Escenario|s

ESCENARIO

La Vanguardia - Suplemento Culturas

sábado, 19 de noviembre de 2016- Fecha Publicación: sábado, 19 de noviembre de 2016
Pág: 16,17
Ocupación: 174,04% Valor: 36.374,79 € Tirada: 86.294 Difusión: 74.802
Sábado, 19 noviembre 2016
Cultura|s La Vanguardia
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JUAN BUFILL
Hacia el año 1969 un músico artísti-
camente ambicioso como era Ro-
bert Fripp (Dorset, 1946), capaz de
admirar lo mismo a Jimi Hendrix
KING Bottom (1974), de Robert Wyatt.
King Crimson ha regresado con
nueva formación, nuevos concier-
tos y nuevos discos grabados en di-
recto. De hecho, desde su funda-

CRIMSON
que a Charlie Parker y con deseo de ción en 1969 el grupo ha hecho de la
aventura creadora, podía optar por disolución, el regreso y la transfigu-
la vía que en Nueva York iniciaron ración un modo de ser y de funcio-
The Velvet Underground en 1964 nar, especialmente en sus primeros
(una hipnótica y explosiva combi- seis años. Aún no sabemos si los in-
nación de rock básico y vanguardia tegrantes de su nueva reencarna-
psicodélica) o por intentar conti- ción –dicen que la octava, aunque
nuar, también difícilmente y en un
contexto de jazz de vanguardia, la
aventura interrumpida y memora-
ble del John Coltrane Quartet. Pero
Un regreso me temo que casi todos hemos per-
dido la cuenta– llegarán a grabar un
disco en estudio. De momento, el
nuevo King Crimson está de gira

espléndido
Fripp e Ian McDonald, con el poeta por Europa y ofrecerá conciertos
Pete Sinfield y otros músicos, in- en Barcelona y Madrid. Que se es-
ventaron otra posibilidad hasta en- peran memorables, pues lo que
tonces inédita: la apertura radical a Fripp y su banda se han propuesto
partir del contexto rock, la libera- es reimaginar buena parte del me-
ción independiente de cualquier jor repertorio del grupo, también el
género musical con código restric- del periodo 1969-1974. Y de nuevo
tivo, la aventura musical libre de las tengo la impresión de que este re-
limitaciones propias del rock, pero greso es una especie de adiós es-
también de los códigos y tabúes, in- pléndido, como lo fue en 1974 la
cluso los teóricamente vanguardis- canción Starless que cerraba el dis-
tas, propios del jazz y la música co Red.
contemporánea partitúrica. Esa Antes que un grupo estable con
posibilidad se llamó en 1969 King un estilo determinado, King Crim-
Crimson y en el 2016 sigue viva. son era una actitud y un modo de
Hay que decir que, en esa aventura hacer música, que procuraba y sa-
inclasificable y a veces mal clasifi- bía conciliar la máxima libertad y el
cada, King Crimson no estaba solo, máximo rigor. De esta síntesis ha
pues de la misma época son obras surgido siempre el mejor arte, la
maestras como Facelift, de Hugh mejor poesía y la mejor música. En
Hopper (incluida en el disco Third términos crimsonianos se podría
de Soft Machine, de 1970), y Rock decir que el grupo era y es una sín-
La Vanguardia - Suplemento Culturas
sábado, 19 de noviembre de 2016- Fecha Publicación: sábado, 19 de noviembre de 2016
Pág: 16,17
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Desde su exitosa aparición en los años setenta, King Crimson, la banda liderada por Robert
Fripp, no ha dejado de reinventarse, sobre todo para sus conciertos en directo. Su última
formación hace ahora escala en Madrid y Barcelona
discografía
esencial
‘In the Court of the Crimson King’ (1969)
‘Islands’ (1971)
‘Larks’ Tongues in Aspic’ (1973)
Los álbumes Islands (1971), Larks’
TonguesinAspic(1973)yelprime-
ro, In the Court of the Crimson
King (1969) son tres obras maes-
tras. Un segundo trío debería in-
cluir Discipline (1981) y comple-
tarseconStarlessandBibleBlacky
Red (1974).
Islands contiene Sailor’s Tale,
un instrumental desatado y arre-
batador donde guitarra eléctrica,
saxoymelotrónsesuperponenen
una especie de oleaje polifónico,
perotambiénlapazextáticadeIs-
lands y los sensuales tempos me-
dios de Formentera Lady. En el
deslumbrante Larks’ Tongues in
Aspic, el sinuoso, hipnótico, cre-
ciente y embriagador desarrollo
deTheTalkingDrumfuncionaco-
mo una música de trance. Y en el
primer disco impresiona el soni-
do, la riqueza de timbres (flauta,
melotrón) y la superposición de
tomas. Moonchild se podría defi-
nir como un raro ejemplo de free-
jazz casi silencioso, nocturno,
evocador. J.B.
Valor: 36.374,79 € Tirada: 86.294
tesis de lo mejor de la disciplina y
de la indisciplina. En este sentido,
es interesante rescatar unas decla-
raciones de Fripp sobre otro guita-
rrista excepcional, que son revela-
doras y casi una declaración de
principios: “Hendrix tenía induda-
blemente una conexión con una
fuente más real que la propia vida,
pero era incapaz de enfrentarse a
ella, y eso es lo que le mató. Cuanto
mayor es la calidad de la energía a la
que sehadehacer frente,másnece-
sario es saber ser un transformador
de energía finamente perfecciona-
do. Es ahí donde interviene la disci-
plina. Se necesitan disciplinas coti-
dianas para crear un... receptor”.
Pero lo mejor es que King Crim-
son realiza además otra síntesis su-
gestiva y logra reunir en una sola
expresión una gran diversidad mu-
sical y personal. Fripp, que es el fac-
tor común de las diversas forma-
ciones de King Crimson, es el prin-
cipal autor y catalizador de esa
síntesis de lo diverso, pero también
lo han sido los otros componentes
del conjunto en cada una de sus
épocas.
Creo saber por qué Robert Fripp
se ha decidido a recuperar y rein-
ventar en directo el repertorio de
las primeras etapas del grupo. Posi-
blemente la principal causa de este
regreso tiene un nombre, y es el de
otro grupo, también integrado por
exmiembros de la banda: 21st Cen-
tury Schizoid Band. Su concierto
en Barcelona en el año 2003 pare-
cía y era más y mejor King Crimson
que el concierto que ofreció ese
mismo año en la misma ciudad el
grupo oficial llamado King Crim-
son. El concierto de los 21st Centu-
ry en Luz de Gas tuvo momentos
sublimes, entre ellos la recreación
de Formentera Lady, convertida en
una música igualmente rica en tim-
bres, pero más ondulante y bailable
Más que un grupo
estable y un estilo,
King Crimson siempre
ha sido una actitud y un
modo de hacer música
que la versión original. Y, como en
el disco, la expandida canción de
Formentera enlazaba con un Sai-
lor’s tale enérgico, intenso, recrea-
do por los mismos músicos de Is-
lands (Mel Collins en los vientos,
Ian Wallace en la percusión), más
otros como el fundacional Ian
McDonald y el incorporado Jakko
Jakszyk, cantante y guitarra capaz
de reproducir el inconfundible so-
nido frippertrónico. Tal vez el pro-
pio Fripp llegó a la misma conclu-
sión que yo: mientras que en los
Difusión: 74.802
conciertos del último y muy duro
King Crimson cabía echar de me-
nos el violín y la viola de David
Cross o la flauta y el melotrón de
Ian McDonald y los saxos de Mel
Collins, en los de 21st Century Schi-
zoid Band era muy posible no echar
de menos a Robert Fripp. ¡Glups...!
La experiencia desmentía el mi-
to del autor líder individual y recor-
daba que en la música moderna los
supuestos intérpretes son en reali-
dad parte fundamental de la com-
posición. En la música, como en el
cine, la autoría es colectiva. No sé si
A la derecha, la
actual formación de
la banda. En la
página de la iz-
quierda, abajo,
John Wetton, David
Cross, Robert Fripp
y Bill Bruford, los
King Crimson de los
primeros setenta;
arriba, un concierto
del grupo en 1974
FOTOS GETTY
recordó entonces Fripp que el
cuarteto que formó con Wetton,
Cross y Bruford funcionaba como
un solo cuerpo y alma con diferen-
tes miembros, como una bestia su-
blime. Yo los recuerdo así en el con-
cierto de Granollers de 1973, que
fue el primero y uno de los mejores
que he visto en mi vida: creo que no
volví a vivir algo comparable hasta
ese concierto barcelonés de John
Zorn y Electric Masada con Marc
Ribot, del que muchos salimos
igualmente apabullados, asombra-
dos y felices.
Para Fripp, la conclusión sabia y
ESCENARIOS
práctica era, pues, recuperar a al-
gunos de esos miembros crimso-
nianos. Y así lo ha hecho, afortuna-
damente, aunque no con plenitud.
En la formación de la actual gira no
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está el retirado Bill Bruford, un ba-
tería tan potente, polirrítmico y ex-
traordinario que para sustituirlo
Fripp ha creído necesario contar
con tres baterías (a Pat Mastelotto
se añaden Gavin Harrison y Jere-
my Stacey). Y se puede entender la
ausencia de una tercera guitarra
(Adrian Belew), pero no tanto la del
violín de Cross (a quien echaremos
Cultura|s La Vanguardia
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de menos, especialmente si tocan
The talking drum), ni la de la flauta y
el melotrón de McDonald. Sin em-
bargo, el grupo actual cuenta con
dos guitarras (el también cantante
Jakko Jakszyk y el propio Fripp), y
con los bajos de Tony Levin y los
saxos de Mel Collins, dos de los
miembros que mejores contribu-
ciones han hecho al sonido King
Crimson. |
King Crimson
AUDITORI FÒRUM (BARCELONA), 24 Y 25 DE NOVIEM-
BRE. PALACIO MUNICIPAL DE CONGRESOS (MADRID), 21
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