El paradigma de la psicología comunitaria y su fundamentación ética y relacional
Sobre modelos y paradigmas: La psicología comunitaria es una expresión del paradigma relativista cuántico. Éste se manifiesta a partir de las maneras de hacer, determinando sus actores, a los agentes externos e internos, reconsiderando sus roles e indicando su campo de acción compartido. Todo ello con la finalidad de construir un marco teórico desde la acción y reflexión. Cuando se habla de paradigma de la construcción y transformación crítica se está refiriendo a la psicología comunitaria, y se alude a la forma de hacer y comprender para generar un nuevo conocimiento. Este modelo comparte espacio y tiempo con otros modelos alternativos y, además, cumple una función estructuradora y organizadora en la generación del saber. Para tener una noción de lo que es paradigma lo que requerimos hacer primero es definirla, por lo que podemos mencionar que paradigma es un modelo o modo de conocer, que involucra una idea de un individuo capaz de conocer, así como el de una idea del mundo donde éste vive y la relación entre los dos. Existen ciertas exigencias que la psicología comunitaria cumple para ser considerada un paradigma, éstas exigencias son crear una comunidad científica diferenciada que disponga de canales de comunicación particular, compartiendo un mismo sentido epistemológico, utilizando un lenguaje teórico común, usando una metodología propia y asumiendo escala de valores similares. Precisamente la ardua labor de la comunidad de la comunidad de psicólogos comunitarios trajo consigo la producción de cinco dimensiones: ontológica, epistemológica, metodológica, ética y política. Respecto a la estructura paradigmática de los modelos científicos, podemos indicar que la epistemología, ontología y metodología son considerados como las estructuras básicas de un paradigma científico. Debido a la constante examinación crítica de la psicología comunitaria, llevó a que dieran cabida a aspectos éticos y políticos que no estaban siendo tomados en cuenta en la producción de conocimientos. Configuración de la psicología comunitaria en cada una de las cinco dimensiones: Dimensión ontológica: referida a que el individuo construye la realidad y protagoniza la vida diaria, en otras palabras, es una persona que posee conocimientos y frecuentemente los está produciendo, sumando su saber con la acción. Esta dimensión permite desechar toda consideración pasiva de la comunidad y, además, los miembros tienen el derecho a decidir sobre los temas que les atañen y de comprometerse a llevarlas a cabo. Dimensión epistemológica: Es la naturaleza de la producción del conocimiento. Se plantea una relación monista, es decir, entre sujeto y objeto no hay distancia, no se los trata como entes separados e independientes. Se trata de que ambos, sujeto y objeto, son considerados parte de una misma dimensión en una relación de mutua influencia. Este desarrollo es social y relativo, puesto que la realidad está en el sujeto y alrededor de él; a su vez, el sujeto está en la realidad, es parte de ella, y no es posible separarlos. Los aspectos epistemológicos y ontológicos proponen una relación entre sujeto cognoscente y objeto cognoscible, la cual cambia la aproximación al objeto de estudio planteada por la psicología tradicional. Por lo tanto, es necesario plantear una relación sujeto-sujeto/objeto, pues hay un doble sujeto cognoscente. Para ello desarrollaremos las siguientes dimensiones. Dimensión metodológica: El detalle más trascendental en la dimensión metodológica comunitaria está en la necesidad de crear procedimientos que cambien al ritmo que se transforman las comunidades. Esta metodología debería de ser dialógica, dinámica y transformadora que involucre a la comunidad a su autoestudio, ampliando la dialéctica en analéctica. Dimensión ética: Esta dimensión tiene como base la definición del Otro y su inclusión en la producción de conocimiento. Su objetivo primordial es la relación con el Otro en términos de igualdad y respeto, que incluye la responsabilidad que cada quien tiene respecto del Otro. Esta responsabilidad se comprende no al hecho de responder a, más bien, al hecho de responder por el Otro. La ética de la relación: En el campo comunitario se habla de una ética de la relación, que implica una expresión de considerar el interés común por encima del bienestar personal. No sólo es reconocer el carácter humano y digno del otro, sino además que la otredad no es una brecha o diferencia, tampoco es algo que distingue o separa, sino que es parte del yo. Es comprender que cada uno es otro y que cada otro es un yo. Para la psicología comunitaria, el respeto del otro, su inclusión en toda su diversidad, su igualdad, sus derechos y obligaciones se manifiestan en el terreno de la ontología, en la explicación de su objeto de estudio; en los aspectos epistemológicos, en la relación de producción de conocimiento conjunta entre agentes externos e internos, y en esa forma de definirlos en tanto que productores de saber; en la dimensión metodológica, en cuanto transforma los modos y las vías para conocer, y en los aspectos políticos de la disciplina, al señalar sus objetivos y el efecto que pueden tener en el espacio público y en la sociedad en general. Ética, moral y deontología: conceptos relacionados, pero no sinónimos: Los códigos de ética hacen uso de regulaciones deontológicas referentes a las diferentes prácticas profesionales. Así mismo, la deontología trata de los deberes y de su buen cumplimiento, por lo que, cumplir con el código de ética de la profesión psicológica, por ejemplo, es hacerlo mediante una buena práctica, mirando las normas que regulan el ejercicio de la profesión. La ética se refiere al elemento sobre el cual se fundamentan las prácticas deseadas y deseables y consideradas como buenas en cada cultura (moral), y a partir de las cuales se reglamenta el comportamiento juzgado como óptimo para cada profesión (deontología). La moral es el conjunto de recomendaciones y de normas culturales a través de las cuales se expresa la ética, cuyo cumplimiento se induce a seguir en una era y en una sociedad o en una cultura determinadas. La moral implica a los modos de hacer y de comportarse. Por lo tanto, ética y moral van juntas, la primera influyendo en la segunda, pero no son términos intercambiables. La deontología es el puñado de reglas a seguir para registrar una conducta moralmente intachable, pero no necesaria y completamente ética, pues las normas socialmente aceptables pueden excluir ciertas categorías o grupos, o pueden permitir prácticas que los lesionen. La coautoría y la propiedad del conocimiento: Esta referida al hecho de que existe una autoría compartida en la producción de conocimiento en el trabajo comunitario. Esta coautoría debe quedar claramente establecida en los informes que se produzcan, es decir, se debe citar quién hizo qué, sea un artículo o una obra académica elaborada a partir de un trabajo realizado por un agente externo, se debe indicar en la obra lo que hicieron las personas de la comunidad, y se debe contar con su autorización si se piensa en publicar. Dimensión política: El carácter político del accionar comunitario se basa en el propósito del conocimiento producido, así como el espacio de aplicación y sus efectos sociales. La política encierra todo lo relacionado a lo público, al entorno ciudadano y cómo las personas se relacionan en la ciudad. La psicología comunitaria propone una participación cuyo carácter político se muestra en la función de desalinear y concientizar que se plantean como procesos que forman parte de la reflexión que busca contrarrestar los efectos ideológicos de estructuras de poder y de dependencia. Una episteme de la relación: A inicio de la segunda mitad del siglo XX comienza a hacerse presente en el terreno de las ciencias sociales en Latinoamérica la idea de la relación como ámbito de suma importancia del ser y del conocer. Se entiende la necesidad de comprender que el conocimiento no se produce en individuos aislados, sino en la intersubjetividad, la cual es producto de la relación. Lo esencial de lo social radica que no sólo se está en la relación, sino que se es en la relación, puesto que nadie puede ser excluyendo al otro, así como ese otro es el correlato del yo. La psicología comunitaria se entiende como una psicología de relaciones creada para un mundo relacional. Su objetivo se centra en las formas específicas de relación entre personas unidas por lazos identitarios construidos en relaciones históricamente establecidas, que a su vez construyen y delimitan un campo: la comunidad. Una perspectiva holista de los paradigmas: Las cinco dimensiones de un paradigma: ontología, epistemología, metodología, ética y política deben considerarse como una suma integradora. Dentro de la psicología comunitaria las cinco dimensiones son consideradas como aspectos inseparables al proceso de construcción de conocimiento, es decir, están siempre presentes y marcan la forma de conocer, ya que los límites entre las cinco dimensiones no son impermeables. No son cinco esferas separadas, sino de una totalidad que incluye a todas. Todas son interdependientes. Cada una de ellas toca a todas las demás en una sola relación. La humanidad se adquiere en las relaciones sociales, por lo que no se puede considerar a los seres humanos separados de la sociedad como humanos, ellos son sólo individuos. Dicho esto, podemos afirmar que el conocimiento surge en las relaciones, da tal forma que la presencia del otro siempre está presente, así se haya trabajado en solitario, ya que la soledad no elimina la historia, ni las experiencias, ni afectos producto de los eventos socializadores. Agregando a lo mencionado hasta ahora, todo conocimiento afecta al grupo, a la sociedad, por lo cual, al excluir al grupo de sus beneficios o al aplicarles sus aspectos negativos, se ejerce poder sobre ellos. Y al respetar y admitir la capacidad constructora de conocimientos de cualquier categoría social, al escuchar las voces de los individuos que la integran, estamos respetando su derecho al espacio público. Y eso es política. COMENTARIO CRÍTICO La lectura estudiada nos permite conocer más de cerca el modelo a través del cual se hace psicología, así como saber que está integrada por un paradigma que contribuye a producir y organizar el conocimiento para la comprensión del ser humano y mundo donde vive. Creo que es importante que esta teoría se base en la acción para la transformación, dado que para lograr dicha transformación se requiere de la relación entre investigadores y sujetos, forman parte del mismo contexto. Con relación a las cinco dimensiones que constituyen el paradigma, podemos manifestar que nos pareció interesante ver, en primer lugar, que desde la ontología se le considera al individuo poseedor y constructor de conocimiento y que éste lo pone al servicio de la comunidad. Epistemológicamente, creemos que para psicología comunitaria es vital no separar al sujeto y objeto, puesto que ambos son importantes en la formación del conocimiento en aras de la comunidad. Como todo paradigma, existe aquí también una dimensión metodológica enfocada a la transformación de las comunidades, la cual nos pareció importante, puesto que ésta se aleja de la metodología tradicional de la psicología que sólo involucra al individuo, por ejemplo, no se puede utilizar un mismo método de intervención para unos vecinos que viven en La Molina que para los vecinos que viven en San Juan de Lurigancho. Desde el punto de vista ético, creo que es importante que todos quienes nos preparamos para ser psicólogos tengamos como base la consideración del Otro en términos de igualdad y respeto. Respecto a la dimensión política, podemos mencionar que ésta está en función de cómo las personas se relacionan entre sí y a las acciones que se hacen públicas. En momentos en los que en el Perú estamos pasando por situaciones complicadas por las consecuencias del fenómeno del niño costero, creo que la aplicación de estas cinco dimensiones de la psicología comunitaria, podrían sumar a la reconstrucción del país. Se podría escuchar a los propios ciudadanos, involucrarlos en los planes de acción para empezar a reconstruir todo, en la que el individuo (sujeto) y los desastres ocurridos (objeto) no sean separados para la solución de los problemas, por el contrario, éstas se deben pensar en conjunto para ambos. A ello se le debe agregar una metodología transformadora, que no sólo se limite a construir casas nuevas o reubicación de los vecinos, sino también a una transformación de la forma de pensar de los vecinos, en las que ellos se hagan responsables de sus decisiones. Creo que en esta coyuntura hemos venido demostrando que el Otro si tiene vital importancia en la comunidad, desde ciudadanos comunes, militares y el gobierno se le vienen dando un trato con mucho respeto a los damnificados. Creo que todo lo que se viene haciendo en favor de los damnificados se viene haciendo público a través de los medios de comunicación y las redes sociales, podemos ver también, que a pesar de las adversidades la relación entre los ciudadanos peruanos ha mejorado un poco. Como he tratado de sintetizar en el ejemplo, creo que las cinco dimensiones están integradas y que todas son importantes si es que pretendemos contribuir desde la psicología comunitaria al desarrollo y bienestar de las comunidades de nuestros países, así como el de cada uno de sus integrantes. Considero que si elegimos formar parte de la comunidad de psicólogos comunitarios el conocimiento del paradigma en la que ésta se sustenta, incluido, las cinco dimensiones, son un paso importante para la contribución en la mejora de los individuos en sus comunidades.