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402 • La tierra es del que la ha perdido.

Bibliografía Un ensayo revolucionario. Sobre La hora de los


Cangi, Adrián (2007), “El rostro en el documental como drama político”, Imágenes de lo
real. La representación de lo político en el documental argentino, Buenos Aires, Libraria.
hornos, del Grupo Cine Liberación
Colombres, Adolfo (ed.) (2005), Cine, antropología y colonialismo, Buenos Aires, Por Jimena Trombetta y Paula Wolkowicz
Ediciones del Sol.
Comolli, Jean-Louis (2002), “Cine contra espectáculo”, Filmar para ver. Escritos de teoría La hora de los hornos (Grupo Cine Liberación, 1966-1968) irrumpe en la es-
y crítica de cine, Buenos Aires, Ed. Simurg/ FADU. cena nacional como la primera película estrictamente política o, en términos de Getino
Peña, Fernando Martín y Vallina, Carlos (2000), El cine quema - Raymundo Gleyzer, y Velleggia, como el primer film de intervención política en la historia del cine argentino
Buenos Aires, Ediciones de la Flor. (2002: 13). Según los autores, este tipo de cine está caracterizado por tener un objetivo
y una intencionalidad política que los realizadores imprimen al tratamiento creativo
Prelorán, Jorge (2006), El cine etnobiográfico, Buenos Aires, Catálogos.
de la realidad, así como también de un predominio de la institución política por encima
Zizek, Slavoj (2002), ¿Quién dijo totalitarismo?, Valencia, Pre-Textos. de la cinematográfica. Getino y Solanas también se refieren al film como un cine mili-
tante que “se asume integralmente como instrumento, complemento o apoyo de una
determinada política [con el fin de] contrainformar, desarrollar niveles de conciencia,
agitar, formar cuadros, etc.” (Getino, 1982: 13). De esta manera, el cine deja de ser un
fin en sí mismo y pasa a ser un medio, quizás el más efectivo y potente para la trans-
misión y difusión de ciertos contenidos ideológicos y políticos. La hora de los hornos
es concebida como parte de un proyecto político más amplio (el peronismo de iz-
quierda, revolucionario) que lo comprende y lo determina.
Abordaremos la película desde la noción de ensayo, ya que es un con-
cepto que permite analizar tanto los aspectos ideológico-políticos del film como
los cinematográficos. Tomando como eje los conceptos de “ensayo político” y
de “ensayo cinematográfico”, se intentará dar cuenta de la compleja trama dis-
cursiva que atraviesa La hora de los hornos y que la convierte en una obra mo-
numental y fundacional del cine político argentino.1
El ensayo es un género literario en el cual el autor elabora un tema a par-
tir de la exposición de determinadas tesis y el posterior desarrollo de las mismas.
En el ensayo no existe un orden preestablecido ni una estructura definida. Puede
abarcar diversas disciplinas (filosofía, política, historia, etc.) de un modo libre y
dinámico, y mezclar elementos de distinta índole (como citas, testimonios, anéc-
dotas, recuerdos personales, etc.).2 Una de sus características principales es la
1
La película contiene centenares de documentos, imágenes, fotografías, citas y testimonios en sus más de cuatro
horas de duración. La hora de los hornos es probablemente el documental político argentino más reconocido en
nuestro país y en el exterior, y sobre el que se ha escrito la mayor cantidad de material crítico y teórico. Entre los
investigadores que han trabajado sobre la película se encuentran: Gonzalo Aguilar, Emilio Bernini, Claudio España,
Mariano Mestman, Robert Stam y Tzvi Tal entre muchos otros.
2
Sobre la teoría del ensayo literario se pueden leer los textos de José Luis Gómez-Martínez, Teoría del ensayo,
México, UNAM, 1992; José Miguel Oviedo, Breve historia del ensayo hispanoamericano, Madrid, Alianza, 1991;
Pedro Aullón de Haro, Teoría del ensayo, Madrid, Verbum, 1992; Claire de Obaldía, The Essayistic Spirit;
Literature, Modern Criticism, and the Essay, Oxford, Clarendon Press, 1995.
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subjetividad que el autor imprime al tratamiento del tema, una “voluntad de es- características del mismo: presentación y desarrollo de un tema a partir de la ex-
tilo”3 que tiñe y construye el texto. A su vez, el ensayo plantea una relación par- plicitación de determinadas tesis, la creación de un relato libre que construye su
ticular con el lector al que se intenta persuadir y convencer.4 Es, por lo tanto, un propia forma, y la utilización de diferentes materialidades y recursos para el de-
discurso didáctico. Pero al ser deliberadamente libre y personal, es un tipo de sarrollo de los temas expuestos. Fernando Solanas afirma en un diálogo con Jean-
discurso en el que se mezcla lo didáctico y lo poético, el conocimiento y la lite- Luc Godard: “Aprovechamos todo aquello que [era] necesario o útil a los fines
ratura.5 Al ser un género tan amplio y con límites tan difusos algunos autores del conocimiento que se plantea[ba] la obra. Desde secuencias directas, o de re-
como Marichal señalan que no se puede hablar estrictamente de “ensayos” sino portajes, a otras cuyo origen formal se situa[ba] en relatos, cuentos, canciones o
de ensayistas.6 montajes de imágenes-conceptos” (Godard y Solanas, 1969: 48). Pero el film no
es concebido únicamente como un ensayo cinematográfico, sino fundamental-
La categoría de ensayo fue luego trasladada a los estudios cinematográ-
mente como un ensayo político. Como exponentes del cine militante, Getino y
ficos bajo la forma de cine-ensayo, funcionando como un concepto de gran pro-
Solanas priorizaban el aspecto didáctico y persuasivo que permitía la estructura
ductividad para analizar determinadas producciones fílmicas. Según Bergala, el
o, en todo caso, la falta de estructura propia del ensayo. La creación de un len-
film-ensayo:
guaje nuevo, que tuviera que adecuarse a formas establecidas (unidades dramá-
es una película que no obedece a ninguna de las reglas que rigen general- ticas, duración estándar, etc.) les permitía apelar a una mayor cantidad de
mente el cine como institución: género, duración standard, imperativo so- recursos para desarrollar sus tesis políticas.
cial. Es una película “libre” en el sentido de que debe inventar, cada vez, su
propia forma, que sólo le valdrá a ella. […] El film essai surge cuando al-
guien ensaya pensar, con sus propias fuerzas, sin las garantías de un saber
Empuñar la cámara como un fusil
previo, un tema que él mismo constituye como tema al hacer esa película. Integrado por Octavio Getino, Fernando Solanas y Gerardo Vallejo (entre
Para el ensayista cinematográfico, cada tema le exige reconstruir la realidad otros), el Grupo Cine Liberación, al igual que otros grupos de cine militante de
(Bergala, en Weinrichter, 2004: 89).
los años sesenta y setenta (como el Grupo Cine de la Base o Realizadores de
El film-ensayo utiliza un abanico de recursos para expresar un tema en par- Mayo) tenía la fuerte convicción de que el cine era un arma revolucionaria y que
ticular. Utiliza diversos materiales y registros para luego, a través del montaje, yux- la cámara podía ser utilizada como un fusil.7 Se creía entonces en el fuerte rol
taponerlos y construir algo completamente distinto del material original. Catalá movilizador del cine, que podía actuar directamente sobre la sociedad, influir en
Doménech realiza una definición muy interesante del film-ensayo, una de cuyas ca- el pueblo de manera directa, sin mediaciones, y llevar a todo aquel que viera el
racterísticas fundamentales es la diversidad de tonos que puede llegar a contener el film a una toma de conciencia de clase y a una lucha por la “liberación nacional”.
film. El cine-ensayo puede rápidamente y sin transiciones pasar de “lo más íntimo Como afirman Solanas y Getino:
a lo más dramático en un flujo constante de la forma cinematográfica” y de “los
La capacidad de síntesis y penetración de la imagen fílmica, la posibilidad
comentarios, a los diálogos y a la dramatización” (Catalá Doménech, 2000: 80). del documento vivo y la realidad desnuda, el poder de esclarecimiento de
A partir de las definiciones mencionadas anteriormente se puede pensar los medios audiovisuales, supera con creces cualquier otro instrumento de
comunicación. Huelga decir que aquellas obras que alcanzan a explotar in-
entonces La hora de los hornos como un film-ensayo, ya que presenta todas las
teligentemente las posibilidades de la imagen […] logran eficaces resultados
3
en la politización y movilización de cuadros e incluso en el trabajo a nivel
Marichal, Juan. La voluntad de estilo. Teoría e historia del ensayismo hispánico, Barcelona, Seix Barral, 1957:
de masas allí donde resulta posible (Getino, 1982: 46).
15-23.
4
Según Peter Earle, una de las características del ensayo es la persuasión y la reciprocidad entre el autor y el lector, Filmada y exhibida de manera clandestina, La hora de los hornos es una
en la cual el lector es incluido de manera directa en el texto. “[hay una] invitación abierta al lector a participar". película deliberadamente contestataria, revolucionaria, dentro de un marco
Earle, Peter G., "El ensayo argentino", Los Ensayistas 6-7, 1979: 7-17.
7
5
Eduardo Gómez de Baquero considera que el ensayo es la didáctica hecha literatura y por lo tanto está en el La “cámara-fusil” o “la cámara-metralleta” eran metáforas recurrentes en los grupos de cine militante, y remiten
límite entre la didáctica y la poesía (“El ensayo y los ensayistas españoles contemporáneos", en El renacimiento a la idea de que la película puede convertirse ella misma en una acción revolucionaria. Getino y Solanas expresaron
de la novela en el siglo XIX, Madrid, Mundo Latino, 1924: 139-145). Por su parte, Eugenio D´Ors define el ensayo esta idea bajo la frase: “El proyector es un arma capaz de disparar a 24 fotogramas por segundo” (Getino, 1982:
como la “poetización del saber” ("Pensar por ensayos", en Clavileño, Nro. 19, 1953: 1-6). 49). Sobre este concepto se pueden leer los artículos de Julianne Burton, “The Camera as a Gun: Two Decades of
Film Culture and Resistence in America Latina”, en Latin American Perspectives, Austin, Texas, 1978, y Beatriz
6
Marichal, op. cit. Sarlo, “La noche de las cámaras despiertas”, en La máquina cultural, Buenos Aires, Ariel, 2007.
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político cada vez más represivo.8 Inaugura no sólo una nueva manera de hacer su experiencia viva a la reunión, pasaba a ser un actor, un protagonista más
cine político en América Latina sino también una nueva forma de entender el importante que los que habían aparecido en los filmes (Getino, 1982: 53).
hecho cinematográfico. Frente a la concepción burguesa de espectáculo, el grupo proponía el cine
El film está estructurado en tres partes tituladas: “Neocolonialismo y vio- como “acto”. El concepto de cine-acción atravesaba todo el hecho cinematográ-
lencia”, “Acto para la liberación” y “Violencia y liberación”. Podían ser exhibi- fico, desde la realización hasta la exhibición, y su objetivo principal era incidir
das juntas o de manera independiente, según el caso. La decisión de qué parte de manera directa sobre la realidad. Cada proyección de la película era un acto
exhibir la tomaban los estudiantes y los activistas políticos, responsables de la político y las personas que iban a ver el film no eran espectadores pasivos sino
distribución y exhibición del film en los sindicatos, fábricas, universidades, cen- participantes de ese acto:
trales obreras y en las unidades básicas.9 La hora de los hornos generó, y éste es La hora de los hornos es también un film acto, un anti espectáculo, porque
tal vez uno de sus mayores logros, un circuito alternativo de exhibición que se se niega como cine y se abre al público para su debate, discusión y desarro-
encontraba por fuera del marco institucional. Todo el cine político realizado des- llo. Las proyecciones se convierten en espacios de liberación, en actos donde
pués siguió el camino que había abierto en un primer momento el film inaugural el hombre toma conciencia de su situación y de la necesidad de una praxis
de Cine Liberación. La película fue estrenada en 1968 en el Festival de Pesaro, más profunda para cambiar la situación. […] Este no participante, pasa a
Italia, en donde obtuvo el primer premio. Pero en nuestro país, recién pudo salir ser un protagonista vivo, un actor real de la historia del film y de la historia
en sí misma (Godard y Solanas, 1969: 48-49).
de su clandestinidad en 1973, durante el breve período que duró la primavera
democrática durante el gobierno de Cámpora, tras 18 años de proscripción del En el cine argentino hasta esa época, la noción de espectador estaba ínti-
peronismo. En su gestión como interventor del Ente Nacional de Calificación mamente ligada a la de espectador burgués, que implicaba una mirada desintere-
Cinematográfica, Getino impulsó la exhibición comercial de todas las películas sada, contemplativa y que, fundamentalmente, no llevaba a la acción. “Todo
que no habían podido ser estrenadas anteriormente debido a la censura. Pero el espectador es un cobarde o un traidor”, decía Fanon y reiteraban Getino y Sola-
objetivo del grupo Cine Liberación era realizar una película que interviniera di- nas a comienzos del film. Esta concepción estaba en sintonía con los discursos
rectamente sobre la realidad social, que la modificara sustancialmente y no que teóricos de dos críticos cinematográficos de corriente marxista, Jean Louis Baudry
fuera una obra de mera contemplación, un tipo de obra a la que Getino y Solanas y Jean Louis Comolli. Estos autores, que pensaban el dispositivo cinematográfico
calificaban, peyorativamente, de “arte burgués”.10 Por lo tanto, el film funcio- desde una perspectiva política y social, señalaban que el cine comercial, industrial
naba, como fuerza revulsiva y contestataria, mucho mejor por fuera del sistema (en términos de Noël Burch, un cine perteneciente al Modo de Representación
que dentro de este. En la clandestinidad, el film implicaba un fuerte compromiso, Institucional),11 presentaba un tipo de narración transparente, homogénea, gene-
tanto por parte de sus realizadores como del público que iba a verla. Como ex- rando en el espectador una “ilusión de realidad”. Por lo tanto, el film naturalizaba
plican Getino y Solanas: una visión del mundo que en realidad era una construcción hegemónica.
Descubríamos también que el compañero que asistía a las proyecciones lo La práctica cinematográfica que se pretendía revolucionaria debía, en-
hacía con plena conciencia de estar infringiendo las leyes del Sistema y ex- tonces, quebrar esa “ilusión de realidad” que presentaba la imagen cinemato-
ponía su seguridad personal a eventuales represiones. Este hombre no era gráfica y evidenciar el aparato de base, el proceso productivo del film. De esta
ya un espectador, por el contrario, desde el momento que decidía concurrir
manera se rompía con la fuerte identificación entre el espectador y la represen-
a la proyección, desde que se ponía de este lado arriesgándose y aportando
tación, que le impedía al primero tomar una distancia crítica sobre lo que estaba
mirando. Algo similar había planteado Bertolt Brecht unos treinta años antes en
8
El 28 de junio de 1966, año en el que comienza el rodaje de la película, las Fuerzas Armadas derrocan al presidente relación con el teatro, cuando se oponía a los cánones clásicos de la poética aris-
Illia y asume Juan Carlos Onganía como presidente de facto de la autodenominada Revolución Argentina. totélica. Para el dramaturgo alemán, la representación teatral debía generar una
9
Sobre la exhibición de La hora de los hornos se pueden leer los artículos de Gonzalo Aguilar (2005) y Mariano acción por parte del espectador a través del conocimiento, que se lograba a partir
Mestman (2001) . de un extrañamiento con lo representado. Frente a un arte dramático, Brecht
10
Y continúan diciendo: “El modelo de la obra perfecta de arte, del film redondo, articulado según la métrica im- proponía un arte épico, y frente a la identificación, el distanciamiento. La película
puesta por la cultura burguesa y sus teóricos y sus críticos, ha servido en los países dependientes para inhibir al ci-
neasta, sobre todo cuando éste pretendió levantar modelos semejantes en una realidad que no le ofrecía ni la
11
cultura, ni la técnica, ni los elementos más primarios para conseguirlo” (Getino, op. cit.: 49). Véase Burch (1995).
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plantea una serie de recursos para lograr ese compromiso y ese “conocimiento” dor que esté en condiciones de dejar de serlo tras la proyección, para lo cual
en el espectador, como la inclusión constante de carteles que interrumpen la ac- la proyección misma debería transformarlo de espectador en militante.
ción dramática o la utilización de un montaje acelerado que impide la constitu- […] El dilema entonces -y los dilemas no tienen solución, a diferencia de
los problemas- es que el único espectador en condiciones de transformarse
ción de una escena tradicional, generando un efecto de shock en el espectador.12
en revolucionario es aquel que ya está en condiciones de hacer la revolución,
También el film utiliza recursos que no provienen estrictamente del uso del len- sólo que no lo sabe (2007: 76).
guaje cinematográfico clásico, como cuando una voz over interpela al espectador
diciéndole que se va a detener la proyección para que ellos saquen sus propias
conclusiones.13 Un ensayo político
Sin embargo, y a pesar de que el film plantea abrir un espacio para el diá- La hora de los hornos es, ante todo y como el propio Solanas lo describe,
logo, tanto los carteles como la voz over del relator transmiten un mensaje ideoló- un “ensayo ideológico y político” (Solanas y Godard, 1969: 48). La película sos-
gico que se presenta como único y verdadero. Como señala Vicente Sánchez-Biosca: tiene que la Argentina, al igual que otros países del denominado “Tercer
El carácter pretendidamente incompleto de La hora de los hornos, su pre- Mundo”,14 no es un país independiente, sino que se encuentra en una situación
sentación de hipótesis para el diálogo (una afirmación y cartel azas repeti- “neocolonial” por las políticas económicas y culturales de las potencias imperia-
dos en el filme) o su condición de informe para una reflexión conjunta con listas con la complicidad, en el caso argentino, de la “oligarquía agroganadera”,
los espectadores de carne y hueso, se encuentran en abierto conflicto con la del Ejército y de amplios sectores de la clase media.15 En consecuencia, el cuadro
precisión unívoca de las consignas; lo que queda refrendado por un montaje
social se caracteriza por una distribución marcadamente desigual de la riqueza.
que evacua cualquier ambigüedad en las tesis fundamentales (2004: 244).
Fuera de los sectores integrados y beneficiarios de la economía dependiente, la
El diálogo que proponen los autores desde el film, se podría pensar, en- mayoría de la población sufre el desempleo, el hambre, la desnutrición y sus se-
tonces, ya no como una posibilidad de cuestionar los principios fundamentales cuelas. Un extenso fragmento de la primera parte de la película, denominado
de la película (el peronismo como movimiento social revolucionario) sino como “Violencia cotidiana”, se dedica a dar cuenta de los números de esa pobreza, a
una instancia para debatir cuestiones coyunturales, como, por ejemplo, cuáles partir de datos estadísticos de organismos oficiales: “…el 75% de los trabajadores
son las estrategias más adecuadas para lograr esa revolución. argentinos no cubren con sus ingresos las necesidades elementales de vida. La ca-
pacidad adquisitiva de los salarios disminuyó en los últimos 15 años […] de un
Brecht planteaba al didactismo como una herramienta para perturbar
millón de trabajadores rurales sólo la mitad tiene trabajo permanente”.
al espectador, es decir para incomodarlo, y es a ese espectador al que está des-
tinado su teatro. Muy por el contrario, el film al haber sido destinado a un es- Según la visión histórica de los realizadores, en revisión de la historio-
pectador que compartía por lo menos la idea de revolución, no lo incomodaría grafía liberal, la guerra de Independencia sólo había dado paso a una nueva
sino que más bien le estaría enseñando, de un modo más ordenado, algo que ya forma de dependencia de los intereses políticos y económicos de los países im-
comprendía de antemano consciente o inconscientemente. Esta relación film/es- perialistas, fundamentalmente de Inglaterra y Estados Unidos.
pectador no es propia únicamente de La hora de los hornos, sino del cine polí-
tico en general. Como explica Silvia Schwarzböck en relación a las películas de 14
La expresión “Tercer Mundo” aparece a raíz de las crisis de los imperios europeos en Asia y África, proceso
Raymundo Gleyzer: usualmente conocido como “descolonización”. A lo largo de la década de 1950 ese concepto pasará a incluir a los
países latinoamericanos, a los que se consideraba en una dependencia económica y cultural equiparable a la situa-
la revolución -se sabe- no se hace filmando películas, sino exhibiéndolas. Y ción “neocolonial” de las nuevas naciones “descolonizadas”. De esta manera, buena parte de las organizaciones
el momento de la exhibición requiere del espectador adecuado, un especta- guerrilleras latinoamericanas que se multiplicaron tras la Revolución Cubana plantearon su lucha en términos
análogos a los de los movimientos de liberación nacional de Asia y África. Particularmente influyente fue el Frente
12
Como explica Emilio Bernini “Una parte de Cine Liberación impugna la escena porque es una de las formas de de Liberación Nacional Argelino y la obra de uno de sus referentes, Frantz Fanon, Los condenados de la tierra.
representación realista considerada burguesa y, en consecuencia, para el grupo, una forma simbólica de la domi- 15
nación”, “El documental político argentino. Una lectura”, en Sartora, Josefina y Rival, Silvina (eds.) (2007). En la primera parte de La hora de los hornos, una voz over se refiere a la revolución de independencia y a la si-
tuación neocolonial en estos términos: “La independencia de los países latinoamericanos fue traicionada en sus
13
Al final de la segunda parte de la película una voz (que no es otra que la de uno de sus realizadores) enuncia: “Lo orígenes. La traición corrió por cuenta de las elites exportadoras de las ciudades puerto […] la burguesía agro ex-
que importa ahora son las conclusiones que ustedes puedan extraer como autores reales y protagonistas de esta his- portadora se convertía así en apéndice agrario de la industria europea. Por primera vez en la historia, aquí en La-
toria. Las experiencias por nosotros recogidas, las conclusiones, tienen un valor relativo. Sirven en la medida que son tinoamérica, comenzaba a aplicarse una nueva forma de dominio: la exportación del negocio colonial a través de
útiles al presente y al futuro de la liberación […] El film aquí se detiene. Se abre hacia ustedes para que lo continúen”. las burguesías nativas. Nacía el neocolonialismo”.
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La visión antiimperialista de la Argentina como país subdesarrollado, al Che (“…y a todos los patriotas que cayeron en la lucha por la liberación ibe-
neocolonial y con una estructura económica agraria casi feudal, confluye en los roamericana”), continúa con carteles alusivos (“Crear dos, tres… muchos Viet-
años sesenta con las corrientes nacionalistas en auge desde la década de 1920. nam. Esa es la consigna”), y termina con el primer plano del rostro del
Esta representación, “pesimista”,16 se oponía a la imagen hegemónica forjada guerrillero. La imagen que cierra “Neocolonialismo y violencia” es la imagen del
por la tradición liberal en la que también estaba incluida la izquierda reformista: Che muerto en Bolivia, con los ojos abiertos, como si todavía estuviera vivo (este
una Argentina europea, progresista y moderna. concepto está reforzado por un relato en off que dice “cuando se inscribe en el
marco por la liberación, la muerte deja de ser la instancia final”). El primer plano
Para la izquierda antiimperialista de la década de 1960 no había lugar
del rostro de Guevara inunda la pantalla por varios minutos, interpelando di-
para las reformas democráticas y parlamentarias y el único camino posible era
rectamente al espectador.18
la revolución. La tesis de La hora de los hornos, que atraviesa y estructura todo
el film, es justamente que la liberación nacional sólo puede lograrse a través de La película señala al peronismo como el único movimiento nacional
la lucha armada, de la violencia revolucionaria.17 capaz de llevar a cabo esa revolución, transformando a la Argentina en una na-
ción libre, independiente y socialista. Una visión que el film construye, también,
La película plantea de manera simbólica lo que en el terreno político ya
a partir de citas de diferentes autores. En La hora de los hornos conviven los
sostenían muchas organizaciones armadas surgidas en este contexto, principal-
textos de nacionalistas como Arturo Jauretche, Raúl Scalabrini Ortiz, Jorge Abe-
mente Montoneros. En relación a estos últimos, y en consonancia con la tesis
lardo Ramos, Rodolfo Puiggrós, John William Cooke y Juan José Hernández
principal de Getino y Solanas, Carlos Altamirano señala:
Arregui junto con los pensamientos del Che Guevara, Franz Fanon, San Martín,
Los partidos armados no brotaron únicamente del descreimiento en las re- Aimé Césaire y Perón, entre muchos otros. La diversidad de discursos a los que
glas del juego democrático ni de la mortificación que provocaba la burla apela el film se intensifica si se toman en cuenta las divisiones ideológicas que
de esas reglas: nacieron asociados a una fe intransigente, la fe en la Revo- existían entre los mismos intelectuales nacionalistas. Según Carlos Piñeiro Iñí-
lución, idea fuerza que, desde comienzos de los sesenta y bajo el deslum- guez, el nacionalismo de izquierda distaba de ser una corriente homogénea, en-
bramiento de la Revolución Cubana había recobrado toda su carga
contrándose, por un lado, la izquierda nacional (representada por Jorge Abelardo
mesiánica. Sólo la revolución traería la regeneración social y permitiría edi-
ficar otro mundo, el del pueblo liberado y el hombre nuevo (Altamirano, Ramos), por el otro, el nacionalismo popular (en el que participaba Hernández
2007: 119). Arregui) y, por último, el nacionalismo revolucionario (al que adherían Puiggrós,
Cooke y Alicia Eguren).19
Sin embargo, y a pesar de sus similitudes ideológicas, el grupo no parti-
cipó de manera directa en la organización guerrillera peronista. De hecho, algu- La hora de los hornos expresa y, a su vez, ayuda a elaborar una mitología
nos años después, como señala Mariano Mestman, “[El] núcleo fundador [de del peronismo acorde a un pensamiento socialista y nacionalista. Entendemos el
Cine Liberación] mantendría una posición crítica de la opción armada y, en concepto de “mito” según la definición que plantea Roland Barthes en Mitolo-
1974, desistiría de convertirse en el brazo cinematográfico de Montoneros” gías: como un metalenguaje, un segundo lenguaje que transforma el signo lin-
(2007: 68). güístico, lo carga de un nuevo significado y lo vacía de su contenido original. El
mito se apropia de un determinado signo (una palabra, un discurso, una imagen
Como ocurrió con otros textos culturales del momento, La hora de los o un objeto) y lo priva de su carácter histórico (1980: 247-248). Aunque Barthes
hornos está fuertemente signada por la Revolución Cubana, y en especial por señala el carácter conservador del mito, ya que su finalidad es mantener el statu
quien fuera una de sus figuras más emblemáticas, el Che Guevara. La influencia quo, realiza una salvedad cuando se refiere a los mitos de la izquierda, que son
que tuvo el líder revolucionario fue tan grande que su figura funciona como guía los de los colonizados y oprimidos. Según Barthes este tipo de mito, que en de-
rectora durante toda la primera parte del film, que comienza con una dedicatoria finitiva es el que intenta construir el film a partir de la figura de Perón, se limitaría

16
Así la califica Gino Germani en su artículo de 1963, “La Argentina: desarrollo económico y modernización” (ci- 18
Cuando la película se estrena en las salas, en 1973, se exhibe únicamente la primera parte. Para su estreno co-
tado en Altamirano, Carlos, Bajo el signo de las masas (1943-1973), Buenos Aires, Emecé, 2007: 117-118). mercial se modifica el final, y la imagen fija del primer plano de Guevara es compartida con la de los diferentes lí-
17
deres políticos nacionales e internacionales. Este nuevo montaje generó una serie de controversias en la época.
La primera imagen del film es un primer plano de una antorcha que se enciende, seguida de ruidos de rifles. Sobre el tema se puede leer el artículo de Mariano Mestman (1999).
Estas imágenes son acompañadas por una serie de carteles: “Ideologizar, organizar nuestra revolución [...] Ningún
orden social se suicida. Una guerra larga, una guerra cruel...”. 19
Cfr. Piñeiro Iñíguez (2007).
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a cuestiones de índole política y social, a diferencia de los mitos de la burguesía permite lograr determinados objetivos más allá de la adversidad; un mensaje es-
que invaden también los espacios privados (las relaciones familiares, el hogar, peranzador y optimista para todos aquellos que continuaban en la lucha, que
las actividades de ocio, etc.). En relación a la representación de las figuras míticas esperaban con ansias la vuelta de Perón al poder.
en el documental, Bill Nichols señala que éstas son “proyecciones imaginarias o
Pero a pesar de la constante alusión del film a la construcción de un frente
fetiches” (1997: 317) que encarnan ideales culturales y deseos psíquicos. La fun-
peronista, la imagen de Perón y del peronismo no era unívoca. Perón practicaba
ción de este proceso de mitologización es atrapar un determinado momento en
desde el exilio, donde su figura adquiría cada vez más un carácter mítico, una
la vida del personaje y hacerlo perpetuo:
política pendular: incluía a sectores de derecha y a una izquierda cada vez más
transformando a los muertos en personas recordadas eternamente y to- radicalizada. Diferentes grupos se legitimaban a partir de la figura del líder pros-
mando de los vivos parte de su especificidad histórica. Se produce una te- cripto, utilizando fragmentos de sus declaraciones, cartas o entrevistas para va-
rrible cosificación que da razón de la extraña turbación que puede evocar lidar su propio discurso. Las palabras de Perón, que circulaban en cartas, cintas
la representación viva de un mito […] El cuerpo físico, […] ha sufrido una
grabadas y también en películas, permitían múltiples lecturas, que el propio
transformación, una transustanciación virtual (Idem: 318).
Perón propiciaba y alentaba, y que podían ser utilizadas tanto por la derecha
Es en función de este aura mítica que se intenta crear a partir del fenó- como por la izquierda indistintamente. Según Silvia Sigal y Eliseo Verón:
meno peronista, que el film no realiza un desarrollo histórico-cronológico del
Delegando su representación en diferentes voceros, [Perón] alentó tácticas
Movimiento. Las imágenes del film no pueden fecharse, no existen datos (salvo variadas, a veces contrapuestas, según las opciones y los recursos que las
en algunos momentos) para que el espectador pueda ubicarlas en un espacio- fuerzas del peronismo y las contingencias de la vida política argentina po-
tiempo determinado. Las figuras de Evita y de Juan Domingo Perón son, como nían a su alcance. Muy tempranamente las luchas por la dirección local de
señala Nichols, figuras míticas que han sido desarraigadas de su contexto histó- las masas fieles a Perón se libraron dentro de ese marco, y cada facción le-
rico (Idem: 318). Es por eso que el film no se detiene a examinar con deteni- gitimaba su autoridad invocando credenciales o mensajes -la carta o la
miento las acciones concretas llevadas a cabo por Perón sino que pone el acento, cinta grabada- del líder (1986: 125).
por un lado, en retratar los símbolos más representativos del peronismo (las La película realiza lo que Altamirano califica como una “hermenéutica del pe-
grandes movilizaciones, la Plaza de Mayo colmada de gente, los discursos frente ronismo”, explotando las declaraciones de Perón, o ciertos fragmentos de esas decla-
a multitudes de Perón y Evita, así como el funeral de esta última); y por el otro, raciones, que favorecen la definición que el grupo Cine Liberación había construido
en reconstruir su etapa más combativa –la llamada Resistencia. Es la segunda del peronismo, e ignorando las que las desmiente (2007: 125). El film se remite a la pa-
parte del film, “Acto para la liberación”, la que está destinada a narrar y repre- labra de Perón sólo algunas pocas veces, pero cuando lo hace elige frases contundentes
sentar, casi exclusivamente, la historia del peronismo. Dividida en dos grandes y con una clara postura combativa, como cuando en un cartel aparece la siguiente frase:
secciones, “Crónica del peronismo (1945-55)” y “La Resistencia”, la película “El problema argentino es esencialmente político. Para no ser colonia sólo cabe una
describe la llegada de Perón al poder, sus dos presidencias y su posterior derro- opción, el poder al pueblo. Perón”. En otros momentos se muestra al líder frente al
camiento. Se trataba de construir, a través de los distintos testimonios, imágenes pueblo dando un discurso, pero la voz over del narrador ocupa el primer plano sonoro.
documentales, cartas y escenas ficcionales, una leyenda del peronismo.20 En la Solamente en dos oportunidades se escucha la voz de Perón: la primera es cuando realiza
segunda secuencia de la última sección (“La resistencia”), empiezan a mezclarse su último discurso público antes de su derrocamiento, frente a una multitud en Plaza
indiscriminadamente imágenes ficcionales (hombres caminando hacia una misma de Mayo (cuando dice “…a la violencia le hemos de contestar con una violencia mayor
dirección tomados de la mano) con escenas del proceso de filmación, en las cuales y cuando uno de los nuestros caiga, caerán cinco de los de ellos…”). El otro momento
aparecen los directores intentando convencer a las distintas personas para que es la entrevista filmada que le realiza el grupo en Madrid. De hecho, esta fue la primera
brinden sus testimonios. Mientras tanto, el narrador explica las dificultades que de las tres entrevistas que le realizó Cine Liberación al líder. Las otras dos, Perón, la
tuvo que atravesar el grupo Cine Liberación para realizar el film. Este fragmento revolución justicialista y Actualización política y doctrinaria para la toma del poder,
de la película señala cómo la unión entre los hombres (ya sea a partir de la ima- ambas de 1971, son documentales en los que Perón reflexiona sobre la historia del
gen alegórica de las manos ensambladas, o del making off de un film colectivo) peronismo y la actualización de su doctrina.21 En La hora de los hornos la entrevista
20 21
A fines de los años sesenta varios intelectuales pertenecientes a otras corrientes políticas de izquierda se acercan Para el análisis de estos dos largometrajes se puede leer el artículo de Mariano Mestman “Estrategia audiovisual
al peronismo, como es el caso de Rodolfo Ortega Peña y del propio Fernando Solanas que pertenecían a las filas y trasvasamiento generacional, Cine Liberación y el Movimiento Peronista”, en Sartora, Josefina y Rival, Silvina
del Partido Comunista. (eds.), op. cit.
414 • Un ensayo revolucionario. Sobre La hora de los hornos... Jimena Trombetta y Paula Wolkowicz • 415

está acompañada por un cartel explicativo que señala que ésta fue filmada ex- proletariado industrial y rural con conciencia nacional enraizada al origen na-
clusivamente para la película, detallando incluso el día exacto de su realización. tivo, en gran parte provinciano, de esta masa de trabajadores, herederos heroicos
Esto no es un dato menor, ya que el cartel está reforzando el carácter de docu- de las montoneras y los caudillos federales” (Piñeiro Iñíguez, 2007: 114). Esta
mento legítimo, de prueba irrefutable del testimonio. En un momento en el cual, semejanza no es casual ya que, como declara Solanas en una entrevista, el pen-
como señalan Silvia Sigal y Eliseo Verón, había una condición restringida del dis- sador nacionalista ha influido enormemente sobre él: “Cuando leí La formación
curso peronista, la autenticidad de los mensajes de Perón se había vuelto un ver- de la conciencia nacional y sobre todo Qué es el ser nacional de Arregui, descubrí
dadero problema, ya que no se sabía a ciencia cierta si los mensajes que circulaban otra historia e ideas de tal fuerza que me marcarían decisivamente” (Solanas,
a través de sus intermediarios eran suyos o no (Idem: 100-101). La entrevista ra- 1989: 41). También aparecen reelaborados en la película muchos de los temas
tifica la posición ideológica del film y, a su vez, posiciona a Cine Liberación como que trabaja Arregui, como la noción del ser nacional (que no es otra cosa que el
un interlocutor válido de la izquierda peronista. pueblo), el análisis histórico del concepto de nación (“La nación no es paisaje.
Es por encima de todo historia. Una acumulación de siglos, a la nación se llega
Pero esta interpretación del fenómeno peronista no se reducía únicamente
por el desenvolvimiento de todas las condiciones pasadas y presentes que la de-
a la apropiación del discurso del líder. La película realiza una lectura del Movi-
finen como tal” [Hernández Arregui, 1973: 73-74]), la unión entre los países ibe-
miento a partir de una postura nacionalista y socialista. Según el film, Perón no
roamericanos y la constitución de la otra historia argentina. Esa otra historia,
pudo realizar todos los cambios políticos y sociales que hubiera querido porque,
opuesta a la oficial, es en definitiva la historia de la lucha del pueblo por conse-
entre otras razones, el contexto político nacional e internacional era muy distinto
guir su libertad y sus derechos.23
(“No existía la Revolución China ni las llamadas democracias populares; los
pueblos árabes no se habían liberado; la India no era aún república…”). Sin em- La hora de los hornos es la primera película argentina en donde aparece
bargo, menciona toda una serie de transformaciones sociales que preparaban el el “pueblo obrero”, como protagonista. El film señala a los “descamisados” -si-
terreno para la revolución que estaba por venir: “El peronismo permit[ió] pasar guiendo la retórica peronista-, como el actor revolucionario por excelencia y el
de ser colonia pastoril a ser Nación independiente, tentativa cuyo eje es el pro- que, en definitiva, le da entidad a Perón como líder.24 Esta concepción expresaba
letariado; y para quien la revolución del '45 tiene un profundo sentido antiim- el pensamiento de la izquierda peronista, en la cual “el proletariado tendr[í]a un
perialista”. Para Getino y Solanas, las dos presidencias de Perón fueron “lo más papel fundamental como clase combativa y cohesionada, ser[í]a el eje sobre el
avanzado que podía darse en el momento” y Perón se constituía en la encarna- cual se apoyar[í]an todas las fuerzas nacionales, la primera avanzada y el último
ción de una fuerza de masas entonces inmaduras pero que daría lugar a nuevas valuarte de las reivindicaciones nacionales” (Cooke, [1959] 2007: 23). La pelí-
formas y expresiones sociales. cula, en una suerte de itinerario subrayado por las constantes imágenes de las
rutas del país y de los diferentes paisajes, recorre la Argentina mostrando a hom-
La película se propone, de la misma manera que lo habían hecho los na-
bres, mujeres y niños en situaciones de hambre, padecimiento y sufrimiento. Pero,
cionalistas como Hernández Arregui, incorporar al peronismo en una genealogía
a la vez, muestra a un pueblo que se rebela y que se resiste a continuar en esa si-
política de movimientos populares, especialmente de los caudillos federales del
tuación. Las manifestaciones populares, las sublevaciones y los rostros gritando
interior del país y de las montoneras.22 Es interesante observar la similitud que
(como en el afiche de la película), señalan que las masas han tomado conciencia
existe entre el pensamiento de Hernández Arregui y la tesis que propone el film.
de su situación, paso fundamental para lograr una futura emancipación.25 El
En la película, la voz del relator comenta: “Los descamisados que sin organiza-
ción alguna invaden las calles porteñas, no son otra cosa que los herederos di- 23
Esta otra visión de la historia argentina, diferente a la hegemónica liberal y a la que proponía la interpretación
rectos de aquellos nacionales que acompañaban a San Martín en los Andes, o de la izquierda marxista, empezó a ser ampliamente difundida algunos años más tarde, en los setenta, en las lla-
las montoneras que seguían a Varela o a Chacho”. Mientras que en La forma- madas Cátedras Nacionales, a través de una nueva camada de profesores como Alberto Carri, Horacio González,
ción de la conciencia nacional Hernández Arregui señala: “Entre las fuerzas de Ernesto Villanueva, etc.
la línea nacional debe citarse en primer término al peronismo, cuya base es el 24
En la película el relator dice: “…el pueblo reclama ese día la libertad de su líder. El 17 de octubre hace nacer a
Perón”.
22 25
La estructura fragmentaria del film, que está organizada de acuerdo con diferentes temas y que no mantiene un Esta lectura de la historia nacional sigue la línea abierta por Hernández Arregui en Nacionalismo y liberación:
crescendo dramático, permite un ida y vuelta en la línea temporal. De esta manera, Getino y Solanas pueden, a “Se nos enseñó que la emancipación de España significó el ingreso en la vida libre e independiente. Es una de las
través del montaje y con total libertad, empalmar imágenes del pasado con las del presente, o ubicar la figura de tantas falsificaciones que hay que demoler […] Tener conciencia de lo que no somos es ya saber lo que queremos
Perón como líder revolucionario al colocarlo en el mismo plano que otros líderes mundiales. ser. Una nación y no una colonia” (citado en Piñeiro Iñíguez, op. cit., 127).
416 • Un ensayo revolucionario. Sobre La hora de los hornos... Jimena Trombetta y Paula Wolkowicz • 417

pueblo argentino, hermanado a través del montaje con otros pueblos latinoa- De la misma manera que declaro que no puede haber liberación sin el pe-
mericanos y del Tercer Mundo,26 es, según el film, un pueblo en vías de libera- ronismo, reconozco que tampoco podrá hacerla exclusivamente el pero-
ción. Lo que resta es organizar a las masas para terminar con el “espontaneísmo” nismo. La tarea requiere una movilización popular muy vasta, una gran
política de masas orientada por un programa que sea, al mismo tiempo, in-
que las ha caracterizado y que es insuficiente para una revolución social real.
flexible en el mantenimiento de ciertos principios fundamentales, y suficien-
Las antorchas encendidas, que aparecen tanto al principio como al final del film, temente amplio como para superar los particularismos ideológicos de
funcionan como una metáfora de esa liberación. sectores que coinciden en el propósito común (Cooke, [1959] 2007: 9-10).
Pero las masas no aparecen representadas solamente a través de las imá- De igual modo, Jauretche sostenía que era fundamental la incorporación
genes. La banda sonora cumple un rol fundamental a la hora de representar al de las clases medias en el seno del peronismo, ya que “una política que aislara
pueblo. La música tribal y percusiva que aparece a lo largo del film remite a las al proletariado de las clases medias y de la burguesía sería ‘fatal al movimiento
raíces más ancestrales de los latinoamericanos. En una entrevista con Horacio de liberación’”(en Sarlo, 2007: 46). Los tres sectores sociales que aparecen re-
González, Solanas declara: “Años después, cuando ya había abandonado la mú- presentados en el film (los obreros, los intelectuales y los estudiantes) son aque-
sica por el cine, tuve que ponerle la música al inicio de La hora de los hornos. llos a los que la izquierda peronista aspiraba reunir. En la segunda parte del film,
[…] Tomé el ritmo 6/8, que es la base rítmica de una gran parte de las danzas bajo el nombre de “Los sectores medios y la intelectualidad”, se agrupan una
populares latinoamericanas, desde la chacarera al samba…” (Solanas, 1989: 82). serie de entrevistas realizadas a diferentes intelectuales que abrazan el “pensa-
En la primera parte del film, dentro del capítulo “El país”, las imágenes del norte miento nacional” como Franco Moñi (presentado como escritor y periodista) y
argentino son acompañadas por el sonido de una quena, instrumento musical Rodolfo Ortega Peña (historiador y abogado de varios sindicatos). Allí, este úl-
autóctono y representativo de la región. Es también muy interesante cómo Ge- timo señala, siguiendo los lineamientos planteados por Jauretche en Los profetas
tino y Solanas logran crear una especie de “voz colectiva” en determinadas se- del odio (1957), que la culpa del aislamiento de las clases medias del movimiento
cuencias, como por ejemplo, en la escena de la fábrica en la primera parte del de masas es de la intelligentsia,27 que ha separado a toda una generación de jó-
film, dentro del apartado “Violencia cotidiana”. Allí, se muestra en qué condi- venes de la lucha revolucionaria. También aparecen entrevistas realizadas a es-
ciones trabajan los obreros: imágenes aceleradas de los trabajadores fichando tudiantes como Roberto Grabois, dirigente del Frente Estudiantil Nacional
para poder ingresar a la fábrica, plano general de la fábrica con sus rejas y su (FEN), y Julio Bárbaro, Presidente de la Liga Humanista de Buenos Aires. Final-
apariencia carcelaria, carteles con inscripciones tales como “Una violencia coti- mente, y completando la tríada, son entrevistados varios obreros. Entre ellos se
diana. Para dominar al hombre no son necesarios aún el Napalm y los gases tó- encuentran Cirilo Ramallo, que relata la ocupación obrera de la empresa Siam,
xicos. Existe una infinidad de recursos políticos económico-culturales tan y una obrera que narra la toma de una fábrica textil. En todos los testimonios
eficaces como las armas bélicas”, etc. Al ruido de la máquina de fichaje y de las hay un llamado a los distintos sectores para incorporarse a las filas del movi-
sirenas se suma el de la voz over de una obrera (a la que no vemos hablar en miento peronista.
pantalla, como si su voz no pudiera expresarse libremente en ese recinto). En
cuestión de segundos las voces comienzan a multiplicarse hasta convertirse en Pero esta unión de los diferentes sectores en un mismo frente, que los in-
un gran murmullo general, una voz colectiva que crece hasta llegar a ser una telectuales planteaban como un paso fundamental para la lucha por un socialismo
sola, la voz del pueblo. nacional, no era tan fácilmente aplicable en la práctica. De hecho, en la película,
los tres sectores aparecen en entrevistas separadas. Como señala Tzvi Tal:
Pero el proletariado no era considerado el único actor social con poten-
cial revolucionario. La tesis de la película también coincide con las de John Wi- Obreros, intelectuales y estudiantes eran los tres sujetos con potencial re-
volucionario que la izquierda peronista aspiraba a congregar. Su no-apari-
lliam Cooke y Arturo Jauretche en cuanto a que la manera de articular ese
ción en el mismo plano cinematográfico señala la inmadurez de dicha
movimiento nacionalista era a partir de la incorporación de diferentes sectores
sociales. Según Cooke:
27
Arturo Jauretche se refiere con este nombre a la izquierda liberal, a los partidos de izquierda tradicionales como
el comunismo y el socialismo, a los que tilda de “elitistas y extranjerizantes”. Jauretche, al igual que otros intelec-
26
A través del montaje paralelo, la película propone un juego constante entre lo particular (el caso argentino) y lo tuales peronistas, critica la interpretación que estos grupos hicieron del peronismo como movimiento nazi-fascista
universal (el Tercer Mundo). Claramente se está señalando la vía revolucionaria adoptada por estos países, espe- (Los profetas del odio, Buenos Aires, Ediciones Trafac, 1957). Esta misma concepción sobre la izquierda reformista
cialmente Cuba, como el ejemplo a seguir. se puede ver en la segunda parte de la película, en el apartado “Intelectualidad, pseudoizquierda y peronismo”.
418 • Un ensayo revolucionario. Sobre La hora de los hornos... Jimena Trombetta y Paula Wolkowicz • 419

tendencia en el momento de la realización de la película. De ahí que el en- tipo de realización cinematográfica colectiva, en la cual las películas eran pre-
cuentro fuera un producto imaginado por los medios de expresión cinema- sentadas bajo el nombre del grupo (Cine Liberación) y no de los realizadores
tográficos y no un diálogo cara a cara (Tal, 2005: 237). (aunque después, en la secuencia de títulos se especificaba quién había realizado
El autor también se refiere a la importancia del montaje en tanto unifica- cada labor).29
dor de los distintos grupos: En la película, además, se legitima una cierta tradición del cine documen-
La capacidad del montaje cinematográfico de crear saltos sobre el tiempo tal (a través de la cita de films de corte político y social) que estaba por fuera del
y el espacio permitieron construir, en La hora de los hornos, un encuentro Primer y Segundo cine. Tanto Tire Dié de Fernando Birri (1958), Faena de Hum-
entre los grupos sociales que el discurso peronista de izquierda pretendía berto Ríos (1960), Mayoría absoluta de León Hirzman (1964) como El cielo y
unir. Las entrevistas con los diferentes voceros, que tuvieron lugar en cir- la tierra de Joris Ivens (1965), presentan una nueva forma de representación de
cunstancias y tiempos separados, fueron editadas con una proximidad que lo político en el cine. Birri retrata de manera testimonial los conflictos sociales
construye la representación cinematográfica del Frente, a cuya consolida-
dejando, mediante el documental, una prueba de realidad. Por su parte, el cor-
ción la película intentaba contribuir (Idem: 235).
tometraje de Humberto Ríos, realiza una metáfora de los campos de concentra-
La película, entonces, intenta fundar una mitología y una genealogía28 ción a partir de imágenes de un matadero. En el caso de Mayoría absoluta, la
del peronismo como movimiento socialista y revolucionario, aglutinando no sólo significación se deposita en imágenes documentales que muestran la situación
una serie de discursos políticos, ideológicos y culturales que estaban circulando de extrema pobreza en la que viven hombres y niños en un pueblo del Brasil,
en la Argentina de ese momento, sino también construyendo un frente político mientras que el discurso del narrador reflexiona sobre las imágenes. Lo mismo
a partir de actores sociales que distaban de estar unidos entre sí. sucede con el film de Joris Ivens, que, de modo poético, enfrenta la fragilidad y
entereza del vietnamita con el poder de los aviones de guerra norteamericanos.
En estos cuatro ejemplos, la realidad no se instaura sólo en una mera muestra
Un ensayo cinematográfico social, sino que se trata de discursos audiovisuales que reflexionan sobre la lucha
de clases, la miseria y la represión estatal, entre otras cosas. El Tercer Cine se
“La invención de una película no es la
presentaba, entonces, como un cine enfrentado a la ideología burguesa y a sus
invención de una historia
sino la invención de imágenes.”
modos de representación (“destrucción de la imagen que el neocolonialismo ha
hecho de sí mismo y de nosotros” dirían Getino y Solanas30), pero también se
Fernando “Pino” Solanas asumía como un cine de construcción de una nueva realidad histórica que no
había tenido espacio en el campo de las representaciones cinematográficas.
En sus escritos teóricos Getino y Solanas (1973) plantearon la necesidad
de generar un lenguaje cinematográfico acorde con sus postulados ideológicos y Como ya se ha adelantado en la introducción, este nuevo lenguaje cine-
políticos, acuñando el concepto de “Tercer Cine” (en íntima vinculación con la matográfico adquiere, en La hora de los hornos, la forma de un cine-ensayo. En
teoría de la dependencia que estaba en auge en ese momento). Este tipo de cine el film se mezclan fotografías con imágenes de noticiarios televisivos y cinema-
debía ser completamente distinto del “Primer Cine” (el cine que se regía bajo las tográficos; imágenes filmadas especialmente para la película con fragmentos de
reglas canónicas y tradicionales del cine industrial, y cuyo exponente máximo películas (como Tire Dié o Faena); epistolares con carteles (que en su gran ma-
era Hollywood) y del “Segundo Cine”, o cine de autor, que aunque mostraba un yoría son citas de pensadores, intelectuales o revolucionarios); entrevistas con
progreso en relación con el Primer Cine por su “apertura o intento de descolo- imágenes pictóricas; la voz de un locutor con las voces de los directores, sonidos
nización cultural” (Getino, 1982: 43), había mostrado su incapacidad para mo- percusivos con canciones populares, etc. Al ser absolutamente libre en su forma
dificar sustancialmente las relaciones de poder vigentes. En oposición a la noción y en su lenguaje, los realizadores pudieron utilizar distintos tonos para los
de estilo y de auteur propia del segundo cine, Getino y Solanas proponían un
29
28
El armado de un colectivo de trabajo tanto para la realización como para la distribución, era algo bastante
Es interesante pensar esta noción en los términos que propone Michel Foucault en “Nietzsche, la genealogía, la común en el cine político nacional. Otros ejemplos son el Grupo Cine de la Base (integrado por Raymundo Gleyzer,
historia” (La Microfísica del poder, Madrid, La piqueta, 1992). Foucault, tomando distancia del concepto tradi- Álvaro Melián, Nerio Barberis, entre otros) y el grupo Realizadores de Mayo (Nemesio Juárez, Humberto Ríos,
cional de genealogía (como una de las ramas del análisis histórico que enfatiza las formas constantes, las continui- Octavio Getino, Jorge Martín, Eliseo Subiela, Pablo Szir, Rodolfo Kuhn, Mauricio Berú y Rubén Salguero).
dades a través del tiempo y los grandes acontecimientos de la historia) acuña un concepto que acentúa los saberes
30
locales, discontinuos e ilegítimos de los procesos históricos. En Getino (1982: 47).
420 • Un ensayo revolucionario. Sobre La hora de los hornos... Jimena Trombetta y Paula Wolkowicz • 421

diferentes momentos del film. Cuando la película hace referencia a la situación Interamericano de Desarrollo (BID) y de los diarios y publicaciones de la década.
del pueblo en América Latina, se utiliza un registro solemne e informativo, a tra- Los discursos de Perón, las cartas de los militantes, y los distintos reportajes a
vés de una voz over que relata los atroces números de mortalidad infantil, de los trabajadores de las fábricas, estudiantes e intelectuales aparecen como prueba
hambruna y de desempleo, mientras que se adopta un tono satírico y burlón irrefutable de una realidad social que es necesario mostrar. Hay dos momentos
cuando presenta a la oligarquía argentina (por ejemplo, cuando se compara a clave que le dan a la película un gran valor testimonial. El primero es cuando
los miembros de la Sociedad Rural con la imagen de un toro gordo y viejo). El aparece Julio Troxler narrando, en el mismo lugar de los hechos, cómo logró so-
film no duda en mezclar imágenes testimoniales con imágenes deliberadamente brevivir a los fusilamientos en el basural de José León Suarez en 1956. El segundo
construidas, como la escena alegórica en la que aparece una prostituta en la cama es cuando aparece en cámara, filmado especialmente para la película, Juan Do-
comiendo un trozo de pan, mientras se escucha el Aurora de fondo. El film, que mingo Perón.32 En su breve discurso, Perón ratifica la tesis del film en la que se
está estructurado, según el propio Solanas, como un libro (con prólogo, capítulos presenta al peronismo como el único movimiento revolucionario capaz de lograr
y epílogo), tampoco respeta una linealidad temporal. Se organiza en base a temas la independencia y la liberación nacional.
o a conceptos, en los cuales se puede pasar del presente (la situación de depen-
Mediante las imágenes-concepto33 que la película estructura como film-
dencia y de neocolonización en la que está sumida América Latina) al futuro (la
ensayo, se intenta movilizar a las masas para correrlas del lugar de espectador
liberación, la revolución), o al pasado (el Ejército de los Andes) en término de
pasivo. Pero los distintos significantes (las imágenes, los sonidos, las voces, los
segundos. No hay un desarrollo dramático de una acción sino una serie de pro-
carteles) confluyen siempre en el mismo significado. El discurso fílmico guía al
blemas que se plantean y que constantemente retornan, en diferentes formas y
espectador para que éste lea las imágenes de una determinada manera. Sánchez
con diferentes materiales, a lo largo de la película.
Biosca señala al respecto: “[La hora de los hornos presenta] una voluntad, ur-
El film-ensayo es en definitiva, como afirma Catalá Doménech, una re- gencia incluso, de intervención en la arena social que no deja resquicio alguno a
flexión cinematográfica y política, a través de las imágenes y de los sonidos, que la ambigüedad […] y nada más alejado de la ambigüedad de lo real que la noción
se ejecuta sobre la realidad. De allí proviene también su fuerte impronta docu- de naturaleza dialéctica formulada por Engels: Natura fecit saltus” (2004: 247).
mental. Pero es también, según el autor, una representación que deconstruye los
Ahora bien, ¿cómo logra el film una coherencia narrativa, ideológica a
presupuestos en los que está basado el género documental, donde aparecen de
partir de la yuxtaposición de todos estos fragmentos discursivos? La película
manera evidente “los trazos visibles del proceso de pensamiento”. Sin embargo,
consigue esta univocidad semántica al reordenar los distintos discursos a través
esta deliberada manipulación de las imágenes, propia del cine ensayo, no le quita
del montaje, incorporándolos a una narración que los contiene y a la vez deter-
al film su fuerza referencial. La hora de los hornos no hace sino afirmar, cons-
mina, generando un nuevo significado, distinto del original. Un recurso que el
tantemente y de todas las maneras posibles, su carácter de documento y testi-
film utiliza con frecuencia es la apelación al tiempo pasado y presente. A modo
monio. Ya desde el subtítulo, “Notas y testimonios sobre el neocolonialismo, la
de ejemplo podemos citar la carta que San Martín le envía a sus “compañeros
violencia y la liberación” -que se aleja del metafórico título de la película-31 se
del Ejército de los Andes”. Frases como “… la guerra se la tenemos que hacer
presenta el film como documento, prueba de la realidad, que además de denun-
del modo que podamos […] compañeros, juremos no dejar las armas de la mano
ciar su punto de vista histórico, se propone en la segunda y tercera parte, según
hasta ver el país enteramente libre, o morir con ellos como hombres de coraje”,
sostiene Solanas, como un trabajo de investigación con una tesis determinada
adquieren un significado bastante particular al estar unidas -a través del mon-
que busca abrir un diálogo con el espectador. En el comienzo de la primera parte
taje- a imágenes de revueltas estudiantiles y de manifestaciones populares. Otro
de la película, un cartel avisa que los datos utilizados en el film fueron extraídos
de los recursos que utiliza el film es lo que podemos denominar como “amplifi-
de la Confederación General del Trabajo (CGT), de la declaración de La Habana,
cación semántica”. Esto es lo que sucede, por ejemplo, con el fragmento de Tire
de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Dié (1958-1960) de Fernando Birri. La hora de los hornos retoma la escena en
Cultura (UNESCO), de la Organización de Naciones Unidas (ONU), del Banco
32
31
Es interesante observar que antes de que Perón hable a cámara se ve en pantalla la claqueta de la película, reforzando
El título alude a una frase del héroe de la independencia cubana José Martí (“Es la hora de los hornos y no se ha el valor que tenía la entrevista como testimonio inédito del líder proscripto. Esto también estaba subrayado por la
de ver más que la luz”) y que fuera retomada por el Che Guevara en su “Mensaje a los pueblos del mundo a través aparición de un cartel que decía “Entrevista exclusiva con el General Perón para el film La hora de los hornos”.
de la Tricontinental” de 1967. Según Louis Marcorelles “Los hornos en cuestión son los rayos que anunciaban an-
tiguamente a los navegantes la proximidad de la tierra firme, rayos que procedían de las hogueras que señalaban la 33
Solanas denomina “imágenes-concepto” a unidades de conocimiento que articuladas a través del montaje con-
presencia de los indios. Por analogía el rayo se convierte en el horno, la señal de la gran rebelión” (1978: 102). figuran un film-ensayo (Godard-Solanas, 1969: 48).
422 • Un ensayo revolucionario. Sobre La hora de los hornos... Jimena Trombetta y Paula Wolkowicz • 423

la que un niño corre detrás del tren, buscando que le tiren una moneda (tomado dores, imágenes documentales, etc. El tema de la violencia revolucionaria como
desde un ángulo contrapicado). Esa imagen, originalmente, corresponde a la mi- un recurso legítimo para lograr la liberación nacional, por ejemplo, es represen-
rada de una pasajera del tren. Pero en la película no se muestra el contraplano tado de múltiples formas: con frases de Los condenados de la tierra de Frantz
de la pasajera, que señala el punto de vista del relato, sino que se le inserta una Fanon (“Un pueblo sin odio no puede triunfar. El hombre colonizado se libera
imagen de un edificio, que por el tipo de angulación parece ser un rascacielos. en y por la violencia”), o de Jean-Paul Sartre (“Las marcas de la violencia no las
De esta manera, a la imagen del niño que corre descalzo al tren le corresponde borra ninguna benevolencia. Sólo la violencia puede destruirlas”), con testimo-
una imagen de la ciudad de Buenos Aires. Por contraste, ambos planos aumentan, nios (como el de Julio Troxler), a través del relato del narrador, con carteles (“La
en el primer caso, la pobreza de ese niño, en el segundo, la ostentación de la ciu- legalidad de nuestra violencia” y “La violencia y el amor”) e inclusive es repre-
dad. La película, de esta manera, construye a partir del montaje un sentido pro- sentado a la manera de un videoclip (bastante similar al corto de Santiago Ál-
pio, amplificando el sentido original del film de Birri.34 Así como la carta de San varez, Now [1964]), en donde las imágenes fragmentadas de las movilizaciones
Martín y el fragmento de Tire Dié se rearticulan desde el montaje, un discurso populares son acompañadas de una canción de protesta cuya letra también re-
pronunciado por Eva Perón es retomado como testimonio documental que rea- fuerza la tesis del film.36
firma las ideas revolucionarias (“…yo quiero que mi pueblo sepa que estamos
Guy Hennebelle, en un artículo sobre el cine realizado con posterioridad
dispuestos todos a morir por Perón […] y moriremos hasta armar la justicia por
al Mayo Francés, describe una serie de cualidades que debe tener un film para
nuestras propias manos…”). Aquí no sólo entran en juego las dimensiones del
ser considerado revolucionario: debe ser nacional (entendiendo por esto un cine
montaje que introducen el discurso de Evita como la “portaestandarte de las
que no responda al modelo hollywoodense), moderno (un cine liberado del rea-
capas más profundas y explotadas”, sino que además la univocidad se genera a
lismo socialista que utiliza las estructuras del arte burgués), verdaderamente rea-
partir del mismo discurso extremadamente pregnante desde su voz y desde su
lista (que en términos brechtianos implica “develar la compleja causalidad de
imagen.
las relaciones sociales”), popular (que trascienda lo estrictamente regional) y, ser,
Además hay otro recurso narrativo que le permite al film construir la uni- fundamentalmente, un arte de incitación (en Zimmer, 1976: 295-296). Si toma-
dad discursiva de la que estábamos hablando. Es la voz over del enunciador, que mos los parámetros que menciona Henebelle, no hay lugar a dudas de que La
en algunos momentos adquiere la forma de un relator masculino, en otros, fe- hora de los hornos es un texto revolucionario; una película que habla, anhela y
menino y en otros, las voces de los propios realizadores.35 Esta “voz de Dios” se expresa en términos revolucionarios y que marcó una nueva manera de en-
guía el relato y su función es la de suturar los diferentes significantes que com- tender la relación entre política y cine.
ponen el film, como las imágenes documentales, los carteles, los testimonios, las
En el presente trabajo hemos analizado cómo esta relación se expresa en
fotografías, las cartas, las canciones, etc. Esta voz omnipresente también aparece
el film bajo la forma de ensayo. En tanto ensayo político, la película desarrolla
durante los testimonios de los diferentes entrevistados, generalmente cuando pre-
una serie de tesis sociales y políticas (como la situación de neocolonización que
senta a la persona que va a hablar. Incluso, en determinados momentos, el primer
atraviesa la Argentina y el resto de América Latina, la liberación de los pueblos
plano sonoro de la voz del relator impide escuchar lo que los entrevistados dicen.
oprimidos a través de la lucha armada, el peronismo como el único movimiento
De esta manera, los diferentes testimonios son reelaborados por la enunciación
nacional y popular que reúne las características necesarias para llevar a cabo esa
fílmica y actúan como una suerte de apoyo testimonial que refuerza la tesis que
revolución, etc.), elabora una genealogía del peronismo como movimiento na-
propone la película.
cional de masas, intenta fundar el mito de un Perón socialista y le da entidad y
Finalmente, el tercer recurso que utiliza el film para construir un mensaje representación al pueblo obrero, a la masa trabajadora. También hemos estu-
homogéneo, claro y directo es la redundancia, correspondiéndole a distintos sig- diado la película en tanto ensayo cinematográfico, a través de la utilización de
nificantes un único significado. El mismo discurso aparece en el film en forma materiales heterogéneos y del empleo de distintos registros fílmicos. Asimismo
de carteles, cartas, voz en off, voz de testimonios, voces de los propios realiza- hemos señalado los distintos recursos a los que apelan Getino y Solanas para
unificar los múltiples discursos que aparecen en el film.
34
Sobre la incorporación de Tire Dié en La hora de los hornos se puede leer el artículo de Adrián Cangi, “El rostro
en el documental como drama político”, en Josefina Sartora y Silvina Rival, op. cit.
36
35
Cuando Getino y Solanas toman la palabra, es para hablarle directamente al espectador, comentándole cuál es El estribillo de la canción dice: “Prepara el combate, prepara el fusil, prepara tus cosas para combatir. Violencia
la idea de la película, sus objetivos y finalidades. y liberación, violencia contra el opresor, violencia con organización, violencia contra la explotación”.
424 • Un ensayo revolucionario. Sobre La hora de los hornos... Jimena Trombetta y Paula Wolkowicz • 425

Pero a pesar de ser la película más conocida y más analizada por los es- Baudry, Jean-Louis (1974), “Cine: los efectos ideológicos producidos por el aparato de
tudios especializados, La hora de los hornos no fue el único film de Cine Libe- base”, en Lenguajes, año I, Nro. 2, Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión.
ración. Fue, de hecho, la película que inauguró el primero de los tres períodos Bernini, Emilio (2007), “El documental político argentino. Una lectura”, en Sartora,
que conforman la historia del grupo. El segundo momento, el de mayor produc- Josefina y Silvina Rival (eds.), Imágenes de lo real. La representación de lo político en el
tividad, comienza en 1968 con la filmación de El camino hacia la muerte del documental argentino, Buenos Aires, Libraria.
viejo Reales, de Gerardo Vallejo y finaliza en 1972. Durante esta etapa se realizan
Burch, Noël (1995), El tragaluz del infinito, Madrid, Cátedra.
los Cineinformes a través de la Comisión de Cine de la CGT de los Argentinos
(1968), Octavio Getino colabora con el Grupo Realizadores de Mayo, llevando Cangi, Adrián (2007), “El rostro en el documental como drama político”, en Sartora,
a cabo uno de los capítulos de Argentina, mayo de 1969: los caminos de la libe- Josefina y Silvina Rival (eds.), Imágenes de lo real. La representación de lo político en el
documental argentino, Buenos Aires, Libraria.
ración (1969), y en 1971 Cine Liberación asume uno de sus proyectos más am-
biciosos: la realización de dos documentales que tienen por protagonista a Juan Catalá Doménech, Joseph M. (2000), “El film ensayo. La didáctica como una actividad
Domingo Perón. El proceso de filmación de Actualización política y doctrinaria subversiva”, Archivos de la Filmoteca, Nro. 34, febrero.
para la toma del poder y Perón, la revolución justicialista pone en escena el es- Comolli, Jean-Louis (2002), Filmar para ver. Escritos de teoría y crítica de cine, Buenos
trecho vínculo que existía entre el grupo y el líder.37 En la producción del docu- Aires, Ed. Simurg/FADU.
mental participaron además de Getino y de Solanas (armando las temáticas para
la entrevista a Perón), Carlos Mazar, Jorge Díaz, Tito Ameijeiras (buscando ar- Cooke, John William (2007), La lucha por la liberación nacional, Buenos Aires, Quadrata,.
chivos fílmicos y fotográficos) y Gerardo Vallejo (colaborando en el montaje). Fanon, Frantz (2007), Los condenados de la tierra, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.
En 1972, con el regreso de Perón a la política nacional, se puede hablar de la
Getino, Octavio (1982), A diez años de “Hacia un tercer cine”, México, Filmoteca de la
tercera y última etapa del grupo: Cine Liberación comienza a exhibir sus films UNAM.
en circuitos comerciales, varios integrantes del grupo se inclinan hacia la elabo-
ración de proyectos propios y tanto Getino como Solanas abandonan el registro Getino, Octavio y Velleggia, Susana (2002), El cine de “las historias de la revolución”,
documental para dedicarse a la ficción con El familiar (1972) y Los hijos de Fie- México DF, Secretaría de Educación Pública, Dirección General de Publicaciones y Medios.
rro (1975), respectivamente. A partir de ese momento y fundamentalmente con Godard, Jean-Luc y Solanas, Fernando (1969), “Godard por Solanas, Solanas por
el golpe militar de 1976, la realización de un cine contestatario, al igual que el Godard”, en Cine del Tercer Mundo, Nro. 1, octubre.
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imposible. El sueño de las grandes revoluciones llegaba a su fin. Aires, Plus Ultra.
——–––––––––––––––––––— (1973), Nacionalismo y liberación, Buenos Aires, Corregidor.
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——––––––––––––— (2003), “La hora de los hornos”, en Elena, Alberto y Díaz López,
37
Véase Mestman, op.cit.: 81-99.
426 • Un ensayo revolucionario. Sobre La hora de los hornos...

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La imagen cinematográfica como documento
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Sánchez-Biosca, Vicente (2004), Cine y vanguardias artísticas, Barcelona, Paidós.


Sarlo, Beatriz (2007), Las batalla de las ideas (1943-1973), Buenos Aires, Emecé. Es sabido que, en lo que a materia cinematográfica se refiere, los últimos
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Sartora, Josefina y Rival, Silvina (eds.) (2007), Imágenes de lo real. La representación de radicalización respecto a los postulados políticos plasmados en las películas. Los
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Aires, Libraria. ponían como herramientas para la transformación social a partir del accionar
Sigal, Silvia y Verón, Eliseo (1986), Perón o muerte. Los fundamentos discursivos del del pueblo. Las preocupaciones sociales y políticas reflejadas y expresadas en el
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pliamente con el accionar represivo de la dictadura del general Juan Carlos On-
Solanas, Fernando y Getino, Octavio (1973), Cine, cultura y descolonización, México,
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un cine militante o de intervención política, caracterizado por su desapego al
Solanas, Fernando (1989), La mirada: reflexiones sobre cine y cultura. Entrevista de modelo hegemónico del sistema industrial. Nunca como antes el texto fílmico
Horacio González, Buenos Aires, Puntosur.
estuvo tan íntimamente ligado a su contexto socio-histórico como en las mani-
Tal, Tzvi (2002), “Influencias estéticas de Eisenstein y Vertov sobre el cine militante festaciones cinematográficas de fines de la década del sesenta, propugnando su
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cine político, de organización colectiva, producto del enfrentamiento de estos
——––––––— (coord.) (2004), Ideas en el siglo. Intelectuales y cultura en el siglo XX
latinoamericano, Buenos Aires, Siglo XXI. realizadores con el concepto tradicional de espectáculo, promovido desde el cine
hollywoodense y las manifestaciones nacionales que remiten a él. También surgió
Weinrichter, Antonio (2005), Desvíos de lo real. El cine de no ficción, Madrid, T&B
editores.
1
Otto René Castillo fue un poeta guatemalteco nacido en 1936, cuya obra está cargada de un alto compromiso
Zimmer, Christian (1976), Cine y política, Salamanca, Ediciones Sígueme. político. Luego de un exilio forzado en Europa, en el que colaboró entre otras cosas con el Festival Mundial de la
Juventud en Argelia, regresó a su país para integrarse a las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR). Fue asesinado en
1967 luego de una cruenta tortura por parte del Ejército.

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