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Los Dossiers de
NUTRICIÓN Y BIENESTAR
LOS NUEVOS TRATAMIENTOS NATURALES VALIDADOS POR LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA
Dr. Jean-Paul Curtay Nº 47 NOVIEMBRE 2017 S A L U D NUTRICIÓN BIENESTAR
ARTROSIS
las primeras consultas de nutriterapia
(curar mediante la alimentación) en Eu-
ropa y ha formado a más de 6.000 mé-
dicos en universidades de todo el mundo
(Bruselas, Lisboa, París, Viena…).
El Dr. Curtay es presidente del Green-
¡Deje de sufrir inútilmente!
health, un movimiento internacional
que persigue promover la salud (especial-
mente a través de la alimentación y el me-
dioambiente), miembro de la Academia Por Jean-Paul Curtay
de Ciencias de Nueva York y forma parte
del equipo editorial de la revista Journal Como usted mismo podrá ver, las cifras dan vértigo. En
of Nutritional and Environmental Medi-
cine, de la British Society for Ecological la actualidad el 15% de la población sufre artrosis, una
Medicine (BSEM). Trabaja para difundir enfermedad que cuesta en nuestro país cada año cerca
la terapia nutricional, para introducir la
educación sobre nutrición en las escuelas de 5.000 millones de euros, lo que equivale al 0,5% del
y con agricultores y la industria alimenta- producto interior bruto (PIB).
ria para evolucionar hacia productos más
saludables. Pero lo peor está aún por llegar. Con una población cada vez
También es autor y coautor de nume-
rosos libros sobre salud y nutrición (por
más envejecida se prevé que para el año 2030 habrá el doble
ejemplo, La nueva guía de las vitaminas, de afectados por esta enfermedad que en la actualidad. Y
prologada por el premio Nobel de Medi-
cina Jean Dausset, o la Guía familiar de
es que la artrosis es una patología degenerativa, es decir,
los alimentos que curan, entre otros). asociada al envejecimiento. Sin embargo, con un pequeño
Ha estudiado a fondo la alimentación y mantenimiento y haciendo un uso adecuado de ellas,
el modo de vida que han hecho que los
ancianos de Okinawa gocen de la mayor nuestras articulaciones pueden envejecer sin sufrir las
longevidad del mundo y las ha adaptado consecuencias de la edad.
a nuestras costumbres occidentales.
El Dr. Curtay es una auténtica “en-
ciclopedia viviente” sobre salud natural,
pero además una de sus mayores cuali-
dades es la pedagogía, el arte de transmitir En este Dossier encontrará:
su saber de manera clara y práctica.
Lleva 35 años formando a otros profe-
I. LO QUE HACE QUE PERDAMOS ELASTICIDAD . . . . . . . . . . . . . . . . . 2
sionales de la salud, introduciendo la
educación nutricional en las escuelas y
II. LA ARTROSIS: CUANDO FALLA LA MECÁNICA . . . . . . . . . . . . . . . . 4
promoviendo que los agricultores y la
industria agroalimentaria evolucionen III. FACTORES SOBRE LOS QUE PUEDE ACTUAR . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
hacia productos que incorporen los
conceptos de bienestar y salud. IV. IMPIDA QUE LA ARTROSIS SE INSTALE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Vive en el bosque de Fontainebleau y es
padre de dos hijos a quienes ha trasladado V. ¿PODEMOS TRATAR LA ARTROSIS CON NUTRITERAPIA? . . . . . . . . 13
su amor hacia la naturaleza, el deporte, la
VI. ¿QUÉ COMPLEMENTOS ELEGIR PARA TRATAR LA ARTROSIS? . . . . 17
lectura, el arte, los conciertos, los viajes y
la fotografía. De hecho, también es autor
de libros de otras áreas distintas a la salud,
como poesía, educación o música.
Envejecer no es tarea fácil. Cada vez los huesos se vuelven más frágiles, los músculos se debilitan, las
arterias se atascan, oímos y vemos peor… y las articulaciones también se estropean.
Mantenerse siempre jóvenes es algo imposible, pero ¿hay que renunciar a envejecer con buena salud?
Definitivamente no. Hoy más que nunca contamos con los medios para poder hacerlo de forma saludable.
Y es que en las últimas décadas han tenido lugar sorprendentes avances científicos con respecto al
envejecimiento. Ahora se comprende mucho mejor por qué los tejidos y los órganos se alteran con el
paso de los años. En otras palabras: por qué el cuerpo “se oxida”.
El principal responsable de este proceso es la corrosión generada por el estrés oxidativo y la inflamación. Y,
en el caso de la artrosis, esta inflamación está acentuada a menudo por traumatismos o microtraumatismos,
aunque también se debe a que el hierro cataliza la destrucción de los cartílagos.
El segundo responsable es la cada vez menor capacidad que tiene el cuerpo de repararse. Sin embargo,
hay nutrientes que facilitan la reconstrucción de los cartílagos.
Además, recientes avances científicos han permitido desarrollar una “intervención inmunonutricional”
que es capaz de frenar considerablemente la inflamación de las articulaciones.
Como ve, cada vez hay menos motivos para que la artrosis sea una carga que hay que soportar sí o sí… Y
cada vez hay más motivos (y medios) para prevenirla y tratarla.
Pero para prevenir y tratar correctamente la artrosis primero hay que comprender el funcionamiento de
la fascinante maquinaria que son las articulaciones. Auténticas herramientas vivas que están compuestas
por un material especial y que necesita de un “aceite” concreto para funcionar correctamente.
En el caso del ser humano el esqueleto está compuesto principalmente por huesos, pero también por
cartílago. Es el tejido que proporciona flexibilidad, elasticidad, resistencia y movilidad en las conexiones
entre las diferentes partes del cuerpo.
Hay cartílagos extremadamente flexibles y elásticos, como son los que componen las orejas o la laringe,
y otros que son más sólidos y densos. Y todos ellos son la clave de las articulaciones. Si los huesos
estuviesen en contacto directo los unos con los otros, sin esas capas protectoras cartilaginosas, éstos se
pulirían y se harían pedazos muy rápidamente, provocando fuertes dolores e impidiendo el movimiento
del cuerpo.
El colágeno es la proteína más abundante del cuerpo. Representa por sí solo el 25% de todas las proteínas
y hay cerca de 30 tipos diferentes. Los cartílagos de las articulaciones están fabricados con fibras de colá-
geno de tipo II y XI, lo que les permite al mismo tiempo ser sólidos y capaces de absorber y amortiguar
los golpes.
Es decir, que en los cartílagos y los tendones, al igual que sucede con la córnea del ojo, las uñas y
otras faneras, la nutrición se produce por el paso de nutrientes a través de las membranas, en vez de
por vasos sanguíneos (que no existen). Si la córnea del ojo tuviera vasos sanguíneos la visión sería
imposible.
Es gracias a la ósmosis que los condrocitos, las células del cartílago, pueden producir tanto las fibras
de colágeno como el sulfato de condroitina que lo componen y reparan. Dicho de otra manera, los
condrocitos mantienen y renuevan el cartílago.
Como resultado los condrocitos estresados, en lugar de generar y mantener el gel amortiguador del
cartílago, pasan a agredirlo. En otras palabras, un cartílago estresado e inflamado puede acabar autodes-
truyéndose.
Lo mismo ocurre con el líquido sinovial. Los sinoviocitos, células de la membrana sinovial, acaban
confundidos y en consecuencia el líquido es cada vez menos viscoso y deja de cumplir su papel
protector.
• Los glóbulos blancos se infiltran en las articulaciones, segregando radicales libres y estimulando la
inflamación.
• La actividad de determinadas enzimas, en cuya composición figuran átomos de hierro, que atacan
al cartílago.
• Las enzimas afectan al sulfato de condroitina.
• La apoptosis (o suicidio celular) de los condrocitos.
Cuando las células se comportan de este modo disminuye la producción de cartílago nuevo (rico en
colágeno y en sulfato de condroitina), así como de líquido sinovial (rico en ácido hialurónico, que es el
que lo vuelve viscoso).
El hueso puede incluso llegar a descalcificarse y ser objeto de un crecimiento anormal que acabe
deformando los dedos y formando excrecencias, osteofitos o “picos de loro”. Por otro lado, la cápsula
sinovial, el envoltorio que rodea toda la articulación, también puede verse afectada por la inflamación, lo
que se traduce en una articulación hinchada, caliente, enrojecida y dolorosa.
Pero además durante la artrosis la concentración de ácido hialurónico es mucho menor, lo que hace que
el líquido sinovial sea menos viscoso y, en consecuencia, el cartílago se vuelva más sensible a los golpes.
• Restricción de movimiento.
• Rigidez.
• Dolor al moverse, que por regla general se reduce durante el reposo.
• A veces dolor en reposo, que puede acabar alterando el descanso.
• Deformación de los huesos y los cartílagos.
• Contractura sostenida e involuntaria de los músculos asociados a la articulación afectada (que están
menos movilizados).
Por ello es necesario conocer los factores que pueden intensificar los procesos inflamatorios y
destructores del cartílago, para de este modo frenar el deterioro y llegar a una edad más avanzada sin
sufrir ningún tipo de incapacidad.
Algunos de esos factores son genéticos, vinculados a una mala colocación de las articulaciones desde el
nacimiento. La más conocida es la luxación congénita de cadera, ante la cual, al ser ahora más fácil de
detectar, puede aplicarse una corrección postural precoz para corregir el problema.
Además de la cojera que causa, esta luxación puede provocar problemas de articulares en la cabeza femo-
ral en su acoplamiento con el cotilo pélvico, donde tiene que acoplarse para facilitar el movimiento del
fémur.
Se observa lo mismo, aunque de manera menos grave, en el esqueleto de las personas cuya cabeza del
fémur no está bien centrada, pero sin que ello llegue a provocar una luxación. Y ocurre lo mismo en
la rodilla cuando el ángulo de los miembros inferiores es erróneo: el “genu varum”, que afecta más
frecuentemente a los hombres (piernas arqueadas y combadas) y el “genu valgum”, más frecuente entre
las mujeres (desviación de las rodillas hacia abajo, lo que hace que éstas se acerquen y los tobillos se
separen, como dibujando una especie de ‘x’).
Aparte de estas articulaciones mal colocadas, los estudios señalan que existe una mayor frecuencia de
artrosis dentro de algunas familias genéticas, por lo que estaríamos hablando de cierta predisposición
genética pese a que todavía no se ha identificado ninguna mutación genética.
No obstante, y aunque exista el factor genético, también existen recursos osteopáticos, de reeducación
o incluso quirúrgicos para mejorar la disposición de las articulaciones de riesgo. Y, en el caso de que la
artrosis sea una enfermedad muy presente en su familia, puede optar por medidas de prevención precoces,
que deberá seguir atendiendo a una intensidad adecuada para cada caso. En definitiva: existen numerosos
factores modificables sobre los que se puede actuar.
El riesgo de gonartrosis (artrosis de la rodilla) es 4 veces mayor en las mujeres obesas y 5 veces mayor en
los hombres obesos con respecto a las personas del mismo sexo pero que tienen un peso normal.
En el estudio ADAPT (“Artrosis, Alimentación y Promoción de la Actividad”, por sus siglas en inglés)
más de 300 personas de al menos 60 años de edad, todas con un peso excesivo (índice de masa corporal
-IMC- superior o igual a 28 kg/m2) y una gonartrosis dolorosa diagnosticada, fueron divididos en 4
grupos atendiendo a las medidas que se llevaron a cabo para superar su problema:
Al finalizar el experimento, de 18 meses de duración, los integrantes del cuarto grupo (régimen + ejercicio)
habían perdido de media un 5,7% de su peso corporal.
El estudio demostró que esta pérdida de peso moderada correspondía a una mejora de las funciones físi-
cas del 24% (evaluada por los propios individuos, pero también demostrada por escalas específicas que
medían el tiempo que tardaban en subir las escaleras o la distancia que recorrían en 6 minutos) y a una
disminución del dolor de más del 30%. Estas mejorías empezaron a manifestarse al cabo de 6 meses y se
mantuvieron hasta el final del estudio, es decir, durante los 12 meses siguientes.
• Reduciendo las grasas saturadas (mantequilla, queso, charcutería, productos con aceite
de palma…) y trans (margarinas, productos industriales…) en beneficio de las grasas
monoinsaturadas (aceite de oliva, aguacate, almendras…) y omega 3 (aceite de colza, vegetales,
pescado azul pequeño…).
• Evitando los disruptores endocrinos (los envoltorios plásticos, los alimentos y cosméticos no
ecológicos…).
• Reduciendo el consumo de azúcares rápidos en beneficio de los glúcidos lentos (leguminosas,
cereales integrales y semiintegrales, patatas dulces, calabazas, castañas…).
• Reduciendo el consumo de carne, que es proinflamatoria, en favor de los vegetales, excelentes
antiinflamatorios.
• Realizando una actividad física a diario.
• Con herramientas de gestión del estrés y aceleradores de las pulsiones para no caer en una
“depredación sustitutiva” con la comida.
• Optimizando el sueño.
• Tomando complementos antiinflamatorios y reductores del estrés (magnesio, vitaminas B,
polifenoles, omega 3, probióticos…).
Por otra parte, si existe fractura o traumatismo, deberá seguir el protocolo adecuado a base de comple-
mentos antiinflamatorios como la cúrcuma y otros polifenoles y reconstructores del cartílago (silicio,
sulfato de condroitina...) que ayudarán a evitar la aceleración postraumática del proceso artrósico.
Por ello la prevención es clave, y se basa sobre todo en la ergonomía y la optimización de las posturas en
el trabajo, además de en toda actividad destinada a reducir el estrés, los accidentes y las consecuencias
patológicas.
Los deportistas profesionales son los que más a menudo padecen estos problemas después de años reali-
zando los mismos ejercicios: artrosis de cadera o de rodilla en los corredores; artrosis en los dedos de los
pies, tobillo y cadera en los bailarines; artrosis de codo en los jugadores de tenis (epitrocleitis y epicondi-
litis); artrosis de cadera y de rodillas en los futbolistas, los jugadores de rugby y los que practican deportes
de combate...
Por el contrario, los deportes no traumáticos o que se practican en buenas condiciones sí benefician
la prevención y el tratamiento de la artrosis. Por ejemplo, la natación, el ciclismo, el remo, el esquí
de fondo, caminar o el footing practicado sobre suelo blando, ya que correr sobre el asfalto o con
suelas que no absorban bien el impacto acabará provocando vibraciones indeseables sobre las arti-
culaciones.
También depende de la cantidad y la intensidad con la que se practica deporte. Según estudios, los co-
rredores más afectados por la artrosis son los que corren más de 50 kilómetros a la semana y a más de 15
km/hora.
I nvestigadores suecos de la Universidad de Lund han demostrado que los atletas veteranos presentan
un riesgo de artrosis claramente superior al de los deportistas aficionados que han superado cierta
edad. Para ello realizaron un seguimiento a 709 deportistas profesionales veteranos de entre 50 y 93
años, y compararon sus articulaciones con las de un grupo testigo compuesto por 1.368 hombres de
la misma edad que habían practicado poco ejercicio físico a lo largo de su vida.
Observaron así que los deportistas de alto nivel tienen un 85% más de probabilidades de sufrir
artrosis de rodilla o de cadera, ya que abusan constantemente de sus articulaciones. Los atletas más
expuestos al riesgo de artrosis son los futbolistas, los jugadores de balonmano y los de hockey.
Plomo en la articulación
Ya que la artrosis es una enfermedad degenerativa y asociada al envejecimiento, ralentizar ese envejecimiento
es la base de todas las medidas de prevención.
Se ha ampliado muchísimo el conocimiento sobre estos métodos, y lo mejor es que al hacerlo no sólo se
reduce el riesgo de padecer artrosis, sino también el padecer todas las patologías asociadas a la edad. En
resumen, todos los órganos y sistemas del cuerpo acaban beneficiándose: huesos, músculos, audición,
visión, corazón y vasos, cerebro, inmunidad, función renal...
Y es que detrás del envejecimiento y de todas las enfermedades degenerativas están los mismos factores:
• Corrosión oxidativa vinculada a la emisión de radicales libres y otras especies reactivas de oxígeno
(residuos de la combustión de las calorías; es decir, que se producen en el metabolismo mitocondrial
generador de energía).
• Inflamación.
• Glicación (unión espontánea de glucosa a las proteínas) y moléculas de Maillard (procedentes de
cocciones elevadas y que el organismo puede fabricar por sí mismo).
• Alteración del ADN de los genes, lo que provoca mutaciones que con la edad se reparan cada vez
peor.
• Acumulación de proteínas dañadas en las células.
• Deformación oxidativa de los lípidos, que generan derivados inflamatorios como las prostaglandinas.
• Congestión de los tejidos por parte de las células que no sufrieron apoptosis (muerte celular
programada).
• Respirando profundamente varias veces al día y gracias a actividades como el yoga, el Qi Gong, el
canto… (cuanto más oxígeno, mejor se queman las calorías).
• Mejorando la replicación mitocondrial y sus funciones metabólicas para producir energía y mi-
nimizando al mismo tiempo la producción de especies reactivas de oxígeno.
• Mejorando el funcionamiento de las mitocondrias gracias a una alimentación adecuada y a los
complementos nutricionales que incluyan magnesio, vitaminas B, ácidos grasos omega 3, coenzima
Q10 ó N-acetilcarnitina y ácido alfalipoico.
• Evitando saturar las mitocondrias mediante un exceso de calorías propio de las comidas copiosas.
En su lugar distribuya los aportes calóricos entre las tres comidas, incluyendo además tentempiés a
media mañana y por la tarde.
• Aumentando los aportes de antioxidantes y polifenoles, capaces de combatir los daños oxidati-
vos: vegetales, cúrcuma, té verde, chocolate negro, vino tinto en dosis moderadas y complementos
alimenticios en caso necesario.
Una alimentación proinflamatoria puede sustituirse progresivamente por una antiinflamatoria. Estos son
algunos ejemplos que le guiarán en su próxima visita al supermercado:
Alimentación proinflamatoria
• Carnes y otras proteínas animales. • Fritos y otros alimentos cocinados a
• Productos lácteos. temperaturas muy altas.
Alimentación antiinflamatoria
• Leguminosas. • Oleaginosas.
• Hortalizas. • Especias (cúrcuma, jengibre, clavo,
• Crucíferas y aliáceas. hierbas...).
• Exponerse al sol durante unos 15 minutos al día para que los rayos ultravioleta B (UVB) sinteticen
la vitamina D, siendo estos rayos cuya longitud de onda está comprendida entre los 290 y los 315
nanómetros. Por eso en latitudes como las de Bilbao o Santander, por ejemplo, no se fabrica apenas
vitamina D entre mediados de octubre y mediados de abril.
• Tomar complementos de vitamina D a diario, ya que incluso la población de países soleados como
España tiene déficit. Las dosis diarias recomendadas son entre 1400 y 2000 UI al día, y mejor si en
el complemento la vitamina D viene asociada con vitamina K (una buena flora produce también
un poco de vitamina K, siendo los vegetales y las setas las mejores fuentes).
Otros nutrientes antiinflamatorios son la bromelaína de la piña, el magnesio, los ácidos grasos omega
3, los antioxidantes y los polifenoles, cuyos aportes se pueden optimizar mediante la alimentación y los
complementos nutricionales.
• Sustituir los azúcares rápidos por glúcidos lentos: sustituir el plan blanco por pan semiintegral o
multicereales, cocer el arroz y la pasta al dente, endulzar los postres con zumo de uva o con plátano
en vez de con azúcar…
• Consumir todos los días verdura y reservar las proteínas animales para ocasiones especiales: de este
modo la flora que produce propionato, una señal que ralentiza el vaciado del estómago y retrasa el
paso de los azúcares a la sangre.
• Moverse: al hacerlo el músculo consume azúcar y no bloquea las proteínas.
• Mejorar los aportes de magnesio y vitaminas B: son las principales claves para transformar la glu-
cosa en energía.
La segunda estrategia para prevenir la artrosis consiste en nutrir mejor el cartílago. Y para ello es
fundamental mejorar la circulación que lleva los nutrientes al cartílago.
Antes le he explicado que el cartílago no está vascularizado, por lo que se alimenta a través de la membrana
y del líquido sinovial y por medio del hueso subcondral.
La actividad física no violenta, sin impactos repetidos y sin vibraciones excesivas, produce diferen-
cias de presión en toda la articulación que van a favorecer la circulación. De este modo caminar,
hacer footing sobre suelo blando, el ciclismo, la natación, el esquí de fondo, la gimnasia, los bailes de
salón... son excelentes ejercicios para mejorar la circulación y, de este modo, estimular la nutrición
del cartílago.
Por otra parte, todo lo que protege al sistema cardiovascular también repercute de manera positiva sobre
el cartílago. En consecuencia, la sangre debe transportar suficientes nutrientes que resultan esenciales para
el cartílago.
Sin embargo, algo más del 80% de la población no recibe el aporte recomendado de zinc por medio de
la alimentación. Además, su absorción disminuye con la edad, lo que hace que una persona de más de 55
años tenga altas probabilidades de tener unos niveles de zinc muy bajos.
La consecuencia no es sólo que el cartílago se estropea, sino que además no cuenta con el ingrediente
principal para repararse. Y, por otra parte, como el zinc previene los efectos perjudiciales del plomo y de
los demás metales pesados, las articulaciones y los vasos sanguíneos pueden acabar dañados.
El zinc se encuentra sobre todo en los moluscos, el pescado y la carne. No obstante, aunque el zinc vegetal se
absorbe muy mal, hay que limitar el consumo de proteínas animales (excepto las mujeres embarazadas, los
niños o los adolescentes en edad de crecimiento), ya que provocan inflamación y aceleran el envejecimiento.
Por tanto, la solución más recomendable es tomar un complemento diario que aporte no sólo una sal de
zinc bien absorbida, sino además las otras vitaminas, minerales y principios activos que por regla general
no alcanzan las dosis recomendadas mediante la alimentación.
Y es que en la mayoría de los estudios el consumo de carne está asociado a un aumento proporcional de
casi todas las patologías, por lo que me resultaba curioso ver que los habitantes de Okinawa, que cuen-
tan con la mayor concentración de centenarios del mundo, sí consumieran cerdo, probablemente por
influencia de los chinos.
No tardé en encontrar la explicación a esta aparente contradicción. Resulta que estos cerdos viven en se-
milibertad, por lo que sus grasas están mucho menos saturadas, y además son cocinados a fuego lento du-
rante horas para derretir esa grasa... motivo por el que sus partes más preciadas son el morro y las pezuñas.
Porque, ¿qué es lo que predomina en estas partes del cerdo? Seguro que acierta: ¡el cartílago!
Además, inhibe las principales vías inflamatorias, como por ejemplo el factor de necrosis Kappa-B (NF-
kB) y el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-alfa), lo que explica que tenga sorprendentes efectos pre-
ventivos y terapéuticos en otras patologías (cardiovasculares, neurodegenerativas, psoriasis...) y reduzca
de manera significativa la mortalidad debida a cualquier causa.
Además, estimula la síntesis del colágeno y refuerza esa trama ósea. Un buen aporte de silicio se relaciona
con una mayor densidad ósea y también contribuye a mejorar la microcirculación, importante para la
nutrición del cartílago.
Los vegetales contienen importantes cantidades de silicio. Destacan los cereales (siempre que sean semiin-
tegrales o integrales), la mayor parte de las verduras (especialmente zanahorias y tubérculos) y las frutas.
Pero ¡cuidado! La biodisponibilidad es diferente en cada caso.
Por ejemplo, los cereales tienen una excelente biodisponibilidad, y ocurre lo mismo con la cerveza debido
a la utilización de cereales para su elaboración. Pero el plátano, por ejemplo, a pesar de contar con 5,4 mg
de silicio por cada 100 g, posee una absorción muy mala.
En el caso de las aguas minerales, algunas son más ricas en silicio que otras. Su forma ortosilícica (de tres
moléculas de H2O) es la que se ha demostrado que tiene una mejor absorción (50%).
Según diversos estudios los aportes diarios de silicio que se obtienen por medio de la alimentación varían
entre los 12 y los 62 mg al día, pero de ellos el organismo sólo absorbe una media de 10 mg.
Puede incrementar esos niveles consumiendo vegetales en general y cereales semiintegrales, si es posible
sin gluten (arroz, quinoa, trigo sarraceno...) o que contengan poco gluten (escanda).
Para nutrir mejor las articulaciones se recomienda el consumo de frutas y verduras crudas, que son las
únicas que aportan vitamina C, ya que el calor las destruye.
Hoy día no es común padecer déficit de esta vitamina (el cual origina la enfermedad del escorbuto, tan
típica de los marineros de antaño y que aparecía tras una larga privación de frutas y verduras). No obs-
tante, para alcanzar las dosis diarias óptimas (de entre 500 mg y 2 g al día) puede ayudarse también del
consumo de un complemento.
Si usted ya tiene una artrosis manifiesta debe saber que también en su caso son válidos todos los consejos
que ha visto para su prevención (alimentación, actividad física, complementos...). Lo único que debe
hacer es intensificarlos y completarlos.
eficacia superior del sulfato de condroitina a la de los antiinflamatorios, éstos son más numerosos que los
que formaron parte de ese polémico metaanálisis.
• Es eficaz a partir de las 2 semanas de ingesta (es necesario saturar primero las articulaciones con
dosis ponderales -es decir, completas o máximas- de por lo general 2,4 g/día antes de tener un
impacto sobre las articulaciones afectadas).
• Los efectos se mantienen durante una media de 3 meses tras dejar de tomarlo.
• Puede reducir las dosis de mantenimiento a 1,2 g ó 0,8 g.
En un estudio realizado con pacientes afectados por gonartrosis unilateral se demostró que el efecto del
sulfato de condroitina era comparable al de los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs). La principal
diferencia es que los AINEs tienen peligrosos efectos secundarios para el tubo digestivo (hemorragias
mortales), mientras que la ingesta de sulfato de condroitina ha demostrado ser:
• Antiinflamatoria.
• Cardioprotectora.
• Neuroprotectora.
• Reductora de la mortalidad en general, por todo tipo de causas.
Varios estudios sobre los polifenoles del aceite de oliva demostraron que tienen eficacia antiinflamatoria.
Una buena idea es consumir aceite de oliva virgen extra (en botella de cristal), aunque también existen
complementos que contienen polifenoles extraídos de la oliva.
Con respecto a los polifenoles de la granada, se ha demostrado que tienen efectos antiinflamatorios y
protectores del cartílago en caso de poliartritis reumatoide, cuando la destrucción del cartílago es aún
más grave que en caso de artrosis.
También tienen efectos positivos sobre la artrosis las catecinas del té verde, los citroflavonoides, el res-
veratrol y la cúrcuma. Y respecto al acai (una planta antioxidante originaria de la Amazonia) y el jengibre
se llevó a cabo un estudio para demostrar su eficacia.
Éste fue aleatorio doble ciego y contó con 247 pacientes con artrosis. En él se comparó un placebo con
dos tomas al día de jengibre, con la posibilidad de recurrir a un antiinflamatorio si se pidiera. Tras com-
parar los resultados el grupo que recibió el jengibre presentó unos resultados significativamente superiores:
Pero la nueva estrella de los polifenoles para tratar la artrosis es sin ninguna duda la cúrcuma, ya que actúa
a todos los niveles conocidos de la inflamación. En numerosos estudios se han demostrado sus efectos
antiinflamatorios sobre los condrocitos de las articulaciones.
Destaca el estudio que realizó el equipo de la universidad de Lieja (Bélgica) para la Bone and Cartilage Research
Unit del centro hospitalario de Sart-Tilman. Dirigido por el profesor Yves Henrotin, el equipo se dedicó a
investigar el empleo de la cúrcuma para la artrosis después de que los estudios preclínicos hubieran confirmado
su eficacia, a pesar de las dificultades relacionadas con la mala biodisponibilidad de la curcumina.
Por otra parte, en un estudio que contó con 107 pacientes con artrosis que sufrían dolores iguales o supe-
riores a 5 dentro de la escala del dolor, se compararon los efectos de 2 g de cúrcuma con los producidos
por 800 mg de ibuprofeno al día en un período de 6 semanas.
Constataron así que las mejoras producidas cuando los pacientes corrían 100 m o en el grado de dolor que
sentían al subir una cuesta (no así al subir una escalera) eran comparables en los 2 grupos. Dicho de otra
forma, la cúrcuma tiene los mismos efectos beneficiosos del ibuprofeno, pero sin sus efectos secundarios.
Otro estudio doble ciego realizado en 42 pacientes probó los efectos de una mezcla a base de cúrcuma,
Boswellia (planta muy empleada en la medicina ayurvédica) y Withania somnifera (también conocida
como ashwagandha o el ginseng indio) asociadas al zinc durante un mes. El resultado fue una significativa
disminución del dolor y de la restricción de los movimientos.
• Magnesio.
• Ácidos grasos omega 3.
• Antioxidantes.
El magnesio, que inhibe directamente los mediadores del dolor, es el nutriente que más propiedades
analgésicas tiene. Además, reduce las contracturas dolorosas que surgen en los músculos que están unidos
a la articulación, a menudo en interacción con otros músculos más alejados.
El magnesio inhibe todos los mediadores periféricos o centrales conocidos, como la bradiquinina, la
sustancia P, la histamina, las prostaglandinas y los leucotrienos, los agonistas de los receptores NMDA...
De hecho, se emplea en las investigaciones sobre el estudio del dolor que se están llevando a cabo en ratas,
a las que se provoca una carencia de magnesio que luego puede revertirse por medio de los antagonistas
de los receptores NMDA.
Para los casos de dolor ciático, neuropatía periférica o neuropatía diabética el magnesio tiene efecto
analgésico. Numerosos estudios clínicos han confirmado su eficacia en los estadios dolorosos, en particular
la migraña y la fibromialgia.
Los ácidos grasos omega 3 inhiben la formación de mediadores inflamatorios procedentes del ácido
araquidónico. Este efecto puede completarse con un menor consumo de carne, ya que la carne aporta ese
ácido araquidónico.
Además de mejorar los síntomas de los pacientes que padecen artrosis, varios estudios han demostrado
también la sorprendente capacidad que tienen los omega 3 de frenar la acción de las enzimas que dete-
rioran el cartílago.
Y por último están los antioxidantes, que previenen la apoptosis (muerte celular programada) de los
condrocitos. Para confirmar esta eficacia se realizó un estudio con 293 personas sanas, a las que dieron
los aportes más importantes de los antioxidantes asociados con una protección del cartílago y del hueso
subcondral de la rodilla.
Recientemente se ha desarrollado un nuevo enfoque clínico que utiliza estos mecanismos de tolerancia
alimentaria. Destaca el llamado “espectador inocente”, en el que se emplean antígenos de colágeno no
desnaturalizado.
Fue Mitrídates quien descubrió en el 63 a.C. este mecanismo de amplia protección que le permitió
inmunizarse contra potenciales venenos.
• Los antígenos alimentarios de dosis bajas (es decir, inferiores a la mitad de las dosis terapéuticas o
incluso menos) estimulan los linfocitos Th2 ó Th3.
• Estos linfocitos segregan una citocina antiinflamatoria llamada TGFß.
• Por medio del mecanismo de tolerancia del “espectador inocente” se elimina la secreción de anti-
cuerpos lgA a través de los linfocitos Th1, no sólo en lo que se refiere al epítopo (la forma espacial
-es decir, la colocación de los átomos en tres dimensiones dentro de la estructura molecular- que
permite el reconocimiento de un antígeno) de inducción, sino a los epítopos de la misma molécula
y a veces del mismo tejido.
• Los linfocitos Th3 inducidos por el epítopo que se ha tomado por vía oral migran del tubo diges-
tivo a los tejidos, que son el colágeno del cartílago y el tejido sinovial. Allí producen de forma local
TGFß y eliminan las reacciones inflamatorias.
Para ser activo, el colágeno debe tener epítopo (su forma espacial antigénica). Por tanto, no debe estar
“desnaturalizado”, lo que requiere unas formas de preparación estrictas. Varios estudios realizados con
ratas, ratones, caballos y perros mostraron resultados positivos en cuanto a la disminución de los dolores
de las articulaciones y el aumento de la movilidad.
Por otro lado, un estudio contó con 2 grupos de 26 pacientes elegidos de manera aleatoria. Cada grupo
recibió durante 90 días una de estas dosis:
Se compararon los beneficios obtenidos según las diferentes escalas empleadas para medir el nivel de dolor:
el índice funcional de Lequesne (consta de 11 cuestiones relacionadas con el dolor, las molestias y las
repercusiones funcionales), la escala WOMAC y el test VAE (escala visual analógica, por sus siglas en inglés).
Disminución de los dolores al caminar, estando de pie, en descanso, por la noche... según el test VAE:
Estos efectos se confirmaron en personas que no tenían artrosis pero que sí tenían dolores articulares
relacionados con la práctica del deporte.
Si usted padece artrosis y la nutriterapia no le parece suficiente, estas son las medidas complementarias
específicas a las que puede recurrir:
2. Complementos antiinflamatorios
• Colágeno no desnaturalizado: máximo 1 comprimido al día.
• Complejo de polifenoles: entre 2 y 4 dosis al comienzo del tratamiento (3 a 6 meses) y de 1 a 2
dosis durante el mantenimiento.
• Complejo antioxidante: 2 dosis al comienzo del tratamiento y 1 dosis para la fase de mantenimiento.
• Vitamina D: hágase un análisis de vitamina D plasmática para evaluar la dosis correctora necesaria
y lograr un índice óptimo, en torno a 60 ng/ml, y luego siga la suplementación habitual asociando
vitaminas D y K.
• Probióticos: debido a los riesgos de inflamación del tubo digestivo y de desequilibrio de la
flora intestinal (disbiosis), es recomendable seguir un tratamiento de 30 días con probióticos.
No obstante, una vez recuperado el equilibrio de la flora, éste sólo podrá mantenerse con una
alimentación a base principalmente de verduras y pobre en azúcares rápidos y en grasas saturadas.
Si la artrosis es grave o resistente puede añadir cúrcuma en forma de complemento. Fíjese bien en que
contenga curcumina biodisponible y tome de 2 a 4 comprimidos al día.
• Ácidos grasos omega 3: entre 1 y 3 comprimidos al día. Debido a los riesgos de contaminación,
confirme que no tenga tóxicos (mercurio, arsénico, dioxina…).
Si esto no es suficiente para el dolor puede seguir un breve tratamiento de tirosina durante 3-6 días; es
preferible haber tomado el magnesio al menos una semana antes de empezar. En caso de arritmia cardíaca
divida la dosis en 2 y tome obligatoriamente magnesio antes y durante el tratamiento.
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… LA PREVENCIÓN DE LA ARTROSIS:
• Pierre Harichaux. “Ergonomie et prévention des risques professionnels: l’environnement
physique du travail et ses contraintes”.
• Patrick du Souich et al. “Immunomodulatory and anti-inflammatory effects of chondroitin
sulphate”. J Cell Mol Med, 2009, 13 (8a): 1451–1463.
• Peterkofsky B et al. “Ascorbate requirement for hydroxylation and secretion of procollagen:
relationship to inhibition of collagen synthesis in scurvy”. Am J Clin Nutr, 1991, 54 (6
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• Nusgens BV et al. “Topically applied vitamin C enhances the mRNA level of collagens I
and III, their processing enzymes and tissue inhibitor of matrix metalloproteinase 1 in the
human dermis”. J Invest Dermatol, 2001, 116 (6): 853-9.
… EL SILICIO:
• Ravin Jugdaohsingh et al. “Dietary silicon intake and absorption”. Am J Clin Nutr, 2002,
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• Schwarz K. “A bound form of silicon in glycosaminoglycans and polyuronides”. Proc Natl
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• Uebelhart D. “Clinical review of chondroitin sulfate in osteoarthritis”. Osteoarthritis
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• Monfort J et al. “Chondroitin sulphate for symptomatic osteoarthritis: critical appraisal of
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• Rainsford KD et al. “Importance of pharmaceutical composition and evidence from clinical
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• Yuanyuan Wang et al. “Effect of antioxidants on knee cartilage and bone in healthy, middle-
aged subjects: a cross-sectional study”. Arthritis Res Ther, 2007, 9 (4): R66.
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