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Índice
1:Significado jurídico de autoridad En el juicio de amparo…………..4
1.1 AUTORIDAD PARA EFECTOS DEL JUICIO DE AMPARO. LO SON AQUELLOSFUNCIONARIOS DE ORGANISMOS PUBLICOS QUE CON
FUNDAMENTO EN LA LEY EMITEN ACTOS UNILATERALES POR LOS QUE CREAN, MODIFICAN O EXTINGUEN SITUACIONES JURIDICAS QUE
AFECTAN LA ESFERA LEGAL DEL GOBERNADO.
2.2ACTOS DE PARTICULARES. CARACTERÍSTICAS QUE DEBEN REVESTIR PARA CONSIDERARLOS COMO PROVENIENTES DE AUTORIDAD,
PARA EFECTOS DE LA PROCEDENCIA DEL JUICIO DE AMPARO.
2.3PARTICULARES EN EL JUICIO DE AMPARO. CASOS EN QUE PUEDEN SER LLAMADOS COMO AUTORIDADES RESPONSABLES
(INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 5o., FRACCIÓN II, SEGUNDO PÁRRAFO, DE LA LEY DE AMPARO).
2.4ACTOS DE PARTICULARES. PARA CONSIDERARLOS EQUIVALENTES A LOS DE AUTORIDAD CONFORME AL ARTÍCULO 5o., FRACCIÓN II,
SEGUNDO PÁRRAFO, DE LA LEY DE AMPARO, DEBEN REUNIR LAS CARACTERÍSTICAS DE UNILATERALIDAD, IMPERIO Y COERCITIVIDAD,
ADEMÁS DE DERIVAR DE UNA RELACIÓN DE SUPRA A SUBORDINACIÓN.
2.5AUTORIDAD RESPONSABLE EN EL AMPARO. PARA DETERMINAR SI UN PARTICULAR ENCUADRA EN ESA CATEGORÍA, NO SÓLO DEBE
ANALIZARSE SU ACTO U OMISIÓN EN SÍ, SINO ADEMÁS SI AFECTA DERECHOS Y DERIVA DE LAS FACULTADES U OBLIGACIONES
ESTABLECIDAS EN UNA NORMA.
2.6FEDERACIONES DEPORTIVAS MEXICANAS. SON PARTICULARES EQUIPARADOS A UNA AUTORIDAD PARA EFECTOS DEL JUICIO DE
AMPAROCUANDO EJERCEN, POR DELEGACIÓN, FUNCIONES PÚBLICAS DE CARÁCTER ADMINISTRATIVO, ACTUANDO COMO AGENTES
COLABORADORES DEL GOBIERNO FEDERAL Y COMO CONSECUENCIA DE MANEJAR RECURSOS PÚBLICOS.
3.2ISSSTE. LA CREACIÓN DEL FONDO NACIONAL DE PENSIONES DE LOS TRABAJADORES AL SERVICIO DEL
ESTADO, COMO ÓRGANO DESCONCENTRADO DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA FEDERAL, NO VIOLA LA
GARANTÍA DE LEGALIDAD.
3.3AUTORIDAD PARA EFECTOS DEL AMPARO. NO TIENE ESE CARÁCTER EL ENTE DE LA ADMINISTRACIÓN
PÚBLICA O EL ORGANISMO PÚBLICO DESCENTRALIZADO QUE ES OMISO EN EL PAGO DEL SALARIO O QUE
INCUMPLE PRESTACIONES DE ÍNDOLE LABORAL, AL ACTUAR COMO PATRÓN EN UNA RELACIÓN DE
COORDINACIÓN.
3.6AUTORIDAD PARA EFECTOS DEL JUICIO DE AMPARO. LO SON AQUELLOS FUNCIONARIOS DE ORGANISMOS
PUBLICOS QUE CON FUNDAMENTO EN LA LEY EMITEN ACTOS UNILATERALES POR LOS QUE CREAN,
MODIFICAN O EXTINGUEN SITUACIONES JURIDICAS QUE AFECTAN LA ESFERA LEGAL DEL GOBERNADO.
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4.4DIRECTOR DEL CENTRO DE ESTUDIOS TECNOLÓGICOS DEL MAR DE LA SECRETARÍA DE EDUCACIÓN
PÚBLICA. EN SU CALIDAD DE PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DICTAMINADORA EN LOS PROCEDIMIENTOS DE
ASCENSO LABORAL, NO ES AUTORIDAD PARA EFECTOS DEL JUICIO DE AMPARO.
4.6UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO. LA ELECCIÓN DEL CONSEJO TÉCNICO DE CADA UNA DE
SUS FACULTADES CONSTITUYE UN ACTO DE AUTORIDAD PARA EFECTOS DE LA PROCEDENCIA DEL JUICIO DE
AMPARO.
5.4PRUEBAS EN AMPARO INDIRECTO. NO SON APLICABLES SUPLETORIAMENTE LOS ARTÍCULOS 293 Y 294 DEL
CÓDIGO FEDERAL DE PROCEDIMIENTOS CIVILES, QUE PREVÉN EL OTORGAMIENTO DE TÉRMINOS
EXTRAORDINARIOS PARA EL DESAHOGO DE DILIGENCIAS FUERA DEL LUGAR DEL JUICIO.
6.4AMPARO DIRECTO ADHESIVO. LAS PERSONAS MORALES OFICIALES TIENEN LEGITIMACIÓN PARA
PROMOVERLO CUANDO ACTÚAN COMO AUTORIDADES DEMANDADAS EN UN PROCEDIMIENTO CONTENCIOSO
ADMINISTRATIVO.
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Significado jurídico de autoridad En el juicio de
amparo:
AUTORIDAD PARA EFECTOS DEL JUICIO DE AMPARO. LO SON AQUELLOSFUNCIONARIOS DE
ORGANISMOS PUBLICOS QUE CON FUNDAMENTO EN LA LEY EMITEN ACTOS UNILATERALES POR
LOS QUE CREAN, MODIFICAN O EXTINGUEN SITUACIONES JURIDICAS QUE AFECTAN LA ESFERA
LEGAL DEL GOBERNADO.
Este Tribunal Pleno considera que debe interrumpirse el criterio que con el Número 300 aparece publicado en
la página 519 del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1988, Segunda Parte, que es del
tenor siguiente: "AUTORIDADES PARA EFECTOS DEL JUICIO DE AMPARO. El término 'autoridades' para
los efectos del amparo,Comprende a todas aquellas personas que disponen de la fuerza pública en virtud de
Circunstancias, ya legales, ya de hecho, y que, por lo mismo, estén en posibilidad material de Obrar como
individuos que ejerzan actos públicos, por el hecho de ser pública la fuerza de que disponen.", cuyo primer
precedente data de 1919, dado que la realidad en que se aplica ha sufrido cambios, lo que obliga a esta
Suprema Corte de Justicia, máximo intérprete de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, a
modificar sus criterios ajustándolos al momento actual. En efecto, las atribuciones del Estado Mexicano se
han incrementado con el curso del tiempo, y de un Estado de derecho pasamos a un Estado social de
derecho con una creciente intervención de los entes públicos en diversas actividades, lo que ha motivado
cambios constitucionales que dan paso a la llamada rectoría del Estado en materia económica, que a su vez
modificó la estructura estadual, y gestó la llamada administración Paraestatal formada por los organismos
descentralizados y las empresas de participación estatal, que indudablemente escapan al concepto tradicional
de autoridad establecido en el criterio ya citado. Por ello, la aplicación generalizada de éste en la actualidad
conduce a la indefensión de los gobernados, pues estos organismos en su actuación, con independencia de la
disposición directa que llegaren a tener o no de la fuerza pública, con fundamento en una norma legal pueden
emitir actos unilaterales a través de los cuales crean, modifican o extinguen por sí o ante sí, situaciones
jurídicas que afecten la esfera legal de los gobernados,sin la necesidad de acudir a los órganos judiciales ni
del consenso de la voluntad del afectado. Esto es, ejercen facultades decisorias que les están atribuidas en la
ley y que por ende constituyen una potestad administrativa, cuyo ejercicio es irrenunciable y que por tanto se
traducen en verdaderos actos de autoridad al ser de naturaleza pública la fuente de tal potestad. Por ello, este
Tribunal Pleno considera que el criterio supracitado no puede ser áplicado actualmente en forma
indiscriminada sino que debe atenderse a las particularidadesde la especie o del acto mismo; por ello, el
juzgador de amparo, a fin de establecer si a quien se atribuye el acto es autoridad para efectos del juicio de
amparo, debe atender a la norma legal y examinar si lo faculta o no para tomar decisiones o resoluciones que
afecten unilateralmente la esfera jurídica del interesado, y que deben exigirse mediante el uso de la fuerza
pública o bien a través de otras autoridades.
Este Tribunal Pleno considera que debe interrumpirse el criterio que con el número 300 aparece publicado en
la página 519 del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1988, Segunda Parte, que es del
tenor siguiente: "AUTORIDADES PARA EFECTOS DEL JUICIO DE AMPARO. El término 'autoridades' para
los efectos del amparo, comprende a todas aquellas personas que disponen de la fuerza pública en virtud de
circunstancias, ya legales, ya de hecho, y que, por lo mismo, estén en posibilidad material de obrar como
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individuos que ejerzan actos públicos, por el hecho de ser pública la fuerza de que disponen.", cuyo primer
precedente data de 1919, dado que la realidad en que se aplica ha sufrido cambios, lo que obliga a esta
Suprema Corte de Justicia, máximo intérprete de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, a
modificar sus criterios ajustándolos al momento actual. En efecto, las atribuciones del Estado Mexicano se
han incrementado con el curso del tiempo, y de un Estado de derecho pasamos a un Estado social de
derecho con una creciente intervención de los entes públicos en diversas actividades, lo que ha motivado
cambios constitucionales que dan paso a la llamada rectoría del Estado en materia económica, que a su vez
modificó la estructura estadual, y gestó la llamada administración paraestatal formada por los organismos
descentralizados y las empresas de participación estatal, que indudablemente escapan al concepto tradicional
de autoridad establecido en el criterio ya citado. Por ello, la aplicación generalizada de éste en la actualidad
conduce a la indefensión de los gobernados, pues estos organismos en su actuación, con independencia de la
disposición directa que llegaren a tener o no de la fuerza pública, con fundamento en una norma legal pueden
emitir actos unilaterales a través de los cuales crean, modifican o extinguen por sí o ante sí, situaciones
jurídicas que afecten la esfera legal de los gobernados, sin la necesidad de acudir a los órganos judiciales ni
del consenso de la voluntad del afectado. Esto es, ejercen facultades decisorias que les están atribuidas en la
ley y que por ende constituyen una potestad administrativa, cuyo ejercicio es irrenunciable y que por tanto se
traducen en verdaderos actos de autoridad al ser de naturaleza pública la fuente de tal potestad. Por ello, este
Tribunal Pleno considera que el criterio supracitado no puede ser aplicado actualmente en forma
indiscriminada sino que debe atenderse a las particularidades de la especie o del acto mismo;
El Tribunal Pleno, en su sesión privada celebrada el diez de febrero en curso, aprobó, con el número
XXVII/1997
QUINTO TRIBUNAL COLEGIADO DEL DÉCIMO QUINTO CIRCUITO. Tesis: Aislada ,Marzo de 2014
El artículo 5o., fracción II, segundo párrafo, de la Ley de Amparo, vigente a partir del tres de abril del dos mil
trece, prevé la posibilidad de que los particulares adquieran la calidad de autoridad responsable en el juicio de
amparo cuando se satisfagan los siguientes requisitos: 1. Que realicen actos equivalentes a los de autoridad,
esto es, que dicten, ordenen, ejecuten o traten de ejecutar algún acto en forma unilateral y obligatoria, o bien,
que omitan actuar en determinado sentido; 2. Que afecten derechos creando, modificando o extinguiendo
situaciones jurídicas; y, 3. Que sus funciones estén determinadas en una norma general. De la exposición de
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motivos que dio origen a la nueva legislación de amparo se advierte que cuando el legislador incorporó esa
posibilidad, pretendió limitarla a los casos en que, conforme a sus funciones, los particulares puedan dictar,
ordenar, ejecutar, tratar de ejecutar u omitir algún acto en forma unilateral y obligatoria que conlleve la
creación, modificación o extinción de situaciones jurídicas que afecten derechos, es decir, a los casos en que
dentro del cúmulo de funciones que les otorgue la norma general y abstracta que los regula se encuentre
prevista la de emitir algún acto en forma unilateral y obligatoria que implique la creación, modificación o
extinción de situaciones jurídicas que afecten derechos. Por tanto, para decidir si en un juicio de amparo se
debe tener como autoridad responsable a un particular, se debe verificar si el acto que se le atribuye fue
emitido en ejercicio de las funciones que le son propias, en términos de la norma general que lo regule.
El artículo 5o., fracción II, segundo párrafo, de la Ley de Amparo prevé que los particulares tendrán la calidad
de autoridad responsable cuando realicen actos equivalentes a los de autoridad, los que se conceptualizan
por la propia porción normativa, como aquellos mediante los cuales se crean, modifican o extinguen
situaciones jurídicas de forma unilateral y obligatoria, siempre que las funciones del particular equiparado a
autoridad responsable estén determinadas por una norma general. De ahí que para considerar que el acto
realizado por un particular equivale al de una autoridad y, por ende, es reclamable mediante el juicio
constitucional, es necesario que sea unilateral y esté revestido de imperio y coercitividad, lo que implica que
sea ajeno al ámbito privado o particular contractual. Además, conforme a la jurisprudencia 2a./J. 164/2011, de
la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, publicada en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXXIV, septiembre de 2011, página 1089, de rubro:
"AUTORIDAD PARA LOS EFECTOS DEL JUICIO DE AMPARO. NOTAS DISTINTIVAS.", el concepto jurídico
de "autoridad responsable" lleva implícita la existencia de una relación de supra a subordinación que da origen
a la emisión de actos unilaterales a través de los cuales se crean, modifican o extinguen situaciones jurídicas
que afecten la esfera legal del particular. En consecuencia, para que los actos de particulares puedan ser
considerados equivalentes a los de autoridad, deben reunir las características de unilateralidad, imperio y
coercitividad, además de derivar de una relación de supra a subordinación; por exclusión, la realización de
actos entre particulares en un plano de igualdad, que no impliquen una relación en los términos apuntados,
impide que pueda atribuírsele a cualquiera de ellos el carácter de autoridad responsable.
PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMINISTRATIVA DEL DÉCIMO SEXTO CIRCUITO. Junio
de 2015,
De los artículos 1o., fracción I y 5o., fracción II, de la Ley de Amparo se advierte que el concepto de autoridad
responsable queda desvinculado de la naturaleza formal del órgano público y atiende, ahora, a la
unilateralidad del acto susceptible de crear, modificar o extinguir, en forma obligatoria, situaciones jurídicas, o
de la omisión para desplegar un acto que -de realizarse- crearía, modificaría o extinguiría dichas situaciones
jurídicas, máxime que la interpretación teleológica de la norma reglamentaria así lo confirma, al señalarse en
el proceso legislativo -que le dio origen- la necesidad de ampliar la procedencia del juicio contra actos
provenientes no sólo de autoridades, sino también de particulares, a través de los cuales se afectara la esfera
jurídica de derechos de los gobernados, sin que ello significara el abandono de los medios de defensa
ordinarios; y aunque se propuso que en la propia ley se especificaran los casos en que esos actos serían
susceptibles de impugnación, se optó por dejar al Poder Judicial de la Federación la determinación de esas
hipótesis, atento a las particularidades de cada caso y a las notas del acto cuestionado. En estas condiciones,
autoridad responsable, para los efectos del juicio de amparo es: a) la que -con independencia de su
naturaleza formal- dicta, ordena, ejecuta o trata de ejecutar el acto que crea, modifica o extingue situaciones
jurídicas en forma unilateral y obligatoria, u omita el acto que, de realizarse, crearía, modificaría o extinguiría
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dichas situaciones jurídicas; y b) el particular que realice u omita actos equivalentes a los de autoridad,
que afecten derechos y que las funciones deben estar determinadas por una norma general.Por tanto,
para determinar si un particular encuadra en la categoría de autoridad responsable, no sólo debe analizarse
su acto u omisión en sí, sino además, si afecta derechos y deriva de las facultades u obligaciones
establecidas en una norma.
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aunque estén obligadas a realizar, no tienen ese carácter de autoridad, sino que actúan como auxiliares de la
administración pública, realizando actos que no corresponden a los de autoridad, pues no se llevan a cabo de
manera unilateral y obligatoria, sino que se realizan en cumplimiento de lo que prevén las disposiciones que le
ordenan la realización precisamente de esos actos, en donde actúa en un plano de coordinación o de
sometimiento a la autoridad; y, 4) Otros actos que, son emitidos en el ámbito meramente privado de sus
relaciones con los también particulares, a los que presta un servicio deportivo, de acuerdo a su régimen
estatutario y normativo. De modo que sólo al realizar alguno de los actos del primer o segundo rubros u omitir
hacerlo, puede considerarse que dichas federaciones actúan como particulares equiparados a una autoridad
para efectos del juicio de amparo, los cuales en cada caso concreto corresponderá al Tribunal Colegiado de
Circuito determinar.
Las tesis relativas a la necesidad de contar con el apoyo de la fuerza pública, para poder determinar si se
está o no en presencia de una autoridad, no resultan aplicables cuando se trata de un ente de la
administración pública descentralizada que puede también incurrir en actos de autoridad, ya sea de facto o de
derecho, cuando sus decisiones constituyen una resolución que pone fin a una controversia administrativa
entre particulares, misma resolución que puede hacerse exigible mediante el uso directo o indirecto de la
fuerza pública, bien sea que la autoridad atraiga el concurso de otras autoridades para hacer respetar su
resolución, o bien que el particular favorecido por esa resolución acuda ante otras autoridades que dispongan
de fuerza pública, para hacerla respetar como obligatoria, de manera que no resulta estrictamente
indispensable que la autoridad señalada como responsable disponga directamente de la fuerza pública, como
puede verse en todos los casos en los cuales nuestras leyes administrativas establecen un procedimiento
contencioso en el cual se ventilan derechos de particulares. Una concepción simplista del concepto de
autoridad para los efectos del juicio de amparo, que se vincule al imperio, ya ha sido superada por los
tribunales de amparo quienes han sentado diversos criterios, considerando en casos específicos, a algunos
organismos descentralizados como autoridades para los efectos del juicio de amparo. Como el concepto de
autoridad abarca tanto las de derecho como las de facto y como además los particulares carecen de
facultades para determinar, por sí ante sí, cómo debe resolverse un conflicto de posesión de terrenos, se
impone concluir que en este caso la autoridad recurrente sí queda incluida dentro de la categoría requerida
por el artículo 103, fracción I, de la Constitución General de la República.
Este Tribunal Pleno considera que debe interrumpirse el criterio que con el número 300 aparece publicado en
la página 519 del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1988, Segunda Parte, que es del
tenor siguiente: "AUTORIDADES PARA EFECTOS DEL JUICIO DE AMPARO. El término 'autoridades' para
los efectos del amparo, comprende a todas aquellas personas que disponen de la fuerza pública en virtud de
circunstancias, ya legales, ya de hecho, y que, por lo mismo, estén en posibilidad material de obrar como
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individuos que ejerzan actos públicos, por el hecho de ser pública la fuerza de que disponen.", cuyo primer
precedente data de 1919, dado que la realidad en que se aplica ha sufrido cambios, lo que obliga a esta
Suprema Corte de Justicia, máximo intérprete de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, a
modificar sus criterios ajustándolos al momento actual. En efecto, las atribuciones del Estado Mexicano se
han incrementado con el curso del tiempo, y de un Estado de derecho pasamos a un Estado social de
derecho con una creciente intervención de los entes públicos en diversas actividades, lo que ha motivado
cambios constitucionales que dan paso a la llamada rectoría del Estado en materia económica, que a su vez
modificó la estructura estadual, y gestó la llamada administración paraestatal formada por los organismos
descentralizados y las empresas de participación estatal, que indudablemente escapan al concepto tradicional
de autoridad establecido en el criterio ya citado. Por ello, la aplicación generalizada de éste en la actualidad
conduce a la indefensión de los gobernados, pues estos organismos en su actuación, con independencia de la
disposición directa que llegaren a tener o no de la fuerza pública, con fundamento en una norma legal pueden
emitir actos unilaterales a través de los cuales crean, modifican o extinguen por sí o ante sí, situaciones
jurídicas que afecten la esfera legal de los gobernados, sin la necesidad de acudir a los órganos judiciales ni
del consenso de la voluntad del afectado. Esto es, ejercen facultades decisorias que les están atribuidas en la
ley y que por ende constituyen una potestad administrativa, cuyo ejercicio es irrenunciable y que por tanto se
traducen en verdaderos actos de autoridad al ser de naturaleza pública la fuente de tal potestad. Por ello, este
Tribunal Pleno considera que el criterio supracitado no puede ser aplicado actualmente en forma
indiscriminada sino que debe atenderse a las particularidades de la especie o del acto mismo;
El Tribunal Pleno, en su sesión privada celebrada el diez de febrero en curso, aprobó, con el número
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AUTORIDAD PARA EFECTOS DEL AMPARO. NO TIENE ESE CARÁCTER EL ENTE DE LA
ADMINISTRACIÓN PÚBLICA O EL ORGANISMO PÚBLICO DESCENTRALIZADO QUE ES OMISO EN EL
PAGO DEL SALARIO O QUE INCUMPLE PRESTACIONES DE ÍNDOLE LABORAL, AL ACTUAR COMO
PATRÓN EN UNA RELACIÓN DE COORDINACIÓN.
Se considera "autoridad" a las personas que, con fundamento en una norma legal, pueden emitir actos
unilaterales a través de los cuales crean, modifican o extinguen situaciones jurídicas que afectan la esfera
legal de los gobernados, sin necesidad de acudir a los órganos judiciales ni tomar en consideración el
consenso de la voluntad del afectado. En este sentido, debe señalarse que el Estado tiene una doble
personalidad; la primera, como ente de derecho público cuando actúa investido de imperio en sus relaciones
frente a los gobernados; y, la segunda, como persona moral sujeto de derecho privado, cuando actúa como
particular frente a otros sujetos particulares. En efecto, la teoría general del derecho hace una clasificación de
las relaciones jurídicas en: de coordinación, supra-subordinación y supraordinación. Las primeras
corresponden a las entabladas entre particulares, ypara dirimir sus controversias se crean en la legislación los
procedimientos ordinarios necesarios para ventilarlas; dentro de este tipo de relaciones se encuentran las que
se regulan por el derecho civil, mercantil y laboral. La nota distintiva de este tipo de relaciones es que las
partes involucradas deben acudir a los tribunales ordinarios para que coactivamente se impongan las
consecuencias jurídicas establecidas por ellas o reguladas por la ley, estando ambas en el mismo nivel,
existiendo una bilateralidad en el funcionamiento de las relaciones de coordinación. Las relaciones de supra-
subordinación son las que se entablan entre gobernantes y gobernados, y se regulan por el derecho público
que también establece los procedimientos para ventilar los conflictos que se susciten por la actuación de los
órganos del Estado, entre ellos, destaca el contencioso administrativo, el propio juicio de amparo, así como
los mecanismos de defensa de los derechos humanos. Este tipo de relaciones se caracteriza por la
unilateralidad y, por ello, la Constitución establece una serie de garantías como limitaciones al actuar del
gobernante. Finalmente, las relaciones de supraordinación son las que se establecen entre órganos del propio
Estado. En este contexto, si el Estado contrata a una persona para que desempeñe cualquier labor dentro de
una entidad pública, la actuación del titular del órgano de que se trate, frente a la persona contratada, no será
una actuación investida de imperio, sino una verdadera relación laboral surgida en un plano de igualdad
(coordinación) entre el Estado como contratante y la persona que va a desempeñar un servicio material,
intelectual o de ambos géneros, en virtud del nombramiento que le fuere expedido o por el hecho de figurar en
la lista de raya de los trabajadores. Luego, si en el caso el quejoso reclama de una dependencia de la
administración pública o de un organismo descentralizado el incumplimiento de ciertas prestaciones derivadas
de su relación laboral (falta de pago o descuentos a su salario), es inconcuso que dicho acto no tiene la
naturaleza de acto de autoridad para efectos del amparo, pues las autoridades responsables (patrones)
señaladas por el quejoso no tienen ese carácter, pues actúan como patrones en una relación de coordinación
y no en un plano de supra-subordinación como autoridades investidas de imperio. Ni siquiera el acto
reclamado (omisión o descuento del salario) es un acto que pueda considerarse para la procedencia del
amparo, porque el salario está íntimamente vinculado con la relación obrero-patronal y con las condiciones
fundamentales de la relación de trabajo entre el quejoso y la patronal, susceptible de impugnarse mediante el
procedimiento laboral correspondiente y no a través del amparo.
Para determinar si un organismo descentralizado puede figurar como autoridad responsable en un juicio de
amparo, se debe atender a los actos que realiza frente a los particulares y como toda entidad moral, en el
organismo se registran relaciones internas entre sus componentes y relaciones externas frente a sujetos que
no pertenezcan a él, los primeros actos no son de autoridad para los efectos del amparo, pues sus
componentes no gozan de garantías individuales frente al organismo, ya que no tienen el carácter de
gobernados, el que sólo puede darse en las relaciones de supra a subordinación, cuyo sujeto pasivo, es
cualquier órgano del Estado; en las relaciones externas, el organismo se comporta como un particular,
realizando actos que carecen de fuerza compulsora, y dichos actos no son actos de autoridad y contra ellos
no procede el amparo, en la inteligencia de que, cuando provocan bajo cualquier aspecto la decisión de algún
órgano estatal que pueda afectar al gobernado, ésta deberá constituir el acto reclamado en un juicio de
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garantías en el que el organismo figurará como tercero perjudicado en los casos contemplados en el artículo
5o., fracción III, de la Ley de Amparo. Es decir, el amparo procede contra actos de organismos
descentralizados cuando se realiza con sus relaciones externas y siempre que, por prescripción legal, deban
ser ejecutados por alguna autoridad del Estado, frente al particular por la vía coactiva, es decir, sin que esta
autoridad tenga la facultad de hacerlos cumplir o al negarse a realizarlos por propia decisión.
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Instancia: Pleno ,Septiembre de 2009 ,Jurisprudencia, Semanario Judicial de la Federación
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El concepto de autoridad para efectos del juicio de amparo no debe entenderse solamente para aquellos
órganos que disponen de la fuerza pública, en sentido material, sino también el de que las autoridades ejerzan
actos públicos, luego, si el ramo de la educación pública es un servicio público y la escuela oficial, un
establecimiento de ese servicio público, es claro que la persona encargada de dirigirla tiene la representación
de ese poder público dentro de su jurisdicción educativa y escolar, en virtud de la cual obra, dictando según su
propio criterio y bajo su responsabilidad, determinaciones de cumplimiento obligatorio, de manera que el
director sí tiene el carácter de autoridad.
La resolución aludida constituye un acto de autoridad impugnable a través del juicio de amparo indirecto, ya
que, tomando en consideración que la organización del Sistema Nacional de Investigadores la realiza el
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología en su carácter de ente público, dentro de un plano de supra a
subordinación regulado por el derecho público, entablado entre un órgano de gobierno y los gobernados, en el
que da cumplimiento a las disposiciones legales que le confieren atribuciones específicas y donde impone su
voluntad hacia los particulares sin necesidad de acudir a los tribunales desde el primer momento en que emite
la convocatoria para el ingreso al Sistema referido, así como cuando decide en definitiva respecto a la
aceptación de los solicitantes. Asimismo, los aspirantes no sólo generan una expectativa de derecho cuando
pretenden ingresar al Sistema, pues su entrada la respalda la fracción V del artículo 3o. de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, que obliga al apoyo del Estado en las actividades de investigación
científica y tecnológica y, en esa medida, justifica la exigencia de que en aquellos programas que reglamenta
y organiza no se impongan requisitos ni se realicen evaluaciones injustificadas o desproporcionales que
pudieran estar exentas de revisión por un medio de control constitucional. Por tanto, advertidos estos
elementos, se concluye que la resolución final que niega a un aspirante su distinción e ingreso al Sistema
Nacional de Investigadores, dependiente del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, constituye un acto de
autoridad ante el que procede el juicio de amparo, en tanto se cumplan los demás presupuestos procesales
para su procedencia.
El presidente de la Comisión Dictaminadora del Centro de Estudios Tecnológicos del Mar de la Secretaría de
Educación Pública, al realizar actos que tienen relación directa con los procedimientos de ascenso dentro de
ese plantel educativo, no colma los requisitos para considerarlo como autoridad para efectos del amparo,
porque su actuación no emana de un mandato que tenga su origen en la ley, que le confiera atribuciones para
actuar como una autoridad de Estado, modificando unilateralmente una situación jurídica, sino que se trata de
actos que derivan de una relación laboral que pueden clasificarse en un plano de coordinación, que es lo que
caracteriza a ese tipo de relaciones. Por tanto, cuando a través del juicio de amparo se impugnan actos que
tienen relación directa con el procedimiento laboral de ascenso y se señala como autoridad responsable al
director del plantel educativo, en su calidad de presidente de la comisión dictaminadora, el amparo es
improcedente, al no tener aquél tal carácter, pues los actos que se le atribuyen los lleva a cabo en relación
con los trabajadores de dicho plantel, lo cual tiene su origen en el vínculo obrero-patrón y no gobierno-
gobernado.
Suscribir actos en ejercicio del cargo que se desempeña en una institución descentralizada es insuficiente
para considerarlos provenientes de una autoridad; en tanto que, esta calidad se sustenta en el hecho de que
la persona dentro de su esfera de atribuciones cuente con la facultad coercitiva necesaria para hacer cumplir
sus determinaciones, sólo de esta manera es factible estimar el acto de molestia como acto emitido por una
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autoridad, y así es factible impugnarlo mediante el juicio de amparo; pero si el funcionario suscriptor del acto,
no obstante que desempeñe actividades de dirección en el organismo descentralizado, su labor consiste en
regular las relaciones internas de los miembros de la institución que dirige, sin que pueda obligarlos a acatar
sus decisiones, su actuación será la de un ente de derecho privado; tal es el caso del rector de la Universidad
Nacional Autónoma de México, de los directores generales de las escuelas preparatorias de la misma
Institución, así como de los presidentes de la Junta de Gobierno o del Patronato de la referida casa de
estudios, cuando los actos dirigidos por éstos a sus subordinados encuentran su origen en el ejercicio de la
facultad de coordinación e impulso de las actividades propias de la Universidad, o en su defecto, en una
relación jurídica laboral, económica, financiera o de otra índole; motivos por los que es manifiesta la ausencia
de las características de unilateralidad, imperatividad y coercitividad de que todo acto de autoridad está
revestido; por lo que debe desecharse el juicio de amparo promovido en contra de los actos cuya naturaleza
jurídica no reúna las cualidades citadas.
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actos unilaterales a través de los cuales cree, modifique o extinga por sí o ante sí, situaciones jurídicas que
afectan la esfera legal del particular y que para emitir esos actos no requiera de acudir a órganos judiciales ni
precisa del consenso de la voluntad del afectado. Asimismo, el Pleno del Máximo Tribunal, al interpretar la
fracción VII del artículo 3o. de la Constitución Federal, precisó que las universidades públicas son organismos
públicos descentralizados con autonomía especial, que implica autonormación y autogobierno, atendiendo a la
necesidad de lograr mayor eficacia en la prestación del servicio que les está atribuido y que se funda en la
libertad de enseñanza, sin que ello implique, de manera alguna, su disgregación de la estructura estatal, ya
que se ejerce en un marco de principios y reglas predeterminadas por el propio Estado, restringida a sus fines;
de manera que la autonomía universitaria, manifestada en su facultad de autogobierno, dota a las
universidades de capacidad para, entre otras cosas, tomar decisiones definitivas al interior del cuerpo
universitario, con independencia de cualquier órgano interior. En este orden, la Comisión Mixta de Vigilancia
del Personal Académico de la Universidad Nacional Autónoma de México, no tiene el carácter de autoridad
para los efectos del juicio de amparo, porque si bien dicha comisión, conforme a la cláusula 119 del contrato
colectivo de trabajo, está facultada para supervisar la correcta aplicación de los procedimientos académicos
previstos en ese contrato, particularmente los de selección, promoción, permanencia y adscripción, ello
emana de lo previsto en el propio contrato colectivo de trabajo de dicha universidad; por lo cual, no se está en
presencia de un acto de autoridad formalmente reconocido, sino que su proceder se justifica ante el
cumplimiento del propio contrato; de ahí que se considere que la facultad de supervisión con la que cuenta la
citada comisión, deriva de un Contrato Colectivo de Trabajo celebrado entre la Universidad Nacional
Autónoma de México y su sindicato, en impulso de las actividades propias de la universidad, así como de una
relación jurídica laboral, y las posibles controversias que se susciten entre estas partes, pueden ser ventiladas
en los tribunales ordinarios y bajo los procedimientos establecidos.
De conformidad con lo dispuesto por el artículo 2o. de la Ley Reglamentaria de los artículos 103 y
107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el juicio de amparo se sustanciará
y decidirá con arreglo a las formas y procedimientos que se determinan en el libro primero,
ajustándose en materia agraria, a las prevenciones específicas a que se refiere el libro II, de la
misma ley. A falta de disposición expresa, se estará a las prevenciones del Código Federal de
Procedimientos Civiles. La aplicación supletoria del Código Federal de Procedimientos Civiles en
los juicios de amparo debe entenderse con la limitación que prescribe el precepto antes
mencionado; es decir, sólo cuando en la Ley de Amparo no exista disposición expresa respecto de
aquellas instituciones establecidas por dicho ordenamiento, no reglamentadas, o reglamentadas
deficientemente, en tal forma que no permita su aplicación adecuada, a condición de que las
normas de la ley de enjuiciamiento primeramente invocada no pugnen con las de la citada Ley
Reglamentaria de los Artículos 103 y 107 Constitucionales.
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La Ley de Amparo tiene un capítulo completo en materia de notificaciones, de acuerdo con el cual, cuando se
desconoce el domicilio del tercero perjudicado, puede emplazarse al mismo por lista, en los términos del
artículo 30, fracción II, de la Ley de Amparo en su parte final, que concretamente señala que cuando no
conste en autos el domicilio del interesado, la notificación se hará en estos casos por lista; ya que el
llamamiento a los terceros perjudicados por medio de edictos, carece de fundamento en el procedimiento de
amparo. Es cierto que, de acuerdo con el artículo 2o., párrafo segundo, de la Ley de Amparo, el Código
Federal de Procedimientos Civiles es supletorio de dicha ley, pero tal supletoriedad debe entenderse
conforme al texto expreso de la disposición legal citada, y no debe aceptarse una aplicación ilimitada, ya que
la interpretación legal, según lo determina el párrafo invocado, es que el Código Federal de Procedimientos
Civiles solamente debe aplicarse "a falta de disposición expresa", de la Ley de Amparo. Ahora bien, el
procedimiento de garantías tiene un sistema propio y peculiar, que se contiene en el capítulo de notificaciones
que abarca los artículos 27 al 34 de la Ley de Amparo y que sustancialmente difiere del relativo al que
mencionan los artículos 303 al 321 del Código Federal de Procedimientos Civiles. Tal diferencia se explica
fácilmente, si se toma en cuenta que en el procedimiento civil normalmente actúan como únicas partes el
actor y el demandado, y excepcionalmente los terceros o el Ministerio Público. En cambio, en el procedimiento
constitucional siempre existen un quejoso y una autoridad responsable, que si bien pueden parangonarse bajo
ciertos supuestos al actor y al demandado de referencia, en el juicio de amparo éste siempre es una
autoridad, cosa que no sucede en el proceso civil; además, en el juicio de amparo, normalmente hay tercero o
terceros perjudicados y sólo excepcionalmente no aparecen éstos. A mayor abundamiento, en todos los casos
actúa como parte el Ministerio Público Federal. Así se desprende del artículo 5o. de la Ley de Amparo. Por
otra parte, el juicio de amparo, como indiscutible control de constitucionalidad y por ser un juicio "sui generis",
tiene fórmulas especiales, que no pueden ser confundidas con aquellas que se establecen para una
contención entre particulares, como son las normas del Código Federal de Procedimientos Civiles.
SUPLETORIEDAD DEL CODIGO FEDERAL DE PROCEDIMIENTOS CIVILES A LA LEY DE AMPARO. CASOS EN QUE PROCEDE.
De conformidad con lo dispuesto por el artículo 2o. de la Ley de Amparo, el juicio de garantías se substanciará y decidirá
con arreglo a las formas y procedimientos que se determinan en el libro primero, ajustándose en materia agraria, a las
prevenciones específicas a que se refiere el libro segundo, de la aludida Ley. A falta de disposición expresa, se estará a
las prevenciones del Código Federal de Procedimientos Civiles. La aplicación supletoria del Código Federal de
Procedimientos Civiles en los juicios de amparo debe entenderse con la limitación que prescribe el precepto antes
transcrito; es decir, sólo cuando en la Ley de Amparo no exista disposición expresa respecto de aquellas instituciones
establecidas por dicho ordenamiento, no reglamentadas, o reglamentadas deficientemente, en tal forma que no
permita su aplicación adecuada, a condición de que las normas de la ley de enjuiciamiento civil invocada no pugnen con
las de la citada Ley de Amparo.
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existen diversas etapas plenamente diferenciadas entre ellas, por lo cual las reglas relativas al procedimiento
que debe seguirse para solicitarlos tampoco resultan aplicables supletoriamente al juicio de garantías, por ser
incompatibles con su naturaleza sumaria.
Acorde con lo establecido en los artículos 101, fracciones V y VI, inciso a) y 102, segundo párrafo, de la Ley
del Impuesto sobre la Renta, vigente en dos mil dos, los Municipios son personas morales no contribuyentes
que tienen la obligación, entre otras, de retener y enterar el impuesto sobre la renta y exigir la documentación
que reúna los requisitos fiscales, cuando hagan pagos a terceros y estén obligados a ello en términos de ley;
las retenciones y enteros que efectúen mensualmente tienen el carácter de pagos provisionales a cuenta del
impuesto anual, el cual deberá calcularse por cada persona que haya prestado sus servicios personales
subordinados, conforme al procedimiento señalado en los artículos 113 y 116, ambos de la ley que regula el
citado tributo. Por ende, si bien las autoridades exactoras pueden revisar el cumplimiento de las obligaciones
fiscales por parte de los contribuyentes, responsables solidarios o terceros con ellos relacionados, en materia
de pagos provisionales del impuesto sobre la renta, aun cuando no haya finalizado el ejercicio fiscal ni haya
transcurrido el plazo para la presentación de la declaración anual, no pueden determinar un crédito fiscal por
concepto del impuesto sino hasta el momento en que haya concluido el ejercicio y las autoridades hayan
revisado los actos o actividades realizadas por el contribuyente en el ejercicio fiscal, así como su declaración
anual que es donde se refleja el impuesto anual o, en su defecto, una vez que haya transcurrido el plazo para
la presentación de la declaración del ejercicio. Sin que obste a lo anterior que el Ayuntamiento sea persona
moral no contribuyente, porque para retener el tributo en cuestión es menester que realice el procedimiento
que señalan los artículos 113 y 116 de la legislación que lo regula; esto es, que calcule el impuesto en forma
anual de cada persona que le haya prestado servicios personales subordinados, aun cuando también cumpla
con la obligación de realizar pagos provisionales.
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artículos 26, 34 y 40 de la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica, tiene facultades para ejecutar sus
decisiones de manera unilateral, sin la necesidad de acudir a los órganos del Estado. En esta tesitura, si bien
la actuación que cuestionó la Comisión Federal de Electricidad se refiere a un cobro y no a la suspensión del
suministro de energía eléctrica, a la conclusión del contrato o a la sanción a que se contraen los preceptos
indicados, es inminente que el cobro injustificado que se le atribuye y correlativamente su falta de pago
conducen, necesariamente, a que aplique dichas medidas, dada su potestad administrativa, cuyo ejercicio, al
ser de naturaleza pública la fuente de tal potestad, es irrenunciable. En esas condiciones, el organismo
público referido, aun cuando haya sido parte en el juicio ordinario, carece de legitimación para solicitar el
amparo y la protección constitucional contra la sentencia que dictó la Sala Fiscal, pues acude en defensa de la
legalidad de un acto unilateral emitido en ejercicio de facultades de decisión que le están atribuidas por la ley
de la materia.
AMPARO DIRECTO ADHESIVO. LAS PERSONAS MORALES OFICIALES TIENEN LEGITIMACIÓN PARA
PROMOVERLO CUANDO ACTÚAN COMO AUTORIDADES DEMANDADAS EN UN PROCEDIMIENTO
CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO.
Si bien es cierto que, conforme a lo dispuesto por el artículo 7o. de la Ley de Amparo, vigente a partir del tres
de abril de dos mil trece, la Federación, los Estados, el Distrito Federal, los Municipios o cualquier persona
moral pública, solamente pueden ocurrir al amparo cuando la norma general, un acto u omisión los afecten en
su patrimonio respecto de relaciones jurídicas en las que se encuentren en un plano de igualdad con los
particulares, también lo es que esa regla no resulta aplicable tratándose del amparo adhesivo, ya que si se
atiende a la finalidad del juicio de amparo principal, se concluye que en él se pretende evidenciar una
violación a derechos fundamentales y, en consecuencia, obtener la protección de la Justicia Federal contra el
acto reclamado, en tanto que la promoción del amparo adhesivo tiene como finalidad esencial que subsista el
acto reclamado mediante argumentos encaminados a fortalecer las consideraciones de la sentencia
respectiva o a impugnar las que concluyan en un punto decisorio que le perjudica; de modo que el hecho de
que la persona moral oficial presente esa adhesión al juicio de amparo directo, no implica que se vaya a
dilucidar si es sujeta de derechos fundamentales, como tampoco si existe una transgresión de éstos en su
perjuicio, lo cual, por regla general, sí está proscrito por las normas que rigen al juicio de amparo.
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INSTITUCIONES BANCARIAS. TIENEN EL CARÁCTER DE AUTORIDAD RESPONSABLE EJECUTORA
PARA EFECTOS DEL JUICIO DE AMPARO, CUANDO ACTÚAN COMO AUXILIARES DEL MINISTERIO
PÚBLICO, A TRAVÉS DE LA COMISIÓN NACIONAL BANCARIA Y DE VALORES, EN EL
ASEGURAMIENTO DE CUENTAS BANCARIAS DECRETADO EN UNA AVERIGUACIÓN PREVIA.
El artículo 5o., fracción II, de la Ley de Amparo establece que tiene el carácter de autoridad responsable, con
independencia de su naturaleza formal, la que dicta, ordena, ejecuta o trata de ejecutar el acto que crea,
modifica o extingue situaciones jurídicas en forma unilateral y obligatoria, u omita el acto que de realizarse
crearía, modificaría o extinguiría dichas situaciones jurídicas; asimismo, dispone que los particulares tendrán
esa calidad cuando realicen actos equivalentes a los de autoridad, que afecten derechos en los términos de
esa fracción, y cuyas funciones estén determinadas por una norma general. En este contexto, si bien las
instituciones bancarias son personas morales de derecho privado y, por regla general, contra sus actos es
improcedente el juicio de amparo, cuando actúan en auxilio del Ministerio Público, a través de la Comisión
Nacional Bancaria y de Valores, en el aseguramiento de cuentas bancarias decretado en averiguación previa,
su intervención se equipara al de una autoridad ejecutora, ya que son las que materialmente "bloquean" las
cuentas objeto del aseguramiento ministerial e impiden, en algunos casos, que el usuario realice cualquier
otra operación financiera ante ellas; actuar que es susceptible de afectar derechos fundamentales del
cuentahabiente, entre otros aspectos, porque le impiden la libre disposición de su numerario, aunado a que
dicho proceder se encuentra regulado por la Ley de Instituciones de Crédito, que es una norma de carácter
general; lo anterior permite afirmar que en la hipótesis apuntada, los bancos, como auxiliares de la
representación social en la fase de ejecución del aseguramiento de cuentas bancarias decretado en la
averiguación previa, intervienen como autoridad en cumplimiento de una disposición legal y no como
particulares con motivo de la relación contractual que tienen con el titular de aquéllas.
El juicio de amparo indirecto procede contra la resolución de un órgano jurisdiccional que dirima una
cuestión competencial, incluso cuando lo promueva una persona moral oficial en un juicio en el que se debate
la nulidad o validez de un acto autoritario que se le atribuye, porque no pugna por la subsistencia de éste, sino
porque se respete su derecho a ser juzgada por una autoridad competente, ya que se encuentra sometida a la
potestad de un tribunal y posee la titularidad del derecho al debido proceso, al menos por lo que se refiere a
su núcleo duro, que son las formalidades esenciales del procedimiento, cuyo conjunto integra la anteriormente
denominada "garantía de audiencia"; es decir, la autoridad está ubicada en un plano de supraordinación a
subordinación con el órgano jurisdiccional. Estimar que por haber actuado con poder de imperio no es siquiera
titular de ese derecho fundamental, equivaldría a afirmar, por ejemplo, que no sería necesario que mediara un
procedimiento jurisdiccional para anular sus actos autoritarios, o bien, que no se requiere llamarla a juicio para
defender su validez, ni que pueda ofrecer pruebas y alegar. Cuestión distinta sería si se promoviera el juicio
de amparo contra la resolución definitiva que se pronuncie sobre la nulidad del acto controvertido, pues en ese
evento se promovería una acción tutelar de derechos fundamentales con el fin de que subsista un acto de
autoridad, en un plano de verticalidad o supra a subordinación, caso en el que no se surtirían los supuestos
del artículo 7o. de la Ley de Amparo; pero si se solicita el amparo y protección de la Justicia Federal contra
una resolución que dirime una cuestión competencial, el juicio procede y no cobran vigencia las
condicionantes que impone dicha disposición -que afecte el patrimonio y provenga de un plano de igualdad-
aun cuando en el juicio de origen esté sujeta a debate su actuación como autoridad, stricto sensu.
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