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COLOMBIA
La Legitimidad y el
Gobierno de Facto


LA. LEGITIMIDÁD YEL GOBIERNO DE PACTO.
Nueva York, 11 de Noviembre de 1901.
Sr. Director de LAS NOVEDADES.
Mi estimado señor y amigo:
Firme en mi prop6sito de contribuir en cuanto me sea posible á
que elj{obierno usurpador de Colom bia ~ea cadª_día mejo'(. conocido y
más execrado por laLZentes_ honradas, actldo de nuevo á la benevo-
lenclade usted para dejar constancia en su importante diario de docu-
mentos y hechos recientes ql1e bien merecen la atenci6n pública.
Cuando se efectu6 el golpe de cuartel que arrebat6 el mando al
Presidente legítimo de Colombia, tornaron también parte en él. directa
6 indirectamente, algunos ciudadanos de reconocida probidad que en un
momento de error creyeron que ese cambio de gobierno bastaría á5
poner fin á los males que acongojaban á la nación. Poco á poco esos .
ciudadanos han vuelto sobre sus pasos y han reconocido la necesidad de {
restaurar el orden legítimo. Una prueba de ello es el memorial signiente,
suscrito por altos personajes políticos, á quienes todo buen colombiano
veía con pesar f;nrolados en las filas de los traidores.
Hé aquí el do~urnento mencionado:
"Excmo. Sr. Vice-presidente de la República, Encargado del Poder
Ejecutivo.
La recien.!e destitución del General Pedro~Nel Ospina del puesto de
Ministro de la Guerra, la prisi6n en_ qlle aún se halla este distinguido
jeje, la renuncia del Sr. Dr. Antonio J o ~~Urihe de la cartera de Rela-
ciones Exteriores, el encarlelamk!2to del señor General Juan C. Ramírez
y ciertas publicaciones han dado pábulo á la especie de haberse descu-
bierto una gran conspiración, y por el dicho de altm; empleados y de
algunos amigo~ del gobierno hemos sabido que varios de nuestros nom-
bres se hacen figurar en ella en las regiones oficiales.
Pur cuanto carece de exactitud esta especie y por cuanto somos
conocedores de los hechos que han dado marg-en á los g-raves aconteci-
mientos políticos ocurridos en esta capital en los últimos días, nos
creemos en el deber de elevar el preserlte memorial á fin de poner la
verdad en claro y hacer á la vez una respetuosa solicitlld.
En los primeros días del presente mes se ¿¡r¡fi6 á Villeta, residen-
cia del Sr. Dr. Manuel Antonio §anclemente, Presidente titular de la
República, el Sr. D. Leonic1as Posada yaviria, con carta del Sr. Vice-
presidente, y con el fi·n De obtener 1111 arreglo político entre los dos
m<lgistrados que acabamos de nombra.r, qlle diera por re~ultado la transo (
misión del Ejecutivo nacional á un Ministro convenido de antemano.
Como resultado de esta conferencia y en atenci6n, sin duda, á la
grave situaci6n en que se encuentra el país, resolvió el Sr. Dr. Sancle·
mente trasladarse á la capital y declararse en ejercicio del Poder
Supremo. Sabedores no~otros d~ este hecho, y teniendo en cuenta que':
la exequibil.idad del d~cr~.t~ en virtud .clel cual.el Sr. Yice-presiciente¡
fLlé reconOCIdo en las fLlnclºnes de WlJner rnllglstrado el 3 t ele Julio de
1900, se apoya únicamente, según la Suprema CQrte de Justicia, en la
2 LA LEGITIMIDAD

falta accidental del Presidente ti tular., por ausencia de la capital de ]a


República, resolvimos cooperar, en la rnedwa de nuestras escasas
influencias, al proyectado cambio constitucional y legal de gobierno.
AtentatoriQ contra uno de los tres Qoderes públicos sería oponerse
las autoridades constituídas ague_el PresideJlte s~Jadara á la capital
á clecJé!.(arse en ejercicio ael Poder; y DO de otra manera ha tenido que
pensarlo el mismo Gobierno, inclusive el ~Iinistro de Relaciones Exte·
riores y el Ministro de Guerra, que se halla hoy en una prisión, después
de haber defendido con éxito, abnegaci6n y gallardía las instituciones
en los campos de batalla, y que cuando fué destituído S~ ocupaba única-
mente en obtener nuevas victorias en el interior y en las costas del
Atlántico.
La verdadera justificación del _movimiento político del 31 de Julio
de 1900 habríd"" sido el restablecimiento inmeaiato de la paz, afianzándola
sólidamente en la justicia, y por con~lguíeDte, eilla opTn16n'-- Frustrado
este patriótico anhelo, P<?S causas que no es del caso expre::.ar aquí)
dejamo!?.constancia de que los que intervLnieron en dicho movimiento
perseguían un fin nQQilí,:;imo, sin tener en cuenta las personas que
debían realizarlo, y que sólo perdida toda esperanza, después de la
experiencia más dolorosa, es cuando hemos venido á secundar la idea

~
nacid.l en las esferas oficiales, de volver los ojos al Excmo. Sr. Presi-
dente de la República, que_ se comp~omete á levantar la--'pandera de la
conciliación y el patriotismo.
Envuelto el pais en el torbellino de las pasiones políticas más recru-
decidas con la prolongación de la guerra, destruída la riqueza pública y
ame:.azada la nación en el exterior de una afrenta sin ejemplo entre
nosotros, no tenemOS para qué entrar á explicar por qué somos parti-
darios de la constitución de un gobierno que ponga término á tantos
males y le permita al p.\ís volver· por los fueros de su dignidad C01110
pueblo libre y civilizado.
Esfuerzo~ inútiles se han hecho por llevar á cabo este levantado
propósito, alrededor del gohierno que presidís; en cambio sabemos que
el Sr Presidente titular está dispuesto á rellnir~uJorno suyo todas las
fuerzas vivas de _la nación, y esto_ bastaa nuestras .aspiraciones de
patriotas y á nuestros c1~rechº-s _® ciudadanos.
A la faz de la República y firmes en nuestro derecho, dentro la
I órbita constitucional y legal, apelamos respetuosamente á V. E. para
que se digne manifestarnos si el Go!Jierno está dispuesto á garantizar
que por parte de éste no habrá obstáculo alguno que se oponga á la
venida inmediata del Presidente tItular, Sr. Dr. Manuel Antonio San-
clemente, á esta capital á ejercer el Poder Ejecutivo.
Exci\·¡o. SR. VICE-PRESIDENTE,
Wenceslao Pizallo.-Marceliano Posada.-Francisco A. Gutiérrez.-
Jorge Roa.-Guillermo Durana. -Pedro ]. Barreto.-
>Luis Martínez Silva - J osé Joaquín Pérez. - Bernardo
Escobar. -Isidro Nieto.-Rufino Glltiérrez.-Emilio Rniz
Barreto. -Lázaro María Pérez. -Luis B. GÓmez.-] osé
Vicente Buitrago. -J osé M. Durana."
Bogotá, Septiembre 28 de 190':',

A este MeI!~Qrial contestó el Vice-presiden~º!L....@..zones de tinte-


rillo primero, y 1uegü- con fíech9s que acusan inhumanidad y CObardía.
Veamos algo de Jo que dijo por escrito:
" El decreto en virtud del cual fuí reconocido como pri m er magis-
trado en ejercicio el 31 de J nlio de 19°0, no se apoy6 ú nica mente en la
y EL GOBIERNO DE FACTO 3

falta accidental del Presidente titular por ausencia de la capital, ni I'!)


Corte Suprema declaró cosa alguna sobre el asunto sino meses después
de verificada la evolución de 31 de Julio de 1900.
Me dicen ustedes que el Gobierno ha tenido que pensar que sería
atentatatorio contra t.:oo de los tres primeros poderes públicos, el opo·
nerse las autoridades constltuídas á que el Presidente se traslade á la
capital á declararse en ejercicio del Poder El consentir tal tr'!:.o.:laci6n
sería condenar el movimiento del 3 I de Julio de 1900 y dar por indebido,
por iajusto, por inconveniente y por antipatriótico, cuanto hicieron sus
autores. Sería declarar que las causas que les movieron á obrar no
habían sido legítimas nijustas. La circunstancia de que los Ministros
opin.aran como ustedes, no debe alegarse desde que se ha hecho notorio
que ellos, en vez de considerarse como agentes míos, .se ocuparon en
hacer oposición á mi política y á gran parte de mi~ ideas.
Al hablarme ustedes de ]0 que habría servido de justificaci6n del
movimiento dé 31 de Julio de '900. dejan entender que calificª-n de
injusta mi conducta. Varios de los ciudadanos que han suscrito el
memorial que estoy contestando han desempeñado importantes destinos
en la presente administraci6n, y uno de ellos ha sido Íntimo confidente
mío. . con q\lien he consultado acerca de los puntos más importantes
sobre que he tenido que resolver. Todos ellos son testigos de que mi
único prop6sito ha sido gobernar honradamente, con justicia y Sin
procurar otra cosa que la paz r el bienestar general. Otros de los
mismos señores que han sido llamados por mi gobierno á puestos dlstin- (
guido~. han rehusado ocuparlos; si hllbieran venido á el10s podrían ¿
también dar testimonio de que no he cometido iniugticias.
No fuí ro quien opin6 y decidi6 que el Sr. Presidente titular debía
ser reemplazaoo: 10 opinaron y decidieron los ciudadanos que iniciaron
y llevaron á cabo el movimiEnto ro1ítico del 3' de Jubo de 1900. Sin
d.uda opinaron corno ellos el Ejército y todo el Partido que yo vine á
representar, pues del seno de ese Partido y de ese Ejército no sali6 una
sola voz de desaprobaci6n, y ante!' bien salieron i~flnitas de fervoroso
aplauso. A este Partido y á ese Ejército y á todo:ilos que tomaron parte
en el mencionado movimiento político, es á quienes toca declarar si han
desaparecido 6 no las causas que- á sus autores impulsaron á efec-
tuarlo . . . . . . . . . . "
Por lo que precede se comprende que el Sr. Marroquín no es Conse-
cuente ni con~igo mismo, pnes cuando usurp6 el manqo se declar6
representante de la opinió!! pública y ne-g6 la intervenci6n de los cuar-
teles para su exaltaci6n al Poder. Ahora s610 se considera como repre-
sentante de un Partido (del cual los hombres principales le han vuelto
la e!'.va1da) é invoca el voto del Ejército como la única sanci6n á que
podría someterse. Tal es el hombre que hov ejerse el Poder en Colom-
bia y se dice legítimo representante de la Ley!
Fuera del Memorial copiado al principio de estas líneas, los radi-
cales de Bogotá dirigieron al Vice-pregidente el que va en seguida:
11 Los infragcritos con el mayor respeto tenemús el honor de exponer

á Su Excelencia:
1~ Que hemos tenido conocimiento de que el E xcmo. Sr. Presi-
dente de la República, Dr. Manuel Antonio Sanclemente, residente en
el Distrito de Vllleta, Departamento de Cundinamarca, quiere dirigirse
á tsta capital con el fin de tomar de nllevo las riendas del Gobierno en I
uso de sus facultades constitucionales; y ,
2~ Que en presencia de las inminentes y muy graves complica-
ciones internacionales que el país estará en la obligaci6n de afrontar;
LA LEGITIMIDAD

er.a vista de la indefinida y espantable prolongaci6n de la guerra civil,


que amenaza cons~mir 1? poco que ~os ~e.sla en las vidas, rique~d y
moralidad; en conslderacI6n de los dellcadlSlIDos problemas econ6mlcos
y fiscales, cuya solución se impone ~i se quiere ~vitar la desmembración
de la Patria, el Excmo. Sr. PreSIdente conSIdera que está hoy en
capacidad de agrupar alrededor de s u "'persona los grandes elementos
nacIOnales necesario::; para conjurar t31]1años--'peligros y calamidade!' y,
en cousecuencia ha resuelto hacer el sacrificioae su vida, trasladándose
á la altaplanicie-cJima mortal para €l-á- trueque-de fundar la paz y
evitar a:-Í que los colombianos sigan devorándase como fieras:-que el
viento lleve fas pavesas de la riqueza nacional, y ql1e la patria se
exponga á sufrir ante la faz del mundo el sonrojo de una afrenta no
castigada.
En vista de 10 expuesto, yen nuestro carácter de ciudadanos colom-
bianos y miembros de uno de nuestro" grandes partidos polílicos, que
ven en ello una segura esperanza de concordia y desean contribuir á su
reahzaci6n, pedimos respetuosamente á Su Excelencia se digne hacernos
saber si el Gobierno pondría obstáculos á la acci6n de los c1Udadanos
que quieren coopen..r á los propó::.itos del Excmo. Sr. Presidente.
Excelenlí ... imo señor:
Laureano García Ortiz.-Santiagv Samper.-Carlos Arturo Torres.
-Silvestre Samper Uribe.-l\lanuel B Santarna,ía.-]o!'é
M. Plata Uribe.-r.Iiguel Fonnegra.-FranclC:;:co Sáenz P.
-Gonzalo Santamaría.-Sim6n de la Torre.-Luis Varg-as.
-Andrés Yargas V.-Emilin Cuervo l\Iárql1ez.-Abel
Camacho -Luis M. H erre ra Restrepo.-Eduardo Rodrí-
guez Piñérez.-S. Araújo.
A Su Excelencia el Vice-presidente de la República, Encargado del
Poder Ejecutivo.
Presente. "
Este Memorial no rec.ibi6 t::1 fayor de una.Jespuesta escrita como el
anterior, pero co .. -.o consecuencia de los dos, el.lTi.ce-pre.R.idente dispuso
acto continuo qne el respetable Dr. Sanclemente fuera¿trrancado de su
residencia de Yilleta, encerradó en un caj6~1 <;:9mo \In~ fiera, y condu-
cido a~í por despeñaderos hasta el lejano Departal~nto del Cauca.
Como la le)' coll)mbiana. autoriza al Pre!)irlente para ejercer el Poder
Ejecutivo en cualquier lugar del Departé:mento de Cundinal1larca, bien
se comprende que el Sr. Marroquín ha adoptado la b.írbara medida de
que ~e trata, (;on la ~ola mira de eVitar que en cualquier momento eu
I que la inclignaci6n pública se manifieste contra él de un modo más
prd.ctico, el PreSidente legítimo se halle á centenares de leguas de la
capital, y no pueda, por consig'liente, volver á su puesto.
Lo probable es que el Dr. Sanclet!lenteJ por su avanzada edad, por
sus dolencias y por 10 inusitado del método de tran~porte, sucumba en
el camino. Y si esto es así, como es de temerse, ¿qnié~qllitará de
encima al Sr. Marroquín y á los suyos la marca.de A;LESINOS?
Los que conocen el carácter altivo del pueblo colombiano no com-
prenderán su actitud del momento, es decir, su relativa pasividad en
presencia de un gobierno que es todo traici6n y vergüenza. Es 411e el
le6n está cansado y reposa un momento. Pero, i ay de los infames
cuando él despierte!
Soy de usted atento amigo y S. S
EDUARDO ESPINOSA.
Ex-Cónsul General de Colombia.
y EL GOB I ERNO DE FACTO 5

SR. GENERAL 1íARCELlANO VÉLEZ.

Habeis sido el jefe reconocido de un~rtido que fund6 en vos las


más grandes es?eranza.s de mt:jura para la R~pÚblica.
Cuando la revolu'cí6n radical apareci6 formidable, hace dos años,
contra el Gobierno, encarnación d~ instituclOnes con~ervadoras, todos
esperábamos que vuestr", brill~nte espada sería desenvainada en defensa
de esas instituciones. Se os vi6 DO s610 tibio é indiferente, sino franca-
mente hostil al Gobierno Ello era explicable, aunque inconveniente y
antipatri6tico, y mermaba vuestro pre~t i gio.
Llegado el desastre de Peralonso, que puso en inminente peligro
la causa conservadora, con sus tradiciones, sus glorias y su bandera,
todos esperábamos que saldríaj~ del egohta sile.ncio en que os guardá-
bais. Muchísimos de vuestros mejores amigos que oyeron el clamor de
la noble causa, volaron en su defensa y forma ron batallones. con los
cuales fueron á los campamentos á ofrendar la sangre, la vida y la
fortuna. Vos, Sr. General, no sólo no fuísteis, sino que en són de
amarga censura, dirigísteis apóstrotes duros y sangrientos á los abne- (
gados héroes que fueron á la lucha.
L1egadQ el aciago 3l de _lulio, se os vió surgir al alto puesto de
Gobernador de Antioquia, lo que nos sorprendió, pues que pública-
mente manifestábais- que no entraríais en evoluciones cuya base fueran
los golpes de cuartel y que no apoyaríais los actos de pretorianismo del
Ejército. Cruel injusticia de los partidos y de la fortuna, Sr. General; I
para los Hist6ricos que fueron al sacrificio quedaban las campañas y las
duras fatigas; para vos, y otros que como vos nada hicieron para defen-
der la causa, se abrieron las doradas puertas del Poder, y por ellas
entrásteis alborozados, á predicar la uni6n y á predecir la dicha de la
Patria!
Os hacemos justicia, Sr. General: en vuestro puesto de Gobernador

a
d e An ti 9 uia fuísteis amplio en vuestra política aunque ella no.!stllvo
exenta e .p asIones mezqdnas. No fuhteis ni exclusivista ni intran-
sigen te.
Os toc6 llevar á la Costa, con vuestra poplllaridp.d, el espíritu de
v uestra doct ri na y el espíritu fraternal de Antioquia, con &u austeridad,
su decoro y su amor al orden, al trabajo y á la moralidad. Tarea fáci l,
señor . A I!á, en las playas del Atlántico, los soldados de Antioquia,
di ri gidos por un joven distinguidísimo por su talento, por su bravura,
po r s u actividad, por su cultivado eS}Jíritu, por su genial moderación,
por su índole de caballero cristiano, habían ganado la admiración, el (
respeto y el amor á lo!" pueblos.
Llegais, señor, allá, y vue ... tra intemperancia de palabras, vuestro
car ácter poco suave, vuestra rudeza usual 95 grangearon la pú blica
anim adversi6n; y st:gestionado por una avaricia..oficial inconcebible en
estadis ta!" de algú n vuelo, llamábais indistintamente concusij¿narios á
cua ntos llega han á pedir del erario público lo que se les debía en justicia! (
Se os hace abando nar aquellas quemadoras regiones y se os llama
á Bogotá . Vais allá co mo Mesías, co m o u ng ido, como sabador. Llegais
y os rod ea círcul<;> anárq uico y violf nto, que por sus exag<;ral'iones habí~
d e::. echad o el Gobi er no. Su ped itado por él , nada haceis q ue sea fecundo
ni ú til para la P at r ia; os se parais de la doctrin a, de las práctIcas y de
las tradiciones del viejo Partido, y proclamais la excelencia d e la fuerza
como d og- ma, y como doctrina, el éxito, cualq ui era q ue sea la forma en
que se obtenga .
La guerra estaba casi terminada. L a vol veis á encender con el
documento más inoportuno., m᧠i1nprudent~5 más desleal q ue pudo
6 I,A LEGl'l'lMIDAú

~ Dec1arais que el Gobierno es cruel, violento, inhumano; que no ha


(satisfecho las aspiracione~ nacionales; que no tiene Ejérci~o. n i armas,
ni dinero; que es necesano entrar en arreglos con el radlcahsmo revolu·
cionario; que el Partido !Sacianal es fuerte, y que al Gobierno no lo
secunda nac1ie; que la revoiuci6n no púede ser vencida, y que es preciso
tratar con ella!
Eso y más dijfsteis, señor, y admiraos-corno nos admiramos noso-
tros :-de Bogotá vinísteis á serví r á ese Gobie¡no podrido, á ese
Gobierno que no satisfacía las aspiraciones nacionales. a ese Gobierno
cruel é inhumano . . . . . .
Vuestra renuncia era la consecuencia de vuestras ideas: vuestra
GobernacI6n fué la muerte de vuestro nombre.
Las practicas puras. la austeridad de vuestro pensamiento, todo
cedi6 ante la perspectiva del puesto que siempre habeis tenido de Gober-
" nadar de Antioquia.
Los ... acrificlOs que Antioquia hizo en esta lucha cruentísima, la
sang-re de sus hijos vertida á raudales en los COlO bates, su industria y su
comercio paralizados, su riqueza mermada en guarismo que espanta, el
espíritu de esta raza soberbia, que ha hecho de su vanidad bandera, la
aspiraci6n de este pueblo de trabajadores her6icos al orden, al decoro y
á la paz, todo, en justicia, hace que Antioqu'a deba tener participaci6n
en el Gobierno N acional. que ella tenga derecho á gravitar con peso
inconstrastabie en la política del país.
y así debía serj y para que esa influencia fuera eficaz y saludable y
fecunda, fué á Bogotá, como encarnaci6n de Antioquia, como alma de
esta democracia republicana, aquel noblc y gallardo joven que gan6
batallas, yel único que arroj6 del suelo de Colombia.!l. revolucionario
tenaz y hasta heróico, Rafael Uribe Urlbe.
Pues bien, General, aquel joven7 orgnllo de Ant ioqnia, aqnel joven,
encarnaci6n de Antioquia, aquel joven brillante por mil títulos, todos
auténticos, está en una cárcel!!! Aquel joven que peleó las batallas
contra los enemigos yla naturaleza) aquel joven que en la H istoria
tendrá el puesto que no han de alcanzar ni los egoíf'tas. ni los estúpidos,
ni los rUines, está en prisi6n, por orden de los traidores que no han
\ sabido sino cosechar 10 que fué semhrado por la bravura hon rada y leal!
y 10 aprisionaron porque seguía la corriente generosa q ue Iba de
todo el país, sin pensamientos de cuarteladas ni de golpes de fuerza . sin
que para nada entrara el pretoriamsmo, porque él, como Mini~t r o d e )a
Guerr;:t, hab.ía sabido moralizar, subordinar y regimentar e-f''E.iérci to.
A los carcelerus de aquel noble joven es á q\liene~ sen'Ís ho):. Gene-
ral ~ á los carceleros de aquella simpática figura, esperanza no s6lo de
un partido, sino de la República, es á quienes habeis ofrecido el
Gohierno del Departamento y la mayoría de los ant ioqueños!
¿\lec1itásteis bien, General. lo que decíais al ofrecer la m ayorí a d e
Antioqllia como sostén de)o que impera hoy en Bogotá?
No sois farsante, señor. No. No sois un juglar. No. P ero sí
sabeis que e! Partido Liberal eri masa es enem igo del Gobier no; sa beis
que el Partido Nacional, sin que falte uno sólo de sus mie mbros, es
enemigo de los traidores que vejan al nohiHsim-¿ P residen te de la R epú-
blica, Dr. Sanclemente; es enemigo hasta el sacrificio de los c~cel e ros
de Pedro Nel aspina. víctima ilustre d e la envid ia y d e la cobard e de bi-
li dad; y por último, sabeis que del Partido Conservador H ist6r ico a pena s
si quedarán á vuestro lado algunos ~.9ntados a mi gos~q ue os ~i g uen más
por piarlosa d ef~re!!cia personal que por co nvencimient o políti co.
H abe is podido, señor, ofrecer e l a poyo óe v uestro Gobierno y el de
y EL GOBIERNO DE FACTO 7

los pocos oficiales y soldados á quienes reclutados teneis á vuestro servi-


cio. Pero ofrecer la mayoría de Antioquia para sustentar la iniquidad,
el desgobierno, la ineptitud, la inmoralidad, es acto de que no os creía-
mes capaz, dada,; vuestras eternas prédicas sobre la probidad y la pureza
de la~ prácticas.
No ha sido Pedro Nel OJipina, oídIo bien, General, el 111t@j'do, el
vejado ni el eS~Tnecido. Ha sido Antioquia. á quien él representaba,
de quien él era noble r verdadera encarnací6n; ha sido ella la escarne-
cida,' la abofeteada. Repuéiar del Gobierno á Pedro N el Ospina, ha
sido repudiar del Gobierno el espíritu de orden, de decoro, de economía,
de trabajo y de virtua que Añtíoquia r~resentaba en él
Sí: habeis ayudado y ofreéido ayudaravilipendiar á este pueblo
generas':> y valiente, que alguna vez os di6 señaladas muestras de respeto
y hasta de amor: habeis ofrecido ayudar á los que en Pedro Nel O.spina
han querido humillar á esta tierra activa y guerrera.
No os hablamos del deber de caballero en que estabais para con
aquel á quien no habeis excusado censuras y por cuya elevaci6n habeis
tenido tan intensos y desabridos dolores. A un caballero, señor, la
enemistad ata las manos y enmudece la lengua. -
SegITid en vuestra labor, que Antioqyia hará su deber.
Ante Dios y la conciencia os e1!lplazamos.
Medellín, Octubre de 1901.

MANIFESTACION.
EXCMO. SR. VICE-PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA:
Como miembros del gran Partido Conservador. haciendo á un lado
toda distinci6n de círculos 6 fracciones, y en ejercicio de un derecho
constitucional, os hacernos la presente manifestacl6n, n::tcida de nuestro
anhelo por ver restablecida la roncordia entre los colombianos y la
normalidad legal, más que nunca necesaria en momentos en que nue~tra
Patria se VP. nuevamente amenazada por revolucionarios contumaces.
El movindento político del 31 de Julio, apoyado por un::t parte del
Ejército, sorprendió á la República en los momentos en que los revolu-
cionarios, con poddrosos elementos, luch3ban tena7..111ente por derrocar
el gobierno legítimo presidido por el Excmo Sr. Dr. Mannel A. San-
clemente, y á aquel acto no le dbteis otra explicación, pn vuestro Mani-
fiesto de I~ de Agosto, que el hecho de estar este alto magistrado en
incapaddad de: ejercer sus funciones en la capital de la República.
Cuando la Corte Suprema de Justicia declaró, por acuerdo de 21 de
Septiembre, que el Vice-presidente de la República, en virtud de este
título, pudo asumir por derecho propio el Poder EjecutIvo, para ejercer
las funciones de Presidente, se apoy6 en razones que pueden conside-
rarse resumidas en el considerando N~ 12 de dicho acuerdo, que dice:
.. Que no existiendo disposici6n ninguna en la Con.stitución que
permita al Presidente de la República ejercer indefinidamente el Poder
Ejecutivo fuera de la capital, sino en el caso citado en el ordinal 90 del
ar~ÍcuJo 120; y no habiendo ocurrido ese caso, la allsencia del Pre.sidente
de la capital debe considerarse como falta que ha de llenarse por (:1
Vice-presidente, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 124 de
la misma Constit'lción "
Es en e'ito en 10 que vuestro gobierno ha fundado su legalidau, y
eso fué lo que hizo que muchos de los colombianos aceptaran los hechos
cumplidos en la esperanza de que la guerra termmaría prontamente, y
de que el orden de cosas existente cambiaría de una manera favorable.
8 LA LEG ITIMIDAD

Esa, al menos, fué, en nuestro sentir, la opi nión de la mayor par te


del pueblo antioqueño. el cual tenía en esus momentos á muchos de sus
hijos diseminados por toda la República, combatiendo la revoluci6n y
defendiendo las i nstituciones que tapta sangre preciosa nos cuestan y
tan ingentes sacriñcios.
Pero si la in_c apacidad q,el Presidente titular ce~a, y su ausencia de
la capital deja de ser voluntaria por parte suya, sea porque se le apri-
sione, 6 se le impida por cualquier medio el ejercicio de su libertad, la
cuestión cambia de a-ipecto, y toma una faz qu ~ no es 2ceptable á la luz.
de las ir:stitllciones que con tantos sacrificios hemos dl!fendido, ni ante
los trarJicionales principios que Vos y nosotros venimos sosteniendo.
En vista de la noticia de que el Excmo _Sr. San clemente ha sido
privado de su libertad, sacad_~ VIolentamente de SE residencia, y condu-
cido camino (le Ronela, con gran detrimento de su salud, y sin ningún
miramiento á su alta pOSIción, no ¡JodeñlOs menos de deciros: que
tratándose de tañ venerable ancianol probado d..e.fensor de nuestros
prindRios, y una de las última~ r~liquias de los fundadores del verda-
dero Partido Conservador, nos sentimos obligados, por el honor de éste,
'- á hacer oir nuestra voz en su defensa, y en defensa de la Justicia y de
( la Ley, apelando á vuestra benevolencia.
Ahora, si se tiene en cuenta que el meritísimo anciano por quien
ab.,)gamos es el Presidente Constitucional de la Repú'blíCa, no destituido
por nadie legalmente, y que soporfa, na máscle un año, co n plausible
entereza, una situación penosa y humillante que él no ha creado, juzga-
mos que el honroso título de colombianos nos impone el deber impres-
cindible de pediros de una manera amistosa, pero patri6tica é indecli ·
nable, Gna reparación eficaz, que salve la honra y dignidad de la Patria
ante la Historia.
En tal virtud, y con tanto respeto como encarecimiento. nos perm i-
timos pediros : que os dignéi~ disponer todo 10 conducente á que c~<>e
cuanto antes la forzada detenci6n del Excmo Sr. Presidente de la Repú-
blica, y que se le roclee de todas las ga rantías y consideraciones á que
tiene derecho como tal, á fin de que, si él lo tiene á bien, pueda trasla·
dar;ie á donde quiera que su deber 6 su salud lo lIam!!n.
Pfotestamos que al haceros esta. respetuo ... a petici6n no tenemos
otros m6viles que los de salvar los principios de nuestro Partido, á la
vez que vuestro buen nombre; y no podemo!i menos de esperar una
resolución favorable á nuestra solicitnd, fundados en los honrosos prece-
dentes que os han conc¡uistado puesto tan d istinguido entre los hombres
cultos é instrados de Colombla.
Abraham Moreno, l\Jiguel Vázquez B., A lejandro Botero U. ,
LisandrOll"~ Urióe, Zacarías Cock B, D innisio_MalUro, JOsé lIaría
Escobar, Aureliano ]aramillo F. José S E-cobar. Estani,lao B Zu·
lueta, Sixto Ospina, Pablo C. Villa, General Rllbén Fe r rer, L uis J ara -
millo A., Marco A. Salazar, José Viera V ., Danie l Márg llez, J osé J .
Toro, General B.Q!!ifacio Véiez, Eduar.QQ_ Vázquez J ., General J:,¡ao
PablQ,C,ru¡,ez, General VícLQLli-.'saIazar, General Tedi o Q;pina. Ger ·
mán Villa, General Rubén Restrepo, Beni to Uri be G., L uis Mejía S.,
General Rafael Giraldo Y... Viana, Anton io J . Gutiérrez, ! -'; In ael P o!'ada,
General Jos(. ~Ianue l Arango, Lázaro Mejía S , Eduardo H olg l1ín,
General Carlos E R.e<>tr epo, Rafae l Navar ro y Ense. Ge ne rá l Ma ria no
Ospi.ruL.V. Eduardo Z"leta. Estan islao U6In e"i Ba rri entos. Jul io-Vás.
q uez B , Ge neral jesús Ma. l\ lontoya, Pa<>c ua l Glltl~rrez. Grego rio Gu·
tiérrez G. , Luis J ara mi llo P, T omá ... Ma. Jara millo. Pedro Vá'i!luez,
Francisco Gonzalo Botero U., L. Garcé " Arcesio
y I,.L GOBIERNO DE FAC1'O

P eláez 8., Macario Upegui E., Sigifredo GQ.mez, Genar? Gutiérrez,


Pablo Gutiérrez, Pastor ~antamaTía. L ino R_ Of:pina, Félix A. Correa
G., Camilo Vi llega, R., Heliodoro Peláez, Juan J osé Echavarría, lIde-
fonso ~Iejia. Vicente Jaramil10, Lázaro Londoño B. Juvenal VIlla,
Justiniano D. ''"I11a, )'1anuel Sendal, Elías Upegui E, Pablo Echava-
rría, Luis B Mejía, Francisco A Upegui. M. Gabriel }aramillo R I
Ricardo ] aramil1o. Luí ... M. Escobar. Francisco Upegui T 1 Enrique
~1adriñán, Abraham Sala zar, Pedro Bouhot, Diego Escobar O., Ga-
briel POS <:ida, ]usliniano Vélez V., Andrés González, Carlos V. Toro,
Alberto Echavarrí'l, Rafael Váiquez, Lisandro Urib~ Gaviria, Eduardo
Correa Uribe, \Vladislao Vásquez U ., fil aKimiliano Correa V., Mario
Uribe, Gustavo Arango C, Enrique:: Echavarda, Jacíñto Londoño,
Agu'itÍn Arango, J osé ~1. Aguci~10 Pérez, Abel Restrepo R, Bernardo
Gutiérrez B, Pedro Pd.blo JaramiUo, Emilio Correa U., Emilio Uribe
G., Co ronel Félix i\l~ Correa, José ~I anuel Isaza, Emilio Correa C.,
T. Coronel Carlos Sevtllano, Casios E. Posada. Ismael Correa C.,
Urbano R uiz.
(Si:.rlltll mudtJsjlrm(u JI u ctll,/imíajirma"do /la, los ptrSOllas n(>/al)üs dt la Capital. Igllolu
mallljt,tacimus St tj/till l,octi'lIdo tll /,1$ otros poblocr(J/us dtl Departamen/o.)
MedellÍn, Octubre de '90L

SE~OR JRFE CIVIL \' i\hLlf ,\R DEL CAueA:


Bien sabe Usía que en la difícil situaci6n creada ¡Jor el golpe de
Estado de 3 t de Julio de 1900 hemos observado una conducta que si de
algo puede tdcharse es de excesivamente moderada. Nos ha parecido
que el deber de procurar el restablecimiento de la p.lZ superaba á todo
otro deber político. y que salvar á la Patria era más imperioso que resta-
blecer la legitimidad en el Gobierno Por esta raz6n. sin ¡.>erder la fe
en las leyes morales, hemos llegado varios de 110jotros hasta aceptar
empleos de l actual Gobierno, para cooperar así á la re<;tauración de la
paz, en cuyo seno pueden resolverse todos los problemac; de un pueblo
li bre ; y hem05 callado antel:ts injurias inferidas al Parlido Na-:innal,
q ue fu nd6 las instituciones actuales, y a n te~prisi6n del Excelentísimo
Sr. Prec;idente de la República. Dr. Manuel Antoni~ Sanclemente, perso-
nificaci6n gloriosa del más noble caráct~ colombiano.
Sin aceptar ni aprobar lo hecho, nuestra actituu ha sido y es pací-
fica; y á Usía le consta que hemo!:'i procurado, aunque en vano, una.
sol uc.i6 n patriótica del problema planteado el 3 1 de Julio. .
H oy, sin emhargo, nos cree_r:íamos indig'1os <lel nQrnbre de colom ·
b ianos, y nos avergonzaría nuestra propia_conciencia. si no protestá-
semos ante el país contra ~1 ultraje que se acaba de hacer al ExcelenlÍ-
simo D r. Manuel Antonio S~I1clemente, como para exceder toda medida
y h acer impos ible todo avenimiento. Venciendo la resistencia personal
que op uso para entrar en una si ll a de manos, 3e le lIev6 de Villeta á
G uad uas. y se le habría hecho continuar en ese martirio quien sabe
hasta d6nde. si la indignaci6n Y la ve rgüen~~a que la noticia produjo en
la capital y la p rotesta del lIImo. Sr. Arzobispo no h ubiosen forzado al
Gobiern o á disistir de sus prop6sitos.
Ultra jar de esa m anera á un a nciano car gado de mer ecimientos, en
cuyo pecho luce la banda presidencial, símbolo ue la Patria ; en quien
están representados la autorid ad s uprem a del país y el p ueblo entero,
que le llam6 al solio á regir sus d estin os; sup era r violentame n te la resis-
tencia qu e opuso para qu e n o fuese vilipendiada en s u persona la digni-
dad de su pues to; no r es petar el altís imo ejempl o de carácter y de fe en
la justicia que está dando á la juventud colom biana, es ul tr ajar á la
JO LA LEGITIMIDAD

Patria. Pueden Jos partidos disputarse el Poder en lucha franca y leal,


pero no pueden sin desdoro, y sin que la Patria misma sufra la afrenta,
hacer burla y escarnio de quien se haya sentado por la voluntad nacional
en el sill6n de Bolívar.
Como cristianos y cabalI.e_ros 'protestamos contra ese acto Lndigno
de un pueblo civilizado r culto; como colombianos protestamos enérgi.
camente contra esa baja manera, sin antecedentes en nuestra historia,
de resolver dificultades políticas; y como miembros de un gran partido
que ha dado su sangre y todo su esfuerzo por defender las instituciones,
protestamos contra esa infame violación del respeto debido á la auto-
ridad, qlle rompe todo "inculo entre e!'=e Partido y el GobierllO actual.
Y hacemos nue~tra protesta ante Usía. tanto para que tenga carácter de
acto público, Como porque U~ía, cristiano, caballero, colombiano y
caucano, como la víctima, ha de sentir indignaci6n semejante á la que
nos ha pues to la pluma en la mano, y ha de complacerse en reconocer
el derecho con que le pedimos respetuo!'amente que, para honra del
Cauca, haga 6 nos permita hacer trascendental y pública nuestra protesta.
Somos de Usía muy atpnlos y seguros servidores.
Juan de D. Ulloa, ~Ianuel Carvajal V, Ig-nacio Palau, Vicente
l\1lcolta C., Manuel Sinisterra, Primitivo Orejuefa.-xrartín Restrepo
I,l.~ía, Samuel VeJa~co y Borrero, Ernesto Bustamante C., Francisco
de P . Madriñán, Arcesio González, Ign~a~io RengifO.y"B , José Cobo,
Carlos H olguín L ., l\l anllel José Cobo. Vicente Molina Navia. Eleá7aro
R od rfg-ue z. Francisco A. Pal au. Alejandro Bcnítez S, Rubén Muñoz
R, Heliodoro A. del Pino, Erasmo A. Molina, Alfonso Correa H .,
Benigno "alenei. C" Bartolomé Fernández C" Rafael González R.,
Juan Antonio Reng-ifo. Francisco Lenis y H., Pedro Pablo González
Molina, Ricardo González, Vice nte González 11olina, Jorge E. O'Byrne,
Le6 n R . SOlane, Carlos ~lartínez V., Rubén L6pez, José María /llar.
tínez V .. Camilo R engifo S., Guillermo Triana C., Francisco A. Fer.
nández C., Enrique Tenorio N., Enrique Escobar B" L e6n C. Rojas,
Lino .\Illler, Miguel A Restrepo, Alcides Mosquera. Luis Antonio
Donl, A. Carv.ljal, Roberto Tenorio E, Adolfo Tenorio C. Sergio
A. Bllrbano, Jorge Correa H ., D.lniel Lemus Fernández, D~metrio
Hurtado S,. Emiliano Barrero. JeslÍs María Dur¡ue L, Salvador Cobo,
Li ':iandro 'rell o T . , S.llva -Ior Vil ches, Carlos Guerrero M., Li..;Ímaco
Santo ... , Juan Tbuti.;¡ta G..lmboa, Agaslín A del Pino Calero. Alfonso
Reng-ifo 0" Ricardo Santos. Jorge E. Orejuela, Francisco Cobo, An.
~el María Lenis B, Rafael Zúñig-a, Franci..,co Calero R .. José V. Mar.
ttnez, R1.fael Negret. L eonidas Burblno y B , Jenaro Zorrilla C6rdova,
Rafael Cticedo. Ricaruo R engifo y B, Carlos D. Iragorri, Clouomiro
Moreno 111, E(luardo Miller. Adrhno M lrtínez, Abel González M.,
Alcibiades Ch¿lvez. César Micolra C., Pedro A del Pino. Manuel D.
Valdivieso, Rafael Pombo ~l., Ricardo Pombo M, A. Vázqllez Cobo,
Ernesto Silllsterra, I~llsebio A . Velasco.
Cali, 12 de Novicmbre de 1901.

MARROQUIN DE CUERPO ENTERO,


"El Correo de B.;;lívar," hoja de difamaci6n que se publica en
Cartag-ella, trde en un nÚmero reciente lll1 extracto de la carta. lJue
reprodl1cilll o~, en el cual, malicio~:J.1l1el1te, se hacen , decir al General
P~dro Nel 03pilla Cosas que segu ramente él ni habrá Imaginado. y
según es el extracto Son los Comentarios. La .-S,.arta, tal como aparece
en seguida cs cop!a fiel d'!l original.
y EL GOBIERNO DE FACTO 11

Bogotá, Octtl bre 3 de 19 0 l.

AL SR. GENERAL D. MARCELlANO VÉLEl. Medellín.


Querido General y amigo:
EspiaCl.2......E.or varios centinelas de vista que me vigilan día y noche,
escribo esta carta, q\le iludo roder hacer llegar á manos de usteo, y de
la cual deseo que se impongan mlS amigos de Antioquia. y pido se envíe
copia á 1~5~n~_ralesA l_~iandro gutiérrez y AI~andro B-eslrepo á Mani·
zales;' á los Generales P1l110, VeJ~zco, Guerrer~.,-- Qutñ..Qnes y C61doba,
al Cauca; al Gencr~l Albán, á Panamá, al General Joaquín F. Vélez, á
Cartagena; al General JUi'n"lr. T0lear, y á D. Pr6spero_Carhonell, á
Barranquilla, y al General Iguarán, á Santa ~larta. Conviene que todos
los Conservadores notables del país sepan, en globo, pues las circuns-
tancias no permiten otra cosa en estos momentos, lo que está pasando
aquí: urgencia más evidente si se piensa que los alto"> empleados del
Gobierno tratarán de evitar que la verdad sea conocida y harán llegar
falsas noticias á todas partes, con el prop6~ito de torcer el criterio de
nuestros amigos. Usted conoce mis antecedentes y mi carácter, y sabe
que soy por esto y por tf'mperamento y educaci6n, absolutamente inca· (
paz de m~nti!. y que mi desinteresada cooperaci6n práctica y de más
de un cuarto de siglo á la Pátr'ia)' á la Causa Conservadora -es absoluta;
puedo decir Sln -exagerar que ven..go hace diez años protestando contra
las falta~tros propios gobier~~s • .á costa-cresacrificios po~itivos.
Desde que venía de Ronda llamado por el Sr. 1larroquín, recibí
insinuaci6n directa de éste de que acaso convendría no me encargara ~
del Ministerio, porque eso podría enagenarle la voluntad áe.! señor
Co~a. En el boceto biográfico que, escrito por un fiel amigo y como
saludo de bienvenida se public6 en •. La Opini6n," aquel señor, en su~
calidad de censor oficioso, suprimi6 lo relativo á mi pr6xima posesión
del cargo de 1\linistro de Querra. No la tomé sino de~pués de consultar
al Illmo Sr. Arzobispo, á quien hice patentes estos antecedentes y la
activ~Qropi!g.anda que el Sr. Concha hacía, por medio de ~us p~niagua­
dos, c~ntra la g.articiQ.a~i6n de pers0!l~es antioqueñ9s en e} gob~erno f ,
del--E!!ls; t~moién le hIce presente que tal C01110 éste funCIOnaba, me
veda no muy tarde en la necesidad de enfrentarme contra tendencias y
prácticas que ya me parecían desastrosas. El 111010. Sr. Arzobispo, <"
bien conocedor de la ~itl1aci6n sobre la cual había hablado, con claridad
que 10 honra, al Sr. ~Iarroquín, juzg6 que á pesar de todo esto debía
encargarme del Ministerio, porque era evidente que las cosas iban muy 5
mal y se nece ... itaba en el Gobierno una acci";n más inteligente, enérgica)
y patri6tica E.Ls _d e_Ago~to tOl}1é pasesi6n.
Ya desde fines de Julio algunos jefes militares de la frontera del
Táchira, apoyados más 6 menos d(r~ctamente por el 1\1inistro de Guerra,
Sr. Concha, hablan re.§:ue1to acometer la pes_astrosa avcntur_a que
termln6 con la derrota de Dllestrai fu.e.uas..- comandada$ por señor de \ I
apelliOo Rangel qarb~ras, vene7.olano, en San Crbt6bal. Poseo dat.:s
preCiosos _$:obre los antecedentes de aquel suceso. En el ConsejO de
Ministros ~e dhicuti6 €'ntonces s~utorizaba 6 no para tomar aqL:ella
iniciauva; el a~unto se trat6 con calor; el Sr. Ministro de RelaCiones
Exteriores, Sr. Dr. Antonio J~Uribe, se opuso abiertamente y aun
recu<o,6 con razones indiscutihles á los de Guerra y Hacienda; pero es la
verdad ql1e sin el apoyo moral del de Guerra no se habrían atrevido
aouellos jefes á tomar á su cargo la respoll~abilidad de lo que result
luego, según el respetable concepto del Sr. General Gonzí.lez Valencia,
12 LA LEG[ 'rDIID AD

en camin o enton ces de Bogo tá hacia la front era, el más


vergo nzoso
desas tre. Milla res de nuest ros bnen os solda dos fuero n lª-!J.E
\ I nue!-'tra bande ra, c1and~~tinamente. á órden es de extra lljero dos sin
s, s?br~ el
territo Tl'l de Vene zuela Los Jefes de esas fuerz as no avanz aron
al frente de ellas; todo par6, según ehni~mo Gene ral Gonz ález sIquI era
Valen cia,
en un robo bocho rnos,) , pues dicho territ orio fué arras ado en
prove cho

~
de unos cuan tos:Y en la humi llante derro ta inflig ida á nuest ro
Ejérc ito,
que qued6 herid o de pánic o, según la mism a autor idad, por
unos
batal lones de aquel la naci6 n. Las cárce les de varia s pobla cione pocos
s "ene~
zolan as se llenar on de prisio nero: i colom biano s; no figur6 proba
blem ente
entre los pi'isio neros ningú n venez olano ; no hubo un jefe
conoc ido
muer to ni herid o de acá, pues éstos brilla ron por su ausen cia;
t:1 Presi -

~
dente Castr o que s.entÍ a desqu iciars e su pode r pocos días antes
repen tinam ente y por causa de aquel la avent ura, rodea do de se hall6
opini ón y
de fuerzd , y en capac idad, con el mejo r prete xto, para fome
ntar desca -
radam ente las exped icion es filibu steras sobre nuest ro territ orio,
copia dor dt' teleg rama s del ~linisterio de Guer ra falta una En el
hoja enqu e
\ I debi6 ('opia ne, sobre 19s .2reliminar~§ oe este de~graciado
asunt
desp<H.' ho II1tere~ante. Dado 10 ocurr ido, se expli ca much o de o, algún
10 que ha
suced ido des¡...tlés: tI Sr. Couc ha se consi der6 en el debe r de
ha(:er creer
al paí=-, enter o que est~bamos en guerr a con Vene~ela. como
á m,tea por los teleg rama s que, sin autorizár-=elo su condi ción deconst ará
Gobe r-
nado r de Cnnd inam arca, le dirig\ ó, pensa ndo acaso que a:--í
se mirar ía
~ con meno s extra ñeza é indig nació n lo hecho
Lfront era del Tách ira. La mane ra mía de Jllzgapor fuerz as nuest ras en la
r el suces o y la situac ión,
en total desac uerdo con aquel las ideas y proce dimie ntos, se
consi deró
desde h.lego por los amig os de aquél como signo de alarm ante
desav e·
l nenci a, cuya grave dad se explo t6 en el ánim o asust adizo
( Marr oquín . del seuor
Entre tanto yo me ocup aba en reorg aniza r el Ejétc ito, cuyo
desba -
rajus te era indec ible á mi entra da all\li nlste rio. No hay palab
ras para

~
pinta r la desm oraliz ación , la relaja ci6n de aquél , excep ción
algun os grupo s que tenía n á su cabez a homb res de la profe hel..ha de
si6n, enér-
gicos y patrio tas. l\luch o logré hacer , según lo han recon ocido
á juzga r por las felici tacion es que de todos los extre mos del paístodos y
y ~igo aún recib iendo . Desg racia dame nte, el mal estab a en recib í
todas las
zonas . Casi no hai?ía día en que no recib iera algj.lTIa ~ algun
as esque -
litas del Sr. l\Iarr oqllÍn , pidié ndom e resoluciºne~ qne el debe
'1 la delicadeza_.!1Ú~ ~ªaban adop tar. Ya era un ascen so para algún
r mi1i~ar y
zán sin antec edent es ni ca )acidad~si ya que á otro léaie ra un holga -
nomb ra·
mie nto que le perm itiera gana r sueld o ~in traba jar y sin §~ Iir
de Bogo tá;
I Iya...s~te s.e::::atenclier~ al hijo 6 yerno de algun a s u am iga dUllV
e.Dtl d; ya
q\~c.!..i_~.r_a p<lsap(')rt~_ milita t' á otro; ó que al
parie nte tal se le diera
uno .:.~.Jlll~ ~ºnjtara. contr a la verda d q~a á Pana má º-
I len comIs ión del Gobie rno. . . . . . . . .. La neces idad en á la Costa
que me veía
de nega rme á ~atisfacer la mayo r parte de esas exige ncias ,
que llovía n
por docen as diaria ment e, era tamb ién explo tada contr a lrí en
del que las hacía , y lo predi sponí a en mi contr a, despe rtánd ole el ánim o

~
el deseo
de pre::;cindir de quien no se prest aba á atend er todas esas
intrig as de
a~ba, en que era penos o ver agita rse en mom entos
tan crític os al
mI,m o Mand atario que inici6 su admi nistra ci6n .anun ciand
o qJ.1.e el
Gobi erno 110 era un establecimiento de bl'lll'ficellcia.
l\f!<l ediqu é ñffil5 ién aapr e·mr ar later mina ci6n de la guerr
~ dand o un llIh!VO vigor á las opera cione s milita
a,
res, paral izada s hacía
(. vario s mese s y redu cidas á una defen siva inerte que enerv
aba y quita ba
y EL GOBIERNO DE FACTU

ánimo al Ejército y desprestigiaba más y más al Gobierno. Fuí hasta


Chocontá á conferenciar con el General Moya sobre la campaña de
Oriente de Boyacá, y á Girardot á concertar con los Generales Perdomo
y Rivera las operaciones conducentes á despejar de facciosos la regi6n
de San Juan de Río Seco. Cambao, Chaguani, PuH, Beltrañ. etc., y las
de Viotá y Cunday, centros estos de propiedad agrícola. donde están
paralizadas las operaciones hace más de UD año V existen en poder de
los revolucionarios las más ricas y pingües empresas de café y cente- ~
nares de miles de sacos de este grano de que sus dueños no han podido
disponer, por incapacidad del Gobierno para dominar e~as zonas y dar- )
les garantías r seguridad. Dispuselas operaciones sobre 1larín, que son
ya bien conocidas en ei paí~, que dieron ~resultad~ la destrucción
del ejércít'OCie éste, constante de má!; de 2,000 hombres y que los díé.S
de mi llegada á Bogotá se consideraba como una seria amenaza á la
existencia misma del gobierno. Pude mandar á la Custa la Divi:-.16n
,. Manuel Briceño," de má~ de 1,000 hombres, qlle peleó en la GO:lgira,
y del Cauca á Panamá refuerzos considerables, y hacer marchar cpnvo-
yes de armamentos, equipo, fornituras y vestuarios á los cuerpo~ de ejér-
cito comandado por los generales González Valencia, Moya ,"rásqllez y
García Herreros, Rivera, Perdomo, Leal, Salazar, Posada, Uribe,
Gutiérr¿z, Ospina Ch , C6rdoba, Guerrero. Quiñones, etc; y provistos
éstos de lo que tanta falta les hacía, y sintiéndose solícitamente apoya·
dos desde acá, ocurrieron d~nte los 50 días que desempeñé eL1linis-
terio los triunfos de l\Iacueque, La Chica. Iguasitos, Piedr~", AOl.ba-
lema, Encemllo, Hato...:-:Vi~ jo. Uribe. (2). La. Virgen, ~lonte-Frío. Pales-
tina, Iba.gué, loe; dos de las cercanías de Río Racha, 'lile destruyeron
la invasi6n llegada por la Goagira, los tres que en el Sur del Cauca
acabaron con la que del Ecuador traía Rosas, y, sin contar otros de (
menor cuantía, el de BocaR del Toro, que remat6 la organizada en (
~icaragua.
Dos veces ordené los movimientos necesarios por la línea del Boque-
r6n, Fusagasugá y Pandi, para, con los que debían hacerse por Cunday
y '"riotá, despejar e~ta re¡:ri6n, y dos veces el Sr. Marroqu ín contraor- ~
den6 con cualquier pretexto esos movimientos, explicándume en e~ql1e­
litas muy atentas y a: su modo 10 ocurrido, y echando á perder esfuerzos (
y preparativos de cuya importancia y trascendencia estaba tI, por ~ (
supuesto, muy lejos de darse cuenta; obedecía simplemente á las gestio-
nes de quienes tienen interés en que no se pacifique )r rt::scate aquel
territorio. Una vez se trat6 de apro\'echar los servicios de un conno-
tado jefe militar cCllservadur, que s610 por estar yo en el Ministerio se
resolvía á prestarlos, pues no simpat~zab::t con el personal del Gobierno, {
y el Sr :Marroql1Ín protest6 en seglllda é hizo perder esa oportunidad,
con perjl11cio de los intereses generales á su cargo. Supe entonces. por
gentes bien informadas, que todo esto y otras maniobras minúsculas que
á diario presenciaba, al mismo tiempo que servían .í cierto grupo de
especuladores, tenían por objeto hostiganne y hacerme salir del Minis-
terio, donde á la vez que desatendía las_ exigencias irregulares del ~
Sr. Ma!roquín, precipitaba 1añor~ de la paz, tan te_mida J2..Qr é..¡tel...por
razo nes obVias, y era, por conSIgUiente, un estorbo y uno. amenaza.
DetaITe interesante: l>roñThidaC1el modo más absoluto ra5alida de
m ulas del Departamento de Cundinamarca y en ocasi6n en que por
causa, entre ot raR, de esa misma prohibición y de medidas análogas
ad optad as en el Cauca y en el T olirna, la diferenda entre el precIo de
é stas aquí y en An tioqu ia, era como de $400 á $500 e n cada mula ~
algún amigo íntimo del S r. Concha, y ca ballero m uy honorable, en la~)
J4 I.A LEGITJMIDAD

pocas semanas anteriores á mi llegada obtenía permiso para sacar de


aquí y conducir allá, varios centenares de aquéllas que representaban
una utilidad de más de $100,000. A mi llegada al Mmisterio, sorpren·
dido de semejantes ocurrencia!:), hice plíblica mi extrañeza, No necesito
agreO'ar que esta frélnca expresi6n del má::; honrado sentimiento, me
grange6. como en el caso de 10 del negocio y fracaso de la frontera
venezolana, más hondas y más intensas enemistades. y me señaló como
un obstáculo para la continuación del régimen de desbarajuste en que
podían florecer y fructificar esta clase de combinaciones.
La larga familia del Sr. Marroquín tiene hoy muchas decenas, tal-
vez centenas, de representantes en la lista civil y militar; y es la verdad
que 1funque aquélla es muy honoraofe, no se han disting-uido en lo gene·
ral sus miembros por sus capacidades ('o los ramos militares 6 admmis·
trativos, con algunas excepciones bien conocidas, y á la verdad, de
( individuos prominentes que deploran francamente el triste papel que al
( jefe de la familia están algunos haciendo representar. Al llegar la paz
es natural que ocurran en el personal de las oficinas púhlicas cambios
substanciales, y no es arriesgado juzgar 4ue de esto resulten muchos rle
~ aquellos caballeros separados dt los ernpiens de que actualmente gozan,
no es extraño que esa idea les haga temer semejante solución.
Hay además vinculados á la guerra y su continuaci6n grandes y
activos intereses, cuya influencia, de que podría suministrar informa·
ci6n copiosa si no temiera alargarme demasiado, alcanza á hacerse sen·
tir, más 6 menos disfrazadamente, en las altas esferas del gobierno.
No de otro modo se explica el que el Sr. Marroquín haya dos veces
hecho frustrar, como he dicho antes, las operaciones que se proyectaban
por mí sobre las regiones de Viotá y Cunday, que son centros actual·
mente de guerra y de complicadas especulaciones basadas en la guerra
yen la inseguridad. Y que hay prop6!:iito de no permitir que aquellas
zonas sean rescatadas del poder de la revoluci6n y qt.¡e esta situaci6n
an6mala es sistemática lo prueba el hecho de que uno de los s~ñores
hijos del Sr. Marroquín hizo pagar hace pocos días por el mayordomo
de una su hacienda situada en dicha región varios miles de pesos que
corno contribuf:i6n le exigía á aquél alguno de los jefes de cuadrilla
que infestan el mencionado territorio. Es evidente que sTerprQpietario
hubiera creldo que pronto se resolvería el Sr. Marroquín á permitir que
se rescatara á éste, no Sle habría apresurado á ordenar el pago de ]a
contribuci6n.
Conocido es ya el incidente ocurrido con los Bancos de esta ciudad.
NInguno cumpli6 lo decretado; uno de ellos, en que, como se sabe, son
accionislas fuertes, por un procedimiento y en clrcuntancias demasiado
conocidas y sugestivas, varios allegados íntimos del Sr. Marroquín,
convino con otros en una declaratoria de resistencia pash'a c;:ue firmaron
sus gerentes y los de otros Bancos; y luego, al día siguiente muy de
mañana, se entendió con la Gobernación de Cundinamarca para ven·
dcrle giros sobre el extranjero. Se di6 al público un informe falso
sobre lo que había ocurrido; y todo par6 en que el Gobierno, que nece-
sitaba oro y que estaba comprándolo por medio del Ministerio del Tesoro
y del TesorerQ General, lo compr6 á un tipo muchísimo más alto al
Banco aludido, el cual realizó así, de un momento á otro t na enorme
utilidad en provecho de sus acclOh1stas, entre los cuale n prj.
f mer t15rmino los más allegados parientes del Sr. ~ anoquÍn. Verdad es
que eipreclo de las acciones de ese Banco baj6 considerablemente al
saberse cuál había sido la conducta de sus gerentes; pero los accionistas
que idearon y condujeron toda la operaci6n no habían contado con esa
y EL GOBIERNO DE FACTO 15

revancha de sanci6n honrada ejercida por el público. El ac:alto contra


los Bancos, hecho por un agente secund1.rio del Gobierno. dl6 en tierra
con el crédito - orvenir de estas instituciones entre nosotros; d espres -
tigió sin provecho al o ¡eTilO, que ya 10 esta a emasiado; y no tuvo
más resultado práctico, fuera de éstos, que hacer desembolsar al Tesoro,
es decir á la Naci6n, fnertes sumas en provecho de determinada agru-
paci6n. Demasiado claro se vi6 desde afuera todo aquello; y apenas
cumplí un deber elemental de honradez y de corrección púb1¡ca y per-
sonal, manifestando en el Consejo de Ministros, cuando el asunto se
trat6 allí casi incidentalmente, que en mi concepto y en vista de lo que 5
estaba pasando, el Decreto de la Gober'1.aci6n de Cundinamarca debía)
ser suspendido por el decoro mismo del Gobierno.
De~de ese momento mi situación se hizo insostenible. L os especu-
ladores que juegan con la buena fe y la credulidad pasiva del Sr. l\larro-
quín, no dbimnlaroll ya su encono Se hizo propaganda de alarma y de
pánico, diz. que porque entre el Sr. Concha y yo había un desacuerdo \
que podía costar caro al país; y se esparci6 la noticia de que yo me e
retiraría. En la sesión del Consejo de Ministros en que se trat6 del
asunto de los Banc~ que es uno de los escándalos más lamentables que
haya presenciado t.l país, el Sr. 1Iarroquín afirmó que él no había auto-
:izado al Gobernador para decir que se adoptaba ese procedimiento en
virtud de hallarnos en guerra con Venezuela, como, con esas 6 con otras
palabras, lo decía el Decreto; pero reconoci6 que antes de di c tarlo había
aquel obtenido su venia. Corno ya en sesi6n anterior del Consejo yo
había 100"rado con ocas alabras derrotar la ro~uesta hecha----I?or el ~
Subsecretano e esoro de echarse sobre os -B Deos para--.§Slcarles
empréstito en oro, comprendí que el Sr. Marroq,!lÍn había caído d~ lleno
en manos de 1º~_ e.§Q~~uladores y que se le exigía que para asuntos de
de esta cuantía no usara de sus ~Iinistros.
Esta convicción se afirm6 al recibir pocos días después, quizá pocas
horas, .una esquelita de aquél en que me avisaba que había resuelto
suspender las reuniones regulares y periódicas del Consejo de Ministros
(que las celebraba todos los miércoles) y que s610 las habría cuando á
él le pareciera bien hacer la convocatoria. Con ocasi6n de esa notifica-
ción escribí largamente al Sr. Marroquín, y me creí también, por deli-
cadeza, notificado de que él deseaba evitar las entrevistas C011l1l1go. Así
se 10 hice saber por medio de un común amigo.
Pe'1..§.é en renunciar; pero los más visibles y meritorios entre los con-
servadores de esta ciudad, sabedores de 10 que pas3.ba y del peligro que
implicaba para el país un cambio como el que tenía que venir en tales
circunstancias si yo presentaba mi renuncia, me instaron hasta hacerme
por el momento de~h.tir de tal idea. Ellos creían que mi salida del
Ministerio no s610 sería la prolongación de la guerra, en virtud de las
influencias ejercidas por los que tienen interés de que no venga la paz, y
1
también de la incapacidad en que hombres civiles y sin conocimiento
del país y del Ejército ni de lo que son las oper ciones milüares, se
hallan para avanzar éstas á su término con toda actividad y rapidez, por
muy adelantadas que ya estén, sino también el predominio de un círculo
de negociantes desposeído de todo escrúpulo 6 pudor, y además posibles
complicaciones internacionales de muy grave carácter, gracias á la falta
de seriedad y tino con que tendrían que ser trat<.ldos esos asuntos por
los mismos que hace pocas seman.1S autorizaron aventuras tan bochar.
nasas como la que ter.min6 en los a.lrededores de San "-Cnot6bal, y -están,
p.o r el.tntetl!s de explicarlas 6.paharlas, en la ~)P:esRraa de agravar la
iltuac16n, explotando la candldez p"eudo-patn6l1ca de quienes no se
dan cuenta de lo delicado de ésta en la.s circunstancias desastrosas á que
16 LA LEGITIMIDAD

(nos han reducido la guerra intestina, la corrupci 6n engendrada por el1a


(y los malos gobierno!'; Pero cada momento sentía yo con má~ ¡n ten-
sitiad que e~a Administración, tal como funcionaba, aislado de sus
Ministros el Jefe del Ejecutivo y en poder de un CÍrculo estrecho que
hacía de él lo que quería y lo usaba comu pantalla para el1ogro de sus
ambiciones políticas y de su desenfrenada codicin. no podría sostenerse
mucho tiempo. A nadie hice misterio de ese temor y de esa alarma
patri6tica. como consta en telegramas que por entonces dirigí á usted,
al General Albán. al General Joaquín F. Vélez, al General luan P.
{ G6rnez ~ á otros amig-os notables, yen carta!; que á los mismos 6 á otros
escribL Entiendo que alS?unos de e~os telegramas han sido detenidos
en el camino, 10 que corrobora 10 fundado dI.:! mi alarma. Debo apuntar
aquí que á poco de encargarme del Ministerio de Guerra hice presente
al Sr. ~lai ro uÍn ]a necesidad de agotar todo medio ' camino decoroso
para llegar a paz, pues, uera e a ruma y corrupci n que en general
extendi por todo el país la guerra, estaba ya demostrado por la expe-
riencia r las nOlicias recibidas de cas!, todos los Departamento!', qlle no
podía, como 10 deseábamos. su::.penderse 6 disminuirse la emisi6n para
atender á é . . ta. porque el arbitrio de las c"lntribuciones forzosas cobradas
~ á los enemigos del Gobiernf', había resultado del todo ineficaz. Y demos-
tré de un modo incontestable que más
á las cantaleteadas inva~iones debíamosemerIes
tue á los ejércitos enemigos y
a las emisiot;!.e!', tales
cO'ñi()éstas se ec;tabañ y están haciendo; que ya de todas partes se
avisa que el pré de la tropa no alcanza á mantener al soldado; que el
gasto de ocho - millones al mes se duplicaría dentrck...Q..oco, y qlle no
está lejano erdia, 51 a~í segu imos, en que por la depre!'i6n callc;ada por
esas em isiones sin límite ni freno, por]a visible incapacidad del Gobierno
y por el poco interés que éste manifiesta en la solución de nllestros
grandes problemas de actualidad, el billete llegará á valer tan poco que
deje de ser un recurso para el !'ostenimieoto de aqt1él. resultando la
repudiación de (ac/o; y que ese día habrá caído el GvbierDo, s~n cuales
fueren sus intencione~ y bl1eno~op6sitos Agregué que el país en
gencrar,-y-el PartiCJO"Liberal en particular tenían poca fe en la palabra

~
del Gubierno, porque la habían visto olvidada ó violada repetidas veces.
Dije que acaso convenía renovar todo el Ministerio, para presentar al
país un grupo nllevo)' fuerte en torno del VIce-presidente; y ofrecí ser
el pnmero en renl1nciar mi puesto con ese objeto. A esto ob~erv6 el
Sr. ~IarroQ\lío que probablemente de gUiCT) se desconfiaha era aeei; y
yo no tuve nada que ob·etar á una observación ue me areció ingenua,
fundá8a"'y lJatriótica. Pero nada logr en efinitiva. upe que en
época anterior hahLl habido amagos de inteligencia entre el Gobierno y
alg-unos Iiberale~ <le pre~tiglO, no comprometidos en la revolución y que
tr,ltalnn de mediar entre aquél y los jefes de é5ta; pero que la ... cosas 00
se habían adelantado, seguramente por haber disminuido el peligro
para el G\}bierno. No conocí las b:\!\es sometidas á la consideración de
é..¡te en esa oC<bión; pero tengo motivos para creer que fueron las que
hace p,>cos días se lun publicado en esta ciudad, despué" de mi prisión,
dJ.ndo oí entender que é..¡as serí \11 las Q'le adoptaría la nuev."\. Adminis-
traci6n que yo diz q',e trataba de sl1-.;tituir á la actual Declaro que
nunca h lsta ah')ra habia tenid,) b1jo mis ojo'> c;en1ej~ntes bases.
Por instancias del Sr. Gene ral J orge Moya Vásquez resolvi6 el
S r. Marroqllín despachar una comisión formada por dos conservadores
y dos liberales .l entenderse con Ir'5 principales je fes ue la rev () lu ción: y
á fin de que pudiera conocer en detalle el asunto el General Sagio
Camaljo. que debía ser uno de los comisionados, y resolver SI ac~ptaba

y EL GOBII;R:\ODE PACTO 17

6 no el encargo, el Sr. Marroquín autorizó á varios amigos de éste para


que lo llamaran. Llamáronlo, en efecto, y lIeg6 de l\Iiraflores á esta
ciudad pocos días antes de mi prisi6n, y cuando ya el círculo de que he
hecho menci6n había, como de costumbre. hecho desbtir al Sr Marro·
quín de los patri6ticos y levantados prop6sitos que abrigaba poco antes.
Excusado es repetir, puesto que yo tornaba parte en esas deliberaciones,
que se trataba de una paz decorosa para una y otra parte. De los mili-
tare!..9.uc somos al mismo tiempo hombres de bien y no tenemOs en
nueSfTO"" pasado una áeslealtad 6 U~la traici6n, no hay derecho para
desconfiar. -
~n ese intervalo yo propu se en el Consejo de Ministros que, puesto
que gracias á los triunfos recientemente obtenidos y á los que se espe-
raban con seguridad (y que han ido ocurriendo) en las fronteras, dadas
las fuerzas y elementos acumulados en éstas en oportunidad, estaba casi
terminada la guerra, pues, en efecto, ahogada en el Cauca, Santander y
Bolívar, en pocas semanas se habría logrado á.pagarla prácticamente en
Antioquia) ToJima, Boyacá y Cundinamarca, reduciéndola á cuantía
casi insignificante, se expidiera un Decreto legislativo que fuera una
Ley de Elecciones s~ncilla, eficaz L am.,plia, en que se adoptara, como
en \;arios paises más civilizaaos que el nuestro ~e ha hecho, el principio
de la ~~entacI6n de las rulDonas; y sosttíve-ql.te eso podrfa lnrc'erse
correctamente, mterpretando de un modo filos6fico y práctico el artículo
121 de la Constituci6n . Agregué que, en mi concepto, esa medida y la
reforma racional de las Circunscri ciones electorales gue ya había sido
resuelta, sería sUflciente-, SI os re\'olucionanas le COñCedian crédito á la
palabra del Gobierno, para que depusieran las armas y llegáramos
á la ~az, que, e§~l .al!helo de los hombres de hien dundos los F,artid Q.S y
es pe almente de los conservadores 'que tenemos bastante entusiasm o y
lealtad para, sin estrépito teatral, exponer en estas contiendas l en
defensa de nuestra causa, no s610 la fortuna sino también la tranqui-
lidad y la vida. Estas ideas por un momento parecieron entusiasmar
al Sr. Marroquín. Hubo, sin embar~o, quien discutiera la legalidall
ael procedimiento; se levant61a sesi6n; y al abrirse la siguiente, á que
precedi6 larga conferencia del Sr. Marroquín J alguno de los agentes
del círculo ..9ue pia~ l<:t..&.uerra de exterminio y entre tanto e1 Tibre manejo
de loscaudalesptlblicos y de la sue::rte delpaís, aquél manifest6 que era
cosa resuelta que no se trataría más de la expedici6n del Decreto pro-
puesto por mí. Seguían llegando noticias favorables de todos los cam-
pamer.tos y acantonamientos. En e~os días el Sr. Marroquín, no sé si
por iniciativa propia 6 por insinuac.i6n del Sr. Leonidas Posada Gaviria,
lo comlsion6 para que se entendlera con el Dr. Sanclemente con el }
objeto, según se ha afirmado, de recabdr la renuncia de éste á trueque
de la promesa de que el Sr. Marroquín también se retiraría después de
acordar un Ministerio en que figuraran algunos liberales connotados.
El Sr. ~Iarroquín di6, según parece, al Sr. Posada una lista de indi.
viduos entre los cuales podría escogerse el Ministerio. Como causa
eficiente de estas determinaciones y g~stiones se. present~ba la muy
plausible del .deseo de la pa,z y la neceSidad de. u.mr el Partido Conser-
vador, organlzando un GobIerno popular y presttgloso, ya que la opini6n
de dicho Partido se había separado casi por rompleto del encabezado
por el Sr. ~Iarroqt1ín. El Dr. Sanclemente, sin vacilaci6n, declar6 que
aceptaba lo pl."opuesto; d~6. su lista de cand~datos: >: afirm6 qne su reso- ~
luci6n era retlrarse defil1lbvamente de la VIda pubhca. Al conocer esto
el Sr. ~ I arroquín, cuyo prop6sito parece que no era otro que sorprender
al Dr. Sanclemente ~acándole la renllcia, para suprimir una contin-
18 LA LEGIT IMIDAD

gencia que no le convenía y luego, co rn o ya ]0 ha hecho otras veces, dar


por DO empeñada su palabra, se llen6 de aJarma y empez6 á posponer la
entrevIsta en que debía dar al Sr. Posada su resoluci6n defini tiva. Es
superfluo agregar que al Sr. Posada ob raba en esto, como en todo, con
patri6tica buena fe. Estas ges t iones iniciadas 6 autorizadas por el
Sr. Marroquín y respecto á las cuales' di6 el Sr. Posada una carta que,
aunque escrita con el propósito de que llegado el caso fuera difíci l fijar
después su verdadero alcance, por su misma ambigüedad denuncia los
planes tortuosos á que obedecía, hizo pe nsar ser iamente á ;Duchos co n-
servadores en una solución que, dentro del terre no constitucional, t ra jera
la uni6n del Partido, un Gobierno fuerte y honrado en toda la amplitud
de la palabra y una Administración que. robusta por estas condiciones,
pudiera enfrentarse con las dificultades de la muy afl ictiva situaq6n que
se atraviesa. Esta no puede ser más grave. Bri ll an por s u a usencia
las ideas y planes de H acienda en la desastrosa_ bancarrota á que hemos
llegado. Encargado ese ramo á ersonas que no entienden ]a materia
ni han DI o sIqUiera a T e lca TU mana e eTIa baJo alguna Admi nis·
traci6n COl pe en e y respeta e, ma po na esperarse que fuera aten-
dida debidamente; de suerte que la historia fisca l de este ú ltimo año
será la exhibici6n más t riste de incapacidad r de derroche. El único
arbitrIo en esta conflagacI6n ha sido el--Eil1eteJ la emi~i"ºn sil!JériñTno,
la ruina á plazo rijo, el SUICiCI'lO. Ue cuando en cuando bu llen en la
esteFmdád de esta espectaftva proyectos que la agravan au n más toda·
vía; porque revelan la impotencia}' el pánico. Ha llegado á proponerse
que el Gobierno se eene sobre todos los cueros que hay en el país 6 que
vayan resultando, }' los exporte por su cuenta, Otro día se me consult6
seriamente por un allegado del Sr. ~Iarroquín si convendría decretar
qu~ todo exportador de café que lograra sacar hasta bordo de buque de
mar su producto, le cediera al (;obierno la mitad de éste, á trueque de
las garanlías dadas por el mismo GobIer no iJara permitirle avanzar
hasta allí su operaci6n. Para los que nos hemos formado en la lucha,
manejando hombres y venciendo dificultades, habituándonos á las nocio-
nes prácticas de la equidad y del sen tido comú n, estos fe rmen tos de
empirismo colonial arbitrario no pasan de ser pesadillas de enfermo, y
{ serían ri~ibles si, agitando el cerebro de nuestros personajes, no fueran
terribles amenazas para la propiedad y el buen nombre de la Patria.
Sabido es por otra parte que si fue ra de Bogotá la opin ió n sana ue
todo el Partido Conservador, Fin div isas ni a rcaicas disti nciones, recla ma
tí. gritos un Gobierno capaz, tuerte y recto, que desempeñe en serio sus
funciones y saque al país de la situación de desastre en que se halla, no
quedan en BOgOt~l sino contados partidarios del rég ime n actua l, tal
como funciona en estos momentos, y que esos part ida ri os obedecen en
este ca~o, probablemente ~in excepción alguna, á necesidades y presio·
ne!; que nada lienen que ver con la convicció n política 6 con la abnega-
ci6n patri6tka. El exclusivismo practicado J!0r el Gobierno no p uede
ser más suicida. La descol}t1annrcon q ue m l r ~ los p rincipales r m .ls
meriTOrios jefes de l1uest!:2,. ltjérciJo I1Q p-.lled e ser m ás in te nsa. E n las
antecánrnas del Ciobierno ha llegado á aceptarse com o a xiom a que 10
que se necesita en los jeft::-> militares es ad hesi6n 1l1cond iciona l ~l la pe r ·

~
sona del Sr. MarroCluín, no á la Constitución lIi ~í. las doc trinas d el Pa r-
t ido Conservador. De ta l m anera ha ca lado esa noc ió n, q ue el mism o
Sr. Marroquín nunca dice al hablar del Parti do q ue á é l 10 sostie ne, "el
Partido Conservador," sino "mi P a rtido, " el cual e n rea lidad no es ya
e l Partido Conl:ervador y est¡i aq uí fo rm ado casi en su tota lidad po r
l( m iembros de la fa milia de aq ué l, bien q ue no tod os los qu e 10 son apo -
y EL GOBIERNO DE FACTO 19

yan ese Gobierno. Dice que él representa la legitimidad. porque no


pudiendo volver á Bogotí el Dr. Sanclemente, es él, según la Consti·
tuci6u, quien debe ejercer el Poder, yen cierta ocasi6n que al oirle esto
el Sr. D Abraham ~Ioreno le pregunt6: "y si el Dr. Sanc1emente quiere
venir á Bogotá .. . . . ' .. ?" contestó excitadísimo: "No! Eso sí que ~
t
n6; porque tengo al viejo bien asegurado!" Este rasgo define la
situaci6n.
La maneTa como se ha manejado el 1Jinisterio del Tesoro en los
últimos tiempos deja mucho que desear ~Ie bastaría apuntar aquí que,
cuando poco después del atentado contra los Bancos que di6 por resul-
tado la incalificable especulaci6n de que ya antes hablé, urgía yo al
Sr. Subsecretario encargado de aquel Ministerio para que me hiciera
despachar una gruesa remesa ordenada bacía varias semanas, destinada
á comprar en Antioquia letras que vendidas por plata en Panamá,
permitieran enviar algunos fondos al benemérito Ejército del Sur del
Cauca, al cual se deben como 8800,000 en plata, de raciones, al mismo
tiempo que otra remesa, también ordenada antes, destinada á subvenir
á los gastos de guerra en Antioquia, donde, por escasez ce recursos, ]a
situaci6n era casi insostenible, según informaba usted, aqt e l empleado
me contestó alarmado que la cosa era ya difícil, porque á causa de 10
decretado con respecto á los Bancos por el Gobernador de Cundina-
marca, había habido necesidad de dar á éstos en préstamo sin interés
gruesas sumas tomadas de la Tesorería. De modo que para que u~cuan ­
tos e3Peculadores, que manejan hábilmente la vQluntad..mutahle y de..s1a-
lleciente del Sr. MarroquÍ,", y juegan con la inexperiencia impetuosa d e
alguUos de los agentes de éste, hicieran su agosto, se había cometido el
atentado contra los Bancos y había quedado en el más crítico momento
el Gobierno privado del oro que buscaba, y que tendría que comprar
más caro, r de los billetes que tenía listos para atender á las '.lrgentes y
sagradas necesidades de ]a guerra............. .
Así las cosas, y cuando en Palacio se hablaba sin disimulo ni reserva
de la necesidad de que yo renunciara, una vez que durante las pocas
semanas de mi permanencia en el Ministerio se había demostrado q ue ~
era un estorbo para los planes y maquinaciones de antecámara y había
la revolución sufrido golpes decisivos y cesado el peligro que determin6
el urgente llamamiento que se me hizo, el Sr. Marroquín me Jirigi6 una
carta (20 de Septiembre) á que acompañ6 una enumeraci6n de los pun-
tos en que había desacuerdo entre el Sr. ~linistro de Guerra y el señor ) 1
Gobernador de Cundinamarca. En la carta me oedía que le dijera si
aceptaba 6 no la soluci6n que él proponía á los cinco puntos en que,
según él, existía tal desacuerdo, que no era entre el Vice-presidente y
el Ministro, sino entre éste y los pareceres de un empleado de otro
orden, y me excitaba á esa aceptaci6n Apenas me lo permitieron mis
{)cllpaciones (22 de Septiembre) di respuesta á la carta, manifest¿índole
que si existía, como ello creía y yo lo ignoraba, el desacuerdo que tanto
lo preocupaba, y éste era tal que al Sr. Dr. Concha se le hiciera duro
seguir en su puesto, dadas las opiniones del Gobierno de que )'0 hacía
parte, lo natural era que aquel caballero se separara de la Gobernaci6n \.
y permitiera así que ésta fuera ocupada por quien se hallara en capaci-
ad de secundar en puntos tan delicados los planes del GobIerno, que (
tenían que ser de la más estricta correcci6n; y que si el desacuerdo no
era tan intenso y trascendental, no valía la pena de mencionarlo. Agre- \
gué qne lo que era rivalidad 6 antagonismo entre uno y otro empleado
no podría existir sino en caso de que lo iniciara el Sr. Gobernador,
puesto que sería absurdo pretender que un empleado superior se propu~
20 LA LEGITIMIDAl!

~iera rivalizar con uno inferior. Por cortesía analicé luego los puntos
enumerados, y creo que nada tendrá que objetar el Sr. Marroquín á mis
observaciones, las que en cartas 'Úl ÍntegruJIl pienso publicar en breve.
Como se ve, se trataba de im onerme como Ministro los conceptos
y planes de un emplea o su alterno, á quien por sus reCientes fracasos
administratIvos y por antecedentes de " otro orden. mal podría yo por
mucha qile fuera mI ceguedad y mI ngnllldad. _ac;..~PlllLcwnO guía y
maestr6en asuntos ~~-º acertado nJ.ill1ejQ ~~tQy familiarizado, y la
resporisabilíaaa ae cu ·os reSt 1 s s6lo" ~ podría afectarme. Lo grave
del m e1 ente estn a a en que ya esos antecedentes y fracasos habían
sido por mí señalados co n patriótica franqueza y ~n incontestables tér-
minos al Sr. :l\larroquín, en cartas en que le mostraba la absoluta impo-
pularidad á que había llegado su Administracion y la incapacidad siste-
mática y característica de ésta De suerte que él, más que nadie, sabía
que lo que se me proponía t:ra una claudicación, 6 mejor dicho, que se
me forzaba á ser instrumento de cábalas illdignas, 6 á abandonar el
puesto en los momentos mismos en que ese abandono podría Ser mal
interpretado por los numerosos amigos mios que de todos los extremos
del país me saludaban regocijados al verme en el Ministerio y me feli,
citaban por la excelente obra ue pacificaci6n y de reorganizaci6n que
con actividad y éxito desusados estaba llevando á término. Los conser-
vadores de quienes he hablado, á quienes las gestiones hechas en nom-
bre del Sr. Marroquín cerca del Dr. Sanclemente por el Sr. Posada
Gavlria habían hecho pensar de buena fe en una soluci6n análoga á la
que, sabe Dios con qué prop6sito torcido, había el primero propuesto al
segundo, conservadores en quienes no solamente vi representados todos
los antiguos círculos 6 fracciones á que desgraciadamente fué reducido
el Partido por los mismos que hoy pretenden excomulgar á los que
nunca hemos trepidado, sino amigos íntimos del Sr. Marroquín y hom-
bombres de acci6n de aquellos tí quienes se debe en gran pa~te el vencI-
miento de la revoluci6n y él su exaltación al poder, se me acercaron á
exponerme que deseaban sec undar el deseo del Sr. Sanclemente de
venir á Bogotá á reasumir el ejercicio de la Presidencia, y á que yo les.
dIjera si como ?\Iinisrro de Guerra me opondría á ello 6 permitiría que
fuerza alguna se opusiera. Sin vacilar les n~~p<?ns!..!....9ue era demasiado
evidente el derecho d el Dr. Sancle1l1ent~ pªr~enIt~: a Bogot¡í á reasu-
mir el PoderJ...derecno que usada 'sería, seg}Í.J1. se.-lo había oido decir
repetidas veces al i;nismo·sr:firarrogu~n..L.s.uIl_c:;i~nteJla.Ia que cesara el de
éste á toda funci6n como Jefe oeJ. Ej~t;;utivo;.....9l1e no creía yo que como
militar y habiendo jiirad6aefend.eT la ConstItuci6n de la República, me
quedara t:n ese caso Qtru _carn in~ honrado que cllida~ de que nadie inte~l­
tan'¡ violar ésta t evi:ando 6 pre_terfcTien'do evitar por la fuerza al Presi-
dente elegirlo por el voto popular 9,ue ':iniera a óCllpa,' su puesto, fueran
cuales fueseñ mis si lllpatías .~ a'nbpaiía~Crespeéto á la persona yantece-
r
dentes del Dr Sanclement.e; COtTlO e.!..jefe militar que ocupaba con su
Ejército la zona entre Facatattvá y"Honda (en que está Villeta, actual
resid encia del Dr. Sanclemente) era el Sr Gpneral Ospina Ch., 113.maría
á éste para imponerlo del proyecto y convenir en las medidas que debían
adoptal~e para qlle se realizara sin dificultades. Expuesto lo anterior,
no q lI1 s,e ni. er_a. .Q~ ll!.i. i~~~II1~i~hjnlPQ.n~rm~ ~~ d~talle ...2...E.!all..ªlguno,
excepto los qu~ espontán.e_31)lente cu.lisieron l11anife_s tarme_(\<Ul~llos ciuda-
danos. Oí, sí, con placer, que las ideas qtle traería á esta nueva era de
su Administraci6n el Dr. ~lnclet11ente, eran de 11ni6n"1"fancéD' eficaz del
Partido Conservador, de Ac1minbtiaci6n honrada y capa~de paz deco-
rosa, fundada no tanto eil tratados como en medidas ggIlerosas cual
cumple á un Gobierno que se siente fuerte)' no se cree instrumento-
• El- GOBIER:-:O !lE FALTO 2)

de un Partido para el exterminio de otro Partido, y en el leal cumpli.


mientoae la palabra empeñada, ya que en el país, por la manera como
la Administración del Sr. ~Iarroquín había desacreditado la del Gobier-
no, nadie creía en ésta, y de levantada y seria política internacional,
sin vociferaciones vacías ni aventuras clandestinas No me tocaba á mí
port"E!f el pasea- este 6 a aquel plan de Gobieroo Por otra parte los
antecedentes, posición y respetabilidad de los caballeros que se en~en­
dían conmigo me tranquilizaron plenamente y eran suficiente garantía
de que se trataba de un paso apoyado por la opinión nnánime del Par-
tido, y cuya popularidad que fuera de Bogotá me era también conocida,
tenía que resaltar más al recordar el círculo asfixiante y exclusivista
que en nombre de este Partido y en busca de medros del momento,
man~ara mal de la Patria la voluñtad del Sr:. 1\[aJ-rpqu{o. prolonga
la guerra SJO nece-sraaa-;arruina la N aci6!.!..-Y-la desprestigia, y hace lo
posíbl€PO! lanzarnos, en las más desfavo:-ables condiciones. á un con-
~ict~ inte~naciona~ Ct1J3S trágTcás e~cenas l>iensabía yo por l~ense.
nanzajrel pasad9..... _~n02abían_ de ocupar puesto de p~ligrº los g1,le
s610 h~n ~~lscado_ en~uerra que aun nos agita. los "pue:!?tO!5. de sinecura
en qlre, ql~n W.gad9s y libresae fó<lo azar 6....sacriliciv.._pueden deªplegar
su entusiasmo bélico llamando en histri6nico arrebato á los demás á la
lucha y á la ma-tanza. -- - - - - _. ----
Vino el 23 el General Ospina eh ; hall6 como yo que faltaría á su
juramento y haría traiCi6n á sus -aeberes de militar honrado si no coo-
peraba á facilitar la venida á la capital de la República al Presidente de (
ésta, con el objeto de reasumir el Poder, y nO$ separamos esa noche á
las once y treinta p m., para regresar él á sus campamentos. Al llegar
á mi casa después de la entrevista. hallé un oficial de Palacio, que me
entreg6 una esquela en que el Sr. ~[arroquín me decía que sin dejar de
estimarme como antes, se veía en la necesidad de exigirme la renuncia,
porque había llegado á convencen=e de que entre él y yo faltaba el
acuerdo necesario en varios puntos de Gobierno. Encargllé al oficial J
que dijera al Sr. Marroquín que le contestaría al día siguiente; me dor-
mí, y el 24 en la mañana, de5:pués ge recibir en et..!!jni~_terio una f.Sqüe-
lita e~ queeT~r. Dr.\;oncha me avisaba haber sido nombrado ~rinistro
de Guerra y haberse encargado del MlDlsteno- en ~_~.os momentos, con-
testé a! Sr. }'farrólLumque no r~n.uncíaría, QE~ el.. ~esacueraú de que
hablaba no había ocurrido~JHre_ él -Y-_Y-2.1. ~ino entre mis_ideas y. las de
un emiJleado exÚ-añ-o -al Ministerio; qu~or consiguiente, la ex{genci~l
hecna en su carta de la víSI)eTa obede:ía a una imposici6n poco decorosa
para erJefedel Ejecutivo; y queag;¡ardaba la remoción.
-Poco después de enviada esa carta, como á las'once a. m., el Jefe
del Batall6n "Politécnico" se presentó al ~linisterio á in tiill...<!.rmepr:Lsi6n, l $
de parte_ del Sr. '-ice-presidente.
Supe entonces que se ha_bía_ ~xigido la renunckal Sr. Uro Antonio
] Uribe, Ministro de Relaciones Exteriores, cuyos pareceres,-acordes
con ros- mío~, y correcto y acertado maneJo en aquella cartera, en la
difícil época que se está atravesando, le habían atraído la enemistad de
los lO] INGOES" Desde ese momento se me tiene en absoluta incomu-
nicación I Al día siguiente ~2S) al celebrar el segundo triunfo de Rio-
hacha, ootenido por las mismas fuerzas que yo como Ministro despaché
al Litoral, agentes pagados por el Gobierno fueron estacionados hasta
tarde de la noche al pie de mis balcones, con el objeto de que vocife-
raran MUERAS A LOS CAUCANOS. A LOS ANTIOQUEÑOS
Y A LOS TRAIDORES ANTIOQUEÑOS
Sé que se han hecho publicaciones infamantes contra mí, r que se
h3n publicado, como antes he dicho, las bases que el mismo Sr. Concha,
22 LA LEGITIMIDAD

según entiendo, 6 su antecesor como Ministro de Guerra, estudi6 con el


Sr. Marroquín, antes de mi venida á Bogotá, presentadas por algunos
liberales á solicitud del Gobierno, como si yo me hubiera ocupado en
preparar un cambio de Administraci6n que tuviera como norma de paz
) semejantes bases. Tdmbién sé que en el D~creto e0...fl!!-~ ~nomhra al
Dr. Concha Ministro de GuerT-ª.-se atirma que yº huenunciado. Estos
detallesnan la mea1cla de la sinceridad y de la buena fe con que se está
procediendo, y de lo que el país debe esperar de una Administraci6n
así servida.
No se me ha notificado nada. Se comete conmigo y con mis servi-
dores toda clase de indignidades mezquinas. Ignoro 10 que piensen
hacer conmigo: como les dejo despejada la situaci6n en el interior y en
( las fronteras del Sur y Panamá, y no creo que por más que hagan
. logren que Venezuela nos declare la guerra, porque el Gobierno vene-

~
( zolano sabe que si ésta ocurre no será con los declamadores de Bogotá
con quienes tendrá que entenderse, sino con los soldados que cumpl~n
. su deber sin alharacas, no tendrán por ahora intranquilidad alguna que
los haga acordarse de mí. No hace un año que tomé el mando del
Ejército de Bolh·ar. Toca á los hombres como usted y los otros
patriotas eximios á quienes he menci,onado al principio de esta carta
~ resoiver lo que en circunstancias corno éstas deLe hacerse. Tengo razo-
( nes para asegurar que se está adelantando á tQda prisa una negociaci6n
sobre nuevo arrendamiento y acaso venta de las minasae)Iuzo, de
las eua es, -según expuso en UDa reunión del Consejo óe Ministros
un empleado caracterizado de la actual Compañía explotadora, se
están extrayendo esmeraldas por valor de 1,000 libras esterlinas al
día; y para temer que usando del mismo agente se lleve al Gobierno
á un arreglo desastroso, COIDO en otras ocasiones recientes ha ocurrido.
y sé que se estaba estudiando un arreglo con los Estados Unidos para
la termini'l.ci6n Cíe1Canal, arreglo que, á ]tiZgar 'por 10 que tuve ocasi6n
de presenc-rnr, puede to_mar las p.roporciooes de una-lgrromlñia. El
Gobierñó resultará en esto, como en lo de los Bancos. conducido Incon·
cientemente por quienes, dueños de la voluntad del Jefe del Ejecutivo,
excitan con. estímulos que halagan su ambici6n política, el ímpetu de
us agentes, y le imponen á aquéllas resoluciones que más convienen á
os intereses propios, directos 6 indirectos. con la misma maestría y
serenidcd con que el picador m:meja su caballo vendado. hasta ponerlo
en la actitud más favorable para que el toro en su arremetida le rasgue
el vientre y le saque las entrañas.
Debo agregar que me consta que la mayor parte de los jefes mili·
tares de reputaci6n y dPo servicios renles y meritorios que tienen mando
<
~
de Ejército en el país, opinan como yo respecto al derecho que asiste al
Presidente. de la República para volver á la capital á ejercer el Poder
( cuando a~f lo determine y á la obligaci~n en que ellos están de..respetar
y hacer que se respete ese derecho. cuya violaci6n por la fuer» consti.
tuiría un acto d~ rebeldía 6 de dictadura. No creo que la relaci6n que
he hecho, que es la fiel pintura de 10 que está pasando en la capital de
la República, pueda infirmar esa opini6n; ni que haya colombiano alguno
en el goce de sus facultades intelectuales que niegue ese derecho, y por
consiguicnte la correcci6n y lealtad con que yo he procedido. Entiendo
l(sin em.!>argo, que se está hablando ele conspiraci6n. -
De usted amigo afectísimo, PEDRO NEL OSPINA.
P. D.-El General Eduardo Briceño, Jefe la Policía )'Jacional, á
cuya custodia me pusierpn, renunció el puesto el 26. P. N. O.
(Es copia fiel) .
\' EL GOBI ERNO DE FACT O 23

CAR TA POL ITIC A.


Nuev a York , 24 ele Octu bre de 1901.
SR GENF RAL D RAFA EL REYE S. Méxi co
Mi distin guido Gene ral y amig o:
oficial
He sabid o hoy, por condu ctos priva dos, que el repre senta nte
rama con
del señor Marr oquín en esta ciuda d ha hecho á usted un teleg
ios, no sé
objet o de induc irlo á que vaya á Colom bia á prest ar sus servic
ofrec e la ocasi 6n de
si al gobie rno 6 á la patria . Esta notic ia me
partic ular.
escrib irle ahora para camb iar con usted algun as ideas sobre el i6n
. Usted conoc e muy bien mi modo de pensa r sobre la actua l situac ad
sado con toda clarid
polfti ca de Colom bia, pues creo habér selo expre
anenc ia
en las varia s ocasi ones en que sobre ella habla rnos duran te la perm encia
insist
de usted en Nuev a York . Adem ás, usted no pued e olvid ar la
de la traici 6n del 31 de
con que yo 10 llama ba el año pasad o, despu és
por las
Julio y antes de que el gobie rno de facto fuera recon ocido d. Sin
poten cias, para que fuese á Colom bia á resta blece r la legiti mida
sobre un
emba rgo, no creo por demá s llama r de nuevo S\1 atenc i6n
asuot o de tanta trasce ndenc ia.
te, ve
El Presi dente legíti mo de Colom bia, docto r SancJ ernen
prisi6 n;
aprox imars e los últim os dfas de su precl ara existe ncia en una mánd o
usurp 6 el
el ''P"icepresidente de la Repú blica , Sr. Marr oquín , que
a~ digno magi strad o á quien todos los homb res
justo s de nuest ra patria
no tiene el
apell idan el "Ven erabl e Anci ano," está fuera de la ley. y
ciuda danos á quien es
meno r derec ho al respe to ni á la obedi encia de los
de esta
gobie rna, por obra de la traici 6n y de la fuerz a. En medio
hoy otro
acefa lía en que se halla la Repú blica , la legiti mida d no tiene por
usted fué desig nado
repre~entante que llsted , señor gener al, pues
dente del y
el Cong reso para ejerc er el Pode r Ejecu tivo á falta del Presi
ne á usted
Vicep resid ente. Esta desig natur a e~tá vigen te y le impo
cas 6 perso nales de
deber es super iores á consi derac iones social es, políti ntes
prese
cualquiE"r géner o que sean. Uster l se debe á la patria , yen las
circuD 5tanc ias es el único que pued e salva rla. oquín ,
Cator ce mese s de existe ncia lleva el gobie rno del sefior Marr
libera l ni
yen todo este perío do no ha podid o debt. lar la revol uci6n . Por el
amin orar siq uiera uno de los mil males que atribu lan á la N aci6n
na más y
contr ario, la revol uci6n multi plica su brío y el país se arrui
más cada día. señor
Los libera les no trans igirán nunc a con el gobie rno del
naclO nali!:itas Sin emba rgo.
Marr oquín , como no trans igirem os nunc a los e dar.
nos la pued
unos y otros anhel amos . la paz, y usted es el único que
la forma l
Si usted ofrec e á los libera les una capit ulaci ón honro sa, bajo
s ailecu ada
prom esa de restit uirles sus garan tías de ciuda danos y de darle
que la acept arán
repre senta ri6n en el gobie rno, estoy cierto de de este
do
pront amen te y con place r, pues no hay quien no esté cansa
usted con
largo batal lar. Los nacio nalist as, por su parte , 10 rodea rán á el orden
todo su entus iasmo , pues ellos s610 anhel an que se restab lezca
const itucio nal. rda al
Medi te usted , amig o mío, el abism o de miser ia que nos agua
a el pie en
paso que llevam os, y salve él la patria . Basta que usted pong
a por los
tierra colom biana para que su autor idad sea procl amad de orden
y
elem entos sanos dei país. Aunq ue en condi cione s distin tas
á Colom bia .e señal ará en
más legíti mo y eleva do, el regre so de usted Elba.
de la Isla de
nuest ra histo ria como se se¡¡al a en la de Franc ia el el
Ahor a, si el llama mien to que se dice ha hecho á usted
LA LEGI MITI DAD

Vicep resid ente usurp ador no es para entre garle el Pode r Ejecu
tivo, sino
para hacer lo su cómp lice, para valer se de su nomb re y de
su prest igio
milit ar y políti co, y para que á la cabez a de su hamb reado ejérc
ito vaya
á afian zarlo en el mand o, enton ces sobra da razón tiene
usted para
negar se á regre sar á Colom bia Pero si no es así, sino que
Marr oquín . arrep entid o de su crime n políti co ó siqui era conve el señor
ncido de
su despr estigi o y de su impo tenci a, lo flama á usted para resta
blece r la
legiti mida d y con ella la paz y el biene star de la nació n, enton
ces vuele
u sted á em puña r las riend as del Estad o, pero sin entra r en trans
accio nes,
sin comp rome ter la indep enden cia de que debe disfru tar
el prim er
:Mag istrad o, y sobre todo, sin ceder á otro prop6 sito que al de
estab lecer
u n gobie rno honra do y justo , un gobie rno de todos y para todos
, que en
vez de labor a r por los intere ses de deter mina do partid o, consa
gre sus
esfUer60s. al bien comú n. Ya la exper ienci a nos ha enseñ
ado que
Colom bia es Ingob ernab le por los medi os viole ntos. La intole
ranci a y
la exclu si6n no hacen más que crear resIst encia s nociv as,
que al fin
suben de grado y se mani fiesta n en motin es y revol ucion
es. Ya es
ti empo de que cese el etero o pugil ato en que hem,) s vivid o
desde que
nos llama mos naci6 n indep endie nte, y á usted le tocar á la gloria
de
el prim er paso en el sentid o de la recon ciliac i6n de la famil ia colom dar
biana .
Desd e luego yo no prete ndo que usted vaya á fuoda r un gobie
patria rcal, porqu e eso no cabe en el sistem a repub lican o, rno
pero sí creo
que no es impo sible un gobie rno popul dr, en el cual se
abog ue sin
sentir se la pequ eña mino ría de los desco ntent os. Para logra
r este fin,
basta tener prese nte que todos los partid os políti cos anhel an
el mand o
y que tenerl Qs sistem ática ment e alejad os del gobie rno es
exasp erarlo s r
provo carlo s á la lucha .
Pero, volvi endo á la notic ia de s u llama mien to, que motiv
a esta
carta , diré á usted , que si no es cierto que el señor Marr
oquín haya
solicitCido á usted , !ea para emba rcarlo en su nave piráti ca,
entre garle el Pode r Ejecu tivo, no por eso debe usted perde r sea para
de vista las
playa " colom biana s. Desd e que usted acept 6 la desig natur a
de que está
inves tido, contr ajo el debe r de Hena r la plaza hoy vacan te,
por estar
preso el PreSi dente de la Repú blica )' fuera Je la ley el Yicep
resid ente.
::;i usted se desen tiend e de ese deber , no corre spond erá á
la confi anza
que en usted depos it6 el Cong reso cuand o 10 desig n6 para
que en
emerg -encia s como las actua les ejerc iera el Pode r Ejecu tivo.
Por otra parte , si la prese nte gener ación recon oce y aplau
valor perso nal de usted , la histo ria lo pond rá en duda si usted de el
no hace
valer ~u derec ho y salva á la patria cuand o está en sus mano
s salva rla.
A usted le toca restab lecer la legiti mida d para que no sea indel
manc ha que sobre nuest ra tradic i6n repub lican a han arroj eble la
ado los
homb res del JI de Julio.
A usted le toca resta blece r la paz públi ca, devo lver el consc
hogar , el labne go á ~us camp os y el ciuda dano á sus fuero s ripto al
En esta
empr esa pued e usted conta r con el apoy o de todos los homb res
volun tad. de buen a
En cuant u ~í mí, ratific o ahora 10 que verba lment t" mani
usted aquí, esto es, que e~tor dispu esto á aband onar mi famil festé á
ia, mis
negoc ios r miS conve nienc ias todas para acom pañar á usted
en la tarea
de resta urar la paz, la legiti mida d, la frater nidad y el orden
en nuest ra
patria infeli z. Y así como yo piens an y están dispu estos
nume rosos
colom biano s, de diver sas filiaci ones políti cas , que desde aquí
palpa n
nuest ras desgr acias r desea n verla s pront amen te reme diada s.
tioy ele usted amig o afectí Simo y comp atriot a,
Enu \RDO ESPIN OS\.

- _ ir
y EL GOBIERNO UE FACTO 25

EL ARZOBISPO DE BOGOTA.

A Monseñor Bernardo Herrera, gran prelado y gran ciudadano, <


deben hoy el Sr. Marroquín y sus compinches el verse libres del título (
de asesinos.
Cuando el Doctor Sanclemente llegó á Guaduas, en camino para el
Cauea, t:I1cerrado en un cajón, desfallecIente y casi moribundo por causa
del tratamiento brutal de que era objeto, Monseñor Herrera, dignísimo
Arzobispo de Bogotá, tuvo conocimien to del hecho, y protest6 \'alefosa·
mente contra el criminal atentado de que era objeto el primer Magistrado
de Colombia. Esta protesta, á que se refieren distinguidos personajes
~aucanos en la manifestaci6n que aparece en la página 9 de e ~ te folleto,
obr6 de manera poderosa en el ánimo dei dictador, quien desistió
-entonces de sus criminales propósitos y permitió que la ilustre víctima
volviera á su habitual residencia.
Monseñor Herrera no se mezcla en la política militante del país,
pero su espíritu recto é inflexible y los sentimientos de caridad y justicia
que predominan en su cora:óu honrado, no le permitían permanecer
como espectador indiferente. Ha b16, y su voz, como la de los profetas,
puso á temblar al tiranuelo
Posteriormente ;\Ionseñor Herrera ha publicado una importante
carta pastoral, relativa á diversos ast.ntos de la Iglesia y ajena á la
política; pero en ella, leyendo entre rt:nglones, palpita la más severa
.censura contra el usurpador q~e hoy ejerce en Colombia el Poder
Ejecutivo á despecho de dos grandes partidos políticos y de todos los
hombres honrados de la nación.
Léanse los siguientes párrafos de la carta pastoral mencionada, y
júzguese:
"y á la verdad, en las circuns tancias presentes, es muy oponuno
recordar las p..Llabras del Apóstol Santiago, y preguntarnos con él: ¿De
dónde yjenen las guerras y las discensiones que hay entre yosotros ?
Ellas no dimanan de Dios, porque la sabiduría que procede de El, según
lo en~eña el mismo Ap6stol, es, en primer lugar, casta, además de ser
amiga de la paz, moderada y equitativa, dócil, susceptible de todo hien,
y da frutos de buenas obras que se siembran en la paz por los que hacen
obras de paz. La respuesta á aquella pregunta nos la da el inspirado
antor.
Hay una sabiduría que no viene de lo alto, sino es ten"en'l, animal
r diab6lka, engendra la discordia, el desorden y toda clase de mal; y
origina el desenfreno de las pasiones que combaten sin cesar en vuestros
miembros ¿Cuáles son éstas? Cuando el corazón humano desoye la voz
de Dios. y trata de escapar al yugo suave de Jesucristo, nacen y crecen
más y más los deseos desarreglados, los apetitos de que está lleno el
mundo, en el cual todo es concupiscencia de la carne, concupiscencia de
los ojos, y soberbia de la vida, y es entonces cuando todo se codiCia, y
.cuando se emplean todos los medios para la consecución de bienes
fementidos. La ambi·j6n por poseerlo todo, se ve, sin embarCTo
frustracla, y como nos 10 en~eña el mismo Ap6stol Santiago, no consigu~
el hombre lo que apetece; mata y envidia, sin poder alcanzar lo que
qlliere, hace guerra á los demás, y sin embargo no tiene lo que procura
porque no 10 pide á Dios. '
Haced ahora aplicaci6n de esta doctrina á vosotros mismos, carísimos
hermanos. ¿Qué estamos presenciando? Son muchos los hombres que
26 LA LEGITIMIDAD

se han dejado poseer de desordenadas concupi:icencias, las cuales Jos


llevan á buscar los bienes terrenales. Para conseguirlos pronto y con
el menor trabajo posib~e. todo]o sacrifican, el honor, el reposo, la vida
propia y la ajena. Por eso el que uo ocupa elevados puestos, ambiciona
alcau::arlos; el que los !Iega á ocupar UD quiere dejarlos: se pospOUt el bien
p,iblú:o; sólo se atiende al lllero illmod~rado; cuando éste se cOJlsig~(e n~ se
pieusa más que elt ¡¿aeerlo ma)'or, y en cOllservarlo, )'a que uo se dtfapzda,
empleando el fruto de especulaciones iujustas en fomentar los vicios qlU
corrompen las buenas costumbres, des/ruJien ti orden J' la pa:: en las
familias. No es extraño por eso, si bien se considera, que haya tantos
individuos dispuestos para continuar las devastaciones y ¡as guerras.
Unos V:1n á los campamentos, y allí, desde el momento que empuñan
un arma, se creen señores de todo; y no dejan de causar daño á los
demás, buscando de preferencia el provecho propio, Otros cooperan al
mismo fin cuando, sin exponerse á los azares del combate, alientan á
los demás desde lugar seguro, con comunicaciones contrarias á la
verdad, que enardecen á los contendores y ocasionan gravísimos
perjuicios. De esta suerte se acrecientan los males, los inocentes
padecen y 1<.> vida viene á convertirse en un prolongado tormento. H

DETALLES IMPORTANTE&
Non son buenas fecborias
Que los bornes d e León
Fiaran en el rost.ro á un viejo.
y no el pecbo 1\ un intllllz6n.
CHommlCP'I'o del Cid.)

.... ,. Es¡t es
La pl'overbial o~ldlll
Que te na al \'ulgo á temer?
("011 viejos y con doncollas
La mueSLrM .. ,.? Y para qué? ...
(ZO/TiIla. Oun Juan Tenorio, )

La (;arta que sigue, tierna manifestación ::lel amor filial yeco


valeroso oe protesta, dará la medida del modo como el Vice-Presidente
de Colombia y sus cómplices fmtienden la hidalguía, y de las bajezas de
que son capaces para conservarse en el poder.
Imperdonables co rno son los ultrajes inferidos dI venerable Presi-
dente, quien por su alta investidura, por su gran carácter, por sus
indiscutibles virtudes y por su avanzada edad estaría siempre á salvo
entre caballeros, tendrían sin embargo algún v iso de disculpa en la
cegueuad política de los que hallan en él un obstáculo para el logro de
sus ambiciones; pero ¿qué viso de disctl1pa podrá caber cuando esos
l1ltrajes se cumplen en el santuario de un hogar y obligan á una débil
mujer á enfre ntarse con los sicarios, á sacar fuerzas de su flaqueza y á
constituirse en el solo escudo de su anciano padre? Eso no se vió en

I
Colombia ni en los tiempos de Sárnano!
Todavía, s i no se tratara de ,un hogar corno aquél, de ese templo
en que han brillado por tres generaciones todas las virtudes CÍvicas y
domésticas, sin interrupción alguna, y, más aún, si no se tratara de una
clama como Carmen Sanclemente, dechado de méritos-méritos legítimos
y admirados donde quiera que su nombre es ct\nocido-podríamos
perdonar á los pretorianos que se gozaron en sus lágrimas.
Pero, no; tal no es el caso. Carmen Sanclemente, la hija solícita,
la mujer ejemplar, el único consuelo que en sus tribulaciones ha tenido
el ultrajado Presidente, merecía m4s respeto, y entre hombres de honor
y EL GOBI ERNO DE FACT O 17

ante ella
su prese nc:ia habrí a sido un conju ro para que no se cump lieran
las 6rden es del dictad or.
les y los
y que dirán de esto las herm anss y las espos as de los Cabarras y los
Borre ras, de los Sinis terras y los Domí nguez , de los Bece
Velaz cos, de los Reng ifos y los Martí nez, etc., que deben
á Carm en
lo de sus
Sanc1 emen te 10 mejo r de su educa ción y el noble ejemp
virtud es?
o, José
y qué dirán , en el fondo de su conci encia , Prim itivo Cresp
A. Molin a y
A. Pinto , Luis F. Camp o, Abra ham F. de Soto. Pedro rente s,
indife
tanto s otros eleva dos perso najes del Caue a que, hostil es 6
su mejo r
han visto y ven consu mars e estos hecho s contr a el que tué
r á lo que
amig o y su mejo r maes tro y los puso en camin o para llega
SfT

han sido? .... .... .


Caue a,
No sé 10 que dirán , pero el sentid o comú n me dice que en el n
iniqu idade s no podrá
en esa tierra clásic a del hono r y del valor , estas
y cristi anos
pasar inadv ertida ment e ni sin c~stigo de parte de cabal leros
como los que he menc ionad o á sus
Ahor a, véase la carta que Carm en SancJ cmen te escrib ió
había sido
herm anas mom entos despu és de que su respe table padre
Marr oquín .
viole ntam ente arreb atado de su domi cilio por los esbir ros de

Ville ta, 29 de Septi embr e de 1901.


SFSOR AS FELlS A S. DE Pt~ REo\ Y '~IRGINL\
S. DE CASTR O
Bogo tá.
Mis queri das y recor dadas he!-m anas:
:. y
No sé cómo dar princ ipio á esta carta , pues el dolor me abrum
hago viole ncia para
las lágrim as casi no me perm iten escri bir; pero me
atrop ellos y
salud arlas y pone r en conoc imien to de usted es las injuri as,
cruel dades de que hemo s sido víctim as. ulado ,
El 24 del prese nte la polic ía de este lugar , de un modo disim á
venir
impid ió la entra da á nuest ra casa á l3.s perso nas qne quisi eran
con e::.pecial
ella, y habie ndo comp rendi do nosot ras que nos vigila ban
pues ignor ábam os la
cuida do, procu ramo s encer rarno s 10 más posib le, ionad o,
causa de tales medid as. En el princ ipio de la noche del día menc
entra da y
estab a yo con papá, cuand o tocar on con fuerz a á la puert a de
os, que era algo desag ra.
sospe chand o, por los antec edent es que teníam
llamé Sergi o,
dable lo que venía n á comu nicar nos, no quise abrir y
lÍ.
ntrós e con
quien alarm ado venía ya de su pieza á abnr la puert a. Enco
pañad o del
el Coron el Salom 6n Corra l, Prefe cto de Guad uas, acom
dijero n á papá, que
Secre tario del Alcal de de esta pobla ci6n, quien es le
a preso y
por orden del señor Conc ha, actua l i\1ini stro de Guer ra, estab a bien;
que en segui da le pond rían guard ias: á lo que conte st6 estab
de en lrada ,
pero luego indig nado, no sólo al ver centin ela!:' en las puert as rtida en
como lo había n hecho otras veces , sino tamb ién su casa conve
su famil ia
cuart el. les dijo no podía conse ntir de ningú n modo en ver hicier on
repre nsion es los
confu ndida con solda dos. Ni sus enérg icas
ceder , y cinco días pasam os en medio de los solda dos. a de
A las trt,s y medi a de la maña na del 25. oímo s tocar á la puert
mome nto.
la pieza de papá, comu nicad a con la nuest ra, y ocurr imos al
r con él á solas, }...,
El oficia l de la guard ia nos comu nic6 tenía que habla
e de orden
que hizo, tenie ndo nosot ras el cuida do de no dejar lo solo. Díjol
hora, esto
de Corra l, que se prepa rara á salir de aquí dentr o de media
eza que le distin gue,
es f. l;:\s cuatr o de la maña na; le conte st6 con la enter
LA LE ITIMIDA D

no saldría; que no se sometía á ninguna de las 6rdenes de este Gobierno,


no reconocido por él; que él era el Presidente de la República y las leyes
autorizaban su libertad , que de grado no iría á parte alguna, y s610
amarrándole podrían con!'eguirlo. Se estableci6, pues, la lucha: el uno,
firme en su resolución, como siempre lo ha hecho, y los verdugos del
Gobierno, para ganar trencillas, resueltos á cumplir su ignominioso
cometido. Con piadoso celo permanecí al borde de su cama no perrni.
tiendo se levantara, }' les dije á eso~ tales: "para sacarlo ustedes
resuélvanse primero á ultrajarme;" 10 propio hicieron Josefina y Sergio
y tuvimos la satisfacción de decirles lo que merecían oir. No pudiendo,
pues, en ese día, efectuar sus de!'eos, retiraron la guardia.
El 26 volvieron á in sistir y se llevaron preso á Sergio á la Alcaldía,
y á nosotras nos incomunicaron con papá, causándonos de este modo,
el mayor dolor, viéndole solo, en poder de los esbirros y sin poder
mitigar sus penas. Como estaba preso en la saja, nos desgarraba el
carazón verle tendido en el suelo, cuando se sentía cansado, sin tener
en qL:é apoyar la cabeza. La incomunicaci6n tuvo por m6vil sacarlo
sin que nanie se opusiera, pero debido á su resistencia, tampoco lo
consiguieron ese día.
El 27, muy de mañana, recihieron contraorden, mas no retiraron
la guardia. Al medio día vino el Prefecto á ofrecerme dos muchachos
para arreglar lo necesario para el viaje. Le di las gracias y le dije no
me ocuparía en eso, porque mi padre e"a firme en sus propósitos, y ya
había diclJO no iría con su voluntad á parte alguna, y menos consentiría
que nosotras fuéramos en calidad de prisioneras, entre fuerza enemiga
y mal intencionada, á 10 cual contestó el Prefecto que de todos modos
se haría el viaje. Habiéndole dicho él mismo á papá que tenía dinero
del Gobierno para hacer Jos ga!'tos del viaje, le contestó que jamás
había pedido limosna y que á este Gobierno no le admitiría ni un trago
de agua.
El 28. desde muy temprano, estuvo nuevamente el Prefecto, con su
Estado Mayor, á decirle que si no cedía emplearía la fuerza y 10
ultrajaría, pues esa era la consigna, á lo cual contest61e con la misma
energía de antes. A poco enviaron dos mulas que rechacé inmediata-
mente y después metieron una silla de viaje para llevárselo. La casa
se llen6 de gente enemiga, que á los amigos los habían confinado á
otros lugares y á las pocas señoras con quienes tenemos relaciones no
les permitieron entrar, y llegando la osadía hasta aprehender á la
señora ~largarita Edmon de Guz.mán, muy apreciable y distinguida, por
habernos visitado antes de estar encarceladas. Lleg6, pues, el momento
terrible, y muy conmovido popá, con toda su energía les dijo: que en
adelante sería extranjero en este ingrato país, que en recompensa á su
vida de merecimientos recibía ultrajes; que el partido porque se había
sacrificado y consagrádole su existencia, le daba en pago ingentes
pesares en los últimos días de su vida; les repitió que era el legítimo
Presidente, aun á despecho de groseros demagogos y que se iría cuando
10 tuviera á bien y no por mandato de sus verdug-os; y entonces les
ordenaron .tí cuatro soldados lo obligaran :-i !:iubir á la silla de viaje.
Tan negro lance ?rodujo compas.ión é indignación aun en los ínfimos
habitantes, que han sentido nuestras angustias y horribles pesares.
Sergio sigu ió á pie ti un lado de la silla, seguido de nuestros fie les
sirvientes; todo lo cual nos ha sumido en la más cruel y profunda
desolación.
Mucho considero cuánto sufrirán Uds. al leer la fiel relaci6n que les
hago de tan infernales como inmerecidos ultrajes. Créanme que me ha
y EL GOBIERNO DE FACO 2.~

representado la Pasión, pues ha tenido semejanza hasta en el día que 10


redujeron á prisi6n, martes, yen el sábado. día en que se ]0 llevaron.
Mucho las recuerdo, especialmente á Felba, á quien la injustica de
de los hombres condena á no ver más á papá y quizás también ji
nosotras. i Quién las viera! Cuánto les dljera y'de cuánto alivio me
fuera estar con Vds.; ya nuestro duelo es comlí.n. Compadézcanme en
mi soledad y rueguen á Dios por mÍ.
Un estrecho abrazo á Aparicio, á quien he recordado G".ucho en
estas circunstancias. y 10 mismo á mis queridos sobrinos, y Uds. reeibad
ei amante corazón de su hermana,
CARMEN SA:-1LC EMENTE.

P. D. -Acahamos de saber q l1e durmieron anoche en Guaduas, y


continúan hoy su destierro. Como es natural. hagan conocer esta
carta, con la seguridad de que todo en ella está relatado con estricta
fidelidad. Antes quisiera prolongarla, pero siento repugnancia en
referirles otros vejámenes más, irrogarlos á papá, que omito por
increíbles.

PROTESTA.
SR. GOIHRNADOR.
Barranquilla.
De orden de V. S. acaba de notificarme el Sr. Prefecto, según nota
que dice tener, que me prepare á salir de mi país dentro de 48 horas.
Por tanto hago constar mi protesta de h0mbre de bien y ciudadano en
contra de la sinraz6n y de la injusticia que conmigo se comete
Pasé de un honrado y glorioso servicio militar, después de la
campaña del Norte de Santander, al olvido del que sufre, tolera
v se calla.
. Rompí mi silencio para hacer motivada protesta, contra ciertos
actos del Gobierno.
A esta justa y sencill.:!. protesta, conocida del público, sigui6 la orden
de prisi6n dada á un alcalde, alguaciles y polizontes, contra mí, como
si yo fuese un malhechor convicto, confeso y pr6fugo perseguido.
Buscando amigos, caí en las prisiones de la Revoluci6n, que, á
Dios gracias, supo respetarme, honrar mi nombre y en mi nombre
á Colombia.
Hasta sin fianzas crecidas que la ofrecieron I(luchos de mis
conocidos, me di6 la libertad, garantías, pasaporte en comisi6n de paz,
como á hombre de bien cuyos hechos, escritos y palabras conoCÍa.
Usando de esa libertad. crucé los campos y salí á confiarme :l la
buena fe de ciertos militares del Gobierno.
Había salido, como Daniel, ileso del foso de los leones; como
lüisoel ileso de las llamas, y vine á caer como Régulo en las prisiones
de Cal tago.
Me han traído de prisi6n en prisi6n hasta notificarme, tal como me
hall~ba en el camino, sin vest~do y ~in blanca.. que abandone mi hogar
y rnlS trabaj03 y salg-a del pals hacla extranjeras playas desconocidas
como si yo fuese de los reos de alta traici6n que en mala hora asaltaro~
el poder.
Todo esto da á entender que el Gobierno temf; y está poseído del
grave secreto de su f>xistencia¡ que la Revoluci6n tiene conciencia de
su fuerza y su derecho; que yo soy dueño de la más suprema constancia
en mi consecuencia y lealtad hacia el venerable anciano Presidente,
30 I,A LEGnlMIDAD

desposeído de sus derechos, abandonado de los suyos y ultrajado en su


hogar; que he sabido defender la causa de la República democrática y
cristiana, como yo la entiendo y deseo que se practique: autoridad sin
tiranía; libertad sin demagogias; religión, política, civil, católica sin
fanatismos exc1usivistas, sin supersticiones ni patíbulos; República de
amor, talento, honradez y acción, .como la amamos todos aquellos que
hemos tenido la pena de haber sido pobres, la dicha de ser trabajadores,
el orgullo de honrar nuestro nombre, y hemos senti do el consecuencial,
ilimitado acrecentamiento del amor de nuestros hijos, sacrificándonos
por nuestra patria á pesar de las injusticias.
~lis prisiones y mi destierro nada importarían si fu esen parte,
aunque la más pequeña, á la salvaci6n de la República y á la existencia
inmediata, siquiera fuese pronta, de una paz estable, fundada en
instituciones estables 6 ya indiscutibles, co mo aceptadas por todos los
partidos desde tiempo atrás, dejando 10 demás á los Congresos, segú n
lo propuse á la Revolución y ella lo aceptó pidiendo Convención y paz,
para dar término á las discusiones y discordias políticas y con éstas á
las guerras civiles,
Con esta expresa violaci6n de mis derechos y de las garantías
sociales, nada se ha conseguido,
Ah i Sr. Gobernador: Raras coincidencias en la vida de los hombres
y de los pueblos!
Hace dos años, entre el día once y el doce de N"oviembre me salvé
de las descargas de la Revolución, cuyos disparos hirieron á mis
compañeros, apagaron mi luz, pero á mí me dejaron ileso,
Años atrás, por estos mismos días, fuÍ echado á modo de lastre en
la bodega de un buque velero de ganados.
Estos días son la fecha clásica de la i ndependencia de Cartagena,
Estos días son también la fech:t clásica del Partido Conservador en
las heridas y la muerte de Su gran caudillo, mi padre, D, J ulio Arboleda,
y es en estos mismos días cuando á mí se me notifica, se me
incomunica y se me arroja del suelo de mis padres y de mis hijos!
Luego debo congratularme: porque en mi pena se honra mi
nombre, y se me da el nobilísimo derecho de dar ejemplos de grandeza
) moral en el cami no del sufrimiento; ele d ignidad en el camino de la
",gloria que me conceden cuando me hieren,
Dios guarde á V. S.
ENRIQUE ARBOLF.D_\.
¡.J oviem bre, 190 l.

Nueva York, Agosto 19 de 1901.


Sr Director de L_l:; NOVElL-\DES.
Mi estimado señor y amigo:
Aprovecho ele la amable hospitalidad que siempre he encontrado
en las columnas de su importante peri6dico. para rectificar en esta vez
algunos conceptos err6neos re lat ivos:i la situación actual de Colombia,
El nuevo empuje <lile ha tomado la revolución liberal se ha hecho
pasar aquí como obra exclusiva de las simpatías que favorecen á los
revolucionarios colom bianos así e n Venezuela como en el Ecuad or, y
últimamente se habla del apoyo directo del gobierno de dichas
repúblicas, como obra de un plan internacional pard la reconstitución
de la Gran Colom bia, No niego que las simpatías de los pueblos y
gobiernos limítrofes han co ntribuido en a lgo á mantener vivo el fuego
y EL GOBIERNO DE FAC'l'O 31

de la insurrecci6n, pero la causa principal de ésta no está allí, sino en


los desaciertos y en la absoluta impopularidad del gobierno de {acto que
surgió del golpe de cuartel del 3' de Julio del año pasado, que di6 en
tierra con la legitimidad.
Para aquella fecha la revolud6n estaba completamente vencida,
según )0 confiesan francamente hasta los principales jefes liberales. El
gobierno del dúctor SaDclemente, que no confrontaba ya ningún ejército
de mediana consideraci6n. había comenzado á licenciar sus tropas y se
apre5taba á reunir el Congreso, en el que todos los partidos deberían
tener adecuada representación, para de esta manera fundar la paz de
un modo estable y cicatrizar las profundas heridas de la guerra.
En esta noble tarea se empeñaba el Presidente legítimo, cuando
fué destituído de su alto puesto y reducido á prisi6n por el Vice-
Presidente señor Marroquín y sus secuaces, con el apoyo de la parte
venal del ejército.
El partido qi.le se ha llamado "Conservador Hist6rico," autor de
este crímen de alta traici6n, no registrado nunca hasta entonces en la
historia patria, vi6 que ya no había enemigos que combatir, y quiso
hacer suyas propias las ventajas de lo que consideraba como una doble
victoria.
El partido ¡¡ Nacional," compuesto de los elementos moderados d,,=l
partid.,) liberal independiente y del partido conservador, rodeaba al
doctor Sanclemente, y cay6 con él, como era natural. Los liberales
radicales vieron eliminado del gobierno á este poderoso factor y
comprendieron que la facci6n traidora que ahora se imponía ya' no
presentaba la resistencia que había presentado el gobierno legítimo.
Además, si habían tenido la audacia, los bríos y los medios para alzarse
contra éste cuando estaba en todo su vigor, ¿qué les impedía continuar
la lucha contra una fracci6n desautorizada por su crimen, débil para la
refriega y repudiable por todo coraz6n republicano?
En estas delicadas circunstancias, el partido liberal di6 un paso que
10 enaltece: no transigui6 con los traidores ni quiso aprovecharse de la
traici6n, como pudo hacerlo en los primeros momentos. El luchaba por
princi!Jios, y Sl los que hasta entonces estaba combatiendo no eran de su
agrado, menos podían serlo los que ahora representaba la parte
intransigente, 6 sea el partido .. Histórico, JI que antes aparecía como
enrolado de buena fe en el gobierno, defendiendo las instituciones
contra el que consideraba "enemigo común."
Preso y víctima de los mayores ultrajes el Presidente de la
República, encarcelados 6 perseguidos sus defen!'ores más leales
desmoralizado el ejército. exhausto el Tesoro público, agotadas la~
mUIllClnnes, abrumado el país por una montaña de papel moneda de
curso forzoso que crece sin medida y sin que haya un centa\"o como
respaldo 6 promesa de redenci6n, la desolaci6n en las ciudades la
soldadesca hambreada dt~e~a de los camp.os, la miseria en los hORa~es,
y, finalmente, e1 desprestigIO en el extranjero, ¿qué estabilidad puede
tener ni qué respeto merece un gobierno semejante, autor de tantos
males? Su caída, su pronta caída,. es y tiene que ser la. aSj)iraci6n
general de todo el pueblo colombiano, y contra esa aspiraci6n que
significa amor patrio y espíritu de conservaci6n, de nada valdrá el
aparato de guerra internacional con que ahora quieren engañar al
patriotismo para que les ayude á consolidarse en el poder y hacer buena
una causa detestable.
El pueblo de Colombia está en paz tanto con el de Venezuela como
con el del Ecuador. Hay verdadera cordialidad entre los ciudadanos de
32 LA LEGI'I'J.MIDAlJ

las tres repúblicas que un día constituyeron una sola nacionalidad, y que
hoy corno entonces, ostentan en su bandera los mismos colores que
aste'ntaron en Boyacá, en Carabobo y en Pi chincha. Todo tiende á la
uni ón pacífi ca, á la reconcilaci6n de la gran f;:..milia que arrojó al mar á
sus conquistadores y pudo un día llamarse " Gran Colombia," y aunque
las mezquina~ ambiciones de los horobres de la política quieran resistir
contra esa gran corriente, su empeño será inútil, porque tarde 6
temprano se co mprenderá el peligro que corren las unidades dispersas.
No por esto creo que este sea el momento oportuno para la
realizaci6n de un proyecto que es simpático á todos aquellos á quienes
concierne, ni que su realización deba ser ob ra de las armas, porque la
violencia no funda nada estable. Lo que opino es que el gobierno del
señor Marroquín ocurre á un expediente peligroso para él al mencionar
siquiera la palabra "Guerra" entre pueblos que se aman, lejos de
abo rrecerse, Y cuyos ciudadanos plantan s u tiendd. )' encienden su hogar
donde más les place entre el Ama zonas y el Orinoco.
Con esta ~upue s ta guerra internacional se pretende también que el
gobierno americano acabe con los rebeldes en el Istmo, para facilitar
así la obra imposible de "pacificaci6n." y: se atribuye á los represen-
tantes oficiales del señor Marroquín en este país la opini6n de que la
intervenci6n americana será motivo de júbilo para los colombianos y
snrtirá mny buen efecto. No puede concebirse un desatino mayor El
pueblo colombiano nunca ha -listo ni nlInca podrá ver sino con el más
profundo dolor el uniforme y las a rmas de un soldado extranjero en su
propio ter ritono Los que tratan d(; enajenar la soberanía del Istmo
opinan, natu ralmente, de otro modo, pero ellos no son Colombia
De;bemos suponer al gobierno americano como animado de 10~ más
honr3.dos prop6sitos r aspecto de Colombia, pero el tratado de 1846 no
tiene la latitud que ahora quiere dársele, y si ahora se valen de él so
pretexto de defender la soberanía de Colombia, que nadie ataca, no
harán má~ que consolidar en el poder á un gobierno inicuo, alejarse
las simpatías de nuestro pueblo, y poner en peligro la soberanía del
I stmo.
Ll :-.iluación presente de Colombia no tiene otro remedio posible
qne la caída del actual rég-imeu, la restauraci6n de la legitimidad)' la
reconciliación de los partidos h onrados. Sin esto la gllerra será
interminable y se consumará la ruina absoluta de la patria, sin que
nadie pueda evitarla,
Soy de usted atto. S. S y amIgo,
EIH A RI>0 E S Plf\O~A.

Ex C6nsul General de Colombia.

CONCLUSIOX.
Las varias p1tblicacione!:i compiladas en este folleto, que hoy ofrezco
al p(¡bli~o como una nueva contnbución para la Historia, dar~in á
conocer mejor la verdadera situación púhlica, Dejo los comentarios al
buen juicio del lector.
EDUARDO ESPINOSA.
Ex-C6nsul (ieneral ele Colom bia.
Nueva York, Enero ~3 de 1 902 .

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