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delito de robo?
POR
LEGIS.PE
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NOVIEMBRE 17, 2016
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Introducción
Desde aquella óptica, la Corte Suprema ha señalado que este delito reviste evidente
complejidad, dado que se afectan bienes jurídicos de naturaleza heterogénea, tales como
la libertad, la integridad física, la vida y el patrimonio.
Esta teoría sostiene que como el robo tiene los mismos elementos constitutivos del hurto
como son el mismo bien jurídico protegido, apoderamiento mediante sustracción,
ilegitimidad de la acción, bien mueble total o parcialmente ajeno, finalidad de lucro,
etc., aquel constituye una modalidad del hurto agravado debido que solo se diferencia
por los modos facilitadores de la acción, esto es, el uso o empleo por parte del agente de
la violencia sobre las personas o la amenaza en contra de las personas.
Esta posición tiene cabida en el Código Penal colombiano, en el cual se regula la figura
del robo como una modalidad del hurto. Esta postura que en teoría puede ser atinada,
técnicamente no es la más afortunada pues, al menos en nuestra legislación como
veremos, muchos supuestos de robo agravado se diferencian abismalmente de la figura
del hurto.
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polémica
Por su parte, Bramont-Arias García Cantizano anotan que en la figura del robo
concurren elementos constitutivos de otras figuras delictivas como son coacciones,
lesiones, uso de armas de fuego, incluso muerte de personas, estamos ante un delito
complejo.
En este mismo sentido, la Corte Suprema, nuevamente, arguye que «para los efectos de
realizar un correcto juicio de tipicidad, es necesario precisar ciertas premisas, así
tenemos que en el delito de robo se atacan bienes jurídicos de tan heterogénea
naturaleza como la libertad, la integridad física, la vida y el patrimonio, lo que hace de
él un delito complejo; que, ello no es más que un conglomerado de elementos típicos, en
el que sus componentes aparecen tan indisolublemente vinculados entre sí, que forman
un todo homogéneo indestructible, cuya separación parcial daría lugar a la destrucción
del tipo»[4].
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No obstante, no le falta razón a Rojas Vargas cuando afirma que el consenso logrado en
tal sentido, no puede soslayar cuestionamientos basados en argumentos de impecable
racionabilidad y coherencia discursiva que nos previenen el no olvidar que -pese a los
consensos obtenidos- el robo no es muy diferente al hurto, así como que su estructura
típica no está alejada de la tesis de la complejidad, sobre todo en el modelo peruano que
incluye especies de robo agravado con lesiones, resultados de muerte y lesiones graves.
Esta situación permite diferenciar, sin duda, dos momentos distintos, los cuales
consisten en: (i) el desapoderamiento del sujeto pasivo, y; (ii) la posesión por parte del
sujeto activo. En tal sentido, de acuerdo con la sentencia, la consumación requiere no
solo el despojo del bien mueble, sino que el autor del robo tenga la posibilidad de
realizar actos de disposición sobre este: esta posibilidad es definida por la sentencia
como la disponibilidad potencial, que puede ser momentánea, fugaz o de breve
duración.
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Es así que, desde aquel enfoque, la Corte Suprema se ubica en un criterio intermedio
(postura ecléctica), que podría ser compatible con la teoría de la ablatio, la importa
sacar la cosa de la esfera de custodia, de la vigilancia o de la actividad del tenedor:
efectivo dominio sobre la cosa. El desplazamiento de la cosa en el espacio, por tanto, no
es el criterio definitorio para la consumación, sino el desplazamiento del sujeto que
puede realizar actos de disposición.
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El mencionado autor estima que el hecho que el agente en posesión del bien esté siendo
perseguido inmediatamente después de haberlo sustraído, no impide que efectúe actos
de disposición válidos sobre el mismo durante el tiempo que dure la persecución[7]. Así
también, el Supremo Español ha señalado que para la consumación del delito de hurto,
no importa el mucho o poco tiempo que medie entre la sustracción y la captura del
culpable, pues basta con una disponibilidad momentánea o de breve duración, que
podría ser de diez o quince minutos, o lo que se tarda en recorrer 10 kilómetros [8].
Tipicidad objetiva
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crimen, nulla poena sine praevia lege poenali»
Tipicidad subjetiva
El sujeto debe actuar dolosamente, direccionando su voluntad con conocimiento de que
su conducta lesiona el bien jurídico patrimonio y también, queriendo obtener el
resultado; es decir: que el apoderamiento del bien mueble total o parcialmente ajeno.
Tentativa y consumación
El robo al ser un delito de resultado, admite tentativa. Esta existirá si el agente una vez
iniciado la sustracción del bien, haciendo uso de la violencia o amenaza se desiste, o
cuando el agente no logra sustraer el bien por oposición de la víctima. También se
produce cuando es sorprendido por terceros al momento de la sustracción, impidiendo el
resultado; o cuando es detenido mientras está fugando con el bien, sin que medie aún
una potencial disposición de este.
b) Si perseguidos los participantes en el hecho, es detenido uno o más de ellos, pero otro
u otros logran escapar con el producto del robo, el delito de robo se consumó para
todos.
Conclusiones
La violencia o la amenaza, hacen del delito de robo una figura delictiva,
perfectamente, identificable y diferenciable del hurto. Por lo tanto, se
constituye como un tipo penal completamente autónomo.
El hecho de que el autor logre tener una absoluta disposición sobre el bien
sustraído, no tiene efectos relevantes para la misión punitiva del Estado a
través del derecho penal, puesto que una disposición efectiva del bien
sustraído, encajaría en el momento de agotamiento del delito de robo.
[1] R.N. 4937-2008, Ancash. Gaceta Penal y procesal penal. Tomo 13, Gaceta Jurídica,
Lima, julio, 2010, p. 182.
[2] SALINAS SICCHA, Ramiro. Derecho penal. Parte especial. Lima: Iustitia, Grijley.
2013, p. 990.
[3] Véase R.N. 3932-2004, Segunda Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema,
jurisprudencia vinculante.
[4] Ejecutoria Suprema del 11/11/99, Exp. N° 821-99 La Libertad, Revista Peruana
Jurisprudencia, Trujillo, Editora Normas Legales, 2000, año II, N° 4, p 367.
[7] En este punto, el autor coincide con BRAMONT ARIAS y GARCÍA CANTIZANO.
En: Manual de Derecho Penal, Parte Especial. 2° edición. Lima, 1996. p. 269. Al tiempo
que discrepa con el profesor Ramiro SALINAS SICCHA, quien afirma, en consonancia
con lo dispuesto en la Sentencia Plenaria: «la posibilidad de disposición debe ser libre,
espontánea y voluntaria sin más presión que el temor de ser descubierto, esto es, la
voluntad de disposición del bien por parte del agente no debe estar viciada por presiones
externas como ocurriría, por ejemplo, cuando al estar en plena huida del lugar donde se
produjo la sustracción, el agente es inmediatamente perseguido. Sin duda al momento
de la fuga, el sujeto activo puede tener la posibilidad de disponer del bien ya sea
destruyéndolo o entregándole a un tercero, etcétera; pero ello de ningún modo puede
servir para afirmar que se ha consumado el delito» En: Delitos contra el patrimonio.
5° edición. Lima: Instituto Pacífico, 2015, p. 114.
[8] Citado por José Ugaz, ibid. p. 316. GONZÁLES RUS, Juan José. Curso de Derecho
Penal Español. Parte Especial I, dirigido por COBO DEL ROSAL, Manuel. Madrid:
Marcial Pons, 1996. p. 579.