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 E – 14-381

Pubalgia del deportista


M. Bouvard, A. Lippa, G. Reboul

La pubalgia del deportista es una enfermedad que afecta a todas las estructuras locomo-
toras de la parte anterior de la cintura pélvica. Su distribución es universal y se produce
de forma casi exclusiva en varones. No existe todavía un consenso sobre la nosología
y el tratamiento de la pubalgia. En la mayoría de los casos, la enfermedad evoluciona
de forma crónica, con una instauración progresiva, pero existen formas agudas y trau-
máticas. El diagnóstico de pubalgia del deportista sólo se establece después de haber
descartado muchos diagnósticos diferenciales. Existen cuatro formas clínicas de pubalgia
que suelen aparecer intricadas: afectación de la sínfisis del pubis y sus anexos, lesiones de
la parte baja de los rectos del abdomen, cerca de su inserción, tendinopatías del cuerpo
y de la inserción de los aductores que pueden complicarse con un síndrome compresivo
del nervio obturador y, por último, afectación del trayecto inguinal por defecto de pared
y sufrimiento neurológico ilioinguinal e iliohipogástrico. El diagnóstico comienza con dos
exploraciones físicas, una de ellas después de un período de esfuerzo, tras lo que se rea-
liza un estudio radiográfico convencional. El tratamiento inicial suele ser médico y dura 3
meses. Comienza por el tratamiento del dolor y después con un programa personalizado
de rehabilitación que compense los puntos débiles del par fuerza-flexibilidad de la cintura
pélvica y de la cadera. En una segunda fase, después de un trabajo de las cualidades
neurofisiológicas, se efectúa un reentrenamiento físico y luego específico. Si, a pesar de
aplicar un tratamiento, la evolución es desfavorable, hay que cuestionar de nuevo el
diagnóstico. La topografía de las lesiones se precisa mediante la realización de una reso-
nancia magnética (RM). La indicación quirúrgica se establece si el trayecto inguinal está
afectado con o sin participación de uno de los sectores tendinosos. En los casos difíciles, la
realización de un bloqueo anestésico contribuye en gran medida al diagnóstico. Suelen
ser necesarias 12 semanas como promedio para regresar a la competición tras la cirugía.
La prevención primaria y secundaria influye en el pronóstico a largo plazo.
© 2012 Elsevier Masson SAS. Todos los derechos reservados.

Palabras clave: Pubalgia; Aductor; Trayecto inguinal; Sínfisis del pubis; Dolor inguinal

Plan ■ Pruebas de imagen 5


Radiología convencional 5
■ Introducción 2 Ecografía 5
Reseña histórica 2 Resonancia magnética 5
Definición 2 Otras técnicas 7
Epidemiología 2 Estrategia diagnóstica referente a las pruebas de imagen 8
Diagnósticos diferenciales 2 ■ Bloqueo y prueba diagnóstica 8
■ Anatomía 3 Bloqueo diagnóstico de los nervios ilioinguinal
e iliohipogástrico 8
■ Factores de riesgo 3 Pruebas anestésicas de los aductores 8
■ Formas clínicas 3 ■ Estrategia diagnóstica y terapéutica 8
Sínfisis 3 Aplicación del tratamiento médico 8
Músculos aductores 4 Tratamiento quirúrgico 9
Músculos abdominales 4 Prevención 10
Trayecto inguinal 5
■ Conclusión 11

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Volume E – 14-381 2012
doi:10.1016/S1286-935X(12)60824-7
E – 14-381  Pubalgia del deportista

 Introducción
Reseña histórica “ Punto fundamental
Spinelli describió la pubalgia hace casi un siglo, en esgri- Definición de la pubalgia del deportista
mistas. Hubo que esperar hasta la década de 1970 para • Osteoentesopatía púbica [24] .
que se estableciese una subdivisión de esta enfermedad,
• Afectaciones parietales y neurológicas del tra-
sobre todo en Francia, por parte de Durey y Rodineau [1] y
después por Brunet [2] , Le Gall y Rochcongar [3] . La pubal- yecto inguinal sin hernia detectable desde el punto
gia del deportista, que se describió inicialmente como de vista clínico [8, 9, 12, 20, 25] .
una afectación de la sínfisis, es una enfermedad de los • Lesiones de inserción de los rectos abdomina-
aductores según algunos autores, mientras que para otros les [9, 12, 19, 20, 26] .
es sólo un defecto de la pared del trayecto inguinal. • Lesiones miotendinosas y de la inserción de los
Los conocimientos sobre la pubalgia del deportista han aductores cuya evolución puede verse salpicada
aumentado gracias a los datos obtenidos de ciertos depor- por un accidente agudo o un síndrome compre-
tes colectivos, en especial con los trabajos de Ekstrand [4] sivo del nervio obturador.
en Escandinavia con el fútbol, los de Orchard [5] en Aus-
tralia con el rugby y el fútbol australiano y los de Tyler
y Nicholas en Norteamérica con el hockey [6, 7] . Nesovic, Esta definición «unicista» [14] , pero circunscrita de la
en Yugoslavia, y después Gillmore en Gran Bretaña ini- pubalgia, está motivada por la frecuencia de las formas
ciaron el tratamiento quirúrgico de la pubalgia a partir asociadas [5, 11, 16, 20, 22, 25, 27] , que suponen el 25-85% de las
de 1980 [8] . A comienzos de la década de 2000, se publi- pubalgias en los estudios clínicos. Los estudios mediante
caron las primeras series de cirugía laparoscópica de la resonancia magnética (RM) evalúan las formas asociadas
pubalgia, en especial con Srinivasan [9] en Estados Uni- en un 15%, pero ignoran las lesiones del trayecto inguinal.
dos. Pese al transcurso de los años, no se ha llegado a El segundo argumento es el hecho de que todas estas
ningún consenso, tanto en lo referente al aspecto nosoló- formas comparten los mismos factores fisiopatológicos [8] .
gico, como al diagnóstico y a la estrategia terapéutica. La Esta concepción de la pubalgia motiva que realicemos un
pubalgia del deportista sigue siendo una enfermedad poco tratamiento biomecánico global de la encrucijada púbica.
comprendida para la que aún faltan estudios de nivel I o El estudio de la patología de las estructuras anatómicas
II [8–12] . debe completarse con el análisis del gesto, de la postura y
de los pares de fuerza-flexibilidad presentes a ambos lados
de la sínfisis.

Definición
Epidemiología
La ausencia de consenso [5, 12–14] , la variedad de las
formas clínicas y el número de estructuras anatómicas Hay varias características que diferencian la epide-
implicadas [8, 14, 15] en la pubalgia han motivado que exista miología de la pubalgia del deportista. Se trata de una
una gran cantidad de publicaciones científicas sin nin- afección de deportistas jóvenes y casi exclusivamente
gún fundamento común. En la literatura francesa, por masculina [8, 13, 14, 16, 25] . Hasta el momento no se ha descrito
ejemplo, aún existe una gran oposición entre quienes ninguna serie femenina. Su evolución es más prolongada
defienden que se trata de un trastorno regional frente y es más difícil de curar cuanto más tardío sea el diag-
a los que reservan el término de pubalgia a la afec- nóstico preciso de las lesiones [8–12] . Éste se establece entre
tación exclusiva del trayecto inguinal. En la literatura 6 semanas y 5 años (promedio, 20 meses) después de
anglosajona, se encuentran los términos de síndrome los primeros síntomas [10] . Es especialmente recidivante
de dolor abdominal inferior, hernia deportiva, esguince cuando los factores fisiopatológicos no se corrigen. En
inguinal, hernia de Gillmore o dolor inguinal crónico. la década de 1980 se publicó un trabajo de subdivisión
Tanto si se trata de una revisión general como de casos de la pubalgia, que dio lugar a unas medidas exten-
clínicos aislados, las afecciones descritas con estos tér- sas de prevención, sobre todo en los futbolistas [3–5] . Sin
minos mezclan las formas clásicas de la pubalgia del embargo, su incidencia, que ya era elevada, aumentó
deportista con los trastornos articulares de la cadera, las aún más entre 2003 y 2009 [25] . La pubalgia afecta al 5-
lesiones traumáticas del músculo psoas o del comparti- 18% de los deportistas, englobando todos los deportes
mento femoral anterior y las fracturas por estrés [11, 13, 16–18] . en conjunto [11, 23] ; el 58% de los futbolistas presenta un
Sin embargo, puede observarse una concepción común antecedente de dolor púbico [18] . En fútbol y en hockey,
de la nosología en varias revisiones generales o tra- la pubalgia puede afectar al 10-20% de los deportistas
bajos de referencia bajo el término de «pubalgia del en una temporada [8, 9, 11, 15, 25, 28] ; el 50% de las pubalgias
deportista» (athletic pubalgia) [4, 5, 8, 14, 19–22] , que es el que persisten más de 20 semanas después de los primeros sín-
se ha adoptado en este artículo y que se desarrollará a tomas [26] . La recidiva de la pubalgia sigue siendo muy
continuación. frecuente, sobre todo en los deportes colectivos profesio-
Como resultado de trabajos previos [23] , los autores nales, donde puede llegar al 32-44%% [22, 26] . Por tanto,
de este artículo proponen definir bajo el término de un antecedente de pubalgia duplica el riesgo de sufrir un
«pubalgia del deportista» una única enfermedad de la nuevo episodio y este riesgo se triplica en los futbolistas
encrucijada púbica relacionada con los esfuerzos depor- profesionales [13, 29] . En América del Norte, los deportes que
tivos [22] . Esta enfermedad suele ser recidivante (cf infra). parecen ser los más afectados son las distintas variedades
Se manifiesta de forma aislada, pero con mucha frecuencia de fútbol y el hockey. En Europa, predomina el fútbol y, en
aparece combinada en cuatro formas clínicas. menor grado, el rugby en los trabajos publicados, mien-
Está causada por una anomalía anatómica (defecto de la tras que en Australia se trata del fútbol australiano y el
pared del trayecto inguinal) y por defectos funcionales del rugby [8, 11–14, 16, 18–20, 22, 25, 27] .
psoas (rigidez de los isquiotibiales y del psoas, debilidad
de los abdominales y de los aductores). Con la práctica Diagnósticos diferenciales
deportiva, aparecen lesiones secundarias, como la afec-
tación microtraumática de la sínfisis, de las entesis y el El médico debe permanecer muy atento para no esta-
síndrome compresivo del nervio obturador o de los ner- blecer el diagnóstico de pubalgia demasiado deprisa o por
vios ilioinguinal e iliohipogástrico. exceso, con el pretexto de que afecta a pacientes jóvenes y

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deportistas. El diagnóstico de pubalgia del deportista sólo


debe establecerse después de un estudio clínico y pruebas
complementarias [16] detallado de la región lumbopélvica.
Para la mayoría de los autores, la pubalgia del deportista
es un diagnóstico de exclusión [10, 14, 17, 19, 20, 25, 30] .

 Anatomía
Las estructuras anatómicas implicadas en la fisiopa-
tología de la pubalgia del deportista son numerosas y
complejas.

 Factores de riesgo [31–35]

Figura 1. Radiografía. Afectación degenerativa de la sínfisis


Existen dos tipos de factores: extrínsecos e intrínsecos. con disminución de la interlínea, condensación de los bordes
y osteofitos, lo que culmina en una artrodesis.

 Formas clínicas se atenúan o desaparecen con el reposo [8] . Mediante la


exploración programada se evalúan las movilidades de la
columna y de las caderas, la fuerza, la rigidez y el dolor
La falta de especificidad de los síntomas y de los sig-
de los músculos de la encrucijada púbica y de las caderas.
nos clínicos hace que el diagnóstico sea problemático,
El dolor provocado por la contracción frente a resisten-
sobre todo en las formas crónicas, si bien, un diagnóstico
cia de los músculos aductores parece ser el signo más
precoz reduce la morbilidad de la pubalgia [14] . La explo-
sensible, pero es poco específico y también puede obser-
ración física se precede de una anamnesis minuciosa [10] ,
varse tanto en las verdaderas afectaciones de los aductores
que permite detectar, en la mayoría de los casos, la apa-
como en la de la sínfisis o del trayecto inguinal [13, 15, 16, 36] ,
rición de dolor inguinal de aparición progresiva durante
debido a las confluencias anatómicas. Mediante la palpa-
la práctica deportiva [8, 12, 17, 20, 21, 30] , pero sobre todo con
ción se localiza con precisión el dolor en cada uno de los
rapidez después de ésta. Las confluencias anatómicas tan
cuatro sectores de la pubalgia (músculos aductores, abdo-
características de la encrucijada púbica explican que el
minales, sínfisis, trayecto inguinal). En bipedestación, se
dolor sea uni o bilateral [12, 17, 20] , su irradiación [10, 13, 20] en
evalúan los orificios, las paredes y el contenido del tra-
al menos el 30% de los casos [22] y la posibilidad de que
yecto inguinal. La exploración física no se limita a la
aumente con los esfuerzos de prensa abdominal [12, 17, 20, 26] .
región inguinal, sino que se centra también sobre todo en
Este dolor puede clasificarse en cuatro estadios que permi-
la columna, el abdomen y la cavidad pélvica, la pelvis ósea
ten al deportista y a su médico seguir la evolución de este
y el muslo [26] . Cuando se realiza la exploración, hay que
síntoma.
pensar en todos los posibles diagnósticos diferenciales, en
Al principio, el dolor permite la continuación de la
especial en aquéllos cuyo pronóstico es grave [18, 22] .
actividad, pero lo habitual es la evolución desfavorable
si no se aplica un tratamiento. Esta evolución insi-
diosa [8, 10, 13, 15, 17–21, 26, 27] dura varios meses e incluso varias Sínfisis
temporadas. El dolor desaparece con el reposo [8, 14, 17, 20] o
en el período entre dos temporadas, pero reaparece al rea- Lesiones traumáticas
nudar la práctica deportiva, al regreso de una lesión o con Las lesiones agudas de la sínfisis son la doble hendidura,
el cambio del terreno donde se practica el deporte. Por que provoca una fisuración del fibrocartílago compara-
el contrario, un dolor cuyo ritmo fuese el mismo con el ble a las lesiones intrameniscales y la lesión de las entesis
esfuerzo y con el reposo debería hacer pensar en otro diag- periféricas con fisuras accesorias que reflejan una desin-
nóstico [12, 17] . El dolor aparece con más frecuencia y más serción del grácil en los pacientes jóvenes [24] . El dolor se
deprisa después del final del esfuerzo y dura más tiempo, localiza a nivel sinfisario paramedial, pero en la anamne-
tras lo que los fenómenos dolorosos se extienden, abar- sis se encuentra un antecedente de un episodio agudo. La
can al propio período de esfuerzo y, por último, a la vida impotencia de los dos primeros días deja paso con rapidez
diaria. Los gestos más lesivos son las entradas, las pata- a un cuadro de dolor crónico, que impide cada intento
das, el control de la pelota o un tiro con el interior del de reanudación deportiva si la lesión no se cicatriza. El
pie (delantero de fútbol, pateador de rugby). Los gestos diagnóstico suele establecerse después de varios meses.
que requieren una contracción excéntrica de los aducto-
res son sintomáticos con mucha frecuencia, como sucede
con las aceleraciones y frenadas rápidas o con los cambios
Lesiones crónicas
súbitos de dirección [5, 8–11, 14, 15, 19–22, 25–27] , como en muchas El 7-17% de las pubalgias son formas sinfisarias
fases del fútbol, el hockey, el encuadre-desbordamiento puras [24] . La afectación microtraumática de la sínfi-
en rugby o en las fases de ataque cerca de la zona en sis puede describirse en cuatro estadios evolutivos:
balonmano. el sobreuso articular, la osteoentesopatía sinfisaria, la
En un pequeño número de casos, la pubalgia aparece de osteoartropatía y la artrosis [24] . Las lesiones que se obser-
forma repentina [8, 27, 30] , con o sin antecedentes de trau- van en la pubalgia del deportista son de tipo óseo, con
matismo agudo, como un tiro bloqueado en fútbol o en edema de los bordes de la artrodia y de las ramas ilio
hockey, una apertura súbita de las piernas a 180◦ , una o isquiopúbicas. En 2008, Verrall demostró mediante
recepción de un salto unipodal violento o con caída sobre biopsias que este edema no se relacionaba con una infla-
un adversario o un resbalón con caída no controlada. La mación, sino más bien con lesiones óseas de estrés que
lesión traumática puede afectar a los cuatro sectores de afectaban a los bordes de la sínfisis [37] . No obstante, tam-
la pubalgia y descompensar una situación mecánica de la bién se observan afectaciones de la entesis del ligamento
encrucijada púbica. púbico y del fibrocartílago, con un ensanchamiento de la
Es preciso realizar dos consultas para establecer el diag- sínfisis, erosiones de los bordes y osteofitos en las pruebas
nóstico clínico, de las que una debe tener lugar después de imagen, lo que puede dar lugar a una artrodesis a largo
de un período de esfuerzo [23] , porque muchos signos plazo o a una auténtica artrosis (Fig. 1).

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Figura 2. Tomografía computarizada. Calcificación de la inser-


ción del aductor largo derecho, correspondiente a un entesofito
o a la calcificación de una lesión traumática.

El dolor que describe el paciente se localiza a nivel sin-


fisario puro, medial y no aumenta con los esfuerzos de Figura 3. Resonancia magnética. Lesión traumática aguda con
prensa abdominal [19, 21] . Pocas veces se irradia hacia los desinserción de los aductores largo y corto izquierdos, asociada a
aductores o el periné [19, 21] . En la palpación de la sín- una desinserción del recto del abdomen izquierdo. Visualización
fisis se observa el dolor localizado en la cara superior, de la continuidad de ambas lesiones con un corte sagital cercano
anterior e inferior [21, 26] . Cuando existe un edema signi- a la sínfisis.
ficativo, puede observarse en el mismo punto dolor con
las contracciones frente a resistencia de los aductores y
los músculos abdominales [21] . Esta forma presenta una El dolor se percibe a nivel infrapúbico, en la cara interna
evolución prolongada. de la raíz del muslo. Sigue un ritmo clásico de las lesio-
nes tendinosas (clasificación de Leabetter) [38] , con una
escasa irradiación en sentido inferior y no se agrava con
Músculos aductores los esfuerzos de prensa abdominal.
Durante la exploración física, el dolor se observa en
Los seis músculos aductores estabilizan el miembro
la exploración frente a resistencia, al estiramiento y a la
inferior en cadena cinética cerrada y son aductores de la
palpación en la misma región (y no a nivel suprapúbico).
cadera en cadena abierta [21] . El aductor largo es el que más
Si no se observan lesiones visibles en las pruebas de ima-
se afecta [25] (con una prevalencia del 44-60%), pero exis-
gen, el dolor que se percibe en la región de los aductores
ten afectaciones aisladas de los otros músculos aductores,
debe hacer que se sospeche sin demora un sufrimiento de
incluido el pectíneo.
los nervios ilioinguinales e iliohipogástricos en el trayecto
inguinal, cuyo bloqueo anestésico [39] orienta el diagnós-
Lesiones traumáticas tico en los casos dudosos.
Las lesiones traumáticas se ven favorecidas por una con- Las lesiones crónicas también pueden complicarse con
tracción excéntrica repentina [21] . Aparecen de forma súbita un síndrome compresivo del nervio obturador, menos cono-
de tres formas: avulsión del ángulo inferior de la sínfisis cido. Durey y Rodineau habían descrito, desde 1976, una
en los adolescentes y adultos jóvenes, desinserción más o forma de pubalgia que se acompaña de una hipoestesia del
menos completa o accidente muscular clásico que se pro- territorio obturador [1] . Los trabajos de Bruckner y Brads-
duce en la unión miotendinosa [15, 21, 25] , a lo largo de la haw confirmaron esta afectación [40] . La compresión se
lámina profunda, sobre el tercio proximal, que está mal produce a la salida del agujero obturador. El sufrimiento
vascularizado [21] . del nervio obturador se debe a la inflamación crónica de
Mediante la anamnesis, se busca el antecedente de un vecindad o a la fibrosis debida a las secuelas de lesiones
crujido durante el traumatismo agudo, así como la impo- musculares repetidas. La exploración física después de un
tencia intensa de aparición rápida e incluso inmediata. La esfuerzo parece una medida fundamental. El dolor se irra-
presencia de una equimosis diferida en la cara interna del dia desde la cara medial de la raíz del muslo hacia la rodilla
muslo es un signo de gravedad. Las maniobras que solici- y puede adoptar características de las parestesias [15] . Se
tan al grupo de los aductores son muy sensibles e incluso puede desencadenar por el estiramiento de los aductores o
imposibles de realizar los primeros días. Si la lesión se pasa por la rotación externa de la cadera frente a resistencia [15] .
por alto, las recidivas son frecuentes, así como las cicatri- Un bloqueo anestésico y un electromiograma (después de
ces fibrosas dolorosas que se expresan por «incidentes» 3 meses) pueden confirmar el diagnóstico [15, 38] .
habituales que salpican la temporada del deportista. Las
lesiones pueden calcificarse (Fig. 2).
En los porteros de hockey y los lanzadores de béisbol se Músculos abdominales
han descrito [28] hernias musculares del aductor largo que
Los accidentes agudos también pueden producirse en este
se originan en la inserción y se extienden a lo largo de
sector, con desinserción más o menos completa de uno
varios centímetros. En la anamnesis suele evidenciarse un
de los rectos del abdomen, sobre todo con gestos balísti-
inicio súbito y después una evolución crónica del dolor,
cos [19] . El cuadro es súbito y muy sugestivo. En algunos
agravado por los gestos o posturas que estiran los aduc-
traumatismos especialmente violentos, puede observarse
tores. Desde el punto de vista clínico, los tres modos de
una asociación de lesión aguda de la inserción de los rectos
exploración ponen de manifiesto el dolor en el trayecto
del abdomen y de los aductores (Fig. 3).
de la hernia.
La afectación crónica de la parte baja y de la inserción de
los rectos del abdomen provoca una entesopatía y una asi-
Lesiones crónicas metría del volumen muscular de uno de los rectos (tenis,
Las lesiones microtraumáticas crónicas son más de tipo pelota vasca), pero también una cicatriz fibrosa en el seno
entesopatías que auténticas tendinopatías [21, 22] . de una zona inflamatoria [10, 12, 41] . El dolor se percibe en

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la sínfisis o justo por encima de ella [19] , no se irradia,


pero puede aumentar con los esfuerzos de prensa abdo-
minal. Este mismo dolor aparece en la exploración frente
a resistencia y en la palpación [19] .

Trayecto inguinal
En esta forma clínica, las lesiones pueden aparecer de
un modo muy súbito tras un movimiento, lo que marca el
inicio de la enfermedad (dilaceraciones de la aponeurosis
del oblicuo externo, desgarro del tendón conjunto).
Las formas de instauración progresiva son mucho más
frecuentes. Existen defectos de la pared posterior (lesión de
la aponeurosis del oblicuo externo, lesión del tendón con-
junto, dehiscencia del tendón conjunto, del ligamento
inguinal y de la fascia transversal), pero también anterior Figura 4. Radiografía. Afectación degenerativa de la sínfisis,
(hockey) del trayecto inguinal [8, 10, 16, 18, 25, 26] . seudoensanchamiento de la interlínea, aspecto desmigajado de
Muchos autores señalan que los defectos de pared del la superficie articular con geodas abiertas.
trayecto inguinal pueden causar lesiones secundarias de
los nervios ilioinguinal e iliohipogástrico [14, 16, 21, 27] (hiper- estudios radiográficos han demostrado que esta forma
trofia asociada a anastomosis, pliegues observados en los (que es la más antigua descrita) puede permanecer asin-
neuromas). tomática durante mucho tiempo. Los signos radiográficos
Mediante la anamnesis, se busca un dolor que se per- de la sínfisis aparecerían en el 60% de los deportistas [11, 16]
cibe a nivel inguinal, sobre el trayecto [21] . Aumenta con y en un 26% de los futbolistas [26] . Las radiografías dinámi-
los esfuerzos de prensa abdominal [8, 10, 12, 15, 17, 19–21, 42] , irra- cas en apoyo unipodal (separación mayor de 3 mm en el
dia hacia abajo (aductores, testículos, escroto) [8] y aparece plano vertical en caso de inestabilidad) [24] no se realizan
tras la práctica [17] , al levantarse de la cama [8, 12, 18] , durante de forma sistemática.
la fase de impulso en patinaje (hockey) o con algunos tiros
interiores, así como con las entradas (fútbol). El dolor debe Ecografía
disminuir con el reposo [12, 21] . Mediante la inspección, se
busca un signo de Malgaigne con el paciente al borde de la La ecografía es más adecuada para buscar la presencia
camilla. La contracción isométrica de los aductores puede de una lesión traumática musculotendinosa aguda que
desencadenar un dolor suprapúbico en las formas com- en la fase crónica. Los músculos del pubis se afectan a
presivas inguinales [8, 12, 19, 21] , mientras que la contracción múltiples niveles, como el tendón (tendinosis, fisuración,
contra resistencia de los abdominales puede ser indolora. rotura), la inserción (entesitis, arrancamiento, fisuración),
Una prueba más sensible consiste en colocar al paciente en la unión miotendinosa y el propio músculo. La ecografía
decúbito y solicitarle que levante la cabeza a la vez que fle- puede mostrar irregularidades corticales sobre las zonas
xiona la cadera frente a resistencia en recorrido externo. El de inserción de los tendones. Los signos ecográficos de
dolor se origina en la región inguinal y se irradia hacia los la tendinosis son una hipoecogenicidad y un aumento
órganos genitales y los aductores. Mediante la palpación, difuso o localizado del tamaño del tendón. En las for-
se busca de forma sistemática una dilatación del orificio mas agudas, hay que sospechar una desinserción parcial o
externo del trayecto inguinal, que está presente en el 94% completa ante la presencia de una zona líquida hipoecogé-
de los casos [14] y un dolor con los esfuerzos de prensa nica sobre la interfase hueso/tendones. Si se produce una
abdominal o, en ocasiones, localizado en el anillo ingui- rotura completa, existe una diastasis entre el tendón y el
nal (exploración después de un esfuerzo). En esta forma hueso, cuya amplitud depende de la retracción tendinosa.
de pubalgia, no existe una hernia detectable por métodos El muñón tendinoso adopta en estos casos un aspecto de
clínicos [8, 10, 12, 15, 17, 19, 21] . La exploración se sensibiliza en badajo de campana muy característico. La presencia de
bipedestación, con los esfuerzos de tos y con la maniobra una lámina líquida intratendinosa sugiere una rotura par-
de Valsalva [8, 12, 15, 17–19, 21, 42] . cial. En ocasiones, la lesión traumática se localiza en la
unión musculotendinosa. El aspecto ecográfico varía en
función del grado lesional.
 Pruebas de imagen La ecografía dinámica puede usarse para el diagnóstico
de las formas compresivas de pubalgia [5, 8, 10, 13, 14, 16–20, 27, 42] .
La exploración debe efectuarse comparando con el lado
Radiología convencional contralateral, en bipedestación y durante los esfuerzos
El análisis de la radiografía estándar [28, 43] puede permi- de prensa abdominal. El rendimiento (sensibilidad, espe-
tir poner de manifiesto la presencia de anomalías de la cificidad) de esta exploración en la pubalgia no se ha
sínfisis, así como de zonas de inserción de los tendones evaluado. Se trata de una exploración no invasiva y sin
en las entesopatías crónicas (entesofitos de tracción) en irradiación para el paciente, pero depende en gran medida
una proyección frontal de la pelvis en bipedestación. La del ecografista [17, 19] y se asocia a falsos positivos en los
radiografía lateral de la pelvis en bipedestación permite pacientes asintomáticos [8] .
medir la incidencia pélvica.
En las radiografías, hay que buscar datos que permitan Resonancia magnética
descartar una anomalía asociada, como una desigualdad
de longitud de los miembros inferiores o ciertos diag- En la actualidad, es la prueba de imagen de referencia
nósticos diferenciales: coxopatías, fractura de estrés, lesión de las pubalgias del deportista [18, 44–46] , por lo que debe
tumoral o, en un contexto agudo, una avulsión ósea realizarse de forma adecuada y completa, potenciada en
(fractura-arrancamiento). diversas secuencias.
En las formas sinfisarias, después de los trabajos de Bru- Se realizan secuencias con supresión de la señal de la
net [2] , las anomalías radiológicas se clasifican en cuadro grasa espectral en los tres planos del espacio (recuperación
estadios [43] (Fig. 4), con erosiones, geodas, seudoensan- de la inversión con presaturación espectral/saturación de
chamiento y condensación de los bordes [21, 26] . Se ha grasa [SPIR/FS]). El refuerzo de la señal en la secuencias
establecido que no existe un paralelismo radioclínico. Los tras la inyección de gadolinio muestra una correlación

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Figura 7. Resonancia magnética. Imagen potenciada en T2


Figura 5. Resonancia magnética potenciada en T2 con con secuencia SPIR (recuperación de la inversión con presatu-
secuencia SPIR (recuperación de la inversión con presaturación ración espectral). Signo de la segunda hendidura frente a la
espectral). Afectación degenerativa de la sínfisis, hiperseñal de inserción del aductor largo derecho (flecha).
las ramas adyacentes, hiperseñal de la entesis de los aductores
izquierdos, osteofitos. hiposeñal en T1 y en hiperseñal en T1 tras la inyección de
gadolinio. Los cortes coronales parecen los más adecuados
para mostrar su presencia (Fig. 7). La segunda hendidura
presenta una correlación muy evidente con la sintoma-
tología dolorosa del mismo lado. Se considera que la
segunda hendidura corresponde a lesiones de tipo microa-
vulsiones crónicas de los aductores largos y del grácil [49, 51] .
Se puede observar la presencia de una segunda hendi-
dura contralateral («segundo aspecto de bigote», «bigote
blanco»). Las anomalías de señal que afectan al origen de
los aductores, en especial al del aductor largo, se traducen
por una pérdida del aspecto en «bigote francés».

▲ Atención
En los deportistas adolescentes, el edema óseo
debe interpretarse con prudencia, porque puede
Figura 6. Resonancia magnética. Imagen de densidad protó-
ser asintomático y corresponder a la maduración
nica (DP) con saturación grasa. Hiperseñal lineal correspondiente esquelética normal [52] .
a una hendidura fisiológica de la sínfisis (flecha).

significativa con la gravedad de la afectación clínica [47, 48] .


Para descartar los demás trastornos regionales, como las neu- Los músculos rectos del abdomen y los aductores se inser-
ralgias de origen lumbar o las afecciones de las caderas tan en una pequeña superficie en la parte anterior del
(fracturas de estrés, conflicto anterior, lesiones degenera- pubis. Por tanto, puede que sea difícil reconocer bien estas
tivas, artritis, alteración del rodete acetabular), una lesión distintas estructuras en las pruebas de imagen, pues apa-
tumoral ósea o un trastorno urinario o ginecológico, es recen agrupadas en una pequeña zona y en hiposeñal. En
obligatorio realizar una RM con un campo de exploración los cortes sagitales, se observa bien la continuidad ana-
lo bastante amplio. tómica entre las fibras musculares y tendinosas de los
En las formas sinfisarias, la RM es una exploración fun- rectos del abdomen y las fibras tendinosas del aductor
damental, debido a su capacidad para mostrar el edema largo en la cara anterior de la sínfisis (Fig. 8). Su aspecto
del hueso esponjoso, que es la manifestación más pre- es característico, con una configuración triangular de los
coz de la osteítis púbica [37] y corresponde a lesiones óseas aductores largos que es una constante en todos los pla-
de estrés [8] . Puede ser uni o bilateral (simétrico). La RM nos del espacio. Se observa una fusión con las fibras del
también puede mostrar imágenes geódicas subcondrales aductor largo opuesto en los cortes frontales, con una
y erosiones, con irregularidades de las superficies arti- continuidad lineal en hiposeñal, que se confunde con el
culares, una ampliación de la interlínea y un derrame ligamento inferior del pubis (arqueado) [28] . Esta continui-
intraarticular (Fig. 5). El cuadro puede evolucionar a una dad en los cortes frontales forma una imagen «en bigote»
artrosis precoz. El disco interpúbico presenta en alrededor típica («bigote francés») (Fig. 9).
del 10% de los adultos una hendidura central (Fig. 6). En la RM, las lesiones de tendinosis se sospechan ante un
Esta fisura principal aparece en hiperseñal en las secuencias aumento difuso de la señal del tendón en las secuencias
sensibles a los líquidos. La hendidura fisiológica no debe sensibles al líquido sin hiperseñal líquida. Esta anoma-
sobrepasar sus límites en sentido inferior y superior en lía se busca sobre todo en los tendones de los aductores
los cortes frontales [49] . Se puede observar la presencia de largos (pérdida del aspecto en hiposeñal de una parte del
una segunda hendidura [9, 24, 27, 49–51] , que corresponde al des- «bigote»). Las entesitis se reflejan por anomalías de señal de
arrollo extraarticular de la primera hendidura, fisiológica, tipo hiposeñal en T1, hiperseñal en T2 o densidad protó-
cuyo límite inferior es el borde de la sínfisis del pubis. En la nica (DP) con supresión de la señal de la grasa, hiperseñal
mayoría de las ocasiones, se desarrolla a nivel inferolateral en secuencia de recuperación de la inversión en tiempo
de la hendidura fisiológica. En la RM, la segunda hendi- corto (STIR) e hiperseñal en T1 con gadolinio en secuencia
dura es una estructura lineal o curvilínea que aparece en SPIR, en el hueso esponjoso a nivel de la entesis. Estas ano-
hiperseñal en las secuencias sensibles a los líquidos, en malías de señal no son líquidas. Corresponden al edema

6 EMC - Aparato locomotor


Pubalgia del deportista  E – 14-381

Figura 11. Osteoartritis infecciosa de la sínfisis. Resonancia


magnética que muestra un derrame sinfisario y una colección
retrosinfisaria en la celda prostática, con hiperseñal del hueso y
de los músculos adyacentes.

Figura 8. Resonancia magnética sagital potenciada en T1.


Continuidad en hiposeñal fisiológica entre el tendón del recto En las formas de neuropatías compresivas, la deficiencia
del abdomen y el del aductor largo por delante de la sínfisis. de la pared posterior puede provocar la formación de una
«auténtica» hernia inguinal directa indetectable de forma
clínica. Esta hernia puede visualizarse con la RM [47, 50, 53] :
demostración del saco herniario que contiene grasa peri-
toneal, asociada en ocasiones a estructuras digestivas.
Pueden utilizarse maniobras dinámicas (prensa abdomi-
nal, Valsalva). Sin embargo, la deficiencia «aislada» de la
pared posterior (sin hernia) es difícil de poner de mani-
fiesto en las pruebas de imagen. La exploración física sigue
siendo el método de referencia para el estudio del trayecto
inguinal.
Respecto a algunos diagnósticos diferenciales, la frac-
tura de estrés es más frecuente en los deportistas. Afecta
preferentemente a la rama isquiopúbica [45] . Las radio-
grafías estándar pueden ser negativas. La RM es la
prueba de imagen que debe utilizarse de forma prefe-
rente. En ella, se observa un edema óseo, a menudo
significativo. Este edema sobrepasa la zona de la lesión,
en ocasiones de forma espectacular. En las secuencias
T2, se puede observar una zona lineal fina verti-
cal, en hiposeñal, que corresponde a la solución de
Figura 9. Resonancia magnética. Hiposeñal simétrica normal continuidad.
de la inserción de los aductores en T1 y T2 (aspecto en «bigote La artritis séptica de la sínfisis del pubis [43, 54] se visua-
negro») (flecha). liza muy bien en la RM. Cuando se inyecta gadolinio, se
observa una captación de contraste en anillo característica
(Fig. 11). El cuadro puede evolucionar hacia la absceda-
ción, con una posible afectación de los tejidos blandos
adyacentes. El diagnóstico requiere que se tomen mues-
tras para su estudio bacteriológico. Estas muestras pueden
tomarse con guiado radiográfico, ecográfico y mediante
tomografía computarizada (TC).

Otras técnicas
La gammagrafía y la TC a priori, debido al rendimiento
de la RM y a su carácter irradiante, no están indicadas en
el diagnóstico de las pubalgias del deportista, pero pue-
den aportar mucha información en la búsqueda de otras
afecciones pélvicas.
Figura 10. Resonancia magnética. Entesopatía de los aducto- La herniografía requiere la inyección de contraste en
res derechos con pérdida de la hiposeñal de la lámina tendinosa, la cavidad abdominal. Esta prueba tiene una sensibilidad
que está sustituida por una hiperseñal acompañada de una del 82% y una especificidad del 64% para el diagnóstico
hiperseñal del tejido óseo y de los tejidos blandos adyacentes. de las hernias directas. Sin embargo, para el diagnós-
tico de las formas de pubalgia debidas a neuropatías
del hueso esponjoso. El aumento de la señal tras la inyec- compresivas, se trata de una exploración invasiva que
ción de gadolinio es el indicador más fiable del grado de conlleva unos riesgos nada despreciables [10] . Las com-
sufrimiento de la entesis [47] . La inyección de gadolinio plicaciones se estiman en el 5-6% [26] y existen muchos
permite obtener un refuerzo considerable de la señal de falsos positivos. Por todas estas razones, la mayoría de los
las lesiones recientes, lo que permite diferenciarlas de las autores rechazan el uso de esta prueba en esta afección
lesiones en vías de cicatrización [48] (Fig. 10). [5, 8, 10, 14, 16, 17, 20, 26]
.

EMC - Aparato locomotor 7


E – 14-381  Pubalgia del deportista

Estrategia diagnóstica referente a las  Estrategia diagnóstica y


pruebas de imagen terapéutica (Fig. 12)
El estudio suele comenzar con las radiografías están-
dar [8, 27] , a las que se puede añadir una ecografía Aplicación del tratamiento médico
dinámica [13, 14, 18] . Como segunda elección, en especial si Formas traumáticas recientes
el tratamiento médico simple ha fracasado [8] , en la actua-
lidad se debe dar prioridad a la RM (que no conlleva En las formas traumáticas recientes de uno de los cua-
irradiación) para el estudio de las pubalgias del depor- tro sectores, conviene respetar un período de cicatrización
tista [8, 14–16, 18, 25, 27] , debido a su rendimiento en el análisis y después programar una solicitación infradolorosa pro-
de los distintos componentes anatómicos de la región gresiva. La reanudación con una intensidad parecida a la
pélvica. Sin embargo, la exploración con RM, aunque máxima no se suele autorizar hasta pasadas 6 semanas. Las
contribuye en gran medida al diagnóstico y a descartar pruebas de imagen pueden confirmar el restablecimiento
muchos diagnósticos diferenciales, no permite decantarse de una anatomía compatible, pero la clínica y la práctica
por un tratamiento conservador o por la cirugía en la deportiva son los elementos que confirman la recupera-
pubalgia del deportista [10] . ción de una función normal.

Formas crónicas
Respecto a las formas crónicas, el nivel de evidencia
 Bloqueo y prueba es bajo para decantarse entre un tratamiento con-
servador o quirúrgico [26, 27] . Sólo se ha publicado un
diagnóstica estudio aleatorizado que compare ambas opciones [4] . El
análisis de las principales revisiones exhaustivas mues-
Bloqueo diagnóstico de los nervios tra que, como primera elección, debe comenzarse la
ilioinguinal e iliohipogástrico [39] rehabilitación activa [8–11, 14, 22, 25] (sobre todo el refuerzo
muscular de la pared abdominal y de las caderas,
Existen muchas variaciones anatómicas de la inerva- la rehabilitación neuromuscular, los estiramientos y la
ción que complican el enfoque clínico y las pruebas osteopatía) [11, 13, 15, 19–21, 26, 30, 55–58] . Sin embargo, muchos
complementarias de los sufrimientos de los nervios autores abogan por un tratamiento quirúrgico de entrada
ilioinguinal e iliohipogástrico en las formas de pubalgia en algunas formas compresivas evidentes, porque en ellas
relacionadas con un defecto de la pared del trayecto ingui- el tratamiento conservador suele fracasar [4, 10, 11, 17, 59] . El
nal. La afectación de estos dos nervios puede explicar una programa de rehabilitación es escalonado. La ausencia
parte de los dolores por un síndrome compresivo, pero de dolor guía una progresión, que se prolonga durante
puede haber auténticas deficiencias de la pared posterior 3 meses.
que permanezcan asintomáticas durante mucho tiempo.
En esta forma de pubalgia, algunos autores confían sólo Desarrollo
en la exploración física para establecer el diagnóstico,
mientras que otros utilizan la herniografía y, más recien- Fase 1: analgesia
temente, la ecografía. En un trabajo previo, nosotros Las medidas terapéuticas iniciales se dirigen al trata-
habíamos descrito la utilidad del bloqueo anestésico diag- miento de los factores extrínsecos. El reposo deportivo
nóstico de los nervios ilioinguinal e iliohipogástrico en los completo está indicado si existe dolor en la vida diaria, en
casos difíciles. La técnica escogida es el bloqueo por pun- especial en las formas sinfisarias debido a lesiones óseas
ción única simplificado de Dalens, que realiza de forma de estrés. Este reposo se acompaña, si es preciso, por fár-
ambulatoria un médico experto en los procedimientos macos simples (analgésicos de clase 1). La prescripción
locorregionales. Nosotros utilizamos una aguja del cali- de antiinflamatorios esteroideos no está documentada [15] .
bre 24 G de bisel corto (45◦ ) de 50 mm, con 15-20 ml Cuando las pruebas de imagen confirman la afectación
de ropivacaína (3,75 mg/ml). En las formas bilaterales, la de una entesis y ésta dificulta la progresión del trata-
punción unilateral facilita el análisis de la prueba con miento, puede estar indicado realizar una infiltración [60] ,
una evaluación del dolor previo y después de un esfuerzo aunque no se ha demostrado la utilidad de esta técnica
habitualmente doloroso. Esta prueba está indicada en la en las formas sinfisarias [11, 26] . Los corticoides hidrosolu-
primera consulta o en el estudio preoperatorio, cuando el bles clásicos deberían sustituirse de forma progresiva por
análisis clínico y las pruebas de imagen no permiten con- las técnicas de plasma rico en factor de plaquetas (PRP)
firmar la parte de responsabilidad que tiene el trayecto o en factores de crecimiento (PRGF), cuyos resultados
inguinal en el dolor [8, 11, 13–15, 21, 26, 39] . son prometedores [61] . Debe programarse una evaluación
bimensual. En los demás casos, el reposo es parcial y selec-
tivo y resulta útil mantener las actividades que no causan
dolor [11, 23, 24] . El objetivo inicial del rehabilitador consiste
Pruebas anestésicas de los aductores [14] en favorecer la ausencia de dolor, lo que es necesario
para lograr el refuerzo. El profesional comienza su trabajo
Del mismo modo, es posible proponer (en condiciones con la normalización de las tensiones musculares (osteopa-
de asepsia) una prueba anestésica precisa de la inser- tía [14, 58] , contracción-relajación, trabajo miotensivo) en
ción de los aductores o un bloqueo selectivo del nervio los sectores dolorosos, pero también en los que intervie-
obturador. El deportista se puede poner en la situación nen a distancia sobre el equilibrio pélvico, en especial
dolorosa pasados 5 minutos. Puede que se produzca un el psoas. Después, se continúa con un trabajo sobre las
aumento del dolor al pasarse los efectos de la anestesia. movilidades de la cadera (decoaptación) y de la columna,
Estas pruebas están indicadas cuando la comparación de mediante masajes transversos profundos (MTP) de Cyriax
la clínica con las pruebas de imagen (cuyo rendimiento sobre las entesis afectadas.
es muy elevado en este sector) deja dudas sobre la impli-
cación de los aductores o del nervio obturador en la Fase 2: refuerzo
pubalgia. El refuerzo se guía por la evaluación del rehabilitador
Las contraindicaciones de estas pruebas son la alergia (rectos del abdomen, oblicuo y transverso, aductores). El
conocida a los anestésicos o a un excipiente, la porfiria, refuerzo de los sectores musculares débiles comienza con un
los trastornos graves de la coagulación y la infección en modo isométrico y después concéntrico. Cuando se tolera
el punto de punción. el modo excéntrico, se aconseja alternar los tres modos.

8 EMC - Aparato locomotor


Pubalgia del deportista  E – 14-381

Figura 12. Árbol de decisiones. Estra-


Primera consulta después del esfuerzo tegia diagnóstica y terapéutica para el
tratamiento de la pubalgia.
Búsqueda sistemática de muchos diagnósticos diferenciales
Síndrome doloroso de 4 sectores: sínfisis, inserciones de los músculos abdominales,
inserciones de los aductores, conducto inguinal
Búsqueda de factores extrínsecos principales: sobreentrenamiento, errores en el trabajo físico, material, etc.
Búsqueda de trastornos asociados: columna vertebral, caderas
Solicitud de pruebas complementarias sistemáticas radiológicas ± ecográficas

Primera consulta distanciada de un esfuerzo

Cuadros dolorosos de la vida diaria Ausencia de dolor

Reposo completo
Valoración lumbopélvica precisa
Analgésicos orales y kinesiterapia

Abdomen, columna, caderas


Valoración lumbopélvica precisa
Rigidez y debilidad

Si es preciso: pruebas anestésicas diagnósticas


Reposo parcial
Rehabilitación individualizada
Reprogramación clásica + protocolo de Pau-Toronto

Evaluación mensual

Buena evolución Mala evolución a los 3 meses

Control de los puntos débiles Clínica + RM: diagnóstico diferencial

Conducto inguinal ± síndrome compresivo: cirugía,


reanudación progresiva ≥ 3 meses

Reanudación Forma sinfisaria: reposo y rehabilitación continuada

Forma abdominal y/o aductores ± síndrome compresivo: infiltración


seguida de cirugía

Valoración
anual

Puede utilizarse un protocolo de Stanish adaptado y un Tratamiento quirúrgico


dinamómetro isocinético.
Fundamentos
Fase 3: reprogramación
La fuerza es necesaria, pero no suficiente. Es indispen- El tratamiento quirúrgico está indicado en las lesiones
sable lograr una sinergia muscular para el control eficaz del trayecto inguinal y de los aductores y, con menos fre-
de la pelvis en las actividades deportivas que implican un cuencia, en las de los rectos del abdomen.
apoyo monopodal alterno. El rehabilitador se centra sobre Respecto a las neuropatías compresivas, se han utilizado
todo en el control de la anteversión de la pelvis (refuerzo en muchas técnicas quirúrgicas, bien mediante un acceso
recorrido interno de los rectos del abdomen con normali- directo o bien por laparoscopia. El objetivo de todas estas
zación de la cadena anterior). Durante esta fase, se pueden técnicas consiste en lograr que la pared sea más sólida gra-
utilizar el trabajo en disociación sobre camilla, el trabajo cias a los músculos circundantes, de modo que se realiza
con balón de Klein o el protocolo de Pau-Toronto [23] . una miorrafia por planos o se emplean prótesis parietales
sintéticas (malla). Algunos cirujanos asocian el procedi-
Fase 4: reanudación de la actividad miento parietal a una neurólisis de los nervios ilioinguinal
Las fases precedentes permiten una reanudación progre- e iliohipogástrico [8, 14, 16] .
siva de las actividades físicas en línea recta intermitentes Nesovic ha diseñado la intervención clásica, cuya téc-
y después con cambios de dirección. La colaboración nica consiste en una operación de reequilibrado mediante
estrecha entre el rehabilitador y el entrenador permite el plastia abdominal. Consta de una fase de disección
trabajo de los gestos lesivos y después la reanudación pro- «extensa» hasta la espina ilíaca anterosuperior y una fase
gresiva específica de la actividad. Hay que programar un de reparación, denominada miofascioplastia profunda y
seguimiento mensual. superficial. Esta técnica tiene el inconveniente de ser bas-
Si el tratamiento médico adecuado fracasa después de 3 tante dolorosa, por lo que requiere unos períodos de
meses (persistencia o reaparición rápida del dolor), con- reposo y de reanudación de la actividad bastante largos.
viene cuestionar el diagnóstico y realizar una exploración Con posterioridad, muchos médicos europeos y esta-
mediante RM. Las pruebas anestésicas diagnósticas pue- dounidenses han utilizado la técnica de Shouldice, que se
den ser de ayuda en las formas difíciles [39] . El tratamiento ha modificado respecto a la que se describió en la década
conservador es prolongado en las formas sinfisarias de 1990. La intervención de Shouldice modificada retoma
puras [11, 19, 21, 24, 25] . En las demás formas, debe solicitarse el principio de disección y de reparación del Shouldice
una consulta quirúrgica sin demora [8, 13, 21] . Institute con un monofilamento no reabsorbible. El saco

EMC - Aparato locomotor 9


E – 14-381  Pubalgia del deportista

herniario no se abre, pero se procede a la apertura de la programa una consulta a las 2 y a las 4 semanas. Los cui-
fascia transversal, que se reseca si está fibrosada o se repara dados de rehabilitación se inician a los 10-12 días de la
si las lesiones son mínimas. intervención, con una frecuencia de cuatro sesiones sema-
Recientemente, el equipo alemán del profesor Musha- nales para mantener la calidad cicatrizal cutánea, así como
wek ha desarrollado y descrito las técnicas mínimamente combatir el dolor y los trastornos tróficos. Se utilizan
invasivas. En ellas, se accede a la pared posterior mediante masajes y despegamiento de las cicatrices y de los pla-
una simple separación de la aponeurosis del oblicuo nos subcutáneos. Después, se movilizan manualmente los
externo con sutura de ida y vuelta sobre la fascia transver- planos profundos del compartimento de los aductores y
sal, con o sin neurólisis. Una segunda sutura lateraliza el se trabaja la marcha y la postura. Las sesiones se entremez-
músculo recto del abdomen para reducir la tensión sobre clan con crioterapia. A continuación, es posible comenzar
el pubis. Esta técnica tendría la ventaja de ser muy poco el trabajo isométrico estricto (sin peso y con resistencia
agresiva, de utilizar anestesia local y de permitir una rea- manual) de los sectores supra e infrapúbicos. A partir de
nudación precoz de la competición [42] . la tercera semana postoperatoria, se continúan los objeti-
La laparoscopia también se utiliza para el tratamiento vos de la primera fase. Se introduce el trabajo excéntrico
de las neuropatías compresivas, en las que en la mayo- con resistencia moderada, en función del dolor, y los esti-
ría de los casos se coloca un material protésico. El acceso ramientos, movilizaciones de la cadera, trabajo postural
al trayecto inguinal puede efectuarse por vía intraperito- y retroversión de la pelvis. En este estadio, está indicado
neal (TAPP) o preperitoneal (TEP). Es posible realizar un realizar un estudio estático osteopático [14, 58] . Durante el
tratamiento bilateral con una única incisión [16] . En este segundo mes postoperatorio, se intensifica de forma pro-
trastorno de pubalgia del deportista, esta técnica visua- gresiva el trabajo muscular isométrico y excéntrico y
liza bien las lesiones posteriores, pero se pueden pasar después el concéntrico. El reacondicionamiento cardio-
por alto las lesiones anteriores. También existen riesgos pulmonar se comienza con bicicleta y con ejercicios de
relacionados con el comportamiento de las prótesis con musculación abdominal estática en los cuatro lados. El
el esfuerzo [42, 59] y con la técnica empleada durante la trabajo de estiramiento y postural también se continúa.
laparoscopia. La intervención no realiza una reparación Se pueden emplear los MTP de Cyriax sobre las insercio-
anatómica de la pared [11, 59] . Esta técnica aún es motivo nes púbicas y las cicatrices. Por último, se introduce el
de controversia en los deportistas [14] . trabajo propioceptivo, en carga, sobre plano inestable en
La intervención sobre los músculos aductores requiere línea recta y luego con cambios de dirección. La pliome-
un acceso cutáneo de 3-4 cm a su nivel. Consiste en efec- tría y el refuerzo muscular explosivo sólo se introducen
tuar una tenotomía de desinserción a 5 mm de la zona según una técnica adecuada. El tercer mes postoperatorio es
ósea y después una liberación de los elementos muscu- el de la reanudación de la actividad deportiva. Los MTP y
lares subyacentes, para obtener una zona flexible de 3-4 el trabajo excéntrico se intensifican. La carrera a pie se
cm [8, 11, 13, 15, 16, 20, 21] . reanuda en intervalos de 10 minutos en línea recta y en
terreno blando. La progresión se realiza aumentando la
Indicaciones según la forma clínica duración, alargando la zancada y después introduciendo
ejercicios de pasos cazados, de cambios de dirección y de
En las afectaciones del trayecto inguinal, en la actua-
pliometría. Por último, se efectúa la preparación física y
lidad se recomienda el tratamiento bilateral, porque las
la readaptación a los gestos específicos del deporte practi-
recidivas contralaterales son muy frecuentes. En una serie
cado.
quirúrgica se ha descrito la observación de lesiones con-
tralaterales al lado operado en el 40% de los casos [19] . La
indicación se puede establecer de entrada y sin restriccio- Resultados
nes cuando se ha demostrado la existencia de una afección
aislada del trayecto inguinal con dolor al tacto inguinal, En la actualidad, no existe un consenso sobre el tipo de
que indique una dehiscencia del orificio profundo (pro- técnica al que debe darse prioridad. Se dispone de series
trusión) o dolor de la fascia transversal, que está fibrosada de casos, pero los estudios aleatorizados comparativos son
o desgarrada. La intervención se propone de forma dife- casi inexistentes. Los metaanálisis permiten observar que
rida si la dehiscencia parece ser más moderada y no existe los dos tipos de acceso (directo o laparoscópico) propor-
dolor de la fascia transversal, si hay varios sectores afecta- cionan resultados similares en cuanto al tratamiento del
dos y si fracasa un tratamiento médico realizado de forma dolor y a la reanudación al mismo nivel de rendimiento.
adecuada durante 3 meses. Se logran buenos resultados en alrededor del 77-100% de
La asociación de una forma compresiva y de lesiones los casos [8–11, 17, 18, 21, 59] .
crónicas del origen de los aductores es frecuente [3] . Por La técnica del Shouldice Institute parece permitir una
ejemplo, Rifi ha observado esta asociación en 55 de 80 convalecencia más corta que la de Nesovic. Las técni-
futbolistas operados en 2009 [62] . Por este motivo, la explo- cas laparoscópicas podrían permitir una reanudación aún
ración preoperatoria con RM parece indispensable para más precoz [8, 11, 14, 19, 21] . No obstante, sólo hay un estudio
objetivar una lesión de este sector cuando el paciente que compare el acceso directo con la laparoscopia y es de
refiere un dolor de los aductores. Christel publicó en la nivel III. La reanudación se lograba en 17 semanas frente
EMC, en 1997, que el tratamiento actual de los aductores a 6 semanas, respectivamente [10] .
y del trayecto inguinal aumenta la tasa de éxito del tra-
tamiento quirúrgico un 20% respecto a una intervención
aislada del trayecto [30] . En otra serie, la tasa de éxito pasó Prevención
del 63% al 90% en 40 futbolistas [15] . La indicación de una
La prevención de la pubalgia se ha estudiado en muchos
cirugía de los aductores se establece cuando la lesión se
trabajos desde 1970, sobre todo en Francia con Boéda y
demuestra mediante las pruebas de imagen o si es nece-
después con Durey [64] y Rochcongar [65] . Varios estudios
sario operar el trayecto inguinal o bien si ha fracasado un
recientes han confirmado la utilidad de la prevención pri-
tratamiento médico realizado de forma adecuada.
maria o secundaria, sobre todo en Australia con Orchard [5]
y en Estados Unidos. En 2002, Nicholas, mediante un
Seguimiento postoperatorio [10, 20, 21, 63] dinamómetro isocinético, identificó a los jugadores de
La alimentación se reanuda normalmente. El paciente hockey cuya relación Ad/Abd era inferior al 80% en pre-
regresa a su domicilio la misma tarde de la cirugía o la temporada y logró reducir la incidencia de la pubalgia a
mañana siguiente, dependiendo del reinicio de la deam- la cuarta parte [7] . Más recientemente, Holmich, en 2009,
bulación, con un tratamiento analgésico y cuidados de mostró en una serie de 977 futbolistas que un programa
enfermería. Se debe guardar reposo durante 8-10 días y se de prevención puede reducir la incidencia de la pubalgia

10 EMC - Aparato locomotor


Pubalgia del deportista  E – 14-381

un 31% [29] . El equipo de Verrall evaluó a 52 futbolis- [9] Srinivasan A, Schuricht A. Long-term follow-up of laparos-
tas australianos mediante exploración física y RM para copic preperitoneal hernia repair in professionalathletes. J
definir una población de riesgo [66] . Por tanto, nosotros LaparoendoscAdv Surg Tech A 2002;12:101–6.
aconsejamos realizar una evaluación sistemática en pre- [10] Caudill P, Nyland J, Smith C. Sports hernias: a systematic
temporada de los puntos débiles referentes a la fuerza, la literature review. Br J Sports Med 2008;42:954–64.
flexibilidad y la coordinación, estableciendo un «perfil de [11] Jansen JA, Mens JM, Backx JG. Treatment of longstanding
jugador» [13, 17, 25] . En estos competidores, así como en los groin pain in athletes: a systematic review. Scand J Med Sci
que tengan antecedentes de pubalgia, resulta beneficioso Sports 2008;18:263–74.
realizar un trabajo individual a medida en pretempo- [12] Meyers WC, Foley DP, Garrett WE. Management of severe
rada y a mitad de la temporada (relajación de las zonas lower abdominal or inguinal pain in high-performance athle-
tes. Am J Sports Med 2000;28:2–8.
con rigidez, refuerzo de los sectores rígidos, trabajo de
[13] Garvey JF, Read JW, Turner A. Sportsman hernia: what can
coordinación). También conviene medir la carga interna
we do. Hernia 2010;14:17–25.
individual para evitar los períodos de sobrecarga prolon-
[14] Morales-Conde S, Socas M, Barranco A. Sportsmen hernia:
gada que descompensan los puntos débiles. Por último,
what do we know? Hernia 2010;14:5–15.
hay que proseguir la formación de los entrenadores, médi- [15] Morelli V, Weaver V. Groin injuries and groin pain in athletes:
cos y kinesiterapeutas para que se encarguen de esta part 1. Prim Care Clin Offıce Pract 2005;32:163–83.
prevención. [16] Harmon KG. Evaluation of groin pain in athletes. Curr Sports
Med Rep 2007;6:354–61.
[17] Moeller JL. Sportsman’s hernia. Curr Sports Med Rep
 Conclusión 2007;6:111–4.
[18] Swan KG, Wolcott M. The athletic Hernia, a systematic
El tratamiento de la pubalgia del deportista debe review. Clin Orthop Relat Res 2006;455:78–87.
realizarse en un contexto especializado y ser multidis- [19] Atkins JM, Taylor JC, Kane SF. Acute and overuse injuries
ciplinario [10, 15, 18, 19] y activo. Requiere un buen nivel of the abdomen and groin in athletes. Curr Sports Med Rep
de experiencia del médico en cuanto a las estructuras 2010;9:115–20.
anatómicas implicadas [27] , los factores fisiopatológicos [20] Kachingwe AF, Grech S. Proposed algorithm for the mana-
y la subdivisión de las lesiones. Es necesario estable- gement of athletes with athletic pubalgia (sports hernia): a
cer un diagnóstico clínico preciso antes de cualquier case series. J Orthop Sports Phys Ther 2008;38:768–81.
[21] McIntyre J, Johson C, Schroeder EL. Groin pain in athletes.
tratamiento [13] . En la actualidad, la RM constituye la
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exploración de referencia [27] (sensibilidad del 98% y espe-
[22] Robertson BA, Barker PJ, Fahrer M. The anatomy of the pubic
cificidad del 80-100% en los deportistas con pubalgias por
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lesiones del recto del abdomen, del origen de los aductores
[23] Bouvard M, Dorochenko P, Lanusse P, Duraffour H. La pubal-
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la población de deportistas (2/102 en la serie de Zoga) [46] . [24] Vidalin H. Ostéo-arthropathie pubienne ou ostéo-
El tratamiento médico es la alternativa prioritaria en las enthésopathie symphysaire ? J Traumatol Sport 2006;23:
formas sinfisarias y musculotendinosas [13] . El tratamiento 229–44.
quirúrgico no debe diferirse más de 3 meses en las neuro- [25] Tyler TF, Silvers HJ, Gerhardt MB. Groin injuries in sports
patías compresivas, porque los resultados son excelentes, medicine. Sports Health 2010;20:1–6.
tanto con los métodos clásicos como con los laparoscópi- [26] Fon LJ, Spence RA. Sportsman hernia. Br J Surg
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Agradecimientos: Los autores expresan su agradecimiento a Aurora [28] Koulouris G. Imaging review of groin pain in elite athletes: an
Médevielle y Christel Baigts por su inestimable ayuda bibliográfica, así anatomic approach to imaging findings. AJR Am J Roentgenol
como a Stéphane Calestreme, Patrice Boutevin y Bernard Vargues por 2008;191:962–72.
su colaboración y sus consejos. [29] Hölmich P, Larsen K, Krogsgaard K. Exercice pro-
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M. Bouvard, Médecin du sport (marc.bouvard@ch-pau.fr).


Centre de biologie et médecine du Sport de Pau, 64046 Pau cedex, France.
A. Lippa, Praticien hospitalier.
Imagerie médicale, Hôpital de Pau, 64046 Pau cedex, France.
G. Reboul, Chirurgien digestif.
Unité de chirurgie pariétoabdominale, Clinique du sport, 33700 Mérignac, France.

Cualquier referencia a este artículo debe incluir la mención del artículo: Bouvard M, Lippa A, Reboul G. Pubalgia del deportista. EMC
Aparato locomotor 2012;45(1):1-12 [Artículo E – 14-381].

Disponibles en www.em-consulte.com/es
Algoritmos Ilustraciones Videos/ Aspectos Información Informaciones Auto- Caso
complementarias Animaciones legales al paciente complementarias evaluación clinico

12 EMC - Aparato locomotor

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