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OBEDIENCIA AL DERECHO OFICIAL,

DESOBEDIENCIA CIVIL Y
OBJECIÓN DE CONCIENCIA

1. INTRODUCCIÓN

El proble1na de la obediencia o la desobediencia al derecho po-


sitivo oficial ha sido, es y tiene que ser, por mucho tiempo, uno de
los ten1as capitales del saber jurídico y de toda.filosofía práctica en
sus tres vertientes principales: moral, política y jurídica, lo mismo
que un asunto de gran in1portancia para la vida de la persona humana,
la sociedad civil, el Estado y la co1nunidad internacional.
En efecto, en todos los tiempos históricos, la pregunta ¿debe o
no obedecerse al derecho oficial? Ocupa y preocupa al mundo entero,
especialmente a filósofos, juristas, sociólogos, moralistas, antropó-
logos, literatos o teólogos. Desde la desobediencia mítica y literaria
de Adán y Eva, Prometeo o Antígona o la obediencia de SócRATES,
GALILEO o BRUNO, hasta la insu1nisión de THOREAU, GHANDI o MARTIN
LuTHER KtNG, pasando por la sujeción a la ley de miles de millones de
personas o por una cantidad igual de insubordinados a ella, llámen-
se revolucionarios, perseguidos religiosos, políticos, étnicos, lucha-
dores sociales, mártires de los derechos hum<!inos, desde las ideas li-
1
berales, socialistas o anarquistas hasta nuestros días, co n la barbarie
nazifacista o la dictadura del "socialismo real", la brutalidad del im-
perialismo, particulannente el norteamericano, o de nuestra cruel
realidad colombiana en este siglo agónico, la anterior pregunta en
tomo a la obediencia o la desobediencia al derecho sigue rondando
la vida pública o privada.

- -- - .. - - -- - -·- -- - -- -------------
60 ESTUDIOS DE FILOSOFÍA JURÍDICA
I
No se trata, sola111ente, de una disputación acaclé1nica de vieja lo
data que evidencia las relaciones intensas y las pugnas tenaces entre dil
ética, poi ítica y derecho, sino de un probletna que dese1nboca en con- de
secuencias prácticas que cornpron1eten e) proceso y destino de la di ~
convivencia en sociedad, Ja eficacia de los derechos hun1anos, la so- SI ~

beranía nacional, Ja legalidad y la legiti1nidad del poder, el derecho co


justo, el pluralis1no jurídico, la actual globalización, el cosn1opolitis- Ce
1no legal, político o moral. tic
o ~
Esa disputación suele tener un sentido etnocional, que conduce
a identificar la obediencia con la virtud y la desobediencia con el vicio
o a sostenei· que la prirnera es lo originario y valioso, digno de ejem- Cll
plo, n1ientras que la segunda es lo secundario y peligroso, susceptible Es
de castigo, según la creencia 1nuy difundida por las clases dominan- un
tes. Sin en1bargo, la génesis y desarrollo de la sociedad demuestr~n un
que tal creencia no resulta siernpre válida, tanto que FROMM llega a so
decir "La historia humana cornenzó con un acto de desobediencia, es
según los n1itos hebreos y griegos de Adán, Eva y Prometeo, y que co
puede esa historia tenninar con un acto irracional de obediencia en eL
nuestra «era atómica», si se acata la orden de destruir la hutnanidad set
en una guerra nuclear con solo «apretar los botones de la muerte»" 1• Úr
El probletna de fondo no 'radica en saber si la desobediencia sol
precede histórica1nente a la obediencia, o a la inversa, 1náxirne cuan- tan
llTIJ
do tal probletna se rodea de fundamentos míticos, como en la primera
gol
parte de la tesis de FROMM; Jo que interesa es ver que estos conceptos
. se originan en las luchas sociales, políticas, religiosas, jurídicas, ét-
1¡1, •
:~: n1cas o rnora1es, y tmnbién ver que ellos se suceden dialéctican1ente 2. (
:,_~ en la historia hutnana con predotninancia del uno sobre el otro.
En el caso de la obediencia o desobediencia al derecho oficial,
puede con1probarse que la pritnera reina sobre la segunda durante la part
n1ayor parte de Ja historia humana, pero no por ser una virtud supe- se h
rior u originaria, sino porque representa intereses de distinto orden de que
Pen
t/~ii 1 1
ERIC FROMM, Sobre la desobediencia y otros ensayos, trad. de Eduardo
Prieto, Buenos Aires, Ed . Paidós, 1981, págs. 9 y ss.
sed
dadt
-'r

OBEDIENCIA AL DER EC llO Oíl C l/\L , IJF: SOll FIJWNCI/\ CIVIi fil

: vteJa los sectores dominantes en la socicdacJ civil, que necesitan <le la ohc-
; entre diencia para protegerlos, mediante el uso legitimado de la violcnciéi
ncon- del Estado. Al respecto, cabe decir que el asunto del acatamiento o
de la disidencia al derecho oficial, depende del momento hist6rico y del
la so- sistema político-jurídico imperante en la sociedad civil, ya que es
:r echo completamente diferente en la Edad Antigua, Media, Moderna o
olitis- Contemporánea, o bajo un Estado absolutista, dictatorial, democrá-
tico, totalitario, o en una sociedad atrasada, desarrollada, cétpitalista
·1duce o social isla.
VICIO No es el presente un trabajo exhaustivo de investigación que dé
~Jem­
cuenta de todo lo escrito sobre sumisión o insumisión al derecho del
Dtible
1
Estado, sino una breve fonnulación propedéutica del problema para
111an- una audiencia de personas dedicadas a la judicatura que precisan de
~ stran una consulta rápida y de pronto para otros trabajadores de ciencias
ega a sociales que estén en las mismas condiciones. Pero, este trabajo, sí
~ ncia,
es deudor de rnuchas aportaciones de importantes filósofos y juristas
y que contemporáneos, que tuvimos muy en cuenta en nuestro escrito sobre
~ taen el asunto publicado recientemente en su segunda edición, escrito que
ni dad seguimos ahora de rnanera integral introduciendo modificaciones.
te»" 1• Únicamente vamos a tratar la obediencia al derecho oficial y la de-
enc1a sobediencia civil junto con la objeción de conciencia, dejando, por
cuan- tanto, a un lado otras forrnas de resistencia al derecho oficial de suma
1mera importancia, como la revolución, el anarquismo, el delito político, el
:eptos golpe de estado, el tiranicidio, la guerra, la lucha armada.
as, ét-
mente 2. Ü13EDIENCIA AL DEr~ECI 10 OFICIAL
o.
1ficial, Poco se desconoce la obediencia al detecho oficial , porque a
1nte la partir de su instauración en la sociedad humana, las norn1as jurídicas
supe- se hacen valer por la violencia legitimada de los aparatos del Estado
dende que las hacen cumplir (jueces, rnagistrados, cárceles, autoridades) .
Pero, como acaban1os de ver, la pregunta clave del asunto es: ¿porqué
~duardo se debe obedecer el derecho? Este interrog¡u1te y sus respuestas han
dado origen a muchas tesis e hipótesis en todos los tie1npos históricos
62 ESTUDIOS DE FILOSOFÍA JURÍDICA

por parte de los filósofos, juristas, sociólogos, rnoral is ras, antropólogos pon
o teólogos, sin que podatnos pasar revista a todas ellas en esta opor- cow
tunidad, ni siquiera a su rnayoría, lirnitándonos a reseñar unas pocas clas
que han tenido resonancia en el inundo occidental. liza e
Los antiguos griegos son en Occidente los primeros en concep- eStll '
tuar sobre la obediencia al derecho del Estado, porque constituye la
base misma de la polis. Según un pasaje de HERODOTO, Jos griegos 3. E:
ten1blaban ante las leyes más que frente al ejército persa2 . Para HE-
RÁCLITO hay que defender el derecho como las mural1as de la polis, y
SócRATES sacrifica hasta su propia vida en aras de la ley. Este es el solai
punto de partida de toda reflexión acerca del derecho oficial y del pnv<.
lugar que ocupa en nuestro mundo filosófico. yla
Más tarde, con el cristianistno se introduce un viraje en el de u.
concepto de] derecho que se supone originado en Dios, y por ello, Esta
debe obedecerse. Gracias al advenimiento de la modernidad, se i1n- crea
tact<
prime un nuevo giro al derecho oficial y su obediencia, en el scnti.do
"má
de considerar que se trata de una obra humana, laica, para regular y
"el <..
controlar las relaciones socio-jurídicas de la persona, el Estado, la
sacr
sociedad civil, la cotnunidad internacional.
in di
En la modernidad burguesa coexiste la tendencia teológica de apa:
obediencia al derecho con la racional procedente del contrato social, · nón
que en el caso de HoBBES es un contrato de sumisión al soberano, para biér
LocKE ese "contrato social" se funda en la mayoría ciudadana y en ce e
RoussEAU en la "voluntad general"\ tesis que ha sido reeditada en la con
actual id ad por autores como RAWLS, con su "posición original" como diVl
base en última instancia de la obediencia al derecho 4 • Para muchos,
la obediencia al derecho oficial radica en el t~.mor al castigo que im- do,

Los nueve libros de la historia (VII-104), trad. de María Rosa


2 l-IERODOTO,
Ed.
Lida de Mankiel, México, Ed . Jackson, 1963, pág. 408 .
3 H E RNÁNA . ÜRTI Z R1v As, Obedien cia al de recho, desobediencia civil)' ob· Alft
jeción de conciencia, 2ª cd., Santa Fe de Bogotá, Edit. T emis, 1998, págs. 4- 11 .
4
101-rn RAWLS, Teoría de la justicia, trad. de María Dolores González, Mé- !A11
xico, Fondo de Cultura Económica, 1978, págs. 143 y ss . 324
OBEDIENCIA AL DERECHO OFICIAL , DESOBEDIENCIA CIVIL 63

gos ponen las leyes en caso d~ ~~cu1npli1niento. Otros, al estilo de MARX,


or-
1 consideran que la sum1s1on al derecho que representa intereses
cas clasistas, procede de su coactividad respaldada por la violencia lega-
lizada y legitimada por los aparatos estatales, tesis que pasamos a
:ep- estudiar.
e la
:gos 3. ESTADO Y OBEDIENCIA AL DERECHO OFICIAL
HE-
lS, y El Estado es un fenómeno reciente en la historia humana, que
~s el solam'ente surge en la vida social cuando se consolida la propiedad
del privada sobre los medios de producción, aparecen las clases sociales
y la explotación de unos individuos por otros, todo lo cual necesita
de un ordena1niento legal. A pesar de esta realidad, se cree que el
n el
Estado es la forma de organización político-jurídica más i1nportante
~ 110 1
creada por los humanos, tanto que PLATÓN la valora co1no la represen-
IJ.ll-
tación de la justicia y la verdad, MAQUIAVELO la presenta como la
t1.do
"máxim.a autoridad sobre el hotnbre" 5 y HEGEL 1lega a sostener que es
ar y
"el camino de Dios en el mundo"6 • Sin duda, el Estado que hoy de-
>, la
sacreditan los neol iberales, tiene gran importancia en la vida social e
individual, pero gracias al marxismo, sabemos que se trata de un
l de aparato de clase que por encima de todo defiende sus intereses eco-
~ ial, ·',.
nómicos, sociales, políticos o culturales, sin perder de vista que tam-
rnra bién protege los intereses de toda la sociedad civil. De ahí se dedu-
1 en ce que, si bien el Estado nace de la sociedad ·no coincide con e11a,
n la como dice ENGELS, el Estado "se pone por enci~a de la sociedad y se
)}110 divorcia de ella más y más", hasta separarse7 •
1
10S, Aquí solo vamos a destacar un aspecto significativo del Esta-
1m- do, ~l referente con el doble 1nonopolio que tiene al crear el dere~ho
1

5
~osa N1coLAs MAQUIAVELO, El Príncipe, trad . de Antonio Zozaya, Barcelona,
Ed. Orbis, 1985, pág. 33.
1
GEORG W. F. H EGEL, Fundamentos de la filosofía del derecho, trad. de
.' ob- '

--11. Alfredo Llanos, Buenos Aires, Ed. Siglo Veinte, 1987, .pág. 225.
7
FEDERICO ENGELS, La subversión de la ciencia por el seííor Eugen Dilhring
Mé- !Anti-Diihring), trad. de Manuel Sacristán, Barcelona, Ed. Grijalbo, OME 35, pág.
324
64 ESTUDIOS DE FILOSOFÍA JURÍDICA

positivo oficial (congreso, gobierno, jueces) y al tnisrno tietnpo ga- que


rantizar su cumplin1iento, mediante el uso legitimado de la violencia nes
(policia, ejército, cárceles, jueces, tribunales, cortes, jueces), aspec- ''gol
to estrechamente relacionado con la obediencia al derecho. di fil
Es inconcebible un Estado sin derecho oficial, o, a la inversa, un SAR
derecho oficial sin Estado. Siendo distintas las dos instituciones, es- MAi

tán n1uy ligadas, el Estado crea el derecho oficial que en última ins- pod:
tancia representa intereses de las clases don1inantes, así sirva igual-
tnente para la organización político-jurídica de la sociedad civil en mue
conjunto, derecho que se cutnple por obra y gracia de Ja violencia in ve
"1egítitna", pública. Por esto, Ja obediencia al derecho tiene natura- detr.
leza coactiva oficial, no procede de un supuesto origen divino ni de rec~,
un hipotético "contrato social" o "posición original" . busc
Ahora bien, conviene recordar que el Estado al producir d~re­ das .
cho, no es sietnpre "un Estado de derecho", en el sentido que desde tos e
la modernidad burguesa se da a esta expresión, caracterizada por el
imperio de la ley, la división del poder ·público, la juridicidad de la ción
vida pública y privada, la norrnatividad den1ocrática. El Estado ab- para
solutista, el totalitario o el dictatorial, tienen un derecho oficial que no h
puede o no sujetar a dicho Estado. En estas fonnas de Estado, la prod
~bediencia a\ derecho oficial se impone no solo por la coactividad men:
jurídica, sino por e\ terroristno, Ja violencia. La obediencia al dere-
cho oficia\ únicamente debe darse cuando las nonnas jurídicas sean dele
democráticas, justas, legítimas, populares, que no atenten contra los del "
derechos humanos, en caso contrario, prbceden todas las forn1as de la sor
resistencia civil, cles<le e\ tiranicidio hasta la revolución . Existen narse
buenas razones jurídicas, po\\ticas y n1o~ales para obedecer el dere-
cho oíicial en una sociedad democrática con un Estado Jemocnüi -
co, corno veremos enseguida. A1ianz

R., Sm
4. DEMOCnACJA Y OBt:DtENCJA AL n1 :1{1:c110 unc1i\t
1 V., Bt1
Desde los tiempos de PLAT( )N Y J\RISTÓTEtxs se define la dem~­
1 cracia como el gobierno del pueblo, la niayoría, los pobres, noción Santill
. 'J

~l
\ Cl l ff:[) Ir. Ne 1¡\ /\ I_ 11 1 ll 1 e 11( ) l )1 1e 1¡\ 1 . j) 1 ~ ; () 11 (" 1)11 f\I e;¡ ¡\ CI V11

ll '\
t°' l. -
que proviene de su propia el i111olugía griega dl•111os, "pleh(.;", "<'>rde-
Cla ncs inferiores'', ''1nuchedu111hre'', población de la ¡Jo/is, y krutos,
t'C- "gobierno", "poder''K. Esta definici<'ln de d1.;1nocracia no presenta
Jiricultad conceptual. pero su rcalizaci6n prúctica sí, tanto c1uc
SARTORI dice: 'T;:s el 1101nbre po1nposo de algo que no existe'''), y
.un
~1ARITAIN expresa: "La tragedia de las dc1nocracias es que no h<.111
es-
ns- podido realizar la dctnocracia'' 1º.
ial- En la actual id ad, el prohlen1a de la dcn1ocracia se ha con1pl icado
en mucho. porque ha cxperirncntado bastantes ca1nbios, a partir de su
c1a invención griega. Sin e1nbargo, tal dificultad no itnpidc ver que la
ra- democracia es ahora la institución n1ás valiosa para proteger los de-
de rechos humanos, regular las relaciones internacionales, que intenta
buscar un equilibrio relativo entre pobres y ricos, que posibilita a to-
Te-
das las personas participar en la vida pública y privada, en Jos asun-
.~

sde tos del Estado y la sociedad civil.


r el El proble111a, pues, no es de orden conceptual, sino de· real iza-
~la ción práctica, de hacer que la detnocracia sea el gobierno del pueblo,
ab- para el pueblo y por el pueblo, co1no quería L1NCOLN, empresa que
que no ha sido posible hasta el 1110111ento, menos dentro del modo de
1, la
producción capitalista, ni tarnpoco en el llatnado "socialismo real-
dad mente existente". ..
,1

ere- A pesar de estas li1nitaciones de la de1nocracia, "es el gobi~rno


;ean de leyes por excelencia", con10 bien dice Boss10~ más ·aún, agrega
dos del "respeto riguroso de las leyes" 11 • En la detnocracia, la persona,
s de la sociedad ci vi 1, el Estado, la comunidad internacional deben gober-
sten narse por el in1perio del derecho positivo, frente a lo cual se impone
lere-
ráti - R A NTllONY ARBLASTER, Democracia, trad. de 4'driana Sandoval , Madrid,
Alian7.a Editori al, 1992, pélg. 25.
1J G1ovANN1 SARTORI, ¡,Qué f'.'i la democracia?, trad. de Miguel A. Gonzálcz
R., Santa Fe de Bogotá, Ed . Altamir, 1994, pág. 5.
10
JACQUES MARITAIN , Cristia11is1110 y democracia, trad . de Jorge L. García
V., Buenos Aires, Ed . Troquel , púg. 53. '
~ tno - 11
NORBERTO Bonn10, El .fi1111ro d e la democracia, trad. de J osé Fernández
. /

)ClOll Santillín , México, Fondo de Cultura Económica, 1986, pág. 120.


1 S 11 JI lll l!; 111 1 11 t l!; t ll 11\ .JI JI 111 lit:/\

1a olwdil'lh.'ia a las nonnasjurídicas, sin descartar la censura libre. J\ e;


l'S\a raz0n, cabe agregar que si la dc1nocracia expresa la soberanía nt
popular, d l'onscnti111il'11to dl· la 1nayoría, la divisi<ln del poder, la le-
galidad de la administracil'ln, la lcgitirnidad del poder, la eficacia de qu
los dered1os humanos, c1 de her de obediencia al derecho positivo crea- sis
do por esa democracia, tiene que acrecentarse en rnedio de un espí- en
rilu crftko. Al respecto, todavía son vál i<las las palabras de BENTHAM : me,
..En un Estado de derecho, ¿cufü es el len1a del buen ciudadano? Obe- lisr
ckCL'r puntualtncntc, censurar librcn1entc" 12
• Ba~.
y h;
cho
5. PLURALISMO JUR[ntCO Y OBEDIENCIA AL DERECHO OFICIAL

1mp
Acaban1os de ver que el Estado es el único productor del de-
COIT.
recho oficial que lo hace valer 111ediante el uso legitin1ado de la vio-
glol
lencia, tesis predon1inante en el saber jurídico, la sociología del de-
ide2
recho y la filosofía jurídica. Se conoce esta tesis co1no "rnonismo
nocc
jurídico", que co1no indica su deno1ninación, expresa la validez legal Jaci(
de un derecho único en un detern1inado territorio, derecho creado por
rali~
Jos diferentes aparatos estatales (congreso, gobierno, jueces).
de re
A la anterior tesis se opone otra llarnada "pluralismo jurídico"~ dad.
''poi icentrisn10 legal" o "pluralidad de ordenamientos jurídicos", que com
DE SouzA SANTOS considera como característica del mal denominado este
''derecho posmoderno" 1\ tesis consistente en sostener que en la so- re ch
ciedad civil, junto con el derecho oficial del Estado, coexisten unas parh
·;¡ nonnas jurídicas creadas por otros organismos sociales. Para WoLK- tiern
!1 MER, el pluralismo jurídico constituye la negación del Estado co1no atrae.
'"~ fuente única y exclusiva de lodo derecho. Al interior de un mis1no es-
pacio sociopolítico, coexisten una n1ulli pi icidad de parácticas jurídi-
no Di
11
JEREMfAs BENTllAM,A1110/ogía, trad . de Gonzalo l lcrm\ndez O ., Barcelona,
Ed. Península, 1991 , pág. 181 . Tccnc
13
t,. SouzA SANTOS, la globaliwció11 del derecho, trad . de
BOAVENTURA DE
;t.l ·f César Rodríguez, Santa Fe de Bogotá, U. N. lisa, 1998, p<ígs. 19 y ss. 362.

" .

OllE OI EN C lA AL DEHEC I 10 OF IC IAL, DESOOEDIENCI/\ C IVIL 67

\ cas de naturaleza oficial o no, creadas por movi1nientos sociales y


a necesidades hmnanas 1'1•
Para nosotros, el "plural is1110 jurídico" ha existido siempre, por-
.e que ta sociedad, sus necesidades, formas de poderes e intereses cla-
\- sistas o grupales son diferentes, así se trate de una misma polis,
f- rivitas, con1unidad, reino, etnia, localidad o nación. Y tal pluralis-
.': mo se hace tnás patente con las conquistas, colonizaciones, imperia-
lismo, guerras, ocurridas en todo el planeta y en todos los tiempos.
Basta recordar nuestra experiencia histórica, a partir de la conquista
y hasta hien entrada la independencia, cuando coexistieron un dere-
cho aborígen, español, indiano, republicano.
En la actualidad, la tesis del "111onismo jurídico" ha perdido
importancia, debido a otros factores diferentes a los señalados antes,
e- como son e) reconocimiento ecuménico de los derechos humanos, la
o- globalizaciónjurídica, e) nacimiento de un "derecho cosmopolítico" ' .1
e- ideado por KANT 15 • Se abre paso el "pJuralisn10 jurídico" que recn-
1
10 ·1
noce y acepta Ja existencia de varios ordenamientos legales en re- I! : ..

.al lación, identidad, conflicto o choque con el derecho oficial. El plu-


or ralismo jurídico no significa introducir el reino del anarquismo sin
11 "'·

derecho oficial ni Estado, donde el individuo haga su propia legali-


"
1
dad. No. Lo que rechaza el pluralismo es el monopolio del Estado
·1e como creador del derecho positivo, sin desconocer su importancia en
Jo este 1nomento histórico; más aún, no puede negarse que ahora el de-
0- recho estatal es el de mayor peso social, político y jurídico. De otra
as parte, como dice SORIANO: "En América, la tendencia al pluralismo
K- tiene por objeto evitar un derecho del Estado opresor" 16 , tesis muy
10 atractiva que infortunadamente no pode1nos tratar ahora.
:s- 1

I
1i- 14 A. C . WoLKMER, Pluralismo jurídico. Fundamentos de uma nova cultura
110 Direito, Sao Paulo, Ed. Alfa-Omega, págs . 34 y ss .

na, 15
IMMANUEL KANT, La paz pe11>etua, trad. de Joaquín Abellán, Madrid,
Tecnos, 1989, pág. 27.
de 16
RAMÓN S~RIANO, Sociología del derecho, Barcelona, Ariel, 1997, pág.
362.
1 SlIJl)ll)S 1ll 1"11 ( l ~ ;Cll I/\ .llJl!ll >I C/\
1

¡,( 'ún10 l'unriona la obediencia al derecho oficial de carnal plu- a sr


ralisnto jurídico a duras pl~ nas
e1111nci:1do? La respuesta es sencilla esta
cuando entre el derecho oficial y el derecho paralelo hay identidad , al d
fHnque la cnactividad jurídica opera por partida doble, la del Esta- ciet
do y la origir1:1da en el poder social creador del segundo derecho. El con
asunto se cotnplica, cuando entre los derechos rnencionados se pre-
senta conl"I icto. choque, porque entonces cabe preguntar, ¿cuál de- ciói
rl'cho dche ohcdcccrsc, el positivo del Estado o el paralelo? En un a h1
Estado de derecho den1ocr:ltico se uehe obedecer al derecho oficial, AR
pero si el paralelo contiene 1nayor justicia, equidad, 1ibertad, igual- qtH
dad. di¿.!nidad, paz. seguridad, creernos que la obediencia tiene que cas
inclinarse por el segundo. en
ce~

\
6. JUSTIFICACIÓN DE LA OBEDIENCIA AL DERECHO OFICIAL
cia

A1uar antes u nas pocas respuestas a 1Apregunta ¿por qué se debe ab.
obedecer al derecho oficial?, apenas enunciarnos unas tesis que tec
también pueden ton1arse co1no justificadoras de esa obediencia: la po
teológica, la contractualista y la tnarxista.
Ahora vamos a referirnos a tres aspectos que justifican el deber de1
de obediencia al derecho oficial : el jurídico, el tnoral y el poi ítico, sin co
de¡
olvidar que dicho deber depende de 1nuchos factores, entre los que
sobresalen el econún1ico, étnico, ecológico, religioso, todo esto de- fut
de
terrninado en últi1na instancia por los intereses ele las clases clon1inan-
SU)
tes.
De.
Para el posit i visn10 ele KELSFN, el deber de obediencia al derecho
es estricta1nente jurídico, procede del derecho 1nisn10 "con10 orden
.~ supre1no y soberano", sin necesidad de acudir a innecesarios adita- trad
mentos 111etafísicos, religiosos o poi ít icos . El deber, pues, es de orden
jurídico, no adn1ite un deber n1oral ni político. Ese deber tiene co1no Ed.
fuente pri 1nari a 1a Constitución Política de 1 Estado, en el can1po
nacional, y mundiülrnente en el derecho internacional de los tratados, vi tn
pactos, convenios o declaraciones. En tocio caso, la norma fundante
ta d
es la causa de la obediencia al derecho positivo, nonna que se impone
OBEDIEhlCIA AL DEllECHO OF ICIAL, DESOBEülEI ICIA CI VIL 69

pl ll- a sus destinatarios de 1nancra coactiva, respaldad a por los aparatos


::illa cstatales 17 • El deber jurídico, en sí y por sí, co1no base de la obediencia
Jad ni derecho positivo, resulta importante; pero completamente insufi-
' ciente, por Jo cual, hay necesidad de respaldarlo con otros deberes,
.sta-
. El como vere111os de inrnediato .
pre- El deber político, conocido más frecuentemente como "obliga-
de- ción política" de obedecer el derecho oficial, es el víncul o que enlaza
l un a la rersona con Ja autoridad del Estado. No olvidemos que desde
.:: ial A RISTÓTELES el ser hurnano se define como "animal político" 18 , por-
'
ual- que vive en un mundo de normas sociales, jurídicas, morales, políti-
que cas, a las que debe respetar. "La obligación poi ítica presupone la vida
en sociedad, dice FEHNÁNDEZ GARCÍA, la convivencia política y la ne-
cesidad de leyes y de una autoridad que las mantenga" 19 •
Es i1nportante precisar que esa obligación política de obedien-
cia al derecho oficial no debe ser ilimitada, como impone el Estado
~e be
absolutista o el totalitario, sino condicionada a la democracia y pro-
que tección de los derechos humanos. El derecho debe ganarse el deber
1: la político de obediencia a su sistema de nonnas.
Nus resta por decir algo sobre el deber moral de obediencia al
eber derecho oficial, relacionado con la conciencia, como el deber políti-
t, Slíl
co está con el poder y el jurídico con la norma. En la antigüedad, el
que derecho y la moral estaban muy ligados, tanto que a veces se con-
) de- fundían . Por ejemplo, entre los romanos, los preceptos de U LPIANO
nan- de "vivir honesta1nente", "no perjudicar a otro" y "dar a cada uno lo
suyo", bien pueden intercambiarse entre la moral y el derecho 20 .
·echo Desde la 111odernidad burguesa se ha trazado una línea fronteri za
Jrden
. ; , e n ¿ Q11e, es I a 111st1cw
11 AN S KELSEN , " ¿ Por que, o 11Cl1ccer a 1dercc 110 '?"
17 . . . :" .
ldita-
trnd . de Al ben Calsamiglia, Barcelona, A ri el, pág. 1 8~ .
)rden
lk A RISTÓTELES, Po lítico , l 253a, lrnd . de C. García Gual-A. Pérez J., ~fadri d ,
orno Ed. Nacional, 1977, púg. 49.
1n1po 1
'' Eusrn10 Í-ERNÁNDEZ GA HC ÍA L<1 ohedie11c iu ul derecho, MaJrid, Ed it. Ci-
ados, r itas, 1987, pág. 6 1. '
dante 20
P EDRO DORADO M oNTE IW , El d e recho r sus sucerdntes, MadriJ, Ed . Revis-
pone ta de la Leg islación, 1909, p<íg. 40. ·
70 ESTUDIOS DE FILOSOFÍ A JURÍDICA
\
entre la tnoral y el derecho, pero es innegable que el segundo está ce
1leno de conceptos éticos y la primera de conceptos jurídicos. La Cl"
n1oral también busca la realización de los valores superiores de dig- mi
nidad, libe11ad, igualdad, seguridad, paz, justicia, cimientos de Jos de- pu
rechos hutnanos. Estos enunciados son suficientes para sustentar la dit
tesis sobre el deber moral de obediencia al derecho oficial. ca(
En síntesis, un derecho positivo sin contenido ético, resulta va- jus
cío, y sin contenido político, resulta ciego. De ahí que la obediencia val
al derecho oficial tenga que sustentarse en aspectos jurídicos, éticos der
y políticos. Mi
cer
ílCl
7. DESOBEDIENCIA CIVIL
HA
Es·.
Antes hemos intentado absolver la pregunta ¿por qué se debe
obedecer al derecho oficial?, sin que ella ni sus respuestas agoten la
Stºt:
problemática referida a la legalidad jurídica y a la legitimidad po-
lítica, ante lo cual, debemos formular ahora otro interrogante, en el
pül
sentido contrario, ¿cuándo no se debe obedecer al derecho oficial?,
su¡.
est
interrogante que vamos a despejar enseguida acudiendo a dos fonnas
pre;
de insumisión: la desobediencia civil y la objeción de conciencia.
eta
Muchas formas de disidencia al derecho oficial son tan antiguas· est
como la sumisión al mismo, v. gr., la revolución, el delito político o las
el común, el golpe de Estado, cosa que no ocurre con la desobediencia rec
civi\, que es una modalidad de resistencia característica de la tnoder- me
n\dad capitalista, así tenga en la antigüedad precursoras muy célebres Cal
al estilo de Antígena y Lisístrata. etc.
La pritnera presentación pública del térn1ino "desobediencia
civil" se hizo en Estados lJnidos a mediados de\ siglo pasado, con un
escrito breve de HENRY DAVID THOREAU, que iniciahnente no tuvo ese 8.
título ni f11e utilizado en el texto 21 ~escrito que los especialistas va-
loran en este 1nomento cotno un alegato más cercano a \a objeción de
po
. .
11
Sobre la desobediencia civil, trad. de María
HENRY DAVID T1-10Rr:Au,
bl
Cnstmn Rcstrcpo, Santa Fe de Bogotá, Edit. Norma, J 998, págs. 23-24. ne
OBEDIENCIA AL DEnECHO OFICIAL, DESOBEDIENCIA CIVIL 71

o está conciencia que a la desobediencia civil. El término "desobediencia


s. La civil", toma 1nucha fuerza en nuestro siglo agónico por obra, en pri-
le <lig- mer lugar, de GANDHI, sin que tampoco su 1novi1niento y escritos
ios de- puedan asociarse completatnente con el actual concepto de desobe-
ntar la diencia civil. En el caso de GANDHI, la desobediencia civil tiene mar-
cados perfiles religiosos, que se expresan en el Satyagraha ("ensayo
justo", "tentativa recta"), además, su lucha no fue para reivindicar los
tita va-
valores superiores contenidos en la Constitución Política, sino para
:liencia
derrocar todo el colonialis1no inglés. Con Ja lucha y los escritos de
, éticos
MARTIN LuTHER KtNG, la desobediencia civil va adquiriendo mayor
cercanía a su concepción presente, que ha logrado tomar cuerpo teó-
rico, gracias a los escritos de autores como BEDAU, R..AwLS, ARENDT,
HABERMAS, Boamo, DwoRKIN, BA Y, SINGER, MALEN SEÑA, PEcEs-BARBA,
EsrÉvEz ARAúJo, GAzcóN, GARZÓN VALDEZ. :,,......
;e debe ' •f
Este brevísimo rodeo histórico, en torno a la desobediencia civil, • 1,
;oten la
significa que desde sus orígenes conceptuales ha estado perseguida
iad po- '1
por un cierto toque de atnbigüedad y generalidad, que ahora parecen ,¡ .
e, en el ' ,..
superadas; situación que en nuestro criterio, en lugar de perjudicar a
f ..
teta l?. ,
esta forma de resistencia, la enriquece, porque día a día, a partir de su lit,
fonnas
praxis social, se va ampliando y creciendo su teoría. La desobedien-
~neta.
cia civil no debe valorarse como un cuerpo teórico cerrado, tiene que .. , t 1

ntiguas· estar abierta para servir como forma de lucha contra la injusticia de
,lítico o las normas ilegales, inmorales o contrarias a la Carta Política, los de-
diencia rechos humanos y la democracia; lucha que·, como veremos de in-
1noder- mediato, debe ser pública, pacífica, que acepta el castigo y busca el
élebres
cambio o Ja derogación de cierta normatividad jurídica no constitu-
cional.
diencia
, con un 1

uvo ese 8. DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA DESOBEDIENCIA CIVIL


stas va-
:ción de La desobediencia civil es una fonna de insumisión al derecho
positivo, protagonizada por un grupo de persqnas que de manera pú-
:le María blica, pacífica, luchan por frustrar una determinada normatividad
no constitucional (legislación, progratnas, decretos, decisiones gu-
72 ESTUDIOS DE FILOSOFÍA JURÍDICA

bernativas), que se considera ilegal o inn1oral, aceptando el castigo bloc


por tal insu1nisión, lucha que se justifica desde el punto de vista n10 _ forr.
ral, jurídico y político, porque quiere fortalecer los derechos hu1na-
nos, Ja dernocracia y el Estado social ele derecho. sent
De la anterior definición se desprenden las características de la caw
desobediencia civil, a saber: Iucl
a) Se trata de un desacato al derecho oficial no individual, sino te 1:
de orden colectivo, con 1narcada orientación política diferente a la GAt
actividad de los partidos, huelgas, paros cívicos, delito político, que
se expresa con boitcots, sentadas, abstención de pagar impuestos, re- con
sistencias pasivas, etc. cret
b) Los actos tienen que ser públicos, para diferenciarse de la ylo,
si1nple desobediencia privada al derecho oficial, actos que se ejecu- no e:
tan abiertamente a fin de llegar a tóda la sociedad ci vi 1y al Estado para tenc
dar a conocer la. injusticia, in1noralidad o inconstitucionalidad de cult
ciertas normas jurídicas, que pueden o no haberse i1npugnado me-
diante los recursos o procedimientos señalados en la ley. 9. L.
c) Esos actos deben ser completarnente pacíficos, no violentos, Al
condición irrenunciable, lo n1ismo que la anterior.
La desobediencia civil .se reconoce leal a la dernocracia, a la
Cafta Política; n1ás aún, es una especie de "piedra de toque del Estado van .
dernocrático", corno dice HABERMAs 22 • La no violencia en esta forma armé.
de sumisión al derecho oficial significa, en palabras ele RAWLS, "una tenci
cautela, fianza o pago en garantía del carácter desinteresado del acto objel
y de sus cualidades públicas y políticas" 2-\ que pueden llevar hasta el m1en
martirio de los desobedientes, co1no en el caso de GANDHI o M A RTIN
LUTHER K1NG . Sin etnbargo, en ciertas ocasiones, el ejercicio de la de- las m
sobediencia civil puede in1plicar acciones de resistencia cotnpulsi- por la
va, como las sentadas, paralización del tránsito autornotor, desfiles, hay n
gene1
22
JüRGEN HABERMAS, "La desobedie nc ia civil. Pied ra de toque del Estado al pas
dcmocrfüico de derecho" , en Ensavos Políticos, trad . d e Ramón García Cotarelo, ¡
Barcelona, Ed. Penín~ula, 1988, ¡;ágs. 51 y ss .
23
Jorm RA~Ls, op. cit., págs . 404 y ss. Aires,
~! J
" '
i'
OBEDIENCIA AL DERECHO OFICIAL, DESOBEDIENCIA CIVIL 73

igo bloqueos, acciones, eso sí, que no pueden chocar con la autoridad en
no- forma violenta.
na- d) Los actos de los desobedientes son pretneditados en un doble
sentido, porque se actúa con el convencimiento de luchar por una
~la causa justa, para defender el Estado social y democrático de derecho,
lucha que excluye la cobardía y de ante1nano acepta voluntariamen-
te la pena o castigo "por no cooperar con el mal", en palabras de
1110 24
GANDHI •
LJa
¡ue e) El objetivo central de los actos desobedientes es protestar !

re- contra el derecho positivo oficial (leyes, programas, decisiones, de-


:1
cretos) injusto, inmoral o inconstitucional para frustrar su realización
: la y lograr su catnbio, modificación o anulación. Ladesobedienciacivil 'l
: u- no ataca el orden constitucional democrático, todo lo contrario, pre- 1

ara tende afianzarlo remediando algunos desafueros políticos, jurídicos, .


~
.
·: '.} 1.
l. .,

de culturales, étnicos, ecológicos de la normatividad menor. '


'.
' .
1
j
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ne- 1
1 •

\. ~ •
••

1 , •.
9. LA DESOBEDIENCIA CIVIL FRENTE A OTRAS FORMAS DE INSUMISIÓN
¡

tos, AL DERECHO OFICIAL 1 '1

";. ,¡J
:

: ~... ~- ;~ .
El desacato al derecho oficial tiene muchas modalidades que "' " ,.·11
a la .
.. . r
1

.ado van desde las más extretnas como la revolución, la insurrección


rma armada, el tiranicidio, el terrorismo, la guerra o el derecho de resis-
'una tencia, hasta las menos radicales al estilo de la desobediencia civil, la
acto objeción de conciencia, la huelga, el delito, el satyagraha, los movi-
ta el mientos ecológicos.
RTIN Vamos a ocuparnos de precisar las diferencias entre algunas de
lde- las modalidades mencionadas y la desobediencia civil, comenzando
ulsi- porta más importante, la desobediencia revoludionaria. Entre las dos
-iles, hay notorias distancias, porque la segunda quiere cambiar, por regla
general, de manera violenta e) gobierno, el Estado, la sociedad civil,
.stado al paso que la prin1era solamente pretende atacar una norn1atividad
arelo , 1
24
Mi credo hinduista, trad. de Leonor Calvera, Buenos
MAl-IATMA GANDlll,
Aires, Ed, Dédalo, 1977, pág. 26.

j
1
1

¡!
74 ESTUDIOS DE FILOSOFÍA JUR!DICA

jurídica concreta, en el sentido de modificarla, anularla o can1biarla·,


dt
pero con gran respeto hacia el orden jurídico restante, especialmente
de
el contenido en la Carta Política.
di .
Las disimilitudes entre la desobediencia civil y el anarquismo ge
'
el terrorismo o la actitud tiranicida son muy grandes. El anarquismo
en sus variados matices, rechaza todo compromiso con el Estado, e]'
derecho, su ideología libertaria aspira a una sociedad sin gobernan- 10.
tes ni gobernados, sin autoridad fija y predetenninada. Las bases
del terrorismo y el tiranicidio son actos violentos. Por el contrario
repetimos, la base de la desobediencia civil es la no violencia. De ahí' qut
que estas tres formas de insumisión tengan muy poco en común con J9L,
la desobediencia civil. gra
Entre la desobediencia civil y la criminal existen, por lo menos, "ce
estas disparidades. El delito común se consuma no para modificar, gra
anular o cambiar nonnas injustas, ilegales o inconstitucionales, ni el
sujeto punible acepta voluntariamente la sanción ni se expresa en par
forma pública, como sucede con la desobediencia civil. En el caso del dat
delito político, la mayoría de veces suele ir acompañado de violencia go,
contra el orden constitucional y de clandestinidad, elementos que ti et
jatnás figuran en la desobediencia ci vi 1. Los desobedientes civiles no paí
pueden asitnilarse a los delincuentes políticos y mucho menos a los gul
criminales comunes. sur.
pla
El satyagraha es un término acuñado por GANDHI como resis-
(Ul
tencia civil al derecho oficial, que significa "ensayo justo" o "tenta-
ffiL
tiva recta", para luchar contra la injusticia o la inmoralidad de las
nonnas jurídicas sobre la base de cuatro votos: pobreza, castidad,
resistencia y verdad. Es una desobediencia de gran contenido moral 1rn.
.~l. y religioso como acto de purificación espiritual, que se distingue de va

1
la desobediencia civil por su naturaleza laica, política, no religiosa .
25 de
ad
La desobediencia civil guarda semejanza con el derecho de re-
tal
sistencia consagrado en algunas Cartas Políticas, como la de Alema-
nia, artículo 20, 4, en el sentido de "limitación al soberano legal", para

25
MAHATMA GANDHI, op. cit., pág. 62.
O B ED IEN C IA AL D ERE CHO OFICI A L , DESO B EDI EN C IA C IV IL 75

,. defender el orden constitucional de 1os desafueros jurídicos al estilo


e del despotismo o el tiranicidio, Ja dictadura o el totalitarismo, pero se
diferencia de aquella porque se establece en la Constitución, caso
), germánico citado, y puede incluir la violencia en su ejercicio.
),

el f 0. ÜESOBEDIENCIA CIVIL Y DERECHOS HUMANOS


n-
es Para Bosmo es 1nás importante proteger los derechos humanos
o, que fundamentarlos, labor esta última que ha sido solucionada desde
hí t948 con su DecJaración Universal. Según BoBBIO, "el problema más
1
•; ~

)n
grave de nuestro tiempo", en materia de derechos humanos, es el
"contraste entre las solemnes declaraciones y su realización, entre la
,s,
grandiosidad de las promesas y la miseria de sus cumplitnientos" 26 .
lf, '' ';·.'.h
No compartimos la pri1nera parte de la tesis de Boss10, porque .. ¡.''\
el .. ~

~n
para proteger los derechos humanos, necesariamente deben estar fun- . i
. '
damentados en el sentido filosófico, político y jurídico. Sin embar- ,.
el 1

Ia
go, resulta cierto que el problema central de los derechos humanos
1e tiene que ver con su efectividad en todas partes, especialmente en los ' 'i ,'
'' ''. J .
10
países mal llamados del tercer mundo o países subdesarrollados o en . .. ..•t
.,
1

)$ guerra, o colonizados o sujetos al imperialismo norteamericano o ,: . . ! l

sumidos en la miseria o el racismo. No obstante el reconocimiento ... • 1

s- planetario de los derechos humanos, su realización práctica se en-


1-
cuentracondicionada por múltiples factores del entramado social que
lS
muchas veces los convierten en utop~as.
J, Frente a la dificultad señalada de ineficacia de los derechos hu-
il manos, la desobediencia civil se ha constituido en un recurso muy
e valioso para atenuar y 1nuchas veces eliminar ,tal ineficacia, con10 lo
1
5
demuestra su historia en todos los tiempos, particularmente desde el
advenimiento de la modernidad burguesa, cuando se comienza a es-
tablecer sus bases conceptuales con T1-10REAU, quien fue el prin1ero
1

a
26
· NORBERTO Boemo, "Presente y futuro de los d~rechos del hombre", en El
problema de la guerra y las vías de la paz, trad. de Jorge Binaghi, Barcelona, Ed.
Gedisa, 1992, págs . 129 y ss.
76 ESTUDIOS OE ·FILOSOFÍA JURÍ DICA

en declarar la guerra a cierto derecho oficial injusto, ilegal o inmoral de


de n1í.mera pública, no violenta, aceptando el castigo por Ja insun1i- de;
si6n, porque con ella se fortalecía la den1ocracia, el Estado de dere- fet.
cho y los derechos hurnanos de prin1era generación.
Más tarde, esos principios de la desobediencia civil sirven para COI
luchar contra el racis1no, la discritninación, el colonialismo, las liber- pa
tades y derechos civiles, el itnperial isn10, el tnedio atnbiente, los dere- na
chos sociales, económicos, culturales, los derechos de las minorías JU ~
étnicas, los niños, los ancianos . No otra cosa fueron las batallas de na
GANDHI, MARTIN LuTHER KtNG, y tnillones de desobedientes civiles na
contra la injusticia, ilegal id ad o intnoral iclad de cierto derecho oficial, di
que fue derogado por su contenido antidetnocrático, reaccionario e ra
inhutnano. dt
Cuando la dignidad, libertad, igualdad, solidaridad, fraterni-
dad, paz, justicia, atnbiente sano, se vean alteradas en su ejercicio por ol
el derecho oficial contrariando la den1ocracia, el Estado de derecho ra
y los derechos htunanos. la desobediencia civil bien puede levantarse dl
c01no bandera para in1pedir esa alteración. Sin duda, la desobedien- dt
cia civil por su naturaleza pacífica, pública, detnocrática, se convierte qt.
en gran aliada de los derechos hu1nanos que son el 1nejor invento para Lí
solucionar \os conflictos sin derratnamiento de sangre, la nueva ética ta.
socia\ de\ siglo XXI, los símbolos políticos, 1norales y jurídicos.más.
in1portantes en la actualidad, tanto que nk SousA SANTOS ha 11egado er.
a decir que pueden Henar el vacío dejado por el socialistno real 27 • CI
1
pl
11. ]UST\F\CACIÓN DE LA DESOBEDIENCIA CIVIL
lo
JU
No resulta fácil justificar jurídica1nente la desobediencia civil, se
porque dentro <le un sistema lega\ no se puede defender la violación la
de la\ nnrmas. Se argmnenta que ta\ justificación implicaría un con- dL
Si,
trasentido. Para solucionar el probletna se apela a considerar que la
..
·'

~
7
De la mano de Alicia, lo social v /o político
íl<M VENT!JRA DE Sot1sA SANTOS ,
A.
rn la ¡ws111odrmidad. trnd . de Consuelo Berna! y Mauricio García, Santa Fe de
BogotíÍ. Ed. Si!!IO del Homore, 1998, pág. 214.
OBEDIENCIA AL DERECHO OFICIAL, DESOBEDIENCIA CIVIL 77

nora\ desobediencia civil es como vimos "una piedra de toque del Estado
:mni- democrático de derecho'', según la expresión de HABERMAS, una de-
dere- fensa de la democracia, Ja Carta Política y Jos derechos humanos.
También se dice que Ja desobediencia civil no subvierte el orden
1 para constitucional ni pone en peligro todo el ordenamiento jurídico de un
liber- país ni fomenta la criminalidad política, porque solamente cuestio-
dere- na una cierta normatividad legal. Fuera de estos argumentos que
o rías justificanjurídicainente la desobediencia civil, se agrega otro relacio-
as de nado con la morosidad de los procedimientos judiciales para subsa-
viles nar la injusticia, in1nor"alidad normativa, lentitud que viene a "reme-
icial, diar esta forma de insumisión al derecho oficial. Al respecto, con toda
lflO e razón, dice MARTIN Lun-IER KtNG: "La justicia detnorada es justicia
denegada" 28 •
ernt- Ante la consigna positivista que la ley es la ley, por lo cual, debe ,
'·· ~: ·.,.
11
'

o por obedecerse, se levanta la conciencia ética contra la injusticia, inmo- .l ·. 1

·echo ralidad e ilegalidad del derecho oficial. La justificación moral de la


1tarse desobediencia civil significa que no se puede pennanecer al margen
dien- de la injusticia jurídica observando impasibles los daños que causa,
vierte que es un deber ético combatir la inmoralidad del derecho oficial.
)para Las normas jurídicas nunca pueden ser inmorales, cuando lleguen a
l ética tal grado de bajeza se itnpone la desobediencia civil.
is más. Se cuestiona la justificación política"de la desobediencia civil
egado en un Estado social y de1nocrático del derecho, porque la comunidad
al 27 . ciudadana participa en la creación legislativa, mediante el voto, y
puede acceder a todas las entidades del Estado; así misn10, dispone de
los aparatos judici.ales para modificar, cambiar o anular las normas
jurídicas. Sin embargo, el Estado social y detnocrático de derecho no
tcivil, se agota en un sistema Jurídico, porque su legitimidad política rebasa
lación la pura legalidad positiva y, por ello, cotno dice HABERMAS : "No pue-
n con- de exigir de sus ciudadanos una.obedienciá jurídica incondicional,
que la sino cualificada" 29 . Dentro de la legitimidad detnocrática se produce

2
político R MARTIN Los viajeros de La libertad, trad. de P. Medina y M.
LuTH ER KtNG,

.a Fe de A. Baquero, Barcelona, Ed. Fontanella, 1963, pág . .50 .


29
JüRGEN HABERMAS, op. cit., pág. 54.
78 ESTUDIOS DE FILOSOFÍA JURÍDICA

a veces una ilegalidad jurídica que no siempre se re1nedia por la vía rn


judicial de por sí lenta, ante lo cual, la desobediencia civil contribuye m
eficazmente a solucionar el problema. tn
de
sal
12. ÜBJECIÓN DE CONCIENCIA
de
Para algunos autores, entre la objeción de conciencia y la deso- ror
bediencia civil hay casi identidad, tanto que se toma la primera como mu
el género y la segunda como la especie dentro de ella. No compar- al s
ti1nos esta tesis, porque si bien las dos formas de disidencia tienen mu.
grandes semejanzas como la de no ser violentas, la de desconocer las .
solatnente cierta nonnati vid ad jurídica, sin impugnar todo el sistema
legal ni 1nenos la Carta Política; sus diferencias son muy notorias . tom
puesto que la objeción de conciencia es un acto individual que re.- mm
chaza un fragmento de derecho oficial, por razones eminentemente por
subjetivas, rechazo que está permitido por las normas jurídicas, ante dad
lo cual, no puede sancionarse por la autoridad estatal. En cambio, objt
como acabamos de ver, la desobediencia civil es un movitniento so- to, ~

cial que lucha contra cierta normatividad jurídica ilegal, injusta o seer
inmoral para buscar su cambio, modificación o anulación; .1novi- ciór.
·1niento cuyos miembros admiten el castigo por la insumisión. nos
? Como la desobediencia civil, la objeción de conciencia tiene tes ti
antecedentes en la antigüedad clásica, pero al igual que ella su con- ano
solidación solo es posible en Ja modernidad burguesa, cuando flore- re lit
ce la libertad religiosa, de cultos, de expresión, de pensatniento. Esta
forma de insumisión enfrenta al individuo con el Estado, a la con- paul
¡ ciencia con el poder político, obligando al derecho oficial a doble- por
garse ante el imperio de la subjetividad humana. Gracias, pues, a los orde
derechos humanos mencionados, que pertenecen a la prirnGra gene- eJen.
ración, se crean las bases históricas 'para la génesis y desarrollo de la el le
objeción de conciencia. las b
Al con1ienzo, fa objeción de conciencia aparece por motivos de 1
orden religioso co1no rechazo a la guerra, a las armas, al reclutamien-
. to tnilitar. Se trata de un acto individual, privado, pacífico, completa- 1 1993
;, j
¡

l
OBEDIENCIA AL DEREC H O Ot-I C IAL, DESOB EDIENC IA CIVIL 79

vía mente antibélico y antimilitarista, cuyo origen para GIANINI se re-


uye monta a la colonia británica de Pennsylvania en 1757, dato que con-
tradice DE LIGT que sitúa la génesis del término en Estados Unidos,
donde según GORDILLO, "muchos de los grupos religiosos que profe-
saban un pacifismo absoluto emigraron al Nuevo Mundo para huir
de las persecuciones políticas o religiosas de que eran objeto en Eu-
ropa"30'. No está de más recordar que la Reforma Protestante tuvo
.eso-
mucho que ver con el origen y desarrollo de la objeción de conciencia
omo
al servicio militar; que en la actualidad es un formidable movimiento
1par-
mundial que ha logrado grandes éxitos en su lucha contra la guerra,
enen
1ocer las armas y el reclutamiento armado.
tema De la inspiración antimilitarista, la objeción de conciencia ha
>nas, totnado otros rumbos y conquistado más espacios de rechazo a deter-
e re.- minadas órdenes jurídicas que imponen obligaciones censuradas
1ent.e por la subjetividad humana. Sin ningún propósito de exhaustivi-
ante dad, podemos mencionar algunos tipos históricos más conocidos de
1bio, objeción de conciencia: al juramento, al saludo a la bandera, al abor-
o so- to, a los impuestos de guerra, a no revelar datos protegidos por el
sta o secreto profesional o por el sacramento de la confesión, a la realiza-
10Vl- ción en la propia persona del objetor o en la de sus familiares cerca-
nos de determinados tratamientos médicos (transfusiones de sangre:
tiene testigos de Jehová), a la creencia en Dios, a formar parte de un jurado,
con- ano respetar el calendario laboral incompatible con las obligaciones
lore- religiosas, a la enseñanza de credos religiosos en los colegios.
Esta En resumen, la objeción de conciencia cada día se extiende
con- paulatiname.n te como pauta de conducta muy amplia. Sin embargo,
oble- por ahora, esa amplitud no puede chocar con otras exigencias de
a los orden político, social, cultural o religioso, que1obligan a modular el
:rene-
:> ejercicio de la objeción de conciencia como derecho reconocido por
dela el legislador y a impedir que una concepción ilimitada de ella altere
las bases de la convivencia dañando otros derechos y libertades. La
os de
men-
J) - ~.:i 1~ e (-: + ' · . . . , : ü.
30 JosÉ Luis GORDILLO, la objeción de conciencia, Barcelona, Ed1t._Pa1dos, 11/ -l:.¡_
>I eta- 1993, pág. 43. ~~:_"'! ~ r.- ~
9 MEXICO S!}J1
0[

' ~,,.._ .-4 .Xo ~


80

propia Dcc\araciún Universal de Derechos Hurnanos estatuye que Ja pL


persona al disfrutar estos derechos estará solamente sujeta "a las su
li1nitacioncs cstahlccidas por la ley, con el único fin de a~egurar el
rcconocin1ic11to y el rcspclo de los derechos y libertades de los demás, de
y de satisfacer las justas exigencias de la 111oral, del orden público y
del bienestar genera 1 en una sociedad dernocrática" ( art. 29 ). or
er.
J3. ÜEFINICIÓN Y C/\l~ACTERÍSTIC/\S DE LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA \a
qt.
El térrnino "objeción de conciencia" resulta problemático por p<
su segundo cornponente, puesto que el primero significa "oponer re-
paro a una opinión o designio~ proponer una razón contraria a lo que pr
se ha dicho o intentado". El e1nbrollo surge cuando la "objeción va y
vinculada a la conciencia", expresión que en filosofía y psicología
contiene 1nuchos proble1nas que, a partir de MARX y FREUD, han le- se
vantado varias "sospechas" sobre su prcdo1ninio en la vida indivi- ol
dual, porque para MARX "no es la conciencia Ja que determina la vida,
sino a la inversa: la vida la que detennina la conciencia" 31 ; y para eL
FREUD, ella es un residuo del psiquismo inconsciente. or
En el catnpo del derecho, el asunto se despeja un poco, porque de.
la objeción de conciencia se entiende como una forma de desobedien- pt
cia al derecho oficial fundada en la libertad de rehusar cierta norma- sit
tividad jurídica, por 1notivos morales, políticos, sociales, religiosos, de
líl:
filosóficos o ecológicos. Para nosotros, la objeción ele conciencia es
un derecho de la persona hu1nana, individual, íntimo, no violento, oc
tes
basado en la libertad de rehusar que contradice cierta norrnatividad
jurídica. por fidelidad a unos principios culturales que deben probar-
se, derecho que se reconoce en el orden legal porque no busca su 14
cainbio, 1nodi ficación ni anu !ación. La ley de la conciencia se opone
a la ley oficial. En otros térrninos, hay objeción de conciencia cuan-
do una persona hurnana, en ejercicio de un derecho, se niega a cun1- de
cor
rna
~ 1 CARLOS MAP..X, Crítica de la economía política, trad. de Javier Merino,
vi h
México, Ed. Nacional , 1969, pág . 7.
OBEDIENCIA AL DERECHO OFICl/l.L. DESOBEDIENCIA CIVIL 81

uela plir pacíficainente un precepto jurídico, cuya observancia le prohíbe


a las su convencimiento ínti1no.
·ar el De esta definición se desprenden las siguientes características
rnás, de la objeción de conciencia:
ICO y Se trata de un derecho individual, esto es, garantizado por el
ordenamiento jurídico en favor de una persona que funda su desacato
en su propia subjetividad. En la objeción de conciencia, pues, no cabe
Ja actuación colectiva. El incumplimiento del deber jurídico tiene
que ser personal y directo, aunque admite la_representaci.ón mediante
1 por poder. ·
r re- Es un acto privado, que no necesita de publicidad, sin que esté
· que prohibida, porque la nonnajurídica i~pugnada solo afecta al objetor
n va y los principios invocados son de su fuero interno, de su conciencia.
ogía La no vi0lencia del acto objetor significa que debe desarrollar-
n le- se en cotnpleta paz, sin oponer r_esistencia agresiva. La conducta del
jivi- objetor apela solan1ente a la subjetividad.
vida, La fidelidad a unos principius, ideas, valores o creencias es otro
para elemento clave de esta insutnisión. Esos principios pueden ser de
orden moral, religioso, ecológico, filosófico, étnico. No están fun-
)rque dados en un subjetivismo ácrata o caprichoso, sino en valores su-
dien- periores, que cambian teniendo en cuenta la clase social, el status, la
>nna- :'ituación humana, las creencias o cosmovisiones. La obediencia
osos, debida a las normas jurídicas no es ciega, sino social y democrática,
:::ta es inspirada en los derechos humanos. La fi~d a los principios del
lento, objetor, debe probarse por los 1nedios que establezca el legislador:
vid ad testimonio, confesión, documentos, etc.
·obar-
;ca su 14. R EPAROS A LA OBJ ECIÓN DE CONCI ENCIA
)pone
cuan- La objeción de conciencia no se acepta por los todos los autores
curn- de filosofíajurídicao derecho, no faltan los críticos que la consideran
corno acto insolidario, narcisisrno ético, conducta escatológica, dile-
!le rino, ma metafísico, co1nporta1niento antidetnocrático_y antipolítico, pri-
vilegio intolerable o seudoanarquisrno. Para ciertos positivistas, el
82 ESTUDIOS DE FILOSOFÍA JURÍDICA

derecho no puede contener al mismo tiempo la negación del derecho


al estilo de la objeción de conciencia. El derecho es un sistema de deco.
normas coactivo que debe cumplirse, salvo en asuntos que nada tiene go, a~
que ver con la conciencia como la fuerza mayor, el caso fortuito o la de COI
legítima defensa. En conclusión, esta modalidad de disidencia tiene crátic;
que repudiarse en el ordenamiento jurídico. ,
nonas
Desde otro punto de vista, hay autores como RAz que sostiene za del
que en un Estado de1nocrático puede justificarse la objeción de con- I\
ciencia en algunos casos, por respeto a la autonomía personal y por la cipios <
libertad de rehusar, pero mantiene frente a ella sus reservas por creer valore~
que no es la mejor manera de proteger esa autonomía y libertad. Estado
Según RAz, la manera tnás indicada de proteger la autonomía y li- esta ob~·
bertad, consiste en evitar que las normas legales contengan proble- lada y
mas de conciencia de la persona humana. Por ejemplo, en lugar de reparos
imponer la obligatoriedad del servicio militar, se debe dejar volun- "asunte
tario, opcional, como en el caso de quienes eligen esta actividad. petimo ~
Para RAz hay tres razones que fundamentan las reservas al de- oficial,
recho de objeción de conciencia. Primera, "tal derecho es amplia- en valo
mente expuesto al abuso". "Las oportunidades del abuso son innu- L;
merab\es". La palabra del objetor es la única evidencia directa. tambié1
Segunda, "la existencia del derecho estimula la duda propia, el de porn.
desengaño 'J, en general, formas indeseables de instrospección". "El 1mag1rn.
derecho de ob)etar estimula su duda personal, el desempeño y la ins- cia, los
trospccc\ón mórbida". cho, ya
. Tercera, "sa\vo que e\ derecho sea aplicado con base a una sonal y
s1,m.p1c dc~\ar.ac\~n de\ ob)etante (un método que hace el abuso más
f:.1cil). la tnstttuc.tón de. u~ derecho a objetar implica sancionar, en
1S. Jus1
~H."'~<~ grad.~. 1a tntrom1s1ón púb\\ca en \os asuntos privados de los
rnd1 . \'Id
. .uos . Por. cst · · · conc-,·
· .as· razones d R AZ que e 1 derec ho de
~ era
Pe
oh1cc· · rnn¡ d~11
·
conc1cnc1 a (khc ser tnuy \\rrútado ':f \
a · d d tº e que
saete a ten cuanto e
exigir a n JC!or una contraprestación para el"'rc
J~ er t a1 d erec ho 32 .
• •
que se tr
.l.2 ' .J .
JosErH f,A z, La a111ondad drl derecho ensavos sol d /
t ra d. .
d e Ro1an do T amayo , , . ' · )re ereclzo v mora • 33 \
y Salmaran, Mex1co, UNAM 1982 , ·
' , pags. 351 -352. Barcelon
OBEDIENC IA AL D ERE C H O O FI C IAL , DES OBEDIEN C IA C IVIL 83

derecho S1NGER asume una posición distinta al sostener que la objeción


)tema de de conciencia debe concederse siempre que sea posible. Sin etnbar-
ada tiene go, a su juicio resulta improced~nte cuando el ejercicio de la objeción
tuito o la de conciencia frustra una finalidad consagrada en una norma demo-
1cia tiene crática surgida del "'compromiso justo", que no desconoce ni las mi-
norías ni los derechos fundamentales. No se puede colocar la pure-
~sostiene za del altna por encitna del bien de todos 33 .
)n de can- No puede calificarse como "instrospección mórbida" los prin-
al y por la cipios o ideas que fundamentan la objeción de conciencia, se trata de
; por creer valores superiores conquistados en la lucha social de siglos contra el
· libertad. Estado absolutista o el totalitario. Tampoco cabe argumentar que con
Jmía y li- esta objeción sea posible el abuso o el engaño, porque ella está contro-
m proble- lada y regulada por un estatuto legal que bien puede evitar estos
1 lugar de reparos. Menos vale decir que haya "intromisión" del Estado en
jar volun- ·'asuntos privados de los individuos"; la objeción de conciencia, re-
.ividad. petimos, es el predominio de la ley interna, subjetiva, sobre la ley
vas al de- oficial, sin ser la primera una ley caprichosa o arbitraria, sino basada
s amplia- en valores superiores.
son innu- La posición de SINGER contiene mayor peso conceptual, pero
recta. también la rechazamos, porque la objeción de conciencia, en lugar
propia. el de poner en entredicho la nonnatividad democrática surgida de un
·ión". "El imaginario "compromiso justo", lo que hace es fortalecer la democra-
o y la ins- cia, los derechos humanos, el Estado social y democrático de dere-
cho, ya que enaltece el poder del sujeto, dignifica la autonomía per-
lse a una sonal y la libertad de rehusar.
buso más
:ionar, en 15. JUSTIFICACIÓN DE LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA
los de los i
~recho de
Por el aspecto jurídico se justifica la objeción de conciencia en
tiene que cuanto que es el ejercicio del derecho llamado subjetivo y en tanto
cho 32 . que se trata de un exarnen de constitucionalidad. Como derecho sub-

10 v moral. 33
PETER StNGER,Democracia y obediencia, trad. de Marta l. Guastavino,
351 -352. Barcelona, Ariel, págs. 108-109.
ES fUDI OS DE FILOSO FÍ A JURÍDI CA

jetiv~) se constituye en protección de Ja autonon1ía personal y la li- polítil


hl'rtad de rehusar. de la e
Como examen de constitut iona1idad significa que Ja objeción objeci
de conciencia pone a prueba en casos concretos Ja democracia y efec- últim<
t i vidau de los derechos hun1anos. En la 1nayoría de las Cartas Polí-
ticas figura la objeción de conciencia (verbigracia, Constitución 16. Es
colornbiana, art. 18).
En el campo n1oraJ, Ja justificación de Ja objeción de concien- (
cia se centra en la polérnica entre rnora1 y derecho, donde la pritnera sum1s
vence sobre el segundo. En otros térn1inos, la apelación a ciertos va- la non
lores éticos preen1inentes posibilita que la conciencia personal ins- persor
pirada en valore·s o ideas superiores anule la coactividad jurídica, e indi'
triunfe sobre el poder estatal y su sisten1a de normas. El derecho ofi- I'
cial tiene que ceder ante los valores superiores de orden filosófico, poder .
1noral, religioso, para proteger la ética personal frente al Estado. ·El . .
c1enc1;
sustento ético de la objeción de conciencia es clave en esta fonna de E
insmnisión al derech9 oficial, el irnperati vo·categórico de la moral es
tori a o
definitivo. Co1no dice GAZcóN: "La objeción de conciencia es fruto
al com
de un conflicto entre la nonna jurídica y alguna nonna 1noral, cuya
sas adr
justificación reside precisan1ente en la superioridad de esta últin1a"34 •
miemb
La justificación política de Ja objeción de conciencia se hace sistenc.
compleja debido a que la n1ayoría de autores consideran que ella es person ~
una especie de desacato apolítico al derecho oficial, por referirse a una aborto,
actitudesenciahnente privada, individual, que no buscacatnbiar, mo- la obje(
dificar o anular la norn1atividad jurídica, sino el reconoci1niento de procede
valores o ideas de la subjetividad hurnana. Para nosotros sí existe una pensas <
justificación política de la objeción de conciencia, porque en ella, no de los E
obstante su naturaleza individual , se plantea, corno he1nos dicho re-
Lo
petidmnente, una relación política entre el individuo y el Estado, la
de di che
conciencia y el poder. La conciencia individua) 110 es una pura
subjeti v·
abstracción sino una síntesis concentrada de ideas, principios, valo-
petición
res, de la vida social, entre las cuales juega un papel importante las
1
batir cad
~4 MARINA GAZCÓN ABELLÁN,Obediencia al derecho y objeción de concien-
una de el
cia, Madrid, Cenlro de Estudios Constitucionales, 1990, pág. 204. delos der
OBEDIENCIA AL DERECHO OFICIAL. DESOBEDIENCIA CIVIL 85

y la li- políticas con10 relaciones de poder en todos los órdenes integrativos


de la existencia humana. Adetnás de proteger la moral individual, la
bjeción objeción de conciencia es un acto con gran repercusión colectiva y en
t y efec-
última instancia, política.
as Polí-
titución 16. ESTATUTO JURÍDICO DE LA OBJECIÓN DE CONCIENCIA

onc1en- Como vin1os, la objeción de conciencia es la única forma de in-


Jrtmera sumisión al derecho oficial reconocida legalmente y autorizada por
rtos va- la normatividad jurídica, reconocimiento que se basa en la autonomía
·1al ins- personal y la libertad de rehusar conquistadas en las l~chas sociales
urídica, e individuales y el pensamiento burgués. ·
:ho ofi- No se trata, pues, de una concesión gratuita de la voluntad de
)SÓfico, poder expresada en el derecho oficial, sino del gran valor de la con-
ado. E1 ciencia individual signada por los tiempos modernos. ·
Jnna de
Ese reconocitniento jurídico tiene una larga tradición en la his-
nora1 es
toria occidental, especialmente el rechazo al servicio militar, que
es fruto
al comienzo se funda en la conciencia religiosa, mediante dispen-
al, cuya
sas adtninistrativas en favor de las sectas protestantes, para que sus
titna" 34 •
miembros no fuesen alistados en los ejércitos. Esta modalidad de re-
se hace sistencia civil a ser reclutado para el ejército, se amplió a otros casos
e ella es personales, como la objeción al juramento, a la creencia en Dios, al
rse a una aborto, al tratamiento sanitario, al voto obligatorio, etc. De ahí que
)tar, mo-
la objeción de conciencia sien1pre haya tenido un estatuto jurídico
liento de
procedente del derecho oficial que se inicia, cotno ya se dijo, con dis-
xiste una
pensas administrativas hasta llegar a consagrarse en la Carta Política
n ella, no de los Estados.
dicho re-
~stado, la Lo que se disputa entre los especialistas es b naturaleza jurídica
una pura de dicho estatuto en varios sentidos, a saber: si se trata de un derecho
íos, valo- subjetivo, un "derecho reflejo", una acción procesal, un derecho de
rtante las petición o un derecho hun1ano. En esta oportunidad, no vamos a de-
1
batir cada una de las anteriores posiciones, sino a tomar partido por
~le concien- una de ellas, por laque considera que la objeción de conciencia es uno
de los derechos humanos de pri tnera generación, que tiene que ver con
1
¡
r · .11111111· , 111r1111 : ,cir I A. JtJ111fi1<:t~
1\(1

la 1 w 1 ~.;c1 11 a (·11 (·ji-1ric ·i11 d1·. la lilw11ad de rd1usar y la f:lutonomía, la


clip,nidad y la lt1kr:t11cla . l ,a ol>jeci611 de conciencia co1110 derecho
'""":"'º t·s '"' lí111ill· al poder del Estado, 1111 triunfo frente a lama-
'ª· ""ª
Y"' «xaltaciú11 dt· la co11cic11cia individual.
1
l
l ·'. 11 1n· 11nst1l 1os, la < art a Poi f1ica de 199 J 1a consagra dentro de
lu 11onna1iva dl'dirada a la "lilwrlad de conciencia", como "derecho V
f'u11d:ll1w111al", al dt·l·ir : "Nadi(~ scr:'i 1nolcslado por razón de sus con- p.
Vil'l'Ít111t·s n tTt•t•11cias ni co111pdido a rcvdarlas ni obligado a actuar dt
cn11t 1a s11 ront· ic ne i a" ( arl. 18) . Se Ira la de 11 n "derecho f undamentaJ" fo
dl· aplicariú11 y proh.·cci(>11 in111cdialo, segtín la rnisn1a Carta Política, za
CJ'
m1ír11 los 8.S y 8<>, por lo cual IH> rcqu ierc desarrollo legal para ser
so
oh;cto th- gara111 ía y n·spclo y dehc ser protegido por las autoridades
Cl\
''en todo 1uo1ut·11to y lugar", cuantlo quiera que resulte amenazado 0
Ce
vn ltH·rado por cu a lqu icra persona ptíbl ica o privada. En Colombia,
hasta l'l 1110111e11lo de escribir este hrevísin10 co1nentario, no se ha de-
en
san ollado la non na const it uciona 1citada, a pesar de varios proyectos cié
dc ky pn·se11tados ante el Congreso N'acional, entre los cuales se a J¡
destaca el del sc11ador MANUEL CEPEDA VARGAS, vihnente asesinado gn
en la capital de la n.~ ptíhlica por defender sus luchas e ideas. sos
dos
o 1T
17. D1 ·:SOHEDIENCIA CIVIL PARA COLOMBIA

este
En otro escrito dcsarrollan1os unas breves reflexiones prope- res t.
deút icas sohre la desobediencia civil, precisando su concepto, rela- cac1
ciones cott' los derechos hun1anos, definición, características y dife- rnac
rencias con otras funnas de insun1isión al derecho, su justificación civi.
jurídica, moral y política\~ . habl
Por e llu, en cst a ocasión no t rataren1os tales asuntos teóricos, 1rnp1
sino de tnancra tangencial, porque ahora nuestro interés se dirige que
hacia una serie de 111nvin1it~ntos sociales que luchan en Colo1nbia, brev
su p¡
" l IJ :RNÁN A. ÜRTIZ RIVAS, OhNlil'11cia al dt·n~c/10, desobediencia civil Y
ol~it·cic511 '"° <'011ci,·11cia, 2" cd., Santa l·c de Bogotá, Edil. Tcmis, 1998 . tuno
. ·'
O BEDIENCIA AL DERECHO OFICIAL, DESOBEDIENCIA CIVIL 87

la desde hace poco tiempo, por reinvindicaciones de distinto orden, a


1()
veces legal, económico, jurídico, político, educativo, regional, movi-
1a- mientos que se autocalifican como "desobediencia civil", por sus
protagonistas.
Queremos proponer para la discusión algunas preguntas relati-
de
vas a esta forma de resistencia civil en Colombia y dar unas respuestas
:ho
provisionales al problema. ¿Hay en Colombia condiciones para la
on- desobediencia civil? ¿Debe la desobediencia civil constituirse en una
.uar
forma de lucha en Colombia? ¿Puede la desobediencia civil reempla-
tal''
. zar otros medios de lucha en Colombia? ¿Servirá la desobediencia
tea, civil para remediar los problemas colombianos? ¿Qué movimientos
ser sociales en Colombia tienen las características de la desobediencia
tdes civil? Finalmente, ¿cuál es el porvenir de la desobediencia civil en
jo o Colombia?
bia, Antes de responder estos interrogantes, conviene destacar que
. de- en el país, últimamente, casi a diario, todos los medios de comunica-
:tos ción, sin ocuparse ni preocuparse por hacer claridad mínima en torno
s se a la desobediencia civil, la anuncian como bandera que enarbolan
1ado grupos sociales muy dispares en sus luchas, que van desde los reclu-
sos, los deudores morosos, hasta los propietarios de colegios priva-
dos, amas de casa, habitantes de municipios olvidados, campesinos
o indígenas.
Ahora bien, dar a la desobediencia civil la calidad noticiosa,
esto es, de una "cosa nueva", como reza la etimología de la palabra,
ope- resulta significativo en nuestra patria, donde los medios de comuni-
rela- cación nos tienen acostumbrados a frivolidades, truculencias y defor-
:life- maciones de la realidad. En este sentido, colocar la desobediencia
.,
.c1on civil como noticia de primera plana o a la orden del día, es "poner a
hablar a la gente, aun cuando no la haga aetuar". De ahí que lo
icos, importante en· esta oportunidad, sea trascender el espacio noticioso,
irige que por su propia naturaleza resulta fugaz y superficial, para buscar
1bia, brevemente el concepto de la desobediencia civil y así fundamentar
su praxis social en Colon1bia.
:ivil )' A fin de despejar los interrogantes propuestos, creemos opor-
tuno decir algo muy ligero sobre el origen, concepto y justificación
1
\. 88 ESTUDIOS DE FILOSOFÍA JURÍDI CA
.1
11
1
1 de la desobediencia civil, teniendo en cuenta nuestro trabajo men- da1
~! ·~ -f~it· cionado. Ja 1
¡:f. ·.Si::~" Los antecedentes pri1narios de la desobediencia civil se hallan de
en la antigücdi•d clásica, bella1nente registrados en obras literarias al gur
estilo de Antígona de SóFOCLES, Lisístrata de ARISTÓFANES o la insu- sis·
111isión de los judíos a las leyes del fardón del Éxodo. Sin ernbar- la e
>. 1
·~ go, el origen del térn1ino tiene lugar en la rnodernidad burguesa, a


mediados del siglo XIX, con el célebre op'ú sculo de THOREAU, titulado die
precisatnente: "Sobre el deber de la desobediencia civil, que hoy los de~
especialistas lo valoran cotno un alegato 1nás cercano a otra disiden- pal
". ;
·1 cia al derecho: la objeción de conciencia". Un nuevo hito problemá- via

'
(
' tico de teorización de la desobediencia civil está en los escritos de
GHANDI con su 1novi1niento anticolonial no violento, semirreligioso,
ne:
lo e
pero tanto por Jos fines co1no por los medios del 1nis1no se aleja de la qut
i
¡, actual cotnprensión del asunto. A partir de entonces, gracias ·a la soc
lucha contra la discriminación racial de MARTIN LuTHER KING, el mo-
vimiento pro-derechos civiles y la protesta contra la guerra de Viet-
al d
nam, se han producido muchas contribuciones doctrinales a la de-
pen
sobediencia civil, hasta llegar a forjar en este tnomento su cuerpo
CIVI
teórico a fines de las décadas del sesenta y setenta de nuestro siglo
cor.
agónico, como reflejo inequívoco de estos fenómenos y de otros
" an,
acontecimientos políticos recientes, cuerpo teórico no homogéneo
re\)tesentado, entre otros, por autores como BEDAU, RAWLS, ARENDí, la n
DwoRK\N, HABERMAS, BoBBto, BA Y, S tNGER, MALEN SEÑA, PEcEs-BAR- tan t.
H/\,Es1tvr,z /-\RAú10, GARZÓN V ALOEZ, que pasamos a sintetizar en- de re
seguida.
La <lesohed\enc\a c\v\\ es una forn1a de insun1isión al derecho rec1t
p~sit\vo, p~otagon\zada por un grupo de personas que de rnanera pú- terre
blica. no v1n\cnta, luchan por frustrar una detenninada nonnatividad das e
no C(ln.;.tituciona\.(\cg\s\ac\ó.n, progranrns, decisiones de gobierno), la at
acq"'t:m~I< ) <.' l .cast. 1g~ 1:or ta\ msunüs\ón, \ucha que se justifica desde orde
el pu1110 de v~sta _1und1co, n.1oral y po\\tico, porque pretende proteger do,p
los derechos humanos. mc.1orar la democracia y fortalecer el Estado sos te
'\ social de derecho. Se trata, pues, de una paradoja entre la desobedien- que l
~ cia a una norma~ pero de lealr-ad al siste1na cuya legalidad y legitimi- cual
'
OBEDIENCIA AL DERECHO OFICIAL, DESOBEDIENCIA CIVIL 89

en- dad no se discute, por el contrario se reconoce y defiende al cornbatir


la injusticia del ordenamiento jurídico inferior. La intcncionalidad
llan de la desobediencia civil es política, jurídica y moral, porque persi-
IS al gue el ca1nbio o la derogación de una norma injusta en beneficio del
lSU- sistema superior y de los principios que lo fundamentan inspirados en
Jar- Ja democracia y los derechos humanos.
a, a Conviene recordar rápidamente que en Colombia, la desobe-
ado diencia al derecho positivo tiene una larga y vieja tradición, que viene
· los desde la colonia española, originada en la "anormalidad histórica"
len- padecida por nuestra madre patria que estuvo mucho tiempo extra-
,.
1na- viada en una Edad Media tardía, la cual fue trasladada a tierras ame-
s dv ricanas. Tal "anormalidad", en el.cmnpo del derecho oficial, produjo
oso, lo que en otro lugar denominamos, "nuestro nominalismo jurídico",
1ela que significa el desajuste entre la normatividad jurídica y el hecho
'a la social, la letra legal y la vida real, el ser y el deber ser.
mo- Por este fenómeno cultural, la insumisión personal o colectiva
v' iet-
al derecho oficial ha estado siempre.presente en toda nuestra historia;
1 de-
pero dicho fenón1eno, poco y nada, tiene que ver con la desobediencia
1erpo
civil como forma de lucha social contra cierto ordenamiento jurídi-
siglo
co no constitucional. Aquel desacato al derecho, se relaciona con la
otros
,. "anormalidad histórica" heredada de España, con la postergación de
~eneo
la modernidad burguesa en nuestro país, con la falta de efectividad
.EN Dí,
tanto del "Estado social del derecho" como de la den1ocracia y los
-BAR-
ar en- derechos humanos.
En cambio, la desobediencia civil en Colotnbiaes un fenómeno
~recho
reciente, contemporáneo, que está dando sus pri tneros pasos en un
~ra pú-
terreno favorable, con unas condiciones objetivas prósperas, tnotiva- ·
jvidad das en gran parte, precisan1ente, por ese "notnilnal is1no jurídico" y por
ierno), la abundancia de ·norn1as injustas, i nrnorales e ilegales en nuestro
desde ordena1niento legal que chocan con la Carta Política de 1991. Debi-
roteger do, pues, aestos factores a duras penas enunciados, no vacilamos en
Estado sostener que Colo1nbia está pre parada para que crezca y se multipli-
bedien- que la desobediencia civil a lo largo y ancho de su territorio; por lo
~gitimi- cual, los 1novi1nientos sociales, los partidos políticos, las organiza-
.. ..
90 ESTUDIOS D E FILO SOFIA JURÍDICA

ciones no gubernativas, las universidades, en fin, todos Jos grupos res


hun1anos deben agitar la desobediencia civil. (101

Resulta equivocado decir que Ja desobediencia civil es extraña hlll


a la tradición cultural de Colon1bia o que esta .·forn1a de insumisión no la n
püede adaptarse a la vida .iurídica, 111oral o política de nuestro país, die;
porque su génesis y desarrollo tuvieron otros intereses como la lucha obj1
por los derechos civiles y las libertades públicas en EE. UU., el ra- des.
cisn10 nortearnericano, la guerra de Vietnarn o Ja lucha anticolonial virt
en la India liderada por ÜHANDI. Es cierto que estos hechos sirvieron gne
. ,,
c1a
de fundamento a la desobediencia civil, pero ellos no agotan las po-
sibilidades de esta fonna de resistencia a cierta normatividad, porque
su razón de ser radica en la lucha contra la injusticia, intnoralidad o
ilegalidad de esta normatividad. Por esto, la desobediencia civil en
Colo1nbia puede llegar a tener mucha importancia en la lucha pq-
pular, democrática, contra Ja injusticia señalada, tantas veces.
No se trata de considerar que la desobediencia civil sea Ja solu-
ción de los graves e inveterados problemas de todo orden que ago-
bian la vida personal, colectiva o estatal en Colombia; tampoco que
sirva para sustituir otras fonnas de 1ucha social, como la insurrección
annada, el paro cívico, la huelga, el delito político, la revolución, ni
menos que se la vaya a confundir con la simple insumisión al dere-
cho, sin 111otivación rnoral, jurídica o política. No. La desobedien-
cia civil en Colo1nbia debe orientarse por los principios y procedi-
tnientos que caracterizan esta fonna de lucha social, pero con sus
propias peculiaridades, pues sería absurdo al calco mecánico que no
se ha dado siquiera donde tuvo su origen y desarrollo práctico y
,;~ teórico.
'
',¡.
Nuestra desobediencia civil debe con1binarse con otras formas
de lucha social, sin descartar ninguna de ellas, incluida la vida arma-
da, porque sus fines de frustrar las nonnas injustas, inmorales o ile-
gales, no abarcan todos los probletnas sociales, económicos, po-
líticos, culturales, ecológicos, étnicos, de nuestra sociedad civil, el
Estado y el individuo. Por ahora son los reclusos, los maestros, los
deudores morosos, los estudiantes, Jos transportadores, los servido- Prietl
~
t.
r

OBEDIENCIA AL DERECHO OFICIAL , DESOBEDIENCIA CIVIL 91

s res públicos, los campesinos, los indígenas, quienes luchan contra la


normatividad injusta, inmoral o ilegal, para defender sus derechos
a humanos y afianzar la democracia y la Carta Política. Mañana, ojalá,
D
ta mayoría de miembros de la sociedad civil se conviertan en desobe-
dientes civiles; Colombia necesita muchos desobedientes civiles,
objetores de conciencia, delincuentes políticos, revolucionarios. La
a
1-
desobediencia no siempre es un vicio, a veces se constituye en una
virtud. Cotno nos recuerda FROMM: "Según los mitos de hebreos y
tl
griegos, la historia humana se inauguró con un acto de desobedien-
n
1-
cia", representada por Adán, Eva y Prometeo36 •
e
J
í}

~ ..

1
¡
..
.
·
.,
t.

s
J
y

:l
s 36
ER1c FROMM, Sobre la desobediencia y otros ensayos, trad. de Eduardo
1-
Prieto, Buenos Aires, Edit. Paidós, 1990, pág. 4. .

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