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PRINCIPIO SUSTENTO

VERSÍCULO A MEMORIZAR
Filipenses 4:19
Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.

Uno de los actos de fe y obediencia más impresionantes que encontramos en la Palabra de Dios es
el sacrificio que decide hacer Abraham de su hijo Isaac como una prueba de su Señor. En Génesis 22
se narra este suceso que nos confirma el por qué Abraham es llamado el padre de la fe. Cuando él
está a punto de sacrificar a su hijo el ángel le detiene diciéndole que ha pasado la prueba y su temor
a Dios es evidente y luego alza sus ojos y puede ver que justo detrás de él había un carnero trabado
en un zarzal por sus cuernos, es decir, ya Dios había provisto para el sacrificio pero Abraham aún no
había podido verlo quizás por estar enfocado en la prueba.

Sobre esto, Hebreos 11:19 nos dice que Abraham estaba convencido que Dios es poderoso para
levantar a su hijo aún de los muertos, pues sobre él había recibido la promesa de descendencia.

Luego de ver el carnero, Abraham lo toma y lo sacrifica a Dios, y es allí cuando llama el nombre de
aquel lugar “Jehová proveerá” o “el Señor proveerá” y tal como podemos leer, lo hace en tiempo
futuro, porque es probable que lo que vio en ese momento no haya sido tan solo un cordero para
ser sacrificado, sino que recibe la revelación de que Dios proveerá algún día un cordero perfecto
para perdón de los pecados de toda la humanidad. ¡Maravilloso momento!

De este pasaje y el nombre que Abraham le da nos hemos acordado para orar y ministrar por la
provisión de Dios (Jehová-Yireh, que significa “dar lo que se desea o necesita, especialmente apoyo,
alimento y sustento).

Sustento. La Real Academia señala que sustento es lo que sirve para dar vigor y permanencia a
alguien o algo siendo un sostén y apoyo, y que sustentar es sostener algo o alguien para que no se
caiga o se tuerza, conservando su ser o estado defendiéndolo con firmeza.

En ese sentido podemos entender con claridad que nuestro mayor y mejor sustentador es Dios, y
no debemos hacer referencia solo a lo material, pues cuando nos ha hecho falta fuerzas para
culminar alguna tarea, en Dios hemos encontrado fuerzas y nos ha dado en ocasiones más de lo que
hemos pedido o esperado; de igual forma, cuando hemos necesitado sabiduría para dar solución a
un conflicto, y esperamos en Él, también se ha manifestado proveyendo la sabiduría necesaria, pues
ha prometido que no dejará a sus hijos avergonzados. Así también, cuando en casa se atraviesas
crisis económicas y pensamos que no habrá ni para comer o pagar los servicios y obligaciones
básicas, Dios siempre ha provisto y lo seguirá haciendo porque es parte de su carácter.

Salmo 55:22 “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo.”
La palabra sustento que aparece en este verso nos habla sobre base o fundamento, algo que nos
mantiene firmes y habla de proporcionar lo necesario. Esto quiere decir que en el momento que le
entregamos el problema a Dios, su palabra será el fundamento que nos mantendrá firmes aunque
el panorama no haya cambiado.
Esta palabra sustento también hace referencia a algo que nos proporciona lo necesario, es decir que
Dios en medio de la dificultad no solo nos mantiene firme sino que también nos proporciona lo que
necesitamos para salir victoriosos de esa situación, Él nos provee paz, gozo, nuevas fuerzas, entre
tantas cosas. Dios no nos dejará solos, en El tenemos esperanza de que lo que prometió lo cumplirá
y si Él dijo que somos más que vencedores en esa condición victoriosa nos levantaremos por encima
de la dificultad.

El caso de la viuda de Sarepta. 1 Reyes 17:8-24

1 Reyes 17:9 Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una
mujer viuda que te sustente.

Una mujer que atravesaba un momento financiero muy difícil había pensado hacer una última
comida con la harina y aceite que le quedaba para ella y su hijo y luego dejarse morir, pero Dios
tenía otra cosa planeada. Había dado orden al profeta Elías que fuese hasta la ciudad de aquella
mujer, y es allí donde estas dos historias se cruzan preparando el escenario para un milagro
espectacular. La mujer es probada por parte del profeta (recordemos que Abraham también fue
probado) para que le diese de lo poco que le quedaba a él. Pero no se trataba de una trampa o
capricho del hombre de Dios, sino que sería el inicio de un nuevo tiempo para esta familia.
Milagrosamente la mujer accede a darle a este hombre, probablemente desconocido por ella, de lo
último que le ha quedado y cuando lo hace (pasa la prueba), se desata la multiplicación de la harina
y del aceite.

Es sorprendente la orden que Dios da a esta mujer para que sustente a Elías teniendo en cuenta su
situación económica. Si Dios le hubiese pedido a alguna persona adinerada que sustentase a su
profeta, no tendría nada de especial o asombroso, pero decide pedirle a una mujer cuyo esposo ha
fallecido, pensaba dejarse morir, y quien no tiene para sostener a su propio hijo que le de todo lo
que necesita, o tal como dice el versículo nueve, que lo sustente. Tanto Elías como esta mujer
atravesaban por momentos difíciles a causa de la sequía reinante, pero Dios permitió que una mujer
que no pertenecía al pueblo de Dios recibiese el milagro para así sustentar al profeta.

El caso de la viuda y las vasijas de aceite. 2 Reyes 4:1-7

En este caso no encontramos a Elías haciendo el milagro, sino que se


trata del profeta Eliseo. Una mujer cuyo esposo había fallecido
dejándola con hijos y con deudas se enfrenta a la posible pérdida de
dos de ellos a causa de los acreedores. Al verse entre la espada y la
pared esta mujer decide ir en busca del profeta quien le solicita que
pida a sus vecinos todas las vasijas posibles y se encierre con sus hijos y
empiece a llenar con el aceite los recipientes. Por supuesto, estamos
hablando de otro milagro donde el sustento se iba a manifestar en una
familia temerosa de Dios. Y así fue como sucedió, pues el aceite dejó de
multiplicarse cuando se acabaron las vasijas.

La mujer busca nuevamente al profeta para testificar del milagro, quien a su vez le da las pautas
para establecer un orden financiero en su vida: “ve y vende el aceite, y paga a tus acreedores; y tú
y tus hijos vivid de lo que quede”. Maravilloso saber que Dios no solo vela por nuestra salvación
sino que también nos brinda principios para que nuestra economía esté en orden. El profeta no le
dice que ahora debe irse de viaje y disfrutar un tiempo porque ha tenido mucho estrés y conflictos,
sino que le pide que venda el aceite obtenido en el milagro y lo primero que debe hacer es pagar lo
que debía, y de lo que le quedase, debía aprender a sustentarse ella y sus hijos.

Quizás a algunos les nazca la pregunta de por qué si el esposo era un hombre de Dios, al morir le
deja como herencia deudas. Bueno, pues la realidad es que aunque seamos hijos de Dios, no somos
perfectos, pero debemos tratar de crecer y superar aquellas falencias que se nos permite conocer.
En este caso, es desconocido el motivo de las deudas, pero es lógico pensar que se debía a que el
esposo gastaba más de lo que ganaba o le ingresaba. Aunque el puno de esta historia es el
maravilloso cuidado de Dios por los suyos y los que le creen, también no deja entrever la necesidad
de establecer prioridades en nuestros presupuestos, tal como el profeta le enseña a la viuda.

Proyecto
Fecha de entrega: 20 y 21 de agosto (de acuerdo al horario de clases de cada grado)

1. Cuenta un testimonio donde hayas visto el sustento de Dios. Puedes preguntar a tus padres
y escribir uno de tipo familiar si así lo decides.
2. Siéntate un tiempo con tus padres y pregúntales acerca del presupuesto de ingresos y de
gastos, luego analiza, según presupuesto de gastos, cuáles son las prioridades de inversión
en casa. Piensa y reflexiona sobre ello, y si es necesario, habla con tus padres sobre
observaciones o aportes que puedas hacer al respecto. Escribe tus resultados.
3. Busca otro caso de la Biblia donde se haga evidente el sustento de Dios así como el que
vimos de la viuda. Describe lo sucedido y reflexiona sobre ello.

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