Professional Documents
Culture Documents
art.(s). : artículo(s)
art. cit. : artículo citado
C. : Corte
C. de : Corte de Apelaciones de
Cap. : Capítulo
C. C. : Código Civil
cons. : considerando
C. P. : Código Penal
C. P. C. : Código de Procedimiento Civil
C. P. P. : Código de Procedimiento Penal
C. P. R. : Constitución Política de la República
C. S. : Corte Suprema
D. F. L. : Decreto con Fuerza de Ley
D. L. : Decreto Ley
F. M. : Revista Fallos del Mes
inc.(s) : inciso(s)
I.P.C. : Indice de Precios al Consumidor
Nº : número
ob. cit. : obra citada
pág.(s) : página(s)
Rev. : Revista de Derecho y Jurisprudencia
s.e. : sin editar
s.f. : sin fecha
sec. : sección
sent. : sentencia
sem. : semestre
t. : tomo
vol. : volumen
PROLOGO
1. CONCEPTO
1 El profesor Fernando Fueyo Laneri nos indica que el Código emplea la voz
civil, Nos 1 a 12, págs. 1 a 37, 2ª edición actualizada y ampliada, Editorial Astrea,
Buenos Aires, 1987.
DEL DAÑO EXTRACONTRACTUAL EN GENERAL 19
cho Civil chileno, Nº 138, pág. 210, Imprenta Universitaria, Santiago de Chile,
1943.
9 Idem.
10 Estas mismas palabras fueron repetidas por la C. de Santiago en el fallo de
18
Domínguez Aguila, “Consideraciones...”, pág. 156, nota 132.
19
C. de Santiago, 3 de junio de 1973. Rev., t. 70, sec. 4ª, pág. 65. En este
sentido véase también C. de Santiago, 30 de agosto de 1950, Gaceta de los
Tribunales, 1950, 2º sem., pág. 509.
20
C. de Santiago, 30 de agosto de 1950. Gaceta de los Tribunales, 1950,
2º sem., pág. 509, cons. 9º.
22 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
21 C. S., 16 de octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 4ª, pág. 424, cons. 7º. En el
mismo sentido, C. S., 29 de noviembre de 1968. Rev., t. 65, sec. 4ª, pág. 323,
cons. 10.
22 C. S., 6 de noviembre de 1972. Rev., t. 69, sec. 4ª, pág. 181.
23 Ejemplos de sentencias que han procedido de esta manera son: C. S., 8 de
septiembre de 1954. Rev., t. 51, sec. 4ª, pág. 182, cons. 14; C. de Chillán, 5 de
octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 2ª, pág. 85, y C. S., 10 de agosto de 1971. Rev.,
t. 68, sec. 4ª, pág 168.
24 Jurisprudencia sobre este punto, anterior a 1940, se puede consultar en
25 C. S., 9 de septiembre de 1946. Rev., t. 44, sec. 1ª, pág. 130, cons. 6º.
26 C. de Santiago, 3 de enero de 1945. Gaceta de los Tribunales, 1945,
1er sem., pág. 232, cons. 3º.
27 Idem.
28 C. S., 15 de diciembre de 1983. Rev., t. 80, sec. 1ª, pág. 128.
29 Al respecto véanse también, Cap. I, 3.4. y Cap. II, 7.
24 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
30
Peirano Facio, ob. cit., Nº 202, pág. 361.
31
C. de Chillán, 5 de octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 2ª, pág. 85.
32
C. de Santiago, 13 de marzo de 1985. Rev., t. 82, sec. 2ª, pág. 6. En el
mismo sentido, C. de Santiago, 26 de septiembre de 1990. Gaceta Jurídica Nº 123,
pág. 47, cons. 1º, y C. de Santiago, 12 de mayo de 1992. Gaceta Jurídica Nº 143,
pág. 103.
DEL DAÑO EXTRACONTRACTUAL EN GENERAL 25
2.1. INTRODUCCIÓN35
33
Ihering, citado por Santos Cifuentes, “El daño moral y la persona jurídi-
ca”, en Derecho de daños, varios autores, Primera Parte, Cap., XVII, pág. 404,
Ediciones La Rocca, 1ª reimpresión, Buenos Aires, 1991.
34
En este sentido, véase a Bustamante Alsina, Jorge, Teoría general de la
responsabilidad civil, Nº 557 ter, pág. 203, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1992.
Sobre el concepto de estas clases de daños se volverá en el Cap. I, 6.
35
Hemos circunscrito el análisis de este punto a lo concerniente a la respon-
sabilidad extracontractual; sin embargo, el planteamiento del problema y sus
alternativas de solución, también son aplicables al ámbito contractual de la res-
ponsabilidad civil.
26 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
40
Domínguez Aguila, “Consideraciones...”, pág. 126.
41
Sin embargo, se puede señalar como excepción el caso de la cláusula
penal, por cuanto con ella queda fijada de antemano la suma que se pagará en
caso de incumplimiento de una obligación contractual, sin importar si en los
hechos se produjo un daño ni, en caso afirmativo, cuál fue su monto.
42
C. S., 29 de noviembre de 1968. Rev., t. 65, sec. 4ª, pág. 323, cons. 10;
citada a su vez por la C. de Temuco, 29 de junio de 1972. Rev., t. 69, sec. 4ª,
pág. 66, cons. 13.
43
C. de Concepción, 19 de agosto de 1965. Revista de Derecho y Ciencias
Sociales, Universidad de Concepción, Nº 136, pág. 85, cons. 46.
28 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
44
Domínguez Aguila, “Consideraciones...”, pág. 126.
45
C. de Santiago, 18 de abril de 1980. Rev., t. 77, sec. 2ª, pág. 28. En el mismo
sentido la Corte Suprema recientemente expresó que tratándose de un ilícito,
como el de autos, “para que nazca el derecho a pedir indemnización, es necesario
que se haya producido el daño. Antes no hay derecho para demandar perjuicios”
(C. S., 18 de diciembre de 1995, Gaceta Jurídica Nº 186, pág. 21, cons. 3º de la
sentencia de reemplazo dictada al acogerse recurso de casación en el fondo).
46
Domínguez Aguila, “Consideraciones...”, pág. 127.
47
C. de Santiago, 30 de agosto de 1950. Gaceta de los Tribunales, 1950,
2º sem., pág. 509.
DEL DAÑO EXTRACONTRACTUAL EN GENERAL 29
3.1. I NTRODUCCIÓN
54 C. S., 16 de octubre de 1954. Rev., t. 51, sec. 1ª, pág. 488, cons. 8º.
DEL DAÑO EXTRACONTRACTUAL EN GENERAL 31
59
Tapia Suárez, ob. cit., Nº 121, págs. 156 y 157.
60
Tomasello Hart, Leslie, El daño moral en la responsabilidad contractual, pág. 14,
Editorial Jurídica de Chile, 1969.
61
C. S., 8 de septiembre de 1954. Rev., t. 51, sec. 4ª, pág. 182, cons. 14.
62
En este sentido, C. S., 12 de noviembre de 1948. Rev., t. 46, sec. 1ª, pág. 156,
y C. S., 16 de octubre de 1954. Rev., t. 51, sec. 1ª, pág. 488, cons. 11.
63
Cuarto Juzgado de Policía Local de Santiago, 12 de agosto de 1963, con-
firmado por el Quinto Juzgado de Mayor Cuantía de Santiago, el 20 de noviem-
bre de 1967. Rev., t. 65, sec. 4ª, pág. 189.
DEL DAÑO EXTRACONTRACTUAL EN GENERAL 33
64
En este sentido véase C. de Santiago, 23 de marzo de 1994. Gaceta Jurídi-
ca Nº 165, pág. 77.
65
Santos Briz, Jaime, La responsabilidad civil. Derecho sustantivo y Derecho Proce-
sal, t. I, pág. 145, 6ª edición, Editorial Montecorvo S. A., Madrid, 1991.
66
Opinión expresada en el seminario sobre Aspectos contemporáneos de la
responsabilidad civil, que dictó en la Escuela de Derecho de la Universidad de
Concepción el segundo semestre de 1992, y al que gentilmente nos invitara a
asistir.
34 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
67
De esta opinión es Santos Briz, ob. cit., pág. 145, nota 155.
68
Recordemos al respecto la ardua polémica que se originó en nuestra
capital a raíz de la instalación de un centro de atención para enfermos de sida, y
ello aun cuando las formas de contagiarse con dicha enfermedad requieren de
un contacto íntimo, distinto por cierto al mero hecho de habitar en zonas
cercanas a la de los infectados.
69
Mazeaud y Tunc, ob. cit., t. I, vol. II, Nº 595, pág. 295.
DEL DAÑO EXTRACONTRACTUAL EN GENERAL 35
70
Domínguez Aguila, “Consideraciones...”, pág 128.
71
Idem.
72
Ejemplos de esto son la sentencia de la C. de Santiago, de 5 de octubre de
1989, confirmada por la C. S. el 3 de enero de 1990. Rev., t. 87, sec. 5ª, pág. 18, y
la de 29 de abril de 1992, confirmada por la C. S. el 1º de julio de 1992. Rev.,
t. 89, sec. 5ª, pág. 178.
36 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
de 17 de julio de 1990. Esta es una de las sentencias más bellas y poéticas que
hayamos tenido la suerte de revisar; por ello nos damos el gusto de transcribir
uno de sus considerandos: “10. Que esta Corte no puede menos que entender
que en ocasiones los niños pueden perturbar la tranquilidad a que aspiran los
mayores. Siempre ha sido así y la naturaleza, inescrutable pero sabia al fin,
continuará el ciclo sucesivo de inquietudes y de paz que acompaña a los seres
humanos en su desarrollo. Oscar Wilde, en una bella narración, dio un sentido
profundo y hermoso al contraste entre la traviesa alegría de los niños y el dere-
cho de un mayor a disfrutar exclusivamente de su parque y de su huerto. La
termina señalando que allí donde estén los pequeños, con sus juegos, su risa y su
algarabía, florece siempre la primavera, para solaz de los espíritus.
El recurso de protección, arbitrio cautelar de los derechos fundamentales
de los hombres, no puede emplearse como remedio jurídico para establecer el
imperio del derecho bajo el supuesto de que éste puede ser quebrantado por las
expresiones naturales de alegría o esparcimiento de la niñez” (F. M., Nº 382,
pág. 471).
DEL DAÑO EXTRACONTRACTUAL EN GENERAL 37
80
Peirano Facio, ob. cit., Nº 153, pág. 277.
81
C. de Santiago, 29 de diciembre de 1953. Rev., t. 51, sec. 4ª, pág. 119.
82
Sobre “abuso del derecho” se pueden consultar Alessandri Rodríguez, ob.
cit., Cap. IV, Nos 162 a 191, págs. 251 a 291; Fueyo Laneri, Fernando, Instituciones
de derecho civil moderno, págs. 259 a 301, Editorial Jurídica de Chile, Santiago de
Chile, 1990 y Ogalde Muñoz, Jorge Eduardo, Abuso del derecho. Algunos aspectos,
Seminario de Titulación, Universidad de Concepción, 1991, en donde, aparte
de un profundo análisis, aparece abundante bibliografía sobre el tema.
83
C. de Santiago, 27 de julio de 1943. Rev., t. 41, sec. 2ª, pág. 1 y Gaceta de
los Tribunales, 1943, 2º sem., pág. 200.
DEL DAÑO EXTRACONTRACTUAL EN GENERAL 39
84
C. de Santiago, 27 de julio de 1943. Rev., t. 41, sec. 2ª, pág. 1 y Gaceta de
los Tribunales, 1943, 2º sem., pág. 200.
40 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
85 C. Pedro Aguirre Cerda, 23 de enero de 1985. Rev., t. 82, sec. 5ª, pág. 67 y
88
C. de Santiago, 5 de octubre de 1989; confirmado por la C. S., el 3 de
enero de 1990. Rev., t. 87, sec. 5ª, pág. 18.
89
C. S., 18 de agosto de 1982. Rev., t. 79, sec. 5ª, págs. 111 a 118.
42 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
95 Citado por Colombo, Erik Héctor, “Abuso del derecho en el ámbito del
b) La recusación maliciosa;
c) El comportamiento abusivo de un agente oficioso cuya
actuación no ha sido aprobada por el representado;
d) En materia de prueba se puede abusar al negar la exhi-
bición de documentos o al no decir la verdad, entre otras
situaciones;
e) El abuso en el ejercicio de los recursos procesales, des-
viando su finalidad.
f) La promoción de incidentes con fines meramente dilato-
rios;101
g) En un juicio ejecutivo se puede abusar del ejercicio de
las medidas de embargo y del cumplimiento de una sentencia
de remate;
– Aplicación jurisprudencial
Nuestra jurisprudencia ha formulado un principio general que
debe imperar en la materia, cual es el siguiente: “las normas de
procedimiento que se contienen en los códigos del ramo o en
reglas particulares de los códigos sustantivos, no son sino ga-
rantías para las partes y en ningún modo es aceptable conver-
tirlas en armas para frustrar los legítimos derechos de los
litigantes”.102
Ante nuestros tribunales se han debatido casos en que se
vislumbra el ejercicio abusivo de derechos procesales, los que
serán objeto de nuestros próximos análisis.
– Abuso en el ejercicio de la acción penal
Sobre la materia la Corte de Apelaciones de Santiago ha dicho:
“En principio, la víctima que ocurre a la vía criminal no está
sujeta a la indemnización de daños y perjuicios, si la acción
para el que haya promovido y perdido dos o más incidentes en un mismo juicio,
siendo éstas más severas si el tribunal observare mala fe en la interposición de
los nuevos incidentes (art. 88).
102 Sentencia del Quinto Juzgado Civil de Mayor Cuantía de Santiago, 30 de
103
C. de Santiago, 21 de noviembre de 1942. Rev., t. 42, sec. 2ª, pág. 29.
104
Idem.
105
C. S., 6 de septiembre de 1952. Rev., t. 49, sec. 1ª, pág. 305.
106
Idem.
107
C. de Santiago, 27 de julio de 1943. Rev., t. 41, sec. 2ª, pág. 1, especial-
mente cons. 2º.
DEL DAÑO EXTRACONTRACTUAL EN GENERAL 47
108 C. S., 11 de noviembre de 1944, Rev., t. 42, sec. 1ª, pág. 399.
109 C. de Santiago, 27 de julio de 1943. Rev. , t. 41, sec. 2ª, pág. 1, cons. 7º.
110 C. de Santiago, 21 de agosto de 1940. Rev., t. 39, sec. 2ª, pág. 55.
48 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
111
C. de Santiago, 21 de agosto de 1940. Rev., t. 39, sec. 2ª, pág. 55.
112
Domínguez Aguila, “Consideraciones...”, pág. 137.
113
Idem.
DEL DAÑO EXTRACONTRACTUAL EN GENERAL 49
114 C. S., 9 de septiembre de 1946. Rev., t. 44, sec. 1ª, pág. 130.
50 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
115
C. S., 4 de agosto de 1933. Rev., t. 30, sec. 1ª, pág. 524.
116
C. de Santiago, 4 de septiembre de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 141. En
la que se traen a colación las págs. 43 y siguientes. de la obra Sujetos de la acción
de responsabilidad extracontractual, Editorial Jurídica de Chile, 1985, de la cual es
autor el profesor de la Universidad de Concepción don José Bidart Hernández.
117
C. S., 14 de diciembre de 1983. Rev., t. 80, sec. 1ª, pág. 128.
118
C. S., 9 de septiembre de 1946. Rev., t. 44, sec. 1ª, pág. 130.
119
C. de Santiago, 26 de diciembre de 1983. Rev., t. 80, sec. 4ª, pág. 151.
120
C. de Santiago, 11 de julio de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 88.
DEL DAÑO EXTRACONTRACTUAL EN GENERAL 51
121 C. S., 6 de junio de 1956. Rev., t. 53, sec. 4ª, pág. 68.
122 Sobre la ilicitud y el concubinato se puede consultar a Alvarez Núñez,
Carlos, “Algunas consideraciones doctrinarias, legales y jurisprudenciales sobre
el concubinato”, en Revista de Derecho, Universidad de Concepción, Nº 143,
1968, págs. 5 a 31; Bidart Hernández, ob. cit., págs. 66 a 75; Coñuecar Gómez,
José Hugo y León Lisboa, Ramón Luis, Estudio jurídico del concubinato, págs. 120 a
127, Seminario de Titulación, Universidad de Concepción, 1971, y Domínguez
Aguila, “Consideraciones...”, págs. 137 a 146, en donde examina las soluciones
que a este problema les han dado el derecho norteamericano y el francés.
123 Alvarez Núñez, art. cit., pág. 6.
52 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
130
A estos problemas hace referencia Domínguez Aguila, “Consideracio-
nes...”, págs. 139 y 143, aportando jurisprudencia extranjera al respecto.
131
Esta exigencia generalizada está presente, por ejemplo, en Alessandri
Rodríguez, ob. cit., págs. 213 y 214; Domínguez Aguila, “Consideraciones...”,
págs. 147 a 154; Orgaz, ob. cit., Nos 23 a 26, págs. 95 a 112; Tapia Suárez, ob. cit.,
Nos 123 a 128, págs. 158 a 165, y Zannoni, ob. cit., págs. 50 a 57.
132
C. S., 16 de octubre de 1954. Rev., t. 51, sec. 1ª, pág. 488, cons. 8º.
DEL DAÑO EXTRACONTRACTUAL EN GENERAL 55
143 En este sentido, C. S., 26 de noviembre de 1970. Rev., t. 67, sec. 1ª,
pág. 535, y C. Pedro Aguirre Cerda, 6 de octubre de 1986. Rev., t. 83, sec. 4ª,
pág. 248.
144 C. S., 26 de noviembre de 1970. Rev., t. 67, sec. 1ª, pág. 535.
145 Orgaz, ob. cit., pág. 97.
146 Domínguez Aguila, “Consideraciones...”, pág. 149.
58 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
147
Gatica Pacheco, Sergio, Aspectos de la indemnización de perjuicios por incum-
plimiento del contrato, Nº 67, págs. 89 y 90 y Nº 80 a 82, págs. 107 a 112, Editorial
Jurídica de Chile, 1959.
148
C. Pedro Aguirre Cerda, 6 de octubre de 1986. Rev., t. 83, sec. 4ª, pág. 248.
149
C. de Santiago., 26 de mayo de 1944. Rev., t. 41, sec. 2ª, pág. 41.
150
Domínguez Aguila, Ramón y Domínguez Benavente, Ramón, “Comenta-
rios de jurisprudencia”, en Revista de Derecho, Universidad de Concepción,
Nº 192, pág. 215.
151
C. S., 23 de mayo de 1977. Rev., t. 74, sec. 4ª, pág. 281, cons. 11.
DEL DAÑO EXTRACONTRACTUAL EN GENERAL 59
págs. 163 a 165; Domínguez Aguila, “Consideraciones...”, págs. 150 a 154, y Zan-
noni, ob. cit., Nos 24 a 25, págs. 73 a 86.
159 Domínguez Aguila, “Consideraciones...”, pág. 150.
DEL DAÑO EXTRACONTRACTUAL EN GENERAL 61
3.6.1. Principio
160
Domínguez Aguila, “Consideraciones...”, pág. 150.
161
Por ejemplo en lo que dice relación con la pérdida de la esperanza de
sobrevida o de la esperanza de sanar, tema trascendente al analizar la responsa-
bilidad civil médica. Al respecto véase Domínguez Aguila, “Consideraciones...”,
págs. 152 a 154.
162
En este sentido, Tapia Suárez, ob. cit.., Nos 129 a 131, págs. 165 a 168.
62 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
163 Al respecto véanse Alessandri Rodríguez, ob. cit., Nº 490, págs. 582 y 583,
El art. 410 del Código Penal dispone que en los casos de homi-
cidio (con excepción del infanticidio), lesiones o duelo, “el
ofensor, a más de las penas que en ellos se establecen, quedará
obligado:
1º A suministrar alimentos a la familia del occiso.
2º A pagar la curación del demente o imposibilitado para el
trabajo y a dar alimentos a él y a su familia.
3º A pagar la curación del ofendido en los demás casos de
lesiones y a dar alimentos a él y a su familia mientras dure la
imposibilidad para el trabajo ocasionada por tales lesiones.
Los alimentos serán siempre congruos tratándose del ofen-
dido, y la obligación de darlos cesa si éste tiene bienes suficien-
tes con que atender a su cómoda subsistencia y para
suministrarlos a su familia en los casos y en la forma que deter-
mina el Código Civil”.
La aplicación de esta disposición puede generar dificul-
tades en relación con el requisito del daño reparable en
análisis.
En efecto, es posible entender que las prestaciones a que
obliga este artículo tienen un carácter penal y no reparatorio,
desde que su pago lo impuso obligatoriamente el legislador
del ramo al señalar que el ofensor de ciertos delitos “quedará
obligado” a ellas. Nada obstaría, entonces, a que a éste se le
condene a una reparación por aplicación de las normas sobre
responsabilidad civil extracontractual, respecto de un daño
que en los hechos está o será resarcido total o parcialmente
por la vía de estas prestaciones, impuestas por el legislador
penal.
En tal sentido discurrió la Corte Suprema en fallo de 8 de
noviembre de 1971, decretando, conjuntamente con el pago
de la pensión alimenticia que contempla el Nº 1º del art. 410
del Código Penal, el pago de una suma de dinero como in-
demnización de perjuicios.170 Tuvo presente para ello que la
170
C. S., 8 de noviembre de 1971. Rev., t. 69, sec. 4ª, pág. 274.
64 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
171 C. S., 8 de noviembre de 1971. Rev., t. 69, sec. 4ª, pág. 274.
172 C. S., 21 de julio de 1975. Rev., t. 72, sec. 4ª, pág. 163.
DEL DAÑO EXTRACONTRACTUAL EN GENERAL 65
173
Zannoni, ob. cit., pág. 67.
174
Idem, pág. 67.
175
Idem, pág. 69.
176
Idem.
66 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
177 C. de Chillán, 5 de octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 2ª, pág. 85, cons. 41.
178 Zannoni, ob. cit., pág. 70.
179 Idem, pág. 72.
180 Alessandri Rodríguez, ob. cit., Nº 140, pág. 214.
181 Idem, pág. 215.
182 C. de Chillán, 5 de octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 2ª, pág. 85.
183 C. S., 24 de septiembre de 1943. Rev., t. 41, sec. 1ª, pág. 228. Un interesan-
184
C. S., 26 de agosto de 1941. Rev., t. 39, sec. 1ª, pág. 203.
185
C. de Concepción, 19 de agosto de 1965. Revista de Derecho y Ciencias
Sociales, Universidad de Concepción, Nº 136, pág. 85, cons. 50. En el mismo
sentido, C. S., 24 de octubre de 1968. Rev., t. 65, sec. 4ª, pág. 293.
68 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
186 C. S., 26 de agosto de 1941. Rev., t. 39, sec. 1ª, pág. 203.
187 Idem.
DEL DAÑO EXTRACONTRACTUAL EN GENERAL 69
188 C.Pedro Aguirre Cerda, 6 de octubre de 1986. Rev., t. 83, sec. 4ª, pág. 248.
189 C. de Concepción, 19 de agosto de 1965. Revista de Derecho y Ciencias
Sociales, Universidad de Concepción, Nº 136, pág. 85, cons. 57.
190 Alessandri Rodríguez, ob. cit., Nº 136, pág. 218.
70 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
191
Alessandri Rodríguez, ob. cit., Nº 142, pág. 219.
192
C. S., 27 de diciembre de 1954. Rev., t. 51, sec. 1ª, pág. 629.
193
C. Pedro Aguirre Cerda, 23 de enero de 1985. Rev., t. 82, sec. 5ª, pág. 67,
y Gaceta Jurídica, Nº 55, pág. 73.
DEL DAÑO EXTRACONTRACTUAL EN GENERAL 71
194 C. de Santiago, 29 de abril de 1992. Rev., t. 89, sec. 5ª, pág. 178.
195 Zannoni, ob. cit., pág. 73.
196 Eduardo Zannoni distingue tres criterios que se han usado para hacer
Sociales, Universidad de Concepción, Nº 136, pág. 85, cons. 53; en el mismo senti-
do se ha pronunciado la C. S. en las sentencias de 19 de noviembre de 1942 (Rev.,
t. 40, sec. 1ª, pág. 287), de 14 de abril de 1953 (Rev., t. 50, sec. 4ª, pág. 40), y de 16
de octubre de 1954 (Rev., t. 51, sec. 1ª, pág. 488). En todos estos casos se rechazan
las peticiones de indemnización de determinados perjuicios porque no existe la
relación de causalidad con el hecho ilícito, siendo meramente eventuales.
200 C. de Chillán, 5 de octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 2ª, pág. 85, cons. 39.
201 C. S., 3 de julio de 1951. Rev., t. 48, sec. 1ª, pág. 252.
202 Publicado en la Gaceta Jurídica Nº 162, pág. 58.
DEL DAÑO EXTRACONTRACTUAL EN GENERAL 73
206
Publicado en la Gaceta Jurídica Nº 162, pág. 58.
207
C. de Concepción, 19 de agosto de 1965. Revista de Derecho y Ciencias
Sociales, Universidad de Concepción, Nº 136, pág. 85, cons. 52.
208
C. Iquique, 13 de agosto de 1963. Rev., t. 60, sec. 4ª, pág. 374.
209
C. S., 14 de abril de 1953. Rev., t. 50, sec. 4ª, pág. 40.
210
Idem.
DEL DAÑO EXTRACONTRACTUAL EN GENERAL 75
211 Así, por ejemplo, véanse Alessandri Rodríguez, ob. cit., Nº 143, pág. 220,
cons. 16.
76 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
Los autores han dicho que el daño material puede ser de dos
clases: en las personas y en las cosas.223
Son daños materiales en las personas aquellos que “afectan
directamente a la personalidad física del hombre (comunica-
ción de una enfermedad contagiosa, pérdida de un ojo, atrofia
de una pierna, etc.)”.224 En tanto que serán daños materiales en
las cosas los que inciden sobre los objetos comprendidos en el
patrimonio de una persona, el cual integran en calidad de
bienes (deterioro de muebles o inmuebles, destrucción de do-
cumentos, etc.).225
Ambos tipos de daños materiales son igualmente repara-
bles y no se vislumbra otra razón para hacer esta distinción que
ser un resabio del derecho romano antiguo que “deslindaba el
daño que afectaba directamente las cosas (damnum) y el que
lesionaba la personalidad física de un hombre libre (injuria)”.226
En Chile el legislador habla genéricamente de “daño”, sin
hacer distingo alguno. Más aún, la ley contempla, expresamen-
te, la posibilidad de que daños en las personas sean reparados.
Así ocurre en los ejemplos que cita el art. 2329 del Código
Civil. Por su parte, define al dolo (fuente de responsabilidad
extracontractual) diciendo que es “la intención positiva de in-
ferir injuria a la persona o propiedad de otro” (art. 44). Refirién-
dose a esta última disposición, nuestra doctrina ha dicho que
no ve por qué “no ha de ocurrir lo mismo con el cuasidelito,
que, al igual que el delito, es también fuente de responsabili-
223 Así, por ejemplo, Alessandri Rodríguez, ob. cit., Nº 144, págs. 221 a 224, y
dad, tanto más cuanto el Código Penal castiga los delitos con-
tra las personas y contra la propiedad y, en materia de cuaside-
litos, casi exclusivamente los primeros”.227
Establecido lo anterior, no nos debe extrañar que la Corte
de Apelaciones de Santiago exprese que “el Código de Proce-
dimiento Penal reconoce al ofendido con el delito acción de
perjuicios en contra del ofensor, para recurrir ante el juez del
crimen que conoce del proceso, no sólo para obtener la reparación
de los daños causados en su persona física, sino también los causados
en las cosas que le pertenecen”. 228
En relación al daño material en las cosas, nuestros tribuna-
les sostienen que es reparable la pérdida, deterioro, sustrac-
ción o destrucción de cosa mueble o inmueble, corporal o
incorporal, y, en general, todo daño en los bienes, cualquiera
que sea su forma o naturaleza (competencia desleal, destruc-
ción de un instrumento probatorio, privación de aguas o de los
intereses estipulados).229
Por otro lado, la casuística jurisprudencial en relación a los
daños materiales en las personas hace reparable, entre otros, los
siguientes:
– La muerte de una persona. La que a su vez puede tradu-
cirse en daños emergentes (por ejemplo, gastos médicos y fu-
nerarios) o en un lucro cesante para las víctimas por repercusión.
Se ha dicho incluso que la muerte de un hombre significa
la destrucción de un capital capaz de producir riqueza, y que,
por consiguiente, debe estimarse, cuando menos, constitutivo
de un perjuicio semejante al que experimenta el beneficiario
de capitales que consisten en cosas; y mientras suele no opo-
nerse reparo jurídico al pago de valor total de las cosas en cuya
destrucción consisten los perjuicios –lo cual es justo–, es fre-
cuente, en cambio, que, con desprecio del respeto que se debe
al capital humano, se busque la exigüidad en la fijación de las
indemnizaciones derivadas de un hecho delictuoso que produ-
ce la muerte de una persona.230
231 C. S., 3 de julio de 1951. Rev., t. 48, sec. 1ª, pág. 252.
232 Idem.
233 C. S., 13 de junio de l946. Rev., t. 43, sec.1ª, pág. 495, y C. S., 8 de
sec. 1ª, pág. 681; C. S., 29 de septiembre de 1942. Rev., t. 40, sec. 1ª, pág. 212, y
C. S., 3 de agosto de 1948. Rev., t. 45, sec. 1ª, pág. 667.
237 Véase Cap. I, 2.2.
80 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
238
Alessandri Rodríguez, ob. cit., Nº 150, págs. 236 y 237; Somarriva Undu-
rraga, Manuel, Las obligaciones y los contratos ante la jurisprudencia, Nº 480, pág. 368,
2ª edición actualizada por Ramón Domínguez Benavente, Editorial Jurídica de
Chile, 1984.
239
En este sentido véase C. S., 8 de julio de 1935. Rev., t. 32, sec. 1ª, pág. 419.
Acorde con este criterio, la misma Corte resolvió que es cuestión jurídica someti-
da a su control la relativa a determinar si un daño es o no cierto (C. S., 24 de
septiembre de 1943. Rev., t. 41, sec. 1ª, pág. 228, con comentario favorable de
Arturo Alessandri Rodríguez en nota al pie).
240
En este sentido, Alessandri Rodríguez, ob. cit. Nº 150, pág. 235.
241
C. S., 26 de agosto de 1941. Rev., t. 39, sec. 1ª, pág. 203.
242
C. de Santiago, 10 de junio de 1969. Rev., t. 66, sec. 1ª, pág. 85, y C. de
Santiago, 17 de diciembre de 1981. Rev., t. 78, sec. 5ª, pág. 317.
CAPITULO II
1. CONCEPTO
1.1. I NTRODUCCIÓN
1.2.1. Enunciado
pág. 55, cons. 29. Otras afirmaciones de nuestros jueces en esta línea son las
siguientes: “El daño moral consiste en el dolor, la aflicción, el pesar que causa en
los sentimientos o afectos el hecho ilícito, ya sea en la víctima o en sus parientes
más cercanos” (C. de Santiago, 3 de junio de 1973. Rev., t. 70, sec. 4ª, pág. 65);
“el daño moral está representado por el dolor, aflicción y angustia que natural-
mente debe sufrir la víctima de un hecho ilícito” (C. Pedro Aguirre Cerda, 20 de
junio de 1989. Gaceta Jurídica Nº 108, pág. 82); “el daño moral consiste en los
dolores físicos, sufrimientos y angustias experimentados por la víctima” (C. de
Santiago, 16 de agosto de 1984. Rev., t. 81, sec. 4ª, pág. 140, cons. 1º); “el daño
moral consiste en el dolor, sufrimiento y molestias sufridas con ocasión de las
lesiones recibidas” (C. de Santiago, 21 de marzo de 1984. Rev., t. 81, sec. 4ª,
pág. 35); “el daño moral consiste en el dolor o pesar que a una persona irroga la
muerte de un ser querido y no en la privación de una ventaja o beneficio
pecuniario que de él recibiera” (C. S., 15 de diciembre de 1983, confirmando la
sentencia dictada por el juez del Segundo Juzgado de Concepción, don Guiller-
mo Silva G., el 7 de diciembre de 1982. Rev., t. 80, sec. 1ª, pág. 128).
3 Brebbia, Roberto H., El daño moral, Nº 34, pág 94, Editorial Bibliográfica
5
C. de Santiago, 25 de marzo de 1958. Rev., t. 56, sec. 4ª, pág. 195; repitien-
do las palabras de Alessandri Rodríguez, expresadas en ob. cit., Nº 143, pág. 220.
6
C. S., 26 de agosto de 1941. Rev., t. 39, sec. 1ª, pág. 203, y sentencia de la
jueza doña Carmen Miranda Parraguez, de 30 de septiembre de 1986. Gaceta
Jurídica Nº 105, pág. 20.
7
C. de Santiago, 12 de agosto de 1981. Rev., t. 78, sec. 4ª, pág. 120; en el
mismo sentido, C. S., 3 de julio de 1951. Rev., t. 48, sec. 1ª, pág. 252, y la misma
Corte en fallo de 14 de abril de 1954. Rev., t. 51, pág. 74.
8
C. de Santiago, 4 de septiembre de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 138.
9
C. S., 4 de mayo de 1948. Rev., t. 45, sec. 1ª, pág. 526; en idéntico sentido,
C. de Santiago, 11 de noviembre de 1947. Rev., t. 45, sec. 1ª, pág. 291, y C. de
Santiago, 17 de junio de 1960. Rev., t. 57, sec. 4ª, pág. 144, cons. 20.
10
Sobre el punto véase Cap. III, 2.2.
11
Alessandri Rodríguez, ob. cit., Nº 143, pág. 220.
84 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
1.2.2. Críticas
12
Al respecto véase Cap. II, 5.
13
Al respecto véase la enumeración de trabajos que sobre el punto realizó,
en Instituciones..., pág. 51.
14
Fueyo Laneri, Fernando, en comentario a la sentencia de la Corte de
Apelaciones de Santiago de 17 de septiembre de 1965, en Revista de Derecho
Privado Nº 6, sent. 38, pág. 53.
15
Brebbia, ob. cit., Nº 34, pág. 94.
16
Idem, Nº 34, pág. 95, citando a Recasens Siches.
DEL DAÑO MORAL EXTRACONTRACTUAL 85
1.3.1. Enunciado
pág. 93, cons. 8º. (Fallo redactado por Fernando Fueyo Laneri, y citado en Insti-
tuciones..., págs. 94 y 95).
86 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
20
C. Pedro Aguirre Cerda, 26 de diciembre de 1983. Gaceta Jurídica Nº 46,
pág. 93, cons. 8º (Fallo redactado por Fernando Fueyo Laneri, y citado en Insti-
tuciones..., págs. 94 y 95).
21
C. de Chillán, 5 de octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 2ª, pág. 85.
22
C. de Santiago, 26 de septiembre de 1990. Rev., t. 87, sec. 3ª, pág. 167, y
Gaceta Jurídica Nº 123, pág. 47. En el mismo sentido se pronunció la misma
Corte en fallo de 13 de marzo de 1985. Rev., t. 82, sec. 2ª, pág. 6.
23
Fueyo Laneri, “Instituciones...”, pág. 95. Véase además la misma obra,
págs. 11 a 46, en donde se refiere específicamente a la persona y los bienes y
derechos de la personalidad.
24
Aguiar Dias, José de, Tratado de la responsabilidad civil, t. II, Nº 226, pág. 377,
Editorial José M. Cajica, Jr., S.A., 1957.
DEL DAÑO MORAL EXTRACONTRACTUAL 87
1.3.2. Críticas
25
Brebbia, ob. cit., Nº 21, págs. 67 y 68.
26
Idem, Nº 29, pág. 84.
27
Idem, Nº 14, págs. 53 y 54.
28
Mazeaud y Tunc, ob. cit., vol. I, t. I, Nº 293, pág. 425.
88 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
29
En este sentido, Orgaz, ob. cit., Nº 6, págs. 40 a 44, y Cifuentes, “El daño...”,
págs. 401 y 402.
30
Véase Cap. I, 1.4.1 y 1.5.
31
Cifuentes, “El daño...”, pág. 400.
DEL DAÑO MORAL EXTRACONTRACTUAL 89
2.1. I NTRODUCCIÓN
32
De Cupis, Adriano, Il danno. Teoria generale della responsabilità civile, págs. 23
a 34, Dott. A. Giuffre-Editore, Milano, 1954, Ristampa inalterata.
33
Zannoni, ob. cit., Nº 86, pág. 290.
34
C. S., 16 de octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 4ª, pág. 424, cons. 17.
90 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
realiza un examen de las teorías que niegan reparación a los daños morales.
38 C. de Santiago, 9 de enero de 1947. Rev., t. 44, sec. 2ª, pág. 4.
DEL DAÑO MORAL EXTRACONTRACTUAL 91
39 Qué lejanas parecen hoy estas afirmaciones, más aún cuando entre noso-
tiene precio, y lo que se repara con el daño moral es el pretium doloris, el atenta-
do a los derechos o los intereses extrapatrimoniales –según sea la tesis que al
respecto se siga– que sufre la víctima, pero en ningún caso se asigna con él un
valor a la vida humana.
42 C. de Santiago, 14 de septiembre de 1990. Gaceta Jurídica Nº 123, pág. 45,
cons. 7º.
43 Alessandri Rodríguez, ob. cit., Nº 146, pág. 229, y Fueyo Laneri, Institucio-
44
Se ha dicho que la sentencia de 16 de diciembre de 1922 constituye “un
verdadero estudio del daño moral, y merece destacarse, porque su argumenta-
ción es casi la misma que enuncian los juristas para probar que, de conformidad
con nuestra legislación positiva, el daño moral es reparable” (Tapia Suárez, ob.
cit., Nº 142-b, págs. 186 y 187).
45
C. Pedro Aguirre Cerda, 26 de diciembre de 1983. Gaceta Jurídica Nº 46,
pág. 93, cons. 7º. En el mismo sentido, C. de Santiago, 8 de junio de 1943. Rev.,
t. 40, sec. 2ª, pág. 50; C. S., 11 de noviembre de 1947. Rev., t. 45, sec. 1ª, pág. 291,
y C. de Santiago, 3 de junio de 1973. Rev., t. 70, sec. 4ª, pág. 65.
96 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
C. S., 8 de septiembre de 1954. Rev., t. 51, sec. 4ª, pág. 182, C. de Santiago, 18 de
abril de 1980. Rev., t. 77, sec. 2ª, pág. 28; C. de Santiago, 10 de junio de 1983.
Rev. t. 80, sec. 2ª, pág. 54, y C. de Santiago, 13 de marzo de 1985, confirmando
sentencia del Cuarto Juzgado de Policía Local de Santiago de 4 de junio de
DEL DAÑO MORAL EXTRACONTRACTUAL 97
1984. Rev., t. 82, sec. 2ª, pág. 6, en donde se expresa que de los términos utiliza-
dos por el art. 2331 se ha desprendido que el legislador chileno “acepta la
existencia de otro daño distinto del daño emergente y lucro cesante, que no
puede ser otro que el daño moral”.
52 Véase, Cap. II, 6.
septiembre de 1954. Rev., t. 51, sec. 4ª, pág. 182; C. de Santiago, 10 de junio de
1983. Rev., t. 80, sec. 2ª, pág. 54, y C. de Santiago, 11 de octubre de 1984. Rev.,
t. 81, sec. 2ª, pág. 121.
55 También hacía alusión a este perjuicio el art. 20 de la Constitución Políti-
56
C. S., 16 de diciembre de 1922. Rev., t. 21, sec. 1ª, pág. 1053.
57
Pothier, Robert-Joseph, Tratado de las obligaciones, t. I, Nº 159, pág. 133,
tercera edición, Editorial Avaluce, Barcelona, s. f. En las págs. 133 a 152 analiza
el daño desde la óptica netamente económica.
DEL DAÑO MORAL EXTRACONTRACTUAL 99
58 Bello señala en una nota puesta al pie del art. 2329 que en este punto se
atentado hace nacer el daño moral) es una realidad que no se puede descono-
cer, repugnando la sola idea de que ellos puedan ser lesionados impunemente,
más aún cuando esos intereses son más trascendentes que los meramente mate-
riales, y a su protección debieran estar dirigidos los principales desvelos del
derecho. Así las cosas, no podemos sino celebrar los esfuerzos que hizo la juris-
prudencia en la búsqueda de los caminos que le permitieron arribar a solucio-
nes equitativas, no obstante las trabas legales.
100 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
como cuando se afirmó: “Esta indemnización (la del daño moral) la admite
nuestra jurisprudencia desde la segunda década del presente siglo dejándola
generalmente entregada a la prudencia y criterio de los jueces habiendo dado
los estudiosos del derecho ciertas pautas para la aludida indemnización” (C. de
Santiago 4 de septiembre de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 141); o: “La repara-
ción del daño moral o extrapatrimonial, en la responsabilidad extracontractual,
ha sido admitida por la doctrina y la jurisprudencia nacionales desde hace más
de medio siglo, abundando las sentencias que acceden tal reparación de modo
invariable” (C. Pedro Aguirre Cerda, 26 de diciembre de 1983. Gaceta Jurídica
Nº 46, pág. 93, cons. 6º).
61 Albaladejo, Manuel, “La jurisprudencia”, pág. 549, en Revista de Derecho
3. CONSAGRACION CONSTITUCIONAL
DEL DAÑO MORAL
3.1. I NTRODUCCIÓN
68 Sobre esto último véase Arce y Flórez-Valdés, Joaquín, El derecho civil consti-
74 Advertimos que el estudio del daño moral contractual desborda los lími-
tes del presente trabajo; por lo demás, él fue analizado por Leslie Tomasello
Hart en su obra El daño moral en la responsabilidad contractual (ya citada); por
Fernando Fueyo Laneri en Instituciones..., págs. 71 a 92, y en Cumplimiento...,
págs. 375 a 380. Un análisis jurisprudencial sobre la materia lo efectúan los
profesores Ramón Domínguez Aguila y Ramón Domínguez Benavente, en “Co-
mentarios de Jurisprudencia” (art. ya citado), Revista de Derecho, Universidad
de Concepción, Nº 193, págs. 159 a 163, y en “Comentarios de Jurisprudencia”,
en la misma Revista, Nº 196, págs. 155 a 160.
75 Nos estamos refiriendo al fallo de 20 de octubre de 1994 en que, resol-
77
C. S., 19 de marzo de 1991. Rev., t. 88, sec. 5ª, pág. 62.
78
C. de Chillán, 25 de abril de 1983. Gaceta Jurídica Nº 35, pág. 86.
108 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
4.1. I NTRODUCCIÓN
poderosos argumentos, los abogados Andrés Jana Linetzky y Juan Carlos Marín
González (Recurso de protección y contratos, págs. 128 a 132, Editorial Jurídica de
Chile, 1996).
81 C. de Santiago, 14 de septiembre de 1990. Gaceta Jurídica Nº 123, pág. 45,
cons. 3º.
82 Alessandri Rodríguez, ob. cit., Nº 146, págs. 224 y 225, y Tapia Suárez, ob.
83
Estas dos últimas situaciones equivalen a las dos formas de perjuicio moral
que reconoce la sentencia reseñada.
84
C. S., 3 de agosto de 1940. Rev., t. 38, sec. 1ª, pág. 239.
110 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
85 C.de Santiago, 26 de mayo de 1944. Rev., t. 41, sec. 2ª, pág. 41.
86 C.de Santiago, 3 de junio de 1973. Rev., t. 70, sec. 4ª, pág. 65.
87 Ciertamente por existir pretium doloris, pues hasta ahora, lamentablemen-
C. S., 31 de julio de 1947. Rev. t. 45, sec. 1ª, pág. 116; C. S., 23 de agosto de 1951.
Rev., t. 48, sec. 4ª, pág. 186; C. S., 13 de octubre de 1983. Rev., t. 80, sec. 4ª,
pág. 109, y C. de Santiago, 21 de marzo de 1984. Rev., t. 81, sec. 4ª, pág. 35.
89 C. de San Miguel, 23 de marzo de 1989. Gaceta Jurídica, Nº 107, pág. 108.
DEL DAÑO MORAL EXTRACONTRACTUAL 111
90
C. de Santiago, 23 de agosto de 1990. Gaceta Jurídica, Nº 122, pág. 68.
91
C. S., 10 de junio de 1969. Rev., t. 66, sec. 1ª, pág. 85.
92
C. de San Miguel, 13 de junio de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág 72.
93
C. de Santiago, 14 de septiembre de 1990. Gaceta Jurídica Nº 123, pág. 45,
cons. 3º. Al respecto véase Cap. II, 6.
112 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
94
C. S., 13 de junio de 1946. Rev., t. 43, sec. 1ª, pág. 495.
95
C. S., 3 de mayo de 1956. Rev. t. 53, sec. 4ª, pág. 88.
96
C. de Valparaíso, 2 de marzo de 1939. Gaceta de los Tribunales, 1940, t. I,
pág. 271, cons. 23.
97
Somarriva Undurraga, ob. cit., Nº 482, pág. 371 (en donde, además, se
pueden ver interesantes fallos anteriores a 1940).
DEL DAÑO MORAL EXTRACONTRACTUAL 113
como “daño moral puro” o “daño meramente moral” y cuya reparación fue más
controvertida, como lo demuestra la C. de Santiago, que en 1943 todavía afirma-
ba que “el cobro de indemnización por el ‘daño moral puro’ no es admisible en
derecho, porque no puede ser objeto ni causa real de una obligación de orden
patrimonial, como quiera que no es susceptible de apreciación en dinero, ni en
otras especies que pueden ser objeto de derecho” (C. de Santiago, 8 de junio de
1943. Rev. t. 40, sec. 2ª, pág. 50). En doctrina han existido autores que no acep-
tan la reparación del daño moral en esta situación; véase a este respecto Breb-
bia, ob. cit., Nº 43, págs. 111 a 113.
100 C. de Santiago, 5 de mayo de 1933. Rev., t. 32, sec. 1ª, pág. 10; citado por
5.1.1. Francia
5.1.3. España
104
Domínguez Aguila, “Consideraciones...”, pág. 160.
105
Idem, págs. 160 y 161.
106
Idem, pág. 161.
107
Idem, págs. 161 a 163.
108
Idem, pág. 164.
109
Idem, pág. 166.
116 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
dad del sujeto, muchos de los cuales son coincidentes con los
rubros antes mencionados.110
Jaime Santos Briz, uno de sus más influyentes autores sobre
la materia, al referirse al tema de “los derechos de la personali-
dad y la responsabilidad civil”, reconoce la existencia de daños
por atentados al estado civil, al derecho a la propia imagen, al
honor, a los derechos sobre el cuerpo humano y a la esfera
privada y secreta de la persona.111
5.1.4. Argentina
110
Domínguez Aguila, “Consideraciones...”, págs. 157 y 158. Sobre la repara-
ción del daño moral en el derecho español véase, además, Santos Briz, ob. cit.,
t. I, págs. 164 a 173.
111
Santos Briz, ob. cit., t. I, págs. 188 a 210.
112
Al respecto véase Brebbia, ob. cit., Nos 104 a 116, págs. 223 a 269, en donde
hace un detallado análisis de cada una de estas categorías de perjuicios morales.
DEL DAÑO MORAL EXTRACONTRACTUAL 117
113
Específicamente sobre los daños a este derecho véase Alterini, Jorge H.,
“Daños al derecho autoral”, págs. 785 a 794, en Derecho de daños, segunda parte.
114
Zannoni, ob. cit., Nos 103 a 120, págs 349 a 439.
115
Zavala de González, Matilde M., “Daños derivados de discriminaciones
injustas”, págs. 117 a 133, en Derecho de daños, segunda parte.
118 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
5.2.2. Doctrina
116
Ver Cap. II, 6.
117
Véase Cap. II, 3.3.
118
Ni Orlando Tapia Suárez ni Arturo Alessandri Rodríguez en sus clásicas y
ya citadas obras se refieren al punto.
119
Domínguez Aguila, “Consideraciones...”, págs. 154 a 168.
120
Sobre los diversos derechos de la personalidad reconocidos por Fernan-
do Fueyo Laneri véase su obra Instituciones..., págs. 28 y 29.
DEL DAÑO MORAL EXTRACONTRACTUAL 119
5.2.3. Jurisprudencia
124
C. S., 23 de agosto de 1951. Rev., t. 48, sec. 4ª, pág. 186.
125
C. de Temuco, 29 de junio de 1972. Rev., t. 69, sec. 4ª, pág. 66.
126
C. de Santiago, 8 de agosto de 1983. Rev., t. 80, sec. 4ª, pág. 90.
DEL DAÑO MORAL EXTRACONTRACTUAL 121
127
C. S., 13 de octubre de 1983. Rev., t. 80, sec. 4ª, pág. 109.
128
C. de Santiago, 11 de octubre de 1984. Rev., t. 81, sec. 2ª, pág. 121.
129
C. S., 7 de mayo de 1947. Gaceta de los Tribunales, 1er sem., 1947, pág. 283.
130
C. S., 3 de agosto de 1940. Rev., t. 38, sec. 1ª, pág. 239.
122 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
5.2.4. Conclusiones
trabajo bajo el sugerente nombre de “Responsabilidad civil por lesión a los dere-
chos de la personalidad”, en el cual analiza la protección civil de algunos de ellos,
como son el derecho a la intimidad, a la propia imagen, a la propia identidad, al
honor y dentro de éste el caso particular del derecho al honor profesional frente a
demandas judiciales abusivas (en Derecho de daños, segunda parte, págs. 161 a 202).
134 En este sentido se ha dicho que “la reparación de los perjuicios extrapa-
138 En este sentido, C. S., 26 de agosto de 1941. Rev., t. 39, sec. 1ª, pág., 203;
C. de Santiago, 18 de abril de 1980. Rev., t. 77, sec. 2ª, pág. 28, y C. de Santiago,
10 de junio de 1983. Rev., t. 80, sec. 2ª, pág. 54.
139 Es de esta opinión Alessandri Rodríguez, ob. cit., Nº 147, pág. 231.
140 El antiguo art. 34 de la Ley 16.643 también aceptaba la indemnización
cons. 18; C. de Santiago, 26 de octubre de 1957. Rev., t. 55, sec. 4ª, pág. 171, y C.
de Santiago, 14 de enero de 1963. Rev., t. 60, sec., 4º, pág. 47.
DEL DAÑO MORAL EXTRACONTRACTUAL 125
148
C. S., 15 de diciembre de 1983. Rev., t. 80, sec. 1ª, pág. 128.
149
Idem.
150
Esta aseveración no presenta discusiones, y por ello creemos inoficioso
citar fallos en tal sentido; al respecto sólo véanse los múltiples casos de daño
moral que hemos citado a raíz de hechos ilícitos que no han ocasionado la
muerte de una persona.
128 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
1er semestre, pág. 232; sentencia que fue analizada en Cap. I, 3.4.3.
155 Bidart Hernández, ob. cit., Nº 13.4, pág. 65.
DEL DAÑO MORAL EXTRACONTRACTUAL 129
pág. 813, caso en el cual se procedió a indemnizar a una persona del daño moral
sufrido a consecuencia de la muerte de su hermano, pero se declaró la improce-
dencia de lo que cobraba a nombre de la viuda del occiso y de sus hijos menores
“porque aquél no estableció que los representase”. Sin embargo, en otra ocasión
se acogió la demanda de indemnización de daños morales formalizada por la
demandante actuando “por sí y por su hijo” menor, bastando para ello acreditar
su calidad de madre (C. S., 12 de agosto de 1981. Rev., t. 78, sec., 4ª, pág. 120).
159 En este sentido, Mazeaud y Tunc, ob. cit., t. II, vol. 2, Nos 1878-18, 1879,
1884, 1890 y 1894; De Cupis, ob. cit., pág. 32, citando en idéntico sentido a
Fischer y Antolisei; Orgaz, ob. cit., Nº 81, pág. 275, y “La lesión del patrimonio
moral”, en Derecho de daños, págs. 251 a 254, y Cifuentes, “El daño...”, en Derecho
de daños, págs. 393 a 413.
160 Así, Alessandri Rodríguez, ob. cit., Nº 393, págs. 475 a 477; Bidart Her-
nández, ob. cit., Nº 31.2, especialmente págs. 168 y 169; Fueyo Laneri, Institucio-
nes..., págs. 119 y 120, y Cumplimiento..., págs. 368 y 369, y Domínguez Aguila y
Domínguez Benavente, “Comentarios...”, en Revista de Derecho, Universidad de
Concepción, Nº 190, págs. 148 a 151.
130 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
rios...”, recién aludido, pág. 151, nota 15; autora que estima que la persona
jurídica no puede reivindicar la protección de su vida privada, pero sí del secre-
to de sus negocios.
163 C. de Concepción, 2 de noviembre de 1989, autos rol 697-89. Revista de
165
Domínguez Aguila y Domínguez Benavente, “Comentarios...”, en Revista
de Derecho, Universidad de Concepción, Nº 190, pág. 150.
166
C. S., 7 de mayo de 1992, Recurso de queja rol 1.073. Citado por Domín-
guez Aguila y Domínguez Benavente en “Comentarios...”, recién citado, pág. 149,
y en Rev., t. 89, sec. 1ª, pág. 41.
167
En este sentido, Domínguez Aguila y Domínguez Benavente, “Comen-
tarios...”, recién citado, pág. 150; Fueyo Laneri, Instituciones..., pág. 120, y Or-
gaz, ob. cit., Nº 71, pág. 275, aunque para este último autor, razonando sobre
el C. C. argentino, es necesario que los hechos causantes del daño moral
constituyan delitos del derecho criminal; exigencia que no corresponde hacer-
la entre nosotros.
168
Mazeaud y Tunc, ob. cit., t. II, vol. 2, Nº 1878-18, pág. 481.
132 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
1 Véanse a este respecto C. S., 8 de julio de 1935. Rev., t. 32, sec. 1ª, pág. 419;
C. S., 8 de julio de 1953. Rev., t. 50, sec. 4ª, pág. 89; C. de Santiago 27 de marzo
de 1980. Rev., t. 77, sec. 4ª, pág. 38, cons. 6º , y C. de Santiago, 26 de septiembre
de 1990. Rev., t. 87, sec. 3ª, pág. 167, y Gaceta Jurídica Nº 123, pág. 47. Si bien
este capítulo está destinado al estudio de la prueba de los daños extracontrac-
tuales, consignaremos que en el ámbito contractual de la responsabilidad civil
los jueces han exigido con firmeza la acreditación de los perjuicios. En tal
sentido se resuelve que “La prueba del daño es esencial para su admisión judi-
cial a los fines del resarcimiento, ya que disponer la indemnización de un daño
inexistente constituiría una fuente de enriquecimiento indebido a costa de otros,
enriquecimiento que la ley no tolera ni ampara” (cons. 3º del voto de minoría
que emitiera el ministro Sr. Marcos Libedinsky en fallo de la Corte de Santiago
de 26 de enero de 1989. “Jurisprudencia al día”, t. II, pág. 1031).
2 C. S., 27 de septiembre de 1968. Rev., t. 65, sec. 4ª, pág. 241.
134 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
3
Cuarto Juzgado de Policía Local de Santiago, 30 de noviembre de 1987,
confirmado por la C. de Santiago, 15 de marzo de 1989. Gaceta Jurídica Nº 105,
pág. 46, cons. 11.
4
La C. Pedro Aguirre Cerda, en fallo de 11 de diciembre de 1986, recono-
ció expresamente esto último citando palabras de Alessandri Rodríguez (Rev.,
t. 83, sec. 2ª, pág. 110).
5
Mazeaud y Tunc, ob. cit., t. II, vol. 2, Nº 1.681, pág. 293.
6
Idem.
7
C. S., 23 de mayo de 1977. Rev., t. 74, sec. 4ª, pág. 281, y F. M. Nº 222,
pág. 108.
DE LA PRUEBA DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 135
2 de julio de 1955. Rev., t. 52, sec. 4ª, pág. 156, y C. de Santiago, 27 de marzo de
1980. Rev., t. 77, sec. 4ª, pág. 38, cons. 6º.
9 C. S., 27 de septiembre de 1968, confirmando sentencia de la C. de Con-
cepción de 21 de octubre de 1967. Rev., t. 65, sec. 4ª, pág. 241; C. de San Miguel,
8 de agosto de 1989. Rev., t. 86, sec. 4ª, pág. 73; sentencia dictada por la jueza
doña Carmen Miranda Parraguez el 30 de septiembre de 1986, confirmada por
la C. de Santiago el 15 de marzo de 1988 y por la C. S. el 22 de marzo de 1989.
Gaceta Jurídica Nº 105, pág. 20, y C. de San Miguel, 7 de abril de 1992. Gaceta
Jurídica Nº 143, pág. 85. La solución ha sido similar en relación a la desvaloriza-
ción de un bien como especie de daño emergente; al respecto véase C. de
Santiago, 5 de mayo de 1987. Rev., t. 84, sec. 2ª, pág. 62.
10 C. de Santiago, 26 de mayo de 1944. Rev., t. 41, sec. 2ª, pág. 41; C. de
Concepción, 2 de julio de 1955. Rev., t. 52, sec. 4ª, pág. 156; C. S., 27 de septiem-
bre de 1968, confirmando sentencia de la C. de Concepción de 21 de octubre de
1967. Rev., t. 65, sec. 4ª, pág. 241; C. S., 16 de octubre de 1978. Rev., t. 75, sec. 4ª,
pág. 594; C. Pedro Aguirre Cerda, 6 de octubre de 1986. Rev., t. 83, sec. 4ª,
pág. 248; C. de San Miguel, 2 de diciembre de 1988. Rev., t. 85, sec. 4ª, pág. 191;
C. de Punta Arenas, 13 de junio de 1989. Gaceta Jurídica Nº 108, pág. 84; C. de
San Miguel, 20 de junio de 1989. Gaceta Jurídica Nº 108, pág. 82, y C. de Santia-
go, 4 de septiembre de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 138.
11 Así, por ejemplo, no obstante que se había probado que el occiso desem-
sec. 4ª, pág. 191, y la misma Corte en fallo de 8 de agosto de 1989. Rev., t. 86,
sec. 4ª, pág. 73. Nuestros jueces han dicho expresamente que el demandante
debe acreditar el monto del daño material; al respecto véanse, por ejemplo, C. S.,
8 de julio de 1953. Rev., t. 50, sec. 4ª, pág. 89; C. S., 19 de julio de 1960. Rev.,
t. 57, sec. 4ª, pág. 155, y C. de Santiago, 26 de septiembre de 1990. Rev., t. 87,
sec. 3ª, pág. 167, y Gaceta Jurídica Nº 123, pág. 47.
14 Alessandri Rodríguez, ob. cit., Nº 424, págs. 514 y 515.
15 En este sentido, C. S., 14 de junio de 1954, confirmando sentencia de la
C. de Santiago de 6 de abril de 1953. Rev., t. 51, sec. 1ª, pág. 384; C. S., 24 de
octubre de 1968. Rev., t. 65, sec. 4ª, pág. 293; C. S., 21 de enero de 1988. Rev.,
t. 85, sec. 4ª, pág. 1 (en relación al daño emergente); C. S., 23 de mayo de 1977.
Rev., t. 74, sec. 4ª, pág. 281, especialmente cons. 11 (en relación al lucro cesan-
te); C. de Punta Arenas, 7 de abril de 1993. Revista de Derecho Universidad de
Concepción, Nº 192, pág. 214 , y C. de Santiago, 8 de noviembre de 1994. Gace-
ta Jurídica Nº 173, pág. 138. La C. Pedro Aguirre Cerda dio cuenta expresa de
esta tendencia judicial, en fallo de 11 de diciembre de 1986, citando fallos
publicados en la Rev., t. 16, sec. 1ª, pág. 169; t. 43, sec. 1ª, pág. 18, t. 44, sec. 1ª,
pág. 450; t. 51, sec. 1ª, pág. 176, y t. 62, sec. 1ª, pág. 379 (C. Pedro Aguirre Cer-
da, 11 de diciembre de 1986. Rev., t. 83, sec. 2ª, pág. 110).
DE LA PRUEBA DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 137
16
Al respecto véase Cap. IV, 2.8.
17
Domínguez Aguila y Domínguez Benavente, “Comentarios...”, en Revista
de Derecho Universidad de Concepción, Nº 192, pág. 215.
18
C. de Concepción, 19 de agosto de 1965. Revista de Derecho y Ciencias
Sociales, Universidad de Concepción, Nº 136, pág. 85, cons. 58 y 61. En el mis-
mo sentido, C. S., 20 de junio de 1934. Rev., t. 31, sec. 1ª, pág. 462.
19
Mazeaud y Tunc, ob. cit., t. II, vol. 2, Nº 1.702, pág. 305.
138 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
20 C. de Temuco, 29 de junio de 1972. Rev., t. 69, sec. 4ª, pág. 66, y sentencia
de primera instancia.
23 C. de San Miguel, 20 de junio de 1989. Gaceta Jurídica Nº 108, pág. 82,
sec. 4ª, pág. 191 (sólo en lo que dice relación con la existencia del daño), y C. de
San Miguel, 8 de agosto de 1989. Rev., t. 86, sec. 4ª, pág. 73.
25 En este sentido, C. S., 21 de enero de 1988. Rev., t. 85, sec. 4ª, pág. 1.
26 C. S., 18 de junio de 1958. Rev., t. 55, sec. 1ª, pág. 133.
27 Sentencia del Cuarto Juzgado Civil de Santiago de 14 de agosto de 1979,
1982. Rev., t. 79, sec. 4ª, pág. 22, y C. de Santiago, 9 de marzo de 1987. Gaceta
Jurídica Nº 81, pág. 48.
DE LA PRUEBA DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 139
Sociales, Universidad de Concepción, Nos 148-149, pág. 99, y Rev., t. 66, sec. 4ª,
pág. 203 , y C. S., 6 de noviembre de 1981. Rev., t. 78, sec. 5ª, pág. 326.
34 C. de San Miguel, 23 de marzo de 1989. Gaceta Jurídica Nº 107, pág. 108,
36 Por ejemplo, C. S., 23 de mayo de 1977. Rev., t. 74, sec. 1ª, pág. 281, y
F. M. Nº 222, pág. 108; C. S., 19 de julio de 1990. Gaceta Jurídica Nº 121, pág. 58,
confirmando la sentencia de primer grado, y C. de Santiago, 8 de noviembre de
1994. Gaceta Jurídica Nº 173, pág. 138.
37 C. S., 23 de mayo de 1977. F. M. Nº 222, pág. 108.
y otros que establecen el tiempo por el cual dejarán de recibirse los primeros.
En este sentido, C. de Santiago, 26 de noviembre de 1962. Rev., t. 60, sec. 4ª,
pág. 32; C. S., 8 de septiembre de 1971. Rev., t. 68, sec. 4ª, pág. 221; C. S., 20 de
junio de 1975. Rev., t. 72, sec. 4ª, pág. 160; C. S., 23 de mayo de 1977. Rev., t. 74,
sec. 4ª, pág. 281, y F. M. Nº 222, pág. 108, y C. S., 6 de noviembre de 1981. Rev.,
t. 78, sec. 5ª, pág. 326.
39 C. S., 6 de noviembre de 1981. Rev., t. 78, sec. 5ª, pág. 326 (acordes estas
2.1. I NTRODUCCIÓN
sentido, siguiendo la tesis del pretium doloris, se señala que “el dolor que origina
el daño moral no hace indispensable la prueba de este último” (C. de Santiago,
11 de julio de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 88). La situación no varía cuando se
concibe al perjuicio moral como un atentado a los derechos extrapatrimoniales,
por cuanto se ha dicho que “la demostración de la transgresión o agravio del
derecho subjetivo importa al mismo tiempo la prueba de la existencia del daño
moral” siendo “indiferentes para su existencia las repercusiones de orden psíqui-
co que el agravio originaría en el individuo que lo sufre. Sea que se exprese en
dolor, sufrimiento, aflicción, incomodidad u otras penalidades” (C. de Santiago,
13 de marzo de 1985. Rev., t. 82, sec. 2ª, pág. 6); de la misma manera se pronun-
cia esta Corte en fallos de 26 de septiembre de 1990. Rev. t. 87, sec. 3ª, pág. 167,
y Gaceta Jurídica Nº 123, pág. 47; y de 12 de mayo de 1992. Gaceta Jurídica
Nº 143, pág. 103.
142 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
Se constata que:
a) En muchos casos nuestros tribunales entienden que existe daño moral
sólo por ocurrir el hecho ilícito, no siendo necesarias pruebas al respecto. Así
acontece en caso de lesiones,48 injurias,49 sodomía50 e incluso tra-
tándose del delito contemplado en el art. 9º del D. L. 2.695.51
para la víctima directa el verse afectada por dolores, sufrimientos y angustias consti-
tutivas de daño moral (pretium doloris), sin necesidad de que existan pruebas que
precisamente constaten estos efectos. En este sentido se pueden citar, por ejemplo,
C. S., 23 de agosto de 1951. Rev., t. 48, sec. 4ª, pág. 186; C. de Concepción, 19 de
agosto de 1965. Revista de Derecho y Ciencias Sociales, Universidad de Concepción,
Nº 136, pág. 85, cons. 84 (fallo en el cual se trajeron a colación, además, las particu-
lares circunstancias en que el hecho ilícito aconteció); C. S., 11 de junio de 1970.
Rev. t. 67, sec. 4ª, pág. 212 (sentencia en la que se afirma que, dada la naturaleza
eminentemente subjetiva de los daños morales, “para determinar su existencia no
pueden aplicarse las mismas reglas que para la determinación de los daños materia-
les, constituidos por hechos tangibles y materiales”, por lo que, según el parecer de
los sentenciadores, es “indudable” que la víctima de un cuasidelito de lesiones “ha
sufrido” a raíz de él un daño moral consistente en “dolores y privaciones”), C. de
Temuco, 19 de julio de 1972. Rev., t. 69, sec. 4ª, pág. 91; C. S., 13 de octubre de 1983.
Rev., t. 80, sec. 4ª, pág. 109; C. de Santiago, 11 de octubre de 1984. Rev., t. 81, sec. 2ª,
pág. 121; C. Pedro Aguirre Cerda, 11 de julio de 1984. Rev., t. 81, sec. 4ª, pág. 173; C.
de San Miguel, 20 de junio de 1989. Gaceta Jurídica Nº 108, pág. 82; C. de Santiago,
23 de octubre de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 159, y C. de Santiago, 28 de agosto de
1992. Gaceta Jurídica Nº 146, pág. 68.
49 A este respecto la C. S. indicó que “la injuria, en sí, configura un daño
acreditó por testigos que antes del accidente el demandante “era una persona
jovial, alegre, llena de optimismo y muy entusiasta en el ejercicio de su profesión
y que la pérdida de su mano derecha con la consiguiente deformidad física e
incapacidad de trabajo que han llevado a la miseria de su hogar, se ha deprimi-
do moralmente, transformándose en un hombre huraño y apático, lo que consti-
tuye un daño moral” (C. S., 11 de julio de 1947. Rev., t. 45, sec. 1ª, pág. 116).
144 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
Se constata que:
a) Se presume que han sufrido un daño moral por el solo hecho de ser
cónyuge o parientes de la víctima directa de ciertos delitos o cuasidelitos.
Es lo que ocurre en caso de muertes. 59 Así, por ejemplo,
58 En este sentido, C. S., 16 de diciembre de 1933. Rev., t. 31, sec. 1ª, pág. 145,
sec. 4ª, pág. 38 (indemnizándose a los padres y hermano natural del occiso);
C. de Concepción, 2 de julio de 1955. Rev., t. 52, sec. 4ª, pág. 156 (indemnizán-
dose a la cónyuge del occiso); C. de Concepción, 19 de agosto de 1965. Revista
de Derecho y Ciencias Sociales, Universidad de Concepción, Nº 136, pág. 85
(aunque allí también depusieron testigos); C. S., 27 de mayo de 1966. Rev., t. 63,
sec. 4ª, pág. 129 (indemnizándose a los padres del occiso); C. S., 24 de octubre
de 1968. Rev., t. 65, sec. 4ª, pág. 293 (indemnizándose a la cónyuge e hijos de la
víctima); C. S., 23 de enero de 1969. Rev., t. 66, sec. 4ª, pág. 21 (indemnizándose
a los padres del occiso); C. S., 29 de enero de 1970. Rev., t. 67, sec. 4ª, pág. 6;
C. S., 12 de agosto de 1981. Rev., t. 78, sec. 4ª, pág. 120 (indemnizándose a la
cónyuge e incluso al hijo póstumo del occiso, desde que, acreditados el matrimonio
y la calidad de hijo, “resulta, pues, establecido el carácter de perjudicados por el
cuasidelito de homicidio”); C. S., 15 de diciembre de 1983. Rev., t. 80, sec. 1ª,
pág. 128 (respecto de los hijos de la víctima, aun cuando en el caso en verdad
DE LA PRUEBA DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 145
parecía difícil que se pudiera haber producido tal perjuicio. Sobre esta sentencia
véanse los comentarios hechos por Fernando Fueyo Laneri, en “Instituciones...”,
pág. 115, y por Ramón Domínguez Aguila, en “Consideraciones...”, pág. 156,
nota 131); C. S., 26 de diciembre de 1983. Rev., t. 80, sec. 4ª, pág. 151 (en que se
señaló que establecido el carácter de hermanos naturales del occiso, “surge el
derecho o titularidad de la acción de los primeros para demandar la indemniza-
ción del daño moral que le fuera ocasionado”), y Juzgado de Arica, 27 de
diciembre de 1989, confirmado por la C. S. el 27 de junio de 1991. F. M. Nº 391,
pág. 234 (indemnizándose a los padres y hermanos del occiso). Aunque es nece-
sario destacar que en otro caso la C. de Santiago, difiriendo de lo anterior,
señaló que la mera circunstancia de acreditar el parentesco legítimo de herma-
na de la ofendida no autoriza para reclamar indemnización por daño moral, si
no se acredita un vínculo afectivo entre ambas, o alguna otra circunstancia, tal
como haber vivido juntas, que se visiten con frecuencia, que cuidara de la ofen-
dida durante su enfermedad o alguna otra que permita presumir el daño moral
que se invoca (C. de Santiago, 8 de agosto de 1983. Rev., t. 80, sec. 4ª, pág. 90).
60 C. de Santiago, 14 de septiembre de 1990. Gaceta Jurídica Nº 123, pág. 45.
61 C. S., 15 de diciembre de 1983. Rev., t. 80, sec. 1ª, pág. 128.
62 Idem.
63 C. de San Miguel, 8 de agosto de 1989. Rev., t. 86, sec. 4ª, pág. 73 (en la
Estos son:
a) La existencia del daño moral debe ser probada por quien alegue
haberlo sufrido (el actor). No existen daños morales evidentes, ni
aun respecto de víctimas directas, por cuanto todo daño es ex-
cepcional y de aplicación restrictiva, no escapando a estas carac-
terísticas el de índole moral. Su existencia, por ende, deberá ser
acreditada no obstante las dificultades que ello pueda generar.65
La propia jurisprudencia, en un fallo que no sentó escuela,
dijo que la indemnización del daño moral debe acordarse “si
se acredita que aquellas personas (los demandantes) han sufri-
do real y efectivamente un dolor profundo y verdadero”.66
b) Con la prueba que se rinda al respecto deberá acreditarse:
i) Que se cumplen todos los demás presupuestos o requisi-
tos de la responsabilidad civil extracontractual (capacidad de-
lictual o cuasidelictual, dolo o culpa y relación de causalidad),
los que deben concurrir, se hayan causado perjuicios materia-
les o morales;67
ii) Que existe un daño moral, lo que a su vez implica esta-
blecer que a raíz del hecho ilícito se produjo un dolor o sufri-
miento o un atentado a un interés o derecho extrapatrimonial
de la víctima, según sea la concepción que se tenga de él.
Debe tenerse presente que se ha resuelto que para calificar
de daños morales “las lesiones y menoscabos a los sentimientos
pág. 106.
DE LA PRUEBA DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 147
68
C. de Santiago, 5 de noviembre de 1991. Rev., t. 88, sec. 2ª, pág. 136.
69
En este sentido, Fueyo Laneri, Instituciones..., pág. 107.
70
La C. de San Miguel ha sido clara en sostener que este deber de convic-
ción de los jueces rige también tratándose del daño moral (C. de San Miguel, 26
de diciembre de 1983. Gaceta Jurídica Nº 46, pág. 93).
148 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
71
C. de Santiago, 29 de marzo de 1951. Rev., t. 48, sec. 4ª, pág. 32.
72
Idem.
DE LA PRUEBA DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 149
73
Fueyo Laneri, Instituciones..., pág. 115.
74
Domínguez Aguila, “Consideraciones...”, págs. 155 y 156, especialmente
notas 127 y 131.
75
Alessandri Rodríguez, ob. cit., Nº 384, pág. 464.
76
C. de Santiago, 26 de septiembre de 1990. Rev., t. 87, sec. 3ª, pág. 167, y
Gaceta Jurídica Nº 123, pág. 47.
CAPITULO IV
1. IDEAS PRELIMINARES
intentarse ante el juez que conozca del proceso penal las acciones civiles que
persigan la reparación de los efectos patrimoniales que las conductas de los
procesados por sí mismas hayan causado o que puedan atribuírseles como con-
secuencias próximas o directas, de modo que el fundamento de la respectiva
acción civil obligue a juzgar las mismas conductas que constituyen el hecho
punible objeto del proceso penal”. Sobre acción civil en el proceso penal véase
Domínguez Puig, María Gabriela, Las acciones civiles en el proceso penal (Estudio
crítico de jurisprudencia. Chile 1940-1966), Carlos E. Gibbs A., Santiago, Chile,
s. f., aunque escrita antes de las reformas recientes al Código de Enjuiciamiento
Criminal en la materia.
4 C. S., 6 de noviembre de 1972. Rev., t. 69, sec. 4ª, pág. 181.
5 Idem.
6 Idem.
7 C. de Santiago, 30 de agosto de 1950. Gaceta de los Tribunales, 2º sem. de
do, C. S., 27 de julio de 1921. Rev., t. 21, sec. 1ª, pág. 26.
11 C. S., 16 de octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 4ª, pág. 424, cons. 21.
154 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
12
Tapia Suárez, ob. cit., Nº 168, pág. 214.
13
De Angel Yagüez, Ricardo, La responsabilidad civil, pág. 321, 2ª edición,
Publicaciones Universidad de Deusto, Bilbao, 1989.
14
Tapia Suárez, ob. cit., Nº 170, pág. 215.
15
Mazeaud y Tunc, ob. cit., t. III, vol. 1, Nº 2.302, pág. 480.
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 155
16
Idem, t. III, vol. 1, Nº 2.303, pág. 481.
17
Así sucederá en la mayoría de los casos de daños en las personas y de
daños materiales que impliquen la destrucción definitiva de una cosa, sea ésta
total o parcial.
18
Como ocurre cuando el daño causado a la víctima es el resultado del acto
ejecutado por una persona que se encuentra autorizada para ello, sea por dispo-
sición legal, sea por una autoridad administrativa (Tapia Suárez, ob. cit., Nº 171,
pág. 217).
19
Alessandri Rodríguez, ob. cit., Nº 440, pág. 534.
20
Mazeaud y Tunc, ob. cit., t. III, vol. 1, Nº 2.302, pág. 480.
21
Zannoni, ob. cit., Nº 64, pág. 222.
22
En este sentido, C. S., 9 de enero de 1969. Rev., t. 66, sec. 4ª, pág. 13.
23
Se ha dicho que se utiliza el dinero porque éste es una común medida de
valores que permite al afectado procurarse el equivalente que juzgue adecuado
(Mazeaud y Tunc, ob. cit., t. III, vol. 1, Nº 2.321, pág. 502).
156 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
28 C. S., 16 de octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 4ª, pág. 424, cons. 21.
29 Idem.
30 En este sentido, C. S., 13 de septiembre de 1913. Rev., t. 12, sec. 1ª, pág. 68.
2.2.1. Enunciado
les, 2º sem. de 1950, pág. 509; C. de Iquique, 13 de agosto de 1963. Rev., t. 60,
sec. 4ª, pág. 374; C. de Chillán, 5 de octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 2ª, pág. 85,
cons. 34; C. S., 26 de noviembre de 1970. Rev., t. 67, sec. 1ª, pág. 535; C. S., 6 de
noviembre de 1972. Rev., t. 69, sec. 4ª, pág. 181; C. S., 29 de mayo de 1973. Rev.,
t. 70, sec. 4ª, pág. 61; C. S., 25 de abril de 1973. Rev., t. 70, sec. 4ª, pág. 51; C. de
Concepción, 8 de julio de 1974. Rev., t. 71, sec. 4ª, pág. 226; C. S., 18 de marzo
de 1976. F. M. Nº 208, pág. 25; C. S., 7 de mayo de 1980. Rev., t. 77, sec. 4ª,
pág. 63; C. Pedro Aguirre Cerda, 17 de septiembre de 1982. Rev., t. 79, sec. 4ª,
pág. 227; C. S., 27 de octubre de 1983. Rev., t. 80, sec. 4ª, pág. 121, y C. S., 9 de
mayo de 1984. Rev., t. 81, sec. 4ª, pág. 67. En muchas otras sentencias se alude a
este principio para fundamentar la admisión del reajuste de las indemnizaciones
por daños extracontractuales, al respecto véanse Cap. IV, 2.5.2.5. y mismo
Cap., 3.5.1.
160 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
44 C. S., 10 de enero de 1985. Rev., t. 82, sec. 4ª, pág. 4. En el mismo sentido
véanse, C. de Santiago, 9 de mayo de 1985. Rev., t. 82, sec. 4ª, pág. 151, y C. S., 10
de octubre de 1985. Rev., t. 82, sec. 4ª, pág. 240.
45 C. S., 16 de octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 4ª, pág. 424.
46 C. de Temuco, 29 de junio de 1972. Rev., t. 69, sec. 4ª, pág. 66, cons. 13.
47 Domínguez Aguila, “Consideraciones...”, págs. 136 y 137.
48 Al respecto véase Cap. I, 1.4.1.
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 161
49
Al respecto véase Cap. I, 3.
50
Al respecto véanse Cap. IV, 2.5.2.8. y mismo Cap. 3.5.2.
51
C. de Chillán, 5 de octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 2ª, pág. 85, cons. 39.
52
Al respecto véase Alessandri Rodríguez, ob. cit., Nº 454, pág. 545.
162 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
53 C. de Chillán, 5 de octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 2ª, pág. 85, cons. 39;
C. S., 16 de octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 4ª, pág. 424, cons. 24, y C. de
Temuco, 29 de junio de 1972. Rev., t. 69, sec. 4ª, pág. 66, citando a Alessandri
Rodríguez.
54 A la condena a pagar daños se le han atribuido distintas funciones en
F. M. Nº 259, pág. 168. En este sentido véanse, además, Domínguez Aguila, “Con-
sideraciones...”, pág. 133, y Alessandri Rodríguez, ob. cit., Nº 455, pág. 546, espe-
cialmente, notas 5 y 6, en donde allega interesante jurisprudencia anterior a
1940, como, por ejemplo, Rev., t. 21, sec. 1ª, pág. 1053, cons. 23; Rev., t. 22, sec. 1ª,
pág. 912, cons. 10; Rev., t. 25, sec. 1ª, pág. 501, cons. 6º; Rev., t. 31, sec. 1ª, pág. 144,
cons. 6º.
60 Véase Domínguez Aguila, “Consideraciones...”, pág. 157, nota 133, en don-
de, dada la enorme disparidad de criterios para fijar indemnizaciones ante idén-
ticos perjuicios, llega a tildar la situación de “justicia al ojo”.
61 C. de Santiago, 14 de septiembre de 1990. Gaceta Jurídica Nº 123, pág. 45.
La misma Corte, en fallo de 4 de septiembre de 1991 (Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 141),
siguiendo las palabras de Fernando Fueyo Laneri, consideró expresamente la
gravedad del hecho ilícito para determinar el monto de la reparación del daño
moral.
164 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
62 C.de Chillán, 5 de octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 2ª, pág. 85, cons. 39.
63 C.S., 20 de junio de 1975. F. M. Nº 199, pág. 72.
64 Véase Cap. I, 7.
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 165
los términos del art. 1556 del Código Civil65 permite sostener
que esa disposición rige respecto de todo tipo de obligaciones,
sean o no contractuales.66
En esta línea nuestro máximo tribunal sostuvo que aunque
no existe en el Título XXXV del Libro IV del Código Civil una
regla semejante a la contenida en el art. 1556 de su texto,
sobre ser indemnizables tanto el daño emergente como el lu-
cro cesante, razonando a pari se debe convenir que ningún
inconveniente se divisa para que aquel principio –no el precepto
que lo contiene– tenga también aplicación en el ámbito extra-
contractual, de manera que la indemnización de los daños
materiales extracontractuales comprenda los perjuicios emer-
gentes y los provenientes del lucro cesante.67
En otro fallo la misma Corte reitera que el art. 1556, aunque
está referido a las obligaciones contractuales, “se limita a sentar
un principio de carácter general que obliga a decidir que de no
indemnizarse ambos tipos de perjuicios, la reparación sería in-
completa”.68 Conclusión que se reafirma al contemplar el
art. 2331, disposición que demuestra que el legislador manejó
los conceptos de daño emergente y lucro cesante en el
Título XXXV del Libro IV del Código Civil.
Así las cosas, resulta claro que en materia extracontractual
han de repararse estos dos rubros de perjuicios materiales: el
daño emergente y el lucro cesante. Y en ello concuerdan auto-
res69 y jueces.70
mismo sentido, C. S., 27 de junio de 1961. Rev., t. 58, sec. 1ª, pág. 204; C. de
Concepción, 19 de agosto de 1965. Revista de Derecho y Ciencias Sociales,
Universidad de Concepción, Nº 136, pág. 85, cons. 55, y C. de Chillán, 5 de
octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 2ª, pág. 85, cons. 35.
67 C. S., 28 de julio de 1987. Rev., t. 84, sec. 5ª, pág. 217, cons. 10.
68
C. S., 26 de noviembre de 1970. Rev., t. 67, sec. 1ª, pág. 535. En el mismo
sentido, C. S., 27 de junio de 1961. Rev., t. 58, sec. 1ª, pág. 204, y C. S., 19 de
diciembre de 1962. Rev., t. 59, sec. 1ª, pág. 469 (aunque a raíz de un juicio sobre
responsabilidad contractual).
69 Al respecto véanse, Alessandri Rodríguez, ob. cit., Nº 457, pág. 547, y
pág. 204; C. S., 19 de diciembre de 1962. Rev., t. 59, sec. 1ª, pág. 469, y C. S., 26
de noviembre de 1970. Rev., t. 67, sec. 1ª, pág. 535.
C. S., 26 de noviembre de 1970. Rev., t. 67, sec. 1ª, pág. 535; C. S., 4 de enero de
1971. Rev., t. 68, sec. 1ª, pág. 1, cons. 2º; C. S., 23 de mayo de 1977. Rev., t. 74,
sec. 4ª, pág. 281, y C. Pedro Aguirre Cerda, 6 de octubre de 1986. Rev., t. 83,
sec. 4ª, pág. 248.
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 167
mismo sentido, C. de Santiago, 12 de agosto de 1942. Rev., t. 40, sec. 2ª, pág. 33;
C. S., 24 de junio de 1980. Rev., t. 77, sec. 4ª, pág. 95, y F. M. Nº 259, pág. 168.
81 C. de Concepción, 19 de agosto de 1965. Revista de Derecho y Ciencias
Sociales, Universidad de Concepción, Nº 136, pág. 85, cons. 63. Al respecto este
fallo cita al autor Antonio M. Borrel y Soler (Derecho Civil Español, t. III, pág. 608)
168 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
84 C.de Santiago, 7 de diciembre de 1984. Rev., t. 81, sec. 4ª, pág. 266.
85 Lo mismo ha dicho la jurisprudencia, por ejemplo, en C. S., 14 de abril de
1953. Rev., t. 50, sec. 4ª, pág. 40.
86 Tapia Suárez, ob. cit., Nº 201, pág. 242.
87 Consideramos correcto el afirmar que en materia delictual y cuasidelic-
tual civil las partes no han podido prever las consecuencias del ilícito, pero ello
bien pudo haberlo hecho el autor. Sin embargo, esto último no tendrá mayor
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 169
importancia, desde que él siempre deberá responder de todos los perjuicios que
causó y que sean una consecuencia necesaria y directa de su actuar, sólo que en
dicho evento “su culpa es únicamente más grave, su responsabilidad más cierta”
(Mazeaud y Tunc, ob. cit., t. III, vol. 1, Nº 2.370, pág. 562).
de estas acciones los jueces del trabajo. Véase, por ejemplo, C. S., 13 de agosto
de 1991. Rev., t. 88, sec. 3ª, pág. 71. Aunque no se ha debatido judicialmente,
somos de la idea de que en muchos casos, dentro de los daños morales a que
alude esta norma, se podrán incluir los perjuicios estéticos, como categoría
específica, diversa del pretium doloris.
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 171
95
En este sentido, Alessandri Rodríguez, ob. cit. Nº 461, págs. 553 y 554; en
donde cita gran cantidad de autores en apoyo a sus dichos (véase especialmente
nota 1, pág. 554).
96
En este sentido, Alessandri Rodríguez, ob. cit., Nº 462, pág. 554.
97
Al respecto véase Alessandri Rodríguez, ob. cit., Nº 462, notas 3, 4 y 5.
98
C. de Valparaíso, 18 de junio de 1976 (especialmente cons. 22). Citada
por Jorge López Santa María, Obligaciones y contratos ante la inflación, Nº 56,
págs. 124 a 127, Editorial Jurídica de Chile, 2ª edición, 1980.
172 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
iii. Excepciones
Nuestros jueces han dicho que sólo por mandato legal la repa-
ración puede ser superior o inferior al daño realmente sufrido
por la víctima.101 Los casos en que ello se puede presentar
serán objeto de nuestro estudio.
99
C. Pedro Aguirre Cerda, 20 de junio de 1989. Gaceta Jurídica Nº 108,
pág. 82.
100
C. S., 4 de enero de 1971. Rev., t. 68, sec. 1ª, pág. 1 (aunque no queda
claro si efectivamente esos restos quedaron en poder del actor; y, en caso afirma-
tivo, cuál era su valor).
101
C. S., 29 de noviembre de 1968. Rev., t. 65, sec. 4ª, pág. 323, cons. 10.
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 173
102 Cuya vigencia entre nosotros ha sido reconocida también por la jurispru-
104 Idem, pág. 253 (véase en especial nota 68 de la citada obra de este
autor).
105 Alessandri
Rodríguez, ob. cit., Nº 465, pág. 556.
106
El pago de estos derechos ha sido catalogado de daño emergente. Al
respecto véase C. S., 5 de diciembre de 1963. Rev., t. 60, sec. 4ª, pág. 563. No
obstante lo dicho, es del caso consignar que en una oportunidad nuestra C. S.
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 175
señaló que los derechos de aduana que determina el Arancel Aduanero, son
“sólo un antecedente que debe servir al tribunal para fijar la real indemnización
que se deba al que ha sufrido el daño”, agregando que en estos procesos “al
ejercitarse la acción civil de indemnización de perjuicios no se están cobrando
los derechos de aduana (...) sino aquella indemnización que permita al que ha
sufrido el perjuicio reponer la situación al mismo estado que existía antes de
cometerse el delito” (C. S., 4 de abril de 1973. Rev., t. 70, sec. 4ª, pág. 39, y F. M.
Nº 173, pág. 43).
pág. 93. En el mismo sentido, C. S., 21 de abril de 1961. Rev., t. 58, sec. 4ª,
pág. 74; C. S., 11 de junio de 1963. Rev., t. 60, sec. 4ª, pág. 269; C. S., 12 de abril
de 1972. Rev., 69, sec. 4ª, pág. 25, y C. S., 25 de abril de 1973. Rev., t. 70, sec. 4ª,
pág. 51.
108 C. de Iquique, 18 de junio de 1953. Rev., t. 50, sec. 4ª, pág. 81. En el
mismo sentido, C. de Iquique, 12 de marzo de 1958. Rev., t. 55, sec. 4ª, pág. 23, y
C. de Iquique, 5 de abril de 1960. Rev., t. 57, sec. 4ª, pág. 137.
176 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
109
En este sentido, C. S., 27 de noviembre de 1965. Rev., t. 62, sec. 1ª,
pág. 445, y C. S., 6 de noviembre de 1972. Rev., t. 69, sec. 4ª, pág. 181. En doctri-
na es de la misma idea Zannoni; véase ob. cit., Nº 29, pág. 108.
110
C. S., 9 de enero de 1969. Rev., t. 66, sec. 4ª, pág. 13; confirmando fallo
de la C. de Santiago.
111
Mayores explicaciones sobre esta materia se encuentran en Cap. IV, 2.6 y
mismo Cap., 3.6.
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 177
2.3.1. Enunciado
112 C. S., 4 de noviembre de 1971. Rev., t. 68, sec. 4ª, pág. 270. En el mismo
sentido, C. S., 27 de septiembre de 1972. Rev., t. 69, sec. 4ª, pág. 155.
113 En este sentido, C. S., 9 de enero de 1969. Rev., t. 66, sec. 4ª, pág. 13, y
C. S., 9 de mayo de 1984. Rev., t. 81, sec. 4ª, pág. 67. Implícitamente están en
esta línea C. S., 14 de junio de 1945. Rev., t. 43, sec. 1ª, pág. 26, y C. de Santiago,
10 de enero de 1953. Rev., t. 50, sec. 2ª, pág. 11.
114 C. S., 21 de agosto de 1974. F. M. Nº 189, pág. 152. En el mismo sentido,
mismo sentido, C. S., 19 de julio de 1973. Rev., t. 70, sec. 4ª, pág. 77, cons. 13.
178 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
Seis años antes esta Corte había consignado que “al fijarse el
monto de la indemnización debe considerarse exclusivamente
el daño sufrido por la víctima en sí misma”.119 Somos de la idea
de que con este pronunciamiento el tribunal supremo está acep-
tando que el perjuicio se avalúe in concreto, esto es ateniéndose a
la situación personal de la víctima, sin que el autor del perjuicio
pueda pretender eximirse de su obligación de reparar todo el
perjuicio sosteniendo que otro habría sufrido menos.120
119 C. S., 29 de noviembre de 1968. Rev., t. 65, sec. 4ª, pág. 323, cons. 10.
120 Al respecto véase Mazeaud y Tunc, ob. cit., t. III, vol. 1, Nº 2.392, pág. 588.
121 Alessandri Rodríguez, ob. cit., Nº 473, pág. 562.
122 C. S., 29 de septiembre de 1942. Rev., t. 40, sec. 1ª, pág. 212.
123 Alessandri Rodríguez, ob. cit., Nº 473, pág. 564.
124 Véase Cap. IV, 2.3.4.
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 179
125 C. de Temuco, 29 de junio de 1972. Rev., t. 69, sec. 4ª, pág. 66.
126 C. S., 29 de noviembre de 1968. Rev., t. 65, sec. 4ª, pág. 323.
127 Mazeaud y Tunc, ob. cit., t. III, vol 1, Nº 2.396, pág. 590.
128 López Santa María, Jorge, “La posición económica de la víctima y del
autor del daño como elemento para la fijación del monto de la indemnización”,
en Revista de Ciencias Jurídicas Nº 1, Valparaíso, 1971, págs. 95 a 103.
129 Letelier Lazo, Néstor, Ensayo crítico de la jurisprudencia en materia de respon-
ejemplos de ello.
180 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
131 Así, por ejemplo, véanse, C. S., 24 de junio de 1984. Rev., t. 77, sec. 4ª,
pág. 95; C. S., 13 de octubre de 1983. Rev., t. 80, sec. 4ª, pág. 109, y C. de San
Miguel, 20 de junio de 1989. Gaceta Jurídica Nº 108, pág. 82.
132 C. de Santiago, 26 de noviembre de 1962. Rev., t. 60, sec. 4ª, pág. 32.
133 C. S., 26 de noviembre de 1962. Rev., t. 60, sec. 4ª, pág. 32.
134 Así, por ejemplo, véanse C. de Santiago, 10 de abril de 1961. Rev., t. 58,
sec. 4ª, pág. 58, y C. S., 4 de enero de 1971. Rev., t. 68, sec. 1ª, pág. 1.
135 C. S., 23 de mayo de 1977. Rev., t. 74, sec. 1ª, pág. 281, y F. M. Nº 222,
pág. 108; C. S., 21 de enero de 1988. Rev., t. 85, sec. 4ª, pág. 1, y C. de Santiago, 8
de noviembre de 1994. Gaceta Jurídica Nº 173, pág. 138. En este último y muy
reciente fallo, su considerando 1º deja establecido que con el mérito de las
declaraciones de testigos “se encuentra suficientemente acreditado en autos que
a consecuencia de la colisión materia de autos el automóvil (...) de propiedad
del querellante resultó con diferentes daños en su parte trasera, los que se
advierten en las fotografías no objetadas agregadas” en el expediente, y su consi-
derando 2º concluye que “si bien en autos no se encuentra acreditado el monto
al cual ascenderían los perjuicios materiales sufridos por el automóvil de la
actora, habiéndose establecido fehacientemente la naturaleza de dichos daños,
esta Corte se encuentra en situación de apreciar prudencialmente su valor, el
que se estima en una suma ascendente a la fecha del presente fallo a $...”, sobre
el particular véase también, Cap. III, 1.2.
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 181
136 C. S., 23 de mayo de 1977. Rev., t. 74, sec. 4ª, pág. 281, y F. M. Nº 199,
pág. 79. En el mismo sentido, C. S., 20 de junio de 1975. Rev., t. 72, sec. 4ª,
pág. 160, y C. de Santiago, 10 de enero de 1984. Gaceta Jurídica Nº 44, pág. 71
(aunque allí no se hacen mayores análisis sobre por qué se fijó en una determi-
nada suma el monto del lucro cesante).
137 C. Pedro Aguirre Cerda, 14 de marzo de 1988. Rev., t. 85, sec. 4ª, pág. 26.
138 C. S., 4 de enero de 1971. Rev., t. 68, sec. 1ª, pág. 1.
139 C. de Santiago, 26 de mayo de 1944. Rev., t. 41, sec. 2ª, pág. 41.
140 Sentencia de la jueza titular de Santiago doña Carmen Miranda Parra-
141 Alessandri
Rodríguez, ob. cit., Nº 473, pág. 564.
142 VéaseCap. III, 1.1.
143 Véase Cap. I, 3.5.
144 En este punto véase Domínguez Aguila y Domínguez Benavente, “Co-
pág. 79.
151 C. de Punta Arenas, 7 de abril de 1993. Extractado y comentado por
154 Así opinan en general Eduardo Zannoni, ob. cit., Nos 72 a 84, págs. 243 a
285 (en especial véase la nota 2 de la pág. 244, en donde cita abundante juris-
prudencia en apoyo a esta tesis) y Orgaz, ob. cit., Nos 43 y 44, págs. 163 a 171.
155 En este sentido Mazeaud y Tunc, en ob. cit., t. III, vol. 1, Nº 2.405 a 2.425,
págs. 613 a 655; y Marty, Gabriel y Raynaud, Pierre, Droit Civil, t. II, vol. 1, Nº 515,
pág. 563, Libraire du Recueil Sirey, Paris, 1962. La jurisprudencia francesa des-
pués de un comienzo vacilante adopta esta postura, particularmente a partir de
1942; al respecto véase Mazeaud y Tunc, ob. cit., t. III, vol. 1, págs. 633 a 638.
156 Al respecto véase a Santos Briz, ob. cit., t. I, pág. 320, nota 321.
157 Idem, t. I, págs. 320 a 321.
158 C. S., 16 de octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 4ª, pág., 424, cons. 22. En el
mismo sentido C. S., 29 de noviembre de 1977. Rev., t. 74, sec. 4ª, pág. 314 y F.
M., Nº 228, pág. 346; C. S., 7 de noviembre de 1978. Rev., t. 75, sec. 4ª, pág. 601,
y C. de Santiago, 8 de noviembre de 1994. Gaceta Jurídica Nº 173, pág. 138.
186 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
159 En este sentido, C. S., 1º de julio de 1971. Rev., t. 68, sec. 4ª, pág. 137,
cons. 13, y C. S., 6 de noviembre de 1972. Rev., t. 69, sec. 4ª, pág. 181.
160 Alessandri Rodríguez, ob. cit., Nº 475, pág. 566.
161 Gesche Müller, Bernardo, Jurisprudencia dinámica, Nº 25, pág. 54, Edito-
el cómputo de las sumas adeudadas por lucro cesante desde el momento en que
se dejó de percibir el ingreso en el patrimonio de la víctima.
188 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
168
Al operar de esta manera se puede decir que el juez realiza una “función
profética”, puesto que “sintetiza una serie de datos fácticos del pasado para
proyectarlos al futuro” (Zannoni, ob. cit, Nº 80, pág. 277).
169
C. S., 16 de octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 4ª, pág. 424, cons. 20.
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 189
170 C. S., 16 de octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 4ª, pág. 424, cons. 20.
171 Idem.
190 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
172
Alessandri Rodríguez, ob. cit. Nº 476, pág. 567. El cual fue citado por la
C. S. en fallo de 16 de octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 4ª, pág. 424.
173
C. S., 16 de octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 4ª, pág. 424, cons. 20.
174
Alessandri Rodríguez, ob. cit. Nº 478, pág. 569 y Ducci Claro, ob. cit.,
Nº 306, pág. 194.
175
Nos referimos a estos dos escritos, por cuanto pensamos que será el
demandante quien invoque las agravaciones del daño en su demanda, en tanto
que se referirá a las disminuciones el demandado cuando conteste ese escrito.
176
Mazeaud y Tunc, ob. cit., t. III, vol. 1, Nº 2.412-2, págs. 619 y 620.
177
En este sentido se ha fallado que no cabe considerar en la sentencia que
resuelve una demanda reparatoria los gastos en que incurrió el actor después de
trabada la litis, y ello no obstante que pudieran ser consecuencia de las lesiones
que produjo el hecho ilícito (C. S., 24 de marzo de 1981, confirmando sentencia
de primer grado. Rev., t. 78, sec. 5ª, pág. 35).
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 191
de tener derecho” (C. S., 11 de diciembre de 1937. Rev., t. 35, sec. 1ª, pág. 238,
citada por Gaete Fuenzalida, Andrés Esteban, en Reflexiones sobre la cosa juzgada,
pág. 104, Seminario de Titulación para optar al grado de Licenciado en Ciencias
Jurídicas y Sociales, Universidad de Concepción, 1985).
179 Mazeaud y Tunc, ob. cit., t. I, vol. 1, Nº 229, pág. 323.
180 Idem, t. III, vol. 1, Nº 2.406, pág. 614.
181 Idem, t. I, vol. 1, Nº 227, págs. 321 a 323.
182 Santos Briz, ob. cit., t. I, págs. 320 y 321.
183 De Angel Yagüez, ob. cit., págs. 324 a 327.
184 Véanse sentencias analizadas por De Angel Yagüez, Ricardo, ob. cit.,
185 Mazeaud y Tunc, ob. cit., t. III, vol. 1, Nº 2.406, pág. 614.
186 Véase Cap. IV, 2.4.
187 C. S., 16 de octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 4ª, pág. 424, cons. 20.
188 Los tribunales han repetido que la inflación es un hecho público y noto-
te inflación, el dilatar los juicios por parte de los demandados, a objeto de, en
definitiva, abonar un valor menor al que en verdad estaban obligados.
194 Así, véanse, C. S., 4 de abril de 1973. Rev., t. 70, sec. 4ª, pág. 39, y F. M.
Nº 173, pág. 43, y C. S., 16 de octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 4ª, pág. 424,
cons. 30.
194 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
págs. 55 a 100.
198 C. S. , 4 de agosto de 1976. F. M. Nº 213, pág. 191.
199 C. de Santiago, 15 de abril de 1981. Rev., t. 78, sec. 4ª, pág. 33.
200 C. de Concepción, 27 de mayo de 1969. Revista de Derecho y Ciencias
Sociales, Universidad de Concepción, Nos 148-149, pág. 99, y Rev., t. 66, sec. 4ª,
pág. 203.
201 En doctrina existen tendencias contrarias a la reajustabilidad en el ámbito
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 195
Sociales, Universidad de Concepción, Nos 148-149, pág. 99, y Rev., t. 66, sec. 4ª,
pág. 203.
198 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
207 C. S., 16 de octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 4ª, pág. 424, con comentario
211 C.S., 16 de octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 4ª, pág. 424, cons. 26.
212 Innumerables sentencias acuden al principio de la reparación integral o
completa (arts. 2314 y 2329 del Código Civil) para fundamentar el pago de
reajustes en materia extracontractual; en este sentido: C. S., 16 de octubre de
1970. Rev., t. 67, sec. 4ª, pág. 424 (en especial véase el voto disidente del aboga-
do integrante Pedro Jesús Rodríguez); C. de Temuco, 29 de junio de 1972. Rev.,
t. 69, sec. 4ª, pág. 66; C. S., 27 de septiembre de 1972. Rev., t. 69, sec. 4ª, pág. 155;
C. S., 4 de abril de 1973. Rev., t. 70, sec. 4ª, pág. 39, y F. M. Nº 173, pág. 43; C. S.,
25 de abril de 1973. Rev., t. 70, sec. 4ª, pág. 51; C. S., 29 de mayo de 1973. Rev.,
t. 70, sec. 4ª, pág. 61; C. S., 19 de julio de 1973. Rev., t. 70, sec. 4ª, pág. 77; C. S., 3
de septiembre de 1974. Rev., t. 71, sec. 4ª, pág. 266, y F. M. Nº 190, pág. 185; C.
S., 8 de enero de 1975. F. M. Nº 194, pág. 306; C. S., 23 de enero de 1975. F. M.
Nº 194, pág. 292; C. S., 17 de junio de 1975. Rev., t. 72, sec. 4ª, pág. 157; C. S. 30
de septiembre de 1976. F. M. Nº 214, pág. 225; C. S., 14 de abril de 1977. F. M.
Nº 221, pág. 67; C. S., 7 de mayo de 1980. Rev., t. 77, sec. 4ª, pág. 63; C. S., 27 de
octubre de 1983. Rev., t. 80, sec. 4ª, pág. 121; C. S., 10 de enero de 1985. Rev.,
t. 82, sec. 4ª, pág. 4, y F. M. Nº 314, pág. 798; C. de Santiago, 9 de mayo de 1985.
Rev., t. 82, sec. 4ª, pág. 151; C. S., 10 de octubre de 1985. Rev., t. 82, sec. 4ª,
pág. 240, y C. de Santiago, 4 de noviembre de 1991. Gaceta Jurídica Nº 137,
pág. 81.
213 C. S., 23 de enero de 1975. F. M. Nº 194, pág. 292. En el mismo sentido
falló esta Corte el 17 de junio de 1975 (Rev., t. 72, sec. 4ª, pág. 157) y el 31 de
octubre de 1975 (F. M. Nº 203, pág. 217).
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 203
214 C. S., 27 de octubre de 1983. Rev., t. 80, sec. 4ª, pág. 121.
215 C. S., 6 de noviembre de 1972. Rev., t. 69, sec. 4ª, pág. 181.
216 Gesche Müller, ob. cit., Nº 8, págs. 23 y 24. Si bien esta distinción fue
hecha por la doctrina y jurisprudencia alemanas; este autor cree que está conte-
nida también en nuestro derecho (ob. cit., Nº 37, págs 74 a 76).
217 C. de Valparaíso, 18 de junio de 1976. Citado por López Santa María, en
i. Fecha de inicio
Desde los siguientes instantes la jurisprudencia nacional ha
iniciado el computo del reajuste de las sumas fijadas como
indemnización de daños materiales extracontractuales:
a) Desde la fecha de la comisión del hecho ilícito. Así, se
ha empezado a reajustar desde la fecha de la comisión, eje-
dad que contempla la ley chilena, pág. 42, Seminario de Titulación, Universidad de
Concepción, 1991. En este trabajo se analiza además la metodología de cálculo
del I.P.C., págs. 42 y 43.
206 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
221 C. S., 4 de abril de 1973. Rev., t. 70, sec. 4ª, pág. 39, y F. M. Nº 173,
pág. 43; C. S. 25 de abril de 1973. Rev., t. 70, sec. 4ª, pág. 51; C. S., 29 de mayo de
1973. Rev., t. 70, sec. 4ª, pág. 61; C. S., 19 de julio de 1973. Rev., t. 70, sec. 4ª,
pág. 77 (indicándose al pie de esta sentencia que con fecha 26 de septiembre de
1973, este tribunal falló en el mismo sentido en causa rol Nº 18.372); C. S., 18 de
marzo de 1976. Rev., t. 73, sec. 4ª, pág. 125, y F. M. Nº 208, pág. 25; C. Pedro
Aguirre Cerda, 17 de septiembre de 1982. Rev., t. 79, sec. 4ª, pág. 227; C. S., 9 de
mayo de 1984. Rev., t. 81, sec. 4ª, pág. 67; C. S., 10 de enero de 1985. Rev., t. 82,
sec. 4ª, pág. 4, y F. M. Nº 314, pág. 798; C. de Santiago, 9 de mayo de 1985. Rev.,
t. 82, sec. 4ª, pág. 151; C. de Santiago, 25 de junio de 1986. Rev., t. 83, sec. 4ª,
pág. 155; C. de Santiago, 4 de noviembre de 1991. Gaceta Jurídica Nº 137, pág. 81
(en donde además se expresa que “la obligación de indemnizar nace al perpe-
trarse el hecho ilícito respectivo y tal resarcimiento ha de ser total y completo, lo
que no se conseguiría si el reajuste se otorga a contar de la fecha de dictación
del fallo, ocurrida años después”), y C. de San Miguel, 23 de junio de 1992. Rev.,
t. 89, sec. 4ª, pág. 172.
222 C. de Concepción, 8 de julio de 1974. Rev., t. 71, sec. 4ª, pág. 226; C. S.,
este fallo se haya establecido que en lo relativo al lucro cesante el reajuste debe
comenzar a computarse desde la época en que se dejaron de percibir los valores
para incrementar a la sazón su patrimonio, es decir desde que se produjo). En el
mismo sentido, C. S., 23 de enero de 1975. F. M. Nº 194, pág. 292.
226 C. de San Miguel, 23 de marzo de 1989. Gaceta Jurídica Nº 107, pág. 108.
227 C. S., 6 de noviembre de 1972. Rev., t. 69, sec. 4ª, pág. 181.
228 C. S., 6 de octubre de 1976. F. M. Nº 215, pág. 254; C. S., 14 de abril de
1980. Rev., t. 77, sec. 4ª, pág. 88 (habla de notificación de la “acción civil”); C. S.,
13 de octubre de 1983. Rev., t. 80, sec. 4ª, pág. 109; C. S., 27 de octubre de 1983.
Rev., t. 80, sec. 4ª, pág. 121; C. de Santiago, 30 de diciembre de 1985. Rev., t. 82,
sec. 2ª, pág. 129, y C. de Santiago, 5 de mayo de 1987. Rev., t. 84, sec. 2ª, pág, 62.
230 C. S., 23 de mayo de 1977. F. M. Nº 222, pág. 108.
231 C. de Temuco, 29 de junio de 1972. Rev., t. 69, sec. 4ª, pág. 66.
232 C. S., 19 de julio de 1990. Gaceta Jurídica Nº 121, pág. 58.
233 C. S., 3 de diciembre de 1987. F. M. Nº 349, pág. 871, confirmando sen-
de 1980. Rev., t. 77, sec. 4ª, pág. 95, y C. de Santiago, 28 de mayo de 1992. Gaceta
Jurídica Nº 143, pág. 99.
235 C. S., 11 de abril de 1977. F. M. Nº 221, pág. 66 (rebajándolos); C. de
Santiago, 18 de junio de 1990. Rev., t. 87, sec. 4ª, pág. 103 (aumentándolos); C. S.,
7 de noviembre de 1978. Rev., t. 75, sec. 4ª, pág. 601 (cuyo cons. 6º señala que en
la sentencia el tribunal aprecia en forma equitativa los daños “y los actualiza a fin
de ajustarlos en forma prudencial y razonable” , lo que implica que en ese mo-
mento el juez hace una “actualización mental”, previa a la que opera en base al
I.P.C.), y C. de Santiago, 8 de noviembre de 1994. Gaceta Jurídica Nº 173, pág. 138.
236 C. S., 10 de enero de 1990. Rev., t. 87, sec. 1ª, pág. 1.
237 C. S., 13 de enero de 1992. F. M. Nº 398, pág. 871.
208 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
238 C. S., 6 de noviembre de 1972. Rev., t. 69, sec. 4ª, pág. 181.
239 C. de Temuco, 29 de junio de 1972, Rev., t. 69, sec. 4ª, pág. 66.
240 C. S., 27 de septiembre de 1972. Rev., t. 69, sec. 4ª, pág. 155.
241 C. S., 6 de octubre de 1976. F. M. Nº 215, pág. 254, y C. S., 14 de abril de
1977. F. M. Nº 221, pág. 67 (en lo que dice relación con la desvalorización del
automóvil siniestrado).
242 C. S., 25 de abril de 1973. Rev., t. 70, sec. 4ª, pág. 51; C. S., 29 de mayo de
1973. Rev., t. 70, sec. 4ª, pág. 61; C. S., 19 de julio de 1973. Rev., t. 70, sec. 4ª,
pág. 77 (al pie de esta sentencia, se indica que con fecha 26 de septiembre de
1973 la misma Corte, acogiendo un recurso de casación en el fondo, resolvió en
el mismo sentido. El ingreso en la secretaría de dicha Corte es el Nº 18.372), y C.
de Santiago, 4 de noviembre de 1991. Gaceta Jurídica Nº 137, pág. 81.
243 C. S., 22 de mayo de 1977. F. M. Nº 222, pág. 108; C. Pedro Aguirre
pág. 43; C. S., 20 de agosto de 1974. F. M. Nº 189, pág. 151; C. S., 21 de agosto de
1974. F. M. Nº 189, pág. 152; C. S., 23 de enero de 1975. F. M. Nº 194, pág. 292;
C. S., 18 de marzo de 1976. Rev., t. 73, sec. 4ª, pág. 125, y F. M. Nº 208, pág. 25;
C. S., 16 de septiembre de 1975. F. M. Nº 202, pág. 175; C. S., 4 de enero de
1977. F. M. Nº 218, pág. 362; C. S., 11 de abril de 1977. F. M. Nº 221, pág. 66;
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 209
245 Al respecto véase C. S., 16 de octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 4ª, pág. 424,
252 “Si bien en teoría pura los jueces están en su derecho al cambiar sus
estas páginas un ejemplo que grafica las diferencias que se pueden originar al
seguir uno u otro método de cálculo; al respecto dice que “en Chile el I.P.C.
aumentó, en el primer semestre de 1976, al siguiente ritmo: enero + 10,5%;
febrero + 10,1%; marzo + 13,5%; abril + 11,9%; mayo + 9,8%; y, junio + 12,3%. Si
simplemente se suman estos porcentajes mensuales, resulta que el aumento lineal
del I.P.C. en el primer semestre del año 1976 ascendió al 68,1%”, no obstante que
“efectuada la ponderación por el Instituto Nacional de Estadísticas, ocurre que el
I.P.C. acumulativo (...) aumentó en el primer semestre de 1976 en un 90,6%”.
212 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
260 Dicho informe puede consultarse en la citada obra de este autor, págs. 205
y siguientes.
214 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
261 Los aspectos más relevantes de esta sentencia están transcritos por López
264 C. de Valparaíso. 27 de diciembre de 1976. Rev., t. 73, sec. 2ª, pág. 93.
265 C. S., 13 de octubre de 1975. F. M. Nº 203, pág. 205. Además véase Cap.
IV. 2.8.
266 Así, por ejemplo, véanse, C. S., 22 de julio de 1970. F. M. Nº 140, pág. 154,
agosto de 1972, citada por López Santa María, en ob. cit., Nº 63, pág. 134, nota 241.
268 C. S., 23 de abril de 1973, F. M. Nº 173, pág. 48.
269 C. S., 29 de agosto de 1974. F. M. Nº 190, pág. 181, y C. S., 20 de junio de
271 Así opina también López Santa María, ob. cit. Nos 63 y 64, pág. 136.
272 C. S., 27 de octubre de 1983. Rev., t. 80, sec. 4ª, pág. 121.
273 C. S., 12 de abril de 1978. Rev., t. 75, sec. 4ª, pág. 322.
274 C. S., 1º de julio de 1974. F. M. Nº 188, pág. 125.
275 C. S., 25 de julio de 1974. F. M. Nº 190, pág. 180.
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 217
sec. 2ª, pág. 11; C. S. de 27 de septiembre de 1972. Rev., t. 69, sec. 4ª, pág. 155, y
C. S., 17 de junio de 1975. Rev., t. 72, sec. 4ª, pág. 157. Al respecto véase, además,
Cap. IV, 2.2.4.
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 219
283 En este sentido, C. de Santiago, 10 de enero de 1953. Rev., t. 50, sec. 2ª,
pág. 11; C. S., 27 de septiembre de 1972. Rev., t. 69, sec. 4ª, pág. 155; C. S., 21 de
agosto de 1974. F. M. Nº 189, pág. 152; C. Pedro Aguirre Cerda, 17 de septiem-
bre de 1982. Rev., t. 79, sec. 4ª, pág. 227, y C. de Santiago, 4 de septiembre de
1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 138.
284 C. S., 9 de enero de 1969. Rev., t. 66, sec. 4ª, pág. 13. En el mismo sentido
de 1985. Rev., t. 82, sec. 4ª, pág. 240; C. de Santiago, 5 de mayo de 1987. Rev., t. 84,
220 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
sec. 2ª, pág. 62; C. de San Miguel, 20 de junio de 1989. Gaceta Jurídica Nº 108,
pág. 82; C. S., 10 de enero de 1990. Rev., t. 87, sec. 1ª, pág. 1; C. de Santiago, 4 de
septiembre de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 138, y C. S., 4 de septiembre de 1991.
Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 141. Sin embargo, la Corte de Santiago sostuvo en una
sentencia de 1960 que es inatendible la petición de que se paguen intereses
corrientes por los daños causados por un cuasidelito, ya que aquellos sólo operan
en las relaciones contractuales (C. de Santiago, 17 de junio de 1960. Rev., t. 57,
sec. 4ª, pág. 144, confirmando sentencia del juez René Clavería N.).
290 C. Pedro Aguirre Cerda, 10 de abril de 1984. Rev., t. 81, sec. 4ª, pág. 57;
C. S., 9 de mayo de 1984. Rev., t. 81, sec. 4ª, pág. 67; C. de Santiago, 9 de mayo
de 1985. Rev., t. 82, sec. 4ª, pág. 151; C. S., 7 de enero de 1987. Rev., t. 84, sec. 4ª,
pág. 1; C. de Santiago, 4 de noviembre de 1991. Gaceta Jurídica Nº 137, pág. 81,
y C. Pedro Aguirre Cerda, 17 de septiembre de 1982. Rev., t. 79, sec. 4ª, pág. 227.
291 C. S., 7 de mayo de 1980. Rev., t. 77, sec. 4ª, pág. 63; C. de Santiago, 9 de
mayo de 1985. Rev., t. 82, sec. 4ª, pág. 151, y C. S., 3 de diciembre de 1987. F. M.
Nº 349, pág. 871.
292 C. S., 21 de agosto de 1974. F. M. Nº 189, pág. 152; C. S., 23 de enero de
1975. F. M. Nº 194, pág. 292, y C. S., 31 de octubre de 1975. F. M. Nº 203, pág. 217.
293 C. de Temuco, 29 de junio de 1972. Rev., t. 69, sec. 4ª, pág. 66.
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 221
294 C. S., 4 de septiembre de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 141.
295 C. S., 10 de enero de 1972. Rev., t. 69, sec. 4ª, pág. 1; C. S., 20 de agosto
de 1974. F. M. Nº 189, pág. 151; C. S., 21 de agosto de 1974. F. M. Nº 189,
pág. 152; C. S., 23 de enero de 1975. F. M. Nº 194, pág. 292; C. S., 17 de junio de
1975. Rev., t. 72, sec. 4ª, pág. 157; C. S., 31 de octubre de 1975. F. M. Nº 203,
pág. 217; C. S., 7 de mayo de 1980. Rev., t. 77, sec. 4ª, pág. 63; C. Pedro Aguirre
Cerda, 17 de septiembre de 1982. Rev., t. 79, sec. 4ª, pág. 227; C. S., 9 de mayo
de 1984. Rev., t. 81, sec. 4ª, pág. 67; C. S., 10 de octubre de 1985. Rev., t. 82,
sec. 4ª, pág. 240, y C. S., 7 de enero de 1987. Rev., t. 84, sec. 4ª, pág. 1.
296 C. Pedro Aguirre Cerda, 26 de diciembre de 1983. Gaceta Jurídica Nº 46,
pág. 94.
297 C. S., 4 de agosto de 1942. Rev., t. 40, sec. 1ª, pág. 135 (confirmando en
305
C. de Concepción, 8 de julio de 1974. Rev., t. 71, sec. 4ª, pág. 226; C. S.,
20 de agosto de 1974. F. M. Nº 189, pág. 151; C. S., 21 de agosto de 1974. F. M.
Nº 189, pág. 152; C. S. 23 de enero de 1975. F. M. Nº 194, pág. 292; C. S., 31 de
octubre de 1975. F. M. Nº 203, pág. 217; C. S., 9 de mayo de 1984. Rev., t. 81,
sec. 4ª, pág. 67; C. de Santiago, 9 de mayo de 1985. Rev., t. 82, sec. 4ª, pág. 151;
C. S., 10 de octubre de 1985. Rev., t. 82, sec. 4ª, pág. 240; C. S., 7 de enero de
1987. Rev., t. 84, sec. 4ª, pág. 1, y C. de Santiago, 5 de mayo de 1987. Rev., t. 84,
sec. 2ª, pág. 62.
306
C. S., 17 de junio de 1975. Rev., t. 72, sec. 4ª, pág. 157.
307
C. Pedro Aguirre Cerda, 26 de diciembre de 1983. Gaceta Jurídica Nº 46,
pág. 93.
308
C. S., 21 de agosto de 1974. F. M. Nº 189, pág. 152; C. S., 10 de enero de
1985. F. M. Nº 314, pág. 798, y C. de Santiago, 8 de noviembre de 1994. Gaceta
Jurídica Nº 173, pág. 138.
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 223
309
En este sentido, C. S., 21 de agosto de 1974. F. M. Nº 189, pág. 152; C. S.,
23 de enero de 1975. F. M. Nº 194, pág. 292, y C. S., 31 de octubre de 1975. F. M.
Nº 203, pág. 217.
310
C. de Valparaíso, 31 de octubre de 1975, citado por López Santa María,
ob. cit., Nº 72, pág. 147; C. S., 10 de octubre de 1985. Rev., t. 82, sec. 4ª, pág. 240,
y C. de Santiago, 4 de noviembre de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 141.
311
López Santa María, ob. cit., Nº 75, pág. 150.
312
Idem, Nº 75, pág. 151.
224 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
responsabilidad civil desborda los límites de este trabajo; sobre ello puede con-
sultarse a Alessandri Rodríguez, ob. cit., Nº 529, págs. 614 a 618, y Domínguez
Aguila, “El hecho de la víctima...”.
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 227
325 C. S., 28 de diciembre de 1981. Rev., t. 78, sec. 4ª, pág. 235; C. S., 15 de
diciembre de 1983. Rev., t. 80, sec. 1ª, pág. 128, y C. de Concepción, 23 de abril
de 1985, confirmada por la C. S. el 18 de julio de 1985. Rev., t. 83, sec. 1ª,
pág. 96, cons. 28 (sólo en lo tocante a la avaluación de los daños sufridos por los
hermanos del occiso).
326 C. S., 24 de junio de 1980. Rev., t. 77, sec. 4ª, pág. 95.
327 C. S., 12 de abril de 1978. Rev., t. 75, sec. 4ª, pág. 322.
228 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
El art. 2330 del Código Civil señala que la apreciación del daño
va a estar sujeta a reducción, si la víctima se ha expuesto a él
“imprudentemente”, de lo cual se desprende que para que haya
exoneración parcial de responsabilidad la acción u omisión de
la víctima deberá ser culpable, ilícita.329
En este sentido, la Corte de Apelaciones de Concepción resol-
vió dar aplicación al art. 2330 si de los hechos indicados y proba-
dos en el proceso respectivo, aparecía que de parte de la víctima
hubo imprudencia;330 en otros casos nuestros jueces fallan de un
modo similar, es decir, estableciendo previamente la existencia de
imprudencia para luego proceder a aplicar el art. 2330.331
328
C. S., 27 de agosto de 1965. Rev., t. 62, sec. 4ª, pág. 374. En el mismo
sentido, C. S., 9 de octubre de 1978. F. M. Nº 239, pág. 304.
329
Domínguez Aguila, “El hecho de la víctima...”, Nº 5, pág. 36.
330
C. de Concepción, 19 de agosto de 1965. Revista de Derecho, Universi-
dad de Concepción, Nº 136, pág. 85.
331
En este sentido, C. S., 24 de agosto de 1972. Rev., t. 69, sec. 4ª, pág. 102,
cons. 3º; C. de Santiago, 19 de agosto de 1977. Gaceta Jurídica Nº 12, pág. 7; C.
de Santiago, 17 de diciembre de 1981. Rev., t. 78, sec. 4ª, pág. 267, y C. S. 13 de
octubre de 1983. Rev., t. 80, sec. 4ª, pág. 109.
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 229
2.7.3.3. Causalidad333
332
C. de Concepción, 23 de abril de 1985, confirmada por la C. S. el 18 de
julio de 1985. Rev., t. 83, sec. 1ª, pág. 96.
333
Sobre relación de causalidad se puede consultar la tesis doctoral del
profesor Ramón Domínguez Aguila, titulada La causalité dans la responsabilité en
droit comparé français et chilien, Toulouse, s. e., 1966.
334
Domínguez Aguila, “El hecho de la víctima...”, Nº 6, pág. 38.
335
Figueroa Araneda, Selín Omar; La culpa civil ante la jurisprudencia chilena,
pág. 51, Seminario de Titulación, Universidad de Concepción, 1990.
230 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
pág. 498; C. S., 8 de mayo de 1968. Rev., t. 65, sec. 4ª, pág. 88; C. S., 24 de junio
de 1980. Rev., t. 77, sec. 4ª, pág. 95, y C. de Santiago, 18 de diciembre de 1987.
Gaceta Jurídica Nº 90, pág. 77.
341 Alessandri Rodríguez, ob. cit. Nº 481, págs. 575 y 576.
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 231
342 C. de Santiago, 26 de mayo de 1944. Rev., t. 41, sec. 2ª, pág. 41.
343 C. de Iquique, 21 de octubre de 1952. Rev., t. 50, sec. 4ª, pág. 5.
344 C. S., 7 de abril de 1958. Rev., t. 55, sec. 1ª, pág. 35.
345 C. S., 9 de diciembre de 1964. Rev., t. 61, sec. 4ª, pág. 498.
346 C. S., 3 de agosto de 1966. Rev., t. 63, sec. 4ª, pág. 200.
347 C. de Temuco, 19 de julio de 1972. Rev., t. 69, sec. 4ª, pág. 91.
348 C. de Santiago, 19 de agosto de 1977. Gaceta Jurídica Nº 12, pág. 7.
349 C. S., 13 de noviembre de 1980. F. M. Nº 264, pág. 377.
232 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
357
C. Pedro Aguirre Cerda, 2 de octubre de 1987. Rev., t. 84, sec. 4ª, pág. 166.
358
C. de Santiago, 18 de diciembre de 1987. Gaceta Jurídica Nº 90, pág. 77.
359
Sentencia del juez titular del Juzgado de Policía Local de Iquique, don
Tomás Bonilla Branovic, confirmada por la C. S. el 3 de diciembre de 1987. F. M.
Nº 349, pág. 871.
360
C. de Santiago, 4 de septiembre de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 141.
361
C. de Santiago, 13 de julio de 1992. Gaceta Jurídica Nº 145, pág. 103.
362
C. de Santiago, 11 de abril de 1994. Gaceta Jurídica Nº 166, pág. 120.
363
Alessandri Rodríguez, ob. cit., Nº 479, págs. 570 y 572.
234 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
364 C. S., 16 de octubre de 1954. Rev., t. 51, sec. 1ª, pág. 488.
365 C. S., 12 de abril de 1978. Rev., t. 75, sec. 4ª, pág. 322. En el mismo
sentido, C. S., 28 de diciembre de 1981. Rev., t. 78, sec. 4ª, pág. 235, y C. S., 15 de
diciembre de 1983. Rev., t. 80, sec. 1ª, pág. 128.
366 Domínguez Aguila, “El hecho de la víctima...”, Nº 9, pág. 44.
367 Savatier, René, Traité de la responsabilité civile en droit français civil, adminis-
368 Meza Barros, Ramón, Manual de Derecho Civil. De las fuentes de las obligacio-
nes, t. II, Nº 467, pág. 290, 7ª edición, Editorial Jurídica de Chile, 1986.
369 C. S., 24 de junio de 1980. Rev., t. 77, sec. 4ª, pág. 95, y F. M. Nº 259,
pág. 168.
370 Domínguez Aguila, “El hecho de la víctima...”, Nº 9, pág. 45.
371 Idem, Nº 9, pág. 47.
236 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
372 C.S., 16 de octubre de 1954. Rev., t. 51, sec. 1ª, pág. 488, cons. 11.
373 C.de Santiago, 26 de mayo de 1944. Rev., t. 41, sec. 2ª, pág. 41.
374 C. de Concepción, 23 de abril de 1985, confirmada por la C. S. el 18 de
379 Domínguez Aguila, “El hecho de la víctima...”, Nº 10, pág. 48, y Alessan-
384 C. de Santiago, 29 de marzo de 1971. Rev., t. 68, sec. 4ª, pág. 193; C. S.,
24 de agosto de 1972. Rev., t. 69, sec. 4ª, pág. 102 (la que reconoce que el
demandado tendrá derecho a repetir contra su coautora, la víctima imprudente
o sus herederos, y resarcirse de lo pagado en exceso en virtud de la solidaridad);
el fundamentado voto disidente del ministro Eyzaguirre y del abogado integran-
te señor Amesti, en fallo de la C. S. de 19 de octubre de 1981. F. M. Nº 275,
pág. 480; C. de Santiago, 10 de enero de 1984. Gaceta Jurídica Nº 44, pág. 71; C.
de Santiago, 4 de septiembre de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 138; C. de Santia-
go, 4 de septiembre de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 141, y C. de Rancagua, 27
de octubre de 1992. Gaceta Jurídica Nº 148, pág. 90.
385 Domínguez Aguila, “El hecho de la víctima...”, citado, Nº 10, pág. 50.
386 Idem.
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 239
pág. 247; C. de Concepción, 4 de agosto de 1965. Rev., t. 62, sec. 4ª, pág. 421;
C. S., 3 de agosto de 1966. Rev., t. 63, sec. 4ª, pág. 200; C. S., 20 de agosto de
1973. Rev., t. 70, sec. 4ª, pág. 91; C. S., 13 de octubre de 1983. Rev., t. 80, sec. 4ª,
pág. 109; C. de Santiago, 9 de noviembre de 1989. Gaceta Jurídica Nº 113, pág. 69,
y C. de Santiago, 4 de septiembre de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 141.
240 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
392
C. de Talca, 17 de septiembre de 1952. Rev., t. 49, sec. 4ª, pág. 247.
393
C. S., 20 de octubre de 1954. Rev., t. 51, sec. 1ª, pág. 509.
394
C. de Valparaíso, 27 de diciembre de 1976. Rev., t. 73, sec. 2ª, pág. 93.
395
C. de Santiago, 13 de abril de 1989. Rev., t. 86, sec. 3ª, pág. 60.
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 241
396 C. S., 14 de junio de 1954. Rev., t. 51, sec. 1ª, pág. 380; C. S., 28 de junio
de 1966. Rev., t. 63, sec. 1ª, pág. 234; C. S., 13 de mayo de 1971. Rev., t. 68,
sec. 1ª, pág. 128; C. S., 9 de octubre de 1978. F. M. Nº 239, pág. 304, y C. de
Rancagua, 27 de octubre de 1992. Gaceta Jurídica Nº 148, pág. 90.
397 C. S., 26 de agosto de 1980. F.M., Nº 261, pág. 264.
398 C. S., 17 de mayo de 1965. Rev., t. 62, sec. 4ª, pág. 153.
399 C. S., 8 de mayo de 1968. Rev., t. 65, sec. 4ª, pág. 88.
242 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
400 C. S., 23 de mayo de 1966. Rev., t. 63, sec. 4ª, pág. 118.
401 Así lo ha reconocido nuestra jurisprudencia: C. S., 26 de agosto de 1941.
Rev., t. 39, sec. 1ª, pág. 203, y C. S., 8 de enero de 1943. Rev., t. 40, sec. 1ª,
pág. 394.
402 En este sentido, C. S., 8 de enero de 1943. Rev., t. 42, sec. 1ª, pág. 394;
C. S., 14 de junio de 1945. Rev., t. 43, sec. 1ª, pág. 26; C. S., 27 de noviembre de
1965. Rev., t. 62, sec. 1ª, pág. 445 (la que señala que los jueces aprecian con
entera libertad y con la prudencia que les aconseja su recta conciencia a través
de los antecedentes producidos, la avaluación de los perjuicios causados por un
cuasidelito); C. S., 9 de enero de 1969. Rev., t. 66, sec. 4ª, pág. 13; C. S., 6 de
noviembre de 1972. Rev., t. 69, sec. 4ª, pág. 181; C. S., 6 de octubre de 1976.
F. M. Nº 215, pág. 254 (la que señala que los jueces disponen de facultades de
ecuanimidad y de prudencia para obtener un juicio apropiado, reglando de
manera equitativa y razonable este punto); C. S., 23 de mayo de 1977. Rev., t. 74,
sec. 4ª, pág. 281; C. S., 9 de octubre de 1978. F. M. Nº 239, pág. 304, y C. de
Santiago, 17 de diciembre de 1981. Rev., t. 78, sec. 5ª, pág. 317.
403 Ello lo han dicho numerosos fallos, como por ejemplo, C. S., 26 de
agosto de 1941. Rev., t. 39, sec. 1ª, pág. 203; C. S., 9 de enero de 1969. Rev., t. 66,
sec. 4ª, pág. 13; C. S., 16 de octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 4ª, pág. 424, y C. S.,
13 de octubre de 1975. F. M. Nº 203, pág. 205.
404 En este sentido véanse C. de Santiago, 26 de noviembre de 1962. Rev.,
t. 60, sec. 4ª, pág. 32 (que señala que el tribunal tiene amplias facultades para
fijar el monto de los perjuicios “dentro del máximum propuesto por el interesa-
do”); C. S., 16 de octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 4ª, pág. 424, y C. S., 13 de
octubre de 1975. F. M. Nº 203, pág. 205.
405 C. S., 6 de noviembre de 1972. Rev., t. 69, sec. 4ª, pág. 181.
406 Alessandri Rodríguez, ob. cit., Nº 483, págs. 477 a 479.
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 243
sec. 1ª, pág. 216; C. de Santiago, 26 de noviembre de 1962. Rev., t. 60, sec. 4ª,
pág. 32; C. de Concepción, 19 de agosto de 1965. Revista de Derecho y Ciencias
Sociales, Universidad de Concepción, Nº 136, pág. 85, cons. 58; C. S., 9 de enero
de 1969. Rev., t. 66, sec. 4ª, pág. 13, y C. S., 23 de mayo de 1977. Rev., t. 74,
sec. 4ª, pág. 281, y F. M. Nº 222, pág. 108.
408 Así, véanse C. de Santiago, 1º de junio de 1951. Rev., t. 48. sec. 4ª, pág. 74,
C. S., 23 de mayo de 1977. Rev., t. 74, sec. 4ª, pág. 281, y F. M. Nº 222, pág. 108, y
C. S., 21 de enero de 1988. Rev., t. 85, sec. 4ª, pág. 1.
410 En este sentido véanse C. S., 8 de enero de 1943. Rev., t. 40, sec. 1ª,
pág. 394; C. S., 9 de enero de 1969. Rev., t. 66, sec. 4ª, pág. 13, y C. S., 18 de
marzo de 1976. Rev., t. 73, sec. 4ª, pág. 125.
244 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
411
C. S., 9 de enero de 1969. Rev., t. 66, sec. 4ª, pág. 13.
412
C. de Chillán, 5 de octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 2ª, pág. 85.
413
En este sentido, C. S., 24 de julio de 1991. Rev., t. 88, sec. 1ª, pág. 37.
414
C. S., 29 de abril de 1991. Rev., t. 89, sec. 4ª, pág. 46.
415
C. S., 18 de marzo de 1976. Rev., t. 73, sec. 4ª, pág. 125.
416
Así ocurrió en, C. S., 20 de junio de 1975. Rev., t. 72, sec. 4ª, pág. 160, en
que aumentó el monto de la indemnización que había sido fijado por concepto
de lucro cesante.
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 245
417 Al tratar la reparación del daño moral veremos sólo los aspectos que
mente que ello es posible de lograr (C. Pedro Aguirre Cerda, 26 de diciembre
de 1983. Gaceta Jurídica Nº 46, pág. 93).
421 C. Pedro Aguirre Cerda, 26 de diciembre de 1983. Gaceta Jurídica Nº 46,
pág. 93.
422 Sobre esta materia véase Fueyo Laneri, Instituciones..., págs. 103 a 105.
246 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
prudencia...”, pág. 175 (citando en apoyo a sus dichos lo expresado por G. Viney
y B. Markesinis); Fueyo Laneri, Instituciones..., págs. 110 y 111 (en donde indica
que ha de tomarse el verbo “satisfacer” en dos de las acepciones que indica el
Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, cuales son: “hacer una
obra que merezca el perdón de la pena debida” y “aquietar y sosegar las pasiones
del ánimo”) y en su artículo “El daño moral es materia que siempre dependerá
de la sabiduría de los jueces”, Gaceta Jurídica Nº 123, págs. 13 y 14 (en donde
señala que la condena a reparar los daños morales “será de naturaleza satisfacti-
va y sancionatoria moral; jamás compensatoria, como sucede en el caso del daño
material”).
430 En este sentido, C. de Santiago, 16 de agosto de 1984. Rev., t. 81, sec. 4ª,
pág. 140; C. de Santiago, 13 de marzo de 1985. Rev., t. 82, sec. 2ª, pág. 6; C. de
Santiago, 20 de abril de 1989. Gaceta Jurídica Nº 106, pág. 67; C. de Santiago, 14
de septiembre de 1990. Gaceta Jurídica Nº 123, pág. 45, y C. de Santiago, 26 de
septiembre de 1990. Rev., t. 87, sec. 3ª, pág. 167, y Gaceta Jurídica Nº 123, pág. 47.
Esta última Corte precisa que con esta indemnización “En ningún caso se da una
retribución o proporción relacionada a bienes de personas distintas” (C. de
Santiago, 14 de septiembre de 1990. Gaceta Jurídica Nº 123, pág. 45).
431 C. S., 29 de mayo de 1973. Rev., t. 70, sec. 4ª, pág. 61.
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 249
432 Fueyo Laneri, Instituciones..., pág. 114 y “El daño moral...”, pág. 14.
433 Así se ha dicho que las indemnizaciones de los daños morales deben
tener un carácter de “penas civiles” que acceden en beneficio de los perjudica-
dos en atención al dolo, descuido y a la negligencia de la parte obligada a
pagarlos y a sus facultades (C. S., 26 de agosto de 1941, confirmando en esta
parte la sentencia de 8 de noviembre de 1939 dictada por el juez don Oscar
Acevedo. Rev., t. 39, sec. 1ª, pág. 203).
250 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
gua, 18 de marzo de 1986. Rev., t. 83, sec. 4ª, pág. 36, cons. 8º.
435 Al respecto véase Cap. IV, 3.7.
436 En verdad, muchas de estas “pautas” fueron sistematizadas por Fernando
t. 88, sec. 4ª, pág. 141; C. de Santiago, 12 de marzo de 1992. Rev., t. 89, sec. 3ª,
pág. 11 (expresamente hace referencia a ella).
mayo de 1944. Rev., t. 41, sec. 2ª, pág. 41, cons. 24 (considera “todas aquellas cir-
cunstancias que influyen en la intensidad del dolor o sufrimiento”); C. S., 23 de
agosto de 1951. Rev., t. 48, sec. 4ª, pág. 186 (considera “los sufrimientos físicos y
morales experimentados por ella –la víctima– durante más de seis meses, por la
relativa y permanente invalidez en que ha quedado y por su precario estado de
salud como consecuencia de las mutilaciones que sufrió su organismo”); sentencia
del juez don Adolfo Bañados Cuadra, de 19 de octubre de 1959, confirmada por
la C. de Santiago el 4 de octubre de 1961 y por la C. S. el 30 de marzo de 1962.
Rev., t. 59, sec. 4ª, pág. 25, cons. 12 (considera “la profunda depresión anímica”
experimentada por la víctima a raíz del agravio constitutivo de injuria”); C. de
Concepción, 21 de octubre de 1967, confirmado por la C. S. el 27 de septiembre
de 1968. Rev., t. 65, sec. 4ª, pág. 241 (señala que en la regulación del daño moral
deben tenerse en cuenta la naturaleza de las lesiones y las consecuencias que ellas
han acarreado al ofendido); C. de Temuco, 29 de junio de 1972. Rev., t. 69, sec. 4ª,
pág. 66 (señala que la víctima del delito “sufrió en su integridad física, moral,
intelectual y aún espiritual, un dolor y un sufrimiento de gran intensidad y no sólo
prolongado en el tiempo, en lo físico, sino también con proyecciones mucho
mayores quizás permanentes por el resto de su vida, en lo moral, lo cual hace más
que procedente –estrictamente justo– obligar al responsable del suceso a su repa-
ración”); C. Pedro Aguirre Cerda, 16 de marzo de 1981. Rev., t. 78, sec, 4ª, pág. 50
(en un caso de lesiones señala que los sentenciadores pueden valorar el daño
moral “atendiendo prudencialmente al mérito de los antecedentes y a la entidad y
duración de los padecimientos psíquicos que ha debido sufrir el ofendido con
motivo del accidente y sus consiguientes secuelas”); C. S., 13 de octubre de 1983.
Rev., t. 80, sec. 4ª, pág. 109 (para regular el daño moral en caso de lesiones consi-
dera las repercusiones físicas de éstas –fracturas, hospitalización, intervención qui-
rúrgica, enfermedades contraídas a consecuencia de ellas, prolongado tiempo de
recuperación, la posibilidad de quedar con secuelas–, la imposibilidad que tuvo la
víctima de seguir estudiando, y repercusiones psíquicas, como es el hecho de que
la víctima “habiendo sido una persona alegre y comunicativa se ha tornado retraí-
da y huraña”); C. de Santiago, 16 de agosto de 1984. Rev., t. 81, sec. 4ª, pág. 140
(en que atiende a “la naturaleza de las lesiones sufridas, al tiempo de su mal y
menor capacidad deambulatoria” de la víctima); C. de Santiago, 13 de marzo de
1985. Rev., t. 82, sec. 2ª, pág. 6, cons. 46 (en caso de lesiones atiende, entre otras
circunstancias, a “la manera como ha sido afectado en sus actividades normales” el
ofendido); C. de Santiago, 26 de septiembre de 1990. Rev., t. 87, sec. 3ª, pág. 167, y
Gaceta Jurídica Nº 123, pág. 47 (en el mismo sentido que la sentencia recién
citada); C. de Santiago, 4 de septiembre de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 138 (en
que se indica que para la reparación del pretium doloris deben considerarse las
consecuencias sociales y morales que naturalmente debe producir el comporta-
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 253
441 Así, la C. de Santiago sostuvo que en la regulación del daño moral deben
de un daño moral, nada hay de excepcional con lo dicho al tratar “El hecho de
la víctima como causal de exoneración parcial de la responsabilidad civil extra-
contractual” (Cap. IV, 2.7); y así lo ha entendido nuestra jurisprudencia, la que
para fijar la correspondiente indemnización la toma en cuenta; como sucede,
por ejemplo, en C. S., 12 de agosto de 1981. Rev., t. 78, sec. 4ª, pág. 120 y en C.
de Santiago, 17 de diciembre de 1981. Rev., t. 78, sec. 5ª, pág. 317.
443 Así se ha considerado la circunstancia de ser la demandante “madre viuda
de su único hijo hombre”, el que resultó muerto a raíz del hecho ilícito (C. de
Santiago, 26 de mayo de 1944. Rev., t. 41, sec. 2ª, pág. 41); la edad del lesionado y
la calidad de autoridad que investía al ser agredido (C. de Santiago, 1º de junio de
1951. Rev., t. 48, sec. 4ª, pág. 74); el hecho de que el occiso había sido “un obrero
de cuarenta y dos años de edad, que ganaba un salario mensual de $ 2.000,
254 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
444
En este sentido se pueden consultar C. S., 26 de agosto de 1941, confir-
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 255
3.3.2. Comentarios
pág. 281, y en C. de Santiago, 18 de junio de 1990. Rev., t. 87, sec. 4ª, pág. 103.
451 Así, por ejemplo, en caso de muerte de una persona se ha fijado en
452 C.
de Santiago, 15 de abril de 1981. Rev., t. 78, sec. 4ª, pág. 33, cons. 2º.
453
En tal sentido, C. de Santiago, 8 de octubre de 1974. Rev., t. 71, sec. 4ª,
pág. 278, y F. M. Nº 192, pág. 248.
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 259
454 Al respecto véanse C. de Santiago, 3 de junio de 1973. Rev., t. 70, sec. 4ª,
pág. 65 (sentencia que además señala que los daños morales tienen una “natura-
leza más o menos estable”, es decir “que en su contenido no varían esencialmen-
te”); C. S., 23 de mayo de 1977. F. M. Nº 222, pág. 116; C. S., 7 de noviembre de
1978. Rev., t. 75, sec. 4ª, pág. 601; C. S., 16 de octubre de 1978. Rev., t. 75, sec. 4ª,
pág. 594; C. S., 18 de diciembre de 1980. F. M. Nº 265, pág. 443; C. de Santiago,
23 de marzo de 1983. Rev., t. 80, sec. 2ª, pág. 11 (en la que se expresa que si bien
la regulación del daño moral “corresponde hacerse en la oportunidad en que se
dicta sentencia”, ello no es óbice para que el Tribunal pueda retrotraer sus
apreciaciones tomando en cuenta la cifra numérica de lo demandado “para el
sólo efecto de mantener, al momento de adoptar su decisión, la actualización de
los valores regulables por el concepto indicado”); C. de Santiago, 16 de agosto
de 1984. Rev., t. 81, sec. 4ª, pág. 140 (en donde se expresa que la suma fijada en
el fallo es el “monto actual” de la indemnización); C. de Santiago, 30 de diciem-
bre de 1985. Rev., t. 82, sec. 2ª, pág. 129; C. S., 10 de agosto de 1989. F. M.
Nº 369, pág. 514; C. de Santiago, 4 de septiembre de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª,
pág. 138; C. de Santiago, 4 de septiembre de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 141;
C. de Santiago, 23 de octubre de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 159, y C. S., 28 de
mayo de 1992. Gaceta Jurídica Nº 143, pág. 85, señalando que no comete falta ni
abuso la C. de San Miguel en fallo de 7 de abril de 1992, al resolver en este
sentido. Es del caso anotar que esta Corte, informando en el recurso de queja,
expresó que al resolver se habían ajustado “a la reiterada jurisprudencia emanada
de ese Excmo. Tribunal, que en repetidas oportunidades ha declarado que la
apreciación y regulación del daño moral debe hacerse en el momento de fa-
llar...”
455 En este sentido, C. S., 8 de octubre de 1974. Rev., t. 71, sec. 4ª, pág. 278, y
461 C. S., 16 de octubre de 1970. Rev., t. 67, sec. 4ª, pág. 424. En un reciente
467 En este sentido, C. S., 20 de junio de 1975. Rev., t. 72, sec. 4ª, pág. 160, y
C S., 23 de mayo de 1977. Rev., t. 74, sec. 4ª, pág. 281, en la que se expresa que
el reajuste lineal se calcula “sumando los porcentajes mensuales del I.P.C. en el
período respectivo y aplicando ese resultado a la cantidad básica adeudada (ca-
pital más intereses)”.
468 Al respecto véase lo dicho sobre el mismo problema en relación al daño
pág. 248 (en donde se fijó esta fecha aun cuando en la demanda se había
omitido indicar el momento en que deberían empezar a computarse los reajus-
tes impetrados, teniendo en cuenta para ello que el querellante “obviamente, al
determinar el monto de lo que cobra, ha debido calcular el valor que tienen los
perjuicios en ese momento”); C. S., 13 de enero de 1977. F. M. Nº 218, pág. 363,
y C S., 19 de octubre de 1979. Rev., t. 76, sec. 4ª, pág. 443 (expresando que ha de
estarse a ese instante “porque el actor hace en ella –la demanda civil– el reajuste
espontáneamente aplicando al monto del perjuicio el criterio valorativo vigente
en el momento en que ejercita su acción civil”).
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 263
471 C. S., 20 de junio de 1975. Rev., t. 72, sec. 4ª, pág. 160; C. S., 13 de
junio de 1973. Rev., t. 70, sec. 4ª, pág. 65; C. S., 23 de mayo de 1977. F. M.
Nº 222, pág. 116; C. S., 16 de octubre de 1978. Rev., t. 75, sec. 4ª, pág. 594; C. S.,
7 de noviembre de 1978. Rev., t. 75, sec. 4ª, pág. 601; C. S., 25 de octubre de
1979. F. M. Nº 251, pág. 310; C. S., 13 de noviembre de 1980. F. M. Nº 264,
pág. 377; C. S., 18 de diciembre de 1980. F. M. Nº 265, pág. 443; C. de Santiago,
15 de abril de 1981. Rev., t. 78, sec. 4ª, pág. 33; C. de Santiago, 13 de julio de
1982. Rev., t. 79, sec. 4ª, pág. 123; C. de Santiago, 23 de marzo de 1983. Rev.,
t. 80, sec. 2ª, pág. 11; C. de San Miguel, 26 de diciembre de 1983, confirmado
por la C. S. el 10 de abril de 1984. Gaceta Jurídica Nº 46, pág. 93; C. de Santiago,
16 de agosto de 1984. Rev., t. 81, sec. 4ª, pág. 140 (en donde se expresa que el
monto fijado correspondía al “monto actual” de la indemnización); C. Pedro
Aguirre Cerda, 11 de julio de 1984. Rev., t. 81, sec. 4ª, pág. 173; C. de Santiago,
30 de diciembre de 1985. Rev., t. 82, sec. 2ª, pág. 129; C. de Santiago, 16 de abril
de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 29; C. de Santiago; 28 de agosto de 1992. Gaceta
Jurídica Nº 146, pág. 68, y C. S., 29 de octubre de 1992. Revista de Derecho,
264 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
478 C. Pedro Aguirre Cerda, 16 de marzo de 1981. Rev., t. 78, sec. 4ª, pág. 50;
C. de San Miguel, 13 de junio de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 72; C. de Santia-
go, 12 de marzo de 1992. Rev., t. 89, sec. 3ª, pág. 11, y C. de San Miguel, 7 de
diciembre de 1992, confirmada por la C. S. el 28 de mayo de 1992. Gaceta
Jurídica Nº 143, pág. 85.
479 C. de Temuco, 9 de junio de 1987. Rev., t. 84, sec. 4ª, pág. 131.
480 C. S., 18 de diciembre de 1980. F. M. Nº 265, pág. 443.
481 C. de San Miguel, 2 de diciembre de 1988. Rev., t. 85, sec. 4ª, pág. 191.
482 C. S., 13 de octubre de 1975. F. M. Nº 203, pág. 205.
483 C. S., 6 de octubre de 1976. F. M. Nº 215, pág. 254.
484 C. S., 20 de junio de 1975. Rev., t. 72, sec. 4ª, pág. 160; C. S., 23 de mayo
de 1977. Rev., t. 74, sec. 4ª, pág. 281; C. de Santiago, 15 de abril de 1981. Rev.,
t. 78, sec. 4ª, pág. 33; C. de Santiago, 13 de julio de 1982. Rev., t. 79, sec. 4ª,
pág. 123; C. S., 29 de noviembre de 1982. F. M. Nº 288, pág. 552; C. de Santiago,
26 de diciembre de 1983, confirmado por la C. S. el 10 de abril de 1984. Gaceta
Jurídica Nº 46, pág. 93; C. de Santiago, 4 de septiembre de 1991. Rev., t. 88,
sec. 4ª, pág. 141, y C. de Santiago, 28 de agosto de 1992. Gaceta Jurídica Nº 143,
pág. 85.
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 265
485
C. de Santiago, 3 de junio de 1973. Rev., t. 70, sec. 4ª, pág. 65; C. S., 8 de
octubre de 1974. Rev., t. 71, sec. 4ª, pág. 278; C. S., 10 de diciembre de 1975.
F. M, Nº 205, pág. 288; C. S., 13 de enero de 1977. F. M. Nº 218, pág. 363; C. de
Santiago, 26 de agosto de 1976, confirmado por la C. S. el 12 de septiembre de
1977. F. M. Nº 226, pág. 248; C. S., 11 de abril de 1977. F. M. Nº 221, pág. 66;
C. S., 16 de octubre de 1978. Rev., t. 75, sec. 4ª, pág. 594; C. S., 7 de noviembre
de 1978. Rev., t. 75, sec. 4ª, pág. 601; C. S., 19 de octubre de 1979. Rev., t. 76,
sec. 4ª, pág. 443; C. S., 25 de octubre de 1979. F. M. Nº 251, pág. 310; C. S., 13 de
noviembre de 1980. F. M. Nº 264, pág. 377; C. S., 18 de diciembre de 1980. F. M.
Nº 265, pág. 443; C. P Aguirre C., 16 de marzo de 1981. Rev., t. 78, sec. 4ª,
pág. 50; C. S., 28 de diciembre de 1981. Rev., t. 78, sec. 4ª, pág. 235, y F. M.
Nº 277, pág. 581; C. de Santiago, 16 de agosto de 1984. Rev., t. 81, sec. 4ª, pág. 140;
C. Pedro Aguirre Cerda, 11 de julio de 1984. Rev., t. 81, sec. 4ª, pág. 173; C. de
Santiago, 30 de diciembre de 1985. Rev., t. 82, sec. 2ª, pág. 129; C. de San Mi-
guel, 2 de diciembre de 1988. Rev., t. 85, sec. 4ª, pág. 191; C. de San Miguel, 20
de junio de 1989. Gaceta Jurídica Nº 108, pág. 82; C. S., 10 de agosto de 1989.
F. M. Nº 369, pág. 514; C. de Santiago, 16 de abril de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª,
pág. 29; C. de San Miguel, 13 de junio de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 72; C. S.,
27 de junio de 1991. F. M. Nº 391, pág. 234, y C. de San Miguel, 7 de diciembre
de 1992, confirmada por la C. S., el 28 de mayo de 1992. Gaceta Jurídica Nº 143,
pág. 85.
486
C. S., 23 de mayo de 1977. F. M. Nº 222, pág. 116, y C. de Santiago, 23 de
marzo de 1983. Rev., t. 80, sec. 2ª, pág. 11.
487
Véase Cap. IV, 3.4.
266 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
ción del daño moral, sino además intereses.490 Ello por cuanto
los primeros sólo representan un mecanismo de corrección
monetaria, en tanto que los últimos van destinados a conceder
a la víctima los frutos civiles materiales de los créditos a que
debe ser condenado el responsable.491
No obstante lo fuertemente asentada que se encuentra esta
doctrina judicial, es del caso consignar que en fallos no muy
lejanos se ha negado lugar a la petición de interés en este
campo.492 Sin embargo, ello no deja de ser una excepción.
En los casos en que se acogen estas peticiones se vislum-
bran dispares criterios a la hora de determinar el tipo de interés a
utilizar. En algunos se decreta el pago de intereses corrientes493
(precisándose también que se trata de intereses corrientes para
operaciones reajustables494), en otros se acude a los intereses
legales495 y también se fija derechamente en el mismo fallo una
tasa exacta.496
ción plena o integral” como fundamento del pago de intereses en esta materia;
así véanse, por ejemplo, C. de Santiago, 9 de agosto de 1960. Rev., t. 57, sec. 4ª,
pág. 229; C. de Temuco, 9 de junio de 1987. Rev., t. 84, sec. 4ª, pág. 131; C. de
Santiago, 4 de septiembre de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 138, cons. 10, y C. de
Santiago, 4 de septiembre de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 141, especialmente
considerandos 11 y 14.
491 C. de Santiago, 4 de septiembre de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 141,
cons. 11.
492 C. de Santiago, 23 de marzo de 1983. Rev., t. 80, sec. 2ª, pág. 11, y C. de
pág. 29; C. de Santiago, 4 de noviembre de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 138; C.
de Santiago, 4 de septiembre de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 141, y C. de
Santiago, 23 de octubre de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 159. Criterio que tam-
bién sigue Fernando Fueyo Laneri, Instituciones..., pág. 119.
494 C. de San Miguel, 2 de diciembre de 1988. Rev., t. 85, sec. 4ª, pág. 191, y
de octubre de 1974. Rev., t. 71, sec. 4ª, pág. 278, y F. M. Nº 192, pág. 248; C. S.,
23 de mayo de 1977. Rev., t. 74, sec. 4ª, pág. 281; C. de Santiago, 15 de abril de
1981. Rev., t. 78, sec. 4ª, pág. 33; C. de San Miguel, 26 de diciembre de 1983,
confirmado por la C. S. el 10 de abril de 1984. Gaceta Jurídica Nº 46, pág. 93, y
C. de San Miguel, 7 de abril de 1992. Gaceta Jurídica Nº 143, pág. 85.
496 C. S., 19 de octubre de 1981. F. M. Nº 275, pág. 480 (se fija allí un interés
del 6 % anual).
268 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
497 En este sentido C. de Santiago, 16 de abril de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª,
pág. 29; C. de Santiago, 4 de septiembre de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 141, y
C. de Santiago, 28 de agosto de 1992. Gaceta Jurídica Nº 146, pág. 68.
498 Fueyo Laneri, Instituciones..., pág. 119.
499 Véase Cap., IV, 2.6.3.
500 C. de Santiago, 9 de agosto de 1960. Rev., t. 57, sec. 4ª, pág. 229.
501 C. S., 8 de octubre de 1974. Rev., t. 71, sec. 4ª, pág. 278 y F. M. Nº 192,
pág. 248 (y ello aun cuando en la demanda no se había indicado la fecha desde
la cual se solicitaba que se pagaran intereses).
502 C. S., 19 de octubre de 1981. F. M. Nº 275, pág. 480.
503 En este sentido, C. de San Miguel, 26 de diciembre de 1983, confirmado
504
C. de Temuco, 9 de junio de 1987. Rev., t. 84, sec. 4ª, pág. 131.
505
C. de Santiago, 16 de abril de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 29; C. de
Santiago, 23 de octubre de 1991. Rev., t. 88, sec. 4ª, pág. 159; C. de Santiago, 12
de marzo de 1992. Rev., t. 89, sec. 3ª, pág. 11, y C. de Santiago, 28 de agosto de
1992. Gaceta Jurídica Nº 146, pág. 68.
506
C. de San Miguel, 2 de diciembre de 1988. Rev., t. 85, sec. 4ª, pág. 191.
507
C. de San Miguel, 2 de diciembre de 1988. Rev., t. 85, sec. 4ª, pág. 191, y
C. de Santiago, 28 de agosto de 1992. Gaceta Jurídica Nº 146, pág. 68.
508
C. de San Miguel, 26 de diciembre de 1983, confirmada por la C. S. el 10
de abril de 1984. Gaceta Jurídica Nº 46, pág. 93.
509
Fueyo Laneri, Instituciones..., pág. 119.
270 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
t. 41, sec. 2ª, pág. 41; C. S., 8 de noviembre de 1944. Rev., t. 42, sec. 1ª, pág. 392;
C. S., 4 de mayo de 1948. Rev., t. 45, sec. 1ª, pág. 526; C. S., 8 de julio de 1953.
Rev., t. 50, sec. 4ª, pág. 89; C. S., 14 de junio de 1954. Rev., t. 51, sec. 1ª, pág. 384;
C. de Concepción, 2 de julio de 1955. Rev., t. 52, sec. 4ª, pág. 156; C. S., 17 de
junio de 1960. Rev., t. 57, sec. 4ª, pág. 144; C. de Santiago, 28 de diciembre de
1961. Rev., t. 58, sec. 4ª, pág. 374; C. S., 7 de diciembre de 1966. Rev., t. 63, sec. 4ª,
pág. 359; C. de Santiago, 3 de junio de 1968. Rev., t. 66, sec. 4ª, pág. 21; C. de
Temuco, 29 de junio de 1972. Rev., 69, sec. 4ª, pág. 66; C. de Santiago, 17 de
diciembre de 1981. Rev., t. 78, sec. 5ª, pág. 317; C. de Santiago, 13 de julio de
1982. Rev., t. 79, sec. 4ª, pág. 123; C. de Santiago, 16 de agosto de 1984. Rev., t. 81,
sec. 4ª, pág. 140 (señalando que los jueces hacen esta regulación sobre la base de
la prudencia y equidad); C. de Santiago, 11 de octubre de 1984. Rev., t. 81, sec. 2ª,
pág. 121; C. de Santiago, 26 de septiembre de 1990. Gaceta Jurídica Nº 123, pág. 47,
y C. de San Miguel, 3 de junio de 1992. Rev., t. 89, sec. 4ª, pág. 156.
DE LA REPARACION DE LOS DAÑOS EXTRACONTRACTUALES 271
índole subjetiva hace imposible que ese aspecto pueda ser acre-
ditado.513
Fernando Fueyo Laneri, tal vez en el último artículo que
escribiera, expresó que el juez, “en esta materia del daño moral,
escudriñará sobre la agresión objeto de un derecho extrapatri-
monial (o bienes y derechos de la personalidad) y probados que
sean los hechos que acreditan las bases materiales o fácticas
necesarias, discurrirá prolijamente con su saber jurídico, su con-
ciencia, su discrecionalidad, su prudencia, su afán por hacer
justicia, etc., sobre el modo de reparar el daño causado, con
especial aplicación de la equidad que autoriza expresamente el
Nº 5º del art. 170 del Código de Procedimiento Civil”.514
En todo caso, los propios jueces han señalado algunas di-
rectrices elementales a las cuales atenerse al hacer esta regula-
ción, como son, entre otras, estarse al mérito del proceso, a los
principios de equidad,515 a los datos legalmente concurrentes
acerca del carácter y extensión del perjuicio,516 a la naturaleza
del hecho culpable y del derecho agraviado, a las facultades
del autor, a las facultades, condiciones y situación personal del
ofendido y a la manera como ha sido afectado en sus activida-
des normales,517 precaviendo siempre no generar para la vícti-
ma un enriquecimiento sin causa.518-519
La Corte de Apelaciones de San Miguel nos recuerda, en fallo
de 26 de diciembre de 1983, que la discrecionalidad en la fijación
del monto de la reparación no exime del deber de convicción
que pesa sobre todo juzgador, pues así lo dispone el art. 170 Nos 4º
y 5º del Código de Procedimiento Civil y en sus equivalentes, los
Nos 4º a 6º del art. 500 del Código de Procedimiento Penal.520
Si en la demanda se solicita una cifra única por concepto
de daño moral, se entiende que ello no es obstáculo para que
el tribunal otorgue una menor si de ese modo considera pru-
dencialmente indemnizado tal perjuicio.521
513 C. S., 17 de junio de 1960. Rev., t. 57, sec. 4ª, pág. 144.
514 Fueyo Laneri, “El daño moral...”, pág. 13.
515 En este sentido, C. de Temuco, 29 de junio de 1972. Rev., t. 69, sec. 4ª,
pág. 66, y C. de San Miguel, 3 de junio de 1992. Rev., t. 89, sec. 4ª, pág. 156.
516 C. de Santiago, 16 de agosto de 1984. Rev., t. 81, sec. 4ª, pág. 140.
517 C. de Santiago, 26 de septiembre de 1990. Gaceta Jurídica Nº 123, pág. 47.
518 C. de Santiago, 13 de julio de 1982. Rev., t. 79, sec. 4ª, pág. 123.
519 Sobre el punto véase además Cap. IV, 3.3.1.
520 C. de San Miguel, 26 de diciembre de 1983. Gaceta Jurídica Nº 46, pág. 93.
521 C. S., 14 de septiembre de 1987. Rev., t. 84, sec. 4ª, pág. 137.
272 EL DAÑO EXTRACONTRACTUAL
522 C. S., 7 de julio de 1987, confirmando en esta parte sentencia del juez del
(haciendo una disminución); C. S., 20 de enero de 1983. Rev., t. 80, sec. 4ª, pág. 5, y
C. S., 13 de agosto de 1991. Rev., t. 88, sec. 3ª, pág. 71 (haciendo un aumento).
525 C. S., 2 de marzo de 1977. F. M. Nº 220, pág. 25.
526 C. S., 25 de octubre de 1979. F. M. Nº 251, pág. 310.
527 C. S., 20 de septiembre de 1982. Rev., t. 79, sec. 4ª, pág. 197.
CONCLUSIONES
1
Al tratar cada uno de los aspectos comprendidos en esta obra estampamos
las conclusiones a que han llegado nuestros jueces. Creemos inoficioso repetir-
las en su totalidad. Por ello, simplemente, nos detendremos en aquellos aspectos
que nos parecen más relevantes.
274 CONCLUSIONES
LIBROS Y ARTICULOS
OTROS TEXTOS