidos de la naturaleza. Los
puntos básicos de acupuntura de su cuerpo están anhelando absorber esas
vibraciones y emplearlas para tonificar el sistema de energía de su organismo
y elevar su energía vital.

10
LA VIDA EN SUS ALIMENTOS

µ<Un alimento no es alimento si carece de poder... Se tratará de un alimento


de nombre, pero no de hecho.»
Hipócrates.

Existen determinados puntos en los que prácticamente todos los expertos en


nutrición se mostrarían de acuerdo. Uno de ellos es que la revolución
tecnológica ha alterado considerablemente las cualidades naturales de los
alimentos que ingerimos. Hoy en día nuestros alimentos están más refinados
que en ningún momento de la historia; y tales procesos de refinado reducen o
incluso destruyen toda la energía vital de los alimentos. Al igual que nuestros
cuerpos contienen energía vital, también la contienen los alimentos naturales
que ingerimos. Pero cuanto más se les someta a procesos y manipulaciones,
menos energía vital quedará en ellos, si es que queda alguna.
Nota: Algunas veces, una persona que se encuentra “conmutada” se
mostrará fortalecida cuando ingiere azúcar refinado y debilitada cuando toma
miel puta
ir sin filtrar ni manipular.
Este paradójico descubrimiento resulta difícil de explicar. Cuando una
persona se encuentra gravemente «conmutada» —como le suele ocurrir a los
adolescentes después de escuchar música rock durante horas y horas—, es
como si se hubiese invertido una cierta moralidad interna del cuerpo, como si
el organismo acogiese favorablemente lo «malo» y rechazara lo «bueno».

Aplique una prueba o test al músculo indicador de un sujeto, y compruebe


que se muestra fuerte y vigoroso. Ponga luego una pequeña cantidad de
azúcar refinado sobre su lengua. Repita la prueba. En casi todos los casos,
el músculo indicador se habrá debilitado, al igual que los restantes músculos
del cuerpo. Déle entonces al sujeto un poco de miel natural, sin manipular ni
filtrar. Repita nuevamente la prueba. Normalmente, comprobará que el
debilitamiento provocado por el azúcar refinado ha sido contrarrestado. La
miel no sólo no es debilitadora, sino que resulta positivamente reforzante.
Y, sin embargo, muchos especialistas académicos en el campo de la
nutrición siguen afirmando que el azúcar es azúcar y que todos los azúcares
son iguales. Pero su cuerpo le dice que no es cierto. Su cuerpo es un
bioquímico mucho más hábil que la mayoría de los formados en dicha
profesión. Su cuerpo le dice que los azúcares son distintos. Que unos elevan
su energía vital, mientras otros la reducen. Que el azúcar refinado es
peligroso, mientras que la miel no sólo no lo es, sino que contribuye además
a la salud y produce energía.
De forma similar, podemos someter a tests a la mayor parte de los alimentos
procesados que, desgraciadamente, se han convertido en base de la dieta de
los norteamericanos. Realice una prueba con plan blanco hecho a base de
harina blanca y azúcar refinado. Repítala luego con pan integral, elaborado a
base de harina integral y sin azúcar refinado. ¡Qué diferencia!
El problema del azúcar refinado y de la harina blanca es precisamente el
proceso de «refinado» a que se somete a la caña de azúcar y al trigo integral.
Las compañías azucareras y los fabricantes de pan hablan del «refinado» de
esos alimentos naturales, pero el término induce a error. Si «refino» mis
pensamientos, los hago más claros y exactos, los libero de falacias y cosas
sin importancia. Si, como artista amateur, decido

esculpir una estatua, resultará mucho menos refinada que cualquier obra de
Rodin. Dicho en otras palabras, en la estatua de Rodin habrá muchos más
detalles y gracia y mucho menos barro inútil. Pero lo que la industria
alimentaria hace realmente al «refinar» es despojar al alimento de
ingredientes nutritivos esenciales hasta dejarlo «almaunable
cenable»
manera y «comercializable».
Algunos «alimentos» nos restan tanta energía vital que el múscu
lo
A indicador se muestra débil aun en los tests «al desnudo». Otros son menos
debilitadores; en esos casos, los test deben realizarse mientras el sujeto se
toca el punto del timo. Aplique ambos tipos de prueba antes de dar por
sentado que un alimento contiene vida. Los pasos generales que conviene
seguir en una prueba o test de alimentos son los siguientes:
1. Aplique el test a su sujeto «al desnudo» y encuentre un fuerte músculo
indicador.
2. Haga que el sujeto ponga un poco del alimento examinado dentro de
su boca, y que lo retenga en ella.
3. Compruebe nuevamente el músculo indicador.
4. Si el músculo indicador se muestra débil, haga que el sujeto se saque
el alimento de la boca y se la enjuague.
5. Si el músculo indicador se muestra fuerte, haga que el sujeto ponga
los dedos sobre el punto de la glándula timo y repita el test (el alimento sigue
aún en la boca).
6. Si el músculo indicador se muestra débil «al desnudo» o mientras el
sujeto se toca el punto del timo, repita la prueba para asegurarse de que ha
recuperado su fuerza.
7. El sujeto debería enjuagarse la boca con agua de manantial o
destilada antes de pasar a comprobar el siguiente alimento.
Compruebe los alimentos de sus apresuradas cenas ante el televisor, sus
helados y dulces de supermercado, sus cereales preparados, sus guindas de
postre, sus bebidas alcohólicas, e incluso el agua del grifo. Si el test arroja
como resultado un estado de debilidad, enfréntese a la idea de que el hecho
de seguir comiéndolos destruye su energía vital, le provoca un desequilibrio
de energía negativo y, evidentemente, no contribuye a una salud positiva y a
una prevención primaria. Después de todo, el objetivo que se persigue
comiendo es extraer energía de los alimentos, por lo que parece disparatado
ingerir alimentos que la destruyan. Pero, una vez más, y como siempre,
compruébelo por sí mismo. Su cuerpo es el que mejor juzga lo que es bueno
para usted y lo que no.
Yo personalmente encuentro que los alimentos artificiales, los muy refinados
y los procesados suelen debilitar. Por el contrario, los alimentos naturales y
cultivados orgánicamente suelen elevar casi invariablemente el nivel de
energía vital. Por ejemplo, si alguien cuyo timo se muestra débil ingiere un
trozo de manzana cultivada orgánicamente, tenderá casi siempre a mostrarse
fortalecido. Los alimentos naturales, tales como la fruta y las verduras, los
cereales, huevos, frutos secos y semillas, el pollo y la mayoría de los
pescados, deberían resultar fortificantes, a menos que hayan sido
fuertemente fumigados o contaminados.
Si desea comprobar por sí mismo hasta qué punto resultan perjudiciales los
pesticidas, limítese a fumigar una pequeña cantidad en la estancia en que se
halle y verá cómo la glándula timo, anteriormente fuerte y vigorosa, se
muestra ahora debilitada.
Resulta muy interesante que si ingiere una fruta cultivada orgánicamente
mientras mantiene una postura física correcta, los efectos perjudiciales se
ven enormemente disminuidos (véase el Cap. 11, relativo al tema de las
posturas).
Tiene suerte de que su cuerpo pueda discriminar con tanta exactitud y
rapidez entre los alimentos «buenos» y «malos». No es necesario que
pregunte a un experto en nutritión ni a un bioquímico; todo lo que tiene que
hacer es preguntarle a su cuerpo mediante los tests de kinesiología del
comportamiento. Por ejemplo, y en sólo cuestión

de segundos, podrá resolver la controversia acerca de la sacarina en lo que


se refiere a usted mismo.

¿Cómo podemos esperar que nuestros hijos coman mejor cuando están
siendo constantemente bombardeados por anuncios televisivos y otras
modalidades de publicidad que exaltan el sabor y la «bondad» de los
alimentos artificiales? El mejor medio de contrarrestarlo consiste en someter
al niño a tests kinesiológicos, exactamente como haría con un adulto, en
proporcionarle luego algo del alimento en cuestión y dejar que sea él mismo
quien experimente o «sienta» la diferencia. Los niños se muestran muy
receptivos hacia este tipo de tests, especialmente cuando se dan cuenta de
que, si dejan de ingerir los alimentos «malos», es probable que aumente su
capacidad atlética. De hecho, los niños son mucho más influenciables que los
adultos —de ahí que la publicidad televisiva se dirija fundamentalmente a
ellos—. Los adultos suelen formular todo tipo de objeciones, tales como:
«¡Me estás presionando el músculo demasiado fuerte!» Con frecuencia
prefieren no saber la verdad: que están ingiriendo alimentos, en teoría para
ganar energía, cuando en realidad la destruyen.
En el mundo de la publicidad suele decirse que los alimentos son «buenos»,
como si hubiese unido a ellos algún tipo de moralidad. Y la gente explica:
«Puede no ser bueno para mi salud, pero tiene muy buen sabor.» La mayoría
de los alimentos no saben tan «bien» como nosotros creemos; simplemente
hemos sido condicionados para considerar agradables determinados
alimentos. Las preferencias de gusto difieren ampliamente de una cultura a
otra, y dependen en gran medida de los condicionamientos de nuestros
primeros años de vida. En nuestra sociedad, nuestro gusto se ha visto tan
afectado por la publicidad que no constituye ya un determinante fiable de lo
que debemos comer y lo que no.
toma
KINESIOLOGIA DEL COMPORTAMIENTO
Yo personalmente he sometido a prueba numerosos aditivos alimentarios.
Todos ellos debilitan el timo y, en ocasiones, provocan incluso un
debilitamiento del músculo indicador en un test «al desnudo». Esto concuerda
con los resultados de las investigaciones acerca de las repercusiones de los
alimentos y de los aditivos en los niños hiperactivos.
Recuerdo dos niñas gemelas, de seis años de edad, que fueron traídas a mi
consulta por resultar incontrolables en la escuela. Sufrían de graves
calambres abdominales y su conducta o comportamiento resultaba
desastroso.5 En mi oficina o consulta se dedicaron a correr de un lado para
otro derribando sillas, golpeando puertas y, en general, convirtiéndose en
espantosas fuentes de ruido y estruendo. Mediante tests musculares, les
demostré cómo el azúcar las había debilitado y cómo las manzanas
cultivadas orgánicamente y la miel pura, sin filtrar ni refinar, las fortalecían.
Les dije que todo esto explicaba su bajo rendimiento deportivo en la\escuela.
Se fueron a casa decididas a cambiar de dieta. Todo lo que su madre hizo
fue dejar de darles aditivos y todas las modalidades de azúcar refinado. Las
sustituyó por azúcares naturales, fruta y miel pura no refinada.
Las gemelas volvieron al cabo de dos semanas. Sus calambres abdominales
habían desaparecido y su conducta mejorado considerablemente. En su
segunda visita se comportaron como pacientes modelo. En mi sala de espera
permanecieron calladas, se mostraron bien educadas y en control de sus
energías. Habían vuelto a la escuela y demostrado a sus compañeros de
clase cómo las bebidas refrescantes y el azúcar las debilitaba, y ahora todos
los demás niños estaban intentando cambiar sus artificiales alimentos por las
manzanas de las gemelas.
A través de tests kinesiológicos, un médico experimentado puede prescribir a
sus pacientes un amplio programa de complementos nutritivos. ¿Cómo
contribuyen a ello los principios de la kinesiología del comportamiento? Tal
como he indicado anteriormente, cada uno de los músculos importantes está
relacionado con un determinado órgano. No obstante, años de pruebas y
experiencias clínicas demuestran que determinadas sustancias, sustancias
naturales, elevan la energía y mejoran el funcionamiento de órganos
específicos. Por tanto, cuando los tests revelen determinadas debilidades
musculares, puede prescribirse o administrarse el elemento nutritivo
adecuado. Si el diagnóstico fue correcto, el músculo anteriormente débil se
mostrará inmediatamente fortalecido después de la ingestión de dicho
complemento o reconstituyente.
Pero tales métodos y procedimientos quedan fuera del alcance de este libro.
Sin embargo, siempre podemos utilizar sencillas pruebas de kinesiología del
comportamiento para averiguar qué alimentos y complementos son
beneficiosos para nosotros.
Si su glándula timo se muestra débil, ingiera sus habituales complementos y
realice luego una prueba o test para comprobar si se ha fortalecido.
Probablemente no será así, ya que, aunque algunos de los complementos
pueden ser reforzantes, otros posiblemente le debiliten. Lo que debería hacer
es comprobar sus complementos uno a uno, para ver cuáles elevan su nivel
de energía vital. Por supuesto, deberá seguir tomando los que le resulten
beneficiosos y dejar de tomar los que no. Muchas veces, esos complementos
alimenticios se prescriben por razones válidas; y, sin embargo, la persona
que los toma resulta debilitada. Esto se suele deber a que los otros
ingredientes de la tableta o pastilla, colorantes, aditivos o envolventes, son
perjudiciales. Una marca puede resultar, pues, reforzante, mientras que otra
tableta aparentemente idéntica, pero de marca distinta, quizá resulte
debilitadora. Tendrá, pues, que comprobar incluso las distintas marcas de
reconstituyentes. Pero deje una vez más que su propio cuerpo le sirva de
guía.
¿Qué complementos o reconstituyentes son mejores, los muy refinados o los
de menor potencia, pero más naturales? ¿Resulta, por ejemplo, mejor 800
unidades de vitamina E muy refinada que 4 ó 6 unidades de vitamina E más
natural? La respuesta suele decantarse por las 4 o 6 unidades; las sustancias
naturales, aunque de menor potencia, tienen más probabilidades de corregir
una determinada debilidad muscular que las de mayor potencia. En general,
los complementos y vitaminas más refinados pueden llegar incluso a debilitar
al paciente. Como siempre, compruébelo usted mismo y vea qué ocurre.
El masticar esos complementos o reconstituyentes parece provocar una
mayor respuesta en términos de pruebas musculares que limitarse a
tragarlos. Evidentemente, determinadas cápsulas y productos no pueden
masticarse, pero debería fijarse siempre en la etiqueta que acompaña al
producto y comprobar si se recomienda masticarlo o no.
Yo recomiendo muchas veces extractos de tejidos de timo a mis pacientes
aquejados de glándulas de timo poco activas. No obstante, de todos los
complementos naturales por mí probados, el que parece resultar más
vigorizante para el timo y, por tanto, para la energía vital es la resina de
abeja, o propóleos de abeja, un tipo de resina segregada por los árboles y
metabolizada luego por las abejas, que la acarrean para revestir con ella el
interior de sus colmenas. Esta sustancia es objeto de un considerable
número de investigaciones clínicas en diversos países europeos,
especialmente en la Unión Soviética, Dinamarca y Alemania. Durante años y
años ha demostrado su eficacia contra las bacterias, los virus y los hongos.
Ahora sabemos ya que la razón de todo ello consiste en que activa la
glándula timo y, por tanto, el sistema de inmunización.

El papel de la alergia a los alimentos en determinadas enfermedades está


más que demostrado. En mi propia práctica clínica, he visto a una mujer
aparentemente normal ingerir unas cuantas palomitas de arroz y sufrir en el
plazo de diez minutos una intensa propensión al suicidio psicótico. Y he visto
cómo la ingestión de una pequeña cantidad de un alimento italiano, llamado
zucchini, bastaba para precipitar una colitis de carácter degenerativo.
En numerosas prácticas de medicina preventina, y en algunas prácticas
psiquiátricas, resulta habitual efectuar tests de alergia a determinados
alimentos. Tales pruebas resultan sumamente complicadas y costosas.
Ahora, gracias a las pruebas de kinesiologla del comportamiento, pueden
realizarse con gran sencillez. Limítese a pedirle a algún amigo que le someta
a tests mientras ingiere muestras de todos los alimentos que come
habitualmente. Por supuesto, los alimentos artificiales tenderán por lo general
a debilitarle. Pero si alguna muestra de alimento natural y puro le debilita, es
que, de momento y para todos los fines prácticos, es usted alérgico a dicho
producto. Más de un 90 por 100 de mis pacientes se muestran débiles con la
carne de vaca, el trigo y los productos lácteos. En las alergias de cualquier
tipo, y cuando la sustancia en cuestión no pueda ser fácilmente evitada o
sustituida, encuentro que se produce una notable mejoría estimulando la
actividad del timo.
Hace poco tiempo visité a un hombre internado en un importante centro
médico, y que sufría de una extremada sensibilización o reacción alérgica a
una tableta de sulfamidas que le hacía tomar su médico. Era tan grave, que
había llegado a un ulceramiento de los conductos digestivos y bronquiales
superiores, por lo que parecía que iba a morirse. Sin embargo, y aunque casi
milagrosamente, logró sobrevivir. Yo le vi algunas semanas después, pedí
una muestra del medicamento en cuestión y apliqué tests tanto a él mismo
como a otras personas. En todos los casos, el músculo se debilitaba tan

pronto como se ponía la tableta en la boca, lo que indicaba que la energía


vital de la persona se había visto instantáneamente disminuida por la
sustancia, y que no debía suministrarse bajo ninguna circunstancia, ya que
podían producirse reacciones imprevistas y quizá incluso fatales.
Se trata de una prueba sumamente sencilla. Puede no coincidir al 100 por
100 con otros hechos médicos relativos a alergias y sensibilizaciones, pero
posee tanto valor intrínseco como cualquier otra técnica de tests. Resulta
imposible calcular el número de fallecimientos, enfermedades y
hospitalizaciones, con frecuencia prolongadas, causados por reacciones
adversas a los medicamentos recetados. La mayoría de estos casos podrían
prevenirse mediante este sencillo test muscular. Siempre que se plantee
tomar un medicamento, y tanto si le ha sido prescrito como si no, limítese a
ponérselo en la boca y a comprobar si el músculo indicador sigue
mostrándose fuerte y vigoroso. Si éste se muestra débil, no lo tome bajo
ningún pretexto, pues estaría infringiendo la ley básica de la kinesiología del
comportamiento: si una sustancia debilita, no debe ingerirse. Hay que sacarla
inmediatamente de la boca y enjuagarse ésta concienzudamente.
Su cuerpo posee una inteligencia innata. El debería ser el árbitro último de un
tratamiento, y no un libro de texto o ni siquiera la experiencia médica. Si la
energía vital del cuerpo —medida mediante tests de la glándula timo—
resulta fortalecida, podrá ingerir la sustancia en cuestión; si resulta debilitada,
no debería hacerlo. Tengo la esperanza y sueño con que, en el futuro, toda
medicación será comprobada kinesiológicamente antes de su administración.
Esto es algo que los médicos deben a sus pacientes y que nosotros nos
debemos a nosotros mismos.

Fijémonos ahora en el siguiente diálogo, tan familiar y tan peligroso al mismo


tiempo:
«Ah, pero un poquito no te hará daño...»
«Anda, sólo un bocado...»
«Ni un traguito? Un traguito sí que puedes tomarte, ¿no?»
Con estas frases se han roto dietas, propagado el alcoholismo, y empujado a
la gente a una mala salud, una deficiente nutrición y unas dentaduras
desastrosas.
Pues resulta que incluso la menor cantidad de una sustancia dañina, por
ejemplo el azúcar, provoca en los músculos el mismo efecto debilitador que
una ración mayor.
En el actual pensamiento médico, lo que se toma en cuenta es únicamente la
dosis. Se nos dice continuamente que una determinada sustancia química
puede resultar peligrosa, pero que la cantidad a que estamos expuestos o
que ingerimos no nos hará daño alguno. Esto es algo que está aún por
demostrar. Además, las cantidades mínimas admisibles son a veces
convenientemente alteradas. Por ejemplo, hace poco tiempo leí que el
gobernador de un estado había formulado una interesante solución para un
grave problema: un determinado contaminante carcinógeno había alcanzado
cotas peligrosas en su zona, por lo que se limitó a «resolver» el asunto no
aplicando multas o cerrando las factorías responsables de la contaminación,
sino simplemente elevando el límite aceptable de dicho producto
carcinógeno.
Ha llegado el momento de que nos demos cuenta de que no sabemos cuál es
la cantidad mínima admisible de un veneno. En tanto que un músculo se
muestre debilitado a causa de un veneno, no deberemos exponernos a la
menor dosis del mismo. ¡Un veneno es un veneno!
Olvídese, pues, de su habitual forma de pensar: «Ah, pero un poquito de
azúcar no me hará daño.»

KINESIOLOGIA DEL COMPORTAMIENTO


Toda sustancia, o bien eleva su energía, o bien la reduce. No hay otra
alternativa. Cualquier sustancia que disminuya su energía en una dosis alta
no la elevará por mucho que la reduzca. No se deje atrapar por los
razonamientos de tipo cuantitativo, pues se trata de un tema cualitativo.

En el Cap. 8 hemos estudiado los peligros del tabaco. Se trata también de


una cierta modalidad de nutrición, pues, después de todo, nos tragamos el
humo.
A pesar de las advertencias que, por ejemplo, llevan obligatoriamente los
paquetes de cigarrillos, casi la mitad de la población adulta norteamericana
fuma. Resulta raro encontrar un fumador empedernido cuyo timo se muestre
fuerte y vigoroso. Por supuesto, la solución está en manos del propio
fumador: o bien renunciar al tabaco y abrazar la vida, o bien seguir fumando y
exponerse continuamente a una pésima salud.
Compruébelo por sí mismo y convénzase. Si es fumador, repiquetee dos o
tres veces sobre su timo para estimularlo. Haga luego que alguien someta a
prueba a su músculo indicador mientras se toca el punto del timo. Encienda
luego un cigarrillo y déle una chupada. Repita la prueba o test. Se habrá
debilitado. Muchas veces, el simple hecho de mantener el cigarrillo en la
boca, aunque sea sin encender, bastará para provocar el estado de debilidad
—siempre que se mantenga no por el extremo del filtro, sino por el otro—.
Con un sujetaoohque fuma, resulta difícil obtener resultados exactos de tests
musculares en relación con otros factores.
¡En qué situación nos encontramos! ¡Todos los años se dedican millones y
millones de dólares a anunciar alimentos artificiales y cigarrillos que lo único
que hacen es reducir nuestra energía vital! Los alimentos que ingerimos
empeoran día a día. Han sido más fumigados y envenenados, se han
cultivado de forma más artificial, y en el momento en que los tomamos tienen
cada vez más tiempo encima. Y, por si fuera poco, normalmente los
cocinamos de manera excesiva, de forma que, al final, no queda en ellos
cualidad alguna, no tienen ya la menor vida.
Hoy en día nos resulta cada vez más y más difícil encontrar y preparar
alimentos sanos y «vivos», pero nos queda aún una solución. Una vez que
los tests de kinesiología del comportamiento nos hayan demostrado
claramente la diferencia entre unos alimentos «vivos» y unos alimentos
«muertos», no deberíamos tener la menor dificultad para modificar nuestra
dieta de acuerdo con ello. No obstante, si seguimos negándonos a introducir
tales cambios, nuestra energía vital se verá con toda probabilidad
gravemente debilitada. Desgraciadamente, éste se está convirtiendo en un
problema cada vez más extendido debido a la abrumadora propaganda y
promoción que se hace de alimentos insanos y dañinos.
Terminemos, sin embargo, este capítulo con una nota optimista. Hay siempre
algo positivo que extraer de los tests de kinesiología del comportamiento.
Con las enseñanzas que extraiga de ellos será capaz de aplicar los
resultados de sus propias pruebas, no sólo para evitar lo que es «malo», sino
también para perseguir lo que es «bueno».
¡Por supuesto que siempre se puede elegir!

11
LA IMPORTANCIA DE
LA POSTURA

«... nuestra postura humana erguida es un logro único... Se trata de una


posición y de un equilibrio sumamente delicados, de una educación de
fuerzas provocada por la interrelación entre mecanismos sensoriales y
motores, que elimina prácticamente todo esfuerzo muscular. La cualidad
única e inimitable de dicha postura consiste en esta reducción de esfuerzos.»
W. H. M. Carrington.
Los biólogos nos informan que, en la evolución desde la locomoción a cuatro
patas a la locomoción a dos, se ha alcanzado una significativa eficiencia
mecánica. Mientras que el ser humano gasta sólo un 18 por 100 de su
energía para' permanecer de pie, un animal necesita hasta un 40 por 100 de
la suya para sostenerse sobre sus cuatro patas. Pero esa cifra del 18 por 100
no es aplicable al individuo medio, que permanece de pie y sentado con la
espalda curvada, el pecho hundido y la cabeza inclinada hacia adelante. Las
personas con deficientes posturas físicas no sólo ofrecen un mal aspecto o
apariencia, sino que gastan mucha más energía de la necesaria tanto cuando
permanecen de pie como cuando están sentadas, andando o realizando
cualquier tipo de tarea. En lugar de utilizarla en su propio bene
fino
Mak
ficio, luchan constantemente contra la fuerza de la gravedad. Si su cuerpo se
encuentra en una mala postura, la fuerza de la gravedad le empujará en la
dirección en que se concentre la mayor parte de su peso. Si todas las partes
importantes de su cuerpo: la cabeza, el pecho, las caderas y las piernas, se
encuentran debidamente apoyadas en la parte inferior, la fuerza de la
gravedad le ayudará de hecho a permanecer erguido.
Las malas posturas reúnen también otras desventajas e inconvenientes que
sólo cabe detectar mediante tests kinesiológicos.
Pruebe el timo de alguien mediante el método habitual. Si se muestra débil,
pídale que permanezca sentado o de pie, pero con la columna vertebral recta
y la cabeza erguida. El timo anteriormente débil se mostrará ahora fuerte,
indicando que la energía vital se ha visto incrementada. Una buena postura
facilita al parecer el flujo de energía a través del cuerpo. Si el timo de su
sujeto se mostró inicialmente fuerte, pídale que hunda los hombros. Su timo
se mostrará inmediatamente debilitado.
Realicemos ahora una prueba distinta. Haga que el sujeto ingiera un poco de
azúcar refinado o alguna otra sustancia de la que se sepa que contribuye a
debilitar el timo. Si está sentado en posición erguida, su timo no se mostrará
débil. Al parecer, cuando se ha estimulado su energía vital, suele verse
también elevada su resistencia a determinadas influencias adversas o
negativas. Y una postura correcta es uno de los estímulos más efectivos que
hay.
Las posturas incorrectas no sólo dificultan la actividad del timo y reducen la
energía vital, sino que inducen también al estado de «conmutación», estado
en el que, como hemos señalado con anterioridad, la persona está
descentrada y se da un desequilibrio entre los dos hemisferios cerebrales
(véase el Cap. 5). Esto es algo que podemos comprobar mediante el
procedimiento habitual www.swtqstklka
(véase la pág. 64),
R limitándonos a observar la
diferencia que se registra entre cuando

do comprobamos el equilibrio cerebral del sujeto en una mala postura y


dar
cuando lo hacemos en una postura correcta.
El participar en una carrera ciclista o incluso el montar en una bicicleta fija, de
ejercicio, puede provocar asimismo una «conmutación». Esto se debe
fundamentalmente a una mala postura, aunque también contribuye la
posición rígida de los brazos. Si el ciclista quita las manos del manillar y se
sienta erguido mientras pedalea, la «conmutación» no se producirá.
Un paciente mío, concertista de piano, me confió que cada vez le resultaba
más difícil leer música y tocar piezas o fragmentos complicados. Nos
dirigimos a su estudio y le observé mientras tocaba. Me di inmediatamente
cuenta de que se sentaba en una postura forzada e incorrecta, con los
hombros hundidos y la cabeza caída hacia adelante. Además, el taburete de
su piano era tan alto que para poder ver la partitura tenía que doblar mucho
su cuello y tensar el mentón. En resumen, su postura no podía ser peor. Le
apliqué un test y comprobé que, en dicha postura, sufría todas las
características del fenómeno de la «conmutación»; es decir, que se
encontraba descentrado, con un fuerte desequilibrio entre ambos hemisferios
cerebrales, y que su timo y, por tanto, su energía vital estaban
considerablemente debilitados.
Entonces regulé la altura del taburete y le pedí que modificase su postura. Al
cabo de una semana se presentó nuevamente en mi consulta con una amplia
sonrisa en la cara para informarme que su estado de confusión y sus
problemas de destreza habían desaparecido totalmente.
Los trabajadores fabriles pueden encontrarse con problemas parecidos. En la
mayoría de las cadenas de montaje, el trabajo se realiza en tales posturas
que los trabajadores se encuentran «conmutados» durante prácticamente
toda su jornada laboral. Ajustando cuidadosamente la altura del asiento y el
ángulo desde el que se realiza el tra
bajo
bajo, desaparece el desequilibrio cerebral. En ese caso, aumentará
coleen
considerablemente la eficiencia y los errores serán mucho menores.
Todo esto nos lleva a tomar en consideración el papel desempeñado por la
posición de estar sentado.
Las sillas metálicas, como las plegables utilizadas habitualmente en los
auditorios, provocarán un estado de «conmutación» en prácticamente todo el
mundo. (Esto se debe a que el metal cruza la línea media del cuerpo u
organismo.) Lo mismo ocurre con las modernas sillas tapizadas. Recorra su
casa y compruebe cómo se siente en los distintos asientos de la misma.
Primero tense la columna vertebral, asegúrese de que sus hemisferios están
equilibrados y que su glándula timo se muestra fuerte y vigorosa. Luego
siéntese en la silla en la posición habitual. Repita la prueba. Ahora se
encontrará «conmutado», descentrado y con el timo débil. Todos los asientos
blandos y confortables contribuyen a reducir su energía vital y a provocar
cierto grado de stress. Las sillas firmes, con respaldos rectos, son muchísimo
mejores. No obstante, la característica más importante de una silla es el
propio asiento. Si se sienta sobre una superficie firme, su columna vertebral
se tensará automáticamente, su timo se mostrará fotalecido y no se producirá
el fenómeno de la «conmutación». Disminuirá el stress de su cuerpo y, por
tanto, de todo su ser.
Las sillas de despacho suelen tener el asiento firme y el respaldo recto. No
obstante, cuando escribimos o leemos, la mayoría de nosotros solemos
inclinarnos sobre la mesa. Evidentemente, el momento en que uno está
escribiendo o estudiando algo no es el mejor para sentirse mentalmente
confundido y tenso. Por tanto, y mientras efectúa cualquier trabajo de
carácter intelectual, siéntese lo más erguido que pueda; e intente no cruzar
las piernas o los pies, pues esto sólo provoca un estado de «conmutación».
Los asientos de los automóviles pueden provocarnos también ese estado.
Recuerdo un paciente que se quejaba de que en cuanto conducía durante
media hora se sentía cansado y empezaba a interpretar erróneamente las
señales y direcciones del tráfico. Le recomendé que, mientras conducía, se
sentase sobre un tablero firme o sobre una lámina de plástico duro. Gracias a
ello podía conducir diez horas seguidas y llegar a su punto de destino
exactamente como había salido, sin cansancio, confusión ni stress. (A
muchas personas les resulta difícil orientarse en un mapa cuando se
encuentran en el interior de un coche. ¿No se deberá a que el asiento del
mismo les provoca un cierto estado de «conmutación»?)
A los que viajan habitualmente en avión les recomiendo que lleven consigo
una plancha de madera o de material acrílico sobre la que sentarse. Eso
contribuye a reducir el cansancio y la desorientación provocada por los
cambios horarios. Me pregunto hasta qué punto esa sensación se debe a la
perturbación de los ritmos biológicos y no al permanecer tres, seis o más
horas en el interior de un avión, «conmutado» en todo momento y con una
actividad del timo considerablemente reducida.
Compadezcámonos de los pobres dentistas. Se pasan el día de pie,
escrutando toda una sucesión de bocas desde todos los ángulos posibles.
Cuando se sientan, es a un lado del sillón del paciente, con la columna
vertebral curvada mientras se inclinan sobre el mismo. Cuando trabaja
introduciendo un espejito en la boca, se tiene que orientar al revés. Yo
personalmente he aconsejado a cientos y cientos de dentistas que se sienten
sobre una base firme y que se inclinen hacia adelante a partir de las caderas,
manteniendo la columna vertebral recta. Tras seguir mis instrucciones,
muchos de ellos han experimentado una notable disminución del stress físico
y mental mientras trabajan.
Los dentistas, los peluqueros y todos aquellos que permanecen mucho
tiempo de pie necesitan un calzado adecuado. Evidentemente, si lleva uno un
calzado inadecuado, le resultará difícil incluso mantener una postura correcta.

FIG 33 La posición horizontal Alexandre.

Haga que alguien le aplique una prueba o test muscular después de caminar
vivamente sobre una superficie dura para comprobar si los zapatos que lleva
contribuyen a fortalecer o a debilitar su timo. En el caso de que ocurra lo
segundo, pruebe con otros zapatos. Compruebe asimismo la altura del tacón.
Si su músculo se muestra débil cuando se limita a permanecer de pie con los
zapatos puestos, eleve gradualmente los talones —u, ocasionalmente, la
parte delantera— de sus zapatos colocando plantillas debajo de ellos, hasta
que el músculo vuelva a mostrarse fuerte.
La natación constituye una excelente terapia para los problemas derivados de
las posturas físicas incorrectas. El «hacerse el muerto» o flotar sobre la
espalda corregirá automáticamente su postura, pues se verá libre de la
presión diferencial de la fuerza de la gravedad. Compruebe si eso fortalece o
no su timo.
Una posición destinada a mejorar las posturas del cuerpo es la llamada
posición horizontal Alexander, que forma parte de la técnica Alexander,
descubierta por F. Matthias Alexander. Se trata de una posición altamente
beneficiosa. Alinea perfectamente el cuerpo, permitiendo por tanto el libre
flujo de energía a través de todo él y posibilitando que el timo controle y
corrija fácilmente cualquier desequilibrio. Esta posición horizontal Alexander
es como sigue: permanezca echado sobre el suelo, con las rodillas elevadas,
los pies descansando horizontalmente y la parte externa de los muslos
paralela a las caderas. Coloque algunos libros bajo la cabeza, de forma que
la columna vertebral y el cuello estén tal como aparecen en la figura (Fig. 33).
En esta posición se sentirá relajado y receptivo a todas las influencias
tonificantes que le rodean, como, por ejemplo, la música. Se trata de una
postura que todo el mundo debería adoptar diariamente durante un rato.
Pero el primer paso para alcanzar buenas posturas consiste en pensar con
orgullo y caminar con orgullo.

EPILOGO
«La fase más importante en el proceso de perfeccionamiento del ser humano
es aquella en que pasa del control subconsciente al control consciente de su
propia mente y cuerpo.:
F. M. Alexander.
µ

Como puede comprobar, el alcance de la kinesiología del comportamiento es


muy amplio. Nos proporciona medios para evaluar y calibrar los efectos sobre
el cuerpo de todo tipo de estímulos, sean internos o externos, físicos y
psicológicos. Nos proporciona además una nueva comprensión de la acción
generalizada de todo el sistema de energía del cuerpo. No existe ningún área
de la vida a la que no resulte aplicable la kinesiología del comportamiento.
Arroja incluso luz sobre temas tan diversos como la conducta instintiva, el
proceso creativo, el origen del lenguaje, la antropología, la etología, la
experiencia estética, y modalidades de comunicación tales como los gestos.
En esta obra me he centrado únicamente en un aspecto de la kinesiología del
comportamiento: las repercusiones de diversos factores sobre la glándula
timo y, por tanto, sobre la energía vital. Si la glándula timo no se muestra
suficientemente activa, los desequilibrios de
energía del organismo quedan sin corregir y se ponen las bases para la
aparición de enfermedades.
Tal como he demostrado, los factores básicos que afectan a la
glándula timo y, en consecuencia, a la energía vital, son los que
experimentamos habitualmente en nuestra vida cotidiana: el stress,
nuestras propias actitudes, la gente que nos rodea, nuestro medio o entorno
físico, los alimentos que ingerimos y nuestras posturas corporales. En la
medida en que nos concentremos en los factores positivos y benéficos de
estas seis categorías, la glándula timo se mostrará activa y, por tanto, capaz
de llevar a cabo sus vitales funciones. Sólo cuando la glándula timo trabaja
apropiadamente estará a nuestro alcance el deseable estado de salud
positiva; es decir, el que consiste no simplemente en no estar enfermo, sino
positivamente bien.
A lo largo de esta obra he ido sugiriendo toda una serie de técnicas para
estimular la actividad de la glándula timo y elevar así la
energía vital. Paso ahora a resumirlas brevemente, para una fácil referencia:
• Repiquetee sobre su timo tres o cuatro veces al día con el fin de
estimularlo y reducir las consecuencias de la tensión o stress.
• Realice frecuentes «descansos de energía». Recite uno o dos versos
o contemple algún cuadro de paisajes —o una reproducción—. Repiquetee al
mismo tiempo sobre su glándula timo para mantener sus energías
equilibradas y para reducir al mínimo las pautas de stress de sus hemisferios
cerebrales.
• Escuche música estimulante y vivificante. Para reforzar su efecto,
hágalo en la posición horizontal Alexander y golpeando al mismo tiempo
sobre su punto del timo.
• Escuche los sonidos de la naturaleza, tales como los cantos de los
pájaros y el murmullo del agua. Dúchese mientras permanece recto y
iÜ erguido.
• Encuentre un pensamiento tranquilizador, al que recurrir
constantemente para que le ayude a mantenerse centrado. Puede consistir

en una escena placentera o incluso en una imagen de sí mismo en estado de


perfecta salud.
• Mantenga la lengua apoyada contra el «mando centrador»
• Sonría lo más que pueda. Hágalo varias veces al día, a modo de
ejercicio. Le ayudará a corregir cualquier posible desequilibrio en el sistema
de energía de su cuerpo.
• Piense y camine con orgullo.
• Demórese en los pensamientos positivos: el amor, la fe, la confianza,
la gratitud y el valor.

Si aplica estas técnicas con regularidad, estará usted incrementando su nivel


de energía vital en lugar de reduciéndolo. Será capaz de espigar lo mejor de
una situación o circunstancia dada, en lugar de
dejarse dominar por sus posibles aspectos negativos. Y podrá introducir
cambios en su vida cotidiana que le conducirían a la prácti
cadet
ca de la prevención primaria.
Reproduzco a continuación dos importantes principios de la kinesicología
nesiología
acusa del comportamiento:
1) Compruébelo todo por sí mismo. Pregúnteselo a su propio cuerpo. No
acepte lo que puedan decirle los demás sobre cómo le afectará algo.
Conviértase en su propio asesor en temas de salud.
2) Elija aquellas cosas que le hagan sentirse fuerte; evite las que le
hagan sentirse débil. Este es el dictum de la kinesiología del comportamiento.
En estas páginas le he transmitido sólo algunos de mis propios
descubrimientos. Pero hay millones y millones de ellos esperando a que
alguien los efectúe. Póngase en movimiento y realice un test tras otro. Ahora
dispone de las herramientas necesarias.
Dictum última palabra latín
APENDICE I
RESUMEN DE LAS FUNCIONES
MAS IMPORTANTES DE LA
GLANDULA TIMO
1. En los primeros años de vida, la glándula timo produce una especie de
linfocitos especiales denominados glóbulos T. Son vitalmente importantes
para la vigilancia inmunológica —la discriminación entre el ser propio y lo
demás, o entre lo «bueno» y lo «malo»—, que tiene que ver directamente con
la resistencia a las infecciones y al cáncer.
2. Después de la pubertad, el papel inmunológico más importante de la
glándula timo parece consistir en la activación de los glóbulos T mediante las
hormonas que segrega.
3. La glándula timo parece influir asimismo sobre el proceso de
crecimiento, ya que las inyecciones de extracto de timo han servido para
elevar la tasa de crecimiento de cobayas o animales de laboratorio.
4. La glándula timo influye en la fuerza de la contracción muscular. En los
casos de miastenia grave, una enfermedad de la glándula timo, se produce
también una intensa y generalizada debilidad muscular.
5. La glándula timo tiene que ver con el flujo de linfa por todo el cuerpo.
El sistema linfático extrae las materias extrañas, los desechos

celulares y las toxinas de las células, arrastrándolos a la corriente sanguinea


para su eliminación.
6. La glándula timo controla y regula el flujo de energía a través del
sistema de energía del organismo, poniendo inmediatamente en marcha
medidas correctoras para contrarrestar los desequilibrios tan pronto como se
presenten y para alcanzar un reequilibramiento y armonía de la energía
corporal.
7. La glándula timo constituye el enlace o eslabón entre la mente y el
cuerpo, siendo el primer órgano en verse afectado por las actitudes mentales
y por el stress.
8. Como se sabe desde hace miles de años, la glándula timo constituye
la sede o asiento de la energía vital, del thymos. Una glándula timo sana y
activa contribuye a una salud vibrante y positiva.

APENDICE II
EL ORIGEN DE LA PALABRA TIMO
Resulta extrañamente irónico y paradójico que los médicos e investigadores
hayan podido encontrar una clave para comprender el funcionamiento de la
«misteriosa» glándula timo precisamente en el significado de la palabra timo.
Aunque timo proviene del término griego thymos (9vµóç), sus raíces son aún
más profundas. Si nos remontamos más allá del mundo de Sócrates y Platón,
veremos que thymos procede de la raíz indoeuropea dheu, que constituye la
base de una amplia variedad de derivados, cuyo significado es «elevarse en
llamas», «elevarse en forma de nube», «hacer humo». En sánscrito la
palabra era dhuma, de la que proceden tanto «humo» como «perfume».
Thymos era una de las palabras más significativas, complejas y huidizas del
griego antiguo. Según Julian Jaynes, thymos o thumos, como se escribe
algunas veces, fue, junto con otros seis términos traducidos habitualmente
como mente, espíritu o alma, un ingrediente clave en la evolución de la
consciencia homérica.''OJulian Jaynes, The Origin of Consciousness in the
Bicameral Mind (Boston: Houghton Mifflin Company, 1976), pig.E 257.
En la Ilíada, afirma Jaynes, los dioses les dicen a los seres humanos qué
deben hacer y cómo deben sentirse. En esta primera

fase «objetiva» de la evolución de la consciencia griega, thymos significaba


movimiento o actividad tal como se perciben externamente. Pero,
posteriormente, las voces de los dioses desaparecieron o mostraron una
falibilidad que desanimó a los simples mortales, y la palabra thymos se vio
internalizada, pasando a la segunda fase del proceso, y adoptando a partir de
entonces un papel mucho más activo. Listos para las batallas, los hombres se
esforzaban por escuchar las órdenes de antaño. Esta tensión o stress
provocó cambios físicos, un aumento de la adrenalina segregada, un ritmo
más rápido de los latidos del corazón y, en consecuencia, la correspondiente
«agitación del pecho». Con el tiempo, estas respuestas internas al stress
llegaron a asociarse con el propio concepto de thymos. En la fase subjetiva
de la evolución de la consciencia, pasó a considerarse al thymos como una
especie de recipiente en el que podía depositarse la fuerza o vigor. También
se personificó. El thymos le hablaba al hombre (y el hombre al thymos); le
dotaba de fuerzas para guerrear y le instaba al amor y a la victoria. Al resultar
tan familiar a los hombres, el thymos llegó a verse comparado con ellos,
atribuyéndosele cualidades que lo elevaban desde el campo de las cosas al
de las personas. (Puede que Ajax no estuviese deseoso de combatir, pero su
thymos sí. Y no era Eneas, sino su thymos, quien se regocijaba en la
victoria.)
En un determinado pasaje de la Ilíada, Aquiles dice: «Despertándose como
humo en los pechos de los hombres, incluso cuando Agamenón me
provocaba; pero olvidémonos del pasado, y aplaquemos al thymos en
nuestros pechos.» Vemos pues cómo, metafóricamente, el thymos era como
humo que se elevaba en el pecho, tal como implican las raíces indoeuropeas
de la palabra.
En el siglo II, Galeno dio el nombre de thymos al órgano formado por dos
lóbulos de color gris rosáceo que se encuentra en el pecho, debido a que,
según se dice, le recordaba a un manojo de tomillo. Pero a la planta de
tomillo se la llamaba así precisamente porque se

quemaba, a modo de incienso, en los altares de los dioses. De hecho, a la


elevación a modo de altar que se encuentra en el centro de los teatros
griegos se la denominaba thymele, y el incienso de los sacrificios se
depositaba en el thymiaterion, o incensario. Thymos significaba, pues, humo
ascendente, incienso quemado, un sacrificio a los dioses, todo lo cual se
producía dentro del pecho, en el altar interior. Equivalía a elevación, cantos
de alabanza, espíritu y demostraciones de amor. Se identificaba con el hálito
o alma, del que dependían la energía y el valor de los hombres.me 2 Richard B.
Onians, The Origins of European Thought (Nueva York: Arno Press, 1973),
pág. 50.

Nos encontramos, pues, otra vez aquí, de nuevo en el principio, reconociendo


al timo como lo que realmente es: la sede o asiento de la energía vital; y, al
mismo tiempo, incorporando a nuestros conocimientos sobre el tema los
nuevos descubrimientos científicos. Esta integración de lo nuevo y lo antiguo
nos conduce a una tercera Edad de Oro de la timología.
SOBRE EL AUTOR
El doctor John Diamond se graduó cum laude en la Facultad de Medicina de
Sydney, en 1957, habiendo obtenido el premio NaughtonManning de
psiquiatría. En Australia desempeñó numerosos cargos clínicos y de
enseñanza universitaria en el campo de la psiquiatría clínica. Tras
establecerse en Estados Unidos, el doctor Diamond trabajó como psiquiatra
en el centro médico Beth Israel de Nueva York, ocupando también la cátedra
de psiquiatría en la facultad de Medicina Mount Sinai, asimismo de Nueva
York. Titulado en psiquiatría tanto en Gran Bretaña como en Australia, el
doctor Diamond es miembro del Real Colegio Australiano y Neozelandés de
Psiquiatría, y del Real Colegio de Psiquiatría de Gran Bretaña.
En los últimos años, el doctor Diamond ha ampliado su campo de actuación
para incluir dentro de él a la medicina preventiva, ocupando en la actualidad
numerosos cargos en ese área. Es presidente de la Academia Internacional
de Medicina Preventiva.
Durante más de veinte años de ejercicio de la medicina, el doctor Diamond
ha pronunciado conferencias ante numerosos organismos profesionales,
tanto nacionales como internacionales. A través del Instituto de Kinesiología
del Comportamiento, una organización con base en Valley Cottage, Nueva
York, se dedica actualmente a investigar y enseñar la teoría y las
aplicaciones prácticas de la kinesiologla del comportamiento.

Para información adicional sobre el tema


de la kinesiología del comportamiento, diríjase a:
The Institute of Behavioral Kinesiology P. O. Drawer, 37
Valley Cottage, NY 10989

The Collected Papers49 ofJohn Diamond, M. D., Volúmenes 1 y 2, pueden


solicitarse a través del Institute of Behavioral Kinesiology.
A través de dicho Instituto puede conseguirse también The Behavioral
Kinesiology Report, un boletín mensual de noticias dedicado a
descubrimientos recientes en el campo de la investigación y aplicaciones
prácticas.

http://descubriendolaluz.wix.com/davidrhawkins

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