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UNA MIRADA AL HABLAR énfasis lobre la "a", r casi elimina la "^O*"

final l"ya* yesia ^ o. yi"?.'-ya has llegado,


ya", con una "&" tónica alargída. quo caal
MADRILEÑO anula a la "o". Otras cüníonantes que se
eliminan funcionan lo ml^jco que en toda
el habla vulaar hispánica. No es txcluslvo
del madrlleñí. decir "tlés", o "ÍJUÉS- ("ue-
Por ALONSO ZAWORA VÍCENTE ne*. puedes") o '•jnlá este" imlran este").
En todos estos casos, Inslito, el fenáme-
no está muy relacionado con otros mucho»

N o M vueát hublar dr
madrilefia como paíe-
taas hacerlo áe anda-
l ü í o leonéa. El habU llpl?^
de las hablas poi>ulares o rurales, y proba-
blemente supone la capa idiomática máa
honda, fiObre la que descansa el habla de
la ciudad, dentro del complejo dlilect^l qua
forma el castellano medio. Lo que le da
de la cúpKal no ticoc \& i--
xarquftt lüigüísilcí, (histórica cierto matiz de personalidad a su pronun-
o étnica) que poisrn ios cUos clción local ea el Indudable énfaaks con que
nücltos díalectalís de la Pen- se presenta. Énfasis que produce lo que, a
ínsula. SE trata mfts bien de mi Juicio, es el más claro indlc* de madri-
una £fjle ümltadn d<3 rasGOA leñtsmo: articulación mny tensA de laa
del habíanle medio de b mu- consonantes que perviven un la palabra, ft
dad, que h a n Etdu e x a ^ r a d o i , veces con cierto aire de geminación: "ppe-
cultivados. Incluso, con uu al- rombbre". "piro hombre": "anddayya, " a n -
l í de superioridad a vc^ss in- da, ya". También se produce por Igual cau-
genuo, ya que con ellos se pre-
Wnae d « l a c a r la cualidad "ca-
pital" í r e n t e a la cuahdad
••provincia". Claro es tjue s?-
meíante actitud espiritual se
Im íorjado a lo largo del si-
Blo XDC 'con claras raices ^
el XVIÍIT. cuando los niveles
d e v i d a material aparecían
ni¿3 rissEqullibritios a l a w r
d« las ciudades, y c o i n d d i ^ d o
con el rápido crecimiento de
éstas y su sobrevaloraclón ad-
mlniítraUva.

EBíoa rasBoa fueron, como


dlSD, exagerados, especialmen-
te por cierta literatura d r a m a -
(lea que Inieutaba reflejar aa
vida oscura ás las clasefl po-
pu3ítre3< e n la encrucijada del
fiifflo pasodQ y del a c t u a l ,
Acentuando la valla de uno£ cuantos aentl-
mlentos nobllialnua (la honradez, el ecpl- tar, al hablar con esmero. Hoy. solamente
Htu de trabajo, el amor, etc.i, en contralle un tenaz cífuerro voluntarioso lORra, y no
con los apuros que las transformaclone» Biempre. hacer esta "IV lateral. Algunas
económic&s Iban provocando. De ahí h a veces, esta articulación, generalmente en
nacido este conjunto confuso y variado que contacto con la vocal "e", se pierde: se t r a -
llamamos "madrileño", y que, e n ü actua- t a de un fenómeno corriente en las hablas
lidad, por la ^corme nivelación idlomáti'- vul^are^ de todo el dominio hLspinlco. 7 es
ea U\ Cine, la radio,, el mAs alto nivel m e - lo que Oímos en Madrid tan frecuentemen-
dio cultural) Va relesándose a manifesta- t e : "la ca'e Maldonadas", la ca'e Alcalá"
ciones cad& vez más locallcadas. y, desde [o la c4 Alcalá), Cambio usual en el h a -
] u e ^ . sin la aguda puntada con que a p a - bla madrileña ly que se encuentra alsla-
recían a u n no hace mueíios afio!. Sin em- daments «n hablantes de cultura ffuperlori
bargo, sobrenada una serle de caracteres es la aspiración de "=:&•• final de ?nipa o
que voy a intentar analizar. silaba. Sj aguramoA el oído en cualquier
aslomeraclón humana, especialmente en
los barrica extremoi, notaremos en seguida
Tiptco del hflbb madrileña, y ya flrene- pronunciaciones como "do pare", "dos p a -
ral en l í d a a las capas sociales de la ciu- rea"; "ehtarcmo". "estaremos; "ahaorrao".
dad, ea el yekmo. Madrid no articula In "has ahorrado'*, etc. La aspiración de esta
''11" latcsral, Confundiéndola con la "y". " = s " h a crecido copiosamente e n los ú l t i -
Además, por s u prestieio de capitalidad, mos afioE y siffue, al parecer, pujante. Se
provoca Imltflcionís que Ecaerallzan por to- trata de un cambio lonítico de aire meri-
do el pBÍ3 la conluslün de ese sonido- El dional, que progresa hacia el norte. Asi co-
madrllefio pronuncia "ayer", "mayo", lo mo en los oriffenes del conjunto Idla.iiitlco
mismo que "silla'; "caballo". Y en capas penlníUlar los fenómenos h a n ido descen-
de hablantes populares c^a "y" resultapte diendo de norte a sur. hoy p^sa lo contra-
de la confusión se articula con mayor t e n - rio. tPor otra parte, no hay que olvidar que
ción y zumbido de las cuerdas vocales, pro- Madrid h a estado siempre en una zona de
duciendo una consonante muy representa- viejas Bíiplraeiones, hoy diaJect^ts). Tam-
tiva del pronunciar popular madrileño- KB híhx sOn caracteres de aire meridional la
l a que percibimos en el Crenvía o en el perdida de algunas consonances. como ocu-
metro, o en la conversación descuidada de rre con la ":id'" IntervocAlica. Pronuncia-
u n bar o de un espectáculOn al oír formas cienes í:omo "Ikffao". "dflO'\ apartao". etc..
como "anda, ya, hombre, anda ya". í ^ a pertenecen ya a Ja lengua corriente, pero
"y" de "ya", más tensa que de ordinario. el habla madrileña extrema la tendencia y
Ae enuncia con marcado énfasis y puede lleva la pírdld» a los casos " = ada" J"gQ-
llegar fl ser lo que los fonetistas llaman fctá'*. "machaca"'), y en algunas ocasiones
u n a condonante africada (muy cerca de a las terminaciones en " = l d o " ("atereclo",
la " c h " \ AnEe la pronunciación correcta "aburrió"', coincidiendo asi con el andaluí,
de la "11". eí ínadrilcfio tiene la impresión A diferencia de algunas pronunciaciones
í5l es que !a tiene, que ya ni siquiera ío ob- rurales, donde *e exagera la marcha del
fierva) de estar escuchando a un norteño, dlptonKO reaultante hacia " = a u " r'Ucffau",
nunca a u n local- En JOS años de mi nificz. "machacau") el madrileño carja todo el
la escuela pretendía diferenciarla al dic-
f^0BlBt>AÍvo

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V >'
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productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.
sa una labialización, o por lo meaos «n
adelanto de la articulación. Frases como
"pero tú que te has creído, hombre", casi
<an rictus lingüístico en el imtila madrile-
ña, pronunciada coa "casticismo local", ea
un rápido y duro golpeteo de consonantes:
"perttíkkke tt'as kkreíddombbre". Y una
viva labialisacióíi es fácilmente perceptible
en cuanto el habla pretende exagerar algo:
Nunca "sí", sino "'su", con una especie de
"i!" francesa, y así en frases como "buitao",
"¡•bueno!"; "taludgo", "Basta luego"; etc.
Hay en el habla madrileña otros carac-
teres representativos, algunos de los cua-
les han alcanzado a niveles de cultura ele-
vada. Esto ocurre principalmente con el
abundantísimo uso de "uno" llevando 1%
frase a tercera persona, cuando en realidad
se refiere al propio hablante, es decir, "yo":
"Uno no puede por menos de" "uno es
un despistado... ("Yo no puedo por menos
de..." "Yo soy un despistado...") Este ma-
chaconeo del "uno", sobre todo narrativo,
ha sido arrollado en frecuencia, en los últi-
mos años, por la írasecüla "o sea", dicha
ton ni son, un verdadero tic: "Hfe veni-
do ,.a las siete, o sea, que estoy harto";
"No te asomes, o sea que el tren va deprí-
*&", Loa ejemplos que recojo indican como
la igualdad que esperaríamos al emplear
'o sea" no se produce. "O sea", "o sea",
"o sea". Toda la conversación se salpica de
este giro, ,ibrumadoramente, muchas veces
acompañado de un ligero chasquido de la
lengua, que revela el salto mental de la
charla. "O sea" llega a todos los niveles y
aparece colocado en las situaciones más
anómalas e inesperadas, con verdadero de-
mérito de la capacidad expresiva. Muy ma-
drileño es también el uso del verbo "ir", en
la forma "va", precediendo o sirviendo de
introductor a multitud de verbos: "Y. ¡Va
entonces y le pega", "y va y k dice", "y TO
y se pone", "va y se marcha", etc. También
falto de su tradicional papel gramatical
aparece él relativo "lo cual":,"Ha venido
Juanita, lo cual que está.muy enfada";
'íiafdi el relé, lo cual que lo siento, qué
mé lo habían' regalao;voy al cine, lo cual
que es éoütínua". Patente de madrilefiis-
mo éJspide fulminantemente el uso de "u",
édttjúnéión, por "o", colmando de énfasis
la vocal (a veces insultante): "Aquí, este
señor, ú lo que sea"; "Te rajas ú qué".
• Se podrían citar otros signos sintácticos
y morfológicos cercanos a los señalados,
también abundantes en el habla madrileña,
(cito un poco a borbotones, a los saltos Se
la memoria). Serian por ejemplo: El uso
de algunos: adverbios: "iPropiamente tta o fas frecuentes comparaciones cois "la iats d# Caseojre", {Foto T. Naranjo.)
talento!", hablando de alguien con elogio.
"Talmente" y "mayormente" son los más También en el léxico podemos percibir a una señora & la que cede el asiento en
socorridos. Los diminutivos ss emplean en. aristas de madrileñismo. XTn léxico no muy un tranvía, y dirá que lo hace porque está,
ocasiones desprovistos de sus valores nor- rico, sino restringido, como ocurre por lo muy "adelantada". Y cuando quiera alu-
males, con matiz ponderativo o negativo; general con el léxico urbano, matizado aún dir a cierta desenvoltura de procederes,
"¡Vaya faenital", o, para contestar dene- por un retintín de (prosapia teatral, de los dirá que es "una chica de azmíte", (Ella,
gando, "¡Iguallto!". También reconocemos saínetes y del género chico, traspasado de a su vez, dirá que él es un ¡hombre de "po-
al madrileño popular en el uso de los ar- gitanismos y de afortunadas creaciones ca lacha".) Si tiene que denegar algo ro-
tículos ante nombres de personas: "el An- momentáneas, en las que volvemos Ae nue- tundamente, no recurrirá jamás a matices
tonio, el Pede, la ¡Rosa", o el empleo de vo a tropezamos con el aire meridional El evasivos, sino que dirá simplemente: ;ma-
"cacho" sin preposición ("¡cacho animal!, madrileño típico hablará de.sí diciendo gras!, lo que provoca el final del diálogo
¡cachó besugo!), y en la viva tendencia a "manda" o "mi menda"; no dirá "pagar", con exacta precisión. No le gusta a este
reducir algunos nombres, envolviéndolos sino que procurará, con el adecuado gesto madrileño que le llamen "charrán", ni que
asi en un clima de suficiencia y de sabidu- de ojos y dedos, sustituirlo por "¡retratarse" le "den achares", para así evitar ponerse
ría, de gesto apicarado. Osurre al enunciar o "apoquinar", este último mucho más pe- "mosca", o "mosquearse", o, ya con claro
ciertas partes de la ciudad con una com- rentorio que el primero. Considera más- ex- influjo de la reiteración de los periódicos,
plicidad críptica: "OLa Bombi". "la Bombi- presivo decir "guipar" que "ver", sobre to- "ponerse moscovita".
lla"; "El ¡puente", "El.puente, de Valiecas"; do si añade la idea de "sorprender, aga- «Sobre este vocabulario, sometido como
''El Campi", "El Campillo del Mundo Nue- rrar a alguien en algo". Disimula su bur- el de toda gran ciudad a los pesos de di-
vo". El tratamiento tradicional "seña", "se- gués terror a la muerte con euf eiaismos co- versos estadios culturales, flotan algunas
ñora", lutíha curiosamente, en los illiimos mo "palmar" o "diñarla". Para la idea de •voces aprendidas literariamente, es decir,
años, con la generalización de "doña", "huir, escapar, marcharse", "gufflárselas" a través de determinados impresos >u oídas
usado con notorias facilidad y afectación, nos exhibe claramente el origen del ha- en ciertos círculos a los que se imita por
signo quizá de la más activa intervención blante. Un madrileño "castizo" designará a su gracia personal o su ascendiente social.
de la mujer en la vida pública, o fruto de su esposa, familiarmente y en ausencia de, Así ocurre con expresiones como "estar
una moda que ha considerado a "seña" (el ella, como "la parienta", y cuando se vea. spré", o "tiaoer el paripé", o "'el randigú",
seña de los saínetes) como inelegante o obligado a hablar mal de una mujer, por «n las que no es difícil reconocer fórmu-
poco digno. cualquier causa, dirá "la prójima", Se ex- las ajenas. Pe aire gitano—o de magia
presará con muchos respetos, «ftriéndose falazmente andaluza—son ¡palabras como
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"jaaiar", -"gachó", "jindama", "na. a nú", el nombre de algún personaje conocidísi- Así ocurrió con las "perras", "monedas",
"andova". Todas pueden oírse sin esfuer- mo (alcaldes, generales, actrices). Y» en o después coa Jas "leandras" o "las ru-
zo en cualquier cola del autobús o en laá los sainetea de fin de siglo se saludaban bias", "pesetas". Algunas creaciones de es-
apreturas del Metro, Muy madrileñas son los desharrapados con un "¿Qué cuentas, tes desaparecen una vez pasado el aliento
"chanchi", "chipén", "fetén", todas ellas Vega Armijo?" que las provocó. Por ejemplo, a la plaza
xn! claros valores elogiosos. (Siempre re- Expresiones, frases hechas, esguinces de de Bilbao se le dio durante la guerra el
sulta curiosa esta predilección del madri- la charla en los que se reconoce al ma- nombre de "El Guá", por la frecuencia con
leño ¡por lo andaluz o sureño en general drileño como reconocemos el timbre de que caían en su recinto los proyectiles. La
—llamo asi a este andalucismo soten-año voz de una persona amiga o el gesto fa- imagen se extrajo del juego infantil de
t difuso—, Junto a la frialdad a weees miliar de unas manos, lá menos impor- las canicas o bolas. Cuando se implanta-
lostil con que se escuchan los rasgos del tante está, en esas, generales ya, "Impor- ron las normas de circulación era una ver-
Morte: gallego, asturiano, catalán, etc.) tarle a uno algo un pimiento", para des- dadera aventura cruzar la ¡plazuela de
frente a voces que se van olvidando por preocuparse, o decir, para censurar hiper- Antón Martín. Xas multas eran muy fre-
J«saparec.er las cosas que designaban, co- bólicamente a una muchacha, que es un. cuentes, y la imaginación popular desig-
mo "corambre" o frasca" (¡la nó a la plaza con
inconfundible frasca" de las el nombre de "la
tascas madrileñas!), se em- Bien Paga", recor-
plean cultismos disimulados, dando un cuplé an-
que reflejan el ambiente le- dalucista de moda.
guleyo de la ciudad burocrá- De este cariz son las
tica, fruto del centralismo. En socorridas "tener al-
bocas nada cultas podemos oír go en ¡Peña-randa",
"la susodicha" 0"La chite de empeñado algo en
¡que estoy hablando"), "estar el Monte de Pie-
a las resultas" ("atenerse & las dad, o las frecuen-
consecuencias"), "endosar una <tes< comparaciones
paliza", etc. Algo de reminis- con "la lata de Cas-
cencia de los sacros latines corro^^SJtajL p
tienen los ¡frecuentes "de bó- demos seguir y co-
íbilte bóbilis", hacer algo "de nocer muy bien la
ocultis" y hasta "ser un fino- existencia de frases
lis", 33n la universal "miedi- como "iQue tles ma-
tis" está la presencia médica dre!", s a c a d a de
de "ápendicitis", "bronquitis" • l a verbena de la
y análogas. Este cultísimo o Paloma", no pode-
semicultismo lo vemos asomar mos profetizar qué
¡rresíañable en los alegatos le espera a "iLa re-
grotescos de las pequeñas dis- panocha!" o al tan
cusiones callejeras. A l g u i e n i r e c u e n t e ahora
dirá de su contrincante que "¡Fenómeno!", es-
es un "majareta"; ©ero ante íupendo remediava-
la reacción, quizá violenta, se gos para la admi-
pase al Otro extremo de las ración. ¿Quién se
categorías lingüísticas, y le acuerda ya de las
llamará "demente". Todo me- "cafabas", las mo-
nos un equilibrado y normal nedas de veinticin-
"loco", "no saber lo que se co céntimos?
dice'!1,, "está ofuscado", "se Si, mucho ds es-
equivoca", etc. El léxico va de to se va perdiendo.
extremo a extremo a banda- Vuelvo a decirlo: la
zos, en oscilaciones marcho- nivelación idlomáti-
sas, también de saínete. Idén- ca de la radio, el ci-
tico espíritu refleja 1% expre- ne, la lejanía de
sión "ser un jiotentao", apli- cierta literatura fo-
cada a quien sin medio algu- ... la plazuela de Antón Martín, a !« que la imaginación popular designo con el mentadora de esos
no dé fortuna paladea el tran- nombre de "la Bien Pesa", por las multas frecuentes de ios agentes de I* rasgos, etc., lo van
sitorio ¡goce de una certeza circulación... relegando a un im-
o de un voluminoso cigarro. preciso regusto de
En esta dirección hay que colocar el há- "pingo", o que ss "pone" demasiados "mo- casta, de orgullo local. Por otra parte, el
bito madrileño de designar a los colegas ños"; ni en "dar el pego", por "engañar"; crecimiento de la ciudad, con gentes de to-
de infortunio económico o social con el ni en el ya totalmente hispánico "'faltar", das partes ("Madrid, rompeola de las pro-
nombre de destacados miembros de la vida "ofender". Lo verdaderamente represen- vincias españolas", que decía Antonio Ma-
elevada de la aristocracia, la política o las tativo está en esas otras que inevitable- chado), va dejando en el habla madrileña
finanzas: '•¡Ay tú, Fulano!", "¡Y que lo mente suenan con determinados armóni- un sedimento peninsular, crisol de miles de
digas, Fulano!" Y detrás de Fulano léase cos, moviéndose en un paisaje que remon- variantes, armonizadas por la unidad es-
ta, acezando, los desmontes piritual de la lengua. En su resultante, el
del río, hacia el aseado cen- difuso "madrileñismo", algunos rasgos fo-
tro de la ciudad. Son tfraseci- néttcos ss van perpetuando, mientras el
llas como "pongo por caso", léxico y la sintaxis, ricos, fluyentes, cam-
"por ejemplo"; "por un ca- biantes, se van transformando, dejando
sual", "por casualidad, a lo nuevos portillos a la creación y a la ex-
mejor"; "dar un julepe", "dar presividad, procurando ver con gracejo
una p a l i z a " ; "¡Naturaca!", creciente el ángulo grotesco o cordial de
"¡Naturalmente!"; "estar de las cosas y los avatares, empeñado el ma-
ineónito", "no enterarse de drileño en mantener viva la universal fa-
algo", "no ¡querer ver algo o ma de su simpatía y su desgarro, flaco el
a alguien". Otra característi- bolsillo, anchos el gesto y la acogida. Dada
ca de meridionalísmo en «1 la incalculable irradiación que el prestigio
habla popular madrileña está, de Madrid ejerce sobre toda la comunidad
en la facilidad con que se acu- hispanohablante, nos urge a los madrile-
ñan nuevas palabras que pue- ños cuidar al máximo de nuestra lengua,
den llegar a ser permanentes. incorporándonos todo lo que, cualquiera,
que fuere su origen regional o local, tenga
-.. a, la de Bilbao, hoy una evidente calidad artística, expresiva o
Vázquez de Mella, ss le emocionada, y desligamos «¡prisa y deci-
dio ¡durante *•*. guerra el didos de engañosos tipismos. Sólo así el
nombre de "El Quá", por meridiano de la lengua pasará por Madrid.
los hoyos Que en etia ha-
<5fan los proyectiles... (Fo-
tos Sanz Bermejo.) Alonso ZAMORA VICENTE
ABC (Madrid) - 11/06/1961, Página 15
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