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5 Martí, J., Obras C5J, XX, diferentes. M artí y N ájera se p ronunciarán con tra la adhesión a u n a escu e
p. 143. la determ inada, sea religiosa o literaria. N ájera dirá que tener escuela es
7 Martí, J., Obras (5)m o, encerrarse; «es re cib ir la luz p o r u n a sola claraboya, com o los presos»8.
129.
s Gutiérrez Nájera, M., M artí señ alará que «con ocer diversas literaturas es el m edio de libertarse
Obras (2), p. 306. de la tiran ía de alguna de ellas»9. Ambos escritores parten de la idea de que
9 Martí, J., Obras (5), XV, la recopilación de estéticas distintas favorece la creació n o el progreso de
p. 361.
10 Martí, J., Obras (5), la literatu ra propia. «N osotros — reco n o ce M artí— tenem os la necesidad de
XXII, p. 54. la expansión. E l m undo entero nos interesa. De F ran cia la luz, y de E sp añ a
11 Aníbal González estudia y de Inglaterra y de los E stad os Unidos. E n ningún país del m undo se
las diferencias que, como
encuentran relativam ente tantos hom bres generalm ente ilu strados»10.
cronistas, existen entre
Nájera y Martí. En Martí su N ájera, co n m ayor a h ín co que M artí, estuvo literalm en te hundido en las
ideario, indica, está siempre lecturas de los clásico s grecolatin os y españoles, a s í com o en las m odernas
presente en sus escritos. literatu ras: alem ana, italiana, inglesa y am erican a, adem ás de la francesa.
Las crónicas y artículos de
Nájera, por contra, no nos U no y o tro entiend en que es fundam ental la apertu ra h acia el estudio de
dan una idea muy clara de otras literatu ras para elevar el nivel de la propia al co n cierto de las euro
cuáles eran las inclinacio peas. Pretenden u n ificar la tend encia cosm op olita co n la literatu ra n acio
nes ideológicas del Duque
nal. L os dos se quejan de que se desdeñan, p o r ignorancia del idiom a, las
Job. Destaca el silencio de
Nájera ante la brutal repre lecturas escritas en inglés o ruso, teniéndose que lim itar a las fran cesas o
sión de la prensa opositora españolas. S u con cepto de originalidad puede s e r el resultado de un largo
bajo el régimen de Porfirio
p roceso intelectual en el que se asim ilan m uchos estilos, m u ch as form as,
Díaz. Para ambos, puntua
liza, el periodismo atenta, llevándose a cabo, posteriorm ente, u n a selecció n hasta fo rm ar un estilo
contra el yo, contra el estilo propio. L a d iferencia entre uno y otro rad ica en que e n M artí tales ideas
y contra el arte. González, — su ideario siem pre está presente en sus escritos— 11 obedecen a u n pen
A., La crónica modernista
hispanoamericana, Madrid, sam ien to de hond a trascend encia. É l pone freno a esa apertu ra p o r tem o r
1983. al genocidio cultural, a la pérdida de identidad, en tan to N ájera defiende
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biertam ente el co n tag io . M artí, u n o de lo s p en sad o res fu n d am e n tale s de
América L atin a, e n ten d ía q u e la a p e rtu ra h a c ia o tra s lite ra tu ra s e ra u n a
m inera de re te n e r la la c ra de la su b o rd in a ció n e in d ep en d izarse de la
española. La lite ra tu ra c o la b o ra b a , de e sta m an e ra, c o n la s p ersp ectiv as
históricas del m o m en to . Y a e n 1875, en la R ev ista U n iversal de M éxico ,
exponía M artí su p re o cu p ació n p o r la c re a c ió n d e u n a lite ra tu ra m e x ic a
na com o un paso m ás p ara co n se g u ir la in d ep en d en cia de la n ació n .
Mexicanidad que, p o r o tra p arte, c o n c ib e n de m a n e ra d ife re n te . N ájera
cree que se logra a trav és de la a s im ila c ió n de m o d elo s e x tra n je ro s, en
tanto M artí en tien d e que hav que a c e p ta r y a s u m ir la realid ad a m e ric a n a .
Pero nos in teresa d eten ern o s en lo s añ o s s ete n ta , en q u e u n o y o tro ,
prácticam ente a la p ar, in tro d u ce n novedad es a rtís tic a s fu n d am en tales
para la escritu ra m o d ern ista. L as c o in c id e n c ia s id eo ló g icas v e s té tic a s de
ambos poetas son so rp ren d en tes p o r p a re cid a s. M a rtí lleg ará a M é x ico en
1875, donde p e rm an e ce rá h a sta el 2 4 de fe b re ro d e 1877. E n M éxico c o la
borará asid u am en te e n la R ev ista U n iversal, p erió d ico q u e leía N á je ra ya
en 1876. E s en los e sc rito s d irig id o s a la R ev ista U n iversal d onde M a rtí
introducirá las nuevas fo rm as m o d e rn istas en lengu a esp añ o la, d e s c o n o ci
das por la ép o ca. Así, p o r e je m p lo , el v a lo r sim b ó lico d el c o lo r azul a p a re
ce en una c ró n ic a m a rtia n a e n la te m p ra n a fe ch a de 187 5 . E l 13 de
marzo, en la R ev ista U n iversal, re c u rre a u n a im ag en de filia ció n sim b o lis- '2 Martí, J„ Obras (5), XV,
ta — «el cielo todavía azul de los e sp añ o les»— 12 p ara e x p lica r el c a rá c te r p. 39.
13 Martí, J., Obras (5), XV,
imaginativo de ésto s. D el 7 d e ju lio de 1875 e s o tra d e las c ró n ic a s e n que
p. 21 y siguientes. En dicha
Martí trab aja u n a p ro sa im ag in ativ a y sim b ó lica , c o n v olu ntad a r tís tic a 13. crónica el autor refleja en
Y en su o b rita te atral A m or con a m o r s e p ag a (1 8 7 5 ), re p rese n ta d a e n la escritura su estado psí
qu ico y em ocionaL Su
México, d efine el azu l c o m o el c o lo r que «da id ea de p u reza». A sim ism o,
prosa es imaginativa y sim
el sistem a m u sical en lo s v ersos, u n o de lo s p rin cip io s fu n d am en tales bólica. Se inicia ya en 1875
sobre los que se a s ie n ta la p o é tica d e V erlain e , se p e rcib e e n la p recep tiv a un proceso de sim boliza
literaria de M artí el 2 6 de ag o sto de 1875, en la R ev ista U n iversal. P o sib le ción que, en su progresión,
engendrará figuras estilísti
mente, M artí d esarro lló su id eario e sté tic o s im b o lista ten ien d o en c u e n ta cas sorprendentes por su
la poética de V e rla in e 14. E n cu a lq u ie r c a so , la vaguedad, la m u sicalid ad y novedad.
la sugerencia co m o p recep to s claves d el sim b o lism o y a se re g istra n e n la 14 Martí no pudo conocer
por esas fechas el libro de
Verlaine, Alt poétique, don
obra m artiana. E s, in sisto , e n M éxico , e n 1875, cu a n d o M a rtí u tiliz a los
electos de c o lo r y p erg eñ a e sta s v a lo ra cio n e s so b re la p o esía. S e g ú n M arx de se exponen sus princi
Henríquez U reña d en tro del m o v im ien to m o d e rn ista «los e fe cto s d e c o lo r pios poéticos, por no salir a
la luz hasta 1882. No obs
aparecen p rim ero e n N á je ra » 15. P ero é ste u tiliz a p o r vez p rim e ra el azul,
tante, Martí pudo leer en
en 1876, en su p o em a «Luz y so m b ra » . E n tre 1876 y 1882, N á je ra in c o r 1874 su anterior libro poéti
porará a su e stilo la s tres m od alid ad es fra n ce sa s: s im b o lism o , im p re sio n is co, Romances sans paroles,
mo y p arn asianism o. donde ya se adivina la téc
nica de las sugerencias.
13 Henríquez Ureña, Breve
Las ideas n a je ria n a s s o b re el a rte y su s fin es e stá n exp u estas, a m p lia
mente, en su a rtíc u lo «E l a rle y el m a te ria lism o » , e sc rito e n 1876, a ñ o en (1), p. 27.
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16 Pedro Henríquez Ureña el que M artí reside en M éxico. E n dicha cró n ica periodística, N ájera hace
explica cómo se aplicaron u n a defensa de la poesía sentim ental, com batiendo las ideas m aterialistas
b s principios liberales en la
de la época. S e enfren ta a las teorías realistas positivistas que parten de la
vida intelectual: «Comenzó
una división del trabajo. Los idea de que el arte debe ten er u n a fu n ción y utilidad, ca n ta r a la industria,
hombres de profesiones inte a la patria o a l progreso. L a estética de N ájera, p latónica, cristian a y
lectuales trataron ahora de
antiutilitaria, se inspirará en H egel y en las ideas rom ánticas. Según Cár
ceñirse a la tarea que habían
elegido y abandonaron la ter, estas ideas le dan entrad a en el m odernism o com o con cepto estético,
política... Y como la literatu aunque, en nu estra opinión, pertenecen m ás b ien a las batallas d ialécticas
ra no era en realidad una entre positivism o (que h ab ía cu ajad o en A m érica L atin a y que era «ideolo
profesión, sino una voca
ción, b s hombres de letras gía oficial» de M éxico) y espiritualism o, propias, p o r ese tiem po, de los
se convirtieron en periodis círcu los m exicanos. Además, co n la nueva sociedad burguesa, uno de los
tas o en maestros, cuando principales problem as que surgieron fue la situ ació n en que quedaban el
no en ambas cosas». Véase
Las comentes literarias en arte y sus fin es16. L as ideas najerian as sobre el fin del arte coinciden con
la América Hispánica, Méxi las de M artí. E llo se debe, n o sólo a que am bos son escritores m odernistas
co, ¡949, p. 165. herederos del rom anticism o, sin o tam bién a que N ájera sigue la estética
17 Martí va a reunir en su
hegeliana (en el con cep to de belleza), e n tan to M artí se aproxim ó, durante
pensamiento el idealismo
subjetivo de Kant y Fichte los prim eros años, a la estética krausista y K rau se fue epígono de H egel17.
y el idealismo absoluto de Ambos d efinen el arte com o expresión de la belleza, del espíritu y del
Schelling y Hegel, denomi-
am o r (el am o r es fuente de belleza). L a poesía, señ ala N ájera, es la repre
nándob «filosofía intemie-
dia o de relación». sen tació n del bello ideal. E l arte no es im itación, sino creació n , siguiendo
'* Nájera defenderá el dere la teoría becqu eriana. N ájera defiende la libertad del poeta y de la crea
cho del poeta a expresarse
ció n a rtística 18. É l m ism o resum e sus postulados:
libremente, y dará a la retó
rica un valor exclusiva
mente instrumental Yo,
1) Que el arte tiene por objeto la consecución de lo bello; 2) que lo bello no puede
comentará al explicar la
encontrarse en la materia, sino con relación al espíritu; y 3) que el amor es una ina
génesis de su poesía, «no
gotable fuente de belleza. Resumiendo: que siendo el objeto del arte la consecución
escribo mis versos... viven
de lo bello, y residiendo la belleza en el espíritu, debemos encontrarla por consecu
dentro de mí». ción en el amor19.
19 Véase «El arte y el mate
rialismo», en Gutiérrez Náje B elleza que define M artí com o suprem o y ún ico o b jeto del arte, según
ra, M., Obras (2), p. 54. m an ifiesta en la R evista U niversal, el 13 de noviem bre de 1875.
20 Véase Martí, J. Obras
N ájera entenderá que lo bello «es la representación de lo infinito e n lo
(5), XIX, p. 17. Krause, a su
vez, define la belleza como finito; la m an ifestación de lo extensivo en lo intensivo; el reflejo de lo
«la forma de lo divino en absoluto; la revelación de Dios». Id én tica d efinición ap arece en M artí,
los seres». Para él « b bello
quien, aproxim ándose a K rause, define el arte com o revelación de Dios, y
es b divino que se mani
fiesta en lo finito y es pista e n ca m a ció n de lo infinito en lo finito20. L a utilidad de lo bello tien e su
do por el alma». Véase en función en el orden espiritual. E l arte, según am bos, pu rifica al hom bre
Krause, C. Ch. F., Los man porque le a c erca a la belleza que es Dios21.
damientos de la humani
dad o la vida moral bajo P arece ser que d urante los prim eros m eses de 1876 se sostuvo en diver
forma de catecismo popu sos periódicos m exicanos (E l F ederalista, E l C o m o G erm án ico, E l M onitor,
lar, Barcelona, 1875, p. 324. L a Ib eria) una p olém ica sobre la natu raleza y los fines del arte. E n m arzo
21 Indica Nájera: «He aquí
por qué decimos que el arte de 1876, e n la edición literaria de E l F ederalista, de M éxico, definía M artí
purifica al hombre, porque el arte b a jo los siguientes térm inos:
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Arte es huir de lo mezquino, y afirmarse en lo grande, y olvidarse, y enaltecerse, y
vivir porque olvidarlo es la única manera de perdonar al Creador ese don pesado,
incomprensible y loco de la vidalo*22.
Y N ájera, con trib u y en d o a la p o lém ica, e n «P ágin as su eltas, de A gapito
Silva»23, pu blicad o e n L a Ib eria , e n m ayo de 1876, exp o n d ría id én tico s c r i
terios al tra ta r so b re la n atu raleza y los fin es del arte. L a p o esía, señ ala en
esta ocasión, ilu m in a el esp íritu y d a alien to p ara seg u ir e n la vida. S e ñ ala:
lo acerca a la belleza, que cos m exicanos. Polém ica con cinco artículos, hacien las letras por sus virtudes
es Dios». Gutiérrez Nájera, en la que, al parecer, parti do una defensa de la poesía prácticas: la sinceridad con
Al.. Obras (2), p. 58. ciparía Martí, a través de sentimental. Nájera pudo que desahogaban las em o
22Martí, 1 , Obras (5), XXI, sus declaraciones sobre el leer, igualmente, las opinio ciones generosas del hom
p. 421. arte y sus fines expuestas nes martianas sobre el tema, bre, la utilidad con que
•’* Ernesto Mejía Sánchez también en El Federalista. dadas a conocer en distintos ayudaban a m ejorar la
en sus notas a las Obras Francisco Sosa reseñó el 25 periódicos mexicanos. sociedad, el patriotismo con
completas de Nájera, expli de marzo, en El Fede 24 Gutiérrez Nájera, M., que plasm aban una con
ca cómo este artículo junto ralista, las páginas sueltas, Obras (2), p. 113. ciencia criolla. Por eso, aún
con "La poesía sentimen de Agapito Silva. Sosa, 25 Sobre Martí escribe E. en su estim ación de la
tal" y «El arte y el materia explica Mejía Sánchez Anderson Imbert: «No fue prosa artística, había sobre
lismo» constituyen la con «censuró a Silva por em un esteticista. No concibió tonos morales». Véase An
tribución de Nájera a una plear su talento en poesías la literatura com o actividad derson Imbert, £., Historia
polémica sobre la naturale- eróticas y no en obras más de un especial ótgano esté de la literatura hispanoa
:a )' los fines del arte, sos útiles». Nájera contestó a tico. Escribir era para él un mericana, México, 1954, p.
tenida en diversos periódi estas afirm aciones de Sosa modo de servir. Celebraba 356.
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E n esta lín ea de p en sam ien to uno y o tro arrem eterán co n tra la «poesía
de los d ecad entes», de «afeite excesivo, afem in ad o y grotesco», c o n su
in clin ació n p o r lo nau seabu nd o y horrendo. N ájera c ritic a el p esim ism o
en el que se m ueve la p o esía m od erna — rep resentad a p o r B au d elaire— ,
que e sca rb a en el co n tin en te negro del cere b ro hu m ano. R efirién d o se a los
versos p o ético s de A dalberto E stev a, m atizará:
Reposa el espíritu con la lectura de versos así, limpios de esas negruras que se van
extendiendo en la poesía moderna y en cuyo fondo tetro resaltan los gatos fantásti
cos de Baudelaire, los animales deformes de Rollinat, los demiurgos de Poe, las rojas
llamaradas de Richepin, y cadáveres, espectros, aparecidos, esqueletos, carne en
putrefacción, visiones de alcohólico, espantos de novicia, sueños de verdugo24.
F re n te «al asqu ero so realism o» de la e scu ela fran cesa se d ecan tará p o r
el idealism o de C alderón, M o reto o T irso , y e n salzará la figura de Hugo.
N ájera y M artí c ritica n la e scu ela re a lista y n atu ralista porqu e, e n su op i
nió n , su bord in an el arte a la co p ia, care ce n de im ag in ació n y exag eran lo
feo, d ibu jand o lo p e o r de la sociedad , el lado m ás o scu ro y tenebroso.
A m bos p arten de crite rio s m orales al en ten d er que realism o es sin ón im o
de desengaño, escep ticism o , su icid io, pérd ida de la libertad en el arte y de
las bellas ilu siones. N ájera exp on ía sus ideas, esen cialm en te, en los a rtícu
los «E l arte y el m aterialism o» y e n «P áginas sueltas, de Agapito Silva».
M artí, e n e stas observacion es, sigue e n gran p arte c rite rio s krausistas.
T an to los d iscíp ulos de S a n z del R ío com o M artí arrem eterían co n tra el
realism o co m o e scu ela literaria. L os krau sistas, igu alm en te, n eg arían el
v alor de d ich a e scu ela p o r faltarle verosim ilitud, p o r s e r o b ra de im itació n
y co p ia de lo real. E l artista pierde su p ersonalid ad al so m eter la libre
cre a ció n a la im itació n de m od elos27. M artí, p o r su parte, en ten d erá que la
escu ela realista respond e a un tiem po de m ed iocrid ad. Dirá:
Pero esta poesía —pregunto yo— ¿ha servido de algo en la evolución de España?
Ya sé que el artista no está obligado más que a realizar la belleza, y por eso celebré 30 Marti, J., Obras (5),
que se tributen honores a Zorrilla; pero el artista que, realizando la belleza, persigue XXII, pp. 29.
a la vez un ideal social; el que impulsa a los pueblos en el camino del progreso; el 31 Esta idea tiene vigencia
que sabe animar a los soldados en la lid, como los animaba el canto de Tirteo esc es en la actualidad com o una
más grande... esc es Guillermo Prieto32. de las teorías que pretende
responder a la cuestión de
Ahora N ájera, y fren te a las id eas exp u estas e n 1876, e n su a rtíc u lo si en España hubo verdade
ro romanticismo. Así, Alli-
Páginas su eltas, de A gapito S ilv a», c o m e n ta d a s m ás a rrib a , d efien d e el
son Peers juzga el movi
tu te que tien e u n fin p rá c tic o y positiv o. Y es q u e el p o sitiv ism o fue u n a miento com o fracasado v
filosofía de ho n d a tra sce n d e n c ia que c a ló en los m o d ern istas. E l m o d er piensa que en sentido
nismo fue la n e c e sa ria re sp u e sta a l v acío que h a b ía cre a d o el p o sitiv ism o
estricto no hubo romanti
cism o en España.
pero, a su vez, a cep tó m u ch o s de su s c á n o n e s. N á je ra y M a rtí c ritic a rá n
32 Gutiérrez. Nájera, AI.,
de los poetas esp añ o les su fa lta de ap ertu ra. L a p o b re z a lite ra ria de é sto s Obras (2), p. 357.
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se debe a su aislam iento, a que no m iran h acia otras literaturas, a la falta
de europeización y contagio. S e ñ ala N ájera:
Ahora bien, entiendo que esta decadencia de la poesía lírica española, depende por
decirlo así, de falta de cruzamiento. La aversión a lo extranjero y a todo el que no
sea cristiano rancio, siempre ha sido maléfica para España: dígalo, si no, la expul
sión de los judíos (...) Conserve cada raza su carácter substancial; pero no se aísle de
las otras ni las rechace, so pena de agotarse y morir33.