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LA DECLARACIÓN DE INDEPENDENCIA DE HAITÍ
(1804)
Presentación: Armando Martínez Garnica
Traducción: Ana Cecilia Ojeda Avellaneda y Lorena María Flórez González

En los Archivos Nacionales del Rei- en lengua francesa, en su sitio institu-


no Unido (Kew, Richmond, Surrey) cional1. En 1697 los españoles habían
fue descubierta recientemente por cedido la parte occidental de la isla
Julia Gaffield, una estudiante cana- Española a los franceses, que desde
diense de Duke University, el úni- entonces fue conocida como Saint
co ejemplar hasta ahora visto de la Domingue, pero solo hasta 1777 fue-
Declaración de Independencia de ron oficialmente definidos los límites
Haití. Se encontraba en el volumen entre las posesiones españolas y las
CO 137/111 y en ocho páginas im- francesas de la isla. En 1791 se inició
presas en Puerto Príncipe, entre la una rebelión de los esclavos contra
correspondencia enviada por Geor- el dominio francés, encabezado por
ge Nugent, gobernador de Jamaica, Toussaint L’Ouverture, la cual se
a Lord Robert Hobart. Era un anexo extendió por toda la isla y condujo
del informe remitido al gobernador a la independencia de Haití, el pri-
de Jamaica por Edward Corbet, agen- mero de enero de 1804. En 1809 los
te de Su Majestad para los Asuntos españoles recuperaron el control so-
Británicos en Santo Domingo, datado bre Santo Domingo, que retuvieron
el 25 de enero de 1804 y relacionado hasta 1844, cuando fue declarada la
con sus negociaciones con Jean Jac- independencia de la República Do-
ques Dessalines, gobernador general minicana. La llamada Declaración de
y primera autoridad de Haití indepen- Independencia de Haití fue impresa
diente. Corbet había sido comisio- como un panfleto de 8 páginas, en
nado para reabrir las negociaciones el que se distinguen tres partes: en
comerciales que habían sido abando- las primeras dos páginas, tituladas
nadas por Toussaint Louverture, el “Liberté ou La Mort”, los generales
líder de la rebelión de los esclavos en haitianos firmaron con sus nombres
Santo Domingo. Ante la expectativa el compromiso de luchar contra el
mundial por este hallazgo, los Archi- dominio francés hasta la muerte, si
vos Nacionales británicos pusieron a
disposición de los investigadores la 1 http://www.nationalarchives.gov.uk/
Declaración impresa originalmente documentsonline/haiti.asp

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La declaración de independencia de haití (1804)

era necesario, para sostener la inde- solicitud; lo que hizo por medio de
pendencia respecto de Francia. En un discurso cuyo propósito era dar
las páginas 3 a 7, el general en jefe a conocer a las potencias extranjeras
Jean-Jacques Dessalines convocó a la resolución de independizar al país
los ciudadanos de Haití a la defen- y de gozar de una libertad consagra-
sa de la independencia y del destino da por la sangre del pueblo de esta
de la nación. Como Dessalines, un isla; y luego de haber recogido las
antiguo esclavo, era analfabeto y no opiniones, pidió que cada uno de los
hablaba la lengua francesa, esta parte generales reunidos pronunciara el ju-
fue redactada por su secretario Louis ramento de renunciar para siempre a
Boisrond Tonnerre (1776-1806), así Francia, de morir antes que vivir bajo
como el acta de independencia. Y en su dominación, y de combatir hasta el
la última página los generales haitia- último suspiro por la independencia.
nos proclamaron a Dessalines como
gobernador general perpetuo y se Los generales, compenetrados con
comprometieron a luchar y a obede- estos principios sagrados, después
cer ciegamente las leyes establecidas de haber adherido unánimemente
bajo su autoridad. Por la importancia al proyecto de independencia bien
de este hallazgo, se ofrece a los lec- manifestado, juraron todos por la
tores de la revista Historia Caribe la posteridad, por el universo entero,
siguiente traducción castellana del renunciar para siempre a Francia,
original, realizada por Ana Cecilia y morir antes que vivir bajo su do-
Ojeda Avellaneda y Lorena María minación.
Flórez González.
Hecho en Gonaïves, este 1° de enero
de 1804 y el 1er. día de la indepen-
dencia de Haití.
Libertad o la muerte
Firmado, [Jean-Jacques] Dessalines,
Ejército indígena general en jefe; [Henri] Christophe,
[Alexandre] Pétion, Clervaux, Gef-
Hoy primero de enero de mil ocho- frard, Vernet, Gabart, generales de
cientos cuatro, el general jefe del división; P. Romain, E. Gerin, F.
Ejército indígena, acompañado de los Capoix, Daut, Jean–Louis–François,
generales, jefes del ejército, convoca- Ferou, Cangé, L. Bazelais, Magloire
dos para efecto de tomar las medidas Ambroise, Jean Jacques Herne,
que deben buscar la felicidad del país. Toussaint Brave, Yayou, generales
de brigada ; [Guy] Bonnet, F. Papa-
Después de haber dado a conocer a lier, Morelly, Chevalier, Marion,
los generales reunidos sus verdaderas ayudantes generales; Magny, Roux,
intenciones, de asegurar para siempre jefes de brigada; Chareron, B. Loret,
a los indígenas de Haití un gobier- Quené, Makajoux, Dupuy, Carbonne,
no estable, objeto de su más sentida Diaquoi aîné, Raphaël, Malet, Dere-

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noncourt, oficiales del ejército, y nuestros territorios.


[Louis] Boisrond Tonnerre, secreta-
rio. Todo nos recuerda las crueldades
de ese pueblo bárbaro. Nuestras le-
yes, nuestras costumbres, nuestros
El general jefe, al pueblo de Haití pueblos, todo tiene aún la impronta
francesa; más aun, existen franceses
Ciudadanos: en nuestra isla, y vosotros os creéis
libres e independientes de esa Repú-
No es suficiente con haber expulsado blica que ha combatido todas las na-
de vuestro país a los bárbaros que lo ciones, es verdad, pero que nunca ha
han ensangrentado desde hace dos vencido a las que quisieron ser libres.
siglos; no es suficiente con haber
frenado a las facciones siempre re- Además víctimas durante catorce
nacientes que os presentaban sucesi- años de nuestra credulidad y de nues-
vamente el fantasma de libertad que tra indulgencia; vencidos, no por los
Francia exponía ante vuestros ojos. ejércitos franceses, sino por la vana
Se necesita un último acto de autori- elocuencia de las proclamaciones de
dad nacional: asegurar para siempre sus agentes. ¿Cuándo nos cansaremos
el imperio de la libertad en el país que de respirar el mismo aire que ellos?
nos vio nacer; arrebatar al gobierno ¿Qué tenemos en común con ese pue-
inhumano, que mantiene desde hace blo verdugo? Comparada su crueldad
tanto tiempo nuestros espíritus en la con nuestra paciente moderación, su
torpeza más humillante, toda espe- color con el nuestro, el ancho mar que
ranza de someternos. En fin, se debe nos separa, nuestro clima vengador,
vivir independiente o morir. todo nos dice que ellos no son nues-
tros hermanos, que jamás lo serán,
Independencia o la muerte… que es- y que si encuentran un asilo entre
tas palabras sagradas nos unan, y que nosotros serán los maquinadores de
ellas sean el signo de los combates y nuestros malestares y de nuestras di-
de nuestra reunión. visiones.

Ciudadanos, mis compatriotas: Ciudadanos indígenas, hombres, mu-


jeres, niñas y niños:
He reunido en este solemne día a los
valientes militares que, en vísperas Levantad vuestra mirada a todas par-
de recoger los últimos suspiros de la tes de esta isla, buscad allí a vuestras
libertad, prodigaron su sangre para esposas, vuestros maridos, vuestros
salvarla. Estos generales han guia- hermanos, vuestras hermanas; más
do vuestros esfuerzos contra la ti- aún, buscad vuestros niños aún ali-
ranía, pero todavía no han hecho lo mentados por el seno materno. ¿Qué
suficiente por vuestra felicidad… el ha pasado con ellos? … Me estremez-
nombre francés hace lúgubres aún co al decirlo… presa de esos buitres.

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La declaración de independencia de haití (1804)

En vez de estas víctimas interesantes, mismos y por nosotros mismos. Imi-


vuestro ojo consternado no percibe temos al niño que crece: su propio
sino a sus asesinos, a los tigres de- peso rompe el caminador que se ha
gustando todavía su sangre, y cuya vuelto inútil y le estorba en su mar-
horrible presencia os reprocha vues- cha. ¿Qué pueblo ha luchado por no-
tra insensibilidad y vuestra culpable sotros? ¿Qué pueblo querría recoger
lentitud en vengarlos. ¿Qué esperáis los frutos de nuestro trabajo? Y qué
para calmar sus desmanes? Recordad deshonroso absurdo es vencer para
que habíais querido que vuestros res- ser esclavos. ¡Esclavos!... dejemos a
tos reposaran cerca de los de vuestros los franceses este epíteto calificati-
padres cuando aborrecisteis la tira- vo; ellos vencieron para dejar de ser
nía; ¿descenderíais a sus tumbas sin libres.
haberlos vengado? No, sus huesos
rechazarían los vuestros. Marchemos sobre otras huellas, imi-
temos a aquellos pueblos que, empu-
Y vosotros, hombres valiosos, in- jando sus deseos hacia el porvenir y
trépidos generales que, insensibles temerosos de dejar a la posteridad el
a vuestras propias desgracias, ha- ejemplo de la cobardía, prefirieron
béis resucitado la libertad al prodi- ser exterminados que tachados del
garle toda vuestra sangre: número de los pueblos libres.

Sabed que aún no habéis hecho nada Cuidémonos, sin embargo, de que
si no dais a las naciones un ejemplo el espíritu del proselitismo destruya
terrible, pero justo, de la venganza nuestra obra; dejemos respirar en paz
que debe ejercer un pueblo orgullo- a nuestros vecinos que viven apaci-
so por haber recobrado su libertad y blemente bajo la égida de las leyes
celoso por mantenerla. Aterroricemos que se dieron y no vayamos, como
a todos aquellos que se atrevan a in- botafuegos revolucionarios, a erigir-
tentar quitárnosla de nuevo: comen- nos en legisladores de las Antillas, a
cemos por los franceses… glorificarnos perturbando el reposo
de las islas que nos rodean. Ellas no
Que tiemblen al abordar nuestras han sido, como la que habitamos no-
costas, si no por el recuerdo de las sotros, regadas por la sangre inocente
crueldades que se han ejecutado allí, de sus habitantes; no necesitan ejer-
al menos por la terrible resolución cer ninguna venganza contra la auto-
que hemos tomado de conducir a la ridad que las protege. Felices por no
muerte a cualquiera que, habiendo haber conocido jamás las plagas que
nacido francés, profane con su pie nos destruyeron, solo pueden hacer
sacrílego el territorio de la libertad. votos por nuestra prosperidad. Paz
a nuestros vecinos, pero anatema al
Nos hemos atrevido a ser libres, nombre francés, odio eterno a Fran-
atrevámonos a serlo para nosotros cia: he aquí nuestro grito.

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¡Indígenas de Haití! y la tiranía contra los que luchabas


desde hace catorce años. Recuerda
Mi feliz destino me reservaba para que sacrifiqué todo para volar a tu
ser un día el centinela que debía ve- defensa —padres, hijos, fortuna—
lar por la guardia del ídolo al cual y que ahora no tengo más riqueza
vosotros sacrificaste: velé, combatí, que tu libertad; que mi nombre se
algunas veces solo; y si he tenido la ha convertido en el horror de todos
suerte de devolver a vuestras manos los pueblos que quieren la esclavi-
el depósito sagrado que me había sido tud, y que los déspotas y los tiranos
confiado, entended que ahora os cor- lo pronuncian solo para maldecir el
responde conservarlo. Combatiendo día que me vio nacer; y si alguna vez
por vuestra libertad trabajé en mi pro- rechazaras o recibieras murmurando
pia felicidad. Antes de consolidarla las leyes que el genio que vela por
por las leyes que aseguran vuestra tus destinos me ha dictado para tu
libre individualidad, vuestros jefes, felicidad, merecerías la suerte de los
que he reunido aquí, y yo mismo, os pueblos ingratos. Pero lejos de mí
debemos la última prueba de nuestra está esa horrible idea: serás el sostén
abnegación. de la libertad que deseabas y el apoyo
del jefe que te dirige.
Generales y vosotros, jefes, reuni-
dos aquí conmigo para la felicidad Pon entonces entre sus manos el jura-
de nuestro país: Ha llegado el día, el mento de vivir libre e independiente,
día que debe eternizar nuestra glo- y de preferir la muerte a todo aquello
ria, nuestra independencia. Si pudie- que tienda a subyugarte nuevamente.
ra existir entre nosotros un corazón Jura, finalmente, perseguir por siem-
débil, que se aleje y tiemble antes de pre a los traidores y a los enemigos
pronunciar el juramento que nos debe de tu independencia.
unir.
Hecho en el cuartel general de Go-
Juramos al universo entero, a la naïves, el primero de enero de mil
posteridad, a nosotros mismos, re- ochocientos cuatro, el primer año de
nunciar para siempre a Francia, y la Independencia.
morir antes que vivir bajo su domi-
nación. Combatir hasta el último sus- Firmado, J. J. Dessalines.
piro por la independencia de nuestro
país.

Y tú, pueblo tanto tiempo desafortu- En el nombre del pueblo de Haití


nado, testigo del juramento que pro-
nunciamos: recuerda que es con tu Nosotros, generales y jefes de los
constancia y tu coraje con que conté ejércitos de la isla de Haití, plenos
cuando me lancé en la carrera por la de reconocimiento por los benefi-
libertad para combatir el despotismo cios que hemos recibido del general

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La declaración de independencia de haití (1804)

en jefe, Jean-Jacques Dessalines, el Hecho en el cuartel general de Go-


protector de la libertad de la que goza naïves, este 1° de enero de 1804, y el
el pueblo. primer día de la independencia.

En nombre de la libertad, en nom- Firmado, Gabart, P. Romain, J. Her-


bre de la independencia, en nombre ne, Capoix, Christophe, Geffrard,
del pueblo a quien ha hecho feliz, le E. Gerin, Vernet, Pétion, Clervaux,
proclamamos Gobernador General, Jean-Louis-François, Cangé, Ferou,
de por vida, de Haití; juramos obe- Yayou, Toussaint Brave, Magloire
decer ciegamente las leyes emanadas Ambroise, Louis Bazelais.
de su autoridad, la única que reco-
noceremos. Le damos el derecho de En Puerto Príncipe, Imprenta del Go-
hacer la paz, la guerra y de nombrar bierno
su sucesor.

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