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1984 sitúa su acción en un Estado totalitario. Como explica O'Brien, el astuto y misterioso miembro
de la dirección del partido dominante, el poder es el valor absoluto y único: para conquistarlo no
hay nada en el mundo que no deba ser sacrificado y, una vez alcanzado, nada queda de
importante en la vida a no ser la voluntad de conservarlo a cualquier precio. La vigilancia
despiadada de este Superestado ha llegado a apoderarse de la vida y la conciencia de sus
súbditos, interviniendo incluso y sobre todo en las esferas más íntimas de los sentimientos
humanos. Todo está controlado por la sombría y omnipresente figura del Gran Hermano, el jefe
que todo lo ve, todo lo escucha y todo lo dispone. Winston Smith, el protagonista, aparece
inicialmente como símbolo de la rebelión contra este poder monstruoso, pero conforme el relato
avanza queda cada vez más atrapado por este engranaje, omnipresente y cruel. Un magnífico
análisis del poder. Una de las novelas más inquietantes y atractivas del siglo XX.
Resumen corto
1984 sitúa su acción en un Estado totalitario llamado Oceanía, el cuál, ha sido implantado tras una
revolución de la población contra el sistema capitalista. Dicho estado es gobernado por un único
partido, cuya ideología se denomina INGSOC (Socialismo Inglés). Éste, ejerce un control absoluto
sobre sus súbditos, a través de diversos instrumentos de control, y sobre los aspectos que
conciernen a las personas, tales como su pasado, presente y futuro. En consecuencia, dicho nivel
de control ha acabado con asomo alguno de libertad y de verdadero afecto humano.
Winston Smith, el personaje principal de la novela, a pesar de ser miembro del partido, es disidente
con la doctrina del partido.
En la primera parte de la novela, vemos cómo toma conciencia sobre la manipulación de la cuál, es
víctima. Esto provoca en él, ansias de conocer el modo de vida existente antes de la revolución.
Además, medita acerca de su vida, plasmando todo aquello que siente en un pequeño diario. Es
decir, piensa en todo aquello que puede poseer y que no posee, debido a que el Gran Hermano
(concreción que el partido presenta al mundo) quiere mantener el poder a cualquier precio. Éste
sacrifica todo valor humano con el fin de poseer el poder absoluto. Por tanto, dijéramos que
Winston, en última instancia, comprende cómo vivir en dicha sociedad, sin entender por qué vivir
así y no de una manera diferente. No encuentra sentido alguno a su modo de vida. En la segunda
parte, el descontento existente en su persona le impulsa a rebelarse contra el partido, llevando a
cabo actos que el partido considera delictivos. Así, mediante Julia (otro miembro del partido), de la
cuál se enamora, infringe la doctrina del partido, puesto que, según esta, el único amor que un
miembro del partido
debe manifestar, es aquel que debe dirigirse única y exclusivamente hacia la figura del Gran
Hermano. Para evitar la presencia de los instrumentos de control, Winston alquila una habitación
en una casa de un proletario (clase social menos controlada) para los contactos con Julia. Sin
embargo, Winston y Julia son detenidos aquí, ya que dicho alquiler constituye una trampa de la
Policía del Pensamiento (instrumento de control social) para detenerlos. Además, Winston junto
con Julia decide alistarse en las filas de la Hermandad (grupo que intenta conspirar contra el
partido), la cuál, resulta ser una tapadera perfecta para detener a los disidentes, ya que antes o
después todo disidente intenta ponerse en contacto con ella. Durante esta parte, a través del libro
de Goldstein, el cuál, es proporcionado a aquel que intenta ponerse en contacto con esa hipotética
hermandad y que, lógicamente, ha sido editado por el propio partido, Winston descubre el único y
verdadero objetivo del partido: el poder absoluto.
En la última parte, vemos cómo Winston es detenido y torturado, con el fin de su reciclaje. Para
ello, es sometido a una descomunal tortura, tanto física como psicológica, la cuál, trastornan los
sentimientos y principios que posee hacia el partido. Dijéramos que sus principios heréticos son
borrados, quedando sólo en él, sentimientos de amor hacia la figura del Gran Hermano.
Personajes
Winston Smith. 39 años, mantiene una marginalidad notoria frente al sistema. Paranoico, con
mucho odio guardado y sobre todo, con una permanente sensación de que algo no marcha bien.
Winston no es ningún héroe, es un hombre solitario –ni siquiera Julia se interesa en sus
especulaciones y sospechas- que busca razón y sentido a su existencia.
O' Brien. Más de 50 años, el objeto de deseo de Winston reside en su sospecha de que se trata en
el fondo de otra persona. O Brien sin embargo, resulta un miembro de elite del partido. Cruel y
convencido, es la representación del aparato totalitario que rige en Oceanía.
Julia: alrededor de 27 años. Julia pasa de ser una extraña odiada a amante de Winston. De
carácter rebelde, y amorosa, tendrá la misma suerte de su amante. Personaje de apoyo y motivo
de perdición para el protagonista.
Temas que aborda la obra
La libertad, que están totalmente privados de ella.
La manipulación, que se ve en todo su esplendor ya que nada es real ni siquiera el pasado, todo
a sido modificado por el Partido en su beneficio.
La organización, ya que toda la sociedad está dividida en clases perfectamente diferenciales.
Incluso su vida transcurre en zonas separadas y raras veces se mezclan, y que llevan
indumentarias diferentes regidas por el Partido.
El enfrentamiento desigual del individuo contra el sistema. Winston en solitario, jamás va a
conseguir vencer al Gran Hermano. Sin embargo, si se une con el resto de ciudadanos que
piensen lo mismo que él, sí podrían hacer frente al Partido e incluso vencerle. Esto también lo sabe
el Gran Hermano y por eso no está permitido que se reúnan grandes grupos, y con pocos que
sean ya está mal visto y levantan sospechas.
El amor, que surge entre Winston y Julia a pesar de todo lo que hace el Partido por impedir este
tipo de manifestaciones.
La confianza, que en la sociedad en la que viven no se pueden fiar de nadie. Ejemplo claro de ello
es que Winston confía en Charrington y O'Brien, que resultan ser Policías del Pensamiento.