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Una historia desgarradora:

Si me tocara el corazón

Esta es una historia desgarradora, donde nos permiten ver lo bueno y lo malo de cada
una de las personas en ella. Un "maton" de pueblo, que actúa desde el lugar de
"dueño" de todo, aún de la vida misma. Y arrasa con la vida de una bella joven, que
solo vive para "amarlo" y permite ser sometida al encierro y al abandono mismo.

Amadeo Peralta, nació dentro de una familia disfuncional, dedicada al


crimen, fue criado con rudeza, ya que sus padres creían que los estudios
eran para los afeminados, mientras que la vida del robo y la matanza criaba
verdaderos hombres, Amadeo fue criado como un hombre bastante rudo. Al
pasar el tiempo el padre de Amadeo entendio, que tenía que cambiar
algunos métodos de su forma de vivir ya que el crimen ya no resultaba tan
impune. Convencido reunió a la familia, y les indicó la necesidad de empezar
a tener buenas amistades, estudiar leyes y procurar casarse con hijas de
buena familia, a fin de limpiar el apellido, pues últimamente la corrupción y
los negocios turbios pagaban mejor que el arrebato y la matanza.
Sin embargo, Amadeo que ya no era un niño, sino un hombre de treinta y
dos años, había tomado el hábito de seducir muchachas, prometerles el cielo
y la tierra y luego abandonarlas. Pese a esto el obedeció las órdenes dadas por
el líder de familia, y empezó a cortejar a la hija de una familia de agricultores,
la cual lo aceptó a pesar de su manchado apellido, pues al no ser agraciada
temía quedarse a vestir santos.
En vísperas de la boda, Amadeo debió viajar hacia Santa Ana mientras
trataba de buscar reposo, un ruido atrajo su atención. Siguiendo sus
sentidos, se asomó por la ventana de una casa, y fue cuando vio por primera
vez a Hortencia.
Amadeo se maravilló con la visión de esta niña de quince años. Amadeo la
llamó, abrió la puerta, la abrazó y se la llevó con él al medio de un campo.
Una hora después la había olvidado.
Unas semanas después, la vida lo sorprendería al colocarlo nuevamente al
frente de esa hermosa muchacha. Pensando en que su aventura sería
descubierta, Amadeo no atinó a otra solución que a llevar a esta muchacha
al fondo de su sótano.
Al principio Amadeo acomodó más o menos el cuarto de donde Hortencia no
volvería a salir en 47 años. En el primer mes la visitó todos los días para hacer
el amor con ella. Luego la pasión se le fue apagando, y volvía de vez en
cuando a llevarle comida o agua.
Semanas después y por sus descuidos contrató a la india, para que
periódicamente visitara a Hortencia, la limpiara y la alimentara. No obstante,
nada está oculto bajo el sol, y un día el secreto de Amadeo fue revelado, sólo
que el poder acumulado a base de negocios corruptos y el contrabando
hacía que mucha gente se detuviera y no investigara mucho más. Una tarde,
algunos niños descubriendo a Hortencia, o a aquella criatura en la que
Hortencia se había convertido.
Ante el terrible descubrimiento acudió el pueblo, la policía, los bomberos, la
prensa, y se desató el caos. Hortencia fue liberada, mientras lo único que
atinaba a decir es que Amadeo siempre la había querido. En medio de la
conmoción, la india que alimentaba a Hortencia fue detenida. Así mismo, no
importó el poder de Amadeo, la policía fue tras él, lo apresó, y fue
condenado. Su única explicación de por qué había tenido a Hortencia
encerrada fue porque me dio la gana.
Hortencia fue bañada, alimentada, institucionalizada y con el tiempo logró
adaptarse otra vez a la vida humana. Todos los días iba hasta la cárcel, donde
estaba recluido Amadeo a llevarle comida, ya que según ella, él casi no la
había dejado pasar hambre.

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