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JUAN 6, 1-15
LES REPARTIÓ TODO LO QUE QUISIERON
Invocación al Espíritu Santo: “Somos familia en la fracción del pan. Sólo al partir el pan,
podrán reconocernos. Seamos pan, hermanos. Danos, oh Padre, el pan de cada día: el arroz
o el maíz o la tortilla, ¡el pan del Tercer Mundo!” Pedro Casaldáliga
SERVIR/ACTUAR/ ALABAR/ORAR/AGRADECER
SABOREAR Hablo con Dios cara a cara,
Le brindo un espacio a la como quien habla entre
Palabra en mi vida amigos
¿Qué me pide el texto ¿Qué te digo ahora a ti, Se-
que haga? ñor?
Hacer una pequeña oración
a Dios (acción de gracias,
perdón, alabanza)
ESTE ES EL PROFETA QUE HABÍA DE VENIR AL
MUNDO
El pan es el alimento, después del arroz, más utilizado en la dieta de todo el mundo. Con él se alimentan
muchas personas. El Evangelio presenta muchos relatos donde el pan es el protagonista: las cenas de Je-
sús, unas parábolas y hoy este relato de la multiplicación de los panes y los peces.
Compartir es una consigna importante y constante en el mensaje de Jesús. Este, podemos decir, fue el ma-
yor milagro que se operó en lo que conocemos como la multiplicación de los panes, relato que encontramos
en todos los Evangelios (Mt 14, 13-22; Mc 6, 30-45; Lc 9, 10-17).
En la versión del Evangelio de Juan, que leemos hoy, este relato lo podemos considerar como el de la insti-
tución de la Eucaristía, que difiere a los relatos de institución de ella en los sinópticos. Por eso, con este re-
lato de la multiplicación de los panes en la tradición joánica, la relación entre la celebración de la eucaristía y
la práctica de la justicia es una cuestión que no se puede separar del cristianismo. En los primeros siglos
del cristianismo existió una gran sensibilidad para captar la relación eucaristía-justicia y sólo celebraban la
eucaristía y compartían el pan los que ponían antes sus bienes en común con todos los hermanos.
Con esta libertad, característica de los grandes profetas, Jesús antepuso la justicia al culto, al Templo y a
sus leyes que consideraban más importantes, y habló de lo que es más importante y sagrado para Dios: la
vida de los seres humanos, la igualdad entre ellos.
Jesús quiere que nosotros, en familia y comunidad, compartamos el pan de su Palabra que nos regala y que
nos preparemos adecuadamente a recibir la Eucaristía, pan mismo que es Jesús, para comprometernos en
amor y justicia desde nuestra fe por el bien de los hermanos y hermanas.
¿Qué sentido tiene para mi hoy la celebración de la Eucaristía? ¿Está despertando en mí el deseo de com-
partir con generosidad la vida y mis dones con los demás?
Casa parroquial