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BAJO CERO

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BAJO CERO
ZOILA CAPRISTAN

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BAJO CERO

©ZOILA CAPRISTAN

zoilacapristan@gmail.com

2010 Primera Edición.

©Vagón Azul Editores

Edición: Richard Varela.

Fotografía de portada: Elizabeth Torres Capristan.

Hecho Deposito Legal en la Biblioteca del Perú N° 2009 - 14098

Lima Perú

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A la niña que me sostiene
A Lima, por acogerme en su laberinto
A los siete de Embricus por devolver la tibieza.

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Agradecimiento
A Edgar, Miguel. Richard
Por su apoyo en esta publicación.

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PRESENTACIÓN EDITORIAL

Cuando en una colectividad se propagan el tedio de los automatismos y el desinterés general,


hasta el punto de convertirse en señas habituales y en un factor más de desintegración, y, al mismo
tiempo, se proscriben de forma cotidiana los valores más esenciales, el rescate de los mismos y su
preservación empiezan a ser preocupaciones justas, fundamentales, y la función de humanizar se torna
indispensable.

Apuntando en esta dirección, es claro que pocas actividades poseen el valor trascendental que
representa el impulso a la cultura, en sus manifestaciones más heterogéneas. Y es notorio también
que, entre esa diversidad, destaca con nitidez una de las más elevadas y de más cabales satisfacciones:
la labor literaria, por su inmensa proyección sobre todos los ámbitos de la realidad, cimentando el
espíritu de contemplación, análisis o crítica; por su capacidad de sensibilización y por contribuir tanto
al acervo colectivo como al crecimiento individual.

Es por ese camino por donde marchan nuestros esfuerzos. Y es así que, tras la publicación
del poemario multiautoral Morada Poética (2007), EDITORIAL VAGÓN AZUL se honra de
presentar al público esta nueva obra: Bajo Cero, de Zoila Capristán, que reúne la poesía forjada
durante años de trabajo, expresión de energía y pasión creativas. La integridad de estas páginas revela
un auténtico compromiso con el quehacer literario, y las constituye en una edición de lectura
imprescindible para quienes se complazcan ante todo ejemplo de sensibilidad bien formulada, y
quien preste mirada atenta a la escena de la literatura en el Perú y las voces que van aflorando.

Nos enorgullece entregar al lector una producción bibliográfica de gran calidad, con la misma
exigencia de celo y rigor con que fue escrita, y que con seguridad le será de valiosos fines. Este paso
supone la consecución de los nobles propósitos arriba mencionados, convencidos del poder que
tiene el libro y movidos, por ende, a la promoción y difusión del trabajo literario, un deber que
resulta para nosotros tan imperioso como satisfactorio. Esperamos la amplia acogida del público, y
hacerlo partícipe en esta gran empresa de devolver la expresión artística al lugar que le corresponde,
desde donde relumbre tutelar y siempre flameante.

El Editor

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PROLOGO

“Aparten de mí este cáliz”

Bajo cero de Zoila Capristán no es solo la ópera prima de muestra el manejo diestro de la palabra por
parte de una poeta ya cuajada, sino un gran aporte a la reciente poesía peruana escrita no solo por
mujeres. Libro río, que se presta a varias lecturas: tumultuoso, poliédrico, incandescente como es la
vida contemporánea. La poeta ha volcado las visiones de una realidad fragmentada, convulsionada y
dramática, pero bajo este velo (que roza con lo absurdo kafkiano) ha plasmado una historia lírica, en
donde palpita una voz soterrada (canto villano) que hace contrapunto con esa otra voz mayor
(brechtiana). Es decir, hay dos tonos que obedecen a dos planos: el del mundo interior (representado
por la tumba intemporal de la muerte o la memoria) y el exterior de lo contingente (el mundo
apocalíptico de hoy, la convivencia entre guerras e injusticias).

El drama humano-vallejiano empieza con el nacimiento, nacimos en un mundo de viejas


estructuras verticales de poder: “la renta/ el tributo/ la ofrenda/ son pedradas que de arriba caen”. Este
pecado, nos dice, fue inventado por ese patriarcado que aún perdura, sobre todo en sociedades
como la nuestra: “En el lado oscuro no existe Satán/ coexiste Eva masticando la manzana”. Por tanto, la
voz de la mujer estigmatizada es subversión, es marginal, es peligrosa: “Sospecha que soy la puta de
Caylloma”, nos dice ironizando a este reino de la hipocresía moral. Nuestra condición humana-
demasiada-humana nos confronta cotidianamente a esos estamentos que nos coactan: “Señor Juez,
declare la incompetencia de mi abogado/ diluya en la hoguera las llaves de la libertad”. El poder es caníbal,
pero es un poder que solo oculta su fracaso, sustentado solo en la fuerza. La carencia de
fundamentos, de credibilidad que legitime esa fuerza, hace que la víctima empiece a avistar un
cambio: “Que no tenga conciencia que existe el Perú y todos hayan comido pan ese día” Pero la injusticia es
mundial: “Mi alma es una catacumba donde van a penar los muertos”, dice uno de los versos que abordan
los estragos de la guerra (o destrucción) en el oriente de hoy. El triunfo de la deshumanización es la
imagen que se propaga mediáticamente en un mundo llamado posmoderno: “celebran la muerte de un
Cristo asesinado que yace junto a ellos”. Es en este mundo ya sin mitos, pero con las mismas guerras -
guerras que ya no pueden ocultar su absurdo -, en que la poeta desenmascara las mentiras de una
falsa épica.

“Soy una ladrona que su desliz esconde en el tálamo de un solitario hostal/ en mi perturbada fuga burlo a la muerte
y no me halla”, como decíamos la voz poética conoce su precariedad y su talante insurrecto (“la

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muchacha mala de la historia”, denominaba María Emilia Cornejo). Su mirada evidencia lo que la
mano del hombre trata de tapar: “Una niña fue violada en su cuna”, pero por miedo, vergüenza o
machismo al desenlace fatídico de esa historia censurada se le califica como “muerte natural”. No hay
muerte natural, nos dice ella, la muerte es una invención religiosa y política. Zoila Capristan utiliza
el símbolo del ataúd para desacralizar la muerte y denunciar sus ocultamientos: “Me conmueves/ con
tus ojos cargados de ataúd/ con tu muerte a pausas”. Por otro lado, la muerte es dual, puede ser, también,
el lugar más seguro: “Allí las dos juntas/ Tal vez de espaldas/ En el sepulcro”.

Bajo cero es también un libro íntimo de íntimas voces: “Tengo una manera callada de existir/ un hálito de
aire para respirar/ silenciosa manera de hilvanar pasos”. Aquí habita el padre: “Vigilante hostigo las pisadas de
mi padre”. La madre: “Madre, perduro en la misma noche que me desterraste”. Y “Teresa que come heces”, y
Maya y Lola. La memoria, en donde habitan aquellos fantasmas, es una celda que la libera: “he
experimentado el peregrino placer del infierno/ tras los barrotes”. Y es bajo ese cálido manto en donde puede
surgir el amor: “amanecer un domingo con tu cuerpo enlazado al mío”. Su voz entonces se torna
descarnada, aquí hemos llegado al fondo de su exilio subterráneo, bajo el silencio de una gélida paz.
Su trayecto es un descenso órfico hacia las verdades más profundas.

El título del presente libro de poemas nos dice su significado sin decir, así como los poemas hablan
desde su silencio-cero sobre aquello que está encima del corazón, que es lo vedado, lo callado por
la dictadura del poder perpetuo que escribe la historia oficial de esta humanidad en peligro de
extinción. “Expío mi conciencia con la médula blanca de mi bandera Peruana”, dice la poeta como pocas
veces se ha visto en nuestra tradición. “¡Hombres silenciosos aparten de mí este cáliz!”, exclama, y esa voz
es necesaria, urgente, en estos tiempos pacatos. ¿Para qué escribir poesía en tiempos frívolos?
Justamente para poner el dedo en la llaga de este país al pie del orbe: “No ardo/ Hay frío/ No hay
tiempo/ Solo órbita/ Todo es efímero”, escribe desde lo más revelador y hondo.

La poesía es esa mariposa que empuñará siempre la poeta. Vuelo, libertad, belleza, para un mundo
que necesita de más poesía.

Miguel Ildefonso

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BAJO CERO

Impregnada queda
la desolación de estar bajo cero
días en que me pongo el traje al revés
y resbalo con la cáscara del que me antecede
la otra parte sonríe
goza
impotente solo miro
con lagrima de río
de mar.

Días en que sobro en todas partes


se está de más en la tierra infinita
los huesos estorban
toco una puerta
y no puedo entrar por el techo,
ni un agujero alcanzo.

Días infectados de lepra


pero ni los leprosos llaman
abran un poco del espacio
sólo una silla donde sentarse
un rincón donde dormir
un cajón donde cruzar los huesos
la renta
el tributo
la ofrenda
son pedradas que de arriba caen
lapidan
son castigo por osar existir
por acompasar el cortejo de la respiración.

Busco el bolsillo y quedo manca


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el frío
el frío
el frío me cala
en el fondo no hay sitio
anudarse la garganta fuerte
muy fuerte.

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ALFABETO DE PIEDRA

En el lado oscuro no existe Satán


coexiste Eva masticando la manzana.
un pordiosero extiende sus manos hacia Dios
Zaratustra agrieta las tranqueras de la ceguera.

Eva imperturbable ajena a las cadenas no asoma mirada de reproche


lleva en su desnudez un manto de virgen
y copula en lechos de espinas negras
que emergen desde la hondura de su corazón.

Las melodías poseen llaves de quebrados recuerdos


desciende la angustia y la mortandad
ha callar el rumor del sol que me fragmenta
y en quimera de difunto sueño que nunca existimos.

Ellos desvelan los sentidos en un alfabeto de piedra


miden con monedas la distancia
entre el polvo y las estrellas
el discernimiento de los misterios y otras cositas componen sus días
mientras yo; subterránea a mi sombra hurgo la razón del absurdo.

En el lado oscuro un hombre santo, vencido por su codicia, se convierte


en el lado oscuro habita un hombre que nació pequeño, que ordena matar a los rendidos.

En el lado oscuro convivo con mi santidad.

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LIMPIAR LOS RUIDOS

Serpientes asoman su cabeza por el cascajo que pisoteas


se esfuman a golpes de tambor de animal inmolado
mientras el concierto taconea
fantasmas cimbran como granizada de invierno
verticales hacen añicos la médula
grotescos ignoran que me dañan.

Alguien empina su sandalia y baila


el polvo se acrecienta celebrando y tosiendo
su boca percibe armonía para no mentir
y zapatea cerquita para sentir excitación desinteresada
crédula como un sueño colorido.

En una mesa de madera carcomida por las estaciones y el ají


estoy velando mortaja
sin percibir que el cuerpo también se corroe
escribe, disimula y engaña.

Vigilante hostigo las pisadas de mi padre


el hedor a ratas de mi madre y de ciertas larvas
entonces comparece la luz en notas musicales y algo en mí niega irse
un instinto de otro
que cubre mi cráneo
como leña del fogón humeante de alguna casa.

Voy a destruir barrotes de las ventanas


echar en picada a los cuervos
a empujar del rascacielos a mamá que teje telarañas
a Teresa que come heces.

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Entonces será necesario enjuagar el altar, caminar contrapesando, limpiar los ruidos y sepultar sus huesitos, tener
lástima de los gusanos, de las moscas…previamente injertarme una pluma de cuervo... para las guerras.

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ENTREMISPIERNAS
A mi perro
Sospecha que soy la puta de Caylloma
una hora antes
cien falos expiraron en mi pubis
imagina que todos los hombres se complacieron entremispiernas
y gocé orgasmos con las mestizas, las blancas y las negras

“Apresúrate, tocan la puerta”


la cola es larga, y el papel higiénico caro
otro hombre con urgencias de mono
jadeante como perro
deambula su mirada al compás del chirriante vaivén de la portezuela
-como tú -
que recorres con esa lengua versada
el botón rojo que palpita yuxtapuesto al tatuaje

Me nace el talento de la puta de Caylloma


en Lima hace frío pero la putería lo calienta todo
el lunar de mi pecho contabiliza los minutos que circulan como cuerdas
en la habitación de paredes de papel, hay un hombre y otra mujer que gimen
buscamos un agujero donde filmar
a la salivada Eva engarzada al macho.

Y sin dolo, como diría el juez que se abanica con billetes coimeros en el Parque Universitario
terminamos sentados en la última banca de La Merced
agradecemos por volver a ondear los faroles de Quilca
de paso prometo ya no sentir cosquilleos en el capullo -que presiono para amordazarlo-
“Padre nuestro que estás en mi cielo ....”
el murmura “puta”
incrusto mi lengua en el orificio de su oído y le susurro “perro”.
Mientras la virgen nos sonríe.

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LA LUZ SE ENGENDRA EN EL ABISMO

La luz se engendra en el abismo


dancemos frente a impetuosos vientos,
sé hembra cruel y salvaje
libre y cultivada.

Atrapa la risa en caminos desiertos


consérvala atada al pecho como si fuera tu hijo
abre la puerta
deja escapar los cuervos.

Despoja la túnica
no aspires a santa
que de una pedrada quedarás desnuda y degradada
el puñal te busca desde que naciste -es certero- nunca falla.

Cobijados al filo de la navaja


tras la cerradura extasía el orgasmo
enraizado en la lujuria y en sus labios.

Cultiva tu raíz en el abismo


la cicuta poco a poco inmuniza,
rompe las tablas
como serpiente que muta de piel.

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HILVANAR PASOS

Tengo una manera callada de existir


un hálito de aire para respirar
silenciosa manera de hilvanar pasos
como no queriendo
animar el fuego atroz de este mundo,
estoy en la esquina del ataúd
acariciando mi seco hueso
donde el tiempo a cada segundo carcome mi piel,
prefiero el silencio a su voz
puede escuchar la hiena
y reclamar mi alma
los buitres olerme
y habitar mi sien .

Quiero la noche más oscura


no tomaré el pan que no merezco
ni besaré tus labios pidiendo perdón por ello
puede al fin sucumbir el sol en su abismo
agonizar la noche en su eternidad
igual mi casa permanecerá como un panteón
sembrado de túmulos lúgubres
de difuntos sin nombre
que nadie tiene ya el recuerdo
no tienen velas
ni oración maldita
ni corona roja en su día.

Mi cuerpo es un cementerio
de muralla de piedra
lapidas de puta Magdalena;
los muertos se cobijan en mi
hay muchas tumbas subyacentes
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que se escapan por mis dedos
en la mirada
en una noche contigo
que terminamos oliendo
a fétido mortuorio.

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VOCES

Se eternizan en mi antigua casa voces y penumbras


-es un secreto de familia-
la risa es gesto que escinde a cada paso
en el alud del pórtico emergen los cadáveres
ríen los gallinazos
se desatan los sepulcros.

-Cuándo se desvanecerá el cordón.

Sus paredes como columpio atraen y arrojan


pinturas trazadas con carbón penden de clavos de hierro
una a una desfilan las sombras
ella suele incinerarlo todo.

-Llevo tatuado en la piel los rincones.

Profesaré el caos que me cubría antes de nacer


¿te acuerdas, mamá?
antes que tú, Hebrea sedienta
parpadearás tus ojos inicuos en los espejos castaños de él
-cuando era esperma-

-Lienzo de seda, el desquicio.

He viajado trabada en un sueño tratando de huir de su vientre


del látigo con el que mi madre me azotaba
incitaba risas de cínica cuerva.

-No paga las deudas, rechina entre dientes.

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Cicatrices se agrietan supurando odio
carcomida desde su raíz sacude las moscas de su regazo
mi alma curtida la mira partir con el tiempo
-debilitada ante el reloj, se encorva.
no preparo discurso para su funeral
sólo alisto un panteón en mi pecho
celaré junto a ella hiel
y olvido.

-Danzaré sobre su tumba, brotará pus de mis heridas.

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EXTRAÑO LA BRISA DEL DESIERTO

Extraño la brisa del desierto, la que viene cantando entre niebla y arena
árbol de espino donde anidaba el sepulcro
mesa larga y vacía habitada por muertos solitarios
frágil tejado que trepaba para observar el paso de gentes y bestias
que como bravos ríos arrasaban mis vestidos
sombreando aire viciado y escombros de guerra.

Evoco la tristeza de la lluvia que taladraba mis párpados


al perfume del barro
tarde que se desmorona quejándose de frío
y se pliega como telón de mortaja en mis huesos
al sol que se descorre pariendo la penumbra
-se parece a mi madre pariendo otro hijo-
y a mí, con los días que se acumulan entre cruces
como ciclos amargos que oscilan hórridos.

Añoro el silencio que no viene


inconsciencia que vendrá como peste a poseerme
calles vacías sin niños sobrevivientes de disparos tribales,
a ella que hace volar mis alas
y las esfuma en cáustico aliento resguardándome en duelo.

Arrojaron piedras en mí,


tan profundo han caído que nunca volverán a ver al sol
a veces ella abre la ventana del féretro
fija sus ojeras en mis ojos extintos;
mientras la muerte columpia mi ataúd
hasta que perezca el albor.

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VERDUGO ASALARIADO

Lágrimas hipócritas se resbalan en el epitafio


son voces de amigos que deslizan alguna sombra
un ataúd que derriban a la fosa que me constriñe
el viento se arremolina y cubre de hojas secas
una rama chasquea sus uñas largas en mi vientre.

El viento mantiene una sonrisa mordaz


se acoplan los tiempos curvos en un agujero
extirpa el sueño ya vivido
inventa un tren con siete vagones
uno que meza la cuna
en ella mi hija con sus ojos de dragón
bastará para aferrarme con uñas y dientes
asir alguna baranda
y hacer cantar esperanzas al mundo.

Navega el universo en su viaje a nada


no crean que estoy triste
es mi estado natural.

Murmuran los números astillados en la garganta, uno, dos... ciento siete


-Tus ojos no han visto Perú.
-Mis ojos han visto la Torre de Babel en Perú.
- Última visión, los ojos de mi hija.
anuda el cordón umbilical
humea la navaja de la guillotina.

Se apagan las luces de mi celda


señor Juez, declare la incompetencia de mi abogado
diluya en la hoguera las llaves de la libertad
-Verdugo asalariado, cumpla su deber.

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INADVIRTIENDO SEÑALES

Entonces cuando llegue ese día


sea yo
vagabunda
que peregrine inadvirtiendo señales
que la felicidad instalada en la sangre no se despeñe
que se descarríen las penas
y se precipiten los perversos amores
y al no tener pan
trine turbada.

Que delire de día, inventando el lienzo de lo cotidiano


por la noche, ahuyente las estrellas que se desmoronan por los deseos
que las calles solitarias se compongan de partituras
que transite la vergüenza desnuda y en el cuerpo quepa la libertad.

Que sea virtud besar a los amantes


sin que nadie murmure en los alcázares
el mismo cosquilleo humedezca el monte
y perpetúe su voz susurrando:
“mis labios se transforman en alas cuando beso tu sexo”

Que no tenga conciencia que existe el Perú y todos hayan comido pan ese día
los ricos alucinen y olviden la palabra codicia
los jueces enloquezcan y se les dé por dar a cada cual
y que los dioses mueran abatidos al vernos felices.

Entonces en el universo no transite la muerte.

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EL ACTO DEL PROFETA

¿Quién numeró la distancia en que perdurará el amor?


y la estación de transitar por desiertos cargando la angustia de no tener ojos
el corazón se concibió de piedra y densa aún más
al mismo tiempo los pies se tejen de llagas y espinas.

- Sé que una vez nací.

Subyacentes chasquean
las flores que enviabas cuando perseguías un rayo de luz
mientras la mirada crecía enervada
¡ay¡ quién pudiera descomponer el instante y hacerlo verso

- El perfume emerge de la corona de flores que yace bajo al ataúd.

Hermético trayecto que dimensionan los puntos


no atraviesa la muralla de la real medida
de tus labios esquivos que fluyen al vacío impasible

El tiempo se torna rancio


la piel es un trivial manto de madera
por dentro corroe la polilla,
el alma grávida hecha de remiendos y espejismos

Cabizbajo cráneo
se hunde en mis manos
cuánta traición que no profeticé
cuánta lluvia,
a lo lejos sólo había mariposas que prestaban sus alas
picaflores que elevaban cuando me escondía tras las piedras
y el perro que me quería.

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-Mis ojos se humedecen... el agua se está turbando.

El minuto se descompone en mi carne


se trastorna en gusanos
el hacedor cruza indiferente,
ella a intervalos acaricia,
sigilosa,
logra alcanzar mi corazón,
entonces restriega la herida,
y ante el cadáver los dos ríen.

-Es la burla de tu Dios; oye dentro del espectro el eco de su sorda carcajada.

Espectadora de mi tránsito
carne que celebra su funeral
dispuesta a reducir en cenizas este cuerpo que existió

-Hay una escena que no aprendí-

Fue el acto del profeta;


el día en que los pájaros encumbraron vuelo sollozando
cuando de mi cuna crecieron enraizadas rosas negras,
-¡La nefasta noche en que nací !.

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VERSOS DE UN SOLDADO

Navego por los aires en un avión que transita tierras extrañas


marcho a luchar por mi patria y mi bandera
mis manos nunca se profanaron con sangre.

- Tras de sí, adormecen los miedos de su madre.

No dudé en incinerar la mezquita


el fuego desclavó la carne de mis enemigos
solo anduvo la nieve de sus caninos
sus alas rodean cuando juego la ruleta con sus esqueletos
eco de sigiloso quebranto ahogado con mi fusil.

- El silencio de su rezo acalla su conciencia.

Esta mañana en el espejo advertí un perfil velado


esa mirada inquisidora devastó el vuelo de mariposas que habitaban en mis ojos
el rictus de esos adustos labios desvaneció el reflejo de mi sonrisa
-Un niño, sonriendo, me entregó sus pupilas -
en mis manos aflora la tibieza de su sangre;
para disipar el aroma las lavo con agua bendita.

- La fetidez viene de su interior.

¡Que la luz de la luna no me descubra en el desierto!


ella logra destrabar sepulcros que se resumen en mi memoria
¡Que no germine la noche!
las pesadillas que se apoderan de mi sueño quebrantan como verdugos mi alma
empantanando en charcos las visiones

- ¡Todo se desploma en el abismo de las fosas!

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Tupida niebla concurre en mí,
el llanto de los condenados que van desfilando al matadero
se instalan en confusión de imágenes que se acopian en mi recuerdo
mi alma es una catacumba donde van a penar los muertos.

- Las órdenes marcan de llagas leprosas los caminos.

Ayer maté a más de un niño


-¡Mátalos, son enemigos!- ; me ordenaron
devastamos la escuela, vecina de mi memoria
donde correteaban los infantes que con su alegría me hacían olvidar
las balas del fusil con que maté a sus padres.

- Entonces cuando escuchaba sus risas, el tiempo se curvaba y se hacía infante, aquel que nunca soñó crecer y
convertirse en verdugo, ¡Ay cuánta pureza en su quimera de niño!

El Pentágono ensombrece de insania,


corrompido aliento flota en Palacio
el amanecer tirita triste y decae la rosa en su capullo
los poetas un verso marcial no me han enviado,
emerge del panteón una marcha fúnebre que cobija mi cuerpo vacío.

-Amanecer con el fusil en la sien y los buitres en espera .

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ESPEJO PROYECTADO

Me golpeaste en los ojos


con tu pellejo encallecido
con tus pies agrietados consumidos.

En el corazón
con las llagas de tu cuerpo
con sarna y pus
con huesos forrados de pellejo
con cabello gris y piojos
con tus dientes extraviados sin anestesia

Me conmueves
con tus ojos cargados de ataúd
con tu muerte a pausas
con tu sobrevivencia de materia

Oye espejo proyectado


Hermano, Humano, Deshumanizado
cruz de madero apolillado
te pisas en mi archivo
y me sigues golpeando.

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ESPERO QUE INTUYAS EL SILENCIO

Espero que intuyas el silencio


y su grito trascienda
fuerza a tu corazón a embeber el aroma de flores silvestres
haz un escudo y cúbreme
que el látigo no me alcance
las espinas no penetren en mi frente
limpia el vinagre de mis labios
dame un beso como el de Magdalena
y traslada sin horror mi cuerpo moribundo.

Quería que me intuyeras


en mansedumbre silencio
tus pasos hacen escarnio
muda quedé frente al delirio,
algo tengo de Job
aquí Judas me da aliento de azufre
el buitre arranca mi carne.

Él no fue escudo
sólo látigo puñal
verdugo en noches de invierno

He huido a las montañas


sobrevivo ermitaña
mis entrañas aún las guardo
para mecer la cuna de alguien por venir.

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FAUSTA

Ella celebra un funeral


y no sé quién ha muerto
si yo dentro de ella
o ella dentro de mí.

A veces sonríe
con la mirada extraviada le ofrezco una flor blanca
las palabras se hacen nada en el vació de su nombre
su nombre que a veces dice tanto, queda descalzo.

Corazón encendido de dolor


piernas cercenadas
¿Quién eres tú?
tú serías todo si quisieras
pero en mí eres la entelequia que atesta
la espada que me amortaja.

Ombligo mío
prescíndeme de la lista
borra mi nombre del registro
cordón hecho cadenas
auséntame de tus penas.

Mujer
me das la espalda como queriéndome olvidar
pero algún grito de madre pariendo te traslada hacia mí
¿acaso algo falta cuando ya no anido en tu trenza?
que escucho tu voz indagando por mi sombra
acertijo crucificado
Tierra que no codicio

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Sólo te siento cuando agobias mi corazón
cuando lo tomas y haces de él un limo de tristeza
cuando estrujas mi sangre y la empalideces
porque de tanta desolación que milita en tu recuerdo
de pronto estalla el olvido

Llevo noches cubierta de fuego y agua de azahar


porque los recuerdos que detonaron en la hoguera del olvido
regresan certeros
como pedradas en la frente
entrañas sacudidas sin piedad
que nos hacen concluir
allí las dos juntas
de espaldas
en el sepulcro.

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POR LA TARDE UN CAFÉ

Tú que traes
el costado raído
el alma remendada a pedacitos
pendiendo de un hilo
asegurando que no se desplome,
que caminas con tus zapatos de siempre
intentando desviar el camino que da a mi puerta
agitado entre lentes y pétalos

Amigo que te esfuerzas en ser bueno


tintinean tus pasos bajo el floripondio
cuando abro la ventana
se esquirla nuestra sonrisa,
entre tus dedos
un embriagado vino.

Comparte conmigo
un plato vacío
por la tarde un café
el domingo un ají.

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ARROJAR LAS CENIZAS AL POZO

Ganas de romperme las piernas


astillarlas e incinerar mis huesos
arrojar las cenizas al pozo
donde se arrojan a los muertos sin verdugos culpables
y ya sin piernas obligarme a no ceder
a suicidar mi cuerpo.

Nostalgia de tu aliento volátil


besos que hoy saben a difunto
abrazo que envolvía como un universo.

Evocación de la muerte que pronuncia mi nombre


y me atrae gravemente
y me desgrana en cada minuto
en cada partida.

Ansias de cantar a la muerte una hermosa entonación


mirarla con frialdad a los ojos
que ella se espante
que no le temo.

Ganas de tomarla de la mano


caminar junto a ella
caer seducida
no voltear los ojos
partir y no volver a este proceso de ocaso llamada vida
de fugar y borrar toda huella prolongada en el camino
y ya sin nadie que me recuerde
ya sin memoria
tener la evidencia en mis manos
la certidumbre de lo incorpóreo
la certeza de lo único certero.

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SEMANA SANTA

Y en el abrazo que te doy


quiero abrir la puerta contigua al abismo
arrojarnos en picada a la oquedad
abatir sepultados
entre cruces, tumbas y flores
y que no te espantes de la oscuridad
ensayes como ciego a concebir las cosas por instinto.

En Semana Santa quiero descender contigo


la inmensa distancia que hay entre mis senos
y mi panteón
ejercer en ti la fascinación por lo que ya no me duele
por lo que he matado desangrando cada día del pasado.

Hoy la ciudad no tiene habitantes


celebran la muerte de un Cristo asesinado que yace junto a ellos
hoy sólo quiero desplomar en un engranado abrazo
y no tengas miedo
como Ulises has de atravesar el mar.

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REFLEJO

La imagen del espejo no la reconozco


¿Qué huesos estoy usando?
quisiera beber tanto y terminar ahogada
¿Qué noche me cubre?
el encaje apenas es nube corroída
¿Qué día tan pesado me cansa?
ojeras de muerte dominan mi rostro
espero mañana en cotidiana náusea.

La piel no quiere piel


va muriendo a golpe de minuto
¡qué hastió!
las letras se cansaron de manifestar
mis cabellos cubren con su azabache mirar
las ventanas carcomidas sucumben
los ojos cansados no saben por qué
el fruncido está marcado
mi tristeza naciente va viviendo más
mañana-espero - mañana no escribiré
la losa que cubre mis labios
cubrirá todo mi cuerpo
puedo sentir el ataúd
ya la fosa ahogándome está.

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PUEDO SER FLOR

Soy la ladrona harapienta y leprosa


Que roba los besos de tu templo
Para perfumar mi cuerpo
ignoro surcos
Tentada venzo castidad y gozo sin temor
cuando desplome la tarde en procesión
me apedrearán .

Soy una ladrona que su desliz esconde en el tálamo de un solitario hostal


en mi perturbada fuga burlo a la muerte y no me halla
Y dejo a mi sombra mal herida
Para convertirme en la vasija donde tomas vino
adoptando la forma que tus manos de alfarero moldeen
puedo ser flor, amante o puta.

36
CASA VIEJA

La distante casa persiste


son las mismas arañas
es la misma madre
dulce Maruja que me sonríe
ausente abrazo de mi Padre.

La planta de naranjas fue tras sus pasos


el árbol donde se posaban los gallinazos también se fue
ya no crece nada en el jardín
solo la hiedra y la enredadera cubren la casa hasta colmarla,
ahora que ya no estás
nadie añora mi ausencia
indagan
¿por qué ha venido?

Ahora que todos ya murieron


y que para todos ya he muerto
queda el epigrama en los muros de quincha
-Solo se es hombre cuando se sufre-
el eco de tu voz carcome la carretera del norte
- ¿Ay , vida, vida por qué eres amarga?-
de ti se precipitan mis letras
y mi ira.

Desde el panteón que te visito descienden saetas de fuego


huyo deportada convertida en migajas
aquí al exilio
a mi casa nueva.

37
ESTARÁS EN CELENDIN
A Carlos
Los sentimientos se desploman
el malo brama
los testigos están listos a mentir
estoy sola
todo se repite
como manecillas de un reloj
en círculo eterno de danza de conspiración.

Hago juego en escena


nadie sospecha que por las noches
vacío el aliento frente al espejo extrañándote
a ti que de la nada situabas luces
en aquellos días en que tu voz
mirada y poesía sólo eran mías.

Fue una noche en que huiste cabalgando en fuego


estarás en Celendín junto a tu madre
con los ojos empañados tejiendo largos sombreros de paja
para que cuando pase por tu lado escondas el rostro
como halcón te reconoceré
aprendí afinar cada sentido para sobrevivir
ahora mis instintos son como de animal depredador
mis ojos distinguen la luz y la podredumbre
sé de tu perfume
tienes el aroma de las flores que me regalabas en las tardes de invierno.

Te espero con vino


en el umbral de mi sepultura
si llegas bailaremos de nuevo Zorba el Griego
El Che se dispone a la izquierda
Kafka es siempre del Perú, país del absurdo

38
de fondo la guitarra de Santana
la habitación está repleta
de nuevo dime al oído:
-Vamos a calcinar praderas…-

¡Contigo mi alma canta extrañas canciones de guerra!

39
NN
Abre los ojos
rozan con una habitación de tres por tres
es una tumba
en la lápida se lee:
"NN VIVIÓ SOÑANDO CON LA MUERTE"
tiene tres ventanas
las colocaron para atormentarla
y hacerla sufrir más
aun después de muerta,
por allí llegan los sonidos que detesta y la estremecen
el ruido de los carros
palabras de gente mezcladas con lamento
llanto de un anciano
vacío cotidiano
a veces observa por la ventana
hombres convertidos en bestias a fuerza de sobrevivir
el hambre los denigra
quita condición a lo humano...

El humo de los carros asfixia


le recuerda el hacinamiento diario
la náusea indistinta
se vuelve a la cripta
y mira a su amigo insecto hacer la trampa
para cazar su presa
solo observa
el ruido de fuera es ensordecedor
se tapa los oídos
cierra los ojos
espera levantarse un día
y leer en su puerta
"NN MURIÓ SOÑANDO CON LA VIDA"

40
UN DÍA DE CUALQUIER DICIEMBRE

Los días imponen su desierto


las noches transitan mudas agujereando labios
florece de madrugada la escarcha de mi raíz
sé que mi tallo se quebrará
y que la angustia que carcome empujará al vació
te digo a ti que muerdes mis senos
imán reverso de mi muerte.

Concebí una herida para verter la sangre enviciada


para cincelar el camino
tallar la avenida que nos lleve un día de cualquier diciembre
a encontrar como ebrios la calle exacta de nuestra humedad
amanecer un domingo con tu cuerpo enlazado al mío.

Voy tras tu mendaz hálito


desconociendo y negando lo menoscabado
huyendo de fantasmas que quieren extasiar mis sentidos
matar los sábados
hacer que yazca en la frigidez.

Voy a sellar con poesía nuestro camino para que no te alejes


recuerda que mis cabellos son largos y alcanzan para cobijar tus miedos
foscas calandrias me colman
si no llegas tú
con una flor que salvaste del fango.

41
DESTIERRO

Madre, perduro en la misma noche que me desterraste


sigo pellizcando mi brazo para comprobar si no es un mal sueño
en cada albor deserto de la pesadilla
y siempre concluyo suspendida en el mismo punto en que me abandonaste.

Hoy me han vuelto a enrostrar el pan que llevo a la boca


tuve hambre de tu pecho que me rechaza
dormí abrazada a una indiferente centella
delirio en las caricias de mi amante.

Permanezco en el socavón donde me escondí de ti


entumecida desde tu partida
mi carne es golpeada por gangrena
aún sigo halando al ser real
y a tu sentencia
sólo doy vueltas en ilusorio camino
bordeando el abismo y destierro.

¡Mujer que pares y olvidas!

42
ENTRE EL PLACER Y LA HUMAREDA.

Crujen como ostias los esqueletos


que dormitan encubiertos bajo la cama
tus inexpresivos ojos abaten como cascada
entre el placer y la humareda.

Léeme un Salmo- susurro-


y tañe aquél dentro de la catedral
entonces subyacente a nuestra desnudez
creo en el padre
y más en las notas de ese piano
que tienta sinfonías cuando el deseo nos acopla
aun más creo en la fruición de la muerte.

En el borde del mar los huesos se tornaron polvo


pronto la cresta retornará
las calaveras escondidas bajo el tálamo volverán
sostendrán nuestro peso como si cargaran una cruz
limpiarán el yerro de este libido que como ácido corroe mis senos.

43
DILUIDA LA ÚLTIMA CÁSCARA

Diluida la última cáscara


el dolor se torna forma nacida de ser
idioma silenciado hartado de cascajo
nido sin urdimbre
el abrazo ya no es ineludible.

Eco de pasos que parten y retornan


sobre la superficie del puente de madera
tropezándose en alguna astilla
reprochando el percatarme sempiterna
estaciones detenidas que desafían al tiempo
resuena tu deforme sombra distante.

Arrugas parapléjicas
dobleces que esconden placeres aviesos
surcos prietos que desairan
pecho insuflado al estampar la última bofetada
lengua dividida en dos vomitando el último agravio

Madre
diosa
hay que dejar de amarla
para descubrirla humana
perversa
fluctuante.

44
HABITABA SIN MÁCULA.

-Habitaba sin mácula.

Era necesario beber de ti


el aliento de los que ajusticiaste
sentir la fricción de Satán
extasiarme de tus ojos amarillos que imitaban ternura
de los amaneceres cuando a ti
también te invadía la putrefacción de la respiración.

Me agobiaba el aire aún no profano


codiciaba ver lo que sus ojos veían
vivir historias de quebrantos extremos
palpar dentro otro escenario
protagonista de escena
viraba el telón
invertía
era real el pensamiento.

Cual criatura repulsiva y fea


he buscado su pecho sitiado de precipicios
bebí sin remordimientos
me sumergí por calles infectadas
en sumideros de vigilantes ladrones
mis pies se espinaron
mi boca lamió hiel
he experimentado el peregrino placer del infierno
tras los barrotes.

Solía apedrear gallinazos


expulsándolos del jardín
junto a ellos se desplomaban nidos y capullos

45
tenía esa manera tierna de rozar mis labios
también esa perversa sed de venganza

Se excedió al entrelazar sus manos en mi garganta


al alojar espanto en esta fosca
después de la resaca
la cama dormita como niña leprosa
aflora la contemplación proterva
deterioró mi cuerpo cuando intentaba dormir.

Intercepté todas las entradas


en la arena desnuda incendié versos,
detrás de la cortina escuché murmurar
que la mujer es letrina pública
donde van las bestias a orinarse,
a través del polvo que encumbra sus pasos sigilosos de pantera
pude ver que el mundo es de fieras.

46
UN TUCO CHILLA AL SONAR LAS CAMPANAS

Remolinos en la raíz de mis cabellos


Balbuceando coros caminan tras cortejos fúnebres
velas de procesión que se solazan con juegos macabros en el anda
olor a cabellos chamuscados se ciernen en el gentío
ardiente cera que descienden a los pies atados a un credo
la borrasca y la sorna espiran ahogando las flamas
retuerce en bramido el pectoral del sacerdote
la luna se desploma sobre el pueblo inventándonos en residuo
sin razón trajina aferrada la multitud

Mercaderes venden retratos bendecidos con agua clandestina


el borracho orina mostrando su miembro a los fieles
en la boca de las fieras hay libido
la vieja compra la absolución con un cheque falso
el cura se entretiene contando monedas del diezmo
un leproso mira con codicia

-Alguien se hartó de la inmundicia.

Un tuco chilla al sonar las campanas


las velas deciden mudarse
ya vertidas en el suelo
se mezclan con los pétalos de rosas levadas de un sembrío narcotizado
con sudor
y orín.

Astillada la cruz
desciende a la cloaca
entre células de hombres muertos
hay maldición desde el cielo

47
por ser inmortal escarnece
encuentra placer en no calmar el hipo

Va en procesión la humanidad
pretenden ganar ventaja
en el desierto alucinan
natural inmortalidad.

48
CINCO AÑOS
A Eduardo Borjas
Infestado de ampollas
te instalas en mi vientre tejido de cicatrices
mis dedos intentan rozarte
vuelves humo
las palabras.

Las paredes adormecen tu voz


el aliento de las habitaciones
insepulta la sangre que perdiste en algún juego siniestro
de un pecho que secó la estación
- Las calaveras.

Dislocas el alfabeto
angustiado de esbozar el símbolo preciso
la torre de babel subsiste imperfecta
pálida de contemplarte
aristas al fragmento de las palabras
deduces que Dios no pudo inventar el vocablo
que enuncie tu verso.

Transitaremos aturdidos un cementerio


donde el guardián exhuma tumbas
atiza el fuego con cadáveres de mil novecientos y tantos
luego
coloca un anuncio para revender nichos de estreno
¿Acaso allí se vele el alfabeto exacto para redimir tu última poesía?

49
SIGNO

Imaginan rayar el alba


circunstancial, el presente se invierte
atan la herida cuando el signo cae
la cicatriz permanece sonriendo con su lengua larga
la memoria se petrifica inmortalizando el encono.

-Una niña fue violada en su cuna...-

Tengo en mis pupilas insípidas


las fosas abiertas
las tinieblas
sus fantasmas
las fotos con ojos de infanta, son de otra
en esta estación soy la que abomina a la que dice ser mi madre
la que sostiene los dedos de su padre
y almacena aguaceros que desentierran laberintos

-Ignora por qué entre sus piernas moreteadas, habitan las moscas-

Pozo bruno condensado de memorias


de partituras desintegradas
de vez en cuando enciendo la caja negra
donde diestros pintores maquillan a la niña violada
-“Muerte natural”- rectifica el padre.

50
DIECIOCHO

Noche de diciembre
ella abrió las piernas para arrojarme a la hoguera
sudorosa y asqueada se alivió al despeñarme en un charco de sangre
para cultivarme en llanto, ansiar las estrellas, me sepultó junto a la ortiga
para no perecer hilvané espejismos que evocan el olor de su vientre.

Suele sembrar tumbas en la línea volátil que le concede el cielo


sitúa cruces tras mi sombra
inexorable las cobija con cicuta y larvas.

Entre nosotras ya no ciñen trayectos


es uno el punto de la execración
ella extinguida en un madero que se astilló con el tiempo
yo encallecida
recuso su identidad.

Los atezados surcos que cuartean sus mejillas


guardan enigmas de enajenados días
la casa es carcomida por el odio escondido bajo las vigas
retumba de júbilo mordaz
ningún murmullo se arraiga en el corazón.

Como cuaderno de hojas arrancadas


sin historia
sin tiempo que zanje la inocencia
he incendiado las fotos
de la morada desquiciada

51
MENSAJE EN MORSE

Sepulté a mi hermana
la que solía jugar con duendes, perros y cometas
una canción infantil remonta en la tumba
oscila el azahar los números de la partida.

- Vi su cabeza rodar a la fosa, nunca mis manos intentaron salvarla.

Calciné a mi padre
el que con su voz
orbitando el vientre de mi madre me tatuó de poesía
sus largos dedos transcribieron en morse el ritmo de mis versos
un telegrama imperioso
lanzó al viento para que escriba con su sangre.

-Aún ignora los versos que le escribo.

52
LECHE DE MIS SENOS

Cuando él se aleja la leche de mis senos se avinagran


el universo lidia en idioma absurdo,
anhelo perder los sentidos cuando se va
-sería una forma también de partir.
serpentear el puente
descorrer la bruma junto a bohemios suicidas
reír ebrios macerados en una tumba abierta.

Un cortejo de sombras se contrae


transita al derribar la luz
se pierde tras las tapias y los caminos,
cuando él se va
el espejo retrata huesos
dientes
y espanto...

Parte con los ojos encanecidos


pide perdón por las costillas que astilló
mirada ausente de brillo
–que él mismo depredó.
fluctúa sin sentido en sepulturas sin tierra

53
A MAYA, QUE NUNCA QUISO CRECER

Ataviada de ternura
su madre adereza en una casa de carrizos
el padre colorea un banco de madera
para percibir la plenitud de la mesa
sirve de su ollita de barro un arroz tan blanco
condimentado con un pedacito de ají.

Maya, tú que sólo te conciertas de infancia


espérame con juegos de inocencia
vamos de nuevo a sentarnos a la mesa donde el cariño se sitúa a la cabecera
donde Lucho remienda vestidos trajinados de pasiones
y Lola entre leño y leño atiza versos que amortiguan las penas

Mi madre anega los columpios


amanezco tiritando
sucumben los afectos como cadáveres en el río,
el fogón de tu cocina
mitiga el temporal que se suspende de los látigos

Quiere matar a palos el fulgor de mis ojos


sé que odia la alegría, la inocencia y la belleza

- ¡Cierra la puerta y di que no estoy¡


¡el dolor no sabe de puntos ni cuerdas!

Maya espérame tras los años


con yaces
y una rayuela trazada con tiza donde la tiracha gana el mundo.

54
CARAVANAS INSEPULTAS

Omnipresente
en las grietas abiertas
mensajeros uniformados nos resguardan
espadas tras los pasos
Allende susurra en mi oído:
-“…Temprano que tarde
de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pasará el hombre libre.”

Sombríos pasillos del palacio de La Moneda


vierte escarcha de sus botas rudas

-Pinta de blanco las paredes grises.

-Es el aliento natural de los carabineros.

-Podría revestir las cicatrices de su frente, tapizar las esquirlas de la muerte, limpiar la sangre de la mesa.

-Las fosas se deben conservar insepultas.

Caminan cabizbajos
profesan que el tiempo curvo se desviará
de noche retornará la caravana de la muerte.

55
ORDENES

Sus ojos son cegados por

-la luz de esa mirada.

danza hipnotizado cuando con la guitarra él canta y ordena

ciega obediencia asola noche a noche

amor que desborda el cauce del mar .

Su cuerpo desciende del imperio de seis policías

en el sótano de SIN pronunciaron su nombre

- “Hablen despacio... la sábana blanca puede teñirse rojo”.

He visto construir un mundo solo con su sombra

con espejismos divididos de utopía

su aliento se agita temerario

transita un panteón persiguiendo su voz

-Todos somos testigos, menos él .

Sus manos se tiñeron de sangre

-él ordenó. Se dice


para acallar el sonido de los huesos quebrantados
que descienden corroídos desde ese día en El Frontón.

56
INERCIA

Por inercia
por nada
arrojar la costra del día anterior
lustrarse el disfraz
tragar lo que se pueda
otro día más por inercia
buscar las llaves
tomar el autobús
aspirar aires nauseabundos
caminar entre cadáveres
que entre manos llevan por flor un leño seco
cuyos cráneos
resignados están
soportar el denigrante panorama
entre locos de mirada negra
llegar a la cripta
sentarse
obedecer
ser objeto
escritorio
silla
papel,
tragar si tienes algo que tragar
fingir una sonrisa cadavérica
obedece silla
obedece objeto
marcar tarjeta
retocar lo que queda de rostro
por inercia
por nada

57
sitiar pesadillas
roncar
por siempre cientos de veces
arrojar la costra del día anterior
hasta que miles de gusanos acaben con el disfraz
como costra seca
terminar.

58
MÉDULA BLANCA DE MI BANDERA PERUANA

¿Quién osa abrazarme íntimo con sus manos de navaja y aliento de hielo?
¿Qué cadáver se acrecienta frente al espejo?
-¡Fusílenlos!
después
expío mi conciencia con la médula blanca de mi bandera Peruana,
con un discurso que justifique
-“La necesidad imperante...”-

¿Quién es esa manga de carneros que muge frente a palacio?


¿Qué perro del hortelano?
¡Matad las voces, abatid los pensamientos!
¡Son sus hijos, ejecútenlos !
¡Jueces y gobernantes rindan culto a la muerte!
vigilen sus esqueletos en el cementerio que inauguré
proscriban los recuerdos
incineren sus voces que agravian mis oídos
requisen los originales de las fotos de mi intrínseco catacumba
que Cipriani los cubra con agua bendita... ¡Oh santo Padre!

¡El poder es mío¡


¿Alguien duda de la democracia?;
su canto libertario pretendía volar los barrotes de hierro que construimos durante siglos
¡dónde comerán los cuervos!
a ellos solo los recordará el hambre que tocaba de mañana sus puertas
la casa de piedra labriega
el frío de sus mesas difuntas
y algún viento rancio que no encuentre con quién ensañarse.

59
Apaguemos sus voces por siempre
que su dulce sangre concluya de pintar los prados
que las calles no perpetúen sus nombres, ni su lamento
que jamás los muertos reclamen evocación en mis delirios.

La noche es propicia y me colma


¡Impunidad!
¡Firmaré otra ley de muerte!

60
BAJO EL OMBLIGO

Caen de maduros los besos que no te di


deseos se deslizan violentos bajo el ombligo
cuando tus manos imaginarias acarician
fluye la costra de la piel
se desliza el caparazón

Alguien fuerza mis labios


ceden indiferentes
sepulté besos en un surco profundo
a veces afloran como fantasmas
hacen nido en mi boca de serpiente.

Tengo guardado para ti un día sin tristeza


labios sin gusanos
versos escritos en ausencia de la respiración.

61
EN LA COPA DEL ESPINO

En la copa del espino


cantaba el tuco mis días futuros
coro en la canción de cuna de mi madre
pasmoso eco que vacía las calles.

Ella alista presurosa mi mortaja


Teresa entrecruza,
no hay sepelio más largo que el mío
emigraron como rapiñas mis amigos

La montaña crece para dejarme pequeña.

62
TE DEUM EN LA EMBAJADA

¡Oh Traición!
ilumíname el espíritu
que mis ojos no delaten la perfidia
hago de mensajero
cuando mi naturaleza es ser carnicero.

Las Biblias tienen quinqués y oídos


el Génesis se trasmuta en Apocalipsis
las guitarras pactan el cortejo fúnebre

El pectoral lleva la insignia de las cruzadas


bebed la sangre que será derramada en la alianza,
ya mis manos dibujaron los planos de la muerte
mis pasos midieron la atmósfera
mi boca ya parlamentó en seis caloes

Urge la insistencia de sus alas astilladas


de su sangre que como aguacero matiza el cielo
perfume de pólvora es el incienso para la catedral
brotan de mis ojos un par de lágrimas negras.

Que empiece el trance


se satisfaga de ablución la sangre
se desboquen los caballos de fuego
el dragón escarlata convine a nuestro lado;
la victoria es y será siempre nuestra

¡Disparen!

63
DE SAN COSME A PALACIO

Matar al ciervo
para no asesinar al hijo
destellar sus ojitos
inundarlos de luz que da al otro lado
cerrar el horizonte
evitar el desplome de los cóndores
la oscilación del reloj

Cerrar las puertas de la mansión


inventar un mundo donde no navegar
una burbuja de colores tintados
con plástico dibujar la sonrisa
cercenar el himno de las aves
sus plumas
su raíz

La misma mirada en Palacio


y en el cerro San Cosme
igual de chiquita
de indefensa,
otra, filo de lanza avasalla
déspota monstruosa
alas de buitre que abarcan todo
enajenación inmortal de hombre bestia.

64
SILENCIO

"Tu silencio me ensordece."


eso solías decir,
intrínsecamente percibo tu voz lejana
mis metafísicas cuerdas descienden en gravedad
truenan como olas gigantes
como el derrumbe de montañas en una noche de fin de mundo
que tiñe de rojo la altura y tiembla todo lo que está debajo.

Aquí donde me asilo


donde soy inaccesible fantasma
se invierten los sentidos
el sol ahuyenta con sus banales gritos
encuentro belleza en la oscuridad
en las calles desprovistas de cadáveres
en tu muerte que estoy fatigándola
como llanto de un Dios que perdió la esperanza y la guerra.

No distingo de dónde vino el disparo


espada filuda que abre la carne deshuesando
y arroja al panteón la costra que ansía cicatrizar heridas.

Soy la muerte que camina sin zapatos por los espacios muertos, coloco trampas en el céfiro, en cada amanecer decapito
la tenebrosa simplicidad, siego las cuerdas de la voz de los cobardes, lapido los murmullos de las moscas traidoras, en
batalla he desangrado al viento marcando el sendero.

Dios que amenazas con estrepitar las trompetas


yo sé
que en tu libro de vida eterna mi nombre se esfuma
yo afirmo
que el día del juicio final
mi silencio te calcinará

65
pregunta lo que quieras
–oh cruel inquisidor.
amenázame con la muerte eterna
prepara tu dedo acusador
haz una Corte Suprema con tus sirvientes y di que son imparciales
adultera con tus mandamientos el peso de la balanza de la justicia
desde hoy, ensaya otorgarme la oportunidad de arrepentirme
provee el puñal al verdugo que arrojará a tu orden mi cuerpo y mi sombra al infierno
firma con tu sangre la sentencia que me condena
silencio será toda respuesta
qué recompensa para mí
es la eterna muerte
inconmensurable es lo que pides
a mí
irreverente ser
sé que perseguirás sustituir mis alas por tu reino
ambicionarás enranciar mis pensamientos en un museo
anhelarás que niegue a los filósofos
que incrimine a las letras
pretenderás que pregone que el hombre tiene amo
demandarás que transite de rodillas.

Qué sería Yo
ataviándome de tu vidamuerteeterna:
desgracia mayor
poeta momificada sin reino
repulsivo verso por encargo
difunta marioneta lacónica
perpetuo pregón de tu sonido.

¡Hombres silenciosos aparten de mí este cáliz!

66
DEBAJO DEL PUENTE ROJO

Quiebran las plumas de cuervo


debajo del puente rojo
no sé qué busco entre la basura
sólo encuentro intestinos de ave
aullidos de perro
condenado a la horca
por parecer algo rabioso
el amo
no el perro

Destapa la ira
tus uñas en mi paladar
cuando bostezo,
y desmorono de la tristeza
cuando dices
que el perro
encalló conmigo en el puente
en una creciente quebrada
un día bullicioso de miedos
tronaban las piedras
el agua arremolinaba presurosa
embistió con sus colmillos
y engrilletó mis pies en la roca grande

Tú y el perro
llegaron sobre aguas turbulentas
me decía pérfida Teresa
entonces imaginaba
que mi madre fue diligente
al situarme en una mágica balsa,
su vela no pereció con las olas

67
el ruido de las piedras soportaron mis oídos parcos
los truenos atisbaron mis ojos ya malditos
cuando mi llanto enturbió el agua de la quebrada.

68
GUARECIENDO LA LLUVIA

Te hubiese asesinado
guareciendo la lluvia
-de tarde-
con tenue sol que se escabulle por el agujero de la calamina
con trueno del rifle
que guardaba mi padre para arrancar ojos de venados
cuando pastoreaba en cerro huraño

En la tarde que alzaba vuelo


te desollaba toda
después
no subsistía verso manso
sólo balcones amputados
piedras desmenuzadas en la quebrada
vestidos blanqueados en tibio río
cuerpo amoratado por el Jequetepeque

Gallinazos en cueva
nido suave de espinas y ramas secas
escondida con tu sangre entre mis dientes
páginas blanquísimas aguardan.

69
NI EN LOS ESPEJOS

Busca en tu quipe alguna joya


para cubrir sus retorcidos dedos
algún testamento que incremente lo que rapiño por años
busca y busca
debajo del hueco donde viven las ratas
tras las maderas de la casa vieja
algo con que llenar su negra garganta
inventa cuentas
excava y excava
algo con que rellenar al gusano
cubrir su lengua de víbora

Ella ha tirado la mortaja


de tus oídos los zarcillos
que dice, tú le diste
un día en que no tenías dientes
en su equipaje lleva un poco de polvo que encontró –Es de oro, dijo

-Las flores las llevo a mi madriguera


para que las quiere ella
si esta fría como el sapo hechicero
al que acudía para pactar espinas y dagas monstruosas.

¡Oh madre!
viejita atestada tenebrosa
no estarás para punzarme
ni levantarás como olas ansiada venganza
no habrá necesidad de esconderme en las vitrinas
ni en los espejos
las largas piernas podrán jugar con las luciérnagas
seré vagabunda

70
adorando al sol
a la lluvia
abrazada a los cerros

71
UNA NIÑA ENTONA AFECTOS AL CACTUS

Una niña entona afectos al cactus


hila gotas de temporal,
le pellizcan los brazos
hasta amoratar la sangre
contaminan sus dientes hasta arrancarlos.

El abuso se perpetra en una casa inmaculada


la coartada es perfecta
impunidad garantizada
-La estamos corrigiendo, decían
los vecinos en coro asienten
- la están corrigiendo.

Arrulla en el vientre una paloma


que no quiso estrangular
para que su madre la devorara
recibió azotes por evitar que la rigidez congele el plato
porta una navaja bajo los cabellos
pierde cordura en cada grito
que triza el escenario.

Peligro común es lanzar libre al pájaro enjaulado


insubordinación si no se inclina
-dobléguenla-
hay que romper sus dientes
borrar su sonrisa que ofende
apesadumbrarla lo que subsiste de camino
desmenuzarle los dedos
aguijonearle los ojos
avinagrar su comida
arrancarle su osada mirada

72
avasallarla en llanto

Ofenden su frescura su belleza


y los horribles versos que nos escribe
a ver si un día no soporta la tormenta del norte
y decide mecerse en la cuerda.

Después lanzarla al barranco


a ver si el hambre la convierte en puta
si otros al verla famélica
la siguen gangrenando
desfigurarán su trémula cara
desbarandarán los versos de su padre
y un día la encontraremos en una esquina
entre enjambre de ratas
con falda corta empuñando una mariposa.

Lima 6 de Julio 2009

73
INDICE

BAJO CERO 10- 11


ALFABETO DE PIEDRA 12
LIMPIAR LOS RUIDOS 13 - 14
ENTREMISPIERNAS 15
LA LUZ SE ENGRENDRA EN EL ABISMO 16
HILVANAR PASOS 17 - 18
VOCES 19 - 20
EXTRAÑO ÑA BRISA DEL DESIERTO 21
VERDUGO ASALARIADO 22
INADVIRTIENDO SEÑALES 23
ACTO DEL PROFETA 24 - 25
VERSOS DE UN SOLDADO 26 - 27
ESPEJO PROYECTADO 28
ESPERO INTUYAS EL SILENCIO 29
FAUSTA 30 - 31
POR LA TARDE UN CAFÉ 32
ARROJAR LAS CENIZAS AL POZO 33
SEMANA SANTA 34
REFLEJO 35
PUEDO SER FLOR 36
CASA VIEJA 37
ESTARÁS EN CELENDIN 38 - 39
NN 40
UN DÍA DE CUALQUIER DICIEMBRE 41
DESTIERRO 42
ENTRE EL PLACER Y LA HUMAREDA 43
DILUIDA LA ÚLTIMA CÁSCARA 44
HABITABA SIN MACULA 45 - 46
UN TUCO CHILLA 47
AL SONAR LAS CAMPANAS 48
CINCO AÑOS 49
74
SIGNO 50
DIECIOCHO 51
MENSAJE EN MORSE 52
LECHE DE MIS SENOS 53
A MAYA, QUE NUNCA QUISO CRECER 54
CARAVANAS INSEPULTAS 55
ORDENES 56
INERCIA 57 - 58
MÉDULA BLANCA DE MI BANDERA 59 – 60
BAJO EL OMBLIGO 61
EN LA COPA DEL ESPINO 62
TE DEUM EN LA EMBAJADA 63
DE SAN COSME A PALACIO 64
SILENCIO 65 – 66
DEBAJO DEL PUENTE ROJO 67 - 68
GAURECIENDO LA LLUVIA 69
NI EN LOS ESPEJOS 70 -71
UNA NIÑA ENTONA AFECTOS AL CACTUS 72 - 73

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caratula

Cualquier poesía admite numerosos lectura; la peor de todas quizá sea esa lectura académica que
rompe carne y músculos es su autopsia. Habría más bien que leer la poesía con ojos y manos,
cuerpos y almas disponibles y abiertos. Así entonces podemos acceder a la experiencia mas profunda
que subyace es estos poemas de Capristán.
Una experiencia de injusticia generalizada de situación limite. La poesía entonces solo es parte de una
acción mayor para que todo aquello que acompañe a la pobreza Peruana deje de ser, para que la
pobreza no sea. De este modo el hombre se rescata a sí mismo, niega su cosificación y lucha contra
la vida por inercia que arroja cada día la costra del día anterior mientras camina “entre cadáveres que entre
manos llevan por flor un leño seco”.
Pablo Macera
Lima 1992

Bajo cero es un libro claustrofóbico, inquietante, seductor. Por la oscuridad y contundencia de sus
versos, por la honestidad natural de sus confesiones y por la textura y plasticidad de sus imágenes.
Es un poemario que explora con astucia el lado siniestro del hombre mediante tres voces
independientes que se alternan y, en a pocas ocasiones se juntan. A estas voces que novelan el
poemario les hermana tres obsesiones básicas: el espanto al poder, la tiranía y el dolor del desarraigo.
Afinan su puntería contra la Iglesia, Dios, un estado soberbio y su obsesión mayor; “la madre
purísima”. Hay dos “Yo” poéticos muy marcados, que son la madre y la hija. La otra voz, es un
fantasma, un espíritu desquiciado que aprovecha su retórica del horror para denunciar, estremecer,
como en Versos de un soldado, acaso el poema más violento del libro:
Esta mañana en el espejo advertí un perfil velado /esa mirada inquisidora devasto el vuelo de
mariposas que habitaban en mis ojos /el rictus de esos adustos labios esfumó el reflejo de mi
sonrisa: /-Un niño, sonriendo me entregó sus pupilas -/En mis manos aflora la tibiez de su sangre;
/para disipar el aroma las lavo con agua bendita...
Y causar controversia en Signo; el más hermético.
La Madre es la voz conciliadora, que entiende la maldad de esa “madre purísima”; un ente superior y
patético. También es la voz de la tristeza, el desamparo: “la montaña crece para dejarme pequeña”.
La hija es la voz cínica, implacable, es la que se emancipa. Es la muchacha mala del libro, es la puta
de Caylloma: “… Me nace el talento de la puta de Caylloma/En Lima hace frío pero la putería lo
calienta todo/El lunar de mi pecho contabiliza los minutos que circulan como cuerdas/En la
habitación de paredes de papel, hay un hombre y otra mujer que gimen/Buscamos un agujero donde
filmar /a la salivada Eva engarzada al macho.
La Hija, humaniza a esa madre purísima para enfrentarla: “… Entre nosotras ya no ciñen
trayectos/es uno el punto de la execración /ella extinguida en un madero que se astilló con el
tiempo/yo encallecida/ recuso su identidad.
Estamos ante un libro difícil, pero bello. Un libro donde la muerte no es el fin, sino el comienzo de
un viaje al dolor, la soledad.
Z Capristan ha hecho “versos escritos en ausencia de respiración”.
Edgar Vásquez
Lima 2009

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