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Servicio Bíblico Latinoamericano

Diciembre de 2016 – Ciclo A

OBSERVACIONES
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Jueves 1 de diciembre de 2016


Eloy (660)

Is 26,1-6: Que entre un pueblo justo, que observa la lealtad


Salmo 117: Bendito el que viene en nombre del Señor
Mt 7,21.24-27: El que cumple la voluntad del Padre entrará en el Reino
de los cielos

N o basta con decir ¡Señor, Señor!, pues también los demonios y


los “espíritus inmundos” reconocen a Jesús como “el Hijo de Dios”.
El mensaje es claro, priman las obras sobre las palabras. Solo las
obras pueden dar vida a las palabras. La sociedad en tiempos de
Jesús y también la de nuestro tiempo está cansada de escuchar en
muchos de sus líderes, palabras llenas de colores, de promesas y de
buenas intenciones que no se concretan en acciones que mejoren
realmente las condiciones de vida de la gente. No basta con ser el
mayor devoto de Jesús, lo realmente importante es simple: cumplir
la voluntad de Dios. Jesús hace referencia a dos personas que han
escuchado su mensaje. Llevar o no llevar a la práctica es lo que los
diferencia. La casa representa al hombre mismo. Esto significa que
una auténtica vida cristiana se define por la praxis de vida, solo así
seremos como una roca, fuertes y firmes para soportar las
dificultades y hacer frente a las tentaciones de los vientos de la
intolerancia, el fundamentalismo, el egoísmo y todo aquello que por
oponerse a la voluntad del Padre, solo deja ruinas y desastres.
Adviento es tiempo propicio para revisar los fundamentos de la casa
de nuestra vida personal, familiar y comunitaria. ¿Cómo son mis
fundamentos?
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Viernes 2 de diciembre de 2016


Bárbara, mártir (s. IV)

Is 29,17-24: Aquel día, los ojos de los ciegos verán


Salmo 26: El Señor es mi luz y mi salvación
Mt 9,27-31: Jesús cura a dos ciegos que creen en él

C omo en tiempos del éxodo, el grito de los pobres siempre es


escuchado por Dios. El diálogo entre Jesús y los dos ciegos gira en
torno a creer o no en el poder de la Palabra. La respuesta de los
ciegos, expresa una fe sin ambigüedades, permite que la Palabra de
Jesús se concrete en una acción sanadora. La fe y la Palabra de
Jesús son auténticas claves de vida cristiana. Dicho de otra manera,
es la fe de los ciegos la que realmente hace el milagro, Jesús solo
bendice con sus dedos la fe de estos hombres para rescatarlos de las
tinieblas físicas y de la exclusión social y cultural. “Dar vista a los
ciegos era uno de los signos de la salvación definitiva, anunciada
por los profetas, como símbolo de la liberación de la tiranía. La
ceguera espiritual del mundo de hoy, manifestada en el pecado
social creciente, toca las puertas de la casa de Jesús y espera de
nosotros, palabras y acciones que devuelvan la luz y la esperanza a
la humanidad. El milagro de recobrar la vista para ver el amor de
Dios manifestado en los hermanos dependerá de nuestra fe, de
nuestro testimonio de vida y de nuestras obras. ¿Acompaña el
testimonio mi profesión de fe?
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Sábado 3 de diciembre de 2016


Francisco Javier, misionero (1552)

Is 30,19-21.23-26: Se apiadará a la voz de tu gemido


Salmo 146: Dichosos los que esperan en el Señor
Mt 9,35-38–10,1.6-8: Al ver a las gentes, se compadecía de ellas

C on el evangelio de hoy comienza Mateo la sección denominada


“instrucción a los doce para la misión”. El texto es al mismo tiempo
introducción a la misión, discurso de instrucción y descripción de la
penosa situación de maltrato y abandono en que se encuentra el
pueblo de Israel. El diagnóstico de Jesús es claro, hay problemas
con las ovejas y también con la falta de pastores. Jesús no hace la
petición al Padre, recomienda a los discípulos que lo hagan. La
intención de Jesús es que los discípulos tomen conciencia de que la
responsabilidad por los nuevos misioneros recae sobre ellos. Por
ahora, Jesús intensifica el proceso de formación de sus discípulos,
señalando cuatro criterios para los misioneros de ayer y de hoy:
luchar contra los males del mundo (espíritus inmundos,
enfermedades, dolencias, etc.), dar preferencia a los excluidos
(ovejas descarriadas), anunciar el evangelio con un enfoque
“reinocéntrico” (considerar la Utopía del Reino de Dios como el
centro, el absoluto) y aprender a dar con generosidad solidaria lo
que hemos recibido como un regalo de Dios. El adviento debe ser un
tiempo de motivación para reforzar nuestra formación y nuestro
compromiso misionero. ¿Qué estamos haciendo frente a un mundo
que camina como ovejas sin pastor?
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Domingo 4 de diciembre de 2016


Domingo 2º de Adviento
Juan Damasceno, obispo (749)

Is 11,1-10: Juzgará a los pobres con justicia


Salmo 71: En sus días florecerá la justicia y brillará la paz
Rom 15,4-9: Mantengamos la esperanza que infunden las Escrituras
Mt 3,1-12: Se presentó Juan Bautista en el desierto predicando

L a primera lectura es uno de esos varios preciosos textos de


Isaías –y de los profetas bíblicos en general– que nos «describen» la
«utopía» bíblica. Por definición, la u-topía «no tiene lugar», no se la
puede encontrar, todavía no se ha concretado en ningún sitio, no
existe... y en ese sentido tampoco se puede describir cómo es. Pero
si hablamos de la utopía -y si incluso soñamos con ella- es porque sí
tiene alguna forma de existencia. No es que no exista, simplemente,
sino que «no existe... todavía». Como decía Ernst Bloch, no sólo
existe lo que es, sino lo-que-no-es-todavía (el “noch nicht Sein”). No
es, pero puede llegar a ser, quiere ser y, como podemos comprobar
de tantas maneras, lucha por llegar a ser. Y será. Como decía
Ebeling, «lo más real de lo real, no es lo real mismo, sino sus
posibilidades»...
El pensamiento utópico es un componente esencial del
judeocristianismo. No lo es de otras religiones, incluidas las grandes
religiones. No hay sólo un tipo de religiosidad. Podemos encontrar
varias corrientes en las religiones «neolíticas», las de los últimos
cinco mil años. Unas experimentan lo sagrado sobre todo en la
conciencia (la interioridad, el pensamiento silencioso, la experiencia
de la iluminación, de la no dualidad... una especie de «estado
modificado» de conciencia); otras lo experimentan en la naturaleza,
en la experiencia cósmica... (la experiencia de sintonía con la
naturaleza, de unidad e interdependencia con ella, de su sacralidad
imponente, de la Pachamama... lo que Mircea Elíade llamó la
«experiencia uránica», ésa que todos los pueblos han sentido al
contemplar la belleza del cosmos, del cielo estrellado...). Las
religiones abrahámicas, un tercer grupo, por su parte, han
experimentado lo sagrado «en la historia», por medio de la fe, la
esperanza y el amor, a través del llamado de una Utopía de Amor-
Justicia. Véanse los tres enfoques diferentes de las tres gamas o
ramas del árbol de las religiones: la interioridad de la conciencia, la
misteriosidad de la naturaleza, y el llamado utópico de la justicia en
el decurso de la historia...
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Este tercer foco es, concretamente, el ADN de nuestra religión.
Todo lo demás (doctrina, moral, liturgia, institución eclesiástica...)
añade, reviste, completa... pero la esencia de la religiosidad
abrahámica es esa fuerza espiritual que experimentamos en el
llamado de la Utopía del Amor-Justicia. Que, por ser “amor-justicia”,
obviamente, siempre estará de parte de los pobres, de los
“injusticiados”, en cualquier nivel o tipo de injusticia (económica,
cultural, racial, de género...) en que se realice.
Los profetas, Isaías en el caso de la lectura de hoy, «describe»
la Utopía, «cuenta el sueño» que le anima: un mundo amorizado,
fraterno, sin injusticia, sin injusticiados, en armonía incluso con la
naturaleza... La Utopía fue tomando en Israel el nombre de «reinado
de Dios»: cuando Dios reina el mundo se transforma, la injusticia
deja lugar a la justicia, el pecado al perdón, el odio al amor... las
relaciones humanas descompuestas se recomponen en una red de
amor y solidaridad. El conocido estribillo del canto del salmo 71 (el
de la liturgia de este domingo) lo dice magistralmente: «Tu Reino es
Vida, tu Reino es Verdad, tu Reino es Justicia, tu Reino es Paz, tu
Reino es Gracia, tu Reino es Amor». Donde Dios está presente y
«reina», es decir, donde se hacen las cosas «como Dios manda», allí
hay Vida, Verdad, Justicia, Paz, Gracia y Amor. Por eso hay que
clamar con el estribillo cantado de ese salmo: «Venga a nosotros tu
Reino, Señor». No hay sueño ni Utopía más grande, aunque esté tan
lejana.
El adviento es, por antonomasia, el tiempo litúrgico de la
esperanza. Y la esperanza es la «virtud» (la virtus, la fuerza) de la
Utopía, la fuerza que la Utopía provoca, crea en nosotros para
esperar contra toda esperanza. Adviento es por eso un tiempo
adecuado para reflexionar sobre esta dimensión utópica esencial del
cristianismo, y un tiempo para examinar si con el paso del tiempo
nuestro cristianismo tal vez olvidó su esencia, tal vez arrincónó
tanto la utopía como la esperanza.

El evangelio de Mateo nos presenta a Juan Bautista pidiendo a


sus coetáneos la conversión, «porque el reinado de Dios [reinado
“de los cielos” dirá Mateo, con el pudor reverencial judío que evita
«tomar el nombre de Dios en vano»] está cerca». En aquellos
tiempos de mentalidad precientífica y apocalíptica, la propensión a
imaginar futuras irrupciones del cielo o del infierno servía para
mover a las masas. Hoy, con una visión radicalmente distinta sobre
la plausibilidad de tales expectativas apocalípticas, la
argumentación de Juan Bautista ya no sirve, resulta increíble para la
mayor parte de nuestros contemporáneos. No es que hayamos de
cambiar (que hayamos de convertirnos) «porque el reino de Dios
está cerca», sino exactamente al revés: el Reino de Dios puede estar
cerca porque (y en la medida en que) decidimos cambiar nosotros
(convertirnos), y es con ello como cambiamos este mundo... Ya no
estamos en tiempos de apocalipsis (una irrupción venida de fuera y
de arriba), sino de praxis histórica de transformación del mundo y
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de su historia (una transformación venida de abajo y desde dentro).
El reinado de Dios -la Utopía, para decirlo con un lenguaje más
amplio e interreligioso- no es ni puede ser objeto de «espera» (como
ante algo que sucederá al margen de nosotros), sino de «esperanza»
(la desinencia «anza» expresa ese matiz de actividad endógena). La
esperanza es esa actitud que consiste en «desear provocando»,
desear ardientemente una realidad todavía «u-tópica», tratando de
hacerla «tópica», presente en el «topos», en el lugar y en el tiempo,
aquí y ahora, en la Tierra, no en el cielo futuro.
Insistimos: otras religiosidades discurren por otro tipo de
experiencia de lo sagrado –y ello no es malo, es muy bueno, y es
muestra de la pluriformidad de la religiosidad–, pero la vivencia
espiritual específicamente judeocristiana es esta esperanza activa
histórico-utópica comprometida. En este Adviento podríamos hacer
de esto una materia de reflexión y examen.

Por cierto, la segunda lectura, de la carta a los romanos,


coincide curiosamente con este mismo enfoque esencial: «Todas las
antiguas Escrituras se escribieron para enseñanza nuestra, de modo
que entre nuestra paciencia y el consuelo que dan las Escrituras
mantengamos la esperanza»... Mantener la «esperanza», mantener
esa tensión de compromiso histórico-utópico es el objetivo de las
Escrituras (por cierto, de «todas las Escrituras», no sólo de la
Biblia...). Es decir: las Escrituras fueron escritas para eso. No para
fines piadosos, para fines estrictamente transcendentes o
sobrenaturales... sino «para mantenernos en la esperanza», por
tanto, para comprometernos en la historia, para encontrar lo divino
en lo humano, el Futuro absoluto en el futuro histórico y
contingente. Cualquier utilización bíblica que nos encierre dentro de
la Bíblia misma, nos separe de la vida o nos haga olvidar el
compromiso histórico de construir apasionadamente la Utopía en
esta tierra, será un uso malversado –o incluso perverso– de la Biblia.

El evangelio de hoy es dramatizado en varios capítulos de la


serie «Un tal Jesús», de los hnos. López Vigil. Son los capítulos 2, 3
y 6. El audio, el guión y el comentario teológico-bíblico del capítulo
2 puede ser tomado de aquí: https://radialistas.net/article/02-
camino-al-jordan/

Para la revisión de vida


¿Soy persona de Utopía? ¿Vibro por ella? ¿Puedo decir que mi
vida es un «vivir y luchar por la Causa (Utopía) que Jesús nos
comunicó»? ¿He llegado a descubrir y vivir el cristianismo
como «militancia» histórica, como construcción de un Mundo
Nuevo?
Juan es la antítesis de la sociedad de su tiempo; es decir, no se
amoldó cómodamente a las maneras de ser y de pensar de sus
contemporáneos. ¿Cómo me comporto yo en el ambiente en que
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vivo? ¿Hay algo de anuncio-denuncia en mi manera de ser y de
transmitir el mensaje?

Para la reunión de grupo


- Recoger, reunir los pasajes bíblicos más importantes
que parecen describir el mundo de la Utopía. Comentar tras su
lectura.
- Nos sirve hoy la manera de argumentar de la
predicación de Juan Bautista? ¿Por qué no?
- Recordar el canto del salmo 71 (de los recordados
«Salmos» de Juan Antonio Manzano, aquel long play del primer
tiempo del posconcilio), y su estribillo: «Tu Reino es Vida, tu
Reino es Verdad, tu Reino es Justicia, tu Reino es Paz, tu Reino
es Gracia, tu Reino es Amor. ¡Venga a nosotros tu Reino,
Señor!». ¿Por qué ese estribillo es una de las mejores síntesis
del mensaje cristiano y de su Utopía? Aprenderse ese estribillo
como una definición muy práctica y asequible del Reinado de
Dios. Ponerlo como una hermosa pancarta en nuestra casa o en
el local comunitario.

Para la oración de los fieles


- Por nuestros grupos y comunidades células de la Iglesia,
para que fieles a la misión que nos corresponde seamos
capaces de anunciar valientemente el evangelio en todos los
lugares.
- Por los que trabajan por la paz, la justicia y la
prosperidad: para que descubran en su empeño el proyecto de
Dios revelado en Jesús.
- Por las comunidades cristianas de todas las confesiones:
para que nos preparaos a la conmemoración de la venida de
nuestro salvador con obras de amor, justicia y de paz.
- Por todos nosotros para que este tiempo de adviento
haga resonar en nuestros corazones las palabras de Juan que
nos preparen de verdad a celebrar la llegada de Jesús.

Oración comunitaria
Dios Padre-Madre que nos entregas todo tu amor; haz que
nuestras palabras y obras muestren siempre nuestra
disposición al amor y la reconciliación; aleja de nosotros toda
actitud de discordia, egoísmo y violencia, y haz que el
encuentro que hoy celebramos nos fortalezca en la
construcción de la Utopía del “otro mundo posible” que tú nos
propones ayudarte a crear. Nosotros te lo pedimos por Jesús de
Nazaret, hijo tuyo, hermano mayor nuestro. Amén.
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Oh Fuerza Misteriosa que animas este proceso bio-cósmico, en
el que nos sentimos inmersos sin comprenderlo ni terminar
dejarnos transformar por él. Nos entregamos a Ti, Misterio de
atracción irresistible, que del caos has originado este cosmos,
con esa flecha meta-histórica que todo lo arrastra y lo lleva
hacia adelante, también en nuestra propia vida, como en todo
lo existente... Haz que nos sintamos cada vez más atraídos por
Ti, Fuerza que todo lo atraes, y dejemos pasar esa Fuerza a
través nuestro, para que asumida y multiplicada, siga
transformando toda la realidad, esa Fuerza que eres Tú misma,
que todo lo crea y lo recrea. Amén.
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Lunes 5 de diciembre de 2016


Sabás, abad (532)

Is 35,1-10: Ellos verán la gloria del Señor


Salmo 84: Nuestro Dios viene y nos salvará
Lc 5,17-26: Levántate, carga con la camilla y vuelve a tu casa

E l hombre paralítico guarda silencio durante todo el evangelio.


Por experiencia sabe que no cuenta con la comprensión de los
fariseos y doctores de la ley. Está a merced de la solidaridad de sus
amigos y del amor misericordioso de Jesús. Al llegar donde Jesús,
gracias a la solidaridad que rompe montañas y techos, el enfermo,
sus amigos y nosotros como lectores, esperaríamos que Jesús lo
sanara. Tanto esfuerzo lo merece. Sin embargo, para Jesús la
sanación es integral. Lo primero es sanar el espíritu del enfermo. Es
necesario que tome conciencia de que los pecados personales y
sociales son los que tienen al mundo en estado de parálisis física,
mental y espiritual. Solo después de sanar el espíritu Jesús sana las
piernas y devuelve la vida al paralítico. Sin una sanación espiritual
que cambie la conciencia de las personas, la sanación física será
superficial y temporal. No tendremos las armas adecuadas para
vencer las tentaciones, y entonces, la parálisis y la camilla volverán
a aparecer en nuestra vida. Los fariseos, los doctores de la ley y la
mayoría de nosotros preferimos el afán de las cosas, poniendo en un
plano secundario el tiempo para trabajar la conciencia y alimentar
el espíritu. Un ser humano sin conciencia es un esclavo. Un mundo
sin conciencia es una blasfemia. ¿Tomo conciencia de mis pecados
personales y de los pecados sociales?
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Martes 6 de diciembre de 2016


Nicolás de Bari, obispo (350)

Is 40,1-11: Dios consuela a su pueblo


Salmo 95: Nuestro Dios llega con poder
Mt 18,12-14: El Padre del cielo no quiere que se pierda ni uno de estos
pequeños

E l acento de la parábola está puesto en el verbo extraviar, que se


repite tres veces. La preocupación es por la oveja extraviada,
aquella que teniendo clara la ruta, como las otras, decide por su
cuenta recorrer otros caminos en los cuales las señales equivocas
del egoísmo, la ambición de poder, el despilfarro y la indiferencia, la
llevan a pastos solitarios, amargos y lejos del verdadero camino que
conduce al reino de Dios. Para el mal pastor la noticia genera
indiferencia o la expresión típica “ella se lo buscó”. El buen pastor
en cambio, se preocupa, pone su prioridad en la oveja perdida y sale
inmediatamente en su búsqueda. Como en la parábola del hijo
pródigo, al encontrar la oveja extraviada reaparece la actitud
misericordiosa del padre o del pastor. La oveja extraviada aumenta
el amor del buen pastor y la oveja encontrada hace que la
comunidad salte de alegría. Para los cristianos, la comunidad debe
ser el lugar de mayor calidad fraterna, fuera de ella nos perdemos
fácilmente. Desgraciadamente, en el mundo de hoy nos contentamos
con una oveja mientras hay noventa y nueve perdidas. ¿Qué haces
para ir en busca de los extraviados?
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Miércoles 7 de diciembre de 2016


Ambrosio, obispo (397)

Is 40,25-31: El Señor todopoderoso da fuerza al cansado


Salmo 102: Bendice, alma mía, al Señor
Mt 11,28-30: Vengan a mí todos los que están cansados

J esús pone su atención en los sencillos, en los pobres y en todos


los que soportan sobre su vida la pesada carga del legalismo judío.
Mientras los judíos encontraban alivio en la ley, la multitud es
invitada a encontrar alivio en la persona de Jesús. No es más la ley
sino la persona de Jesús la fuente de descanso, salud y calidad de
vida. Los judíos debían soportar el doble yugo de la opresión política
por parte del imperio romano y de la esclavitud religiosa por una
carga insoportable de cientos de prescripciones de la ley. En
cambio, el yugo de la Palabra de Jesús mide su peso en la tolerancia
y la humildad de corazón. Y aunque tiene exigencias radicales como
las anunciadas en el sermón de la montaña o en el mandamiento del
amor, es un yugo suave y ligero, que encuentra como premio el
descanso de una vida compartida con Jesús y con los hermanos. Las
cargas cotidianas siguen siendo pesadas y estresantes. Jesús nos
hace una invitación personal y comunitaria: “vengan a mí los que
están cansados y agobiados”. Invitación oportuna para el mundo de
hoy, cuyo ritmo de vida ha puesto de moda palabras y enfermedades
como el estrés y la depresión. ¿Qué debemos aprender de Jesús para
hacer más ligera nuestra carga y la carga del mundo?
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Jueves 8 de diciembre de 2016


Inmaculada Concepción

Gn 3,9-15.20: Establezco hostilidades entre tu estirpe y la de la mujer


Salmo 97: Canten al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas
Ef 1,3-6.11-12: Nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el
mundo
Lc 1,26-38: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo

H oy es la fiesta del ‘sí’ humilde, alegre y perseverante. Dios


visita a María, de la misma manera que nos visita a nosotros. La
diferencia está en el sí definitivo a la Palabra de Dios. María, a pesar
de su juventud y de sus temores coloca su vientre al servicio de la
causa del reino. No tener miedo a optar por el reino es un mensaje
repetido en todo el evangelio. Arriesgarnos como María, a portar a
Jesús en nuestras vidas podrá contar siempre con la fuerza y la
gracia del Espíritu Santo. Pero una cosa es necesaria, la actitud
humilde y perseverante de María. Ella pasa a ser mujer, madre y
discípula de la Palabra. Su sí no es una respuesta fugaz sino de toda
su vida. Su servicio a la Palabra va desde su vientre hasta la cruz y
el acompañamiento a las primeras comunidades cristianas. María es
la mejor maestra y el mejor modelo de vida cristiana. Con María
digamos y vivamos “somos servidores del Señor, que se cumpla en
nosotros la Palabra”. ¿Doy el ‘sí’ a Dios como María?
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Viernes 9 de diciembre de 2016


Pedro Fourier (1640), Juan Diego (1548)

Is 48,17-19: ¡Si hubieras atendido a mis mandatos!


Salmo 1: El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida
Mt 11,16-19: No escuchan ni a Juan ni al Hijo del hombre

E l evangelio está dedicado a una generación caprichosa, pasiva,


aguafiestas, sorda y ciega frente a la Buena Nueva del Reino
anunciado por Jesús. El evangelista hace una comparación de
contraste entre el Bautista y Jesús. Juan, el último de los profetas,
representa los tiempos de penitencia, de duelo y de
arrepentimiento. Jesús representa los tiempos de la alegría, de la
fiesta y de la plenitud del reino. El problema es que las
generaciones de ayer y de hoy no tienen tiempo ni la atención
suficiente para descubrir y asumir el proyecto de vida proclamado
por Jesús. La propuesta de Jesús, que consiste en la edificación
diaria de un mundo con vida plena y abundante, sigue siendo
desconocido o disfrazado por proyectos políticos, económicos y
sociales que atentan contra la vida humana y ecológica. Los cantos
fúnebres ante la muerte por hambre, enfermedades curables,
violencia y contaminación suelen tener más resonancia que las
obras de alegría que gracias al compromiso de muchos devuelven la
sonrisa y la esperanza al mundo de hoy. Convirtamos el tiempo de
adviento en una ocasión especial para compartir la alegría del reino
a nuestras familias y comunidades. ¿Cómo debo obrar para que mis
obras tengan un impacto real y efectivo?
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Sábado 10 de diciembre de 2016


León Magno (461), Eulalia, mártir (304)

Eclo 48,1-4.9-11: Elías volverá


Salmo 79: Oh Dios, restáuranos; que brille tu rostro y nos salve
Mt 17,10-13: Elías ya ha venido, y no lo reconocieron

E n la tradición religiosa judía existía la creencia de que antes de


la venida del Mesías, Dios enviaría a Elías, como precursor y
mensajero de su venida. Jesús no discute la doctrina, la confirma
pero con un reproche a la actitud de las autoridades religiosas
judías que por no estar atentos a los signos de los tiempos no son
capaces de descubrir la presencia de Elías, ni de Juan el Bautista ni
de ninguno que anuncie la Palabra de Dios. Peor aún, cuando la
incapacidad para leer los signos de los tiempos se remata con
actitudes violentas que maltratan a los hombres y mujeres que con
sus obras preparan los caminos del Señor. El mundo tiene cada vez
más ruido, más imágenes y más desarrollo tecnológico, que bien
utilizados serán siempre de beneficio para la humanidad, pero que
mal utilizados, terminan siendo como sustancias psicoactivas que
impiden escuchar la voz y voluntad de Dios. No se necesitan lugares
ni tiempos especiales para entrar en relación con Dios, lo necesario
es disponer la vida, al estilo de Juan el Bautista, para estar
preparando siempre los caminos del Señor. ¿Que hago en este
tiempo de adviento que me disponga a escuchar la voz de Dios y leer
los signos de los tiempos?
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Domingo 11 de diciembre de 2016


3º de Adviento
Dámaso I, papa (384)

Is 35,1-6.10: Dios viene en persona y los salvará


Salmo 145: Ven, Señor, sálvanos
Sant 5,7-10: Manténganse firmes, porque la venida del Señor está cerca
Mt 11,2-11: ¿Eres tú el que ha de venir?

L a primera y la segunda lectura de hoy, del profeta Isaías y del


apóstol Santiago, coinciden en el mensaje: merece la pena esperar,
hay que esperar, debemos esperar, porque viene nuestro Dios, él
mismo viene en persona, y trae el desquite... Hay que tener
paciencia, porque es inminente su llegada, ya está a la puerta...
No dudamos de que esta forma de plantear la esperanza, de
vivirla y de transmitirla, ha sido útil y muy eficaz para muchas
generaciones anteriores a nosotros, pero tampoco dudamos de que
hoy día, ese planteamiento pudiera no servir ya.
- Este motivo aducido clásicamente para fundamentar la
esperanza de que Alguien viene, alguien va a irrumpir
apocalípticamente en nuestra vida, incluso con inminencia, y de que
nuestra esperanza consista en «esperar» (de espera, no de
esperanza) su llegada... no resulta hoy ya plausible.
- Ese esquema conceptual según el cual Dios ha anunciado que
vuelve, en una segunda venida que sellará el final del mundo, y que
nosotros estamos por tanto en un tiempo intermedio, incierto y
amenazado por la espada colgante (de Damocles) de esa sorpresa
divina que llegará como la visita del ladrón... ha sido una imagen
poderosa, que ha cautivado la atención de muchas generaciones,
pero que hoy empieza ya a no funcionar.
- Esa idea de que debemos esperar que en el futuro Dios va a
castigar a los malos... y así «poner las cosas en su sitio» y vengar las
maldades de los que nos han hecho daño... probablemente fue muy
efectiva en otro tiempo, como lo ha sido en pedagogía todo lo
referente a los premios y castigos, las buenas y las malas notas,
pero hoy ya muy pocas mentes lúcidas pueden aceptar que la
pedagogía humana infantil pueda ser aplicada al misterio existencial
del ser humano.
Aquellas generaciones tenían una comprensión del mundo
míticamente religiosa, inserta en las coordenadas de la descripción
del mundo que las mismas religiones habían elaborado: un mundo
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que consistía esencialmente en un «plan de Dios» para poner una
prueba al ser humano y llevarlo a otra vida, mejor o peor según
mereciera premio o castigo. Dentro de ese «pequeño mundo»,
dentro de esa cosmovisión religiosista que ocupó por milenios el
imaginario de nuestros mayores, funcionaba el hablar de una
segunda venida, de la prueba que Dios nos pone, de la amenaza que
supone la posible sorpresa del Dios que viene e irrumpe en el
mundo para finalizarlo e inaugurar otro eón, el de los premios y
castigos. Este imaginario religioso (tradicional, antiquísimo,
milenario...) está agotándose, desapareciendo con las generaciones
mayores, desvaneciéndose y perdiendo vivacidad y plausibilidad en
las generaciones medias, y siendo rechazada en las generaciones
jóvenes, en las que no logra ya implantarse. La transmisión de ese
tipo de fe se está interrumpiendo.
En el nuevo imaginario o cosmovisión que muchos estamos
adquiriendo, fundamentado en la nueva imagen que la cosmología y
el conjunto actual de las ciencias nos ofrecen, ya no cabe concebir la
realidad tan «antropocéntricamente» como para pensar que todo
consiste y todo se reduce a «un plan que Dios ha hecho para probar
al ser humano». Al ser humano actual no le resulta ya plausible una
espiritualidad que le dice que él es el centro del cosmos, y que este
cosmos «ha sido creado simplemente para servir de escenario al
drama humano de su salvación ultraterrena»... Y no le resulta
plausible tampoco que el misterio tan respetable del más allá sea
asociado con y puesto al servicio de la amenaza de castigos o la
promesa de premios...
¿Es posible ser cristiano sin aceptar estas imágenes que hoy
sentimos como no incorporables a nuestra cosmovisión? Sí, lo es, al
costo de purificar nuestra esperanza -y, más ampliamente, nuestra
cosmovisión religiosa global- de aquellas imágenes propias de un
tiempo que ya no es el nuestro.
En realidad, lo que importa es el contenido profundo, la
experiencia espiritual, la dimensión de esperanza (en este caso), no
el soporte de categorías, esquemas mentales, cosmovisiones
apocalípticas o esquemas de concepción del tiempo de los que
echaron mano nuestros antepasados. El cristianismo, a lo largo de
su historia, ya ha abandonado muchas imágenes que en su tiempo
fueron comunes, que luego se oscurecieron, y que finalmente nos
resultaron inaceptables (de algunas de las cuales hoy incluso nos
avergonzamos). Durante muchos siglos, el predominio del
pensamiento estático, el supuesto de la ahistoricidad, y el
desconocimiento del carácter evolutivo de todo, nos ha querido
hacer pensar que no podemos cambiar nada, que debemos creer a la
letra lo que expresaron nuestros mayores, sin remontarnos a revivir
su misma experiencia profunda pero con libertad y creatividad, y
que nada puede ser innovado. Pero la misma historia está ahí para
mostrar lo contrario a quien sepa y quiera verlo. Y también está ahí
el presente: son muchos ya, de hecho, los cristianos/as que «creen
de otra manera».
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El evangelio de Mateo nos presenta la llamada «prueba


mesiánica». Juan el Bautista desde la cárcel manda emisarios para
preguntarle a Jesús si es él el esperado o si deben esperar a otro.
Jesús no responde con algunas pruebas teologicas, ni con citas
bíblicas apologéticas, o con algunos dogmas o doctrinas, sino que se
remite y remite a los consultantes a los puros hechos, que pueden
ser «vistos y oídos»: «los ciegos ven, los inválidos andan, los
leprosos quedan limpios... y a los pobres se les anuncia el Evangelio,
la Buena Noticia». Estos «hechos», estas buenas noticias, son la
prueba de identidad del Mesías. Y serán, tienen que ser, la prueba
de identidad de quienes sigan al Mesías, al Xristós, o sea, los
«cristianos». Sólo si nuestra vida produce esos mismos hechos, sólo
si somos «buena noticia para los pobres», sólo entonces estaremos
siendo seguidores de aquel Mesías, del Xristós, o sea, «cristianos».

El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 45 de la serie


«Un tal Jesús», de los hnos. López Vigil, titulado «Una pregunta
desde la cárcel». El audio, el guión del texto, y su comentario
bíblico-teológico, puede ser tomado de aquí:
https://radialistas.net/article/45-una-pregunta-desde-la-carcel/

Respecto al tema de los premios y castigos eternos, repetimos


aquella indicación bibliográfica para quienes puedan leerlo en inglés
–mientras está a punto de salir en castellano en la colección
«Tiempo axial» (tiempoaxial.org)–, el libro de John Shelby SPONG,
Vida eterna: una nueva visión. Más allá de las religiones, más allá
del teísmo, más allá de cielo e infierno, 232 pp, publicado en
español por la editorial Abya Yala de Quito, en su colección «Tiempo
axial» (tiempoaxial.org). El subtítulo lo dice todo sobre la intención
y el enfoque de este libro.

Para la revisión de vida


Detengámonos un momento en nuestro camino de
evangelizadores y tratemos de configurar de nuevo en nuestra
vida la imagen de Jesús: ¿coincide esa imagen con la que nos
revelan los evangelios? Preguntémonos: “eres tú, o debemos
replantearnos tu imagen?

Para la reunión de grupo


- ¿El mundo se va a acabar, puede ser que se acabe «con
la segunda venida de Cristo»? ¿Es dogma de fe? ¿Qué
fundamento tiene esto? ¿Y qué significaría en todo caso? ¿Es un
elemento esencial del «relato» cristiano? ¿Qué es lo que sería
esencial, la expresión o su contenido profundo? ¿Y cuál es ese
contenido? Se puede ser cristiano y «creer» en el mundo que la
ciencia nos presenta hoy día? Alguien puede preparar este
Servicio Bíblico Latinoamericano
tema con una reflexión-planteamiento del tema. Luego se
conversa y dialoga abiertamente, y alguien finalmente trata de
expresar una conclusión común, aunque no sea única.
- Retomemos la respuesta de Jesús a los mensajeros de
Juan, ¿cuáles son las señales que Jesús ve como la prueba de su
mesianismo? ¿Valen esas mismas señales para probar la
identidad del seguidor del Mesías? Poner algún ejemplo: ¿en
qué situaciones, actitudes, personas, grupos... creemos que hoy
se dan esas buenas noticias, esas pruebas de estar
compartiendo la misión del Mesías... y en cuáles no?

Para la oración de los fieles


- Por los que viven sin esperanza o en tristeza, para que
Cristo Salvador los llene de fortaleza y de alegría. Roguemos al
Señor.
- Por nuestros grupos y comunidades, para que a pesar
de las dificultades e injusticias que enfrentamos cada día,
seamos capaces de sembrar esperanza y luchar con entusiasmo
evangélico por un mundo mejor. Roguemos al Señor.
- Por los que hemos sido llamados a trabajar de manera
directa en el anuncio del Evangelio, para que el Jesús que
predicamos sea el que realmente vivimos y seguimos.
Roguemos al Señor.
- Por todas las iglesias que confiesan su fe en Jesús, para
que más allá de los intereses de grupo sepamos poner todos
nuestros esfuerzos a favor de la paz, la unidad y la fraternidad.
Roguemos...

Oración comunitaria
Padre bueno, al acercarnos a la celebración de la fiesta
entrañable de la Navidad te pedimos que acrecientes nuestra
esperanza, para que nunca desistamos del esfuerzo por crear
un mundo en el que el amor sea posible. Nosotros te lo pedimos
por Jesús de Nazaret, hijo tuyo y hermano nuestro, cuyo
nacimiento nos aprestamos a celebrar. Amén.

Oh Fuerza vital que nos constituyes, que nos has hecho brotar
de la Vida, como Materia organizada y consciente, que se
mantiene y se sostiene contra el embate del Tiempo, que tiende
continuamente a disolverla... Nos entregamos a tu abrazo
poderoso que nos ha traído al ser, nos mantiene en él, y un día
nos abrazará plenamente hasta absorbernos en su seno y
mantenernos ya para siempre unidos a Ti... Amén.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Lunes 12 de diciembre de 2016


Nuestra Señora de Guadalupe

Zac 2,14-17: Canto de la Hija de Sión


Salmo 95: Cuenten las maravillas del Señor a todas las naciones
Lc 1,39-45: ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?

E n la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe recordamos la


presencia de María con rostro latinoamericano. Vino de la mano de
los europeos, pero muy rápido se encarnó en este continente y
prefirió seguir de la mano de indígenas, negros, mestizos y blancos,
con un corazón propio de esta Madre tierra. Por María aprendimos a
comprender mejor la propuesta del Reino anunciado por Jesús. Fue
María la pedagoga del cristianismo en esta parte del mundo. A lo
largo de los últimos quinientos años hemos visto a María
caminando, como en el evangelio, por nuestros valles, llanuras y
montañas. La hemos visto entrar a nuestras casas, sin protocolos ni
privilegios, solo saludando y compartiendo lo mejor de su vida, Jesús
de Nazaret. Por su sencillez y ternura no podemos aguantar las
ganas de gritarle a Dios, gracias por permitir que la Madre de
Nuestro Señor haya puesto su morada en nuestro continente.
Gracias María porque a pesar de la pobreza y de las debilidades de
nuestro pueblo sigues poniendo tu corazón en nuestras vidas, en
nuestras familias y en nuestras comunidades. Gracias María porque
el fruto bendito de tu vientre llena de gozo y esperanza nuestro
mundo. Gracias María porque hemos aprendido de ti un estilo de fe
que, como en las bodas de Caná, nos dice “hagan lo que él les diga”.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Martes 13 de diciembre de 2016


Lucía, mártir (304)

Sof 3,1-2.9-13: La salvación ofrecida a los pobres


Salmo 33: Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
Mt 21,28-32: Hijo, quiero que trabajes en mi viña

L as autoridades religiosas de Israel acaban de cuestionar a Jesús


preguntándole ¿Con qué autoridad haces eso? Jesús les responde
con una parábola, donde el hijo que dice ‘sí’ al padre pero no
cumple su responsabilidad representa a las autoridades religiosas
de Israel y el hijo que dice ‘no’ pero finalmente se arrepiente y hace
la voluntad del padre representa a los recaudadores de impuesto y a
las prostitutas. La lección es dura; los que eran considerados
últimos por su pecado se han arrepentido y terminan primeros. Los
que se consideraban primeros por ser guardianes de la fe, la
religión y el culto, terminan último porque sus obras denuncian que
han distorsionado la ley hasta el punto de excluir y despistar al
pueblo del camino de la salvación. De nuevo resuenan en nuestra
memoria las palabras de Jesús, “no basta con decir Señor, Señor, lo
importante es hacer la voluntad de Dios”; en otras palabras, “por
sus obras los conocerán”. El evangelio deja claro el carácter
incluyente de la propuesta de Jesús. Todos tenemos la oportunidad
de disfrutar del Reino de Dios. Él no quiere que seamos ni los
últimos ni los primeros, simplemente que seamos hijos de Dios,
coherentes entre lo que creemos y hacemos. ¿Con cuál de los dos
hijos de la parábola nos identificamos?
Servicio Bíblico Latinoamericano

Miércoles 14 de diciembre de 2016


Juan de la Cruz, reformador y doctor (1591)

Is 45:6c-8.18.21b-26: Ábrase la tierra y brote la salvación


Salmo 84: Cielos, destilen el rocío; nubes, derramen al Justo
Lc 7,18b-23 Vayan a anunciar a Juan de lo que han visto y oído

E l evangelio refleja la confusión que existía entre la gente acerca


de si era Juan o Jesús el Mesías. Los evangelistas quieren dejar claro
el papel de Juan como precursor y heraldo del evangelio. Juan el
Bautista se encuentra en la cárcel a “causa de la Palabra de Dios y
del testimonio de Jesús”. Desde la cárcel, Juan manifiesta que él no
es el Mesías, pero también está preocupado por las noticias
contradictorias que los poderosos han ido divulgando sobre Jesús. Al
preguntar acerca de la veracidad del mesianismo de Jesús, los
discípulos de Juan reciben una respuesta eminentemente profética;
toda ella construida a partir de expresiones recogidas del profeta
Isaías. En síntesis, no son las palabras sino las obras las que
responden por Jesús. La respuesta le permite a Jesús señalar el
nuevo perfil de Mesías que él representa. El modelo monárquico,
aristocrático, guerrero, vengativo, es cambiado por un Mesías Goel,
(Redentor) que rescata a los excluidos de la sociedad por razones de
salud, pobreza, impureza o pecado. Jesús proclama bienaventurado
a quien entiende correctamente su misión. Durante este día de
Adviento meditemos la frase final del evangelio: “Dichoso el que no
tropieza por mi causa”.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Jueves 15 de diciembre de 2016


María de la Rosa, fundadora (1855)

Is 54,1-10: Te vuelve a llamar el Señor como a una mujer abandonada


Salmo 29: Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
Lc 7,24-30 Juan es el mensajero que prepara el camino ante el Señor

E n el evangelio de ayer, el Bautista preguntaba sobre la identidad


mesiánica de Jesús. Hoy, es Jesús quien da un bello testimonio sobre
Juan, a quien las autoridades políticas y religiosas tienen en la
cárcel. Jesús organiza su discurso en torno a una pregunta que se
repite tres veces: ¿Qué salieron a ver? El interrogante busca que los
oyentes tomen conciencia de la opción de Juan, que es la misma de
Jesús, entre el poder o el amor, entre habitar en palacios reales o en
el corazón del pueblo, entre vestirse de orgullo o de servicio a los
demás. Juan no es una caña sacudida por el viento porque no se
doblega ante las presiones y persecuciones. Juan ha sido coherente
con su responsabilidad de precursor y heraldo del evangelio hasta
entregar su propia vida. No lleva una vida de lujo porque su vida es
austera y pobre. Es la vida de un auténtico profeta, un mensajero de
Dios, que como anunció el profeta Malaquías, tiene como misión
preparar el camino del Señor. Juan es el puente entre la antigua y la
nueva alianza. Por experiencia propia, Jesús reitera que a un profeta
le escuchan los sencillos, los pobres mientras los poderosos lo
ignoran y desprecian. ¿Cómo ser hoy profetas al estilo de Juan el
Bautista?
Servicio Bíblico Latinoamericano

Viernes 16 de diciembre de 2016


Adelaida, viuda (999)

Is 56,1-3a.6-8: Mi casa es casa de oración y así la llamarán todos los


pueblos
Salmo 66: Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te
alaben
Jn 5,33-36 Jesús es la lámpara que arde y brilla

J esús recuerda a sus discípulos que Juan, al ser interrogado por los
enviados de Jerusalén, afirmó categóricamente que no era el Mesías
ni Elías. Su misión no era otra que preparar el camino del Señor y
dar testimonio de la verdad. Juan no es la luz, pero si una lámpara
que arde y alumbra, que para este tiempo de adviento, nos muestra
a Jesús, verdadera luz, que ilumina el camino de la humanidad hacia
el sueño de la paz y la justicia. Juan no es la Palabra pero si una voz
que grita en el desierto: “conviértanse, que está cerca el reino de
los cielos”. Juan es presentado por Jesús como el verdadero modelo
de profeta y de discípulo para quienes pretenden ser sus testigos.
Así como Juan dio testimonio de Jesús, ahora Jesús, con su Palabra y
sus obras, da testimonio del Padre, por esto su testimonio es mayor
y definitivo. A ejemplo del Bautista, ¿somos con nuestra vida
lámparas que dan luz, para que todos los que nos rodean puedan ver
a Jesús y asumir el compromiso de vida que esto comporta? o
¿somos como fuegos artificiales, que deslumbran y después de un
instante desaparecen?
Servicio Bíblico Latinoamericano

Sábado 17 de diciembre de 2016


Lázaro (s. I)

Gn 49,2.8-10: El cetro no se apartará de Judá


Salmo 71: Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde
eternamente
Mt 1,1-17 Genealogía de Jesucristo, hijo de David

M ateo comienza su evangelio con el árbol genealógico de Jesús,


organizándolo en tres grupos: los patriarcas, que corresponden a los
primeros catorce nombres; los reyes de Israel, los siguientes catorce
nombres; y los antepasados desconocidos que son los últimos
catorce nombres. La genealogía tiene varias intenciones. Mostrar a
Jesús como descendiente de la casa de David. Indicar que Jesús, el
Mesías esperado, no es un extraterrestre o alguien caído del cielo,
es alguien que se encarna en una tierra, una historia y una cultura
concreta: Israel. Reiterar que los caminos de Dios tienen sus
particularidades. Los nombres de la genealogía no son en general
de las familias más piadosas y “puras” de Israel. Por ejemplo,
aparecen cuatro mujeres, quienes no tienen la mejor reputación,
Rut es una mujer buena pero es extranjera, Raab es una prostituta
de buen corazón, Tamar engaña a su suegro para tener un hijo y
Betsabé comete adulterio con David. Es una descendencia que se
mueve entre la santidad y el pecado. Queda claro que Dios, en la
propuesta del reino, cuenta con las fortalezas y debilidades de
todos. El reino es siempre incluyente, solidario y encarnado en la
historia y la cultura de cada pueblo. Si con Abrahán comenzó el
Israel étnico, con Jesús comienza el Israel universal, que incluye a
toda la humanidad. ¿Me siento parte de la familia de Jesús?
Servicio Bíblico Latinoamericano

Domingo 18 de diciembre de 2016


4º de Adviento
Modesto, restaurador (634)

Is 7,10-14: La virgen está encinta y dará a luz un hijo


Salmo 23: Que entre el Señor, el rey de la gloria
Rom 1,1-7: Jesucristo, de la estirpe de David, Hijo de Dios
Mt 1,18-24 El nacimiento de Jesús fue de esta manera

V amos a hacer en primer lugar un comentario litúrgico-pastoral a


estos textos bíblicos en una línea más bien tradicional. Luego
haremos una nota crítica.
En el pasaje de Isaías que escuchamos hoy resuena ese
anuncio esperanzador del nacimiento de alguien que estará
permanentemente inserto en medio de su pueblo. Al parecer estas
palabras del profeta al rey Acaz se dieron en un contexto en el que
las esperanzas del mantenimiento de la seguridad del reino de Judá
se centraban más en el poder político y militar, dejando a un lado la
confianza en el Dios YHWH. Isaías ha visto los afanosos intentos del
rey para aliarse con sus vecinos en orden a defenderse de las
amenazas del reino del norte, quienes a su vez se han aliado con
otros para defenderse del poderoso de turno.
Para despertar de nuevo la confianza en Dios, el profeta se vale
de un hecho probablemente histórico, el embarazo de alguna de las
doncellas del rey. Así como esa joven dará a luz un primogénito, del
mismo modo enviará Dios un descendiente davídico que asuma los
destinos del pueblo, en medio del cual estará siempre; por eso su
nombre “Emmanuel”, Dios con nosotros. Con base en esta profecía,
se fue fomentando la idea de que el Mesías nacería de una virgen.
Desde entonces, toda primeriza en Israel albergaba la esperanza de
ser la madre del Mesías; todo ello debido a la misma terminología
empleada tanto en el hebreo como en el griego y luego en nuestra
lengua. Cuando Mateo relata la concepción de Jesús, se hace eco de
esta profecía de Isaías y la cita textualmente.
La segunda lectura está tomada de la carta de san Pablo a los
romanos, concretamente se trata del encabezamiento de la carta.
Allí relata Pablo a los cristianos de Roma su propia vocación al
apostolado, para lo cual fue elegido por el mismo Dios. Para Pablo
está claro que el evangelio que él predica es Jesucristo mismo, su
persona, su obra, su muerte y resurrección. Es muy importante para
el apóstol subrayar que este Jesús es descendiente de David en
Servicio Bíblico Latinoamericano
cuanto a lo humano, pero que Dios le otorgó su Espíritu
constituyéndolo en Mesías todopoderoso, Señor Único,
resucitándolo de entre los muertos. Otra cosa que recalca Pablo es
que su actividad evangelizadora le ha sido otorgada por puro don,
por vocación; de ahí que su preocupación haya sido durante toda su
vida el dar a conocer a la noticia de Jesucristo especialmente a los
gentiles.
En el evangelio, Mateo nos narra el origen de Jesucristo. María
estaba desposada con José, pero aún no vivían juntos. Ello indica
que estaban en un período que llamaban desposorio o compromiso
matrimonial, período que podía durar de seis meses a un año,
tiempo prudente para el esposo construir o acondicionar la casa en
donde recibiría a su esposa. En el entretiempo la novia seguía
viviendo con sus padres, dependiendo de su papá hasta que pasara
formalmente a depender de su marido. La promesa de matrimonio o
desposorio implicaba completa fidelidad al novio; todo acto de
infidelidad era adulterio, y como tal podía ser castigado conforme a
la ley mosaica.
En esas circunstancias, nos narra el evangelio que María
resultó embarazada; pero aclara diciendo: “por obra del Espíritu
Santo”. El hecho haría sentirse muy mal a José; sin embargo, agrega
Mateo, que como “era un hombre justo, y para no exponerla a la
infamia, decidió abandonarla en secreto”. José hubiera podido hacer
valer sus derechos, exigir el castigo previsto por la ley...; con todo,
quizá sin darse cuenta, va colaborando también él con los planes
divinos.
En estos planes divinos no todo está garantizado, pues en ellos
también están involucradas la libertad y la voluntad humanas. Es
una constatación que podemos hacer en toda la historia de la
salvación partiendo desde el mismo paraíso. Parece que los planes
de Dios caminaran sobre el filo de la navaja (!). Un ejemplo de ello
lo tenemos en el relato que hoy nos cuenta Mateo.
Pero en esos planes hay siempre una cosa muy importante que
se llama diálogo. Precisamente en el diálogo con el ángel que le
habla en sueños a José se nos muestra cómo Dios va incorporando a
su proyecto a sus mismas criaturas. El silencio de aceptación de
José es la respuesta que Dios nos pide también a nosotros. Le
ponemos muchas trabas y condiciones a la obra de Dios. A veces
intentamos “corregir” la manera como Dios actúa; ¡no es necesario!
Basta que pongamos nuestra fuerza y voluntad al servicio del plan
de Dios, lo demás Él sabe cómo lo hace.
Aunque en nuestro pasaje se resalta la figura de José en su
duda, en su aceptación de ser padre de Jesús y de ponerle el
nombre, la verdad es que María, que apenas es nombrada, está
también allí recordándonos su actitud de fe y sumisión a los planes
de Dios que son vida para el hombre y la mujer de todos los tiempos.
Servicio Bíblico Latinoamericano
El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 133 de la
serie «Un tal Jesús», de los hnos. López Vigil, titulado «Una noche
de dudas». El audio, el guión del texto, y su comentario bíblico-
teológico, puede ser tomado de aquí:
https://radialistas.net/article/133-una-noche-de-dudas/

Como nota crítica podríamos decir algo que hace mucho


tiempo que es ya un «lugar común» en el mundo bíblico: los profetas
no fueron en su tiempo adivinos del futuro, ni muchas de las cosas
que los primeros cristianos creyeron ser «cumplimiento de lo
anunciado por las Escrituras» realmente lo fueron. Ese esquema
apologético de que lo sucedido en Jesucristo estaría previsto y
anunciado en el pasado, hace tiempo que ha sido abandonado en los
estudios bíblicos. Más. Desde hace apenas unos años, menos de
veinte, se está hablando de una nueva ola, un «revolcón» en el tema
de la historicidad bíblica. Ya sabíamos que había muchas cosas y
figuras (importantes) de la Biblia que no eran literalmente histórica.
Los grandes especialistas bíblicos ya exhibían hace tiempo una
visión bastante matizada de la base histórica de la Biblia. Los
planteamientos concordistas de La Biblia tenía razón, aquel famoso
libro (1955), hace mucho tiempo que no gozan de audiencia. Pero en
los últimos años, como decimos, se ha dado una vuelta de tuerca.
Hay toda una corriente arqueológica última, la más actual, que se
pronuncia ya con claridad por una postura bastante más radical
sobre la historicidad. No quieren ya utilizar la arqueología para
ornamentar con curiosidades la ciencia bíblica, sino que creen que
debemos ser honrados y someter los estudios bíblicos a lo que la
arqueología descubre y cree poder probar. Es, de alguna manera,
una nueva edición del conflicto entre la ciencia y la fe, pero a estas
alturas, la solución del conflicto está ya muy precocinada, y no
caben componendas. Ya no vamos a condenar a Galileo... ni a los
arqueólogos.
No podemos entrar aquí en más profundidad. Remitimos a un
libro clave, de Finkelstein, La Biblia desenterrada. Una nueva visión
arqueológica del antiguo Israel y de los orígenes de sus textos
sagrados, Siglo XXI Editores, Madrid y Buenos Aires, 2003. O vean
cualquiera de estos cuatro videos:
https://vimeo.com/user10361814/videos, que son de toda calidad
científica.

Concretamente en torno a la Navidad, para grupos más críticos


o formados, puede ser bueno estudiar a fondo el tema del
significado de la encarnación, tanto del misterio en sí mismo, cuanto
de los relatos evangélicos correspondientes. Hay propuestas
teológicas muy interesantes que merecen atención, como «La
metáfora de Dios encarnado» de John HICK (tiempoaxial.org), o
«Jesús, hijo de mujer» de John Shelby SPONG (en la biblioteca de
Koinonía, servicioskoinonia.org/biblioteca), o el estudio sobre «Las
Servicio Bíblico Latinoamericano
narraciones de la Natividad de Jesús» de Mariano CORBÍ, en la
RELaT (servicioskoinonia.org/relat), el nº 381. Otras muchas ideas y
sugerencias pueden verse en servicioskoinonia.org/pastoral en
tiempo previo a la Navidad

Para la revisión de vida


En esta última semana de adviento, trato de hacer una revisión
de mi vida sobre cómo me estoy preparando para vivir la
conmemoración del nacimiento de Jesús.
¿Voy a estar atento a no caer en esa tentación que se ha hecho
clásica ya, la de la identificación de la navidad con el
consumismo?
¿Voy a vivir especialmente en esta navidad la solidaridad con
los pobres?

Para la reunión de grupo


- Retomar la lectura de todo el cap. 7 de Isaías, una vez
leído, discutir y asimilar las notas explicativas que trae la Biblia
Latinoamericana.
- Leer de nuevo el pasaje de Mateo y estudiar la nota a
este pasaje en la Biblia Latinoamericana.
- Escuchar y/o leer el capítulo 133 de “Un tal Jesús” y
comentar en el grupo lo que nos sugiere sobre esta vivencia de
la Navidad.
- Tomar esos materiales de profundización sugeridos más
arriba, y organizar una o varias sesiones de estudio.

Para la oración de los fieles


- Por los cristianos de todas las confesiones, para que por
encima de nuestros intereses de grupo, seamos capaces de
transparentar en el mundo la presencia única y permanente de
Dios. Oremos...
- Para que nuestra vida personal y grupal sea fiel reflejo
del amor del Padre manifestado en su Hijo. Oremos...
- Para que esto en estos días de Navidad no olvidemos a
los más necesitados de nuestras comunidades. Oremos...
- Para que la Navidad deje en nosotros frutos de una
conversión sincera y de una adhesión incondicional a los planes
del Padre... Oremos...

Oración comunitaria
Padre bueno y misericordioso, cuando hacemos nuestra propia
voluntad nos perdemos, se diluye el sentido de nuestra vida y
arrastramos a muchos a la perdición; que al contemplar hoy a
María y José obedientes a tu voluntad, sintamos también
Servicio Bíblico Latinoamericano
nosotros el placer y la necesidad de adherir a Ti nuestro ser y
nuestra voluntad. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Lunes 19 de diciembre de 2016


Nemesio, mártir (250)

Jue 13,2-7.24-25a: El ángel anuncia el nacimiento de Sansón


Salmo 70: Que mi boca esté llena de tu alabanza y cante tu gloria
Lc 1,5-25: El ángel Gabriel anuncia el nacimiento de Juan Bautista

L a imagen de la mujer que concibe en su vejez, una imagen


repetida varias veces en la Escritura, es un indicativo de lo que en la
Biblia se entiende por Historia, la cual no puede ser una simple
sucesión de hechos, unas veces conectados entre sí, otras veces sin
conexión aparente. En el pensamiento bíblico, la historia tiene
características semejantes a los seres vivos; ella misma es algo vivo,
donde se gesta también la vida, y el gran protagonista es Dios. De
ahí que para el hombre bíblico, todo, absolutamente todo, proviene
de Dios: la vida y la muerte, la salud y la enfermedad, la prosperidad
y la desgracia... Pero esa forma de ver la vida, muchas veces puede
ir en declive; puede ir perdiendo calidad, hasta el punto de que se
viva la historia sin un sentido aparente; cuando eso sucede, se
puede decir que se vive de una manera estéril; y ahí, comienza a
funcionar la imagen de la mujer que no ha podido engendrar vida.
No es fortuito que en ciertos momentos de la historia de la fe de
Israel, la Biblia nos hable de mujeres que a pesar de estar casadas,
no han podido tener un hijo; en ellas se revela, como en esa historia,
aparentemente estéril, la presencia de Dios-Vida. ¿Es estéril mi
vida?
Servicio Bíblico Latinoamericano

Martes 20 de diciembre de 2016


Domingo de Silos, abad (1073)

Is 7,10-14: Miren: la virgen está encinta


Salmo 23: Va a entrar el Señor, él es el Rey de la gloria
Lc 1,26-38: Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo

C omo sabemos María no forma parte de ninguno de los círculos


de influencia de su pueblo; ni siquiera es habitante de la capital; es
decir, no pertenece al “centro”; María es de la periferia; del lugar
donde viven los que no cuentan mucho para los del “centro”; es
más, pertenece a una región cuyos habitantes son vistos con recelo
por la clase dominante de Jerusalén. Nazaret era una aldea
pequeñita, casi olvidada, escondida en las montañas de Galilea. La
mayoría de los hombres de Nazaret tenían que desplazarse hasta
Séforis, una ciudad cercana, a trabajar para ganarse el sustento. Y
así de sencilla y humilde como era la aldea de Nazaret, así era
María; y con todo, en ella Dios puso su mirada para convidarla a
tomar parte en ese designio amoroso de convertirse en la madre del
salvador. Esta actitud divina nos enseña que Dios no tiene un interés
particular por el “centro”; pese a que en el centro se habla tanto de
él y en su nombre se hace de todo, su mirada está más atenta en la
periferia; de esto tenemos que tomar cada vez más conciencia y
sentirnos dichosos. Ojalá estemos dispuestos a desplazarnos hasta
la periferia para percibir mejor esa presencia viva del Dios de Jesús
entre los rechazados por el dios del centro. ¿Qué supone para mi
moverme a la periferia?
Servicio Bíblico Latinoamericano

Miércoles 21 de diciembre de 2016


Pedro Canisio, predicador, y escritor (1597)

Cant 2,8-14: Llega mi amado, saltando sobre los montes


Salmo 32: ¡Aclamen, justos, al Señor, canten un cántico nuevo!
Lc 1,39-45: ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?

E l encuentro de María e Isabel que nos narra hoy el evangelio, no


es igual a los demás encuentros, que seguramente los tuvieron; hoy
se han encontrado para celebrar la vida, para compartir el gozo tan
inmenso que se siente cuando en el diario acontecer interviene Dios;
eso cambia por completo el rumbo de la vida; se han encontrado
para reconocer que pese a su pequeñez, han sido objeto de la
mirada amorosa de Dios; Isabel, en edad avanzada, llamada a
engendrar vida; María, apenas comenzando a vivir, llamada también
a dar plenitud a su vida. Y esa alegría de ambas mujeres es tan
enorme, que impacta hasta la misma criatura que se gesta en el
vientre de Isabel. Toda Isabel se ha estremecido con la visita de su
prima y, con ella, el niño Juan en gestación. Si lográramos
despojarnos de tantas ínfulas de ser “adultos” y “maduros” en la
fe... ¡cuán gozosas fueran nuestras celebraciones, cuánta alegría
infundiríamos a nuestros hermanos y hermanas que se acercan a
compartir su fe con nosotros! Pidamos al Señor, recordando la visita
de María a Isabel, que nos de la fuerza necesaria para arrojar de
nuestro corazón todo aquello que nos ha hecho perder la alegría.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Jueves 22 de diciembre de 2016


Clotilde, reina y viuda (645)

1S 1,24-28: El Señor me ha concedido el hijo que pedía


Interleccional 1S: Mi corazón se regocija por el Señor, mi Salvador
Lc 1,46-56: En adelante me felicitarán todas las generaciones

E n la liturgia de ayer vivimos esa alegría tan inmensa que sintió


Isabel por la visita de su prima a quien ya la denominó “madre de mi
Señor”; es decir que desde antes del nacimiento de Jesús, ya es
reconocido por los humildes y sencillos como “el Señor”. Y después
del saludo de Isabel nos narra el evangelista la respuesta de María.
Dijimos que ella también estaba plena de alegría por las cosas que
le estaban pasando; hoy nos narra el evangelista el estallido de
alegría que sale del corazón de María, y lo hace con un cántico que
recoge el sentir de siglos de tradición del Israel humilde y fiel. Las
proclamas de María son verdaderas síntesis de teología y de historia
de la fe de los empobrecidos de Israel. A través de los siglos y pese
a una historia contada por los vencedores, Dios siempre ha estado
del lado de los empobrecidos. Eso fundamentalmente es lo que
proclama María, la parcialización de Dios hacia los desposeídos, los
que no cuentan para el mundo. Hay que reconocer que este cántico
es una auténtica mina de palabras, expresiones e ideas que pueden
alimentar nuestra oración diaria. Ojalá que en adelante, cada vez
que nos dispongamos hacer nuestro examen de conciencia lo
hagamos desde estas hermosas palabras de María.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Viernes 23 de diciembre de 2016


Juan Cancio, sacerdote (1473)

Mal 3,1-4.23-24: Les enviaré al profeta Elías antes de que llegue el día
del Señor
Salmo 24: ¡Levántense, levanten la cabeza: se acerca la liberación!
Lc 1,57-66: El nacimiento de Juan Bautista

C on el relato del nacimiento de Juan, Lucas quiere ir definiendo


los personajes de su obra, y también sus papeles. Por supuesto que
el personaje central del Evangelio es Jesús; Juan también es grande,
con una gran misión, Juan tiene un origen extraordinario: es
preanunciado por un ángel y luego, después de su nacimiento,
sucede algo inesperado: su padre que estaba mudo, recupera la voz;
su mismo nombre, desconocido entre sus familiares, indica ya una
misión muy especial. Efectivamente, Yehohanan significa “Yahweh
salva”; sin embargo, no es Juan propiamente el que va a salvar; su
misión será preparar el camino al Salvador. Como quien dice, Juan
es muy importante, desempeñó un gran papel, se metió de lleno a
predicar la venida del Señor y lo hizo al mejor estilo profético,
viviendo en el desierto y alimentándose de miel silvestre y
saltamontes...; pero no es “el más” importante, no es el protagonista
de la historia que compone Lucas para su comunidad. De todos
modos, es importante tener en cuenta que los motivos por los cuales
Lucas narra el nacimiento de Juan, son fundamentalmente
teológicos. La historia que compone Lucas es, antes que nada, una
historia donde el principal protagonista es Dios. Lucas escribe desde
la fe y desde sus convicciones como catequista evangelizador.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Sábado 24 de diciembre de 2016


Gregorio, mártir (303), Bartolomé Ma. del Monte (1771)

2Sam 7,1-5.8b-12.14a.16: El reino de David durará por siempre en la


presencia del Señor
Salmo 88: Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.
Lc 1,67-79: Nos visitará el sol que nace de lo alto

T odo es gozo y alegría en este día. Los preparativos para la


Navidad nos hacen correr hoy más que los otros días. En la noche
de hoy celebraremos el gran acontecimiento del natalicio de nuestro
salvador; y como una forma de prepararnos para vivir ese gran
misterio, la liturgia de este 24 de diciembre nos trae dos anuncios
importantes: en la primera lectura, el profeta Natán anuncia a David
la decisión de Dios de hacer brotar de su parentela un descendiente
que gobernará a Israel por siempre. A lo largo del Antiguo
Testamento, esa promesa no se vio realizada y, por tanto, el pueblo
mantuvo la esperanza en esa realización. Muy pronto, los cristianos
primitivos, descubrieron en Jesús el cumplimiento de esa promesa,
por eso cada evangelista se esfuerza por conectar a Jesús con la
línea de descendencia davídica para demostrar que efectivamente
en Jesús, todas las promesas de Dios se han cumplido. Y el otro gran
anuncio que nos comunica hoy la Palabra lo escuchamos de labios
de Zacarías, el padre de Juan: “el Señor, Dios de Israel, nos ha dado
un poderoso Salvador...”. En sí mismo, Zacarías representa esa
porción de pueblo empobrecido, sin voz, sin “doliente” en los
círculos del poder; esa porción de pueblo que a nadie le duele,
únicamente a Dios.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Domingo 25 de diciembre de 2016


NATIVIDAD DEL SEÑOR

Misa del día

Is 52,7-10: Verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios


Salmo 97: Los confines de la tierra han contemplado la victoria de
nuestro Dios.
Heb 1,1-6: Dios nos ha hablado por el Hijo
Jn 1,1-18: La Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros

H oy celebramos la fiesta del nacimiento de Jesús de Nazaret,


pero en realidad en esta fiesta hay muchos componentes, de muy
diverso género, y no sería bueno tratarlos todos como dimensiones
teológicas racionalmente interpretables. Hay también elementos
culturales, sociales, históricos, afectivos... Esta mezcla hace
desaconsejable echar mano sólo de la lupa teológica racional. Quizá
es ésta una fiesta en la que hay que dejar a un lado esa perspectiva
racional, y hacernos niños, y celebrar con la ingenuidad del niño/a
que todos/as llevamos dentro.
Pero digamos en todo caso una palabra sobre cada lectura.

La lectura de Isaías es un canto de alabanza de la próxima


liberación de Jerusalén. Dos imágenes enmarcan la lectura, por una
parte la de los mensajeros que sobre los montes de Judá traen la
noticia de la próxima liberación, y gritan: ¡Yahvé reina! La segunda
imagen es la de los centinelas que prorrumpen en júbilo porque ven
el retorno de Yahvé a Sión y exclaman alborozados cómo el Señor ha
consolado a su pueblo y ha rescatado a Jerusalén. Y es que en el
contexto en que se escribe el libro de Isaías, la mayoría del pueblo
de Israel se encuentra exiliado en Babilonia, son esclavos de los
asirios. Sin embargo, ven como muy positivo que Darío asuma el
poder, y ponen sus esperanzas en que el será el «rescatador», que
les permitirá retornar a su tierra. Esta realidad es inminente, por lo
que el escritor canta ya la alegría del retorno a la tierra. Para
nosotros hoy, esos pies del mensajero anuncian el nacimiento del
Señor, y nosotros, como los centinelas, proclamamos alegres la
presencia del Salvador que se hace vida en medio de nosotros.
El salmo responsorial corresponde a un himno de alabanza
dirigido a Yahvé porque ha obrado maravillas y porque ha revelado
la justicia a las naciones acordándose de la lealtad de Dios a Israel.
Servicio Bíblico Latinoamericano
El salmista invita a toda la creación (mar, ríos y montes) a aclamar a
Yahvé que llega a juzgar el mundo con justicia y los pueblos con
equidad. Esa felicidad la compartimos nosotros con el salmista
cuando recibimos a Jesús que llega, que nace. Él es Dios mismo que
se convierte en Buena Noticia, anuncio de salvación para todos los
pueblos, que asume nuestra condición humana y por ello estamos
alegres y cantamos llenos de júbilo y esperanza.
La carta a los hebreos refuerza aún más la alegría de esta
celebración de la Natividad del Señor Jesús. Expresa que «muchas
veces y de múltiples maneras habló Dios en el pasado a nuestros
padres por medio de los profetas, pero en estos últimos tiempos nos
habló por medio de su Hijo a quien instituyó heredero de todo».
Hermanos, estamos en los últimos tiempos pues la revelación a
llegado a su plenitud en Jesucristo. Él es imagen de Dios invisible,
quien le ve a él ve al Padre; pues al asumir la condición humana y al
nacer en un establo, como un hombre pobre; Dios se ha manifestado
como solidario con todos los hombres de la tierra y por medio de
Jesús ha mostrado el camino de la salvación.
La liturgia de hoy, la de la misa del día, como la más solemne –
porque otra es la de la media noche–, proclama el prólogo del
evangelio de Juan. Un texto bien solemne, y muy especial. Haríamos
mal en leerlo como cualquier otro de los relatos evangélicos de la
Navidad, en torno al nacimiento de Jesús, como los evangelios de la
infancia. El texto de Juan pudo ser escrito treinta años más tarde, el
último de entre los textos evangélicos hoy canónicos, en torno al año
100 d.C. Entenderlo como un relato «descriptivo» que nos trasmite
información sobre «cómo sucedieron las cosas», información
transmitida a Juan evangelista como por revelación directa, sería un
error. Hoy la ciencia bíblica enfoca este texto con otra luz, conoce
mejor su naturaleza y sabe que se trata de otra cosa.
En todo caso, es un texto clave, uno de los pocos textos de los
que se puede decir que han sido sencillamente decisivos para la
configuración concreta del desarrollo del cristianismo. Muchos
opinan que fue Pablo el creador del cristianismo, más que los
evangelios sinópticos por ejemplo. Otra opinión también común es la
de que quien fundó el cristianismo fue en realidad Juan, al
fundamentarlo con esta visión fantástica genial que nos entrega este
texto, que catapultó la reflexión sobre Jesús a su máxima dimensión.
Más allá de lo que de este texto hubiera de ser retenido o no, la
dimensión de encarnación que daría al cristianismo lo ha marcado,
realmente. Encarnación, y su complemento, la divinización, son
como una columna vertebral del cristianismo, y una de las marcas
registradas de su espiritualidad y su compromiso histórico.
En la dimensión concreta de la historicidad, ya sabemos: no
tenemos ninguna noticia histórica de la fecha del nacimiento de
Jesús. El 25 de diciembre fue tomado de la fiesta romana del
nacimiento del Sol, pues a partir de ese día –hoy sabemos que no
exactamente– comienza a aumentar el tiempo de insolación (en el
Servicio Bíblico Latinoamericano
hemisferio norte, obviamente, y locontrario en el sur); el Sol en
estos días superaba su período anterior invernal, de muerte y
disminución. Si a Jesús se le llamaba «el Sol de Justicia», qué mejor
fecha para datar su nacimiento que el día del re-nacimiento del Sol
astronómico, que en el mundo romano era considerado divino.
Puede ser interesante tener la curiosidad de examinar la letra
de algunos de los «villancicos» tradicionales más comunes. Podrá
observarse que en muchos casos su letra, en verdad, es
teológicamente pobre, y a veces, racionalmente insostenible. «¡Pero
funciona!», es decir: en el sentimiento religioso, la racionalidad no
es lo decisivo... Lo religioso es pluridimensional; es también
afectivo, estético, fruitivo, contemplativo... y sí, claro, también
intelectual y racional, pero no sólo, ni fundamentalmente.
Pero hoy, día de Navidad, manda el Niño Jesús, y el niño que
llevamos dentro cada uno de nosotros. Démosles libertad completa.

Para la revisión de vida


En todo caso, la Navidad es fiesta de humanización, que
celebra lo más humano de la vida: el amor, la ternura, la
familia, la solidaridad... ¿Qué debo hacer para que no se me
escape la Navidad, para vivirla a fondo?

Para la reunión de grupo


- Recordemos la «infraestructura» de la fiesta de la
Navidad: Coincide con el comienzo del invierno astronómico,
cuando los días comienzan a crecer... Era una fiesta también
romana, y fue la Iglesia quien «cristianizó» esa fiesta poniendo
en ella la celebración del nacimiento de Jesús. ¿Qué nos inspira
todo esto?
- En el centro de la Navidad está el tema de la
encarnación: Dios se ha hecho ser humano. Si el grupo lo cree
oportuno, comentar el conocido tema de «La metáfora del Dios
encarnado», título del libro de John Hick. (En la RELaT –
servicioskoinonia.org/relat– hay dos capítulos del mismo; ver el
libro en tiempoaxial.org)
- La navidad es en algunos países el período en que más
suicidios se producen, sobre todo por parte de personas que
viven solas, apartadas de la familia, o sin familia... Todos
podemos aventurar una interpretación y hacer alguna reflexión.

Para la oración de los fieles


- Por todos los hombres y mujeres del mundo,
especialmente por los más necesitados, para que acojan con
amor y alegría al Dios que a todos sale al encuentro, a cada uno
por sus propios caminos religiosos, roguemos al Señor
Servicio Bíblico Latinoamericano
- Para que el nacimiento de Jesús nos dé la confianza y el
optimismo de saber que Dios no abandona a la Humanidad, y
que a toda ella la guía y conduce...
- Para que el ambiente social navideño vaya acompañado
en nuestras vidas por una vivencia intensa del misterio de la
navidad, con oración y contemplación llena de paz y de
agradecimiento...
- Por todos los que están lejos de sus hogares, o no tienen
familia, o están en soledad obligada o voluntaria; para que
experimenten gozosamente la comunión y el amor por encima
del cerco soledad que les rodea...
- Para que el ambiente de la navidad propicie en nuestros
hogares el necesario clima de amor y ternura que durante la
vida diaria nos es más difícil...

Oración comunitaria
Dios, Padre Nuestro, que en Jesús nos has dado tu Palabra,
hecha carne y sangre, fuerza y ternura, muerte y resurrección;
te pedimos nos des la fuerza necesaria para seguir sus pasos
por el camino que él nos trazó para llegar hasta ti, abrazando
en nuestro caminar hacia ti a todos los hermanos y hermanas.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Lunes 26 de diciembre de 2016


Esteban, protomártir (s. I), Nuestra Señora de Andacollo

Hch 6,8-10; 7,54-60: Veo el cielo abierto


Salmo 30: A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu
Mt 10,17-22: No serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu del Padre

T res cosas vale la pena que queden hoy en nuestro corazón a


propósito del relato sobre el martirio de Esteban: la primera, su
fidelidad al Evangelio, una fidelidad que está por encima de la
actitud humana de echarse para atrás y dejar las cosas así por
temor, por miedo o para no meterse en líos con la autoridad
establecida; la segunda, unida a la fidelidad, está el testimonio, una
manera cómo Lucas subraya este aspecto es diciéndonos que
predicaba con gran autoridad y obraba milagros; esto es, refrendaba
con sus acciones lo que anunciaba con sus palabras; y tercera, tal
como lo hace Jesús, perdona a sus perseguidores. Esteban muere
con la paz del perdón en su corazón; quizás nosotros aunque vivos,
podemos estar muertos de corazón cuando no somos capaces de
perdonar.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Martes 27 de diciembre de 2016


Juan, apóstol y evangelista (s. I)

1Jn 1,1-4: Les anunciamos lo que hemos visto y oído


Salmo 96: Alégrense, justos, con el Señor
Jn 20,2-8: El otro discípulo corría más que Pedro y llegó primero al
sepulcro

C omo enseñanza del relato de la Resurrección que escuchamos


hoy, en el día de San Juan evangelista, nos queda la necesidad de
abrir nuestros ojos para poder “ver” cada uno de los signos que en
nuestra realidad nos están hablando de la resurrección de Jesús. A
veces se nos va la mano describiendo las realidades de muerte que
giran en nuestro alrededor, pero se nos olvida, que donde está la
vida, los signos de muerte tienen que desaparecer; detrás de un
signo de muerte tenemos que descubrir el germen de la vida y
luchar para que germine y se desarrolle. Y, por otro lado, como nos
los dice el mismo relato, en el momento de ver “creyó”. Y creer es el
primer paso para comenzar la tarea del anuncio. Juan, ni ninguno de
los discípulos que creyeron, salen sencillamente a contar la vida de
Jesús; ellos salen a dar testimonio de sus palabras y acciones, pero
fundamentalmente, su testimonio se centra en la Resurrección, en el
cumplimiento en Jesús de todas las promesas hechas desde antiguo.
Pidamos al Señor por medio del Apóstol Juan, para que cada día nos
preocupemos más por “ver” los signos de vida que hay entre
nosotros y sepamos “creer” para anunciar con la autoridad de
nuestra fe, las Buenas Noticias de Jesús.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Miércoles 28 de diciembre de 2016


Santos Inocentes

1Jn 1,5–2,2: La sangre de Jesús nos limpia los pecados


Salmo 123: Hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del
cazador
Mt 2,13-18: Herodes mandó matar a todos los niños en Belén

A propósito de la celebración de los Santos Inocentes,


reflexionemos sobre el tema de la inocencia. Quizás es difícil definir
con exactitud qué es la inocencia y, por tanto, quién o quiénes son
los inocentes. De entrada podemos decir, que el inocente no es
exactamente el ingenuo; como decimos popularmente, el que no
sabe dónde está parado. La inocencia tiene que ver con la
transparencia de vida, tal como nos enseña hoy la carta de san Juan,
transparencia y autenticidad. Inocencia es tener las manos limpias
de toda maldad. Sin embargo, ¿qué ganamos con tener nuestras
manos limpias, si de todos modos, no hacemos nada para que las
demás personas tengan limpias su manos; es decir, para que a
través de nuestro testimonio, nuestra palabra de orientación y guía,
ellos tengan una conciencia recta? Examinemos si caminamos con
una conciencia transparente, recta, auténtica; y si estamos haciendo
algo para que los demás tengan elementos suficientes para vivir esa
misma calidad de conciencia. La inocencia, por tanto, tiene asiento
en la conciencia de cada uno, pero debe ser al mismo tiempo medio
para que los demás se contagien para vivir de manera inocente.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Jueves 29 de diciembre de 2016


Tomás Becket, mártir (1170)

1Jn 2,3-11: Quien permanece en él, vive como él


Salmo 95: Alégrese el cielo, goce la tierra
Lc 2,22-35: Será una bandera discutida para clarificar los pensamientos

A compañamos hoy a María y a José que llegan a Jerusalén a


cumplir con lo establecido por la ley para la purificación de la madre
y para presentar al niño en el Templo; además, el relato presenta
una segunda parte: las palabras de Simeón con respecto al niño, y
otras palabras dirigidas a la madre. Con estos relatos, Lucas intenta
animar la vida de fe de su comunidad; demostrar que en todo, Jesús
y sus padres, son auténticos judíos, cumplidores a cabalidad de la
Ley; algo que van descubriendo y exaltando los personajes más
simples y sencillos del pueblo, no la oficialidad del pueblo, sino sólo
aquellos a quienes Dios se lo ha querido confiar. Para Simeón este
niño “será una bandera discutida y así se manifestarán claramente
los pensamientos de todos”. Y así es efectivamente; conocer a Jesús
y su propuesta de vida no puede dejarnos impávidos; Jesús trae y
ofrece la salvación para todos; sin embargo, ese don de salvación lo
aceptamos libremente, o puede ser rechazado. El final de Jesús en la
cruz, es la prueba de que no todos aceptan libremente su oferta.
Roguemos para ese don que Jesús nos ha regalado se vea reflejado
en nuestras obras.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Viernes 30 de diciembre de 2016


LA SAGRADA FAMILIA DE NAZARET

Eclo 3,2-6.12-14: El que teme al Señor honra a sus padres


Salmo 127: Dichoso el que respeta al Señor y sigue sus caminos
Col 3,12-21: Sopórtense y perdónense mutuamente
Mt 2,13-15.19-23Los padres de Jesús lo encuentran en medio de los
doctores

R ecordar hoy a la familia de Nazaret no nos puede dejar en la


mera contemplación, pensando que fue una familia perfecta;
seguramente hubo situaciones difíciles como las hay en cada una de
nuestras familias; pero por encima de todo hemos de pensar que fue
una familia que supo enfrentar unida los problemas y las situaciones
adversas de cada día. Eso nos debe animar para examinar cómo son
las relaciones al interior de mi familia y rogar al Señor para que
Jesús, María y José vuelvan a ser el modelo de esta familia moderna
que enfrenta tan variados y difíciles problemas.
Servicio Bíblico Latinoamericano

Sábado 31 de diciembre de 2016


Silvestre, papa (a. 335)

1Jn 2,18-21: Ustedes están ungidos por el Santo


Salmo 95: Alégrese el cielo, goce la tierra
Jn 1,1-18: La Palabra se hizo carne

P Para iluminar nuestra última celebración del año civil, la


liturgia nos ofrece como primera lectura un breve pasaje de la
Primera Carta de Juan donde el autor menciona la figura del
anticristo; una figura cuya llegada se anunciaba ya desde los
primeros años del Nuevo Testamento y que aún resuena en ciertos
ambientes. En la mentalidad joánica, la comunidad es el ambiente
propicio para la vivencia de la fe; estar por fuera de la comunidad es
estar desconectado de todo lo que ofrece la comunidad: la presencia
de Jesús resucitado, la luz, la fuerza, la verdad... En consonancia
con la primera lectura, la liturgia presenta el llamado “prólogo” del
Evangelio de Juan donde el evangelista nos ofrece una apretada
síntesis de la vida y misión de Jesús. Para el autor del cuarto
evangelio, Jesús es la Palabra eterna del Padre, el Logos que existía,
que estaba junto a Dios y que, en definitiva, era Dios mismo. Tal
como comienza este poema, así termina: a Dios nadie lo ha visto
jamás; el Hijo Único, que estaba al lado del Padre, Él nos lo dio a
conocer.
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