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L’OSSERVATORE ROMANO
EDICIÓN SEMANAL EN LENGUA ESPAÑOLA
Unicuique suum Non praevalebunt
Año L, número 14 (2.561) Ciudad del Vaticano 6 de abril de 2018

Si Cristo no resucitó vana es nuestra fe

La Semana Santa del Papa
página 2 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 6 de abril de 2018, número 14

La misa del Crisma celebrada en la basílica vaticana

Sacerdotes cercanos que hablan con todos

«Cuando la gente dice de un sacerdote que “es cercano” suele resaltar dos cosas: la primera es que “siempre grandes, los chicos, los pobres, con los que no
está”» y la otra «es que sabe encontrar una palabra para cada uno. “Habla con todos”». Lo subrayó el creen... Curas cercanos, que están, que hablan
Papa durante la misa del Crisma celebrada durante la mañana del Jueves santo, 29 de marzo, en la con todos... Curas callejeros.
basílica vaticana. En la homilía, el Pontífice destacó la importancia de la cercanía del sacerdote con los fieles Y uno que aprendió bien de Jesús a ser predi-
en el ámbito «del acompañamiento espiritual, el de la confesión y el de la predicación». Casi dos mil cador callejero fue Felipe. Dicen los Hechos que
sacerdotes concelebraron con el Papa Francisco. Entre los concelebrantes, treinta y cinco cardenales —entre ellos recorría anunciando la Buena Nueva de la Pala-
Pietro Parolin, secretario de Estado, y Giovanni Battista Re, vicedecano del colegio cardenalicio— y cincuenta bra predicando en todas las ciudades y que estas
y ocho entre arzobispos y obispos, además de numerosos prelados y oficiales de la Curia romana: presentes, se llenaban de alegría (cf. 8, 4.5-8). Felipe era uno
entre ellos, los arzobispos Angelo Becciu, sustituto de la Secretaria de Estado, Paul Richard Gallagher, de esos a quienes el Espíritu podía «arrebatar» en
secretario para las Relaciones con los Estados, y Georg Gänswein, prefecto de la Casa pontificia, y monseñor cualquier momento y hacerlo salir a evangelizar,
Leonardo Sapienza, regente de la Prefectura de la Casa pontificia. En el momento de la consagración subieron yendo de un lado para otro, uno capaz hasta de
al altar con el Pontífice los cardenales Re, Bertone, Kasper y De Giorgi. Las canciones fueron interpretadas
bautizar gente de buena fe, como el ministro de
por la Capilla Sixtina, asistidas por el coro guía Mater Ecclesiae y la capilla musical del Oratorio. Prestaron
la reina de Etiopía, y hacerlo ahí mismo, en la ca-
servicio litúrgico como ministrantes los alumnos del instituto teológico scalabriniano y del colegio de
lle (cf. Hch 8, 5; 36-40).
Propaganda Fide, mientras que los diaconos permanentes de la diócesis de Roma distribuyeron la comunión.
Antes del inicio de la celebración eucarística, fue cantada en latín la Hora Tercia. Queridos hermanos, la cercanía es la clave del
evangelizador porque es una actitud clave en el
Evangelio (el Señor la usa para describir el Rei-
Queridos hermanos, sacerdotes de la diócesis de La cercanía es más que el nombre de una vir- no). Nosotros tenemos incorporado que la proxi-
Roma y de las demás diócesis del mundo: tud particular, es una actitud que involucra a la midad es la clave de la misericordia, porque la
Leyendo los textos de la liturgia de hoy me ve- persona entera, a su modo de vincularse, de estar misericordia no sería tal si no se las ingeniara
nía a la mente, de manera insistente, el pasaje del a la vez en sí mismo y atento al otro. Cuando la siempre, como «buena samaritana», para acortar
Deuteronomio que dice: «Porque ¿dónde hay una gente dice de un sacerdote que «es cercano» suele distancias. Pero creo que nos falta incorporar más
nación tan grande que tenga unos dioses tan cer- resaltar dos cosas: la primera es que «siempre es- el hecho de que la cercanía es también la clave de
canos como el Señor, nuestro Dios, siempre que tá» (contra el que «nunca está»: «Ya sé, padre, la verdad. No sólo de la misericordia, sino tam-
lo invocamos?» (4, 7). La cercanía de Dios... que usted está muy ocupado», suelen decir). Y la bién de la verdad. ¿Se pueden acortar distancias
otra es que sabe encontrar una palabra para cada en la verdad? Sí se puede. Porque la verdad no es
nuestra cercanía apostólica.
uno. «Habla con todos», dice la gente: con los solo la definición que hace nombrar las situacio-
En el texto del profeta Isaías contemplamos al
nes y las cosas a distancia de concepto y de razo-
enviado de Dios ya «ungido y enviado», en me-
namiento lógico. No es solo eso. La verdad es
dio de su pueblo, cercano a los pobres, a los en-
también fidelidad (emeth), esa que te hace nom-
fermos, a los prisioneros... y al Espíritu que «está
brar a las personas con su nombre propio, como
sobre él», que lo impulsa y lo acompaña por el las nombra el Señor, antes de ponerles una cate-
camino. goría o definir «su situación». Y aquí hay una
En el Salmo 88, vemos cómo la compañía de costumbre —fea, ¿verdad?— de la «cultura del ad-
Dios, que ha conducido al rey David de la mano jetivo»: «Este es así, este es un tal, este es un
desde que era joven y que le prestó su brazo, aho- cual…». No, este es hijo de Dios. Después, ten-
ra que es anciano, toma el nombre de fidelidad: drá virtudes o defectos, pero… la verdad fiel de la
la cercanía mantenida a lo largo del tiempo se lla- persona y no el adjetivo convertido en sustancia.
ma fidelidad. Hay que estar atentos a no caer en la tentación
El Apocalipsis nos acerca, hasta que podemos de hacer ídolos con algunas verdades abstractas.
verlo, al «Erjómenos», al Señor que siempre «está Son ídolos cómodos que están a mano, que dan
viniendo» en Persona. La alusión a que «lo verán cierto prestigio y poder y son difíciles de discer-
los que lo traspasaron» nos hace sentir que siem- nir. Porque la «verdad-ídolo» se mimetiza, usa las
pre están a la vista las llagas del Señor resucitado, palabras evangélicas como un vestido, pero no
siempre está viniendo a nosotros el Señor si nos deja que le toquen el corazón. Y, lo que es mucho
queremos «hacer próximos» en la carne de todos peor, aleja a la gente simple de la cercanía sana-
los que sufren, especialmente de los niños. dora de la Palabra y de los sacramentos de Jesús.
En la imagen central del Evangelio de hoy, En este punto, acudimos a María, Madre de los
contemplamos al Señor a través de los ojos de sus sacerdotes. La podemos invocar como «Nuestra
paisanos que estaban «fijos en él» (Lc 4, 20). Je- Señora de la Cercanía»: «Como una verdadera
sús se alzó para leer en su sinagoga de Nazaret. madre, ella camina con nosotros, lucha con noso-
Le fue dado el rollo del profeta Isaías. Lo desen- tros, y derrama incesantemente la cercanía del
rolló hasta que encontró el pasaje del enviado de amor de Dios» (Exhort. ap. Evangelii gaudium,
Dios. Leyó en voz alta: «El Espíritu del Señor es- 286), de modo tal que nadie se sienta excluido.
tá sobre mí, me ha ungido y enviado...» (61, 1). Y Nuestra Madre no solo es cercana por ir a servir
terminó estableciendo la cercanía tan provocadora con esa «prontitud» (ibíd., 288) que es un modo
de esas palabras: «Hoy se ha cumplido esta Escri- de cercanía, sino también por su manera de decir
tura que acabáis de oír» (Lc 4, 21). las cosas. En Caná, el momento oportuno y el to-
no suyo con el cual dice a los servidores «Hagan
Jesús encuentra el pasaje y lee con la compe- todo lo que él les diga» (Jn 2, 5), hará que esas
tencia de los escribas. Él habría podido perfecta- palabras sean el molde materno de todo lenguaje
mente ser un escriba o un doctor de la ley, pero eclesial. Pero para decirlas como ella, además de
quiso ser un «evangelizador», un predicador ca- pedirle la gracia, hay que saber estar allí donde
llejero, el «portador de alegres noticias» para su «se cocinan» las cosas importantes, las de cada
pueblo, el predicador cuyos pies son hermosos, corazón, las de cada familia, las de cada cultura.
como dice Isaías (cf. 52, 7). El predicador es cer- Solo en esta cercanía —podemos decir «de coci-
cano. na»— uno puede discernir cuál es el vino que fal-
Esta es la gran opción de Dios: el Señor eligió ta y cuál es el de mejor calidad que quiere dar el
ser alguien cercano a su pueblo. ¡Treinta años de Señor.
vida oculta! Después comenzará a predicar. Es la Les sugiero meditar tres ámbitos de cercanía sa-
pedagogía de la encarnación, de la inculturación; cerdotal en los que estas palabras: «Hagan todo
no solo en las culturas lejanas, también en la pro- lo que Jesús les diga» deben resonar de mil mo-
pia parroquia, en la nueva cultura de los jóve- dos distintos pero con un mismo tono materno
nes... en el corazón de las personas con las que habla-

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número 14, viernes 6 de abril de 2018 L’OSSERVATORE ROMANO página 3

mos: el ámbito del acompañamiento espiritual, el

de la confesión y el de la predicación.
La cercanía en la conversación espiritual la po-
Quien manda debe servir
demos meditar contemplando el encuentro del
Señor con la Samaritana. El Señor le enseña a En la cárcel Regina Coeli el Papa lava los pies a doce presos
discernir primero cómo adorar, en Espíritu y en
verdad; luego, con delicadeza, la ayuda a poner
nombre a su pecado, sin ofenderla; y, por fin, el
Señor se deja contagiar por su espíritu misionero
y va con ella a evangelizar a su pueblo. Modelo
de conversación espiritual es el del Señor, que sa-
be hacer salir a la luz el pecado de la Samaritana
sin que proyecte su sombra sobre su oración de
adoradora ni ponga obstáculos a su vocación mi-
sionera.
La cercanía en la confesión la podemos meditar
contemplando el pasaje de la mujer adúltera. Allí
se ve claro cómo la cercanía lo es todo porque las
verdades de Jesús siempre acercan y se dicen (se
pueden decir siempre) cara a cara. Mirando al
otro a los ojos como el Señor cuando se puso de
pie después de haber estado de rodillas junto a la
adúltera que querían apedrear, y puede decir: «Yo
tampoco te condeno» (Jn 8, 11), no es ir contra la
ley. Y se puede agregar «En adelante no peques
más» (ibíd.), no con un tono que pertenece al ám-
bito jurídico de la verdad-definición el tono de
quien siente que tiene que determinar cuáles son
los condicionamientos de la Misericordia divina
sino que es una frase que se dice en el ámbito de
la verdad-fiel, que le permite al pecador mirar ha-
cia adelante y no hacia atrás. El tono justo de este
«no peques más» es el del confesor que lo dice
dispuesto a repetirlo setenta veces siete.
Por último, el ámbito de la predicación. Medi-
tamos en él pensando en los que están lejos, y lo
hacemos escuchando la primera prédica de Pedro,
que debe incluirse dentro del acontecimiento de
Pentecostés. Pedro anuncia que la palabra es «pa-
ra los que están lejos» (Hch 2, 39), y predica de
modo tal que el kerigma les «traspasó el corazón»
y les hizo preguntar: «¿Qué tenemos que hacer?»
(Hch 2, 37). Pregunta que, como decíamos, debe-
mos hacer y responder siempre en tono mariano,
eclesial. La homilía es la piedra de toque «para
evaluar la cercanía y la capacidad de encuentro de «Jesús viene a servirnos y la señal que Jesús nos les, matar gente, hubieran hecho esto, ¡cuántas
un Pastor con su pueblo» (Exhort. ap. Evangelii sirve hoy aquí, es que ha querido elegir a doce de guerras no se hubieran hecho! El servicio: real-
gaudium, 135). En la homilía se ve qué cerca he- vosotros, como los doce apóstoles, para lavar los mente hay gente que no facilita esta actitud,
mos estado de Dios en la oración y qué cerca es- pies». Lo dijo el Papa Francisco dirigiéndose a los gente soberbia, gente odiosa, gente que quizá
tamos de nuestro pueblo en su vida cotidiana. detenidos de la cárcel romana de Regina Coeli, nos desea el mal; pero nosotros estamos llama-
La buena noticia se da cuando estas dos cerca- donde en la tarde del Jueves Santo, 29 de marzo, dos a servirles más. Y también hay gente que su-
nías se alimentan y se curan mutuamente. Si te presidió la misa en Cena Domini, renovando el rito fre, que está descartada por la sociedad, al me-
sientes lejos de Dios, por favor, acércate a su pue- del lavatorio de los pies con doce presos. nos por un periodo, y Jesús va ahí a decirles: Tú
blo, que te sanará de las ideologías que te entibia- eres importante para mí. Jesús viene a servirnos,
Jesús termina su discurso diciedo: «Porque os y la señal que Jesús nos sirve hoy aquí, en la
ron el fervor. Los pequeños te enseñarán a mirar he dado ejemplo, para que también vosotros ha-
de otra manera a Jesús. Para sus ojos, la Persona cárcel de Regina Coeli, es que ha querido elegir
gáis como yo he hecho con vosotros» (Juan 13, a doce de vosotros, como los doce apóstoles, pa-
de Jesús es fascinante, su buen ejemplo da autori- 15). Lavar los pies. Los pies, en esa época, eran
dad moral, sus enseñanzas sirven para la vida. Y ra lavar los pies. Jesús arriesga sobre cada uno
lavados por los esclavos. La gente recorría el ca- de nosotros. Sabed esto: Jesús se llama Jesús, no
si tú te sientes lejos de la gente, acércate al Señor, mino, no había asfalto, no había «sanpietrini»; se llama Poncio Pilato. Jesús no sabe lavarse las
a su Palabra: en el Evangelio, Jesús te enseñará su en aquel tiempo había polvo en el camino y la manos: ¡solamente sabe arriesgar! Mirad esta
modo de mirar a la gente, qué valioso es a sus gente se manchaba los pies. Y en la entrada de imagen tan bonita: Jesús arrodillado entre las es-
ojos cada uno de aquellos por los que derramó su la casa estaban los esclavos que lavaban los pies. pinas, arriesgando herirse para tomar la oveja
sangre en la Cruz. En la cercanía con Dios, la Pa- Era un trabajo por esclavos. Pero era un servi- perdida.
labra se hará carne en ti y te volverás un cura cer- cio: un servicio hecho de esclavos. Y Jesús quie-
re hacer este servicio, para darnos un ejemplo de Hoy yo, que soy pecador como vosotros, pero
cano a toda carne. En la cercanía con el pueblo
represento a Jesús, soy embajador de Jesús. Hoy,
de Dios, su carne dolorosa se volverá palabra en cómo nosotros debemos servirnos los unos a los
cuando yo me arrodillo delante de cada uno de
tu corazón y tendrás de qué hablar con Dios, te otros.
vosotros, pensad: «Jesús ha arriesgado en este
volverás un cura intercesor. Una vez, cuando estaban en camino, dos de hombre, un pecador, para venir a mí y decirme
Al sacerdote cercano, ese que camina en medio los discípulos que querían hacer carrera, habían que me ama». Este es el servicio, este es Jesús:
de su pueblo con cercanía y ternura de buen pas- pedido a Jesús ocupar puestos importantes, uno no nos abandona nunca, no se cansa nunca de
tor (y unas veces va adelante, otras en medio y a la derecha y otro a la izquierda (cf. Marcos 10, perdonarnos. Nos ama mucho. ¡Mirad cómo
otras veces va atrás, pastoreando), no es que la 35-45). Y Jesús los miró con amor —Jesús miraba arriesga Jesús! Y así, con estos sentimientos, va-
gente solamente lo aprecie mucho; va más allá: siempre con amor— y dijo: «No sabéis lo que mos adelante con esta ceremonia que es simbóli-
siente por él una cosa especial, algo que solo sien- pedís» (v. 38). Los jefes de las naciones —dice ca. Antes de darnos su cuerpo y su sangre, Jesús
te en presencia de Jesús. Por eso, no es una cosa Jesús— mandan, se hacen servir, y ellos están arriesga por cada uno de nosotros, y arriesga en
más esto de «discernir nuestra cercanía». En ella bien (cf. v. 42). Pensemos en esa época de los el servicio porque nos ama mucho.
nos jugamos «hacer presente a Jesús en la vida de reyes, de los emperadores tan crueles, que se ha-
la humanidad» o dejar que se quede en el plano cían servir por los esclavos... Pero entre vosotros
de las ideas, encerrado en letras de molde, encar- —dice Jesús— no debe ser lo mismo: quien man-
da debe servir. Vuestro jefe debe ser vuestro ser- Durante el rito litúrgico, en el momento del
nado a lo sumo en alguna buena costumbre que intercambio de la paz, el Pontífice pronunció las
vidor (cf. v. 43). Jesús da la vuelta a la costum-
se va convirtiendo en rutina. siguientes palabras:
bre histórica, cultural de esa época —también es-
Queridos hermanos sacerdotes, pidamos a Ma- ta de hoy —aquel que manda, para ser un buen Y ahora, todos nosotros —estoy seguro que to-
ría, «Nuestra Señora de la Cercanía», que «nos jefe, sea donde sea, debe servir. Yo pienso mu- dos nosotros— tenemos ganas de estar en paz
acerque» entre nosotros y, a la hora de decirle a chas veces —no en este tiempo porque cada uno con todos. Pero en nuestro corazón muchas ve-
nuestro pueblo que «haga todo lo que Jesús le di- todavía está vivo y tiene la oportunidad de cam- ces hay sentimientos encontrados. Es fácil estar
ga», nos unifique el tono, para que en la diversi- biar de vida y no podemos juzgar, pero pense- en paz con aquellos a los que queremos y con
dad de nuestras opiniones, se haga presente su mos en la historia— si muchos reyes, emperado- los que nos hacen el bien; pero no es fácil estar
cercanía materna, esa que con su «sí» nos acercó res, jefes de Estado hubieran entendido esta en-
a Jesús para siempre. señanza de Jesús y en vez de mandar, ser crue- SIGUE EN LA PÁGINA 10
página 4 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 6 de abril de 2018, número 14

Via crucis y celebración de la Pasión del Señor Oración a Jesús

Señor Jesús, nuestra mirada está dirigida a ti, llena de
Con la ayuda de los jóvenes vergüenza, de arrepentimiento y de esperanza. Que ante tu
amor supremo nos impregna la vergüenza para haberte dejado
solo y sufrir por nuestros pecados:
El Papa, recogiendo a los pies de
la cruz las miserias y las debilida- la vergüenza por haber escapado ante la prueba incluso
des de la humanidad, encontró en habiendo dicho miles de veces: «aunque todos te dejen, yo no
el término «vergüenza» la expre- te dejaré»;
sión más llena del sentimiento que la vergüenza de haber elegido a Barrabás y no a ti, el poder y
debe invadir el corazón de cada no a ti, la apariencia y no a ti, el dios dinero y no a ti, la
cristiano. En el tradicional Via mundanidad y no la eternidad;
crucis del Viernes Santo en el Co- la vergüenza por haberte tentando con la boca y con el
liseo, el Pontífice puntualizó la corazón, cada vez que nos hemos encontrado ante una
oración pronunciada al final de las prueba, diciéndote: «¡si tú eres el mesías, sálvate y nosotros
catorce estaciones (que encuentran creeremos!»;
en esta misma página) con esta la vergüenza porque muchas personas, e inclusos algunos
palabra, en una confesión sincera ministros tuyos, se han dejado engañar por la ambición y de
que culmina en la vergüenza del la vana gloria perdiendo su dignidad y su primer amor;
hombre por haber «perdido la la vergüenza porque nuestras generaciones están dejando a los
vergüenza». Entre las veinte mil jóvenes un mundo fracturado por las divisiones y las guerras;
personas que asistieron a la con- un mundo devorado por el egoísmo donde los jóvenes, los
memoración reinaba un silencio pequeños, los enfermos, los ancianos son marginados;
absoluto, atravesado solo por la la vergüenza de haber perdido la vergüenza;
petición de perdón, aún más fuer- Señor Jesús, ¡danos siempre la gracia de la santa vergüenza!
te e incisiva porque estaba confia- Nuestra mirada está llena también de un arrepentimiento que
da a un hilo de voz casi susurrada. ante su silencio elocuente suplica tu misericordia:
En el año en el que la Iglesia, a la el arrepentimiento que brota de la certeza de que solo tú
espera del próximo Sínodo de los puedes salvarnos del mal, solo tú puedes sanarnos de nuestra
obispos, ha entrelazado un diálo- lepra de odio, de egoísmo, de soberbia, de codicia, de
go privilegiado con los jóvenes de venganza, de avaricia, de idolatría, solo tú puedes abrazarnos
todo el mundo, el Pontífice con- y darnos de nuevo la dignidad filial y alegrarnos por nuestra
signó la oración a su frescura. A vuelta a casa, a la vida;
ellos, que son capaces de «ejem- el arrepentimiento que florece del sentir nuestra pequeñez,
plos vivos de caridad y de gratui- nuestro nada, nuestra vanidad y que se deja acariciar por tu
dad en este mundo nuestro devo- invitación suave y poderosa a la conversión;
rado por la lógica del beneficio y el arrepentimiento de David que del abismo de su miseria
de la ganancia fácil». Las medita- reencuentra en ti su única fuerza;
ciones e invocaciones del Via cru- el arrepentimiento que nace de nuestra vergüenza, que nace
cis fueron confiadas a un grupo de de la certeza de que nuestro corazón permanecerá siempre
estudiantes del instituto romano inquieto hasta que no te encuentre a ti y en ti su única fuente
Albertelli, guiados por su profesor de plenitud y de quietud;
de religión, Antonio Monda. Ellos el arrepentimiento de Pedro que encontrando tu mirada lloró
mismos, durante ocho estaciones amargamente por haberte negado delante de los hombres.
llevaron la cruz en procesión. Señor Jesús, ¡danos siempre la gracia del santo
El viernes por la tarde, en la ba- arrepentimiento!
sílica de San Pedro, se desarrolló Delante de tu suprema majestad se enciende, en la
la celebración de la Pasión del Se- tenebrosidad de nuestra desesperación, la chispa de la
ñor. El rito se abrió con la imagen esperanza porque sabemos que tu única medida para amarnos
de Francisco postrado en el suelo es la de amarnos sin medida;
frente al altar de la Confesión, en la esperanza porque tu mensaje continúa inspirando, todavía
la penumbra silenciosa de la basí- hoy, a muchas personas y pueblos a los que solo el bien
lica vaticana. Inmediatamente des- puede derrotar el mal y la maldad, solo el perdón puede
pués de levantarse, el Pontífice to- derrumbar el rencor y la venganza, solo el abrazo fraterno
mó lugar en el lado izquierdo de puede dispersar la hostilidad y el miedo al otro;
la nave principal frente a la esta- la esperanza porque tu sacrificio continúe, todavía hoy,
tua de san Pedro y con la oración
emanando el perfume del amor divino que acaricia los
Reminiscere miserationum tuarum
corazones de tantos jóvenes que continúan consagrándote sus
Domine inició la liturgia de la pa-
vidas convirtiéndose en ejemplos vivos de caridad y de
labra.
gratuidad en este nuestro mundo devorado por la lógica del
Después de las lecturas, se can-
beneficio y de la fácil ganancia;
tó en latín el relato de la pasión
la esperanza porque tantos misioneros y misioneras continúan,
según san Juan por tres diáconos,
acompañados por la Capilla Sixti- todavía hoy, desafiando la adormecida conciencia de la
na y por el coro guía Mater Eccle- humanidad arriesgando la vida para servirte en los pobres, en
siae. Tras la homilía del padre los descartados, en los inmigrantes, en los invisibles, en los
Cantalamessa, predicador de la explotados, en los hambrientos y en los presos;
Casa pontificia, el Pontífice intro- la esperanza porque tu Iglesia, santa y hecha de pecadores,
dujo la Oración universal: se ele- continúa, todavía hoy, no obstante todos los intentos de
varon intenciones por la Iglesia, el desacreditarla, siendo un luz que ilumina, alienta, levanta y
Papa, por todas las órdenes sacras testimonia tu amor ilimitado por la humanidad, un modelo
y por todos los fieles, los catecú- de altruismo, un arca de salvación y una fuente de certeza y
menos, por la unidad de los cris- de verdad;
tianos, los judíos, los no cristianos, la esperanza porque de tu cruz, fruto de la avaricia y la
por aquellos que no creen en cobardía de tantos doctores de la Ley e hipócritas, ha surgido
Dios, por los gobernantes y por la Resurrección transformando las tinieblas de la tumba en el
los atribulados. Al finalizar, un brillo del alba del Domingo sin puesta de sol, enseñándonos
diácono llevó la cruz al fondo de que tu amor es nuestra esperanza.
la basílica, haciendo tres paradas, ¡Señor Jesús, danos siempre la gracia de la santa esperanza!
en cada una de las cuales se cantó Ayudános, Hijo del hombre, a despojarnos de la arrogancia
el Ecce lignum y se alzó la cruz del ladrón puesto a tu izquierda y de los miopes y de los
mientras todos los presentes se corruptos, que han visto en ti una oportunidad para explotar,
arrodillaron en adoración silencio- un condenado para criticar, un derrotado del que burlarse,
sa. Después de la tercera parada, otra ocasión para cargar sobre otros, e incluso sobre Dios, las
frente a la estatua de san Pedro, el propias culpas.
Papa, llevando solo el alba blanco Sin embargo te pido, Hijo de Dios, que nos identifiquemos
y la estola roja, adoró la cruz, que con el ladrón bueno que te ha mirado con ojos llenos de
después fue colocada a los pies vergüenza, de arrepentimiento y de esperanza; que, con los
del altar de la Confesión, donde ojos de la fe, ha visto en tu aparente derrota la divina victoria
fue besada por los cardenales pre- y así se ha arrodillado delante de tu misericordia y con
sentes. honestidad ha robado el paraíso! ¡Amén!
número 14, viernes 6 de abril de 2018 L’OSSERVATORE ROMANO
En la Vigilia pascual Francisco habla del silencio de los primeros discípulos y de los cristianos de hoy
Con Cristo resucita la esperanza
«Celebrar la Pascua, es volver a creer que Dios irrumpe y no deja de irrumpir en nuestras
historias desafiando nuestros conformantes y paralizadores determinismos» y «es dejar que Jesús
venza esa pusilánime actitud que tantas veces nos rodea e intenta sepultar todo tipo de
esperanza». Lo subrayó el Papa en la homilía de la Vigilia pascual celebrada la noche del 31 de
marzo, Sábado Santo, en la basílica vaticana.
nocían, se escondieron, se escaparon, calla-
Esta celebración la hemos comenzado fue- ron (cf. Jn 18, 25-27).
ra... inmersos en la oscuridad de la noche y Es la noche del silencio del discípulo que
en el frío que la acompaña. Sentimos el pe- se encuentra entumecido y paralizado, sin
so del silencio ante la muerte del Señor, un saber hacia dónde ir frente a tantas situacio-
silencio en el que cada uno de nosotros pue- nes dolorosas que lo agobian y rodean. Es
de reconocerse y cala hondo en las hendidu- el discípulo de hoy, enmudecido ante una
ras del corazón del discípulo que ante la realidad que se le impone haciéndole sentir,
cruz se queda sin palabras. y lo que es peor, creer que nada puede ha-
Son las horas del discípulo enmudecido cerse para revertir tantas injusticias que vi-
frente al dolor que genera la muerte de Je- ven en su carne nuestros hermanos.
sús: ¿Qué decir ante tal situación? El discí- Es el discípulo atolondrado por estar in-
pulo que se queda sin palabras al tomar merso en una rutina aplastante que le roba
conciencia de sus reacciones durante las ho- la memoria, silencia la esperanza y lo habi-
ras cruciales en la vida del Señor: frente a la túa al «siempre se hizo así». Es el discípulo
injusticia que condenó al Maestro, los discí- enmudecido que, abrumado, termina «nor-
pulos hicieron silencio; frente a las calum- malizando» y acostumbrándose a la expre-
nias y al falso testimonio que sufrió el sión de Caifás: «¿No les parece preferible
Maestro, los discípulos callaron. Durante las que un solo hombre muera por el pueblo y
horas difíciles y dolorosas de la Pasión, los no perezca la nación entera?» (Jn 11, 50).
discípulos experimentaron de forma dramá- Y en medio de nuestros silencios, cuando
tica su incapacidad de «jugársela» y de ha- callamos tan contundentemente, entonces
blar en favor del Maestro. Es más, no lo co- las piedras empiezan a gritar (cf. Lc 19, 40,
«Les aseguro que si ellos callan,
gritarán las piedras») y a dejar
espacio para el mayor anuncio
que jamás la historia haya podi-
do contener en su seno: «No es-
tá aquí ha resucitado» (Mt 28,
6). La piedra del sepulcro gritó y
en su grito anunció para todos
un nuevo camino. Fue la crea-
ción la primera en hacerse eco
del triunfo de la Vida sobre to-
das las formas que intentaron ca-
llar y enmudecer la alegría del
evangelio. Fue la piedra del se-
pulcro la primera en saltar y a su
manera entonar un canto de ala-
banza y admiración, de alegría y
de esperanza al que todos somos
invitados a tomar parte.
Y si ayer, con las mujeres con-
templábamos «al que traspasa-
ron» (Jn 19, 36; cf. Za 12, 10);
hoy con ellas somos invitados a
contemplar la tumba vacía y a
escuchar las palabras del ángel:
página 5
«no tengan miedo… ha resucitado» (Mt 28,
5-6). Palabras que quieren tocar nuestras
convicciones y certezas más hondas, nues-
tras formas de juzgar y enfrentar los aconte-
cimientos que vivimos a diario; especialmen-
te nuestra manera de relacionarnos con los
demás. La tumba vacía quiere desafiar, mo-
vilizar, cuestionar, pero especialmente quiere
animarnos a creer y a confiar que Dios
«acontece» en cualquier situación, en cual-
quier persona, y que su luz puede llegar a
los rincones menos esperados y más cerra-
dos de la existencia. Resucitó de la muerte,
resucitó del lugar del que nadie esperaba
nada y nos espera —al igual que a las muje-
res— para hacernos tomar parte de su obra
salvadora. Este es el fundamento y la fuerza
que tenemos los cristianos para poner nues-
tra vida y energía, nuestra inteligencia, afec-
tos y voluntad en buscar, y especialmente en
generar, caminos de dignidad. ¡No está
aquí… ha resucitado! Es el anuncio que sos-
tiene nuestra esperanza y la transforma en
gestos concretos de caridad. ¡Cuánto necesi-
tamos dejar que nuestra fragilidad sea ungi-
da por esta experiencia, cuánto necesitamos
que nuestra fe sea renovada, cuánto necesi-
tamos que nuestros miopes horizontes se
vean cuestionados y renovados por este
anuncio! Él resucitó y con él resucita nues-
tra esperanza y creatividad para enfrentar
los problemas presentes, porque sabemos
que no vamos solos.
Celebrar la Pascua, es volver a creer que
Dios irrumpe y no deja de irrumpir en
nuestras historias desafiando nuestros «con-
formantes» y paralizadores determinismos.
Celebrar la Pascua es dejar que Jesús venza
esa pusilánime actitud que tantas veces nos
rodea e intenta sepultar todo tipo de espe-
ranza. La piedra del sepulcro tomó parte,
las mujeres del evangelio tomaron parte,
ahora la invitación va dirigida una vez más
a ustedes y a mí: invitación a romper las ru-
tinas, renovar nuestra vida, nuestras opcio-
nes y nuestra existencia. Una invitación que
va dirigida allí donde estamos, en lo que
hacemos y en lo que somos; con la «cuota
de poder» que poseemos. ¿Queremos tomar
parte de este anuncio de vida o seguiremos
enmudecidos ante los acontecimientos?
¡No está aquí ha resucitado! Y te espera
en Galilea, te invita a volver al tiempo y al
lugar del primer amor y decirte: No tengas
miedo, sígueme.
número 14, viernes 6 de abril de 2018
«Frutos de paz para el mundo entero, comenzando
por la amada y martirizada Siria» fueron
auspiciados por el Papa Francisco en el mensaje «urbi
et orbi» pronunciado desde el balcón de la bendición
de San Pedro, después de haber celebrado, el domingo
1 de abril, la misa de Pascua en el atrio de la
basílica vaticana.
Queridos hermanos y hermanas, ¡Feliz Pascua!
Jesús ha resucitado de entre los muertos.
Junto con el canto del aleluya, resuena en la
Iglesia y en todo el mundo, este mensaje: Jesús es
el Señor, el Padre lo ha resucitado y él vive para
siempre en medio de nosotros.
Jesús mismo había preanunciado su muerte y re-
surrección con la imagen del grano de trigo. De-
cía: «Si el grano de trigo no cae en tierra y muere,
queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto»
(Jn 12, 24). Y esto es lo que ha sucedido: Jesús, el
grano de trigo sembrado por Dios en los surcos de
Frutos de paz p
El Papa invoca el fin del exterminio en
la tierra, murió víctima del pecado del mundo,
permaneció dos días en el sepulcro; pero en su
muerte estaba presente toda la potencia del amor
de Dios, que se liberó y se manifestó el tercer día,
y que hoy celebramos: la Pascua de Cristo Señor.
Nosotros, cristianos, creemos y sabemos que la
resurrección de Cristo es la verdadera esperanza
del mundo, aquella que no defrauda. Es la fuerza
del grano de trigo, del amor que se humilla y se
da hasta el final, y que renueva realmente el mun-
do. También hoy esta fuerza produce fruto en los
surcos de nuestra historia, marcada por tantas in-
justicias y violencias.
Trae frutos de esperanza y dignidad donde hay
miseria y exclusión, donde hay hambre y falta tra-
bajo, a los prófugos y refugiados —tantas veces re-
chazados por la cultura actual del descarte—, a las
víctimas del narcotráfico, de la trata de personas y
de las distintas formas de esclavitud de nuestro
tiempo.
L’OSSERVATO
Y, hoy, nosotros pedimos frutos de paz para el
mundo entero, comenzando por la amada y marti-
rizada Siria, cuya población está extenuada por
una guerra que no tiene fin.
Que la luz de Cristo resucitado ilumine en esta
Pascua las conciencias de todos los responsables
políticos y militares, para que se ponga fin inme-
diatamente al exterminio que se está llevando a ca-
bo, se respete el derecho humanitario y se proceda
a facilitar el acceso a las ayudas que estos herma-
nos y hermanas nuestros necesitan urgentemente,
asegurando al mismo tiempo las condiciones ade-
cuadas para el regreso de los desplazados.
Invocamos frutos de reconciliación para Tierra
Santa, que en estos días también está siendo gol-
peada por conflictos abiertos que no respetan a los
indefensos, para Yemen y para todo el Oriente
Próximo, para que el diálogo y el respeto mutuo
prevalezcan sobre las divisiones y la violencia.
Que nuestros hermanos en Cristo, que sufren
frecuentemente abusos y persecuciones, puedan ser
ORE ROMANO
para el mundo
Siria y la reconciliación en Tierra Santa
testigos luminosos del Resucitado y de la victoria
del bien sobre el mal.
Suplicamos en este día frutos de esperanza para
cuantos anhelan una vida más digna, sobre todo
en aquellas regiones del continente africano que
sufren por el hambre, por conflictos endémicos y
el terrorismo.
Que la paz del Resucitado sane las heridas en
Sudán del Sur: abra los corazones al diálogo y a la
comprensión mutua. No olvidemos a las víctimas
de ese conflicto, especialmente a los niños.
Que nunca falte la solidaridad para las numero-
sas personas obligadas a abandonar sus tierras y
privadas del mínimo necesario para vivir.
Imploramos frutos de diálogo para la península
coreana, para que las conversaciones en curso pro-
muevan la armonía y la pacificación de la región.
Que los que tienen responsabilidades directas
actúen con sabiduría y discernimiento para promo-
ver el bien del pueblo coreano y construir relacio-
nes de confianza en el seno de la comunidad inter-
nacional.
Pedimos frutos de paz para Ucrania, para que se
fortalezcan los pasos en favor de la concordia y se
faciliten las iniciativas humanitarias que necesita la
población.
Suplicamos frutos de consolación para el pueblo
venezolano, el cual —como han escrito sus Pasto-
res— vive en una especie de «tierra extranjera» en
su propio país. Para que, por la fuerza de la resu-
rrección del Señor Jesús, encuentre la vía justa, pa-
cífica y humana para salir cuanto antes de la crisis
política y humanitaria que lo oprime, y no falten
la acogida y asistencia a cuantos entre sus hijos es-
tán obligados a abandonar su patria.
Traiga Cristo Resucitado frutos de vida nueva
para los niños que, a causa de las guerras y el
hambre, crecen sin esperanza, carentes de educa-
ción y de asistencia sanitaria; y también para los
ancianos desechados por la cultura egoísta, que
descarta a quien no es «productivo».
páginas 6/7
Invocamos frutos de sabiduría para los que en
todo el mundo tienen responsabilidades políticas,
para que respeten siempre la dignidad humana, se
esfuercen con dedicación al servicio del bien co-
mún y garanticen el desarrollo y la seguridad a los
propios ciudadanos.
Queridos hermanos y hermanas:
También a nosotros, como a las mujeres que
acudieron al sepulcro, van dirigidas estas palabras:
«¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?
No está aquí. Ha resucitado» (Lc 24, 5-6). La
muerte, la soledad y el miedo ya no son la última
palabra. Hay una palabra que va más allá y que
solo Dios puede pronunciar: es la palabra de la
Resurrección (cf. Juan Pablo II, Palabras al térmi-
no del Vía Crucis, 18 abril 2003). Ella, con la fuer-
za del amor de Dios, «ahuyenta los pecados, lava
las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, la
alegría a los tristes, expulsa el odio, trae la concor-
dia, doblega a los poderosos» (Pregón pascual).
¡Feliz Pascua a todos!
página 8
El Dios de las sorpresas
Publicamos la homilía pronunciada por el
Papa durante la celebración de la misa del día
de Pascua.
Después de la escucha de la Palabra de
Dios, de este paso del Evangelio, me nace
decir tres cosas.
Primero: el anuncio. Ahí hay un anuncio:
el Señor ha resucitado. Este anuncio que
desde los primeros tiempos de los cristianos
iba de boca en boca; era el saludo: el Señor
ha resucitado. Y las mujeres, que fueron a
ungir el cuerpo del Señor, se encontraron
frente a una sorpresa. La sorpresa... Los
anuncios de Dios son siempre sorpresas,
porque nuestro Dios es el Dios de las sor-
presas. Y así desde el inicio de la historia de
la salvación, desde nuestro padre Abraham,
Dios te sorprende: «Pero ve, ve, deja, vete
de tu tierra». Y siempre hay una sorpresa
detrás de la otra. Dios no sabe hacer un
anuncio sin sorprendernos. Y la sorpresa es
lo que te conmueve el corazón, lo que te to-
ca precisamente allí, donde tú no lo esperas.
Para decirlo un poco con un lenguaje de los
jóvenes: la sorpresa es un golpe bajo; tú no
L’OSSERVATORE ROMANO
te lo esperas. Y Él va y te conmueve. Prime-
ro: el anuncio hecho sorpresa.
Segundo: la prisa. Las mujeres corren,
van deprisa a decir: «¡Pero hemos encontra-
do esto!».
Las sorpresas de Dios nos ponen en cami-
no, inmediatamente, sin esperar. Y así co-
rren para ver. Y Pedro y Juan corren. Los
pastores la noche de Navidad corren: «Va-
mos a Belén a ver lo que nos han dicho los
ángeles». Y la Samaritana, corre para decir
a su gente: «Esta es una novedad: he en-
contrado a un hombre que me ha dicho to-
do lo que he hecho». Y la gente sabía las
cosas que ella había hecho. Y aquella gente,
corre, deja lo que está haciendo, también la
ama de casa deja las patatas en la cazuela
—las encontrará quemadas— pero lo impor-
tante es ir, correr, para ver esa sorpresa, ese
anuncio. También hoy sucede.
En nuestros barrios, en los pueblos cuan-
do sucede algo extraordinario, la gente corre
a ver. Ir deprisa. Andrés no perdió tiempo y
fue deprisa donde Pedro a decirle: «Hemos
encontrado al Mesías».
viernes 6 de abril de 2018, número 14
Las sorpresas, las buenas noticias, se dan
siempre así: deprisa. En el Evangelio hay
uno que se toma un poco de tiempo; no
quiere arriesgar.
Pero el Señor es bueno, lo espera con
amor, es Tomás. «Yo creeré cuando vea las
llagas», dice. También el Señor tiene pa-
ciencia para aquellos que no van tan depri-
sa.
El anuncio-sorpresa, la respuesta deprisa
y lo tercero que yo quisiera decir hoy es una
pregunta:
«¿Y yo qué? ¿Tengo el corazón abierto a
las sorpresas de Dios? ¿Soy capaz de ir de-
prisa, o siempre con esa cantilena, “veré ma-
ñana, mañana”? ¿Qué me dice a mí la sor-
presa?».
Juan y Pedro fueron deprisa al sepulcro.
De Juan el Evangelio nos dice: «Creed».
También Pedro: «Creed», pero a su modo,
con la fe un poco mezclada con el remordi-
miento de haber negado al Señor. El anun-
cio causó sorpresa, la carrera/ir deprisa y la
pregunta: ¿Y yo hoy en esta Pascua de 2018
qué hago? ¿Tú, qué haces?
número 14, viernes 6 de abril de 2018 L’OSSERVATORE ROMANO página 9

Llamamiento en el Regina Coeli en el Lunes del Ángel

Libertad para las personas secuestradas

Un llamamiento «para que las cial sin la fraternidad y sin com-
personas secuestradas o injustamente partir. Sin un intercambio frater-
privadas de libertad sean liberadas» no, no se puede crear una auténti-
fue lanzado por el Papa al finalizar ca comunidad eclesial o civil: exis-
el Regina Coeli con los fieles te sólo un grupo de individuos
reunidos en la plaza de San Pedro a motivados por sus propios intere-
medio día del 2 de abril, Lunes del ses. Pero la fraternidad es una gra-
Ángel. Antes de la oración de la cia que hace Jesús.
antífona mariana, el Pontífice explicó La Pascua de Cristo hizo esta-
que «la fraternidad es el fruto de la llar algo más en el mundo: la no-
Pascua de Cristo». vedad del diálogo y de la relación,
algo nuevo que se ha convertido
Queridos hermanos y hermanas, en una responsabilidad para los
¡buenos días! cristianos. De hecho, Jesús dijo:
El lunes después de Pascua se «En esto conocerán que todos sois
llama «Lunes del Ángel», según discípulos míos: si os tenéis amor
una tradición muy hermosa que los unos a los otros» (Juan 13, 35).
corresponde a las fuentes bíblicas He aquí por qué no podemos ce-
sobre la Resurrección. Narran, de rrarnos en nuestro privado, en
hecho, los Evangelios (cf. Mateo nuestro grupo, sino que estamos
28, 1-10, Marcos 16, 1-7; Lucas 24, llamados a ocuparnos del bien co-
1-12) que, cuando las mujeres fue- mún, a cuidar de los hermanos,
ron al Sepulcro, lo encontraron especialmente de aquellos más dé-
abierto. Temieron no poder entrar biles y marginados.
porque la tumba había estado ce- Solo la fraternidad puede ga-
rrada con una gran piedra. En rantizar una paz duradera, vencer
cambio estaba abierta; y desde la pobreza, extinguir las tensiones
dentro una voz les dijo que Jesús y las guerras y erradicar la corrup-
no estaba allí, que había resucita- ción y la criminalidad. Que el án-
do. Por primera vez se pronuncia- gel que nos dice: «ha resucitado»,
ron las palabras: «Ha resucitado». nos ayude a vivir la fraternidad y
Los evangelistas nos refieren que la novedad del diálogo y de la re-
este primer anuncio fue dado por lación y la preocupación por el
los ángeles, es decir, los mensaje- bien común.
ros de Dios. Hay un significado
en esta presencia angélica: como Que la Virgen María, que en es-
quien anunció la Encarnación del te tiempo pascual invocamos con
Verbo fue un ángel, Gabriel, así el título de Reina del Cielo, nos
también no era suficiente una pa- sustente con su oración para que
labra humana para anunciar por la fraternidad y la comunión que
primera vez la Resurrección. Era experimentamos en estos días pas-
necesario un ser superior para co- cuales puedan convertirse en nues-
municar una realidad tan sobreco- tro estilo de vida y en el alma de
gedora, tan increíble, que tal vez nuestras relaciones.
ningún hombre habría osado pro-
nunciarla. Después de este primer Finalmente, el Papa saludó a los
anuncio, la comunidad de los dis- grupos presentes y recordó el Día
cípulos comenzó a repetir: «¡Es mundial de la concienciación sobre el
verdad! ¡El Señor ha resucitado y autismo.
se ha aparecido a Simón!» (Lucas,
24, 34). Es hermoso este anuncio. Queridos hermanos y hermanas:
Podemos decirlo todos juntos En el clima pascual que caracte-
ahora: «Verdaderamente el Señor riza la jornada de hoy, saludo cor-
ha resucitado». Este primer anun- dialmente a todos vosotros, fami-
cio —«realmente ha resucitado»—
lias, grupos parroquiales, asocia-
requería una inteligencia superior
ciones y peregrinos, venidos de
a la humana.
Italia y de varias partes del mun-
El de hoy es un día de celebra- do. Deseo que cada uno de voso-
ción y convivencia que general- tros pase estos días de la Octava
mente se vive con la familia. Es un de Pascua en serenidad, en los que
día familiar. Después de celebrar se prolonga la alegría de la Resu-
la Pascua, sentimos la necesidad rrección de Cristo. Aprovechad ca-
de reunirnos con nuestros seres da buena ocasión para presenciar
queridos y con amigos para hacer la paz del Señor resucitado espe-
fiesta. Porque la fraternidad es el cialmente con respecto a los más
fruto de la Pascua de Cristo que, frágiles y desfavorecidos. En este
con su muerte y resurrección de- sentido, deseo asegurar una ora-
rrotó el pecado que separaba al ción especial para el Día mundial
hombre de Dios, al hombre de sí de la concienciación del autismo,
mismo, al hombre de sus herma- que se celebra hoy.
nos. Pero nosotros sabemos que el
pecado siempre separa, siempre Invocamos el don de la paz pa-
hace enemistad. Jesús abatió el ra todo el mundo, especialmente
muro de división entre los hom- para la población que más sufre
bres y restableció la paz, empezan- por culpa de los conflictos en cur-
do a tejer la red de una nueva fra- so. Renuevo mi llamado para que
ternidad. Es muy importante, en las personas secuestradas o injus-
este tiempo nuestro, redescubrir la tamente privadas de libertad sean
fraternidad, así como se vivía en liberadas y puedan regresar a sus
las primeras comunidades cristia- casas.
nas. Redescrubir cómo dar espacio ¡Buen Lunes del Ángel! Por fa-
a Jesús que nunca separa, siempre vor, no os olvidéis de rezar por
une. No puede haber una verda- mí. Buen almuerzo y hasta pronto
dera comunión y un compromiso y: «Verdaderamente el Señor ha
por el bien común y la justicia so- resucitado».
página 10
La homilía del Pontífice
Misa en Santa Marta
Dios ama a cada uno
como un padre
y como una madre
ios ama a cada uno de
D nosotros «como un pa-
dre y como una madre»:
para recordarlo el Papa
Francisco sugirió la imagen de esa
flor delicada llamada precisamente
«no me olvides» que en Argentina
se regala a las madres en el día de
su fiesta: «de color azul claro si la
madre está viva y de color violeta
si la madre ha fallecido». Porque
precisamente «como una madre»
Dios «fiel en la esperanza» no se
olvida nunca de un hijo suyo, afir-
mó el Pontífice en la misa celebra-
da el jueves por la mañana, 22 de
marzo, en Santa Marta.
«A las puertas de Semana Santa
—hizo notar en seguida el Papa—
la Iglesia nos hace reflexionar so-
bre el Señor que no olvida, sobre
nuestro Dios fiel». Y, de hecho,
«hemos repetido en el salmo
(104): “El Señor se acuerda de su
alianza eternamente”». El Señor,
reiteró el Pontífice, «nunca olvida,
nunca, porque Él es fiel, no puede
no ser fiel: Él es la fidelidad».
«En la primera lectura —explicó
Francisco haciendo referencia al li-
bro del Génesis (17, 3-9)— está la
narración del cambio de nombre
de Abraham, cuando el Señor le
dice: “Por mi parte he aquí mi
alianza contigo”». Por tanto, Dios
no hará una alianza «con esos, no:
contigo». Así es, entonces, que «el
Señor hace una alianza con
Abraham, una alianza que se pro-
longará, se alargará; en la historia
se convertirá en un pueblo: un
pueblo que ha hecho muchas».
Por otro lado «los pecados del
pueblo los conocemos» afirmó el
Papa: «Muchas veces, en el desierto, después de la li-
beración de Egipto, la idolatría, las cosas que ha he-
cho el pueblo». No obstante, «el Señor es fiel». Y
«esta es la imagen que la Iglesia quiere para nosotros
al principio de la Semana Santa: nosotros iremos en
camino con el Señor fiel, que nos ha elegido, que me
ha elegido y no se olvida de mí, porque Él tiene ese
amor visceral, que hace no olvidarse». Precisamente
«esta es la fidelidad de Dios».
«En mi tierra —confió Francisco— hay una peque-
ña flor que se regala a las madres el día» de la fiesta
«de la madres y tiene dos colores: un azul claro para
las madres vivas, y uno violeta para las madres falle-
cidas». Sí, esta flor, «tiene dos colores y se llama no
me olvides».
Precisamente «este es el amor de Dios, como el de
la madre: Dios no se olvida de nosotros, nunca, no
puede, es fiel a su alianza». Ciertamente, añadió,
«esto nos da seguridad» tanto que «de nosotros po-
demos decir “pero, mi vida es muy fea, estoy en esta
dificultad, soy un pecador, una pecadora”». Pero «Él
no se olvida de ti, porque tiene este amor visceral y
es padre y madre: eso es todo». Y es «con este amor
que nosotros entramos en la Semana Santa».
«Y después esta fidelidad de Dios nos lleva a la
alegría» explicó el Pontífice, proponiendo de nuevo
el contenido del pasaje evangélico de Juan (8, 51-59),
propuesto hoy por la liturgia: es exactamente «lo que
Jesús responde a los judíos: “Abraham vio mi vida,
exultó en la esperanza”». Quizá «¿porque yo soy
bueno? No, porque Él es fiel».
«Exultar en la esperanza» insistió el Papa, porque
«cada uno de nosotros sabe que no es fiel, ninguno
de nosotros es fiel, pero Él sí». Esta es «nuestra espe-
ranza y nuestra alegría: su fidelidad que nos toma de
la mano y no nos deja, no te deja». Al respecto Fran-
L’OSSERVATORE ROMANO
cisco sugirió pensar «en el ladrón bueno: el Dios fiel
no puede renegarse a sí mismo, no puede renegar de
nosotros, no puede renegar de su amor, no puede re-
negar de su pueblo, no puede renegar porque nos
ama». Y «esta es la fidelidad de Dios».
Prosiguiendo en su meditación, el Pontífice explicó
también la actitud adecuada para tener «cuando no-
sotros nos acercamos al sacramento de la penitencia:
por favor, no pensemos que vamos a la tintorería a
quitar las suciedades, no». Más bien nosotros «va-
mos a recibir el abrazo de amor de este Dios fiel, que
nos espera siempre. ¡Siempre!». Y «esto nos lleva a
la alegría, a exultar en esperanza». Precisamente
«con este sentimiento nosotros debemos empezar la
Semana Santa: el sentimiento de un Dios que no se
olvida de nosotros, que es fiel en la esperanza».
«Hay una última cosa» afirmó todavía el Papa:
«El Evangelio de hoy termina con un versículo inte-
resante, dice que estos doctores de la ley “entonces
tomaron piedras para tirárselas; pero Jesús se ocultó
y salió del Templo”». Las piedras, por tanto, «para
lapidar a los pecadores». Sin embargo «la fidelidad a
Dios nunca lapida un pecador».
«Las piedras para oscurecer la verdad de la resur-
rección, delante del sepulcro, cerrada ahí; las piedras
para matar» reiteró Francisco. «Pero si nosotros no
reconocemos la fidelidad de Dios, el mismo Señor
nos dice: “Gritarán las piedras, serán más fuertes que
nosotros”».
«Yo no quisiera añadir ninguna cosa, es muy claro
esto» concluyó el Papa. Y exhortó, «empezamos la
semana así: Él es fiel, Él me conoce, Él me ama,
nunca me dejará solo, me lleva de la mano; ¿qué
puedo querer? ¿Qué más? ¿Qué debo hacer? Exulta
en esperanza, exulta en la esperanza, porque el Señor
te ama como padre y como madre».
viernes 6 de abril de 2018, número 14
Quien manda
debe servir
VIENE DE LA PÁGINA 3
en paz con aquellos que nos han hecho
mal, que no nos quieren, con los cuales
estamos en enemistad. En silencio, un
momento, que cada uno piense en aque-
llos que nos quieren y aquellos que no-
sotros queremos, y también que cada
uno piense en aquellos que no nos quie-
ren y también en aquellos que no quere-
mos y también —es más— en aquellos de
los que queremos vengarnos. Y pedimos
al Señor, en silencio, la gracia de dar a
todos, buenos y malos, el don de la
paz.
Al finalizar la visita a la prisión, el
Pontífice, respondiendo a los saludos de la
directora del penitenciario y de un detenido,
pronunció estas palabras:
Tú has hablado de una mirada nueva:
renovar la mirada... Esto hace bien, por-
que a mi edad, por ejemplo, vienen las
cataratas, y no se ve bien la realidad: el
año próximo deberemos operar. Pues
así sucede con el alma: el trabajo de la
vida, el cansancio, los errores, las desilu-
siones oscurecen la mirada, la mirada
del alma. Y por esto, eso que tú has di-
cho es verdad: aprovechar las oportuni-
dades para renovar la mirada. Y como
dije en la plaza de San Pedro en la au-
diencia general de ayer, en muchos pue-
blos, pero también en mi tierra, cuando
se escuchan las campanas de la Resu-
rrección del Señor, las madres, las abue-
las llevan a los niños a lavarse los ojos
para que tengan la mirada de la espe-
ranza del Cristo resucitado. No os can-
séis nunca de renovar la mirada. De ha-
cer esa operación de cataratas al alma,
cotidiana. Pero siempre renovar la mira-
da. Es un bonito esfuerzo. Todos voso-
tros conocéis la botella de vino a la mi-
tad: si yo miro la mitad vacía, es fea la
vida, es fea, pero si miro la mitad llena,
todavía tengo para beber. La mirada
que abre a la esperanza, palabra que tú
has dicho y también ella [la directora]
ha dicho; y ella la ha repetido varias ve-
ces. No se puede concebir una prisión
como esta sin esperanza. Aquí, los hués-
pedes están para aprender o hacer cre-
cer el «sembrar esperanza»: no hay nin-
guna pena justa —¡justa!— sin que esté
abierta a la esperanza. Una pena que no
esté abierta a la esperanza no es cristia-
na, ¡no es humana!
Están las dificultades en la vida, las
cosas feas, la tristeza. Uno piensa en los
suyos, piensa en la madre, en el padre,
la mujer, el marido, los hijos... es fea,
esa tristeza. Pero no dejarse desanimar:
no, no. Yo estoy aquí, pero para reinser-
tarme, renovado o renovada. Y esta es
la esperanza. Sembrar esperanza. Siem-
pre, siempre. Vuestro trabajo es este:
ayudar a sembrar la esperanza de la
reinserción, y esto nos hará bien a to-
dos. Siempre. Toda pena debe estar
abierta al horizonte de la esperanza. Por
esto, no es ni humana ni cristiana la pe-
na de muerte. Toda pena debe estar
abierta a la esperanza, a la reinserción,
también para dar la experiencia vivida
por el bien de las otras personas. Agua
de resurrección, mirada nueva, esperan-
za: esto os deseo. Sé que vosotros hués-
pedes habéis trabajado mucho para pre-
parar esta visita, también blanquear las
paredes: os doy las gracias. Es para mí
una señal de benevolencia y de acogida,
y os doy las gracias. Estoy cerca de vo-
sotros, rezo por vosotros, y vosotros re-
zad por mí y no os olvidéis: el agua que
hace la mirada nueva, y la esperanza.
número 14, viernes 6 de abril de 2018 L’OSSERVATORE ROMANO página 11

En defensa El cardenal Aguiar anuncia la reforma de la formación sacerdotal

de los niños Madurez y equilibrio

e llama «Huellas de Ternu-

S ra» la caminata continental

americana para sensibilizar a
las familias, las escuelas y las pa- E
l cardenal Carlos Aguiar Retes, arzobispo de México,
ha anunciado que una serie de reformas en materia de
formación sacerdotal pronto serán tomadas en la Igle-
rroquias sobre las consecuencias sia en México. Lo anunció, en los días pasados, durante
de la violencia en los niños. La una misa celebrada en la catedral de Ciudad de México, en
iniciativa ha sido promovida por presencia de ocho obispos auxiliares, con ocasión de la re-
el departamento de justicia y soli- novación de las promesas sacerdotales.
daridad (DEJUSOL) del Consejo El purpurado, en particular, hizo referencia a las «situa-
episcopal latinoamericano (CELAM) ciones dolorosas como la pedofilia» que han visto la impli-
a través del programa «Centrali- cación de algunos sacerdotes. Dirigiéndose a los obispos y a
dad de la Niñez». A partir del los sacerdotes presentes, el cardenal preguntó: «¿quién deci-
próximo 7 de junio, en la frontera de hoy hacerse sacerdote?». La pregunta del purpurado es
entre Tijuana en México y San un estímulo dirigido a quienes, sintiéndose llamados al sa-
Diego en California, tomará la sa-
cerdocio, proceden de experiencias de vida traumáticas. En
lida la que ha sido definida como
este contexto, con el necesario equilibrio y evitando cierta-
«una de las movilizaciones más
importantes e inéditas» sostenidas mente toda estigmatización, el aspirante a sacerdote debe
por el propio CELAM, por Cáritas ser necesariamente ayudado para verificar la propia madurez
latinoamericana y por las Confe- afectiva. «¿Cuál es la experiencia que marca nuestra vida?
rencias episcopales del continente. Si hay vocación —subrayó el arzobispo de México— es nece-
La caminata, de carácter ecumé- sario llevar las heridas y para esto está Jesús que las sana,
nico, es una de las acciones socia- pero es necesario saber regular la ordenación sacerdotal pa-
les que está emergiendo en los úl-
timos meses en el seno de la cam-
paña regional «Cero violencia,
100% ternura» que la presidencia
del CELAM presentó con ocasión
de su encuentro con el Papa Fran-
cisco el pasado mes de mayo. Se-
gún los organizadores, «cada uno
de nosotros debe comprometerse
personalmente para eliminar la
violencia contra los niños». Al res-
pecto, en agosto de 2017, los presi-
dentes y los secretarios ejecutivos
de las veintidós Cáritas del conti-
nente firmaron el «Pacto de la
Ternura» con el que se comprome-
tieron para impedir la violencia en
los niños, sobre todo en el ámbito
doméstico.
A la iniciativa se han adherido
la Pastoral da Criança Internacional
de la Conferencia episcopal brasi-
leña, el departamento de vida, fa-
milia y juventud del CELAM, la
Asociación latinoamericana de
educación radiofónica (ALER),
Sembradores de Paz e Infancia
Misionera Colombia y las Obras
Misionales Pontificias.
«Huellas de Ternura» atravesará
toda América Latina y el Caribe,
desde la frontera de México con
Estados Unidos hasta la Patago-
nia, denunciando las diversas for-
mas de violencia que se ejercen
contra los niños y las niñas, pro-
poniendo la ternura como camino
para «promover la vida y la digni-
dad de los más pequeños».
«La marcha —explicaron los or- ra que estas heridas sanen y poder ser así hombres con ma-
ganizadores— pasará de país en durez afectiva» que puedan proteger de fenómenos doloro-
país generando diversas activida- sos como el de la pedofilia. Por esto, «debemos repensar en
des formativas, de movilización cómo acompañar los procesos de crecimiento y de madurez
social, comunicacionales, litúrgicas en la persona» haciendo un seguimiento de los mismos con
y lúdicas, que pongan el bienestar
atención.
de los niños y las niñas en el cen-
El arzobispo de México también recordó las problemáti-
tro de las acciones pastorales y las
cas unidas a los jóvenes y a los peligros a los que se enfren-
políticas públicas». En cada país
la caminata hará una parada de tan religiosas y sacerdotes. México, con una población de
quince días, durante los que los 121 millones de habitantes, es el segundo estado más pobla-
promotores, acompañados por sa- do de América Latina después de Brasil, y cerca de la mitad
cerdotes, hermanas, religiosos y de los mexicanos tiene menos de veinte años. Entre los ma-
chicos víctimas de violencia, con- yores problemas que afligen a los niños y los jóvenes figu-
tarán las propias experiencias y ran la evasión escolar, el trabajo infantil, el fenómeno de los
explicarán lo importante que es niños en la calle, el consumo de droga desde pronta edad,
asumir una actitud cariñosa y tier- la violencia y el narcotráfico, que capta jóvenes para las acti-
na con los propios hijos ya que vidades criminales. Y es precisamente la criminalidad lo que
«la violencia corre el riesgo de de- en los últimos tiempos ha puesto en el punto de mira a los
jar en cada uno de ellos cicatrices religiosos.
físicas y psicológicas profundas» Cualquier voz de justicia o de tutela de la vida de la co-
que en muchos casos permanecen munidad local se convierte en adversario de la criminalidad
desafortunadamente toda la vida, organizada, que quiere mandar sobre todos y sobre todo: de
haciendo pagar un precio altísimo aquí el aumento de los homicidios y la escalada de violencia
a las víctimas. contra los religiosos.
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En la audiencia general el Papa explica la misa y felicita la Pascua a su predecesor
No solo memoria sino vida nueva
«Mientras la misa finaliza, se abre el
compromiso del testimonio cristiano».
Lo subrayó el Papa en la audiencia
general del miércoles 4 de abril en la
plaza San Pedro. Continuando con las
catequesis sobre la celebración
eucarística, el Pontífice habló de los
ritos de conclusión.
Queridos hermanos y hermanas,
¡buenos días y buena Pascua!
Vosotros veis que hoy hay flores:
las flores dicen alegría. En ciertos lu-
gares, la Pascua se llama también
«Pascua florida», porque florece el
Cristo resucitado: es la flor nueva;
florece nuestra justificación; florece
la santidad de la Iglesia. Por eso,
muchas flores: es nuestra alegría. To-
da la semana nosotros festejamos la
Pascua, toda la semana. Y por eso,
nos damos, una vez más, todos no-
sotros, el deseo de «Buena Pascua».
Digamos juntos: «Buena Pascua»,
¡todos! [responden: «Buena Pas-
cua»]. Quisiera también que felicitá-
ramos la Pascua —porque fue Obis-
po de Roma— al amado Papa Bene-
dicto, que nos sigue por televisión.
Al Papa Benedicto, todos deseamos
Buena Pascua: [dicen: «¡Buena Pas-
cua!»] Y un aplauso, fuerte.
Con esta catequesis concluimos el
ciclo dedicado a la misa, que es pre-
cisamente la conmemoración, pero
no solamente como memoria, se vive
de nuevo la Pasión y la Resurrección
de Jesús. La última vez llegamos
hasta la Comunión y la oración des-
pués de la Comunión; después de
esta oración, la misa se concluye con
la bendición impartida por el sacer-
dote y la despedida del pueblo (cf.
Instrucción General del Misal Roma-
no, 90). Como se había iniciado con
la señal de la cruz, en el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,
L’OSSERVATORE ROMANO
se sella de nuevo en el nombre de la
Trinidad la misa, es decir, la acción
litúrgica.
Sin embargo, sabemos que mien-
tras la misa finaliza, se abre el com-
promiso del testimonio cristiano.
Los cristianos no van a misa para
hacer una tarea semanal y después
se olvidan, no. Los cristianos van a
misa para participar en la Pasión y
Resurrección del Señor y después vi-
vir más como cristianos: se abre el
compromiso del testimonio cristiano.
Salimos de la iglesia para «ir en
paz» y llevar la bendición de Dios a
las actividades cotidianas, a nuestras
casas, a los ambientes de trabajo, en-
tre las ocupaciones de la ciudad te-
rrenal, «glorificando al Señor con
nuestra vida». Pero si nosotros sali-
mos de la iglesia charlando y dicien-
do: «mira esto, mira aquello...», con
la lengua larga, la misa no ha entra-
do en mi corazón. ¿Por qué? Porque
no soy capaz de vivir el testimonio
cristiano. Cada vez que salgo de la
misa, debo salir mejor de como en-
tré, con más vida, con más fuerza,
con más ganas de dar testimonio
cristiano. A través de la eucaristía el
Señor Jesús entra en nosotros, en
nuestro corazón y en nuestra carne,
para que podamos «expresar en la
vida el sacramento recibido en la fe»
(Misal Romano. Colecta del lunes en
la Octava Pascua).
De la celebración a la vida, por lo
tanto, consciente de que la misa en-
cuentra el término en las elecciones
concretas de quien se hace involu-
crar en primera persona en los mis-
terios de Cristo. No debemos olvi-
dar que celebramos la eucaristía para
aprender a convertirnos en hombres
y mujeres eucarísticos. ¿Qué signifi-
ca esto? Significa dejar actuar a
Cristo en nuestras obras: que sus
pensamientos sean nuestros pensa-
mientos, sus sentimientos los nues-
tros, sus elecciones nuestras eleccio-
nes. Y esto es santidad: hacer como
hizo Cristo es santidad cristiana. Lo
expresa con precisión san Pablo, ha-
blando de la propia asimilación con
Jesús, y dice así: «Con Cristo estoy
crucificado: y no vivo yo, sino que
es Cristo quien vive en mí» (Gálatas
2, 19-20). Este es el testimonio cris-
tiano. La experiencia de Pablo nos
ilumina también a nosotros: en la
medida en la que mortificamos nues-
tro egoísmo, es decir, hacemos morir
lo que se opone al Evangelio y al
amor de Jesús, se crea dentro de no-
sotros un mayor espacio para la po-
tencia de su Espíritu. Los cristianos
son hombres y mujeres que se dejan
agrandar el alma con la fuerza del
Espíritu Santo, después de haber re-
cibido el Cuerpo y la Sangre de
Cristo. ¡Dejaos agrandar el alma!
No estas almas tan estrechas y cerra-
das, pequeñas, egoístas, ¡no! Almas
anchas, almas grandes, con grandes
horizontes... dejaos alargar el alma
con la fuerza del Espíritu, después
de haber recibido el Cuerpo y la
Sangre de Cristo.
Ya que la presencia real de Cristo
en el Pan consagrado no termina
con la misa (cf. Catecismo de la Igle-
sia Católica, 1374), la eucaristía es
custodiada en el tabernáculo para la
comunión para los enfermos y para
la adoración silenciosa del Señor en
el Santísimo Sacramento; el culto
eucarístico fuera de la misa, tanto de
forma privada como comunitaria,
nos ayuda de hecho a permanecer
en Cristo (cf. ibíd., 1378-1380).
Los frutos de la misa, por tanto,
están destinados a madurar en la vi-
da de cada día. Podemos decir así,
un poco forzando la imagen: la misa
viernes 6 de abril de 2018, número 14
es como el grano, el grano de trigo
que después en la vida ordinaria cre-
ce, crece y madura en las buenas
obras, en las actitudes que nos hacen
parecernos a Jesús. Los frutos de la
misa, por tanto, están destinados a
madurar en la vida de cada día. En
verdad, aumentando nuestra unión
con Cristo, la eucaristía actualiza la
gracia que el Espíritu nos ha donado
en el bautismo y en la confirmación,
para que nuestro testimonio cristiano
sea creíble (cf. ibíd.., 1391-1392).
Entonces, encendiendo en nues-
tros corazones la caridad divina, ¿la
eucaristía qué hace? Nos separa del
pecado: «Cuanto más participamos
en la vida de Cristo y más progresa-
mos en su amistad, tanto más difícil
se nos hará romper con Él por el pe-
cado mortal» (ibíd., 1395).
El habitual acercarnos al Convite
eucarístico renueva, fortalece y pro-
fundiza la unión con la comunidad
cristiana a la que pertenecemos, se-
gún el principio que la eucaristía ha-
ce la Iglesia (cf. ibíd., 1396), nos une
a todos.
Finalmente, participar en la euca-
ristía compromete en relación con
los otros, especialmente con los po-
bres, educándonos a pasar de la car-
ne de Cristo a la carne de los herma-
nos, en los que él espera ser recono-
cido por nosotros, servido, honrado,
amado (cf. ibíd., 1397).
Llevando el tesoro de la unión
con Cristo en vasijas de barro (cf. 2
Corintios 4, 7), necesitamos continua-
mente volver al santo altar, hasta
cuando, en el paraíso, disfrutemos
plenamente la bienaventuranza del
banquete de bodas del Cordero (cf.
Apocalipsis 19, 9).
Demos gracias al Señor por el ca-
mino de redescubrimiento de la san-
ta misa que nos ha donado para rea-
lizar juntos, y dejémonos atraer con
fe renovada a este encuentro real
con Jesús, muerto y resucitado por
nosotros, nuestro contemporáneo. Y
que nuestra vida «florezca» siempre
así, como la Pascua, con las flores de
la esperanza, de la fe, de las buenas
obras. Que nosotros encontremos
siempre la fuerza para esto en la Eu-
caristía, en la unión con Jesús. ¡Bue-
na Pascua a todos!
Al finalizar la catequesis, el Papa
saludó a los diferentes grupos presentes
en la plaza San Pedro, reafirmando
que «la Iglesia no hace la Eucaristía,
sino que es la Eucaristía la que hace a
la Iglesia».
Saludo cordialmente a los peregri-
nos de lengua española venidos de
España y Latinoamérica. En esta se-
mana de pascua, en la que la victo-
ria de Cristo sobre el pecado y la
muerte resuena con toda su fuerza y
belleza, los invito a nutrirse constan-
temente de la Eucaristía, dejándose
renovar con el encuentro real con Je-
sús, hasta que gustemos plenamente
del banquete que nos tiene prepara-
do por toda la eternidad.
Que Dios los bendiga. Muchas
gracias.