You are on page 1of 7

UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

EL CAPITAL. CRÍTICA DE LA ECONOMÍA POLÍTICA


LA MERCANCÍA Y EL PROCESO DE ACUMULACIÓN CAPITALISTA

TRABAJO EXPOSITIVO

Curso: Teoría Social I


Profesor: Roger Iziga

Alumnos:
Minaya Lozano, Cristhian Gustavo 15150294 Arqueología
Hidalgo Parra, Hector Luis 16150191 Sociología
Torres Ortiz, Ennio Cesar 16150268 Antropología
Velarde Requejo, Paola 16150269 Antropología

Lima – Perú
2018
LA MERCANCÍA

Los dos factores de la mercancía: valor de uso y valor

(Sustancia y magnitud del valor)

La riqueza de las sociedades en que impera el régimen capitalista de producción se nos


aparece como un "inmenso arsenal de mercancías" y la mercancía como su forma
elemental. Por eso, nuestra investigación arranca del análisis de la mercancía. La mercancía
es, en primer término, un objeto externo, una cosa apta para satisfacer necesidades humanas,
de cualquier clase que ellas sean. El carácter de estas necesidades, el que broten por ejemplo
del estómago o de la fantasía, no interesa en lo más mínimo para estos efectos.

Los valores de uso forman el contenido material de la riqueza, cualquiera que sea la
forma social de ésta. En el tipo de sociedad que nos proponemos estudiar, los valores de uso
son, además, el soporte material del valor del cambio (pag.4). Ahora bien, si prescindimos del
valor de uso de las mercancías estas sólo conservan una cualidad: la de ser productos del
trabajo. Pero no productos de un trabajo real y concreto. Al prescindir de su valor de uso,
prescindimos también de los elementos materiales y de las formas que los convierten en tal
valor de uso. Dejarán de ser una mesa, una casa, una madeja de hilo o un objeto útil
cualquiera. Todas sus propiedades materiales se habrán evaporado. Dejarán de ser también
productos del trabajo del ebanista, del carpintero, del tejedor o de otro trabajo productivo
concreto cualquiera. Con el carácter útil de los productos del trabajo, desaparecerá el carácter
útil de los trabajos que representan y desaparecen también, por tanto, las diversas formas
concretas (pag.5) de estos trabajos, que dejarán de distinguirse unos de otros para reducirse
todos ellos al mismo trabajo humano, al trabajo humano abstracto. Por tanto, un valor de uso,
un bien, sólo encierra un valor por ser encarnación o materialización del trabajo humano
abstracto. Se dirá que si el valor de una mercancía se determina por la cantidad de trabajo
invertida en su producción, las mercancías encerrarán tanto más valor cuanto más holgazán o
más torpe sea el hombre que las produce o, lo que es lo mismo, cuanto más tiempo tarde en
producirlas.

Pero no; el trabajo que forma la sustancia de los valores es trabajo humano igual, inversión de
la misma fuerza humana de trabajo. Es como si toda la fuerza de trabajo de la sociedad,
materializada en la totalidad de los valores que forman el mundo de las mercancías,
representase para estos efectos una inmensa fuerza humana de trabajo, no obstante ser la
suma de un sinnúmero de fuerzas de trabajo individuales. Mercancías que encierran
cantidades de trabajo iguales o que pueden ser producidas en el mismo tiempo de
trabajo representan, por tanto, la misma magnitud de valor. La magnitud de valor de una
mercancía permanecería, por tanto, constante, invariable, si permaneciese también constante
el tiempo de trabajo necesario para su producción. Finalmente, ningún objeto puede ser
un valor sin ser a la vez objeto útil. Si es inútil, lo será también el trabajo que éste encierra;
no contará como trabajo ni representará, por tanto, un valor.

Doble carácter del trabajo representado por las mercancías.

Veíamos al comenzar que la mercancía tenía dos caras: la de valor de uso y la de valor de
cambio. Más tarde, hemos vuelto a encontrarnos (pag.8) con que el trabajo expresado en el
valor no presentaba los mismos caracteres que el trabajo creador de valores de uso. Nadie,
hasta ahora, había puesto de relieve críticamente este doble carácter del trabajo representado
por la mercancía. Y como este punto es el eje en torno al cual gira la compresión de la
economía política, hemos de detenernos a examinarlo con cierto cuidado.

La levita es un valor de uso que satisface una necesidad concreta. Para crearlo, se requiere
una determinada clase de actividad productiva. Esta actividad está determinada por su fin,
modo de operar, objeto, medios y resultado. El trabajo cuya utilidad viene a materializarse así
en el valor de uso de su producto es lo que llamamos trabajo útil. Considerado desde este
punto de vista, el trabajo se nos revela siempre asociado a su utilidad.

Del mismo modo que la levita y el lienzo son valores de uso cualitativamente distinto, los
trabajos a que deben su existencia - o sea, el trabajo del sastre y del tejedor - son también
trabajos cualitativamente distintos.

El trabajo humano es el empleo de esa simple fuerza de trabajo que todo hombre común y
corriente, por término medio, posee en su organismo corpóreo, sin necesidad de una especial
educación. El simple trabajo medio cambia, indudablemente, de carácter según los países y la
cultura de cada época, pero existe siempre, dentro de una sociedad dada. El trabajo complejo
no es más que el trabajo simple potenciado o, mejor dicho, multiplicado: por donde una
pequeña cantidad de trabajo complejo puede equivaler a una cantidad grande de trabajo
simple. Por muy complejo que sea el trabajo a que debe a su existencia una mercancía,
el valor la equipara en seguida al producto del trabajo simple, y como tal valor sólo
representa, por tanto, una determinada cantidad de trabajo simple. Las diversas proporciones
en que diversas clases de trabajo se reducen a la unidad de medida del trabajo simple se
establecen a través de un proceso social que obra a espaldas de los productores, y esto les
mueve a pensar que son el fruto de la costumbre.

Estas fluctuaciones contradictorias entre sí se explican por el doble carácter del trabajo. La
capacidad productiva es siempre, naturalmente, capacidad productiva de trabajo útil,
concreto. Y sólo determina, como es lógico, el grado de eficacia de una actividad productiva
útil, encaminada a un fin, dentro de un período de tiempo dado. Por tanto, el trabajo útil
rendirá una cantidad más o menos grande de productos según el ritmo con que aumente o
disminuya su capacidad productiva. Como la capacidad productiva es siempre función de la
forma concreta y útil del trabajo. Trabajo, es lógico que tan pronto como se hace omiso de su
forma concreta, útil, no afecte para nada a éste. El mismo trabajo rinde, por tanto, durante el
mismo tiempo, idéntica cantidad de valor, por mucho que cambie su capacidad productiva.

Como se ve, el mismo cambio operado en la capacidad productiva, por virtud del cual
aumenta el rendimiento del trabajo y, por tanto, la masa de los valores de uso creados por
éste, disminuye la magnitud de valor de esta masa total incrementada, siempre en el supuesto
de que acorte el tiempo de trabajo necesario para su producción. Y a la inversa. Todo trabajo
es, de una parte, gasto de la fuerza humana de trabajo en el sentido fisiológico y, como tal,
como trabajo humano igual o trabajo humano abstracto, forma el valor de la mercancía. Pero
todo trabajo es, de otra parte, gasto de la fuerza humana de trabajo bajo una forma especial y
encaminada a un fin y, como tal, como trabajo concreto y útil, produce los valores de uso.

Fetichismo de la Mercancía

Representación tergiversada, falsa e ilusoria del hombre acerca de las cosas, mercancías y
relaciones de producción; surge cuando impera el régimen de la producción de mercancías
basado en la propiedad privada, sobre todo bajo el capitalismo. La aparición del fetichismo de
la mercancía se explica por el hecho de que los vínculos de producción entre los individuos,
en la sociedad basada en la propiedad privada, no se establecen de manera directa, sino a
través del intercambio de cosas en el mercado, a través de la compra y venta de mercancías,
adoptan la envoltura de una mercancía (se materializan), y, como consecuencia, adquieren el
carácter de relaciones entre cosas, se convierten aparentemente en propiedades de las cosas,
de las mercancías. Las cosas, las mercancías creadas por los hombres empiezan, en
apariencia, a dominar sobre los propios hombres. Esta materialización de las relaciones de
producción entre los hombres, de la dependencia en que el hombre se encuentra respecto al
movimiento espontáneo de las cosas, de las mercancías, constituye la base objetiva del
fetichismo de la mercancía. En los hombres surge la idea ilusoria de que las cosas mismas, las
mercancías, por su propia naturaleza, poseen ciertas propiedades misteriosas, que en realidad
no poseen. El fetichismo de la mercancía oculta la verdadera situación: la subordinación del
trabajo al capital, la explotación de la clase obrera. En la superficie de los fenómenos, los
relaciones entre los capitalistas y los obreros aparecen como relaciones entre poseedores
iguales de mercancías. Todas las ideas ilusorias sobre la igualdad y la libertad engendradas
por el capitalismo se apoyan en dicha forma tergiversada, inevitable en la sociedad
capitalista, en que se manifiestan las categorías económicas. La economía política burguesa,
vulgar, utiliza el fetichismo de la mercancía con el propósito de encubrir la auténtica
naturaleza del capital y ocultar la causa verdadera de la explotación de la clase obrera. El
primero en develar el secreto del fetichismo de la mercancía, sus raíces, su base objetiva, fue
Marx. El fetichismo de la mercancía tiene un carácter histórico; desaparecerá cuando se
aniquile el modo capitalista de producción.

Disminución relativa del capital variable conforme progresa la acumulación y


concentración del capital.

En este punto se atiende al funcionamiento normal del modo de producción capitalista. Que
es la forma de reproducción ampliada, en la que la plusvalía obtenida, se capitaliza, haciendo
que el capital se incremente y se acumule cada vez más para el capitalista. Así, se toma una
de las contradicciones del capitalismo como origen de todo esto. La que existe entre la
producción social y la apropiación privada. En la que muchos obreros, en cooperación, crean
una mercancía, que es el producto social, usando los medios de producción, de los que es
propietario el capitalista y por esta condición de propietario de los medios de producción,
pasa a ser dueño del producto social creado por los obreros

Esta socialización del trabajo o el desarrollo de la fuerza social productiva del trabajo, como
dije antes, presuponen una cooperación a gran escala. Esto genera el ascenso de la
productividad del trabajo y esta productividad acelera la acumulación por parte del
capitalista. Y al aumentar la acumulación del capital, también aumenta la Composición
Orgánica del Capital, haciendo aumentar aún más la productividad del trabajo. Entonces, a
partir de la socialización del trabajo van aumentando estos tres elementos haciendo siempre
que se le explote cada vez más al obrero. Pero cómo se puede entender esto a partir del
aumento de la composición orgánica del capital. Veamos. La composición orgánica del
capital puede expresarse como tecnología, puesto que se invierte relativamente más en capital
Constante que en capital Variable, porque justamente esta es la proporción entre el capital
constante y variable. El capital constante, como sabemos representa a las maquinarias y otros
medios de producción técnicos. La tecnología, como sabemos, abrevia y acelera los procesos
productivos. Haciendo que la producción se amplíe en extensión e intensidad, con el objeto
de que el número de obreros necesarios para transformar la misma masa de medios de
producción en mercancías sea cada vez menor, es decir, a mayor eficacia productiva, se
reduce el número de obreros empleados para el mismo trabajo. Y hace que el capitalista cada
vez requiera menos de la fuerza de trabajo de estos hombres, por lo que los despide, es decir,
en un próximo proceso productivo, se va a necesitar de menos inversión en capital Variable.
Entonces, al no requerir de la fuerza de trabajo de los hombres, esta se abarata, es decir, el
salario que se le pagaría al momento de darle empleo, será menor…

Al estar estos obreros sin empleo, aumenta el ejército industrial de reserva, que es a la que
recurren los empresarios para obtener mano de obra inmediata y barata para seguir
incrementando la acumulación de ese capital.

Con el crecimiento de la acumulación de capital, también aumenta la riqueza social. Aquí se


da la concentración de capital. Se llama concentración del capital a la reunión de medios de
producción en las mismas manos y, junto con ello, a la ampliación de la esfera del dominio
del capital sobre los obreros asalariados. La concentración y la centralización del capital
conducen al incremento de los capitales individuales y constituyen un factor importante para
el aumento de la productividad y para el ascenso de la composición orgánica del capital. Pero
esto es contrarrestado con la asimilación de los pequeños capitales por parte de los grandes
capitales.

Superpoblación relativa

Se basa al sobrante de la población obrera en riendas del capitalismo comparado con la


necesidad de fuerza de trabajo de los dueños de los medios de producción. Existen en 3 tipos:
flotante, son aquellos obreros que pierden su trabajo por la reducción de la producción por
diversos factores (nuevas máquinas, nuevos sistemas de trabajo, elevación de la intensidad).
El proletariado reclama un relevo rápido de generaciones y en ese contexto se da un reducido
tiempo de vida; latente, obreros que el capital contrata durante alzas de ciclo industrial y
reenvía al desempleo cuando baja (campaña por 28 de julio, navideñas, etc.), entran a tallar
los trabajadores de zonas rurales, puesto que la industria agrícola de aquel entonces no
demandaba mucha mano de obra, tienen que ir a la ciudad; intermitente, aquellos que están
laburando en un trabajo irregular, fáciles de explotar, bajo nivel de vida, escaso salario,
aumentan cuando se extiende y se eterniza en pensamiento.

El lumpen-proletariado son aquellos vagos, criminales, meretrices que “no” laboran, son
capaces de laborar, aumentan en crisis y disminuyen cuando se abren negocios, en su mayoría
huérfanos e hijos de pobres, candidatos al ejercito industrial de reserva y son enviados a la
guerra, condenados a perecer por su manera de pensar. Los capitalistas afirman mantener a
los lúmpenes, pues son su faux frais, pero esto se contradice en la realidad, hasta la
actualidad.

Ley general de acumulación capitalista

Aumenta…
A mayor…
También crece…
Magnitud del
Riqueza social
proletariado Superpoblación
Capital en funciones (capacidad productiva) relativa
(volumen)
Ganancias del capitalista Miseria, pobreza
(intensidad)
por plusvalía

- A mayor ganancia en un polo, el otro se nutre de miseria.


- Carácter antagónico de la acumulación capitalista
- Esclavitud, hambre, pauperismo.
- Recomendación capitalista para morigerar nuestros gastos, cuando el costo de vida lo
imponen ellos.

You might also like