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EL HOMBRE POSTORGÁNICO: Cuerpo, subjetividad y tecnologías

digitales (Paula Sibilia).

El capitalismo industrial desarrolló técnicas para modelar eficientemente


cuerpos útiles y subjetividades dóciles. En la actual sociedad de información,
la teleinformática, anulando las distancias sin necesidad de desplazar el cuerpo
para poder comunicarse con el otro, pudiendo conectarnos sin importar el
lugar geográfico, la biotecnología, las enfermedades, el envejecimiento y la
belleza haciendo referencia a lo natural y artificial (por ejemplo, la ganadora
miss universo del 2001, cuyo título fue cuestionado por todas las cirugías
plásticas que tenía en su cuerpo, haciendo referencia a lo artificial y no a lo
natural) e incluso de la muerte que ya no tiene el mismo significado como era
hace muchos años atrás, pretenden lograr mutaciones aún más radicales. Hoy
en día con la utilización de respiradores artificiales, técnicas de
congelamientos de cuerpos y demás, han dejado la definición de muerte
alterada, modificada con el transcurso del tiempo. El cuerpo humano,
reducido a un sistema de procesamiento de datos y banco de información
genética, se estaría volviendo obsoleto (haciendo referencia al término post-
orgánico).
En cuanto a las tecno-ciencias, la autora recurre a los estudios realizados por
Herminio Martins para analizar las dos bases:
 Tradición Prometeica: apuesta al papel libertador del conocimiento
científico ya que éste tipo de saber llevaría a una sociedad más
racional, asentada en una base científico-industrial capaz de eliminar
la miseria humana. Busca mejorar las condiciones de vida a través de
la tecnología.
 Tradición Fáustica: pretende ejercer un control total sobre la vida,
tanto humana como no humana y superar sus limitaciones biológicas,
incluso la más fatal de ellas: la mortalidad.
Logra desplazar a la antigua tradición y sus herramientas, por otras de
tipo electrónicas y digitales. La tecnología es lo principal.
Actualmente no hay una posición tan marcada, sino más bien hay una mezcla
de ambas, ya que por un lado se busca el bien común (prometeica), pero al
mismo tiempo se trata de apropiar y dominar a la naturaleza con los nuevos
avances (fáustica).
El hombre postorgánico expone detalladamente de qué manera el
entrecruzamiento de biología e informática, a la vez que simplifica la
complejidad humana, es el fundamento de los nuevos mecanismos de control
del capitalismo postindustrial. El optimismo científico es puesto en cuestión al
develar los móviles del capital global, que ha transformado al ciudadano en
consumidor.
Acompañando las transformaciones de las últimas décadas, los discursos de
los medios, las ciencias y las artes están engendrando un nuevo personaje: el
hombre postorgánico.

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