Professional Documents
Culture Documents
La desgracia de la vida de pronto se vuelve alegría. Lucas sintió en lo más íntimo la tragedia de
la muerte de esta niña. Había tres cosas que la hacían tan terrible.
(a) Era hija única. Sólo Lucas nos lo dice. Se había apagado la luz de la vida de sus padres.
(b) Tenía unos doce años de edad. Es decir, estaba en el albor de la feminidad, porque en el Este
los chicos se desarrollan antes que en el Oeste. Algunas chicas hasta se casaban a esa edad. Lo que
debía haber sido la mañana de la vida se había convertido en la noche.
(c) Jairo era el presidente de la sinagoga. Es decir, que era el responsable de la administración
de la sinagoga y de mantener el culto público. Había llegado a lo más alto en la estimación de sus
semejantes. Sin duda tenía una posición desahogada. Parecía como si la vida, como sucede a veces,
le hubiera dado generosamente muchas cosas, pero ahora estuviera a punto de quitarle la más
preciosa. Toda la desgracia de la vida estaba en el trasfondo de esta historia.
Ya habían venido las plañideras. A nosotros nos parece algo repulsivamente artificial pero el
alquiler de estas mujeres era una señal ineludible respeto a la persona muerta. Estaban seguros de
que estaba muerta. Pero Jesús dijo que estaba simplemente dormida. Fuera como fuera, la verdad
es que Jesús le devolvió la vida.
Debemos fijarnos en un detalle muy práctico: Jesús dijo que le dieran algo de comer a la niña en
seguida. ¿Estaría pensando tanto en la madre como en la hija? La madre, con el dolor de la pérdida
y la repentina alegría de la recuperación, debía estar a punto del colapso. En momentos así, el hacer
algo práctico con las manos puede salvar la vida. Y es posible que Jesús, con esa amable sabiduría
que le permitía conocer la naturaleza humana tan bien, estaba dándole a la madre agotada por la
emoción algo que hacer para calmarle los nervios.
Pero con mucho el personaje más interesante de la historia es Jairo.
(i) No cabe duda de que era un hombre que podía tragarse el orgullo. Era presidente de la
sinagoga. Para entonces, las puertas de la sinagoga se le estaban cerrando a Jesús a toda prisa, si
es que no estaban ya del todo cerradas. Pero en su hora de necesidad, se tragó el orgullo y fue a
pedir ayuda.
La historia de Roldán, el paladín de Carlomagno, es una de las más famosas en la literatura
universal. Roldán estaba a cargo de la retaguardia del ejército, y los sarracenos le cogieron por
sorpresa en Roncesvalles. Los franceses luchaban valerosamente en inferioridad de condiciones.
Ahora bien: Roldán tenía un cuerno al que llamaba Olifante, que le había ganado al gigante Jatmund,
cuyo toque se podía oír a cincuenta kilómetros, y era tan potente que las aves caían muertas en
vuelo cuando su sonido cruzaba los aires. Oliver, su amigo, le pidió que tocara el cuerno para que lo
oyera Carlomagno y viniera en su ayuda; pero Roldán era demasiado orgulloso para pedir ayuda. Sus
hombres fueron cayendo uno tras otro hasta que se quedó solo. Entonces, con el postrer aliento,
tocó el cuerno, y Carlomagno se apresuró en su ayuda; pero fue demasiado tarde, porque Roldán
estaba muerto. Fue demasiado orgulloso para pedir ayuda.
Cuando todo va bien pensamos que podemos solos con la vida. Pero para experimentar los
milagros de la gracia de Dios tenemos que tragarnos el orgullo, y confesar humildemente nuestra
necesidad, y pedir ayuda. «Pedid y recibiréis»; pero no se recibe nada si no se pide.
(ii) No cabe duda de que Jairo era un hombre de fe firme. Sintiera lo que sintiera, no aceptó sin
más el veredicto de las plañideras. Esperaba contra toda esperanza. No cabe duda de que, en su
corazón, algo le decía: «Nunca se sabe lo que puede hacer Jesús.» Ninguno de nosotros lo sabemos.
En el día más negro podemos seguir confiando en los recursos inagotables y en la gracia y en el
poder inagotable de Dios.
8.41 La sinagoga era el centro local de adoración. El principal de la sinagoga era responsable de la
administración, el mantenimiento del edificio y la supervisión de la adoración. Debió haber sido
poco usual que un respetable líder de una sinagoga cayera a los pies de un predicador itinerante y
suplicara la sanidad de su hija. Jesús honró la confianza y humildad de este hombre (8.50, 54-56).
8.43-48 Mucha gente rodeaba a Jesús cuando iba camino a la casa de Jairo. Virtualmente era
imposible lograr pasar entre la gente, pero una mujer desesperada halló la forma de hacerlo a fin
de tocar a Jesús. En cuanto lo hizo, sanó. ¡Qué diferencia entre la multitud que rodeaba a Jesús y
los pocos que se acercaron para tocarle! Muchas personas poseen una débil familiaridad con El y no
hay ningún tipo de cambio ni mejora en sus vidas debido a este conocimiento superficial. Solo el
toque de la fe es lo que libera el poder sanador de Dios. ¿Se relaciona apenas con Dios o se acerca
a El en fe sabiendo que al tocarlo su alma recibirá sanidad?
8.45 No era que Jesús desconociera quién lo tocó, sino que quiso que la mujer se diera a conocer
y se identificara. Quiso enseñarle que su manto no contenía alguna propiedad mágica, sino que su
fe la sanó. También quiso dar una lección a la multitud. De acuerdo a la Ley judía, un hombre que
tocaba a una mujer que menstruaba se contaminaba (Lev 15:19-28). Siempre era así ya sea que el
flujo fuera normal o, como en el caso de esta mujer, se debiera a una enfermedad. Para protegerse
de esta contaminación, los hombres judíos evitaban tocarlas, hablarles y aun mirarlas. Por
contraste, Jesús proclamó a cientos de personas que esta mujer "inmunda" lo tocó y luego la sanó.
En la mente de Jesús, las mujeres no eran fuentes potenciales de contaminación. Eran seres
humanos que merecían respeto y reconocimiento.
40-56. LA HIJA DE JAIRO RESUCITADA, Y EL FLUJO DE SANGRE SANADO. Véanse las notas
acerca de Mat 9:18-26, y Mar 5:21-43.
40. recibióle la gente; porque todos le esperaban—La abundante enseñanza de aquel día
(en Mateo cap. 13; y véase Mar 4:36) sólo había abierto el apetito de la gente; contrariados, según
parece, porque él los había dejado en la tarde para cruzar el lago, ellos se quedaron en la playa
habiendo tenido alguna insinuación, probablemente de alguno de sus discípulos, de que Jesús
volvería en la tardecita. Tal vez ellos presenciaban a la distancia el apaciguamiento de la
tempestad. Aquí están, por lo menos, esperando su regreso, y dándole la bienvenida a la llegada
en la costa. La marea de su popularidad ahora está subiendo rápidamente.
45. ¿Quién es el que me ha tocado?—“¿Preguntas, Señor, quién te tocó? Mejor sería
preguntar: Quién no te tocó en semejante gentío.”
46. Me ha tocado alguien—sí, la multitud “le apretaba”, “empujaban contra él”, pero del
todo involuntariamente, pues eran llevados por la muchedumbre; pero alguien, una persona sola
“me ha tocado”, con un tacto consciente, voluntario de fe, alcanzando la mano para tener el
contacto con él. A esta persona y a esta sola reconoce y busca Jesús. Es aun así, como dijo Agustín
hace mucho tiempo: las multitudes todavía de la misma manera llegan cerca de Cristo por los
medios de la gracia, pero sin ningún propósito, siendo llevadas por el gentío. El contacto voluntario,
vivo, de la fe, es aquel conductor eléctrico que sólo saca de él la virtud.
47. declaróle delante de todo el pueblo—esto, aunque fué una prueba grande para el pudor
de la humilde mujer, fué precisamente lo que Cristo quería oír de ella, un testimonio público a los
hechos del caso, tanto acerca de su enfermedad y los esfuerzos infructuosos por un remedio, como
del alivio instantáneo y perfecto que le había traído su contacto con el gran Médico.
Una vez más comienza el relato recordando la simpatía del pueblo por
Jesús. Las gentes lo «apretujaban». En el original se usa la misma
palabra que cuando se habla de los cardos que ahogan la semilla (Mar
8:14). El pueblo había aguardado a Jesús como al gran protector,
ahora lo posee; lo ha recibido cordialmente, ahora lo apretuja y casi lo
ahoga.
Una vez más se destaca de la multitud una persona que sufre, una
mujer. La historia de su enfermedad es triste. Hace doce años que
sufre. Padece flujo de sangre, por lo cual es ritualmente impura y se ve
esquivada por las gentes. Ha gastado todos sus bienes en médicos.
Nadie ha podido curarla: Terrible palabra: incurable...