You are on page 1of 3

HOMILÍA DE MONS.

PEDRO CANDIA EN EL HOSPITAL MILITAR DE LA

GUARNICIÓN MILITAR CÓRDOBA

Comienzo labor pastoral de la nueva comunidad de hermanas de Marta y María

– 5 de junio de 2014

En 1er lugar agradezco la presencia del Sr JEMGE, de las demás autoridades militares,

de todo el personal de este querido Hospital, de los Sres capellanes y religiosas….

Queridos amigos:

Hoy se hace realidad un sueño, una aspiración, que si no fuera por la Providencia de

Dios, el apoyo del Ejército y la disposición y caridad pastoral de la Congregación Marta y

María, no hubiésemos podido alcanzar.

Tenemos una gran esperanza! Que la presencia maternal de las religiosas sea un aporte

a este querido hospital. Y que en cada una de las religiosas que hoy dejamos se haga realidad

aquella frase que tanto inspiró a la Madre Fundadora Ángela Eugenia Silva Sánchez: “florece

donde Dios te ha sembrado”

Que la flor y el fruto de este apostolado que hoy comienza se manifieste en muchas

obras buenas que puedan hacer nuestras monjitas.

Para los profesionales y para todos los miembros de la comunidad hospitalaria, Uds.

saben que su profesión les exige ser custodios y servidores de la vida humana.

Uds. lo hacen, mediante una presencia vigilante y solícita al lado del enfermo y de la

familia que sufre junto al enfermo.

La actividad médico-sanitaria se funda sobre una relación interpersonal, es un

encuentro entre una confianza y una conciencia.

1
La confianza de un hombre o mujer marcado por el sufrimiento y la enfermedad, que

se confía a otro hombre o mujer que puede hacerse cargo de su necesidad y que lo va a

amparar para asistirlo, cuidarlo y sanarlo.

Enfermedad y sufrimiento son fenómenos que analizados a fondo van más allá de la

medicina y tocan la esencia de la condición humana en este mundo.

El médico que se ocupa de ellos es consciente de que allí está implícita toda la

humanidad y le es requerida una entrega total. Esta es la misión que lo constituye, y es el fruto

de una llamada o vocación que el médico escucha, personificada en el rostro sufriente del

paciente confiado a sus cuidados.

De ahí la grandeza de la misión del médico de dar la vida, a semejanza del mismo

Cristo que vino a dar la vida y darla en abundancia (Jn 10,10).

Tenemos un sentido trascendente de la existencia humana: venimos de Dios que nos

ha creado y vamos hacia Dios junto al cual compartiremos la vida eterna.

Todo aquél que por vocación trabaja en el hospital es como el buen samaritano que se

detiene al lado del enfermo haciéndose su próximo (prójimo) por su comprensión y simpatía,

en una palabra, por su caridad.

Esta es una labor imperada por la caridad, por el amor a Dios y a la vez el amor hacia

el hombre en quien vemos la imagen y semejanza de Dios.

Es la caridad terapéutica de Cristo que pasó haciendo el bien y sanando a todos (Hch

10,38). Y, al mismo tiempo, la caridad hacia Cristo representado en cada paciente. Él es el que

es curado en cada hombre o mujer, porque como dirá el Señor en el Juicio Final (Mt 25,31-

40) "cuando estaba enfermo, me viniste a ver"

De aquí resulta que la identidad del agente de salud es la identidad recibida por su

ministerio terapéutico, su servicio a la vida.

2
. La Iglesia asume esa responsabilidad y ministerio, pues considera el servicio a los

enfermos como una parte importante de su misión salvadora; sabe bien que el mal físico

aprisiona el espíritu, así como el mal del espíritu somete al cuerpo.

Encomendamos a la Virgen Generala Nuestra Señora de la Merced este ministerio de

alivio de los enfermos que a partir de hoy llevará adelante la comunidad de religiosas de

Marta y María junto al capellán de este querido Hospital.

You might also like