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C l a u d i o Stern y Rodolfó^orona
Introducción
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460 ESTUDIOS SOCIOLÓGICOS III: 9, 1 9 8 5
1 Las tasas anuales de crecimiento fueron las siguientes: 1.09%, 1.72% y 1.76%
en los periodos 1900-1910, 1921-1930 y 1930-1940; y 2.68%, 3.08% y 3.40% para
1940-1950, 1950-1960 y 1960-1970 (todos los datos se obtuvieron a partir de las po-
blaciones censadas).
2 La tasa bruta de mortalidad fue de 34.5, 33.2, 25.6 y 23.4 defunciones por mil
habitantes en 1900, 1910, 1930 y 1940; y 16.1, 11.5 y 10.1 en 1950, 1960 y 1970.
La esperanza de vida al nacimiento se incrementó de 36.9 años en 1930 a 60.1 en 1970.
3
Los cuales se iniciaron, masivamente y con base en el apoyo del Estado, sola-
mente a mediados de los años setenta.
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alcanzado únicamente una tasa media anual de 1.0 por cada mil
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residentes mexicanos cuando el flujo ha sido mayor.
La elevada y sostenida fecundidad y el constante descenso
de la mortalidad han producido, además del alto crecimiento de
la población, que la estructura por edad sea predominantemente
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joven y cada vez más rejuvenecida.
Otro importante proceso demográfico que ha tenido lugar
durante el presente siglo es la redistribución espacial de la pobla-
ción, un producto, sobre todo de la migración. Ésta, además de
haber producido un crecimiento muy rápido de la población en
6
algunas áreas del país, ha contribuido significativamente a que
7
se haya dado un proceso continuo de urbanización.
En términos demográficos, las características más sobresa-
lientes de esta migración son que ha estado formada predomi-
nantemente por individuos muy jóvenes y que la proporción
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de mujeres ha sido mayor que la de los hombres.
4
Hablamos únicamente de migración legal. La ilegal a Estados Unidos ha alcan-
zado una gran magnitud, pero es básicamente de carácter temporal y por ello no afec-
ta directamente el crecimiento de la población. Véase W.A. Cornelius, "La migración
ilegal mexicana a Estados Unidos: conclusiones de investigaciones recientes, imülica-
ciones políticas y prioridades de investigación", F o r o i n t e r n a c i o n a l , El Colegio de Mé-
xico, vol. 18, núm. 3 (17), México, 1978.
5
La proporción de población menor de 15 años era de 38.7%, 39.2%, 41.0%,
41.7%, 44.3% y 46.1% en 1921, 1930, 1940, 1950, 1960 y 1970, respectivamente.
6
El ejemplo más dramático es el de la región que el autor principal de esta in-
vestigación ha denominado en otra parte región metropolitana, cuya proporción de la
población total se incrementó de 12.03% en 1900 a 15.7% en 1940 y a 23.41% en
1970. Véase H. Muñoz, O. de Oliveira y C. Stern, Temas de la Ciudad, núm. 8, Delega-
ción del D.D.F. en Venustiano Carranza, México, 1978, p. 32.
7
La población que vive en comunidades de 15 000 habitantes o más, se incre-
mentó de 10.5% en 1900 a 20.0% en 1940 y a 44.7% en 1970. Las tasas anuales de
crecimiento para áreas urbanas y rurales fueron, respectivamente, de 2.2% contra 1.0%;
de 3.2% contra 1.4%, y de 5.9% contra 1.8% para los periodos 1900-1910, 1930-1940
y 1950-1960. Datos obtenidos de L. Unikel,^/ desarrollo urbano de México, El Cole-
gio de México, México, 1979, cuadros 11-A1, 11-A2, 11-A3, 11-A4.
8
Véase G. Cabrera, "Selectividad por edad y sexo de los migrantes en México,
1930-1960", en Demografía y Economía, vol. 4, núm. 3 (12), 1970. Los volúmenes
mayores de migrantes se concentraron en los grupos de 10 a 19 años y de 20 a 24 du-
rante el periodo analizado por el autor. La concentración de migrantes hombres ten-
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CUADRO 1
1 1
Para mayores detalles sobre las tasas netas de migración en esas dos áreas, véase
G. Cabrera, "Migraciones internas en México", Demografía y Economía, vol. 1,
núm. 3 (3), 1967; M. Ordorica y colaboradores, "Migración interna en México, 1960¬
1970", Evaluación y Análisis, serie 3, núm. 5, Dirección General de Estadística, Se-
cretaría de Industria y Comercio, México, 1976.
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CUADRO 2
1 2
Un análisis de los efectos de la migración sobre la población de la ciudad de
México, basado en una encuesta levantada en 1970, puede verse en A.M. Goldani,
"Impacto de los inmigrantes sobre la estructura y el crecimiento del área metropolita-
na", en A. Muñoz, O. de Oliveira y C. Stern (eds.), Migración y desigualdad social en
la ciudad de México, Universidad Nacional Autónoma de México y El Colegio de Mé-
xico, 1977, pp. 129-137.
1 3
Las diferencias reales en las distribuciones por edad de Hidalgo y el Distrito
Federal son incluso mayores que las mostradas en el cuadro 2, debido a que la omisión
de hijos pequeños (entre 0 y 5 años de edad) de las declaraciones censales es aparente-
mente grande en el caso de Hidalgo (cercano al 15% en 1970), y prácticamente inexis-
tente en el Distrito Federal. Véase M. Ordorica y colaboradores, "Tablas abreviadas
de mortalidad para ocho regiones de México, 1970"', Evaluación y Análisis, vol. 3,
núm. 3, Secretaría de Industria y Comercio, México, 1976.
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APENDICE 1
índice de
masculinidad 85.0 86.9 91.6 93.4 98.6 98.6 100.6 100.5
0- 4 102.9 99.3 103.1 103.7 103.2 101.7 101.8 101.7
5-14 100.0 97.9 99.2 100.4 108.6 108.4 106.0 104.9
15 - 24 78.3 78.4 85.1 89.5 96.4 93.2 101.2 98.8
25 - 34 81.2 90.2 88.5 94.1 95.4 96.4 96.8 97.2
35-44 83.8 85.5 92.5 88.7 94.4 95.0 100.6 100.5
45 - 54 75.3 81.7 87.8 87.7 85.7 95.8 96.0 100.5
55 - 64 64.2 70.3 81.9 82.8 84.5 86.9 91.5 95.6
65 - 74 55.4 56.8 64.9 69.2 80.7 82.8 83.8 93.1
75 + 46.4 53.5 55.0 53.4 98.6 78.9 88.0 75.4
CUADRO 3
Hombres
0-14 -4.6 -6.1
15 - 64 + 5.5 + 4.8
65 + - 0.9 - 1.3
Mujeres
0-14 - 6.6 - 7.4
15 - 64 + 6.8 + 5.8
65 + - 0.2 - 1.6
a
Porcentaje del Distrito Federal menos el correspondiente a Hidalgo.
1 8
En México los estudios sistemáticos sobre este tema son muy recientes; véase
B. García, H. Muñoz y O. de Oliveira, Migración, familia y fuerza de trabajo en la ciu-
dad de México, El Colegio de México, Cuadernos del CES, núm. 26, México, 1979.
1 9
La información sobre estructura familiar en México es muy escasa. La que se
deriva de los censos es limitada para nuestro tipo de análisis ya que se refiere única-
mente al núcleo conyugal dentro de la familia (y no a la unidad doméstica, definición
recomendada internacionalmente, como aquellos individuos con o sin vínculos san-
guíneos que viven en el mismo hogar y comparten un mismo presupuesto). Por otra
parte, las tabulaciones de los censos y de los registros de población no combinan in-
formación sobre la condición de migrante, la actividad económica y la composición
familiar.
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2 6
Cf. G. Leff, Algunas características de las empleadas domésticas y su ubica-
ción en el mercado de trabajo de la ciudad de México, tesis de licenciatura (inédita),
Universidad Nacional Autónoma de México (Facultad de Ciencias Políticas y Socia-
les), 1974.
2 7
Cf. H. Muñoz y O. de Oliveira, "Migración y movilidad ocupacional", en H.
Muñoz, O. de Oliveira y C. Stern (eds.), Migración y desigualdad. . ., p. 92.
2 8
Véase nota 8.
2 9
Nos referimos al estudio de B. García, H. Muñoz y O. de Oliveira, Migración y
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I b i d . , p . 24.
3 2
C.M. Young., The Social Setting of Migration: Factors Affecting Migration
f r o m a Sierra Zapoteca Village in O a x a c a , tesis doctoral inédita, Universidad de Lon-
dres, 1976; L. Arizpe, Migración, etnicismo y cambio económico, México, El Colegio
de México, 1978; R.V. Kempex,Migration andadaptation. California, SagePublications,
1977.
3 3
En la mayor parte de los casos estas generalizaciones seguramente se tendrían
que especificar. Sugieren, sin embargo, que las diferencias socioeconómicas de una
población son un ingrediente necesario para considerar la migración y sus efectos.
3 4
En esta sección no nos estaremos refiriendo explícitamente a los casos de Hi-
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4 0
Como es bien conocido esas actividades tienen una escasa capacidad para ge-
nerar empleos directos (excepto en la fase de construcción). Para que las corrientes
migratorias llegaran a ser realmente significativas y duraderas, a las inversiones petro-
leras tendrían que seguir otras actividades económicas.
4 1
Un proceso que aparentemente ya pudo observarse durante la década pasada
(véase Consejo Nacional de Población, op. cit., 1981), aun cuando la recesión econó-
mica que tuvo lugar a mediados de los años setenta sin duda influyó en el descenso de la
migración hacia las grandes áreas metropolitanas.
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Esos cambios ya pueden observarse; de acuerdo con los resultados prelimina-
res del censo de población de 1980, la pirámide de la población mostró, por primera
vez en este siglo, que la base era más estrecha que antes. La población que tenía me-
nos de cinco años (14%) es menor que la que tenía entre cinco y nueve (15.5%), y la
menor de 15 años disminuyó de 46.1% en 1970 a 43.4% en 1980. De acuerdo con
proyecciones del Consejo Nacional de Población (inéditas), el porcentaje de pobla-
ción menor de cinco años será de 37.3 en 1990 y de 28.8 en el año 2000. Contraria-
mente, la población en edades económicamente activas (15 a 64), que era de 50.2%
en 1970, será de 59% en 1990 y 66.8% en el año 2000.
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Conclusión
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Esta ha sido la experiencia con respecto a los llamados polos de desarrollo
que se encontraban en rápido proceso de crecimiento durante los años setenta. La
construcción pesada, seguida por las manufacturas y el comercio, son las primeras
actividades que se desarrollan en estos nuevos polos de desarrollo y todas son ocupa-
ciones predominantemente masculinas. Las actividades de servicio, donde la participa-
ción de la mujer se da en mayor grado, se introducen mucho más tarde en ellos. (Véa-
se al respecto, R. Pietri, "Los hombres y el espacio", en F. Zapata, et al. Las Truchas,
acero y sociedad en México, El Colegio de México, 1978.)
4 4
A partir de esta perspectiva, en el estudio se destacó la importancia de consi-
derar la estructura de la población y sus cambios para analizar la dinámica social en
términos más generales.
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4 5
Como lo ha indicado en otra parte el autor principal de este artículo, los pro-
cesos migratorios solamente pueden ser entendidos adecuadamente cuando se sitúan
dentro de los procesos más generales de cambio que tienen lugar en la sociedad (Cf. C.
Stern, Las migraciones rural-urbanas, El Colegio de México, Cuadernos del CES, núm.
2, México, 1974). Además, como el mismo autor ha ejemplificado empíricamente
para el caso de la ciudad de México, los determinantes de movimientos migratorios
específicos cambian con el tiempo (Cf. C. Stern y F. Cortés, Hacia un modelo expli-
cativo de las diferencias regionales en los volúmenes de migración a la ciudad de Mé-
xico, 1 9 0 0 - 1 9 7 0 , El Colegio de México, Cuadernos del CES, núm. 24, México, 1979).