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BIOGRAFÍA DE MARIO VARGAS LLOSA

Mario Vargas Llosa nació el 28 de marzo de 1936, en Arequipa, ciudad del sur del Perú. Sus padres son Ernesto Vargas
Maldonado (aviador) y Dora Llosa Ureta. Su infancia transcurrió entre las ciudades de Bolivia, Piura y Lima. En Piura,
a los dieciséis años, escribió su primer obra de teatro La huída del Inca.
En 1952, empezó a escribir artículos para el diario La Crónica de Lima. En 1953, ingresó a la Universidad Mayor de
San Marcos y estudió Literatura. En 1960, viajó a Francia, donde trabajó en una radio y se dedicó a la literatura.
Viviendo en París, terminó de escribir La ciudad y los perros, su primera novela, que ganó el premio Biblioteca Breve
en 1962. Posteriormente, publicó grandes éxitos literarios como: La casa verde (1966), Conversación en la
catedral (1969), Pantaleón y las visitadoras (1973), La tía Julia y el escribidor (1977), La guerra del fin del
mundo (1981), ¿Quién mató a Palomino Moreno? (1986) y Elogio de la madastra (1988). También destacó como crítico
literario, escribiendo: García Márquez: historia de un deicidio (1971) y La orgía perpetua: Flaubert y Madame
Bovary (1975) y Contra viento y marea(1983).
En 1990, lanzó su candidatura a la Presidencia del Perú, por la alianza liberal Frente Democrático Nacional
(FREDEMO), pero fue derrotado por Alberto Fujimori. Entonces, volvió a la literatura y escribió su libro autobiográfico El
Pez en el agua (1993). Más tarde publicó sus celebradas novelas: Los cuadernos de don Rigoberto(1997), La Fiesta
del Chivo (2000), El paraíso en la otra esquina (2003), Travesuras de la niña mala (2006), El sueño del celta (2010)
y El héroe discreto (2013).
Entre los premios literarios recibidos por Mario Vargas Llosa, destacan: Premio Príncipe de Asturias de las Letras
(1986), Premio Planeta (1993), Premio Cervantes (1995) y Premio Nobel de Literatura (2010).

Los cachorros
Publicada en 1967, esta novela corta del escritor peruano Mario Vargas Llosa comienza con la llegada de Cuéllar al
Colegio Champagnat de Miraflores, donde en seguida traba amistad con sus compañeros Choto, Chíngolo, Mañaco y
Lalo. A partir de este momento, los cinco amigos serán inseparables. Un día, un perro llamado Judas ataca a Cuéllar,
a quien castra de un mordisco. A raíz de ello comienzan a llamarle Pichulita, cosa que al principio le causa gran
disgusto, pero que acepta después.

Al poco tiempo Cuéllar comienza a hacer locuras para llamar la atención: sin respetar los semáforos y causando el
pánico de los transeúntes, circula a toda velocidad en el Ford convertible que sus padres (que desde el accidente le
consienten y miman de una forma exagerada) le regalaron por Navidad. A Cuéllar le hacen concebir la esperanza de
que un médico de Nueva York le operará y sanará; pero al fin tal esperanza se demuestra vana.

Después de ello prosigue su vida disipada hasta el día en que llega al barrio de Teresita, de la que se enamora. Intenta
entonces comportarse como un chico modelo y dejar atrás su mala fama, pero cuando Teresita, cansada de esperar a
que se decida a formalizar sus relaciones, lo abandona por Cachito Arnilla, Cuéllar vuelve a las andadas y se entrega
a más locuras que antes.

Tras una desgraciada aventura con Nanette, una prostituta con la que solía quedar charlando o bebiendo mientras los
demás se "ocupaban" con algunas de sus compañeras, se acentúan los desórdenes en la conducta de Cuéllar. Se
aleja de los amigos, parte de los cuales ya se han casado, y suele vérsele en compañía de chicos jóvenes a los que
sube a su tabla hawaiana o enseña a conducir su Volvo, con el que ya ha tenido varias colisiones.

Durante una temporada se dedica al deporte, pero luego vuelve a su desenfrenada vida participando en peligrosas
competiciones, como carreras nocturnas por la ciudad circulando en dirección prohibida. Tras uno de sus accidentes,
riñe con sus amigos, con quienes, a partir de ese momento, se ve poco; y al final se mata en un accidente de automóvil
mientras se dirige al norte. En el entierro lamentan su triste final, aunque viéndolo como inevitable, sus antiguos amigos,
que ahora, en el momento de relatar esta historia, casados y con hijos que estudian, han comenzado a construirse una
casita para veranear y empiezan ya a envejecer.Aunque el retrato del protagonista no carezca de importancia, es
mucho más significativa la técnica empleada en la narración, que pasa de continuo del empleo distanciado de la tercera
persona del singular del pretérito imperfecto de indicativo, propia de la narrativa tradicional, a la primera del plural del
mismo tiempo y modo, porque el narrador es al mismo tiempo testigo del drama de Cuéllar y uno de sus cuatro
compañeros y, por consiguiente, uno de los personajes de la novela.

Así, por ejemplo, vemos que ya al comienzo del relato se nos dice: "Todavía llevabanpantalones cortos ese año, aun
no fumábamos, entre todos los deportes preferían el fútbol y estábamos aprendiendo...", o incluso, más adelante, "al
principio ellos le poníamos mala cara". En esta fórmula experimental lo poético se mezcla de continuo con lo realista,
puesto de manifiesto a través de ese lenguaje popular que tanta vida le confiere al relato; un relato que no precisa de
grandes aconteceres para cautivar al lector atento que en la lectura quiera encontrar algo más que un mero pasatiempo.
BIOGRAFÍA DE CÉSAR VALLEJO
(Santiago de Chuco, 1892 - París, 1938). Nació el 16 de marzo de 1892 en la ciudad andina de Santiago de Chuco
del norte del Perú. De família mestiza, fue el menor de once hermanos y creció en medio de una gran devoción cristiana,
su familia deseaba que se convirtiera en cura. Completó secundaria en la ciudad de Huamachuco en 1908 y obtuvo su
bachillerato de letras en la universidad de Trujillo en 1916 escribiendo dos años más tarde su primer libro de Poesía
llamado "Los Heraldos Negros" (impreso en 1918, circula en 1919), uno de los más representativos ejemplos del
posmodernismo.
En 1920 regresa a su pueblo natal, donde debido a unos problemas es encarcelado; esta experiencia tendrá una crítica
y permanente influencia en su vida y obra, y se refleja de modo muy directo en varios poemas de su siguiente libro,
Trilce (1922). Un año después parte para París, donde permanecerá (con algunos viajes a la Unión Soviética, España
y otros países europeos) hasta el fin de sus días.
Estos años estuvieron marcados por una gran pobreza y un intenso sufrimiento físico y moral. Conoció a poetas como
Huidobro, Gerardo Diego, Juan Larrea y Juan Gris, con los que participó en actividades de sesgo vanguardista, pero
pronto abjura de su propio Trilce y hacia 1927 aparece firmemente comprometido con el marxismo y su activismo
intelectual y político.
Trabajó para periódicos y revistas, escribió piezas teatrales, relatos y ensayos de intención propagandística, como
Rusia en 1931. Reflexiones al pie del Kremlin (1931). Inscrito en el Partido Comunista de España (1931) y nombrado
corresponsal, sigue de cerca las acciones de la Guerra Civil y escribe su poema más político: España, aparta de mí
este cáliz, que aparece en 1939 impreso por soldados del ejército republicano. Toda la obra poética escrita en París, y
que publicó en diversas revistas, se recopiló con el título Poemas humanos (1939). Falleció el 15 de abril de 1938.
OBRAS:
Poesía
Los Heraldos Negros, sin pie de imprenta, Lima, 1918.
Trilce, prólogo de Antenor Orrego, Talleres Tipográficos de la Pentenciaría, Lima, 1922.
España, aparta de mí este cáliz, sin pie de imprenta, Guerra de Independencia, España, 1939
Poemas Humanos (1923-1938), colofón de Luis Alberto Sánchez y Jean Cassou; nota bibliográfica de Raúl Porras
Barrenechea, París, Les editions des Presses Modernes, 1939

“Los heraldos negros”


Esos momentos de profundo dolor que nos arrancan de nuestro devenir cotidiano (“las crepitaciones de algún pan que
en la puerta del horno se nos quema”), de las efímeras distracciones con las que pasamos el tiempo, y que nos
recuerdan que allí, al final, nos espera implacable la muerte.
Esos golpes de la vida, propios y ajenos (la guerra, la miseria y el oprobio, también), que pocos poetas han descrito
con tanta crudeza, profundidad y verdad como el peruano César Vallejo (1892 – 1935).
Dicen que se inspiró en la realidad de los indígenas de su país. Y que no lo hizo, como otros hasta el momento lo
habían hecho, con una visión europeizante, folclórica, basada en mitos y lugares comunes, sino que tomó los propios
símbolos de esos indígenas.

Quizás de allí proceda el lóbrego poder de su obra:


Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma… Yo no sé!
Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema
Y el hombre… Pobre… pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!
ABRAHAM VALDELOMAR
Nació el 16 de abril de 1888 en Ica.

Recibió influencias de escritores modernistas sobretodo de D'Annunzio como se aprecia en: La Ciudad de los
Tísicos y La Ciudad Muerta (1911).

En ese mismo año escribe El Beso de Evans. Después La colección de El Caballero Carmelo (1918). Como
periodista escribió Neuronas, Fuegos Fatuos, etc, participando en la transformación literaria del Perú de la época
de la I Guerra mundial.

Escribió además ensayos como Belmonte, el Trágico, La Psicología del Gallinazo, etc. Los hijos del Sol (cuentos
incaicos) fue publicado póstumamente por la editorial Euforión en La Ciudad de Los Reyes del Perú el 25 de Mayo de
1921 y contenía los siguientes cuentos: "El alfarero (Sañu-Camayok)", "El camino hacia el Sol", "Los hermanos
Ayar", "Chaymanta Huaynuy (Más allá de la muerte)", "El hombre maldito", "El pastor y el rebaño de nieve", "El
cantor errante" y "El alma de la quena". Muchos de esos cuentos ya habían sido publicados en periódicos y
revistas.

Abraham Valdelomar falleció el 3 de noviembre de 1919 en Ayacucho.

Obras

Novelas
1911 - La ciudad muerta
1911 - La ciudad de los tísicos
Cuentos
El caballero Carmelo
Los ojos de Judas
El vuelo de los cóndores
El buque negro

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